El Poder de La Fe

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El poder de la fe

Cuando Arqumides descubri el principio de la palanca declar: "Dadme un punto de


apoyo, y levantar el mundo". Creer en el Dios todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra es tener un punto de apoyo. Creer en el Seor y autor de la vida es ensanchar los
fundamentos sobre los cuales puede construirse, bloque tras bloque, un edificio slido,
inmutable e indestructible.

Cada piedra del fundamento y del edificio todo, tiene un lugar propio que ocupa por la fe.
No se trata de una fe ciega, sino de una fe que se desarrolla por la evidencia y la conviccin
y que est arraigada en la Palabra infalible de Dios.

En un estudio anterior vimos que el hombre puede alcanzar la salvacin siempre y cuando
acepte a Cristo como su Salvador. Por cierto que esto es lo ms sencillo que Dios pueda
pedir del hombre ya que todo se resume en una palabra: FE.

"Sin fe es imposible agradar a Dios", nos dice San Pablo (Hebreos 11:6). Sin la fe no
podemos ser salvos. Es tan slo por la fe como podemos presentarnos delante de Dios y
recibir su gracia.

Dios desea hoy hombres y mujeres dotados de una fe poderosa. El Seor Jess es nuestro
ejemplo de fe. Ella le permiti abandonar el cielo y cargar con las flaquezas del hombre.
Contaba nicamente con el poder de Dios pare vencer toda tentacin. No buscaba el
camino fcil. Slo quera hacer la voluntad de su Padre. Su fe lo condujo al Calvario, donde
muri sabiendo que resucitara y entrara en su reino de gloria.

La fe que salva nos impulsa a asirnos de la mano del Salvador y a seguirle a lo largo de los
caminos por los cuales nos conduce. Esta fe no pregunta si habr dificultades, pruebas o tal
vez la muerte. Va donde sea necesario, con tal que sea con Cristo, y consiente en hacer
todos los sacrificios por l. Porque la fe sabe que en Cristo reside la vida y el gozo eterno.
Por qu debo tener fe? Debo tener fe porque:
a) Sin fe es imposible agradar a Dios:

Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega,
crea que existe, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6).

b) En lo que concierne a nuestra vida religiosa o espiritual, debemos andar por fe:

Porque por fe andamos, no por vista (2 Corintios 5:7).

c) Vivimos por fe:

Porque en l la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como est escrito: Mas el justo
vivir por la fe (Romanos 1 :17).

d) Somos justificados por fe:

Justificados pues por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Seor Jesucristo
(Romanos 5:1).
Por fe recibimos el perdn de nuestros pecados y somos admitidos entre los hijos de Dios:

Te envi para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la
potestad de Satans a Dios; para que reciban, por la fe que es en m, remisin de pecados
y suerte entre los santificados (Hechos 26:17,18).

f) Por fe obtenemos justicia:

Porque qu dice la Escritura? Dice as: Y Abrahn crey a Dios, y le fue contado a justicia
(Romanos 4:3, VM).
Donde hallar la fuente de la fe?

Luego la fe es por or; y el or por la palabra de Dios (Romanos 10:17).

Nuestra fe crece a medida que vamos conociendo a Cristo y, por medio de l, al Padre. Y es
mediante las Santas Escrituras como aprendemos a conocer a Cristo. Si escuchamos la
Palabra de Dios, es decir, si consideramos lo que dice, sin preconceptos, nos dar fe para
aceptar sus declaraciones y amoldar nuestra vida de acuerdo con ellas. J. C.Brunini, al
escribir acerca de esto, dijo: "La fe sobrenatural es un don gratuito de Dios. Es un don que
el hombre no puede obtener por fuerza ni por astucia. No tiene derecho a l, pero puede
rogar a Dios que se lo conceda".

Y dijeron los apstoles al Seor: Aumntanos la fe (San Lucas 17:5).

Debemos siempre dar gracias a Dios de vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto
vuestra fe va creciendo, y el amor... abunda en vosotros (2 Tesalonicenses 1:3).

Nuestra fe aumenta a medida que ponemos nuestra confianza en Dios y avanzamos en el


cumplimiento de su voluntad. Como los msculos del cuerpo, la fe se desarrolla por el
ejercicio.
Qu es la fe?

Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostracin de las cosas que no
se ven (Hebreos 11:1).

