Boletín de Filología 49 #2
Boletín de Filología 49 #2
Boletín de Filología 49 #2
XLIX
Universidad de Chile
ISSN 0067-9674 versin impresa
ISSN 0718-9303 versin electrnica
Boletn de
TOMO
FILOLOGA
fundado en 1934 por Rodolfo Oroz
BOLETN DE FILOLOGA
TOMO XLIX
Nmero 2
2014
N 2
Boletn de
FILOLOGA
fundado en 1934 por Rodolfo Oroz
TOMO XLIX
Nmero 2
2014
DEPARTAMENTO DE LINGSTICA
Directora
Susana Serra Seplveda
B O L E T N D E F I L O L OGA
Director
Abelardo San Martn Nez
Comit Editorial
Andrs Gallardo (Universidad de Concepcin, Chile)
Miguel ngel Garrido (Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, Espaa)
Michael Metzeltin (Universidad de Viena, Austria)
Marianne Peronard (Pontificia Universidad Catlica de Valparaso, Chile)
Magdalena Viramonte de valos (Universidad Nacional de Crdoba, Argentina)
Hiram Vivanco Torres (Universidad de Chile)
Secretario de Redaccin
Daro Rojas Gallardo
Apresentao
ndice
Nmero monogrfico
A rtculos
Arnoux, Elvira Narvaja de. Hacia una gramtica castellana para la escuela
secundaria: opciones y desplazamientos a mediados del siglo XIX 19
Reseas
Luis Fernando Lara. Historia mnima de la lengua espaola por Natalia
Villarroel 353
Nmero monogrfico
Presentacin
Los modelos mentales acerca del lenguaje compartidos por los miembros
de un grupo cultural, que les sirven como mecanismo de apropiacin y
percepcin social de la compleja realidad lingstica, han sido estudiados
bajo varias denominaciones y distintos enfoques terico-metodolgicos:
ideologas lingsticas (Kroskrity 2010), culturas lingsticas (Schiffman
1996) o teoras populares del lenguaje (Niedzielski y Preston 2003),
entre otras. Asimismo, han sido abordados en el marco de los estudios del
metalenguaje (Coupland, Jaworski y Galasiski 2004; Gonzlez, Casado
y Esparza 2006) y en las aproximaciones que adoptan el concepto de
glotopoltica (Arnoux 2000). Estas aproximaciones asumen, en mayor o
menor medida, una visin antropolgica del fenmeno lingstico, de manera
que su inters principal no es tanto el lenguaje en s mismo sino el lenguaje
como instrumento simblico de construccin de identidades y relaciones
sociales (Bourdieu 1985).
Adems de su dimensin antropolgica, la relevancia de aproximarse
desde los estudios del lenguaje a estos modelos mentales radica en que,
como seala Edwards (2011: 59), cualquier consideracin del lenguaje
en su contexto social necesita tener en cuenta nociones como creencia,
percepcin o actitud. Los seres humanos no solo hablamos sino que tambin
*
Para correspondencia, dirigirse a: Daro Rojas ([email protected]), Departamento de
Lingstica, Facultad de Filosofa y Humanidades, Universidad de Chile, Av. Capitn Ignacio
Carrera Pinto 1025, 3er piso, uoa, CP 7800284, Santiago, Chile.
14 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Referencias bibliogrficas
Resumen
Abstract
1
En Memoria presentada por el Ministro de Estado en el Departamento de Justicia,
Culto e Instruccin pblica al Congreso Legislativo de 1863, Buenos Aires: Bernheim y
Boneo: 71-72 (la referencia est en Blanco 2005).
Hacia una gramtica castellana... / Elvira Narvaja de Arnoux 25
2
Parece tener ya en 1837 una edicin argentina (Juan Mara Gutirrez, Origen y desarrollo
de la Enseanza Pblica Superior en Buenos Aires ).
3
Agradezco el generoso aporte bibliogrfico de Brbara Cifuentes en relacin con las
actividades de De Fossey en Mxico.
26 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
4
En las citas de los textos gramaticales actualizo la ortografa.
Hacia una gramtica castellana... / Elvira Narvaja de Arnoux 27
5
La presencia de la gramtica general vari segn los pases, en lo que incidieron las
decisiones que se tomaban en el campo educativo. Garca Folgado (2006: 657) recuerda para
Espaa el Reglamento General de Instruccin Pblica de 1821, que regulaba por primera
vez la segunda enseanza, introduce la gramtica general, adems de la gramtica castellana
y la latina, en un plan oficial.
28 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
6
En la cita de las fuentes pongo entre parntesis el nmero de la pgina correspondiente.
Hacia una gramtica castellana... / Elvira Narvaja de Arnoux 29
Lo que le interesa marcar son los marcos y las unidades que debe tratar
la sintaxis, diferentes de las clases de palabras ya que corresponden a
las funciones (complemento, predicado, sujeto y atributo) que surgen
de la descomposicin de la oracin, designacin usada por Bello y que
en Calleja, desde la perspectiva de los idelogos, era el pensamiento
expresado (Haler 2012: 26). Calero Vaquera (2007) seala que el trmino
de complemento, que hace visibles las dependencias intraoracionales,
no aparece en la gramtica castellana hasta el siglo XIX y se vincula con
el alejamiento de los conceptos de caso y rgimen. Reyes reconoce en
relacin con el verbo: complemento directo o acusativo, indirecto o dativo
y ordinario. Para el reconocimiento del directo, por ejemplo, recurre a
la sustitucin pronominal (lo, la) o a la transformacin pasiva, es decir,
a criterios netamente sintcticos. El perodo, por su parte, es necesario
para considerar aquello que supera la enunciacin de la proposicin que
se expondra en la oracin simple. Bello, del cual parte, ya haba hablado,
como sealamos, en lugar de perodo, de oracin (mostrando el paso de
la retrica a la gramtica) distinguindola de la proposicin que puede no
tener sentido completo (aunque articule sujeto y predicado o atributo) y
que puede carecer de autonoma sintctica; desplaza as la gramtica de la
proposicin a la de la oracin dndole a esta ltima el estatuto de marco del
anlisis sintctico ya que la proposicin puede conformar una oracin o no.
La proposicin se desprende de su estatuto lgico, que Bello elude como
una de las orientaciones de su obra, y pasa al gramatical:
7
En las citas de Bello se indican entre parntesis primero el nmero del apartado y luego
el de la pgina.
Hacia una gramtica castellana... / Elvira Narvaja de Arnoux 31
A ella siguen las que haba enunciado tambin D. V., que se hallan
autorizadas por el uso, y ocurren con ms o menos frecuencia en castellano:
A las figuras indicadas por los otros autores agrega la enlage, figura que
parte de la idea de que las palabras pertenecen naturalmente a una clase (no
que pueden cumplir funciones distintas):
Enlage es la figura por la cual se pone una parte de la oracin por otra,
como: el saber aprovecha en todas ocasiones es preciso conocer el
porqu de las cosas el s de las nias; en cuyos ejemplos saber, porqu
y s hacen veces de nombres (67).
Los vocablos cierto, pobre, mero, simple, y algunos ms, deben preceder
o seguir a los sustantivos o adjetivos con que conciertan, segn el
concepto en que se emplean, pues tienen ms de uno: la prctica es para
esto gua suficiente.
En relacin con la elipsis, los criterios para su uso son, en gran medida,
pragmticos: esta figura requiere que las palabras omitidas sean de aquellas
que suple sin trabajo la persona con quien se habla, y que con la brevedad
de la clusula se evite la redundancia y pesadez que en otro caso tendra
(119). Los ejemplos, en este caso, provienen de la vida cotidiana y de las
relaciones cara a cara: A veces los vocablos omitidos por la figura elipsis
se suplen con el gesto o con la accin, lo cual es ms fcil de comprender
que de explicar (120).
Del pleonasmo se resalta su funcin intensificadora: se emplea para dar
ms fuerza a la expresin, y para que a las personas que nos oyen no quede
duda alguna de lo que les queremos referir o asegurar (120). Y en cuanto a la
silepsis se insiste en el centramiento en la referencia: es porque atendemos
a lo que representan, y no a lo que dicen. As, por ejemplo se usa cuando
no concertamos los verbos en el nmero singular con nombres colectivos
del mismo nmero, sino en plural con la multitud que representan (121).
eJEMPLOS Y ORIENTACIONES
PEDAGGICAS PARA EL ANLISIS
Un padre sujeto
de familia complemento posesivo
vino verbo determinante
a ver determinado supino
a Aristipo rgimen directo
cierto da (es decir en cierto da) complemento comn
Luego presenta una tabla sinptica de los seis casos en que puede hallarse
el nombre en la proposicin (76), poniendo primero el equivalente en
castellano y separando en singular y en plural utilizando un sustantivo
animado y otro inanimado para mostrar la diferencia en el acusativo:
Conclusin
La dcada del cincuenta del siglo XIX es un tramo interesante para indagar
en la enseanza de la gramtica en la escuela secundaria, ya que preludia la
expansin de este nivel, para la cual son necesarios textos destinados a los
jvenes que se desprendan de los que apuntan globalmente a las primeras
letras. Partir de un corte sincrnico para estudiar algunos de sus exponentes
Hacia una gramtica castellana... / Elvira Narvaja de Arnoux 45
fuentes
Bello, Andrs. 1928 [1847]. Gramtica castellana, destinada al uso de los americanos,
Pars: Andrs Blot, editor.
D. V. 1851. Principios elementales de gramtica castellana recopilados de los mejores autores.
Dispuestos para el uso de la juventud. Buenos Aires: Imprenta Republicana.
De Fossey, Mathieu. 1855. Compendio de la gramtica castellana, con anotaciones para la
ilustracin de los profesores de primeras letras. Guanajuato: Tipografa de Juan Evaristo
Oate.
Real Academia Espaola. 1857. Compendio de la gramtica de la lengua castellana, dispuesto
por la Real Academia Espaola para la segunda enseanza. Madrid: Imprenta Nacional.
Reyes, Jos Olegario. 1854. Compendio de gramtica castellana, compuesto y arreglado
a las doctrinas de la gramtica del Sr. D. Andrs Bello. La edicin consultada es la de
Pablo Coni, Buenos Aires, 1868.
Referencias bibliogrficas
Arnoux, Elvira Narvaja de. 2001. Disciplinar desde la lengua. La Gramtica Castellana de
Amado Alonso y Pedro Henrquez Urea. En Elvira Narvaja de Arnoux y Angela di Tullio
(comp.). Homenaje a Ofelia Kovacci, pp. 53-76. Buenos Aires: Eudeba.
________ 2008. Los discursos sobre la nacin y el lenguaje en la formacin del Estado chileno
(1842-1862). Estudio glotopoltico. Buenos Aires: Santiago Arcos.
________ 2012a. La primera gramtica escolar general publicada en Buenos Aires en los
aos de la Independencia: la Gramtica Espaola o Principios de la Gramtica General
aplicados a la Lengua Castellana de Felipe Senillosa. Histoire, Epistmologie, Langage
34 (2): 43-62.
________ 2012b. La reformulacin interdiscursiva en los textos gramaticales: en torno a
la gramtica acadmica de 1854. Conferencia leda en las I Jornadas de Historia de la
Lingstica, Universidad de Buenos Aires, 1-3 de agosto de 2012 (entregado al Instituto
de Lingstica para su publicacin).
________ 2013. Grammar and the state in the Southern Cone in the nineteenth century. En
Jos Del Valle (ed.). A Political History of Spanish. The Making of a Language, pp. 152-
166. Cambridge: Cambridge University Press.
Blanco, Mara Imelda. 1997. Reformulaciones de la Gramtica castellana de Andrs Bello
destinadas a la escuela media. Letterature dAmerica 59: 87-126.
________ 2005. La enseanza de la lengua nacional en los colegios secundarios argentinos.
Tesis de Maestra en Ciencias del Lenguaje, Instituto Superior del Profesorado Joaqun
V: Gonzlez.
Calero Vaquera, Mara Luisa. 1986. Historia de la gramtica espaola (1847-1920. De
Bello a Lenz). Madrid: Gredos.
48 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Anna Babel *
The Ohio State University, EE. UU.
Abstract
*
Para correspondencia, dirigirse a: Dr. Anna M. Babel ([email protected]), Department
of Spanish and Portuguese, The Ohio State University, 298 Hagerty Hall, 1775 College Rd.,
Columbus, OH 43210, USA.
50 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Resumen
1
Indexical relationship.
2
Enregistered features.
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 51
Introduction3
3
My heartfelt thanks, first and foremost to the consultants who participated in this project,
especially the Avila family; to the editors for bringing this volume together; to an anonymous
reviewer for constructive comments on the manuscript; and to Mary Rose for her sharp editorial
eye and suggestions on flow and clarity. Karen Lopez Alonso generously proofed and edited
my Spanish abstract. Thanks to Sally Thomason, Bruce Mannheim, Robin Queen, Judy
Irvine, and Steve Dworkin for their comments on an earlier version of this work. Parts of this
research were funded by a National Science Foundation Graduate Research Fellowship, by
the Rackham Graduate School of the University of Michigan, by the Ohio State University,
and by the Freiburg Institute for Advanced Studies.
52 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
and that they are used in predictable patterns by different types of speakers
(Babel 2010). These patterns are tendencies, not absolutes. Highly skilled
speakers use contact features in novel and unexpected ways, and listeners
take these tendencies into account when evaluating their interlocutors.
Because of the social knowledge that people hold about surrounding patterns
of speech, less proficient speakers use of contact features may be categorized
as mistakes, while in the speech of more fluent language users the same
feature may be evaluated as a strategy. Listeners evaluate language use
based on their expectations of co-occurrence patterns for particular speakers,
in particular situations. I demonstrate this by analyzing evaluations of the use
of contact features that are produced by speakers who belong to two different
sociolinguistic categories, Spanish-dominant speakers from the local Santa
Cruz valleys (vallunos) and Quechua-dominant migrants from the Western
Bolivian highlands (collas). Quechua-dominant speakers are evaluated as
less able speakers, undesirable neighbors, and unknowledgeable about the
relevant context of speech. Spanish-dominant speakers, even when they
use the same contact features, are framed as knowledgeable and deserving
participants in the interactions that I observed.
In this article, I also draw on a body of existing sociolinguistic work
on the languages of the Andes. Most of this literature focuses on Peru
and in particular on large urban centers such as Lima and Cuzco. From
a macrolinguistic perspective, it has been well established that Andean
languages are generally stigmatized in relation to Spanish (Coronel-Molina
& Grabner-Coronel 2005; Howard 2007), Likewise, contact-influenced
varieties of Spanish are less prestigious than elite varieties, which are spoken
almost exclusively in urban contexts. However, there is variation within this
generalization; Escobar demonstrates that Andean Spanish is not monolithic
by identifying grammatical differences between L1 Quechua speakers and
L1 Spanish speakers in Peru (1988; 1992; 1994). De los Heros (1999) finds
that although national prestige is centered in the upper-class Spanish variety
spoken in Lima, regional elite standards are also highly rated in the regions
in which they are used. From a different and wider theoretical perspective,
Godenzzi (2005) demonstrates that in both historical and contemporary
discourses, the use and interaction of language practices is fundamentally
rooted in the exercise of power.
Early studies of Bolivian sociolinguistics typically take a dialectological
or first wave variationist perspective. Alb (1970) demonstrates that language
practices are closely related to social factors, and that the two are predictive
of each other through an implicational scale. Gutirrez Marrone (1980)
links the use of particular types of language to social groups, such as gente
decente, birlochos, cholos, and indios, and she notes that language
54 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
4
Individuals manipulate language to construct their gender identity. They know that
identity is created through a constant negotiation in every act of social participation (translation
A. Babel).
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 55
social positioning, but turns the focus to the interpretation rather than the
production of sociolinguistic indexes.
The main idea of this article is that meaning is produced in relationship
with context, both social and linguistic. This claim is in line with existing
work that views the creation of sociolinguistic meaning as a type of creative
practice. However, it moves beyond existing work by examining linguistic
features as part of an interrelated web or pattern of meaning. This pattern
encompasses both a variety of sociolinguistic indexes and other ways
of producing of social meaning, such as dress, migration history, and
identification as a language speaker. I use contact features as a case study
to gain a foothold, a point of entry, into this complex relationship. In the
examples I examine from my data, the same contact features are interpreted
differently when they are produced by speakers who identify with different
social categories. Even when they use exactly the same contact features,
women who are from the local area surrounding the Santa Cruz valleys
(Valles Cruceos) and who identify as native Spanish-dominant speakers
are evaluated favorably, while women who are Quechua-dominant and come
from the Western highlands are evaluated negatively. These evaluations
are in line with a group of beliefs, discourses, and practices that strongly
differentiate between these two groups in the local context.
To interpret my data, I use the concepts of indexicality, enregisterment,
and the semiotic field. Indexicality refers to the relationship between
linguistic signs and particular social referents (Eckert 2008; Silverstein
2003). Linguistic signs are not neutral, but rather are linked to other social
characteristics through indexical relationships. Enregisterment is a process
by which language varieties and linguistic signs are linked to particular types
of social figures or practices (Agha 2007). Because sociolinguistic indexes
are linked to specific types of people through the process of enregisterment,
the characteristics they evoke or refer to can be understood in different ways
depending on the type of person who uses them. Finally, the semiotic field
is an overarching structure that organizes social and linguistic practices into
a coherent system of meaning. Both linguistic and non-linguistic material
participates in a broader system of social meaning that constitutes the
semiotic field.
were close friends or family members, and virtually all of them knew me
quite well through work and kin links that I developed throughout my time in
the field. Though their self-identification as Spanish-dominant or Quechua-
dominant speakers varied, the great majority of my consultants were native
or very fluent speakers of Spanish. Each speaker is discussed in more detail
in the Data section.
The speakers that I discuss here are all women. While I recorded both
women and men during my fieldwork, I had richer, stronger, and more
egalitarian relationships with women in my field site than with men due
to local gender norms. Therefore, the bulk of my recordings, and often the
most interesting data, come from talk with women. Because gender, through
the filter of the particular conditions of my data collection, adds another
dimension to variation, I decided to draw only from my conversations with
women in order to make as close a comparison within these cases as is
possible with data collected in recordings of natural events.
In the Andes, Quechua and Spanish have been in contact for nearly five
hundred years, and in the local valleys that include Iscamayo, they have
been in contact since the early 17th century. Due to this long-term contact
and the persistence of large groups of Quechua speakers, especially in
Bolivia, Quechua contact effects on Spanish have been demonstrated at every
level of linguistic structure (Calvo Prez 2000; de Granda 2001; Escobar
2000). However, Andean Spanish varies along social and geographical axes
(Escobar 1988; Escobar 1994; Klee 1996), including the speakers language-
learning history and identification as a language speaker (Howard 2007). In
Bolivia, styles of speech reliably link speakers to particular towns, forming
microdialects that people from the local area quickly recognize.
The contact features I discuss are among the most recognizable and least
common features used in the Spanish of my field site. Speakers tend to be
very conscious of them and to use them in parodies and jokes, as well as in
natural discourse. They also carry a strong stigma (cf. Lipski 2004: 132).
Nevertheless, they are employed under certain social conditions across social
and linguistic groups.
I use the term semiotic field to describe a complex geography of social
signification that encompasses not just language, but also styles of dress,
58 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Contact Features
Quechua contact features are some of the most salient linguistic characteristics
that are associated with local speakers and styles of speech. In this article,
I analyze the use of some of these contact features and compare their use
across the two social groups, vallunos Spanish-dominant people from the
local [Santa Cruz] valleys and collas Quechua-dominant people from the
western highlands. A description of the contact features that I discuss in
this article can be found in the following paragraphs.
Quechua has a very regular penultimate stress pattern. The default stress
pattern in Spanish is also penultimate stress, but there are more exceptions
in Spanish than are found in Quechua (Escobar 1976). Often, words without
penultimate stress in normative Spanish are used with penultimate stress
in the contact variety of Spanish spoken in Iscamayo as a way of invoking
the traditional semiotic complex. For example, the proper name ngela is
pronounced as Angla, or pltano banana becomes platno.
One of the most salient, most iconic markers of Quechua speakers in
Spanish is the influence of the Quechua three-vowel system, a, i, u, with
backed allophones in the context of uvular q and glottalized consonants,
on the Spanish five-vowel system a, e, i, o, u. Speakers tend to use vowel
raising of e and o to i and u, and they also hypercorrect, using vowel
60 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Data
In the following section, I compare and contrast the use of contact features
across two social groups: collas, Quechua-dominant speakers from the
western highlands; and vallunos, speakers from the local valleys. All the
speakers are middle-aged to older women. This is the group in the local
context who have had least access to formal educational contexts and who are
most tightly linked to traditional lifestyles of agriculture in the countryside.
First, I discuss three speakers who were described to me as collas.
This term, often meant to be unflattering, indicates that the speakers are
Quechua-dominant immigrants from the western highlands. Lorenza learned
Spanish as an adult, after moving with her husband and young children to
Iscamayo. She comes from the western highlands of the Cochabamba region,
wears pollera, speaks primarily Quechua, and works with her husband in
agriculture. Her husband is a fluent bilingual who uses primarily Quechua in
the home. Beatriz immigrated from the altiplano with her husband, a highly
educated bilingual teacher, and she runs a store on the main street. Most of
her social networks are with Quechua speakers, and although her Spanish is
fluent, she has notable L2 influence, especially in vowels and prosody. Like
Lorenza, she wears pollera, but as a wealthy woman of the altiplano region,
the style and cut of her clothes is noticeably different; the fabric is richer and
heavier, with several ruffled layers, and the skirt is longer and fuller with
layers of petticoats underneath. Emilia is a fully competent bilingual from
the Cochabamba valleys who speaks Spanish with her husband and children.
