America Latina Piensa America Latina
America Latina Piensa America Latina
America Latina Piensa America Latina
ISBN 978-987-722-074-2
9 789877 220742
Acosta
Ansaldi
Giordano
Soler
Amrica Latina
P I E N SA
Amrica Latina
Yamand Acosta,
Waldo Ansaldi,
Vernica Giordano
y Lorena Soler
(COORDINADORES)
AMRICA LATINA
PIENSA AMRICA LATINA
AMRICA LATINA
PIENSA AMRICA LATINA
Yamand Acosta, Waldo Ansaldi,
Vernica Giordano y Lorena Soler
(Coordinadores)
Waldo Ansaldi
Alfredo Falero
Juan J. Paz Mio Cepeda
Matas Fernando Giletta
Vernica Giordano
Yamand Acosta
Lorena Soler
Julieta Rostica
Cristian Gallay
Julieta Grassetti
Laura Medina
Marina Mendoza
Ins Nercesian
Ana Beln Mercado
Parte de este libro fue financiado con un subsidio de la Secretara de Ciencia y Tcnica de la Universidad de Buenos
Aires como resultado del proyecto de investigacin La Imaginacin histrica de la Sociologa Latinoamericana.
Debates, contribuciones, trayectorias personales y proyectos institucionales (circa 1940s-1980s) dirigido por Waldo
Ansaldi y Vernica Giordano, perteneciente a la programacin cientfica 2011-2014.
Patrocinado por la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a
los autores firmantes, y su publicacin no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.
ndice
Palabras introductorias 9
I
Waldo Ansaldi
Entre perplejidades y angustias. Notas para pensar las ciencias
sociales latinoamericanas
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Alfredo Falero
De amnesias conceptuales e intelectos capturados. Algunos aportes
de la dcada del sesenta para pensar Amrica Latina en el siglo xxi 39
Juan J. Paz Mio Cepeda
Ecuador. Ideas, pensadores e investigacin social. Un esquema
desde la historia
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II
Matas Fernando Giletta
Sergio Bag. Apuntes sobre su biografa intelectual y su
pensamiento sociohistrico
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Vernica Giordano
La sociologa de Jorge Graciarena. Una sociologa histrica
latinoamericana 105
Yamand Acosta
Un humanismo crtico desde Nuestra Amrica
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III
Entrevista de Lorena Soler (en colaboracin con Ana Beln Mercado)
Domingo Rivarola. Sociologa y prcticas. La experiencia del
Centro Paraguayo de Estudios Sociolgicos
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PALABRAS INTRODUCTORIAS
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Palabras introductorias
Amrica Latina piensa Amrica Latina es el resultado de un esfuerzo colectivo de un conjunto de investigadores cuyo objetivo comn es
propiciar el desarrollo de un pensamiento nuestro, que articule teora
y praxis, pasado y presente, y que se asiente en la afirmacin de la integracin de la regin. Este proceso exige, a nuestro juicio, retomar la
senda marcada por el pensamiento social crtico latinoamericano de
los aos sesenta y setenta pero evitando caer en una mirada nostlgica
que sentencie que todo pasado fue mejor.
La revitalizacin del pensamiento social latinoamericano es una
contribucin a repensar el desarrollo de las ciencias sociales y la filosofa, pero sobre todo es un aporte a la reflexin sobre los procesos
de transformacin de Amrica Latina hoy. En la actualidad, quienes
pensamos Amrica Latina nos encontramos frente a una realidad que
plantea desafos tericos y prcticos. El libro invita a construir herramientas analticas capaces de afrontar estos desafos.
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con continuidades y rupturas, una preocupacin apareci tempranamente entre los primeros pensadores del siglo XIX: el cambio social.
Ronny J. Viales Hurtado inicia su excelente trabajo sobre la influencia de la sociologa latinoamericana en la historiografa recordando que algunos de los socilogos de la etapa de profesionalizacin,
como Aldo Solari, Rolando Franco y Joel Jurkowitz, propusieron tres
etapas en el desarrollo de la primera de estas disciplinas: la primera,
muy larga, fue la de los pensadores (circa las primeras dcadas poscoloniales hasta la segunda posguerra; Viales Hurtado la llama sociologa de primera generacin, ms prxima a la reflexin crtica que a
la investigacin cientfica); la segunda fue la de los intentos de sistematizacin y renovacin disciplinarias, y la tercera (que llegaba hasta
mediados de los aos setenta, cuando escribieron los autores citados)
correspondi a la sociologa crtica (Viales Hurtado, 2006: 129).
De modo que no deben confundirse los dos planos: uno, el del
largo, complejo, ambiguo proceso constitutivo de un pensamiento social latinoamericano, en el que jugaron un papel importante diversos
intelectuales polticos, ensayistas; otro, el de la profesionalizacin e
institucionalizacin de las disciplinas cientfico-sociales y de su prctica por personal especialmente formado y entrenado.
Aqu interesa solo el segundo de esos planos, que empez a dibujarse aunque haya trazos anteriores en tiempos de la segunda posguerra mundial, en los cuales se asisti a una profunda transformacin de las ciencias a nivel planetario. Como nunca antes, la historia
del mundo dio un salto fenomenal para tornarse plena, estrictamente
mundial: todo cuanto significativo acontece en cualquier lugar de ste,
ms rpida que tardamente, incide sobre el resto. Y lo que ocurre en
el mundo despus 1945 es una constelacin de fenmenos y procesos
con una aceleracin y magnitud sin parangn, en todos los campos de
la actividad humana, ms acelerado an desde finales del siglo XX con
los formidables desarrollos de la informtica y la robtica.
Las lneas precedentes no persiguen ni siquiera una versin jibarizada del recorrido de las ciencias sociales en Amrica Latina antes
de su institucionalizacin y profesionalizacin a mediados del siglo
XX. Tan solo quieren llamar la atencin sobre la necesidad de tener en
cuenta la etapa precedente que algunos llaman pre cientfica, y otros
protocientfica, expresiones que no siempre se ajustan a la realidad,
rica en algunos nudos que sern luego caractersticos de nuestro campo. Uno de ellos es el de la vinculacin estrecha entre conocimiento de
la sociedad con mayor o menor rigurosidad en cuanto a metodologa
y tcnicas de investigacin y poltica, relacin que fue adquiriendo
crecientemente un sesgo crtico del orden y del poder establecidos.
Otro, ms claramente desarrollado en la segunda etapa, es el de la
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go de Chile, como el Instituto Latinoamericano de Planificacin Econmica y Social (ILPES) y el Centro Latinoamericano de Demografa
(CELADE). Asimismo, y muy especialmente, fue decisiva la tarea de
organismos internacionales de nuevo tipo, como la intergubernamental FLACSO y el no gubernamental CLACSO. El primero de estos dos
llev adelante, en su sede central, en Santiago de Chile, la Escuela
Latinoamericana de Sociologa (ELAS), experiencia iniciada en 1957
e interrumpida por el golpe militar de 1973, y la ya citada ELACP.
El segundo, adems de promover y apoyar, con la colaboracin de la
UNESCO, y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), cursos cuaternarios llevados adelante en diversos centros de
la regin, dise y realiz su propio Curso Avanzado Latinoamericano
de Sociologa Rural, un posgrado bienal itinerante y limitado a cuatro cohortes, la primera de las cuales durante el bienio 1974-1975, se
hizo en el Centro Paraguayo de Estudios Sociolgicos, en Asuncin.
Los cursos posteriores tuvieron por sede Quito (1976-1977), San Jos
(1978-1979) y Santo Domingo (1980-1981), representando las mismas
las reas Cono Sur, Pases Andinos, Caribe y Centroamrica, respectivamente. Los y las estudiantes de cada cohorte provenan de distintos
pases de la regin, no solo de las reas de las sedes. Las cuatro cohortes sumaron 91 inscriptos, de los cual 81 concluyeron sus estudios.
Fue una importante contribucin de CLACSO al reforzamiento de los
estudios de posgrado en la regin.
A modo de sntesis, destaca, en el perodo, la frustracin de la va
universitaria como exclusiva o principal para la formacin de posgrado y para la preservacin y/o continuacin (cuando no efectivo comienzo) de las tareas de investigacin cientfico social. Brasil (aun
bajo la dictadura), Mxico y Amrica Central (con el Consejo Superior
Universitario Centroamericana, CSUCA, con sede en San Jos de Costa Rica) constituyeron casos especiales de peso y continuidad de los
posgrados universitarios.
Asimismo, es pertinente recordar que el clima de los aos sesenta
y setenta tena, coexistiendo con esa preocupacin por la nacionalizacin / regionalizacin de las ciencias sociales y por la jerarquizacin
de la enseanza y la investigacin cientfico social, una fuerte preocupacin por cambiar radicalmente las estructuras de las sociedades,
que en el lmite se traduca en el abandono de la prctica cientfica
en favor de la militancia poltica. De hecho, haba una tensin, una
dialctica entre una y otra posicin y ambas eran partes constitutivas
del proceso de construccin y desarrollo de las ciencias sociales latinoamericanas.
La preocupacin por generar un pensamiento propio y por formar recursos humanos en la misma regin fue reforzada y comple-
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a la moderna, de modo que alcanzasen el estadio del desarrollo econmico y social, en algunas variantes de la teora, considerado condicin
necesaria para establecer un rgimen poltico democrtico. Para tal
pasaje, las sociedades tradicionales deban modificar profundamente
sus valores y sus estructuras sociales, cambios que abarcaban un arco
ms que amplio, desde la familia hasta el Estado.
La teora de la modernizacin destac la necesidad de la intervencin central del Estado para realizar el proceso de modernizacin.
No cualquier Estado, sino uno fuerte y estable. O, como dira, Samuel
Huntington, gobiernos autocrticos.
En Amrica Latina, la teora de la modernizacin tuvo una original formulacin en la Comisin Econmica de Amrica Latina
(CEPAL), para la cual el subdesarrollo de la regin era consecuencia
de la relacin centro-periferia y su superacin era el desarrollo, el cual
se basaba en la industrializacin. Pero desarrollo e industrializacin
eran parte del pasaje de las sociedades tradicionales, agrarias, a las
sociedades modernas. Este pasaje era la modernizacin, un proceso
continuo de superacin creciente de valores, actitudes, etc., resumido
a veces en la expresin secularizacin, donde la otra caracterstica
era la racionalidad de los cambios y de los nuevos valores socioculturales. En Gino Germani, Jos Medina Echavarra y Ral Prebisch, la
modernizacin era concebida como un proceso susceptible de planificacin, a efectos de facilitar en tiempo y costos tal trnsito. Planificar
la transicin era potenciar el papel del Estado como sujeto principal
del cambio social. Pero a diferencia de Huntington, ellos pensaban en
gobiernos democrticos, aunque al final de su vida Germani sostena
que la democracia no era un logro especfico de la modernizacin.
Se admita la existencia de varios modelos de sociedad industrial
y de transicin y la asincrona de los cambios, la cual era mltiple
(geogrfica, institucional, en los diferentes grupos sociales, motivacional). Una certeza campeaba en los trabajos de quienes sustentaban la teora de la modernizacin: las sociedades latinoamericanas
eran estructuralmente duales, es decir, coexistan en ellas sociedades
tradicionales con las modernas, si bien la tendencia era a la absorcin de las primeras por las segundas. No era la primera vez que en
Amrica Latina se planteaba la cuestin de la dualidad estructural de
sus sociedades. En el fondo no era otra cosa que la reformulacin, en
clave de mediados del siglo XX, de la decimonnica contraposicin
civilizacin (urbana) y barbarie (rural).
De hecho, la nocin de sociedades duales impact fuertemente
en las ciencias sociales de los aos sesenta, y no fueron pocos los
que adhirieron a ella, a veces con matices, como en los casos del
talo-argentino Gino Germani y el uruguayo Carlos Rama. Pero no
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Bibliografa
Ansaldi, Waldo 1991 La bsqueda de Amrica Latina en Cuadernos
(Buenos Aires: IIGG-UBA) N 1 [con la colaboracin de
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dir.) Teora y metodologa en la Historia de Amrica Latina (Paris:
UNESCO / Trotta) Vol. IX de la Historia General de Amrica
Latina, pp. 129-174.
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Alfredo Falero
DE AMNESIAS CONCEPTUALES
E INTELECTOS CAPTURADOS
ALGUNOS APORTES DE LA DCADA DEL SESENTA
PARA PENSAR AMRICA LATINA EN EL SIGLO XXI
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circunscribir el razonamiento a cierres apresurados del objeto. Es decir, es un problema cognitivo importante. Nuevamente Zemelman: la
incorporacin de lo indeterminado de lo determinado es fundamental
para recuperar la exigencia del movimiento, indeterminacin que ha
de ser determinable en trminos de relaciones posibles segn un razonamiento articulado. La determinacin no constituye ninguna anticipacin de contenido (Zemelman, 1994: 10).
Y esto lleva a otro tema que es la capacidad de integrar y observar
alternativas que aparecen como marginales. Esto se ha teorizado desde diversas formas. El conocido socilogo portugus Boaventura de
Sousa Santos ha denominado esto como sociologa de las ausencias
y sociologa de las emergencias. Es decir, se trata de hacer que prcticas sociales que estn ausentes de la problematizacin se vuelvan
presentes, lo que aparece como socialmente invisibilizado se vuelva
visible (entre otros trabajos; De Sousa Santos, 2008).
Esto significa recobrar distintas experiencias sociales. Por ejemplo, se trata de la recuperacin y valorizacin de los sistemas alternativos de produccin que la ortodoxia productivista capitalista ocult
o desacredit, formas que no siendo hegemnicas de produccin son
igualmente importantes. Pero no solo se trata de formas de produccin alternativas, tambin pueden ser diversas luchas sociales que no
solo estn invisibles por los grandes medios masivos de comunicacin, sino tambin en la propia construccin de conocimiento en ciencias sociales en las universidades.
Hay contextos sociales en los cuales la presencia de acciones colectivas es tan evidente que no pueden obviarse y esto recoloca la importancia de la bsqueda de explicaciones y anlisis con capacidad
de ruptura. Lo ms reciente en la regin ocurri desde la segunda
mitad de la dcada del noventa cuando movimientos de fuerte entrelazamiento con lo territorial campesinos, indgenas, desocupados,
dinmicas barriales, trabajadores rurales sin tierra, de lucha por la
vivienda interpelaron a parte de quienes se desempean en el mbito
de las ciencias sociales y las humanidades. Esa dinmica intelectual
muestra ya sntomas de agotamiento o de haber sido reabsorbida por
lgicas acadmicas o polticas.
Pero mucho mayor que ese contexto fue lo que ocurri en la
dcada del setenta. En un trabajo de hace algunos aos, se visualiz como ruptura paradigmtica lo que ocurri en Amrica Latina
en ese perodo que fue hasta principios de la dcada del setenta
(Falero, 2006). Era ciertamente otro contexto social, afn a la ruptura con la dependencia en varios sentidos y en buena parte de la
intelectualidad y afn con una transformacin social por una parte
importante de la sociedad. En ese trabajo se prefiri englobar como
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paradigma centro-periferia esa nueva visin que rompa con las anteriores, ms o menos lineales, de posibilidades de modernizacin,
con fuerte peso en lo cultural, de desarrollo o incluso de visin de
socialismo bajo lgicas mecnicas de llegada mediante el desarrollo de fuerzas productivas.
El argumento central, por tanto, es el siguiente: las luchas sociales impulsan la construccin de conocimiento creativo. La Amrica
Latina de la dcada del sesenta fue uno de esos contextos sociales de
produccin del conocimiento. Aunque suena paradjico, los centros
acadmicos presentan enormes resistencias a impulsos creativos y
tienden a llevar a lgicas de inteligencias capturadas, es decir potencialidades enormemente limitadas y puestas a trabajar en la conservacin de lo existente naturalizado como lo posible. Pero cuando
intervienen contextos sociales ms amplios predispuestos al cambio,
el arrastre, sin embargo, es inevitable.
