Todos Los Días Sale El Sol David Casinos

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TODOS LOS DAS SALE EL SOL

Y SI NO SALE, YA ME ENCARGO YO DE SACARLO

DAVID CASINOS

TODOS LOS DAS SALE EL SOL


Y SI NO SALE, YA ME ENCARGO YO DE SACARLO

Mario Rebollo y David Blay

Mario Rebollo y David Blay, 2013


Win ediciones, 2013
Foto de portada: Alfredo J. Llorens
ISBN 978-84-616-5475-8
Depsito legal B23236-2013
1 edicin, septiembre de 2013

Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra est protegido por
la Ley, que establece penas de prisin y/o multas, adems de las correspondientes indemnizaciones por daos y perjuicios, para quienes reprodujeren,
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una obra literaria, artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o
ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a travs
de cualquier medio, sin la preceptiva autorizacin.

NDICE

PRLOGO

2 INTRODUCCIN

12

3 Y SE HIZO DE NOCHE

17

4 EL OTRO DAVID CASINOS

28

5 EL APRENDIZAJE DE LA CEGUERA

38

6 LA ONCE, MI CASA

60

7 EL DEPORTE, MI GRAN SALVAVIDAS

75

8 MIS PRIMEROS JUEGOS

88

9 CELIA

98

10 UN PUNTO DE INFLEXIN: ATENAS

110

11 LA GRAN ESPERANZA NEGRA

121

12 EL PRINCIPIO DEL CAMBIO: PEKN

137

13 EL PLAN ADOP

148

14 UNA VENTANA AL MUNDO

157

15 EL FUTURO

173

PRLOGO

Soy ciego total. Pensaris que por ello mi vida est llena de
problemas. S, es verdad, pero son problemas como los que
tienen todos los dems (...) Todos los das sale el sol y, si no
sale, ya me encargo yo de sacarlo....
Hay pocas personas que puedan decir estas palabras tan alto
pero, sobre todo, hay muy pocas personas que, cuando lo dicen,
lo sientan, se lo crean, no suene a una declaracin forzada y,
adems, sean capaces de trasladar a los dems su experiencia
de vida con tal grado de claridad y normalidad.
As es David Casinos, un atleta enorme y una persona que
an lo es ms. Alguien que un da decidi tirar palante y, en
el camino, ha dejado atrs mil batallas de triunfo y ejemplo
cotidianos.
Muchas personas tienen problemas cada da. Muchas personas reciben noticias negativas como la que un maana cualquiera recibi David, cuando estaba en plena juventud: la prdida de visin. No es fcil. El apoyo de los amigos y familiares,

junto con instituciones como la ONCE es clave, como l mismo


reconoce, si bien es necesario algo ms: Yo puedo tener todo el
apoyo del mundo, pero si yo no decido ir hacia adelante, seguir
estando ciego, destaca.
Cuando perd la visin, llegu a Barcelona con una maleta
en una mano y de la otra mano mi madre. Me dejaron en un
centro y an recuerdo a mi madre cmo lloraba mientras yo
me quedaba all (...) y todos tenamos en comn que ramos
ciegos, reflexiona David, antes de decir que entonces, antes,
en esos momentos, empezaba mi nueva vida: la ceguera se rea
de m, pero ahora... nos remos juntos.
As es David, cudruple medallista paralmpico en peso y
disco que ahora nos regala con este libro una fantstica historia que intercala experiencia de vida y realismo a paladas, con
mucha sensibilidad que llega desde un fortachn encantador
y cercano.
Sirvan estas letras para animar a todos los davides del mundo pero, en especial, para animar a la lectura de estas pginas
que, desde el corazn y desde la razn, agolpan mensajes capaces de hacer salir el sol cada da, por muy nublado que est.
Mensajes siempre necesarios, pero quiz ms en situaciones
difciles como la que atraviesa la sociedad espaola en estos
momentos de fuerte crisis econmica, que conlleva tambin
crisis social. Siempre se habla de modelos, de espejos en los
que mirarse y reflejarse y, sin ninguna duda, los atletas paralmpicos en general y David, en particular, ponen de manifiesto
ese espritu cada da y se constituyen en ejemplo.
David ha decidido contarnos en estas pginas su experiencia
para que sirva de apoyo a otras personas. Demostrar que, cuando se intenta, se puede lograr. l es as: tena que ser protagonista de un libro para contarlo y aqu lo tienen ustedes. Que lo

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disfruten y que, despus de leerlo, salgan ah afuera a comerse


el mundo, como ha hecho nuestro querido David. Suerte.
Miguel Carballeda
Presidente de la ONCE y su Fundacin. Presidente del Comit Paralmpico Espaol.

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INTRODUCCIN

Este libro es David Casinos. Es su vida y su historia. El hecho


de que l no aparezca como autor es casi una mera ancdota. Simplemente, como ha ocurrido en los ltimos dos aos,
nosotros (Mario y David, David y Mario) hemos trasladado a
lenguaje escrito lo que l sabe transmitir de forma tan magistral
con la palabra. Le hemos ayudado a transformar una visin
global de su vida en algo capitulizado, a recordar momentos y
a narrarlos como la increble historia que es. Por ello, la obra
est narrada en primera persona. Porque es suya enteramente.
Porque es l quien ofrece su experiencia vital al mundo.
David Casinos es una persona muy especial. Quien no lo
haya descubierto ya lo har en cuanto vaya pasando las pginas
de este libro. Nosotros hemos tenido la oportunidad de hacerlo
durante los ltimos tiempos en los que hemos compartido, y
seguimos hacindolo, una maravillosa faceta profesional como
su equipo de comunicacin y, sobre todo, una ms especial
como sus amigos.

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Dos aos compartiendo millones de vivencias de forma conjunta, muchas de las cuales no habramos experimentado si
no llega a ser por l por desgracia en algn caso. Y es que,
por ejemplo, David (Blay) tuvo que tragarse por primera vez
en su vida Mujeres y Hombres y viceversa en un hotel de Madrid, sin posibilidad de convencerle para cambiar de canal. Lo
pudo compensar, eso s, estando presente en la medalla de oro
conseguida en el Estadio Olmpico de Londres y disfrutando
de esa felicidad con l y los suyos. O asistiendo emocionado a
una situacin poco comn: poder ir al cine con una persona
ciega a ver El Hobbit.
Mario, por su parte, es despus de Ximena (a la que conoceris en las siguientes pginas) la persona que ms tiempo
ha pasado con l en saraos varios, charlas o en un tren yendo
y viniendo a Barcelona o Madrid de manera constante, por lo
que conoce de sobra la imposibilidad de hacerle callar un instante para descansar durante un trayecto largo. Tambin es la
persona que vivi una experiencia paranormal cuando, yendo a
pie y perdidos en medio de Madrid, fue David el que ejerci de
GPS para encontrar el destino orientndose, Dios sabe cmo,
entre el trfico y por callejuelas. Pero tambin se emocion
cuando varios internos de un centro penitenciario se acercaron
a l tras darles una charla para asegurarle que queran superar
sus problemas como l lo haba hecho.
Por ello, el primer agradecimiento, indudablemente, tiene
que ser para l. Pero ms all de hacerlo por brindarnos la
confianza y el honor de ejercer de autores del libro, le damos
las gracias por dejarnos formar parte de su vida diaria. Porque estar con David es una sesin de terapia vital cargada de
positividad cada da. Y le expresamos nuestra gratitud por ver
primero en nosotros un equipo que poda ayudarle profesionalmente, para pasar a crear un vnculo que ha superado con
creces al profesional. Por dejarnos tener una sensacin laboral

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muy difcil de encontrar: la de desear hablar con tu cliente casi


cada da del ao, aprender de l convertirlo en tu amigo.
Su asombrosa historia vital nos era ya muy familiar. Pero en
los ltimos meses se han repetido de forma frecuente las largas
sesiones en su sof, maratonianas en muchos casos, vindole
emocionarse, rer, llorar... tratando de recuperar recuerdos
que, en algunos casos, parecan de otra vida, para ponerlos en
orden y llevar a cabo esta obra.
Junto a l, en gran parte de estas sesiones de terapia, ha
estado su mujer Celia. Para ella tambin nuestra ms sincera
gratitud, en primer lugar, por tener la paciencia de soportarnos
casi como okupas en su casa durante tantas horas estos meses mientras ella se manejaba entre los exmenes y el ecuador
de su maravilloso embarazo. Pero, de forma especial, por ser
la persona que contribuye a que David sea el que es. Dice el
tpico que, detrs de un gran hombre hay una gran mujer.
En este caso no es detrs, sino al lado, donde hay una mujer
espectacular.
Los siguientes agradecimientos van hacia las personas que
decidieron que este tena que ser el primer libro de su editorial
y nos apremiaron (casi nos dejan sin aire) a escribirlo. Tanto
Silvia como Luis nos han otorgado toda su confianza y la han
mantenido respetando el contenido, lo que es muy de agradecer
para dos noveles como nosotros.
Antes de cerrar esta introduccin, os pedimos tres prrafos
ms de paciencia para que sepis quines han marcado nuestro
camino hasta aqu. Para David Blay su madre Maricruz por
servirle de espejo para tejer su personalidad. Su hermano Quico
por su profundo sentido de la amistad, que admira enormemente. Su mujer Mara Jos y su hija Sofa por tener la inmensa
paciencia de soportar sus continuas reuniones a pesar de que
l siempre diga que trabaja en casa. Todos los que en algn

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momento han confiado y siguen confiando en su trabajo. Y, con


un sentido recuerdo, Roberto, los dos Francisco, Josefina, Cruz,
Salva, Paco y Ana, que no estn pero le dan fuerza cada da.
Para Mario Rebollo sus padres, Saturnino y Rita, de los que
ha aprendido lo importante del esfuerzo constante, el trabajo,
el sacrificio y lo imprescindible de unos valores morales para ir
con la cabeza bien alta por el mundo. Su familia y sus amigos
de El Bajo, aquellos que le devuelven a la realidad cuando esta
se escapa de las manos y que le demuestran que hay vnculos
que no se desgastan con el da a da de toda una vida. Mara Eugenia, la persona que le sostiene cuando todo lo dems
se zarandea y que ha vivido como propio el libro. David Blay,
compaero de fatigas y alegras. Y, por supuesto, Juan, Julia,
Ventura y Antonio, que se marcharon pero siempre estarn.
Y para David Casinos, que no ha querido dejar pasar la oportunidad de escribir unas lneas: Para m es un honor agradecer
estas pginas a mi familia, porque David y Mario son desde
hace dos aos una parte muy importante de mi familia, que me
han mostrado un nuevo camino y a los cuales agradecer eternamente su trabajo y sus enseanzas y, como dice mi mujer,
que tengan esa paciencia comingo. Por ello mil gracias.
A mi madre Amparo y mi hermano Vctor, que siempre
han estado conmingo tanto en la luz como en la oscuridad,
aportndome calidez cuando ms fro tena. A mi familia (Coso,
Vicente, Pablo, Carlos, Juan, Loli, Nuria y Pascual) por recordarme cada da quien soy y lo importante que es seguir trabajando. Acordarme, por supuesto, de Juan Martnez Blat, que
ha sido un segundo padre para m. A Francisco Fortea que
se ha convertido en mi hermano y ha vivido conmigo alguno
de los momentos ms importes de mi vida. A Paco Bosch por
ensearme que la vida no tiene limites. A la familia Alcntara- Ros que me adoptaron como si fuera un miembro de su

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familia desde el primer da que me fui a vivir a Moncada. Por


supuesto a Moncada, la localidad en la que resido y de la cual
me siento orgulloso. A sus habitantes, porque cada da me dan
sus sonrisas. A ti Aitor, por formar parte de un sueo por el
cual apostaste sin pensarlo ni un minuto, lo que para m tiene
un gran valor. A Ximena (mi esperanza negra), porque a travs
de ella pude entender que mi vida no acabo el da que deje de
ver, si no que empez el da que la conoc, admirable y llena de
sabidura. Gracias Ximena por tanto.
A ti Celia, por estar siempre a mi lado, por tanta comprensin, porque una vez nuestras vidas se unieron y cada da la
escribimos juntos. Eres la persona que uno espera encontrar
para pasar toda la vida a su lado y que en un lugar determinado
aparece, el nuestro fue una pista de atletismo.
A todos los amigos que fui aadiendo en mi vida y que representis a los medios de comunicacin, por el cario y amistad.
Por supuesto a mi padre, el cual se march para siempre,
pero s que, all donde est, me observa. Y a todas las personas que me acompaaron durante mi camino y ya no estn
conmigo.
Solo os podemos desear que disfrutis tanto leyendo esta
historia como nosotros hemos hecho escribindola. El mundo
debe saber quin es David Casinos. Nosotros as lo creemos. Y
seguro que vosotros, cuando terminis estas pginas, tambin.

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Y SE HIZO DE NOCHE

Qu malo es no ver. Esta frase, que uso muy a menudo, me


sirve para rerme de la ceguera. Cuando alguien me tiende la
mano y se queda con ella en suspenso. Cuando me alojo en un
hotel y no s dnde han dejado los jabones para la ducha, o s
lo s, pero no distingo cul es el champ y cul es el gel. He
aprendido a vivir con ello y ahora forma parte de mi humor
habitual. Pero no siempre fue as.
Hubo un tiempo en el que quien se rea de m era ella. Una
seora muy fea. Horrible. Que llam a mi puerta de repente y
cambi mi vida por completo. Que me quit mis certezas y me
oblig a aprender a vivir de nuevo. Le dio un giro de 180 grados a todo el mundo que yo haba creado. El problema es que
yo llevaba 25 aos vividos. Ya saba de qu iba la historia. Ya
haba conseguido un trabajo. Ya me haba comprado un coche.
Ya tena claras mis aficiones. Y, de pronto, todo eso no serva
para nada. Miento: no serva para casi nada.
Recuerdo perfectamente la sensacin de aquel preciso da.
La consulta de un mdico privado al que habamos acudido,

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porque necesitbamos conocer los resultados con premura. La


presencia de mi madre, cuyo rostro apenas recuerdo ya, con
semblante de preocupacin. Y esa sensacin en el estmago
que te dice que algo va mal. Muy mal. Ojal no tengis que
vivirla nunca, pues al ser consciente de que no hay nada que
hacer, la rabia te consume como si solo pudieras albergar ese
sentimiento durante el resto de tu vida. Te arrastra y te empuja
hacia lugares de tu mente y tu corazn que no conocas y que
no vale la pena explorar.
Sent que me asfixiaba. Que me faltaba el aire. Me daba la
sensacin de que me haban metido en una caja muy estrecha,
que iba comprimindose poco a poco y me dejaba cada vez con
menos oxgeno para respirar. Mientras, mi madre, a mi lado,
se derrumbaba y comenzaba a llorar desconsolada. Un llanto
que, desde ese instante, qued grabado para toda la vida en
mi mente, como un sonido amargo y desesperado que recuerda, de golpe, todos los fatdicos sentimientos de ese momento
dramtico. Aquella maana el mdico me acababa de decir,
tras analizar unas pruebas, que me iba a quedar ciego casi con
total seguridad. En mi interior, durante los das previos, ya lo
haba presentido, porque me haba dado cuenta de que algo
marchaba realmente mal. Sin embargo, nunca acabas de aceptar una realidad tan difcil. Siempre piensas que hay algo que
se puede hacer. Una tabla de salvacin a la que aferrarte para
evitar ahogarse. Un golpe de timn a ltima hora que evite el
hundimiento. Una esperanza que puede surgir. Un milagro que
se puede obrar.
Aquella certeza de que algo no iba bien, aquel sentimiento
de estar perdiendo algo vital, lejos de ayudarme a prepararme para el golpe, lo hizo todava mucho ms fuerte. Aunque
de forma gradual, en mi interior, me hubiera planteado cmo
sera mi vida si ocurra lo que pareca que iba a ocurrir, nadie
est preparado, nunca, para asimilar algo as. No hay forma de

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asumir tal cosa por ms que te esfuerces, por ms que intentes


imaginarlo, por ms evidencias que tengas de que va a ocurrir.
Yo, que sigo ponindome de tanto en tanto Rocky en el DVD,
not como si Ivan Drago me hubiera dado un puetazo ante el
que, lo nico que poda hacer, era caerme redondo en la lona
y dejar que contaran hasta 10. Ya me levantara ms adelante. Entonces, solo quera encerrarme en m mismo. Dicen que
antes de morir ves tu vida pasar, resumida en flashes como
una serie de fotogramas que te muestra todo lo vivido. He de
confesar que as fue lo que me sucedi a m en ese momento. Vi
pasar las imgenes de una vida que, en cierta manera, acababa
ah. Un mundo cargado de experiencias que desapareca para
siempre, al menos como lo haba entendido hasta entonces.
En ese instante, miles de dudas se acumulaban en mi mente,
pero fui incapaz de pronunciar ni una sola de ellas. La voz no
me sala, me haba quedado paralizado, inmvil, sin capacidad
ni para balbucear pese a que mi cabeza arda en preguntas.
Fue mi madre quien comenz a consultar al mdico. Aunque
los dos sabamos que, ms all de cuestiones tcnicas, la nica
pregunta que podamos hacernos era: Y ahora, qu?.
Las alarmas haban saltado haca poco ms de un mes. Yo
trabajaba en el departamento de control de calidad de una empresa y mi jefe se acerc a preguntarme si me pasaba alguna
cosa. Estaba muy preocupado, porque estaba dejando pasar
muchsimas piezas defectuosas, cuando hasta ese momento
mi labor haba sido impecable. Yo le mir con cara de incredulidad, pensando si me estaba gastando una broma. Solamente
poda pensar que deba tratarse de un error, porque yo vea que
las piezas estaban en perfectas condiciones. Sin embargo, no
era as. No me haba dado cuenta, por lo progresivo y lento de
la situacin, pero mi visin empezaba a estar afectada. Eso fue
lo que me empuj a hacerme unas pruebas, rutinarias en un
diabtico (an no lo haba mencionado, pero soy insulinode-

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pendiente). Incluso as, no atisbaba a entender qu poda estar


ocurriendo, pues haca poco ms de un ao me haba hecho la
misma prueba y todo haba salido bien.
Esta vez fue diferente. Me diagnosticaron una retinopata
diabtica con un edema ocular en el centro de la retina, que es
donde se encuentran todos los vasos retinianos. Los que hacen
que la gente pueda ver. Y estaban en muy mal estado.
Casi de un da para otro, empec a notar un empeoramiento.
Los ojos me jugaban malas pasadas, me dolan constantemente, haba objetos que comenzaba a ver borrosos, sala a la calle
a pasear a mi perro Tyson y me iba tropezando con cosas, me
suba al coche y no me atreva a poner la llave en el contacto
Tena problemas serios para hacer las tareas habituales que
componen la vida diaria de cualquier persona y comenzaba
a no poder valerme por m mismo en las cosas ms simples,
situacin que me iba desmoralizando. Todo era una gran contradiccin, porque la misma luz que no quera que se fuese, me
haca dao en los ojos. No quera quedarme sin ella, pero en
ese momento era muy dolorosa. Estaba entrando en un mundo
que ya no controlaba, que me haca muy vulnerable. Eso me
daba mucho miedo. Y, por desgracia, las previsiones cada vez
eran peores.
Como es evidente, en un espacio muy corto de tiempo tuve
que abandonar mi puesto de trabajo y empezar a dejar de hacer
las cosas que haban significado mi rutina durante los ltimos
aos. Incluso mi coche, que me haba comprado recientemente,
qued casi nuevo a las puertas de mi casa. No volv a usarlo
jams. Todo estaba cambiando a una velocidad vertiginosa y
mi mente no era capaz de adaptarse a ese ritmo.
Pero la verdadera angustia llegaba de noche. La oscuridad
habitual se torn, de pronto, ms oscura para m. Por las maanas estaba ms entero, si se puede decir de esa manera, pero

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al caer el sol todo mi mundo se desmoronaba. Me meta en la


cama y no saba qu iba a ser de mi vida. Ah era cuando me
acechaban todas las preguntas que haba sido incapaz de formular en aquella consulta mdica. Y ese era el instante en el
que me derrumbaba. Encerrado en mi cuarto, solo, en silencio
y a oscuras. No hace falta espiar por el hueco de la cerradura
para entender lo que suceda, para imaginarse a un joven de
25 aos lloriqueando como un nio frgil e indefenso hora tras
hora, noche tras noche. Mi mundo se caa y, en esas noches,
yo me caa con l.
Llor mucho, muchsimo. Alguien seguro, como haba sido
yo hasta ese momento, haba perdido toda la confianza para
hacer cualquier cosa y los miedos iban creciendo cada vez ms,
al tiempo que las preguntas se repetan en mi cabeza una y
otra vez. Qu va a ser de m? Cmo voy a vivir? Cmo voy
a afrontar las cosas normales de la vida de cualquiera? Quin
me va a querer?. Esto le preocupaba a mi madre ms que a
m
Empec a perder peso, se me caa el pelo, tena ansiedad
Como es normal, la angustia de mi mente empez a afectar a
todo mi cuerpo. Todo era fruto de lo mismo, de pensar lo que
me quedaba por delante. En especial tena miedo al futuro ms
inmediato, a esos meses que se avecinaban en los que tendra
que pasar mucho tiempo en la cama.
Y es que en el Hospital Arnau de Vilanova, un reconocido
centro situado en el barrio de Campanar de Valencia, me dijeron que la nica posibilidad que tenamos de seguir luchando
estaba ligada a complicadas operaciones con lser. Ah comenz una largusima travesa de mdicos y quirfanos que se me
hizo eterna y, en su mayor parte, insufrible. Primero empec
con la opcin que me haban propuesto: el lser. El tratamiento
consista en un haz de luz que cauterizaba los vasos retinianos

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para que no sangrasen y estallasen, como me estaba pasando


a m. Es una poca que recuerdo con mucho dolor. Sala del
lser con los ojos destrozados y muy doloridos. Cada operacin
supona un sufrimiento. No la intervencin en s, sino todo lo
que vena despus: asumir que, tras cada visita al quirfano,
las posibilidades de volver a ver se reducan ms. Ese era el
verdadero dolor, el que se produca en mi nimo ms que en
mis ojos.
En mi interior saba que la esperanza era mnima y que posiblemente debera de empezar a asumir que iba a quedarme
ciego. Pero, si ese momento llegaba, al menos quera conservar
mis ojos tal como la gente que me quera los haba conocido,
mantener una mirada, aunque pareciera perdida. Me somet
a esos tratamientos para poder ir por la calle en el futuro sin
gafas de sol y no parecer una persona desamparada. Para poder, como deca mi madre, ser lo ms normal posible, con el fin
de que alguien me quisiera. Si iba a ser difcil enamorarse de
una persona ciega, al menos que cuando me miraran pudieran
olvidarse por un instante de que mis ojos no vean.
En todo aquel proceso, fue mi padre el que me acompa
en las operaciones. Desde que recibi la noticia, l nunca quiso
hablar de ceguera. Durante mucho tiempo fue un tema tab,
incluso cuando ya no haba vuelta atrs ni posibilidad alguna.
No lo aceptaba. No poda asumir que su hijo fuera a perder la
visin para siempre. Como es lgico, l quera que su hijo estuviera bien. Sin embargo, yo siempre le deca una y otra vez:
Has pensado en la otra posibilidad? En que no salga bien?
En que es posible que tenga que buscar otra alternativa?. Y
le cost mucho. Muchsimo. Hasta que, pasado un tiempo, me
vio fuerte y feliz. Ha sufrido demasiado, como toda mi familia,
si bien siempre estuvieron a mi lado y eso no tiene precio. Me
tuve que hacer fuerte por ellos tambin, aunque por dentro
estuviera cagado de miedo. Perdn por la palabra, pero es que

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era as... No puedes estar de otra forma cuando, de repente, te


dicen que nunca en tu vida podrs volver a ver.
Mucha gente, tal como ocurre a da de hoy, se cruzaba por
la calle con mi hermano gemelo. Pocas personas lo saben, pero
somos como dos gotas de agua. Y era a l, que montaba una
Harley, a quien observaban aliviados creyendo estar vindome
a m (an hay gente que cuando le ve en la moto alucina, porque cree que soy yo y que estoy tarado conduciendo una moto
sin tener visin). Ha tenido que dar muchsimas explicaciones,
sobre todo en aquella poca, y s que no fue una situacin fcil.
Al dolor que ya haba en casa se una el de tener que repetir
cada da, persona a persona, que por desgracia l no era yo.
Que no poda subirme a una moto. Que no poda pasear por la
calle. Que si llevaba gafas de sol no era para protegerme de la
luz, sino todo lo contrario. l, como el resto de mi familia, se
encontr con el doble sufrimiento de verme en casa perdiendo
la visin y tener que revivirlo a cada instante hablando de ello
con las personas que se interesaban por mi estado. Es muy bonito que la gente se preocupe por ti, desde luego, pero a veces
se hace demasiado duro.
La operaciones se fueron sucediendo y del lser pas a una
vitectroma, una extirpacin del humor vitrio del ojo, que se
sustituye por un gas para intentar recolocar parte del mismo.
Ah tambin padec mucho, porque tuve que estar durante largo tiempo tumbado boca abajo, con el ojo tapado, sin poder
moverme. Tirado en la cama, sin nada que hacer excepto darle
vueltas a la cabeza, lo peor que puede suceder en una situacin
as. No tena la posibilidad de ocupar mi da a da en algo y eso
hizo las cosas ms difciles en un primer momento, porque era
mi mente la que no paraba de trabajar. Y, en un estado as, era
difcil que el pesimismo no ganase terreno. Recuerdo que para
entretenerme mi madre vena a leerme a la cama, la mayor parte de las veces revistas del corazn! Me puse al tanto de todos

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los cotilleos de la poca y, aunque no me entusiasmaba, conversar con mi madre sobre los famosos y sus vidas me distraa
bastante. Tambin me viene a la memoria un par de programas
a los que me enganch. Uno era Carta Blanca, un programa
de debate de Canal 9, la autonmica valenciana, presentado
por Josep Ramon Lluch. Se trataban temas polmicos y, por lo
general, con mucho teatro, se armaban unas buenas broncas,
algo que me distraa. El otro programa era de radio, llamado
Un mundo sin barreras y emitido a travs de Onda Cero, en
el que se hablaba del mundo adaptado y con el que comenc a
conocer con ms inters algo que poda ser mi futuro.
Fuera de eso, poco ms poda hacer postrado en una cama.
Solo me levantaba para comer y casi no poda disfrutar de los
alimentos, pues senta muchsimo dolor.
En aquel entonces me preguntaba una y otra vez sobre mi
porvenir, sobre las cosas que iba a tener que dejar de hacer. Lo
pensaba incluso, por momentos, con cierto sentido del humor
para tratar de desdramatizar todo lo que me quemaba por dentro. Por ejemplo, al pensar en que me encantaba jugar a la consola. Recuerdo que deca: Ahora, cmo voy a poder jugar?.
Pero lo que ms me doli fue tener que dejar la bici. Siempre he sido muy deportista, pero, sobre todo, los ltimos aos
antes de perder la visin fue cuando descubr mi pasin por
las dos ruedas. Sala muchsimo con mi bici de ruta. Aquello se
haba convertido en mi gran vlvula de escape para olvidarme
durante el fin de semana de todo lo que tena que hacer en el
trabajo o para tomar aire entre semana despus de una dura
jornada. Esa, sin duda, fue una de las partes ms complicadas:
saber que no iba a volver a tener la libertad de subirme en mi
bici y sentirme libre para desconectar de todo lo dems. Y es
que muchas veces me iba de ruta a la montaa para disfrutar

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de la naturaleza, algo que, de cara al futuro, se antojaba como


una utopa.
Luch con todo lo que tena. Pas por dolores que no querra ver infligidos en ningn ser humano. Perd la cuenta del
nmero de intervenciones, mdicos, quirfanos y hospitales
que visit. Hubo incluso momentos en los que pens que, en
realidad, haba alguna opcin para que el esfuerzo de tanta gente por mantener mi visin diera sus frutos. Pero, al final, hubo
un da en el que desapareci la luz para siempre. No apreciaba
nada de lo que tena delante. Ya no vea el rostro de mi madre,
ni la de mis amigos. No vea y tena que llevar gafas oscuras
para protegerme del sol. Aquello fue muy duro. Porque no ver
la luz del da es soportable, pero saber que no vas a volver a ver
jams la cara de tus seres queridos eso es muy complicado.
Y no poder hacer cosas que antes hacas con normalidad, ser
la persona que eras antes, salir con amigos Lograr meter eso
en mi cabeza, fue lo peor de todo.
Por ms que lo viera venir e intentara estar preparado, la
fase de la aceptacin fue realmente complicada, ya que se convirti en un constante asumir que me colaps por todos los
lados. Asumir que todas las imgenes que tena del mundo que
me rodeaba no las volvera a contemplar y seran solo recuerdos en tu cabeza; asumir que deba renunciar a gran parte de
lo que haca en el da a da; asumir que necesitara ayuda y no
podra valerte por m mismo; asumir que la gente me tratara
de un modo distinto Asumir, asumir, asumir.
Tena que empezar a reaprender a hacer las cosas, pero hasta que lleg el aprendizaje no saba qu hacer.
Est feo que lo diga, porque puede parecer que doy un mal
ejemplo a las personas que puedan estar leyendo este libro,
pero me pasaba todos los das prcticamente encerrado en
casa. Tirado en una silla, tumbado en el suelo y escuchando

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la televisin. As transcurra mi vida, porque estaba en un tremendo shock emocional al haber perdido todas las cosas normales que hasta entonces haban formado parte de mis das.
De repente no poda hacerlas o tena que hacerlas acompaado.
Pero yo mi vida no la entenda (ni entonces ni ahora) de esa
manera. Desde ese momento en adelante me tocaba bailar con
la ms fea, la ceguera, para siempre. En esa primera etapa tras
quedarme ciego, no tena fuerzas ni valor para intentar hacer
algo. Ni me atreva ni me obligaba a hacerlo. No encontraba el
arrojo ni las ganas para empezar a darle la vuelta a la situacin.
Simplemente vea los das pasar. Encontrar el empuje para levantarme y comenzar a andar de nuevo fue una evolucin lenta.
Poco a poco fui entendiendo qu es lo que iba necesitando para
mi nueva vida, si bien en ese proceso de reconstruccin pasaron semanas, meses, y el tiempo se hace eterno mientras vas
intentando reordenar los cimientos de tu existencia.
Salir a la calle se hizo especialmente complicado al principio.
El hecho de que estuviera obligado a ir del brazo de mi madre
ya era incmodo, pero tambin que la gente te fuera preguntando constantemente. Yo viva en Godella, un pequeo pueblo
al noroeste de la ciudad de Valencia, muy cercano a la capital,
y donde casi todos me conocan. Para m era muy duro, s,
pero se me haca mucho ms difcil al darme cuenta de cunto
estaba afectando esta situacin a mi madre. Como he contado
que le suceda a mi hermano, cada parada con algn vecino,
cada una de sus preguntas o de sus miradas condescendientes,
eran para ella como revivir una y otra vez los peores momentos
que estbamos pasando. Como para cualquier madre, recordar
sin cesar lo que le haba pasado a su hijo era algo casi cruel. Al
final ella solo deca que me haba quedado ciego y que era lo
que haba que asumir. Pero le cost acostumbrarse.
Iba y vena con ella, sobre todo para hacer papeleos y arreglar el tema de mi discapacidad e incluso para ir a tribunales

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a que me evaluaran. Recuerdo el da que me dieron el carn


de discapacitado. Fueron sensaciones muy opuestas. Lo haba
buscado mucho, porque al perder la visin haba dejado de
trabajar y, como an no poda acceder a trabajar con la ONCE
y no haba cotizado suficiente, tena que luchar para conseguir
una pensin mnima por invalidez. Sin embargo, cuando por
fin super todas las pruebas para lograr el carn y lo tuve en mi
mano, me sent raro. Pese a que lo haba solicitado con ahnco,
tenerlo me produjo la sensacin de que ser discapacitado era
como estar fuera de la circulacin, como sentirse deportado. Y
una parte de m se senta as.
No sabra decir cuando cambi el chip. Por qu no iba a
poder disfrutar de la vida?. Bien es verdad que hasta entonces no haba conocido a ninguna persona ciega ms all de
la venta de cupones, pero empec a pensar que siempre que
me cruzaba con personas invidentes tenan una sonrisa en la
boca. No vean, es cierto, pero no creo que se tratara de gente
hipcrita. Bastante tendran ya con su condicin. As que era
lgico que estuvieran disfrutando de su existencia. Y yo tena
que descubrir cmo haban conseguido hacerlo.
En ese momento, cuando llam a mi puerta, la ceguera era la
ms fea. Ahora es mi compaera. Gracias a ella mi vida pas a
una nueva etapa y he vivido cosas que no habra experimentado
si no la hubiera sufrido. Me cerr algunas puertas, aunque me
ha abierto otras impensables que jams habra cruzado si no
hubiera llegado aquel fatdico da. Qu si me gustara volver
a ver? Por supuesto, pero no lo cambiara por la vida que llevo
ahora. No cambiara nada de mi existencia actual. Y, si volviera
a nacer, pagara por volver a vivirla.

27

EL OTRO DAVID CASINOS

Todas las maanas, antes de entrar a la fbrica donde trabajaba, compraba el cupn de la ONCE al chico que estaba en la
puerta. Quin me iba a decir a m que tiempo despus sera yo
quien lo vendiese! O, mejor an: quin me iba a decir que mi
cara saldra un da en uno de esos cupones! La verdad es que
la vida da muchas vueltas y no sueles pensar en ellas hasta que
echas la vista atrs y te das cuenta de la cantidad de cosas que
estn conectadas entre s sin que apenas lo percibamos.
Antes de que la ceguera viniera a visitarme, yo era un chico normal, como cualquier otro. Haba estudiado Automocin
y, ms tarde, dos aos de la especializacin en Metal. Fue en
aquella poca cuando comenc mi relacin con el deporte. Recuerdo que en aquella etapa estudiantil era un chico algo rebelde y no muy buen estudiante, aunque no era una persona problemtica. Lo cierto es que me encantaba ser independiente,
no me gustaba estudiar, me costaba atender y sacaba las cosas
renqueando. Vamos, que todo lo relacionado con los estudios
no despertaba ningn tipo de pasin en m, sino ms bien al

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contrario. Mi nico objetivo era conseguir un ttulo que me


permitiese ponerme a trabajar de algo que crea que me gustaba. Por aquel entonces no aspiraba a ms y no me esforzaba
para ms. A pesar de ello, tiempo despus lograra obtener mi
titulacin de Formacin Profesional. Ahora, todo aquello me
parece mentira, pues disfruto estudiando y aprendiendo. Si
pudiera echar marcha atrs no lo dudara, podra haber estado
mucho mejor Sin embargo, de eso me di cuenta bastante despus. Y es que, como siempre ocurre, son cuestiones que no se
valoran hasta que uno ya no las tiene. Si alguno de mis amigos
de entonces me viera ahora estudiando ingls se llevara las
manos a la cabeza. Claro que entonces era ms peazo y ahora
puedo practicarlo aunando mis dos pasiones: el aprendizaje
continuo y el visionado de series americanas. No es lo mismo
que un seor de 50 aos te hable de have y must, que tratar de
seguir un captulo de The Walking Dead disfrutando y aprendiendo al mismo tiempo. O, si voy en el metro, ponerme los
auriculares y conectar el programa en mi iPhone. Si condujera
un coche no podra hacer eso, porque me distraera. Al menos hay cosas de las que he podido sacar una parte positiva!
Al acabar de estudiar, como cualquiera, busqu un empleo y
estuve en diversas empresas, siempre dentro del rea de control de calidad. Primero pas varios aos en Pilkington Espaa
(Sivesa en aquellos tiempos), que se encargaba del sector del
vidrio relacionado con el automvil. Luego pas a Ford, donde
entraba y sala como personal eventual. Finalmente trabaj en
Dr. Frank Schneider, que se encargaba de plsticos, tambin
con el tema del automvil. Fue en esta empresa en la que estaba
cuando mi vida cambi de forma radical.
Mi gran aficin durante la poca previa a la ceguera era ir al
gimnasio y salir en bici los fines de semana para ir de ruta con
los amigos. Corra incluso en carreras de montaa, de una forma muy amateur, pero iba consiguiendo un buen nivel. Hace
poco tuve que buscar una foto de aquella poca para conmemo-

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rar el 20 aniversario de un medio de comunicacin deportivo


de Valencia y, cuando mi mujer me explic la escena (una rampa de montaa, yo vestido con maillot y la ejecucin de un salto
con la bici donde pareca que estaba volando paralelo al suelo),
me emocion. Tanto, que si ya tena decidido que al dejar la alta
competicin iba a volver a montar sobre dos ruedas, ahora lo
tengo claro. Esta aficin de la bici la comparta habitualmente
con mi hermano, como muchas otras. Al ser gemelos tenamos
bastantes cosas en comn. Tenamos el mismo crculo de amigos, salamos juntos, bamos al gimnasio juntos y volvamos
a mi madre loca juntos! Si bien es cierto que no ramos hermanos de los que se sientan juntos todas las noches a contarse
secretitos, s es verdad que nuestra relacin era muy buena y
que, en el da a da, compartamos horas, amigos y aficiones.
Cuando todo esto ocurri, tanto l como yo vivamos con mi
madre en casa. Ellos dos eran mi gran apoyo, ya que mi padre
no viva con nosotros desde haca mucho tiempo y, aunque
mantenamos el contacto, la relacin no era en esos momentos
todo lo cercana que nos hubiera gustado. Mis padres se haban
divorciado cuando mi hermano y yo apenas contbamos con
nueve aos. De hecho, estoy seguro de que fueron uno de los
primeros matrimonios que lo hizo en la historia de Espaa.
Aunque ha pasado mucho tiempo y ya no retengo los detalles,
recuerdo el da en que nos anunciaron que se iban a separar,
sentados en una cafetera. Creo que fue ms traumtico para
ellos que para nosotros, porque a mi hermano y a m, pese a
nuestra corta edad, y eso es algo que hemos hablado posteriormente, nos pareci algo normal, pues llevbamos tiempo
viendo como discutan casi a diario en casa. No supuso mayores
traumas para nosotros ni hemos tenido secuelas por ello, aunque he de confesar que el hecho de que no hubiera una figura
paterna en casa no fue algo que beneficiara a mi madre. Mi
hermano comparta mi carcter independiente y algo rebelde,
y nosotros aprovechbamos el ser dos contra uno para ganar-

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le casi siempre la partida a ella y hacer lo que queramos. No


hablo de nada fuera de lo normal, nunca fuimos chicos conflictivos, pero en las pequeas cosas cotidianas y en alguna poca
ms alocada nos escapbamos de su control y no poda evitar
que hiciramos cosas que le daban bastante miedo. Cmo le
hubiera gustado que nos hubiramos quedado en casa leyendo
un libro en vez de estar todo el fin de semana de fiesta o de ruta
con la bici con los peligros de la carretera!
A pesar de todo, pienso que son las cuestiones habituales
para cualquier madre y, ms all de esas pequeas historias,
no creo que tenga queja de los hijos que ha tenido. Supo tirar
para adelante con dos nios pequeos y los tres hemos estado
siempre muy unidos.
Tambin he de decir que la relacin con mi padre, que se
haba vuelto a casar, se estrech mucho tras enterarse de que
iba a quedarme ciego. Se involucr de nuevo en nuestra vida, se
acerc a nosotros y se encarg de costear y de acompaarme en
todas las operaciones. Ahora s que eso fue otra de las buenas
cosas que trajo la ceguera. A partir de ah, sobre todo cuando
definitivamente acept que iba a perder la vista, recuperamos
mucho tiempo perdido y su presencia fue frecuente, importante
y necesaria en mi vida. Con l he compartido tambin multitud
de cosas y, en los momentos ms complicados, tambin fue un
gran apoyo al que pude recurrir.
Volviendo a mi vida normal, tambin me gustaba mucho ir
al cine, jugar a la consola y escuchar msica. Fuera de esto, en
aquel entonces estaba ya muy centrado en mi trabajo y tena
una vida bastante rutinaria. Me levantaba a las cuatro de la maana, iba a trabajar, pasaba all ocho horas, coma, descansaba
y me iba al gimnasio o sala con la bici. Una vida muy comn,
casi dira que hasta aburrida. Todo lo contrario a la autntica

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locura que vivo ahora y en la que estoy convencido de que soy


ms feliz de lo que era entonces.
Esto no quiere decir que fuera un pedazo de pan sin sal.
Tambin haba tenido pocas ms locas, sobre todo antes de
entrar en la Ford. Como cualquier joven de aquellos aos (los
90), supongo. Recuerdo, de hecho, que yo sala en bicicleta y el
fin de semana pasaba, por las maanas, por delante de la antigua discoteca Spook (uno de los referentes de la denominada
Ruta del Bakalao) y vea a mis amigos, que estaban todava en
el parking de la discoteca. Y yo me preguntaba: Cmo les
puede gustar a estos tanto el tema de la discoteca y la fiesta?.
El caso es que un da me decid a ir con ellos, aparcando la
bicicleta para otro fin de semana. Subimos en un Renault 5 y
llegamos all. Jams me haba imaginado que la discoteca fuera
as. Cuando entr y vi las luces, la gente bailando, el color, la
msica me pareci alucinante. Entend el porqu mis amigos
salan de farra. Y desde aquel da aparqu la bici muchos ms
para cambiarla por la fiesta. De hecho, no puedo ocultar que
he conocido mucho la noche de Valencia. Lo que ha tenido
que soportar mi madre! Ella saba que no me meta en problemas, pero claro, cuando tu hijo sale de casa un viernes y
llega el domingo Si es que he llegado incluso a dormir en el
garaje una hora antes de volver a irme a trabajar el lunes! La
libamos parda a veces, como se suele decir. De vez en cuando
me rio al acordarme de ancdotas de aquella poca. Como una
vez en la que, despus de muchas horas de fiesta, iba hablando
con un amigo en el trayecto de una discoteca a otra y, tras un
rato hablando sin que nadie me respondiera, me di cuenta de
que mi amigo se haba quedado atrs haca tiempo, cado en
una acequia de la que no era capaz de salir y de la que luego yo
tampoco poda sacarlo. Y esta es una de las ms normalitas!
Fue una fase de mi vida por la que, supongo, pasa casi todo el
mundo.

