La Virtù Según Maquiavelo - Significados y Traducciones
La Virtù Según Maquiavelo - Significados y Traducciones
La Virtù Según Maquiavelo - Significados y Traducciones
Y TRADUCCIONES
Jos Abad
(Universidad de Granada)
LA VIRTUD CRISTIANA
Con la consolidacin del credo cristiano a lo largo de la Edad Media europea, las ideas de
perfeccin o rectitud de orden moral -o sea, la consecucin del Bien como objetivo
preferente- acabaron prevaleciendo sobre el resto. Se comenzaron a elogiar las virtudes
cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza), basadas en la contencin y no en el
mpetu, y las ideas de fe, esperanza y caridad fueron recogidas en un mismo ramillete, el de
las virtudes teologales. La virtud medieval responde a las pautas sociales predilectas: el
repudio del mundo y el elogio de la vida contemplativa, la obediencia y la disciplina
propias del claustro monacal. La virtud heroica cristiana no incumbe al buen guerrero,
sino al santo. En la mujer, la virtud estar inextricablemente ligada a la castidad antes del
matrimonio y a la fidelidad al esposo, siempre y sin excusa.
El Medievo trajo consigo la introduccin del dogma cristiano en todos los mbitos sociales,
incluido el poltico, de ah que los tratados sobre prncipes (los famosos speculum principis)
exigieran al gobernante la posesin y puesta en prctica de esas virtudes sancionadas por la
moral. En el Renacimiento italiano, los humanistas no abandonaron estos presupuestos.
Desde Petrarca -en una lista en donde entraran Giovanni Pontano, Bartolomeo Sacchi o
Francesco Patrizi ed altri-, las virtudes principescas seran una amalgama de
la virt elogiada por los clsicos (la honestidad, la magnanimidad) bien combinada con la
idea de entereza refrendada por la religin cristiana:
Este anlisis [el anlisis moral] fue adoptado de nuevo en su integridad por los escritores de
libros de consejos para prncipes del Renacimiento. Ellos hicieron que fuera un supuesto
del ejercicio de su gobierno que el concepto general de virtus debe referirse a una lista
completa de virtudes cardinales y principescas, lista que procedieron a ampliar y subdividir
con tal atencin a los matices que, en un tratado como La educacin del Rey de Patrizi la
idea clave de virtus queda finalmente disociada en una serie de casi cuarenta virtudes
morales que esperan que el caudillo posea. Seguidamente y sin vacilar respaldan la postura
de que el rumbo racional de la actuacin del prncipe debe ser nicamente el moral,
argumentando a favor de ello con tal fuerza que al fin lograron que se convirtiera en
proverbio la expresin la honradez es la mejor poltica. Y por fin, ellos contribuyeron con
una especfica objecin cristiana a cualquier tipo de divorcio entre la conveniencia y el
reino de la moral. (Skinner, 1995, 50-51)
Virtud es derechamente de Dios sentir e derechamente entre los onbres bevir. As entonces
derechamente de Dios sentimos quando en Dios derechamente creemos, para lo qual es de
notar, que ay tres maneras de creer en Dios. Es la primera creer en Dios como lo creen
todos los que son fuera de la religin cristiana. Segunda, creer en Dios, que no lo nega
ningn onbre, por malo que sea. Tercera, creer en Dios como la nuestra santa Fe catlica
lo cree, y es a saber: creyendo, amarlo; e amndolo, seguirlo; e siguindolo, conplir sus
mandamientos. Ca dise Sant Juan: El que se allega a Dios en spritu, es con Dios. (VV.
