Dibujo Expresivo
Dibujo Expresivo
Dibujo Expresivo
El dibujo es un instrumento de comunicación de primer orden. en todos los tiempos, en todas las culturas y en
cualquier edad. Como todo lenguaje desempeña diferentes funciones, desde aquella cuyo objetivo es
identificar un objeto o una imagen mental hasta la que, ahondando más, permite transmitir intenciones.
estados de ánimo y sentimientos. Las diversas técnicas utilizadas por el dibujante, unas intuidas y otras
aprendidas. posibilitan esta variedad de funciones. Con su ayuda, el dibujante logra plasma la realidad tal
como es, tal como la ve o tal como la siente. En este tema trataremos de las técnicas del dibujo buscando
sobre todo la capacidad expresiva de cada una de ellas.
Conocimientos básicos
Para representar los objetos y las formas del en-torno por medio del dibujo de libre expresión, es necesario
poseer una serie de conocimientos bási-cos. Estos pueden clasificarse en tres grandes gru-pos:
El punto
En dibujo y en pintura el punto no tiene dimensión ni forma establecida. Puede ser un elemento
protagonista en la composición un círculo o una mancha que se destaquen aisladamente de los demás
elementos de la obra o una pequeña huella casi
imperceptible.
Las funciones esenciales que cumple el punto en el dibujo creativo son, entre otras, la creación de texturas y
la creación del volumen.
Se consideran elementos gráficos todos aquellos componentes simples que estructuran y dan cuerpo a un
dibujo. Los más utilizados son: el punto, la lí-nea, la mancha, la textura y el color.
Cada uno de estos elementos puede utilizarse en una doble dimensión: una objetiva y técnica, orien-tada más a
representar con exactitud los objetos, y otra subjetiva y creativa, orientada más a expresar las emociones del
autor. Esto no significa que las dos dimensiones sean excluyentes, puesto que en muchas ocasiones se
complementan entre sí. Esta integración de las dos variantes, técnica y creativa, se da en numerosas
aplicaciones del dibujo. Hay disciplinas que requieren del uso de construcciones geométricas para su
planteamiento, así como del empleo del color, de las texturas... para su resolu-ción final.
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La línea
La línea es el elemento gráfico esencial del dibujo. Sirve para describir, concretar y fijar la apariencia de las
formas tangibles y también para dar cuerpo a todo aquello que sólo existe en la mente del autor.
Con la línea se dibuja el contorno de las cosas y se delimitan las formas, concretas o abstractas. Sin embargo,
si observamos cualquier objeto, vemos que no existe ningún tipo de línea que defina su con-torno y que éste
queda delimitado por la diferencia de color existente entre el objeto y el fondo sobre el que se sitúa. Por lo
tanto, se puede afirmar que la lí-nea de contorno es un artificio ideado por el hom-bre para hacer posible la
representación dibujística.
Tipos de línea
Se llaman grafismos a aquellas líneas que mantie-nen el mismo grosor en toda su extensión, como si
estuviesen dibujadas con estilógrafos u otros instru-mentos que controlen su espesor con precisión.
Por el contrario, los trazos son las líneas que no mantienen la homogeneidad y cuyo grosor aumenta o
disminuye a lo largo de su recorrido, como si hu-biesen sido trazadas con pincel, carboncillo o rotula-dor
variando la posición de la punta.
Además de la utilidad antes mencionada, las apli-caciones de la línea en el dibujo creativo son muy
nu-merosas; se emplea para encajar, para crear texturas, volumen, espacio, para estructurar una superficie,
do-tar de ritmo a la composición...
La mancha
La mancha es la parte de la superficie pictórica o dibujística que tiene un color, una oscuridad/ lumino-sidad o
una textura distintos a los del resto de la obra. Es un recurso expresivo muy utilizado por los pintores y
confiere al cuadro sensación de frescura, de espontaneidad y de libertad creativa.
