Alvarez El Psicologo Forense en El Tribunal de Menores
Alvarez El Psicologo Forense en El Tribunal de Menores
Alvarez El Psicologo Forense en El Tribunal de Menores
Conferencia La Lcena
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El rango de propuesta de intervencin es amplio:
1. Delitos cometidos por menores (rea criminal).
2. Situaciones irregulares de menores (rea asistencial).
3. Procedimientos relacionados con la estructura familiar (custodias, guardias, derechos
de visita, adopcin, rea civil).
El juez puede aplicar la misma medida de proteccin a un menor que ha cometido un delito
o el ha llegado al juzgado por razones de pobreza. Aplica la misma medidas tutelares de un
menor autor de un delito o vctima.
La ley no define estrictamente el tratamiento tutelar y establece solo lmites temporales
mnimos (1 ao) pudiendo extenderlo hasta la mayora de edad.
Creadas bajo un punto de vista asistencial, los Tribunales de Menores estaban regidos por su
intencin de proteger, resguardar y salvar al menor, pero tambin castigarlo y rehabilitarlo.
Por lo tanto, es difcil salvar la contradiccin entre proteger al asistido y proteger a la
sociedad del peligro que representan los menores.
En este contexto legal, las funciones de castigo y rehabilitacin no estn claramente
diferenciadas. Diagnstico y tratamiento se confunden. Se oscila entre la sobreintervencin
y la falta de intervencin.
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2. con sus familiares o guardadores y personas significativas de su medio
3. con el juez
4. con los otros profesionales del equipo interdisciplinario
5. con las instituciones a la que se deriva a los menores y familiares
Generalmente tanto los nios como adultos que entrevistamos no solicitan nuestra
intervencin.
Debemos producir un dictamen a partir del cual muchas veces se decidir su destino.
Nuestra tarea no es solo pericial, sino que incluye seguimiento y orientacin de caso.
Bordea la prctica del psiclogo clnico.
La ley 10067 define escuetamente el rol del psiclogo:
1. Su carcter de auxiliar del juez deber producir parte del informe mdico-psicolgico, dando
un diagnstico, orientacin, y pronstico, para cada nio o adolescente que se encuentre en
riesgo moral o material o haya cometido algn delito.
2. En causas asistenciales ante una multiplicidad de situaciones complejas que requieren rpida
intervencin.
3. Efectuar entrevistas de aptitud a matrimonios para adopcin, orientacin y asesoramiento a
padres.
4. Intervenir en conflictos familiares.
5. Realizar evaluacin psicolgica de nios que han sido abusados o maltratados, que se han
fugados de sus hogares, etc.
6. En causas penales se nos solicita que evaluemos psicolgicamente a nios y jvenes que han
cometido un delito y familiares, tratando de apreciar la posicin subjetiva del nio y su
contexto familiar ante el crimen cometido.
- Nuestras principales tareas son:
1. Diagnstico y seguimiento de casos en las reas criminal y asistencial.
2. Recomendaciones acerca de las medidas de tratamiento y de orientacin psicolgica a los
menores y sus familiares.
3. Tomar contacto con las instituciones en las cuales el menor es derivado para su
tratamiento especfico.
La cantidad y amplitud de las tareas imposibilita el adecuado ejercicio de la prctica, se
generan condiciones de aburrimiento anmico y saturacin y el contexto de desempeo
profesional que se vuelve txico.
Fenmenos de sobreadaptacin, en donde los profesionales arman estrategias de
supervivencia que van desde anestesiar la propia capacidad de sentir, a sobreimplicarse
emocionalmente en la posicin de juez.
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intervencionista, en pos al supremo inters del nio, se entromete en su privacidad y en la de
su familia.
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3. Confusin identificatoria.
