0012 2006 Pi TC
0012 2006 Pi TC
0012 2006 Pi TC
PLENO JURISDICCIONAL
0012-2006-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO JURISDICCIONAL DEL
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
Decana del Colegio de Abogados de Lima
Sntesis
Magistrados firmantes:
LANDA ARROYO
GONZALES OJEDA
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GARCA TOMA
VERGARA GOTELLI
MESA RAMREZ
Sumario
I. Asunto
II. Datos generales
III. Antecedentes
IV. Materias constitucionalmente relevantes
V. Fundamentos
I. ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por la Decana del Colegio de
Abogados de Lima contra determinados extremos de las siguientes disposiciones:
artculos 66 a 68, 70 a 76, 78 a 82, 90 a 103, 106 a 111, 115 a 117, 119,
121 a 130, 132 y 134 a 149 del Decreto Legislativo N. 961, Cdigo de Justicia
Militar.
III. ANTECEDENTES
1. Argumentos de la demandante
Elva Greta Minaya Calle, Decana del Colegio de Abogados de Lima, interpone
demanda de inconstitucionalidad contra el Decreto Legislativo N. 961, Cdigo de
Justicia Militar Policial, por considerar que los tipos penales que consagra afectan, entre
otros bienes constitucionales, el principio de interdiccin de la arbitrariedad o
prohibicin de excesos y el principio de legalidad penal.
Alega que el Cdigo de Justicia Militar Policial tipifica una serie de delitos que
desnaturalizan y exceden el mbito objetivo del delito de funcin, pues buscan proteger
bienes jurdicos que no son propios o castrenses, relevantes para la existencia de la
organizacin, operatividad y cumplimiento de las Fuerzas Armadas. Dichos tipos
penales, aduce, pueden ser cometidos por cualquier funcionario pblico incluso los
militares, adems de tipificar conductas de carcter comn, y que por ser delitos
comunes se encuentran ya tipificados en el Cdigo Penal.
En tal sentido, refiere que los tipos penales que no pueden ser considerados
como delitos de funcin son los de traicin a la patria (art. 66) y traicin a la patria en
tiempos de paz (art. 67), pues los bienes jurdicos que protegen son la integridad del
Estado, la defensa nacional y el deber de fidelidad que el ciudadano tiene para con la
patria, bienes que no son exclusivos de las Fuerzas Armadas, y que pueden ser afectados
por cualquier ciudadano o funcionario pblico. Estos delitos, menciona, ya se
encuentran previstos en los artculos 325 a 334 del Cdigo Penal.
Del mismo modo, sostiene que los delitos tipificados por las disposiciones
siguientes: rebelin de personal militar (art. 68), sedicin (art. 70), motn (art. 71),
negativa del militar o polica a evitar rebelin, sedicin o motn (art. 72), colaboracin
con organizacin ilegal (art. 73), falsa alarma (art. 74), derrotismo (art. 75) y
conspiracin del personal militar policial (art. 76), no pueden ser considerados como
delitos de funcin, pues los bienes jurdicos afectados son los poderes del Estado y el
orden constitucional, es decir, la organizacin poltica y social, as como la seguridad
del funcionamiento y desarrollo de dicha organizacin. Refiere, adems, que estas
conductas se encuentran tipificadas en los artculos 346 y 350 del Cdigo Penal.
Igualmente, alega que la agresin (art. 121), coaccin, injuria y difamacin (art.
123), amenazas (art. 125) y agresin al servicio de seguridad (art. 130) constituyen
delitos comunes y no de funcin, pues los bienes jurdicos tutelados son la integridad
fsica y el honor, los mismos que ya se encuentran protegidos en los artculos 121,
122, 130, 132, 365 y 366 del Cdigo Penal.
Con relacin a los delitos de empleo indebido de armas (art. 132) y contra la
funcin y administracin policial (art. 134), aduce que los bienes jurdicos que tutelan
estos tipos penales son la seguridad pblica y la administracin pblica y no bienes
jurdicos propios y exclusivos de las fuerzas armadas. Refiere, adems, que el Cdigo
Penal, en el artculo 393, ya regula los delitos contra la administracin pblica.
Contestacin de la demanda
Por otro lado, sostiene que con relacin a la definicin de delitos de funcin, el
Tribunal Constitucional, cuando hace referencia a que las conductas tipificadas deben
afectar bienes jurdicos propios de las instituciones castrenses, no indica que dichos
bienes sean nicos y exclusivos de las Fuerzas Armadas o de la Polica Nacional. As,
cuando se habla de bienes juridicos propios se hace alusin a las misiones que
constitucionalmente se han otorgado a dichas instituciones, y que obligan directamente
a sus miembros, lo que es distinto a la obligacin que, respecto de la lealtad al Estado, a
la preservacin del orden interno y externo del Estado, le concierne a los dems
funcionarios pblicos y ciudadanos. Aade, que la parte demandante, al sostener que un
inters compartido o un bien jurdico compartido no puede ser protegido a travs de la
tipificacin de un delito de funcin, no toma en cuenta que las funciones encomendadas
a las Fuerzas Armadas y a la Polica Nacional son deberes que interesan a todos los
rganos del Estado y a los ciudadanos, pero que no por ello no pueden ser regulados por
el Cdigo de Justicia Militar.
Por otro lado, respecto de los delitos tipificados como delitos de funcin que han
sido catalogados por la parte demandante como innecesarios pues no se vulnera un bien
jurdico de relevancia constitucional, sino que slo revestan meras infracciones
administrativas, por lo que deba implementarse un sistema discilinario acorde con
dichas infracciones; el demandado seala que tales argumentos carecen de sustento
objetivo, pues es imposible que, en abstracto, se determine que tales conductas no
afecten bienes jurdicos castrenses. Asimismo, arguye que los demandantes no pueden
considerar que las infracciones a los bienes jurdicos castrenses, como la disciplina y la
jerarqua en la organizacin de las instituciones armadas y policiales, son meras
infracciones administrativas, pues tales bienes estn en estrecha relacin con los fines
constitucionales que les fueron encomendados, as como las funciones respectivas.
Con fecha 2 de agosto de 2006, la Defensora del Pueblo pone a consideracin del
Tribunal Constitucional el Informe Defensorial 104, denominado Inconstitucionalidad
de la legislacin penal militar policial aprobada por la Ley 28665 y el Decreto
Legislativo 961.
V. FUNDAMENTOS
1[1]
Tiedemann, Klaus. Constitucin y Derecho Penal. Revista Espaola de Derecho Constitucional,
Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, N. 33, 1991, p. 146.
2[2]
Expediente N. 5854-2005-PA/TC, FJ 3.
Dentro de las segundas, las garantas procesales, destacan: a) los derechos
fundamentales al debido proceso y a la tutela jurisdiccional (artculo 139 inciso 3);
b) la publicidad de los procesos (artculo 139 inciso 4); c) el derecho a la
motivacin escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias (139 inciso
5); d) el derecho a la pluralidad de la instancia (artculo 139 inciso 6); e) la
prohibicin de revivir procesos fenecidos con resolucin ejecutoriada, y que la
amnista, el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripcin producen los
efectos de cosa juzgada (artculo 139 inciso 13); f) el derecho fundamental a no ser
privado del derecho de defensa en ningn estado del proceso (artculo 139 inciso
14); g) el derecho fundamental a que toda persona debe ser informada,
inmediatamente y por escrito, de las causas o razones de su detencin (artculo 139
inciso 15); entre otras.
3[3]
Expediente N. 0023-2003-AI/TC, FJ 34.
4[4]
Expediente N. 1003-1998-AA/TC, FJ 3.C. y Expediente N. 05374-2005-AA/TC FJ 6
5[5]
Expediente N. 2915-2004-HC/TC, FJ 5.
6[6]
Expediente N. 1934-2003-HC/TC FJ 1 y ss. y Expediente N. 1808-2003-HC/TC, FJ 2.
7[7]
Expediente N. 4124-2004-HC/TC FJ 8 y Expediente N. 0549-2004-HC/TC FJ 3.
8[8]
Expediente N. 0729-2003-HC/TC, FJ 2 y Expediente N. 2050-2002-AA/TC FFJJ 18 y ss.
9[9]
Expediente N. 2028-2004-HC/TC, FJ 5.
10[10]
Expediente N. 1042-2002-AA/TC FJ 2.3.1, Expediente N. 1546-2002-AA FFJJ 2 y ss. y
Expediente N. 0015-2001-AI/TC (acumulados), FFJJ 6 y ss.
separacin de las funciones supremas del Estado y reconocimiento de los derechos
fundamentales.
8. 8. En cuanto a la pena, cabe precisar que siendo sta uno de los principales
instrumentos que utiliza el Estado para exigir el cumplimiento de las disposiciones
del ordenamiento jurdico, su funcin no puede encontrarse desvinculada de la
funcin que a su vez cumple el Estado. De este modo, como lo sostiene Mir Puig, se
puede afirmar que existe una vinculacin axiolgica entre la funcin de la pena y la
funcin del Estado y que No slo la pena, sino tambin el delito han de encontrar,
pues, su fundamento en la concepcin del Estado social y democrtico de Derecho,
que se convierte as en el soporte (valorativo) de los dos pilares sobre los que gravita
todo el sistema (teleolgico) de la Parte general del Derecho penal.11[11]
10. 10. Lo antes expuesto exige precisar cules son los fines de la pena en el Estado
democrtico y social de derecho. Sobre el particular, este Colegiado ha sostenido en
11[11]
Mir Puig, Santiago. El derecho penal en el Estado social y democrtico de derecho. Ariel,
Barcelona, 1994, pp. 29-31.
la sentencia recada en el Expediente N. 0019-2005-PI/TC, que (...) las penas, en
especial la privativa de libertad, por estar orientadas a evitar la comisin del delito,
operan como garanta institucional de las libertades y la convivencia armnica a
favor del bienestar general. Dicha finalidad la logran mediante distintos mecanismos
que deben ser evaluados en conjunto y de manera ponderada. En primer lugar, en el
plano abstracto, con la tipificacin de la conducta delictiva y de la respectiva pena,
se amenaza con infligir un mal si se incurre en la conducta antijurdica (prevencin
general en su vertiente negativa). En segundo trmino, desde la perspectiva de su
imposicin, se renueva la confianza de la ciudadana en el orden constitucional, al
convertir una mera esperanza en la absoluta certeza de que uno de los deberes
primordiales del Estado, consistente en (...) proteger a la poblacin de las amenazas
contra su seguridad; y promover el bienestar general que se fundamenta en la
justicia (...) (artculo 44 de la Constitucin), se materializa con la sancin del
delito (prevencin especial en su vertiente positiva); con la consecuente vigencia
efectiva del derecho fundamental a la seguridad personal en su dimensin objetiva
(inciso 24 del artculo 2 de la Constitucin). Asimismo, la grave limitacin de la
libertad personal que supone la pena privativa de libertad, y su quantum especfico,
son el primer efecto reeducador en el delincuente, quien internaliza la seriedad de su
conducta delictiva, e inicia su proceso de desmotivacin hacia la reincidencia
(prevencin especial de efecto inmediato). Finalmente, en el plano de la ejecucin
de la pena, sta debe orientarse a la plena rehabilitacin y reincorporacin del
penado a la sociedad (prevencin especial de efecto mediato, prevista expresamente
en el inciso 22 del artculo 139 de la Constitucin). [FJ 40]
11. 11. Es preciso destacar, sin embargo, contina el Tribunal en la referida sentencia,
(...) que ninguna de las finalidades preventivas de la pena podra justificar que
exceda la medida de la culpabilidad en el agente, la cual es determinada por el juez
penal a la luz de la personalidad del autor y del mayor o menor dao causado con
su accin a los bienes de relevancia constitucional protegidos. Pero a su vez,
ninguna medida legislativa podra, en un afn por favorecer a toda costa la
libertad personal, anular el factor preventivo como finalidad de la pena a
imponerse. En tales circunstancias, lejos de ponderar debidamente los distintos
bienes protegidos por el orden constitucional, se estara quebrando el equilibrio
social que toda comunidad reclama como proyeccin de la Constitucin material.
Es ms, ninguna medida tendiente a la resocializacin del imputado (prevencin
especial), podra anular el efecto preventivo general, sobre todo en su vertiente
positiva (...). En consecuencia, toda ley dictada como parte de la poltica criminal
del Estado ser inconstitucional si establece medidas que resulten contrarias a los
derechos fundamentales de las personas, procesadas o condenadas. Pero tambin lo
ser si no preserva los fines que cumple la pena dentro de un Estado social y
democrtico de derecho [FFJJ 41-42].
12. 12. De este modo, el Estado no puede desvirtuar los fines del instrumento que dicho
poder punitivo utiliza para garantizar la plena vigencia de los referidos bienes; es
decir, no puede desnaturalizar los fines de la pena.
13. 13. Si bien los fines de la pena en el Estado social y democrtico de derecho deben
ser respetados por el Poder Jurisdiccional, el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo
(cuando legisla por delegacin), conviene ahora verificar los lmites de actuacin del
Poder Legislativo, en cuanto principal rgano en la configuracin de la poltica
criminal del Estado.
2. Los lmites a la libertad de configuracin legislativa de conductas punibles y
penas
15. 15. Ello, sin lugar a dudas, no implica que la Norma Fundamental haya previsto de
modo completo y detallado los contenidos del Derecho Penal, pues tal cometido
sera de difcil realizacin. Por ello, el Legislador, conforme a sus atribuciones
constitucionales, goza de una discrecionalidad relativa, segn la cual posee un
determinado nivel de autonoma, pero, a diferencia de la discrecionalidad absoluta
que posea en el Estado Legal de Derecho, se encuentra vinculado por las
mencionadas garantas, as como por los principios y valores de la Constitucin.
16. 16. En efecto, si bien ha sido comn entender que el Legislador penal, en funcin al
contexto social y dentro de la poltica criminal del Estado, gozaba de la ms
absoluta discrecionalidad para establecer qu conductas deban resultar punibles,
cules deban ser las penas que correspondan a estas conductas, cuales podan ser
las circunstancias agravantes o cules las atenuantes de las conductas penalizadas,
entre otros aspectos, hoy en da, debido a la fuerza vinculante de la Constitucin, el
Legislador ve disminuida su discrecionalidad debido a la consagracin
constitucional de garantas tales como el principio de legalidad penal, el principio de
igualdad, el principio de lesividad o el ya mencionado principio de
proporcionalidad. As por ejemplo, en la tipificacin de conductas el Legislador se
encuentra prohibido de discriminar a las personas cuando tipifica determinadas
conductas; asimismo, cuando determina los lmites mximos o mnimos de la pena,
no puede establecer penas que resulten desproporcionadas respecto del ilcito
cometido.
12[12]
Corte Constitucional de Colombia, Sentencia C-609/1996. fundamento 5.
El juicio de proporcionalidad respecto al tratamiento legislativo de los derechos
fundamentales y, en concreto, en materia penal, respecto a la cantidad y calidad de
la pena en relacin con el tipo de comportamiento incriminado, debe partir (...) de
la potestad exclusiva del legislador para configurar los bienes penalmente
protegidos, los comportamientos penalmente reprensibles, el tipo y la cuanta de las
sanciones penales, y la proporcin entre las conductas que pretende evitar y las
penas con las que intenta conseguirlo. En el ejercicio de dicha potestad el
legislador goza, dentro de los lmites establecidos en la Constitucin, de un amplio
margen de libertad que deriva de su posicin constitucional y, en ltima instancia,
de su especfica legitimidad democrtica (...).13[13]
17. 17. El principio de legalidad penal ha sido consagrado en el literal d del inciso 24)
del artculo 2. de la Constitucin, mediante la siguiente frmula: Nadie ser
procesado ni condenado por acto u omisin que al tiempo de cometerse no est
previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequvoca, como infraccin
punible (...). Asimismo, ha sido recogido por la Declaracin Universal de Derechos
Humanos (artculo 11, numeral 2), la Convencin Americana sobre Derechos
Humanos (artculo 9) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos
(artculo 15).
19. 19. Si bien hace un siglo, aproximadamente, la ley penal, segn Franz von Liszt, se
constitua en la Carta Magna del delicuente, considerando que, como
consecuencia del principio de legalidad, la ley no slo es la fuente del derecho a
castigar, sino, asimismo, su lmite [y que] No garantiza slo la defensa de los
13[13]
Tribunal Constitucional de Espaa, STCE 136/1999 fundamento 23.
ciudadanos ante los criminales, sino tambin de stos frente al poder del
Estado14[14], hoy en da se puede sostener, por influencia del constitucionalismo,
que el principio de legalidad penal se constituye en la Carta Magna del
ciudadano15[15] que se ve sometido a un proceso, y que toda restriccin de su
contenido vulnerar principalmente derechos fundamentales.
23. 23. Conforme a la exigencia de lex praevia, el principio de legalidad penal prohbe
la aplicacin retroactiva de la ley penal, salvo, claro est, cuando beneficie al reo.
As lo establece el artculo 103 de la Constitucin, segn el cual (...) Ninguna ley
tiene fuerza ni efecto retroactivos, salvo en materia penal, cuando favorece al reo
(...).
24. 24. Conforme a la exigencia de ley stricta, el principio de legalidad penal prohbe el
uso de la analoga. As lo establece el artculo 139 inciso 3 de la Constitucin,
segn el cual, El principio de inaplicabilidad por analoga de la ley penal y de las
normas que restrinjan derechos.
25. 25. En cuanto a la exigencia de lex certa, cabe precisar, conforme lo ha sostenido
este Colegiado en la sentencia recada en el caso de la Legislacin Antiterrorista
(Expediente N. 0010-2002-AI/TC), que el principio de legalidad penal exige no
slo que por ley se establezcan los delitos, sino tambin que las conductas
14[14]
Citado por Hurtado Pozo, Jos. Manual de Derecho Penal. Parte General I. 3 Edicin, Grijley,
Lima, 2005, p. 148.
15[15]
Bacigalupo, Enrique. Derecho Penal, parte general, Ara Editores, Lima, 2004, p.103.
16[16]
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Cantoral Benavides vs. Per. prrafo 157 y Caso
Castillo Petruzzi vs. Per, prrafo 121.
prohibidas estn claramente delimitadas en la ley. Esto es lo que se conoce como el
mandato de determinacin, que prohbe la promulgacin de leyes penales
indeterminadas, y constituye una exigencia expresa en nuestro texto constitucional
al requerir el literal d del inciso 24) del artculo 2 de la Constitucin que la
tipificacin previa de la ilicitud penal sea expresa e inequvoca,
27. 27. Como lo ha sostenido este Colegiado en anterior oportunidad, desde una
perspectiva constitucional, el establecimiento de una conducta como ilcita, es decir,
aquella cuya comisin pueda dar lugar a una privacin o restriccin de la libertad
personal, slo ser constitucionalmente vlida si tiene como propsito la proteccin
de bienes jurdicos de relevancia constitucional.18[18] Como resulta evidente, slo la
defensa de un valor o un inters constitucionalmente relevante podra justificar la
restriccin en el ejercicio de un derecho fundamental.
29. 29. De este modo, dentro de los lmites que la Constitucin establece, el legislador
goza de un amplio margen para disear la poltica criminal del Estado. Entre tales
lmites no slo se encuentra la proscripcin de limitar la libertad personal ms all
de lo estrictamente necesario, entre otros, sino tambin que la actividad punitiva del
Estado sirva para la exclusiva proteccin de bienes constitucionalmente relevantes.
Como afirma Luzn Pea, los bienes jurdicos son condiciones necesarias para el
desarrollo de la vida del individuo y de la sociedad (o, si se prefiere, para el
desarrollo de la vida de la persona, tanto como individuo en su esfera ms ntima,
cuanto en sus relaciones con la sociedad). Tales condiciones pueden consistir en
objetos, materiales o inmateriales, relaciones, intereses o derechos, que en cualquier
caso han de ser socialmente valiosos y por ello dignos de proteccin jurdica21[21].
20[20]
Carbonell Mateu, Juan Carlos. Derecho Penal: concepto y principios constitucionales. Valencia:
Tirant lo Blanch, 1999, p. 37.
21[21]
Luzn Pea, Diego-Manuel. Curso de Derecho Penal. Parte General I. Universitas, Madrid, 1996,
p.327.
32. 32. Debido a la propia naturaleza del principio de proporcionalidad (es un
mecanismo de control), su afectacin siempre va a estar relacionada con la
afectacin de un derecho fundamental o un bien constitucional (en tanto estos
ltimos son fines en s mismos). En otros trminos, si se determina que una medida
estatal es desproporcionada no se est afectando solamente el principio de
proporcionalidad, sino principalmente el derecho fundamental o bien constitucional
comprometido en la referida medida estatal.
22[22]
Expediente 00045-2004-AI/TC FJ 38.
equivalente o mayor del medio alternativo, y, de otro, el menor grado en que ste
intervenga en el derecho fundamental.23[23]
En efecto, el Derecho Penal debe ser utilizado para reprimir las violaciones ms
graves. Como sostiene Hurtado Pozo,
(...) el recurso limitado a la represin penal por parte del Estado es una exigencia a
respetar debido a que la sancin penal afecta de manera grave los derechos
fundamentales del individuo. Slo debe recurrirse a ste medio cuando sea en
absoluto necesario; cuando la proteccin de los bienes jurdicos y la consolidacin
de ciertos esquemas de conducta no sea alcanzable mediante otras previsiones (...)
Para que el derecho penal no sufra una hipertrofia engendrando las situaciones que
busca evitar, para que el remedio no sea peor que el mal combatido, la represin
penal debe intervenir slo en la medida en que se necesaria y si es conforme al
objetivo perseguido.24[24]
As tambin, respecto del juicio de necesidad de pena, Caro Coria sostiene que
23[23]
Expediente N. 0050-2004-AI/TC, FJ 109
24[24]
Hurtado Pozo, Jos. Manual de Derecho Penal. Parte General I. 3 Edicin, Grijley, Lima, 2005, p.
47.
25[25]
Caro Coria. Dino Carlos. Principio de Lesividad de bienes jurdicos-penales. En: Cdigo Penal
comentado. Gaceta Jurdica, Tomo I, p.140.
consideracin de los fines de prevencin de la pena, entre otros aspectos. Slo si
fracasan estos otros medios se deben penalizar tales conductas.
34. 34. El artculo 173 de la Constitucin establece que En caso de delito de funcin,
los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional estn sometidos al
fuero respectivo y al Cdigo de Justicia Militar (). La referida disposicin
constitucional ha establecido que la nica materia que puede conocer el Cdigo de
Justicia Militar se encuentra limitada al conocimiento de los delitos relacionados
estricta y exclusivamente con conductas de ndole militar que afectan bienes
jurdicos que la Constitucin le ha encomendado proteger a las Fuerzas Armadas y
Polica Nacional.
35. 35. Al respecto, cabe mencionar, conforme a la interpretacin que exige realizar la
Cuarta Disposicin Final y Transitoria de la Constitucin, que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado reiteradamente sobre el
delito de funcin militar, siendo determinados casos del Estado peruano los que han
servido de base para estos pronunciamientos. As, en los casos Castillo Petruzzi vs.
Per y Cantoral Benavides vs. Per, la Corte sostuvo lo siguiente:
26[26]
Hassemer, Winfried. Perspectivas del derecho penal futuro. Revista Penal, N 1, 1997, p.39.
natural y, a fortiori, el debido proceso, el cual, a su vez, encuntrase ntimamente
ligado al propio derecho de acceso a la justicia.27[27]
A). En primer lugar, se trata de afectaciones sobre bienes jurdicos de las Fuerzas
Armadas o de la Polica Nacional tutelados por el ordenamiento legal, y que se
relacionan con el cumplimiento de los fines constitucionales y legales que se les
encargan. Se trata de una infraccin a un bien jurdico propio, particular y relevante
para la existencia organizacin, operatividad y cumplimiento de los fines de las
instituciones castrenses.
Para ello es preciso que la conducta considerada como antijurdica se encuentre
prevista en el Cdigo de Justicia Militar. Ahora bien, no es la mera formalidad de
su recepcin en dicho texto lo que hace que la conducta antijurdica constituya
verdaderamente un delito de funcin. Para que efectivamente pueda considerarse
un ilcito como de funcin o militar, es preciso que:
27[27]
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi vs. Per, sentencia de fondo,
prrafo 128. Caso Cantoral Benavides vs. Per, sentencia de fondo, prrafos 112 y 113.
28[28]
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Durand y Ugarte vs. Per, sentencia de fondo,
prrafos 117 y 118.
i. Un militar o polica haya infringido un deber que le corresponda en cuanto tal; es
decir, que se trate de la infraccin de una obligacin funcional, por la cual el
efectivo estaba constreido a mantener, o a realizar, o no realizar, un
comportamiento a favor de la satisfaccin de un inters considerado
institucionalmente como valioso por la ley; adems, la forma y modo de su
comisin debe ser incompatible con los principios y valores consagrados en el
texto fundamental de la Repblica (deber militar).
Por ende, no se configura como infraccin al deber militar o policial la negativa al
cumplimiento de rdenes destinadas a afectar el orden constitucional o los
derechos fundamentales de la persona.
ii. Con la infraccin del deber militar, el autor haya lesionado un bien jurdico
militar que comprometa las funciones constitucionales y legalmente asignadas a las
Fuerzas Armadas y a la Polica Nacional.
B). En segundo lugar, el sujeto activo del ilcito penal-militar debe ser un militar o
efectivo policial en situacin de actividad, o el ilcito debe ser cometido por ese
efectivo cuando se encontraba en situacin de actividad. Evidentemente, estn
excluidos del mbito de la jurisdiccin militar aquellos que se encuentran en
situacin de retiro, si es que el propsito es someterlos a un proceso penal-militar
por hechos acaecidos con posterioridad a tal hecho.
C). En tercer lugar que, cometido el ilcito penal que afecta un bien jurdico
protegido por las instituciones castrenses o policiales, este lo haya sido en acto del
servicio; es decir, con ocasin de l.
37. 37. Teniendo en cuenta la aludida sentencia del Tribunal Constitucional, la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la Repblica, en el caso
Pomatanta Albarrn, al dirimir una contienda de competencia promovida por la
Vocala de Instruccin del Consejo Supremo de Justicia Militar contra el Segundo
Juzgado Penal de Coronel Portillo, declar lo siguiente:
De este modo, cuando el artculo 46-A del Cdigo Penal establece que
Constituye circunstancia agravante de la responsabilidad penal si el sujeto
activo se aprovecha de su condicin de miembro de las Fuerzas Armadas,
Polica Nacional, o autoridad, funcionario o servidor pblico, para cometer un
hecho punible o utiliza para ello armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso
le sea autorizado por su condicin de funcionario pblico (...), debe entenderse
que la referencia hecha a los miembros de las Fuerzas Armadas o Polica
Nacional es respecto de aquellos actos que no constituyen delito de funcin,
pues en tal caso es de aplicacin el Cdigo de Justicia Militar.
40. 40. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 66 y 67 del
Decreto Legislativo N. 961, Cdigo de Justicia Militar Policial (CJMP), que
establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
41. 41. La demandante refiere que los referidos tipos penales no pueden ser
considerados delitos de funcin, pues los bienes jurdicos afectados son el propio
Estado y la defensa nacional, y particularmente el deber de fidelidad que el
ciudadano tiene para con la Patria; intereses jurdicos que no son exclusivos ni
nicos de las Fuerzas Armadas, y pueden ser afectados por cualquier ciudadano, ya
sea funcionario pblico o no.
Sostiene, adems, que una prueba de que estos delitos son delitos comunes es que
los tipos penales ya se encuentran previstos en los artculos 325 al 334 del Cdigo
Penal (Delitos contra el Estado y la Defensa Nacional, Captulo I Atentados contra
la seguridad nacional y traicin a la patria).
42. 42. El demandado sostiene que Los hechos o preceptos previstos en el Art. 66 del
Cdigo de Justicia Militar Policial, no estn previstos en el Art. 325 del Cdigo
Penal, pues los primeros se refieren a hechos que slo pueden efectuar quien ejerce
autoridad militar: tomar armas entregadas por el Estado, entregando tropas bajo su
mando, transmitiendo informacin adquirida en razn a su funcin, para luego
entregarla al enemigo. En consecuencia (...) los preceptos y sanciones son
totalmente diferentes, tanto en sus contenidos en los Arts.66 y 67 del Cdigo de
Justicia Militar, con respecto a los Arts. 325 al 330 del Cdigo Penal.
Asimismo, refiere que La Defensa Nacional y los deberes con la patria, son
intereses que se manifiestan con mayor incidencia en los miembros de las Fuerzas
Armadas y la Polica Nacional. Sin duda, la Traicin a la Patria en el caso de los
militares, es una cuestin de indudable trascedencia para la seguridad del pas: la
funcin de los militares en este sentido se diferencia de la de cualquier ciudadano u
otro funcionario pblico.
43. 43. Este Colegiado advierte que la cuestin a dilucidar no radica en verificar si el
bien jurdico principalmente protegido mediante las disposiciones cuestionadas (la
defensa nacional) tiene relevancia constitucional o no, pues ello resulta evidente si
se tiene cuenta, entre otras previsiones, que el artculo 163 de la Constitucin
establece que El Estado garantiza la seguridad de la Nacin mediante el Sistema de
Defensa Nacional. La Defensa Nacional es integral y permanente. Se desarrolla en
los mbitos interno y externo. Toda persona, natural o jurdica, est obligada a
participar en la Defensa Nacional, de conformidad con la ley. Antes bien, la
cuestin a dilucidar gira en torno a si las normas penales cuestionadas que protegen
este bien jurdico -que puede ser afectado por cualquier persona, sea militar o no-,
pueden ser consideradas como delito de funcin.