La mancha sirve para estructurar superficies, pa-ra encajar, para crear volumen o espacio. Posee evi-dentes
ventajas frente a otros elementos del dibujo, pero también inconvenientes manifiestos. Entre las ventajas se
encuentran la rapidez en la ejecución de la obra y la expresividad fácil e inmediata. Entre los inconvenientes,
hallamos una mayor dificultad de aplicación para los principiantes. Al ser la mancha un elemento más gestual
que la línea o el punto, pro-porciona menor exactitud que éstos a la hora de en-cajar, de valorar el claroscuro y
de crear efectos es-paciales o volumétricos.
LA TEXTURA
En el dibujo, la textura es siempre visual, bidimen-sional y no perceptible al tacto. Dota de gran expre-sividad
a las superficies a las que se aplica.
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Existen tramas impresas presentadas en papel opaco y en láminas transparentes autoadhesivas. En estas
tramas podemos encontrar estructuras geométricas o imitaciones al trazado irregular co-mo el que se podría
obtener realizándolas a mano (figura 9).
Tienen mayor valor estético las texturas creadas por el dibujante, sujetas a su capacidad creativa y a su
destreza manual. Por lo general, presentan una ordenación irregular de los elementos que las com-ponen y son
mucho más adecuadas que las primeras para la modulación tanto del volumen como de la luz de las figuras a
las que se aplican.
El color
El intento de decidir qué es más importante en un dibujo, la línea o el color, ha generado históricamen-te
opiniones enfrentadas. Para muchos autores tra-dicionales la línea es realmente el elemento estructurador de
las formas, mientras que el color cumple un papel meramente expresivo, sin valor configurador
En la actualidad, gracias a los descubrimientos de la teoría de los colores y a la evolución del arte mo-derno,
se reconoce la importancia del tono y la ver-satilidad de sus aplicaciones, que la equiparan a la de la línea. La
aplicación del color en el dibujo no só-lo corresponde a la modulación de las formas, sino que también debe
estar presente en el fondo de la obra para dotar así de coherencia al conjunto. Esto se puede obtener fácilmente
utilizando soportes co-loreados.
La sintaxis de una obra dibujística es el estudio de la relación que se establece entre todos los elemen-tos
gráficos ylas leyes que los ordenan.
Lo primero que se debe hacer antes de proceder al encajado de cualquier forma es elegir la posición que
tendrá el soporte. Para ello, observaremos dete-nidamente el modelo y estudiaremos las dimensio-nes
predominantes. Así, si la altura es superior a la anchura, situaremos el papel en posición vertical. Si, por el
contrario, es la anchura la dimensión que pre-domina elegiremos la posición apaisada.
El segundo paso a seguir consiste en concretar a grandes rasgos la porción de superficie que va a ocu-par el
dibujo, es decir, establecer la relación entre fi-gura y fondo. Es conveniente, por lo tanto, marcar unos
márgenes en el papel que delimiten el espacio que van a ocupar las formas. El margen superior de-be ser de
mayor tamaño que el inferior con el fin de dar sensación de peso a la composición.
Un error muy frecuente entre los principiantes es no fijar de antemano la relación figura/ fondo, con lo que el
dibujo suele resultar demasiado pequeño o demasiado grande para el soporte.
Para ayudarnos a conseguir la proporción de las formas y establecer la relación entre las partes y establecer
todo, podemos utilizar la longitud del lápiz. Con el brazo bien extendido, situaremos la punta de lápiz en la
parte superior del objeto que queremos y, con el dedo pulgar, señalaremos la parte inferior o base. La medida
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así obtenida no sirve para trasladarla al papel, pero sí para asegurarnos de la correspondencia entre las
dimensiones.
El brazo debe estar extendido al máximo en todo momento. Las medidas se tomarán mirando el objeto con un
ojo cerrado. Se medirá la altura total y, a continuación, girando el lápiz, se comprobará si esa magnitud es
menor o mayor que la anchura. Se repetirá la operación con todos los objetos que componen el modelo y la
relación de medidas obtenida servirá para ir encajando las formas.
4.El encajado
Una vez superados los pasos anteriores se puede proceder al encajado de las formas. Se trazan los ejes de
simetría, silos hubiera, de cada uno de los objetos atendiendo a la separación que hay entre ellos y a su
posición espacial, que puede ser vertical, horizontal o inclinada.
