Samuel Kabú Morris
Samuel Kabú Morris
Samuel Kabú Morris
VIAJE A EEUU
No se sabe por cunto tiempo l se qued trabajando en aquella
plantacin de caf. Solamente se sabe que fue suficiente para
aprender el ingls, y para aprender a leer y a escribir un poco.
Mientras trabajaba all, una misionera le apod Samuel Morris. Y, por
ese nombre lo conoca la mayora de los que hablaban ese idioma.
Adems de ensearlo a leer y a escribir, la misma mujer le ense lo
bsico del evangelio.
Pasado el tiempo, dej la plantacin de caf y se mud a un pueblo,
donde aprendi a pintar casas. En tal ocupacin trabaj por unos
aos. Pero, en su corazn, sinti un creciente deseo de predicar a su
propia gente acerca del bendito Salvador que le haba dado tan
gloriosa salvacin. As es que un da visit a un misionero, y le
comparti de lo que senta en su corazn acerca del deseo en su
corazn de predicar a su propia gente.
Lo que sucedi causa gran tristeza, aunque lo mismo todava pasa
muchas veces. Aqul misionero le dijo a Kab que para poder predicar
el evangelio, necesitaba educarse. Y, para educarse, tena que ir a los
EE. UU. Adems, para ir a los EE.UU., le iba a costar US$100.00. [Hoy
en da, podra ser unos US$1000.00: una gran cantidad para un joven
tan pobre.]
Qu consejo tan errneo! Pero tal actitud es muy comn, eso es, la
idea de que un hombre necesita estudiar en una universidad o
seminario para poder predicar. La Biblia no ensea tal cosa. En
verdad, muchos de los apstoles eran hombres pobres y sin
educacin: exactamente como Kab!
Pero a pesar de recibir un consejo equivocado, Dios lo us. Dios, en
Su gran sabidura y misericordia, permiti que Kab siguiera tal
consejo... para demostrar cun errneo el mismo realmente era!
Al recibir ese consejo, Kab se apresur al bosque el lugar que usaba
para charlar con su Padre para hablarle acerca de la situacin. l or
as:
Ahora, Padre mo... T me has llamado a predicar a mi propia gente.
Pero, el misionero dice que no puedo predicar sin ser educado, y para
educarme, tengo que ir a los EE. UU. Padre mo, T sabes que no
tengo ni siquiera un centavo. Ahora, por favor, breme el camino.
Desde aquella oracin en adelante, Kab siempre crey que Dios ya
haba determinado que el camino fuese abierto. As, estaba
esperando que viniera una embarcacin que lo llevara hasta el pas
tan lejos de su hogar.
Durante ese tiempo, hubo una joven misionera que haba llegado de
los JUL. Para trabajar en frica. La misma haba nacido del Espritu
Santo y haba aprendido a diariamente andar bajo la Presencia Divina.
Sus co-misioneros pensaban que ella no podra lograr nada en su
campo de labor, puesto que, muchas veces, ella prefera estar a
solas. Pero, parece que ella estaba gozando de la ntima comunin
con el Padre.
Cuando Kab escuch de la llegada de ella, camin muchos
kilmetros para visitarla. Llena del Espritu Santo, ella rebos de gozo,
compartiendo a Kab acerca de lo que experimentaba. No se sabe si
era por falta de enseanza acerca del Espritu Santo o no, pero Kab
sinti un gran deseo de saber ms acerca de l. l visit y escuch a
la misionera varias veces para aprender ms, pero, por fin, ella,
cansada por las muchas preguntas de Kab, le dijo que si quera
saber ms, tendra que preguntar a Esteban Merritt, pues ese hombre
le haba enseado a ella todo lo que ella saba acerca del Espritu
Santo.
Al escuchar ese consejo, Kab le dijo:
Entonces, voy a ir. Dnde vive l?
En Nueva York respondi ella rindose.
Una vez ms, se nota que a Kab le dieron otro consejo errneo. Por
qu no le aconsejaron buscar en la Biblia o que se valiera de la
oracin?