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La captacin de la dependencia como parte estructural de la conformacin social de la regin, de las especificidades sociales latinoamericanas, puede ser vista como una verdadera ruptura terica. Si se
hace una apropiacin un tanto heterodoxa de la perspectiva de paradigma de Kuhn (1986), aplicndola a las ciencias sociales e introduciendo mucho ms de contexto social en la explicacin del cambio, se
puede decir que existi una ruptura paradigmtica.
Es decir, cuando el conjunto de anomalas hacen insostenible
permanecer en determinados parmetros de anlisis sin modificaciones importantes, se produce un salto cualitativo en la explicacin. Ah
se produce lo que puede denominarse, un tanto provocativamente,
como generacin de anticuerpos analticos. Es decir, bases tericometodolgicas que nos proveen de proteccin contra la inficin de
lecturas limitadas de la realidad, an cuando estn revestidas de forma atractiva.
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cas que las que despus en la dcada del noventa el debate alrededor
del concepto de exclusin social promovi en la regin.
Corresponde establecer el mismo hilo argumental tambin aqu:
puede caber con justicia la discusin sobre el acierto o no de estos autores de reintroducir el concepto de ejrcito industrial de reserva de
Marx para explicar la marginalidad social (y espacial), pero se trata de
una utilizacin creativa, no de un traslado mecnico. Por otra parte,
no es preciso decir que el tema sigue teniendo particular vigencia: los
procesos de marginalidad no han desaparecido.
No es el caso aqu seguir introduciendo elementos sino visualizar
un espacio intelectual de aperturas creativas que recoloc desde otros
parmetros el anlisis de la regin. Theotnio Dos Santos, otro brasileo destacado en la contribucin de la dependencia y de ese movimiento general de contribucin crtica, recuerda que desde la dcada
del setenta, una extensa literatura sobre la teora de la dependencia
dio inicio al debate a partir de una perspectiva universal. Y desde la
visin de contribucin cientfica alternativa al mainstream, se pas
a dursimas crticas (Dos Santos, 2003). El bloqueo intelectual que
culmin ese proceso fue paralelo al bloqueo autoritario sobre la movilizacin social.
Lo interesante es que la revitalizacin de muchos elementos
abiertos en Amrica Latina, terminaron reemergiendo en las teoras
del sistema-mundo y principalmente en Estados Unidos, centro hegemnico. Los cuatro nombres destacados naturalmente hay muchos
ms tuvieron pasajes por la periferia del sistema: el citado Gunder
Frank, que escribira posteriormente trabajos como La acumulacin
mundial publicado en 1977; Samir Amin, de hecho originario de Egipto, y su tesis de doctorado en Francia que se convirti aos despus
(en 1971) en La acumulacin a escala mundial; Immanuel Wallerstein,
que tuvo su pasaje por frica al igual que el tambin ya citado italiano
Giovanni Arrighi. Wallerstein con su moderno sistema mundial de
1974 (1994) se constituye en una referencia igualmente temprana en
el tema.
El caso de Arrighi puede resultar interesante para ilustrar una trayectoria intelectual que no pasa por Amrica Latina pero s por frica.
Despus de su doctorado en Economa en Italia, fue precisamente su
experiencia en frica lo que contribuy a su apertura creativa (cuando advirti que lo aprendido le serva muy poco para entender, segn
confesara aos despus). Luego sigue su conocimiento del sur de
Italia y su emigracin al Centro Fernand Braudel para el Estudio de
Economas, Sistemas Histricos y Civilizaciones (en Estados Unidos)
y la red de relaciones que estableci, comenzando con Wallerstein y
Terence Hopkins, defensores del enfoque del sistema-mundo.
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Igual que lo que se vio antes con Amrica Latina, aqu se observa
la conformacin de un camino de creacin signado por la posibilidad
de captacin de las especificidades tanto de regiones centrales como
perifricas y sus conexiones, por el estudio de la relacin entre procesos sociales y procesos econmicos, por la aproximacin, en suma, a
la investigacin de procesos concretos pero asumiendo las articulaciones globales (Falero, 2012).
Sus ltimos trabajos, al igual que los de Frank, estuvieron dedicados a capturar la idea de pasaje del centro hegemnico al Pacfico en
el siglo XXI, particularmente visualizando el papel de China (Arrighi,
2008) pero sin caer en lugares comunes, nuevamente, aplicando una
gran creatividad terica.
En primer lugar, debe rescatarse la idea de una dialctica polarizante intrnseca a un sistema nico mundial o totalidad sistmica, que
inficiona las relaciones sociales y las posibilidades societales. Andr
Gunder Frank critic el subdesarrollo de la sociologa que promova
la idea de etapas de desarrollo y de difusionismo el subdesarrollo se
mantiene debido a obstculos o resistencia a la difusin modernizante
ya sea en trminos culturales o de difusin del capital y llam a concentrar la atencin en las relaciones de un todo social determinante,
donde lo que se conoce como desarrollo y subdesarrollo corresponden
a manifestaciones simultneas y mutuamente producidas del mismo
proceso histrico (Frank, 1969). De all derivan consecuencias tericas y estratgicas varias.
Como argument Hugo Zemelman la idea de totalidad es clave
cuando se trabaja en ciencias sociales. Naturalmente, esto no quiere
decir incluir todos los hechos, sino una ptica epistemolgica desde
la que se delimitan campos de observacin de la realidad. Aqu la idea
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turas descoloniales tengan ya una contribucin limitada particularmente cuando el nfasis cultural ahoga la visualizacin de otras
formas socioeconmicas que vislumbren otros horizontes de posibilidades pero de base hay una lnea de trabajo muy importante:
escapar del espejismo eurocntrico.
Anbal Quijano, ya en su etapa ms reciente, recuerda que el eurocentrismo es una perspectiva de conocimiento, una especfica racionalidad cuya elaboracin sistemtica comenz en Europa Occidental
antes de mediados del siglo XVII, aunque algunas de sus races son sin
duda ms viejas, y que se fue haciendo mundialmente hegemnica.
Un mito fundacional de la versin eurocntrica de la modernidad es
la idea del estado de naturaleza como punto de partida del curso civilizatorio cuya culminacin es la civilizacin europea u occidental. De
all la perspectiva evolucionista, de movimiento y de cambio unilineal
y unidireccional de la historia humana (Quijano, 2000).
Puede sealarse un conjunto importante de elementos que integran los elementos de una mirada eurocntrica. Este socilogo peruano destaca como clave en la confrontacin entre la experiencia
histrica y la perspectiva eurocntrica de conocimiento, la reubicacin temporal de modo que lo no europeo es percibido casi automticamente como pasado.
Tambin Samir Amin ha insistido que el eurocentrismo es un
culturalismo en el sentido de que supone la existencia de invariantes
culturales que dan forma a los trayectos histricos de los diferentes
pueblos, irreductibles entre s. Se presenta como un universalismo en
el sentido de que propone a todos la imitacin del modelo occidental
como nica solucin a los desafos de nuestro tiempo (Amin, 1989).
Como todo paradigma, funciona en la vaguedad de las evidencias
aparentes y del sentido comn, en este caso oscureciendo la dinmica
del capitalismo como sistema mundial y su contradiccin centro-periferia. Por el contrario, las dos caras que se alimentan mutuamente,
el atraso y el desarrollo, desaparecen bajo la frmula de imitar al Occidente. Este movimiento de crtica al que lleg el autor egipcio se
podran sumar otros autores, como por ejemplo Edward Said fue un
movimiento paralelo al que el perodo y contexto que nos ocupa contribuy a aportar insumos.
c. Elogio de la interdisciplinariedad
Immanuel Wallerstein junto a otros investigadores incluso no provenientes de las ciencias sociales, como Ilya Prigogine plante en
varios trabajos, desarrollados en la dcada del noventa, la necesidad
de abrir las ciencias sociales (1996), de revitalizarlas a partir de su
herencia en la construccin de las mismas hacia el siglo XXI (2005).
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El desafo implica tambin superar desconfianzas hacia la visin del otro y promover la idea de incompletitud de las disciplinas.
Como siempre est el peligro de que la interdisciplinariedad se confunda con el todo vale en la construccin del conocimiento. Cabe
aclarar entonces: la apertura de campos de realidad sobre la problemtica de Amrica Latina no es contradictoria con el mantenimiento
del rigor de la investigacin, si bien puede vivirse como una tensin.
El tema es extenso, pero tambin corresponde reintroducir aqu
nuevamente a Gonzlez Casanova quien ya en una etapa reciente, interesado en los sistemas complejos y en el pensar el siglo XXI bajo
un nuevo paradigma, sin olvidar su trabajo sociolgico de la dcada
del sesenta, seala entre otras cosas: cuando uno estudia el mundo
como un sistema complejo, los sistemas filosficos que mantienen la
divisin de conocimientos en disciplinas, con toda la coherencia interna que alcancen, o con la validez y confiabilidad que muestren en la
construccin de conceptos y realidades, pierden una gran parte de la
significacin que tenan antes (Gonzlez Casanova, 2004: 82).
d. Pensar relacionalmente: recuperacin y proyeccin
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El tema resulta harto conocido pero debe volverse una vez ms. Porque los desarrollos de la dcada del sesenta mostraron que la teora
de la modernizacin y que la teora desarrollista escondan supuestos
muy claros. Como ocurre en estos casos, nada ms efectivo que la
construccin de conocimiento que se pueda pasar como fuera de toda
ideologa, fuera de toda posicin poltica. Nada ms efectivo que tener
a disposicin un poder simblico capaz de regular lo que se considera
viejo o nuevo, visible o invisible, imaginable o no imaginable, ideolgico o fuera de toda ideologa.
As es que desde que la economa se constituy en centro de gravedad de la discusin social general pero a la vez qued atrapada en la
fetichizacin del mercado, se generaron prisiones mentales en las que
de alguna manera nadie puede pensar el cambio social por fuera de
ellas. Desde tal posicin, todo queda reducido a identificar un asptico conjunto de instrumentos o tcnicas transhistricas y a una lgica
prctica. Naturalmente, desde tal posicin solo puede observarse con
desconfianza o pura inutilidad toda otra produccin.
El problema es que en sociologa est ocurriendo algo parecido en
cuanto a esas prisiones mentales aunque, debe reconocerse, todava
en menor grado que el caso anterior dependiendo de los lugares. Ya en
el antiminotauro, un texto de Alvin Gouldner divulgado a comienzos
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de la dcada del sesenta, se haca referencia a la existencia del mito sobre la posibilidad de una ciencia social libre de valores, posibilidad
desencadenada por un magnfico minotauro: Max Weber. Ms all
de la discusin sobre lo que efectivamente apuntaba Weber, el sealamiento de Gouldner puede permitir una sana provocacin intelectual.
Este intelectual estadounidense sealaba:
[] la cueva de este minotauro an es considerada por muchos socilogos como un lugar sagrado, aunque slo es posible llegar hasta ella
por una lgica laberntica y slo ha sido visitada por unos pocos que
jams volvieron. En particular, a medida que envejecen, los socilogos
se sienten impelidos a efectuar una peregrinacin a ella y rendir homenaje al problema de la relacin entre los valores y las ciencias sociales.
Reflexiones finales
As como en la agenda de las ciencias sociales de Amrica Latina cabe
reparar ms all de discusiones posibles en la perspectiva de Boaventura de Sousa Santos quien ha dicho que se considera un intelectual
de Amrica Latina por adopcin de hacer emerger experiencias marginales, de visibilizar prcticas sociales ocultas y que pueden mostrar
caminos de alternativas de sociedad, tambin se trata de rescatar contextos de creatividad intelectual como el generado en la dcada del
sesenta en la regin.
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Bibliografa
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permiti comenzar a entender el entramado social, con sus diferencias de intereses, las dominaciones histricamente establecidas, los
sistemas de explotacin generalizados o los juegos polticos. Se empez a descubrir el pas oculto, en el cual el Estado, la democracia, las
leyes y, en general, todo el sistema, funcionaba al servicio de minoras
poderosas. El pensamiento social naci, pues, acompaando a la presencia de las clases medias, los trabajadores y los sectores populares,
que reclamaban ser agentes de la historia y no las vctimas de la dominacin interna, ni de la que instauraron en el mundo las potencias
imperialistas.
Entre 1972-1979, dos gobiernos militares retomaron el modelo desarrollista y gracias a los espectaculares ingresos petroleros de
la poca, Ecuador se moderniz como nunca antes en su historia y
consolid su estructura capitalista. Cabe anotar que en el Cono Sur
Latinoamericano tambin se establecieron, en la misma dcada (en
Brasil desde 1964) dictaduras militares cegadas por el anticomunismo, que establecieron Estados terroristas, con asesinatos, torturas,
desapariciones forzadas de personas y violacin sistemtica de derechos y libertades que, en cambio, no ocurrieron en Ecuador, pues el
primer gobierno militar (1972-1976) ejecut un programa nacionalista y reformista, en tanto que el segundo (1976-1979) abandon el
nacionalismo y acentu el ejercicio autoritario del poder, sin obrar en
los extremos de sus pares latinoamericanos.
Puede afirmarse, por consiguiente, que en dos dcadas la industria tom impulso, decay la agricultura en forma alarmante, Ecuador se integr de lleno al sistema capitalista mundial y su sociedad
se modific con la ampliacin de las clases medias, la consolidacin
de una burguesa interna, la definitiva superacin del sistema oligrquico-terrateniente y la estrecha vinculacin del pas con EE.UU. Naturalmente, todo ello trajo consigo una multiplicidad de cambios en
el orden poltico y cultural, pues aparecieron nuevos movimientos y
partidos, las confrontaciones entre clases sociales se clarificaron y la
lucha por el poder se intensific.
Desde la perspectiva de la evolucin del pensamiento ecuatoriano y de la investigacin social, en la dcada del setenta adquiri importancia la economa como ciencia, pues ella responda a las necesidades del modelo desarrollista, por ms que los economistas eran
seriamente criticados por los grupos de poder tradicionales, que los
consideraban librescos y burcratas de escritorio, capaces de planificar el pas, pero sin conocimiento de su realidad. El apodo de
kikuyos, es decir, de mala yerba, se generaliz. Pero es evidente que
los economistas y planificadores estaban jugando un papel renovador
en las ideas sociales.
La capa crtica de los economistas estuvo influenciada por el pensamiento cepalino de la poca y por el marxismo. Al mismo tiempo,
aparecieron los estudios cada vez ms tcnicos sobre la realidad ecuatoriana, basados en informacin econmica e investigacin social.
Con Agustn Cueva (1937-1992) y El proceso de dominacin poltica en Ecuador (1972), la sociologa marxista fij su lnea contempornea, anticipada por intelectuales que, adems, eran militantes
de partidos de izquierda, como Pedro Saad Niyaim (1909-1982), por
largos aos Secretario General del Partido Comunista; y, sobre todo
Manuel Agustn Aguirre (1903-1992), fundador del Partido Socialista
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que descoll con aportes igualmente inditos, pues casi por primera
vez se daba cuenta profunda de la trayectoria que haba tenido la historia de las ideas en Ecuador, a travs de una serie de intelectuales
que siguieron las tendencias del filosofar latinoamericano igualmente
potenciado en aquel tiempo.
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grupo de investigadores que se maneja desde la perspectiva del autonomismo, reivindica la trayectoria de antiguos grupos oligrquicos
as como los valores del empresariado, y cuestiona los aportes de la
historia serrana.
Sin embargo, a pesar de los avances de la historia y su profesionalizacin, las dcadas empresariales/neoliberales afectaron su difusin
y, adems, progresivamente las investigaciones disminuyeron, pues en
un pas galopante para los negocios, el apoyo al trabajo de los historiadores qued cada vez ms relegado. En todo caso, la investigacin
logr perdurar a travs de un reducido ncleo de investigadores que
lograron preservar, hasta la actualidad, el ms importante e influyente
espacio acadmico, aunque tambin es cierto que va surgiendo una
nueva generacin de recambio, que indudablemente descollar con
el tiempo.
