Cuadernos Guardia Civil

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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL

REVISTA DE SEGURIDAD PBLICA


3 POCA
DIRECTOR

AUTORA Y PROPIETARIA

Santiago Garca Martn, Gabinete Tcnico de la


Guardia Civil

Direccin General de la Guardia Civil


ISSN: 2341-3263
NIPO: 126-15-005-2

REDACTOR JEFE
Jos Mara Blanco Navarro, Gabinete Tcnico de la
Guardia Civil

REDACTORA JEFE ADJUNTA


Ana Mara Ruano Ruano, Gabinete Tcnico de la
Guardia Civil

SECRETARA
Mara Jess Martn Garca, Gabinete Tcnico de la
Guardia Civil
Centro de Anlisis y Prospectiva de la Guardia Civil
Guzmn el Bueno, 110
28003 MADRID
Telf. 91 514 29 56
E-mail: [email protected]

CONSEJO EDITORIAL
Francisco Javier Ara Callizo, General de Divisin,
Jefe del Gabinete Tcnico
Fanny Castro-Rial Garrone, Directora del Instituto
Universitario de Investigacin en Seguridad Interior
Flix Brezo Fernndez, Doctor y experto en ciberseguridad
Carlos Echeverra Jess, Universidad Nacional de
Educacin a Distancia
Mara Paz Garca Vega, Universidad Complutense
de Madrid
Oscar Jaime Jimnez, Universidad Pblica de Navarra
Manuel de Juan Espinosa, Director del Instituto de
Ciencias Forenses y de la Seguridad. Universidad
Autnoma de Madrid
Florentino Portero Rodrguez, Universidad Nacional
de Educacin a Distancia
Arturo Ribagorda Garnacho, Universidad Carlos III
Daniel Sans-Rubert Pascual, Universidad de Santiago de Compostela
Santiago Garca Martn, Teniente Coronel, Gabinete
Tcnico Guardia Civil
Jos Mara Blanco Navarro, Director del Centro de
Anlisis y Prospectiva

EDITA
Ministerio del Interior
Secretara General Tcnica
Direccin General de la Guardia Civil
Centro Universitario de la Guardia Civil
Pgina oficial de Cuadernos de la Guardia Civil
http://bit.ly/1Fdw213
Lista de los nmeros en KOBLI
http://bibliotecasgc.bage.es/cgi-bin/koha/opacshelves.pl?viewshelf=59&sortfield=
Catlogo general de publicaciones oficiales
http://publicacionesoficiales.boe.es/

CONSEJO DE REDACCIN
Francisco Javier Ara Callizo, Gabinete Tcnico de
la Guardia Civil
Fanny Castro-Rial Garrone, Instituto Universitario
de Investigacin sobre Seguridad Interior
Francisco Javier Alvaredo Daz, Jefatura de Enseanza de la Guardia Civil
Jos Ignacio Criado Garca-Legaz, Estado Mayor
de la Guardia Civil
Jos Duque Quicios, Secretara Permanente para la
Clasificacin y Evaluacin de la Guardia Civil
Eduardo Isidro Martinez Viqueira, Subdireccin General de Personal de la Guardia Civil
Eulalia Castellanos Spidla, Oficina de Relaciones
Informativas y Sociales de la Guardia Civil
Manuel Lpez Silvelo, Estado Mayor de la Guardia Civil
Rafael Morales Morales, Agrupacin de Trfico de
la Guardia Civil
Fernando Moure Coln, Centro Universitario de la
Guardia Civil
Jos Joaqun Daz Garca, Subdireccin General de
Apoyo de la Guardia Civil
Mara del Pilar Villasante Espino, Academia de Oficiales de la Guardia Civil
Ana Pilar Velzquez Ortiz, Asesosia Jurdica de la
Guardia Civil
Santiago Garca Martn, Teniente Coronel, Gabinete
Tcnico Guardia Civil
Jos Mara Blanco Navarro, Director del Centro de
Anlisis y Prospectiva

La Direccin General de la Guardia Civil no se responsabiliza de las opiniones contenidas en los artculos

A lo largo de los aos, la Guardia Civil ha venido haciendo una gran labor divulgativa con la publicacin de la Revista de Estudios Histricos, lo que ha contribuido a la
comprensin de su carcter, su tiempo, sus actividades y funciones.
Desde 1989 este esfuerzo en difusin de cultura de seguridad ha desembocado en
la elaboracin de los "Cuadernos de la Guardia Civil".
Se trata de una publicacin acadmico profesional, de contenidos originales y periodicidad semestral, con contenidos relevantes sobre seguridad nacional, seguridad
pblica, tcnica policial, riesgos y amenazas, en todas sus dimensiones (histrica,
jurdica, estratgica, tctica, etc.). Los gneros documentales admitidos son los artculos de investigacin, los artculos profesionales, y la resea de libros. Los destinatarios son expertos en seguridad, acadmicos y profesionales, tanto del sector pblico y
privado, estudiantes, as como cualquier ciudadano interesado en la materia.
Cuadernos de la Guardia Civil est abierta a cualquier autor, a cuyos efectos se
establecen dos periodos para la recepcin de artculos: el 1 de mayo y el 1 de noviembre. El primer nmero de cada ao se publica durante el mes de enero, y el segundo
durante el mes de julio. Se pueden publicar adicionalmente nmeros especiales o
suplementos. Los artculos propuestos sern enviados respetando las normas de publicacin que figuran al final del nmero. Las propuestas se pueden enviar en formato
electrnico a: [email protected]
La evaluacin y seleccin de los artculos se realiza previa evaluacin mediante un
sistema por pares, en el que intervienen evaluadores externos a la editorial, y posterior aprobacin por el Consejo Editorial. Los artculos pueden ser escritos en espaol,
ingls o francs.
La Revista Cuadernos de la Guardia Civil se compromete a mantener altos estndares ticos, y especialmente el "Code of conduct and best practices guidelines for
journal editors" del Committee on Publication Ethics (COPE).
Los contenidos de la Revista Cuadernos de la Guardia Civil se encuentran referenciados en los siguientes recursos de informacin: LATINDEX, DICE (Difusin y
Calidad Editorial de las Revistas Espaolas de Humanidades y Ciencias Sociales y
Jurdicas) y DIALNET.
Especial referencia merece su inclusin en el sistema bibliotecario de la Administracin General del Estado, a travs de la Plataforma KOBLI:
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cada vez que se publique un nuevo nmero, solicitndolo a la cuenta : [email protected].

NDICE

DOSSIER: TRATA DE SERES HUMANOS


TRAFFICKING IN HUMAN BEINGS
Katarzyna Cuadrat-Grzybowska, PHD
LA TRATA DE PERSONAS COMO MERCADO ILCITO DEL CRIMEN
ORGANIZADO
Andrea Gimenez-Salinas Framis

13

EL DELITO DE TRATA DE SERES HUMANOS


Joaqun Snchez-Covisa Villa

36

TRATA DE SERES HUMANOS


Vicente Calvo Vinagre y Patricia Garca Domnguez

52

ARTCULOS
NUEVOS PERFILES DE LA PIRATERA MARINA Y NUEVOS ENFOQUES
PARA COMBATIRLA
Juan Manuel de Faramin Gilbert
EUROSUR
Vctor Manuel Garca Sacristn

67
81

THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS


Jos David Nebreda Martell

103

LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS


Salvador Ruiz Ortiz
Eduardo Osuna Carrillo de Albornoz
Juan Antonio Rodrguez Coque

135

LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA


Pedro Antonio Vargas Camacho

155

RESEA DE LIBROS
INVESTIGACIN CRIMINAL. PRINCIPIOS, TCNICAS Y APLICACIONES
Andrea Gimnez-Salinas Framis y Jos Luis Gonzlez lvarez

176

SUPERFORECASTING. THE ART AND SCIENCE OF PREDICTION


Philp E. Tetlock y Dan Gardner

179

DATOS SOBRE LOS AUTORES DE ESTE VOLUMEN POR ORDEN


ALFABTICO

182

NORMAS PARA LOS AUTORES

184

CENTRO UNIVERSITARIO GUARDIA CIVIL

186

INSTITUTO UNIVERSITARIO DE INVESTIGACIN SOBRE SEGURIDAD


INTERIOR

187

TRAFFICKING IN HUMAN BEINGS


LATEST DEVELOPMENTS RELATED TO THE IMPLEMENTATION
OF THE EUROPEAN UNIONS LEGAL AND POLICY FRAMEWORK
SELECTIVE SUMMARY

KATARZYNA CUADRAT-GRZYBOWSKA, PHD1


OFFICE OF THE EU ANTI TRAFFICKING COORDINATOR. EUROPEAN COMMISSION

1. INTRODUCTION AND CONTEXT


The European Union recognises trafficking in human beings as a severe violation of
fundamental rights. It is the only form of organised crime explicitly prohibited in the EU
Charter of Fundamental Rights2, hence addressing trafficking in human beings means
upholding fundamental rights.
Trafficking in human beings is addressed both in relation to illegal migration3 as well
as in relation to police and judicial cooperation4 (respectively Article 79 and 83 of the
Treaty). It is a complex transnational phenomenon5 with implications which individual
countries cannot effectively address on their own, thus requiring effective and constant
joint efforts and multi-disciplinary cooperation of different actors active in this field. It is
a phenomenon which requires a comprehensive and pro-active approach at all levels:
national, regional, European, international.
Furthermore, trafficking in human beings is referred to in the European Agenda on
Security6 and the European Agenda on Migration7.
Based on the Eurostat Working Paper8 covering the reference period of 2010-2012,
30 146 women, men, girls and boys were registered as victims of trafficking in the EU
Member States. 80% of victims were female, 70% of traffickers were male. 16% of
1

2
3
4
5
6

The information and views set out in this article are those of the author and do not necessarily reflect the official opinion of the European Union. Neither the European Union institutions and bodies
nor any person acting on their behalf may be held responsible for the use which may be made of
the information contained therein.
Article 5 (3) of the Charter of Fundamental Rights of the European Union stipulates that Trafficking
in human beings is prohibited.
Article 79 of the Treaty on the functioning of the European Union (consolidated version)
Article 83 of the Treaty on the functioning of the European Union (consolidated version_
Trafficking in human beings does not need to involve the crossing of the external borders of the
European Union or have a cross-border element.
Communication from the Commission to the European Parliament, the Council, the European Economic and Social Committee and the Committee of the Regions, The European Agenda on Security, April 2015; https://ec.europa.eu/anti-trafficking/sites/antitrafficking/files/eu_agenda_on_security_en.pdf
Communication from the Commission to the European Parliament, the Council, the European Economic and Social Committee and the Committee of the Regions, A European Agenda on Migration,
May 2015; http://ec.europa.eu/dgs/home-affairs/what-we-do/policies/european-agenda-migration/
background-information/docs/communication_on_the_european_agenda_on_migration_en.pdf
Eurostat working paper, Trafficking in human beings, 2014 edition; https://ec.europa.eu/anti-trafficking/sites/antitrafficking/files/trafficking_in_human_beings_-_eurostat_-_2014_edition.pdf

CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

TRAFFICKING IN HUMAN BEINGS

registered victims were children, girls and boys. Data also prove that the most widespread form of exploitation is sexual exploitation (69%), of which women and girls are
the vast majority of victims (95%). Over 1000 child victims were trafficked for sexual
exploitation. Trafficking for labour exploitation constitutes 19% of the reported cases,
primarily affecting men and boys (71%), followed by other forms, like trafficking for engaging into criminal activities or for selling of children. Almost two thirds of the victims
(65%) come from countries within the EU (intra-EU trafficking). 8805 people were prosecuted for trafficking in human beings over 2010-2012. There were 3855 convictions
reported over the same period.
2. EU AND POLICY LEGAL FRAMEWORK TO ADDRESS TRAFFICKING
The European Union has developed over the last years a comprehensive legal and
policy framework to address trafficking in human beings, in particular by adopting the
Directive on preventing and combating trafficking in human beings and protecting its
victims9 (Directive or the Anti-trafficking Directive) and the EU Strategy towards the
Eradication of Trafficking in Human Beings 2012-201610 (EU Strategy).
It should be emphasised that the European Union law is victims centred, gender
specific, child sensitive and human rights based. The Anti-Trafficking Directive, adopted after the Lisbon Treaty11, is a milestone instrument at EU level. The deadline for
transposition of the Directive expired on 6 April 2013. The European Commission is
proactively monitoring the transposition processes in the Member States and is currently analysing the information received from the Member States. The Commission
will report to the European Parliament and the Council on the extent to which the Member States comply with the Directive in 2016.
The EU Strategy provides a coherent framework to assist the Member States in
the implementation of the Directive. It focuses on priority areas and concrete actions
to be carried out in partnership with EU institutions and bodies as well as Justice and
Home Affairs Agencies (JHA Agencies) and more widely in cooperation with a variety
of other stakeholders, including civil society organisations. The EU Strategy has been
endorsed by the Justice and Home Affairs Council Conclusions of 25 October 2012.
Reflecting the comprehensive approach of the Directive, the priorities of the Strategy
cover: 1) identification, protection and assistance to victims of trafficking; 2) prevention,
including demand reduction; 3) ensuring and enhancing investigation and prosecution
of traffickers; 4) coordination and cooperation among key actors ensuring policy coherence; 5) increasing knowledge to ensure effective response to emerging concerns
related to all forms of THB. The actions encompassed are the result of a thorough examination of measures and policies that were already in place, extensive consultation
9

Directive 2011/36/EU of the European Parliament and of the Council of 5 April 2011 on preventing
and combating trafficking in human beings and protecting its victims; http://ec.europa.eu/anti-trafficking/sites/antitrafficking/files/directive_thb_l_101_15_april_2011_1.pdf
10 Communication from the Commission to the European Parliament, the Council, the European Economic and Social Committee and the Committee of the Regions, The EU Strategy towards the Eradication of Trafficking in Human Beings 20122016; http://ec.europa.eu/home-affairs/doc_centre/
crime/docs/trafficking_in_human_beings_eradication-2012_2016_en.pdf
11 Treaty of Lisbon amending the Treaty on European Union and the Treaty establishing the European Community; http://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/HTML/?uri=OJ:C:2007:306:FULL
&from=EN
CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

KATARZYNA CUADRAT-GRZYBOWSKA, PHD

with the Member States, civil society, scholars, international organisations, National
Rapporteurs or Equivalent Mechanisms (NREMs) and other stakeholders. The views
of victims of trafficking are also incorporated in the Strategy.
To ensure the continuation of the work and efforts in this area, the preparatory work
for a post- 2016 Strategy is ongoing and its publication is envisaged for the end of 2016.
The Commission presented the Mid-term Report on the implementation of the EU
Strategy12 which takes stock of actions launched or implemented until October 2014
and of the work carried out within EU Institutions, JHA Agencies, Member States and
civil society. It covers actions both within the European Union as well as with non-EU
countries as per the implementation of the Action Oriented Paper on strengthening the
EU external dimension on action against THB13. The objective of the Report, which
was an initiative of the Commission, was to present the work that has been done so far
up to now and share that information with all stakeholders concerned.
The European Union appointed an EU Anti-trafficking Coordinator14, Dr Myria Vassiliadou, to provide an overall strategic policy orientation in the field of trafficking in
human beings. The EU Anti-trafficking Coordinator oversees the implementation of the
EU Strategy and ensures visible coherence and strengthened coordination on policies
and actions within the Commission, other EU institutions, bodies and JHA Agencies,
non-EU countries, and regional and international organisations.
Partnerships with the civil society are crucial in the efforts to address trafficking
in human beings. For this reason, the European Commission launched in 2013 the
EU Civil Society Platform against trafficking with the participation of more than one
hundred civil society organisations from EU Member States and selected neighbouring priority countries.15 The latest biannual meeting of the Civil Society Platform was
held on 21 October 2015 as part of the events organised to mark the Ninth EU Antitrafficking Day.
Furthermore, the Anti-Trafficking Directive and the EU Strategy towards the Eradication of Trafficking in Human Beings recognise the fundamental role of the private
sector and stakeholders in preventing and combating trafficking in human beings and
protecting and assisting its victims, in particular in their efforts to reduce demand for
trafficking in human beings and develop supply chains that do not involve trafficking in
human beings. Article 5 of the Directive contains provisions relating to legal obligations
of businesses such as the liability of legal persons for trafficking in human beings offenses and the sanctioning of legal persons. This includes trafficking in human beings for
all forms of exploitation,for the purpose of forced labour and slavery included. It is of
12 Mid-term report on the implementation of the EU strategy towards the eradication of trafficking in
human beings; https://ec.europa.eu/anti-trafficking/sites/antitrafficking/files/commission_staff_working_document_-_mid-term_report_on_the_implementation_of_the_eu_strategy_towards_the_
eradication_of_trafficking_in_human_beings.pdf
13 Action Oriented Paper on strengthening the EU external dimension against trafficking in human
beings, 2009; https://ec.europa.eu/anti-trafficking/eu-policy/action-oriented-paper-strengtheningeu-external-dimension-against-trafficking-human-beings_en
14 More information about the EU Anti-trafficking Coordinator on the anti-trafficking website: https://
ec.europa.eu/anti-trafficking/eu-anti-trafficking-coordinator_en
15 More information on the activities of the Platform can be found on our website: http://ec.europa.eu/
anti-trafficking/
8

CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

TRAFFICKING IN HUMAN BEINGS

utmost importance to ensure that this provision of the Directive is fully transposed and
meaningfully implemented in all Member States.
Partnerships with non-EU countries are also at the heart of the EU Strategy to address trafficking in human beings. The European Union is a global actor and a major donor of aid. The Office of the EU Anti-trafficking Coordinator together with the
European External Action Service (EEAS) focuses on the external dimension of the
EU anti-trafficking policy. At the moment, projects on trafficking in human beings are
funded under financial instruments dealing with cooperation with third countries. The
Action Oriented Paper (AOP) aims to strengthen the commitment and coordinated
action of the EU and the Member States to prevent and combat all forms of THB in
partnership with third countries, regions and organizations at international level. The
second implementation report of the AOP in 2012 included a list of priority countries
and regions for further strengthening and streamlining cooperation for addressing the
phenomenon. Together with EEAS and relevant Commissions services, the Office of
the EU Anti-trafficking Coordinator have mobilised the EU Delegations (EUDEL) in the
priority countries to participate actively in the coordination and implementation of agreed actions using as much as possible existing resources and mechanisms. EU DEL
are encouraged to ensure a close follow-up of EU funded projects on trafficking in human beings, beyond the standard project monitoring mechanisms already in place. In
addition, regular exchange of information between the host country authorities and the
EU DEL on policies and interests related to trafficking in human beings is encouraged.
The legal and policy framework puts victims at its heart. For this reason, and
amongst many initiatives, including substantial funding in the area of victim assistance, protection and support, the European Commission published on 15 April 2013 an
Overview of the rights of the victims of trafficking in human beings16. The document
contains user-friendly information on labour, social, residence and compensation rights
that victims of trafficking hold under EU law. Such information can be used by victims
and practitioners (NGOs, the police, immigration authorities, labour inspectors, border
guards, health and social workers) working in the field of trafficking in human beings.
The document contributes to the effective realisation of established rights by helping
authorities in EU Member States to deliver the assistance and protection that victims
need and deserve. It includes a non-exhaustive list of victims social, labour and migrant rights, as well as international protection rights.
Identification of victims of trafficking is fundamental in the area of trafficking in
human beings. In order to ensure better coordination and increase coherence, in
September 2013 the Commission published a Reference document on the Guidelines
for the identification of victims of trafficking in human beings, especially for border
guards and consular services17. The document provides a list of indicative guidelines,
refers to the existing handbooks and manuals and lists the projects on the identification
of victims, in particular those targeting consular services and border guards, and
thus encouraging their systematic use by the respective officials. In order to avoid
duplication and to ensure that the Commissions document is of practical use to front
16 The EU rights of victims of trafficking in human beings, European Commission, 2013; http://
ec.europa.eu/dgs/home-affairs/e-library/docs/thb_victims_rights/thb_victims_rights_en.pdf
17 Reference document, Guidelines for the identification of victims of trafficking in human beings,
especially for border guards and consular services, European Commission, 2013; http://ec.europa.
eu/anti-trafficking/eu-policy/guidelines-identification-victims_en
CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

KATARZYNA CUADRAT-GRZYBOWSKA, PHD

line officers, the document contains only indicative guidelines presented in a concise
way. The document also complements and synergistically interacts with other work
streams such as the funded projects for the development of comprehensive guidelines
to facilitate a pan-European Union coordinated approach.
Encouraging the Member States to follow the money including via conducting regular and systematic financial (including asset tracing) investigations and to increase the
number of prosecutions and convictions in the THB area
The European Agenda on Security (EAS)18 as well as other relevant documents
including the Europols Strategic Document19 stress the fact that trafficking in human
beings is a highly profitable form of crime. THB is a financially and demand driven crime which renders astronomical profits20 to traffickers. It exists because of the profits
and the demand which fosters all forms of exploitation.
Based on Europols Report on the future of organised crime (March 2015)21, trafficking in human beings will remain a significant source of revenue for OCGs, thus
is presented as a stable market. The report reads further, the persisting demand
for ever-cheaper goods and services, combined with intensified competition between
suppliers, drives down prices and creates new opportunities for exploitation.
In this context, it is important to mention that trafficking in human beings has been
identified as one of the EU priority crimes under the EU Policy Cycle on Serious and
Organised Crime 2014-2017. Under this framework, the European Multidisciplinary
Platform against Criminal Threats (EMPACT)22 on trafficking in human beings constitutes a very useful operational platform for Member States law enforcement authorities
aiming at strengthening their operational activities against this phenomenon based on
the operational action plans which are implemented by the law enforcement authorities
participating in the project, together with Europol and other JHA Agencies as well as
the European Commission. Proactive work on financial investigations related to THB
is addressed in this operational framework.
The EU legal and policy framework addressing trafficking in human beings
emphasizes the need to follow the money involved in THB including by conducting
more proactively financial (including asset-tracing) investigations related to THB cases,
18 The European Agenda on Security emphasises that trafficking in human beings is an extremely
pernicious but highly lucrative form of crime.
19 Europol Strategic Document The THB financial business model Assessing the current state of
knowledge July 2015; https://ec.europa.eu/anti-trafficking/sites/antitrafficking/files/europol_financial_business_model.pdf
20 Based on the available sources, in particular the Europol Strategic Document The THB financial
business model Assessing the current state of knowledge, it is challenging to make estimate
on the overall profits derived from the trafficking in human beings activities in the EU. () some
Member States do provide financial assessments, but in most cases the data is incomplete and
lacks a consistent methodology for calculation. Some estimates and figures on profits are however
reported by Europol and open sources. Based on Europols document as well as the estimates from
ILO, the estimated profit globally of THB related sexual exploitation is 25.8 billion euro. The estimated profits of THB for sexual exploitation in EU and developed countries amounts to 23.5 billion
euro. The estimated profit globally on all forms of trafficking in human beings is 29.4 billion euro. A
traffickers average annual income is about 70 000 euro.
21 https://www.europol.europa.eu/content/exploring-tomorrow%E2%80%99s-organised-crime
22 More information can be found at https://www.europol.europa.eu/content/eu-policy-cycle-empact
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

TRAFFICKING IN HUMAN BEINGS

increasing the number of THB investigations and prosecutions as well as exploring


more the links between THB and other forms of organised crime23. This work is also
strongly embedded in the European Security Agenda.
The European Commission has, on numerous occasions, encouraged the Member
States to conduct in a systematic and regular way financial investigations related to
THB24. The EU Strategy towards the Eradication of Trafficking in Human Beings 20122016 is also highlighting the importance of increasing prosecution of traffickers and
ensuring more regular, systematic and proactive financial investigation on trafficking in
human beings.
3. REPORTS TO BE PUBLISHED IN THE COURSE OF 2016
The European Commission intends to publish three reports related to trafficking in
human beings, in 2016:
A report on the situation of trafficking in human beings in the EU, based on information from Member States, as per Articles 19 and 20 of Directive 2011/36/EU.
A report, as per Article 23 par 1 of Directive 2011/36/EU, assessing the extent to
which the Member States have taken the necessary measures in order to comply with the Directive, including a description of action taken under Article 18(4),
accompanied, if necessary, by legislative proposals
A report assessing the impact of existing national law, establishing as a criminal
offence the use of services which are the objects of exploitation of THB, accompanied if necessary by adequate proposals.
In addition, as mentioned earlier, the post-2016 Strategy is envisaged for 2016.
4. CONCLUSION
The European Union has a zero tolerance approach to trafficking in human beings.
The EU legal and policy framework against trafficking in human beings clearly addresses the need for a comprehensive, coherent and coordinated approach in this field.
Effective actions against trafficking in human beings, focusing equally on prevention, protection and prosecution, require close cooperation between Member States
including MS law enforcement authorities, all the relevant services of the Commission,
JHA Agencies that signed the Joint Statement on cooperation on THB25, international
partners, civil society and the private sector. The Commission and the EU Anti-trafficking Coordinator ensure that this approach is fully implemented.
23 See Midterm Report on the implementation of the EU Strategy
24 In a nutshell, financial investigations can serve as a tool for gathering evidence. Evidence gathered
from money trails might provide the necessary additional proof, thus relieving victims of the burden
of testifying in court. Tracing the transfers of money can show who is sending money to whom, how
often and how much. Investigations of this kind are a useful instrument for identifying the financial
structures and disrupting criminal networks.
25 https://ec.europa.eu/anti-trafficking/eu-policy/joint-statement-heads-eu-justice-and-home-affairsagencies_en
CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

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KATARZYNA CUADRAT-GRZYBOWSKA, PHD

BIBLIOGRAFA
Press release: High Level Conference Marks Ninth EU Anti-Trafficking Day
http://ec.europa.eu/anti-trafficking/node/4920
Study on case-law on trafficking for the purpose of labour exploitation
http://ec.europa.eu/anti-trafficking/publications/study-case-law-trafficking-purpose-labour-exploitation_en
Study on high-risk groups for trafficking in human beings
http://ec.europa.eu/anti-trafficking/node/4921
Study on prevention initiatives on trafficking in human beings
http://ec.europa.eu/anti-trafficking/node/4922
Fecha de recepcin: 10/10/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 6-12. ISSN: 2341-3263

LA TRATA DE PERSONAS COMO MERCADO ILCITO DEL CRIMEN


ORGANIZADO
FACTORES EXPLICATIVOS Y CARACTERSTICAS

ANDREA GIMENEZ-SALINAS FRAMIS


INSTITUTO DE CIENCIAS FORENSES Y DE LA SEGURIDAD
UNIVERSIDAD AUTNOMA DE MADRID

RESUMEN
Este artculo pretende mostrar las caractersticas y la gnesis del negocio de la
trata de personas a nivel global. Despus de definirlo y distinguirlo de figuras afines,
se ofrece una descripcin del proceso de trata de personas en todas sus fases. Posteriormente, se tratan los factores estructurales que explican la emergencia y desarrollo
de la trata a nivel mundial para luego describir el mercado ilcito de la trata vinculado al
crimen organizado: en qu consiste y quines son los actores que participan en dicho
negocio. Finalmente, se aborda el fenmeno desde la perspectiva de la vctima, cul
es su perfil sociodemogrfico, as como los factores de vulnerabilidad individuales,
sociales y familiares que aumentan el riesgo de victimizacin en la trata de personas.
Palabras clave: trata de personas, crimen organizado.
ABSTRACT
This article describes the features and development of human trafficking in a global
perspective. A definition and the differences with other type of crimes are provided
before explaining the process of human trafficking in three main phases. Then, the
article offers a description of the structural factors explaining the emergence and development of human trafficking, as well as an explanation of these illegal market linked to
organized crime: how the business works and the main actors involved. Finally, human
trafficking is explained from the victim perspective, describing its profile as well as the
social, familiar and individual vulnerability factors explaining the risk of victimization.
Keywords: human trafficking, organized crime.
1. INTRODUCCIN
La trata de personas, trfico de personas o trata de blancas, como se llamaba antiguamente este tipo delictivo, constituye una grave vulneracin de los derechos humanos ejercida por muchas organizaciones criminales como forma de obtener cuantiosas ganancias. Constituye un fenmeno delictivo que, segn el ngulo desde el que
lo analicemos, obtendremos explicaciones y formas de persecucin diferentes. Desde
la perspectiva de los actores que se lucran con la explotacin de las vctimas, podemos analizar las organizaciones o individuos que fomentan el negocio y participan en
su desarrollo. Desde la perspectiva de la vctima, nos interesarn los derechos fundamentales que se ven vulnerados con un engao que termina con una explotacin
CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 13-35. ISSN: 2341-3263

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ANDREA GIMENEZ-SALINAS FRAMIS

severa en el mbito sexual o laboral, as como las secuelas fsicas y psicolgicas que
ello comporta. Ambos son fundamentales para comprender el fenmeno en su conjunto, poder disear modos eficaces de luchar contra este negocio, as como proteger
y liberar a las vctimas de su explotacin. A lo largo de este artculo se contemplarn
estas dos perspectivas, no sin antes comentar algunos conceptos previos que consideramos fundamentales para su comprensin.
En primer lugar, debemos entender que, como hemos comentado, nos encontramos ante un delito que atenta gravemente a los derechos fundamentales, a diferencia
de otros tipos de trfico similares que atentan a otros bienes jurdicos, como el trfico
de inmigrantes (smuggling of immigrants). En segundo lugar, constituye un tipo de comercio o mercado ilcito desarrollado prioritariamente por organizaciones criminales,
con el objetivo de generar un rdito econmico. Este aspecto es esencial para comprender sus races, su funcionamiento y, por ende, las formas ms eficaces de erradicarlo. En tercer lugar, la trata de personas no es una conducta individual o puntual que
se agota en un hecho concreto, sino que se trata de un proceso con distintas fases,
donde participan un buen nmero de personas de forma coordinada y necesaria para
que se produzca el delito (Zhang, 2007; Scarpa, 2008). El conocimiento de cada una
de las fases, y su localizacin, constituyen aspectos imprescindibles para disear formas de represin y prevencin.
Pero qu entendemos exactamente por trata de personas? cmo lo definimos?
Respecto a su definicin, existe un consenso internacional marcado por la Convencin de Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 15 de
noviembre de 2000, y sus protocolos anejos. Concretamente, el artculo 3 de dicho
Protocolo establece que por trata de personas se entender la captacin, el transporte, el traslado, la acogida o la recepcin de personas, recurriendo a la amenaza o al
uso de la fuerza u otras formas de coaccin; al rapto, al fraude, al engao, al abuso
de poder o de una situacin de vulnerabilidad o a la concesin o recepcin de pagos o
beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre
otra, con fines de explotacin. Esta explotacin incluir, como mnimo, la explotacin
de la prostitucin ajena y otras formas de explotacin sexual, los trabajos o servicios
forzados, la esclavitud o las prcticas anlogas a la esclavitud, la servidumbre o la
extraccin de rganos.
Esta definicin incorpora tres elementos esenciales (Villacampa, 2010) que deseamos destacar: a) la accin: un comportamiento objetivo consistente en captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas. B) Los medios empleados: en este caso,
a travs de amenazas, uso de la fuerza o coaccin, rapto, fraude, engao, abuso de
poder o de la situacin de vulnerabilidad o recepcin de pagos o beneficios a una persona que tenga autoridad sobre la vctima. Y c) la finalidad que consiste en la explotacin de la vctima, que es absolutamente necesaria y el principal objetivo de la misma.
La explotacin final de las vctimas puede ser de diversos tipos: sexual, laboral,
trfico de rganos, servidumbre, etc. Este hecho obliga a analizar cada uno de estos
tipos de modo diferente, ya que estamos hablando de negocios y mercados ilcitos distintos, con actores diversos. No es lo mismo la explotacin sexual, donde los dueos
de clubes de alterne o centros de prostitucin tienen un protagonismo esencial, que la
explotacin laboral donde participan empresarios de otros sectores econmicos como
el textil, agrcola, etc. Tambin difiere bastante el trfico de rganos o la servidumbre,

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que implican tambin a profesionales de sectores distintos. Por razones de extensin,


no podemos tratar en este artculo todas las formas de explotacin, as que nos limitaremos a analizar la trata de personas de modo general, haciendo especial referencia
a las formas de explotacin ms prevalentes: la sexual y laboral.
Este artculo tiene como objetivo mostrar las caractersticas del negocio de la trata
de personas contemplado desde una perspectiva global e internacional. En primer lugar, distinguiremos la trata de personas de figuras afines como el trfico de inmigrantes, posteriormente, analizaremos en qu consiste el proceso de trata en sus distintas
fases. A continuacin, enumeraremos los factores estructurales que explican la emergencia de este negocio: en qu consiste este mercado ilcito y cmo son las organizaciones que lo desarrollan. Finalmente, abordaremos el perfil de las vctimas de la trata
y los factores de vulnerabilidad individual, social y familiar que aumentan el riesgo de
que determinadas vctimas caigan en las redes de tratantes a nivel internacional.
2. DISTINGUIENDO LA TRATA DE PERSONAS DEL TRFICO DE INMIGRANTES
En la actualidad, la distincin entre trata de personas y trfico de inmigrantes parece
bastante clara aunque no siempre ha sido de este modo. Muestra de ello lo constituye
la regulacin de la trata en el Cdigo Penal espaol antes de la reforma del ao 2010,
que ofreca un tratamiento penal unificado de los delitos de trata de seres humanos e
inmigracin clandestina (art. 318 bis). Ello resultaba, a todas luces, inadecuado y la reforma penal del 2010 subsan ya dicho solapamiento. As, la reforma incorpor el ttulo
VII bis, denominado De la trata de seres humanos con un nico precepto, el 177 bis1.
El trafico de inmigrantes (en ingls, alien smuggling) es un fenmeno que fcilmente se confunde con la trata de personas por las siguientes semejanzas: es un mercado
ilcito del crimen organizado, explotado por organizaciones criminales que persiguen
el lucro econmico con el comercio de seres humanos (concretamente emigrantes).
Por otro lado, su gnesis tambin se encuentra en las desigualdades econmicas y
sociales entre los pases, que obligan a un gran nmero de personas a buscar empleo
y expectativas laborales en otros pases ms prsperos. Finalmente, ambos fenmenos suelen implicar, generalmente, un proceso de traslado de personas de un lugar
geogrfico a otro, con el objetivo de obtener pinges beneficios. El ejemplo ms representativo del trfico de inmigrantes es el caso de los inmigrantes que circulan en
pateras, huyendo del control martimo, para poder llegar ilegalmente a las costas de
un pas vecino. Estos casos se producen porque el inmigrante quiere entrar en el pas
de destino de forma legal pero carece de medios propios y legales para hacerlo. Para
lograrlo, suele contratar los servicios de una organizacin especializada en este tipo
de viajes que le proporciona dicha entrada a cambio del pago de un precio (Schloenhardt, 1999).
Sin embargo, no todo son similitudes entre la trata y el trafico de inmigrantes,
existen grandes diferencias que justifican su identidad singular: a) el consentimiento
de la vctima es distinto en ambos fenmenos, en el caso de trata suele haber engao;
b) la existencia de explotacin a la vctima de carcter sexual, laboral o servidumbre,
que solo se produce en el fenmeno de trata; c) la condicin de vctima de la persona
1

Adems, para dar coherencia interna al precepto, se derogaron los artculos 313.1 y 318 bis.2
(Exposicin de Motivos de la Ley Orgnica 5/2010,de 22 de junio).

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objeto de trata que, en el caso del trfico de inmigrantes, constituyen clientes que
contratan conscientemente los servicios de una organizacin criminal; d) la situacin
laboral de la vctima en el pas de destino que suele estar abocada a la explotacin,
en el fenmeno de la trata. Y, por ltimo, d) la transnacionalidad que caracteriza al
trfico de inmigrantes, que no siempre se exige en el caso de la trata (puede tambin
darse este fenmeno en el mismo pas o regin). La tabla a continuacin resume las
diferencias entre ambos conceptos:

Tabla 1. Diferencias entre trata de personas y trafico ilcito de inmigrantes.


Fuente: Adaptado de Aranowitz (2009).

Aunque, en principio, la distincin entre ambos fenmenos parece clara, desde el


punto de vista conceptual no siempre la realidad permite diferenciar estas conductas
de forma tan ntida. Ambos delitos ocurren en un contexto migratorio cuyo inicio y final
puede variar segn las oportunidades y los abusos cometidos por los autores. El proceso migratorio puede iniciarse como trfico de inmigrantes con la simple facilitacin
de la entrada ilegal al pas de destino, pero luego producirse una explotacin sexual o
laboral en el pas de destino por diversas circunstancias (Buckland, 2009). Y tambin
puede ocurrir el proceso contrario, iniciar el proceso migratorio como trata de personas y terminar en el pas de destino con la entrada ilegal del inmigrante, sin que exista
una posterior explotacin.
3. EL PROCESO DE TRATA DE PERSONAS Y SUS FASES
Al tratar los aspectos definitorios de la trata de personas avanzbamos que la accin que incorpora este delito incluye varias actividades a la vez, consistentes en captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas. Este conjunto de acciones constituye un largo proceso a travs del cual la vctima se ve progresivamente despojada de
sus derechos civiles y acaba inmersa en una situacin de desproteccin y explotacin
de la cual es muy difcil escapar de forma autnoma. A lo largo de este proceso, se
cometen muchos delitos cuya finalidad y utilidad convergen en la explotacin final de
la vctima como forma de lucro econmico. A continuacin, presentamos las diferentes
fases por las que pasa la vctima en este proceso de trata.
3.1. FASE DE CAPTACIN
El proceso de trata suele iniciarse con una primera fase de captacin cuyo objetivo
principal es identificar y contactar con vctimas vulnerables que puedan fcilmente
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incorporarse a este proceso. Una vez identificadas, los tratantes intentan llegar a un
acuerdo y convencer a la vctima para que acepte el traslado y sus condiciones. La
identificacin de vctimas vulnerables y el contacto con las mismas puede realizarse
a travs de diferentes medios: por contactos personales o de amistad; a travs agencias de contactos, de viajes o de modelos que encubren redes de trata; por medio de
supuestos enamorados que prometen a las vctimas una historia de amor en lugares
econmicamente ms prsperos, etc.
Las ofertas con las que se pretende encandilar a las vctimas son muy diversas
aunque se puede identificar un patrn comn que rene las siguientes caractersticas:
suelen ser ofertas de trabajo en profesiones no cualificadas (limpieza, hoteles, cuidado de nios, etc.), con sueldos mucho ms importantes de lo que ganan en el momento de la captacin y que les permitir tener una situacin econmica holgada con la
posibilidad de enviar dinero a sus familias. En las situaciones ms graves, se fuerza
y coacciona a la vctima en lugar de tentarla con ofertas jugosas, incluso llegando al
secuestro o la captacin por medio de violencia. El consentimiento dado por la vctima
en el proceso de trata siempre se obtiene por engao o coaccin. Aunque inicialmente
las vctimas accedan a las condiciones ofrecidas por los tratantes, rara vez dichas
condiciones se mantienen cuando llegan al punto de destino, donde la explotacin
impuesta difiere mucho de las condiciones informadas inicialmente.
Cuando las vctimas acceden a las condiciones ofertadas, se les suele gestionar
la documentacin y los billetes de viaje a cambio de contraer una deuda que pagarn una vez comiencen a trabajar en el lugar de destino. En el momento en que
aceptan la deuda, se produce un punto de inflexin esencial en este proceso, ya que
esta deuda ser el mecanismo que permitir mantener a las vctimas bajo explotacin de modo indefinido. Solo cuando el tratante considere que se ha generado el
suficiente beneficio econmico con dicha vctima, esta ser liberada. Las deudas
contradas varan en cantidad (desde 6.000 a 60.000 euros) y condiciones de pago,
segn el origen de la vctima y la organizacin que controle el proceso. Normalmente, la deuda de partida por la financiacin del viaje suele despus sumarse a otro tipo
de imposiciones econmicas posteriores.
3.2. FASE DE TRANSPORTE
La trata es un fenmeno global que suele iniciarse en pases con condiciones econmicas, polticas o sociales problemticas y finaliza en pases donde las vctimas
pueden mejorar dicha situacin de forma considerable. Segn el Informe de Naciones
Unidas de 2012, cerca del 75% de las vctimas de trata deben trasladarse de un pas
a otro y, el 25% de ellas, son vctimas de trata domstica, producida en el mismo pas
(UNODC, 2012). Por ello, el viaje hacia el lugar de destino, donde supuestamente
encontrarn el trabajo deseado, puede realizarse en distintos medios de transporte,
segn la distancia recorrida y los controles intermedios. Se trasladan por tierra, mar
o aire, aunque siempre acompaados o vigilados por miembros de la organizacin
que se aseguran de que la vctima llegue al destino acordado. Respecto al transporte,
existen grandes diferencias segn las culturas y destinos. En estudios de UNICRI sobre Filipinas y Nigeria, se observan diferencias fundamentales a la hora de pasar por
la fase del transporte. Mientras las vctimas de Filipinas viajan en avin y van a hoteles
de lujo hasta llegar a su destino, las vctimas nigerianas suelen ir a pie largusimas
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distancias, pasando por pases distintos hasta poder llegar a las costas marroqus y
ah poder dirigirse en patera hacia Espaa (Aranowitz, 2009). En el camino, sufren
todo tipo de abusos sexuales y fsicos hasta el punto de quedarse embarazadas de
los propios miembros de las redes de trata. A continuacin, presentamos un grfico
donde se pueden observar las principales rutas internacionales de trata de personas.

Figura 1. Rutas internacionales de la trata de personas (pases de origen y destino)- 2010-2012.


Fuente: Global Report in Trafficking in Persons (2014).

3.3. FASE DE EXPLOTACIN


La ltima fase constituye la verdadera finalidad de la actividad ilcita: rentabilizar
la inversin realizada por el traslado de la vctima desde el pas de origen al pas de
destino y materializar la deuda contrada. Los tratantes, a partir de las infraestructuras
existentes en los pases de destino, procedern a la explotacin de las vctimas con
sus propios medios o las vendern a otras organizaciones que posean los recursos
necesarios para explotarlas de forma sexual, laboral u otro tipo de servidumbre.
Las transacciones pueden realizarse de diversas formas y con diferentes tarifas o
precios, segn el origen de las vctimas o la capacidad econmica de los tratantes.
En la mayora de casos, la deuda contrada en los lugares de origen suele engrosarse
con el pago del alojamiento y todo tipo de servicios ofrecidos por los mismos (ej. seguridad, manutencin, alimentacin, castigos, etc.). Asimismo, en ocasiones, aunque la
deuda se consiga pagar, no son liberadas del todo, siendo obligadas a seguir pagando
una tasa a los tratantes durante el periodo que consideren necesario. Sin embargo,
las pautas de explotacin dependen mucho de las organizaciones criminales y el origen tnico de los autores. Por ejemplo, las organizaciones de Europa del Este suelen
explotar a las vctimas durante mucho tiempo, en cambio, las organizaciones nigerianas liberan a las vctimas cuando se consigue pagar la deuda contrada, aunque
suelen ser deudas muy altas (Aronowitz, 2009).

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Para conseguir que las vctimas accedan a trabajar, ejercer la prostitucin, someterse a trabajos forzosos, etc. se practican, por parte de los tratantes, todo tipo de formas
de control y coaccin. Desde el secuestro de los pasaportes y medios econmicos,
hasta el ejercicio de la fuerza fsica, la coaccin psicolgica o los abusos sexuales,
pasando tambin por amenazas a sus familiares en los pases de origen, etc. Se les
pone directamente a trabajar en condiciones abusivas, advirtindolas que sern severamente castigadas en caso de no cumplir las normas establecidas, de denunciar la
situacin de explotacin a las autoridades policiales o de intentar huir.
A continuacin, se presenta una figura donde se reconocen las tres fases explicadas y el modus operandi ms comn ejercido por las organizaciones para llevar a
cabo el proceso de trata.

Figura 2. El proceso de trata de personas. Fuente: elaboracin propia.

4. FACTORES ESTRUCTURALES
PERSONAS A NIVEL MUNDIAL

FACILITADORES

DE

LA

TRATA

DE

La trata de personas ha existido desde la antigedad, aunque no poseemos datos


sobre su evolucin que nos permitan evaluar la situacin actual frente a escenarios
precedentes. Sin embargo, s estamos en condiciones de afirmar que, en la actualidad, la trata de personas se ha convertido en un fenmeno global, que aprovecha la
facilidad y movimiento internacional de personas y mercancas para desarrollarse de
forma exponencial a lo largo y ancho del mundo. La concentracin geogrfica de los
flujos de trfico de personas est directamente relacionada con las condiciones favorables al desarrollo de este negocio motivado por incentivos econmicos (beneficios
para las organizaciones) y de seguridad (posibilidad de actuar en la clandestinidad e
impunidad para los autores). Pero cules son sus causas? qu factores favorecen
su crecimiento?Cmo se desarrolla este mercado ilcito? Para explicar la gnesis de
la trata de personas debemos acudir, por un lado, a factores estructurales o macrosociales que constituyen el caldo de cultivo para la emergencia de este mercado ilcito a

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nivel mundial. En segundo lugar, acudiremos a factores de vulnerabilidad que, desde


el punto de vista individual, aumentan la oferta de trata por parte de una poblacin
especialmente vulnerable. Estos ltimos los trataremos en el apartado referente a las
vctimas, concentrndonos en este epgrafe en los primeros.
A continuacin presentamos una figura que resume estos factores estructurales (de
empuje y atraccin).

Figura 3. Factores estructurales que explican el mercado de trata de personas.

En la inmensa mayora de casos, la trata de personas se inicia en un pas de origen (menos desarrollado) por la bsqueda de mejores oportunidades en pases ms
desarrollados. Por ello, cuando tratamos los factores explicativos de la trata de personas, debemos hacer mencin a dos tipos de factores que explican las condiciones
de origen (factores de empuje) y de destino (factores de atraccin) de la trata. Los
factores de empuje (pull factors) son aquellos que ejercen influencia desde los pases
de origen, favoreciendo que una porcin de poblacin se encuentre en situacin de
vulnerabilidad hacia una potencial explotacin. En la otra categora, se encuentran
los factores de atraccin (push factors) que ejercen su influencia desde los pases de
destino, ofreciendo expectativas y oportunidades reales de trabajo y desarrollo econmico. A continuacin hablaremos con ms detenimiento de cada uno de ellos.
4.1. FACTORES DE EMPUJE DESDE LOS PASES DE ORIGEN (PUSH FACTORS)
Seguidamente se enumeran las condiciones sociales y econmicas que promueven la inmigracin desde los pases de origen.
4.1.1. Desequilibrio econmico entre pases
A pesar de la evolucin y desarrollo que han experimentado muchas zonas del
mundo durante las ltimas dcadas, siguen existiendo numerosos pases donde las
condiciones econmicas de la poblacin son difciles y constituyen un factor facilitador
para la emigracin. El grfico siguiente, sobre la tasa de pobreza por regiones del
mundo, permite observar un aumento considerable, durante los ltimos aos, de la
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pobreza en prcticamente todas las regiones del mundo (salvo Europa y Asia Central).
Asimismo, en regiones de frica y Asia, ms de la mitad de la poblacin subsiste con
1,25 dlares al da.

Figura 4. Tasa de pobreza por regiones del mundo (Porcentaje de la poblacin que vive con 1,25$ al
da). Fuente: Banco Mundial.

En la regin de Europa del Este, pases como Moldavia, Rumana, Albania o Bulgaria son los menos favorecidos econmicamente y desde donde se trafica mayor volumen de mujeres hacia Europa occidental. En los pases de frica del Este y Central,
la pobreza rural empuja a las familias a vender a sus hijos a traficantes esperando
que puedan vivir en pases extranjeros en mejores condiciones (Dottridge, 2002). En
el sur de Asia, dos de los pases ms castigados, Nepal y Bangladesh, son, junto a
Sri Lanka, los pases de origen de vctimas ms comunes. Finalmente, en Amrica del
Sur se produce gran demanda de emigracin hacia Europa desde Colombia, Brasil,
Ecuador o Bolivia.
4.1.2. Desigual distribucin de las oportunidades laborales en la poblacin
Adems de las desigualdades econmicas entre los pases y la pobreza de la poblacin, en el interior de los pases pueden existir grandes desigualdades entre sectores poblacionales. Ello se debe a que las oportunidades laborales, de formacin y
ocupacionales estn distribuidas de forma desigual entre la poblacin, encontrndose
determinados grupos con grandes dificultades para encontrar empleo o tener un salario digno. Entre los grupos ms castigados por la desigualdad social y econmica se
encuentran las mujeres, las personas enfermas o discapacitados, los menores y las
personas ms mayores.

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El coeficiente Gini, que debe su nombre al estadstico italiano que lo ide, constituye una medida de desigualdad en los ingresos. En concreto, mide hasta qu punto la
distribucin del ingreso entre individuos u hogares dentro de una economa se aleja
de una distribucin perfectamente equitativa (0 representa una equidad perfecta y
100 una inequidad perfecta). A travs de este indicador podemos reconocer las zonas
donde existe un mayor desequilibrio de recursos entre la poblacin. Segn el Banco
Mundial, los pases con mayor ndice de Gini o desigualdad econmica, en datos del
2010 al 2012, son pases latinoamericanos como: Colombia (53,5), Repblica Dominicana (45,7), Mxico (48,1), Panam (51,9), Hait (60,8) y Paraguay (52,6); pases
africanos como Zambia (57,5), Ruanda (50,84), Senegal (40,3), Madagascar (44,1) y
pases del Este de Europa como Georgia (42,1).
4.1.3. La mujer como grupo social de riesgo
El caso de las mujeres es el que ms nos interesa a la hora de analizar los factores
que favorecen la emergencia de la trata de personas porque es la poblacin que, en
mayor medida, ser objeto de transaccin en este mercado. En los pases afectados
por la pobreza y la desigualdad, las mujeres suelen estar en seria desventaja frente a
los hombres a la hora de encontrar empleo. Existen razones de tipo cultural y social que
impiden este reparto equitativo de oportunidades laborales, sociales y econmicas entre
ambos sexos, y explican por qu la mujer se ve condicionada en mayor medida a buscar
ayuda fuera de sus fronteras para conseguir una posicin econmica sostenible.
Entre las razones de tipo cultural que permiten esta desigualdad, encontramos
condiciones de marginalizacin por razn de pertenencia a alguna etnia concreta
o a una familia monoparental, relaciones paternales autoritarias que infravaloran la
condicin de mujer, patrones culturales o tradiciones como la venta de hijos o envo
de los hijos a familiares lejanos, etc. Tambin suelen presentarse razones sociales
como la falta de escolarizacin, desempleo juvenil, las condiciones de seguridad del
barrio o comunidad, etc.
4.1.4. Conflictos polticos o armados y desastres naturales
Las zonas geogrficas que se encuentran en situacin de transicin poltica o que
se ven afectadas por conflictos armados padecen una situacin de inestabilidad e incertidumbre social, poltica y econmica que limita las expectativas de los ciudadanos
que son testigos de dicha situacin. Suelen verse afectados por la escasez y limitacin de servicios pblicos, por una alta tasa de desempleo, por la inseguridad jurdica,
econmica y la falta de expectativas de futuro. Segn la historiadora americana Wendy Goldman, despus de una guerra civil, gran nmero de personas, especialmente
mujeres, deben abandonar sus trabajos y profesiones enteras se ven despojadas de
sus puestos de trabajo (personal mdico, funcionarios, etc). Despus de que ocurre
esto, los puestos de trabajo que se crean son preferentemente ocupados por hombres
ya que carecen de menos cargas familiares. En la poca postsovitica se dio esta circunstancia, en la competicin posterior por los puestos de trabajo las mujeres perdan
respecto a los hombres y se vean forzadas a trabajar en la calle como prostitutas. En
este tipo de conflictos, la poblacin menor tambin es ms vulnerable, ya que despus
de un conflicto armado muchos de ellos viven en las calles en total abandono. En

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LA TRATA DE PERSONAS COMO MERCADO ILCITO DEL CRIMEN ORGANIZADO

Rusia, despus de la revolucin se calcul que el 2% de la poblacin viva en la calle,


muchos de los cuales eran nios sin supervisin (Stoecker, 2000).
Los desastres naturales como terremotos, maremotos, ciclones, etc., que afectan
a poblaciones con escasos recursos, colocan a la poblacin vctima de dichos fenmenos en una situacin similar a la descrita con anterioridad respecto a los pases en
conflicto. El desabastecimiento de la poblacin, la imposibilidad de ofrecer los recursos
pblicos a la poblacin, la escasez de alimentos y productos de primera necesidad, el
desorden y el caos administrativo generado, junto con la vulnerabilidad de que grupos
de crimen organizado gestionen el mercado alternativo de productos para abastecer
a la poblacin, son el caldo de cultivo para el desarrollo de la trata de personas, tanto de nios como adultos. En este caso, toda la poblacin se encuentra en situacin
de riesgo para la trata porque muchos estn dispuestos a emigrar en condiciones de
riesgo y a cualquier precio.
4.2. FACTORES DE ATRACCIN DESDE LOS PASES DE DESTINO (PULL
FACTORS)
Si los factores de empuje ejercan su influencia desde los pases de origen, los
factores de atraccin despliegan toda su influencia desde pases que ofrecen las condiciones ambicionadas por la poblacin de los pases de origen. Es decir, una mayor
estabilidad econmica, poltica y social, codiciadas por los emigrantes como forma de
mejorar sus opciones laborales y familiares. Los siguientes factores han aumentado el
flujo migratorio de los pases ms necesitados a los pases ms estables.
4.2.1. Estabilidad poltica y oportunidades laborales en los pases de destino
Los inmigrantes que huyen de sus pases por la falta de recursos y de oportunidades laborales buscan lugares con una estabilidad poltica y econmica que les
permitan subsistir en condiciones de igualdad. La distribucin equitativa de recursos
pblicos entre la poblacin, la amplia oferta de oportunidades de empleo para perfiles
no cualificados y las mayores perspectivas salariales son las condiciones que ejercen
un mayor efecto atractivo. Solo algunos emigrantes que anhelen estas condiciones
podrn planear su viaje de forma legal por tener oportunidades y capacidad econmica para hacerlo. En cambio, hay otras muchas personas cuyas condiciones econmicas y personales no se lo permiten y necesitan ponerse en riesgo para conseguirlo,
ayudndose de organizaciones que sacarn provecho de ello.
4.2.2. Falta de regulacin del mercado del sexo u otros mercados laborales
como el servicio domstico, etc.
Adems de las condiciones favorecedoras de la emigracin, existen otros aspectos
relacionados con el ordenamiento jurdico que ofrecen oportunidades a las grandes organizaciones para el desarrollo del negocio de la trata. A pesar de que el mercado de la
prostitucin constituye uno de los negocios ms antiguos, su prctica y desarrollo no ha
cambiado tanto a lo largo del tiempo, ya que se sigue caracterizando por el oscurantismo y la clandestinidad. Tampoco parece que en la actualidad haya voluntad de legalizar
o regular este negocio en ningn pas, ya que la postura generalizada, salvo algunas
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otras prohibicionistas, aboga por la permisividad sin reglamentar de manera efectiva su


prctica. Esta situacin de indefinicin legal tambin se aplica a otros sectores laborales
como el servicio domstico o determinadas labores de baja cualificacin. Esta ausencia
de reglamentacin ofrece los resquicios necesarios para que muchas organizaciones se
aprovechen de la situacin y oferten trabajo y servicios sexuales en condiciones irregulares para que proveedores y consumidores se lucren de la situacin irregular a la que
se est sometiendo al trabajador. Las lagunas regulatorias, en este caso, son las causas
de que estos negocios se desarrollen con gran impunidad.
4.2.3. Disparidad de respuestas penales sobre la trata de personas
Desde el mbito internacional, hace ya dos dcadas que se viene alertando del
fenmeno de la trata y sus consecuencias negativas para las vctimas. El ao 2000
se elabor el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas que
complementa la Convencin de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada
Transnacional. Desde entonces, muchos pases han firmado el Convenio y sus protocolos y han establecido, en sus legislaciones nacionales, disposiciones que penalizan
este tipo de conductas. Sin embargo, ha habido muchos aos en los que la disparidad
de legislaciones y las lagunas legales, en referencia a la trata de personas, han facilitado enormemente el desarrollo y evolucin de este mercado, consolidando la impunidad de los sujetos que se han beneficiado del mismo. En los ltimos aos, se ha
hecho un esfuerzo de homogeneizacin de las legislaciones penales, especialmente
desde los pases europeos. Segn el Informe sobre trata de personas de Naciones
Unidas de 2014, que recoge la evolucin de la incorporacin del delito de trata en los
distintos pases, el nmero de pases que penalizaron la trata de personas casi se dobl entre 2003 y 2008 (de 73 a 129). Esta tendencia ha ido en aumento en los ltimos
aos y, en la actualidad, el 84% de los pases tienen un delito relacionado con la trata
(solo el 5% carece de legislacin en la materia, nueve pases) (UNODC, 2014).
4.2.4. Facilidad de transporte internacional y mayor circulacin de personas
Los avances tecnolgicos, la mejora en los medios de transporte y las menores restricciones para la circulacin de personas entre pases son algunas de las condiciones
que han permitido una mejora en la comunicacin de los puntos distantes del globo.
Por otro lado, los viajes y el traslado internacional han dejado de ser un bien de lujo
pudindose beneficiar de ellos una amplia poblacin. Por tanto, la facilidad de traslado
y la mayor accesibilidad de los viajes son factores aprovechados por las organizaciones para traficar con mercancas de todo tipo.
5. LA TRATA DE PERSONAS COMO MERCADO ILCITO DEL CRIMEN
ORGANIZADO EN QU CONSISTE EL NEGOCIO?
En la parte introductoria de este artculo hemos destacado el carcter mercantil de
la trata de personas y su vinculacin con el crimen organizado. Por qu la trata de
personas es un mercado relacionado al crimen organizado?. Por un lado, porque los
mercados ilcitos vinculados al crimen organizado se desarrollan a partir de un producto
altamente demandado, cuya oferta se encuentra prohibida o ampliamente restringida

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LA TRATA DE PERSONAS COMO MERCADO ILCITO DEL CRIMEN ORGANIZADO

por motivos reglamentarios o de escasez de productos (De la Corte y Gimnez-Salinas,


2010). En este caso, el bien con el que se comercia o trafica son seres humanos, cuya
explotacin se realiza aprovechando vacos legislativos (como en el caso de la prostitucin) o mbitos laborales poco reglamentados o controlados (servicio domstico, agrcola, etc.). Por otro lado, a diferencia de otros mercados (como la droga, el tabaco, etc.)
el bien con el que se comercia no se consume ni agota con la pura transaccin, se trata
de vctimas humanas que pueden revenderse varias veces consiguindose mayores
beneficios. Por otro lado, stos mercados son explotados prioritariamente por organizaciones criminales con una estructura ms o menos desarrollada, de forma continuada,
con una finalidad econmica y utilizando medios ilcitos como la violencia, corrupcin o
el blanqueo de capitales para salvaguardar la supervivencia del negocio.
Todo mercado, tanto lcito como ilcito, se genera por la confluencia de dos elementos necesarios y complementarios: una oferta, que se compone de una cantidad
de bienes o servicios que los productores estn dispuestos a ofrecer a cambio de un
precio; y la demanda, que integra la cantidad de bienes o servicios que los consumidores desean adquirir. En el caso concreto del mercado de trata de personas, la oferta
disponible para los consumidores la conforman las vctimas, que se ofrecen como
mano de obra en forma de servicios sexuales o, incluso, para ceder alguno de sus
rganos de forma clandestina. Esta oferta est disponible por parte de proveedores o
productores, que suelen integrarse en organizaciones criminales que, aprovechando
la situacin de vulnerabilidad de determinados sectores de la poblacin, engaan,
coaccionan y manipulan la voluntad de determinadas personas para que se conviertan en la mercanca objeto de transaccin.
Para esta oferta siempre existir una alta demanda, compuesta de propietarios de
clubes de alterne, de pequeas empresas o de particulares que desean contratar servicios sexuales o mano de obra a cambio de sueldos inferiores a los que estn obligados a pagar en el mercado laboral legal. En estos casos, el consumidor es consciente
de que la situacin no es del todo regular pero, a cambio, se beneficia del ahorro de
impuestos o gravmenes que impone el mercado laboral local. Adems, puede exigir
unas condiciones laborales fuera de las estipuladas reglamentariamente, y, en los casos ms graves, puede llegar a imponer condiciones de trabajo y econmicas, por la
fuerza, en rgimen de absoluta explotacin.
En torno a esta oferta y demanda se teje el negocio de la trata de personas que
constituye la cara ilcita del mercado de la prostitucin o de cualquier profesin de baja
cualificacin que permita su ejercicio en forma irregular. El carcter ilcito de este tipo
de transacciones exige el mantenimiento de la actividad en rgimen de clandestinidad
para evitar ser detectado por las autoridades policiales. Por ello, este tipo de explotacin no se produce en cualquier sector, suele concentrarse en dos escenarios que
ofrecen las mejores condiciones de seguridad. A) En sectores laborales o de servicios,
cuya reglamentacin es inexistente o poco concreta, como es el caso del desarrollo
de la prostitucin, que suele ejercerse en un marco no regulado. B) En mbitos laborales que, aun existiendo regulacin, su implementacin y correcto cumplimiento es
difcil de controlar por parte de las autoridades pblicas. Este es el caso del sector del
servicio domstico, cuya regulacin suele existir, pero lo complicado es asegurar su
ejecucin eficaz, debido al mbito privado en el que se desarrolla. O el sector agrcola
o textil, cuyo acceso suele ser remoto y complejo para la inspeccin y el control de la
condiciones de trabajo (Gimenez-Salinas Framis et al. , 2009; Aronowitz, 2009).
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5.1. QUINES SE LUCRAN CON EL NEGOCIO DE LA TRATA DE PERSONAS?


