CABALLERO de La Pequec3b1a Venecia A La Gran Venezuela

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Manuel Caballero

De la
-Pequea
Venecia
a la Gran
Venezuela
Una historia
de cinco siglos
1 a edicin. 1997
23 edicin. 1999
Fotografa de portada
Vladimir Sersa
Monte vila Editores Latinoamericana, C.A . 1996
Apartado postal 70712. Caracas, Venezuela
Tell. (58-2) 265.6020 - Teletax: (58-2) 263.8508
E-mail [email protected]. ve
hltp://www.monteavila.com
ISBN 980-01-0985 4
Hecho el Depsito Legal NSU019998001183
oisei,o oe coleccin y portada:
JacQueline Sanz y Gustavo Gonztez (Monte Avila EditorPS)
1"1)reso en Venezuela
Ptinte<J ,n Venezuela
Prefacio

A sus quinientos aos, la historia de Venezuela puede ser


ubicada entre dos espejismos, dos falsas percepciones: la
de un viajero orillando sus costas; y la de un pas empren-
diendo un viaje maravilloso. La primera convirti una
burlona comparacin en el nombre de un pas: de la
Pequea Venecia que no sin irona se quiso ver en los
palafitos nada suntuosos del lago de Maracabo, se form
ese sustantivo, Venezuela que hoy designa a un pas.
La segunda ilusin la tuvieron, cinco siglos despus,
los descendientes de aquellos habitantes tan despectiva-
mente designados. A raz de la gue;ra del Yom Kippur,
subieron vertiginosamente los precios del petrleo. Se
crey entonces que la Pequea Venecia poda conver-
tirse de la noche a la maana en la Gran Venezuela:
otro espejismo.
Entre ambas se sita una tercera ilusin: la de pro-
longar en el tiempo lo que se dio en el momento de la in-
dependencia, cuando la historia venezolana se volvi
historia americana; otro sueo de grandeza, la Gran
Colombia.
Las pginas que siguen estn destinadas a historiar
en brevsimos trazos los cinco siglos que van de una a otra
ilusin, y a reflexionar sobre ellos. Estn destinadas al via-
jero presuroso; al hombre que no ha tenido tiempo ni di-
neros para conocer la historia de su pas; y al muchacho
que quiere iniciarse en ella.
Es un texto para leer en el metro, en la parada del
autobs, en la cola del banco o delmercado. Si lograse

7
serlo, ya sera bastante. Pero tenemos la esperanza de que
sea algo ms y logre dar al lector la idea de que lo funda-
mental de nuestra historia no son esas puntas ilusorias, si-
no los quinientos aos transcurridos entre ellas y durante
los que, da a da, se ha edificado, se sigue edificando, una
nacin.

