Stalin Jose - Los Fundamentos Del Leninismo

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Jos Stalin

<

LOS FUNDAMENTOS DEL


LENINISMO
/

EDICIONES GRIJALBO, S. A.
BARCELONA - BUENOS AIRES - MXICO, D. F.
1975
LOS FUNDAMENTOS DEL LENINISMO
Versin castellana segn la traduccin de Ediciones en Lenguas Extranjeras, Mosc, 1953: J.
V. Stalin, Obras

D. R. 1970, Editorial Grijalbo, S. A. Avda. Granjas, 82, Mxico 16, D. F.

1975, Ediciones Grijalbo, S. A.


Deu y Matarry, 98, Barcelona, 14 (Espaa)
Reservados todos los derechos
ISBN: 84-253-0539-X Depsito legal: B. 15.636 - 1975

Impreso en Espaa Printed in Spain

Impreso y encuadernado en Romany/Valls Verdaguer, 1 - Capellades (Barcelona)


I N D I C E

1. CON MOTIVO DE LA MUERTE DE LENIN


2. Los FUNDAMENTOS DEL LENINISMO
I,Las races histricas del leninismo
II.El mtodo
III. La teora
IV. La dictadura del proletariado
V.El problema campesino
VI.El problema nacional
VIIEstrategia y tctica
VIII.El Partido
IX.El estilo en el trabajo
CON MOTIVO DE LA MUERTE
DE LENIN1

Camaradas: Nosotros, los comunistas, somos hombres de un temple


especial. Estamos hechos de una trama especial. Nosotros formamos el
ejrcito del gran estratega proletario, el ejrcito del camarada Lenin. No hay
nada ms alto que el honor de pertenecer a este ejrcito. No hay nada ms alto
que el ttulo de miembro del Partido cuyo fundador y jefe es el camarada
Lenin. No es dado a todos ser miembros de este Partido. No es dado a todos
resistir los infortunios y las tempestades a que estn expuestos los miembros
de este Partido. Los hijos de la clase obrera, hijos de la miseria y de la lucha,
hijos de privaciones inconcebibles y de esfuerzos heroicos; ellos son, ante
todo, los que deben militar en este Partido. Por eso, el Partido de los leninistas,
el Partido de los comunistas, se llama tambin el Partido de la clase obrera.

Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que mantuviramos en alto y


conservsemos inmaculado el gran ttulo de miembro del Partido. Te
-

juramos, camarada Lenin, que cumpliremos con honor este tu mandamiento!

Durante 25 aos, el camarada I.cnin forj amorosamente nuestro Partido e


hizo de l el Partido obrero ms fuerte y mejor templado del mundo. Los
golpes del zarismo y de sus esbirros, la rabia furiosa de la burguesa y de los
terratenientes, los ataques armados de Kolchak y Denikin, la intervencin
armada de Inglaterra y de Francia, las mentiras y las calumnias del coro de la
prensa burguesa; todos esos escorpiones se lanzaron constantemente contra
nuestro Partido en el transcurso de cinco lustros. Pero nuestro Partido se

1
Discurso pronunciado en el II Congreso de los Soviets de la U.R.S.S. el 26 de enero
de 1924
mantena como una roca, rechazando los innumerables golpes de sus
enemigos y llevando a la clase obrera adelante, hacia la victoria. En duros
combates forj nuestro Partido la unidad y la cohesin de sus filas. Y gracias a
esta unidad y a esta cohesin, conquist la victoria sobre los enemigos de la
clase obrera.

Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que cuidsemos de la unidad de


nuestro Partido como de las nias de los ojos. Te juramos, camarada Lenin,
que tambin cumpliremos con honor ste tu mandamiento!

Dura e insoportable es la vida de la clase obrera. Angustiosos y crueles son


los sufrimientos de los trabajadores. Esclavos y esclavistas, siervos y seores,
campesinos y terratenientes, obreros y capitalistas, oprimidos y opresores: as
estuvo estructurado el mundo desde tiempos inmemoriales, y as lo est
todava en la inmensa mayora de los pases. Decenas y centenares de veces en
el transcurso de los siglos intentaron los trabajadores librarse de sus opresores
y hacerse dueos de su propio destino. Pero siempre, batidos y humillados,
tuvieron que emprender la retirada, guardando en el fondo de su alma el dolor
y la humillacin, la desesperacin y la ira, y levantando los ojos hacia el
ignoto cielo, donde esperaban encontrar la salvacin. Las cadenas de la
esclavitud permanecan intactas o las viejas cadenas eran reemplazadas por
otras nuevas, tan pesadas y ultrajantes. Slo en nuestro pas consiguieron las
masas trabaja-
doras, oprimidas y aplastadas, sacudirse la dominacin de los terratenientes y
los capitalistas, y establecer en su lugar la dominacin de los obreros y los
campesinos. Vosotros sabis, camaradas, y hoy el mundo entero lo reconoce,
que aquella lucha gigantesca fue dirigida por el camarada Lenin y por su
Partido. Lenin es grande, ante todo, porque, al crear la Repblica de los
Soviets, mostr con hechos a las masas oprimidas del mundo entero que la
esperanza en la salvacin no est perdida, que la dominacin de los
terratenientes y de los capitalistas n es eterna, que el reino del trabajo puede
ser creado por los esfuerzos de los trabajadores mismos, que el reino del
trabajo es preciso crearlo en la tierra, y no en el cielo. De esta manera, prendi
en los corazones de los obreros y de los campesinos del mundo entero la
esperanza de la liberacin. Esto, precisamente, explica que el nombre de
Lenin sea el nombre ms querido por las masas trabajadoras y explotadas.
Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que conservramos y
fortalecisemos la dictadura del proletariado. Te juramos, camarada Lenin,
que no escatimaremos esfuerzo para cumplir tambin con honor este tu
mandamiento!

La dictadura del proletariado se cre en nuestro pas sobre la base de la


alianza de los obreros y los campesinos. Esta es la base primera y esencial de
la Repblica de los Soviets. Los obreros y los campesinos no habran podido
vencer a los capitalistas y a los terratenientes sin esa alianza. Los obreros no
habran podido derrotar a los capitalistas si no hubieran tenido el apoyo de los
campesinos. Los campesinos no habran podido derrotar a los terratenientes si
no hubieran sido dirigidos por los obreros. As lo evidencia toda la historia de
la guerra civil en nuestro pas. Pero la lucha por el fortalecimiento de la
Repblica de los Soviets est lejos de haber concluido; nicamente ha tomado
una nueva forma. Antes, la alianza de los obreros y los campesinos revesta la
forma de alianza militar, porque iba dirigida contra Kolchak y Denikin. Ahora
la alianza de los obreros y los campesinos debe tomar la forma de una
colaboracin econmica entre la ciudad y el campo, entre los obreros y los
campesinos, porque esta alianza va dirigida contra el comerciante y el kulak,
porque su fin es que los campesinos y los obreros se abastezcan
recprocamente de todo lo necesario. Vosotros sabis que nadie luch con
tanto tesn como el camarada Lenin por llevar llevar a cabo esta tarea.

Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que fortalecisemos con todas


nuestras energas la alianza de los obreros y campesinos. Te juramos,
camarada Lenin, que tambin cumpliremos con honor este tu mandamiento !

La segunda base de la Repblica de los Soviets es la alianza de los


trabajadores de las diferentes nacionalidades de nuestro pas. Rusos y
ucranianos, bash- kires y bielorrusos, georgianos y azerbaidzhanos, armenios
y daguestanos, trtaros y kirguises, uzbekos y turcomanos, todos estn
interesados por igual en el fortalecimiento de la dictadura del proletariado. No
slo la dictadura del proletariado libra a estos pueblos de las cadenas y de la
opresin; estos pueblos, con su fidelidad sin reservas a la Repblica de los
Soviets y su disposicin a sacrificarse por ella, preservan a nuestra Repblica
de los Soviets de las maquinaciones e intentonas de los enemigos de la clase
obrera. Por eso, el camarada Lenin nos hablaba incesantemente de la
necesidad de la alianza voluntaria entre los pueblos de nuestro pas, de la
necesidad de su colaboracin fraternal dentro del marco de la Unin de
Repblicas.

Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que fortaleciramos y extendisemos


la unin de Repblicas. ] Te juramos, camarada Lenin, que tambin
cumpliremos con honor, este tu mandamiento!

La tercera base de la dictadura del proletariado reside en nuestro Ejrcito


Rojo y en nuestra Flota Roja. Ms de una vez nos repiti Lenin que la tregua
que hemos arrancado a los Estados capitalistas puede ser de corta duracin.
Lenin nos indic reiteradas veces que el fortalecimiento del Ejrcito Rojo y su
perfeccionamiento constituyen una de las tareas ms importantes de nuestro
Partido. Los acontecimientos relacionados con el ultimtum de Curzon y con
la crisis en Alemania han confirmado una vez ms que Lenin tena, como
siempre, razn. Juremos, pues, camaradas, que no escatimaremos fuerzas para
robustecer nuestro Ejrcito Rojo y nuestra Flota Roja.
Nuestro pas se yergue como una roca formidable en medio del ocano de
los Estados burgueses. Las olas se abaten una tras otra sobre l, amenazando
con hundirlo y barrerlo. Pero la roca se mantiene inconmovible. En qu
reside su fuerza? No slo en que nuestro pas descansa sobre la alianza de los
obreros y los campesinos, en que encarna la alianza de
nacionalidades libres y est defendido por el potente brazo del Ejrcito Rojo y
de la Flota Roja. La fuerza de nuestro pas, su potencia y su solidez residen en
la profunda simpata y en el apoyo inquebrantable que encuentra en los
corazones de los obreros y campesinos del mundo entero. Los obreros y
campesinos del mundo entero quieren que perdure la Repblica de los
Soviets, flecha lanzada por la mano firme del camarada Lenin en el campo
enemigo; apoyo de sus esperanzas de liberarse de la opresin y de la
explotacin, faro seguro que les indica el camino de la liberacin. Quieren que
perdure y no permitirn a los terratenientes y a los capitalistas que la
destruyan. En ello reside nuestra fuerza. En ello reside la fuerza de los
trabajadores de todos los pases. En ello reside tambin la debilidad de la
burguesa del mundo entero.
Lenin nunca consider a la Repblica de los Soviets un fin en s. Siempre
la consider un eslabn indispensable para reforzar el movimiento
revolucionario en los pases del Occidente y del Oriente, un eslabn
indispensable para facilitar la victoria de los trabajadores del mundo enteo
sobre el capital. Lenin saba que tal concepcin es la nica acertada, no slo
desde el punto de vista internacional, sino tambin desde el punto de vista del
mantenimiento de la Repblica de los Soviets misma. Lenin saba que slo as
se puede inflamar el corazn de los trabajadores del mundo entero para las
batallas decisivas por su liberacin. Por eso, Lenin, el ms genial entre los
jefes geniales del proletariado, sent, al da siguiente de la instauracin de la
dictadura del proletariado, los cimientos de la Internacional de los obreros.
Por eso no se cansaba de ensanchar y de fortalecer la unin de los trabajadores
del mundo: la Internacional.
En estos ltimos das habis visto la peregrinacin de decenas y
centenares de miles de trabajadores, que han desfilado ante el fretro del
camarada Lenin. Dentro de algn tiempo veris la peregrinacin a su tumba de
representantes de millones de trabajadores. Podis estar seguros de que, a los
representantes de millones de trabajadores, seguirn despus los
representantes de decenas y centenares de millones de trabajadores de todos
los confines del mundo, para atestiguar que Lenin fue el jefe, no slo del
proletariado ruso, no slo de los obreros europeos, no slo de los trabajadores
de las colonias del Oriente, sino de todos los trabajadores del globo terrestre.

Al dejarnos, el camarada Lenin nos leg que permanecisemos fieles a los


principios de la Internacional Comunista. Te juramos, camarada Lenin, que
no regatearemos nuestra vida para fortalecer y extender la unin de los
trabajadores del mundo entero: la Internacional Comunista !
LOS FUNDAMENTOS DEL
LENINISMO*2

2
Conferencias pronunciadas en la Universidad Sverdlov a
comienzos de abril de 1924
Dedico estas pginas a la promocin
leninista.
J. STALIN.

Los fundamentos del leninismo: el tema es vasto. Para agotarlo, hara falta
todo un libro entero. Ms an, toda una serie de libros. Por esto, naturalmente,
mis conferencias no pueden ser consideradas como una exposicin completa
del leninismo. Podrn ser tan slo, en el mejor de los casos, un resumen
sucinto de los fundamentos del leninismo. No obstante, estimo til hacer este
resumen, con el fin de ofrecer algunos puntos fundamentales de partida,
necesarios para estudiar con xito el leninismo.
Exponer los fundamentos del leninismo no significa an exponer los
fundamentos de la concepcin del mundo de Lenin. La concepcin del mundo
de Lenin y los fundamentos del leninismo no son, en cuanto a extensin, una
sola y misma cosa. Lenin es marxista y la base de su concepcin del mundo es,
evidentemente, el marxismo. Pero de esto no se deduce, en modo alguno, que
la exposicin del leninismo haya de comenzar por la de los fundamentos del
marxismo. Exponer el leninismo es exponer lo que hay de peculiar y de nuevo
en las obras de Lenin, lo aportado por Lenin al tesoro general del marxismo y
lo que va naturalmente unido a su nombre. Slo en este sentido hablar, en mis
conferencias, de los fundamentos del leninismo.
Qu es, pues, el leninismo?
Unos dicen que el leninismo es la aplicacin del marxismo a las
condiciones peculiares de la situacin rusa. Esta definicin contiene una parte
de verdad, pero dista mucho de encerrar toda la verdad. Es cierto que Lenin
aplic el marxismo a la realidad de Rusia, y lo aplic de un modo magistral.
Pero si el leninismo no fuese ms que la aplicacin del marxismo a la
situacin peculiar de Rusia, el leninismo sera un fenmeno pura y
exclusivamente nacional, pura y exclusivamente ruso. Y sin embargo,
sabemos que el leninismo es un fenmeno internacional, que radica en todo el
desarrollo internacional, y no un fenmeno exclusivamente ruso. He aqu por
qu yo entiendo que esta definicin peca de unilateral.
Otros dicen que el leninismo es la resurreccin de los elementos
revolucionarios del marxismo de la dcada del 40 del siglo xix, a diferencia
del marxismo de aos posteriores, que, segn ellos, se moder y dej de ser
revolucionario. Si prescindimos de esta divisin absurda y vulgar de la teora
de Marx en dos partes, una revolucionaria y otra moderada, hay que reconocer
que, incluso en esta definicin, completamente defectuosa e insatisfactoria, se
contiene una parte de verdad. Esta parte de verdad consiste en que Lenin
resucit realmente el contenido revolucionario del marxismo, enterrado por
los oportunistas de la Segunda Internacional. Pero esto no es ms que una
parte de verdad. La verdad entera sobre el leninismo consiste en que no slo
resucit el marxismo, sino que dio un paso ms hacia adelante, prosiguiendo
el desarrollo del marxismo bajo las nuevas condiciones del capitalismo y de la
lucha de clases del proletariado.
Qu es, pues, en fin de cuentas, el leninismo?
El leninismo es el marxismo de la poca del imperialismo y de la
revolucin proletaria. O ms exactamente: el leninismo es la teora y la tctica
de la revolucin proletaria en general, la teora y la tctica de la dictadura del
proletariado en particular. Marx y Engels actuaron en el perodo
prerrevolucionario (nos referimos a la revolucin proletaria), en que an no
exista un imperialismo desarrollado, en un perodo de preparacin de los
proletarios para la revolucin, en un perodo en que la revolucin proletaria no
era an directa y prcticamente inevitable. En cambio, Lenin, discpulo de
Marx y Engels, actu en el perodo del imperialismo desarrollado, en el
perodo en que se despliega la revolucin proletaria, cuando la revolucin
proletaria ha triunfado ya en un pas, ha destruido la democracia burguesa y ha
inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los soviets.
He aqu por qu es un desarrollo del marxismo.
Suele sealarse, por lo general, el carcter extraordinariamente combativo
y extraordinariamente revolucionario del leninismo. Esto es en absoluto
exacto. Pero esta particularidad del leninismo se explica por dos causas:
primera, porque el leninismo brot de la revolucin proletaria, cuyo sello no
puede por menos de ostentar; segunda, porque creci y se fortaleci en las
batallas contra el oportunismo de la Segunda Internacional, la lucha contra el
cual ha sido y sigue siendo la premisa necesaria para luchar con xito contra el
capitalismo. No hay que olvidar que entre Marx y Engels, de una parte, y
Lenin, de otra, media todo un perodo de dominio absoluto del oportunismo de
la Segunda Internacional, la lucha implacable contra el cual no poda por
menos de ser uno de los objetivos ms importantes del leninismo.
Las raices histricas del
leninismo

El leninismo creci y se form bajo las condiciones del imperialismo,


cuando las contradicciones del capitalismo llegaron a su grado extremo,
cuando la revolucin proletaria se convirti en una cuestin prctica
inmediata, cuando el antiguo perodo de preparacin de la clase obrera para la
revolucin lleg al tope y se transform en un nuevo perodo de asalto directo
contra el capitalismo.
Lenin calificaba el imperialismo de "capitalismo en descomposicin".
Por qu? Porque el imperialismo lleva las contradicciones del capitalismo a
su ltimo lmite, al lmite extremo, detrs del cual empieza la revolucin.
Entre estas contradicciones, hay tres que deben ser consideradas como las ms
importantes.
La primera contradiccin es la contradiccin entre el trabajo y el capital.
El imperialismo es la omnipotencia de los trusts y de los consorcios
monopolistas, de los bancos y de la oligarqua financiera en los pases
industriales. Para luchar contra esta omnipotencia, resultaban completamente
ineficaces los mtodos habituales de la clase obrera: los sindicatos y las
cooperativas, los partidos parlamentarios y la lucha parlamentaria. O te
entregas a merced del capital, vegetas a la antigua, hundindote cada vez ms,
o echas mano de una arma nueva: as plantea la cuestin el imperialismo a las
masas de millones de proletarios. El imperialismo lleva a la clase obrera a la
revolucin.
La segunda contradiccin es la contradiccin entre los distintos grupos
financieros y potencias imperialistas en su lucha por las fuentes de materias
primas, por los territorios ajenos. El imperialismo es la exportacin de
capitales hacia las fuentes de materias primas, la lucha feroz por la posesin
monopolista de estas fuentes, la lucha por un nuevo reparto del mundo ya
repartido, lucha mantenida de un modo especialmente encarnizado por los
nuevos grupos financieros y por las nuevas potencias que buscan un "puesto
bajo el sol", contra los viejos grupos y potencias, tenazmente aferrados a sus
conquistas. Esta lucha feroz entre los distintos grupos capitalistas es notable
en el sentido de que entraa como elemento inevitable las guerras
imperialistas, las guerras por la conquista de territorios ajenos. Y, a su vez,
esta circunstancia es tambin notable porque conduce al mutuo debilitamiento
de los imperialistas, al debilitamiento de las posiciones del capitalismo en
general, al acercamiento del momento de la revolucin proletaria, a la
necesidad prctica de esta revolucin.
La tercera contradiccin es la contradiccin entre un puado de naciones
"civilizadas" dominadoras y los centenares de millones de hombres de los
pueblos coloniales y dependientes en el mundo. El imperialismo es la
explotacin ms descarada y la opresin ms inhumana de los centenares de
millones de habitantes de las inmensas colonias y pases dependientes. El
objetivo de esta explotacin y de esta opresin es la obtencin de
superganancias. Pero, al explotar estos pases, el imperialismo se ve obligado
a construir en ellos ferrocarriles, fbricas y talleres, centros industriales y
comerciales. La aparicin de la clase de los proletarios, la formacin de una
intelectualidad del pas, el despertar de la conciencia nacional, el incremento
del movimiento de liberacin, son otros tantos resultados inevitables de esta
"poltica". El incremento del movimiento revolucionario en todas las colonias
y en todos los pases dependientes sin excepcin, atestigua esto de un modo
palmario. Esta circunstancia es importante para el proletariado en el sentido de
que mina en sus races las posiciones del capitalismo, convirtiendo a las
colonias y a los pases dependientes, de reservas del imperialismo en reservas
de la revolucin proletaria.
Tales son, en general, las contradicciones principales del imperialismo,
que han convertido el antiguo capitalismo "floreciente" en un capitalismo
agonizante.
La importancia de la guerra imperialista desencadenada hace diez aos
estriba, entre otras cosas, en que reuni en un haz todas estas contradicciones
y las arroj sobre la balanza, acelerando y facilitando con ello las batallas
revolucionarias del proletariado.
Dicho en otros trminos: el imperialismo ha hecho no slo que la
revolucin sea prcticamente inevitable, sino que se hayan creado las
condiciones favorables para el asalto directo a la fortaleza del capitalismo.
Tal es la situacin internacional que ha engendrado al leninismo.
Todo esto est bien, se nos dir. Pero, qu tiene que ver con esto Rusia,
que no era ni poda ser el pas clsico del imperialismo? Qu tiene que ver
esto con Lenin, que actu ante todo en Rusia y para Rusia? Por qu fue
precisamente Rusia el hogar del leninismo, la cuna de la teora y de la tctica
de la revolucin proletaria?
Porque Rusia era el punto de convergencia de todas estas contradicciones
del imperialismo.
Porque en Rusia se estaba gestando la revolucin ms que en ningn otro
pas del mundo, lo que haca que slo ella se hallase en condiciones de
resolver estas contradicciones por va revolucionaria.
Empezando porque la Rusia zarista era el foco de todo gnero de opresin
capitalista, colonial y militar, en su forma ms brbara y ms inhumana.
Quin ignora que en Rusia la omnipotencia del capital se funda con el
despotismo zarista, la agresividad del nacionalismo ruso con la conducta de
verdugo que el zarismo mantuvo para con los pueblos no rusos, la explotacin
de regiones enteras Turqua, Persia, China con la anexin de estas
regiones por el zarismo, con las guerras anexionistas? Lenin tena razn
cuando deca que el zarismo era el "imperialismo militar-feudal". El zarismo
era la condensacin de los aspectos ms negativos del imperialismo, elevados
al cuadrado.
La Rusia zarista era, adems, la reserva ms importante del imperialismo
occidental, no slo en el sentido de que daba libre acceso al capital extranjero,
que tena en sus manos ramas tan decisivas de la economa nacional rusa como
los combustibles y la metalurgia, sino tambin en el sentido de que poda
poner a disposicin de los imperialistas occidentales millones de soldados.
Basta recordar el ejrcito ruso de doce millones de hombres, que derramaban
su sangre en los frentes imperialistas para asegurar las ganancias fabulosas de
los capitalistas anglofranceses.
Adems, el zarismo era no slo el mastn de presa del imperialismo en el
oriente de Europa, sino tambin el agente del imperialismo occidental para
estrujar a la poblacin centenares de millones de intereses por los emprstitos
que le facilitaban en Pars y en Londres, en Berln y en Bruselas.
Finalmente, el zarismo era el aliado ms fiel del imperialismo occidental
para el reparto de Turqua, de Persia, de China, etc. Quin ignora que el
zarismo intervino en la guerra imperialista aliado a los imperialistas de la
Entente y que Rusia era un elemento esencial en esta guerra?
He aqu por qu los intereses del zarismo y del imperialismo occidental se
entretejan, fundindose, en fin de cuentas, en el ovillo nico de los intereses
del imperialismo. Acaso poda el imperialismo de Occidente resignarse a la
prdida de un puntal tan poderoso en Oriente y de una reserva tan rica en
fuerzas y en recursos como era la vieja Rusia zarista y burguesa, sin poner a
prueba todas sus fuerzas para sostener una lucha a muerte contra la revolucin
en Rusia, a fin de defender y conservar el zarismo? Naturalmente que no!
Pero de aqu se desprende que quien quisiera asestar un golpe al zarismo
levantaba inevitablemente el brazo contra el imperialismo, que quien se
sublevase contra el zarismo tena que sublevarse tambin contra el
imperialismo, pues al derribar el zarismo, si pensaba en serio no slo en
destruirlo, sino en acabar con l sin dejar restos, tena que derribar tambin el
imperialismo. La revolucin contra el zarismo se aproximaba de este modo a
la revolucin contra el imperialismo, a la revolucin proletaria, y tena
necesariamente que transformarse en ella.
Entretanto, estallaba en Rusia la ms grande de las revoluciones populares,
a cuyo frente se hallaba el proletariado ms revolucionario del mundo, un
proletariado que dispona de un aliado tan importante como los campesinos
revolucionarios de Rusia. Hace falta acaso demostrar que una revolucin as
no poda quedarse a mitad del camino, que, en caso de triunfar, tena que
seguir su marcha, levantando la bandera de la insurreccin contra el
imperialismo?
He aqu por qu Rusia tena que convertirse en el punto de convergencia de
las contradicciones del imperialismo, no slo en el sentido de que, en Rusia
precisamente, estas contradicciones se ponan de manifiesto con una mayor
facilidad a causa de su carcter especialmente monstruoso e intolerable, y no
slo porque Rusia era el puntal ms importante del imperialismo occidental, el
puntal que una al capital financiero de Occidente con las colonias de Oriente,
sino tambin porque solamente en Rusia exista una fuerza real capaz de
resolver las contradicciones imperialistas por va revolucionaria.
Pero de esto se desprende que la revolucin en Rusia no poda dejar de ser
proletaria, no poda dejar de revestir, desde los primeros momentos de su
desarrollo, un carcter internacional, y no poda, por tanto, dejar de sacudir los
cimientos mismos del imperialismo mundial.
Acaso los comunistas rusos podan, ante semejante estado de cosas,
limitarse en su labor al marco estrechamente nacional de la revolucin rusa?
Naturalmente que no! Por el contrario, toda la situacin, tanto la interior
(profunda crisis revolucionaria), como la exterior (la guerra), los empujaba a
salirse en su labor de ese marco, a llevar la lucha a la palestra internacional, a
poner al desnudo las llagas del imperialismo, a demostrar el carcter inevitable
de la bancarrota del capitalismo, a destrozar el socialchovinis- mo y el
socialpacifismo y, por ltimo, a derribar el capitalismo dentro de su pas y a
forjar para el proletariado una arma nueva de lucha: la teora y la tctica de la
revolucin proletaria, con el fin de facilitar a los proletarios de todos los pases
la labor de derrocar el capitalismo. Los comunistas rusos no podan obrar de
otro modo, pues slo por este camino se poda contar con que se produjesen en
la situacin internacional ciertos cambios, capaces de garantizar a Rusia
contra la restauracin del rgimen burgus.
He aqu por qu Rusia se convirti en el hogar del leninismo, y Lenin, en
su creador.
Con Rusia y con Lenin "aconteci" en este punto aproximadamente lo
mismo que haba acontecido con Alemania y con Marx y Engels en la dcada
del 40 del siglo pasado. Alemania llevaba en su entraa, como la Rusia de
comienzos del siglo xx, la revolucin burguesa. Por entonces, Marx escribi
en el Manifiesto Comunista:
"Los comunistas fijan su principal atencin en Alemania, porque este
pas se halla en vsperas de una revolucin burguesa, y porque llevar a cabo
esta revolucin bajo las condiciones ms progresivas de la civilizacin
europea en general, y con un proletariado mucho ms desarrollado que el de
Inglaterra en il siglo xvn y el de Francia en el xvin, y porque, por lo tanto, la
revolucin burguesa alemana no puede ser ms que un preludio inmediato de
la revolucin proletaria."
Dicho en otros trminos: el centro del movimiento revolucionario se
desplazaba a Alemania.
Puede dudarse acaso de que esta circunstancia que Marx apuntaba en el
pasaje citado fue precisamente la causa probable de que Alemania fuese la
cuna del socialismo cientfico y los jefes del proletariado alemn, Marx y
Engels, sus creadores?
Pues lo mismo hay que decir, slo que en mayor grado todava, de la Rusia de
comienzos del siglo xx. En este perodo, Rusia se hallaba en vsperas de la
revolucin burguesa y haba que llevar a cabo esta revolucin en las
condiciones ms progresivas de Europa, y con un proletariado ms
desarrollado que en Alemania (y ni qu decir tiene que en Inglaterra y en
Francia), cuando todo indicaba que esta revolucin deba servir de fermento y
de prlogo a la revolucin proletaria. No puede ser considerado como casual
el hecho de que ya en 1902, cuando la revolucin rusa estaba todava en sus
comienzos, Lenin escribiese en su folleto Qu hacer? estas palabras
profticas: "La historia plantea hoy ante nosotros (es decir, ante los marxistas
rusos, J. St.) una tarea inmediata, que es la ms revolucionaria de todas las
tareas inmediatas del proletariado de ningn otro pas ..." "... La realizacin de
esta tarea, el hundimiento del ms poderoso baluarte no ya de la reaccin
europea, sino tambin de la reaccin asitica, convertira al proletariado ruso
en la vanguardia del proletariado revolucionario internacional." (Lenin, t. IV,
pg. 382.)
Dicho en otros trminos: el centro del movimiento revolucionario deba
desplazarse a Rusia.
Sabido es que el desarrollo de la revolucin en Rusia ha justificado con
creces esta prediccin de Lenin.
Y, siendo as, no tiene nada de asombroso que el pas que ha llevado a cabo
semejante revolucin y que cuenta con semejante proletariado haya sido la
cuna de la teora y la tctica de la revolucin proletaria.
No tiene nada de asombroso que el jefe de ese proletariado, Lenin, haya
sido, a la par, el creador de esta teora y de esta tctica y el jefe del proletariado
internacional.
II El Mtodo

He dicho ms arriba que entre Marx y Engels, de un lado, y Lenin, de


otro, media todo un periodo de predominio del oportunismo de la Segunda
Internacional. En gracia a la exactitud, debo aadir que, al decir esto, no me
refiero a un predominio formal del oportunismo, sino solamente a su
predominio efectivo. Formalmente, al frente de la Segunda Internacional
estaban los marxistas "fieles", los "ortodoxos": Kautsky y otros. Sin
embargo, en realidad, la labor fundamental de la Segunda Internacional
segua la lnea del oportunismo. Los oportunistas, por su mismo espritu de
adaptacin y su naturaleza pequeo- burguesa, se adaptaban a la burguesa; a
su vez, los "ortodoxos" se adaptaban a los oportunistas, en gracia al
"mantenimiento de la unidad" con ellos, en gracia a la "paz dentro del
partido". Resultado de esto era el predominio del oportunismo, pues entre la
poltica de la burguesa y la de los "ortodoxos" se forjaba una cadena cerrada.
Fue ste un perodo de desarrollo relativamente pacfico del capitalismo,
el perodo de anteguerra, por decirlo as, en que las contradicciones
catastrficas del imperialismo no se revelaban an con plena evidencia, en
que las huelgas econmicas de los obreros y los sindicatos se desenvolvan
ms o menos "normalmente", en que se obtenan triunfos "vertiginosos" en la
lucha electoral y en la actuacin de las fracciones parlamentarias, en que las
formas legales de lucha se ponan por las nubes y se crea "matar" al
capitalismo con la legalidad; en una palabra, un perodo en el que los partidos
de la Segunda Internacional se enmohecan y no se quera pensar seriamente
en la revolucin, en la dictadura del proletariado, en la educacin
revolucionaria de las masas.

