Antología para Antiguo Testamento I
Antología para Antiguo Testamento I
Antología para Antiguo Testamento I
RECOPILACIN DE LECTURAS
AO 2017
ACERCNDONOS A LA BIBLIA
QU ES LA BIBLIA?
REVELACION
La teologa bblica forma una entidad orgnica. Esto significa no slo que uno
puede acercarse a cualquier aspecto del tema empezando en cualquiera de sus
partes (aunque ciertamente hay algunos puntos que son ms tiles que otros),
sino tambin que tratar algn elemento de la teologa bblica como si existiera en
un esplndido aislamiento, distorsiona seriamente el cuadro total.
Con ningn otro tema esta verdad es tan obvia como con aquel que se
relaciona con la doctrina de la Escritura que un individuo sostiene. En esta
poca escptica es dudoso si una comprensin articulada y coherente de la
naturaleza de la Escritura y su interpretacin pueda sostenerse por mucho
tiempo, si no hay al mismo tiempo una comprensin del punto de vista bblico
de Dios, del ser humano, del pecado, de la redencin y de la carrera de la
historia hacia su meta final.
Por ejemplo, si es verdad que las Escrituras nos cuentan acerca de Dios, por lo
menos la clase de Dios que l es, no es menos verdadero que a menos que
Dios sea realmente ese tipo de Dios que la Biblia dice, es imposible apreciar la
Palabra por lo que es. Para acercarnos a la Biblia adecuadamente es
importante saber algo del Dios que la respalda.
Dios es a la vez trascendente (esto es, l est ms all del espacio y del
tiempo) y personal. El es soberano y es el creador todopoderoso a quien el
universo entero debe su existencia; sin embargo, l es el Dios quien por gracia
condesciende para relacionarse con nosotros los seres humanos a quienes l
mismo form a su propia imagen. Puesto que nosotros estamos limitados por el
tiempo y el espacio, Dios nos encuentra aqu; l es el Dios personal que se
relaciona con otros seres, personas que l hizo para que le glorifiquen y que se
gocen en l por siempre.
Dios ha escogido revelarse a nosotros porque de otra manera sabramos muy
poco acerca de l; su existencia y poder estn revelados en el orden de la
creacin, aunque ese orden ha sido profundamente manchado por la rebelin
humana y sus consecuencias (<010318>Gnesis 3:18; <450819>Romanos 8:19-22; ver
Salmo l9:1, 2; <450119>Romanos 1:19, 20). Tambin es cierto que en la conciencia
humana est reflejada una dbil imagen de los atributos morales de Dios
(<450214>Romanos 2:14-16). Sin embargo, este conocimiento no es suficiente para
conducir a la salvacin. Adems, la pecaminosidad humana es tan sutil que se
dedica no poca energa para restar valor aun a tal revelacin como la de la
creacin. Pero en su gracia inmensurable Dios ha intervenido activamente en el
mundo que l cre para revelarse a los seres humanos en formas mucho ms
completas.
Esto fue cierto aun antes de la cada. Dios haba asignado ciertas
responsabilidades a las criaturas que l hizo a su imagen (ya eso en s es una
revelacin), y entonces se encontr con ellos en el huerto que les haba
preparado. Cuando Dios escogi a Abraham, estableci un pacto con l,
revelndose como su Dios (Gnesis 15; 17). Cuando redimi a Israel de la
esclavitud, Dios no slo convers con Moiss, sino que tambin se mostr a s
mismo en las terribles plagas y en los truenos y relmpagos de Sina. Aunque el
mundo es suyo, Dios escogi a Israel como su pueblo del pacto haciendo de
ellos un reino de sacerdotes y una nacin santa (<021905>Exodo 19:5, 6). Se revel
a ellos no slo en manifestaciones extraordinarias de poder, pero tambin por
medio de su Tora (lit. instruccin) que inclua no slo instrucciones detalladas
para el diario vivir, sino que adems estructuras enteras de observancias
religiosas obligatorias (tabernculo, templo, sacrificios, sacerdocio).
A travs del periodo que cubre el AT, Dios se revel en providencia (p. ej. los
arreglos que llevaron a Jos a Egipto, Gnesis 3750; 50:19, 20; el desvelo
de Jerjes una cierta noche de su vida, <170601>Ester 6:1ss.; los decretos de Ciro y
Daro que facilitaron la vuelta de algunos hebreos a Jerusaln despus del
exilio), en eventos milagrosos (p. ej. la zarza ardiendo, Exodo 3; el fuego en el
monte Carmelo, 1 Reyes 18) en las palabras profticas (la palabra del Seor
repetidamente viene a los profetas), en poesa y cantos (p. ej. los salmos).
Pero aun mientras los creyentes del AT saban que Dios se haba manifestado a
su pueblo del pacto, eran conscientes de que l haba prometido una revelacin
ms clara en el futuro. Dios prometi un tiempo cuando una nueva raz saldra
del linaje de David (Isaas 11), un hombre que se sentara en el trono de David,
y que sera llamado Dios Fuerte, Padre Eterno, Prncipe de Paz (Isaas 9). Dios
mismo descendera a la tierra y traera un cielo nuevo y una tierra nueva (Isaas
65). El derramara su Espritu (Joel 2), introduciendo un nuevo pacto (Jeremas
31; Ezequiel 36), resucitara los muertos (Ezequiel 37) y mucho ms.
Los escritores del NT estn convencidos de que la autorrevelacin de Dios y
su salvacin (largamente esperada) fueron realidad en la persona de Jesucristo,
el Hijo de Dios. En el pasado Dios se haba revelado por los profetas, pero en
estos ltimos das l se ha revelado suprema y finalmente en su Hijo
(<580102>Hebreos 1:2). El Hijo es la imagen perfecta del Padre (<470404>2 Corintios
4:4; <510115>Colosenses 1:15, <580103>Hebreos 1:3); en l habita toda la plenitud de
Dios (<510119>Colosenses 1:19; 2:9). El es la encarnacin de la autoexpresin de
Dios, l es el Verbo de Dios hecho carne (<430101>Juan 1:1, 14, 18).
Esta revelacin centrada en el Hijo se encuentra no slo en la persona de Jess,
sino tambin en sus hechos. Dios revela y efecta el plan divino de la redencin
no slo en las enseanzas, predicacin y sanidades de Jess, pero
supremamente en la cruz y en la resurreccin. Por el Espritu que el Cristo
exaltado ha dado (Juan 1416) Dios convence al mundo (<431607>Juan 16:7-11),
asiste a los creyentes en su testimonio (<431527>Juan 15:27, 28) y, sobre todo, Dios
se les manifiesta al habitar en ellos (<431419>Juan 14:19-26). As Dios se revela por
el Espritu Santo, quien es la garanta divina y arras de la herencia prometida
(<490113>Efesios 1:13, 14). Un da la revelacin ltima y completa ocurrir, y cada
rodilla se doblar y toda lengua confesar que Jess es el Seor para gloria de
Dios Padre (<503211>Filipenses 2:11; cf. Apocalipsis 1922).
Lo que se debe enfatizar es que una comprensin genuinamente cristiana de la
Biblia presupone al Dios de la Biblia, un Dios que se da a conocer en una
variedad de formas para que los seres humanos puedan saber el propsito para
el cual fueron creados: conocer, amar y adorar a Dios, y deleitarse de tal
manera en esa relacin que Dios sea glorificado mientras ellos reciben el
beneficio incomparable de llegar a ser todo lo que Dios quiere que sean.
Cualquier conocimiento verdadero y genuino que los seres humanos tengan de
Dios depende principalmente de su autorrevelacin.