She does not wear pollera, but rather the inexpensive pants and skirts of
women who are described as de falda straight skirt-wearers.
62 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Next, I discuss three women who are Spanish-dominant speakers from the
local valleys. These women were born and raised in the rural area surrounding
Iscamayo, and are identified as vallunos valley people, meaning that they
are local residents. All three show significant contact influence in their daily
speech, but they were never described to me as anything less than perfectly
fluent Spanish-speakers. Antonia is in her late seventies and wears pollera.
She grew up in a Spanish-speaking household but is a fluent L2 Quechua
speaker. She works with her husband in agriculture outside the town of
Iscamayo. Braulia, in her late sixties, is a monolingual Spanish-speaker.
She wears a straight skirt, and though she lives in the town of Iscamayo,
she maintains close ties with the countryside through frequent trips to
her estancia, a property in the mountains. Prima, in her fifties, wears a
straight skirt and speaks Spanish. She does not speak Quechua, though she
understands some. She grew up relatively far away, in a different set of
valleys, but she has lived in Iscamayo for all of her adult life. She lives in
town and works in agriculture with her husband.
All six of these speakers have considerable Quechua-contact influence in
their linguistic performance, yet my consultants characterized colla speakers
as unwelcome, unfriendly, and less proficient in Spanish than local speakers.
The Quechua contact features in the speech of the local vallunos, on the
other hand, is understood to index a local identity and to participate in these
speakers politeness strategies.
Collas: Lorenza
Lorenza and I are friends, and we often stop on the street to chat with
each other or visit each others houses. On this occasion, Lorenza and I
spoke in her house. She had offered to give me a Quechua lesson, and
after speaking for a while in Quechua, we returned to Spanish to continue
conversing. In the transcript below, Lorenza explained the differences
between Quechua speakers from different regions of Bolivia to me, focusing
on the negative characteristics of people from the Cochabamba valleys (she
is from Omereque). Only the two of us were present for this conversation.
Transcript 1: Lorenza
Collas: Beatriz
Beatriz is a merchant. She runs a store on the main road, alongside many
similar stores, several of which are also run by highly educated, relatively
wealthy bi- or multilingual schoolteachers. She speaks good Spanish, but
it seems to be laborious for her, and she has the telltale high pitch of an L1
Quechua-speaking woman5. For me, the most notable L2 feature of Beatrizs
5
I do not know why so many Quechua-speaking women speak in this high phonetic
register, but it can be one of the most telling signs of an L2 Spanish speaker. Even Doa
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 65
Transcript 2: Beatriz
B (Beatriz), F (Froiln)
Lorenza, who has an unusually low-pitched voice in Quechua, sounds shrill when she speaks
Spanish.
66 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Beatrz speaks up in a meeting after her husband, the president of the group,
comes under heavy fire from audience members regarding the difficulties
in the plan for the members of the meeting to get loans for the construction
of their houses. In Iscamayo as in much of the Andes, community offices
are often ostensibly held by men, but it is tacitly understood that the job
involves the combined efforts of a married couple. Beatriz speaks using
proper meeting etiquette, but her sentence construction is choppy, and
she phrases her first several sentences as questions. An audience member
responds, somewhat patronizingly, calling her seora maam and patiently
reviewing aspects of the deal with her. Beatrz responds defensively in
Turns 3 and 5, saying Right, exactly, and of course, in response to the
insinuation that she does not adequately understand what is going on. As
the wife of the leader of this group, it is unlikely that she is unaware of the
subtleties of the matter under discussion.
It is unusual for Quechua-dominant bilingual women to speak up in
meetings. Beatrz was motivated to do so by a series of highly charged
attacks on her husband. In Transcript 2, others frame her contributions as
ill-informed and irrelevant, that is, as inappropriate to the meeting setting,
at least in part because of her lack of skill in Spanish oratory, as manifested
through the contact features in her speech.
Collas: Emilia
Emilia comes from the rural western highlands. Now in her sixties, she has
lived in Iscamayo for most of her life, since she was married as a young
woman. Her husband is a Spanish-speaking farmer; they use Spanish in
the home, and their grown children are all monolingual Spanish speakers.
Emilia commented to me that she grew up speaking Quechua. Her stories
show that her father was a bilingual and a person of importance in the
community, a landowner with plenty of cattle and an abundance of kin and
ritual kin relationships.
While Emilias Spanish is fluent and easily understandable, she
consistently uses enregistered contact features such as the [w] realization
of /f/. Her realization of vowels is irregular; sometimes she raises o and e,
and sometimes she hypercorrects, lowering i and u. These changes are
occasional in her speech, occurring in only five sentences over the ten
minutes of transcribed conversation. Once or twice, she misses gender
marking, referring to esas borrachos those (fem.) drunks (masc.) and una
noms se ha casado only one (fem.) has married, using the feminine form
of one to refer to her son.
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 67
Transcript 3: Emilia
E (Emilia), A (Anna)
In Transcript 3, Emilia both narrates and quotes her father dealing with
the errant godchildren. She uses loanwords from Quechua such as waska
whip, rope (Turn 1, 2), mote boiled corn (Quechua muti, in Turn 3) and
wawa child, baby (Turn 1). She uses unusual constructions for Spanish.
For example, while she begins with the reflexive se in Perdonese de su
mujer Beg forgiveness of your wife, the reflexive disappears in the next
sentence, Tiene que perdonar de su mujer You must ask forgiveness of
your wife, and she omits a clitic where one would ordinarily have occurred,
porque ha pegado! because [you] hit [her]! (Turn 2). She uses the semantic
convergence hacer causative extensively in this excerpt (Turns 1, 3, 5),
each time with a different agent. Likewise, her vowel height (underlined
and in boldface) is inconsistent throughout the reported dialogue, part of
which is reproduced here; at first she raises vowels, then she lowers them.
This feature is gradient, and I marked only those instances that were clearly
higher or lower than normal Spanish targets. Because this feature is so
sociolinguistically salient, and such a strong index of Quechua speakers,
even a few occurrences are highly significant, and language users pick up
on them quickly.
Turns 7 and 8 are also interesting with respect to the use of contact
features. Emilia uses the word abuenarse to make up, to make good,
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 69
from the Spanish root bon- good. This word is fairly common in Latin
American Spanish, but is not recognized by the Diccionario of the Real
Academia Espaola (DRAE 2001). There is a cluster of Quechua words
for reconciliation: allitupanakuy, allipanakuy, allinyanakapuy, allinyay.
All of these use the root alli- good, usually translated into Spanish as
bueno good, and many involve the reflexive verb construction -ku, which
parallels the Spanish -se in abuenarse. Emilias husband (N) jumps in to
explain that this was a form of reconciliacin reconciliation, a relatively
high-flown vocabulary term. In doing so, he constructs himself as a more
educated, elegant speaker than his wife.
Emilia was consistently identified as a colla, a Quechua-speaker, and
a migrant from the west by her neighbors in Iscamayo. This evaluation is
certainly related to the way she talks; however, it is also a way of expressing
antipathy related to petty rivalries with her neighbors. Emilia owns a business
selling chicken; her husband is a local farmer. In a separate conversation
with a neighbor of Emilias, the neighbor complained that Emilias business
selling chickens attracted vermin to the area around the house. The neighbor
gossiped that she had complained directly to Emilia, and Emilia responded
by saying, If youre so envious of me, then you can support me. The
neighbors interlocutor responded, Colla es pues Its that shes a colla.
Through this comment, Emilias (allegedly) rude and unneighborly behavior
is linked to her status as a bilingual from the highlands of Cochabamba.
Collas: Summary
People who are identified as collas are expected to have L1 Quechua
interference, despite their different histories, circles of interaction, and
Spanish language abilities, and the three collas I have discussed here
meet these local expectations. Lorenza speaks primarily Quechua and has
persistent L1 contact features in her speech despite her friendships with
Spanish-speakers. Beatriz is a merchant who interacts with her customers in
both languages and supports her husbands political role. Finally, Emilia is
a highly fluent Spanish-speaker who manipulates the use of contact features
to voice different characters in her narrative.
There is a close relationship between classification as a language speaker
and evaluation of a persons social worth or appropriate sphere of influence.
In comments about these speakers language abilities, others characterize
them not just as poor Spanish speakers, but also as inconsiderate neighbors,
and as people who are ignorant of important aspects of political discussions.
A common characterization of the speech of Quechua speakers is that it is
atravesado crossed, in the sense that logs laid across a stream are crossed
at right angles to the main flow of water. The DRAE gives two alternate
70 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
definitions for this term that are relevant to the interpretations of colla
speech described here. Atravesado can also mean having bad intentions or
a bad character or, in the Andes, mulatto or mestizo 6. A consultant gave
me a polite gloss for the word: someone who has learned Spanish when
theyre already grown, who speaks Quechua as a first language. These links
between perceived use of language, ethnicity, and character are pervasive
in the Andean context.
However, contact features in themselves are not sufficient to show
that a speaker is Quechua-dominant, or any of the associated personal
characteristics that this entails. In the following sections, many of the same
features that I identify in the speech of people who were identified to me
as collas appear in the speech of Spanish-dominant speakers who are from
the local valleys.
Vallunos: Prima
6
Retrieved from the Web, 28/7/2014. Diccionario de la Real Academia Espaola,
Vigsima Segunda Edicin. http://lema.rae.es/drae/?val=atravesado
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 71
is on her best linguistic behavior, talking about her hope that her children
would study English.
Transcript 4: Prima
P (Prima), A (Anna), N (Nicols, Primas husband)
speakers are trying to establish a formal register (Babel 2011). Three aspects
of her speech suggest that Prima is monitoring her speech. She is fairly
dysfluent; she corrects herself in Turn 12; and she phrases her statements as
questions in Turns 3 and 5. In the first line, Primas e vowel is slightly raised
(boldface), but there are no other phonological or morphological contact
features in this segment. Later in the conversation she asks me, Usted va a
pasar clases alll, a su idioma de Usted, o no? Will you [formal] be teaching
classes innnn, in your [formal] language, or not?. The use of the formal
person Usted, which she rarely used with me in more casual settings, is one
more sign of a formal style of speech, and she draws attention to this by
using the explicit pronoun twice in this short sentence. She certainly does
not need to use the formal pronoun with me, a much younger woman and a
social subordinate. Rather, she uses it to cast herself as a polite and educated
person in an effort to live up to the interview context.
Prima varies her use of contact features to fit different situations. In
Transcript 5, she makes suggestions about how to improve the cooking stove
that she obtained from an NGO. On this occasion, we sat outside near her
wood stove, as my husband replaced some metal parts that had deteriorated
on the NGO-supplied stove. He was within earshot but did not participate in
the conversation. I played the role of a representative of the NGO, running
through a cooking-practices questionnaire with her. In Transcript 3, she
responded to the question, How could the stove be improved?
Transcript 5: Prima
P (Prima), A (Anna)
Although Prima has a number of serious complaints about the stoves, she
is worried that direct criticisms might be offensive or might place me in a
difficult position. She invokes our close relationship through an intimate
address form, using the vos conjugation of the verb sabs, the diminutive
Anita, and a pronounced [w] in the words fuera and fierro (Turns 3 and 5).
She uses the raised-vowel form of sabs [sabs] you know and ponemos
[ponimos] we know (Turns 1 and 7). She also uses negative politeness
strategies, focusing on the fact that it is just me that is giving this advice,
using subjunctive verb forms in Turn 3, and a proliferation of diminutives
in Turns 5 through 7: patitas little feet, campito little space, and leita
little sticks.
Prima uses these features to index a close personal relationship, one
that for her is rooted in tradition and in traditional values of respect and
politeness. While the features themselves are very similar to those found in
the speech of Quechua-dominant speakers, Primas varying use of contact
features over different social contexts is part of her construction as a more
skilled speaker; this type of stylistic variation is typical and expected of
local Spanish-dominant speakers.
Vallunos: Antonia
Antonia, a woman in her eighties, lives just outside of town, across the river.
She dresses in the traditional, hand-sewn pollera and black fedora-style hat
of the valleys. She learned Spanish as a first language in her family home,
but she was then raised by a Quechua-speaking aunt after being orphaned as
a pre-adolescent. She understands Quechua and can speak it when necessary
but says that she does not speak it well, and she speaks exclusively Spanish
with her family members. While Antonias close associates know that
she is a Spanish-speaker, people who have seen her about town or know
her only casually sometimes expressed surprise to me that she does not
consider herself a Quechua speaker. I surmise this has to do with her strong
identification with the traditional complex in other aspects of her person,
such as her dress and her longtime residence in an area that is considered
isolated from Iscamayo. In addition, her heavy use of contact features could
lead to this conclusion.
74 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Transcript 6: Antonia
A (Antonia), J (Juana), G1 (Gerardo)
The signs that index a person as lower class or country and open them
to rude treatment and discrimination extend to practically everything about
them, including their name. In Transcript 7, the speakers continue talking
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 75
about Marciana, a distant relative who has moved to the city. Juana opens
a discussion of name-changing.
Transcript 7: Antonia
J (Juana), A (Antonia), N (Noln)
as a native Spanish speaker and close family member exempts her from the
negative evaluations that are commonplace for collas.
Vallunos: Braulia
Braulia is in her seventies, and she lives in the town of Iscamayo, close to
her children. However, she continues to own land in the high rural regions
surrounding town. Until the year of my fieldwork, when she bowed to
pressure from her children and decided she was too old, she used to walk
the six to eight hours to visit her estancia on a regular basis. Braulia wears
pants and skirts, not pollera, and she is a native speaker of Spanish. She says
she does not speak or understand much Quechua. Braulia uses enregistered
features such as the [w] variant of /f/ on a regular basis, as in Transcript 8,
where she discusses her (lack of) schooling.
On this occasion, Braulia, another member of my husbands family,
had stopped by our house to chat on her way to gather firewood. She took
a chair to our patio and spoke at length with my husband and me about her
childhood, as children and dogs played at our feet.
Transcript 8: Braulia
B (Braulia), A (Anna)
Throughout the transcript, as on the words falta and fuera in this segment
(Turns 1 and 3, in boldface), Braulia uses the [w] variant of /f/. She also uses
ingressive airflow, a Quechua contact feature, to complement her expression
of anger and regret that she was never allowed to go to school (Turn 3).
In Transcript 9, recorded on the same occasion, Braulia begins to tell a
story about shepherding her parents sheep in when she was young; this is
typically a job for a pre-adolescent child. She describes her frustration when
the vultures came to steal her lambs.
Transcript 9: Braulia
B (Braulia), A (Anna), N (Noln)
7
A condor, of course, is not the same animal as a vulture; the speaker goes on to describe
the enormous size of these birds, justifying this word choice.
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 79
Braulia uses some enregistered features, such as the [w], consistently in her
speech. Others, such as the v/w change, she uses selectively. In Transcript
10, we can observe that Braulia uses increased semantic, morphological, and
phonological enregistered features when talking about traditional activities in
the past. In Braulias speech, like Emilias, there is an emergent, higher level
of indexicality that draws on linguistic features to evoke characteristics of
her past in the rural countryside. Their interlocutors clearly understand these
uses of contact features as an acceptable sociolinguistic strategy, in contrast
to their evaluation of Emilia as anti-social or of Beatriz as ignorant. Indeed,
my husband, a local Spanish-dominant speaker, suggested that I record this
conversation as a historical record of the olden days.
80 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Vallunos: Summary
In this section, I have described the way that three speakers use enregistered
features to mark traditional activities, to voice speakers from the past, and to
manage a polite, intimate register in contrast to a formal one. These speakers
are all older women, much like the colla women described in the previous
section. Their use of contact features is somewhat different from that of the
colla speakers, however. For example, there are relatively few examples
of morphological contact influence. However, these women and the colla
women use contact features in similar ways. Antonia, like Lorenza, seems
to be unaware of the indexical value that the phonological contact features
she produces have for other listeners. Braulia, like Emilia, uses contact
features in order to invoke a time and an activity in the rural past. The
major difference is in the uptake, or anticipated uptake from the audience.
While Emilia is characterized as a poor speaker and a poor neighbor in part
because of her use of contact features, Prima uses contact features in order
to construct a polite relationship. While Beatriz is framed as a person who
has no business speaking in a meeting, Braulias audience listens to her
attentively and suggests that her narrative should be recorded for posterity.
In the case of local valley speakers, unlike the Quechua speakers, contact
features become reinterpreted as enregistered features or indexes of a
traditional orientation. They are not linked with a lack of ability or a lack of
neighborliness; quite the reverse. They are used by speakers and understood
by their interlocutors to index the complex that includes rural life, womens
sphere, traditional crafts and occupations. The meanings attached to these
features is not pre-determined and common across all contexts and speakers,
but rather comes out of contrast with typical patterns of use for particular
speakers and groups.
Conclusion
References
Adelaar, Willem & Peter Muysken. 2004. The Languages of the Andes. Cambridge/New
York: Cambridge University Press.
Agha, Asif. 2000. Register. Journal of Linguistic Anthropology 9: 216-219.
________ 2004. Registers of Language. In Alessandro Duranti (ed.). A Companion to Linguistic
Anthropology, 23-45. New York/Oxford: Blackwell.
________ 2005. Voice, footing, enregisterment. Journal of Linguistic Anthropology 15: 38-59.
________ 2007. Language and Social Relations. New York: Cambridge University Press.
Alb, Xavier. 1970. Social Constraints on Cochabamba Quechua. Dissertation, Cornell
University.
Ambadiang, Thophile, Isabel Garca Parejo & Azucena Palacios. 2009. Discursos, rutinas
comunicativas, y construccin de la identidad en situacin de contacto dialectal: el caso
de los adolescentes ecuatorianos en Madrid. In Julio Calvo Prez & L. Miranda (eds.).
Palabras fuera del nido: vertientes sincrnica y diacrnica del espaol en contacto, 67-
88. Lima: Universidad San Martn de Porres.
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 83
Babel, Anna M. 2010. Contact and Contrast in Valley Spanish. Dissertation, University of
Michigan.
________ 2011. Why dont all contact features act alike? Contact features as enregistered
features. Journal of Language Contact 4: 56-91.
________ to appear-a. Silence as Control: Shame and self-consciousness in sociolinguistic
positioning. In Anna Babel (ed.). Awareness and Control in Sociolinguistic Research.
Cambridge/New York: Cambridge University Press.
________ to appear-b. Time and reminiscence in contact: Dynamism and stasis in contact-
induced change. Spanish in Context.
Bergholdt, Anders. 1999. Cambas y collas: un estudio sobre identidad cultural en Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia. Aarhus: Centro de Estudios Latinoamericanos, Universidad
de Aarhus.
Bucholtz, Mary & Kira Hall. 2004. Language and Identity. In Alessandro Duranti (ed.).
The Blackwell Companion to Linguistic Anthropology, 369-395. Malden, MA: Blackwell.
Calvo Prez, Julio. 2000. Partculas en el castellano andino. In Julio Calvo Prez (ed.).
Teora y prctica del contacto: El espaol en Amrica en el candelero, 73-112. Madrid:
Iberoamericana/Vervuert.
________ 2008. Per. In Azucena Palacios (ed.). El espaol en Amrica: contactos lingsticos
en Hispanoamrica, 189-210. Barcelona: Ariel.
Cerrn-Palomino, Rodolfo. 2003. Castellano andino: aspectos sociolingsticos, pedaggicos
y gramaticales. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per.
Coronel-Molina, Serafin M. & Linda L. Grabner-Coronel. 2005. Lenguas e identidades en
los Andes: perspectivas ideollogicas y culturales. Quito: Editorial Abya Yala.
De Granda, Germn. 2001. Estudios de lingstica andina. Lima: Pontificia Universidad
Catlica del Per.
De los Heros, Susana. 1999. Prestigio abierto y encubierto: las actitudes hacia las variantes del
castellano hablado en Per. Revista de humanidades: Tecnolgico de Monterrey 6: 13-44.
________ 2001. Discurso, identidad y gnero en el castellano peruano. Lima: Pontificia
Universidad Catlica del Per.
De los Heros, Susana & Cecilia Montes. 2008. Una primera aproximacin al habla de
contacto en dos peluqueras limeas. Oralia 11: 169-190.
DRAE 2001 = Real Academia Espaola. 2001. Diccionario de la lengua espaola. 22.
edicin. Madrid: Espasa.
Eckert, Penelope. 2000. Linguistic Variation as Social Practice: The Linguistic Construction
of Identity in Belten High. Oxford: Blackwell.
________ 2008. Variation and the indexical field. Journal of Sociolinguistics 12: 453-476.
________ 2012. Three waves of variation study: The emergence of meaning in the study of
sociolinguistic variation. Annual Review of Anthropology 41: 87-100.
Escobar, Alberto. 1976. Bilingualism and dialectology in Peru. International Journal of the
Sociology of Language 9: 85-96.
Escobar, Anna Mara. 1988. Hacia una tipologa del bilingismo en el Per. Lima: Instituto
de Estudios Peruanos.
________ 1992. El espaol bilinge: semejanzas y diferencias en el uso del posesivo. Lexis
16: 189-222.
