Maderas Que Hablan Guarani, Presencia Misionera Uruguay
Maderas Que Hablan Guarani, Presencia Misionera Uruguay
Maderas Que Hablan Guarani, Presencia Misionera Uruguay
Presencia misionera
en Uruguay
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FACULTAD DE HUMANIDADES
Y CIENCIAS DE LA EDUCACIN
PROPIM
Jos Pilone
Delia Ferreira Rubio FOTOGRAFA
Matteo Gorretti
Olga Larnaudie Sabela de Tezanos
Thomas Lowy CORRECCIN DE CATLOGO
COMISIN ADMINISTRADORA
lvaro Mayo, Jorge Vidal
Emilia Schutz MONTAJE
COORDINACIN POR LA IMM
Fernando Salaberri
Isaac Lisenberg ILUMINACIN
COORDINADOR INTERNACIONAL
Conservacin de la muestra 12
Maderas que hablan Guaran
Clauda Barra y Ruben Barra
Bibliografa 76
Cronologa 78
DERECHA:
San Jos
con el Nio
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII-XVIII.
Museo Histrico Monseor
Lasagna del Colegio Po-Villa
Coln, Montevideo.
0,28 x 0,15 x 0,07 m
N Inv. 152 - PROPIM.
Presencia misionera en Uruguay
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MADERASQUE HABLANGUARAN ndice
Museo de Arte
Precolombino e Indgena
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El barroco hispanoguaran.2 En noviembre de
1994, la Unin Latina present, en el Atrio del
Palacio Municipal de Montevideo, la muestra iti-
nerante Los vestigios de un sueo. Arquitectura
y escultura de las misiones jesuitas de Argentina,
Brasil, Bolivia y Paraguay. Otra exhibicin, coor-
dinada por Rolf Nussbaum, se centr en la gura
del jesuita Florin Paucke y estuvo sucesivamen-
te, a partir de febrero de 1995, en Maldonado, Pi-
ripolis, Montevideo y Colonia, para culminar en
el Museo de Arte Americano de Maldonado en
enero del 2006. Esta vieja casona, que Jorge Pez
haba abierto al pblico en 1973, cuenta con una
rica coleccin de arte colonial americano, que
incluye un destacable conjunto de piezas misio-
neras.3
El trabajo realizado por los investigadores
del PROPIM ha permitido ubicar recientemente,
en diversas instituciones religiosas y museos de
todo el pas as como en colecciones particulares,
un nmero inesperado de piezas misioneras.
En la exhibicin de estas Maderas que hablan
guaran se cruzan, por lo tanto, dos miradas. La
que proponen los investigadores a cargo por un
lado, quienes al realizar desde su ptica profesio-
nal la seleccin de las obras mostradas a partir de
un total mucho ms elevado de piezas registra-
das, han destacado su objetivo de no privilegiar
la presencia visual de estas tallas, al informar
del patrimonio cultural misionero en nuestro te-
rritorio. Por otro lado la muestra cuento con el
punto de vista del equipo encargado de emplazar
a este conjunto de objetos en el Museo a partir de
una concepcin curatorial contempornea del es-
pacio de lo artstico, que implica de todos modos
el privilegio de lo visual. Con el desafo en ambos
casos, de trasladar a un espacio musestico los
primeros resultados tangibles de una investiga-
cin en curso, con mucho dato por procesar y las
consecuentes dudas, y al mismo tiempo colabo-
rar para que el Uruguay sea tomado en cuenta en
el futuro, en relacin las Misiones Jesuticas. De
3. No hemos podido este modo el MAPI estara cumpliendo ese objetivo
contar para esta mues- de convertirse en un Centro orientado a la co-
tra con ninguna pieza
munidad regional, y constituyndose al mismo
de esta coleccin, por
decisin de sus pro- tiempo en puente para acercar, a nivel local, los
pietarios. aportes y logros de la comunidad acadmica.
DERECHA:
Detalle de la obra
Inmaculada Concepcin
Presencia misionera en Uruguay
Xxx.
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PROPIM
Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educacin
UdelaR
H . G . GADAMER . Verdad y mtodo, 1977. El PROPIM toma como base la lnea de investiga-
cin vinculada con la presencia misionera en
nuestro territorio asumiendo su importancia en
los procesos histricos, cuya continuidad puede
reconocerse en la actualidad y que ha sido ocul-
tado por la historia ocial. Los indgenas misio-
neros y su particular comportamiento cultural
se hacen presentes desde la creacin de las es-
tancias misioneras que ocupaban todo el norte
del ro Negro (c. 1670) en el perodo jesutico,
hasta los ltimos arribos y fundacin de pueblos
en nuestro territorio, en poca post jesutica, ha-
cia 1830.
El Programa maneja diferentes lneas de inves-
tigacin: arqueologa, antropologa biolgica,
cartografa, lingstica, antropologa social, tu-
Detalle de la obra rismo, sin cerrar la lista. Entre otras actividades,
San Nicols de Bari se ha planteado la identicacin y recuperacin
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Conservacin de la muestra
Maderas que hablan guaran
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12
Seor de la
Paciencia
Talla en madera
policromada
[incompleta].