44. 44. En tal sentido, es importante precisar que sobre el bien jurdico defensa
nacional, el Tribunal Constitucional ha sostenido que de acuerdo con el
mencionado artculo 163 de la Constitucin, la Defensa Nacional es integral y
permanente; por tanto, involucra al conjunto de acciones y previsiones que permiten
la subsistencia y permanencia del Estado, incluyendo su integridad, unidad y
facultad de actuar con autonoma en lo interno, y libre de subordinacin en lo
externo, posibilitando que el proceso de desarrollo se realice en las mejores
condiciones (...). Es integral porque abarca diversos campos, como el econmico,
poltico, social, cultural, militar, etc.; y permanente, debido a que se trata de una
actividad constante que se relaciona con sus sentidos preventivo y represivo29[29]
[nfasis agregado].
45. 45. Como se aprecia, dentro de este conjunto de acciones y previsiones que
involucra la defensa nacional se encuentran mbitos como el militar, por lo que en
casos de conflicto armado internacional, se manifiesta con mayor intensidad un bien
jurdico como la defensa militar de la Nacin, el mismo que, al encontrarse
relacionado con el potencial blico de nuestras Fuerzas Armadas, puede ser
protegido mediante la consagracin de los delitos de funcin. De hecho, en
situaciones de conflicto armado internacional, son los miembros de las Fuerzas
Armadas quienes, dentro de las funciones que le asigna la Constitucin, se
29[29]
Expediente N. 0017-2003-AI/TC FJ 30
encuentran obligados a garantizar la subsistencia y permanencia del Estado. De tal
modo, en este caso especfico, algunos contenidos de la defensa nacional se
configuran tambin como bienes jurdicos directamente vinculados con las
funciones de las Fuerzas Armadas y excepcionalmente de la Polica Nacional-, por
lo que tales contenidos son susceptibles de ser protegidos mediante las respectivas
normas penales del Cdigo de Justicia Militar.
46. 46. Seguidamente, cabe examinar el cuestionado inciso 1) del artculo 66 del
CJMP, que establece que Ser sancionado con pena no menor de treinta aos y
hasta cadena perpetua, el militar o polica, que durante conflicto armado
internacional cometa alguna de las acciones siguientes: 1. Tomar las armas contra el
Per o sus aliados o formar parte en la organizacin militar del enemigo. Mediante
esta norma penal se pretende sancionar la conducta del militar o polica (en
actividad), que participando en un conflicto armado internacional (en acto de
servicio o con ocasin de l), tome las armas contra el Per o sus aliados o integre
una organizacin militar enemiga, afectando la defensa nacional (bien jurdico que
contiene algunos mbitos relacionados con la funcin militar y que compromete las
funciones constitucionales de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional, segn
los artculos 163, 165 y 166 de la Constitucin). Por tanto, en la aludida norma
penal se presentan las caractersticas bsicas del delito de funcin, por lo que no
contraviene el artculo 173 de la Constitucin.
47. 47. Respecto de los incisos 2, 3, 4 y 5 del artculo 66 y del artculo 67 del CJMP,
por idnticas razones a las expuestas en el prrafo precedente y en relacin a las
cuestiones planteadas en la demanda, el Tribunal Constitucional estima que no
contravienen el artculo 173 de la Constitucin.
48. 48. De otro lado, conviene ahora examinar si las referidas normas penales vulneran
el principio de legalidad penal establecido en el artculo 2, inciso 24, apartado d
de la Constitucin.
49. 49. Al respecto, el Tribunal Constitucional estima que en el presente caso las
disposiciones cuestionadas no vulneran el principio de legalidad penal, toda vez que,
conforme ya se ha sostenido, cuando el artculo 46-A del Cdigo Penal hace
referencia a los miembros de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional, debe
entenderse respecto de aquellos actos que no constituyen delito de funcin, pues
como se desprende del artculo 173 de la Constitucin, slo el Cdigo de Justicia
Militar puede contener los denominados delitos de funcin militar. Por tanto, no se
aprecia la existencia de dos tipos penales (uno en el Cdigo Penal y otro en el
Cdigo de Justicia Militar) que a la vez sean susceptibles de ser aplicados a los
miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional del Peru.
Artculo 72.- Negativa del militar o polica a evitar rebelin, sedicin o motn
No evitar la perpetracin de los delitos de rebelin, sedicin o motn o su
desarrollo, cuando se cuente con los medios necesarios para hacerlo, ser reprimido
con pena privativa no mayor de la mitad del mximo sealado para el delito que se
perpetra
Argumentos de la demandante
51. 51. La demandante refiere que los referidos tipos penales no pueden ser
considerados delitos de funcin, pues los bienes jurdicos afectados son los poderes
del Estado y el orden constitucional, es decir, la organizacin poltica y social, as
como la seguridad del funcionamiento y desarrollo de dicha organizacin. En suma:
el normal ejercicio del rgimen establecido constitucionalmente.
Finalmente, aduce que estos delitos comunes se encuentran previstos en los artculos
346 y 350 del Cdigo Penal.
52. 52. El demandado ha sostenido que los bienes referidos son del mayor inters de los
miembros de las Fuerzas Armadas y la Polica Nacional: que cualquier Personal
militar o Policial de tales instituciones realicen cualquiera de tales conductas, es
pasible de acarrear un grave dao para el pas. Es decir, las consecuencias que un
militar o polica puede ocasionar a partir de la comisin de tales delitos, son
considerablemente diferentes de las que correspondera a un civil. Es lgico que su
responsabilidad, por las misiones constitucionales encomendadas, es diferente de la
de cualquier civil u otro funcionario del Estado.
53. 53. En cuanto a la relacin existente entre defensa nacional y seguridad interna, el
Tribunal Constitucional, teniendo en cuenta el extremo del artculo 163 de la
Constitucin que establece que la defensa nacional se desarrolla en los mbitos
interno y externo, ha sostenido que mediante la defensa interna` se promueve y
asegura el ambiente de normalidad y tranquilidad pblica que se requiere para el
desarrollo de las actividades y esfuerzos concurrentes a la obtencin del bienestar
general en un escenario de seguridad. Asimismo, supone la realizacin de acciones
preventivas y de respuesta que adopta el gobierno permanentemente en todos los
campos de la actividad nacional, para garantizar la seguridad interna del Estado.
Esa seguridad puede verse afectada por cualquier forma de amenaza o agresin que
tenga lugar dentro del territorio nacional, sea que provengan del interior, exterior, de
la accin del hombre o, incluso, de la propia naturaleza. El fin de las actividades de
defensa interna es garantizar el desarrollo econmico y social del pas, impedir
agresiones en el interior del territorio, viabilizar el normal desarrollo de la vida y
accin del Estado, y garantizar el ejercicio pleno de los derechos y libertades
fundamentales30[30] [nfasis agregado].
54. 54. Dentro de las actividades que deben garantizar la seguridad interna se encuentran
actividades tales como las que desempean los Poderes del Estado, los gobiernos
locales y regionales, as como los efectivos policiales, y, en lo que se refiere al
artculo 137 de la Constitucin, tambin los efectivos militares, entre otros. En
efecto, en el ejercicio de las funciones que le asigna la Constitucin, tales
instituciones deben prevenir y responder cualquier amenaza o agresin que impida
el normal desarrollo interno de la actividad estatal.
55. 55. Seguidamente, cabe examinar el cuestionado inciso 1) del artculo 68 del
CJMP, que establece que Comete delito de rebelin el personal militar policial, que
en forma colectiva, se alza en armas para: 1. Alterar o suprimir el rgimen
constitucional.
56. 56. Como se aprecia, en la referida norma penal no se presentan todos los requisitos
que identifican a los delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende
sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en forma colectiva y
en acto del servicio o con ocasin de l, se alce en armas para alterar o suprimir el
RGIMEN CONSTITUCIONAL (que no es un bien jurdico institucional de las
Fuerzas Armadas o de la Polica Nacional). En efecto, cuando se consagra como
delito de funcin la conducta de un militar o polica que alzndose en armas busca
alterar o suprimir el rgimen constitucional, no se est buscando proteger un bien
jurdico propio y particular de las Fuerzas Armadas o de la Polica Nacional, ni se
est afectando la defensa militar de la Nacin, sino antes bien se busca proteger un
bien jurdico como el rgimen constitucional, es decir, un rgimen en el que existe
un control efectivo de los poderes del Estado y existe una vigencia efectiva de los
derechos fundamentales, entre otros aspectos, y que por lo tanto, por no ser un bien
jurdico estrictamente castrense, debe ser protegido mediante la legislacin penal
comn, tal como efectivamente sucede pues el artculo 346 del Cdigo Penal lo
siguiente: El que se alza en armas para variar la forma de gobierno, deponer al
gobierno legalmente constitudo o suprimir o modificar el rgimen constitucional,
ser reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte
aos y expatriacin, siendo de aplicacin adems los artculos 46-A y 353 del
Cdigo Penal, que establecen, respectivamente, que Constituye circunstancia
agravante de la responsabilidad penal si el sujeto activo se aprovecha de su
condicin de miembro de las Fuerzas Armadas, Polica Nacional, o autoridad,
funcionario o servidor pblico, para cometer un hecho punible o utiliza para ello
armas proporcionadas por el Estado o cuyo uso le sea autorizado por su condicin
de funcionario pblico. En estos casos el Juez podr aumentar la pena hasta en un
tercio por encima del mximo legal fijado para el delito cometido (...), y Los
funcionarios, servidores pblicos o miembros de las Fuerzas Armadas o de la
Polica Nacional, que sean culpables de los delitos previstos en este Ttulo, sern
30[30]
Expediente N. 0017-2003-AI/TC fundamento 32.
reprimidos, adems, con inhabilitacin de uno a cuatro aos conforme al artculo
36, incisos 1, 2 y 8..
58. 58. Respecto de los incisos 2, 3 y 4 del artculo 68, incisos 1 y 4 del artculo 70, y
el extremo del artculo 75 del CJMP que establece y que atenten contra la
integridad, independencia y poder unitario del estado, por idnticas razones a las
expuestas en los prrafos precedentes, el Tribunal Constitucional estima que
contravienen el artculo 173 de la Constitucin, por lo que resultan
inconstitucionales.
59. 59. En el caso del artculo 70 del CJMP: Incumplir una orden del servicio, ste no
resulta inconstitucional siempre y cuando se entienda, conforme al artculo 173 de
la Constitucin, que quien dicta la orden sea una autoridad militar.
60. 60. Por otra parte, cabe examinar el artculo 74 del CJMP. Mediante esta norma
penal se pretende sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en
un conflicto armado o en donde las fuerzas armadas estuvieren presentes (en acto de
servicio o con ocasin de l), cause falsa alarma o confusin o deorden entre el
personal militar o policial o entre la poblacin donde las fuerzas estuvieren
presentes, respectivamente, causando grave dao o afectando la operacin militar o
policial, afectando el orden militar y la defensa nacional en conflicto armado (bienes
jurdicos que contienen un componente estrictamente militar y que comprometen las
funciones constitucionales de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional, segn
los artculos 163, 165 y 166 de la Constitucin). Por tanto, en la aludida norma
penal se presentan las caractersticas bsicas del delito de funcin, por lo que no
contraviene el artculo 173 de la Constitucin.
61. 61. Respecto de los artculos 71, 72 y 76 del CJMP, por idnticas razones a las
expuestas en el prrafo precedente y en relacin a las cuestiones planteadas en la
demanda, el Tribunal Constitucional estima que no contravienen el artculo 173 de
la Constitucin.
62. 62. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 78, 79 y 80
del CJMP, que establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
63. 63. La demandante refiere que estos tipos penales no pueden ser considerados como
deltios de funcin, pues los bienes jurdicos son el propio Estado y la defensa
nacional, y especficamente la defensa de la seguridad del Estado contra actos de
violacin de sus secretos, intereses jurdicos que definitivamente no son propios de
las Fuerzas Armadas y que pueden ser afectados por cualquier ciudadano, ya sea
funcionario pblico o no.
64. 64. El demandado sostiene que el referido artculo 330 del Cdigo Penal prescribe
como Secretos de Estado: Revelacin` aquella conducta mediante la cual el agente
obra por lucro o cuando hace accesible a un Estado extranjero secretos que el inters
de la Repblica exige guardarlos, y que, sin embargo, los artculos 78 a 80 del
CJMP estan relacionados con la conducta de cualquier militar o polica que divulgue
o publique, bajo cualquier modalidad, informacin clasificada de inters militar o
policial, que ponga en peligro la defensa nacional, el orden interno o la seguridad
ciudadana.
Refiere, adems, que tales preceptos son totalmente distintos, tanto en su forma
como en los hechos o circunstancias en que se producen los actos delictivos.
65. 65. Sobre el particular, cabe mencionar, que sobre el orden interno, el Tribunal
Constitucional ha sostenido que esta nocin es concurrente, complementaria y
subsidiaria tanto del orden pblico como de la defensa nacional. Consiste en aquella
situacin de normalidad ciudadana que se acredita y mantiene dentro de un Estado,
cuando se desarrollan las diversas actividades individuales y colectivas sin que se
produzcan perturbaciones o conflictos. Tal concepto hace referencia a la situacin
de tranquilidad, sosiego y paz dentro del territorio nacional, la cual debe ser
asegurada y preservada por el rgano administrador del Estado para que se cumpla o
materialice el orden pblico y se afirme la Defensa Nacional (...) El orden interno es
sinnimo de orden policial, ya que a travs de la actividad que este implica se evita
todo desorden, desbarajuste, trastorno, alteracin, revuelo, agitacin, lid pblica,
disturbio, pendencia social, etc., que pudieran provocar individual o colectivamente
miembros de la ciudadana (...).31[31]
66. 66. Seguidamente, cabe examinar el cuestionado artculo 78 del CJMP, que
establece que El militar o polica que se apropia, destruya, divulgue o publique, de
cualquier forma o medio, sin autorizacin, o facilite informacin clasificada o de
inters militar o policial, que manifiestamente perjudique o ponga en grave peligro
la defensa nacional, orden interno o seguridad ciudadana, ser reprimido con pena
privativa de la libertad no menor de cinco aos ni mayor de diez aos, con la
accesoria de inhabilitacin. Mediante esta norma penal se pretende sancionar la
conducta del militar o polica (en actividad y en acto de servicio o con ocasin de
l), que se apropia, destruye, divulga o publica, de cualquier forma o medio, sin
autorizacin, o facilite informacin clasificada o de inters militar o policial, y que
manifiestamente perjudique o ponga en grave peligro bienes jurdicos como la
defensa nacional, el orden interno o la seguridad ciudadana (bienes jurdicos que
tienen tambin un mbito militar o policial, respectivamente, y que comprometen
las funciones constitucionales de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional,
segn los artculos 163, 165 y 166 de la Constitucin). Por tanto, en la aludida
norma penal se presentan las caractersticas bsicas del delito de funcin, por lo que
no contraviene el artculo 173 de la Constitucin.
67. 67. Respecto de los artculos 79 y 80 del CJMP, por idnticas razones a las
expuestas en el prrafo precedente, el Tribunal Constitucional estima que no
contravienen el artculo 173 de la Constitucin.
31[31]
Expediente N. 0017-2003-AI/TC FFJJ 4, 5 y 7.
32[32]
Expediente N. 0017-2003-AI/TC FJ 21.
33[33]
Expediente N. 0017-2003-AI/TC FJ 8.
9. El control de las disposiciones que consagran los delitos contra el Derecho
Internacional Humanitario
68. 68. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 90, 91, 92,
93, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 101, 102 y 103 del CJMP, que establecen lo
siguiente:
Captulo IV
Delitos contra operaciones humanitarias y emblemas
Artculo 99.- Delitos contra operaciones humanitarias
Ser reprimido con pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de
quince aos, el militar o polica que en relacin con un conflicto armado
internacional o no internacional:
1. Ataque a personas, instalaciones materiales, unidades o vehculos participantes
en una misin de mantenimiento de la paz o asistencia humanitaria de conformidad
con la Carta de Naciones Unidas, siempre que tengan derecho a la proteccin
otorgada a civiles o a objetos civiles con arreglo al Derecho Internacional
Humanitario, (...)
Captulo V
Delitos de empleo de medios prohibidos en la conduccin de hostilidades
Artculo 102.- Medios Prohibidos en las hostilidades
Ser reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince
aos el militar o polica que en relacin con un conflicto armado internacional o no
internacional:
1. Utilice veneno o armas venenosas.
2. Utilice armas biolgicas o qumicas (...)
Argumentos de la demandante
69. 69. La demandante sostiene que estos tipos penales no pueden ser considerados
como delito de funcin pues los bienes jurdicos afectados son las reglas mnimas
de la guerra, las normas humanitarias que recoge el Derecho Internacional, las
mismas que proscriben la realizacin de conductas que van ms all de las
necesidades estrictamente militares y que violan clsicos bienes jurdicos como la
vida, la integridad, la salud, el patrimonio, la seguridad pblica, el ambiente natural,
el acceso a la justicia, etc., en ese contexto de especial desproteccin y peligro para
las vctimas (la guerra), y en el que la seguridad de sus bienes slo depende la
vigencia de esas reglas mnimas que impone el Derecho Internacional Humanitario.
Este inters jurdico, alegan, no es propio de las Fuerzas Armadas.
70. 70. El demandado alega lo siguiente: Cuando las fuerzas armadas entren en
conflicto armado externo e infrinjan las leyes y sus respectivos reglamentos sobre
derechos humanos internacionales, lo investigarn y sancionarn bajo la premisa del
Cdigo Penal?, la respuesta es obvia, por qu?, porque en todos los pases del
mundo y en el nuestro que debe estar a la altura de las circunstancias y la
globalizacin, la fuerza armada se conforma en el Teatro de Operaciones,
independientemente que ejerzan la defensa nacional, estn sometidos a la justicia
militar quienes operan en forma conjunta y coordinada con el Comando del Teatro
de Operaciones, a fin de sancionar los excesos que pudiera ocurrir, lo que un Juez
Civil no podra estar frente al fuego del enemigo para que cumpla tal rol.
Consideraciones del Tribunal Constitucional
71. 71. Sobre el particular, cabe precisar, como lo ha sostenido este Colegiado en
anterior oportunidad, que la comunidad internacional reconoce la existencia de un
ncleo inderogable de derechos, establecidos en normas imperativas del Derecho
Internacional. Estas normas se derivan del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, del Derecho Internacional Humanitario y del Derecho Penal
Internacional, y que el Per ha recogido esta obligacin jurdica al disponer, de
conformidad con la Cuarta Disposicin Final de la Constitucin, que las normas
relativas a los derechos y libertades, que la Constitucin reconoce, se interpretan de
conformidad con la Declaracin Universal de Derechos Humanos y con los tratados
y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Per.34[34]
72. 72. De este modo, es pertinente tener en consideracin, entre otros, los Convenios de
Ginebra: Convenio I, para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de
las Fuerzas Armadas en campaa; Convenio II para aliviar la suerte que corren los
heridos, los enfermos y los nafragos de las Fuerzas Armadas en el mar; Convenio
III relativo al trato debido a los prisioneros de guerra; y Convenio IV relativo a la
proteccin debida a las personas civiles en tiempo de guerra, todos ellos en vigor en
el Per desde el ao 1956; as como el Protocolo I, adicional a los Convenios de
Ginebra, relativo a la proteccin de las vctimas de los conflictos armados
internacionales, y el Protocolo II, adicional a los Convenios de Ginebra, relativo a la
proteccin de las vctimas de los conflictos armados sin carcter internacional,
ambos en vigor en el Per desde el ao 1990.
73. 73. Como tal, el Derecho Internacional Humanitario se constituye en aquel derecho
aplicable a los conflictos armados, el mismo que tiene por finalidad reglamentar la
forma como se llevan a cabo las hostilidades, fundamentalmente intentando evitar
que los conflictos alcancen un punto de no retorno.35[35]
74. 74. Seguidamente, se examinar el cuestionado inciso 1 del artculo 90 del CJMP,
que establece que El militar o polica que, con relacin con un conflicto armado
internacional o no internacional: 1. Mate a una persona protegida por el Derecho
Internacional Humanitario ser reprimido con la pena privativa de libertad no menor
de veinte aos ni mayor de treinta aos.
Como se aprecia, en la referida norma penal no se presentan todos los requisitos que
identifican a los delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende
sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en un conflicto
armado internacional o no internacional (en acto de servicio o con ocasin de l),
MATE a una persona protegida por el Derecho Internacional Humanitario,
afectando el bien jurdico VIDA (que no es un bien jurdico institucional de las
Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia, teniendo en cuenta que en
la aludida norma penal no se presentan las caractersticas bsicas del delito de
funcin, tal como lo exige el artculo 173 de la Constitucin, el Tribunal
Constitucional considera que tal norma es inconstitucional.
34[34]
Expediente N. 2798-2004-HC/TC FFJJ 6 a 8.
35[35]
Bouchet-Saulnier, Francois. Diccionario prctico de derecho humanitario. Ediciones Pennsula,
Barcelona, 2001, p. 246.
75. 75. Respecto de los incisos 2 a 9 del artculo 90, los artculos 91, 92, 93, 95,
96, 97, 98, 99, 100, 101, 102 y 103 del CJMP, por idnticas razones a las
expuestas en el prrafo precedente y por pretender afectar bienes jurdicos que no
son propios ni particulares de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional, tales como la
integridad fsica, psquica o moral, la libertad sexual, libertad de trnsito, propiedad,
tutela jurisdiccional efectiva, entre otros, el Tribunal Constitucional estima que
resultan inconstitucionales,.
10. El control de las disposiciones que consagran los delitos de insulto al superior,
coaccin, injuria y difamacin
76. 76. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 121, 123, 125
y 130 del CJMP, que establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
77. 77. La demandante refiere que los bienes jurdicos afectados son la integridad fsica
y el honor (autovaloracin y reputacin), intereses jurdicos que no son propios de
las Fuerzas Armadas y pueden ser afectados por cualquier ciudadano, funcionario
pblico o no.
Asimismo, refiere que estos delitos comunes ya se encuentran previstos en los
artculos 121, 122, 130, 132, 365 y 366 del Cdigo Penal.
78. 78. El demandado argumenta que el tipo consagrado en el artculo 121 del Cdigo
Penal es el de lesiones graves en perjuicio de civiles o particulares, cuando el agente
pudo preveer este resultado. En cambio, afirma, el artculo 121 del CJMP tiene dos
supuestos: el primero, si las lesiones se cometen u ocasionan en conflicto armado y,
el segundo, si el delito se comete frente al enemigo.
Asimismo, aduce que el artculo 130 del Cdigo Penal se refiere a la injuria,
calumnia y difamacin, que son delitos que afectan el honor de las personas
particulares o civiles, a las que se atribuye falsamente un hecho o delito y/o ofensa a
la conducta en cuanto a su honor y reputacin. En cambio, alega, el artculo 123 del
CJMP se refiere a la coaccin, injuria y difamacin, cometidos por personal militar
o policial en acto de servicio, contra el superior y adems que afecte gravemente la
disciplina.
Finalmente, sostiene que el artculo 130 del CJMP se refiere a la agresin del
personal militar o policial en el cumplimiento de su servicio o misin, de los que se
evidencia que no existe relacin alguna con el artculo 366 del Cdigo Penal.
79. 79. En el presente caso, cabe examinar, en primer trmino, el primer prrafo del
artculo 121 del CJMP, que establece que El militar o polica que agreda a un
superior, en actos de servicio, causndole lesiones leves, ser sancionado con pena
privativa de la libertad, de seis meses a dos aos.
Como se aprecia, en la referida norma penal no se presentan todos los requisitos que
identifican a los delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende
sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en acto de servicio o
con ocasin de l, agreda a un superior, causndole LESIONES LEVES, afectando
el bien jurdico INTEGRIDAD FSICA de una persona (que no es un bien jurdico
institucional de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia,
teniendo en cuenta que el extremo del primer prrafo del artculo 121 del CJMP
que establece: causndole lesiones leves no forma parte de las caractersticas
bsicas del delito de funcin, tal como lo exige el artculo 173 de la Constitucin,
el Tribunal Constitucional considera que tal extremo es inconstitucional.
80. 80. Respecto de los incisos 1 y 2 del artculo 121 del CJMP, por idnticas razones a
las expuestas en el prrafo precedente, el Tribunal Constitucional estima que
resultan inconstitucionales los siguientes extremos o si se causa lesiones graves al
superior y o si se causa la muerte del superior, respectivamente.
81. 81. De otro lado, cabe examinar, el artculo 123 del CJMP, que establece que El
militar o polica que coaccione, injurie o difame, de palabra, por escrito o con
publicidad a un superior, en acto de servicio y que afecte gravemente la disciplina,
ser sancionado con pena privativa de la libertad no mayor de tres aos.
Como se aprecia, en la referida norma penal no se presentan todos los requisitos que
identifican a los delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende
sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en acto de servicio o
con ocasin de l, COACCIONE, INJURIE o DIFAME, de palabra, por escrito o
con publicidad a un superior, afectando bienes jurdicos como el HONOR DE UN
INDIVIDUO o la LIBERTAD PERSONAL (que no son bienes jurdicos
institucionales de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia,
teniendo en cuenta que el extremo del artculo 123 del CJMP que establece:
coaccione, injurie o difame, de palabra, por escrito o con publicidad a un superior
no forma parte de las caractersticas bsicas del delito de funcin, tal como lo exige
el artculo 173 de la Constitucin, el Tribunal Constitucional considera que tal
extremo es inconstitucional.
Respecto del inciso 1 del artculo 130 y del extremo del inciso 2) del artculo 130
del CJMP que establece: o causa la muerte, por idnticas razones a las expuestas
en el prrafo precedente y por afectar bienes jurdicos que no son estrictamente
castrenses como la integridad fsica o la vida, el Tribunal Constitucional estima que
resultan inconstitucionales. No lo son el primer prrafo del artculo 130 ni el
extremo del inciso 2) del mismo artculo que establece: Si el delito se comete frente
al enemigo en conflicto armado; pues en estos ltimos casos se trata de una severa
afectacin de bienes jurdicos tales como el correcto desarrollo del servicio de
seguridad o la defensa nacional, entre otros, al exigir que la conducta prohibida
afecte de manera grave al servicio o misin o sta se realice en conflicto
armado.
Finalmente, cabe precisar, con relacin al extremo del artculo 123 del Cdigo de
Justicia Militar Policial que busca prevenir respecto de aquella conducta que afecte
gravemente la disciplina, que no es ajeno a este Colegiado, la importancia que
posee el bien jurdico castrense disciplina que afecte las funciones constitucionales
de las Fuerzas Armadas o de la Polica Nacional, antes bien, en tanto rgano
supremo de interpretacin y control de la constitucionalidad, el Tribunal
Constitucional debe velar por el escrupuloso respeto de las disposiciones
constitucionales, principalmente de aquellas que consagran los derechos
fundamentales, as como de aquellas que establecen las funciones y competencias de
los rganos constitucionales y de las instituciones instauradas por la Norma
Fundamental (encontrndose dentro de estas ltimas las Fuerzas Armadas y la
Polica Nacional). Precisamente, en casos como los que plantea el referido artculo
123, si bien esta norma penal pretende prevenir respecto de aquella conducta que
vulnere o amenace vulnerar el bien jurdico disciplina que afecte las funciones
constitucionales de las Fuerzas Armadas o de la Polica Nacional y tiene
precisamente como sujeto pasivo a las Fuerzas Armadas o Polica Nacional, lo hace
apropindose, inconstitucionalmente, de la proteccin de bienes jurdicos tales como
la libertad personal o el honor de una persona, que no son bienes jurdcos de las
instituciones castrenses y que adems tiene como sujeto pasivo a una persona
determinada (militar o polica de grado superior que se vio afectado en los
mencionados derechos fundamentales). Mediante el delito de funcin militar slo se
pueden proteger bienes jurdicos propios de las Fuerzas Armadas, bienes jurdicos
que sirvan para la defensa militar del Estado Constitucional.
11. El control de las disposiciones que consagran los delitos contra la
administracin militar policial
82. 82. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 132 y 134 del
CJMP, que establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
83. 83. La demandante sostiene que estos tipos penales no pueden ser considerados
como delitos de funcin pues los bienes jurdicos afectados son la seguridad
pblica y la administracin pblica, intereses jurdicos que no son propios de las
Fuerzas Armadas y pueden ser afectados por cualquier ciudadano, funcionario
pblico o no.
Asimismo, aduce que el tipo penal ya se encuentra previsto en el artculo 393 del
Cdigo Penal.
84. 84. El demandado sostiene que el artculo 393 del Cdigo Penal se refiere a un
tipo totalmente ajeno a la seguridad y defensa nacional, muy por el contrario se
refiere a una corrupcin pasiva (...) con menor sancin que la que prev el Cdigo
de Justicia Militar Policial.
85. 85. En cuanto al examen del artculo 134 del CJMP, cabe mencionar que en la
referida norma penal no se presentan todos los requisitos que identifican a los
delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende sancionar la conducta
del militar o polica (en actividad), que haga, omita o retarde un acto propio de su
funcin operativa del servicio o hacer un acto contrario a ella, en caso de
operaciones militares o policiales (en acto de servicio o con ocasin de l), para
recibir indebidamente ventaja patrimonial, directa o indirectamente, imponga pagos,
o acepte promesa de retribucin, en beneficio propio o de terceros, afectando el bien
jurdico ADMINISTRACION PUBLICA (que no es un bien jurdico institucional,
propio y particular de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia,
teniendo en cuenta que en la aludida norma penal no se presentan las caractersticas
bsicas del delito de funcin, tal como lo exige el artculo 173 de la Constitucin,
el Tribunal Constitucional considera que tal norma es inconstitucional.
86. 86. Distinto es el caso del artculo 132 del CJMP, pues esta norma penal pretende
sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que, estando al mando de
una Unidad encargada de restablecer el orden interno o pblico (en acto de
servicio), emplea o hace emplear las armas, sin causa justificada o sin orden
expresa, o sin cumplir las formalidades previas para ello, siempre que se cause
grave dao, afectando el bien jurdico correcto ejercicio del mando militar (bien
jurdico que es propio de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional y
relacionado con las funciones vitales de estas instituciones). Por tanto, en la aludida
norma penal se presentan las caractersticas bsicas del delito de funcin, por lo que
no contraviene el artculo 173 de la Constitucin.