________ 1994. Andean Spanish and Bilingual Spanish: Linguistic Characteristics. In P. Cole,
G. Hermon & D. Martin (eds.). Language in the Andes, 51-71. Newark, Delaware: Center
for Latin American Studies, University of Delaware.
________ 1998. Las relaciones hablante-enunciado y hablante-oyente como fuerzas discursivas
en el espaol en contacto con el quechua. Paper presented to the Estudios de lengua y
84 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
cultura amerindias II: lenguas, literaturas y medios: actas de las IV Jornadas Internacionales
de Lenguas y Cultura Amerindias, Valencia.
________ 2000. Contacto social y lingstico: el espaol en contacto con el quechua en el
Per. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per.
Firestone, Amy. 2013. Quechua and Spanish in the urban Andes: A study on language
dynamics and identity construction among Peruvian youth. Dissertation, University of
Illinois at Urbana-Champaign.
Godenzzi, Juan Carlos. 2005. En las redes del lenguaje: Cognicin, discurso, y sociedad en
los Andes. Lima: Universidad del Pacfico.
________ 2008. Trazas lingsticas y discursivas de la ciudad: el caso de Lima. Tinkuy 9: 47-64.
________ 2011. Ecologa lingstica en procesos urbanos: Tres hablantes del espaol de Lima.
Paper presented at the ALFAL, Alcal de Henares, Spain.
Gutirrez Marrone, Nila. 1980. Estudio preliminar de la influencia del quechua en el espaol
estndar de Cochabamba, Bolivia. In G. Scavnicky (ed.). Dialectologa hispanoamericana:
estudios actuales, 58-93. Washington: Georgetown University Press.
Howard, Rosaleen. 2007. Por los linderos de la lengua: Ideologas lingsticas en los Andes.
Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
Hurtado, Alfonso Romn. 2005. Cambas y Collas: Los Paradigmas de una Nueva Nacin.
Santa Cruz: A. Romn Hurtado.
Klee, Carol A. 1996. The Spanish of the Peruvian Andes: The influence of Quechua on
Spanish language structure. In Ana Roca & John B. Benson (eds.). Spanish in Contact,
73-91. Somerville, Massachusetts: Cascadilla.
Kuipers, Joel. 1998. Language, Identity, and Marginality in Indonesia. Cambridge: Cambridge
University Press.
Labov, William. 1972a. On the mechanism of linguistic change. In John Gumperz & Dell
Hymes (eds.). Directions in Sociolinguistics, 512-538. New York: Holt, Rinehart, &
Winston.
________ 1972b. Sociolinguistic Patterns. Philadelphia: University of Pennsylvania Press.
Lipski, John M. 2004. El espaol de amrica. Madrid: Ctedra.
Martnez, Angelita (ed.). 2009. El entramado de los lenguajes. Buenos Aires: La Cruja
Ediciones.
Mendoza, Jos G. 2008. Bolivia. In Azucena Palacios (ed.). El espaol en Amrica: contactos
lingsticos en Hispanoamrica, 213-236. Barcelona: Ariel.
Milroy, James & Lesley Milroy. 1997. Network structure and linguistic change. In Nicolas
Coupland & Adam Jaworski (eds.). Sociolinguistics: A reader and coursebook, 199-211.
New York: St. Martins Press.
Muntendam, Antje. 2011. Focus, intonation, and language contact: A case study of Andean
Spanish. Paper presented at the Frecuencia, cambio, y contacto lingstico. El caso del
espaol de los Andes, Freiburg, Germany.
Pfnder, Stefan, Juan Ennis, Mario Soto Rodrguez y Espaa Villegas Pinto. 2009.
Gramtica Mestiza: Presencia del quechua en el castellano boliviano. La Paz: Academia
Boliviana de la Lengua / Editorial Signo.
Rampton, Ben. 1995. Language crossing and the problematisation of ethnicity and socialization.
Pragmatics 5: 485-513.
Snchez, Liliana. 1996. Word Order, Predication, and Agreement in DPs in Spanish, Southern
Quechua and Southern Andean Bilingual Spanish. In Karen Zagona (ed.). Grammatical
Theory and Romance Languages, 209-218. Amsterdam: John Benjamins.
________ 2004. Functional Convergence in the Tense, Evidentiality and Aspectual Systems
of Quechua Spanish Bilinguals. Bilingualism: Language and Cognition 7: 147-162.
The role of context in interpreting linguistic variables / Anna Babel 85
Silverstein, Michael. 2003. Indexical order and the dialectics of sociolinguistic life. Language
and Communication 23: 193-229.
Stanford, James N. 2009. Clan as a sociolinguistic variable: Three approaches to Sui clans.
In James N. Stanford & Dennis R. Preston (eds.). Variation in Indigenous Minority
Languages, 463-84. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins.
Stearman, Allan McLean. 1987. Camba y Colla: Migracin y Desarrollo en Santa Cruz,
Bolivia. La Paz: Librera Editorial Juventud.
Zavala, Virginia. 2011. Racialization of the bilingual student in higher education: A case
from the Peruvian Andes. Linguistics and Education 22: 393-405.
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 87-112
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Jos del Valle, Ph.D. Program in Hispanic and Luso-
Brazilian Literatures and Languages ([email protected]), telfono: 1-212-8178410, The
Graduate Center, City University of New York, 365 Fifth Avenue, New York, NY 10016, USA.
88 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
1
Buenos ejemplos de esta corriente nos los ofrecen, por ejemplo, Haugen (1972) o
Kaplan y Baldauf (1997).
90 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
2
Vanse como ejemplo las fuentes citadas en Arnoux (2000); sobre todo en las notas
25 y 26.
3
Aqu se podra pensar en las actividades y trabajos del Instituto Cervantes sobre el
espaol en el mundo recogidos en los anuarios (http://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/). Otra
serie de ejemplos son los artculos incluidos en Maurais y Morris (2003).
Lo poltico del lenguaje y los lmites de la poltica... / Jos del Valle 91
4
Marilyn Martin-Jones se refiere a esta lnea de trabajo como perspectiva estructural-
funcional (1989).
92 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
5
Concibo la normatividad en la lnea marcada por Cameron (1995) y Taylor (1997).
94 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
6
La RAE se cre en 1713 y, por iniciativa de esta, a partir de 1870, se empezaron a
crear academias correspondientes de la Espaola en Amrica. En 1951 se celebr en Mxico
el primer congreso que las reuni a todas y, aunque la Espaola no asisti por prohibicin
gubernamental, los congresos continuaron, ya con participacin de la RAE, y fue cristalizando
la Asociacin de Academias de la Lengua Espaola. Vase Garca de la Concha (2014) y
Zamora Vicente (1999) para la historia institucional. En Del Valle (2013) se trata el primer
congreso y los efectos de la ausencia espaola.
Lo poltico del lenguaje y los lmites de la poltica... / Jos del Valle 95
7
El concepto de ideologa hispanofnica (Del Valle 2007) deriva de trabajos sobre
ideologas lingsticas tales como Schieffelin, Woolard y Kroskrity (1998) y Joseph y Taylor
(1990).
96 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Aunque son muchas las zonas del archivo por las que ingresar al anlisis
de las representaciones de la lengua espaola producidas en la formulacin
e implementacin de la poltica lingstica panhispnica, la ms obvia es
quizs el conjunto de textos codificadores producidos por las academias
desde que adoptaron esta poltica. Para el presente artculo hemos revisado
los siguientes: la Ortografa (RAE, 1999), el Diccionario panhispnico de
dudas (RAE y ASALE 2005), la Nueva gramtica de la lengua espaola
(RAE y ASALE 2010a), la nueva Ortografa de 2010 (RAE y ASALE
2010b), un manual acadmico para el buen uso del idioma (RAE y ASALE
2013) y la historia de la Academia escrita por su exdirector Vctor Garca de la
Concha (2014). Si bien los textos en s y la norma que proponen son centrales
para comprender la propuesta panhispnica, tambin lo es la estructura
paratextual que arropa a cada uno de ellos, en tanto que nos ofrece una serie
de expresiones metalingsticas en las que se puede apreciar el modo en
que las academias quieren ya no solo representar la lengua cuya custodia
asumen sino tambin desplegar una estrategia de autorrepresentacin que
las autorice y les confiera legitimidad.
Como ya sealamos, el aspecto acaso ms evidente y previsible del
discurso que emerge de estos textos es la orientacin del conjunto de
academias y su esfuerzo normativo hacia la idea de unidad en la diversidad,
lema oficioso de la corporacin y eje conceptual de las polticas lingsticas
panhispnicas. Sin embargo, de la lectura de los textos normativos recientes
extraemos otras tres ideas que nos permiten profundizar en su anlisis
glotopoltico. En primer lugar, la actividad de las academias se presenta
como respuesta a una demanda de los hablantes y como satisfaccin de una
necesidad expresada desde abajo.
En consecuencia, la labor acadmica se proyecta con vocacin popular y
ambicin de llegar a todos los espacios, geogrficos y sociales, de la comunidad
hispanohablante. En segundo lugar, se expone reiterada y meticulosamente la
estructura del sistema diseado para facilitar la colaboracin interacadmica.
Con ello, adems de fortalecer el perfil panhispnico, se proyecta la imagen
de una compleja pero ordenada organizacin de profesionales de la lengua
Lo poltico del lenguaje y los lmites de la poltica... / Jos del Valle 97
Han sido muchos los hispanohablantes que en los ltimos tiempos se han
dirigido a la Real Academia Espaola solicitando aclaraciones de normas
ortogrficas, planteando dudas y sugiriendo, en fin, la conveniencia de
presentar la Ortografa de un modo ms sistemtico, claro y accesible
Los detallados informes de las distintas Academias han permitido
lograr una Ortografa verdaderamente panhispnica (RAE 1999: XIII).
Es de justicia que las ltimas palabras sean de gratitud a los lingistas
que han colaborado con nosotros y, sobre todo, a las Academias hermanas
que, con su diligente, minucioso y esmerado trabajo de revisin, han
enriquecido el texto y han sancionado esta obra como la Ortografa de
la comunidad panhispnica (RAE 1999: XIX).
8
En estos prrafos parafraseo la lectura de la Nueva gramtica que propuse en Del Valle
2009.
100 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Como nacientes estrellas del rock and roll, micrfono en mano y cruzando
el estrado con esa energa propia de los subidones de adrenalina, los
acadmicos de la Real Academia Espaola coquetean sin complejos con
un lenguaje nuevo y quiz algo impropio: el del espectculo de masas.
ayer 300 jvenes llegados en autobuses desde Len y Madrid asistieron
a un acto que pretenda no solo anunciar el nuevo beb de la casa sino
una nueva frmula de comunicacin entre los cientficos de la lengua y
los usuarios de la calle (Fernndez-Santos 2013).
9
Al hablar de un rgimen de normatividad debemos reconocer la deuda debida a Paul
V. Kroskrity y al ttulo del libro sobre ideologas lingsticas por l editado: Regimes of
Language. Optamos por la utilizacin de este trmino por sugerir la inscripcin de la norma
y de su elaboracin en un espacio poltico, es decir, en un orden de poder y en un juego de
distribucin desigual de recursos (en este caso, lingsticos).
102 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
10
El trabajo ms representativo y detallado en esta lnea crtica es Senz y Alberte (2011).
Lo poltico del lenguaje y los lmites de la poltica... / Jos del Valle 103
11
El concepto de elisin ideolgica corresponde al de erasure que, en ingls, proponen
Irvine y Gal (2000).
Lo poltico del lenguaje y los lmites de la poltica... / Jos del Valle 107
12
El primer artculo crtico de Lara aparece en la bibliografa como Lara (2011a), la
respuesta de Company como Company (2011a), la nueva rplica de Lara como Lara (2011b).
Otra crtica es Zaid (2011) y una nueva rplica de Company es Company (2011b).
108 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Conclusin
Referencias bibliogrficas
________ 2013. Linguistic emancipation and the academies of the Spanish language in the
twentieth century: the 1951 turning point. En Jos del Valle (ed.). A Political History of
Spanish: The Making of a Language, pp. 229-245. Cambridge: Cambridge University Press
Del Valle, Jos y Luis Gabriel-Stheeman. 2004. La batalla del idioma: la intelectualidad
hispnica ante la lengua. Frncfort y Madrid: Vervuert e Iberoamericana.
Irvine, Judith T. y Susan Gal. 2000. Language ideology and linguistic differentiation. En
Paul V. Kroskrity (ed.). Regimes of language, pp. 35-84. Santa Fe: School for American
Research.
Fernndez-Santos, Elsa. 2013. La Real Academia se echa a la calle. El Pas [en lnea], 13
de diciembre de 2013.
Garca de la Concha, Vctor. 2014. La Real Academia Espaola: vida e historia. Barcelona:
Espasa.
Guespin, Louis y Jean-Baptiste Marcellesi. 1986. Pour la glottopolitique. Langages 83: 5-34.
Hanks, William. 2000. Indexicality. En Alessandro Duranti (ed.). Language Matters in
Anthropology: A Lexicon for the Millenium, nmero especial de Journal of Linguistic
Anthropology 9(1/2): 124-126.
Haugen, Einar. 1972. The Ecology of Language. Stanford: Stanford University Press.
Joseph, John E. 2006. Language and politics. Edimburgo: Edinburgh University Press.
Joseph, John E. y Talbot J. Taylor (eds.). 1990. Ideologies of language. Londres y Nueva
York: Routledge.
Kaplan, Robert B. y Richard B. Baldauf Jr. 1997. Language planning from theory to practice.
Clevedon: Multilingual Matters.
Kroskrity, Paul V. (ed.). 2000. Regimes of language: ideologies, polities, and identities.
Santa Fe: School of American Research Press.
Lara, Luis Fernando. 2011a. El mexicanismo de la Academia de la Lengua. Letras libres
(febrero de 2011): 68-72.
________ 2011b. De nuevo sobre los mexicanismos y su identidad. Letras libres (abril de
2011): 54-56.
Mackenzie, Iain. 2009. Politics. Londres y Nueva York: Continuum.
Marcellesi, Jean-Baptiste. 2003. Glottopolitique: ma part de verite. Glottopol 1: 156-158.
Martin-Jones, Marilyn. 1989. Language power and linguistic minorities: the need for an
alternative approach to bilingualism, language maintenance and shift. En Ralph Grillo
(ed.). Social anthropology and the Politics of Language, pp. 106-125. Londres y Nueva
York: Routledge.
Maurais, Jacques y Michael A. Morris (eds.). 2003. Languages in a globalising world.
Cambridge: Cambridge University Press.
Mouffe, Chantal. 2000. La paradoja democrtica: el peligro del consenso en la poltica
contempornea. Barcelona: Gedisa.
________ 2007. En torno a lo poltico. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econmica.
Real Academia Espaola. 1999. Ortografa de la lengua Espaola. Madrid: Espasa.
Real Academia Espaola y Asociacin de Academias de la Lengua Espaola. 2005.
Diccionario panhispnico de dudas. Madrid: Santillana.
________ 2010a. Nueva gramtica de la lengua espaola. Barcelona: Planeta.
________ 2010b. Ortografa de la lengua espaola. Madrid: Espasa.
________ 2013. El buen uso del espaol. Madrid: Espasa.
Schieffelin, Bambi B., Kathryn Woolard y Paul V. Kroskrity (eds.). 1998. Language
ideologies: practice and theory. Nueva York: Oxford University Press,
Senz, Silvia y Montserrat Alberte (eds.). 2011. El dardo en la Academia: esencia y vigencia
de las academias de la lengua espaola. 2 volmenes. Barcelona: Melusina.
112 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Jan David Hauck ([email protected]), Department
of Anthropology, University of California, Los Angeles, 341 Haines Hall, Box 951553, Los
Angeles, CA 90095, USA.
114 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
Introduccin 1
1
Agradezco a Cristin Lagos sus valiosos comentarios y correcciones siendo yo el nico
responsable del uso que he hecho de las sugerencias y de cualquier error o malinterpretacin.
116 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
2
Los datos que recolect incluyen entrevistas con representantes de rganos
gubernamentales e instituciones privadas involucradas en la educacin bilinge y la enseanza
del guaran, materiales didcticos, y discusiones en los medios y trabajos acadmicos sobre
el tema. La investigacin form parte de mi maestra en antropologa. En este ensayo estoy
revisitando y expandiendo una parte de mi tesis (Hauck 2009).
3
Pude acompaar el desarrollo de la situacin desde cerca por haber continuado
trabajando en el Paraguay en otro proyecto, a saber, un proyecto de documentacin lingstica
de la lengua ach, lengua indgena hablada en la parte oriental del pas (ver: http://dobes.mpi.
nl/projects/ache/).
4
Ver la introduccin a este volumen para una discusin del concepto de ideologa
lingstica en relacin con otros enfoques. Woolard y Schieffelin (1994), Woolard (1998) y
Kroskrity (2010) ofrecen introducciones comprehensivas del tema.
5
Es pertinente esclarecer de antemano que mi inters aqu no es lo que se conoce como
las actitudes (socio-)lingsticas de los hablantes en s, i.e., el carcter, el estatus y el prestigio
que los hablantes atribuyen a diferentes lenguas. Aunque importante tambin, me voy a limitar
en este artculo a otra dimensin de las ideologas lingsticas, a saber, lo que Kroskrity (1998)
define como ideologa lingstica dominante (ver seccin siguiente), el modelo del lenguaje
subyacente que es importante para entender los problemas y las controversias alrededor de la
educacin bilinge en el Paraguay. Es sobreentendido que ideologas dominantes, a su vez,
influencian e informan las actitudes sobre las lenguas. Para el lector interesado especficamente
en los detalles de las actitudes de los hablantes refiero a los estudios existentes (Choi 2003;
Gynan 1998, 2004; MEC 2001; Mortimer 2006; Sol 1996).
118 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
6
Argumentos paralelos de la teora social se encuentran en los trabajos de Williams
(1977) y Bourdieu (1985 [1982]).
120 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Shaw Gynan (2001: 78, traduccin propia) atribuye una buena parte del
mrito (o de la culpa) de la supervivencia del guaran al sistema de la
encomienda y a los misioneros franciscanos y jesuitas entre los siglos XVI
a XVIII. La encomienda era una institucin mediante la cual se conceda a
un colonizador un grupo de indgenas que deban trabajar y pagar tributos
para el encomendero. En el marco de este sistema, el concubinato con
mujeres guaranes y la poligamia, alentados por los gobernadores, fueron
factores decisivos para el mantenimiento del guaran, puesto que los
hijos aprendan guaran de sus madres (Gynan 2001: 79; Meli 1992). Al
La construccin del lenguaje en Paraguay... / Jan David Hauck 123
La educacin bilinge
7
El 29% de la poblacin fue clasificada como guaran-hablante, el 53% como bilinge
y el 10% como hispano-hablante (Gynan 2007).
La construccin del lenguaje en Paraguay... / Jan David Hauck 125
8
No todos los estudiosos del bilingismo paraguayo comparten esta visin pesimista
(cf. Gynan 2001, 2004).
9
Es ms que eso: ya no hablamos bien el guaran (citado en Meli 1992: 185, nfasis
en el original) indica un ideal perdido de alguna versin original del guaran.
La construccin del lenguaje en Paraguay... / Jan David Hauck 127
10
De Granda (1980/81: 804) usa el trmino doble diglosia interna con lo que se refiere
no a la existente, segn algunos, en la relacin espaol-guaran y s a la que podra generarse
entre variantes altas y bajas de cada una de estas lenguas, con las graves consecuencias que
de ello se derivaran en los mbitos lingstico y sociocultural e, incluso, en el poltico. Aqu
me limito a comentar sobre la situacin del guaran.
128 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
(1)
Amongurusu kudrope ...
A-mo-kurusu kudro-pe
1S-caus-cruz cuadro-loc
Marc con X en los cuadros ...
(2)
Arrestakuaaiteremaningo.
A-rresta-kuaa-itere-ma-ningo
1S-restar-know-mucho-pfv-emph
Ya s muy bien como restar.
(3)
Edivuha ha ekopia letrakuera ne kuaderno-pe.
E-divuha ha e-kopia letra-kuera ne kuaderno-pe
2S.imp-dibujar y 2S.imp-copiar letra-pl 2S cuaderno-loc
Dibuj y copi las letras en tu cuaderno.
(4)
Ajesareko ha aipapa [dibujito de pelota] ova kartnpe.
A-jesareko ha ai-papa [dibujito de pelota] o-va kartn-pe
1S-atender y 1S-contar --- hay-nom cartn-loc
Observo y cuento las [dibujito de pelota] que hay en cada cartn.
11
Leyenda: lnea 1: texto original; lnea 2: morfemas (negrita indica morfemas prestados
del castellano); lnea 3: glosa interlinear; lnea 4: traduccin libre. CAUS: causativo; COMP:
comparativo; COMPL: completivo; EMPH: marcador enftico; FUT: futuro; IMP: imperativo;
LOC: locativo; NOM: nominalizador; PFV: perfectivo; 1,2,3 persona; S: singular; PL: plural.
Fuente: Ejemplo (1) de Medio Natural y Salud. aangareko kuaa hagua and rekoha
ha ande reta rehe. 1 grado. E.E.B. 2009; ejemplos (2) y (4) de Matemtica. andekatupyry
hagua papapykurape. 1 grado. E.E.B. 2009; ejemplos (3), (5) y (6) de Picha aepyr
Trazando un Camino; todos publicados por el Ministerio de Educacin y Cultura del Paraguay,
Asuncin.