Siglos XVII - XVIII
[aureola s. XIX ].
Museo Histrico
Nacional.
1,15 x 0,42 x 0,28 m.
N Inv. 26 - PROPIM.
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Amrica indgena
y la colonizacin
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LAS MISIONES JESUTICAS GENERARON UNA EXCEPCIN EN ESTE PANORAMA TEMPRANO.
NACIDAS COMO RESPUESTA FRENTE AL ABUSO AL CUAL FUERON SOMETIDOS LOS IND-
GENAS A PARTIR DEL SIGLO DIECISIS, TRANSFORMAN A UN NMERO MUY IMPORTANTE
DE ABORGENES PROCEDENTES DE LA AMRICA TRIBAL Y CAZADORA COLECTORA EN UNA
POBLACIN CIVILIZADA [...]
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La visin y proyeccin
de las misiones
LA IMPORTANCIA Y PARTICULARIDAD
Jesuticas del Paraguay, por sus caractersticas rencias geogrcas, la presencia de diferentes
econmicas y polticas, adems del territorio y etnias, la diversidad del origen de los sacerdo-
poblacin que llegaron a administrar, ha gene- tes y las contingencias histricas. A pesar que
rado a un tiempo admiracin y rechazo en los la estricta disciplina y objetivos de la Compaa
estudiosos del tema. Siguiendo un pensamien- de Jess era un factor unicador, la diversidad
to evolutivo que deende lo occidental como en muchos aspectos era inevitable y comple-
cspide del progreso en oposicin a lo indgena mentaria. En algunas comunidades abund la
como primitivo e inferior, buena parte de la piedra para la construccin de sus casas, mien-
historiografa y de la arqueologa misioneras de tras que en otras slo haba tierra. Era ms fcil
nes del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo disponer de ganado vacuno para las Misiones
XX se volcaron hacia una visin idealista de las asentadas en las praderas del sur que para las
Misiones Jesuticas, considerndolas como un de la selva del Guair. El misionero jesutico fue
evento casi aislado de todo el contexto colonial, un prolongado perodo que involucr a miles
perfecto y digno de imitacin. Esto ha promo- de vidas humanas, testigos y protagonistas de
vido dos insinuaciones histricas: la primera es cambios en la situacin econmica, poltica, so-
que las Misiones constituan un territorio y ad- cial y en las creencias. Y esto ocurra dentro y
ministracin completamente aislados y sin nin-
fuera del sistema misionero, que interactuaba
gn tipo de interaccin con el exterior; cuando
con el resto de la cultura occidental.
en realidad y ms all de las caractersticas de
Como consecuencia natural de esta concep-
aislamiento impuestas por los ignacianos, no se
cin fotogrca o esttica, se habra generado
trataba de otra cosa que de una forma diferente
del proceso de colonizacin, desde lo occidental otra insinuacin histrica: la invisibilidad del
para lo occidental. perodo posterior a la administracin jesuita.
La concepcin de territorio y administra- El desconocimiento de la continuidad temporal
cin perfectos y aislados est estrechamente del espacio misionero, con los mismos pueblos
ligada a una segunda insinuacin histrica: la y con los mismos indgenas, pero ya sin los je-
que presenta a las Misiones como si todo el pe- suitas, luego de su expulsin en el ao 1768.
rodo que abarca la administracin jesuita se Ms all de los juicios de valor se debe reco-
pudiera considerar como un nico momento, nocer que las misiones jesuticas no fueron un
homogneo en las costumbres desde su inicio espacio cerrado ni una realidad esttica. Fueron
hasta el n. Esta insinuacin nos propone los un escenario ms, pero singular, del choque
159 aos de duracin de las Misiones Jesuticas entre la cultura europea y la americana. Sus
como una fotografa en la que estn captados inuencias y consecuencias trascendieron las
los elementos ms sobresalientes del sistema, fronteras territoriales y temporales de la admi-
sugiriendo que se repetan exactamente igual nistracin ignaciana.
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Territorios, poblacin
y perodos
DERECHA:
indgenas que eran reducidos en ellos para ser a ambos. En su seno encontraremos produc-
catequizados. En el perodo siguiente, ya sin los tos materiales y contenidos simblicos que se
jesuitas, muchas de esas costumbres impuestas continan, se han modicado en algunos as-
por el sistema occidental permanecieron y el pectos o que son totalmente diferentes a los de
contacto directo con la sociedad criolla gener los perodos anteriores. Uno de los productos
otras nuevas, continuando la dinmica de cam- materiales cuya tcnica de fabricacin se apoya
bios culturales que conllev la conquista y co- en conocimientos indgenas ancestrales es la ta-
lonizacin. Como consecuencia, se mantienen lla en madera. Durante el Perodo Jesutico los
costumbres ancestrales aborgenes, junto a los elegidos como artesanos aprehenden, copian
cambios del perodo jesuita y los del perodo y reproducen masivamente nuevas tcnicas y
post jesuita. El resultado es un grupo huma- modelos la iconografa catlica. Esta suma
no, los indgenas misioneros, que junto a sus de habilidades, destrezas y conocimientos en la
rasgos fsicos caractersticos de sus respectivas produccin de imgenes religiosas se contina
etnias, amalgaman comportamientos indgenas con otras rdenes religiosas durante el Perodo
y occidentales, conformando un sistema socio- post Jesuita.
