Gallego, J. Campesinos en La Ciudad
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DECANO
En,~emoria de
VICEDECANO '
Ignacio Lewkowicz
Julia Zullo
CONSEJO EDlTOR
-' j;;lrlosAstarita
SECRETARIA
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,
INDICE
11
15
21
. _........... .
11.
51
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PREFACIO
IV.
163
69
(73'
Est libro es producto de un largo recorrido, temporal e intelectual, que todava seguimostransiLando. El punto de partida se halla en una investigacin
sobrelascomunidad~sdeperiecos en la Esparta c1sica,iniciada siendo an
estudiante, cuyo lratami~nto deba servir de contraparte a los anlisis que paralel an'ien te empezaba a desarrollar mi amigo Ignacio Lewkowicz l sobre el
rgimen demogrfico de los hmoioi 2 espartanos. Pero hubo un impulso previo para la investigacin, que consisti en una serie de notas acerca de los
conccptosdecomunidad antigua, modo de produccin antiguo, etc., planteados a partir de Marx,impulso del que tambin form parte, adems de Ignacio y yo,. mi amigo Carlos Garca Mac Gaw 3 . Entre los tres proyectamos, en
algn momento,una:suerte de balance historiogrfico y terico -al que denominamos un poco presuntuosamente El fill del esclavismo- cuya publicacin nllncalleg a concretarse. Este horizonte marc de distintas maneras no
slo e] desarrollo de las.indagaciones sino, sobre todo, la eleccin de ciertas
opciOnesconceptuales .ymetodolgicas que orientan este volumen.
Por otra parte, el despl.iegue de los problemas e hiptesis que conforman
este Iibr() se realiza de una manera que hemos considerado totalmente adecuadadeacuerdo con nuestra propia incursin en el mbito de estudio que
aquf transita. Nos refetimosa la anloga importancia que otorgamos tanto
al examen propiamente histrico como a :Ia resea, la discusin y el balance
historiogrficos. En efect, el abordaje del campesinado libre y sus aldeas
2 Sobre los trminos grieg"s (transliterados) usados en e.stelbro,ver el ~Glosario.en ' erque se da una so
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I1
-grupo al que se presta exc lu siva aten c i n e n estas pginas-, tal como aq u
se conci be y se ll eva a cabo, no hubiera sido posib le de no se r por el re novado empuje que recibieron los anli sis sobre e l mundo rura l e n la Grecia antig ua durante e l ltimo c uart o de s igl 0 4 . Confolllle a esto, a lo largo de es te
volumen la bibliografa especiali zada co nstituy e un sopo rte fundamental.
Desde un punto de vista ms insti tuci onal , las ex plorac iones que aqu se
pre se nt an se desplegaron e n distintas etapas, con e l apoyo de diversos organismos qu e d iero n sustento fin a nciero al proyecto medi a nt e el otorgamiento
de dive rsas ay udas eco n mi cas. E n primer luga r, la Universidad de Buenos
Ai res. que me conced i varias beeas de inves ti gac i n para desalTollar di ve rsos planes de trab aj o: e ntre 1987 y J 989, un a beca de investigacin para estud ia ntes ; e ntre 1990 y 1993 , un a beca de inic iaci n a la in vesti gaci n;
durante 2002 , una beca ex te rna " Ren Hu go Thalmann" para form ac in docente e investigaci(n , ejercida en la Universidad Complutense de M adrid .
A s imismo, desde e l ao 2002 cuento co n e l apoyo in stituc ional y finan ciero
de l C onsej o Naci o nal de In vestigac iones Cientficas y Tcnicas de Argentina
(CONICET), que me ha admitid o como parte de s u plantilla de inves tigadores y me ha permitido inves ti gar sobre las lneas de trabajo que este libro trata de concretar. Por ltim o, a pani r del a o 2003 hasta el prese nte , la
F undac i n A ntorc has me ha otorgado un s ubs idio tri anu a l de inic io de carrera de inve sti gador e n hi storia que me ha dado la posibilidad de financi ar todos los aspectos inhere ntes a esta investigac i n, incluyendo la edicin de es te
libro. Ag radezco a todas las institucio nes me nci o nad as, as co mo al perso nal
adm ini s tra tivo y acadmico de las mismas, la ayuda brindada y e l trat o di spensado e n cada instancia.
Tambi n qui e ro agradecer a los alumnos que animaron los varios semina-
Juli n Gallego
hacia: Csar Fornis y Miriam Valds, colegas espa o les que ha n tenid o la
amabilidad de leer los captul os II y IlI , respectivamente , y me han hec ho lIe"ar sus valiosas sue:e re ncias; Marcelo Campagno, qu e e nc ontr enterament e
una lectura
la si tuac i n de Hesodo a partir de la co njunci n de las
prc tic as de parentesco y las prcticas estatales (prob lema que l ha es tudi ado con detenimiento e n rel ac in con el E gipto antiguo) , dando as sustento al
desarrollo de es ta c ue sti n; los integrantes del proyec to UBACyT (FI79) ac-
~iable
de
rios. confere nc ias, co nversac io nes, qu e desde 1990 has ta hoy en da he teni do la oportunidad de llevar a cabo, e n especial, e n e l Departam e nto de
Hi stori a de la Fac ult ad de Fi losofa y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pero ta mbi n e n e l de la Universidad Nacional del Centro de la Pro vin cia de Buenos Aires, Tandil, y e n el Departame nt o de Histori a Antigua de la
Universidad de Sevilla. El agradec imie nt o se hace as imismo extensivo a los
colegas y alumnos q ue participaron y plantearon sus c uesti one s en los diversos congresos e n los que se presentaron ve rsiones preliminares de las distintas parles o aspectos de este libro. No quiero dejar de expresar mi gratitud
.j
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INTRODUCCIN
r. Las 'nociolu:'S de agricultor. culri"adnr. labriego. labrador,etc., o las de peqlle~o : p'r?qu c tor. peqllcnposeedr."pequeilo propietario. etc .. .qUenBirecernn a lu largo del libro. sern tomadas co'mo : sj~n;mos con unfin meramente ' de~criplivn y en funci6n ele.,evitar ,la rei,teracinde vocablos. La atenci6n se ' centrari slo en ,105
t rnino'~ 'campesino (pea.wmt) y granjero ((armer). aceptando la pertinencia de: p~T~, lero c~mlO concepto vlido
para.,.lt:l Grecia ::mligua. Cf. i'a;(l~ - Cap. ' I ; 'rip. 3.
2 . S, trata dela conocida postura de REDAELD (1953). 31-40;
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34-35'.
15
Ca ll1pL ~i no~ en la ciudad . Bases ag rarias de las pJis griega y la in ru ntera hO[llila
Desde eSla perspec ti vI . pues , la ciud ad res ulta un rol o de roder que defi ne .11 campesino. Este traha distintas relacioncs con ese polo, empezando r or
la Pl lsibilidad de l'olol'ar all sus ex cede ntes \'e ndibl cs, La ciudad tambin
pucdc permitirle. hajo ci ert<ls condi cion es, desrl egar un conjunto de relacioncs ligadas a consideracio nes de ndole es tatutaria . Formas c ulturales, valorl'S deri vmlos dc la civili zaci n urbana, etc., pued n trans formarse e n fac tores
quc s iJ'\an de re ferencia para la propia defini cin del campes ino. Pero todos
los l' klllc ntos dcll11ocJcl o lienden a s ubra yar que, m<s all del conjunto de intcraccion es producidas entre cll11undo rural y el urban o, el cnmpcsin o no for Ill a pa rtc de eSl C ltimo sino que se define en un contrastc necesari o con l.
Ahl1ra bien. . qu es lo lJuc la Grecia antigua ruede mostrarnos de sing ular
c"n respl'lO a esta perspecti va') Ciertam ente , el mbito griego tnmbi n nos
prese nt a contrastes entre lo urbano y lo rural as como puntos de vi s ta ig ualme nt e de nigrantes de l mundo elc los rsticos-l. Sin emhargo, la c ultura de la
elit e urhana no debe hace rnos olvidar qu e la plis en tanto que soc iedad se
e.'itahkci l fundamentalm e nte n rartir de sus bases agrarias5 En la mayo ra de
las comunidad es hel ni cas de la Grecia cls ica, ser campesino imrlic tomar
part e del proceso gubern amental. decidie ndo polti eamcnte y sirviendo militarm ente. En mu chos casos, los robladores de la ciudad no eran ot ros que los
lahradores , c uyas casas permanellles solan hallars e en el centro urbano , desde el cual sal an diariamente hacia los campos para llevar a cabo las fae nas
agrcola s. En o tros cas os, co mo los que aq u se analizan 6, la mayor parte de
los 'lgri cultores viva en el campo. Pero lo qu e importa de los camres in os en
la ciudad no es tan stlo su prese ncia l's ica o su residencia all, sino sobre todo e l hecho de que a lo largo de la era arcaica lograran co nvertirse e n ciudadan os. pues to que, en tanlO ncleo urbano. la ciudad era generalmente el
ce ntro de un a comunidad rolti ea que inclua por igual lo urbano y lo rural.
La idea de campesinos en la ciudad remite entonces a la dimen sin poltica e
in.'i titu cio nal al can zada r or nqu ell os que se definan con alTeglo a su mod o de
vida vinc ulado a la agricultura.. En este sentido, no interesa tanto la ros iblc
res ide ncia de los labradores e n el centro urban o -ms all, ror supuest o, de
que esto ekcti "amente sueediera-, sino la facultad que detentahan de r oder
ser r art e del rroceso poltico que se desarrollaba en la ciudad. Al igual que
en otras socied ades, los campesinos griegos podan vincularse con la poblac in urbana de la forma sealada por el model o descrito antes. Pero a difc-
.1ul in Gallego
n:ncia de los fac tores qu e habitualmente se han sealad o como caracterstico,; de ese lazo , los campes inos gri egos se vinculaban con la ciudad integrndose al IlI'l lCCSO dc dec isin rllltica . Es este aspec to vital de la col/fxirl/ de
los campes inos Clln la ciudad lo q ue organ iza el eje central de rene xi n que
este lihl'll rrorone.
El primer captulo se plantea el problema bsico del des,llTollo de la plis
a partir de la con gregac iln de co munid ades aldeanas, es decir, la ullificacin
dc segmentos se mejantes en una e ntidad mayo r regiJa por la lgica poltica,
dan cll) cuenta de este proceso a partir de las elucidacione s contemporneas
dd suruimiento del cst'ld o. En es te marco , el lugar sociopoltico que pasaron
a oc up:u' los cil mpes inlls griegos resulta fundamental, pues la interpretacin
qu e se present a hac e hin capi rrimordialment t: en la sin g ularidad del estado
griego en tanto que comunidad poltica que in corpora a los agricultores libres
l'l llll O mi e mb ros ele rlenos de rt:cllOs . Correlativamente , la aldea rural se consid era como una rartc segmentaria del es tad o-plis. de manera que el mbito propi o de la vida social campesina y sus fOlllla s organi7.ativas fun cionaban
COl1l 0 ck'lllent os del (mlen rolftico, sirviendo inclu so de antecede ntes para la
di ,; pc):;i c i('ln de I<l a;; amhlea ciudadana ell la pilis 7
El ,;c gulldo captulo aborda uno de los modelos pos ibles de vinculacin de
"S ,H!ricultores y sus nldeas con el sistema glo bal de la plis . Se trata de las
V,b de inserl'i n habilitadas rara los labrad ores horlitas e n aquellos estados
qu e son generalme nte caracterizados COlllO olig,rqui cos, al men os desde e l
siulu V a.e. en adel 'lnte. Se e xamina en este conte xto si correspo nde co nsid: rarlos ciudadanos del estadL1 pero con derechos redu cid os, esto es, con un
papcl rasivo. o si la nocin de ciudadano debera restringirse a los qu e dete ntan el ejercici o pl eno del conjunto de las capacidades polticas, cvicas, militares , religiosas, d c. La situacin analizada en este se ntid o es la de las
poblaciones conocid as como los reriecos lacedemonios. En tant o se ha planteado caracteri zar a sus comarcas como es tados sin auto noma dentro de l est,ldo lacede monio, o bie n como subdivisi o nes cvicas de es te ltim o, se
7, El ex !n
rfl:llSa ( ~ )L Irrlhjo qu ~ hu!\,;a sinl t: lizar las lne ns centra les de un libro en elaboracin so~r~ El ("(1II1/ )e.\"i,~(/{lfI
la Gn.'f'ia t/I/I;g uu . ~!' lUd i n del que e ste \'nlumt!1l CS , a su vez, una suene de despre ndlOlI t! nlll con enflda,d
propia. Algllnos l' nnt~ niJos dI!! capitul o fut!ron preselltados en 2004 con el ttul o: ,"Comunidad aldean a. y ~ a l
. . ai t::s rurales t! n la Jl, j/is gr i~g ;J . en el XII COII.~ rL's.\"O tia Ft:tlemrwJ JIJlt'mll cuJlJal ,le E.wlHlos e /moSteOS
( (I [eJ. Oum Pr~ltl . mienlras (tUl! otros se presenl ru;.on en 2005 co n elltulo: "Campesinos en la ciudad . Ras~()S n l d~ ~Ln os de la /ul is" , en \as X l om ad(/ s JIfa Escudas I D e/wrfllllwlI/lJ S de His/orill . Facultad de Huma~l idad~ s \' An , U lli v~rs itlad Nado nal de Rosa ri o. Cierlas iJ~;)s ini cinks haban sido plan {~ad as en la
r\lIll': IlCi <L~ "EI ~;)l11 rl;si ni.ld y el funonamienro d~ la comunidad rural ~n la Grecia amigua", kd~ en 1.991 en
la:o- /JI ./III"1/1u /as IlIIe,. E\Tlfdas / J)e/w r'1l1ll('1I1o., d(.' flisw n'CJ. Facultad e Filost)fa y Letras, Unl\ersldau dI.!
f ' Ij
~ . ('1'
1-.2 2. Q ue hUlICI110S I!SIC i.lS p~C It ) d .: nfo4l1c de:! i..IulOr 110 si gni fi c a 'lIle co mp arSll htl sqll ~d<l (k Ii! r;. lfr~ s dr: In r i,'ili zacin occ idell tal a panir c.k l desnrrn ll o d ~ 1 "agrarsmo" de la J)llis
13 11 l! llo S /\re s.
16
~p. ~r_.,*mmm ..
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Juli5.n Gallego
aborda enloncesel estatuto de dichas comunas al nterior del estado que las
incluye. El Illodel.o propuesto en este caso se basa en la insercin institucional de estos agricultores a partir de su rol militar como hoplitas8.
Ellercer captulo busca servir de contraste con el anterior, trazando un anlisis ud campesinado bajo la condicin de ciudadana plena,. Se parte en esle caso de la situacin cle Iaplis ateniense, reconocida ltimamcnte como
una sociedad cuya organizacin poltica democrtica se bas en la presencia
de agricultorcs ciudadanos que controlaron la mayor parte de la tierra, constiluyeron la mayora del cuerpo cvico y tuvion un rol determinante en el
funcionamiemo del.gobierno. Los esbozos aristotlicos enreIacin con la democraciaagraria son tomados como posibles elementos aplicables, bajo ciertos lmitcs. a la acti viciad poltica ateniense en algunos perodos. Conforme a
esle patrn. se analiza el modo de incorporacin de las aldeas rurales a la estructura del estado, la relacin de los labradoteshoplitas tanto con los arist~Tatas terratenientes y otros aspirantes al liderato como con las clases sociales
situadas debajo de los labriegos. y la participacin poltica real que stos pudieron desarrollaren las distintas etapas de la historia ateniense. El modelo
Formulado en este caso propone la insercin institucional y la intervencin
poltica de los granjeros como ciudadanos plenos, tanto de los hoplitas como
de los rangos in feriores a stos 9 .
nes agrarias de la plis griega, para retomar despus de esto las discusiones
planteadas en los captulos anteriores sobre el rol de las aldeas rurales en la
Grecia antigua COI1\O subdivisiones cvicas del estado-plis~ Por supuesto,
las articulaciones institucionales entre las comunidadeS aldeanas y el estado
poclanmanil'cstarse de maneras diversas conforme a CmO se hubiera dado
su integracin en cada plis a partir dcl proceso de surgimiento del estado.
El asunlo a considerar es que, en tanto que parte del estado, la aldeaconlribua a la consolidaci6nclemogrfiea, lerritorial, religiosa. poltica. militar,
de cada pli,\'. Con estos elementos en mente, se analiza posteriormente el
modelo de la ciudad eonslllllidora -que ha marcado IQS enfoques presentados por importantes interpretaciones y las sucesivas discusiones sobre la
ciudad greeorromana-, pondcnmdo centralmente, aun dentro de este modelo, la imporlancia de la aldea para la vida social de los campesinos. El cerre del captulo y del libro deslaca, en suma, aquello que en alguna medida
organiza el desarrollo del conjunto: laarlculacin entre agricultura, po'Hticayguerra. haciendohincapi en el rol de los labradores soldados en elgobierI10 de la plis,con sus diferentes grados de insercin segn cada caso, y
l11ostrando la simbiosis entre el desarrollo de la falange hoplita y el avance
instiluclll)al del campesinado 10.
R. ESlc captulo esla ver~i6n espaola. ampliada;_ de una ponenciaJeda en ingls ene! 2ff" COl/lJtIW nterl/l/tJllol el/! G/N.t.i\ (Grollpe lnternaliorlal de Recherche sur )'.Esclavagedaf!srAn(jqu) . Departamen'[o~eAn
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profundid~.d
lesbozado sucintamente en
CAPTULO
1. Sobre e l surgimiento del e5lado como una eS lruclUra jerrquica, vase MAISELS (1990), 203-18, que encuadra los difer~nles modelos en dos categoras: (a) administracin (l1/unager;al) y (h) tensin (stress) , analizanuo bajo la primera la leora de Service, por un lad o, y las de Flannery y Wirrfogel, por Olro, y bajo la
segunda los enfoques de Carneiro y Diakonoff. respectivamente. En conjunto. estas visiones muestran una
cemralizacin poltica que:: opera en favor de una elite dominante, ya sea por va de los beneficios, ya sea por
va de los conflictos. El contraste entre estos mode los y la formacin de la plis y la idea de un estado segmentario son proposicionr:s de MORR(S 11994a), estudio sobre el que volveremos luego.
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' As pues, la organizacin de las comunidades griegas implicara tres niveles bsicos: por un lado, el hogar asociadoconla posesindc un lote, que,coe
mo veremos enelp r 6ximoapartado poda significar, tanto una propiedad
agraria comoellugarde residencia familiar; por otro lado, la aldeaconstituida segn pautasdeintegra;i ndetenninadas, pues los hogares nose 'encOn2. As parel'~ 4 ue dd",mos interprelar";n i'raglllemode FER~CRATES. Sail(/je.l'; fr' :IO, Kock (= ATENEO. VI,
2i\.1bJ, ell el yll~ 1,1 referenci~ a la aldea Ikrim e) implicara una evocacin deun tiempo previo al desarrollo de
1"1'''li, . Sobre el pasaie.c f-VID,\I.NAQI.H (1983), 207: LVv (l986); 120: CAS Evrrz (1986), 129,
:s
~ientoantiaristoCiatico.Esto
. '
.
' '
:,'
los DEMAND (1990), 9-27. Pam visiones crlicas del uso de Anstleles
5. Para. una Slmesls
'l' H ANS~.
<LO (1995b) 52~61
'
.de
.los argumen
I
' .nes de la p,us
,
. con los
, atinados reparos de
como fue nte para el 51OeCIsmo y ~s onge
'
.
De :lJ1d ' No obstante ver SAK ELLARIOU
'
'
8 8 Cf MORGAN (2003), 7.172, que sIgue"
m
.
'.
"
EDWARDS (2004) 16 _' n. " , .,,' :
. 'tado Arislteles eSlrespondiendo a la prelll,lsa so(1989), ' 24,4 ,' 46. Segun DAVIEs(l997), 26-27. enel pasEa]e el
u'd mucho 'del-pensamienlo nn slollico re' 1 " " ' fi . al no natural n esle sen o,
f~tj"ca de, qlJe el orden sO~la", ,e s ~I lel'.. . , , '
o de su forma de'. concebir el orden: dar con la
~'
"
,- - ' to q e la narurahzaclOn es un rasg
'
.
I
veslirr eSle caracle~. pues , u ,,
_
.L
(1994) 30-72. Res peclo dellugar de la natura eza
en la
P;','iim,
slgn~fica
22
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23
' .~ .
~t
7 . DONLAN ( 197,). 154. Al hablar de constant e presin p blica el auto r se refe ra a poe tas ta[es como:
Ale man. Anac reo nte. Ana nio . Arq ui[oco. Cal ina. Foclides. Hiponac te, e nfanes. Se mnides. Saln. Tirleo.
t:5{O es. un vas to conj unt o.
8. MO RRI' ( 1994a). Para su interpre taci n el aUlOr se apoya (p. 52) en HOMERO, I/ml" . l. 22 25. ,76-79 ; 11.
2 ~ J -77 ; XVIII. S03- ~ ; Odisea. l. 272; 11, 6-8, 14,26-28. 19 2-93,239-40,257; VI. 267. entre OI ros pasaj es. y sea la q ue es la aldea la que bri nda la imagen de la o rgani zaci n social. a pani r de [a asa mb lea o enc ue nl ro alueano. Por aira parte , si bie n no co nsidera que ARIST(TELES. Polliea. 125 2a l - [ 25 'a39. se base e n un
co noci mi e nJ o hi slrico exaclo (p. 50). es posible q ue su visi n le[ eolg ica se apoyara en opinio nes sobre [a
es truc tura de l est ado que eran co mune s en el siglo IV; cf. id, ,,, (1 987 ). 6-7; (1 99 [). sobre el su rgimienlo de l
es tado. En CU3n lO a las forma s de organ izac i n po1tic o~ lns ti(uc io nal que se obse r van e n los poe mas h om ri~
coso POSNER ( 1979); SC ULLY ( 198 1); RUNCIMAN (1 98 2); HALVERSON (1985) ; ([ 986 ); EDWARDS ( 1993). Para un
examen me Ji eu loso y razo nado de las fu ent es escritas so bre e l despeg ue de la I"il;s. ve r RAAFLAu8 ( 1993) .
9 . DOf\LAN ( 1997), 40 Y pus,\"im, Es ta co inc ide ncia eOlre ambos se da, si n e m bargo. j unt o con una diside ncia mayor. Do nl an des laca las co mi nuidades e ntre las o rganizaciones pre-es talales y los pri me ros eS lados. posici n a mb in sosle nida por QU ILLER (1 98 1). aunque su planleo es me nos laxal ivo : la rec iprocid ad sobre [a
qu e se basaban los tJClsilei.\' homricos co nl iene las semillas de su Iransfonnaci n en las nu evas re lacio nes soc iales de la pr/is. En ca mbio. MORR IS ( 1987). 8-9. 9.' 96. 17 12 10. 21 6- 17 . priv ileg ia la disco nl inuid ad que
supo ne e l s urg imi ento de la ptIli... , a la que ve como una inve nc in qu e permil e su perar las desigu aldades econ mi cas entre ttgmlllJ y kako mt:di ant e la iguald ad po lt ica, inco rporando a los himos a la c iudadana: ef.
ti"", ( 199 1): ( 1 99~a) : (2000); lambien FO"REST ( 1966). 45-66; WHITI.EY ( 199 1). 39-45 . FIN LEY ( 1984). 10,:n. ya haba se a lado este as unto, que es sosle nid o ahora con fuerza por HANSON ( 1995), a un que con Otro enfoq ue . Cf. TA"OY (l9Y7)./lCI.I'.I';. [ 6. y THALMANN ( 1998), 25)5 5.27281. qu e hacen es pecial hincapi en
los poe n1<..ls ho m ri cos priv il egiando lo q ue po dra denomi narse un a visi n "dt:sde arri ba", ya que , con di stin ras pl.! rspecti\as. subrayan los pri \'ilegios qut: adq uiri y consolid la aris loc raci a .
24
Segn es ta perspecliva. el m odelo segme nta ri o aris to tlico acerca del surgimie nt o del estado gri ego tendra ele mentos impo rt a ntes q ue apo rt arnos respecto de l anli sis de es te proceso hist ri co 1o E n tal se ntido, la perce pc in de
Ari s t te les de los albo res de la plis podra ser relac io nada no slo con Home ro sin o ta mbi n con Hesodo. El pu nto de a rt ic ul ac i n e ntre a mbos residira en la relac i n e ntre plis, Iwsilea y kme, aunqu e la po nd e rac i n de estos
trmin os se a di fere nt e e n cada caso . En e fecto, los Trabajos y das permit e n
pe rcibir el mo me nto e n qu e la aldea es co nfro ntada co n la c iudad, m arco e n
e l q ue los mecanis mos aldeanos, yen es pecial una Image n Ig ualItan a de b ase ag rari a, sern in vocados como pil ares del func io namie nt o de la CiUdad JUsta 11 . La Poltica, por su part e, as um e el proceso desde e l punto de vIsta del
res ultado, postulando la bo ndad de la exi ste ncia de la plis pa ra la vida hu ma na as como para sus pa rtes integrantes: aldeas y cas as .
E n Hesodo, la !Josilea res ulta un fac tor singular para e ntende r la orga nizac i n de las prc ticas sociales de comienzos del arcasm o. E n efecto , la
plis hes ildi ca se prese nta como una co munidad comandada por los a~i s t
1
eratas (bClsileis) en el marco del go ra, las di sputas, las delIberaclOnes - . Pero lo a nteri or no comport a un a situ ac i n que oto rgue cabida ple na a los
campes in os sino un a relac i n de preeminenc ia de los nobles e n la c ual aqul
ll os se ve n o bli oados a gratifi car a s tos mediante regalos 3, conto rme a un a
l oica rec iproc i~ari a, po r el ej erc icio de un a fun c i n de carcte r judicial e n la
q:e parecen ll e var a cabo un arbi traj e entre las partes en disputa 14 . A l h ablar
l5
de este arbitraje con el idio ma propio de la reciprocid ad , Hesodo parece
10. Sobre la pe rtine ncia de la ime rpre raci n ar istot lica del surgimi en to de la I'lis segn los datos ~qu eo
IM icos, C()WSnEA~t (l 984a): (l 984b). Vase asimismo [a imeresa nle asociaci n, desde una pe rspec ti va fi-
lo~fica. entre [a Ore"' ;,, de Esquilo y el pensumie lll o de Ari Sllelcs es lab le cida por BATES (200,).
11. CL HESODO, Tm},oios.r da.\", 225- J7 .
12. HES1000, Tmhajos y rlas. 29-~O. 280, 402: lIgor , dgorelo; 2930, 33,35. 332: lleik(lS',lIeike~tJ: 222.
227. 2..m. 269, 517: pJi .... Seg n LORAUX (1 997),20. Hesiodo traza una eq ui va le ncia e ntr~ (.18 0m y nelkos. e nlre el [uear del debale de palabras y [os conni clos. e ncar nac i n la men lable de la mala Ens.