La construccin del lenguaje en Paraguay... / Jan David Hauck 129
(5)
Eskrivimi ne kuaderno-pe mbohapy ksa ndegustavva ...
Eskrivi-mi ne kuaderno-pe mbohapy ksa nde-gusta-v-va
Escribir-pol 2S cuaderno-loc tres cosa 2S-gustar-comp-nom
Por favor, escrib en tu cuaderno las tres cosas que ms te gusten ...
(6)
Ko rape reikuata tkstopa guaranme ha avei kastellnope.
Ko ra-pe rei-kua-ta tksto-pa guaran-me ha avei kastellno-pe
este da-loc 2S-saber-fut texto-compl guaran-loc y tambin castellano-loc
Hoy vas a aprender un texto entero en guaran y en castellano.
12
Uno de los crticos escribe: [L]os jehea del Guarani y del castellano no son otra cosa
que la fiel demostracin de nuestra pereza intelectual y de nuestro conformismo social. En
el fondo, el intento hoy de aceptar el jehea en la educacin no es otra cosa que la alegre
aceptacin de nuestra mediocridad lingstica e intelectual (Galeano Olivera 2004, nfasis
omitido).
130 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
13
El contacto lingstico entre lenguas amerindias en la poca precolonial es un tema que
sigue siendo insuficientemente explorado, tambin por ideologas lingsticas profesionales
que toman lenguas homogneas como su base.
14
Eso es solo un ejemplo de la influencia del guaran sobre el castellano (cf. Penner et
al. 2009).
La construccin del lenguaje en Paraguay... / Jan David Hauck 131
Conclusin
Referencias Bibliogrficas
________ 2001. Language Planning and Policy in Paraguay. Current Issues in Language
Planning 2 (1): 53-118.
________ 2004. Paraguayan Attitudes toward Standard Guaran and Spanish. Trans: Internet-
Zeitschrift fr Kulturwissenschaften 15: http://www.inst.at/trans/15Nr/06_1/gynan15.
htm (27.10.2009).
________ 2007. The Language Situation in Paraguay: An Update. En Richard B. Baldauf, Jr.
& Robert B. Kaplan (eds.). Language Planning and Policy in Latin America: Ecuador,
Mexico and Paraguay, pp. 284-301. Clevedon: Multilingual Matters.
Hauck, Jan David. 2009. Language Under Construction. Bilingualism in Paraguay and some
unsettled thoughts about language. Berlin: Weiensee Verlag.
Hill, Jane H. y Kenneth C. Hill. 1986. Speaking Mexicano: Dynamics of Syncretic Language
in Central Mexico. Tucson, AZ: University of Arizona Press.
Irvine, Judith T. 1989. When Talk Isnt Cheap: Language and Political Economy. American
Ethnologist 16 (2): 248-267.
Kallfell, Guido. 2010. Grammatik des Jopara: Gesprochenes Guaran und Spanisch in
Paraguay. Tesis de doctorado. Mnster: Westflische Wilhelms-Universitt.
Krmer, Sybille. 2001. Sprache, Sprechakt, Kommunikation. Sprachtheoretische Positionen
des 20. Jahrhunderts. Frankfurt: Suhrkamp.
Kroskrity, Paul V. 1998. Arizona Tewa Kiva Speech as a Manifestation of a Dominant
Language Ideology. En Bambi B. Schieffelin, Kathryn A. Woolard, & Paul V. Kroskrity
(eds.). Language Ideologies. Practice and Theory, pp. 103-122. New York & Oxford:
Oxford University Press.
________ 1999. Identity. Journal of Linguistic Anthropology 9 (1-2): 111-114.
________ 2009. Embodying the Reversal of Language Shift. Agency, Incorporation, and
Language Ideological Change in the Western Mono Community of Central California.
En Paul V. Kroskrity y Margaret C. Field (eds.). Native American Language Ideologies.
Beliefs, Practices, and Struggles in Indian Country, pp. 190-210. Tucson: University of
Arizona Press.
________ 2010. Language ideologies Evolving perspectives. En Jrgen Jaspers, Jan-Ola
stman y Jef Verschueren (eds.). Society and Language Use. Handbook of Pragmatics
Highlights, pp. 192-211. Amsterdam: John Benjamins Publishing Company.
Kroskrity, Paul V. y Margaret C. Field (eds.). 2009. Native American Language Ideologies.
Beliefs, Practices, and Struggles in Indian Country. Tucson: University of Arizona Press.
Labov, William. 1966. The Social Stratification of English in New York City. Washington,
D.C.: Center for Applied Linguistics.
Latour, Bruno. 2007 [1991]. Nunca fuimos modernos. Ensayo de antropologa simtrica.
Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
Lippi-Green, Rosina. 1997. English With an Accent: Language, Ideology, and Discrimination
in the United States. London: Routledge.
Lustig, Wolf. 1999. Chcore purahi canciones de guerra. Literatura popular en guaran
e identidad nacional en el Paraguay. En Barbara Potthast, Karl Kohut y Gerd Kohlhepp
(eds.). El espacio interior de Amrica del Sur. Geografa, historia, poltica, cultura, pp.
363-380. Frankfurt & Madrid: Vervuert/Americana Eystettensia.
Makihara, Miki. 2007. Linguistic Purism in Rapa Nui Political Discourse. En Miki Makihara
y Bambi B. Schieffelin (eds.). Consequences of Contact. Language Ideologies and
Sociocultural Transformations in Pacific Societies, pp. 49-69. Oxford: Oxford University
Press.
Makihara, Miki y Bambi B. Schieffelin (eds.). 2007. Consequences of contact: Language
ideologies and sociocultural transformations in Pacific societies. Oxford: Oxford
University Press.
136 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Whiteley, Peter. 2003. Do Language Rights Serve Indigenous Interests? Some Hopi and
Other Queries. American Anthropologist 105 (4): 712-722.
Williams, Raymond. 1977. Marxism and Literature. Oxford: Oxford University Press.
Woolard, Kathryn A. 1998. Introduction. Language Ideology as a Field of Inquiry. En Bambi
B. Schieffelin, Kathryn A. Woolard y Paul V. Kroskrity (eds.). Language Ideologies.
Practice and Theory, pp. 3-47. New York & Oxford: Oxford University Press.
________ 2004. Codeswitching. En Alessandro Duranti (ed.). A Companion to Linguistic
Anthropology, pp. 73-94. Malden, MA: Blackwell.
Woolard, Kathryn A. y Bambi B. Schieffelin. 1994. Language Ideology. Annual Review of
Anthropology 23 (1): 55-82.
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 139-159
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Jos Carlos Huisa Tllez ([email protected]),
Johannes Gutenberg-Universitt Mainz, Welder Weg 18, 55099 Mainz, Alemania.
140 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
1
Claras excepciones son aquellos proyectos de largo aliento que se dedican a la
lexicografa integral, como el que dirige Luis Fernando Lara en El Colegio de Mxico, y a
una moderna lexicografa diferencial-contrastiva, llevada a cabo en concreto por el equipo
de Reinhold Werner en la Universidad de Augsburgo en Alemania.
2
Ver, especialmente, Lara (1990).
142 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
3
Tampoco Arona escapa a esta corriente y se refiere con frecuencia a procesos de
corrupcin (lo que en la poca se puede entender ms como transformaciones), prdida
y degradacin dentro del habla peruana, aunque no hace ninguna referencia directa a la
educacin. Innumerables ejemplos de ello se pueden encontrar a lo largo de sus Observaciones
generales previas al cuerpo del diccionario; en este, por el contrario, encontramos muy pocos
casos y en ellos se muestra una actitud bastante menos crtica.
144 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
3. El discurso lexicogrfico
hispanoamericano del siglo XIX
4
La bibliografa sobre el estudio del discurso es amplsima; aqu basta con mencionar
a van Dijk (2000a) y (2000b).
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 145
4. Representaciones sociales
5
En contra de lo dicho en este prrafo, por mucho tiempo la historiografa
hispanoamericana parti de la asuncin contraria, la de la existencia de un espritu nacional
que habra desencadenado la independencia. Sobre esta confusin, dice Chiaramonte: Se
trata, en suma, de las derivaciones an vigentes del criterio de proyectar sobre el momento
de la Independencia una realidad inexistente, las nacionalidades correspondientes a cada
uno de los actuales pases iberoamericanos, y en virtud de un concepto, el de nacionalidad,
tambin inexistente entonces, al menos en el uso hoy habitual. Un concepto que se impondra
ms tarde, paralelamente a la difusin del Romanticismo, y que en adelante ocupara lugar
central en el imaginario de los pueblos iberoamericanos y en la voluntad nacionalizadora de
los historiadores (Chiaramonte 1997: 145).
148 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
6
Ver, por ejemplo, Burucua y Campagne (1994) y para el caso peruano, los ensayos
de McEvoy (1999). Todo lo anterior se corresponde con una dicotoma ya clsica en la
historiografa: identidad poltica/identidad cultural. Como decimos, en nuestro caso la
identidad cultural se afianz solo a partir de establecerse la primera; ver Guerra (2003). Sobre
la formacin del Estado nacional latinoamericano, ver Annino (1994) y (2003).
7
El tema de este apartado se desarrolla con mayor detenimiento en Huisa (2013).
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 149
8
Esto ltimo puede sintetizarse en el concepto de modernizacin tradicionalista, con el
cual se explicara el proceso peruano tras la independencia: La modernizacin tradicionalista
es una verdadera modernizacin; lo que significa que introduce elementos nuevos dentro de
la sociedad tradicional y la transforma. Pero, al mismo tiempo, esta sociedad no se desprende
de ciertos elementos antiguos o tradicionales que permanecen como aspectos nucleares,
en torno a los cuales se organiza la modernizacin. En todo proceso de modernizacin es
evidente que subsisten muchos elementos del pasado. Pero en la modernizacin tradicionalista
los elementos que subsisten no son relegados a la periferia del proceso como rezagos de un
pasado que desaparece gradualmente sino que se constituyen en los elementos centrales del
proceso (de Trazegnies 1987: 106).
9
Para el caso peruano, ver McEvoy (1997) y (2001).
10
Sobre esto, ver Correa (1997) y (1999). Aqu queda claro lo dicho lneas arribas: el
comportamiento poltico de Rodrguez se explica mejor por un espritu republicanista que a
partir de una cerrada clasificacin liberal/conservador.
150 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
el devenir poltico de aquel entonces que, ya muy entrado el siglo XIX las
elites hispanoamericanas todava continuaran haciendo hincapi en la idea
ilustrada de la educacin como medio de progreso y que todava fuera una
espinosa tarea pendiente para ella determinar el papel que deba cumplir el
Estado en esa cuestin. En torno de esta, de hecho, gira de forma determinante
la concepcin y la elaboracin de la obra. Rodrguez no deja de sealar sin
ninguna reserva la necesidad de la buena enseanza de la gramtica en una
poca de formacin nacional, criticando severamente la situacin actual: La
incorreccin con que en Chile se habla i escribe la lengua espaola es un mal
tan jeneralmente reconocido como justamente deplorado (VII). Digamos
de paso en este momento que el caso de Arona es radicalmente distinto:
ni la educacin ni un supuesto teln de fondo republicano y de formacin
nacional juegan algn papel explcito en la concepcin y elaboracin de
su obra. Se refiere a su trabajo, ms bien, como un estudio filolgico que
tiene como fin encontrar los verdaderos peruanismos en el habla peruana11.
Tras una lectura atenta, resulta evidente que la representacin del
componente poltico de la sociedad que nos muestra Rodrguez tiene una
fuerte carga institucional. Esta imagen de un sistema dentro del que se
desarrolla la vida social y poltica atraviesa varios artculos del diccionario.
Son recurrentes algunos elementos sintomticos: definiciones de conceptos
polticos, por ejemplo pelucn (conservador) y pipiolo (liberal); claras
referencias a la formacin nacional, por ejemplo, nuestra sociedad recien
salida de la crislida (s. v. capuchino, -a); la apelacin constante a la
naturaleza republicana del pas y del continente, por ejemplo, la Amrica
espaola y republicana (s. v. bagual), todas las repblicas latino-
americanas (s. v. rocambor) o la capital de la repblica (s. v. calduda); etc.
Como es bastante comn en la lexicografa hispanoamericana
decimonnica se echa mano aqu tambin de categoras polticas en una
especie de smil, para adentrarse en temas puramente lexicolgicos. Uno
de los casos ms prototpicos dicho sea de paso, es el de Ricardo Palma,
para quien la determinacin del uso de las unidades lxicas debe ser una
consecuencia de la democracia popular antes que de la soberana imposicin
acadmica. En la obra de Rodrguez tambin ocurre esto, si bien en una
intensidad bastante menor, al decir varias veces:
11
Interesante es, por cierto, como veremos ms adelante que este objetivo filolgico
apunta sobre todo a demostrar la fuerte raz castiza que los peruanismos tienen, lo que tambin
tiene consecuencias en las representaciones sociales que el diccionario ofrece.
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 151
I vaya que el soberano pueblo tiene razon contra el seor Vicua, i que
est bien dicho los Carreras! (s. v. apellidos en plural).
Sea de ello lo que fuere es lo cierto que en la Amrica republicana, donde
somos demasiado demcratas para hablar de plebeyos, somos bastante
caballeros para no tener un vocablo que nos permita designar a las
personas de baja alcurnia sin acudir a las sutiles distinciones de indios,
mestizos, zambos i [sic] mulatos (s. v. chino, a, amento, ero, era, ito, a).
Es ste un provincialismo americano de corrientsimo uso, que no
ha tenido sinembargo [sic] todava el honor de ser reconocido por la
Academia, como si la ilustre corporacin tuviese empeo en seguir con
las nuevas palabras de estos pases, la misma poltica pachorruda que
el gobierno de Madrid sigue con los nuevos estados que surjieron [sic]
de la guerra de independencia. Solo en este ao ha reconocido la de la
repblica de Venezuela! (s. v. chancaca).
y cholo en el peruano:
12
Fuera, claro, del plural de autora y de la autodesignacin como hispanoamericano o
hablante del espaol americano, especialmente frente a los peninsulares, elementos compartidos
con la obra chilena.
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 155
Est claro que aqu nos encontramos con la consolidacin y difusin de una
percepcin determinada que se basa en un proceso de racializacin13 que
genera o mantiene una situacin de dominacin. Veamos aqu, por ejemplo,
el consabido sabor paternalista que no escapa a este tipo de percepciones:
[] que las ms de las veces es una vasija para beber, como si aquellos
buenos indios hubieran querido mezclar lo til lo agradable(s. v. huaca).
Por ltimo, vale la pena echarle una mirada a la forma como nuestros
lexicgrafos se enfrentaron a la situacin del contacto del espaol con las
lenguas indgenas y cules son las repercusiones en las representaciones
sociales. En el caso de Rodrguez, el papel que cumple el araucano
est bastante claro y no se sale de los lmites impuestos por el objetivo
lexicolgico y lexicogrfico: el prstamo al espaol chileno y su asimilacin
a este. La imagen del espaol chileno, entonces, se ve grabada fuertemente
por estos procesos y no se hace patente ningn tipo de conflicto, como en
el siguiente artculo: Del araucano caru o cari, verde. Al, adoptar nosotros
esta palabra indjena alteramos su significado, pues llamamos cari a la oveja
de lana parda, o albarazada, i alas mantas i ponchos que de ella se tejen (s.
v. cari) y en fragmento del Prlogo:
En el caso peruano, la postura que nuestro autor tiene frente a las lenguas
indgenas es clara. Veamos solamente un caso prototpico:
Aimar. Una de las dos grandes lenguas (la otra era el quchua o
quchua) que hablaban los indgenas peruanos la llegada de los
13
En Andrade (2008) y (2009) se ha hecho hincapi en el papel racializador
especialmente en lo referente al cuerpo de las definiciones de Arona, no solo respecto a
los indios sino tambin a los negros. Comparemos, por ejemplo: Cholo.Una de las muchas
castas que infestan el Per; es el resultado del cruzamiento entre blanco y negro. [...];
SacalaguaNombre de una de las infinitsimas castas que pueblan la costa del Per. El la
sacalagua es blanco, rubio y de ojos azules; pero [...].
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 157
Notemos el uso tanto del pasado imperfecto, era y hablaban, que constatan
que la situacin del presente de la obra es opuesta a la que el artculo
menciona, y el adjetivo nicos para los hablantes actuales, aun cuando en
una poblacin de aproximadamente dos millones de habitantes en el territorio
peruano, el nmero de hablantes de lenguas indgenas no era porcentualmente
insignificante. Notemos, adems, que la nueva configuracin poltica a
partir de los Estados recin creados se superpone a la unidad de una etnia
de mucho mayor pasado. De cualquiera manera, no nos debe sorprender que
en el discurso de la obra las lenguas indgenas jueguen un papel bastante
marginal, lo que constituye un correlato casi natural del ideario del autor,
para quien tanto el espaol como las fuertes races castizas del hablado en
Lima ocupan un primersimo plano.
5. Conclusin
14
Se debe considerar tambin el siguiente artculo: Chinchaysuyo.Un gran dialecto,
que, como las lenguas quchua y aymar, se hablaba en el Per en los dias de la conquista.
[...]. Ms tarde, Arona presenta otro artculo, ahora encabezado por aymar, que vale la pena
revisar.
158 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Referencias bibliogrficas
Andrade, Luis. 2008. Lxico y racializacin en Juan de Arona. Ponencia presentada al VII
Coloquio de Lexicologa y Lexicografa, organizado por la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas y la Escuela Acadmico-Profesional de Lingstica de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Lima, Per.
________ 2009. El cuerpo de los otros en Juan de Arona. Ponencia presentada en el IV
Congreso Internacional de Lexicologa y Lexicografa en Homenaje a Juan de Arona,
organizado por la Academia Peruana de la Lengua, Lima, Per.
Annino, Antonio, Luis Castro y Franois-Xavier Guerra (eds.). 1994. De los imperios a
las naciones: Iberoamrica. Zaragoza: Ibercaja.
Annino, Antonio y Franois-Xavier Guerra (eds.). 2003. Inventando la Nacin: Iberoamrica
siglo XIX. Mxico, D.F.: Fondo de Cultura Econmica.
Arona, Juan de [seudnimo de Pedro Paz Soldn y Unanue]. s.f. [1883-84]. Diccionario
de peruanismos. Ensayo Filolgico. Lima: Librera Francesa Cientfica J. Galland [en
lnea]. Disponible en https://archive.org/stream/diccionariodepe00arongoog#page/n5/
mode/2up [Consulta 10/05/2014].
Burucua, Jos E. y Fabin A. Campagne. 1994. Los pases del Cono Sur. En Antonio Annino,
Luis Castro y Franois-Xavier Guerra (eds.). De los imperios a las naciones: Iberoamrica,
pp. 349-381. Zaragoza: Ibercaja.
Chiaramonte, Jos Carlos. 1997. La formacin de los estados en Iberoamrica. Boletn del
Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani 15: 143-165.
Correa, Sofa. 1997. Zorobabel Rodrguez: Catlico liberal. Estudios Pblicos 66: 387-426.
________ 1999. De nuestra inferioridad econmica: Reflexiones sobre los lmites del
desarrollo capitalista chileno. Estudios Pblicos 73: 401-430.
de Trazegnies, Fernando. 1987. La genealoga del derecho peruano. Los juegos de trueques
y prstamos. En Alberto Adrianzn (ed.). Pensamiento poltico peruano, pp. 99-133.
Lima: DESCO.
Guerra, Franois-Xavier. 2003. Las mutaciones de la identidad en la Amrica hispnica. En
Antonio Antonio y Franois-Xavier Guerra (eds.). Inventando la Nacin: Iberoamrica
siglo XIX, pp. 185-220. Mxico,D.F.: Fondo de Cultura Econmica.
Huisa Tllez, Jos Carlos. 2011. Estudio preliminar de Diccionario de Peruanismos. Ensayo
filolgico de Juan de Arona. Tesis para optar al grado de Doctor en Lingstica Aplicada
(Romanstica), Universidad de Augsburgo.
________ 2013. La impronta poltica en la primera lexicografa hispanoamericana:
republicanismo y antirrepublicanismo. Lexis 37 (2): 269-303.
Lara, Luis Fernando. 1990. Dimensiones de la lexicografa. A propsito del Diccionario del
Espaol de Mxico. Mxico, D. F.: El Colegio de Mxico.
McEvoy, Carmen. 1997. La utopa republicana. Ideales y realidades en la formacin de la
cultura poltica peruana. Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per.
________ 1999. Forjando la nacin: ensayos sobre historia republicana. Lima, Sewanee:
Instituto Riva-Agero (Pontificia Universidad Catlica del Per), The University of the
South.
________ 2001. Estudio preliminar. En Juan Espinosa. Diccionario Republicano para el
pueblo (Edicin de Carmen Mc Evoy), pp. 21-100. Lima, Sewanee: Pontificia Universidad
Catlica del Per, The University of the South.
Riofro, Miguel. 1874. Correcciones de defectos de lenguaje: para el uso de las escuelas
primarias del Per. Lima: Imprenta del Universo.
Representaciones sociales a travs del lenguaje... / Jos Carlos Huisa T. 159
Patricia Ojeda *
Javier lvarez **
Universidad de Chile, Chile
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Patricia Ojeda ([email protected]),
Universidad de Chile, Facultad de Filosofa y Humanidades, Programa de Magster en
Lingstica, Av. Capitn Ignacio Carrera Pinto 1025, uoa, Santiago, Chile. Becaria de la
Comisin Nacional de Investigacin Cientfica y Tecnolgica de Chile (CONICYT).