cultural con caractersticas propias, diferente
Segn documento annimo facilitado por G. Furlong a J. Torre Revello fechado en 1864 los puestos
de Yapey seran: En la costa del Ro Negro y el Arroyo de este nombre: la de La Cruz, San Jos,
San Borja, San Gernimo y la del Rincn de Valds. En las costas del Uruguay: San Francisco
Xavier, Paysand, Queguay, San Carlos, San Jos, Chapicoy (sic), Corralito, San Antonio, Puesto
de Jess, San Jos de Higueritas (donde fue fundada Beln en 1801), San Marcos, San Ildefonso
y San Miguel. En la costa de Ibicuy: la de San Jos, San Ignacio, Santa Rosa, Santos Reyes y la
de Santa Mara al otro lado de dicho ro Ibicuy al Norte. En el Ibirapit: la de San Esteban, Santa
Mara, San Isidro, San Gabriel y la de San Rafael; y campos afuera colindante con los terrenos del
pueblo de San Borja: Santa Ana, en porciones crecidas de ganados con los que los jesutas surtan
a los dems pueblos.
DERECHA:
Inmaculada Concepcin
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Archivo y Museo del
Carmen, Carmelo.
0,48 x 0,16 x 0,17 m.
Presencia misionera en Uruguay N Inv. 200 - PROPIM.
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Vacas y colonizacin en la
Banda Norte del Ro de la Plata
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LA HISTORIOGRAFA OFICIAL NO HA PRESTADO MAYOR ATENCIN A ESTA COLONIZACIN TEMPRANA DEL
DE NOMBRES DE PLANTAS, ANIMALES, CERROS, ROS Y ARROYOS ES UNA MEMORIA TAN VIVA COMO CASI
de su evidencia. Por ejemplo, la toponimia en como tales, estn presentes como testimonios
guaran de la mayora de los accidentes geogr- de dicha ocupacin, de la que dan buena cuenta
cos se debe o se mantuvo, en gran medida, los documentos escritos, mapas, cartas, infor-
por la inuencia indgena misionera. El origen mes, inventarios, cultura material y tradiciones
de ciudades actuales norteas deriva de este populares.
emprendimiento, y es posible y probable que En cualquier proceso de construccin del
otros vestigios que an no han sido reconocidos paisaje humano, los elementos naturales ad-
quieren un signicado cultural. El Ro Negro
no es una barrera infranqueable, pero es un ele-
Estancias, Puestos mento geogrco que, como parte del paisaje
y Capillas cultural, nos habilita a la visin de dos formas
contrastantes de diseo del espacio a comien-
zos de la colonizacin europea. Al sur, ese dise-
Estancia, en singular, era denominacin o se vincula fundamentalmente a la actividad
aplicada a todo el territorio o distrito del portuaria, defensiva y comercial, que pasar a
pueblo, pero especialmente ocupado por ser luego el rea metropolitana. Al norte, el es-
la o las vaqueras, o terrenos con ganados pacio cultural se construy en funcin de una
alzados o cimarrones. (...) Estancias, en actividad de manejo de ganado, con ocupacin
plural eran establecimientos para crianza estratgica para satisfacer las necesidades de la
y amansamiento de animales bajo control poblacin misionera.
y vigilancia del hombre. Cada una posea Ilustra esta dicotoma territorial el hecho
una capilla, un oratorio, adems de co- de que el primer asentamiento colonial inicia-
rrales, galpones y/o tinglados, huertos y do desde el sur hacia el Norte del Ro Negro,
viviendas para las familias de sus capata- se produce en un momento tan tardo como
ces y operarios. Por eso cada estancia era 1801, con la fundacin ilegal de Beln, en tie-
denominada tambin Capilla y constitua rras yapeyuanas. Ser recin hacia 1810 que ese
pequeos centros poblados en vastas ex- territorio deja de pertenecer a los indgenas mi-
tensiones que servan de posta y apoyo sioneros del pueblo de Yapey, habiendo sido,
para las comunicaciones.
gran parte del mismo, vendido, y otra simple-
mente ocupada por la fuerza.
En contraposicin, el ro Uruguay hoy con
Poenitz, E.L.W., 1987:382.
estatus de frontera fue, durante la coloniza-
cin misionera, el gran comunicador norte-sur.
A lo largo de l y en sus cercanas se establecie- tas latitudes, huyendo, en un principio, del hos-
ron muchos de los puestos de la estancia de Ya- tigamiento al que los bandeirantes sometieron
pey. Su navegacin permite franquear el Ro a las misiones. Luego, simplemente atrados por
Negro y comunica el centro del continente ame- la bonanza que signicaba el ganado, stos se
ricano con los puertos, permitiendo la entrada y transformaron en marginados sociales, erran-
salida de mercancas, personas e informacin. tes de la campaa, maleantes o mano de obra
circunstancial, dependiendo de la situacin.
