Nietzsche y El Éthos Guerrero PDF
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Norbert Elias
Del libro Studien ber die Deutschen. Machtkdmpfe und Habitusentwicklung im 19. und 20. Jahrhun-
frr (Frankurt, Suhrkamp, 1989, Ed. de Michael Schrter); ltimo apartado ( 13) -al que nosotros hemos
puesto titulo- de un primer captulo titulado Civilizacin e informalizacin [N. del T.].
' Para esta cuestin, remito a Sociognesis de la oposicin entre 'cultura' y 'civilizacin en Alema-
nia, Primera parte del libro de Norbert Elias El proceso de L civilizacin (Madrid, FCE, 1987) [N. del T.].
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implcitamente arraigada la idea de desigualdad. As pues, tambin el concepto
de cultura, que en esta poca deviene, por decirlo de alguna manera, el smbolo
de la autoconciencia de la burguesa y de su propio valor, tena una impronta
fiertemente humanitaria y moral; el modelo de la moralidad que encarnaba, a
pesar de que sus defensores lo consideraran un modelo vlido para hombres de
cualquier tiempo y lugar, reflejaba, de hecho, tan solo la limitada y particular
moralidad de estos crculos burgueses.
La transformacin del papel que jug el concepto de cultura, y de todo
aquello a lo que haca referencia en las clases burguesas ms privilegiadas de Ale-
mania despus de 1871, comparndolo con el papel que asumi en la segunda
mitad del siglo XVIII, pone en evidencia a pequea escala la repentina y gran
transformacin de la burguesa alemana en este periodo. Sin duda alguna, tam-
bin despus de 1871, algunos sectores de la burguesa alemana siguieron legiti-
mndose mediante un concepto de cultura que asignaba a los ideales humanita-
rios y a los problemas de la moral un puesto central en su propio cdigo. No
obstante, amplios crculos burgueses, precisamente aquellos que haban estado
integrados en una sociedad capaz de satisfacer el honor {satisfaktionsfahig Gesells-
chaft\ o se esforzaban por aproximarse a ella, adoptaron el cdigo de honor de
los estratos sociales superiores. En la escala de valores que ello representaba, so-
bre todo en la versin prusiana, la produccin cultural y sobre todo aquellos va-
lores que la burguesa haba estimado como los ms elevados en la segunda mi-
tad del siglo XVIII (tambin por lo tanto la humanidad y una consideracin de
la moral ms general) eran valorados, cuanto menos, negativamente, si no des-
preciados. Tambin los intereses artsticos de la sociedad aristocrtica de corte
eran mnimos, pues el mundo que serva de modelo a la Alemania Imperial era el
de los oficiales. Se comprende as por qu en estos crculos lo que tuvo continui-
dad fue la tradicin de un cdigo de honor guerrero y no la de un cdigo bur-
gus basado en la cultura y en la moral; siendo igualmente obvio su asociacin
con una tradicin basada en la desigualdad jerrquica entre los hombres, en la
superioridad y en la subordinacin incondicional.
La absorcin de un creciente numero de estudiantes burgueses en una socie-
dad capaz de satisfacer el honor {satisfaktionsfahig Gesellschaft\, ya sea como
miembros de las Burschenschaften o de los Korps,^ demuestra las grandes diferen-
cias entre la burguesa culta del siglo XVIII, ampliamente excluida del estahlish-
ment [poder] y de la buena sociedad de su tiempo, y la nueva burguesa de fina-
les del XIX y principios del XX, ligada al establishment [poder] y a la buena
sociedad. Frente a la institucin de la Mensur 3, ya sea para banquetes goliardes-
cos, tabernas o manifestaciones mundano-sociales, las manifestaciones culturales
tenan un papel ms que limitado en las asociaciones favorables al duelo. Las
cuestiones de honor tenan una importancia mxima, las cuestiones morales m-
nima. Haban desaparecido del horizonte los problemas relativos a la humani-
dad, las seas de identidad entre los mismos hombres, y en este entramado, estos
- Asociaciones estudiantiles que satisfacan su honor mediante el duelo. A pesar de que en su origen
sus objetivos polticos y sus cdigos de comportamiento eran distintos, las Burschenschaften fueron acercn-
dose cada ve2 ms al programa nacionalista de los Korps. Ver para todo ello el Apartado 9 de este mismo cap-
tulo de la obra de Elias [N. del T.].