1,. ~ESI(l[)O. TmlJUjos r tl"". W . 22 1. 264 : /oml'lugoi. Como indi caba F, NLEY (l98~ 1. 170-7 L .Ia idea de
onli cac in exisla fall lO en los vnculos asiffit! tri cos como e n los simtricos, siend o el don una expreslO n de es 10 .
1"'4 . HESODO, TrctbcJjos y cl"s. 792-9:\. E n T~og(JlJia. 80-93,434, se ind ica e.' rol.de: J.os.bu.eno~ hasi/ei.o.: q~e,
inspirados por las f\l lIsas , interpre lan las leyes d i\'inas y dictan rectis se,nte ncllls ( lfhelt!sl dlkt!:~m ) e~ un n.dISpUla lll t' ko.\"). compe nsamJo a h)5 Illl lllbres cuando s ufre n ofe nsas en el agora. eL HO.ME~(), IIllldll, XV t1l , ~97508 . T HiJ R ( 1996) )' CANTARELLA (200)1. 28 4-88. ambos con bi bli og rafa pre vI a: tnte rpre.'an al 11."'10'
mencionado en este pasaje como una fig ura separada de los a ncianos. aunq ue por d! stlnlOS moti VOS. Al Igual
que lllr. eslOy conve nc ido de q ue es e ntre los gro rl l t'S donde debe buscarse a aqu el q ue s~ IA
le va el regaJo, y
nn e nlre ' o.; propios lili games co mo cree Can tare lla. Los ancia nos pro ve ndra n de los bas lle ls. y. por e nde se
"semejarian a oqllell os q ue He sodo vea co mo /oml'lugo;. Ver GERNET ( 1980), [ 9094 ; LlIRAUX ( 1997). 19
20 .
15. E l caso de los hllSilt's doropl1dgoi parece co rresp o nde rse co n la noci n de reciproci dad negativa ac u'. d
GOULONER ( 19 60) 172. Res peclO de eS le proble ma . ve r tamb in las ideas de SAHLlNS (1 978).2 14n.1 a po r
'
'
.
.
. . \V ES ( 1998) ?O 2 ,14' DONLAN
2~ . En ClIan to al uso de esta s noc IOnes en el comex.to gnego a nu guo , VA"
E .
, - ",
25
11/104
quer~r destacar .la a!teracin que 'ialgicareciprodtaria estara sufriendo,hecho que se sUlna a la perversidad con la que se caracteriza' al esp~cio de la
. plis. El aldeano.observa el ma~do impuestbprlos nobles deSde la ciudad
cOmo algo exiCrno a su propi comunidad que es la aldea: aqulla representara una instancia dedominain sobrestal6.
.
La perspectiva de una inclusin de la aldea deAscra en la ciUdad de Tespias ha sido objetada por Edwardsen su reciente examen de la cuestin, aunque sus reparos no se diriger exactamente a lo que aqu sostenemos.EI .autor
parte de una crtica de las p()sturas que han visto en Hesodo los sntomas de
un proceso de pauperizacin de losIabradoresl7 como antesala de su subordinacin conrespeclo a un~ aristocracia que,paralelamente, selransformaen
la elite dirigente de la plis naciente. El autrsostiene que ni una cosa ni la
otra se pueden afimm)" a partir de los elementos que presentan l~ Trabajos y
(fas: segn Su. visin, no slo no habra una explot~cin del campesinado sino que, adems,la kllle deAscranose .haIlarabajo la .rbitadepls .de
Tespias. "El contraste entr~aldeayciudad -dice Edwarcls- est, de hecho,
expuesto como un. efecto indirectodelcontlicto entre aldeanos, a saber: Hesodo y Perses, y es especfico a esa circunstancia"18. La naturalczaYla independencia de la primera en relacin con la segunda suponen que sus
habitanles no puedan ser definidos c9mo campesinos, Para sostener esto, Edwards apela expresamente a la concepcin d~sicaquedice queslo 'se 'puede hablar de campesinos cuando una elite domina y explota a los productores
~rales directos, yque esto se da, generalmente,apar:trde la articulacin del
campesinado, entanto que p~ltede una sociedad,con una ciudad cercana 19.
. Por ende,la intervencin de Io.s bFsileis en la disputa entre Hesodoy Perses
slo acontecera por causa deunrequerimiento voluntario de .IOsaldeanosy
no como algo impuesto a lacomunidadaldeanadesde afuera,
">
0991\).55. n. 5;ZANKER(998),
(997) '
.
88-89;EoYJ~RDS
(2004). 88'J02;verasinsmo SEAffiRD .( I994); MrrcHELL
.
.
o '
f6. ESla silu;lcin ha ,sido recienlemenle analizada por TANDY (200I).revlorizando. posiliv,ni~nle el mo'.: delo de la ciudad consumido,", y la nocin de campesinado como cI.ase.sujela a dependencia y exploracin.
Cf. ;lIt;-,,: Cap IV.ap. J . .
. .. . .....
.'
.
.
17 . Cf d. WII.L (/957).12-24; DEllENNE 096J). 15-27.TanibinAusllN & VIDAL, NAQUET(1986), 65.. 68; FINLEY (1974), .1 41-4J. 149-50; FE~NNDEZ UBII'IA (1977) ..86-91; GSCHNl1ZE~(I987). 7J~81; Moss
(19M J.97-99;PERYSIi'lAK/S{ 1986). Will planteaba una continuidad entre la sjtuacin de Hesfodoy la que SoIn soluciollara en la Alenas arcaica. sobrelo cual vase WrXlD 098'8). 89-98
.
2(). EDWARDS (2004).41. descarr;tla ~sociacin establecidporGAGARIN (I914)en~e ~I artJitrajehomric6 (//;",10. XVlII. 508) y lan\Uy plausible alusin hesidica rdichapr~llca (!~abaJos ~:{/a .., 37-39).E~pr~.
b~ble que hay. en cada c~i diferentes miradas: Homero: desde la practIca JudiClall11lsnlll en manos e los
lderes; Uesiodo. segn los :padecimientos q~e .dicha prcuca le provoca
".
.
" Dehec
" h"o. l'aa ti"maclDn
de EowRos
(2004) ,.
165
enA
. sera
21.
. ~
,'de.que " lanica. infl.e nda'c1ara
. . ejercida
' .
. 'd
"
r Tes ias es el rol de los 'reyes como jueces" -aunque luego la circunscnba sealando que su aulonda .e:a disputas que sonllevadas.anle ellos de
de.los
~Iimil~da
22:
Ihiel.. 5. 163. Se trata. "n verdad. <jela conocidaidea de REDFlELO (956). 2J-40, que analiza a los cam-
26
"a.!,/~IS.
perO .iempre desde las inSliluciones de .la p,i/iJ. El problema es sab~rslesa auro~da~ ~s d~;.aract~: ::ie7.k
nen" o. no. Lir queja hesidica contra las.sentencias torcidas de la CIUdad parec';""" ar c .'10 a
~nai';;plantacin de dichas prclIcas m~s all de la .voluntad delos aldeanos.
12/104
21'
25 . /iel.. 69.
26 . /bid., 70-7 1. Edwan.Js rec o n oc~ la posibil idad de l patronazgo como una d<! las razones que los ari stcralas poda n te ner para ilHc fve nir como 5rbi lros e n los co ntli eros . Esa red de palro~azgo de IOl q ue hJb la el
auto r no s dara , si n e mb argo. COIl1O "Igo imli vi dua l e nt re patrn y c1i enle sin o de Ol <lne!ra in stit uc io na lizada .
a Ir:l\'t!S dd gora y de las prc ti cas ju di ciales q ue tenan lu gar e!n la plaza pblica .
27. Ibicl.. 173 -75: e L 176 -8l Edwards arg um!!nla qUI! Ht:sodo tiende! a hace r dt: sapare!cer, re t ri ca mente.
la ci uJ ad )' a confi nar el co ntli CIl1 ~on Perse!s excJu sinl ll1en lt: al interior de la a ldea co mo uni ve rso me2.ro
ai slado y i.1u losuliciellle . Pc!ro juslamelll e es te mis mo argumenl o nos ind icara qu e los e sfuerzos de Hes ~d~
po r restaurar b inte grid ad. d ais lam ie nto y la autos ufi ciencia de la aldea lo q ue pondran de re lie ve. en rea lidad . sera un efecro rt:ac ri\'o an te lo que ya no es o es t deja ndo de ser: los va lo re s de la a ldea aut no ma. como hie n di ce EJwan..l s (ibid .. 29 ). ('O llstilU yen una cosa de l pasad l1.
28
13/104
cul os de pare ntesco (sy;;hleia) similares. Segn eSlO, el sinecismo res ultara de la uni n de e nti dades con una rac ionalidad se lllej an te. Pero as como
el tr ns ito de l hogar a la aldea implica el paso de las neces idades cotidi anas
a las no cotidi anas, as tambi n el trnsito de la aldea a la plis tcm1inar in c lu ye ndo UIl trmino nuevo : la vida bue na, que se abri r fin almente al espacio del ser poltico ( ZOO Il poliriklI )n En este proceso, el ejerc ic io de l pode r
por medi o de la "asi/d a, que se veri fica en los tres pl anos de o rga ni zaci n
socia l (o fkvs, klIl e, plis), debera necesariame nte abrirse a una dimensin
nueva e n la medid a en que se asoc ia CO Il la instauraci n de la p/is , En Hesodo , c ierta mente, el tipo de mando a l que se alude e s e l poder colecti vo de
los nobl es o basi/efs. Podra obj etarse, en cambi o, que en Ari slteles el vocabl o basildo aplicado al mand o dentro de l hogar por parte del may or, y por
d eri vac in a la situaci n de la aldea y la plis , a valara la idea de un gobierno monrqui co . Sin embargo , la remi sin a Homero que realiza Ari stteles 29
y la interpretac in del contexto hi strico de los poemas homricos en lo refere nte a las caracters ticas propias de los basi/efs 30 nos llevan a pensar que
se puede estar aludiend o no nicame nte al pode r mo nrquic o sino so bre todo al poder de un a clase aristocrtica. As, la perm a nencia de la basilea aparecera como un trasfo ndo de continuidad sobre el que se produ cira un
desplaza mi ento del pare ntesco, definido a l ni vel de la casa y la aldea, a lo poltico como lo propi o de la p /is. L o interesante es que a lo largo de toda su
reflex in Aristteles trabaja siempre con e l esquema de una lgica segme ntari a: se trata en cada caso de la uni n de segme ntos comunitari os semejantes. ya sea de los hogares en la aldea, ya sea de las aldeas en la ciudad . Esta
transferencia de rasgos de la comunidad domstica a la aldeana y de sta a la
comunid ad po ltica podra servir para explicar por qu se ll ega a enunciados
en los que la p/is se piensa como una gran casa 31 , y volvera enteramente
29
luIrn Gallego
cOlllpatibleestil visin con lairnagenaldeanadela plis, pues en rigor ambas ideassecOlTcsponderan con la misma matrizsegmentaria.
lide, I-Ierea, Mantineay Tegea, as como Egio y Dime, y Argqs recin pudo
incorporar a la por entonces aldea de Micenastras las guerras mdicas 38 . 'f~
do esto supone la persistencia de entidades aldeanas basadas ~n sus propios
derechos, aunque condicionadas porIa presencia de estados p~derosos a su
alrededor.Esto confil'Jl1aqu~ la organizacin del espacio agrario se basaba en
la existencia de territorios ligados a las aldeas, posteriormente agrupadas con
elsinecismo. Indudablemente, existen muchos ejemploscomo los que indica
Estrabn 39 en los que el sinecismo se produjo en una poca rnstarda40 . :Pero como propone Osborne 4I , si bien el gegrafo est pensando en trminos
de movimientos poblacionales desde las aldeas a un centro nico, sin embargo, .el propsito de sus consideraciones no es describir los cambios en la naturaleza de los asentamientos en el campo sino explicar la formacin de
unidades polticas, esto es, los orgenes de la ciudad clsica.
12. CL MOGGI (1976). Ver las sugerencias de VAN EFFENTERRE (1985), 168'92:
11. Vase la sntesis de BllRH1RD (1991).18-19.
de laticlTa, de cuya autoridad los ciudadanos extraan ~usprerrogativas privadas sobre las parceIas 42 , Sin embargo, en lo anterior slo se est haciendo
hincapi en los "extrernos"de la situacin: el poder general deja comuniclad
sobre la tierra: la utilizacin privacla de la. m.ismaen funcin de la labranza.
Pero podra decirse que, dentro de la pUs, la aldea segua oficiando de inter~
mediaria43 . En este sentido, importadestacar no tanto la preexistencia de la
aldea respecto de la ciudad como su persistencia en el marco de la organizacncvica. Estas aldeas podan ocupar un lugar centraloperifrico,segnJa
evolucinde cada plis.En Atenas todos los miembros de las aldeas se convirtieron en ciudadanos, mientras que en Esparta alcanzaron el.estatuto de periecos. En Argos, como vimos, la unificacin impuesta por I<\aristocraciano
elimin sino que transform al conjunto de las komai integradas en partes de
la organizacin del estado argivo. Lo central de estos datosradica en la.irn portancia asignada a las comunas rurales, porque tanto en uno como en otro
14. PIERART (1 981!:; CHARNEUX (1984). Sobre la formacin de laciudad"estado argiva.cf. VIRET BERNAL
(1992). y ltimameOleel anlisis dd propio PIRART(2oo1); tambin sllapOrte (1997)en elCopenhagen Po.
lis Cenlre.
15. Cf. ilifm. Cap. m.ap. 1. En Argos yla llanura argiva severificaria.lambin un proceso afn:cf. VAN
ANDEL & RllNNELS (1987). 104-7.
36. Vase la informacin reunida por Moc.Gr (1976). 16-26, 29-J4. paraEspartayMgara..respectivamen.
te. OOMfNGliEZ MONEDERO (1999). 5364. a~aliza diversas fuentes literarias y sintetiza varias interpretaciones
referidas al snecismo en Atenas. Argos. Esparta y Mgara. Cf.ll,f10I)ES (1993).162-64.
37. Vase ahora MORGAN (2003). Cf. el casode la F6cide estudiado por MclNERNEY (1999).86-119. 186-230;
tamhin MORO,IN ( 1991 ). apoyndose en el caso de Acaya. sobre las articulaciones entre etnicidad y timos.
30
1$
14/104
31
'\::.
Julin Gallego
caso (como dll/ oi, kOl1la4-1, o incluso pleis que dependan de otra plis) su
funcin era fundamental para controlnr el espacio. Si bien algunos ejemplos
pueden res ultar inusuales en rel acin con el conjunto de la Grecia antigua, no
por el lo dejan de constitui r pruebas signifi cat ivas de la presencia de la aldea
en tanto fOlll1a de organ izac in ag raria . Estas situac iones nos muestran , pues,
su lugar y su significacin parn In co nstituc i n y la fijac in de los lmites teITitori ales de la plis. A su vez, sta se nos aparece como una totnlidad cuyas
panes son I<ts aldeas y las unid ndes domsticas. Por otra pane, es necesari o
tener presente la advertenc ia de Finl ey con respecto a que, en realidad, muchas ciudades griegas no em n ms que aldeas-15 Pero estn confi guracin nos
indiCara qu e estas pequeas pleis tambin man te ndran vigente dentro de s
la base aldeana, puesto que la kllle no siempre es un a parte de un a plis o
una ent idad que no es una plis sino que puede tratarse perfec tnmente de un a
plis pequea o dependiente 46 Lo cual ex plica a su vez el papel central de la
aldea en la consolid ac in del territorio, as como la relevancia y las pren ogati vas adq uiridas por los agricultores griegos. En efecto , el ascenso de una clase de granjeros libres basados en una ag ricultura intensiva, a partir de Ins
luchas y los cambios soc iales y polti cos que acotaron el poder aristocrti c0 47 , resulta algo inseparab le de la confo rmacin de la plis con las carac tersticas ap untadas .
guerrn, o al menos su posibil idad 48 . El resultado fue una organi zacin compuesta por un a serie de aldeas rural es que no se diluan sin o que seguan subsisti end o dent ro de la nue \a entidad establecida. Por consiguie nte, aunque
sea cierto que el desatTollo de la plis a partir del sinecis mo supu so la artic ulacin e n torn o a un centro com n, esto no dehe hcern os perd er de vista que
el elemento bs ico de la vida social ngrari a segua siendo la comunidad de aldca 4Y, cuya presencia res ultn visihle a panir de la poca osc ura'io. En esta
orientacin, y segn el ni vel de anli sis que aq u proponemos, el .:statuto polt ico adquirido por la aldea rural dentro de la ci udad-estado no res ult n un factor exc lu yente para su definicin como ncleo de In vid a soc iocultural del
campesinado. Es cierto que la transformacin de las aldeas en muni cipi os con
un gohierno local y un pnpel polti co ac tivo -tal el caso ateniense- o sin adquirir un ro l institucional simil ar -como sucedi en Eretria y Mileto 51 - determinaba configu rac iones precisas y desarrollos hi stricos circun sc ritos que
deben ser tomad os en cuenta. Tambin deben considerarse las diferencias
exis tentes entre las comunidndes cuyos campesinos participaban como ciudadanos plenos -se hall aran o no sus aldeas integradas a la vida in stitu cio nal
de la plis- y aquell os poblados que, como en lide o en Esparta 52 , se definan como periecos, los que si bien podan tener sus mrgenes de auton oma
y un gobierno local, de todas maneras, no formaban parte del andami aje poltico: sus miembros carecan de la ciudadana plena y, consecuentem ente, no
participaban del gobierno de la plis.
48 . Sobre las di fe re ncias en tre unos procesos)' a iras y e l ro l de los cultos agrarios y la guerra en la conformacin del espaci o cv icoru ra l. DE POUGNAC (198-1): (1 994): d . lambin ANTONAC'CIO ( 1995).245 68 .
49. VAN EFFENTERRE ( 198.1) v DAVERIO R()CCHI (198 1) analizan la importancia de las aldeas para las po,'as arcaica y clsica. respecti v;mente. Para un an lisis global del prob le ma de la a ldea en el mundo griego.
que dt!s[aC;) su cank'tt!r agr.ui o y su ddinicin en relac in con )a ciudad. vase LE "y (1986).
50. Para VAN EFFE"TERRE ( 19851 ha habid o una co nlinuidad mayor que la usualmente reconocida enlre las
sociedades tj ue se desarrollaron en el mbilo hel nico dUranh! d segundo milenio y ILlS qUI! flore cieron en d
primero. Segn eSla imerpretacin. a la que aqu no adherimos. potlrl argumentarse una persistencia temporal an ms eXIt!odida en lo referido a la presencia de las aldeas ru rales en 1!1 mundo griego . Sobre la comuni
dad ald oana en la socied nd micnica. en tro otros , LEJEUNE (1965); BER"EJIl BARRE RA (1978 ): HALSTEAD
( 1992al: ( 1991bl. ESla persistencia ind icada por va n Effenterre ha sido soslenida hace poco por FOXHAL L
( 1995) . Cf. ltimamenle PALMER (100 1); KUURnu (2003). Analizando el marco hi stri co )' social de Ascra en
los Tmb,,;ox \. ,litIS. EDWARDS (1004 1. 7. 28-29. 78 80. 125-16. 17475. ha enfati zado la importancia de la al d~a como forma p ro\eni~n t e de la edad oscura.
S l . Sobre la prese ncia de demos en diferentes ciudades gri egas. cf. VON SCH(iFFER (19m). 33-:14. 12 1-3 1. Y
-1-1. JIlNES (1987).387-88: " lndex 1: Unils" . clasifica 3-1 tipos de unidades. de las cuales: 8 remiten al par~ nt t:scn II olras il sociaciones
fami liarc::s: 10 rerni tc::n a entidades lerrimriales: 6 remilt! n a designac iones num ~
ricas cole:e li vils: 5 re:miten a dc::s ignaciones numricas parti tivas: 3 rc::miten a designacionc::s que denotan unn
asoc iacin: 2 remi tt:n a dc::signacionc::s de carcter miliwr ; d . ilIem (2004), 17- 19.
-IS .
FI ~LEY
lI987). 387 , S. l ', "llemos", cuyas entradas remiten al anli sis de cada caso.
Respt! clo de
Erel ria. \VAL LACE (1 947). Y fundamentalmente KNOEPFLER (19971. qu e eSla bkce. seg n mi punto de vista. que
los demos <staba n organi zados a ll sobre una base a ldeana . Acerca .je Mile to. PI R ART (1983a): (1985). que
marca las difercllcill s l!XiSlenles rl!s peclO de Al ena s. En eslos casos, igualmenle. el uso de: un demnlikoll . es de
cir. una dc!nmninacin que indica la pl!rlent!ncia a un demo, no supone que los demos fuaan unidadt!s localt!s
( 197-11. .15. Cf. PA USAN!.'S. x, 4.1: ESTR A8()N. 111. -1.13. U "y (1986), 118-21.
dI! "obierno Ii (l udas al pOlkr centralizado en d esrado. De manen.l general, sobrt! las dift:rencias eorre l\lt! nas
y o;ras ciudad~s respec tu de los lazos entre las aldeas y el centro poltico. ver OS811RNE (1987 l. t 2~-32 .
32
p rd~rc.!ntc!lllt:nt~ ]ONES
15/104
33
No obstante esto. en todsloscasosencontramos unas fOrmas .d~ organizacin social que responden a la especificidad prpiadelimitada por la presenciude la. comunidad aldeana ' que, comocbrljUntoconfomiado por la
articlllacino~un~s prcticas.sociales y ciertos modos de apropiacin del
suelu. forjahamodalidadesconcretas de estructuraciilde1 espacio rural. Lo
anterior. pone en cIaro que la aldea se hallaba en la base de lospl"oc~sos sociales de la ciudad-estado . puesto que la ciudad no puede divorciarse de su
campo. Estae;x:telldida presencia de 1<\ aldeaenla plsimplicaba l1na base
calnpesina deja sociedad5\ .A~f pues, .muchos de los .rasgosagr.arios tpicos
eran compal:tidos por la In~yorade las ciUdades griegas;enlas que las wmunidades aldeanas ,ocupaban un papelcentralen' la organizacil1 social del
territorio agrcola as como en la formacin de un imaginario basado en costumhres ,.valores, pautas y conductasque erancomunesalcaJTI.pesinado. La
plis . por 10tanlO. se confon1l6morfolgicaysocialmente con arreglo a la
con'. u nidaddealdea. puestoquesta aporta laciuda"d-estado siJinfraestructura dpacial y demogrfica; es decir, tanto una unidad local con su consiguiente ordenacin del .territorio cOmO el grupo humano quelahabit~b<\ con
;usformas especficas oe vinculacin social. Ciertamente, la. cOl)formacin
de la 11lis traera aparejada consigo transform<\ciones (unificapdo c<?munas,
promoviendomigraciOnes,etc.). Pero de unaJhanera u otra, las condiciones
aldeanas seguiran operando bajo las nuevascircunstalcias establecidas.
c;
Julin Gallego
;"',,'
"
34
16/104
35
Julin Gallego
.. Es dudoso que los usos de lodos nuestros sitios pueda n determinarse con cerlez,l. ESle estado de cosas se debe en parte a dificultades de interpretacin de los
dalos arqueolgicos, pero es en gran medida el resultado de los usos cambiantes
de los sitios mientras estuvieron ocupados. Sitios de un solo componente que estuvieron en uso por brevcs perodos de tiempo pueden haber cumplido varias
funciones diferellles. La granja con su torre puede llegar a ser una fortificacin,
luego puede convertirse en un corral para los animales y finalmente llegar a ser
un lugar conveniente para los ve rtidos"62
-"";' .-.
Otros ejemplos tambin del tica res ultan ms decisivos para verificar la
existencia de edificios agrarios que pudieron servir de vivienda permanente
de los propietarios 3 . Tal parecen ser los casos de la casa Dema y la ubicada
cerca de la cueva de Pan en Vari oAmbas edificaciones, debido a la distancia
que las separaba de las aldeas ms cercanas, indicaran la presencia de moradas continuamente habitadas desde las cuales sus ocupantes saldran cada da
a cultivar las tien'as de las inmediaci ones de su hogar y llevaran a pastar el
~.'
Las prospecciones de Silios que se con'esponderan con granjas , que habran estado buena parte del ao o permanentemente ocupadas por los labradores. han tenido un lugar importante fuera del tica, y tambin en estos
ejemplos la evidencia recogida avalara la hip tesis de que la granja aislada
constituy una pauta de asentamiento represe ntativa de la antigua Grecia 68
Se ha comprobado que, en general, el desarrollo de esta pauta res ulta un fe"
nmeno del perodo clsico, aunque no se debe excluir la presencia de granjas aisladas ya en la era arcaica. Y se ha afimlado, como hem os visto, no slo
la posibilidad de que tales fincas existieran como fenmeno ligado a un crecimiento demogrfico importante, sino tambin que su extendida ocurrencia
constituira un patr n de asentamiento con rasgos propios que se asociara
co n un sistema agrcola intensivo, libre de explotacin y vinculado al mercado, sistema desarrollado en gran medida por los granjeros agricultores 69
64. JONES. SACKETI & GR AHAM (1962); (1973). A partir de estos <Sludios BURFORD (1993). 61. se ala que
estas dos casas no senan granjas {jarml!mfses} . Pero sintetizand o sus propios eSludios, dice ]flNES (1 974). 3 12:
"en cu,:mto al propsito de CSI<l5 dos casas, se sugiere. que ambas eran bsicamcnre granjas (trmllOlI!it!s) ".
65 . L ANGDON & WATROS ( 1977); cf. WATROUS (1 982); WICKENS (1983).
66 . YOL1NG (19)6). analiza seis lorrt:s lla s que con sideru. sal\'o ~n un caso. edificios agrcolas centrales para la gesln producti va. y propone (p. 138) que 1<.1 base estru ctural de las fincas consista en torre (p'\~rg()s).
muw (m{i!) y C;J5 il (nikC/) .
67 . f\10RRIS (2005). analiza las torres mrales -en tanlo lugar de residencia- en relacin con la panicipacin
de esclavos en una agricultura. inlensiva en trabajo.
68. Para Mil<lo. el tica . DeI"s y Quersoneso. hacien do nfasis en el ltimo. PECIRKA (1 97.1); para ~kta
ponlO. AOA'IESTE .'NL' ( 197 .11: CAR'ITR (19811; (1990). 408 12: para Melos. RENFR EW & WAG SHFF ( 19821.
246-6.1: para [leoCla. BI"TLlfF & S" ODGRAS S ( 1985 1. 1.19-45; (1988). 6068; SNODGRASS (1991 J. 1.1 ; para
Quios. LA>lBRINllUOAKIS ( 1986); para Ta sos. OSBORNE (1986); para la Arglide. VW ANDEL & R UNNELS
(1987). 158-65; JAMESON. RUNNELS & VAN ANDEL ( 1994). 24X-52 . .175-85: A CHESON (19971. 1717 8: para Ca60. JAMESON (1990). 101-3: ef. LOHMANN (1 992). 39-48; ISAGER & SKYDSGMRD (1992). 68-69; HANSON
(199~1. 7';,. ~~,.