UN POBLAMIENTO EN SILENCIO Frecuentemente se unan a otros indgenas o
El arribo de indgenas misioneros al territorio criollos y hasta europeos que tambin haban
oriental, con diferentes ritmos y por diferentes optado por la marginalidad. Paulatinamente
causas, fue constante desde el siglo diecisiete contribuirn a formar el grupo humano cono-
hasta entrado el siglo XIX. A lo largo de este cido como gachos, gauderios o simplemente
dilatado lapso podemos distinguir tres situa- gauchos.
ciones que facilitaron o provocaron el proceso En la regin platense, los indgenas misio-
migratorio. Durante el periodo jesutico fue co- neros constituyeron, durante casi dos siglos
mn la desercin de individuos aislados o en (XVII y XVIII), una fuerza militar y de trabajo
pequeos grupos, que se desplazaban hasta es- sin paralelo. Como tales, eran requeridos por las
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San Antonio
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Rolf
Nussbaum.
0,11 x 0,04 x 0,04 m.
N Inv. 220 - PROPIM.
autoridades coloniales, conllevando que se des- genas como contingente militar, los persuade
plazaran en enormes contingentes hasta donde generosas promesas mediante a que lo acom-
deban prestar sus servicios en tareas civiles o paen a la Banda Oriental. Entre 4000 a 8000
militares. Participaron en mltiples ocasiones, indgenas, portadores de una ya muy desdibu-
en los esfuerzos por repeler a los portugueses jada herencia misionera, con sus exiguas perte-
de la Colonia del Sacramento. Fueron requeri- nencias personales pero con un nmero muy
dos para la construccin de edicios y defen- importante de elementos vinculados al culto,
sas militares en Montevideo y Maldonado, as siguen al caudillo, conformando el ncleo fun-
como en la fundacin de pueblos, como por dacional de la Colonia Santa Rosa del Cuareim,
ejemplo Minas. Durante estos desplazamientos en el actual emplazamiento de Bella Unin. Por
muchos quedan ancados, con consentimiento, conictos con los dueos de las tierras aledaas
en distintos lugares, y tambin se siguen dando e incumplimiento de lo prometido, son reubi-
deserciones. cados en los pueblos de San Francisco de Borja
Pero la inmigracin mayor se produce du- del Y (Durazno), San Servando (Cerro Largo),
rante el proceso de decadencia del sistema mi- San Fructuoso (hoy Tacuaremb), y otros se
sionero que le sigue a la expulsin de los jesui- dispersan en la campaa. Santa Rosa del Cua-
tas (1768). Este desplazamiento estuvo princi- reim (1828-1832), San Francisco de Borja del Y
palmente constituido por grupos de familias de (1833-1862) y San Servando (1833-1853) tienen
indgenas que vagan por los campo s en busca vidas muy efmeras. La ltima opcin para sus
de un lugar donde vivir en paz. A lo largo de ese pobladores ser migrar a otros centros urbanos
perodo, el contexto social fue extremadamente o pasar a formar parte de la difusa poblacin
turbulento. Est signado primero por el recru- del medio rural.
decimiento de los embates de los portugueses,
que persisten en su empresa de extender sus
fronteras al occidente; luego por las guerras
de independencia. Por ltimo, por el enfrenta-
DERECHA:
miento de los nuevos estados nacionales, Brasil
Virgen dolorosa
y Argentina, que heredan las disputas colonia-
Talla en madera
les sobre lmites. policromada.
En este ltimo escenario, en el ao 1828, Siglos XVII - XVIII.
Fructuoso Rivera ocupa los Siete Pueblos Orien- Museo Histrico
Nacional.
tales desplazando a los lusitanos. Al no poder
0,33 x 0,12 x 0,08 m.
mantener la posicin e interesado en los ind- N Inv. 12 - PROPIM.
y grupos llegados desde los pueblos misioneros, de fue fundada Beln en 1801), San Marcos, San
reintegrados a la sociedad a partir de la funda- Ildefonso y San Miguel. Para la estancia de San
cin de nuevos ncleos urbanos, reclutados en Borja la cartografa seala los puestos de Santa
los ejrcitos o asimilados como mano de obra Gertrudis (en territorio del actual departamento
en el medio rural, aportan y mantienen elemen- de Tacuaremb) y San Xavier (en Rivera).
tos de la lengua guaran en la corriente de co-
municacin general. CREENCIAS IMPUESTAS Y RECREADAS.