En vez de una teora revolucionaria completa, tesis tericas


contradictorias y fragmentos de teoras, apartados de la lucha revolucionaria
viva de las masas y convertidos en dogmas caducos. Para guardar las
apariencias, se recordaba, naturalmente, la teora de Marx, pero era con el fin
de despojarla de su espritu revolucionario vivo.
En vez de una poltica revolucionaria, un filistes- mo flccido y una
politiquera de temperancia; diplomacia parlamentaria y combinaciones
parlamentarias. Para guardar las apariencias, se adoptaban, naturalmente,
acuerdos y consignas "revolucionarios", pero con el nico fin de archivarlos.
En vez de educar al partido y de ensearle una tctica revolucionaria
acertada a base de sus propios errores, se esquivaban cuidadosamente los
problemas espinosos, se los disimulaba y se los encubra. Para guardar las
apariencias, no se negaban, naturalmente, a hablar a veces de estos problemas
punzantes, pero era con el fin de terminar el asunto con una resolucin
"elstica" cualquiera.
He aqu cules eran la fisonoma de la Segunda Internacional, sus
mtodos de trabajo, sus armas.
Entretanto, se acercaba un nuevo perodo de guerras imperialistas y de
luchas revolucionarias del proletariado. Los antiguos mtodos de lucha
resultaban, evidentemente, ineficaces e impotentes ante la omnipotencia del
capital financiero.
Era necesario revisar toda la labor de la Segunda Internacional, todos sus
mtodos de trabajo, acabando con el filistesmo, la estrechez mental, la
politiquera, el espritu de renegacin, el socialchovinismo y el
socialpacifismo. Era necesario revisar todo el arsenal de la Segunda
Internacional, extirpar lo herrumbroso y caduco, forjar nuevos tipos de armas.
Sin esta labor previa, no haba que pensar en lanzarse a la guerra contra el
capitalismo. Sin esto, el proletariado corra el riesgo de encontrarse mal
armado o incluso totalmente desarmado frente a las nuevas batallas
revolucionarias.
Correspondi al leninismo el honor de llevar a cabo esta revisin general y
esta limpieza general de los establos de Augas de la Segunda Internacional.
Tales fueron las circunstancias en que naci y se forj el mtodo del
leninismo.
En qu estriban las exigencias de este mtodo?
Primero: en la revisin de los dogmas tericos de la Segunda Internacional
bajo el fuego de la lucha revolucionaria de las masas, bajo el fuego de la
prctica viva; es decir, en restablecer la unidad rota entre la teora y la
prctica, en liquidar el divorcio existente entre ellas, pues slo as se puede
crear un partido verdaderamente proletario, pertrechado con una teora
revolucionaria.
Segundo: en la revisin de la poltica de los partidos de la Segunda
Internacional, no atendiendo a sus consignas y a sus resoluciones (a las que no
se puede dar ningn crdito), sino a sus hechos, a sus actos, pues slo as se
puede conquistar y merecer la confianza de las masas proletarias.
Tercero: en la reorganizacin de toda la labor del Partido sobre una base
revolucionaria nueva, en el sentido de educar y preparar a las masas para la
lucha revolucionaria, pues slo as se puede preparar a las masas para la
revolucin proletaria.
Cuarto: en la autocrtica de los partidos proletarios, en su instruccin y
educacin sobre la base de sus errores; slo as se pueden formar los
verdaderos cuadros y los verdaderos dirigientes del Partido.
Tales son los fundamentos y la esencia del mtodo del leninismo.
Cmo se ha aplicado este mtodo en la prctica?
Los oportunistas de la Segunda Internacional profesan una serie de
dogmas tericos, y los repiten siempre como eterna cantinela. He aqu
algunos de ellos:
Primer dogma: sobre las condiciones de la toma del Poder por el
proletariado. Los oportunistas afirman que el proletariado no puede ni debe
tomar el Poder si no constituye la mayora dentro del pas. No se aduce
ninguna prueba, pues no es posible justificar, ni terica ni prcticamente, esta
absurda tesis. Admitamos que sea as, contesta Lenin a los seores de la
Segunda Internacional. Pero, si se produce una situacin histrica (guerra,
crisis agraria, etc.), en la cual el proletariado, formando la minora de la
poblacin, tiene la posibilidad de agrupar en torno suyo a la inmensa mayora
de las masas trabajadoras, por qu no ha de tomar el Poder? Por qu el
proletariado no ha de aprovechar una situacin internacional e interior
favorable para romper el frente del capital y acelerar el desenlace general?
Acaso no dijo ya Marx, en la dcada del 50 del siglo pasado, que la
revolucin proletaria en Alemania podra marchar "magnficamente" si fuese
posible apoyarla por medio "de una segunda edicin, por decirlo asi, de la
guerra campesina"? No sabe acaso todo el mundo que en Alemania haba en
aquel entonces relativamente menos proletarios que, por ejemplo, en Rusia en
1917? Acaso la experiencia de la revolucin proletaria rusa no ha puesto de
manifiesto que este dogma favorito de los hroes de la Segunda Internacional
no tiene la menor significacin vital para el proletariado? Acaso no es
evidente que la experiencia de la lucha revolucionaria de las masas echa por
tierra y liquida este dogma caduco?
Segundo dogma: el proletariado no puede mantenerse en el Pioder si no
dispone de una cantidad suficiente de cuadros culturales y administrativos
preparados, capaces de organizar la administracin del pas. Primero hay que
preparar estos cuadros bajo las condiciones del capitalismo, y luego, tomar el
Poder. Admitmoslo, contesta Lenin. Pero, por qu no se pueden hacer las
cosas de modo que lo primero sea tomar el Poder, crear las condiciones
favorables para el desarrollo del proletariado, y luego avanzar a pasos
agigantados hacia la elevacin del nivel cultural de las masas trabajadoras,
hacia la preparacin de numerosos cuadros de dirigentes y administradores
extrados del seno del proletariado? Acaso la experiencia de Rusia no ha
demostrado que bajo el Poder proletario los cuadros obreros de dirigentes se
forman de un modo cien veces ms rpido y mejor que bajo el Poder
capitalista? Acaso ni es evidente que la realidad de la lucha revolucinaria
de las masas destruye tambin implacablemente este dogma terico de los
oportunistas?
Tercer dogma: el mtodo de la huelga general poltica es inaceptable para
el proletariado, ya que es tericamente inconsistente (vase la crtica de En-
gels), prcticamente peligroso (puede desorganizar la marcha habitual de la
vida econmica del pas y puede dejar vacas las cajas de los sindicatos) y no
puede sustituir a las formas parlamentarias de lucha, que son la forma
principal de la lucha de clases del proletariado. Bien, contestan los leninistas.
Pero, en primer lugar, Engels no critic toda huelga general, sino un
determinado tipo de huelga general: la huelga general econmica de los
anarquistas, preconizada por stos en sustitucin de la lucha poltica del
proletariado. Qu tiene que ver con esto el mtodo de la huelga general
poltica? En segundo lugar, quin y dnde ha demostrado que la forma
parlamentaria sea la forma principal de lucha del proletariado ? Acaso la
historia del movimiento revolucionario no demuestra que la lucha
parlamentaria no es ms que una escuela y un medio auxiliar para la
organizacin de la lucha extraparlamentaria del proletariado, y que, bajo el
rgimen capitalista, las cuestiones fundamentales del movimiento obrero se
dirimen por la fuerza, por la lucha directa de las masas proletarias, por la
huelga general, por la insurreccin? En tercer lugar, de dnde se ha tomado
eso de la sustitucin de la lucha parlamentaria por el mtodo de la huelga
general poltica? Dnde y cundo han intentado los partidarios de la huelga
general poltica sustituir las formas parlamentarias de lucha por las formas
extra- parlamentarias? En cuarto lugar, acaso la revolucin rusa no ha
demostrado que la huelga general poltica es la ms grandiosa escuela de la
revolucin proletaria y un medio insustituible para movilizar y organizar a las
ms extensas masas del proletariado en vsperas del asalto a la fortaleza del
capitalismo? A qu vienen esas lamentaciones filisteas sobre la
desorganizacin de la marcha normal de la vida econmica y sobre las cajas
de los sindicatos? Acaso no es evidente que la experiencia de la lucha
revolucionaria destruye tambin este dogma de los oportunistas? Y as
sucesivamente.
He aqu por qu Lenin deca que "la teora revolucionaria no es un dogma"
y que "slo se forma definitivamente en ntima relacin con la prctica de un
movimiento que sea realmente de masas y realmente revolucionario" (El
izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo), pues la teora debe servir
a la prctica, "debe dar solucin a los problemas planteados por la prctica"
(Quines son los "amigos del pueblo"?), debe contrastarse sobre los datos de
la prctica.
Por lo que se refiere a las consignas polticas y a los acuerdos polticos de
los partidos de la Segunda Internacional, basta recordar la historia de la
consigna "Guerra a la guerra!", para comprender todo lo que hay de falso,
todo lo que hay de podrido en la prctica poltica de estos partidos, que cubren
su obra antirrevolucionaria con consignas y resoluciones revolucionarias
pomposas. Todo el mundo recuerda la ostentosa manifestacin hecha por la
Segunda Internacional en el Congreso de Basilea, en la que se amenazaba a
los imperialistas con todos los horrores de la insurreccin, si se decidan a
desencadenar la guerra, y en la que se lanzaba la consigna amenazadora de
"Guerra a la guerra!". Pero, quin no recuerda que, poco tiempo despus,
ante el comienzo mismo de la guerra, la resolucin de Basilea fue archivada,
dndose a los obreros una nueva consigna: la de exterminarse mutuamente en
aras de la patria capitalista? Acaso no es evidente que las resoluciones y las
consignas revolucionarias no tienen ningn valor si no las fortalecen los
hechos? No hay ms que comparar la poltica leninista de transformacin de la
guerra imperialista en guerra civil con la poltica de traicin de la Segunda
Internacional durante la guerra, para comprender toda la bajeza de los
politicastros del oportunismo y toda la grandeza del mtodo leninista. No
podemos por menos de reproducir aqu un pasaje tomado del libro de Lenin La
revolucin proletaria y el renegado Kautsky, en el que aqul fustiga
duramente la tentativa del lder de la Segunda Internacional, C. Kautsky, de
juzgar a los partidos, no por sus hechos, sino por sus consignas estampadas
sobre el papel y por sus documentos:
"Kautsky lleva a cabo una poltica tpicamente pe- queoburguesa, filistea,
imaginndose ... que con lanzar una consigna cambian ias cosas. Toda la
historia de la democracia burguesa pone al desnudo esta ilusin: para engaar
al pueblo, los demcratas burgueses han lanzado y lanzan siempre todas las
consignas imaginables. El problema consiste en comprobar su sinceridad,
en comparar las palabras con los hechos, en no contentarse con frases
idealistas o charlatanescas, sino en indagar la realidad de clase." (Lenin, t.
XXIII, pg. 377, La revolucin proletaria y el renegado Kautsky.) Y no hablo
ya del miedo de los partidos de la Segunda Internacional a la autocrtica, de su
manera de ocultar sus errores, de velar los problemas espinosos, de disimular
sus defectos con falsas ostentaciones de bienestar, embotando el pensamiento
vivo y frenando la obra de educar revolucionariamente al Partido sobre la
base de sus propios errores, manera que Lenin ridiculiz y clav en la picota.
He aqu lo que en su folleto El izquierdismo, enfermedad infantil del
comunismo, escriba Lenin acerca de la auto- critica en los partidos
proletarios:
"La actitud de un partido poltico ante sus errores es una de las pruebas
ms importantes y ms fieles de la seriedad de ese partido y del
cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas
trabajadoras. Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus
causas, analizar minuciosamente la situacin que los ha engendrado y
examinar atentamente los medios de corregirlos: esto es lo que caracteriza
a un partido serio, en esto es en lo que consiste el cumplimiento de sus
deberes, esto es educar e instruir a la clase primero, y despus a las
masas." (Lenin, tomo XXV, pg. 200).
Otros dicen que el poner al descubierto los errores propios y el emplear la
autocrtica es peligroso para el Partido, pues de ello pueden aprovecharse los
adversarios contra el partido proletario. L^nin no reputaba serias, sino
completamente falsas, semejantes objeciones. He aqu lo que ya en 1904, en
su folleto Un paso adelante, dos pasos atrs, cuando nuestro Partido era an
dbil e insignificante, deca a propsito de esto:
"Observando nuestras discordias, se alegrarn malvolamente y harn
muecas (los adversarios del marxismo. J. St.); procurarn, naturalmente,
sacar para sus fines pasajes aislados de mi folleto dedicados a los defectos
y a las fallas de nuestro Partido. Los marxistas rusos estn ya lo bastante
fogueados en los combates para no hacer ningn caso de estos pellizcos y
proseguir, a pesar de ello, su labor de autocrtica y de descubrimiento
implacable de sus propios defectos, que sern irremisible e
inevitablemente vencidos por el desarrollo del movimiento obrero."
(Lenin, t. VI, pg. 161). Tales son, en general, los rasgos caractersticos
del mtodo del leninismo.
Lo que aporta el mtodo de Lenin estaba ya, en lo fundamental, en la
doctrina de Marx, que, segn la expresin de Marx, es, "por su esencia, crtica
y revolucionaria". Este espritu crtico y revolucionario es precisamente el que
impregna desde el principio hasta el fin el mtodo de Lenin. Pero sera falso
creer que el mtodo de Lenin no es ms que una simple restauracin de lo
aportado por Marx. En realidad, el mtodo de Lenin no se limita a restaurar,
sino que adems concreta y sigue desarrollando el mtodo crtico y
revolucionario de Marx, su dialctica materialista.
III La Teora

Destacar en este tema tres problemas: 1) importancia de la teora para el


movimiento proletario; 2) critica de la "teoria" de la espontaneidad, y 3) teora
de la revolucin proletaria.
1. Importancia de la teora. Hay quien cree que el leninismo es la primaca
de la prctica sobre la teora en el sentido de que lo principal en l es la
aplicacin de los principios marxistas a la prctica, la "realizacin" de estos
principios, y que, en lo que respecta a la teora, el leninismo se despreocupa, al
parecer, de esto. Es sabido que Plejnov hizo ms de una vez chanzas de la
"despreocupacin" de Lenin por la teora y en especial por la filosofa. Y es
sabido tambin que muchos de los leninistas ocupados en el trabajo prctico
de hoy no son muy dados a la teora, por efecto, sobre todo, de la enorme labor
prctica que las circunstancias les obligan a desplegar. He de declarar que esta
opinin, por dems extraa, que se tiene de Lenin y del leninismo, es
completamente falsa y no corresponde en modo alguno a la realidad, y que la
tendencia de los militantes ocupados en trabajos prcticos a prescindir de la
teora va en contra de todo el espritu del leninismo y encierra grandes peligros
para la causa.
I,a teora es la experiencia del movimiento obrero de todos los pases,
tomada en su aspecto general. Naturalmente, la teora deja de tener objeto
cuando no se halla vinculada a la prctica revolucionaria, exactamente del
mismo modo que la prctica es ciega si la teora revolucionaria .10 alumbra su
camino. Pero la teora puede convertirse en una formidable fuerza del
movimiento obrero si esta teora se forma en indisoluble relacin con la
prctica revolucionaria, pues ella y slo ella puede infundir al movimiento la
seguridad, la fuerza de orientacin y la comprensin de las relaciones internas
de los acontecimientos que nos rodean, pues ella y slo ella puede ayudar a la
prctica a comprender no slo cmo y hacia dnde se mueven las clases en el
momento actual, sino tambin cmo y hacia dnde habrn de moverse en un
futuro prximo. Quin sino Lenin dijo y repiti decenas de veces la conocida
tesis de que:
"sin teora revolucionaria no puede haber tampoco movimiento
revolucionario"?3 (Lenin, t. IV, pgina 380, Qu hacer?)
Lenin comprenda mejor que nadie la gran importancia de la teora, sobre todo
para un partido como el nuestro, llamado a desempear el papel de luchador
de vanguardia del proletariado internacional, que le ha cabido en suerte, y ante
la complicada situacin interior e internacional que le rodea. Previendo ya en
1902 este papel especial de nuestro Partido, Lenin consideraba ya entonces
necesario recordar que "slo un partido dirigido por una teora de vanguardia
puede cumplir su misin de combatiente de vanguardia". (Lugar citado.)
Apenas si hace falta demostrar que ahora, cuando el pronstico de Lenin sobre
el papel de nuestro Par-
tido se ha convertido en realidad, esta tesis de Lenin adquiere una fuerza y una
importancia especiales.
Acaso pudiera considerarse como la expresin ms acusada de la alta
importancia que Lenin asignaba a la teoria, el hecho de que nadie ms que l
se encargase de realizar una tarea tan seria como la de generalizar desde el
punto de vista de la filosofa materialista '.o ms importante de cuanto la
ciencia haba aportado durante el perodo comprendido entre En- gels y Lenin
y de criticar en todos sus aspectos las corrientes antimaterialistas existentes
entre los marxis- tas. "Con cada nuevo gran descubrimiento, el materialismo
debe asumir un nuevo aspecto", deca En- gels. Es sabido que nadie ms que
Lenin fue quien llev a cabo esta labor respecto a su poca, en su notable libro
Materialismo y empiriocriticismo. Y es sabido que Plejnov, que gustaba de
hacer chanzas de la "despreocupacin" de Lenin por la filosofa, no se decidi
siquiera a abordar seriamente la solucin de semejante tarea.
2. Crtica de la "teora" de la espontaneidad, o sobre el papel de la
vanguardia en el movimiento. La "teora" de la espontaneidad es la teora del
oportunismo, la teora que consiste en rendir culto al movimiento obrero
espontneo, la teoria que niega de hecho el papel dirigente de la vanguardia de
la clase obrera, del partido de la clase obrera.
La teora que consiste en rendir culto a la espontaneidad es una teora
decididamente contraria al carcter revolucionario del movimiento obrero;
contraria a que se oriente a ste por el camino de la lucha contra los
fundamentos del capitalismo; aboga por que este movimiento se oriente

3 Subrayado por mi. (J. St.)


exclusivamente por la senda de las reivindicaciones "posibles", "aceptables"
para el capitalismo, aboga en absoluto por. la "lnea de la menor resistencia".
La teora de la espontaneidad es la ideologa del tradeunionismo.
La teora que consiste en rendir culto a la espontaneidad es resueltamente
contraria a que se imprima al movimiento espontneo un carcter consciente,
metdico, es contraria a que el Partido marche al frente de la clase obrera, a
que el Partido eleve a las masas a un nivel consciente, a que el Partido dirija el
movimiento: aboga porque los elementos conscientes del movimiento no
impidan a ste seguir su camino, aboga porque el Partido no haga ms que
estar atento al movimiento espontneo y marche a la zaga de ste. La teora de
la espontaneidad es la teora que consiste en menoscabar el papel del elemento
consciente dentro del movimiento, es la ideologa del "seguidis- mo", base
lgica de todo oportunismo.
Prcticamente, esta teora, que entr en escena ya antes de la primera
revolucin rusa, llevaba a sus partidarios, los llamados "economistas", a negar
en Rusia la necesidad de un partido obrero independiente, a manifestarse en
contra de la lucha revolucionaria de la clase obrera por el derrocamiento del
zarismo, a predicar una poltica tradeunionista en el movimiento y, en general,
a entregar el movimiento obrero a la hegemona de la burguesa liberal.
La lucha de la vieja "Iskra" y la brillante critica de la teora del
"seguidismo", hecha por Lenin en su folleto Qu hacer?, no slo derrotaron
al llamado "economismo", sino que, adems, echaron las bases tericas para
un movimiento realmente revolucionario de la clase obrera rusa.
Sin esta lucha, no hubiera podido ni siquiera pensarse en crear en Rusia un
partido obrero independiente, ni en el papel dirigente de ste en la revolucin.
Pero la teora que consiste en rendir culto a la espontaneidad no es un
fenmeno exclusivamente ruso. Esta teora se halla extendidsima, cierto es
que bajo una forma algo distinta, en todos los partidos de la Segunda
Internacional sin excepcin. Me refiero, al decir esto, a la llamada teora de las
"fuerzas productivas", vulgarizada por los lderes de la Segunda Internacional,
teora que lo justifica todo y reconcilia 31 todos, que comprueba los hechos y
los explica cuando ya todo el mundo est harto de ellos y, despus de
comprobarlos, se queda tan tranquila. Marx deca que la teora materialista no
puede limitarse a interpretar el mundo, sino que adems debe transformarlo.
Pero a los Kautsky y compaa no les preocupa esto y prefieren quedarse con
la primera parte de la frmula de Marx. He aqu uno de los numerosos
ejemplos de aplicacin de esta "teora". Dicen que, en vsperas de la guerra
imperialista, los partidos de la Segunda Internacional amenazaban con
declarar la "guerra a la guerra", en el caso de que los imperialistas la iniciasen.
Dicen que, en vsperas de la guerra, estos partidos metieron en un cajn la
consigna de " Guerra a la guerra!", llevando luego a la prctica la consigna
contraria de "j Guerra por la patria imperialista!". Dicen que este cambio de
consignas caus millones de vctimas entre los obreros. Pero sera un error
creer que alguien tuviera la culpa de esto, que alguien fuera infiel o traidor a la
clase obrera. | Nada de eso! Ocurri lo que tena que ocurrir. En primer lugar,
porque la Internacional es "un instrumento de paz" y no de guerra; y, en
segundo lugar, porque, dado el "estado de desarrollo de las fuerzas
productivas" de aquel entonces, no poda hacerse otra cosa. La "culpa" la
tienen las "fuerzas productivas". As "nos" lo explica, exactamente, la "teora
de las fuerzas productivas" del seor Kautsky. Y quien no crea en esta
"teora", no es marxista. El papel de los partidos? Su importancia en el
movimiento? Pero, qu puede hacer un partido ante un factor tan decisivo
como el "estado de desarrollo de las fuerzas productivas"?...
Podramos citar un montn de ejemplos de falsificaciones del marxismo
semejantes a sta.
Hace falta acaso demostrar que este "marxismo" falsificado, destinado a
cubrir las desnudeces del oportunismo, no es ms que una variante a la
europea de aquella misma teora del "seguidismo", combatida por Lenin ya
antes de la primera revolucin rusa?
Hace falta acaso demostrar que el destruir esta falsificacin terica es
condicin preliminar para la creacin en Occidente de partidos
verdaderamente revolucionarios?
3. Teora de la revolucin proletaria. La teora leninista de la revolucin
proletaria parte de tres tesis fundamentales.
Primera tesis. La dominacin del capital financiero en los pases
adelantados del capitalismo; la emisin de ttulos de valor, como la operacin
ms importante del capital financiero; la exportacin de capital a las fuentes
de materias primas, como una de las bases del imperialismo; la omnipotencia
de la oligarqua financiera, como resultado de la dominacin del capital
financiero: todos estos hechos ponen a! descubierto el carcter burdamente
parasitario del capitalismo monopolista, hacen cien veces ms sensible el
yugo de los trusts y los consorcios capitalistas, acrecientan la indignacin de
la clase obrera contra los fundamentos del capitalismo y conducen a las masas
hacia la revolucin proletaria como nica salvacin, (Lenin, El imperialismo,
fase superior del capitalismo).
De aqu se desprende la primera conclusin: agudizacin de la crisis
revolucionaria en los pases capitalistas; acumulacin de materia explosiva en
el frente interior proletario, en las "metrpolis".
Segunda tesis. La exportacin intensificada de capital a los pases
coloniales y dependientes; el ensanchamiento de las "esferas de influencia" y
de los dominios coloniales, hasta llegar a abarcar todo el planeta; la
transformacin del capitalismo en un sistema mundial de esclavizacin
financiera y de opresin colonial de la gigantesca mayora de la poblacin de
la tierra por un puado de pases "adelantados": todos estos hechos han
convertido, de una parte, las economas nacionales y los territorios nacionales
de los distintos paises en eslabones de una sola cadena, llamada economa
mundial; de otra parte, han dividido la poblacin del planeta en dos campos:
de un lado, un puado de pases capitalistas "adelantados", que explotan y
oprimen a vastos pases coloniales y dependientes, y de otro lado una enorme
mayora de pases coloniales y dependientes que se ven obligados a luchar por
liberarse del yugo imperialista. (Lenin, El imperialismo ...).
De aqu se desprende la segunda conclusin: agudizacin de la crisis
revolucionaria en los pases coloniales; acrecentamiento de los elementos de
indignacin contra el imperialismo en el frente exterior, en el frente colonial.
Tercera tesis. La posesin monopolista de las "esferas de influencia" y de
las colonias; el desarrollo desigual de los distintos pases capitalistas, que
conduce a una lucha furiosa por el nuevo reparto del mundo entre los pases
que se han apoderado de los territorios y los que desean obtener "su parte"; las
guerras imperialistas, como nico medio de restablecer el "equilibrio" roto:
todos estos hechos conducen al fortalecimiento del tercer frente, del frente
intercapitalista, lo que debilita al imperialismo y facilita la unin de los dos
primeros frentes antiimperialistas, el frente proletario revolucionario y el
frente de la liberacin colonial. (Lenin, El imperialismo ...)