' Institucin del duelo entre estudiantes [N. del T.].
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antiguos ideales eran valorados de forma negativa: como debilidades propias de
estratos sociales inferiores.
En el mbito de las fimciones y de los intereses de los individuos ligados al c-
digo de honor, no estaba contemplada la posibilidad de dar expresin conceptual,
ni siquiera de manera ms general literaria, al cdigo de su comportamiento y de
su sensibilidad; algo que sin embargo ha hecho, a su manera y ocasionalmente, un
hombre que, visto desde fuera, habra podido ciertamente parecer un outsider [ex-
trao, intruso]. Si buscamos una exposicin claramente articulada de los princi-
pios que constituan la base de la educacin y de la praxis social de las asociaciones
favorables al duelo, la encontramos en los escritos de un hombre de la poca gui-
Ilermina, es decir, en Friedrich Nietzsche; a pesar de su odio ocasional hacia los ale-
manes, ha formulado mejor y ms agudamente que nadie los artculos de fe impl-
citos en aquella sociedad capaz de satisfacer el honor [satisfaktionnjahig Gesellschaf^
del Segundo Imperio. Lo que ms arriba habamos demostrado brevemente lus-
trando el destino de un joven estudiante,^ viene ahora expresado en su obra con un
lenguaje vigoroso y con un alto grado de generalizacin. Por ejemplo:
El ocasional odio de Nietzsche hacia los alemanes era en parte un odio hacia
s mismo. Cuando renegaba de ellos por su profinda cobarda ante la realidad,
por su falsedad hecha instinto y por su idealismo, en el fondo estaba rene-
gando de s mismo. Esencialmente, ocultaba a s mismo una debilidad deseosa
de un vigor guerrero del que no era capaz.
Aquello que Nietzsche predicaba tan airadamente y a voz en grito, como si
hiera algo nuevo y extraordinario, tan slo era la verbalizacin de una estrategia
social muy antigua. El desprecio hacia los dbiles y hacia los oprimidos, el gran
valor atribuido a la guerra frente a la paz y a las satisfacciones civilizadas, se han
desarrollado desde siempre bajo las caractersticas del cdigo al que hemos aludi-
do en numerosas ocasiones ms arriba, propio de la praxis social de los grupos
^ En el Apartado 12, Elias hace referencia al libro de W. Bloem Der krasse Fuchs (Berln, 1910). En
l, un estudiante de nombre Klauser dice a un compaero -entre otras cosas- lo siguiente: para nosotros, los
estudiantes de los Korps, la Mensur no es tan slo un deporte o una mera competicin, sino [...] un instru-
mento educativo. En efecto, en la Mensur e\ estudiante debe demostrar que el dolor fsico, la desfiguracin, e
incluso las heridas graves y la muerte [...] le son indiferentes. [...] Mis sentimientos me dicen que as debe ser
Todo est trabado para que nosotros seamos tiles a aquello que ha de venir. [...] Para que sepamos apretar los
dientes, para que lleguemos a ser hombres. [N. del T.].
' Nietzsche, El Anticristo (Madrid, Alianza, 1998, 2).
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guerreros. De acuerdo con la situacin y con la experiencia, todo ello puede ve-
nir regulado con deberes de honor y rituales caballerescos, no obstante, los gue-
rreros lo siguen sin demasiada reflexin. En los siglos del Renacimiento, este c-
digo de comportamiento de los guerreros en el desarrollo europeo es, por vez
primera, objeto de reflexin en un nivel ms alto de abstraccin. Maquiavelo es
el ejemplo ms famoso y quiz el mayor, pero sin duda no es el nico exponente
de la primera gran oleada de reflexiones con la que la antiqusima praxis social de
los grupos guerreros se eleva hacia un nivel superior de sntesis transformndose,
al mismo tiempo y de manera ms o menos explcita, en imperativo. Nietzsche
tan slo fue un poco ms all cuando elev a un nivel an superior de abstrac-
cin el cdigo guerrero y lo transform en un imperativo todava ms general.