UN ESTUDIO DE CASO: EL CULTO A LA
LOS PUESTOS DE LAS ESTANCIAS VIRGEN DE ITAT
DE YAPEY Y SAN BORJA El culto a la Virgen de Itat en el departamen-
Segn un documento de 1864, los puestos de to de Tacuaremb constituye la pervivencia de
Yapey habran sido ... En la costa del Ro Ne- uno los fenmenos culturales inmateriales que
gro y el Arroyo de este nombre: la de La Cruz, atraviesa el eje temporal, evidenciando el pro-
San Jos, San Borja, San Gernimo y la del Rin- ceso histrico y los limites transnacionales de
cn de Valds. En las costas del Uruguay: San la regin.
Francisco Xavier, Paysand, Queguay, San Car- El culto a la Virgen de Itat no es de origen
los, San Jos, Chapicoy (sic), Corralito, San Anto- misionero jesutico; sin embargo, se hace evi-
nio, Puesto de Jess, San Jos de Higueritas (don- dente su difusin regional hacia principios del
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siglo XIX, como lo demuestran las esquelas en-
contradas dentro del ltimo Libro de Bautismos
perteneciente a la antigua dicesis del pueblo de
Yapey, con mltiples pedidos de misas a la Pura
y Limpia Concepcin de Itat, requeridas por los
pobladores de la regin.
La presencia del culto y una imagen tallada en
madera de la Virgen de Itat en la zona de Villa
Ansina (departamento de Tacuaremb) se asocia
tradicionalmente a la llegada de un contingente
indgena misionero en el ao 1832, para fundar el
pueblo de San Fructuoso, hoy ciudad de Tacuar-
emb. Actualmente el culto a Itat se ha recreado
en Ansina con el apoyo popular.
ESTUDIOS DE POBLACIN
Estudios de Registros Eclesisticos hechos en la
dcadas de 1980 y 1990, han mostrado que casi la
mitad de la poblacin de la campaa de la Banda
Oriental, para nes del siglo XVIII y comienzos
del XIX, eran indgenas misioneros. Estudios de
antropologa biolgica e investigaciones de histo-
ria oral han permitido, en forma independiente,
conrmar la importancia del aporte misionero en
el mestizaje de nuestra poblacin rural, principal-
mente para el norte del pas.
OBJETOS RELIGIOSOS
Existe una presencia importante, an no pre-
cisada en su nmero y calidad, de imaginera
y objetos religiosos de origen misionero, des-
perdigada por todo nuestro territorio. Muchas
piezas llegaron directamente con los indgenas
desde los pueblos misioneros, pero muchas
otras vinieron en diferentes manos que las ob-
tuvieron ya sea como botn de guerra o ms
recientemente, como piezas de coleccin. Parte
de los objetos se encuentra ocupando lugares
asociados a su funcin religiosa, pero tambin
permanece un importante nmero en museos
o colecciones particulares, muchas veces sin
identicar o catalogar por desconocimiento.
Uno de los objetivos del Propim, alcanzado
parcialmente, fue construir un inventario de di-
chos objetos, como la herramienta competente Campana misionera
para integrarlos a nuestro patrimonio nacional.
A los efectos de colaborar en la generacin de
un banco de datos regional se han, en esta tarea,
seguido los lineamientos utilizados por el Pro-
jeto de Inventrio da Imaginria Missioneira de
Rio Grande do Sul (Iphan) realizado en Brasil.
La exposicin Maderas que hablan Guaran
contempla otro de los objetivos propuestos: la
socializacin de lo realizado.
IZQUIERDA:
Cruz misionera
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Imaginera misionera: desde los
talleres misioneros a nuestros das
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tilsticas denidas, que dirige los objetivos de podan impactar con un mayor resultado en el
las representaciones artsticas en lo artesanal propsito de su conversin, pero mantenindo-
y en lo simblico. Por el otro, el indgena, que los apartados de la sociedad occidental repre-
reproduce, emplea y ampla sus conocimientos sentada por la sociedad colonial, para evitar su
tcnicos desde su propia forma de percibir y re- contaminacin. Todo lo material, en las Misio-
producir las formas. nes, es el resultado de esta relacin compleja.
A las distancias culturales se sumaron las di- Un sojuzgamiento que, para ser efectivo, busca
cultades impuestas por los prototipos materia- ser permisivo y continuar algunas de las cos-
les. La produccin de imgenes de bulto a partir tumbres indgenas precolombinas, aquellas que
de estampas bidimensionales los modelos dis- servan o no estaban reidas con la causa de la
ponibles-- dicult la interpretacin de los vol- catequizacin. Al mismo tiempo, es altamente
menes, generando rasgos y resoluciones parti- represivo con todas aquellas costumbres que
culares. Por ejemplo, la simplista resolucin de van en contra de lo que lleva a la salvacin de
la parte posterior de las imgenes posiblemente las almas, objetivo primero y ltimo de la insti-
obedece a las limitaciones del modelo, ya que tucin reduccional.