De aqu se desprende la tercera conclusin: la guerra es inevitable bajo el


imperialismo e inevitable la coalicin de la revolucin proletaria de Europa
con la revolucin colonial del Oriente en un solo frente mundial
revolucionario contra el frente mundial del imperialismo.
Lenin sintetiza todas estas conclusiones en una conclusin general: "El
imperialismo es el preludio de la revolucin socialista".4 (Lenin, t. XIX, pg.
71, El imperialismoprlogo).
En consonancia con esto, cambia el modo mismo de abordar el problema
de la revolucin proletaria, del carcter de sta, de su extensin y profundidad,
y cambia el esquema de la revolucin en general.
Antes, el anlisis de las premisas de la revolucin proletaria se abordaba
desde el punto de vista del estado econmico de tal o cual pas aislado. En la
actualidad, este modo de abordar el problema ya no basta. Hoy, hay que tratar
el asunto desde el punto de vista del estado econmico de todos o de la mayor
parte de los pases, desde el punto de vista del estado de la economa mundial,
pues ya no existen pases aislados y economas nacionales aisladas que se
basten a s mismas, sino que stas se han convertido en eslabones de una sola
cadena, que se llama economa mundial, ya que el viejo capitalismo
"civilizado" se ha transformado en el imperialismo, y el imperialismo es un
sistema mundial de esclavizacin financiera y de opresin colonial de la
gigantesca mayora de la poblacin del planeta por un puado de pases
"adelantados".
Antes, sola hablarse de la existencia o de la ausencia de las condiciones
objetivas para la revolucin proletaria en pases aislados o, con ms exactitud,
en tal o cual pas desarrollado. Hoy, este punto de vista ya no basta. Hoy, hay
que hablar de la existencia de condiciones objetivas para la revolucin en todo
el sistema de la economa imperialista mundial considerada como un todo,
aparte de que la existencia dentro de este sistema de algunos pases con un
desarrollo industrial insuficiente no puede representar un obstculo
insuperable para la revolucin, si el sistema en su conjunto, o, para decirlo con
ms precisin, puesto que el sistema, en su conjunto, est ya maduro para la
revolucin.
Antes sola hablarse de la revolucin proletaria en tal o cual pas
adelantado como de algo absoluto, que se bastaba a s mismo y se contrapona
al respectivo frente nacional aislado del capital, como su antpoda. Hoy, este

4 Subrayado por m. ( J . S t . )
punto de vista ya no basta. Hoy, hay que hablar de la revolucin proletaria
mundial, pues los diferentes frentes nacionales del capital se han convertido
en otros tantos eslabones de una sola cadena que se llama frente mundial del
imperialismo, al cual hay que contraponer el frente general del movimiento
revolucionario en todos los pases.
Antes, se conceba la revolucin proletaria como resultado del desarrollo
exclusivamente interior del pas en cuestin. Hoy, este punto de vista ya no
basta. Hoy, la revolucin proletaria debe concebirse, ante todo, como
resultado del desarrollo de las contradicciones dentro del sistema mundial del
imperialismo, como resultado de la ruptura de la cadena del frente mundial
imperialista en tal o cual pas.
Por dnde empezar la revolucin, en qu pas podr, ante todo,
romperse el frente del capital?
All donde est ms desarrollada la industria, donde el proletariado forme
la mayora, donde haya ms cultura, donde haya ms democracia, sola
contestarse antes.
No, objeta la teora leninista de la revolucin, no es forzoso que sea all
donde la industria est ms desarrollada, etc. El frente del capital se romper
all donde la cadena imperialista sea ms dbil, pues la revolucin proletaria
es el resultado de la ruptura de la cadena del frente mundial imperialista por su
sitio ms dbil, y puede ocurrir que el pas que haya empezado la revolucin,
el pas que haya roto el frente del capital, est menos desarrollado en el sentido
capitalista que otros pases ms adelantados que, sin embargo, todava se
mantienen dentro del marco del capitalismo.
En 1917, la cadena del frente imperialista mundial result ser ms dbil en
Rusia que en los dems pases. Fue aqu donde se rompi, dando paso a la
revolucin proletaria. Por qu? Porque en Rusia se desarrollaba la ms
grande revolucin popular, a la cabeza de la cual marchaba el proletariado
revolucionario, que contaba con un aliado tan importante como los millones y
millones de campesinos explotados y oprimidos por los terratenientes. Porque
frente a la revolucin se alzaba all un representante tan odioso del
imperialismo como el zarismo, falto de todo ascendiente moral y que se haba
atrado el odio general de la poblacin. En Rusia, la cadena result ser ms
dbil, aunque este pas estuviese menos desarrollado en el sentido capitalista
que Francia o Alemania, Inglaterra o los Estados Unidos, pongamos por caso.
Por dnde se romper la cadena, en el prximo futuro? Volver a
romperse all donde resulte ser ms dbil. No est excluida la posibilidad de
que se rompa, por ejemplo, en la India. Por qu? Porque en la India existe un
proletariado joven, combativo y revolucionario, que cuenta con un aliado
como es el movimiento de liberacin nacional, un aliado indudablemente
potente, indudablemente importante. Porque frente a la revolucin se alza all
un enemigo de todos conocido como es el imperialismo extranjero, privado de
crdito moral y que se ha ganado el odio general de las masas oprimidas y
explotadas de la India.
Tambin es perfectamente posible que la cadena se rompa en Alemania.
Por qu? Porque los factores que actan, por ejemplo, en la India, empiezan a
actuar tambin en Alemania, a la par que, como se comprende, la inmensa
diferencia existente entre el nivel del desarrollo de Alemania y el de la India
no puede dejar de imprimir su sello a la marcha y al desenlace de la revolucin
en Alemania. He aqui por qu Lenin dice:
"Los pases capitalistas de la Europa occidental llevarn a trmino su
desarrollo hacia el socialismo ... no por un proceso uniforme de
maduracin del socialismo en ellos, sino mediante la explotacin de
unos Estados por otros, mediante la explotacin del primer Estado vencido
en la guerra imperialista, unida a la explotacin de todo el Oriente. Y por
otra parte, el Oriente se ha incof- porado definitivamente al movimiento
revolucionario gracias precisamente a esta primera guerra imperialista,
vindose definitivamente arrastrado a la rbita general del movimiento
revolucionario mundial." (Lenin, t. XXVII, pgs. 415-416.) Resumiendo:
como regla general, la cadena del frente imperialista tiene que romperse
all donde sus eslabones sean ms dbiles, sin que sea forzoso, en todo
caso, que se rompa all donde el capitalismo est ms desarrollado, donde
los proletarios forman un determinado tanto por ciento de la poblacin, los
campesinos otro tanto por ciento determinado, etc.
He aqu por qu los clculos estadsticos sobre el tanto por ciento del
proletariado en la poblacin de un determinado pas pierden, cuando se trata
de resolver el problema de la revolucin proletaria, aquella importancia
excepcional que gustaban de asignarle los eruditos de la Segunda
Internacional, que no han sabido comprender el imperialismo y temen a la
revolucin como a la peste.
Adems, los hroes de la Segunda Internacional afirmaban (y siguen
afirmando) que entre la revolucin democraticoburguesa, de una parte, y la
proletaria, de otra, existe un abismo, o por lo menos una muralla china, que
separa a la una de la otra por un intervalo de tiempo ms o menos largo,
durante el cual la burguesa entronizada en el Poder desarrolla el capitalismo y
el proletariado acumula fuerzas y se prepara para la "batalla decisiva" contra
el capitalismo. Generalmente, este intervalo se calcula en muchas decenas de
anos, si no ms. Huelga demostrar que, bajo las condiciones del imperialismo,
esta "teora" de la muralla china carece de todo sentido cientfico y no es ni
puede ser otra cosa que un medio para encubrir y disimular con bellos colores
los anhelos contrarrevolucionarios de la burguesa. No hace falta demostrar
que, bajo las condiciones del imperialismo, preado de colisiones y guerras,
bajo las condiciones del "preludio de la revolucin socialista", en que el
capitalismo "floreciente" se convierte en capitalismo "agonizante" (Lenin) y
el movimiento revolucionario toma incremento en todos los pases del mundo;
en que el imperialismo se coaliga con todas las fuerzas reaccionarias, sin
excepcin, hasta con el zarismo y el feudalismo, haciendo con ello necesaria
la coalicin de todas las fuerzas revolucionarias, una coalicin que abarca
desde el movimiento proletario de Occidente hasta el movimiento de
liberacin nacional de Oriente; en que es imposible derrumbar las
supervivencias del rgimen feudal y de la servidumbre sin luchar
revolucionariamente contra el imperialismo; ni hace falta demostrar que, en
un pas ms o menos desarrollado, la revolucin democrticoburguesa tiene,
bajo estas condiciones, que aproximarse a la revolucin proletaria, que la
primera tiene que transformarse en la segunda. La historia de la revolucin en
Rusia ha evidenciado la exactitud y el carcter incontrovertible de esta tesis.
No en vano Lenin, ya en 1905, en vsperas de la primera revolucin rusa, en su
folleto Dos tcticas presentaba la revolucin democraticobur- guesa y la
revolucin socialista como dos eslabones de la misma cadena, como un
cuadro nico y completo del desenvolvimiento de la revolucin rusa:
"El proletariado debe llevar a trmino la revolucin democrtica,
atrayndose a la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la
resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesa. El
proletariado debe llevar a cabo la revolucin socialista, atrayndose a la
masa de los elementos semiproletarios de la poblacin, para destrozar por
la fuerza la resistencia de la burguesa y paralizar la inestabilidad de los
campesinos y de la pequea burguesa. Tales son las tareas del
proletariado, que la nueva Iskra concibe de un modo tan mezquino en
todos su razonamientos y resoluciones sobre el alcance de la revolucin."
(Lenin, t. VIII, pg. 96, Dos tcticas de la social- democracia en la
revolucin democrtica). Y no hablo ya de otros trabajos posteriores de
Lenin, en los que la idea de la transformacin de la revolucin burguesa en
revolucin proletaria se destaca ms acusadamente an que en Dos tcticas
como una de las piedras angulares de la teora leninista de la revolucin.
Resulta que algunos camaradas suponen que Lenin no concibi esta idea
hasta el ao 1916 y que hasta entonces, segn ellos, entenda que la
revolucin en Rusia se mantendra dentro de los marcos burgueses y que, por
consiguiente, el Poder pasara de manos del rgano de la dictadura del
proletariado y de los campesinos a manos de la burguesa, y no a manos del
proletariado. Dcese que esta afirmacin se ha deslizado incluso en nuestra
prensa comunista. He de decir que dicha afirmacin es completamente falsa,
que no corresponde en modo alguno a la realidad.
Podra remitirme al conocido discurso pronunciado por Lenin en el III
Congreso del Partido (1905), en el que se califica la dictadura del proletariado
y de los campesinos, es decir, el triunfo de la revolucin democrtica, no
como la "organizacin del orden", sino como la "organizacin de la guerra".
(Lenin, tomo VII, pg. 264).
Podra remitirme, adems, a los conocidos artculos de Lenin "Sobre el
Gobierno provisional" (1905), en los que, enfocando la perspectiva del
desenvolvimiento de la revolucin rusa, plantea al Partido la tarea de
"conseguir que la revolucin rusa no sea un movimiento de algunos meses,
sino un movimiento de muchos aos, que no conduzca tan slo a obtener
pequeas concesiones por parte de los titulares del Poder constituido, sino al
derrumbamiento completo de este", y en los que, desenvolviendo todava ms
esta perspectiva y relacionndola con la revolucin europea, prosigue:
"Y si se logra esto, entonces ..., entonces las llamas del incendio
revolucionario prendern en Europa; el obrero europeo, cansado de la
reaccin burguesa, se levantar a su vez y nos ensear cmo se hacen
las cosas; entonces, el impulso revolucionario de Europa volver a
repercutir en Rusia, y har de una poca de algunos aos revolucionarios
una poca de varias dcadas revolucionarias..." (Lugar citado, pg. 191). (
Podra remitirme, asimismo, al conocido artculo de Lenin, publicado en
noviembre de 1915, en el que escribe:
"El proletariado lucha y seguir luchando abnegadamente por la conquista
del Poder, por la Repblica, por la confiscacin de las tierras ..., por la
participacin de las masas populares no proletarias en la obra de liberar
a la Rusia burguesa del imperialismo militar-feudal (zarismo). Y el
proletariado se aprovechar inmediatamente* de esta liberacin de la
Rusia burguesa del yugo zarista, del poder territorial de los terratenientes,
no para ayudar a los campesinos acomodados en su lucha contra los
obreros agrcolas, sino para llevar a cabo la revolucin socialista en
alianza con los proletarios de Europa." (Lenin, t. XVIII, pg. 317, Sobre
las dos lneas de la revolucin). Podra, finalmente, remitirme al conocido
pasaje del folleto de Lenin La revolucin proletaria y el renegado Kautsky
en el que, refirindose al pasaje ms arriba citado de Dos tcticas sobre la
amplitud de la revolucin rusa, llega a la siguiente conclusin:
"Ocurri, en efecto, tal y como nosotros dijimos. La marcha de la
revolucin ha confirmado la exactitud de nuestro razonamiento. Al
principio, del brazo de todos los campesinos, contra la monarqua,
contra los terratenientes, contra el medieva- lismo (y en este sentido, la
revolucin sigue siendo burguesa, democrticoburguesa). Despus, del
brazo de los campesinos pobres, del brazo del semi- proletariado, del
brazo de todos los explotados, contra el capitalismo, incluyendo los
ricachos de la aldea, los kulaks, los especuladores, y en este sentido, la
revolucin se convierte en socialista. Querer levantar una muralla china
artificial entre ambas revoluciones, separar la una de la otra por algo que
no sea el grado de preparacin del proletariado y el grado de su unin con
los campesinos pobres, es la mayor tergiversacin del marxismo, es
adocenarlo, reemplazarlo por el liberalismo." (Lenin, t. XXIII, pg. 391,
La revolucin proletaria y el renegado Kautsky). Creo que con esto basta.
Bien, se nos dir, pero, por qu en este caso Lenin combati la idea de la
"revolucin permanente (ininterrumpida)" ?
Porque Lenin propona "agotar" toda la capacidad revolucionaria de los
campesinos y utilizar hasta la ltima gota de su energa revolucionaria para la
completa liquidacin del zarismo, para pasar a la revolucin proletaria,
mientras que los partidarios de la "revolucin permanente" no comprendan el
importante papel de los campesinos en la revolucin rusa, menospreciaban la
fuerza de la energa revolucionaria de los campesinos, menospreciaban la
fuerza y la capacidad del proletariado ruso para conducir consigo a los
campesinos, y con ello entorpecan la obra de liberar a los campesinos de la
influencia de la burguesa, la obra de agrupar a los campesinos alrededor del
proletariado.
Porque Lenin propona coronar la obra de la revolucin con el paso del
Poder al proletariado, mientras que los partidarios de la revolucin
"permanente" queran empezar directamente por la toma del Poder por el
proletariado, no comprendiendo que, con ello, cerraban los ojos a una
"pequeez" como la de las supervivencias del rgimen en la servidumbre y no
tomaban en consideracin una fuerza tan importante como los campesinos
rusos, no comprendiendo que semejante poltica slo poda entorpecer la obra
de atraerse a los campesinos al lado del proletariado.
Por tanto, la lucha de Lenin contra los partidarios de la revolucin
"permanente" no giraba en torno al problema de su continuidad, pues el propio
Lenin sostena el punto de vista de la revolucin ininterrumpida, sino en torno
a que aqullos menospreciaban el papel de los campesinos, que forman la
reserva ms importante del proletariado, y a que no comprendan la idea de la
hegemona del proletariado.
La idea de la revolucin "permanente" no es una idea nueva. El primero
que la enunci fue Marx, a fines de la dcada del 40, en su conocido Mensaje a
la Liga Comunista (1850). Fue de este documento de donde nuestros
"permanentistas" sacaron la idea de la revolucin ininterrumpida. Conviene
hacer notar que, al adoptar la idea de Marx, nuestros "permanentistas" la
modificaron algo y al modificarla la "estropearon", hacindola inservible para
la prctica. Fue necesario que la mano experta de Lenin corrigiese este error,
tomase la idea de la revolucin permanente de Marx en su forma pura e hiciese
de ella una de las piedras angulares de su teora de la revolucin.
He aqu lo que dice Marx, en su Mensaje, sobre la revolucin
ininterrumpida, despus de haber enumerado una serie de reivindicaciones
revolucionario- democrticas, cuya conquista encarece a los comunistas :
"Mientras que los demcratas pequeoburgueses quieren poner fin a la
revolucin lo ms rpidamente posible, con la consecucin del mayor
nmero posible de las reivindicaciones arriba mencionadas, nuestros
intereses y nuestras tareas consisten en hacer la revolucin de una manera
ininterrumpida hasta que sea descartada la dominacin de las clases ms o
menos poseedoras, hasta que el proletariado conquiste el Poder del
Estado, hasta que las asociaciones de los proletarios se desarrollen, y no
slo en un pas, sino en todos los pases predominantes del mundo, en
proporciones tales, que cese la competencia entre los proletarios de estos
pases, y hasta que, por lo menos, las fuerzas productivas decisivas estn
concentradas en manos del proletariado." Dicho en otros trminos:
a) Marx no propona, en modo alguno, comenzar la obra de la
revolucin, en la Alemania de la dcada del 50, directamente por el Poder
proletario, contrariamente a los planes de nuestros "permanentistas" rusos;
b) Marx slo propona que se coronase la obra de la revolucin con el
Poder del Estado proletario, desalojando paso a paso de las alturas del Poder a
una fraccin de la burguesa tras otra, con el fin de, una vez instaurado el
Poder del proletariado, encender la revolucin en todos los pases; concepcin
que est en completa consonancia con todo lo que ense y llev a la prctica
Lenin en el transcurso de nuestra revolucin, conforme a su teora de la
revolucin proletaria bajo las condiciones del imperialismo.
Resulta, pues, que nuestros "permanentistas" rusos no slo
menospreciaban el papel de los campesinos en la revolucin rusa y la
importancia de la idea de la hegemona del proletariado, sino que modificaban
(para empeorarla) la idea de Marx sobre la revolucin "permanente",
hacindola inservible para la prctica.
He aqu por qu Lenin ridiculizaba la teora de nuestros "permanentistas",
calificndola de "original" y de "magnfica" y acusndolos de no querer
pararse a "reflexionar acerca de las causas de que la vida pasase de largo
durante diez aos por delante de esta magnfica teora". (Vase el artculo de
Lenin Sobre las dos lineas de la revolucin, escrito en 1915, diez aos despus
ce aparecer en Rusia la teora de la "revolucin permanente". Lenin, t. XVIII,
pg. 317).
He aqu por qu Lenin reputaba esta teora como semimenchevique,
diciendo que "toma de los bolcheviques el llamamiento a la lucha
revolucionaria resuelta del proletariado y a la conquista del Poder por ste, y
de los mencheviques la negacin del papel de los campesinos". (Lugar
citado.)
As estn planteadas las cosas con respecto a la idea de Lenin sobre la
transformacin de la revolucin democraticoburguesa en revolucin
proletaria, sobre el aprovechamiento de la revolucin burguesa para pasar
"inmediatamente" a la revolucin proletaria.
Sigamos. Antes, considerbase imposible el triunfo de la revolucin en un
solo pas, entendiendo que para alcanzar el triunfo sobre la burguesa era
necesaria la accin conjunta de los proletarios de todos los pases adelantados
o, por lo menos, de la mayora de ellos. Hoy, este punto de vista ya no
corresponde a la realidad. Hoy, es preciso partir de la posibilidad de este
triunfo, pues el desarrollo desigual, a saltos, de los distintos pases
capitalistas, bajo las condiciones del imperialismo, el desarrollo dentro del
imperialismo de contradicciones catastrficas que conducen a guerras
inevitables, el incremento del movimiento revolucionario en todos los pases
del mundo, todo ello conduce no slo a la posibilidad, sino incluso a la
necesidad del triunfo del proletariado en distintos pases tomados por
separado. La historia de la revolucin rusa es una prueba directa de esto. Basta
recordar que el derrocamiento de la burguesa slo puede llevarse a cabo con
xito si se dan algunas condiciones absolutamente indispensables, sin las
cuales no puede pensarse siquiera en la toma del Poder por el proletariado.
He aqu lo que, en su folleto El izquierdismo, enfermedad infantil del
comunismo, dice Lenin acerca de estas condiciones:
"La ley fundamental de la revolucin, confirmada por todas ellas, y en
particular por las tres revoluciones rusas del siglo xx, consiste en lo siguiente:
para la revolucin no basta con que las masas explotadas y oprimidas tengan
conciencia de la imposibilidad de vivir como antes y reclamen cambios; para
la revolucin es necesario que los explotadores no puedan vivir ni gobernar
como antes. Slo cuando las capas bajas no quieren lo viejo y las capas
altas no pueden sostenerlo al modo antiguo, slo entonces puede triunfar la
revolucin. En otros trminos, esta verdad se expresa del modo siguiente: la
revolucin es imposible sin una crisis nacional general (que afecte a
explotados y explotadores).5 Por consiguiente, para la revolucin hay que
lograr, primero, que la mayora de los obreros (o en todo caso, la mayora de
los obreros conscientes, reflexivos, polticamente activos) comprendan
profundamente la necesidad de la revolucin y estn dispuestos a sacrificar la
vida por ella; en segundo lugar, es preciso que las clases gobernantes
atraviesen una crisis gubernamental que arrastre a la poltica hasta a las masas

5 Subrayado por m. ( J . S t . )
ms atrasadas ..., que reduzca a la impotencia al gobierno y haga posible su
derrumbamiento rpido por los revolucionarios." (Lenin, t. XXV, pg. 222.)
Pero al derribar el Poder de la burguesa e instaurar el Poder del
proletariado en un solo pas no significa todava garantizar el triunfo completo
del socialismo. Despus de haber consolidado su Poder y arrastrado consigo a
los campesinos, el proletariado del pas victorioso puede y debe edificar la
sociedad socialista. Pero, significa esto que, con ello, el proletariado lograr
el triunfo completo, definitivo del socialismo, es decir, significa esto que el
proletariado puede, con las fuerzas de un solo pas, consolidar definitivamente
el socialismo y garantizar completamente al pas contra una intervencin y,
por consiguiente, contra la restauracin? No. Para esto es necesario que la
revolucin triunfe por lo menos en algunos pases. Por eso, el desarrollar y
apoyar la revolucin en otros pases es una tarea esencial para la revolucin
victoriosa. Por eso, la revolucin del pais victorioso no debe considerarse
como algo que se baste a s mismo, sino como un puntal, como un medio para
acelerar el triunfo del proletariado en los dems pases.
Lenin expres este pensamiento en dos palabras, cuando dijo que la
misin de la revolucin triunfante consiste en llevar a cabo "el mximo de lo
realizable en un solo pas para desarollar, apoyar y despertar la revolucin en
todos los pases". (Lenin, t. XXIII, pgina 385, La revolucin proletaria y el
renegado Kautsky.)
Tales son, en general, los rasgos caractersticos de la teora leninista de la
revolucin proletaria.
IV La Dictadura del Proletariado

Destacar de este tema tres problemas fundamentales: 1) la dictadura del


proletariado, como instrumento de la revolucin proletaria; 2) la dictadura del
proletariado, como dominacin del proletariado sobre la burguesa; 3) el
Poder Sovitico, como forma estatal de la dictadura del proletariado.
1. La dictadura del proletariado, como instrumento de la revolucin
proletaria. El problema de la dictadura del proletariado es, ante todo, el
problema del contenido fundamental de la revolucin proletaria. La
revolucin proletaria, su movimiento, su extensin, sus conquistas, slo se
hacen realidades de carne V hueso a travs de la dictadura del proletariado. La
dictadura del proletariado es el instrumento de la revolucin proletaria, su
rgano, su punto de apoyo ms importante, creado: primero, para aplastar la
resistencia de los explotadores derribados y consolidar las conquistas hechas
y, segundo, para llevar a trmino la revolucin proletaria, para llevarla hasta
el triunfo completo del socialismo. Vencer a la burguesa y derrocar su Poder
es cosa que la revolucin podra hacer tambin sin la dictadura del
proletariado. Pero aplastar la resistencia de la burguesa, defender la victoria y
seguir avanzando hasta el triunfo final del socialismo ya no puede lograrlo la
revolucin, si no crea, al llegar a una determinada fase de su desarrollo, como
su puntal bsico, un rgano especial en forma de dictadura del proletariado.

"El problema fundamental de la revolucin es el problema del Poder."