2R598; para Leucas. DOU SOUGLI & M ORRIS (19941; t\.IORRIS (2001). En su
61. ~ 10RRIS (200 11. .140. que se apoya en los argumenlos de LOHMANN (J 992). 40.
guna, de las granjas aludidas . Cf. la reciente sntesis de WHITLEY (2001). 376-99.
69. A l respecto, ,,ase PECIRKA ( 197.1).11 4 ; VAN ANDEL & RUNNELS (1987).16465 ; JAMESON ( 1990). 94
95; J."'ESIlN. RL'NNELS & VAN ANDEL (19941 . .18 1-94; HANSON (19951.12778.
36
risria eu Euhea. KEL LER & W ALLACE ( 1988); para Delos. [)R UNET (1990): para el Norte de Ceos. CHERRY. DA-
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Julin Gallego
70. PIlIRK' (1973).115-12. habnhecho est~comprobacin .1 sintetizar las posiciones sostenidas en torn~ al a~u~to. posl.uland? la ne.cesldad de analizarla granja.aislada CO~O :~h-tpo in~:e'peridiente destableci-
mlcnto. U. por eJemplo. explicaciones tan dismiles como las de. SEMPU: (1931), 539, YFINLEY (J 952),62.
quecnmclden ~1Il embargo. en afirmar que la poblacin rural no'vva en sus- propias-granjas.'sino.en aldeas (los
lahradol"t'sJ
71.
(l
ChB()RNE
M'~TZO''''ANI.( 1991).327:47. qu" encu~ntran que enelNone de la isla de Ceos, en el territorio de lo que fue
la p(Jh~ ~~e COIeso, el, ~atron d~ re.')ldencJa aIslado no fue nec~sariament~:~1 predominante. "[)ebido ai reduci-
d(~ taman~ de esta p(~hs, la resldenciL! pennanente se dio en ~r m~co d~l centro_ utbano y-no en aldeas. Y lo
m,sm;, s<"n,I" ~I propIO O'BORNE. en CHERRY. DAVIS & MANTZ(l'RANI (1991), 319-25,al analizr la evidencia
epl!!~afica ~e C:artea .. otr~ de las pt/('is ~e la isla de Ceos. En ~efinitiva.--la relacin entre cada plis y su respectrvo Il'rrl!uno vanaba Je un C<lSO antro. Cf.infra, Cap. IV. 'ap'- 2..
72. OSBIIR'E< 198Sal.. 11-.14. estudia la teora de Youngsobre las fincas de.Sunio.
7J. H'JMPHREYS (19781. UO-Ji: GALLANT (1982). 118-19; DoNLAN(l985), 301'2: MORRrs (1987) 5'
WlK\D (1988).102: HODK'NH'N(:>1J03). 140-41: JAMESON (1990). 93,94.
'
74. RIl\" (1988). remi,i"ndo a l)<;B'IRI'E 0985a), 17- 18.Ver DEMSlCNES. Contra Calcle.' (LV), 3A; 10-16;
10-2(: 2:26: d. PLATON, Leres. H4-\c; TEOFRAsm, Caracteres, 4. A partir de los dalos, que brinda el teatro
atemense. en especial la Eleclro de Eurpide., y lascomedias de Menandro, Roy (1 996)ha vuelto sobre el problema de las gnmJas msIa(jas con nueVlS crticas a Osbome.
75. LANGD()N (199 1). Respecto de la interpretacin de lalerminologa referida. a la granja.es denotar la.divergencia de opiniones o traducciones respecto del voCablo agl"ts. Considrense:lo.s-pasaje~ de TUCfOIDE.."(I1.
14,2: l6, 1) enlos que se dice que los atenienseshabian vivido en tOIS agrof.,. Srata de una referenciage
neral que deberamos rraduc.ir "in (he Jield,,", o mstcnicamertte "ill thecOlill/l)''', comodice BURFORD
(1993). 59. aunque sin deseanar la posibilidad de que la expresin implique que muchos de los agricultores
afenie-nses
vivan en aldeassino e,n su- tierra? O setrata ms resueltamente de: traducir lirpalabra llgrs como gmnja. e interpretar pofende que el pasaje significa "in tlrefa/TIlS". como indicaHANsoN (l995). 453. n.
6? Para OSBORNE (1 985a), 20 y n.17, cuando en los textos epigrficos aparece la palabra agrs(cf.1G,; 13,
427, 70). '10 hace con el sentido de "in the" clIIlIltr,r". Cf. JONES (2004). 42-44. Elasunto sigue abieno.
no
(J 986);
(1981); (1988).
77. LHMANN (1992): con una debate posterior entre el autor y Osborne. En un artculo destinado a ponde
rar sus :ideas. el propio Os BORNE (1996);a casi diez aos de publicarse su libro (1987 );.hare'spondido alas crticas- que hemos expuesto.
78. HANSON(l995). 50-60; cf. (1998).44-48,214-17.
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Julin Gallego
hien ratifica la importancia de la vida permanente en la propia hacienda, insina asimism o al menos tres patrones de residencia: aldeas nucleadas, agrupamientos en caseros de pocas familias labradoras, habitacin en el centro
urbano de la plis. Y as como Hansoll concede lo anterior, Os borne hace lo
mi smo al indicar las dos pautas de asentamiento ya vistas, segn se trate de
las regiones continentales (donde predomin la aldea nucleada) o de las islas
egeas (donde prevaleci la finca dispersa). Pero adems de esto, el autor traza un balance de los factores a favor y en contra implicados en ambos tipos
de residencia: hahitar en granjas aisladas supone explotar extensiones compactas de terreno usan do una fuerza de trabaj o ms variada pero con mayores riesgos : vivir en aldeas entraa una posesin fragmentada en la que el
paisaje es trabajado menos eficazmente, dado que los lotes cercanos reciben
m.s atencin que los lejanos , pero con un rendimiento ms parejo a lo largo
de los aos 79 .
ateniense, no tiene por qu significar que los labradores tengan que vivir necesariamente juntos. Si este es o no el caso, esto no cambia el funcionamiento que poda tener la aldea como mbito de la vida campesina y como centro
religioso y ad mini strativo. La unidad de la comunidad aldeana no vendra dada por la rcs idcnci" llucleada si no por los vnculos de pertenencia que los integrantes de la mi sma construan con respec to a aquello que oficiaba de polo
identificatorio, esto es, la institucin de una identidad colectiva que com o tal
no deja de ser en nin gn mome nto de carcter imaginari o. Si el centro tena
una existencia material independiente de los lazos subjetivos que los miembros de una aldea desplegQban entre s, o si IQ unidad comunitaria careca de
materialidad visible y dependa enteramente dt: las interconex iones religiosas, polti cas, culturales, perso nales, etc., qu e los aldeanos desarrollaban, esto no cambia para nada el hecho de que hubiera un nivel de pertenencia que,
de un Illodo u otro, permita identificar a un conjunto social, yeso es lo que
haca de ese conjunto una unidad hacia adentro y hacia afuera gI La granja
ais lada no implica que el granjero no compartiese con sus se mejantes un modo de vida similar, una misma cultura, una cosmovisin anloga sobre el
mundo y los dioses, todo lo cual se manifestQba en sus hbitos sociales y
agrcolas. Sin que fuera necesari o que los labradores viviesen en aldeas nucleadas, las costumbres compartidas constituyen una forma de percibir cmo
se organizaba el sentido de pertenencia a una cOlllunidad.
Preciso es concluir, pues , que el problema no radica en privilegiar un modo de poblallliento rural sobre otro, por ms que haya ejemplos en los que por
una 1I otra ra zn un model o se halle ms extendido que otro. En un cuadro
general, el modelo mixto parece corresponderse mejor con los testimonios y
las diversas interpretaciones abordadas. Todo depende de los datos que se posean para cada caso; pero aun as, no se puede dejar de reconocer el peso que
tienen las interpretaciones e hiptesis que los autores han propuesto en la presentacin de sus investigaciones. Como vimos, el caso del tica se ha preslad o a diferentes explicaciones. Segn ha sealado Burford:
"Algunos ase ntamientos aan los centros culturales, sociales y administrativos de
los dell/os , que muy a menudo eran aldeas, como generalmente se entiende el trmino. Pero el uemo era tambin el distrito o la parroqu ia en el sentido ingls ,
dcntm del cual las familias posean la tierra; y hay indicaciones de que poda
exi,tir ms de un ase ntamiento clentro de ellos. con poco o ningn reparo por la
residencia en un punto focal. ste poua consistir de un centro de culto, un lugar
de t:ncucntro. el men:ado si haba uno; los establecimientos de los artesanos podan perfectamente estar en otra parte co n otras viviendas"gO
Sin embargo, todas estas discusiones con respecto a las pautas de asentamiento no resuelven un asunto que nos parece medular: la aldea en tanto punto de articulacin de las relaciones sociales, tal como se observa en el caso
nor grado dI! idenrificlcilln con los valores comunitarios. En una entidad cuyas relaciones se definen cara a
caru. las no rlllas y pautas morales, los dell!rminanres ideolgicos. tienen lanlO peso como las construcciones
cOlllunilarias o b residenciLl caojunt;]. Mi l!mras qUe! en la comuna anti gua eslOs valores se mareri : :l. lizan e s pa
ci:::l.1 y arquilt!clnic:::l.lllt!"Te. en la germnica la unidad viene dada por los vn culos imag inarios. invisibles si slo se obse rvan las hue ll as materialmente tangibles de las fomlas de asenlamiento en el campn.
~
79 . OSBORNE t 1987). 68-70: eL ( 1996).59-60. oonde el autor insiste. an te las criticas que sus an li sis han
recihido. ell que lo s uyo no su ponc un mndclo exclusivo sino qu e se trm[l en todo momento de atender a la varil:!{bd de sit uat:ionl:!s que prcseOla el uso del ca mpo griego.
80. BURFORD (199:1), 59 (su brayado ori ginal): cf. 56-62, para tooo el examen. Sobre la coexisre ncia de pautas. VA~ A ~lJ EL & Rl;"NELS 09871. 16-1-68: ISAGER & SKYOSGAAI<O ( 1992), 67-82 : JAM ESON (990), 9:1-95,
IOJ: ( 199-1), 61. n. OJ .
40
19/104
8 2. Este a partado se basa en I:::l.S conclusiones alcanzadas a panir de in vesligac iones desarrolladas en di\'er
sos "niculos : GALLEGO (2001,): (200Ib): (200:1a): (2004): (en prensa (b)). No se trata de volver sobre lo ya
estudiado en eslOs Irab:::l.j os si no de art ic ular los problemas que aqu vamos a indicar sinllicamente con el proceso de aplri cin de lil/uliJ y la importancia de la aldea en dicho marco hi stri co.
83 . El modelo de agricuhura intensiva que aqu e"ponemos tamhin fu e propueslO para la poca prehisl
rica y la eu"d del nronce: d . HALSTEA lJ (1 98 1),327-33: (1987): (1989): (1992a): 0992bl. Por su pane, Fox-
4t
In
1
"
t,.
;'
Julin Gallego
. trabajo familiar y laaclopcin de prcticas de labranza que buscaban la intensifcacin .a travs de la cmbinaCin deculvos, la cradeg)nado menor y
la disminucin del \:lUrbedlOen funcin deponer en labor la mayor cantiqad
delierrasposible 88 .
.
..'
. .
'.
HALL (1995) indica 1I.na co ntinuida,,';,ntre los~istemas agrclasdelas economas palatinas micnicas y los de ':
la edad oscura. con las elites locales. que antes actuaban iniennediandoentre el palado y: las comunas rurade ciertos benetlcios
:
It's. usufructuando
, ..
"
. - . '
.
Para es!~, Ilri;;'o es esencial ~lIL~ETI (1984): vase tambin ela~lisis co~parativode WALCOT( 1970> .
, ~, 131 S. EOWAROS (2004). 3-8, 127-58. ha puesto en duda la idea de que Hesodop.!ecL1 ser considerado un
't:ampesillo y bacriti~ad.l;, tambin la _inlcrpre~acin que, per~ibe~:. los, T~(Jl?ajns y d(IS elemeritos ~patibles
con u~a agrieu'lrura intensiva. Como,vimos(ci. sl/pra. n . 50); el a utor haresaltado al mismo tiempo la impor
lant'in de la soc.iedad ~l<leana ~escrita por H~s.odo: relacio~.nd.~ lac~,..ro~a.s. "e vid~ pr~p. ~as de~ la edad 05-
85 . MILI.ETT (1984}; 86. 93; OsnoRNE (1998),173"74; TA~DY(997). 206; NELSON (199i.36.39: THOMAS
& CONANT (1999). 14951; MARSll.IO(2000), 2 24, que aponan disrintasvisiones al problema de ia existen .
eia real de lleslodo. V~r tambin FRANClS (1945): REDF1ELD (1956), 10542; WALCOT (1970). 12-15.
86 t\~I()URE1TI (1986). 23955 y parte Ir: para loqueconciernealas tcricas deelabo'ain del pan y el
aceite: tambin MORITZ (1958). 1-6 \. Sobre la evidencia arqueolgica para la produccin a~eitera y elinstru
'm ental !lsado, FORBES (1991); (1993); FI))(HALL( 1993); (1996). 25862; AUlT(l994);(l999i, 55964.
.
42
WL,_Aa.k 'W4
.. . '
"
89. Al re's peclo,eL SNODGR.SS t1986a). 2023: (1991), .14,16. Vas~ tambil1 SA~LARES(I991), 42,?93;
WH\n:~Y (1990: 41-43; TANOy(1997). 23-24. 4658.MoRRIS(1987). 23. 57109~' 15667 .comge los calc~
los excesivamente optimistas de Snodgrass respecto del crecimiento poblacion~J'yno atri>buye el ~umerito d~1
material funerario hallado a partir dl~iglo VIII exc\usiva\f1ente a una expanSlon'demogralica SinO a lo pOQna
tlal~ars~, unnsuerte: dc "igualad.~n" " en- e1. uso de bienes funerarios y fonnas conmemorat-vas hast.a entonces
rese""idos .~ laerite. OSBOI!NE (199S).91I 11, no cree en una explosin demogrli.ca durante el Siglo VIII y
conecla :el ~ umentb de la evidencia.'nrqueolgica (enterramientos) con una serie; . decambios en las pncti~as
funerar'ns ye ldesarrollo y orga~izacin de un poder cO\f1unitario que impone pautas sociales diferentes sobre
su'" m'icmbros ; d.eii\f1itacin ms precisa ,delasfun~iones..comuDales; reglas ms .estrictas en. tomo a 'lo que
pud ylo que no puede hacerse en .el mbito privadoasr.como en 'el pblico; etc. En definitIva. hubo crecImiento pero 'de modo lento ydesdeimte~del siglo VIII. Ullimamente. ScHEIDEL (~()()3). 126.31 , had,"sarr?
liado un embate que prelende ser definitivo conrr~ el hecho de que .Ios enrerralTllentos .sean una eVldeo"!a
... .
slilripara el aumenlll pablationa!. ;
20/104
43
. :
Julin Gallego
porario- hasta el agricultor rel ativamente prspero 93 -que posea algunos esclavos y se inte graha plena y nOllnalmente en los mercados a partir de cierta
especial izac in de la produccin-o De uno al otro polo del espectro lo caracters ti co fue la inexi stencia de una explotacin habitual y sistemtica, ID cual
evit que los labriegos tuvieran que producir excedentes regulares para los
miemhros de una elite social o poltica. Sobre este punto de partida comn ,
derivado del suceso excepcional ya indicado que signific la incorporacin
de los agric ult ores a la comunidad cvica con capacidad para la participacin
instituci onal , podemos postular diferentes circunstancias que se planteaban
dentro de un espectro mvil.
Por otra parte , el anlisis de la sociedad griega a partir de sus determinantes agrarios implica adentrarse en el problema de la especificacin de los actores sociales. En estos ltimos aos la discusin de esta cuestin ha girado
en torn o a la caracterizacin aportada por los trminos campesino (pensallt)
y granjero (jr/ller), que son las nociones usualmente aplicadas al anlisis de
los labriegos helnic os. El problema no es una mera cuestin de nombres sino que consiste en la definicin de la clase social y el tipo de unidad productiva que se est examinando. El punto de partida de dicha controversia ha
sido la definicin del campesino, que implica en fonna sumaria cuatro aspectos bsicos: la unidad de explotacin familiar como modo principal de organizacin social; el trabajo agrcola junto con la cra de ganado como primordiales
medios econmicos; una cultura tradicional especfica derivada de la vida
dentro de pequeas comunidades rurales; la subordinacin ante el dominio de
poderosos agentes externos a las aldeas 90 Excepto en lo referido a la dominaci n desde afuera, los dems elementos parecen ser comunes tanto al campesinado griego co mo a otras sociedades de pequeos labradores. Insistamos
en esta diferencia: la pertenencia del campesinado a la plis como integrante de pleno derecho para intervenir en la poltica fue un fenmeno enteramente nuevo'l J; esto no resulta pues algo meramente accesorio sino un elemento
fundamental para la comprensin adecuada del asunto. Tomando en cuenta la
definicin consignada, dos son las posturas que se han propuesto para comprender la lgica de la agricultura familiar griega: un modelo de economa
campesina centrado en la minimizacin del riesgo de hambre a partir de estrategias diversas de produccin, almacenamiento y consumo; otro modelo
de labranza intensiva establecido en funcin de la maximizacin de excedentes vendibles , incorporando esclavos como parte de la fuerza laboral familiar.
Pero en el mundo griego organizado a partir de la estructura de la plis autnoma, ninguno de estos modelos puede considerarse exhauslvo, sino que habra una diversidad de situaciones que podran encuadrarse en un marco que
ira desde el pequeo poseedor pobre 92 -que produca para la subsistencia,
desarrollaba intercambios comerciales ocasionales pero prefiriendo los intercambios recprocos, y se empleaba circunstancialmente como jornalero tem-
'l ..
90. er. SH.'~I~ (1971): (1976): GALESKI (1977). 45-162: WnLF (1971): WORSLEY (1984). Los dos ltimos
siguen e/l algun" medida las ideas de REnFIELD (1956).
91 FIN LEY (19741. 1:12. Volveremos sobre este problema en e l ltimo apartado .
44
9~ . JAMESll~ (1994). 58 : " La impresin que uno recibe. y por ahora no podemos ir mu cho ms all de im
<.
92. A pesar de lAMESO~ (1994 l. 61-62. que citando a OSHORNE (1985bl. 127 . dice "para el pobre simplemente no tenemos e"idencia" (arqueolgicamenJe agrego yo l. ef. HODKtNS(J N (200~). 140-41; FOXH.' LL
(1992).1:\7.
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En este Sentido, es posible sealar, en primer lugar, la existencia de una diferencia entre hogares rurales ms grandes o ms pequeos segn el tamao
de la propiedad y la cantidad de miembros que componan la familia. Los
cultivadores que podan disponer de algunos esclavos -que trabajaban a la
par de los componentes de la familia- los consideraban parte de la familia,
ms all de que a veces necesitaran venderlos 94 Pero, en segundo lugar, esta diferencia de tamao no tiene que ser pensada como algo fijo e ilTeversible sino que poda existir una movilidad derivada de los ciclos de vida del
hogar campesino: fornlacin con el matrimonio, nacimiento de los hijos,
adultez y partida de stos, ancianidad y fin de la unidad; a medida que crece
la unidad puede incorporar ms tierras, y cuando decrece, a la inversa. Esto
no debe interpretarse como la inexistencia de diferencias entre agricultores
ricos y pobres. Sin embargo, en el marco global la diferenciacin poda dar
paso a una equiparacin, debido a la particin de las unidades ms ricas y la
extincin o fusin de las ms pobres. De manera que, tanto desde el punto de
vista del ciclo vital como desde la perspectiva del movimiento econmico,
las tendencias centrfugas de la diferenciacin y las centrpetas de la nivelacin se compensaban a travs de movimientos multidireccionales y cclicos'l5, fases ascendentes y descendentes que nos llevan a modificar esa
imagen fija que slo da cuenta de los extremos del arco social, esto es, el labrador pobre que supla los ingresos emplendose como jornalero, o el agricultor rico que posea algunos esclavos y produca excedentes para vender en
los mercados. Bajo estas condiciones, la minimizacin del riesgo en funcin
de hacer frente a las necesidades de subsistencia no tiene por qu contraponerse a la maximizacin de la ganancia por medio de la produccin y venta
presiones. es de granjeros acomodados que apuntiUl a producir significativamenle ms que para 'as necesidildes <k subsistencia de sus familias" ,
94 . GALLANT (1991 l. 11-12. ~O-~3. 12728.
95. Sobre eSIOS movimientos. SHANtN (I98~). 97172.
45
Campesinos
de excedentes. EnefeCI~J, segtln los ciclos mencionados los pequ<iios productores agl'arios pdan p()rmomentos disponer de insremanentesvendib\es,
o tener una menor insercin en el mercado y utilizar las reservas para hacer
frente a los riesgos de hmnbre:mientraslosh()gares ms pobres se centraban
enm sistema intensivo de cultivo paraaSegllrarla subsistenCia, los msricos adoptaban los mtodos deproduccinintensivaen funcin de conse<tuir
una ganancia. Entre unoy otro comportamiento haba toda una gama de "'po_
sibilidades. segn los momentos de 10sCiclosyaquellas circunstancis consideradas comoaleatoria~ desde el punto .de vistad las economas familiares,
porque carecan de capacidad de conirol sobteellas. Todo esto nos vuelve a
conclUl:iral problema de laautonoma de fa .econ()ma domstica ysu posible
relacin con Iq presencia de granjas aisladas y dispersas. Pero c()ll1oya vimos, este tipo de asentamiento no inhibfa la posibilidad de que los labradorespl1rticiparan con sus pares de las rnismas formas de vida social, cultural.
religiosa, etc. , que se desplegaban en costumbres y hbitos .en comn que articulaban la pertenencia a unacomunidad .dcterminada.
El anlisis.de la orglnizacin concreta de estas comunidades agrarias de la
Grecia antigua conlleva observarlos momentos de su constitucin efectiva a
partir de determinadas pnlcticasde diversclndole, todas el)isorganizadas de
acuerdo con unas pautas: culturales ,que le conferan su sentido social pr~ciso.
A nuestro entender, los .conceptos mspropiad~s . para encuadrar dichas
prcticas son los de. "habitus"96 e imaginario social; dado que la agricultura
campesina griega implicaba tanto prcticas seculares como rituales religiosos
medianteloscales los labradores establecan una asociacin entre s: al mise
mo tiempo que entraban en comunin con los dioses: las tradicion~s y los
vnculosdesolidaridad,l.os modos de cooperacin y ayUdamutua, las pautas
de identidad local, los lazosdeamistad,~()n algllnos de los patrones sociales
que colaboraban en la institucin de una identidad,un universo mentalcolectivo que semani fes taba de modo pleno pormedio de fiestasycelebrciones
religiosas, bodas y ritos de fecundidad y fertihd~d,juegos,canciones y danzas. Estas ceremonias, as,coInolos pleitosydisputas, no~ hablar de unmundo cOlnpartido:participarde l significaba insertarse enlaserie de prcticas
de sociabilidad mencionadas. De este modo,Jos campesinos. se vean y eran
vistos, se reconocan entre s como compaeros y reconocan a los otros en
tanto que extraos. Invitar al prjimo a participlf de una comida; por ejemplo, era unaforma de demitarescrupulosamente al vecino delque ri lo era,
pero tambin distinguira) buenvecinodel malo, al hombre vrtuosodel co-
Julin Gallego
rrupt(). Tales comportamientos otorgaban,felevancia a determinadas ideas en
torno a I() justo y lo injusto, lo legtimo ylo ilegtimo, elementos que nos
muestran las creencias/los valores morales vigentes en las pequeas localidades aldeanas. Eran, pues, estas prCticas de sociabilida'clsque instituan
ala comunidad aldeana como tal, y no, como hemos visto ene1apartado
terior, eLhecho de hab.i taraislada o conjuntamente, por , ms que en ciertas
circunstancias esto ltimo pudiera tener su peso enelplnode las formas de
sociabilidad.
an-
la
96. S"bre elcuncepto e "hal;itus", B()liRD'EU (1991). 91-111 , 137-65. Para el uso
contexto agrario.TfI()Mrso~ (1995) .. 1"S-212. .
deest~concepto en un
46
22/104
47
..
C~ lllfle si l1os en la ciudad. Bases agrarias de la I'/is gri ega y la infantera ho plita
posi hilitan la instauracin de la igualdad a la e scala m s amplia de un gobierno territorial e inclu ye ndo a la ari stocracia y al campesinado dentro del es tado rccientemente formado.
E l sinccislllo de las a ldeas di spe rsas en unidades mayo re s nucleadas en torno a un centro poltico comn , que delinea la estructuracin socioespaci al de
la ciudad-estado, no se agota pues en la so la co nvers i n de l e ncue ntro aldeaIlll e n pdclica poltica de la pr5/is. Se trata de un a inno vacin marc ad a por las
luchas qu c aparecen implcitas e n las crticas ya vistas del campesino H es od o hacia la ciudad ari stocr,ti ca. P or otra parte , es evidente que esta confi g ura ci n ya est ope rando en el imagi nari o soc ial al mo mento de la fundacin
ex novo de (lpoikai!OO, dad o que, de otro modo, no podra comprenderse Clll O y por q u el arma zn de la plis fue adoptado por los colonos grie gos al
es tah lecerse en nucv as tierras I(n A lo largo del mundo griego se desaITolla
un proceso que, ms a ll d e los dife re ntes ritm os tempo rales que adquiera en
cada s iti o es pecfico, co ndu ce al surgimi e nto, conformacin y organiza ci n
de la p/is, qu e se convertir en la forma princ ipal de colectividad y ase ntami e nt o d c los g ri egos e n el mbito medit e lTn eo.
La comunidad centrada en la participaci n ciudadana no es e nt o nces la mera agregacin de ald eas en una unidad mayor, sino qu e es e l producto de la
prescn tac in de un elemento nuev o co n res pecto a la si tuaci n anterior. Yese
e lem e nto e xcedentario es la polti ca. La historia de fa Grec ia arcaica nos
mu es tra , justamente, las luchas sociales que durante s u transc urso e ncontrarn una va de so luci n en las reformas que esta blecen la participac in e n la
poltica como un plan o de igua ldad entre los m iemhros de la p/is. Junt o al
menc ion ndo caso de H es odo tambi n podemos recordar en este contexto, com o o tro eje mpl o de la exclus in de los de sposedos en la comunidad arcaica
la s ituacin del ti ca previa a Soln, d o nd e este probl ema se manifestaba ba~
jo la forma de la dep e ndenci a por deudas de los pobres y su venta como esclavos en e l exterior l02 Pero no fue sta la ni ea situacin conoci da en el
mundo griego en que una parte de la poblaci n intern a es taba baj o la depe ndencia de los noble s, para posteriormente lograr liberarse e incorporars e co n
pl enos de re chos a la co munidad ciudadan a. El papel ac tiv o en este proceso
lo dese mpe aron los campesinos, no slo de bido a su luc ha co ntra las di versas fo rmas de depe nd e ncia y de suj ec in econmica, sino tambin a partir de
su rol en la guerra, como compone ntes fundam e ntales de las falang es d e in-
cr.