Son reas dbiles an la historia econmica y la historia inmediata o del presente, siendo esta ltima la que, cada vez ms, ha merecido mi personal dedicacin, no solo por las motivaciones que tienen
las realidades del presente, sino incluso porque hacen falta en el pas
trabajos que enfoquen la coyuntura y el ciclo poltico contemporneo
desde una fundamentacin histrica.
Por ltimo, me referir, en este bosquejo general, a los hitos en la
investigacin sociolgica ecuatoriana en el campo politolgico.
He destacado que Agustn Cueva marc un corte significativo
para el desarrollo de la sociologa cientfica en Ecuador. Pero, sin
duda, pronto se sumaron a l los estudiosos pertenecientes a la nueva generacin que despeg al calor del auge de las ciencias sociales
ecuatorianas ya anotado, como son, entre tantos otros: Alejandro Moreano, Rafael Quintero, Erika Silva, Bertha Garca, Nicanor Jcome,
Marco Salamea, Luciano Martnez
Quito continu como centro concentrador no solo del ncleo
fundamental de los investigadores identificados con la sociologa sino
tambin como ciudad que ha mantenido el pensamiento hegemnico
en este campo, aunque esto no signifique descartar lo que se realiza,
por ejemplo, en Cuenca y particularmente en su universidad, igualmente destacada. En ambas ciudades de la Sierra ecuatoriana el pensamiento y el trabajo sociolgicos estuvieron vinculados a las facultades de sociologa que se crearon por aquellos aos.
Largamente predomin, en la sociologa poltica, la teora marxista, por lo cual no se descuidaba, en aquellos aos, la investigacin sobre
procesos histricos, a fin de sustentar la fundamentacin conceptual.
Desde otra vertiente, e incluso en oposicin a los estudios marxistas, apareci en 1977 El poder poltico en el Ecuador, libro del entonces
profesor universitario Osvaldo Hurtado, uno de los fundadores de la
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Democracia Cristiana (1964) y quien ejerci la Presidencia de la Repblica entre 1981-1984, tras la muerte, en un accidente de aviacin,
del presidente Jaime Rolds que gobern entre 1979-1981. Era una
obra con rigurosidad investigativa, ubicada en la sociologa histrica,
y que, en esencia, vincul el desarrollo del poder poltico en el pas al
sistema hacienda, cuya progresiva crisis, desde mediados del siglo
XX, afirm el avance capitalista nacional. Por lo dems, la tesis era
seguidora de los planteamientos de Jos Medina Echavarra (19031977), uno de los latinoamericanistas ms notables.
Con la fundacin de FLACSO sede de Quito en 1974 igualmente
se enriquecieron los estudios sociolgicos no solo desde la perspectiva
marxista, sino tambin, conforme se avanz en las dcadas del ochenta y noventa, con investigaciones desde concepciones distintas, como
puede advertirse en los trabajos de Amparo Menndez-Carrin, Simn Pachano, Carlos de la Torre o Felipe Burbano de Lara, para citar
algunos ejemplos. De todos modos, dentro de la institucin, tambin
fue tomando forma una corriente de sociologa meramente conceptual, que descuid la investigacin histrica y que, en mucho, es la que
predomina en la actualidad ecuatoriana.
En el presente, una de las labores de mayor difusin en ciencias
sociales la realiza FLACSO Ecuador, que publica libros, tesis y tres
revistas especializadas: Urvio, Eutopa e conos, esta ltima con 49
nmeros hasta mayo de 2014. En historia tienen presencia reconocida la Academia Nacional, la Universidad Andina Simn Bolvar y la
PUCE, esta ltima universidad considerada la primera en formacin
de economistas, muchos de los cuales han pasado a dirigir importantes instituciones pblicas desde hace aos.
Cabe una consideracin final: si en la ciencia social ecuatoriana,
entre los intelectuales y, en general, en el pensamiento y la investigacin predominan los acadmicos vinculados a la teora marxista y a
corrientes tericas crticas, no se ha desarrollado en el pas un sector
acadmicamente influyente o de cierto prestigio que provenga desde la
derecha intelectual, como ocurre en otros pases latinoamericanos.
Sus pensadores tienen ms espacio en los medios de comunicacin
privados, donde han sido captados como editorialistas y articulistas, o
son entrevistados en forma recurrente. Sobre todo es all donde forjan
los criterios que incursionan en el debate pblico.
Exceptuando el campo de la economa, donde hay una serie de
expertos que fundamentan sus opiniones y escritos para la defensa
del sistema de libre mercado y libre empresa, en la esfera poltica, los
intelectuales de esas derechas se caracterizan ms por verter opiniones personales y realizar anlisis basados en la argumentacin simplemente racionalista, antes que sustentarlos en investigacin rigurosa,
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cal, que alter las bases del sistema imbatible del pasado inmediato.
Porque al poco tiempo fueron tomando el poder, en distintos pases,
gobernantes que, con indudable apoyo popular, inauguraron el ciclo
de lo que en la regin se llamaran gobiernos de la Nueva Izquierda,
entre los cuales la radicalidad ha quedado identificada con Bolivia
(Evo Morales), Ecuador (Rafael Correa), Nicaragua (Daniel Ortega)
y Venezuela (Hugo Chvez y Nicols Maduro). Y con ellos cambiaron las polticas gubernamentales, pues hubo la decisin de superar el
modelo de economas abiertas, basadas en el mercado libre absoluto, al mismo tiempo que se retom el papel regulador del Estado y se
impusieron polticas sociales con el propsito de superar las condiciones de la inequidad econmica, la desigualdad social y la persistencia
de la pobreza.
Cuatro procesos histricos explican, como antecedentes, el camino ecuatoriano hacia un gobierno de Nueva Izquierda: 1. El modelo
empresarial construido entre 1982-2006, que tan nefastas consecuencias trajo para la vida y el trabajo de amplios sectores medios y populares; 2. El Estado-de-Partidos edificado por la clase poltica tradicional, que se desatendi de las responsabilidades que les otorgaba la
ciudadana en las urnas; 3. La desinstitucionalizacin del Estado, con
la creciente ingobernabilidad que estall entre 1996-2006; 4. El auge
y lucha de diversos movimientos sociales (entre los que destac el indgena, desde 1990) por cambiar al pas, y que finalmente se expres
como movimiento ciudadano de rechazo a la institucionalidad existente y, sobre todo, a los polticos, contra quienes enfil una frase que
se volvi grito de combate al momento de derrocar a Lucio Gutirrez:
que se vayan todos!.
Esos procesos determinaron el triunfo electoral de Rafael Correa,
candidato de Alianza Pas (AP), una coalicin de partidos y movimientos identificados con distintas izquierdas, quien asumi la Presidencia
de la Repblica el 15 de enero de 2007.
Con el inicio de este gobierno tambin comenzaron las labores de
la Asamblea Constituyente, que elabor la nueva Constitucin, aprobada por referndum en 2008.
El camino adoptado desde que comenz el rgimen, unido a su
triple definicin como gobierno de izquierda, bolivariano y por la
construccin del socialismo del siglo XXI, determin los posicionamientos no solo polticos sino acadmicos. Desde la oposicin y
los sectores identificados con la derecha ecuatoriana (trmino que,
pese a su ambigedad, se lo viene utilizando en el pas) se empez por
acusar a Correa de comunista, caudillista, populista, demagogo y,
adems, de reproducir el camino chavista, aludiendo con ello a la
va iniciada por el presidente Hugo Chvez en Venezuela, igualmente
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levantado las derechas opositoras, o que ambos repiten como provenientes de estudios y anlisis objetivos de la realidad.
La simplicidad analtica y el nfasis personalista sobre Rafael Correa, carentes, adems, de rigurosidad investigativa, me han llevado a
sostener que existe una crisis de la ciencia social ecuatoriana (debiera precisar: la politolgica), y que sta es una crisis de fundamentos
(tericos y metodolgicos).
Los alcances de esos argumentos fueron deslegitimados socialmente en las elecciones de 2013, cuando los sectores de izquierdas en
oposicin al gobierno obtuvieron, en conjunto, el 3% de la votacin
nacional, lo que fue una derrota indita, aunque en las elecciones de
febrero de 2014, algunos de los candidatos provenientes de esas tendencias lograron acceder a puestos en contados gobiernos seccionales
del pas.
Por lo dems, las derechas opositoras, como se anot, no son las
generadoras de pensamiento influyente en los medios acadmicos de
investigacin social, limitndose a las opiniones crticas a travs de
los medios de comunicacin, en los cuales enfatizan los cuestionamientos de tipo econmico, poltico y jurdico, en respuesta a las coyunturas inmediatas, pero no en la perspectiva de largo plazo.
El autor que mejor representa el pensamiento de esas derechas es
Osvaldo Hurtado, cuyos giros polticos y acadmicos de la actualidad
contrastan con la produccin intelectual que desarroll en la dcada del setenta, cuando era considerado comunista. Su ltimo libro
Dictaduras del siglo XXI (2012), convertido inmediatamente en best
seller, parte de una simple propuesta conceptual, que considera que, a
travs de sucesivos mini golpes de Estado, en Ecuador se ha instalado,
verdaderamente, una dictadura, en un camino que siguen, por igual,
los gobernantes del socialismo del siglo XXI en Bolivia, Nicaragua
y Venezuela.
Desde las izquierdas crticas, el libro que mejor condensa su pensamiento e investigacin es El corresmo al desnudo (2013), una coleccin de artculos prologados por Alberto Acosta, economista, reconocido intelectual y ex presidente de la Asamblea Constituyente, en el que
escriben una serie de autores, entre economistas, juristas, socilogos,
politlogos, ambientalistas y activistas polticos, varios de ellos profesores universitarios: Freddy Javier lvarez Gonzlez, Ramiro vila
Santamara, Carlos Castro Riera, Juan Cuvi, Pablo Dvalos, Carlos de
la Torre, Francisco Hidalgo, Edgar Isch L., Decio Machado, Esperanza Martnez, Mateo Martnez Abarca, Mnica Meireles, Mario Melo,
Francisco Muoz Jaramillo, Pablo Ospina Peralta, Atawallpa Oviedo,
Natalia Sierra, Fernanda Solz, Mario Unda, Fernando Vega, Gayne
Villagmez Weir, Arturo Villavicencio. A la lista hay que sumar otros
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A modo de conclusin
En la historia ecuatoriana el pensamiento de avanzada social ha estado vinculado a la idea de cambio de las realidades del pas.
Durante el siglo XIX, los pensadores y ensayistas liberales representaron la posicin crtica frente al dominio conservador y al sistema
oligrquico-terrateniente. Pero los instrumentos tericos y metodolgicos entonces existentes, unidos a las condiciones histricas de la
poca, impidieron las transformaciones radicales.
En contraste, las ciencias sociales florecieron con el avance del
siglo XX. Hasta mediados del mismo, todava predomin el ensayo;
pero en la segunda mitad adquirieron significacin los estudios basados en la investigacin objetiva de la realidad.
Desde tres reas de investigacin, la economa, la historia y la
sociologa poltica, la investigacin social ecuatoriana se potenci durante las dcadas desarrollistas del sesenta y setenta, consolidndose en los aos ochenta. La generacin de investigadores sociales que
surgi en aquellos aos ha tenido una larga influencia en el pas, pero
solo en la actualidad va perfilndose un recambio generacional.
Al pensamiento y la investigacin social lo caracteriz la crtica al
sistema capitalista ecuatoriano, la influencia del marxismo y hasta el
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II
SERGIO BAG
APUNTES SOBRE SU BIOGRAFA INTELECTUAL
Y SU PENSAMIENTO SOCIOHISTRICO*
Introduccin
Este artculo se propone ofrecer una aproximacin a la biografa intelectual y a la perspectiva sociohistrica de Sergio Bag (Buenos Aires, 1911-Mxico D.F., 2002), proponiendo un encuadre general de sus
pautas de interpretacin de la realidad social e histrica, especialmente de la argentina y latinoamericana.
Pretendemos, con este ejercicio de evocacin y de evaluacin
como, en su momento, el propio Bag lo hiciera respecto de la obra
de Mariano Moreno, Jos Ingenieros y Jos Luis Romero, entre otras
figuras del pensamiento y de la poltica que merecieron su atencin y
su reconocimiento intelectual, recuperar y difundir una obra investigativa y una perspectiva terica complejas y nutridas de aportes de
varias disciplinas, de gran significacin y, en cierta medida, de valor
fundacional y con carcter de clsica como se concluye de la literatura que tendremos ocasin de visitar y citar oportunamente en el
desarrollo de las ciencias sociales de Amrica Latina.
* Este texto presenta a modo de sntesis las conclusiones alcanzadas en mi tesis
defendida en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires
a fines de 2012. La editorial Imago Mundi la ha publicado recientemente bajo el ttulo Sergio Bag. Historia y sociedad en Amrica Latina. Una biografa intelectual
(2014), con prlogos de Waldo Ansaldi y de Marta Philp.
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Marx y Engels fueron sus grandes inspiradores, como lo fue, entre otros, Marc Bloch en materia historiogrfica y Jos Ingenieros
especialmente durante su juventud. Los adversarios intelectuales de
Bag, entre otras corrientes interpretativas, fueron aquellos que l
mismo design como neopositivismo historiogrfico y estructuralismo
trascendente.
Ciertas hiptesis y pautas interpretativas de Bag sern consideradas como referencias pioneras respecto de debates y construcciones
tericas desarrolladas posteriormente: como ejemplo, baste citar las
conclusiones alcanzadas por el autor en sus investigaciones sobre la
ndole de la organizacin econmica y de la estratificacin social de
Amrica Latina en su perodo colonial (trabajos publicados, respectivamente, en 1949 y en 1952), resumidas en la denominacin de tesis
capitalista opuesta a la tesis feudal, de mayor aceptacin, a mediados
del siglo veinte, por las izquierdas tradicionales y por concepciones
tericas de otros signos ideolgicos.
Aproximarse a los aportes de Bag en materia de teora social y
a las pautas y hallazgos de su investigacin histrica constituye una
forma de evocar un perodo de las ciencias sociales y de la teora
social de Amrica Latina comprendido entre las dcadas del cincuenta, sesenta y setenta especialmente fecundo, como lo ha sealado categricamente Waldo Ansaldi. Esas tres dcadas, precisamente,
concentran una parte significativa de la produccin escrita del autor
que nos ocupa.
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por la Universidad de Buenos Aires; en 2001 se otorg el nombre Sergio Bag a la Sala de Juntas del CELA-UNAM en su 40 aniversario
de existencia.
En la abundante produccin escrita de Bag constatamos, frente
a ciertos preconceptos que an subsisten, la posibilidad que ha existido especialmente cultivada en las dcadas del cincuenta, sesenta y
setenta en Amrica Latina de crear teora social con autonoma, es
decir, de elaborar teora como tal, abstracta a partir de la observacin y la problematizacin de la realidad sociohistrica concreta de
la regin. El propio Bag, en algunos de sus escritos, fue un crtico
de lo que denomin colonizacin cultural y de sus asociadas modas
intelectuales (Bag y Gussoni, 1967): una de las notas caractersticas
del colonialismo cultural la constituye aquella prenocin de que los
pases no industriales carecen de aptitud para producir teora social
desde sus propias realidades. Esa aptitud, segn ese muy discutible
criterio, estara reservada, monoplicamente, a los cientficos sociales
de las naciones industriales desarrolladas.
Segn constat Bag en uno de sus ms influyentes escritos ya
lo hemos mencionado, en Amrica Latina hay una teora del fenmeno social que se encuentra radicalmente sobrepasada por la realidad. Su propuesta de interpretacin de los fenmenos sociales y de los
procesos histricos tiene la finalidad de compensar, en cierta medida,
ese dficit terico y cultural, dficit no desligado del subdesarrollo y
de la dependencia de Amrica Latina en otras reas de su realidad
econmico-social.