en la estampa sta parte no est representada. Los trabajos de escultura se realizaban so-
La resolucin del movimiento de las ropas se bre maderas locales cedro americano, quebra-
sintetiza, volvindose ms esttico con respecto cho, urunday, entre otras y sobre piedra. Se
al barroco occidental. Las diferentes partes del fabricaban y decoraban fundamentalmente los
cuerpo aparecen generalmente desproporciona- templos y edicios ocupados por los sacerdo-
das entre s, en tamao y ubicacin. tes abarcando techos, columnas, frentes de los
Los rasgos faciales no escapan a la cosmo- templos, puertas, etctera, a lo que se suma la
visin indgena, que reproduce sus propios ras- produccin de imgenes, altares, retablos, ban-
gos, a pesar de los modelos europeos. En cuanto cos, confesionarios y otros diversos objetos. Las
a lo simblico, es difcil reconocer o arriesgar representaciones iconogrcas no son azarosas.
interpretaciones acerca del pensamiento ind- Durante el perodo jesutico los Santos princi-
gena plasmado en la imaginera reproducida. pales de la Orden San Ignacio de Loyola, San
Sus pautas culturales son muy diferentes de las Francisco Javier y San Francisco de Borja de-
occidentales: ni mejor ni peor, sino diferentes. ban encabezar los altares. Los ngeles se repro-
El objetivo jesuita no fue convertir a los ind- ducen en grandes cantidades, en todas sus for-
genas en occidentales, sino catequizarlos y ci- mas, ocupando los ms diversos lugares, para
vilizarlos. Utilizaron para ello los elementos recordar la presencia del Custodio vigilante
que la Iglesia impona y aquellos que, saban, de todas las acciones. La imagen de Cristo en
DERECHA:
y manufactura de los objetos de uso pblico, Por todo esto, la produccin de imaginera
entre ellos la imaginera religiosa: los talleres. en las misiones tiene un estilo con caracters-
En lo espiritual, lo que naturalmente Es y No ticas propias. Su identidad no es una suma de
Es para la cosmovisin indgena (lo bueno y lo rasgos, ni simples copias de modelos europeos
malo para el pensamiento occidental), antes sin hechos por indgenas repetidores. Es producto
expresin iconogrca, ahora s la tiene. de un fenmeno tan complejo como la interac-
La imaginera misionera, por lo tanto, es uno cin de dos formas de ver y sentir la realidad,
de los productos de la relacin compleja entre una que impone la occidental, otra que se ve
la cultura hegemnica occidental, representada impuesta la indgena, a lo que se suma la idio-
por los misioneros, con la aborigen. Por ello, sincrasia y la destreza de cada artesano y de los
si bien el resultado se parece materialmente a maestros. Todo ello se plasma en rasgos propios
lo que una impone a la otra, no es idntico al de objetos nicos, con denidas caractersticas
modelo y posiblemente tampoco a la intencin en lo material y en lo espiritual.
mstica. Las imgenes no se producen intencio-
nalmente como obras de arte y en lo religioso
es difcil admitir que la comprensin de la es-
piritualidad que se trata de inculcar soslaye las
pautas del mundo simblico indgena.
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Las imgenes religiosas
como libros para los iletrados
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Xxx.
Tiene, el texto conciliar, una advertencia nal, El Concilio de Trento, en ese gran movimiento
referida a los posibles abusos que pueden tener de Contrarreforma que foment, tambin fue
las imgenes, en lo referido a su dimensin pe- recibido en el territorio hispanoamericano, ya
daggica: sea por los diversos concilios provinciales que
se realizaron como por las consecuencias prc-
Mas si en estas santas y saludables prcticas, ticas que ellos marcaron, como por los catecis-
se hubieren deslizado algunos abusos; el san- mos y diversos textos litrgicos en lenguas nati-
to Concilio desea que sean totalmente abo- vas (quechua, aymar, guaran) y la insistencia,
lidos, de suerte que no se exponga imagen para los rudos, de las imgenes.
alguna de falso dogma y que d a los rudos Las Misiones Jesuitas del Paraguay, objeto
ocasin de peligroso error. Y si alguna vez su- de la muestra Maderas que hablan guaran,
cede, por convenir a la plebe indocta, repre- son un reejo de esta atencin.
DERECHA:
Santa Luca
Talla en madera
policromada.
Siglo XVIII.
Museo Regional de
Rocha (IMR).
0,43 x 0,11 x 0,07 m
Presencia misionera en Uruguay N Inv. 170 -PROPIM.