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Yo disfrutaba y mi madre, como cualquier otra, padeca


cuando haca esas cosas. Incluso cuando me iba de ruta con
mi hermano en la bici. Pero la relacin con ella y con mi hermano, con los que conviva entonces, era excelente. Ellos fueron
mi gran apoyo y lo siguen siendo. Por fortuna, no han sacado
a la luz algunas de las fotos que me hice en aquellos aos. Podramos resumirlas en que quiz no haba encontrado el buen
gusto en el vestir
Sin embargo, en los ltimos tiempos todo eso haba quedado
atrs. La fiesta era algo muy eventual. Mi gran preocupacin
era el trabajo, mi formacin y la familia. Y haba recuperado la
aficin por el deporte. Llevaba una vida algo monacal. Para ser
sinceros, no tena una rutina que me gustara, ms bien al contrario. Pensaba muchsimo en el futuro, me haca muchas preguntas sobre l. Tanto, que no disfrutaba del presente. Siempre
estaba pensando qu poda hacer para mejorar mi situacin,
qu camino tomar y cul no y eso no me dejaba aprovechar
lo que tena en ese momento. Me preocupaba especialmente
el tema laboral, meditando sobre hacia dnde iba y si iba a ser
capaz de continuar as durante mucho tiempo No me apasionaba nada. No me gustaba lo que haca, ni mi trabajo y eso me
haca sufrir. No era una persona infeliz, pero no cumpla la primera regla que desde hace muchos aos trato de transmitirle a
todo aquel con quien tengo oportunidad de hablar de este tipo
de situaciones: haz lo que te guste. Es un horror para alguien
que no hace lo que le gusta levantarse cada maana temprano,
coger el coche, pasar entre ocho y 12 horas encerrado en una
fbrica En ese momento me faltaba la decisin que tengo en
la actualidad para cambiar mi vida y hacer otras cosas. Ahora
siempre me viene a la cabeza una frase que dijo Steve Jobs en
su famoso discurso de Stanford: Todas las maanas me miro
en el espejo y me pregunto: si este fuera mi ltimo da, querra
hacer lo que estoy haciendo? Y si la respuesta es no durante
demasiado tiempo, es que tengo que cambiar algo.

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Uno de mis recuerdos ms recurrentes de aquel entonces


era que tena la firme decisin de no meterme en una relacin
estable que acabara en matrimonio e hijos. No me vea con esa
vida. Es curioso, porque precisamente ahora veo lo que no era
capaz de atisbar en aquella poca. Y son las horas que paso
con mi mujer, las que pasar con mi hija y las que disfruto con
la familia las que ms aprecio de mi da a da. Y eso lo valoro
muchsimo ms con 40 que con 25 aos.
El deporte, como digo, era una aficin, aunque no me vena
de nuevas, porque haba estado muy involucrado en diversas
prcticas durante muchos aos. Haba estudiado en las Escuelas EPLA, en Godella, y ah tuve mis primeros escarceos, de
la mano de Bernardino Molina, que fue mi mentor deportivo.
Cuando tena unos 15 aos, nuestro profesor lleg un da con el
peso a clase y me toc cogerlo. Recuerdo ese instante como si
me acabara de pasar: fue como sentir algo. Yo era muy pasivo
en clase a la hora de practicar deporte, no quera hacerlo e incluso aseguraba que no me gustaba. Creo que en aquella etapa
casi todo lo relacionado con la escuela no era de mi agrado y
eso inclua el deporte, que no me atraa ni dentro ni fuera de las
aulas. Pero esa bola lo cambi todo. Me enamor sin saber el
porqu, cuando nunca me haba llamado la atencin nada que
supusiera un esfuerzo fsico. A partir de ah naci esa relacin
con el atletismo y con los lanzamientos que, poco a poco, se fue
haciendo ms grande. Entrenaba duro, trabajaba con ilusin y,
conforme mi amor por esta disciplina fue aumentando, fui participando en pruebas y cosechando xitos. De repente, apareci
el Valencia CF, que en aquel tiempo tena seccin de atletismo,
y me fich al ver que tena cualidades. Mi buen hacer en algunas de estas competiciones y mi aparente potencial llam la
atencin de los entrenadores, que vieron en m a alguien con
posibilidades de hacer cosas interesantes en el atletismo. Fue
todo un orgullo que un club como el Valencia se interesara de
esa manera y apostara por m para formar parte de su equipo.

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Tiene narices el tema, puesto que hoy colaboro en un proyecto


llamado Di-Capacidad con el otro club de la ciudad, el Levante
UD. Al menos puedo decir que soy una de las pocas personas
que ha formado parte de ambas entidades.
Empec a entrenar con un tcnico de la casa, Jos Vicente
Gonzlez Speedy, que fue la persona que me estuvo ayudando
en el Valencia desde el principio y el que me inici de forma
ms tcnica en los lanzamientos, sobre todo en el peso y el martillo. Fue tanta la implicacin que en peso, en categora cadete,
llegu a quedar tercero de Espaa. Luego estuve centrado en el
martillo hasta los 19 aos, pero en ese momento la juventud y
las ganas de vivir la vida pesaron ms que la disciplina y dej
de hacer deporte de forma estricta y rutinaria.
Hasta entonces, pese a todo, no me haba ido nada mal. Incluso llegu a hacer la marca mnima para estar en un Mundial,
aunque no me seleccionaron nunca para ir. Eso dice mucho del
nivel de deportista que era Entrenaba dos o tres horas al da,
cinco das a la semana y los fines de semana competa. Es una
etapa que recuerdo con mucho cario, porque me lo pasaba estupendamente y me proporcion las bases tcnicas y humanas
para poder, aos ms tarde, llegar a donde estoy ahora. Me dio
unas herramientas que tiempo despus he podido utilizar y sigo
utilizando. Y me permiti conocer a una serie de personas que,
cuando aos ms tarde perd la visin, me tendieron la mano
y me ayudaron a tener mi segunda oportunidad.
Pero por circunstancias de la vida (los estudios, la cabeza
que no estaba donde tena que estar, las chicas, la fiesta, las
hormonas revolucionadas) lo dej. Como cualquier joven, apareci un mundo que me hizo desconectar de la dedicacin al
deporte. No lo abandon del todo, porque me apunt al gimnasio, aunque no era ms que por estar en forma. y fuerte y
guapo, que siempre he sido muy presumido! No fue hasta que

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me centr, cuando de nuevo recuper el gusto por la competicin y la aficin por la bicicleta. No supona la misma exigencia
y dedicacin que en mi poca de lanzador, si bien esa renovada
aficin por el deporte, en este caso por la bicicleta de montaa,
me hizo recuperar la pasin.
La inmensa mayora de esos recuerdos son maravillosos. Sin
embargo, hay uno que queda al margen. Soy diabtico desde
los tres aos y ser insulinodependiente, para un deportista,
no era entonces nada sencillo. En aquellos tiempos, las insulinas eran animales, no sintticas como ahora. Actuaban de una
forma mucho ms lenta y solo podan inyectarse dos veces al
da, una por la maana y otra por la noche. De esta manera,
durante todo el da haba que tener mucho cuidado para no
sufrir una hipoglucemia, que el azcar se disparara o cualquier
otro problema derivado. Por poner un ejemplo, comer hidratos,
vitales para un lanzador, es algo que crea mucho azcar. Los
ejercicios de pesas suben los niveles de azcar, pero los aerbicos como correr, por el contrario, los bajan. La adrenalina, el
estrs, la carga fsica o el miedo tambin descontrolan de forma
importante tus niveles. Vamos, todo lo habitual en un atleta!
Ahora todo es ms fcil. Antes o despus de una competicin,
de una comida o un entrenamiento puedes acudir a la insulina para regularte. Pero eso, hace casi 30 aos no era posible,
porque con la inyeccin de la maana pasabas todo el da y
era necesario llevar un control mximo. Sinceramente, era un
sufrimiento, agobiante y hasta peligroso. Donde peor lo pasaba
era en los viajes, cuando bamos a una competicin. Tena que
ir a todos lados con las jeringuillas metidas en un congelador.
No os imaginis la de problemas que me ha creado esto con
polica, jueces y organizadores en ms de un desplazamiento!
Si comamos en un restaurante, yo no poda comer lo mismo
que mis compaeros y deba tener mucho cuidado. Y con los
mens cerrados que tenamos en muchos de los viajes, a veces
rozaba el peligro muy de cerca, aparte de que por s mismo

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ya supona una molestia tener que ser siempre el especialito


del grupo. Antes de una prueba deportiva tena miedo. Deba
tener mucho control mental puesto que, como ya he dicho, la
adrenalina o el estrs podan suponerme un gran problema.
Y he de reconocer que he tenido ms de un susto, pues, como
es evidente, en situaciones especiales como una competicin,
con descontrol de horarios de comidas, de sueo, alimentacin
diferente y cargas de estrs extra, es imposible llevar un control
tan estricto.
Por fortuna, todo esto ha cambiado y en la actualidad no
es difcil ser deportista diabtico. Tampoco es que sea algo cmodo, pero la ciencia ha avanzado y en estos momentos, con
un poco de cuidado y sobre todo conociendo tu cuerpo, es algo
que puede formar parte de tu vida sin mayores quebraderos de
cabeza, seas deportista o no.
Ahora me doy cuenta de que todas estas historias son fases
de la vida y han sido positivas. El trabajo sin pasin, los aos
ms descontrolados Todo eso me vino y me sigue viniendo
de maravilla para echar un vistazo atrs de vez en cuando. Me
ha servido para cometer mis errores, sin duda, pero tambin
para darme cuenta de dnde haba tropezado y de por dnde
no tena que volver a pasar. Eso me hizo madurar mucho y,
felizmente, hoy forma parte del pasado.

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EL APRENDIZAJE DE LA CEGUERA
CASTELLARNAU

Ya no poda pasarme ms tiempo aletargado, dejando transcurrir los das entre las paredes de mi casa. Haba quemado el
ltimo cartucho con las operaciones y me di cuenta de que mi
lucha ya no era por volver a ver, sino por ver de otra manera.
No haba otra salida ms que cambiar el chip y comenzar a
reorganizar mi vida.
Me dije una cosa a m mismo, al estilo de Scarlett OHara
en Lo que el viento se llev: Jams volver a sufrir y esa se
convirti desde entonces en mi filosofa, la que me hace vivir
y triunfar. No es que no haya vuelto a sufrir o pasarlo mal, al
contrario. Pero por muy negro que salga el da, como me dije
en aquel momento, toca levantarse. Todos los das sale el sol,
y si no sale, ya me encargo yo de sacarlo.
He de reconocer que las primeras veces, cuando decid comenzar a hacer cosas desde mi nueva condicin de ciego, no
fueron nada bien. En honor a la verdad mi madre me lo haca
prcticamente todo, desde cocinar hasta prepararme la ropa o

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guiarme a cualquier sitio. Para el resto, como el aseo personal,


tiraba de astucia y no funcionaba muy bien, no voy a mentir.
Aun as, no me quedaba otra: tena que intentarlo.
Entonces tuve que afrontar otra cuestin: no tena ningn
tipo de ingresos y las preguntas que tena en mi cabeza eran:
qu hago? qu tengo? de qu vivo? Ante estas cuestiones,
la nica respuesta que apareca en mi cabeza era la ONCE, reaprender a ser ciego junto a ellos. No poda desempear otro
papel, as que pele por formar parte de esta organizacin y
aunque no fue sencillo, al final lo consegu.
Lo primero que hicieron cuando logr mi acceso a la ONCE
fue asignarme una trabajadora social, Mariv, y un psiclogo,
Javier. No solo yo trabajaba con ellos, tambin lo haca mi madre, porque ella, como yo, requera de terapia para aceptar mi
nueva realidad y saber cmo tratarme, cmo ayudarme, cmo
involucrarse en mi nuevo mundo.
Me hace gracia recordar a Javier, porque era un poco como
el profesor chiflado, cariosamente hablando. Aunque yo no
le vea la cara, as me lo imaginaba, con pelos alocados, porque
era la sensacin que me transmita, algo estrambtico, histrinico, atolondrado, pero un gran profesional que me sirvi de
mucha ayuda. De hecho, me alegro de que siga en la ONCE y
pueda continuar apoyando a mucha gente como lo hizo conmigo. En los primeros das con l, el trabajo principal era el de
terapias de relajacin para eliminar toda la ansiedad que haba
acumulado en los ltimos meses. Poco a poco, nos centramos
en el trabajo de aceptacin, porque, aunque haba asumido que
me haba quedado ciego, todava me quedaban las ltimas fases
de aceptacin total, pese a que no era consciente de ello. Un
ao ms tarde me di cuenta, con una situacin muy concreta y
clave en mi vida, de que me quedaba todava una ltima etapa
del proceso por cumplir.

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Por ese motivo, los esfuerzos del psiclogo se enfocaron en


hacerme comprender lo que iba a ser mi futuro, asumir que haba perdido algo, pero que deba empezar a construir un nuevo
mundo. Esa rabia y ese sentimiento de prdida tras quedarme
ciego, me ayudaron a transformar esa negatividad en algo positivo como fuerza, coraje y empuje para volver a caminar otra
vez. Fue una etapa muy enriquecedora para mi desarrollo y no
puedo ms que agradecrselo.
Durante ese proceso, Javier y Mariv pusieron sobre la mesa
una serie de cosas: hacia dnde deba ir, cmo podra ser mi
porvenir, qu opciones podra haber, qu quera hacer y qu
puertas deba abrir primero. Se despleg entonces todo un abanico de posibilidades, desde estudiar a hacer deporte o conseguir un trabajo como el de vender el cupn Pero para hacer
cualquiera de esas cosas, primero necesitaba una formacin, en
este caso en ceguera, estudiar cmo ser ciego. Ellos valoraron
que tena que pasar una rehabilitacin total, reaprender a vivir,
desde cero, completando un reaprendizaje sin visin.
Y es que yo no saba moverme, no saba coger un bastn
(que no es tan fcil como pueda parecer, ms bien al contrario), no saba reconocer objetos como los billetes y las monedas (imprescindible para la venta del cupn), no era capaz de
manejarme en mi entorno con normalidad En resumen, no
saba desenvolverme como ciego, ni valerme por m mismo, as
que tena que conseguir las herramientas necesarias para poder
afrontar mi vida sin depender de alguien en todo momento.
Deba formarme.
Por tanto, la opcin, casi obligacin, que se presentaba ante
m era pasar por las manos de un TRB (Tcnico de Rehabilitacin Bsico), algo as como un maestro en ceguera, un profesor
que me enseara a vivir sin luz, a valerme por m mismo en

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un espacio de oscuridad que era ya mi nuevo mundo. Y es as


cuando aparece Barcelona
La ONCE tena una escuela en Catalunya, en Castellarnau,
en el trmino municipal de Sabadell, y ese iba a ser mi destino.
Si bien ahora cada delegacin cuenta con su propio programa
de TBRs, en aquel entonces el centro de Castellarnau, ya desgraciadamente desaparecido, era la mejor opcin. La decisin
fue rpida. En menos de dos meses hice las maletas y para
all que me fui. Aunque nos daba a todos un poco de miedo,
en especial a mi madre y a m, pronto comprendimos que era
la nica va. Era necesario si quera tener un futuro, si quera
empezar a reescribir mi historia.
As pues, acompaados de mis tos, pusimos rumbo al Centro de Rehabilitacin para Ciegos Adultos Ignacio de Satrstegui y Fernndez en Castellarnau. Un centro que nos impresion
nada ms llegar por sus dimensiones, su belleza y la cantidad
de instalaciones que tena, desde grandes espacios ajardinados
a biblioteca, salas recreativas, piscina cubierta o enormes zonas
comunes con diferente funcionalidad, entre otras. Un lugar que
nos sobrepasaba por su tamao. Y en ese gigantesco edificio
tendra yo que orientarme sin mis ojos!
Tras presentarnos en la que sera mi casa durante los siguientes meses nos recibi la directora y esa fue la primera gran
sorpresa, sobre todo para mi madre, porque se trataba de una
persona invidente. Ver como se manejaba dirigindonos por
pasillos hasta su despacho, con un ordenador, con papeles...
en definitiva, desempeando un cargo directivo con seguridad
y eficiencia, le hizo alucinar. Ah nos dimos cuenta de que me
esperaba un universo nuevo que era esperanzador.
Superadas las formalidades, nos enfrentamos al momento
de la despedida. Ha pasado mucho tiempo y, sin embargo, es
uno de los instantes que revivo con ms fuerza y an me emo-

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ciono al rememorarlo, porque fue muy triste y duro. Y es que no


poda ser de otra manera, ya que, pese a mis 26 aos, siempre
haba vivido con mi madre, bajo su cuidado y amparo y ahora,
ciego, me quedaba solo por primera vez en un entorno totalmente desconocido para m. Recuerdo el llanto de mi madre.
Le di un beso a ella y a mis tos y nos abrazamos todos juntos
llorando a moco tendido. Me quedaba interno en el centro y
comenzaba mi nueva vida sin su mano protectora. Pero, pese
al miedo, esas lgrimas tambin contenan una emocin de
alegra y un halo de consuelo, porque era un adis esperanzador. Dejaba all interno a un hijo ciego con una maleta, con la
confianza de reencontrarse, superado un tiempo, con alguien
capaz de valerse por sus propios medios. All pasara casi seis
meses en los que apenas nos veramos y, como los mviles por
entonces eran un lujo, tampoco tendramos una comunicacin
habitual. Se marcharon y comenz mi estancia en Castellarnau,
un centro en el que entrbamos en grupos de 12 15 personas provenientes de diferentes lugares, con distintas edades e
historias de vida y con una nica cosa en comn, algo que nos
igualaba a todos: que ramos ciegos. Era como un Gran Hermano de ciegos que llegaban sin conocerse, se metan en una
casa y tenan que convivir y hacer pruebas juntos para avanzar.
Cada uno con un carcter distinto y un pasado diferente. Haba
gente joven como yo con toda la vida por delante, otra ms
mayor ya con familia, hijos e incluso nietos, gente que haba tenido un accidente, unos con ms problemas fsicos que otros
Cada uno tena su particular guin, pero todos compartamos
un objetivo comn: volver a disfrutar de la vida y tener un
futuro mejor. Yo pensaba que nada ms llegar all lo primero
que iban a hacer era darme un bastn y decirme: Toma, ah
est, a manejarlo. Nada ms lejos de la realidad. El bastn
estaba reservado para el momento de hacer el trabajo de movilidad en la calle, pero dentro de esa monumental escuela no
era una opcin, al menos no para un recin llegado con tanto

42

que aprender. En realidad, lo primero fue conocer al TRB, la


persona que se pasara prcticamente 24 horas al da junto a
m, que me educara y enseara, que me orientara y me dara valor en este nuevo universo de oscuridad, como un padre
con este recin nacido ciego de 26 aos. Se llamaba Josean.
Era un tipo serio, pero muy agradable y con un sentido del
humor muy especial. Y muy fan de la Real Sociedad! Aunque
no es mi gran pasin, el ftbol me gusta, pero nadie soporta
que le hablen tanto de un equipo de ftbol. Su mujer tambin
era TRB en el centro y los dos crearon mi principal crculo de
confianza durante mi internamiento. Tuvimos una muy buena
conexin. Uno de los elementos que nos uni al principio fue
que l tambin tena un bxer, como mi perro Tyson. Utiliz
eso como vnculo y como herramienta de motivacin, porque
hablbamos mucho de perros (ms incluso que de ftbol, por
fortuna) y l me empujaba a aprender dicindome que en poco
tiempo estara paseando a Tyson sin problemas. Yo te ensear, me aseguraba. Tiempo despus, cuando ya me manejaba
con soltura, me llev a su casa a conocer a sus perros. Me puso
la correa de uno en la mano y me invit a pasearlo. Fue una
pasada. No supuso nada ms que sacarlo al parque, pero ese
momento, vindome como diriga al perro como haba hecho
tiempo atrs con mi bxer, fue como un soplo vital de enormes
dimensiones, como estar de nuevo en marcha. Eso me hizo
querer avanzar ms rpido an.
Un TRB no es solo un instructor. Es quien te ayuda a levantarte cuando las cosas no van bien, quien te empuja, te motiva,
te escucha y ayuda a luchar contra tus temores y frustraciones.
Tu apoyo, tu escudo, tu protector al margen de tu instructor.
Te da las herramientas necesarias para poder vivir el resto de
tu vida. Es su trabajo, lo s, pero aun as, es alguien con el que
te sientes en deuda para siempre. Mi primera leccin nada ms
marcharse mi familia, y mientras mi TRB me conduca a mi
cuarto, fue aprender que todo el suelo estaba configurado por

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alfombras que ejercan de gua para moverte a todos los sitios,


para saber por dnde tenamos que caminar si queramos acceder a cualquier pasillo, habitacin, zona o sala. En un principio,
nos ayudbamos palpando las paredes y con la voz, para saber
quin vena y por qu lado. La de golpes que nos dimos hasta
controlar el espacio! Casi era una forma de conocer a la gente,
porque golpe tras golpe nos bamos reconociendo.
La primera noche tras mi llegada me senta como si estuviera en un campamento. Las dudas se haban transformado
en expectacin e ilusin por aprender, por conocer a mis compaeros, por saber qu iba a ocurrir. Al fin y al cabo era la
primera vez que sala de casa. Tom muchas fuerzas, porque
me di cuenta de que solo el hecho de estar all significaba un
nuevo comienzo. Esa noche conoc a Vctor, el que sera mi primer compaero de cuarto, pues al principio nos colocaron en
habitaciones compartidas. Era un chaval tambin joven, como
yo, que, como l mismo me reconoci, entraba con pocas habilidades, ya que haba estado muy sobreprotegido por su familia,
algo que no era raro encontrar por all, porque as es como nos
haban tratado a la mayora. Estar juntos nos vino muy bien
a los dos, puesto que despert nuestro espritu de superacin.
ramos jvenes y tenamos muchas ganas de formarnos para
volver a vivir. Nos motivbamos mucho el uno al otro y cuando
hablbamos por la noche, nos contbamos nuestros objetivos
y ambiciones para el futuro. Tenamos ganas de avanzar y comenzar nuestra nueva existencia fuera de la escuela. E imaginbamos, juntos, cmo sera a partir de entonces, vendiendo el
cupn y esas cosas. Era una persona muy risuea, que siempre
estaba rindose y gastando bromas. Hasta el punto de que un
da fui a mi cuarto y l se haba llevado mi chaqueta. Pero lo
gracioso es que ah ya no ramos compaeros de cuarto! Fjate
si era despistado que se haba metido en mi cuarto y no haba
ni reconocido su chaqueta. Me dijo que era una broma, pero

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yo no me lo cre. Simplemente era bastante desorientado en


ocasiones.
A la maana siguiente, la primera en el centro, mi enseanza
comenz en el desayuno, algo que me cogi desprevenido. Esa
era la primera clase. Tu TRB te instruye en cmo desayunar y
no te deja levantarte hasta que finalices, de una manera u otra,
por ti mismo. Te va dando los pequeos trucos y claves que da
tras da debes ir asimilando mejor. Busca la tostada, unta as
la mantequilla porque es ms sencillo, comprueba si has dejado
migas. Una pieza de fruta, habr que pelarla, no?. Cosas
que a todos los que estbamos alrededor de la mesa al principio
nos pareca utpico que nos lo pidieran. Desde comprobar si
te has dejado algo de comida, a saber si has derramado algo, si
te han cado restos en los pantalones, llenarte un vaso Servir
agua era una de las cosas ms difciles para algunas personas,
porque para lograrlo hay que utilizar el dedo metindolo dentro del vaso, para saber cuando ests llegando al borde y no
derramar el lquido. Pero claro, el objetivo es comer con gente
y no hacerlo de forma desagradable. Me defend bastante bien
para ser la primera vez, aunque ms de uno se moj casi media
mano. Ah es cuando te das cuenta de que, en el mundo de los
ciegos, como en el de los videntes, hay personas ms habilidosas y otras menos maosas. Otra leccin a las pocas horas de
estar all.
En general, casi todas las primeras veces nos pusieron en
evidencia a la gran mayora. Y eso, aunque a veces frustraba,
nos vino bien, porque nos permita rernos los unos de los otros
e incluso de nosotros mismos, y hacer todo el adiestramiento
ms llevadero, con una sonrisa pese a los constantes errores.
La jornada diaria estaba saturada de actividades que, en
buena parte de los casos, no haba hecho en mi vida y que ahora
me tocaba hacerlo sin ver. De repente tena que plegar la ropa,

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doblar calcetines, planchar camisas Mi madre no se lo hubiera credo nunca. Busca la punta, cgelo de ah y empieza a
doblarlo. Extiende la camisa y comprueba si la plancha est
caliente. Si ni saba hacerlo cuando vea!
Me acuerdo cuando lleg la hora de cocinar. La instructora
encendi el fuego y me dijo: Pon la mano encima. Perdona,
no s si te has dado cuenta, pero yo no veo. Por eso mismo,
contest. Yo solo pensaba: T ests loca? Cmo voy a meter
yo la mano ah con el fuego?. Pero tena que colocar la mano
sobre la llama para saber exactamente dnde tena que situar
la sartn. No me atreva y casi me tuvo que poner la mano en
el fuego ella, porque claro, yo solo pensaba en que iba a quemarme. A pesar de ese comienzo, aprend a cocinar mejor de
lo que lo haca antes. En realidad, antes solo me haca alguna
cosilla y en el centro tuve que hacer muchas ms.
En otra de las clases nos enseaban trucos para el funcionamiento de pequeos aparatos de la vida cotidiana. Ahora
hay grandes aparatos que te dicen si la luz est encendida o
apagada, pero eso en aquel momento no existan y haba que
aprender tcnicas como, en este caso, saber que la posicin
de interruptor hacia arriba quiere decir que est encendida y
para abajo apagada o, simplemente, tocar la bombilla. Tambin
contbamos con cursos de esttica: arreglarse las manos, las
cutculas de las uas, maquillarse para las chicas, ponerse una
crema, peinarse y, en definitiva, cmo llevar a cabo el aseo
personal. Qu importantes son para estas cosas el tacto, el orden y el instinto. Para alguien presumido como yo, eran unas
lecciones fundamentales.
Nos hablaron tambin por primera vez de una palabra que
sonaba a chino, pero que iba a ayudarnos como si la conociramos desde la cuna: Tiflotecnologa. Son tcnicas y recursos
para procurar a los ciegos y deficientes visuales los medios

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oportunos para la correcta utilizacin de la tecnologa con el


fin de favorecer su autonoma personal. Desde usar una mquina de escribir o una calculadora a una impresora de braille
o un programa de clculo. A nuestra rutina habitual se sum,
habitualmente, la clase de mecanografa con una Perkins. Recuerdo que me costaba muchsimo esa mquina, pero aprend!
Comer era ms pesado. Puede que parezca una tontera,
pero era muy complicado manejarse con los cubiertos y, sobre
todo, conseguir hacerlo de una forma elegante, sin mancharse, sin dejar la mesa de una forma grosera y sucia, para que
no parezca que ha estado comiendo un nio indecoroso. Para
ms inri, algunos alimentos no te lo ponen nada fcil. Imaginaos aprender a comer alimentos como el pescado, quitarle
las espinas sin ver uf! Y encima el instructor pareca que no
se conformaba con nada. Coge el pan y crtalo. No, si yo
no como con pan. Da igual, es para acompaar, quiero que
aprendas a hacerlo, es una herramienta ms.
As eran todos los das. Luego tenamos curso de manualidades como macram. No es que me gustase mucho, si bien
es cierto que ayudaba bastante a desarrollar la sensibilidad, a
potenciar el sentido del tacto. Yo prefera trabajar con madera
y barro. Ah si me diverta. Me encantaba utilizar mis manos
con esa habilidad. Hacamos las piezas, las metamos al horno,
las pintbamos y eran jornadas muy amenas, ya que estbamos
en grupo y las conversaciones eran muy graciosas. Sobre todo
porque tenamos un compaero mayor que no daba una el pobre y haca unos desaguisados que eran la burla de todos los
dems. Cmo disfrutaba! An hoy conservo algn vaso y algn
jarrn que hice en aquella poca y que guard como recuerdo.
Actividad tras actividad, comenc a apreciar que, casi sin
darme cuenta, mis otros sentidos iban desarrollndose a un
nivel al que yo no imaginaba que podran llegar. Un universo

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de sonidos, olores y sensaciones comenzaba a tener presencia


en mi da a da y se iban incorporando a mi universo habitual.
Siempre me han gustado los cmics, as que empec a sentirme
un poco como Daredevil. Para quien no sea tan friki como yo,
se trata de un abogado que se queda ciego y que, tras ejercer su
oficio de da, se viste de superhroe por la noche para combatir
el crimen en su barrio aprovechando sus privilegiados sentidos.
La Cocina del Infierno se llama el lugar, en Nueva York. Casi
es mejor no verlo
Pero volviendo a las clases, creo que la que ms odiaba era
la de braille. Para m fue lo peor. Aprend, tal vez no todo lo que
debiera, pero lo hice, aunque no pona todo mi empeo y se
not. Y no me ocurri solo a m, sino a todos los que estbamos
all, porque la verdad es que es muy complicado. De hecho, en
la actualidad no lo utilizo en mi vida diaria.
Por el contrario, el momento que ms disfrutaba era la clase de movilidad. Por fin nos enseaban a utilizar el bastn y
sus tcnicas, como el doble punto o el barrido. Bastn parte
izquierda, pie derecho mueve, y viceversa, siempre invertido
a nuestro movimiento. Qu ganas haba tenido de escuchar
estas palabras. Aqu s atenda con inters y aprend realmente
rpido. La verdad es que sientes una magia especial cuando comienzas a utilizar el bastn, porque sabes que es la herramienta
que te va a dar libertad. Con l puedes moverte por ti mismo
con ms comodidad. Bueno, comodidad cuando te habitas
a l y logras convertirlo en la prolongacin de tu brazo, pues
hasta entonces solo iba de pared a pared, como si estuviera
borracho. Golpe a un sitio, golpe al otro, escaln que me como.
Menos mal que los circuitos del centro estaban preparados para
los golpes, porque con los que le di Pareca que estbamos
picando en la pared en vez de tratando de orientarnos. Costaba hacerlo y, sobre todo, lograr andar en lnea recta, pero me

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encantaba cada vez que consegua completar un circuito sin


grandes problemas.
En esta asignatura, aunque algunos llevaban incluso aos
ciegos, no todo el mundo era capaz de desenvolverse. De hecho, haba gente que no saba moverse y se frustraba. Eso te
desalentaba un poco, ya que al final estabas compartiendo su
sufrimiento.
Cuando ya estbamos ms maduros lleg la siguiente fase:
nos subieron a una furgoneta y por fin salimos al exterior.
Acompaados por el instructor comenzaba el trabajo de aprender a movernos en un entorno desconocido, clases en las que
nos enseaban a interactuar con el entorno sin la vista, interpretando los sonidos, el ruido, el trfico, las voces, los espacios.
Qu libertad era poder volver a caminar por la calle sin ir agarrado del brazo de nadie. Pero al mismo tiempo, qu miedo!
No me olvidar de mi primer paso de peatones. El instructor
me dijo: Ah est el borde. Y yo solo pensaba: Pero dnde, si
no lo noto. Pues ese borde es la lnea fina que te puede delimitar la vida de la muerte. Se te queda grabado para siempre.
Despus de eso, la siguiente cuestin fue: Escucha el sentido
del trfico, porque esa es tu gua para que no te arrollen y saber
cundo debes avanzar o esperar. El trfico? Si yo solo oa
ruido! Lo primero que nos ensean a los ciegos sobre movilidad en el exterior es a interpretar el trfico. Siempre hay que
moverse en ese sentido. Y a veces me frustraba si el instructor
me tena que frenar o corregir, porque haba interpretado mal.
Conforme bamos progresando, el instructor se iba apartando ms de tu lado, se iba quedando atrs. Hasta que lleg el da
en el que me metieron un papel con un telfono en el bolsillo y
me dijeron: Ah tienes el telfono del centro por si te pierdes
o pasa algo. La furgoneta te recoger donde acabamos siempre
el recorrido. Te esperamos all. Madre ma! Aunque haba-

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mos hecho el camino mil veces junto al instructor y aunque


estuviese deseando mucho tiempo que llegara ese momento,
el pnico inicial era inevitable. Especialmente por el miedo al
trfico porque, aunque haba progresado, an no tena una gran
seguridad ni confianza en mi capacidad. Suerte que estos desplazamientos los hacamos por la zona de Vic, una poblacin de
la provincia de Barcelona, de unos 30.000 habitantes en aquel
entonces, donde el paso de coches y motos no era muy intenso.
El temor llegaba cuando me paraba a pensar qu hara cuando volviera a Valencia, donde el trfico era una selva comparado con aquel. Si a veces ya me superaba Vic, qu iba a hacer
cuando volviera a casa.
Otra cosa que se aprende es la importancia de la voz, lo fundamental de interactuar con la gente, de preguntar y lo bueno
es que all estaban acostumbrados a ser interrogados por los
ciegos de la escuela y la gente te ayudaba sin problemas. Menos
mal, porque la primera vez, al llegar a un paso de peatones solo
me falt gritar SOS, SOS! con un megfono. Me agarr al brazo
de la persona que me ayud, con tal fuerza, que estoy seguro
de que le hice dao.
Despacito y con buena letra super aquella primera prueba
y llegu a mi destino, como todas las veces posteriores, lo que
me fue cargando de nimo y energa. Tanto que, en cuanto me
vi preparado, no dud en pedir que me dejaran ir a Valencia
de visita. No sabis la ilusin que me hizo. Me haba ido como
alguien hundido e indefenso y seguramente esa sera la concepcin que seguiran teniendo mis padres de m, a causa de
la gran desconexin que vivamos en aquellos momentos. Pero
me mora de ganas de bajar del tren. De sorprenderles. De caminar junto a ellos sin cogerme del brazo de nadie. De pasear
por mi ciudad con la cabeza alta y notar que la preocupacin de