**
Para correspondencia dirigirse a: Javier lvarez ([email protected]),
Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales, Programa de Magster en Ciencias
Sociales, Ignacio Carrera Pinto 1045, Of.31, tercer piso, uoa, Santiago, Chile.
162 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
1. Introduccin
1
Fondecyt Iniciacin 11110362 Caracterizacin etnolingstica de produccin y
reproduccin de la lengua mapuche rural en comunidades pehuenches de Pitril y Caillaqui,
Alto Bo-Bo, dirigida por el Dr. Cristin Lagos.
Elementos para la construccin social... / Patricia Ojeda y Javier lvarez 165
este trabajo hemos analizado cinco discursos de sujetos hablantes que estn
validados en su comunidad: una mdica (82), tres comuneros (80, 65, 44),
y un educador tradicional (26).
A continuacin, en el segundo apartado, describiremos los conceptos
a partir de los cuales se abordarn los discursos de los hablantes, los que
comprenden: exposicin de los procesos histricos relevantes que explican la
diversidad de discursos en las comunidades mapuches; luego, expondremos
una aproximacin al bilingismo que contribuya a caracterizar a nuestros
entrevistados en esta dimensin. En el tercer apartado referiremos la
metodologa empleada en este trabajo. En la cuarta seccin presentaremos
el anlisis y los resultados de esta investigacin, el que est dividido en
los subapartados: a) Bilingismo: un aspecto de vitalidad lingstica, b)
Chedungun y funcin religiosa y c) Chedungun, lengua y ontologa.
2. Antecedentes
Dentro del contexto del orden moral la sociedad mapuche vive en mayor
aislamiento debido a su situacin colonial y es respecto a los valores
morales como debe verse la integracin continuada. La integridad
estructural de la sociedad mapuche es un compuesto de resistencia y
adaptacin (Faron 1969: 243).
2
Kroskrity llama a este enfoque anlisis ideolgico neutral (2010).
168 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
3. Metodologa
3
Encuesta CASEN 2006.
4
En ambas comunidades, la actividad econmica est dada, principalmente, por la
ganadera y agricultura a pequea escala, y turismo. Las vas de acceso son de regular calidad,
situacin que se repite y agrava cada vez ms a medida que se avanza por el cajn del Queuco.
5
Ministerio de planificacin y cooperacin, 2001.
172 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Los datos fueron procesados con asistencia del software Atlas.ti, utilizando
tcnica de codificacin de acuerdo a la de la teora fundamentada:
Elementos para la construccin social... / Patricia Ojeda y Javier lvarez 173
4. Resultados
6
Agradecimientos a Antonio Chihuaicura, quien tradujo los segmentos en chedungun.
7
Con esto no queremos establecer, necesariamente, que la lealtad hacia el grupo sea
ms alta entre quienes mantienen su lengua en perjuicio de quienes no. En este punto,
concordamos con Fishman (1988), cuando seala que parece ser que la lealtad al grupo
puede ser similarmente (si no ms) ubicua y continuar tanto con el mantenimiento lingstico
como sin l (Fishman 1988: 151). Tal es el caso de las agrupaciones de mapuches urbanos
que habitan en la Regin Metropolitana y que participan activamente de organizaciones que
promueven la identidad tnica sin ser necesariamente hablantes (Lagos 2012).
Elementos para la construccin social... / Patricia Ojeda y Javier lvarez 175
En relacin con esto, cabe mencionar que los pueblos amerindios que
experimentaron situaciones de colonizacin presentan, con el advenimiento
de la globalizacin, una actitud de revalorizacin de sus prcticas culturales
tradicionales, sobre todo, respecto de sus lenguas vernculas. Las tribus
yokut y mono en Estados Unidos (Kroskrity 2013) han presenciado una
estrategia de reapropiacin de sus narrativas orales, de carcter ritual,
que combina el rescate de sus manifestaciones latentes, as como de las
recolecciones etnogrficas de principios del siglo XX. Eso se traduce en un
mayor estatus de los ancianos, quienes an hablan la lengua verncula y
conocen las narrativas tradicionales. Entre los mapuche, la revaloracin de
la cultura y en particular la lengua, ha significado un mayor estatus asociado
a los roles tradicionales, especialmente chamanes, mdicos y autoridades
locales. Para los ms jvenes en las comunidades ese sector tradicional
asume la condicin de kimche (personas sabias8), cuyo indicador ms claro
es la cualidad de hablante de la lengua: el chedungun se habla, a travs
de tienen que conocer el el kimn o la sabidura que a nosotros nos
dejaron, porque para hablar chedungun uno tiene que tener conocimiento,
un consejo o alguna historia (E1).
8
Kimn: conocimiento, sabidura; kimche: persona sabia.
Elementos para la construccin social... / Patricia Ojeda y Javier lvarez 177
9
En la tradicin religiosa mapuche la carrera chamnica se inicia por la presencia
temprana (en la infancia) de signos que indican que tiene el don. El primero es el peuma,
tener sueos reveladores y el perimontun (visin reveladora). El segundo es la exposicin a la
enfermedad, sobre todo entre las machi que en su combate al mal que enferma a las personas,
se exponen a las fuerzas del mal. De ah que una machi pueda, eventualmente, hacer el mal
en la forma de brujera (Foerster 1995).
10
En la zona del Alto Biobo se le pide a Antrey, Millarey y Kyenmay (E1).
Elementos para la construccin social... / Patricia Ojeda y Javier lvarez 179
son llamados a la ceremonia para que lleven el mensaje a Dios. Los pulonkos
solo escucharan en chedungun.
En nuestra investigacin aparece un discurso complementario a la
idea de que el chedungun es un don de Chao Ngnechen. Es el caso del
entrevistado E1, un joven educado en el pensamiento tradicional-religioso
mapuche (no presenta la trayectoria de aculturacin por conversin al
cristianismo). Es bilinge competente en chedungun y espaol, su primera
lengua es chedungun. Su representacin de la lengua postula el origen
onomatopyico11 de la lengua mapuche. Desplazamiento desde el don Chao
Dios a la uke mapu que aporta los sonidos y expresiones primordiales de esa
lengua. Esta perspectiva viene a confluir con una aparente tendencia a en las
lenguas indoamericanas de adscribir a la teora onomatopyica del lenguaje
(Unesco 1990, Montemayor 2013, Sierra 2010). En el caso del mapudungun,
destaca el anlisis de Navarro (2014), quien realiza un examen del lxico
etnobiolgico de la lengua mapuche en la regin patagnica argentina,
confirmando una importante presencia de lxico en que es posible distinguir
motivaciones en el plano del significante. Sin embargo, lo interesante, desde
el punto de vista de la antropologa lingstica, es que la creencia en el origen
onomatopyico del chedungun muestra una continuidad con la concepcin
tradicional de la lengua. As, E1 seala que el chedungun es una enseanza
de la naturaleza. Su discurso expresa un trnsito en la representacin del
origen de la lengua que va del padre (Chao) que crea y entrega todo a la
madre (uke). Este entrevistado teoriza respecto de un estadio originario
en que las personas, colocadas en estado de naturaleza, como animales,
empiezan a relacionarse con ella y a nombrarla:
Si eran como animales no ms. Uno recoga comida pa ac. El otro iba
pa all. Era como que como unos animalitos que buscaban comida
sobre la tierra, lo que nos dejaba no ms. Entonces, ellos empezaron a
11
Cabe sealar que la teora onomatopyica del lenguaje figura como un antecedente
importante de la tradicin lingstica, considerada por la historiografa como un debate
primitivo de la Grecia Antigua entre el convencionalismo y naturalismo (Robins 1980, Mounin
1968). Un autor emblemtico en la configuracin de la lingstica moderna que retoma esta
discusin es el propio Ferdinand de Saussure, estableciendo que la arbitrariedad del signo
y su carcter no motivado es una propiedad central del signo lingstico (2012 [1916]). En
cambio, Sapir, contemporneo de De Saussure, se refiere al origen onomatopyico como
un nivel legtimo de estudio. Indica que en las lenguas europeas como el ingls o el alemn
abunda un lxico proveniente de sonidos de la naturaleza, caracterstica que no tendran las
lenguas nativas de Estados Unidos. Posteriormente, esta afirmacin ser desmentida (Navarro
2014).
180 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
12
La sobredeterminacin de la realidad en la lengua no es percibida por la conciencia
occidental ni las ideologas lingsticas. Segn el sentido comn, el lenguaje es transparente,
vehiculiza la intencin del hablante. Pero la realidad del lenguaje es ms obtusa.
182 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
5. Conclusiones
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Bailey, Benjamin. 2007. Heteroglossia and boundaries. En Monica Heller (ed.). Bilingualism:
A Social Approach, pp. 257-274. Londres: Palgrave.
Bengoa, Jos. 1985. Historia del pueblo mapuche (Siglo XIX y XX). Santiago: Sur.
________ 2005. Memoria, oralidad, escritura. Conferencia inaugural del ao acadmico 2005
de la Escuela de Antropologa de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
184 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Montemayor, Carlos. 2013. Arte y plegaria en las lenguas indgenas de Mxico. Mxico,
D. F.: Fondo de Cultura Econmica.
Moivas, Agustn. 1994. Epistemologa y representaciones sociales: concepto y teora. Revista
de Psicologa General y Aplicada 47: 409-419.
Moreno Fernndez, Francisco. 2005. Principios de sociolingstica y sociologa del lenguaje.
Barcelona: Ariel.
________ 2009. La lengua espaola en su geografa. Madrid: Arco/Libros.
Mounin, Georges. 1968. Historia de la lingstica: desde los orgenes al siglo XX. Madrid:
Gredos.
________ 1979. Diccionario de lingstica. Barcelona: Labor.
Moscovici, Serge. 1986. Psicologa social. Barcelona: Paids.
Navarro, Herminia. 2014. El lxico etnobiolgico en lengua mapuche. Cuadernos de
Lingstica Hispnica 23: 13-28.
Olate, Aldo y Marisol Henrquez. 2010. Actitudes lingsticas de profesores mapuche
de Educacin Bsica: vigencia y enseanza del mapudungun en el contexto educativo.
Literatura y Lingstica 22: 103-116.
Olate, Aldo, Paula Alonqueo y Jacqueline Caniguan. 2013. Interactividad lingstica
castellano/mapudungun de una comunidad rural bilinge. Alpha 37: 265-284.
Pfeiler, Barbara. 1988. Yucatn: el uso de dos lenguas en contacto. Estudios de Cultura
Maya XVII: 423-445.
Robins, Robert H. 1980. Breve historia de la lingstica. Madrid: Paraninfo.
Saavedra, Alejandro. 2006. Las transformaciones de la poblacin mapuche en el siglo XX.
Santiago: Grupo de Estudios Agropecuarios.
Salas, Adalberto. 2006. El mapuche o araucano. Santiago: Centro de Estudios Pblicos.
Sierra, Calip. 2010. Quechuapaonomatopeyankuna. Lima: AIDIA.
Teillier, Fernando. 2013. Vitalidad lingstica del mapudungun en Chile y epistemologa del
hablante. Revista de Lingstica Terica y Aplicada 51 (1): 53-70.
Unesco. 1990. Recopilacin de materiales didcticos en lengua indgena. Santiago: Unesco.
Viveiros de Castro, Eduardo. 2003. Perspectivismo y multinaturalismo en la Amrica
indgena. En Adolfo Chaparro y Christian Schumacher (ed.). Racionalidad y discurso
mtico, pp. 191-246. Bogot: Centro Editorial Universidad del Rosario.
Ziga, Fernando. 2007. Mapudunguwelaymi am? Acaso ya no hablas mapudungn? Acerca
del estado actual de la lengua mapuche. Estudios Pblicos 105: 9-24.
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 187-213
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Aldo Olate Vinet ([email protected]), Centro de
Investigacin Lenguas, Cognicin y Cultura. Instituto de Estudios Indgenas, Departamento
de Lenguas, Literatura y Comunicacin: Avenida Francisco Salazar 01145, casilla 54 D.
(Temuco), Chile.
**
Para correspondencia, dirigirse a: Dr. Mario Bernales Lillo (mario.bernales@ufrontera.
cl), Departamento de Lenguas, Literatura y Comunicacin: Avenida Francisco Salazar 01145,
casilla 54 D. (Temuco), Chile.
1
En este artculo se presenta parte de la tesis doctoral del primer autor: y despus,
lo estaban mirando a la rana. La competencia lingstico-comunicativa del castellano en
escolares de una comunidad bilinge mapuche/castellano. Tesis para optar al grado de Doctor
en Lingstica, Universidad de Concepcin, 2012.
2
Agradecemos a todos los participantes de este estudio, pertenecientes a la comunidad
de La Generala. Sin su colaboracin esta investigacin no se hubiese concretado.
188 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
1. Introduccin
3
Consideramos que el espaol estndar es una variedad que se emplea en registros
formales de comunicacin. Por ello, el lector encontrar, en ocasiones, un uso sinonmico de
las nociones de estndar y formal, ya que, desde nuestro punto de vista, el uso del espaol
estndar se da en el registro formal y en contextos institucionalizados.
4
Coincidimos con Rojas (2012a) en la crtica que se hace sobre los estudios lingstico-
descriptivos.
190 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
sociologa del lenguaje son piezas relevantes para edificar el marco general
en el que aparece y se usa una u otra variedad.
Una perspectiva novedosa es presentada por Rojas (2012b, 2012c),
quien, en el marco del proyecto LIAS, aborda el fenmeno de las actitudes
lingsticas respecto de la correccin idiomtica. Desde su perspectiva,
las representaciones y actitudes de los hablantes resultan cruciales para
comprender tanto la construccin de ideologas e identidades como la
formacin de prejuicios y estereotipos sociales.
En el presente estudio, se ha analizado la percepcin que tienen
los hablantes de los registros usados en la ruralidad, considerando la
nocin de interaccin de las variedades en un marco geosociocultural de
desarrollo. El concepto de interaccin se entiende aqu como las dinmicas
de complementariedad y antagonismo establecidas entre dos lenguas o
variedades en un espacio social determinado (Godenzzi 2007). La relacin
que ocurre en este caso es entre dos sociolectos que se adscriben a tradiciones
distintas. Por un lado, el castellano del campo, una variedad que se basa en
la oralidad tradicional y conservadora (Contreras y Bernales 2007; Contreras
y Bernales 2012), por otro, el castellano estndar, una variante que ocupa
espacios institucionales ms formales y urbanizados. La tarea consiste, por
tanto, en analizar las percepciones de los hablantes, generando un panorama
de la situacin interactiva que se da entre la variedad rural y la estndar
en una comunidad rural.
2. marco de referencia
5
El concepto de actitud proviene de la psicologa y se interpreta como tendencia
tendencia sicolgica que se expresa mediante la evaluacin de una entidad particular con
algn grado de aprobacin o desaprobacin (Rojas 2012b: 71).
Variedades del castellano... / Aldo Olate V. y Mario Bernales L. 195
6
Una cuestin relevante se vincula con el hecho de que casi toda la investigacin
sobre actitudes ha sido guiada por la psicologa social del lenguaje, relegando el dominio
sociolingstico a un plano secundario. Lo anterior se debe a la integracin inadecuada de
este fenmeno en el rea (Garret 2001).
196 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
7
Seguimos el concepto de modelo cultural reseado por Rojas (2012b), quien lo extrae
de la antropologa cognitiva. Segn este, un modelo cultural es una representacin del mundo,
la cual es aceptada y compartida por una comunidad o grupo humano, ayudando de este modo
a comprender el entorno.
Variedades del castellano... / Aldo Olate V. y Mario Bernales L. 197
3. la investigacin
3.2. Mtodo
3.2.1. Participantes
3.2.2. Instrumento
3.3. Resultados
Lugares Escuela Posta Iglesia Casa Pueblo Velorio Camino Fiesta Siembra
Ciudad Cosecha
Lengua +B +B +B +B +B +B +B +B +B
Casi 95 85 80 75 65 60 45 30 25
Siempre
A veces 0 10 15 15 25 15 25 25 20
200 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, NMERO 2, 2014
Casi 0 0 0 5 5 20 25 40 50
Nunca
No 5 5 5 5 5 5 5 5 5
responde
Tabla 1. Porcentajes de lugares donde se habla bien el castellano
La segunda pregunta que gua esta seccin se relaciona con las razones del
habla acampao. La interrogante generada en este dominio fue Por qu
se habla acampao? Las categoras obtenidas en este contexto fueron de
tres tipos: Se habla acampao por costumbre, Se habla acampao por falta de
educacin y No responde.
Un 45% de los encuestados afirm que se habla acampao por costumbre,
mientras que un 30% sostuvo que es por falta de educacin. El 25% restante
no respondi la pregunta. Estos datos, presentados en el grfico 4, indican
que la prctica de este registro constituye un comportamiento lingstico
habitual en la comunidad. Por otro lado, la categora falta de educacin
debe interpretarse como falta de contacto con la variedad estndar, es
decir, los hablantes de la comunidad tienen poca interaccin con el modelo
estandarizado que se practica en la ciudad.
Si aceptamos la intuicin anteriormente propuesta, entonces la categora
Se habla por falta de educacin se deduce de la falta de interaccin de
los hablantes con modelos de habla urbanos. Lo que genera un modelo o
variedad situado, producido por factores geogrficos, sociales y culturales.
Esta variedad situada se establece como vehculo de comunicacin entre
los integrantes de la comunidad.
Lugares Cosecha Siembra Camino Fiesta Velorio Casa Pueblo Escuela Iglesia
Ciudad
Lengua +CL +CL +CL +CL +CL +CL +CL +CL +CL
Casi 85 80 65 55 40 35 5/0 0 0
Siempre
A veces 15 15 15 25 30 35 25/25 45 55
Casi 0 5 20 25 30 30 70/75 55 45
Nunca
Tabla 2. Porcentaje lugares donde se habla Castellano acampao
CL: Castellano Local (Castellano acampao)
Como puede apreciarse, los lugares donde se habla acampao con mucha
frecuencia son fundamentalmente tres: Cosecha (85%), Siembra (80%) y
Camino (65%). Tambin se practica con frecuencia este registro en la Fiesta
y en el Velorio, donde la combinacin Casi siempre y A veces alcanza un
75% y un 70%, respectivamente. En el otro extremo estn las categoras
que se vinculan con el modelo formal (Pueblo, Escuela, Iglesia y Ciudad),
donde las opciones Casi nunca y A veces predominan.
Proyectando los datos de este grfico con los presentados en las tablas
1 (lugares donde se habla bien castellano) y 2 (lugares donde se prefiere
hablar bien castellano), podemos articular ciertas predicciones que dan
cuenta de los mbitos donde se practica la variedad campesina. En el cuadro
1 se observa el uso del castellano estndar y del castellano rural. Aqu, el
signo [+] indica uso ms frecuente y el signo [-] debe interpretarse como
uso menos frecuente.
8
En el caso de este estudio, los pueblos a los que aludimos con esta opcin son Santa Juana
y Nacimiento. La categora ciudad, en tanto, est reservada para Concepcin y Talcahuano.
VARIEDADES DEL CASTELLANO... / ALDO OLATE V. Y MARIO BERNALES L. 205
4. conclusiones
referencias bibliogrficas
Mariela Oroo *
Universidad de la Repblica, Uruguay
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Mariela Oroo ([email protected]) Instituto
de Lingstica, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad de la
Repblica. Magallanes 1577, Montevideo, Uruguay.
216 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
Abadie and Zarrillis books belong to the 40s in the 20th century.
This period relates to the consolidation of citizenship. The purpose
of this research is to study the sociolinguistic representations in
Abadie-Zarrillis reading books, as well as the documents about
education related to them.
Collected data is considered according to the periods stated
establishing the socio-historical and educational contexts. I study
the relationship between language, nation and citizenship. School
and language have played an important role in the construction of
the national identity.
1. Introduccin
1
El estudio forma parte de mi tesis de maestra sobre Las representaciones
sociolingsticas en textos escolares de la educacin primaria uruguaya: las series de libros
de lectura de Vsquez Acevedo, Figueira y Abadie-Zarrilli (FHCE- UDELAR).
2
La ley de indeseables estableca causales de inadmisin y de expulsin de
extranjeros, aunque poseyeran carta de ciudadana nacional. La Constitucin de 1934 dispuso
algunas restricciones con respecto a la entrada de inmigrantes que padecan enfermedades
fsicas o mentales y no tenan una adecuada conducta moral. La ley n 9604, adems de
ratificar las trabas puestas por la ley de indeseables, aadi otras nuevas como los factores
polticos o la necesidad de poseer un certificado consular.
218 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Pero a partir de ese ao, las cifras descendieron abruptamente (en 1931
ingresaron al pas 4.646 inmigrantes; en 1933, 1.687 y en 1935, solamente
414) 3. En este perodo predomin entonces una ideologa conservadora con
connotaciones xenofbicas, dirigida por Terra y fuertemente influenciada
por las ideas nazi-fascistas de la Europa de entreguerras (Ruiz 2008b).
