La Restauracion de Sion
La Restauracion de Sion
La Restauracion de Sion
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Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
www.ebenezer.org.gt
La restauracin de Sin
Apstol Sergio Enrquez O.
Guatemala, 11 de febrero del Ao De la Misericordia
Para un juicio se necesita un juez, un acusado, un acusador, un defensor y los testigos. El acusador es el
diablo, el abogado es el Seor Jesucristo, el Juez es Dios Padre y el reo o acusado somos nosotros.
Cada uno de ellos tiene su bufete, el diablo con sus colaboradores, que no son solo potestades sino
pueden ser humanos a su servicio; el Seor Jesucristo como el defensor, es quien posee dentro de sus
colaboradores a hermanos en Cristo y ministros defensores; por otra parte, Dios como sumo Juez,
tambin tiene sus colaboradores que son los jueces; entonces cuando se libra un juicio, los acusadores
alimentados por el diablo realizan los sealamientos, ya que como sabemos, tiene amplia experiencia en
acusar.
Cuando nosotros mismos nos acusamos, el diablo ya logr su objetivo, y puede ser tan incisivo el ataque
que logre que muchos se pierdan por este motivo. Entonces la funcin del acusador no es solamente
sealarnos a travs de otros, sino lograr que nos acusemos a nosotros mismos y si lo llega a concretar,
sin lugar a dudas que logr su objetivo porque esto provocar que nos condenemos a nosotros mismos.
Los defensores tienen como jefe supremo al Seor Jesucristo, quien acepta llevar nuestro caso, siempre
que reconozcamos nuestros pecados, encargndose desde ese momento en adelante a ganar el caso,
porque l jams ha perdido ni un solo caso, es un abogado que no permite falacias, mentiras ni engaos.
Por otra parte est Dios padre y su bufete, integrado por jueces.
Salmos 82:6 LBLA Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos sois hijos del Altsimo.
El bufete de Dios est conformado por los jueces, pero en este versculo cuando se menciona la palabra
dioses se refiere a Elohim (H430 plur. de 433; dioses en el sentido ordinario; pero espec. que se usa en plur. as, espec. con el art.- del Dios supremo; ocasionalmente se aplica como forma deferente a
magistrados; y algunas veces como superlativo:-ngeles, Dios (dioses), diosa, extremo, grande, dolo,
juez, poderoso, rey.) Con esto afirmamos que el ms alto privilegio en una corte judicial, es el de juez
supremo, quien en este caso es nuestro buen Dios.
Isaas 1:26 LBLA Entonces restaurar tus jueces como al principio, y tus consejeros como al
comienzo; despus de lo cual sers llamada ciudad de justicia, ciudad fiel.
Los jueces harn que la Iglesia se llame ciudad de justicia y los consejeros permitirn que llegue a
llamarse ciudad fiel, pero no podrn hacer su trabajo si no entran los jueces, debido a que si no entran
los jueces no entrarn los consejeros, y si no entran los consejeros no llegaremos a ser fieles. Dios no
llamar a los consejeros primero, si antes no aparecen los jueces, por lo tanto, hoy Dios anda buscando
jueces para que se restaure la ciudad.
Mateo 7:1-3 LBLA No juzguis para que no seis juzgados. Porque con el juicio con que juzguis,
seris juzgados; y con la medida con que midis, se os medir. Y por qu miras la mota que est
en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que est en tu propio ojo?
No nos constituyamos jueces si antes no somos llamados por el Seor para hacerlo, pero si l nos llama,
lo tendremos que hacer con la sabidura que l nos provea a travs de Su Santo Espritu. Si no nos ha
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Apstol Sergio Enrquez O.
Guatemala, 11 de febrero del Ao De la Misericordia
llamado, no nos convirtamos en jueces porque as como juzgamos, as seremos juzgados, debido a que
para emitir un juicio tendremos que ser previamente equipados espiritualmente.
Uno de los elementos que se necesitan para juzgar es considerar que hoy estn siendo juzgados
nuestros hermanos, pero maana podemos ser nosotros los que estemos siendo juzgados, tomando en
cuenta que la vida da giros, en el que alguien que hoy est sentado en el banquillo de los acusados,
luego sea un juez.
1 Corintios 4:5 LBLA Por tanto, no juzguis antes de tiempo, sino esperad hasta que el Seor
venga, el cual sacar a la luz las cosas ocultas en las tinieblas y tambin pondr de manifiesto los
designios de los corazones; y entonces cada uno recibir su alabanza de parte de Dios.
No debemos juzgar antes de tiempo y sin tener los elementos de juicio que nos ayuden a hacerlo con
sabidura.
Eclesiasts 3:11 SRV Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo di en su corazn, de
tal manera que no alcance el hombre la obra de Dios desde el principio hasta el cabo.
Todo lo hizo el Seor en Su tiempo, entonces tambin para juzgar debe haber un tiempo. En lo material,
para poner un juez no se toma a un profesional recin graduado, sino alguien con una larga trayectoria
profesional, lo mismo sucede en lo espiritual, el juez debe ser un ministro o anciano que ha sido
equipado debidamente.
1 Corintios 6:1 LBLA Se atreve alguno de vosotros, cuando tiene algo contra su prjimo, a ir a
juicio ante los incrdulos y no ante los santos?
Cuando oigamos o veamos que alguien se ha levantado como un juez, preguntmosle si es santo y de
qu bufete viene.
1 Corintios 6:5 LBLA Para vergenza vuestra lo digo. Acaso no hay entre vosotros algn hombre
sabio que pueda juzgar entre sus hermanos,
Para juzgar necesitamos sabidura, y la sabidura es propia de los ancianos. Los ancianos conocen
porque Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia
mendigando pan (Salmos 37:25). El tiempo en una iglesia tiene que ser aprovechado para perseverar y
evolucionar para alcanzar la sabidura, aunque en nuestra sociedad lamentablemente no se aprecien a
los ancianos.
En la iglesia necesitamos abogados y jueces que sean llamados por Dios, pero es necesario que el juicio
primero entre por casa. No permitamos ser acusados, mejor vayamos con Dios y pidmosle de Su ayuda
para que permita solucionar lo que nos sucede, y rogumosle en el nombre de Jess, que se levante en
medio nuestro para que ayude a los acusados y condenados.
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