El negocio de la trata de personas ha evolucionado a travs del tiempo. En los
aos 2000 se comenzaron a detectar numerosos casos de trata de personas, especialmente con fines de explotacin sexual, desarrollados principalmente por organizaciones criminales que tenan una infraestructura ms o menos estable (Rechea y
Gimenez-Salinas, 2001; Gimenez-Salinas, 2007 y 2008). Una vez generado el negocio, a partir de rutas estables e infraestructuras disponibles, la expansin del mismo
permite la entrada de sujetos individuales que participan en cualquier fase del proceso de trata y que buscan sacar un beneficio econmico. Por ejemplo, aquellos que
consiguen vctimas para venderlas a tratantes, aquellos que se dedican al transporte
hacia los pases de destino o los intermediarios que contactan y venden a las chicas
a los dueos de clubes de alterne o empresas para su posterior explotacin sexual
o laboral. A pesar de ello, este tipo de actividades requieren conexiones con otros
grupos, inversin en transporte y alojamiento, conexiones en pases de destino que
exigen una mnima organizacin detrs (UNODC, 2014). Por este motivo, son preferentemente organizaciones las que se encuentran detrs de la trata de personas,
de distinto tamao y envergadura.
Esta variedad de actores presentes en el negocio, desde individuos a grandes organizaciones, hace difcil establecer un patrn estructural y funcional de las organizaciones. Sin embargo, de la informacin recogida en muchas investigaciones relacionadas con estos grupos, podemos establecer algunas funciones recurrentes: tratantes o
captadores en los pases de origen que se encargan de engaar a posibles vctimas
para que entren el proceso de trata; transportistas que realizan el traslado de las vctimas al pas de destino y la gestin de la documentacin falsa para viajar. En el pas
de destino, los miembros que se encargan de vigilarlas y ofrecerles alojamiento y manutencin. Los explotadores que compran vctimas y las explotan durante un tiempo
indeterminado. Aquellos que se dedican a la gestin del dinero ilegal y al blanqueo
de capitales, o los que controlan a las mujeres y velan por su seguridad. Dichas funciones son normalmente realizadas por miembros del sexo masculino. Sin embargo,
la trata, siendo un fenmeno donde la mujer est ampliamente representada dentro
de las vctimas, se desarrolla por grupos que se componen por un nmero importante
de mujeres que ejercen funciones de captadoras, de controladoras de las mujeres o
madams, etc. (UNODC, 2010, 2014; Requena y Gimenez-Salinas, 2011).
El ltimo informe de Naciones Unidas sobre trata de personas establece una tipologa de grupos criminales atendiendo a su complejidad, y a la distancia geogrfica entre los pases de origen y los pases de destino. Segn los anlisis realizados para el
informe (UNODC, 2014) sobre las vctimas detectadas entre 2010 y 2012, existe una
fuerte correlacin entre la proximidad geogrfica entre los pases de origen y destino,
y la intensidad del flujo de personas traficadas entre ellos (a mayor proximidad, mayor
nmero de vctimas traficadas entre los pases). Por otro lado, el informe tambin concluye que existe una relacin significativa entre el nivel de crimen organizado del pas
de origen y el volumen de vctimas traficadas que salen de estos pases a lo pases
de destino. En base a estos resultados, se establece una tipologa de organizaciones
dedicadas a la trata de personas divididas en tres tipos de trata (ver tabla nmero 2).

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Tabla 2. Tipologa de organizaciones segn la infraestructura requerida en referencia a la distancia


entre pas de origen y destino. Fuente: elaboracin propia a partir de los datos de UNODC (2014).

Las ganancias de estos grupos son cuantiosas, a pesar de que conocer los beneficios econmicos de estas organizaciones es difcil, existen algunas informaciones
sobre casos detectados que dan cuenta del volumen de negocio que supone este
fenmeno. Un traficante en Canad puede ganar una media de 750 dlares por da.
En Dinamarca se detect un caso en el que los traficantes ganaban 50.000 dlares en
18 meses (esto quiere decir una media de 2.700 dlares mensuales). En Asia tambin
hay casos de ganancias de 65.000 dlares en dos aos. Estos son algunos datos
que ilustran las ganancias de estos traficantes, aunque lgicamente existen grandes
diferencias entre los pases ricos y pobres. Por ejemplo, en Japn, el precio de una
mujer para la trata de personas es de 20.000 dlares, mientras que en Eslovenia es
de 4.000 dlares y en Argentina ronda los 400 (UNODC, 2014). Lo mismo ocurre con
la trata con fines de explotacin laboral.
Por otro lado, existen diferencias importantes entre la trata de personas que se
desarrolla en las diferentes regiones del mundo. Tanto la composicin nacional de los
grupos organizados como la prevalencia de los tipos de trata, as como las rutas de
origen y destino son diversas. A continuacin, se presentan, en la tabla nmero 3, las
diferencias entre regiones atendiendo a las mencionadas variables.

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Tabla 3. Diferencias regionales de los grupos criminales a nivel mundial. Fuente: elaboracin propia a
partir de los datos de UNODC (2014).

6. QUIENES SON LAS VCTIMAS DE LA TRATA DE PERSONAS?


Hemos visto cmo son las organizaciones criminales dedicadas a la trata y en qu
consiste el negocio, pero cules son sus vctimas? Qu vulnerabilidad y factores
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Los datos ofrecidos son sobre personas condenadas por trata de personas.

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de riesgo tienen?. A lo largo de la ltima dcada se han ido recogiendo datos sobre
vctimas de trata procedentes de vctimas identificadas por ONGs o instituciones que
se encargan de su proteccin. Los datos ms actualizados proceden del Informe de
Naciones Unidas de 2012 y 2009 que, en total, han recogido informacin sobre 31.766
vctimas identificadas, procedentes de 80 pases, entre 2010 y 2012. De las vctimas
identificadas, la mayora son mujeres (74%), aunque dicho porcentaje ha ido decreciendo desde el 2004 hasta el 2011 hasta llegar al 50%. El resto son hombres (26%),
pero tambin este porcentaje ha aumentado en los ltimos aos. En Europa, segn
las estadsticas publicadas por Eurostat (2015) sobre vctimas identificadas en 2010,
2011 y 2012, el porcentaje de mujeres dentro de las vctimas es del 75% y el de hombres el 21%, siento el 4% desconocido. Respecto a la edad, los datos de Eurostat de
2015 muestran que, del porcentaje de hombres, 4% son menores y, del porcentaje de
mujeres, 13% son menores. A continuacin se muestra un grfico sobre la edad y el
sexo de las vctimas identificadas en Europa entre 2010 y 2012.

Figura 5. Distribucin de vctimas de trata segn el sexo y la edad (2010-2012). Fuente: Eurostat, 2015.

A pesar de ello, respecto a la edad, existen grandes diferencias entre regiones. En


Europa Occidental y Central se explota a vctimas adultas preferentemente. En cambio, en otras regiones, se explota un porcentaje mucho mayor de menores, como por
ejemplo en Europa Oriental (8%), Amrica (30%), frica Subsahariana (35%) y resto
de frica (5%) (UNODC, 2014).
Atendiendo al tipo de explotacin infringida a la vctima, en la Unin Europa se identifican en mayor medida vctimas de trata con fines de explotacin sexual (65%) que
vctimas de explotacin laboral (25%) u otras (10%). A continuacin, presentamos un
grfico que describe la evolucin del tipo de explotacin desde el ao 2008 al 2010.

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Figura 6. Porcentaje de vctimas identificadas y presuntas, en la UE, segn el tipo de trata. Fuente:
elaboracin propia a partir de datos de Eurostat (2015).

Las vctimas identificadas entre 2010 y 2012 proceden, en su mayora, de pases


de la Unin Europea. Segn los datos de Eurostat 2015, el 61% de las vctimas identificadas en estos aos proceden de pases miembros de la Unin Europea. El 39%
restante procede principalmente de pases africanos como Marruecos, Algeria, Sierra
Leona o Nigeria; asiticos como China; pases sudamericanos como Brasil, Repblica
Dominicana o Colombia y el resto de Moldavia, Rusia, Ucrania y Albania.
6.1. TIENEN TODAS LAS VCTIMAS EL MISMO RIESGO A SER VICTIMIZADAS?
El riesgo de ser vctima de trata est igualmente distribuido en la poblacin?Quines
son las personas ms vulnerables para la trata de personas? Existe un consenso en la
literatura y a travs de las conclusiones de diversos informes internacionales que han
estudiado el perfil de las vctimas de trata detectadas en el mundo, sobre determinados
factores de vulnerabilidad que aumentan el riesgo de ser vctima de trata. Estos factores
pueden dividirse en dos clases: unos de tipo individual y otros de tipo social y familiar.
1. Factores de vulnerabilidad individual
Ausencia de estatus civil por falta de registro al nacer: algunas localidades
carecen de registros de nacimientos estandarizados y recogidos de forma rigurosa. Este hecho perjudica gravemente a los ciudadanos y es aprovechado,
en ocasiones, por las organizaciones para implicar a las personas no registradas en un proceso de trata.
Mayor vulnerabilidad al engao: segn nos muestran numerosos estudios,
alrededor del 75% de las mujeres no adquieren conciencia de que van a ser
forzadas en la prostitucin hasta llegar al punto de destino. Los tratantes utilizan toda suerte de promesas y ofertas de empleo falsas (Hughes, 2000) para
engaar a las vctimas y forzarlas a que acepten trabajar para ellos. A pesar
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de ello, existen mujeres ms vulnerables que otras al engao y, concretamente, los nios son el grupo de edad ms vulnerable por su incapacidad de
discernimiento y su situacin de inferioridad frente al adulto.
Maltrato o abuso sexual anterior: numerosos estudios sobre prostitucin (Noguerol, 1997) coinciden en afirmar que el abuso sexual en la infancia es un
factor de riesgo para el desarrollo posterior de conductas sexuales disfuncionales y tambin para el ejercicio de la prostitucin. Segn un estudio publicado por la OIM Mxico acerca del perfil de vctimas de trata asistidas por la
organizacin, el 90% de las vctimas de trata presentaban antecedentes de
violencia en la familia (Le Goff y Lothar Weiss, 2011).
Antecedentes de prostitucin en la familia: tambin constituye un factor de vulnerabilidad el haber tenido algn miembro de la familia implicado en la prostitucin. La existencia de un modelo familiar en este sentido o el haberse practicado con algn hijo la prostitucin forzosa son condiciones que precipitan el riesgo
de que los hijos repitan el patrn con sus propios hijos (Hughes, 2000).
2. Factores de vulnerabilidad social y familiar
Pertenencia a minoras tnicas o marginacin: las comunidades tnicas son
poblaciones de riesgo a sufrir situaciones de marginacin y exclusin que
pueden conducir a un proceso de trata como forma de eludir y superar las
consecuencias sociales y econmicas padecidas por dicha marginacin.
Situacin econmica y patrones culturales: en ocasiones son los padres de
las menores quienes se ven tentados por los traficantes como nica va de
escape ante la situacin de precariedad en la que se hallan inmersos. En
regiones rurales de pases latinoamericanos o africanos, la venta de hijos o
la entrega de las hijas en matrimonio constituye una alternativa a condiciones
econmicas de pauprrima necesidad, aunque tambin responde a patrones
culturales que afectan sobremanera a la mujeres (Heinrich, 2007). En estos
casos, los intermediarios pueden ser organizaciones dedicadas a la trata de
personas con fines de explotacin sexual, laboral o incluso entramados que
luego insertan a los nios en un proceso de adopcin para legalizar la situacin y as blanquear el origen ilcito de los nios (Somlin, 2005). Este tipo de
prcticas, ya sean de origen cultural o por necesidades econmicas, afecta a
entre el 40 y 50% de las nias en frica Central y Occidental. El mismo patrn
lo encontramos en India, cuya poblacin de nias afectadas supera el 60%,
de edades comprendidas entre los 12 y 16 aos (ILO, 2005).
Abandono familiar de las vctimas potenciales: las mujeres todava jvenes
o menores pueden padecer una situacin de abandono familiar y desatencin por diferentes motivos. El haberse quedado embarazadas, incumplir con
determinadas costumbres locales o patriarcales, o el fallecimiento o impedimento de los padres, pueden constituir factores que siten a las jvenes en
una situacin insostenible econmicamente y, por ende, altamente vulnerable
a acceder a ofertas de trabajo provenientes de tratantes sin escrpulos. En
diferentes ciudades del mundo, un gran colectivo de nios vive en la calle y se
encuentra en esta situacin de desamparo, sin tener un hogar y una familia
que le proporcione atencin y proteccin.
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Conflictos militares o utilizacin de nios o mujeres para la guerra: en lugares


afectados por conflictos armados muchos nios son secuestrados y obligados
a integrarse en los ejrcitos como soldados o forzados a realizar servicios
sexuales para los adultos. Este hecho ha sido denunciado sistemticamente
en zonas de frica Occidental y Central como Angola, Burundi, Cte dIvoire,
la Repblica Democrtica del Congo, Liberia, Somalia, Sudn, Kenia, Ruanda, Tanzania y Uganda (Aranowitz, 2009); pero tambin se han identificado
cuantiosos casos en Asia (Filipinas, Afganistn, India, Indonesia, Sri Lanka o
Thailandia); Irak o, en la actualidad, en Siria como consecuencia del conflicto
yihadista en estas zonas. Finalmente, en Amrica tambin se ha centrado
este problema en Colombia, como consecuencia de la actividad de las FARC,
que reclutaba nios soldado para incrementar las filas de sus ejrcitos.
Familias monoparentales y cargas familiares: las situaciones econmicamente desfavorables se pueden ver incrementadas por la existencia de cargas
familiares excesivamente gravosas como el cuidado de los hijos en solitario o
la existencia de un nmero considerable de hijos. En este sentido, las mujeres
se hallan en peores condiciones que los hombres cuando tienen que enfrentarse de forma individual a las cargas familiares, puesto que tienen mayores
dificultades para conseguir empleo. En un estudio de OIM Mxico (Le Goff y
Lothar Weiss, 2011) se manifiesta que el 20% de las vctimas atendidas por
ellos son madres solteras.
Consumo de drogas o alcohol: el abuso y la dependencia de determinadas
sustancias o de alcohol puede colocar a los sujetos en una situacin de necesidad que, al igual que las circunstancias anteriores, podra provocar una
situacin propicia para la trata.
7. CONCLUSIONES
A lo largo de este artculo hemos intentado analizar el fenmeno de la trata de
personas, diferencindolo de figuras afines que, por sus similitudes, pueden confundirnos. La trata, a diferencia de otros delitos, se materializa a travs de un complejo
proceso en diversas fases, todas ellas encaminadas y necesarias para la consecucin
del delito. Estas fases suelen ejecutarse en puntos geogrficos con caractersticas socio-econmicas muy dispares, que constituyen, no solo su raz explicativa, sino tambin la principal dificultad para el diseo de soluciones y formas de lucha coordinadas
entre los pases. Al exponer los factores explicativos de la trata de personas, hemos
mencionado los factores de empuje que ejercen presin desde los pases de origen y
los factores de atraccin que ejercen su influencia desde los pases de destino. Ambos
deben atajarse por igual, atendiendo a su identidad singular.
Hemos comentado tambin que la trata de personas constituye un mercado ilcito
propio del crimen organizado. Como tal, tanto la oferta como la demanda son dos ejes
fundamentales sobre los que actuar para reducir su amenaza. As, debemos incidir
disminuyendo la poblacin vulnerable a ser tratada en los pases de origen, al mismo
tiempo que controlamos los sectores donde se produce mayor volumen de explotacin
en los pases de destino. En el mbito de la prostitucin, una regulacin adecuada del
sector, as como una voluntad europea comn de regulacin homognea, reducira los

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abusos que se estn produciendo en la actualidad como consecuencia de las lagunas


y disparidades legislativas. Otros mbitos laborales ms vulnerables a la explotacin
como el agrcola, el servicio domstico, la industria textil, etc. deberan verse tambin
reforzados en sus inspecciones y controles para evitar abusos y malas praxis por parte de empresarios sin escrpulos.
Las organizaciones criminales que se lucran con este negocio ilcito poseen infraestructuras en las distintas fases del proceso de trata, localizadas en puntos geogrficos
concretos. Si bien algunos sujetos individuales se apuntan al negocio, una vez est
en funcionamiento la complejidad de las infraestructuras y las distancias recorridas
requieren de estructuras y recursos nicamente disponibles por organizaciones criminales. Estas infraestructuras deberan ser nuestra mayor preocupacin como forma
de reducir los recursos y oportunidades disponibles para dichas organizaciones. El
aumento del control sobre infraestructuras de captacin en pases de origen, el control de puntos de trnsito y concentracin de rutas, as como sectores de explotacin
deberan ser nuestros objetivos prioritarios.
Finalmente, las vctimas de trata son el punto ms vulnerable de este negocio,
cuyos derechos fundamentales se ven gravemente quebrantados. La proteccin y
atencin a las mismas es esencial en las zonas desarrolladas donde se ejerce la explotacin principal. En este sentido, un mayor refuerzo en la identificacin y deteccin
de las mismas debera ser una lnea prioritaria para la prevencin y reduccin de la
trata de personas. Sin embargo, dicha proteccin se convierte en una tarea estril
mientras que en los pases de origen no se realicen campaas de concienciacin y
autoproteccin de potenciales vctimas, para que no caigan en las redes de los tratantes. Sobre los factores de vulnerabilidad citados en este artculo se debera incidir con
contundencia para intentar reducir la captacin de vctimas, as como el flujo de trata
ilegal que llega a Europa o a los pases con mayor nivel de desarrollo.
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Fecha de recepcin: 14/12/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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EL DELITO DE TRATA DE SERES HUMANOS


ANLISIS DEL ARTCULO 177 BIS CP

JOAQUN SNCHEZ-COVISA VILLA


FISCAL DE SALA COORDINADOR DE EXTRANJERA

RESUMEN
Dado que la trata de seres humanos es una de las maneras ms abyectas en que
se manifiesta la esclavitud en el siglo XXI, este artculo pretende mostrar que en Europa la lucha contra la trata de seres humanos constituye un objetivo prioritario de sus
organizaciones institucionales fundamentales y que una buena definicin tpica del
delito y su aceptacin uniforme por todos los Estados miembros de la Comunidad Internacional es un presupuesto bsico para lograr la eficacia en esta lucha. Adems, de
la adopcin de una pluralidad de acciones dirigidas a su prevencin, su persecucin y
la proteccin integral de la vctima.
En estas lneas se describen, de manera muy sinttica y sistematizada, los problemas ms relevantes con los que se enfrentan los operadores jurdicos a la hora de
interpretar y aplicar el artculo 177 bis del Cdigo Penal.
Palabras clave: bien jurdico protegido, vctimas, trata, esclavitud.
ABSTRACT
Trafficking in human beings is one of the most despicable ways of modern slavery
in the twenty-first century. This article shows that the fight against human trafficking is
a priority in European institutional organizations and that a clear definition of this crime,
accepted uniformly by all the Member States of the international community is a core
need for reaching effectiveness in this fight. There is a need to adopt a number of actions for prevention, pursuit , and full protection of the victim. These lines are describe,
very briefly and in a systematic way , the most important problems that legal operators
are facing in interpreting and applying the article 177bis of the Spanish Criminal Code.
Keywords :human beings , victims , trafficking, Criminal Code.
1. INTRODUCCIN
La definicin contempornea del delito de trata de seres humanos ha sido formulada por el artculo 3 a) del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas, especialmente mujeres y nios, que complementa la Convencin de las
Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional (hecho en Nueva
York el 15 de noviembre de 2000 y ratificado por Espaa en 2003, BOE nm. 296 de
11 de diciembre).
En ese precepto se afirma que por trata de personas se entender la captacin, el
transporte, el traslado, la acogida o la recepcin de personas, recurriendo a la amenaza
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o al uso de la fuerza u otras formas de coaccin, al rapto, al fraude, al engao, al abuso


de poder o de una situacin de vulnerabilidad o a la concesin o recepcin de pagos o
beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre
otra, con fines de explotacin. Del mismo modo precisa los tipos o modalidades de trata:
esa explotacin incluir, como mnimo, la explotacin de la prostitucin ajena u otras
formas de explotacin sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prcticas anlogas a la esclavitud, la servidumbre o la extraccin de rganos.
As delimitado, puede afirmarse que el delito de trata de seres humanos comprende
un conjunto de acciones encaminadas a apartar o sustraer a la vctima de su entorno
ms inmediato de proteccin (familiar, cultural o social) para desplazarla a otro extrao con la finalidad de explotarla de cualquier manera posible. Con ello el tratante
ya sea por afn de enriquecimiento o para su aprovechamiento personal- pretende
convertir a la vctima en una mera mercanca o en un instrumento sexual, productivo o
banco de rganos, negndole la condicin de persona que como a todo ser humanole corresponde. Por ello comnmente se reconoce que la trata de seres humanos es
una de las maneras ms abyectas en que se manifiesta la esclavitud en el siglo XXI.
En Europa la lucha contra la trata de seres humanos constituye un objetivo prioritario de sus organizaciones institucionales fundamentales.
La Organizacin para la Seguridad y la Cooperacin en Europa (OSCE) adopt en
su 462 Sesin Plenaria (24 de julio de 2003) la Decisin Nm. 557 en la que aprueba
el Plan de Accin contra la Trata de Seres Humanos que en buena medida sigue las
previsiones del Protocolo de Naciones Unidas.
El Consejo de Europa aprob en Varsovia el da 16 de Mayo de 2005 el Convenio
sobre la lucha contra la trata de seres humanos. Esencialmente sigue la definicin del
delito establecida por el Protocolo de Naciones Unidas aunque expresa y formalmente
extiende su mbito de aplicacin a la trata domstica o interna (artculo 2) y postula la
tipificacin de la utilizacin de los servicios de la vctima (artculo 19).
A su vez, la Unin Europea, tras proscribir la trata de seres humanos en la Carta
de los Derechos Fundamentales por ser contraria a la dignidad de hombres y mujeres (artculo 5.3), exige su persecucin penal a travs de la Directiva 2011/36/UE
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 abril de 2011, relativa a la prevencin y
lucha contra la trata de seres humanos y a la proteccin de las vctimas y por la que
se sustituye la Decisin marco 2002/629/JAI del Consejo. El delito de trata de seres
humanos lo define el artculo 2.1 siguiendo de nuevo- el texto de Naciones Unidas
pero ampliando sus modalidades a la explotacin para realizar actividades delictivas.
Por la Ley Orgnica 5/2010 Espaa ha adecuado su ordenamiento jurdico a las
exigencias del derecho internacional con relevancia penal de Naciones Unidas introduciendo el delito de trata de seres humanos en el nuevo artculo 177 bis, nico precepto
que integra tambin un nuevo Ttulo VII bis, incluido en el Libro II del Cdigo Penal.
Muy recientemente, con la declarada finalidad de adecuarlo a la Directiva 36/2011/UE,
por Ley Orgnica 1/2015 se han modificado los ordinales 1 y 4 de ese artculo y se ha
aadido una nueva modalidad, la trata con fines de matrimonios forzosos.
La exigencia de una buena definicin tpica del delito y su aceptacin uniforme por
todos los Estados miembros de la Comunidad Internacional es un presupuesto bsico

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para lograr la eficacia en la lucha contra la trata de seres humanos (accin mundial
contra la trata).
Sin embargo no es suficiente. Todos los instrumentos normativos internacionales
exigen adems con mayor o menor grado de imperatividad- la adopcin de una pluralidad de acciones dirigidas a la prevencin del delito (estudio y conocimiento criminolgico exhaustivo del fenmeno de la trata en cada regin, formacin de expertos,
campaas de divulgacin social, formacin y educacin de los jvenes estudiantes),
la persecucin concertada del delito (especialmente, la adecuacin de la investigacin del delito a las caractersticas de las vctimas para que no dependa el xito final
del proceso penal de su testimonio y la efectiva cooperacin policial y judicial internacional) y la proteccin integral de la vctima (sistemas de deteccin e identificacin
de las vctimas, recuperacin fsica y psicolgica, seguridad fsica y proteccin jurdica, colaboracin y participacin de la sociedad civil a travs de las ONG, evitacin de
la revictimizacin y retorno concertado de las vctimas).
El anlisis pormenorizado de todo este sistema integral de lucha contra la trata de
seres humanos exigira un espacio muy superior al concedido para esta exposicin.
Por este motivo, en las lneas que siguen nos circunscribiremos a describir de manera
muy sinttica y sistematizada los problemas ms relevantes con los que nos enfrentamos los operadores jurdicos a la hora de interpretar y aplicar el artculo 177 bis
del Cdigo Penal, significadamente los correspondientes a la pluralidad de conflictos
concursales que surgen habitualmente.
2. BIEN JURDICO PROTEGIDO
No hay duda de que el bien jurdico protegido por el artculo 177 bis CP, como declara
expresamente el Prembulo de la LO 5/2010, es la dignidad y la libertad de la persona.
No es posible imaginar una condicin ms indigna que la esclavitud, esto es el estado
o condicin de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos (artculo 1.1 de la Convencin de Ginebra de 1926 sobre la
esclavitud) as como cualquier otra situacin por la que se priva a un ser humano de su
cualidad de persona suprimindole su capacidad de plena autodeterminacin.
La dignidad conforme pregonan los Prembulos de la Declaracin Universal de Derechos Humanos (1948), del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Polticos (1966)
y del Pacto Internacional de los Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de (1966)- al
constituirse en el fundamento de los derechos humanos tiene un reconocimiento universal
y absoluto. Significa, por una parte, que cualquier atentado contra la dignidad humana se
identifica con la violacin de los ms elementales derechos fundamentales; por otra, que
no admite discriminaciones, exclusiones o limitaciones de ningn tipo.
En el artculo 177 bis CP el nico bien jurdico tutelado es la dignidad del ser humano sin que contemple la defensa de otros intereses jurdicos. Por ello, aunque sea un
delito esencialmente transnacional1 su tipificacin nada tiene que ver con la defensa
1

En Espaa, segn los datos propios de la Unidad de Extranjera de la Fiscala General del Estado,
el 9635 por cien de las vctimas de trata con fines de explotacin sexual identificadas han sido
trasladadas a Espaa desde terceros pases. En el caso de la trata con fines de explotacin laboral
supera ese porcentaje, que alcanza el cien por cien en el caso de la trata con fines de mendicidad.

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de otros intereses de naturaleza formal como el control de los flujos migratorios y la


indemnidad de las fronteras espaolas. En consecuencia es jurdicamente irrelevante
tanto la procedencia y nacionalidad de la vctima como cul sea su situacin administrativa de estancia o residencia en Espaa. El delito de trata lo es de seres humanos,
no lo es de extranjeros. sta es la razn por la que el ordinal 1 del artculo 177 bis se
refiere al sujeto pasivo del delito como vctima nacional o extranjera2.
Del mismo modo siendo la dignidad y la libertad derechos de titularidad individual
y naturaleza personalsima, impide segn pacfica doctrina de la Sala Segunda del
Tribunal Supremo- que pueda ser apreciada la continuidad delictiva prevista en el
artculo 74.1 CP. En consecuencia, la trata de una pluralidad de vctimas en una o varias acciones- mediando un plan preconcebido o aprovechando idntica ocasin dar
lugar a la comisin de tantos delitos del artculo 177 bis CP como vctimas hayan sido
tratadas, imponindose al tratante todas las penas correspondientes para su cumplimiento de conformidad con el artculo 73 CP.
3. LA ACCIN TPICA
La delimitacin de la accin tpica por el artculo 177 bis CP se ajusta a las exigencias del derecho internacional con relevancia penal. Incluso puede afirmarse que, tras
la reforma del Cdigo Penal llevada a cabo por la LO 1/2015, ampla convenientemente las exigencias mnimas establecidas por la Directiva 36/2011/UE, al incluir como
modalidad independiente la trata con fines de celebracin de matrimonios forzosos.
El artculo 177 bis CP estructura la accin tpica mediante la definicin de tres
elementos cuya conjuncin determina la existencia del delito: una serie de conductas
alternativas (captacin, transporte, traslado, acogimiento, recepcin, y el intercambio
o transferencia de control sobre las vctimas); una pluralidad de medios comisivos
tambin alternativos (violencia, intimidacin, engao, abuso de superioridad, abuso
de necesidad, abuso de vulnerabilidad, y la entrega o recepcin de pagos o beneficios
para lograr el consentimiento de la persona que poseyera el control sobre la vctima);
y un tipo subjetivo o finalidad perseguida que se manifiesta en diversas modalidades
(imposicin de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prcticas similares a la
esclavitud, a la servidumbre o a la mendicidad, explotacin sexual, incluyendo la pornografa, explotacin para realizar actividades delictivas, la extraccin de sus rganos
corporales, o la celebracin de matrimonios forzados.).
La relacin de conductas recogidas por el legislador indica que nos hallamos ante
un delito que exige una mnima circulacin o movimiento territorial de las vctimas,
aunque no debe ser confundido con el delito de contrabando de personas (artculo
318 bis CP).
Normalmente se desarrolla en sucesivas etapas desde la captacin en el lugar
de residencia de la vctima, su transporte al destino donde ser explotada, hasta la
recepcin en el lugar de explotacin- pero no se exige que se produzca un cruce de

Aunque parezca una precisin superflua el legislador consider oportuno introducirla con el fin de
reforzar la idea de que no nos hallamos ante una modalidad del trfico ilegal de inmigrantes, tal como
indebidamente se recoga en la legislacin precedente en el ordinal segundo del artculo 318 bis CP.

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fronteras exteriores3. En efecto, desde esta perspectiva comprende tanto la trata de


carcter trasnacional como la domstica o interna. A esto se refiere el apartado
primero del artculo 177 bis cuando recoge la locucin sea en territorio espaol, sea
desde Espaa, en trnsito o con destino a ella.
Sin embargo, el delito se consuma cuando se lleva a cabo cualquiera de las conductas descritas mediante cualquiera de los medios comisivos relacionados para cualquiera de los fines previstos en el precepto, sin necesidad de que se realicen todas
las conductas relativas a las sucesivas etapas ni, por supuesto, llegue a producirse la
efectiva explotacin de la vctima. Quien utilizando uno de los medios comisivos capta
a una persona con la finalidad de esclavizarla comete el delito aunque no se haya
cerrado el ciclo del transporte o la recepcin. Igualmente es autor del delito quien
siempre concurriendo los otros elementos tpicos- hubiera participado exclusivamente
en el transporte o en la recepcin.
Del mismo modo, tal como est configurado el delito de trata de seres humanos nos
hallamos en presencia de un delito de consumacin anticipada. Ello significa que el
delito se consuma aunque no se haya logrado la explotacin efectiva de la vctima en
ninguna de sus modalidades. En efecto, si la explotacin efectiva llega a producirse
nos encontraramos en presencia de un concurso de delitos entre el delito del artculo
177 bis CP y el que proceda segn el tipo de explotacin de que se trate. As lo reconoce
expresamente el ordinal noveno de este precepto al establecer que en todo caso, las
penas previstas en este artculo se impondrn sin perjuicio de las que correspondan,
en su caso, por el delito del artculo 318 bis de este Cdigo y dems delitos efectivamente cometidos, incluidos los constitutivos de la correspondiente explotacin4.
Los verbos nucleares definidores de la conducta tpica captar, transportar, trasladar, acoger o recibir- no ofrecen graves problemas exegticos siempre que tengamos
en cuenta que su comprensin y significado est siempre vinculada a los medios comisivos utilizados y la finalidad perseguida por el tratante.
Captar hace referencia al modo por el que se incorpora a la vctima en el proceso
de dominacin en que la trata consiste que segn el medio utilizado comprende desde
la recluta engaosa hasta el mismo secuestro.
Transportar (llevar a alguien de un lugar a otro por cualquier medio terrestre, martimo o areo) no exige necesariamente que el tratante lleve a cabo personalmente
el desplazamiento de la vctima. Si el medio comisivo es el engao lo normal es que
su actuacin consista en asumir los gastos de desplazamiento de la vctima (vitico).
3

Como afirma la Circular 5/2011 FGE analizando las diferencias entre las prescripciones del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y nios y
del Protocolo contra el trfico ilcito de migrantes por tierra, mar y aire, los tipos definidos en uno y
otro protocolo son especies perfectamente delimitadas de un gnero comn. Ambos son delitos de
trfico de personas por cuanto exigen circulacin o movimiento territorial de personas por cualquier
procedimiento de transporte, pero mientras la ilicitud del trfico, en el caso del delito de trata deriva
de la utilizacin de unos determinados medios tendentes a la explotacin del ser humano, en el
caso del contrabando la ilicitud del trfico est vinculada limitadamente a la introduccin ilegal de
la persona en un Estado del que no es nacional.
A lo largo de la exposicin se indicar el alcance de esta disposicin tal y como ha sido interpretado por
la Fiscala General del Estado en su Circular 5/2011, en parte avalada por la jurisprudencia de la Sala
Segunda del Tribunal Supremo en supuestos limitados- en los que ha tenido ocasin de pronunciarse.

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Trasladar como se identifica con entregar la vctima de un tratante a otro. Por tanto
abarca la cesin del control de la vctima de un sujeto a otro. Despus de la reforma de
la LO 1/2015 se ha despejado cualquier atisbo de duda pues expresamente el legislador se refiere al intercambio o transferencia de control de la vctima tratada. Estos
casos comprendern no slo los supuestos de compraventas o permutas5 entre
tratantes mediante la entrega o recepcin de pagos o beneficios, sino tambin las
cesiones de la vctima que no impliquen contraprestacin alguna, como puede ocurrir
en algn supuesto de disposicin de la vctima mediando abuso de superioridad.
Acoger y recibir son comportamientos que implican hacerse cargo de vctima
que le dan, le envan, le ceden o transfieren, tenindola directamente en su compaa (primer caso) o para alojarla a disposicin de un tercero que ser quien efectivamente la explote.
Segn la experiencia forense espaola el modo ms habitual de llevarse a cabo la
captacin (y normalmente el transporte) es a travs del engao consistente en falsas
promesas de un trabajo bien retribuido ofrecido a la vctima mediante contacto directo
(personal o utilizando internet), o indirecto (a travs de terceros o mediante ofertas
publicadas en medios de comunicacin de cualquier naturaleza).
En el caso de la trata con fines de explotacin sexual se acredita que muchas mujeres son captadas mediante seduccin amorosa acompaada o no de promesas de
matrimonio (love boy).
Si son vctimas subsaharianas la captacin engaosa suele ir acompaada de
otros medios especialmente intimidantes como la de someterlas a determinados ritos
ancestrales tales como el vud6.
En todo caso, el engao est referido a la explotacin, no a la actividad que la vctima consiente realizar. As, el delito de trata se produce aunque la vctima sea consciente
y acepte ser trasladada a Espaa para realizar una actividad en el campo de la prostitucin cuando es engaada en las condiciones en las que va a realizarla: sometida al dominio del tratante con la imposicin de un rgimen patentemente abusivo (imposibilidad
de rechazo de clientes, realizacin de prcticas sexuales aberrantes, vivir en rgimen
de encierro, horarios ilimitados, imposicin de multas, inexistencia de retribucin etc.).
En ese primer momento de la captacin (y eventualmente en el transporte), tambin se ha detectado aunque en menor nmero- la utilizacin de medios violentos o
gravemente intimidatorios. Sin embargo estos medios comisivos habitualmente son
utilizados por los tratantes en la fase de recepcin y efectiva explotacin.
La violencia y la intimidacin a que se refiere el artculo 177 bis CP comprenden
cualquier acto de fuerza fsica, psquica o moral aplicadas directamente al afectado o
a un tercero generalmente familiares- tendentes a obligar a la vctima a someterse al
dominio del tratante.
5
6

Hay que llamar la atencin en este lugar de que en Espaa, lamentablemente, se estn detectando
un nmero creciente de mujeres reclutadas para el ejercicio de la prostitucin mediante la compra
no solo a terceros sino tambin a familiares, esposos o parejas.
Se recomienda la lectura del estudio El vud como elemento de coaccin en el delito de trata,
escrito por ANA DOLS GARCA, Asesora de Asociaciones de Derechos Humanos GIZ (Agencia
de Cooperacin Alemana). Revista General de Derecho Penal 18 (2012). Asimismo, ver SSTS
349/2005, 1461/2005, 951/2009, 651/2010, 249/2011.

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En Espaa, la realidad acredita sobre todo en el mbito de la trata con fines de


explotacin sexual y con fines de mendicidad- que lo habitual es el uso de la fuerza
fsica ejercida sobre la vctima encaminada a crear en ella un estado de miedo a sufrir
malos tratos en el futuro, con capacidad para anular o limitar seriamente la libertad de
accin y decisin. A su vez, la intimidacin es un medio comisivo especialmente utilizado por los tratantes en relacin con las vctimas introducidas en territorio nacional
de manera clandestina que ven aumentada su especial vulnerabilidad ante el temor a
la expulsin. En algn caso se han detectado situaciones de extrema gravedad como
el secuestro o retencin de los hijos muy pequeos de la vctima, que son amenazados gravemente si la vctima se resiste a la dominacin.
Al ser la violencia y la intimidacin los mismos medios comisivos que integran los
tipos bsicos del delito de coacciones (artculo 172.1 CP) y del delito de amenazas
(artculo 169 CP) no es posible que se produzca una situacin de concurso de delitos,
quedando las coacciones y, en su caso las amenazas, consumidas o absorbidas por
el delito de trata de seres humanos (artculo 8. 3 CP).
Sin embargo, cuando la violencia o intimidacin supere los lmites de los delitos de
coacciones y amenazas o, por su consecuencia se lleguen a producir resultados lesivos contra la vida, integridad fsica o psquica de la vctima o vaya acompaada de la
lesin de otros bienes jurdicos tutelados no comprendidos por los medios comisivos
relacionados en el artculo 177 bis CP, entrarn en concurso real o medial con el delito
de trata de seres humanos en atencin a que concurra o no la necesidad instrumental
que ser valorada en cada caso.
La realidad espaola acredita que se persiguen habitualmente en conexin con la
trata de seres humanos, significadamente en la modalidad de explotacin sexual, los
siguientes delitos: a) en relacin de concurso instrumental el delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (artculo 318 bis CP) y los delitos de falsificacin
de documentos oficiales (artculo 390 CP), tanto para facilitar la entrada fraudulenta
en territorio espaol como para alterar la edad de la vctima; b) en relacin de concurso real, los delitos de agresiones sexuales de las vctimas por los tratantes (artculos
178 y siguientes CP); y, c) en relacin de concurso real o ideal, segn las circunstancias concurrentes, las privaciones de libertad de la vctima en el lugar de recepcin y
explotacin constitutivas del delito de detenciones ilegales (artculo 163 CP)7.
Las modalidades abusivas, segn pacfica doctrina jurisprudencial, implican una relacin de prevalimiento del tratante, derivada ya de una situacin de superioridad
respecto a la vctima, ya de un estado de necesidad en el que sta se encuentra, ya
por la especfica vulnerabilidad de la misma en razn a su edad, enfermedad, u otra
condicin similar. Siguiendo las orientaciones del derecho internacional, el artculo
177 bis CP exige otro requisito de aplicacin como es el de que la persona afectada
no tenga otra alternativa, real o aceptable, que someterse al abuso.
7

Encierro en el propio club donde la vctima es obligada a trabajar o a ejercer la prostitucin y supuestos de vigilancia extrema con salidas controladas. Incluso, en la experiencia espaola ha sido
desarticulada una organizacin dedicada a la trata de mujeres subsaharianas que haba establecido una guardera de nios en una determinada provincia, hijos de vctimas que eran obligadas a
ejercer la prostitucin en otra provincia distinta. La crueldad de la trata se refuerza con la captacin
de madres con hijos muy pequeos que se les traslada conjuntamente en travesas martimas de
extraordinario riesgo para sus vidas.

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Dada la generalidad e indefinicin de los supuestos recogidos como la dificultad


probatoria de los requisitos aadidos se comprender fcilmente que tanto el abuso de la situacin de necesidad y de vulnerabilidad apenas tienen relevancia en la
realidad forense. En efecto, en la prctica ha desencadenado que las acusaciones
y las condenas por el delito de trata de seres humanos cuando la vctima es mayor
de edad- no puedan fundarse en la utilizacin exclusiva de estos medios comisivos
de prevalimiento. Si en las resoluciones judiciales se citan situaciones de abuso son
a modo de aadido que refuerza la situacin fctica de dominacin derivada de los
medios intimidatorios, coercitivos y violentos8.
El prevalimiento de superioridad comprende, como afirma la Circular 5/2011, todos los casos de sometimiento de la vctima y no solo los que tengan su causa en el
pleno sometimiento de la vctima al padre, marido, patriarca o lder comunitario que
todava se producen en determinadas culturas, sino tambin aquellos en que la vctima se encuentre previamente tratada o en rgimen asimilable a la esclavitud.
Este tipo de prevalimiento se halla comprendido en el medio comisivo descrito en
el artculo 177 bis CP cuando refiere mediante la entrega o recepcin de pagos o
beneficios para lograr el consentimiento de la persona que poseyera el control sobre
la vctima. En efecto, lo decisivo de este medio comisivo no se encuentra tanto en
la entrega o recepcin de pagos o beneficios sino en la existencia de una situacin
de control de la vctima por un tercero hasta el punto de poder disponer de ella como
si fuera un mero objeto semoviente. En efecto, como hemos adelantado, el delito de
trata tambin se producir por el acto de disposicin del tratante que acta a modo de
dueo de la vctima, aunque se haya realizado sin compensacin econmica o beneficio alguno. Obviamente, el prevalimiento de superioridad ser el medio comisivo ms
habitual en los delitos de trata con fines de matrimonios forzosos.
Por fin, en relacin con el rgimen jurdico de los medios comisivos es oportuno
recordar tres aspectos relevantes.
En primer lugar, que, como recoge la Circular 5/2011 FGE, los medios comisivos
son alternativos en el sentido de que cualquiera de ellos es suficiente para integrar el
delito de trata en cada una de sus fases. Pero ello no supone que deba permanecer
el mismo durante todo el proceso. Al contrario, cada conducta tpica puede llevarse a
cabo a travs de un medio distinto, se puede captar con engao y alojar con violencia.
En segundo lugar, que los medios comisivos reseados se erigen en elemento tpico
solo cuando la vctima tratada fuera mayor de edad. Por el contrario, tal como prescribe el
ordinal segundo del referido precepto, aun cuando no se recurra a ninguno de los medios
enunciados en el apartado anterior, se considerar trata de seres humanos cualquiera
de las acciones indicadas en el apartado anterior cuando se llevare a cabo respecto de
menores de edad con fines de explotacin. El legislador nacional como el internacionalconsidera con pleno sentido que en todo caso los menores de dieciocho aos carecen de
capacidad para prestar su consentimiento a su incorporacin en el proceso de trata.
8

La mujer toxicmana, la madre en paro carente de ningn tipo de ingresos, la mujer con discapacidad psquica moderada o que no alcanza el 33% de minusvala intelectual, que consienten
someterse al proceso de trata o de dominacin para la explotacin sexual por un tercero, en la
realidad judicial quedan excluidas de la proteccin de este precepto porque no es posible acreditar
que no tuvieran otra alternativa real o aceptable que someterse al abuso.

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En tercer lugar, que el ordinal tercero del artculo 177 bis CP, se preocupa de
precisar que el consentimiento de una vctima de trata de seres humanos ser irrelevante cuando se haya recurrido a alguno de los medios indicados en el apartado
primero de este artculo.
Evidentemente, el consentimiento a que se refiere este precepto no puede ser otro
que el que autoriza la recluta, traslado y recepcin flujo de la trata- pero no puede
referirse a la aceptacin de la propia situacin de dominio o de explotacin, pues
jurdicamente est vedado que una persona pueda libremente aceptar su condicin
de esclavo. Ello implicara una violacin tanto del ius cogens internacional sobre derechos humanos como de las normas imperativas del derecho interno reguladoras de
cualquier actividad laboral reconocida o no9.
Son tales las dificultades que plantea el consentimiento de la vctima en el delito
de trata, sobre todo cuando se ha producido en condiciones de necesidad o vulnerabilidad, que en la Reunin de Expertos de la UNODC celebrada en Viena el 17 y 18
de febrero de 2014 en la que ha participado la Fiscala espaola- se ha planteado la
necesidad de modificar, incluso suprimir, la referencia al consentimiento de la vctima
tal y como es recogido en el artculo 3 del Protocolo de Naciones Unidas para prevenir,
reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y nios.
4. TIPO SUBJETIVO: MODALIDADES DE TRATA
Las cinco modalidades previstas por el legislador no tienen por qu presentarse de
forma independiente; al contrario, es relativamente comn la posibilidad de que una
vctima sea tratada con distintos fines (por ejemplo, matrimonio forzado con fines de
explotacin laboral).
En estos casos, de la misma manera que basta la acreditacin de uno de ellos para
entender que el delito ha sido consumado, la concurrencia de varios fines no puede dar
lugar a la apreciacin de una pluralidad de delitos de trata respecto de la misma vctima.
Si se han producido distintas formas de explotacin, el mayor desvalor de la accin con
pluralidad de fines se tomar en consideracin a la hora de delimitar la extensin y alcance del concurso entre el delito de trata de seres humanos y el delito de explotacin
que corresponda: cuando solo concurre uno de los fines podr dar lugar a un concurso
medial de delitos (artculo 77.4 CP) o, en su caso, a un concurso aparente de normas
(artculo 8 CP); cuando sean varios los fines del tratante, solo uno de ellos entrar en
9

El bien jurdico protegido en los delitos contra los derechos de los trabajadores lejos de tener una
naturaleza subjetiva que contemple los derechos que corresponden al trabajador en su consideracin individual, es de naturaleza mltiple y compleja en el que concurren no solo los intereses del
trabajador afectado sino tambin los del propio Estado en el mantenimiento del rgimen jurdico
de naturaleza necesaria o imperativa de las relaciones laborales que el mismo ha establecido
como manera de impedir que se produzcan situaciones de explotacin. En el caso de la explotacin sexual actividad no laboral- el prrafo segundo del ordinal 2 del artculo 187 (modificado por
la LO 1/2015) expresamente establece que se impondr la pena de prisin de dos a cuatro aos
y multa de doce a veinticuatro meses a quien se lucre explotando la prostitucin de otra persona,
aun con el consentimiento de la misma. En todo caso, se entender que hay explotacin cuando
concurra alguna de las siguientes circunstancias: a) Que la vctima se encuentre en una situacin
de vulnerabilidad personal o econmica; b) Que se le impongan para su ejercicio condiciones gravosas, desproporcionadas o abusivas.

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esa regla especial de aplicacin de la pena, debiendo penarse los restantes delitos de
explotacin efectivamente llevada a efecto de manera separada (artculo 73 CP).
La imposicin de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prcticas similares a la esclavitud, a la servidumbre o a la mendicidad son situaciones o instituciones proscritas por el derecho internacional. Cada una de ellas ha sido delimitada por
distintos instrumentos normativos: el trabajo o servicio forzado se encuentra definido por
el artculo 2.1 del Convenio sobre el trabajo forzoso de 1930; de la esclavitud o prcticas similares a la esclavitud se preocupan la Convencin sobre la esclavitud de 1926
(artculo 1), la Convencin suplementaria sobre la abolicin de la esclavitud, la trata de
esclavos y las instituciones y prcticas anlogas a la esclavitud de 1956 (artculo 7), y el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional de 1998 (artculo 7.2 c del Estatuto);
la servidumbre es delimitada por la Convencin suplementaria sobre la abolicin de la
esclavitud, la trata de esclavos y las instituciones y prcticas anlogas a la esclavitud
de 1956 (artculo 1); por fin, la mendicidad ha sido incorporada en la medida en que
concurran todos los elementos del trabajo o servicio forzoso (Convenio N 29 de la OIT
y considerando 11 de la exposicin preliminar de la Directiva 36/2011/CE).
En Derecho espaol no se encuentra tipificado expresamente el delito de esclavitud
(como ocurre por ejemplo en el Cdigo Penal italiano). Sin embargo toda vez que la
actividad desarrollada por la vctima suele ser de naturaleza laboral, si es realizada en
condiciones de esclavitud, servidumbre o de manera forzada, provocar un concurso
de delitos entre el artculo 177 bis 1 a) y un delito contra los derechos de los trabajadores o de explotacin laboral penalizada por los artculos 311.1 o 312.2 CP. En este
caso, el delito de trata es un delito instrumental que deber ser castigado de la manera
prevista en el artculo 77.3 CP.
Del mismo modo si se hubiese utilizado a menores o a personas con discapacidad para
pedir limosna entrara en concurso instrumental con el delito del artculo 232. 1 CP. En
cambio, se puede producir un concurso aparente de normas, que deber ser resuelto
por el criterio de la alternatividad (el precepto penal ms grave excluir los que castiguen
el hecho con pena menor, artculo 8.4 CP) entre el artculo 177 bis CP y los supuestos de
trfico menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial proteccin,
cuando adems del movimiento territorial se empleare con ellos violencia o intimidacin, o
se les suministrare sustancias perjudiciales para su salud (artculo 232.2 CP).
El concepto de explotacin sexual segn pacfica doctrina de la Sala Segunda
del Tribunal Supremo- exige en todo caso el nimo de lucro del autor del delito (SSTS
450/2009, 1171/2009, 1238/2009, 378/2011). En ella se comprende no solo la imposicin de la prostitucin (artculos 187 y 188 CP) sino tambin cualquier otra actividad
asociada a ella como la imposicin del alterne, masajes erticos u otras de carcter
ertico sexual como la participacin en espectculos exhibicionistas o strip tease y
la pornografa a la que expresamente se refiere el precepto10.
En Espaa la trata de seres humanos con fines de explotacin sexual, significadamente para el ejercicio de la prostitucin de mujeres y menores, est seriamente extendida
10 Esto es, como afirma la STS Nm. 373/2011, cualquier actividad dirigida a la confeccin de material audiovisual en el que con finalidad de provocacin sexual, se contengan imgenes o situaciones impdicas todo ello sin perjuicio de que, en esta materia las normas deben ser interpretadas
de acuerdo con la realidad social, como impone el art. 3.1 del Cdigo civil.
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JOAQUN SNCHEZ-COVISA VILLA

constituyendo uno de los fenmenos criminales de mayor preocupacin. Segn el control


directo que lleva a cabo la Unidad de Extranjera de la Fiscala General del Estado, durante el ao 2014 hemos abierto 168 diligencias de Seguimiento por Delito de Trata de Seres
Humanos de las que 154 investigan episodios de trata con fines de explotacin sexual
(9166 %), 11 con fines de explotacin laboral (595 por cien) y cuatro con fines de mendicidad (238 %). Estos datos son confirmados desde otras instancias pblicas11.
Por ello es comn que, cuando la explotacin sexual se ha llevado a cabo efectivamente, el artculo 177 bis CP entre en concurso medial de delitos con los correspondientes
delitos de explotacin sexual, en especial con el delito de prostitucin de mayores (artculo
187 CP)12 o de menores (artculo 188 CP) o, en el caso de captacin de menores o personas con discapacidad con fines exhibicionistas o pornogrficos, con el artculo 189 CP.
La explotacin para realizar actividades delictivas ha sido incorporada como modalidad diferenciada por la reforma del artculo 177 bis CP llevada a cabo por LO 1/2015.
Es una exigencia de la Directiva 36/2011/UE, fundada en la necesidad de eludir cualquier
duda sobre la extensin del concepto ms restringido de trabajos o servicios forzados.
Aunque el Prembulo de la Directiva 36/2011/UE seala los casos ms habituales
en el que se desenvuelve (carterismo, hurtos en comercios, trfico de estupefacientes
y otras actividades similares que estn castigadas con penas e implican una ganancia
econmica) lo cierto es que la locucin actividades delictivas tiene un contenido mucho ms amplio pues en principio no excluye ninguna conducta tipificada como delito.
Evidentemente, los verdaderos problemas exegticos no se plantean a la hora de
delimitar su mbito objetivo de aplicacin (en principio comprende tanto la actividad
delictiva leve, menos grave y grave), sino en el momento de establecer las pautas de
exclusin de la responsabilidad criminal que debe serle reconocida a la vctima segn
el apartado once del artculo 177 bis CP al que nos referiremos posteriormente.
Al contrario que en el delito de trfico de rganos (artculo 156 bis CP)13, en el
delito de trata con fines de extraccin de sus rganos corporales es la propia
vctima la que es captada, trasladada y recibida para extraerle sus rganos. Si con
posterioridad se trafica o se trasplanta el rgano extrado nos encontraramos ante
un supuesto de concurso aparente de normas entre ambos preceptos a resolver
11 Vide los ltimos informes anuales del Centro Inteligencia contra el Terrorismo y contra el Crimen
Organizado (CITCO).
12 As la STS Nm. 53/2014 siguiendo el criterio de la Circular 5/2011 declara: pero lo cierto es que
la trata de seres humanos con fines de explotacin sexual constituye una accin preparatoria de
la explotacin posterior, explotacin que materializa la intencionalidad o finalidad del delito inicial.
Es precisamente el riesgo de explotacin sexual lo que determina la elevada penalidad prevista
en este tipo delictivo, mxime cuando se trata de menores, en cuyo caso la finalidad califica por
s misma la accin delictiva como trata de seres humanos, sin necesidad de haber utilizado los
medios coactivos previstos en el prrafo primero del precepto. En consecuencia, en estos casos
la explotacin sexual constituye, en cierto modo, un agotamiento de la conducta de trata, por lo
que nos encontramos ante un delito instrumento y un delito fin, lo que hace procedente aplicar, en
beneficio de los recurrentes aunque no lo hayan solicitado expresamente, la regla prevenida en el
art 77 1 para el denominado concurso medial.
13 Donde se castiga a quienes promuevan, favorezcan, faciliten o publiciten la obtencin o el trfico
ilegal de rganos humanos ajenos o el trasplante de los mismos sern castigados con la pena de
prisin de seis a doce aos si se tratara de un rgano principal, y de prisin de tres a seis aos si
el rgano fuera no principal.
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EL DELITO DE TRATA DE SERES HUMANOS

por el artculo 8.4 CP. Como establece la Circular 5/2011 sera de aplicacin el artculo 177 bis CP cuando dadas las penas previstas- el rgano extrado no fuera
principal. En estos casos, una vez practicada la extraccin fase de agotamiento- el
delito de trata entrar en concurso con el delito de lesiones o contra la vida, segn
el resultado efectivamente producido.
El legislador de 2015 ha introducido como nueva finalidad la celebracin de matrimonios forzados. Es una modalidad mucho ms amplia que la prevista en el artculo
1 c) de la Convencin suplementaria sobre la abolicin de la esclavitud, la trata de
esclavos y las instituciones y prcticas anlogas a la esclavitud de 195614 porque ampla el mbito subjetivo de aplicacin (pueden ser vctimas tanto las mujeres, como los
nios y los hombres adultos) y porque en ningn caso exige la concurrencia de nimo
de lucro en los tratantes.
Con ello la locucin matrimonios forzosos comprender los matrimonios precoces,
los serviles, los arreglados, los matrimonios como indemnizacin o como transaccin,
los temporales y los matrimonios con fines de procreacin, tal y como se refiere el Manual de Trata de Seres Humanos de Naciones Unidas para Parlamentarios siempre
que haya concurrido cualquiera de los medios y conductas alternativas de trata.
Cuando el matrimonio forzoso ha llegado a celebrarse, el delito de trata de seres humanos es instrumental del nuevo delito de coacciones tipificado en el artculo 172.1 bis
CP si el consentimiento matrimonial se obtuviera con violencia o grave intimidacin15.
5. TIPOS CUALIFICADOS
El tipo bsico del artculo 177 bis CP est castigado con una pena de cinco a ocho
aos de prisin. No obstante en los ordinales cuatro, cinco y seis del artculo 177
bis se prevn subtipos cualificados que, en todos los casos, exacerban las penas de
prisin (de ocho a doce aos) y, en algn supuesto, prevn la imposicin de graves
penas privativas de derechos.
El primero (ordinal 4 letra a del artculo 177 bis), se refiere a cuando con ocasin de la
trata se hubiera puesto en peligro la vida o la integridad fsica o psquica de las personas
objeto del delito. La doctrina del Tribunal Supremo (analizando el nmero dos de artculo
318 bis CP antes de la reforma de 2010, de idntico sentido) considera que no nos
hallamos en presencia de un peligro abstracto sino concreto en el que es preciso tras
valorar todas las circunstancias concurrentes- que se aprecie la existencia de un riesgo
cierto de lesin para la vida o integridad fsica o psquica de la vctima.
14 Artculo 1 c) Toda institucin o prctica en virtud de la cual: i) Una mujer, sin que la asista el derecho a oponerse, es prometida o dada en matrimonio a cambio de una contrapartida en dinero o
en especie entregada a sus padres, a su tutor, a su familia o a cualquier otra persona o grupo de
personas; ii) El marido de una mujer, la familia o el clan del marido tienen el derecho de cederla
a un tercero a ttulo oneroso o de otra manera; iii) La mujer, a la muerte de su marido, puede ser
transmitida por herencia a otra persona; d) Toda institucin o prctica en virtud de la cual un nio
o un joven menor de dieciocho aos es entregado por sus padres, o uno de ellos, o por su tutor, a
otra persona, mediante remuneracin o sin ella, con el propsito de que se explote la persona o el
trabajo del nio o del joven.
15 El que con intimidacin grave o violencia compeliere a otra persona a contraer matrimonio ser
castigado con una pena de prisin de seis meses a tres aos y seis meses o con multa de doce a
veinticuatro meses, segn la gravedad de la coaccin o de los medios empleados.
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La puesta en peligro de la vida e integridad de la vctima puede producirse tanto


en el desarrollo de la conducta tpica alternativa (por ejemplo, transporte en embarcacin martima sin unas mnimas condiciones de navegabilidad), en el medio comisivo
utilizado, como en la manera de verificarse el alojamiento o recepcin de la vctima
(graves violencias, imposicin de condiciones de vida insalubres, aislamiento, condiciones estresantes, etc.).
En estos casos, si adems del riesgo prevenido se produce la muerte o lesin de la
vctima, por razn del principio del non bis in dem no es posible aplicar este subtipo
agravado, sino el tipo bsico de trata en concurso ideal con el delito de resultado que
se produzca.
El segundo (ordinal 4 letra b del artculo 177 bis) engloba una serie de circunstancias
personales de las vctimas: la vctima sea especialmente vulnerable por razn de enfermedad, estado gestacional, discapacidad o situacin personal, o sea menor de edad.
Salvo el caso de los menores de edad, que constituye una circunstancia objetiva
menores de dieciocho aos-, el resto engloba una pluralidad de condiciones de la vctima que deben ser valoradas caso a caso, de manera circunstancial. Comprenden un
cmulo de situaciones en las que la vctima ve mermada seriamente su capacidad de
autodeterminacin por razn de concurrir circunstancias especiales o aadidas de
vulnerabilidad derivadas de su estado fsico o psquico que, necesariamente, deben
ser ms graves, intensas y diferenciadas de las tomadas en consideracin para configurar el tipo bsico (gravsimas discapacidades fsicas o psquicas, ancianos, etc.).
La experiencia espaola acredita que los casos ms comunes de aplicacin son
los supuestos en que la vctima es menor de edad. Sin embargo, para que la minora
de edad pueda ser apreciada como circunstancia del subtipo cualificado es imprescindible que se haya utilizado cualquiera de los medios comisivos del apartado primero del artculo 177 bis CP. Esta interpretacin es la nica manera de impedir que
una misma circunstancia sea aplicada en dos ocasiones respecto del mismo delito
(principio del non bis in dem), pues el apartado 2 del artculo 177 bis CP dispone
que aun cuando no se recurra a ninguno de los medios enunciados en el apartado
anterior, se considerar trata de seres humanos cualquiera de las acciones indicadas en el apartado anterior cuando se llevare a cabo respecto de menores de edad
con fines de explotacin.
Si concurrieren las dos circunstancias sealadas se impondr la pena en su mitad
superior, esto es prisin de 10 a 12 aos (artculo 177 bis ordinal 4 prrafo in fine).
El tercero (ordinal 5 del artculo 177 bis), recoge un subtipo de delito especial impropio16en atencin a la condicin personal del sujeto activo, por lo que se exige que
la autoridad, funcionario o agente realice cualquiera de las conductas constitutivas de
trata a ttulo de autor, cooperador necesario o inductor. Si su participacin fuera secundaria o accesoria podra responder slo a ttulo de cmplice.