AA., 1959: 153)
El elenco de virtudes del Breviloquio integrara, luego, el captulo noveno del Doctrinal de
prncipes (cuya redaccin se data en torno al 1476), dedicado a Fernando de Aragn, uno de
los monarcas que Maquiavelo puso como prototipo de Prncipe Nuevo, lo cual
aumentara la tentacin de tender lazos entre Varela y el florentino. En el Doctrinal se dan
las incongruencias que mencionbamos lneas atrs pues, si de un lado, cuando habla de
virtud, Valera piensa exclusivamente en la virtud cristiana -las menciones a nuestra
santa Fe Catlica son constantes-, en su eleccin y elogio de hombres virtuosos, como al
ilustrar su idea de justicia con un episodio protagonizado por el rey don Sancho, lo que
celebra es un pragmatismo fcil de entroncar con lo que dieron en llamar maquiavlico[2].
Merece la pena resumir el suceso: Don Sancho, hijo de Alfonso X, descubre un complot
contra su persona que implica al infante don Juan, hermano suyo, al conde don Lope y a
otros ricoshombres. A partir de entonces (y en contra de cuanto pudiera preverse), el
monarca decide frecuentar a los conjurados con mayor asiduidad que antes de descubrir sus
maquinaciones, atendiendo de inmediato cualquier demanda suya y con muy alegre cara,
apostilla Diego de Valera. Esto baja la guardia de los juramentados, de modo que cuando el
rey concierta una cita con ellos en el castillo de Alfaro, propiedad del conde don Lope,
nadie sospecha nada. Una vez instalado all, el conde invita a comer al monarca; ste acepta
de buena gana, pero antes pide al sbdito que pase a verlo que le quera fablar algunas
cosas que le conplan. Don Lope acude acompaado del infante don Juan y de otro de los
conspiradores, don Diego Lpez de Campos. Los soldados del rey impiden el paso al
squito y los tres hombres entran solos. Hallan el estrado real vaco. Luego aparece el rey y,
sin ms rodeos, empieza a exigir cuentas al conde; ste, que seguramente se huele la
encerrona, intenta sacar su espada, pero don Sancho se le adelanta y, con un cuchillo que
siempre tena en la cinta, lo apuala:
E luego el rey dixo a grandes bozes: Matadlo! Matadlo! E salieron algunos onbres que
estavan armados para prender a los susodichos e all mataron al conde, y el infante se
acoj a la cmara de la reina y ella lo ampar; y andando el rey muy saudo por el
castillo, coj Don Diego Lopes de Canpos e dxole: Diego Lopes qu os fise yo porque
me corriades la tierra? e puso mano al cuchillo con que ava ferido al conde, e cortle la
cabea. E as pacific estos reinos. (VV. AA., 1959: 177)
Estado nacional en Italia, que al final no fue[3]. Las incongruencias que decamos no se dan
en el florentino; en su propuesta, Maquiavelo ampla el abanico de significados del trmino
virt en todas direcciones, hacia el pasado, pero tambin hacia el futuro, desmarcndose
de la doble ortodoxia de su tiempo, la cristiana y la humanista.
LA VIRT MAQUIAVELIANA
Io iudico bene questo, che sia meglio essere impetuoso che respectivo:
perch la fortuna donna ed necessario, volendola tenere sotto,
batterla e urtarla. E si vede che la si lascia pi vincere da questi, che da
quegli che freddamente procedono: e per sempre, come donna,
amica de giovani, perch sono meno respettivi, pi feroci e con pi
audacia la comandano. (Principe, XXV, 26-27)
Las numerosas exgesis que se han formulado, lejos de enmaraar el tapiz, lo han definido
en sus matices mnimos. Segn Federico Chabod: La virtud de Maquiavelo no es, como
para nosotros, una cualidad moral, sino energa, facultad de querer y de hacer,
prescindiendo del contenido moral de esta energa y facultad (1984: 254). Por su parte,
en la virt Friedrich Meinecke ve: una extraa conjuncin de pesimismo e idealismo, de
elementos mecanicistas y vitalistas (1983: 35). Para Francisco Javier Conde: La
Virtud maquiavlica es como una sntesis de las virtudes antiguas y tambin de algunas
virtudes cristianas. Pero es ms que eso. Es la virtud, en primer lugar, contrapunto del
ocio, actividad, energa, dinamismo (1976: 84). Todos coinciden en la radical
modernidad de la propuesta de Maquiavelo:
Para ir adelante, Maquiavelo est devolviendo la virt a los tiempos gloriosos del
pasado[8]. Este cambio, el paso desde el mbito de la moral al de la conveniencia o la
utilidad, est dictado por la que es la gran fijacin del secretario florentino: la
gobernabilidad. La virt ya no est supeditada a la moral, aunque tampoco la combata:
