Cristifideles Laici
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Volvamos de nuevo a la imagen bblica: el brotar y el expanderse de solamente cristianos, sino Cristo (). Pasmaos y alegraos: hemos sido hechos
los sarmientos depende de su insercin en la vid. Lo mismo que el Cristo!
sarmiento no puede dar fruto por s mismo, si no permanece en la vid, as La dignidad cristiana, fuente de igualdad de todos los miembros de la
tampoco vosotros si no permanecis en mi. Yo soy la vid, vosotros los Iglesia, garantiza y promueve el espritu de comunin y de fraternidad y, al mismo
sarmientos: El que permanece en m y yo en l, ese da mucho fruto, porque tiempo se convierte en el secreto y la fuerza del dinamismo apostlico y misionero
sin m no podis hacer nada (Jn 15, 4-5). de los fieles laicos. Es una dignidad exigente; es la dignidad de los obreros de Dios a
Es natural recordar aqu la solemne proclamacin de algunos fieles trabajar en su via. Grava sobre todos los laicos leemos en el Concilio- la gloriosa
laicos, hombres y mujeres, como beatos y santos, durante el mes en el que se carga de trabajar para que el designio divino de salvacin alcance cada da ms a
celebr el Snodo. Todo el Pueblo de Dios, y los fieles laicos en particular, todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra.
pueden encontrar ahora nuevos modelos de santidad y nuevos testimonios de
virtudes heroicas vividas en la condiciones comunes y ordinarias de la LOS JVENES, ESPERANZA DE LA IGLESIA:
existencia humana como han dicho los Padres Sinodales: Las Iglesias El Snodo ha querido dedicar una particular a los jvenes. Y con toda razn.
locales y sobre todo las llamadas Iglesias jvenes, deben reconocer En tantos pases del mundo, ellos representan la mitad de la entera poblacin y, a
atentamente entre los propios miembros, aquellos hombres y mujeres que menudo la mitad numrica del mismo Pueblo de Dios que vive en esos pases. Ya
ofrecieron en estas condiciones (las condiciones ordinarias de vida en el bajo este aspecto los jvenes constituyen una fuerza excepcional y son un gran
mundo y estado conyugal) el testimonio de una vida santa, y que puede ser desafo para el futuro de la Iglesia; en efecto, en los jvenes la Iglesia percibe su
ejemplo para los dems, con objeto de que, si se diera el caso, los propongan caminar hacia el futuro que la espera y encuentra la imagen y la llamada de aquella
para la beatificacin y canonizacin. alegre juventud, con la que el Espritu de Cristo incesantemente la enriquece. En este
Al final de estas reflexiones, dirigidas a definir la condicin eclesial sentido el Concilio ha definido a los jvenes como la esperanza de la Iglesia.
del fiel laico, retorna a la mente la clebre exhortacin de San Len Magno: Leemos en la carta dirigida a los jvenes del mundo el 31 de marzo de 1985:
Agnosce, Christiane, dignitatem taum. Es la misma admonicin que San La Iglesia mira a los jvenes; es ms, la Iglesia de manera especial se mira a s
Mximo, Obispo de Turn dirigi a quienes haban recibido la uncin del misma en los jvenes, en todos vosotros, a la vez, en cada una y en cada uno de
santo Bautismo: Considerad el honor que se os hace en este misterio! vosotros. As ha sido desde el principio desde los tiempos apostlicos. Las palabras
Todos los bautizados estn invitados a escuchar de nuevo estas palabras de de San Juan en su Primera Carta pueden ser un singular testimonio: os escribo
San Agustn: Alegrmonos y demos gracias: hemos sido hechos no jvenes, porque habis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijos mos, porque
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habis conocido al Padre (). Os escribo jvenes porque sois fuertes y la proclamar su Evangelio como nica y sobreabundante respuesta a la ms radicales
Palabra de Dios habita en vosotros (1 Jn. 2, 13). aspiraciones de los jvenes, como la propuesta fuerte y enaltecedora de un
En nuestra generacin al final del segundo milenio despus de seguimiento personal (Ven y sgueme Mc. 10, 21-), que supone compartir el amor
Cristo, tambin la Iglesia se mira a s misma en los jvenes. filial de Jess por el Padre y la participacin en su misin de salvacin de la
Los jvenes no deben considerarse simplemente como objeto de la humanidad.
solicitud pastoral de la Iglesia; son de hecho y deben ser incitados a serlo- La Iglesia tiene tantas cosas que decir a los jvenes, y los jvenes tienen
sujetos activos, protagonistas de la evangelizacin y artfices de la tantas cosas qu decir a la Iglesia. Este recproco dilogo que se ha de llevar a cabo
renovacin social. La juventud es el tiempo de un descubrimiento con gran cordialidad, claridad y valenta- favorecer el encuentro y el intercambio
particularmente intenso del propio yo y del propio proyecto de vida; es entre generaciones, y ser fuente de riqueza y de juventud para la Iglesia y para la
el tiempo de un crecimiento que ha de realizarse en sabidura, en edad y en sociedad civil.
gracia ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 52). Dice el Concilio en su mensaje a los jvenes: La Iglesia os mira con
Como han dicho los padres sinodales, la sensibilidad de la juventud percibe confianza y con amor (). Ella es la verdadera juventud del mundo () miradla y
profundamente los valores de la justicia, de la no violencia y de la paz. Su encontraris en ella el rostro de Cristo.
corazn est abierto a la fraternidad, a la amistad y a la solidaridad. Se
movilizan al mximo por las causas que afectan a la calidad de vida y a la
conservacin de la naturaleza. Pero tambin estn llenos de inquietudes, de
desilusiones, de angustia y miedo del mundo, adems de las tentaciones
propias de su estado.
La Iglesia ha de revivir el amor de predileccin que Jess ha
manifestado por el joven del Evangelio: Jess, fijando en l su mirada, le
am (Mc. 10, 21). Por eso la Iglesia no se cansa de anunciar a Jesucristo, de