La Muerte Enseña A Vivir Parte 2 PDF
La Muerte Enseña A Vivir Parte 2 PDF
La Muerte Enseña A Vivir Parte 2 PDF
o.t.,
)ib.
'le
i" S. C:sinr. Lrt gcnlt rk:l \/icrncs
rr1r::, Slttandcr I9B2-, il7
-nlto, Sal
tq8
5. Consolar en
etr
cluelo
lrr-s r'rf2'rlno.s.
i99
:',,
Este tipo cle consnelo se presentaba poniendo, normallnent.e, ala razn colno col-rsolador suprerno. No obstante,
Sneca consiclera e1 afecto de los familiares como principal
fuente de confortacin. Y los ejos consoladores cristianos,
aun recurrienclo a argumentos paganos, pl-lclieron renovar ei
gnero por 1a importancia que daban a Ia emocin y por las
fi,ientes cle su inspiracin, que eran alavez bblicas, ticas y
msticas3l.
Hoy estamos lejos de Ia traclicir-r estoica, seguicla por
Cicern, que concibe ios sentimientos y las emocrones corno
desr'd.enes clel alma y a ias personas por ellos afectadas,
poco prr-rclentes y sabias. Pero quiz no estamos todava tan
lejos cle 1a tradicin que llevaba a consolar con frases hechas.
El afecto sincero, comunicado entraablemente,cor-r nllestros sentrdos, mncho ms que larazn, ser el camino rns
apropiaclo para acompanar a quien vive Ia prclicla c1e un ser
qr,rerrclo )/ elabora el c1olor por 1a n-iisila.
Caprulo
arca
Ro
dr gue z1
caiidad.
Si es verdad que de la experiencia nace Ia ciencia, es
posible que esta narracin pueda tener algn valor. Es nna
experiencia en un ambiente urbano. Las parroquias rurales
siguen celebrando los fu,erales, col-l ritul nlrevo, pero con
sus coslurnbl'es de siempre.
i:l nuevo ritual, adems de ofrecer una celebracin ms
trascendida de esperanza, tros da la posibilidad, bajo u,as
normas generales, de ser aplicado a ,ruchas circunitancias
cliferentes; Iiberanclo as la celebracin de un estilo uniforme, montono e impersonal. Es verdad que su utilizacir-r
es cornpleja y clifcil. Todos esperalnos con impaciencia el
rl
S. W. J,,rcr<soll, Histo
iri
clc lt:t
nrclancoltt
1,
I
. Grcgorio Garca Roclrgr-rcz es saccrcrotc, ricc.ciaclo cu firosora y capclI,
clcl Tanarorio dc M1aga.
r
[rurirricrs, c. D. S,.,nr.nr-A. M. Tru..rcc,r_J. lVI. CN,rr,s (clirs.), Nr.r.vp
, F Bnovru,r,
rl, ltlrtrgirr, Srrr I-rrl,lo, lrl;rrlri,l lt)t)ot.777 l9) ;r bibliogt.ilfiir c, Iir
l).
200
201
nlrevo litual prometido. Tambin es verdad que la aplicacin clel nuevo, sea cual sea su configuracin ms sencilla y
menos compleja, segr-rir planteanclo retos diferentes en los
ambientes urbanos y rurales.
MIaga, en poco tiempo, ha pasado de ser una caprtal
andaluza poco relevante a rt,altzar con Sevilla en el liderazgo de Anclaluca. La creacin de sr: joven universiclad ha
supuesto una inrrasin c1e intelectuales veuiclos de toclas las
regiones de Espaa. La presencia de miles de extlanjeros,
que se han hecl-ro residentes de su famosa Costa del So1, ha
dado a MIaga un aire de ciudad culta y cosmopolita. Su
crecimiento demogrfico es espectacular. Pero a este crecimien[o de vida, cultnra, vacaciones y sol, acornpaaba otro
crecimiento siempre ignoraclo: 1a muerte. Los dos cementerios de 1a ciuclad quedaron viejos e insuficientes. Surgi 1a
necesidad de crear uno nuevo con capacidad suficiente para
acoger lrasta los 27 cadveres que algnnos c1as Ilegan. En
l987 el alcalde socialista, Sr. Aparicio, inattgur Parcemasa
(Parqtie Cernenterio Ciudad cle Mlaga, Sociedacl Anor-rima)"
Sigr,rienclo
e1
tr. La sorpresa
Inaugurado Parcemasa, con su nllevo estilo laico y progresista, sr,rrgi la sorpresa: el cren por cien cie 1os rnalaguer-ros y
)_0)_
),{)+
205
i.1.