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la gente que me vio en los primeros das de ceguera se converta


en admiracin ante lo que haba conseguido avanzar.
Entenda esa admiracin, pues a m me pasaba lo mismo
en Castellarnau. Uno se entusiasma y se refuerza cuando los
que te rodean, que haban aterrizado en Barcelona con muchas
carencias, van dando pasos hacia delante. All, el xito de uno
va siendo el de todos. Recuerdo que, en nuestros comienzos,
despus de cenar, haba un hombre mayor que se tomaba un
caf, coga el bastn y deca: Venga, me voy a pasear. Y sala
a dar una vuelta como si nada! Eso era algo reservado a los ms
avanzados, para los que la oscuridad ya casi no tena secretos.
l, que haba llegado antes que nosotros tambin con pocas habilidades, ya haba alcanzado tales logros. Eso nos despertaba
envidia sana y nos motivaba. Mucho.
La primera vez que me dieron a m el bastn para salir a
pasear sin instructor por los alrededores del centro, ya haba
pasado el ecuador de mi formacin y ya era un experto en las
calles de Vic, que me conoca casi de memoria. Ah radicaba
la diferencia, pues el exterior de la escuela no era un territorio
conocido pese a su cercana. Salimos en grupo, eso s, y recuerdo que bamos diciendo cosas como pues yo he tocado una
farola, yo un escaln, yo una pared,. Cuidado que aqu hay
un seto. Madre ma, era como si estuviramos descubriendo
el mundo de nuevo y compartiendo juntos cada hallazgo.
No poda ser de otra manera, ya que habamos formado un
buen equipo entre los que entramos al mismo tiempo. Cada vez
que hacamos terapia conjunta siempre acabbamos rindonos.
A pesar de lo que habamos pasado y de que estbamos en el
centro solos, conservbamos el sentido del humor y la mayora
de las conversaciones se centraban en nuestras experiencias
all, en especial en nuestras numerosas metidas de pata diarias Por eso solamos acabar a carcajada limpia. Eso s, era

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una buena terapia y un buen grupo. Tan unido que hasta vivimos alguna historia de amor! Vamos, como el Gran Hermano
que yo deca que ramos.
De m tambin se rean, no creis que no. Como con mi
ancdota del gorro, por ejemplo. Antes de llegar al centro, uno
de los requerimientos en las instrucciones que te dan es el de
llevar gorro de bao y gorro de lluvia. Gorro de bao lo entiendo, pero gorro de lluvia? Eso es una capucha, no?, me deca
yo, y durante un tiempo les comentaba a mis compaeros que
los gorros de lluvia eran ridculos y que iban a parecer bobos
si iban as por la calle. Hasta que un da la lluvia nos cogi por
primera vez en la calle, yo me puse mi capucha y me llev una
enseanza acompaada de un chapuzn y de muchas burlas.
Una capucha te cubre las orejas, lo que te impide escuchar con
nitidez y, por lo tanto, te hace perder las referencias, mientras
que un gorro para la lluvia no te tapa las orejas y te permite
escuchar con claridad. As que, a los pocos segundos me di
cuenta de que tena que elegir entre escuchar o mojarme. La
eleccin era clara. Volv a la escuela calado hasta los huesos y
tragndome mis palabras. A partir de entonces me dio igual
si el gorro era ridculo y comenc a llevrmelo a todas partes
cuando amenazaba lluvia. Pero eso no evit que mis compaeros me repitieran mis palabras cada vez que llova. Me la
devolvieron y con razn.
Me acuerdo con nostalgia de algunos de ellos como Ricardo, un seor mayor, muy educado y agradable, que haba sido
director de banco y, de repente, de la noche a la maana, le
haban dicho que iba a quedarse ciego. Y ah estaba, ya con una
edad, aprendiendo como un nio pequeo a orientarse en el
mundo de nuevo. O de un compaero de habitacin que tuve
despus de Vctor. Era un chico de Bilbao que con el impacto
de una pelota de goma de la Ertzaintza haba perdido un ojo y
tena muy mala visin en el otro. Con l cre una buena relacin

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en el centro. Hasta que me lo pusieron en mi misma habitacin Cmo roncaba! Pareca un autntico camin. No poda
soportarlo y tuve que quitrmelo de encima y pedir que lo cambiaran de cuarto a los pocos das. Eso hizo que me empeara
en conseguir una habitacin individual. No ms compaeros.
Menos mal que la consegu, cosa que adems me vino muy bien
para mi desarrollo personal, porque me obligaba a tenerlo todo
muy ordenado y controlado.
Tambin haba una chica que era diabtica igual que yo y
que, para mayor casualidad, era de Valencia. Haba pasado
tantas operaciones que, al contrario de lo que me ocurra a
m, ya no conservaba el globo ocular. No tena ojos, mi mayor
temor, lo que yo no quera que me pasara bajo ningn concepto. Nos convertimos en buenos amigos. Era una chica que
pasaba mucho miedo. Recuerdo que se pona tan nerviosa que
doblaba los tacones cuando iba con el bastn. Del pnico que
sufra, era incapaz de ir con tacones sin destrozarlos, de lo que
le temblaban las piernas. Ella lo contaba como una ancdota,
pero lo cierto es que era desalentador, porque le costaba mucho
avanzar en su movilidad y se frustraba. Fue esta chica, junto al
compaero de Bilbao, los que protagonizaron el romance del
grupo. Aunque en el centro estaba controlado todo el tema de
las relaciones entre compaeros y se trataba de evitar, ellos
se las apaaron e incluso se escaparon en alguna ocasin a un
pisito por Sabadell para disfrutar de intimidad. Eran los dos
muy buena gente. No s si continuaron como pareja tras su
paso por Castellarnau, pero all eran dos tortolitos.
Mi relacin con los TRB tambin era excelente. La gente del
centro era muy especial, emptica y saba cmo hacer sentir
como en casa a todos los que llegamos. Eran conscientes de que
estabas solo all, de que necesitabas mucho apoyo y de que no
tenas a nadie. Y estaban acostumbrados a ver pasar a mucha
gente de forma temporal y conocer sus sufrimientos, frustra-

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ciones y necesidades. Ms all de Josean y su mujer, cre buen


vnculo con el grupo de chicas jvenes que haba preparndose
para convertirse en tcnicos. Eran muy monas, interpretaba
yo por lo que poda entender, muy simpticas y disfrutbamos
de lo lindo juntos. Y como yo era un poco pilln, me gustaba
coquetear con ellas y ellas me seguan el juego. Sobre todo en
clases de baile las buscaba para ponerme con alguna de pareja
en vez de con mis compaeras ciegas que, por lo general, eran
ms mayores, y eso les haca mucha gracia. Pero es que pese
a estar ciego, me lo digo yo mismo, he sabido mantener mi
encanto con las mujeres!
Nos enseaban el chachach en esas clases de baile. Yo
aprendiendo a bailar cuando siempre haba sido un hombre
de barra en las discotecas! Mano derecha sujetando el cubata,
mano izquierda en el bolsillo y codo apoyado en la barra. Qu
vergenza pasaba y la de pisotones que les di a las pobres.
Menos mal que bailaba con las chicas jvenes y eso le pona
inters a la cosa.
Un da incluso me fui de fiesta con ellas. Era la primera vez
que sala desde que era ciego. Qu bien me lo pas, porque
como ellas saban cmo trabajar con un ciego, me lo hicieron
muy fcil. Fuimos a un pub y fue genial. Msica, risas, conversacin distendida, ambiente Me sent tan vivo que insist en
ir a una discoteca, como en mis viejos tiempos. Ah lleg mi
lmite, no dur nada dentro. Cuando entr me di cuenta de
que no era lo mismo. No ver era un problema, pero esa msica
machacona que tanto me haba gustado ahora era un ruido
ensordecedor que me haca perder toda referencia, que me imposibilitaba moverme. Tuve que marcharme. Sin embargo, aun
as fue una noche mgica y les insist en repetir ms de una vez.
Poco a poco fueron llegando las ltimas fases del internamiento y, al contrario de lo que caba esperar, fue cuando lle-

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garon para m los momentos de mayor bajn emocional. Soy


un poco ansioso y cuando quiero una cosa la quiero ya y pongo
todo mi empeo. Y en ese tramo final de estancia en Barcelona
yo ya me vea preparado y quera salir, regresar a mi casa y
comenzar mi nueva vida. Pero, como es normal, no poda marcharme hasta completar los casi seis meses de curso, un hecho
que comenz a generarme ansiedad por las noches. Tanto, que
llegu a necesitar pastillas para dormir. Quera ir ms rpido
de lo que poda. Qu contradiccin que cuanto mejor estaba,
ms sufra.
Ya metido en esa fase final, cuando casi estaba preparado
para marcharme, hicieron que mi madre viniera a visitarme.
Yo saba que el hecho de que le dijeran que fuera a verme era
una seal inequvoca de que estaba muy cerca de volver a casa,
puesto que ya haba visto en otros compaeros que haban superado el curso, que es cuando trabajan con las familias para
prepararlas para nuestra vuelta. Cuando lleg al centro la ilusin fue especial. El objetivo de esa visita era que ella viese con
sus propios ojos cmo era capaz de desenvolverme, que comprobase que haba adquirido las habilidades necesarias para
dejar de ser una persona dependiente. Estaba capacitado para
llevar una vida prcticamente autnoma, sin necesitar el amparo constante de los que me rodeaban, y eso era algo que deban
entender antes de mi regreso comprobndolo por s mismos.
Tenan que perder el miedo a dejarnos hacer cosas sin sentir
que estbamos desamparados. Para ello, nos metan en un espacio que simulaba una vivienda y yo tena que desarrollar mis
habilidades adquiridas como si estuviera en un da cualquiera.
Imaginaos el orgullo que sinti mi madre conforme fue viendo
que era capaz de hacer casi cualquier cosa. No la vea, pero lo
senta. Al tiempo, ella tambin iba recibiendo instrucciones de
qu deba tener en cuenta y controlar para facilitarme las cosas
y no crear trampas, como, por ejemplo, no dejar las puertas o
los armarios entreabiertos. Para comprenderlo mejor, ponan

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al familiar en tu lugar, le tapaban los ojos y le hacan moverse


por el espacio del piso, para que entendiera la importancia del
orden y de controlar los pequeos detalles que no podan pasarse por alto, o las pequeas cosas en las que tena que echarme una mano al principio, hasta que terminara de adaptarme.
Fue un gran da. Esa despedida no tuvo nada que ver con
la primera. El abrazo fue muy distinto, porque, esta vez s, los
dos tenamos claro que era un hasta luego breve. En unos das
estara de vuelta en Godella, en casa, con ella y con mi familia.
Y ya no volvera a ser la persona desvalida que sali de all.
Despus de casi seis meses, el gran da lleg. Mi TRB se acerc a m y me dijo que ya estaba preparado para volver a casa.
Hay que vivirlo para imaginarse cmo me sent, la ilusin que
me embarg, como si me dijeran que poda regresar despus de
haber estado en la guerra. Porque, aunque recuerdo con cario
esos meses, nada ms lejos de la realidad el pensar que fue un
campamento o una escapada de ocio. El da a da haba sido un
aprendizaje mental, fsico y emocional muy duro, un proceso
de reconstruccin interna, en todos los sentidos, para el que
hubo que luchar mucho, derribando obstculos y murallas, tanto ajenas como propias. Ese da que me dijo aquellas palabras
fue como ver por fin el inicio del camino hacia los sueos que
tanto se haban repetido durante la ltima etapa, vindome con
un trabajo, estudiando, haciendo deporte, relacionndome con
mi gente, En definitiva, comenzando una nueva vida. Se abra
un nuevo mundo ante m y estaba ansioso por aprovecharlo,
por aferrarme a l.
Lgicamente, la despedida fue agridulce, ya que, a pesar
de la ilusin, tambin saba que no iba a volver a ver a la mayora de la gente con la que haba compartido tantos buenos y
malos ratos. En nuestro particular Gran Hermano de ciegos,
me tocaba abandonar la casa y eso era triste para todos. Algu-

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nos salan conmigo, pero otros se quedaban all, pues no todos


tuvimos el mismo ritmo de aprendizaje. En aquella poca no
haba prcticamente mviles ni redes sociales y marcharse era
dejarlos atrs para siempre en la mayora de los casos y daba
pena. Incluso ahora siento esa tristeza, porque sera bonito
saber qu ha sido de la vida de muchos de ellos. Perd todo ese
contacto y espero que ahora cuando me vean por la tele puedan
decir: Ey, yo estuve con ese to en Castellarnau. Sera bonito.
Josean y su mujer vinieron a decirme adis a la estacin.
Nos dimos un largo abrazo y mi TRB me dijo una frase que no
olvidar, porque me dio mucha fuerza: T eres un valiente y
yo s que vas a triunfar. S que eran palabras de nimo, pues
lo cierto es que all todos ramos unos valientes, pero en ese
momento me dio una carga extra de energa or esas palabras,
que luego me he repetido yo muchas veces.
Cuando regres a casa, lo primero fue solicitar un TRB local
que me ayudase a adaptarme a mi nuevo-viejo punto de origen:
mi casa, mi pueblo, mis lugares habituales, mi entorno social.
Alguien que me enseara a salir de casa e ir al metro, a llegar a
la ONCE o a un sitio para hacer deporte. Pero no fue todo tan
sencillo como aprenderme cuatro rutas y ya est, solo por el
mundo. Al principio, y permitidme la comparacin aunque s
que la realidad es muy distinta, te sucede como a un exdrogadicto que sale del centro de rehabilitacin. Yo volva al exterior,
al mundo real, sin la proteccin del centro, TRBs y compaeros, sin la red de seguridad que estaba bajo mis pies cuando lo
haba aprendido todo. En Castellarnau todo estaba controlado
y diseado para mi proteccin y ahora tena que enfrentarme
a la realidad de calles, coches, obstculos, bordillos, puertas,
mesas o sillas de lugares conocidos y desconocidos. Eso provoca vrtigo y exige un proceso para perder el pnico que te entra
la primera vez que vuelves a pisar la calle. Conservas todava
imgenes de lo que fueron tus rutas habituales en la cabeza,

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pero te vas dando cuenta de que nunca te habas fijado en los


pequeos detalles. Incluso cuando caminaba por inercia un
ao antes con la vista intacta, seguramente si hubiera cerrado
los ojos me hubiera arreado un porrazo de aqu te espero. Al
principio, de hecho, no me atreva ni a salir solo, porque el
miedo te atenaza a pesar de todos tus nuevas habilidades. La
consecuencia directa es que vuelves a engancharte ms de lo
esperado al mundo de la dependencia, vuelves a pedir el brazo
de tu madre o de tu hermano, a solicitarles que te ayuden a
hacer actividades en las que hace unos das te desenvolvas sin
problemas. Dicen que es un proceso habitual y a m me cost
un tiempo volver a desengancharme de mi familia.
Paso a paso, aunque escoltado por mi ncleo ms cercano
y mi TRB, que me ense lo necesario para moverme en mi
entorno ms habitual, fui ganando confianza, me anim y me
dije: Ale, que me voy yo solo. Y como Coln, empec a descubrir nuevos lugares y cosas por m mismo. Entonces, aprend
otra valiosa leccin. Soy un to muy echado para adelante y eso
en ocasiones me ha jugado una mala pasada. Esto que voy a
comentar nunca se lo dije a mi madre, que se estar enterando
ahora y con toda probabilidad me pondr mala cara cuando
lo lea. El pasarme de valiente en mis escapadas me condujo a
llevarme un susto de muerte, porque estuvieron muy cerca de
atropellarme. Volva a casa solo del metro por la noche, una
pequea imprudencia, y al cruzar un paso de peatones, me
detuve a final del mismo para buscar el bordillo. Un coche que
pasaba no se esperaba que yo, que iba rpido, me parara, ya
que, al ser de noche, no haba visto el bastn. Me dio un gran
golpe en la mochila que llevaba a la espalda y me hizo dar un
par de vueltas. Menos mal que solo fue la mochila, porque por
centmetros pude ser yo. Sin duda, eso me hizo reflexionar y
dar un pequeo paso atrs al ser consciente de que incluso
manejando con facilidad el terreno, hay que ser cauteloso. Me
sirvi de leccin para darme cuenta de que no controlaba todo

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como crea y me volv ms prudente. Muchas veces nos confiamos demasiado despus de haber logrado una meta difcil y
no entendemos que hay que seguir estando alerta cada da, por
mucho que creamos que somos dominadores de la situacin.
Sustos y miedos aparte, que no seran los ltimos, lo importante es que haba comenzado a vivir de nuevo y al fin tena
la capacidad de construir mi mundo por m mismo. Estaba
escribiendo las primeras lneas del guin de una nueva vida y
desde entonces mi suerte, como la de cualquier otro, con visin
o no, dependa solo de m.

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LA ONCE, MI CASA

La ONCE es mi casa, mi familia. Gracias a la Organizacin Nacional de Ciegos Espaoles soy quien soy. Junto a ellos, acept
el hecho de ser ciego y aprend a vivir como tal. De su mano
comenc a construir mi nueva existencia, a labrarme un presente y un futuro. La ONCE me dio desde las herramientas para
vivir, hasta un trabajo y frmulas para crecer como persona,
actividades de diversa ndole o el deporte. Pero, sobre todo, me
dio la esperanza y el empujn necesarios para que viera que
tena una vida por delante en la que podra conseguir todo lo
que me propusiera. No me quit la ceguera, pero s la venda de
los ojos que la prdida de la vista me haba puesto.
Sin embargo, este amor incondicional que ahora les profeso no fue un amor a primera vista. La ONCE fue ms bien
una chica complicada que se resisti a mis encantos durante
un tiempo, que me rechaz primero antes de darme el s quiero. No en vano, cuando visit por primera vez al oftalmlogo
que valoraba la afiliacin, no me aceptaron como miembro y
fue una gran decepcin. La verdad es que no me lo explicaba,

60

ms cuando ya tena mi certificado de minusvlido. Por aquel


entonces las condiciones de acceso eran ms duras que ahora,
pero pareca bastante claro que yo deba ser admitido. Aunque
no haba perdido al cien por cien la visin an, no era capaz
de hacer nada por m mismo, de desplazarme sin ir agarrado
del brazo de mi madre, no era apto para ver ms que alguna
sombra a milmetros de mi cara. Pero creo que por algn tipo
de error, no me sirvi y fui declarado no vlido para ingresar
en la ONCE. Me cabre mucho, porque saba de gente que vea
mejor que yo, deficientes visuales en mejores condiciones, que
eran parte de la organizacin. Y yo, que no poda vivir ms que
siendo una prolongacin de mi madre, me tena que quedar a
las puertas.
Pronto solicit una nueva revisin de mi caso y aqu no hubo
dudas. Haban pasado un par de meses y la evidencia y la lgica
se impusieron. Comenzaba una relacin idlica que marcara
toda mi vida.
Como ya he mentado, poco despus de entrar en la ONCE
decidieron enviarme a Barcelona para conseguir las herramientas necesarias para vivir desde la ceguera. Tras volver, lo
primero que hice fue pedir la venta del cupn, pues necesitaba
ponerme en marcha y lograr unos ingresos regulares. Ya haba
hecho mi curso de preparacin y saba usar el bastn, as que
poda llegar al sitio donde me ubicaran, y distinguir monedas
y billetes, por lo que (en teora) estaba preparado para desarrollar esa faena.
Con estos condicionantes, y despus de considerarme apto
para el trabajo, me concedieron la venta del cupn y me destinaron a la calle Guillem de Castro, en una zona cntrica y muy
transitada de Valencia, cerca de la plaza del Ayuntamiento y
la estacin de trenes. Y all, en medio de la calle, me tuve que
plantar. Fue mi perdicin y dur una semana. Desde el primer

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segundo me dio la sensacin de que estaba pidiendo limosna,


pero con un papel con un nmero en vez de con un cartel explicando que necesitaba dinero. Es cierto que an me quedaba la
ltima fase de aceptacin de la ceguera, pese a que yo lo crea
totalmente superado, y ese fue el momento en el que se manifest. Una parte de m, aunque no me diese cuenta, viva todava en mi mundo de vidente y mantena las ideas preconcebidas
de mi etapa anterior. No aceptaba algunas situaciones o las
vea desde un prisma de prejuicio creado en mi poca con vista
y eso requiri de un proceso largo que me llev casi un ao.
Comprar el cupn me evocaba siempre, cuando todava poda
ver, la sensacin de que era hacer una accin de caridad, como
dar una ayudita para el cieguito que necesitaba que le echaran
una mano. Y ahora era yo ese cieguito desvalido solicitando
la buena obra. No lo poda soportar, me quemaba por dentro.
Tampoco me ayud mucho el hecho de estar en la calle y
sentirme desprotegido, y encima que esa semana fuera durante
las Fallas, cuando ms gente se agolpa en las calles de Valencia,
especialmente en el centro y alrededores, por donde estaba yo.
Para que os hagis una idea, la ciudad duplica en esas fechas
su nmero de habitantes y alcanza casi los dos millones. Y ms
gente significaba ms vergenza para m. Que me compraran,
porque encima tena xito de ventas, no s si era mejor o peor,
ya que aumentaba mi sensacin de que era un pobre chico al
que daban unas monedas por compasin.
Lo dej. E incurr otra vez en una contradiccin. Haba puesto tantas esperanzas en ese momento, tantas ilusiones en el
futuro vendiendo el cupn, y en menos de siete das ya lo
abandonaba porque me superaba. Habl con mi madre, ya que
dejando este trabajo perda mi fuente de ingresos y requerira su ayuda, y le reconoc que no estaba bien, que necesitaba
tiempo. Lo comprendi, o al menos lo acept, y con su soporte
econmico y la pequea paga no contributiva que me daban,

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decid aguantar hasta que me ubicara y supiera qu quera hacer con mi vida.
Pese a todo, no perd la energa de vivir y me puse a estudiar,
a formarme y a prepararme en la ONCE. Di clases de informtica (que ahora rememoro y veo que ya no me sirven para nada,
pero en aquel entonces me abran un sinfn de posibilidades)
y de braille, pese a que nunca me ha gustado porque siempre,
desde el principio, he optado ms por escuchar que por tocar.
En ese tiempo fui teniendo ms contacto con otros ciegos,
con gente ya curtida en el mundo de la oscuridad eterna. Me
di cuenta de que la gran mayora tambin venda cupones y fui
aprendiendo, comprendiendo y madurando, poco a poco, en un
proceso lento pero absolutamente necesario. Hablar con ellos,
ver como se manejaban en el da a da, lo afortunados que se
sentan vendiendo el cupn, lo que disfrutaban hacindolo y,
en especial, la normalidad con la que aceptaban la situacin,
me hizo replantearme las cosas. Entend, con el tiempo, que
el cupn era un trabajo, un medio de vida que, ms que avergonzarme, deba enorgullecerme, porque daba la oportunidad
a mucha gente de tener una forma de ganarse el pan de manera
honrosa.
Aquella poca la equiparo a la de hoy. No por m, sino por la
situacin que vive mucha gente en estos tiempos. En una fase
de crisis econmica y, sobre todo, de valores, vamos tan rpido
en la vida que no podemos detenernos a pensar qu queremos
hacer con ella. Es cierto que no todo el mundo tiene la suerte
que tuve yo, que pude vivir de mis padres hasta decidir hacia
dnde quera enfocar mi camino. Pero todos deberamos parar al menos un mes al ao, respirar, preguntarnos si lo que
hacemos nos gusta o no y ver, con perspectiva, si eso que nos
quema es, en realidad, tan importante como para cambiar de
rumbo o est simplemente magnificado por los roces del da a

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da. En la era de la inmediatez apenas nos dejan decidir nuestro


propio destino. Si no somos nosotros capaces de clarificarlo
e ir hacia l, es posible que pasemos muchos aos infelices
haciendo tareas que no nos gustan por el mero hecho de que
hay que sobrevivir. Yo soy un superviviente, pero he elegido
vivir como quiero. Y estoy totalmente seguro de que si la gente
buscara su pasin todo sera ms fcil en este mundo, porque
habra muchas ms personas felices.
Ese fue mi proceso. Y por eso tard un ao en volver a pedir
el cupn. Convivir, escuchar y compartir con todas las personas ciegas con las que coincid durante esos meses en las
actividades y cursos que realic con la ONCE, me hizo ver la
situacin desde otra perspectiva. Me hizo entender quines
eran los ciegos, qu supona el cupn y, sobre todo, quin era
yo desde ese momento. Madur a partir del aprendizaje que
supuso estar con otros invidentes y super la ltima fase de
aceptacin de la ceguera. Adems, no poda seguir dependiendo econmicamente de mi madre, que ya haba asumido una
carga importante desde que haba perdido la vista. No era justo
para ella y le deba una reaccin. Vendera el cupn y lo hara
con la cabeza bien alta. Estaba convencido de valerme por m
mismo y de superar mis prejuicios. No me importara ni el
dnde ni el cmo me tocara estar. Si tena que colocarme en la
calle, perdera la vergenza.
Pero a veces la vida te sonre cuando menos te lo esperas sin
ser consciente de ello y yo tuve mucha suerte. En vez de volver a
la calle me destinaron a un pequeo quiosco en Moncada, una
localidad muy cercana a Godella, y ah comenz mi nueva etapa
con esta poblacin como eje de la misma. En ese momento no
saba lo que ese cambio iba a suponer, pero fue el comienzo de
una transformacin hacia otra existencia.

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Estbamos en 1999 y, de repente, todo cambi. Tena mi


lugar fsico para trabajar. Haca horario (llamado entonces)
de funcionario, entrando a las 8 y marchndome (en teora) a
las 14 horas. Y digo en teora, porque cuando vendas la ristra
de cupones que te daban ya te podas ir a casa y yo a veces no
los venda todos, pero consideraba que ya era suficiente por
ese da. Eso no quiere decir que no cumpliera con mi trabajo,
si bien me permita alguna pequea licencia de vez en cuando.
Para ser exactos, no me marchaba a casa directamente. En
aquellos das tena que pasar por el banco antes de ir a mi puesto de trabajo y despus, cuando finalizaba, hacer el trayecto
inverso, ya que los cupones se recogan en una sucursal del ya
extinto Banco de Valencia y all haba que devolverlos (si te haba quedado alguno) al final de la jornada, junto con el dinero
que habas recaudado. Ahora las mquinas TPV te permiten
hacer ese trabajo sin necesidad de ir y volver a la sucursal, pero
entonces era un paso obligado. Era el menor de los males de un
trabajo que aprenda a disfrutar jornada tras jornada.
El horizonte para m haba cambiado de forma sustancial,
pues tena un buen sueldo fijo para la poca, al que se aadan
las comisiones que ganaba por las ventas. Aunque mi madre
me acompaaba todos los das en el metro a la ida y a la vuelta
y se quedaba tomando un caf, poco a poco vio que me iba
haciendo ms independiente y empez a dejar que alguna vez
probara a hacer las cosas solo. Eso me suba muchsimo la autoestima. No solo por verme capaz, sino por no hacer a mi madre
madrugar tanto y saber que la pobre mujer tena que estar de
plantn tomando un caf en el bar de enfrente para ver si su
hijo estaba bien o no.
Pese a los esfuerzos, el proceso para desengancharme de
mi familia llev un tiempo largo y aunque iba avanzando, se
acrecentaba cada vez que me enfrentaba a una situacin nueva

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para m, en especial si no me senta cmodo y seguro. Este era


el caso en un principio en Moncada, cuestin que, por fortuna,
fue variando conforme me fui tranquilizando.
Aun as, yo era un forastero en Moncada. No me conoca
nadie. Tampoco era de aquellos vendedores que utilizan lo que
yo llamo tcnicas de mercado y ofrecen los cupones a la gente
que pasa por la calle. Estaba sentadito en mi quiosco y cuando
alguien vena le serva, le daba algo de conversacin y segua a
lo mo. Eso cambiara, y mucho, al poco tiempo. Mientras tanto, yo me llevaba audiolibros en casete y con eso iba pasando
los das maravillosamente. No necesitaba ms.
Un tema a tener en cuenta y que mucha gente se pregunta es
el de las monedas y los billetes. En Castellarnau nos dieron un
curso, que luego perfeccionamos en la propia ONCE, con varias
nociones muy bsicas. Con el metal era tan sencillo como tocar
la parte exterior y, en funcin de su rugosidad, los bordes y el
dibujo que llevaban, en seguida conocamos de cunto dinero estbamos hablando. Con el papel se complicaba algo ms,
aunque no demasiado. Si habis visto alguna vez la cartera de
una persona invidente, os daris cuenta de que todos los billetes estn plegados. La razn es que si los doblas y los colocas
entre dos dedos, por la longitud que alcanzan sabes si son de
mayor o menor valor. Lo que no podas saber entonces era si se
trataba de dinero verdadero o falso! Ahora es ms sencillo con
la tecnologa y las mquinas verificadoras, pero a m muchas
veces me colaron billetes falsos de 10.000 pesetas. Y eso era
dinero que perdas de tu bolsillo, porque en el banco te decan
que no podan hacer nada al respecto. Hay gente muy mala en
el mundo y contar ms de un ejemplo...
Ya que he hablado de pesetas, os he de reconocer que mi
primera gran dificultad me vino sin esperarlo y fue como una
bofetada en la cara. Me puse a vender en 1999 y en el 2000

66

lleg el euro! Cuando ya me haba familiarizado con el cambio,


de repente me toc reciclarme con otro curso. Y encima con una
moneda nueva que nadie conoca, porque toda nuestra vida
habamos estado con la peseta. En mi caso, yo hasta la haba
podido ver. El euro fue la primera moneda que aprend a conocer siendo ciego y me tuve que adaptar a toda velocidad, con el
problema de que ni siquiera los que vean me podan facilitar la
tarea, pues hasta para ellos supona, a veces, un quebradero de
cabeza. Cost acostumbrarse y alguna ms me colaron durante
el proceso de sustitucin de la moneda.
En contraposicin, lo mejor de todo era que, poco a poco,
me iba haciendo a la sociedad de Moncada. Como en todo pueblo pequeo, la gente va empezando a conocerte. Te toma cario. Ests delante de ellos de lunes a viernes y sin darte cuenta
empiezas a formar parte de su vida diaria. Tanto que hice mi
grupito para ir a almorzar. Y empec a plantearme seriamente
una vida en aquella localidad. En el ao 2001 haba comenzado
a salir con Celia, de la que os hablar en otro captulo (porque
se merece uno para ella sola) y, de vez en cuando, nos bamos
a ver pisos y a soar con una vida juntos en aquel sitio que tan
bien me haba acogido. Recuerdo entrar en algunos, que me
pidieran 14 millones de pesetas y que me parecieran caros!
Imaginaos cmo estaba Espaa en aquel momento.
Me iba tan bien la cosa que decid contratar un taxi en lugar de coger el metro. Me lo poda permitir, porque llegu a
un acuerdo con un amigo pagndole un fijo al mes. Al final,
Godella y Moncada estaban al lado y a m me daba mucha autonoma, sin tener que obligar a mi madre a acompaarme.
Muchos seguro que pensaron que estaba forrado o que me lo
pagaba la ONCE! Pero para m fue la forma de ir hacindome
cada vez ms independiente. De no depender de nadie y salir
de verdad solo a la calle para enfrentarme a sus peligros.

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Adems, ya haba empezado a entrenarme muy duro. Haca


deporte cinco das a la semana, me levantaba muy temprano
para ir a trabajar, me dola todo Para m era mucho ms cmodo poder desplazarme sin tener que coger el bastn, llegar
al metro, caminar hasta mi puesto de trabajo, volver al metro,
cogerlo de nuevo para ejercitarme y retornar a casa casi de noche. As que vi la oportunidad y la aprovech, aunque pudiera
parecer un seorito. A veces, cuando mi amigo no poda venir
a recogerme, llamaba a otro taxi y actuaba como si no fuera
invidente. Hay prejuicios que tardas en quitarte y uno de ellos
es que intentas evitar que el inicio de una conversacin en un
coche siempre empiece por tu ceguera. Me meta en el portal,
esconda el bastn y, cuando me pitaban, sala a tientas, me
sentaba, le deca dnde quera ir y usaba un truco: cuando me
decan el tpico te dejo aqu? preguntaba despreocupado,
como si no fuera de esa zona S. Dnde estamos exactamente?. Entonces me daban una referencia y en ella me basaba. Era muy divertido, aunque ms de una vez no he sabido
hacia dnde tirar y la he liado grande. Sobre todo en la poca
donde los telfonos mviles no estaban tan extendidos y tena
que acabar buscando una cabina para llamar y que vinieran a
recogerme.
Sin embargo, no todo era de color de rosa. La gente que
regenta establecimientos sabr de lo que hablo, pero hay que
vislumbrar lo que es tener un cuadradito minsculo del que
apenas sales. Como deca antes, hay gente mala en el mundo
y hay que decirlo sin tapujos. En ocasiones puedes entender
la actitud de algunas personas, porque han vivido una situacin difcil, pero en otras no te explicas qu ganan intentando
hacer dao a los dems. Recuerdo a un chico al que llaman El
Gaseoso y que meta la mano por las rejas del quiosco para
robarme dinero. Haba otros que me colaban billetes falsos.
Una vez tuve tanto miedo que llegu a comprarme un hacha y
la dejaba todos los das a mi lado. Nunca la llegu a usar ni creo

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que lo hubiera hecho, pero cuando eres invidente y no sabes


qu pueden hacerte en un espacio tan reducido, necesitas algo
que te d seguridad. No era ms que eso y, en realidad, no s
para qu me hubiera servido ms que de forma intimidatoria,
porque no creo que hubiera podido alcanzar con ella a alguien
que me robara por la fuerza. No estoy orgulloso de aquello,
pero espero que quien lea esto entienda la indefensin a la que
muchas veces me enfrentaba. Y es que, pese a estar en una calle
cntrica y con constante trnsito de peatones, siempre existe
un cierto peligro.
Otras veces la realidad era mucho ms divertida. O ms
cruda, dependiendo del personaje del da. Mi lugar de trabajo
se convirti en un confesionario durante los casi nueve aos
que estuve all plantado. Hay que tener en cuenta que muchas
personas necesitan hablar y desahogarse, porque no tienen
con quien hacerlo o porque no pueden hacerlo en sus casas o
en sus trabajos. Y que un ciego est sentado en cinco metros
cuadrados sin poder moverse y no tenga ms remedio que escucharte es una muy buena terapia para ellos. El sustituto del
psiclogo o del camarero. Algunos venan a pedirme dinero y
me explicaban que estaban en una situacin complicada. Otros
me hablaban y, de repente, se callaban. Y yo no saba si era
porque se haban ido o porque estaban pensando. Aunque dos
de las mejores ancdotas tienen que ver con una mosca y con
algunas mujeres.
En el primer caso un seor me estaba hablando y pidindome un nmero determinado del cupn. De pronto, se call
a mitad de frase. Yo no saba qu ocurra, pero notaba que
algo no iba bien. Entonces comenc a escuchar mucho barullo
alrededor y voces pidiendo auxilio. Resulta que se haba atragantado con una mosca y haba estado a punto de ahogarse!
Claro, yo no me enter de la misa la mitad. Por fortuna, alguien
tuvo la pericia suficiente para ayudarle y salvarle la vida, pero

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hasta que no me lo explicaron con detalle no me di cuenta de


que mi interlocutor dos minutos antes haba estado en peligro.
Vaya situacin!
La segunda es un poco ms picante. Como digo, mucha
gente vena a pedir cosas. Esto me llev a pensar que, al final,
cuando no te atreves con alguien que te ve y tienes la opcin de
probar con alguien que no te ve, pruebas suerte a ver qu pasa.
El caso es que vino una chica a hablar conmigo y, despus de
un rato, de repente me propuso tener sexo! Yo no sala de
mi asombro. Por supuesto, en ningn momento me plante el
tema en serio, menos an cuando me dijo que me cobraba!
Empec a rerme y a decirle con toda la delicadeza del mundo
que yo tena novia, que era (soy y ser, por conviccin) una persona muy fiel y que le agradeca el ofrecimiento, pero tena que
declinarlo. Como dice un amigo mo: cmo estn las cabezas.
All me pas de todo en esos aos, aunque siempre recordar que una de las mayores alegras de mi vida me la llev
cuando di el Gordo. Siempre piensas cmo te sentirs si te toca,
pero nunca te planteas cul ser la sensacin si gracias a ti le
cambia la vida a una persona. A menudo digo que mucha gente
compra para que le toque, pero otros muchos lo hacen porque
saben que estn contribuyendo a una enorme labor social. El
caso es que aquel da me fui a casa como si me hubiera tocado
a m. Al da siguiente todo el mundo vena al quiosco a darme
la enhorabuena y en ese momento me di cuenta de una de mis
mximas en la vida: ayudar no cuesta nada en la mayora de las
ocasiones, pero te genera la misma satisfaccin o incluso ms
que si eres t el protagonista de la fortuna. Por eso hoy busco
predicar con mi ejemplo. No soy muy catlico ni muy creyente,
pero s creo en algo por encima de todo: creo en hacer el bien.
Porque solo as te pueden llegar a ti las cosas buenas que esperas de la vida. Como un bumern, el universo te devuelve lo
que das, sea bueno o malo.