Primera parte

Del Descubrimiento
a la Emancipacin
Introduccin

En los primeros das de agosto de 1498, Cristbal Coln


descubri, con Venezuela, el continente americano. Esta
frase est llena de disparates e imprecisiones. En primer lu-
gar la fecha; porque todos sabemos que la del Descubri-
miento fue el U de octubre de 1492, haciendo la salvedad
de que esto lo sabemos hoy. Coln no lo supo nunca: mu-
ri creyendo haber llegado a Cipango (Japn) o haber
aproximado, por su punta occidental, a la India; por lo que
durante varios siglos nu .stro continente fue conocido co-
mo las Indias. En este otro caso, sin mucha certidumbre,
se da como fecha de este orillam.iento de tierras novsimas
el primero de agosto de 1498.
Unos das ms tarde se puso pie en Macuro, hoy una
aldea de pescadores. Coln no saba que estaba descu-
briendo un continente tan grande: si acaso lleg a sospe-
char en aquel momento que estaba tocando tierra firme.
Como sea, no se comprometi y la llam, quizs admirati-
vo (o simplemente aliviado), Tierra de Gracia.
Y por supuesto, lo que menos se imaginaria, ni enton-
ces ni en la hora de su muerte, era que aquel continente se
llamara tan injustamente Amrica, gradas a que Am-
rico Vespucio elabor un mapa del Nuevo Mundo que se
hizo tan famoso, que sus colegas primero, tocio el mundo
despus, comenzaron a referirse a estas tierras como el
continente de Amrico: de all a llamarla Amrica, el pa-
so fue muy fcil.
Andando el tiempo, el territorio descubierto en 1498 se
llamara Venezuela. Pero todava fallan varios siglos para que
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se forme lo que boy cnnocemos de esa manera En primer lu-
gar, aquella regin no formar parte de Venezuela sino hasta
1777, cuando se integre la Capitanfa General ron ese nombre.
Hasta entonces, la palabra Venezuela slo haba
denominado una regin que despus se llamar P rovin-
da de Caracas. Se dice sin demasiada certeza que lom
su nombre de una comparacin burlona con Venecia: con
el nombre de la Serensima Repblica se haba formado un
diminutivo, o mejor, un despectivo, Venezuela, no necesa-
riamente hostil (como plazuela, mozuela, jovenzuelay
Entre ese da de 1498 y el 19 de abril de 181Q en que es-
talla la crisis del orden colonial, se pueden sealar dos
grandes conjuntos temticos, muy desiguales si se torna en
cuenta la respectiva duracin, pero imbricados de tal ma-
nera que el uno no se puede explicar sin el otro. Poniendo
entonces el acento en su caracterstica ms saliente, sella-
mara al primero el despoblamiento (1498-c.1600) y al se-
gundo la repoblacin (1600-1810).
1
El despoblamiento

No se sabe a ciencia cierta cul era, a la llegada de Coln, el


nmero de pobladores del territorio que hoy forma Vene-
zuela. Una de las cifras ms confiables (segn Pedro Cunill
Grau) podra ser la de medio milln de almas. No haba un
gobierno central, ni mucho menos un territorio unificado
con los lmites de la actual Venezuela. Haba tribus diver-
sas, dispersas y a veces enfrentadas. Los conquistadores eu-
ropeos debieron guerrear con muchas naciones (as las
llamaban ellos) y sus caciques. Todo eso hizo de Ja con-
quista de aqt. ella Tierra de Gracia un proceso muy largo
y muy sangriento.
Si los primeros aos del siglo XVI pueden ser llama-
dos los del despoblamiento, es por dos razones: la prime-
ra, porque los descu bridores, los conquistadores, no tenan

I ningn inters en poblar, sino en enriquecerse rpida-


mente y abandonar las nuevas tierras; la segunda, porque
ese escaso inters poblador ser acompaado por el casi
exterminio de la poblacin indgena, por voluntad de los
europeos o sin ella. De Lo primero dan cuenta, por una.
parte, la efmera condicin de Los establecimientos inicia-
les de Espaa en Venezuela. Cubagua (desde 1523 ciu-
dad de Nueva Cdiz) no durar ni medio siglo: cuando
la arrase un vendaval, ya llevar muriendo unos treinta
aos, con el rpido agotamiento de los placeres de perlas,
razn nica de su fundacin. Desde all, los colonos se
aventuraban hasta Tierra Firme slo a buscar agua dulce
y a cazar indios para dedicarlos al buceo: moran por cen-
tenares, acaso millares. Por otra parte, la concesin de las
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nuevas tierras dada por Carlos V a unos banqueros ale
manes, los llamados Welser,representados en la nueva tie-
rra por Ambrosio Alfinger, Nicols de Federmann y Felipe
de Hutten, Si stos hubiesen tenido algn inters en culti-
var y poblar las nuevas tierras, posiblemente Venezuela se-
ra hoy, a la escala del pas entero, lo que es su Colonia
/ 'Iovar, Pero los alemanes venan a matar y a morir persi-
guiendo una ilusin: El Dorado. Esa ilusin va a marrar el
destino (o a volverse la caracterstica resaltante) del pas
durante buena parte de los tres siglos venideros. En pri-
mer Lugar, por el inters que despierta la Tierra Firme en
los navegantes de las potencias europeas adversarias de
Espaa. Despus de 1550 va a serlo en las incursiones de
piratas y corsarios que invadan, saqueen y despueblen es-
ta tierra: los ms famosos sern Amyas Prestan y eJ gran
sir Walter Raleigh. En segundo lugar, por el marcado de-
sinters de la Corona Espaola por ese territorio suyo, vol-
cada como estaba en asentar su dominio sobre las dos
posesiones ms apetitosas, ms doradas de ultramar:
Mxico y Per.
La otra razn para el despoblamiento proviene de la
accin, y a veces de la simple presencia, de los conqi lista-
d ores. Lo primero a travs de la crueldad en la guerra con-
tra los indgenas; en la captura y esclavizacin de los
indios, pese a las protestas formales de la Corona. Lo se-
gundo fue tal vez la causa real del exterminio de la pobla-
cin inicial. Se trata de las enfermedades que trajeron los
conquistadores, y que los indios desconocan, as como su
tratamiento. Obligados por el clima a baarse varias veces
al da, los indgenas carecan de los anticuerpos que, para
sus propias enfermedades, s haban creado los europeos
gracias al sucio acumulado en siglos de huirle al bao