LA PALABRA DE DIOS
Lo que no debemos pasar por alto es que este Dios es un Dios que habla. Sin
duda, l se nos revela en muchas maneras, y la palabra no es la menor de ellas.
En castellano revelacin puede entenderse en forma activa o pasiva, eso es,
ya sea como la actividad con que Dios se revela, o como la sustancia (que se
da a conocer) de dicha manifestacin. Cuando la expresin se refiere a la
autorrevelacin de Dios, el sentido activo ve a Dios dndose a conocer por
palabras, en tanto que el sentido pasivo apunta a las palabras mismas toda vez
que ellas constituyen el mensaje que Dios ha escogido entregar.
La importancia del hablar de Dios como un medio fundamental de su revelacin
no puede ser sobrestimado. La creacin misma es el producto del hablar de
Dios; Dios habla y los mundos llegan a existir (Gnesis 1). Muchos de los
hechos ms dramticos de la revelacin de Dios no habran podido ser
comprensibles si la palabra hablada de Dios no les acompaase. Moiss ve la
zarza ardiendo con curiosidad, hasta que la voz le dice que se quite las
sandalias, y le asigna nuevas responsabilidades. Abraham no habra tenido
razn de salir de Ur, si no fuera por la revelacin de Dios a travs de palabras.
Vez tras vez los profetas llevan la carga de palabra del Seor al pueblo. La
revelacin verbal es esencial aun en el caso del Seor Jess: durante los das de
su encarnacin, l fue principalmente el Maestro. Adems, aparte de la
explicacin del significado de su muerte y resurreccin preservada en los
Evangelios y las epstolas, aun estos eventos importantes no habran sido
comprensibles y habran permanecido trgicamente en la oscuridad. Es tan
central el hablar de Dios en su autorrevelacin que cuando Juan el evangelista
busca una manera cabal para referirse a la ltima revelacin de Dios en su Hijo,
escoge referirse a l como el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios... el Verbo se hizo carne (<430101>Juan 1:1, 14). El que montaba el caballo
blanco de Apocalipsis 19 es llamado Fiel y Verdadero... Est vestido de una
vestidura teida en sangre, y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS
(<661913>Apocalipsis 19:13).
Por supuesto, al establecer que Dios es un Dios que habla, y que sus palabras
constituyen un elemento bsico en la bondadosa manifestacin de s mismo a
nosotros, no demuestra en absoluto que la Biblia sea el producto de esa
revelacin activa, siendo as una revelacin en el sentido pasivo. Es cierto que
la expresin palabra del Seor en la Biblia tiene una variedad de usos; todos
ellos indican que Dios habla, que no es simplemente un Dios impersonal,
fuerza de la existencia o un otro misterioso, pero la variedad de usos es
digna de considerar. Por ejemplo, con frecuencia se dice que la palabra de
Dios o la palabra del Seor vino a uno de los profetas (p. ej. <240102>Jeremas
1:2; <263001>Ezequiel 30:1; <280101>Oseas 1:1; <420302>Lucas 3:2). Cmo esta palabra o
mensaje viene, generalmente no se explica. Sin embargo, es obvio que aun
estos ejemplos son suficientes para demostrar que en la Biblia misma la
palabra de Dios no necesariamente es idntica con la Escritura.
Quienes hacen esta observacin van ms all y argumentan que es inapropiado
hablar de las Escrituras como la Palabra de Dios. Paralelamente sostienen que
si la palabra de Dios es usada para referirse a la Biblia, esto debe ser en un
sentido general: tal como el mensaje de la Biblia, o aquello que Dios ha
dicho en trminos generales a los testigos humanos, o algo similar. Esto no
debe usarse para referirse a las palabras mismas de la Escritura.
Pero seguramente esto implicara errar en otro sentido. Jess puede reprender
a sus opositores por poner sus tradiciones por encima de la palabra de Dios
(<410713>Marcos 7:13), y lo que l tiene en mente es la Escritura que haba en
existencia. Si algunos mensajes de Dios estn dados en trminos muy generales,
muchos estn dados como orculos, expresiones, de Dios mismo. De este
modo la profeca de Ams empieza modestamente: Las palabras de Ams,
pero a travs del libro orculo tras orculo est introducido por alguna
expresin como: As ha dicho Jehovah (<300206>Ams 2:6) o as ha dicho el
Seor Jehovah (<300311>Ams 3:11). Jeremas ve la revelacin de Dios llegando
casi como un dictado directo, as que cuando el mss. original es destruido Dios
generosamente entrega de nuevo el mensaje (<243002>Jeremas 30:2; 36:27-32).
David insiste en que las palabras de Jehovah son palabras puras, como plata
purificada en horno de tierra, siete veces refinada (<191206>Salmo 12:6). Cuando
extendemos nuestra investigacin al NT encontramos a los escritores, uno tras
otro, declarando Dios dice para referirse a algo que se encuentra en uno u
otro libro cannico. Cuando los escritores del NT se refieren a lo que Moiss o
Isaas o algn otro dijo (p. ej. <450929>Romanos 9:29; 10:19) ellos se estn
refiriendo a lo que Dios mismo les ha dicho a esos escritores del AT cuando se
dirigi a ellos (p. ej. <450915>Romanos 9:15, 25). Adems, ellos pueden decir que
Dios dice o El Espritu Santo dice aun cuando citan pasajes de la Escritura
donde de hecho Dios no est hablando directamente al escritor del AT (p. ej.
<580721>
Hebreos 7:21, 10:15). A veces se emplea una frmula ms larga, p. ej. lo
que habl el Seor por medio del profeta, diciendo (<400122>Mateo 1:22), El
Espritu Santo habl de antemano por boca de David (<440116>Hechos 1:16).
Este resumen breve de la evidencia procura mostrar que Dios se ha revelado en
muchas formas, pero especialmente en la revelacin verbal. Hemos visto que la
evidencia es inseparable de la Escritura misma, pero no hemos indagado muy
profundamente en esa direccin. Antes de proceder, hay un elemento
relacionado con la revelacin bblica que tiene que ser mencionado brevemente.
LA ESCRITURA Y EL CANON
Si aceptamos que Dios es un Dios que habla, que la revelacin de s mismo
incluye la revelacin verbal y que frecuentemente l ha usado a los seres
humanos como sus portavoces, en primer lugar debemos preguntarnos cmo
resolveremos lo que parece ser primeramente un proceso personal y oral de
algo que es de dominio pblico como es la Palabra de Dios escrita (el tema de
esta seccin); y en segundo lugar, cmo concebiremos la relacin entre lo que
Dios habl y lo que sus agentes humanos hablaron (el tema de la siguiente
seccin).
Obviamente, aunque la Escritura describe a Dios como hablando a travs de
seres humanos, el nico acceso que tenemos a tal fenmeno durante el perodo
de la historia bblica se encuentra en la Escritura misma. Eso se presupone, p.
ej. en la retrica de Jess: No habis ledo lo que os fue dicho por Dios...?
(<402231>Mateo 22:31). Las alternativas que resultan parecen ser, entonces, o que
la Escritura no es ms que un testigo (falible) a tal revelacin verbal divina, o
nada ms que el producto de tal revelacin. En el primer caso, el intrprete
debe escoger, segn lo mejor de su capacidad, entre aquellas partes de la
Escritura que constituyen un testigo fiel al Dios que se revela en hechos y
palabras, y aquellas porciones que no son fidedignas, y descubrir las bases para
tales decisiones. En el ltimo caso, la Biblia tiene que ser comprendida no slo
como un testigo fiel a la bondadosa autorrevelacin de Dios en palabras y
lo que Dios haba realizado en la culminante revelacin de s mismo en la
persona de su Hijo y en los documentos que daban testimonio y juntaban los
cabos de la revelacin en el Hijo.
