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EDITORIAL............................................................................................ 7
Pedro Luiz Stringhini
LOS SESENTA AOS DE FRAY CARLOS ........................................ 9
Eliseu Lopes
LA RELIGION DE LA VIOLENCIA Y EL EVANGELIO................. 21
Gilberto Gorgulho
NO EXTIENDAS TU MANO CONTRA EL NIO
(Reflexiones sobre Gnesis 21 y 22) ..................................................... 27
Milton Schwantes
EL PROYECTO SACERDOTAL ARONITA...................................... 47
Trcio Machado Siqueira
DE NADA VALE LA GRASA DE LOS HOLOCAUSTOS
Una crtica al sacrificio del segundo templo ......................................... 55
Sandro Gallazzi
LA ECONOMIA EN EL LIBRO DE JOEL ......................................... 71
Carlos A. Dreher
LA CRITICA DE JESUS ...................................................................... 83
Paulo Lockmann
LA CUESTION DEL SACRIFICIO EN LA EPISTOLA
A LOS HEBREOS ................................................................................ 91
Pedro Luiz Stringhini
UN LLAMADO A LANZAR LAS REDES
El nuevo protestantismo y la lectura
popular de la Biblia ............................................................................... 99
Jorge Pixley
RECENSIONES .................................................................................. 119
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Hay una importante obra de Vanhoye (5) sobre los dos primeros
captulos de la Carta a los Hebreos. En esos captulos, Jess es presentado
como la sabidura creadora de Dios Padre, el cual, en los ltimos tiempos,
esto es, en la plenitud de los tiempos, hablar por medio de su Hijo,
...a quien instituy (Dios) heredero de todo, por quien tambin
hizo los mundos; el cual, siendo resplandor de su gloria e
impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra
2. Vanhoye, Albert, Sacerdoti Antichi e Nuovo Sacerdote. Ed. Elle Di Ci, Leumann
(Torino), 1985.
3. Vanhoye, Albert, La Structure Lettraire de lEptre aux Hbreux. Descle De Brouwer,
1963 y 1966.
4. Vanhoye, Albert, A Mensagem..., pgs. 39-40.
5. Vanhoye, Albert, Situation du Christ, Eptre aux Hebreux 1 et 2. Les Editions du Cerf,
Paris, 1969, Lectio Divina 58.
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Jn. 1, 7, que Dios exige la sangre de una vctima para limpiar las
manchas causadas por el pecado. Y contina indicando que, de hecho,
...ciertas interpretaciones de la expiacin que abre para los
pecadores el acceso al trono de Dios nos presentan una imagen
violenta de Dios que no perdona libremente sino que exige la
muerte del pecador o de un sustituto aceptable. El problema
parece derivar de una interpretacin incorrecta del sistema
levtico de sacrificios que eran permitidos y exigidos en el
templo de Jerusaln en tiempos bblicos (7).
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UN LLAMADO A
LANZAR LAS REDES
EL NUEVO PROTESTANTISMO
Y LA LECTURA POPULAR
DE LA BIBLIA
Jorge Pixley
En los ltimos treinta aos los biblistas hemos aprendido, para
sorpresa nuestra, acerca de la capacidad del pueblo cristiano pobre para
leer la Biblia como Palabra de Dios. Jess dijo:
Te alabo, Padre, Seor del cielo y la tierra, porque has ocultado
estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los
nios. S, Padre, pues esa fue tu voluntad (Mt. 11.25-26).
Y, efectivamente, con nuestra ciencia bblica estbamos excluyendo a los campesinos analfabetos, los pescadores, las gentes de la
selva, y los trabajadores urbanos del estudio bblico. Sucedi que cuando,
en los aos sesenta, los misioneros invadieron el campo, sin ser biblistas
ellos en su mayora, y les dijeron a esta gente humilde que podan leer
la Biblia e interpretarla ellos mismos, el Dios de la Biblia habl. Es una
historia conocida, aunque no deja de ser inspiradora.
La clave de este milagro del Espritu que abri las bocas de los
humildes fue que los que nos creamos dueos de la Biblia: 1) tuvimos
que abandonar este reclamo de posesin, y 2) escuchar lo que la Biblia
le deca al pueblo pobre. En algunos casos, como el de los pescadores de
Solentiname, el resultado fue revolucionario en un pas donde las iglesias
oficiales creamos que Dios quera que la Iglesia apoyara el orden existente.
En la mayora de los casos la lectura no result revolucionaria, pero la
Biblia se demostr un apoyo para las luchas populares por la tierra, la
vivienda, la educacin, los servicios de salud y otros asuntos que se
generan socialmente y que son necesarios para la dignidad humana. Ante
todo, el pueblo lleg a comprender que el Dios de la Biblia se ocupa de
las cuestiones que consumen las energas de la gente pobre, mientras
luchan por sobrevivir y ser alguien en un mundo hostil.