12. El control de las disposiciones que consagran los delitos de violacin al deber
militar policial y de excesos en la facultad de mando
87. 87. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 137, 139, 140
y 141 del CJMP, que establecen lo siguiente:
88. 88. La demandante alega que estos tipos penales no pueden ser considerados como
delitos de funcin, pues los bienes jurdicos afectados son el desempeo normal de
la administracin pblica, la vida, la integridad fsica, el patrimonio y la libertad
personal, intereses jurdicos que no son propios de las Fuerzas Armadas y pueden
ser afectados por cualquier ciudadano, funcionario pblico o no.
89. 89. El demandado refiere que la omisin de deber en funcin operativa sancionada
por el artculo 137 del CJMP es una actividad propia de militares y policas por lo
que constituyen delitos de funcin, que no corresponden al tipo indicado en el
artculo 376 del Cdigo Penal.
90. 90. En cuanto al examen de los incisos 1 y 2 del artculo 139 del CJMP, debe
precisarse que en las referidas normas penales no se presentan todos los requisitos
que identifican a los delitos de funcin. As, mediante estas normas penales se
pretende sancionar la conducta del militar o polica (en actividad), que en el
ejercicio de la funcin (en acto de servicio o con ocasin de l), se excede en las
facultades de mando o de la posicin en el servicio u ordenare cometer cualquier
acto arbitrario en grave perjuicio del personal militar o policial o de terceros,
causando LESIONES GRAVES o la MUERTE, afectando los bienes jurdicos
INTEGRIDAD FSICA Y VIDA (que no son bienes jurdicos institucionales,
propios y particulares de las Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En
consecuencia, teniendo en cuenta que en las aludidas normas penales no se
presentan las caractersticas bsicas del delito de funcin, tal como lo exige el
artculo 173 de la Constitucin, el Tribunal Constitucional considera que estas son
inconstitucionales.
91. 91. Respecto del artculo 140 del CJMP, por idnticas razones a las expuestas en el
prrafo precedente, el Tribunal Constitucional estima que resulta inconstitucional.
Asimismo, tambin son inconstitucionales los incisos 1 y 2 del artculo 141 del
CJMP pues pretenden proteger bienes que no son propios y particulares de las
Fuerzas Armadas y Polica Nacional tales como el principio derecho dignidad,
honor y determinados contenidos del debido proceso en sede administrativa.
13. El control de las disposiciones que consagran los delitos que afectan a los bienes
destinados a la defensa, seguridad nacional y orden interno
92. 92. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 142, 143 y
144 del CJMP, que establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
93. 93. La demandante alega que estos tipos penales no pueden ser considerados como
delito de funcin, pues el bien jurdico afectado es el patrimonio, inters jurdico
que no es propio de las Fuerzas Armadas y puede ser afectado por cualquier
ciudadano, funcionario pblico o no
94. 94. El demandado refiere que cuando el CJMP se refiere a la afectacin de los bienes
destinados a la defensa, seguridad nacional y orden interno, lo hace en razn a que
stos constituyen los medios con que cuentan las Fuerzas Armadas y Polica
Nacional para el cumplimiento de los fines que le asigna la Constitucin.
En cuanto al artculo 185 del Cdigo Penal, sobre hurto simple, sostiene que el tipo
descrito no corresponde al artculo 142 del CJMP por ser de una naturaleza jurdica
diferente, por cuanto el primero se refiere a la afectacin de bienes privados o del
Estado que no afectan la defensa nacional.
95. 95. En cuanto al examen del prrafo a) del artculo 142 del CJMP, debe subrayarse
que en la referida norma penal no se presentan todos los requisitos que identifican a
los delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende sancionar la
conducta del militar o polica (en actividad), que en el ejercicio de sus funciones
(acto del servicio), dispone indebidamente, destruye, deteriora, abandona, se apropia
ilcitamente o sustrae, total o parcialmente, armas, municiones, explosivos,
combustibles, carburantes, vehculos, naves, aeronaves y material de guerra
destinado a operaciones militares y policiales, afectando el bien jurdico
PATRIMONIO (que no es un bien jurdico institucional, propio y particular de las
Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia, teniendo en cuenta que en
la aludida norma penal no se presentan las caractersticas bsicas del delito de
funcin, tal como lo exige el artculo 173 de la Constitucin, el Tribunal
Constitucional considera que tal norma es inconstitucional.
96. 96. Respecto del prrafo b) del artculo 142, los artculos 143, 144 y 73 del
CJMP, por idnticas razones a las expuestas en el prrafo precedente, el Tribunal
Constitucional estima que resultan inconstitucionales.
14. El control de las disposiciones que consagran los delitos de certificacin falsa y
destruccin de documento militar policial
97. 97. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 147 y 149 del
CJMP, que establecen lo siguiente:
Argumentos de la demandante
98. 98. La demandante alega que estos tipos penales no pueden ser considerados como
delito de funcin, pues el bien jurdico afectado es la fe pblica, inters jurdico
que no es propio de las Fuerzas Armadas y puede ser afectado por cualquier
ciudadano, funcionario pblico o no.
Asimismo, sostiene que estos tipos penales ya se encuentran previstos en los
artculos 427, 428 y 430 del Cdigo Penal.
99. 99. El demandado argumenta que los preceptos del CJMP son diferentes y estn
vinculados nicamente a la funcin militar policial que afecte gravemente al
servicio militar policial, lo que quiere decir que la falsificacin de un documento
que no tenga ndole militar y que ocurra en una instalacin militar constituye un
delito comn sancionada por la jurisdiccin ordinaria. El artculo 146 del CJMP,
alega, se refiere estrictamente al contenido militar policial del documento y siempre
que ste al ser falsificado o adulterado, afecte gravemente las operaciones militares
o policiales.
100. 100. En cuanto al examen del artculo 147 del CJMP, cabe mencionar que en la
referida norma penal no se presentan todos los requisitos que identifican a los
delitos de funcin. As, mediante esta norma penal se pretende sancionar la conducta
del militar o polica (en actividad), que en razn de la funcin o profesin (acto del
servicio), expida CERTIFICACIN FALSA en provecho propio o de terceros,
sobre hechos o circunstancias que habiliten a alguien a obtener cargo, puesto o
funcin o cualquier otra ventaja, siempre que el hecho atente contra la
administracin militar o policial, o el servicio, afectando el bien jurdico FE
PUBLICA (que no es un bien jurdico institucional, propio y particular de las
Fuerzas Armadas o Polica Nacional). En consecuencia, teniendo en cuenta que en
la aludida norma penal no se presentan las caractersticas bsicas del delito de
funcin, tal como lo exige el artculo 173 de la Constitucin, el Tribunal
Constitucional considera que tal norma es inconstitucional.
101. 101. Respecto del artculo 149 del CJMP, por idnticas razones a las expuestas
en el prrafo precedente, el Tribunal Constitucional estima que resulta
inconstitucional.
102. 102. La demandante sostiene que son inconstitucionales los artculos 81, 82,
106, 107, 108, 109, 110, 111, 115, 116, 117, 119, 122, 124, 126, 127,
128, 129, 135, 136, 138, 145 y 148 del CJMP, que establecen lo siguiente:
Artculo 82.- Ultraje a las Fuerzas Armadas y Polica Nacional del Per
El militar o polica que injuria, vilipendia, o menosprecia pblicamente de obra,
palabra por escrito o por cualquier otro medio a las Fuerzas Armadas o Polica
Nacional, ser reprimido con pena privativa de libertad no mayor de cuatro aos y
con sesenta a ciento ochenta das-multa.
En el caso de conflicto armado externo, la pena privativa de la libertad ser no
mayor de cinco aos y ciento veinte a ciento ochenta das-multa.
Argumentos de la demandante
Respecto de los artculos 115, 116, 117 y 125 del CJMP, por idnticas razones a
las expuestas en los prrafos precedentes, el Tribunal Constitucional estima que
resultan inconstitucionales.
106. 106. De otro lado, este Colegiado estima que no sucede lo mismo en el caso de
las disposiciones cuestionadas que establecen sanciones para aquellas conductas de
efectivos militares o policiales en situaciones de conflicto armado. As, conviene
examinar el artculo 108 del CJMP, que establece: El militar o polica que, en
conflicto armado, cumple funciones de centinela o viga designado para desempear
algn servicio de seguridad, y que omite dar aviso o dar la alarma inmediata de
aproximacin del enemigo, o cualquier anomala o no usar sus armas, en caso de
ataque para repeler el peligro, ser sancionado con pena privativa de la libertad no
mayor de diez aos y noventa a ciento veinte das-multa. Si el delito se comete
frente al enemigo, o si a consecuencia de la conducta punible, sufra grave dao el
puesto u objeto confiado a su vigilancia, la pena privativa de la libertad ser no
menor de diez aos y de ciento veinte das-multa.
108. 108. Por tanto, teniendo en cuenta que el artculo 108 del CJMP ha superado el
test de proporcionalidad y, consecuentemente, no vulnera el derecho fundamental a
la libertad personal, el Tribunal Constitucional estima que este extremo de la
demanda debe ser desestimado.
109. 109. Respecto de los cuestionamientos de los artculos 81, 82, 106, 107,
109, 110, 111, 119, 122, 124, 126, 127 128, 129, 135, 136, 137, 138,
145 y 146 del CJMP, por idnticas razones a las expuestas en los prrafos
precedentes, el Tribunal Constitucional estima que deben ser desestimados.
110. 110. Igualmente, por las mismas razones antes expuestas, es constitucional el
artculo 82 del CJMP, salvo, el extremo que establece: ser reprimido con pena
privativa de libertad no mayor de cuatro aos y con sesenta a ciento ochenta das-
multa.
Efectos de la sentencia
111. 111. Dadas las circunstancias especiales del presente caso y teniendo en cuenta
que el Tribunal Constitucional, en su condicin de rgano de control de la
Constitucin (artculo 201 de la Constitucin) y rgano supremo de interpretacin y
control de la constitucionalidad (artculo 1 de la Ley N. 28301), tiene, en el
proceso de inconstitucionalidad, funciones esenciales tales como: a) la valoracin
de la disposicin sometida a enjuiciamiento, a partir del canon constitucional, para
declarar su acomodamiento o no a ese canon; b) la labor de pacificacin, pues debe
solucionar controversias mediante decisiones cuyos efectos deben ser modulados de
acuerdo a cada caso; y, c) la labor de ordenacin, toda vez que, sus decisiones, ya
sean estimatorias o desestimatorias, tienen una eficacia de ordenacin general con
efecto vinculante sobre los aplicadores del Derecho en especial sobre los rganos
jurisdiccionales, y sobre los ciudadanos en general; considera, como en diversas
ocasiones se ha tenido oportunidad de advertir, que al juzgar la validez
constitucional de las leyes, este Tribunal Constitucional est en la obligacin de
prever las consecuencias de sus decisiones.
112. 112. En el caso de los artculos 68, 70 (incisos 1 y 4), 90, 91, 92, 93, 95,
96, 97, 98, 99, 100, 101, 102, 103, 134, 139 (incisos 1 y 2), 140, 141
(incisos 1 y 2), 142, 143, 144, 147 y 149, entre otros, del Cdigo de Justicia
Militar, que son declarados inconstitucionales por afectar el artculo 173 de la
Constitucin, por no constituir delitos de funcin, y teniendo en cuenta los efectos
nulificantes de la presente sentencia, y como consecuencia, el archivo de los
respectivos procesos penales ante la jurisdiccin militar, el Tribunal Constitucional
advierte que la autoridad judicial militar respectiva deber comunicar de este hecho
al Ministerio Pblico para que este acte conforme a sus atribuciones
constitucionales.
113. 113. En el caso los artculos 115, 116, 117, 125 y 148 del Cdigo de Justicia
Militar Policial declarados inconstitucionales por no superar el principio de
proporcionalidad y cuyos bienes jurdicos de relevancia constitucional podran ser
protegidos por mecanismos tales como los que prev el Derecho Disciplinario, entre
otros, y teniendo en cuenta los efectos nulificantes de la presente sentencia, que
ocasionar el archivo de los respectivos procesos penales ante la jurisdiccin militar,
el Tribunal Constitucional debe exhortar al Congreso de la Repblica para que en el
ejercicio de sus atribuciones constitucionales, y dentro de un plazo razonable, pueda
establecer aquellas medidas legislativas que estipulen sanciones disciplinarias u
otras que tengan por finalidad cautelar tanto los bienes jurdicos que pretendan ser
protegidos por las antes mencionadas disposiciones declaradas inconstitucionales,
como aquellos otros bienes jurdicos que estime pertinentes, debiendo tenerse en
consideracin, adems, que el artculo 2, inciso 24, apartado b establece que (...)
No se permite forma alguna de restriccin de la libertad personal, salvo en los casos
previstos por la ley.
VI. FALLO
HA RESUELTO
3. 3. Precisar que los efectos de cosa juzgada que se produzcan como consecuencia de
la presente sentencia se limitan a aquellas materias cuestionadas del Decreto
Legislativo N. 961, Cdigo de Justicia Militar Policial, que han merecido un
pronunciamiento del Tribunal Constitucional.
4. 4. Declarar que forma parte del fallo lo expuesto en los Fundamentos N.s 59, 112 y
113.
Publquese y notifquese.
SS.
LANDA ARROYO
GONZALES OJEDA
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GARCA TOMA
VERGARA GOTELLI
MESA RAMREZ
EXP. N. 0012-2006-PI/TC
LIMA
COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA
Los asuntos que integran la pretensin de esta controversia constitucional han originado
debates pblicos, no siempre tcnicos, en los cuales prevalecen la pasin o la emocin,
que perturban el recto juicio. El Tribunal Constitucional ha procurado arribar a la
solucin ms adecuada a la naturaleza de las cosas y esperanzado en que los criterios
eminentemente constitucionales expuestos en esta sentencia sean recogidos en la
proyectada legislacin que, respetando el principio constitucional de legalidad, permita
a los justiciables tener el debido proceso.
Precedentes histrico-hispanos
En efecto, la Ley I., dictada por Don Felipe, en Buen Retiro, el 23 de abril de 1714,
resolvi que
Hallndome informado del abuso que hay en el fuero militar, solicitndoles muchos que no le
deben tener, por cuyo medio embarazan el uso a la Jurisdiccin ordinaria y a otros, y por
conseqencia (sic) la buena administracin de justicia en grave perjuicio de mi servicio y de la
vindicta pblica; he resuelto revocar, como revoco, todo el fuero militar concedido hasta ahora; y
declarar, como declaro, que los que de hoy en adelante han de gozar el referido fuero, son los
militares que actualmente sirven y sirvieren en mis tropas regladas, o empleos que subsistan con
exercicio (sic) actual en guerra, y que como tales militares gozaren sueldo por mis Tesoreras de
Guerra; todos los Oficiales militares de qualquier (sic) grado, que sirvieren en la Marina y
Armadas de mar con patentes mas. Y sueldos por mis Tesoreras; y asimismo los militares que
se hubieren retirado del servicio, y tuvieren despachos mos para gozar del fuero.
El mismo monarca espaol dict la Ley II, el 25 de mayo de 1716, en Aranjuez, para
resolver respecto del fuero en las causas criminales; la Ley III, de 29 de noviembre de
1716, en Madrid, para resolver el conocimiento preventivo de la justicia ordinaria contra
militares delincuentes; la Ley IV, de 26 de marzo de 1718, en Madrid, sobre militares
defraudadores de rentas, no siendo vlido su fuero; y otras leyes que excluyen del fuero
privativo a los militares que perpetren otros hechos.
Desde hace 300 aos el fuero privativo militar, por propia decisin del Rey de Espaa,
fue restringido paulatinamente, como aparece del Tomo III de la Novsima
Recopilacin de las Leyes de Espaa, impresa en Madrid, ao 1805.
Se haca, pues, un claro deslinde: los delitos comunes se tipifican y se sancionan por los
jueces del Poder Judicial; mientras que los delitos de funcin se tipifican y sancionan en
el fuero privativo.
En el Acta del Cabildo, suscrita por los vecinos ms notables de la Ciudad de los Reyes
del Per, el 15 de julio de 182l, se estableci
Que la voluntad general est decidida por la independencia del Per, de la dominacin espaola
y de cualquiera otra extrangera (sic); y que para que se proceda a su sancin por medio del
correspondiente juramento, se conteste con copia certificada de esta Acta al mismo Seor Exmo;
y firmaron.
Es, pues, con este Decreto que queda abrogada en el Per la Constitucin de 1812.
Empero, el Estatuto Provisional de 8 de octubre de 1821 contena el cimiento de la
estructura constitucional del Per, con las disposiciones articuladas en las diez secciones
de que consta, ms los artculos adicionales.
El Poder Judiciario
El Decreto de 8 de octubre de 1822, suscrito por San Martn y sus ministros Juan Garca
del Ro, Bernardo Monteagudo e Hiplito Unnue, mantuvo vigentes el Poder Judiciario
y las normas legales provenientes de la etapa anterior a la independencia del Per.
La separacin de poderes
Ninguno de los tres Poderes podr ejercer jams ninguna de las atribuciones de los otros dos.
La vigencia de esta Carta fue breve. Es esa la razn por la cual Toribio Pacheco
(Cuestiones Constitucionales, Grijey, pg. 73), comenta que
Contaba apenas la Constitucin del ao 23 con poco menos de dos aos de existencia, cuando se
palparon todos sus defectos y la necesidad que haba de someterla a una pronta modificacin.
Ninguna exposicin fue, a este respecto, ms clara, ms justa y ms racional que la que hizo el
ministro Pando, en la circular que, con fecha 1ro. de julio de 1826, dirigi a los prefectos,
remitindoles el proyecto de la Constitucin de ese ao y a la que se dio el nombre de boliviana
por ser, con corta diferencia, la misma que el Libertador propuso a la Repblica de Bolivia.
Conspiraciones y ejecuciones
Mariano Felipe Paz Soldn (Historia del Per Independiente, tomo segundo,
MDCCCLXXIV, pg. 32) precisa que
Se crey que estas conspiraciones y movimientos eran obra de algunos oficiales capitulados en
Ayacucho, quienes principiaron a conspirar en Ica desde Mayo, lo cual dio fundado motivo para
que se ordenara su persecucin y que fueran fusilados en donde se los aprendiera (Mayo 9);
asimismo se dispuso que los capitulados residentes en otras ciudades fueran vigilados con ms
atencin; y a los ms peligrosos los remitieran a Huanuco, en donde permaneceran confinados
hasta la rendicin de los Castillos; se les provey de las raciones de ordenanza, un mdico y
botiqun para asistirlos en caso de enfermedad; pero al mismo tiempo se les hizo entender que si
se fugaban o pervertan la opinin pblica seran castigados (Mayo 19) Tambin orden
Bolvar que se persiguiera de muerte a los soldados que se levantaron y que se los fusilara
donde fueren tomados.
El Consejo de Gobierno tena a la vez serias dificultades con los extranjeros avecindados en
Lima. Se haba mandado organizar en toda la Repblica la milicia Cvica (Enero 7 y 11). A los
extranjeros se les haba concedido la facultad de comerciar directamente sin necesidad de
nombrar consignatarios peruanos (segn lo dispona el Reglamento provisional de Comercio, de
1821) declarando que gozaran de la proteccin de las leyes a la par que los peruanos, pero
quedando sujetos a las mismas cargas (28 de Marzo). Cuando se trat de hacer efectiva en la
Capital, la organizacin de la milicia Cvica (Abril 26) se resistieron los extranjeros exponiendo
que en su condicin de tales no estaban obligados a ningn servicio militar. El Prefecto de Lima
los reuni en su despacho (Abril 23) y se esforz en convencerlos a que prestaran ese servicio,
que tena por objeto proteger la seguridad de sus personas y bienes; y adems se les permita
comerciar, con la obligacin de soportar las cargas a la par que los peruanos, y si no podan por
sus ocupaciones u otras causas, contribuyeran con una cantidad mensual para sostener la milicia;
todos contestaron que discutiran entre ellos la materia, consultndose con sus Cnsules. En vista
de tal negativa resolvi el Consejo de Gobierno que el extranjero que no se enrolara en la milicia
contribuyera con cinco mil pesos cada mes para el sostn del cuerpo, y al que se negara se le
hiciera salir del pas (Mayo 2). De 650 extranjeros residentes en Lima, convinieron 151 en pagar
la mesada; y los dems se negaron abiertamente. El Gobierno careca de fuerza para llevar a
efecto sus mandatos; los Cnsules protestaron y la cuestin tomaba un aspecto serio y
comprometido; mucho ms estando todava Rodil defendindose en los castillos; en su
impotencia, y creyendo castigarlos, volvi a declarar vigente la prohibicin de que los
extranjeros pudieran comerciar directamente, y se restableci el derecho del 5 % sobre las
mercaderas extranjeras. Desde entonces todos los Cnsules vean con marcada hostilidad al
Gobierno de la Dictadura, que recordando los tiempos pasados, hostilizaba la libertad de
industria; por esto veremos que esos Consules y sus compatriotas favorecan la oposicin cada
da ms pronunciada contra ese Gobierno.
En tan malhadado tiempo se hallaba preso el General D. Juan de Berindoaga, ltimo Ministro de
Torre Tagle. Ya hemos dicho que se qued con los Espaoles, mas por miedo a Bolvar que por
abandonar la causa de la patria, que tanto y tan bien haba servido. Refugiado en los Castillos,
junto con el traidor Torre Tagle y muchos otros patriotas tmidos, no traidores, viva tan alejado
de Rodil y otros jefes espaoles, cuanto era posible entre personas encerradas en un limitado
recinto. Berindoaga tena talento, instruccin, y mucha facilidad para escribir; por eso Torre
Tagle le encarg la redaccin de un Manifiesto, segn los apuntamientos que le daba; asimismo
Rodil y otros jefes le encomendaron escribir otros artculos en los peridicos que publicaban
dentro del mismo Castillo, titulados Desengao y el Triunfo del Callao; Berindoaga luchaba
entre su honor y su cobarda; por el primero moderaba su lenguaje, cuanto le era posible,
recordando el elevado puesto que haba desempeado; mas por cobarda no se atrevi a rechazar
el vil papel deescribir en esos sucios libelos de los enemigos de la patria; y aunque en los
originales empleaba, para atacar a Bolvar y otros, frases menos fuertes, los jefes espaoles las
sustituan en la imprenta; as es que Bolvar ignorante de estos pormenores, abrigaba contra
Berindoaga enojo profundo; no tanto por las injurias personales que se vertan en el Triunfo y
que todas las atribua a Berindoaga. No olvidaba tampoco que ste se opuso a que el Congreso
revistiera de nuevo con la Dictadura; y an intent que el pueblo elevara una peticin en ese
sentido, y sus agentes recogan firmas, aunque no logr su objeto. Pero la timidez de ste creca a
proporcin que aumentaba el peligro. Dentro del castillo perecan diariamente por docenas ya
por el hambre, ya por la peste, los personajes que all se asilaron; quiso salvarse del peligro, y
sorprendiendo la vigilancia de los del Castillo, emprende su fuga la noche del 21 de octubre de
1825, embarcndose en una canoa, dispuesto a refugiarse en uno de los buques de guerra de
Chile que permanecan en la baha; desgraciadamente para l una de las lanchas de ronda de los
patriotas, lo sorprende y lo toma preso; sin que le valiera asegurar que se pasaba voluntariamente
y con nimo de presentarse al Almirante de la Escuadra Patriota. El Consejo de Gobierno saba
que Berindoaga no traicion de acuerdo con Torre Tagle; por esto lo hizo someter a juicio por el
delito de haberse quedado entre los Espaoles, en vez de emigrar. La Corte Suprema deba
juzgarlo como a Ministro. Se encarg de la formacin del proceso el Vocal Dr. D Ignacio Ortiz
de Cevallos hombre notoriamente enemigo de Berindoaga y uno de los ms fieles instrumentos
del Dictador Colombiano. Entonces dominaba el espritu anti-peruano. Ni Bolvar ni ninguno de
los infinitivos que le tributaban admiracin podan olvidar que Berindoaga, como Ministro de
Torre Tagle, se opuso s que el Congreso le diera la Dictadura tan absoluta.
El Vocal Supremo doctor Ortiz de Cevallos hizo una acusacin lapidaria contra
Berindoaga, incluyendo la de haberse quedado en Lima cuando entraron los espaoles,
despus de la prdida de los Castillos. Berindoaga, que era abogado, prob con
documentos y con testigos, la inconsistencia de la acusacin.
La Constitucin de 1826 seal en sus artculos 97 a 123 las atribuciones del Poder
Judicial, y en sus artculos 134 a 137 las atribuciones que, de manera exclusiva,
correspondan a la Fuerza Armada. Su vigencia fue breve y precaria: 50 das y siempre
que no contradijera la voluntad de Bolvar.
Los artculos 103 a 131 de la Constitucin de 1828 precisaban las funciones que
cumplira el Poder Judicial; los artculos 144 a 148 indicaban que la fuerza pblica
estaba compuesta del Ejrcito, Milicia Nacional y Armada, correspondiendo al
Congreso dar las ordenanzas correspondientes. Es importante, adems, sealar que el
artculo 161 de esta Carta dispuso literalmente que
Es un derecho de todos los ciudadanos el que se conserve la independencia del Poder Judicial.
Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes, sustanciadas, ni hacer revivir procesos
fenecidos.
Con textos similares a los de las Cartas precedentes, la Constitucin de 1839 destin sus
artculos 111 a 133 al Poder Judicial y 145 a 150 a la Fuerza Pblica. Empero, es
pertinente destacar que su artculo 142 dispuso que
No puede reunirse en una sola persona el mando poltico y militar de los departamentos y
provincias.
El Reglamento de los Tribunales fue sustituido por la Ley Orgnica del Poder Judicial
de 1912.
Los artculos 132 y 133 se referan, por primera vez, al cargo de Fiscal de la Nacin al
disponer que
Para vigilar sobre el cumplimiento de las leyes, habr un Fiscal de la Nacin en la Capital de la
Repblica, Fiscales y Agentes Fiscales en los lugares y con las atribuciones que la ley designe.
El Fiscal de la Nacin ser nombrado en la misma forma que los Vocales de la Suprema, los
departamentales como los Vocales de las Superiores; y los Agentes Fiscales como los jueces de
1. Instancia.
La pertenencia al Poder Judicial de los miembros del Ministerio Fiscal regi hasta la
Constitucin de 1979. As lo indicaban, entre otras, las leyes de 21 de marzo de 1856,
27 de setiembre de 1857, 3 de noviembre de 1862, 7 de enero de 1863, de 21 de marzo
de 1873 y 19 de diciembre de 1892.
La Constitucin de 1867 (artculo 97), cre el cargo de Fiscal General separado del
Poder Judicial, con la atribucin de ser consultor del Presidente y sus Ministros, pues
indicaba que
Habr un Fiscal General Administrativo, como consultor del Gobierno y defensor de los
intereses fiscales.
El Fiscal General Administrativo ser nombrado por el Gobierno.
La aludida Carta dedicaba los artculos 116 a 120 a la Fuerza Pblica; y los artculos
121 a 130 al Poder Judicial. No present cambios relevantes respecto a las anteriores
Constituciones.
La ley de 26 de marzo de 1884 declar vigente, con algunas reformas, la Carta de 1860.
La grave situacin que confrontaba el Per por efecto de los actos blicos determin que
se creara juzgados militares con atribuciones para aplicar la pena de muerte.
Por virtud de las citadas leyes fueron cortados los procesos seguidos en el fuero militar
o en el fuero ordinario, segn los casos. La Ley N 2021 hace referencia a procesos de
1908, o sea ms de seis aos antes, lo que significa que la justicia, entonces como ahora,
no se caracterizaba precisamente por ser rpida y oportuna.
Los artculos 143 a 145 de dicha Carta trataron someramente de la Fuerza Pblica y los
artculos 146 a 157 del Poder Judicial. La justicia militar era improrrogable; as, pues el
artculo 156 estableca que
La justicia militar no podr por ningn motivo extender su jurisdiccin sobre personas que no
estn en el servicio del Ejrcito, a no ser en caso de guerra nacional.
El texto original fue modificado para incluir a las Fuerzas de Polica, indicando que
La justicia militar no podr por ningn motivo extender su jurisdiccin sobre personas que no
estn en el servicio del Ejrcito o Fuerzas de Polica, a no ser en caso de guerra nacional.
La justicia militar no comprenda, por lo tanto, a los civiles. Sin embargo, como se ver
ms adelante, muchos Decretos Leyes violando la Constitucin de 1920- dispusieron el
sometimiento de los civiles a la jurisdiccin militar.
Para impedir el abuso de la funcin congresal, el artculo 218 hizo incompatible sta
con los ascensos, pues indic que
Los miembros de la fuerza armada que pertenecen al Congreso no pueden ser ascendidos a las
clases de General de Divisin, Vicealmirante, General de Brigada. Contralmirante, Coronel y
Capitn de Navo, mientras dure su mandato legislativo.
Esta prohibicin no es aplicable a los que previo el consentimiento de su respectiva Cmara,
reingresen en el servicio en caso de guerra nacional.
La citada norma pareca innecesaria pues el artculo 99-4 de la propia Carta estableca
que no eran elegibles Diputados ni Senadores, si no haban dejado sus cargos seis meses
antes de la eleccin
Los miembros de la fuerza armada que se hallen en servicio, los empleados pblicos removibles
directamente por el Poder Ejecutivo, los de los Consejos Departamentales o Municipales,
Sociedades Pblicas de Beneficencia e instituciones o corporaciones que en alguna forma
dependan de ese poder, y los que sean susceptibles de veto por l.
Ms all de las disposiciones constitucionales, los tribunales militares y los jueces del
Poder Judicial fueron obsecuentes con los gobiernos dictatoriales. Dictaban sentencias
sin sujecin al debido proceso. Disponan la privacin de libertad de miles de civiles sin
permitir el ejercicio del derecho de defensa.