16 Se impondr la pena superior en grado a la prevista en el apartado 1 de este artculo e inhabilitacin absoluta de seis a doce aos a los que realicen los hechos prevalindose de su condicin de
autoridad, agente de sta o funcionario pblico. Si concurriere adems alguna de las circunstancias previstas en el apartado 4 de este artculo se impondrn las penas en su mitad superior.
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EL DELITO DE TRATA DE SERES HUMANOS

El cuarto (ordinal 5 letra a del artculo 177 bis)17 exacerba la pena del delito cuando es realizado en el mbito del crimen organizado por lo que puede entrar en
colisin con los delitos tipificados en los artculos 570 bis (organizacin criminal) y
570 ter (grupo criminal), que expresamente prevn una agravacin especfica de las
respectivas penas cuando tuvieran como objeto la comisin de delitos de trata de
seres humanos.
Ello determina que surjan continuamente conflictos concursales que deben ser resueltos partiendo de la consideracin de que nos hallamos en presencia de un concurso aparente de normas que debe ser resuelto por el criterio de la gravedad de la
pena a imponer. As lo establece el ordinal segundo prrafo segundo del artculo 570
quter al disponer que en todo caso, cuando las conductas previstas en dichos artculos estuvieren comprendidas en otro precepto de este Cdigo, ser de aplicacin lo
dispuesto en la regla 4 del artculo 8.
Junto a estos subtipos cualificados el ordinal 10 letra a del artculo 177 bis, siguiendo lo previsto por el artculo 25 del Convenio de Varsovia contra la trata de seres humanos, ordena valorar las condenas de jueces o tribunales extranjeros por delitos de
trata de seres humanos a los efectos de aplicar la agravante de reincidencia18.
La cooperacin internacional policial debe favorecer esa previsin legal trasladando a los atestados cualquier informacin que se tenga al respecto. Los mecanismos
de cooperacin jurdica internacional o auxilio judicial que deben ser impulsados por
el Ministerio Fiscal- aportarn la documentacin oportuna por la que se acredite la
naturaleza del delito enjuiciado, la firmeza de la sentencia extranjera y la fecha en la
que el penado las dej efectivamente extinguidas.
6. EXCLUSIN DE RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS VCTIMAS DE TRATA
Tanto la vctima de trata de seres humanos que ha sido captada con el nico fin de la
comisin de actividades delictivas como la que es obligada a la comisin de cualquier
delito, aunque hubiera sido tratada con otra finalidad, puede quedar exenta de pena
siempre que concurran las condiciones establecidas por el ordinal 11 del artculo 177
bis CP: sin perjuicio de la aplicacin de las reglas generales de este Cdigo, la vctima
de trata de seres humanos quedar exenta de pena por las infracciones penales que
haya cometido en la situacin de explotacin sufrida, siempre que su participacin en
ellas haya sido consecuencia directa de la situacin de violencia, intimidacin, engao
17 Se impondr la pena superior en grado a la prevista en el apartado 1 de este artculo e inhabilitacin especial para profesin, oficio, industria o comercio por el tiempo de la condena, cuando
el culpable perteneciera a una organizacin o asociacin de ms de dos personas, incluso de
carcter transitorio, que se dedicase a la realizacin de tales actividades. Si concurriere alguna de
las circunstancias previstas en el apartado 4 de este artculo se impondrn las penas en la mitad
superior. Si concurriere la circunstancia prevista en el apartado 5 de este artculo se impondrn
las penas sealadas en este en su mitad superior. Cuando se trate de los jefes, administradores
o encargados de dichas organizaciones o asociaciones, se les aplicar la pena en su mitad superior, que podr elevarse a la inmediatamente superior en grado. En todo caso se elevar la pena
a la inmediatamente superior en grado si concurriera alguna de las circunstancias previstas en el
apartado 4 o la circunstancia prevista en el apartado 5 de este artculo.
18 Apartado 10 del artculo 177 bis CP Las condenas de jueces o tribunales extranjeros por delitos de
la misma naturaleza que los previstos en este artculo producirn los efectos de reincidencia, salvo
que el antecedente penal haya sido cancelado o pueda serlo con arreglo al Derecho espaol.
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o abuso a que haya sido sometida y que exista una adecuada proporcionalidad entre
dicha situacin y el hecho criminal realizado.
Con este precepto el legislador espaol intent cumplir con la iniciativa adoptada por
el Convenio del Consejo de Europa contra la Trata que en el artculo 26 ordena a los
Estados miembros que prevean la posibilidad de no imponer sanciones a las vctimas
por haber tomado parte en actividades ilcitas cuando hayan sido obligadas a ello.
Con posterioridad a la entrada en vigor del nuevo artculo 177 bis CP, la Directiva
2011/36/UE, recogi esa idea en el artculo 8 al disponer que los Estados miembros
adoptarn, de conformidad con los principios bsicos de sus respectivos ordenamientos jurdicos, las medidas necesarias para garantizar que las autoridades nacionales
competentes puedan optar por no enjuiciar ni imponer penas a las vctimas de la trata
de seres humanos por su participacin en actividades ilcitas que se hayan visto obligadas a cometer como consecuencia directa de haber sido objeto de cualquiera de
los actos contemplados en el artculo 2. Con ello elev su carcter imperativo (los Estados miembros adoptarn las medidas necesarias para garantizar) y ampli el modo
de aplicarse esta exencin penal, pues puede valorarse tanto en la fase de instruccin
(no enjuiciar a la vctima) como en sentencia (ni imponer penas a la vctima).
El apartado 11 del artculo 177 bis CP, adems de cumplir con las exigencias de
la Directiva19, introduce una regla delimitadora como la de que exista una adecuada
proporcionalidad entre dicha situacin y el hecho criminal realizado.
Es imposible determinar a priori el alcance y extensin de la proporcionalidad a la que
se refiere ste precepto. Habr que estar a las circunstancias concurrentes que acrediten
una patente disminucin de la capacidad de eleccin o decisin de la vctima en el momento
de la comisin del delito, esto es, demuestren una importante limitacin de su culpabilidad20.
19 El apartado 14 del Prembulo de la Directiva 2011/367UE justifica la exencin con fundamento en
que debe protegerse a las vctimas de la trata de seres humanos, de conformidad con los principios
bsicos de los ordenamientos jurdicos de los Estados miembros correspondientes, contra el procesamiento o el castigo por actividades delictivas tales como el uso de documentacin falsa o infracciones
contempladas en la legislacin sobre prostitucin o inmigracin que se hayan visto obligadas a cometer
como consecuencia directa de ser objeto de la trata. El objetivo de esta proteccin es salvaguardar los
derechos humanos de las vctimas, evitar una mayor victimizacin y animarlas a actuar como testigos
en los procesos penales contra los autores. Esta salvaguarda no debe excluir el procesamiento o el
castigo por infracciones que una persona haya cometido o en las que haya participado de forma voluntaria. Como advierte la Circular 5/2011 FGE Es difcil precisar la naturaleza, extensin y efectos de la
exclusin punitiva prevista en este artculo. Si acudimos a la justificacin que proporciona la exposicin
preliminar de la Directiva de la Unin Europea el objetivo de esta proteccin es salvaguardar los derechos humanos de las vctimas, evitar una mayor victimizacin y animarlas a actuar como testigos en
los procesos penales contra los autores- parece que participa de la naturaleza jurdica de las excusas
absolutorias por haberse fundado en razones de poltica criminal. Sin embargo, al exigirse que se
hayan visto obligadas a cometer como consecuencia directa de haber sido objeto de cualquiera de
los actos contemplados en el artculo 2, parece definir un supuesto relacionado con el principio de
no exigibilidad de otra conducta, tal y como reconoce la Circular 3/2010 de la FGE, sobre rgimen
transitorio aplicable a la reforma del Cdigo Penal operada por Ley Orgnica 5/2010 de 22 de junio.
20 Como afirma la Circular 5/2011 podra afirmarse que est pensando en aquellos supuestos en
que sin que concurran todos los requisitos configuradores del estado de necesidad o, segn los
casos, del miedo insuperable- se ha producido una importante, patente y objetiva limitacin del
dominio de la voluntad de la vctima consecuencia directa de la situacin de violencia, intimidacin,
engao o abuso a que haya sido sometida, que por su situacin de sometimiento se ve compelida
a realizar los delitos ordenados por el tratante.
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 36-51. ISSN: 2341-3263

EL DELITO DE TRATA DE SERES HUMANOS

El juicio de proporcionalidad lo es entre la situacin de sumisin al tratante de la


vctima con el hecho criminal realizado que, dados los trminos del precepto, puede
constituir cualquier delito, aunque lo habitual es que guarde una estrecha relacin con
la modalidad de trata que se persiga en el proceso.
A la espera de una doctrina de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que delimite correctamente esta cuestin, son vlidos los criterios establecidos por la Circular
5/2011 de la Fiscala General del Estado aplicados en los supuestos ms habituales
que se suscitan en la prctica forense espaola21: a) vctimas explotadas sexualmente
que han sido obligadas a cometer una pluralidad de actividades criminales de diversa
naturaleza en beneficio de los tratantes, significadamente delitos contra el patrimonio
y en la distribucin de drogas entre los clientes; b) mujeres forzadas a prostituirse que
han sido obligadas a realizar distintas funciones de colaboracin con los tratantes
(especialmente de control y vigilancia de otras vctimas), e, incluso, en ocasiones,
cuando se ha hecho depender su liberacin a cambio de que capten a otras vctimas
en su pas de origen para que las sustituyan; c) hombres y mujeres de nacionalidad
extranjera que han colaborado con el tratante en la falsificacin de documentacin con
objeto de facilitar su entrada subrepticia en Espaa.
Fecha de recepcin: 10/12/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

21 La trata de seres humanos con fines de explotacin para realizar actividades delictivas es una de
las modalidades del delito de trata del que, hasta la fecha, no tenemos antecedente alguno ni en la
jurisprudencia espaola ni en las Diligencias de Seguimiento del Delito de Trata de Seres Humanos que controla la Unidad de Extranjera de la Fiscala General del Estado.
CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 36-51. ISSN: 2341-3263

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TRATA DE SERES HUMANOS

VICENTE CALVO VINAGRE Y PATRICIA GARCA DOMNGUEZ


U.T. DE POLICIA JUDICIAL. D. ANLISIS CRIMINAL. SECCIN TRATA DE SERES HUMANOS

RESUMEN
La trata de seres humanos, en cualquiera de sus formas de explotacin, es uno
de los delitos que ms dinero genera en el mundo y que constituye una de las ms
graves violaciones de los Derechos Humanos. La lucha contra esta lacra precisa de la
colaboracin y la cooperacin de los distintos pases y el apoyo de las Organizaciones
Internacionales. La redaccin de una normativa especfica y la aplicacin de la misma
ayudan a prevenir y combatir este fenmeno.
La actuacin integral de la Guardia Civil est basada en la prevencin, la persecucin, la proteccin y la cooperacin; sin estos elementos resultara muy difcil la
investigacin de estos delitos.
La elaboracin de informes criminolgicos y perfiles de vctimas y autores en funcin de su nacionalidad permiten a la Guardia Civil una lucha ms eficaz encaminada
a la erradicacin de la trata de seres humanos.
Palabras clave: Trata de seres humanos, prostitucin, explotacin sexual, explotacin laboral, vctimas, grupos organizados.
ABSTRACT
Trafficking in human beings, in its different forms of exploitation, is one of the most
profitable criminal activities worldwide and constitutes a gross violation of Human
Rights. The fight against this serious crime needs the collaboration and the cooperation of all the countries and the support of the International Organisations. A specific regulation and its proper implementation help to prevent and combat this phenomenon.
Integral Guardia Civil procedure is based in the prevention, prosecution, protection and
partnership. Within these elements it is not possible the investigation of these crimes.
Guardia Civil is allowed to fight against trafficking in human beings by the elaboration
of criminology studies and victims and offenders profiles depending on their nationality.
Keywords: Trafficking in human beings, prostitution, sexual exploitation, labour exploitation, victims, OCG.
1. INTRODUCCIN
La trata de seres humanos (TSH) constituye una de las formas ms crueles de los
denominados comercios ilcitos (armas, drogas y TSH) y que ms gravemente atenta contra
la dignidad e integridad de las personas, valores superiores stos, reconocidos en nuestro
ordenamiento jurdico y en los diferentes textos internacionales, sometiendo a las vctimas a
una sumisin y una forma de explotacin, a la que denominamos Esclavitud del siglo XXI.
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 52-66. ISSN: 2341-3263

TRATA DE SERES HUMANOS

El artculo 10.1 de nuestra Constitucin establece: la dignidad de la persona, los


derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el
respeto a la ley y a los derechos de los dems constituyen el fundamento del orden
poltico y de la paz social.
La TSH se caracteriza por el abuso del tratante hacia la vctima para su lucro personal o el de su organizacin, motivado por una situacin de superioridad, por la
vulnerabilidad de la vctima, por una situacin de dependencia emocional, por las necesidades econmicas; porque la vctima se encuentra en un lugar donde no conoce
a nadie, donde no confa en nadie, donde no conoce el idioma; porque a la vctima no
le queda otra opcin que confiar en el que la explota en el trabajo llevado al trmino
de servidumbre, en el que la explota en prcticas sexuales, en el que la explota en la
realizacin de tareas contrarias a su voluntad, en ocasiones que vulneran la ley penal;
y otras en el que la vende como si de mercanca se tratase.
La investigacin de este delito, que constituye en estos momentos una de las actividades criminales ms lucrativas de las organizaciones criminales1, presenta adems
de las dificultades propias de las investigaciones llevadas contra el crimen organizado
-transnacionalidad, clandestinidad, multidimensional, complejidad y sofisticacin-; la
no percepcin de su situacin por parte de las vctimas, las cuales renuncian a denunciar y a colaborar con la Justicia y con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Al tratarse de una conducta que implica la transnacionalidad, los acuerdos de
apertura de fronteras presentan una dificultad aadida para la investigacin, ya que
los traficantes no encuentran obstculos para su transporte a regiones distantes de
las de su origen y adems se valen de procedimientos existentes en los diferentes
pases para distraer las conductas delictivas y entorpecer los procedimientos judiciales. Ante este problema, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad realizan un esfuerzo
dirigido al incremento de la cooperacin con otros pases, y as conseguir un mejor
flujo en el intercambio de informacin e inteligencia, con el fin de alcanzar un incremento en la efectividad operativa y estratgica.
De acuerdo con la OIT (Organizacin Internacional de Trabajo) existen ms de
800.0002 vctimas de este hecho al ao en el mundo, muchas de ellas lo son en sus
propios pases de origen.
2. MARCO NORMATIVO
2.1. MARCO NORMATIVO INTERNACIONAL
El marco normativo internacional resulta muy amplio, existiendo una pluralidad de
tratados internacionales que condenan, directa o indirectamente, la prostitucin y el
abuso de menores, as como la trata de personas con fines de explotacin sexual en
general, tanto a nivel de Naciones Unidas como de las Instituciones Europeas, que
han tratado de configurar una estrategia comn y globalizada que pueda ofrecer resultados positivos frente a un fenmeno de escala mundial.
1
2

Segn la ONU es el segundo negocio ms lucrativo del mundo, despus del trfico de drogas.
Informe del ao 2013 de la Organizacin Internacional de Trabajo.

CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 52-66. ISSN: 2341-3263

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VICENTE CALVO VINAGRE Y PATRICIA GARCA DOMNGUEZ

La Convencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin Contra la


Mujer (CEDAW)3 de 1979 y su protocolo facultativo del ao 1999 tiene relevancia para la
trata de seres humanos en su artculo 6, en el que establece que los Estados parte tomarn todas las medidas apropiadas, incluso de carcter legislativo, para suprimir todas
las formas de trata de mujeres y explotacin de la prostitucin de la mujer.
La Convencin de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional4 y el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y nios, complementan dicha Convencin.
Esta Convencin tiene por objeto reprimir y prevenir la delincuencia organizada
internacional. El Protocolo de Palermo5 define por primera vez el concepto de trata de
seres humanos, concepto que ha sido adoptado por la legislacin espaola. Con dicha definicin se intenta proporcionar una base comn para la prevencin de la trata,
la penalizacin de los ofensores y las medidas de proteccin de las vctimas.
2.2. MARCO NORMATIVO EUROPEO
A nivel Europeo la legislacin tambin es muy prolija, distintas directivas y decisiones se refieren especficamente a esta materia.
Tanto el Tratado de la Unin Europea como la Carta de Derechos Fundamentales
de la UE mencionan la TSH y establecen de una manera explcita la prohibicin de
traficar con personas. De hecho a finales de los aos 90 la Comisin y el Consejo
Europeo llevaron a cabo diversos comunicados e instaron a los Estados Miembros,
EM, para que se tomaran acciones contra la TSH y la explotacin sexual de nios. Y
a partir del ao 2000 se desarrolla la legislacin comunitaria para mejorar la persecucin criminal de los traficantes y facilitar la proteccin de las vctimas.
En la Decisin Marco 2002/629/JAI del Consejo de 19 de julio de 2002, relativa
a la lucha contra la trata de seres humanos, la Comisin considera la trata de
seres humanos como un delito contra las personas cuyo objeto es propiamente la
explotacin del ser humano y los EM deben castigar cualquier forma de contratacin,
transporte, traslado u alojamiento de una persona a la que se ha desposedo de
sus derechos fundamentales. Posteriormente se legislan normas que tienen como
objetivo la aproximacin referida a la cooperacin judicial y policial, proponindose la
introduccin de un marco normativo comunitario, destinado a abordar las cuestiones
de tipificacin penal, agravantes, sanciones, extradicin o competencia.
Es en el Convenio del Consejo de Europa, Varsovia de 16 de mayo de 2005, sobre la
lucha contra la trata de seres humanos6; en el que se dan normas explcitas para prevenir
3
4

5
6

54

Esta convencin fue aprobada el 18 de diciembre de 1979, entrando en vigor en 1981 y fue ratificada por Espaa en 1983.
Fue aprobada por la ONU en Resolucin 55/25 de la Asamblea General de 15 de noviembre de 2000, se
suscribi en Palermo y fue ratificada por Espaa en febrero de 2002, entr en vigor el 29 de septiembre
de 2003. <http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/doc.php?id=BOE-A-2003-18040>
Entr en vigor el 25 de diciembre de 2003 y fue ratificado por Espaa y publicado en el BOE nmero
296, de 11 de diciembre de 2003 <http://www.boe.es/boe/dias/2003/12/11/pdfs/A44083-44089.pdf>
Este convenio fue adoptado por los Estados miembros del Consejo y por los Estados observadores,
en Varsovia el 16 de mayo de 2005, fue firmado por Espaa en julio de 2008 y publicado en el BOE
el 10/09/2009.
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TRATA DE SERES HUMANOS

y combatir todas las formas de trata, de carcter nacional o transnacional, dejando al margen su relacin o no con la delincuencia organizada. Entre sus objetivos est el promover
la cooperacin en este campo entre los distintos pases, adems de crear un marco para
la proteccin de testigos y vctimas. Adems se crean dos rganos de vigilancia, uno de
ellos el Comit de las Partes, con carcter de rgano poltico entre los distintos gobiernos,
compuesto por representantes de stos, y el segundo es el GRETA, conocido como grupo
de personas expertas en la lucha contra la trata de seres humanos.
En este convenio tambin relacionan aspectos relativos al derecho penal, como
son las circunstancias agravantes, que incluyen el poner en peligro a la vctima, que
el delito haya sido cometido por un agente pblico en el ejercicio de sus funciones
estatales, que haya sido cometido en perjuicio de un nio o por una organizacin delictiva. Otro aspecto que se regula es que las partes podrn tener en cuenta conductas
anteriores que hayan sido objeto de sentencia en terceros estados siempre que se
deba a infracciones cometidas con arreglo al Convenio. Se incluye la impunidad de las
vctimas cuando se las haya obligado a tomar parte en actividades ilcitas.
Con la Directiva 2011/36/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de abril de
2011, relativa a la prevencin y lucha contra la trata de seres humanos y a la proteccin de las vctimas, se adopta un enfoque global, observando los derechos humanos
y a las vctimas, e integrando la dimensin de gnero para combatir con ms efectividad este delito, haciendo especial hincapi en la prevencin, la proteccin de las vctimas, la persecucin de delincuentes y la coordinacin y cooperacin entre diversos
actores, incluyendo a la sociedad civil.
Aunque la incriminacin de las conductas sigue siendo el objetivo fundamental de
la Directiva, la gran mejora que ha supuesto esta norma es la proteccin de las vctimas. Se establece un amplio catlogo de derechos reconocidos a las mismas y de
disposiciones que instan a su proteccin, asistencia y apoyo, ponindose as de manifiesto la perspectiva de defensa de los Derechos Humanos.
El Parlamento Europeo ha aprobado recientemente el informe Lunacek7, de 26 de febrero de 2014, sobre explotacin sexual y prostitucin en la UE, aunque este informe establece solo recomendaciones y no se trata de una Directiva de obligado cumplimiento, su
aprobacin supone un hito importante. En el documento se reconoce que la principal responsabilidad de luchar contra la trata de seres humanos recae en los Estados Miembros.
2.3. MARCO NORMATIVO NACIONAL
La legislacin espaola ha venido influenciada por la normativa internacional que
se ha dictado en este sentido.
La Directiva 2004/81/CE del Consejo, de 29 de abril de 2004, supuso la reforma de
la Ley Orgnica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros
en Espaa y su integracin social, que se llev a cabo por Ley Orgnica 2/2009 de
11 de diciembre e introdujo un nuevo artculo, el 59 bis, dedicado a vctimas de trata
de seres humanos, reconociendo, entre otros derechos, la posibilidad de conceder un
7

Resolucin del Parlamento Europeo, de 26 de febrero de 2014, sobre explotacin sexual y


prostitucin y su impacto en la igualdad de gnero. http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.
do?type=TA&reference=P7-TA-2014-0162&language=ES&ring=A7-2014-0071

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VICENTE CALVO VINAGRE Y PATRICIA GARCA DOMNGUEZ

periodo de reflexin para que estas vctimas puedan decidir si cooperan o no con la
investigacin del delito o el proceso penal, que ser comentado ms adelante.
Tambin la Ley Orgnica 5/2010, de 22 de junio, que reforma el Cdigo Penal, y
que entr en vigor el 24 de diciembre de 2010, introdujo el concepto de TSH como tal y
el delito en el ordenamiento jurdico en Espaa, concretamente en el artculo 177 bis8.
La ltima reforma del Cdigo Penal da una nueva redaccin al artculo, modificando
los apartados 1 y 49. El delito de trata de seres humanos culmina con la explotacin
sexual por lo que se considerara un concurso medial con los artculos 187 y 188 del
Cdigo Penal y, si lo hiciera con la explotacin laboral, supondra un concurso con los
delitos 311 y 312 del Cdigo Penal10 y con el 311 bis11.
8

Artculo 177 bis. 1. Ser castigado con la pena de cinco a ocho aos de prisin como reo de trata
de seres humanos el que, sea en territorio espaol, sea desde Espaa, en trnsito o con destino
a ella, empleando violencia, intimidacin o engao, o abusando de una situacin de superioridad
o de necesidad o de vulnerabilidad de la vctima nacional o extranjera, la captare, transportare,
trasladare, acogiere, recibiere o la alojare con cualquiera de las finalidades siguientes ().
9 1. Ser castigado con la pena de cinco a ocho aos de prisin como reo de trata de seres humanos el que, sea en territorio espaol, sea desde Espaa, en trnsito o con destino a ella, empleando
violencia, intimidacin o engao, o abusando de una situacin de superioridad o de necesidad o
de vulnerabilidad de la vctima nacional o extranjera, o mediante la entrega o recepcin de pagos
o beneficios para lograr el consentimiento de la persona que poseyera el control sobre la vctima,
la captare, transportare, trasladare, acogiere, o recibiere, incluido el intercambio o transferencia de
control sobre esas personas, con cualquiera de las finalidades siguientes: a) La imposicin de trabajo o de servicios forzados, la esclavitud o prcticas similares a la esclavitud, a la servidumbre o a
la mendicidad. b) La explotacin sexual, incluyendo la pornografa. c) La explotacin para realizar
actividades delictivas. d) La extraccin de sus rganos corporales. e) La celebracin de matrimonios
forzados. Existe una situacin de necesidad o vulnerabilidad cuando la persona en cuestin no tiene
otra alternativa, real o aceptable, que someterse al abuso. 4. Se impondr la pena superior en
grado a la prevista en el apartado primero de este artculo cuando: a) se hubiera puesto en peligro la
vida o la integridad fsica o psquica de las personas objeto del delito; b) la vctima sea especialmente
vulnerable por razn de enfermedad, estado gestacional, discapacidad o situacin personal, o sea
menor de edad. Si concurriere ms de una circunstancia se impondr la pena en su mitad superior.
10 Artculo 311. Sern castigados con las penas de prisin de seis meses a seis aos y multa de seis a
doce meses: 1 Los que, mediante engao o abuso de situacin de necesidad, impongan a los trabajadores a su servicio condiciones laborales o de Seguridad Social que perjudiquen, supriman o restrinjan los derechos que tengan reconocidos por disposiciones legales, convenios colectivos o contrato
individual. 2 Los que den ocupacin simultneamente a una pluralidad de trabajadores sin comunicar
su alta en el rgimen de la Seguridad Social que corresponda o, en su caso, sin haber obtenido la correspondiente autorizacin de trabajo, siempre que el nmero de trabajadores afectados sea al menos
de: a) el veinticinco por ciento, en las empresas o centros de trabajo que ocupen a ms de cien trabajadores, b) el cincuenta por ciento, en las empresas o centros de trabajo que ocupen a ms de diez
trabajadores y no ms de cien, o c) la totalidad de los mismos, en las empresas o centros de trabajo
que ocupen a ms de cinco y no ms de diez trabajadores. 3 Los que en el supuesto de transmisin de
empresas, con conocimiento de los procedimientos descritos en los apartados anteriores, mantengan
las referidas condiciones impuestas por otro. 4 Si las conductas reseadas en los apartados anteriores
se llevaren a cabo con violencia o intimidacin se impondrn las penas superiores en grado. Artculo
312. 1. Sern castigados con las penas de prisin de dos a cinco aos y multa de seis a doce meses,
los que trafiquen de manera ilegal con mano de obra. 2. En la misma pena incurrirn quienes recluten
personas o las determinen a abandonar su puesto de trabajo ofreciendo empleo o condiciones de
trabajo engaosas o falsas, y quienes empleen a sbditos extranjeros sin permiso de trabajo en condiciones que perjudiquen, supriman o restrinjan los derechos que tuviesen reconocidos por disposiciones
legales, convenios colectivos o contrato individual.
11 Artculo 311 bis: Ser castigado con la pena de prisin de tres a dieciocho meses o multa de doce
a treinta meses, salvo que los hechos estn castigados con una pena ms grave en otro precepto
de este Cdigo, quien: a) De forma reiterada, emplee o d ocupacin a ciudadanos extranjeros que
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TRATA DE SERES HUMANOS

Por su parte el Protocolo Marco para la proteccin de vctimas de trata de seres


humanos de 28 de noviembre de 2012 es un logro en Espaa para la lucha contra la
trata. En l se redacta un texto en el que intervienen todos los actores implicados en
la misma y las recomendaciones que da estn basadas en un enfoque de promocin
y de proteccin de los derechos humanos, que priorice la asistencia y proteccin de
las vctimas, evite la victimizacin secundaria y anime a las vctimas a colaborar en los
procesos penales contra los tratantes.
Adems, la Ley Orgnica 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la vctima del delito
tiene la vocacin de ser el catlogo general de los derechos, procesales y extraprocesales, de todas las vctimas de delitos.
Y, recientemente, en la Ley Orgnica 8/2015, de 22 de julio, de modificacin del sistema de proteccin a la infancia y a la adolescencia, se ha ampliado el periodo de restablecimiento y reflexin de las vctimas de TSH de, al menos, noventa das, en lugar de treinta.
En septiembre de 2015, tambin se aprob el Plan Integral contra la Trata de Mujeres y Nias con Fines de Explotacin Sexual 2015-2018, basado en siete pilares:
Enfoque de derechos humanos.
Enfoque de gnero.
Primaca del inters superior del menor.
Mejora del conocimiento de las situaciones de trata con fines de explotacin sexual.
Las vctimas protagonistas de todo el proceso.
Persecucin del delito. Enfoque integral, cooperacin y participacin.
2.4. MARCO NORMATIVO EN LA GUARDIA CIVIL
La Guardia Civil se encuentra muy comprometida en la lucha contra esta tipologa delictiva, tanto es as que el Plan Estratgico de la Guardia Civil, para el periodo 2013-2016,
establece como rea de accin prioritaria la lucha contra la delincuencia organizada y la
proteccin de los colectivos ms vulnerables, entre los que se encuentra la lucha contra la
trata de seres humanos, en lnea con las iniciativas internacionales en la materia.
Para el desarrollo e implementacin de la legislacin nacional e internacional y tomando como marco los planes estratgicos de la Guardia Civil, se han elaborado las
siguientes normas:
Directiva de servicio 40/2009, de la Direccin Adjunta Operativa de la Guardia Civil,
de 11 de noviembre de 2009, sobre la actuacin contra la Trata de Seres Humanos.
Instruccin Tcnica nmero UT-10/2009, de 9 de diciembre de 2009, sobre actuacin contra la Trata de Seres Humanos.
Gua de Procedimiento Tcnico nm. UT- 19, de 26 de febrero de 2014 sobre consideraciones penales sobre los delitos relacionados con la explotacin laboral.
carezcan de permiso de trabajo, o b) emplee o d ocupacin a un menor de edad que carezca de
permiso de trabajo.
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Gua de Procedimiento Tcnico nm. UT-20/2014, de 03 de abril, sobre coordinacin con la Fiscala en materia de trata de seres humanos.
Orden de Servicio 15/2015 sobre el Plan Integral de Lucha contra el fraude en el
mbito de Seguridad Social y la Hacienda Pblica.
Procedimiento para grabacin en SIGO de informacin relacionada con la Directiva
de Servicio 40/2009, Actuacin contra la Trata de Seres Humanos, de enero de 2015.
3. LA GUARDIA CIVIL EN LA LUCHA CONTRA LA TRATA
El crimen organizado representa una de las grandes amenazas recogida en el segundo eje estratgico del Ministerio del Interior. Dentro de esta esfera cobran especial
relevancia las medidas dirigidas a combatir el narcotrfico, el blanqueo de capitales,
la trata de seres humanos, as como la lucha contra la corrupcin. Esta amenaza requiere articular una estrategia basada en la cooperacin nacional e internacional y la
optimizacin de recursos existentes.
El compromiso de calidad y cercana, en el caso de las vctimas de la violencia
ejercida contra los colectivos ms desprotegidos, debe maximizarse en su atencin y
en la respuesta para paliar el grado de indefensin.
En lnea con la normativa legal nacional y con los instrumentos internacionales
suscritos por Espaa, con las estrategias, polticas y compromisos nacionales e
internacionales en la materia y en el marco de sus competencias, la lucha contra la
problemtica delictiva y humana, que afecta a los colectivos de riesgo ms sensibles
(entre los que se encuentran las vctimas de trata de seres humanos), establece en el
Plan Estratgico de la Guardia Civil, para el periodo 2013-2016, como reas de accin
prioritarias, y se plantea de manera integral mediante el empleo de sus capacidades
y recursos, abordar la lucha desde cuatro pilares: la prevencin, la persecucin,
la proteccin de la vctima y las relaciones con los diferentes actores implicados,
materializndose en los siguientes principios generales:
Enfoque multidisciplinar. De acuerdo a sus diferentes capacidades y mediante el
empleo combinado de sus especialidades, tales como las de seguridad ciudadana, las
de investigacin e inteligencia criminal y las Unidades Orgnicas de Polica Judicial.
Formacin, actualizacin y especializacin. Impartiendo formacin especfica y diferenciada a los componentes de las diferentes Unidades, tanto generalistas como de
investigacin; normalizando procedimientos, elaborando guas y normas de actuacin
y constituyendo Unidades especializadas, tanto en investigacin como en anlisis criminal relacionadas con los delitos que afectan a las vctimas de especial vulnerabilidad.
Los programas de formacin que desarrolla la Guardia Civil prevn y se adaptan a
las tcnicas ms avanzadas y especializadas en la atencin y proteccin a vctimas,
desarrollando actuaciones de sensibilizacin del personal perteneciente a la Guardia
Civil para favorecer un mayor conocimiento de estas situaciones.
Para ello, en lo relativo a la prevencin, deteccin e identificacin, la Guardia Civil
intensifica la formacin para el control en fronteras y en la inspeccin de medios de
transporte, adems de las inspecciones en los lugares susceptibles de ser empleados

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TRATA DE SERES HUMANOS

para realizar actividades de explotacin de vctimas de TSH (sexual, laboral, mendicidad y trfico de rganos).
La Jefatura de Polica Judicial desarrolla sus propias acciones formativas en la materia, en los programas de especializacin y actualizacin del personal que integra las
Unidades de investigacin. En estas jornadas participan como ponentes el fiscal de
Sala Coordinador de Extranjera, la asesora en materias de Trata de Seres Humanos
de la Defensora del pueblo, personal de CICO, representantes de ONGs, inspectores de Empleo y Seguridad Social y componentes de Polica Nacional, especialistas
en documentacin y extranjera. Aparte de formacin terica, los asistentes a estas
jornadas han podido llevar a cabo prcticas para implementar sus conocimientos, empleando para ello las herramientas desarrolladas en el proyecto ISEC.
Es de destacar que en estas jornadas, adems de las materias propias relacionadas con la tipologa delictiva para perseguir a los delincuentes y proteger a las
vctimas, se imparten conocimientos sobre la investigacin patrimonial, pues es en la
intervencin de las ganancias econmicas donde las organizaciones que tratan con
personas pueden ser erradicadas.
Coordinacin. La Guardia Civil mantiene y fortalece la colaboracin con los
departamentos e instituciones que luchan contra la TSH, as lo hacen con las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad tanto de forma directa como a travs de los rganos establecidos
para garantizar y facilitar la colaboracin policial en los diferentes mbitos territoriales
del Estado; con los juzgados, tribunales y el Ministerio Fiscal; y con las instituciones
que disponen de herramientas especficas de apoyo a la investigacin, como la
Agencia Tributaria, el Servicio Ejecutivo de Prevencin del Blanqueo de Capitales, etc.
Colaboracin institucional. En diferentes mbitos, con los organismos de la administracin del Estado con competencias en la materia, adquiriendo especial inters las
relaciones con los organismos de carcter social o los dedicados de manera especfica a la proteccin de los sectores ms vulnerables. Esta colaboracin tiene diversas
vertientes como la cotidiana colaboracin operativa, la informacin de proyectos normativos del Parlamento o la participacin en la elaboracin de protocolos de colaboracin interinstitucional.
Colaboracin internacional. La Guardia Civil interviene, dentro del ciclo de inteligencia desarrollado por la UE en el marco de Europol, en la elaboracin de la aportacin
espaola al SOCTA de evaluacin de la amenaza en materia de crimen organizado y grave, uno de cuyos puntos ms relevantes lo constituye precisamente la trata
de seres humanos, habindose considerado una de las prioridades EMPACT para el
prximo ciclo poltico de la UE y estando actualmente participando activamente en la
elaboracin de los Planes de Accin Operativos (OAP) y en las reuniones y proyectos
de los grupos de trabajos del EMPACT THB: ETUTU, focalizado en las vctimas de
este hecho delictivo de origen nigeriano; y CHINESE THB, cuando las vctimas son
de origen chino. En este marco la Guardia Civil aporta informacin e inteligencia al
denominado Focal Point AWF Phoenix.
La Guardia Civil asiste igualmente a los diferentes foros internacionales relacionados con la materia, en particular a los promovidos por la ONU, la OSCE o aquellos de
carcter especficamente policial como Europol, Interpol o Frontex.

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De forma bilateral con Rumania, y teniendo en cuenta que ms del 40% de las
vctimas son de origen rumano, la Guardia Civil participa en el Grupo de Trabajo nm.
3, Trata de Seres Humanos e Inmigracin Ilegal, del Plan Comn de Accin hispanorumano de lucha contra la delincuencia. Adems se mantiene una relacin fluida en
cuanto al intercambio de informacin, inteligencia y buenas prcticas.
Cooperacin: Con todos los sectores y actores implicados de la sociedad civil, tales
como ONGs, fundaciones, asociaciones humanitarias o asistenciales, universidades,
grupos de vctimas; cabe sealar algunos de los trabajos realizados en este mbito:
Anlisis de la Legislacin Sueca y la Proteccin de Vctimas de Trata de Seres
Humanos, realizado en la Embajada de Suecia en Madrid.
Figura del Testigo Protegido en el mbito de la Trata de Seres Humanos en Rumania.
Estudio y anlisis comparativo de diferentes normativas nacionales en materia de
proteccin de vctimas de Trata de Seres Humanos, en la Confederacin Suiza.
Diferentes estudios y anlisis en colaboracin con la Universidad Autnoma de
Madrid sobre TSH.
Colaboracin con la Secretara de Igualdad y Asuntos Sociales en el Proyecto ISEC
de la Comisin Europea sobre Desarrollo Conjunto de Directrices de Deteccin
de las Vctimas de Trata en Bulgaria, Grecia, Francia, Espaa y Rumania. En
la actualidad se est trabajando en el anlisis de tres guas (una por cada forma
de explotacin relacionada con la trata de seres humanos: mendicidad, sexual o
laboral), en las que se establecen una serie de indicadores que permitan la deteccin
de vctimas de Trata de Seres Humanos por parte de los agentes de primer nivel
(Unidades de Seguridad Ciudadana) en su trabajo diario y poder canalizar a las
vctimas a los recursos disponibles, as como la informacin que pueda ser obtenida
por las Unidades encargadas de la investigacin de este tipo de hechos.
Colaboracin con la Fiscala de Extranjera en la adopcin de iniciativas y formacin conjunta, tanto a nivel central como territorial.
Colaboracin con instituciones como el Defensor del Pueblo, para conocer y
estudiar la problemtica y proponer medidas.
En Coordinacin con el Instituto Universitario de Seguridad Interior, se celebr
una jornada sobre la Dimensin Transnacional de la TSH.
3.1. OPERATIVA DE LA GUARDIA CIVIL
Para coordinar las diferentes actuaciones de las Unidades, la Direccin Adjunta
Operativa de la Guardia Civil public el 11 de noviembre de 2009 la Directiva de Servicio 40/2009, en ella se establecen instrucciones sobre aspectos procedimentales a
desarrollar para combatir la Trata de Seres Humanos, englobando acciones para la
deteccin, identificacin, investigacin y detencin de los autores, adems de la proteccin y atencin de las vctimas de esta tipologa delictiva.
En ella se dan las instrucciones para cada uno de los niveles funcionales y territoriales de actuacin de la Guardia Civil:

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TRATA DE SERES HUMANOS

En el marco organizativo, a nivel central se cre en septiembre de 2013 en la Jefatura de Polica Judicial (JPJ)-Unidad Tcnica de Polica Judicial (UTPJ) un rea
especfica para el tipo delictivo de Trata de Seres Humanos.
Las Comandancias establecen, en su Plan Anual especfico de lucha contra la Trata
de Seres humanos, el refuerzo de controles en fronteras, en la inspeccin de medios
de transporte e inspecciones de locales y lugares donde se pudieran llevar a cabo
conductas de explotacin.
Las Unidades Orgnicas de Polica Judicial proceden a la apertura de operaciones tendentes a la investigacin de este fenmeno delincuencial para la deteccin,
identificacin y proteccin de vctimas, esclarecimiento de los hechos, aseguramiento de los efectos del delito y la detencin de los autores de cometer estas
conductas delictivas.
Por parte de la Guardia Civil se ha redactado un acta para el ofrecimiento de acciones a las vctimas de TSH, que se encuentra integrada en el Sistema de Integrado de
Gestin Operativa, de fcil acceso para la elaboracin de diligencias.
La Guardia Civil ha incrementado su presencia en las redes sociales de mayor
aceptacin entre la poblacin espaola, como son Facebook, Twitter, Tuenti y Youtube, donde se distribuye informacin actualizada sobre aquellas campaas delictivas
que en cada momento se estn produciendo, sirviendo por lo tanto de aviso a los ciudadanos, que pueden encontrar en estos canales tambin consejos para prevenir la
Trata de Seres Humanos.
En la pgina Web oficial (apartado de Colaboracin Ciudadana) se encuentra un
formulario, donde se puede comunicar cualquier hecho que pudiera ser constitutivo
de delito, actuando como canal de recepcin de informaciones y denuncias sobre
supuestos casos de Trata de Seres Humanos. Igualmente, a travs de la Oficina de
Atencin al Ciudadano, la Guardia Civil atiende las comunicaciones de las personas
que desean aportar datos sobre supuestos casos de Trata de Seres Humanos.
3.2. INFORME SITUACIONAL
La respuesta de la Guardia Civil para la prevencin, represin e investigacin del
delito, se realiza desde dos tipos de actuaciones:
Inspecciones, que se realizan en los lugares donde pudieran darse situaciones de riesgo para vctimas de trata o explotacin; as se realizan en clubs
de alterne, domicilios y en zonas pblicas donde se practica la prostitucin,
tambin se efectan inspecciones laborales en talleres y en explotaciones
agrarias y ganaderas. A lo largo de 2014 se realizaron 2.365 inspecciones en
estos lugares.
Operaciones, las mismas van dirigidas al descubrimiento y esclarecimiento de
hechos relacionados con la trata y la explotacin de vctimas, detencin de sus
autores, intervencin de los efectos y ganancias de estos delitos y la liberacin y
proteccin de las vctimas; durante el ao 2014 se explotaron 121 operaciones.

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3.2.1. Inspecciones
Para prevenir las conductas dirigidas a la explotacin sexual o laboral y conseguir
una proteccin efectiva de las vctimas, durante el ao 2014 la Guardia Civil realiz
2.365 inspecciones y se detectaron 14.366 personas que podran considerarse como
potenciales vctimas de trata de seres humanos.
En las inspecciones realizadas la mayora de las personas identificadas estaban
en situacin de estancia regular, no llegando al 2% las personas que no posean
documentacin para acreditar su residencia regularizada en nuestro pas. De lo
cual se deduce que la mayora de las personas son de origen de los pases pertenecientes a la UE o tienen toda su documentacin en regla. Este hecho pone de
relieve que la trata no es una consecuencia de la inmigracin irregular, pudiera ser
un elemento ms a tener en cuenta, pero la gran mayora de las vctimas proceden de Espaa, de pases de la UE o de otros pases, aunque tienen su residencia
regularizada.
Dependiendo de la finalidad de la explotacin, sexual o laboral, destaca la presencia de vctimas potenciales de uno u otro sexo, para la primera forma mujeres y para
la segunda hombres.
3.2.2. Investigaciones y operaciones
En el ao 2014, las unidades especializadas de la Guardia Civil, para la investigacin de estos delitos, desarrollaron 121 operaciones:
Trata de seres humanos con fines sexuales:

20 operaciones.

Explotacin sexual:

42

Trata de seres humanos con fines laborales:

Explotacin laboral:

56

De las anteriores operaciones, en una exista un concurso de delitos de trata de


seres humanos con fines de explotacin sexual y explotacin laboral; y en otras 13
exista concurso de explotacin sexual y laboral.
3.2.3. Anlisis general
Lo ms destacable en cuanto a resultados ha sido que gracias a la intervencin
de la Guardia Civil, se ha conseguido liberar a 705 vctimas. Por otra parte y no menos importante han sido detenidas 228 personas, consiguiendo por una parte que las
personas privadas de libertad no continen tratando a seres humanos y, por otra, el
carcter disuasorio que supone hacia otros delincuentes.
Las unidades de investigacin de la Guardia Civil han tenido conocimiento de los
hechos que dan lugar a las operaciones que se enumeran en este artculo a travs de
diferentes circunstancias, como son:
Denuncias, que son realizadas por la propia vctima que, consiguiendo liberarse
de sus tratantes, logra contactar con la Guardia Civil para, con ello, protegerse
62

CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 52-66. ISSN: 2341-3263

TRATA DE SERES HUMANOS

y poner en conocimiento su situacin, a fin de que de comienzo la investigacin


de los hechos y la detencin de sus captores.
Inspecciones o identificacin de personas en los servicios de seguridad ciudadana o especficos en la prevencin.
Deteccin de indicadores de trata en vctimas, llevada a cabo por ONGs. Posteriormente lo ponen en conocimiento de la FCS para realizar la identificacin
como vctima de trata y las actividades de investigacin de los hechos y detencin de los autores.
Tambin en otras ocasiones se da la deteccin por parte de otros agentes de
primer nivel, como pueden ser: profesionales de asistencia mdica, jurdica,
social, administrativa, etc.
Las vctimas liberadas eran controladas por sus tratantes con objeto de someterlas,
evitar su huda y explotarlas, con diferentes mtodos como son:
Abuso de la situacin de superioridad del autor con respecto a la vctima, dado
que muchas de ellas se encuentran de forma irregular en nuestro pas y en otros
casos esa superioridad es emocional.
Abuso de la situacin de necesidad o vulnerabilidad en la que se encuentra la
vctima, stas suelen proceder de estratos de la sociedad econmicamente bajos, con pocos recursos o habilidades para adaptarse a un medio muy diferente
al que han vivido, con deudas, exclusin social, etc.
Engao, la mayora de las veces las vctimas son captadas de forma voluntaria con anuncios laborales, en los que se ofrecen condiciones de trabajo
que posteriormente no tienen nada que ver con lo ofertado, convirtindose
en jornadas de trabajo interminables, salarios mnimos y condiciones de vida
infrahumanas. En muchas ocasiones el dinero cobrado lo tienen que devolver
a los tratantes en concepto de deuda por el viaje, por la habitacin, por la seguridad, por la alimentacin
Intimidacin y amenazas con hacer dao a sus seres queridos en el lugar de su
naturaleza, con contar en su pueblo y a su entorno a que se estn dedicando,
en otras ocasiones las amenazas llegan a ser de muerte.
Uso de la violencia, muchas veces de forma gratuita, ejemplarizante o para
mantener los cdigos de disciplina que los tratantes se inventan.
Si realizamos un anlisis de los parmetros o variables que tienen las vctimas, podremos construir el perfil de las mismas, las relacionadas con delitos de explotacin
sexual, tendran el siguiente:
Mujer de entre 18 y 50 aos, siendo en las ms jvenes en las que se dan las
conductas ms graves.
Nacionalidad rumana.
Sometida al abuso por su situacin de necesidad o vulnerabilidad.
Instruida sobre cmo actuar ante la presencia policial.

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VICENTE CALVO VINAGRE Y PATRICIA GARCA DOMNGUEZ

Son alojadas por el explotador la mayora de las veces en los lugares donde
ejercen la prostitucin.
Obligada a ejercer la prostitucin, en contra de su voluntad.
Y para las vctimas relacionadas con los delitos de explotacin laboral, el siguiente:
Hombre de entre 25 y 60 aos y mujeres de entre 25 y 50 aos.
Nacionalidad rumana.
Fue captado o captada mediante engao, especialmente en cuanto a las condiciones de trabajo.
Se encuentra pagando la deuda que han contrado con la organizacin criminal.
Los autores en su mayora son espaoles, rumanos y blgaros, existiendo tambin
detenciones de nacionales de Alemania, Lituania, Moldavia, Suecia o Uruguay.
El perfil de los autores de delitos referente a la explotacin sexual sera:
Hombre de entre 25 y 60 aos.
Nacionalidad rumana.
Para los explotadores de explotacin laboral:
Hombre.
Rumanos, espaoles y portugueses.
De entre 40 y 50 aos.
Analizando las asociaciones y grupos criminales por el origen de los autores y sus
modos de proceder, obtendramos las siguientes categoras diferenciadas:
Los grupos criminales de rumanos y blgaros se relacionan por lazos familiares
o por pertenecer a la misma etnia. Tienen divisin de las tareas en su actividad delictiva, como son la captacin en sus pases, el transporte por carretera hasta nuestro
pas en furgonetas o turismos, los controladores en la fase de explotacin y los introductores, que son los que se encargan de visualizar las necesidades de personas
para su explotacin en nuestro pas y que encargan a los anteriores la mercanca.
Como se menciona anteriormente, existen clulas en diferentes lugares para las
diferentes funciones. Las vctimas suelen ser de su mismo origen y etnia.
En ocasiones estos grupos tienen una multiactividad delictiva, en la cual pueden
verse envueltas tambin las vctimas, como los elementos ms bajos en la organizacin, por ejemplo son obligados a robos o hurtos, al transporte de los productos de los
mismos o incluso a veces a tener que hacer de mulas en el trfico de drogas.
El dinero generado por sus actividades delictivas, incluido el proveniente de la explotacin de las vctimas, es transferido a travs de remesadoras al pas de origen del grupo.
Es significativo en estas bandas que en ocasiones utilizan el mtodo de lover boy,
hombres jvenes que llegan a los pueblos de su naturaleza, alardeando de ropas, coches, buen nivel de vida y que consiguen enamorar a mujeres jvenes, algunas veces
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TRATA DE SERES HUMANOS

adolescentes, a las cuales les ofrecen una vida en Espaa u otros pases (Suecia,
Francia, Italia, Portugal) trabajando con ellos en la hostelera. Con ello consiguen la
voluntariedad por parte de las vctimas, que son trasladas y una vez en el lugar de
destino son amenazadas o agredidas para conseguir su fin, la prostitucin.
En el mbito de la explotacin laboral, estos grupos emplean a sus vctimas sobre
todo en recolecciones agrarias, obligndolas a jornadas extenuantes.
Grupos nigerianos, que captan a sus vctimas dentro de su misma etnia y familia,
antes de su llegada a Espaa las agreden sexualmente, con el fin de que se queden
embarazadas y as facilitar la permanencia en nuestro pas, consiguiendo el paso desde las ciudades autnomas a la pennsula.
La finalidad de la trata es la prostitucin, en nuestro pas o en los pases de la UE
(Francia, Alemania, Blgica, Holanda o los pases nrdicos).
El proceso de la captacin tiene mucho que ver con la vulnerabilidad de las vctimas, estado de necesidad y cultura. Se basa en contactos personales, muchas veces
familiares. Antes de comenzar el periplo se recurre a ritos o ceremonias, Vud o JUJU,
en los que la vctima se compromete a unas condiciones leoninas.
El traslado se realiza va terrestre a travs del desierto hasta Argelia y despus
Marruecos, unas veces a pie y otras en vehculos que van proporcionando los diferentes pasadores que estn en la zona, pudiendo llegar a durar aos. Durante este
periodo son sometidas tambin a explotacin para ir sufragando los gastos que
consideran los tratantes.
Una vez en los pases destino, las vctimas han adquirido unas deudas abusivas,
llegando a ser de 50.000 o 60.000 que se ir incrementando con los gastos de alojamiento y manutencin. Para liberarse de su compromiso con el Vud las vctimas
tendrn que satisfacer la deuda o proporcionar una nueva vctima, suele ser una mujer
joven de su misma familia, quedando aquella en una posicin superior dentro de la
organizacin y pasando a tratar a las nuevas captadas.
Grupos sudamericanos, se caracterizan con elementos similares de estructura,
actividad y pertenencia a los grupos rumanos.
La finalidad de este tipo de trata es la explotacin sexual. Las vctimas son captadas a travs de contactos personales, muchas veces familiares que estn es los
pases destino y ya estn siendo explotados.
El viaje lo realizan va area, una vez que han embargado los pocos efectos que posean. Cuando llegan a nuestro pas, en el mismo aeropuerto las estar esperando un
taxista que, sin perder tiempo, las llevar al prostbulo donde sern explotadas. Las alojarn en las habitaciones y tendrn una situacin de semilibertad con miedo de ser descubiertas por la polica, ya que en este caso estaran irregulares y podran ser expulsadas.
Adquieren una deuda por los gastos de viaje que se ir incrementando por el alojamiento y la manutencin. El poco dinero que les den los tratantes lo remitirn a sus
familiares a travs de empresas remesadoras.
Grupos compuestos por paquistanes, explotan a sus vctimas sobre todo laboralmente en talleres y en establecimientos de restauracin.
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VICENTE CALVO VINAGRE Y PATRICIA GARCA DOMNGUEZ

Las vctimas son captadas en sus lugares de origen (provincia de Gujrat) por
familiares o personas de su mismo clan a travs de falsas promesas de empleo.
Suelen realizar el viaje hasta Gran Bretaa, por los convenios sobre inmigracin que
tienen los pases de la Commonwealth, y desde all sern distribuidas por diferentes
pases de la UE. Una vez llegan a sus destinos son hacinadas en infraviviendas,
siendo obligadas a trabajar durante jornadas de duracin superior a la legal y por un
salario inferior al establecido, del que se les descuentan los gastos de alojamiento,
manutencin y transporte, as como la deuda por el traslado e introduccin en la UE.
Tienen adems la amenaza constante de ser denunciadas a las autoridades para
que sean expulsadas.
4. CONCLUSIONES
La trata de seres humanos y los delitos relacionados, explotacin sexual y laboral,
son delitos que vulneran la dignidad humana, los derechos humanos y los derechos
fundamentales promulgados en nuestra Constitucin.
Hay que considerar que las vctimas de los delitos relacionados con la trata no son
solo inmigrantes y que en la mayora de las operaciones e inspecciones realizadas
son ciudadanas de la UE, existiendo situaciones en las que son explotadas vctimas
espaolas, tanto mujeres como hombres, sexual y laboralmente.
Es por ello que la Guardia Civil se convierte en garante y baluarte para la prevencin y persecucin de estas conductas delictivas y para la proteccin de las vctimas de estos agravios.
La Guardia Civil, con sus unidades especializadas, es cada vez ms efectiva y ofrece una mayor calidad en este tipo de investigaciones, pero es necesario continuar
con el impulso en la formacin del personal y el incremento de recursos en este rea.
La lucha contra la trata debe ser una tarea multidisciplinar, comenzando con
polticas de prevencin primaria, de formacin y sensibilizacin a la sociedad en la
que vivimos.
Adems de las medidas anteriores, tenemos que continuar ampliando y reforzando
las relaciones internacionales, tanto a nivel judicial como policial.
Para conocer la evolucin del fenmeno, la Guardia Civil realiza diferentes informes,
estudios y anlisis con los cuales llegar a las causas y el alcance de este hecho delictivo, y as conseguir una lucha ms efectiva contra lo que se ha venido a llamar la
esclavitud del siglo XXI.
Fecha de recepcin: 14/06/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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NUEVOS PERFILES DE LA PIRATERA MARINA Y NUEVOS


ENFOQUES PARA COMBATIRLA

JUAN MANUEL DE FARAMIN GILBERT


CATEDRTICO DE DERECHO INTERNACIONAL PBLICO Y RELACIONES INTERNACIONALES
DE LA UNIVERSIDAD DE JAN

RESUMEN
La piratera se ha convertido en la actualidad en un fenmeno emergente y de proporciones inesperadas que han puesto en evidencia la necesidad de alcanzar una regulacin jurdica apropiada que permita prevenirla y perseguirla. La Comunidad internacional ha reaccionado generando operativos y acuerdos con los pases afectados,
entre los que cabe destacar la Operacin Atalanta de la Unin Europea. No obstante,
an quedan muchos aspectos a mejorar para que los instrumentos jurdicos que se
apliquen contra los presuntos piratas puedan ser efectivos.
Palabras clave: Piratera, Operacin Atalanta, Regulacin jurdica.
ABSTRACT
Piracy has become an emerging phenomenon of unexpected proportions that has
highlighted the need for appropriate legal regulation to prevent and prosecute it. The
international community has reacted by generating operations and agreements with
affected countries, including the European Unions Operation Atalanta. However, there
are still many aspects to be improved if the legal instruments that are applied against
suspected pirates are to be effective.
Keywords: Piracy, Operation Atalanta, Legal Regulation.
1. LA PIRATERA, UNA REALIDAD EMERGENTE Y CONTROVERTIDA
Fuera de los tpicos que puedan acuarse en relacin con la figura de la piratera en
el mar lo que, sin duda, parece estar fuera de cualquier representacin antropolgica
es que la piratera en nuestros das se ha convertido en un fenmeno recurrente
con serias implicaciones en lo que respecta a la seguridad en la navegacin marina.
No se trata, ahora, de analizar reminiscencias de pasadas experiencias, sino, por el
contrario, de examinar con la mayor precisin jurdica el modo en el que la Comunidad
internacional debe enfrentarse a este fenmeno de depredacin en los mares, que
acarrea consecuencias perniciosas para el trfico marino de mercancas, y las implicaciones econmicas que de este trfico se derivan.
Cabe preguntarse cules son las causas que han generado la proliferacin de la
piratera en los siglos XX y XXI y, dentro del amplio abanico etiolgico que nutre su
nacimiento, cabe sealar dos motivos como los ms acuciantes: por un lado, la ex-

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JUAN MANUEL DE FARAMIN GILBERT

trema pobreza1 de ciertas reas del planeta que condicionan la mera supervivencia
y, por otro, el deterioro de la gobernanza en algunos Estados que les convierten en
Estados fallidos sin capacidad de maniobra ni control sobre las mafias o los seores
de la guerra que se enquistan en su interior.
Las reacciones de la Comunidad internacional no se han hecho esperar, no obstante, cabe reflexionar sobre la necesidad de aunar esfuerzos en una actividad comn
que alcance a calificar con mayor exactitud los tipos penales aplicables.
Si observamos la definicin de piratera2, que se ha plasmado durante la III Conferencia de Derecho del Mar de Montego Bay en 1982, podemos colegir que, dentro de
lmites muy precisos, se entiende por actos de piratera todo acto ilegal de violencia o
de detencin o todo acto de depredacin cometidos con un propsito personal por la
tripulacin o los pasajeros de un buque privado o de una aeronave privada y dirigidos ya
sea contra un buque o una aeronave en alta mar o contra personas o bienes a bordo de
ellos o, tambin, contra un buque o una aeronave, personas o bienes que se encuentren
en un lugar no sometido a la jurisdiccin de ningn Estado. Teniendo en cuenta que se
considera piratera todo acto de participacin voluntaria en la utilizacin de un buque
o de una aeronave, cuando el que lo realice tenga conocimiento de hechos que den a
dicho buque o aeronave el carcter de buque o aeronave pirata, o todo acto que tenga
por objeto incitar a los actos definidos anteriormente3. Adems, se agrega que todo acto
de amotinamiento debe interpretarse como un acto de piratera cuando sea perpetrado
por un buque de guerra, un buque de Estado o una aeronave de Estado cuya tripulacin se haya amotinado4. Por su parte, para poder catalogar estos tipos de acciones
de piratera, la Convencin de Montego Bay califica como buque o aeronave pirata los
destinados a cometer cualquiera de los actos a los que me he referido anteriormente
llevados a cabo por las personas bajo cuyo mando efectivo se encuentran y, tambin,
se consideran piratas los buques o aeronaves que hayan servido para cometer dichos
actos mientras se encuentren bajo el mando de las personas culpables de esos actos5.
A tales preceptos se agrega, en la citada Convencin, que todo Estado6 pueda apresar en alta mar o en cualquier lugar no sometido a la jurisdiccin de ningn Estado, a un
buque o aeronave pirata, o a un buque o aeronave capturado, como consecuencia de
actos de piratera, que est en poder de piratas y detener a las personas e incautarse
de los bienes que se encuentren a bordo, mediando, en su caso, el previo derecho de
visita7 para comprobar la naturaleza de tales actividades. En este sentido, cabe aclarar que esta medida limita el principio general de que los buques en alta mar solo se
encuentran sujetos a la autoridad y jurisdiccin del Estado de su pabelln, lo que, sin
duda, acrecienta las facultades de otros Estados en la persecucin y captura de buques piratas; a lo que puede agregarse que, sin perjuicio del derecho de los terceros de
1
2
3
4
5
6
7

En esta lnea, MACKINLAY, A.: La lucha contra la piratera en aguas del Ocano ndico: la necesidad de una aproximacin integral Real Instituto Elcano, Madrid, rea: Seguridad y Defensa,
Documento de Trabajo 19/2010 (23/06/2010).
Por su parte, el Diccionario de la Real Academia Espaola define al pirata como la persona que,
junto con otras de igual condicin, se dedica al abordaje de barcos en el mar para robar, y la
piratera como el robo o presa que hace el pirata.
Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 101.
Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 102.
Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 103.
Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 105.
Vid. Convencin de Montego Bay, Derecho de visita, artculo110.

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NUEVOS PERFILES DE LA PIRATERA MARINA Y NUEVOS ENFOQUES PARA COMBATIRLA

buena fe, los tribunales del pas que haya efectuado el apresamiento podrn decidir las
penas que deban imponerse a los responsables de los actos de piratera, as como las
medidas que deban tomarse respecto de los buques, aeronaves o bienes apresados.
No obstante, cabe una limitacin de seguridad cuando en la Convencin se apunta
que la mencionada autorizacin8 para realizar los apresamientos, como consecuencia
de actos de piratera, solo cabe a los buques de guerra y a las aeronaves militares y
otros buques o aeronaves que lleven signos inequvocos, claros e identificables de que
se trata de buques o aeronaves al servicio de un gobierno y que, como tales, estn
autorizados para tales fines; recayendo la responsabilidad en el Estado que realice el
apresamiento frente al Estado de la nacionalidad del buque o de la aeronave ante todo
perjuicio o dao causado por la captura, cuando un buque o aeronave sean apresados
por sospechas de piratera sin motivos suficientes9. De tal modo, estas actividades se
enmarcan dentro del criterio general de que todos los Estados debern cooperar en la
medida de lo posible en la represin de la piratera en alta mar o en otro lugar que no se
halle bajo la jurisdiccin de ningn Estado10.
2. LA REALIDAD SE IMPONE: EL CASO SOMAL
Sin duda, el caso somal ha sido uno de los factores paradigmticos que han hecho
saltar las alarmas sobre el peligro de este tipo de criminalidad en expansin11 y ha
sido en el marco de los organismos internacionales donde se han ido desarrollando los
nuevos enfoques jurdico-polticos para combatirla. En efecto, como consecuencia del
incremento de la actividad pirtica en la zona del Cuerno de frica, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha ido hilvanando una serie de importantes Resoluciones
con el fin de clarificar las acciones que debern tomarse en relacin con estos delitos12.
Siguiendo el marco del Captulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, se adoptan la
Resolucin 1814 (2008) y la Resolucin 1816 (2008), en las que se insta a los Estados y
a las organizaciones regionales a que tomen las medidas oportunas con el fin de proteger la navegacin para el transporte y el suministro de asistencia humanitaria a Somalia;
teniendo en cuenta que la falta de medios del Gobierno Federal de Transicin somal le
hace incapaz de interceptar a los piratas o de patrullar y asegurar las rutas martimas
internacionales frente a las costas o aguas territoriales de Somalia, volviendo a insistir
en que los Estados miembros de las Naciones Unidas debern actuar contra la piratera
y el robo a mano armada bajo la custodia del citado Captulo VII.
En las siguientes Resoluciones va ms all. As en la Resolucin 1838 (2008),
en la Resolucin 1846 (2008) y en la Resolucin 1851 (2008)13, como tambin en
la Resolucin 1851 (2008) y en la Resolucin 1897 (2009), se exhorta a los Estados
8
9
10
11

Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 107.


Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 106.
Ref. Convencin de Montego Bay, artculo 100.
HERBERT-BURNS, R.: Compound piracy at Sea in the early twenty-first century: a tactical to
operational level perspective on contemporary, Multiphase piratical Methodology. Violence at sea:
piracy in the age of global terrorism. New York: Routledge, 2007. pp. 95-120.
12 Adems, Naciones Unidas ha creado, ante la cuestin de la piratera frente a las costas de Somalia, el Grupo de Contacto de Naciones Unidas para la Lucha contra el Crimen y la Droga (UNODC).
13 En la Resolucin 1851 (2008) del Consejo de Seguridad, trata de cubrir uno de los principales
problemas que plantea la lucha contra la piratera en aguas somales como es la ausencia de falta
de adopcin de medidas contra los piratas capturados.
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JUAN MANUEL DE FARAMIN GILBERT

miembros a desplegar buques de guerra y aeronaves militares con el fin de emplear


todos los medios necesarios para reprimir los actos de piratera, sin violar, por ello, la
legalidad internacional. No obstante, se ampla la autorizacin para penetrar en las
aguas territoriales de Somalia14 y propone coordinarse con el Gobierno Federal de
Transicin de Somalia para asegurar el trfico martimo internacional de los transportes realizados por el Programa Mundial de Alimentos (WFP) desde el puerto keniata
de Mombasa hasta la capital somal de Mogadiscio.
No debe pasar desapercibida la Convencin para la represin de actos ilcitos contra
la seguridad de la navegacin martima (SUA) pues, aunque tanto la Convencin
como su Protocolo adicional fueron firmados en el ao 1988, posteriormente han
sido enmendados por sus correspondientes Protocolos en 2005 a instancias de los
Estados Unidos, como corolario a los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva
York y contra el Pentgono en Washington15. En ella se plantea la preocupacin por
la escalada mundial de los actos de terrorismo que, en todas sus formas, ponen en
peligro vidas humanas inocentes, comprometen las libertades fundamentales y atentan
gravemente contra la dignidad de los seres humanos para, seguidamente, asegurar
que tales actos preocupan seriamente a la Comunidad internacional. Agrega, lo que
resulta ilustrativo para el anlisis que estamos realizando, que los actos ilcitos contra la
seguridad de la navegacin martima comprometen la seguridad de personas y bienes,
afectan gravemente la explotacin de los servicios martimos y socavan la confianza
de los pueblos del mundo en la seguridad de la navegacin martima. De tal modo,
que la Convencin tipifica una serie de delitos cometidos contra un buque, aunque
sin especificar el trmino de piratera, puesto que seguramente planeara sobre sus
redactores el incidente terrorista del buque de pasajeros Achille Lauro en 198516. Se
recogen y tipifican los actos de apoderarse, ilcita e intencionadamente, de un buque17,
aunque, a decir verdad, tampoco en la Convencin SAU ni en su Protocolo se nominalizan
estos delitos como terroristas. No obstante, la referencia a esta Convencin nos resulta
til en la medida en la que la Comunidad internacional tom en cuenta los problemas
de la seguridad en el trfico martimo, y en este sentido resulta interesante la referencia
que se hace a la posibilidad de la colaboracin internacional en la persecucin de estos
delitos. De este modo, la Convencin abre la va para que cada Estado pueda tomar
las medidas necesarias con el fin de establecer su jurisdiccin frente a este tipo de
delitos en los que media el apoderamiento de un buque18. Por lo cual podemos colegir
que en el espritu de sus redactores estaba el conferir las capacidades oportunas para
favorecer la colaboracin internacional y la ayuda mutua entre los Estados firmantes.
Con el fin de que la puesta en prctica del procedimiento de visita y registro no afectara
los principios de respeto a la jurisdiccin del Estado del pabelln ni al principio de
14 En este caso, en la Resolucin 1846, ampli el plazo otorgado por la Resolucin 1816 de penetrar
en el mar territorial somal.
15 Las enmiendas de 2005 al Convenio y al Protocolo SUA, buscaban establecer normas que permitiesen la inspeccin en alta mar de un buque extranjero por oficiales de un Estado distinto al del
pabelln y, adems, la ampliacin de los tipos delictivos.
16 El barco de lnea de pasajeros Achille Lauro fue secuestrado el 7 de octubre de 1985 por cuatro
integrantes del Frente para la Liberacin de Palestina en un confuso incidente que termin con la
vida de uno de los rehenes que fue asesinado y arrojado por la borda. No se trataba de un acto de
piratera, sino de un secuestro de perfil terrorista, con el fin de exigir la liberacin de 50 prisioneros
palestinos encarcelados en Israel.
17 Vid, Convencin SUA, artculo 3 ap. 1.
18 Vid, Convencin SUA, artculo 6, ap. 1 y 2.
70

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NUEVOS PERFILES DE LA PIRATERA MARINA Y NUEVOS ENFOQUES PARA COMBATIRLA

libertad de navegacin se especificaron una serie de cautelas19 durante la ejecucin de


tales medidas y, tambin, la posibilidad de indemnizar por parte del Estado interviniente
a favor de los perjudicados, cuando tal intervencin resulte infundada o las medidas
aplicadas se hayan excedido de lo razonable o hayan sido ilcitas.
Sin olvidar, tampoco, la posibilidad que ofrece la Convencin de Montego Bay del
derecho de persecucin20 que corresponde a todo Estado ribereo cuando tenga motivos fundados para creer que un buque ha cometido una infraccin de las leyes y
reglamentos de ese Estado, pudiendo comenzar su persecucin mientras el buque
extranjero se encuentre en las aguas interiores, en las aguas archipielgicas, en el
mar territorial o en la zona contigua del Estado perseguidor, pudiendo continuar fuera
del mar territorial o de la zona contigua a condicin de que la persecucin no se haya
interrumpido. Incluso en la Resolucin 1897 (2009) se autoriza a realizar la persecucin desde la alta mar hasta y dentro de las aguas territoriales somales e incluso
en tierra firme, lo que podra considerarse como una persecucin en caliente a la
inversa; ante mares fallidos en los que el Estado ribereo se muestra incapaz de
controlar sus propias aguas territoriales.
En efecto, fue a mediados del ao 2008 cuando las autoridades de la Unin Europea
manifestaron su preocupacin por el aumento de la piratera en el entorno martimo
somal, al que se le ha adjetivado como el mar fallido somal, y se arbitraron dos importantes iniciativas legales en el marco de un modelo de accin global21. El primer
paso se acometi con la puesta en marcha de la Accin Comn 749 aprobada el 19 de
septiembre de 2008 por la que se crea la Clula de Coordinacin sobre Piratera (EUNAVCO)22 y que se ocup de coordinar de la manera ms eficaz posible los medios
navales y areos aportados y desplegados en las costas somales por los distintos Estados miembros, en cooperacin con otras organizaciones internacionales implicadas
en la seguridad martima internacional23. Tengamos presente que en el ndico, y como
consecuencia de la profusin de los ataques a buques mercantes, pesqueros, embarcaciones de recreo y otros de naciones aliadas, la OTAN fue planeando las sucesivas
operaciones Allied Provider, Allied Protector y Ocean Shield, desplegando all los Grupos Martimos Permanentes (Standing NATO Maritime Groups 1 y 2) alternativamente
desplegados en el Atlntico y Mediterrneo24. Meses ms tarde, en noviembre de 2008,
19 Tales como no poner en riesgo la seguridad de la vida humana en la mar; velar porque las personas a bordo sean tratadas de modo que se preserve la dignidad humana, conforme con la legislacin internacional sobre derechos humanos; realizar las visitas y registros de acuerdo con el
derecho internacional aplicable; tener en cuenta la seguridad del buque y su carga; procurar que
las medidas que se adopten sobre el buque y su carga sean ecolgicamente razonables; asegurarse de que el capitn del buque sea notificado de la intencin de realizar la visita, as como que
tenga oportunidad de contactar con el propietario del buque y el Estado del pabelln a la mayor
brevedad y hacer lo posible por evitar la demora o inmovilizacin indebida del buque.
20 Vid. artculo 111, Convencin de Montego Bay, Derecho de persecucin en caliente (hot porsuit).
21 BACAS FERNNDEZ, J. R.: La participacin europea en la lucha internacional contra la piratera
en el Cuerno de frica: la Operacin Atalanta. Crisis somal, piratera e intervencin internacional.
Instituto Universitario General Gutirrez Mellado, UNED, Madrid, 2009. p. 149-174.
22 Que estuvo durante varios meses bajo el mando del capitn de Navo espaol Andrs Breijo Clar.
23 La OTAN, la UE y la coalicin de Fuerzas Martimas Combinadas (CMF), lideradas por Estados
Unidos, desplegaron misiones internacionales para luchar contra la piratera. Otros pases como:
Rusia, China, India, Japn, Australia, Irn, Indonesia, Malasia y Arabia Saud decidieron actuar de
forma unilateral enviando medios militares areos y navales a la zona.
24 Vid. TREVIO RUIZ, J.M.: La seguridad martima y la piratera, Elcano, ARI 51/2010 - 17/03/2010.
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JUAN MANUEL DE FARAMIN GILBERT

el Consejo de la Unin Europea aprueba otra Accin Comn, la 2008/851/PESC25, con


el fin de generar una estrategia de sinergia con la Organizacin de las Naciones Unidas,
apoyando lo dispuesto en las Resoluciones 1814, 1816 y 1838 del Consejo de Seguridad y con la finalidad de luchar de manera efectiva contra la piratera en las aguas
somales, poniendo en marcha lo que denomin la Operacin Atalanta. Al mes siguiente, en diciembre de 2008, se aprueba por parte del Consejo de la Unin Europea una
Decisin complementaria, la nmero 918, con el fin de que la citada Operacin Atalanta
sirviese, tambin, para desarrollar la proteccin de los buques utilizados para el trasporte de ayuda humanitaria hacia Somalia, dentro del Programa Mundial de Alimentos, en
el marco de la Poltica Europea de Seguridad y Defensa (PESD) de la Unin Europea.
En el primer despliegue en las costas de Somalia, realizado en octubre de 2008, dentro
de la Operacin Allied Provider, la agrupacin naval aliada SNMG2 sirvi como fuerza
de proteccin temporal para los buques que transportaban cargamentos del Programa
Mundial de Alimentos. Esta responsabilidad fue transferida por la OTAN en diciembre de
2008 a los buques de la UE que participaban en la Operacin Atalanta.
Un ao ms tarde, en diciembre de 2009, ante los casos de reincidencia y actos
de piratera, otra vez el Consejo de la Unin Europea aprueba la Decisin 907 para
ampliar temporalmente la Operacin Atalanta durante una ao ms, mxime cuando
se detectaban asaltos a embarcaciones de pesca que faenaban habitualmente en las
costas somales, incrementndose los cometidos originales de la mencionada Operacin con la idea de cooperar con otras Organizaciones y Estados que, tambin, se han
implicado en la lucha contra la piratera. Como por ejemplo la Combined Task Force
150 y 151 y la asistencia a las autoridades somales, dentro del complejo entramado
poltico que afecta a Somalia, para mejorar su capacidad martima e incentivarles en
la lucha contra la piratera en sus propias costas.
En efecto, en esta lnea de actuaciones contra la piratera cabe destacar que, tanto
en el Cuerno de frica como en la zona del Ocano ndico, se establecieron dos importantes fuerzas de accin: la Combined Task Force 150 (CFT-150) y la 151(CFT-151,
destinadas a prevenir el terrorismo y los delitos en el mar, promovidas por los Estados
Unidos dentro de la Coalicin Multinacional. En este complejo entramado de defensa, el
modelo CFT-150 plante, en el Golfo de Adn, establecer un rea de patrulla y control
relacionada con la seguridad en el mar, con el fin de gestionar espacios de proteccin
para el trfico martimo en la zona. Posteriormente, como consecuencia del buen funcionamiento del sistema y de la reincidencia de la piratera a comienzos del ao 2009,
el Mando Central de los Estados Unidos (US Central Command, USCENTCOM) y su
componente naval (NAVCENT) pusieron en marcha una nueva agrupacin naval, la
CTF-151, con el particular cometido de llevar a cabo operaciones contra la piratera en
el Golfo de Adn y en el Ocano ndico en las aguas costeras de Somalia26.
Por su parte la OTAN despleg, en su momento, tres fragatas pertenecientes a
la fuerza naval del Standing Naval Maritime Group-2 (SNMG-2) y que fue tomando
diversos apelativos como Operacin Allied Provider, para llamarse posteriormente
25 Actos adoptados en aplicacin del ttulo V del tratado UE accin comn 2008/851/PESC del Consejo de 10 de noviembre de 2008 relativa a la operacin militar de la Unin Europea destinada
a contribuir a la disuasin, prevencin y la represin de los actos de piratera y del robo a mano
armada frente a las costas de Somalia, 12.11.2008, Diario Oficial de la Unin Europea L301/33.
26 La Combined Task Force 151 (CFT-15, se ha dotado de buques de una veintena de Estados, no
slo norteamericanos sino tambin de Estados europeos y asiticos.
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NUEVOS PERFILES DE LA PIRATERA MARINA Y NUEVOS ENFOQUES PARA COMBATIRLA

Allied Protector y finalmente, en agosto de 2009, lanzarla con el nombre de Operacin Ocean Shield.
3. SUS CONSECUENCIAS PARA ESPAA
Durante todo este periodo Espaa27 ha colaborado intensamente con las distintas
acciones enmarcadas por la Unin Europea dentro de la Operacin Atalanta28 y en el
marco de la actual Poltica Comn de Seguridad y Defensa29 que se establece en el
Tratado de Lisboa. Adems, Espaa se ha visto lacerada en sus propios intereses por
el flagelo de la piratera cuando barcos atuneros que faenaban en aquella zona del
ndico fueron secuestrados. Fue el caso de los pesqueros Playa de Bakio en 2008 y
Alakrana en 2009, en los que la marina espaola resolvi el rescate con la participacin de las fragatas de la Armada Mndez Nez en 2008 y Canarias y Mndez Nez
en 2009 y ha servido, tambin, de proteccin para el trfico martimo del pabelln
espaol que navega por estos mares. La Operacin Atalanta sigue su curso30, con el
buque de asalto anfibio Galicia junto a otros buques y aviones de pabelln espaol,
una fragata italiana y una fragata y avin alemanes.
Tngase en cuenta que, si bien los ejemplos analizados sobre el desbordamiento de la
acciones llevadas a cabo por piratas en el Golfo de Adn y las costas de Somalia junto al
Cuerno de frica constituyen un referente necesario para abordar este problema que atenaza la seguridad martima en pleno siglo XX, el fenmeno no se centra exclusivamente
en esta zona del continente africano, ms all de su singular incidencia, sino que se ha
ido extendiendo a otras partes del planeta. Zonas como el Oeste de frica y el Golfo de
Guinea o las aguas del Pacfico, por lo que se hace necesario definir los medios jurdicos
que pueden utilizarse en su represin y su tipificacin como delito internacional31.
27 Vid. BARRADA FERREIRS, A.: Sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Alakrana y MARN CASTN, F.: El tratamiento jurdico de la piratera martima en el ordenamiento jurdico espaol),
Espaa ha ratificado los protocolos de 2005 relativos al Convenio y el Protocolo SUA, y ha introducido el delito de piratera en el Cdigo Penal por la Ley Orgnica 5/2010 y tambin, su consideracin
como delito de persecucin universal por la Ley Orgnica del Poder Judicial. Cabe apuntar que Espaa ha sido pionera en materia de enjuiciamiento de piratas somales con ocasin del juicio sobre
el caso del secuestro del pesquero Alakrana, con la detencin de los dos presuntos piratas en aguas
cercanas a la costa de Somalia, su traslado a Espaa, los recursos de casacin interpuestos contra
la sentencia de la Audiencia Nacional y la sentencia resolutoria del Tribunal Supremo.
28 El Consejo de Ministros orden la misin mediante Acuerdo de 23 de enero de 2009, segn el cual
Espaa contribuira con la Operacin Atalanta con un contingente mximo integrado por una fragata, un avin de patrulla martima, un buque de aprovisionamiento logstico y hasta 395 efectivos.
Para autorizar su participacin, la ministra de Defensa compareci el da 21 de enero de 2009,
ante el Pleno del Congreso de los Diputados.
29 Continuadora en el Tratado de Lisboa de la anterior Poltica Europea de Seguridad y Defensa.
30 Desde el mes de mayo de 2015, un oficial espaol, el contraalmirante Gmez Fernndez de Crdoba, ha asumido el mando de la Fuerza Naval de la Unin Europea (EUNAVOR), en un acto
celebrado en Yibuti y presidido por el ministro de Defensa espaol, Pedro Morens, junto al jefe
del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Garca Snchez, a bordo del buque holands Johan
Dewitt. Se trata de la quinta vez que Espaa asume el mandato de la Operacin Atalanta desde
que se puso en marcha en diciembre de 2008 en aguas del Cuerno de frica.
31 MARN CASTN, F.: Las respuestas legales de la comunidad internacional para la prevencin y represin de la piratera, ponencia en el Curso de Verano 2011 sobre la Seguridad Martima y la Piratera,
organizado en Cuenca por la Universidad de Castilla-La Mancha, bajo la direccin de Jos Luis Rodrguez-Villasante y Francisco Javier de Len Villalba, y tambin El tratamiento jurdico de la piratera
martima en el ordenamiento jurdico espaol, Documento Marco 02/2011, IEEE, marzo de 2011.
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En esta lnea, la legislacin espaola ha dado marchas y contramarchas a la hora


de tipificar el delito de piratera32. En un principio, el Cdigo Penal de 1944 (posteriormente modificado en 1963 y 1973) recoga este delito en sus artculos 138 y 139, sin
embargo con la reforma de 1992 se quit la figura de la piratera de nuestro Cdigo
Penal, por considerar que se trataba de un delito extemporneo, sin caer en la cuenta
de que la piratera se estaba convirtiendo en un fenmeno emergente, como se puso
de evidencia con el secuestro de los atuneros Playa de Bakio y Alakrana33. Aunque
los presuntos piratas fueron apresados por miembros de la Armada espaola y trasladados y juzgados en Espaa no se les pudo acusar del delito de piratera34 por la
laguna de nuestro Cdigo Penal en esta materia, que hubo de subsanarse con la Ley
Orgnica 5/2010 que introdujo en el Cdigo Penal el delito de piratera35.
4. EL PERFECCIONAMIENTO DE LOS INSTRUMENTOS JURDICOS PARA
COMBATIR LA PIRATERA MARINA
En el actual desarrollo de la actividad pirtica cabe preguntarse sobre su catalogacin como delito internacional pues, aunque se recoge en la III Convencin sobre el
Derecho del Mar, se hace necesario abundar en la cuestin con el fin de delimitar an
ms su tipo delictivo.
Un fenmeno tan proteico, como el auge de la piratera en la actualidad, reclama una
anlisis jurdico de fondo que afortunadamente en nuestro pas ha sido llevado a cabo
por eminentes juristas36, que con rigor han desbrozado las lagunas legales a las que
deben enfrentarse los operadores jurdicos a la hora de combatirle. En esta lnea, cabe
resaltar el estudio que realiza Marin Castn sobre las insuficiencias de la III Convencin
ante la necesaria prevencin de la piratera, donde apunta una serie de especficos problemas que presenta la Convencin de Montego Bay en su configuracin de la piratera,
tales como: la insuficiencia de la determinacin del elemento circunstancial del lugar en
la definicin y el ejercicio de la jurisdiccin respecto del delito de piratera; la dificultad
de interpretacin de la expresin propsito personal como elemento subjetivo o intencional del tipo; la posible insuficiencia de las acciones tpicas que conforman la piratera
y la conveniencia de que el deber de cooperacin entre los Estados para la represin
de la piratera se extendiera a todos los espacios y no solo a la alta mar37. En efecto,
32 Vid. MARN CCERES, L.: Otra vez el delito de piratera martima. En torno a la reforma del Cdigo Penal espaol de 2010, Revista de Estudios Jurdicos, n 12, 2012.
33 En este sentido vid. el esclarecedor trabajo de RODRGUEZ-VILLASANTE Y PRIETO, J. L.: La represin del crimen internacional de piratera; una laguna imperdonable de nuestro Cdigo Penal y, por
qu no?, un crimen de la competencia de la Corte Penal Internacional. Elcano, ARI, n. 73 (2009).
34 El magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzn, tuvo que recurrir para la acusacin a la
figura de otros delitos como asociacin ilcita, detencin ilegal, robo con violencia y uso de armas.
35 Cdigo Penal, Captulo V Delito de piratera, vid artculo 616 ter. y artculo 616 quter. Resulta
interesante el comentario de RODRGUEZ-VILLASANTE Y PRIETO, J. L.: La represin del crimen internacional de piratera; una laguna imperdonable de nuestro Cdigo Penal y, por qu no?,
un crimen de la competencia de la Corte Penal Internacional, Op.cit., cuando indica que destaca
sobremanera el hecho de que el mbito territorial de comisin del delito sea en el mar, lo que
supera con creces lo que establece el artculo 101 de la CONVEMAR, que solo habla de actos
cometidos en alta mar.
36 Vid. MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Cuadernos de estrategia,ISSN1697-6924,N. 160, 2013(Ejemplar dedicado a: La respuesta del derecho internacional
a los problemas actuales de la seguridad global),pgs.117-164.
37 MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Op.cit. pp. 123 y ss.
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con respecto a la insuficiencia de la determinacin del elemento circunstancial de lugar,


seala que el artculo 101 de la Convencin de 1982 limita el delito de piratera al ataque producido en alta mar o en lugar no sometido a la jurisdiccin de ningn Estado.
Indica que, a primera vista, parece que est excluyendo la posibilidad de comisin de
este delito y su persecucin universal, no solo en aguas interiores y territoriales de otro
Estado (lo que parecera lgico al estar dichas aguas sujetas a las leyes y jurisdiccin
del Estado ribereo), sino tambin en zona econmica exclusiva. Por ello, pese a que tal
interpretacin parece derivarse del tenor literal de los preceptos citados, en el criterio del
mencionado autor, con el que coincido, resulta factible mantener otra interpretacin ms
acorde con la verdadera intencin perseguida por la Convencin, en favor de la libertad
de navegacin, la paz y la seguridad martima. Y ello es posible si se tiene en cuenta
que la soberana de los Estados ribereos sobre sus respectivas zonas econmicas
exclusivas no es absoluta, sino que est limitada a los fines de exploracin, explotacin,
conservacin y administracin de los recursos naturales y otros de contenido econmico, limitando igualmente su jurisdiccin a los actos relacionados con ellos (artculo 56 de
la Convencin); por tanto, seala que nos encontraramos, en caso de seguirse la interpretacin literal antes referida, con un importante vaco, pues ningn pas, ni siquiera el
ribereo, podra reprimir la piratera en la zona econmica exclusiva, interpretacin que
por absurda debe ser rechazada38. En segundo lugar, por lo que respecta a la dificultad
de interpretacin de la expresin propsito personal como elemento subjetivo o intencional del tipo, indica que la expresin propsito personal utilizada por el artculo 101
a) de la Convencin aade un elemento de difcil prueba a la hora de su enjuiciamiento,
no resultando tampoco sencilla la determinacin de su significado. Para el autor, tal
como est redactado el tipo, podran surgir dudas sobre si cabra calificar de piratera los
actos de violencia, detencin o depredacin cuando los mismos estuvieran inspirados
en motivos ideolgicos, sean polticos, sociales o religiosos. Resulta previsible que cualquier inculpado por acciones de piratera invoque motivos para sus acciones distintos
del mero lucro o goce personal. Por lo que Marn Castn estima que podra sostenerse
una interpretacin segn la cual con la expresin propsito personal precisamente se
ha querido no solo limitar la razn de la piratera al exclusivo nimo de lucro, sino incluir, probablemente por la gravedad de las acciones tipificadas, otros nimos tambin
personales que pueden mover a sus autores, como puedan ser los polticos, sociales
o religiosos39. Por otra parte, a todas estas reservas, Marin Castn aade la posible
insuficiencia de las acciones tpicas que conforman la piratera. Por ello especifica que
en algunos documentos de las organizaciones internacionales se viene hablando, junto
a la piratera, de robo a mano armada o actos de bandidaje como conceptos distintos
de aquella. La diferencia esencial entre ambas figuras no parece ser otra que la de los
distintos espacios martimos en los que se cometen los actos de depredacin: en alta
mar, zona econmica exclusiva o aguas no sometidas a la jurisdiccin de Estado alguno
38 MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Op.cit., pp. y 123 ss, agrega que,
aun siendo conscientes de la existencia de opiniones en contra, nos parece ms acorde con el
espritu del Convenio la interpretacin que extiende la definicin de piratera y la posibilidad de
reprimirla por cualquier estado en todas las zonas econmicas exclusivas..
39 MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Op.cit., p. 125, siguiendo el anlisis
agrega que: bien es verdad que tal interpretacin podra ser criticada por la excesiva asimilacin
que lleva aparejada la piratera con el terrorismo, pero la realidad es que la lnea divisoria que
separa ambos delitos es cada vez ms fina, habiendo podido llegar el momento de resultar conveniente el darles un tratamiento conjunto, dando predominio al bien jurdico primariamente protegido, la seguridad martima.
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se tratara de piratera mientras que en aguas interiores, aguas archipielgicas o mar


territorial, la denominacin sera robo a mano armada. Tal distincin es consecuencia
de la propia definicin de piratera, contenida en la Convencin que, como hemos visto,
la limita a alta mar o lugar no sometido a la jurisdiccin de ningn Estado. Por ello, el
autor incide en que aun cuando resulta preferible tender a un concepto ms amplio de
piratera no condicionado por el espacio martimo en el que se comete, en el momento
actual la piratera por robo a mano armada tiene la virtud de dar cobertura a aquellos
Estados que, aun no teniendo tipificado en sus legislaciones penales el delito de piratera como ocurra hasta hace algunos aos en Espaa, s tienen tipificadas conductas
concretas como el robo, las amenazas o las detenciones ilegales que pueden considerarse comprendidas en la tipificacin de la piratera segn el mencionado convenio40.
Finalmente, por lo que respecta a la conveniencia de que el deber de cooperacin entre
los Estados para la represin de la piratera se extendiera a todos los espacios y no solo
a la alta mar, a juicio del autor que reseamos, la capacidad de movilidad que estn demostrando los piratas para trasladarse con rapidez de unos a otros espacios martimos
o a sus bases de tierra, aprovechando la natural permeabilidad de dichos espacios,
pone en cuestin, si se pretende combatir eficazmente la piratera, la restriccin contenida en el artculo 100 de la Convencin de 1982. Por ello apunta, con buen criterio,
que este deber de cooperacin debera extenderse a todos los lugares, sean espacios
martimos o terrestres, y en esa direccin se inscriben las resoluciones del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas. No obstante, puntualiza que cuestin distinta sera
la de condicionar la capacidad de intervencin directa de terceros Estados en territorio,
aguas interiores o mar territorial de otro pas a la previa peticin o consentimiento de
este. De ah que concluye con la idea de que la definicin de piratera de la Convencin
es ilgicamente restrictiva41.
En definitiva, la piratera constituye un crimen de compleja catalogacin, dado
que entremezcla diversos factores que generan un cierto galimatas en la medida
que rene delitos de asalto a mano armada, redes de crimen organizado, trfico de
drogas e, incluso, relaciones con grupos terroristas42. En este sentido, la Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, con sede en Viena, ha llamado
la atencin sobre la necesidad de establecer sistemas operativos y eficaces en la
lucha contra la piratera. En efecto43, en 2009 la citada Oficina elabor un Programa
puntual sobre Kenia (con el efecto amplificador de cubrir a otros pases afectados en
la zona, tales como las Seychelles, la Isla Mauricio, Tanzania, Maldivas y la propia
40 MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Op.cit., p. 126, por lo cual matiza
que cuestin distinta es la que se refiere a la conveniencia de incluir, dentro del concepto de piratera a efectos internacionales, los actos referidos en el artculo 101 de la Convencin de Jamaica
cuando son realizados no por los pasajeros o tripulantes de otro buque como prev el Convenio
sino por los del mismo buque en el que estaban embarcados () Sin embargo, para ello entendemos que sera necesaria una modificacin del Convenio, pues con la redaccin actual solo cabra
considerar como piratera los actos ilcitos que cometiera el buque o aeronave objeto de apoderamiento respecto de otros buques o aeronaves.
41 MARIN CASTN, F.: La piratera como crimen internacional, Op.cit., p. 127, seala que no comprende todos los actos graves de violencia, detencin o depredacin en la mar, aun cuando el dao
causado a las vctimas sea de igual naturaleza y de igual o incluso superior intensidad, y ello en
atencin a criterios tan aleatorios y, desde mi punto de vista, endebles como el espacio martimo
en el que se produzca o la intencionalidad ltima que persiga el autor del dao.
42 Vid. CASTELLN MORENO, J.: La delgada lnea entre el terrorismo y la piratera en el ocano
ndico, Documento de Anlisis n. 13/2010, IEEE, noviembre de 2010.
43 https://www.unodc.org/unodc/fr/piracy/index.html?ref=menuside (consultada 19/05/2015)
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Somalia) con el fin de colaborar en la gestin de salvaguardar a estos Estados contra el ataque de piratas somales, conforme a las reglamentaciones internacionales,
el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos. De tal manera que el
Programa promociona modelos de detencin y persecucin de los presuntos piratas
con el fin de que puedan ser detenidos en condiciones justas, reforzando modelos
equilibrados de justicia penal. En esta lnea, el Programa de Lucha contra la Piratera de la mencionada Oficina establece acciones de capacitacin de la polica y la
justicia y el establecimiento de equipos de guardacostas en los litorales de los citados Estados, modernizando, adems, los Centros de Detencin, con la intencin de
que los piratas somales que hayan sido reconocidos culpables del delito de piratera
cometido en otros pases puedan cumplir su condena en su pas de origen44. Con tal
cometido, la Oficina est llevando a cabo la formacin de equipos tcnicos y de asistencia logstica en cada una de las etapas del proceso de detencin de los presuntos
piratas, con el fin de alcanzar modelos de justicia eficaces. Como ha sealado la Oficina, no se trata de no inculpar a los culpables, sino de aplicarles correctivos jurdicos apropiados con el fin de poder reinsertarles, por lo cual, preconiza la necesidad
de que los Estados regionales no retengan durante largos plazos a los detenidos de
otras nacionalidades, sino que estos puedan ser remitidos a su pas de origen con el
fin de cumplir sus debidas penas de prisin, en condiciones en las que se tenga en
cuenta la cercana con sus familias, su propia cultura y los mtodos de formacin y
reinsercin social dentro de las crceles; como de hecho, con claros y oscuros, ya
est ocurriendo en Kenia y en Seychelles45. De este modo se activan sistemas que
permiten diferenciar a los presuntos piratas de otros delincuentes pertenecientes a
mafias de trfico de drogas o seres humanos o a grupos terroristas, pudiendo aplicar
a los piratas estimados culpables las leyes contra la piratera46.
Los Estados del Este de frica han manifestado su seria preocupacin por la ingente escalada de la piratera en la zona y con tal fin elaboraron un Cdigo de Conducta
firmado en Yibuti, en enero de 2009, entre numerosos pases de la regin47 y la Organizacin Martima Internacional (OMI), con la intencin de combatir el delito de piratera que asola sus costas bajo la idea de crear un Centro de Capacitacin en Yibuti
44 La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen ya ha llevado a cabo una buena
parte de este trabajo con la puesta en marcha de un Centro de Detencin en Hargeisa, la capital
de Somalilandia y tambin ha construido o remodelado las crceles de Puntland en Somalia.
45 Este Programa de Lucha contra la Piratera, despus varios aos de actividad, ha logrado formar a
profesionales locales en materia de justicia penal, polica, procuradores, jueces y personal penitenciario keniata y seychellenses que han llevado a cabo numerosos procesos inculpando a ms de
200 sospechosos. De tal modo, que 17 piratas reconocidos culpables que haban sido detenidos
por los guardacostas sechellenses, una vez juzgados en Seychelles, fueron transferidos al Centro
de Detencin de Hargeisa, construido y gestionado por la Oficina en Somalilandia.
46 El Servicio para la prevencin del Terrorismo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga
y el Crimen (ONUDC), que constituye una de las principales entidades de las Naciones Unidas en
aportar ayuda tcnica y jurdica a los Estados miembros, con el fin de luchar contra el terrorismo, el
trfico de drogas, el trfico de armas, la trata de seres humanos y la piratera, ha llamado la atencin sobre la posible relacin entre los grupos piratas en la zona de Somalia y los grupos terroristas
de Al-Shabaab.
47 Code of Conduct conerning the Repression of Piracy and Armed Robbery against Ships in the
Western Indian Ocean and the Gulf of Aden (Djibouti Code of Conduct), presentado a la firma de
numerosos pases de la zona (Comores, Yibuti, Egipto, Eritrea, Etiopia, Jordania, Kenya, Madagascar, Maldivas, Mozanbique, Islas Mauricio, Oman, Arabia Saud, Seychelles, Somalia, Sudfrica, Sudan, Emiratos rabes Unidos, Tanzania, Yemen).
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para compartir informacin, interceptar barcos sospechosos de piratera y proteger a


las gentes del mar que hayan sufrido un ataque o secuestro pirtico. El paso realizado
por medio de este Cdigo ha sido sumamente importante, al punto que el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas se hizo eco del mismo en la Resolucin 1819
(2010) en la que, apoyndose en todas las Resoluciones anteriores adoptadas en la
lucha contra la piratera48, destaca nuevamente la necesidad de resolver los problemas causados por la limitada capacidad de los sistemas judiciales de Somalia y otros
Estados de la regin para enjuiciar efectivamente a los presuntos piratas. Resalta que
acoge con beneplcito los progresos que se estn realizando para aplicar el Cdigo
de Conducta de Yibuti y exhorta a sus participantes a que lo apliquen plenamente lo
antes posible. Solicita al secretario General que presente un informe sobre las posibles opciones para lograr el objetivo de enjuiciar y encarcelar a las personas responsables de actos de piratera y robo a mano armada en el mar frente a las costas de Somalia y las correspondientes disposiciones en materia de encarcelamiento, teniendo
en cuenta la labor del Grupo de Contacto, con el fin de obtener resultados sustantivos
y mantenerlos. Adems observa con aprecio la labor que realizan la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) y otras organizaciones y donantes
internacionales, en coordinacin con el Grupo de Contacto, sobre la piratera frente
a las costas de Somalia que, sin duda, ha servido para aumentar la capacidad de los
sistemas judiciales y penitenciarios de Somalia, Kenia, Seychelles y otros Estados
de la regin a la hora de enjuiciar y encarcelar a los convictos, respetando en todo
momento las normas internacionales de derechos humanos aplicables. Se resalta,
tambin, en la mencionada Resolucin, la importante labor realizada por la Operacin
Atalanta de la Unin Europea, as como por las operaciones Allied Protector y Ocean
Shield de la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte, por la Fuerza Combinada de
Operaciones 151 de las Fuerzas Martimas Combinadas y por otros Estados que actan a ttulo individual, cooperando con el Gobierno Federal de Transicin en Somalia
y entre s, para reprimir los actos de piratera y robo a mano armada en el mar frente
a las costas de este Estado, haciendo comparecer ante la justicia a las personas sospechosas de piratera.
Siguiendo el ejemplo del Cdigo de Conducta de Yibuti en 2013, en el marco de la
Cumbre para la Seguridad Martima en el Golfo de Guinea, se realiz un nuevo paso
con la puesta a punto del Cdigo de Conducta de Yaund49 en Camern, agrupando
a numerosos Estados del frica central y occidental. Esta Cumbre convoc a los jefes
de Estado y de Gobierno de la Comunidad Econmica de los Estados de frica Central
(CEEAC), de la Comunidad Econmica de los Estados de frica Occidental (CEDEAO)
y de la Comisin del Golfo (CGG) sobre la proteccin y la seguridad martimas en el
Golfo de Guinea50. Tras intercambios fructferos sobre el Informe de la Conferencia
interministerial y sobre los proyectos de textos sometidos para su aprobacin por dicha
conferencia, los jefes de Estado y de Gobierno reafirmaron su adhesin a los textos
48 Las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 1814 (2008), 1816 (2008),
1838 (2008), 1844 (2008), 1846 (2008), 1851 (2008) y 1897 (2009).
49 BOLAOS MARTNEZ, J.: Piratera en el Golfo de Guinea: nuevo cdigo de conducta regional para contenerla, Instituto Espaol de Estudios Estratgicos (IEEE), Documento Informativo,
21/2013, 30 julio de 2013.
50 La Comisin del Golfo de Guinea, fundada en 2001 y formada por ocho pases: Angola, Camern,
Gabn, Guinea Ecuatorial, Nigeria, Repblica del Congo, Repblica Democrtica del Congo, y
Santo Tom y Prncipe.
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fundamentales de la CEEAC, de la CEDEAO y de la CGG sobre la buena gobernanza,


la paz y la seguridad, y reiteraron su preocupacin frente a las graves amenazas que
plantean la piratera, el robo a mano armada y otras actividades martimas ilcitas en el
Golfo de Guinea. En esta lnea se felicitaron por la adopcin de las Resoluciones del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la Estrategia Africana Integrada
para los Mares y Ocanos prevista hasta el ao 2050 por la Unin Africana. Deseosos
de conjugar sus esfuerzos para definir un marco jurdico comn y apropiado para la
lucha contra la piratera, los robos a mano armada e incluso otras actividades ilcitas
perpetradas en mar, en el mbito martimo de frica Central y de frica Occidental,
los jefes de Estado y de Gobierno adoptaron el Cdigo de Conducta de Yaund,
relativo a la prevencin y represin de los actos de piratera, robos a mano armada
contra los buques y las actividades martimas ilcitas en frica Central y Occidental y
cuya implementacin ser evaluada en un plazo de tres aos. Tambin adoptaron el
Memorndum de Entendimiento entre CEEAC, CEDEAO, CGG sobre la proteccin
y seguridad en el espacio martimo de frica Central y de frica Occidental. De tal
modo que, siguiendo estos criterios, los jefes de Estado y de Gobierno adoptaron y
firmaron la Declaracin sobre la proteccin y seguridad en el espacio martimo comn,
llamada Declaracin de Yaund, y solicitaron a la CEEAC, CEDEAO, y a la CGG
que apliquen el mecanismo de implementacin de decisiones del Memorndum de
Entendimiento con el apoyo de todos los socios.
5. A MODO DE CONCLUSIONES
A tenor de lo apuntado cabe sealar que la piratera debera tratarse jurdicamente
como un delito de carcter internacional, frente al cual todos los Estados tienen el derecho y el deber de combatirlo y que adems deben someterse al Derecho internacional con la posibilidad de tipificarse como crimen internacional y, en la medida de su alcance actual, sujeto al principio de jurisdiccin universal. A pesar de ello, no existe una
normativa internacional que conmine a los Estados a elaborar en sus legislaciones nacionales el deber de combatir y procesar a los piratas que hayan sido detenidos, por lo
cual nos enfrentamos a legislaciones nacionales muy variopintas e insuficientes y, en
la mayora de los casos, los piratas terminan siendo liberados. Como se ha sealado
con acierto51, ante esta indefinicin e incertidumbre sera oportuna la celebracin de
una conferencia internacional en la que se elabore una convencin especfica y eficaz
a la hora de prevenir y perseguir a la piratera martima.
Otro problema adicional es la lnea indefinida entre una accin pirtica y una accin
terrorista que por momentos confunde la ejecucin de las medidas aplicables, donde
el concepto de propsito personal se diluye entre intereses no solo econmicos, sino
tambin polticos o religiosos.
El lugar de produccin del delito de piratera sigue siendo un tema recurrente ya que
la resolucin 1816 (2008) distingue entre actos de piratera que ocurren en alta mar
y robos a mano armada que suceden dentro de las aguas territoriales de un Estado.
Por lo cual, para casos especficos como el de las aguas territoriales somales se ha
autorizado a los navos que operan en el rea a entrar en aguas territoriales con el fin de
51 Vid. SOBRINO HEREDIA, J. M.: La piratera martima: un crimen internacional y un galimatas
nacional. Revista Electrnica de Estudios Internacionales (2009)
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JUAN MANUEL DE FARAMIN GILBERT

perseguir a los piratas, siempre que se obtenga la autorizacin del Gobierno Federal de
Transicin (GFT) somal. No obstante, los actos de violencia contra buques o personas
y bienes a bordo de ellos, cometidos dentro de las aguas interiores y del mar territorial
de un Estado o dentro de aguas archipielgicas, no tienen la consideracin de piratera,
y en cambio son actos de piratera cuando el robo, la detencin o cualquier otro acto
ilegal de violencia se producen en el resto de las aguas de carcter internacional52.
Estos contratiempos de carcter jurdico han promovido la necesidad de que tanto
la Unin Europea, como, particularmente, los Estados Unidos, el Reino Unido, China y
Canad entre otros, hayan firmado acuerdos de cooperacin con el Gobierno keniata
(y tambin se han firmado otros acuerdos con Seychelles, con Yibuti, con Mauricio,
con Tanzania y con Montenegro) con el fin de entregar a los presuntos piratas detenidos por fuerzas militares para que sean juzgados en esos pases. Sin embargo, el
sistema por varias razones no funciona bien, dado que en Kenia no se proporciona
asistencia jurdica al acusado o en Seychelles y Yibuti solo aceptan enjuiciar a piratas
que han sido apresados en sus aguas territoriales y cuando no se pueden presentar
las pruebas pertinentes el presunto pirata debe ser puesto en libertad53.
En esta lnea resulta oportuno sealar que las definiciones de piratera que se han
elaborado hasta el momento, en los instrumentos internacionales que hemos analizado, resultan insuficientes en la medida que los Estados solo pueden perseguir a los
piratas en aguas internacionales y solo podrn ser juzgados por los tribunales del Estado que los capture, siempre que exista el delito de piratera en la legislacin interna
del pas que efecte la captura.
Sin menoscabar los importantes avances que se han realizado, sin embargo, an
queda mucho por hacer.
Fecha de recepcin: 19/09/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

52 Resulta muy ilustrativo el ejemplo que aporta IBEZ GMEZ, F.: Obstculos legales a la represin de la piratera martima: el caso de Somalia, Revista CIDOB dafers internacionals, n. 99,
(septiembre 2012), p. 159-177; sobre un ejemplo basado en un estudio de la aseguradora alemana
Munich Re, que permite escudriar las consecuencias legales que puede tener un acto de piratera
para los distintos actores que intervienen cuando un barco es secuestrado por piratas.
53 Para mayor informacin en este sentido, Vid. IBEZ GMEZ, F.: Obstculos legales a la represin de la piratera martima: el caso de Somalia, Op. Cit.
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EUROSUR
INFORMACIN Y TECNOLOGA AL SERVICIO DE LA SEGURIDAD
DE LAS FRONTERAS EXTERIORES DE LA UNIN EUROPEA

VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN


CORONEL DEL ESTADO MAYOR DE LA GUARDIA CIVIL

RESUMEN
El espacio Schengen, sin fronteras interiores, requiere que las fronteras exteriores
se protejan de manera efectiva y que los pases adherentes cooperen entre s para
mantener un alto nivel de seguridad dentro de este espacio, tambin significa que han
de compartir la responsabilidad de la gestin de sus fronteras exteriores comunes y
colaborar para ello.
La Agencia Europea para la Gestin de la Cooperacin Operativa en las Fronteras
Exteriores de los Estados miembros de la Unin Europea, FRONTEX, facilita la gestin de las fronteras exteriores, coordina diferentes tipos de acciones, como las operaciones conjuntas en las fronteras martimas y terrestres, y despliega a los Equipos
de Intervencin Rpida.
El Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras, EUROSUR, es un mecanismo para
el intercambio de informacin y cooperacin entre los Estados miembros de la Unin
Europea y la Agencia FRONTEX, para mejorar la capacidad, compartir y coordinar los
recursos y reaccionar ante incidentes que ocurran en las fronteras exteriores. El intercambio de informacin se realiza a travs de los Centros Nacionales de Coordinacin
establecidos por los Estados miembros, siendo el Centro de Coordinacin de Vigilancia Martima de Costas y de Fronteras de la Guardia Civil el designado por Espaa.
Para hacer frente a los nuevos retos y realidades polticas a los que se enfrenta la
Unin Europea, tanto en lo que se refiere a la inmigracin como a la seguridad interior,
la Comisin Europea ha propuesto la creacin de la Guardia Europea de Fronteras
Costas, superando las actuales limitaciones de la Agencia de fronteras FRONTEX.
Palabras clave: FRONTEX, EUROSUR y Guardia Europea de Fronteras y Costas,
seguridad, inmigracin.
ABSTRACT
The Schengen area without internal borders requires that the external borders are
effectively secured and protected, and the Schengen countries need to cooperate with
each other to maintain a high level of security within the Schengen area, it also means
that they need to share responsibility for and cooperate in managing their common
external borders.
The European Agency for the Management of Operational Cooperation at the External Borders of the member States of the European Union FRONTEX, facilitates
operational cooperation in managing their common external borders, it coordinates
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VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN

different kinds of actions, such as join operation at sea and land borders, and deploys
Rapid Border Intervention Teams.
The European Border Surveillance System EUROSUR is a mechanism for information exchange and cooperation among EU Member States and with FRONTEX. It improves the ability to share and coordinate their resources and to react to incidents occurring
at the external borders. The information exchange is done through the National Coordination Centres established by member States; the Coordination Centre for Maritime
Surveillance of Coasts and Borders of Guardia Civil was designated by Spain.
In order to meet the new challenges and political realities faced by the EU, both as
regards migration and internal security, the European Commission is proposing to establish a European Border and Coast Guard, overcoming the current limitations of the
EU border agency FRONTEX.
Keywords: FRONTEX, EUROSUR y European Border and Coast Guard, security,
inmigration.
1. ESPACIO DE LIBERTAD, SEGURIDAD Y JUSTICIA SIN FRONTERAS
INTERIORES
El presidente de la Comisin Europea, Jean-Claude Juncker, en su discurso sobre
el Estado de la Unin1 dijo que una poltica unida de refugiados y asilo tambin necesita reforzar los esfuerzos conjuntos para asegurar nuestras fronteras exteriores.
Afortunadamente, hemos abandonado los controles fronterizos entre Estados miembros del espacio Schengen con el fin de garantizar la libre circulacin de personas,
un smbolo nico de la integracin europea. Pero la otra cara de la moneda de la libre
circulacin la constituye la necesidad de trabajar ms estrechamente en la gestin de
nuestras fronteras exteriores. Esto es lo que esperan los ciudadanos. La Comisin lo
dijo en mayo y yo lo dije durante mi campaa electoral: es preciso dar un fuerte impulso a FRONTEX para que se convierta en un sistema europeo de guardia costera y de
fronteras plenamente operativo. Sin duda es viable, pero cuesta dinero. La Comisin
opina que es un dinero bien invertido. Por esta razn propondremos medidas ambiciosas para avanzar hacia el establecimiento de una guardia costera y de fronteras
europeas antes de finales de ao.
Uno de los objetivos fundamentales de la Unin Europea es el de crear un espacio sin
fronteras interiores en el que las personas puedan circular, vivir y trabajar libremente, sabiendo que sus derechos se respetarn plenamente y su seguridad estar garantizada.
El fomento de la libre circulacin de las personas fue uno de los objetivos ms importantes de la integracin europea desde la dcada de 1950, identificndose como
uno de los fundamentos de la Comunidad en el Tratado de Roma2 (1957).
1
2

Estrasburgo, 9 de septiembre de 2015. Speech 15-5614-es


Los Tratados de Roma firmados el 25 de marzo de 1957 en el Palacio de los Conservadores del
Capitolio en Roma, son dos de los que dieron origen a la Unin Europea. Ambos tratados fueron
firmados por Alemania Federal, Blgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Pases Bajos. El primero
estableci la Comunidad Econmica Europea (CEE) y el segundo la Comunidad de la Energa
Atmica (CEEA o EURATON). Versin consolidada del Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea. DOCE 325/33, de 24 de diciembre de 2002.

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EUROSUR

Durante la dcada de 1980 cinco Estados europeos, Blgica, Francia, Alemania, Luxemburgo y los Pases Bajos, decidieron crear un territorio sin fronteras interiores.Se firmaron los primeros acuerdos3 en un pequeo pueblo en Luxemburgo
llamado Schengen, de ah el espacio Schengen4, un territorio en el que est garantizada la libre circulacin de personas.El acuerdo original fue complementado en
1990 por una Convencin5.
Cuando esta convencin entr en vigor en 19956, se abolieron los controles en las
fronteras interiores y se cre una nica frontera exterior. Cualquiera que sea su ubicacin, los funcionarios que desempean su funcin en la frontera exterior realizan las
inspecciones fronterizas de conformidad con idnticos procedimientos.Las normas que
rigen los visados y el derecho de asilo tambin son comunes para todos los pases del
espacio Schengen. En aos posteriores, la mayora de los Estados miembros de la
Unin Europea, adems de algunos pases no pertenecientes a ella, se han adherido7
a esta cooperacin. Esto significa, por tanto, que los pases que forman parte de la cooperacin Schengen ya no realizan controles en las fronteras que comparten entre s.
Con el fin de mantener un equilibrio entre libertad y seguridad, los Estados miembros participantes acordaron introducir las llamadas medidas compensatorias.Estas
se centran en la cooperacin y en la coordinacin de las actividades de las fuerzas
policiales y de las autoridades judiciales, ya que las redes del crimen organizado no
respetan las fronteras y, por lo tanto, esta cooperacin es clave para salvaguardar la
seguridad interior.
El dos de octubre de 1997, con la firma del tratado de msterdam y su entrada en vigor el 1 de mayo de 1999, se constituy un nuevo espacio geogrfico y poltico, integrado por el territorio de los, entonces, quince Estados miembros, en el que la libertad, la
seguridad y la justicia se consagraban como premisas para la construccin de Europa,
lo que conlleva necesariamente una especial atencin al control y vigilancia de las fronteras exteriores, como se expresa en su objetivo: mantener y desarrollar un espacio de
libertad, seguridad y justicia8, en el que est garantizada la libre circulacin de personas
conjuntamente con medidas adecuadas respecto al control de las fronteras exteriores.
Esta cooperacin intergubernamental se incorpor en el marco de la UE y, desde esa
fecha, el Consejo Europeo de Justicia e Interior ha adoptado varias medidas para fortalecer la cooperacin en el mbito de la migracin, el asilo y la seguridad.
3

El 14de junio de1985 se firm el primer acuerdo entre los cinco pases fundadores. Se elabor un
Convenio, que se firm el 19de junio de 1990.
4 El espacio y la colaboracin Schengen. Ver sntesis de la legislacin de la UE en: eur-lex.europa.
eu/legal-content/
5 Se firm el 19 de junio de 1990, completa el acuerdo y define las condiciones y garantas de la libre
circulacin.
6 Entr en vigor el 26 de marzo de 1995.
7 Italia firm los acuerdos el 27de noviembre de 1990; Espaa y Portugal, el 25de junio de 1991;
Grecia, el 6de noviembre de 1992; Austria, el 28de abril de 1995, y Dinamarca, Finlandia y Suecia, el 19de diciembre de 1996. La Repblica Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Hungra, Malta,
Polonia, Eslovenia y Eslovaquia se sumaron el 21de diciembre de 2007 y el pas asociado Suiza
lo hizo el 12de diciembre de 2008. Bulgaria, Chipre y Rumana an no son miembros de pleno
derecho del espacio Schengen.
8 La creacin del espacio de libertad, seguridad y justicia se basa en los programas de Tampere
(1999-2004), La Haya (2004-2009) y Estocolmo (2010-2014). Emana del Ttulo V del Tratado de
Funcionamiento de la Unin Europea, que regula el Espacio de libertad, seguridad y justicia.
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VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN

Las posteriores cumbres de los Consejos Europeos9 fueron sentando las bases de
la Unin con la elaboracin, entre otras, de una poltica migratoria comn, la desaparicin de las fronteras interiores entre los Estados miembros y el consiguiente refuerzo
de la proteccin de las fronteras exteriores que ya no quedaban bajo la decisin e
intereses de cada uno de los pases miembros.
En el campo de la gestin de fronteras condujo a la creacin de la Instancia Comn
de Expertos de las Fronteras Exteriores10, un grupo compuesto por miembros del
Comit Estratgico de Inmigracin, Fronteras y Asilo (CEIFA) y los jefes de los Servicios Nacionales de Control de Fronteras. Este rgano coordin proyectos nacionales
creados ad-hoc para el control de fronteras y su tarea consista en supervisar los
proyectos pilotos y las operaciones comunes relacionadas con la gestin de fronteras.
Se identificaron los siguientes proyectos ad hoc:
Centro de Anlisis de Riesgos (Helsinki, Finlandia)
Centro para las Fronteras Terrestres (Berln, Alemania)
Centro para las Fronteras areas (Roma, Italia)
Centro para las Fronteras Martimas Occidentales (Madrid, Espaa)
Centro de Formacin para la Formacin (Traiskirchen, Austria)
Centro de Excelencia (Dover, Reino Unido)
Centro para las Fronteras Martimas Centrales (Pireo, Grecia)
La Comisin Europea, en su comunicacin al Consejo del 7 de mayo de 2002, relativa a la gestin integrada de fronteras exteriores de los Estados miembros de la
Unin subraya la importancia de la custodia fronteriza. Para la Comisin haba que
dar respuesta a cuatro exigencias: garantizar la confianza mutua entre los Estados
miembros que, al suprimir las fronteras interiores, facilitan el movimiento de las personas y mercancas; aumentar la eficacia contra la inmigracin clandestina, la trata de
seres humanos y el trfico ilegal de toda ndole; dotar de los medios de lucha precisos
contra todo tipo de peligros interiores y exteriores con que el terrorismo lastra a los
Estados miembros; y, por ltimo, gestionar un elevado nivel de seguridad dentro de la
Unin Europea cuando concluya su ampliacin.
Adems, la Comisin preconiza la creacin de un rgano comn de expertos
de fronteras exteriores encargado de la gestin de la cooperacin operativa en las
fronteras exteriores de los Estados miembros, siendo el antecedente de la Agencia
FRONTEX.
El Plan para la gestin de las fronteras exteriores de los Estados miembros de la
Unin Europea, aprobado por el Consejo de 13 de junio de 2002, ratific la creacin
de un rgano comn de expertos de fronteras exteriores a efectos de la gestin integrada de las fronteras exteriores, rgano que, sin embargo, presentaba ciertas limitaciones estructurales respecto a la coordinacin operativa.
9

Consejo Europeo de Tampere, 15 y 16 de octubre de 1999. Consejo Europeo de Niza, 7 al 10 de


diciembre de 2000. Consejo Europeo de Laeken, 14 y 15 de diciembre de 2001.
10 Gestin Integrada de las fronteras exteriores. Ver: eur-lex.europa.eu/legal-content/es
84

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EUROSUR

2.

CREACIN DE LA AGENCIA DE FRONTERAS FRONTEX

En el mbito de las fronteras exteriores de la Unin Europea, la poltica comunitaria


tiene por objeto, como ya se ha indicado, establecer una gestin integrada que permita garantizar un nivel elevado y uniforme de control de las personas y de vigilancia
como condicin previa a la creacin de un espacio de libertad, seguridad y justicia.
La Agencia Europea para la Gestin de la Cooperacin Operativa en las fronteras
Exteriores de los Estados miembros de la Unin Europea, en adelante FRONTEX11
o Agencia, se crea mediante el Reglamento (CE) n 2007/2004 del Consejo de 26 de
octubre de 2004, y va a desempear un papel clave en la aplicacin de una poltica
comn de la UE para la gestin integrada de las fronteras.
La Agencia FRONTEX inici realmente sus actividades operativas el 3 de octubre
de 2005 en Varsovia. En su primer ao de funcionamiento se centr preferentemente
en el desarrollo de actividades administrativas, pasando poco a poco a dedicarse al
desarrollo de operaciones destinadas a reducir los flujos de inmigracin irregular en el
territorio de la Unin Europea, preferentemente en la zona del Mediterrneo. Despus
se pusieron en marcha importantes iniciativas, como la creacin de los equipos conjuntos de asistencia FRONTEX.
La Agencia promueve un modelo paneuropeo basado en un sistema de cuatro niveles para el control de acceso que no solo incluye controles de las fronteras, sino
tambin otros elementos importantes. El intercambio de informacin y la cooperacin
entre los Estados miembros sobre inmigracin y repatriacin conforman el primer nivel
del sistema. El segundo nivel est representado por el control de las fronteras, que
incluye la vigilancia, las comprobaciones e inspecciones fronterizas y el anlisis de
riesgos. El tercer nivel lo constituye la cooperacin entre los guardias de fronteras, las
autoridades aduaneras y las autoridades policiales de los pases vecinos. El cuarto y
ltimo nivel hace referencia a la cooperacin con terceros pases, incluyendo la ejecucin de actividades comunes, como la realizacin de patrullas conjuntas o acciones
de formacin. FRONTEX promueve, adems, la cooperacin entre las autoridades

11

La base jurdica de FRONTEX es la siguiente:


a.- La Agencia Europea para la Gestin de la Cooperacin Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unin Europea fue establecida por el Reglamento (CE)
2007/2004 (10.26.2004, DO L 349 / 25.11.2004).
b.- Este Reglamento fue posteriormente modificado por el Reglamento (CE) n 863/2007 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de julio de 2007 en el que se establece el mecanismo para la
creacin de equipos de intervencin rpida en las fronteras y que modifica el Reglamento (CE) n
2007/2004 del Consejo por lo que respecta a este mecanismo y regula las funciones y competencias de los agentes invitados. Fue modificado en ltimo lugar por el Reglamento (UE) n 1168/2011
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2011 que modifica el Reglamento (CE)
no 2007/2004 , por el que se crea la Agencia Europea para la Gestin de la Cooperacin Operativa
en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la Unin Europea.
c.- Adems, el Reglamento (UE) n 1052/2013 de 22 de octubre de 2013, establece el Sistema
Europeo de Vigilancia de Fronteras EUROSUR.
d.- La sede de la Agencia es Varsovia, Polonia, por decisin 2005/358 / CE, Decisin del Consejo
de 26 de abril de 2005.
e.- FRONTEX, como una Agencia de la UE, recoge y trata datos personales de acuerdo con lo dispuesto en el Reglamento 45/2001/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de diciembre
de 2000 sobre proteccin de las personas en lo que respecta al tratamiento de datos personales
por los organismos de las instituciones y organismos comunitarios y a su libre circulacin.

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VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN

responsables de la gestin de las fronteras a escala nacional e internacional, y est


definido su papel y su espacio de maniobra.
Segn la declaracin de objetivos, FRONTEX promueve activamente la cooperacin con otros cuerpos y fuerzas de seguridad responsables de la seguridad interna a
nivel de la UE. Por ello, la labor de la Agencia complementa los sistemas de gestin de
las fronteras nacionales de los Estados miembros en favor de la libertad y seguridad
de sus ciudadanos, proporcionando adems un especial valor aadido.
Aunque los Estados miembros son responsables del control y la vigilancia de las
fronteras exteriores, FRONTEX facilita la aplicacin de las medidas comunitarias,
actuales y futuras, relativas a la gestin de estas fronteras12. Adems, la poltica
comunitaria se beneficia claramente de una mayor coordinacin de sus actividades en
materia de control y vigilancia de las mismas.
La Agencia promueve, coordina y desarrolla la gestin de fronteras europeas en
consonancia con la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, de acuerdo con
el concepto de gestin integrada de fronteras. Tambin colabora con las autoridades
fronterizas de los diferentes pases de la Unin para trabajar coordinadamente, ya que
la Agencia fue creada para reforzar y agilizar la cooperacin entre las autoridades nacionales de fronteras. Para conseguir este este objetivo, FRONTEX se organiza en varias reas operativas definidas en su Reglamento de constitucin y en sus posteriores
modificaciones13. Estas reas de actividad son:

Operaciones Conjuntas. Para la planificacin, coordinacin, ejecucin y evaluacin de las operaciones conjuntas que se llevan a cabo utilizando personal,
medios y equipos de los Estados miembros en la vigilancia y control de las fronteras exteriores (mar, tierra y aire).

Formacin. La Agencia es responsable del desarrollo de las normas comunes


de formacin. Estas incluyen el plan de estudios bsico comn, que proporciona
una base homognea de formacin: bsica para el acceso como guardias de
Fronteras y especializada, de capacitacin o de altos estudios para suboficiales
y oficiales.

Anlisis de Riesgos. FRONTEX recopila y analiza la informacin e inteligencia


sobre la situacin de las fronteras exteriores. Estos datos se obtienen a partir de
la informacin obtenida en los pasos fronterizos, de la informacin operativa, la
proporcionada por los Estados miembros y las obtenidas por fuentes abiertas,
incluyendo medios de comunicacin, y la investigacin acadmica.

Investigacin. La Agencia se emplea como una plataforma en la que se rene


al personal dedicado a la vigilancia y control de las fronteras de Europa con el
mundo de la investigacin y la industria, para reducir la brecha existente entre
los avances tecnolgicos y las necesidades de las autoridades de control de
fronteras.