(Lenin.) Quiere esto decir acaso que todo se limite a la toma del Poder, a la
conquista del Poder? No. La toma del Poder no es ms que el comienzo. La
burguesa, aunque su Poder se derroque en un pas, sigue siendo todava,
durante largo tiempo, por muchas causas, ms fuerte que el proletariado que
la derrib. Por esto, el problema est en mantenerse en el Poder, en
consolidarlo, en hacerlo invencible. Qu hay que hacer para alcanzar este
fin? Es necesario cumplir, por lo menos, las tres tareas principales que se le
plantean a la dictadura del proletariado "al da siguiente" de vencer:
a) Vencer la resistencia de los terratenientes y capitalistas derrocados y
expropiados por la revolucin ; liquidar todas y cada una de sus tentativas
para restaurar el poder del capital.
b) Organizar la labor constructiva, mediante la cohesin de todos los
trabajadores en torno al proletariado, y llevar a cabo esta labor en el sentido
de preparar la supresin, la destruccin de las clases.
c) Armar a la revolucin, organizar un ejrcito revolucionario para
luchar contra los enemigos exteriores, para luchar contra el imperialismo.
Para llevar a cabo, para cumplir estas tareas, es necesaria la dictadura del
proletariado.
"El paso del capitalismo al comunismo dice Lenin llena toda una
poca histrica. Mientras esta poca histrica no finalice, los
explotadores siguen inevitablemente abrigando esperanzas de
restauracin, esperanzas que se convierten en tentativas de restauracin.
Despus de la primera derrota seria, los explotadores derrocados, que no
esperaban su derrocamiento, que no crean en l, que no aceptaban ni
siquiera la idea de l, se lanzan con energa decuplicada, con pasin
furiosa, con odio centuplicado, a la lucha por la restitucin del paraso
que les ha sido arrebatado, por sus familias, que antes disfrutaban de una
vida tan dulce y a quienes ahora la chusma del populacho vil condena a
la ruina y a la miseria (o al simple trabajo...).
Y detrs de los capitalistas explotadores, viene arrastrndose una
extensa masa de pequea burguesa, de la que decenios de experiencias
histricas en todos los pases nos dicen que titubea y vacila, que hoy sigue
al proletariado y maana se asusta de las dificultades de la revolucin, se
deja llevar del pnico ante la primera derrota o semi- derrota de los
obreros, se pone nervioso, se agita, lloriquea, se pasa de un campo a otro."
(Lenin, tomo XXITI.. pg. 355, La revolucin proletaria y el renegado
Kautsky).
Y la burguesa tiene sus razones para hacer tentativas de restauracin,
pues an despus de su derrocamiento sigue siendo, durante mucho tiempo
todava, ms fuerte que el proletariado que la derroc.
"Si los explotadores son derrotados solamente en un pas dice Lenin
y ste es, naturalmente, el caso tpico, pues la revolucin simultnea en
una serie de pases constituye una rara excepcin, seguirn siendo, no
obstante, ms fuertes que los explotados." (Lugar citado, pg. 354.) En
qu reside la fuerza de la burguesa derrocada?
En primer lugar, "en la fuerza del capital internacional, en la fuerza y la
solidez de las relaciones internacionales de la burguesa", (Lenin, t. XXV,
pgina 173, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo).
En segundo lugar, en que "durante mucho tiempo despus de la revolucin,
los explotadores siguen conservando de hecho inevitablemente una serie de
enormes ventajas: conservan el dinero (no es posible suprimir el dinero de
golpe), algunos que otros bienes muebles, con frecuencia valiosos;
conservan las relaciones, los hbitos de organizacin y administracin, el
conocimiento de todos los secretos (costumbres, procedimientos, medios,
posibilidades) de la administracin, conservan una instruccin ms elevada,
su intimidad con el alto personal tcnico (que vive y piensa en burgus),
conservan (y esto es muy importante) una experiencia infinitamente superior
en lo que respecta al arte militar, etc., etc.". (Lenin, t. XXIII, pgina 354, La
revolucin proletaria y el renegado Kautsky.)
En tercer lugar, "... en la fuerza de la costumbre, en la fuerza de la pequea
produccin. Pues, por desgracia, ha quedado todava en el mundo mucha
pequea produccin y sta engendra al capitalismo y a la burguesa
constantemente, cada da, cada hora, por un proceso espontneo y en masa",
... pues "suprimir las clases no consiste nicamente en expulsar a los
terrateniente^ y a los capitalistas esto lo hemos hecho ya nosotros con
relativa facilidad, sino tambin en suprimir los pequeos productores de
mercancas. Pero a stos es imposible expulsarlos, es imposible aplastarlos;
hay que entenderse con ellos, se les puede (y se les debe) transformar,
reeducar, mediante una labor de organizacin muy larga, lenta y
cautelosa". (Lenin, tomo XXV, pginas 173 y 189, El izquier- d is mo ...)
He aqu por qu Lenin dice que "la dictadura del proletariado es la guerra ms
abnegada y ms implacable de la nueva clase contra un enemigo ms
poderoso, contra la burguesa, cuya resistencia se halla decuplicada por su
derrocamiento"; que "la dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta
e incruenta, violenta y pacfica, militar y econmica, pedaggica y
administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad".
(Lugar citado, pgs. 173 y 190.) No hace falta demostrar que es absolutamente
imposible cumplir estas tareas en un plazo breve, llevar todo esto a la prctica
en unos cuantos aos. Por eso, en la dictadura del proletariado, en el trnsito
del capitalismo al comunismo, no hay que ver un perodo pasajero, que reviste
la forma de una serie de actos y decretos "revolucionarsimos", sino toda una
poca histrica, plagada de guerras civiles y de choques exteriores, llena de
una labor tenaz de organizacin y de construccin econmica, de ofensivas y
retiradas, de victorias y derrotas. Esta poca histrica no slo es necesaria para
sentar las premisas econmicas y culturales del triunfo completo del
socialismo, sino tambin para dar al proletariado la posibilidad de educarse y
templarse como fuerza capaz de gobernar el pas, y, segundo, para reeducar y
transformar a las capas pequeoburguesas de la poblacin en un sentido que
asegure la organizacin de la produccin socialista.
"Tenis que pasar deca Marx a los obreros por quince, veinte,
cincuenta aos de guerras civiles y batallas internacionales, no slo para
cambiar el rgimen existente, sino tambin para cambiaros a vosotros
mismos y capacitaros para la dominacin politica." (Obras completas de
Marx y En- gels. Edicin del Instituto Marx-Engels-Lenin, tomo VIII,
pg. 506, En torno a la historia de la Liga Comunista.)
Prosiguiendo y desarrollando la idea de Marx, Lenin escribe:
"Bajo la dictadura del proletariado, ser preciso reeducar a millones de
campesinos y pequeos propietarios, a centenares de miles de empleados,
funcionarios, intelectuales burgueses, subordinando a todos al Estado
proletario y a la direccin proletaria, y vencer en ellos sus hbitos y
tradiciones burgueses", as como tambin ser necesario "... reeducar ...
con una lucha prolongada, sobre la base de la dictadura del proletariado, a
los proletarios mismos, que no se desembarazarn de sus prejuicios
pequeoburgueses de golpe, por un milagro, por gracia del Espritu Santo
o por el efecto mgico de una consigna, de una resolucin o de un decreto,
sino nicamente por medio de una lucha de masas prolongada y difcil
contra las influencias pequoburguesas que existen entre las masas".
(Lenin, t. XXV, pgs. 248 y 247, El izquier- dismo...)
2. La dictadura del proletariado, como dominacin del proletariado sobre
la burguesa. Ya de lo que queda dicho se desprende que la dictadura del
proletariado no es un simple cambio de personas en un gobierno, un cambio
de "gabinete", etc., que deje intacto el antiguo orden econmico y poltico.
Los mencheviques y oportunistas de todos los pases, que le temen a la
dictadura como al fuego y sustituyen por miedo la idea de la dictadura por la
de "conquista del Poder", suelen reducir la "conquista del Poder" a un cambio
de "gabinete", a la subida al Poder de un nuevo ministerio, formado por
individuos como Schei- demann y Noske, MacDonald y Henderson. No
creemos que haga falta detenernos a explicar que estos cambios de gabinete y
otros semejantes no tienen nada que ver con la dictadura del proletariado, con
la conquista del verdadero Poder por el verdadero proletariado. Los
MacDonald y los Scheidemann en el Poder, dejando intacto el antiguo orden
de cosas burgus, sus gobiernos llammoslos as no pueden ser ms que
un aparato puesto al servicio de la burguesa, un medio para cubrir las lacras
del imperialismo, un instrumento puesto en manos de la burguesa contra el
movimiento revolucionario de las masas oprimidas y explotadas. El capital,
cuando se le hace incmodo o le resulta difcil oprimir y explotar
descaradamente a las masas, necesita como pantalla gobiernos de stos.
Naturalmente, la aparicin de semejantes gobiernos es sntoma de que "entre
ellos" (es decir, entre los capitalistas) reina cierta inquietud, pero, a pesar de
todo, los gobiernos de este tipo siguen siendo, inevitablemente, gobiernos del
capital, disfrazados. De un gobierno MacDonald o Scheidemann a la
conquista del Poder por el proletariado, hay tanta distancia como de la tierra
al cielo. La dictadura del proletariado no es un nuevo cambio de gobierno,
sino un Estado nuevo, con nuevos rganos de Poder en el centro y en la
periferia, el Estado del proletariado, que brota sobre las ruinas del Estado
antiguo, del Estado de la burguesa.
La dictadura del proletariado no brota sobre la base del orden burgus,
sino en el proceso de la destruccin de ste, despus del derrocamiento de la
burguesa, en el proceso de la expropiacin de los terratenientes y capitalistas,
de la socializacin de los instrumentos y medios de produccin
fundamentales, en el proceso de la revolucin violenta del proletariado. La
dictadura del proletariado es un Poder revolucionario que se apoya en la
violencia contra la burguesa.
El Estado es una mquina puesta en manos de la clase dominante para
aplastar la resistencia de sus adversarios de clase. En este sentido, la dictadura
del proletariado no se distingue esencialmente en nada de la dictadura de
cualquier otra clase, pues el Estado proletario es una mquina para aplastar a
la burguesa. Pero hay aqu una diferencia esencial. Esta diferencia consiste
en que todos los Estados de clase existentes hasta ahora eran la dictadura de
una minora explotadora sobre una mayora explotada, mientras que la
dictadura del proletariado es la dictadura de la mayora explotada sobre la
minora explotadora.
Resumiendo: "La dictadura del proletariado es la dominacin del
proletariado sobre la burguesa, dominacin no limitada por la ley y que se
basa en la violencia y goza de la simpata y el apoyo de las masas trabajadoras
y explotadas". (Lenin, El Estado y la Revolucin.)
De aqu se desprenden dos conclusiones fundamentales :
Primera conclusin: La dictadura del proletariado no puede ser una
democracia "completa", una democracia para todos, oara pobres y para ricos;
la dictadura del proletariado "tiene que ser un Estado democrtico de un modo
nuevo para6 los proletarios y los desposedos en general, y dictatorial de un
nuevo modo, contra* la burguesa..." (Lenin, t. XXI, pgina 393, El Estado y
la Revolucin.) Las chcha- ras de Kautsky y compaa sobre la igualdad
universal, sobre la democracia "pura", la democracia "perfecta", etc, no son
ms que la tapadera burguesa de un hecho indudable: la igualdad entre
explotadores y explotados es imposible. La teora de la democracia "pura" es
la teora de la aristocracia obrera, domesticada y cebada por los saqueadores
imperialistas. Esta teora fue creada para cubrir las lacras del capitalismo,
para disfrazar el imperialismo e infundirle fuerza moral en la lucha contra las
masas explotadas. Bajo el capitalismo no existen ni pueden existir verdaderas
"libertades" para los explotados, aunque slo sea por el hecho de que los
locales, las imprentas, los depsitos de papel, etc., necesarios para poner en
prctica estas "libertades", constituyen un privilegio de los explotadores. Bajo
el capitalismo, no se da ni puede darse una verdadera participacin de las
masas explotadas en el gobierno del pas, aunque slo sea por el hecho de que
bajo el capitalismo, aun con el rgimen ms democrtico, los gobiernos no los
forma el pueblo, sino que los forman los Rotschild, los Stinnes, los
Rockefeller y los Morgan. Bajo el capitalismo, la democracia es una
democracia capitalista, la democracia de la minora explotadora, basada en la
restriccin de los derechos de la mayora explotada y dirigida contra esta
mayora. Slo bajo la dictadura proletaria puede haber verdaderas
"libertades" para los explotados y una verdadera participacin de los
proletarios y de los campesinos en la gobernacin del pas. Bajo la dictadura
del proletariado, la democracia es una democracia proletaria, una democracia
de la mayora explotada, basada en la restriccin de los derechos de la minora
explotadora y dirigida contra esta minora.

6 Subrayado por m. (J. St.)


Segunda conclusin: La dictadura del proletariado no puede brotar como
resultado del desarrollo pacfico de la sociedad burguesa y de la democracia
burguesa; slo puede brotar como resultado de la destruccin de la mquina
del Estado burgus, del ejrcito burgus, del aparato burocrtico burgus, de
la polica burguesa:
"La clase obrera no puede limitarse a tomar simplemente posesin de la
mquina del Estado tal y como se la encuentra y echarla a andar para sus
propios fines" dicen Marx y Engels en el prlogo al Manifiesto
Comunista. La revolucin proletaria no debe "... hacer pasar de unas manos
a otras la mquina burocrtico-militar, como se vena haciendo hasta ahora,
sino destruirla... ; he aqu la premisa de toda revolucin verdaderamente
popular en el continente", dice Marx en su carta a Kugelmann, escrita en 1871.
La salvedad de Marx respecto al continente ha servido de pretexto a los
oportunistas y mencheviques de todos los pases para proclamar que Marx
admita la posibilidad de una transformacin pacfica de la democracia
burguesa en democracia proletaria; por lo menos, respecto a algunos pases
que no forman parte del continente europeo (Inglaterra, Estados Unidos). En
efecto, Marx admita esta posibilidad, y tena razn para admitirla, respecto a
Inglaterra y los Estados Unidos, en la dcada del 70 del siglo pasado, cuando
no exista el capitalismo monopolista ni el imperialismo y estos pases no
tenan todava, gracias a las condiciones especiales de su desenvolvimiento,
un militarismo y un burocratismo desarrollados. As se mantuvo la cosa hasta
que se desarroll el imperialismo. Pero ms tarde, pasados treinta o cuarenta
aos, cuando la situacin de estos pases se ha modificado ya radicalmente,
cuando el imperialismo se ha desarrollado y abarca a todos los pases
capitalistas sin excepcin, cuando el militarismo y el burocratismo han hecho
su aparicin en Inglaterra y en los Estados Unidos, cuando las condiciones
especiales del desarrollo pacfico en Inglaterra y los Estados Unidos han
desaparecido, la salvedad hecha con respecto a estos pases tiene que
desaparecer por s misma.
"Hoy dice Lenin, en 1917, en la poca de la primera gran guerra
imperialista, esta salvedad de Marx desaparece por s sola. Tanto
Inglaterra como los Estados Unidos, los ms grandes y los ltimos
representantes en el mundo entero de la libertad anglosajona, en el
sentido de ausencia de militarismo y de burocratismo, han rodado por
completo al pantano general de Europa, al pantano cenagoso y sangriento
de las instituciones bu- rocrtico-militares, que todo lo mediatizan y todo
lo oprimen. Ahora tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, la
premisa de toda revolucin verdaderamente popular es la destruccin,
el aplastamiento de la mquina del Estado preparada (fabricada en
dichos pases en los aos de 1914 a 1917 y llevada a la perfeccin
europea del imperialismo general)." (Lenin, t. XXI, pg. 395, El Estado
y la Revolucin.)
Dicho en otros trminos, la ley de la revolucin violenta del proletariado,
la ley de la destruccin de la mquina del Estado burgus, como premisa de
esta revolucin, es una ley inevitable del movimiento revolucionario en todos
los pases imperialistas del mundo.
Claro est que, en un porvenir lejano, si el proletariado triunfa en los pases
capitalistas ms importantes y el actual cerco capitalista es sustituido por un
cerco socialista, ser absolutamente posible la trayectoria "pacfica" en
algunos pases capitalistas, en que los capitalistas, movidos por la situacin
internacional "desfavorable", juzguen oportuno hacer al proletariado,
"voluntariamente", concesiones importantes. Pero esta hiptesis slo se
refiere a un porvenir lejano y posible. Para un porvenir cercano, esta hiptesis
no tiene ningn fundamento, absolutamente ninguno. Por eso Lenin tiene
razn, cuando dice: "La revolucin proletaria es imposible sin la destruccin
violenta de la mquina del Estado burgus y sin su sustitucin por otra nueva."
(Lenin, tomo XXIII, pg. 342, La revolucin proletaria y el renegado
Kautsky.)
3. El Poder Sovitico, como forma de Estado de la dictadura del
proletariado. El triunfo de la dictadura del proletariado significa el
aplastamiento de la burguesa, la destruccin de la mquina del Estado
burgus, la sustitucin de la democracia burguesa por la democracia
proletaria. Esto es claro. Pero, con ayuda de qu organizaciones se puede
llevar a cabo esta gigantesca labor? No creemos que pueda caber duda acerca
de que las viejas formas de organizacin del proletariado, que surgieron sobre
la base del parlamentarismo burgus, no sirven para una labor como sta.
Cules son, pues, las nuevas formas de organizacin del proletariado, aptas
para desempear el papel de enterradoras de la mquina del Estado burgus,
aptas no slo para destruir esta mquina y sustituir la democracia burguesa por
la democracia proletaria, sino para convertirse en base del Poder estatal del
proletariado ?
Esta nueva forma de organizacin del proletariado son los soviets.
En qu consiste la fuerza de los soviets en comparacin con las viejas
formas de organizacin?
En que los soviets son las ms vastas organizaciones de masas del
proletariado, pues slo ellos, los soviets, encuadran a todos los obreros sin
excepcin.
En que los soviets son las nicas organizaciones de masas que engloban a
todos los oprimidos y explotados, a los obreros y campesinos, a los soldados
y marineros, y en que, como consecuencia de esto, permiten llevar a cabo la
direccin poltica de la lucha de masas por la vanguardia de estas masas, por
el proletariado, del modo ms fcil y completo.
En que los soviets son los rganos ms potentes de la lucha
revolucionaria de masas, de las acciones polticas de masas, de la
insurreccin de masas, rganos capaces de destruir la omnipotencia del
capital financiero y de sus apndices polticos.
En que los soviets son organizaciones directas de las mismas masas, es
decir, las organizaciones ms democrticas, y, por tanto, con mayor autoridad
entre las masas; facilitan en un grado mximo la participacin de stas en la
organizacin del nuevo Estado y en su gobernacin y despliegan en su grado
mximo la energa revolucionaria, la iniciativa, la capacidad creadora de las
masas en la lucha por la destruccin del antiguo orden de cosas y en la lucha
por un orden de cosas nuevo, por un orden de cosas proletario.
El Poder sovitico es la unificacin y estructuracin de los soviets locales
en una organizacin general de Estado, en la organizacin estatal del
proletariado, como vanguardia de las masas oprimidas y explotadas y como
clase dominante, su unificacin dentro de una Repblica de los soviets.
La esencia del Poder sovitico reside en que las organizaciones ms de
masas y ms revolucionarias, precisamente de aquellas clases que estaban
oprimidas por los capitalistas y terratenientes, son ahora "la base permanente
y nica de todo el Poder estatal, de todo el aparato del Estado", en que
"precisamente estas masas que hasta en las repblicas burguesas ms
democrticas", aunque con arreglo a la ley sean iguales en derechos, "de
hecho, por medio de mil procedimientos y artimaas, se vean apartadas de
toda participacin en la vida poltica y del goce de los derechos y de las
libertades democrticas, tienen hoy una participacin permanente, ineludible
y adems decisiva (Lenin, t. XXIV, pg. 13, Tesis sobre la democracia
burguesa y la dictadura del proletariado, presentada al I Congreso de la
Internacional Comunista.)
He aqu por qu el Poder sovitico es una nueva forma de organizacin
estatal, que se distingue en principio de la vieja forma democraticoburguesa y
parlamentaria, un nuevo tipo, de Estado, adecuado no a la obra de explotacin
y opresin de las masas trabajadoras, sino a la obra de liberar completamente a
estas masas de toda opresin y de toda explotacin, adecuado a la obra de la
dictadura del proletariado.
Lenin tiene razn cuando dice que, con la aparicin del Poder sovitico,
"la poca del parlamentarismo democraticoburgus ha terminado- y se abre un
nuevo captulo de la historia universal: la era de la dictadura proletaria".
En qu consisten los rasgos caractersticos del Poder sovitico?
En que el Poder sovitico es la organizacin estatal ms de masas y ms
democrtica de todas las organizaciones de Estado posibles bajo las
condiciones de la existencia de clases, pues siendo como es el terreno de la
alianza y la colaboracin de obreros y campesinos explotados, en la lucha
contra los explotadores, y apoyndose para su labor en esta alianza y en esta
colaboracin, es, por ello mismo, el Poder de la mayora de la poblacin sobre
la minora, el Estado de esa mayora, la expresin de su dictadura.
En que el Poder sovitico es la ms internacional de todas las
organizaciones estatales de la sociedad de clases, porque, destruyendo toda
opresin nacional y apoyndose sobre la colaboracin de las masas
trabajadoras de distintas nacionalidades, facilita, por ello mismo, la
unificacin de estas masas en una sola federacin estatal.
En que el Poder sovitico facilita, por su misma estructura, la direccin de
las masas oprimidas y explotadas por su vanguardia, por el proletariado, como
el ncleo ms cohesionado y ms consciente de los soviets.
"La experiencia de todas las revoluciones y de todos los movimientos de
las clases oprimidas, la experiencia del movimiento socialista mundial
dice Lenin nos ensea que slo el proletariado es capaz de reunir y
arrastrar consigo a las fuerzas dispersas y atrasadas de la poblacin
trabajadora y explotada." (Lenin, t. XXIV, pg. 14, discurso y tesis Sobre
la democracia burguesa y la dictadura del proletariado.)
La estructura del Poder sovitico facilita la aplicacin de las enseanzas de
esta experiencia.
En que el Poder sovitico, uniendo el Poder legislativo y el Poder
ejecutivo en una organizacin nica de Estado y sustituyendo los distritos
electorales de tipo territorial por las unidades de produccin las fbricas y
talleres, pone a las masas obreras y a las masas trabajadoras, en general, en
relacin directa con el aparato de direccin del Estado y las ensea a gobernar
el pas.
En que slo el Poder sovitico es capaz de sustraer al ejrcito de la
subordinacin al mando burgus y convertirlo, de instrumento de opresin del
pueblo, como lo es bajo el rgimen burgus, en instrumento que libere al
pueblo del yugo de la burguesa, tanto de la propia como de la ajena.
En que "slo la organizacin sovitica del Estado puede destruir de golpe
y romper definitivamente el viejo aparato, es decir, el aparato burocrtico y
judicial burgus". (Lugar citado.)
En que slo la forma sovitica de Estado, que incorpora a la participacin
permanente e incondicional en la direccin del Estado a las organizaciones de
masas de los trabajadores y explotados, es capaz de preparar la extincin del
Estado, la cual es uno de los factores fundamentales de la futura sociedad sin
Estado, de la sociedad comunista.
La Repblica de los soviets es, por todo esto, la forma poltica buscada y por
fin descubierta, en la cual tiene que realizarse la liberacin econmica del
proletariado, el triunfo completo del socialismo. La Comuna de Pars fue el
germen de esta forma poltica. El Poder sovitico es su desarrollo y su
culminacin.
He aqu por qu Lenin dice que "la Repblica de los soviets de diputados
obreros, soldados y campesinos no es slo la forma de tipo ms elevado de
las instituciones democrticas..., sino la nica7 forma capaz de asegurar el
trnsito menos doloroso posible al socialismo". (Lenin, tomo XXII, pg.
131, Tesis sobre la Asamblea Constituyente.)

7 Subrayado por m. (J. St.) 82.-6


V El Problema campesino

Destacar de este tema cuatro problemas: 1) el planteamiento del


problema; 2) los campesinos durante la revolucin democraticoburguesa; 3)
los campesinos durante la revolucin proletaria; 4) los campesinos despus de
la consolidacin del Poder sovitico.
1. Planteamiento del problema. Algunos piensan que lo fundamental en el
leninismo es el problema campesino, que el punto de partida del leninismo es
el pro'n?a de los campesinos, de su papel, de su importancia. Esto es
completamente falso. El problema fundamental del leninismo, su puG de
partida, no es el problema campesino, sino el problema e la dictadura del
proletariado, de las condiciones en que sta se conquista y de las condiciones
en que se consolida. El problema campesino, como el problema del aliado del
proletariado en su lucha por el Poder, es un problema derivado.
Sin embargo, esta circunstancia no reduce en lo ms mnimo la grande y
palpitante importancia que indudablemente tiene este problema para la
revolucin proletaria. Como es sabido, en las filas de los marxistas rusos, el
problema campesino empez a estudiarse de un modo serio precisamente en
vsperas de la primera revolucin (1905), cuando el problema del
derrocamiento del zarismo y de la realizacin de la hegemona del
proletariado se plante en toda su magnitud ante el Partido, y el problema del
aliado del proletariado en la revolucin burguesa inminente tom un carcter
palpitante. Es sabido tambin que el problema campesino adquiri en Rusia
todava mayor actualidad durante la revolucin proletaria, cuando el problema
de la dictadura del proletariado, de su conquista y de su mantenimiento,
condujo al problema de los aliados del proletariado en la revolucin proletaria
inminente. Y esto es comprensible: quien marcha hacia el Poder y se prepara
para l, no puede por menos de interesarse por el problema de sus verdaderos
aliados.
En este sentido, el problema campesino es una parte del problema general
de la dictadura del proletariado y, como tal, uno de los problemas ms
palpitantes del leninismo.
La indiferencia e incluso la actitud francarp.tte negativa de los partidos
de la Segada Internacional ante el problema campesino no se explica
solamente Por ls condiciones especficas en que se desarrolla en el
Occidente. Se explica, ante todo, porque estos partidos no creen en la
dictadura del proletariado, temen a la revolucin y no piensan conducir al
proletariado al Poder; y quien teme a la revolucin, quien no quiere llevar a los
proletarios al Poder, no puede interesarse por el problema de los aliados del
proletariado en la revolucin; para quien as procede, el problema de los
aliados es un problema indiferente, sin valor de actualidad. La actitud irnica
de los hroes de la Segunda Internacional ante el problema campesino es
considerada por ellos como signo de buen tono, como signo de marxismo
"autntico". En realidad, esta actitud no contiene ni un pice de marxismo,
pues la indiferencia ante un problema tan importante como el campesino, en
vsperas de la revolucin proletaria, no es ms que un aspecto de la negacin
de la dictadura del proletariado, un signo indudable de traicin directa al
marxismo.
El problema se plantea as: Estn ya agotadas o no las posibilidades
revolucionarias que encierra en su seno la masa campesina, como resultado de
determinadas condiciones de su existencia. Y si no lo estn, hay esperanzas,
hay una base para poder aprovechar estas posibilidades para la revolucin
proletaria, para convertir a los campesinos, a su mayora explotada, de reserva
de la burguesa como lo fue durante las revoluciones burguesas de Occidente y
lo sigue siendo an en la actualidad, en reserva del proletariado, en aliado de
ste?
El leninismo da a esta pregunta una respuesta afirmativa, es decir,
reconoce la existencia de una capacidad revolucionaria en las filas de la
mayora de los campesinos y la posibilidad de aprovecharla en inters de la
dictadura del proletariado. La historia de las tres revoluciones rusas confirma
ntegramente las conclusiones del leninismo en punto a este problema.
De aqu la conclusin prctica de apoyar, apoyar obligatoriamente a las
masas trabajadoras del Campo, en su lucha contra la esclavitud y la
explotacin, en su lucha por redimirse de la opresin y de la miseria. EstC no
significa, naturalmente, que el proletariado debe apoyar todo movimiento
campesino. Aqu se trata de un apoyo prestado a los movimientos y a las
luchas de los campesinos, que faciliten directa o indirectamente el
movimiento de liberacin del proletariado, que impulsen, de una u otra forma,
la revolucin proletaria, que contribuyan a convertir a los campesinos en una
reserva y aliado de la clase obrera.
2. Los campesinos, durante la revolucin democraticoburguesa. Este
perodo abarca el espacio de tiempo comprendido entre la primera revolucin
rusa (1905) y la segunda (febrero de 1917) inclusive. El rasgo caracterstico
de este perodo consiste en que los campesinos se emancipan de la influencia
de la burguesa liberal, en que los campesinos se apartan de los kadetes, en
que viran hacia el proletariado, hacia el Partido bolchevique. La historia de
este perodo es la historia de la lucha entre los kadetes8 (burguesa liberal) y
los bolcheviques (proletariado) por los campesinos. La suerte de esta lucha la
decidi el perodo de las Dumas, pues el perodo de las cuatro Dumas sirvi
de leccin prctica a los campesinos, y esta leccin les demostr
palmariamente que de manos de los kadetes no recibiran ni la tierra ni la
libertad, que el zar se hallaba por entero al lado de los terratenientes y que los
kadetes apoyaban al zar; que la nica fuerza con cuya ayuda podran contar
eran los obreros de la ciudad, el proletariado. La guerra imperialista no hizo
ms que confirmar las enseanzas del perodo de las Dumas, llevando hasta el
fin el apartamiento de los campesinos de la burguesa, llevando a trmino la
obra de aislar a la burguesa liberal, pues los aos de guerra demostraron que
la esperanza de obtener del zar y 06 sus aliados burgueses la paz era una
esperanza totalmente vana y engaosa. Sin las lecciones prcticas del perodo
de las Dumas, hubiera sido imposible la hegemona del proletariado.
As fue como se form la alianza de los obreros y los campesinos en la
revolucin democraticoburguesa. As fue como se form la hegemona
(direccin) del proletariado en la lucha conjunta por el derrocamiento del
zarismo^ hegemona que condujo a la Revolucin de febrero de 1917.
Las revoluciones burguesas de Occidente (Inglaterra, Francia, Alemania,
Austria) siguieron, como es sabido, otro camino. En estos pases, la
hegemona no perteneci al proletariado que, por su debilidad, no
representaba ni poda representar una fuerza poltica independiente, sino a la
burguesa liberal. All, los campesinos no obtuvieron su liberacin del
rgimen de servidumbre de manos del proletariado, poco numeroso y no
organizado, sino de manos de la burguesa. All, los campesinos marchaban
contra el antiguo rgimen del brazo de la burguesa liberal. All, los