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En aquellos tiempos empezaba a ser conocido, sobre todo


dentro de la ONCE, por los logros deportivos que iba consiguiendo, y muchos amigos me preguntaban por qu no solicitaba un despacho all y daba un salto laboral. Y yo siempre
les deca lo mismo: por una parte la libertad de horarios del
quiosco me permita adaptar mi da a da a los entrenamientos
que cada vez practicaba con ms frecuencia (aunque en los ltimos aos s nos obligaran a estar ocho horas en nuestro puesto
de trabajo) y, por otra, la principal, ya entonces saba que no
quera estar encerrado entre cuatro paredes da tras da. Entonces ya tena claro que serva para algo ms. Por eso cuando me
preguntan si voy a volver a vender cupones digo rotundamente
que no. Pero no porque no lo considere un trabajo digno, ojo,
ya que pienso que todo el mundo debera pasar por ah como
aprendizaje de vida, sino por dos motivos que van mucho ms
all. Por un lado, porque hay una persona a quien he cedido
mi sitio que tiene una familia y a la que podra perjudicar. Y,
por otro, porque mis ideas empiezan a ordenarse en torno a
un futuro diferente.
Lo que tambin tengo claro es que una de las cosas que me
gustara hacer ms adelante es ayudar a la ONCE a tratar de
modernizarse todava un poco ms. Nunca podr agradecerles
lo suficiente todo lo que han hecho por m y siempre que hablo
de ellos los defino como mi casa y mi familia, que es como lo
siento. Sin ir ms lejos, gracias a ellos tengo a mi perra Ximena,
que no solo es mis ojos y parte de mi vida, sino que tiene un
valor de 40.000 mil euros que paga la ONCE. Pero creo que,
al estar fuera y escuchar otras voces, ves cosas que se pueden
mejorar, dentro de la extraordinaria labor que realizan cada
da y yo, adems, considero que la puesta en marcha de una
serie de nuevas iniciativas podra incluso llevar a atletas como
yo a ser asesores de la empresa que nos ha convertido en lo que
somos hoy. Y, de alguna manera, ayudndole a crecer todava

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ms podramos devolverle parte de lo que nos ha dado y nos


sigue dando en estos aos.
Hoy ves a alguna gente afiliada que no da valor a todo lo que
le ofrece y le ha ofrecido la organizacin. Personas que no han
pasado por un aprendizaje y que no son capaces de apreciar
lo que se hace por ellos. El propio presidente de la ONCE ha
vendido cupones y hay muchos que no han tenido que vivir esa
experiencia. Pienso que podra ser una buena idea una especie
de escuela de aprendizaje. De prcticas. Es verdad que muchas
personas se quedan ciegas o lo son de nacimiento y tienen una
carrera universitaria, pero seguro que entenderan mucho ms
la fuerza de este colectivo si tuvieran que pasar por la venta
como referencia de lo que viven da a da muchos hombres y
mujeres.
Por desgracia, en una poca donde hay mucho menos dinero
que antes, la ONCE se ha visto obligada a cerrar los centros
educativos propios de los que dispona. Aunque casi creo que
se trata de algo muy positivo, porque obligan a los ciegos a convivir en normalidad, a igualarse a los dems. S que aquellas
escuelas no eran guetos, pero pienso que (sin quererlo, por una
fuerza mayor econmica) su desaparicin puede haber sido positiva para nuestro colectivo. Yo siempre digo que hay que vivir
como si se viera. Que hay que ir al cine. Salir a cenar. Pegarse
alguna fiesta de vez en cuando. Yo lo haca en esa poca y lo
hago ahora. Hay mucha gente que ve que est ms ciega que
yo. Que trabaja 15 horas. Que no ve a sus hijos. Que no sabe
el regalo que supone poder coger una bici cuando te apetezca
y no tener que depender de un tndem y de que un piloto te
gue. En ese sentido, es mejor que hagamos una vida normal
para demostrarnos a nosotros mismos y al resto que no somos
discapacitados. Porque no lo somos. En absoluto. Somos muy
capacitados para hacer cualquier cosa que nos propongamos,
somos capaces de todo.

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Otra de las cosas que creo que podemos mejorar es el hecho


de bombardear con informacin a la gente. La mayora no sabe
que no deben tocar al perro gua, porque est trabajando y si
se despista te juegas la vida. Pocos conocen que el mal humor
de los ciegos es porque, como a todos, les gusta que les ayuden
si no pueden hacer algo, pero muchas veces no lo necesitan
y la gente insiste en hacerlo. En ocasiones hay seoras a las
que oyes murmurar pobrecito o vamos a decirle si quiere
que crucemos la calle con l. Y yo, que siempre tengo como
primer sentimiento la gratitud de ver que todava hay preocupacin por los dems en el mundo, de vez en cuando saco mi
humor habitual y les digo: Seoras, que no me duele nada!
Que estoy sano y puedo hacerlo solo. Es ms, si quieren las
ayudo yo a ustedes. No me canso de repetirlo: No me llames
ciego, llmame David. Qu quiere decir esto? Que soy ciego
s, como quien es alto o bajo, como quien lleva gafas, es cojo,
gordo, muy flaco Una caracterstica de una persona como otra
cualquiera, con los mismos problemas, salvo unas cuestiones
concretas, que le puede suceder a quien tiene que llevar un tipo
de dieta o tiene que comprar ropa de tamao especial por su
altura o por otro motivo. Muchas veces tienes que explicar a los
dems que ser ciego no es estar enfermo. Y ah, en programas
como el Telecupn, seguro que podramos introducir pldoras
audiovisuales de un minuto cada da para educar al mundo
sobre las cosas que podemos hacer, las que no y cmo somos
gente capaz como la que ms.
Pero por encima de todo sueo con poder liderar un proyecto que acerque a la ONCE a los jvenes. Como he dicho antes,
muchas personas mayores o de mediana edad compran el cupn porque saben que ayudan a actos de ndole social. Pero
los que hoy cortan el bacalao son los jvenes! Por mucho paro
juvenil que haya, ellos son el futuro. Los que estn creando las
start-ups. Los que salen a la calle a manifestarse por sus derechos. Los que estn ayudando gratuitamente a personas con

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discapacidad en su tiempo libre. Y, sin embargo, y lo digo por


experiencia, casi ningn joven compra el cupn.
Imaginaos si vieran todo lo que hace la ONCE y decidieran
potenciarlo ayudando con la compra! Si destinaran parte de los
beneficios de sus iniciativas sociales (como muchas carreras
de running solidarias) a la integracin de nios invidentes en
la sociedad a travs del deporte. Si se convirtieran en la nueva
fuerza de venta y transmitieran los mensajes de igualdad que
propugnamos cada da.
Tuve la suerte de vivir como invitado de honor el 75 aniversario de la ONCE en Madrid, donde decenas de miles de personas se vistieron de amarillo y salieron a la calle a celebrar que
sigue habiendo personas que hacen cosas por otras personas.
Los jvenes sern nuestra fuerza e integrndolos no solamente
les daremos trabajo y perspectivas de futuro, sino tambin la
posibilidad de hacer deporte de alto nivel. Espaa es una potencia paralmpica, pero tiene muy poca cantera, porque hay
muchos padres que todava tienen miedo a que su nio ciego
haga deporte por si se hace dao.
Por qu no empezamos a cambiar esto desde ahora? Por
mi parte seguir insistiendo: no somos discapacitados. Somos
capacitados. Si yo he aprendido a vivir con la ceguera con 25
aos, qu no va a conseguir un nio con su ilusin y su capacidad de superacin?
Espaa en general est perdiendo mucha fuerza productiva,
de talento y deportiva con estos colectivos. Ojal el futuro me
depare la posibilidad de poder ayudarles y devolver todo lo que
la ONCE ha hecho por m.

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EL DEPORTE, MI GRAN SALVAVIDAS

Fue en 1999 cuando mi vida cambi definitivamente. Ya haba


conseguido salir indemne de mi primera gran pelea: dejar Castellarnau con la autonoma suficiente como para poder valerme en mi ciudad, cerca de los mos. Estaba seguro y confiado,
dentro de lo que uno puede atreverse a usar estos trminos tras
haberse quedado ciego de manera reciente. Haba conseguido
asumir mi nueva condicin y, poco a poco, me daba cuenta de
que ser invidente no es estar enfermo. Pero, sobre todo, hubo
algo que me hizo recuperar las sensaciones que haba vivido no
haca demasiado tiempo y que haba olvidado como consecuencia de todo el doloroso proceso por el que acababa de transitar:
empec a ser feliz otra vez. Esa sensacin tena una razn con
ms peso que el resto y no era otra que el deporte.
Yo ya haba competido, incluso semiprofesionalmente, en
el pasado. Llevaba el gusanillo en las venas y siempre me haba sentido muy bien en las pocas en las que tena una vida
sana basada en el ejercicio fsico. De hecho, una de las primeras cosas que hice cuando empec a verme con fuerza mental

75

fue buscar a alguien que fuera lo bastante valiente como para


conducir un tndem y permitirme tener de nuevo la sensacin
de montar en bicicleta. Sin duda, esa era una de las cosas que
ms echaba de menos en aquellos primeros das de mi recin
estrenada vida.
Siempre he credo que si no hubiera recibido la llamada
del que fue mi primer entrenador, Jos Manuel Puchal Chav,
habra logrado grandes xitos deportivos sobre dos ruedas en
un veldromo. Hubo incluso un momento en el que comenc a entrenarme fuerte, antes de quedar con l en Valencia, y
los tiempos que marcaba eran muy rpidos para mi categora.
Quin sabe si hubiera vivido lo que llevo hoy en el cuerpo.
En cuanto plante el tema del deporte en la ONCE, su coordinador de dicho mbito en Valencia, Julio Santodomingo, me
dijo que all tenan tndems y que el vigilante de seguridad que
haba entonces le daba a la bici. As que los fines de semana
salamos juntos. Vena a por m y nos hacamos rutas de 100
kilmetros, a lo que ayudaban mis 78 kilos de entonces. Para
m era un aliciente enorme, porque me olvidaba de todo y disfrutaba. Y creo que con mi tren inferior y lo que haba rodado
en el pasado hubiera sido un atleta fuerte tanto en ruta como
en pista.
Pero el caso es que a mi llegada a Godella me llam Chav,
se interes por m, quiso que quedramos para hablar y fue
muy directo. l me haba visto lanzar martillo cuando todava
poda ver y saba que tena disciplina para entrenarme, capacidad de mejora fsica y, sobre todo, unas marcas que ya me
haban llevado a ser considerado una de las promesas del deporte en nuestro pas. Mi hermano y yo fuimos a hablar con l
a la cafetera de la ONCE y me di cuenta de que iba a ser muy
duro entrenndome, pero aquel reto me gustaba. Y mucho.

76

Chav era (lo sigue siendo) un entrenador exigente, muy


comprometido con el deporte, siempre preocupado por leer
y aprender hasta el ms mnimo detalle. Todo esto me ayud muchsimo. Pero, al mismo tiempo, era alguien cercano y
agradable, divertido y, por momentos incluso cmico, ya que
era bastante despistado y mal conductor! A veces hasta tena
pnico subido con l. Ms all de esa cuestin, su ayuda fue
vital para llegar al nivel en el que estoy ahora mismo.
Empec entonces a ejercitarme con l los sbados. Primero
por probar y luego porque me haca sentir muy bien. Durante
la semana trabajaba adaptndome junto a mi familia a nuestra
nueva situacin y cada vez ms deseaba que llegara el viernes
para irme a las pistas del ro Turia a descargar toda la energa
que iba acumulando los cinco das anteriores. Para quien no
conozca Valencia, la ciudad est dividida en dos por el antiguo
cauce del ro, cuyo caudal se desvi hace ms de 20 aos para
crear uno de los jardines ms extensos, concurridos y bellos de
Europa. En la actualidad, por all pasean, corren, leen o hacen
picnic miles de personas diariamente. Y en uno de los tramos,
justo debajo del Centro Deportivo Cultural La Petxina, existen
unas pistas de atletismo donde se entrena la lite de la ciudad.
Aunque no son los nicos, porque la escuela de mi club (el
Valencia Terra i Mar) tambin rene cada da a ms de 300
nios para fomentar el atletismo en la juventud.
El caso es que notaba que cada vez tena ms ganas de entrenarme y empec a derivar mi rutina de cada tarde hacia el
tartn y el crculo de lanzamiento. Me un a un grupo de entrenamiento donde tambin se ejercitaba Juan Diezma, un atleta paralmpico que practicaba triple salto. l era el nico que
comparta mi condicin. Yo no quera estar en el gueto. No quera trabajar solo con atletas discapacitados. Quera aprender y
medirme cada da a la gente que viera y de esa forma comenzar
a sentirme totalmente integrado en la sociedad. Hay algo que

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integre ms que el deporte? Yo todava no lo he encontrado.


Puedes ser alto, bajo, ciego, sordo, tener una minusvala fsica
o mental, pero, al final, en una pista todos somos iguales. Todos
tenemos la misma oportunidad de alcanzar la gloria. Eso, que
es tan fcil de comprobar en mi mundo deportivo, lo echo de
menos cada da en mi mundo social.
Lo cierto es que yo inici las sesiones pensando en adaptarme, en aprender, en ver hasta dnde consegua progresar.
Pensaba en sentirme bien conmigo mismo, en disfrutar otra vez
del deporte. Para nada, al menos a corto plazo, estaba plantendome disputar competicin alguna en Espaa. Y no digamos
a nivel internacional!
Esos primeros momentos eran para aprender, para saber
cmo iba a lanzar. Usaba la denominada tcnica OBrian, que
es el lanzamiento de espaldas tomando impulso y enviando
el peso de frente al tocar el pivote del crculo. Como es obvio,
en el disco tena que utilizar la tcnica rotatoria, que si ya era
complicada con vista, sin ella se volva mucho ms difcil. Con
Chav trabaj en aquellos das el posicionamiento del cuerpo. La coordinacin a la hora de poder lanzar, primero bien y
luego lejos. Esa era la premisa: primero bien y luego lejos. La
capacidad la tena, si bien deba ser paciente, porque el resto
de mis sentidos todava no se haban agudizado lo suficiente
como para suplir la falta de luz en mis ojos.
A ello se le uni que, como suele suceder cuando te inicias
en cualquier disciplina, los roces me llevaron muy pronto a mi
primera operacin. Me abrieron la mano para desbloquearme
un msculo que no funcionaba bien, con el tiempo de baja que
eso supona, a lo que se sum que me ca saliendo un da de mi
portal (estaban en obras y yo no me acordaba). Me apoy en
esa misma mano, se me abrieron los puntos y la recuperacin
se alarg algunas semanas ms. Y aunque en esos das no poda

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lanzar, mi necesidad me llev a seguir haciendo pesas para no


perder lo muchsimo que ya haba ganado.
Una vez recuperado comenc a competir a nivel local, donde
empec a destacar, algo que provoc la llamada de la ONCE
para pedirme que fuera concentrado con ellos. Y, de repente,
particip en un torneo y consegu un lanzamiento que me dio
una mnima para el Europeo de Lisboa. Si yo iba solo a probarme compitiendo de nuevo, a encontrar sensaciones que quera
recuperar despus de muchos aos fuera de la circulacin profesional! As que, a pocos meses del certamen, sin saber cmo,
me haba convertido en un atleta. En una revelacin, incluso
para m. Y, sobre todo, en una persona nueva. Yo, que no era
nadie en el panorama nacional, sin haberlo buscado, iba a tener
una oportunidad internacional. Fue entonces cuando lo sent. Sent que haba encontrado mi sitio. No saba dnde iba a
llevarme. Ni por asomo me imaginaba lo que vendra despus.
Pero me haba dado de bruces con el camino. Hay mucha gente
que busca esta sensacin y tarda mucho en encontrarla. Incluso algunos no consiguen hacerlo. A m me lleg muy pronto y
estoy seguro de que me hizo despegar hacia el David que soy
ahora. Fue mi punto de inflexin.
Aquella fue una poca muy buena para los atletas, porque
la ONCE dispona de muchsimas posibilidades econmicas y
tenamos muchas concentraciones a lo largo del ao. Adems,
las facilidades eran mximas, ya que durante esos perodos te
liberaban de la venta del cupn sin que ello repercutiera en tu
sueldo fijo. Junto a ello, contbamos con un equipo de profesionales increble, encabezado en nuestro caso por el mtico Sinesio Garrachn, responsable tcnico del equipo de lanzamientos.
Un fuera de serie, historia viva del atletismo nacional y alguien
de quien sin duda se poda aprender mucho. No en vano haba
cosechado 13 ttulos de campen de Espaa consecutivos como

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lanzador de disco y, como entrenador, trabajaba con algunos


de los mejores atletas del momento.
Por tanto, entre unas cosas y otras, lo tenamos todo en
nuestras manos. Era una persona, por fin, feliz de nuevo. Y eso
se notaba en los viajes, con los compaeros y hasta de copas.
Tanto es as que recuerdo especialmente lo que pas en una
concentracin en Canarias. El ltimo da, cuando nos liberaron
de nuestras obligaciones atlticas, decidimos ir todos juntos a
una discoteca. Imaginaos varios ciegos entrando all! Not una
diferencia abismal respecto a mi ltima experiencia de este tipo
cuando, estando en Barcelona, me fui con las chicas de Castellarnau. Aquella vez apenas dur cinco minutos, porque en
aquel entonces solo escuchaba ruido y era incapaz de adaptar
mis sentidos para poder saber dnde haba gente, de dnde
vena la msica y cmo divertirme a la vez. Pero en esta ocasin no me import. Desde el momento en que cruc la puerta
me vinieron recuerdos muy agradables de una poca anterior,
donde junto a mis amigos visitbamos todas las discotecas de
Valencia. De hecho, estaba tan feliz que ni me preocupaba (ni
saba) al lado de quin estaba. Yo me plant en una columna
con una copa en la mano, como en los aos 90, y me dediqu a
disfrutar. Recuerdo perfectamente que pens: Alguien vendr
a por m. Jajaja, hasta ah llegaba mi despreocupacin! Y, en
efecto, alguien lo hizo una hora ms tarde. Claro, cada uno iba
a la suya y lo cierto es que no s cmo acabamos juntndonos
todos para volver al hotel. Esa fue una de las primeras ocasiones en que volv a salir, pero desde entonces hubo muchas ms.
Notaba como iba recuperando mi vida de forma progresiva. Y
el grupo de atletismo con el que me haba juntado era la excusa
perfecta para probar a hacer cosas que crea que tardara un
mundo en volver a repetir.

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De aquellos momentos conservo la amistad con una de las


personas que mejor acogi mi llegada. Un lanzador llamado
igo Garca que, por lo que me dijeron, no tena prdida alguna. Era vasco (lo sigue siendo, no sea que lea esto y crea que
lo estoy matando), meda 190 y era albino. Todo un personaje
de un nivel humano extraordinario. An hoy seguimos manteniendo el contacto y nos solemos llamar varias veces al ao
para comentar cmo han cambiado las cosas, a mejor, desde
entonces.
Porque entonces en Valencia apenas nos juntbamos dos
paralmpicos en modalidades ligadas al atletismo puro. Con
el nadador Ricardo Ten, por ejemplo, otro de los grandes medallistas paralmpicos de Valencia y buen amigo ahora, apenas tena relacin, pues todo estaba ms segmentado que en
la actualidad. Hay que tener en cuenta que no exista el plan
ADOP, que cada uno tena su trabajo y que an no habamos
coincidido en competiciones internacionales.
En otra de esas concentraciones conoc a Alfonso Fidalgo.
l era el gran referente de aquel momento, todo un recordman mundial en disco. Y, de repente, le haba salido un grano de esos que no te avisan, pero que empiezan a picar. Yo
nunca tuve (ni l tampoco) ansias de enfrentamiento directo,
aunque lo cierto es que notaba que se preguntaba cmo haba
aparecido yo all, de dnde haba salido, cmo era posible que
un total desconocido se plantara de repente a un nivel muy
similar al suyo. De aquellos das, mi recuerdo ms vvido es
el de enfrentarme a un enorme deportista, que con sus ganas
de demostrar quin era me hizo crecer justo antes de poner
rumbo a Portugal.
En honor a la verdad, tambin debo decir que tenamos un
pique sano. l era duro conmigo en la pista, pero fuera de ella
me ofreci su casa en Madrid. Recuerdo que venda cupones

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en el barrio de Salamanca y que iba a comprarle Davor Suker!


Tambin me acuerdo de que, despus de cerrar el quiosco, me
iba cogido de su brazo (todava no dominaba el bastn) a Chueca a comer y tomar algo.
En aquella maravillosa poca, cuando me tumbaba en la
cama y en mi cabeza comenzaban a arremolinarse todos los
sentimientos y pensamientos del da, rememoraba lo que era
mi vida muy poco tiempo atrs. Y me vena a la mente el programa de Onda Cero en el que hablaban de discapacidad, de
gente que corra, que iba en bici, que tena una vida normal
pese a todo. Entonces me di cuenta de que esas horas de escucha haban comenzado a prender en m la llama de la confianza.
De creer que poda salir, que poda hacer cosas. Lgicamente,
cuando pierdes la vista se te pasa por alto gran parte de lo
que ocurre a tu alrededor. Quiz tengas un ejemplo que pueda
servirte delante de tus narices y no eres capaz de apreciarlo.
Sin embargo, la radio lo transmita con toda la pasin con que
es capaz de hacerlo un medio de esas caractersticas. Si hoy
hubiera un podcast estoy seguro de que lo buscara para escucharlo y para ver cmo ha cambiado mi vida y mi manera de
enfocar las cosas.
Como siempre, antes de cerrar los ojos para dormirme, pensaba en el estadio donde competira. En el ambiente de la gente
en las gradas. En el momento de salir a la pista. En la concentracin para hacer un buen lanzamiento. Tambin en cmo
cuidarme los nervios, porque una subida o bajada de azcar
poda echar por la borda todo lo conseguido hasta aquel momento. No poda olvidar que, en aquellos aos, el tratamiento
de la diabetes no estaba tan avanzado para los deportistas de
lite y controlarlo, sabiendo adems que haba un viaje de por
medio, era bastante complicado. Esto no cambiaba, por mucho
que la sufrieras desde haca muchos aos.

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De repente, me encontr en un tren camino de Lisboa, vestido con un chndal oficial, hacia la primera competicin internacional de mi nueva vida. Yo, que cuando vea tena en el
martillo mi elemento de lanzamiento, me plantaba en el pas
vecino con una bolsa de siete kilos y un disco, que se haban
acoplado en menos de un ao a mi personalidad y que ya formaban parte de m hasta el punto de hablarles como si fueran
personas. A veces la gente me miraba en la pista y crea que
estaba loco!
Todo era muy nuevo: los compaeros, los hoteles, los desplazamientos, los entrenamientos, la comida. An no me senta
un deportista de lite, porque no tena claro si lo que estaba
pasando era algo pasajero o iba a consolidarse con el tiempo,
aunque lgicamente mi deseo era este ltimo. Es ms, cuando
aterrizamos me record a m mismo que mi trabajo era vender
cupones. Que aquello era un premio que me estaba llevando,
pero quin sabe si lo que haba conseguido en las sesiones en
el ro y en los campeonatos nacionales era fruto del entusiasmo
inicial y me iba a quedar estancado.
Pese a esta reflexin, he de admitir que yo ya tena ese gusanillo en la barriga que no me ha abandonado jams. Dicen
que cuando encuentras a la mujer de tu vida lo sabes. O que
cuando entras en el piso en el que quieres vivir no tienes dudas.
Yo saba que aquel era mi sitio. Y por ello los pensamientos
positivos, de ilusin, de ganas y de saber que poda hacerlo
superaban con creces los que me decan que me tranquilizara,
que aquello no haba hecho ms que comenzar.
De ese viaje guardo muchsimas ancdotas, aunque la mejor
es la que ocurri en Madrid. Bajbamos todos los ciegos por las
escaleras mecnicas y, de repente, uno se trastabill y empez
a rodar hacia abajo, provocando los gritos de pnico de quienes
estaban a su alrededor. Yo, que como es evidente no vea nada,

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crea que gritaban porque la escalera le estaba amputando una


pierna o un brazo y empec a saltar como todos por la parte de
fuera, tirando incluso el peso que llevaba en la mano. Menos
mal que no le di a nadie con la bola de siete kilos! Al final todo
qued en un susto, pero quien viera la escena debe estar an
murindose de la risa en su casa al rememorar a un grupo de
invidentes saltando desde unas escaleras mecnicas sin saber
qu se iban a encontrar.
La cosa no se acab ah. El tren en el que viajbamos descarril de noche! Por si no habamos tenido suficientes sobresaltos, nos sacaron a todos e hicimos el trayecto que quedaba
en autobuses, porque estaba visto que sobre railes no bamos
a llegar a Lisboa.
Pese a todo, el da D me plant a la hora H all y lo supe.
Supe que todo lo que me haba entrenado haba tenido sentido.
Que mi brazo era una mquina de potencia que estaba en su
mximo esplendor y que no se iba a encoger. Sobre todo, porque haba nervios, pero eran mayores las ilusiones. Me senta
como una pila cargada al mximo, donde poda haber una pequea parte negativa, aunque la positiva otorgaba mucha ms
energa para seguir funcionando. Y en ningn momento dud
de mi capacidad.
Como ya he dicho alguna vez, mi especialidad (posiblemente por mis caractersticas fsicas y por haber lanzado martillo
cuando todava conservaba la vista) era el peso, pero resulta
que en disco haba destacado tambin por mis marcas. Estas,
aun as, no eran tan espectaculares como las de la otra modalidad, si bien me haban dado la oportunidad de optar a dos
medallas en lugar de solo a una. Y, a pesar de la emocin que
tena en el cuerpo, no quera desaprovechar una oportunidad
como la que se me presentaba.

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Llegu sin ningn tipo de presin. Si me sala bien no iba a


bajar de la nube en varias semanas, pero si por alguna razn
no consegua el feeling adecuado, saba que haba realizado un
gran trabajo. Ahora s que es en esos momentos donde uno
empieza a forjar una mentalidad ganadora. Es muy fcil dejarse
ir. Relajarse. Ser consciente de que has conseguido un objetivo
muy difcil, tras aparecer de la nada. Sin embargo, algo dentro
de m me empujaba a huir del conformismo. Al fin y al cabo,
lo que estaba viviendo all era un reflejo absoluto de lo que haba sido mi vida en el ltimo ao: una sucesin de sorpresas,
mezcla de palos y alegras, que me haban ayudado a salir de
un pozo para ser todava ms fuerte. Pero, por encima de todo,
me haban permitido ser feliz. Porque, como ya he comentado,
hubo etapas en mi vida anterior (as la llamo y as la considero,
la vida preceguera) donde no lo era. Y resultaba que, sin ver,
estaba sintiendo emociones mucho ms intensas que cuando
todo era, al parecer, ms fcil para m.
Volviendo a la prueba de disco, siempre he pensado que la
sensacin de paz interna que consegu en aquella ciudad me
ayud a hacer algo muy grande, porque de buenas a primeras
me plant en la lite de un deporte que en teora no estaba
destinado para m.
Lanc el disco a 39 metros, una distancia ms que considerable. Tanto que casi le doy un susto al que qued campen
(Fidalgo, por supuesto), porque me gan por muy poquito. Tena asegurada una medalla de plata y todava me quedaba por
aparecer en mi elemento.
Llegamos al peso. Saba que poda pasar de los 14 metros,
una distancia muy respetable para un recin llegado, y me propuse no escatimar ni un pice de fuerza desde el principio.
Si el primer lanzamiento era bueno, me dara confianza para
los siguientes. Si no lo era, saba que podra ir mejorando. As

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enfoqu mi primer campeonato de Europa y as he seguido


enfocando todas las competiciones que han venido despus.
Lo que no me esperaba, ni yo ni la gente que estaba all conmigo, fue el resultado de mi participacin Me dio por batir el
rcord del mundo! Yo saba que haba tirado la bola muy lejos,
porque el movimiento lo haba notado impecable y la salida
de la mano muy fina. Cuando escuch un grito detrs de m y
Chav vino a recogerme para volver al banco apretndome la
mano como si fuera su novia, me di cuenta de que haba hecho
algo grande. Lo recuerdo como si fuera ayer, aunque ha pasado
muchsimo tiempo: escuch los metros y, como los decan en
portugus, me pareci que a lo mejor no lo haba entendido
bien. Pero las felicitaciones que recib casi al segundo me confirmaron que s, que haba escuchado correctamente. Nadie
pudo ya llegar a esa marca, por lo que en un momento mi vida
cambi radicalmente: acababa de proclamarme campen de
Europa y me iba a colgar una medalla de oro en el pecho.
Solo un ao antes haba tenido que dejar a mi familia para
reaprender a vivir tras haberme quedado ciego quin me iba
a decir lo que me esperaba a la vuelta de la esquina!
Tena tanta emocin que ni siquiera poda llorar y el subidn
casi me hace olvidarme de la diabetes. Cuando me colgaron
las dos medallas y me volv con la expedicin hacia Espaa no
dejaba de tocarlas y, al tiempo, no paraba de pensar que dos
aos atrs pareca que lo tena todo, pero era infeliz en mi trabajo y no saba si podra dedicarme a algo que en realidad me
apasionara. Mi situacin haba cambiado de forma radical y de
pronto, como si todo ese tiempo fuera un pasado lejansimo,
tena en las manos algo que a muchas personas les cuesta aos
conseguir: el objetivo de toda una vida.
Yo, apenas superados los 25 aos, empezaba a darme cuenta
de que con un gran esfuerzo, pero en muy poco tiempo, haba

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sido capaz de lograrlo. Y, por encima de todo, comenzaba a


pensar en si alguna vez podra llegar a vivir del deporte. Ese
era el pensamiento que ms se repeta en mi cabeza. Una y
otra vez. Si, como los atletas que admiraba, mi rutina diaria
sera entrenarme, alimentarme, recibir masajes y descansar
para llegar a hacer algo grande. Ms aun de lo que acababa de
conseguir. Porque siempre hay que mirar hacia adelante.

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MIS PRIMEROS JUEGOS

Un da despus de conseguir una medalla de oro y otra de plata


en el primer Campeonato de Europa que disputaba en mi vida,
me sent en un quiosco de la ONCE en Moncada a vender cupones como si nada hubiera sucedido. En aquel entonces los
logros deportivos paralmpicos pasaban totalmente inadvertidos en los medios de comunicacin y este no fue menos.
As que me puse mis cascos para escuchar audiolibros en
cinta de casete, sonre a todas las personas que pasaron por
all para comprar o para hablar conmigo, y me puse a pensar
en mi vida. A nadie, que yo recuerde, le cont ese primer da
lo que haba conseguido en Lisboa. Nadie tampoco pregunt
por ello, porque con alguna gente haba cogido confianza, pero
no la suficiente para hablarle de lo que haca fuera de aquellos
metros cuadrados.
Fue en ese momento cuando tuve claro que uno de los objetivos por los que ms quera pelear era por poder vivir profesionalmente del deporte. An no me imaginaba cmo me
sentira en mis primeros Juegos Paralmpicos, lo que s saba

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es que estaba entrenndome como un atleta de lite. Que cada


da, despus haberme levantado temprano y cumplido con mi
jornada laboral, utilizaba mi tiempo libre para ejercitarme y
tratar de mejorar. Y que, si en mi primera aparicin internacional la haba armado de aquella manera, llevndome hasta
un rcord del mundo, solo poda ir dando saltos hacia adelante.
Pero para ello no poda mantener el ritmo de madrugar, trabajar, comer, entrenarme, cenar y dormir, ya que quiz a largo
plazo mi cuerpo iba a acusarlo de forma negativa.
Recuerdo ese ao de trnsito entre el Europeo y los Juegos
Paralmpicos casi como una ensoacin. No haca ni dos meses
yo era un chaval joven que haba perdido la vista, que venda
cupones en un pueblo al lado del suyo y que se entrenaba en
Valencia para aprender a lanzar, a nivel profesional, el peso y
el disco. Y, de repente, era campen de Europa y recordman.
Nunca perd la ilusin por seguir trabajando para la ONCE,
porque me haba costado mucho conseguir lo que tena, venciendo el miedo y la vergenza inicial, pero una sensacin recorra cada da mi cuerpo: la de vivir solo para el deporte. La
de querer levantarme y coger el metro para irme a elevar pesas
de 240 kilos, en lugar de para ser un simple vendedor. Muchas
veces he pensado que el deporte es como un veneno, que si
entra en tu cuerpo es casi imposible sacarlo. Con la perspectiva
del tiempo, lo considero ms como un impulsor de ilusin. Un
catalizador de energa que hace feliz a quien lo practica.
Lo cierto es que entre entrenamientos, concentraciones,
campeonatos y viajes varios ese ao se me pas volando. Mucha gente lo considerar algo normal, pues tena muchas cosas
que hacer y en casi todas disfrutaba, pero cuando echo la vista
atrs le doy una importancia capital a aquellas fechas.
Para m fue posiblemente el punto de inflexin en mi vida
como invidente. Ms all de la felicidad que haba encontra-

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do, que era mucha, lo fue sobre todo por la normalidad con la
que haba empezado a vivir. Haca muy poco tiempo que haba
asumido que me haba quedado ciego. Cuando me iba a dormir
muchas veces me preguntaba por qu me haba tocado a m...
Y es que en muchas fases de esos inicios segua sin aceptarlo y
esos pensamientos me lastraban en algunas ocasiones durante
el da.
Sin embargo, con la entrada del deporte, de los viajes, de
las nuevas amistades y de la reordenacin de mi vida, cuando
me meta en la cama lo haca de dos maneras complementarias: cansado y feliz. Tena ganas de que llegara de nuevo el
da para seguir viviendo esas sensaciones que crea que iban a
tardar muchsimo ms tiempo en regresar. Y, aunque no me
daba tanta cuenta por la inercia de pasar un da tras otro, con
el transcurso del tiempo valor mucho ms que aquel fue el
inicio de mi nueva forma de ver la vida.
As lleg la hora de embarcar hacia Sdney. Hacia Sdney! Si
lo ms lejos que haba ido yo era a Lisboa... Me esperaban casi
24 horas de avin, acompaado por gente que haba conocido
tan solo un ao antes y que ahora eran mis compaeros y, en
algunos casos, mis amigos. Directo a unos Juegos, algo que
con la vista sana es muy probable que nunca hubiera podido
disfrutar.
Una de las cosas que ms recuerdo de aquella semana previa
a dar el salto a Australia era la mezcla de ilusin y preocupacin
de mi familia. Era ms grande la primera que la segunda, como
es lgico. Yo lo notaba. No poda verlas, pero haba all caras
muy orgullosas. En algn momento creo que hasta aliviadas,
por darse cuenta de que una situacin muy lmite estaba convirtindose en algo menos grave gracias al deporte. Cuando volv de Castellarnau no saban cmo reaccionara, cunto tardara
en integrarme. Incluso si lo hara alguna vez. Y ahora se daban

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cuenta de que aquel miedo se haba convertido en normalidad.


En esperanza. Incluso en sueos futuros.
Pero, como toda madre, la ma tambin estaba con un ojo en
las cosas que podan pasar. Un clsico de cualquier madre.
El cambio horario, el control de la diabetes, dormir mal por
estar incmodo Todo eso lo tena en la cabeza y no consegua
quitrselo, por ms que le dijera que todo estaba bien, que no
iba a pasar nada, que saba controlarme y un largo etctera. Si
hubiera podido se hubiera metido en mi maleta para vigilarme!
Aunque era absolutamente normal: era mi primer desplazamiento largo y lo haca sin ellos, sin vista y por un largo espacio
de tiempo.
Recuerdo el viaje como un desorden total. Yo iba sentado
con mi gua Toni Espert y el muy (mejor me guardo el calificativo) me dijo que haba un canal de televisin en espaol en el
asiento cuando quedaba media hora de vuelo! Menos mal que
me haba comprado un discman, casi de los primeros en salir al
mercado, que me cost 40.000 pesetas bien amortizadas. Pas
mucho tiempo escuchando msica, pero tambin de chchara
con toda la gente que nos habamos juntado all.
Lo ms difcil de controlar, como me deca sabiamente mi
madre, era el tema de la diabetes. Las insulinas rpidas estaban
entonces poco desarrolladas y yo me pasaba las horas llamando
a la azafata que traa la comida para que me sirviera un poco
ms de esto o de aquello. La pobre estuvo ms conmigo que con
el resto del pasaje junto. Pero no poda dejar que una subida o
una bajada de azcar me llegara a 13.000 metros del suelo en
un viaje que duraba ms de 20 horas. As que no par de comer
en todo el trayecto.
Cuando pis suelo australiano me emocion. Llegu a pensar en besar el suelo como haca el Papa Juan Pablo II. En
aquellos momentos, tienes tal shock por todo lo que ests vi-

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viendo, que eres incapaz de disfrutarlo al cien por cien. Por


un lado tienes la tensin de cmo te saldrn las cosas. Por el
otro, si sers capaz de controlar tu diabetes y tus nervios para
poder rendir en condiciones ptimas. Adems, tienes ganas
de llegar a la Villa Olmpica, pero al tiempo te da miedo entrar
en un espacio desconocido, por el que tendrs que aprender
a moverte durante 15 das, aunque vayas del brazo de tu gua.
Es decir, que cuando ya domines por dnde vas te irs a casa.
El contraste lo pona lo que nos encontramos all. Tenamos
un pisito para nosotros, donde todo era gratis: la bebida, la comida Recuerdo hacer polvo el McDonalds de la villa. Y tratar
de convencer a mis compaeros de que las hamburguesas eran
el alimento idneo antes de empezar unos Juegos! Como si yo
hubiera estado en seis o siete
Todas esas sensaciones, huelga decirlo, se pasaron la primera vez que me sub en el autobs que me llevaba al estadio.
Siempre lo recuerdo como si lo hubiera visto. Muchas personas
dicen que se ve mejor con los ojos del alma y mi alma estaba
en aquel momento en un estado tan lgido que marc a fuego
aquellos recuerdos en mi mente como si hubieran pasado a
travs de mis retinas y se hubieran transformado en imgenes
en mi cerebro.
De repente sent las gradas llenas de gente. El gritero de
las personas que iban a entrar al recinto. Toqu con la mano la
pista roja, pensando que estaba notando por primera vez en mi
piel la sensacin de un tartn destinado a los mejores atletas
del planeta. Me entraron incluso ganas de llorar de la emocin.
Yo iba a ser protagonista en unos Juegos Paralmpicos. Seguro
que si hubiera nacido en Wisconsin me hubieran hecho una
pelcula, pensaba.
Empec, como era habitual, por el disco. Y estaba tan nervioso que en el calentamiento lanc lejsimos creyndome que

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ya estbamos en competicin. Me acuerdo que vino Chav y me


dijo: Qu haces? Que an estamos calentando! y se march con una sonrisa a medias entre el divertimento de ver a su
pupilo as y los nervios de llegar a algo tan grande conmigo por
primera vez. De todos modos, pens, ya haba marcado mi territorio. Aunque luego lo volv a pensar mejor y me di cuenta de
que ninguno de mis rivales poda ver lo que acababa de hacer.
Lo que dej patente es que puede que no fuera el mejor en
aquella disciplina, pero s un atleta a tener en cuenta. Y ms
porque aquellos a los que me enfrentaba, lgicamente, no haban escuchado nada de m. Solo llevaba un ao en la lite y
mis mejores marcas eran lanzando una bola, aunque me plant
all y durante muchsimo tiempo me coloqu como medalla
de bronce con el tercer mejor lanzamiento. De hecho, llegu a
visualizarme ya en el podio, porque solo quedaba una ronda
y nadie pareca poder acercarse a la cifra que haba logrado.
Pero para ser grande hay que sufrir grandes decepciones. Y la
primera, para demostrarme que no era invencible ni el futuro
dominador absoluto del atletismo paralmpico mundial, lleg de la mano de un argentino, que super mi marca cuando
estaba empezando a pensar que mi familia iba a recibir muy
pronto la noticia de que tenan un hijo medallista. Ciego, s,
pero medallista.
Esas cosas decepcionan y ms cuando sabes que lo tenas
en la mano. Sin embargo, he de reconocer que me llev una
alegra posterior, ya que ese atleta consigui gracias a esa medalla una beca vitalicia. En su pas iban muy adelantados en
estas cuestiones respecto al nuestro y ese resquemor me doli
mucho menos al pensar que haba gente como yo que podra
vivir de aquello que le apasionaba porque alguien haba decidido que as fuera.