12 En este contexto se entiende por fronteras exteriores de los Estados miembros las fronteras terrestres y martimas de estos ltimos, as como sus aeropuertos y puertos martimos, a los cuales se
aplican las disposiciones del Derecho comunitario relativas al cruce de personas.
13 Ver: las bases legales de FRONTEX.
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EUROSUR

Proporcionar una capacidad de respuesta rpida. FRONTEX ha desarrollado


una herramienta de colaboracin mediante la creacin de los equipos europeos
de Guardias de Fronteras. Estos equipos se ponen a disposicin de los Estados
miembros cuando se produzca una crisis en la frontera exterior.
Ayudar a los Estados miembros en las operaciones conjuntas de retorno. Cuando los Estados tomen la decisin de retornar a los extranjeros en situacin
irregular, que no han podido salir voluntariamente, FRONTEX los asiste para
coordinar sus esfuerzos, maximizar la eficiencia y la rentabilidad, al tiempo que
garantiza que el respeto de los derechos fundamentales y la dignidad humana.
3. HOJA DE RUTA HACIA EL SISTEMA EUROPEO DE VIGILANCIA, EUROSUR
La libre circulacin de personas es un principio bsico de la Unin Europea y
un derecho fundamental. Los controles fronterizos efectivos son un requisito previo
esencial para salvaguardar la integridad del espacio Schengen, una zona sin fronteras interiores.
El Reglamento EUROSUR es la respuesta legislativa propuesta por la Comisin
para la creacin de un sistema europeo de vigilancia de fronteras que garantice que
la informacin operativa sobre cualquier incidente en la frontera exterior pueda ser
intercambiada, en tiempo real, entre los Estados miembros.
En la comunicacin de 30 de noviembre de 2006 Refuerzo de la gestin de las fronteras martimas meridionales de la Unin Europea14, la Comisin propuso establecer,
de manera permanente, una red mediterrnea de patrullas costeras (MEDSEA)15 para
las fronteras exteriores martimas meridionales y crear un sistema europeo de vigilancia de fronteras.
El Consejo Europeo de Bruselas, celebrado los das 14 y 15 de diciembre de 2006,
declar que se dar prioridad al examen de la creacin de un sistema europeo de
vigilancia de fronteras martimas meridionales.
Tras las tareas emprendidas de cara a la creacin de la Red Europea de Vigilancia (REV) basada en el estudio MEDSEA y los resultados del estudio de viabilidad
BORTEC16, la Comisin Europea17 present al Consejo los parmetros con arreglo a
los cuales podra desarrollarse un Sistema europeo de vigilancia de fronteras (EUROSUR). Inicialmente se centrara en las fronteras exteriores meridionales y orientales
de la UE y, posteriormente, en presentar a los Estados miembros un plan de trabajo
para la creacin de dicho sistema. Estos aspectos, que tratan de la vigilancia de las
fronteras exteriores martimas, forman parte del marco global establecido por la Poltica Martima Integrada para la Unin Europea18.
14 COM(2006) 733.
15 Estudio de viabilidad de 14 de julio de 2006 sobre la Red mediterrnea de patrullas costeras, preparado por FRONTEX.
16 Estudio sobre la viabilidad tcnica para establecer un sistema de vigilancia (sistema europeo de
vigilancia), presentado por FRONTEX el 12 de enero de 2007. Comprese tambin el Estudio de
viabilidad sobre el control de las fronteras martimas de la Unin Europea presentado por CIVIPOL el 4 de julio de 2003.
17 COM(2008) 68 final. Bruselas 13 de febrero de 2008.
18 COM(2007) 575, 10.10.2007.
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Tal como se define en el Cdigo de fronteras Schengen19, el control fronterizo consiste en inspecciones realizadas en los pasos fronterizos (inspecciones fronterizas)
y en la vigilancia de fronteras entre los pasos fronterizos (vigilancia de fronteras). En
este sentido el mbito de aplicacin del sistema EUROSUR se va a centrar en mejorar
la vigilancia de fronteras, con el propsito principal de prevenir los cruces fronterizos
no autorizados, impedir la delincuencia transfronteriza y apoyar las medidas que deban adoptarse contra las personas que han cruzado la frontera ilegalmente.
La cuestin debe considerarse en el contexto del modelo Schengen de control del
acceso en cuatro niveles20, que incluye la cooperacin con terceros pases y la mejora
de la coordinacin de las polticas comunitarias de control fronterizo con otras polticas, como la investigacin y desarrollo, la pesca y los transportes.
Una vez puesto en prctica, EUROSUR representa un paso decisivo para el futuro
establecimiento gradual de un sistema integrado europeo de gestin de fronteras.
Para la aplicacin de las diferentes medidas descritas, el Fondo para las Fronteras
Exteriores 21 (FFE) constituye el principal mecanismo de solidaridad de los Estados
miembros de cara a compartir la carga financiera en la Unin Europea (para el perodo
2014-2020, se cre el Fondo de Seguridad Interior (FSI)22 que comprende al anterior
Fondo de Fronteras Exteriores).
Inicialmente se identificaron tres desafos para mejorar la vigilancia de fronteras: la
infraestructura de vigilancia y coordinacin a nivel nacional, la cobertura de los instrumentos de vigilancia y la cooperacin con terceros pases.
Los sistemas fronterizos nacionales de vigilancia estn cubriendo solamente algunas zonas preestablecidas de las fronteras exteriores de la UE. El estudio BORTEC
ha mostrado que en los ocho Estados miembros con fronteras exteriores en el Mar
Mediterrneo y la zona meridional del Ocano Atlntico, alrededor de 50 autoridades
de 30 instituciones participan en la vigilancia de fronteras, a veces con competencias
y sistemas paralelos.
En relacin con la cobertura actual de los instrumentos de vigilancia, los mbitos
abarcados por la vigilancia estn restringidos a ciertas zonas planas o costeras y a las
zonas de la frontera terrestre o del mar abierto en que se llevan a cabo las operaciones y ello es debido a las limitaciones tcnicas (rendimiento actual del radar/ sensores
pticos, disponibilidad limitada de satlites, etc.) y financieras.
19 Artculos 2 y 12 del Reglamento (CE) n 562/2006, DO L 105 de 13.4.2006, p. 1.
20 El modelo Schengen de control del acceso incluye los siguientes cuatro niveles: medidas en los
consulados, cooperacin con los pases vecinos, control fronterizo y medidas de control en el espacio Schengen.
21 Decisin 574/2007/CE de 23 de mayo de 2007, DO L 144 de 6.6.2007, p. 22. Los Estados miembros pueden utilizar el Fondo para las Fronteras Exteriores para cofinanciar hasta el 75% de los
costes. Vase la prioridad 2 de las directrices estratgicas de 2007-2013 para el Fondo de Fronteras Exteriores segn lo establecido en la Decisin C(2007) 3925 de la Comisin. (DO L 233 de
5.9.2007, p3).
22 Este instrumento financiar acciones destinadas a reforzar los controles en las fronteras exteriores a fin de supervisar el cruce de las mismas; establecer gradualmente un sistema integrado
de gestin para las fronteras exteriores, basado en la solidaridad y la responsabilidad; fomentar
la poltica comn de visados; crear y hacer funcionar sistemas de tecnologas de la informacin;
as como prevenir y hacer frente a la inmigracin ilegal en colaboracin con pases de fuera de
la Unin Europea.
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EUROSUR

El tercer desafo hace referencia a la cooperacin con terceros pases. La presin


migratoria constituye un importante reto, no solo para los Estados miembros del litoral
septentrional del Mediterrneo, sino tambin para los terceros pases del litoral meridional, en trminos de deteccin, detencin, recepcin, seguimiento y readmisin de
los inmigrantes.
Por otro lado, se plantean los objetivos del sistema de vigilancia europeo: la reduccin del nmero de inmigrantes irregulares que consiguen introducirse en la UE sin
ser detectados, el incremento de la seguridad interna de la UE mediante la contribucin a la prevencin de la delincuencia transfronteriza y el aumento de la capacidad
de bsqueda y rescate de inmigrantes.
En otro orden de cosas, el Sistema Europeo de Vigilancia de las Fronteras (EUROSUR) representa una ayuda para los Estados miembros ya que les proporciona disponer de un pleno conocimiento de la situacin23 en sus fronteras exteriores as como
para aumentar la capacidad de reaccin24 de sus autoridades policiales y aduaneras.
Con este planteamiento, EUROSUR proporciona el marco tcnico comn necesario
para racionalizar la cooperacin y la comunicacin 24 horas al da entre las autoridades de los Estados miembros y fomentar el uso de tecnologas punta para la vigilancia
fronteriza. Para ello propone una hoja de ruta para su implementacin en tres fases.
La primera fase, se centra en la interconexin y racionalizacin de los sistemas de
vigilancia a nivel nacional. Inicialmente con los crditos del Fondo de Fronteras Exteriores y posteriormente con el Fondo de Seguridad Interior, se pueden utilizar para
modernizar y ampliar los sistemas nacionales de vigilancia de fronteras y crear centros de coordinacin nacional. Despus el establecimiento de una red de comunicacin informatizada y segura que permita el intercambio de informacin para facilitar la
coordinacin de las actividades entre los centros nacionales y la agencia FRONTEX.
Se debe considerar la asistencia a determinados terceros pases vecinos para proporcionarles apoyo financiero y logstico que promueva la cooperacin operativa con los
Estados miembros en la vigilancia fronteriza.
La segunda fase se refiere a la mejora de los instrumentos de vigilancia a nivel de la
Unin Europea. En esta lnea, se ejecutan programas de investigacin y de desarrollo,
dirigidos a mejorar el rendimiento de los instrumentos de vigilancia y de los sensores
(por ejemplo, satlites, vehculos areos no tripulados (UAV), etc.). Se destaca tambin la puesta en prctica de instrumentos comunes de vigilancia e intercambio de
informacin que incluyen tambin el estado de las zonas pre-fronterizas.
La tercera y ltima fase se centra en la creacin de un sistema de intercambio de
informacin sobre el entorno marino de la Unin Europea. Esto supone que el objetivo
de esta fase sea el de integrar todos los sistemas existentes de vigilancia martima en
una red. Teniendo en cuenta la presin migratoria, esta red, inicialmente, se debe limitar al Mediterrneo, al Atlntico (Islas Canarias) y al Mar Negro. En ltima instancia,
esta red puede ampliarse a todo el dominio martimo de la Unin Europea, tratando
23 El conocimiento de la situacin mide la capacidad de las autoridades de detectar movimientos
transfronterizos y de hallar argumentos razonados para las medidas de control.
24 La capacidad de reaccin mide el lapso de tiempo requerido para alcanzar cualquier movimiento
transfronterizo que deba controlarse, as como el tiempo y los medios necesarios para reaccionar
adecuadamente ante circunstancias inusuales.
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aspectos que vayan ms all de la mera vigilancia de las fronteras cubriendo todas
las actividades martimas, incluyendo la seguridad martima, la proteccin del medio
marino, el control de la pesca, etc.
En la misma lnea, para FRONTEX fue una prioridad el desarrollo y la implementacin de capacidades relacionadas con el Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras
(EUROSUR). Esta plataforma de intercambio de informacin paneuropea se activ
con la entrada en vigor del Reglamento de EUROSUR el 2 de diciembre de 201325.
4. PUESTA EN SERVICIO DEL SISTEMA EUROPEO DE VIGILANCIA DE
FRONTERAS, EUROSUR
Objeto del Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras EUROSUR26 es establecer
un marco comn, para el intercambio de informacin y la cooperacin entre los Estados miembros y la Agencia FRONTEX, destinado a mejorar el conocimiento de la
situacin y aumentar la capacidad de reaccin en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unin, con el fin de permitirles detectar, prevenir y combatir la
inmigracin ilegal y la delincuencia transfronteriza, adems de contribuir a garantizar
la proteccin y salvamento de las vidas de los inmigrantes.
Su mbito de aplicacin27 es el de la vigilancia de las fronteras exteriores martimas y terrestres, en particular el control, deteccin, identificacin, rastreo, prevencin e interceptacin del cruce no autorizado de las fronteras. Tambin se podr
aplicar a la vigilancia de las fronteras areas, as como a los controles en los pasos
fronterizos si los Estados miembros facilitan, de manera voluntaria, la informacin
correspondiente a EUROSUR.
Los Estados miembros y la Agencia deben respetar los derechos fundamentales,
en particular los principios de no devolucin, el respeto de la dignidad humana y los
requisitos de proteccin de datos, a la hora de aplicar el Reglamento. Darn prioridad a las necesidades especiales de los menores, los menores no acompaados,
las vctimas de la trata de seres humanos, las personas que precisan de asistencia
mdica urgente, las personas necesitadas de proteccin internacional, las personas
que se encuentren en peligro en el mar y otras personas en situaciones especialmente vulnerables.
Para el intercambio de informacin y la cooperacin en el mbito de la vigilancia
de fronteras, y teniendo en cuenta los mecanismos de intercambio de informacin y
de cooperacin ya existentes, los Estados miembros y la Agencia utilizan el marco
de EUROSUR, que consta de los siguientes componentes: los centros nacionales de
coordinacin, los mapas de situacin nacionales, la red de comunicaciones, el mapa

25 Bulgaria, Estonia, Grecia, Espaa, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Letonia, Lituania, Hungra,
Malta, Polonia, Portugal, Rumana, Eslovenia, Eslovaquia y Finlandia crean el respectivo centro
nacional de coordinacin con arreglo al artculo 5 a partir del 2 de diciembre de 2013. Los dems
Estados miembros crean sus respectivos Centros Nacionales de Coordinacin con arreglo al artculo 5 a partir del 1 de diciembre de 2014.
26 Reglamento (UE) n 1052/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo de 22 de octubre de 2013
por el que se crea un Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras (EUROSUR).
27 Artculo 2 del Reglamento (UE) n 1052/2013.
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EUROSUR

de situacin europeo, el mapa comn de informacin pre-fronteriza28 y la aplicacin


comn de los instrumentos de vigilancia.
4.1. CENTROS NACIONALES DE COORDINACIN
De conformidad con el Reglamento, cada uno de los Estados miembros designar,
gestionar y mantendr un Centro Nacional de Coordinacin que se encargar de la
coordinacin y el intercambio de informacin entre todas las autoridades que tengan
responsabilidades de vigilancia de las fronteras exteriores a nivel nacional, as como
con los dems Centros Nacionales de Coordinacin y la Agencia. Cada Estado miembro notificar la creacin de su Centro Nacional de Coordinacin29 a la Comisin, que
informar inmediatamente de ello a los dems Estados miembros y a la Agencia.
Dentro del marco de EUROSUR, el Centro Nacional de Coordinacin ser el nico
punto de contacto para el intercambio de informacin y la cooperacin con otros Centros Nacionales de Coordinacin y con la Agencia FRONTEX.
Para el cumplimiento de sus cometidos, el Centro Nacional de Coordinacin, estar
en funcionamiento las veinticuatro horas del da, los siete das de la semana, y sus
cometidos30 se resumen en los siguientes:
Garantizar el oportuno intercambio de informacin y la cooperacin entre todas
las autoridades nacionales con responsabilidades en materia de vigilancia de
las fronteras exteriores, as como con otros Centros Nacionales de Coordinacin y con la Agencia.
Garantizar el oportuno intercambio de informacin con las autoridades de bsqueda y salvamento, las autoridades policiales y las de asilo e inmigracin a
escala nacional.
Contribuir a una gestin eficaz y eficiente de los recursos y del personal.
Establecer y mantener el mapa de situacin nacional con el fin de ofrecer a
todas las autoridades con responsabilidades de control y, en particular, de vigilancia de las fronteras exteriores a nivel nacional informacin precisa, efectiva
y oportuna. Por ello incluir la informacin recogida a partir de las siguientes
fuentes: el sistema nacional de vigilancia de fronteras, de conformidad con la
legislacin nacional; sensores fijos y mviles, gestionados por las autoridades
nacionales con responsabilidades en materia de vigilancia de las fronteras exteriores; patrullas de vigilancia de fronteras y otras misiones de seguimiento; y de
centros de coordinacin local, regional y otros.
Apoyar la planificacin y ejecucin de las actividades nacionales de vigilancia
de las fronteras.
Coordinar el sistema nacional de vigilancia de fronteras, de conformidad con la
legislacin nacional.
28 Zona prefronteriza: zona geogrfica ms all de las fronteras exteriores.
29 En Centro Nacional de Coordinacin espaol se encuentra localizado en el Centro de Coordinacin de Vigilancia Martima de Costas y Fronteras de la Guardia Civil (CECORVIGMAR).
30 Artculos 5 y 9 del Reglamento (UE) n 1052/2013.
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Contribuir a medir regularmente los efectos de las actividades nacionales de


vigilancia de las fronteras para los fines del Reglamento EUROSUR.
Coordinar las acciones operativas con otros Estados miembros, sin perjuicio de
las competencias de la Agencia y de los Estados.
4.2. LA AGENCIA FRONTEX Y EUROSUR
La Agencia FRONTEX tiene tambin importantes responsabilidades establecidas
en el Reglamento EUROSUR31, como son las de establecer y mantener la red de comunicacin para EUROSUR, proporcionando comunicaciones y herramientas analticas y permitiendo el intercambio de informacin sensible no clasificada e informacin
clasificada de forma segura y en tiempo cuasirreal con y entre los centros nacionales
de coordinacin y, consecuentemente, con una red operativa las veinticuatro horas del
da y los siete das de la semana.
Tambin es responsable de establecer y mantener el mapa de situacin europeo
con el fin de proporcionar a los Centros Nacionales de Coordinacin informacin y
anlisis precisos, efectivos y oportunos. As mismo, tiene la obligacin de establecer
y mantener el mapa comn de informacin pre-fronteriza, que incluye la informacin
recogida a partir de las siguientes fuentes: los Centros Nacionales de Coordinacin,
incluyendo los informes recibidos de los oficiales de enlace de los Estados miembros
a travs de las autoridades nacionales competentes; las delegaciones y oficinas de la
Unin; la Agencia, en particular la informacin y los informes proporcionados por los
funcionarios de enlace; otros organismos, oficinas y agencias de la Unin y organizaciones internacionales pertinentes; autoridades de terceros pases, en el contexto de
los acuerdos bilaterales o multilaterales y las redes regionales a que hace referencia
el artculo 20, por conducto de los Centros Nacionales de Coordinacin.
Entre sus cometidos destaca tambin el de coordinar la aplicacin comn de los instrumentos de vigilancia32 con el fin de proporcionar a los Centros Nacionales de Coordinacin y de obtener para la Agencia informacin sobre la vigilancia de las fronteras
exteriores y de la zona prefronteriza de manera regular, fiable y econmica. Para ello, la
Agencia proporciona a todo Centro Nacional de Coordinacin que lo solicite informacin
sobre las fronteras exteriores del Estado miembro correspondiente y sobre la zona prefronteriza, que podr obtener mediante un seguimiento selectivo de puertos y costas de
terceros pases designados que hayan sido identificados a travs del anlisis de riesgos
e informacin como puntos de embarque o de trnsito de buques u otras embarcaciones
utilizados para la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza; el rastreo en alta
mar de buques u otras embarcaciones sobre los cuales haya sospechas de que han
sido utilizados para la inmigracin ilegal, la delincuencia transfronteriza o que hayan
sido identificados como utilizados para tales fines; el seguimiento de zonas designadas
en el sector martimo con el fin de detectar, identificar y rastrear buques y otras embarcaciones que sean usados para la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza, o
sobre los cuales haya sospechas de que son empleados para tales fines; la evaluacin
medioambiental de zonas designadas en el mar y en la frontera exterior terrestre para
optimizar actividades de seguimiento y patrulla; y un seguimiento selectivo de zonas
31 Artculo 6 del Reglamento (UE) n 1052/2013
32 Artculo 12 del Reglamento (UE) n 1052/2013
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EUROSUR

prefronterizas designadas de las fronteras exteriores que hayan sido identificadas a


travs de anlisis de riesgos e informacin como posibles zonas de salida o de trnsito
para la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza.
En el mismo sentido, la Agencia facilita informacin mediante la combinacin y
anlisis de los datos que puedan recopilarse a partir de los siguientes sistemas, sensores y plataformas: sistemas de notificacin de buques, de conformidad con sus
respectivas bases jurdicas; imgenes de satlite; y sensores colocados en cualquier
vehculo, buque u otra embarcacin.
4.3. CAPACIDADES DE REACCIN33 DE EUROSUR
A efectos del Reglamento de EUROSUR, cada Estado miembro divide sus fronteras exteriores terrestres y martimas en zonas fronterizas que notificar a la Agencia.
La Agencia, a tenor de sus anlisis de riesgos y de acuerdo con el Estado interesado,
atribuye a cada una de las zonas terrestres y martimas de las fronteras exteriores de los
Estados miembros uno de los siguientes niveles de impacto o modificar el nivel atribuido:
Nivel de impacto bajo en caso de que los incidentes relacionados con la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza que se produzcan en la zona fronteriza en cuestin tengan un impacto insignificante en la seguridad de las fronteras.
Nivel de impacto medio en caso de que los incidentes relacionados con la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza que se produzcan en la zona fronteriza en cuestin tengan un impacto moderado en la seguridad de las fronteras.
Nivel de impacto alto en caso de que los incidentes relacionados con la inmigracin ilegal o la delincuencia transfronteriza que se produzcan en la zona fronteriza en cuestin tengan un impacto significativo en la seguridad de las fronteras.
El Centro Nacional de Coordinacin tiene la responsabilidad de evaluar peridicamente si es necesario modificar el nivel de impacto de las zonas fronterizas teniendo
en cuenta la informacin contenida en el mapa de situacin nacional.
Para adecuar la reaccin a los niveles de impacto, los Estados Miembros se cerciorarn de que las actividades de vigilancia realizadas en las zonas de la frontera
exterior corresponden a los niveles de impacto atribuidos.
Cuando se atribuya un nivel de impacto bajo a una zona de la frontera exterior, las
autoridades nacionales responsables de la vigilancia de las fronteras exteriores debern organizar una vigilancia regular sobre la base de anlisis de riesgos y garantizar
que se mantenga en la zona fronteriza suficiente personal y recursos preparados para
el rastreo, la identificacin y la interceptacin.
En el caso de que se atribuya un nivel de impacto medio a una zona de la frontera
exterior, las autoridades nacionales responsables de la vigilancia de las fronteras exteriores se asegurarn de que se tomen medidas adecuadas de vigilancia en dicha zona.
Cuando se tomen dichas medidas de vigilancia, se informar de ello al Centro Nacional
de Coordinacin quien armonizar todas las medidas de apoyo que se presten.
33 Captulo III del Reglamento (UE) n 1052/2013
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Por ltimo, cuando se atribuya un nivel de impacto alto34 a una zona de la frontera
exterior, el Estado miembro afectado, a travs del Centro Nacional de Coordinacin,
se asegurar de que se facilite a las autoridades nacionales encargadas de esa zona
de la frontera el apoyo necesario y se tomen medidas de vigilancia reforzada. El Estado de que se trate podr solicitar el apoyo de la Agencia en las condiciones establecidas en el Reglamento (CE) n 2007/2004 para el inicio de operaciones conjuntas o de
intervenciones rpidas.
4.4. COOPERACIN CON TERCEROS Y CON TERCEROS ESTADOS VECINOS
La Agencia utiliza la informacin, las capacidades y los sistemas disponibles en
otras instituciones u otros organismos, oficinas y agencias de la Unin y en organizaciones internacionales, en el mbito de sus respectivos marcos jurdicos. En particular
colabora: con la Oficina Europea de Polica (EUROPOL), con vistas al intercambio de
informacin sobre la delincuencia transfronteriza que deba incluirse en el mapa de situacin europeo; con el Centro de Satlites de la Unin Europea, la Agencia Europea
de Seguridad Martima y la Agencia Europea de Control de la Pesca, para garantizar
la aplicacin comn de los instrumentos de vigilancia; con la Comisin, el Servicio
Europeo de Accin Exterior y los organismos, oficinas y agencias de la Unin, incluida la Oficina Europea de Apoyo al Asilo, que puedan facilitar informacin pertinente
para actualizar el mapa de situacin europeo y el mapa comn de informacin prefronteriza; y con las organizaciones internacionales que puedan facilitar a la Agencia
informacin pertinente para actualizar el mapa de situacin europeo y el mapa comn
de informacin pre-fronteriza.
El Reglamento tambin establece que podr cooperar con el Centro de Anlisis y
Operaciones contra el Trfico Martimo de Estupefacientes (MAOC-N)35 y con el Centro de Coordinacin de la Lucha Antidroga en el Mediterrneo (CeCLAD-M)36, todo
ello con vistas al intercambio de informacin sobre la delincuencia transfronteriza que
deba incluirse en el mapa de situacin europeo.
Por otro lado, los Estados miembros pueden intercambiar informacin y cooperar
con uno o varios terceros pases vecinos. El intercambio de informacin y la cooperacin tienen lugar sobre la base de acuerdos bilaterales o multilaterales o a travs de
redes regionales establecidas con arreglo a dichos acuerdos. Los Centros Nacionales
de Coordinacin de los Estados miembros son, de acuerdo con el Reglamento, el punto de contacto para el intercambio de informacin con terceros pases vecinos.
4.5. PRINCIPIOS DE EUROSUR
Cuando se establezcan, exploten y mantengan los diversos componentes del marco EUROSUR, se tendrn en cuenta una serie de principios37, desde el de comunidad
de intereses al de flexibilidad.
34 El Centro de Coordinacin Nacional informar regularmente a la Agencia, cuando se atribuya un
nivel de impacto alto, de las medidas adoptadas a nivel nacional.
35 Maritime analysis and operational centre- Narcotics.
36 Centre de Coordination de la lutte antidrogue en Mditerrane.
37 Anexo del Reglamento (UE) n 1052/2013.
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EUROSUR

Principio de comunidades de intereses: los Centros Nacionales de Coordinacin


y la Agencia formarn comunidades particulares de intereses para el intercambio de
informacin y cooperacin en el marco de EUROSUR. Las comunidades de intereses
se utilizarn para organizar los distintos Centros Nacionales de Coordinacin y la
Agencia, para que puedan intercambiar informacin a efectos de objetivos, requisitos
e intereses compartidos.
Principios de gestin coherente y de recurso a las estructuras existentes: la Agencia velar por la coherencia entre los diferentes elementos del marco operativo de
EUROSUR proporcionando directrices y asistencia a los Centros Nacionales de Coordinacin y favoreciendo la interoperabilidad de la informacin y la tecnologa. En la
medida de lo posible, el marco EUROSUR aprovechar los sistemas y capacidades
existentes para optimizar la utilizacin del presupuesto general de la Unin y evitar repeticiones innecesarias. En este contexto, EUROSUR se establecer de una manera
plenamente compatible con la iniciativa en favor de la creacin de un entorno comn
de intercambio de informacin con fines de vigilancia en el mbito martimo de la UE
(CISE), contribuyendo as a la adopcin y al beneficio de un enfoque coordinado y
eficiente del intercambio intersectorial de informacin en la Unin.
Principios de la puesta en comn y de fiabilidad de la informacin: la informacin facilitada en el marco de EUROSUR deber estar disponible para todos los
Centros Nacionales de Coordinacin y de la Agencia, salvo que se hayan establecido o acordado restricciones especficas. Los Centros Nacionales de Coordinacin
garantizarn la disponibilidad, confidencialidad e integridad de la informacin que
se intercambie a nivel nacional, europeo e internacional. La Agencia garantizar la
disponibilidad, confidencialidad e integridad de la informacin que se intercambie a
nivel europeo e internacional.
Principios de orientacin al servicio y de normalizacin: las diferentes capacidades
de EUROSUR debern ser puestas en marcha utilizando un planteamiento orientado
al servicio. La Agencia velar por que, en la medida de lo posible, el marco de EUROSUR se base en normas internacionalmente acordadas.
Principio de flexibilidad: la organizacin, informacin y tecnologa sern diseadas
para permitir a los actores de EUROSUR responder de forma flexible y estructurada a
la evolucin de la situacin.
4.6. HERRAMIENTAS DE VIGILANCIA PROPORCIONADAS PARA EUROSUR
Los servicios Fusion de EUROSUR constituyen una herramienta que tiene capacidad para el seguimiento de buques y posibilidades para la deteccin, as mismo
dispone de funcionalidades de software que permiten clculos complejos para la identificacin de comportamientos anmalos y predecir las posiciones de los buques, as
como el estado del tiempo y pronsticos oceanogrficos automatizados.
Servicios Fusion utiliza tecnologa ptica y satlite radar para localizar embarcaciones sospechosas de estar involucradas en asuntos relativos a inmigracin irregular,
que a menudo ponen en peligro las vidas de los inmigrantes. Muchos de los servicios
se entregan en cooperacin con la Agencia Europea de Seguridad Martima (EMSA)
y el Centro de Satlites de la Unin Europea (CSUE).

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Adems de los servicios de intercambio de informacin en tiempo real, FRONTEX


pone a disposicin de los usuarios una amplia gama de productos analticos adaptados para su uso operativo dentro de EUROSUR:
Interactuar con el mapa de situacin, permitiendo dibujar reas operativas, fronteras, movimientos migratorios, etc.
Informacin meteorolgica y estado de la mar en tiempo real, as como previsiones meteorolgicas (viento, altura de las olas, temperatura en superficie, etc).
Instrumentos de vigilancia martima como el Vessel tracking para bsqueda
de embarcaciones, Long Range Identification and tracking (LRIT), Automatic
Identification System (AIS) o el panel de simulacin martima.
5. ESPAA EN EUROSUR
Aunque el Reglamento EUROSUR entr en vigor el 2 de diciembre de 2013, con
anterioridad a esta fecha Espaa fue adaptando sus estructuras organizativas para
poder cumplir con los requisitos propuesto por la norma europea.
La situacin estratgica de Espaa y la fuerte presin migratoria que ha tenido
en la pasada dcada obligaron a tomar medidas para hacer frente a los riesgos y
amenazas que para nuestras fronteras, que a la vez son fronteras exteriores, tiene
la inmigracin irregular.

Como se refleja en el grfico, en la llamada crisis de los cayucos, en 2006, llegaron a nuestras costas ms de 39.000 inmigrantes irregulares, la mayora a las costas
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EUROSUR

Canarias. Para hacer frente a esta presin migratoria Espaa adopt una serie de
medidas entre las que destaca la creacin de la Autoridad de Coordinacin38 de las
actuaciones, para hacer frente a la inmigracin ilegal en Canarias, y del Centro de
Coordinacin Regional de Canarias39. La coordinacin de todas las actuaciones operativas relacionadas con la inmigracin ilegal en y hacia las islas Canarias es dirigida
por un oficial general de la Guardia Civil nombrado al efecto.
Por otra parte, las actuaciones puestas en marcha por Espaa en los pases de
origen de los flujos migratorios, mediante la realizacin de operaciones policiales conjuntas con medios terrestres, martimos y navales, en misiones de impermeabilizacin
y disuasin para evitar la inmigracin irregular, constituyen una herramienta bsica
para hacer frente a este fenmeno.
La Guardia Civil se adelant a lo que posteriormente el reglamento EUROSUR llamara Centro Nacional de Coordinacin, con la creacin de los Centros de Vigilancia Martima de Costas y de Fronteras40. En las conclusiones del estudio de viabilidad denominado MEDSEA (patrullaje conjunto), presentado por FRONTEX el 14 de julio de 2006,
se recomendaba la creacin de centros de coordinacin a nivel nacional, pudindose
estructurar en centros de coordinacin a nivel regional; por ello se cre en el mbito de
la Guardia Civil una estructura adecuada para coordinar, asesorar y dirigir las operaciones de vigilancia martima de costas y fronteras en el marco de sus competencias,
en coordinacin con los diferentes servicios del Estado, as como el seguimiento en las
situaciones de crisis en este mbito. Este Centro de coordinacin de Vigilancia Martima
de Costas y de Fronteras (CECORVIGMAR) fue, posteriormente, designado como el
Centro de Coordinacin Nacional en el mbito de competencias del Sistema Europeo
de Vigilancia de Fronteras, de forma que en el momento de la entrada en vigor del Reglamento de EUROSUR Espaa cumpla con uno de los ms importantes requisitos: el
disponer de un Centro Nacional de Coordinacin totalmente operativo.
6. GUARDIA EUROPEA DE FRONTERAS Y COSTAS
Una de las prioridades para la Unin Europea es hacer frente a la crisis de los refugiados. Entre enero y noviembre de 2015, aproximadamente 1,5 millones de personas
han atravesado irregularmente las fronteras exteriores de la Unin Europea, la cifra
ms elevada de la historia. Otro importante dato es el de las personas que solicitaron
proteccin internacional en los Estados miembros entre julio y septiembre de 2015: un
total de 413.800, el doble de la cifra registrada en el segundo trimestre del mismo ao.
A finales de octubre de 2015, en la Comunicacin41 de la Comisin al Parlamento
Europeo, al Consejo, al Comit Econmico y Social Europeo y al Comit de las Regiones, sobre el programa de trabajo de 2016, se replantea el modo en que se debe gestionar la frontera comn as como el marco europeo en materia de asilo. Por ello, se
adelanta la idea de presentar, a finales de ao, una propuesta para la creacin de una
38 ORDEN PRE/3108/2006, de 10 de octubre, por la que se da publicidad al Acuerdo del Consejo de
Ministros por el que se dispone la creacin de la autoridad de coordinacin de las actuaciones para
hacer frente a la inmigracin ilegal en Canarias y se establecen normas para su actuacin.
39 Artculo 3 de la ORDEN PRE/3108/2006, de 10 de octubre.
40 ORDEN PRE/2523/2008, de 4 de septiembre, por el que se crean los Centros de la Guardia Civil
para la vigilancia martima de costas y fronteras.
41 COM (2015) 610 final, de 27 de octubre.
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guardia costera y de fronteras europea, reforzando considerablemente FRONTEX.


Estas medidas se complementan con la revisin del sistema de asilo para que supla
las deficiencias detectadas en el sistema de Dubln42 y reforzar el papel de la Oficina
Europea de Apoyo al Asilo. Se trabajar, tambin, en que entre en funcionamiento el
plan de accin en materia de retorno y para que se llegue a un acuerdo sobre las propuestas pendientes de ejecucin de la Agencia Europea de Migracin43.
La declaracin conjunta de los presidentes de las instituciones europeas y de los
pases de la Unin Europea, despus de los atentado de Pars del 13 de noviembre
de 2015, expresa que la Unin Europea est conmocionada y en duelo.Es un ataque contra todos nosotros. Haremos frente a la amenaza todos juntos, con todos los
medios que sean necesarios y con una determinacin inflexible. Entre otras medidas
est la de proteger y salvaguardar las fronteras exteriores en el espacio Schengen sin
fronteras interiores.
El 15 de diciembre se materializa la propuesta de la Comisin Europea de creacin
de la Guardia Europea de Fronteras y Costas44, que va acompaada de la derogacin
de tres importantes documentos: el reglamento del Consejo45 de 26 de octubre de 2004,
por el que se crea una Agencia Europea para la gestin de la cooperacin operativa en
las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unin Europea; el reglamento
del Parlamento Europeo y del Consejo46 de 11 de julio de 2007, por el que se establece
un mecanismo para la creacin de equipos de intervencin rpida en las fronteras, se
modifica el Reglamento de creacin de Frontex en lo que respecta a este mecanismo
y regula las funciones y competencias de los agentes invitados; y la Decisin del Consejo47 de 16 de marzo de 2005, por la que se instituye una red segura de informacin y
coordinacin para los servicios de gestin de la migracin de los Estado miembros.
En relacin con el sistema europeo de vigilancia EUROSUR, la regulacin propuesta
por la Comisin Europea contiene, en su articulado, referencias al mismo lo cual refuerza su importancia dentro de la gestin integrada de las fronteras europeas. Se fomenta
el espritu de cooperacin, el intercambio de informacin y la coordinacin de esfuerzos
entre los Estados miembros y la Agencia Europea de Fronteras y Costas, as como
entre las autoridades nacionales y agencias de la Unin, con compromisos concretos y
vinculantes. Tambin se mantienen las normas relativas a la vigilancia de las fronteras
martimas en el contexto de la cooperacin operativa coordinada por FRONTEX48.
En el artculo 4 del proyecto se definen los componentes de la gestin integrada de
las fronteras exteriores:
1. el control de fronteras, incluidas las medidas relacionadas con la prevencin, la
deteccin e investigacin de la delincuencia transfronteriza, en su caso;

42 Reglamento (CE) n 343/2003 del Consejo, de 18 de febrero de 2003, por el que se establecen
los criterios y mecanismos de determinacin del Estado miembro responsable del examen de una
solicitud de asilo presentada en uno de los Estados miembros por un nacional de un tercer pas.
43 COM (2015) 240 final, de 13 de mayo.
44 COM (2015) 671 final de 15 de diciembre.
45 Reglamento (EC) n 2007/2004.
46 Reglamento (EC) n 863/2007.
47 Decisin del Consejo 2005/265/EC.
48 Reglamento (UE) nmero 656/2014 de 15 de mayo
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EUROSUR

2. el anlisis de los riesgos para la seguridad interna y el anlisis de las amenazas


que pueden afectar el funcionamiento o la seguridad de las fronteras exteriores;
3. la cooperacin interinstitucional entre las autoridades nacionales de cada Estado miembro que son responsables del control fronterizo o para otras tareas
llevadas a cabo en la frontera y entre las instituciones de la Unin, agencias,
organismos y oficinas; incluyendo el intercambio regular de informacin a travs
de herramientas existentes y, en en particular, el sistema de vigilancia de fronteras europea EUROSUR.
4. la cooperacin con terceros pases en el mbito de aplicacin del Reglamento,
centrndose en especialmente en los pases vecinos y en los terceros pases
que han sido identificados a travs de anlisis de riesgo, como son los pases
de origen y trnsito de inmigracin irregular;
5. medidas tcnicas y operativas, dentro del espacio de libre circulacin, que estn
vinculadas al control fronterizo y diseadas para prevenir la inmigracin irregular y contrarrestar el crimen transfronterizo;
6. el retorno de los nacionales de terceros pases en situacin irregular en el territorio del los Estados miembros;
7. el uso de tecnologa de ltima generacin que incluye los sistemas de informacin;
8. un mecanismo de control de calidad para garantizar la aplicacin de la legislacin de la Unin en el rea de la gestin de las fronteras.
En relacin con los puntos nacionales de contacto, el artculo 22 vuelve a referirse
al Reglamento de EUROSUR, sobre que sern los Centros Nacionales de Coordinacin los puntos de contacto con la nueva Agencia en los asuntos relativos a la Equipos
de Guardias Europeos de Fronteras y Costas.
La nueva Agencia de la Guardia Europea de Fronteras y Costas estar dotada
de novedosas capacidades para abordar y resolver con eficacia situaciones como la
creada por la crisis de los refugiados. Se pretende superar las actuales limitaciones
actuales de FRONTEX: no puede adquirir sus propios recursos; no dispone de personal operativo propio, pues depende de las aportaciones de los Estados miembros; no
puede llevar a cabo sus propias operaciones de retorno o de gestin de fronteras sin
la autorizacin previa de un Estado miembro; y no cuenta con un mandato explcito
para desarrollar operaciones de bsqueda y salvamento.
La propuesta del Reglamento sobre la Guardia Europea de Fronteras y Costas desarrolla algunos puntos que pueden ser objeto de discusin entre los Estados miembros como la responsabilidad compartida, el derecho de intervencin, la evaluacin de
vulnerabilidad y las contribuciones obligatorias al pool de reserva rpida.
Las fronteras exteriores sern objeto de un seguimiento permanente mediante peridicos anlisis de riesgo y evaluaciones obligatorias de vulnerabilidad para identificar y abordar los puntos dbiles y se destinarn agentes de enlace a los Estados
miembros en aquellos puntos en que las fronteras estn en riesgo. Cuando se detecten deficiencias, la nueva Agencia estar facultada para exigir a los Estado que
adopten las medidas correctoras oportunas. En situaciones urgentes que pongan en
riesgo el funcionamiento del espacio Schengen, la nueva Agencia podr intervenir
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VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN

para garantizar que se adopten medidas sobre el terreno, incluso en el caso de que el
Estado en cuestin no haya solicitado ayuda. En relacin con el personal y equipo, la
nueva Agencia aumentar su personal permanente y podr adquirir sus propios equipos y desplegarlos en operaciones fronterizas, adems, se pondr a su disposicin
una reserva rpida de guardias de fronteras y de equipos.
Una Oficina Europea de Retorno, creada en el seno de la nueva Agencia, permitir
el despliegue de equipos europeos de intervenciones de retorno integrados por escoltas, supervisores y especialistas en la materia, que trabajarn para retornar a los
nacionales de terceros pases en situacin irregular.
7. CONCLUSIONES
Las fronteras exteriores de la Unin, y su carcter de garantes de seguridad y
libertad, continan siendo una cuestin sometida a debate en la UE y en la construccin del espacio de libertad, seguridad y justicia.
Los Estados miembros siguen considerando su custodia como parte de sus competencias soberanas, a la vez que han admitido la necesidad de coordinar su gestin para atender a los intereses generales de la Unin Europea. La coordinacin de
esa gestin pasa ineludiblemente por la cooperacin entre ellos, y as se ha puesto
de manifiesto en la creacin de instituciones, fruto de las modificaciones de los tratados, as como en las actividades, recomendaciones y conclusiones de las reuniones
de los Consejos Europeos.
La voluntad de avanzar en cuestiones vinculadas a las fronteras exteriores, como la
lucha contra la inmigracin irregular o el diseo de estrategias, como la de la gestin
integrada de las fronteras, se ha situado en un lugar preeminente de la construccin
del espacio de libertad, seguridad y justicia.
La necesidad de mantener una cooperacin operativa en la gestin de las fronteras
exteriores oblig a crear la Agencia de Fronteras FRONTEX, fruto del desarrollo y de
los cambios institucionales que datan del principio de la cooperacin en asuntos de
justicia e interior.
Queda claro que el Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras, EUROSUR, mejora las capacidades de vigilancia de los Estado miembros ya que establece un marco comn para el intercambio de informacin y de cooperacin; el sistema permite
mejorar el conocimiento de la situacin y aumenta la capacidad de reaccin en las
fronteras exteriores con el fin de permitirles detectar, prevenir y combatir la inmigracin irregular y la delincuencia transfronteriza, y contribuir a garantizar la proteccin y
salvamento de los inmigrantes.
El elemento clave del sistema lo constituyen los Centros Nacionales de Coordinacin, ya que son los puntos de contacto para el intercambio de informacin y de
cooperacin entre todos los actores nacionales con responsabilidades en materia de
vigilancia de las fronteras exteriores, as como con los Centros Nacionales de Coordinacin del resto de Estados miembros y la Agencia FRONTEX.
Espaa ha designado como Centro de Nacional de Coordinacin al Centro de Coordinacin de Vigilancia Martima de Costas y de Fronteras de la Guardia Civil, lo que
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 81-102. ISSN: 2341-3263

EUROSUR

supone un importante reto y una oportunidad para asumir las misiones establecidas
en el artculo 5 del Reglamento de EUROSUR.
Los nuevos retos y realidades a los que se enfrenta la Unin europea, tanto en lo
que se refiere a la inmigracin como a la seguridad interior, han supuesto que la Comisin Europea proponga la creacin de la Guardia Europea de Fronteras y Costas, que
aumentar las capacidades actuales de FRONTEX, refuerza el sistema europeo de
fronteras EUROSUR y los Centros Nacionales de Coordinacin adquieren una mayor
importancia.
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 81-102. ISSN: 2341-3263

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VCTOR MANUEL GARCA SACRISTN

Consejo de Ministros por el que se dispone la creacin de la autoridad de coordinacin


de las actuaciones para hacer frente a la inmigracin ilegal en Canarias y se establecen normas para su actuacin.
ORDEN PRE/2523/2008, de 4 de septiembre, por el que se crean los Centros de la
Guardia Civil para la vigilancia martima de costas y fronteras.
Parlamento europeo (2015). La gestin de las fronteras exteriores. Fichas tcnicas
sobre la Unin Europea.
Parlamento europeo (2015). La poltica de inmigracin. Fichas tcnicas sobre la Unin
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And Coast Guard and repealing Regulation (EC) n 2007/2004, Regulation (EC) n
863/2007 and Council Decision 2005/267/EC.
Reglamento (CE) n 2007/2004 del Consejo de 26 de octubre de 2004, por el que se
crea una Agencia Europea para la gestin de la cooperacin operativa en las fronteras
exteriores de los Estados Miembros de la Unin Europea.
Reglamento (UE) n 1168/2011, del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2011, que modifica el Reglamento (CE) n 2007/2004 del Consejo, por el
que se crea una Agencia Europea para la gestin de la cooperacin operativa en las
fronteras exteriores de los Estados Miembros de la Unin Europea.
Reglamento (UE) n 562/2006, del Parlamento Europeo y del Consejo de 15 de marzo
de 2006, por el que se establece un Cdigo comunitario de normas para el cruce de
personas por las fronteras (Cdigo de fronteras Schengen).
Reglamento (UE) n 1052/2013, del Parlamento Europeo y del Consejo de 22 de octubre de 2013, por el que se crea un Sistema Europeo de Vigilancia de Fronteras
(EUROSUR).
Fecha de recepcin: 16/12/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

JOS DAVID NEBREDA MARTELL


MSTER EN CONFLICTOS, SEGURIDAD Y DESARROLLO POR KINGS COLLEGE DE LONDRES

RESUMEN
El llamado vaco de seguridad es uno de los mayores problemas en la estabilizacin del complicado contexto de una operacin internacional de paz. A la hora de
restaurar el imperio de la ley, tras un conflicto armado, las fuerzas militares internacionales presentes no son las adecuadas para tareas de polica, mientras que la polica
civil tradicional tiene inmensas dificultades para operar. Las diversas opciones que se
han explorado en los ltimos aos para solucionar este problema se han enfrentado
a muchos retos operativos, doctrinales y conceptuales, no siendo el menor de ellos la
militarizacin de la fuerza policial. Este trabajo explora desde una perspectiva prctica y transversal el vaco de seguridad, algunas de las opciones para llenarlo, tanto
prcticas como tericas, y los dilemas de la militarizacin de la polica. Por ltimo, de
las opciones posibles, se explica en detalle el modelo de gendarmera europeo y su
potencial como fuerza policial en misiones de paz.
Palabras clave: gendarmeras, polica militarizada, fuerzas hbridas, militarizacin,
vaco de seguridad, construccin de la paz, orden pblico.
ABSTRACT
The so called security gap is one of the biggest problems faced when stabilizing the
complex context of an international peace operation. When time comes to restore the
rule of law, after an armed conflict, international military forces present are not suitable
for police duties, while traditional civilian police forces finds great difficulties to normally
operate. The various options considered during the past years in order to solve this
problem have faced their own sets of operational, conceptual and doctrinal challenges, not being the lesser of them the militarization of police forces. This paper explores, from a practical and cross-cutting perspective, the security gap, different solutions
proposed, both practically and theoretically, as well as the dilemmas presented by the
militarization of police forces. Lastly, from all the possible options, the European gendarmerie model, and its law-enforcement potential in peace operations are detailed.
Keywords: gendarmeries, militarized police, hybrid forces, militarization, security
gap, peacebuilding, law enforcement.
1. INTRODUCTION
Peace Support Operations (PSOs) face a new series of problems derived from new
security settings and demands that were not present 25 years ago. The international community has not evolved as fast as reality, and now struggles to adapt to the
new circumstances. This work will describe the new security demands and investigate

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JOS DAVID NEBREDA MARTELL

some of the efforts of states and international organizations to respond to them. The
following account of events that took place in Bosnia during the presence of the international peace mission in the late 1990s reflects of these issues and highlights the
practical implications of research in this field:1
In February 1997, the mayor, the provincial governor and the leaders of the Muslim
community of the city of Mostar, Bosnia, invited the local commander of the NATO Stabilization Force (SFOR) troops to join in the celebrations for the end of Ramadan. The
officer gladly accepted, seeing this event as an opportunity to develop closer ties with
the local community. The day after the end of Ramadan, Muslims from Mostar would
traditionally visit the cemeteries of the city. The commanding officer, aware of this,
enquired which cemeteries would be visited in order to deploy his troops accordingly,
in an attempt to defuse any potential clashes between the Bosnian Muslims and the
Croat Christians of the city, who were celebrating their Carnival by that time. Thanking
him for the gesture, a list of sensitive locations was provided by the Muslims, including
all the cemeteries except one, which was located in Listia Street. With that list, a UN
security scheme for the day was planned.
The next day, a group of Muslims led by the mayor of Mostar, a Muslim himself,
decided to visit the cemetery in Listia Street, located in the Croat part of the city. The
Muslim group ran into a crowd of Croats celebrating Carnival, and the situation escalated
quickly: first, insults were exchanged, followed by stones and shots. Two Muslims died
as a consequence of that clash, and at least one more during the following riots. The
International Police Task Force (IPTF) agents present in Mostar were incapable of
dealing with the situation and withdrew without intervening2. The day after the incident,
the commanding officer, along with other civilian and military representatives of the
international mission, met with the leaders of the Muslim community, who were clearly
upset by what they perceived as lack of protection from the international forces and the
ineffectiveness of the international police. It is important to note that the police component
was completely independent of the military forces, a fact that was not perceived by
the local population. Measures were taken, and the UN troops conducted a series of
operations to restore order, including roadblocks, controls and search for weapons. Such
actions were unexpectedly successful, and large amounts of light weaponry, including
RPG-7 launchers, hand grenades and assault rifles were retrieved. The intervention
irritated the local organized crime and weapons smugglers, who reacted a few days later
by attacking one SFOR patrol with self-propelled grenades, with no casualties reported.
It was the first attack suffered by international troops in Mostar. Tensions continued to
increase, and intelligence sources warned that the Croat garrison of Mostar was planning
an attack on the peacekeepers. Thanks to the early warning, the attack was avoided
through a combination of tactical positioning and reinforcement of the troops in the area.
It was only after several weeks of intense presence and continuous interaction between
the French, Spanish and Moroccan peacekeepers on one side, and the local population
on the other, that normality was restored and life could continue in Mostar.
1
2

This anecdote was referred by Brigadier General Zorzo Ferrer in an interview to Atenea Magazine
online. See the full interview in original Spanish here: http://www.revistatenea.es/revistaatenea/
revista/articulos/GestionNoticias_1340_ESP.asp
Although allegedly in charge of public order until local law enforcement units were ready, the IPTF was
not prepared nor equipped for events of such magnitude. They were unarmed, their mandate was too
limited, and they operated separately from the UN/NATO military element. (Wisler, 2007; Hills, 2001)

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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

This anecdote is a good example of the complexities of contemporary PSOs. International troops are no longer a passive interposition force between two well defined belligerents, but an active agent in a complicated and delicate context in which
military force is not the only, and often not even the most important dynamic present.
In contemporary PSOs, the famous blue helmets are just a part of a more complex
and far-reaching endeavour, and the security challenges found in such settings are
far from the reach of traditional military forces. As the events in Mostar show, only a
small fraction of the actions undertaken by international troops were purely military.
In normal conditions, actions dealing with organized crime, riot control, liaising with
local populations and authorities, searching for weapons and other illegal trafficking,
arranging public security measures, restoring public order, mediating between different
communities and some types of intelligence should be the responsibility of separate
institutions, mainly law enforcement agencies, and not the military. In the context of the
weak, fragile or failed states in which PSOs take place, it is not uncommon to see that
there are no local law enforcement agencies ready to perform these policing functions.
This policing vacuum needs to be restored as soon as possible, but the situation does
not allow deploying international or local police forces able to deal with it in a fully
effective manner. The only present effective forces are military, and they assume law
enforcement duties despite the fact that they are poorly prepared to fulfil them properly.
This situation has been called by scholars and practitioners the security gap between
the military and the police, and several solutions have been proposed to solve this problem.
One of these solutions, which will be discussed in this paper, is the use of gendarmeries or
other intermediary forces between the police and the military fields to tackle the law enforcement challenges in peacebuilding contexts too risky for civilian police forces. The aim
of this paper is to shed some light on the specificities of modern European gendarmeries,
and to what extent they are capable of filling the security gap. The approach will be mainly
theoretical. To do so, first the debate around the security gap will be analyzed, in order to
provide a framework for the discussion. Second, the process of militarization of police forces and how it affects peacebuilding will be discussed. Third, a distinction will be drafted
between different forces designed to operate in the grey area between police and military
during PSOs, including but not limited to gendarmeries. Fourth, gendarmerie forces will be
further explored and the European Gendarmerie Force (EFG) will be examined as a case
study of a gendarmerie model oriented to PSOs. The EGF operational definition of gendarmerie3 will be defended as the most appropriate conceptual approach to these forces, and
holds key features with crucial implications in PSOs, as it will be explained. The purpose of
such analysis is to postulate an ideal gendarmerie model and assess its potential in PSOs.
Finally, conclusions and recommendations will be presented.
2. FRAMEWORK: THE SECURITY GAP
In what have been called third generation peace operations or peacebuilding operations, an absence of active fighting is clearly not enough; in a context of fragile or failed states, rule of law, social justice, economic development and multiple other factors
are seen as necessary if the country or region is to remain stable and peaceful in the
3

EGF definition of gendarmerie: a force with an all-encompassing jurisdiction in its homeland and
towards its community, tasked with judicial and administrative policing and crime prevention, and
whose members possess policing and basic military skills.

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JOS DAVID NEBREDA MARTELL

long term. Compared with previous generations of PSOs, namely peacekeeping and
peacemaking operations, a greater amount of military enforcement is often required in
the initial stages of peacebuilding operations. Nonetheless these operations also face
a wide array of challenges that military forces are not designed or prepared to address.
The military component is just one part of complex operations that include economic,
social, legal, law enforcement, humanitarian and political aspects. The international
community has developed civilian tools and mechanisms to face these realities. (Tranca and Garon, 2007)
One of the biggest challenges for peacebuilding operations is the previously mentioned security gap. During a post-conflict setting, the initial PSO deployment will be
mainly military, such as putting an end to the fighting, neutralizing hostile elements
through action or deterrence and supervising and enforcing a ceasefire. They are all
intended to provide the basic security environment for the following civilian phase of
the mission, tasked with state-building duties. Once the military forces have provided
reasonable levels of stability, new security demands appear, related to the lawlessness
that typically follow a conflict. Organized crime, war crimes, lootings, illegal trafficking, submerged economies, riots and public insecurity tend to prosper in a setting in
which local law enforcement agencies have disappeared or are heavily undermined.
The need for stability for the local population after cessation of hostilities is critical.
However, the security situation may still be too hostile and dangerous for the civilian
component to perform their normal duties, including law enforcement, despite the fact
that formal combat operations have ended. Thus, the whole mission is jeopardized,
not only physically, but also by harming its reputation and effectiveness. The only force
capable of acting under those circumstances is the military, which is not intended to
carry out law enforcement, but sometimes has to undertake such a role in absence of
any other means. (Agordzo, 2009; Hill, 2010; den Heyer, 2011)
A deeper analysis of the security gap and the attempts to overcome it, based on the
experience of PSOs in the last two decades, shows three different sets of issues to be
solved: deployment, enforcement and institutional sustainability. (Dziedzic, 2003) The
deployment gap refers to the usual delay in the arrival of civilian police units (CIVPOL).
CIVPOL contingents are slower to mobilize for several reasons: there are not many
standing police units ready to deploy, police forces are not usually prepared or designed
to act outside the state and there are fewer numbers of policemen available since they
are needed in their own countries. The enforcement gap has to do with the nature and
amount of use force required in the immediate aftermath of a conflict. The military has
well-known difficulties adapting their confrontational and lethal use of force into a deterring
non-lethal one. This was clear in Afghanistan and Iraq, where there was no contingency
law enforcement plan, and the military were dragged into policing with no previous
preparation, or simply left the security gap open with pernicious consequences for the
overall stability of the country. (Perito, 2007; Barton and Crocker, 2003) CIVPOL, on the
other hand, falls short in the amount of muscle needed to cope with the potential levels
of violence, to the extent that their activities are hampered and they face considerable
personal risk. Experiences in Timor Leste and Sudan confirm this point, when the CIVPOL
component had to conduct their daily activities escorted by the military. Military escorts
turned out to be counterproductive for the policing efforts for a number of reasons: they
affected the confidence of the local population in the UN mission, they diverted military
resources from other responsibilities and their presence projected a misconception that

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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

military participation is inherent to policing duties. (Agordzo, 2009; Goldsmith, 2009) Police
agents are not deployed in units, but in individuals or patrols, which further weakens the
impact of CIVPOL in the overall situation and makes it even more difficult to coordinate
between different elements of the mission. The institutional stability gap is related to the
capacity (or will) of the local authorities to sustain the rule of law, and it has longer lasting
effects. Even if the international mission succeeds in providing a secure environment,
a whole set of rule-of-law institutions must be established, including police, judiciary
and penal. (Eide, 2000) Furthermore, they should not only be established, but trained,
supported and monitored until they become truly effective. An effective coordination must
be implemented, not only between the different components of the mission but also with
local authorities, which should have an increasingly important role in law enforcement.
This means that achieving stability is not sufficient: a gradual transition should be
undertaken from a strong military presence to a smaller, more flexible police component.
This process is complex and requires very different skills and capacities that neither the
military nor civilian police master completely. (Hills, 2001)
From the analysis of this topic in the consulted literature, some conclusions on the
ideal features and capabilities of a force or forces meant to fill the security gap in PSOs
can be drawn.4 In summary, these requisites are:
To have full understanding and awareness of their mission as law enforcement units. This relates to training, mandate, equipment and strategic and
tactical ambits.
To be robust enough to survive a highly hostile environment. This does not only
mean stronger armament and self-defence capacity, but also a low dependence
on local infrastructure and logistics, and a certain degree of flexibility to respond
to swiftly changing circumstances.
To be easier and faster to deploy than regular civilian police forces.
To be present all throughout the mission, and to be able to adapt to the demands
of changing contexts. To do so, a wide arrange of skills are required, from riot
control to training local forces.
To be able to interoperate and coordinate with civilian and military authorities,
both local and international. In addition, readiness to migrate from a military
chain of command to the control of civilian authorities and vice versa according to the circumstances of the mission could be an asset, but may not be
strictly necessary.
To be ready and able to interact with the local population in a positive manner
as soon as possible. This facilitates their mission in several ways, such as improving intelligence gathering and fostering acceptance among the population.
To act in units rather than individually or as small groups, in order to have a critical impact in the security situation and better strategic responsiveness.
4

These conclusions are a personal reformulation and compilation of several recommendations and
suggestions found in the following literature: Friesendorf, 2010; RAND, 2009; Hovens, 2011; de
Weger, 2009; Agordzo, 2009; den Heyer, 2011; Field and Perito, 2003; Johnston and Corbin, 2008;
Hills, 2001; Sullivan and Weston, 2006; CoESPU, 2005

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JOS DAVID NEBREDA MARTELL

To have some level of autonomous investigative and intelligence-gathering capacity, not just policing the local population but also to investigate possible war
crimes or crimes against humanity.
These basic requirements can be found with minor variations throughout most of the
academic literature and practitioner experience on security gap issues. However, the
basic consensus on these features is countered by an intense debate on how to achieve them. Although this controversy is complex and rich, and provides the framework
for the present discussion, an exhaustive account of how it has unfolded is out of the
scope and intention of this paper. A simplified explanation will be sufficient to frame the
present work into the overall debate.
There are two main, and non-homogeneous, positions surrounding this topic. The
first defends a strict separation between the military and the civilian spheres, and
tries to fill the gap by extending and adapting existing military and civilian capacities,
while avoiding confusion between them. (Greener and Fish, 2011) On this side we
can find mainly, but not only, authors from Anglo-Saxon, German and Scandinavian
traditions. These countries have allegedly had a clearer view of the separation of
military and police as a cornerstone of democracy throughout their history, directly
linked to the strong influence of the liberal tradition in their political cultures. Among
practitioners, the EU and the UN are the most important organizations advocating for
a strict separation between civil and military affairs. It is significant that the UN Police component, today known as UNPOL, originally was simply called CIVPOL. The
most significant UN reaction to the security gap, the Formed Police Units (FPUs), is
an example of this perspective. Purely civilian police units specialize in more robust
tasks such as crowd control or protection, and are meant to operate under civilian
command. (UN, 2006; UN, 2010)
On the other side of the debate, Continental European scholars initially took the
lead, but an increasing number of voices from the Anglo-Saxon world, especially a
sector in the US, have joined it. They defend the creation of hybrid or intermediate
agencies between the military and the civilian areas, combining the abilities of both
and serving as a bridge or nexus to make the transition possible. It is interesting to
note that most of the attention paid by US academics is grounded on the experience
of PSOs over the last two decades, and more specifically in the operations involving
US troops. Interventions in Afghanistan, Iraq, Haiti, Panama or the Balkans have confirmed the importance of filling the security gap from the earliest stages of the mission.
(Cockayne and Lupel, 2009) Practicality and immediate necessities prevail over more
abstract long-term institutional goals, such as the separation between military and civilian ambits. This has raised a strong wave of concern, as it has been argued that
militarizing police forces compromises civilian policing, delays transition to normality
and undermines the transparency and democratic functioning of law enforcement institutions. The predominant role that the military conception of security has compared to
other areas in US operations is a relevant factor in play. (Las,t 2000; Hill et al., 2007;
Greener and Fish, 2011)
There are multiple visions regarding how such hybrid forces would be shaped. Most
of them derive from the idea of extending military tasks and capabilities through training and equipment to deal with the security gap, having a predecessor in the military
constabulary authorities that transitionally exerted control over the occupied territories
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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

in Germany and Japan after the Second World War. (Eide and Holm, 2007) Between
1946 and 1953, the US Army Constabulary were the occupation troops tasked with
internal security, monitoring the incipient local security forces and enforcing the rule of
law; they proved successful in that task. (Gott, 2005) Again, US scholars are representative of this position. Since it is now acknowledged that a fully military administration
is neither possible nor desirable in a contemporary multinational operation, most of
the suggestions in this sense advocate for a more modest military involvement in law
enforcement. (Johnston and Corbin, 2008)
Advocates for this position argue for the creation of specialized units, called Stability Police Units (SPUs),5 which would be formed and tasked with dealing with public
security demands as soon as they arise. This model is not a reality yet, although it is
being seriously considered by sectors of the diplomatic and military establishments in
the US. It also faces opposition from academics concerned with militarization of security and military commanders reluctant to get involved in non-military duties. The idea
is heavily influenced by US field experience, and hybrid police-military forces serve as
inspiration in many senses. Personnel for US-SPUs would be drafted from the military,
especially the military police, as well as from some law enforcement agencies such
as the US Marshalls. They would be trained in crowd control and high-end policing
skills and have a strong civil-military (CIMIC) component including liaison agents and
advisors. (Kelly et al., 2009; Jayamaha et al., 2010; RAND, 2009) The main flaw of this
approach, as presented by its advocates, is that it is considered from the military end
of the police-military spectrum. In other words: police duties are seen as a component
of the military mission, corrupting the ultimate end of the civilian police presence by
subordinating it to military interests. (USIP, 2004)
A different approach is the one taken by Continental Europeans. Gendarmeries
are the centre of their proposal to fill the security gap. These law enforcement corps
located between the military and civilian spheres are seen with suspicion from the
Anglo-Saxon academy for the reasons previously mentioned. (Wiffen and Edmonds,
1989) Gendarmeries have also some influence on other authors, especially American,
that defend a hybrid civil-military solution to plug the security gap. Defenders of ISPUs
in the US and elsewhere, often present gendarmeries as an example of how a hybrid
force should be. (CoESPU, 2005; Perito 2007) When the demands around the security
gap in PSOs were formulated, several countries with gendarmerie-type forces, such
as France, Spain, Italy, Portugal, Chile, Jordan or Argentina found in these units an appropriate asset to face the challenge. Many of these forces had already been present
in international operations, but accomplishing other types of missions such as military
policing for their national troops deployed overseas, training and monitoring local forces or supervising ceasefires. This changed with the rise of third generation peace
operations in the 1990s, when law enforcement became a requirement, and gendarmeries started restoring order overseas. Since then Haiti, Somalia, the Balkans, East
Africa, and Timor Leste are among the places where gendarmeries have contributed to
the law enforcement component of international missions in some way, with an uneven
5

US authors tend to use the term SPU for any kind of police unit meant to deal with the security
gap during international deployments. This includes NATO MSUs, United Nations FPUs, European
Union IPUs and their own nationally projected SPUs. Since one of the goals of this work is precisely
to analyze the differences between these units, the term US-SPU will allude to the US model, while
ISPU (International Stability Police Units) will be used to refer all units in general.