Después, iremos situando a ambos lados del eje de simetría las proporciones que corresponden a ca-da una de
las partes del objeto, dibujando general-mente con líneas rectas que encajen «perfectamen-te las formas que
queremos representar.
Es éste un proceso que requiere una comparación constante entre las medidas de las partes del objeto y la
relación de dimensiones entre un objeto y otro.
A continuación, se procede a la concreción de las formas, dibujando las líneas curvas de los elementos.
se puede encajar también por medio de manchas o de líneas que marquen las direcciones del movimien-to o
del ritmo interno de la composición, sin embar-go, estos métodos encierran mayor dificultad.
Por otra parte, es útil tomar una parte de cualquier objeto como módulo o unidad de medida y, partiendo
de él, proporcionar el resto del conjunto. En ese caso pueden hacerse preguntas como éstas: ¿Cuántas veces
está contenido el módulo en la anchura o altura
El volumen y el claroscuro
Cualquier forma representada sólo por su contorno se visualiza sin volumen, es decir, plana, pero silo que
pretendemos es crear sensación de volumen en el di-bujo, tendremos que recurrir al empleo del claroscuro.
En toda forma iluminada se pueden distinguir di-ferentes zonas de luces y de sombras. En el dibujo se
resuelve su representación aplicando los diferentes valores de las escalas cromáticas y acromáticas, se-gún se
trate de dibujos en color o en blanco y negro. Por esta razón, el aplicar correctamente las luces y las sombras
en un dibujo recibe el nombre de valorar o entonar.
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Generalmente, sobre el cuerpo a representar se encuentran las zonas de luces y sombras siguientes:
La penumbra, que es una zona contigua a la ante-rior, que al recibir los rayos luminosos de forma
amortiguada presenta una sombra clara.
La sombra propia del cuerpo, que es en donde se registra la máxima oscuridad del mismo.
En algunos casos aparece el reflejo, que es una pe-queña extensión cercana al contorno del cuerpo y
débilmente iluminada por los rayos que reflejan las superficies próximas a él.
La sombra arrojada, que es la que proyecta el pro-pio objeto sobre los cuerpos o las superficies ad-yacentes.
Se puede valorar o entonar un dibujo utilizando cualquiera de los signos gráficos, desde el punto has-ta las
texturas, pasando por la línea, la mancha, etc. Cada uno de estos elementos proporcionará a la obra una
expresividad particular y es el autor el que debe decidir a cuál recurrir en función de su inten-cionalidad
plástica.
Para llegar a dominar la técnica de entonación de un dibujo es muy conveniente dibujar varias veces un
mismo objeto aplicándole el claroscuro mediante la utilización de puntos, manchas, texturas, etc.
El espacio
El problema de la representación espacial sobre el plano del cuadro es una constante a lo largo de la historia
de las artes plásticas. Desde los hombres prehistóricos, que dibujaban sobre los relieves y oquedades de las
rocas para dotar de volumen a sus pinturas, hasta obras contemporáneas, en las que se rasga el lienzo para
romper su bidimensionalidad, la historia de la pintura y del dibujo ha pasado por una serie de etapas
presididas por la búsqueda de la ma-terialización del espacio físico sobre el soporte.
Ya hemos visto que el empleo del claroscuro ayu-da a la representación volumétrica de las formas y, en
ocasiones, crea también efectos espaciales. No obstante, hay otros métodos que producen en el es-pectador
una ilusión espacial más acentuada que el simple uso del claroscuro. Uno de los métodos más
utilizado por los pintores y los dibujantes es el siste-ma cónico o perspectiva cónica, tanto en su variante lineal
como aérea.
Los fenómenos perceptivos que colaboran a au-mentar la sensación de espacio son los siguientes:
El traslapo.
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Las técnicas gráficas son los procedimientos que emplea el artista para la realización de sus dibujos. Las
técnicas más usuales son las técnicas de lápices de grafito o de colores, carboncillo y lápiz compues-to,
sanguinas, pasteles, tintas y técnicas mixtas.
