El Resurgimiento Etnico
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l desmoronamiento de la Unin Sovitica, que dio lugar a la formacin de nuevos estados-nacin, junto a la desaparicin de Checoslovaquia y la emergencia de nuevas entidades polticas sobre
los lmites territoriales de esta ltima, se volvieron la referencia obligada para sealar cmo la reemergencia tnica, acaecida en las ltimas
dcadas del siglo XX, posea una fortaleza transformadora digna de
atencin y estudio. La violencia desatada en la exYugoslavia, con un
connotado perfil tnico, no es menos importante y tambin ha servido para enfatizar la peligrosidad que conlleva la reaparicin de este
tipo de conflictos que, en muchos casos, como el de Europa del Este y algunas regiones de frica, han conducido a sangrientos procesos de limpieza tnica. 1
Particularidades aparte, el caso de los irlandeses frente al Estado britnico, el de los vascos en el Estado espaol, el de los quebequenses en Canad, el de los misquitos, sumos y ramas de la costa este
nicaragense y el de diversos grupos indgenas en el resto de pases de
Amrica Latina a partir de la dcada de los noventa, son, junto a los
ejemplos previos, fenmenos anclados plenamente en una misma matriz tnica.
Este captulo analizar los perfiles o presentaciones que han asumido muchos de los conflictos tnicos de la poca. No obstante, el
propsito general del mismo es establecer el paradigma terico de los
movimientos sociales como marco analtico para el estudio ms sistemtico de este tipo de conflictos. Para esto, la exposicin se ha dividido en seis apartados. El primero contiene una explicacin acerca
de la naturaleza reemergente de los fenmenos tnicos. El segundo
explora, rpidamente, la forma en que la teora ha tomado los fen-
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pos humanos, como algo que se desdobla a partir de la cultura, destacaba como motor de los nuevos conflictos sociales.
Al igual que Huntington, muchos otros autores que han teorizado sobre el multiculturalismo entre los cuales encontramos a David
Theo Golberg, a Alain Touraine, a Javier de Lucas y a Charles Taylor,5 vieron en la identidad el factor central de los conflictos sociales ms importantes de fines del siglo XX.6 Y con razn, pues la
identidad no slo estaba estimulando el reinicio de los fenmenos tnicos, sino tambin el desencadenamiento de conflictos que modificaron la geografa mundial, escindiendo naciones largamente unidas
y provocando la formacin de nuevos estados.
Los fenmenos identitarios frente a los enfoques tericos
En realidad, ya antes de que la llamada guerra fra llegara a su fin, la
teora social se haba visto confrontada con los nuevos fenmenos
sociales fundados en la identidad. As, las grandes narrativas acerca
de los movimientos y conflictos sociales sufrieron una crisis al final de
la cual, al demostrar su ineficiencia para lidiar con los nuevos desafos, terminaran por ceder su lugar a otras alternativas tericas, que
demostraban mayor versatilidad y capacidad para interpretar los fenmenos resultantes.7 Este era el caso, por ejemplo, de algunas narrativas autonombradas posmodernas. stas, sin complicaciones mayores,
auguraron rpidamente la proliferacin de una tendencia orientada
hacia la neotribalizacin8 del mundo, o bien hacia la retribalizacin,9 o hacia el regreso a la comunidad, al grupo, al ghetto. Otras, en
cambio, que preferan ubicar los tiempos en una ruta de mxima radicalizacin de la modernidad, tambin trataron de llamar la atencin sobre la importancia que tomaban los fenmenos sociales de
base identitaria, como producto de las rupturas de los mundos de la
vida que resultaban de la intensificacin de los procesos de integracin y enlace mundial. 10
Contrastando con las concepciones tericas que se basan en la
idea de la condicin moderna o posmoderna del mundo, apareci
una tendencia que se enfoc en la neomodernidad del planeta. Segn ella, la mayora de los fenmenos colectivos de la poca solan
apelar a conceptos centrales que haban estado ya en las fases inicia-
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ca la de los llamados nuevos movimientos sociales para el estudio de fenmenos de accin colectiva que surgan y se integraban
alrededor de demandas posmateriales,14 tales como la bsqueda de
reconocimiento, la distincin y el reclamo de derechos ciudadanos,
etctera.