La Constitucin de 1979
La Constitucin de 1993
En la actual Constitucin de 1993, dentro del Captulo VIII que se refiere al Poder
Judicial, el artculo 139 determina que
Son principios y derechos de la funcin jurisdiccional:
Adems, dentro del Captulo XII que concierne a la Seguridad y a la Defensa Nacional,
el artculo 173 dispone que
En caso de delito de funcin, los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional
estn sometidos al fuero respectivo y al Cdigo de Justicia Militar. Las disposiciones de ste no
son aplicables a los civiles, salvo en los casos de delitos de traicin a la patria y de terrorismo
que la ley determina. La casacin a que se refiere el artculo 141 slo es aplicable cuando se
imponga la pena de muerte. Quienes infringen las normas del Servicio Militar Obligatorio estn
asimismo sometidos al Cdigo de Justicia Militar.
El propio Basadre (ob. cit. Tomo XI, pg. 104) refiere que por resolucin suprema de 8
de enero de 1901, se dispuso que el Cdigo de Justicia Militar comprendiera, tambin, a
los miembros de la Marina de Guerra.
Comentando el ejercicio abusivo de las atribuciones del Jefe del Estado y la importancia
del Cdigo de Justicia Militar del 21 de enero de 1898, el mismo general Canevaro,
puntualiz que
A pesar de la emancipacin poltica del Per, continuaron rigiendo las ordenanzas espaolas de
22 de octubre de 1778, en las que estaban comprendidas las disposiciones disciplinarias,
administrativas y judiciales sobre el Ejrcito.
En cuanto al ejercicio de las ltimas, el Presidente de la Repblica, en virtud de facultades
heredadas de los Virreyes, que le fueron ratificadas por resolucin de 19 de julio de 1827,
nombraba un juez fiscal y designaba el personal de los Consejos de Guerra, para cada causa; y
del fallo de stos conoca en revisin, nicamente, el mismo Presidente, sin ms restriccin que
no agravar la pena. La Constitucin Poltica de 1834 cre un Consejo Supremo de Guerra y
Marina, compuesto de Vocales de la Corte Suprema de Justicia y de Generales del Ejrcito y la
Armada, que se interpolaban y precedan, siguiendo la antigedad de su respectivo ttulo o
despacho. La Constitucin de 1839 guard silencio sobre ese Consejo Supremo; y por
equivocado concepto sobre la vigencia de las leyes, volvi la facultad revisora al Presidente de la
Repblica.
Esa dictadura absoluta del Jefe del Poder Ejecutivo en materia de justicia militar,
manifiestamente inconstitucional, burla sangrienta del sistema representativo y que converta a
los tribunales militares en secuaces de los odios y venganzas del Jefe del estado, dur hasta el 20
de enero de 1898, en que principi a regir el Cdigo de Justicia Militar, que puso fin a tanto
absurdo y arbitrariedad, restableci el Consejo Supremo de Guerra y Marina, y cre y afianz la
independencia del Poder Judicial Militar; por lo que el proyecto de la comisin reformadora de
dicho Cdigo, lo califica de conquista la ms avanzada y seguramente la ms valiosa que ha
podido obtenerse en materia de legislacin militar.
En otra ocasin he dicho: El Cdigo de Justicia Militar contina produciendo buenos resultados,
respecto del orden, moralidad y disciplina de nuestro Ejrcito. La recta y severa aplicacin de sus
preceptos ha contribuido, de eficaz manera, a detener antiguas corruptelas y castigos arbitrarios,
que la costumbre haban sancionado, por la derogacin que el tiempo impuso a las vetustas leyes
militares coloniales. Difcil era sealar el lmite entre los derechos y deberes recprocos, entre
todos y cada uno de los individuos que forman la gran familia militar, sin que existiera un
Cdigo que los determinara y precisara. Generalmente se ampliaban los derechos del superior y
se restringan los del inferior; ste se habituaba a recibir como concesin graciosa, lo que era de
su derecho, y aquel, a otorgar como merced lo que era su deber. Criterios tan diversos hacan
imposible una regla aunque fuese arbitraria en las relaciones jerrquicas; pues los diversos
conceptos sobre disciplina militar hacan imposible todo precedente. Las penas de las ordenanzas
espaolas rean con nuestro sistema republicano, y se sustituan por las que los jefes crean
conveniente. Desde la vigencia del Cdigo se ha reducido notablemente el nmero de juicios
militares en el ejrcito activo, lo que revela un mejoramiento notable en la disciplina de nuestras
tropas. La severa leccin que con motivo de la sublevacin del escuadrn Hsares de Junn
nmero 1 el mes de febrero de 1902 en Chiclayo, ha recibido el Ejrcito, ha de influir
poderosamente para desterrar por siempre, las sediciones y motines de cuartel.
El general Canevaro propuso algunas reformas para subsanar los defectos advertidos en
el Cdigo de Justicia Militar, sobre organizacin y funciones del Consejo Supremo de
Guerra y Marina y del Auditor General.
El dictamen del Fiscal Supremo doctor Ureta, en ese proceso, tuvo el texto siguiente:
Excmo. Seor:
Est plenamente probado, como se refiere en las sentencia de 1 y 2 intancias a fojas 476 vuelta
y 566 vuelta, que los enjuiciados sargento mayor Narciso Njar, Teniente Juan Patio y capitn
Laureano Espinosa concurrieron a matar en la maana del 26 de julio de 1872, al seor coronel
don Jos Balta que, depuesto de la Presidencia de la Repblica desde el da 22 por la rebelin de
los coroneles Gutirrez, proclamando la dictadura de don Toms, se hallaba preso en la segunda
pieza de la mayora del cuartel de San Francisco, y en ese cuartel el batalln Zepita bajo las
rdenes de su coronel don Marcelino Gutirrez.
Estos reos fueron condenados en 1 instancia a penitenciara por quince aos, mas en la segunda
la Iltma. Corte Superior de este distrito, revocando la anterior, ha impuesto a los dos primeros la
pena de muerte, que ser ejecutada en uno de los dos, conforme al inciso segundo del artculo 70
del Cdigo Penal; y confirmando aquella sentencia, en la parte que aplica penitenciara en 4
grado a Laureano Espinosa.
Mas debe tambin considerarse, que estos reos no ejecutaron el crimen sino en virtud de la orden
y bajo las rdenes del coronel Marcelino Gutirrez, que a la cabeza de su batalln dispona del
cuartel, y obraba feroz y desesperado desde que recibi momentos antes el papel de f. 140 que
contiene las siguientes palabras: Marcelino: han muerto a Silvestre asegrate- tu hermano-
Toms Gutirrez.
El art. 9 del Cdigo Penal designa como 6 circunstancia atenuante haberse ejecutado el delito
a consecuencia de la seduccin de un superior por razn de influjo o autoridad; el art. 58
prescribe que cuando concurran circunstancias atenuantes en un homicidio, al cual seala la
ley pena de muerte, se convierta sta en el 4 grado de penitenciara.
Exacta es la calificacin que del delito ha hecho la Iltma. Corte Superior homicidio ejecutado
sobre seguro, al cual corresponde la pena de muerte, sealada en el inciso 2 del art. 232; pero
concurriendo la citada circunstancia atenuante debe cumplirse lo dispuesto en el art. 58.
Resulta pues que se ha impuesto a los reos Njar y Patio una pena ms grave que la que designa
la ley. En este caso hay la nulidad prevista por el inciso 1 del art. 157 del Cdigo de
Enjuiciamientos Penal.
Puede por tanto servirse V. E. declarar que hay nulidad en la parte revocatoria de la sentencia de
vista de f. 156 vuelta; y, reformndola, imponer la de penitenciara en 4 grado a los referidos
Narciso Njar y Juan Patio.
Acerca del otro reo que se halla condenado a ese mismo grado de penitenciara, este ministerio
opina que no hay nulidad; sino que sea admisible la distincin hecha en la sentencia de vista,
pues era el reo que concurri a la ejecucin del crimen, quien deba haber acreditado que no hizo
uso del arma que llevaba.
Lima, 13 de noviembre de 1874. Ureta.
Con relacin al atentado contra el Presidente Pardo, Basadre (ob. cit. tomo VI, pg.
398), relata que
La propaganda oratoria y periodstica no bast a la oposicin. Numerosas llegaron a ser en esta
poca las conjuraciones y las revueltas. Hubo, sin embargo, un sector de adversarios de Pardo, al
que perteneci Luciano Benjamn Cisneros, cuyo lema fue actuar dentro de las ideas
conservadoras y en la legalidad.
El 27 de diciembre de 1872 se anunci haberse descubierto una mquina infernal para volar el
tren de Lima a Chorrillos en que viajaba el Presidente. Guillermo Bogardus fue sealado como
uno de los organizadores de este siniestro acto.
A las cuatro y media de la tarde del 22 de agosto de 1874, cuando Pardo atravesaba a pie de la
esquina de la calle Palacio al portal de Escribanos, varios hombres lo rodearon. Uno de ellos, el
capitn retirado Juan Boza, le dispar cuatro o cinco tiros de revlver, sin herirle. Pardo hizo
frente a su agresor valerosamente gritndole Asesino, Infame y logr desviar el arma con su
bastn. Segn informaciones periodsticas los que acompaaban a Boza dispararon unos tiros al
aire y huyeron por la calle de Mercaderes gritando Viva la religin, muera Pardo.
La primera indicacin impartida por Pardo en medio del alboroto producido por el atentado
consisti en un aviso a los prefectos para comunicarles que el orden pblico no haba sido
alterado, cortando as eventuales sublevaciones provinciales. Esa noche estuvo en el teatro donde
recibi una fervorosa ovacin. Al da siguiente se organiz una manifestacin, en la que
predomin la gente de tarro y levita, bajo la presidencia del Concejo Provincial de Lima, con
el alcalde Aurelio Denegri a la cabeza. Pardo pronunci desde los balcones de su casa particular
un discurso cuyas primeras palabras fueron, segn una versin de ellas: Seor Alcalde de Lima:
Si no estuviera por medio la honra de mi patria, diera gracias a la Providencia por el
acontecimiento de ayer, porque la presencia de vosotros ha venido a probarme que la bandera
que quisisteis colocaren mis manos la llevo satisfactoriamente y que nada habran conseguido los
adversarios con desaparecer al hombre, dejando viva la idea.
Aunque el Fiscal Manuel Atanasio Fuentes consider que Boza haba tenido cmplices y
encubridores y obrara de acuerdo con un plan subversivo, la Corte Suprema por ejecutoria de 27
de julio de 1876 lo mencion aisladamente y lo conden a quince aos de penitenciara.
Segn el Fiscal Fuentes, cuando Juan Boza cometi el delito, estaba en la actividad.
Los jueces instructores militares no tienen facultad para promover contiendas de competencia a
los jueces comunes.
Resolucin de vista.
Lima, 28 de setiembre de 1908. Autos y vistos; de conformidad con lo dictaminado por el seor
Fiscal; y considerando: que conforme al artculo 2 de la ley nmero 273 en las causas del fuero
de guerra de que originariamente conoce la Ecxma. Corte Suprema rige el Cdigo de Justicia
Militar, nicamente en cuanto a la aplicacin de las penas; que, por tanto, debe procederse
respecto a la acumulacin con sujecin al artculo 10 del Cdigo de Enjuiciamientos Penal; y que
an en el caso del artculo 32 del Cdigo de Justicia Militar, siempre son acumulables los juicios
a que se refieren para los efectos de la condena: revocaron el apelado de fojas 10, su fecha 27 de
agosto ltimo; mandaron se acumule esta causa a la que se contrae la razn de fojas 14; y los
devolvieron.- Vega, Barreto y Polar.
El proceso contra don Isaas de Pirola revela que, de acuerdo a la Ley N 273, estaba
habilitada la Corte Suprema de Justicia, mediante Salas Privativas, para aplicar a los
civiles las disposiciones del Cdigo de Justicia Militar. La Ley N 273 fue derogada por
la N 8991 (Cdigo de Justicia Militar), promulgada el 16 de octubre de 1939. A su vez,
la Ley N 8991 fue sustituida por el Decreto Ley N 11380 (Cdigo de Justicia Militar
de 1950).
Esos Decretos Leyes fueron parcialmente modificados, incluso para comprender a los
civiles.
Es digno de que se conozca, cien aos despus, el contenido literal de dicha ley, segn
la cual
Artculo 1.- Corresponde a la Corte Suprema conocer del recurso de nulidad que interpongan el
fiscal o la parte del enjuiciado, en los juicios del fuero de guerra, en los casos en que pueda
interponerse conforme a esta ley.
Artculo 2.- Corresponde al mismo tribunal conocer originariamente en las causas sujetas al
fuero de guerra, que se sigan contra los Senadores, Diputados, Ministros de Estado, Magistrados
de la Corte Suprema, miembros del consejo de Oficiales Generales, Arzobispado, Obispos y
Agentes Diplomticos del Per en el extranjero.
En la prosecucin de estos juicios se observaran los tramites que corresponden a los que se
siguen contra los altos funcionarios del Estado por delitos oficiales; pero se aplicaran las penas
establecidas en el Cdigo de Justicia Militar.
Artculo 3.- El recurso de nulidad procede:
1. Contra los autos que resuelvan los artculos jurisdiccionales.
2. Contra las sentencias que impongan la pena de muerte, o la de privacin de la libertad por
seis aos o mas, o de la degradacin.
3. Contra las sentencias pronunciadas por la sala revisora del Consejo de Oficiales Generales, en
las causas de que conoce originariamente este Consejo.
4. Contra las sentencias absolutorias en los juicios por delitos a los que el Cdigo asigna las
penas expresadas en el inciso 2. de este articulo. En este caso, podrn interponer el recurso el
fiscal o la parte agraviada.
Artculo 4.- En caso de guerra nacional, cuando el Consejo de revisin ejerza sus funciones en
campaa, fuera de la capital de la Repblica no se admitir recurso alguno contra sus
resoluciones.
Artculo 5.- Compete a la Corte Suprema conocer del recurso de reposicin, contra las
ejecutorias que hayan impuesto algunas de las penas graves que indica el inciso 2. del articulo
3..
Artculo 6.- El Consejo Supremo de Guerra y Marina se llamar en adelante, Consejo de
Oficiales Generales, y se compondr de nueve vocales, seis de ellos generales y tres
contralmirantes, y de un fiscal letrado.
En caso de no haber el nmero de generales y contralmirantes expeditos para formar el Consejo,
se les sustituir por coroneles y capitanes de navo efectivos, respectivamente, por orden de
rigurosa antigedad. Si existieran dos o mas de estos jefes igualmente antiguos, ser preferido el
que tenga mayor tiempo de servicio efectivo.
Artculo 7.- Corresponden al Consejo de Oficiales Generales las funciones de orden
jurisdiccional y administrativo que el Cdigo de Justicia Militar concede al Consejo Supremo de
Guerra y Marina, en cuanto no estn en oposicin con esta ley. Rigen as mismo respecto de
dicho Consejo las dems disposiciones del referido Cdigo, relativas a su organizacin.
Artculo 8.- Quedan derogados el articulo 4. del Cdigo de Justicia Militar y los dems que
estn en oposicin con esta ley.
Artculo 9.- El fiscal y el relator del Consejo Supremo de Guerra y Marina continuarn
prestando sus servicios en el Consejo de Oficiales Generales.
La justicia militar continu conociendo de delitos imputados a civiles y militares, por
motivos polticos. Con el objeto de restablecer la paz entre los peruanos, el 21 de
setiembre de 1915 el Presidente Jos Pardo promulg la ley N 2136, en virtud de la
cual se dispone que
Artculo 1.- Los jueces y tribunales militares, inmediatamente despus de promulgada esta ley,
sobreseern en los juicios actualmente pendientes contra particulares o militares, por delitos
polticos o comunes derivados de aquellos, y de los que resulten responsables.
Artculo 2.- Exceptanse de las disposiciones del artculo anterior a los militares que hubieran
sido enjuiciados encontrndose en servicio; a las personas inculpadas por delitos perpetrados
comprendidos en la segunda parte del artculo 14 del Cdigo de Justicia Militar y a los
responsables de la rebelin verificada en el departamento de Ancachs (sic).
Artculo 3.- Concdase indulto, general y absoluto, a las personas comprendidas en el artculo 1
contra quienes se hubiera dictado sentencia condenatoria.
Artculo 4.- Los enjuiciados y sentenciados quedan exentos, no solamente de las penas
principales, sino tambin de las accesorias y de la vigilancia de la autoridad y rehabilitados para
ejercer cargos pblicos o derechos polticos.
Artculo 5.- Declrase comprendidos en los beneficios de la presente ley a los oficiales del
batalln N 7 y dems enjuiciados por el movimiento ocurrido en Puno en mayo de 1914.
Artculo 6.- Esta ley comprende a los que se amotinaron en Iquitos en el mes de marzo de 1914
y a los que cometieron igual delito en Juliaca el presente ao.
Quedan exceptuados de la amnista los autores y cmplices del asesinato del seor general
Enrique Varela.
Artculo 7.- Quedan, igualmente, comprendidos en la amnista de que trata esta ley, las personas
enjuiciadas por delitos polticos ocurridos en la provincia de Dos de Mayo el ao 1895.
Artculo 8.- Declrase comprendidos en la ley de amnista a los que tomaron parte en el
movimiento habido en el pueblo de San Miguel de Cajamarca el ao 1914.
Artculo 9.- Declarse tambin comprendidos en la presente ley, a los enjuiciados por el
movimiento subversivo realizado en la ciudad de Cotahuasi, provincia de La Unin, el ao 1912.
Artculo 10.- Los beneficios de esta ley son extensivos a todos los ciudadanos que, en diferentes
puntos de la Repblica, estn sometidos a juicio militar, acusados decretener armas del Estado.
Artculo 11.- Quedan comprendidos en la amnista que otorga esta ley los individuos civiles y
militares que tomaron parte en el movimiento poltico realizado en la ciudad de Yurimaguas el
22 de marzo de 1913.
Prevaleci, por consiguiente, el criterio conforme al cual el fuero privativo militar era
excepcional.
La ambicin del poder motiv que el Congreso, con mayora leguista, modificara esa
norma mediante la Ley N 4687, de 19 de setiembre de 1923, conforme a la que
El Presidente durar en su cargo cinco aos y podr, por una sola vez, ser reelegido.
Comenta Pareja Paz Soldn (Las Constituciones del Per, Ediciones Cultura
Hispnica, Madrid, 1954, pg. 911), que
El perodo presidencial hasta 1920 fue de cuatro aos. La Constitucin del citado ao lo aument
a cinco. Tendra escasa importancia la diferencia de un ao, sino fuese por la necesidad de
igualar el perodo del Presidente con el de la Cmara de Diputados, que, en nuestra opinin, no
debe pasar de cuatro aos. La prolongacin de los gobiernos y los Congresos por perodos ms
extensos provoca la impaciencia de los vencidos en las elecciones y los incita a la revuelta.
Abolida la renovacin bienal, que daba esperanzas de recobrar, al menos parcialmente,
posiciones perdidas y aplazadas las expectativas de los derrotados hasta la poca ms lejana de la
renovacin total de la Cmara, es de temerse, si ese momento se aleja demasiado, que se ponga a
peligrosa prueba la escasa serenidad con que los excluidos soportan su derrota. Las elecciones
generales cada cuatrienio son un correctivo a la enfermedad de las revoluciones.
Estaba, por lo tanto, el pas anheloso del cambio negado en las urnas- por la va de la
revolucin. Y se produjo en Arequipa.
Basadre (Historia de la Repblica del Per, Editorial Universitaria, tomo XIII, pg.
381) explica resumidamente que
En marzo de 1930 se produjo el ascenso del mayor Luis M. Snchez Cerro al grado de
comandante. Si son autnticas las memorias de Legua publicadas con el ttulo de Yo tirano,
yo ladrn, l vacil antes de firmar la resolucin pertinente, pero le dieron toda clase de
seguridades Focin A. Maritegui, el general Manuel Mara Ponce y el propio Snchez
Cerro, no obstante que por dos veces habase ste embarcado antes en aventuras subversivas.
Una vez ascendido, el nuevo comandante obtuvo un mando en Arequipa. Poco despus Focin
A. Maritegui viaj a esa ciudad con el pretexto de tomar unos baos termales. All, segn la
misma publicacin, celebr varias entrevistas de carcter sedicioso con su protegido, con otros
militares y con varios civiles. Legua tuvo un aviso telegrfico sobre lo que ocurra; pero se neg
a creer en tan inesperada denuncia, sobre todo cuando recibi un telegrama adulatorio del
personaje sospechoso. Despus de estos sucesos (lese en Yo tirano, yo ladrn) volvi N. N.
(Maritegui) a Lima y, como de costumbre, inquir en su mirada, en sus actos y en sus
movimientos el vestigio de su pasado, quise arrancarle un rayo de luz que aclarara su autntica
condicin de traidor o servidor sincero y noble. Pero, para decir la verdad, nada adivin, tal era la
confianza que me inspiraba por su doble rol de pariente y amigo.
Legua afirma que, segn los empleados de la Embajada de Chile donde se asil Maritegui en
agosto de 1930, ste preguntaba reiteradamente si le haban llamado de Palacio pues deba
presidir la Junta de Gobierno; y agrega que no fue tan cruelmente perseguido y ultrajado como
los dems leguistas y que se le permiti en un breva plazo abandonar el pas rodeado de toda
clase de garantas. Todos estos argumentos no reflejan sino sospechas o indicios; no han sido
presentadas todava las pruebas fehacientes de la traicin de Focin Maritegui, si bien la gran
mayora de leguistas lo acusan.
Jorge Basadre (ob. cit, tomo XIII, pg. 383) comenta que
Si el acontecimiento de Arequipa no se hubiera producido o hubiese sido ahogado, quedaban
otras conspiraciones en marcha. En Lima se estaba preparando una para el mes de setiembre y,
asimismo, anuncibase una expedicin armada de un grupo de desterrados. Todo parece indicar
que el rgimen de Leguia no habra sobrevivido al ao de 1930.
Hecho prisionero y en precario estado de salud, Legua fue sometido a proceso en el que
era evidente que no exista imparcialidad de los jueces. Al ex Presidente de la Repblica
se le trat de manera semejante a la que l haba aplicado a sus adversarios.
La Junta de Gobierno que se organiz luego de derrocar a Legua, fue presidida por Luis
M. Snchez Cerro, con los Ministros Gustavo A. Jimnez, Ernesto Montagne, Armando
Sologuren, J. Alejandro Barco, Ricardo E. Llona, E. Castillo y C. Rotalde. Promulg, de
inmediato, el Decreto Ley N 6874, de 2 de setiembre de 1930, con el Estatuto que
regiran sus actos de gobierno.
La reorganizacin del Poder Judicial fue dispuesta, entre otros, por los Decretos Leyes
Nos. 6876, 6877, 6879, 6880 y 6914.
La Junta de Gobierno consider que era necesario ampliar las disposiciones del Decreto
Ley de 31 de agosto y, por lo tanto, por el Decreto Ley N 6878 de 9 de setiembre de
1930, dict las normas a que deba sujetarse en su funcionamiento el Tribunal de
Sancin Nacional, al que concedi el rango de la Corte Suprema. Se rompi, as, la
unidad en la administracin de justicia y, naturalmente, se prescindi de las garantas
del debido proceso. En efecto, se dispuso que
Artculo 1- El Tribunal de Sancin Nacional tendr las mismas prerrogativas y categora que la
Corte Suprema de Justicia de la Republica.
Artculo 2- El Tribunal de Sancin Nacional funcionara en la capital de la Republica y sus
miembros sern nombrados por la Junta de Gobierno en la forma establecida por este decreto.
Artculo 3- El Tribunal estar constituido por cinco vocales y un fiscal; y tendr, adems, un
secretario y un relator. El fiscal y cuatro de los vocales sern designados entre los magistrados
que desempean iguales cargos en la Corte Suprema de Justicia y el otro vocal ser un jefe de
Ejrcito, correspondiendo la presidencia al vocal ms antiguo de la Corte Suprema. El Secretario
y el relator sern los mas antiguos de las Cortes de Lima; debiendo ser reemplazados
interinamente dichos magistrados y auxiliares de la administracin de justicia, en los cargos que
actualmente ejercen, mientras dure el desempeo de la funcin extraordinaria e irrenunciable que
se les encomienda.
Artculo 4- La accin del Tribunal se ejercitara por denuncia de las autoridades polticas,
administrativas y comunales; del Ministerio Fiscal; por accin popular, siempre que esta se
contraiga a cargos concretos y verosmilmente acreditados y sea hecha por escrito y bajo
declaracin jurada de tenerse motivos suficientes para el conocimiento de los hechos, materia de
la denuncia; y de oficio, cuando en el curso de sus investigaciones, encontrase el Tribunal
indicios de la comisin de algn acto fraudulento o ilcito contra los intereses del Estado.
Artculo 5- Son atribuciones del Tribunal de Sancin Nacional:
a) a) Investigar y descubr los actos contra el patrimonio del Estado y los deberes de
funcin en que hayan incurrido los funcionarios y empleados pblicos afectando o
comprometiendo los intereses econmicos de la nacin; y, de modo especial, los casos
de concusin y peculado de que tratan los ttulos II y III de la Seccin XIV del libro II
del Cdigo Penal: sometiendo a juicio a los presuntos responsables, as como a los que
hubiesen servido de intermediarios y cmplices, obteniendo beneficios o granjeras
ilcitas:
b) b) Examinar los contratos de compra-venta y de cualquiera otra naturaleza celebrados
pro el Gobierno fenecido, durante el periodo comprendido entre el 4 de julio de 1919 y
el 31 de agosto de 1930, con instituciones o particulares, relativos a inmuebles,
muebles, valores y reconocimientos de obligaciones y derechos; as como los de
irrigaciones, ferrocarriles, carreteras, caminos, pavimentaciones, canalizaciones, obras
portuarias y, en general, toda clase de obras publicas. Los emprstitos en que esta
empeada la fe nacional no estn comprendidos en esta disposicin;
c) c) Expedir fallos, expresndose con toda claridad y precisin los fundamentos de hecho
y derecho en que se apoyan, a fin de que dichos fallos satisfagan ampliamente a la
opinin publica del pas, respecto de la forma austera como se han depurado las
responsabilidades y queden como un monumento histrico ante la consideracin de las
generaciones venideras y, en especial, de los ciudadanos que en lo sucesivo ejerzan
funciones publicas. Los fallos calificaran los actos materia de juzgamiento y ordenaran
la restitucin o reparacin civil en caso de condena. Tres votos conformes formaran
sentencia condenatoria la que ser inapelable.
Artculo 6- Sin perjuicio de que el Tribunal aprecie y resuelva sobre la extensin y cuanta
de la responsabilidad civil de los funcionarios o empleados pblicos, y de sus cmplices en
los casos en que los actos ilcitos consistiesen en contratos celebrados con terceros, el
Tribunal elevara al Ejecutivo una relacin de dichos contratos con una exposicin concreta
de los vicios legales que afecten su validez, a fin de que con arreglo a las leyes se ejerciten
las acciones de nulidad o rescisin a que hubiese lugar.
Artculo 7- Pronunciada sentencia absolutoria, esta ser publicada y remitido el expediente
respectivo al Archivo Nacional, donde ser conservado bajo registro especial. Pronunciada
sentencia condenatoria, se proceder por el Tribunal a su inmediata ejecucin tasndose los
bienes incautados y ordenndose su remate, que se anunciara por avisos durante ocho das
tratndose de inmuebles y de tres para los muebles. Verificada la subasta el expediente
original ser remitido al Tribunal que corresponda para el efecto de que previos los tramites
del juicio respectivo se aprecie las circunstancias eximentes, atenuantes o agravantes de la
responsabilidad penal que hubiesen concurrido en la comisin de los actos ilcitos
declarados por el Tribunal de Sancin y se aplique las penas a que hubiese lugar, sin
perjuicio de la firmeza absoluta y definitiva de la resolucin del Tribunal de Sancin
respecto de la responsabilidad civil. Lo actuado por el Tribunal de Sancin se tendr como
instruccin concluida.
Artculo 8- Si no tuviere lugar el remate por falta de postores, los bienes se adjudicaran al
Estado por el valor de tasacin.
Artculo 9- El mismo da de ingresada una denuncia, el Secretario del Tribunal tomara
razn de ella y dar cuenta al Tribunal, con la concurrencia del Fiscal, y oda la opinin
verbal de este sobre su procedencia o improcedencia, se dictara al auto respectivo
desestimando la denuncia o disponiendo la apertura del juicio y citacin del presente
responsable y ordenando, adems, la ocupacin de los bienes, libros y papeles del enjuiciado
y la retencin de su correspondencia la intimacin a los que tienen bienes y documentos del
enjuiciado para que los pongan a disposicin del Tribunal so pena de ser considerados como
cmplices; la prohibicin de hacer entregas o pagos de cualquier especie al enjuiciado bajo
la pena de considerarse no hechos: que los Tribunales y Juzgados remitan una razn de las
causas en que el enjuiciado fuese parte o pudiera derivar algn provecho econmico, la
fijacin de un plazo para que los legtimos acreedores del enjuiciado presenten los ttulos
justificativos de sus crditos; as como todas las dems medidas que a juicio del Tribunal
fuesen necesarias para asegurar los fines del juicio.
Artculo 10- La Caja de Depsitos y Consignaciones ser la institucin encargada del
deposito, intervencin y administracin de los bienes incautados, los que recibir bajo
inventario, cuidando de que segn su estado y naturaleza, continen siendo conservados y
explotados en la mejor forma posible.