SNODG RASS
Juli n Gallego
fant era hop ltica (hop/rro i) que comenzaron a afirmarse aqu y all transform ndose e n los refe relll cs militares de las p/eis en desarroll o 103. L os agriculto res se convirtieron as en sujetos de su prop ia suerte, en col ab oraci n
co n o tros actores, como los ari stc ra tas, q ue en la o rg anizac i n de la falange
no presentaban diferen c ias visibles.
L a aparicin ele la com unidad poltica impli c , pues , un a inve ncin , la
emel'!zencia de un a fu er za social capaz de produci r una alteridad rad ical re specto~ de las condiciones que imperab an en las comunidades de la Grecia oscura. El su rgillli en to de la po ltica es, en e fect o , lo que permite co nfi gurar
otra s ituaci n cen trada desd e e nton ces en la soberana y la pa rti c ipac in direct a, asambleari a, del c uerpo ciudadano !()4 , puesto qu e los integran tes de la
comunidad ya no se de finen sc!! n la propiedad, la riqueza, la jerarqua y las
relac iones d~ depe nden ci a, sin; a partir de su pertenencia al cuerpo cvico, es
dec ir, por e l hec ho de de tentar el d erec ho de c iudadana y las prerrogati vas
polticas que los co nvi e rten en ciudadanos con pos ibilidades reales de ejercer
el !!obierno de la c iudad . E sta irrupc i n de la po ltica es e n s mism a la emerge~c ia de determinadas fuer zas soc ia les - el dl11 os, la plebe rllral, e l campesinado-, que afirmarn s u presencia efectiva de ntro de l cue rpo colectivo de
los c i udadanos I 05
L a comunidad aldeana ap arece, as , como punt o de partida de las configuraci ones ado ptad as por las organi zaciones sociales griegas en el desarrollo
co nduce nte al nac imien to del es tad o. La plis que emerge co n estas transformat:iones se!!uir rec orriend o un largo trecho s ignad o por luchas intern as ,
guerras por I~s fro nteras y la defens a del territ orio, bsqueda de nuevas tierras , refoITnas in stituci onales y polticas . El cuadro qu e finalmente podemos
hacernos en pkna pot:a chsica - un cuadro no ca re nte de m atices- se funda
firm emente en torno a la igualdad como principio orde nador de la ci udad-e stad o. Esta igua ldad re mite a la base agraria de la soc iedad a ldea na reconfigurad a a partir de s u integraci n en el marco polti co ms amplio de la plis. De
esta fOITn a, mi entras que la pujante prese ncia de l campesino g ra nj ero e n el
corazn del ord enamie nto po ltico y milit ar griego nos recuerda so bre qu pilares se in stitu ye la plis social y eco n mi came nte habland o, al mi smo ti empo , este ro l no debe desligarse de la persis tenci a de la aldea e n el estad o que
surge de spus del sinecismo. Y esto explica asimismo la vigencia de un imaginario ig ualitari o de c uo ag rari o que e l ideal del campesin o-ciudadan o-soldad o viene a sintetizar de manera notabl e _
( 1986b).
DOUGHERTY
(1993),15-:10:
05 -
10:1. Cf.
l()..l . FrN LEY (l98:1 a): (l986a): cf. M ErER (1985). 9-5:1 : DARBO-PESCHANSKI \1996).
t 05 . RespeclO
48
23/104
de e Sl o
c uesti n. vase
MEIER
(1988). 53-148.
49
.,
CAPTULO II
2. Sobre esta categora. LARSEN (1938), que consigna la nfonnacin para los casos de Argos, Creta. Elide,
Esparta "Tesalia. Tambin Gsc HNmER (1958),146-51, Y GAUTIltER (1988); que a Mere.ncIa del ant~no:.
iensa qrie perieco connota siempe no slo una dimensin topogrfica, en el ~en'.'do de veclOO, SIOO algun '.'p
denCla.
" . CI'. SH,'PLE
para.
el empleo del te.nmno
' . en contextos . no
L'esparta'd
po .de depen
. ' y' (1997)' 196-98 217-23'
nos . Ver SN<;DGRASS (1986a). 73-75, sobre losgnopos dependJentes en Argos. Cre.ta: ,:,pana. oene y
Tesalia. Para el anlisiS de distintos casos puntuales, GYGAX (1991 l, para los penecas hClOS. Rov (1 99h), para .los periecos e leos;
50
24/104
51
nes, confo rm aba n el gr ueso del ej rcito hoplita y posean en conjunto buena
parte dc la tierra dc la ciud ad-, hubo otras e n las qu e su es tatut o sc defin a
top(~grfi cm~e nt e co mo peroikoi, es decir, "Ios que vi ve n alreded or". Tal poslclon su poma, en aqu e ll os casos en qu e tratamos con hombres Ii bres 3 un a
re lac i n de subord in ac in res pecto de un centro polti co a la vez que un~ forma de in clu si n e n e l es tado que no les otorgaba voz y vo to pero s una tarea
militar import ante a partir de s u condi cin de propietari os de tienas capaces
de poseer el ann amento de l sold ado de infantera (hplol/ ). Es te pape l di stin tIVO de los pen ecas co mo lab radores soldados se ajusta bien a la imagen qu e
se c~ n s l gu e del c il ado caso espart ano, pero tambin a partir de los da tos sobre E lide y su ali anza de periecos (sY/11l1lakha)4. Sin dejar de lado cie rt a depende nc ia implcita en la prop ia idea de se r conside rados peri ecos 5, se puede
postul ar que e n los casos rec i n alu didos la incorpo rac in al estado se dara
por la va militar, es deci r, med iante la instituc io nali zac i n de una fo nn a de
r.c rt~n e ncia a la co mu nidad e n la q ue el papel como hoplitas sera el que dehm na e l luga r que los labriegos y s us aldeas pasaran a ocupar e n el sistem a
soc ial que los incl ua co mo pe riecos 6
'.'
9. El pUniD ha sido replanl<ado complelame nle por SHIPLEY ( 1997), 19096,223-7 1; cf. idem (1996). El au
lOr brinda tambin el catlogo al da de! los sidos (/ui/fis. kmai y arras) asociados a los periecos en las po
ras arcaica. clsica. helenstica y romana, incluyendo los indicados en Homero y mUores pos leriores. Una
an li gll" aproximac in al as unl O pue de v<cse en elleXlo de NI ESE (1906). Cf. BUSOLT & SWOBODA ( 1920/26).
66.1: OLl V.' ( 1983). 6 1: CARTLEDGE (1 979). \ 85.
10. SHIPLEY (1997). 2061 1.
I 1. CL inf .. Cap. IV, ap. 1
-~ . No son de nuesrra incumbencia aqu los casos en los que el trmino peroikn,r; denota unn fanna de depc:ndenciD. que puede asimilarse a la de los hilara s en Esparta, como parece haber sucedido en las plei,'i eree oses. donde f.:onstil uan una mano dt: obra explolada. y lal vez en Argos . Con res pecIO a Creta. vase
GUAROU,CI ( 1936): sobre el caso d< Arg os, ver ANDREWES ( 1990).
-l. RoY (1 997a).
~.
2929~:
U . SHIPLEY (1997), 195-96, jUnio con las enlradas 1. 16.22, .10.58,65, 96 102 . CL HANsEN (1 995bl. so
bre las di fe re ncias entre kme y pli.'i.
I~ . SHIPLEY (1997), 210 11. Cf. HANSEN (1 995c), sobre el tema de la aUlonoma. El aul or disc ule de modo
peninente la apl icacin mecnica de la nocin moderna de estado. como entidad independienle. a la plis griega. Sla poda ser un estado autnomo pero lambin uno dependiente segn la situacin de cada comuni dad.
eL (2002).
6. GSCHNITZER ( 1958 ), 1-1950, seala qu< hablM de los peri ecos su pone re ferirse si<mpre al siSlema desde
d cual se lus considera como t a l ~s , es decir, los periecos lacedemonios. los pl!riecos eleos, Jos pa iecos ere.
12. Habra varios casos en los que las p/eis periecas se enconlrarian fegis lradas de acuerdo con sus desig
nac iones lnicas . Vase SHIPLEY (\ 997), 209. Y las enlradas 12 a 2 1 de SU catlogo. Sobre lo lnico y la /,{is,
HANsEN (1 996a): (2oo-lc).
H~RDO:O.. "ti . 2;:\~. 2; T uciDIDES, v, 54, 1: JENOFONTE. Rep,;hli,'" de lo.'i Jm:edt:/I/tmios , x v. J; Agt:silll(),
VI. ), 2 1, 32: ESTRA B(N. ""1. -1, 11 : A';OROCl(lN. FGH . .124, fr. -19 .
15 . ISCRATES. XII, 179. Cf. GLOTZ (1929), 32. El lesli monio de Iscrates ha sido puesto en duda por dife
reOles mOli\"os, Por una pane, el orador tambin compara la situ aci n de los periecos con In de los hilotas (XII .
178: cf. 10-1), lo cual invalidara la posibilidad de que sus {JlUei.\" se asemejaran a los demos licas. Por a ira
parle, ilfl rm3 en airo discurso que la nica pti/is verdadera es Atenas mientras que las dems no senan ms que
ktimlli (XV, 2991 Ver HANS'" (200-l b). 16 1.
16. OSBOR';. ( 1985,,) . .17-1 1: WHlTEHEAD ( 1986).
52
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XV II I.
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Julin Gallego
nentes de los demo$posean prenogativas plenas para tomar parte de los
asuntOs del estado ateniense, los periecos, en cambio, no tenan derechos de
participacin en las .decisiones del gobierno espartan0 2J.
Lo anterior nos Ileya a preguntarnos si justamente en esto noresidira la dependencia de los pel'iecos: podra hablars.e de estados d;:pendientes en tanto
que las comunidades periecas eran pleis, pero cabra tambin pensar en una
forma especHica de dependencia respecto de Esparta que hara de las comarcas periecas subdivisiones cvicas del.estado lacedemonio, que inclua a los
periecos ysus organizaciones aldeanas en el plano militarperolosexcluade
las decisiones polticas, las cuales eran tomadas slo por los espartanos. Esto nos lleva a su veza replantear la propia definicin de ciudadana, que con
fOIllleaMertens se haca con respecto a la plislacedemonia incluyendo a
espartanos y a periecos, aunque en una posicin subordinada. El autor propoc
necuatroelementos para determinar el carcter de la ciudadana lacedemonia
detentada por ambos: parentesco dentro de la unidad lacedemonia; integra"
cindentro de un ejrcito ciudadano; prcticas cultual es comunes; limitaciones y regulaciones pblicas. Pero los periecos no detentaban el derecho de
participacin poltica plena24. Esta categorizacin ubicara a los periecos en
una posicin anlogaalo qUe en forma general se ha definido como ciudadallospasivos 25 . Pero el hecho de que se pueda. aceptar q~e las comarcas perieca.s actuaban corriosubdivisiones Cvicas no indica queforz()samente los
periecos. fueran considerados ciudadanos .. La evidencia revela no slo. la
identidad lacedemonia.sino tambin una separacin considerable entre la situacin singular de los espartanos y la posicin general enla que permanecan en!"!lobados los periecos. El texto de Herdoto que cita Mertens es un
si!"!noclaro de esta distancia entre lospares o semejantes (hmoioi) espartan;s v los otros lacedemonios, que si bien eran vistos c()mo valerosos (agafl1Or) .no se los consideraba pares. En otro pasaje, Herdoto distingue
claramente a los espartiatas del conjunto de los lacedemonios. Tucdides tambin diferencia a unbs de otros dentro de la identidad lacedemonia. Ylo mismo hce. Jenofonte, que habla de los lacedemonios c()mo. un todo pero
destaca a continuacin la presenciade los espartiatas, y algunas veces los dis~
23. Para lo anterior y para lo que $igue, cf. illfra, Cap. IV, ap. 2.
24. MERTENs(2002). 28q-88. El autor sigue visione$ previa$: HAMPL (I937), 1-2.21,4. 33; GSCHNITZER
(1958):SHIPLEY (1997). 201-6: HALL (2000l, 79-80 .. Segn DAVERIO RoccHI (1993).350, los periecos no erilO
ciudadanos ni una categoriaintermedia. sino similares a los aliados (.UII",akIJoi). Para EREMIN (2002), 276.
los periecosnodetentabanlaciudadanalacedemoniaporque no pertenec~ a nin~"n ~rupo de. CU~sl-p~en
tesco del tipo de las I'lna. LEyY (2003). 142-49, indica, por su parte, que los perrecos no eran CIudadanos
plenos.
54
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Julin Gallego
periecos. Pero el hecho de que no deba interpretrselas con la nocin ,de estado-plis sino com o aldeas o subdivisiones cvicas , que a veces podlan Incluso ser denominadas IJl/lwi , no supone que tengamos que corregll a los
antiguos por haher utilizaoo el trmino plis. En determinados contextos p~
lticos, sociales, militares, la idea de plis poda llegar a tener un senudo mas
descriptivo -un ncleo urbano y cI espacio rural cOITespondiente-. ~l propio
Hansen nos permite percihir el rol intercamhiable que a veces podnl eXistir
entre JaJIII{/i y pleis dentro de una ciudad-estado que inclua a ambos tipoS
de organizaciones JO Pero aun si suponemos que las cOll1umdades penecas
ruero~ en algn sentido estados, cabe preguntarse si la dinmica y la evoluci6n del pro~eso dc control no pudieron convertir a una plis depenoiente en
una subdivisin cvica. Polticamente hablando, las pleis periecas seran comunas aldeanas intcgradas en un estado que, como el lacedemonio, las colocaba cn una pos icin de de pendencia o subordinacin. En otros casos, esta
misma descripcin morfolgica reciba el nombre de ciemos o k lll e, cuyos
micmbros estahan completamente incorporados al cuerpo poltico. En todos
los cusos, se puedc hablar dc una pertenencia dual: una local al nivel de la alclea, v otra global en relacin con el conjunto de la plis. El problema consIste en-cmo ~debera definirse el estatuto de los miembros de las comunidades
aldeanas con rcspecto a la totalidad del estado cuando no son ciudadanos plenos . Por eso. se trata nO slo de dilucidar lo quc las comunidades periecas pudieran ser en s mi smas sino tamhi n de comprender cmo funcionaban
dentro del sistema espartano como un todo, puesto que ste les daba su lugar
y su jerarqua.
Como ha indicado Stephen Hodkinson, el derecho de ciudadana implicaba en Esparta cuatro aspectos, que claramente excluan a los periec os 28 En
primer lugar, los hll/oioi participaban de comidas en comn a las que deban
aportar una Cuota tIja de alimentos. En segundo lugar, slo ellos podan poseer la tierra espartalla y los hilotas (Ieilfes), cuya produccin les pemta
hacer las contribuciones obligatorias a las ya mencionadas comidas sin tener
que trabajar. En tercer lugar, slo ell os tomaban parte de las asambleas donde se resolvan las decisiones polticas. En cuarto lugar, los espartanos participaban de un modo de vida pblico exclusivo. En este marco, la definicin
de la ciudadana debera restringirse a la comunidad espartana. Las funciones
de las cOIllunidades periecas como subdivisiones cvicas -idea que revisara
su caracterizacin como estados-plis- no supone que en este caso sus integrantes deban considerarse ciudadanos, porque cuando se los considera de
esa manera es necesario en todo Illomento aclarar su falta de derechos polticos plenos para participar en las dccisiones polticas, o explicar que se hallaban subordinados a los espartanos . De todas maneras, el problema sigue
abierto, y remite a la ambigua situacin del pueblo en las oligarquas, en este caso, los periecos, que apareceran al mism o tiempo como incluidos y excluidos: los espartiatas seran una minora dentro del estado lacedemonio y
los periecos compondran el pueblo (dalllos), de modo que si se introducan
en ste a nuevos integrantes (Ileod(//Ildeis), stos se transfo1ll1aban en lacedemonios , no en espartanos, con un estatuto semejante al de los periecos29
Por otro lad o, si los aportes de Eremin y M ertens son correctos, entonces
tal vez sea necesario plantear un sentido ms matizado para la idea de pJis
que el que el Copenhagen Polis Centre ha transformado en ortodoxia. En
efecto, si muchas fuentes hablan de pleis periecas es porque para los propios griegos esta idea resultaba aplicable a organizaciones como las de los
26. HER{)Olln>, VII. 2.14, 2: IX. ~8. (Eslos lIgmho referiran a Jos periecos q ue eran enrolados en el ejrciw
pero no a la 10lalidad de ellos .) TuciolDES. IV. 8. t; 38. 4-5; 53. 2; JENOFONTE. HdlliClls. VI. 4.15; 5. 21; VII .
~. 27
27.
el.
LVY
(2003), 47-4 9.
56
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JulinGallego
Paul Cartled~e ha propuesto ciertas ideassbre los orgenes de I~s periecos que resultan atracti vas 32 . Adems de la. posibilidad de qu.e Esparta asentara en .algunas . comunas 'a refugiados 33 , . ex is{en tres . formas .pljusibles de '
entender la transfonnacin en periecos de los hhbitantes de las ' locfdades
guedurante la poca clsica estaban bajo la tutel~ espartana .. L~prim~ra alternativa radica en la conquista o el sometinl.ieli poltico por alg'n otro procedimiento. o ,incluso tal vez la subordinacin lasoberanl .espartana de
manera voluntariaH . UnsegundQ mecanismo sera la fundacin exnihilo de
pohlados que detentaran de entrada el est~~uto pe~ieco .o ms' bien protoperieco. La terceraf6nnula, .segn Cartledge ia ~s .comn, represef\tara una
, suerte de colonizacin de .focos aldeanos preexistentes mediante el asentamiento de colono~ dorios sobre poblaciones'predorias que se con~ertirian en
el estrato dirigente de las comunidades ascontroladas. El proceso de instauracin de las comunidades periecas fue algo que demand variossiglos 35 . No
,obstante. este conjunto de probabilidades n6responde por qu en ciertos casos no se transform a los grupos sometidosenJ1ilotas en vez de periecos, en
. especial en aquell'as circunstancias en lasquel incorporaci6nsedio de un
J2.
(l9~3).
b~nda un~sntesis
Cf. OLIVA
57-61. que
de las interpretaciones pre"ias sobre el problema de los orgenestnicosy soc'iales de los periecos. Vase asimismoias recient~s puntuali zaciones de VA N' Wf'ES (2003). 48-53 . L1S tres formas iildicadasde conversin en. periecos deben
. c'9mpletarsc! con la imponanle sugerencia. que luego. veremos. de .que .eJlos ~ran ya-lacedemonios anl~s de,caer
e:n dependenda. lo eua) sup0 n~ un conl,exto predo;io. "
,
33. Como. parece llaber sucedido en Asine de Mesenia en una etapatan t~mpranacomo fines del siglo VIII
): en 'Iirea con el estable2imiento de loseginetas expatriados por los atenienses haciael ao 431. Cf. TucfOlDES, 11 . 27 . 1: IV. 56. 2, "
.
. .
39 . Cf. Bi)LTI: (1929). 132 i . 40. qllc planteaba una rgida demarcacin entre territorios espananos Y penecosoPero vase SHtPLEY (1992), 2 17 . Y en especial HOOKINSON (2000).139.
. ."
42. Ubc:ida al noroe"e de la penlsla de Malea. una de las reas cultivables ms amplias de wda Laco-
en
58
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59
l'I
Julin Gallego
espa~t"nos
s~ e~tr~~
Las comunidades periecas eran entidades esencialmente agrcolas. Esto supone una organizacin social en la que sus miembros tenan acceso al usufru cto de la tieITa bajo ciertas formas de apropiacin del suelo, el control de
los distintos instrumentos productivos as como del proceso de trabajo en su
conjunto. La alusin a la existencia de tierras arables cuando en alguna fuente se me nciona el saqueo de los campos de alguna comuna supone, ciertamente, la posesin de la tieITa por parte de los periecos 47 y lo mismo puede
afirmarse si se consideran los lotes que reciban los reyes espartanos en muchas ciudades periecas 4 &. Esto no significa que Esparta controlara las tierras
de la perioiks en su totalid ad sino el reconocimiento de la posesin perieca
de las reas restantes 49 Pero esto no dice nada sobre la tenencia de lotes (k lemi). La nica fuente que habla explcitamente de la propiedad de la tierra de
los periecos es Plutarco, que utiliza el trmino klel'Os para referirse a los lotes
de los periecos, transmitiendo as la idea de una divisin del suelo en tenencias individual es50. Esto implica la divisin de la tielTa arable en posesiones
individuales y, por ende, la constitucin de propietarios privados dentro de las
comunidades periecas ; a su vez, para que cada perieco pudiera acceder al usufructo de una parcela era necesario que, previamente, fuera reconocido como
integrante de alguna comunidad aldeana en particular. En este sentido, los periecos (aunque no todos, como ya veremos) no se hallaban subordinados econmicamente a nadie, al menos en 10 fom1al. Su dependencia respecto de
Esparta se daba, principalmente, en el plano poltico y militar.
Algunos autores han deducido de esto que los periecos eran campesinos libres pero pobres que vivan en sus propias aldeas , hecho que sustentara la
idea de una aparente homoge neidad social 51 . Sin embargo, Jenofonte seala
que muchos periecos aristcratas (kaloi kagathof) formaban parte del ejrcito lacedemonio . Plutarco tambin se refiere a " los m s apreciables (kharistatoi) de los periecos", que fu eron incorporados a la ciudadana tras las
reformas de Clemenes 52 . Esto supone la existencia dentro de cada comunidad perieca de una elite cuya base sera, seguramente, la posesin de una riqueza en tierras mayor que el resto. "Los periecos - propone Oliva- no eran
47. Tuc iDIDES. JI. :\6. 6: Pras ias: IV. 56. 2: Epidauro Limera: VI. lOS. 2: ambas .
...l.8. JENoFn"TE. Rt'IJlhlit:o lit: los 11IcetlclIlon;os, xv. :. .
45 . Sobre la red de cami nos y su relacin con las comunas periecas . C.' RTLEDGE (1979), 185-93. Res pecto
de las IrOlueras del lerntono lacoOlo. DAVERIlI Rocc HI (1988). 195-203 .
46. SHIPLEY ( 1992). 21423, analiza las evidencias literarias. geogrfi cas y arqueolgi cas. estab lecie ndo subreg~ones sobre la basl! de las formas del rdit:ve y encuadrando los Silios reconocidos como
.
propiO conle xto .
penecos en su
SI. Cf. Gurrz (192.\ ). 3:\5 : (19191. :12-:13 : AUSTIN & VtDALNAQUET 09861. 87 .
60
52. JENOFONTE.
V III .
Heh;lIicI IS .
3; Ah;""
v. ~ . 9:
V III.
2.
61
29/104
3.
. " ..
..
'
" '"
.'
un grupo s()cialmente hOTl1ogn~().Exista un gobierno municipal e indudablelllent~ di ferencia s entrelasdi versas ciudades, mientras en el interior:de las
,ciudades habadferenciacin .s.oeial"53 . Esto. rnismoindica Candge, que
adems sostine que existan dosfcciones dt:poderosos enelseno delasco.nlunidades : los .nohles y aquell os quesin ,sernohlt;s se. ubicaban: en Io~ ms
.
. altos rangos .soci~ks porlariqtiezaque habfanac.umul~d054. . . .
El carcterfundamentaJmenie agrario delascomunidades p~i'mitira con jeturar que la mayora de lsreri~cos eran IabradQres establecido~en lastie .ITas de la perioiks. lo cualno implica qu~ entodas'lasregioneslos periecos
tUvieran las mismas posibilidades: habr~comunascuya tierra arable era escasa y otras qucporSlI cercana 'a Esparta cOJJlpartan; como viiilos, los terre nos cultivablcsen un entrelazado degranjasesparns y periecas?5.En un
Ilwcoas.la uniformidad socia.l resulta imposible. Adems, rrijentras que algunos periecos seguramente se enriquecieron y poseeron. u[1a hase . ms ampl a de tierras. otros , en cambio, al verse privados.de tillas debieron dedicarse
al .trabajo artesamit () al cornercio56 . Esta Pefcep~j~ . de la soci~dad perieca
se corresponde con .la que hanyenido proponiendo varios estJdiosos desde
hace tiempo. tal como se aprecia enlos trabajos deLarsen, para quien lasco;Uunas pcriecasestaban dominadas por una aristocrcia tA"~te~ienteala vez
que algunos realizaban tareas. artesanales ycomerciales 57 . Ehrenberg, sin
mbargo. postulaba que estas~ctividadesestaban poco extendid~s en Esparta y quc los periecos eran en su IlJayorpartelbradores, destac'ndose entre
dIos una aristoc;'acia local que controlaba las comunas 58 . Fonest reconoci
estas diferencias sociales entre los periecos lacedembriios expresando qlleun
perieco "poda sen rico o pobre,aristcrata~ granjero, artesano. o cmercian~ '
te"59. Retomandorazonamientos anteriores, R idleY . ha sealado .que los pe:riecos eran bsicamente lahradores y que muchos posean suficiente riqlleza
para amwse como hoplitas, existiendo ademsunau:istocraciabasada en la
. tierra, por lo quc' ~tcllemos evidencia para la ,diversidad .social . y econ6mica
de los peroikoi: y 'la visi6n lod~vaestndar de que ellos eran un'cIase b. sicamente industrial y comercial)'a nose sostiene". Pero a pesar de este predominio agrcola, el autor reconOcequelos periecqs .podan tambin pastar
: ' :
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55
SHIPLEY (1992).217;223-
.'
.'
63. R1l..Et>GE (1979).179.80:(1987): 178; cf.EHRi-iERG (924).40, 51;?UVA (1983), 176. n. 58Pe
ro lanto p;a HAM~L (1937).24, 33'15 ..como para SHIPLEY. (.1 997). 203, que lo SIgue. cab.e.,que en algunas re, ;
giones los perle.cos utilizaran hilolas, segn se desprendera deTuclDIDES; VII. 26. 2. Ms ambIgua resultaJ.
posicin de Dl)CAT (1990a); 18991. Cf.ahora HODK1NSON (2000), 141.
30/104
63 '.
1
Juli n Gallego
que deba dejarse de lado la existencia de artesanas y comercio como actividades de una parte de los periecos . Responder a la pregunta de quines eran
los que ejercan dichas tareas no resulta sencillo. Algunos debieron provenir
de inmigrantes que se asentaron en una aldea detenninadn en la que no podan tener acceso a la tien'a . Otros provendran de aquell os que haban perdido sus tierras transformndose en jornaleros, artesanos, comercianles 70.
Estas ocupaciones tambin podan ser desempeadas por labriegos cuyos lotes fueran insuficientes para la subsistencia familiar. En verdad, este conjunto conformaba lo que ha sido considerado apropiadamente como la parte no
campesina de una sociedad campesina.