14
UI

La repoblacin

Pueblo chico, Cabildo grande

Por lo que sea, se calcula que una poblacin original de


trescientos cincuenta mil a medio milln de indgenas en
1498, haba bajado a 240'mil en el siglo xvn. Al final de la
etapa que entramos a estudiar ahora, habr subido hasta
alcanzar en el siglo XIX, segn Humboldt, unas setecientas
ochenta mil almas. Esta -segunda etapa comienza al final
del siglo XVI, con la fundacin de los treinta primeros asen-
tamientos o ciudades en el interior de la provincia. Las
comillas vienen dadas por el delirio de grandeza de los con-
quistadores, que daban pomposos nombres de viejas y ri-
cas ciudades peninsulares a precarios caseros de barro y
paja: Santiago de Len de Caracas, Nueva Segovia de Bar-
qusmeto, Santa Ana de Coro.
Se puede tener una idea de la dimensin de lo bauti-
zado con tanta pretensin, al saber que a casi un siglo de
fundadas, Caracas y Mrida tenan trescientos vecinos ca-
da una, Trujillo y Cuman doscientos y Coro, El Tocuyo,
San Cristbal y Va1encia, cien. Aun si se aclara que veci-
no no quera decir habitante sino cabeza de familia (y
que stas, pese a la mortalidad, solan ser grandes), el n-
mero es todava muy pobre.
Es en esas aldehuelas donde, a travs del control del
Cabildo o concejo municipal, se asentar el dominio espa-
ol, sea el de la metrpoli, sea sobre todo el de las nacientes
oligarquas criollas. De modo que la fundacin y conso-
lidacin de ese poder citadino ser la primera caracterstica

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mareante de esos tres siglos (1500-1810). Es ms, al irse fun-
dando nuevos pueblos y villas (a los treinta del siglo XVI se
agregarn 120 en el xvn y 240 en el xvm), la expansin de
esa red urbana har posible la segunda caracterstica, asa-
ber la progresiva integracin de las diversas regiones que
en 17Tl van a formar la Gobernacin y Capitana General de
Venezuela.
~ En tercer lugar, al asentarse esas oligarquas polticas,
i basarn su poder en la explotacin menos de la tierra que
del hombre,
, con la esclavizacin de indios primero, negros
de Africa despus. Finalmente, tambin sera a partir de
esas ciudades, y como un poder all establecido, que se
., proceder a la colonizacin de las conciencias: la creacin
de una nueva cultura y una ideologa particular america-
nas ser obra de la Iglesia.
Polticamente, antes que el absolutismo monrquico, lo
que Espaa export a Amrica fue un rgimen de autono-
ma municipal que, hasta la Independencia, impuso la do-
minacin de una aristocracia, de una oligarqua, de eso que
Bolvar llam la tirara domstica. Por la razn que fue-
se, los espaoles trasladaron a Amrica sus insttudones pe-
ro no con la forma que ellas mismas haban alcanzado en la
Pennsula en tiempos del Descubrimiento, sino las suyas
anteriores al siglo XVI.
Esas instituciones, segn dice Laureano Vallenilla
Lanz, con el nombre de Cdigo de Indias dieron a las ciu-
dades americanas, y particularmente a las venezolanas,
una preponderancia igual a la que tuvieron las de Espaa
antes del siglo XVI. Eso quera decir no slo que fuesen
ms poderosas que Las espaolas, sino, como pudo cons-
tatarlo el viajero Francois Depons, que los Cabildos ameri-
canos tuvieron mayores atribuciones, o ms extensas de