Artculo 11- El auto de apertura del juicio se publicara por diez das consecutivos en el
diario encargado de la publicacin de avisos judiciales, sin perjuicio de ser inmediatamente
trascrito al Registro de la Propiedad Inmueble, Mercantil y de la Prenda Agrcola del lugar
donde se encuentren los bienes, a la Caja de Depsitos y Consignaciones y a los Bancos e
instituciones de crdito para los efectos del articulo 11 del decreto de creacin del Tribunal
de Sancin, con prevencin especial a los Bancos de que no permitan que el enjuiciado
extraiga de las cajas de seguridad que tuviese en ellos los documentos, dinero, alhajas,
valores y dems objetos de cualquier clase que se encontrasen depositados, en dichas cajas.
Artculo 12- Para los efectos contemplados de este decreto-ley y en el de creacin del
Tribunal las personas que han ejercido funcin publica durante los ltimos once aos, no
podrn abandonar el territorio de la Republica, mientras el Tribunal hubiese terminado su
misin o declarado su irresponsabilidad, salvo que presten fianza hipotecaria o prendaria
bastante a satisfaccin del Tribunal, constituyendo, adems, apoderado para estar a derecho
dentro del juicio.
Artculo 13- En caso de conocerse el paradero de los enjuiciados dentro de la Republica se
les citara personalmente, aun por medio del telgrafo y autenticando la entrega del lugar,
para que en el da y hora fijados comparezcan a prestar declaracin gozando del derecho de
defensa con la amplitud que reconocen nuestras leyes, bajo apercibimiento de que si no
concurren a la primera citacin, se seguir el juicio en su rebelda.
Artculo 14- Respecto de los enjuiciados que se hubiesen ocultado o ausentado del pas, se
tendr como bastante citacin la publicacin del auto de apertura del juicio y si hasta diez
das despus del ultimo de la publicacin no se hubiesen puesto a derecho, personalmente o
por medio de apoderado, se les declarara rebeldes y se seguir el juicio con tal carcter, no
volviendo a hacerles ninguna notificacin hasta la citacin para la vista de la causa, que se
har saber por el peridico durante tres das, indicando el da y hora sealados, pro el
Tribunal; sin perjuicio de que, entre tanto, pueda salir a juicio en cualquier estado de la
causa.
Artculo 15- El Tribunal resolver en cada caso sobre la conveniencia de que determinadas
declaraciones y diligencias se practiquen ante el Tribunal o las encomendar a uno de sus
miembros. En el primer caso intervendr el Secretario y en el segundo un actuario designado
por el Tribunal.
Artculo 16- El Tribunal nombrara delegaciones departamentales o provinciales, en su caso,
encargadas de practicar en el da las investigaciones que juzgue convenientes, al fin que se
persigue.
Artculo 17- Los denunciantes podrn intervenir, siempre que ello sea posible en concepto
del Tribunal, en las diligencias destinadas a probar los cargos por ellos sustentados
correspondiendo igual derecho al encausado: pero sin que sean necesarias citaciones previas
ni plazos especiales, pudiendo enterarse los interesados en cualquier momento por
Secretaria, sobre el estado de la causa, pero sin poder sacar el expediente, bajo
responsabilidad.
Artculo 18- No se admitirn excepciones dilatorias, ni artculos previos, ni oposiciones a la
practica de las diligencias decretadas.
Artculo 19- El Tribunal o Vocal comisionado en su caso, inmediatamente de prestada la
declaracin del encausado o declarado este rebelde ordenar todas las pruebas que a su
juicio sean necesarias para el esclarecimiento de los hechos y las de descargo que el
encausado hubiese ofrecido; pudiendo hacer uso de todos los medios de comunicacin y de
transporte, inquiriendo y examinando personalmente, hasta donde sea posible, los elementos
de conviccin y notificando directamente a las oficinas publicas y a los particulares para que
suministren los datos necesarios o para la concurrencia personal de los que deban declarar.
A los peritos que se nombre se les sealara un plazo perentorio para la presentacin de sus
dictmenes.
Artculo 20- Todas las pruebas deben ofrecerse y actuarse dentro del plazo de 30 das
vencido el cual, necesariamente dentro de diez das, el Fiscal expedir dictamen y se
proceder a la inmediata vista de la causa en audiencia pblica. Sin embargo, el Tribunal
podr prorrogar el trmino probatorio, en caso necesario hasta veinte das ms; sin que por
ningn motivo pueda exceder el trmino probatorio de cincuenta das en total.
Artculo 21- Si el Tribunal estimase inobjetable los crditos presentados de cargo de los
enjuiciados, reconocer en la sentencia la legalidad de ellos y se harn efectivos hasta donde
alcancen los bienes incautados a los responsables. Los crditos que a juicio del Tribunal
fuesen manifiestamente maliciosos o simulados, sern denunciados ante el Juez Instructor
respectivo para el efecto legal correspondiente. Y en cuanto a los que no tuviesen ni uno ni
otro carcter, los documentos o ttulos en que se apoyen sern devueltos a los interesados
para que ejerciten su derecho ante la jurisdiccin ordinaria, en la forma que vieren
convenirles. En todo caso se oir al encausado.
Artculo 22- La oficina de Lima de la Caja de Depsitos y Consignaciones deber
inmediatamente de recibida la trascripcin del auto de apertura de un juicio comunicarlo
telegrficamente a todas sus dependencias de la Republica, a fin de que nieguen el pase a las
minutas relativas a transferencia de dominio o constitucin de gravmenes que pretendiesen
celebrar los encausados; hacindose extensiva esta prohibicin a los Notarios Pblicos, bajo
responsabilidad. Terminado un juicio por sentencia absolutoria se levantaran todas las
medidas preventivas dictadas, hacindose las notificaciones correspondientes.
Artculo 23- El enjuiciado o las personas que de el dependan con derecho a alimentos,
podrn solicitar del Tribunal la consignacin de una pensin mensual mientras dure el juicio
la que se decretara en el modo y forma prevista por el Cdigo de Procedimientos Civiles,
para el caso de concurso o quiebra.
Artculo 24- Los Vocales del Tribunal de Sancin no podrn ser recusados ni excusarse
sino nicamente por las causales contempladas en los incisos 1, 2 y 3 del artculo 35 del
Cdigo de Procedimientos en Materia Criminal; y producir dentro de tercero da
reemplazndose en caso de declararse fundada, el vocal recusado por designacin de la
Junta de Gobierno con arreglo a lo establecido por el articulo 3
Artculo 25- No habr da ni hora que no sean hbiles para la actuacin de las diligencias;
debiendo sesionar el Tribunal con la concurrencia del Fiscal, diariamente, todo el tiempo
que fuese necesario.
Artculo 26- El Secretario y el Relator del Tribunal tendrn la misma calidad y obligaciones
que la Ley Orgnica del Poder Judicial seala a los Relatores y Secretarios de Corte.
Artculo 27- Todas las cuestiones no previstas por este decreto-ley, se regirn por las
disposiciones de los Cdigos y leyes vigentes en cuanto fuesen de aplicacin.
Artculo 28- El Tribunal propondr a la Junta de Gobierno la dacin de las disposiciones
que estime necesarias para su mejor funcionamiento.
El Tribunal de Sancin Nacional fue habilitado para recibir denuncias contra las
personas que, con detrimento del Erario Nacional, se hubieren enriquecido, para cuyo
efecto se dict el 14 de octubre de 1930 el Decreto Ley N 6902.
Que las necesidades del procedimiento y la prctica que han determinado la conveniencia de
dictar diversas disposiciones sobre la organizacin y atribuciones del Tribunal de Sancin
Nacional, que conviene unificar, a fin de relacionarlas y ordenarlas:
Que al propio tiempo, es indispensable completar estas disposiciones con normas claras y que
aseguren el juzgamiento mas eficiente y rpido de las personas comprendidas en las acusaciones
ya formuladas en las que se formulen a partir de la fecha, o que seale la conciencia publica,
como autores de actos y delitos contra el patrimonio del Estado y los deberes de funcin; y
Que el propsito de acelerar este juzgamiento contribuye a dar confianza a las instituciones y a
los particulares, respecto de las repercusiones que en la economa general pueden tener las
medidas precautorias que se han dictado o se dicten contra determinadas personas;
Decreta:
El siguiente Estatuto de Sancin Nacional;
TTULO PRIMERO
Del Tribunal, de su organizacin y de sus atribuciones
Artculo 1- El Tribunal de Sancin Nacional tiene las mismas prerrogativas y categora que la
Corte Suprema de Justicia y funciona en la capital de la Republica.
Artculo 2- El Tribunal constara de diez vocales y cuatro Fiscales, ser presidido por el Vocal-
magistrado mas antiguo y se dividir en dos Salas, cada una de cinco Vocales y dos Fiscales.
Artculo 3-Las Salas del Tribunal sern formadas con arreglo al presente Decreto; y sus
miembros sern designados por la Junta de Gobierno.
Artculo 4-La Primera Sala ser integradas por cinco Vocales y dos Fiscales de la Corte
Suprema de Justicia.
Artculo 5-La Segunda Sala ser integrada con cinco Vocales, designados entre los jefes y
oficiales del Ejercito y la Armadas y con dos Fiscales de la Corte Suprema de Justicia.
Artculo 6-Los Vocales del Tribunal no pueden ser recusados ni excusarse, sino por las causales
contempladas en los incisos 1, 3, 5, 6 y 8, del articulo 89 del C. de P. C. Pueden tambin
excusarse por causa de enfermedad, producida la recusacin o excusa, se resolver dentro de
tercero da y en caso de declararse fundada, el Vocal impedido ser reemplazado, por el menos
antiguo, de la Corte Suprema en ejercicio, tratndose de la Primera Sala; y por un jefe u oficial
del Ejercito o la Armada, tratndose de la Segunda Sala.
Artculo 7- El Ministerio de Justicia nombrara un Secretario General para el Tribunal y un
Secretario y un Relator letrados para cada una de las Salas. El Tribunal pedir al indicado
Ministerio el personal auxiliar de ingenieros, contadores y dems tcnicos que necesitare.
Los Secretarios y Relatores del Tribunal tendrn la misma categora y obligaciones que la Ley
Orgnica del Poder Judicial seala a los Secretarios y Relatores de Corte.
Artculo 8- Cinco Jueces Instructores, designados por la Junta de Gobierno, desempearan en
Lima, cerca del Tribunal y bajo su autoridad las funciones que les encomienda este Decreto y las
dems que aquel juzgue conveniente confiarles.
Artculo 9- Los jueces a que se refiere el articulo anterior tienen las mismas obligaciones y
prerrogativas que la Ley Orgnica del Poder Judicial seala a los Jueces de Primera Instancia.
Artculo 10-El Tribunal para el cumplimiento de sus atribuciones, tendr bajo sus rdenes a las
Comisiones Investigadoras nombradas en las diversas dependencias administrativas; y podr
comisionar, para la prctica de las diligencias de instruccin, a cualquier Juez Instructor de la
Republica.
Artculo 11- El Tribunal deber terminar sus funciones en un plazo de ocho meses, contados a
partir del 31 de agosto de este ao. Dicho plazo solo podr ser prorrogado por disposicin de la
Junta de Gobierno.
Artculo 12- Son atribuciones del Tribunal:
a) a) El Juzgamiento de los actos contra el patrimonio del Estado y los deberes de funcin
en que hayan incurrido los funcionarios y empleados pblicos, afectando o
comprometiendo los intereses econmicos de la Nacin; y, de modo especial, los casos
de concusin y peculados de que tratan los artculos 2 y 3 de la Seccin Dcima cuarta
del Libro II del Cdigo Penal, comprendiendo en este juzgamiento no sol a los
funcionarios y empleados pblicos, sino a los que resulten corresponsables, as como a
los que hubieren servido de cmplices o encubridores;
b) b) El juzgamiento de las infracciones de la ley, sin carcter punible, en que hubiesen
incurrido, sea por accin o por omisin los empleados y funcionarios del Rgimen
fenecido; y de las cuales se hubiese derivado perjuicio susceptible legalmente de
resarcimiento, para el efecto de hacer este efectivo;
c) c) La revisin de los contratos de compra y venta de cualquiera otra naturaleza
celebrados por el Gobierno fenecido, durante el periodo comprendido entre el 4 de
julio de 1919 y el 25 de agosto de 1930, con instituciones o particulares, relativos a
inmuebles, muebles, valores y reconocimiento de obligaciones y derechos, as como
los de irrigacin, ferrocarriles, caminos, pavimentaciones, canalizaciones, obras
portuarias y, en general, toda clase de obras publicas. Los emprstitos en los que esta
empeada la f nacional no estn comprendidos en esta disposicin.
d) d) La revisin de las concesiones o privilegios otorgados por el Gobierno o las
Municipalidades dentro del mismo periodo, referentes a los objetos ya indicados en el
inciso anterior o de cualquier otra ndole; y
e) e) La calificacin del enriquecimiento indebido o ilcito hecho en detrimento del Erario
Nacional, por los funcionarios empleados pblicos o por los particulares coluditos con
aquellos; bien sea con ocasin de los emprstitos de la Republica, de la aplicacin o
cancelacin de los mismos, de la ejecucin de obras publicas, de las compras o ventas
de propiedades por el Estado, de las representaciones, comisiones y primas y, en
general, de cualquier otra forma en que el enriquecimiento indebido o ilcito haya sido
practicado.
Si el enriquecimiento indebido proviniese de contratos cuya revisin corresponde a la
Primera Sala esta conocer del contrato, terminada que sea la calificacin que corresponde
a la Segunda Sala.
Artculo 13- La Primera Sala conocer de los casos a que se refieren los inciso a, b, c y d,
del articulo anterior y ejecutara los fallos que expida la Segunda Sala.
La Segunda Sala conocer de los casos a que se refiere el inciso e, del mismo artculo
anterior.
Artculo 14- No estn sujetos a la jurisdiccin del Tribunal y deben ser sometidas al fuero
comn, las denuncias que han sido entabladas y las que, en los sucesivo, se entablen contra
los concejos distritales y sus empleados. En la misma situacin se encuentran, las denuncias
cuyo monto no excede de cinco mil soles.
TTULO SEGUNDO
De las denuncias
Artculo 15- Los casos de competencia del Tribunal, enumerados en los incisos a, b, c y d,
del articulo 12, sern denunciados ante la Primera Sala, por las autoridades polticas,
administrativas y comunales, por las comisiones de investigaciones designadas por el
Gobierno y por el Ministerio Fiscal. Esas denuncias solo podrn ser formuladas en el plazo
de noventa das a partir de la fecha de este decreto, y en ellas deber indicarse que su monto
no excede de cinco mil soles oro.
Artculo 16- La accin popular para la denuncia de los mismos casos, solo puede
ejercitarse ante el Ministerio Fiscal, autoridades y Comisiones a que se refiere el artculo
anterior y en el plazo de sesenta das a partir de la fecha de este Decreto.
Deber formularse por escrito y bajo declaracin jurada de tenerse motivos suficientes para
el conocimiento de los hechos, materia de la denuncia.
Artculo 17- El Ministerio Fiscal, las autoridades o comisiones que reciban denuncias por
accin popular, las elevaran al Tribunal cuando encuentren motivos suficientes para la
investigacin de los hechos a que ellas se refieren.
TTULO TERCERO
De la declaracin de bienes
Artculo 18- Las personas comprendidas en las listas que formule el Ministerio de
Gobierno debern hacer ante la Segunda Sala del Tribunal la declaracin jurada de sus
bienes y de los que figuren a nombre de su cnyuge e hijos, especificando la fecha y forma
de su adquisicin, la persona o firma de quienes los adquirieran el lugar en que se hallan su
naturaleza o clase, el precio de adquisicin, y los gravmenes a que estn sujetos.
Artculo 19- La declaracin a que se refiere el artculo anterior, deber hacerse dentro del
trmino improrrogable de veinte das, ms el de la distancia, a partir de la fecha de la
notificacin del auto de apertura de ese procedimiento. Las personas que omitan la
declaracin que les respecta, en el plazo fijado, incurren en rebelda y quedan obligadas a
pasar por el inventario y calificacin que har de oficio el Tribunal.
Artculo 20- El auto de apertura a que se refiere el articulo anterior fijara el plazo para que
los legtimos acreedores presenten los ttulos justificativos de sus crditos, este auto se
publicara por tres das.
Artculo 21- Las declaraciones a que se refieren los artculos anteriores no comprenden los
objetos de uso personal, ni el menaje corriente de casa. Las alhajas, objetos de arte, muebles
y enseres lujosos deben ser declarados.
TTULO CUARTO
De los procedimientos en los juicios por denuncia
Artculo 22- El mismo da de ingresada una denuncia, el Secretario General tomara razn
de ella y la enviara a la Primera Sala. Esta la tramitara oyendo la opinin verbal del Fiscal.
Si la denuncia se refiere a los casos a o b del articulo 12, se declarara su procedencia o
improcedencia, ordenndose en el primer supuesto la instruccin y sealndose al Juez a
quien corresponda hacerla: disponindose la publicacin del auto respectivo por tres das y
fijndose plazo para que los legtimos acreedores del enjuiciado presenten los ttulos
justificativos de sus crditos.
Si la denuncia se refiere a los casos c o d del citado articulo 12, la Sala, al declarar su
procedencia, podr simplemente, segn las circunstancias, sealar las diligencias que deben
practicarse o los documentos que deben presentarse ante ella, dentro de un plazo que fijara
y que no ser mayor de treinta das; todo con mera citacin de la persona que sea parte en el
contrato o que goce de la concesin o privilegio.
Artculo 23- Cuando el Tribunal lo juzgue conveniente por las condiciones especiales del
caso, podr designar como juez Instructor a uno de sus miembros.
Artculo 24- El Juez Instructor sealara para actuar la declaracin del acusado o
emplazado, fecha y hora dentro de los ocho das siguientes al auto de apertura. Si la persona
notificada no compareciese en el da y hora sealados, ser declarada en rebelda y seguir
el juicio con tal carcter, no volviendo a hacrsele ninguna notificacin hasta la citacin
para la vista de la causa, que se le har saber por avisos publicados en el peridico durante
tres das, en que indicara la fecha y hora sealados por el Tribunal, para la audiencia
publica.
Artculo 25- La instruccin deber quedar terminada en el plazo de veinte das contados
desde la fecha de la declaracin del enjuiciado o emplazado, en que sea declarado rebelde.
Durante la instruccin el Juez, personalmente, o por medio de las autoridades. Comisiones
Investigadoras o cualquier otro organismo administrativo, investigara los hechos y actuara
las pruebas que sean necesarias para le juzgamiento de los actos que han motivado la
denuncia.
Artculo 26- El Ministerio Fiscal, autoridades y Comisiones a quienes corresponda hacer
las denuncias ante el Tribunal podrn intervenir en las diligencias de instruccin destinadas
a probar los cargos en que se la denuncia. El mismo derecho tendr el enjuiciado, sin que
para su ejercicio sean necesarias citaciones previas ni plazo especial. Los interesados
podrn, en cualquier momento, estudiar en Secretaria el expediente.
Artculo 27- No se admitirn excepciones dilatorias, artculos previos, ni oposiciones, a la
actuacin de las diligencias ordenadas por el Juez Instructor.
Artculo 28- Terminada la instruccin el Juez elevara al Tribunal, el que, por acto
inmediato, podr ordenar la ampliacin de la instruccin sealando los medios respectivos
y fijando para ello un plazo que no podr ser mayor de ocho das.
Artculo 29- Elevada la instruccin al Tribunal o concluidas las investigaciones a que se
refiere el ultimo prrafo del artculo 22, la Sala respectiva, oyendo la opinin verbal de su
Fiscal, declarar si procede o no la continuacin del procedimiento. En caso afirmativo se
sealar da y hora para la audiencia en que el enjuiciado o emplazado, su apoderado o
defensor, concurra o no el primero, podrn actuar todas las pruebas que consideren
necesarias, dentro de las formas que para la actuacin de las audiencias seala el Cdigo de
Procedimientos en Materia Criminal.
Artculo 30- Terminada la actuacin de la prueba el Fiscal formulara sus conclusiones y
oda la defensa, quedara la causa en estado de fallo que el Tribunal pronunciar, dentro del
plazo mximo de ocho das.
Artculo 31- Todos los fallos deben expresar con claridad y precisin los fundamentos de
hecho y derecho en que se apoyan.
Tratndose de los casos enumerados en los incisos a y b del artculo 12, declararan si existe
o no responsabilidad; calificaran esta; fijaran el monto del dao causado, ordenando la
correspondiente restitucin al Estado y remitirn lo actuado en calidad de instruccin
concluida, segn la calificacin pronunciada al Tribunal Correccional, para los efectos del
juicio penal correspondiente.
Tratndose de los casos enumerados en los incisos a y b del articulo 12, declararn la
nulidad, rescisin o caducidad de los contratos, concesiones o privilegios materia de la
revisin. Si hubieran elementos delictuosos enviaran lo actuado al Tribunal Correccional
para los mismos efectos a que se refiere a la ultima parte del prrafo anterior.
Tres votos conformes constituirn sentencia condenatoria, y esta ser inapelable.
Artculo 32- Para apreciar la lesin en los contratos en que resulten perjudicados los
intereses del Fisco, se seguir las reglas citadas en los artculos 1459, 1460 y 1465 del
Cdigo Civil.
TTULO QUINTO
Del procedimiento para justificar la adquisicin de bienes
Artculo 33- Una vez formulada la declaracin de bienes a que se refiere el articulo 13, los
interesados, debern, dentro del termino de treinta das, justificar los medios con que
contaron para obtener los bienes adquiridos por ellos, su cnyuge e hijos, desde el 4 de julio
de 1919 hasta la fecha de la declaracin. Si los obligados omiten la declaracin que les
respeta, la Segunda Sala har de oficio y dentro del termino indicado, las investigaciones
que juzgue necesarias.
Artculo 34- La Segunda Sala, o el Juez Instructor a quien pueda comisionar, solicitara de
los registros de la Propiedad Inmueble, de la Prenda Agrcola y Mercantil, del de Ventas a
Plazos, de la Inspeccin de las compaas urbanizadoras, de los Bancos, de los Ministerios
y de las oficinas publicas o particulares, que, en cada caso, considere oportuno, los datos
sobre los bienes contratados y rentas del declarante y podr ordenar la actuacin de
inventarios y la apertura e inventario de cajas de seguridad, con la concurrencia del
interesado, su representante o dos notarios y, en el segundo caso, del Gerente del Banco
respectivo, firmndose actas.
Artculo 35-Vencido el plazo a que se refiere el articulo 33, la Segunda Sala pedir el
dictamen escrito de su Fiscal, del que correr traslado para que sea absuelto dentro del
termino perentorio de ocho das por el procesado, su apoderado o su defensor. Vencido este
plazo, la Segunda Sala, por el mrito de lo actuado, resolver como Jurado, si ha habido o
no enriquecimiento indebido, fijara su monto y ordenara la restitucin. Tres votos
conformes constituyen sentencia inapelable.
Artculo 36- En los casos del articulo anterior se tendr en cuenta el prudente margen del
ahorro, en relacin con la situacin y condiciones personales del procesado.
Artculo 37- Expedido y publicado el fallo con motivo de este procedimiento, se remitir el
expediente junto con los crditos presentados por los acreedores a la Primera Sala, para que
esta ejecute el fallo y resuelva sobre la legitimidad o preferencia de los crditos.
Si con motivo de las investigaciones practicadas para calificar el enriquecimiento, se
hubieran descubierto elementos delictuosos, la Segunda Sala, antes de hacer la remisin a
que se refiere el prrafo anterior, mandara sacar copia certificada de las piezas pertinentes y
la enviara al Tribunal Correccional, para los efectos del juicio penal correspondiente.
TTULO SEXTO
De la ejecucin de los fallos
Artculo 38- Pronunciada sentencia absolutoria en los juicios por denuncia y en
procedimiento para justificar la adquisicin de bienes, esta ser publicada por tres veces y,
despus de darse al interesado copia certificada, se remitir el expediente al Archivo
Nacional, donde ser conservado bajo registro especial y responsabilidad de su Director.
Artculo 39- Pronunciada sentencia condenatoria en los juicios por denuncia, se publicara
por tres veces y se proceder, por la Primera Sala o por el Juez del fuero comn que esta
comisin, a su inmediata ejecucin, siguiendo los tramites sealados en el C. De P.C., con
la modificacin de que los avisos de remate solo se publicaran por ocho das, tratndose de
inmuebles, y por tres das, si se trata de muebles. Si no hubiera remate por falta de postores,
los bienes se adjudicaran al Estado por la base del remate.
Artculo 40- Pronunciada sentencia condenatoria en el procedimiento para justificar la
adquisicin de bienes se proceder como se indica en los artculos 37 y43.
TTULO SETIMO
De las medidas de seguridad
Artculo 41- Las Salas del Tribunal, al iniciarse los procedimientos a que se refirieren los
ttulos cuartos y quinto, y en cualquier estado de los mismos, podrn dictar todas las
medidas que en su concepto sean necesarias para asegurar los derechos del Estado. Para
dictarlas, ampliarlas o suspenderlas, apreciaran los elementos que resulten en contra de la
persona contra quien se dicten y el estado, situacin y necesidades de los bienes y negocios
sobre los que recaigan las medidas. Las Salas del Tribunal podrn tambin sustituir las
medidas con garantas slidas debidamente constituidas.
Artculo 42- Se utilizaran los servicios de la Caja de Depsitos y Consignaciones, de las
Cajas de Ahorro, de la Sociedad de Beneficencia Publica de Lima, o de cualquiera otra
entidad responsable, para la ejecucin de los medios de deposito, intervencin o
administracin que se considere conveniente decretar.
Artculo 43- Cuando no exista denuncia contra una persona y se siga nicamente el
procedimiento a que se refiere el Titulo Quinto, las medidas pero no a los productos.
Artculo 44- Iniciados los procedimientos a que se refieren los ttulos Cuarto y Quinto, las
Salas del Tribunal mantendrn, de las medidas de seguridad dictadas por el Ministerio de
Gobierno contra las personas sometidas a los procedimientos, las que considere necesarias.
Iniciados los procedimientos ante el Tribunal, corresponder solo a sus Salas dictar medidas
de seguridad contra las personas sometidas a su jurisdiccin.
Artculo 45- Cuando la oficina de Lima de la Caja de Depsitos y Consignaciones, reciba
la trascripcin del auto de apertura de un juicio deber comunicarlo inmediatamente a todas
sus dependencias de la Repblica, a fin de que nieguen el pase a las minutas relativas a
transferencias de dominio o constitucin de gravmenes que pretendiesen hacer los
encausados. La prohibicin se extiende a los notarios pblicos bajo responsabilidad.
Artculo 46- Los enjuiciados y las personas que de ellos reciban alimentos, podrn solicitar
que se les asigne con cargo a la renta de sus bienes, y mientras dure el juicio una pensin
mensual que se decretara siguiendo la regla fijada por el C. De P.C., para los casos de
concurso o quiebra.
Artculo 47- Terminados con resolucin absolutoria los procedimientos a que se refieren
los ttulos Cuarto y Quinta, se pondr trmino a todas las medidas precautorias hacindose
las notificaciones correspondientes.
Artculo 48- Los funcionarios y empleados del Rgimen anterior y en general todas las
personas que durante el hayan intervenido en el manejo de los fondos fiscales, debern
permanecer en el territorio nacional sin poder abandonarlo, hasta despus de pasados ocho
meses a partir de la fecha de este Decreto, salvo el caso de irresponsabilidad comprobada
por la Sala respectiva.
TTULO OCTAVO
De los derechos de tercero
Artculo 49- Los juicios iniciados con posterioridad al 24 de agosto ultimo, ante los jueces
del fuero comn, para el pago de crditos de cargo de los encausados ante el Tribunal de
Sancin Nacional, sern cortados, a fin de que los interesados presenten al Tribunal los
documentos en que consten las obligaciones demandadas, para el efecto de que este se
pronuncie sobre su legitimidad. Asimismo, son nulos y sin ningn valor todos los contratos
de compra-venta, transferencias, hipotecas y transacciones de cualquier genero que
hubiesen celebrado a partir del 22 de agosto del presente ao, las personas contra las que se
dicten sentencias condenatorias.
Artculo 50- Los crditos que se hagan valer ante el Tribunal, en virtud de las
publicaciones de los autos de apertura de procedimiento, sern apreciados por la Primera
Sala la que declarar si se trata de crdito legitimo, de crditos manifiestamente falsos o de
crditos que deben hacerse valer ante los tribunales ordinarios.
En el primer caso, reconocer el pago preferente, si hay lugar a l, con arreglo a las leyes;
en el segundo, remitir los antecedentes al Juzgado de Instruccin para que se siga el
procedimiento penal correspondiente; y en el ultimo, dejara a salvo el derecho del acreedor
para que lo haga valer conforme a las leyes comunes.
La Primera Sala pronunciara su apreciacin sobre los crditos, conjuntamente con el fallo
en los casos de su competencia, cuando los crditos que se hayan presentado con motivo de
la apertura del juzgamiento de dichos casos; y lo har por cuerda separada y oyendo a su
Fiscal, despus de pronunciada la sentencia de la Segunda Sala, en los casos de
competencia de esta.
Tratndose de crditos con garanta hipotecaria y prendataria, la Primera Sala, despus de
pronunciada su apreciacin sobre su validez, podr suspender sino cabe legalmente la
preferencia del Estado, las medidas precautorias dictadas que afecten a los bienes gravados
con la hipoteca o con la prenda en cuyo caso los acreedores quedaran libres para ejercitar
sus derechos reales de acuerdo con las leyes comunes.
Artculo 51- En el caso de concurrencia de acreedores, se observara en cuanto a la
graduacin entre ellos, las reglas del procedimiento comn.
Artculo 52- Las Salas del Tribunal podrn nombrar peritos para que se pronuncien sobre
los crditos y hagan su ordenacin y clasificacin, y podrn tambin abrir sobre los crditos
un termino probatorio si lo creyeran conveniente.
TTULO NOVENO
Disposiciones diversas
Artculo 53- Las personas que deben ser citadas ante el Tribunal de Sancin Nacional,
podrn serlo personalmente si su paradero fuere conocido, o por el peridico si no fueren
habidas. La citacin personal podr hacerse telegrficamente con constancia de entrega que
ser expedida por la autoridad judicial.