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Adems, no me dio tiempo a recrearme en esas sensaciones,


ya que llegaba lo mo: el peso. Not una energa en el brazo
que creo que nunca haba sido tan patente para m en mi organismo. Tena interiorizados los movimientos. No arrastraba ningn dolor. Me encontraba, posiblemente, en uno de los
mejores estados fsicos de mi vida. Y decid centrarme en eso.
Porque tuve un solo segundo de lucidez para darme cuenta
de que estaba en los Juegos de Sdney lanzando para intentar
ser campen paralmpico y si ese momento dura un poco ms
hubiera tenido que irme al lavabo con urgencia.
Pero haba algo que me dejaba clarsimo que lo tena todo
a mi favor. Jams, en mi vida, haba sentido una paz similar.
La de saber que haba encontrado mi sitio. S que puede sonar
muy peliculero, sin embargo, ese es exactamente el sentimiento
que me recorri de arriba abajo. Y estoy seguro de que es el que
me dio la tranquilidad necesaria para hacer lo que mejor saba
hacer: tirar muy lejos una bola que pesa siete kilos.
Recuerdo el momento de lanzar. Cuando sabes que lo has
hecho muy lejos. Cuando, por una milsima de segundo, escuchas el silencio a tu alrededor. Y volv a batir un rcord. Lanc
1526. Una cifra que incluso super a los invidentes de categora B2. Y, de repente, mi mundo era otro. Ah se qued el ltimo
resquicio del David renacido en 1998.
Me abrac a Chav y me cruz en seguida por la cabeza uno
de esos pensamientos que necesitas verbalizar para que nunca
se borren de tu cerebro. Por esto vale la pena no ver, le dije.
Y me apresur a disfrutar mi momento.
Cuando estaba en ese podio, levantando mi primera medalla
en unos Juegos hacia gente que no poda ver, pero s sentir con
todas mis fuerzas, empec a germinar un pensamiento en mi
cabeza. Una idea que en la cena posterior traslad a compaeros y entrenadores. No entenda qu nos diferenciaba de los

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atletas olmpicos que haban competido en ese mismo estadio


tan solo unos das antes que nosotros. Es verdad que ellos eran
profesionales y nosotros no, pero no lo ramos porque no nos
haban dado la oportunidad.
Hice un repaso al pasado y me vi saliendo cada da del quiosco para ir a entrenar. Llegar a casa derrotado despus de haberme vaciado, mientras por otro lado controlaba mis ndices
glucmicos, y cenar casi sin ganas por el cansancio, pero con
un hambre atroz. Levantarme antes de que saliera el sol para
iniciar mi rutina diaria: ducha, desayuno, visita al Banco de
Valencia para retirar los cupones, llegada al puesto de trabajo, almuerzo, venta, comida, venta, retorno a Godella y a toda
prisa con la bolsa de deporte a lanzar pesos y discos como si
no hubiera un maana.
Por eso pregunt, ante mi enorme desconocimiento de la
cuestin por ser un novato recin llegado, si nos iban a dar
alguna beca por lo conseguido. Algo que nos ayudara al menos a financiarnos los productos y viajes que pagbamos de
nuestro bolsillo, para acabar dndole una medalla al pas. Y
me encontr con que por cada metal se reciba una pequea
asignacin, asumida ntegramente por la ONCE y su Fundacin. Creo recordar que nos tocaban 60.000 pesetas por cada
medalla conseguida. Ah se acababa todo. Estaban pidindonos
que vistiramos los colores de nuestro pas, que compitiramos,
que nos entrenramos y que diramos xitos apandonos solos durante cuatro aos.
Pero, pese a ello, para m todava quedaba lo mejor. El retorno a casa como un hroe. Como la persona que haba sido capaz
de sobreponerse a una ceguera repentina cuando tena su vida
encauzada para convertirse en una medalla de oro paralmpica.
No me la quit en todo el viaje. Incluso mis compaeros de
entonces me recuerdan que cuando me dorma la tena agarra-

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da con tanta fuerza que no haba forma ni siquiera de intentar


robrmela para hacerme una broma. De lo que estoy seguro es
de que cuando cerr los ojos en aquel avin mi cara reflejaba
una sonrisa eterna. Me senta tan bien que ya nunca quise volver a abandonar esa sensacin.
En el aeropuerto de Valencia me esperaban mi familia y
muchos amigos. Grabadoras, micrfonos y cmaras? Ninguna.
La realidad es que, como he comentado, entonces el deporte
adaptado no tena apenas repercusin en los medios. Ni siquiera una medalla de oro. Pero tampoco era lo que ms me
importaba. Ni mucho menos.
Mantengo la sensacin en mi piel del abrazo que me dio
mi madre cuando sal por la puerta. Aunque no lo pude ver y
nunca me lo han contado, tengo la absoluta seguridad de que
mi padre haba conseguido superar su pesar por la ceguera de
su hijo para situarse en un estado de orgullo mximo.
Creo que mi hermano an no se crea que estaba abrazndome como campen. Muchos de mis amigos me contaban lo
alucinados que estaban, porque no haban podido seguirlo por
la tele, pero, de repente, haban empezado a llamarse unos a
otros para contarse que David haba ganado un oro en Australia. Fue, posiblemente, uno de los momentos ms felices de
mi vida. Me haba reintegrado al cien por cien en la sociedad,
como trabajador y como persona. Y haba encontrado el horizonte hacia el que quera dirigirme. Hay mucha gente que tarda
demasiados aos en conseguir eso y yo haba tenido la suerte,
ayudado por mi esfuerzo, de hacerlo en solo dos.
De aquella experiencia tambin me llev algo que me ha
enseado muchas cosas y que me ha permitido mejorar mucho mi diplomacia y saber a quin pedir qu, cundo y cmo.
En aquellos aos, el presidente de la Generalitat Valenciana
era Eduardo Zaplana. Como se suele hacer en estos casos, re-

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cibi a todos los atletas valencianos que haban tenido xitos


en Sdney. Esto es un clsico que nunca cambia. Te apoyen o
no te apoyen, la foto con los deportistas siempre es una muy
buena imagen.
Yo nunca haba ido al Palau de la Generalitat, nunca haba
estado en un acto oficial y jams me haba enmarcado con otros
deportistas en algo tan solemne. Por eso estaba callado, casi
mudo. Y mudo y ciego haces poco en esta vida. Pero no estaba
sordo. Y escuch perfectamente sus palabras: No os puedo
apoyar en lo econmico, pero s en lo moral. Y pens: Nos
ha jodido! Si moral tenemos de sobra.
Sin embargo, cuando vino a preguntarme qu tal, yo me cort. Sera la nica vez que me pasara, si bien me sirvi como una
leccin importantsima. Me ense a tratar con los polticos.
A perder el miedo a decirles cosas, pues entonces saba muy
bien lo que quera y no lo dije: fue un error que nunca volv a
cometer. Sobre todo, porque con el tiempo me di cuenta de la
importancia de que alguien diga las cosas. Yo he sido muchas
veces el Robin Hood de los paralmpicos, el que le peda a los
ricos para drselo a los pobres. Ms que nada, porque en esa
poca vea que me daban un montn de premios, todos muy
bonitos e ilusionantes, pero becas, subvenciones o dinero me
daban cero. Y si a m no me daban un duro, a los dems ya
ni por asomo. Aunque furamos los mejores del mundo en lo
nuestro.

97

CELIA

Con la llegada de Celia todas las piezas de mi nuevo mundo


encajaron. De hecho, ella es la pieza fundamental y ms preciada desde que se cruz en mi camino. Es alguien muy especial,
la persona ms importante en mi vida. Esa persona que me
haca y me sigue haciendo falta para mi equilibrio emocional.
Esa parte que, cuando pierdes un poco la cordura, est ah para
darte el consejo que necesitas, para poner los puntos sobre las
es. Esa es Celia. Mi pareja, mi compaera, mi amiga. Alguien
que me conoci con un bastn y entendi cmo soy yo, que
comprendi que no hace falta ver para ver. Y esto es algo que
admiro sobremanera, porque una de las grandes preguntas que
yo me haca (y mi madre!) era si conocera a alguien de verdad que valiera realmente la pena y me valorase ms all de la
ceguera. Y s, la haba.
Cuando la conoc, ella apenas contaba con 17 aos. Era
1999, yo haba regresado haca poco tiempo de Castellarnau
y comenzaba a construir mi nueva vida con el deporte como
uno de los ejes principales. En ese momento Celia era solo una

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persona que estaba en mi entorno, nada ms, sin un significado extraordinario, aunque entonces yo ya saba que tena algo
especial. Nos conocimos en la pista de entrenamiento. Ella iba
a entrenar con un grupo de atletismo del Valencia Terra i Mar,
mientras yo lo haca con el mo y all coincidamos. Como yo,
ella tambin haca lanzamientos despus de haber pasado por
muchas disciplinas, pues llevaba ms de 10 aos practicando
atletismo. Celia me cuenta que siempre recuerda la primera vez
que me vio llegar con mi hermano a la pista y cmo le llam la
atencin verme lanzar martillo con esa facilidad. Y tambin
dice que le impactaron los ridculos pantalones de entrenamiento que llevaba! Esto de la vestimenta es, an hoy, un tema
de larga discusin entre los dos. Si bien lo importante es que
ella reconoce que le llam mucho la atencin desde el principio, aunque no creo que pensara en lo lejos que iba a llegar esa
impresin inicial.
En esos ratos en los que coincidamos en pista, unos y otros
bamos hablando, y yo la fui conociendo como al resto de compaeros, como una ms del grupo de atletas que pasbamos
horas y horas entrenando juntos, que compartamos tiempo
en campeonatos, en algn viaje Y as fuimos creando una
pequea relacin, al principio similar a la que podamos tener
con otras personas del mismo entorno.
Poco a poco ese vnculo se fue estrechando y disfrutbamos
de ms conversaciones y ms tiempo juntos, siempre dentro
del contexto del atletismo. Era una persona con la que se poda
hablar, inteligente, que me inspiraba confianza y que, progresivamente, me iba transmitiendo algo. Tengo que decir que su
serenidad siempre me cautiv, al igual que su manera de ver la
vida y ese equilibro especial que tena para entender las cosas
pese a su juventud.

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Yo perciba que ella se interesaba por m, pero nunca conceb que pudiera haber algo ms. Todava no tena la autoestima lo bastante fuerte, estaba en proceso de construccin y me
deca a m mismo: Cmo es posible que yo le pueda gustar
si no veo?. Eran, como digo, mis primeros tiempos como invidente y no tena la seguridad ni la confianza necesarias para
comprender que alguien tan especial pudiera ver en m algo
ms que un conocido o un amigo. As que, pese a todo, yo interpretaba su inters como alguien a quien le haca gracia
para un rato de conversacin. Nada ms.
De hecho, en aquella poca venan varias chicas del Valencia
Terra i Mar a seguir mis entrenamientos, no s exactamente
con qu intencin. Les resultara interesante observar como
un chico ciego se desenvolva de esa manera en la pista. En
especial haba una chica nigeriana del equipo que se sentaba
junto a m y que estaba all en casi todos los entrenamientos.
No puedo decir que a coquetear, porque ni siquiera hablaba
conmigo! Pero ah estaba, da tras da, toda la tarde mirndome, cosa que me halagaba y suba mi autoestima.
Mientras la amistad se fortaleca, Celia y yo bamos hablando cada vez de ms cosas ms all del deporte: de su vida y sus
clases (comenz a estudiar Trabajo Social), de mi vida y el cupn, de la familia, de lo que esperbamos del futuro Adems,
tenamos un gran punto en comn: su hermana es diabtica
de Tipo 1 como yo, algo que nos sirvi como nexo de unin. La
verdad es que para ser bastante ms joven que yo, compartamos muchas cosas.
Mi sentimiento por Celia fue derivando, lentamente, a una
parte ms pasional. Me gustaba cada vez ms, de una forma
diferente y ya no le negaba a mis compaeros que esa chica comenzaba a atraerme. Me di cuenta de una cosa, por primera vez
estaba aprendiendo a ver con los ojos del corazn, del alma, no

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con los ojos fsicos. Lo que ms admiraba es que ella tambin y,


aunque lo intua, yo me segua haciendo las mismas preguntas
que, en parte, me paralizaban: las mujeres se pueden fijar en
hombres ciegos? Realmente le gusto pese a ser ciego?
Ella me contaba que haba visto aparecer a un chico que,
pese a su ceguera, al bastn con el que llegaba a la pista y a la
ayuda que necesitaba, era alucinante observar cmo se mova,
cmo saltaba, cmo lanzaba, cmo se esforzaba, cmo se superaba Y eso la cautiv. Porque muchos podan haber tirado la
toalla y yo estaba all, luchando por ser mejor cada da.
Con el paso del tiempo comenzamos a notar que haba algo
entre los dos, pero nuestra relacin an tard en tomar una
nueva direccin. Estuvimos as mucho tiempo, compartiendo
cosas como amigos, hablando por Messenger, llamndonos por
telfono sin ni siquiera quedar ms all de las pistas a tomar
un caf.
Uno de mis primeros movimientos se produjo en el ao
2000, durante los Juegos de Sdney. Tras ganar mi medalla
de oro, creo que por la euforia y por el subidn de adrenalina,
me envalenton y la llam. Era una llamada de amistad, pero
en la que quera demostrar una vinculacin estrecha y especial.
Cmo se sorprendieron en su casa cuando vieron una llamada
desde Australia! Quise compartir mi alegra con ella en un momento tan importante y nuestro vnculo escal a otro peldao.
Ese instante marc un pequeo cambio que dej entrever que
algo, aunque no lo dijramos, estaba naciendo.
Sin embargo, el tiempo sigui su curso entre conversaciones
en pista, competiciones y chats online, aunque sin avanzar a
una esfera superior. Hasta que me volv a lanzar. Un da, despus de comer con mi hermano en un restaurante chino, decid llamarla para ver si quera tomar caf. Era algo que nunca
habamos hecho, quedar fuera del entorno atltico, y esa fue

101

nuestra primera vez. Ella estaba en un curso, as que fuimos


a recogerla y luego la llevamos de nuevo. Estuvimos todo el
tiempo con mi hermano y no fue una cita ni nada similar, si
bien supuso entrar en el umbral de una relacin que se estaba
fraguando.
A partir de ah, las quedadas ms all del marco deportivo
se fueron sucediendo. Hasta que lleg la magia, unos meses
despus, casi entrados ya en el verano de 2001, en el mes de
junio. Lo recuerdo todo perfectamente. Fue en un banco del
Parque de Cabecera, junto a la antigua Crcel Modelo de Valencia. Celia y yo estbamos dando un paseo por el csped, cogidos
de la mano mientras hablbamos de nuestras cosas. Aunque
era normal que yo me agarrara, porque necesitaba de su ayuda
para guiarme, esa mano era algo ms significativo. No la senta
como la de alguien que te dirige, sino como la de alguien que
comparte algo especial. Nos sentamos y entonces se produjo
ese primer beso que an retengo como si fuera ahora mismo.
Dos aos y medio despus, algo que haba comenzado como
una amistad casual, se converta, al fin, en un compromiso de
pareja. Y ese es tal vez el xito de lo nuestro, que fuimos amigos
que se conocieron paso a paso, que fueron ganando afinidad y
fortaleciendo su lazo de unin. Esa creo que es la gran clave de
nuestra relacin y de su solidez, pues ambos sabamos lo que
esperbamos de una pareja, del futuro y de la vida en general
antes de afrontarla juntos.
Sin embargo, a pesar de mi felicidad, en los inicios mi cabeza
tambin se planteaba muchas cuestiones, fruto de cierta inseguridad. Por un lado, tena miedo por cmo iban a reaccionar
sus padres y su entorno, si iban a ser capaces de entender y
aceptar una relacin con un chico invidente que, adems, era
nueve aos mayor que ella. Por otro, no saba si con el paso del
tiempo y conforme furamos compartiendo ms cosas como

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pareja, ella podra verme como una carga pesada con la que no
podra tirar para adelante.
Como ocurre en muchas ocasiones, a veces nuestra mente
pone ms obstculos de los que en realidad hay. Por fortuna,
pronto me di cuenta de que mis miedos eran ms mos que de
los dems. He de decir que la familia de Celia es una familia
muy unida, que siempre hablan todo, lo comparten todo y se
apoyan mutuamente de forma casi incondicional en las decisiones que toman. Y esta vez no fue diferente. Es cierto que, en
especial su madre, como es normal por otra parte, tena algunas reticencias, pero no porque no la apoyase. Como cualquier
madre, le hubiera gustado que su nia pequea tuviese una
relacin con alguien con los cinco sentidos y le plante a Celia
las lgicas dudas: Sabes dnde te metes? Eres consciente
de que esto puede ser una carga muy pesada para ti?. Cuestiones normales de alguien que se preocupa por el futuro de
su hija. Sin embargo, la resolucin de Celia convenci a todos
y contamos con su apoyo desde el momento en el que vieron
que eso era lo que su pequea quera. Ellos siempre han defendido que su hija acab trasladando lo que ms le gustaba en
su faceta profesional a su vida personal y, por tanto, aceptaron
sin grandes impedimentos nuestra relacin. He de decir que
mis suegros han sido uno de mis grandes defensores y han demostrado en todo momento un enorme orgullo en cada uno de
mis xitos, por lo que mi agradecimiento es infinito hacia ellos.
Recuerdo cuando los conoc. No llevbamos mucho tiempo
saliendo y me invitaron a su casa y yo, que pese a las dudas soy
valiente para estas cosas, para all que me fui dispuesto a ser
sometido al tercer grado. Pero la encerrona solo dur segundos,
ya que la invitacin era para ver un partido Real Madrid-Valencia y mi suegro cuando juega el Madrid ya se puede caer el
edificio entero que no le importa lo que haya a su alrededor. As
que disfrutamos de una bonita velada y pude comprobar que

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sus reticencias y temores no iban ms all de las de cualquier


padre y madre hacia el nuevo novio de su hija. Desde el primer
da no tuvimos ningn problema. Bueno, s tuvimos uno y es
que al principio mi suegro, que no haba tratado con ciegos, se
empeaba en que pasramos las puertas al mismo tiempo, los
dos a una, en vez de pasar l primero y yo despus agarrado a
su hombro. Y claro, era casi imposible que dos personas, ms
si una es ancha de espaldas como yo, pasen por la puerta sin
chocarse entre ellos y con los laterales. Como Dos tontos muy
tontos, me dice Celia que parecamos cuando lo recuerda. Vaya
panorama... Quitado de los no pocos hematomas que esa situacin me pudo causar al principio, ese fue tal vez la mayor de las
dificultades, por lo que bendito problema!
Superada la prueba de su familia, con sus amigos tampoco supuso mayor trance. Ms bien me record al mismo que
haba supuesto con los mos en los primeros das y no es otro
que el hecho de cmo tratar a un ciego, cmo comportarse con
l. Notas que hay miedo a hacer o decir determinadas cosas y
sientes que hay algunas situaciones en las que no saben desenvolverse. Tambin es cierto que algunos de los amigos de Celia
ya me conocan, pues eran atletas como nosotros, y eso ayud.
Poco despus de empezar a salir juntos, dimos otro paso
importante. En septiembre de 2001, tras mi vuelta del Europeo
de Helsinki, nos convertimos en la primera pareja sentimental
en Espaa que tambin era pareja profesional en el mundo del
paralimpismo. Se convirti en mi gua profesional o personal
de apoyo, como lo llama ahora el Comit Paralmpico, lo que
implicaba ser mis ojos en la pista, en cada entrenamiento, en
cada competicin y en cada viaje. Y ms adelante, por circunstancias, tambin los ojos de mi entrenadora y, por momentos,
ejercer como tal siguiendo sus indicaciones. Eso no solo supona una responsabilidad, sino saber separar muy bien la parte
personal de la deportiva, lo cual no hubiramos podido hacer

104

si, como contaba antes, no hubiramos tenido una relacin


muy slida basada en la amistad forjada durante aos. Bien
al contrario, tengo que decir que eso ha llevado a que nos hayamos unido ms si cabe, pues hemos compartido de forma
muy estrecha y como un equipo, adems de como pareja, los
xitos y las situaciones complicadas en lo deportivo. Pero esto
implica lograr que lo que ocurre en tu pareja no influya en
tu rendimiento y viceversa, porque se viven momentos muy
tensos y duros. Esta es una lnea que es muy difcil no cruzar
y hay que estar muy atento, ya que nunca se est exento de
algn roce y alguna diferencia. Por otra parte, esta decisin
de que ella fuera mi gua tambin supuso una pequea batalla
en la que tuvimos que hacernos fuertes. Nos cost defender
nuestra postura, puesto que hubo sectores dentro de la misma
Federacin de Ciegos que se oponan a que mi pareja fuera mi
personal de apoyo. Claro, yo entonces vena de ganarlo todo y
era uno de los atletas con ms proyeccin, uno de sus primeros
espadas, y haba recelos en que un problema personal entre los
dos repercutiese directamente en mi rendimiento. En parte lo
entiendo, pues uno puede imaginarse que una cuestin grave
de pareja ocurra durante un campeonato importante y que esto
afecte a la situacin emocional y a la relacin con tu gua, todo
en uno, bomba explosiva. No obstante, nosotros luchamos por
imponer nuestra decisin y al final lo pudimos llevar adelante,
con mucho xito, todo sea dicho de paso.
Junto a este inconveniente, su condicin de gua, en un
principio, tena una implicacin ms en lo personal, ya que en
aquellos momentos supona que ella tena que compatibilizar
sus estudios con mi horario de entrenamientos, ms all de
nuestra relacin. He de reconocer que no hubiramos podido
hacerlo sin el apoyo total de nuestros padres, en especial de mi
suegro, que se volc y, entre otras cosas, decidi cederle su coche a Celia para que ella pudiera ir y venir todos los das de las

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clases a la pista y a casa sin tener que ir en metro, y adems me


acercara a m a Godella antes de volver a su casa en Valencia.
Nuestro primer gran triunfo como pareja profesional fue en
el Mundial de Lille 2002. Fue el primer oro junto a Celia y me
di cuenta de cunto mejor saba una medalla compartida, cmo
se disfrutaba mucho ms si quien est a tu lado es la persona de
la que ests enamorado adems de tu gua. Y de qu manera
lo disfrut ella!
Compartir los entrenamientos, las concentraciones y los viajes tambin nos ayud mucho como pareja. De hecho, cuando
nos casamos y comenzamos a vivir juntos, fue mucho ms fcil
esa convivencia, porque en cierta manera nosotros ya habamos
estado conviviendo durante largas temporadas en los stages,
hoteles, desplazamientos Se trat de una adaptacin rpida y
sin ms hndicaps que los de cualquier pareja. Lo digo porque
alguien puede pensar que, por ser ciego, la aclimatacin para
Celia pudo ser difcil, pero nada ms lejos de la realidad. Ella
siempre ha tratado con normalidad la ceguera y no le supuso
mayores dificultades que acoplarse a un par de normas bsicas
cuando ests en la misma casa que un invidente, algo que ya
haba vivido desde que trabajbamos juntos. Eso s, tuvo que
volverse ms ordenada, pues hasta ese momento era un poco
desastre, cosa que reconoce, en cuestin de organizacin en
casa. Ms all de eso, como cualquier otra pareja.
Nos casamos un 24 de septiembre de 2005, el Da de la
Merc. Aunque llevbamos tiempo pensndolo, cerramos la
fecha para un ao despus de los Juegos Paralmpicos de Atenas, porque nuestra vida, hay que decirlo, se divide en ciclos
Olmpicos para la toma de decisiones importantes. Es lo que
tiene ser deportista de lite.
Cmo se lo hicimos pasar a mi suegro! Solo me ha faltado
decir el s quiero, nos comentaba con razn. No en vano, l fue

106

quien hizo la mayor parte de las gestiones finales, que no fueron pocas, ya que unas semanas antes del gran da estbamos
disputando el Campeonato de Europa de Espoo (Finlandia).
Cuntas vueltas le hicimos dar, llamndole constantemente
desde all para que solucionase contratiempos de ltima hora.
Al menos vali la pena, porque nos trajimos el oro tanto en
disco como en peso, aunque no s si a l eso le compens Y
es que pas de todo mientras estbamos en Finlandia, hasta
tuvimos problemas con mi partida de nacimiento, algo de lo
que mi mujer an hoy se re a carcajada limpia. Sucedi que,
mientras estbamos en el campeonato nos llamaron diciendo
que en mi partida de nacimiento pona Vctor, el nombre de mi
hermano gemelo, y Mara Amparo, el de mi madre, pero no el
mo. Vamos, que haba un error y en vez de David haban colocado el nombre de mi madre, por lo que el cura no lo validaba
para que nos casramos. As que a la vuelta tuvimos que ir a
verle, ya con el da de la boda encima, para que corroborase que
Mara Amparo era en realidad David y que haba que rectificar
la partida de nacimiento para que el enlace se pudiera llevar a
cabo. Vaya locura.
Pese a todo, la boda fue preciosa, qu voy a decir. Y consegu poner mi msica remember, aunque fuera un poquito,
pese a la oposicin de Celia! Incluso hicimos que los tarjetones
de boda fueran solidarios y un porcentaje del dinero que nos
regalaron los invitados fue para una causa benfica. En definitiva, fue perfecta.
Tras la boda, comenzamos a vivir en Moncada y, desde entonces hasta hoy, hemos disfrutado de una vida maravillosa
juntos. S que suena a tpico, pero me ha hecho ser mejor persona y mejor profesional. Sin ella no sera lo que soy, el David
Casinos que ahora es ms que un deportista paralmpico ciego.
Ella me ha ayudado a tomar muchas decisiones importantes
en mi vida personal y profesional. Ha sido y es una defensora

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a ultranza de mi independencia. Celia me ha apoyado mucho a


la hora de continuar con mi formacin, de buscar caminos ms
all del deporte pensando en el futuro, de crear una estructura
profesional en torno al David deportista o de ser ms visionario
y no tener problemas en reclamar pblicamente lo que creo que
es justo para los paralmpicos.
Al margen de estas cosas, ella siempre ha destacado dos
aportaciones que ha hecho a mi vida. En la primera coincido
totalmente: me ha enseado a manejar mis emociones. Siempre he sido muy ansioso, impulsivo y visceral, para lo bueno y
para lo malo. Sin embargo, junto a Celia he aprendido a controlar esta cuestin y a valorar las cosas en su justa medida, sin
dejarme arrastrar hacia el optimismo desmedido o el pesimismo mximo. En la segunda de las contribuciones no coincido
tanto. Dice que me ha enseado a vestir con estilo y no con la
imagen de macarrilla que asegura que yo tena. Desde mi punto
de vista, no es verdad, porque cuando ella me conoci ya no
llevaba pantalones plateados, botas de punta o cinturones de
cuadraditos que, por otra parte, creo que eran la moda (s, yo
insisto en defender mi postura, aunque s que la mayora no
me dar la razn). Pero bueno, en honor a la verdad, he de decir
que s me ha ayudado en algunos aspectos de mi vestimenta y
para m es ms sencillo desde que ella se ha convertido en mi
personal shopper.
Por contra, para m es un orgullo cuando alguien le pregunta
a Celia qu ha aportado David a tu vida? y responde cosas
tan bonitas como que le he aportado tranquilidad, serenidad
en la toma de sus decisiones, fuerza y, sobre todo, el querer
superarse da a da sabiendo que no hay barreras insalvables.
Me admira, segn dice, por ponerme el mundo por montera y
decir que no hay nada que te pueda parar.

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Es espectacular cuando tu mujer, aparte de tu mejor amiga y


mayor apoyo, es tu primera admiradora. As se confiesa ella y,
para m, es el vrtice principal de mi vida, la persona con la que
disfruto cada xito y la que me ayuda a levantarme tras cada
golpe. Gracias a ella, soy el David Casinos que todos ven ahora.

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UN PUNTO DE INFLEXIN: ATENAS

A finales de 2003 no haba tirado una bola ni un disco en meses. Y as seguira durante gran parte de 2004, que fue uno de
los aos ms horribles para m a nivel profesional.
En la tcnica de lanzamiento haba ido sufriendo de forma
paulatina una retraccin en mi hombro derecho, que haba derivado en una gran descompensacin. El motivo era sencillo:
mi pectoral tena ms fuerza que mi espalda y eso haca sufrir la
articulacin, hasta el punto de tener que parar completamente.
De entrenarme y de competir. No hace falta que diga, con lo
nervioso e impulsivo que soy, que en aquel entonces me suba
por las paredes a cada minuto.
Por si faltaba algo, el doctor Peris me haba practicado una
artroscopia en la mano a siete meses vista de los Juegos Paralmpicos como consecuencia de una calcificacin. As que
tena el pleno de inmovilidad en la parte que ms usaba de mi
cuerpo.

110

Esto me oblig durante muchos meses a visitar dos veces


por semana a los ostepatas Gaspar Polo y Pablo Escriv. Recuerdo que en aquel momento no haba plan ADOP para pagar
los servicios profesionales de la gente con la que trabajbamos
los deportistas de lite, por lo que todas las sesiones las abonaba de mi bolsillo. 60 euros cada una, ocho al mes, durante casi
un ao. No me dola la cartera, sino el hombro, pero en muchas
ocasiones pensaba que buena parte de mis compaeros quiz
no tuvieran las mismas posibilidades econmicas que yo. Y eso
me haca plantearme si todos aquellos que iban a representar
a Espaa en Atenas podran llegar en las mejores condiciones
al momento decisivo de la temporada.
Mientras tanto, lo nico que poda hacer era trabajar el tren
inferior, porque no era capaz ni tan siquiera de levantar unas
pesas. Alguna vez probaba a lanzar bolas de goma poco pesadas
para mantener la tcnica y evitar que se agarrotaran los msculos, aunque, como es lgico, de poco me serva.
Aquellos das supusieron para m la primera gran prueba
mental en el mundo del deporte que tuve que superar. Por fortuna, Celia estaba a mi lado y calmaba mis ansias, pese a que yo
cada vez estaba ms preocupado. No haba competido todava
en el ao de los Juegos Paralmpicos y, aunque era consciente
de que tena el nivel suficiente para alcanzar la marca mnima
cuando pudiera volver a colocarme sobre un tartn, la duda
siempre rondaba mi cabeza.
Yo, que haba superado haca tan solo cinco aos una ceguera repentina. Que haba encontrado a una chica que me quera
tal como era. Que tena un trabajo. Que poda valerme por m
mismo con la ayuda de un bastn. Que haba ganado medallas
a nivel europeo, mundial y olmpico. Ese mismo yo, de repente,
estaba asustado, porque poda quedarse sin viajar a Grecia.

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Era como si todo lo que haba a mi alrededor no tuviera


sentido sin el deporte. Evidentemente, esta era una sensacin
que tena desde haca tiempo, pero esos das tan duros a nivel
psicolgico me ayudaron a darme cuenta de que mi vida giraba en torno a estadios, viajes, concentraciones, lanzamientos,
compaeros y gradas. Venda cupones, s, no obstante, dentro
de m yo me consideraba un deportista de lite. Ese era mi
trabajo principal, al que le dedicaba todo mi esfuerzo e ilusin.
Sin, por supuesto, descuidar ni un solo momento la amabilidad
y la profesionalidad que requera ser la imagen de la ONCE, que
me lo haba dado todo, en un quiosco en un pueblo valenciano
llamado Moncada.
En estas condiciones llegu a una competicin en Barcelona.
Indito en las pistas durante casi un ao. Siendo sincero, bajo
de moral y de confianza. Dubitativo. Es cierto que el plus de
que Celia estuviera junto a m compensaba mucho las sensaciones negativas que navegaban por mi estmago en aquellos
momentos, si bien mi cabeza no paraba de dar vueltas.
Por aquel entonces record mi vida anterior. La del David
que vea. Cuando ests preocupado y ves no le das importancia
a este sentido, porque lo usas a todas horas y no lo consideras nada especial. Sin embargo cuando no puedes mirar hacia
ningn lado, distraerte leyendo, mirando al mar o ponindote
una pelcula, tu mente va mucho ms deprisa. Ms all de todo
esto, y aunque parezca un detalle sin importancia, yo nunca he
sido de dormir siestas, as que mientras la mayora de la gente
descansaba yo pensaba y pensaba. Por fortuna, esto es algo
que he aprendido a ir dejando de hacer poco a poco, pero que
en aquellos dias era muy difcil de controlar por mucha ayuda
externa que tuviera a mi disposicin.
Pese a todas estas sensaciones, algo en mi interior saba
que segua teniendo la capacidad de saltar el obstculo que se

112

me presentaba. Ah es cuando rememor mi primer Europeo.


Mi primera medalla. Mis primeros Juegos. Mi primer oro. Mi
primer rcord. Y me di cuenta de que en aquellos aos estaba
mucho menos preparado de lo que estaba en ese momento.
A esa primera vez llegu con menos de un ao de preparacin y arrastrando ms de dos sin hacer deporte a causa de todo
el trnsito que me llev a la ceguera. En esta ocasin, llevaba
poco ms de seis meses parado. Es cierto que no haba entrenado el tren superior, pero este no haba perdido ms fuerza
que la de la inactividad, que no era demasiada. Y, ms all de
la potencia bruta, una de mis mejores armas era la tcnica con
la que lanzaba. As que, justo antes de salir al estadio, el interruptor hizo clic en mi cerebro y las perspectivas cambiaron
de forma radical.
Fue tal el cambio de actitud que logr la mnima sin demasiado esfuerzo. Raspada, pero la mnima al fin y al cabo. Mi
mejor lanzamiento fue de 14 metros, suficientes para obtener
el billete que quera conseguir a territorio heleno. Haba pasado
la prueba. Una vez ms. Y ya saba que poda lanzar. A menos
de tres meses para mi gran cita, tena que ponerme a trabajar
como un loco para llegar en la mejor forma posible.
Ese era mi objetivo, pues por las noticias que me iban llegando, mis rivales iban a ser los mismos que en Sdney y saba que
no iba a ser posible acercarme siquiera a las marcas que haba
conseguido en Australia. Por una parte, porque all confluyeron
unos factores que haban hecho de mi serie final la mejor de un
lanzador en los ltimos tiempos, cuando yo en realidad era un
recin llegado. Pero, sobre todo, porque en ningn caso iba a
plantarme all en plenitud de condiciones, mientras el resto s
haban podido tener un ltimo ao de exigencia fsica mxima.
Sin embargo, uno trabaja con ms fuerza e ilusin si lo hace
en algo en lo que disfruta. Es una leccin de vida que saqu

113

de aquellos momentos. En esos tres meses no me pareci un


sacrificio levantarme temprano, hacer dobles sesiones de entrenamiento o tener que acabar fundido para poder coger la
forma ptima. Al contrario, mientras estaba en el quiosco solo
pensaba en poder hacer bien mi trabajo para irme rpidamente
a las pistas a entrenarme. Si hasta creo que venda ms cupones y todo! Yo, que nunca haba sido de ofrecer el producto
como si estuviramos en el mercado, comenc a interactuar
mucho ms con la gente que pasaba por delante y, en cierto
modo, aquello me ayud a romper definitivamente la barrera
de la socializacin.
La vergenza de aquella primera experiencia de venta en
una esquina haba desaparecido por completo. Al fin estaba
muy seguro de m mismo, tanto por mi situacin personal como
deportiva. Eso se reflejaba en mi da a da y forj de forma definitiva el carcter del nuevo David. Aquel chico que vea pero
que no disfrutaba del mundo con sus cinco sentidos ya no exista. Ahora tena un trabajo en el que me senta valorado, una
aficin que quera convertir en mi profesin y, por encima de
todo, una mujer con la que compartir todo aquello. Fue la segunda vez que pens que quedarme ciego haba valido la pena.
Mi vida, sin duda, era mucho mejor que antes. Qu curioso.
El nico punto que faltaba por unirse al crculo perfecto se
present en la concentracin previa a los Juegos. Nos marchamos al CAR de Barcelona y all conocimos a Gabriela Wolk.
Gaby cuando nos hicimos amigos. Vena como entrenadora
de la atleta Jessica Castellanos. En seguida surgi la amistad
y pasamos muchos ratos hablando, entre otras cosas porque
ella utilizaba mtodos de la escuela alemana y a m me atraa
mucho aquella forma de preparar a los atletas. Aquello no pas
de un chispazo que nos puso a los dos en la misma rbita, si
bien supondra un encuentro fundamental para mi futuro.