Si tericamente los fenmenos de base identitaria comenzaban a
tener amplio reconocimiento, en trminos polticos tambin haban
comenzado a gozar de una atencin especial: adems de adquirir el
reconocimiento social en los espacios en que actuaban, tambin fueron reconocidos por otros sectores como vas legtimas para encauzar la lucha tnica, ecologista, de gnero, de preferencias sexuales,
entre otras.
La teora de los movimientos sociales
Existe una versin clsica de la teora de los movimientos sociales
que cuando sucedi la emergencia de los fenmenos identitarios, gozaba ya de una gran tradicin. No obstante, al ocurrir esta emergencia, la teora tuvo que adaptarse a los requerimientos y desafos que
le planteaban los fenmenos sociales resultantes. En este proceso, el
paradigma de los movimientos sociales no slo demostr que poda
crear nuevas categoras de anlisis e interpretacin sino que adems
poda refuncionalizar y actualizar categoras clsicas para responder a
las nuevas exigencias y requerimientos de su objeto de estudio.
Pronto la teora de los movimientos sociales se habra de demostrar como una opcin suficientemente preparada para el estudio de
los conflictos tnicos actuales, a condicin de que stos se tomaran
como movimientos sociales, an reconociendo su carcter frecuentemente cambiante.
La definicin del concepto
En trminos conceptuales, un movimiento social es una construccin
de tipo ideal15 que funciona como herramienta heurstica para la interpretacin de fenmenos de accin colectiva. En su condicin de
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cado muchos de los temas que ya estaban en la agenda de los movimientos sociales tradicionales, como es el caso de la identidad, la
autonoma y el rechazo a la injusticia. De modo que, sin restarle importancia a su forma innovadora, hay que reconocer que muchos de
los movimientos sociales catalogados como nuevos son, en realidad,
formas evolucionadas de los movimientos sociales tradicionales,31
que se han ajustado a un momento de oportunidad poltica en el que
lo central ha venido a ser la identidad y la bsqueda de su reconocimiento.
La teora de los movimientos sociales y los conflictos tnicos
Liberada de las crticas y enriquecida con las contribuciones tericas
recientes, la teora de los movimientos sociales ofrece indudablemente un instrumental analtico completo para el estudio de los conflictos tnicos. Con su asistencia no slo es posible poner atencin al
origen de las figuras colectivas que canalizan el conflicto sino que adems se pueden explorar con detalle los componentes de sus demandas.
Por otra parte, aunque el objeto de inters de la teora de los movimientos sociales trasciende el mbito de las organizaciones, esta
teora permite observar cmo se forman las organizaciones, cmo
definen su identidad y cmo la renuevan en los momentos en que
abandonan las fases de latencia (durante las cuales mantienen un perfil bajo o bien un nivel de permanencia prcticamente invisible).32
La teora de los movimientos sociales tambin ofrece un marco
que permite observar la funcin de los lderes en la conformacin de
las organizaciones tnicas. Esto incluye, por una parte, la elaboracin
de las demandas, la adaptacin, la combinacin y la realizacin de
las acciones colectivas33 y, por otra, la operacin de redes de relacin
con otras formas de accin colectiva que comparten la arena pblica
en donde las organizaciones actan.