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cuantas tu vieron jams en Espaa. En la prctica se ocu-
paban de todas las cosas de gobierno, salvo las militares.
La primera de esas atribuciones, o prerrogativas, era la
de que el Alcalde Ordinario electo por el Cabildo Oo que hoy
sera el Presidente del Concejo Municipal) poda reempla-
zar al Gobernador cuando ste se ausentaba o mora.
Aunque esto se refera slo a los alcaldes de la ciudad capi-
tal de la provincia, cada dudad de ellz se crea con derecho
a recuperar su autonona al desaparecer por una causa u
otra la autoridad del Gobernador.
Esto disea en la Colonia un tejido bastante particular
( de pequeas entidades autnomas que, a la cabeza de ca-
da ciudad, se consideraban independientes unas de otras
y ligadas cada una directamente con la Corona. Direc-
tamcnte quiere decir, por supuesto, a travs de su repre-
sentante, el Gobernador. Este Gobernador Lo era entonces de
la Provincia. Se ha pretendido armar una polmica sobre si
las posesiones espaolas en Amrica eran colonias de la
Corona o provincias de Espaa. Ese es un falso proble-
ma, porque ambos trminos no se contradicen.
El de provincia era utilizado en la legislacin espao-
la, tal como en Roma, como sinnimo de cargo o empleo que
se le daba a una persona. Era entonces una carga, un nego-
cio, personal: poco i rnporta entonces si era una Colonia en el
sentido actual del trmino, porque no por eso dejaba de ser
una provincia del Gobernador. Pero como .muerto o tam-
bin largamente ausente ese Gobernador, se acababa su
provincia, era normal en'onces que, mientras viniese el su-
plente efectivo (el cual j oda tardar mucho) el Cabildo y su
Alcalde exigiesen -yobtuviesen- su derecho a gobernar.

I
Esos poderes m unidpales, celosos de independencias
y de jerarquas, estaban como se ha dicho sometidos a la
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autoridad del Gobernador. ste y aqullos, con todo, de-
pendan de otros poderes que, en su conjunto, formaban el
tejido del Estado espaol en Amrica. Ellos eran las au-
diencias, las capitanas generales y las oficialas de hacien-
da, sin hablar de los virreinatos, con un mbito mayor que
el de las provincias.
: Esas instituciones no se crean todas al mismo tiempo,
ni son las nicas instituciones del poder real, ni se estable-
! cen jerarquas entre ellas, lo cual produce encabalgamientos
y, por supuesto, celos. Conviene entonces sealar somera-
mente las atribuciones de cada una de ellas y el momento
de su creacin .
., Como su nombre lo sugiere, la Capitana General tiene
bsica e inicialmente un carcter militar. Pero hay que tomar
en cuenta la evolucin de su concepto mismo, las atribucio-
nes que histricamente se le agregan, y al final, el laconismo
de las cdulas en tiempos de los Barbones, indicadoras de
un marcado autoritarismo. Se poda pensar que en una em-
presa guerrera como fue la conquista, Ja Capitana Gen zral
deba preceder a todas las otras instituciones de la Corona
en Amrica. Eso no fue as y cuando en 1777 se constituye
la de Venezuela, su territorio estaba ya unificado fiscal y ha-
cendsticamente.
La Audiencia Real proviene de la facultad inicial del
Rey para gobernar y juzgar. El soberano no slo dispona
de las cosas del gobierno poltico, sino que deba escuchar
y juzgar en los conflictos entre sus sbditos. Con el tiempo,
en los asuntos que necesitaban una compleja asesora legal,
el Rey se fue inhibiendo de participar en ellos y dejando a
esos asesores la facultad de or, de fazer audiencia. Como se
supona que gobernar y juzgar eran consustanciales, al des-
parramarse Espaa en el nuevo continente, durante el siglo

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XVI se fundaron once audiencias ( reales porque eran una
atribucin del rey). La de Venezuela ser la penltima en
fundarse, hacia fines del siglo xvm. Por la misma poca se
crea en Caracas tambin el Real Consulado, que es un hbri-
do entre tribunal mercantil, junta de fomento del comercio,
de la agricultura y las comunicaciones y una corporacin.