Aquellos quienes nos sentimos llamados a servir al pueblo de
Dios como biblistas, maestros e investigadores de la Biblia, nos habamos
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americanos. Este mismo tipo de cultura popular existe hoy en este nuevo
protestantismo, y la Biblia juega en l un papel. Las imgenes de los
santos se han descartado, parece que por su vnculo con la borrachera de
sus fiestas, pero varias prcticas mgicas en torno a la bsqueda de salud
son aceptables. Un aura de reverencia rodea la versin Reina-Valera de
la Biblia que distribuyen las Sociedades Bblicas. Aun cuando su espaol
elegante pueda no entenderse muy bien, las traducciones en el lenguaje
del pueblo no tienen el mismo poder. Pueden usarse en retiros juveniles
y para devociones personales, sin embargo no son aceptables en el culto
de la comunidad.
Cuando los creyentes visitan el lecho de un enfermo, creyente
o incrdulo, la lectura bblica es un elemento esencial de las posibilidades
salutferas de la visita. Esto no conflige con la aplicacin de la medicina
tradicional, las prcticas mdicas que remontan a tiempos pre-colombinos,
ni con la medicina moderna cuando se dispone de acceso a ella. Pero se
cree que en ltimo caso la salud procede de Dios, y que la Palabra de
Dios es el vehculo de su poder salutfero.
Otra rea importante donde la Biblia puede ayudar es venciendo
a los vicios, especialmente el alcoholismo. Uno de los atractivos de las
comunidades protestantes es el apoyo que ofrecen para superar la adiccin
nociva al alcohol, tanto del individuo como de la comunidad. Los primeros
protestantes del norte de Nicaragua fueron los Colindres y los Barahona,
dos familias sandinistas de viejo cuo. Hasta donde he podido averiguar
de entrevistas con algunas personas de esas familias, el atractivo para
ellas fue la posibilidad de erradicar el alcoholismo que estaba arraigado
en la zona. Tambin me he encontrado en iglesias rurales con miembros
antiguos de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), quienes responden a mis interrogantes, de por qu abandonaron esas comunidades cristianas tan interesantes diciendo que all no encontraron apoyo para la
superacin de su adiccin al alcohol.
Cuando uno se pone a escuchar la predicacin y la conversacin
de los creyentes que pertenecen a estos grupos, descubre un gran nfasis
en la literatura apocalptica. La promesa del retorno de Cristo es el centro
de la esperanza cristiana para ellos. La sociedad actual se percibe como
el dominio de Satans, cuyo gobierno ser cortado cuando regrese en
gloria Jesucristo. Esto se manifiesta en adicin al rechazo de la sociedad
presente con sus estructuras: 1) un sentido de impotencia para alterar
estos arreglos sociales mediante la movilizacin popular u otras acciones,
y 2) una esperanza que se basa en una comprensin mgica de las promesas
bblicas.
La creencia en el regreso de Cristo no se vincula con ninguna
visin de una sociedad perfecta.
1) El catolicismo tradicional, de cuyos mrgenes salieron la
mayora de estos disidentes religiosos, tiene una visin de una
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RECENSIONES
Jos L. Sicre, A justia social nos profetas. Edies Paulinas,
So Paulo, 1990, 666 pgs.
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Ren Girard, Job the Victim of his People. Stanford University Press, Stanford (California), 1987.
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EDITORIAL
Pedro Luiz Stringhini
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1931-1991
Jacobus Gerardus Hubertus Mesters naci en Holanda el 20 de
octubre de 1931, un martes. Fue este el nombre que recibi en la pila
bautismal. Veinte aos ms tarde, al recibir el hbito de la Orden Carmelita,
ya en Brasil, fue rebautizado como Carlos: Fray Carlos Mesters.
Escribir sobre Fray Carlos no es fcil. No es fcil escribir sobre
la simplicidad. Al verlo, en uno de los encuentros inter-eclesiales de las
Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), Mara, de Itapuranga (Goianas),
exclam: Entonces el seor es quien es Fray Carlos Mesters. Parece una
flor crecida en la sombra: alto, erguido y plido. Y esto es Fray Carlos.
Es flor crecida en la sombra.
Naci como un tulipn, sin ostentacin, en una pequea ciudad
al sur de Holanda. Creci en la acogedora y clida sombra de una familia
bblicamente perfecta: siete hermanos.
En la infancia, vivi los aos sombros de la Segunda Guerra
Mundial. No obstante, por su localizacin geogrfica, su ciudad qued a
la sombra de los acontecimientos y no sufri grandes trastornos.
Cuando habla al pueblo sobre la Biblia, Fray Carlos recurre a
veces a algunas imgenes familiares, impregnadas de reminiscencias de
la infancia. La Biblia es como un lbum de familia. En un desorden
organizado, siguiendo el ritmo de la vida, ofrece un retrato de la familia.
Junta y rene, en la secuencia de las pginas, y hasta en una sola pgina,
el registro de cenas y hechos distantes en el tiempo. Aos y aos pueden
ser hojeados en un minuto. Igual en la Biblia. Vienen zurcidos, uno con
otro, acontecimientos con siglos de distancia.