Veloces
y profundos
cantbios
En la clcada cle 1960 el concilio Va[icano II, en Ia constitucin pas[oral Gattdium et spes (GS 4ss.), nos acivert-a de
los grancles carnbios qlre se estaban dando er-r la socieclad.
As misn-ro, en ia clcada siguier-r[e, el famoso informe sobre
la eciucacin, Aprender a Ser, nos asustaba con un futuro
pavoroso )/ cle vrtigo. En la clcacla cle 1990 e1 lciclo y
penetranteJ. Martn Velasco, en su conferencia sobre Meta-
\.
1.2.
247
-Iocla
2.
tr-os alejados
alejaclos. Si el prroco, a cluien no han invitaclo 1os familiat-cs, P6q11s Iro lc corroccrl y uo ticrrelr aluistatl colr el . a(lverticlo clescle la capellana, acude al cementerio, les visita en 1a
sala cle veia y 1r-rego celebra el [unera1, la lejana se rompe y
sllrgen lazos cle amrstad 1r gratrtr-rd. En el luturo, ei pnoco
set pala e1los e1 cura qrle ftre a clecir 1a n"iisa cie nuestla
208
ella.
'
'
5e oscurece: Descle
e1 mecliocla se oscureci toda la tierra hasta 1as tres cle 1a tarcle. Y iracia 1as tres cle la tarcle
grit con fuerte voz. "Dios mo, Dios mo, por qn rne
lras abanclonaclo?" (Mc 15,33-34).
5 ptu'f.ca: Pache, en tlls rnanos encomienclo rnr espiiltu (Lc 23,46).
5c alcLLet"Ltra: El ofrcial, a1 .er 1o que haba ocurriclo,
)
nL-'
"
a)
b)
,l
l0
c)
)))
213
2.1.
Adios digtro
'']
/14
215
rnarcira.
2.2.
Desde la fe
y la esperanTa
)_t6
'
716
).1 7
2.)". Desde
la fe
y Ia esperanTa
o l{. Kr-ing: E1 amor cle Dios no protege de todo sufrimiento, pelo protege en todo sufrimienlo.
Jess no vino a suprimir el sufirmiento, ni
a darle una explicacin. 1 nicamente ha venido para
compar:til: y llenarlo con su presencia.
p. Bonhoeffer: S1o es creble un Dios que sufie con eI
hombre.
e p Clauclel:
o
taba
720
necesiclacl de
2)1
)22
::)
f-lf
con voz rl-itinada y montona, es un signo feo y triste. Carente de beileza y esperanza. Por clesgracia, esto es 1o que
ocullc coll ['ccuencia.
Sorprencle recordar que 1os funerales, en Ia historia clei
ar[e univeLsal, han sido la fuente y el motivo para la creacin
c1e las ms geniales obras de ar[e . En msica, por crtar algo,
quin puecle dudar que el Rquiem de Mozart y las pasones
de J. S. Bach son cumbres cle la historia cle 1a rnsica? Y el
oficlo de clifur-rtos gregoriano, 1ro es la joya de esta mirsica?
Los que tuvimos la suerte cle asistir a1 entierro de un monje
er-r la abada de Solesmes -Francia, verano de 1958* a qr-rier-r
sus hermanos benechctinos despiclieron cantando toclo ei oficio c1e difuntos, queclamos convenciclos cle }raber viviclo algo
irrepetible en nuestLa vicla de fe. Solamente recordemos aJ.
Brahrrs, G. Vercli, G. Faur y sus incomparables Rquems.
