Parmnides y Heraclito
Parmnides y Heraclito
Parmnides y Heraclito
No obstante, a ti te ser dado aprender todo esto, y cmo las apariencias tendran que
aparecerse para siempre como la realidad total. Voy a decrtelo ahora mismo, pero
presta, atencin a mis palabras, las nicas que se ofrecen al pensamiento de entre los
caminos que reviste la bsqueda.
Aquella que afirma que el Ser es y el No-Ser no es, significa la va de la persuasin
puesto que acompaa a la Verdad, y la que dice que el No-Ser existe y que su
existencia es necesaria, sta, no tengo reparo en anuncirtelo, resulta un camino
totalmente negado para el conocimiento.
Porque no podras jams llegar a conocer el No-Ser cosa imposible y ni siquiera
expresarlo en palabras.
... porque el pensar y el ser son una y la misma cosa. Observa, pues, cmo lo que
parece ms lejano se hace firmemente presente para el espritu, que no se ver
dividido por la unin del Ser con el Ser, ni para dispersarse enteramente en contra del
orden del universo ni para reunirse.
Indiferente ser para m el lugar por dnde comience, porque a este punto tendr que
volver de nuevo. Hay que decir y pensar que el Ser existe, ya que es a l a quien
corresponde la existencia, en tanto es negada a lo que no es. Te invito a que
consideres todo esto, pero, a la vez, quiero prevenirte acerca de esta va de la
bsqueda y en cuanto a aquella otra por la que se lanzan los mortales ayunos de
saber, que marchan errantes en todas direcciones, cual si de monstruos bicfalos se
tratase.
Porque es la perplejidad la que en el pecho de estos dirige su espritu vacilante. Y as
se ven llevados de aqu para all, sordos, ciegos y llenos de asombro, como turba
indecisa para la cual Ser y No-Ser parecen algo idntico y diferente, en un caminar en
pos de todo que es un andar y un desandar continuo.
Porque jams fuerza alguna someter el principio: que el No-Ser sea. Pero t, no
obstante, aleja tu pensamiento de esta va y no te dejes llevar sobre ella por la fuerza
rutinaria de la costumbre, ni manejando tus ojos irreflexivamente, ni tus odos que
recogen todos los ecos, ni acaso tu lengua; juzga, por el contrario, con razones que
admitan mltiples pruebas, como las que yo te he mostrado. Slo nos queda ahora el
hablar de una ltima va, la de la existencia del Ser. Muchos indicios que ella nos
muestra permiten afirmar que el Ser es increado e imperecedero, puesto que posee
todos sus miembros, es inmvil y no conoce fin.
No fue jams ni ser, ya que es ahora, en toda su integridad, uno y continuo. Porque,
en efecto, qu origen podras buscarle? De dnde le vendra su crecimiento? No te
permitir que me digas o que pienses que haya podido venir del No-Ser, porque no se
puede decir ni pensar que el Ser no sea. Qu necesidad, pues, lo habra hecho surgir
en un momento determinado, despus y no antes, tomar su impulso de la nada y
crecer?
Por tanto, o ha de existir absolutamente o no ser del todo. Jams una fe vigorosa
aceptar que, de lo que no es, pueda nacer una cosa distinta; as, tanto para nacer
como para perecer la Justicia no le conceder licencia relajando los lazos con los que
lo retiene. La decisin sobre este punto descansa en esto: es o no es. Pero una vez
decidido, como era necesario, el abandono de uno de los caminos por su carcter de
impensable e innominado porque no es el verdadero, habr que considerar el otro
como real y autntico.
Porque, cmo en el curso del tiempo podra ser destruido el Ser? Cmo podra
llegar a existir? Ya que, si alcanz la existencia, no es, y lo mismo ocurre si alguna vez
deba existir. As se extingue el nacimiento y queda ignorada la destruccin.
No es igualmente divisible, puesto que es todo l homogneo. Nada hay de ms que
llegue a romper su continuidad, ni nada de menos, puesto que todo est lleno de Ser.
De ah su condicin de todo continuo, ya que el Ser toca el Ser.
Inmvil, por otra parte, en los lmites de sus grandes vnculos, carece de principio y de,
fin, puesto que nacimiento y destruccin aparecen muy alejados, rechazados ya por la
verdadera fe.
Como lo mismo que permanece en lo mismo, en s mismo descansa y as prosigue
inmutable en el mismo lugar, porque la poderosa Necesidad lo mantiene en los lazos
del lmite que aprisiona su contorno.
No queda, pues, permitido al Ser el puro inacabamiento, ya que est claro que no
carece de nada, porque, de carecer de algo, carecera de todo. Es una y la misma
cosa el pensar y aquello por lo que hay pensamiento, pues sin acudir al Ser, en el cual
se encuentra expresado, podras acaso encontrar el pensar? Nada hay ni habr fuera
del Ser, ya que el Destino lo encaden en una totalidad inmvil. No es, por tanto, ms
que puro nombre todo lo que los mortales instituyeron persuadidos de que era verdad:
nacer y perecer, ser y no ser, cambiar de lugar o mudar de tono en relacin con el
color.
Adems, y dado que posee un ltimo lmite, el Ser est terminado por todas partes,
semejante a la masa de una esfera bien redondeada, igual en todas direcciones a
partir del centro. Ni mayor ni menor podra ser en cualquiera de sus partes.
No hay en efecto un No-Ser que le impida alcanzar la homogeneidad, ni Ser alguno
que pueda aumentarlo o disminuirlo, ya que por entero se manifiesta inviolable. As,
pues, idntico por todas partes a s mismo, alcanza igualmente sus lmites.
Sobre lo cual dejo de pronunciar mi discurso digno de fe y ceso en mi pensamiento.
referente a la Verdad. En adelante, sern las opiniones de los mortales las que t
podrs aprender al dar odos a la ordenacin engaosa de mis versos.
Porque fijaron y ofrecieron nombre a dos formas de conocer, de las cuales una sola no
es lcita en lo cual se engaaron completamente. Esta armazn fue por ellos
dividida en contrarios, con caracteres precisos y separados unos de otros: a uno
qued asignado el fuego etreo de la llama, que es dulce y en extremo ligero, idntico
a s mismo en todas partes, pero no al otro. Este otro es el contrario de aqul, como
noche incapaz de conocer y estructura compacta y pesada.
Te declaro, pues, como sistema universal toda esta serie de cosas verosmiles, para
que ninguno de los mortales pueda sobrepasarte con su facultad de conocer.