INSPIRACION Y AUTORIDAD
Si las Escrituras son simultneamente revelacin verbal de Dios y producto de
manos humanas, debemos buscar por lo menos alguna relacin entre ambas.
Durante los ltimos siglos, el trmino que ms comnmente ha sido usado en
relacin con el tema es inspiracin. Al igual que Trinidad, la palabra
inspiracin no es una palabra bblica sino ms bien es una que resume
aspectos importantes de la verdad bblica. Inspiracin es normalmente definida
(a lo menos en crculos protestantes) como la obra sobrenatural del Espritu
Santo de Dios sobre los autores humanos de la Escritura, de tal forma que lo
que ellos escribieron fue precisamente lo que Dios quiso que escribieran con el
propsito de comunicar su verdad.
Algunas observaciones en esta definicin nos ayudarn a clarificarla, indicando
su utilidad y defendindola de aquellas malas interpretaciones comunes que se
hacen sobre ella.
1. La definicin habla tanto de la accin de Dios, por su Espritu, en el autor
humano como de la naturaleza del texto resultante. Este doble nfasis es un
intento de captar los dos elementos presentes y que son demostrables en el
relato que la Biblia hace de lo que est sucediendo. Por un lado, nos dice que
ninguna profeca de la Escritura es de interpretacin privada
(presumiblemente una interpretacin privada de la forma en que las cosas se
encuentran); en verdad, jams fue trada la profeca [claramente, en el
contexto, la profeca que constituye Escritura] por voluntad humana; al
contrario, los hombres hablaron de parte de Dios siendo inspirados por el
Espritu Santo (<610120>2 Pedro 1:20, 21). Por otro lado, no es solamente que los
autores humanos de las Escrituras fueron guiados por el Espritu Santo, sino
que la Escritura resultante es inspirada por Dios (<550316>2 Timoteo 3:16). La
expresin gr. bien podra traducirse como exhalada por Dios. Lo interesante
del punto es que se describe de esta forma la Escritura, el texto, y no el autor
humano. Si escogemos usar la palabra inspirado en vez de exhalada por
Dios, entonces debemos decir (segn este pasaje) que es el texto lo inspirado
y no sus autores humanos. Si usamos alternativamente el trmino inspirado
junto con el hecho que los autores humanos fueron guiados por el Espritu
Santo entonces los autores de las Escrituras fueron inspirados. En ese caso el
diseo de la definicin incluye tanto la obra del Espritu Santo en el autor
humano como la posicin resultante del texto de las Escrituras.
2. No hay nada en la definicin que exige un modo particular de inspiracin. Sin
duda la inspiracin puede operar a travs de un estado anormal de la mente
humana, por decir, una visin, un sueo como en estado de trance, escuchar
voces y mucho ms. Pero no hay nada en la definicin que requiera de tal
fenmeno; en verdad, juzgando por el texto de la Escritura, no es claro que
todos los escritores bblicos estaban siempre conscientes de que lo que estaban
escribiendo era el texto sagrado. Ni hay razn alguna para menospreciar la
descripcin que Lucas hace de su trabajo, caracterizado por la investigacin y
el inquirir cuidadoso de sus fuentes (<420101>Lucas 1:1-4). El hecho es que el
trmino inspirado no es mucho ms que una etiqueta conveniente para ser
usada en relacin con el proceso por el cual Dios ha dado existencia a las
Escrituras como previamente han sido descritas: revelacin verbal y testigo
histrico, palabras de seres humanos y palabras de Dios, la verdad que Dios
escogi comunicar y las formas particulares de cada uno de los autores
humanos.
3. Es importante distinguir este uso de inspiracin de otros dos usos. El
primero surge del mundo contemporneo del arte. Hablamos de compositores,
escritores, pintores, escultores, msicos y otros seres inspirados. Si nos
detenemos a pensar en este uso como el nico, podramos suponer que estas
personas fueron inspiradas por las musas; el que se inclinara ms
teolgicamente asignara la inspiracin a la gracia comn de Dios. Aparte de
tal reflexin, no pensamos mucho ms en que su trabajo es excelente, una elite
de primera clase. En consecuencia, podemos concluir que sus trabajos son
inspiradores, eso es, que permiten a quienes los observan levantar un poco su
horizonte, o intentar algo nuevo, o simplemente sentirse ennoblecidos.
Normalmente tal uso no es tomado para indicar que el Dios soberano haya
comunicado su verdad en forma permanente a su pueblo del pacto.
El segundo uso de inspiracin con el cual nuestra definicin no debe ser
confundida es aquel que se encuentra en el uso de los Padres de la iglesia. Se
ha hecho notar que inspiracin nunca funciona entre los Padres como un
criterio para la canonicidad. Esto no es porque los Padres no consideren las
Escrituras como inspiradas, porque de hecho ellos s las consideran inspiradas;
sino ms bien, porque en su uso inspiracin no es algo que se relaciona
exclusivamente con las Escrituras. En un sermn que Eusebio atribuye al
emperador Constantino (sea o no una atribucin correcta), el predicador
comienza: Ojal la poderosa inspiracin del Padre y de su Hijo... sea
conmigo al hablar estas cosas! En una de sus cartas a Jernimo, Agustn va
demasiado lejos al decir que Jernimo escribe bajo el dictado del Espritu
Santo. Gregorio Niceno puede usar la misma palabra traducida como
exhalada por Dios (inspirada) en 2 Timoteo para referirse al comentario de
su hermano Basilio acerca de los seis das de la creacin. En resumen, un
considerable nmero de los Padres usa una variedad de expresiones,
incluyendo inspiracin, para amalgamar lo que muchos telogos en el da de
hoy separaran en dos categoras: inspiracin e iluminacin. Esta ltima
reconoce el trabajo del Espritu Santo en la mente de un sin fin de creyentes, no
slo predicadores, sino tambin escritores y maestros cristianos, pero niega a
sus pensamientos, palabras y escritos la clase de autoridad universal que obliga
a todos los cristianos en todas partes y que hoy es relacionada con la palabra
inspiracin. De seguro, implcitamente los Padres hacen la misma clase de
distincin (aunque las categoras son diferentes) en tanto que reconocen slo
ciertos documentos como cannicos, eso es, un listado cerrado de Escrituras
con autoridad que obliga a toda la iglesia.
Entonces, para nuestros propsitos, inspiracin no ser usada como lo es en
el mundo del arte, o como lo es en el lenguaje de los Padres de la iglesia, sino
en el sentido teolgico que ha adquirido durante los siglos pasados.
4. Unos cuantos escritores intentaron debilitar inspiracin como el trmino
que ha sido definido aqu al sealar, correctamente, que un pasaje como <550316>2
Timoteo 3:16, 17 nos afirma el propsito de tal Escritura inspirada: es til para
la enseanza, para la reprensin, para la correccin, para la instruccin en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado
para toda buena obra. Si este es el propsito, ellos argumentan, entonces es
vano intentar vincular inspiracin con veracidad y autoridad. De hecho, esto es
un error de categoras. Es importante distinguir el modo de revelacin (sueo,
visin, dictado, etc.) de la manera de inspiracin (el empleo de varias tcnicas
y gneros literarios) de los resultados de la inspiracin (lo que la Escritura dice,
Dios lo dice) y el propsito de la inspiracin (hacernos sabios para la
salvacin).