Adems, gracias a que percibe a los movimientos sociales como
fenmenos evolutivos y cambiantes, la teora de los movimientos sociales permite observar cmo las demandas se construyen, elaboran,
ajustan y modifican. 34
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importancia especfica. Esto puede ocurrir ya sea porque se trate de un territorio que traslapa y encima derechos histricos de
unas y otras etnias, o bien porque el territorio en disputa sea
de inters de terceros no comprometidos directamente en los
acontecimientos ms que en calidad de aliados y patrocinadores de recursos blicos a las etnias en pugna. El inters sobre
el territorio adquiere as un doble nivel de importancia: el que
identifican los involucrados en forma directa y el que estratgicamente persiguen los patrocinadores de la guerra. En cualquier caso, este tipo de conflictos puede demostrar tambin el
inters de las partes en la formacin de estados-nacin de un
perfil exclusivamente tnico, como ocurre en el caso de los nacionalismos tnicos. 60
2. Los conflictos tnicos propiamente nacionalistas61 o etnonacionalismos.62 Son aquellos que comprenden como fuente de motivacin principal un reclamo nacionalista. En esta clasificacin
estn considerados todos aquellos conflictos tnicos empeados en alcanzar la formacin de un Estado propio, por ejemplo:
a) Las luchas nacionalistas interesadas en la formacin de estados-nacin, protagonizadas en el siglo XIX y comienzos del
XX, y en la definicin de nuevos estados en pases de descolonizacin tarda, como en los casos africanos.63
b) Los nacionalismos contra el Estado, que consisten en que los
grupos tnicos (o nacionalidades), que por largos aos han
vivido bajo un rgimen de Estado-nacin nico y pretendidamente homogneo, se rebelan contra ste buscando la
separacin de su territorio. 64
c) La accin de aquellos grupos tnicos que, teniendo un perfil
nacionalista, buscan el reconocimiento legal de su condicin
de nacin mediante el arreglo interno dentro del Estado que
los contiene, es decir, en forma de naciones confederadas,
como en Suiza y Blgica.65 De este arreglo interno puede
surgir algn tipo de autonoma territorial o autogobierno,
o bien ciertas formas de representacin poltica especial, de
una forma legalmente establecida.
d) La de aquellos grupos tnicos cuyo territorio original fue dividido en la interseccin de varios pases y que ahora po-
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NOTAS
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Vase, por ejemplo, Timothy Sisk, Power Sharing and International Mediation in
Ethnic Conflicts, Washington, D.C., U. S. Institute of Peace Press, 1996; Peter
Waldmann, Radicalismo tnico. Anlisis comparado de las causas y efectos en conflictos tnicos violentos, Madrid, Akal, 1997; Mnica Gonzlez y Pablo Thelman (eds.),
Minoras tnicas y movimientos separatistas en el mundo, Mxico, Quimera, 2001.
Vase Will Kymlicka, Ciudadana multicultural. Una teora liberal de los derechos de
las minoras, Barcelona, Paids, 1996, p. 22.
Se usa aqu el concepto de etnofagia en el sentido en el que lo plantea Hctor
Daz-Polanco cuando se refiere a la estrategia del indigenismo etnfago que
consiste en que mientras se reconoce la vigencia de las identidades, se busca engullirlas, socavarlas desde sus cimientos: desde la misma comunidad. Hctor
Daz-Polanco, La rebelin zapatista y la autonoma, Mxico, Siglo Veintiuno, 1997,
p. 18.
En nuestra era moderna, seal Isaiah Berlin a Nathan Gardelo en 1991, el nacionalismo (como fenmeno de base tnica) no est resurgiendo, nunca ha muerto, tampoco el racismo. Ellos son los ms poderosos movimientos en el mundo
actual. Gardelo, Nathan, Two concepts of nationalism: an interview with
Isaiah Berlin, en The New York Review of Books, 21 de noviembre de 1991, p. 19.
Entre los autores que han atendido el asunto de la longeva permanencia de los
fenmenos tnicos, encontramos a Donald L. Horowitz, Ethnic Groups in Conflict,
California, University of California Press, 1985; Dennis L. Thompson y Dov Ronen, Ethnicity, Politics, and Development, Colorado, Lynne Rienner Publishers,
Boulder, 1986.
Vase David T. Golberg, Multiculturalism: a Critical Reader, Massachusetts, Blackwell Publishers Inc., 1994; Alain Touraine, Podremos vivir juntos? La discusin
pendiente: el destino del hombre en la aldea global, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997; Charles Taylor, El multiculturalismo y la poltica del reconocimiento,
Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1993; y Javier de Lucas, La sociedad
multicultural. Democracia y derechos, en Revista Mexicana de Ciencias Polticas y
Sociales, Mxico, ao XLII, nm. 167, enero-marzo, 1997.
No obstante el realce cultural que se les ha reconocido, muchos de los fenmenos
sociales que alternan en esta poca a menudo tienen otras motivaciones que pueden ser de tipo ideolgico, econmico y poltico. Incluso, algunos fenmenos con
cualquiera de las motivaciones anteriores han llegado a mantenerse en ese perfil
con pocas variaciones. Sin embargo, tambin existen fenmenos sociales que teniendo otras motivaciones distintas a las autnticamente culturales en sus orgenes, deciden transmutarse despus en fenmenos de corte cultural.