En trminos poltico-educativos, el perodo coincide con una
reorientacin pedaggica contraria a la Escuela Nueva 4 mediante la reforma
educativa liderada por el arquitecto Jos Claudio Williman. En los aos
30 y 40 del siglo XX, el valor cultural y simblico de la escuela primaria
formaba ya parte de la identidad nacional 5; para quienes estaban en el poder
era un instrumento para controlar y encauzar las formas de convivencia
colectiva y moldear el imaginario nacionalista. En ese sentido se impuls una
reorientacin patritica (Williman 1937) para defender un nacionalismo
extremo. La reorientacin patritica buscada por Williman se enmarcaba
en una revolucin cultural que supona la reforma de la escuela pblica. El
proyecto de reforma educativa de Williman est expuesto en La educacin
del pueblo, el extenso prlogo a la memoria del organismo correspondiente
al ao 1937. Williman propona eliminar la orientacin pedaggica de la
Escuela Nueva e implantar la educacin para el esfuerzo, acompaada
por la enseanza del sentimiento patritico, base de la unidad nacional;
este aspecto era fundamental para un pas amenazado continuamente en su
pureza nacional por una inmigracin heterognea y en su integridad nacional
por su reducido poder fsico (CNEPN 1935: 11, 29-30). Para lograr su
objetivo tambin estimaba necesario reorganizar la formacin docente para
rectificar la formacin espiritual de los futuros maestros (op. cit.: 30).
3
Aunque no contamos con censos nacionales entre 1908 y 1963, en los Anales de
Instruccin Primaria de 1945 (poca II, Tomo VIII, n 3 y 4) se consigna una poblacin total
de 2.100.000 habitantes, una cuarta parte de los cuales eran inmigrantes.
4
La Escuela Nueva surgi en Europa y en los EE.UU. Tom como referencia el
pragmatismo pedaggico de John Dewey, quien desarroll el principio de la educacin para
la accin, frente a la clsica educacin para la instruccin (Bralich 1987). En Uruguay
fue tema de congresos de inspectores y de concursos, y a partir de una resolucin del 15 de
junio de 1928 sus autores fundamentales (John Dewey, Olive Decroly y Mara Montessori)
integraban los programas de didctica y pedagoga en la formacin de maestros (Legislacin
escolar, Tomo X). Esta orientacin pedaggica empez a tener mayor relevancia en la educacin
pblica desde inicios de 1930 cuando el doctor Santn Carlos Rossi asumi la direccin del
CNEPN (Memoria del CNEPN 1933).
5
Para un estudio del lugar de la escuela y la lengua en la construccin de la identidad
nacional uruguaya durante el ltimo cuarto del siglo XIX, cfr. Oroo (2012) y (2013).
La escuela y la lengua en la construccin... / Mariela Oroo 219
6
A propsito, ntese que estos rasgos son tambin privilegiados en la construccin de
identidades tnicas.
222 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Para alcanzar esos ideales es importante que los libros de lectura generen
en los escolares el arraigo al territorio y el orgullo por la historia de los
antepasados (componentes bsicos de toda nacin).
Abadie y Zarrilli otorgan a la literatura nacional un lugar importante en
la difusin de estas ideas nacionalistas: nos decidimos a hacer un libro que
contuviera, adems de las pginas que debamos redactar nosotros mismos,
una verdadera antologa de prosistas y poetas preferentemente uruguayos
(Abadie y Zarrilli, Libro cuarto, Plan, 1946: VI). A travs de la literatura
se espera que el alumno conozca la belleza de nuestra tierra, la emocin
de nuestra historia, el encanto de nuestro folklore y la grandeza del alma
nacional (op. cit.: VI). Tambin se equipara el rol de los poetas y escritores
con la de los hroes nacionales, como referentes de la nacionalidad: Tan
verdad es esto, que todos lo aceptamos subconscientemente al equiparar la
gloria de los escritores y poetas, con la de los hroes, fundadores de nuestra
nacionalidad (op. cit.: IX). Como se seal ms arriba, los escritores
crean el relato nacional, al construir y difundir con sus obras los referentes
de la nacionalidad. En este marco, el idioma nacional se concibe como
un medio importante para desarrollar el amor a la Patria. En la cita que
sigue se sealan las funciones instrumental (tcnica indispensable para la
vida) y simblica del lenguaje (referente de la nacionalidad), esta ltima
asociada adems a la prescripcin (profanacin o delito de lesa-patria su
empleo indebido):
Aqu, donde t vives, donde viven tus padres, donde vivirn tus hijos.
Aqu, donde todos hablan el mismo idioma que te ense tu madre con
las palabras ms dulce que oirs en tu vida.
Aqu, donde la gloria que representa la bandera, imagen de nuestro
brillante cielo, es tu propia gloria.
Aqu, donde aprenders a ser libre y a respetar la libertad de los otros,
es tu patria.
Pronuncia con amor su nombre: Repblica Oriental del Uruguay.
Honrando a la patria, honras a tus mayores y te honras a ti mismo (Abadie
y Zarrilli, Libro segundo, 1944: 71).
7
La ausencia de una explicacin sobre la desaparicin de los indgenas muestra el
proceso de naturalizacin u opacamiento de una situacin de violencia tnica como fue su
exterminio, congruentemente con lo que seala Renan (1987 [1882]: 7-8) en relacin con el
olvido y el error histrico como factores esenciales en la construccin de una nacin. En una
lectura se dice, por ejemplo: Hace mucho tiempo el Uruguay estaba habitado por indios.
[] Estos indios eran salvajes. [] Ya no existen indios (Abadie y Zarrilli, Libro segundo,
texto, 1944: 103).
226 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
8
El sistema escolar estatal uruguayo se estructur a partir de 1877 con la reforma liderada
por el pedagogo Jos Pedro Varela. Sus principios centrales (obligatoriedad, gratuidad, laicidad)
continan vigentes.
228 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
9
El componente emocional de los discursos nacionalistas uruguayos tambin aparece
en perodos posteriores, tanto con gobiernos dictatoriales (Barrios y Asencio 2003) como
democrticos (Oroo y Pugliese 2008).
La escuela y la lengua en la construccin... / Mariela Oroo 229
Las acciones
Qu te parece que hago para estar tan sano?
Ya s que dirs que madrugo, me bao, me desayuno sin glotonera, que
hago ejercicios, que obedezco a mis padres, que juego sin molestar a
nadie, que ro y canto en lugares y en horas oportunas, que trabajo con
gusto en la Escuela y en mi casa, que estudio, que almuerzo bien, que
paseo al aire libre, que respiro por la nariz, que me limpio los dientes y
me acuesto temprano.
Todas estas acciones y muchas ms hago para estar sano.
Pero como esto slo no basta para ser un nio completo, realizo otras
acciones para ser bueno y para ser inteligente.
Si hablo con mis padres me dirijo siempre a ellos con cario.
Si me piden algo, obedezco y tambin sonro.
Si mi hermano o un compaero me resulta terco, no lo imito, antes bien,
cedo.
Si una leccin me resulta difcil, no renuncio a comprenderla, sino que
me empeo ms para aprenderla.
Qu placer siento entonces!
Estas y otras acciones son las que hacen a un nio perfecto (Abadie y
Zarrilli, Libro tercero, 1944: 92-93).
De este modo, los nios eran adoctrinados para asumir un rol pasivo de
ciudadanos, respetuosos de la jerarqua familiar y escolar.
10
El proceso de estandarizacin pluricntrica del espaol implic la consolidacin de
algunos rasgos lingsticos que se constituyeron en normas regionales. Dos de ellos conllevan
una fuerte identificacin rioplatense: el yesmo rehilado y el voseo. El seseo, compartido
con el resto de Amrica y con el espaol del sur de Espaa y de Canarias (Fontanella 1992),
tambin caracteriza al espaol rioplatense.
La escuela y la lengua en la construccin... / Mariela Oroo 233
4. Consideraciones finales
11
En algunos casos, los fenmenos fnicos involucran tambin la morfologa (las
terminaciones de participios) y morfosintaxis (s final de palabra en los casos de sintagmas
nominales plurales).
234 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Referencias bibliogrficas
Renan, Ernest. 1987. Qu es una nacin? En Ernest Renan, Cartas a Strauss, pp. 55-86.
Madrid: Alianza Editorial.
Ruiz, Esther. 2008a. Del viraje conservador al realineamiento internacional. 1933- 1945. En
Ana Frega, Ana Mara Rodrguez, Ester Ruiz, Rodolfo Porrini, Ariadna Islas, Donatto
Bonfanti, Magdalena Broquetas e Isabel Cuadro. Historia del Uruguay en el siglo XX
(1890-2005), pp. 85-122. Montevideo: Banda Oriental.
________ 2008b. El Uruguay prspero y su crisis. 1946-1964. En Ana Frega, Ana Mara
Rodrguez, Ester Ruiz, Rodolfo Porrini, Ariadna Islas, Donatto Bonfanti, Magdalena
Broquetas e Isabel Cuadro. Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005), pp. 123-
162. Montevideo: Banda Oriental.
Documentos analizados
Valeria Pozo *
Pontificia Universidad Catlica de Chile
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Valeria Pozo P. ([email protected]), Veintiuno de Mayo
024, La Cisterna, CP 7990447, Santiago, Chile.
238 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
1. introduccin
2. marco conceptual
3. metodologa
1
Los resultados vertidos en la toma de muestra piloto no fueron considerados dentro de
los resultados totales de este estudio.
246 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
4. anlisis
a) S 40%
b) No 60%
a) S 90%
b) No 10%
espaol no era valorada en Chile, frente a un 90% que dijo percibir que su
espaol peruano s lo era. En consecuencia, se cree que existe una situacin
paradjica en la percepcin sociolingstica de los peruanos en su relacin
con los chilenos, pues mientras algunos creen ser discriminados por su lugar
de origen y otros dicen no sentirlo, lo cierto es que s perciben una aceptacin
de su variedad de habla pese a ser peruana. Por lo que se considera existira
una valoracin de tipo lingstica al pueblo peruano, de parte del chileno,
que avalara an ms la apreciacin que tienen los andinos de su variedad del
espaol frente a la local. En consecuencia, de acuerdo con estas cifras, podra
determinarse que los chilenos concederan un cierto prestigio lingstico a
la variedad peruana, puesto que as lo perciben sus protagonistas.
donde ellos residen, como tambin por ser quienes con ms frecuencia se
presentan en las zonas carentes de la ciudad; y, por ser gratuitas y estar al
alcance de cualquier condicin econmica, incluso la de ellos, los pobres.
5. conclusiones
otros los factores de tipo extralingstico los que afectan la percepcin que
tienen de s mismos, en este caso es el desprestigio social el que condiciona
el actuar del pueblo peruano a abandonar aquello que le es admirable al
chileno, su variedad de lengua. Es decir, los peruanos al confirmar que se
estn sintiendo chilenos o peruanos-chilenos cuando los locales hablan con
ellos, retrata la tendencia al transnacionalismo e hibridez identitaria que
los gobierna en ese momento, la misma que desembocar en el futuro en
un desprendimiento total de la identidad natal. El porqu de esta situacin
cobra sentido cuando los peruanos reconocen haber sido discriminados, o
afectados emocionalmente por expresiones y/o chilenismos, de ndole
xenfobas, utilizada por los chilenos en ataque racial hacia los forneos.
Por lo que se cree que acrecienta en ellos el deseo de pertenecer an ms a
la sociedad chilena, sin rasgos lingsticos que los perfilen como de origen
incaico, para no tener diferencias de ningn tipo. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que dentro de la situacin de extranjero que cobran los peruanos al
emigrar a tierras chilenas, estos ponen en funcionamiento una percepcin de
tipo social, hasta cierto punto desmesurada, que implica asociar su modo de
hablar diferente al de ellos con la finalidad de insertarse a la comunidad que
los acoge y pasar desapercibidos sin ninguna etiquetaque delate su origen.
Para comprender de mejor manera la situacin del espaol peruano frente
a su prejuicio social, se ha de tener en cuenta que, dentro del imaginario
colectivo de los chilenos, la inmigracin peruana para ellos representa un
estigma social reconocible por todos. Pues, tal como lo describe Stefoni
(2002), su grupo social encarna lo que los chilenos denominan actividades
no calificadas, es decir, ocupacin de poco prestigio social dado el bajo
nivel de instruccin que se necesita para practicarla y la despreciable
remuneracin que se recibe una vez realizada, como por ejemplo, la labor
del obrero y la de asesora del hogar, conos de la pobreza que estigmatizan
no solo su bajo nivel de ingreso sino la precariedad en la que se insertan
(Schiappacase 2008). Esto justificara la desvaloracin social que persiste
en el inconsciente colectivo del pueblo chileno hacia la comunidad peruana,
pues son los miembros de estos ltimos los que estn dispuestos, en su
mayora, a ejercer cargos de este tipo, dada su alta oferta laboral y casi nula
capacitacin para poder ejercerla, como tambin por la alta cantidad de
vacantes que no han ocupado los chilenos, al no querer desempearse en
ese tipo de cargos producto del estigma que eso representa.
Por ltimo, se concluye que a pesar de que el espaol peruano se perfila
con ms prestigio que el espaol chileno, los andinos estaran dispuestos
a acomodar sus propias pautas de conducta lingstica mediadas por la
conciencia, con el fin de acomodarse al grupo de la comunidad chilena
y ser identificados como parte de ella (Moreno Fernndez 2009). Estos
resultados se justificaran entonces con la siguiente premisa de Caravedo:
256 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Blas Arroyo, Jos Luis. 2008. Sociolingstica del espaol: desarrollo y perspectiva en el
estudio de la lengua espaola en contexto social. Madrid: Ctedra.
Caravedo, Roco. 2003. Principios del cambio lingstico. Una contribucin sincrnica a la
lingstica histrica. Revista de Filologa Espaola 83: 39-62.
________ 2004. El espacio en la lingustica de la variacin. En Rosa M. Castaer y Jos M.
Enguita (coords.). In memorian Manuel Alvar (1923-2001), pp. 1119-1129. Zaragoza:
Institucin Fernando el Catlico.
________ 2009. La percepcin selectiva en situacin de migracin desde un enfoque
cognoscitivo. Lengua y Migracin 2: 21-38.
Castillo, Luis, Cruz Colmenares, Carolina Rojas y Jos Romero. 2010. Percepcin lingstica
del hablante en cuanto al uso de la expresin dale pues. Boletn de Lingstica 34: 5-24.
De Granda, Germn.1994. Formacin y evolucin del espaol de Amrica. poca colonial. En
Espaol de Amrica, espaol de frica y hablas criollas hispnicas. Cambios, contactos
y contextos, pp. 49-92. Madrid: Gredos.
Gee, James. 2004. What makes it critical? En Rebecca Rogers (ed.). An introduction to Critical
Discourse Analysis in Education, pp. 19-50. Mahwah: Lawrence Erlbaum Associates.
Halliday, M. A. K. 1978. Languaje as a social semiotic. The social interpretation of language
and meaning. Londres: Edward Arnold.
Hidalgo, Rodrigo y Alma Torres. 2009. Los peruanos en Santiago de Chile: transformaciones
urbanas y percepcin de los inmigrantes. Polis 22:307-326.
Lpez Morales, Humberto. 2004. Sociolingstica. Madrid : Gredos.
Moreno Fernndez, Francisco. 1990. Metodologa sociolingstica. Madrid: Gredos.
________ 2009. Principios de sociolingstica y sociologa del lenguaje. Barcelona: Planeta.
________ 2012. Sociolingstica cognitiva. Preposiciones, escolios y debates. Madrid:
Iberoamericana.
Oteza, Teresa. 2007. Percepciones lingsticas de hablantes bilinges: anlisis evaluativo.
Estudios Filolgicos 42: 155-173.
Quesada, Miguel ngel. 2002. El espaol de Amrica. 2. ed. Cartago: Editorial Tecnolgica
de Costa Rica.
Rojas, Daro. 2012. Percepcin y valoracin de variedades geogrficas del espaol de Chile
entre hispanohablantes santiaguinos. Boletn de Filologa 47 (1): 137-163.
Schiappacase, Paulina. 2008. Segregacin residencial y nichos tnicos de los inmigrantes
internacionales en el rea Metropolitana de Santiago. Revista Norte Grande 39: 21-38.
Siqus, Carina, Ignasi Vila y Santiago Perera. 2008. Percepciones y actitudes del alumnado
extranjero y del profesorado: un estudio emprico en las aulas de acogida de Catalua.
Electronic Journal Research Psychology 7: 103-132.
Stefoni, Carolina. 2002. Inmigracin peruana en Chile: una oportunidad a la integracin.
Santiago: Universitaria.
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 257-309
Resumen
Abstract
1. Introduccin
2. Nociones tericas
1
Es importante acotar que los mencionados autores se refieren ms que todo al mundo
dialectal alemn.
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 261
2
By etic we mean that kind of knowledge and analysis made by an observer who is
alien to the culture and uses concepts and ways of analysis which are external to the culture
itself (Ianncaro y DellAquila 2001: 276, nota 5).
3
Emic, on the other hand, is not only the way of acquiring knowledge typical of the
members who are internal to any culture, but also of whichever type of approach that tires to
account for the vision of ther world peculiar to a certain community (Ianncaro y DellAquila
2001: 276, nota 5).
262 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Estas diferencias se tienen que dar, ya que, como apunta Moreno Fernndez
(2009: 32), la interpretacin que los hablantes hacen de las formas y
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 263
fctica, de tal modo que pueden llegar a ser falsas, imprecisas o arbitrarias
(2012: 7-8).
3. consideraciones metodolgicas
hablantes. Sin embargo, en los estudios de este tipo no siempre se sigue esta
premisa y, por lo tanto, no se representan los datos recopilados en forma de
mapas perceptuales o mentales. Por ejemplo, de los trabajos conocidos hasta
la fecha en el mbito de la lengua espaola, nicamente dos (Serrano 2002 y
Quesada Pacheco 2013) se encargan de hacer mapas; el resto de los autores
consultados (Alfaraz 2002; Moreno Fernndez y Moreno Fernndez 2002;
Boomershine 2006; Daz-Campos y Navarro-Galisteo 2009) presentan los
resultados en forma de cuadros o figuras, y con sus respectivos porcentajes.
Algunos de los autores han empleado mapas vacos, de modo que los
entrevistados los rellenan con trazos que pueden encerrar zonas o subzonas
dialectales. As fue como se trabaj con informantes procedentes de Madrid
en el reconocimiento de variantes dialectales de Espaa, tales como el
canario, el andaluz, el castellano central y el castellano septentrional (cfr.
Moreno Fernndez y Moreno Fernndez 2002).
Tambin se han aplicado encuestas con escalas, de manera que a los
entrevistados se les pregunta, de un nmero X a un nmero Y (por ejemplo,
de 1 a 5), sobre la gradacin en la similitud o diferencia de su propia forma
de hablar con el habla de otras regiones de su pas. Este mtodo fue aplicado
por Moreno Fernndez y Moreno Fernndez (ubi supra) entre los informantes
madrileos.
Respecto de las variables sociales de los entrevistados, es importante
recalcar que, en todos los trabajos de dialectologa perceptual sobre algn
aspecto del espaol, los autores consultados no solo se han esmerado en
adjuntar datos geolingsticos, sino tambin sociolingsticos, tales como
sexo, edad, instruccin formal, adems de su procedencia. Lo anterior, se
podra afirmar, es una novedad respecto de los trabajos clsicos de esta ndole
(por ejemplo, en Sibata [1999] para el Japn y Weijnen [1999] en Holanda),
donde por lo general se tomaba nicamente el origen del encuestado.
En cuanto a la extensin geofsica del objeto de estudio, hay
investigaciones (por ejemplo, Moreno y Moreno, Serrano y Quesada Pacheco,
antes mencionados), donde se encuestaron nicamente personas del mismo
pas Espaa, Mxico y Costa Rica, respectivamente con el fin de obtener
datos solamente de ese pas y para ese pas; es decir, a estas personas se les
ha entrevistado para opinar sobre algn aspecto del espaol de su pas en
particular. Otros trabajos se caracterizan por entrevistar personas de distintos
pases hispanohablantes, sea del continente americano, sea en combinacin
con Espaa (Alfaraz 2002; Boomershine 2006; Daz-Campos y Navarro-
Galisteo 2009). En estos, se tomaron en cuenta aspectos del espaol de dos
o ms pases, de modo que los entrevistados podan dar su parecer no solo
en cuanto a su pas de origen, sino tambin de los dems de la encuesta.
266 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Para las ilustraciones, se baj del Internet un mapa mudo, sin colorear 4, de
la Amrica hispana y se redise coloreando cada uno de los pases, los cuales
sirvieron de base para la ilustracin de las zonas dialectales en cuestin.
El anlisis por pases va de norte a sur y de este a oeste, en el siguiente
orden: Mxico, Cuba, Repblica Dominicana, Puerto Rico, Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panam, Colombia, Venezuela,
Ecuador, Per, Bolivia, Paraguay, Chile, Argentina y Uruguay.
Por el momento, y en trminos generales, se dejarn de lado las variables
de sexo, edad, instruccin y procedencia urbana de los entrevistados, para
poder aplicarlas en un estudio ulterior.
4.1. Mxico
4
Disponible en: http://profpriscilalemos.blogspot.no/2012/05/mapa-mudo-america-
latina-politico-8-ano.html.
268 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, NMERO 2, 2014
4.2. Cuba
Los datos que Sobrino et al. (2014: 367-371) destacan sobre la opinin de
los habaneros, coinciden en ver a Venezuela, Puerto Rico y la Repblica
Dominicana como pases con habla similar a los cubanos (mapa 2).