Lápices de grafito
Los lápices de grafito están graduados según su blandura o su dureza en una escala que va desde el 8B hasta el
8H: la letra B designa la blandura y la H la dureza. El número antepuesto a dichas letras in-dica el grado de
blandura o dureza relativas. Así, un lápiz 7B será más blando que un 5B o un 3B. La misma relación numérica
se utiliza para señalar la dureza.
Se puede dibujar con lápices de grafito de dos for-mas distintas: con la punta de la mina o con el lápiz
tumbado.
Con la punta de la mina se pueden trazar puntos, líneas formando rayados, tramados o cualquier otro signo
gráfico. Las diferencias tonales de las luces y las sombras se obtendrán uniendo o separando las líneas de los
rayados muy juntas o entrecruzadas para las sombras y separadas para las luces o bien engrosando los trazos
en las zonas oscuras y adelga-zándolos en las claras.
El empleo del lápiz tumbado, por su parte, es idó-neo para el dibujo de mancha. La mayor o menor presión
ejercida sobre los lados de la mina proporcionará sombras de distintos valores. Los lápices de colores se
utilizan exactamente igual que los de grafito y resul-ta muy interesante la combinación de ambos.
El carboncillo es la técnica más tradicional para ¡ el dibujo de estatuas y el dibujo del natural.
1. Al aplicar el carbón al papel del dibujo se desprenden una serie de partículas que se pueden ex−
Las principales características del carboncillo a son su gran inestabilidad y su capacidad de producir a negros
muy intensos.
El lápiz compuesto tiene la mina de carbón mez-clada con un aglutinante que le da mayor fijeza so-bre el
papel. Existen tres grados de dureza: duro,
medio y blando.
La combinación de las dos técnicas, carboncillo y Del lápiz compuesto, proporciona excelentes resultados y
en la obra.
Por otra parte, un dibujo hecho a carboncillo no puede borrar con las gomas convencionales. Para co-rregir los
posibles errores se utilizará un trapo blanco de algodón, miga de pan o gomas moldeables. Estas últimas
sirven, además, para sacar toques de luz.
La sanguina
Por sus colores rojizos y la po-sibilidad de mezcla con carbonci-llo y creta blanca, la sanguina es un medio
adecuado para el dibu-jo de la figura humana, esencial-mente para el estudio de desnu-dos, porque
proporciona una gran variedad de matices a las carnaciones.
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Sus características son simila-res a las del carboncillo y, por lo tanto, su técnica es análoga a la de éste.
Se obtienen muy buenos resul-tados al trabajarla sobre soportes coloreados, como papeles ocres. grises,
cremas...
Se puede difuminar con los de-dos, difuminos y/o trapos. ade-más del lavado, que consiste en diluir la
sanguina mediante un pincel húmedo.
El pastel
Son barras de colores hechas con una mezcla de pigmentos y resinas. Se fabrican en gran varie-dad de colores
x' en tres grados distintos de dureza, siendo los blandos los más aconsejables por su facilidad de uso y por los
deli-cados matices cromáticos que se obtienen al aplicarlos.
El soporte adecuado para el di-bujo al pastel es un papel que tenga una textura con bastante grano. Es
conveniente el empleo de papeles coloreados puesto que si no se efectúa mucha presión con las ba-rras. el
polvo no penetra en el gra-no del papel y permite que se trans-parente el color del soporte.
Los tonos se aplican por medio de punteados, rayados y tramados se pueden difuminar con los de-dos y con
los difuminos.
Técnicas mixtas
Las técnicas mixtas son aque-llas en las que el artista mezcla diferentes medios y procedimien-tos.
En dibujo es habitual que la obra no esté resuelta íntegramen-te con una misma técnica gráfica y que el
dibujante combine varios procedimientos para obtener una mayor fuerza expresiva.
Lápices con ceras, pasteles con carboncillo, tintas con acua-relas o con gouache... cualquier combinación
puede resultar suge-rente siempre y cuando se respe-ten las características propias de cada técnica.