Provincias de la futura Venezuela


'
Como se ha repetido antes, slo hasta muy avanzado el si-
glo XVIII se podr hablar de integracin territorial en Vene-
zuela. Hasta ese entonces, las provincias que hoy forman la
\ nacin estaban sometidas a diversas autoridades y tenan
una historia propia. Es as como la Provincia de Venezuela
(1528) inclua el actual Distrito Federal y los hoy estados
Miranda, Aragua, Carabobo, Lara, Falcn, Yaracuy, Trujillo,
Cojedes y Portuguesa, y hasta 1676 lo que hoy es el Zulla. La
Provincia de Venezuela as formada tena gobierno metro-
politano y capitana general propios, y dependa en lo jur-
dico de la Real Audiencia de Santo Domingo, como
tambin la Provincia de Margarita (1525), pero sta no slo ju-
rdica sino tambin poltica y militarmente.
Los hoy isla de Trinidad y estados Bolvar, Amazonas y
Delta Amacuro formaban las Provincias de Trinidad y Guayana
(1569): si bien tenan capitana general propia, en lo jurdico
dependan de la Real Audiencia de Santaf de Bogot. Los
actuales estados Sucre, Anz.otegui y Monagas formal an la
Provincia de Nueva Andaluca o Cumand (1568) y, si bien militar
y polticamente tenan gobierno propio, jurdicamente esta-
ban bajo la dependencia de la Real Audiencia de Santo
Domingo.La Provincia de Mrida (1622) y i Grita (1570-1608):
estaban all comprendidos los hoy estados Mrida, Tchira,
.
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Barinas, parte de Apure y Zulla. En 1607 se convierten er
gobernacin y capitana general de Mrida, anexandoseles
Maracaibo en 1676, a partir de lo cual comienza a llamrse-
le Prcoincu: de Maracaibo.
Todo lo anterior puede ser rematado con una consi-
deracin general: hablar de la Venezuela colonial, por lo
menos hasta 1777, no tiene sentido si no se precisa que no
puede confundirse su territorio con lo que hoy constituye
la Repblica.

Quines trabajan y quines.viven bien

. El poder poltico en Amrica, y particularmente en Vene-


l zuela, no es una emanacin o una consecuencia del poder
econmico, sino que lo precede. Y eso tambin parte de la
ciudad: la Corona dispuso en 15.32 que los repartos de tie-
rras se hicieran con parecer de los cabildos. Son pues
esas oligarquas polticas municipales las que van a fundar
La riqueza de los que, andando el tiempo, cierta literatura
irnica llamar los amos del valle. En la poca se les lla-
m mantuanos pues slo sus mujeres tenan dereci-o a
cubrirse con los ricos mantones o acaso por llamarlos ma-
drileos (mantovanos); y tambin grandes cacaos por
la fuente de su riqueza.
Se pueden aqu distinguir la posesin de la tierra y la
explotacin de la mano de obra, aunque ambas estn nti-
mamente ligadas. Lo primero se cre con las mercedes y
repartos de tierras que si bien se hacan en cantidades pe-
q ueas, sirvieron para definir la propiedad, completada
luego con las composiciones que, mediante la compra, lle-
varon hasta la concentracin en manos privadas de tierras
originalmente indgenas, ejidales o realengas.