8 "Kadetes": nombre abreviado del "partido constitucional demcrata", el partido de la


burguesa monrquico-liberal, fundado en octubre de 1905. Se titulaba tambin "Partido de la
Libertad del Pueblo". (N. del t.)
campesinos representaban una reserva de la burguesa y, como consecuencia
de esto, all la revolucin se tradujo en un fortalecimiento enorme de la
importancia poltica de la burguesa.
En Rusia, por el contrario, la revolucin burguesa dio resultados
directamente opuestos; la revolucin rusa se tradujo no en el fortalecimiento,
sino en el debilitamiento de la burguesa como fuerza poltica; no se tradujo
en la multiplicacin de sus reservas polticas, sino en la prdida de su reserva
fundamental : en la prdida de los campesinos. En Rusia, la revolucin
burguesa coloc en primer plano, no a la burguesa liberal, sino al proletariado
revolucionario, agrupando en torno suyo a millones de campesinos.
Esto explica, entre otras cosas, el hecho de que la revolucin burguesa en
Rusia se transformase, en un plazo relativamente breve, en revolucin
proletaria. La hegemona del proletariado fue el germen y la fase de la
transicin hacia la dictadura del proletariado.
Cmo explicar este fenmeno peculiar de la revolucin rusa, que no
encuentra precedentes en la historia de las revoluciones burguesas
occidentales? Dnde reside el origen de esta peculiaridad?
Se explica por el hecho de que en Rusia la revolucin burguesa se
desenvolvi bajo las condiciones de una lucha de clases ms desarrollada que
en Occidente, por el hecho de que el proletariado ruso haba logrado ya
convertirse por entonces en una fuerza poltica independiente, mientras que la
burguesa liberal, asustada por el espritu revolucionario del proletariado,
perdi toda apariencia del revolucionarismo (sobre todo despus de las
enseanzas de 1905) y se ali con el zar y los terratenientes en contra de la
revolucin, en contra de los obreros y de los campesinos.
Conviene fijar la atencin en las siguientes circunstancias, que determinan
el carcter peculiar de la revolucin burguesa rusa:
a) La extraordinaria concentracin de la industria rusa en vsperas de la
revolucin. Es sabido, por ejemplo, que el 54 por 100 de todos los obreros de
Rusia trabajaba en empresas de ms de 500 obreros, mientras que en un pas
tan desarrollado como los Estados Unidos slo trabajaba en empresas de stas
el 33 por 100 del total de los obreros. No hace falta demostrar que ya esta sola
circunstancia, unida a la existencia de un partido revolucionario como el
Partido bolchevique, converta a la clase c brera de Rusia en la fuerza ms
importante de la vida poltica del pas.
b) Las escandalosas formas de explotacin que imperaban en las
empresas, unidas al intolerable rgimen policaco de los verdugos zaristas,
hacan de toda huelga importante de los obreros un acto poltico grandioso y
templaban a la clase obrera como la fuerza revolucionaria y, sobre todo, la
ms consecuente.
c) La debilidad poltica de la burguesa rusa, convertida despus de la
revolucin de 1905 en servidora del zarismo y en una fuerza netamente
contra- revolucionaria, lo que se explica no slo por el espritu revolucionario
del proletariado ruso, que ech a la burguesa en brazos del zarismo, sino
porque esta burguesa dependa de los pedidos del Estado.
d) La existencia de las supervivencias ms escandalosas, ms
intolerables del feudalismo en el campo, complementadas por la
omnipotencia del terrateniente, circunstancia que ech a los campesinos en
brazos de la revolucin.
e) El hecho de que el zarismo atrepellara a todo ser viviente y agravara
con su arbitrariedad la opresin de los terratenientes y de los capitalistas,
circunstancia que uni la lucha de los obreros y de los campesinos en un solo
torrente revolucionario.
f) La guerra imperialista, que fundi estas contradicciones de la vida
poltica de Rusia en una profunda crisis revolucionaria y dio a la revolucin
una fuerza de empuje increble.
En estas condiciones, hacia dnde iban a dirigir sus miradas los
campesinos? Dnde iban a buscar apoyo contra la omnipotencia del
terrateniente, contra la arbitrariedad del zar, contra la guerra desastrosa, que
arruinaba su economa? A la burguesa liberal? Esta era un enemigo, como
lo haba demostrado la larga experiencia de las cuatro Dumas. A los social-
revolucionarios? Estos eran, naturalmente, "mejores" que los kadetes, y su
programa era "aceptable", casi campesino; pero, qu podan darles los
socialrevolu- cionarios, si slo podan apoyarse en los campesinos y eran
dbiles en la ciudad, de donde sacaba ante todo sus fuerzas el enemigo.
Dnde estaba la nueva fuerza que no se detendra ante nada, ni en el campo
ni en la ciudad, que se situara valientemente en primera fila, en la lucha
contra el zar y los terratenientes, que ayudara a los campesinos a sacudir su
esclavitud, a conquistar la tierra, a liberarse de la opresin, de la guerra?
Exista en general en Rusia semejante fuerza? S, exista. Era el proletariado
ruso, que haba puesto ya de manifiesto en 1905 su fuerza, su capacidad para
luchar hasta el fin, su valenta, su espritu revolucionario.
En todo caso, no exista ninguna otra fuerza semejante, ni haba de dnde
sacarla.
He aqu por qu los campesinos, despus de desligarse de los kadetes y
vincularse a los socialrevolu- cionarios, llegaron al convencimiento de la
necesidad de someterse a la direccin de un jefe de la revolucin tan valiente
como el proletariado ruso.
Tales fueron las circunstancias que determinaron la peculiaridad de la
revolucin burguesa en Rusia.
3. Los campesinos, durante !a revolucin proletaria. Este perodo abarca
el intervalo comprendido enre la Revolucin de febrero (1917) y la
Revolucin de octubre (1917). Es un perodo relativamente breve, de ocho
meses solamente, pero, desde el punto de vistr de l.\ formacin poltica y de la
educacin revolucionaria de las masas, estos ocho meses pueden con toda
seguridad ser equiparados a decenios enteros de desarrollo constitucional
normal, pues son ocho meses de revolucin. El rasgo caracterstico de este
perodo consiste en que las masas trabajadoras del campo se radicalizan ms,
se desilusionan de los socialrevolu- cionarios, se apartan de los
socialrevolucionarios; los campesinos dan un nuevo viraje hacia la cohesin
directa en torno al proletariado, como nica fuerza revolucionaria
consecuente, capaz de llevar al pas hacia la paz. La historia de este perodo es
la historia de la lucha de los socialrevolucionarios (democracia pe-
queoburguesa) y de los bolcheviques (democracia proletaria) por los
campesinos, por ganar influencia sobre la mayora de los campesinos. La
suerte de esta lucha la decidieron el perodo de la coalicin, el perodo de la
"kerenskiada", la negativa de los socialrevolucionarios y mencheviques a
confiscar las tierras de los terratenientes, la lucha de los socialrevolucionarios
y de los mencheviques por la continuacin de la guerra, la ofensiva de junio
en el frente, el establecimiento de la pena de muerte para los soldados, la
sublevacin de Kornlov.
Si antes, en el perodo anterior, el problema fundamental de la revolucin
haba sido el derrocamiento del zarismo y del poder de los terratenientes,
ahora, en el periodo que sigue a la Revolucin de febrero, en que ya no haba
zar y en que la guerra interminable haba dejado exhausta la economa del
pas, arruinando enteramente a los campesinos, el problema de liquidar la
guerra se haba convertido en el problema fundamental de la revolucin. El
centro de gravedad se desplaz, evidentemente, de los problemas de carcter
puramente interior al problema fundamental: el de la guerra. "Acabar con la
guerra!, "Librarse de la guerra!": tal era el clamor general del pas extenuado
y, sobre todo, de los campesinos.
Pero, para librarse de la guerra, era preciso derribar al Gobierno
provisional, era necesario derribar el Poder de la burguesa, era necesario
derribar el Poder de los socialrevolucionarios y mencheviques, pues eran
ellos y solamente ellos quienes se esforzaban en continuar la guerra hasta "la
victoria final". En la prctica, no haba para salir de la guerra ms camino que
el derrocamiento de la burguesa.
Era una nueva revolucin, una revolucin proletaria, ya que arrojaba del
Poder a la ltima fraccin, la fraccin de extrema izquierda de la burguesa
imperialista : al partido de los socialrevolucionarios y de los mencheviques,
para crear un nuevo Poder, un Poder proletario, el Poder sovitico, para
instaurar en el Poder al Partido del proletariado revolucionario, al Partido
bolchevique, al Partido de la lucha revolucionaria contra la guerra
imperialista y por una paz democrtica. La mayora de los campesinos apoy
la lucha de los obreros por la paz, por el Poder sovitico.
Los campesinos no tenan ni podan tener otra salida.
El perodo de la "kerenskiada" fue, por tanto, la mayor enseanza tangible
para las masas campesinas trabajadoras, pues demostr hasta la evidencia
que, bajo el poder de los socialrevolucionarios y de los mencheviques, el pas
no se librara de la guerra y los campesinos no obtendran ni la tierra ni la
libertad; que los mencheviques y los socialrevolucionarios slo se distinguan
de los kadetes por sus discursos melifluos y sus promesas engaosas, pero
que, en realidad, practicaban la misma poltica imperialista que los kadetes, y
que el nico Poder capaz de conducir al pas por el verdadero camino era el
Poder sovitico. La prolongacin de la guerra no hizo ms que confirmar la
verdad de esta enseanza, espoleando la revolucin y empujando a millones
de campesinos y soldados por el camino de la cohesin directa en torno a la
revolucin proletaria. El aislamiento de los social- revolucionarios y de los
mencheviques se convirti en un hecho irrevocable. Sin las enseanzas
evidentes del perodo de la coalicin, no hubiera sido posible la dictadura del
proletariado.
Tales fueron las circunstancias que facilitaron el proceso de
transformacin de la revolucin burguesa en revolucin proletaria.
As fue como se form en Rusia la dictadura del proletariado.
4. Los campesinos, despus de la consolidacin del Poder sovitico. Si
antes, en el primer perodo de la revolucin, el problema estaba
principalmente en el derrocamiento del zarismo, y ms tarde, despus de la
Revolucin de febrero, etaa ante todo en acabar con la guerr^ imperialista
mediante el derrocamiento e ]a burguesa, ahora, despus de la liquidacin
de la guerra civil y de la consolidacin del Poder sovitico, pasan a primer
plano los problemas de la edificacin econmica. Reforzar y desarrollar la
industria nacionalizada; vincular, a este efecto, la industria a la economa
rural a travs del comercio regulado por el Estado; sustituir el sistema de
contingen- tacin de productos por el impuesto en especie, para luego,
disminuyendo gradualmente este impuesto, pasar al intercambio entre los
artculos industriales y los productos de la economa campesina; reanimar el
comercio y desarrollar la cooperacin, atrayendo a sta a millones de
campesinos: he aqu cmo esbozaba Lenin las tareas inmediatas de la
edificacin econmica, encaminada a sentar las bases de la economa
socialista.
Dcese que esta tarea puede resultar inasequible en un pas tan campesino
como Rusia. Algunos escp- ticos llegan incluso a decir que esta tarea es
puramente utpica, irrealizable, pues los campesinos son campesinos, es
decir, pequeos productores que, por tanto, no pueden ser aprovechados para
organizar las bases de la produccin socialista.
Pero los escpticos se equivocan, pues no tienen en cuenta algunas
circunstancias que encierran, en este caso, una importancia decisiva.
Veamos las principales:
Primera. No hay que confundir a los campesinos de la Unin Sovitica
con los campesinos de Occidente. Un campesino que ha pasado por la escuela
de tres revoluciones, que ha luchado del brazo del proletariado v bajo su
direccin, contra el zar y el Poder burgus, un caffipSPO que ha recibido de
manos de la revolucin proletaria la tierra y la paz y que, gracias a esto, se ha
convertido en la reserva del proletariado; este campesino tiene que
diferenciarse del campesino que ha luchado en la revolucin burguesa bajo la
direccin de la burguesa liberal, que ha recibido la tierra de manos de esta
burguesa y que se ha convertido. gracias a esto, en reserva de la burguesa.
No hace falta demostrar que el campesino sovitico, acostumbrado a apreciar
la amistad poltica y la colaboracin poltica del proletariado y que debe su
libertad a esta amistad y a esta colaboracin, no puede menos de ser un
elemento extraordinariamente apto para la colaboracin econmica con el
proletariado.
Engels deca que "la conquista del Poder poltico por el Partido socialista
se ha convertido en una empresa del futuro inmediato", que "para
conquistarlo, el Partido debe primero salir de la ciudad al campo y hacerse
fuerte en el campo".9 Engels escriba esto en el ltimo decenio del siglo
pasado, refirindose a los campesinos occidentales. No es preciso demostrar
que los comunistas rusos, que han llevado a cabo en este respecto una labor
gigantesca en el transcurso de tres revoluciones, han conseguido crearse ya en
el campo una influencia y un apoyo tan considerables, que nuestros
compaeros de Occidente no pueden soar siquiera con ellos. Cmo es
posible negar que esta circunstancia tiene por fuerza que favorecer
radicalmente, en Rusia, el mejoramiento de las relaciones econmicas entre la
clase obrera y los campesinos?
Los escpticos repiten automticamente que los pequeos campesinos
son un factor incompatible con la edificacin socialista. Pero escuchad lo que
dice Engels a propsito de los pequeos campesinos de Occidente:
"Estamos decididamente al lado del pequeo campesino ; haremos todo
lo posible para que a ste le sea ms llevadera la existencia, para
facilitarle el paso a la cooperacin, si se decide a ello; caso de que no se
halle todava en condiciones de tomar esta decisin, trataremos de
concederle el mayor tiempo posible para que pueda reflexionar acerca de
esto en su parcela. Procederemos as no slo porque consideramos
posible que los pequeos campesinos que trabajan por su cuenta se pasen
a nuestro lado, sino tambin teniendo en cuenta los intereses inmediatos
del Partido. Cuanto mayor sea el nmero de campesinos a quienes no
dejemos descender al nivel de proletarios y a los que podamos atraernos
ya como campesinos, ms rpida y fcilmente se llevar a cabo la
transformacin social. Sera tiempo perdido, para nosotros, espera para
esta transformacin a que la produccin capitalista se desarrolle en todas
partes hasta sus ltimas consecuencias, a que el ltimo pequeo artesano

9 F. Engels, El problema campesino en Francia y Alemania.


y el ltimo pequeo campesino sean vctimas de la gran produccin
capitalista. Los sacrificios materiales que sea necesario hacer en este
sentido en inters de los campesinos, a expensas del tesoro pblico,
podrn parecer, desde el punto de vista de la economa capitalista, dinero
tirado, pero son una magnfica inversin de capital, pues economizan tal
vez una suma diez veces mayor en la partida de gastos de la
reorganizacin social en conjunto. En este sentido podemos, por
consiguiente, ser muy generosos respecto a los campesinos." (Lugar
citado.)
As hablaba Engels, refirindose a los campesinos de Occidente. Y acaso
no es evidente que lo que dice aqu Engels no puede llevarse a cabo en ningn
sitio con tanta facilidad ni de un modo tan completo como en el pas de la
dictadura del proletariado? Acaso no es evidente que slo en la Rusia
Sovitica puede realizarse ya actualmente y de un modo completo el "paso a
nuestro lado del pequeo campesino que trabaja por su cuenta", y que son ya
una realidad los imprescindibles "sacrificios materiales" y "la generosidad
respecto a los campesinos", necesarios para ello, y otras medidas anlogas en
beneficio de los campesinos? Y cmo puede negarse que esta circunstancia
tiene, a su vez, que facilitar e impulsar la edificacin econmica del pas
sovitico?
Segunda. No hay que confundir la economa rural de Rusia con la de
Occidente. En Occidente, la economa rural se desarrolla en la lnea habitual
del capitalismo, bajo las condiciones de una profunda diferenciacin entre los
campesinos, con grandes fincas y latifundios capitalistas de propiedad privada
en uno de los polos, y en el otro, pauperismo, miseria y esclavitud asalariada.
All son completamente naturales, a consecuencia de ello, la disgregacin y la
descomposicin. No sucede as en Rusia. En nuestro pas, la economa rural
no puede desarrollarse siguiendo la misma senda, ya que la existencia del
poder sovitico y la nacionalizacin de los instrumentos y medios
fundamentales de produccin no permiten un desarrollo semejante. En Rusia,
el desarrollo de la economa rural tiene que seguir otro camino, el camino de
la cooperacin de millones de campesinos pequeos y medios, el camino del
desarrollo de una cooperacin rural en masa, fomentada por el Estado bajo la
forma de facilidades de crdito. Lenin indicaba con razn, en sus artculos
sobre la cooperacin, que el desarrollo de la economa rural de nuestro pas
deba seguir un camino nuevo, el camino de incorporar a la mayora de los
campesinos a la edificacin socialista a travs de la cooperacin, el camino de
hacer penetrar gradualmente en la economa rural el principio del
colectivismo, primero en cuanto a la venta de los productos agrcolas y
despus en cuanto a su produccin.
En este sentido, son sumamente interesantes algunos fenmenos nuevos
que se presentan en el campo, en relacin con la labor de la cooperacin
agrcola. Es sabido que en el seno de la Unin de Cooperativas Agrcolas
(Sielskosoys) han surgido, en diferentes ramas de la economa rural, en la
produccin del lino, de la patata, de la manteca, etc., nuevas y fuertes
organizaciones a las que est reservado un gran porvenir. Entre ellas figura,
por ejemplo, la Cooperativa Central del Lino, que agrupa toda una red de
cooperativas campesinas de produccin de lino. La Cooperativa Central del
Lino se ocupa de suministrar a los campesinos semillas e instrumentos de
produccin; compra a los mismos campesinos toda su produccin de lino, la
vende en gran escala en el mercado, garantiza a los campesinos una
participacin en los beneficios y, de este modo, vincula a las explotaciones
campesinas, a travs de la Unin de Cooperativas Agrcolas, a la industria del
Estado. Qu nombre dar a semejante forma de organizacin de la
produccin? Trtase, a mi juicio, de un sistema de industria domicilio de
gran produccin socialista del Estado en materia de economa rural. Hablo
del sistema de industria a domicilio de produccin estatal-socialista por
analoga con el sistema de industria a domicilio del capitalismo, que se
aplica, por ejemplo, en la industria textil, y en el que los artesanos, que
reciban del capitalista la materia prima y los instrumentos de trabajo y le
entregaban toda su produccin, eran de hecho obreros semiasalariados, que
trabajaban en su domicilio. Este ejemplo es uno de los numerosos indicios de
cul es el camino que tiene que seguir en nuestro pas el desarrollo de la
economa rural. No me referir aqu a otros indicios de la misma ndole, en
otras ramas de la economa rural.

No hace falta demostrar que la inmensa mayora de los campesinos


seguirn de buen grado este nuevo camino, rechazando la senda de los
latifundios capitalistas de propiedad privada y de la esclavitud asalariada, el
camino de la miseria y de la ruina.
He aqu lo que dice Lenin acerca de las trayectorias del desarrollo de
nuestra economa rural:
"Todos los grandes medios de produccin en poder del Estado y el Poder
estatal en manos del proletariado; la alianza de este, proletariado con los
muchos millones de pequeos y muy pequeos campesinos; la garanta
de que el proletariado dirija a los campesinos, etc., acaso no es esto todo
lo necesario para que, con la cooperacin y nada ms que con la
cooperacin, a la que antes motejbamos de mercantilista y que, ahora,
bajo la Nep, merece tambin, en cierto modo, el mismo trato; acaso no es
esto todo lo necesario para construir la sociedad socialista completa? No
es an la construccin de la sociedad socialista, pero s es todo lo
necesario y lo suficiente para esta construccin." (Lenin, t. XXVII, pg.
392, Sobre la cooperacin.)
Ms adelante, hablando de la necesidad de prestar apoyo financiero y toda
otra clase de apoyo a la cooperacin, como a un "nuevo principio de
organizacin de la poblacin" y un "nuevo rgimen social", bajo la
dictadura del proletariado. Lenin prosigue: "Todo rgimen social surge
exclusivamente con el apoyo econmico de una clase determinada. No
hace falta recordar los centenares' y centenares de millones de rublos que
cost el nacimiento del capitalismo libre. Ahora, debemos reconocer,
obrando en consecuencia, que el rgimen social que debemos apoyar
salindonos de lo corriente, en la poca actual, es el rgimen cooperativo.
Pero hay que apoyarlo en el verdadero sentido de la palabra, es decir, que
no basta con entender por tal apoyo la ayuda prestada a cualquier clase de
circulacin cooperativa, sino que por apoyo hay que entender aqu el
prestado a una circulacin cooperativa en la que participen realmente las
verdaderas masas de la poblacin." (Lugar citado, pgina 393.)
Qu nos dicen todas estas circunstancias?
Nos dicen que los escpticos no tienen razn.
Nos dicen que quien tiene razn es el leninismo, que ve en las masas
trabajadoras del campo la reserva del proletariado.
Nos dicen que el proletariado en el Poder puede y debe utilizar esta
reserva, para articular la industria y la economa rural, para impulsar la
construccin socialista y dar a la dictadura del proletariado aquella base
necesaria, sin la cual es imposible el trnsito a la economa socialista.
VI El Problema Nacional