114

Al final de aquel camino esperaba Atenas. Al contrario que


Australia, aqu el viaje no era pesado ni lejano y, en teora,
poda venir mucha ms gente a verme. Adems, se una otra
cuestin: nadie se esperaba que yo la liara como lo hice en Sdney, pero, a pesar de mi lesin, todos los ojos estaban puestos
en m para esa segunda cita paralmpica.
Lo que pasa es que soy muy supersticioso con estos temas y
le ped a mi familia que no viniera a verme cuando se plante
la opcin. Siempre me ha dado mal augurio que la gente que
est pendiente de ti se encuentre en el mismo recinto, porque
a veces la sensacin de que puedes fallarles te agarrota los brazos. Ellos lo entendieron, aunque la verdad es que no se haca
muy sencillo seguir la informacin de lo que ocurra, ya que en
aquella poca la cobertura meditica era psima.
Lo primero que recuerdo tras subir al avin es la emocin
desbordante de Celia. Era su primera gran cita y todo era nuevo para ella. Adems, le pill muy joven y creo que por eso
lo disfrut mucho ms. Yo, la verdad, estaba tan preocupado
por cmo llegara al da clave de la competicin que no pude
compartir al cien por cien el sentimiento de entusiasmo que la
invada, aunque cuando rememoro aquellos das me doy cuenta
de lo especiales que fueron para todos.
Lo nico imperfecto en aquella expedicin fue la Villa Olmpica. Era fesima! Toda de cemento, sin ningn detalle bonito ni nada que la hiciera especial. Creo que es lo nico que
dej ligeramente despagada a Celia. Puedo decir, sin acritud
pero con firmeza, que han sido los peores Juegos que he vivido
en cuanto a imagen y a organizacin. A la competicin solo
acudan colegios, por lo que nunca, ni siquiera en las finales,
pudimos disfrutar de unas gradas llenas. El estadio, construido por el arquitecto Santiago Calatrava, casi siempre nos lo
encontrbamos vaco. Fue una verdadera lstima, porque el

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espritu primigenio flotaba por todas partes. Sin embargo, no


supieron aprovecharlo.
De todos modos, esta decepcin se nos pas cuando empez
el desfile inaugural. No hay ms que imaginarse a mi mujer (entonces mi novia) disfrutando como una loca de aquello. Es la
mejor imagen que guardo de un 2004 que hasta entonces haba
sido muy complicado para m en el apartado deportivo. Todo
lo malo se esfum al sentir su emocin a mi lado, entusiasmo
que transmita cogindome del brazo y contndome entre el
gritero y la msica lo que no poda ver, pero s interiorizar.
Celia ya era mis ojos. Fue una sensacin increble.
Aquello me ayud a centrarme en recuperar mis sensaciones
que, por cierto, no eran demasiado buenas. Haba aterrizado
muy inseguro y lo segua estando aun despus de haber pisado el estadio. Me recuerdo muy inestable, porque, aunque las
piernas me respondan a la perfeccin (las haba entrenado a
conciencia y suponan una parte muy importante de mi tcnica de lanzamiento), yo no acababa de encontrar el feeling
con la parte superior de mi cuerpo. Probablemente los nervios
previos, acumulados durante ms de medio ao, salieron a la
superficie en aquellos instantes de mxima presin. Y, para ser
sincero, no albergaba demasiada confianza en poder siquiera
revalidar la medalla o en acceder al podio. Casi me haba resignado a hacerlo lo mejor posible. Es decir, que todo lo que haba
aprendido con mi paso a la ceguera lo estaba desaprendiendo
en una situacin de tensin extrema. No era consciente del
paralelismo en aquel momento, pero poco tiempo despus lo
vi clarsimo.
Nos plantamos en el da de la competicin. Una vez ms
comenzamos por el disco. Sin embargo como aquella organizacin era un soberano cachondeo, resulta que juntaron a los
atletas de la categora o clase B1 (ciegos totales) y a los de la B2

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(deficientes visuales). Por si alguien no lo sabe, en ocasiones


competimos juntos, pero a los invidentes totales nos aplican
una compensacin en funcin de la distancia conseguida. Por
explicarlo de una manera sencilla, yo puedo lanzar menos que
mis rivales con una cierta visin, si bien por cada metro se me
suma un porcentaje para disminuir la desventaja que supone
mi condicin, que puede llevarme en el cmputo global a quedar por encima de ellos en el recuento final.
En Grecia no fue as. Todava no sabemos el porqu, pero los
lanzamientos valan lo mismo para unos que para otros. Otro
desastre ms y lo que me faltaba a m para acabar de socavar
mi confianza, que ya de por s era baja. A pesar de todo, mi lanzamiento fue bastante bueno. Tanto que si se hubiera aplicado
la tabla de compensacin me habra colgado la medalla de oro!
Como no fue as, mi clasificacin fue la sptima plaza.
Era la segunda vez que me quitaban una medalla en disco.
En Sdney fue en el ltimo lanzamiento, cuando ya la estaba
saboreando. Y en Atenas por no respetar las distinciones que s
se realizaban en absolutamente todas las pruebas del mundo.
Me quedara con la espina clavada cuatro aos ms, pero aquel
lanzamiento me permiti probarme en alto nivel y ver que no
estaba tan mal como pensaba. Me dio un subidn enorme para
coger la bola de peso y tirarla lo ms lejos que me dejaran mis
maltrechas articulaciones. Haba recuperado la fuerza y la confianza en m mismo y la injusticia haba hecho que no pudiera
esperar a que me tocara el turno en mi gran especialidad.
Aunque Celia no lo vea claro, yo llegu muy tranquilo al
crculo. Incluso cuando los primeros lanzamientos fueron muy
flojos. O directamente nulos. A pesar de todo, tena confianza
absoluta en mis posibilidades y mantuve la calma. Saba que
llegara el momento bueno y, por supuesto, lleg. En la penltima oportunidad tir aquellos siete kilos esfricos ms lejos

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que nadie y escuch una voz femenina que gritaba a mi lado.


Lo siguiente que recuerdo fue el enorme beso que me plant,
la tensin de esperar la ltima ronda y la tremenda alegra de
saber que haba vuelto a ganar. Tena dos medallas de oro!
Haba saboreado mucho la primera. Muchsimo. Pero esta
era especial por muchas razones. Lo haba pasado muy mal
a nivel fsico y deportivo durante todo el ao. Haba tenido a
Celia a mi lado. Haba conseguido superar mi primera gran dificultad ms all de la ceguera. Y haba vuelto a hacer historia.
La nube en la que viva no solo no se acababa, sino que iba a
ms. A mucho ms.
A tanto, que esa noche fuimos recibidos por Su Majestad
la Reina Doa Sofa. Todo el glamour de la realeza se volcaba
con el deporte paralmpico. Fue uno de los mejores momentos
de aquella competicin, que casi pongo al mismo nivel que los
cafs que me tomaba con el ciclista Javier Ochoa en alguna
terracita. Su hermano Ricardo y l haban sido atropellados
mientras se entrenaban y solo l sobrevivi. Su historia era
muy dura y muy pronto conectamos. Aquel ao arras en los
Juegos. Es cierto que haba quedado maltrecho, pero no haca
demasiado tiempo que estaba en el profesionalismo de altsimo
nivel y tena hechuras de gran campen. Fueron momentos
muy interesantes y emotivos para m.
En contraposicin a este boato, hoy ya puedo explicar que
no haba fotos de mi victoria y tuvimos que volver con el estadio vaco a hacer algunas para poder enviar a los medios de
comunicacin espaoles. As vivamos no hace tanto: en la ms
absoluta oscuridad meditica.
Es ms, en la Villa nos entrevist Televisin Espaola y al
volver a Valencia la televisin autonmica y un par de medios
ms. Y punto. Creo que una medalla de oro merece ms.

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Pero no era eso lo que me importaba en aquel entonces, sino


reivindicar lo que da a da hacamos los atletas paralmpicos.
Tras aterrizar, abrazar 250.000 veces a la familia y ser recibidos por las autoridades, a los medallistas nos concedieron la
Medalla al Mrito Deportivo de la Ciudad de Valencia. Algo
impensable unos aos atrs y que supona un enorme honor
para nosotros.
Sin embargo, tanto Mnica Merenciano como Vicente Gil
y yo mismo nos negamos a recibirla. Exigamos un pago por
medalla y una ayuda en forma de becas para nuestro colectivo,
que no reciba nada en contraposicin con todo lo de los no
paralmpicos. No estbamos pidiendo nada extrao, solo que
se aplicaran los mismos criterios para todos, habida cuenta de
que todos ramos atletas de lite y embajadores de la Comunidad Valenciana en acontecimientos tan relevantes como unos
Juegos Paralmpicos.
Aquello fue el germen de la Fundacin Proesport, creada por
el entonces director general del Deporte de la Generalitat, Enric
Sarasol, para destinar recursos al deporte. Me siento especialmente orgulloso de esa decisin, porque hoy da esas ayudas
(aunque menores por la crisis econmica) siguen existiendo y
hay muchsima gente en los ltimos aos que ha podido mejorar su entrenamiento o incluso su vida diaria gracias a esas
subvenciones.
Por lo dems, todo segua casi igual. En mi pueblo, Godella,
s que se haban enterado de que tenan un doble medallista
paralmpico. Pero cuando volv a Moncada casi nadie era consciente de que el cupn se lo venda un chico que haba subido a
lo ms alto del podio en dos Juegos. Aquella situacin me haca mucha gracia, pues yo nunca he querido presumir de estas
cosas, pero ese era el reflejo de que casi nadie se enteraba de
nuestra lucha diaria y de lo que conseguamos a travs de ella.

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Fue otra de las cuestiones que me propuse cambiar. Tenamos que dar ejemplo al mundo. Aunque en mi cabeza, primero,
rondaba la idea de cmo poder dedicarme de forma profesional
al atletismo.

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LA GRAN ESPERANZA NEGRA

La contorsionista del trfico, mi GPS de cuatro patas, apareci


en mi vida en 2006. Ella es Ximena, mi perro gua, mi blido
negro. Yo la llamo la esperanza negra, porque es mi nica esperanza y mi nico medio de ver. Ella es mis ojos, la posibilidad
de que me pueda desplazar con facilidad, velocidad y autonoma total por cualquier lugar. Se trata de un perro labrador
negro azabache, pero para m es mucho ms que un perro gua.
Es mi compaera, mi amiga, la otra mujer de mi vida junto a
Celia y a mi madre. Es la persona con la que comparto ms
horas cada da, con quien recorro y descubro el mundo y quien
me acompaa en la aventura que supone la calle cada jornada.
Me hace sentir por momentos que no soy ciego y que los dems
lo perciban as. Me ha dado, en definitiva, una vida que jams
hubiera podido tener sin su presencia.
La primera vez que tuve contacto con un perro gua fue en
el centro de Castellarnau. Era el labrador blanco de una chica
ciega que iba a hacer gestiones al centro y a la que, curiosamente, haba escuchado en un programa de TV3, la autonmica

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catalana, en la temporada en la que yo haba pasado mucho


tiempo en cama recuperndome de mis operaciones. Como es
evidente, eso me gener muchas preguntas, sobre ella y sobre
el animal, pero la principal era por qu ella iba con un perro
y yo con un bastn. En aquel entonces me explicaron que un
ciego necesita desenvolverse primero con soltura total con un
bastn y luego, segn su vida y sus necesidades, optar a un
perro La curiosidad del animal me qued desde ese instante,
aunque aletargada durante un tiempo.
He de aclarar que, como es lgico, no es exacto decir que esa
fue la primera vez que vi un perro gua. En mi etapa vidente haba conocido otros. Sin embargo, hasta aquel labrador blanco,
solo los conceba como perros. De hecho, y es curioso, cuando
an vea iba a un endocrino y cerca de su consulta se situaba
un vendedor de cupones con su perro gua, siempre tumbado
a su lado. Y a m ese perro, all tirado, recogido en la manta y
con lo que para m era una cara triste (era la sensacin que me
produca desde el desconocimiento), me trasmita pena. Lo vea
desvalido y crea que estaba sufriendo. Jams pens que estaba
trabajando y que haca una funcin vital incluso all tumbado.
El gusanillo del perro gua se despert con la fuerza necesaria en el momento en el que comenc a viajar con la Seleccin
Espaola de Atletismo. Muchos de mis compaeros posean
uno y yo empec a darme cuenta de los beneficios que supona
contar con una ayuda de ese calibre. Sobre todo porque los
atletas invidentes somos un colectivo con una caracterstica
especial: nos desplazamos mucho, no solo en los viajes, sino en
cada jornada diaria. Somos gente muy activa, que necesitamos
independencia, por los requerimientos de nuestra actividad
(del trabajo a la pista, de la pista a casa, al fisio, al gimnasio,
al aeropuerto, a la estacin, al hotel). Fue en esa fase de mi
vida, en la que comenc a dedicar buena parte de mi tiempo
al deporte, cuando me percat de que todo eso con un bastn

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me costaba mucho ms y lo haca con ms inseguridad que


cualquiera de mis compaeros de seleccin que contaban con
un perro. Al tiempo, lo coment tambin con otros compaeros de la ONCE, no atletas, que tenan el mismo denominador
comn: gente muy activa, con necesidad de movilidad rpida
porque caminaba muchos kilmetros y recorra muchos lugares, conocidos o no, a diario. Entre todos, y sin necesidad de
decirme nada, nicamente vindolos, lograron convencerme
de la conveniencia de solicitar el perro si quera conseguir la
autonoma que yo mismo me estaba generando con mi evolucin personal y profesional.
Mi amigo y compaero Alfonso Fidalgo contribuy mucho
a ello. l, en las concentraciones, siempre me iba respondiendo a todas mis cuestiones sobre las ventajas y dificultades de
llevar perro gua y, un da, me dio el espaldarazo final. No s
si ya cansado de tanta pregunta y sabiendo que tras probarlo
no habra duda alguna, me dej a su perro. Qu libertad sent,
qu fcil desplazarse sin ir chocando con el bastn contra las
paredes, qu autonoma qu velocidad!
No tard nada en iniciar los trmites para solicitarlo en la
ONCE. Era 2002 y saba que el trayecto me llevara entre dos
y tres aos, plazo habitual en estos casos, pues es el tiempo
que tardan en encontrar un perro adecuado y educarlo en funcin de tus necesidades. Continu con mi vida a la espera de
la llamada que me diese la gran noticia y dos aos despus se
produjo. Pero de nuevo, como ya me haba pasado con anterioridad con otras situaciones como la venta del cupn, por
ejemplo, algo que haba buscado tanto se convirti en un problema. Se trataba de 2004, poco antes de verano, y me encontraba inmerso en la preparacin de los Juegos de Atenas. Era
un momento con mucha exigencia en el que no poda perder
el tiempo necesario para la adaptacin y la preparacin del
animal, nada recomendable ni para el perro ni para mi con-

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centracin, ms all del hecho de que estara un mes fuera de


casa a las primeras de cambio. A todo esto se sum un temor
que yo tena. Porque por aquel entonces yo segua viviendo en
casa de mi madre donde estaba mi perro Tyson, una locura
de animal, y me daba miedo meter a dos perros en casa y que
supusiera un inconveniente, ms que para m, para mi madre,
quien debera hacerse cargo de la situacin durante la mayor
parte del tiempo ante mi cercano viaje a Atenas.
Con este panorama, rechac la opcin sin saber que lo que
haca no era paralizar el expediente, sino anularlo, con la consecuencia de volver a empezar con los trmites otra vez y tener que esperar dos aos ms. Fue una decepcin importante,
aunque ahora me parece cosa del destino, ya que, pese a que
entonces no lo saba, eso supuso encontrar a mi pareja de viaje
perfecta tiempo despus.
As que, a mi vuelta de Atenas, comenz de nuevo todo el
proceso. Volv a superar todos los trmites y pruebas, desde el
examen fsico al psicolgico. Tambin otro con la trabajadora social, que comprobaba que eras una persona con recursos
para ofrecerle lo necesario al perro y visitaba tu casa para saber
que tendra las condiciones de espacio y salud imprescindibles.
Ms tarde se certificaba que posea un manejo inmejorable del
bastn, paso previo indispensable al perro gua, ya que quien
no controlara su movilidad espacial no poda hacerlo luego con
un animal que necesita rdenes. Vamos, que si no eras capaz
de hacer un paso de peatones con un bastn, cmo ibas luego
a dirigir al perro a uno y a darle la orden en el momento adecuado para que cruzara? Como una curiosidad que la gente no
sabr, el TRB tambin mide tu zancada, cuestin vital con la
que instruyen al perro. Porque una vez superas los trmites,
las pruebas y los tests comienzan con la instruccin de un cachorro que, durante ms de un ao, es educado para adecuarlo
a tu estilo de tu vida y personalidad. As que el procedimien-

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to continu durante dos nuevos aos hasta que durante los


Campeonatos del Mundo de 2006 en Assen, Holanda, recib
la ansiada llamada.
Nada ms regresar a Espaa, cog un tren y me fui a Boadilla del Monte, una localidad a 20 kilmetros de Madrid donde se ubica la escuela de la Fundacin ONCE del Perro-Gua
(FOPG). Un centro espectacular, con una superficie total de
unos 100.000 m2 distribuidos en cuatro edificios: residencia,
oficinas, aislamiento y perreras. All pas tres semanas internado aprendiendo lo necesario y conociendo al que sera mi perro
gua. Un nuevo Gran Hermano, como el de Castellarnau, pero
esta vez de perros!
A la llegada a la estacin me recogi Eloy, quien sera mi
instructor y el de Mar, una chica de Andaluca que llegaba para
recoger a su segundo perro. Era una gran persona con la que
cre un gran vnculo pues, desde su experiencia, me ayud mucho en el centro. Hoy, pese al paso del tiempo, an mantengo
con ella una buena relacin de amistad.
Tras llegar al centro, la situacin se dispuso como en Castellarnau, salvando las enormes distancias entre una situacin
y otra. Te quitaban el bastn (que ya no volvera a utilizar) y,
despus de ensearte todo, debas manejarte por orientacin
apoyndote en la ayuda de alfombras y paredes. Algn recuerdo vino a mi memoria, pese a que todo haba cambiado tanto
Los dos primeros das all se basaban principalmente en
charlas, no solo para explicarnos los beneficios del perro gua,
sino, sobre todo, para que furamos conscientes de la responsabilidad que supona un animal que, a pesar de nuestra ceguera,
requera los mismos cuidados o ms que cualquier otro.
Una vez concluida la fase de concienciacin arranc la faena.
Por supuesto, primero sin perro, para aprender las claves de

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manejo. Aqu el trabajo se haca con el instructor como perro.


Le ponamos a l la correa e bamos trabajando en las rdenes
con Eloy como cobaya, tanto del arns como de la correa. Hago
hincapi en la diferencia entre arns y correa, porque es algo
que yo tambin aprend all y que la mayora de la gente no
conoce: las rdenes y la conduccin son diferentes con uno y
con otro, y las reacciones del perro tambin. La correa es una
obediencia para estar en un sitio tranquilo, como una casa, un
comedor de un bar, una sala de estar, con familia y tiene una
subordinacin como cualquier perro, de quieto, sienta o
chate, para que est en calma en un sitio con ms libertad
que con el arns. Con este segundo, el perro est haciendo un
trabajo de gua, para el desplazamiento por cualquier sitio, sin
permisividad a contacto, pues est siendo mis ojos en cada
instante, con rdenes como adelante, para, izquierda,
dobla o busca sitio, entre otras.
Durante esos dos o tres das de instruccin de rdenes se fue
creando una complicidad con Eloy. Y es que tanto Mar como
yo estbamos ansiosos por saber qu tipo de perro nos iba a
tocar y l en cada actividad iba diciendo: Pues creo que te va a
gustar, creo que vais a encajar bien. La inquietud fue enorme
hasta el ltimo instante, cuando nos reunieron a todos en el
saln y nos dijeron, uno a uno, el animal que nos haba tocado
en suerte. Nos sentamos como en la sala de espera del paritorio cuando el mdico se acerca y le dice al padre: Ha sido
un nio. Uf, qu nervios senta, y eso que an no podamos
tocarlos. No olvidar nunca el momento en el que me informaron de que sera un labrador, de pelo negro azabache, de
un ao y ocho meses, que se llamaba Ximena. Puede parecer
una informacin muy vaga, pero era como sentirlo ya parte
de nosotros. La instruccin sigui un da ms y fue entonces
cuando por fin Eloy nos dijo a Mar y a m: Ahora voy a ir a
las perreras. Vosotros os vais a vuestro cuarto y descansis. Yo
os llevar el perro que os ha tocado y os quedaris a solas con

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l en el cuarto. Ya sabis, dejadle hacer lo que quiera, que os


conozca y se sienta cmodo. Por cierto, la perra de Mar es la
hermana de Ximena.
Qu minutos de espera ms tensos pas en la habitacin!
Tena unas ganas enormes de tocarla, de olerla, de saber cmo
era. Era un xtasis de ansiedad, al tiempo que de miedo, porque
era consciente de que, en la mayora de los casos, el animal se
senta extrao y asustado al encontrarse con un desconocido,
as que trataba de irse. Esta situacin llevaba a algunos incluso
a llorar desconsoladamente.
Ese breve tiempo esperando a Eloy se me hizo eterno. Tanto
que, de la tensin, casi destrozo las bolitas de pienso que nos
haba dado para tratar de ganarnos la confianza de los perros.
De pronto, o las patitas de los dos perros por el pasillo e instantes despus la llamada de Eloy a la puerta. Los nervios en el
estmago eran mximos. Abr y me encontr con un torbellino
que no paraba de moverse de un lado a otro de la habitacin.
Me ola, me coga de la mano, se iba, daba vueltas por todas
partes Era una locura de perra. Y yo, como es lgico, estaba
ms que emocionado y aunque no llegu a llorar, como muchos
de mis compaeros, si me qued muy cerca de hacerlo. La cog,
la ol, la abrac e intent jugar con ella. Comprob que era una
perra no muy grande, pero s fuerte, intensa, explosiva y con
mucha vida, como yo, por lo que qued prendado al instante.
Pero de golpe y porrazo, Ximena se fue hacia la puerta y comenz a golpearla con las patas. Quera salir y era evidente,
yo lo notaba, que no quera estar conmigo. Lo entend, ya que
para ella era un extrao y era normal que quisiera volver con la
persona conocida, su instructor. Pasado un rato se la llevaron
y al da siguiente, cuando la trajeron de vuelta, comenzamos
a trabajar juntos para ganarnos el uno la confianza del otro.

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Al principio, como es normal, tena miedo cuando coga al


perro. Primero porque no lo haba hecho nunca y an no me
manejaba con soltura en las rdenes y el control de la situacin. En segundo lugar, porque no estaba familiarizado con el
animal y no conoca ni sus particularidades ni sus reacciones.
Y en tercer lugar, porque no saba cmo poda reaccionar y si
ella iba a estar cmoda a mi lado.
Ms all de mis temores, nos dieron la correa y empezamos
a trabajar la obediencia dentro del centro, una buena forma de
ir conocindonos sin peligro. Y es que si no haca la obediencia,
del arns ni hablbamos. Junto, sintate, chate eran
rdenes de las que al principio no haca mucho caso, pues estaba acostumbrada a la voz y la orden del instructor. Pero poco a
poco, da tras da, como compartamos 24 horas yendo a todas
partes de la correa (incluso dorman con nosotros), Ximena
comenz a reaccionar ante mis rdenes y a sentirse ms a gusto
junto a m, gracias tambin, en parte, a mi insistencia.
Las zonas comunes con tanto perro an sin controlar al cien
por cien por sus dueos, eran, a veces, una locura. A eso haba
que aadir que los repetidores, gente que ya vena a por su
segundo perro, se las saban todas y hacan alguna que otra
jugarreta. Recuerdo que a una chica andaluza un da, mientras
comamos, le cambiaron la correa de su perro por la de otro,
y claro, como todava no estaba muy familiarizada con el animal, all que se fue con otro para su cuarto. Imaginaos cuando
los vio su instructor. He de decir que lo que le hicieron a ella
es algo que luego tambin te haca tu instructor al estar ms
preparado, para saber que eras capaz de identificar a tu perro
y que luego en la calle no te llevaras a otro y dejaras al tuyo.
Otra de las primeras cosas que nos ensearon fue cmo
cuidar la higiene. Cmo cepillarlo, cmo recoger las heces
La primera vez no fue ni divertido ni fcil siendo ciego, como

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cabe imaginar. En la escuela el sitio para sus necesidades se


llamaba el sitio de las haces, porque la orden para el animal
es haz, haz. El uno era la orina y el dos las heces. Insistan
mucho en que haba que recogerlas, como es lgico por otra
parte. Al fin y al cabo, la imagen del perro en la calle iba a ser la
ma. Y en el centro nos echaban mucho la bronca porque claro,
siendo ciego, si entrabas en el lugar de las haces y otro no la
haba recogido, te llevabas el pastel en la zapatilla con mucha
facilidad. Esa primera vez aprend que hay que oler para saber
si la has recogido y luego palpar para saber que no ha quedado nada. No es agradable, pero lo cierto es que recogida una,
recogidas todas.
Tambin fue curioso ensearles a comer, que en un principio se haca con un silbato que a ellos les indicaba que haba
llegado el momento de la comida. Como el perro de Pavlov,
vamos. La primera vez, Eloy me hizo una demostracin sorprendente. Meti mi mano en el pienso mientras ella coma
para ensearme que no grua ni morda, que me respetaba.
Eso se hace, sobre todo, por aquellos ciegos que tienen nios
pequeos y pueden tener cierto temor a que puedan ser agredidos por los perros. Nada ms lejos de la realidad.
Otra de las cosas que haba que ir aprendiendo era a interpretar los ladridos: cundo decan que algo no les gustaba,
cundo sentan hambre, cundo tenan miedo Eso cost ms
tiempo del que se pasaba en la escuela, aunque se comenzaba
a trabajar all, como tantas otras cosas que, despus, se van
afinando a medida que se convive con el perro.
Pero el da que alucin y me emocion fue el que por fin nos
dijeron que podamos ponerle el arns, porque bamos a salir
a la calle. Bueno, al principio no me emocion tanto, pues ms
que llover diluviaba y yo le deca a Eloy que estaba loco, que
no era el da apropiado. Su respuesta fue contundente: Qu

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pasa, que t no sales a la calle cuando llueve? No vas a trabajar


con el cupn cuando caen dos gotas?. As que para Madrid
nos fuimos y all comenz mi primera clase prctica por la calle
con Ximena. Era la primera vez que sala a la calle sin bastn
o una persona de la que agarrarme. Solo puedo decir una palabra que refleja lo que sent: libertad. Iba a una velocidad que
con el bastn pareca una quimera, sorteando a la gente sin
problemas, parndome en los cruces sin tener que dar golpes
para encontrar el borde Increble. Llegu calado, si bien no
me import nada en absoluto.
Conforme ms trabajbamos juntos, como en cualquier aspecto de la vida, mejor nos bamos acoplando, ella a mis rdenes y yo a su forma de dirigir. La perra ve por dos, busca
espacio para los dos y no pasa por un sitio por el que interpreta
que no caben dos personas por lo que, si vas muy separado, hay
menos espacios por los que pasar y no se avanza. Aprender a
subir y bajar escaleras, a entrar por puertas automticas, a buscar una taquilla, a entrar en un vagn de metro, a pasar por los
tornos Con puertas y tornos, para que la gente lo sepa, debe
pasar primero la persona y luego el animal, para evitar que te
d un tirn y t vayas corriendo detrs, porque los perros pasan
muy rpido por miedo a pillarse la cola.
Como parte de esa adaptacin bamos acumulando ms rdenes que podan llegar hasta donde el dueo fuera capaz de
instruirle con el paso de los aos. Y as, mientras iban finalizando las tres semanas de internamiento, se fue fortaleciendo
el vnculo, la conexin y el amor entre Ximena y yo.
Durante los ltimos das se produjo uno de los momentos
ms emotivos, cuando la familia educadora del perro vino a visitarnos. Me explico. Durante su primer ao de vida el cachorro
vive con una familia que lo cuida, con el objetivo de socializarlo
y de acostumbrarlo a estar con gente, con nios, en una fami-

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lia. Despus ya pasa al centro, donde comienza su instruccin.


Cuando el perro va a marcharse con su nuevo dueo, la familia
puede ir all, principalmente para comprobar que va a estar en
buenas manos y disfrutar de una buena vida. En mi caso y en el
de Ximena fue la familia Colmenero, una familia estupenda de
Caravaca con la que durante muchos aos he mantenido una
gran relacin, hasta el punto de que cuando lo he necesitado,
porque he tenido que estar fuera en alguna competicin larga,
ellos se han hecho cargo de Ximena. Les estoy tremendamente
agradecido.
Cuando acudieron al centro, lo primero que vieron fue a
ambos trabajando a travs de un cristal oscuro (para que el
perro no pudiera verlos ni olerlos) y comprobaron cmo me
manejaba con ella y cmo la trataba. En definitiva, el bien que
iba a hacerme Ximena. Por eso, en general, las familias suelen
emocionarse al constatar el gran papel que han hecho colaborando en el proceso. Pero el momento ms conmovedor se
produjo cuando nos conocimos. Recuerdo que no fui capaz de
agradecerles lo que haban hecho y que ellos se sintieron muy
orgullosos de cmo me haban ayudado. Se interesaron por m
y por mi vida, yo por la suya, y sin saber el porqu se cre un
lazo especial. Adems, ese tambin supuso su reencuentro con
el animal y tanto para ellos como para Ximena fue una locura,
ya que los reconoci en seguida y fue emocionante para todos.
Antes de irme, y es importante que esto se sepa, me hicieron
firmar un contrato con la ONCE, porque se trataba de un perro
que en realidad perteneca y pertenece a la institucin, que vale
mucho dinero y con el que se adquiere una serie de obligaciones, en este caso adems firmadas. Y digo que es importante saberlo, porque los ciegos que adquieren un perro tambin deben
ser muy conscientes, puesto que ha habido casos de abandono
o incluso de venta. Algo que me parece lamentable.

131

Cumplidas las tres semanas, lleg la hora de volver a casa,


esta vez acompaado de Ximena. Fue Eloy quien me trajo de
vuelta a Moncada y se qued un par de das, porque al llegar
a casa haba que hacer un proceso de adaptacin, en el que la
perra deba acoplarse a su nuevo hogar. Lo primero fue lo que
se llama la entrada a casa. Haba que dejarla pasar a tu casa
suelta, por ser la primera vez, y dejarla reconocer todo, que
lo oliera, que lo inspeccionara, que conociera a Celia y fuera
consciente de que iba a convivir con ella. Ese instante tambin
fue muy especial, pues ellas no se conocan y para mi mujer
fue precioso.
A la maana siguiente sucedi algo muy gracioso, pues la
pillamos por sorpresa durmiendo encima del sof, pese a que
le habamos dicho que tena que dormir en la colchoneta. Son
perros muy listos, que te torean si les dejas, y Eloy ya nos haba
dicho que no podamos empezar con las rebajas tan pronto.
As que le dijimos que nunca ms y lo entendi a la perfeccin,
porque jams ha vuelto a dormir en el sof. Ximena es inteligentsima. Tras este pequeo suceso, que recuerdo con cario,
comenz el trabajo junto al instructor para reconocer todo lo
que iban a ser mis sitios habituales: trabajo, pista, la ONCE,
paradas de metro Todo en un da y aprendiendo con Eloy los
trucos para llevarlo lo mejor posible.
Superada esa situacin inicial, arranc mi vida con perro
gua, una vida que ahora no entiendo de otra manera, puesto
que Ximena supuso, en cierta manera, cerrar el crculo de mi
progreso de autonoma total.
Los primeros das con ella en Moncada ramos la expectacin, porque todo el mundo se preguntaba cmo funcionaba
el tema de un perro gua. Alucinaban viendo como trabajaba,
por ejemplo, cuando se paraba en un paso de peatones, en un
semforo o cuando buscaba un sitio para sentarnos con una

132

sola orden ma. La gente nos paraba para preguntarnos, pues


se cuestionaban cosas que yo les iba introduciendo. Ese inters de todos nos llev tambin al que es uno de los mayores
problemas del perro gua, sino el mayor, y que la gente debera
conocer e interiorizar. La mayora de las personas, por desconocimiento, cuando ven a Ximena o a otro perro gua, ven un
perro normal y no entienden que, desde el momento en el que
lleva el arns, est trabajando, llevando a una persona ciega y
que no hay que despistarla o sacarla de su concentracin jugando con ella, dndole comida o acaricindola. Eso hace que
pierda la atencin ya que, incluso quieta, ella est mirando y
observando, buscando sitios, huecos, vigilando peligros para su
dueo. Para entenderlo, es como tocar el volante de pap, algo
que no se debe hacer. Tocar a un perro gua supone descentrar
al animal y puede repercutir en un accidente para m o para la
persona que est delante. A lo mejor no en ese instante, pero
se crea mal caldo para otras situaciones, ya que se acostumbra
a ese roce o jugueteo cuando est con el arns. De esta forma
se desentrena, pierde la eficacia de las rdenes y en cualquier
otra situacin puede ser ella quien busque ese roce, por ejemplo, en un vagn de metro, lo que puede llevar a una cada ma,
a arrollar a un nio o a golpear a otra persona. Cuando lleva
el arns, debe disminuir su grado de socializacin, porque ha
de cumplir las rdenes para llevar con seguridad al invidente,
sin despistes que le puedan hacer perder la nocin de cul es
su objetivo. Eso no significa que no queramos cario para el
animal, al contrario, pero la gente tiene que entender que en
ese momento la perra tiene en sus manos la responsabilidad de
una vida y no se puede jugar con eso. De ah creo que viene el
concepto del mal humor del ciego, porque muchas veces nos
enfadamos (yo intento no hacerlo ya), porque peligra nuestra
integridad cuando hacen estas cosas. Cuando esto sucede, las
personas no conocen el motivo y piensan que nos malhumoramos solo por estn acariciando al perro y creen que somos

133

unos amargados. Por fortuna, me he dado cuenta de que cada


vez hay ms conocimiento y conciencia respecto a esto y ms
personas que saben que deben respetar al animal en su labor.
Volviendo a los das iniciales con Ximena, yo me senta
como el hombre bala, con una capacidad para desplazarme con
rapidez y sin problemas, algo que no me daba el bastn. Volaba
en comparacin con el David de un mes atrs, que tena que ir
dando golpes despacio, en la pared, para saber cundo llegaba
la esquina y poder girar. Ahora no, ahora tena un blido con
GPS ltimo modelo incorporado, que me llevaba a mi destino
sin dificultad y con solo una orden.
El nico sitio donde no le gustaba ir era a la venta del cupn,
al quiosco. Yo lo notaba, pues cuando nos bamos acercando
ella iba reduciendo la marcha y poniendo algo ms de resistencia, evidentemente porque se aburra all ocho horas tumbada
solo mirando. Y es que Ximena es como yo, un ser con mucha
energa que lo nico que quera era ir a coger el tren, a Valencia,
a la pista o a dar una vuelta. En definitiva, de un sitio a otro, sin
tener que estar quieta como en el quiosco. De hecho, cuando
bamos al Banco de Valencia a recoger los cupones del da ya
trataba de jugrmela un poco e intentaba tirar recto al llegar.
Me costaba cada da convencerla, aunque ella saba que era su
obligacin.
Esta fue en realidad la nica complicacin que tuve con Ximena, y no puede llamarse complicacin, ya que no fue ms
que una ancdota. Algn encontronazo con alguien que va
despistado con el mvil, algn pequeo tropezn, pero nada
significativo que no pueda pasar ahora tambin. Adems, poco
a poco se iba produciendo la unin perfecta entre los dos y eso
me motivaba ms an, pues, al margen de la movilidad, se
iba creando una relacin que para m es indestructible ahora
mismo.