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La mano de obra se form originalmente con la escla-
vitud de los indios y luego de los africanos. stos van a in-
troducir en la historia y en la cultura de la Colonia un
elemento particular. Se les emple primero en la minera y
la crueldad del rgimen laboral provoc, en una fecha tan
temprana como 1553, la insurreccin de los negros esclavos
en Burla, bajo el comando del rey)> Miguel, quien resisti
durante tres aos y cuyo ejemplo estimul la resistencia de
los indios jirajaras, que se prolong por medio siglo.
Otra forma de explotacin de la mano de obra fue la
encomienda de indios a los colonos espaoles, para ser
utilizados en el trabajo agrcola menor y en las labores do-
msticas. Ms tarde se form tambin una mano de obra
libre, constituida por mestizos (mezcla de blanco e indio),
mulatos (blanco y negro) y zambos (negro e indio) para la '
ganader..a (peones); as como por el artesanado urbano. De
esta manera se fue formando una sociedad pluricuJtural y
multitnica que es la que hoy conocernos en Venezuela,
donde nadie puede jactarse de limpieza de sangre.
El poder econmico as formado no Sf'r nada desde-
able: si bien la historiografa tradicional tena tendencia a
ver en Venezuela la provincia ms pobre y atrasada de
Espaa, era por basarse en fuentes exclusivamente espao-
las. Pero cuando comenz a estudiarse la relacin de este
pas con el Virreinato de la Nueva Espaa (es decir Mxico),
aflor una realidad diferente: en el siglo XVIII, Venezuela
lleg a ser la tercera potencia econmica del Continente,
despus de Mxicoy Per.
Antes de llegarse a esa situacin con la monoproduc-
cin del cacao y ms tarde del caf, se haban explotado
los placeres de perlas margariteas y la minera de oro, la
harina de trigo, el tabaco, los cueros vacunos. En los aos

21
finales de la Colonia, tambin el ail, algodn, caa d
azcar y por sobre todo el caf, el gran cultivo del sgh
XIX. Se puede decir que si bien en los aos iniciales la pro
duccin venezolana era la de una economa de subsisten
cia, ms tarde, sobre todo en el siglo xvm, se convirti er
exportadora. Por otra parte, Venezuela era, por su situa
cin geogrfica y la extensin de sus costas, tierra de con
trabandistas natos: hubo un momento en que dos tercios
del cacao se vendan de contrabando.
En 1720, la Corona intent poner fin a eso instaurando
una especie de monopolio estatal del comercio, )a Com-
paa Guipuzcoana. Regulara el comercio entre Venezuela
y la Pennsula, pues con Mxico marchaba satisfactoria-
mente. La compaa oper durante ms de medio siglo,
tiempo en el cual se convirti en un smbolo de injusticia,
pues compraba a bajo precio los productos venezolanos y
venda caro los importados de Espaa. En 1749 y en 1752,
un vecino de Panaquire, Juan Francisco de Len, se levan-
ta, armada pero incruentamente, contra la Compaa, azu-
zado por los terratenientes criollos, quienes luego dejan <le
apoyarlo, y cae sobre l todo el peso de la represin colonial,

En el nombre de Dios .

las grandes lineas de lo que ms arriba se llam la coloni-


zacin de las conciencias, o sea la evangelizacin de los te-
rritorios nuevamente descubiertos, se fijarn cinco aos
antes de que Coln orillase las costas de Venezuela. Desde
mayo de 1493, en efecto, por Bulas papales se estableca
que, en el Nuevo Mundo, la Iglesia se dedicara a su labor
bajo el dominio del Estado, el cual asuma la responsabili-
dad de conducir y financiar la evangeliz.acin, con el Papa