La Biblia cuenta el pasado lejano con los ojos y la emocin de
hoy. Cuando era pequeo, preguntaba al padre cmo haba conocido a la
madre. El quedaba serio, paraba de mirar, retena la respiracin. Despus,
hencha el pecho, carraspeaba y describa, con voz reprimida y en tono
solemne, aquel momento nico del primer encuentro, poniendo toda la
carga de emocin y de ternura acumuladas durante tantos aos de
convivencia. Los hechos del pasado son vistos con los lentes de hoy.
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que tan bien haba conocido en las visitas anteriores. Sin embargo,
Monseor Fragoso ya haba educado a su pueblo para la reflexin
comunitaria, el dilogo y la participacin. Fue hecha la propuesta de un
retiro en estilo diferente, en conjunto. Fray Carlos dej de lado los papeles.
A roa de Deus est plantada en su archivo y, si fuese publicada, dara
un volumen de unas 200 pginas.
Gracias a su ligazn con Crates, en 1977, por Vozes, public
Seis dias nos pores da humanidade, envolvente y punzante diario de su
servicio en una parroquia en el serto (zona semirida, poco poblada y
dedicada a la cra extensiva del ganado) del Cear.
Los superiores, quiz preocupados por la verdadera locura en
que se haba convertido su vida, con las constantes andanzas de norte a
sur y de este a oeste, enfrentando sucesivamente climas y rgimenes
diferentes, lo nombraron maestro de novicios en el vetusto y tranquilo
convento de Angra dos Reis, en Ro de Janeiro, donde Monseor Vital,
obispo auxiliar de Volta Redonda, antes de ser titular de la nueva dicesis
de Itagua, resida como vicario episcopal de la regin. Como maestro de
novicios, Fray Carlos tendra que limitar los viajes y reducir la aceptacin
de invitaciones que llovan de todas partes. Siempre dispuesto a dar lo
mejor de s a la Provincia Carmelita, l acept, de buen grado, la nueva
tarea, aunque dudando un poco de sus virtudes de formador de candidatos
en la disciplina conventual y para los cuadros institucionales. Reconoce,
no obstante, que esa nueva experiencia, si bien pasajera, fue muy vlida.
Siempre preocupado por responder al llamado del pueblo,
aprovech la relativa holganza de que pas a disfrutar para escribir dos
libros de ndole genuinamente popular: Maria, Me de Jesus (Vozes,
1977) y Abrao e Sara (Vozes, 1978).
Fray Carlos siempre participa por entero de cualquier encuentro
a que es convocado. Sin embargo, hay dos encuentros que parecen serle
particularmente gratos: el Encuentro Inter-eclesial de las CEBs, y el
Encuentro de Petrpolis, que rene un grupo de telogos, pastoralistas,
socilogos y cientistas de la religin unas tres veces cada ao, desde
1974. En el primer Inter-eclesial, en Vitria (1975), Fray Carlos fue
armado con el relatorio que, como asesor, elaborara sobre las respuestas
de varias regiones al cuestionario previamente enviado. En el programa
estaba previsto que la introduccin sera hecha por un monje de Taiz,
quien viajara al exterior y termin no llegando a tiempo. Fray Carlos fue
designado para sustituirlo, no sin antes pedir algunos minutos para ordenar
las ideas en la cabeza. Su introduccin cri el clima y dio el tono del
encuentro.
El Grupo de Petrpolis, que desde el inicio ha estado marcado
por la preocupacin por el pueblo en un horizonte de liberacin, tiene un
nfasis fuerte en el ecumenismo. El fue, por as decirlo, el caldo de
cultivo para la emergencia del CEBI (Centro de Estudos Bblicos), por
el estmulo que dio a Fray Carlos para tomar la iniciativa.
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1979-1991
El CEBI es como una planta rastrera que se desparrama y, en su
aparente fragilidad, lleva la fuerza irresistible de la vida. La semilla de
esa planta fue lanzada en Angra dos Reis, a finales de 1978, a travs de
dos cursos de carcter nacional. En 1979 fue sembrada regionalmente en
el Nordeste, en el Centro-Oeste y en el Sur. Para Fray Carlos, su nico
mrito es haber sido el sembrador en el terreno frtil y ya preparado de
las comunidades populares. Quien lo acompao en esos inicios del CEBI,
sabe de su total e incansable dedicacin.
Comenz una fase de intensa produccin, digamos informal y
espontnea, en que se desarroll y perfeccion aquel carisma de comunicador de la Palabra que todos reconocen en l. El mismo debe haber
perdido la cuenta de los cursos que asesor, de los textos que escribi,
de las reuniones en que particip, de las charlas, entrevistas y reportajes
que dio. Como no se atribuye ningn derecho de propiedad privada sobre
lo que sale de su boca o brota de su pluma, su palabra, hablada o escrita,
se esparci con la libertad de una brisa leve, para usar una imagen que
le es muy querida, criando un clima nuevo en la atmsfera bblica.
En 1981 vio la luz A misso do povo que sofre (Vozes), un
comentario vivido y sufrido de los Cantos del Siervo en Isaas.