5. Muchos han intentado debilitar la autoridad de las Escrituras, hecho implcito
en este estudio. Solo algunos pocos sern mencionados. Primero, se ha argido
que uno tiene que crear una doctrina de las Escrituras, no slo de los pasajes
en los cuales la Escritura evala a la Escritura, sino de las dificultades
declaradas inflexibles donde la Escritura cita a la Escritura en una forma que en
su primera lectura asombra. Ciertamente los dos acercamientos tienen que ir de
la mano. En la prctica, sin embargo, aquellos que empiezan con el segundo
acercamiento usualmente no consideran el primero con seriedad; quienes
comienzan con el primer acercamiento, si son investigadores cuidadosos,
generalmente descubren razones vlidas, exegticas y teolgicas que explican
este fenmeno tan peculiar. Una variacin de este argumento insiste en que la
Biblia presenta formas tan diferentes, digamos a modo de ejemplo, de Dios,
que es intil hablar de teologa bblica o cristianismo bblico. La Biblia,
segn este argumento, incorpora teologas que compiten entre s y reflejan
diferentes corrientes del cristianismo que son mutuamente contradictorias.
Cmo puede decirse de cualquier libro que es inspirado y autoritativo si ese
libro prohbe el vestir ropa tejida con hilos de dos materiales distintos
(<031919>Levtico 19:19)? Pero tales trabajos, debe ser dicho gentilmente, que
mientras apelan a audiencias populares y a escpticos convencidos,
sencillamente no encajan con lo mejor de la literatura confesional. Por ejemplo,
el asunto sobre los tejidos de materiales diferentes, que no es raro en la
literatura, es enfatizado como si nadie jams haya pensado seriamente acerca
de las maneras en las cuales las estipulaciones del pacto del AT han de
aplicarse a los creyentes que viven bajo un nuevo pacto.
Segundo, muchos argumentan que un resultado necesario de la bondadosa
acomodacin de Dios al habla humana es la introduccin de un error. Errar es
humano; los documentos bblicos son humanos. Por lo tanto, resultan ser tan
poco fiables como son los seres humanos. Pero tal apreciacin de la Escritura
no slo niega la conviccin y juicio de Jess y de los escritores del NT, sino
que se fundamenta en una lgica desgastada. Sin duda que es verdad que a
este lado de la cada errar es humano; eso no significa necesariamente que ser
un humano implique errar en toda ocasin y en todo lo que se dice. Que el
soberano y trascendente Dios se haya acomodado gentilmente al lenguaje
humano es una hermosa verdad. No obstante, es a este hablar acomodado al
cual se hace referencia como palabra o palabras puras del Seor (<191206>Salmo
12:6) y tratadas por Jess mismo como Escrituras que no pueden ser
quebradas.
En tercer lugar, los catlicos romanos tradicionales, aunque sostienen la
inspiracin y la autoridad de la Biblia, niegan que sta sea suficiente como nica
regla de fe y de prctica. Antes de la palabra escrita vino la tradicin oral, y
esta tradicin contina al lado de la palabra escrita en el oficio magisterial de la
Iglesia Catlica Romana. Los efectos son sustanciales; una doctrina como la de
la inmaculada concepcin de Mara, no enseada en las Escrituras, puede
imponerse como algo que todos los catlicos leales tienen que creer.
Recprocamente, doctrinas que muchos no catlicos encuentran en las
Escrituras pueden ser descartadas o disminuidas en importancia por la
autoridad de la iglesia. El tema es muy complejo para ser tratado aqu.
En cuarto lugar, en una manera que caractersticamente va ms all de cualquier
cosa que Karl Barth, el padre de la neoortodoxia, habra sostenido, algunos
telogos neoortodoxos insisten en que la Biblia, en cuanto a su forma, es
sencillamente uno ms entre los libros religiosos; aunque sea uno importante, no
est exento de errores grandes y pequeos. No es verdad en el sentido que lo
que dice, Dios lo dice. Ms bien, la Biblia es verdad en cuanto al hecho de que
Dios trabaja a travs de ella para revelarse a s mismo a los individuos. Llega a
ser la Palabra de Dios cuando el Espritu Santo la ilumina al individuo. Esta
inspiracin e iluminacin nuevamente son confundidas; o, ms exactamente, la
primera absorbe a la ltima, Ciertamente la neoortodoxia tena razn en
protestar contra una palabra muerta que no transformaba ni daba vida a los
individuos. Pero su solucin es demasiado drstica y termina negando lo que
Jess y sus primeros discpulos entendieron por Escrituras.
Quinto, varias formas de liberalismo clsico simplemente niegan cualquier
posicin especial a las Escrituras. En su forma ms virulenta, este pensamiento
niega la existencia de un Dios personal y trascendente que invade la historia. El
sobrenaturalismo es considerado imposible; Dios es reducido a la proporcin
de un desmo o pantesmo. La religin de la Biblia debe ser estudiada en el
marco de discusin acerca de cualquier o de todas las otras religiones, y no en
otro marco. Una respuesta bien pensada a esta visin de la realidad nos llevara
ms all del propsito de este artculo. Sin embargo, lo que es claro es que esta
visin rpidamente somete a las Escrituras y termina por imponerle ideas
contemporneas. Al final, la disputa va no slo en el tema de la naturaleza de la
Biblia, sino en la naturaleza y carcter de Dios.
Finalmente, el surgimiento de la nueva hermenutica ha animado a muchos
pensadores simplemente a dejar de lado la discusin acerca del lugar que
ocupa la revelacin y la autoridad. Pero como esta posicin est ntegramente
ligada al asunto sobre cmo la Biblia ha de ser interpretada, una breve
discusin ser considerada en la prxima seccin.
REFLEXIONES FINALES
Algunos pueden objetar que toda esta presentacin es demasiado circular. Si
empezamos con nuestra concepcin acerca de Dios, y desde esta perspectiva
comenzamos a pensar en nuestra perspectiva sobre la naturaleza de la Biblia,
debemos hacer una pausa y admitir que nuestra concepcin de Dios es (en la
perspectiva cristiana) tomada de la Biblia. Digamos que si comenzamos con el
concepto de Jess acerca de la autoridad de las Escrituras, ese concepto en s
est sacado de las Escrituras. El proyecto entero de construir una doctrina de
las Escrituras ser errado.
Este argumento toca algunas de las preguntas ms complejas de cmo llegamos
a conocer las cosas, y si ellas en verdad son ciertas. Aunque estos asuntos
no pueden ser tratados en forma efectiva ahora, sin embargo, algunos
comentarios podran ser tiles para algunos.
Primero, hay un sentido profundo en el cual todo pensamiento humano (tal vez
con la excepcin de aquel que concuerda con las reglas de la lgica y est
edificado sobre valores definidos, tal como muchas de las ramas de las
matemticas) es circular en un sentido. Somos criaturas finitas; sin la facultad de
omnisciencia no tenemos en absoluto un fundamento seguro en el cual edificar.
La afirmacin cristiana es que Dios mismo, quien goza del conocimiento
perfecto, provee esa base para nosotros; pero esto, de hecho, significa que el
fundamento en s debe ser tomado (en cuanto a criaturas finitas se refiere) por
fe. Desde esta perspectiva, fe no es una opinin que obliga subjetivamente a
ser comparada con otra fe, sino una habilidad dada por Dios para percibir a
lo menos un poco de Dios y su verdad y confiar en l apropiadamente. En
ningn instante esto significa negar que toda clase de argumentos pueda ser
avanzado para justificar la fe cristiana, incluyendo nuestra creencia en Dios y en
la Biblia. Por el contrario, esto es admitir que tales argumentos no convencern
a todas las personas.