134

La de cosas que he pasado con Ximena! Puedo decir que


ha estado en la Moncloa con Zapatero y con Rajoy, o con la Infanta Elena, entre otras muchas autoridades. Y que ha logrado
enamorar a casi todos.
Lo cierto es que ella es la atraccin y la estrella en todos los
sitios a los que voy. Muchas veces incluso ms que yo! Siempre
quieren estar con ella, les fascina todo lo que hace y lo bonita
que es. Tanto, que si alguna vez no voy con ella por cualquier
cosa, la primera pregunta siempre es que dnde est Ximena.
La parte mala de esto es lo que comentaba antes, que siempre
estn tocndola pese a llevar el arns, pero me quedo ms con
la parte positiva, porque que sea tan famosa tambin ha ayudado a la gente a conocer ms sobre el mundo de los perros gua,
sobre lo que suponen, el trabajo que se hace en la ONCE con
ellos de cara a las personas invidentes... Y es que Ximena ha
protagonizado incluso reportajes de televisin!
No sabis la ilusin que me hace cuando me paran en la calle
y me preguntan si la que me acompaa es Ximena. El orgullo
que uno siente en ese momento no se puede explicar. No solo
me conocen a m, sino tambin a mi perra y hasta saben cmo
se llama. Es una sensacin increble y me encanta que se la
vincule directamente a m, que digan siempre: Ah vienen
David Casinos y Ximena.
Sin embargo, el hecho de ir con ella a todas partes y hacerlo
con tanta autonoma tambin me ha generado algn malentendido, en algn caso incluso desagradable. En ms de una
ocasin, cuando he entrado a algn establecimiento no se han
dado cuenta de que se trataba de un perro gua, porque lo hemos hecho con tal naturalidad que la gente no se ha percatado
de que soy ciego. Claro, la frase instantnea ha sido: Caballero,
perros no se permiten en este establecimiento. Normalmente
no ha habido problemas despus de explicarles que soy ciego,

135

pero ya os contar ms adelante una situacin problemtica y


vergonzante que me ocurri en un supermercado y que incendi Twitter. Un caso aislado, podramos decir, puesto que la
mayora de las veces se queda en malentendidos anecdticos.
Recuerdo la primera vez que me separ de ella para un periodo largo, durante unos Juegos Paralmpicos y sent que me
faltaba algo. No solo porque, como es evidente, mi autonoma
descendi mucho, sino porque de verdad era como si me faltara
una parte de m, una pierna. Las personas que se quedaron
con ella tambin me dijeron que se notaba que me echaba de
menos y recuerdo que a la vuelta, en el aeropuerto, daba tirones tan fuertes con la correa puesta que casi se lleva a rastras
al amigo con el que se qued. Se volvi loca en el reencuentro.
Y yo tambin.
Porque Ximena es imprescindible en mi vida como la concibo a da de hoy. Para m el simple hecho de irme solo a ciudades
tan grandes como Madrid o Barcelona y hacerlo sin problemas,
sin necesidad de ningn tipo de ayuda porque voy con ella, es
impagable. Temo mucho el momento en el que comience a
hacerse mayor, a perder facultades y haya que jubilarla como
perro gua. Se quedar conmigo seguro y vivir junto a m como
animal de compaa, disfrutando de su merecido descanso.
Pero s que cuando llegue ese da, seguramente volver a ser
ciego.

136

EL PRINCIPIO DEL CAMBIO: PEKN

Entre 2004 y 2008 haban cambiado muchas cosas, pero hubo


una que me descuadr enormemente y me hizo replantearme
mi modo de vida. Uno siempre quiere vivir mejor y dedicarle
ms tiempo a aquello que le apasiona frente a aquello otro que
es una obligacin. Pero, por regla general, lo primero es lo que
alimenta tu alma y lo segundo es lo que te da de comer. Y eso
impide a mucha gente poder alcanzar la felicidad completa.
El caso es que en aquella poca la ONCE decidi que los
vendedores de cupones debamos tener un horario como todo
el mundo. Es decir, trabajar ocho horas pasara lo que pasara.
Daba igual si vendas antes de ese tiempo las existencias que
tenas para ese da. O si eras un deportista con dos medallas de
oro paralmpicas y debas entrenarte para intentar conseguir
una tercera para tu pas. El trabajo era el trabajo y haba que
cumplirlo. Punto final.
No quiero parecer desagradecido ni criticar a la institucin
que me dio la oportunidad de tener un futuro laboral. Ni mucho
menos. Simplemente pretendo reflejar una realidad: yo era un

137

atleta de lite y le dedicaba al deporte las mismas horas que


cualquier olmpico. Sin embargo mientras ellos podan ser profesionales gracias a las becas ADO, nosotros an lo tenamos
lejos. Adems, nos restringan uno de nuestros privilegios: la
flexibilidad horaria que nos permita planificarnos para seguir
siendo competitivos a pesar de disponer de la mitad de tiempo
que muchos otros.
Yo soaba con un plan ADOP del que ya en 2004, despus
del xito conseguido en Atenas, haba hablado el ministro Jess
Caldera. Desde entonces saba que se estaba fraguando algo.
Que haba contactos con grandes empresas (porque, al contrario que el ADO, el nuestro est financiado de forma ntegra por
capital privado) y que poda ser inminente. Pero haban pasado
casi cuatro aos, los Juegos estaban a la vuelta de la esquina y
no pareca que fuera a llegar. Al menos, no de manera inmediata. Y eso era algo que me coma por dentro.
No entenda, y sigo sin entenderlo, por qu no somos todos
iguales. Competimos en los mismos estadios, nos entrenamos
en las mismas pistas, pasamos las mismas horas al ao ejercitndonos. Coincidimos en concentraciones e incluso en ocasiones competimos juntos. A pesar de todo, hay una discriminacin evidente hacia el colectivo que practica deporte adaptado.
Aquello me generaba una gran ansiedad, pues entonces no
tenamos los potentes vehculos de informacin de que disponemos en estos momentos y las noticias nos llegaban con
cuentagotas. Pero a finales de 2007 empezaron a contactar con
nosotros. Habra un plan despus de Pekn. Estaba aprobado y
presupuestado. E incluso antes, en enero, algunos de nosotros
tendramos ya la oportunidad de poder ser los primeros en
probar aquel estatus. Entre los elegidos estaba yo.
El da que me lo comunic la ONCE lo recuerdo como uno
de los ms felices de mi vida, por la sensacin de estar dando

138

un paso hacia delante en mi plan existencial. Me dijeron que


estara exento de la venta del cupn los seis meses anteriores a
los Juegos y que recibira una ayuda compensatoria para poder
vivir y entrenarme.
Bien es cierto que el sueldo que nos ofrecieron de inicio no
era nada extraordinario y, como es obvio, estaba lejsimos de
lo que perciba un ADO, lo que me obligaba a seguir pagando
de mi bolsillo fisioterapeutas o productos nutricionales. Sin
embargo a m me daba absolutamente igual.
El primer da que me levant de la cama y en lugar de prepararme para pasar por el banco, recoger los cupones, coger
el metro y abrir el quiosco, lo hice cargado con la bolsa de deporte para entrenarme entre semana por la maana, me sent
el hombre ms afortunado sobre la faz de la tierra. Iba a poder
dedicarme a lo que realmente me gustaba. Donde haba demostrado que era especial. Y, si hasta ahora haba conseguido
grandes resultados teniendo que compaginar la vida laboral
y la deportiva, estaba seguro de que con este nuevo escenario
todava iba a conseguir crecer ms. Haba superado los 35 aos,
pero me encontraba en mi plenitud fsica. Y, desde luego, estaba empezando a tocar mi plenitud mental.
Pese a todo, hasta entonces nuestros logros dentro y fuera de
los estadios apenas tenan repercusin meditica. Como muestra de ello, no haba ms que subirse al metro. All, la gente
que ya me conoca me segua pidiendo cupones y yo les tena
que explicar da tras da cul era la nueva situacin. Aunque,
la verdad, no me importaba hacerlo cuantas veces hiciera falta.
En lo nico que cambiaron mis costumbres en aquellos inicios fue en todo lo encaminado a la alimentacin, el control de
la diabetes y el descanso. Deba reorganizar mis entrenamientos, mis sesiones de recuperacin y mis picos de forma, y tena
que hacerlo cuidando ms an mi dieta.

139

Empezaba a pensar como un deportista profesional por


primera vez. En esos momentos me ayud mucho mi club, el
Valencia Terra i Mar, en el que mucha gente de alto nivel me
aconsej y gui para poder optimizar al mximo mi rendimiento en esta nueva etapa. Fueron clave para conformar la mentalidad global del David Casinos de hoy da.
Pero ms all de todas esas intensas emociones y del hecho
de que en apenas un lustro casi me hubiera olvidado de que era
ciego (gracias al deporte, a Celia y a Ximena), algo empezaba a
anidar en mi cabeza, un sueo ms que planeaba por mi mente
y que, si se daba la oportunidad, quera atrapar con la red.
Echaba el pensamiento atrs y, analizando los abanderados que haban representado a Espaa en Sdney y en Atenas,
llegu a la conclusin de que haba muchsimas posibilidades
de que en esta ocasin tal honor recayese en un atleta invidente. En Australia haba portado el estandarte un discapacitado
fsico y en Atenas una paraltica cerebral, as que lo normal
es que le tocara a mi grupo. No quera hacerme ilusiones, si
bien tras repasar el palmars de los ciegos espaoles, me vea
con muchsimas opciones de que me tocara. Por qu no?,
me preguntaba. Y cada da ms me suba un gran nerviosismo
por el estmago para quedarse all alojado hasta que me iba a
dormir.
Hasta que una maana, mientras estaba saltando vallas en
el cauce del ro Turia, recib la llamada del representante de la
ONCE en Valencia, Jos Manuel Pichel. Recuerdo que antes
haba tenido lugar una reunin con el presidente Carballeda y
haba dicho en algunos foros que le tocara a alguien muy importante en Valencia, pero no quise albergar falsas esperanzas.
Por eso, cuando son el telfono y escuch la voz que me lo deca casi me ca de culo. Me temblaban las piernas de la emocin
y estuve al borde de las lgrimas. Solo pude articular un escaso

140

muchsimas gracias y abrazarme a Celia. Otro sueo cumplido. Desfilar en Pekn con la bandera de mi pas. La bomba.
Sin embargo, algunos deseos se envenenan un poco si no se
anda con cuidado y yo met la pata justo despus de recibir la
noticia, algo que pudo traer graves consecuencias. Pocas horas
ms tarde me llam el periodista del diario Superdeporte, Jos
ngel Crespo, e inocentemente se lo cont, presa de la emocin
del momento. No imagin que no se haba hecho oficial ni que
todava era un secreto. Y se mont un cisco que casi me cost
la renuncia al nombramiento.
Creo que no qued nadie por leerme la cartilla. Primero,
desde mi ciudad, puesto que a ellos les haba cado una bronca
de tres pares de narices. Luego, en la concentracin previa al
viaje a China que realizamos en Segovia, donde el presidente de
la Federacin de Deportes para Ciegos me dijo que haba metido la gamba hasta el fondo. Yo solo pensaba en que me tragara
la tierra, aunque tambin debo decir que nadie me indic cmo
tena que actuar. Un dficit a nivel de comunicacin que se ha
ido solventando con el tiempo y con experiencias como la ma.
A todo ello se le uni, para acabar de arreglar aquellos das,
que el jefe de prensa del Comit Paralmpico Espaol, Luis
Leardy, me dijo que antes de irnos tena que dar un discurso
en un acto en el Consejo Superior de Deportes donde iba a estar hasta la Reina Sofa y, cuando sub al escenario, no haba
nada preparado por la tensin del momento. Menos mal que
tir de la soltura que poco a poco haba ido adquiriendo y la
cosa sali muy bien, salvo por el detalle de que la ministra de
Asuntos Sociales me present ante el pblico asistente como
David Cansinos, una ancdota sin ms que se ha repetido en
ms de una ocasin.
Al final, pese a todo, los rescoldos de la polmica se fueron apagando y el miedo a perder el maravilloso privilegio que

141

esperaba vivir se disip. Cog el avin hacia el otro lado del


mundo sabiendo que cientos de millones de personas iban a
verme aparecer vestido con los colores de mi patria y abriendo
el camino a todos los atletas de mi pas. De nuevo pens todo
lo bueno que la ceguera haba trado a mi vida. Me haba dado
la oportunidad de ser el mejor en algo que me motivaba a vivir intensamente cada segundo. De hacerlo acompaado de
la mujer con la que quera pasar el resto de mis das. De vivir
sensaciones a las que no habra podido llegar por desidia o
falta de ambicin con los cinco sentidos funcionando a pleno
rendimiento.
A todo esto se le sum un trayecto precioso. Lo hicimos con
la compaa British Airways, donde todo fueron facilidades y
atenciones. Durante todo el vuelo yo solo pensaba en las ganas
que tena de llegar, sobre todo por conocer una cultura tan
antigua y diferente a la nuestra. En Sdney las diferencias no
eran tan marcadas y en Atenas, por supuesto, eran hermanos
gemelos nuestros, pero China era algo mgico.
Entre las muchsimas cosas que recuerdo, la primera de ellas
es que lo tenan todo calcado. Cualquier artilugio que triunfara
en Occidente lo podas encontrar all replicado con exactitud.
Fue uno de los aspectos que ms me llam la atencin, aunque
hubo muchos ms.
Con el equipo que se desplaz de Televisin Espaola nos
dimos una vuelta por los barrios ms significativos de la ciudad
para reflejarlo despus en un reportaje en los especiales que
emitan sobre nosotros. Gracias a eso pis la Gran Muralla (no
recuerdo nada ms impresionante en mi vida), com langostas y gusanos! Pero, sobre todo, hice compras para parar un
tren. Fuimos al Mercado de la Seda y me hice un traje a medida,
en solo una hora! Mientras pasebamos por los puestos me lo
cosieron y me lo llev ese mismo da a la villa.

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Una vez all, comenz mi concentracin de verdad. Tena


tres objetivos claros: disfrutar al mximo de mi papel de abanderado, sacarme la espina en el lanzamiento de disco y, por
encima de todo, ganar una medalla que me permitiera tener
cuatro aos de dedicacin exclusiva al deporte gracias al nuevo y maravilloso plan ADOP. No poda dormir de la emocin.
Aunque al final, entre el jet lag y la tensin, acab cogiendo el
sueo en pocos minutos.
El da que empezaban los Juegos se hizo interminable. Pareca que nunca iba a llegar la hora de irnos al estadio y presentarnos al mundo. Me vest y desvest 40 veces con la ropa, muy
bonita por cierto, de Li-Ning. Para todos los arreglos finales
haban viajado sastres de la propia marca, que nos prepararon
convenientemente para lucir las mejores galas delante de las
cmaras que nos llevaran a las televisiones de todo el planeta.
De repente, nos metieron a todos en un autobs y nos fuimos comiendo los kilmetros que nos separaban del Estadio
Nacional de Pekn, conocido como El Nido, donde se llevara
a cabo la ceremonia de apertura de los Juegos. Creo que no
volver a sentir nada igual en mi vida. Los ciegos no podemos
ver, pero formamos imgenes en nuestro cerebro basadas en lo
que nos cuentan las personas que estn a nuestro alrededor y
en las sensaciones propias que importamos a nuestro organismo en un momento determinado. De aquel estadio grandioso
recuerdo un intenso olor a palomitas y el sentimiento de estar
en medio de una construccin hecha con un talento extraordinario. Estaba llensimo aquel da y lo estuvo durante toda la
competicin. Poda sentirse aun sin verlo, porque los aficionados chinos eran muy ruidosos. Fue un primer impacto brutal.
Cuando estaba empapndome de todo aquello, not como
un brazo me agarraba y me apartaba de la delegacin para
hacerme las fotos oficiales. Solo recuerdo voces, mucho calor y

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alguien diciendo mueve la bandera, a gritos, pues estbamos


a punto de salir. Cuando lo hicimos, mi memoria grabara para
siempre el clamor que not en mi piel. El suelo temblando. Y
a Celia a mi lado llorando. Seguramente haya sido uno de los
momentos ms increbles de mi vida. Puede parecer un tpico,
pero an hoy lo recuerdo y se me nublan los ojos con lgrimas
de emocin.
Ahora rememoro todo aquello y me da una rabia tremenda
que los Smartphone no tuvieran la penetracin en la sociedad
de la que disponen ahora. Si ni siquiera me llev el ordenador a Pekn! Ahora compartir esas vivencias hubiera sido la
bomba. Y es que para eso sirve la tecnologa de hoy da: para
compartir los grandes momentos con la gente que te importa
y con todos aquellos que quieren darte su apoyo a travs de las
redes sociales.
Esa noche vino muchsima gente a vernos. Tuvimos una
recepcin en la Casa de Espaa presidida por el secretario de
Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, pero yo solo poda
pensar en El Nido de noche, iluminado, esperndome para
cambiarme la vida. Una vez ms.
Porque la realidad era que haba llegado muy bien a esos
Juegos. Mi preparacin, gracias a los seis meses de excedencia
en la ONCE, haba sido espectacular. Me senta en la mejor
forma de mi vida. Dominaba a la perfeccin las tcnicas tanto
en disco como en peso. No haba tenido ninguna molestia en
las ltimas semanas y a nivel mental era mucho ms fuerte que
en mis dos primeras experiencias paralmpicas.
Como siempre, el disco era lo primero. Por qu no decirlo,
tambin en mi escala de expectativas. Me haba quedado a las
puertas en dos ocasiones de conseguir una medalla, primero
sufriendo la derrota en un ltimo lanzamiento de un rival y
ms tarde por una incomprensible decisin de la organizacin

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ateniense. Senta que era mi oportunidad y mi momento. Haba


incluso venido a verme el recientemente nombrado director general del Deporte de la Generalitat Valenciana, Mateo Castell.
Todo estaba en su sitio.
Tuve un lanzamiento de oro. Pero lo declararon nulo. An
hoy sigo pensando que no toqu el rea de penalizacin y examinando el vdeo cada vez estoy ms convencido.
No soy de mirar atrs y lamentarme, aunque pienso que fue
una decisin muy injusta. Aquel era mi lanzamiento mgico, en
el que haba puesto toda mi energa acumulada durante cuatro
aos, y no lleg otro igual. Acab quinto y me march pitando
del estadio a la Villa Olmpica. Y all me pas el da llorando.
Por primera vez en mi vida tena una presin brutal en mi
cuerpo. Todo por lo que haba luchado para ser profesional
del deporte, personificado en el plan ADOP, me lo iba a jugar
a una sola carta en el concurso de peso. Si no consegua ese
gran resultado en el peso, no entrara en el programa de becas.
La gente pasaba por mi habitacin y trataba de animarme, sin
embargo no haba consuelo para m. Hasta que vino Alberto
Jofre, gerente del Comit Paralmpico, y me hizo reaccionar. A
su manera, pero lo consigui. Cogi la bandera que con tanto
orgullo haba ondeado en ese estadio que ahora me pareca
maldito, me la tir a la cara y me dijo: Si no vienes con una
medalla, no vuelvas. Y se fue.
Cuando entr en la pista notaba perfectamente el corazn
bombeando sangre a mi organismo y los msculos tensos por
la presin y el nerviosismo. Aunque, a decir verdad, ya en aquellos momentos anidaba en algn rincn de mi cuerpo una sensacin de confianza muy difcil de explicar.
Eso fue lo que me llev a conseguir lanzar 1450 en el segundo intento. Y, cuando iba a afrontar el tercero, me di cuenta

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de que iba a empezar a diluviar, algo que ocurri un instante


despus. Siempre ser sincero con este tema: creo que la lluvia
me salv, porque haba gente muy potente en aquella competicin y acabbamos de empezar. Pero yo haba sido el ms
fuerte al principio y fue suficiente. Tena el oro. Haba vuelto
a ganar la medalla y ya nadie me iba a quitar la posibilidad de
seguir dando pasos de gigante en mi bsqueda de la felicidad.
Lo nico desagradable de aquellos Juegos fue el control antidopaje al que me sometieron. Me encerraron en una habitacin
llena de espejos con un mdico que solo saba hablar chino y
que, no s cmo, consigui decirme que tena que quedarme en
pelota picada. El caso es que en ese pas son muy escrupulosos
y haban tenido casos de atletas que usaban penes de plstico
rellenos con orina limpia para no dar positivo por sustancias
prohibidas. Despus de todo, aquel doctor debi pensar que
todo estaba en su sitio y era bien natural, porque en cuanto
fui capaz de orinar me solt y me permiti salir a saborear lo
que haba estado esperando desde que empec a competir. No
era solo un podio. No era solo otra medalla. No era ni siquiera
compartir todo aquello de nuevo con Celia. Era mucho ms.
Era, por primera vez, la sensacin de que iba a ser considerado
y tratado como un atleta profesional. Que ya era hora, dicho sea
de paso, habindome colgado tres oros paralmpicos.
A partir de ese momento, la locura fue mxima y los acontecimientos se precipitaron uno detrs de otro casi sin tiempo
para disfrutarlos. O al menos as lo recuerdo. Me llamaron muchos medios de comunicacin (algo estaba cambiando ya) y eso
me emocion. Hicimos el equipaje para volvernos y despus
de aterrizar en Madrid cogimos un tren hasta Valencia. All
nos estaba esperando el alcalde de Moncada, Juanjo Medina,
con una banda de msica, fue una delicia! Y, entre tanto, nos
confirmaron que el ADOP se pona en marcha de forma oficial.

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Desde entonces, dentro ya del sistema de becas, haba que


seguir entrenndose bien. Deba seguir compitiendo al mximo
nivel y logrando resultados, ya que cada ao se reestudiara
cada caso para ratificar que ese dinero se estaba usando con
los fines adecuados. Pero a m eso no me preocupaba. Cmo
no iba a hacerlo, si lo haba hecho hasta ahora sin esa ayuda,
peleando por conseguirla? No se me iba a escapar. Al menos,
durante los siguientes cuatro aos de mi vida. De mi nueva
vida.

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EL PLAN ADOP

Convertirme en profesional del deporte represent el cambio


definitivo en mi carrera y en mi vida. Pese a que ya lo haba
probado de forma experimental durante los meses previos a
los Juegos de Pekn, ahora, tras la medalla de oro, comenzaba
a disfrutar con plenitud de lo que significaba poder dedicarme
en cuerpo y alma a mi pasin.
El plan ADOP (Plan Apoyo al Deporte Objetivo Paralmpico) me hizo sentir un verdadero privilegiado. Con justicia, s,
despus de no solo los ttulos conseguidos, sino tambin de las
horas de trabajo en cualquier condicin; de la imagen como
abanderado representando a tu pas; de los gastos en viajes,
preparadores, fisioterapeutas, material deportivo, suplementos
alimenticios Pero incluso as, no poda negar que convertir
mi mayor pasin en mi trabajo es un regalo al alcance de muy
pocos. Yo, desde ese momento, fui uno de ellos.
Haba costado muchsimo lograr ese sistema de becas a los
deportistas paralmpicos, como ya se haca con los olmpicos.
Recuerdo reuniones y ms reuniones, y presiones de muchos

148

de nosotros en cada encuentro que tenamos con una personalidad poltica, cuando venan en representacin del Gobierno, a
alguna cita, acto o recepcin. El grupo de paralmpicos ms representativo, en el que me incluyo, tena un acceso ms directo
a los estamentos pblicos y estaba decidido a no malgastar ninguna oportunidad de dejar claro que queramos un programa
como el ADO. Incluso alguna que otra vez se produjo una salida
de tono en esos encuentros. Pero es que era lo justo! Durante los meses de negociaciones, el Comit Paralmpico Espaol
nos haba estado haciendo encuestas para conocer nuestras
necesidades, cuntas horas queramos entrenar, si queramos
compatibilizarlo con el trabajo, que sugerencias tenamos y
fueron comparando tambin nuestra situacin con la de los paralmpicos en otros pases, as como con sus sistemas de ayudas
o becas. Se fue conformando, de esta manera, la frmula de lo
que sera el programa, mientras el Gobierno negociaba con los
que seran los patrocinadores que aportaran el capital con el
que cuenta el ADOP. No logramos ms que un 20% de lo que
el ADO tena, aunque que se creara para nosotros ya era un
xito increble e histrico. Hasta entonces ramos deportistas
amateurs, que compatibilizbamos nuestros estudios y trabajos con la prctica del deporte. Las cosas estaban cambiando
y a partir de Pekn lleg la liberacin total. Entrbamos en un
plan ADOP (siempre que se hubiera logrado un buen resultado
como un metal), lo que nos dara libertad para dedicarnos a
nuestra disciplina hasta Londres 2012 y eso unos aos atrs era
impensable. Aunque, en realidad, se ha de entender que luego,
durante los cuatro aos entre unos Juegos y otros, hay que
ratificar tus resultados en otras grandes citas como Mundiales
o Europeos para seguir disfrutando del programa. En ese periodo, se puede salir o entrar del plan en funcin de tus logros.
Lo que estaba claro era que el chip general era diferente. En
mi caso, se unieron instituciones como la Generalitat Valenciana. En una recepcin previa a Pekn el entonces presidente,

149

Francisco Camps, ya anunci que tanto los olmpicos como los


paralmpicos tendramos los mismos premios a las medallas,
como imagen de la Comunidad. Ya no solo era el apoyo moral
que nos haban brindado aos atrs, sino tambin el respaldo
a nuestro trabajo, a la misma altura del que ya disfrutaban
deportistas olmpicos.
Los protestones de esa poca abrimos un camino maravilloso para los que vinieron y vendrn detrs. Dimos la oportunidad a gente ms joven de poder disfrutar del deporte como
una profesin, de encontrar en l no solo una aficin o una
forma de integracin, sino tambin un modo de vida y una
salida laboral. La nica queja que tenemos nosotros respecto
a todo ello, y esto lo hablo mucho con mi amigo Ricardo Ten,
medallista olmpico en natacin, es que no nos haya cogido
a nosotros con 10 aos menos y lo hayamos podido disfrutar
durante toda nuestra carrera. Qu bien nos hubiera venido!
En cualquier caso, yo me senta como un nio con zapatos
nuevos. Tena un sueldo como deportista que no me iba a hacer
rico, ni de lejos, pero que me permita vivir con mi cabeza y
mi cuerpo centrados nicamente en el peso y en el disco, con
la tranquilidad de dedicarme a entrenarme, cuidarme y descansar. Eso fue lo primero que not, el descanso, porque por
primera vez tras los Juegos de Pekn me pude tomar unas vacaciones completas de algo ms de un mes. Despus de una gran
cita, un deportista necesita un tiempo para recuperarse tras la
enorme carga fsica acumulada en los ltimos meses, incluso el
ltimo ao, en el que el trabajo deja exhaustos todos los msculos. Adems, en algunas ocasiones debes recuperarte de alguna
lesin que llevas arrastrando tiempo y que no has podido dejar
curar por la necesidad de competir. A pesar de esta necesidad,
hasta ese momento, el descanso que yo me haba permitido no
haba sido total ya que, aunque dejara de entrenar tras unos
Juegos o un Mundial, nunca haba podido dejar mi trabajo,

150

pues mis vacaciones las usaba para poder competir. Frente a


esa situacin, ahora s poda dedicar un tiempo prudencial para
que mi cuerpo se recuperara completamente y aprovechar para
trabajar en su rehabilitacin nica y exclusivamente, acudiendo
a fisioterapeutas y mdicos. Vaya cambio radical!
No voy a decir que una pequea parte de m no echara de
menos el quiosco (muy pequea en esos das de asueto) y, de
hecho, me pas unas cuantas veces para ver si ya haba alguien
all sustituyndome. Durante casi un ao ese lugar estuvo vaco. Primero porque hasta que no logr mi medalla en Pekn
no tena sentido que se lo dieran a otro, puesto que yo solo
estaba de excedencia temporal hasta los Juegos. Luego pas
un tiempo hasta que se cumplieron todos los trmites legales
para que otra persona se hiciera cargo de mi antiguo lugar de
trabajo. Recuerdo el da en que recog mis brtulos de forma
definitiva. Fue un momento agridulce, ya que si es cierto que
tena ganas de dejarlo para dedicarme por completo al deporte
y salir de la monotona que ese trabajo significaba, tambin es
verdad que haba sido mi vida y mi sustento durante muchos
aos. El salvavidas que me haba permitido tirar para adelante una etapa en la que si no llega a ser por el cupn no habra
tenido nada. Algo dentro de m senta pena por abandonar esa
segunda casa. Un empleo que haba definido mi destino en ms
sentidos que el puramente laboral, ya que fue el motivo por el
que me mud junto a Celia a Moncada y comenc a echar races
en una localidad que ya es la ma. Sin embargo, la felicidad de
dejarlo tena un plus tambin, pues me enorgulleca saber que
liberaba un puesto que iba a dar a otra persona la posibilidad
de tener un empleo digno en un gran lugar. Se abra una oportunidad para otro invidente.
Ms all de mis propias sensaciones, alguien que disfrut de
ese cambio tanto como yo o ms fue Ximena, que enloqueca
al ver que ya no tena que tomar el camino habitual hacia el

151

trabajo y pasarse ocho horas tumbada en el mismo lugar. A ella,


esta situacin tambin le dio mucha vida.
A la gente que me conoca le cost mucho entender que no
iba a volver, al menos por un tiempo largo, a la venta del cupn.
Tanto paseando por la calle, como en el metro o haciendo la
compra, haba muchos vecinos de Moncada que me seguan
pidiendo cupones y me preguntaban que cundo iba a volver
a mi quiosco, que vaya vacaciones me estaba pegando. Yo les
explicaba la nueva situacin, mientras se me inflaba el pecho
explicando que ahora me dedicaba solo al deporte. Y ms gozo
sent cuando, poco tiempo despus, me di cuenta de que ya
no se referan a m como David el ciego o David el del cupn,
sino como David, el deportista. Qu orgullo supuso eso. No
obstante, aunque a da de hoy todo el mundo sabe ya a lo que
me dedico, an hay algunos que me preguntan si volver a
la venta de cupones y que cundo lo har. Como les comento
siempre, si tengo que hacerlo cuando cese mi vida deportiva,
ser tan feliz como lo era antes y estar ms que agradecido,
aunque espero que los proyectos que estoy desarrollando puedan llevarse a cabo y mi vida profesional tras el deporte vaya
por otros derroteros.
Tras mi periodo de recuperacin, comenc a hacer sesiones
de cinco, seis y siete horas, algo impensable haca menos de un
ao. Por la maana me dedicaba a entrenar en el gimnasio, con
largas jornadas de pesas y por la tarde, junto a Celia, hacamos
el trabajo especfico en pista. Sesiones dobles, qu gozada!
Y cuando terminaba el entrenamiento tena tiempo para descansar, ir a un fisio, mdico o quien fuera sin tener que salir
corriendo de aqu para all con el fin de llegar a todos los sitios
sin que mi misin en el quiosco se viera afectada.
Adems, tambin dispuse por primera vez de ms tiempo
para m, para prepararme, formarme y estudiar con el obje-

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tivo de buscar otras vas para mi futuro, o solo por el hecho


de convertirme en alguien mejor, de poder crecer cultural y
personalmente. Fue en ese momento en el que se puso en marcha mi idea de comenzar a labrar mi camino para tener ms
alternativas una vez que dijera adis al deporte.
Aparte del descanso y el tiempo, el abanico de posibilidades
y oportunidades que nos ofreca y ofrece el Plan ADOP es increble. Por poner un ejemplo, crearon el Programa Alto Rendimiento Paralmpico (ARPA) con el que se pudieron ofrecer
ayudas para personal de apoyo (los guas), material deportivo,
entrenamiento en centros de alto rendimiento, asistencia a
competiciones internacionales o servicio mdico, entre otras.
As, se permiti profesionalizar tambin al entorno deportivo.
De esta manera, un gua o personal de apoyo reciba y recibe
una remuneracin por su trabajo, algo muy de agradecer para
gente que necesitamos un verdadero profesional a nuestro lado,
no solo un compaero que te lleve a un sitio u otro en la pista.
Pongo siempre el ejemplo ms claro de un atleta invidente de
1.500 metros que est obligado a tener junto a l en todo momento, desde entrenamientos a competiciones, a alguien con
tanta preparacin o ms que la suya, que corra al menos tanto
como l. Sin profesionalizarlo, es difcil encontrar a alguien
con esas cualidades que brinde de forma desinteresada tantas
horas a la semana. Con mejores equipos humanos y tcnicos a
nuestro alrededor, es ms fcil para todos crecer.
Pero la creacin de estos programas del ADOP iba ms all
y a m hubo una cosa que me pareci un acierto total desde el
principio. Como es evidente, una de las mayores inquietudes
que tiene un deportista es qu har una vez que acabe su carrera, ms en casos como el mundo paralmpico. Para dar respuesta a esta cuestin y tratar de lograr que el deportista tenga
una salida digna del deporte al mundo laboral, se pusieron en
marcha una serie de mecanismos. Frmulas que entroncaban

153

directamente con mis inquietudes del momento, porque el objetivo principal era orientarnos a la formacin y prepararnos
en materias que pudieran darnos la salida que buscbamos de
cara a un futuro. Para ayudarnos, pusieron a nuestra disposicin un tutor, que en mi caso fue el exjugador de ftbol sala,
Sergio Lpez-Andjar Alonso, portero de clubes como El Pozo
de Murcia, Intervi o Playas de Castelln, con los que consigui varios ttulos. Su labor principal fue ese asesoramiento,
en especial en el terreno acadmico, para conseguir la mejor
preparacin de cara a la bsqueda de una salida laboral. Con
ello, tambin colabor de forma activa en las gestiones en temas como cursos para la formacin (por ejemplo, el ingls en
mi caso) o para solicitar becas y ayudas de todo tipo. Incluso
se puso en marcha una lnea de trabajo para que, en algunas
de las empresas patrocinadoras, se pudiera optar a un puesto
de trabajo. Increble!
Todo ello, gracias a los patrocinadores que vinieron por primera vez en la historia acompaando al equipo paralmpico
en la expedicin a Pekn, con el fin de conocernos, beber de
los valores que transmitimos y comprobar que su dinero
estaba bien empleado! Se empaparon de cmo vivimos, cmo
entrenamos, cmo es el ambiente de unos Juegos, la energa
que contagiamos Tuvimos tiempo para compartir situaciones
y crear vnculos ms all de lo profesional. Disfrutaron de los
mejores momentos y de los xitos junto a nosotros. Quedaron
encantados y prueba de ello es que todos firmaron el nuevo
plan para los siguientes cuatro aos.
Tras los Juegos de Londres, el programa dio un paso ms y,
adems de acompaarnos a la gran cita, a nuestro regreso, con
las medallas an colgadas, todos nosotros pasamos un par de
jornadas visitando las empresas, compartiendo nuestros buenos resultados, tratando de hacer partcipes a todas las personas que trabajan en ellas, hacindonos fotos, explicndoles

154

nuestra experiencia, dando charlas Todo lo necesario para


hacerles comprender que sin ellos sera mucho ms complicado.
No fue algo puntual. Durante esos cuatro aos despus de
Pekn, nosotros habamos creado un lazo con estas compaas.
No se trataba solo de dar un dinero, tambien se estableca un
nexo con los patrocinadores, en muchos casos interesados en
que pudiramos conocer a sus empleados, mostrarles nuestro
ejemplo, ensearles valores a travs de charlas Por ejemplo,
yo he creado una gran relacin con Norauto, empresa con sede
en Valencia, al igual que otros deportistas valencianos. Ellos
no solo quisieron que furamos a su empresa, sino que sus
empleados vinieran a vernos entrenar, a comprobar de primera
mano nuestro sacrificio diario con el deporte. Yo incluso he
forjado una relacin de amistad con una de sus responsables
de referencia, Maud Pottier, y nos llamamos de vez en cuando.
Ella vino con su marido varias veces a compartir entrenamientos conmigo y disfrutaron mucho. Les expliqu la preparacin,
me vieron practicando lanzamientos, nos hicimos todo tipo
de fotos, se animaron a coger el disco e incluso a hacer algn
lanzamiento. En eso consiste el programa, en ir ms all del
simple uso de la imagen del deportista, haciendo que nos involucremos todos, aprendiendo unos de otros, compartiendo
el feeling humano.
He tenido mucha relacin tambin con Iaki Ereo, ahora
consejero delegado de Sanitas, con el que he hablado largo y
tendido, me ha llamado tras conseguir xitos e incluso le he
mandado fotos que me ha pedido para colocar en su despacho.
Otro patrocinador con el que mi unin ha sido especial ha
sido Importaco, gracias a un excelente programa llamado Amigo Paralmpico. Con l, una empresa se asociaba a un deportista en concreto y se converta en su patrocinador a travs de una

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aportacin directa al deportista. Conmigo han estado tres aos


y no puedo ms que tener palabras de agradecimiento, pues se
implicaron de forma directa en mi preparacin de cara a los
Juegos de Londres 2012, aparte de que particip en distintos
eventos que la empresa organiz.
Junto a estas personas entiendes que sus empresas nos
consideran un ejemplo, una muestra necesaria, para sus empleados para toda la sociedad ,de valores, esfuerzo, sacrificio o
capacidad de superacin, elementos tan necesarios, sobre todo
en momentos socialmente complicados como este.
De esta forma, no me cabe ms que dar las gracias a empresas como Iberdrola, Movistar, Plus Ultra Seguros, Liberty
Seguros, Persn, AXA, Santaluca, Cofidis, Ford, El Corte Ingls, Gadis, Grupo Leche Pascual, Sanitas, Bosco, Fundacin
ONCE, Unidental, Renfe, Fundacin ACS, Norauto y RTVE por
el trabajo que han hecho por el plan ADOP y por cada uno de
nosotros.
Empresas que han invertido tiempo y dinero para que los
atletas paralmpicos podamos dedicarnos al deporte en las
condiciones necesarias para alcanzar el mximo nivel posible. Patrocinadores que han confiado en nosotros, en nuestro
trabajo, que creen necesarios los valores que transmitimos. A
ellos les debemos parte de la fortuna que es ser un deportista
paralmpico profesional.

156

UNA VENTANA AL MUNDO

El 21 de enero de 2011 falleci mi padre. Como ya he relatado,


a l ms que a nadie le cost aceptar mi paso a la ceguera y en
muchas ocasiones nuestra relacin podra haberse calificado de
distante. Yo saba, pese a todo, que l se alegraba de ver que las
cosas me iban muy bien. Siempre me llamaba cuando consegua una medalla para felicitarme. Creo que era su manera de
demostrar el cario que quiz no haba podido darme en el da
a da. Nuestra relacin se haba ido normalizando con el paso
de los aos y, al conocer su enfermedad, recuerdo aquellos das
como los ms cercanos a l en muchos aos.
Es triste pensar que las personas solo admitimos nuestros
errores o dejamos de lado nuestras diferencias cuando vemos
cerca el final, pero el caso es que aquellos momentos nos sirvieron mucho para reconciliarnos y hablar. Uno se queda ms
tranquilo cuando ha podido decir las cosas que va postergando
durante demasiado tiempo. Y nosotros tenamos mucho que
decirnos. Todo lo que no nos habamos dicho en los ltimos
10 aos e incluso ms.