Pero el hecho de que las sociedades periecas fueran organizaciones agrarias no supone que no existieran otras actividades econmicas adicionales
(recoleccin, caza, pesca, explotacin minera). El uso de los recursos local mente disponibles es algo esperable, hecho que conlleva el despliegue de los
medios para hacerlo segn la demanda existente. La cuestin radica en el nfasis que se ha hecho en el carcter marcadamente industrial y comercial de
los periecos . Pero que esta imagen estndar deba ser criticada69 no significa
70. Cf la informaci n que nos brinda JENOFOl'oE. Re/J/ihlica de IOJ lacedemollios, VII, 5: XI, 2, Y PLUTAR-
6). IG. \'. l . 11 55; IG. v. 1. 1228 ' .11. Subre eSlas inscripcio nes, DUC.'T (l990bl. Csar Fornis me ha rccordaJu qu~ en Tnaro SI:! reclutaban mercenarios)' que era un lugar sagrado que serva a los hilotas de refugio:
eL PUCIO" (19Y4J. Es to podra hacer pensar que los manunlllidos pudieron ser hilotas. FORNIS (200}. 26667. S~ muestra es;.:ptico so bre la prese nca de esclavos entre Jos periecos.
66. POLlBIO. I\', .14. 9: I X. 34, 9: PLUTARCO, Ch:'t1I11t!Jles . XV III , 3. L3 interpretac in de es lOS pasajes ha res ultaJ0 cnntnw crrida . OLIVA (1 983), 234-35, n . 5, resea las diversas posiciones y arguye que en los territori os
periecos arrasados los etolios capruraron a libres y esclavos. C..\RTLEDGE (1979), 180, rampa co Juda en afirmar
<.tUI!
p~riecos
y sus esclavos.
VIII,
2,
5.
73. Sobre puerros en zonas perkc~s: TucioIDES, 1\', 3. 2-3: Pilos: IV, 53. 3: Ci lera; JENOFONTE, Helnicas.
\'11,2 , 2:.3: Praslas: hiel .. 1. 4, \ 1: VI, 5. 3 \ : POLlBIO, v. 19.8: Gitin. Olros sitios l:lInbin podan pres tarse par~
Ciropedia,
72. Esto es aloa que podra haberse dado perfectamente, por ejemplo en el context o de la influenc ia que
Gi ti n eiercera s~)bre las pequeas comunidad~s cercanas (Croceas, al norte , y Teutrone y Elijo en la anrigua
pennsuia dI! Tnaro), Il! niend o en cue nlJ d mraclivo que r~presl!ntara CC'l nlO merc~do local para las produc-
func io nar
t:Onl0
puertos.
64
31/104
65
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Con aquellos que no realizaban trabajos agrari6s 79 'E t
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q.ue nospl
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. .. , ane proplOtrabaJ()basad9s en
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p. r.o.. duclos. pr..I.n..c. .lpales.. pero no lo's"UIllCOS
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rida por el trcito81 y, en especial el '" . ' . .. ....... aceraml~~~c6nicaprefe_
arynam
n.io.. Ridley haJlamado'l .. t . ' " , 'b
. e~to~arael ejercIto lacedemo.'.
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.,. '. ne, como .obtelllan los
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losespartanos81 No exist
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eexp otaclOn de los arlesanos: Esprta ' / .
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; qUIen. en 511 edic.in. de l.a obm .propo..."". modifi .' ' 1' . ' ~~I~osa sugerencia de F. ROHLITeubner. 1912).
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de IlI'palabra t"imtnis~et>t:. colocarSe ellrinirio perioknis.
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RIDI.EY
(1974). 288"91;
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88.R>RO. F;gH.70, fr.. lit!: ESlRAB~, VIn,S, 4). ~IOlalJlbin pareeeeslar:sugerido; aunque de ma.n e'
ra poeodar.i: erillna glosa de HESIQUIO (s. v. kalnre) yen.unpl"rafo.de PuJN.Rel',blifa , 547bc.
89: Lapsesin <le lie...;. en .errilorio perieco por los re~ espananos ha sido amjJliamenteaceplada. En
cruribio,la idea~ que los ~riccos pagaran algn tribulo al estado espartano ha sido. podo general. des.e cha.
da. Para un resUmen de las posluras sobre el particular. OUYA(l983). 62; ef. CARTLDoE(1919). 180.
32/104
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87. [1'LA~). Alci'ade,. 1. 123 ~..PrereriJlo~ hablar de ;!en'ay, no de triliQto porqrec~mo -se ver a ~onti,
nuacin.~1 pago 'que los periecos realizaban ib a mans d~propielanos privados y no .el estado.
Ste.()ixha sugerido que entre las formas de explotacifI colectiva indirecta de los'pequeos productores por parte del estado se;halliilaplotacin
de cIases fOTmalment~Iibres' quetrabajanp()t su cuenta enelcmercioy las
artesans 85 ,: hip6tesis 'queseajustara a lo .esbozadosoore l relaci6nentre
el estado. espartano y los artcsanos periecos:' AJ-serlos que desempeaban las
hibores tc~icas qued()s espartanos tenan censurdas, los herreros periecs
te.nnina~arrsiendo explotados a travs de :fonnas de mercado corroladaspor
el estado, que extraera aS.exceaentes a sus expensas. El control estatal sobre a acumulacin de excedentes porparte,.~eartesanosyconeri:iantes cer-'
c.enaba parte de la autonoma quedetentatanlas comunaspetiecaseil 'eJ
manejo de "sus asuntosintel'flos. Sinembargo,.si seconsideraeFpredomiri:i
<,te 19spropietarios agrcolas junto coneJ.hecho de que los artesariosenm socialTriente Secundari6Sdeiltrode las comunidades, todo estola) .v ez atenuara
In: perccpcin de loqlle .sjg~ficara la. intervencjne~partiatsbte deterrrti~
nadas>esferasde la economaperieca; .
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67
Julin Gallego
revelador que sera saber si adems de los reyes hubo otros espartanos con
96
kleroi en comarcas periecas, pero su respuesta no va ms, all , Justamente
en este punto tal vez pueda resultar til el testimonio de Eforo retomado por
Estrabn sobre el pago de cargas a Esparta, Si los periecos eran responsables
por la labranza de las tierras que los reyes tenan en Sus~0l1lunas y deban entregarles rentas. en caso de que otros espartanos tamblen reCibieran lotes de
manera similar a los reyes, entonces las rentas no sera~ excluslvame~te reales sino que tambin beneficiaran a otros espartanos. Este es el sentido que
podra drsele al pasaje de foro: los periecos fueron obhgados a pagar a Esparta, pero esto no signific un tributo al tesoro pblico sino el pago de ren97
tas a los espartanos que obtuvieron lotes en las tielTas periecas
Sobre lo que no podemo~ decir mucho es con respecto a la forma en q,ue
los periecos labraran las parcelas y si sera responsabilidad de todos o solo
de una parte de ellos realizar el trabajo. Lo ms razonable es pensar que esta
ltima fuera la alternativa utilizada, implicando quizs a los labradores penecos ms pobres , cuyos lotes resultaban insuficientes Y que tal vez obtUVieran
alQo cultivando las tierras ajenas 98 Pero lo que s podra argumentarse SI dam~s crdito a la situacin descripta es que la misma significara una intro~l~
sin espartana dentro de las comunas periecas. Por un lado, ,la penolkls
aparecera como un terreno en el que algunos espartanos (los mas neos) po99
dan poseer tierras, percibir rentas y acumular riquezas , ,Por ,otro lad~, las
contribuciones extradas a una parte de los periecos slgmlcanan una torma
de explotacin agraria que afectara a la estructura social perieca!OO:. mientras que muchos periecos hallaran vas de participacin en I~s beneftclos que
el sistema produca para la elite dirigente! n!, otros aportanan a la acumulacin de los ricos, Pero una visin plena del asunto nos lIeva .a la esfera pnnc ipal de articulacin: el rol militar de los periecos.
97 . Sobre la ilcumulncin de ti erras periecas y c!l cobro de! rentas por parte de los re yes y los ariSl~rat;s~
.
(1970/76) 665 ' EHRE~aERG (1924), 47-49: LARSEN (1 938), 820: OLIVA (19831, _6-,7,
B USOLT
F'~LEY
H()OKI ~S()N
9~.
ASHER'
101
68
' d- d
ye
OLIVA
S \\oSOOA
&.
(198 .. ),257 Y n. 66. O. HOO,INSON (2000), 78-79, 188. sobre el earcler privado de la prop.e "
33/104
69
,,: .,.
Julin
Gallego
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.
...
. :
".1 eS' dclIJ_era~w, Instancia hmdamentaldl:!rnclJla<:inentre Iascolllunas penecas y ell'gllll!n espartano: El rol militar.a;lo~ periecos ~parece cJararnen~ .
cc(>ns ,g nado~1: .Ias principales fuentes ' durante las guerras mdica ' ' 1 .'
"uel
I 1PI '
. ',..
... . . . ,
'. ....".
s, en a
:,,>T~t ce; e .0P(~cso ydespu~de sta _ '~egnJIerdoto, en\a:batalhldePla:,_a dl~ 4HJos~c ~Ieco$ cons~ltuJan)a I l1 ltd"delejrcito lacedemonio; aunque
,-epaJ,!d, )s.dela~ .ropas proplamenteespartanas,102, y pone en boca de Dema::ltQ:IJclos otro::; lacedetnonios'i reriecos,~randistingtiidos(agatho{) y pro"en~:tn demuchfl ; clUda~le~'Tucdldestambjndje que1asdd<tdesperiecas
(nvhtl,an soldadc.s al e.;, er~lto, : ycada vez:quese refiere a llo Ill1lalac~dC
. ; I,nonltl !ncJu.ye~C'o a ~~pa~anos y ~riecosl3, J~nofonte habladelejicito la(ed~:nol!IJo co~,o ~I ejerCIto de a CIUdad {las tropas de ~sparta),englobando
en e a . os IJeI:leos, y poneasinismo de relieve"4n punto m\JY signifcativo:
los.nollkspene<;:/ls estaban voluntariament~en eI,ejrcito,y re.cibiran la educacl6~ e~tal~1 q,W! se I.~s:jmparta a Jos ci!ldada!1Os .espartanosl04, Pltitrco
tan)bH:n mdlc~el papelmililar delos'p eriecos Y
i;ilJ igual que fIer6dotoyJenofonte, se refler,:, a la '!xistencia ~e periecosiluslres;adems,permi't supo-'
ner.que cntre los', I-1cedelTloniosque .noTealiiabal1~jngn " trabajp. mnual haba
, penecos (segwa~ tente Ico~), que formabah:partdel ejrcitoi05,:
.. ,
. .
;'~.
..
. . :";
. . . .. . ,
ca-
':.
la nobl~z,a ' $ino que incluiria a 'losc:ampesioos. SIBPL!'Y (1992),:224. il!dica que J<\idea'deque los hpplila~
constituan unaeliie depende deIa posicin lidoptada. . .
..
' . ". '. ' .
recibanl~misma :educ"cin que los , ~ iudadacis.Plr' eslo.HoiONSON (2000); 353 y n~~. quediCeque el '
tratodlido a los nios de los perieco~ msprominenles: de Laconia y Meseniaserla similar ai dado a l!lo xno;" "
y Isir;/fuoi; lo cual implica!>au"a fo('nad~ patronazgo
la cual los hijos de P!'riecos po~Iesreciban I~ ' ,
Por
educaCi," para cU/11plir de por vida ~on l 'rol militar. 'ftindando Lazos que seguan enIaadul!ez; Cf<::~RTLE~
GE.(1987)..42. ,.
.... :
. .,
" . , C"
"
.
. .- . .
109: S'bre l~iducacine~p;ut~na: KNN (1995); que
que eI trmi~o' ag;'g;" der'l~eaqu jus'-"
!ame'1le prescio<imos en r;';'n desu 'argumeO!o; no es de ~po<:a. clsica sino poslerior. ef. HODlUNSON (1997); .' i
eARTLEIJd(2001)~ 79-<)0. ' . ' .,
. .
,;
,,> ' "
muestra
131-59;
11 L CARTLEoc,E (1 987l,40 habla de una brecha que fue salvlida con el aponrde los l?"~~cos,Segnse"
des prend de I"s Porcentajes y lasp;oporciones dadas por FlGUEtRA (l986l.212-13;elnmerode periecos cree
ci d on50% . ~. iniCios del'sigi y a
70% a comienzos del IV. Por otra parte,. se hato'1!'ldo COIll9 posible
evidenCii de la p~e$e;'cj ad~ hopli"s periecos en el ejrcito espartano desde pocat~mpra~~~lhall~gode fi,
guras de. '~oncey estelas funerris e~ zonas periecas; cc. eARTL.EDGE (197~). i 79,"Para HODK.INSON(2000).
222-23_I~s figurina~h"lIadas ens'",'tuarios de Laconia y Mesenia representaran ahOplilasespartanos, .....
107.\'~r Bus'li:r&sw.
'SODA o9io/26),i y en especial C~RTLEOOE (1987) 40 e"
: ...... . .
. ' ' , ' '"
. . '
, . ' . ' lenamente. como dII
. e ""
ce , pro,.... ARR EDGE (1979).) 79. setni,I,~~adeuna elite. aUnque bastante ampia pof(i~eno s~ agotarla e~
112, CARTLEDGE (1979), 180;(19&7).,16;177: cL SHlPtEy (1992), 224. questilalaquel botn de guerra
tras IIn"c~mpaa exitosapodfaSe,r uno de los beneficios obtenidos por los perieC9s. -'.
lO4.,J"'''ON'rE.Nden'cos.
IV.
VII:
4, n
','.
106.
( ) ,RTCEI>GE, (979).
(1 t~7 ). R? : : : I tj~9).665;
179: (f
BUSOLT
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34/104
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Campesinos en la ciudad . B
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pro C: n1 a a lnt!s dc: l Siglo V Es t!\' idc!nt
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t: qU e! sus ell!CI05 ma s pc:r
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af a t! mpc: zo a \"t:!rsc: Implicada en ms e J1"
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46) y la poslt!(illf re \'uelta hilo"" cuya rc:prc!sin termi n genaanJo la ruplUra u: ;cl~I~'. Iras ~ Il'!rrc:mo l O de:
e
dC:SLllToJlO de! una ri vJlidld por ItI suprclllac<l que slo SI! ft! 501vt!ria Con Uc!
a a I<j~za (On .~lcnas y el
\'eZ ll1<.s \'lISlaS, Queda claro qU e! en h prillle!ri1 dcada d I
g rras y operacIOnes mllllare!S (.'n da
baJO pot encia l humano sino qU e!, ndc~ls , se ':abn re!dLlC~dOa ;:[~;I~I:~l~n~e! I;)POncso, E~purt<J no S?ll~ l~n<J un
lllogr,tlcJ qUe! I!ra previa al con ni clO , CUyl OL.: LJlTt:!ncia ayud a imensifi,:. o cual rl!11llle j un a dlnam lGl deLL.\ . T UClO/DES. " /11 . 2e. 1: 6 . .1.
I J 6. J E~OF()~TE. AlUhllSis, \', l. 15: cf. v. J. 4; 6. 36 : VI. 4, 11 : HdIl. :IIS. 111 . 1. I J: VII , J. 25 .
72
35/104
a s mi sma, e ntre ellos , In perspec tiva del asce nso social. Si el ejrcito era una
va (h:: promocin, result n factible entonces leer n travs de las jerarquas militares espartnnns ciertos sntomns de la es tratificacin del rgimen bcedcmonio. En efec to, cabe pensar que los periecos acomodados, excluidos
in stitucionalmente de la tOllla de decisiones polticas es partanas , hallaban a
travs del cjrcito unn forma de elevac in y legitimacin sociales. Pued e que
eSlC ascenso social habilitara la aceptacin de tales periecos en las delibernciones polti cas, o tal vez ell las instancias previas. Pero esto sern algo excepcional que no se aplicara al conjunto de los periecos , aun cuando formnran
parte de la plis lacedemonia. La noc in de ciudadana se delineaba a panir
de la comunidad espartana , y los periecos, que s<lo tenan prerrognti vas polticas rea les dentro de sus propias organizaciones, se definan poltica y jurdi camente con respec to a dicho centro de referencia. As pues, a partir de la
falta crnica de ciudadanos espartan os, las elites peri ecas fueron cooptadas
por el estado sobre la base de su posicin dentro de sus comunidades, obteni en do de esta forma posibilidades ciertas de ascenso social. En tal sentido,
las desigualdades entre los periecos, al socavar la cohesin interna de las pleis, producan un grupo que se identificaba con el modo espartano de vida,
actuando como compensador demogrfi co para el ejrcito lacedemoni o.
Sin embargo, el elevado nmero de periecos con que Esparta poda contar
en todo momento para enrolar en las filas hoplitas supone un potencial hu mano que no se termi naba en la clase aristocrtica. Si los 5.000 espartanos
co nvocados para la batalla de Platea constituan unos dos tercios del total de
ciudadanos en edad militar, podra conjeturarse a partir de esto que los 5.000
peri ecos significaran una proporcin al menos similar con respecto al total
disponible. Es to se ajusta bien a lo que parece haber sido la prctica habitual
entre los aliados peloponesios: reclutar dos tercios de las tropas 117. Cabe conjeturar que una vez agotad o el total de aristcratas, los dems hoplitas se reclutaran en los rangos siguientes en los que se hall aran los granjeros
acomodados, algunos con una riqueza tal vez no muy inferior a la de los nobles, y los ag ricultores autosuficientes. Cuntos periecos eran capaces de costearse el armamento hoplita, es algo imposible de saber. Pero si nuestras
presunciones son apropiadas, el nmero de periecos debera ser tan siquiera
igual al de los espartanos. Ahora bien, a medida que la cada poblacior.al de
los hmoioi se agudiz , la cantidad de soldados periecos debi aumentar pro-
11 7. HERocrro. IX, JO, 1: VII, 234, 2: 5.000 espartanos de 8.000 disponib les, lo cua l hace un os dos te,eios .
TUCIDlDES, 11, 10, 2 : (]l. 15. 1: los lacedemo nios y sus aliados ponaban para las campaas dos .o,cios de sus
Iropas . Al '<spec lo. CASILLAS (2000). 1I 5, 129. No debe deseaflarse e n <s.e marco la idea de CARTLEDGE
(197'Ji. L78 79 . sob,e que los vnc ul os entre el estado es parJano y los periecos eran en algn se ntido simila
re s a los de Esparta y Sll S aLiados de La Liga del PeLopo nes o. Cabe. pues. que en La le va mili/ar lus paulas fue
r;)n tambi n las mi sm as .
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:~~.~~:~~:i~~:;~~::~rJe~~:ple:raageUleerrsat
dd~IPeloponesoef pr09!~~a~i:~I~
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Iffi.EDGE (1979). 254-57; analiza el nmero 10lal de
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se exlraelia de un pasa;e previo 1v 64 11
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para lidefensa delpa$) Cabe e , "
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res '. CARUER (1994. ):(i996). Con re~pe 10 1 d: '
. p eme~lo:, e ..o.; espart~os: Acerca de los "iriferio:
.' e .aas ImenSJOnes del ejercllo 'spalialio- 'cr"V ti
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compre~ ,'~~!nco
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. 120. LtVY (2003),i 5354: cf. 145, Ver )JCAT (1999), 41.
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' reclulas.
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'l ~a'll'
, ~n
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los.e.~ partanos
a.perspe.cllvadeh~censo
' ()presi,n)te~a
q~~
argu)'~
122
l-rii~
pr~~ucirs~' poco despu s del sismo y la revuelta hilola,. Cf. .FORREST (1968), 132-
35. Para CARn:.EOGE (t 9791; 9;i 51 ~66, eslo debi ocurrir en 425 .
(197n .
de la 'virtud mili lar espartana
123. Cf.
(1992)'- 223: .Ios periecos dedicaban mucho"s das servir e hiel ejiciio espartailo:
ANDREWE~
P~EY
Al
I(~: b~enaparte
124.
respec;o:;,ase las
87: (1992): jA~\F.sON (20(m, 45.Cf.
<
ahQm ,e fan:liisi~ de VAN WEF.5 (2003). para una crjlica .de esla ~onc.ep- ,
cin.LL'R"GHI .(2003 l .
l is. FINLEY (1977 ). 272. Cm.EDGE (1987),36.::17 " b.ace del.juicio de Finley el punlo de partida de su li' ,0,
bro. HnDKINSON (1993), 147, 48. indic'a .que esla
no pondera' debidamente la relacin' enlre facl o' "
reS inter'nos y <xIernos. que s 'seala:
(.1987); .1.(>8, pero sin precisar ros lazos causales. Sobre el"
expli~adn
C."RTLE.DG~
impa~.I? de 10'- hilol'as en la poltica exlerior esparlana. cf. POWELL (1988); 98- l OO.
126.Sobre' l~s .accio~es blicas 'enlre inicios y lines del 'siglo V,' HOLLADA'\' (1977b i: CARTLEDGE (1979\;' .
10955.
36/104
75
Cnmflcsinos en la ciudad . B
L )
d
.
Desde un punto de vista terico
tar de los periecos dentro de l .. po emos IOterpretar la conscripcin mili .
as lormas que de Ste Croix l i d
la nocin de ex plotacin colectiva indirec ta:
.
la ana Iza o baja
Ju li n Gallego
"Por formas de explotacin i ndirec ta y colectiva yo enti endo aq uellos pagos
o sen'icias que no se entregaban de individu o a individuo sino que eran extrados por la uutoridad del estado a panir de lOda una comunidad (una aldea. por
ejemplo) o de indi viduos. No rmalmente lomara n un a de estas tres fo rmas principales : (1) trihuto, en dinero o en espec ie; (2) conscripcin militar; o (3 ) prestaciones sen'iJes COlllflulsi,as"t:1l.
Se ha sugerido incluso que la dominac in espartana sobre los periecos podra ser encuadrada entre los modos de imperi ali smo des plegados a lo largo
del mund o grecorromano J32 Pero estas proposiciones ge nerales no alcanzan
para percibir de 1"0 1111 a discriminada la situ ac in de las diferentes clases peri ecas . Seguramente, la clase dirigente espartan a se servira de las desigualdades entre los periec os para desplegar sus estrategias de dominaci n. De
hecho, la pos ibilidad del reconocimiento social a partir de la cooperacin milit ar es algo que beneficiara especialment e a los peri ecos nobl es, que podan
ser ad mitidos en la ed ucac in estatal, cumplir funciones destacadas en el
ejrcito, ser acogidos como protegidos por familia s espartiatas, ser invitados
incluso a las mesas comunes. Adems , los servicios militares de los peri ecos
ric os Il O impli caran para ellos una expl otacin. De hec ho, no puede decirse
que durante el recl utami ento estos periecos entregaran un plu strabajo, puesto que eran sus esclavos los que realizaban las tareas productivas que los exceptuaba de la producci n direc ta.
Con respecto a los dems periecos que formaban parte del ejrcito, esto es,
los labradores de rango hop lita, si bien entregaban un plustrabajo a travs de
las operaciones militares, su situaci n no sera mu y distinta de la de los campesinos de otras pleis. Ciert amente, el hecho de estar excluidos al igual que
los ari stcratas periecos de la toma de decisiones polticas, y probabl emente
de las vas de promocin soc ial que stos s podan utilizar, colocaba a los labriegos en una posici n ms parecida a la teorizada por de Ste. C roix al
hablar de formas de ex plotac in colectiva. Puede que se aplicara a los ag ricultores peri ecos lo que Tucdides pona en boca de Pericles al hablar de los
pelopones ios: eran productores libres (autourgo) que se armaban a s mi smos y que privilegi aban las guerras breves y locales, sub ordinando su participacin militar a los tiempos de las cosechas. Es cierto que Tucdides separa
explcitam ente a los lacedemonios de los peloponesios 1:13, y por ende los
granjeros periecos de rango hoplita deberan ser excluidos de los que seg n
Tucdides se mostraban renuentes a acudir a la conv ocatoria militar. Pero si
132. FI~LEY (1 978), 2 : DE STE. CRlIlX (1981) . +1 : C AR1U DGE ( 1987 ). 87 . 177 .
133 . T c iD IDES.1. 141. 3-5 : ef. 11 1. 15. 2.
76
37/104
77
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. . lacedemonro,mcluso
..,
. . ,: en este
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,es. " c 1ar. O 'q uedichas
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estado
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Pero esto no pu . ..... .
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't' 'n''. "a"1estado espr.timo.. influir .directamente sobre lo~po .er.es pe.f . leco ,
mi i la
,
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.
, . . I" d
t o de las
. .,. .. ueEsparta afeclabadecisivamente los lazossoclacs .en r .'. .
En gcncral sehacoincidid en que los espartanos, contr0la. pofel. p ...,
dirigente que
en sus algobiernos de las ciudades aliadassoIa,n t(!ner un
. c,!s, ' . ' .a:~'
'1
ocuraenlasocu::dadlacecm'CterohgarqU/coen cons.onancJa con o qu~ . . . . . . , 'Lo's terrate'
.p~~~W ~riecas.
~lind6secon. ladase
'l1~andaba
bda?~3~os;en,e~~~IOS
. . . ". .....
:d~~onia,~.lgo ~imilai ~~cedpe~~ae~oe:t!~~!~~l::~~o P:~ltZO:~itcj?n ~i\itar
mentes penecos. coopta os
. ... .
. . . . E .. t " ues es'. ,.,. . .
.'. ue desempeaban; seran los favoreCidos Po.~ . spar ~. p .. , . .
pe~al1e~teq
.. ara~aa
suS. . i~spectlvas.pole!S
te pequenogrupo se : enc
.'
.en 'Ios gobiernos
.de.
.. .. . ."
IV
d . ' . . 'tre los penecos de Cltera a la un n.)
Ice que:e~ , . .... ..... ... ...
, 'n hoplita' una inscnpcln del 'sJglo ..
mente por, Espartaeon una guarnlcl
,
. '.. ."..
.
()cUI:fI~ra a~
~3~n
discusi()ne~
de
qu~.Iosafeclaban
~ue",ae;,
(~OOO),
d~sm-Ol/aban
de~lacados,
(I~~7).
aClivd~d~s
.
.
.'
. . .
l
toras preVIas a su lrabaJo.
.
"
140 VaseOLlVA(I983),63.~u~ resume aspos
'.'
. .. ...
14': c..:RT1.EDGE (1979),179. cf.
\2002), 293-94; UVY (2003), 147.
ME~nNS
.. '. 78
; :~ , ,
38/104
79
Julin Gallego
dos cabe concluir que el acc ionar de periecos inclin ados a socavar el poder
espartano poda constituirse en un aporte para los inte ntos e n~ m~ gos . El ~st~
do espartano pud o tratar de vigilar esto estableCi end o ~obe l nado res " ~ U) a
prese nc ia no esta ra motivada tan slo por as untos estrateglcos , por m a~ q~e
en todos los casos se traL;\I'a de la inje rencia de olra CIudad en ten ItOlI O
Iaccdemonio .