De este tema tratar sobre dos cuestiones principales: 1) planteamiento del


problema; 2) el movimiento de liberacin de los pueblos oprimidos y la
revolucin proletaria.
1. Planteamiento del problema. Durante las dos ltimas dcadas, el
problema nacional ha sufrido una serie de cambios muy importantes. El
problema nacional del perodo de la Segunda Internacional y el problema
nacional del perodo del leninismo distan mucho de ser lo mismo. Media entre
ellos una diferencia profunda no slo en cuanto a su extensin, sino tambin
en cuanto a su carcter interno.
Antes, el problema nacional no se sala, habitual- mente, de un crculo
estrecho de cuestiones relacionadas principalmente con las nacionalidades
"cultas". Irlandeses, hngaros, polacos, finlandeses, servios y algunas otras
nacionalidades europeas: he aqu el circulo de pueblos sin plenitud de
derechos por cuya suerte se interesaban los hroes de la Segunda
Internacional. Decenas y centenares de millones de hombres de los pueblos
asiticos y africanos, que sufren la opresin nacional en la forma ms brutal y
cruel, quedaban generalmente fuera de su horizonte visual. No se decidan a
poner en un mismo plano a los pueblos "cultos" y a los "incultos", a los
blancos y a los negros. De dos o tres resoluciones vacuas y agridulces, en las
que se esquivaba cuidadosamente la cuestin de la liberacin de las colonias,
era todo de lo que podan vanagloriarse los personajes de la Segunda
Internacional. Hoy esta dualidad, estas posiciones a medias en el problema
nacional, deben considerarse ya liquidadas. El leninismo ha puesto al desnudo
esta incongruencia escandalosa, ha roto la muralla entre los negros y los
blancos, entre los europeos y los asiticos, entre los esclavos "cultos" e
"incultos" del imperialismo, y con ello ha vinculado el problema nacional al
problema de las colonias. Como consecuencia de esto, el problema nacional
ha dejado de ser un problema particular e interno de los Estados, para
convertirse en un problema general e internacional, en el problema mundial de
liberar a los pueblos oprimidos, en los pases dependientes y en las colonias,
del yugo del imperialismo.
Antes, el principio de autodeterminacin nacional sola interpretarse de
un modo falso, reducindolo, no pocas veces, al derecho de las naciones a su
autonoma. Algunos lderes de la Segunda Internacional llegaron incluso a
convertir el derecho de autodeterminacin nacional en el derecho a la
autonoma cultural: es decir, en el derecho de las naciones oprimidas a tener
siis propias instituciones culturales, dejando todo el Poder poltico en manos
de la nacin dominante. Esta circunstancia haca que el principio de
autodeterminacin nacional, en vez de ser una arma de lucha contra las
anexiones, corriese el riesgo de convertirse en un instrumento para
justificarlas. Hoy, esta confusin debe considerarse ya liquidada. El
leninismo ha ampliado el concepto de la autodeterminacin nacional,
interpretndolo como el derecho de los pueblos oprimidos de los pases
dependientes y de las colonias a la completa separacin, como el derecho de
las naciones a existir como Estados independientes. Con ello, se ha eliminado
la posibilidad de justificar las anexiones mediante la interpretacin del
derecho de autodeterminacin nacional como el derecho a la autonoma. El
principio mismo de autodeterminacin, que en manos de los
socialchovinistas sirvi indudablemente, durante la guerra imperialista, de un
instrumento para engaar a las masas, convirtise, de este modo, en un
instrumento para desenmascarar todos y cada uno de los apetitos
imperialistas y maquinaciones chovinistas, en un instrumento de educacin
poltica de las masas en el espritu del internacionalismo.
Antes, el problema de las naciones oprimidas sola considerarse como un
problema puramente jurdico. Los partidos de la Segunda Internacional se
contentaban con la proclamacin solemne de la "igualdad de derechos de las
naciones", y con innumerables declaraciones sobre la "igualdad de las
naciones", encubriendo el hecho de que, bajo el imperialismo, en que un grupo
de naciones (la minora) vive a expensas de la explotacin de otro grupo de
naciones, hablar de "igualdad de las naciones" es burlarse de los pueblos
oprimidos. Hoy, este punto de vista jurdico- burgus sobre el problema
nacional debe considerarse como desenmascarado. El leninismo ha hecho
descender a ras de tierra, desd * las alturas de las declara ciones
grandilocuentes, ;1 problema nacional, afirmando que las declaraciones sobre
la "igualdad de las naciones", si no van reforzadas por un apoyo directo de los
partidos proletarios a la lucha de liberacin de los pueblos oprimidos, no son
ms que declaraciones hipcritas y hueras. Con ello, el problema de las
naciones oprimidas se ha convertido en el problema de apoyar y ayudar,
ayudar de un modo real y constante, a las naciones oprimidas en su lucha
contra el imperialismo, por la verdadera igualdad de las naciones, poi su
existencia independiente como Estados.
Antes, el problema nacional se enfocaba de un modo reformista, como un
problema aislado, independiente, sin relacin alguna con el problema general
del poder del capital, del derrocamiento del imperialismo, de la revolucin
proletaria. Dbase tcitamente por supuesto que el proletariado de Europa
poda triunfar sin una alianza directa con el movimiento de liberacin de las
colonias, que el problema nacional-colonial poda resolverse silenciosamente,
"espontneamente", al margen de la gran calzada de la revolucin proletaria,
sin lucha revolucionaria contra el imperialismo. Hoy, este punto de vista
anturevolucionario debe considerarse como desenmascarado. El leninismo ha
demostrado, y la guerra imperialista y la revolucin rusa lo han corroborado,
que el problema nacional slo puede resolverse en relacin con la revolucin
proletaria y a base de ella, que el camino del triunfo de la revolucin en
Occidente va a travs de la alianza revolucionaria con el movimiento de
liberacin de las colonias y de los pases dependientes contra el imperialismo.
El problema nacional es una parte del problema general de la revolucin
proletaria, una parte del problema de la dictadura del proletariado.
El problema se plantea as: estn o no agotadas ya las posibilidades
revolucionarias que encierra el movimiento revolucionario de liberacin de
los pases oprimidos? Y si no lo estn, hay una base, una esperanza de poder
utilizar estas posibilidades para la revolucin proletaria, de convertir los
pases dependientes y coloniales de reserva de la burguesa imperialista en
reserva del proletariado revolucionario, en aliado suyo?
El leninismo contesta a esta pregunta de un modo afirmativo; es decir,
reconoce que en el seno del movimiento de liberacin nacional de los pases
oprimidos existen posibilidades revolucionarias y que es posible utilizarlas
para el derrocamiento del enemigo comn, para el derrocamiento del
imperialismo. La mecnica del desarrollo del imperialismo, la guerra
imperialista y la revolucin rusa confirman plenamente las conclusiones del
leninismo sobre este particular.
De aqu la necesidad de que el proletariado apoye enrgica y
resueltamente el movimiento de liberacin nacional de los pueblos oprimidos
y dependientes.
Esto no significa, naturalmente, que el proletariado deba apoyar siempre y
en todas partes, en todos y cada uno de los casos concretos, todo movimiento
nacional. De lo que se trata es de apoyar aquellos movimientos nacionales
encaminados a debilitar, a derrumbar el imperialismo, y no a reforzarlo y
mantenerlo. Suelen darse casos en que los movimientos nacionales de
determinados pases oprimidos chocan con los intereses del desarrollo del
movimiento proletario. Se sobreentiende que en estos casos no se pue- se ni
hablar siquiera de prestarles apoyo. El problema de los derechos de las
naciones no es un priblema aislado, un problema de por s, sino que forma
parte del problema general de la revolucin proletaria, se halla supeditado al
todo y ha de ser enfocado desde el punto de vista de ste. En la dcada del 40
del siglo pasado, Marx defenda el movimiento nacional de los polacos y los
hngaros, y estaba en contra del movimiento de los checos y de los eslavos del
Sur. ;Por qu? Porque los checos y los eslavos del Sur eran por aquel entonces
"pueblos reaccionarios", "puestos de avanzada de Rusia" en Europa, puestos
de avanzada del absolutismo, mientras que los polacos y los hngaros eran
"pueblos revolucionarios", que luchaban contra el absolutismo. Porque apoyar
el movimiento nacional de los checos y de los eslavos del Sur significaba
entonces apoyar indirectamente al zarismo, al enemigo ms peligroso del
movimiento revolucionario de Europa.
"Las distintas reivindicaciones de la democracia dice Lenin,
incluyendo la de la autodeterminacin nacional, no son algo absoluto, sino
partculas de todo el movimiento democrtico (hoy socialista) mundial.
Puede suceder que, en un caso dado, lo parcial se halle en contradiccin
con lo general; en casos tales, hay que desecharlo." (Lenin, tomo XIX,
pgs. 257-258, Balance de las discusiones sobre la autodeterminacin.)
As se plantea el problema, en lo que se refiere a los distintos movimientos
nacionales y al posible carcter reaccionario de estos movimientos; siempre y
cuando, naturalmente, que no se los enfoque desde un punto de vista formal,
desde el punto de vista de los derechos abstractos, sino en un plano concreto,
desde el j unto de vista de los intereses del movimiento re /olucionario.
Y otrj tanto hay que decir en lo que se refiere al carcter revolucionario de
los movimientos nacionales en general. El carccer indiscutiblemente
revolucionario de la inmensa mayora de los movimientos nacionales es algo
tan relativo y peculiar como lo es el posible carcter reaccionario de algunos
movimientos nacionales concretos. El carcter revolucionario del movimiento
nacional, bajo las condiciones de la opresin imperialista, no presupone en
modo alguno, forzosamente, la existencia de elementos proletarios en el
movimiento, la existencia de un programa revolucionario o republicano a que
obedezca el movimiento, la existencia en ste de una base democrtica. La
lucha que el emir de Afganistn mantiene por la independencia de su pas es
una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar de las ideas monrquicas del
emir y de sus correligionarios, puesto que esta lucha debilita, descompone,
socava los cimientos del imperialismo; en cambio, la lucha de demcratas y
"socialistas", de "revolucionarios" y republicanos tan "audaces" como, por
ejemplo, Kerenski y Tsereteli, Renaudel y Scheidemann, Chernov y Dan,
Henderson y Clynes, durante la guerra imperialista, era una lucha
reaccionaria, pues tena como resultado dorar la pildora del imperialismo,
fortalecerlo, darle la victoria. La lucha de los comerciantes y de los
intelectuales burgueses egipcios por la independencia de Egipto es, por las
mismas causas, una lucha objetivamente revolucionaria, a pesar del origen
burgus y la condicin burguesa de los lderes del movimiento nacional
egipcio y a pesar de que estn en contra del socialismo; en cambio, la lucha del
gobierno laborista ingls por mantener la situacin de dependencia de Egipto
es, por las mismas causas, una lucha reaccionaria, a pesar del origen proletario
y de la condicin proletaria de los miembros de este gobierno, y a pesar de que
son "partidarios" del socialismo. Y no hablemos del movimiento nacional de
otros pases coloniales y dependientes ms grandes, como la India y China,
cada uno de cuyos pasos en la senda de la liberacin, aun cuando infrinja las
exigencias de la democracia formal, representa un mazazo asestado contra el
imperialismo. es decir, un paso indiscutiblemente revolucionario.
Lenin tiene razn cuando dice que el movimiento nacional de los pases
oprimidos no se debe valorar desde el punto de vista de la democracia formal,
sino desde el punto de vista de los resultados prcticos dentro del balance
general de la lucha contra el imperialismo, es decir, que no debe enfocarse
"aisladamente, sino en una escala mundial". (Lenin, t. XIX, pgina 257,
Balance de las discusiones sobre la autodeterminacin.)
2. El movimiento de liberacin de los pueblos oprimidos y la revolucin
proletaria. Al resolver el problema nacional, el leninismo parte de los
principios siguientes:
a) el mundo est dividido en dos campos: el que forman un pequeo
puado de naciones civilizadas, que poseen el capital financiero y explotan a
la inmensa mayora de la poblacin del planeta, y el campo de los pueblos
oprimidos y explotados de las colonias y de los pases dependientes, que
forman esta mayora;
b) las colonias y los pases dependientes, oprimidos y explotados por el
capital financiero, constituyen una formidable reserva y la ms importante
fuente de fuerzas para el imperialismo;
c) la lucha revolucionaria de los pueblos oprimidos de los pases
coloniales y dependientes contra el imperialismo es el nico camino por el que
pueden emanciparse de la opresin y de la explotacin;
d) los pases coloniales y dependientes ms importantes han iniciado ya
el movimiento de liberacin nacional, que tiene que conducir por fuerza a la
crisis del capitalismo mundial;
e) los intereses del movimiento proletario en los pases desarrollados y
del movimiento de liberacin nacional en las colonias exigen que estos dos
aspectos del movimiento revolucionario se unan en un frente comn contra el
enemigo comn: contra el imperialismo ;
f) la clase obrera en los pases desarrollados no puede triunfar, ni los
pueblos oprimidos pueden liberarse del yugo del imperialismo sin la
formacin y consolidacin de un frente revolucionario comn;
g) este frente revolucionario comn no puede formarse si el
proletariado de las naciones opresoras no presta un apoyo directo y resuelto al
movimiento de liberacin de los pueblos oprimidos contra el imperialismo
"de su propia patria", pues "no puede ser libre el pueblo que oprime a otros
pueblos" (Marx);
h) este apoyo significa: sostener, defender y llevar a la prctica la
consigna del derecho de los pueblos a separarse y a existir como Estados
independientes ;
i) sin poner en prctica esta consigna ser imposible lograr la
unificacin y colaboracin de las naciones en una sola economa mundial,
que constituye la base material para el triunfo del socialismo;
j) esta unin slo puede ser voluntaria, erigida sobre la base de la
confianza mutua y de las relaciones fraternales entre los pueblos.
De aqu se derivan dos aspectos, dos tendencias en el problema nacional:
la tendencia a liberarse polticamente de las cadenas del imperialismo y a
formar Estados nacionales independientes, que brota sobre la base de la
opresin imperialista y de la explotacin colonial, y la tendencia al
acercamiento econmico de las naciones, que brota a consecuencia de la
formacin de un mercado y una economa mundiales. "El capitalismo en su
desarrollo dice Lenin conoce dos tendencias histricas en el problema
nacional. Primera: despertar de la vida nacional y de los movimientos
nacionales, lucha contra toda opresin nacional, creacin de Estados
nacionales. Segunda: desarrollo y multiplicacin de vnculos de todas clases
entre las naciones, destruccin de las barreras nacionales, creacin de la
unidad internacional del capital y de la vida econmica en general, de la
poltica, de la ciencia, etc. Ambas tendencias son la ley mundial del
capitalismo. La primera predomina en los comienzos de su evolucin, la
segunda caracteriza al capitalismo maduro, que marcha hacia su
transformacin en sociedad socialista." (Lenin, t. XVII, pgs. 139-140, Notas
crticas sobre el problema nacional.) Para el imperialismo, estas dos
tendencias son irreconciliablemente contradictorias, pues el imperialismo no
puede vivir sin explotar y sin sojuzgar por la fuerza a las colonias dentro del
marco de un "todo nico", el imperialismo no puede acercar a las naciones
ms que mediante las anexiones y las conquistas coloniales, sin las que,
hablando en trminos generales, sera inconcebible.
Por el contrario, para el comunismo estas tendencias no son ms que dos
aspectos de una misma causa, de la causa de liberar del yugo imperialista a los
pueblos oprimidos, pues el comunismo sabe que la unificacin de los pueblos
en una sola economa mundial, slo es posible sobre la base de la confianza
mutua y del libre consentimiento, que el camino hacia la formacin de la unin
voluntaria de los pueblos pasa a travs de la separacin de las colonias del
"todo nico" imperialista y de su transformacin en Estados independientes.
De aqu la necesidad de una lucha tenaz, incesante, resuelta, contra el
chovinismo metropolitano de los "socialistas" de las naciones dominantes
(Inglaterra, Francia, Estados Unidos de Amrica, Italia, Japn, etctera), que
no quieren luchar contra sus gobiernos imperialistas, ni quieren apoyar la
lucha de los pueblos oprimidos de "sus" colonias por liberarse del yugo y
separarse como Estados.
Sin esta lucha, no se concibe la posibilidad de educar a la clase obrera de
las naciones dominantes en el espritu del verdadero internacionalismo, en el
espritu del acercamiento a las masas trabajadoras de los pases dependientes y
de las colonias, en el espritu de la verdadera preparacin de la revolucin
proletaria. Si el proletariado ruso no hubiese contado con la simpata y el
apoyo de los pueblos oprimidos del antiguo imperio de Rusia, la revolucin
rusa no hubiera triunfado, Kolchak y Denikin no hubieran sido derrotados.
Pero, para ganarse la simpata y el apoyo de estos pueblos, el proletariado tuvo
ante todo que romper las cadenas del imperialismo ruso y librarlos de la
opresin nacional. Sin esto, hubiera sido imposible consolidar el poder
sovitico, implantar el verdadero internacionalismo y crear esa magnfica
organizacin basada en la colaboracin de los pueblos que lleva el nombre de
Unin de Repblicas Socialistas Soviticas y que es el prototipo viviente de lo
que ser la futura unificacin de los pueblos en una sola economa mundial.
De aqu la necesidad de luchar contra el aislamiento nacional, contra la
estrechez de miras, contra el particularismo de los socialistas de los pases
oprimidos, que no quieren ver ms all de su campanario nacional y no
comprenden la relacin que existe entre el movimiento de liberacin de su
pas y el movimiento proletario de los pases dominantes.
Sin esta lucha, es inconcebible la posibilidad de defender la poltica
independiente del proletariado de las naciones oprimidas y su solidaridad de
clase con el proletariado de los pases dominantes en la lucha por derrocar el
imperialismo; sin esta lucha, no sera posible el internacionalismo.
Tal es el camino para educar a las masas trabajadoras de las naciones
dominantes y oprimidas en el espritu del internacionalismo revolucionario.
He aqu lo que dice Lenin acerca de los dos aspectos de esta labor del
comunismo para educar a los obreros en el espritu del internacionalismo:
"Esta educacin... puede ser concretamente igual en las grandes naciones
opresoras que en las pequeas naciones oprimidas, en las naciones
anexionistas que en las naciones anexionadas? Evidentemente, no. El
camino hacia el objetivo comn, hacia la completa igualdad de derechos,
hacia el ms estrecho acercamiento y la ulterior fusin de todas las
naciones, sigue aqu, evidentemente, distintas rutas concretas; del mismo
modo que, por ejemplo, el camino que conduce a un punto que se halla en
el centro de esta pgina, parte en uno de sus extremos laterales hacia la
izquierda y en el extremo opuesto hacia la derecha. Si el socialdemcrata
de una gran nacin opresora, anexionista, partidario de la fusin de las
naciones en general, se olvida, aunque slo sea por un instante, de que su
Nicols II, su Guillermo II, Jorge V, Poincar y otros abogan tambin en
favor de la fusin con las naciones pequeas (por medio de las anexiones),
de que Nicols II aboga en favor de la fusin con Galitzia, Guillermo II
en favor de la fusin con Blgica, etc., ese socialista resultar ser, en
teora, un ridculo doctrinario, y en la prctica, un auxiliar del
imperialismo. El centro de gravedad de la educacin internacionalista de
los obreros de los pases opresores tiene que estar necesariamente en la
propaganda y en la defensa de la libertad de separacin a favor de los
pases oprimidos. Sin esto, no hay internacionalismo. Tenemos el derecho
y el deber de despreciar y calificar de imperialistas y canallas a los
socialistas de las naciones opresoras que no desplieguen una propaganda
de este tipo. Es sta u ia exigencia incondicional, aunque el caso de la
separacin no puede darse y realizarse antes del socialismo ms que en
el uno por mil de los casos... Y, a la inversa, los socialistas de las naciones
pequeas deben tomar como centro de gravedad de sus campaas de
agitacin la primera palabra de nuestra frmula general: unin
voluntaria de las naciones. Sin faltar a sus deberes de internacionalistas,
pueden pronunciarse tanto a favor de la independencia poltica de su
nacin como a favor de su incorporacin al Estado vecino, X, Y, Z, etc.
Pero debern siempre luchar contra la estrechez nacional mezquina, contra
el retraimiento, contra el aislamiento, porque se tenga en cuenta lo total y
lo general, por la supeditacin de los intereses particulares al inters
general. Gentes que no han penetrado en el problema encuentran
contradictorio que los socialistas de las naciones opresoras insistan en la
libertad de separacin y los socialistas de las naciones oprimidas en la
libertad de unin. Pero, a poco que se reflexione, se ve que, partiendo de
esta situacin dada, no hay ni puede haber otro camino que lleve al
internacionalismo y a la fusin de las naciones, no hay ni puede haber otro
camino que conduzca a este fin." (Lenin, t. XIX, pgs. 261- 262, Balance
de las discusiones sobre la autodeterminacin.)
VII Estrategia y Tctica

Destacar de este tema seis problemas: 1) la estrategia y la tctica, como


ciencia de la direccin de la lucha de clases del proletariado; 2) las etapas de la
revolucin y la estrategia; 3) los flujos y reflujos de! movimiento y la tctica;
4) la direccin estratgica; 5) la direccin tctica; 6) el reformismo y el
revolucionarismo.
1. La estrategia y la tctica, como ciencia de la direccin de la lucha de
clases del proletariado. El perodo de predominio de la Segunda Internacional
fue, principalmente, un perodo durante el cual se form y educ a los
ejrcitos proletarios bajo las condiciones de un desarrollo ms o menos
pacfico. Fue el perodo del parlamentarismo como forma preponderante de la
lucha de clases. Las cuestiones de los grandes choques de clases, de la
preparacin del proletariado para las batallas revolucionarias, de los caminos
hacia la conquista de la dictadura del proletariado, no estaban entonces, como
pareca, a la orden del da. La tarea reducase a utilizar todas las vas de
desarrollo legal para organizar y educar a los ejrcitos proletarios, para
aprovecharse del parlamentarismo, adaptndose a aquellas condiciones en las
cuales el proletariado asuma y, al parecer,1 deba reducirse a asumir el papel
de oposicin. No hace falta demostrar que, en un perodo as y con semejante
manera de concebir las tareas del proletariado, no poda haber ni una
estrategia completa ni una tctica bien elaborada. Haba pensamientos
fragmentarios, ideas aisladas sobre tctica y estrategia, pero una estrategia y
una tctica como tales no existan.
El pecado mortal de la Segunda Internacional consiste, no en haber
practicado en su tiempo la tctica de aprovechar las formas parlamentarias de
lucha, sino en haber exagerado la importancia de estas formas,
considerndolas casi como las nicas, y en que, cuando lleg el perodo de las
batallas revolucionarias abiertas y el problema de las formas extraparlamen-
tarias de lucha pas a primer plano, los partidos de la Segunda Internacional
volvieron la espalda a las nuevas tareas, no las aceptaron.
Una estrategia completa y una tctica bien elaborada de la lucha del
proletariado slo podan definirse en el perodo siguiente, en el perodo de las
acciones abiertas del proletariado, en el perodo de la revolucin proletaria,
cuando el problema del derrocamiento de la burguesa pas a ser un problema
prctico inmediato, cuando el problema de las reservas del proletariado
(estrategia) pas a ser uno de los problemas ms palpitantes, cuando todas las
formas de lucha y de organizacin tanto parlamentarias como extra-
parlamentarias (tctica) se revelaron en una forma perfectamente definida.
Fue precisamente en este perodo cuando Lenin sac a la luz las geniales ideas
de Marx y Engels sobre tctica y estrategia, archivadas por los oportunistas de
la Segunda Internacional. Pero Lenin no se limit a restaurar las distintas tesis
tcticas de Marx y Engels. Las desarroll, completndolas con nuevas ideas y
principios y reuniendo todo esto en un sistema de reglas y principios
orientadores para la direccin de la lucha de clases del proletariado. Obras de
Lenin como Qu hacer?, Dos tcticas, El imperialismo, fase superior del
capitalismo, El Estado y la Revolucin, La Revolucin proletaria y el
renegado Kautsky, El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo,
constituyen indiscutiblemente una valiossima aportacin al tesoro general
del marxismo, a su arsenal revolucionario. La estrategia y la tctica del
leninismo son la ciencia de la direccin de la lucha revolucionaria del
proletariado.
2. Las etapas de la revolucin y la estrategia. La estrategia consiste en
determinar la direccin del golpe principal de ataque del proletariado,
tomando por base la etapa en que se encuentra la revolucin, en elaborar el
plan adecuado para la distribucin de las fuerzas revolucionarias (de las
reservas principales y secundarias), en luchar por llevar a cabo este plan a todo
lo largo de la etapa en que se encuentre la revolucin.
Nuestra revolucin ha pasado ya por dos etapas y ha entrado, despus de la
Revolucin de octubre, en la tercera. De acuerdo con esto, ha ido cambiando
de estrategia.
Primera etapa. De 1903 a febrero de 1917. Objetivo: derrocamiento del
zarismo, completa liquidacin de las supervivencias medievales. Fuerza
fundamental de la revolucin: el proletariado. Reserva inmediata: los
campesinos. Direccin del golpe principal: aislar a la burguesa
monrquica-liberal, que se esforzaba en atraerse a los campesinos y en
liquidar la revolucin llegando a un acuerdo con el .zarismo. Plan de
distribucin de las fuerzas: alianza de la clase obrera con los campesinos. "El
proletariado debe llevar a trmino la revolucin democrtica, atrayndose a la
masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la
autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesa." (Lenin, t VIII, pg. 96,
Dos tcticas.)
Segunda etapa. De marzo de 1917 a octubre de 1917. Objetivo: derrocar el
imperialismo en Rusia y salir de la guerra imperialista. Fuerza fundamental de
la revolucin: el proletariado. Reserva inmediata: los campesinos pobres.
Como reserva probable, el proletariado de los pases vecinos. Como factor
favorable, la guerra que se prolongaba y la crisis del imperialismo. Direccin
del golpe principal: aislar a la democracia pequeoburguesa (mencheviques y
social- revolucionarios), que se esforzaba en atraerse a las masas trabajadoras
del campo y en poner fin a la revolucin llegando a un acuerdo con el
imperialismo. Plan de distribucin de las fuerzas: alianza del proletariado con
los campesinos pobres. "El. proletariado debe llevar a cabo la revolucin
socialista, atrayndose a la masa de los elementos semiproletarios de la
poblacin, para destrozar por la fuerza la resistencia de la burguesa y
paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequea burguesa."
(Lugar citado.)
Tercera etapa. Comienza despus de la Revolucin de octubre. Objetivo:
consolidar la dictadura del proletariado en un solo pas, utilizndola como
punto de apoyo para el derrocamiento del imperialismo en todos los pases. La
revolucin rebasa el marco de un solo pas, comienza la poca de la
revolucin mundial. Fuerzas fundamentales de la revolucin: dictadura del
proletariado en un pas, movimiento revolucionario del proletariado en todos
los pases. Reservas principales: las masas semiproletarias y las masas de los
pequeos campesinos en los pases adelantados, el movimiento de liberacin
en las colonias y pases dependientes. Direccin del golpe principal: aislar a la
democracia pequeoburguesa, aislar a los partidos de la Segunda
Internacional, que son el puntal ms importante de la poltica encaminada a
llegar a un acuerdo con el imperialismo. Plan de distribucin de las fuerzas:
alianza de la revolucin proletaria con el movimiento de liberacin de las
colonias y de los pases dependientes.
La estrategia se ocupa de las fuerzas fundamentales de la revolucin y de
sus reservas. Cambia al pasar la revolucin de una etapa a otra,
permaneciendo en lo fundamental invariable en cada etapa.
3. Los flujos y reflujos del movimiento y la tctica. La tctica es la que
determina la lnea de conducta del proletariado durante un perodo
relativamente corto de flujo o reflujo del movimiento, de ascenso o descenso
de la revolucin, la lucha por llevar a cabo esta lnea mediante la sustitucin
de las antiguas formas de lucha y de organizacin por otras nuevas, de las
consignas antiguas por otras nuevas, mediante combinaciones de estas
formas, etc. Mientras el fin de la estrategia es ganar la guerra, supongamos,
contra el zarismo o contra la burguesa, llevar a trmino la lucha contra el
zarismo o contra la burguesa, la tctica se asigna objetivos menos esenciales,
pues no se propone ganar la guerra en su totalidad, sino ganar tales o cuales
batallas, tales o cuales combates, llevar a cabo con xito estas u otras
campaas, estas u otras acciones, en consonancia con la situacin concreta
existente en este perodo de ascenso o descenso de la revolucin. La tctica es
una parte de la estrategia, a la que est supeditada y a la que sirve.
La tctica cambia con arreglo a los flujos y reflujos. Mientras que durante
la primera etapa de la revolucin (1903 a febrero de 1917) el plan estratgico
permaneci invariable, la tctica se modific varias veces durante este
perodo. De 1903 a 1905, la tctica del Partido fue una tctica ofensiva, pues se
trataba de un perodo de flujo de la revolucin; el movimiento iba en ascenso,
y la tctica deba partir de este hecho. En consonancia con esto, las formas de
lucha eran revolucionarias, como corresponda a las exigencias del flujo de la
revolucin. Huelgas polticas locales, manifestaciones polticas, huelga
poltica general, boicot de la Duma, insurreccin, consignas revolucionarias
de combate: tales fueron las formas de lucha, que se sucedieron unas a otras
durante este perodo. En relacin con las formas de lucha, cambiaron tambin,
en este perodo, las formas de organizacin. Comits de fbrica y taller,
comits revolucionarios de campesinos, comits de huelga, soviets de
diputados obreros, el Partido obrero, ms o menos legal: he aqu las formas de
organizacin durante este perodo.
En el perodo que va de 1907 a 1912, el Partido viose obligado a pasar a la
tctica de la retirada, pues nos hallbamos en un momento de descenso del
movimiento revolucionario, de reflujo de la revolucin, y la tctica no poda
por menos de tener en cuenta este hecho. En consonancia con ello, cambiaron
tanto las formas de lucha como las de organizacin. En vez del boicot de la
Duma, participacin en ella; en vez de acciones revolucionarias abiertas fuera
de la Duma, intervenciones dentro de la Duma y actuacin en la Duma; en vez
de huelgas generales polticas, huelgas econmicas parciales, o simplemente
calma. Se comprende que, en este perodo, el Partido hubo de pasar a la
ilegalidad, las organizaciones revolucionarias de masas fueron sustituidas por
organizaciones culturales y educativas, por cooperativas, sociedades de
seguros y otras organizaciones de tipo legal.
Otro tanto puede decirse de la segunda y tercera etapas de la revolucin,
en el transcurso de las cuales la tctica cambi decenas de veces, mientras
que los planes estratgicos permanecieron invariables.
La tctica se ocupa de las formas de lucha y de organizacin del
proletariado, de sus cambios y combinaciones. Partiendo de una etapa dada
de la revolucin, la tctica puede variar algunas veces, con arreglo a los flujos
y reflujos, al ascenso o al descenso de la revolucin.
4. La direccin estratgica. Las reservas de la revolucin pueden ser:
Directas: a) los campesinos y, en general, las capas intermedias del
propio pas; b) el proletariado de los pases vecinos; c) el movimiento
revolucionario de las colonias y de los pases dependientes; d) las conquistas
y las realizaciones de la dictadura del proletariado, a una parte de las cuales
puede el proletariado renunciar temporalmente, reservndose la superioridad
de fuerza, con objeto de sobornar a un adversario fuerte y conseguir una
tregua.
Indirectas: a) las contradicciones y conflictos entre las clases no
proletarias del propio pas, que el proletariado puede utilizar para debilitar al
adversario y para reforzar sus reservas; b) las contradicciones, conflictos y
guerras (por ejemplo, la guerra imperialista) entre los Estados burguese
hostiles al Estado proletario, que el proletariado puede utilizar en su ofensiva
o al maniobrar, caso de verse obligado a batirse en retirada.
No hay por qu detenerse en las reservas de la primera categora, ya que su
significacin es clara para todo el mundo. Por lo que se refiere a las reservas
de la segunda categora, cuya significacin no es siempre clara, hay que decir
que tienen a veces una importancia primordial para la marcha de la
revolucin. Nadie puede negar, por ejemplo, la inmensa importancia del
conflicto entre la democracia peque- oburguesa (socialrevolucionarios) y la
burguesa liberal monrquica (kadetes) durante la primera revolucin y
despus de ella, conflicto que contribuy indudablemente a liberar a los
campesinos de la influencia de la burguesa. Y an hay menos razones para
negar la importancia gigantesca que tuvo el hecho de la guerra a muerte
librada entre los principales grupos imperialistas en el perodo de la
Revolucin de octubre, en que los imperialistas, ocupados en guerrear unos
contra otros, no pudieron concentrar sus fuerzas contra el joven poder
sovitico, siendo precisamente esta circunstancia la que "permiti al
proletariado entregarse de lleno a organizar sus fuerzas, a consolidar su Poder
y a preparar el aplastamiento de Kolchak y Denikin. Hay que suponer que hoy,
cuando las contradicciones entre los grupos imperialistas se acentan cada vez
ms y se hice inevitable una nueva guerra entre ellos, esta clase de reservas
tendr para el proletariado una importancia cada vez maynr.
La misin de la direccin estratgica consiste en saber utilizar
acertadamente todas estas reservas, para conseguir el objetivo fundamental de
la revolucin en cada etapa dada de su .desarrollo.
En qu consiste el saber utilizar acertadamente las reservas?
En cumplir algunas condiciones necesarias, entre las cuales
consideramos como principales las siguientes :
Primera. Concentrar contra el punto ms vulnerable del adversario las
principales fuerzas de la revolucin, en el momento decisivo, cuando la
revolucin ha madurado ya, cuando la ofensiva marcha a todo vapor, cuando
la insurreccin llama a la puerta, cuando el acercar las reservas a la
vanguardia constituye una condicin decisiva del xito. Como ejemplo de lo
que es el saber utilizar de este modo las reservas puede servir la estrategia del
Partido en el perodo que media entre abril y octubre de 1917. Es indudable
que el punto ms vulnerable del adversario, durante este periodo, era la
guerra. Es indudable que, tomando precisamente este problema como el
problema bsico, fue como el Partido agrup en torno a la vanguardia
proletaria a las ms extensas masas de la poblacin. La estrategia del Partido
en dicho periodo consista en entrenar a la vanguardia en acciones callejeras,
por medio de manifestaciones y, al mismo tiempo, en acercar las reservas a la
vanguardia, por medio de los soviets en el interior del pas y de comits de
soldados en el frente. El resultado de la revolucin demostr que se haba
sabido utilizar acertadamente las reservas.
He aqu lo que, par? fraseando las conocidas tesis de Marx y Engels
sobre la insurreccin, dice Lenin, a propsito de esta condicin de saber
utilizar estratgicamente las fuerzas de la revolucin:
"No jugar nunca a la insurreccin y, una vez empezada, saber firmemente
que hay que llevarla a trmino. Hay que concentrar en el lugar y en el
momento decisivos fuerzas muy superiores a las del enemigo; de lo
contrario, ste, mejor preparado y organizado, aniquilar a los
insurrectos. Una vez empezada la insurreccin, hay que proceder con la
mayor decisin y tomar infaliblemente, in- condicionalmente, la
ofensiva. La defensiva es la muerte de la insurreccin armada. Hay
que esforzarse en tomar al enemigo desprevenido, elegir el momento en
que sus tropas se hallen dispersas. Hay que esforzarse en obtener xitos
diarios, aunque sean pequeos (incluso podra decirse que a cada hora, si
se trata de una sola ciudad), manteniendo a toda costa la superioridad
moral." (Lenin, t. XXI, pgs. 319-320, Consejos de un ausente.)
Segunda. Elegir bien el momento del golpe decisivo, el momento de
comenzar la insurreccin, basndose para ello en el hecho de. que la
crisis ha llegado ya a su punto lgido, de que la vanguardia est dispuesta
a luchar hasta el fin, de que la reserva est dispuesta a sostener a la
vanguardia y de que el desconcierto en las filas del adversario ha
alcanzado ya su grado mximo.
"Se puede considerar completamente madura la batalla decisiva dice
Lenin cuando todas las fuerzas de clase que nos son adversas estn
suficientemente sumidas en, la confusin, suficientemente enfrentadas
entre s, suficientemente debilitadas por una lucha superior a sus fuerzas,
cuando todos los elementos vacilantes, verstiles, inconsistentes,
intermedios es decir, la pequea burguesa, la democracia
pequeoburguesa, a diferencia de la burguesa, se hayan puesto bastante
al desnudo ante el pueblo, se hayan cubierto de ignominia por su
bancarrota prctica; cuando en el proletariado empiece a formarse y a
extenderse un estado de espritu de masas favorable a apoyar las acciones
revolucionarias ms resueltas, ms valientes y abnegadas contra la
burguesa. He aqu en qu momento est madura la revolucin, he aqu en
qu momento nuestra victoria est segura, si hemos calculado bien ...
todas las condiciones indicadas ms arriba y hemos elegido acertadamente
el momento." (Lenin, t. XXV, pg. 229, El izquierdismo...)
Como modelo de esta estrategia puede ser considerado el modo como se
llev a cabo la insurreccin de octubre.
El incumplimiento de esta condicin conduce a un error peligroso, a lo que
se llama "perder el ritmo", que es lo que ocurre cuando el Partido se retrasa
con respecto a la marcha del movimiento o se adelanta demasiado,
exponindose al peligro de fracasar. Como ejemplo de lo que es "perder el
ritmo", como ejemplo de cmo no se debe elegir el momento de la
insurreccin, puede considerarse el intento de una parte de los camaradas de
comenzar la insurreccin, deteniendo a los miembros de la Asamblea
Democrtica, en septiembre de 1917, cuando en los soviets se notaban an
vacilaciones, el frente estaba an en la encrucijada y las reservas no haban
sido an acercadas a la vanguardia.
Tercera. Llevar a la prctica firmemente la orientacin ya adoptada, por
encima de todas y cada una -de las dificultades y complicaciones que se
interpongan en el camino hacia el fin perseguido. Esto es necesario para que
la vanguardia no pierda de vista el objetivo fundamental de la lucha y para
que las masas, encaminndose a este objetivo y esforzndose por agruparse
en torno a la vanguardia, no se desven del camino. La inobservancia de esta
condicin conduce a ese enorme error a que los marinos dan el nombre de
"perder el rumbo". Como ejemplo de lo que es "perder el rumbo" puede ser
considerada la conducta equivocada de nuestro Partido inmediatamente
despus de la Asamblea Democrtica, al acordar tomar parte en el
Anteparlamento. Era como si el Partido se hubiese olvidado, en aquel
momento, de que el Anteparlamento era una tentativa de la burguesa para
desviar al pas del camino de los soviets al camino del parlamentarismo
burgus, y de que la participacin del Partido en una institucin de esta
ndole poda embrollar' todas las cartas y desviar de su camino a los obreros y
campesinos que libraban la lucha revolucionaria bajo la consigna de "Todo
el Poder a los soviets!". Este error se corrigi mediante la retirada de los
bolcheviques del Anteparlamento.
Cuarta. Saber maniobrar con las reservas con vistas a una retirada acertada
cuando el enemigo es fuerte, cuando la retirada es inevitable, cuando se sabe
de antemano que es desventajoso aceptar el combate que pretende imponernos
el adversario, cuando, teniendo en cuenta la correlacin de fuerzas existente,
la retirada se convierte para la vanguardia en el nico medio de sortear el
golpe y de conservai a su lado las reservas.
"Los partidos revolucionarios dice Lenin deben completar su
instruccin. Han aprendido a atacar. Ahora, deben comprender que esta
ciencia tiene que estar completada por la de saber replegarse con el mayor
acierto. Hay que comprender y la clase revolucionaria aprende a
comprenderlo por su propia y amarga experiencia que slo puede
triunfar quien aprenda a tomar la ofensiva y a emprender la retirada con
acierto." (Lenin, tomo XXV, pg. 177, El izquierdismo...) El fin de esta
estrategia consiste en ganar tiempo, desmoralizar al adversario y acumular
fuerzas, para luego pasar a la ofensiva.
Como modelo de esta estrategia puede considerarse el tratado de paz de
Brest-Litovsk, que permiti al Partido ganar tiempo, aprovecharse de los
conflictos existentes en el campo del imperialismo, desmoralizar a las
fuerzas del adversario, conservar consigo a los campesinos y acumular
fuerzas para preparar la ofensiva contra Kolchak y Denikin.
"Concertando la paz separada dijo entonces Lenin nos librbamos
en el mayor grado posible en aquel momento de ambos grupos
imperialistas contendientes, aprovechndonos de la hostilidad existente
entre ellos y de la guerra que les impeda llegar a un compromiso
contra nosotros, y conseguamos tener las manos libres durante cierto
tiempo para proseguir y consolidar la revolucin socialista." (Lenin, t.
XXII, pg. 198, Tesis sobre la conclusin de la paz separada.) "Ahora,
hasta el ms necio ve deca Lenin tres aos despus de firmarse la paz
de Brest-Litovsk que la paz de Brest fue una concesin que sirvi
para fortalecernos y que dividi las fuerzas del imperialismo
internacional." (Lenin, t. XXVII, pgina 7, Nuevos tiempos y viejos
errores renovados.) Tales son las principales condiciones que aseguran el
acierto en la direccin estratgica.
5. La direccin tctica. La direccin tctica es una parte de la direccin
estratgica, supeditada a los objetivos y a las exigencias de sta. La misin de
la direccin tctica consiste en asimilarse todas las formas de lucha y
organizacin del proletariado y asegurar su acertado aprovechamiento para
lograr el mximo de resultados, dentro de una relacin determinada de
fuerzas, necesario para la preparacin del xito estratgico.
En qu consiste el saber utilizar acertadamente las formas de lucha y
organizacin del proletariado?
En cumplir algunas condiciones necesarias, entre las cuales hay que
considerar como principales las siguientes:
Primera. Hacer pasar a primer trmino las formas de lucha y organizacin
que correspondan en mayor grado a las condiciones de flujo o reflujo del
movimiento en un momento dado, y sean susceptibles de facilitar y asegurar la
conduccin de las masas hacia las posiciones revolucionarias, la conduccin
de las masas de millones de hombres hacia el frente de la revolucin y su
emplazamiento en el frente revolucionario.
No se trata de que la vanguardia adquiera la conciencia de que es
imposible mantener el antiguo orden e inevitable su derrumbamiento. Se trata
de que las masas, las masas de millones de hombres, comprendan la
inevitabilidad de este derrumbamiento y manifiesten que estn dispuestas a
apoyar a la vanguardia. Pero las masas slo pueden comprender esto a travs
de su propia experiencia. Dar a las masas de millones de hombres la
posibilidad de reconocer a travs de su propia experiencia que es inevitable el
derrumbamiento del poder antiguo, adoptar mtodos de lucha y formas de
organizacin que faciliten a las masas, por su propia experiencia, la labor de
discernir lo acertado de las consignas revolucionarias: he ah lo que se
persigue.
La vanguardia habra quedado desligada de la clase obrera y la clase
obrera habra perdido el contacto con las masas, si el Partido no hubiera
resuelto en su tiempo participar en la Duma, si no hubiera resuelto concentrar
sus fuerzas en la labor de la Duma y desenvolver la lucha a base de esta labor,
con el fin de dar facilidades a las masas para que se convenciesen por
experiencia propia de la inutilidad de aquella Duma, de la falsedad de las
promesas de los kadetes, de la imposibilidad de llegar a una conciliacin con
el zarismo, del carcter inevitable de la alianza de los campesinos con la clase
obrera. Sin la experiencia de las masas durate el perodo de la Duma, habra
sido imposible desenmascarar a los kadetes y llevar a la prctica la hegemona
del proletariado.
El peligro de la tctica del."otsovismo" 10 consista en que amenazaba con
aislar a la vanguardia de sus reservas de millones de hombres.