Severino (op. cit.) aduce que estas naciones comparten entre s muchas
tradiciones religiosas, culturales, sociales y dialectales, lo cual favorece la
valoracin positiva que se tiene de ellos.
4.5. Guatemala
4.6. El Salvador
Ya antes se dijo que, junto con Honduras, en El Salvador hubo una fuerte
presencia de la cultura y la lengua lencas, que formaban un tronco comn
que se dividi hace cerca de 24 siglos. En el caso de Nicaragua, nacin
con la que tambin hay vnculos lingsticos prehispnicos, es notoria su
presencia como segunda y tercera opcin. Canfield (1960: 85), explica
que hay una unidad fontica entre el espaol de Honduras, El Salvador
y Nicaragua; una unidad que parece haber sobrevivido con el tiempo,
y esta investigacin hace notoria la conciencia que los habitantes de
San Salvador tienen de ello; por lo menos de la presencia de rasgos de
semejanza entre esos tres pases.
274 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
4.7. Honduras
[e]ste estudio nos permite conocer que la actitud hacia territorios vecinos,
especialmente hacia el centroamericano, es muy positiva. Refleja una
identidad global con respecto al espaol hablado en estas zonas. Si
bien es cierto que no hay una uniformidad total, ciertamente el hecho
de compartir rasgos lxicos, fonticos y morfosintcticos ha hecho que
los hondureos se identifiquen con los pases vecinos, reconociendo la
identidad lingstica que nos rodea.
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 275
4.8. Nicaragua
Las conclusiones a las que llegan Calvo y Castillo (2014: 270-271) con las
entrevistas llevadas a cabo en San Jos de Costa Rica son que los informantes
capitalinos consideran que el habla costarricense guarda similitudes con las
hablas de Colombia, Panam y El Salvador (mapa 9).
En las conversaciones que tuve con ellos y con los de la capital (San
Jos), not una perfecta identidad en el acento, lo mismo que en las
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 277
4.10. Panam
4.11. Colombia
Al igual que con Costa Rica, el mapa continuado de las similitudes dialectales
se pierde con Colombia, pero esta vez a favor de Mxico, pas con el cual
los entrevistados sentan cercana.
4.12. Venezuela
Lo anterior tiene gran valor porque este parecido entre las hablas caribeas
continentales vena ya documentado desde mediados del siglo XVIII, segn
testimonio de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, dos ingenieros espaoles que
recorrieron en viaje de investigacin las costas de Venezuela, Colombia y
Panam (se respeta la ortografa original):
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 281
Aunque no not en Cartagena lo que voy a decir, fue por tenerlo reservado
para este lugar; y es, que ass en aquella Ciudad, como en Portobelo, y esta
[ciudad de Panam] tienen sus moradores un methodo de prorrumpir las
palabras, quando hablan, bien particular; y ass como hay unos Pueblos,
que tienen arrogancia; otros dulzura; y otros brevedad; este tiene una
floxedad, y desmayo en las vocales tal, que es muy sensible, y molesto
al que le oye, hasta que la costumbre le va habituando a ello: aun mas
sucede en este particular, y es que en cada una de las tres ciudades llevan
distinto methodo en el desquadernamiento, flaqueza, y acento de las
voces, acompaado de diversas sylabas propias de cada uno; no menos
distinguibles entre s, que todas ellas apartadas del estilo, con que se
habla en Espaa (Juan 1748: Parte I, libro II, cap. III; pg. 163-164).
Al igual que Juan y Ulloa, los entrevistados por Coello opinaron que el
parecido se deba a expresiones similares y a un acento parecido.
Como dato digno de apuntar, se observa que los venezolanos no sienten
parecido lingstico con los caribeos insulares, al contrario de lo que estos
opinan, segn se vio en pginas anteriores.
4.13. Ecuador
4.14. Per
Segn los datos de Arias en cuanto a las preferencias de los limeos por los
pases arriba mencionados,
por ser esta la variedad ms conocida, por entender parte del lxico de
uso comn y compartir muchas palabras, por no tener dejo marcado y
por tener cultura parecida y similitudes en la forma de expresarse.
4.15. Bolivia
Tal como opina Aguilar, se entiende que los entrevistados de La Paz hayan
escogido a Ecuador como al Per, por ser pases cercanos a Bolivia. Pero con
Mxico el panorama cambia, y las razones aducidas por los consultados son:
4.16. Paraguay
Cosa distinta surge con respecto a Mxico, ya que, como aducen las autoras
(ibdem),
4.17. Chile
Las entrevistas llevadas a cabo en Santiago de Chile por Rojas (2014) indican
que los pases con los cuales los chilenos se sienten cercanos lingsticamente
son Per, Bolivia y Argentina (mapa 17).
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 287
A pesar de lo anterior, Rojas (ubi supra) apunta que [e]n este tem las
preferencias se encuentran muy disgregadas, por lo cual no podemos hablar
con certeza acerca de preferencias mayoritarias.
Por otra parte, es significativo el hecho de que, segn lo indicado por
Rojas, el segundo grupo de preferencias apunta a que ningn pas tiene una
forma de hablar espaol que es parecida a la de Chile (14%) (2014: 161).
288 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
4.18. Argentina
Los informes que dan Llull y Pinardi (2014: 45-46) acerca de los pases que
consideran los entrevistados en Argentina como similares a su propia habla,
fue prcticamente uno solo: Uruguay. Luego, a gran distancia, colocaron a
Chile (mapa 18).
[c]omo resulta evidente, la gran mayora (tres cuartas partes del total) se
inclina por Uruguay al momento de encontrar similitudes con el habla
propia (primera alternativa). Con mucho menos valor estadstico, Chile
aparece como segunda opcin, con porcentuales que se ubican en menos
de la mitad de los detectados para el primer caso (Uruguay). Finalmente,
con muy escasa participacin, en tercer trmino predomina la opcin
ninguno (Llull y Pinardi 2014: 45).
Divisin dialectal del espaol de Amrica... / Miguel ngel Quesada Pacheco 289
4.19. Uruguay
5. Anlisis de conjunto
Por ltimo, si nos valemos del eje de la reciprocidad (Cuadro 2), se observan
ciertos conglomerados geo-perceptuales que podran, en principio, subdividir
al continente americano en cinco regiones:
Son varios los investigadores que han intentado dividir y subdividir todo el
continente americano en zonas dialectales, en cuyos trabajos se desea dar
una visin global, de conjunto, de los rasgos que caracterizan el espaol del
Nuevo Mundo, a la vez que se sealan subreas lingsticas (cfr. Moreno
1993: 11-37). Entre los ms sobresalientes tenemos los que se citan a
continuacin, ordenados cronolgicamente.
Lo que se podra catalogar como prehistoria en el reconocimiento de
zonas dialectales en Amrica lo representa el cubano Juan Ignacio de Armas
y Cspedes, en 1882, cuya intencin, segn Zamora y Guitart (1988: 177-
178), era demostrar que el espaol en Amrica tendera al fraccionamiento,
y que las lenguas antillanas no tuvieron influjo sobre el espaol, para lo cual
inventa falsas etimologas de autnticas voces antillanas (mapa 21).
Las tierras altas o interiores se oponen a las bajas o costeras en una serie
de rasgos fonticos, como el tratamiento de /s/, /R/, /l/ y /n/ implosivas, y
de /d/ intervoclica. As, las tierras bajas presentan un influjo meridional
peninsular ms marcado que las altas. Dicha biparticin dialectal obedece
a dos factores histricos: durante las primeras dcadas de la conquista de
Amrica la empresa estuvo en manos de andaluces; luego, la flota que uni
durante la Colonia a Espaa con Amrica parta principalmente de Sevilla
y estaba controlada por espaoles del Sur.
En 1962, Ramn Menndez Pidal desarroll con mayor detenimiento
la teora expuesta por Wagner respecto de la oposicin entre tierras altas o
interiores y tierras bajas o costeras (Menndez Pidal 1962: 164-165). Wagner
y Menndez Pidal concuerdan en que los andaluces son los responsables de
la macrodivisin del espaol americano en tierras altas o interiores y tierras
bajas o costeras (mapa 22).
En 1921, Pedro Henrquez Urea dio a conocer lo que se puede considerar
el primer intento definido de caracterizacin dialectal de Amrica, bajo tres
criterios: geogrfico, poltico-cultural y de sustrato o de contacto lingstico.
Las zonas que, como dice Henrquez Urea (1921: 360), provisionalmente
me arriesgo a distinguir en la Amrica espaola, son cinco (mapa 23):
DIVISIN DIALECTAL DEL ESPAOL DE AMRICA... / MIGUEL NGEL QUESADA PACHECO 297
1. La que comprende las regiones bilinges del sur y sudoeste de los Estados
Unidos, Mxico, y las repblicas de Amrica Central.
2. Las tres Antillas espaolas (Cuba, Puerto Rico y la Repblica
Dominicana, la antigua parte espaola de Santo Domingo), la costa y
los llanos de Venezuela y probablemente la porcin septentrional de
Colombia.
3. La regin andina de Venezuela, el interior y la costa occidental de
Colombia, el Ecuador, el Per, la mayor parte de Bolivia y tal vez el
norte de Chile.
4. La mayor parte de Chile.
5. La Argentina, el Uruguay, el Paraguay y tal vez parte del sudoeste de
Bolivia.
En 1964, Jos Pedro Rona sugiri una divisin dialectal de Amrica basada
en los siguientes correlatos fonticos y morfolgicos (220-224):
Rona (1964: 223) distingue otras siete zonas, las cuales, segn l, tienen
otro componente no contemplado en las zonas anteriores, cual es el contacto
lingstico. Para efectos del presente estudio, no se han tomado en cuenta5.
En 1975, Melvyn Resnick public el primer estudio global del espaol
americano con datos exclusivos del nivel fontico. Su obra comprende
un extenso corpus de cruces de variables tras los que llega a determinar,
mediante oposiciones binarias (+ -), 256 tipos de combinaciones fonticas,
pero ningn mapa dialectal; pues, segn el mismo autor apunta, it is
important to note that the successful organization and comparison of
phonological dialect data does not necessarily require the classification of
the dialects into zones (Resnick 1975: 5).
Resnick trabaj con cuestionarios dirigidos, poniendo a los informantes
a leer frases. Con lo anterior, obtuvo los siguientes ocho rasgos fonticos
(Resnick 1975: 7):
5
Razn por la cual he incluido el departamento de Concepcin, en el Paraguay, en el
mapa 25, sin dejarlo por fuera, tal como Rona expresa en la zona 12.
302 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, NMERO 2, 2014
7. Consideraciones finales
Del mismo modo, los miembros de una comunidad tienen una idea de
la homogeneidad de sus caracteres lingsticos y distinguen qu rasgos
los acercan y cules los separan. En otras palabras, los hablantes saben
si su instrumento de comunicacin es un habla local o si coincide, en
mayor o menos grado, con las hablas de otros lugares, si tiene prestigio
o no lo tiene (Moreno Fernndez 1993: 15).
rEFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Acevedo, Ana Luisa y Miguel ngel Quesada Pacheco. 2014. Actitudes lingsticas
en Guatemala: Creencias y actitudes lingsticas respecto al espaol de los chapines
capitalinos. En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 637-714.
Agheyisi, Rebecca y Joshua Fishman. 1970. Language attitude studies: A brief survey of
methodological approaches. Anthropological Linguistics 12 (5): 137-157.
Aguilar, Mara Juana. 2014. Actitudes lingsticas en Bolivia: Entre la fidelidad y la
conciencia lingstica. En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 63-121.
Alfaraz, Gabriela. 2002. Miami Cuban Perceptions of Varieties of Spanish. En Daniel
Long y Dennis Preston (eds.). Handbook of Perceptual Dialectology, Vol. 2, pp. 1-11.
Philadelphia: John Benjamins.
Anders, ChristinaAda, Markus Hundt y Alexander Lasch (eds.). 2010. Perceptual
Dialectology. Neue Wege der Dialektologie. Berlin/New York: De Gruyter.
Arias, Ana. 2014. Actitudes lingsticas en Per. Predominancia del castellano de la costa
central y norte. En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 1185-1248.
Baker, Colin. 1995. Attitudes and Language. Clevedon: Multilingual Matters.
Bernal, Julio, Alejandro Munvar y Catalina Barajas. 2014. Actitudes lingsticas en
Colombia. En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 189-245.
Boomershine, Amanda. 2006. Perceiving and processing dialectal variation in Spanish:
An exemplar theory approach. En Timothy Face (ed.). Selected Proceedings of the 8th
Hispanic Linguistics Symposium, pp. 58-72. Massachusetts: Cascadilla Press.
Borda, Jos Joaqun. 1865. Provincialismos de Costa Rica. El Mosaico 16: 123-124.
Bucholtz, Mary, Nancy Bermdez, Victor Fung, Lisa Edwards y Rosalva Vargas. 2007.
Hella Nora Cal or Totally So Cal?: The Perceptual Dialectology of California. Journal
of English Linguistics 35: 325-352.
Cahuzac, Philippe. 1980. La divisin del espaol de Amrica en zonas dialectales. Situacin
etnolingustica o semntico-dialectal. Lingustica Espaola Actual 2: 385-461.
Calvo, Annette y Jacqueline Castillo. 2014. Las actitudes lingsticas en el espaol de San
Jos, Costa Rica. En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 246-289.
Caravedo, Roco. 2012. La ciudad como espacios mentales y lingsticos. Reflexiones sobre
la variacin diatpica del espaol. Orillas 1: 2-17.
Coello, Hecsil. 2014. Actitudes lingsticas en Venezuela: Exploracin de creencias hacia
la variante nacional, la lengua espaola y el espaol dialectal. En Chiquito y Quesada
Pacheco (eds.), pp. 1407-1532.
Chiquito, Ana Beatriz y Mara Celeste Saldvar. 2014. Actitudes lingsticas en Paraguay.
Identidad lingstica de los hablantes de lengua materna castellana en Asuncin. En
Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 1065-1184.
Chiquito, Ana Beatriz y Miguel ngel Quesada Pacheco (eds.). 2014. Actitudes lingsticas
de los hispanohablantes hacia el idioma espaol y sus variantes [Bells 5 (1)]. Bergen:
Universitetet i Bergen.
Daz-Campos, Manuel e Inmaculada Navarro-Galisteo. 2009. Perceptual Categorization of
Dialect Variation in Spanish. En Joseph Collentine, Maryellen Garca, Barbara Lafford
y Francisco Marcos Marn (eds.). Selected Proceedings of the 11th Hispanic Linguistics
Symposium, pp. 180-195. Sommerville: Cascadilla Proceedings Project.
Fasold, Ralph. 1990. The Sociolinguistics of Society. Introduction to Sociolinguistics.Vol.
II. Oxford: Blackwell.
Flores, Esthela. 2014. Actitudes lingsticas en Ecuador: una tradicin normativa que subsiste.
En Chiquito y Quesada Pacheco (eds.), pp. 409-488.
308 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Melanie Wrth
Universitt Bern, Suiza / SNF
Resumen
*
Para correspondencia, dirigirse a: Melanie Wrth ([email protected]),
Institt fr spanische Sprache und Literaturen, Universitt Bern, Lnggassstrasse 49, 3012
Bern, Suiza.
312 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Abstract
introduccin 1
1
Este artculo se ha escrito en el marco del proyecto de investigacin La ciudad como
constructo geosocial. Percepcin, representacin y actitud frente a las variedades lingsticas de
la Regin Metropolitana de Buenos Aires, patrocinado por el Fondo Nacional Suizo. Proyecto
nro. 100012_140507 (Cf. http://www.espanol.unibe.ch/content/proyectos_de_investigacin/
index_spa.html)
314 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
2
Vase Gnzel 2010: 192ss.
3
La importancia de la perspectiva subjetiva del hablante en el espacio empez a tratarse
sistemticamente en la sociolingstica con los trabajos de Preston (1999), Johnstone (2004),
Eckert (2000), Fought (2004), Milroy (2004) y Auer (2007).
4
Vase, al respecto, La production de lespace, del socilogo francs Henri Lefebvre
(1974), quien en su obra precursora para la geografa moderna y la concepcin actual del
espacio presenta un modelo tripartito: el espacio percibido, el espacio concebido y el espacio
vivido.
316 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Segn Valera (1997: 20), para que un espacio simblico pueda funcionar como
rasgo constituyente de la identidad urbana, es necesario que sea percibido
por los individuos del grupo como prototpico, es decir, paradigmtico
o representativo de la categora urbana sobre la cual se fundamenta la
identidad social urbana del grupo. De esta manera, la dimensin espacial se
agrega a la serie de elementos estticos y lingsticos que se perciben como
indexicales o salientes para un determinado grupo social. La percepcin es
un proceso cognitivo que, segn lo destaca Caravedo (2013: 8) (desde un
punto de vista lingstico) se define por su carcter selectivo, orientado y
diverso. En primer lugar, debido a la incapacidad de los seres humanos de
aprehender todos los detalles de su entorno o de una lengua, no todos los
fenmenos se perciben de la misma manera:
El inters cientfico por cmo personas crean imgenes del espacio que
habitan no es un fenmeno reciente (de Alba 2011: 2). Desde principios
del siglo xx, la orientacin espacial del ser humano se convierte en una
cuestin cada vez ms importante y objeto de estudio para la geografa, la
psicologa y la planificacin urbana (Gnzel 2010: 239)5. Sin embargo, el
estudio experimental de mapas mentales no surge antes de la mitad del siglo
xx, en el campo de la psicologa cognitiva (de Alba 2011: 2). Edward Tolman
(1948) se sirve del trmino cognitive map para describir el comportamiento
sistemtico de ratas en su entorno y est convencido de que este purposive
behaviorism funcionara de igual manera para el ser humano (Gnzel 2010:
240s.). Despus de los experimentos de Tolman, el estudio de la orientacin
espacial se retoma en los aos cincuenta, con un enfoque ms cognitivo:
5
Vase, por ejemplo, Orientation of maps de Frederic P. Gulliver (1908) u On
Fundamental Methods of Orientation and Imaginary Maps de Charles Trowbridge (1913).
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 319
Moving elements in a city, and in particular the people and their activities,
are as important as the stationary physical parts. We are not simply
observers of this spectacle, but are ourselves a part of it, on the stage
with the other participants. Most often, our perception of the city is not
sustained, but rather partial, fragmentary, mixed with other concerns.
Nearly every sense is in operation, and the image is the composite of
them all (Lynch 1960: 2).
6
Vase los trabajos reunidos en los dos volmenes de Handbook of Perceptual
Dialectology (Long y Preston 1999-2002).
7
Aunque hay que mencionar algunos lingistas (p. ej. Krefeld y Pustka 2011) que le
critican el no haber trabajado con estmulos de lengua y por tanto reducen el carcter meramente
perceptivo de su trabajo.
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 321
8
Cifras basadas en el censo de 2010: http://www.buenosaires.gob.ar/laciudad/ciudad
[24/4/14]
322 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
9
Esta cita procede de un trabajo de campo anterior, en 2008, en el cual tambin se
realizaron entrevistas y se les hizo a los informantes preguntas sobre las diferencias sociales
y culturales dentro de la ciudad. Vase Wrth, Melanie (2009): La Ciudad como rea
lingstica. Variacin y actitudes en el habla de la Regin Metropolitana de Buenos Aires.
Tesis de licenciatura sin publicar.
10
http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/lexicon/s.asp
11
http://www.clubdetango.com.ar/lunfardeando/shusheta.htm
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 323
12
Vase, por ejemplo, http://www.buenos-aires-argentina.info/barrio-norte.html o http://
www.barrio-norte.com/mapa.html
13
Vase, por ejemplo, la pgina http://www.frikipedia.es/friki/Cheto_(tribu_urbana)
[30/3/14], un ejemplo ilustrativo de la construccin popular del estereotipo del cheto. Tambin
destaca el uso de los estereotipos en los medios de comunicacin, particularmente en los
programas cmicos y las publicidades, de las que se podra mencionar, por ejemplo, la de
las Papas Lays: http://www.youtube.com/watch?v=itFB1Ulviu4 y http://www.youtube.com/
watch?v=_C2RL0SFwG8 [5/4/14]
14
Existen varios trabajos acerca de este rasgo caracterstico del espaol porteo. Para
su proceso de ensordecimiento, consltese Donni de Mirande (2000), Chang (2008) o Wrth
(2013).
324 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
15
Vase tambin la pgina de frikipedia para el estereotipo del negro: http://www.
frikipedia.es/friki/Negro_cabeza [5/4/14]
16
Sirvan como ejemplo algunos blogs individuales: http://blogs.20minutos.es/
enguerra/2010/02/05/diccionario-autumbero-a-argentino/ o http://virgulilla.wordpress.
com/2009/11/05/lunfardo-villero-lenguaje-tumbero-y-otras-yerbas/
326 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
17
Estas observaciones tambin provienen de Wrth (2009).
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 327
que marca (de qu tamao dibuja los barrios, por ejemplo, o la relacin de
tamao del barrio de vivencia en relacin con toda el rea de la ciudad), y la
simplificacin junto con la clasificacin de las zonas delimitadas mediante
una expresin, a su vez, pueden sacar a la luz varios estereotipos sociales,
geogrficos y lingsticos:
The sketch map is not the mental map, but its schema that, given
his abilities, the subject is able to draw. Far from being a group of
unconnected, dis-united signs, the maps form structures where the
elements are related to one another. In spite of distortions, omissions
or additions, the map shows how each resident conceives his city. The
sketch, thanks to its nature as free projection, allows the subject to express
aspects of his representation of the space that could not be materialized
in any other medium. They make it possible to observe the imaginary
dimension of social representation, those archaic, utopian, mythical,
fantastical and emotive elements linked to certain territories (Arruda y
de Alba 2007; de Alba 2011: 5).
fue parte de la entrevista, de una interaccin con el hablante, no fue una tarea
que los informantes hayan efectuado a solas. Por eso, no necesariamente se
sentan obligados a poner toda la informacin por escrito, sino que podan
dar explicaciones adicionales acerca de su dibujo.