Desde que fue lanzado, en octubre de 1980, el informativo del
CEBI, Por trs da Palavra, Fray Carlos ha sido su colaborador ms fiel
y asiduo.
En 1983, la Editora Vozes pidi autorizacin para reunir en un
volumen, bajo el sencillo ttulo de Flor sem defeza, algunos textos dispersos ya publicados. Son textos realmente antolgicos, cuya unidad es
garantizada por el estilo siempre lmpido, fluido, simple, luminoso,
matizado y envolvente.
Ahora bien, por el hecho de escribir siempre de forma clara y
popular, Fray Carlos es acusado por la altivez de algunos doctorados de
no pasar de ser un vulgarizador de la Biblia, sin peso cientfico. Se
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LA RELIGION DE LA
VIOLENCIA Y EL EVANGELIO
Gilberto Gorgulho
Introduccin
El anlisis de Ren Girard est siendo, cada vez ms, reconocido
en su fecundidad para enriquecer el discernimiento del proceso de
liberacin y de la cultura (1). La religin de la violencia, centrada en la
inmolacin de una vctima expiatoria, es una clave de lectura de la hominizacin y del origen y evolucin de la cultura. Esto por cuanto la
antropologa mimtica y el sacrificio del chivo expiatorio estn en el
origen y en el desarrollo histrico de la cultura que se manifiesta y se
estructura en las prohibiciones, en los ritos, en los mitos, en las
instituciones, en el lenguaje, y en la produccin simblica humana.
Hace ms de veinte aos ese autor est renovando la comprensin
de la cultura y de la tarea de las ciencias humanas. Esta renovacin tiene
por base la hiptesis analtica sobre lo sagrado y la violencia, y su lugar
central en la cultura humana (2).
Girard sabe que su hiptesis es provocadora y cuestionante. Pero,
muestra tambin que va a las races de la antropologa y de la hermenutica. Establece rigurosamente principios analticos para la elaboracin de una antropologa fundamental. Ella es un camino para
comprender la originalidad religiosa de la tradicin judeo-cristiana. Y
establece bases de anlisis psicolgico de las relaciones inter-individuales
y sociales (3).
1. Ren Girard particip en un encuentro de discusin teolgica con varios analistas y
telogos latinoamericanos, el cual se realiz en So Paulo, Brasil, en junio de 1990. El
resultado de este simposio ha sido publicado con el ttulo: Sobre dolos y sacrificios:
Ren Girard con telogos de la liberacin. San Jos, DEI, 1991.
2. Cf. Ren Girard, La Violence et le sacr. Grasset, Paris, 1972. Esta es la obra analtica
bsica donde el autor presenta su hiptesis fundamental sobre el chivo expiatorio, y
establece de modo crtico las categoras bsicas de su discurso cientfico.
3. Cf. Ren Girard. Des choses caches depuis la fondation du monde. Grasset, Paris,
1978. La obra trata de brindar una sntesis, en forma de entrevista, sobre los principios
bsicos de la antropologa mimtica, lo mismo que sobre la interpretacin de la tradicin
judeo-cristiana y el anlisis psicolgico de las relaciones inter-individuales.
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NO EXTIENDAS TU MANO
CONTRA EL NIO
(Observaciones sobre Gnesis 21 y 22)
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(v. 31b, vase v. 24). Se realiz un acuerdo, una alianza al respecto (vv.
27. 32b). Es lo que testimonia un rbol, un tamarisco, plantado por
Abraham con ocasin del episodio (v. 34). Lo testifican las ovejas con
las que Abimlec es obsequiado (vv. 27-30): sirven de testimonio de
que yo cav este pozo) (v. 30). Y, finalmente, en aquel lugar Abraham
invoc a su Dios, a Yahv, de modo especial. Lo invoc posiblemente
por primera vez como el Dios de la eternidad, como el Dios desde
tiempos lejanos. Teolgicamente el derecho sobre el pozo de Berseba es,
pues, afirmado en direccin a la eternidad, anclado en tiempos
inmemoriales. Por lo que se ve, nuestros versculos estn muy preocupados
por afirmar y asegurar la posesin de las aguas de Berseba. Este tal vez
sea tambin el motivo que llev a que se anticipase una historia de
Isaac (captulo 26), transformndola, en nuestros vv. 22-34, en una historia
de Abraham.
Ciertamente, lo que importa son las aguas, en especial en este
Negueb en el cual se sita Berseba. Sin embargo, estas aguas, este pozo,
son parte de algo ms amplio. Al final de cuentas, en una vida de seminomadismo el acceso a un pozo es, simultneamente, acceso a la tierra,
al pasto. Y esto tambin est en juego en nuestra percopa: el derecho
al uso de la tierra en la cual se sita el pozo. Ese acceso a la tierra es
asegurado, aqu en el captulo 21, por un contrato, por un pacto. El
captulo 24 aadir una tradicin de compra de la tierra. Es posible que
el tmulo represente, en tierra agricultable (captulo 24), algo semejante
al pozo en una tierra semi-nmada de pastos (captulo 21). Ambos
constituyen un derecho de uso de la tierra circundante.