Artculo 54- Los enjuiciados gozan del derecho de defensa, que harn valer personalmente,
o asistidos de letrados, y pueden ejercitar los medios de prueba que crean convenientes
dentro de los trminos fijados en este Decreto.
Artculo 55- Todos los das y horas sern hbiles para todos los procedimientos a que se
refiere este decreto.
Artculo 56- Los expedientes actualmente en curso, sobre enriquecimiento indebido,
pasaran a la Segunda Sala a fin de que esta llene los tramites a que hubiere lugar, con
arreglo a lo prescrito en el Titulo Tercero.
Artculo 57- Declarase en suspenso, mientras funcione el Tribunal de Sancin Nacional, la
jurisdiccin establecida por la ley de responsabilidad de funcionarios pblicos o de
cualquiera otra que establezca jurisdiccin incompatible con la establecida en el presente
Decreto.
Artculo 58- Todas las cuestiones no previstas por este Decreto, se regirn por las
disposiciones de los Cdigos y leyes vigentes en cuanto fuesen de aplicacin, y a la falta de
ellas, por los principios generales de derecho.
Artculo 59- El presente Estatuto codifica y reemplaza las disposiciones contenidas en los
Decretos Leyes de 31 de agosto, 3, 9 y 29 de setiembre de 1930.
Fue por Decreto Ley N 7040, del 31 de agosto de 1930, que se cre en Lima el
Tribunal de Sancin Nacional para que realice la tarea de llevar a bajo en forma
efectiva la moralizacin del pas emprendida por el actual gobierno. Ese Tribunal
deba realizar las investigaciones pertinentes para determinar la inversin dada a los
fondos pblicos por el rgimen anterior y establecer la debida responsabilidad de los
exgobernantes, los funcionarios y empleados pblicos y los particulares que hayan
defraudado al Fisco u obtenido ganancias ilcitas con detrimento de los dineros del
Estado. El texto del artculado era el siguiente
1- Crease en la Capital de la Repblica un Tribunal que se denomina Tribunal de Sancin
Nacional encargado de realizar las investigaciones necesarias para descubrir los delitos
cometidos contra los deberes de funcin en que hayan incurrido los funcionarios y empleados
pblicos, de acuerdo con el procedimiento que se establecer en decreto especial.
El mismo Tribunal podr revisar los contratos celebrados con el Fisco, durante la pasada
administracin, sobre construccin de obras publicas, compra-venta y locucin y conduccin.
2- El Tribunal de Sancin Nacional se compondr de un Presidente y un Fiscal letrado y cuatro
vocales.
Adems tendr un Secretario y un Relator letrados, los empleados que en la prctica se requiera
y un cuerpo de expertos contadores y dems profesionales que resulten necesarios.
3-Comprobados los delitos por el Tribunal, este expedir fallos ordenando a los que resulten
responsables, la devolucin al Tesoro Publico de los bienes que ilcitamente hayan adquirido del
Estado, respondiendo con los bienes que posean. Expedidos dichos fallos pondr a los
sentenciados a disposicin de los jueces correspondientes, para que, previo el juicio criminal
respectivo, se les imponga las de mas penas a que se hayan hecho acreedores con arreglo a las
disposiciones de la ley penal vigente.
4- De acuerdo con las disposiciones de la ley penal, no solo ser motivo de la investigacin y el
conocimiento del Tribunal, las apropiaciones indebidas de inmuebles, muebles, valores o dinero,
sino tambin las comisiones ilcitas percibidas.
En los contratos de compra-venta se tendr como limites para considerar lesionados los intereses
fiscales los sealados en los artculos 1459, 1460 y 1465 del Cdigo Civil;
5-La Junta admitir denuncias por accin Popular; pero solo las debidamente comprobadas;
6- Todas las oficinas publicas sin excepcin, todos los ex-funcionarios y empleados pblicos y
los particulares que hayan intervenido directa o indirectamente en operaciones con el Fisco,
estarn obligados a proporcionar todas las informaciones que el Tribunal solicite;
7-Las autoridades polticas y administrativas cumplirn las resoluciones y fallos del Tribunal y
le prestaran el mismo apoyo que a los Tribunales del fuero comn.
8-Las sentencias del Tribunal sern inapelables; y no se admitir contra ellas ningn recurso;
9- El Tribunal deber terminar sus funciones en un plazo no mayor de ocho meses contados a
partir de la fecha de este Decreto. Dicho plazo solo podr ser prorrogado por disposicin de la
Junta de Gobierno.
10- Todos los ex-gobernantes y todas las personas que hayan desempeado funciones o empleos
pblicos durante el rgimen anterior y que directa o indirectamente hayan intervenido en el
manejo de los fondos fiscales, no podrn abandonar el territorio nacional hasta despus de
pasados ocho meses computados a partir de la fecha, salvo que presten garanta a satisfaccin del
Tribunal;
11- El Tribunal formulara una relacin de las personas sindicadas por la opinin publica como
presuntos defraudadores de los fondos fiscales; y la transcribir a la Caja de Depsitos y
Consignaciones. Departamento de Recaudacin y al Registro de la Propiedad Inmueble,
Mercantil y de la Prenda Agrcola, a fin de que durante el precitado periodo de ocho meses, la
primera no de pase a las minutas relativas a la traslacin de dominio de bienes de las personas
indicadas en ella; y el segundo, no inscriba ni efectu anotaciones referentes a dichos bienes, sin
el visto bueno del Tribunal.
Igual transcripcin se har a los bancos a fin de que en el antedicho plazo no realicen
operaciones bancarias con los presuntos defraudadores del Fisco sin la conformidad previa del
Tribunal.
2- El servicio de los prstamos hipotecarios a que estan afectos los inmuebles de las
personas encausadas ante el Tribunal de Sancin Nacional y que estn ocupadas por
dependencias del Estado, se pagara al Banco Central Hipotecario del Per por el Ministerio
respectivo, para lo cual se consignarn en los respectivos pliegos del Presupuesto las partidas
correspondientes.
Las funciones del Tribunal de Sancin Nacional se dieron por terminadas el 28 de abril
de 1931, fecha en la cual fue promulgado el Decreto Ley N 7119, que dispuso
Artculo 1.- Declrase por terminadas las facultades del Tribunal de Sancin en cuanto a la
investigacin de los procesos, los que pasarn a vista Fiscal, cesando la intervencin de los
Jueces Instructores.
Artculo 2.- En el improrrogable y definitivo plazo de treinta das, a partir de la fecha del
vencimiento sealado en el decreto-ley de 28 de octubre y que vencer indefectiblemente el 31
de mayo prximo, se expedirn los fallos pertinentes, de los que pasarn para su ejecucin a la
jurisdiccin comn, de conformidad con los decretos leyes de 28 de octubre de 1930 y 28 de
febrero de 1931.
Artculo 3.- Las causas que no hubieren sido resueltas al vencimiento del plazo fijado en el
artculo anterior, se remitirn a la Segunda Sala de la Corte Suprema, para que sta, segn los
casos, los distribuya entre los jueces y Tribunales ordinarios.
Artculo 4.- Los jueces conocern de estos procesos pendientes, aplicando en el juzgamiento las
disposiciones del decreto-ley de 28 de octubre de 1930 y procediendo respecto de sus
resoluciones los recursos permitidos por la ley comn.
Artculo 5.- El Ministerio Fiscal se apersonar en los indicados procesos, ejecutando y
cumpliendo las atribuciones que le confiere el artculo 275 de la Ley Orgnica del Poder
Judicial, para la terminacin de los mismos, y para que rpida y exactamente se hagan efectivas
las responsabilidades pertinentes.
Queda patente, pues, la intromisin de la Junta de Gobierno (vale decir del Poder
Ejecutivo) en la tramitacin de los procesos seguidos en el fuero privativo del Tribunal
de Sancin. A los atropellos del gobierno dictatorial del oncenio, se respondi con los
actos arbitrarios del gobierno revolucionario. En otras palabras: la justicia estuvo
distante en ambas etapas.
Por otra parte, dentro de la confusa legislacin dictada por la Junta de Gobierno, aparece
el Decreto Ley N 6881, de 2 de octubre de 1930, que dej en suspenso los efectos de
las Leyes Nos. 2442 y 5862, para que
La Junta de Gobierno
Teniendo en consideracin:
Que la falsa alarma y el ataque a fuerza armada, son delitos previstos y penados por el Cdigo de
Justicia Militar;
Que ellos son de naturaleza tal, que al ser cometidos por civiles, deben caer bajo la jurisdiccin
privativa de guerra, toda vez que comprometen la estabilidad y disciplina del Instituto Armado;
Que en igualdad de situacin se encuentran los que comenten los delitos de rebelin, sedicin y
motn;
Decreta:
Suspndase los efectos del articulo 156 de la Constitucin del Estado y de las leyes nmeros
2442 y 5862, quedando en consecuencia en toda su fuerza y vigor, las disposiciones del Cdigo
de Justicia Militar derogadas por la Constitucin y Leyes citadas.
Si la dictadura del oncenio fue acusada de corrupta, el ejercicio del poder por sus
inmediatos sucesores no fue diferente. Por esa razn la Junta de Gobierno dict el 17 de
marzo de 1931 el Decreto Ley N 7048, disponiendo que
1- Para la validez de los actos polticos o administrativos emanados de los jefes de los
movimientos militares ocurridos en el Norte y Sur de la Repblica, ser indispensable que en
cada caso, sean aprobados por la Junta de Gobierno o sus rganos competentes.
2- Los diferentes Ministerios en sus reparticiones respectivas, quedan encargados de hacer
cumplir el presente decreto.
Artculo 2- Las representaciones a que se refiere el artculo anterior, sern las siguientes:
Amazonas, 3; Ancash, 7; Apurimac, 4; Arequipa, 9; Huancavelica, 4; Huanuco, 4; Ica, 4; Junn,
6; Lambayeque, 5; Libertad, 7; Lima, 12; Loreto, 5; Madre de Dios, 2; Tacna, 2; Tumbes, 2;
haciendo un total de 120 miembros de la Asamblea Constituyente.
Sin embargo, dos das despus, el 28 de mayo, el Decreto-Ley N 7166 estableci que
toda declaracin de huelga produca automticamente, la suspensin de las garantas
constitucionales. Elecciones sin garantas! Esta ltima disposicin fue derogada por la
Ley N 10221, promulgada el 2 de agosto de 1945.
Snchez Cerro fue ascendido por el Congreso a Coronel por Ley N 7502, de 29 de
marzo de 1932, dos aos despus de su ascenso a Teniente Coronel; y luego ascendido a
General de Brigada por la Ley N 7577, de 21 de agosto del mismo ao 1932, o sea
cuatro meses y 20 das despus. Un rcord!
La Ley N 7542, de 7 de julio de 1932, dispuso que las cortes marciales eran
competentes para procesar y sentenciar a los civiles.
Con referencia a tal ley, Basadre (ob. cit., tomo XIV, pg. 236-238) expresa que
La Ley N 7542 de 7 de julio de 1932 seal la composicin de las cortes marciales y el
procedimiento para juzgar los hechos a ellas sometidos. En su artculo 3 dispuso que ellas
funcionaran en pocca de guerra nacional o para los hechos delictuosos contemplados por la Ley
N 7491 ratificatoria del Decreto-Ley N 7060, aunque no hubiera sido declarado estado de sitio.
Una corte marcial conden a muerte a Agustn Haya de la Torre, al capitn Leoncio Rodrguez
Manflurt, a Augusto Silva Sols, a Federico Chvez Rzuri y a Manuel Barreto (ya fallecido) y,
adems, a 44 reos presentes y a 53 ausentes. Las sentencias para los presentes fueron cumplidas
de inmediato. Recibieron pena de penitenciara 19 reos presentes y 62 ausentes. Adems se
produjeron en Chan-Chan numerosas ejecuciones no legalizadas. En relacin con las muertes
entonces producidas, conviene distinguir entre las vctimas que hicieron la tropa y los oficiales al
tropezarse, en su avance casa por casa y calle por calle, con combatientes civiles o con
sospechosos de serlo y quienes cayeron despus de que ces la lucha. Afrmase que fueron
fusilados todos aquellos a quienes se encontr, en las manos o en los hombros, huellas de que
haban disparado.
Segn relata Eduardo R. Lizrraga en un reportaje a Ignacio Brandariz, que entonces era
Ministro de Hacienda (documento publicado en La Industria de Trujillo el 1 de enero de 1968),
ante el despacho de este poltico se presentaron Adolfo Lainez Lozada y Demetrio Olavegoya a
hablarle sobre los fusilamientos nocturnos en Trujillo y agregaron, indignados, que se les haba
invitado a presenciar ese espectculo, o sea a ver saltar corvinas. Brandariz se dirigi donde
Snchez Cerro para enterarlo de lo que ocurra. Snchez Cerro salt de su asiento exclamando:
Esto no es justicia; esto es un crimen!. Acompeme al telgrafo. En el acto subimos a la
oficina de Palacio donde funcionaba el telgrafo oficial y dirigi la siguiente comunicacin: No
fusilen ni a una persona ms. Del cumplimiento de esta orden me responden ustedes con sus
vidas. De estas actitudes de templanza no hubo muestras pblicas en el rgimen sanchezcerrista.
Por mocin de Octavio Alva, el Congreso Constituyente se solidariz con el Poder Ejecutivo en
su accin represora, execr a los autores, cmplices y secuaces de la rebelin apro-comunista y
expres el homenaje de su admiracin a las vctimas y su aplauso a las fuerzas armadas.
En el manifiesto de Vctor Ral Haya de la Torre el 12 de noviembre de 1933 se lee: A las
inmolaciones del pen siniestro (San Lorenzo) se suman ms de cuatro mil cados en la tierra
gloriosa de La Libertad.
La matanza de Trujillo es una de las pginas ms abominables de la historia del Per. No hay en
ella, pese a las muchas turbulencias que registra, ningn episodio que se le pueda comparar. El
ejrcito, a travs de los aos, la ha tomado como un agravio inferido a todos los que visten el
uniforme de la Patria.
Esto no justifica, sin embargo, la represin que sobrevino. En el cumplimiento de las sentencias
con pena de muerte no se sigui el precedente de quintar o diezmar cuando el nmero de los que
han de fusilar para de diez. A esto se agregaron los centenares o miles de ejecuciones sin
proceso. Pareci que predominaba la poltica no slo de castigo o represalia sino con miras al
exterminio del adversario que, al fin y al cabo, tambin era peruano.
En el Per de 1932 hubo, por ambos bandos contendientes, un vasto derramar de sangre y de
encono que anticipa el de la guerra espaola de 1936 a 1939.
La poltica intentada de aniquilar al enemigo vencido no tuvo xito. A los pocos meses de los
fusilamientos efectuados en Trujillo, surgi el pronunciamiento de Jimnez. Despus de la
represin y de la persecucin, el partido aprista volvi a la escena poltica, fortalecido, en 1934.
Basadre relata, adems, la repercusin de los sucesos de julio de 1932 sobre la vida de
Trujillo; la sublevacin de Huaraz; la rebelin de Huari; y el desafuero de los
representantes Carlos Doig y Lora, Reynaldo Saavedra Pinn y Ernesto Merino.
Las tropas de Jimnez marcharon hacia Trujillo. Se enfrentaron con las tropas
gobiernistas en Malabrigo y en Paijn, el 14 de marzo. Al comprobar que no tena el
apoyo civil y militar que se le haba prometido, Jimnez opt por el suicidio.
Una corte marcial impuso el 6 de abril de 1933 la pena de muerte a Luis Benjamn
Glvez Tafur, secretario de Jimnez; al mayor Manuel Castillo Vsquez, a los capitanes
Luis Tirado Vera y Daniel Villafuerte Arguedas y al subteniente Hctor Snchez
Alavedra. La ejecucin de todos ellos se cumpli en Chan Chan.
La referida Ley tena contenido distinto al del Decreto Ley N 6881, el que, adems, ya
no rega por cuanto estaba sujeto a la Constitucin de 1920, que fue derogada por la
Carta promulgada el 9 de abril de 1933.
La jurisdiccin de guerra slo conocera, por virtud de la Ley N 8129, de los delitos y
faltas cometidos por los miembros de la Guardia Civil y Polica en actos de servicio.
Para este efecto, se derog, adems, el Captulo XIV del Ttulo Segundo, segunda parte,
del Cdigo de Justicia Militar
La Ley N 8505, de 19 de febrero de 1935, con las Normas para la Defensa Social y
Seguridad Interior de la Repblica, dispuso que
Artculo 1.- Cometen delito contra la tranquilidad poltica y social de la Repblica:
1.- Los que verbalmente, por escrito, y por cualquier otro medio, pretendan atemorizar a las
personas amenazndolas en sus vidas, su libertad o sus intereses, materiales o morales, o en la
vida, libertad o intereses materiales o morales de sus padres, esposa o hijos;
2.- Los que verbalmente, por escrito, o por cualquier otro medio, propaguen en el interior o en el
exterior de la Repblica, informaciones falsas o tendenciosas, destinadas a alterar el orden
pblico, o a daar el prestigio del pas, de sus instituciones, de sus altos funcionarios o de la
Hacienda Nacional;
3.- Los que fomenten o propaguen, por cualquier medio, individualmente o como miembros de
asociaciones, instituciones, grupos o partidos polticos, doctrinas o propsitos que tiendan a
alterar o modificar violentamente el orden pblico o social de la Repblica;
4.- Los que se asocien bajo doctrinas de carcter y tendencia internacional, sea cual fuere la
clase y trminos de la asociacin;
5.- Las personas, instituciones o partidos polticos que reciban subvencin o mantengan
relaciones con personas, instituciones, partidos polticos o gobiernos extranjeros, con el fin de
propagar doctrinas de tendencia internacional, o alterar violentamente el orden poltico o social
de la Repblica;
6.- Los que sin tener autoridad poltica, militar o policial, porten armas, sin permiso de la
autoridad competente;
7.- Los que importen, fabriquen, manden fabricar o importar, adquieran, distribuyan, transporten
o comercien armas de fuego, cortantes o contundentes, municiones, explosivos o bombas, o
sustancias para su fabricacin, sin el permiso correspondiente;
8.- Los que intenten producir, produzcan, estimulen o mantengan huelgas con violacion de las
disposiciones legales que las rigen o con el propsito ostensible de producir la ruina de una
industria o actividad licita, alterar el orden publico o contribuir a su alteracin;
9- Los que intenten producir, produzcan, estimulen o mantengan una huelga en algn servicio
publico, cuando exista estado de sitio declarado por el Gobierno;
10- Los que pblicamente ostente banderas, emblemas, signos o uniforme, que no hayan sido
autorizados por el Gobierno;
11- Los que traten de persuadir o persuadan a las autoridades polticas, miembros de
los institutos y vigilancia, a faltar a la obediencia a sus superiores o a sus deberes en
general;
Artculo 16.- Las personas mencionadas en el artculo 15 que fueren vctimas de algunos de los
delitos comprendidos en esta ley o con motivo de su perpetracin, tendrn derecho a recibir del
estado asistencia para su curacin, en las mejores condiciones que permita la circunscripcin
respectiva o la localidad, si no pudieran ser trasladada a otra. Durante todo el tiempo de su
impedimento recibirn su haber ntegro y una gratificacin del cincuenta por ciento sobre el
mismo; y si hubieran sufrido daos materiales en sus intereses o propiedad, percibirn, despus
de comprobarlos debidamente, una indemnizacin adecuada, siempre que no hubiera habido de
su parte negligencia notoria. Artculo 17.- Si las personas mencionadas en el artculo anterior
sufrieran una inhabilitacin permanente, tendrn derecho por sus das a una pensin de invalidez
igual a la que seala el Reglamento de Pensionistas Militares para los invlidos de primera clase
en los seis grados que sta comprende, considerada dicha pensin sobre la base del haber ntegro
que perciba.
Artculo 18.- Si las personas mencionadas en los artculos anteriores sufrieran la muerte, tendrn
derecho sus esposas e hijos o las personas cuyo sustento dependa de las primeras, a una pensin
equivalente al ntegro del haber de que disfrutaban las vctimas, de conformidad con las reglas
del montepo militar en cuanto sean aplicables.
Durante diez aos, los civiles estuvieron sujetos, pues, a las Zonas de Polica.
En 1939, en Trujillo, una corte marcial dispuso que sean fusilados los ciudadanos
Toms Solano Bocanegra y Gregorio Zavaleta Daz, supuestos autores del asesinato del
Comandante Remigio Morales Bermdez, ocurrido el 20 de noviembre de 1939.
Roy Soto Rivera (Vctor Ral El hombre del siglo XX, Instituto Vctor Ral Haya
de la Torre, Lima, 2002, tomo I, pg. 354), explica que
El 20 de noviembre de 1939 se dio a conocer la noticia de un hecho de sangre acaecido en
Trujillo que sacudi al pas en medio del ambiente electoral. Haba sido asesinado el Jefe del
Regimiento de Infantera N 19, Comandante Segundo Remigio Morales Bermdez. El diario La
Crnica, en su edicin del siguiente da, deca: En la maana de hoy se refera a la fecha del
despacho, el da anterior- se confirmaron plenamente las versiones que circularon desde media
noche en Trujillo, asegurando que el Comandante Morales Bermdez haba sido asesinado,
causando unnime condena en los crculos militares, sociales y oficiales, entre los que gozaba de
gran estima el Jefe victimado. En Trujillo, tradicional baluarte del Partido Aprista, se viva un
clima de agitacin y zozobra debido a que se haba decretado un paro general de protesta contra
la imposicin del candidato oficialista por parte del gobierno. Paralelamente estaba en marcha
una conspiracin cvico-militar que involucraba al APRA y a miembros del ejrcito. El asesinato
del Comandante Morales Bermdez al parecer estuvo vinculado a esta conspiracin que no lleg
a prosperar. Lo cual se puede deducir de la campaa desatada por los rganos clandestinos del
APRA (Chan-Chan y La Tribuna) que abiertamente incitaban a la rebelin. Los rumores, por lo
dems, presagiaban acontecimientos en los que necesariamente tenan que jugar algn papel los
jefes militares que se encontraban en esa ciudad.
El autor del libro mencionado manifiesta que el Comandante Morales Bermdez gozaba
de la simpata del pueblo trujillano, por su sencillez y carcter amistoso; y que el crimen
se realiz en un inmueble ubicado en la calle Junn, en horas de la noche. Asimismo,
expresa que fueron detenidas varias personas sospechosas de ser autores; y que el 25 de
noviembre de 1939 se instal la Corte Marcial presidida por el Teniente Coronel
Lorenzo Muoz e integrada por los capitanes Manuel Loayza, Manuel Wendorff, Fidel
Herrera e Italo Arbul, actuando como Fiscal el Teniente Augusto Dvila.
El padre de quien suscribe este fundamento de voto Felipe Alva y Alva- fue abogado
de Toms Solano Bocanegra y estuvo siempre convencido de la inocencia de ste. La
Corte Marcial no permiti actuar pruebas, entre ellas la de testigos, que podan acreditar
que Solano estaba reunido con algunos amigos el da y la hora en que se produjo el
asesinato. Fueron suficientes siete das para que se perpetrara el simulacro de proceso y
se dispusiera el fusilamiento de dos modestos trabajadores.
La Corte Marcial fue designada por el gobierno del general scar R. Benavides y, por
lo tanto, no tena independencia ni autonoma para actuar.
Armando Villanueva del Campo (La Gran Persecucin, Lima, 2004, Empresa
Periodstica Nacional S. A., pg. 256), relata la angustia de su padre, cuando se inform
que su hijo, entonces joven militante aprista, haba sido sentenciado por una corte
marcial:
8 de julio de 1943. Cuando ingres a casa, a las 6 y 30 p. m., estaba mi esposa, mi hermana Elena
y Oscar Portal sentados en la mesa del comedor. En sus semblantes se reflejaba pesadumbre.
Era que la Corte Marcial haba condenado a mi hijo Armando a tres aos de prisin.
Se me dice que la sesin fue breve. No fue un proceso judicial. Se llen una frmula impuesta al
grupo de policas que formaban eso que se titula Corte, para que ellos dieran apariencia legal a
una venganza de los que mandan.
El hecho es que un Villanueva figura desde hoy en los archivos judiciales de mi pas, como reo
condenado y en prisin.
Y, sin embargo, en la intimidad de mi ser, nada he sentido de vergenza por lo ocurrido.
Mi hijo, fiel a su estirpe, va al presidio con la frente en alto, orgulloso de haber cumplido con sus
deberes de ciudadano, oponindose a que en el Per siga imperando este sistema de gobierno
arbitrario e inmoral, que aplastando todas las libertades, slo se ocupa de ejercer el mando en
provecho de un crculo.
El gobierno democrtico del doctor Jos Luis Bustamante y Rivero, elegido en 1945,
confront los problemas que le crearon tanto sus adversarios, como sus aliados. Abort
el golpe de Estado del 3 de octubre de 1948, pero logr su propsito el del 27 de ese
mismo mes y ao. Sin embargo, es justo reconocer que se respetaron las libertades
pblicas y los derechos ciudadanos. Las Leyes Nos. 10309 y 10310 garantizaron la
libertad de expresin.
Los usurpadores, por su natural ignorancia, no haban advertido que ese simple Decreto
requera adquirir la formalidad usual cuando hay golpes de Estado; y, para enderezar
el error, expidi el Decreto Ley N 10899, de 2 de noviembre de 1948, por el cual
asume la Junta Militar las atribuciones de los Poderes Legislativo y Ejecutivo. Es esa la
razn por la cual el Decreto Ley N 10890 declaraba que Por mandato constitucional,
quedan fuera de la ley el Partido Comunista Peruano y la Alianza Popular
Revolucionaria Americana o Partido del Pueblo, no permitindoseles el ejercicio de
actividad poltica alguna, lleva fecha primero de noviembre de 1948 (o sea un da antes
de constituirse la Junta Militar de Gobierno).
El gobierno militar surgido del golpe del 27 de octubre de 1948, fue tambin proclive a
la persecucin y el abuso. Con esa finalidad dispuso que los autores y cmplices (reales
o supuestos), civiles o no, de los delitos de rebelin, sedicin o motn, fueran juzgados
por Cortes Marciales, para cuyo efecto expidi el 4 de noviembre de 1948 el Decreto
Ley N 10893, conforme al que
LA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO
Considerando:
Que es deber primordial del Gobierno que ha constituido asegurar el orden pblico y defender
las instituciones democrticas del pas;
Que para ese objeto es necesario que los delitos que atentan contra tales fines sean juzgados en
trmino breve y reprimidos con severidad, de inmediato, de modo que la pena tenga su mayor
eficacia;
En ejercicio de las facultades de que est investida, expide el siguiente:
Decreto-Ley
Artculo 1 - Los autores y cmplices y los que de cualquier otra manera aparecieran
responsables de los delitos flagrantes de rebelin, sedicin o motn, cometidos por militares o
por civiles, o por ambos juntos, previstos en la Seccin Cuarta del Libro Segundo del Cdigo de
Justicia Militar, y los cometidos contra la Seguridad y Tranquilidad Pblicas indicados en la
Seccin Sptima, Octava y Dcima del Cdigo Penal Comn, sern juzgados sumariamente por
Cortes Marciales.
Artculo 2-Las Cortes Marciales sern designadas en cada caso por el Ministerio
correspondiente, dentro de las veinticuatro horas de realizado el hecho que deben juzgar.
Artculo 3-Las Cortes Marciales sern presididas por militar de clase o jerarqua igual o mayor a
la del enjuiciado mas caracterizado, y se compondr adems de dos Oficiales Superiores y dos
subalternos.
Tratndose de civiles las Cortes Marciales se compondrn de tres Oficiales Superiores y dos
subalternos, y la presidir entonces el de mayor jerarqua o el mas antiguo.
Artculo 4- Asesorarn a las Cortes Marciales los auditores Letrados del Ramo que las haya
convocado.
Artculo 5- Junto con la Corte Marcial se nombrar tambin un Juez Instructor, el que actuar la
instruccin en el plazo de tres das prorrogables a otros tres.
Artculo 6- Terminada la instruccin en el plazo fijado en el artculo anterior, el Juez Instructor
la elevar con su informe final a la Corte Marcial, la que previa vista de su Auditor, sobreseer
respecto de los que no resultan culpables. En este caso, nombrar Fiscal, que ser de jerarqua
militar igual o mayor que el mas caracterizado de los acusados; mandar actuar las pruebas que
juzgue necesarias y expedir sentencia. El plazo para estos procedimientos en la Corte Marcial
no exceder de seis das.
Artculo 7-La Corte Marcial resolver segn su criterio si acepta uno o ms defensores que
nombren los acusados o si los designa ella misma.
Artculo 8- La Corte Marcial al castigar los delitos que juzgue, podr imponer, en su caso,
aumentadas hasta su mximo, las penas que las leyes actuales sealan para tales delitos, o pasar a
las inmediatamente superiores segn las circunstancias, pudiendo llegar a imponer la pena de
muerte.
Artculo 9 - La condena a la pena de muerte requerir el voto conforme de cuatro miembros de
la Corte Marcial, por lo menos. En caso contrario se impondr internamiento.
Artculo 10 - Contra la sentencia que expida la Corte Marcial no proceder apelacin ni ningn
otro recurso, y ser mandada ejecutar inmediatamente por su Presidente.
El delito de rebelin estuvo tipificado en el Cdigo Penal de 1924. Sin embargo, no fue
aplicado nunca. A los golpistas frustrados se les impuso las penas previstas en las leyes
especiales y, desde que hay Cdigo de Justicia Militar, las previstas en ste. Los
victoriosos llegaron a Palacio de Gobierno.
Pretendiendo justificar el golpe del que fue principal protagonista, el general Manuel A.