En Bag, entre otras de sus facetas, encontramos un estudioso
de la realidad histrica y social con gran autonoma de pensamiento,
un verdadero autodidacta: probablemente, esa autonoma fue estimulada por las condiciones institucionales que abarcaron su biografa,
especialmente durante su etapa juvenil cuando las ciencias sociales
en la Argentina se encontraban en fase de institucionalizacin apenas
incipiente y embrionaria. Si se inspir fundamentalmente en ciertas
corrientes tericas y en ciertas figuras, siempre lo hizo con sentido
crtico, jams dogmticamente: la heterodoxia, que Bag consideraba
uno de los derechos y de las obligaciones fundamentales de todo intelectual, se aprecia en sus concepciones de manera distintiva.
Es en el mbito mexicano, especialmente entre socilogos e historiadores ligados al CELA, donde se registra en la actualidad una
importante influencia de Bag, considerndoselo como una ineludible referencia en la historia de la teora social latinoamericana. El
libro coordinado por Jorge Turner y Guadalupe Acevedo (2005), cuyo
ttulo, elocuentemente, confiere a Bag el carcter de clsico de la
teora social latinoamericana, es un testimonio de su impronta en la
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seres humanos, Bag se despoja del mito del individuo aislado cuyos
postulados afirman que ste sera capaz de desarrollarse al margen del
contacto social.
A la inversa, la realidad sociohistrica tampoco es un producto
epifenomnico de la operacin mecnica de estructuras que determinan fatalmente las prcticas de los individuos, como lo postulan las
distintas expresiones de otro adversario de Bag en el campo intelectual: el estructuralismo trascendente, como el propio Bag lo denomin. Uno de los referentes ms influyentes de ese tipo de estructuralismo, que no dej de nutrir ciertas expresiones de la antropologa
y la sociologa marxistas, fue Lvi-Strauss; para criticarlo, Bag se
inspir, entre otras fuentes, en Piaget.
En la perspectiva sociohistrica de Bag aqu, la influencia de
Marx y de Engels es visible las estructuras sociales existen: lo social se
ordena en una variedad de estructuras productiva y tecnolgica, del
conocimiento, del poder, entre otras con desigual capacidad de incidencia respecto de la sociedad en su conjunto. En este esquema, las
estructuras de la produccin y la estratificacin social esa estructura
social piramidal compuesta por grupos sociales, como clases o castas,
relacionados entre s de manera jerrquica, disponiendo cada uno de
desiguales cuotas de riquezas y de poder de decisin suelen disponer
de una decisiva capacidad de incidencia en la estructuracin del tipo
organizativo global.
No obstante su aceptacin del carcter estructural de la realidad
sociohistrica, Bag insiste en que esas estructuras no se sobreponen
a los individuos, no les resultan exteriores, y no actan mecnicamente determinando sus acciones. Por el contrario, las estructuras
estn conformadas por los propios individuos interrelacionados. stos, por su parte, disponen de una incesante e inagotable aunque
variable, segn las condiciones histricas y la distribucin del poder
que los abarcan, entre otros factores capacidad de opcin. sta siempre es una opcin inteligente en el sentido de reflexiva que les permite a los individuos conservar una cuota de autonoma y de capacidad creadora frente a la realidad objetiva, condicionante y limitante
de las estructuras.
Optar es crear, sostuvo Bag resumiendo estas pautas de anlisis:
la opcin humana es creacin dentro de un contexto de posibilidades limitadas. Contra toda concepcin social determinista y mecanicista, y
contra toda concepcin histrica fatalista como las diversas manifestaciones del pensamiento histrico etapista, se erige la concepcin
neopositivismo historiogrfico reverenciaba a un dolo de tres cabezas, recurriendo
a los trminos de Marc Bloch: el individuo, la poltica y la cronologa.
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instauracin, a fines del siglo XV, del capitalismo colonial latinoamericano, las estructuras econmicas y sociales fundamentales y el
carcter de la insercin internacional del capitalismo especficamente latinoamericano.
El mayor inters de Bag, considerando la lnea de investigacin
apuntada, es examinar crticamente, abordando su historia y sus estructuras, la dependencia y el subdesarrollo que Amrica Latina en su
conjunto con escasas excepciones nacionales, como la experiencia
cubana posterior a la Revolucin de 1959 arrastra como un lastre
desde su estructuracin como capitalismo colonial bajo el dominio
imperial de Espaa y de Portugal.
Considerando esto, no es casual que existan referencias a las
investigaciones de Bag sobre el capitalismo colonial en Amrica
Latina, emplendolas como antecedentes de ineludible consulta, en
obras como Capitalismo y subdesarrollo en Amrica Latina de Andr
Gunder Frank (primera edicin en espaol de 1970), trabajo abocado a examinar las interrelaciones entre el subdesarrollo y la dependencia en la historia del subcontinente desde su perodo colonial,
considerando estos procesos dentro del sistema mundial capitalista
en que se desenvolvieron.
En ese marco de intereses generales, se observa en la investigacin sociohistrica de Bag, asimismo, un marcado inters por el estudio del capitalismo argentino, de su historia y de sus estructuras
caractersticas, considerando los procesos econmicos, polticos, demogrficos y sociolgicos correlacionados en su desarrollo histrico.
Se aprecia, adems, una permanente referencia al orden internacional, a su historia y a su estructura, en su constitucin econmicosocial y, tambin, en su diagramacin poltica y diplomtica.
En los criterios bsicos de Bag, el anlisis sociohistrico de la
realidad econmico-social de Amrica Latina, incluso de la registrada en su perodo colonial, es una condicin necesaria para comprender ciertas caractersticas estructurales de la Amrica Latina
contempornea. Anlogo criterio fundamenta, en su perspectiva, el
estudio de los procesos histricos de Argentina. Hay rasgos estructurales de la realidad latinoamericana, en la visin de Bag, cuya gnesis histrica se remonta a su primera organizacin capitalista y a su
insercin internacional inicial. Pueden mencionarse, en esta vena, la
concentracin latifundista de la propiedad de la tierra, los estremecedores niveles que alcanza la desigualdad social y la dependencia
de la mayora de los pases de la regin con respecto a los pases industriales desarrollados en el contexto del mercado mundial capitalista. Los procesos mencionados, en definitiva, representan literales
continuidades histricas, sin ignorar que la historia nunca es lineal.
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Bibliografa
Ansaldi, Waldo 2003 Bag, el tiempo y la realidad social en e-latina.
Revista electrnica de estudios latinoamericanos (IEALC-UBA)
Vol. 2, N 5.
Ansaldi, Waldo 2012 Diez aos sin Bag en e-latina. Revista
electrnica de estudios latinoamericanos (IEALC-UBA) Vol. 11, N
41, octubre-diciembre.
Bag, Claudio 2005 El ser y la razn: Sergio Bag, pasin y vida
ejemplar en proyeccin histrica en Problemas del Desarrollo.
Revista Latinoamericana de Economa (Mxico D.F.) Vol. 36, N
143.
Bonaudo, Marta 2003 El historiador y su mundo o la experiencia
del grupo rivadaviano en los aos sesenta en e-latina. Revista
electrnica de estudios latinoamericanos (IEALC-UBA) Vol. 2,
N 5.
Corbiere, Emilio 2003 Un gran intelectual argentino. Falleci
Sergio Bag en e-latina. Revista electrnica de estudios
latinoamericanos (IEALC-UBA) Vol. 1, N 2.
Frank, Andr Gunder 1982 Capitalismo y subdesarrollo en Amrica
Latina (Mxico D.F.: Siglo XXI).
Giletta, Matas 2013 Sergio Bag. Historia y sociedad en Amrica
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Giletta, Matas 2011 Sergio Bag: apuntes sobre su perspectiva
histrico-social y sus investigaciones sobre la sociedad colonial
latinoamericana en e-latina. Revista electrnica de estudios
latinoamericanos (IEALC-UBA) Vol. 9, N 36.
Turner, Jorge y Acevedo, Guadalupe (coords.) 2005 Sergio Bag. Un
clsico de la teora social latinoamericana (Mxico D.F.: UNAM /
Plaza y Valds).
Weinberg, Gregorio 1986 Discurso de Gregorio Weinberg en Sergio
Bag. Premio Anbal Ponce 1986 (Buenos Aires: Ediciones
Amigos de Anbal Ponce)
Wright Mills, Charles 1963 La lite del poder (Mxico D.F.: Fondo de
Cultura Econmica).
Bibliografa de Sergio Bag
Bag, Sergio 1933 Almafuerte. Discursos completos (Buenos Aires:
Claridad).
Bag, Sergio 1934 Almafuerte (Pedro B. Palacios) Evanglicas
completas. Otros escritos literarios y cartas (Buenos Aires:
Claridad).
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Vernica Giordano
LA SOCIOLOGA DE
JORGE GRACIARENA
UNA SOCIOLOGA HISTRICA
LATINOAMERICANA
Introduccin1
En marzo de 2014 falleci Jorge Graciarena. Fue una de las figuras
fundacionales de la sociologa argentina y latinoamericana. Sin embargo, las referencias a su vasta produccin aparecen tan solo espordicamente en los programas de las carreras de sociologa hoy.
No es el nico. Este sino es compartido por otros intelectuales
que, como l, contribuyeron muy creativamente a la consolidacin de
nuestras ciencias sociales. Es el caso de Sergio Bag, otro argentino y
radicado en Mxico, y de Orlando Fals Borda, fundador de la Sociologa en Colombia junto a Camilo Torres en 1959. Tambin es el caso de
otro colombiano, Antonio Garca y su Sociologa de la Reforma Agraria
en Amrica Latina, publicado en 1973 por citar apenas algunos de
los grandes nombres ausentes.
Seguramente, sobre estas circunstancias pesa el legado del colonialismo intelectual que, en los aos noventa y recrudecido con el
neoliberalismo en boga, ahog el pensamiento propio.
Hombre longevo, nacido en 1922 y fallecido en 2014, Graciarena
transit los ltimos 25 aos de su vida prcticamente fuera de los foros acadmicos. En 1986, recibi el Diploma al Mrito en la categora
1 Esta introduccin reitera lo expuesto en Ansaldi y Giordano (2014).
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Sociologa otorgado por los Premios Konex (Buenos Aires, Argentina). La nota biogrfica publicada en dicha ocasin es una de las pocas
que se conocen de Graciarena. La misma estuvo cifrada as:
Doctor en Ciencias Econmicas y Socilogo. Realiz estudios posdoctorales en la London School of Economics (Londres, Inglaterra). Form
parte del grupo que fund en 1957 la carrera de Sociologa en la Universidad de Buenos Aires junto a Gino Germani y Jos Luis Romero.
Particularmente, fue el redactor del Programa de Estudios. En 1966
trabaj como funcionario de la UNESCO en Bogot, Montevideo y Ro
de Janeiro. Luego, integr la divisin de Desarrollo Social de la Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL) en Santiago de Chile,
en el marco del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Public importantes obras acadmicas de economa y sociologa, entre
las que se destacan, Antologa: De la sociedad tradicional a la sociedad
de masas, con Gino Germani (1964), Poder y clases sociales en el desarrollo de Amrica Latina (1967), Entre realidad y utopa: la dialctica de
las ciencias sociales latinoamericanas (1978) y Estudios de Posgrado en
Ciencias Sociales (1982)2.
De esta escueta informacin surge inmediatamente la notable actuacin que Graciarena tuvo en el campo de las ciencias sociales de Amrica Latina en el transcurso de largas dcadas. En este trabajo abordamos los aportes de Graciarena en su libro Poder y clases sociales en el
desarrollo de Amrica Latina.
Un origen interdisciplinario
En Amrica Latina, la sociologa lleva la marca ineluctable de la interdisciplinariedad, o mejor dicho, de la hibridacin de disciplinas (Giordano, 2014). Los dilogos y trnsitos entre fronteras disciplinarias son
evidentes en los primeros pasos hacia la institucionalizacin de la sociologa como ciencia. Pensemos en Gino Germani (1911-1979) y su
grado en Economa y Filosofa; en Pablo Gonzlez Casanova (1922-) y
sus primeras incursiones en la Historia y la Antropologa; en Orlando
Fals Borda (1925-2008) y sus estudios en Literatura inglesa; en Edelberto Torres Rivas (1932-) y su ttulo de Abogado. O incluso en Sergio
Bag (1911-2002) y su multidisciplinariedad aun sin haber tenido ttulo universitario alguno.
En Argentina, la institucionalizacin de la sociologa como ciencia ha sido asociada primordialmente a la figura de Gino Germani, sin
duda su padre fundador. Pero Germani no estuvo solo en la empresa,
fue ante todo una figura aglutinante de un conjunto heterogneo de
2 Fundacin Konex. Ver: <http://www.fundacionkonex.org/b1075-jorge-graciarena>.
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Vernica Giordano
jvenes intelectuales, entre los cuales descoll por su inteligencia aguda Jorge Graciarena.
Graciarena se recibi de Contador Pblico Nacional en la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y
obtuvo el ttulo de doctor en Economa en la misma institucin. En los
aos del peronismo, se uni a la militancia universitaria y poltica en
el campo de la izquierda, vinculndose con quienes seran ms tarde
tambin reconocidos socilogos: Juan Carlos Marn y Miguel Murmis.
Graciarena form parte del crculo de jvenes que rode a Jos
Luis Romero (1909-1977), reunindose peridicamente en la casa
que ste tena en Adrogu. Se haban conocido en los cursos paralelos que se dictaban en la Facultad de Ciencias Econmicas de la UBA
y en el Colegio Libre de Estudios Superiores (Acha, 2005: 38) dos
experiencias que cobraron centralidad en el contexto de los cambios
llevados adelante por el peronismo en la Universidad, que implicaron
inclusiones para unos y exclusiones para otros. As, Graciarena se
vincul con Romero, pero tambin con Gino Germani, quien luego
sera su mentor.
En 1955, ao del golpe que depuso a Juan D. Pern, Romero fue
nombrado rector interventor de la UBA y Graciarena fue su secretario. Junto a Marn, Murmis y otros, participaba por entonces de las
reuniones de la Juventud Socialista que se aglutinaba en torno a la
figura de Romero (Acha, 2005: 39). Graciarena, adems, oficiaba de
contador en Imago Mundi, Revista de Historia de la Cultura, un proyecto intelectual que se inici en 1953 y concluy tres aos despus.
Para entonces, Romero haba dejado el cargo de Rector en la Universidad. Tal como sostiene Acha (2005: 67), Imago Mundi fue un proyecto
encabezado por Romero que convoc a un conjunto heterogneo de
personas y perspectivas, en su mayora inscriptas en lo que podra
denominarse un humanismo secularizado. El mismo autor afirma
que fue un emprendimiento cultural que no se inmiscuy en la antinmica poltica nacional de modo directo, pero que indirectamente,
y utilizando a los objetos culturales como vehculo, fij su posicin
opositora al peronismo.
A partir del golpe de 1955, el grupo reunido en torno a la figura de
Romero pas a encabezar la renovacin acadmica. Esta renovacin
conllev el afianzamiento del cientificismo. En este marco, en marzo
de 1957, el Consejo Superior de la UBA cre la carrera de Sociologa
en el seno de la Facultad de Filosofa y Letras. Con Germani a la cabeza, Graciarena form parte del grupo fundacional. Fue el redactor
del Programa de Estudios3. Coincida con aqul en las perspectivas
3 Fundacin Konex. Ver: <http://www.fundacionkonex.org/b1075-jorge-graciarena>.
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el problema fue cifrado en trminos econmicos, es claro que el fenmeno participaba de un contexto poltico que lo permeaba todo.
La cuestin del desarrollo econmico fue la cuestin a atender en
el marco de las transformaciones geopolticas de la segunda posguerra. En Amrica Latina, la Revolucin Cubana haba puesto sobre el
tapete no solo la idea sino tambin la realidad de una revolucin popular. En este contexto, el desarrollo comenz a ser considerado como
un instrumento capaz de garantizar la estabilidad, apareciendo como
una alternativa a la revolucin.