Vase Gilberto Gimnez, La identidad social o el retorno del sujeto en sociologa, en Leticia I. Mndez y Mercado (coord.), Identidad: anlisis y teora, simbolismo, sociedades complejas, nacionalismo y etnicidad. III Coloquio Paul Kirchhoff,
Mxico, UNAM, 1996, pp. 11-24.
Vase Michael Maffesoli, Le temps des tribus, Pars, Meridiens Kliencksieck, 1988.
Vase Joane Nagel y Susan Olzak, Movilizacin tnica en los nuevos y en los
viejos estados. Una ampliacin del modelo de competicin, en Zona Abierta,
nm. 79, 1997, p. 14; Gilberto Gimnez, Comunidades primordiales y modernizacin en Mxico, en Gilberto Gimnez y Ricardo Pozas Horcasitas (coords.),
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Vase Alberto Melucci, Nomads of the Present, Filadelfia, Temple University Press,
1989; Enrique Laraa y Joseph Gusfield (eds.), Los nuevos movimientos sociales. De
la ideologa a la identidad, Madrid, Centro de Investigaciones Sociolgicas, 1994.
24 Sostiene Touraine que es imposible definir un objeto de estudio llamado movimiento social sin seleccionar primeramente un modo general de anlisis de vida
social, base sobre la cual una categora de hechos llamados movimientos sociales pueden ser constituidos. Alain Touraine, The Return of the Actor, Mineapolis,
University of Minnesota Press, 1988, p. 63. Entendidas as las cosas, lo que hace
de un fenmeno un movimiento social son sobre todo los vnculos de unidad que
posee, independientemente de que si se priorizan sus diferencias el fenmeno en
s pueda verse completamente fragmentado. Ruth Cardoso, Movimientos sociais
na Amrica Latina en Revista Brasileira das Ciencias Sociais, vol. 3, nm.1, 1987,
pp. 27-37.
25 Vase Alan Touraine, The Return, op. cit. y Elizabeth Jelin, Otros silencios: el
tiempo de la democratizacin en Argentina, en Fernando Caldern (comp.), Los
movimientos sociales ante la crisis, Buenos Aires, Universidad de las Naciones Unidas, 1986, p. 22.
26 Vase Sydney Tarrow, El poder en, op. cit., pp. 21, 23 y 25.
27 Esta fue por ejemplo la opinin de Jos del Val y Hctor Daz-Polanco, entre otros,
todos ellos ponentes de la mesa redonda: Neoindigenismo y zapatismo: poltica de indios en el gobierno de Vicente Fox, celebrada en la Facultad de Ciencias Polticas y
Sociales, UNAM, 20 de febrero de2001.
28 Aberto Melucci, Challenging Codes, op. cit.
29 Vase Sidney Tarrow, El poder en, op. cit.
30 Vase Alberto Meluci, Challenging Codes, op. cit.; Ronald Inglehart, Culture
Shift in, op. cit.
31 Vase Calhoun Craig, New Social Movements of the Early Nineteenth Century, en Social Science History, nm. 17, 1993, pp. 385-427.
32 Para algunos autores como Melucci, en las fases o periodos latentes, los movimientos sociales reconfiguran planes y se mantienen en espera de los momentos
de coyuntura para ocupar de nuevo la esfera pblica. Citado en Enrique Laraa,
La construccin de, op. cit.
33 Sydney Tarrow, El poder en, op. cit., p. 52.
34 Vase Sydney Tarrow, El poder en, op. cit., Alberto Melucci, Challenging Codes, op. cit.
35 Vase Will Kymlicka, Ciudadana, op. cit.
36 Enrique De la Garza Toledo, Los sujetos sociales en el debate terico, en Enrique De la Garza Toledo (comp.), Crisis y sujetos sociales en Mxico, vol. II, Mxico,
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, UNAM/
Miguel ngel Porra, 1992, p. 45.