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record up to date. They have faced several difficulties, such as their relatively small
numbers, (Johnston and Corbin 2008) a lack of understanding and suspicion from both
civilian and military PSO commanders about their nature, (Friesendorf and Penska,
2008) and inadequate mandates including rules of engagement and directives of use
of force. (Friesendorf and Penska, 2008; Vianna Braga, 2010) At the same time, they
have performed reasonably well in PSOs, fulfilling their mandates in delicate situations
such as Bosnia, Kosovo, Haiti or Timor. Doctrinal evolution in the use of gendarmeries
has led to two institutional responses to the security gap problem: NATO Multinational
Specialized Units (MSUs) and the European Gendarmerie Force (EGF). Both models
will be explained in detail later on.
Upon examination, the majority of the literature generated in countries with no gendarmerie tradition shows only a superficial understanding of gendarmeries. This happens equally within critics and advocates of gendarmeries. (Barton and Crocker, 2003)
Authors from the predominantly Anglo-American tradition, embedded in the liberal political philosophy, understandably tend not to trust any institution that fall in between the
a priori separate areas of military and police. Furthermore, they are not familiar with the
nature and work of gendarmeries, and tend to include them in a broad category of hybrid
police-military units, without considering their specificities. (Lutterbeck, 2004) The grey
field between military and police has expanded considerably during the last two decades
for two main reasons. The first one is the aforementioned security gap in PSOs. The second one is the blurring between internal and external security brought by international
terrorism, transnational organized crime, illegal trafficking and non-state threats to security. (Lutterbeck, 2005) A variety of new security agencies with remarkable military features have been created, while the involvement of the military in internal security issues
is increasing. This dynamic of the militarization of security, seen by many with justified
concern, means that the number of hybrid forces around the world is rising, and that their
range of action is enlarged. (Friesendorf and Penska, 2008) Nevertheless, one of the
ideas defended in this paper is that considering all these different units in the same category of hybrid military-police, with no further distinction, is insufficient and misleading.
A deeper understanding of the different forces and agencies that fall in this grey area,
including gendarmeries, could be useful in order to deal with the security gap in PSOs.
It is this whole discussion that provides a framework for this paper. As we have
seen, the ways in which security gap issues are tackled have a paramount influence
on the design of specialized law enforcement units, the strategic planning of PSOs,
tactical responses in the field as well as in theoretical and practical aspects of statebuilding efforts. Without mentioning the implications for internal security, although that
topic will not be considered here. The fact that gendarmeries are not deeply understood by some authors and practitioners, while they are both mentioned in the literature
and deployed in the field, is a sign of what can still be improved in this area of research.
The intention behind this work is not to defend a purely gendarmerie solution for the
security gap, but rather to shed some light on gendarmeries and enhance the understanding of their potential contribution to PSOs.
3. THE GREY AREA: MILITARIZATION AND HYBRID POLICE-MILITARY FORCES
There are a number of very different forces that, in some way or another, fall between the ambits of military and police or internal and external security of the state. In
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the literature, they are broadly categorized as paramilitary police units (PPUs), and
are generally seen as anomalies, when they are not seen as threats to the traditional
separation between military and police areas. (Hill et al., 2007; Lutterbeck, 2005) Globalization, transnational crime, international terrorism, failing states and other rising
challenges are shaping security responses in the entire world, and policing is not an
exception. (Greener, 2011) The levels of violence faced by police have increased to
the point that SWAT (Special Weapons and Tactics) teams and military special-force
like units had to be formed. (Sullivan, 2002) Aspects like intelligence are increasingly a
shared asset between military and police: the evolution of the US intelligence services
is a perfect example of this phenomenon. (Jones and Newburn eds., 2006) Border
control has been traditionally a very sensitive issue for national security, and in recent
years it has evolved towards militarization in equipment, armament, technology and
training, for instance in the border between Mexico and the US, or in the Straits of
Gibraltar. (Lutterbeck, 2004) At the same time, armed forces are increasingly involved
in tasks beyond their established functions, not only in PSOs as we have seen, but
also internally. From emergency relief during natural disasters, such as hurricane Katrina, to assistance in immigration control in the southern coasts of Europe (Lutterbeck,
2005), the military have been involved in efforts far beyond their natural limits.
The reality is that the principle of separation between the civilian and military aspects
of security has very rarely been completely fulfilled, even by countries from Anglo-Saxon or Scandinavian traditions. This does not only apply to the post 9/11, or even the
post Cold War years; it has rather been a constant along the 20th and 21st centuries in
Europe and North America, albeit in very different fashions. It has been widely accepted that the military have a marginal presence in very specific tasks, such as guarding
strategically important facilities, VIP protection and assistance during exceptional circumstances such as natural disasters. But the military involvement goes beyond that,
and sometimes goes unnoticed, as will be seen now.
Such is the case with coast guard duties. Coasts guard duties can be undertaken by
civilian, gendarmerie or military forces; in many cases the forces that carry out coast
guard duties have double ministerial affiliation with the ministry of defence and the
ministry of interior (sometimes also transportation or finance). Oddly, in both Norway
and the US, known for a strong separation between civilian and military forces, the
military option is the one present. The US Coast Guard has even participated in full
scale conflicts, the most remarkable case occurring during the Second World War,
where it escorted convoys in the Atlantic and the Pacific and took active part in the
invasion of Normandy by providing rescue ships and manning landing crafts.6 Similarly,
the Italian Guarda di Finanza, or Fiscal Police, engaged in naval battles against
the Allies during that conflict. (Cotichia and Giaccomelo, 2009; Lutterbeck, 2004)
Border management is another good example: during the Cold War, several border
control forces on both sides of the Iron Curtain were militarized, being regarded as
another force in the eventuality of war. This also granted them the status of prisoners
of war in case they were captured. An example is the German Frontier Police: the
Bundesgrenzschutz, which was military until 2005, when it became the German
Federal Police. In other countries, such as Italy, France or Spain, border control is in
the hands of gendarmeries, also with some military status. Even when border control
has been the responsibility of civilian polices, it is not uncommon to find occasional
6

According to the official US Coast Guard Website: http://www.uscg.mil/history/normandy_index.asp

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military support in the form of surveillance airplanes, search and rescue assets, or other
capabilities. Under exceptional circumstances, such as natural disasters, the armed
forces are often entitled to intervene inside the state. This is perfectly understandable,
and strong civilian control is normally required to allow these interventions. When
such catastrophes occur, international relief efforts often include some form of military
resources, presenting armed forces as controversial humanitarian actors. In sum, the
boundaries between the civilian and the military are trespassed more often and in
more situations than might seem. A myriad of exceptions to this rule can be found if
European and North American countries are examined in detail: from fighting wild fires7
to ceremonial duties, not forgetting the already mentioned constabularies in Germany
and Japan after Second World War, and also in Northern Ireland.
On the other end of the spectrum, the militarization of police forces is older than it
may appear. The first thing that must be said here is that most contemporary civilian
police forces have a strong military component in their origins. Such is the case of
the London Metropolitan Police, the paradigm of a modern civilian police force and
one of the first to see light. It was created by Home Secretary Sir Robert Peel (hence
the popular name of bobbies) in 1829. A military officer, Colonel Charles Rowan,
was responsible for the organization of the new police, and the new agents would
be retired non-commissioned officers from the army. (Keegan, 2004) Meanwhile, in
Continental Europe, the legacy of the Napoleonic Wars meant that the gendarmerie
model of policing was predominant. Gendarmeries could be found in Austria, Greece, Russia, Denmark, Belgium, several German Lnder and Hungary, just to mention
a few. (de Weger, 2009: p.41) During the second half of the 20th century several European gendarmeries have disappeared or turned into civilian organizations. From
this we can conclude that the separation between civilian and military is more the
result of an institutional evolution rather than a reflection of the inherently different
nature of both fields. Since then, police forces progressively fell out of the influence
of the military in a process of civilianization. This process seems to be antithetical
to the militarization of policing that can be witnessed today in a number of internal
security forces. (Hill et al., 2007)
A large number of the existing civilian law enforcement agencies have undergone processes of militarization in one sense or another. An often cited example is the
growing number of SWAT and anti-terrorist units within civilian police forces. (Hill et
al., 2007) The first SWAT unit was created by the Los Angeles Police Department to
tackle situations for which regular agents were neither trained nor equipped. Their roles quickly expanded from facility security to more reactive intervention.8 Similar units
can be found in the majority of urban areas in the US today. It has been argued that
SWAT units introduce a culture of paramilitarism in the police, since their equipment,
training and appearance is very similar to the one presented by the armed forces.
Body-armour, automatic weapons, training alongside elite military units and a more
7

For instance, the Ala (Wing) 43 of the Spanish Air Force is entirely dedicated to aerial firefighting.
The more recent UME (Unidad Militar de Emergencias, Military Emergency Unit) is also fully designed to deal with natural disasters and other hazards and public calamities. http://www.ume.mde.es/
que-es/ http://www.ejercitodelaire.mde.es/ea/pag?idDoc=5864A9DE5E87B418C12570DD004299
8E&idRef=4A49821B8E6B267EC125745900263B9B
From the official LAPD website http://www.lapdonline.org/metropolitan_division/content_basic_
view/849

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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

reactive and confrontational policing style have contribute to the culture of paramilitarism, now spreading throughout most law-enforcement agencies. (Hill et al., 2007;
Lutterbeck 2005) Some parallelism can be found in the creation of special anti-terrorist
units in other countries, particularly European ones. Between the 1960s and the early
1980s a wave of terrorist attacks struck Europe by the hand of secessionist, revolutionary or international groups. Law enforcement agencies of the time were not prepared
for the level of violence displayed by those organizations. They were not only challenging public security, but also the sovereignty and capacity of the state. This was clear
in events like the massacre of the Munich Olympics of 1972, in which the German
law enforcement bodies were totally unprepared to deal with that situation, leading to
the fatal outcome of the crisis. Another case is the seizing of the Iranian embassy in
London by an Iranian secessionist group: the lack of appropriate police means to address the crisis led to the decision of the British Government to use a military option,
the SAS, instead. As a consequence of these events, specialized anti-terrorist units
were organized throughout Europe. These units are not always civilian in nature: for
example, the UK, favouring a military solution, appointed the SAS for counter-terrorist
actions. In countries with militarized police forces, these bodies were initially responsible for anti-terrorism units. For instance, the GIGN (Gendarmerie intervention group)
in France belongs to the Gendarmerie. Similarly the German GSG-9 was born as part
of the German the Bundesgrenzschutz. This has not stopped civilian police bodies in
these countries from having their own intervention units. For example, in Spain the
Guardia Civil special intervention unit coexist with the special operations group (GEO)
of the Polica Nacional.9 Another symptom of the blurring between internal and external security aspects besides their increasing numbers is the fact that these units can
intervene both inside their countries and overseas in different tasks, from protection to
intervention, with little effective attention paid to their status.
Gendarmeries and other military law enforcement units have seen their influence
gradually expanded: they are the only military forces in Europe that have increased in
numbers for the last twenty years (Lutterbeck, 2004; Bigo, 2006) and they have risen
within the EU to find a place in the European security architecture, sometimes colliding
with other countries and policing styles. (Maillard and Smith, 2012) Militarization can
refer to many different processes that cause police forces to resemble the military in
terms of equipment, behaviour, institutional dependence, roles and public perception.
According to a study on militarization of police forces in South America, this process
has six different aspects that do not necessarily happen at the same time or to the
same degree of intensity. (Costa and Medeiros, 2002) These are:
Organization: adoption of military symbols, language and structure.
Training: use of military weapons, manuals, rules of engagement and equipment.
Deployment/Tactics: military tactics and behaviours are incorporated to police
duties.
Control/Strategy: the military dictates the police strategy, how they are geographically distributed, their equipment purchases, their roles in the security complex, etc.
9

According to the Polica Nacional official website: http://www.policia.es/org_central/dao/geo/presentacion.html

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Intelligence: information and intelligence processes are controlled or influenced


by the military
Justice: police forces are accountable to military authorities and tribunals.
According to this work, law enforcement agencies with civilian status, such as US
police forces, tend to militarize more in the first three fields: organization, training and
deployment/tactics. On the other hand, police forces with a military status, such as
gendarmeries in Europe or South America, show more signs of militarization in the last
three areas: Justice, Intelligence and Control/Strategy. Consequently, a militarized
status of the police can mean different things; depending on the degree of militarization, the areas in which this militarization takes place and the specific tasks assigned
to a police unit. The institutional framework of the country and the security context in
which these forces develop their activities also play a role. It seems bold and inaccurate to compare, for example, Iraqi police and its counter-insurgency efforts with the
motorway patrols of the French Gendarmerie, or the riot control units from Chilean
Carabineros with the anti-smuggling operations of the American DEA. Nevertheless,
the term paramilitary is often used in the literature to describe them in an indiscriminate way. (Hill et al., 2007) Furthermore, paramilitary is not merely descriptive, since
it has a series of negative connotations; paramilitary groups in places like Colombia,
former Yugoslavia, Rwanda, Sudan or Central America earned a dreadful reputation
for committing atrocities, often sponsored by their governments. Although paramilitary
literally means around the military, this does not accurately describe most of the law
enforcement units with some degree of militarization, and completely fails to distinguish them from illegal or illegitimate paramilitary groups. Some French authors argue
that the use of the word paramilitary alone reveals a conceptual bias in the Englishspeaking academy against gendarmeries and other militarized police units. (Grobinet,
in Hoyens and van Elks eds., 2011) In this work, the terms hybrid forces or militarized
police forces are proposed as more appropriate in describing them.
Two of the most common concerns raised around the process of militarization are
the lack of democratic control of the police forces and the degradation of civilian community policing derived from the progressive adoption of military behaviours. (Last,
2000) The first one refers to issues such as a lack of transparency, impunity, interference of the police forces in the normal political life and consideration of police resources
as a political tool, regardless of the authorities being civilian or military. The second
one has more to do with the interaction between the law enforcement agency and the
population, and is concerned about abuses, disproportionate use of force, violation of
civil and human rights and more generally a shift from a preventive, community-based
approach to a reactive and repressive law enforcement style. (Greener, 2011; Greener
and Fish 2011; Costa and Medeiros, 2002) Both problems are inextricably linked. As
we have seen, militarization is a complex and multifaceted process, very dependent
on the security, institutional, social and historical circumstances of every state. This is
why despite the fact that those two sets of problems can be linked to the process of
militarization, a direct correlation cannot always be found, and a more nuanced analysis is required.
Examples of how the military nature of a police force does not necessarily lower
democratic standards can be found throughout the globe. For instance, in Buenos
Aires, Argentina, the metropolitan police force, entirely civilianized since 1983, was
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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

responsible in 1998 of more than 10% of all the homicides committed in the city that
year. The Jamaican Constabulary, which despite its name is an entirely civilian police
force created after the English model, was responsible for 22.3% of the killings in
the country. (Costa and Medeiros, 2002) In the US, local police forces alone have
killed between 300 and 400 people each year between 1994 and 2007.10 Civilian
police forces can have strong tendency to abuse and excessive use of force due to
different reasons. In the US, the progressive blurring between internal and external
aspects of security has led to a proliferation of federal agencies (more than 40) with
wide executive powers, different affiliations, overlapping mandates and institutional
rivalries. On top of that, there legal architecture is insufficient to procure transparency
and coordination, often blocked by considerations of national security. (Jones and
Newburn, 2006) This blurring of the civilian and military aspects represents a real
threat to democratic policing.
On the other hand, countries like France, Italy, Portugal, Spain, Canada, Chile,
Netherlands or Germany have successfully integrated different types of militarized police forces in their security architectures without diminishing at all their democratic
standards. This was achieved thanks to the provision of high levels of professionalization, a solid and clear legal framework and continuous control over the security instruments of the state. Even when militarized police forces in some of these countries
have operated under non-democratic governments in the past, they have completed
their transition to democratic policing standards with more than acceptable levels of
normality. Such are the cases of Spain, Portugal and Chile. Considering these facts,
we can conclude then that militarization is not automatically equal to a lowering of democratic standards. (Hoogenboom, in Hoyens and van Elks eds., 2011) Despite the
fact that increasing militarization can be a worrying phenomenon, further research on
how such militarization process happens and how it affects the separation between
police and military is required in order to assess all these issues in an accurate and
faithful manner. (Weiss, 2011)
This whole debate about the boundaries of military and police forces has remarkable incidence on peacebuilding operations. Not only it determines one particular model
of state in the process of state-building pursued by an international intervention, but it
also has an incidence on the international response to security issues like the security gap, studied here. Security Sector Reform (SSR), one of the cornerstones of any
state-building endeavour after conflict, is designed to match certain international standards that are assumed indispensable for a democratic state. SSR objectives, as they
are currently set out, include democratic control of the security forces and clear-cut
differentiation between internal and external security. (Agordzo, 2009) Furthermore,
they aim for specific models of armed forces, police agencies and democratic control
institutions based on the model of developed democratic liberal countries, including
the Anglo-Saxon model of community-based policing. (Greener and Fish, 2011) This is
done with little regard to the security situation, the culture, the resources of the country,
and the composition of the international forces conforming the PSO. Independently
of how sensible they might seem, these objectives can often collide with other statebuilding efforts or immediate security necessities. (Bellamy, 2003)
10 USA Today, (2008): FBI: Justifiable homicides at highest in more than a decade, published online
10/15/2008 http://www.usatoday.com/news/nation/2008-10-14-justifiable_N.htm
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A very clear incompatibility is precisely the security gap issue and how the international community respond to it. As referred before in the cases of Sudan and Timor
Leste, and also as the anecdote in the introduction demonstrates, the paradigm of an
unarmed civilian police patrolling the streets in small numbers while the military are
kept aside of internal security has serious flaws. This can give the impression to the
local population that such model is inefficient, thus undermining the confidence in law
enforcement agencies, both the local ones and the international ones backing them.
At the same time, resorting to the military to perform policing is counterproductive in
a number of ways, not being the least of them the idea transmitted to the population
that restoring order is a military business. Some authors also argue that this extends
to hybrid police forces, regarded as incompatible with a completely civilianized police
service due to their military nature and the high-end police tasks11 that they are usually
assigned in immediate post-conflict situations. (Hills, 1998) High-end policing requires
less interaction with local population and higher levels of coercion, and can be easily
mistaken with military functions, especially given the unstable and confusing security
context in which PSOs take place.
When military perspectives of security utterly prevail over the police ones, law enforcement is considered by the commanders of the mission as just one more requirement to reach military objectives. This is more likely to happen in operations facing
local insurgencies. In these cases, security demands cause local police forces to be
trained with a strong focus on counter-insurgency, to the extent that they become an
auxiliary fighting force for the international troops fighting the rebels. The consequence
is the adulteration of the declared long-term SSR objective of raising a fully civilianized
police force that provides community policing to the population. Instead, a combat force that only retains a few irrelevant civilian features is created. Additionally, common
population concerns regarding insecurity due to common crime and insufficient rule of
law are not addressed by the police, thus alienating the population from the authorities
and even generating support for the insurgency. Afghanistan and Iraq missions have
suffered this problem, demonstrating the difficulties of implementing SSR programmes
in highly volatile environments. (Sullivan and Weston, 2006)
4. FILLING THE SECURITY GAP: POLICE, MILITARY AND HYBRID RESPONSES
Having seen some of the implications of the security gap and the blurring between
military and civilian components in PSOs, we will now focus on how the international
community has responded to these challenges. As can be observed from the previous
pages, several factors have incidence in how the responses to the security gap are
shaped, from the type and quantity of resources available to the mentality of the planners of the intervention. In this chapter, the main forces or units intended to fulfil the
particular security needs of post-conflict settings will be examined. The intention here
is to refine the distinction between them and assess their strengths and weaknesses
in order to extract useful conclusions that may be useful for both peacebuilding professionals and scholars researching this subject.
11 The term high-end policing refers to police activities that require a greater display of coercion, such
as riot control, anti-terrorist interventions or protection of facilities and personnel. On the other
hand, low-end policing includes functions like crime prevention, investigation, administrative duties,
engagement with the community and so on.
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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

It must be said that this area has been already explored in academic literature. What
is intended to be done here is to provide a new perspective or framework to approach
the subject. The first chapter of this paper, regarding the security gap controversy,
shows that several authors and organizations see this issue through the lens of the separation between civilian and military: the capital concern is not to confuse them so the
expected democratic outcome of the peacebuilding process is not put at risk. AngloSaxon and Scandinavian traditions are predominant here. From this perspective, the
classification is simple: law enforcement units with or without military status. It is fair to
admit that these authors and practitioners are more prone to defend the civilian option.
(UN, 2003: pp 83-100; UN, 2008; Greener and Fish, 2011) Again, opposed to this view
we can find those who, adducing past experiences and practical necessities, opt for
higher degrees of military participation in restoring the rule of law during a post-conflict
setting. This effectively trespasses the theoretical dividing line between policing and
military. One of the proposals coming from this side of the debate is the extension of
capabilities of the military component of the mission to cover the specific internal security demands. (Kelly et al., 2009) While other authors suggest the use or creation of
proper standing hybrid forces with a degree of autonomy within the military structure of
the mission. (de Weger, 2009)
Findings on the topic of militarization pointed out in the second chapter suggest
that the process of militarization is complex and nuanced. Militarization can happen in
many different ways; depending on which aspects we look at, nominally civilian police
agencies can sometimes be more militarized than forces with a formal military status.
Furthermore, under certain circumstances, the military nature of a law enforcement
force is not that relevant when it comes to determine democratic control and quality
of the internal and external security agencies. (Costa and Medeiros, 2002) Such circumstances are a well established legal framework, clearly defined competencies,
appropriate force equipment and doctrine for the intended tasks to perform, high levels
of professionalization and training, sufficient transparency, and popular acceptance as
a legitimate law enforcement agency.
With these considerations in mind, this chapter will try to assess the responses to
the security gap under a different perspective. The capacities and features of the forces employed to fill the security gap will be the main focus of the analysis, moderating
the importance of the police-military divide in it.12 Such analysis will reveal the strengths and shortcomings of the different units studied, providing valuable information on
how to employ these different resources in a more efficient and less conflictive way.
The specialized units organized to tackle the security will be generally called ISPUs,
but not every unit in the analysis falls into this category. It should be reminded that in a
PSO, the idea of police work evolves with time: while in early stages of the mission the
main focus is on stability in a broad sense, as the mission advances the importance of
a developed institutional rule of law increases. The security gap is often found in the
early stages of the mission, when ISPUs have a protagonist role; they step back to a
support role as the rule of law is established and CIVPOL becomes operative. Since in
12 This exercise does not imply that the division between military and police tasks is of no relevance
in peacebuilding efforts, or in fact in any democratic system. Following some of the arguments
presented in the chapter on militarization, sufficient democratic standards can be fulfilled with the
correct legal and operational framework, and a clear and appropriate division of the security labour
between military, hybrid and police forces.
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reality this process is rarely straightforward, but rather subordinated to circumstances


on the ground, the truth is that the policing tasks of ISPUs and CIVPOL in general are
selective and somewhat artificial. Subsequently, the specific tasks, strength and operational framework of ISPUs is defined on a case-to-case basis, depending on diverse
factors, such as changing security levels, capacities and mindsets of the different national contingents, weakness of local law enforcement bodies and attitude and acceptance of the local population, to mention a only a few. (Hills, 2001) The following ISPU
case studies will be studied and compared now to provide a more practical approach
to the subject: military police, US-SPUs, EU IPUs/UN FPUs and NATO MSUs.
4.1. MILITARY POLICE
Military police are a troop in charge of policing the military. They have the same deployment and self-defence capabilities than other troops and are an integral part of the
military force. The role of military policemen role cannot be considered as public law
enforcement: their mandate is to enforce military laws within the military. Some of the
duties the carry out, such as facility protection, might be useful in the security context of
a PSO. Nevertheless, their full military nature means that they share the military ethos,
and that they can only operate under military chains of command. They are not trained
nor equipped to interact with the local population or to accomplish most basic public
policing. Military policemen are not themselves subjects of the same laws they should
enforce if they were to perform public policing. Also their procedures are different from
those required in a civilian police, which makes them unsuitable to monitor or operate
with local police forces. In sum, military police units are only a little less unprepared
than regular combat troops to deal with public law enforcement duties.
That being said, military police can be useful under certain circumstances. When
given appropriate training and equipment in aspects like riot control, searches, road
controls and other high-end police tasks, they can add valuable capabilities to the
military forces. In a rapidly changing security environment for a purely military component, having a military police riot control unit quickly available is much better than
confronting protesting civilians only with assault rifles and armoured vehicles. In addition, useful and simple tasks like traffic regulation are also within their reach. In early
stages of the operation or facing swift emergencies, the flexibility gained by including
this type of units can be crucial. The Polish military police riot company deployed by
the UN mission in East Slavonia illustrates this point and shows a way in which military
police can contribute to fill the security gap. (Last, 2000) This does not mean, however,
that they are suited to cover every aspect of the security gap; other types of units are
required. (den Heyer, 2011) Military police cannot be considered an ISPU, but rather
an extension of military capabilities towards the area of internal security.
Tactical success of military police has inflated the expectations surrounding these
forces. Several voices, particularly in the US, defend the idea of using military police
to develop units tasked exclusively to deal with the security gap, such as the projected
US-SPUs. (RAND, 2009; Jayamaha et al., 2010) These views overstate the advantages and potential role of military police in the security gap and denote some lack of
deep understanding of both the security gap and the military police.

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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

4.2. STABILITY POLICE UNITS: THE US CONCEPT


In the chapter regarding the security gap controversy, the US proposal for SPUs has
been already introduced. As previously mentioned, these units are still not operational,
but their advocates have a growing influence in the academy, the military and the diplomatic service. Even among their advocates there are disagreements in areas like size,
staffing, recruitment, functions and equipment; additionally, the cost of forming these
units is capital in this internal debate. One of the most detailed and realistic US-SPU
proposals, is the one presented by the RAND Corporation. It will be used as a template
for our analysis. (RAND, 2009: pp.155-165)
In brief, a US pattern SPUs consist of battalion-sized units deployable in 30 days,
able to perform high-end police tasks such as criminal investigation, SWAT, riot control,
facility protection, intelligence gathering and training of local police only in high-end
police duties. The manpower for these units would be preferably drawn from Federal law enforcement agencies, although the military police option is still on the table.
This option is favoured for three reasons: law enforcement agents have some key
skills that can only be acquired by regular practice; cooperation and collaboration with
civilian police and administrations would be easier; as well as internal regulatory frameworks.13 Two types of agents will integrate the unit: those formed in sub-units, dedicated to SWAT, protection and riot control, and those agents who would be deployed
individually, dedicated to training, investigation and liaison.
The RAND proposition is practical, clear and well thought, but it has severe shortcomings. The first one is the lack of available civilian personnel due to the high demand
of law enforcement agents for their normal duties. This is a common problem to all
the cases presented in this work. The second one is some lack of clarity regarding its
strategic use and how it will fit institutionally within the US (internally), and also in the
structure of an international mission (externally). This problem is probably the most
relevant because no matter how capable and well-designed a unit is, an inappropriate
use of resources can invalidate any advantage the force might have and even threat
the whole PSO in which it is embedded. Unfolding this problem of use and planning,
the external aspects refer to the interoperability and relations with other international
organizations and local actors, the ability to be under international command and other
tactical issues. Currently there is no internationally agreed doctrine for ISPUs (CoESPU, 2005) and sending to the field a force with an unclear doctrine is very unlikely to
improve the situation. The internal have to do with the doctrines of use and the specific
niche of these forces within the security apparatus of the state. The strong national
debate around SPUs in the US suggests that the role of these forces is far from being
clear. The tactical acknowledgement of new security needs that led to the presentation
of different US-SPU projects clashes with a lack of understanding and familiarity with
such concept in the decision-making levels. The fact that, for the US, military security
considerations have been far more influential in the design of SPUs than state-building
or police perspectives (Jayamaha et al., 2010; Johnston and Corbin, 2008) could serve
as an indicator of the subordination of US-SPUs to national military objectives. This position leaves aside broader state-building considerations in the strategic employment
of US-SPUs, and stands in the way of cooperation with other states and international
13 The Posse Comitatus Act, that prevents the military from taking internal security duties unless exceptional circumstances apply.
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organizations. A third problem, common to other ISPUs with military components, is


that the majority of roles for which US-SPUs are conceived are mainly high-end policing: highly confrontational, potentially violent and with low levels of interaction with the
locals. Combined to the adscription of the unit to the military component, a culture of
paramilitarism can be spread within local law enforcement agencies (Hill et al., 2007)
and presenting law enforcement as a military-related task to the eyes of civilian population. This can undermine state-building and SSR efforts. (Hills, 2001)
4.3. CIVILIAN ISPUS: UNITED NATIONS FPUS AND EUROPEAN UNION IPUS
Much more concerned with the separation between military and civilian affairs,
and with a stronger civilian orientation in their peacebuilding interventions, UN and
EU have designed their own responses to the security gap in PSOs. They did so by
extending the capabilities of the civilian police component with the incorporation of
formed units trained in high-end policing to complement CIVPOL contingents, as
opposed to the US perspective of complementing the military. These units are by no
means prepared for combat duties, beyond self-protection in low intensity combat.
They both fall under civilian control and only under exceptional circumstances and
for brief periods of time can they be under the orders of local military commanders.
UN FPUs are usually company-sized (140 agents)14 while IPUs can vary in numbers
and sub-units. Both can include specialized support units, depending on the specific
requirements of the mission. As stated previously, their objective is very similar, with
little variations between them: providing high-end policing skills to CIVPOL and local
police forces, such as riot control, force protection, counter-terrorism and response
to major public disorders. Training of local counterparts, some level of criminal investigation and basic intelligence gathering can also be counted among their duties. UN
FPU doctrine can be summarized in Cover-Control-Clone, standing for population
protection, maintenance of public order and training of local forces respectively. The
EU classifies the possible uses of IPUs in Substitution and strengthening of local law
enforcement bodies. Both units are supposed to be robust, able to operate in hostile
environments, rapidly deployable and able to interoperate with other PSO components. According to the official FPU description:
FPUs are rapidly deployable, well equipped and trained to act as a cohesive body capable of responding to a wide range of contingencies. They are self-sufficient, able to operate in high-risk environments and are deployed to accomplish policing duties such as crowd control rather than to respond to
military threats.

The EU Nice and Feira conclusions regarding IPUs say something very similar. (CoESPU, 2005) Political and strategic doctrine has been established in both cases. UN
FPUs doctrine is developed in several guidelines for the use, training and selection of
FPUs, along with directives of use of force and rules of engagement. (UN, 2006; UN,
2010) The EU is less prolific, and the IPU concept is included in broader directives
guiding European police operations in general. (CoESPU, 2005)
Some differences in capabilities, composition and employment exist, as a reflection
of the different idiosyncrasies of the UN and EU. For example a UN police contributing
14 The description can be found in UNPOL official website: http://www.un.org/en/peacekeeping/sites/
police/units.shtml
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country will usually offer an entire unit. On the other hand, IPUs can be composed of
sub-units and support elements of different nationalities, probably as a reflection of the
smaller manpower available. Although further research on how effective is the existing
cooperation between FPUs and IPUs with other mission components, especially the
military and organizations outside the UN, experience has shown that this model works
so far. (Hills, 2009) This is a direct consequence of the different manners in which both
organizations engage in PSOs: while the UN tries to cover the full spectrum of issues
in peace-building and provides an umbrella for other participant organizations, the EU
relies to a larger extent on cooperation with other actors for its peacebuilding involvement; particularly relevant are the security links between EU and NATO. Interesting
is to note that, despite the insistence on the civilian nature of IPUs and FPUs, on occasions they include gendarmes within their ranks; (Coticchia and Giaccomelo, 2009;
Goldsmith, 2009) a fact that does not challenge the civilian nature of the unit.
These units have some shortcomings. Besides the shortage of available trained
police officers, they have limited intelligence capacity. Intelligence gathering is a basic component of police tasks like investigation or crime prevention and a useful
resource in any international deployment. However, this aspect has been largely left
unattended. The traditional UN reluctance to get involved in intelligence activities
(Dorn, 1999) can be noticed in the little attention paid to the subject in the guidelines
for FPUs: only one broad mention in this sense can be found. (UN, 2010: p.6) EU
IPUs can have slightly stronger intelligence gathering capacities, related to crime
investigation and tactical awareness mainly. (CoESPU, 2005) The different national
origins of these units, in particular within UN FPUs, can bring along different police
styles. Harmonization can represent an obstacle for international law enforcement,
and minimum standards in professionalism must be demanded before deploying
FPUs. The UN has implemented detailed training and recruitment guidelines for contributing countries after some negative experiences in early deployments. (Hansen,
2011) With the exceptions of Timor Leste and Kosovo, FPUs have no executive
authority, which means they normally cannot arrest criminals. (Hansen, 2011) Highend civilian law-enforcement units, to a lesser extent than military ones, can also
transmit paramilitary culture to local police forces, as the previous chapter demonstrated. FPUs are cheaper per agent than the CIVPOL component, as a consequence
of their training and relative logistic autonomy. (Hill et al., 2009) However, this may
tempt decision-makers to expand their use beyond their original goals and invade the
field of action of CIVPOL; diminishing FPUs effectiveness and incrementing the risks
associated with the excessive use of high-end police units.
Some countries have also modelled deployable civilian units on their own. Such
is the case of the Australian International Deployment Group (IDG) and the similar
New Zealand International Service Group (ISG). (Greener, 2011) The IDG, active from
2004, reflects the Australian experience in regional PSOs, and has two deployable
components: one in charge of regular community-police oriented CIVPOL and one
response group specially prepared for high-end policing in unstable environments.
IDG is a national asset, but it is conceived to be deployed under UN or regional
organizations flags too. In fact, IDG personnel can be found in a dozen regional and
UN missions throughout the globe fulfilling different roles.15 Initiatives like IDG should
15 A factsheet with the basic features of Australian IDG can be found in the Australian Federal Police
website: http://www.afp.gov.au/policing/international-deployment-group.aspx
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be welcome, since they can provide skilled agents in short-notice to the UN and other
international organizations in a way that minimizes operational incompatibilities.
4.4. NATO MSUS AND THE PRESENCE OF GENDARMERIES IN CIVILIAN ISPUS
The consecutive and sometimes overlapping international missions in the Balkans,
first by the UN, joined later by, OSCE, NATO and UE, have been the proving ground
for a whole series of responses for the new challenges that third generation PSOs
pose for the international community, being the security gap one of the most relevant.
The anecdote reproduced in the introduction may serve as a token: neither military
units nor CIVPOL were able to properly fill such gap. (Call and Barnett, 1999) As the
situation evolved, different reactions and responses to the changing environment were
tried. Since there was little previous experience on dealing with the security gap problem, solutions had to be improvised in a short notice with the resources available.
The military component of the different missions during the 1990s was clearly predominant over the civilian one; this combined with the faster response and deployment
capacity of armed forces and the short-term nature of the security challenges meant
that the first response would come from the military. Some of the countries with military
participation counted with hybrid forces and gendarmeries that were considered better
prepared to undertake this new role. Several gendarmeries, such as the French, Italian
or Spanish, already had extensive international experience in PSOs, although always
in both ends of the security end: never in the middle grey area, but rather as part of
CIVPOL or integrated in their national military contingents. After experiencing several
incidents involving rioting crowds, in 1998 the first Multinational Specialized Unit was
formed under the auspices of NATO with Italian, Romanian, Slovenian and Argentinean gendarmes. (Lutterbeck, 2004)
MSUs are not meant to replace civilian and local police forces, and their objective is
to enable NATO forces to tackle public order situations such as riots and lootings, and
enhance coordination with local population, CIVPOL component of the mission and
local authorities. Hence they act as force multipliers for NATO military units. They are
deployed within NATO contingents and act under the same rules of engagement and
operational procedures, including combat duties if necessary. Consequently they have
the same self-protection, deployment and logistic standards than the rest of the military detachment. Occasionally they can operate for limited time under the command of
other international organizations such as UN or EU, as well as local authorities when
considered necessary.16 The doctrinal evolution has been branded by field experience
and the flexibility they are supposed to add to the military component. This means that
there are no specific strategic guidelines; when deployed, their use is highly discretional and depends to a great extent on the mandate of the forces and the situation on the
ground. For their tactical use in emergency situations, the green box/blue box doctrine
has been formulated, improving flexibility while avoiding misunderstandings in their
employment. (Greener and Fish, 2011; CoESPU, 2005)
A typical MSU can vary in size, from 200 to 600 agents, depending on the mission requirements and support sub-units. Any NATO nation or partner can contribute
with troops and sub-units to man the MSU. Besides the high-end policing they add to
16 MSU factsheet in SFOR website: http://www.nato.int/sfor/factsheet/msu/t040809a.htm
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NATO formations, MSUs have limited investigative capacities, in and out the military
component. Intelligence gathering, both for military and policing purposes is among
their recognized duties. They are part of the military intelligence chain of command,
and also integral part of the NATO approach to the security gap. In theory, this means
there is not only intelligence gathering, but also intelligence sharing with other PSO
components outside NATO. As inter-agency cooperation has a heavy influence, liaison
officers are abundant within the ranks of MSUs. (CoESPU, 2005)
MSUs have been very active in Bosnia-i-Herzegovina and Kosovo, with hundreds
of interventions in intelligence, liaison, training and public security, ranging from negotiation to riot control. (Greener and Fish, 2011; Friesendorf and Penska, 2008)
NATO considers MSUs a success, and the model has earned its place in the operational planning of the Alliance, despite the fact that the concept has its critics.
Witnessing such relative success after the frustrating Balkans experience, the MSU
model was replicated by the UN in Timor Leste and Kosovo. These would later evolve to the previously explained FPUs. Similarly, EU founded IPUs on the grounds of
MSU experience. The Timor Leste case is paradigmatic: when general unrest burst,
the UN was forced to admit the incapacity of CIVPOL to address it, and deployed an
MSU-style unit in response. Although in theory an FPU, it was integrated entirely by
Portuguese and Jordanian gendarmes and its mandate was exceptional in a number
of senses: it was wider, it included executive policing, and it allowed more autonomy
and flexibility in the use of force. For these reasons, the Timor FPU case is included
in this section of the chapter. Some authors take the same approach to this case.
(Lutterbeck, 2004) Again, combined FPU and military support to CIVPOL managed
to stabilize the situation. (Goldsmith, 2009) It is interesting to note that, in the literature consulted about the Kosovo and Timor interventions a great deal of criticism
is directed towards the hybrid nature of the gendarmes, while leaving aside other
explanatory factors like legal and operational frameworks, tactical considerations or
the mandate issued to the unit.17
The MSU model has probably been more criticized than other ISPUs, due to
its hybrid nature and strong military origins and orientation. It was also a pioneering
experience for ISPUs, driven mainly by tactical necessities and only later incorporated
to a global strategy. The civil-military separation, central in SSR and state-building
efforts, is perceived at risk with implementation of MSU. They have also been accused
of introducing into the country paramilitary and non-democratic policing styles, as we
have previously seen. This point is backed to an extent by testimonies of excessive
use of force and appearance of combat troops rather than policemen. (Hill et al., 2007;
Goldsmith 2009) What is argued here is that these facts should be attributed more to the
high-end policing carried out by MSUs in a volatile environment, their inclusion inside the
military component,18 and to a lack of UN, NATO or EU legal and operational provisions
for the use of MSUs, rather than to the military adscription of its components per se. The
main difference between MSUs and US-SPUs when it comes to their military bias is
that MSUs have higher interoperability capacities, rooted in the fact that, in theory, they
are conceived as multinational, and in practice they have tried to link law enforcement
17 Examples of these criticisms in: Hill et al., 2007; Goldsmith, 2009; Lutterbeck, 2004; Friesendorf
and Penska, 2008
18 This means: having military rules of engagement, being under military command and being generally considered a military asset.
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efforts of different international organizations. (Brosig, 2011) While US-SPUs are a


national resource to provide US troops with grey area capabilities, MSUs are truly
multinational from the beginning, and possess a larger tradition of cooperation, both
institutional and inherent to the gendarmeries that form their ranks. Another disadvantage
of MSUs is the lack of understanding of their nature and role, inside and outside NATO.
Commanders from countries with no gendarmerie tradition are not aware of the exact
potential of gendarmerie-type assets, and regard them with suspicion. This is extensive
to other partner organizations such as UN agencies and CIVPOL, and translates into
underutilization, being limited to little more than bailout resources for CIVPOL. Flexibility
at all levels is one of their highlights, but this is achieved through a lack of strategic
doctrine on their utilization in favour of tactical agreements between actors on the ground.
(CoESPU, 2005) Such strategic doctrine is difficult to elaborate due to the high number
of states and organizations that should be involved in its development and the very
different attitudes that they display towards hybrid forces, security gap issues and statebuilding. This relative uncertainty, added to already listed circumstances,19 increases the
opportunities for MSUs to operate under only light supervision. (Friesendorf 2010: p.128)
These circumstances augment the risk of excessive use of force, military-like behaviours
in law enforcement and undermining CIVPOL efforts due to lack of coordination.
5. GENDARMERIES AND THEIR POTENTIAL IN PSOS
As previous sections have exposed, there is a lack of understanding among certain
groups of scholars and practitioners. Two very simple approaches are considering gendarmeries either every armed body holding the title of gendarmerie, or any militarized
law-enforcement institution. Both can be misleading. Several units with the title of gendarmerie, for example the Polish andarmeria Wojskowa, are fully military police units
for their own armed forces, with only exceptional and subsidiary competences in law
enforcement.20 The second perspective encompasses every hybrid law enforcement
agency, but it does not clarify the difference between a gendarmerie and other forces,
such as militarized border police units, military coast guards or special anti-terrorist
units. The discussion on the process of militarization in this paper has revealed that
militarization can happen in different ways, but even if we only take into consideration
the structural factors, such as discipline, ministerial affiliation, role in case of war or use
of military ranks and units for internal organization, the term gendarmerie is still not
sufficiently accurate. Therefore, a more refined and accurate definition of gendarmerie
is required. The working definition selected for this study is the one formulated by the
EGF to determine what forces can be granted membership status. (de Weger, 2009:
p.44) As seen in the introduction, EFG defines a gendarmerie as a force with an all
encompassing jurisdiction in its homeland and towards its community, tasked with judicial and administrative policing and crime prevention, and whose members possess
policing and basic military skills.
This definition not only distinguishes between gendarmeries and other hybrid security forces, but it highlights a basic feature of gendarmeries often overlooked outside
19 Default military command unless specified otherwise, high-end police duties, weak local and international rule-of-law environment including control mechanisms and unstable operational environments.
20 A list of the duties assigned to the Polish Gendarmerie can be found in the official ZW website:
http://www.zw.wp.mil.pl/en/205.html
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their countries of origin. Low-end policing is one of their core values. Furthermore,
their judicial and administrative policing skills not only complement the spectrum of
civilian law enforcement, but show their full integration in a democratic state of rule of
law. High-end policing and their connections with the military are only a small part of
their activities from this perspective, and at the same time are overstated by the critics
of this model of policing. (Wiffen and Edmons, 1989) Applying the previous discussion
on militarization of security to this case, we conclude that the aspects in which the
militarization of these units takes place are more easily regulated and less prone to
produce non-democratic policing and excessive use of force.21
If we analyse gendarmeries in an individual basis, we can find important differences
between them: double and even triple ministerial affiliation, being part of the military in
peacetime or not, capacity to act as military police, internal organization and so on.22
Said so, there are common patterns that can help to form a concept of gendarmerie
(de Weger 2011): dual military-civilian affiliation; low-end policing performed on a regular basis, including criminal investigation; preparation for a number of high-end police
duties, such as site protection, explosive teams or riot control, and finally policing in
rural areas. As we can see, they match with the definition used by the EFG.
The suitability of gendarmeries for PSOs is related to the origins of these forces.
After the Napoleonic Wars in Europe, modern nation-states started to emerge. At the
same time, French Gendarmerie-style forces had been widespread throughout the
Continent; they provided central governments with a unique tool to counter centrifugal
tendencies, as well as exerting direct control over the unruly countryside. (Lutterbeck
2004) This is a feature of the gendarmerie-style of policing: it is more centralized than
the community-based model. Gendarmerie forces were often the only visible side of
central authority in remote areas, where gendarmes were deployed in small detachments of even just two gendarmes. These gendarmes did not only conduct police duties, but also basic administrative and basic judiciary ones in the absence of sufficient
state resources. As a result, in the countries where the model has survived, gendarmes
have developed a close relationship with the rural populations and earned legitimacy
not only legally, but through practice. This brief history explains why gendarmeries are
capable of covering the whole spectrum of police activities, from counter insurgency
to judicial police and community engagement, which made the nation-state possible.
Interestingly enough, these demands can be found with little variation in contemporary
peacebuilding operations. Gendarmeries have also a tradition of overseas deployment
to carry out law enforcement in colonies and territories and train local counterparts.
5.1. RECOMMENDATIONS FOR AN IDEAL MODEL OF GENDARMERIE
INVOLVEMENT IN PSO
As we can see, the potential of gendarmeries in peacebuilding goes far beyond the
plugging of the security gap. They can be deployed and interoperate with both military
and civilian components of an international mission with minimal preparation. They
21 Militarization of gendarmeries happens in intelligence, justice and control, as opposed to organization, training and tactics, which have a bigger exposure to the population. See Costa and
Medeiros, 2002.
22 A detailed account of these differences is out of the intention and length of this paper. For an extensive work on this topic, see annexes in de Weger, 2009.
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have logistic and self-protection military standards, which means they can be inserted
at any point in time during the operation. They can undertake the whole array of police missions, from community policing and traffic police to riot control and SWAT-like
teams. Gendarmeries also have valuable expertise in a variety of technical issues,
such as IT, border control, finance crime and so on. (de Weger 2011) And finally, and
more importantly, despite their military features they have proven themselves as capable of being an effective and legitimate democratic police force, as long as the institutional framework they are embedded in is clear and solid enough.
The question then, is if a force that reunites all these capabilities together is really
needed. There is no task that gendarmeries can undertake and others cannot. Their
critical advantage is their flexibility and the ability to be present and active anywhere
and at any time of the peacebuilding process, and to cooperate with almost any kind of
organization and force, national or international, civilian or military with little previous
preparation. They are a force multiplier, in the sense that they can supplement either
end of the civilian-military spectrum with skills only found in the other in an easier manner than if both ends had to cooperate directly. In an ideal PSO setting, the security
gap would be minimized through solid international strategic planning and fluent cooperation between military and civilian components on the ground, leaving little to no
space for a force with this features. The reality is that the unstable security conditions
and the difficulties in harmonizing the endeavours of the actors and organizations involved in peacebuilding, will generate unexpected eventualities. When such situations
unfold, the flexibility and adaptability of gendarmeries can be crucial, in the form of a
versatile rapid-reaction force able to carry out whatever mission is required regardless
of the security environment and the commanding authority on the ground. They should
not be used as a permanent substitute for military or CIVPOL, and it is very important
that local and international commanders have clearly established and agreed procedures and directives on their use to avoid duplications, inappropriate use of force and
overlap of efforts with other forces. In this sense, they fit well in an ISPU framework.
Nonetheless, their capacities go beyond the high-policing associated with ISPUs, and
subsequently the mandate of these gendarmerie fire brigades should go beyond this
type of policing to maximize the use of their skills. The number of gendarmeries with
enough proven capacities to achieve such flexibility is rather limited, and gendarmes
are in demand in their origin countries. This staffing shortage reinforces the model of
relatively small dynamic units acting as force multiplier.
A clear legal and operational framework is required, not only to avoid conflictive
relations with other components of the mission, but - more importantly - to guarantee
a healthy separation between military and civilian to the eyes of the population. As
the previous discussion on militarization and the history of gendarmeries point out,
the hybrid nature of a security force is a minor threat to democratic law-enforcement
compared to unclear legal frameworks, underdeveloped or corrupted political systems
and other more subtle militarization processes within civilian police forces. Thus said,
the Anglo-Saxon model of policing predominant in SSR is not questioned here as a
long term goal, and it is true that an overuse of hybrid forces could send the wrong
message to local authorities. This only reinforces the necessity of clear mandates and
an integrated international strategy if gendarmeries are going to be used in such a
flexible manner. In other words, making clear for everyone in which cases gendarmes

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operate as civilian police agents and in which situations they are a military force.23
Tactical arrangements resulting from field experience in the Balkans are a solid starting
point. (Brosig, 2011) The next step is to achieve a better understanding of gendarmeries
in the strategic-planning levels. This is the key for the elaboration of a doctrine that
will allow the integration of gendarmeries in the SSR and state-building efforts while
maximizing the democratic guarantees of the process.
Most of the obstacles for the establishment of a gendarmerie force of these characteristics can be found in political and high decision-making levels, and are rooted
in an insufficient knowledge and familiarity with these forces. It will require a sincere
effort from both gendarmerie sceptics and supporters at all levels to reach a degree
of understanding that makes possible an optimal use of these forces in peacebuilding operations.
5.2. THE EUROPEAN GENDARMERIE FORCE (EGF)
The EGF is an international organization that aims to provide a common framework
for European gendarmeries in multinational missions. It is an evolution of the FIEP
(France, Italy, Spain and Portugal) gendarmerie force embedded in the EU EuroFor.
Political divergences between EU members about the use of gendarmeries led to the
creation of an international organization outside the EU, but closely related to it, in
order to develop the peacebuilding potential of European gendarmeries beyond the
traditional ISPU role. EGF can operate in different stages of a PSO, and with different
degrees of intensity: from advising and monitoring to executive policing and ISPU.
(Lalinde, 2005) In this sense, the EGF can be considered the next step in the trend
initiated by MSUs.
The European Gendarmerie Force was officially operative in 2005, and has its
headquarters in Vincenza, Italy. The five founding members, attending to the size of
their gendarmeries, are France (Gendarmerie Nationale), Italy (Arma di Carabinieri),
Spain (Guardia Civil), Portugal (Guarda Nacional Republicana) and the Netherlands
(Koninklijke Marechausee); in 2008, Romanian Jandarmeria Romn acquired membership. In addition, several other national hybrid forces that do not fit in the EGF definition of gendarmerie have status of observers (Turkish Jandarma) and partners (Polish andarmeria Wojskowa and Lithuanian Viesojo Saugumo Tarnyba). The two main
obstacles for the expansion of the EGF are its exclusively European scope, closely
linked to, but not determined by the EU, and its operational definition of gendarmerie,
which has already been presented in this chapter. (de Weger 2009)
The objectives of the EGF are to provide the EU, and to other organizations such
as NATO, OSCE and UN in a subsidiary way, with a force capable to perform the full
spectrum of police work in a conflict area, including support to local law enforcement
units. It can be present in any stage of the peacebuilding process, meaning that it can
enhance crisis management and development capacities. For this purpose, special
attention was paid during its creation, to make it compatible with political guidelines
such as the European Security and Defence Policy (ESDP) and the shared NATO
operational procedures. The EGF is rapidly deployable, self-sufficient, able to operate
under civilian and military command, flexible and robust enough to be active in hostile
23 Exactly as it happens with their respective national legislations.
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environments with minimum military support. EGF provides an 800-strong unit with its
own HQ and any required support sub-units within 30 days after being requested, from
a standing force of up to 2,100 gendarmes.24 Gendarmes can also be deployed individually or in small specialized groups for missions such as training, crime investigation
and liaison. Up to date, EGF has participated in two finalized international operations:
in Haiti under the UN flag and EUFOR Althea in Bosnia under the orders of EU. EGF
is also currently involved in Afghanistan, assisting NATO mainly in training missions.
EGF represents a valuable contribution to the international peacebuilding community for three reasons. First, the comparative advantages for the force it provides, already
explained here. Second, it is a pioneering framework that can foster inter-organizational cooperation in PSO settings and set a precedent for institutional efforts to bridge
the civilian and military spheres. Such harmonization can be beneficial for the ultimate
achievement of peacebuilding objectives. And third, it can work as a channel to better explain the gendarmerie concept to those international actors traditionally alien to
the concept. This comes through the improvement of the international projection and
image of gendarmeries, and their normal integration in multinational operational structures. In a most basic sense, EGF provides a working definition of gendarmerie that
differentiates the model in a qualitative manner from other militarized police forces and
sheds light on its compatibility with high democratic standards.
6. CONCLUSIONS
In the first two chapters, this paper adopted more theoretical approach to the debates around the security gap and the militarization of police forces. This has provided
a sufficiently clear framework to allocate this work in the general debate. Relying on
this exercise, the practical responses to the security gap in PSOs have been classified
and their pros and cons exposed. The discussion around militarization of police and
the blurring between the traditional aspects of internal and external security have also
brought surprising conclusions. The theoretical analysis in these chapters provide an
alternative scope through which PSOs can be analyzed, challenging several assumptions given for granted in peacebuilding practice, and trying to open new space for
improvement and better utilization of multinational resources.
In the last two chapters, the different existing responses to the security gap problem
have been examined. The discussion in the first chapter set the different requirements that
a force should fulfil to be able to close the gap. The second chapter, by offering a different
perspective on the blurring between military and police applied particularly to international
deployments, redefines some of the parameters employed to assess the security gap
problem, opening the door for a more fruitful and less traumatic participation of hybrid law
enforcement units. The findings after applying these two discussions to the case studies
suggest that, particularly in early stages of a PSO, the dangers of militarization of both
international police forces and local law enforcement agencies can be countered by efforts
of coordination, legislation and strategic planning. Once deconstructed the misleading term
of paramilitary police units, it has been demonstrated that certain types of hybrid forces,
and more specifically gendarmeries as understood by continental European practitioners,
can decisively contribute to peacebuilding efforts, even beyond the security gap.
24 See official EGF website: http://www.eurogendfor.org
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THE ROLE OF GENDARMERIES IN PEACEBUILDING OPERATIONS

Filling the security gap is eminently a cooperative task that goes beyond the security aspects and has implications in the wider state-building process. Cooperation is
the key: military-police, local-international, and population-mission. Several actors with
different mindsets, behaviours and agendas must join efforts to reach a common goal.
A clear shared strategy that defines with no margin of doubt the roles of every actor is
paramount. Security-wise, there is not a single agency that can cover the whole gap.
Civilian and military units are required. Hybrid forces and ISPUs can provide some
bridging and expand the capacities of both sides of the civilian-military spectrum, but
cannot be a substitute under any circumstance, due to their limited capacity. Their
optimal use should be as force multipliers.
From all the options discussed in this
work to fulfil that role, the one that presents better flexibility and interoperability is the
gendarmerie one.
Criticisms regarding a possible culture of paramilitary of law enforcement introduced by gendarmeries have been proven uninformed and exaggerated in this article.
This does not mean that the possibility of militarization of law-enforcement does not
exist, but that it can be addressed with a combination of professionalism and training
of the force, clear operational procedures for the different law-enforcement and military
units present in the field and familiarity of commanders, academics and policy-makers
with this type of forces. When these are fulfilled, democratic policing is not at risk,
despite the nominally military nature of gendarmeries. In this sense, the EGF provides
a promising starting point for the full integration of gendarmeries in international crisisresponse mechanisms. More importantly, the EGF offers a model of full-range hybrid
law enforcement perfectly compatible with democratic standards that can help in assessing which forces qualify to be deployed in PSOs to undertake the complicated and
delicate task of filling the security gap.
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This paper has its origins in the final dissertation for the Kings College London Conflict, Security
and Development Master of Arts, 2011-2012

Fecha de recepcin: 16/09/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS


EL DENOMINADO DELIRIO AGITADO

SALVADOR RUIZ ORTIZ


DOCTOR EN CRIMINOLOGA. AGENTE DE LA POLICA LOCAL DE MURCIA.

EDUARDO OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ


CATEDRTICO DE MEDICINA LEGAL Y FORENSE DE LA UNIVERSIDAD DE MURCIA.
PROFESOR DE MEDICINA LEGAL.

JUAN ANTONIO RODRGUEZ COQUE


LICENCIADO EN DERECHO. CABO 1 DE LA GUARDIA CIVIL. DOCENTE EN EL USO DE LA
FUERZA EN LA ACADEMIA DE OFICIALES DE LA GUARDIA CIVIL.