Maquiavelo no ignora las diferencias entre el Bien y el Mal -recurdense las palabras de
Francisco Javier Conde de que la virt maquiaveliana era una sntesis de virtudes antiguas y
cristianas[9]-; a pesar de todo, ambos opuestos (el Bien, el Mal) tienen una importancia
Las connotaciones que Maquiavelo confiri al trmino fueron tantas y tan sutiles que la
palabra italiana se le qued pequea. No debemos extraarnos, pues, si ninguna voz
espaola est a su altura. La situacin es sta: el traductor tendr que buscar alternativas
diferentes de una frase a otra reduciendo el uso de un trmino clave: virt, y al limitarlo,
sacrificando la polisemia que Maquiavelo quiso para ste. Una lamentable prdida, en
cualquier caso. Nos detendremos brevemente en algunas de las ms reputadas traducciones
del Prncipe a nuestra lengua; vase cmo se ha traducido el pasaje de la estrategia del
arquero, ya reseado:
Casi siempre caminan los hombres por sendas trilladas antes por otros,
y casi no obran por s sino por imitacin; pero como esta no puede ser
exacta en un todo, ni suele ser posible llegar a la altura de aquellos que
se toman por modelos, el hombre sabio debe nicamente seguir los
caminos que abrieron otros, tenidos por superiores, e imitar bien a los
que han sobresalido, a fin de que, si no se consigue igualarles, se le
acerque a lo menos en alguna cosa. Cada uno, pues, deber portarse
como el ballestero prudente, que, cuando advierte que el blanco a que
dirige sus tiros, se halla demasiado distante, considera la fuerza de su
arco y apunta ms alto que el blanco, con el objeto de llegar siquiera a
tocarlo. (Maquiavelo, 1854: 34-35)
los hombres marchan por sendas que otros hombres abrieron e imitan
a stos casi siempre en su conducta; pero como no se anda todo el
sendero ni se llega jams a la altura del que se toma por ejemplo, las
personas sensatas harn perfectamente en seguir hasta el final el
camino de los grandes hombres, tan dignos de imitacin, para
parecrseles en algo, ya que no logren igualarse a ellos, haciendo lo que
hacen los arqueros prudentes, que, cuando creen muy distante el punto
de mira y conocen bien el alcance de su arco, apuntan a mayor altura,
no precisamente para dar en el punto ms alto del blanco, sino para
tocar en l. (Maquiavelo, 1924: 28-29)
Los hombres caminan casi siempre por caminos trillados ya por otros, y
no hacen casi ms que imitar a sus predecesores, en las acciones que
se les ve hacer; pero como no pueden seguir, en todo, el camino abierto
porque caminando los hombres casi siempre por vas ya batidas por
otros, y procediendo en sus acciones por imitacin (aunque a menudo
no es posible seguir del todo los caminos de los dems, ni llegar a
alcanzar la virtud de aquellos a quienes imitas), el hombre prudente
debe intentar siempre seguir los caminos recorridos antes por los
grandes hombres; e imitar a aquellos que han sobresalido de manera
extraordinaria sobre los dems, para cuando aun cuando su virtud no
alcance la de stos, se impregne, al menos un poco, en ella; y debe
hacer como los arqueros prudentes, que cuando el lugar que quieren
alcanzar les parece demasiado alejado, conociendo adems hasta dnde
llega la potencia de su arco, ponen el punto de mira muy por encima del
lugar de destino, no para alcanzar con su flecha tanta altura, sino para
poder, con la ayuda de tan alta mira, llegar al lugar que se hayan
propuesto.(Maquiavelo, 1985: 89-90)
Como habrn comprobado, de los cuatro ejemplos slo el ltimo mantiene el trmino
virtud en dos de los tres casos en que aparece en el original; las tres primeras versiones
traducen el fragmento prescindiendo de un lxico genuino. A Helena Puigdomnech, en
cambio, no se le escapaba la importancia del concepto, y sabedora de que ninguna
traduccin debera permitirse descartar un vocablo decisivo del pensamiento maquiaveliano
-como hicieron sus predecesores-, se decanta por impregnar nuestro sustantivo virtud de
la ambigedad que tena en Maquiavelo. Es, sin discusin, la opcin ms inteligente. No
est claro, no obstante, que el trmino espaol sea capaz de aguantar la transformacin; no
est claro, insistimos, que el lector reconozca su polisemia Lo irnico del caso es que,
ante la imposibilidad de una traduccin satisfactoria, en nuestro idioma habra bastado con
mantener tal cual virt, dejando a la cursiva la sugerencia de esos significados sealados y
que difcilmente identificaramos con la idea ms extendida de virtud.