10
Del ruso "otsovat": retirar, revocar. Partidarios de una corriente oportunista pequeoburguesa,
surgida en las filas del Partido bolchevique durante los aos de la reaccin (1908-1912). Exigan
que el Partido retirase a los diputados socialdemcratas de la Duma y renunciase en general a toda
actuacin dentro de los sindicatos y otras organizaciones obreras legales. (N. del t.)
El Partido se habra aislado de la clase obrera y la clase obrera habra
perdido su influencia sobre las extensas masas de los campesinos y los
soldados, si el proletariado hubiera seguido el camino sealado por los
comunistas de "izquierda", que incitaban a la insurreccin en abril del ao
1917, cuando todava los mencheviques y los socialrevolucionarios no haban
sido desenmascarados como partidarios de la guerra y del imperialismo,
cuando todava las masas no haban podido discernir por su propia
experiencia la falsedad de las declaraciones de los mencheviques y de los
socialrevolucionarios sobre la paz, la tierra y la libertad. Sin la experiencia
adquirida por las masas durante el perodo de la "kerenskiada", los
mencheviques y los socialrevolucionarios no se habran visto aislados, y la
dictadura del proletariado hubiera sido imposible. Por esto, la tctica de
"explicar pacientemente" los errores de los partidos pequeoburgueses y de
luchar abiertamente dentro de los soviets era entonces la nica tctica
acertada.
El peligro de la tctica de los comunistas de "izquierda" consista en que
amenazaba con convertir al Partido, de jefe de la revolucin proletaria, en un
puado de conspiradores vacuos y sin base.
"Con slo la vanguardia dice Lenin es imposible triunfar. Lanzar
slo la vanguardia a la batalla decisiva, cuando toda la clase, cuando las
grandes masas no han adoptado an una posicin de apoyo directo a esta
vanguardia, o al menos de neutralidad benvola con respecto a ella ...,
sera no slo una estupidez, sino adems un crimen. Y para que en
realidad toda la clase, las grandes masas de los trabajadores y de los
oprimidos por el capital lleguen a ocupar semejante posicin, son
insuficientes la propaganda y la agitacin. Para ello es necesaria la propia
experiencia poltica de estas masas. Tal es la ley fundamental de todas las
grandes revoluciones, confirmada hoy, con una fuerza y un relieve
sorprendentes, no slo en Rusia, sino tambin en Alemania. No slo las
masas incultas de Rusia, frecuentemente analfabetas, sino tambin las
masas cultas, sin un solo analfabeto, de Alemania, necesitaron
experimentar en su propio pellejo toda la impotencia, toda la falta de
carcter, toda la debilidad, todo el servilismo ante la burguesa, toda la
infamia del gobierno de los caballeros de la Segunda Internacional, toda
la ineluctabilidad de la dictadura de los ultrarreac- cionarios (Kornlov,
en Rusia; von Kapp y compaa, en Alemania) como nica alternativa
frente a la dictadura del proletariado, para orientarse decididamente hacia
el comunismo." (Lenin, tomo XXV, pg. 228, El izquierdismo...)
Segunda. Saber encontrar, en cada momeno dado, en la cadena de
procesos aquel eslabn especial, agarrndose al cual se puede dominar
toda la cadena y preparar las condiciones para el xito estratgico.
Se trata de destacar, entre la serie de tareas que se le plantean al Partido,
precisamente aquella tarea inmediata cuya solucin constituye el punto
central y cuyo cumplimiento asegura la solucin con xito de las dems tareas
inmediatas.
Podra demostrarse la importancia de esta tesis a la luz de dos ejemplos,
uno tomado de un pasado ya lejano (del perodo de la formacin del Partido) y
otro, de un presente ms cercano para nosotros, del perodo de la Nueva
poltica econmica (Nep).
En el perodo de formacin del Partido, cuando exista una cantidad
innumerable de crculos y organizaciones desligados unos de otros, cuando
los mtodos rudimentarios de trabajo y la desarticulacin de crculos aislados
corroan al Partido de los pies a la cabeza, cuando el desconcierto ideolgico
constitua el rasgo caracterstico de la vida interior del Partido, en este
perodo, el eslabn fundamental y la tarea fundamental en la cadena de
eslabones y en el conjunto de las tareas planteadas al Partido era la fundacin
de un peridico ilegal para toda Rusia. Por qu? Porque slo por medio de un
peridico ilegal para toda Rusia poda crearse dentro del Partido, en las
condiciones de aquel entonces, un ncleo slido, capaz de unir en un haz los
innumerables crculos y organizaciones, de preparar las condiciones para la
unidad ideolgica y tctica y de echar, de este modo, los cimientos para la
formacin de un verdadero Partido.
En el perodo de transicin de la guerra a la construccin econmica,
cuando la industria languideca presa de la ruina, y la economa rural sufra
de la escasez de artculos manufacturados de la ciudad, cuando la alianza
entre la industria del Estado y las explotaciones campesinas se convirti en
la condicin fundamental para acometer con xito la construccin socialista;
en este periodo, el eslabn fundamental en la cadena de los procesos, la tarea
fundamental entre todas era el desarrollo del comercio. Por qu? Porque,
bajo las condiciones de la Nep, la alianza entre la industria y las
explotaciones campesinas slo era posible a travs del comercio, porque
bajo las condiciones de la Nep una produccin sin venta representaba la
muerte para la industria, porque la industria slo poda consolidarse
ensanchando la venta por medio del desarrollo del comercio, porque slo
consolidndose en el terreno del comercio, slo dominando el comercio,
slo apoderndose de este eslabn, se poda confiar en crear un estrecho lazo
entre la industria y el mercado campesino y resolver con xito otras tareas
inmediatas, encaminadas a crear las condiciones para la construccin de las
bases de la economa socialista.
"No basta con ser revolucionario y partidario del socialismo y del
comunismo en general... dice Lenin. Hay que saber encontrar en
cada momento el eslabn especial de la cadena al cual hay que asirse
con todas las fuerzas para dominar toda la cadena y preparar
slidamente el paso al eslabn siguiente" ... "En el momento actual...
este eslabn es la reanimacin del comercio interior, regulado
(orientado) con acierto por el Estado. El comercio: he ah el eslabn
de la cadena histrica de acontecimientos de las formas de transicin de
nuestra construccin socialista en 1921-1922 al cual hay que asirse
con todas las fuerzas...." (Lenin, t. XXVII, pg. 82, Sobre la
significacin del oro.)
Tales son las principales condiciones que garantizan el acierto en la
direccin tctica.
6. Reformismo y revolucionarismo. En qu se distingue la tctica
revolucionaria de la tctica de los reformistas?
Algunos creen que el leninismo est, en absoluto, en contra de las
reformas, de los compromisos y de los acuerdos. Esto es completamente falso.
Los bolcheviques saben tan bien como cualquiera que, en cierto sentido, "del
lobo, un pelo"; es decir, que en ciertas ocasiones las reformas en general, y los
compromisos y acuerdos en particular, son necesarios y tiles.
"Hacer la guerra dice Lenin para derrumbar a la burguesa
internacional, una guerra cien veces ms difcil, prolongada y compleja
que la ms encarnizada de las guerras corrientes entre Estados, y renunciar
de antemano a toda maniobra, a toda utilizacin (aunque no sea ms que
temporal) del antagonismo de inte; ises existente entre los enemigos, a los
acuerdos y compromisos con posibles aliados (aunque sean provisionales,
inconsistentes, vacilantes, condicionales), no es esto acaso algo
infinitamente ridculo? No se parece esto al caso del que en una ascensin
difcil a una montaa inexplorada, en la que nadie hubiera puesto la planta
todava, renunciase de antemano a hacer zigzags, a volver a veces sobre
sus pasos, a prescindir de la direccin elegida al principio y a probar
diferentes direcciones?" (Lenin, t. XXV, pgina 210, El izquierdismo...)
De lo que se trata no es, evidentemente, de las reformas o de los
compromisos y acuerdos de por s, sino del uso que se hace de ellos.
Para el reformista, las reformas son el todo; a l la labor revolucionaria
slo le sirve como medio para charlar, para desorientar. Por eso, con la tctica
reformista, bajo las condiciones de existencia del Poder burgus, las reformas
se convierten inevitablemente en instrumento de consolidacin de este Poder,
en instrumento de descomposicn de la revolucin.
Para el revolucionario, por el contrario, lo principal es la labor
revolucionaria y no las reformas; para l, las reformas son un producto
accesorio de la revolucin. Por eso, con la tctica revolucionaria, bajo las
condiciones de existencia del Poder burgus, las reformas se transforman,
naturalmente, en instrumento de descomposicin de este Poder, en
instrumento de fortalecimiento de la revolucin, en punto de apoyo para el
desarrollo ulterior del movimiento revolucionario.
El revolucionario acepta las reformas con el fin de utilizarlas como medios
para combinar la labor legal con la ilegal, con el fin de aprovecharlas como
una pantalla para intensificar la labor ilegal encaminada a la preparacin
revolucionaria de las masas para el derrocamiento de la burguesa.
En esto consiste la esencia del saber utilizar revo- lucionariamcnte las
reformas y los acuerdos, bajo las condiciones del imperialismo.
El reformista, por el contrario, acepta las reformas, con el fin de renunciar
a toda labor ilegal, con el fin de minar la obra de la preparacin de las masas
para la revolucin y echarse a dormir a la sombra de las reformas "otorgadas"
desde arriba.
En esto consiste la esencia de la tctica reformista.
As se plantea la cuestin, en lo que se refiere a las reformas y los
acuerdos, bajo las condiciones del imperialismo.
Sin embargo, despus del derrocamiento del imperialismo, bajo la
dictadura del proletariado, la cosa cambia un poco. En ciertas condiciones, en
una cierta situacin, el Poder proletario puede verse obligado a apartarse
temporalmente del camino de la reconstruccin revolucionaria del orden de
cosas existente, para seguir el camino de su transformacin gradual, "el
camino reformista", como dice Lenin en su conocido artculo Sobre la
significacin del oro, el camino de los movimientos de flanco, el camino de
las reformas y concesiones a las clases no proletarias, con el fin de
descomponer a estas clases, dar una tregua a la revolucin, acumular fuerzas y
preparar las condiciones para una nueva ofensiva. No se puede negar que, en
cierto sentido, este camino es un camino reformista. Slo l ay que tener
presente que aqu se da una particularidad funda nental y es que la reform-
parte del Poder proletari que ,u finalidad es consolidar el Poder proletario, que
da a ste una tregua que necesita y que est llamada a descomponer, no a la
revolucin, sino a las clases no proletarias.
En estas condiciones, las reformas se convierten, por lo tanto, en su
anttesis.
Si el Poder proletario puede llevar a cabo esta poltica es solamente porque
en el perodo anterior la revolucin ha sido lo suficientemente amplia y ha
avanzado lo bastante para poder ahora retroceder, sustituyendo la tctica de la
ofensiva por la del repliegue temporal, por la tctica de los movimientos de
flanco.
As pues, si antes, bajo el Poder burgus, las reformas eran un producto
accesorio de la revolucin, ahora, bajo la dictadura del proletariado, la fuente
de las reformas la constituyen las conquistas revolucionarias del proletariado,
las reservas acumuladas en manos del proletariado y formadas por aquellas
conquistas.
VII El Partido

En el perodo prerrevolucionario, en el perodo de evolucin ms o menos


pacfica, en que los partidos de la Segunda Internacional representaban la
fuerza predominante dentro del movimiento obrero, y las formas
parlamentarias de lucha se consideraban como fundamentales, en estas
condiciones, el Partido no tena ni poda tener una importancia tan grande y
tan decisiva como la que adquiri ms tarde, bajo las condiciones de los
choques revolucionarios abiertos. Kautsky, defendiendo a la Segunda
Internacional contra los que la atacan, dice que los partidos de la Segunda
Internacional son instrumentos de paz y no de guerra, y que precisamente por
esto se revelaron impotentes para hacer nada serio durante la guerra, en el
perodo de las acciones revolucionarias del proletariado. Y esto es totalmente
exacto. Pero, qu significa esto? Significa que los partidos de la Seg xnda
Internacional son inservibles para la lucha revolucionaria del proletariado, que
no son partidos combativos del proletariado, aptos para conducir a ste al
Poder, sino mquinas electorales, adaptadas a las elecciones del parlamento y
a la lucha parlamentaria. Esto explica precisamente el hecho de que, durante el
perodo de predominio de los oportunistas de la Segunda Internacional, la
organizacin poltica fundamental del proletariado no fuese el Partido, sino la
fraccin parlamentaria. Es sabido que en este perodo el Partido era, en
realidad, un apndice de la fraccin parlamentaria y un elemento puesto al
servicio de sta. Huelga demostrar que, en tales condiciones y con semejante
partido al frente, no se poda ni hablar de preparar al proletariado para la
revolucin.
Pero las cosas cambiaron radicalmente al entrar en el nuevo perodo. Este
nuevo perodo es el perodo de los choques abiertos entre las clases, el perodo
de las acciones revolucionarias del proletariado, el periodo de la revolucin
proletaria, el perodo de la preparacin directa de las fuerzas para el
derrocamiento del imperialismo y la toma del Poder por el proletariado. Este
perodo plantea ante el proletariado nuevas tareas de reorganizacin de toda la
labor del Partido en un sentido nuevo, revolucionario, de educacin de los
obreros dentro del espritu de la lucha revolucionaria por el Poder, de
preparacin y concentracin' de las reservas, de alianza con los proletarios de
los pases vecinos, de establecimiento de slidos vnculos con el movimiento
de liberacin de las colonias y de los pases dependientes, etc., etc. Creer que
estas tareas nuevas pueden resolverse con las fuerzas de los viejos partidos
social demcratas, educados bajo 1 is condiciones pacficas del
parlamentarismo, equr ale a condenarse a una desesperacin sin remedio, a
una derrota inevitable. Tener que afrontar estas tareas con los viejos partidos
al frente equivale a encontrarse completamente desarmados. Huelga
demostrar que el proletariado no poda resignarse a semejante situacin.
De aqu la necesidad de un nuevo partido, de un partido combativo, de un
partido revolucionario, lo bastante intrpido para conducir a los proletarios a
la lucha por el Poder, lo bastante experto para orientarse en las condiciones
complejas de la situacin revolucionaria y lo bastante flexible para sortear
todos y cada uno de los escollos que se interponen en el camino hacia sus
fines.
Sin un Partido as, no se puede ni pensar en el derrocamiento del
imperialismo, en la conquista de la dictadura del proletariado.
Este nuevo partido es el Partido del leninismo.
Cules son las particularidades de este nuevo Partido?
1. El Partido, como destacamento de vanguardia de la clase obrera. El
Partido tiene que ser, ante todo, el destacamento de vanguardia de la clase
obrera. El Partido tiene que incorporar a sus filas a todos los mejores
elementos de la clase obrera, asimilar su experiencia, su espritu
revolucionario, su abnegacin sin lmites por la causa del proletariado. Pero,
para ser un verdadero destacamento de vanguardia, el Partido tiene que estar
pertrechado con una teora revolucionaria, con el conocimiento de las leyes
del movimiento, con el conocimiento de las leyes de la revolucin. Sin esto,
no se encontrar con fuerzas bastantes para dirigir la lucha del proletariado,
para conducirlo tras de s. El Partido no puede ser el verdadero Partido si se
limita a registrar lo que vive y lo que piensa la masa de la clase obrera, si
marcha a la zaga del movimiento espontneo de sta, si no sabe vencer la
inercia y la indiferencia poltica del movimiento espontneo, si no es capaz de
elevarse por encima de los intereses momentneos del proletariado, si no sabe
elevar a las masas hasta el nivel de los intereses de clase del proletariado. El
Partido tiene que marchar al frente de la clase obrera, tiene que ver ms lejos
que la ciase obrera, tiene que conducir tras de s al proletariado y no marchar a
la zaga de la espontaneidad. Los partidos de la Segunda Internacional, que
predican el "seguidismo", son los portadores de la poltica burguesa, que
condena al proletariado al papel de un instrumento puesto en manos de la
burguesa. Slo un Partido que se site en el punto de vista de destacamento de
vanguardia de la clase obrera y sea capaz de elevar a las masas hasta el nivel
de los intereses de clase del proletariado, slo un Partido as es capaz de
apartar a la clase obrera de la senda del tradeunionismo y hacer de ella una
fuerza poltica independiente. El Partido es el jefe poltico de la clase obrera.
He hablado ms arriba de las dificultades de la lucha de la clase obrera, de
la complejidad de las condiciones de la lucha, de la estrategia y de la tctica,
de las reservas y de las maniobras, de la ofensiva y de la retirada. Estas
condiciones son tan complejas, si no ms, como las condiciones de la guerra.
Quin puede orientarse en estas condiciones, quin puede dar una
orientacin acertada a las masas de millones de proletarios? Ningn ejrcito
en guerra puede prescindir de un Estado Mayor experto, si no quiere verse
condenado a la derrota. Acaso no es claro que tampoco el proletariado, y con
mayor razn, puede prescindir de este Estado Mayor, si no quiere entregarse a
merced de sus enemigos jurados? Pero, cul es su Estado Mayor? No puede
ser otro que el Partido revolucionario del proletariado. Sin un Partido
revolucionario, la clase obrera es como un ejrcito sin Estado Mayor. El
Partido es el Estado Mayor de combate del proletariado.
Pero el Partido no puede ser tan slo un destacamento de vanguardia, sino
que tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento de la clase, una parte de
la clase, intimamente vinculada a sta con todas las races de su existencia. La
diferencia entre el destacamento de vanguardia y el resto de la masa de la
clase obrera, entre los afiliados al Partido y los sin partido, no puede
desaparecer mientras no desaparezcan las clases, mientras el proletariado vea
engrosar sus filas con elementos procedentes de otras clases, mientras la clase
obrera en su conjunto no tenga la posibilidad de elevarse hasta el nivel del
destacamento de vanguardia. Pero el Partido dejara de ser tal partido si esta
diferencia se convirtiera en una ruptura, si se encerrara en s mismo y se
apartara de las masas sin partido. El Partido no puede dirigir a la clase si no
est vinculado a las masas sin partido, si no hay lazos de unin entre el Partido
y las masas sin partido, si estas masas no aceptan su direccin, si el Partido no
goza de crdito moral y poltico entre las masas. Hace poco se dio ingreso en
nuestro Partido a doscientos mil nuevos afiliados obreros. Lo notable aqu es
el hecho de que estos obreros, ms bien que venir ellos mismos al Partido,
fueron mandados a l por todo el resto de la masa sin partido, que tom parte
activa en la admisin de los nuevos afiliados y sin cuya aprobacin stos no
hubieran sido admitidos. Este hecho demuestra que las grandes masas de
obreros sin partido ven en nuestro Partido su Partido, el Partido ms cercano y
ms querido, en cuyo engrandecimiento y fortalecimiento se hallan
profundamente interesados y a cuya direccin confan de buen grado su
suerte. Huelga demostrar que sin estos hilos morales imperceptibles que unen
a nuestro Partido con las masas sin partido, el Partido no podra convertirse en
la fuerza decisiva de su clase. El Partido es una parte inseparable de la clase
obrera.
"Nosotros dice Lenin somos un partido de clase y por eso casi toda la
clase (y en tiempo de guerra, en pocas de guerra ciyil, la clase en su
integridad) tiene que actuar bajo la direccin de nuestro Partido, debe
tener con nuestro Partido el contacto ms estrecho posible; pero sera
mani- lovismo * y seguidismo creer que casi toda o toda la clase
puede estar algn da, bajo el capitalismo, en condiciones de elevarse al
grado de con- cencia y de actividad de su destacamento de vanguardia, de
su Partido socialdemcrata. Ningn socialdemcrata que est an en su
sano juicio ha puesto nunca en duda que, bajo el capitalismo, ni aun la
organizacin sindical (ms primitiva y ms asequible al grado de
conciencia de las capas menos desarrolladas) est en condiciones de
abarcar a toda o a casi toda la clase obrera. Olvidar la diferencia que existe
entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que marcha detrs de
l, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de
elevar a capas cada vez ms amplias a su propio nivel avanzado, no
significa ms que engaarse a s mismo, cerrar los ojos a la inmensidad de
nuestras tareas y empequeecer stas." (Lenin, t. VI, pgs. 205-206, Un
paso adelante, dos pasos atrs.)
2. El Partido, como destacamento organizado de la clase obrera. El Partido
no es slo el destacamento de vanguardia de la clase obrera. Si quiere dirigir
realmente la lucha de clases, tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento
organizado de su clase. Las tareas del Partido, bajo las condiciones del
capitalismo, son extraordinariamente grandes y variadas. El Partido debe
dirigir la lucha del proletariado en condiciones extraordinariamente difciles
de desarrollo interior y exterior, debe llevar al proletariado a la ofensiva
cuando la situacin exija marchar a la ofensiva, debe apartarlo de los golpes
de un adversario fuerte cuando las condiciones exijan la retirada, debe
infundir en las masas de millones de obreros sin partido, inorganizadas, el
espritu de disciplina y los mtodos de lucha organizada, el espritu de
organizacin y de firmeza. Pero el Partido slo puede llevar a cabo estas tareas
cuando l mismo sea la personificacin de la disciplina y de la organizacin,
cuando l mismo sea el destacamento organizado del proletariado. Sin estas
condiciones, no se puede ni hablar de que el Partido dirija verdaderamente a
masas de millones de hombres del proletariado. El Partido es el destacamento
organizado de la clase obrera.
La idea del Tartido como un todo orgnico est expresada en la conocida
frmula de Lenin llevada al artculo primero de los estatutos de nuestro
Partido, en el cual se considera a ste como una suma de organizaciones, y a
los afiliados al Partido, como afiliados a una de las organizaciones del
Partido. Los mencheviques, que ya en 1903 rechazaban esta frmula,
proponan, en vez de ella, el "sistema" de autoadhesin al Partido, el
"sistema" de extender la "condicin" de afiliado al Partido a todo "profesor" y
"estudiante", a todo "simpatizante" y "huelguista", con tal de que apoyara al
Partido de cualquier forma, aunque no entrara ni deseara entrar a formar parte
de ninguna de las organizaciones del Partido. Huelga demostrar que este
original "sistema", caso de que se hubiese afianzado en nuestro Partido,
habra hecho inevitablemente que ste se viese invadido por profesores y
estudiantes y que degenerase en una "entidad" borrosa, amorfa,
desorganizada, que se habra perdido en el mar de los "simpatizantes", en la
que se habran borrado los lmites entre el Partido y la clase y que habra
malogrado la tarea del Partido de elevar a las masas inorganizadas al nivel del
destacamento de vanguardia. Huelga decir que, con un "sistema" oportunista
como ste, nuestro Partido no habra podido desempear el papel de ncleo
organizador de la clase obrera en el curso de nuestra revolucin.
"Desde el punto de vista de Mrtov dice Lenin, los lmites del Partido
quedan completamente indeterminados, pues todo huelguista "puede
proclamarse afiliado al Partido. Qu utilidad puede aportar semejante
abigarramiento? Una gran difusin del ttulo de afiliado al Partido. Su
efecto nocivo ser el introducir una idea desorganizadora, la idea de la
confusin de la clase con el Partido." (Lenin, t. VI, pg. 211, Un paso
adelante, dos pasos atrs.)
Pero el Partido no es slo una suma de sus organizaciones. El Partido es, al
mismo tiempo, un sistema nico de estas organizaciones, su unificacin
formal en un todo nico con rganos superiores e inferiores de direccin, con
la subordinacin de la minora a la mayora, con resoluciones prcticas,
obligatorias para todos los miembros del Partido. Sin estas condiciones, el
Partido no estara nunca en condiciones de ser un todo nico organizado,
capaz de llevar a cabo la direccin sistemtica y organizada de la lucha de la
clase obrera.
"Antes dice Lenin, nuestro Partido no era una unidad formalmente
organizada, sino simplemente una suma de grupos aislados, razn por la cual
no exista, ni poda existir entre ellos ms relacin que la de la influencia
ideolgica. Ahora, somos ya un Partido organizado, y esto entraa la creacin
de una autoridad, la transformacin del prestigio de la idea en prestigio de la
autoridad, la sumisin de los organismos inferiores a losi organismos
superiores del Partido." (Lugar citado, pg. 291.) El principio de la
subordinacin de la minora a la mayora, el principio de la direccin de la
labor del Partido desde el centro suscita con frecuencia ataques por parte de
los elementos inestables, acusaciones de "burocratismo", de "formalismo",
etc. No hace falta demostrar que la labor sistemtica del Partido como un todo
y la direccin de la lucha de la clase obrera no seran posibles sin la aplicacin
de estos principios. El leninismo, en materia de organizacin, es la aplicacin
inflexible de estos principios.' Lenin califica la lucha contra estos principios
de "nihilismo ruso" y de "anarquismo seorial", dignos de ser puestos en
ridiculo y arrojados por la borda.
He aqu lo que dice Lenin, en su libro Un paso adelante, dos pasos atrs, a
propsito de estos elementos inestables:
"Este anarquismo seorial es algo muy peculiar del nihilista ruso. La
organizacin del Partido se le antoja una fbrica monstruosa: la
sumisin de la parte al todo, de la minora a la mayora le parece un
avasallamiento ..., la divisin del trabajo bajo la direccin de los
organismos centrales suscita en l chillidos tragicmicos contra quienes
pretenden convertir a los hombres en ruedas y tornillos de un
mecanismo ..., toda mencin de los estatutos de organizacin del Partido
le mueve a un gesto de desprecio y a la observacin desdeosa... de que se
puede vivir sin estatutos... Parece claro que los clamores contra el famoso
burocratismo no son ms que un medio de encubrir el descontento por la
composicin personal de los rganos centrales, no son ms que una hoja
de parra... : Eres un burcrata, porque has sido designado por un
congreso sin mi voluntad y contra ella! Eres un formalista, porque te
apoyas en los acuerdos frmales del congreso y no en mi consentimiento!
Obras de un modo torpemente mecnico, porque te remites a la mayora
mecnica del congreso del Partido y no prestas atencin a mi deseo de
entrar a formar parte de los rganos dirigentes! Eres un burcrata, porque
no quieres poner el poder en manos de la vieja tertulia de buenos
compadres." 11 (Lenin, t. VI, pgs. 287 y 310.)
3. El Partido, como forma superior de organizacin de clase del
proletariado. El Partido es el destacamento organizado de la clase obrera.
Pero el Partido no es la nica organizacin de la clase obrera. El
proletariado cuenta con toda una serie de otras organizaciones, sin las
cuales no podra librar una lucha eficaz contra el capital: sindicatos,
cooperativas, organizaciones de fbricas y talleres, fracciones
parlamentarias, organizaciones femeninas sin partido, prensa,
organizaciones culturales, organizaciones de la juventud, organizaciones
revolucionarias de combate (durante las acciones revolucionarias
abiertas), soviets de diputados como forma estatal de organizacin (all
donde el proletariado se halla en el Poder), etc. La inmensa mayora de
estas organizaciones permanecen al margen del Partido, y slo una parte
de ellas estn directamente vinculadas a ste o son ramificaciones suyas.
En determinadas condiciones, todas estas organizaciones son
absolutamente necesarias para la clase obrera, pues sin ellas no sera
posible consolidar las posiciones de clase del proletariado en los diversos
terrenos de lucha, ni sera posible templarlo como fuerza llamada a
sustituir el orden de cosas burgus por el orden socialista. Pero, cmo
llevar a cabo la direccin nica, existiendo tal abundancia de
organizaciones? Cul es la garanta de que esta multiplicidad de
organizaciones no lleve el desconcierto a la direccin? Se dir que cada
una de estas organizaciones acta dentro de su rbita propia, razn por la
cual no pueden entorpecerse las unas a las otras. Esto, naturalmente, es
exacto. Pero tambin lo es que todas estas organizaciones tienen que
desplegar su actividad en una misma direccin, pues sirven a una sola
clase, a la clase de los proletarios. Quin cabe preguntarse traza la