En pintura, hay algo que supere El entierro del Conde de
Orgaz, cle E1 Greco, o El entierro de laVirgen y el Crsto yacente clel r:enacel-rttsta italiano Mantegna? Y qu decir c1e la
Peta cle Miguel ngei o de 1os Cristos yacentes cle Gregorio
I{ernndez en Va11ado1icl?
Hoy es un axiorna que Ia iiturgia es el frn y Ia n-reta de
tocla evangelizacir-r. Pero ella es, a1 mismo tiempo, evangelizaciora. Sin cmbargo, no tocla liturgia es evangelizacloia. Una
litr"rrgra montona, rutiuaria y anociina no slo no evangeiiza, sino qtre pucclc gcr]crar carrsalrcio, tcdio, aburlinriento y,
al frnal, lejana y abanclono.
Que el pueblo responcle masivamente a las celebr;rciones
rehgrosas lealj.zaclas con ritos hermosos y colr gran belleza
simblica es eviclente. La celeblacin c1e Sem.ana Santa,
clespus clel concrlio Vaticano lI, ha siclo renovada profunclallente y con acictto. Sin embargo, sigue sienclo escasa la
asistencia cle los freles. Por e1 contrario, en los atrbientes
urbanos, Ia asistencia a1 clesfrle cle 1as cofraclas cor-r slls
c>rlcutlorosos l)rsos o tr unos -crr Malagl son t ronos- cs
multtuclinaria. I']or qr.t? La razn cst en esta gralt \/crc1ac1 l-os tronos c1e M1aga son la e;<prcslr-r clesborclantc clel
)_)tl
rle chopos decorados, con naranjas, manzanas, flores de almenclro, geranios... Un ao me piclieron aclornar Ia iglesia
con Llno de estos rboles. Los ornamentos y aleluyas de la
resulreccin tenan un valor especial ante aquel rbo1, qire
en una esquina de la nave llenaba el espacio celebrativo. La
naturaleza renacida clel fro invierno, desborclante de vida
floles y frutos.
Siendo noche cer"racia los vecinos se van congregando.
Cuanclo e1 altra empieza a despuntar, unos jovenes ilevan
al Nio en procesin por la paite aita clel p,r.bir. Una taila
preciosa, posible-mente ciel s. XVII, evoca los clos aos clel
Nio Jess. Las seoras cie la parroquia 1o tienen vestido
con verdadero prirnor. Para esta ocasin 1a mejor tnica,
tis c1e oro. Los jvenes siguen un itinerario distinto al que
inmecliatamente llevar la Virgen. Vestida de riguroso luto y
llevada por cuatro hombres jvenes y vigorosos. Por 1a calie
Reai se dirige hacia la plaza dei pueblo. Procuran que las dos
imgenes se encuentren frente a frente y cle lejos a la enirada
delaplaza. A una seal cie un anciano ciei pueblo, conocedor
cle la traclicin, ias dos imgenes inician una corta camera, se
cletienen duclanclo. A otra seai, una nueva carrera algo rns
iarga. Se detienen cle nuevo en sll duda. Y finalmente, una
tercela y clefinitiva carrela. Las dos imgenes se encuentran
en e1 centro de ia p\aza. Los vecinos prorrurnpen en aplausos
y vtores. Unas jvenes cambian a Ia Virgen el manto negro
cle luto por uno blanco de flesta. Los cazaclores clisparan
tiros de fogueo, cohetes... ialegr'a! Aigunos vecinos, residentes lejos, de Madrid, Barcelona e incluso del extranjero,
se despiazan para asistrr a 1a madrugada de la resurreccin.
I{ay que ver sl-ls rostros emocionad.os, sus 1grirnas... Qu
hay en esto?
La iiturgia pensada y elaboracla en abaclas y dicasterios
rornanos queda superacla, a veces, por la irnaginacin y 1a
fantasa clel pueblo.