En otro texto de 1961, Dos alternativas polticas del desarrollo:
cambio gradual o revolucin, Graciarena sintetizaba esta idea del
siguiente modo: Revolucin y desarrollo no son terica o histricamente alternativas opuestas, pero bajo ciertas circunstancias pueden
llegar a ser excluyentes (Graciarena, 1961: 15). All, en un razonamiento que todava estaba impregnado de huellas germanianas sobre
la transicin de las sociedades tradicionales a las sociedades modernas, Graciarena sostena que el tipo de modelo de desarrollo en curso
conllevaba una agudizacin de las tensiones (por ejemplo, aspiracin
a mayores niveles de participacin social y poltica al mismo tiempo
que estancamiento del ingreso per cpita) que exiga una respuesta
poltica apropiada de modo tal de evitar la revolucin. As comenz a
tomar forma un pensamiento en el cual el desarrollo estara para Graciarena inexorablemente ligado a la estructura de poder y la estructura de clases, que plasmara en Poder y clases sociales en el desarrollo de
Amrica Latina.
En 1967, cuando apareci el libro, el primer captulo fue precisamente ese texto de 1961 titulado Desarrollo y poltica, con apenas algunas modificaciones introducidas en los prrafos finales que
alteraban su diagnstico acerca del futuro inmediato en virtud de los
golpes de Estado que haban ocurrido en Brasil (1964) y Argentina
(1966). Este captulo est seguido de otros cinco y de dos apndices.
En todos ellos se exploran terica y empricamente las posibilidades
del desarrollo en relacin con las nociones de estructura de poder y
estructura de clases.
En la presentacin de Poder y clases sociales, Graciarena haca
una afirmacin que nos permite calibrar con precisin el carcter de
sociologa histrica de su pensamiento:
El desarrollo es un proceso muy complejo que no puede ser adecuadamente comprendido si lo que se examina y confronta empricamente
son slo las partes aisladas del proceso. El estudio sociolgico de pequeos problemas es sin duda necesario pero no ms que la sntesis
sociolgica de los grandes procesos de la sociedad y del desarrollo. Por
su naturaleza el desarrollo exige que se llegue al diagnstico de situa-
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seguramente avivada por el optimismo que generaban las experiencias desarrollistas. De hecho, Poder y clases sociales se abre con un
texto que, como se ha dicho, haba sido escrito en 1961, pero del cual
se desprenden una serie de ensayos algunos inditos y otros ya publicados entre 1965 y 1967. Todos haban sido reelaborados a partir
de las nuevas ideas que haba recogido tras su paso por la London
School of Economics (entre ellas, seguramente, las relativas a la sociologa del conflicto y la sociologa histrica europea); a partir de la
experiencia obtenida en los distintos discursos que pulularon al abrigo del paradigma de la internacionalizacin de la sociologa argentina
(fuertemente alentado por Germani) y la sociologa latinoamericana
(con referentes como Orlando Fals Borda, Pablo Gonzlez Casanova,
Celso Furtado); y a partir del auge y expansin de los Latin American Studies y la cooperacin internacional para estrechar lazos entre
las estructuras acadmicas de Estados Unidos y las ciencias sociales
de Amrica Latina.
Para ilustrar el viraje en el pensamiento de Graciarena miremos
por ejemplo lo acontecido en 1964. Ese ao, el socilogo argentino
haba asistido al VII Congreso Latinoamericano de Sociologa realizado en Bogot entre el 15 y el 19 de julio. Este evento vena fuertemente marcado por la demanda de un pensamiento propio sobre
los problemas de la regin (Fals Borda, 1970: 50). Bajo el ttulo, La
sociologa y la transformacin actual de Amrica Latina, se llamaba
a reflexionar sobre el cambio social. En la convocatoria se admita:
Es cierto que el tema de La sociologa del desarrollo ha saturado los
ltimos congresos mundiales de sociologa y de disciplinas afines.
E inmediatamente se alentaba a demostrar que se ha dado un paso
ms hacia la madurez conceptual4.
A partir de foros como este, Graciarena elabor un tipo de sociologa que se alejaba de la sociologa cientfica de Germani para
emparentarse mejor con ese otro tipo que identific como sociologa
del conflicto, lo cual sin duda signific un mayor grado de madurez
conceptual.
Segn explica el propio Graciarena en el apndice I de su libro
Poder y clases sociales, cada una de ellas [de los tipos de sociologa]
significa una distinta seleccin de problemas y un ocultamiento de
otros (Graciarena, 1967: 261). Con el ttulo Notas sobre orientaciones de la teora sociolgica y tipos de problemas, este apndice no
solo es una leccin de sociologa sino tambin un testimonio del viraje
de Graciarena hacia una sociologa preocupada por los grandes problemas de la sociologa histrica.
4 Revista Estudios de Derecho, Vol. XXII, N 64: 287, Segunda poca.
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Graciarena pona de manifiesto en este prrafo un problema acuciante para Amrica Latina: la ausencia de una clase de empresarios, burgueses con iniciativa de desarrollo econmico, capaz de
liderar un proceso de integracin regional que apareca como alternativa viable para superar la situacin de dependencia de nuestros pases.
Una ausencia tal dirige el foco hacia la dimensin poltica del
fenmeno de la integracin (y, una vez ms, del desarrollo). En sntesis, desde el captulo primero, en el cual Graciarena sita el problema del desarrollo (y sus obstculos) en el compromiso oligrquico,
hasta el ltimo captulo, donde el autor seala como dificultad para
la integracin la ausencia de empresarios con iniciativa econmica
y poltica para desempear su papel primordial de clase, es evidente
que el centro de la explicacin es la cuestin del poder y de las clases
sociales. Se trata de dimensiones clsicas de la sociologa, que no eran
las predominantes en el pensamiento sobre el desarrollo en esos aos,
ms enfocado en las dimensiones econmicas, y tampoco han sido las
predominantes en los aos en los que el neoliberalismo arras con el
pensamiento crtico. Hoy, cuando los dilemas del desarrollo nacional
y la integracin regional vuelven a estar en la agenda de los gobiernos,
el pensamiento de Graciarena puede ofrecernos claves imaginativas
para pensar nuestra realidad.
Palabras finales
En Estados Unidos, donde la sociologa histrica surgi y se desarroll
como tal, ella fue una respuesta a la fuerte expansin de los microanlisis tributarios del estructural funcionalismo hegemnico en los
distintos mbitos disciplinarios. Trabajos como el de Jorge Graciarena y su Poder y clases sociales en el desarrollo de Amrica Latina ponen
en evidencia que en Amrica Latina la sociologa histrica se afianz
no como movimiento intelectual contra el estructural funcionalismo
parsoniano sino como movimiento contra el colonialismo intelectual
y como una prctica cientfica comprometida con dar soluciones a las
condiciones particulares de nuestras sociedades.
En este captulo hemos propuesto pensar la sociologa de Jorge
Graciarena como sociologa histrica latinoamericana. A travs de un
recorrido por su trayectoria personal y acadmica esperamos haber
captado una dimensin del proceso de institucionalizacin de nuestras ciencias sociales que muestran el carcter de sociologa histrica
de nuestra sociologa en la medida que ella se ocupa del cambio social
en gran escala, que coloca el conflicto y el poder como categoras centrales y la historicidad como cualidad irrenunciable de los fenmenos
estudiados. Asimismo, esperamos haber mostrado que se trata de una
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Vernica Giordano
Bibliografa
Acha, Omar 2005 La trama profunda. Historia y vida en Jos Luis
Romero (Buenos Aires: El cielo por asalto).
Ansaldi, Waldo (con la colaboracin de Fernando Caldern) 1991
La bsqueda de Amrica Latina: entre el ansia de encontrarla
y el temor de no reconocerla: teoras e instituciones en la
construccin de las ciencias sociales latinoamericanas en
Cuadernos (Buenos Aires: Instituto de Investigaciones de la
Facultad de Ciencias Sociales), N 1.
Ansaldi, Waldo 1992 De historia y de sociologa: la metfora de
la tortilla en Jorrat, Jorge y Sautu, Ruth (comps.) Despus de
Germani: Exploraciones sobre estructura social en la Argentina
(Buenos Aires: Paids).
Ansaldi, Waldo y Giordano, Vernica 2012 Introduccin en Ansaldi,
Waldo y Giordano, Vernica Amrica Latina. La construccin del
orden (Buenos Aires: Ariel) Tomo I.
Ansaldi, Waldo y Giordano, Vernica 2014 Jorge Graciarena
en perspectiva latinoamericana. Notas in memorian en
Entramados y perspectivas. Revista de la Carrera de Sociologa
(Buenos Aires: UBA) Vol. 3, N 4.
Blanco, Alejandro 2005 La Asociacin Latinoamericana de
Sociologa: una historia de sus primeros congresos en
Sociologias(Porto Alegre)N 14,diciembre.
Casco, Jos 2006 Utopa y desencanto: Creacin e
institucionalizacin de la Carrera de Sociologa en la
Universidad de Buenos Aires: 1955-1966 en Revista argentina de
sociologa, Vol.4, N 6: 164-169.
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116
Yamand Acosta
UN HUMANISMO CRTICO
DESDE NUESTRA AMRICA
Introduccin
En ocasin del III Foro Internacional de Filosofa de Venezuela Humanismo, Revolucin y Socialismo: Hacia un socialismo de culturas
humanizadoras (Maracaibo, del 7 al 14 de noviembre de 2007), como
aporte a la Mesa La recuperacin histrica del humanismo, escrib
el texto La filosofa latinoamericana es un humanismo1, tesis que
encontr en el pensamiento de Arturo Andrs Roig (Mendoza, 19222012) uno de sus fundamentos ms explcitos.
Interpelado hoy por la ausencia presente de nuestro maestro
mendocino, ensayo esta explcita aproximacin a su humanismo.
Sobre el antecedente sealado, y en las nuevas circunstancias, la
presente contribucin expone pues la tesis del pensamiento filosfico
de Arturo Andrs Roig como un humanismo crtico desde nuestra
Amrica.
1 El texto fue publicado luego en Memorias del III Foro Internacional de Filosofa
de Venezuela Humanismo, Revolucin y Socialismo (Bohrquez, 2008: 371-378); y
fue incluido como un captulo en mi libro Filosofa latinoamericana y democracia en
clave de derechos humanos (2008: 27-33).
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El a priori antropolgico
El a priori antropolgico acuado por Arturo Andrs Roig es la categora analtico-crtico-normativa central para fundamentar la tesis de su pensamiento filosfico como un humanismo crtico desde
nuestra Amrica.
En esta categora se sustenta el sentido de su pensamiento filosfico y de la intensa y fecunda labor historiogrfica por l desplegada
para desarrollar ese pensamiento en sinrgica interlocucin con sus
diversos comienzos y recomienzos, potenciando de esa manera
cada nuevo recomienzo. Es, en relacin a la misma, que se impone la
comprensin de la historicidad de todo hombre, horizonte de comprensin que dice Roig nos conduce a revisar la problemtica del
humanismo (Roig, 1981: 16).
Si el humanismo es la orientacin del pensamiento que coloca al
ser humano como lo supremo para el ser humano mismo; el pensamiento de Roig se inscribe decididamente en esa orientacin en la que
en buena medida se identifica la modernidad desde sus manifestaciones ms tempranas. No obstante, lo hace desde un lugar-otro respecto
de la modernidad eurocntrica de los siglos XVI a XIX y su sucednea
norte-cntrica de los siglos XX y XXI.
Ese lugar-otro desde el que Roig se inscribe en la corriente del humanismo, es el que podemos nombrar sin artificialidad como nuestra
Amrica y que tiene en Nuestra Amrica de Jos Mart de 1891
tambin para Roig una de sus expresiones y elaboraciones discursivas ms paradigmticas.
Un humanismo desde nuestra Amrica implica un nosotros
que como aquella se constituye conflictivamente y de un modo nunca
definitivo en la tensin entre el ser defectivo de lo tpico y la plenitud
de lo utpico que los atraviesa constitutivamente.
La autocrtica que hace explcita la condicin siempre defectiva de sus comienzos y recomienzos, da credenciales de legitimidad
a la perspectiva de este humanismo en cuanto humanismo crtico
que mantiene relaciones de continuidad y ruptura con su corriente dominante tradicional euro-norte-cntrica. Se seala respecto de
esta ltima su constitutiva dificultad para trascender los lmites e
implicaciones del euro-norte-centrismo de su visin y con ello reconocer la alteridad en cuanto tal de otros nosotros efectivos o
posibles en cuanto otros; dificultad que se complementa en la ilegtima trascendentalizacin de su visin euro-norte-cntrica como
pretendido humanismo universal. Es as que el discurso humanista
dominante, pretendiendo ser el discurso que expresamente aporta
filosficamente a la constitucin de la humanidad, se construye
sea intencional o no intencionalmente como un discurso filosfica118
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mente negador de la humanidad de los otros entre ellos de nosotros los nuestro-americanos2, en nombre del humanismo (Roig,
1981: 170-185).
El humanismo crtico de Roig implica pues especficas relaciones con el humanismo, el pensamiento crtico y la modernidad: es
un pensamiento que al constituirse desde nuestra Amrica implica
un humanismo ms all del humanismo y eventualmente contra l
cuando opera como anti-humanismo, implica tambin una perspectiva crtica ms all del horizonte de la modernidad euro-norte-cntrica
y eventualmente contra ella cuando la perspectiva de la modernidad
dominante an en sus expresiones crticasllega a oficiar como discurso de legitimacin de las lgicas de opresin en las periferias dominadas. Se trata por ello tambin de un pensamiento ms all de
la modernidad y eventualmente contra ella en razn de las implicaciones del humanismo y perspectiva crtica de la modernidad euronorte-cntrica antes sealadas, pero no como post-modernidad en
las que el humanismo limitado de la modernidad dominante que se
proyecta como anti-humanismo no hace sino profundizarse y explicitarse en esa ltima direccin la post-modernidad como verdad de la
modernidad en lo que hace a los ejes nihilistas, anti-universalistas y
anti-emancipatorios de la misma , sino en este caso explcitamente
contra ella, en un horizonte de comprensin de una modernidad crtica, contra-modernidad o trans-modernidad (Dussel, 1992: 246-247)
desde nuestra Amrica.
El a priori antropolgico es el ejercicio de auto-afirmacin sobre el que pivotea el humanismo crtico de Roig. No se trata de ninguna esencia de lo humano que de alguna manera se haga presente
en la existencia, sino que desde la existencia misma se trata del autoreconocimiento del valer del existente en una experiencia y proceso
de auto-afirmacin desde lo ntico emprico-histrico concreto y no
desde lo epistemolgico o lo ontolgico metafsico abstracto.
El a priori antropolgico expresado en las frmulas querernos
a nosotros mismos como valiosos y tener como valioso el conocernos a nosotros mismos es condicin para el comienzo de la filosofa
como saber de vida (Roig, 1981: 11) y en lo que aqu centralmente
2 Nuestroamericanos para designar a los latinoamericanos de una manera que
salve las limitaciones de esta segunda expresin que entre otras cosas deja fuera a
lo indgena y a lo afro que nos constituyen en esta parte de Amrica y en relacin
a Nuestra Amrica de 1891 de Jos Mart, en el campo de la historia de las ideas
y la filosofa latinoamericana ha sido especialmente puesta en escena por Horacio
Cerutti-Guldberg a lo largo de su extensa obra. El humanismo de Arturo Andrs
Roig es, sin lugar a dudas, nuestroamericano en su espritu aunque se defina como
latinoamericano en su letra.
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importa, es condicin para la constitucin del ser humano como sujeto que es fundamento y sentido del humanismo.
Ese a priori antropolgico fundamentado filosficamente y ejercido por Roig discursiva, social y polticamente en el sentido griego
clsico de poltica como construccin de comunidad y tambin en el
moderno como construccin de poder- desde nuestra Amrica, el de
un nosotros histrico y emprico en cuanto sujeto cuya subjetividad
se redimensiona como sujetividad (Roig, 1981: 15-17; 2002: 40), guarda continuidad y ruptura con el a priori antropolgico tal como se
expresa en la filosofa de Kant y en la de Hegel que paradigmticamente
representan la modernidad eurocntrica de los siglos XVIII y XIX.