11 Se alude a la "tertulia" de Axelrod, Mrtov, Potrsov y otros, que no se sometieron a los


acuerdos del II Congreso y acusaban a Lenin de "burocratismo". ( J St.)
lnea, la orientacin general que ha de servir de gua para la labor de todas
estas organizaciones? Dnde est la organizacin central que sea no slo
capaz, por poseer la experiencia necesaria, de trazar aquella lnea general,
sino dotada de la posibilidad, por poseer la autoridad necesaria para esto,
mover a todas estas organizaciones a llevar a la prctica esa lnea, con el
fin de lograr la unidad en la direccin y excluir toda posibilidad de
desconcierto?

Esta organizacin es el Partido del proletariado.


El Partido posee todas las condiciones necesarias para esto: primero,
porque el Partido es el punto en que se concentran los mejores elementos de la
clase obrera, que mantienen vnculos directos con las organizaciones sin
partido del proletariado y que con frecuencia las dirigen; segundo, porque el
Partido, como punto en que se concentran los mejores elementos de la clase
obrera, es la mejor escuela de formacin de los jefes de la clase obrera,
capaces de dirigir todas las formas de organizacin de su clase; tercero,
porque el Partido, como la mejor escuela para la formacin de los jefes de la
clase obrera, es, por su experiencia y autoridad, la nica organizacin capaz de
centralizar la direccin de la lucha del proletariado, convirtiendo as a todas y
cada una de las organizaciones sin partido de la clase obrera en rganos
auxiliares y en correas de transmisin que unen al Partido con la clase. El
Partido es la forma superior de organizacin de clase del proletariado.
Esto no quiere decir, naturalmente, que las organizaciones sin partido, los
sindicatos, las cooperativas, etctera, deban estar formalmente subordinadas a
la direccin del Partido. Se trata nicamente de que los miembros del Partido
que integran estas organizaciones adopten, como elementos indudablemente
influyentes, todos los medios de persuasin para conseguir que las
organizaciones sin partido establezcan en su labor un contacto estrecho con el
Partido y acepten voluntariamente la direccin poltica de ste.
He aqu por qu Lenin dice que el Partido es "la forma superior de la unin
de clase de los proletarios", cuya direccin poltica debe hacerse extensiva a
todas las dems formas de organizacin del proletariado.
He aqu por qu la teora oportunista de la "independencia" y de la
"neutralidad" de las organizaciones sin partido, que da vida a parlamentarios
independientes y a publicistas desligados del Partido, a funcionarios
sindicales de mentalidad estrecha y a cooperativistas aburguesados, es
completamente incompatible con la teora y la prctica del leninismo.
4. El Partido, como instrumento de la dictadura del proletariado. El Partido
es la forma superior de organizacin del proletariado. El Partido es el factor
bsico dirigente dentro de la clase de los proletarios y entre las organizaciones
de sta. Pero de aqu no se desprende, ni mucho menos, que el Partido pueda
ser considerado como un fin en si, como una fuerza que se baste a s misma. El
Partido no slo es la forma superior de unin de clase de los proletarios, sino
que es, al mismo tiempo, un instrumento puesto en manos del proletariado
para la conquista de su dictadura, cuando sta no est todava conquistada, y
para la consolidacin y ampliacin de la dictadura, cuando ya est
conquistada. El Partido no podra elevarse a tal altura, en cuanto a su
importancia, y no podra situarse por encima de todas las dems formas de
organizacin del proletariado, si ante ste no se planteara el problema del
Poder, si las condiciones del imperialismo, la ineluctabilidad de las guerras, la
existencia de las crisis no exigieran la concentracin de todas las fuerzas del
proletariado en un punto, la reunin de todos los hilos del movimiento
revolucionario en un haz, con el fin de derribar a la burguesa y conquistar la
dictadura del proletariado. El Partido le es necesario al proletariado, ante todo,
como su Estado Mayor de lucha, indispensable para la conquista victoriosa del
Poder. Huelga demostrar que, sin un Partido capaz de reunir en torno suyo a
las organizaciones de masas del proletariado y de centralizar en el curso de la
lucha la direccin de todo el movimiento, el proletariado de Rusia no hubiera
podido implantar su dictadura revolucionaria.
Pero el proletariado no necesita del Partido solamente para conquistar la
dictadura; an le es ms necesario para mantenerla, consolidarla y
ensancharla, en inters del triunfo completo del socialismo. "Seguramente que
hoy casi todo el mundo ve dice Lenin que los bolcheviques no se
hubieran mantenido en el Poder no dos aos y medio, sino ni siquiera dos
meses y medio, sin la disciplina seversima, verdaderamente frrea, dentro de
nuestro Partido, sin el apoyo ms completo y abnegado prestado a ste por
toda la masa de la clase obrera, esto es, por todo lo que ella tiene de
consciente, honrado, abnegado, influyente y capaz de conducir consigo y de
arrastrar tras de s a las capas atrasadas."
Pero, qu significa "mantener" y "ensanchar" la dictadura? Significa
infundir a las masas de millones de proletarios el espritu de disciplina y de
organizacin; significa dar a las masas proletarias un refuerzo y un punto de
apoyo contra las influencias corrosivas de la espontaneidad pequeoburguesa
y de los hbitos pequeoburgueses; significa reforzar la labor de organizacin
de los proletarios para la reeducacin y la transformacin de las capas
pequeoburguesas; significa ayudar a las masas proletarias a educarse como
fuerza capaz de destruir las clases y de preparar las condiciones para organizar
la produccin socialista. Pero todo esto no sera posible hacerlo sin un partido
fuerte por su cohesin y su disciplina.
"La dictadura del proletariado dice Lenin es una lucha tenaz, cruenta
e incruenta, violenta y pacfica, militar y econmica, pedaggica y
administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. La
fuerza de la costumbre de millones y decenas de millones de hombres es la
fuerza ms terrible. Sin un partido frreo y templado en la lucha, sin un
partido que goce de la confianza de todo lo que haya de honrado dentro de
la clase, sin un partido que sepa pulsar el estado de espritu de las masas e
influir sobre l, es imposible llevar a cabo con xito esta lucha." (Lenin, t.
XXV, pg. 190, El izquierdismo...) El proletariado necesita del Partido
para conquistar y mantener la dictadura. El Partido es el instrumento de la
dictadura del proletariado.
Pero de esto se deduce que, con la desaparicin de las clases, con la
desaparicin de la dictadura del proletariado, deber desaparecer tambin el
Partido.
5. El Partido, como unidad de voluntad, incompatible con la existencia de
fracciones. La conquista y el mantenimiento de la dictadura del proletariado
son imposibles sin un partido fuerte por su cohesin y su frrea disciplina.
Pero la frrea disciplina dentro del Partido es inconcebible sin la unidad de
voluntad, sin la unidad de accin completa y absoluta de todos los miembros
del Partido. Esto no significa, naturalmente, que con ello quede excluida la
posibilidad de una lucha de opiniones dentro del Partido. Al revs, la
disciplina frrea no excluye, sino que presupone la crtica y la lucha de
opiniones dentro del Partido. Tampoco significa esto, con tanta mayor razn,
que la disciplina deba ser "ciega". Al contrario, la disciplina frrea no excluye,
sino que presupone la subordina-
cin consciente y voluntaria, pues slo una disciplina consciente puede ser
una disciplina verdaderamente frrea. Pero, una vez terminada la lucha de
opiniones, agotada la crtica y adoptado un acuerdo, la unidad de voluntad y la
unidad de accin de todos los miembros del Partido es condicin
indispensable sin la cual no se concibe ni un partido unido ni una disciplina
frrea dentro del Partido.
"En la poca actual, de aguda guerra civil dice Lenin, el Partido
Comunista slo podr cumplir con su deber si se halla organizado del
modo ms centralizado, si reina dentro de l una disciplina frrea rayana
en la disciplina militar y si el centro del Partido es un rgano de autoridad
dotado de plenos y amplios poderes y que goce de la confianza general de
los afiliados al Partido." (V. Condiciones de ingreso en la I.C-)
As se plantea la cuestin, en lo que se refiere a la disciplina dentro del
Partido, bajo las condiciones de la lucha antes de la conquista de la dictadura.
Otro tanto hay que decir, pero en grado todava mayor, respecto a la
disciplina dentro del Partido despus de la conquista de la dictadura.
"El que debilita, por poco que sea dice Lenin, la disciplina frrea dentro
del Partido proletario (sobre todo en la poca de su dictadura), ayuda de hecho
a la burguesa contra el proletariado." (Lenin, t. XXV, pg. 190, El
izquierdismo. ..) De aqu se desprende que la existencia de fracciones es
incompatible con la unidad del Partido y con su frrea disciplina. Huelga
demostrar que la existencia de fracciones conduce a la existencia de diversos
centros y que la existencia de diversos centros significa la ausencia de un
centro general dentro del Partido, el quebrantamiento de la unidad de
voluntad, el debilitamiento y la descomposicin de la disciplina, el
debilitamiento y la descomposicn de la dictadura. Naturalmente, los partidos
de la Segunda Internacional, que luchan contra la dictadura del proletariado y
no quieren llevar a los proletarios al Poder, pueden permitirse esc liberalismo
que supone la libertad de existencia de fracciones, pues ellos no necesitan
para nada una disciplina frrea. Pero los Partidos de la Internacional
Comunista, que basan todo su trabajo en la tarea de la conquista de la
dictadura del proletariado y de su consolidacin, no pueden admitir ni el
"liberalismo" ni la libertad de existencia de fracciones. El Partido es la unidad
de voluntad, que excluye todo fraccionalismo y toda divisin de poderes
dentro del Partido.
De aqu la aclaracin de Lenin sobre los "peligros del fraccionalismo
desde el punto de vista de la unidad del Partido y de la realizacin de la
unidad de voluntad de la vanguardia del proletariado, como condicin
fundamental del xito de la dictadura del proletariado", que figura en la
resolucin especial del X Congreso de nuestro Partido "Sobre la unidad del
Partido".
He aqu por qu Lenin exige la "supresin completa de todo
fraccionalismo" y la "disolucin inmediata de todos los grupos sin excepcin,
formados sobre tal o cual plataforma", so pena de "expulsin inmediata e
incondicional del Partido". (V. La resolucin de nuestro Partido "Sobre la
unidad del Partido").
6. El Partido se consolida depurndose de los elementos oportunistas. La
fuente de fraccionalismo dentro del Partido son sus elementos oportunistas.
El proletariado no es una clase cerrada. A l afluyen continuamente
elementos procedentes de las filas campesinas, de la pequea burguesa, del
campo intelectual, proletarizados por el desarrollo del capitalismo. Al mismo
tiempo, en la capa superior del proletariado, principalmente entre los
funcionarios sindicales y entre los parlamentarios, cebados por la burguesa a
expensas de las superganancias coloniales, se produce un proceso de
descomposicin.
"Esta capa de obreros aburguesados dice Lenin o de aristocracia obrera
completamente pe- queoburguesa en cuanto a su manera de vivir, por la
cuanta de sus emolumentos y por su mentalidad, es el apoyo principal de la
Segunda Internacional, y, hoy da, el principal apoyo social (no militar) de la
burguesa. Pues stos son los verdaderos agentes de la burguesa en el seno del
movimiento obrero, los lugartenientes obreros de la clase capitalista, los
verdaderos portavoces del re- formismo y del chovinismo." (Lenin, t. XIX,
pgina 77, El imperialismo, fase superior del capitalismo, prlogo a las
ediciones en francs y alemn.) Todos estos grupos pequeoburgueses
penetran de un modo o de otro en el Partido, llevando a ste el espritu de
vacilacin y de oportunismo, el espritu de desmoralizacin y de
incertidumbre. Son ellos, principalmente, los que constituyen la fuente del
fraccio- nalismo y de la disgregacin, la fuente de la desorganizacin y de la
labor de zapa realizada desde el interior del Partido. Hacer la guerra al
imperialismo teniendo en la retaguardia tales "aliados", equivale a caer en la
situacin del hombre que se encuentra entre dos fuegos, entre los disparos del
frente y de la retaguardia. Por eso, la lucha implacable contra estos elementos,
su expulsin del Partido es la condicin previa para luchar con xito contra el
imperialismo.
La teora de "superar" a los elementos oportunistas mediante la lucha
ideolgica librada dentro del Partido, la teora de "liquidar" a estos elementos
dentro del marco de un solo Partido es una teora podrida y peligrosa, que
amenaza con condenar al Partido a la parlisis y al malestar crnico, que
amenaza con sacrificar al Partido en aras del oportunismo, que amenaza con
privar al proletariado de su Partido revolucionario, que amenaza con despojar
al proletariado de su arma principal en la lucha contra el imperialismo.
Nuestro Partido no hubiera podido encontrar su camino, no hubiera podido
tomar el Poder y organizar la dictadura del proletarido, no hubiera podido
salir victorioso de la guerra civil, si hubiera conservado en sus filas a los
Mrtov y a los Dan, a los Po- trsov y a los Axelrod. Si nuestroPartido ha
conseguido forjar dentro de sus filas una unidad interior y una cohesin nunca
vista, se debe, ante todo, al hecho de que supo limpiarse a tiempo de la escoria
del oportunismo, arrojar del Partido a los liquidadores y mencheviques. Para
desarrollar y consolidar los partidos proletarios hay que depurar sus filas de
oportunistas y reformistas, de socialimperialistas y so- cialchovinistas,
socialpatriotas y socialpacifistas. El Partido se fortalece depurndose de los
elementos oportunistas.
"No es posible triunfar en la revolucin proletaria dice Lenin, no es
posible defenderla, teniendo en las filas propias a reformistas, a
mencheviques. Esto es evidente en el terreno de los principios. La
experiencia de Rusia y de Hungra lo confirma palpablemente... En Rusia,
hemos atravesado muchas veces por situaciones difciles en que el
rgimen sovitico habra sido infaliblemente derrotado, si hubiesen
quedado mencheviques, reformistas, demcratas pequeoburgueses
dentro de nuestro Partido... En Italia, segn confesin general, las cosas
marchan hacia luchas decisivas entre el proletariado y la burguesa por la
conquista del poder del Estado. En momentos tales, no slo es
absolutamente necesario eliminar del Partido a los mencheviques, a los
reformistas, a los turatianos, sino que puede incluso resultar til separar
de todos los cargos responsables a quienes, siendo excelentes comunistas,
sean susceptibles de vacilaciones y manifiesten inclinacin hacia la
unidad con los reformistas... En vsperas de la revolucin y en los
momentos de la lucha ms encarnizada por su triunfo, las ms leves
vacilaciones dentro del Partido son capaces de echarlo todo a perder, de
hacer fracasar la revolucin, de arrancar el Poder de manos del
proletariado, ya que este Poder no est todava consolidado y las
arremetidas contra l son todava demasiado fuertes. Si, en un momento
as, se aparta a los dirigentes vacilantes, esto, lejos de debilitar, fortalece
tanto al Partido como al movimiento obrero y a la revolucin." (Lenin, t.
XXV, pgs. 462-464, Falsos discursos sobre la libertad.)
IX El estilo en el trabajo

No se trata del estilo literario. Me refiero al estilo en el trabajo, a ese algo


especifico y peculiar que hay en la prctica del leninismo y que crea el tipo
especial de militantes leninistas. El leninismo es una escuela terica y
prctica que moldea un tipo especial de militante del Partido y del Estado, que
crea un estilo especial leninista en el trabajo. En qu consisten los rasgos
caractersticos de este estilo? Cules son sus particularidades?
Estas particularidades son dos: 1) el mpetu revolucionario ruso, y 2) el
sentido prctico norteamericano. El estilo leninista estriba en asociar estas
dos particularidades en la labor del Partido y del Estado.
El mpetu revolucionario ruso es el contraveneno contra la inercia, la
rutina, el conservadurismo, el estancamiento mental, la actitud servil ante las
tradiciones de nuestios abuelos. El mpetu revolucionario ruso es la fuerza
vivificadora que despierta el pensamiento, que lo hace avanzar, que rompe
con el pasado, que brinda una perspectiva. Sin este mpetu, no es posible
ningn movimiento progresivo. Pero este mpetu puede siempre degenerar,
en la prctica, en un vacuo manilovismo "revolucionario", si no se asocia al
sentido prctico norteamericano en el trabajo. Ejemplos de este tipo de
degeneracin los hay sobrados. Quin no conoce la enfermedad del
arbitrismo "revolucionario" y de la tendencia a elaborar "planes
revolucionarios", tendencia que tiene su origen en la fe puesta en la virtud de
los decretos, capaz de arreglarlo y de rehacerlo todo? Un escritor ruso, E.
Erenburg, pinta en el cuento El comunista perfecto un tipo de "bolchevique"
atacado de esta enfermedad, que se propone como fin trazar el esquema del
hombre idealmente perfecto y... se "ahoga" en esta "labor".
En el cuento se exagera mucho la nota, pero es indudable que el autor
seala la enfermedad con acierto. Sin embargo, yo creo que nadie se ha
burlado de esta clase de enfermedad con tanta saa y de un modo tan
implacable como Lenin. "Presuncin comunista": asi calificaba Lenin esa fe
enfermiza en el arbitrismo y en la decretomana.
"La presuncin comunista dice Lenin significa que una persona que est
en el Partido Comunista y no ha sido todava eliminada de l cree que puede
resolver todos los problemas a fuerza de decretos comunistas ..." (Lenin, t.
XXVII, pginas 50-51, La nueva poltica econmica y las tareas de los
rganos de instruccin poltica.) Lenin sola oponer a la palabrera
"revolucionaria" el trabajo sencillo y cotidiano, subrayando con ello que el
arbitrismo "revolucionario" es contrario al espritu y a la letra del autntico
leninismo.
"Menos frases pomposas dice Lenin y ms trabajo cotidiano, sencillo
..., menos estrpito poltico y mayor atencin a los hechos, ms simples,
pero vivos..., a los hechos de la edificacin comunista..." (Lenin, t. XXIV,
pgs. 335 y 343,
Una gran iniciativa.)
El sentido prctico norteamericano es, en cambio, el antdoto contra el
manilovismo "revolucionario" y contra el arbitrismo fantstico. El sentido
prctico norteamericano es la fuerza indomable que no conoce ni admite
barreras, que destruye con su tenacidad prctica toda clase de obstculos, que
siempre lleva a trmino la obra una vez empezada, aunque sea poco
importante, y sin la cual no es concebible una labor constructiva sieria. Pero el
sentido prctico norteamericano puede degenerar siempre en un empirismo
mezquino y sin principios, si no va asociado al mpetu revolucionario ruso.
Quin no conoce la enfermedad del empirismo mezquino y sin principios,
que lleva con frecuencia a la degeneracin de algunos "bolcheviques" y a su
apartamiento de la causa de la revolucin?
Esta enfermedad tan peculiar ha encontrado su reflejo en la obra de B.
Pilniak El ao desnudo, en la que se pinta a tipos de "bolcheviques" ruso
llenos de voluntad y de decisin prctica, que "trabajan" muy
"enrgicamente", pero que carecen de perspectiva, que no saben "adonde van"
y, por consiguiente, se desvan del camino de la labor revolucionaria. Nadie se
ha burlado cor tanta saa de esta enfermedad del empirismo mez ^ino como
Lenin. "Empirismo cretino", "empirismo acfalo": as calificaba Lenin esta
enfermedad. Lenin sola oponer a esto la labor revolucionaria viva y la
necesidad de tener perspectivas revolucionarias en toda nuestra labor
cotidiana, subrayando con ello que el empirismo mezquino y sin principios es
tan contrario al autntico leninismo como el arbitrismo "revolucionario".
La asociacin del mpetu revolucionario ruso con el sentido prctico
americano: en eso reside la esencia del leninismo en la labor del Partido y del
Estado.
Slo esta asociacin da el tipo perfecto del militante leninista, el estilo
leninista en el trabajo.

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