Abraham logra asegurar sus derechos sobre el pozo. No obstante,
aunque victorioso en el caso, permanece como el ms dbil. Contina
siendo un extranjero, como resalta el ltimo versculo (v. 34). En tierra
de otros, est expuesto al seoro de otros. Y no est sometido a los
intereses de cualesquiera personas, sino al propio poder monrquico (a
Abimlec) y a la fuerza militar (al general Pikol). Ambos se encuentran
lejos de su tierra de origen, la Filistea, poniendo a prueba sus intereses
en Berseba. Abraham, un pastor migrante completamente dbil (9),
alcanza una victoria, una pequea victoria, el derecho sobre un pozo,
delante del poder monrquico y militar. Pues, Dios est contigo en todo
lo que haces (v. 22), lo que viene a expresarse, en concreto, en la sabia
astucia del ms dbil al negociar con los poderosos. Nuestros versculos
celebran la pequea victoria (un pozo) de un pobre (el semi-nmada
Abraham).
En eso nuestra percopa (21, 22-34) se asemeja a la unidad que
le antecede (21, 1-21). En ambas est en juego la vida de los ms dbiles,
la de la esclava y la de su hijo, en el mbito de las estructuras familiares
y patriarcales de dominacin, y aqu la del pastor migrante completamente
9. Vase Westermann, Claus. Op. cit., pg. 425.
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EL PROYECTO SACERDOTAL
ARONITA
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del Sina revela un Aarn bien diferente del primero. El no deja de ser
hermano de Moiss, sin embargo ejerce la funcin de un mediador. En
consecuencia, l es visto como el progenitor de una familia sacerdotal
(cf. Ex. 25, 31; 35-40); Lv. y Nm. 1, 1-10. 25; 15-19; 25-35).
2. 2. El proyecto aronita
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divina.
f. La teologa aronita trabaja mucho con la restauracin de la paz
en la sociedad. Para ella, la vida est en constante ruptura con el
Creador. No obstante, esta ruptura no es fatal para la criatura,
pues las races de la sociedad pueden restablecerse de esa ruptura
y ser reconciliadas, mediante la liquidacin de los motivos que
causaron la divisin, el quebrantamiento o la cada. Todo eso es
hecho a fin de que la sociedad pueda ser renovada, y la aronita
program este gran evento, el culto de expiacin. Eso es tan
central que los sacerdotes estableceran un da especial para la
expiacin (Lv. 16), cuando Yahv cargara todos los pecados del
pueblo celebrante. Despus de eso, acontecera la liberacin del
pueblo. En el aronismo el pecado del pueblo es opresivo, y la
oportunidad de expiacin permite a Israel continuar recibiendo
futuras bendiciones de Yahv.
g. No podemos leer pura y simplemente la teologa aronita, sin
un anlisis crtico. Primero, es ntida su intencin de hacerla
aparecer como superior a la teologa deuteronmica, tambin
vigente en aquella poca. El aronismo transforma la historia de
la liberacin de la opresin egipcia en liberacin continua de los
pecados del pueblo. Segundo, convencidos de que la solucin
para los males de la sociedad est en el culto sacrificial, los
aronitas intensificarn la celebracin. Esto se transform en una
excelente oportunidad comercial, ya que habiendo celebracin
diaria, crecera el nmero de sacerdotes en el templo y se ampliara
la oportunidad de buenos y rentables negocios para los propietarios
de rebaos. Pero si pensamos en trminos de la crisis econmica
del pueblo pos-exlico, podemos obtener una imagen catica. Por
otro lado, si pensamos que el templo, en ese perodo, qued fuera
del sistema de recaudacin del tributo para los persas, entonces
podemos concluir que el proyecto aronita fue la redencin
econmica del templo y de sus sacerdotes. Bueno para stos,
malo para el pueblo.
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Y podramos continuar.
La novedad reside en el hecho de que en el culto del segundo
templo, reconstruido despus del cautiverio de Babilonia, la voz proftica
ya no es una voz de censura, sino de apoyo y estmulo. La reconstruccin
del templo es hecha bajo las bendiciones de Ageo y de Zacaras (Esd. 5,
1). La realizacin de un futuro feliz, de una sociedad agradable y de una
convivencia pacfica, es ligada a la existencia del templo y del sacerdocio
(Ag. 2, 1-9; Zc. 3, 6-10). Ms tarde, el profeta Malaquas censura las
ofrendas impropias para el sacrificio, exortando a dar a Dios de lo bueno,
lo mejor:
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Vctima
Sangre
Quin come
sacerdote y
comunidad
urbana
becerro
en el velo,
cuernos del altar
del incienso y pie del
altar de los holocaustos
nadie
macho cabro
sacerdote
pueblo de la
tierra
oveja o carnero
sacerdote
pobre
dos palomas
???
sin tierra
4, 5 litros de
_______
harina de primera
sacerdote
almacenado en el templo (Ne. 10, 39s; 12, 44-47) para sustento y riqueza
de la clase sacerdotal sadocita dominante, y que vena de la explotacin
de la tierra. El pueblo no pag, y Dios lo castig. El pueblo comi, y
Dios lo golpe. Y, ms an, con la autorizacin de Jerusaln...