u
como autoridad suprema en materia de doctrina y como
confirmador de los beneficios eclesisticos que el monarca
propusiera.
Antes que un rgano de renovacin espiritual, pues, 1a
Iglesia actuaba como un instrumento de unificacin polti-
ca bajo el dominio del Estado. Por supuesto que no se resu-
me all la historia de la creacin de la Iglesia de Amrica y
la de Venezuela. Ella est plena de alianzas, pero tambin
de enfrentamientos con el poder terrenal. Muchas veces se
trat de la simple oposicin de aos poderes que ya venan
pelendose en Europa desde el ao mil, pero otras de un
riesgoso rompimiento con la actitud corriente en la socie-
dad colonial en materia de trato a los indgenas.
Es as como el primer intento de evangelizacin de
Tierra Firme, el de los dominicos en el Oriente venezolano,
provino de la ruptura de los frailes con los colonos de Santo
Domingo, cuya crueldad les haba ganado un rapapolvo de
un sacerdote de nombre Montesinos, quien luego morira a
manos de los indios en Venezuela.
Pero la Iglesia ofreca una alternativa a la simple colo-
nizacin de poblamiento. Si el objetivo de los espaoles era
transpla itar a Amrica su propia sociedad en una tierra
cuyos aborgenes hubiesen sido exterminados, tal como
fue el caso de las colonias inglesas, la Iglesia jugaba un pa-
pel secundario. Pero si no se trataba slu de atender las ne-
cesidades espirituales de colonos que eran ya cristianos, si
se trataba de incorporar no solamente tierras sino tambin
hombres al dominio de la Corona, la importancia de la
Iglesia se acrecentaba, pues de simples curas de almas pa-
saban a ser sus conquistadores.
Sin entrar en detalles sobre la historia Je la Iglesia en
Venezuela, se puede decir que ella sigui el mismo patrn

23
, del resto de las instituciones; es decir, que parti de las ciu1
dades. Eso era lgico, al ser la Iglesia el brazo espiritual de
una dominacin poltica que se originaba all tambin Pero
haba, adems, consideradones de eficacia, para decirlo as:
era ms fcil (y tambin menos peligroso) crstanzar a una
poblacin concentrada, que a una dispersa. Es por eso que
la Iglesia propici, y la Corona oficializ, la creacin de
pueblos de indios a poca distancia de las ciudades, para
asegurar su evangelizacin e impedir que, fuera del alcan-
ce de los misioneros, pudiesen caer de nuevo en la idolatra
o que esos nuevos cristianos, y sus pastores, fuesen a ser
vctimas de los idlatras recalcitrantes. Al final, la propia
. Iglesia reflejaba, en la asistencia a sus templos, la divisin
-social: en Caracas, los blancos (criollos y espaoles penin-
sulares) iban a la Catedral; los isleos a la Candelaria; los
pardos a Altagracia y los negros a San Mauricio.
Tal como los militares y los funcionarios de la hacienda
real, los eclesisticos gozaban de fueros especiales, es decir,
que existan tribunales eclesisticos para juzgar incluso en lo
civil y penal; y en las causas de fe conocan los inquisidores
apostlicos, porque hasta 1812 funcion, si bien de manera
muy blanda, la Santa Inquisicin El primer obispado ne es-
tableci en Coro, y un siglo despus su catedral se traslad
a Caracas, erigindose en metropolitana en 1804.
Con tocio, la Iglesia Catlica, Apostlica y Romana no
tuvo en Venezuela el poder que lleg a tener en otros pa-
ses del continente, acaso por ser inicialmente ms pobre y
de poblacin ms dispersa y belicosa. Eso hizo ms fcil el
proceso de secularizacin (donde lo civil domina lo ecle-
sistico) comenzado en el siglo XIX.
Todo el proceso hasta aqu relatado abarca tres siglos.
\ La historia poltica es relativamente secundaria: lo impor-

.., "
tante es la historia social, el proceso de implantacin y con-f
solidadn de una sociedad nueva. Pero sociedad nueva
no quiere decir sociedad justa ni mucho menos sociedad
sin conflictos, patentes o latentes. Era una sociedad domi-
nada polticamente por los blancos espaoles peninsulares
y econmicamente por los blancos criollos (los grandes
cacaos), en la base de cuya pirmide social estaba la in-
mensa mayora de los pardos (la mezcla tnica de los ve-
nezolanos actuales, en su inmensa mayora caf con
leche) sin mayo fes derechos, as como los esclavos n~ ,
y los indios encomendados, que no tenan ninguno. Unase
a esto un sistema de castas muy rgido, que haca ms
odiosa e insufrible la divisin de clases y ms profundo y
explosivo el deseo de igualacin.

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