Al hacerlo, se remiti al Renacimiento como al ltimo periodo de la historia
europea antes de que los europeos, a su juicio, tomaran la salida errnea de una
religin, la cristiana, que asignaba un alto valor a la compasin y a la debilidad. Al
igual que muchos otros antes y despus l que basan su conocimiento en los li-
bros, no estaba en disposicin de distinguir entre las reflexiones sobre la praxis so-
cial y la praxis en s, en la cual tienen cabida tambin ciertas reflexiones, pero co-
mo es natural, con un nivel de sntesis inferior. Nietzsche no es consciente de que
su exaltacin del Renacimiento se refiere prioritariamente a aquellos libros que de
manera innovadora y a un nivel ms elevado que el anterior, reflejan estrategias de
violencia observables en su sociedad, estrategias que antes de ser expresadas con-
ceptualmente en un nivel ms alto, estaban ya presentes en los usos sociales y, a
pesar de todos los obstctdos, continuaban jugando un considerable papel en la
praxis social a pesar de las crecientes limitaciones. Las personas que basan su co-
nocimiento en los libros tienden a ocultar las diferencias entre las reflexiones ms
abstractas sobre la praxis social expuesta en stos y la praxis misma en la que se re-
fleja poco o muy poco nivel de abstraccin. Nietzsche no fue una excepcin. En
la prctica no tuvo en cuenta el profundo vnculo que tiene su exaltacin de la
fuerza y de la voluntad de poder con los acontecimientos de la poca, ni las con-
clusiones prcticas que sacaron sus contemporneos.
La repentina transformacin de los territorios alemanes durante el siglo XIX
fue uno de estos acontecimientos. Al comienzo de siglo los estados alemanes
eran dbiles. Incluso la belicosa Prusia haba sido arrollada sin demasiada dificul-
tad por los ejrcitos revolucionarios de Napolen. Directa o indirectamente, esto
provoc en estos territorios un debilitamiento de la forma de dominio, ms ab-
solutista que ilustrada, e incit a buena parte de la juventud a crear movimientos
de resistencia no demasiado eficaces e incluso lamentables; no obstante, los esta-
dos alemanes pudieron vencer la guerra de liberacin, ms por la alianza de las
grandes potencias de su poca que por su propia fortaleza. Tras la victoria sobre
los franceses, no desapareci en los crculos burgueses el recuerdo de la humilla-
cin ni la propia sensacin de la debilidad presente. Pero, en la segunda mitad
del siglo, Alemania se transform rpidamente en una gran potencia. Efectiva-
mente, el Reich alemn, que an en torno a mitad de siglo era tenido por un d-
bil gigante en el equilibrio europeo, se convirti en pocos decenios en la gran po-
tencia dominante del continente.
Cuando los ciudadanos de la poca intentaron comprender la manera en
que se haba producido un cambio tan violento, no les fue difcil encontrar una
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respuesta clara y convincente: se haba producido merced a una pequea serie de
victorias militares sobre Austria, Dinamarca y Francia. No es pues sorprendente
que para muchos alemanes la experiencia de este sorprendente vuelco en los
acontecimientos fuera casi imprevisible; esta ascensin, este trnsito de la debili-
dad a la fortaleza, haba conducido tambin a glorificar la propia fuerza, y a pen-
sar que el respeto hacia los dems, el amor y la disponibilidad hacia los otros no
eran ms que hipocresa. Los distintos acontecimientos, as como las sucesivas
victorias, ciertamente no pasan inadvertidos; no obstante, quiz no se refleja su-
ficientemente bien todo lo que esos acontecimientos de poltica exterior -vincu-
lados a sus consecuencias internas por el reparto social de poder significaron a
nivel sentimental para las personas. As pues, acaso puede sorprendernos que
experiencias como la ascensin prusiano-alemana -gracias a una serie de victo-
rias hayan difundido como idea dominante que en la convivencia humana la
debilidad es un mal y la ftjerza un bien?