Pero esto no sup one qu e los peri ecos en su conjunto fueran procl ives a rebelarse contra el poder espart ano. La interve nci n de los pen ecas ~e Tuna y
"
' " 3 d ' 464 tras e l tenemoto tu vo nbetes etlll co-naEtca
en Ia revue Ita. mese
nl e
.
_
..,
.
,
cionali stas y slo in vo lucr a dos comun as 1) 1. La conJuraClon de. ClIladon,
por otra parte , no rev el a fehacienteme nte que los penecos estuvlel .~n a ~un
to de rebe larse l ):!, aunque como dIJImos, una parte de e l~os qUIla se \Iera
.
'1'
d
e ma)' ores1)~ Tal vez fueran
sobrecargada con ex ige nCIas mI Itares ca a v l .' "
.
stos los qu e pro m ovieron qu e vari as comal:cas pen ec as se alzaran ~o ntra ~s . ,., de Epamino ndas 1)4 La prese ncia tebana fue cletlapart a durante I a III vaslon
.
.
mente import ante para que al menos las comun as del norte de, Lacolll a
quedaran fu era del poder espartano -aunque slo fuese momentaneamente I55 -. Pero no hay que olvidar qu e durante la guerra del Peloponeso mucho.s
.
f
d
por Atenas y no obslante Slpoblados costeros penecas uero n saquea os
'.
gui eron leales a Esparta l56 . Por otra parte , el caso de Canas antes apuntado
o ).
PLUTARCO, C i", llI, XV I, 7 " Cf. CARTI.EDGE ( 1979), 180, 220. 2,1: Y. panicularmenI. l . TUc(DIDES. 1, 1 1. - , . ( 1997) 1 9~-95; ALCtX:K (2002), 152-53 . En su reciente ana hSlS del surgllluente, tus p~rs~c!CII ~as de SHIPL.n
100 h ar umenl ado en fa.,.or de la import ancia de los pen ecos
In de! una ,denUdad mese",a. LURAGHI (- 2 ) . a g c' a tanto en la revuelta como en la posterior separai
t
e
dd
Tai
oe!lO
ati
nllando
su acll va presen I
.
aso nl aJos a ocs
. e ".'
_ 169 Cf RAAfLAUB (2003a). 172.7 3, 1 8~-85 , que SIgue
ein de Espana Y lu I!l ndaclon de Mose ne on el ano - " .
las explicaciones de Luraghi .
tII .
15-L J E~{)F()NTE.
. .,
P 1"
t'06b '\4-'\6 Sobre<sla consplraclOn. CARTLED152 . JEM)FONTE. fld l)icm. 111 , 3. 4- 11; ARISn)TE~~;9;) ~I~;NE (1'98;) Yase ah" ra LAZENBY \ 1997).
,
A
"
..
.
GE(l 9791.273_75 . .1 1 2 - 1~ : \1987 ). 17 8 - 79: DAV(o(
r ., d e! JENOFONTE Helemc.:as. 111 . 3. 6. JO15.1. SHIPLEY (1992), 225, hace do eSIO la probable p 1CaClbo~ e qu nto a CinaJn y algo similar ", ala
.
dI o do los que estaban dlSpUOSIOS a re e arse JU
"
c1uyora a los penecas en r
189 1 ) 19.. Tal vez pueda ser Slo el conlexto aprop iado para inlorpre- . - . RATES xu 177-8 1. Sobre oslOS punlos, vaso KAHRSTEDT
lambln DAVID (1979 ). 2~8. cf. GLOTZ (
lar los ambig uos pasajes. sobre los pen ecas en)~sl~ 21Y' o~ espeeial, HAMPL( 1937),25" L MOSSE (1977):
, -,y
( 19 191.29 1; JIlNES\ 196)),8:SHI PLEY (l997),LEVY (2003), 1,9-~ 1. 1 .j.-I ~6. aulOres que dan pleno credllO a esta fuo nle .
.
5 11 \'U 2 1 PLUTARCO Age"iluo, XXX U. 7. Sobre la si-
r, 1. 5.
Agesiluo . 11 ,
Vt,
- .
80
1141 -H.
81
39/104
150. JEN{)F{)NTE. lJel"iws. VI, 5, 25 . Tambin seala que Arquidamo degoll a lodos los de Carias que agarr
LOn "ida cua ndo la c"por ( \'11 , l . 18). Tal vez se apli car.! en eslos casos lo dicho por IsOCRATES, XI(, 18 1. sobre
que los foros daha n muerlt:: a los pc!liecos sin juicio previo. aunque! Arquidamo no ~ra fora sino hijo d~l rey Agesi lao. V"o BON"'ER & S'II'" (I 9~1 )" 121-2.1 ; FORREST (1 968l, 31, 145; OUVA (1983), 63; FISHER (1 989). 43.
. -,
s~ dio en e Imarco ele lain\asi~n tebana del territorio lacedemonio que llevan~a. la de.rr0ta espartana, la prdida de Msenia yIa separacinde algunas
po 1m penecas del norte de Laconia. Una de Hlsrazolies d la falta de. accio.c.
nes colectivas de los periecos como grupo residira erilascambimtes con- '
d~ciones . loca.'es de las. distintas comunidades asfcon(jen . las ~ . abrupta;;
~Istan~las en~reellas quejncentivaranlos particularismosculturale~ yJas diferenclas,tOlcas. y si bi.en.la s~paracinentrela propia ciudad de Espartay".:
la mayorra de las comarcaspeflecas pudo haberl.imitado laintervencin del.
estado, los espartanos pudieronir sujetndolas Una por una, desaleltandoas(
cualquier posibilidad de. unin entre com~nas periecas, lo cual hubieraaumentado sufu~rza y su peso poltico dentro del estado, desarrollando un poe
der capaz decompelIr con Esparta 157.
. ..
.<:
,
,,'
. .:,.' . c . .
Otra aproximacin relevante alasformas.deindusindeJ5 periecos radic.a en la supuesta unidad .tnicae,xistente erltre;espartiatasy perieco~ 158, consl.derados descendientcsde Lacedemn,unaniepasado. comn a ambos. La '
importanc.iadc. este hecho reside en quer~fsrir~ el origen de los grupos a un
antecesor herOIco .. Recientemente, Ball h hecho la importante proposicin
de que, dadala eXIstencia deJa palabralcedemonio (ra-kecda-mo~/li-jo)159
en tablillaslTIic'nicas de lineal Bdel sigloXUr'procedentes d~ Tebas; es probable que antes de convertirse en periecO~,es dt':cir, antes de caer en dependenCIa, fueranya lacedemonios. Posteriormente, los eSpartanos se habran
apropIado de dicha identidad en funcin de proponerse como custodios del
legado lacedemonio. Todo esto podra servir para explicar ciertainduloencia
en el proceso de dominacin espartana sobre lo~ periecos, asfcolllo la :xtendida lealtad de stos hacia Esparta hasta el, siglo IV: y Esparta justificara as
'.
su predominio <1cntro de I~ idenidad lacedelTIoniaI60. '.'
. Esta confluencia tnica ira de la mano conlareligiosa.ColTIo seala Parker, los dioses
relevantesdela.:" religin espartana: rtemis, los
Discuros ,
.
.
.
:
JulinGalJegO'
yen especal Apolo, tambin lo eran para los perit:<cosI61. Resulta
intp.rp."~lriteen este contt::xto una mencin de Estrabn sobr~la celebracionde
'. .. . . . bes anuales qu se asociaran aHecno de que Espart, segn el au, tor,~ra"la de las cien ciudades" 162,en alusin al nmero dec.o;nuoidadespe'. riecasque fonnaba~ paftcdlestado lacedem~mio. Si est~fiesta, . aligualque
denominada Promaquial6 \ ' denotaba una forma deinch~al.subordinado
sin dejar de marcar Iasdistariciason 'l, entoncespu~Qeinterpretarse
la renovacin ao tras ao de' este ntual'permita al eslado espartariodar
.. . . un ' jgar y una jerarqua a lascomuns pcrieeas:integrabanEsparta, . estado
. nico al que las pleis peric~s deban responder. La rituaHzacjn de Iarelcinentreespartanos.ypcriecosa travs del culto de las divinidadessupon.
lJoaobJigaci6n religiosa y moral que stos no podneludir sin ofender a los
dio~cs y, seguramente, a los:.reyescuyamediacinlitrgicaeta central 164.
LsTeyes tenan ascenrlCnciadivina; y segn ' HerdotO, lospericos deban
rendirles hnorcs en sus fum;rales, remarcando as que no.s6Ic{erin los reyes:
de Ibsespartanos sin tambinlos 'suyos propios, a los que deban dar parte
de sus tierras} bajo cuyasn)enes Josperiecosoncurtanaca:~paas milh
taresqueerail tambinlas suyas l65 . Todo lo cual fortalecelidC<ideque los
periecos adoptaban los valores culturales de sus' superiores 166.
.
Hayunhecho relevante qu'ese encuadra en este marco. Se trata de ciertas '.'
carreras hpicas realizadas en Laconiay Me~eni en lasque participaranes'c
partiatas y periecos, segn se puede deducir de la inscripcin deuntal Da~
monon l67 , ganador dc 'muchas carreras.de carros y caballos. ParaCartledge
no sedeb,e descartar "er en esto una de I,as "fomlassegnlacual un esparta~
161. PARKER (1989),145 Y n. IS: los periecos leruan sus propios sanruarios, feSlivlll; cOlttpetellcias, or-,
cilIos. El ~u'tor sigue la evidencia :que brinda PAUSANIAS. m, p~~sim, .y la arqueolog~ para la era arcaica en
CARTI.EoGE (1979), 185-93.
.
.
162.
ES~AB)N',
VIII. 4, 11.
163. PARKER (1989), 145-46.segnSOSIBlo. FGH. 595 fr. 4 (= ATENEO, 674 ab).
157. N1RREST (1968),30-34. indica lo remolo de la ubicacjn de muchas comunas perie~as respeCIO de Espana: SliIPLEY(l992), 221-22.223-24, deslacacmo influiaesto en una posible rebelin, laimp~itanciade
las dlferenc,"s tmeas y culturales)' el heeho de que Espana !,udiera inlominando a'las ptileisperiecas una a
una. CARlLEDGE. (1979), 185-87. plantea la .idea de un frenoespanano a la unin de coniunas periecas En
cuanto a la existencia de diferencias entre las comunas, de modo general, ef. OUVA (1983). 61-64; LARSEN
(1949). 665.
.
. . ..
164.
HE~()lX)m.
lac~demonios,
1-59." La palabra aparecera com~ un lopnimo. o un patronmico~ , ~:ro', ciertamenre n~ ,Como una nombre
166. Esta idease ha impllestopiogresi~amente: HOLLAOAY (1977a), 123 c 24; CARTLEDGE (1979),98, 19 ~;
CAWKWELL (1983). 391: PARKER(l989). 145; contra. RIDLEY (1974), 187: Lo cual ,no significa que los periecos tuvieran intc~ses similares a los espartiatas. Es posible que algunos periecos supieran leer. algo despre:
ci<ido por el siste,!,a culturalespanano. HOOKINSON (1994), 218. n. 9, sugiere que quizs algunos periecos
pudieron a:c.l~ar :como intermedlario~. l~trados entre Esparta y el mundo exterior, rol ,que )~_s: permitira a' loses~
paniatas'lcceder'a'Ja esc.ritur3. ' E~ efecto. el .horizonte culturar.de los"periecos no tt.i~.o qu.~ haber sido necesa-.
namente el de un espartiala promedio. Ver'!s(JCRATES, XII, 25 l.
161.1G, V, l . 213. traducida al ingls eOIl un anlisis posteri"ren HOOIUNSON:(2000). 303-7; ef. asimismo,
Cap. 10; passim. donde e'autorponderael valor de la posesin de caballos como smbolo de riqueza.
);
82
. . -. -".~ ..
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83
:;..
Ca mpesi nos en la ciudad . Bases agrarias de la plis gri ega y la in fa ntera hoplita
Julin Gallego
rante las guerras mdicas un a postura propersa. Tampoco en es te caso los espartanos dejaron de dar respuesta a la afre nt a de los de Carias : en 368 Arquidam o uni sus fuerzas a las de Dionisia, tirano de Siracusa. "tom Carias por
la fuerza y degoll a los que agu lT con vida'1 71.
Fuera p or la eficacia de la vigilancia es part ana sobre las com arcas s ituadas
en zonas es trat g icas o por e l e fecti vo control de las ac ti vi dades de los periecos dlscontorm es, luera por la inh ib icin de las manifestac io nes colectivas de
los peri ecos con tra e l e stado 1 causa de la separaci n entre las comunas o,
m;s sim pleme nt e, por el x ito de las elites dirigentes de las flleis periecas
en gobe rn ar a los grup os suba ltern os, el asu nto re levante sigue s iendo que la
n.layor parte d e los periec os no slo no se rebe l co ntra Esparta si no q ue fue
hel a sus pollicas y comparti sus valores culturales. reli g iosos, ideo loicos .
Segn vim os, importantes sec tores de los periecos asistan militann:nt e a
Esparta parti c ipando tambi n de los beneficios que obtena la c lase dominanle espartana. El sis te ma de pleis peri ecas fun c io n durant e varios s ig los en
una relacin d e de pe nden c ia co n re spec to a l estado espa rt a no, y slo e ntr e n
crisis co mo re su lt ado ele la ca da de l imperio espartano, que s ig nifi c la cris i~~ te ml in al de Es parta mis m a , Si has ta entonces los peri ecos prcti ca mente
no haban mos trad o signos de de slealtad hacia Esparta, durante los sucesos
de 370/69 algunos com e nzaro n a concebir un a v id a aut noma respec to del
pode r al que haba n estado subordin ad os , una ruptura de las re lac io nes instituid as que hi zo que e n ocasiones el vnculo llana mente desaparec ie ra 169.
E n e l 370 los teba nos in vadieron el telTitorio lacedem o nio. Su entrada e n
Laco nia se produjo a tra vs d e la zona oc up ada por la co mun a perieca de Carias -e mpla zada al n ort e e n la fro nt era con Arcadia l70_, cuyos hab itante s
franquearon el paso a las tropas de Epaminondas. Je nofo nte indica que un os
pobladores de Ca ri as j unt o co n algunos periecos (de otras comunas quiz'
dial ogaro n con los lebanos, aseg urnd o les qu e ape nas llegase n a Laconia se
se pararan de Esparta. y que se haban negad o a e nv iar los ho plitas soli c itado s c uand o e l estado mand a li sta r a los periecos. Este es e l nico caso informado de un a pJis perieca q ue rompi s us vnc ul os con el poder es partan o
a ntes de la invasin teban a. Las diverge nci as con el estado espartano ve nan
de ant es, pue sto que, com o vimos, los periec os de Carias haban tom ado du-
171 . Cf.
JENOFONTE.
H,"icus,
VI.
5. 25,
VII.
. 28,
172 . CARTl.EDGE (1979), 29:1, cf. 297. donde argumen! a que !ambin la comuni d ad de Be/mina pudo haber
st!g uid o I! I camino dI! Carias.
17"} . PLL:V , RCO,
17 4 . J E~tl F()NTE. Hd,,;cCls. VI, 5. 2 1: 32: VII, 1,22: PUTTARCO, AgesillJ o, XXXII, 6 .
168 .
169. 0'.
OWI[)
175 . C f. JENIlF(J!\TE . H(!/n;c.:as. VII , 4, 20: 27 . Es,a cuestin es co nfirmada por el hecho de: que. d u ra nle la
segunda mitad lkl siglo 111 . se ro n\"in i a una parte de ellos en ci udadanos espartanos : PL UTA RCO, A:is. V!I[,
( 1980).
2:
Cll'tlII{' I/f!s . X I. ~ .
84
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85
". __._
0- - '
Selasia 177 . Davidhaceunaj~terpretacin distinta, pues opina qye losperiecos cumpl ieron con la pr(llllcsa hecha a losteb.anos de rebelarse contra los
espartanos provocando la separacin de muchas comunas; Perod~do que Jenofonle dice que se hahan separado muchps periecos y todos loshilotas, los
pasajes deberan referirse a los de Mesenia. Es claro que en Laconia los hilotas ' siguicro~ bajo cl pode)" espartano, lo mismO que .Ias pleis periecas que
fueron saqueadas 178. POI: lo tanto; Jenofonie hablara detodos los que hasta
cntonc~s eran hi lotas y Illuch()sde los. que eran periecos en Mesenia. y que
tras el triunfo tebano se independizaron 179. r\.1ientras tanto, las comunidades
de Laconia permanecieron leales a Esparta porque las elites que las gobernaban estaban cooptadas poreI estado, ejercan algunos puest(?s .de jerarqua
dentro del ejrcito mediaine el cual ascendan socialmente.reciban la edu cacin militar impartida por el estado y compart[ancon la ari~tocraciaespar
tan a los val ores idcolgicosdom.inantes. Todo esto contribu~ p~ra que la
reproduccirl del rgimensociopoltico lacedemonio significara, a la vez, la
perpetuac in deJ:ls elites peri~cas como gnlPotle poder. Deallfque s.tas ja'ms buscaran la separaci 6nde Esparta; aLmenas hasta la batallade Leuctra;
"adq~iereun lrllpO~~ante
I"
JulianGUeg
-;
A partircleloOesalTollado.
contenido de dominaci6n ideolg icaa formaenguese definan los periecos en relacin con Esparta. Etimolgicamente, .Ia palabra peroikol sigrficaba "las que habitan
alreded or". Usada por losespartanos. esta idead<!lwtara la posicin relativa
de los periecostal como eran vistos por aquIlos,180~ be este modo; los periecos eran conside.rados con~oniarginales corirespecto a(lugar cetJtral yfun'. dante que los espartanos ocupaban ya partir del cuatse definan, las posiciones
.. relativas de lasdems c1asessocialesdelaEspartaclsica: Yalgosimilar se
podra derivar del diyorci()el1tre ciudad y calTlpoexistente en Esparta 18 1; En
. Atenas y otrasciudades. la~ comunidades aldeanas ....:semejantesen.ms de un
sentido a pequeas [Jleis~ quedaron integradas a la estructura del. estado y
sus habitantes pasaron a formar parte del cuerpo de ciudadanos. En Esparta.
en cambio, las aldeas periecas jams recibieron el estatuto de organizaciones
;'
:.
ru-
179. DAVID 11980). 301-3. Acerca de estos periecos.CARTLEDGE (i979). 299: LURAGHr(2002). 62.y n. 9 8.
no anali_za el pasaje lHdc;ucas. VII : 2. 2)de I(}mi: ~ rna m.?era. Segnelau[or,~ 'a vjsin "generi.c.a que, brinda
all Jenafonr e no se condice con los daros que l mismo' da resP~ctode los .6JlOO hilotas dispuestos luchar.
por Esparta ~aj" la promesa de .o;er liberados si lo hacan' bien (i/;id. , "1; '5, 29).
.
,
180, Cc.
S HIPl.E\
OS BORNE
III. 8~ 3.
Sobre tos
(I997):
CloCl2). 251-53~. que identifica a las ~omunasperiecas ..comprueba el carcter de'"i/e;s de ests organizaCio-
(1992),225 .
86
nes Ylas .que per tenecan al estadoele~ propiamente dicho, da cuenla de las limitaciones al control eleo sobre
los .perieeos y a naliza finalmente las relaciones de tide con sus periecos (deberes' fin ancieros. partici pacin
en cultos religiosos. ere:), haciendo especial hincapi en las obligaciones militaiesasumidas. por los periecos
tra~ (aorea nizacin de Ia alinz.a lidera por lide. CL tambin Roy (1997b). Recientemente el problema de la
relacin ;ntre tide y los periecos ha sido reconsiderada por RUGGERI (2004). que estudia los efecros de la guerra entre Esparta y lide. cuya consecuencia es la liberacin de los periecos eleos gracias ata lntervencinesparta na. as como la posteri~( restau'racin del dominio de lide sobre sus po/e;" periecas trasJa derrora de los
espartanos am~nos delos teb~nos isus aliados.
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87
Campesinos en la ciudad.
B<ls~s
periecos lacedemonios se halla esbozada en P lut arco lgS , pero refir indose e n
este caso a la re lacin de Tebas con las ciudad es beocias a ella subo rdinadas .
Varios pasajes de Jenofonte catalogan a dichas ci ud ades como periuikdes pileis, lo cual tendra un signifi cado apare ntemen te topogrfi co l86 , pero no debe descartarse cierta idea vi ncu lada con la situac i n de los periecos en
Es parta, comenzando por la fa lta de auto noma que caracteri za ra tanto a las
IlIl eis lacedemonias como l las que Tebas avasallara a travs de la con fed era. cin heoc ia I g7 Segn los tes tim on ios que se poseen para este caso, cabe decir que tambi n aqu lo militar sera el eje es tructurante del vnculo entre
Tebas y las com unidades subordin adas.
CAPTULO
III
De. lod os modos, m s alh de la condicin que se les hubiera asig nado a las
pll'is o a las aldeas que dependan de un es tado dom inad or como Espa rt a
lidc, lo q ue asimila a ambas es el hecho de la excl usin de los habit antes libres de di chas comunidades de la participacin dire cta en las esferas de decisin poltica, a la vez que su integrac in en las filas militares de acuerdo
con e l patr n del labrador hoplita, que parece ser un modelo ms ex tendido
que el del granjero co n ciudada na plena. Sig uiendo este criteri o, cabe concl uir que los periccos lacedemo ni os, en efec to, carecan grup almen te de poder para incidir sohre las resoluc io nes q ue los espart anos lomaban en la
asamhlea, pero esto no los d iferenciaba sobremanera de otras poblacio nes
que ta mhi n gozaban de la posibilid ad de desarrollar un a vid a relativame nte
aut ogobernada den tro de sus organi zac iones comunit ari as, aun cuand o fu era n
depen diente s de un a plis mayor en el terre no po ltico-m ili tar.
Es verdad que la reorganizacin de la confederacin enlre medi ados del siglo V e inicios del IV supuso una
participacin censataria)' po nderada del conjunlo de los hi.l bilanles de las pleiJ que la imegraban. lo cual
consliluye una diferencia nmoria entre Tebas y sus pcrioikdes ple;s y Espana y las suyas .
88
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infante~a hoplita
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5. Cf. sU!,Ia.Cap. .ap.<I. Sobre las formit~ ~dq~iridaspor estosestabledmieotos aldeanos, eespecial'du. "
m~leel perodo .c1isico.vase JON~ (2004)~9.I)p. que conforme ala doCumentacin epigrfica propone
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Galle~()
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44/104
91
reforrnasdeI?r~"n y elpr<1blema
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Juli n GJllego
cnicos era la de un territorio poco habitado, y esto co nt inu s iend o as al menos a lo largo de los dos sig los subsiguientes al colapso de la sociedad pal ati na, pues la ma yor parte de los habitantes, concentrados en la propia ci udad
de A tenas - qu e e n ese ent onces no era ms que un congl omerad o de poblados-, parece ha ber desistido d~ vivir en pequeas aldeas 11. Los datos arq ue olgicos indican que duran k el siglo VIII el tica comenz a poblarse. Segn
Snodgrass. etllre 780 y 720 a.c. la poblac in ll egara a multiplicarse por siete . E l estudi o de las tumb as hall adas en Atenas propi ame nte dicha y en el resto de l tica, le perm ite co ncluir que hubo un desplazamiento li gero pero neto
de la c iudad hacia el camp()I~, dat o e n verd ad sintomtico , puesto qu e Atenas particip escasa men tc de la ex pansin colonial en la que se embarcaron
muchas comunidades gric gas en la era arcaica. Por es ta cau sa, la poblaci n
ateniense no co noc i, al m enos en un primer momcnto, un a falta de tierras
que la impul sara a emigrar, cosa que s experimentaron aquellos que tempranamente tu vi eron qu e hacerlo.
ex traera que el ti ca como base territorial del estado ate ni ense sera el producto no slo de una coloni zac in interna si no tamb i n de un sinecismo tpico q ue unificara a las aldeas e incluso a otras organi zaciones que propendan
ya hacia fo rmas polticas, religiosas y es paciales propi as de un a plis 17 La
expansin territori a l se habra atenuado durante una parte del siglo VII a causa de los problemas agrari os de la poca, pues e l campes inado habra comen zado a ver restringid a s u movilidad social y es pacial a raz del avan ce de la
arist ocrac ia, aunque tambin debera co nsiderarse la presencia de gra nj eros
acolllodados , aq uell os que, en tanto hopli tas , en el ltimo tercio del siglo fueron in corporad os a la ciudadana l 8
11. Ver COLOSTR EA" ( 19 68). ~36 . Ace rca del poblado urb"no de Atena s, SNOOGRASS (1986a), 29 32. qu e
muestra que a comienzos del siglo VJII Atenas era un ct!ntro cuasi ~ urban o. poco ms que un agru pamiento de
al deas donde se refugiaba la poblacin rural. lo cual supone una situacin simi lar durante los siglos X y IX .
En efec to, la ac umul aci n econ mica y poltica de la aristocracia en detri mento de un campesinado degradado se hace bien ev id ente a lo largo del
mencionado s iglo l 9 Este poder de los terrate ni entes se percibe fund amental mente en el hecho de que un a gran masa de pobres rurales ha ba cado bajo
s u dominacin a travs de un a rel ac in que los someta a la situ acin de esc lav itud por de udas, lo c ual implicaba que los campes inos empobrecidos
quedaran excluidos de una serie de prerrogativas, hecho cuyo punto extremo
se comprobara e n el caso de los ve ndidos como escl avos fuera de Atenas. De
alguna manera, la pertenencia plena a la plis arcaica -s i es que esto puede
ser pl anteado as - se estableca segn la posicin de los individuos con respecto a la propiedad de la tierra, elemento que pona de m ani fies to el carcter co nservador de la organ izac in poltica, "p ues s u constitucin era en tod o
o ligrq uica"~O Como ya hem os visto, en poca de Dracn slo los qu e tenan
hacie ndas libres y un mnimo determinad o de propiedad log raban acceder al
derec ho de ciudadana. Quedaba as delineada una doble impli cac in : slo se
conseg ua ser miembro pl eno de la comunidad siem pre y cuando se alcanzara e l censo es tipulado, pero, a s u vez, slo se poda ser poseedor de hac iendas libres si se perteneca a la ciudad . El desarrollo de la esclavitud por
m~n o s
de o tm. Sobre 1" na luraleza tarilon al de los de mos ti cos, LANGOON (1985); OS"nR~E (1985"). 47 63 : W HI
TE HEAO t 1986).89.7577 . 15258; " sim is mo. NEM ES (1980): LIlHMANN (1992). Recientemente. cf. JONES
( 1999). 568 1.1.1'-4.1.