Despus de esta larga digresin, surge la pregunta: Es
posible, en un cernenterio cor-no el cle L,{laga, con enterra226
5. Espacio celebrativo
e iconografia
1a religin
(GS 1e)
Los comentarios de los malagueos son itnaginables. No
renuncio a recordar algunos de los prrafos c1e1 comentario
que apareci en el cliario Sur, a 1os pocos das de su inauguracrn. Lo firmaba A. Gmez Yebra, catedrtico de Literatura
en 1a Univelsidacl de Mlaga:
Dnrante e1 siglo XIX se produjo en todo el mundo, y especialtnente en Europa, un avivamiento singular del culto a los
rrluertos. Se trataba, como siempre, de hacer pblico un sentimiento cle clolor particular o familiar tras ia desapari.cin de
un ser querido (...).
William Cullen Bryant, poeta norteamericano, viajero infatigable y proftrnclo observaclor, en slis Letters of a traveller, cTel
ao I859, claba cuenta de su visita al ceuenterio de Mlaga,
que 1o haba impresionado sobremanera, armando que "los
lores del comercio, en Mlaga, duerrnen en sepuicros mucho
5.1.
Hasta hace poco, la entracla del fretro era fea y casi incligna.'
Un ernpleacio del cementerio con el traje c1e {aena y empujando una rnesa rodante depositaba el cadver en el centro
Ahora pretendemos que Ia entrada sea diferente. No con todos ios cadveres es posible esta entrada, si los
familiares son muy pocos o por offas razones.
Abiertas las puertas, un grupo de famlliares y amigos van
entrando con 1as cor:onas y los rarnos de flores. El presbtero
celebrante con una cruz porttil en 1as manos les sigue. El
cadver hace su entracla. Situado en el centro de la asamblea,
los familiares y arnigos van depositanclo sobre el fretro las
coronas y 1as flores. Finalmente el sacerdote deposita sobre
e1 cadver la cruz.
cle Ia capilla.
z)9
5.2.
zic
-)a I
L)t
Euc.arista
Ha c1e ser una celebracin cligna. perc) solneiida a una disciplina rigurosa en ei tiempo. La familia esi cansada y es
normal su deseo de lerminar pronto. Los anrigos tienen prisa, iran venj.do a cumplir y desean que todo ter-mine cuanto
antes. Hoy'la socieciad vive de inensajes rpicLos, unos poco:i
segundos de irngenes rpidas y veloces con pocas palabras.
En nuestras celebraciones hemos de tener en cuenta esta dinmica sociocultural. La palabra est en franco desprestigio.
La cnltura d.el zapping y la velocidad no sopoira una liiurgia
verbalista, racional y larga. 5i queremos que nueslra evangeIizacioir sea cficaz llerrios de solnr[ernos estas e-*-igerrcias.
5.3.
Hornilas
La predicacin es ei tema m-c contestado. Si larga y agreSlva conira ios no Crelrs11sr, no CorresDoncle a las itirnas
pregulltas y es poco respetuosa. Panegrico innecesario del
difunto. De comunis. fra e i.rnpersonal. No se habia <ie Cristo. Nc es Llna oferta cle esper"anza.
El notable con-rpositor cle rnsica religiosa actual, Francisco Palazn, ha dicho: L{o es ms rica Ia Iiturgia porque
[enga ms cantos, srno porque cree una mayor intensidacl
religiosa y una rriayor particrpacin. Recorderios aguello:
cuando
cuanclo
cuando
cuando
l'lasta
basta
basta
basta
Darne de Pars.
5.4.
La aspersirr
bautismo.
5.5.
E7 incienso, en"Lociot"LcLlmente
muy ntenso
6. Eplogo
Las cosas se hacen. Pero con qr-r resuhaclos?
Es gratificante y nos anirna a segttj.r rlabajalrclo saber qtte
el obispo l-ra recibrclo algunas cartas agraclecienclo el trato
)i)
Paclre.
235
236
237
se
238
Bibiiografia
Anor M.-Gnur A.-Ganl,r,q E.-GazzeNo A. J. A.-Ron,r E. FI.Y,vrv N., La Jascinacin de la muert, Paids, Buenos
Aires 1973.
Baurtsra M.,R.enacer en el duelo. Cuando muere un ser querido,
San Pablo, Buenos Aires 1995.
Bneuvorn S. Dr, Una muerte mW dulce, Edhasa, Barcelona
lqBg10.
Brrrar M.
)?o