Veamos, en primer lugar, un mapa sobre la hoja en blanco de un hablante
masculino, de 30 aos, del barrio de Recoleta, mencionado muy a menudo
como emblemtico de un sector social ms alto y un estilo de vida elitista19.
El informante es periodista y actualmente est coordinando el rea de
prensa de escuela que depende del Gobierno Nacional. Casi toda su vida
vivi en Recoleta y a la pregunta de si se identifica con el barrio, contesta:
Mir, te digo la verdad. Yo soy peronista. Y la Recoleta es muy, digamos,
contrapuesta al peronismo. Y soy militante. As que, peor todava. Pero la
verdad que viv toda mi vida ah, le tengo cario al barrio. O sea, no puedo
no tenerle cario. Se percibe entonces cierta ambigedad en el hablante,
quien por un lado se distancia y polticamente hasta se opone al sector social
de Recoleta, pero a la vez creci en este barrio, se identifica con l y no
puede no tenerle cario. Esta situacin hay que tenerla en cuenta para el
anlisis del mapa que dibuja:
19
Para ms informacin acerca del barrio: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/barrios/
buscador/ficha.php?id=28 [2/4/14]
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 331
(1) S bueno. S hay. Hay diferencias. S s. Vos tens, qu s yo, todo lo que
es la zona norte, tiene una tonada ms cheta. No s cmo... explicarlo,
pero. Se pronuncia ms la ese, eh... hay palabras, qu s yo, es como,
se modula menos, la palabra, no? Me da esa sensacin de como que...
se habla s le dije a Facu que tal y tal cosa bolo, [imita] o sea... qu
bueno que estuvo viste, es un tono ms... ms Mauricio Macri, digamos,
ltimamente. Y despus hay zonas ms... en las zonas ms cabezas
digamos. Se habla ms parecido al conurbano eh, amigo, la concha de
tu madre, [imita] digamos eh... ms tumbero el el lenguaje. Y despus
en el medio tens una zona de clase media que es ms intelectualoide
como habla, por ah. []
20
Suponemos que con la denominacin zona norte se refiere, en este caso, tanto a los
barrios que quedan en el norte del rea de la capital como a la franja suburbana nortea del
conurbano, comnmente llamada Zona Norte.
332 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
del cheto, a diferencia del sur, s se pronuncia la ese. Despus constata que
hay palabras, o sea, se refiere tambin a un lxico caracterstico de esta
zona, aunque no da ejemplos ms concretos. Y por ltimo, diciendo que se
modula menos se mueve en un plano fontico y suprasegmental. Cuando
imita la tonada la compara con un tono ms Mauricio Macri 21, el actual
jefe del Gobierno de la Ciudad, quien se mencion en varias de nuestras
entrevistas como representante de una forma de hablar cheta. No sorprende
que el hablante muestre una conciencia bastante desarrollada respecto de
la forma de hablar que l denomina cheta, porque es la variedad urbana
con la que supuestamente est ms en contacto en su barrio, pero a la vez se
distancia de este lenguaje, lo imita, y lo relaciona con el jefe del Gobierno
de la Ciudad, cuya posicin poltica tampoco comparte.
Por el otro lado, en las zonas que denomina ms cabeza, opina que
la forma de hablar se parece ms a la del conurbano y que se trata de un
lenguaje ms tumbero. Se refiere, en este caso, tanto a una determinada
entonacin y fontica (un tono o una tonada) como tambin a ciertas
expresiones lxicas muy vulgares, de las que menciona algunas en su
imitacin (p. ej., la concha de tu madre).
Finalmente, pasa a tratar el sector medio, que para l constituye la
mayora de los hablantes y que habla ms normal, pero tambin ms
intelectualoide. Atribuye pues al sector medio una forma de hablar ms
comn, menos estilizada, pero, segn su opinin, un poco pseudo-intelectual.
Es decir, igualmente no se inscribe del todo en el rea del centro, sino
que muestra igualmente un leve distanciamiento o una perspectiva desde
afuera, muy probablemente debido a su barrio de origen. De todos modos,
las variedades del centro son mucho menos marcadas y los estereotipos se
refieren principalmente al norte y al sur.
El segundo mapa que queremos analizar es el de una hablante femenina,
tambin de Recoleta, periodista, de 33 aos. La persona vivi el mayor
tiempo de su vida en Recoleta, primero con su familia y despus sola, pero
hace tres aos se mud a Palermo con su pareja. Hoy en da, como afirma
en la entrevista, se identifica ms con Palermo que con Recoleta, porque es
un barrio ms tranquilo, ms verde, de casitas ms bajas. Sin embargo, en
su dibujo no menciona este barrio:
21
Vase su pgina personal http://www.mauriciomacri.com.ar/ y de su partido, el PRO:
https://pro.com.ar/ [10/4/14]
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 333
(4) As... Todo este sector es el Ro de la Plata, no? Todo ese... es como... las
formas de hablar para m van junto con el poder... precio inmobiliario. A
medida que vos te alejs del ro, va cayendo el precio, y van cambiando
las formas. Yo lo que siempre digo, son como ponele ac tens
Libertador. Es como vas pasando lneas. Libertador, eh... Libertador
no es la mejor opci... eh, el mejor ejemplo. Eh... Callao... no bueno,
volvamos a Libertador. Libertador, Santa Fe, Crdoba, Corrientes,
Rivadavia, entonces a medida que vos vas cruzando las avenidas, cada
vez ms temprano tens que volver a tu casa (se re). Ms o menos. S.
Yo lo separara as. [...]
Y... yo pondra, para ac, ms eses. Ms eses en la terminacin. Eh...
pero es muy general esto. Ehm para ac, y ms especficamente ac,
eh... ms papa.
Se nota pues una identificacin muy fuerte con su barrio de vivencia, pero
un conocimiento bastante amplio del mapa de la capital y de los barrios
porteos que, seguramente, se debe a su movilidad geogrfica y, tal vez,
tambin a su formacin profesional como maestra de historia:
(6) Y el tema del lenguaje, a ver, cmo podra decirlo... Eh... Y yo creo
que todo responde a lo social, no?, o sea, porque el lenguaje, o sea, de
esta gente de clase alta, por as decirlo, es como un... que ni siquiera es un
lenguaje refinado, no? [] quizs una persona de Palermo, no s cmo
explicarlo, tiene como... s, como variaciones, como dialectos, creo, no
s si se dice as, pero es como un dialecto de esa zona, no? El boludo,
el sorry, fue una poca, no? Como el el... no s. Lo definira as. Y
bueno esta zona, ac te das cuenta realmente la falta de educacin, no?
[] como que todo es eh amigo, dame una moneda eh o... viste, esta
cosa de me como las eses, eh, pronuncio mal las palabras, no?
24
http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar/aaba/index.php?option=com_content&task=vie
w&id=347&Itemid=188 &lang=es [3/4/14]
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 339
ella la gente de clase alta no habla mejor, sino que una persona de Palermo
(que, por tanto, equipara con una persona de clase alta) tiene variaciones o
dialectos. Menciona, por ejemplo, las palabras boludo o sorry como tpicas
de esta zona en un determinado momento. En la reflexin de la hablante se
nota una conciencia alta de las diferencias sociales y de cmo estas repercuten
en la forma de hablar, intentando, de este modo, no caer en los estereotipos
comunes. No muestra una actitud negativa o de rechazo hacia ninguno de
los dos sectores, sino que explica la forma de hablar de la clase alta a travs
de una cuestin de pertenencia, mientras que en el lenguaje del sur se hace
evidente la falta de educacin.
Otro mapa que muestra de manera muy evidente los estereotipos opuestos
de norte y sur es el de una hablante femenina de 33 aos de La Boca. La
persona es docente en una escuela pblica y hace 10 aos que vive en La
Boca, despus de haber vivido durante mucho tiempo en la Zona Sur de
la provincia de Buenos Aires. Como caracterstico de La Boca tambin
menciona que los habitantes de este barrio se quedan viviendo en el barrio,
no se van a otros lugares, que genera como una cosa de pertenencia.
Por su formacin profesional, la informante tambin presenta un grado
relativamente alto de movilidad geogrfica dentro de la capital, la cual, sin
embargo, no se refleja de la misma manera en su mapa:
25
En la ya mencionada pgina frikipedia, se registra el pibe chorro como un tipo de
villero: http://www.frikipedia.es/friki/Villero [3/4/14].
26
Sin embargo, a pesar de su arraigo en el sur de la ciudad, muchas voces del lunfardo
se extendieron sobre todo el territorio urbano y a todas las capas sociales (vase Teruggi
1979). Habra que realizar un anlisis ms profundo de cules son los lunfardismos que se
generalizaron en el espaol porteo y perdieron su marca socio-geogrfica, y cules todava
mantienen esta connotacin.
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 341
(8) Se nota por... Qu s yo, a ver cmo decirlo que no sea un prejuicio. No
s, se nota ms en... no s, no hay expresiones, muy pocas expresiones
que de lo que parece tiene como el lunfardo, qu s yo. Y despus hay
como una pronunciacin de la ese que es muy rara, que no s un tipo
ms cercano a la shhhh [imita], no s. Como una pronunciacin ms
arrastrada de la ese, este... Y no usar el che, casi nada, casi nada, eso
seguro. Y... qu otra cosa, y el tipo, tipo que...
Se repite pues la divisin norte-sur con una zona central no muy marcada,
como se ha podido observar en varios casos que hemos analizado en este
trabajo. En cuanto al uso del habla, tambin presenta una estilizacin palpable
entre norte y sur:
(10) Tens, no s, el que habla muy cheto muy, no?, as [imita] en general
se lo identifica con el norte. Despus est el que habla medio cabeza,
viste, eh pibe no s, eh guacho [imita] se lo identifica ms con el
sur, qu s yo, puede ser, pero s, s hay maneras de hablar por zonas.
6. Conclusin
27
La influencia de una variante ms abierta de la vocal final para la percepcin de una
forma de hablar nasal es una hiptesis nuestra que queda por confirmar.
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 345
REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS
Alba, Martha de. 2004. Mapas mentales de la ciudad de Mxico: una aproximacin psicosocial
al estudio de las representaciones espaciales. Estudios Demogrficos y Urbanos 55:
115-143.
________ 2009. Representaciones sociales y el estudio del territorio: aportaciones desde
el campo de la Psicologa Social. Cuajimalpa: Laboratorio de Anlisis Socioterritorial
Universidad Autnoma Metropolitana.
________ 2010. Representaciones sociales y el estudio del territorio: aportaciones desde
el campo de la Psicologa Social. En Salomn Gonzlez (coord.). La integracin de
la dimensin espacial en las ciencias sociales y humanidades: Un proyecto docente
interdisciplinario, UAMCuajimalpa, Mxico. http://www.cua.uam.mx/csh/ebook/.
28
Vase, a modo de ejemplo, las ya mencionadas publicidades de las papas Lays, que
ilustran de manera impresionante el lugar comn de la papa en la boca o los videos cmicos
de Peter Capusotto: www.youtube.com/user/petercapusottotv [14/7/14].
346 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Pginas web:
http://www.atlasdebuenosaires.gov.ar/aaba/index.php?option=com_content&task=view&id
=347&Itemid=188&lang=es
http://www.barrio-norte.com/mapa.html
http://www.barriolascanitas.com.ar
http://www.buenos-aires-argentina.info/barrio-norte.html
Cartografas de la ciudad. Representacin... / Melanie Wrth 349
http://www.buenosaires.gob.ar/areas/barrios/buscador/ficha.php?id=28 [2/4/14]
http://www.buenosaires.gob.ar/laciudad/ciudad
http://www.clubdetango.com.ar/lunfardeando/shusheta.htm
http://www.frikipedia.es/friki/Cheto_(tribu_urbana)
http://www.frikipedia.es/friki/Negro_cabeza [5/4/14]
http://www.frikipedia.es/friki/Villero
http://www.mauriciomacri.com.ar/
https://pro.com.ar/
http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/lexicon/s.asp
http://www.youtube.com/watch?v=_C2RL0SFwG8
http://www.youtube.com/watch?v=itFB1Ulviu4
www.youtube.com/user/petercapusottotv
RESEAS
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 353-355
Como bien plantea el mexicano Luis Fernando Lara, no basta con una sola lectura o
una sola fuente bibliogrfica para darnos por entendidos sobre el extenso panorama
y los diferentes sucesos que han tenido relevancia dentro de la historia de la lengua
espaola. Si bien autores como Ramn Menndez Pidal, Rafael Lapesa o Rafael Cano
han logrado esquematizar cules han sido los procesos que han logrado concretar la
configuracin del idioma espaol actual, estos han abordado el rea de la filologa y
la lingstica histrica desde una perspectiva ms tcnica, lo que ha provocado que
muchas veces estas obras cannicas resulten complejas de comprender a la hora de
ser ledas por un pblico no erudito.
En razn de esto, el objetivo de Lara es ofrecer un relato, ante todo breve,
que provea un anlisis comparativo con respecto al desarrollo de la historia del
espaol, considerando todas las variedades que este idioma posee. Lara se encarga
de construir el proceso de configuracin del espaol de manera que este resulte de
fcil comprensin para sus lectores. De hecho, l mismo seala el carcter didctico
de su obra, que va dirigida a cualquier tipo de pblico, sin necesidad de que el lector
sea un erudito en disciplinas relativas a la lengua. Adems, el autor indica que su
obra es un buen material para que principiantes en ciencias del lenguaje e historia
se enfrenten a nuevos conocimientos, por lo cual va acompaada de una gran
cantidad de mapas, ilustraciones grficas y ejemplos textuales1, los cuales logran
un acercamiento entre la historia que se relata y el lector que se dispone a disfrutar
de esta amena lectura sobre la configuracin del espaol.
Las intenciones del autor van dirigidas hacia la comprensin de la historia de la
lengua espaola, pero desde una perspectiva distinta a la de los estudios tradicionales,
dado que dentro del relato se hace constante alusin a aspectos geogrficos,
demogrficos, sociales, polticos y culturales que forman parte de los factores que
constituyen el escenario en el que se despleg la evolucin de la lengua espaola.
Para lograr su objetivo principal, Lara expone los procesos implicados en la
configuracin de los diversos tipos de espaol, es decir, tanto en el caso del espaol
peninsular como en el del espaol de Amrica, e, incluso, plantea el inters por el
estudio del espaol perifrico o de enclaves menos considerados por los estudios
tradicionales, como es el caso del espaol en Filipinas, por ejemplo. De esta
1
La cantidad de material que Lara ha querido proporcionar al lector justifica la existencia
del DVD que acompaa su obra (el que se encuentra adherido en la tapa posterior del libro) y
que permite al receptor una comprensin ms viva de la historia que el autor intenta transmitir.
354 BOLETN DE FILOLOGA TOMO XLIX, Nmero 2, 2014
Natalia Villarroel
Universidad de Chile
[email protected]
Boletn de Filologa, Tomo XLIX
Nmero 2 (2014): 357-361
autores asignan a la escritura y a las reglas lingsticas. Por ltimo, recorre enfoques
que explican algunas divergencias en materia ortogrfica que la RAE an no zanja.
Para resolver tales disensos se precisa de una fuerte voluntad glotopoltica, que tenga
como eje facilitar el acceso a la cultura escrita.
Respecto de los manuales de gramtica, en el texto En torno a la Nueva gramtica
de la lengua espaola, Elvira Narvaja de Arnoux estudia comparativamente la
Gramtica descriptiva de la lengua espaola, publicada el ao 2000, y la Nueva
gramtica de la lengua espaola, publicada el 2009. Igualmente, seala el carcter
oficial de la segunda y, a travs del estudio detallado de su prlogo, identifica algunos
elementos propios de la tradicin gramatical que son omitidos. La autora afirma
que ello responde a la necesidad de este libro de insertarse como una novedad en el
mercado editorial. Asimismo, el anlisis del prlogo permite identificar que en dicho
manual se procura construir un saber gramatical no controversial, que opera con un
imaginario de lengua comn, lo que atena las alusiones a registros, variedades y
situaciones de contacto.
En cuanto a los diccionarios, en La produccin lexicogrfica de la Academia
Argentina de Letras: un anlisis glotopoltico del Diccionario del habla de los
argentinos (DIHA 2003 y 2008), Daniela Lauria estudia la orientacin lexicogrfica
de la RAE, que este ao ha publicado la vigsima tercera edicin de su Diccionario,
en el contexto de la poltica lingstica panhispnica. Destaca que la funcin de las
academias nacionales es la de aportar particularismos. A modo de ejemplo, la autora
aborda la actividad lexicogrfica de la Academia Argentina de Letras y, en particular,
estudia el Diccionario del habla de los argentinos. En tanto se inscribe en el gesto
glotopoltico, el presente escrito proporciona una importante contextualizacin
histrica de su tema de estudio. En este marco, resalta el carcter complementario
que este tipo de obras posee respecto del diccionario acadmico.
En el ltimo captulo referido a instrumentos lingsticos, Representaciones
sobre las normas lingsticas y las lenguas en mbitos del siglo XXI. Las Pautas
de estilo del Congreso Argentino entre manuales y guas de estilo provinciales,
nacionales y regionales, Silvia Nogueira analiza en las Pautas del estilo del
Congreso Argentino los rasgos propios de este gnero. Devela la preocupacin
de dicho manual por la palabra en comparacin con la frase, la apreciacin de un
lenguaje llano que garantice la claridad y precisin de la legislacin y la presencia
en el uso de la lengua de la idea de lo polticamente correcto, centrada en la
utilizacin de un lenguaje no sexista. A nivel normativo, las pautas se condicen con
lo estipulado por la RAE. En sntesis, la representacin que prevalece en el corpus
de estudio es la que vincula la normativizacin del lenguaje institucional con su
claridad democrtica (25).
En el captulo final del presente libro, Pensar el castellano en Internet:
discursos sobre la norma en los foros de WordReference.com, Juan Eduardo
Bonnin relativiza el rol de los instrumentos lingsticos oficiales; como gramticas,
ortografas y diccionarios. Interesado en el operar de este mundo globalizado, en
especial en las prcticas de navegacin virtual, el autor se concentra en los blogs y
Temas de glotopoltica... / Elvira Narvaja y Susana Nothstein (eds.) 361
Mariana Zegers
Universidad de Chile
[email protected]
Instrucciones y normas
para la presentacin de trabajos en el
Boletn de Filologa de la Universidad de Chile
Generalidades
Normas editoriales
a) Nombre del autor, comenzando por el apellido. Segn el primero se
ordenar alfabticamente el listado de referencias.
b) Ao de publicacin. En caso de citarse varios trabajos de un mismo autor
publicados el mismo ao, deben distinguirse con letras minsculas tras
el nmero del ao (sin mediar espacio ni coma).
c) Ttulo de la publicacin. Los ttulos de publicaciones autnomas
(libros, revistas) se escribirn en cursiva; los ttulos de las publicaciones
dependientes (artculos y captulos de libros), en caracteres normales.
d) Lugar (ciudad) de la publicacin.
e) Editorial o entidad editora.
Libro:
Tesis:
Ponencia:
Documento electrnico:
General instructions
Authors will receive 20 offprints of their articles and one copy of the journal.
Book:
Or:
Article:
Electronic document:
Generalidades
Normas editoriais
Livro:
Artigo:
Palestra:
Documento eletrnico:
Los volmenes publicados hasta la fecha son los siguientes (The volumes
published so far are the following/ Os volumes publicados at uo presente
so as seguintes):
Tomo IV (1944-1946)*
Tomo V (1947-1949)*
Tomo VI (1950-1951)*
Tomo VII (1952-1953)
Tomo VIII (1954-1955) *
*
Volumen agotado.
Boletn de Filologa. Publicaciones del Instituto de Filologa. Seccin del
Instituto de Investigaciones Histrico-Culturales de la Facultad de Filosofa
y Educacin de la Universidad de Chile.
Tomo IX (1956-1957)
Tomo X (1958) *
Tomo XI (1959) *
Tomo XII (1960)
Tomo XIII (1961)
Tomo XIV (1962)
Tomo XV (1963) *
Tomo XVI (1964) *
Tomo XVII (1965) *
Tomo XVIII (1966) *
Tomo XIX (1967)
Tomo XX (1969) *
Tomo XXI (1970)
Tomo XXII (1971) *
BOLETN DE FILOLOGA
Departamento de Lingstica
Universidad de Chile
Casilla 73 uoa Fax 978 7184
Direccin electrnica: [email protected]
Santiago-Chile
Impresin
Grfica LOM. Fono: 22 672 2236
11568p - Boletin filologia XLIX 2 2014.pdf 1 30-12-14 12:06
XLIX
Universidad de Chile
ISSN 0067-9674 versin impresa
ISSN 0718-9303 versin electrnica
Boletn de
TOMO
FILOLOGA
fundado en 1934 por Rodolfo Oroz
BOLETN DE FILOLOGA
TOMO XLIX
Nmero 2
2014
N 2