T sers el instrumento de la venganza de Dios! (Jd. 11, 1619)
Dios va a usar la fuerza de Holofernes para realizar su castigo.
Holofernes y Judit harn hazaas inauditas. Holofernes se sentar como
juez y como pastor, para cuidar y dirigir al pueblo.
Judit, que pretende acabar con el opresor, atiza su voluntad de
poder, inducindolo a creer que es el escogido por Dios, el Mesas (juez
y pastor son palabras escatolgicas y mesinicas) enviado para salvar.
As pues, el devastador es transformado en salvador! Cuntas veces el
templo, frente a los diversos emperadores, no hizo esta afirmacin?
Alejandro el Grande y Antoco III (apenas para citar los dos nombres
ms famosos), fueron considerados por los sacerdotes, los salvadores de
Israel!
Tu Dios ser mi Dios! (Jd. 11, 20-23)
Es el mximo de la irona: Holofernes se convierte! El templo
y la sinagoga recorran el mundo atrs de los proslitos. Aqu tenemos
uno, el mayor, el enemigo. Por las palabras de Judit, ella encuentra al
verdadero Dios. Tu Dios ser mi Dios!, como Rut 1, 16. Unicamente
que Rut (otro texto crtico del proyecto del templo; otro texto con una
mujer como protagonista) tiene, como su objetivo, la vida.
Holofernes quiere la destruccin y la ruina del pueblo. Por
consiguiente, se trata del mximo de la denuncia: es posible afirmar la
fe en Dios y, al mismo tiempo, querer la muerte del pueblo! Tambin
en el templo!
7. La oracin nocturna
El captulo 12 prepara el desenlace de la historia. De un lado
Judit, que aunque viviendo en el campamento enemigo, procura observar
los usos y las costumbres judos, tambin para mostrar coherencia con las
palabras que acaba de decir. Del otro Holofernes, que quiere abusar de
la mujer, para no ser ridiculizado si no mantiene relaciones con ella. La
ablusin y la oracin de un lado; la perturbacin y el deseo intenso del
otro. De un lado, la bsqueda del camino para el resurgir de los hijos
de su pueblo; del otro, la voluntad de seducir y la borrachera abundante.
Los dos lados van a entrar en conflicto en el 39 da, en la
vspera de la gran salvacin del pueblo. Esa noche Judit no saldr para
la oracin, sino que entrar en la tienda de Holofernes. En frente del
opresor, cado borracho en la cama, Judit eleva su splica al Seor de
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8. La gran celebracin
El regreso de Judit es el inicio de una gran celebracin que
dispensa y hasta sustituye al templo. Abrid, abrid las puertas! (Jd. 13,
11), es el comienzo de la celebracin, as como en el Sal. 24, 7. 9, o en
el Sal. 118, 19: abrid para m la puerta de la justicia, y entrar para dar
gracias al Seor!
El Seor, nuestro Dios, est con nosotros... (Jd. 13, 11). Es la
antigua frmula de fe en la poderosa proteccin de Dios, resumen de la
fe del Exodo y de la caminada del pueblo (Gn. 26, 3; 28, 15; Ex. 3, 12;
Jc. 6, 12). As comienza la gran celebracin liderada por Judit. Lo que
ella hizo para salvar al pueblo, le da el derecho de presidir, de conducir
la liturgia.
Y cuando la puerta se abre, cuando el pueblo se rene alrededor
del fuego, Judit convoca a la gran alabanza pblica: Alabad a Dios,
alabadle! Alabad a Dios... (Jd. 13, 14). Es la alabanza de la misericordia
de Dios y de la victoria contra los enemigos por mi intermedio. Viva
el Seor que me protegi en el camino por donde anduve! (Jd. 13, 16).
Los hechos de Judit provocan una sucesin de benditos. Es el
bendito del pueblo para Dios, que derrot a los enemigos (13, 17). Es el
bendito de Ozas:
Bendita seas t... ms que todas las mujeres de la tierra! Y
bendito sea Dios, el Seor... porque no vacilaste en exponer tu
vida a causa de la humillacin de nuestro pueblo (13, 18-20).
Todo lo que era dicho del sumo sacerdote, todo lo que era dicho
del propio templo (Eclo. 50, 5. 11), es dicho ahora de Judit. Y es dicho
por quien siempre guard para s esta honra. Y es dicho de una mujer!:
Bendita seas t eternamente con el Seor todopoderoso! (15, 9s). Y el
Amn del pueblo lo confirma.
En el centro de la celebracin no est el culto, el templo, ni
tampoco el sacrificio, sino Judit y su hazaa liberadora. Las cosas han
sido recolocadas en los ejes. Primero el pueblo, despus los jefes, y
finalmente el templo, reconocen, afirman y bendicen: Judit y Dios, los
dos inseparables en la bsqueda de la vida del pueblo.