RESUMEN
Existe un fenmeno, no muy conocido, en el que coexisten circunstancias susceptibles de concluir en fallecimientos que aparentan ser inexplicables desde una
perspectiva mdico-legal. Se trata de supuestos en los que el sujeto exterioriza una
conducta agitada y confusa, soliendo protagonizar alteraciones del orden pblico o
de la seguridad ciudadana en los que han de intervenir las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad, que concluyen con la necesidad de reduccin e inmovilizacin del sujeto,
debiendo de recurrir para ello al uso de la fuerza.
La mayor parte de los casos concluyen de manera satisfactoria, es decir, se logra el
fin perseguido y su traslado al centro sanitario, donde recibe la adecuada asistencia.
Sin embargo, en un porcentaje no determinado de ellos, culmina con la muerte del
sujeto sin que existan hallazgos objetivos postmortem que determinen una etiologa
definida, por lo que se inscriben como muertes sujetas a autopsia judicial. En estos
casos, puesto que ha existido una accin directa de uso de la fuerza o la detencin por
parte de los agentes policiales, la dinmica de su actuacin se convierte en verdadero
elemento decisorio de cara a su responsabilidad en un ulterior proceso judicial.
Palabras clave: Delirio agitado, muerte en custodia o privacin de libertad, delirium,
agitacin, resistencia.
ABSTRACT
There is a phenomenon, not well known, with the coexistence of circumstances
likely to end in deaths that appear to be inexplicable, from a forensic perspective.
These are cases where the subject externalizes an agitated and confused behavior,
starring in events must intervene and the police must be subjected to physical reduction by the latter.
Most of the cases concluded successfully, that is, the purpose intended and
moving to the clinic, where she receives appropriate care is achieved. However, in an
undetermined percentage of them, culminating in the death of the subject without any
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SALVADOR RUIZ ORTIZ - EDUARDO OSUNA CARRILLO DE ALBORNOZ - JUAN ANTONIO RODRGUEZ COQUE

objective findings postmortem to determine a definite etiology, so register as deaths


subject to judicial autopsy. In these cases, since there has been direct action of use
of force by police officers, the dynamics of their performance becomes real decisive
element face their responsibility in a subsequent trial.
Keywords: Excited delirium, death in custody, delirium, agitation, resistance.
1. INTRODUCCIN
La muerte de un ser humano en circunstancias violentas es siempre causa de preocupacin social, meditica e incluso jurdica, mxime cuando la muerte ocurre en el
transcurso de una intervencin de los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
y/o en el proceso de su actuacin profesional. En estos casos la dinmica operativa
suele ser puesta en entredicho, resultando preciso un plus de justificacin, tanto de las
maniobras relativas a su actuacin como a la determinacin, lo ms exacta posible, de
la etiologa del fallecimiento. Sin embargo, no siempre resulta sencillo, especialmente
cuando la autopsia no despeja esta incgnita. Existen numerosas teoras al respecto,
emanadas de distintas ramas del conocimiento, si bien hoy da no se ha aislado un
mecanismo mortal suficientemente definido, por lo que resulta muy complejo conocer
la causa de la muerte exclusivamente a travs de la autopsia (Cazorla et al, 2011).
Este fenmeno no es tan extrao como pueda parecer, si bien la ausencia de registros dificulta el conocimiento de su incidencia real. No obstante, se ha constatado que
el riesgo de mortalidad en pacientes que experimentan Delirium es alto (Perell, 2010).
En los ltimos aos se han difundido informaciones mediticas sobre algunos de ellos,
avaladas por informes forenses, las cuales corroboran su realidad existencial1.
1

Muerte en el Cuartel de Roquetas, Un agricultor de Roquetas pierde la vida en estas dependencias tras presentar fuerte resistencia y ser reducido a la fuerza (2007). Disponible en: http://
www.elmundo.es/elmundo/2006/02/07/espana/1139311869.html. Un toxicmano muere en Elche
tras ser detenido por la Polica de Santa Pola, opuso violencia a los agentes tras amenaza a
varios viandantes con una jeringuilla, por lo que tuvo que ser reducido (2006). Disponible en:
http://www.teleelx.es/n71632-bUn-toxicomano-muere-en-Elche-tras-ser-detenido-por-la-policiade-Santa-Polab.html . Un vigilante muere tras ser reducido y esposado por cuatro compaeros
en Atocha, protagoniz varios altercados con los transentes, la autopsia ha determinado que
no presentaba seales externas de violencia, fracturas ni hematomas, por lo que se inclina a creer
que falleci por un derrame cerebral (2006). Disponible en: http://elpais.com/diario/2006/05/08/
madrid/1147087455_850215.html. Un joven muere tras ser detenido y forcejear con la Guardia
Urbana, El fallecido fingi ser Guardia Civil y se encontraba bajo los efectos de las drogas (2009.
Disponible en: http://elpais.com/diario/2009/04/19/catalunya/1240103246_850215.html. Muere un
hombre despus de ser reducido y esposado por cuatro policas locales, La polica recibi la llamada de que en un camping un hombre se encontraba fuera de s, los agentes intentaron dialogar
con el fallecido pero, ante su conducta agresiva lograron reducirlo y esposarlo, el servicio de emergencias que realiz la reanimacin slo pudo certificar el fallecimiento por causas que desconocemos (2010). Disponible en: http://www.laverdad.es/murcia/v/20100822/comarcas/muere-hombredespues-reducido-20100822.html. La brutalidad de los Mossos ante un Jurado Popular, La Juez
de Instruccin seala en un Auto que las maniobras de contencin () pudieron participar en el
resultado de la muerte (2013). Disponible en: http://www.abc.es/espana/20131217/abci-mossosjurado-cataluna-201312162037.html. Muere un hombre tras ser detenido por los Mossos en Barcelona, La causa de la muerte que ha trascendido es la parada cardiorrespiratoria (2014). Disponible en: http://www.abc.es/catalunya/20140403/abci-fallece-detenido-mossos-201404030849.
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la familia estaba enfermo () discutieron y abofete a un guardia, por lo que fue reducido

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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 135-154. ISSN: 2341-3263

LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS

El principal problema es el desconocimiento generalizado sobre este fenmeno,


tanto a nivel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad como de sanitarios e incluso mdicos forenses (Amaya et al, 2013), a lo que hay que aadir su escasa investigacin
cientfica en Espaa. En todos los casos se trata de situaciones en las que la Polica
ha de reducir e inmovilizar a sujetos que exteriorizan una conducta agresiva, presentando conjuntamente aparente estado de extrema excitacin e hiperactividad psicomotriz, por lo que resulta necesario determinar el papel que la situacin de restriccin
de libertad ha tenido en estos episodios (Takeuchi et al, 2011).
Ante la ausencia de una explicacin cientfica plausible, parece necesario realizar un
anlisis sistmico de estos sucesos, a fin de obtener una visin ms global de su dinmica mortal, as como del establecimiento de pautas preventivas (Wangmo et al, 2014).
La primera dificultad que se plantea es su definicin e identificacin, pues las distintas investigaciones llevadas a cabo no terminan de aclararlo. De un lado, se han
descrito multitud de sntomas y signos que convergen, conjunta o aisladamente, en
los sujetos que fallecen; de otro, no existe una inscripcin diagnstica en los principales manuales psiquitricos. La denominacin ms extendida es la de Sndrome de
Delirio Agitado (EDS), si bien en la actualidad no ha obtenido reconocimiento como
entidad clnica autnoma (Paquette, 2003; Vike et al, 2012). Con ella coexisten otras:
Muerte en privacin de libertad (Rando et al, 2004); Death in Custody (Grant et al,
2009), Muerte Sbita en Varones Jvenes tras Detencin Policial (Martnez, 2009) y
Unexpected Death (Otahbachi, 2010; Johnson, 2012), entre otras.
Todas ellas intentan describir un fenmeno que es real, independientemente de
su reconocimiento clnico2 (American College of Emergency Physicians, 2009), pues
representa una de las actuaciones ms complejas a las que han de enfrentarse los
miembros de las FCS, de la que derivan repercusiones jurdico-profesionales para los
agentes intervinientes ante el fatal e imprevisible desenlace.
Histricamente se han desarrollado numerosas teoras, especialmente desde el
mbito de la medicina legal, pues se ha asociado a etiologas de carcter violento que
en ocasiones culmina con un resultado mortal. En las ltimas dcadas ha trascendido
a otros estadios cientficos, como las urgencias mdicas, el Derecho policial e incluso
al mbito judicial.
2. ANTECEDENTES Y ESTADO ACTUAL DE LA CUESTIN
El EDS fue descrito originariamente en el s. XIX como Mana de Bell (Bells Mana), estando referido al conjunto de signos detectables en pacientes psiquitricos que
fallecan inexplicablemente (Bell, 1849). No es hasta finales del s. XX cuando este
trmino queda acuado, para describir la etiologa del fallecimiento de sujetos que

(2014). Disponible en: http://www.laverdad.es/murcia/comarcas/201410/23/metieron-para-dentropero-20141022231803.html. Muere un hombre en Sevilla tras ser reducido por la Polica, Se
encontraba descalzo y con los pies ensangrentados e intent agredir a varios viandantes (2014).
Disponible en: http://www.publico.es/actualidad/muere-hombre-sevilla-reducido-policia.html.
El EDS ha sido reconocido como realidad por The American Medical Association, American
Psychiatric Association, American Psychological Association, Center for the Disease Control and
Prevention, International Association of Chief of Police, American National Liberties Union, entre
otras instituciones.

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exteriorizaban gran agitacin tras haber transportado en el interior de su organismo


drogas (principalmente cocana), fracturndose los envoltorios que las contenan y
provocando una intoxicacin aguda que daba lugar a la aparicin del sndrome en
sujetos que haban de ser reducidos, producindose su muerte inmediatamente o en
horas prximas a su inmovilizacin (Post & Kopanda, 1976). Ms adelante, en la dcada de los 90, la relacin de causalidad se centraba en el consumo recreativo de la
misma sustancia.
Una de las explicaciones ms extendidas es la presencia de rabdomilisis, derivada
del consumo de txicos u otras causas (Ruttenber et al, 1999; Jauchem, 2010), pues
la presencia de altos niveles de dopamina estaba ms presente en sujetos fallecidos
que presentaban agitacin que en los que nicamente se apreci un estado delirante
(Murphy et al, 2013).
Se ha relacionado tambin con una determinada forma de inmovilizacin, aquella
en la que se coloca al sujeto en posicin de cbito prono y muecas y tobillos esposados (Hog-Tying o Hog-Tied) (Pollanen et al, 1998).
Progresivamente, los avances en materia de investigacin cientfica han demostrado que este fenmeno posee un origen mltiple de etiologa diversa, explicando
el fallecimiento como consecuencia de procesos neuroqumicos en sujetos consumidores de estimulantes y/o especialmente vulnerables (DiMaio, 2009; Musselman &
Hamptom, 2014). De ah que se seale como causa de la muerte la arritmia cardiaca
fatal, derivada de un estado hiperadrenrgico motivado por la extrema agitacin y el
consiguiente intenso forcejeo, cuya combinacin provoca una disminucin de las concentraciones sricas de potasio, tras el cese de la lucha, e incremento de las catecolaminas (Cazorla et al, 2010; Santos et al, 2013; Ho et al, 2013).
En la actualidad, se describe como un fenmeno en el que subyace un componente
bioqumico resultante de la exposicin a una situacin de intenso estrs, unido a una
especial susceptibilidad del sujeto para contrarrestarla, tratndose, en buena parte de
los casos, de consumidores de sustancias estimulantes del sistema nervioso central
(Yoshida et al, 2011). En este sentido, al igual que el Delirium genrico, se trata de
un sndrome neuroconductual causado por la desregulacin de la actividad neuronal
secundaria a perturbaciones sistmicas (Maldonado, 2013). El delirium no es una
enfermedad sino un sndrome de etiologa multifactorial. Puede definirse como un
cuadro clnico de instauracin rpida y potencialmente reversible, cuya caracterstica
principal es la disminucin del nivel de conciencia y atencin, acompaado de una
disfuncin de las funciones cognoscitivas, pudiendo coexistir con variaciones emocionales como agresividad, manas, ansiedad (Alonso et al, 2012).
Por ello, parece que el mejor modo de conocer su patognesis es a travs de
investigaciones de carcter interdisciplinar, en las que se atienda a la totalidad de
espectros intervinientes en este fenmeno. De este modo, una visin global permite
emitir un juicio dinmico y explicativo, aislando los factores precipitantes, identificando
los predisponentes y posibilitando el establecimiento de protocolos de actuacin que
minimicen sus efectos letales. Al mismo tiempo, resulta necesario poner de manifiesto
su incidencia epidemiolgica, las repercusiones que pueden derivarse de un abordaje
inicial inadecuado y la necesidad de formacin especfica para quienes han de intervenir en primera instancia con estos sujetos.

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2.1. CONTEXTUALIZACIN
La principal repercusin del problema objeto de estudio es la posibilidad de fallecimiento de los sujetos durante o tras haber sido sometidos a detencin o inmovilizacin
policial mediante el uso de la fuerza (Anais, 2014). Ante la ausencia de evidencias
patoetiolgicas objetivas que lo justifiquen, se plantea una incgnita sobre su origen
que, en muchas ocasiones, concluye en imputacin de los agentes y/o sanitarios que
intervienen en los primeros momentos, si bien existen otras implicaciones:
Figura 1: IMPLICACIONES

Fuente: Elaboracin propia.

La imputacin judicial, en el inicio del proceso, suele estar referida a homicidio por
imprudencia, por dolo eventual o incluso por imputacin objetiva del resultado, derivada de la interpretacin de las maniobras practicadas como generadoras o amplificadoras de un riesgo no permitido, as como de las reacciones bioqumicas derivadas de
la situacin de inmovilizacin en un episodio altamente estresante. Como ejemplo, as
sucedi en el denominado Caso Roquetas, nico en Espaa que ha sido dirimido por
el Tribunal Supremo (STS 6905/2008, de 11 de diciembre [ECLI:ES:TS:2008:6905]).
Las implicaciones sociales consisten en la repercusin, tanto para los agentes intervinientes como para la institucin policial de la que dependan, de la interpretacin

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del suceso, especialmente derivada del tratamiento meditico3, pues es frecuente el


resalto de cualidades que nada han tenido que ver en el desarrollo de los hechos
(como la profesin u ocupacin del fallecido), obviando o dejando en segundo plano
las que han tenido una vinculacin directa y que tambin eran conocidas (consumo de
txicos o presencia de alteraciones psiquitricas).
Por ltimo, las implicaciones personales para los propios agentes, pues un suceso
de estas caractersticas suele ir acompaado de repercusiones a nivel emocional, las
cuales son susceptibles de generar alteraciones psicoadaptativas a nivel familiar, social y profesional e incluso serias patologas postraumticas.
En todos los casos queda descartado el dolo directo; es decir, a priori no existe
intencin de provocar el resultado letal. Ni siquiera el planteamiento mental la mnima
probabilidad de que este sucediese.
El anlisis de las cuestiones sobre los motivos que iniciaron la intervencin, justificaciones jurdicas sobre la inmovilizacin (o detencin) y el uso de la fuerza empleada, as como los procedimientos, tcnicas y maniobras aplicadas sobre el detenido,
supondrn el elemento bsico a tener en cuenta para valorar su responsabilidad penal durante el proceso. Es indudable que tambin debera ser valorado el nivel de
conocimiento sobre el riesgo de fallecimiento, la formacin recibida por parte de las
instituciones al respecto, los medios de los que disponen y el tiempo de respuesta de
las solicitudes sanitarias (en el Caso Roquetas la respuesta mdica se demor 23
minutos por motivos de disponibilidad operativa, durante los cuales persista el forcejeo para la reduccin).
La muerte de una persona en circunstancias de intervencin policial es un hecho
que tendr repercusiones postraumticas, en mayor o menor medida, para los implicados, para el resto de la plantilla de la unidad policial as como para el conjunto de la
institucin a la que pertenecen.
3. METODOLOGA
Para este estudio se ha utilizado como mtodo el anlisis de la literatura cientfica
de carcter retrospectivo, mediante observacin documental de modo cualitativo.
A tal efecto, se han recopilado diversas investigaciones, tanto nacionales como
internacionales, superponindolas al objeto de aislar elementos comunes o discordantes.
La metodologa est basada en el paradigma sistmico, con la vocacin de establecer un
patrn integrador que unifique las conclusiones de las diferentes reas del conocimiento
3

Por ejemplo, en el Caso Roquetas se destacaba en los medios de comunicacin, como cualidad del
fallecido, que era un agricultor: http://www.elmundo.es/elmundo/2006/02/07/espana/1139311869.
html http://www.europapress.es/andalucia/almeria-00350/noticia-tc-cierra-caso-roquetas-inadmitir-recurso-amparo-principal-acusado-20100511164517.html http://elpais.com/diario/2008/12/20/
espana/1229727613_850215.html En el Caso Raval, que era un empresario: http://elpais.com/
tag/caso_raval/a/
http://www.abc.es/espana/20141004/abci-raval-mossos-201410032219.html
http://www.lavanguardia.com/sucesos/20131104/54392721245/imputados-ocho-mossos-detuvieron-empresario-gayxample.html En el Caso Bayard, que era un actor: http://www.lavanguardia.
com/sucesos/20140403/54404683300/alfonso-bayard-fallecido-mossos-plaza-molina.html http://
www.abc.es/catalunya/20140403/abci-fallecido-tras-detencion-mossos-201404031411.html http://
www.europapress.es/chance/gente/noticia-fallece-actor-alfons-bayard-ser-reducido-mossos-desquadra-20140404103414.html

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que han abordado este fenmeno. Los estudios de casos han sido tenidos en cuenta
nicamente a efectos de contraste, para verificacin de coincidencias en relacin a la
presencia de factores y variables precipitantes y predisponentes.
A esta investigacin, de carcter cualitativo, se aade un estudio emprico prospectivo basado en el diseo de una encuesta estructurada, con preguntas cerradas
y abiertas. La muestra (n=383) ha sido obtenida mediante un sistema de seleccin
aleatoria entre los elementos integrantes del universo de estudio (agentes de Polica),
a travs de un sistema de abordaje directo (para facilitar la espontaneidad de las
respuestas). El estudio se llev a cabo entre noviembre de 2014 y febrero de 2015,
perteneciendo los elementos muestrales a agentes policiales de distintas escalas, tanto Policas Locales, Cuerpo Nacional de Polica y Guardia Civil, de las provincias de
Murcia, Valencia, Cdiz, Madrid, Barcelona, Ibiza, Mallorca, Ciudad Real y Albacete.
4. SINTOMATOLOGA
La caracterstica principal es la presencia de un estado de excitacin psicobiolgico de aparicin brusca, caracterizado por extrema agitacin psicomotriz, hostilidad,
hipertermia, fuerza excepcional y resistencia sin apariencia de fatiga (Mash et al,
2009; Vike et al, 2012). Los sujetos protagonizan eventos en los que ha de intervenir
la Polica, pues suelen originar graves alteraciones del orden pblico y/o alteraciones de la seguridad ciudadana: deambulacin incoherente entre los vehculos que
circulan por las vas, daos en mobiliario urbano o privado, fractura de cristales o escaparates, No se trata de infracciones de gran gravedad, sino de comportamientos absolutamente descoordinados que enfocan la atencin del pblico y demandan
intervencin policial.
En ocasiones, son los propios protagonistas los que inician la interaccin con la
Polica, bien mediante solicitud expresa de su presencia o personndose directamente en dependencias policiales. En estos casos, persiste en los sujetos una idea recurrente, producto de su alteracin del contenido del pensamiento, que sugiere un cierto
grado de cognoscibilidad. No obstante, el brote confusional agudo puede aparecer
en cualquier momento. En otros, es tal la afeccin psquica que resulta imposible la
interaccin positiva, de modo que el recurso a tcnicas comunicativas o posicionales
resulta inoperante. Este es el sujeto prototpico objeto de esta investigacin.
Una inadecuada actuacin, sobre todo en los momentos iniciales, puede ser detonante y desencadenar un resultado con alta probabilidad letal, derivado de la actitud
del ciudadano/paciente, de la actuacin policial y de la concreta respuesta bioqumica individual, pues se trata de un fenmeno multifactorial solo explicable desde un
prisma sistmico.
El elenco de factores que han sido asociados a este sndrome es extenssimo, si
bien pueden clasificarse, segn su naturaleza, en distintas tipologas:

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Fuente: Elaboracin propia a partir de la literatura cientfica consultada.

Cada grupo contiene una serie de variables cuya combinacin resulta susceptible
de dar lugar a la aparicin del sndrome, si bien no todas poseen el mismo peso
especfico. Esto ltimo posibilita el establecimiento de una distribucin ms concisa,
atendiendo a criterios de primariedad, entendidos como elementos precipitantes, o
secundariedad, como variables predisponentes. As, son variables primarias la presencia de delirio o alucinaciones, agitacin psicomotriz, resistencia activa, reacciones
bioqumicas adversas y dficit en la respuesta fisiolgica a las mismas. Siendo catalogables como secundarias el resto.
En atencin a la presencia de un nmero significativo de estas variables puede establecerse un perfil de alto riesgo cuando coexistan las de: varn, de mediana edad,
con antecedentes de abuso de psicoestimulantes, presencia de agitacin psicomotriz
y delirio, que ofrece gran resistencia a la restriccin fsica y que presenta hipertermia
evidente, lo cual desemboca en un colapso repentino tras la restriccin y se encuentran hallazgos de estimulantes del sistema nervioso central en la autopsia (Vike et al,

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2012), si bien no aparecen en todos los casos, dada la diversidad de mecanismos


etiolgicos y a la importancia de las reacciones bioqumicas individuales.
A efectos operativos, resulta de especial inters la identificacin de aquellos sntomas observables externamente (Hall et al, 2013). La siguiente tabla resume los de
mayor incidencia:

Fuente: Listado incluido en Vike et al, 2012, derivado de la revisin de 18 artculos cientficos.

La constatacin de un estado confusional evidente unido a una conducta hiperactiva, a los que se une uno o varios de los sntomas diana, resulta suficientemente
indiciario para sospechar que se trata de un sujeto de alto riesgo. Por ello, resulta
importante para los agentes del orden el conocimiento sobre su existencia, tcnicas
de comunicacin en defensa verbal y persuasin (Kokko & Mki, 2009; Rodrguez,
2013), para controlar la situacin en los inicios, los riesgos que conlleva un uso de la
fuerza inapropiado y la adecuada formacin en tcticas y tcnicas de abordaje, inmovilizacin y traslado.
5. RESULTADOS DEL ESTUDIO EMPRICO
A fin de obtener inferencias sobre el conocimiento, por parte de los profesionales que
estn directamente implicados en la intervencin inicial con sujetos que presentan delirio con agitacin, se ha realizado un estudio basado en un diseo de encuesta directa.
Dada la dificultad, tanto a nivel institucional como individual, de acceder a los colectivos reseados4 (especialmente policas), se opt por realizar un diseo de encuesta
4

Ambos aspectos han sido corroborados en investigaciones anteriores, pues ante la solicitud institucional para realizar encuestas entre sus miembros, an siendo annimas y sin referencia corporativa, han sido mayoritariamente denegadas. Tambin a nivel individual se ha constatado la
reticencia a participar en investigaciones externas.

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con pregunta nica, llevado a cabo mediante un sistema de abordaje informal y directo, consistente en interpelar a todo agente que fuese posible. De este modo se obtuvo
una muestra diseada de 433 agentes de polica, en la que se produjo una mortalidad
estadstica de 50 elementos muestrales, que declinaron participar en el estudio, por
lo que la muestra efectiva estuvo compuesta por 383. Se les interpel sobre diversas
cuestiones relativas a este fenmeno, obtenindose los siguientes resultados:

Fuente: Elaboracin propia.

nicamente el 4.18% de la muestra reconoce conocer su existencia, mientras que


el 98.95% no sabra reconocer los sntomas ni actuar eficazmente con seguridad. Estos datos ponen de manifiesto el desconocimiento generalizado sobre este fenmeno
entre los miembros de las FCS espaolas, por lo que resulta precisa formacin en
reconocimiento, riesgos y entrenamiento especializado.
Tras su participacin en la encuesta, a todos los elementos muestrales que desconocan este fenmeno se les explic la sintomatologa bsica. 51 de ellos (13.31%)
manifiestan haber intervenido en situaciones similares. Esto supone que se trata de
una realidad en la intervencin operativa policial, la cual, si bien no destaca por su
incidencia s lo hace por su alto nivel de riesgo, tanto para los agentes como para los
sujetos objeto de intervencin.
Otra de las cuestiones analizadas versaba sobre la percepcin del origen de la conducta confuso-agresiva, principales sntomas observados y accin policial inicial. En
la siguiente tabla se resumen los resultados obtenidos en el estudio:

Fuente: Elaboracin propia.

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LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS

La mayora de agentes (70.5%) la atribuan al consumo abusivo de drogas, mientras que un tercio de los mismos lo relacionaban con la presencia de trastornos
psquicos severos.
La percepcin sobre la etiologa desencadenante tiene un reflejo en la dinmica
operativa, pues la actitud del sujeto se perfila como una variable de notable inters en
la justificacin del uso de la fuerza, cobrando especial inters su asignacin simblica
(Terrill & Mastrofski, 2002; Paoline III & Terrill, 2005). De este modo, la creencia de que
la actitud confuso-agresiva deriva de un trastorno psquico tiende a que los agentes
perciban que se encuentran ante un sujeto enfermo, como si de un paciente precisado de auxilio se tratase; mientras que si esa representacin deriva de un consumo
voluntario de txicos, la interpretacin situacional no ser la misma, tendiendo a ser
ms contundente (Borum et al, 1997; Strauss et al, 2005; Hall et al, 2013).
Pese a que los agentes interpelados nicamente refieren estas dos causas etiolgicas, lo cierto es que el catlogo es extenssimo (Vlajkovic & Sindjelic, 2007; Gill, 2014),
incluyendo estados de abstinencia a drogas o medicamentos, reacciones adversas
hacia los mismos, sepsis severas, traumatismos craneoenceflicos, desnutricin, deshidratacin, quemaduras, disfunciones hepticas o renales, entre otras (Cole, 2014).
En relacin a los sntomas externos considerados ms relevantes, 2/3 refieren estados confusos o delirantes, gran agitacin y fuerza extrema, mientras que el tercio
restante no sabe definirlos. No obstante, la inmensa mayora optan en primera instancia por comunicar el suceso a su central y solicitar asistencia sanitaria de urgencia, lo
que indica que identifican estas situaciones de urgencia mdica.
6. TRATAMIENTO POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGRESIVOS
Tal y como se ha reiterado a lo largo de los anteriores epgrafes, las intervenciones
encuadrables en este fenmeno, o cualesquiera otras en las que converjan estados
conductuales que evidencien hiperactividad motriz, hipertermia, agresividad y confusin evidentes, precisan un abordaje dirigido a minimizar sus potenciales efectos
letales, as como la seguridad de los agentes y la propia del sujeto.
En Espaa, no existe un protocolo policial unificado, adems resultara muy complejo
su establecimiento, dada la diversidad de situaciones y variables intervinientes, pero s
es posible establecer un marco sistemtico general que orientara la actuacin. Los diferentes manuales tctico-operativos, as como los cursos de formacin tctica, suelen
contener referencias a la intervencin con sujetos agresivos, algunos incluso refieren
tmidamente tcnicas especficas para el delirio agitado (Benito & Georgiev, 2005).
El Reino Unido cuenta con una Gua denominada Orientacin sobre la Detencin
Segura y Manejo de Personas Bajo Custodia Policial, publicada por la Asociacin de jefes de Polica (Association of Chief Police Officers, 2012). En el epgrafe titulado Caractersticas de los Detenidos (Condition of Detainee) se establecen las directrices bsicas
de actuacin en multitud de situaciones relativas a la detencin y custodia de detenidos,
entre las que se encuentra, expresamente, la intervencin con sujetos que presenten
Excited Delirium, incluyendo una relacin de sntomas bsicos y una breve descripcin
del fenmeno. Como norma general establece el adecuado conocimiento del Modelo
Nacional de Decisin (National Decision Model), que seala como primer requisito una
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pre-evaluacin del riesgo antes de tomar una decisin, la cual se perfila tambin como
mecanismo de justificacin de su posterior actuacin. No existe un procedimiento tctico
especfico, ms all de recomendaciones sobre la necesidad de ofrecer un tratamiento
adecuado a la especial situacin de cada detenido, con especial nfasis hacia aquellos
que requieran asistencia mdica de emergencia (College of Policing, 2014).
En Estados Unidos existe una profusa produccin cientfica e investigacin constante sobre este fenmeno, la cual ha tenido su reflejo en diversas publicaciones de
inters policial. As, en el Estado de Pensilvania se public el Special Panel Review
of Excited Delirium (Institute for Non-Lethal Defense Technologies & United States of
America, 2011), en el que se realiza un pormenorizado examen de este fenmeno
desde el prisma de la intervencin policial. En l destaca, como propuesta de respuesta apropiada, la recomendacin de establecer el siguiente protocolo de actuacin:
Identificacin de los principales signos y sntomas.
Rpido control del sujeto.
Sedacin por personal sanitario inmediatamente tras el control policial.
Traslado del sujeto a centro sanitario, para su evaluacin y adecuado tratamiento mdico.
Documentacin del caso.
El mismo protocolo es el sugerido por la Asociacin Internacional de Jefes de Polica
(International Association of Chief of Police, 2015), ya a nivel nacional, matizando que el
rpido control ha de hacerse en el modo y momento que ms seguro sea para la integridad del sujeto (y de los agentes), aadiendo que, junto a la sedacin, se han de aplicar
mecanismos destinados a facilitar la disminucin de su temperatura corporal.
Sobre este estndar se han creado diferentes tcnicas de intervencin operativa
especficas. Una de las ms extendidas en EE.UU. es el denominado Control Tctico
Mltiple (Multiple Officers Control Tactic), en el que se desarrollan diferentes tcnicas
de control en funcin del nmero de agentes. Est basado en el Modelo de Uso de la
Fuerza de Illinois (The Illinois Model), el cual sigue un diseo en el que la prioridad es
la salvaguarda de la vida del sujeto sobre el que se realiza la intervencin. El MOCT
(Hayes & Paulus, 2008) sigue el siguiente esquema:
Captura del sujeto: Una vez decidida la necesidad de la intervencin, el sujeto
ha de ser llevado al suelo. Para ello se utilizan tcnicas de placaje, armas de
impacto o de conduccin elctrica (estos extremos estn sujetos a la regulacin
normativa especfica de cada Estado).
Control: Se coloca al sujeto decbito prono, con sujecin de la cabeza para
evitar mordeduras y autoagresiones, a fin de dejar libre la zona corporal de actuacin sanitaria para la sedacin/medicacin por personal facultativo.

Medidas de contencin: Se utilizan varios juegos de esposas de cadena entrelazadas a la espalda (generalmente tres) y se inmovilizan los tobillos con cintas de sujecin para facilitar su traslado en ambulancia. En el menor espacio de
tiempo posible ha de ser colocado en posicin decbito supino, a fin de facilitar
la respiracin area.

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LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS

Transporte: Siempre en vehculo sanitario.


Documentacin del caso mediante informe.
Se ha de recordar que este modelo ha sido creado en el marco de la normativa y
peculiaridades de la regulacin del uso de la fuerza policial en EE.UU., por lo que su
insercin en el mbito continental europeo precisa ciertas matizaciones, a fin de adaptarlo a las necesidades y medios disponibles.
7. PROPUESTA DE UN MODELO DE INTERVENCIN POLICIAL PARA ESPAA
Como se ha sealado, en Espaa el desconocimiento del fenmeno es generalizado entre los profesionales policiales, sanitarios e incluso forenses, no disponiendo
las instituciones y corporaciones de protocolos de actuacin, ni se encuentra contemplada su inclusin en los programas formativos en las diferentes Academias o Escuelas. Solamente el estudio e inters de algunas organizaciones, como universidades,
asociaciones, sindicatos y profesionales a nivel particular, ha dado lugar al diseo de
sistemas y protocolos no oficiales, siempre desde la iniciativa personal, que no institucional, proponiendo sistemas y procedimientos especficos con el objetivo de informar,
a travs de jornadas y cursos, sobre la problemtica y establecer unas pautas generales mnimas de actuacin para minimizar los riesgos de muertes en situaciones de
intervencin policial y detencin.
En todos los casos estudiados, el denominador comn es que una persona muere
sbitamente durante una intervencin policial en la que se ha utilizado la fuerza para
reducirla, inmovilizarla y/o detenerla. Las vctimas presentan agresividad con gran agitacin psicomotriz, hipertermia, asfixia, consumo de drogas/alcohol, gran estrs situacional y restriccin fsica por parte de los agentes policiales. Por otra parte, los anlisis
y conclusiones forenses no pueden explicar de forma clara la causa de la muerte.
Con estos hechos, y atendiendo a los resultados de los estudios y trabajos realizados, a las caractersticas propias del sndrome y a su potencialidad letal, se proponen como tcticas operativas policiales ante intervenciones con personas con esta
sintomatologa, las siguientes:
Amplia informacin sobre su existencia, incidencia, posibilidad de morbilidad e
identificacin del problema en la primera intervencin.
Una vez identificado el problema, por parte de los primeros agentes intervinientes, clasificarlo como urgencia sanitaria con la siguiente activacin de los
servicios sanitarios.
Las medidas iniciales son determinantes: reducir la situacin de estrs para el
sujeto y aislar la zona para minimizar riesgos para terceras personas, la persona
bajo sndrome y los agentes intervinientes.
Formacin en tcnicas de comunicacin estratgica. Esta metodologa, al incidir
en el modo de afrontamiento, resulta susceptible de reducir la presin sobre el
sujeto y el estrs situacional. As mismo ayuda a mantener la calma de los agentes intervinientes, clave para poder reflexionar, evaluar y responder de forma
adecuada a la situacin requerida.

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Pautas para llevar a cabo un trabajo en equipo, independientemente de los


agentes intervinientes. Es fundamental la divisin del trabajo y la coordinacin
con los equipos sanitarios.
Uso de la fuerza policial mediante medidas de contencin: la restriccin fsica o
mecnica nicamente procede cuando exista autoagresin, o bien riesgo inminente de la misma o de daos o peligro para la normal convivencia.
La actuacin policial ha de estar regida por las circunstancias del contexto, de
modo que debe evitarse la contencin directa ante ausencia de riesgos o ante
simple agresividad verbal o gestual.
Los agentes debern ser capaces de clasificar la situacin en uno de los tres
niveles siguientes, debiendo responder la gradacin del uso de la fuerza necesaria a cada uno de ellos:
1. Primer Nivel: control del sujeto mediante tcnica de acompaamiento bsico. El sujeto/paciente no ofrece resistencia fsica o esta es mnima.
2. Segundo Nivel: control de brazos y piernas con suspensin del sujeto decbito supino para favorecer la intervencin de los servicios sanitarios.
3. Tercer Nivel: uso excepcional de la fuerza. Control de brazos y piernas decbito prono, en el suelo, con medios de contencin (varios juegos de esposas entrelazadas a la espalda e inmovilizacin de piernas y tobillos con
cintas de sujecin para facilitar su traslado en ambulancia). Es importante
destacar que en el menor espacio de tiempo posible ha de ser colocado en
posicin decbito supino, a fin de facilitar la respiracin area.
Resulta necesario reiterar que toda intervencin con personas con la sintomatologa descrita deber ser considerada como de urgencia sanitaria y solicitar los servicios mdicos, para ello es necesario que los agentes dispongan de la informacin y
formacin sobre esta casustica, as como de su problemtica, para poder clasificarla.
Si, debido a la gravedad de la situacin, no es posible esperar la intervencin sanitaria y resulta necesaria una accin inminente y directa, se atender a la concurrencia de las posibilidades operativas y tcticas, bien dilatando la actuacin, cuando las
circunstancias lo permitan, bien actuando con la decisin necesaria cuando as sea
aconsejable atendiendo a las prioridades. La intervencin siempre deber ser bajo los
principios de Oportunidad, Congruencia y Proporcionalidad establecidos en nuestro
ordenamiento jurdico, todo ello sustentado en la mxima de menor lesividad posible y
equilibrio entre el bien jurdico a proteger y el bien jurdico a daar con la intervencin.
En cualquier caso debe evitarse, en la medida de lo posible, incrementar el estrs,
la violencia situacional, as como la utilizacin de tcnicas desproporcionadas y la
inmovilizacin en posiciones o posturas que dificulten el flujo de oxgeno, resultando
ms idneas las medidas de sujecin de los miembros superiores e inferiores sin accin directa sobre las articulaciones para evitar su luxacin (pues resulta inoperante
debido a la insensibilidad al dolor, por lo que resulta ms operativa la mera sujecin
fsica sin torsin), hasta disponer de medios de contencin adecuados (camilla en la
que colocar al sujeto de cubito supino y sujeciones abdominales y de miembros superiores e inferiores alternos).

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LA INTERVENCIN POLICIAL CON SUJETOS CONFUSO-AGITADOS

8. CONCLUSIONES
Desde una perspectiva multidisciplinar es posible ofrecer una visin ms ntida sobre la etiologa y mtodos de afrontamiento del delirio con agitacin. En este sentido,
las aportaciones de distintas ciencias y disciplinas constituyen los pilares sobre los
que asienta este trabajo de investigacin, pues de ellos se han extrado las variables
primarias coincidentes, a fin de aislar una especfica manifestacin de un sndrome
psicopatolgico definido, al que se pueden aadir otras de carcter secundario.
Con todo ello, se ha intentado dar respuestas a los objetivos inicialmente propuestos en este estudio, las cuales se traducen en las siguientes conclusiones:
Primera: El delirio con agitacin ha sido objeto de multitud de estudios desde el s.
XIX, aunque no es hasta finales del XX cuando se define con mayor rigor. Inicialmente
se centraba en la investigacin sobre pacientes psiquitricos, si bien con posterioridad se ampla el espectro a consumidores o portadores de ciertos estupefacientes
(fundamentalmente cocana y alucingenos) y otros. En este marco se construyen
diversos conceptos en los que destaca la presencia de variables que se repiten en
muchos casos, si bien en otros no, lo que conlleva un cierto grado de discrecionalidad
diagnstica.
El primer elemento a tener en cuenta es la denominacin genrica del presunto sndrome como delirio agitado, traduccin del anglosajn excited delirium. Esta
designacin tiene por objeto la distincin entre estados conductuales de una misma
patologa, a fin de distanciar situaciones comportamentales presentes ante un estado
delirante, es decir, el paciente puede estar agitado, no agitado o combinar ambos,
pero sin estar referida a un sndrome independiente.
Atendiendo a esta premisa, se trata de una concreta manifestacin clnica del sndrome confusional agudo (Delirium), reconocido en los manuales diagnsticos internacionales (DSM-V y CIE-10), en la que intervienen variables de criterio situacional.
Por ello se propone como concepto eclctico el siguiente:
Alteracin psicopatolgica de etiologa multifactorial en la que el paciente presenta
delirio con agitacin conductual, exposicin a una situacin estresante que provoca
reacciones a nivel bioqumico y especial susceptibilidad hacia las mismas, amplificndose sus efectos por la concurrencia de factores situacionales derivados de la necesidad de la contencin fsica externa, bien por efectivos policiales o sanitarios, o por
factores coadyudantes precipitantes de la aparicin del delirio.
Segunda: Dada la diversidad de factores etiolgicos, as como de las distintas circunstancias predisponentes y precipitantes, resulta arriesgado aislar un sndrome
independiente, ms all de su mera concepcin como tipo de manifestacin del Delirium, el cual aglutina todas y cada una de las variables y factores que han sido hallados en las profusas investigaciones llevadas a cabo.
Tercera: Aunque el denominado Sndrome de Delirio Agitado no existe como entidad clnica autnoma, s es una realidad en las intervenciones policiales. A estos
efectos se sugiere como denominacin ms precisa la de estado confuso-agresivo
inducido, pues contiene los elementos, tanto diagnsticos como de inters operativo,
con mayor prevalencia.

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Cuarta: La intervencin policial inicial ante pacientes que presentan la sintomatologa descrita resulta especialmente relevante de cara a su pronstico. Esta ha de estar
regida por los principios de necesidad, congruencia y proporcionalidad, en concordancia con los de decisin y premura cuando de ello dependa el evitar un dao grave,
propio o de terceros.
En este sentido, la formacin se erige como el medio ms adecuado, tanto para la
deteccin de los sntomas diana como para la resolucin operativa. Los sujetos que
exteriorizan comportamientos encuadrables en el comnmente denominado delirio
agitado, resultan muy difciles de manejar por su obstinacin resistiva (aunque generalmente no agresiva directa, sino con orientacin evasiva de la actuacin policial),
derivada de un proceso bioqumico interno que no pueden controlar, no se trata de
simples actitudes volitivas de confrontacin, sino que el sujeto es incapaz de realizar
valoraciones y acta conforme a la realidad distorsionada que est experimentando
en ese momento el contenido de su pensamiento. Sus reacciones derivan de una ruptura con las pautas que dirigen su desarrollo vital en estado normal, producindose
una desconexin absoluta con el mundo real.
Quinta: Ese estado de desconexin provoca la exteriorizacin de comportamientos
extravagantes y agresivos que el sujeto no puede controlar. La deteccin, por parte
de los agentes, de caractersticas indiciarias resulta crucial para dirigir su actuacin.
Esta habr de estar dirigida a minimizar el nivel de estrs, en la medida de lo posible,
resultando ms adecuada una intervencin directa e inmediata sobre el sujeto al constatar que este se incrementa, mediante la sujecin sin luxacin de las extremidades y
colocacin en posicin decbito supino a la mayor brevedad. No resulta aconsejable
el uso de armas de conduccin elctrica, sprays defensivos ni golpes con objetos
contundentes o de otro tipo, pues la insensibilidad al dolor que experimenta lo hace
inoperante y nicamente contribuye a incrementar la actividad neuroqumica nociva.
S puede resultar operativo el uso de contencin fsica inicial mediante escudo u
otros elementos que faciliten una rpida contencin, acompaada inmediatamente
de la sujecin fsica y/o mecnica (mediante esposas o cintas) que permita un cierto
margen de movilidad de las extremidades. No obstante, siempre que sea posible, la
intervencin directa habr de realizarse cuando el personal sanitario est presente, a
fin de que la atencin mdica inmediata quede garantizada.
Sexta: Existe un desconocimiento generalizado sobre la existencia, riesgos y actuacin ante la presencia de pacientes o ciudadanos en estado de delirio con agitacin,
especialmente en las primeras instancias intervinientes (policas y sanitarios). Por ello
resulta necesaria la formacin y el establecimiento, por parte de las instituciones, de
protocolos de actuacin generales, destinados a minimizar los efectos de una intervencin contraproducente.
Sptima: Se ha de recordar que el riesgo de fallecimiento siempre existe, pero una
actuacin adecuada puede minimizar su incidencia y justificar el modo de proceder.
BILIOGRAFA
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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO


AGREGADO DE INTERIOR EMBAJADA DE ESPAA EN PARS

RESUMEN
Este artculo se centra en el anlisis de la comunidad francesa de inteligencia, de
inters por la complejidad de su composicin y por las modificaciones organizativas
que se han producido en los ltimos tiempos, entre las que destacan la creacin de la
figura del coordinador Nacional de Inteligencia o de la Academia de Inteligencia.
Igualmente resulta de inters el estudio de los mecanismos de coordinacin y control de dicha comunidad de inteligencia, mbito complejo por su propia naturaleza, que
se efecta desde el punto de vista administrativo, judicial y parlamentario.
Finalmente, siguiendo las recomendaciones realizadas por diferentes comisiones
de investigacin parlamentarias, se apuntan posibles vas de evolucin de este sistema de inteligencia, que se est poniendo especialmente a prueba en su lucha contra
la amenaza terrorista de carcter yihadista.
Palabras clave: comunidad de inteligencia, coordinacion, control, terrorismo, Francia.
ABSTRACT
This article focuses on French intelligence community analysis, interesting because
of its complex composition and latest organisational changes, highlighting the creation
of the National coordinator of Intelligence or the Intelligence Academy.
Likewise it seems interesting to study the coordination and control mechanisms of
this intelligence community, in a complex ambit due to its own character, carried out
from the administrative, judiciary and parliamentary standpoint.
Finally, following the recommendations made by several parliamentary commissions
of inquiry, we try to set down possible evolutions pathways of this intelligence system,
wich is specially being tested in its fight against threat of jihadist terrorism.
Keywords: intelligence community, coordination, control, terrorism, France.
1. INTRODUCCION
En una Francia convulsionada tras los actos terroristas de principios de 2015 en
Paris, el primer ministro francs, Manuel Valls, en su comparecencia del da 13 de
enero ante los diputados en la Asamblea Nacional, afirmaba lo siguiente:
Hay que sacar lecciones de los atentados de la semana pasada; primero, ser conscientes de que la
situacin cambia permanentemente y que los servicios encargados de la inteligencia interior y la jurisdiccin antiterroristas deben ser regularmente reforzados. Sin un refuerzo muy significativo de medios
humanos y materiales, los servicios de inteligencia podran encontrarse desbordados.

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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

Felicito por su trabajo a los servicios de inteligencia que en cinco ocasiones en los ltimos dos aos
han conseguidos neutralizar grupos terroristas dispuestos a pasar a la accin..
Con determinacin, con sangre fra, la Repblica va a dar la ms fuerte de las respuestas al
terrorismo, la firmeza implacable respetando lo que somos, un estado de derecho.

Premonitorias palabras del primer ministro, que insista en la gravedad e intensidad


de la amenaza, as como en las limitaciones de los servicios de inteligencia. Lamentablemente, se confirmaban el 13 de noviembre de 2015, con los atentados coordinados
en Pars y Saint Denis, que causaron 130 muertos y ms de 350 heridos.
Los ltimos sucesos en Francia y en otros pases europeos han subrayado el inters que el modelo de inteligencia francs suscitaba. La reciente creacin en 2014
de la Direccin General de Seguridad Interior (DGSI) o del Consejo y Coordinador
Nacional de Inteligencia, junto a la Academia de Inteligencia en 2010, as como la
aprobacin de la Ley de Inteligencia, hacan particularmente atractivo el estudio de lo
que, a diferencia de otros pases, se denominaba oficialmente Comunidad francesa
de Inteligencia (Decreto 2014-474 de 12 de mayo).
Una comunidad formada por unas 13.000 personas, cuya eficacia est siendo fuertemente puesta a prueba frente a diversidad de amenazas pero, particularmente, para
combatir al terrorismo yihadista. No en vano, el propio primer ministro cifraba en ms
de 2.500 los objetivos franceses a vigilar en la lucha contra el yihadismo, de los que
unos 1.250 han formado parte de grupos terroristas en Siria e Iraq, y en cinco los intentos de atentado frustrados en Francia en 2015.
Igualmente, es importante sealar la atencin dedicada en el pas galo a la Inteligencia econmica y financiera, lo que justifica la existencia de dos servicios de inteligencia
especializados dedicados en exclusividad a esta cuestin. Adems, las grandes empresas francesas y la propia administracin han sufrido de modo grave ciberataques en sus
sistemas informticos con finalidad econmica y de desestabilizacin.
Aunque resulta obvio, teniendo en cuenta la temtica y el destino que ocupa el autor del presente artculo, conviene hacer constar que la informacin manejada para la
elaboracin del mismo procede en su totalidad de documentacin y fuentes abiertas.
2. EVOLUCION HISTRICA
Las amenazas contra la seguridad nacional evolucionan y eso es lo que tratan
de hacer, adaptndose con el menor desfase posible, los organismos que tratan de
minimizarlas. En Francia se han producido importantes reformas en el campo de los
servicios de inteligencia, destacando las que se sealan a continuacin.
En los aos 2007 y 2008, se dieron pasos importantes en el sistema de inteligencia.
En octubre de 2007 fue creada la Delegacin Parlamentaria sobre Inteligencia (DPR)
y la Direccin Central de Informacin Interior (DCRI).
Posteriormente, en 2009, siguiendo las recomendaciones reflejadas en el Libro
blanco sobre la Defensa y la Seguridad Nacional de 2008, as como lo establecido
en la Ley de Programacin Militar 2009-2014, vieron la luz el Consejo Nacional de
Inteligencia y, una interesante figura, el coordinador Nacional de Inteligencia, con la
finalidad de conseguir una coordinacin real de los servicios de inteligencia.
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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

En 2010, con el objetivo de homogeneizar el conjunto, se cre la Academia de


Inteligencia.
Un cambio muy importante fue el anunciado, en septiembre de 2007, por la ministra del Interior, Michle Aliot-Marie, refundiendo las histricas Direccin de Vigilancia
del Territorio (DST) y la Direccin Central de Informaciones Generales (DCRG) en la
Direccin Central de Informacin Interior (DCRI). Las orientaciones marcadas por el
presidente de la Repblica se centraban en tres objetivos: concentrar los servicios
de inteligencia sobre sus misiones, poner en valor su saber hacer y materializar un
acercamiento para favorecer la complementariedad y la eficacia. La DCRI, con competencia como polica judicial y despliegue territorial, quedaba como responsable del
contraespionaje, el contraterrorismo y la proteccin de las instituciones y principios
fundamentales de la Repblica, la proteccin del patrimonio y de la inteligencia econmica, y el anlisis de los movimientos sociales, que son tratadas como materias
clasificadas (segn communiqu du Conseil des ministres du 25 juin 2008).
Otras misiones que eran realizadas por la DST o la DCRG, ya no consideradas
propias de servicios de inteligencia, pasaron bajo la responsabilidad de otros departamentos en el seno de la Polica Nacional (Direccin Central de Seguridad Pblica,
DCSP): carreras y juegos, seguimiento-cuenteo de manifestaciones, proteccin de
personas, inteligencia criminal y de grupos radicales.
Por la particularidad que supone la capital francesa, se mantuvo la Direccin de Inteligencia General de la Prefectura de Polica de Pars (RG-PP), aunque garantizando
la centralizacin de la inteligencia de Seguridad Interior.
En cuanto al servicio de Inteligencia exterior, en 1982, se cre la Direccin General
de Seguridad Exterior (DGSE) por Decreto 82-306 de 2 de abril-, dependiente directamente del ministro de Defensa, con la misin de obtener y explotar las informaciones de inters para la seguridad de Francia, as como detectar y dificultar, fuera del
territorio nacional, las actividades de espionaje contra los intereses franceses, y de
prevenir sus consecuencias. Se suprima al Servicio de Documentacin Exterior y de
Contraespionaje. Posteriormente, la DGSE era reorganizada internamente, con las
mismas funciones, mediante Decreto de 4 de diciembre de 2002 y, despus, en 2012.
En 2007, fue creada la Direccin Nacional de Inteligencia y de Investigaciones
Aduaneras (DNRED), mediante Decreto de 29 de octubre, como servicio con competencia nacional, dependiente de la Direccin General de Aduanas y de Impuestos
Indirectos, encargado de la puesta en prctica de la poltica de inteligencia, de controles y de lucha contra el fraude en este mbito. Sustitua a las antiguas Direccin
Nacional de Inteligencia y de investigaciones aduaneras y al Servicio de Autorizaciones Financieras y Comerciales.
En abril de 2014, en un salto cualitativo, la DCRI aumenta de rango, para convertirse en Direccin General de Seguridad Interior (DGSI) - mediante Decreto 445 de
abril -, encuadrada en el Ministerio del Interior. Se podra decir que de este modo se
le da un status equivalente al de la DGSE.
Gran parte de estos cambios, se deben tambin a las recomendaciones reflejadas
en el Informe URVOAS, hecho pblico en 2013.

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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

Finalmente, en 2015 es aprobada la Ley de Inteligencia que, como luego veremos


ms en detalle, da apoyo jurdico a las tcnicas de investigacin utilizadas por los
servicios de inteligencia.
3. LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA ESPECIALIZADOS
En 2011, se detallan reglamentariamente, por Decreto de 9 de mayo, sobre artculo
2371-1 del Cdigo de Defensa, los seis servicios especializados, a los que hace referencia el Cdigo de Defensa:
Direccin General de seguridad Exterior (DGSE).
Direccin de la Proteccin y de la Seguridad de la Defensa (DPSM).
Direccin de Inteligencia Militar (DRM).
Direccin General de Seguridad Interior (DGSI).
Direccin General de Inteligencia e Investigaciones Aduaneras (DNRED).
Tratamiento de Inteligencia y Accin contra los Circuitos Financieros Clandestinos (TRACFIN).
El propio decreto establece que estos servicios forman la Comunidad francesa de inteligencia, junto al Coordinador Nacional de Inteligencia y la Academia de Inteligencia.

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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

3.1. DIRECCIN GENERAL DE SEGURIDAD EXTERIOR (DGSE)


Esta direccin general, creada en 1982, contina con las misiones y la lnea de
trabajo de los servicios de inteligencia que la precedieron.
Desde el exilio en Londres, en 1940, se creo el Servicio de Inteligencia de la Francia Libre, que se convertir en 1942 en la Oficina Central de Inteligencia y de Accion
(BCRA). Luego evolucionara a la Direccin General de Servicios Especiales (DGSS)
y a la Direccin General de Estudios e Investigaciones (DGER).
Durante la Guerra fra, en 1945, la DGER fue reemplazada por el Servicio de Documentacin Exterior y Contraespionaje (SDECE), bajo el control del presidente del
Consejo de Ministros. Posteriormente, en los aos sesenta pas depender del Ministerio de Defensa, siendo sustituido en 1982 por la DGSE actual.
La Direccin General de Seguridad Exterior (DGSE), desde 1982, dependiente directamente del ministro de Defensa, tiene como misin, en colaboracin con otros servicios, la obtencin y explotacin de informaciones de
inters para la seguridad de Francia, as como detectar y
obstaculizar, fuera del territorio nacional, las actividades
de espionaje dirigidas contra intereses franceses.

un tercio son militares.

Desde 2012 est organizada en cinco departamentos:


direccin de Administracin, direccin de Operaciones, direccin de Inteligencia, direccin de Estrategia y direccin
Tcnica. Cuenta con unos 6.000 efectivos de los cuales

Los dos grandes desafos a los que se enfrenta actualmente la DGSE son la lucha
contra el terrorismo y la proliferacin de armas de destruccin masiva y sus vectores.
3.2. DIRECCIN DE LA PROTECCIN Y DE LA SEGURIDAD DE LA DEFENSA
(DPSM)
Esta direccin general es el organismo del que dispone
el ministro de Defensa para asumir sus responsabilidades en materia de seguridad del personal, de la informacin, del material y de las instalaciones sensibles.
En el ejercicio de sus funciones colabora con los estados mayores, direcciones y servicios, as como los diferentes escalones de mando en el Ministerio de Defensa
y Fuerzas Armadas. Tambin trabajan con las empresas
privadas en sectores de inters para la defensa y con los
establecimientos que acojan patrimonio cientfico o tcnico del Ministerio de Defensa.
Sus misiones son las siguientes:
participar en la elaboracin y control de la aplicacin de medidas a tomar sobre
la proteccin y seguridad;
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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

prevencin e investigacin de ataques a la defensa nacional, en cualquier forma


de terrorismo, espionaje, subversin, sabotaje o crimen organizado, tal como
estn definidos en el Cdigo Penal y Cdigo de Justicia Militar;
contribuir a asegurar la proteccin de las personas con acceso a informaciones
clasificadas o a zonas, materiales o instalaciones sensibles;
participar en los estudios de seguridad y en la elaboracin de textos reglamentarios sobre clasificacin de la informacin; y,
participar en la represin del comercio ilcito de materiales de guerra, armas y
municiones.
Forman parte de este Servicio unos 1.100 efectivos, de los cuales el 80% son
militares.
Junto a estos tres servicios dependientes del Ministerio de Defensa, participan
otros organismos, centros y unidades militares especializadas en el mbito de la inteligencia (observacin por satlites, transmisiones, guerra electrnica, unidades de
intervencin, etc.).
3.3. DIRECCIN DE INTELIGENCIA MILITAR (DRM)
Creada en 1992, su director general, asiste y asesora al ministro de Defensa en materia de inteligencia de inters militar.
Dependiente del jefe de Estado Mayor de los Ejrcitos para
cubrir las necesidades informativas militares, tambin trabaja
para las autoridades y organismos del ministerio, los mandos
operacionales, mandos orgnicos y organismos gubernamentales implicados.
Para el cumplimiento de su misin cuenta con el apoyo de
los organismos que contribuyen a la inteligencia militar, particularmente la Gendarmera Nacional y la Delegacin General
de Armamento.
Est formada por unos 1.600 efectivos, de los cuales un 70% son militares.
3.4. DIRECCIN GENERAL DE SEGURIDAD INTERIOR (DGSI)
En 2014 se crea esta Direccin General, por Decreto 445 de 30 de abril de 2014,
a partir de la antigua Direccin Central de Inteligencia Interior (DCRI), que pasa a depender directamente del ministro del Interior.
Es responsable, en todo el territorio nacional, de la obtencin, centralizacin y explotacin de las informaciones de inters para la seguridad nacional o los intereses
fundamentales de la nacin.
Sus miembros tienen consideracin de polica judicial en las condiciones generales
establecidas en el Cdigo de Procedimiento Penal.

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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

Entre otras misiones, tienen las de contraespionaje,


lucha antiterrorista, vigilancia de individuos radicales que
puedan recurrir a la violencia contra la seguridad nacional y la proteccin de materias clasificadas o referentes
al potencial econmico, industrial o cientfico de la nacin. Igualmente, realizan tareas de prevencin y represin contra la adquisicin y fabricacin de armas de destruccin masiva, vigilancias de organizaciones criminales
que puedan afectar a la seguridad nacional, y la criminalidad asociada a las tecnologas de la informacin y las
comunicaciones.
Los dems servicios que contribuyen a la seguridad nacional comunican a la DGSI
las informaciones relacionadas con las misiones bajo su responsabilidad.
Est estructurada en una organizacin central y servicios territoriales, de mbito
zonal o interprovincial. Tambin dispone de oficiales de enlace en el extranjero.
Est compuesta por unos 3.200 efectivos, en su mayora agentes de polica, aunque
hay una previsin de incremento hasta 3.500 en los prximos cinco aos.
3.5. DIRECCIN NACIONAL
ADUANERAS (DNRED)

DE

INTELIGENCIA

INVESTIGACIONES

Este servicio es heredero de la Direccin Nacional de Investigaciones Aduaneras


creada en los aos treinta, est actualmente integrado en la Direccin General de
Aduanas e Impuestos Indirectos y depende del Ministerio de Economa y Finanzas.
Desde 1988 cuenta con una divisin de inteligencia.
Est estructurada en tres departamentos, la Direccin
de Inteligencia Aduanera, la Direccin de Operaciones
Aduaneras y la Direccin de Investigaciones Aduaneras,
y sobre todo aplican preceptos contenidos en el Cdigo
de Aduanas.
Unos 740 agentes materializan su misin de lucha
contra la importacin ilegal de productos particularmente sensibles, como las drogas o las armas, y de
productos gravados con altos impuestos, as como
de las falsificaciones, que perjudican gravemente a la
economa nacional.
Sus miembros no tienen la consideracin de polica judicial sino administrativa.
Realizan actividades incluso en el extranjero, pero no llevan a cabo operaciones clandestinas. Cuentan con una pequea clula especializada en antiterrorismo, muy en
contacto con la DGSE, DGSI, TRACFIN y la Unidad de Coordinacin de la Lucha
antiterrorista (UCLAT).

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3.6. TRATAMIENTO DE INTELIGENCIA Y ACCIN CONTRA LOS CIRCUITOS


FINANCIEROS CLANDESTINOS (TRACFIN)
En 1990 se creo una clula de coordinacin responsable del tratamiento de la informacin y de la
accin contra los circuitos clandestinos. En 2006
fue declarada servicio con competencias a nivel
nacional, por Decreto de 6 de diciembre de 2006.
Est formado por unos cien efectivos.
Su misin, determinada en el Cdigo Monetario y Financiero, en el mbito de competencias del Ministerio de Economa y del Presupuesto, es la siguiente:
Obtener, tratar y difundir inteligencia sobre los circuitos financieros clandestinos
y el blanqueo de dinero.
Impulsar y coordinar, a nivel nacional e internacional, los medios de investigacin de las administraciones de Economa y Presupuesto, para la investigacin
de las investigaciones en materia aduanera y fiscal.
Colaborar con los ministerios, organismos nacionales e internacionales implicados, en el estudio de medidas a aplicar contra los circuitos financieros clandestinos y el blanqueo de dinero.
3.7. OTROS SERVICIOS
Aunque se han determinado claramente los miembros de la comunidad de inteligencia, conviene citar que, ms all de ese primer crculo, hay organismos estatales
que indudablemente participan en la produccin de Inteligencia.
Entre ellos, sin duda, est la Gendarmera Nacional. Sorprendentemente, un Cuerpo de unos 100.000 efectivos y una implantacin de ms de
3.500 Puestos en todo el territorio nacional, incluyendo los territorios de ultramar, no forma parte del restrictivo
club de los servicios especializados.
Sin embargo, cuenta con una Subdireccin de Anticipacin Operacional,
dependiente de la Direccin de Operaciones y Empleo. Esta labor permite
asegurar la informacin necesaria para las autoridades gubernativas, detectar y prevenir las amenazas al orden pblico, a las instituciones y a los intereses fundamentales de la nacin o para la soberana nacional (http://www.gendarmerie.interieur.gouv.
fr). Se puede decir que la Gendarmeria Nacional, en el mbito de la inteligencia, es un
servicio generalista complementario de los servicios de inteligencia especializados.
Adems, la Gendarmera debe informar a las autoridades gubernamentales y tiene encomendada la misin de obtencin de informacin, por mandato legal (Leyes 1995-73, de
21 de enero, de orientacin y programacin sobre seguridad y 2009-971, de 3 de agosto) .
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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

Tambin conviene citar, como rgano asociado a la inteligencia, la Direccin de Inteligencia de la Prefectura de Polica de Pars (DR-PP). Por su entidad y peculiaridad, la
capital cuenta con una Prefectura de Polica que, si bien figura encuadrada en la Polica
Nacional, en la prctica es bastante autnoma y tiene necesidades informativas propias.
En el mismo sentido, en el seno de la Polica Nacional, existe el Servicio Central
de Inteligencia Territorial (SCRT) que, desde 2014 (por Decreto 446 de 9 de mayo de
2014), sustituy a la existente Subdireccin de Informacin General (SDIG). Realiza
la coordinacin de la funcin inteligencia territorial en cada Direccin Provincial de
Seguridad Pblica. En concreto, la obtencin de informacin en los mbitos institucional, econmico y social, as como en materia de fenmenos urbanos violentos o que
puedan afectar al orden pblico.
Por otra parte, existe la Subdireccin Antiterrorista (SDAT), dependiente de la Direccin Central de Polica Judicial de la Polica Nacional. En puridad, no se trata de
un servicio de inteligencia, sino que realiza funciones de Polica Judicial, en conexin
con la Direccin General de Seguridad Interior (DGSI), ya que se dedica fundamentalmente a luchar contra el terrorismo, separatista o internacional, adems de investigar
la gran delincuencia financiera.
Tambin existe, como servicio con competencia nacional, la Agencia Nacional de
Seguridad de los Sistemas de Informacin (ANSII), encuadrada en la Secretara General de Defensa y Seguridad Nacional. Fue creada en 2009 para dotar al Estado de
una capacidad de prevencin y de reaccin frente a los ataques informticos, siendo
la autoridad nacional en esta materia. Garantiza la vigilancia, la deteccin, la alerta y
la reaccin, fundamentalmente en las redes estatales. Tambin apoya, como reserva
en este campo, con su conocimiento y asistencia tcnica, a las dems administraciones y a los operadores privados de importancia vital o a los industriales.
En el mbito de la administracin penitenciaria, existe tambin una Oficina de Informacin Penitenciaria. Fue creada en 2003, en el seno del Estado Mayor de Seguridad, para asegurar la vigilancia de los presos ms complicados. Desde 2008 tiene por
misin recopilar y analizar el conjunto de informaciones tiles para la seguridad de los
establecimientos y servicios penitenciarios (Decreto de 9 de julio de 2008). En coordinacin con la Gendarmera y la Polica, obtiene informacin a travs de sus servicios
territoriales, para su aprovechamiento operacional.
4. LA COMUNIDAD DE INTELIGENCIA
4.1. LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA
En mayo de 2014, adems de detallar legalmente los servicios de inteligencia especializados, se plasm oficialmente la existencia de la nocin Comunidad francesa
de inteligencia, compuesta por dichos servicios, adems del coordinador Nacional de
Inteligencia y la Academia de Inteligencia (mediante Decreto 2014-474, de 12 de mayo).
En palabras del prefecto Alain Zabulon, anterior coordinador Nacional de Inteligencia,
en la presentacin en la Academia de Inteligencia en octubre de 2014, la nocin de
comunidad de inteligencia es reciente. Traduce el hecho de que los seis servicios

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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

de inteligencia trabajen de manera complementaria y coordinada. As mismo se


pretende profundizar en nuevas sinergias, muy fuertes, que se han producido tras
la instauracin de la coordinacin nacional de inteligencia. La misma creacin de la
Academia de Inteligencia ilustra este cambio de paradigma. En el mismo sentido, los
medios tcnicos, cada vez ms sofisticados y costosos, estn siendo mutualizados
y compartidos entre los diferentes servicios de la comunidad.
Durante la presidencia de Nicolas Sarcozy (2007-2012) y con su impulso personal,
afianzando la idea de la comunidad de inteligencia, se puso en marcha un proceso
reformador en el campo de los servicios de inteligencia, reflejado en la publicacin del
Libro Blanco de Defensa y Seguridad Nacional de 2008, con la creacin de la Direccin Central de Seguridad Inteligencia Interior (DCRI), de la Delegacin Parlamentaria
de Inteligencia y del Consejo Nacional de Inteligencia.
El Libro Blanco de Defensa y Seguridad Nacional 2013 confirma el relevante papel
de la Inteligencia en la Estrategia de Defensa y Seguridad Nacional, recomendando la
mutualizacin de los medios de inteligencia, el refuerzo de la coordinacin y control
en este mbito, la necesidad de potenciar la inteligencia interior y de una mayor inversin en todos los campos de la inteligencia.
4.2. LA TEORA DE LOS CRCULOS CONCNTRICOS
En 2013, un informe sobre el marco jurdico de los servicios de inteligencia (Urvoas,
2013), realizado por la Comisin de Leyes de la Asamblea Nacional francesa, ya destacaba la paradoja de la existencia de numerosas estructuras que, aunque desarrollaban actividades de inteligencia, no formaban parte de la comunidad de inteligencia,
lo que provoca una segmentacin perjudicial a la accin del Estado. Consideraban
que la ampliacin del mbito de competencias de la autoridad de coordinacin creada
podra contribuir a mejorar la eficacia global del Estado.
En la prctica, un primer crculo, que sera el ncleo duro, estara compuesto por
la DGSE, la DGSI, la DRM y la DPSD, nombrados como servicios de inteligencia,
con capacidades mximas de empleo de medios especiales. Este selecto grupo, adems, tiene a travs de sus respectivos ministros un acceso privilegiado a la Presidencia de la Repblica, de quien depende el coordinador Nacional de Inteligencia.
Un segundo crculo, lo integrara TRACFIN, DNRED, la SDIG (hoy SCRT) de la Direccin Central de Seguridad Pblica de la Polica Nacional, la Gendarmerie Nationale,
la Direccin de Inteligencia de la Prefectura de Polica de Pars (DRPP) o la Oficina de
Informacin Penitenciaria (BRP). Se trata de servicios que desarrollan actividades de
inteligencia, con autorizacin para acceder a ciertos medios y tcnicas especiales.
Un tercer crculo agrupara el SIRASCO (Servicio de Informacin, de inteligencia
y de anlisis estratgico sobre criminalidad organizada) de la Direccin Central de
Polica Judicial, la Oficina Penitenciaria y la Agencia Nacional de Seguridad de los
Sistemas de Informacin (ANSSI). Podra incluirse tambin el Mando de Operaciones
Especiales (COS) dependiente del jefe de Estado Mayor de los Ejrcitos, la Direccin
de Prospectiva del Ministerio de Asuntos Exteriores y la Direccin de Asuntos Estratgicos del Ministerio de Defensa.