37 Miguel A. Bartolom, Etnias y naciones. La construccin civilizatoria de Amrica Latina, en Leticia Reina (coord.), Los retos de la etnicidad en los estadosnacin del siglo XXI, Mxico, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en
Atropologa Social/Instituto Nacional Indigenista/Miguel ngel Porra, 2000,
p. 156.
38 Vase Loredana Sciolla, Identit, op. cit., p. 23; Gilda Waldman, Identidad, en
Lxico de la poltica, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2000, pp. 289-302.
39 Charles Taylor, Identidad y reconocimiento, en Revista Internacional de Filosofa
Poltica, nm. 7, mayo de 1996, pp. 10-19.
Fredrik Barth, Los grupos tnicos y sus fronteras. La organizacin social de las diferencias culturales, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1976.
41 Max Weber, Economa y sociedad: esbozo de sociologa comprensiva, Mxico, Fondo
de Cultura Econmica, 1983, p. 389.
42 Anthony D. Smith, La identidad nacional, Madrid, Trama, 1997, p. 18.
43 Fredrik Barth, Los grupos, op. cit.
44 Banton hace una distincin importante entre raza y etnicidad. Sostiene que la
raza se refiere a una clasificacin (categorisation) de la gente, mientras que la etnicidad tiene que ver con grupo de identificacin. Vase Michael Banton, Racial and Ethnic Competition, Cambridge, G.B., Cambridge University Press, 1983.
Por otra parte, segn subraya T. H. Eriksen, Banton sostiene que la etnicidad
generalmente concierne ms con la identificacin del nosotros, mientras que el
racismo tiene un uso ms orientado hacia la categorizacin del ellos. Vase
Thomas Hylland Eriksen, Ethnicity and Nationalism. Anthropological Perspectives,
Londres, Pluto Press, 1993, p. 5.
45 Roberto Cardoso de Oliveira seala que Barth muestra cmo la identidad tnica
no se puede reducir a las formas culturales y sociales sumamente variables [...]
Barth subraya que concentrndonos en lo que es socialmente efectivo, podemos
ver a los grupos tnicos como una forma de organizacin social, siendo as que el
aspecto crtico de la definicin de grupo tnico pasa a ser aquel que se relaciona
directamente con la identificacin tnica, a saber la caracterstica de autoatribucin y atribucin por los otros. En la medida en que los agentes se valen de la
identidad tnica para clasificarse a s mismos y a los dems con propsitos de interaccin, constituyen grupos tnicos en el sentido de organizacin. Roberto Cardoso de Oliveira, Etnicidad y estructura social, Mxico, Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Atropologa Social, 1992, p. 21. Vase Fredrik Barth,
Los grupos tnicos, op. cit.
46 G. Gimnez, quien realiza una exploracin terica acerca de los cambios de identidad, encuentra que puede concebirse el cambio como un concepto genrico
que comprende dos formas ms especficas: la transformacin y la mutacin. La
transformacin es un proceso adaptativo y gradual que se da en la continuidad
sin afectar significativamente la estructura de un sistema [...] La mutacin, en
cambio, supondra una alteracin cualitativa del sistema, es decir, el paso de una
estructura a otra. Gilberto Gimnez, La identidad social , op. cit., p. 22. Para una exploracin ms especializada de los cambios de identidad tnica, vase
Donald L. Horowitz, Ethnic Identity, en Nathan Glazer y D.P. Moynihan
(comp.), Ethnicity. Theory and Experience, Cambridge, Mass., Harvard University
Press, 1975, pp. 115-116.
47 Gilberto Gimnez, Identidades tnicas: estado de la cuestin, en Leticia Reina
(coord.), Los retos de la etnicidad , op. cit., p. 62.
48 La identidad tnica como cualquier otro tipo de identidad, necesita ser conquistada y reafirmada sin descanso ya que no es por comodidad que se le puede presentar como algo dado. Francois Dubet, De la sociologa de identidad a la del
sujeto, en Estudios Sociolgicos, vol. VII, nm. 21, septiembre-diciembre de 1989,
p. 538.