9. La retomada del templo
Despus de su bendito, el sumo sacerdote desaparece de nuestra
historia. Judit y las mujeres conducirn la fiesta y la procesin a Jerusaln.
Ramos, coronas de olivo, danzas, manifiestan la alegra por la victoria
definitiva:
Judit iba al frente de todo el pueblo, dirigiendo la danza de
todas las mujeres. Los hombres de Israel la acompaaban
armados, coronados y cantando himnos (15, 13).
LA ECONOMIA EN EL
LIBRO DE JOEL
Carlos A. Dreher
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del siglo IV a. C.
1. 2. El texto
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2. 1-11
2. 12-17
2. 21-27
3. 1-5
4. 1-3, 9-17
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mencin de graneros y silos (1, 17), labradores (1, 11) y las eras (2, 24).
Dos instrumentos de trabajo ligados a los cereales tambin son
mencionados: la reja de arado (4, 10) y la hoz (4, 13). No por ltimo, se
debe recordar el consumo del cereal, ciertamente presente en las oblaciones
u ofrendas de manjares (1, 9. 13; 2, 14).
Los trminos ms genricos como comida (1, 16; 2, 23), pueden
referirse tanto a las plantas perennes cuanto a los cereales. Por ese motivo
no los consideramos.
Pero no podemos olvidar aqu las referencias a los campos (1,
10-11) y a la adamah (1, 10; 2, 21) como tierra propia para el cultivo
de los cereales.
Todava un tercer grupo de referencias necesita ser sealado. Se
trata de los animales. Ah tenemos el trmino genrico para el ganado,
al lado del cual son mencionados especficamente los bueyes y el ganado
pequeo, esto es, ovejas y cabras (1, 18). Sern los animales del campo
una referencia econmica (1, 20; 2, 22)? En todo caso, son igualmente
importantes la referencia a la leche (4, 18), al pasto (1, 18) y a los pastos
de la estepa (1, 19-20; 2, 22).
Toda esta produccin campesina est en dependencia del agua,
tanto de la lluvia (2, 23), como la de los riachuelos (1, 20; 4, 18) y de
las fuentes (4, 18), y de que no ocurran plagas devastadoras como la de
langostas (1, 4; 2, 25).
A pesar de haber todava otros detalles econmicos en el texto,
es importante que nos detengamos un poco en los datos hasta aqu
presentados antes de proseguir.
En la economa agraria que estamos visualizando, salta a la vista
el predominio de la fruticultura sobre los dems sectores. Y eso parece
corresponder exactamente a las condiciones agrcolas de Judea a partir
del siglo V a. C.
Me permito a esta altura una cita bastante amplia de Hans
Kippenberg (5), para aclarar la cuestin:
El mapa del Diccionario Bblico-histrico nos informa que la
provincia de Judea, durante la dominacin persa, se encontraba
casi totalmente en la regin montaosa de Judea. Solamente
en el nordeste, ella se extenda un poco por la planicie del
Jordn. All era posible el cultivo del campo tambin mediante
irrigacin, mientras que en la regin montaosa predominaba
el cultivo de la tierra por aguas de lluvia. Este tipo de cultivo
de la tierra produce generalmente rentas menores, toda vez
que no es posible una irrigacin regular. Las laderas escarpadas de las montaas en el este imposibilitaban el aprovechamiento de la tierra. Las condiciones en la direccin de
5. Kippenberg, H., Religio e formao de classes na Antiga Judia. Edies Paulinas,
So Paulo, 1988.
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estos elementos, que nos confrontamos con una sociedad tributaria. Sera
enriquecedor poder determinar la influencia de la tributacin persa en la
zona en esta poca. Ciertamente tendramos entonces claramente la visin
de una sociedad doblemente tributaria. Permanece asimismo abierta la
pregunta por el papel del templo y de la ciudad, en tanto centro
administrativo, en la recaudacin de impuestos para el gobierno imperial.
En todo caso, la historia anterior nos permite algunas consideraciones ms. Tanto Esdras como Nehemas emprendern sus reformas en
Jud de comn acuerdo con las autoridades persas. Desde el punto de
vista de las reformas administrativas emprendidas por Nehemas, hay que
considerar que una Jerusaln fortificada y repoblada realzaba la
administracin y el comercio imperiales (8). A pesar de algunas medidas
saneadoras de graves problemas sociales (Ne. 5), Nehemas fortaleci el
control administrativo e ideolgico ejercidos por la ciudad y el templo
sobre la poblacin (Ne. 10). La actuacin de Esdras consagr la propuesta.
Al introducir el Libro de la Ley como base para el derecho civil
y religioso con el beneplcito del imperio, hizo de la ley de Dios la ley
del rey, y de la ley del rey la ley de Dios (cf. Ed. 7, 26). Esa combinacin
entre poltica persa y autoridad religiosa judaica, habra de garantizar por
mucho tiempo una situacin de estabilidad en la regin. La ideologa del
templo y de la ley garantizaban tanto la teocracia judaica como el podero
persa.