4. Repliegue narcisista.
5. Estado de alerta angustioso. Viven al mundo como lo previsible-imprevisible.
6. Transformacin activa del trauma padecido pasivamente (identificacin con el agresor).
7. Conductas antisociales.
8. Falla la constitucin de la seal de angustia que permite anticiparse a la situacin riesgosa.
9. Falla en la posibilidad de anticiparse a la situacin de castigo.
10. Incapacidad de tramitar duelos. Esto conduce a estados de vaco de los que salen a travs de
estmulos intensos: consumo de drogas o prcticas violentas.
11. Faltan palabras para las emociones. Carecen de posibilidad para describir sus estados
afectivos. No discriminan entre diferentes estados emocionales, y poseen una profunda
incapacidad para poder experimentar bienestar y placer, estado denominado Alexithymia.
Propuestas de intervencin
En la prctica forense en el tribunal de menores contamos con obstculos de diversas
ndoles:
- La amplitud y vaguedad del rol, que va de lo pericial a la orientacin psicolgica.
- Falta de un sistema eficiente de apoyo social y de armado de redes sociales.
- La informacin generalmente no se comparte entre los distintos sistemas
intervinientes y se superponen diagnsticos sin que se efectivice el tratamiento
psicoteraputico.
- Ante la ausencia de instituciones adecuadas para la derivacin, la nica intervencin
psicolgica posible con el menor y sus padres es la que se puede realizar en el tribunal.
Despus del diagnstico:
La perspectiva es tomar en cuenta el concepto de desvalimiento psquico (profundo colapso
del sentimiento de s; no se sienten nada ni nadie) tanto para asesorar al juez respecto de qu
medida de tratamiento tutelar podran ser efectivas, qu indicaciones podran ser cumplidas
por los menores y sus padres de acuerdo a sus variables de personalidad, como para delinear
las intervenciones psicolgicas.
Esto desde ya no implica, desde una posicin reduccionista causalista, sostener que el
sentimiento de vaco que transforma a un nio en un antisocial. Lejos de esto, la idea es
marcar los efectos devastadores de la violencia en el psiquismo que hacen a un joven ms
vulnerable a las influencias criminolgicas.
Este marco conceptual permite asesorar al juez segn se trate de:
- Patologas transgresoras: el acto hostil desafa la funcin parental.
- Patologas de desvalimiento: ciertas conductas como por ejemplo, el hecho
antisocial, se produce como intento de salida de una falta de sentimiento de s, como una
bsqueda del sentir a travs de actos violentos.
Estos jvenes, de presentacin aptica e indiferente, han necesitado ser sus propios padres.
Su conducta es el resultado de la inversin del lugar protector amparador de la instancia
parental (el dolor sin vivencia calmante arras su estructura psquica, o el abandono lo hizo
quedar a merced de las exigencias internas y la indiferencia de las sensaciones).
En estos casos al no tener en cuenta el estado de vaco anmico como una de sus
especificidades psquicas, las medidas tutelares fracasan.
El tratamiento tutelar actual tiene:
- un punto peligroso: es la penalizacin y judicializacin de las problemticas sociales
y la criminalizacin de la infancia desamparada.
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- un riego: es que las medidas judiciales pueden operar como ejercicio del poder desde
el lugar ms fuerte, o que desde su propia inoperancia e ineficiencia desestimen al menor,
cronificando el estado de vulnerabilidad psquica de nios y adolescentes.
No se puede rehabilitar una conducta arbitraria a travs de la arbitrariedad del sistema.
No se puede amparar desde el desamparo institucional.
Un adecuado funcionamiento del sistema de menores requerira que no se judicializara la
pobreza y que se incrementasen los servicios de proteccin al menor.
stos deberan desarrollar sistemas de evaluacin de riesgo y planes de proteccin de
diversas ndoles.
Asimismo en el rea criminal podramos refinar nuestros diagnsticos y derivar a los
jvenes a programas especficos de tratamiento, efectuando un adecuado seguimiento. Pero
como por el momento esto parece un ideal difcil de alcanzar, los psiclogos debemos
aprovechar el paso del menor y de la familia por el tribunal para generar un espacio de
reflexin que instale el comienzo de un camino para inhibir las conductas violentas.