16. T UCIOIOES, 11. 14-16: PLUTARC<>. Te.te". XXIVXXV: EsTRAB(lN. IX . 1. 21. La re lacin , ima g in an a, entre la
aClu acin de Tco y los sucesos hislricos qult se colocan bajo su gida es. obviamente . la forma lTtica Itn
qu~ se piensa la fundac in misma de la plis en la propia Atenas. ESla construccin imaginaria puede \'~rs ~
operando ~ n di versas fU I!O[es literarias: d . ARIST( iTELES. COII.'itifucill dt! Arel/us, XLI , 2. Y algunos fragmentos
92
45/104
de l pri ncipio. DIAM.' NT ( 198 2). an ali za el prob lema de Teseo y ta unificaci n del li ca en e l marco de )a era
"reaica. WALKER (1 995), 1415,19596 . plantea q ue ya en el sig lo Vl1l Teseo se haba con ven ido en un refe
re nte de la unid ad enlre Ate nas y el lica. Cf. MI LLS (1997),1213,26-27.9798 : lambi n VA LD~S (1997).
G() USCHI N (1999 ) Sitll3 en el milfCO del sig lo V la revalorizaci n de Teseo )' d sinecismo. Al respeclo, ANDERSt> ~
17 . Ver COLOSTREAM (1 977). 135: MOR ROS ( 1987). 195 : WHIl1.EY 11991),5859 . Cf. as imis mo CAVANAG H
( 1991 ). 10 7 8.
IR . Sobre
~Sla
( 1968). 362. En lOmo a la desacc!eracin de la ex.pansin demogrI D. ES los dos eleme ntos sug ie ren que e l Ali ca pudo absorber el aumento
poblaci onal y qu ~ la nobleza rural comenz a compelir con el campesinado por el control dellerrilorio, lo cual
producira una merma ell el mo vimiento de ocupadn de: la klt,." .
fica. ~l c " .
ctlestin.
C OLDSTREAM
20. ARISTOTELES.
COIl.'il;mcill
dt! AI t! IlUS.
11,
1-J. Cf
93
PLUTARCO .
Sol".
XI II ,
4-5.
Julin Gallego
deudas reSulta un ejemplo evidente de esto, puesto que aquellos que caan en
esta situacin dejaban en trminos positivos de integrarla comunidad, yeIlo
por dos motivos: por un lado, haban perdido los requisitos efectivos de usufruCo aut6nomo de la tiel;-~:poreI. ptro,habanperdidola coridici~d~ liber-
tad. 21 . Ens.u. po.cs. a, Soln.... ma.n. ..ifi.esta c.lar.am.. e. n.te . q. u.' e losc. a. do. s.e. n. .esclav.itud
no tenan demasiados den:ch?s.~ lo que a los filles prcticos debi significar
lisa y llanamente la exc\usillde lacomunidad.Todoestopr~scriba [as potcncialidadesdc 'un conflicto ~il,que finalmente estallara de manera violenta cuando l pueblo se' levilllt contra los nobles 22 .
..
.
,.,.
':"
"'
Lo anterior nos estara .m osttando laexc1'usin;cle los campesinos -fundamentalmente)os que se halIab',lIlpor debaj delCensohoplila-de. las sferas
polticas e institucionales de laciudad, menttasquelosagricltoreshoplitas,
entanlo lograran mantener su posicin, no .se veran inevitablemente aleanzados por estasi~uacin.Enereto,aligual que en otras ples\enAte~aslos
problemas socioeconmicos sc manifestara~entrelas clases agrarias empobrecidas; en cambio, los labradore.s acomo(!adoshabanempezado a lograr
;; una inscrcininstitucionalI cjor. Acasofuera por emular a stos,e~tr~ otros
ll
. factores, que uml generacin despus de laactuacinde 'Dracn aqullos se
. '. rebelaron. dando:lugar a las reformas de Saln.sobre la esclavitud, las deudas,la tierra y,endeJnitiva, la ciudadana. ~nesteTl1arco, ;podrfam'~senton
ces 'argumentar qUe si bienlasald~ascampesinaspodan estar ya' integradas.
;en una entidad mayor y tuteladas desde el centrourbano;dehecho~ ~1 menos
:hasta la segunda ~itad d"e1 'sigloyU,loscornp()n~ntes de las cOlllUnasadeano se veran a s mismos como formando parte de la organizacin global
la plis, percibiendo a las instituciones de la ciudad comoalgoextemo a
sus propias fonnas cOlllunitarias;
.
A partir de las polticas 'd eSoln yPisstrto 'sc'p rodujounanueva aceleracin deIproceso de instala(;i6nde aldeas en el campo tico : Atenas apare- '
. . ci6entonces como una suerte de sociedad campesina, lo cual ; nosupone
oh viamerlte9 lleno ex sti eran d spari dadessoci aJes entre los atereilses; Ms
aIl de la mermaantes menciollada, el continuoestablecimientodealdeashi~
zo posible queeiltre los siglos VIII y VI la cmnunaruralseconstuyera en
un modo de poblamiento de la khra,a .lavezquen una forma precisa de
organizacin social del espaci agrario. Al comenzar Jaguerra del Pelopone'. so, Tucdides coToboflba la vigenCia an de esta .condicinentte los atenienses: si bien haban acatado lapolti!;ade Peric\es de protegerse dentro de las
,murallas de la ciudad, "este, traslado involuntario les result muy penoso,
... Losatenicnses disfrutaron, por mucholiel11po de esta modalidad de asenta. l~ienoautnomo en .el campo, yan :despu~de que se produjo el sirtecsmo, por'
haber nacidoy habe(seacos,tI,Irnbrado la m?-yorade los antiguosy' sus posterio:'
re~descendjentes hasta esta gllerra de ahora a vjviren elclmpo, sigl,liendo latra-.
' dicin.,. Es;taban apesadumbrados. y soportban c~ngran 'dolor abando.nar por
cornp]e!o sus casas y sus templos, que haban sido tradicionalmente suyos por
siempre, desde tiempos de laantigua constiillcin, y verse a punto de cambiar su .
tipo devida. tras haber tenido que abandonar cada uno algo que representaba no ,
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oiracosa que su propia .ciudad"23.
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11.
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95
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Campesinos en la ciudad. Bases graris de la l'ilis gri ega y I infan tera hoplita
Juli n Gallego
legislador cs. en este sen tid o, la traza subje tiva del advenim iento de la polti ca popul ar.
se ncia poltica del campesinado tras la accin del leg islador. El primer elemento que convoca nuestra atencin rad ica en la atribucin, por parte de Sollt , de situac iones de escl avi tud o libertad a la tierra divinizada. En efec to,
no es l un hombre al que el poeta poltico co nvocara en caso de requerirse
un hipottico tes timonio sino a la propia tierra, que a partir de su interven cin va a dejar de ser esclava y se har libre . Como ha planteado Paola Mi celi para otro cOllte xto hi stri co, si hien la tierra no es la portadora de un
derecho, todo ocurre como si la tierra se considerara como una suerte de reservori o de las prc ticas que sus habitantes o usufructuarios desanoll lIl:
"Es el la. m<s all de los que la habitan, la que posee dichos hbitos: sus moradores son meros inslrumentos de la tierra que se comporta como estructura. como
reservorio de un conjultto de reglas que los hombres deben respewr. Los hombres
en tan to habitantes de ese territorio devie nen pract icantes de un orden jurdico
que les precede ... Instituida como reservorio de las normas todo ocurre como si
la tierra fuera la institucin que instrumentaliza a los hombres en tan to apndices
orgnicos de la naturaleza inorgnica"29
En efeclO. en la Atenas de finales del siglo VII aflora con fu erza la stsis
pola ri zando a la ciudad en dos sectores contrapuestos: la aristocrac ia terratenie nte y la muched umhre ele los campes in os dependicntes. Aristteles indica
que los nohles haban somet id o a la mayora del pueh lo a un a si tuaci n de esclav itud por deudas. siendo escla vos tn nto los pohres como sus familias ye ncont rndosc compromctida la propia tierra en esta situaci n. La solucin a
cs ta strsis ser , COItlO dij im os, la elahoraci n polti ca de laplis, seg n la forma que sta adquiri r n in ic ios del siglo VI como resultado del accionar de
Soln. eleg ido rbitro y arco nte parn que diera nuevas ley es y reorg ani zara la
ciudad 26
Hemos hahlamos de dos aspectos inhere ntes a las refom1 as solonianas: ciudadana y campesinado. En qu sentido lo decimos? En un pasaje fund amental p,n'a la situ ac in sociopo ltica de la Atenas arcaica, Soln se ala con
respecto a esto lo que es ya conocido por todos:
.. La madre ilustre de los dioses olmpi cos, la excelsa, la negra Tierra, de la que
ot rora yo arranq u los mojones hincados por todas partes. La que antes era escl ava. es ahora libre. Y conduje de nuevo a Atenas. su patria fundada por los dioses,
a mu~hos vendidos unos justa y otros injustamente, y a aq uell os huid os por urg~ lllc necesidad que la lengua del ti ca ya no hablabaJl , de taJlto deambular por
doq ui er. Y a los que aqu padecan humillante esclavitud. temerosos de sus amos.
los hice lihres"c7
;.
Se trata, ciertamente, de la remocin de las cargas o abolicin de las deudas (se iskhth eia). No es nuestro objetivo aqu volver sobre los diversos elementos asociados con es te controvertido as unt028 , pero s proponer una
lectu ra del te xto de Sol n en clave del problema del acceso a la tierra y la pre-
v.
1~2; VI.
1.
28. La bibli ografa t!5 t!x lenssima y no sera atinado abordarla e n un eSlUd io de las caractersfi cas de este
cap tulo. Citamos aqu los lrilbajos qut!, tanto en d acuerdo como e n el desacuerdo. han sido ti!t:s para nuestro s tines : C.'TAUDELLA (1966), 7127. con la crti ca de d. W tLL (t 969). Sol:lrc la situacin de los campesinlls en re l aci " de depe ndencia rural , \'ON KRITZ ( 1940); ( 194:1). M s recientemente. cl". A:-<DO ( 1988); RIBEIRO
FERREIRA (19R9): RIHLL ( 199 1); M OLlN.' (1998). Un est udio i ntroductorio al tema de los "roi puede verse en
GERNET (t 9RO). :11 :1-22 . En su a"lis is del tema. FIN LEY (198.+). 169-88. infera que segn su origen haba di\'~ r sos tipos de: dependit! nles (esclavos por deudas, IIt!lamomi, Jt'lcrc/;)~ .... use Moss ( 1979c) y. en ~sp~cia l.
~ 10RRlS (2002), 31-4 1. Sobre ICJs cUll dici on ~ s e!conmicas g~n aale s, la propiedad de la tierra. la fuerza de tral:Iajo dopendiente. cL FRENCH (1956) ; ( 1962): HA"M"~D (1940); ( 1961); CASS"LA ( 1964). Respeclo de la legislacin agran" solon iana. L EWIS ( 1 9~ 1); M URRAY 098:1). 165R2; W'XlD ( 1988), 8998 ; L'HoM"E-WERY
(2001); asimismo H .' RRIS ( t 997); D""INGUEZ MONEDERO (200 1J, 19-2:1, 51-57. Tanto GALLANT (1982) com o
FO:\HALL (1997) aporta n, de distintas ma neras. imponantes a n li sis de! los siste mas ag rarios e n re lac in con
las
r~fonHas
Q u implicaciones puede tener lo anterior en una interpretacin de la situ ac in del campes inado y su relacin con la ti erra despus de las reformas
solonianas') La cualificaci n de la ti elTa como esclava entraa, conforme a la
propuesta de Mi celi, que quienes habiten esa ti elTa sern tambin esclavos,
en tallto que se trata de un orden al que los hombres deben atenerse . El carcter instrumental de los morad ores del territorio escl avo los convierte a
ell os mi smos, apndices de la tierra, en esclavos. Por analoga, cuando la tierra deviene libre, la cualidad de instrumento de los habitan tes hace que ell os
adquieran , por a adidura, una caracterstica semejante. El orden sigue atrihu y ndose a la madre suprema de los dioses, la negra tierra. Es en un segundo
lu gar en que hall amos mencionada la condicin humana: vendidos , exiliados.
esclavos. Pero todos parecen cambiar su estatuto una vez que son arrancados
de la lielTa los mojones hincados por doq uier, que mostraban la esclavitud
que la identi ficaba. Una derivac in importante de este anlisis es que si tan to antes como despus de Sol n la ti erra tran smite su condicin a los hom bres , pasando un a y otros de la esclav itud a la libert ad, habra entonces una
con tinuidad con respec to a los habitantes de la ti erra. En ge neral, se ha coincidido en que el legislador no realiz reparto de ti en-a alguno. Aceptamos
aqu esta idea. Pero la eliminacin de las cargas pudo haher significado el reconocimiento de que las tierras amoj onad as eran de aquell os que, como se
seala en la Constitlt cin de Atenas, gara nti zaban los prstamos con sus cuerpos , implic::l ndo a sus prop ias familia s. Segn el relato posterior, Soln ha-
(t!n prt!llsal. De algn modo, s~ trata de e nt~nda los versos solonianos 1l1e!(afn came nte, pt! ro
so loniJ nas .
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Campesinos en.la ciudad. Bases agrarias de .la plis griega y .la infantera hop.lita
Julin Gallego
bra expuesto a algunos lo que iba a hacer. Esta informacin sehabra divulgado, y, aprovechndose, muchos compraron tierras con prstamos, de manera que al llegar la cancelacin de los mismos se enriquecieron 30.)vIs all
de la veracidad del relato, lo quelgicamentese sigue es que las tierras con
prstamos eran vendibles yque al eliminarse las cargas quedaban en manos
de quienes hasta entonces haban respondido por las mismas pero libres de
deudas,.fuerandueos nuevos o los moradores hasta entonces esclavizados,
justamente envirtud de los prstamos contrados. De los dos argumentos desarrollados se concluira que, en real dad, los pobres endeudados y sometidos
a esclavitud habran conseguido controlar las tierras en las que estaban asentados : la liberacin de la misma fue la suya propia; una y otros permanecan
ligados.
Por otra parte, poco antes de las refonnas de Saln todos aquellos que pudieran armarse como hoplitas pasaron a ser ciudadanos. Es de esperar, como
ya dijimos, que esto se aplicara fundamentalmente a los granjeros acomodados . Y tambin es factible pensar que no fueran stos los que haban sido sometidos por los nobles terraterentes 31 . Tras las reformas de Saln, los
labradores hoplitas habran quedado englobados en el nivel censal de los zellgitai, es decir, "los dueos de unayunta de bueyes"32. Por ende, al producirse la liberacin de los atenienses esclavizados, y puesto que su situacin
estaba ligada ala tierra de la que se haban removido las cargas, aqullos ha bran adquirido la condicin de pequeos labriegos libres, probablemente
-aunque no forzosamente'-- comprendidos en la clase de los theres, debido a
sus magrosingresos 33 . Si destatuto de los pobres se define a partir del cambioen situacin de la tierra, elactor de esta mutcin no es otrO que el pro' pio Saln, que al.tera radicalmente elordensociaJ al decretar la abolicin de
la esclavitud y la correlati va instauracin dela libertad del pueblo:
"Eso con mi aut6ridad, combinando la fuerza ylajusticia, lo realic,y llev a cabo lo que promet. Leyes a
tiempo para el rico y el pobre, encajando a cada
uno una recta sentencia, escrib. Si otro, en n lugar, tlenela vara, untipo mal-
un
31.
VI.
2.
32. La asociacin emre :el/gira; yhoplilas hasido ltimamente crilicada por ROSIVACH (2002), al opinar
que no se' deduc-e de las fue ntes. ef. tambi n WmfEHEAD(l98!); MURRAY H983), 177; HANSON (1995), 11112: FOXHALL (1997), 131;.
33. C f. FOXHALL (1997). 131-32. que concJuyeque la mayor pane de la poblacin debi haber estado englobada en la clase de los lIeJ. de ,de aquellos con un diminulo trozo' de hueno hasta los hoplitas : propiela.. rios de tierra lipo kulnk , Las estimncionesde otros aUlores sealan. en: realidad. una mayorpresenda -de, los
msoi. enlre los que se conlaran lo, agricultores hoplitas: vase entre Olros, MORRIS (1987), 94, 206: HANSON
98
35. Sobre l~ poltica de Soln, VLASTOS (\946): FERRARA (19 64). FISHER (1987) Y MURRAY (1987) han deslacado la importancia de las leyes solonianas para controlar la h.Ybris que amenazaba arruinar la poli". er.
MAqOU'X (1988): ARRIGHETTI (1990). Con especto a las prcticas pollicaspropiamente dichas, ver LoRAUX
(1984): (1988): t.ombin BLAlsE(l995). Cf. GALLEGO (2003b). 269.
..
.
.
36, So U)N. fe. 25 (Diehl), 9-- 10. O como 10 dirt.ambin en otra parle, fe. 5 (Diehl), 5-6: "Me alc enaborando -mi esudo entre unos y_CitroS. y .no les dej ven cer a ninguno injustamente",
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poltica y la lihertad inalienahle para cada ateniense varn adulto. Sin embargo. las clases censatarias de Soln muestran que, en tanto las diferencias econmicas determinaran el acceso al poder poltico, en Atenas el gobierno
seguira sujeto a las jerarquas sociales 37 . El principal efecto poltico de la ell1101l1 {a soloniana consisti, pues , en la elaboracin y organizacin poltica de
la pli~ . Esta configuracin poltica de la comunidad dio lugar a la aparicin
de un campesinado libre , produciendo un cambio trasce ndental en las condiciones socioeconmicas 38 Finley lo ha sostenido en ms de una ocasin ,
proponiendo con claridad lo que las reformas solonianas supusieron:
yunta de bueyes (::.e ICgta i)''.I, mientras que los tll etes no tenan participacin
alguna en ellos 42 La organi zac in haca hincapi en la riqueza agraria , en
particular la propi edad de la tierra, como requisito para la participacin, fijando un mnimo censal moderado que incluira a los labri egos 43 , Considerando el contrapeso de poderes postulado por el fil sofo entre el consejo de l
Arepago , oligrquico, los magistrados electivos, aristocrticos, y los tribunales, democrticos, el hecho de que la llamara democracia sig nificara que
esta etapa de la hislOria ateniense se estara evaluando desde la perspecti va
de lo que l mismo catalogaba como el mejor tipo de democracia, la rural,
debido a la mesura que la caracterizara. Esto difiere marcadamente de su
perspectiva sobre el rgimen poltico que se crea con Efialtes y Pericles , la
democracia moderna (11."'11 del1lokrata), que ya no se enc uadra entre las formas de la democracia rural sino entre las que no imponen ningn tipo de calificacin censataria, y en las que el puehlo llano -en este caso los marinos 44se convierte en el sector fundamental. Lo caracterstico de esta forma es el
dese nfreno, en tanto que las leyes ya no oc upan el lugar central sino los decretos del pueblo, ni son los mejores los que ejercen el poder sino los demagogos-l:i.
En la Po/{tica , Aristteles se refiere a las reformas de Soln como la fundacin en Atenas de la democracia ancestral (ptrios demokrata), rgimen
poltico (politea) que sustituy a una oligarqua muy violenta poniendo fin a
la esc lavitud del pueblo, cuya moderacin se asentaba en una relacin equilihrada entre los gobernantes virtuosos (epieikeis), que integraban el consejo
del Arepago o ejercan los cargos electivos, y el pueblo (esencialmente los
t/etes), que poda elegir y controlar a los dirigentes 40 . En efecto, segn el filsofo el pueblo elega a los magistrados y les haca rendir cuentas al finalizar sus mandatos. Cuando Aristteles alude a los ciudadanos que podan ser
elegidos para los cargos recurre al tpico lenguaje griego para referirse a la
elite: los distinguidos y los ricos (gllrimoi kal elporoi), a quienes inmediatamente asocia con las tres primeras clases segn el censo fijado por el legislador, esto es, pentakosiomdi/1ll1oi, caballeros (hippeis) y propietarios de una
37 . Sobre las clases censmanas de Soln, cf. THIEL (1950) ; VAN DEN Ol!D EN RIJN ( 19521. La permanencia de
tipificacin en la poca clsica ha sido estudiada por WILLlAMS (198,:\). Ver ahora FOXHALL (1997), con
bibliografa actuahzada.
"
En efecto, en el marco de su examen de los regmenes polticos, Aristteles traza diversas distinciones al interior de uno u otro tipo de politea a partir de las funciones o actividades que podran preponderar en uno u otro caso,
Confoffi1e a esto, en el punto de partida de la clasificacin, el primer grupo
aludido como parte de las ciudades es la multitud relacionada con la alimentaci n (peri tel! tropllll)46, sector que aparece tambin insinuado cuando se
seala la coincidencia existente entre el servir de hoplita y el ser labrador (hoplitelei/l kal georgell)47, o al sealar en primer lugar a los campesinos (hoi
georgot) entre las distintas clases de puebl0 48 , Claro que entre la mencin,
por un lado, de los dedicados a la manutencin, y, por el otro, de los agricultores, Aristteles ha introducido ya todo el problema de las dos clases princi-
eSfa
38. La nueva condi cin del cam pes inado no implic igualdad de derechos pollicos para lodos pero s perrene neja a la comunidad y libertad personal de Jos atenienses. Varios estudios han subrayado esto : por ejemplo. VLASTllS (1946): WATERS (1960). Y se ha hablado incluso de "ju Sticia social": cL MURRAY (1983), 165-82.
41 . Cf. \VALLACE (1985), 48-69. Es necesario enfatizar que la confluencia efecli," enlre las Ires primeras
clases uel censo so lonin.no slo acontecer cinco aos despus de las reformas de Efialtes, momento en el que
los cellRirui le'gran acceder al arconlado )' al consejo del Are<ipago. CL RIHLL (1995 l. 90-91 .
42 . ARISTMuES, Po/iriClf , 1273b 35-1274a 21.
43 . /I>iJ , 12 9 1b 39-41.
ben sil uarse en este contexto, estimamos que pueden hallarse en sus textos elementos relevantes sobre la hi storia pollica ateni ense. 10 cual trmaremos de probar en las pginas siguientes. Sobre Soln y la constucin
ancestral, FiNLEY (1977),45-90; WALTERS ( 1976); LEvY (1976), 173-208; Musst (1978b); (1979b): HA~S EN
(1989); (199 11, 296-300. Acerca del an li sis aristollico en lorno a Saln, WEIL (1965), 165-68.
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" En efecto. dado que no tienen mucha propiedad (ufeJollell ousrwll.estn ocupadoslskho!os). y por consiguiente a menudono,asisten ala asalTlplea; y dado
que no tienen lo neces<lriopasaneltiempo en sus trabajos y no codician lo ajeno. sino lue Iesresult~ ms grato trabajar queparticiparenpolticay gobernar
(l'Olileeslhni ka l'khein). siempre que en ls cargos el ingresohO sea grande,
Pues los muchos (llOi pollo)aspiran ms a Ia,ganandaque alhonr"49.
Arisllelesreconocer inmediatamente que estsluacin eslambiri compatible con formas de tirany oligarqua, siempre ycuandb se le,s permita a
,los labradores trabajar y no se les ,quite nada, Los' matices que ,s edesprendeil
de esta ambigedad sociopolticase deben aque este tipo de pueblo prestara su consentil,nrento tanloen Hcaso de podei: elegir autoridadesy.hacerIes
rendir cuentas cqmo en eJcaso ' d(!participa~rotativamenteenlaeJeccin de
los cargos, en ta~to que seIesreconozcaa los muchos la capacidad de deliberar. Y esto es jtlstamente lo que le permite al filsofo alegarqueste,es,un
tipo de democracia 50 probablem~mte ligado a Ias..fonnas ,ms antiguas, .que
'h abra estado vigente en muchas CiudadeseQlasque esestableci~ron disposiciones que ligaban la posesin ,de deterrninaq:l extensin de terreno,la cercana con respectoaJ centro urbano, la iralienabilidadde los lot(!s, etc~,con
la participacin en el gobierno 51 . La sntesis msabstractade susobservaciones sobre este sistema Aristteles nos la brinqaeneIJibroTV,al iniciar el an" lisis de los diversos
regmenes:
,
~
(kl
sO/l/rJi 10 tmema) determinado por las leyes, Pues en general ,eln(),estar permiti- ,
49 , 11,;,1.. Im~ 617: AI respecto, vpseLI~'-(1992). "26, Cf~Pofr;c(/. 1305a 1820; "Adems. como
-'ento nces !;IS ciudades no. eran gr~mdc5.;s. ipo,q~e el: pueblo viva en ., los, campos (epi ton agro,,)' e~ta~do ocupa":
do con su, trabajos.. .'':; IJ 19a ,0320 "Los que cultivanla tierra (hnigeorgo"n'es) al estar diseminados por el
campo (dit'S/JC,iJa; k~ffd ten kluiran) n 'se,enc~entran ni tienen laoJ~i..sma ~ecesidadde sta -rcuni.n (sytJ(dou)
[la o"1mb"'"j",
' '
,
,
'
,,
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AA
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ti va seon las clasifi cac iones aristotlicas . Habamos visto, en efecto, que la
ciase I:b radora y los poseedores de una propiedad moderada (merra ollsa)
~o podan es tar oc iosos (0 11 (Nllallta i skho/z.eill) sin o que tenan que tr,abajar para viv ir:W, o, di cho de otra manera, al no tener mucha propiedad (me polIe ollsa) ni lo necesario solan estar oc upados (skholos) )' pasar el tI empo
~n su trabaj o60 Sin embargo, estas mismas cualid ades van a ser usadas por
el fils ofo para distinguir, dentro de los diferellles tipos de pueblo, a los campesinos (hui geo rgo) de las otras clases popul ares, entre las cuales cnco nt ramas a aquell a que al poseer una propiedad peq uea (mikr{ ollsa,) es incapaz
de es tar oc iosa (lil e (NI/ osrhai skho/ ze ill )6 1 Tal vez la separaclO n que se ha
establ ecido en es te ;im o ejemplo no sea relevante en cualllo a las derivaciones polti cas ocasionad as por las mencionadas cond iciones soc ioeco nmi cas
para los sec tores enumerados: en todos los casos, la pro pl cdad (modcrada, no
mucha, peq uea) generil una fa lta de ocio que deterll1l11a el tIpO de part~clpa
cin cvica qu e es tos gru pos pueden desarroll ar. En este punto, podna ser
ilustrativa la perspectiva aristotlica acerca del ltim o tipo de democ rac ia,
cron olgicam ente habland o, que en Atenas es la que reemplaza a la democracia ance stral:
"Por haberse vuel to las ciudades mucho ms grandes que al principio y por te ~ e r
a di sfl osicin una abundancia de recursos, todos participan del rgimen poltiCO
debido a la preponderancia de la multitud, y toman parle y gob l e rn~n porque es
flosible estar ocioso (cNlla silloi s/.:/olzeill ) y porqu~ los pobr~s (Op OroIlS ) ga~an
Ull salario (//lisilI Il ). Y la multilud (,Ie/h os) de esta IIldole es la enteramente OCIOsa. pues el cu idado de las cosas privadas no los ata (empodze i ) en absoluto, pero ata a los ricos (J/O/l sO/lS) . de modo que a menudo no toman parte de ,l as
asambleas ni del acto de juzgar. Por eso la mu]itud de los pobres llega a ser soberana del rgimen pollico, pero no las leyes.. 62
De manera que en la concepc in del fil sofo, existe toda una gama diversa de sec tores que viven de sus propi os recursos 63, y no de lo que pueda
proveer el es tado, circunstancia que los torn a vulne:ables a los requlsllos ec~
nmic os derivados de la gestin de sus fincas (baslcamente agrafias), mas
all de que stas puedan ser grandes - como la ci ta previa parece den otar en
F!~'LE\'
.1'' ,
()tfft' ...