Notemos la definicin que da el "Catecismo de la Doctrina Cristiana": Qu es la fe?

"La fe es un don sobrenatural que proviene de Dios y que nos permite creer, sin dudar
jams, todo lo que Dios revel" (Pag. 4).

Por qu debe creerse todo lo que Dios revel?

"Debo creer todo lo que Dios revel, porque Dios es la verdad y no puede engaar ni ser
engaado" (Ibid.).

Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios (Efesios
2:8).

Creer no es un mrito. Es simplemente aceptar un don. Pero esta aceptacin es condicin


exigida para salvarse.
El hecho de que no hayamos visto una cosa no significa que no exista. Por ejemplo. China y
Japn existen aunque muchos no los conozcamos. Creemos en su existencia porque
confiamos en el testimonio de quienes los conocen. Hay realidades que estn ms all de
los sentidos y que aceptamos confiados en el testimonio de las Sagradas Escrituras. Las
aceptamos por fe. Y, precisamente, la fe es la "demostracin de las cosas que no se ven"
(Hebreos 11:1), es decir, de las realidades espirituales, celestiales --Dios, Jesucristo, el
Espritu Santo, los ngeles, el cielo--, tan ciertas como las realidades materiales que nos
rodean.

El objeto de la fe es, Dios revelado en su Hijo Jesucristo.

Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al
cual has enviado (San Juan 17:3).

Si analizamos la fe, observaremos que contiene tres elementos:

a) La creencia:

Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos (mundos) por la Palabra de Dios,
siendo hecho lo que se ve, de lo que no se vea... Empero sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que existe, y que es
galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:3, 6).

b) La confianza:

Por la fe No, habiendo recibido respuesta de cosas que aun no se vean, con temor
aparej el arca en que su casa se salvase. Por esa fe conden al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que es por la fe (Hebreos 11:7).

c) La obediencia:

Por fe ofreci Abrahn a Isaac cuando fue probado, ...pensando que aun de los muertos es
Dios poderoso para levantar (Hebreos 11:17-19).

La fe es un acto completo por parte del hombre. Es un acto en el que participan su


inteligencia, su corazn y su voluntad.
Cmo se manifestar mi fe?

Y dijronle: Que haremos para que obremos las obras de Dios? Respondi Jess, y djoles:
Esta es la obra de Dios, que creis en el que l ha enviado (San Juan 6:28, 29).

Qu haba provocado la pregunta de los discpulos? Recordemos que nuestro Seor haba
realizado un milagro. Con cinco panes y dos pececillos haba alimentado a cinco mil
personas y se haban llenado doce cestos con lo sobrante. Y nuestro Seor, sabiendo que la
muchedumbre lo buscaba para hacerlo rey, desapareci.

Pero la gente no acept la derrota y se neg a perder a un jefe que poda proveer tan
perfectamente a sus necesidades temporales. Buscaron a Jess y lo encontraron. Y cuando
l los vio, leyendo en su nimo y corazn, les dijo:

De cierto, de cierto os digo, que me buscis, no porque habis visto las seales, sino
porque comisteis el pan y os hartasteis. Trabajad no por la comida que perece, mas por la
comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dar (San Juan 6:26,
27).

El Maestro haba empleado el trmino "trabajad". Entonces quisieron saber en qu


consistan las obras que deban hacer para recibir ese alimento que poda durar
eternamente. Hablaron de las "obras de Dios", las obras exigidas por Dios por as decirlo,
para pagar ese don. Pero en su respuesta, nuestro Seor redujo esas obras a una sola: la
obra de Dios. Esta obra consiste en tener fe en l. La fe en Aquel que fue enviado por Dios
para comunicar el don de la fe es la condicin que debe cumplirse para recibirlo. La fe es en
s misma una obra, la obra suprema. Por ella el hombre se entrega a Dios, y el hombre
libre no puede hacer una obra mayor que sta.

Las obras, como medio de salvacin, no tienen valor. "Porque por las obras de la ley
ninguna carne se justificar delante de l" (Romanos 3:20). Y adems: "As que,
concluimos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la fe" (Romanos 3:28). La
misma fe, cuando deja de ser una comunin viva con Cristo y se reduce lisa y llanamente a
creer, se vuelve intil. Se asemeja a la fe de los demonios. "T crees que Dios es uno; bien
haces. Tambin los demonios creen, y tiemblan (Santiago 2:19).