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Destino de las
imgenes misioneras
funda-
MADERASQUE HABLANGUARAN
PRESENCIA Y DISTRIBUCIN DE LA
IMAGINERA EN NUESTRO TERRITORIO
No todas las imgenes y objetos de origen mi-
sionero que encontramos hoy en Uruguay lle-
garon con los indgenas misioneros. Muchas
Detalle de obra Nuestra Seora del Carmen
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COMPARATIVO TEMTICO DE LA IMAGINERA
SAGRADA FAMILIA 1
SAN AGUSTN
SAN PEDRO
STA. LUCA
SAN JUAN BAUTISTA
SANTIAGO
SANTA TRINIDAD
OBISPO 2
SAN FRANCISCO DE BORJA
SAN MARTN DE TOURS
SANTO JESUITA 3
BEBOTE
SAN MIGUEL ARCNGEL
SAN ROQUE 4
SAN JOS
SAN INGNACIO DE LOYOLA 5
SANTO NO IDENTIFICADO 6
ANGELES 7
SANTA GERTRUDIS 9
SAN ANTONIO 27
CRISTO 29
VIRGEN MARA 61
0 10 20 30 40 50 60
6 5 7 PAYSAND
al pas al haber sido absorbidas por los circuitos 13 4
11 2 ROCHA
de comercializacin de antigedades; aunque SALTO
SORIANO
ido por esta va y causa. TACUAREMB
DURAZNO
han inuido en su destruccin o desaparicin. FLORES
Incendios, destruccin intencional sobre todo FLORIDA
160
140 136
120
100
80
60
40
24 25
20 11 11
0
CULTO ACTIVO COLECCIONES DEPSITOS EXPUESTAS OTROS [C. PARTICULAR
POR EJEMPLO]
200
150
100
50
ESCULTURA [172] CAMPANA [7] LEO [22] RETABLO [1] OBJETOS VARIOS [12] COLUMNA [1]
00 | 51
50
MADERAS QUE HABLAN GUARAN
00 | 53
52
Inmaculada
Concepcin
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII-XVIII.
Museo Regionlal de
Maldonado
R. Francisco
Mazzoni.
0,31 x 0,11 x 0,11 m
N Inv. 37 - PROPIM
00 | 55
54
Visitacin
de la Virgen
leo sobre cuero.
Siglos XVIII-XIX.
Museo Histrico
Nacional.
0,46 x 0,41 m
N Inv. 24 - PROPIM.
00 | 57
56
1 2 3
1. Cristo Crucicado
Talla en madera
policromada.
[cruz posterior]
Siglos XVII - XVIII.
Parroquia Nuestra Seora
del Carmen, Sols de
Mataojo-Lavalleja.
0,28 x 0,25 x 0,06 m
N Inv. 192 - PROPIM.
2. San Antonio
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Rolf Nussbaum.
0,27 x 0,11 x 0,09 m
N Inv. 219 - PROPIM.
3. San Ignacio de Loyola
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Capilla Nuestra Seora
de Beln, Salto.
0,24 x 0,09 x 0,05 m
N Inv. 198 - PROPIM.
4. San Antonio
Talla en madera
policromada.
Siglo XVIII.
Museo Histrico
Nacional.
0,20 x 0,08 x 0,04 m
N Inv. 17 - PROPIM.
5. Nuestra Seora
del Carmen
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Omar
Casaravilla.
0,26 x 0,09 x 0,05 m
N Inv. 167 - PROPIM.
6. San Antonio
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Colegio Nuestra Seora
del Rosario, Paysand.
0,27 x 0,09 x 0,06 m
N Inv. 208 - PROPIM.
00 | 59
58
La Piedad
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII-XVIII.
Coleccin Silvia
Feliciano.
0,13 x 0,07 x 0,06 m
N Inv. 193 - PROPIM
00 | 61
60
San Francisco
de Borja
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII-XVIII.
Coleccin Jos
Rivero.
0,32 x 0,08 x 0,07 m
N Inv. 204 - PROPIM
00 | 63
62
1 2 3
1. Cristo Crucicado
Talla en madera
policromada.
[cruz posterior].
Siglos XVII - XVIII.
Museo Casa de Rivera,
Durazno.
0,25 x 0,23 x 0,05 m
N Inv. 157 - PROPIM.
2. San Ignacio de Loyola
leo sobre tela.
Siglos XVIII - XIX.
Museo Histrico Nacional.
0,42 x 0,32 m
N Inv. 25 - PROPIM.
3. Inmaculada Concepcin
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Omar Casaravilla.
0,08 x 0,04 x 0,02 m
N Inv. 166 - PROPIM.
00 | 65
64
San Roque
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII-XVIII.
Museo Histrico
Nacional.
1,23 x 0,42 x 0,33 m
N Inv. 141 - PROPIM.
00 | 67
66
Inmaculada
Concepcin
Talla en madera,
policromada.
Siglo XVII.
Iglesia San Francisco
de Ass,
en custodia del Museo
San Bernardino,
Montevideo.
0,42 x 0,14 x 0,14 m
N Inv. 132 - PROPIM.
00 | 69
68
1 2 3
1. San Antonio
Talla en madera
policromada.
Siglos XVIII.
Museo Histrico Nacional.
0,23 x 0,08 x 0,08 m
N Inv. 16 - PROPIM.
2. San Nicols de Bari
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Museo Histrico Monseor
Lasagna del Colegio Po,
Villa Coln, Montevideo.
0,26 x 0,09 x 0,07 m
N Inv. 151 - PROPIM.
3. Campanilla para
el culto de misa
Bronce fundido
Siglos XVII - XVIII.
Museo Casa de Rivera,
Durazno.
0,15 m de altura
N Inv. 160 - PROPIM.
4. Cristo
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Museo Histrico Nacional.
0,19 x 0,08 x 0,06 m
N Inv. 11 - PROPIM.
5. San Antonio
[Milagroso de Aigu]
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Ariel Larrosa.