Segundo, aunque reconocemos que el argumento es en alguna forma circular, e
insistimos en que casi todo pensamiento humano lo es tambin, esto no implica
sugerir que la circularidad sea intrnsecamente falsa. No nos acercamos a la
Biblia para ciertas pruebas sobre la naturaleza de la Biblia; por el contrario, nos
acercamos a ella para recabar informacin. Si la Biblia no hubiera hecho
afirmaciones sobre su propia naturaleza, tendramos pocas razones para
sostener la doctrina de la Biblia bosquejada aqu. Yendo ms all, los cristianos
informados quisieran argumentar sobre la veracidad y la confiabilidad de las
Escrituras, pero no querrn argumentar sobre la veracidad y la confiabilidad de
sus doctrinas de las Escrituras. Metodolgicamente hablando, ellos proceden
con la creacin de una doctrina de las Escrituras exactamente en la misma
manera en que proceden con la creacin de una doctrina acerca de Cristo.
Ambas son sujetas a revisin en la medida que mayor luz se desprende de la
generosa autorrevelacin de Dios, que ya existe en las Escrituras.
Tercero, los cristianos inteligentes sern los primeros en admitir que hay cosas
desconocidas y dificultades en la formulacin de una doctrina responsable de
las Escrituras. Pero esto no nos asusta; lo mismo podra ser dicho de casi
cualquier doctrina bblica: la naturaleza de Dios, el centro de la redencin, la
obra del Espritu y la resurreccin de los muertos. Esto no significa que nada
verdadero pueda ser dicho sobre tales asuntos; por el contrario, significa que
desde que todos ellos tienen que ver con un Dios trascendente y personal que
no puede ser exhaustivamente conocido por criaturas rebeldes y finitas,
inevitablemente quedarn misterios y reas de lo desconocido.
Cuarto, no debemos subestimar el impacto del pecado en nuestra habilidad de
pensar con claridad en estos asuntos. Un elemento sustancial en nuestra cada
original fue el deseo incontrolable de autosuficiencia, de conocimiento
independiente. Quisimos ser el centro del universo y esto es el centro de toda
idolatra. <430845>Juan 8:45 presenta a Jess dirigindose a sus oponentes con estas
asombrosas palabras: Pero a m, porque os digo la verdad, no me creis. Si
esta es la verdad misma que asegura nuestra incredulidad, cun profunda y
trgica y abominable es nuestra perdicin. Entonces no nos debe sorprender
que Dios no se nos presente de una manera en que nosotros nos sintamos en
control de l. Quienes demandan seales de Jess son firmemente reprendidos,
porque l sabe que responder a tales demandas implicara someterse a la
agenda de otros. Rpidamente sera domesticado, reducido a un simple genio
mgico y espiritual.
Por la misma razn la sabidura del mundo sistema de pensamiento que
provee respuesta a todo en atrayentes paquetes de ninguna manera puede
comprender la cruz de Cristo (<460101>1 Corintios 1:18-31). Cuando Dios habla
del cielo, siempre habr alguien que escuchar slo truenos (<431229>Juan 12:29).
En la misma forma, la generosa autorrevelacin de Dios en las Escrituras nunca
podr ser adecuadamente declarada por quienes insisten en ser pensadores
independientes: Si Dios estructurara su revelacin para acomodarse a tales
deseos sera condonar el pecado del cual el evangelio nos libera. Dios en su
gran misericordia rehsa condescender a nuestra pasin ilimitada de ser dioses.
El ha asegurado que su propia autorrevelacin ser suficientemente clara para
aquellos que por gracia tienen ojos para ver y odos para or, pero que nunca
ser tan rigurosamente autoevidente como los teoremas de las matemticas
donde los seres humanos controlan todas las definiciones y las reglas de las
relaciones.
Andamos por fe y no por vista.
1
ESTA ES LA PALABRA DE DIOS
El modelo de Esdras:
1. Humill su corazn.
2. Investigaba diligente y minuciosamente la Palabra de Dios.
3. Obedeca la Palabra de Dios.
4. Enseaba con integridad la Palabra de Dios
Doctrinas fundamentales:
Qu es la crtica textual?
Es una disciplina que utiliza todos los recursos cientficos disponibles (histricos,
literarios, arqueolgicos, antropolgicos y teolgicos) para determinar que el texto
bblico que hoy leemos es absolutamente confiable y fiel al texto originalmente
transmitido por el autor bblico.
Esta disciplina es necesaria debido a que no poseemos el texto bblico en original. Estos
se perdieron hace mucho tiempo. Lo que tenemos es una variedad de manuscritos,
leccionarios y traducciones posteriores todas hechas a mano. Hay ms de cinco mil
manuscritos griego de todo el Nuevo Testamento y otros en latn y no hay dos de ellos
en existencia que sean exactamente iguales. Debido a las variantes que encontramos
en las distintos textos antiguos se requiere un anlisis profundo que ayude a
determinar cul es el texto ms fiel al autor original.
Cmo afecta esto a las diversas traducciones de la Biblia?
Debemos usar todas las versiones que tengamos a la mano (Hay algunas excepciones).
Esto es recomendable porque as aprovechamos los resultados del estudio de muchos
traductores de la Biblia.
Adems de las razones dadas anteriormente, hay una razn lingstica que demanda
constantemente que se hagan nuevas traducciones: La lengua espaola es un idioma
vivo y dinmico. Es un idioma en constante evolucin. En el idioma hay palabras que
entran en desuso como por ejemplo: Arquilla de junco, spid, grosura, sajarse y saeta.
Estas se llaman arcasmos y aparecen otras palabras que se llaman neologismos que
son sus equivalentes: Canasta, vbora, grasa, hacerse una incisin y flecha. Este proceso
evolutivo del idioma hace necesario que usemos diversas versiones de lo contrario
leeramos la Biblia y no entenderamos nada.
Samuel Marcano en su artculo El perfil de un lector eficaz del texto bblico dice que
un lector eficaz hace un uso apropiado de las distintas versiones disponibles en su
lengua materna y da cuatro razones:
a. Ha sido bien demostrado cmo la estructura del texto incide en la comprensin del
lector. Una misma informacin arreglada en dos maneras distintas facilitar o
retardar la comprensin lectora dependiendo de varios factores entre los que
podemos mencionar: la estructura de las oraciones, el lxico utilizado, los
conectivos entre las frases, oraciones y prrafos, etc. Este justamente es el caso de
las distintas traducciones de la Biblia.
b. Al no tener la posibilidad de leer la Biblia en los idiomas originales en que fue escrita
(Hebreo, Arameo y Griego), dependemos de las traducciones. Cada traduccin es
una forma particular de arreglar el texto bblico para hacerlo ms comprensible en
la lengua del lector. De all la importancia de conocer las caractersticas de las
distintas traducciones y cmo sacar el mejor provecho de ellas, como lo dicen Fee y
Stuart: para usted el instrumento bsico para la lectura y el estudio de la Biblia es
una buen traduccin al castellano, o, como veremos aqu en este captulo, varias
traducciones buenas.
c. Por otro lado, no podemos pasar por alto que una traduccin refleja la postura
teolgica de los traductores, su filosofa lingstica sobre la equivalencia de los
textos (literal, libre, moderado, etc.,), la orientacin hacia la fidelidad o la claridad,
el tipo de pblico preferencial a la que va dirigido y otros factores.
d. Las traducciones, por lo tanto, deben ser mejor aprovechadas que la simple
comparacin de palabras. Cuando usamos una traduccin debemos poder
reconocer su trasfondo teolgico, su orientacin lingstica, sus ventajas y
limitaciones como texto, sus preferencias lxicas, sus caractersticas distintivas en la
estructura del texto, etc. Esta informacin nos convierte en usuarios ms
competentes de las distintas traducciones disponibles y facilitar enormemente
nuestra comprensin del texto bblico.