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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

De este modo, dos de los seis servicios de inteligencia actuales (TRACFIN y DNRED) perderan su status.
Esta propuesta, bastante realista, plasmada en el citado informe parlamentario de
2013, no parece que vaya a consolidarse a la vista de la redaccin de la Ley de Inteligencia que ha sido aprobada en sede parlamentaria.
4.3. LA ESTRATEGIA NACIONAL DE INTELIGENCIA
El Libro Blanco de Defensa y Seguridad Nacional de 2013 ya recordaba que la
funcin conocimiento y anticipacin era un elemento fundamental de la Estrategia
de Seguridad Nacional y la condicin indispensable para la toma de decisiones
libres y soberanas.
La Estrategia Nacional de Inteligencia es un documento que tiene por vocacin
fijar, para un perodo de tres a cinco aos, los grandes ejes del Gobierno en materia de
Inteligencia (segn declaraciones de la Sra. Patricia Adam, presidenta de la Comisin
de Defensa y de Fuerzas Armadas, en el Senado el 2 de agosto de 2013).
Tanto esta Estrategia como el Plan Nacional de Orientacin de Inteligencia
(PNOR) - este ltimo, documento clasificado -, son comunicados a la Delegacin Parlamentaria de Inteligencia.
La Estrategia Nacional de Inteligencia tiene tambin por objeto que la funcin esencial que desarrollan los servicios de inteligencia en defensa y promocin de los intereses fundamentales sea mejor conocida por los ciudadanos (http://www.academierenseignement.gouv.fr/coordination.html).

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En ella, se define la poltica de Inteligencia para los cinco aos siguientes, siendo
revisable cada ao o cuando sea necesario.
Las amenazas ms importantes contempladas en la Estrategia son las siguientes:
el terrorismo,
el espionaje o la injerencia econmica,
la proliferacin de armas de destruccin masiva,
los ciberataques y
la criminalidad organizada.
Adems, la Inteligencia constituye un instrumento de promocin y defensa de los
intereses de Francia en el mundo.
4.4. LA ACADEMIA DE INTELIGENCIA
En 2010, siguiendo las recomendaciones del Libro Blanco de Defensa y Seguridad
Nacional de 2008, fue creada la Academia de Inteligencia, como un servicio de mbito
nacional, dependiente del primer ministro (segn Decreto 2010-800, de 13 de julio),
ubicada en las instalaciones de la cole Militaire en Pars.
La creacin de la Academia se consider
un paso ms, importante, en el proceso de
reforma en este mbito iniciado en 2009,
por su contribucin a la centralizacin y
acercamiento entre los diferentes servicios
de inteligencia.
Se le encomend la misin de formacin
del personal de los servicios de inteligencia,
el reforzamiento de las relaciones en el seno de la comunidad de inteligencia, as
como la difusin de la cultura de inteligencia a travs de acciones de sensibilizacin.
Es responsable de la formacin inicial del personal que se incorpora a los seis servicios especializados de inteligencia. Adems, organiza seminarios sobre temticas
especficas, un ciclo superior de inteligencia para cuadros superiores de los servicios
y actividades cortas de formacin dirigida a ciertos pblicos.
5. ORGANOS DE COORDINACION Y CONTROL
5.1. LA COORDINACIN DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA
5.1.1. Consejo Nacional de Inteligencia
Como formacin especializada del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, el
Consejo Nacional de Inteligencia define las orientaciones estratgicas, las prioridades

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en materia de inteligencia y establece la planificacin de recursos humanos y tcnicos


de los servicios de inteligencia 1.
Bajo la presidencia del jefe del Estado, participan el primer ministro y los ministros
afectados, as como los directores de los servicios de inteligencia y el coordinador
Nacional de Inteligencia.
Este rgano establece la Estrategia Nacional de Inteligencia.
5.1.2. El coordinador Nacional de Inteligencia (CNR)
Este rgano de coordinacin de los servicios de inteligencia fue creado en julio
de 20082, siguiendo las recomendaciones del Libro Blanco de Defensa y Seguridad
Nacional (2008), con dependencia del presidente de la Repblica, a quien asesora
en este mbito.
Junto al secretario General de Defensa y Seguridad Nacional, el coordinador Nacional de Inteligencia informa al Consejo Nacional de Inteligencia, prepara sus reuniones y vela por la ejecucin de las decisiones tomadas por el Consejo.
El valor aadido viene de su funcin de garantizar una buena cooperacin entre los
servicios que forman la comunidad de inteligencia. Es responsable de la elaboracin
de la Estrategia Nacional de Inteligencia, del Plan Nacional de Orientacin de inteligencia y del Plan Nacional de inversiones.
Adems, transmite las instrucciones del presidente de la Repblica a los responsables de los servicios que, a su vez, le trasladan las informaciones que deba conocer el
jefe del Estado y le rinden cuenta de sus actividades.
El CNR preside las reuniones peridicas de los directores de los servicios de inteligencia, para jerarquizar las prioridades informativas, en las que tambin participa el
Gabinete del primer ministro.
5.1.3. La Unidad de Coordinacin de la Lucha Antiterrorista (UCLAT)
A nivel operacional en 1984 se cre, en el seno del Ministerio del Interior, la Unidad de Coordinacin de la Lucha Antiterrorista, para garantizar la coordinacin del
conjunto de los servicios responsables de la lucha contra el terrorismo, realizando
diariamente el anlisis y la sntesis de las informaciones en este mbito. Proporciona
al ministro una evaluacin de la amenaza que le permita adecuar los correspondientes
dispositivos de seguridad.
Se estructura en un escaln central y un destacamento en el sur de Francia, adems de contar con oficiales de enlace en/de Espaa, Alemania, Italia, Reino Unido y
Blgica, entre otros.

1
2

Creado por Decreto 2009-1657, de 24 de diciembre.


Decreto 2009-1657 de 24 de diciembre, relativo al Consejo de Defensa y de Seguridad Nacional y
al Secretariado General de Defensa y Seguridad Nacional.

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5.2. EL CONTROL DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA


5.2.1. Delegacin Parlamentaria de Inteligencia
Creada por Ley de octubre de 2007, est compuesta paritariamente por parlamentarios de la Asamblea Nacional y del Senado.
Ejerce el control de la actividad del Gobierno en materia de inteligencia as como
la evaluacin de la poltica pblica en este campo. Lleva a cabo comparecencias de
autoridades polticas y de responsables de los servicios. Redacta un informe anual,
pblico, balance de sus actividades.
Por otra parte, las comisiones parlamentarias de la Asamblea, as como las comisiones de investigacin, en su caso, pueden interesarse sobre la actividad de inteligencia, en el mbito de sus competencias.

Jean-Jacques Urvoas, presidente de la Delegacin Parlamentaria sobre Inteligencia.

5.2.2. Comisin Nacional de Control de la Tcnicas de Inteligencia


La Ley de Inteligencia, recientemente aprobada, incluye la creacin de la Comisin
Nacional de Control de la Tcnicas de Inteligencia (CNCTR), en sustitucin de la anterior Comisin Nacional de Control de las Interceptaciones de Seguridad (CNCIS).
Est compuesta por tres diputados, tres senadores, tres magistrados del Consejo
de Estado, tres magistrados del Tribunal de Casacin y un experto tcnico.
Con anterioridad a la puesta en marcha de operaciones tcnicas de vigilancia por
parte de los servicios de inteligencia, deber solicitarse informe de la CNCTR, para
posteriormente ser autorizada por el primer ministro o las personas en quien delegue.
En caso de urgencia, puede obviarse el control previo de esta comisin, pudiendo ser
autorizadas las operaciones, excepcionalmente, por el jefe del servicio de inteligencia.
5.2.3. Inspeccin de los Servicios de Inteligencia
De modo similar a lo que ocurre en el resto de la Administracin francesa, los servicios de inteligencia son sometidos a controles, externos e internos, que garantizan el
respeto de las normas que les afecten.

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En este sentido, se creo en julio de 2014 la Inspeccin de los Servicios de Inteligencia, por Decreto 2014-833 de 24 de julio, siguiendo la recomendacin del Informe parlamentario de Jean-Jacques Urvoas y de Patrice Verchre, de 14 de mayo de 2013.
Bajo la autoridad del primer ministro, ejercer puntualmente misiones de control,
auditoria, anlisis y evaluacin de los seis servicios que forman parte de la comunidad
de inteligencia, as como de la Academia de Inteligencia.
Los miembros de la Inspeccin son nombrados por el primer ministro, entre personal de las inspecciones generales ya existentes -Inspeccin General de Finanzas,
Inspeccin General de la Administracin, Control General de los Ejrcitos y Consejo
General de economa, industria, energa y tecnologas-, ejerciendo el secretariado de
la Inspeccin el coordinador Nacional de Inteligencia.
De modo complementario, los propios servicios de inteligencia tambin realizan
funciones de control interno. Sirva de ejemplo la DGSE, que cuenta en su estructura
con la figura de un inspector General y un departamento de auditoria a cargo de un
contrleur gnral.
5.2.4. Comisin Nacional de la Informtica y las Libertades (CNIL) y la Comisin
de Acceso a Documentos Administrativos (CADA)
La primera, CNIL, que podramos calificar de rgano equivalente a la Agencia Espaola de Proteccin de Datos, creada por Ley en 1978, realiza tambin control sobre
las actividades de inteligencia en lo referente a la creacin de un fichero o ante las
peticiones de ciudadanos para verificar informaciones en ficheros que afecten a la
seguridad del Estado, la defensa y la seguridad pblica.
En el caso de la CADA, como autoridad administrativa independiente, atiende peticiones de documentos administrativos, por particulares, que puedan afectar a mbitos
sensibles, debiendo resolver si su comunicacin pudiera afectar al debido tratamiento
de la informacin clasificada (Secreto Defensa Nacional o Seguridad del Estado).
5.2.5. Comisin Consultiva del Secreto de Defensa Nacional (CCSDN)
La legislacin francesa no permite a los jueces acceder a documentos clasificados,
incluso por necesidad de los procedimientos, siendo necesario para ello una peticin
motivada de desclasificacin a la autoridad administrativa que haya clasificado el documento (segn el artculo 23, 12-4, del Cdigo de Defensa).
El ministro al que un magistrado haya solicitado la desclasificacin de un documento,
en el marco de un procedimiento judicial, debe solicitar, de modo previo a la decisin, un
informe a la Comisin Consultiva del Secreto de Defensa Nacional que, sin embargo,
no es vinculante, aunque ser publicado en el Boletn Oficial de la Repblica Francesa.
Esta Comisin, creada por Ley 98-567 como autoridad administrativa independiente, est compuesta por cinco miembros, tres de ellos elegidos por el presidente de la
Repblica de entre los miembros del Consejo de Estado, del Tribunal de Casacin o
del Tribunal de Cuentas y, los dos restantes, son un diputado y un senador designados
por el presidente de cada cmara.

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5.2.6. Comisin de Verificacin de Fondos Especiales (CVFS)


La Ley de Finanzas prev que los gastos realizados sobre los fondos especiales
con cargo al programa Coordinacin del trabajo gubernamental sean examinados
cada ao por una comisin de verificacin, para garantizar que los crditos son utilizados conforme al destino previsto en la ley de presupuestos.
En 2013, en la lnea de intensificar el control parlamentario de los servicios de
inteligencia, se modific la composicin de la Comisin de Verificacin de Fondos
Especiales, constituyendo una formacin especializada en el seno de la Delegacin
Parlamentaria sobre Inteligencia.
Los fondos especiales se dedican a financiar actuaciones relacionadas con la seguridad exterior e interior del Estado. En 2015, se elevan a unos 50 millones de euros,
dedicndose fundamentalmente a la DGSE (segn se publica en http://www.senat.fr/
rap/a14-110-9/a14-110-95.html).
La CVFS est compuesta por dos diputados y dos senadores, miembros de la Delegacin Parlamentaria sobre Inteligencia, designados de modo que la representacin
sea plural.
Los miembros de la Comisin estn obligados a respetar el Secreto de Defensa,
protegido por el Cdigo Penal, sobre los hechos o informaciones que conozcan por
razn de su mandato. Los trabajos de la Comisin son secretos.
6. PROBABLE EVOLUCION
No era arriesgado aventurar, a la vista del informe de 2013 sobre el marco jurdico de
los servicios de inteligencia, realizado por la Comisin de Leyes de la Asamblea Nacional francesa, que se fuese a producir una transformacin del sistema de inteligencia hacia el modelo de crculos concntricos antes citado. Sin embargo, la Ley de Inteligencia
de 2015 ha zanjado el debate en el sentido de mantener la existencia de seis servicios
de inteligencia especializados, aunque la participacin de otras agencias en las labores
de inteligencia o la utilizacin de tcnicas especiales de obtencin es evidente.
Por otra parte, la direccin poltico-estratgica de la funcin de Inteligencia se ha
situado muy prxima al presidente de la Repblica -a la sazn presidente del Consejo
Nacional de Inteligencia y de quin depende el coordinador Nacional de Inteligencia-,
sin perjuicio de las dependencias y de las funciones de direccin y coordinacin algo
minimizadas- que llevan a cabo el primer ministro y los ministros afectados.
Otra posible evolucin sera que, las atribuciones y prerrogativas que la nueva Ley
de Inteligencia asigna a los seis servicios de inteligencia especializados, se ampliasen
en mayor o menor medida a los otros servicios que desarrollan labores de inteligencia (GN, DRPP, SCRT, etc.).
Aunque no dejara de ser bastante complejo, tambin se alzan voces solicitando la
concentracin del presupuesto de inteligencia, en la lnea de los criterios establecidos
en la Ley Orgnica marco de las Leyes de Finanzas (LOLF), ya que su actual dispersin
supone un obstculo importante para la puesta en marcha de una gestin coherente
y ptima. Adems, al presupuesto correspondiente a los seis servicios especializados

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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

debera aadirse el de la Academia de Inteligencia y el de los organismos situados


en los segundos y terceros crculos. Actualmente sera de unos 1.200 millones de
euros, para unos efectivos que oscilan entre 13.000 y 14.000 dotaciones. La DGSE y
la DGSI coparan 2/3 del presupuesto y el 60% de los efectivos.
Como hemos visto, ya se ha iniciado un movimiento hacia un gobierno reforzado de
la comunidad de inteligencia, as como la potenciacin de las sinergias entre servicios
mediante procedimientos comunes y mutualizacin de medios. La lgica evolucin
ser avanzar en esta direccin.
Un muestra de esta orientacin hacia el trabajo conjunto es la presencia, en las propias dependencias de la DGSI, de un equipo de la DGSE, lo que en palabras del propio ministro del Interior, era inconcebible hace poco tiempo. En la misma direccin,
como ejemplo de cooperacin operacional interservicios, se ha constituido la Clula
Herms en el Centro de Planificacin y Conduccin de las Operaciones, del Ministerio
de Defensa, en la que participan representantes de los seis servicios especializados,
en apoyo de las operaciones de los ejrcitos en Irak.
Por otra parte, se ha anunciado y puesto en marcha progresivamente, un refuerzo de
las estructuras de policiales de seguridad e inteligencia, fundamentalmente para la lucha contra el terrorismo yihadista, a travs de un plan integral de lucha contra el terrorismo y la radicalizacin, que incluir adems a personal de prisiones, justicia y educacin.
Igualmente, es previsible que se avance en el refuerzo y una mayor integracin de
los servicios de informacin de la Administracin penitencia en el conjunto del sistema
de la comunidad de inteligencia, a la vista del aumento de poblacin reclusa por terrorismo yihadista y de los procesos de radicalizacin que se producen en las propias
prisiones. An as, para una poblacin reclusa de unos 68.000 presos, distribuidos en
189 establecimientos, solo se cuenta con 13 efectivos a nivel central, nueve en las direcciones interregionales y un delegado en cada prisin. En este sentido, desde enero
de 2015, este servicio participa en las reuniones peridicas en la UCLAT. Sin embargo, la ministra de Justicia se ha manifestado a favor de que las tareas de obtencin de
informacin ms complejas sean realizadas por los servicios de inteligencia especializados (comparecencia en la Asamblea Nacional, del 19-05-2015, ante la Comisin de
investigacin sobre vigilancia de redes e individuos yihadistas).
Finalmente, el propio primer ministro en su discurso en la Asamblea Nacional, tras
los atentados de Pars, evocaba la necesidad de crear una unidad de informacin en
el seno de la Direccin de Proteccin Judicial de la Juventud, a semejanza de la existente en las prisiones, misin que se antoja compleja de materializar.
Tras el atentado yihadista de junio de 2015 en la regin francesa de Isre, de escenificacin macabra, tras la decapitacin del jefe de una empresa de transportes a
manos de un empleado, se han puesto de manifiesto movimientos en el mbito de la
inteligencia y de la lucha antiterrorista. Una vez ms, el autor era un yijadista radical
sobre el que haban trabajado diferentes servicios de inteligencia. En declaraciones
del ministro del Interior (Le Monde de 30-06-2015), se anunciaba la creacin de un
estado mayor operacional de prevencin del terrorismo, para una mayor centralizacin y coordinacin operativa de los servicios de inteligencia, encuadrado directamente en el Gabinete del ministro del Interior. En el mismo participaran la DGSI, la polica
judicial, la seguridad pblica, la Prefectura de Polica de Pars y la Gendarmera. Se
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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

tratara de mejorar la circulacin de la informacin, que puede estar entre los diferentes actores de la lucha antiterrorista.
6.1. LEY DE INTELIGENCIA
El pasado da 26 de junio de 2015, fue aprobada en la Asamblea Nacional la Ley
relativa a la Inteligencia, validada en su mayor parte por el Consejo Constitucional el
23 de julio de2015.

Manuel Valls, primer ministro francs, en la Asamblea Nacional.

En la exposicin de motivos del proyecto de esta Ley, presentado el 19 de marzo


ltimo en la Asamblea Nacional, hacindose eco del Informe de actividad de la Delegacin Parlamentaria de Inteligencia 2014, se afirma que Francia es la nica democracia occidental que no dispone de un marco jurdico, dejando de hecho a nuestros
servicios de inteligencia en la ms absoluta indigencia jurdica, exponiendo a los funcionarios que trabajan en este mbito y creando las condiciones de posibles ataques
a las libertades fundamentales de los ciudadanos.
La Ley define los principios y las finalidades de la poltica pblica de inteligencia,
prerrogativa del Estado, para reconocer su contribucin a la seguridad nacional y a la
defensa de los intereses fundamentales de la nacin. Servir para enmarcar la utilizacin de las tcnicas de obtencin de informacin y proteger las libertades individuales,
dando seguridad a la actuacin de los servicios especializados.
Mediante esta norma, se autoriza a los servicios de inteligencia, fundamentalmente
para la lucha contra el terrorismo, a reforzar la vigilancia de las comunicaciones en
Internet mediante el anlisis de metadatos de los internautas (origen y destino del
mensaje, direccin IP de las pginas visitadas, etc), impuesto a los proveedores de
estos servicios, que seran contrastados con esquemas algortmicos correspondientes a perfiles de terroristas, todo ello respetando el anonimato.
Del mismo modo, la Ley autorizara el empleo de los IMSI catchers, dispositivos
que imitando la funcin de un repetidor de telefona mvil, captan los dispositivos mviles encendidos que se encuentren en una zona determinada, registrando el nmero
de telfono, aparato, comunicaciones, destinatarios, etc.
Algunas asociaciones y organismos como la Comisin Nacional de Informtica y
Libertades (CNIL) han mostrado sus dudas sobre las garantas legales de estas actividades autorizadas por la nueva Ley.
El Gobierno, en defensa de esta Ley, ha argumentado la exigencia de una autorizacin previa a la utilizacin de estas tcnicas, refirindose a la Comisin Nacional
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LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

de Control de las Tcnicas de Inteligencia, autoridad administrativa independiente.


Adems, el primer ministro lo considera absolutamente necesario para el control de la
creciente amenaza yihadista.
Conviene saber que la cuota mxima de interceptacin de comunicaciones por razones de seguridad nacional, en 2014, autorizadas administrativamente, fue de 2.190.
Una cifra limitada teniendo en cuenta que en 2012 se llevaron a cabo en Francia
unas 35.000 intervenciones de comunicaciones con autorizacin judicial (segn Informe de la Delegacin Parlamentaria de Inteligencia de 18 de diciembre de 2014). La
evolucin de las mismas en los ltimos aos ha sido la siguiente:
1991-1996

1997

2003

2005

2009

2013

M DEFENSA

232

330

400

450

285

285

M INTERIOR

928

1190

1190

1290

1455

1785

M FINANZAS

20

20

80

100

100

120

TOTAL

1180

1540

1670

1840

1840

2190

Interceptacin de comunicaciones por razones de seguridad nacional.


(CNCIS. 20 Informe de actividad 2011-2012).

Durante la tramitacin parlamentaria, ya en el Senado, la Ley fue enmendada a


iniciativa del diputado Urvoas, introduciendo una clusula por la cual, en el caso de no
franceses o residentes en Francia, para su vigilancia, no ser necesario el informe de
la Comisin Nacional de Control de las Tcnicas de Inteligencia (CNCTR), bastando
con la autorizacin del primer ministro. La finalidad sera la proteccin de los intereses
estratgicos y empresariales de Francia.
7.

CONCLUSIONES

Podemos afirmar que la comunidad de inteligencia francesa constituye un conjunto


complejo que, sin embargo, dispone de suficientes rganos de coordinacin y control.
Adems, han iniciado la senda de la cooperacin sinrgica entre servicios, cuestin
nada sencilla, aparte de los beneficios que sin duda aportar a medio plazo la existencia del coordinador Nacional y de la Academia de Inteligencia.
Las grandes reestructuraciones afrontadas en el mbito de la Inteligencia, desde
2008, han supuesto un hito trascendental en el conjunto del sistema de inteligencia
del pas galo.
Por otra parte, la aprobacin de la Ley de Inteligencia constituye un paso trascendental para dar amparo legal a las labores de inteligencia desarrolladas por los servicios franceses. Sin duda, la crudeza de los atentados sufridos a principios de ao en
Pars han facilitado el apoyo parlamentario durante la tramitacin de esta norma.
Tras los atentados de noviembre de 2015 en Pars y Saint Denis, el Estado francs
ha adoptado medidas excepcionales, como son la Declaracin temporal del Estado
de Emergencia (equivalente al estado de excepcin en Espaa) y la intensificacin de
los controles fronterizos, a la vez que ha anunciado un esfuerzo presupuestario para
mejorar los medios humanos y materias de las fuerzas de seguridad, servicios de
inteligencia, administracin de justicia y fuerzas armadas. Por el momento no se han
producido modificaciones en la estructura de los servicios de inteligencia.
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PEDRO ANTONIO VARGAS CAMACHO

A pesar de todo ello, habr que ver si estos cambios y mecanismos de coordinacin
son suficientes o, por el contrario, se avanza hacia una mayor coordinacin operacional efectiva del trabajo de los servicios de inteligencia y otros actores implicados.
Estos ltimos atentados habran confirmado la necesidad de consolidar e, incluso,
potenciar el recin creado estado mayor operacional de prevencin del terrorismo
en el Ministerio del Interior.
BIBLIOGRAFIA
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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 155-175. ISSN: 2341-3263

LA COMUNIDAD FRANCESA DE INTELIGENCIA

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http://www.lemonde.fr/police-justice/article/2015/06/30/bernard-cazeneuve-prend-directement-en-mains-la-lutte-contre-le-terrorisme_4664750_1653578.html (Artculo en
Le Monde, de 30-06-2015).
LEGISLACIN
Decreto 2014-474 de 12 de mayo, de aplicacin del art. 6 de la Ordenanza 58-1100 de
17 de noviembre de 1958 relativa al funcionamiento de las asambleas parlamentarias
y designando los servicios especializados de inteligencia.
Leyes 1995-73, de 21 de enero, de orientacin y programacin sobre seguridad y
2009-971, de 3 de agosto, relativa a la Gendarmerie Nationale.
Decreto 446 de 9 de mayo de 2014, relativo a la organizacin descentralizada de la
Direccin Central de Seguridad Pblica.
Decreto de 9 de julio de 2008, estableciendo la organizacin de la Direccin de la administracin penitenciaria.
Decreto 2014-474, de 12 de mayo, relativo al funcionamiento de las asambleas parlamentarias y designando los servicios especializados de inteligencia. Con anterioridad,
en el Decreto n 2009-1657, relativo al Consejo de Defensa y Seguridad Nacional,
haba aparecido la expresin comunidad francesa de inteligencia, sin ms detalle.
Decreto 2010-800, de 13 de julio, sobre creacin de la Academia de Inteligencia.
Decreto 2014-833 de 24 de julio, relativo a la Inspeccin de los Servicios de Inteligencia.
Ley 78-17 de 6 de enero, relativa a la informtica, a los ficheros y a las libertades.
Ley 98-567 de 8 de julio loi n 98-567 du 8 juillet 1998.
Fecha de recepcin: 23/09/2015. Fecha de aceptacin: 17/12/2015

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INVESTIGACIN CRIMINAL. PRINCIPIOS, TCNICAS Y


APLICACIONES

ANDREA GIMNEZ-SALINAS FRAMIS Y JOS LUIS GONZLEZ LVAREZ


LID. Biblioteca ICFS. 2015, 393 pginas.
ISBN13: 9788483564844

La editorial LID ha publicado Investigacin criminal. Principios, tcnicas y aplicaciones. La citada obra, que ha sido prologada y presentada por el secretario de Estado de Seguridad, es un nuevo esfuerzo del Instituto de Ciencias Forenses y de la
Seguridad (ICFS), de la Universidad Autnoma, por avanzar en la generacin de conocimiento y su difusin en materia de inteligencia y seguridad.
La obra ha sido coordinada por la doctora Andrea Gimnez-Salinas, secretaria
general y directora del rea de Ciencias Forenses y de la Seguridad del ICFS, y
por Jos Luis Gonzlez, comandante de la Guardia Civil y especialista en Polica
Judicial. Se sigue, de esta manera, la tendencia iniciada el ao anterior con la publicacin de Seguridad Nacional, amenazas y respuestas, obra coordinada por el
doctor Luis de la Corte y el director del Centro de Anlisis y Prospectiva de la Guardia Civil, Jos Mara Blanco.
Se trata, de nuevo, de un esfuerzo colectivo, en el que han participado 24 autores,
en una perfecta simbiosis entre el mundo acadmico y el de los profesionales de la seguridad pblica, con una nutrida presencia de representantes del Cuerpo Nacional de
Polica y de la Guardia Civil. De esta forma, adems de la coordinacin y aportaciones
propias del comandante Jos Luis Gonzlez, han participado en la obra los oficiales
de la Guardia Civil Mara Jos Garrido Antn, Juan Vicente Bonilla Garca, Ramn
Gonzlez Gallego, Jos Luis Peas Prieto y Andrs Sotoca Plaza, adems del director
del Centro de Anlisis y Prospectiva.
En tiempos en que el yihadismo centra absolutamente el foco de atencin en materia de seguridad, configurndose, segn la opinin de multitud de mandatarios internacionales, como la principal amenaza a nuestras sociedades occidentales, es procedente girar la vista hacia otros fenmenos criminales que s forman parte del da a da
de los ciudadanos y que, sin tener tanto eco meditico, causan ms muertes y ms
daos a los estados occidentales.
El fenmeno criminal es complejo, tanto desde un punto de vista analtico como
para la investigacin, esclarecimiento, detencin y puesta a disposicin judicial de
los presuntos culpables. Muchas actividades criminales, a diferencia del terrorismo
internacional, son ms opacas, en ocasiones realizadas a travs de la infiltracin en
las estructuras del estado y sus instituciones, y se sirven de complejas herramientas
tecnolgicas y financieras.
El libro sigue una estructura lgica. En la primera parte se presenta un estado
de situacin sobre las diferentes tipologas delictivas, abordando cuestiones como
la delincuencia en Espaa, la delincuencia sexual y violencia contra la pareja, el
crimen organizado, el terrorismo y extremismo violento, la delincuencia econmica y
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Resea de libros

la corrupcin y la ciberdelincuencia. La segunda parte detalla las principales fuentes


y tcnicas de investigacin utilizadas: las evidencias forenses, los procedimientos
operativos, las vctimas y testigos, la entrevista y el interrogatorio, los agentes
encubiertos y gestin de confidentes e informadores, el perfilamiento, el mapeo
geogrfico, el anlisis de redes sociales, la investigacin de los delitos telemticos, la
investigacin criminal econmica y financiera y la inteligencia criminal.
Como destacaba el secretario de Estado durante la presentacin del libro, la colaboracin de cientficos y acadmicos con los servicios policiales ha marcado un
antes y despus en la criminologa, la Polica Cientfica y la investigacin del delito en
general, una apertura subray- que supone un carril de doble direccin, en el que
todos salimos ganando. En este sentido, puso como ejemplo el sistema VioGn para
la valoracin del riesgo en el campo de la violencia de gnero que, a su juicio, refleja
la eficiente colaboracin entre el Ministerio del Interior y el mundo universitario. Un
modelo en el que tanto tiempo ha trabajado el comandante Jos Luis Gonzlez junto
al Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICFS).
La obra es una clara apuesta del ICFS, junto a la editorial LID, por la produccin
rigurosa de conocimiento en temas de inteligencia y seguridad, aunando el mtodo
cientfico con la prctica policial. Una apuesta que comparte la Secretara de Estado
de Seguridad, como se muestra a travs de la multitud de convenios suscritos, y que
se siguen firmando, con universidades espaolas. El Instituto se ha convertido en un
punto de encuentro entre profesionales de la seguridad, y tambin de la defensa, y
acadmicos, que se plasma no nicamente en esta labor editorial sino tambin en la
amplia oferta formativa y en multitud de proyectos de investigacin conjuntos.
La Guardia Civil no es ajena a estas dinmicas. Unidades de la Institucin, como la
Jefatura de Polica Judicial o el Centro de Anlisis y Prospectiva, son intensivas en la
incorporacin y aprovechamiento de alumnos en prcticas de diferentes estudios de
grado y de postgrado. Unidades como la Jefatura de Fiscal y Fronteras o Informacin
lideran importantes proyectos de investigacin europeos (FP7 y Horizon 2020), que se
constituyen como marcos de colaboracin intensiva con el sector privado, la industria
de seguridad y el mundo del conocimiento. La Guardia Civil es reconocida en Europa
como lder en proyectos de investigacin y desarrollo.
No existe un monopolio pblico sobre el conocimiento en seguridad. En un mundo
tan complejo y con tantas interrelaciones es una obligacin contar con todos los actores del sistema que puedan contribuir a entender y a luchar contra las fenmenos
criminales que socaban los derechos y libertades de nuestros ciudadanos, nuestras
empresas y nuestras instituciones. Hay una obligacin de detectar el conocimiento y
el talento, estar en contacto con aquellos mbitos en que se genera, considerando,
adems que no son nicamente los organismos pblicos o la universidad. Cada vez
ms los propios ciudadanos se configuran como el centro del sistema, abriendo nuevas vas para desarrollar una inteligencia colectiva para la seguridad.
El conocimiento es caprichoso y rebelde. Caprichoso porque surge espontneamente en los lugares ms insospechados, en sectores o disciplinas aparentemente
ajenas a los temas que se tratan en la seguridad pblica. Rebelde porque no siempre
est dispuesto a seguir las estructuras burocrticas y las visiones anacrnicas que
nos vienen dadas, porque debe cuestionar muchas presunciones y tratar de eliminar
prejuicios y agitar las mentes a travs de una argumentada provocacin. En esa labor
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Resea de libros

se enfrenta a duras resistencias, a estructuras ancladas en viejas formas de pensar y


de hacer, bien sea por miedo al cambio, por pereza o incapacidad para abordar cuestiones complejas o por mantenimiento de un status quo de confort y comodidad.
En definitiva, estamos ante una obra rigurosa, actual y novedosa, bien estructurada, amena en su lectura y que puede ofrecer a profesionales de la seguridad, criminlogos, acadmicos, periodistas y cualquier persona interesada en la actividad de
investigacin una idea bastante aproximada sobre el trabajo que se desarrolla en el
Cuerpo Nacional de Polica y la Guardia Civil. En todo caso hay que sealar que cada
captulo dara, por si mismo, para una obra individual y que la necesaria limitacin en
pginas del texto impide el tratamiento de multitud de metodologas y tcnicas en las
que se viene trabajando e investigando, especialmente en cuanto a cuestiones como
alertas tempranas o modelos predictivos.
Citaba en varias ocasiones el secretario de Estado, en el acto de presentacin del
libro, a Einstein. Acabamos con una referencia adicional del genio cientfico: primero
tienes que aprender las reglas del juego, y despus jugar mejor que nadie. El mundo criminal lo hace, aprovecha el entorno (poltico, social, tecnolgico o econmico)
para identificar nuevas reglas del juego que permitan el logro de sus objetivos. La
primera obligacin de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad es identificar y entender
esas nuevas reglas que surgen del aprovechamiento de resquicios legales, o de complejos procesos de ingeniera financiera o de la utilizacin de avanzadas tecnologas
no especficamente diseadas al servicio del mal. A partir de ah se puede plantear
adecuadamente la partida a jugar. La segunda obligacin, de enorme complejidad, es
tratar de conseguir una seguridad ms anticipatoria y preventiva, que permita vislumbrar previamente los movimientos que el contrario pretende desarrollar en base a las
reglas que el devenir y la evolucin social van marcando.
Jos Mara Blanco Navarro
Director del Centro de Anlisis y Prospectiva
Guardia Civil

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SUPERFORECASTING. THE ART AND SCIENCE OF PREDICTION

PHILP E. TETLOCK Y DAN GARDNER


Nueva York: Crown Publishers, 2015
ISBN: 9780804136693

De un lado estn aquellas personas con capacidades innatas para prever acontecimientos, de otro las que pueden obtener esa habilidad a base de un buen entrenamiento. Este es quizs el mensaje ms relevante, y positivo, que se extrae de la ltima
obra de Tetlock y Gardner.
Philip E. Tetlock es cientfico poltico-social de nacionalidad estadounidense y canadiense. Profesor en la Universidad de Annenberg, Pensilvania y en la Escuela de
Negocios de Wharton, se ha posicionado como un destacado investigador en experimentos de pensamiento contrafactual sobre cuestiones de poltica internacional. Su
desempeo como codirector del proyecto multianual de prediccin Good Judgment
Project le ha servido para disponer de buena parte de las ancdotas y conocimientos
plasmados en este libro. Entre sus alumnos en metodologas de prediccin destacan: el Premio Nobel Daniel Kahneman; Margaret Levi, directora de la Universidad
de Stratford; Sala Kamangar, vicepresidente de Google o Peter Lee, vicepresidente
de Microsoft, entre otros. Dan Gardner, coautor de la obra, est formado en derecho
e historia. En su carrera profesional como periodista ha recibido mltiples premios
y nominaciones en Canad, su pas de origen. La publicacin de sus dos primeras
obras, Risk: The Science and Politics of Fear (2005) y Future Babble: Why Expert
Predictions Fail and Why we Belive Them Anyway (2008) le ha posicionado como
referente internacional en las materias tratadas.
Good Judment Project fue el nombre de la frmula ganadora en una competicin liderada por IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Activity), organismo dependiente de la Oficina del director de Inteligencia Nacional de Estados
Unidos, que buscaba conocer cul es el mejor perfil de un predictor, es decir, de un
forecaster. El equipo que Tetlock y la investigadora Barbara Mellers, junto a otros
colegas, configuraron en el ao 2011 un grupo de 2.800 voluntarios cuya participacin se realiz va web. Gente comn interesada en el devenir de la actualidad y
cuyas formaciones y profesiones no obedecan a ningn patrn. Tras varios aos
y ms de 20.000 predicciones registradas, la minuciosidad de su anlisis permiti
a Tetlock desarrollar un algoritmo para procesar cada una de las respuestas. Durante casi cinco aos, con la nica ayuda de un acceso a internet, los participantes tuvieron que estimar la probabilidad de ocurrencia de ms de 500 eventos de
ndole geopoltica.
Si bien apostar por la inteligencia de las multitudes no es una novedad, pues ya en
2004 James Surowiecki, en Cien mejor que uno, puso de relevancia que la inteligencia derivada de la psicologa colectiva es ms precisa que aquella que un sujeto en
solitario, pese al grado de experiencia que tenga, puede aportar, los resultados fueron
an ms ambiciosos. El equipo de Tetlock y Mellers, en competencia con otros cuatro, obtuvo la mayor puntuacin, incluso por delante de expertos acadmicos, de los
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Resea de libros

mercados financieros y de analistas de inteligencia especializados que tenan acceso


a informacin confidencial.
Pero el alcance de este experimento dio un gran paso ms cuando, de la inteligencia de las multitudes inicial, Tetlock detect que un 2% de los participantes disponan
de capacidades de prediccin muy por encima de la media. Un talento capaz de esquivar trampas cognitivas que acu bajo el nombre de superforecasting.
Las personas que se encuentran dentro de este reducido porcentaje destacan por
su configuracin de actitudes mentales (curiosidad, atencin, apertura, sentido comn
y autocrtica) y no de aptitudes. As, puso de manifiesto que la habilidad de hacer
pronsticos con un alto ndice de aciertos, al menos en el corto plazo, est en buena
medida condicionada por el enfoque inicial que se da a los propios interrogantes.
La flexibilidad de pensamiento ante las evidencias que subyacen a todo proceso de
toma de decisiones es un factor clave; la capacidad de discernir entre lo que se sabe
y lo que se especula. Estos predictores modifican su patrn de pensamiento ante evidencias que van en contra de sus inferencias iniciales, adaptando as su pensamiento
a cada nueva situacin y revisando sus respuestas anteriores sin por ello mostrarse
inseguros. Personas cuyos juicios, presunciones, egos o costumbres no determinan
su respuesta final ante un evento. Estas variables, junto a su mentalidad de crecimiento, les hace estar ms sensibles a saber el motivo de un fallo que la existencia
del fallo en s mismo, una voluntad que redunda en una mayor auto-reflexin y capacidad de aprendizaje. Gente ordinaria que exhibe humildad intelectual ante la complejidad de ver las cosas claras y dispone de estructuras de pensamiento definidas,
continuamente entrenadas, se posicionaron como los superforecasters del futuro.
Las aportaciones de esta investigacin no se limitan a lo hasta aqu expuesto. La
imprevisibilidad y alto impacto que caracteriza a los cisnes negros, como as sugiere
la teora de Nicholas Taleb, es tambin compartida por Tetlock y Gardner en lo que
a imposibilidad de prediccin se refiere, aunque matizada al argumentar que el elenco de los cisnes negros puede ser an menor de lo que pensamos, pues muchos,
aunque sea mnimamente, van precedidos de seales. Sin embargo, disponer de la
capacidad de utilizar los superforecasters para la toma de decisiones inmediatamente
posterior a la materializacin de un evento de este tipo, es una nueva variable que,
para los autores, podra cambiar el curso de los acontecimientos futuros.
No obstante, en un escenario ideal en el que se dispusiera de unidades formadas por
superforecasters para obtener las respuestas ms fiables posibles, el error podra seguir
existiendo en la toma de decisiones, una vulnerabilidad que tambin los autores identifican e invitan a afrontar con la humildad intelectual que a los predictores se les exige. De
poco servira reportar eventos de futuro a mentes cerradas e inmovilistas. En esta lnea,
para los conocedores de la obra de Tetlock, Superforecasting puede ser visto como
una continuacin de Expert Political Judgment: How Good Is It? How Can We Know?
(2006), en la que analizaba la aportacin de ms de 80.000 predicciones hechas, en
este caso, por expertos en diferentes campos cuyo acierto, en los resultados aportados,
fue comparado con la precisin de un chimpanc lanzando dardos.
Ante esta necesidad de disponer, no solo de individuos sino de organizaciones pblicas y privadas resistentes a la falsa certeza, Harvard Busines Review alude, como
complemento de lectura de Superforecasting, a la obra de Mika Zenko, Red Team
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Resea de libros

(2015), en la que, a base de autocrticas, simulaciones y anlisis alternativos, se busca obtener, y tambin llevar a cabo, la respuesta ms ptima.
No es un libro acadmico, ni terico, ni prctico, ni deja de serlo. Cualquier mbito
que hoy en da se vea afectado por la toma de decisiones ante situaciones de incertidumbre, y la lista es somera, puede beneficiarse de su contenido. Su lectura, asequible,
enlaza oportunamente casos reales con implicaciones acadmicas que aportan conclusiones de provecho a cada paso y se distancia cautelarmente de las generalizaciones.
Es una obra de ambicin epistemolgica, al dar buenas indicaciones de cmo se
puede adquirir y mejorar el conocimiento de que disponemos en el mundo actual. Una
excelente gua de recursos humanos que exhibe la necesidad de realizar una minuciosa seleccin de personal si su objetivo futuro son estas tareas. Un revulsivo que alienta a mantener confianza en las predicciones que no han sido acuadas por genios.
Un guio de ojos al mtodo cientfico que, junto a una buena dosis de lgica y datos,
ayuda a desterrar los sesgos personales. Un compendio de buenas prcticas de referencia para la toma de decisiones que, como ya ha sealado Wall Street Journal, est
a la altura de la ltima gran publicacin de Daniel Kahneman, Pensar rpido, pensar
despacio (2011). Un libro para mentes inquietas que buscan responder de manera
inteligente a la complejidad del mundo que nos rodea. Una visin artstica y rigurosa
de la antigua capacidad de adivinacin.
Puestos a dar ms detalles, finalizar su lectura y cerrar sus tapas da lugar a un nuevo camino. Se hace complicado impedir que surjan multitud de ideas de cuan diferente puede ser enfocado nuestro futuro solo con utilizar un conocimiento ya existente,
estructurado y de manera eficaz. Pero tambin se genera cierto vrtigo al entender
que la historia puede ser fcilmente repetida, y es que Casandra fue desdicha en los
riesgos que aventuraba sobre Troya, al no gozar de buena reputacin dentro del arte
de la adivinacin, y Pitia, el Orculo de Delfos, gener la respuesta correcta, pero fue
Creso, un decisor ms, quien la dot de la interpretacin errnea.
Jessica Cohen
Analista en Seguridad Internacional

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DATOS SOBRE LOS AUTORES DE ESTE VOLUMEN


POR ORDEN ALFABTICO
Vicente Calvo Vinagre es capitn de la Guardia Civil, destinado en la Unidad
Tcnica de Polica Judicial, en el Departamento de Anlisis Criminal, Seccin de
Trata de Seres Humanos, donde dirige el Grupo de Delitos contra las Personas. Es
licenciado en Psicologa, con especialidad Clnica, por la UNED, experto en trastornos de la Personalidad por la Universidad de Alcal de Henares y el Colegio de
Mdicos y mster en Ciencias Forenses por la Universidad Autnoma de Madrid, en
la especialidad de Anlisis Criminal, tiene adems una gran experiencia docente.
[email protected]
Juan Manuel Faramin Gilbert es catedrtico de Derecho Internacional Pblico
y Relaciones Internacionales de la Univesidad de Jan y titular de la Ctedra Jean
Monnet Instituciones y Derecho de la Unin Europea, adems de director del Observatorio de la Globalizacin de la Universidad de Jan. Ha sido decano de la Facultad
de Ciencias Sociales y Jurdicas y vicerrector de Relaciones Institucionales. Tambin
es miembro de la Corte de Arbitraje, Seccin de Derecho Internacional, del Ilustre
Colegio de Abogados de Jan y del Patronato de la Fundacin Ncleo, para la comunicacin, el pensamiento y las ideas. Adems dirige la Revista de Estudios Jurdicos
de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurdicas de la Universidad de Jan y est en
posesin de un premio extraordinario, otorgado por unanimidad, por su tesis doctoral.
[email protected]
Patricia Garca Domnguez es teniente de la Guardia Civil, de la Escala Superior
de Oficiales, destinada en la Unidad Tcnica de Polica Judicial, en el Departamento
de Anlisis Criminal, Seccin de Trata de Seres Humanos. Ha participado en reuniones de expertos en trata de seres humanos en Europol, en multitud de jornadas sobre
la trata de seres humanos y en la elaboracin de dpticos para la identificacin de
vctimas de TSH de origen nigeriano, en el Subproyecto ETUTU, y de origen chino,
en el Subproyecto Chinese THB, ambos de Europol, as como en la elaboracin del
Manual de FRONTEX de perfiles de riesgo de vctimas de trata de seres humanos,
entre otros. [email protected]
Vctor Manuel Garca Sacristn es coronel de la Guardia Civil, destinado en Estado Mayor, posee una dilatada experiencia internacional, pues ha estado destinado
en el Cuartel General de EGF, en Vicenza, Italia y ha tenido comisiones de servicio
en pases como Rumana, Turqua, Guatemala, Afganistn, Iraq, Portugal, Holanda y
El Salvador. Es licenciado en Derecho y tambin en Ciencias Polticas y doctor por la
UNED. [email protected]
Andrea Gimnez-Salinas Framis es secretaria general y directora del rea de
Ciencias Forenses del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad. Dirige e imparte docencia en diversos ttulos propios de la Universidad Autnoma de Madrid y
de otras universidades. Ha sido presidenta de la Sociedad Espaola de Investigacin
Criminolgica y profesora de Criminologa en la Universidad de Castilla-La Mancha.
Sus principales lneas de investigacin se centran en el crimen organizado, la trata
de seres humanos y la seguridad pblica y privada. [email protected]

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DATOS SOBRE LOS AUTORES DE ESTE VOLUMEN POR ORDEN ALFABTICO

Jos David Nebreda Martell es un profesional humanitario internacional con experiencia en seis pases en los campos de emergencia, desarrollo e investigacin. Licenciado en Ciencias Polticas con la especialidad de Relaciones Internacionales por la
Universidad Complutense de Madrid y mster en Conflictos, Seguridad y Desarrollo por
el King's College de Londres, tambin ha colaborado escribiendo para IECAH sobre las
ltimas elecciones de Kenia. Sus principales reas de inters son las uniones y zonas
grises entre el desarrollo, la emergencia, el conflicto y la paz. [email protected]
Eduardo Osuna Carrillo de Albornoz es catedrtico de Medicina Legal y Forense
y profesor de Medicina Legal de la Universidad de Murcia. Miembro Numerario de la
Real Academia de Medicina y Ciruga de Murcia, entre sus numerosas publicaciones
destaca su intervencin en el Manual Medicina Legal y Toxicologa, Ed. Masson
(2006), y en multitud de artculos cientficos en revistas indexadas. Ha participado en
diversos congresos internacionales de Medicina Legal e impartido msteres de especializacin en Espaa y Latinoamrica. [email protected]
Juan Antonio Rodrguez Coque es cabo 1 de la Guardia Civil y licenciado en
Derecho. Docente en el Uso de la Fuerza en la Academia de Oficiales de la Guardia
Civil y director y profesor del curso de Experto Universitario en Intervencin Operativa
Policial en la UDIMA. Ha publicado varios manuales de intervencin operativa y defensa personal policial. Sus especialidades son el uso de la fuerza, la defensa personal
policial y Defensa Verbal & Persuasin. [email protected]
Salvador Ruiz Ortiz es doctor en Criminologa y agente de la Polica Local de
Murcia. Ha participado en diversos proyectos de investigacin y publicaciones de divulgacin cientfica. Tambin ha colaborado en numerosos congresos nacionales e internacionales, as como en diversas publicaciones. Sus especialidades son el uso de
la fuerza policial, el Derecho Penitenciario y la Seguridad Vial. [email protected]
Joaqun Snchez-Covisa Villa es fiscal de Sala Coordinador de Extranjera y particip en la Comisin del Ministerio de Justicia que elabor el borrador de Anteproyecto de reforma de los artculos 313, 318 bis y 177 bis del Cdigo Penal (2008) sobre
Trata de Seres Humanos. Posee una dilatada experiencia como docente, ejerciendo
de profesor de Derecho Penal en el CEU, en los cursos de formacin inicial para el
acceso a la carrera judicial, en los cursos de especializacin en Polica Judicial del
Centro de Estudios Jurdicos o como director y profesor del Curso de Especializacin
sobre el Tribunal del Jurado del Colegio de Abogados de Madrid, entre otros. fiscal.
[email protected]
Pedro Antonio Vargas Camacho es teniente coronel de la Guardia Civil y agregado de Interior en la Embajada de Espaa en Pars. Curs la enseanza superior
de la Guardia Civil y es diplomado en Estado Mayor de las FF.AA. y en el Centro de
Altos Estudios del Ministerio del Interior francs. Tambin es licenciado en Derecho y
coautor del libro Actuaciones de la Guardia Civil para el proceso penal. Entre otros
destinos, ha estado al frente de unidades de investigacin de la Guardia Civil y como
jefe de la Unidad de Mentorizacin de la Polica afgana en Qala E Naw (Afganistn).
[email protected]

CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 182-183. ISSN: 2341-3263

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NORMAS PARA LOS AUTORES


Los trabajos que se remitan para su publicacin en la Revista Cuadernos de la Guardia Civil debern ser inditos y no estar pendientes de publicacin en otra revista. No obstante, previa solicitud al
Centro de Anlisis y Prospectiva, podrn ser publicados en otro medio, una vez otorgada autorizacin
escrita en tal sentido por el Director de la revista.
Los criterios para la presentacin de textos son los siguientes:
EXTENSIN. Un mnimo de 6.000 palabras y un mximo de 9.000 a espacio y medio, en DIN A-4.
TTULO Y AUTORA. En la primera pgina constar el ttulo, en maysculas y negrita, y, debajo, el
nombre del autor (en maysculas), indicando puesto de trabajo o profesin.

Se adjuntar adicionalmente breve CV del autor.


RESUMEN Y PALABRAS CLAVE. Precedido de la palabra Resumen se incluir a continuacin un
extracto en castellano de unas 10-15 lneas. A continuacin, en otro prrafo, un Abstract, traduccin
al ingls del resumen anterior. En el prrafo siguiente se incluirn las palabras clave, en un mximo de
cinco, precedidas por la expresin Palabras clave. A continuacin, en prrafo nuevo, esas palabras
clave en ingls precedidas de la expresin Key words.
ESTRUCTURA. Los trabajos se dividirn en apartados y secciones (2 niveles), con su propio ttulo,
numerados. Se titularn en mayscula negrita en el primer nivel de jerarqua y con mayscula redondo
en el segundo (sin negrita). Si fuera necesario un tercer nivel se escribira en minscula y negrita, y el
cuarto en minscula y cursiva.
TIPO DE LETRA. Times New Roman de tamao 12 puntos. Las notas y fuentes bibliogrficas sern
de la misma letra, tamao 10 puntos.
CUADROS Y FIGURAS. Sern numerados e incluirn una breve titulacin.
PRRAFOS. Sangrado de 5 espacios. Espacio interlineal 1,5.
Se evitar la utilizacin de negrita y palabras subrayadas en el cuerpo del texto. Se utilizar letra
cursiva para los ttulos de libros y otras fuentes o para la inclusin dentro del texto de palabras o expresiones en otro idioma diferente al del artculo.
NOTAS. Sern las imprescindibles y se situarn al final de la pgina de forma numerada.
REFERENCIAS Y CITA BIBLIOGRFICA. Se utilizar el sistema APA (http://www.apastyle.org/
http://normasapa.com/)

En el texto

Se utilizar el sistema APA, en el texto del artculo, para citar autora y fecha, evitando en todo caso
el uso de notas a pie de pgina. Ejemplo: (Garca, 2014) o segn Garca (2014) las condiciones.

Bibliografa

Se limitar a las fuentes bibliogrficas utilizadas y referenciadas en el texto. Sigue orden alfabtico
de apellido de autores.
Ejemplos:
1. Libro:
Mansky, C. (2013). Public Policy in an Uncertain World. London: Harvard University Press.
2. Artculo o captulo de libro:
Antaki, C. (1988). Explanations, communication and social cognition. En C. Antaki (Ed.), Analysing

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NORMAS PARA LOS AUTORES

everyday explanation. A casebook of methods (pp. 1-14). London: Sage.


3. Artculo:
Moskalenko, S.; McCauley, C. (2010). Measuring Political Mobilisation: The Distinction Between
Activism and Radicalisation. Terrorism and Political Violence, vol. 21, p. 240.
4. Artculo de revista on-line:
Blanco, J. M.; Cohen, J. (2014).The future of counter-terrorism in Europe. The need to be lost in the
correct direction. European Journal of Future Research, vol. 2 (n 1). Springer. Extrado el 1 de enero
de 2015 de: http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs40309-014-0050-9
5. Contenidos on-line:
Weathon, K. (2011). Lets Kill the Intelligence Cycle. Sources and Methods. Extrado el 1 de enero de
2015 de: http://sourcesandmethods.blogspot.com/2011/05/lets-killintelligence-cycle-original.html
6. Artculos o noticias de peridico:
Schwartz, J. (10 de septiembre de 1993). Obesity affects economic, social status. The Washington
Post, pp. B1, B3, B5-B7
ORGANISMOS Y SIGLAS. Siempre que sea posible se utilizarn las siglas en castellano (OTAN, y
no NATO; ONU y no UNO). La primera vez que se utilice una sigla en un texto se escribir primero la
traduccin o equivalencia, si fuera posible, y a continuacin, entre parntesis, el nombre en el idioma
original, y la sigla, separados por una coma, pudiendo posteriormente utilizar nicamente la sigla:
Ejemplo: Agencia Central de Inteligencia (Central Inteligencia Agency, CIA).
Se acompaar en soporte informtico, preferentemente Microsoft Word. Las fotografas y ficheros
se remitirn tambin en ficheros independientes. Se podr remitir por correo electrnico a esta direccin: [email protected]
Los trabajos se presentarn, precedidos por una ficha de colaboracin en la que se hagan constar:
ttulo del trabajo, nombre del autor (o autores), direccin, NIF, nmero de telfono y de fax, situacin
laboral y nombre de la institucin o empresa a la que pertenece. Igualmente se presentar una ficha de
cesin de derechos de autor, que se facilitar oportunamente.
Los artculos sern evaluados por el Consejo de Redaccin. Se enviarn a los autores las orientaciones de correccin que se estimen pertinentes, salvo aquellas de carcter menor, que no afecten al
contenido y que puedan ser realizadas por el equipo de redaccin (correcciones de tipo ortogrfico, de
puntuacin, formato, etc.).
Los autores de los trabajos publicados en la Revista sern remunerados en la cuanta que establezca el Consejo de Redaccin, salvo aquellos casos en que se trate de colaboraciones desinteresadas
que realicen los autores.
A todos los autores que enven originales a la Revista Cuadernos de la Guardia Civil se les remitir acuse de recibo. El Consejo de Redaccin decidir, en un plazo no superior a los seis meses, la
aceptacin o no de los trabajos recibidos. Esta decisin se comunicar al autor y, en caso afirmativo,
se indicar el nmero de la Revista en el que se incluir, as como fecha aproximada de publicacin.
Los artculos que no se atengan a estas normas sern devueltos a sus autores, quienes podrn
reenviarlos de nuevo, una vez hechas las oportunas modificaciones.
Los trabajos que se presenten debern respetar de forma rigurosa los plazos que se indiquen como
fecha mxima de entrega de los mismos.
Ni la Direccin General de la Guardia Civil ni Cuadernos de la Guardia Civil asume las opiniones
manifestadas por los autores.

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CENTRO UNIVERSITARIO GUARDIA CIVIL


Marco Legal

Ley 39/2007 de la Carrera Militar

Real Decreto 1959/2009 de creacin del Centro Universitario de la


Guardia Civil (CUGC)

Orden PRE /422/2013 de servicios centrales de la DGGC

Ley 29/2014 de Rgimen de Personal de la Guardia Civil

Capacidades

Titularidad del Ministerio del Interior a travs de la Direccin General Guardia Civil.

Ente pblico diferente de la Administracin General del Estado.

Adscrito a una o varias universidades pblicas que expiden titulos oficiales universitarios del
EEES: Actualmente UC3M y UNED.

Impartir titulaciones universitarias oficiales (grado, mster, doctor) y desarrollar lneas de investigacin de inters para la Guardia Civil.

Acuerdos de cooperacin con otras instituciones a nivel nacional e internacional.

Oferta Acadmica
Actualmente el CUGC est adscrito a la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) e imparte las Titulaciones Acadmicas oficiales de:

Grado en Ingeniera de la Seguridad.

Mster en Direccin Operativa de la Seguridad.

Grado para la promocin interna de los Suboficiales de Guardia Civil (pendiente de acreditacin).

Est pendiente de desarrollo, la adscripcin del CUGC a la Universidad Nacional de Educacin a


Distancia (UNED).
Para prestar un mayor apoyo en las asignaturas y facilitar el contacto con los alumnos, el CUGC dispone de un Aula Virtual cuyo acceso se realiza desde la pgina web (www.cugc.es). Adems desarrolla
las siguientes actividades:

Apoyo institucional para desarrollo de doctorados.

Investigacin Acadmica.

Reconocimiento Carta Erasmus 2014-2020.

Lnea Editorial del CUGC.

Extensin Universitaria.

Diciembre 2014 1 Promocin Ingenieros Seguridad


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CUADERNOS DE LA GUARDIA CIVIL N 52. 2016. PGINAS 186. ISSN: 2341-3263

IUISI

El Instituto Universitario de Investigacin sobre Seguridad Interior se cre mediante la firma de


un convenio de colaboracin suscrito entre el Ministerio del Interior, la Direccin General de la Guardia
Civil y la Universidad Nacional de Educacin a Distancia, el 17 de octubre de 2002, pues la Guardia
Civil y la UNED llevaban vinculadas por distintos acuerdos de colaboracin desde 1988 y precisaban
de un centro especializado en la investigacin, enseanza y asesoramiento en materias relacionadas
con la seguridad.
IUISI pretende desarrollar y promover la investigacin cientfica de alta calidad en materias de seguridad que sean de inters para instituciones pblicas y privadas, impulsar y promover la difusin de
obras cientficas, y crear un marco de reflexin y dilogo.
Entre sus actividades, en el plan para 2015, se incluye:
- La investigacin. Ayudas/becas para la realizacin de trabajos segn la convocatoria anual.
- La realizacin de seminarios y jornadas:

Manual de estilo en Seguridad

II Jornadas sobre RSC en la Guardia Civil

III Jornadas de igualdad: Los planes de igualdad y su consecucin a la equidad

I Jornada sobre Calidad en la Guardia Civil

Presentaciones de publicaciones IUISI 2015

Seminario " La acreditacin en las ciencias forenses en apoyo a la actividad policial y judicial"

II Seminario La Guardia Civil: Instrumento del Estado de Derecho frente al Terrorismo

Jornada " Repercusiones del Ciclo Poltico de la Unin Europea en la lucha contra la delincuencia organizada y grave"

II Jornadas/Seminario sobre actualizacin normativa en intervenciones operativas e investigacin del Servicio de Asuntos Internos

XXVII Seminario Duque de Ahumada

Jornada sobre interpretacin de conclusiones de informes periciales de carcter cientfico

Curso de verano " Vnculos entre Terrorismo y Crimen Organizado"

Curso de Inteligencia prospectiva para la seguridad

III Taller sobre las operaciones conjuntas internacionales. Situacin de la inmigracin en el Mediterrneo

Jornada " Control de la informacin electrnica.Datos, metadatos y estrategias"

VI Seminario Internacional

- Otras acciones que se irn anunciando en su pgina web: www.iuisi.es

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