La prueba de que la fe est en el corazn la proporcionan las acciones que se manifiestan


en la vida. Nuestro Salvador dijo:

Entonces el Rey dir a los que estarn a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundacin del mundo. Porque tuve hambre, y me
disteis de comer; sed, y me disteis de beber; fui husped, y me recogisteis; desnudo, y me
cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la crcel, y vinisteis a m (San Mateo
25:34-36).

Tal es la obra de Dios y la obra de la fe.

La fe cristiana debe llevar frutos en la vida de quienes la poseen. Esta fe se manifestar en


sus acciones. Abel, Enoc, Abrahn, Moiss, todos estos hroes de la fe mencionados en el
captulo once de la epstola a los Hebreos cumplieron alguna accin destacada que
demostr la confianza que tenan en el mundo venidero. Sus acciones eran inspiradas por
su amor a Dios y ponan de manifiesto su fe. Sea que hayan andado con Dios, construido
un arca u ofrecido a un hijo en sacrificio al Todopoderoso, su fe se demostr tangiblemente,
y esta fue la razn por la que recibieron buen testimonio. Sus obras no estaban destinadas
a asegurarles la salvacin, ni a merecerla. Las realizaban porque crean y amaban.

Parecera que hubiera contradiccin en lo que acaba de afirmarse. Por un lado se dijo que
las obras no tienen valor, y por otro, que son una prueba de nuestra fe. Cul debe ser la
actitud correcta? Hay un hecho cierto que surge de la Palabra de Dios. Jams pidi Dios a
sus hijos que hiciesen sacrificios intiles para obtener el perdn de sus pecados. La
salvacin es gratuita, totalmente gratuita. Pero, por otra parte, Jesucristo muri para dar
satisfaccin a la ley violada. Slo un ser sin pecado poda responder a las exigencias de la
ley de Dios. Slo nuestro Seor era ese ser sin pecado. Muri, pag el rescate, cumpli la
nica obra que poda librar al pecador arrepentido. Y cuando solicitamos el perdn de Dios,
nos dice: "He aqu, has sido sanado (perdonado, salvado); no peques ms" (San Juan
5:14). Ello significa obedecer la ley, obrar el bien. Si, nicamente apartndonos de
nuestros pecados y realizando obras buenas podemos mostrar verdadero arrepentimiento.
Pero las efectuaremos despus de haber aceptado a Cristo por la fe, y mediante la gracia
que l nos da. "Dios es el que en vosotros obra as el querer como el hacer, por su buena
voluntad" (Filipenses 2:13). En otras palabras, las obras buenas son el efecto, no la causa
de nuestra salvacin.
La obediencia, fruto de la fe En todas las pocas , el corazn humano suspir por la
liberacin del pecado y de la muerte. La epstola a los Romanos, en el capitulo 8, versculo
22, nos dice que la creacin entera gime y anhela ser liberada. As suceda cuando estuvo
en la tierra nuestro Seor Jess. Los hombres anhelaban verse sanados de la enfermedad
del pecado. Un da, un joven rico se le acerc. Ese joven haba procurado vivir
respetablemente. Era un pecador respetable. No haba en su vida pecados groseros,
manifiestos a los ojos de quienes lo rodeaban.

Sin embargo, no estaba satisfecho de si mismo. Busc al Maestro y le pregunt: "Qu bien
har pare tener la vida eterna?"

Con estas palabras el joven admita que le faltaba algo. Notaba una laguna en su vida y por
esto se haba acercado a nuestro Seor. Y he aqu cul fue la respuesta de Cristo:

Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos (San Mateo 19:17).

Para salvarnos tenemos que creer. As es. La Santa Biblia lo declara. Pero usted
preguntar: "No dice la Palabra de Dios que para ser salvados debemos arrepentirnos y
convertirnos?" Es verdad. Ya hemos descubierto las dos respuestas a la mayor pregunta
que puede plantear un ser humano:

a) Creer
b) Arrepentirnos y convertirnos

Pero, adems, debemos obedecer la ley de Dios.