49 Esto, dicho segn la concepcin de Sartre sobre la identidad, sera ms o menos
el resultado de un proceso de estar siendo no finalizado hasta la muerte que es
cuando la identidad alcanza a definirse de manera definitiva pero que, paradjicamente, cuando esto sucede el sujeto ha dejado de existir. En el libro El ser y la
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nada de Sartre hay un pasaje que podramos decir refiere al carcter contingente
de la identidad. Desde el momento que existen seres que han de ser lo que son,
el hecho de ser lo que se es no es en modo alguno una caracterstica puramente
axiomtica: es un principio contingente del ser en s. Jean Paul Sartre, El ser y
la nada, Mxico, Atalaya, 1993, p. 35.
50 Miguel A. Bartolom y Alicia M. Barabas, La pluralidad en peligro, Mxico, Instituto Nacional Indigenista/Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1996.
51 Vase Gilberto Gimnez, Identidades tnicas, op. cit.; tambin Michael L.
Hecht et al., African American Communication. Ethnic Identity and Cultural Interpretation, Londres, Sage Publications, 1993.
52 En realidad, la identidad es multidimensional. En la unidad biogrfica de una
persona pueden existir diferentes dimensiones que se manifiestan en la multiplicidad de roles que sta asume en su vida diaria. Las distintas dimensiones de la
identidad hacen posible el manejo mltiple de las mismas sin que eso provoque
esquizofrenia. Muchos estudios que exploran el campo de los fenmenos tnicos
con el fin de encontrarles arreglos pacficos han observado cmo la identidad tnica puede empatar armoniosamente con una identidad ms amplia como la identidad nacional. David Miller ha observado que: Parece perfectamente posible
que la etnicidad y la nacionalidad coexistan sin que una amenace con eliminar
a la otra. Todo depender de si el grupo tnico se siente seguro y confortable con
su identidad nacional y con las instituciones polticas que le corresponden. Por
tanto, decir que la frontera entre nacionalidad y etnicidad es porosa no es lo mismo que decir que los dos fenmenos deban fundirse. David Miller, Sobre la nacionalidad. Autodeterminacin y pluralismo cultural, Barcelona, Paids, 1997, p. 37.
53 Vase George De Vos y Lola Romanucci Ross, Ethnic identity, Cultural Continuity
and Change, Chicago, University of Chicago Press, 1982.
54 En la evocacin de grandezas pasadas, en los mitos de origen y en los recuerdos
histricos, la fidelidad del dato no importa. El suceso es simblico y puede estar
alimentado por la fantasa y la invencin. De hecho, la invencin de la tradicin
es algo recurrente en las historias de las sociedades humanas. Vase Eric Hobsbawm y Ranger, T. (comp.), The Invention of Tradition, Cambridge, G.B., Cambridge University Press, 1993.
55 Para la lite tnica o la intelligentsia tnica como tambin se le nombra a menudo los mitos de linaje o de origen y los recuerdos histricos son elementos
importantes para estimular el inters de las etnias. Vase Anthony D. Smith, La
identidad, op. cit., pp. 54-55; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997, p. 65.
56 Vase Anthony D. Smith, The Ethnic Origins of Nations, Oxford, Basil Blackwell,
1986; Benedict Anderson, Comunidades imaginadas, op. cit.
57 Los conflictos culturales que han trado de vuelta enfrentamientos entre civilizaciones ofrecen una excelente demostracin del papel que juegan en ellos los lderes. As lo advierte Huntington cuando seala que los lderes polticos extienden
y profundizan sus llamamientos a las lealtades tnicas y religiosas con el fin de
fortalecer la conciencia de civilizacin en relacin con otras identidades. Samuel
Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguracin del orden mundial, Barcelona, Paids, 1997, p. 319.
58 La eleccin de la identidad tnica como recurso para las acciones colectivas puede
ser motivada por la intervencin de agentes, tales como la denominada intelli-
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gentsia tnica. No obstante, los individuos y los grupos no pueden hacer lo que
quieran con ella, porque el uso instrumental de la identidad tnica depende en
realidad de factores tales como el marco estructural, la situacin social, la correlacin de fuerzas entre los grupos y las maniobras de los dems, entre otros. Esto
es as debido a la naturaleza social de la identidad tnica. Vase Gilberto Gimnez, Identidades tnicas, op. cit., pp. 57-58.
Anthony D. Smith, La identidad, op. cit., p. 18.