Ahora bien, es necesario aprender algunas tcnicas bsicas que nos permitirn sacarle
provecho al manejo de las versiones.
Como se habrn dado cuenta para sacarle mayor provecho al uso de las versiones en la
interpretacin bblica, es necesario hacer un buen repaso de una gramtica del idioma
espaol para recordar los aspectos ms importantes del uso de nuestro lenguaje.
Pasos prcticos:
1. Identifique los tipos de traduccin que va a utilizar. Por ejemplo, RV60, BJ, RVA
y la BT tienen un enfoque ms literal o formal. La NVI, DHH, NTV y BLS tienen un
enfoque de equivalencia dinmica.
2. Identifique la orientacin teolgica de los traductores. Por ejemplo, La Biblia de
Jerusaln (BJ) es de origen catlico, La Reina Valera Actualizada la tradujeron
los Bautistas y la Dios Habla Hoy la Sociedad Bblica Unida que es formada por
traductores de distintos orgenes denominacionales protestantes.
3. Escoja una versin como base principal para hacer las comparaciones. Unas
buenas versiones son la Biblia Textual (BT) o la Reina Valera Actualizada (RVA).
4. Escoja el texto y delimtelo. Segn el tipo de literatura puede ser en prrafos,
estrofas o episodios. Vea el ejemplo de la Biblia textual como divide los
episodios en el evangelio de Juan.
5. Analice el contexto. Busque la relacin que tiene el texto bajo estudio con el
estilo de su autor, el propsito del libro, su estructura lgica y progresin
temtica.
6. Identifique las caractersticas textuales que distinguen a cada traduccin. La
puntuacin, las oraciones, los episodios y los prrafos. Note si la traduccin
aclara los aspectos histricos. Ejemplo: Miq. 7: 1
7. Identifique las diferencias en la traduccin de las palabras en cada versin. Los
traductores eligen las palabras segn sus respectivos criterios y es necesario
notar esas diferencias.
8. Descubra la enseanza principal y las secundarias que surge del texto.
9. Determine el sentido que mejor se ajuste al contexto (tanto histrico como
textual) del libro que est estudiando.
10. Escriba sus conclusiones.
Bibliografa:
Gordon Fee - Douglas Stuart. La Lectura Eficaz de la Biblia. Editorial Vida. 1997
Luciano Jaramillo Crdenas. Fidelidad Integridad En busca del mejor texto de las Escrituras.
Sociedad Bblica Internacional- Editorial Vida. 2001
Samuel Marcano. Perfil de un lector eficaz del texto bblico. Artculo indito
Roberto Hanna. El uso del griego en el anlisis de texto bblicos de argumentacin. Programa de
Desarrollo Cristiano Bblico. www.estudiosDCB.org
Roberto Hanna. Sintaxis Exegtica del Nuevo Testamento Griego. Editorial Mundo Hispano. 1997
Roselyne Dupont-Roc Philippe Mercier. Los Manuscritos de la Biblia y la Crtica Textual. Editorial
Verbo Divino, 2000.
Sobre estos cdices griego de los Setenta (LXX) se ha ejercido, a lo largo de varios siglos y a pesar
de las dificultades enormes que su estudio ofrece, una intensa labor crtica culminada en dos ediciones
complementarias:
la edicin de los Setenta de Cambridge, que ha publicado entre 1906 y 1940, con presentacin de un
texto base y distintas series de variantes en el aparato, ediciones del Pentateuco, Josu, Jueces, Rut,
Reinos, Paralipmenos, Esdras, Ester (en dos textos; el ms largo se ha embellecido con adiciones que
ya conoci Flavio Josefo), Judit y Tobit;
y la edicin de los Setenta de Gotinga, que produce textos crticos basados al menos en repartos de
cdices por recensiones y de la que tenemos ya, por obra principalmente del benemrito Joseph
Ziegler, ediciones aparecidas entre 1931 y 1965, de los Salmos (con el 151 que no est en el hebreo y
fue quiz redactado ya en griego combinando varios textos bblicos), Profetas menores, Isaas,
Jeremas, Baruc, Trenos, Epstola de Jeremas, Ezequiel, Daniel (con sus anexos: Susana y Bel), I-III
Macabeos, Sabidura y Eclesistico.
Faltan, pues, cinco textos para los que es menester recurrir a la edicin manual y resultante de A.
Rahlfs, aparecida en 1935 (Septuaginta, 3 ed. Stuttgart 1949): Proverbios (con muchas interpolaciones
griegas y en algn caso cristianas), Job (sigue en pie el problema de por qu el griego de los LXX es
ms corto que el hebreo, lo cual hace que los cdices ofrezcan suplementos hexaplares o de
Teodocin), Cantar de los Cantares y Eclesiasts (vase lo que luego decimos sobre Aquila) y IV
Macabeos.
El ms antiguo testimonio sobre las circunstancias en que se produjo la traduccin de los LXX es la
bien conocida Carta de Aristeas a su hermano Filcrates, escrita no mucho antes del 170 a. C. En ella
se cuenta, muy ampulosamente, cmo Tolomeo II Filadelfo (285-247 a.C.) encarg a Demetrio de
Fleron, la formacin de la inmensa Biblioteca de Alejandra y cmo, a peticin de ste, el propio
Aristeas fue a Jerusaln para pedir al sumo sacerdote Eleazar traductores competentes de la Biblia
hebrea. Luis Vives dud ya de la veracidad de esta fbula en que 72 traductores, seis por cada una de
las tribus (aunque ms tarde se habl, para abreviar, de los Setenta o LXX), instalados en Alejandra,
dejaron traducido el Pentateuco en setenta y dos das, y, desde luego, hoy no se duda de que el autor de
la carta no era un funcionario greco-egipcio, sino un judo de la capital, aunque lo que se dice en ella
pueda tener algn fundamento histrico (de hecho el Pentateuco fue traducido al griego ca. el 250 a.C.,
en el reinado de Tolomeo II Filadelfo).
Las dificultades del texto griego de los LXX residen en el hecho de que no se trata del texto original de
un autor, en cuyo caso, pese a las corrupciones de la tradicin textual, sera posible tericamente llegar
al arquetipo y aun al autgrafo. Se trata, pues, de textos griegos traducidos del hebreo, sobre los cuales,
a su vez, se ha hecho la traduccin al latn llamada Vulgata (s.IV), y la traduccin del A.T. al cocto,
gtico, armenio y eslavnico. El Pentateuco samaritano parece tener un antecesor comn con los LXX,
de quienes se muestra afn a veces frente al hebreo; la Psitt o versin siriaca sigue al hebreo, pero
con influencia de los LXX en ciertos libros; sobre la Vetus Latina, se duda entre un original hebreo o
griego; la versin georgiana est tomada del armenio, del siriaco y en parte de los LXX; la etipica, de
los LXX con influjos directos del griego; la rabe, segn los casos, del hebreo, del siriaco o del griego.