Odra, en el mensaje al Congreso del 28 de julio de 1955, tuvo el desparpajo de afirmar
que
La poltica interna del Per, durante los aos anteriores a 1948, particularmente despus de 1945,
haba sufrido graves contingencias, desarrollndose dentro de una lnea tortuosa, sin objetivos
definidos buscando una solucin mesinica o providencial que resolviera los problemas
nacionales y sintiendo gravitar sobre los planes y decisiones del Gobierno la catica influencia
de una agrupacin demaggica y desorbitada. La revuelta que estall en el Callao el 3 de octubre
de 1948 slo pudo ser debelada por la decisiva y patritica actitud de los Institutos Armados,
pero demostr que la Repblica se encontraba desquiciada y al borde del caos y que era
inminente el desquiciamiento de sus instituciones fundamentales. Esa gravsima crisis, sin duda
alguna la ms grave afrontada por el Per durante su vida republicana, fue controlada por el
Movimiento Restaurador de Arequipa, cuyo xito fulminante se debi exclusivamente a que
encarnaba un anhelo de la ciudadana sana y responsable del pas. Como Jefe de esa verdadera
Revolucin me impuse la trascendental obligacin de devolver a la Repblica en el ms breve
plazo la tranquilidad y el orden, restaurando el imperio de la autoridad y la vida institucional del
Estado, a fin de garantizar a toda la ciudadana el derecho a vivir, a trabajar y a ser libre.
Despus de casi dos aos de empeosa labor ntegramente dedicada a la reconstruccin de la
Repblica, moral, material y econmicamente, volvi el pas normalmente al ejercicio de una
plena democracia y el 2 de julio de 1950, el pueblo del Per con insoslayable carcter
plebiscitario consagr los postulados del Movimiento Restaurador de Arequipa al elegirme,
como Jefe de l, a la ms alta magistratura de la Repblica, como Presidente Constitucional del
Per. En esa misma eleccin democrtica y sin precedentes, fueron tambin ungidos los
representantes del pueblo que con leal y decidido espritu de colaboracin me han ayudado a
hacer realidad tangible los propsitos de mejoramiento y progreso que en seis aos escasos han
establecido las bases firmes y seguras para el engrandecimiento de la Patria.
Las elecciones del 2 de julio de 1950 constituyeron una burla al pueblo peruano. El
Jurado Nacional de Elecciones fue nombrado directa o indirectamente por el propio
dictador Odra. La legislacin vigente en 1950 y los actos abusivos de la dictadura
determinaron que no hubiese candidato opositor a la Presidencia de la Repblica. Salvo
en dos Departamentos, tampoco se permiti la inscripcin de candidatos a Senadores y
Diputados. Los Jurados Departamentales fueron hechura del JNE, vale decir del propio
Odra. No se permiti tambin era intil- la presencia de personeros en las mesas de
sufragio. Los resultados en dichas mesas, adems, eran revisados en los Jurados
Electorales. El carcter plebiscitario de las elecciones polticas del 2 de julio de 1950
es absolutamente mendaz. Con los Institutos Armados en los locales donde funcionaban
las mesas de sufragio, junto con las fuerzas policiales y los denominados soplones, los
ciudadanos electores estuvieron totalmente intimidados; pero tal estado anmico era
intrascendente, puesto que los resultados de la farsa electoral fueron conocidos
anticipadamente.
La prensa ha disfrutado de completa libertad y al amparo de ella se han realizado importantes
actuaciones gremiales entre las que destacan las del III Congreso Nacional de Periodistas.
Manteniendo mi poltica de prensa libre hemos instituido el Da del Periodismo Nacional, que
debe celebrarse el 1 de octubre de cada ao, fecha que mi Gobierno le ha dedicado, para rendir
homenaje a sus figuras representativas.
El Decreto Ley 11049 tipific los delitos contra la Seguridad y Tranquilidad Pblicas
(Artculos 1 y 2), con penas de prisin y expatriacin; los delitos contra la
Organizacin y Paz Interna de la Repblica, con pena de prisin, expatriacin y muerte
(Artculos 3 y 4). Adems, en cuanto a la aplicacin de las penas, se dispuso la
competencia del fuero privativo militar y del Cdigo de Justicia Militar (Artculos 5 a
10); y se precis los casos en que conocan los Prefectos, Zonas Judiciales de Polica y
las Cortes Marciales.
CAPTULO I
Delitos contra la Seguridad y Tranquilidad Pblicas
Artculo 1.- Cometen delito contra la Seguridad y Tranquilidad Pblicas los que con fines
polticos o sociales:
a) a) Atemoricen verbalmente, por escrito o por cualquier otro medio, a las personas, amenazndolas en
su vida, su libertad o sus intereses materiales o morales o en la vida libertad o intereses materiales o
morales de sus padres, cnyugue o hijos;
b) b) Propaguen verbalmente, por escrito o por cualquier otro medio, en el interior o exterior de la
Repblica, noticias o informaciones falsas o tendenciosas, destinadas a alterar el orden pblico o a
daar el prestigio y crdito del pas, de sus instituciones, de sus altos funcionarios o de la Hacienda
Nacional;
c) c) Fomentan o propaguen, por cualquier medio, individualmente o como miembros de asociaciones,
instituciones, grupos o partidos polticos, doctrinas o propsitos que tiendan a alterar o modificar
violentamente el orden poltico o social de la Repblica;
d) d) Se asocian a doctrinas de carcter y tendencia internacionales declaradas como tales por la Ley, y
los que propaguen esas doctrinas;
e) e) Reciban subvencin o mantengan relaciones con personas, instituciones, partidos polticos o
gobiernos extranjeros, con el fin de propagar doctrinas de carcter y tendencia internacional
contrarias al rgimen democrtico o de alterar violentamente el orden pblico o social de la
Repblica.
f) f) Lleven o transporten armas o explosivos , sin permiso de autoridad competente;
g) g) Importen, fabriquen o manden fabricar o importar, adquieran, distribuyan, conserven o comercien
armas de fuego, cortantes o contundentes, municiones, explosivos o bombas, o sustancias para su
fabricacin, sin el permiso correspondiente;
h) h) Formulen o planteen en nombre de las asociaciones, sindicatos o instituciones que representen,
peticiones extraas a sus fines institucionales propios, con propsitos de alterar el orden pblico;
i) i) Intenten producir, produzcan estimulen o mantengan huelgas, con violacin de las disposiciones
legales que las rigen o provoquen estados de agitacin en sindicatos o centros de trabajo o de
enseanza con el propsito de ocasionar la ruina de un industria o de alterar el orden pblico,
presionar o intimidar a la autoridad;
j) j) Traten de persuadir o persuadan a las autoridades polticas, miembros de los Institutos Armados, de
Polica y del Cuerpo de Investigaciones y Vigilancia a faltar a sus superiores o a sus deberes en
general;
k) k) Proporcionen, por cualquier ttulo, locales para la reunin de personas, asociaciones, instituciones
o partidos polticos declarados fuera de ley, o que profesen o propaguen ideas o doctrinas peligrosas
o nocivas para el orden poltico o social de la Repblica;
l) l) Los que, siendo funcionarios pblicos llamados a cuidar del orden y de la estabilidad de las
instituciones nacionales, permitan por negligencia, alteraciones del orden pblico.
m) m) Exploten sin el permiso correspondiente, bombardas, cohetones, petardos o cualquiera otra
materia explosiva, destinados a alterar o a dar seales para alterar el orden pblico.
n) n) Hagan propaganda poltica en dependencias del Estado, centros de trabajo, cuarteles, colegios y
centros de enseanza en general o desmoralicen o perturben la mente de sus dependientes o
educandos, sembrando ideas disociadoras o promoviendo sentimientos de odio y de rebelda al orden
y a la autoridad. Ser circunstancia agravante de este delito incurrir en l abusando del ejercicio de la
funcin;
o) o) Hagan propaganda a favor de partidos polticos declarados fuera de la Ley y los que, por este
medio, injurien o difamen a la autoridad u ofendan la respetabilidad de las instituciones pblicas; y
p) p) Efecten, sin permiso de la Autoridad; manifestaciones pblicas.
Artculo 2.- Los culpables de las infracciones previstas en los incisos a) al m), inclusive del artculo
anterior, sufrirn, segn la gravedad del delito, las penas de expatriacin de uno a cinco aos,
reclusin militar o prisin. A los culpables de los delitos previstos en los incisos n) al p) del mismo
artculo, se les aplicar la pena de multa de S/o. 1,000.00 a S/o. 10,000.00. En caso de insolvencia del
penado o de su negativa al pago de la multa le ser sustituida por prisin de un mes por cada S/o.
1,000.00 de multa o fraccin de S/o. 1,000.00.
CAPTULO II
Delitos contra la Organizacin y Paz Interna de la Repblica
Artculo 3.- Cometen delito contra La Organizacin y Paz Interna de la Repblica:
a) a) Los que atenten contra la vida del Jefe del Estado o sus Ministros o la vida de sus esposas e
hijos, con el fin de alterar el orden pblico, sustituir al Gobierno, o causar intimidacin:
b) b) Los que, con idnticos fines, atenten contra la vida de los miembros de los Institutos Armados,
funcionarios pblicos, miembros de las Fuerzas de Polica y Cuerpo de Investigaciones o contra
la vida de sus cnyuges e hijos;
c) c) Los que asalten en domicilio o en cualquier lugar publico o privado a una o varias personas y
causen, o pretendan causarles la muerte, lesiones graves o intimidacin, con fines polticos y
sociales; y los que hagan uso en el mismo caso, de explosivos, armas o elementos de
destruccin;
d) d) Los que incurran en cuales quiera de las infracciones de rebelin sedicin o motn, previstos
en los Ttulos I al IV. Seccin Cuarta del Libro Segundo del Cdigo de Justicia Militar y Titulo
II. Seccin Dcima, del Cdigo Penal, sean militares o civiles;
e) e) Los que inciten a destruir o inutilizar o destruyan o inutilicen, interrumpan o se apoderen, total
o parcialmente de cualquier servicio publico, medio de transporte, alumbrado, agua, cables,
telgrafos, telfonos y radio, con el propsito de subvenir, variar o substituir al Gobierno o
causar intimidacin;
f) f) Los que incurran en cuales quiera de los delitos contra la libertad individual; violacin de
domicilio, extorsin, isurpacin, daos, usurpacin de autoridad, violacin y resistencia a las
autoridades, previstos en los artculos 222, 223, 230, 249, 257, 259, 320, 321 y 322 del Cdigo
Penal, cuando se perpetren con el fin u ocasin de subvertir, variar o sustituir al Gobierno o
causar intimidacin; y,
g) g) Los que realicen cualquier acto terrorista en forma no prevista en las disposiciones anteriores.
Artculo 4- Se impondr pena de muerte a los autores de los delitos previstos en los incisos a).
b) y c) del articulo anterior. A los cabecillas de los delitos previstos en el inciso d) se les
impondr la pena de muerte.
La pena ser de penitenciaria o prisin para los que, sin ser cabecillas de la rebelin sedicin o
motn hayan prestado voluntariamente y a sabiendas su cooperacin. Se aplicaran las mismas
penas de penitenciaria o prisin a los culpables de los delitos previstos en los incisos e), f) y g)
del mismo artculo 3.
CAPTULO III
Aplicacin de las penas
Articulo 5- La calidad de autor o cmplice de los delitos que comprende este Decreto-Ley se
determinara conforme a lo dispuesto en el Titulo II del Libro Segundo del Cdigo de Justicia
Militar.
Artculo 6- La duracin de las penas sealadas por este Decreto-Ley ser determinada en la
sentencia, fijndola dentro de los limites establecidos para las mismas penas por el Cdigo de
Justicia Militar.
Artculo 7- Los delitos que comprende este Decreto-Ley tendrn la misma pena ya se trate de
delito consumado o de delito frustrado, la que no estar sujeta a reduccin o modificacin alguna
por tener el acusado menos de 21 aos pero mas de 18. Si tuviere el acusado de 16 a 18 aos, se
descender a la pena inmediata inferior y se cumplir la condena en secciones especiales en los
establecimientos penales.
Artculo 8- Los cmplices sern penados con la pena mnima que corresponde a los autores.
Cuando la pena para los autores sea la de internamiento o muerte, corresponder a los cmplices
la de penitenciara o internamiento, respectivamente.
Artculo 9- En la aplicacin de las penas si por ser diversa la opinin de los vocales ninguna
alcanzare mayora absoluta, se observara lo dispuesto en el articulo 687 del Cdigo de Justicia
Militar, con la modificacin que contiene el articulo 9 del Decreto-Ley N 10893
Artculo 10- Los Jueces y Tribunales encargados del juzgamiento de los delitos previstos en la
presente Ley declararan en la sentencia al mismo tiempo que la responsabilidad penal la
reparacin civil correspondiente.
CAPTULO IV
Organismos Judiciales
Artculo 11- El conocimiento de las infracciones previstas en los incisos n), o), y p) del artculo
1, corresponde a los Prefectos de la circunscripcin territorial respectiva. El de las previstas en
los incisos a), a m) del mismo articulo y en los incisos e), f) y g), del articulo 3, a las Zonas
Judiciales de Polica y el de los incisos a), b), c) y d) del citado articulo 3 a las Cortes Marciales
creadas por el Decreto-Ley N 10893.
Artculo 13- La designacin de los miembros de las Cortes Marciales se har de modo que
entren en su composicin miembros del Ejercito, Marina, Aviacin y Polica.
Artculo 14- Los cargos de miembros de las Cortes Marciales son irrenunciables y no procede
contra ellos recusacin.
Artculo 15- En los casos que lo exija el numero de enjuiciados al designarse la Corte Marcial,
se nombrar un Juez Instructor, por cada grupo de enjuiciados de cincuenta o fraccin. La Corte
Marcial podr limitar el numero de los defensores que nombren los acusados, agrupndolos
convenientemente para los efectos de su defensa.
Artculo 16- La justificacin especial de los Jueces y Tribunales creada por este Decreto-Ley
esta expedita para el juzgamiento de los delitos conexos cometidos con ocasin de los previstos
en ella.
CAPTULO V
Procedimiento
Artculo 17- La tramitacin de los juicios que conforme a este Decreto-Ley daban seguirse ante
las Zonas Judiciales de Polica, se llevar a cabo conforme a las disposiciones procesales
contenidas en el Libro Tercero del Cdigo de Justicia Militar con las modificaciones que este
mismo Decreto-Ley contiene
Artculo 18- Los trminos, en la instruccin como en el juicio, son improrrogables.
Artculo 19- Formalizado el juicio la causa terminar en todo caso por sentencia dictada por
Consejo de Guerra, la que quedar ejecutoriada si con ella estn de acuerdo el Jefe de Zona y su
Auditor, no admitindose contra la misma recurso alguno. Si hubiere disenso, la sentencia ser
consultada al Consejo de Oficiales Generales. Contra la resolucin de este Tribunal no procede
recurso alguno. Ninguna otra resolucin ser consultable ni apelable.
Artculo 20- Para los efectos de llevarse a cabo la audiencia, el Fiscal esta obligado a formular
acusacin, pudiendo retirarla en el curso del debate oral o a su termino. En este caso, el Consejo
de Guerra llevara a cabo siempre el juzgamiento dictando sentencia.
Artculo 21- En los juicios por delitos cuyo conocimiento corresponde a las Cortes Marciales, el
plazo para la instruccin ser de 5 das, prorrogables por una sola vez por igual termino, si la
complejidad de la investigacin lo requiere. En estos procedimientos el termino para la
acusacin fiscal es de 48 horas. Igual termino se conceder para el tramite de la defensa escrita,
cualquiera que sea el numero de los defensores.
Artculo 22- E n los procedimientos judiciales por delitos previstos en este Decreto-Ley no
procede la libertad provisional, ni la condena y liberacin condicionales.
Artculo 23- Para el juzgamiento de los delitos cuyo conocimiento corresponde a los Prefectos,
se practicara una sumaria informacin por la autoridad policial por termino no mayor de 3 das.
El Prefecto citara al acusado y su defensor y, en un solo acto, actuara las pruebas y dictara
sentencia de la que procede recurso de apelacin ante la Zona Judicial de Polica respectiva, la
que dictara resolucin oyendo al Auditor.
Si estuviera de acuerdo con este, la resolucin quedara ejecutoriada. En caso de disenso se
elevara los autos al Consejo de Oficiales Generales.
CAPTULO VI
Disposiciones Generales.
Artculo 24- Para todo lo que no este previsto en el presente Decreto-Ley respecto a la
aplicacin judicial de la pena y procedimiento se observar lo dispuesto en el Cdigo de Justicia
Militar.
Artculo 25- Queda absolutamente prohibida la introduccin en la Repblica de toda clase de
libros, folletos, diarios, revistas, manifiestos, carteles y hojas, diseos, estampas, figuras e
ilustraciones y en general, de toda especie de impresos o grficos que se apliquen a la
propaganda de teoras sectarias, comunistas o disociadoras o que inciten a cualquiera de los
delitos previstos en el presente Decreto-ley.
Artculo 26- Prohbese valerse del cine y la radio para fines de propaganda sectaria o
disociadora, as como servirse de carteles, anuncios, inscripciones, pinturas o dibujos, con
iguales fines.
Artculo 27- Todos los impresos, grficos o instrumentos que se empleen en propaganda sectaria
o disociadora, sern confiscados y destruidos por la Autoridad Poltica o por las Aduanas,
Resguardos, Correos o Telgrafos.
Artculo 28- Las Aduanas incautarn de armas de fuego, cortantes o contundentes, municiones y
explosivos, cuando dichos artculos carezcan del permiso correspondiente expedido por la
autoridad respectiva. Los empleados que, por negligencia o malicia, no cumplieren con lo
dispuesto en este articulo quedan sujetos a las sanciones que establece el articulo 2 de este
Decreto-Ley.
Artculo 29- Los que internen en la Repblica los impresos o grficos a que se refiere el
presente Decreto-Ley sufrirn las penas correspondientes previstas en el articulo 2 del presente
Decreto-Ley.
Artculo 30- Cuando los responsables por delito que este Decreto-Ley castiga, sean extranjeros
nacionalizados, se les cancelar sin perjuicio de las penas que les correspondan, la carta de
naturalizacin y, cumplida la condena, sern expulsados del territorio nacional, como extranjeros
perniciosos.
CAPTULO VII
Disposiciones Transitorias
Artculo 31- Por los fines que persigue este Decreto-Ley y por la conveniencia de prevenir la
consumacin de los delitos de que trata, queda facultado el Ministerio de Gobierno y polica para
adoptar las disposiciones preventivas que crean necesarias a fin de garantizar la tranquilidad
Poltica y social y la organizacin y paz interna de la Repblica; no pudiendo intervenir la
autoridad judicial correspondiente, sino cuando los delincuentes hayan sido puestos a su
disposicin.
Artculo 32- Los que actualmente se encuentren detenidos por haberse comprobado sus
actividades delictuosas contrarias al orden social, sern puestos oportunamente a disposicin de
los jueces a fin de que precisen su grado de peligrosidad y la necesidad de su reclusin.
Artculo 33- Derganse las leyes y disposiciones en cuanto se opongan al presente Decreto-Ley.
Dado en la casa de Gobierno, en Lima, el primer da del mes de julio de mil novecientos
cuarentinueve.
General de Brigada Manuel A. Odra.
Presidente de la Junta Militar de Gobierno.
General de Brigada Zenon Noriega, Ministro de Guerra.
Contralmirante Roque A. Saldias Ministro de Marina
Capitn de Navo Ernesto Rodrguez Ministro de Relaciones Exteriores y Culto y encargado de
la Cartera de Justicia y Trabajo.
Teniente Coronel Augusto Villacorta, Ministro de Gobierno y Polica
Coronel Emilio Pereyra Marquina, Ministro de Hacienda y Comercio
Teniente Coronel Jos del C. Cabrejo, Ministro de Fomento y Obras Publicas.
Coronel Juan Mendoza, Ministro de Educacin Publica.
Coronel C. A.P. Jos Villanueva, Ministro de Aeronutica.
Teniente Coronel Alberto Len Diaz, Ministro de Agricultura.
Por tanto:
Mando se imprima, publique y circule y se le d el debido cumplimiento.
Lima, 1 de julio de 1949.
MANUEL A. ODRA.
Como regla general puede afirmarse que las doce Constituciones y los Estatutos
Provisionales consagraron la separacin de poderes; pero, en realidad, los gobiernos
usurpadores dictaron normas infraconstitucionales que eran contradictorias y, como
consecuencia, funcionaron, en varios estadios de la Repblica, cortes marciales, jueces
penales privativos y autoridades polticas que impusieron penas privativas de libertad,
de expatriacin y aun de muerte.
La finalidad del golpe de Estado de 27 de octubre de 1948 fue usurpar el poder, para
alcanzar prebendas ilcitas e inmorales. A las disposiciones legales para perseguir a
los adversarios polticos, se adicion los preceptos contenidos en el Estatuto Electoral
(Decreto :Ley N 11172), dictado, supuestamente con el objeto de
Que el patritico objetivo de la Revolucin Restauradora que estall en Arequipa el 27 de
octubre de 1948, fue devolver al pas sus instituciones genuinamente democrticas y asegurar el
funcionamiento de las mismas, libres de todo germen disolvente y de prcticas contrarias a su
esencia, majestad y fines constitucionales;
Que la obra de paz social, ordenamiento econmico y organizacin estatal que se impuso la Junta
Militar de Gobierno, como indispensable paso preliminar para convocar a los ciudadanos a los
comicios cvicos en que deben constituirse los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Nacin, ya
se ha cumplido en su mayor parte, restituyendo el orden pblico y el pleno goce de sus derechos
y garantas a la ciudadana;
Que los resultados de las elecciones deben ser la expresin fiel de la voluntad popular libremente
manifestada, para lo que es preciso la dacin de un Estatuto Electoral que asegure la
independencia de los organismos electorales, la libertad de los electores y la pureza y verdad de
los procedimientos.
Adems, como en otras etapas de nuestra historia, el gobierno dictatorial de Odra, para
intimidar a la poblacin, modific los artculos 151, 152, 154, 289 y 290 del Cdigo
Penal de 1924, vigente entonces, en el sentido de sancionar con la pena de muerte los
delitos a que se refieren dichos artculos, para cuyo efecto expidi el 25 de marzo de
1949 el Decreto Ley N 10976, segn el cual
LA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO
Considerando:
Que el actual Cdigo Penal, vigente desde 1924, slo seala para los ms graves delitos y
crmenes, la pena mxima de internamiento;
Que la Constitucin vigente, dada nueve aos despus, prescribe en su artculo 54, la pena de
muerte para los delitos de homicidio calificado y traicin a la Patria;
Que es necesario que la ley penal, expedida con anterioridad a nuestra Carta Fundamental, ajuste
sus disposiciones a la Constitucin del Estado dada con posterioridad; Que el motivo que se tuvo
para omitir la pena capital en nuestro Cdigo, de que la voluntad popular la rechaza, ha sido
desvirtuado con posterioridad, ya que la Asamblea Constituyente de 1933, depositaria y
traductora de esa misma voluntad popular y de la soberana nacional, dispuso la vigencia de
dicha pena;
Que, la lenidad con que la ley penal actual sanciona los ms abominables crmenes, encuentra
por el contrario el rechazo indignado de la conciencia pblica, que ve en ella una forma de
impunidad;
Que el otro argumento en que se sustent la omisin anotada, de que la tendencia dominante en
el Mundo era entonces la supresin de dicha pena, se encuentra universal y categricamente
desmentido hoy por las naciones ms civilizadas del Mundo que aplican reiteradamente dicha
pena como un instrumento inevitable para defender la supervivencia de la sociedad y del Estado:
Que la acentuacin notoria e innegable de la criminalidad en el Per en los ltimos aos, exige
que se dote al Estado de los medios necesarios, por severos y drsticos que sean, para evitar su
desintegracin;
Que mientras se procede a una reforma integral de nuestra legislacin penal que la adece
eficazmente y en su totalidad a la realidad y a las necesidades nacionales, es necesario adoptar de
inmediato las urgentes medidas que la opinin pblica reclama;
En uso de las facultades de que esta investida.
Decreta:
Modifcase los artculos 151, 152, 154, 289 y 290 del Cdigo Penal, en los siguientes trminos;
Artculo 151.- Se impondr pena de muerte al que, a sabiendas, matara a su ascendiente,
descendiente o cnyuge.
Artculo 152.- Se impondr pena de muerte al que matare por ferocidad o por lucro, o por
facilitar u ocultar otro delito, o con gran crueldad, o con perfidia, o por veneno, o por fuego,
explosin u otro medio capaz de poner en peligro la vida o la salud de un gran nmero de
personas.
Artculo 154.-Los delitos de homicidio definidos en el artculo 151, no sern reprimidos con la
pena de muerte sino con la de penitenciaria, no menor de diez aos, cuando se hubieren
perpetrado en la situacin expresada en el artculo anterior (153) .
Artculo 289.-El que practicare un acto dirigido a someter la Repblica en su totalidad o en
parte, a la dominacin extranjera o a hacer independiente una parte de la misma ser reprimido
con la pena de muerte.
Artculo 290.-El peruano que en una guerra tomara armas contra la Repblica o se alistare en un
ejrcito enemigo, o prestare al enemigo cualquier socorro o ayuda, ser reprimido con la pena de
muerte.
La pena sealada en este Decreto-Ley se cumplir por los Tribunales y Juzgados que le
impongan, aplicndose en lo que fuera posible, las pautas sealadas en los artculos 754 y
siguientes del Cdigo de Justicia Militar, debindose efectuar la ejecucin material de la misma
por el personal que en cada caso proporcione el Ministerio de Gobierno y Polica.
La misma Ley N 12654 dispuso poner en libertad inmediata a todos los ciudadanos
arbitrariamente detenidos por el rgimen dictatorial de Manuel A. Odra, dejndose sin
efecto toda orden de detencin.
En el interregno de julio de 1962 a julio de 1963, el Per fue gobernado de facto por los
generales Prez Godoy y Lindley. En tal periodo se dict el Decreto Ley N 14207, que
cre el Registro Electoral del Per, y el Decreto Ley N 14250, que cre el nuevo
Estatuto Electoral.
La referida ley fue suscrita por los Presidentes del Senado David Aguilar Cornejo y de
la Cmara de Diputados Enrique Rivero Vlez y promulgada por el Presidente de la
Repblica Fernando Belande Terry, con el refrendo de los ministros Humberto Luna
Ferreccio, Florencio Texeira Vela, Carlos Fernndez Sessarego, Carlos Granthon
Cardoma y Octavio Mongrut Muoz.
Respecto de la Ley N 15590 hay que hacer cinco comentarios: 1) en situacin de crisis
nacional, los partidos polticos deponen diferencias; 2) el Presidente Belande Terry
afront con decisin la insurgencia de las guerrillas; 3) las guerrillas fueron derrotas por
accin conjunta de la Fuerza Armada y de la Polica Nacional; 4) se estableci la pena
de muerte para los agentes de los delitos tipificados en esta ley; y 5) se habilit el fuero
privativo militar para que, conforme al Cdigo de Justicia Militar, juzgara y sentenciara
a los autores de dichos delitos.
De manera que la Ley N 15590, sin menoscabo de las convicciones personales, estaba
encuadrada dentro de la Constitucin. Adems, la aludida Carta no exclua a los civiles
de la competencia del fuero privativo militar
El golpe del 3 de octubre de 1968 y la justicia militar
El fuero militar y tambin el ordinario- fueron manipulados por esa dictadura. Cuando
en julio de 1974 el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada incaut los medios de
comunicacin social, la protesta cvica no se hizo esperar. Como consecuencia, muchos
ciudadanos sufrieron privacin de libertad y procesamiento sine die ante jueces
militares. Entre los procesados estuvieron el filsofo y maestro universitario Luis Felipe
Alarco Larrabure y Ricardo Monteagudo Monteagudo; y Felipe, Jaime, Rger y Miguel
Alva Orlandini.
Depuesto Velasco Alvarado, el rgimen militar advirti que en los diversos pueblos del
Per poda transformarse el repudio en rebelda violenta y, actuando sensatamente,
inici el progresivo retorno al sistema democrtico de gobierno.
En cada aniversario del golpe del 3 de octubre de 1968, el rgimen militar expeda
sendos Decretos Leyes concediendo indultos a sentenciados por delitos comunes, con el
argumento de que haban observado buena conducta en los centros carcelarios.
Debo destacar el hecho de que Miguel Angel Cussianovich Valderrama debi asilarse
en la Embajada de Costa Rica, el 9 de marzo de 1972, por haber suscrito una aclaracin
al Ministro de Energa y Minas, publicada en el diario Ultima Hora, en que
manifestaba que eran falsas las declaraciones de ese funcionario acerca de la supuesta
concesin de un milln de hectreas a la Internacional Petroleum Company para
exploracin de hidrocarburos en la selva. Como a muchos otros ciudadanos, se sigui
un juicio penal contra Cussianovich, en ausencia, sin el debido proceso; y jueces
sumisos dictaron sentencia condenatoria.
Por virtud de lo dispuesto en el Decreto Ley N 22339 tanto civiles como militares
estaban sujetos a las disposiciones del Cdigo de Justicia Militar. Cuando se expide esa
norma, el gobierno de facto haba incorporado a dos civiles en las carteras de
Relaciones Exteriores y de Economa y Finanzas. Cualquier crtica poltica era estimada
como ultraje a los Institutos Armados. En otras palabras: no existi debate libre de los
asuntos pblicos. La espada de Damocles penda sobre la cabeza de los adversarios.
Adems, no era posible el acceso a los medios de comunicacin cautivos.
La Ley N 23215, de 28 de julio de 1980, fue la primera norma liberadora del rgimen
democrtico que, en ese Da de la Patria, devolvi sus derechos fundamentales a los
ciudadanos peruanos procesados y/o sentenciados por el rgimen usurpador, mediante la
justicia militar. Esa ley, dispuso que
Artculo 1.- Concdase amnista general a quienes a la fecha de la promulgacin de la presente
ley se hallen, denunciados, encausados o condenados, en los fueros comn o privativo, por
hechos de naturaleza poltica, social o conexos subordinados a stos.