Samuel Huntington, El choque de, op. cit., pp. 326-327.
Los nacionalismos tnicos han sido ampliamente documentados sobre todo por
las teoras de los conflictos tnicos y por la tradicin histrico culturalista de los
estudios sobre el nacionalismo. Vase Stanley J. Tambiah, The Nation-State in
Crisis and the Rise of Ethnonationalism, en Edwin N. Wilmsen and Patrick Mc
Allister (comp.), The Politics of Difference. Ethnic Premises in a World of Power,
Chicago, The University of Chicago Press, 1996, pp.124-143; Anthony D. Smith,
The Ethnic Origins..., op. cit., pp. 153-173.
Vase Walker Connor, Etnonacionalismo, Madrid, Trama, 1998.
Ted Robert Gurr y Barbara Harff, Ethnic Conflict in World Politics, Colorado, Westview Press, 1994, p. 15.
Los nacionalismos contra el Estado son un ejemplo mucho mejor para explorar
el vnculo entre la sociedad civil y el nacionalismo. En este contexto, el nacionalismo no slo tiene que ser creado o despertado, sino que en su difusin tiene
que competir contra el nacionalismo del Estado ya existente. Josep R. Llobera,
El dios de la modernidad. El desarrollo del nacionalismo en Europa occidental, Barcelona, Anagrama, 1994, p. 178.
Raymond C. Taras and Rajat Ganguly, Understanding Ethnic Conflict. The International Dimension, Nueva York, Addison Wesley Longman, 1998, p. 48.
Ibid., p. 23.
Ibidem.
Ibid., p. 24.
Ted Robert Gurr and Barbara Harff, Ethnic Conflict, op. cit., p. 20.
Vase Raymond C. Taras y Rajat Ganguly, Understanding Ethnic, op. cit.
Las minoras nacionales o grupos tnicos de poblacin nativa suelen denominarse
pueblos indgenas cuando participan en conflictos tnicos en razn de que bajo
esa denominacin sus demandas y planteamientos pueden beneficiarse de lo que
prescriben instituciones internacionales como la ONU y la OIT en lo que se refiere
al derecho de los pueblos indgenas y tribales.
Will Kymlicka, Ciudadana, op. cit., p. 20.
Vase Manuela Tomei, Pueblos indgenas, derechos y desarrollo. El Convenio
nmero 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo en Lydia van de Fliert
(comp.), Gua para pueblos indgenas. Sobre polticas, proyectos, asistencia financiera y tcnica de organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales en Amrica Latina, Mxico, Comisin Nacional de Derechos Humanos, 1997,
pp. 68-69.
Una de las definiciones aplicadas recogidas por la obra de Lapidoth seala que la
autonoma es un arreglo territorial interesado en garantizar la identidad colectiva de un grupo que es diferente de la mayora de la poblacin de un Estado, pero
que constituye la mayora en un rea especfica del espacio geogrfico del Estado
de referencia en el cual la minora, pueblo indgena o poblacin tribal, pueda
expresar su identidad distintiva y ejercer su autogobierno. Ruth Lapidoth, Au-
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tonomy. Flexible Solutions to Ethnic Conflicts, Washington, D. C., United States Institute of Peace Press, 1997, pp. 29-36.
75 Fortalece la tesis de que el concepto de autonoma (dentro de sus lmites) es un
concepto verstil (o flexible) la idea que sostiene Daz-Polanco cuando plantea
que los rasgos especficos de la autonoma, como modelo de arreglo estarn siempre determinados, de una parte, por la naturaleza histrica de la colectividad que
la ejercer, en tanto sta ser el sujeto social que, con su accin, a fin de cuentas
[a la autonoma] la convertir en realidad histrica y le dar vida cotidiana; y, de
otra, por el carcter sociopoltico del rgimen estatal-nacional en que cobrar
existencia institucional y prctica, por cuanto la profundidad de las conquistas, las
facultades asignadas y, en suma, el grado de autogobierno reconocido, en su despliegue concreto depender en gran medida de la orientacin poltica y el sistema
democrtico vigentes. Hctor Daz-Polanco, Autonoma Regional. La autodeterminacin de los pueblos indios , Mxico, Siglo Veintiuno, 1991, p. 152.