Efectivamente, los LXX son una obra sumamente heterognea en la que han intervenido, en diferentes
tiempos, multitud de manos con otros tantos criterios. Adems su cuerpo principal, especialmente el
Pentateuco, debi de ser redactado por judos de Egipto con miras a las necesidades pastorales de una
comunidad que haba olvidado ya su lengua. Probablemente jams hubo ninguna versin autoritaria ni
oficial de los libros sagrados en griego; y, si bien puede ser exagerada la tesis de P. Kahle, que cree
que, como en el caso de los Targumim arameos, coexistieron siempre muchos textos de cada libro
empleados independientemente y entre los cuales no es posible llegar al arquetipo (por ejemplo, en
Jueces, el texto A y B discrepan mucho entre s), la verdad es que creyndose cada cual autorizado a
mejorarla en un sentido u otro, se explica que los resultados crticos obtenidos, incluso por la edicin
de Gotinga, hayan sido escasos en cuanto a determinar un texto primitivo de los LXX. Parece, de todos
modos, que es posible establecer distinciones; por ejemplo, la de un primer ncleo en que figuraran el
Pentateuco, relativamente fiel en su buen griego de la koine (salvo en el final del xodo, cuyo
traductor parafrasea y abrevia en una materia muy tcnica) y cuya composicin se remontara a pleno
s. III a.C., y algunos textos profticos e histricos; ms tarde iran rellenndose las lagunas con menos
elegancia literaria y mayor fidelidad respecto al texto hebreo.
En conjunto, el texto de los LXX es desigual, tanto ms cuanto que en muchos libros parece haber
intervenido ms de un traductor. Se ha afirmado de los LXX que, ms que una versin, son un
comentario teolgico, pero hay, en cambio, libros que pecan de excesiva literalidad y en ningn caso
llega el texto a adquirir los ms rudimentarios valores estticos. Ahora bien, no olvidemos tampoco
que los manuscritos, precisamente por la misma ndole de la materia, estn llenos de corruptelas: al
irse sanando stas va tambin ganando tantos el traductor o traductores, inocentes muchas veces de los
errores que se les imputaban.
La situacin textual se complic ms todava por la intervencin, que hace difcil o imposible llegar en
ocasiones a la leccin original, de diversos revisores judos que, frente al uso de los LXX que hacan
los cristianos con fines polmicos, quisieron ser tambin ellos capaces de manejar textos mejores y
ms puestos al da. As surgieron sucesivamente varios intentos de este tipo.
Aquila, de origen gentil, natural de Sinope, en el Ponto, es la misma persona, al parecer, que Onqelos,
compilador de un Targum arameo sobre el Pentateuco: su versin del A.T. al griego, quiz hecha en
Palestina durante el imperio de Adriano (171-38 d.C.), es tremendamente literal, hasta los bordes
mismos de la ininteligibilidad; se ha pensado que los textos del Eclesiasts y el Cantar de los Cantares
transmitidos por los LXX pueden proceder de l y haber suplantado a otros ms antiguos.
Teodocin, natural quiz de feso, no es tal vez otro que el conocido escriturista judo Jonathan ben
`Uzziel; trabaj en la segunda mitad del s. II d. C. sobre otra revisin para nosotros annima de
principios del s. I a.C.; su versin griega, menos servil que la de Aquila, recurre con frecuencia al
cmodo sistema de la transliteracin; conocemos bien sus mtodos porque, desde la segunda mitad del
s. III d.C., su versin suplant a la primitiva en la mayor parte (salvo 967, el cursivo Chigi 88 y la
versin sirohexaplar) de los manuscritos septuagintales de Daniel.
De Smaco sabemos menos: puede tratarse incluso de un nombre genrico aplicado a la actividad
revisora de la secta ebionita de los Simaquianos; su versin, que podemos datar en la poca de Severo
(193-211 d.C.), resulta artificial a fuerza de precisiones rebuscadas por medio de participios, verbos
compuestos y partculas.
Ms perturbadora, en cierto sentido, fue la labor de Orgenes, el gran escriturista egipcio (m. 254 d.C.),
que, en un trabajo colosal, recopil todas las traducciones griegas del A.T. a l llegadas en la famosa
Hexapla: una coleccin de voluminosos cdices con pginas divididas en columnas.
La primera de stas contena el texto hebreo; la segunda, no sabemos bien con qu fin, una
transliteracin del mismo en caracteres griegos; la tercera y cuarta, las versiones de Aquila y Smaco;
en la sexta siempre se ha pensado que figuraba la de Teodocin, pero los fragmentos de la Hexapla,
todava inditos en su casi totalidad, que conserva el palimpsesto de Miln, demuestran que, al menos
en los Salmos, esta columna contena la versin llamada Quinta, una traduccin annima,
probablemente fragmentaria, cuyos restos encontr Orgenes en Nicpolis (existan tambin una Sexta,
hallada en un jarro cerca de Jeric, y una Sptima de que apenas sabemos nada).
En cuanto a la quinta columna, Orgenes crea errneamente que los textos septuagintales quedaran
tanto ms depurados cuanto ms se les aproximara al original hebreo, siendo as que, al revs, una de
las reglas ureas de la investigacin en este campo consiste en aceptar a priori como preferible la
leccin divergente, y ello precisamente porque las corruptelas se han producido siempre en el sentido
de un mayor acercamiento al original; y as, en esta columna estableci personalmente un texto
adaptado al hebreo con empleo de dos signos crticos: el belo, que marcaba las palabras presentes en
los LXX y ausentes en hebreo, y el asterisco, empleado para palabras aadidas por Orgenes por
figurar en el texto mesortico y no hallarse en el septuagintal. En realidad la labor de Orgenes era as
respetuosa con la preexistente y no produca calamidades irreparables; pero su columna quinta,
emancipada, si as puede decirse, de la Hexapla y privada, por descuido o voluntariamente, de los
belos y asteriscos, pas a constituir el texto de ciertos manuscritos, como los cdices G M Q, e
incluso de versiones hechas sobre el griego, como la llamada sirohexaplar, la sahdica y la armenia; y,
peor todava, algunos cdices, no sospechosos a primera vista, estn contaminados de materia
hexaplar, como el B de Isaas.
Las versiones de la Biblia al latn ms importantes por su antigedad son dos, y son las que estudiamos
aqu:
2) la llevada a cabo por S. Jernimo, conocida con el nombre de Vulgata, a finales del s. IV y
principios del V.
Existen adems otras versiones importantes posteriores, sobre todo despus de la aparicin del
protestantismo, se hicieron algunas otras versiones de los textos originales de la Biblia al latn clsico:
1) Hay que citar en primer lugar la versin interlineal del A.T. hebreo incluida en la B. Polglota de
Alcal (1514-17), y
3) Es conocida sobre todo la hecha por el telogo dominico Santes Pagnino (Lyon 1527; Colonia
1541), literariamente fiel, revisada y reeditada, entre otros, por Miguel Servet (Lyon 1541), Roberto
Stephanus (Ginebra 1557; el N.T. de la traduccin de Beza) y Arias Montano (en la Polglota de
Amberes, 1572).
4) Sebastin Mnster public una versin fiel, pero no literal del A.T. (Basilea 1534-35);
5) ms libre, pero bastante fiel fue la del pastor de Zurich Leo Judae, continuada a su muerte por T.
Bibliander (Zrich 1543);
6) igualmente fiel fue la traduccin del clasicista Sebastin Castellio (Basilea 1551);
8) Erasmo hizo una traduccin del N.T., publicada en 1516, de la que se hicieron otras a lengua vulgar;
9) T. Beza tambin hizo una traduccin del N.T., literal, pero doctrinalmente tendenciosa (Ginebra
1556), que alcanz ms de cien ediciones.
Vetus latina: aqu estudiaremos su origen, sus caractersticas y la importancia de este texto. Finalmente vemos
los cdices que contienen formas de esta versin.
Vulgata
Anexo: La Neovulgata es, bsicamente, la misma versin Vulgata, a la que se han incorporando los
avances y descubrimientos recientes del estudio de manuscritos y cdices mejores. Se trata pues de la
ltima versin oficial latina de la Biblia y data de 1979. Es actualmente la versin de referencia para
las traducciones a otras lenguas.