Referencias bibliogrficas:
Fortuna combina narcisismo flico con sadismo primario, como revelara una
lectura freudiana (AA. VV., 1988: 274).
[6] Entre los innumerables ejemplos que podran ilustrar este punto, citaremos:
Fa bene la fortuna questo, che la elegge uno uomo, quando la voglia condurre
cose grandi, che sia di tanto spirito e di tanta virt che ei conosca quelle
occasioni che la gli porge. (Discorsi, II, 29, 2)
[7] No nos sustraemos a citar de nuevo a Luigi Russo: Se il medioevo cattolico
aveva elaborato el concetto della virt morale, della virt contemplativa, che
guarda soltando il cielo, che identifica ogni politica temporale col timore di Dio,
il rinascimento machiavellico ha elaborato laltro concetto della virt tecnica,
della virt attiva che identifica la bont dogni azione con la bont e sagacia
dei mezzi con cui tale azione si sviluppa (1988: 215).
[8] Roma, que de ciudad devino imperio, fue un modelo a cuya influencia pocos
humanistas lograron sustraerse; stos no slo vieron en Roma un modelo
esttico digno de imitar, sino un paradigma poltico invitante. Maquiavelo
avanz de manera ms decidida; el objetivo no slo era ser igual a la Roma de
entonces, sino tan fuertes e independientes como la ciudad fue una vez.
[9] En una famosa digresin del Principe, Maquiavelo advierte: Non si pu
ancora chiamare virt ammazzare e soui cittadini, tradire gli amici, essere
sanza fede, sanza piat, sanza religione: e quali modi possono fare acquistare
imperio, ma non gloria. Perch, se si considerassi la virt di Agatocle nello
entrare e nello uscire de pericoli e la grandezza dello animo suo nel sopportare
e superare le cose avverse, non si vede perch egli abbia a essere iudicato
inferiore a qualunque eccellentissimo capitano: nondimanco la sua efferata
crudelt e inumanit con infinite sceleratezze non consentono che sia in fra gli
eccellentissimi uomini celebrato. Non si pu adunque attribuire alla fortuna o
alla virt quello che sanza luna e laltra fu da lui conseguito (Principe, VIII, 1012). Esto es, Agatocles no se incluira entre los hombres virtuosos a causa de
sus muchos crmenes. En este mismo captulo VIII, Maquiavelo reflexiona sobre
la crueldad bien usada y la crueldad mal usada; tampoco ah olvida el apunte
moral, pero ni siquiera aqu lo privilegia: [Le crudelt] Bene usate si possono
chiamare quelle, -se del male lecito dire bene,- che si fanno a uno tratto per
la necessit dello assicurarsi: e di poi non vi si insiste dentro, ma si convertono
in pi utilit de sudditi che si pu (Principe, VIII, 24)