As como para Kant el sujeto trascendental es la condicin de
validez universal del conocimiento, la accin o el discernimiento racionales, para Roig el sujeto emprico histricamente situado es la
condicin de posibilidad del sujeto trascendental que, an como hiptesis epistemolgica solo puede afirmarse tericamente de un modo
plausible en funcin de la existencia de sujetos empricos concretos
que seran su condicin emprica de posibilidad y en este sentido,
trascendental , necesaria aunque tal vez no suficiente.
La afirmacin del sujeto emprico e histrico supone una clave
en trminos de un nosotros. El sujeto no es ya el individuo universal abstracto del a priori epistemolgico kantiano el sujeto trascendental, pero tampoco es el mtico espritu absoluto hegeliano, sujeto
ontolgico-metafsico. Con Kant y con Hegel, pero ms all de ellos y
tambin, contra ellos.
El humanismo crtico desde nuestra Amrica, implica afirmar al
sujeto emprico como condicin de posibilidad del sujeto trascendental y por lo tanto de las posibilidades y lmites en lo que se refiere a la
pretensin de validez universal de conocimientos, acciones y valoraciones del pretendido punto de vista universal, invirtiendo de esta manera a Kant. Implica tambin desplazar al mtico espritu absoluto
hegeliano ontolgico-metafsico, por el sujeto emprico-histrico en
clave de nosotros haciendo lugar a nuestra afirmacin de humanidad y, a travs de ella, a la superacin crtica del anti-humanismo implicado en la lgica del humanismo dominante, eurocntrico primero
y norte-cntrico despus.
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Este humanismo crtico desde nuestra Amrica aporta a la constitucin de lo humano para nuestra Amrica, al tiempo que pretende
hacerlo tambin para la humanidad en su conjunto. En ese sentido
toma distancia crtica tanto de la fe en el progreso del proyecto de la
modernidad euro-norte-cntrico como de la tesis del fin de los relatos de la post-modernidad (Roig, 2002: 123). Y este posicionamiento
no eclctico frente a la disyuntiva entre la comunidad cosmopolita
kantiana como sentido de la historia y su disolucin post-moderna,
en la perspectiva de Roig no supone la renuncia a la organizacin de
nuestro discurso sobre la base de las ideas reguladoras constitutivas
de un humanismo (Roig, 2002: 123).
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El humanismo crtico que desde nuestra Amrica ha elaborado filosficamente Arturo Andrs Roig, implica un referente utpico de talante cosmopolita nuestroamericano. Este, como idea reguladora tiene
una fuerte presencia con diferentes expresiones en todos los autores
mencionados de la tradicin latinoamericana a cuya lista Roig suma
a Dante Polimeni como reconocimiento al entonces recientemente fallecido filsofo mendocino. En relacin a todos ellos y en particular a
este ltimo, se refiere Roig al marco utpico en el ms pleno sentido del trmino del humanismo que ansiamos para nuestra Amrica,
dentro de aqul ideal cosmopolita (Roig, 2002: 125).
El reconocimiento, la dignidad humana como necesidad
suprema, la moral de la emergencia, el a priori antropolgico y el
hombre natural son categoras o ideas-fuerza aportadas por nuestro
maestro mendocino, que hacen de l una ausencia presente que nos
aporta sustantivamente para no extraviar el rumbo en la perspectiva
de la construccin del universalismo concreto inclusivo de la diversidad en las actuales circunstancias, conforme al espritu del humanismo latinoamericano.
Bibliografa
Acosta, Yamand 2008a La filosofa latinoamericana es un
humanismo en Bohrquez, Carmen (coord. y ed.) Memorias
del III Foro Internacional de Filosofa de Venezuela Humanismo,
Revolucin y Socialismo (Caracas: Ministerio del Poder Popular
para la Cultura, Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la
Humanidad).
Acosta, Yamand, 2008b Filosofa latinoamericana y democracia en
clave de derechos humanos (Montevideo: Nordan-Comunidad).
Cerutti-Guldberg, Horacio 2009 Filosofando y con el mazo dando
(Mxico: Biblioteca Nueva / UNAM).
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Yamand Acosta
129
III
DOMINGO RIVAROLA:
SOCIOLOGA Y PRCTICAS
La experiencia del Centro Paraguayo
de Estudios Sociolgicos
Quisiera comenzar indagando su trayectoria personal y sus primeros acercamientos al campo de la sociologa y cmo deriva, finalmente, en la formacin del Centro Paraguayo de Estudios Sociolgicos (CPES)
Bueno, hay una ancdota muy clara y sencilla. En el ao 1963,
impulsado por el grupo de Crdoba, se realiza un Congreso Mundial
de la Asociacin Internacional de Sociologa. Y un medio pariente
mo, un chico que estaba estudiando Arquitectura en Crdoba me
dice mira ac va a haber un congreso, yo s que a vos te encantan
las ciencias sociales Por qu no te vens?. Yo era militante estudiantil por el Partido Liberal, saliendo ya de la Universidad. Haba
tenido tambin una duplicidad profesional, por as decirlo. Primero
no haba una escuela de Ciencias Sociales. Entonces, para tener una
aprobacin familiar decid seguir Ciencias Biolgicas, Bioqumica.
Pero a la vez sigo Humanidades y engancho con la primera iniciativa que hizo el Brasil de penetracin en Paraguay. Entre otras, crea
la Escuela de Humanidades y el Centro Paraguay-Brasil, un centro
experimental importante, lo cual produce un aporte cualitativo importantsimo. As es que mi recorrido comienza en la militancia, y no
133
como parte de un proyecto acadmico. Primero la militancia fue universitaria y muy intensiva. Una militancia estudiantil universitaria, o
sea, porque en los aos cincuenta los partidos polticos estaban proscriptos y la lucha contra la dictadura se centr en el espacio universitario realmente. Luego, en un momento dado tom la decisin de
pasar a militar en el Partido Liberal, con mucha fuerza tambin. Pero
de a poco fui entendiendo claramente que la vida poltica partidaria
no era realmente el camino, entre otras cosas porque ese espacio se
cerraba. Al poco tiempo entend que ni con una militancia universitaria y mucho menos por la va partidaria iba a lograr una mirada
completa y compleja sobre el cambio social que estaba percibiendo.
La militancia poltica era muy cerrada, corporativa, era una lgica
disciplinada en la que haba que hacer muchas concesiones. En cambio, lo que encuentro en la ciencia social era gente de un pensamiento
muy abierto y crtico.
En ese clima entonces es que viajo a Crdoba y observo un panorama muy claro. El Congreso estaba impulsado por el grupo de
Crdoba, de Povia y toda esa gente, se realiza un Congreso de los
grandes popes europeos de la sociologa, del establishment mundial
de la sociologa. Y ah me dio a m una posibilidad, dira, de discriminar claramente entre lo nuevo que se vea como reflexin social y la
muerte de la sociologa de ctedra. Evidentemente me encuentro con
dos bloques claramente definidos. El grupo de Povia, con el propsito de afianzar una lnea un poco ms filosfica, etctera, ya un poco
ms en decadencia. Y, naturalmente, tambin participa el Instituto de
Buenos Aires, por supuesto, liderado por Gino Germani, Jorge Graciarena, Aldo Solari, Torcuato Di Tella, que Bueno toda esa gente que
fund de alguna manera lo nuevo.
Y bueno, para m fue muy claro el panorama, se parti todo. Entonces, no solamente yo percibo claramente la fisura y las grandes
opciones, sino que extraamente se concit una gran simpata con
alguien que tena una fama de muy hurao, que era Germani.
Personalmente, voy ms bien exuberante de motivaciones e impulsos, pero sin ninguna formacin acadmica en lo social. Aunque no
fue tan as, porque yo siempre digo, ms all de todas las deficiencias
de no haber tenido un inicio de formacin acadmica estructurada,
mi carrera en Ciencias Biolgicas me dio mucha formacin cientfica.
Al volver de Crdoba, con algunos amigos con los que compartamos el inters por la militancia y la sensibilidad social decidimos
hacer un Centro a las imgenes de lo que era el Instituto de Buenos
Aires. Y claramente, lo que estaba haciendo el Instituto de Buenos
Aires era un enfoque de investigacin.
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del CPES con la Fundacin Ford, que nos otorga una financiacin de
10 mil dlares. Eso, sumado a un prstamo que nos brinda el Banco
Nacional de Fomento, nos da la posibilidad de comprar un local para
que se instale el CPES.
La institucionalizacin de las ciencias sociales y la profesionalizacin del oficio del socilogo en la regin coinciden en Paraguay
con un abrupto cambio social. Es decir, hay un paralelismo entre
la transformacin del campo de las ideas y la modernizacin conservadora y autoritaria impulsada por el stronismo. Podra decirse
que las ciencias sociales estaban llamadas a producir nuevos relatos
para este proceso?
Constituy una circunstancia muy positiva el momento de la
Alianza para el Progreso, en Punta del Este, porque redescubre, de
alguna manera, la sociedad rural de Amrica Latina, el problema de
la tierra. A raz del programa de la Alianza para el Progreso se cre
en Paraguay la Secretara Nacional de Planificacin, sobre la base
de apoyo que le brinda el llamado Grupo Tripartito, formado por la
Organizacin de los Estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisin Econmica para Amrica
Latina y el Caribe (CEPAL). En el Grupo Tripartito trabaj un equipo
muy destacado. Entre ellos vino Roger Mellor, el demgrafo, quien
colabor con la realizacin de los primeros estudios demogrficos
bien estructurados del Paraguay, los cuales fueron publicados posteriormente en la revista del CPES. A la vez, hay que remarcar la
formacin que produjo el Instituto Latinoamericano y del Caribe de
Planificacin Econmica y Social (ILPES), el cual forma parte de la
CEPAL. El ILPES tuvo un peso muy importante en la administracin
pblica de Stroessner, en especial por los economistas que vinieron
con proyectos innovadores a cubrir los cargos de la recin creada
Secretara de Planificacin. As, no obstante un marco dictatorial predominante, se introduce una modernizacin en lo econmico, pero
con mucha referencia a estudios de todo tipo. Participa tambin Luis
Ratinoff, quien realiza un estudio sobre la urbanizacin en Paraguay.
En este marco se genera el primer diagnstico sobre Planificacin de
Desarrollo del Paraguay, un excelente trabajo dirigido por un chileno
socialista, scar Schnake [uno de los fundadores del Partido Socialista de Chile y posteriormente representante en la ONU, CEPAL y
el BID]. Tambin fundaron el Centro Paraguayo de Estudios para el
Desarrollo Econmico, donde se realizan investigaciones. Este Centro declin en el momento en que los sectores ms conservadores
del gobierno anularon la influencia de la Secretara de Planificacin,
para dar mayor poder a los Ministerios. Sin embargo, funcion como
136
137
vez con mayor celeridad. Tenamos una orientacin por lo social, era
un fenmeno no simplemente racional, sino que tambin afectivo, se
nos planteaba la necesidad de reformar la sociedad. En este contexto, las ciencias sociales nos muestran el camino, son un instrumento
innovador que permite tomar una distancia analtica de la sociedad.
Puntualmente la sociologa era la ciencia del momento, ocupaba el
centro y marc el sntoma de la poca. El pas se nos presentaba como
un problema en su totalidad y estbamos muy cercanos a los grandes
procesos sociales que surgan en esa poca.
Con el tiempo, el CPES va adquiriendo legitimidad, producto del
estilo acadmico y continubamos publicando la revista [Revista Paraguaya de Sociologa] cuando ac te apresaban en la esquina. Tambin
porque organismos como CEPAL o el BID empezaban a mencionar al
CPES y a trabajar con nosotros. Tratbamos de mantener un lenguaje
ms acadmico sobre temas centrales y crticos, para evadir la censura. Al mismo tiempo, se fund un Foro de Economa, invitando a
siete u ocho economistas a debatir y as producir una revista que diera
informacin econmica. De esta forma naci Coyuntura Econmica,
despus se publicaron tres tomos de Economa Paraguaya con muchas
personalidades que haban escrito sobre economa, tanto de la CEPAL
como del CPES. Todo ese tipo de produccin que llegaba a distintos
organismos, como el gobierno, el BID y el Banco Mundial, fue creando una especie de capital que permiti, de alguna forma, controlar la
censura, tratar de conservar un pensamiento crtico y darle continuidad a la revista.
Considerando el proceso de modernizacin y masificacin de bienes
culturales, lo que poda interpretarse como una revolucin cultural
en marcha que se refleja, entre muchos otros aspectos, en la acelerada expansin del mercado editorial y la creacin de empresas
culturales destinadas a la lectura: Cul es papel de la Revista Paraguaya de Sociologa que publica el Centro?
En realidad aqu la tendencia cultural era fundar una revista,
con el objetivo de dar a conocer los trabajos que venamos haciendo.
Publicamos la revista y la enviamos de aqu para all. Muy pronto
descubrimos que la revista poda jugar dos papeles. El primero, orientado realmente a publicar lo mejor que fuera surgiendo, que furamos
produciendo con la mayor excelencia posible. Tambin queramos dar
lugar a gente joven que se estaba iniciando, que produca cosas de
inters, aunque todava no tena la perfeccin que exiga el mundo
acadmico. La segunda cuestin apuntaba a construir una ventana
de penetracin de la nueva produccin cientfica que se estaba dando en Amrica Latina, tomamos los principales centros acadmicos y
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No hay una penetracin en la sociedad misma. No representan a nadie, entonces, se subestima la capacidad que tienen, tuvieron siempre
y siguen teniendo los colorados, de saber interpretar ms claramente
las motivaciones de la gente. Los colorados entienden muy bien eso.
Hay procesos que hay que entenderlos, me parece a m, ms all de la
moral. O sea, no es posible hacer juicios efectivos polticos y proyectivos si t examinas las conductas colectivas, desde una perspectiva
moral e ideolgica. Paraguay es el ltimo pas que va a incidir de alguna manera, aunque parezca exagerado, en un cambio global; mucho menos en la capacidad de supervivencia del capitalismo, que ha
demostrado una formidable capacidad de recuperacin. Pero por otro
lado, hay ondas de cambio que no responden a proyectos colectivos ni
individuales de liderazgos, etctera, que el pas est sufriendo, de tipo
estructural, que se dan porque la sociedad misma cambia.
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ideologas que justifican una supuesta superioridad), sino por una dialctica real y objetiva que permitir, antes que todo, al autctono recuperar su tierra y su historia, de las cuales ha sido violentamente expropiado desde la colonia espaola (Guzmn Bckler y Herbert, 1970: 99).
Ellos consideraron que el indigenismo encubra el antagonismo social, es decir, el racismo y el paternalismo. El antagonismo objetivo,
de clases sociales, por encuadrarse en una relacin colonial o de dependencia, tena un contenido racial. Como hecho extraordinariamente novedoso, estos dos autores desafiando la falsa conciencia y el
tab hablarn de racismo:
Es obvio que tanto el ladino como el indgena se perciben mutuamente como de sangre distinta, aun cuando no lo sistematizan con
clculos cientficamente absurdos o conceptualizaciones ridculas. La
demostracin a contrario sensu existe tambin; la ideologa del mestizaje queda envuelta dentro de la lgica racista.
La raza no existe en s y por s, metafsicamente, sub especie eternitates
ni biolgicamente (sera lo mismo); pero s existe un hecho histrico
y social que repercute en las actitudes, actos, emociones y representaciones hasta involucrar el sexo; de all su carcter irracional para
los que quieren reducir el ser social a un solo nivel sea exclusivamente cultural, econmico o biolgico (Guzmn Bckler y Herbert, 1970:
125-138).