157

Ese fue un punto de inflexin muy importante en mi vida.


Sobre todo porque desde 2008, cuando por fin me dijeron que
habra un plan ADOP y que podra dedicarme profesionalmente al deporte, el tiempo libre que tena se converta en una
maraa de pensamientos en mi mente sobre qu hacer con mi
vida. El fallecimiento de mi padre contribuy a hacer reaccionar los mecanismos.
Haba conseguido tres objetivos que, mirando atrs, casi ni
hubiera podido imaginar: haba vencido a la ceguera, trabajando primero y viviendo con absoluta normalidad despus.
Haba formado mi propia familia, con Celia y Ximena como
principales refuerzos. Y haba peleado por ser un deportista
de lite, por cobrar por ser el mejor en el lanzamiento de peso
y de disco. Lo haba logrado.
En la vida de cualquier otra persona invidente seguro que
estos hitos dejaran sus ansias satisfechas para el resto de su
existencia. Sin embargo, yo notaba que me faltaba algo. Desde
que volv de Pekn tena una extraa sensacin que iba tomando forma en mi cabeza, pero para la que todava no tena una
definicin exacta. La muerte de un ser querido, que te obliga a
mirar las cosas desde una perspectiva distinta, fue aclarndome
mi propio panorama personal.
El ADOP haba trado muchas cosas a mi vida. Como, por
ejemplo, la potenciacin de mi imagen a travs de charlas. Antes de 2008 haba ido a algunos colegios y hablado de mi experiencia personal, si bien ahora lo estaba haciendo en empresas
muy potentes, aquellas que haban apostado por nosotros. Para
m era una sensacin muy especial, pues estaba conociendo
a las personas que dijeron: Voy a poner dinero para que los
atletas paralmpicos puedan entrenarse como es debido y llegar
a unos Juegos en condiciones de alto nivel. Es decir, que haba
empresas en Espaa que crean en nosotros, en lo que haca-

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mos, en lo que transmitamos. Yo se lo devolva hablndoles


de mi experiencia personal.
Al principio era tan emocionante que apenas preparaba
lo que iba a decir. Llegaba all e improvisaba, porque al fin y
al cabo les estaba contando algo que haba vivido en primera
persona. Ah me entr el gusanillo. Uno de los pensamientos
voltiles que no haba conseguido encajar hasta el momento
hizo clic y comenz a formar un puzle. Haba muchas cosas que
quera hacer en el futuro. Una de ellas era, sin duda, ayudar a
otras personas a valorar ms su vida a travs de mi experiencia.
Teniendo todo por lo que haba luchado, me faltaban cosas
para realizarme. Haca deporte, ganaba medallas, estaba casado, me mova con mi perra gua por cualquier lugar del mundo,
pero vea que mi vida pasaba y que no le estaba sacando tanto
rendimiento como pensaba. Tena tres oros paralmpicos, haba
sido abanderado en Pekn, era campen de Europa y del Mundo y, sin embargo, era consciente de que no llegaba a la gente.
Apenas era una persona conocida y mis triunfos personales y
profesionales tenan un eco reducido. Y eso, dentro del plan de
intentar ayudar a los dems con mi ejemplo, era una pata que
se quedaba demasiado coja. No era una cuestin de egocentrismo ni de sentirme famoso por ver mi cara en los peridicos,
sino una necesidad de que mi mensaje, en representacin de
muchas personas, tuviera el altavoz necesario para que llegara
a muchas ms personas y pudiera ser de ayuda. Era imprescindible abrir fronteras para servir de espejo a personas que ni me
conocan ni haban odo hablar de m.
Ah me di cuenta de que yo solo no poda hacerlo. De que
necesitaba un equipo profesional a mi alrededor. Tena que
buscar un mnager que me llevara a dar charlas, pero, sobre
todo, que convenciera a las empresas de que era y soy una persona rentable como patrocinado, pues mi figura profesional iba

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acompaada de unos valores positivos trasmisibles a la sociedad. Patrocinadores que me diesen su soporte para poder llevar
a cabo los proyectos que tena en mente. Adems, haba que
llegar ms a la prensa. Aparecer en los medios de comunicacin
con asiduidad era y es fundamental, porque de lo contrario,
por muchas cosas que seas capaz de hacer, si estas no llegan al
pblico es como si no hubiesen ocurrido.
Es en esos momentos cuando conoc a Jorge Sabater, una
persona que desde entonces ha sido muy importante para m
por su apuesta personal por ayudarme. En una comida en la
empresa Importaco nos presentaron, le cont mis ideas y me
dijo que le vena de maravilla, ya que estaba en contacto con
muchsimas empresas que demandaban servicios como el que
yo propona. Empez ah una etapa en la que me convert en
un asiduo speaker de charlas empresariales y encima empec
a cobrar por ello!
Esto, que a muchas personas puede parecerles algo banal,
para m supuso un salto inmenso. Era la prueba de que en el
futuro podra dedicarme a cualquier cosa que quisiera. No me
estaban pagando por ser vendedor de cupones en la ONCE.
Entidades privadas me buscaban para disponer de m durante
un tiempo determinado a cambio de una cantidad de dinero,
como si de un trabajo se tratara. Era un xito doble, porque
consegua lanzar mi mensaje al tiempo que lograba un apoyo
econmico para mis objetivos. El rompecabezas comenzaba
a formar una imagen clara. Aunque faltaba todava una pieza
por colocar.
En el tema de los medios de comunicacin estaba realmente perdido. No saba a quin acudir, pues nunca haba sido
algo de lo que me hubiera preocupado. Ni yo, ni la mayora de
los deportistas paralmpicos. Siempre que alguno apareca en
una entrevista o un reportaje acababa diciendo: Necesitamos

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patrocinadores para poder hacer ms cosas. Sin embargo, el


resto del tiempo no hacan (hacamos) nada para encontrarlos.
Solo Teresa Perales, por su peso meditico en Zaragoza, o Enhamed Enhamed, porque el Gobierno canario apostaba econmicamente por sus deportistas, tenan unos ingresos extra. El
resto o conseguan un ADOP o tenan que buscarse un trabajo
mientras lo compaginaban con entrenamientos de alto nivel.
Yo tuve la suerte de conocer a Jordi Ferrer, periodista de la
Agencia EFE en Valencia, en una charla que daba en un colegio.
Hablando sali el tema, entre otras cosas porque en un acto
de Iberdrola, al que acud con Ricardo Ten, el director de comunicacin del Comit Paralmpico Espaol, Luis Leardy, me
haba dicho que Enhamed tena su propio jefe de prensa. Y ah
encontr el resorte final que necesitaba para poder completar
mi equipo de confianza.
Jordi me ayud por partida doble. Me recomend una agencia valenciana llamada Pasarela Comunicacin & Management,
donde Mario Rebollo, David Blay, Aitor Piln y Nacho Sapena
(posteriormente el equipo se reducira solo a los dos primeros)
me explicaron el plan que montaran para m y me convencieron hasta el punto de que hoy seguimos caminando juntos.
Adems, junto a Nacho Rambla y en colaboracin con ellos,
decidimos grabar un corto que reflejara cmo era un da en mi
vida, para mostrar mi superacin desde que me qued ciego.
Por aquel entonces ya habamos empezado a tener repercusin en medios locales y nacionales como Superdeporte,
Las Provincias, Levante, Canal 9, Radio 9 o ABC, pero aquello
supuso un punto de inflexin tan inmenso que me pill por
sorpresa.
El corto, llamado Una luz diferente, dura 10 minutos y puede
verse en Youtube. La forma de grabarlo y guionizarlo de Jordi
y Nacho fue excelente, teniendo en cuenta que solo dispusimos

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de un da para hacerlo todo. Y todo significa levantarme como


siempre hago muy temprano (ms an, ya que llegaron antes
a mi casa para grabarme), hacerme el desayuno, coger el metro para ir a entrenar, realizar la sesin pertinente, comer con
ellos mientras les segua contando cosas y volver a casa para
ensearles que un ciego puede ver series o utilizar una consola
como reproductor de pelculas. Fue y sigue siendo una de las
mejores experiencias de mi vida. Cada vez que reviso el vdeo
me sigo emocionando.
La idea era fantstica, si bien a estas iniciativas siempre le
faltaba el altavoz de los medios. Aqu es donde tuvimos por
fin el factor diferencial. Distribuimos ese corto en forma de
noticia a todos los medios. La propia Agencia EFE se hizo eco,
as como Europa Press. Y pginas web del nivel de Marca.com
lo colgaron en su portada, lo que deriv en que televisiones
nacionales le dedicaran un espacio.
Tena claro desde haca mucho tiempo que uno de mis objetivos era crear una marca personal. Lograr que se me valorara
no solo por mis mritos deportivos, sino por ser capaz de transmitir unos valores a la sociedad. Aquello signific el inicio de
aquel plan. La prensa se volc conmigo calificndome como un
ejemplo social. Y el David Casinos meditico empez su andadura de una forma que en un principio lleg a sobrepasarme.
Muchas veces me han preguntado si ha influido en este
boom el hecho de que estemos en crisis y la gente necesite referentes a los que agarrarse. Yo solo digo una cosa: sin crisis
me hubiera ido mejor, hablando en un aspecto ms material,
porque posiblemente toda esa fuerza meditica hubiera tenido
adems un respaldo econmico, que nunca ha sido mi principal
objetivo, pero que ayuda a poder llevar adelante ms proyectos.
Las marcas, que manejaran presupuestos mucho ms altos,
quiz hubieran apostado por patrocinarme. En ese momento lo

162

hicieron la firma deportiva Macron y la bebida energtica Toro


Loco, aunque estoy seguro de que no hubieran sido las nicas.
Quiz el altavoz social haya sido ms fuerte por la prdida de
valores que tenemos ahora mismo en la sociedad, pero es muy
probable que la repercusin meditica hubiera sido la misma.
Lo que no hubiera cambiado, y es algo de lo que cada vez me
siento ms orgulloso, es el hecho de que solo con tus palabras
seas capaz de cambiar la vida de algunas personas. Lo estamos haciendo con el proyecto Di-Capacidad del Levante Unin
Deportiva, donde varios deportistas paralmpicos ofrecemos
charlas a empresas y colegios. Incluso dimos una en la crcel
que fue todo un xito! Nunca olvidar una que protagonic
en un centro de menores. Y cmo, algunos meses despus, un
chico que haba estado all presente me par por la calle y me
dio las gracias. Me dijo que le haba hecho cambiar el rumbo
de su vida. No recuerdo un escalofro mayor que el que recorri
mi cuerpo en aquel instante. Solo por ese chico haba valido la
pena pasar todo lo que haba pasado con anterioridad.
Otra de las cosas que cambi en esta etapa fue el impulso
de las redes sociales. Yo ya era un hombre enganchado a un
ordenador y a un smartphone (de hecho, tuve la suerte de dar
una charla en Ignite Valencia sobre cmo los telfonos inteligentes podan mejorar la vida de las personas ciegas), pero
desde que descubr Twitter hasta me llev broncas de mi mujer
por pasar ms tiempo enganchado del que a ella le gustara.
Haba encontrado una ventana al exterior tan brutal, que para
m era difcil procesarlo al principio. Poda seguir a toda la
gente interesante que quisiera, enterarme de las noticias en
tiempo real, interactuar con personas que me interesaba conocer, conseguir que hubiera gente interesada en lo que yo les
contaba y que me siguieran a m. Sin duda, lo considero una
de las grandes revoluciones del siglo XXI. A m me cambi la

163

vida, hasta el punto de potenciar mi imagen ms all de lo que


habra esperado en mis pensamientos iniciales.
De hecho, algunos de mis comentarios en las redes sociales
han tenido una repercusin que yo nunca hubiera imaginado.
Valga como ejemplo una denuncia que hice a travs de Twitter,
en la que manifest que el encargado de un supermercado de
la playa de Gandia me neg la entrada al establecimiento con
Ximena, alegando que no era adecuado el acceso del animal a
la zona de alimentos frescos, cuando la ley nos permite acceder
con perro-gua a cualquier lugar. Algo normal, ya que no se
trata de un animal de compaa. Instantes despus mi telfono arda con llamadas de numerosos medios de comunicacin
nacionales que queran preguntarme al respecto. Lo cierto es
que tuvo ms transcendencia de la que yo mismo buscaba ya
que, aunque quera denunciar el hecho porque me pareca indignante para el siglo XXI, no pretenda hacer de ello un tema
que tuviese eco en tantos programas y medios. Eso s, me sirvi
para darme cuenta de que mi imagen haba adquirido la fuerza
por la que estbamos trabajando.
Entre todo este folln, tena los Juegos de Londres en el
horizonte. No haba sido un ao fcil en lo deportivo, si bien estaba tan abducido por mis nuevas obligaciones mediticas que
le di menos importancia de la que le haba otorgado en otras
ocasiones. Tena la mano muy tocada y no poda ejecutar los
lanzamientos de forma totalmente limpia, porque me molestaba muchsimo. De hecho, incluso en peso tuve que cambiar mi
tcnica lineal hacia la giratoria. Esto puede parecer banal, pero
no lo es, pues con la primera mi potencia muscular me permita alcanzar distancias grandes, mientras que con la segunda
la desorientacin a causa de la ceguera es mayor y el impulso
que le daba a la bola no era tan grande. Todo esto, adems, me
haba afectado a la espalda, daada por la necesidad de ejecutar
los lanzamientos de manera distinta a la habitual.

164

Este cmulo de circunstancias, que suponan una gran carga


mental, me haba llevado a confiar en el psiclogo deportivo
Jos Carrascosa. Durante todo el ao 2012 estuve trabajando
con l, porque mi lastre emocional para esta cita era mucho
mayor, si cabe, que para las anteriores. Llegaba con una responsabilidad muy importante tras haber sido abanderado y oro
en Pekn, y estaba en el punto de mira del pas despus de haber aparecido ms de 200 veces en los medios de comunicacin
en apenas un ao. Me jugaba seguir pudiendo vivir del deporte
cuatro aos ms, puesto que yo me encontraba muy bien a nivel
fsico (ms all de las molestias) y estaba convencido de que,
pese a mis 39 aos, me quedaba cuerda para llegar a Ro de
Janeiro en unas condiciones ptimas. En esta situacin, y con
lo rpido que pasa el tiempo, de repente me encontr a menos
de un mes para embarcar hacia Inglaterra.
Por si faltaba algo, una vez ms me haban ofrecido el honor
de ejercer como portavoz del colectivo paralmpico y tuve que
dar un discurso ante la Infanta Elena y el ministro Wert en la
recepcin previa antes de partir hacia los Juegos. Era curioso,
pero en mi mejor momento era cuando yo tena ms dudas sobre si iba a poder repetir los xitos precedentes. Aunque he de
decir que la confianza en mis posibilidades segua siendo alta.
Tampoco tuve mucho tiempo para concentrarme al aterrizar en Inglaterra. Por primera vez en mi vida el telfono no
dejaba de sonar para hacerme entrevistas. Estrenaba un blog
en la web Grada360.com donde iba a ir contando todas mis
aventuras por all. Y encima, cuando fuimos a entrenar antes de
la prueba nos peg una diluviada de impresin. Sin embargo,
nos sirvi para descubrir el maravilloso espacio que haban
habilitado para el Estadio Olmpico donde, al contrario que en
Atenas, bamos a poder ver las gradas llenas. Llegaban riadas
de personas, muchas de ellas en familia, gracias a una de las
mejores campaas de publicidad que se ha hecho jams sobre

165

unos Juegos Paralmpicos. Meet the superhumans, conoce


a los superhumanos, era el lema que complementaba un vdeo
increble realizado por la organizacin sobre las cosas que son
capaces de hacer nuestros deportistas. Pocas veces me he sentido tan orgulloso de pertenecer a este colectivo como en aquellos momentos, que para nosotros fueron mgicos. Adems, el
trabajo dio los resultados que se buscaban, pues he de destacar
que los Juegos Paralmpicos de Londres han sido los de mayor
repercusin meditica y los que han conseguido atraer a ms
pblico en las gradas de toda la historia. Hasta el punto de que
en muchas pruebas, y esto es un hecho constatable, haba ms
espectadores que semanas antes con los deportistas olmpicos.
Fue una muestra de que todo haba cambiado y de que, por fin,
se nos valoraba como merecamos.
Tal como estaba prevista la competicin, pese a mis molestias, lo tena todo a favor. Estaba todo programado el mismo
da, comenzando como siempre por el disco y siguiendo por el
peso. De esa manera te concentras mejor, comes en el propio
recinto, ya has descargado adrenalina en la primera prueba y
ests en disposicin de afrontar mucho mejor la segunda. Si
ha ido bien, porque as ya te has quitado la presin. Y si no ha
sido as, puesto que tienes la oportunidad de coger la revancha
pocas horas despus, sin una noche de por medio para darle
vueltas a la cabeza acumulando estrs y presin aadidos.
Pero a algn lumbreras se le ocurri, sin previo aviso y una
vez con todos los atletas instalados en la Villa Olmpica, cambiar el orden sin ms. De este modo pasbamos a lanzar disco
un da por la tarde, finalizando a unas horas bastante conflictivas, ya que entre el control antidoping, la rueda de prensa,
volver a las habitaciones y cenar nos metamos ya en la madrugada. A la maana siguiente tiraramos el peso, sin el nivel de
descanso adecuado para ninguno de los participantes.

166

Yo, que a pesar de todos los dolores y las marcas irregulares


de mi ao deportivo tena una enorme confianza en la prueba de disco, de repente me puse muy nervioso el da anterior.
Al borde, sin exagerar, de la taquicardia. Me vea incapaz de
competir en condiciones ptimas y a mi entrenadora Gaby le
coment que no me encontraba bien ni fsica ni psicolgicamente. Sin embargo, ella estaba muy serena. Sus mtodos de
entrenamiento siempre van encaminados a llegar en el mejor
nivel posible al da decisivo. Da igual si has estado mejor o peor
en los ltimos 365 das.
A pesar de todo, en cuanto pis el escenario me tranquilic.
La noche anterior tena tantas ganas de lanzar que hasta haba
tirado cojines por la habitacin, para desespero de mi mujer
Celia. Aunque ella estaba calmada. Ya me iba conociendo de
sobra para saber que a veces tengo ms nervios de los que debera y en ningn momento me transmiti desconfianza, ms
bien todo lo contrario.
All estbamos. Una vez ms. Juntos en unos Juegos para
luchar por traer a Espaa medallas de oro. Haban cambiado
muchas cosas. Llevaba cuatro aos dedicndome de forma nica y exclusiva a entrenarme gracias al Plan ADOP. Mi padre
ya no me iba a llamar si me colgaba un oro sobre un podio en
Londres. Tena un equipo de comunicacin detrs que hizo que
fuera una de las referencias mediticas en Inglaterra, donde
llegu con 800 seguidores en Twitter para doblarlos durante
los das que estuve en competicin. Pero, sobre todo, quera
quitarme una espina que ya duraba 12 aos y que me deca
que, a pesar de mis dolencias, por fin iba a pelear por llevarme
la medalla que tanto ansiaba en disco.
Es posible que por ese motivo, o quiz por la suma de todos,
tirara con todas mis fuerzas en los primeros intentos, sabiendo
que ah estaban mis mejores bazas. Sera el tercer lanzamiento

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el que saldra largo. Largusimo. Mejor, porque a raz de ah


hubo muchsimas cosas que me desconcentraron y me hubieran impedido rendir al mximo nivel.
El quinto tuve que ejecutarlo dos veces, parndome la primera, pues en ese instante iba a correr la prueba de 200 metros
Oscar Pistorius, la referencia mundial paralmpica en aquel
momento, y el gritero de la gente era tan grande que me fue
imposible poner los sentidos que me quedaban a punto. A ello
se le uni que a mitad de la prueba me subi el azcar. Para
quien no sea diabtico, esa circunstancia hace que te adormezcas y necesites ir al bao. Yo no quera darles pistas a mis rivales, as que no sal del recinto y tampoco me pinch insulina,
que hubiera sido la mejor decisin. Junto a estos factores estaba el hecho de que tena buenos rivales, como un ucraniano
gigante que siempre, en uno u otro intento, pillaba un buen
lanzamiento. Y la tensin de todas estas circunstancias juntas
iba ponindome ms y ms nervioso.
Fue, pese a todo, una competicin no injusta, porque al final
lo bonito es que todo depende de ese instante concreto, si bien
no se ajust a los resultados que deban ser. Ninguno de mis
adversarios fue capaz siquiera de igualar las marcas con las que
se haban clasificado y yo, por primera vez en mi vida, ganaba
la medalla de oro en unos Juegos Paralmpicos. Mi emocin fue
brutal. Me pinch la insulina y me hidrat, para despus coger
la bandera de Espaa y empezar a dar saltos como si estuviera
loco. Haba ganado. Tena la medalla. Tena cuatro aos ms
por delante. Tena la posibilidad de continuar con mi sueo.
Cuando pas la euforia, las entrevistas, las felicitaciones y
los abrazos nos fuimos a la Villa. Ah vino el bajn. Llegu deshidratado, fatigado y con las manos agarrotadas. Lo primero
que hice fue cenar algo rpido, porque ya eran las 12 de la noche y si esperbamos ms no encontraramos nada abierto para

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tomar algo. Tom pasta, ensalada y una magdalena y, al subir


a la habitacin, lo primero que hice fue meterme en la ducha.
En ese instante me di cuenta de que muy difcilmente revalidara mis tres ttulos en peso. Iba a dormir muy poco, en
concreto cinco horas. Estaba agotado. El sobrexceso de azcar
haba impedido que por la noche tuviera una recuperacin celular completa y, pese a levantarme enormemente feliz y con
toda la presin transferida fuera de mi cuerpo, era consciente
de que no iba a pelear siquiera por subirme al podio.
Solo hubo un momento durante la maana en el que pens
que podra lanzar ms al haber encontrado una aislada sensacin positiva. Sin embargo, los dolores de la mano, sumados a
todo lo referido con anterioridad, no me permitieron hacer un
lanzamiento lineal. Me dio un poco de rabia, porque saba que
en condiciones normales podra haberme colgado dos medallas
en unos mismos Juegos por vez primera. Pero por ahora tendr
que esperar a ver qu pasa en Ro de Janeiro. No logr alcanzar el nivel deseado y, aunque no renunci a tener un minuto
de esplendor, no encontr las sensaciones ptimas, por lo que
me tuve que conformar con la quinta plaza. Ceda el testigo en
peso, pero lo haba compensado un da antes con el oro al que
ms ganas le tena. Que me esperen que estar de vuelta para
recuperarlo
Lo que s que hicimos despus de aquello fue disfrutar como
enanos de Londres. Habamos sido de los primeros en competir
y no abandonaramos el Reino Unido hasta el cierre del evento,
as que aprovechamos para hacer turismo y muchas compras.
Comimos a modo de celebracin Celia, Gaby y yo con el concejal de Deportes de Cheste, Paco Fortea (que haba venido
adrede a vernos), y con David Blay de Pasarela Comunicacin
en el Hard Rock Caf. Ese da nos pas de todo: una camarera
se meti una leche de impresin, al bajar unas escaleras con va-

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rios platos en la mano, hicieron sonar el We are the Champions


al verme con la medalla, comimos como autnticas bestias y
nos marchamos corriendo en metro (donde entre el calor y la
comilona casi nos desmayamos, literalmente) al Cubo, la sede
de la piscina olmpica, para apoyar a Ricardo Ten, quien se
llev la medalla de bronce en su prueba.
A partir de ah, al margen de pisar el estadio y el resto de
las instalaciones cada dos por tres para animar a los nuestros,
nos dio tiempo a visitar Notting Hill, el castillo de Londres, a
dar un paseo por el Tmesis y a hincharnos a subir y bajar del
bus turstico. La ciudad lo mereca mucho.
En ese trnsito entre las medallas y el resto de la competicin recibira muchas peticiones de entrevistas para radios,
televisiones, peridicos y webs espaolas, lo que me hizo ver
que algo estaba cambiando de nuevo. No solo a mi alrededor,
gracias a la apuesta por la comunicacin que haba realizado,
sino, como ya he dicho, en general hacia el deporte paralmpico. Y eso me hizo sonrer an ms.
Tambin hubo muchsimas llamadas institucionales. Como
la del presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra;
la del vicepresidente de la Diputacin de Valencia y alcalde
de Moncada, Juanjo Medina; o la presencia (una vez ms) del
director general del Deporte de la Generalitat Valenciana, Mateo Castell. Sin embargo, no solo fueron ellos. No se limit
a las figuras ms representativas a nivel institucional. Tambin miembros de casi todos los partidos polticos valencianos
(como Concha Andrs, exalcaldesa socialista de Moncada, que
siempre se acuerda de m), lo que me llen de un gran orgullo
y me demostr que era una imagen para toda la sociedad, algo
que se sigue ratificando con muchos homenajes y obsequios
en distintas poblaciones valencianas, con independencia del
partido que gobierne. Junto a ellos, por supuesto, miles de feli-

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citaciones de familiares y amigos, lo que culmin con una cena


en la Embajada Espaola con la Infanta Elena, Federico Trillo
y el presidente de la ONCE, Miguel Carballeda.
Fue en ese momento, una vez finalizados todos los actos
deportivos y polticos, cuando emprendimos nuestro ms que
feliz regreso a Espaa. La primera parada fue en Madrid, donde
me toc hacer de portavoz ante los medios y los patrocinadores,
visitando los estudios de Televisin Espaola, la Cadena Ser o
la Cadena COPE y las sedes de empresas como AXA o Telefnica. All coincid con una gran deportista como Marina Alabau,
campeona olmpica, mundial y europea en la especialidad de
windsurf, que me cay fenomenal.
Aunque lo que en realidad me tena ansioso era poder ver a
mi familia. Y por fin, casi un mes despus de haberlos dejado
en Valencia, aterrizamos en mi tierra. Vinieron muchos amigos a recibirnos a pesar de tratarse de un da laborable por la
maana. Tambin muchos medios, alguno de los cuales incluso
habl ms de mi reencuentro con Ximena que de mis logros deportivos, jajaja. Finalmente, enfilamos hacia Moncada, donde
yo no me poda esperar nada de lo que ocurri.
Cuando llegamos paramos en la terraza de un bar a tomarnos un refresco y, de repente, comenc a escuchar msica a mis
espaldas. Resulta que la banda del pueblo estaba esperndome
pero, claro como yo no los poda ver! Me engaaron como a un
chino. El recibimiento fue precioso y acab siendo excepcional,
ya que al entrar en casa unos amigos haban colgado una medalla gigante en la puerta. Tras dar las gracias emocionado a todo
el mundo, Celia, Ximena y yo nos quedamos solos en nuestro
hogar. Descargamos los trastos, nos sentamos en el sof y, con
una sonrisa en la boca, nos abrazamos y nos besamos. Habamos conseguido algo muy grande, pero, por encima de todo,
habamos abierto un camino que a m me iluminaba el rostro.

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Saba que quera hacer cosas diferentes en la vida. Ayudar a


los dems. Ahora era consciente de que poda hacerlo. Sin ver,
vislumbraba mi futuro. Y al contrario que mi visin, era de
todo menos negro.

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EL FUTURO

Si puedo evitarlo (y pienso hacerlo), no quiero trabajar nunca


ms sentado detrs de una mesa. Soy una persona que, tras
perder la visin, ha encontrado en la calle, en el aire libre, en el
ir y venir y en la interaccin con las personas su forma de ser y
de desarrollarse. Y ese es el pensamiento que ms claro aparece
en mi mente cuando comienzo a soar cmo ser mi futuro
despus de abandonar el deporte. O mejor dicho, despus de
no practicar deporte de manera profesional, porque no tengo
intencin de dejar de hacer cosas para seguir manteniendo la
inigualable sensacin de estar en buena forma fsica. El deporte
me da vida y es una droga de la que no quiero desengancharme.
Si miro hacia delante, tengo cuatro objetivos ya planteados
a nivel laboral. Seguramente saldrn muchos ms y alguno de
ellos puede que se quede aparcado por el camino, pero ahora
mismo estos marcan mi horizonte entre el instante en el que
escribo estas lneas y la muy probable posibilidad de que Ro
de Janeiro 2016 suponga mi retirada como atleta paralmpico.
O tal vez no sea mi retirada...

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Antes de desgranar estos proyectos, sin embargo, quiero


compartir una inquietud: la de buscar retos en el deporte cuando deje de ser el David Casinos actual. Muchos me asaltan de
vez en cuando en momentos determinados, si bien uno de ellos
ya ha tomado nombre y forma. Quien haya llegado hasta estas pginas ya sabr que me encantaba montar en bici cuando
todava poda ver y que incluso despus tuve que elegir entre
el atletismo y la opcin real de competir a alto nivel sobre dos
ruedas.
Por las caractersticas de mi trabajo fsico, apenas son recomendables actividades como montar en bici y correr, porque
el ejercicio aerbico conlleva un afinamiento, en kilos, que me
restara fuerza a la hora de lanzar el peso y el disco. Pero tengo
claro que eso se va a acabar antes o despus.
Me pica desde hace tiempo el gusanillo de prepararme para
una locura llamada Titan Desert. Para quien no est familiarizado con esta prueba, se trata del Dakar trasladado al mundo
de la bicicleta. Seis etapas de ms de 100 kilmetros por el
desierto, llevando todo lo que puedas necesitar en una mochila
y durmiendo en jaimas, mientras subes y bajas dunas enormes
soportando altsimas temperaturas.
Suena bien, eh? Jajaja. Lo tengo entre ceja y ceja, as que
ser una de las primeras aventuras que intente vivir. Y uso el
verbo intentar por una sencilla razn: no me gustara ir, correr
y volver. Mi intencin, empezando por la Titan y siguiendo
por otros retos, es poder darle un cariz solidario a este tipo de
acciones. Que se pueda aprovechar el conocimiento meditico
que existe hoy da en torno a mi persona para que empresas
privadas puedan ayudar a la gente de all. Que yo sea un mero
vehculo publicitario para una accin solidaria, tan necesaria
en cualquier lugar del planeta. Y que esto sirva de ejemplo para
que surjan nuevas iniciativas de aquellas personas, muchas ya,

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que buscan vivir este tipo de experiencias. Ojal podamos poner en marcha algo as.
Pero estos son mis sueos... Vamos ahora con las realidades
y los planes, que me comen por dentro de la ilusin que me
producen.
Ya he comentado que desde hace mucho tiempo doy charlas
en colegios y empresas, una actividad que me encantara mantener en el futuro. Creo que ayudo a la gente contndoles mi
experiencia personal y, con crisis o sin ella, siempre es importante que las personas conozcan que son capaces de superarse
da a da si se lo proponen.
Ahora bien, quisiera dar un salto en esta actividad. Estoy
convencido de que en este mundo global es fundamental comenzar a educar en una serie de valores a los jvenes, que sern
las personas que debern darnos esperanza a corto y medio
plazo. En este sentido, creo que si en algn lugar existe a da de
hoy el caldo de cultivo adecuado es en las universidades, que
es donde salen a la luz la creatividad y la inquietud de los que
sern genios maana.
Pienso, adems, que mi historia ha ayudado a muchos en
Espaa, aunque tiene un marcado carcter americano: superacin, triunfo y deporte entremezclados. Es por ello que desde
hace tiempo estoy buscando la oportunidad de dar el salto a
los Estados Unidos. Me encantara pasar unos meses impartiendo charlas a los jvenes de all, que al final acabarn convirtindose en gran parte del tejido creativo del mundo. Eso s,
sin descuidar en ningn momento mi preparacin. Algo que,
desde mi punto de vista, no sera nada complicado, dadas las
extraordinarias instalaciones deportivas de que disponen en
todos los centros americanos.

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Para esto, entre otras muchas cosas, estoy aprendiendo ingls. Con un mtodo que mezcla enseanza clsica con prcticas que a m me motivan, que no son otras que ver series y pelculas en versin original. A estas alturas me entero ya bastante
de lo que dice la gente en The Walking Dead, aunque la verdad
es que la mitad de los captulos se los pasan matando zombis o
zampndose a humanos. Adems, estoy seguro de que, dentro
de la enorme comunidad hispanohablante en Estados Unidos,
podramos compaginar charlas en ambos idiomas.
En el segundo proyecto ya estoy embarcado gracias a la confianza de una persona llamada Ivn Colmenarejo. Seguramente
conoceris el Proyecto FER (Foment dEsportistes amb Reptes.
Fomento de deportistas con retos, para los no valencianoparlantes). Gracias al presidente de Mercadona, Juan Roig; a la
Fundacin Trinidad Alfonso y al propio Ivn, que le hizo llegar
esta idea, en 2013 se ha iniciado lo que muchos han llamado
el plan ADO valenciano. Es decir, dinero donado por una persona privada para que los deportistas puedan centrarse en su
trabajo, ante las cada vez ms escasas ayudas pblicas y las
dificultades de bsqueda de patrocinios en algunos sectores.
Cuando me llam Ivn me recorri un escalofro a medida
que me iba contando en qu consista su maravillosa idea. No
solo quera ayudar a gente de lite o en proceso de estarlo que
destacaran por promover la Cultura del Esfuerzo, sino que pretenda que tras su vida deportiva siguieran ligados al proyecto
como tutores de las nuevas generaciones.
Eso en s ya era algo extraordinario e impensable hasta haca muy poco tiempo, pero esconda algo todava ms grande:
que los que hayan practicado deporte toda su vida y tras su
retirada quieran seguir vinculados a la que ha sido su actividad durante ms de la mitad de su existencia, puedan hacerlo.
Todos conocemos muchsimos casos de personas que despus

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de abandonar los focos de la competicin no han sido capaces


de reconducir su camino y han cado en situaciones de las que
es muy complicado salir. Por eso una oportunidad como esta,
que ojal sirva como faro para que lleguen muchas ms en
otras comunidades autnomas espaolas, supone una luz de
esperanza para miles de atletas que han demostrado ser buenos
en algo y, al contrario que el resto de la sociedad, deben buscar
un trabajo diferente tras haber destacado en el suyo.
Precisamente por cosas como esta no me veo sentado detrs de una mesa, aunque s quiero lanzar un mensaje a las
empresas. La discapacidad no impide trabajar. Al contrario,
hace que las personas que encuentran un empleo se esfuercen
todava ms para demostrar que son igual de vlidos que la
gente normal. Yo, que estoy ciego, voy al cine. Cocino. Utilizo
el smartphone. Cojo el metro. Y si en todos esos mbitos de la
vida puedo desenvolverme sin problemas, por qu le parece
a gran parte de la sociedad en general y a aquellos que deben
contratar en las empresas en particular que no puedo hacerlo
en el da a da de cualquier compaa? Es una de las luchas que
he tenido, tengo y tendr. Me encantara que un da no tuviera
que pelear por ello, aunque si estamos en un pas donde las
mujeres cobran menos que los hombres, no espero que cambie
rpidamente la situacin de las personas con discapacidad. O,
como nos gusta decir a nosotros, con Di-Capacidad.
Todas estas cosas me llevan a confesar el que creo que ser
mi proyecto vital. El que hace que me estremezca cuando
pienso en todo lo que se puede hacer. Mi intencin, como ya
he dicho, es ayudar a otras personas. Siempre. Yo he peleado
mucho, si bien he tenido la suerte de que ha habido gente que
ha confiado en m, que me ha ofrecido su ayuda y su apoyo, y
que me ha permitido evolucionar hasta llegar a donde estoy en
estos momentos.

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Eso es ni ms ni menos lo que quiero hacer yo, pero con un


objetivo muy concreto: ayudar a nios ciegos a integrarse en la
sociedad a travs del deporte, haciendo ver a sus padres la gran
importancia de que les dejen vivir como si no tuvieran ninguna
minusvala fsica, en lugar de sobreprotegerlos.
Tengo la firme intencin de constituir una fundacin para
ello, que me gustara llamar Fundacin Ximena (ya sabis el
porqu). A travs de ella me gustara orientarme a tres vertientes. Primero dar charlas a los propios nios hablndoles
de mi experiencia y ensendoles que ser invidente no ser
un problema en su vida si no quieren que lo sea. Luego hacer
lo propio con sus padres, para convencerles de que sus hijos
sern ms felices si juegan con otros nios en lugar de quedarse
en guetos con personas de su misma condicin. Y, sobre todo,
implicar en esto al Comit Paralmpico Espaol. Por qu?
Porque con esta iniciativa estaramos fomentando una gran
cantera paralmpica, que, en mi opinin, est por aprovechar
en Espaa y que necesita revitalizarse para que sigan llegando
xitos despus de que se retire la actual generacin.
Hay pases que estn apostando por introducir a las personas con discapacidad en planes basados en el deporte, con
ayudas pblicas y privadas. De este modo, estn consiguiendo
hacerles partcipes del desarrollo de la sociedad, darles una
oportunidad para poder destacar en algo y ponerles como ejemplo de superacin ante los ciudadanos. Me parece una iniciativa fantstica, aunque yo soy un firme convencido de que los
valores del deporte son muy necesarios en los actuales tiempos
de crisis y pienso que hay que empezar a fomentarlos desde la
niez, no cuando hay que resolver un problema.
Esto es a da de hoy lo que me veo haciendo en el futuro, en
el que adems tambin tendr que sacar tiempo para cuidar a
mi hija Cayetana. Est a punto de llegar cuando este libro va

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camino de la imprenta y es, por encima de todos, el proyecto


que ms me motiva para el resto de mi vida.
Con ella en la cabeza y con todos los sueos que me quedan
por cumplir me pongo a reflexionar un segundo antes de escribir las ltimas lneas. Y, como buen amante del cine, solo me
sale una palabra. No es FIN, porque como veis esto ni mucho
menos se acaba aqu. Es, sin duda, un CONTINUAR

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