Artculo 2.- Estn comprendidos dentro de los alcances del artculo anterior, quienes se
encuentren denunciados, encausados o condenados en los casos siguientes:
a) a) En aplicacin de los Decretos Leyes 18075, 20680 y 22244, denominados Estatutos de la
Libertad de Prensa y Ley de Prensa.
b) b) Por infraccin del D. L. 22339, modificatorio del Cdigo de Justicia Militar.
c) c) Por hechos o delitos derivados de huelgas, paros, luchas sindicales o agrarias.
d) d) Por hechos o delitos acontecidos con ocasin de las campaas electorales de 1978 y 1980,
salvo los delitos contra la fe pblica. Por hechos que tengan la misma naturaleza que los
anteriormente mencionados.
Artculo 3.- Los beneficiarios con la amnista contenidos en los artculos precedentes sern
restituidos en los derechos y bienes de los que hubiesen sido privados en virtud de los hechos o
delitos amnistiados, los precedentes policiales, penales o judiciales que pudieran existir contra
los amnistiados por esta ley, as como a dejar sin efecto cualquier medida restrictiva de la
libertad que pudiera afectarlos. Procedern igualmente a excarcelar a los amnistiados que
pudiesen estar an sufriendo detencin, arresto o prisin.
Estn incluidos en el presente artculo los amnistiados por las leyes 10220 y 12654, ampliando
sus alcances a quienes fueron destituidos de sus puestos por razones polticas.
Artculo 4.- Los hechos o delitos materia de la presente amnista, como los sobreseimientos
definitivos y las absoluciones, no son susceptibles de investigacin, pesquisa, sumario, reparos
administrativos ni de sancin en ninguna otra va. Quedan sin efecto los expedientes en trmite
reidos con este artculo, as se encuentren en ejecucin.
En la historia del Per han sido numerosos los casos en que los gobiernos autoritarios
no slo dictaron disposiciones para establecer la pena de muerte, sino que dicha pena
fue aplicada efectivamente a los adversarios polticos. De acuerdo a tratados
internacionales, la pena de muerte fue proscrita por el artculo 235 de la Constitucin
de 1979, excepto por traicin a la Patria en caso de guerra exterior. Empero est
ampliada para los delitos de terrorismo en la Carta de 1993, cuyo artculo 140 dispone
que
La pena de muerte slo puede aplicarse por el delito de traicin a la Patria en caso de guerra y
terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de que el Per es parte obligada.
La Convencin Americana sobre Derechos Humanos, realizada en San Jos, Costa Rica,
del 7 al 22 de noviembre de 1969, declara que
Artculo 4.- Derecho a la vida
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estar protegido por la ley
y, en general, a partir del momento de la concepcin. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente.
2. En los pases que no han abolido la pena de muerte, sta slo podr imponerse por los delitos
ms graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad
con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisin del delito. Tampoco
se extender su aplicacin a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.
3. No se restablecer la pena de muerte en los Estados que la hayan abolido.
4. En ningn caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos polticos ni conexos con los
polticos.
5. No se impondr la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisin del delito,
tuvieren menos de 18 aos de edad o ms de setenta, ni se les aplicar a las mujeres en estado de
gravidez.
6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnista, el indulto o la
conmutacin de la pena, los cuales podrn ser concedidos en todos los casos. No se podr aplicar
la pena de muerte mientras la solicitud est pendiente de decisin ante autoridad competente.
Artculo 1.- Quienes empleen explosivos o bombas con la finalidad de intimidar, alarmar o
alterar la paz interna o el orden pblico, sern sancionados con penitenciara no menos de quince
aos, ni mayor de veinte.
Artculo 2.- Quienes a sabiendas pongan en peligro la salud o la vida de las personas o la
propiedad de otro empleando explosivos o bombas, sern sancionados con penitenciara no
menor de quince aos ni mayor de veinticinco.
Artculo 3.- Quienes mediante el empleo de explosivos o bombas causen muerte, lesiones, daos
o destrucciones graves, sern sancionados con pena de muerte en el primer caso, con
internamiento ms all de un mnimun de veinticinco aos en el segundo y con penitenciara no
menor de veinte aos ni mayor de veinticinco en los dems casos.
Artculo 4.- En cada caso el tribunal juzgador tendr en cuenta para fijar la pena, la condicin de
autores personales o intelectuales, coautores, cmplices o encubridores.
Adems, tratndose de extranjeros, una vez cumplida la pena privativa de la libertad, sern
extraados del pas; y, si hubieran adquirido la nacionalidad peruana por naturalizacin, sern
privados de ella previo a su extraamiento.
Artculo 5.- Las penas privativas de la libertad sern cumplidas en la Colonia Penal del Sepa.
Artculo 6.- En los casos a que se refiere el presente Decreto Ley, no procede la libertad
provisional, la condena condicional, ni la liberacin condicional.
Artculo 7.- Los Consejos de Guerra Permanentes de las Zonas Judiciales de Polica son
competentes para el juzgamiento, de conformidad con las normas procesales del Cdigo de
Justicia Militar.
Artculo 8.- Djase en suspenso las normas de los Cdigos Penal y de Justicia Militar, as como
las de las leyes pertinentes, en cuanto se opongan al presente Decreto Ley.
Los Consejos de Guerra Permanentes de las Zonas Judiciales de Polica quedaron, pues,
habilitados por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada para, sin recurrir a
ningn cdigo, sino a su leal saber y entender, aplicar las penas privativas de libertad y
de muerte a los adversarios polticos de esa dictadura.
No debe llamar la atencin, por lo tanto, que el Jurado Nacional de Elecciones, tambin
al margen de todo cdigo y sin intervencin del Poder Judicial, disponga la muerte civil
de un ciudadano, cuyo nombre orden fuera eliminado del Registro Nacional de
Identificacin y Estado Civil (RENIEC), este ao 2006. Empero, tal muerte civil a
pesar de que el agraviado no es Lzaro- ha sido ya superada.
El Decreto Ley N 25418, adems de Alberto Fujimori Fujimori, est suscrito por scar
de la Puente Raygada, Fernando Vega Santa Gadea, Augusto Blacker Millar, Jaime
Sobero Taira, Alfredo Ross Antezana, Vctor Joy Way Rojas, Vctor Malca Villanueva,
Jaime Yoshiyama Tanaka, Juan Briones Dvila, Carlos Boloa Behr, Absaln Vsquez
Villanueva y Vctor Paredes Guerra.
El artculo 346 del Cdigo Penal de 1991 tipifica el delito de rebelin y establece que
El que se alza en armas para variar la forma de gobierno, deponer al gobierno legalmente
constituido o suprimir o modificar el rgimen constitucional, ser reprimido con pena privativa
de libertad no menor de diez ni mayor de veinte aos y expatriacin.
En cuanto a la prescripcin, el ltimo prrafo del artculo 83 del Cdigo Penal declara
que
Sin embargo, la accin penal prescribe, en todo caso, cuando el tiempo transcurrido sobrepasa en
una mitad al plazo ordinario de prescripcin.
Sin embargo, en perodos republicanos autoritarios ocurri lo contrario; pero, dado que
se est tratando de construir un Estado social y democrtico de derecho, basado en el
principio de igualdad ante la ley, el fuero militar slo debe sancionar los delitos de
funcin y con las garantas del debido proceso.
En octubre de 1997 la mayora fujimorista del Congreso aprob la Ley N 26657 que,
supuestamente, interpretaba el artculo 112 de la Constitucin Poltica de 1993, para
hacer viable la tercera postulacin consecutiva de Alberto Fujimori Fujimori a la
Presidencia de la Repblica. Como Congresista con vocacin democrtica y formacin
constitucional me opuse radicalmente a ese proyecto, As lo hicieron tambin los
miembros de otros grupos parlamentarios no comprometidos con el oficialismo
autoritario.
El Decreto Legislativo N 752 establece claramente que los militares en situacin de retiro no
pueden ni deben ser objeto de ningn proceso judicial en el Fuero Privativo Militar, en razn de
que son ciudadanos en ejercicio y gozan plenamente de los derechos que les reconoce a todos los
ciudadanos la Constitucin y las leyes de la Repblica. Entonces, no hay ninguna justificacin
para que el General (r) Robles Espinoza haya sido procesado en el fuero militar y, menos an,
para que haya recibido tratos vejatorios y humillantes en el momento en que fue aprehendido por
miembros subalternos del Servicio de Inteligencia del Ejrcito. Si hay algn acto vejatorio contra
las Fuerzas Armadas, es precisamente lo que ocurri hace dos das en agravio de un distinguido
militar en situacin de retiro.
Asimismo, seor Presidente, quiero manifestar que no se trata de aplicar normas sustantivas del
Cdigo de Justicia Militar, sino sta es una persecucin poltica evidente. El General (r) Robles
Espinoza estaba participando dentro del Foro Democrtico para promover el referndum que
debe llevarse adelante en la Repblica, a fin de desaprobar una ominosa ley que est transgre-
diendo la Constitucin.
El Fuero Privativo Militar no solamente est atentando contra la libertad personal del General (r)
Robles Espinoza, sino que tambin ha tenido el atrevimiento de hacer una declaracin pblica en
contra del Defensor del Pueblo, quien mediante un comunicado, ejerciendo las atribuciones que
estn previstas en las Carta Poltica y en la Ley Orgnica de la Defensora del Pueblo, sali en
defensa de los derechos humanos que estn siendo pisoteados mediante actos de agresin que
perpetra el Consejo Supremo de Justicia Militar.
Es ms, el Fuero Privativo Militar ha ido ms lejos, ya que hasta ha suspendido durante noventa
das al abogado Heriberto Benites, quien era el defensor del General (r) Robles Espinoza. Seor,
si dentro del proceso judicial un abogado tiene expresiones que no se compadecen con el debate
jurdico, puede ser reprendido, apercibido o incluso hasta suspendido de acuerdo a la naturaleza
de los hechos, pero el Fuero Privativo Militar no puede sancionar a un abogado que ha tenido
expresiones de crtica contra una resolucin judicial amparndose en la libertad de expresin que
establece el artculo 2, inciso 4), de la Constitucin. Adems, el artculo 132, inciso 20), de la
propia Carta Poltica, permite a los ciudadanos y, por supuesto, a los abogados, a hacer crticas
de las resoluciones y sentencias judiciales.
Tengo el convencimiento de que en estos treinta das en que estuve ausente del Congreso, seor,
la mayora no ha cambiado, ya que se apresta, con su voto en contra, a rechazar la admisin a
debate de estas mociones.
El seor PRESIDENTE. Se va a votar en conjunto las seis mociones de orden del da que han
sido sustentadas por sus respectivos autores.
El seor PRESIDENTE. No, seor, su mocin de interpelacin debe pasar por el trmite
correspondiente. Primero se ver en la Mesa Directiva y, posteriormente, en el Consejo Directivo
para que pueda pasar al Pleno.
En la misma sesin del Congreso se debati sobre la competencia del Fuero Privativo
Militar para el juzgamiento del general Robles Espinoza. Respecto al tema, manifest
que:
Concuerdo con el seor Presidente de la Comisin de Justicia en el sentido que no es el artculo
24 de la Constitucin, sino el literal d) del inciso 24) del artculo 2 de la Constitucin el que
establece: "Nadie ser procesado ni condenado por acto u omisin que al tiempo de cometerse no
est previamente calificado por la ley de manera expresa e inequvoca como infraccin punible;
ni sancionado con pena no prevista en la ley". Es un principio en el Derecho Penal.
Pero la cuestin no es si el delito debe ser objeto de juzgamiento, porque no existe delito de
opinin. De lo que se trata en el caso del General Robles Espinoza cuyo caso estamos tratando
de forma tangencial quien ha sido procesado por declaraciones que hizo en un medio de
comunicacin social. Si aplicramos con rigor las normas, tambin podra ser procesado quien
entrevist al General Robles Espinoza, as como a los propietarios del canal que permitieron que
a travs de ese medio de comunicacin se cometiera supuestamente un delito. Felizmente no hay
delito de opinin en el pas.
Lo que ocurre es que en forma irregular se ha iniciado un proceso en el Fuero Privativo Militar
contra quien no ha cometido un delito de funcin, porque desde el momento en que no forma
parte de las Fuerzas Armadas puesto que est en situacin de retiro no podra haber
cometido delito de funcin. Las imputaciones que se han hecho son absolutamente absurdas.
Adems, no hay necesidad que este asunto sea objeto de interpretacin y, menos aun, de
dictamen de la Comisin de Constitucin y Reglamento de la cual no slo tenemos reservas el
congresista Chirinos Soto y yo, sino prcticamente todos los integrantes de la Comisin, en
minora, porque sbitamente suelen aprobarse proyectos de ley y dictmenes de mayora no
obstante que se atropellan con frecuencia normas constitucionales.
Quiero insistir en que el Decreto Legislativo N 752, Ley de Situacin Militar de los Oficiales
del Ejrcito, Marina de Guerra y Fuerza Area, promulgado en agosto de 1991 por el presidente
Alberto Fujimori, tiene una disposicin muy clara y precisa. Especficamente, el artculo 70
seala que: "Al pasar un oficial a la situacin de retiro, ejercer sus derechos y obligaciones
polticas de acuerdo a la Constitucin Poltica del Per, sin limitacin alguna". Eso es lo que ha
hecho el General Robles Espinoza.
Anteriormente, tambin el Fuero Privativo Militar proces al General Mauricio y al extinto
General de Divisin Luis Cisneros Vizquerra; estos son actos arbitrarios y abusivos que no
pueden continuar, porque quienes ya no forman parte de la Fuerza Armada son ciudadanos que
tienen plenos derechos y utilizan su libreta electoral para identificarse; por ende, pueden
participar en debates polticos como que lo han venido haciendo e integrar el Parlamento.
De manera que no se pueden presentar situaciones de esta naturaleza, mediante ardides que son
ejecutados lamentablemente por el Fuero Privativo Militar. No es un criterio que haya surgido a
consecuencia de los recientes hechos; anteriormente haba planteado la supresin del Fuero
Privativo Militar porque es realmente un riesgo para el pas que exista una forma de juzgar que
en algunos casos favorece a quienes son procesados, y en otros se presta a que hayan represalias
de carcter poltico.
stas son las razones por las cuales he planteado, primero, que se derogue toda norma que sea
opuesta a la Ley Orgnica del Poder Judicial; y, segundo, que se disponga si se quiere,
mejorando la redaccin de la Constitucin que slo en el Fuero Privativo Militar sean
juzgados los miembros en actividad de las Fuerzas Armadas, adems de los acusados en casos de
terrorismo o traicin a la Patria y los que incumplen la Ley del Servicio Militar Obligatorio;
entre los cuales, naturalmente no est el doctor Torres y Torres Lara (...).
El seor Congresista Torres y Torres Lara, va una interrupcin, expres sus puntos de
vista.
Replicando, manifest mi opinin en el sentido de que:
La Constitucin no requiere ser modificada. La Constitucin debe ser derogada por otra que est
acorde a los requerimientos del pas; pero, mientras no sea derogada, est vigente y no hay
necesidad que se haga ninguna interpretacin o modificacin sobre esta materia, porque ya hay
un dispositivo legal que no ha sido planteado por m ni aprobado por la mayora de mi partido,
sino que ha sido preparado son las palabras del propio doctor Torres y Torres Lara por el
Consejo de Ministros que l presidi.
En noviembre de 1991, se expidieron algo as como 120 130 decretos legislativos, varios de los
cuales tenan centenares de artculos uno de ellos es precisamente el Decreto Legislativo N
752, los mismos que fueron preparados por el Consejo de Ministros del doctor Carlos Torres y
Torres Lara y promulgados por el presidente Alberto Fujimori Fujimori. El siguiente Consejo de
Ministros simplemente se limit a poner en vigencia lo que haba sido diseado y formulado por
el doctor Torres y Torres Lara y sus asesores.
En el Decreto Legislativo N 752, se establece en forma clara y terminante que los oficiales que
pasan a la situacin de retiro pueden ejercer plenamente sus derechos y obligaciones polticas de
acuerdo con la Constitucin y sin ninguna limitacin. Consecuentemente, son ciudadanos en
ejercicio pleno de sus derechos, y uno de los derechos fundamentales de la persona que est en
el artculo 2 de la Constitucin es el derecho a la libertad de expresin y opinin, cuyo
ejercicio no constituye ni puede constituir delito alguno en un pas civilizado.
Considero por ello, seor Presidente, que ste es un tema importante. La mayora parlamentaria
puede aprobar, desaprobar o modificar el texto que he propuesto, hacerlo ms adecuado; pero, en
todo caso, con o sin ese texto, est vigente el Decreto Legislativo N 752, vale decir: "Lo que es
lcito no es delito". En consecuencia, los integrantes del Consejo Supremo de Justicia Militar han
prevaricado al abrir proceso penal contra el general Rodolfo Robles Espinoza, quien est en
situacin de retiro.
Gozo de inmunidad parlamentaria, pero puedo renunciar a ella si es que el Consejo Supremo de
Justicia Militar considera que tambin he faltado el respeto y he cometido un delito en su
agravio; como ha ocurrido lamentablemente con el abogado defensor del general Robles
Espinoza, a quien se le ha suspendido en el ejercicio de la profesin de abogado durante cinco
meses. se es un acto arbitrario adicional, como tambin es repulsivo el hecho que anteayer el
Fuero Privativo Militar haya cuestionado las declaraciones vertidas por el Defensor del Pueblo;
opinin que hizo, en ejercicio de sus atribuciones, persona a quien quiero rendir homenaje esta
noche en el Congreso de la Repblica.
Adicionalmente, deban ser juzgados, al igual que todos los ciudadanos, con juicios
pblicos, puesto que el artculo 139 de la Constitucin Poltica de 1993, establece que
Son principios y derechos de la funcin jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional.
Ninguna persona puede ser desviada de la jurisdiccin predeterminada por la ley, ni sometida a
procedimiento distinto de los previamente establecidos, ni juzgado por rganos jurisdiccionales
de excepcin ni por comisiones especiales creadas al efecto, cualquiera sea su denominacin.
4. La publicidad en los procesos, salvo disposicin contraria de la ley.
Los procesos judiciales por responsabilidad de funcionarios pblicos, y por los delitos cometidos
por medio de la prensa y los que se refieren a derechos fundamentales garantizados por la
Constitucin, son siempre pblicos.
Los militares y los policas, con total justicia, han alcanzado el derecho constitucional
para ejercer el sufragio. No debe, ni puede, haber privilegios. En el editorial del 21 de
octubre de 2006, el diario El Comercio, de Lima, expres que:
A raz de las graves denuncias sobre irregulares adquisiciones, de las que deben responder altos
mandos militares, debemos enfatizar la necesidad de un trato justo en los procesos de
investigacin, sin menoscabo de ningn tipo pero tambin sin concesin de privilegios absurdos.
Uno de los logros de la redemocratizacin, tras la cooptacin militar que promovi
delictivamente el rgimen fujimontesinista, fue la mejora de las relaciones cvico-militares. Si
por un lado se juzg y encarcel a generales y altos oficiales, lo que es un hecho histrico, del
otro se tendieron puentes saludables para mejorar el prestigio de los institutos militares e
integrarlos a la sociedad.
Y, como lo demuestra simblicamente la aprobacin del voto a los militares, los uniformados no
son ciudadanos de segunda clase () Mas tampoco de primera: son ciudadanos con una
vocacin y un objetivo particular, pero con los mismos derechos y deberes que ataen a todos los
peruanos.
El Seor Comandante General del Ejrcito, en ejercicio actual de su comando ha hecho frente a la
situacin creada, aplicando dentro del mbito que le concierne las disposiciones legales y reglamentarias
vigentes y ha puesto en accin a los organismos correspondientes, adoptando las medidas necesarias.
Las leyes se dictan segn la naturaleza de las cosas y no por razn de la diferencia
de las personas
Los fundamentos de la sentencia del TC de la que este voto es parte integrante- son
claros y precisos. La igualdad ante la ley proscribe las discriminaciones, cualquiera que
sean sus modalidades. En el Per, las discriminaciones han sido la regla. Casi estamos
habituados a ellas. Empero, slo puede habilitarse la jurisdiccin privativa militar para
efectos de sancionar los delitos de funcin, como lo establecen los artculos 139-1 y
173 de la Constitucin Poltica del Per.
No se puede admitir las declaraciones del Presidente del Consejo Supremo de Justicia
Militar en las que insina que el Congreso de la Repblica y otros rganos del Estado
actan motivados por las ONGs (organismos no gubernamentales), las que han sido
hechas pblicas en un diario de Lima el 26 de noviembre de 2006. Ms importante sera
que se explicara las razones constitucionales, legales, reglamentarias y morales por las
cuales, en vsperas de la segunda vuelta de las fraguadas elecciones del ao 2000, se
reunieron los altos mandos militares con el asesor presidencial y jefe real del Servicio
de Inteligencia Nacional, Vladimiro Montesinos, conforme aparece en las pginas 3427
a 3465 del tomo 6 de la obra impresa por el Fondo Editorial del Congreso de la
Repblica, denominada En la Sala de la Corrupcin, as como de las dems reuniones,
tambin publicadas en ese volumen, de los oficiales de la Polica Nacional, y de otros
mandos de las Fuerzas Armadas.
ALVA ORLANDINI
EXP. N. 0012-2006-PI/TC
LIMA
COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA
Si bien comparto los fundamentos jurdicos y la decisin adoptada por el Pleno del
Tribunal Constitucional, estimo que la sentencia pudo ser complementada y reforzada
con un pronunciamiento ms explcito sobre el papel que le corresponde a las Fuerzas
Armadas y Policiales en un Estado constitucional y democrtico.
La justicia militar no podr por ningn motivo extender su jurisdiccin sobre personas
que no estn en el servicio del Ejrcito o Fuerzas de Polica, a no ser en caso de guerra
nacional.
La Constitucin de 1993 reprodujo un texto bastante similar, pero ampli las excepciones
aplicables al juzgamiento de los civiles a los delitos de traicin a la patria y terrorismo.
4. Una cultura jurdica basada en antiguas tradiciones doctrinarias impide el avance de las
nuevas tendencias acordes con la Constitucin. En un orden iluminado por el faro de los
derechos humanos no es posible encuadrar ciertas conductas como delitos de funcin. La
vida, la libertad, la integridad fsica no pueden ser bienes jurdicos militares. La
incorporacin en el Cdigo de Justicia Militar de los graves crmenes que denosta el
Derecho Internacional Humanitario es el ejemplo ms ilustrativo de este aserto, al igual
que los crmenes de lesa humanidad. En efecto, como ha dicho la Corte Constitucional de
Colombia en su Sentencia C-358 de 1997:
En ese sentido, este magistrado comparte las reflexiones de la Defensora del Pueblo, a
propsito de su anlisis de la evolucin histrica de la legislacin militar en el Per:
36[36]
Defensora del Pueblo (2003) Quin juzga qu? Justicia Militar Vs. Justicia Ordinaria. El delito de
funcin en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
En: Informe Defensorial N 66, abril 2003, p. 70.
a) a) La competencia formal o de mera tipificacin: segn este criterio slo es
necesario que una accin antijurdica est tipificada como delito de funcin en el
Cdigo de Justicia Militar u otra ley especial para que se le considere como tal.
151. En cuanto al proceso seguido en contra del seor Cesti Hurtado ante
un rgano de la justicia militar, la Corte observa que dicha persona tena,
al tiempo en que se abri y desarroll ese proceso, el carcter de militar en
retiro, y por ello no poda ser juzgado por los tribunales militares. En
consecuencia, el juicio al cual fue sometido al seor Cesti Hurtado
constituye una violacin al derecho a ser odo por un tribunal competente,
de acuerdo con el artculo 8.1 de la Convencin37[37].
37[37]
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Cesti Hurtado, sentencia de fecha 29 de setiembre
de 1999, Serie C.
38[38]
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia de fecha 30 de
mayo de 1999, Serie C. En el mismo sentido la CIDH se pronuncia en los casos Cesti Hurtado, Durand y
Ugarte, Cantoral Benavides.
pasivo del delito. En ese sentido, la cualificacin del agente slo adquiere
relevancia penal para la justicia castrense, en tanto la conducta del mismo est
vinculada con la comisin de un delito de funcin, careciendo de importancia en
todos los dems supuestos. Este ltimo es el caso de los militares retirados y el
personal civil que labora en las Fuerzas Armadas o la Polica Nacional, dado que
no ejercen funcin militar. En ese sentido, para determinar la competencia de la
justicia castrense no basta con comprobar la calidad de militar en actividad del
sujeto activo del delito39[39].
Este Colegiado a su turno refiri que la Constitucin excluye e impide que dicho
mbito de competencia se determine por la mera condicin de militar o polica.
En ese orden de ideas, no todo ilcito penal cometido por un militar o polica debe
o puede ser juzgado en el seno de la justicia militar, ya que si el ilcito es de
naturaleza comn, su juzgamiento corresponder al Poder Judicial, con
independencia de la condicin de militar que pueda tener el sujeto activo.
Sin embargo, no todo lo que tiene manifestacin en el mundo de los hechos y que
es consecuencia material del servicio o con ocasin de su cumplimiento, tiene
necesariamente que caer en el mbito de la justicia castrense. La conducta que es
objeto de reproche tiene que estar estrechamente vinculada con la funcin militar
o policial. Como ha puesto de relieve la Corte Constitucional de Colombia en su
Sentencia C-358 de 1997, El concepto de servicio no puede equivocadamente
39[39]
Defensora del Pueblo (2003) Quin juzga qu? ..., Ob. Cit., p. 44.
extenderse a todo aquello que el agente efectivamente realice. De lo contrario, su
accin se desligara en la prctica del elemento funcional que representa el eje de
este derecho especial.
7. Este intrprete de la Constitucin ya advirti que la primera parte del artculo 173 de
la Constitucin delimita materialmente el mbito de actuacin competencial de la
jurisdiccin militar, al establecer que, en su seno, slo han de ventilarse los delitos de
funcin en los que incurran los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Polica
Nacional. Por ello, concluye que la Constitucin proscribe cualquiera de los criterios
mencionados en el fundamento precedente para la determinacin del mbito
competencial de la jurisdiccin militar. Una afirmacin de esta ndole es reiterativa de lo
consagrado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos Lori
Berenson Meja, prrafo 141; Diecinueve Comerciantes, prrafo 165 y Durand y Ugarte,
prrafo 117: que la aplicacin de la jurisdiccin militar se reserva a los militares que
hayan incurrido en delito o falta en el ejercicio de sus funciones y bajo ciertas
circunstancias.
... aquella accin tipificada expresamente en la Ley de la materia, y que es realizada por
un militar o polica en acto de servicio o con ocasin de l, y respecto de sus funciones
profesionales [Exp. N. 0017-2003-AI/TC, caso Defensora del Pueblo, F.J. 132].
Tal acto, sea por accin u omisin, debe afectar necesariamente un bien jurdico
privativo` de la institucin a la que pertenece el imputado; es decir, que la
naturaleza del delito de funcin no depende de las circunstancias de hecho, sino
del carcter de inters institucionalmente vital, que se ve afectado mediante un
acto perpetrado por un efectivo militar o policial en actividad.
9. En ese sentido, slo puede definirse el delito de funcin a partir del criterio referido al
bien jurdico protegido o afectado; ya que, finalmente este criterio de naturaleza
material por cierto, est vinculado con los intereses o bienes que constituyen el objeto de
proteccin de la norma penal militar.
10. Desde esta perspectiva, an cuando la Constitucin refiere que los militares son
juzgados por los delitos de funcin tipificados en el Cdigo de Justicia Militar, un cuerpo
legal de esta naturaleza parece que no tiene cabida, pues la tipificacin de esta clase de
delitos bien podra formar parte de un libro ms del Cdigo Penal, ya que la funcin
punitiva del Estado es una sola y el derecho penal militar y policial no se insufla de
valores y principios situados en la antpoda del derecho penal ordinario.
Como ha dicho Borda la doctrina de la Seguridad Nacional deslig los extremos que
definen la esencia misma de la democracia, al pretender una supuesta preservacin del
orden a travs de la amenaza y el uso arbitrario de la fuerza en contra de los ms
elementales derechos de la persona (...) De esa manera, la garanta de la seguridad del
Estado dependi de la inseguridad de sus habitantes, en una extrapolacin de los modelos
de seguridad que imperaban para entonces en las relaciones internacionales, basados en el
temor como factor de disuacin40[40].
Tras la cada del Muro una nueva doctrina se ha abierto paso y frente a ella no pueden
permanecer impvidos los Estados que quieren vivir en un rgimen democrtico de
respeto a los derechos humanos. Esta nueva doctrina implica el imperativo categrico de
redefinir las relaciones entre poder militar y poder civil, subordinando el primero al
segundo y, por sobre todo, el encuadramiento de los cuerpos armados a la Constitucin.
No cabe duda que el proceso no es lineal, tiene avances y retrocesos y los resultados por
lo dems pueden ser divergentes. Vivimos aun en un mundo de perplejidades.
1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y
eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresin u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios
pacficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de
controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;
2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y
al de la libre determinacin de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal;
4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propsitos comunes.
y de la Polica Nacional al poder constitucional. Es decir, la supremaca del poder
democrtico y civil sobre la funcin militar y policial.
13. As se explica por qu los delitos de funcin constituyen la nica llave que abre la
puerta de la jurisdiccin castrense. Es una contradiccin en sus propios trminos una
justicia militar competente para juzgar delitos que atentan contra los derechos
fundamentales de la persona, porque no es posible la existencia de fuerzas armadas y
policiales actuando como jueces y parte en el procesamiento de crmenes de lesa
humanidad o juzgando delitos comunes. Cmo defiendo la democracia y los derechos
humanos si parto de la premisa que el uso de la fuerza pblica es la ltima ratio para
preservar el orden? Slo con institutos castrenses y policiales formados en el catlogo
ptreo de los derechos humanos.
Sr.
MESA RAMREZ