Segn la tradicin juda, a la que hace referencia al parecer el libro de Nehemas (8,8), el origen de
estas traducciones se encuentra en la necesidad de que los judos repatriados de Babilonia por los
persas entendiesen la lectura del texto hebreo que se haca en las sinagogas; en el destierro haban
olvidado la lengua nativa, el hebreo, y haban adoptado el arameo, lengua de Babilonia. Esta necesidad
era urgente tratndose de repatriados pertenecientes sobre todo a las clases humildes y menos cultas
del judasmo. Las traducciones arameas redactadas por escrito en poca posterior, y que han llegado
hasta nosotros, son las siguientes:
El Targum Onqelos
El Targum Onqelos, que es la traduccin oficial del judasmo. Normalmente se dice que es
un targum babilnico, en el sentido de que fue en las Academias judas de Babilonia donde recibi su
forma actual, particularmente la vocalizacin. Sin embargo, estudios recientes concluyen que la
tradicin juda acerca del origen palestinense del Onqelos tiene buen fundamento.
El Targum Palestinense
El Targum llamado Palestinense, que fue sustituido alrededor del s. IX d.C. en Palestina, donde haba
imperado en siglos anteriores, por el oficial de Onqelos. Hasta hace poco se llamaba Targum
Fragmentario o Yerusalm II, porque solamente se conservaba en fragmentos (la doceava parte de todo
el texto).
El Pseudo-Jonatn o Yerusalm I. Se considera como un Targum palestinense, que conserva
mucha Haggad, incluso ms que el Neofiti. En conjunto es muy antiguo, aunque haya interpolaciones
y adiciones tardas (p.e. se menciona la cada de Constantinopla y a la hija y la mujer de Mahoma);
sta es la razn por la que durante ms de cincuenta aos se prescindiese de este texto en los estudios
de exgesis del N.T. por considerarlo un texto medieval. Hoy, sin embargo, se piensa que aunque el
Pseudo-Jonatn tiene interpolaciones tardas, su texto es muy antiguo con numerosos materiales
precristianos; por eso es necesario tenerlo muy en cuenta para la exgesis del N.T.
Neofiti.
Un punto importante es que el Neofiti parece ser del s. I o II d.C.; por tanto, sera un documento
contemporneo al nacimiento del cristianismo. Debe advertirse que todos los cotejos que hasta ahora
se hacan entre la literatura neotestamentaria y la rabnica era a base de una literatura posterior al s. III
d.C., y con el Neofiti se pasa a una literatura rabnica contempornea al N.T. El conjunto del texto
del Neofiti se puede decir que es anterior o, por lo menos, contemporneo al cristianismo.
La importancia lingstica del Neofiti deriva de que est escrito en arameo dilectal palestino, en el
arameo de Galilea, que hablaba Jesucristo. En el Neofiti hay formas lingsticas que encontramos en el
Onqelos, pero pueden deberse ya a influjo de los copistas posteriores que slo conocan el arameo del
tipo de Onqelos, o bien porque en el mismo arameo galilaico se mezclasen formas lingsticas de un
arameo un tanto distinto, que pudo hablarse en Palestina en los primeros siglos del cristianismo, un
arameo parecido al de Onqelos, o al arameo imperial o literario. A este propsito recurdese que en el
s. II y III d.C., gran parte de la poblacin juda del Sur de Palestina se instal en el Norte; por eso, los
escritos galilaicos acusan fcilmente formas aramaicas del Sur.
La traduccin aramea oficial a los Profetas es la llamada de Jonatn ben Uzziel, del nombre de un
discpulo de Hilel (s. I.), y la obra annima redactada en Babilonia entre los s. III y V d. C., a partir de
materiales diversos fundamentalmente de origen palestino.
Segn T. Walker, los Targumim a los Hagigrafos no son anteriores a la poca talmdica.
Probablemente sean mucho ms recientes. Son obras individuales y no se destinaron nunca a uso
litrgico o escolar. Aunque de poca reciente, contienen tradiciones antiguas de origen palestino
Biblia: Versiones siriacas (Phesitta)
La Psitt (o Phesitta)
Psitta es el nombre con que se designa la versin siriaca antigua de la Biblia. Etimolgicamente
quiere decir la simple, la sencilla, la comn, y equivale a la Vulgata, es decir, la utilizada
corrientemente. Moiss bar Kefa (m. 903) fue quien primeramente la llam as.
Respecto al A.T., unos admiten que fue traducido directamente del hebreo. Otros opinan que es un
Targum paralelo a los Targumim arameos, ya que muchas veces coincide con ellos frente al texto
hebreo masortico. Segn P. Kahle la Psitta tiene ciertas relaciones con el Targum palestino. Se
desconoce si fue hecha para los nuevos judos o para los cristianos de Mesopotamia, pero fue
originada por las necesidades del culto religioso, y como haba ms urgencia de unos libros que de
otros se puede concluir que fueron varios sus autores y diferentes las pocas de traduccin. Unos la
sitan en el s. I, otros en el II d.C.; puede aceptarse que no fue posterior al a. 150 d.C. Sea cual fuere su
origen, ya a base del texto hebreo masortico o bien de los Targumim, es innegable que la influencia
de los Setenta (v. vi, 2) es grande, aunque de diverso modo en cada libro. Esto ltimo es fcil de
explicar por ser cristianos los que la utilizaban y porque era la versin griega de los Setenta la aceptada
oficialmente por el cristianismo (v. II, IA) y al correr de los aos hubo revisiones a base de los Setenta.
Tambin hay dificultad para fijar el origen del N.T. de la Psitta. Su versin suelen atribuirla a
Rabbula, obispo de Edesa (s. V), aunque muchos crticos no lo aceptan. Quiz Rabbula fue ms bien el
promotor de la versin que ira formndose a travs del tiempo y por varios autores, como atestigua
tambin la diferencia de estilo en uno y otro libro.
Adems de la Psitta existen otras versiones siriacas, pero todas a base de los Setenta.
La versin de Piloxeno de Mabbug es una traduccin muy literal del griego, del A.T. y del N. T., de la
cual se conservan pocos fragmentos; es del s. VI y fue poco utilizada.
La versin Siro- Hexaplar es de gran valor crtico por ser la versin siriaca de la columna de los
Setenta de la Hexapla de Orgenes; es muy fiel al griego y la hizo Pablo, obispo de Tella de Mauzalat,
en los aos 615-617, en Alejandra.
La versin Heracliana es la revisin del N.T. de Filoxeno, hecha por Heraclio, obispo de Mabbug, a
primeros del s. VII.
De los Evangelios existen dos versiones: Los Evangelios mezclados, Armona evanglica o Diatsaron
y los Evangelios separados. El Diatsaron fue compuesto en griego y traducido al siriaco por Taciano
en el ao 160. El texto original de estas versiones se perdi, salvo en algunos hallazgos recientes; hay
dos recensiones: la Curetoniana (British Museum Add. 14.451) y la Sinatica.
La Biblia Laurentiana Or. 58, llamado Cdice Florentino, una vez completado contiene toda la Biblia;
Berln, Sachau 90, contiene varios libros de la Biblia y es decisivo en las discrepancias de los
anteriores manuscritos.
Ediciones impresas:
Polglotas de Pars y de Londres;
Psitta de Mosul, editada por los dominicos en 1887-91 (reeditada en Beirut 1951);
Paul Lagarde edit los libros apcrifos (deuterocannicos) del A.T. en Leipzig (1861).