Sin duda alguna, estas ideas se enfocarn tambin en relacin a la posicin he-
gemnica -condicionada entre otras cosas por el peso especfico de los xitos mili-
tares ocurridos en la ascensin de Alemania- que correspondi a los militares en el
mbito de la sociedad cortesana as como, de manera general, a la buena sociedad.
Pero esta hegemona de los militares en la poca del Segundo Imperio alemn, es-
taba directamente relacionada con la escala de valores profijndamente arraigada en
la propia conciencia alemana; con una escala de valores que asignaba a la fiierza
una posicin muy elevada, si no la ms elevada, asignando a la debilidad social, de
la que Alemania haba salido recientemente, la posicin ms baja. Sin duda, des-
pus de 1871, no faltaron voces deplorando la preeminencia de los militares y de
los uniformes en la vida de la sociedad de la poca. Algunos contemporneos per-
cibieron claramente que la sobrevaloracin de los valores guerreros, y sobre todo de
un cdigo de honor de una sociedad capaz de satisfacerlo [satisfaktiomfahig Geselk-
chafi\, iban de la mano con la minusvaloracin de aquellos logros y comporta-
mientos que, a finales del siglo XVIII y hacia la primera mitad del XIX, haban go-
zado de una gran importancia sobre todo en los crculos burgueses, en una
posicin de inferioridad mayor que la que ocupar aquella que en breve ser llama-
da cultura por el propio cdigo moral burgus. De entre aquellas manifestaciones
que levantaron la voz contra todo ello, destac el desarrollo de un mbito de la his-
toriografa centrada en el mbito de la cultura que intentaba diferenciarse de una
historiografa concentrada en cuestiones de Estado y problemas polticos. Pero des-
pus de 1871, la presin de los defensores del cdigo de honor era demasiado ftier-
te para que los defensores del cdigo cultural pudieran obtener algo ms que una
posicin subordinada en el mbito de la sociedad imperial alemana.
Ciertamente, Nietzsche no fue consciente de que, con su sobrevaloracin
del poder en la escala de los valores humanos, as como con su minusvaloracin
de la debilidad social y del cdigo moral burgus, expresaba, de forma intelectual
y desde un plano de mayor universalidad filosfica, ciertas tendencias en desa-
rrollo que por no ser previstas ni suficientemente meditadas acabaron prevale-
ciendo en la misma sociedad imperial alemana de su tiempo que frecuentemente
l haba atacado. Asimismo, no se dio cuenta de que este aspecto de su filosofa
era una parfrasis filosfica de ciertos comportaminento y valores que formaban
parte de la existencia social de muchos grupos guerreros de la humanidad. En di-
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chas sociedades, considerar a la fuerza como un bien y a la debilidad como un
mal era una experiencia cotidiana por parte de sus miembros.
El himno a la fuerza y a la guerra al que Nietzsche dio expresin fue acogido
como un cdigo guerrero (cuyos primeros depositarios fueron los nobles) por
parte de un amplio espectro social de la burguesa de su tiempo. En el segundo
Reich alemn, estos sectores de la burguesa se haban constituido en un grupo
suficientemente fuerte en el que el poder era, sin embargo, empaado por el pri-
mer orden de la nobleza guerrera. As, a pesar de no ser propiamente guerreros,
adoptaron elementos del cdigo guerrero propios del estrato social ms elevado
y, en conformidad con su propia posicin y con un fervor propio de cualquier
nefito, lo trasformaron en una doctrina nacional burguesa o, como en el caso
de Nietzsche, en una doctrina filosfica tan universal como la doctrina moral
clsica, solo que de signo contrario. En definitiva, la diferencia entre el imperati-
vo categrico de Kant y la proclamacin por parte de Nietzsche de la libre valo-
racin de la moral refleja el trnsito de la burguesa alemana de la posicin de
outsider [extrao, intruso] a la de establishment [poder] de segundo rango.
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