La emancipacin, entonces, deba provenir de la ruptura de la dominacin por la afirmacin absoluta del ser histrico dominado, de
la toma de conciencia del antagonismo y del racismo. Para Guzmn
Bckler y Herbert, si bien el indgena varias veces se sublev contra
el dominador, lo ms destacable era su resistencia inquebrantable,
lo que por s solo era una respuesta a las mixtificaciones integracionistas (Guzmn Bckler y Herbert, 1970: 157). Haba toda una
larga historia de la resistencia indgena que no se haba contado y que
era necesario tener en cuenta. El inclasificable indio de los ortodoxos marxistas, sometido, desconocido, colonizado y explotado, era el
nico que poda librar la contienda fuera del sistema. El movimiento
guerrillero quebrara el sistema bicolonial si lograba comprometerse
con el elemento humano desfavorecido y postergado y con la relacin
que daba vida al sistema colonial: el racismo.
Estos planteamientos generaron una acalorada polmica con el
historiador Severo Martnez Pelez, quien desde una perspectiva ms
ortodoxa del marxismo y una militancia en el Partido Guatemalteco de Trabajo, el Partido Comunista de Guatemala, haba publicado
casi en paralelo La patria del criollo. Martnez Pelez haba sealado
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que en Guatemala haba indios siervos porque la estructura colonial de carcter feudal no haba sido an revolucionada. La revolucin en Guatemala, como consecuencia, tendra como correlato la
desaparicin del indio y de su cultura. Visto con detenimiento, los
diferentes planteamientos tenan por base el debate del carcter feudal o capitalista de la colonizacin de Amrica Latina, una polmica
que trascendi cuando discutieron el argentino Rodolfo Puiggrs y el
germano-norteamericano Andr Gunder Frank en 1965, en el diario
mexicano El Da.
Estas discusiones fueron parte de la autocrtica de la izquierda
guatemalteca y, sin dudas, signaron las caractersticas de las organizaciones revolucionarias que se reorganizaron y refundaron en los aos
setenta. As, las ideas en torno al racismo fueron retomadas radicalmente en la Organizacin del Pueblo en Armas (ORPA), la cual sali
a la luz pblica en septiembre de 1979. Su mentor, el comandante
Gaspar Ilom (Rodrigo Asturias1), escribi dos largos y densos escritos
titulados Racismo I y Racismo II, an inditos, a comienzos de los
aos setenta.
En 1975 Carlos Guzmn Bckler public su tesis. El libro, que
llev el ttulo Colonialismo y Revolucin, present de forma ms armnica las ideas que anteriormente, con su amigo Jean-Loup, haban expresado a la manera de ensayos. Ahora iniciaba con un llamado a la memoria colectiva para desmitificar la historia oficial
y reponer al indio su lugar clave en la historia de Guatemala. Sin
tapujos, afirmaba:
Los fracasos sufridos por los grupos de izquierda mucho ms avanzados, cuyo planteamiento de la lucha armada prevea la participacin
india en la misma, se debieron en buena parte a que, bloqueados por
los muros alzados durante cuatro siglos y medio, no encontraron otra
forma de aproximacin al indio que la tpicamente ladina [] (Guzmn Bckler, 1975: 63).
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Hoy da, Carlos Guzmn Bckler es el socilogo ms recuperado y reconocido por los intelectuales del movimiento indgena en
Guatemala.
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Esto en qu ao fue?
En 1959-1960. Fue todo muy agolpado, porque yo me recib en
1957. En 1959 haba un conflicto colectivo entre el sindicato y la
Internacional Railways of Central Amrica (IRCA). Era mucho dinero en juego. En el juicio me di cuenta que yo de problemas econmicos y sociales no saba, aunque me consol viendo que el juez
tampoco y el abogado de la contraparte tampoco. Pero en el fondo s
me dio vergenza. Ah pens en estudiar ciencias sociales o economa. En eso apareci en el peridico una convocatoria que mand
la UNESCO a las universidades, donde deca que la FLACSO, que
haba empezado dos aos antes en Chile y que era patrocinada por
la UNESCO y por todos los gobiernos de Amrica Latina, convocaban a presentarse para obtener una beca de dos aos para estudiar
Sociologa. Fui con otros diecisis a apuntarme. Pasado un tiempo
vino el entrevistador de Chile; ms tarde lo conoc porque me escogi. Era Gustavo Lagos10, to de Ricardo Lagos. Lagos vino en
septiembre y recin en enero recib un comunicado de la UNESCO
de Pars diciendo que haba obtenido la beca. Logr los apoyos necesarios y la Universidad me ayud. Yo no saba de la cuanta de la
beca de la UNESCO hasta que llegu a Chile y me di cuenta que era
muy buena.
Y de Guatemala fue becado alguien ms?
No, uno por Centroamrica. Era la segunda generacin,
1960-1961, dos aos completos a tiempo completo. Mercenarios
de la cultura, nos pagaban por estudiar. Para m Amrica del
Sur fue una revelacin, muy instructiva. Me di cuenta que no
somos mayormente diferentes, que tenemos una base comn. El
curso lo diriga la UNESCO. El director inicial haba sido Jos
Medina Echavarra11, quien para ese entonces haba regresado a
la CEPAL.
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Era una etapa de desarrollo de las ciencias sociales latinoamericanas muy interesante, con epicentro en Chile.
Muy fuerte. El director era Peter Heintz, un profesor suizo12. La
mayora eran profesores itinerantes, trados de Europa, que llegaban,
daban dos meses y se iban. Ah conoc a Alain Touraine y a Edgar Morin. Yo no haba sido mal estudiante aqu, incluso mi tesis la premiaron como la mejor de ese ao, pero all era diferente, requera mayor
exigencia, pero tambin ramos ms maduros. Casi todos llevbamos
29 aos.
Se acuerda el nombre de alguno de sus compaeros?
Haba argentinos, una brasilea. Mexicanos haba dos, con los
que ms me relacionaba, porque somos muy parecidos. Haba una
colombiana. Y un peruano: Anbal Quijano13. De los chilenos yo hice
mucha amistad con Enzo Faletto, que era de la promocin anterior,
pero ah llegaba.
Edelberto Torres-Rivas tambin lleg a Chile.
S. A l yo lo escog cuando Heintz me pidi que escogiera como
tres generaciones despus. Faletto me deca si me lees, te leo. Solamos salir Faletto, Gerardo Andujar14 y yo. De club usbamos la FLACSO. Nos hicimos amigos, conversbamos mucho. Gerardo Andujar
era argentino y anarquista. Faletto era un poco socialista. Y de los
compaeros chilenos, con el que hice amistad mucho ms adelante
fue Hugo Zemelman15, porque Hugo se vino a vivir a Mxico. Organizaba los Noviembres Latinoamericanos en la UNAM y me invitaba junto a Anbal Quijano. En Chile tambin fueron mis compaeros
Edmundo Fuenzalida16, muy inteligente, Carlota Ros, entre otros. Se
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tante. Me siguieron pagando cursos de francs todo el tiempo. Touraine cada mes me haca un informe y yo lo mandaba a Guatemala.
Al final me puso excellent travail. Ni bien regres, ya en el aeropuerto,
un viejo amigo me dijo: conviene introducir las Ciencias Sociales,
porque esta Facultad se llama as pero no ensea nada de eso. Vamos
a crear una seccin.
Qu carreras ofreca la Facultad de Ciencias Jurdicas y Sociales
en ese tiempo?
Solo Derecho. Al poco tiempo, en la Escuela de Estudios Generales abrimos una seccin de Ciencias Sociales. En esa oportunidad
ped personal calificado joven de Francia. Escrib una carta y la llev al agregado cultural de Francia. Vino Jean-Loup Herbert y, desde
luego, nos hicimos amigos. A Rafael [Cuevas], el decano, le dije: yo
no quiero hacer como los gringos, que vienen con sus cuestionarios
escritos, realizan unas cuantas estadsticas y ya sacan conclusiones.
Le planteamos que vaya a una regin y que all se quede. l empez
a devorar libros de historia de Guatemala. Luego Rafael habl con el
director de la Escuela de Derecho de Quetzaltenango para que eligiera
un municipio que conociera bien. Nos dijo Santa Mara Chiquimula. La municipalidad se reuna los domingos y queran conocerlo y
hablar con l. Fue larga la entrevista, pero al salir aceptaron que se
quedase varios meses, observando y conviviendo. Una capacidad de
adaptacin muy grande y una mente muy abierta. Vena a la capital
cada quince o veinte das y hablbamos largo sobre lo que haba visto
e interpretaba.
Yo segua dando clases en Estudios Generales, pero se abri el
de Quetzaltenango y el de Mazatenango. Iba y vena. Bueno, la juventud mandaba. Propuse que Jean-Loup tomase las de Quetzaltenango,
porque ah tendra jvenes de clase media, ladinos, lo cual servira
de contraste. No solo la ciudad y el campo, sino tambin la cuestin
tnica. En Francia, los que tenan las calificaciones ms altas al graduarse no iban al servicio militar, sino que entraban a la cooperacin
tcnica. Por eso mandaron a Jean-Loup, porque haba sido de los mejores de su generacin en la Universidad de Lyon. Un joven brillante
realmente. Conversar con Jean-Loup me sirvi de mucho, fue muy
beneficioso. l realizaba crticas a las historias de Guatemala que lea
y yo las empec a entender. Ese mundo que para m era natural desde
la infancia ya se haba empezado a resquebrajar, pero no lo suficiente
para poder ver en toda su amplitud algo que era tan obvio. Entonces
empec a ver toda esa historia que me haban enseado en la secundaria como una aberracin parcial, mentirosa y falsa; empec a sentir el
desprecio por la conquista y por todo lo que nos haban hecho, sobre
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25 Socilogo guatemalteco, presidente del Congreso de 1948 a 1950. Desde 1950 fue
investigador de la UNAM. Destac, fundamentalmente, por su obra literaria.
26 Mdico y antroplogo mexicano. Amigo de Manuel Gamio, form parte del
indigenismo. Su obra ms reeditada es El proceso de aculturacin y el cambio sociocultural en Mxico (1957). Fue subdirector del Instituto Nacional Indigenista (1952)
y director del mismo en 1966 y en 1971-1972.
27 Director de Fondo de Cultura Econmica entre 1948-1965 y fundador de Siglo
XXI en 1966. En 1957 ayud a organizar Eudeba.
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y a los miembros del tribunal. El examen dur tres horas y pico, pero
me supe defender bien. Finalmente me doctor. Mientras tanto, mi
mujer estaba enferma de cncer y yo sin saber que realmente estaba
grave. Al da siguiente de la graduacin tom el avin para Mxico,
pernoct ah y al otro da vine a Guatemala. Mi hermano me esperaba
en el aeropuerto. Me indic que el estado de ella era grave y estaba
hospitalizada. Ella muri el 16 de agosto.
Al cabo de un largo tiempo decid publicarla. Llegu a Mxico y al
otro da me reun en Siglo XXI. Pens en los posibles ttulos y eligieron Colonialismo y revolucin. El libro sali rpido en Mxico. Me lo
mandaron con un muchacho que muri luego en combate. Esta vez la
respuesta de los detractores quiso ser la misma, pero ya no tuvieron
mucho eco. La situacin poltica del pas se estaba agudizando y la
Universidad estaba siendo foco de los ataques del Gobierno. Haba
muertos todos los das. Yo me estaba presentando como candidato
a rector de la Universidad. Si ganaba tena cuatro aos de rector por
delante, con seis hijos, no me iban a dejar vivo. Me sugirieron que renunciara a la candidatura. As lo hice. Redact la renuncia. Fue muy
difcil explicarle a la gente que estaba conmigo por qu me iba
Orfila fue a hablar con Bonfil, quien ya no era director del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, pero s del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS).
Bonfil, al enterarse que era yo, inmediatamente me envi una carta
donde me ofreca chamba29 en Mxico. Compr mi pasaje de ida en
avin y llegu para trabajar con ellos en abril del 1977. Fue muy generoso conmigo. Yo les devolv en agradecimiento con trabajo bien
hecho. En la licenciatura en Etno-lingstica para los representantes
de las diez etnias ms importantes de Mxico, yo dirig el programa
de Antropologa.
Qu relacin tena usted con la gente que integraba la revista Alero?
Amor-odio. Permanec ligado al CIESAS hasta que perd casi
completamente la visin.
Para ir terminando Carlos, se recupera su pensamiento, sus reflexiones, en la actualidad?
Amlcar Pop30, sin dudas. Es el ms brillante de los ltimos aos.
Se volvi muy amigo mo y ahora es diputado. Debe ser el nico de29 En sentido coloquial significa trabajo ocasional. Sinnimo de changa en
Argentina.
30 Abogado y notario guatemalteco, catedrtico universitario maya qeqchi. Se
ha especializado en Derecho Indgena, Etnicidad y Etnodesarrollo en la USAC
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cente ah. Es un hombre muy valioso; es un animal poltico. Esa madera no la tuve nunca. Ellos fueron los que promovieron una ltima
edicin de mi libro, que no se hizo con Cholsamaj ediciones, sino con
una editorial que ellos buscaron. Yo les dije que copiaran la de Siglo
XXI, porque la de Cholsamaj tiene errores. La sacaron. La hizo la Asociacin de Alcaldes y Autoridades Indgenas, con la ayuda del Gobierno de Noruega y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
El da que lo present en Cobn, la gente que lleg fue tan numerosa que muchos no pudieron entrar en el hotel donde se hizo la misma. Tuvieron que sacar los altoparlantes para que la gente oyera. La
hicimos en el aula general mayor de la universidad, que se llen. Sigue
teniendo vigencia el libro, aunque me duele porque quiere decir que
en lo estructural no hemos cambiado. Es cierto que se ha morigerado
mucho la actitud pblica frente al racismo. Se ha aceptado que hay
racismo. Sin embargo, cuando se habla de un Estado multicultural,
pluritnico, plurilinge, se piensa en que los indios aprendan espaol.
En verdad ningn ladino, salvo dos o tres, est dispuesto a aprender
alguna de las lenguas. Recuerdo cuando Jean-Loup escribi un artculo en El Imparcial en el cual puso: un intelectual del Altiplano me
dijo []. Un viejo conocido me detuvo en la calle y me dijo: dgale a
ese amigo suyo francs que no se ponga en ridculo, se van a rer de l,
cmo va a decir que hay intelectuales en el Altiplano?.
Antonio Mosquera31, brillante socilogo, organiz una conferencia ma en la Universidad Del Valle donde l imparte el curso de Sociologa para disertar sobre los acontecimientos del 20 de octubre de
1944 en el Instituto Italiano de Cultura. Me qued pasmado del xito
que tuve en la generacin de los ms jvenes. Yo creo que tambin
influye una cosa: la educacin se vino abajo con los militares. [A] Toda
la gente que tena alguna vala la mataron o la echaron del pas. En la
universidad quedaron los inocuos y los ignorantes. En las facultades
llamadas de Ciencias Sociales qued lo peor. Lo que la Santa Madre
Iglesia trajo en el siglo XVI se sigue repitiendo, por ms que uno explica el colonialismo mental de todo eso. Aqu hace mil aos se hacan
y la UNAM. Fund la Asociacin de Abogados y Notarios Mayas de Guatemala y
es miembro de la Red Latinoamericana de Antropologa Jurdica. Es diputado al
Congreso de la Repblica por el Movimiento Poltico Winaq. Una extraordinaria
forma de acercarse a su pensamiento es la conversacin que mantuvo con Irma
Alicia Velsquez, otra valiosa intelectual feminista maya. Vase: Trujillo, Silvia y Gil,
Gemma (2008).
31 Abogado y notario guatemalteco. Realiz una maestra en Sociologa en la
Pontificia Universidad Catlica del Ecuador y es doctor en Dinmica Humana por la
Universidad Mariano Glvez de Guatemala. Es un los acadmicos muy destacado de
la actualidad.
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clculos correctos; se construyeron pirmides templarias magnficamente planeadas, con matemticas; las distribuciones del agua; los
caminos se hicieron pavimentados, aunque lo paradjico es que solo
se camin en ellos a pie ya que la unin de dos ruedas por un eje no
fue concebida en ste lado del mundo Cmo es posible que los descendientes de ellos no sepamos hacer nada? Nos castraron la mente.
Esto es lo que Amlcar Pop s entiende. Hay una generacin de jvenes
que tiene un concepto de indianidad firme y razonado.