La fe, aparentemente imperturbable, en el templo y en la ciudad
santa, se estremece en tiempos de Joel al ocurrir una calamidad. Las
langostas y la sequa ofrecen la oportunidad de desenmascarar al templo
y a su personal. Ahora es posible percibir la ideologa sustentadora del
sistema.
Es tentadora la idea de proponer ms que eso a partir de algunos
otros elementos contenidos en el texto. La perspectiva de que el templo
no es inalterable parece permitir una nueva esperanza. Con el templo
puede caer la ciudad, y con ambos, el propio imperio. Importante es que
despus de cados, no se volvieran a levantar ms. Y eso nicamente es
posible sin sacerdotes que intermedien la palabra y la accin de Yahv.
Para ello es preciso que haya una nocin del profetismo, de la cual hasta
los esclavos participen. Cuando los labradores y los viadores profeticen,
entonces no habr ms imperios, ni templos, ni especialistas de la religin,
ni explotacin de una clase sobre otra.
Pero todo eso es un sueo apocalptico, y quien suea de esa
forma slo puede parecer borracho (Hch. 2, 13. 15).
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LA CRITICA DE JESUS
Paulo Lockmann
1. El Templo y el sacrificio
Si queremos analizar la crtica de Jess al sacrificio y al Templo,
as como la clase sacerdotal que ejerca el poder en esta institucin de la
religin judaica, debemos tambin considerar, aunque no exhaustivamente,
la institucin del Templo y su papel econmico, social y poltico, lo
mismo que otras instituciones que se encuadran con cierta centralidad en
la confrontacin de Jess con la religin judaica. Esto lo haremos ms
adelante en la forma de exposicin exegtica de textos especficos.
1. 1. El Templo de Herodes
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y a l servan. Nosotros, que vivimos en el continente americano, conocemos esto. El imperialismo del norte ha usado muchos movimientos de
misiones cristianas para encubrir un proyecto de colonizacin y opresin,
y bajo su bandera ha perpetrado un verdadero genocidio de naciones
indgenas y de explotacin del pueblo latinoamericano.
1. 3. La funcin econmica del Templo
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hecho es reforzado por la percopa siguiente: Mt. 21, 18-22, que es una
condenacin proftica a la higuera, que es Israel.
Ya la profeca sobre la destruccin del Templo inaugura, en
Mateo, el sermn apocalptico de Jess, antecedido por los ayes profticos
contra los escribas y fariseos. Tal sentencia proftica de Jess contra el
Templo, muestra que Jess consigue percibir, a la luz de la interpretacin
de la comunidad cristiana de Mateo, que el Templo encerraba toda la
sede del poder que se opona al Reino de los Cielos (Dios), tema de la
predicacin del Mesas en Mateo. El Reino de los Sacerdotes se ha
apropiado de lo sagrado y de la causa de Dios para servir a sus intereses.
Es lo mismo que ms tarde hicieron con la Iglesia los reyes de las
potencias colonizadoras de Europa: en nombre de Dios perpetuaron la
opresin y el engao contra el pueblo al que deban servir.
En funcin de este cuadro, se puede entender la preocupacin
que la postura de Jess gener en las autoridades judaicas organizadas en
el Templo. La sentencia de la destruccin del Templo llev a una
asociacin con las multitudes que aclamaban a Jess, originando quin
sabe qu temor de un levantamiento en Jerusaln. Eso no convena a los
romanos; tampoco a las autoridades judaicas. Algunos exgetas han
apuntado esta acusacin como la principal causa que esgrime Pilatos en
el proceso contra Jess. Luego, la destruccin del Templo levanta la
sospecha de un levantamiento popular, y eso deba ser superado matando
al profeta y lder.
3. Publicanos y pecadores, categora de marginalidad: el sistema
de pureza como forma de dominacin (Mt. 9, 10-13)
Cafarnan es el lugar y el cuadro histrico-social de este relato.
Haba all un importante puesto de cobro de impuestos (tlos), y los
funcionarios, conocidos como cobradores de impuestos o publicanos
(telnes), no gozaban de ningn respeto o consideracin social. Eran ms
bien odiados. Estos cobradores de impuestos, en el rea de Cafarnan,
estaban al servicio de Herodes Antipas, etnarca de esta regin. Esto
tornaba a los impuestos ms opresivos, dado que los publicanos cobraban
para Herodes, que a su vez lo haca para Roma. En cada nivel, los
impuestos eran aumentados con tasas. Estos impuestos podan ser de
diferente naturaleza: uso de caminos y puentes, diferentes artculos
comerciales (como artculos raros, venidos de lugares distantes), esclavos,
ropas, etc. Los publicanos eran considerados impuros, principalmente
por su relacionamiento con los gentiles, y frecuentemente se convertan
en infractores de disposiciones legales rabnicas. Adems de eso, eran
tenidos como traidores del pueblo de Israel. La clasificacin publicanos
y pecadores era un sinnimo, cargado de sentido poltico-religioso. Dentro
de esta gente Jess convoca a Mateo (Lev), para ser su discpulo.
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