Con todo, la misionera no vio a Kab otra vez: ya l haba
emprendido su viaje a los EE. UU! l viaj muchos kilmetros, hasta
que por fin vio una embarcacin, y pronto una barquita arrib con
algunos marineros. Kab se acerc al capitn y le pidi que le llevase
a Nueva York. Con maldiciones y patadas... le fue negado. Pero, Kab
tena la plena seguridad de que era la voluntad de Dios que an
fuera. Despus de recibir una respuesta negativa por su segundo
intento, durmi en la arena de la playa esa noche.
La siguiente maana, Kab pidi por la tercera vez que le llevasen a
Nueva York.
El capitn le pregunt:
En qu puedes trabajar?
En cualquier cosa respondi Kab.
El capitn pens que eso quera dejar dicho que Kab saba hacer de
todos los trabajos de una nave, pero, realmente, lo que Kab quera
decir era que estaba dispuesto a hacer cualquier tipo de trabajo. Y,
puesto que dos marineros recin haban abandonado sus posiciones,
el capitn mand que Kab entrara a la nave.
Vamos a orar.
Esta era la primera vez que Esteban se haba arrodillado en un coche
para orar. Kab le habl al Espritu Santo dicindole que l haba
venido de frica para hablar con Esteban acerca de l, pero que
Esteban siempre charlaba de otras cosas, y, que, adems, quera
mostrarle la iglesia, la ciudad y la gente; y que, mientras tanto, l
tena grandes deseos de escuchar y aprender acerca de l. Kab
sigui orando, pidiendo que el Espritu Santo quitase del corazn de
Esteban todas esas cosas y que le llenase tanto de S Mismo... de
modo que Esteban no escribiera, predicara ni hablara de otra cosa
sino solamente del Espritu Santo.
De aquel da, Esteban escribi despus: Realmente, haba tres
personas en el coche ese da. Nunca he conocido otro da igual;
fuimos llenados del Espritu Santo, y l hizo de Kab el canal por el
cual yo fui instruido y capacitado ms que nunca. Muchos obispos han
puesto sus manos sobre m varias veces y hasta he sido ordenado por
los ancianos de la iglesia: pero esos eventos no se pueden comparar
con el poder que me sobrevino cuando Kab oraba. Santiago Caughey
puso sus santas manos sobre la cabeza de Toms Harrison y sobre la
ma, orando que el Espritu de Elas cayese sobre nosotros los Eliseo:
Y, s, el fuego cay y el poder vino. No obstante, recib poder
permanente en el coche, al lado de Kab. Desde entonces, no he
escrito ni hablado ni siquiera una palabra, sino por y en el Espritu
Santo. Kab fue un instrumento en las manos del Espritu Santo para
mi crecimiento y desarrollo en las estupendas cosas de Dios. Kab fue
a Fort Wayne, Indiana, y trastorn la Universidad de all (Hechos
17:6). l vivi y muri en el Espritu Santo, luego de terminar su obra.
Y, puesto que un hombre o mujer ungido nunca muere, la vida de
Kab sigue dando testimonio hoy en da. Mientras yo viva, las
memorias de l nunca morirn. Para m, ese humilde joven era una
maravilla un milagro de la gracia de Dios. Aprend a amarle como a
un hermano, y de l aprend lecciones de fe y consagracin, las
cuales yo nunca antes conoc.
Entonces podemos ver que Kab, aqul joven africano, ense a su
maestro Esteban Merritt quien era reconocido por muchos como un
hombre muy espiritual acerca del Espritu Santo.
EN LA UNIVERSIDAD
Algunos de los jvenes de la Escuela Dominical haban formado una
sociedad misionera llamada Sociedad Misionera Samuel Morris.
Planteaban proveer todas las necesidades de Kab hasta que el
entrara a la universidad, si sta le proveera una educacin gratuita a
Kab. As que, Esteban Merritt escribi una carta a la Universidad,