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Trujillo, Silvia y Gil, Gemma (coords.) 2008 Amlcar Pop conversa
con Irma Alicia Velsquez (Guatemala: El Librovisor, Ediciones
Alternativas del CCE- Guatemala).
166
WALDO ANSALDI
DE LA HIBRIDACIN DE DISCIPLINAS
A LOS ESTUDIOS SOCIALES DE AMRICA LATINA
Los entrevistadores son graduados de la carrera de Sociologa. Integran el grupo de estudios sobre las izquierdas en Amrica Latina, bajo la coordinacin de Ins Nercesian, en el marco del
Grupo de Estudios en Sociologa Histrica de Amrica Latina (GESHAL), que tiene sede en el Instituto de Estudios de Amrica Latina
y el Caribe (IEALC), Facultad de Ciencias Sociales, UBA. La convocatoria naci a partir de un inters por conocer los recorridos de la
sociologa histrica en Amrica Latina, donde Waldo Ansaldi es un
referente. En este dilogo se repasa su trayectoria personal, profesional e institucional as como tambin sus miradas sobre el campo de
las ciencias sociales.
Tenemos entendido que sus primeros estudios de grado estuvieron
vinculados a la carrera de Historia. Qu incidencia tuvo este recorrido en su insercin acadmica posterior, en su acercamiento a
la sociologa, a la sociologa histrica en particular, y luego en su
inters por los estudios latinoamericanos?
Cuando yo termin la escuela secundaria y tena que optar por
una carrera universitaria mi inters estaba diversificado entre la Abogaca, la Sociologa, la Historia. En Crdoba no haba carrera de Sociologa y yo no poda venir a Buenos Aires. Necesariamente tena que
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mos trabajar todos juntos, que fue 1974, se tom como tema la salud.
Entonces los estudiantes del primer nivel deban disear un consultorio de barrio; en el nivel ms alto, un hospital regional. Para hacer ese
diseo tenan que saber cules eran las caractersticas de la poblacin
en la cual el hospital se iba a instalar. Entonces ah aparecamos nosotros. Preparamos una encuesta, la aplicamos en los distintos barrios
de Crdoba y del gran Crdoba, de modo que todos los estudiantes
tuvieran el insumo de la base social sobre la cual el edificio se iba a
construir para poder responder a las demandas. Fue una experiencia
realmente valiosa, interrumpida en 1976, cuando en el marco de la
dictadura nos echaron a todos.
En 1973, me llamaron de la Facultad de Artes para ensear Sociologa e Historia Social Argentina a estudiantes de disciplinas como
teatro, cine, msica y plstica. En Historia Social Argentina yo utilic
el mtodo retrospectivo, es decir, analizbamos el pasado desde nuestro presente, y en 1973 este era bien entretenido por cierto. En Sociologa hicimos algo parecido a lo que hicimos en el Taller Total de Arquitectura, que fue tomar un tema determinado y que los estudiantes,
desde la disciplina que estaban estudiando, plantearan un proyecto.
La tesis de licenciatura, que hicimos en conjunto con Silvia Palomeque, era de historia social y econmica, y trataba de cmo se
fueron gestando las relaciones de dependencia en Argentina una vez
producida la ruptura de las relaciones de dominacin colonial. Esto,
sumado a la capacidad de percepcin de los fenmenos sociales desde la perspectiva de la sociologa, que desarroll en una experiencia
de investigacin que se inici muy tempranamente en el campo de
la sociologa y poco despus en el de la historiografa, fue armando
una especie de amalgama que adicionalmente vena influenciada por
la convergencia entre historia y sociologa que haba incorporado a
partir de Braudel.
En funcin de esta experiencia, qu particularidades puede destacar con respecto a la formacin desarrollada en Crdoba, comparndolo especialmente con lo que suceda en Buenos Aires?
En Crdoba, a diferencia de lo ocurrido en Buenos Aires, frente al
golpe de 1966 la posicin del movimiento estudiantil de izquierda fue
seguir adentro resistiendo hasta que echaran a los profesores. A los estudiantes no nos echaron, pero haba sanciones, como quitar las becas
de estudio, que para algunos era la nica forma de subsistencia. De
esa actitud de resistencia fue expresin el Taller Total. Otra expresin
fue una experiencia efmera pero muy contundente que hicimos en
Historia Contempornea. Tenamos una profesora que, de tan mala,
los estudiantes logramos hacerla renunciar. No haba quin cubriera
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la materia y fue all que nos organizamos en varios grupos, nos dividimos la materia por temas y nos dedicamos a investigar. Al final de la
investigacin presentamos una monografa logrando que la facultad
nos reconociera el trabajo hacindola revisar por algunos docentes.
As terminamos aprobando la materia. Fue un ejercicio interesante
desde varios puntos de vista: poner en cuestionamiento y tener xito en el desplazamiento de una profesora de baja calidad acadmica;
y mostrar cmo la propia capacidad de gestin del estudiante poda
producir un material relevante.
Crdoba tena adems otra particularidad, que siempre la distingui de las dems ciudades y que se perdi con la dictadura: la estrecha relacin entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil.
Tener reuniones en los sindicatos, en la CGT [Confederacin General
del Trabajo], era una prctica frecuente. Y cuando la CGT hizo su plan
de lucha nos llamaron para que aportramos para algunas de las reas
en las cuales los estudiantes tenamos injerencia, como la Federacin
Universitaria de Crdoba; entonces hicimos una propuesta en el plano
de la educacin, casi calcada de la experiencia de la Revolucin Cubana Fue aceptada, pues vena con un informe de la UNESCO [la
Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y
la Cultura]que la haca aparecer con un grado de neutralidad pero
imagnense una CGT con tipos como Agustn Tosco, como el negro
Atilio Lpez, Toms Di Toffino, gente de la industria del vidrio.
Este clima ayuda a entender tambin las caractersticas del
Cordobazo de 1969. Buena parte de ello se justifica por esa idea,
rpidamente instalada en la universidad, de resistir, de no irse hasta
ser echados.
Cmo influy en su vida personal y profesional, en su carcter de
docente e investigador, el golpe de 1976 y el perodo dictatorial?
En esos aos formativos me convocaron desde lo que entonces
era el Instituto de Ciencias Agrarias para ensear Sociologa Rural.
Luego, en el ao 1974, fui a Asuncin del Paraguay como profesor de
Movimientos Sociales Agrarios en la maestra de Estudios Rurales que
haba organizado el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
[CLACSO]. Fue un curso de maestra pensado con carcter itinerante
con solo cuatro cohortes. La primera, con estudiantes de distintos pases de Amrica Latina, se hizo en Asuncin, en el Centro Paraguayo de
Estudios Sociolgicos. Quien diriga esta primera cohorte era Delich,
que me invit como profesor. El pronunciamiento del golpe de 1976
coincidi con la convocatoria a la segunda cohorte; entonces Delich
le propuso a Eduardo Archetti, que haba sido designado director del
segundo curso que tena sede en Quito, que yo fuera docente. Pero
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imaginacin sociolgica enseaba en el curso de Introduccin a la Historia, sobre todo dos captulos: Usos de la historia y el apndice El
socilogo como artesano, una verdadera leccin de metodologa. En
fin, haba todo un bagaje de conocimiento que apuntaba en una misma direccin, cuando de pronto empez a hacerse notorio en buena
parte del mundo occidental que haba algo que se llamaba Sociologa
Histrica. En ese momento comenzaba a construirse el Instituto de
Investigaciones Gino Germani, y junto con Alfredo Pucciarelli, Jos
Villarruel y algunos ms propusimos la creacin de un rea de Sociologa Histrica. Fue aceptada. Yo tena como motor una consigna que
vena de la poca en que diriga el Centro de estudiantes en el que editbamos una revista llamada Trabajo y llevaba como bajada de ttulo
El futuro es nuestro por prepotencia del trabajo, una expresin de
Roberto Arlt. Esta fue una consigna que me ha guiado durante toda
mi vida, porque ms all de lo que se diga o se calle me parece que esa
prepotencia del trabajo termina haciendo todo ms claro para todos.
Y fuera de los comentarios negativos que recibimos, ms en privado
que en pblico, tuvimos nuestro espacio y crecimos. Los dos libros
colectivos que publicamos con Alfredo Pucciarelli y Jos Villaruel, Argentina en la Paz de dos Guerras y Representaciones Inconclusas, fueron aportes importantes al campo de la sociologa histrica de Amrica Latina. Actualmente el GESHAL (Grupo de Estudios de Sociologa
Histrica de Amrica Latina) contina la experiencia con sede en el
Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe.
Luego de este recorrido de su vida personal e intelectual, nos interesa saber cules eran los debates que se estaban dando dentro del
campo de las ciencias sociales en esos aos y cul es para usted el
ms relevante de ellos.
Sin duda en los aos sesenta el debate entre reforma y revolucin
fue el gran debate, tanto en trminos acadmicos como polticos, que
la revolucin cubana y tambin la argelina no hicieron ms que recrudecer. En el mbito universitario, el clima de debate era muy intenso.
El movimiento estudiantil de Crdoba estaba dividido en cuatro grandes corrientes: el integralismo (catlico), que se fractur en varias lneas a partir de su aproximacin al peronismo. El peronismo nunca
haba sido fuerte en la Universidad de Crdoba, ni siquiera durante
1973-1976. La segunda gran corriente era la izquierda no comunista:
guevaristas, izquierda nacional del colorado Jorge Abelardo Ramos,
izquierda independiente, radicales de izquierda, como Mario Abel
Amaya, compaero de Derecho que muri torturado en la crcel de
Trelew, y la juventud peronista ms izquierdizada. Despus estaba el
grupo de franja morada, y una agrupacin ms pequea, la del huma-
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Dando un salto en el tiempo a la dcada del noventa, cmo era reivindicar la sociologa histrica en ese momento? Cmo era pensar
Amrica Latina desde la sociologa histrica en ese clima de poca?
Cuando un colega te dice que ests vendiendo humo y otro te
dice que lo que ests haciendo no tiene densidad epistemolgica, la
tarea explicativa es fundamental. Explicar que la sociologa histrica
no la inventamos nosotros, sino que es algo que viene desarrollndose
desde 1930. Los padres de la sociologa hicieron sociologa histrica
aunque no la llamaron as ni Marx, ni Weber, ni Durkheim. Luego se
sumaron los aportes de la sociologa crtica norteamericana. Pero adems es muy interesante sostener que toda la tradicin de las ciencias
sociales latinoamericanas, antes de que se hablara de hibridacin de
disciplinas, haca precisamente eso: hibridar disciplinas. Esto es lo
que hicieron la CEPAL [Comisin Econmica para Amrica Latina],
FLACSO y CLACSO. En un libro como el de Jos Medina Echavarra
Consideraciones sociolgicas sobre el desarrollo econmico en Amrica
Latina o como el de Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en Amrica Latina, en rigor, en cualquier texto
que uno tome de los aos 1950, 1960, 1970, se advierte ese cruce, esa
hibridacin del saber, que adems es tambin hibridacin terica
juntar Marx y Weber era una hereja en muchos lugares. En Amrica
Latina, aunque no se planteara explcitamente en trminos de sociologa histrica, de hecho se la practicaba. Si ustedes leen en Las clases
sociales en Amrica Latina, libro que public Ral Bentez Centeno
editado por Siglo XXI, la ponencia de Florestan Fernandes, y leen el
comentario a dicha ponencia, donde se acusa a Fernandes de su apelacin a Weber y Marx como hereja, vern hasta dnde en cierta visin stos autores eran irreductibles, excluyentes, antagnicos.
En Argentina haba ya una tradicin de muy larga data de esa
articulacin entre sociologa e historia, como en Juan A. Garca, cuyo
libro, uno podra decir, es de sociologa histrica. En el comienzo del
siglo XX, sociologa e historiografa eran inseparables. De hecho, Carlos Olivieri, que sera luego una especie de pro hombre de la historiografa liberal, se inici en el campo de la sociologa cuando ni siquiera
exista la carrera. Lo mismo [Emilio] Ravignani, quien cre el Instituto de Sociologa de la Facultad de Filosofa, del cual Gino Germani fue
heredero. Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero, en el libro Los
Orgenes del Peronismo, hicieron sociologa histrica.
Hasta las dictaduras hubo un inters generalizado por los estudios latinoamericanos en Amrica Latina y fuera de ella, principalmente en EE.UU. Esto se fren con las dictaduras. Luego, la transicin a la democracia implic un giro bastante sorprendente. Hasta
ese entonces se haba hecho un gran esfuerzo por fomentar los cursos
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LOS AUTORES
Yamand Acosta. Universidad de la Repblica, Montevideo, Uruguay. Coordina el Grupo de Trabajo de CLACSO Ideas, intelectuales y cambio social en Amrica Latina. Del pensamiento social
crtico a los desafos actuales.
Waldo Ansaldi. Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Latinoamericanista dedicado al anlisis sociolgico de procesos
histricos, particularmente mecanismos de dominacin polticosocial y violencia poltica. Investigador Principal (jubilado) del
CONICET en el Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe (IEALC) de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Profesor
titular consulto en dicha Facultad y de grado y posgrado en universidades argentinas y del exterior. Desde 2012 es Director de la
Maestra en Estudios Sociales de Amrica Latina en su Facultad.
Director del proyecto La Imaginacin histrica de la Sociologa
Latinoamericana. Debates, contribuciones, trayectorias personales
y proyectos institucionales circa 1940s-1980s (UBACYT, programacin 2011-2014).
Alfredo Falero. Doctor en Sociologa. Docente e investigador en la
Universidad de la Repblica, Uruguay. Integra el Grupo de Tra-
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Ins Nercesian. Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora del CONICET con sede en el IEALC y docente de Historia Social Latinoamericana en la carrera de Sociologa, UBA. Integra el equipo
de investigacin La Imaginacin histrica de la Sociologa Latinoamericana. Debates, contribuciones, trayectorias personales y
proyectos institucionales circa 1940s-1980s (UBACYT, programacin 2011-2014). Y es miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO
Ideas, intelectuales y cambio social en Amrica Latina. Del pensamiento social crtico a los desafos actuales.
Juan J. Paz y Mio Cepeda. Doctor en Historia. Profesor de la Pontificia Universidad Catlica del Ecuador (PUCE). Miembro de Nmero de la Academia Nacional de Historia. Vicepresidente de la
Asociacin de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC). Es miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO Ideas,
intelectuales y cambio social en Amrica Latina. Del pensamiento
social crtico a los desafos actuales.
Julieta Rostica. Sociloga, UBA. Magster en Estudios Latinoamericanos (UAM) y doctora mencin Ciencias Sociales y Humanas (UNQUI). Es investigadora del CONICET con sede en el
IEALC y docente en la carrera de Sociologa y en la Maestra
en Estudios Sociales Latinoamericanos de la UBA. Coordina el
Grupo de Estudios sobre Centroamrica en el IEALC, UBA. Es
miembro del Grupo de Trabajo de CLACSO Ideas, intelectuales
y cambio social en Amrica Latina. Del pensamiento social crtico
a los desafos actuales.
Lorena Soler. Licenciada en Sociologa. Magster en Investigacin en
Ciencias Sociales y doctora en Ciencias Sociales, en los tres casos
por la UBA. Investigadora del CONICET con sede en el IEALC,
UBA. Integra el equipo de investigacin La Imaginacin histrica de la Sociologa Latinoamericana. Debates, contribuciones, trayectorias personales y proyectos institucionales circa 1940s-1980s
(UBACYT, programacin 2011-2014). Coordina el Grupo de Trabajo de CLACSO Ideas, intelectuales y cambio social en Amrica
Latina. Del pensamiento social crtico a los desafos actuales.
Lomo 11,8mm.
ISBN 978-987-722-074-2
9 789877 220742
Acosta
Ansaldi
Giordano
Soler
Amrica Latina
P I E N SA
Amrica Latina
Yamand Acosta,
Waldo Ansaldi,
Vernica Giordano
y Lorena Soler
(COORDINADORES)