0,20 x 0,09 x 0,07 m
N Inv. 218 - PROPIM.
6. San Ignacio de Loyola
Talla en madera
policromada.
Siglos XVII - XVIII.
Coleccin Jos Rivero.
0,20 x 0,09 x 0,07 m
N Inv. 206 - PROPIM.
00 | 71
70
Nuestra Seora
del Carmen
Talla en madera
policromada.
Siglo XVIII.
Casa del Obispado,
Tacuaremb.
0,60 x 0,26 x 0,18 m
N Inv. 5 - PROPIM.
00 | 73
72
San Miguel
leo s/ madera.
Siglo XVIII.
I.M. de Colonia,
en custodia de
la Iglesia Matriz
de Colonia del
Sacramento.
0,27 x 0,22 m
N Inv. 114 - PROPIM.
00 | 75
74
Furlong, G., 1962:
Misiones y sus pueblos de
guaranes. Imp. Balmes. Buenos
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Editorial Pampa Mar, Baha
Blanca.
Evolucin y Cultura.
Ed. Pax-Mxico.
ngel de la guarda
Talla en madera
policromada.
Siglo XVIII.
Iglesia Matriz
de Colonia del
Sacramento.
0,60 x 0,26 x 0,18 m
N Inv. 115- PROPIM. 00 | 77
1752-1756
Guerra Guarantica.
Enfrentamiento del ejrcito
misionero con Portugal y Espaa
para evitar el cumplimiento del
Tratado de Madrid.
1756
MISIONES JESUTICAS DEL PARAGUAY, Batalla de Caibat. Derrota del
INDGENAS MISIONEROS ejrcito misionero.
Y SOCIEDAD CRIOLLA
1757
Javier de Viana trae desde
las Misiones, al nalizar la
1768.
Expulsin de los padres jesuitas
de las colonias espaolas.
Las misiones pasan a ser
1609 1701 administradas por civiles y a
Fundacin de la primera misin Batalla del Y. Enfrentamiento depender de las gobernaciones
San Ignacio Guaz. de tropas misioneras con del Virreinato Buenos Aires y
1627 cazadores-recolectores Asuncin.
Fundacin del Pueblo de Yapey Charras sobre el ro Y.
por el Padre Pedro Romero. 1777
1724 Toma de la Colonia del
1676 - 1677 Fundacin de Montevideo. Sacramento por Cevallos con
Los Guenoas llevaban ganado tropas integradas por indgenas
1750 misioneros.
vacuno a los Pueblos de La Cruz
Firma del Tratado de Madrid
y Yapey para cambiar por
por el que Espaa permutaba 1796
yerba y tabaco. Se enva desde con Portugal el territorio al Construccin de las
las Misiones una partida de norte del ro Ibicuy, donde forticaciones de la Baha de
espionaje y se descubre la reserva estaban las Siete Misiones Maldonado con contingentes de
de animales vacunos en el este Orientales, por la Colonia del indgenas misioneros.
del actual territorio uruguayo Sacramento.
sobre el Atlntico (denominada Recorrida del Padre Miguel 1801
despus Vaquera del Mar). Marimn por las estancias de Portugal invade y arrasa las
Yapey y San Borja en nuestro Misiones Orientales.
1669 territorio para reconocer
Se inicia la explotacin de la el estado y cantidad de los 1815-1820
Vaquera del Mar. ganados y el estado de los
El general Artigas desde
puestos cuando ya se prevea el
Puricacin comienza una
1670-1680 enfrentamiento blico para el
campaa de defensa del
no cumplimiento del Tratado de
Creacin de la estancia de territorio misionero con
Madrid.
Yapey y San Borja. miras a anexarlo a la Liga
1751 Federal. Su brazo ejecutor
1680 en las Misiones ser Andrs
Fundacin de Maldonado. Guacurar (Andresito). Muchos
Fundacin de Colonia del
Sacramento. de los pueblos misioneros
son quemados y saqueados
repetidamente por Portugal
1829
El general Rivera funda Santa
Rosa del Cuareim (donde hoy se
levanta Bella Unin). Los miles
de individuos se asientan en
rancheros a lo largo de la costa
del ro Uruguay ocupando desde
Beln al Cuareim.
1831
Se disuelve la Colonia del
Cuareim dispersndose buena
parte de los pobladores.
1832
Se fundan con indgenas
misioneros provenientes de
la Colonia del Cuareim: San
Francisco de Borja del Y, 15 km
al este de la Villa del Durazno;
San Fructuoso (actual ciudad San Nicols
de Tacuaremb); San Servando de Bari
sobre el ro Yaguarn 10 km al
MADERASQUE HABLANGUARAN
Talla en madera
sur de la actual ciudad de Ro
policromada.
Branco.
Siglos XVII-XVIII.
Museo Histrico
1842
Nacional.
Se disuelve San Francisco de 0,24 x 0,08 x 0,09 m
Borja del Y, dispersndose sus N Inv. 15- PROPIM.
00 | 79
2007Fundacin MAPI