Si abrimos la Santa Palabra en el Evangelio segn San Mateo, captulo 18, versculos 17 al
19, veremos que nuestro Seor al responder al joven rico, alude a la ley de los Diez
Mandamientos. Cmo podemos conciliar la respuesta de nuestro Seor con las de San
Pablo y de San Pedro? Veamos:

Cuando solicitamos los cuidados de un mdico, slo podemos esperar que nuestra salud
mejore si seguimos cuidadosamente sus consejos. Cuando nos acercamos al gran Mdico,
debemos estar dispuestos a aceptar su diagnstico y prescripcin y a seguir al pie de la
letra lo que nos ordena. La receta divina para curar el pecado abarca tres partes: las tres
respuestas a la misma pregunta no pueden ir separadas. Son como tres tabletas que
hubiesen de tomarse juntas y que slo darn los resultados esperados si se sigue con
cuidado el consejo de Dios. Una tableta sola no basta. Tampoco dos. Hay que tomar las
tres. Cada una est basada en la fe en Jess, que puede darnos fuerza para resistir el
pecado.

La fe transforma nuestra vida. Una vida de desobediencia, gracias a la fe se convierte en


una vida de obediencia. Obediencia es la fe en accin. Por eso, cuando nuestro Seor Jess
nos dice que la liberacin del pecado depende de nuestra obediencia a los mandamientos
de Dios, todo lo que nos pide es que vivamos en armona con los principios del cielo, para
que no caigamos ms en el pecado. Si en verdad aceptamos a Cristo como nuestro
Salvador personal, lo amaremos. El amor divino, al arder en nuestro corazn, nos inducir
a cambiar de vida. El amor de Dios producir en nosotros una obediencia espontnea a su
voluntad.
Porque el amor de Cristo nos constrie (2 Corintios 5:14).

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos
sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y
sus mandamientos no son penosos (1 San Juan 5:2, 3).

El que dice que cree, pero no es transformado por su fe, se engaa. Y cualquiera que
acepte el perdn de sus pecados y, sin embargo contina pecando como anteriormente, es
vctima de una ilusin. Debemos creer, debemos ser cambiados. Debemos obedecer. La
Palabra de Dios declara:

Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engandoos a vosotros


mismos (Santiago 1 :22).

El caso siguiente ilustrar esta triple verdad bblica:

A principios del siglo pasado, cuando ciertos hombres audaces se hacan famosos
atravesando las cataratas del Nigara en un barril, se anunci que un hombre las iba a
cruzar caminando sobre un cable tendido de una villa a la otra por encima de las cataratas.
El da indicado, millares de personas se reunieron en las riberas del Nigara para ver al
acrbata cumplir su hazaa. El hombre estaba de pie sobre una plataforma, y a su lado se
encontraba una carretilla que l iba a empujar mientras haca la travesa.

La muchedumbre excitada aguardaba el campanazo que anunciara el comienzo del


peligroso viaje. El hombre se volvi hacia la gente y pregunt cuntas de las personas
presentes crean que llegara sano y salvo a la villa canadiense. Ni una sola mano se alz.
Insisti el hombre diciendo que la confianza de la gente lo animara emprender su viaje.
Nuevamente pregunt si haba en la muchedumbre una sola persona que creyese en su
xito. Mirando bien, vio una mano levantada a medias. Hizo subir al hombre a la
plataforma, lo rode con sus brazos y le pregunt si realmente tenia plena confianza en l.
El hombre respondi que s. El acrbata lo tom entonces de la mano diciendo: "Pues bien,
si usted cree verdaderamente, suba en la carretilla y venga conmigo". Tal es el verdadero
significado de la palabra creer. Si creemos de verdad acompaaremos al Seor Jess.

A los que buscamos a Dios, el Redentor, el gran Mdico nos ofrece una curacin. Dios dio
su vida por nosotros. Nos asegura que su sacrificio es el nico remedio. Declara que es el
nico Mdico que puede salvarnos de la muerte eterna. Nos repite que slo tendremos
salvacin si ponemos en prctica su triple receta:

a) Creer en el Seor Jess (Hechos 16:31 ).


b) Arrepentirse y convertirse (Hechos 3:1 9).
c) Obedecer por amor los mandamientos de Dios (San Mateo 19:17; San Juan 5:2, 3).

Esto es todo lo que necesitamos para salvarnos. Apreciado amigo, no quisiera usted ser
sanado hoy de la enfermedad del pecado?

La Voz de la Esperanza
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