Biografia Del Conocimiento German Guarin
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Preámbulo
Entonces, nos concierne: La realidad vital e histórica nos concierne, nos pertenece
de modo inmanente, no trascendente. Desde esa inmanencia le damos significado
y sentido. En esta óptica la realidad cumple una función metodológica importante:
es el polo atractor de toda investigación, de todo sujeto investigador, quien se
plega a su realidad como a su propio discurrir, a su particular acontecer.
Zemelman señala que el sujeto vital, histórico se vincula existencialmente a su
realidad, en su movimiento, en sus límites y determinaciones, en sus opciones y
posibilidades, en fin, en sus horizontes.
Quintar nos sugirió algún día la lectura de Jean Carlés Melich, de su libro
“Ausencia de testimonio. Ética y pedagogía desde los relatos del holocausto” ; en
mi calidad de sujeto me ha preocupado la violencia extrema, la barbarie
civilizatoria sapientemente calculada, ya desde un totalitarismo, ya desde otro.
Zemelman, la propia Quintar nos hablan con frecuencia de nuevos lenguajes, de
otras narrativas, así que Melich permitió acercarse al valor formativo
metodológico del testimonio. Por lo mismo recurrimos a ver la película Escritores
de Libertad. El testimonio de los supervivientes es la voz de quienes la
perdieron, es la memoria reconstruida de un pasado que los bárbaros tienden a
olvidar. Habrá que acercarse próximamente a los testimonios en América Latina,
testimonios de los chilenos, de los argentinos, de los colombianos, de los
salvadoreños, evitar así la pérdida, la obstrucción de la memoria, que nos
identifica en nuestras búsquedas y luchas.
Hay violencias simbólicas e intelectuales, tan reales como las bélicas que son,
simplemente, el modo intelectual de producir la guerra y al guerrero. Esto es
nuestro auténtico malestar. En conjunto hemos fabricado la barbarie, con aguda
y furiosa inteligencia, con rústica sapiencia. Es un dolor muy hondo éste,
produce nostalgia del otro, de los otros. De los excluidos, de los exiliados, de los
expulsados, de los muertos y ausentes de nosotros mismos. Hay un dolor de
ausencia, hay nostalgia de utopía, llanamente, por los sueños perdidos, por el
tiempo ido, por los hermanos y no hermanos que ya no están, porque de algún
modo los hemos condenado a la muerte y al olvido. Con este sentimiento nuestra
teoría ha de ser distinto en adelante.