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disquisicin aristotlicaqueslo se hable de pueblo en relacin con este grupo: Elhecho de que latrana se asiente sobre el pueblo rural, comono poda
ser .deotramanera, debe pues alterar nuestra perspectivaaceica de quines
formaran el puebloenpocasoloniana. Esta'continuidaddelpueblo agrcola es un elemento a tener en cuenta ensu visin de larga dUracin sobre la
constituci!J soloniaria.En .estesentid,de acuerdo con lo indicado . en el
apartado pl:evo. como consecuencia de la Jberacin potpmtede Soln de
los pobresiurales cados en .dependencia, la cualidad agraria sera en cierta
me~'idacompartida tanto por los zeugftaicomo por lostheres, l in'e nos hasta fines del siglo VI () hasta Jaconclusinde las guerras mdicas inClusive.
Por otra parte, las refoffilasdeClstenes, que tal vez n'o cercenaran el poderlradicional de los Areopagitas, fueron S,e gn laexpresiliaristotlicams
democrticas que las ,d e Soln67 ;y segn se desprende del contextoen el que
son .analizadas en la 'Polticadeberamosasociarlas conl~ltimaforma de
dethocracia 68 Pero encasos como ste, Aristteles considera til el hecho de
quesecreen ms tribus (p{y[a) y fralras,se .restrinjan los rit()s cultuales' a
unos pocoscomunes'y se mezcle a los ciu'dadanos. PosiblelTlent~, Aristteles
no tuviera una visin,del todo contraria a la:actuacin clisteniana69; dadoque
hay revolufiones queJlevandela democracipncestral a la. ms reciente, desde ese momento "los cargos son electivos.(firetat), pero no con arreglo a un
censo (apOtimemtol),y e\pueblo ~Iige", y ocurre entonces que ~~ los lderes
populares que ambicionan los cargos (deirwgogountes hoispouqal*hiontes)
hacenhincapi en esto, de manera que el pueblbes tambin soberano de las
Ieyes';.Para que esto, no suceda o suceda en menor grado, la s91ucina adoptar,segn Aristteles sera que las tribus a4juciiquen los cargos y noel pueblo
en su conjUnl0 70. Aspues, si bieri' las resol!Jciones de ClsteneslIevan al l'. timo tipo d~democr~cia, su rganizacindJas tribus podraserconvenien-
67 ; ARlsT(rrELES, CO/lstltuci/l de Ate/l~s. 111, 1'6; IV. 4;V1n, 1-4; XLI, 2, Cf. WALtACE (1985). 70-77. Segn
se deduce de la ar2umentacin de RHOOEs(2000). I 23-24,.Iasreformas de Clfslerie.s .n'o alteraron los poderes
del consejo del .";';;"pago. lo cuaneiminara influyendo en la coyuntura posterior cuando los AreopagitaHOmarOn 'mponantes decisiones judiciales que favorecieron a Cim6n. Si suponemos, en cambio,queel consejo
de ex arcontes adquiri podetesadicionales que luego Efialtes hubo de remover.; entonces dichos poderes debieron adicionarse tras las refonnas de Clistenes. Ce. tambin RHoOES (1992), 72'73. '
6$. ARIST<)TELES,
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te para modificar los desvos de este sistema . Por o tra parte, quiz sea escl arecedor de la situacin ateniense la diferenci a e ntre la ac titud de la multitud
del c gor~ . qu e ac ude ha bitualmente a la asamblea, y la de los la bradores, que
no te ndnan la mi sm a neces idad de re unirse. E n las ciudades con orandes territorios, qu e por fu e rza ti e ne n a bue na parte de la multitud v i vi~ ndo en el
cam po (epI ron (/gro,, ), a un c ua ndo e xis ta una mu c hedum bre que frec uente el
gora es posible es tabl ecer una buena dem ocrac ia (del/lokrarfa k/resr) si no
se reali za n asambleas sin el pueblo rural (kara re" kh r ran )7 l, Esto re ve la ra
que , a un sie nd o esquel1l c tica, la image n de la democ rac ia antiQua trazad a e n
la Po/frica res ulta vlida, Si la ex pos ici n prescinde de la tira;a de Pis stralO y de las refonnas de C lste nes es po rqu e, e n algn sentido, ciertas cond iciones no ~ a bran vari ado: el poder de l co nsejo del Arepago, que tras las
gue rras medicas se guira siendo el g uardi n del rgim e n poltico (Ts p o li reas /1//."/ok )72 , asegu rara la conserv ac i n de la de moc rac ia antigu a, mi e ntras q ue la importanc ia del pue blo agrco la represe ntara un equil ib ri o para el
lide rato de los ri cos y dis tinguid os 73; sum ado a todo lo a nte ri o r habra c ierlOs cargos qu e se proveera n a partir de la organizaci n por tribus .
la a ri stocrac ia76 Resulta s int omti co que el a utor de la COlI sritLIci" de A te" as no se prive de alabar po r dos veces a Pi sstrato, no slo al introducir las
o bser vaciones que a continuacin transcribimos so bre los labradores oc upados e n el campo, q ue dejan a los polticos el manejo de la ciudad y los
asuntos p bli cos , sino tambi n al m anifestar que Pisstrat o gobern aba moderad amente ( l1I etros ), m s cv ic a qu e tirni camente ( mli /l o ll polirikos tV!'G II nikos). Y res ulta asimi smo interesante co nst atar e n la mi s ma fuente la tpi ca
mul e till a aris tot lica sobre la situ ac i n campesina as como un lenguaje totalmente semejante al utili zad o en la Poltica para habl ar de las mismas c uestiones:
E l rol de los campes inos ateni e nses resulta entonces un elemento fund ame ntal para compre nd e r los desan'ollos soc iopo lticos del ltimo si olo de la
poc a arcaica , Exam ina nd o los problem as de la auto rid ad y el pat~on azgo,
F ll1l ey apu ntah a que tras las refoffil as de Sol n las disputas por el pode r e ntre las principal es famili as aristocrticas se co ncentra ro n e n los de mos, vecindan os rur ales donde aqullas y Jos campesinos posean s us fin cas an cestrales
yen los qu e los lderes promovera n s us calTe ras polticas despleoando su ri qu eza e n fun cin de un pa tro nato local 74 Pi sstra to y Clstenes bu~caran restri~ g ir o po ne r fi n a es te mOdel? En fun cin de esto, el prim ero institu y
prestam os para los campesInos 7) y jueces de los dem os con e l propsito de
control ar las situacio nes all mismo, que bra ndo as el poder jurisdi ccio nal de
72.
CAW KWELL
(l 98B );
7.1 N.o prl!(~~<. I em~s ~~ra nada confundir el carc ter de las reformas de Soln con el de las de Clstenes.
Las ml!d l~as de e SI!! Sl~nt hcaron un cambi o no nicamenle en relacin con la tirona sino tambin con respec(O a las I~etorn~as del primero. Como ya dijimos (e( . .wpru. n. 40 ), Aristreles (eL COlIstitu cin de Ale/lUS. XX IX.
3) era I nbu~an~.de la concepcin del siglo IV sobre laptfrios WlilefU , que haca de Soln el padre fundador
~e . 1a
conSlltUClOn. lo cual era clara ment e t!x presado por JS()CRATES. Areopuxi'co, J6: "A rgumenlar que el
umeo modo de re plrar .n~esl~os. preselllcs rnales y evitar otros riesgos fUlUros consiste en desear que se reslaure aquell a de mocracia IOslIlulcJa por Sa ln... y restablecida por Clstenes".
74. Vase '" r<ci enle an lis is del prob le ma en J "~ES (200~ 1. 55-85.
labran.
za, desiJ lenta ndo as las re laciones en lrc! p,tl ronos y clemes.
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" Hi zo esto [dar prstamos] po r dos moti vos, para que no pasaran el tiempo en la
ciudad (en ro srei ) sino diseminados por el campo (diespClrm l1 oi kOl lell k/1'( 11 ). Y para que, teniendo una abundancia mesurada (el/po ro/till es lO" lIl ell'on )
y es tando dedi cados a las cosas privadas, no codiciaran ni es tu vieran oc iosos
(lIl ,. epifhvmosi mfe skholzosin) para preoc uparse por las cosas cOlllu nes,,77
Las refonn as de Clstenes, a su turn o, mantuvie ron la d is persi n de las aldeas, pe ro las transfo nnaro n en subdivi s io nes cvicas del es tado ate ni e nse 78 ,
produc ie nd o la elevac in de las comunas campesin as al rango de dem os, es
deci r, poderes polticos y te n-ito ri ales de base li gados al go bierno central79 ,
Es to debi producir alte rac iones en el pl a no de las comunidades local es y e n
los lin aj es ar istocrti cos, afirmando la unid ad del c uerpo cvico y quita nd o a
la ari stoc rac ia un a cuota importante del poder que dete ntaba so bre la base de
la estirpe : desde entonces la filiaci n ya no se hara segn e l ge ntilicio sino a
travs de los demos 80 . Esta nueva func i n te nda a constituirlos e n un a suer76. AR IST1UES, Constitucin de Atenas. XV I, 2-5 : FtNLEY ( 1986a ). 66-68 . La interpretacin de s te aU lOr
supone que se Irata de prs tamos estatales. puesto que e l tirano es el es tado. No obstante, el conjunto de l pasaje podra dar lugar a una interpretacin diferente : los prslamos los realizaba e l propio Pisst rato ade lant ando a los pobres los medi os para (rabajar y sustentarse culli vando la lierra; a raz de esto extraera un dcimo
que le habra pernli tido a.umentar los recursos, una suene de reOla que lo lle vara a compaIlir con los labriegos pobres a los que ayudaba los de rechos concretos sobre la tierra. Tal vez los jueces de los demos tu vieran
por [uncin el cOOlrol de este sislema, aunque en lal caso la organizacin dependera del estado. Ver CASSOLA (1973): SAJ'CISI- WEERDE~ BURG ( 1993), 25- 29. Sobre Pisstrato. de ma ne ra general. cL Moss t (1 969). 4978 .
77.
de A lelllH, XI V. 3; XV I, 2-:'.
78. Il>id., XXI, ~ -6. Los ex menes sobre estas refonoas son profusos; para nues tros objelivos aq u han sido
de ulilidad los siguien tes: HIGNETT (I 952). 12~-5 8; OLlVER (1 960 ); LEWIS ( 1963); OSlWALD (1 969). 96- 173;
(1988): ANDRE\\olOS (1977): STANTON (1984); MEI ER (1988). 531 -18. Recientemente, vase OSBOR NE (1 998),
3~4 -6 1 ; ANDERSON (2003). 34-40. Con res pecto a la nocin de subd iv isiones cvicas como segment os inSlituc iona les de la !,,is , cf. JONES (19871. 3- 11.
79. Sobre los de mos ticos, adems de los libros impresci ndibles de Osboroe y de White head que citamos
repe tid as veces a lo largo de estos dos pri meros apartados de l captulo , vase TRAILL (1 97 5); (1986). Cf. as inUsmo WOOD (1988), 98-11 0: STOCKTI1N (1990), 57-67; FRnsT (l99~ ) .
80. Vase OSBORNE (1 9850). 11 -14: WH ITEHUD (1986), 67-75: tambin KEARNS (1 985): l UNES ( 1999),5 157,297-300.
109
te de pleis Cnmlcrocosmos atravs de un modelo de organizacin dominante en el que los demos no modelaban su funcionamiento a partir de la plis
s}no que aportaban lo suyo para cjue sta funcionara como una aldea. En el
Atlca, pues , la;col1~una ruralera.una entidad que se desdoblaba en un plano
rnterno, el aUlogoblernolocaI,y otro externo.S lugar institucional en relacin Con l poder central: Estopone de manifiesto el lugar de \aaldea en la
base de la plisateniense, .y es justamente mediante su existencia que podemosentender la especial disposicin .del territorio tico como espacio polti81
c0
local. lo ..que le confiri...a los' demos
,. . Es este rol
.. . en cuanto al.. gobierno
.
~trcos su clr~ter,nico, p.uescon sus reformasClstenes "politiz el campo
atlcO y arralg~alll la Identidad poltica"82. Desde entonces, la integracin entre campo y CIudad adqui~ira una forma orgnica porlacuallosvnculos entre ,las cOll1uni.dad.es locales y la sociedad global Se regiran porlos lazos
pOlttlCOS e InstltuclOnales,83. Lo que tambin se obsei"va claramente es el nuevo rol polticoque desde ese morrientocomenzaa desarrollaren forma efectiva el campesinado, pues "es fcil de imaginarlaatraccinde la propuesta
de que los grup~s de vecinos y familiares no slo manejaran sUs .propios
asuntos locales SInO que tomaran parte en los asuntos del estado"84. Esto su-
decrdlda~e.nre moderntzante. sobre lo que el autor .designa "la nacin ateniense~', COHEN (2000), 104-28, crilI~a no solo la Ideade que Atenas pueda considerarse . unn sociedad car;a-a--cara - lo cmil. como indiC(l el pro-
pIO Cohen. yo haba sido objetado por Os BORNE (1 985a). 64-65, yOBER (1989), 3hentre otros-, si no tambin
la ImpommcJa de la aldea como socie'dad cara-acara. Si bien sus argumentos estn planteadOs pr'efe~enre
_
t i ' 1 IV
. .
.
.. .
men
e pam e. #slg o ,-exIstr n c.uesu one~ que _podran corresponde,rs.e con etapilS p~evias.. En es~ sentido. su
lerprelaclon d~ que__ ~os arren~amienlos COnslanles y por lapsos breve_s , ~upo-nan Una moy-iidad permanenle de
.~s mTendalanos ~ue_por ende iban na~~adndose de un demo a -otro sin establecer lazos fi'~nles con otros habltames del miSmO demo, o ni siquiera establecerlos en absoluto- tiene como punto de partida la aseve racin
de que la mayor parre de la tierra era poseda por una elite rica, absenlista, relarivameme pequea, que controlaba lores dISPersos y fragmemados. Basa sus ideas en FOXHALL.(l992), que llega a conclusin de que ca_
s'. el 5~'70 de .I auerra estaba en manos de un 10'70 de hogares, y Os BORNE (1991): (1992); (1995). Pero la
dlscuslOn que queda elidida es quines eran y qu ocuma con losque conirolaban la otra mitad de las tielTIls
de}a~or -sob~e. las que Foxhall y Os borne conceden qUe estaban en mnos de pequeos labradores-. y Cmo
,"cld.a sobre es~os el arrendarruemo y la movilidad espacial. Hemos propuesto en otra parteque los campesin~s gnegos podlan llegar a reUnir lIn~ cantidad, d,e tierras suficientes paras~s estrateg~as agricolas no slo mep.atrn
diante la herenda.oinc1uso la dote ~e.,:"enina.sino tamb~n d~end~miento. lo 'cual derivab~. en
frag,mentad~ dellso del terreno; eL GALLEGO (2004), 20. Adems, como ya vimos (cf. slIpra; Cap. 1, ap. 2),
segun Os BOR NE (1987),68-70; (1996),59-60, dicho palrn se relacionara con Una residencian~c1eadajusta_
mente en los demos. Todo esto nos lleva a concluir que si bien hubo grupos poblacio nalesatramente mv' l
existi tambin un importante Secror que, ms an de parriciparde formas que .Ie permiran lograr un ade;:::
do ~:ceso a las tie rmsnecesarias. trataba -de -mante~er sus lotes ~nc.estrales ~ los que poda surTu otros. Su relaclOn de pertenencia a la aldea. por ,.otra parte. no supona unaresidenc;ia forzosamentenucieada 's ino un
vnculo que ~ c0n,l0 yadijimos. se defifl.a imaginariamente. inclusoen lo~ c,as~s , en que,setrataba 'de!granjas
que clammente , ~umpl_an con el Pillr6n.deasentamientQ 'ais lado.
in-
un
110
Julin Gallego
puso .un lmite a los habituales modos de integracin del campesinado y las
aldeas en las sociedades agrarias, en las que la elite o el estado suelen determinar el proceso en favor de su dominio sobre la~ clases rurales subalternas 85 , abriendo la posibilidad de una ins,e rcin activa de 10sJabradores en la
vida poltica y restringiendo la influencia aristocrtica gracias al poder polticode la aldea. Las reformas de Clstenes corroboraron "ese fenmeno
nueVo, y pocas vecesrepetido de la antigedad clsica: la incorporacin del
can1pesinado a la comuna poltica como miembro con todos losderechos'~86.
AhQl;a bien. ms all d~ su nuevo rol poltico, por logencia! los demos no
dejabandeser comunas agrarias, dado que solan basarse en las aldeas rurales
preexistentes87. Cada demo contena ens mismo los requisitos necesariospara funcionar, en cierto modo, en forma autrquica. Aunque esto, obviame~te,
no debe hacernos perder de vista que para entender hiStricamente su dinmica Sea menester vincularla con el sistema de demos que corno una malla daba
existencia concreta a ia plisateniense88 , articulando un tipo determinado' de
integracin social del territorio con un ordenamiento global especfico ..La: autonom a que posean Iosqemosdentro de esta red poltica implicaba que noslo fueraf! subdivisiones del poder central sino tambin unidades locales basadas
en instituciones, autoridades, reglas, y con sus propios der~hos que lespermitan administrar sus propieddes y tierras comunes, recaudar y gastar sus ingresos;.organizar los cultos locales y festivales 89 . Los dernos'actuaban como todo
y corno parte al mis~o ti emp090. La persistencia de la comunidad 10c~lcomo
foco.de la nueva organizacin poltica del 'territorio rural ateniense significaba
fundamentalmente que cada hombre se registrara en su propiaaldea.As, junto cOflla conformacin de una poblacin segn quedaba inscrita en cadademo,
se delimitaba paralelamente el propio espacio agrario de ,las aldeas de acuerdo
con ladialctica del topo y la parte ya indicada91 ,
85. cL ALAvI (1973): tambin SHANlN (1971): (1983). 274-98. GALLEGO (2oola) trata ms ampliamente
esta cuestin e.n el marco de la Grecia antigua.
86. FINLEY (1974), 132. Ver WO<io (1983), 8-9; (1988), 53-54.
87, Cf. OsBoRNE (l985a), 15~46 . 190-95; WHITEHEAO(l986), 3-38, 364-68.
88. Vas~vEQl!E
. 89. Sobre los diferenles aspebros sealados, ver MlKALSON (1977); NEMES (1980), Cf. WHrTEHEAD ((982)
y, en especial, (1986). 65-252. donde seanalizan exhaustivamente los elementos que formaban el a"togobierno locl. desde la poblacin y la organizacinpoltica :hasraeltipo de sociedad :constituidaen los demos, considerando rambin los gastqs y las fuentes de ingreso y laorganizacin religiosa.
9:Estae; la tesis
centrard~l trabajo de
(1 986).XXVI: "El valor durable .de Linoi. municipalede Haussoullier,y la explicacin ms simple de. por qu
no ha sidci an remplazado. radica en su clara e insistente conceptualizacin de lanaruraleza dual del demo
c1istnico. simultneamente como iodo Y parte'. Cf. OSBORNE{1985a), 72-87.
91. THOMPSON (1971),74. 'ANlJREWES (1977), 243,.sigue la idea de Thonipso n; cf.LEWrs (1963), 26-33:
VAN EFFENTERRE(l976); OSTWALD (1988), 309-19.
54/104
111
'-'. .
co ntinui dad ele las rel acio nes c1ientelsticas, as como en el plano central, en
tanto que los Areopagitas se adj udicaron la capacidad de tener la ltima palabra so bre las decisiones, los decretos y las leyes ele la ciudad . As , el patronazgo so bre las masas rural es que los aristcratas entretejan en el 11mbito
loc al permita edi ficar lazos de solidari da d e integraci n vertical con los campesinos. La distribuci n de bi enes y servicios dentro de la aldea estara guiada por la neces idad aristocrtica de lograr el apoyo poltico de los
compone ntes de los demos (dem tai) en funcin de poder desplegar una carrera poltica en e l mbito central. En efecto, como vimos, tras las reformas
de Sol n el vecindario aldeano se constituy en ci erta medida en soporte
e fecti vo de las as piraci o nes de la elite l partir del desp lieg ue de riqu eza y e l
patronato comunitari o9S. Con sus red es de proteccin para el campesinado,
la tira na de Pisstrato y las reformas de Clstenes generaro n nuevas posibilidades para que aq ull os hall ara n una insercin ge nuina en las in stan cias de
participacin poltica. Pero esto no anul la existencia de relaciones de patronaz!!o. En este marco , el de Ci m n es un caso testi go de plena poca clsica
que-se ap licara a otras figuras de la elite 96 Se d ice que sos ten a con magnificen cia los gastos litrgicos y que alimentaba regularmente a muchos miembros de su demo con los frutos de sus fincas. Esta forma de c1ienle li smo
mostrara de qu modo las relac iones soc iales agrari as estaban configuradas
en torn o a las aldeas , y de qu modo tambin los teITate nientes actuaban en
ese marco instituyendo re laci ones de patronato sobre los labradores. Las referencias de Iseo y Li sias sobre la conces in de liturgi as en favor del conjunto del dcm0 97 , o las ayudas a detenninados miembros o grupos de la aldea
que no podan afro ntar los gastos deri vados de ciertas necesidades, como, por
e jempl o, ann arse com o hoplit as o, m s concretamente, lograr la subsistencia
cotidiana , van en e l mi smo se ntido que e l pape l cumplido por Cimn , Como
Finley ha dem ostrad o, esto le otorgaba a la elite predi camento social, moral
y, por supuesto, polti c0 98
Pero esto no supon e que los zeugtai y los dems agricultores fuer an ciudadan os pasivos a la manera imaginada por Aristteles. Lo visto anterior-
95 . La falaci a de los trabajos que planlea n el mbilo tribal como base de las acruaciones pollicas de los podero sos reside en qUe:! re legan el rol de la comuna aldeana. el demo , en estos procesos ; cf. por ejemplo, BRA
DEEN
92. Sobre es le punlO. MANVILLE (1990), 145-46, 152, n. 76; Ruzt (1997), 350-58; cL tambin OSlWALD
(1969 ), 156; STARR (1990). 7-10. En un ancu lo sobre la expresin dniDs plerh.l't:m en poca de Soln, RVAN
(1994) analiza di cha f m1ula y seala qu e. en vinud de sus caractersticas y funciones, esta asamblea no debi-ser una reunin leg islativa sino una resolutiva en cuanto a los asuntos de guerra.
93. O . OBER (1989). In-247: lambin, ROBERTS (986).
ele Alelllls, XXVII, 3; er. PLlITARCt) , CimrJll, X. 13; Paie/e.,'. IX. 2. ef. RH O
DES (1981 l. 338-40: (1986), 135 -38; MILLETT (1989),23-25; Moss t (1994-95); PLCIDO (19950),8284. ZEL
NICK-ABRAMO\'ITZ (2000). ha arl iculado la cueslin de l palronaro con el problema de la phi/". En ge neral.
CONNOR (J 97 11, 3-8-1 : DWIES 098 1bl. 88- 13 1; HU MPHREVS (1983>. 22-32 .
97. ISEO. n. 31 : :16; -12; 44: L1sr.,s, XVI, 14; XXX I, 15.
94. Vase STARR ( 1990),14-23. CL as imismo OSTWALD (1969),155-59; FORNARA & SAMONS (1991),
55-56.
112
(!
55/104
98 . FINLEY (J 986"1. 39-70. Ver en general los Irabajos reunid os en GELLN ER er ,,/. (1985),9-16,35-77, 15376. CL WOLF (1966): POWELL ( 19701: LANDE (1977 ).
t 13
:.1
"
Julin Gallego
mente nos permile entender la fonna en que los campesinos, que en su mayora vivan .e n el campo, pudieron comenzara intervenir activamente, elegir
y serelegidos,dehatir y votarlasuecisiones enlas asambleas , etc. Por consiguiente, no puede argumentarseque su expedenc;ia poIticafuera escasa,
pues los demos eran poderes institucionales de base y, en cierto sentido, "es~
cuelas" de adiestramientO' poltico. El campesinado no desconoca ni se desentenda de lo que significaba el gobierno yIaparticipacin. La presencia
de los demos supuso. pueS. una forma de. organizacin y funcionamiento estrechamente conectac\acon el complejo de prcticas institucionales de la
democracia ateniense, lo cual dio lgar a hconstruccin de un pooer sin precedentes que empezara a ser identificado con el nombre de del1lokrata 99 .
Apelando a unafrmula bl"eve, cabe conclui~ con Moss que "eldmos constitua una clula muy viva, con sus cultos, su~ asambleas y sus fiestas campestres: era el ncleo mism'o de la democracia ateniense" 100.
.
poder que la elite, contesta que, en realidad, "esto no ocurri en virtud del
propsito de Soln, sino ms bien por una casualidad -pu~s el pueblo al convertirse en causa (atiosgell/1/enos) del podero naval en las guerras mdi.-.
cas, adquiri conciencia de su fuerza, y sigui a malos demagogos
(deI11agogOlI.\ phatlous) en oposicin ala poltica de los virtuosos (awipolitellomiloH rtm epieikr}n)HI02. Para Aristteles la situacin previa se basaba
en unequilibl:io entre: tres elementos que se .controlabanentres generando
un gobierno modcrado perconun marcado predominio aristocrtico. El significai'iv() clesempeode lostleres en Salamina se acrecienta yse reafirma
conlaorganzacin d la ligadlico-tica.Su preferencia poltica consistir
en la eleccin del liderato de los demagogos. Cabe resaltar en este .contexto
que la termin()loga utilizada por Aristteles para enmarcar los regmenes polticos y las elecciones del pueblo no sloimplica un intento de catalogar a
los actores mediante una evaluacin sociopoltica de las clases y sus intereses sino ante todo uncalil'icacin moral: hay . gobiernos virtuosos y los hay
corruptos, as como hay clases que son ms. aptas y otras menos aptas para
mandar. A partir de Efialtes, Atenas sera dirigida por las peores clases y su.
rgimen poltico serauna especie de tirana popular (tyrnno todmo)I03 .
114
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XXIII. I ~2.
115
I
i
!
i
:1
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ra funci ones judiciales, mientras que la asamblea, el con sejo y los tribunales
realizaran de modo prcti co los principi os del poder popular lll .
Algunos hi s toriadores hacen coincidir la actuacin de Efialtes con la emergencia de la democrac ia ateniense lO7 , porque a partir de entonces adquiere
vigenci a plena la soberana popular que lleva a lo que ha dado en llamarse
democraci a radical. Se ha hablado incluso de una revolucin ateniense, puesto que desde las reformas de Efialtes la asamblea adquirira un pode r y una
libertad de accin muy palpables, convirtindose en la institucin soberana
que daba al pueblo la posibilidad cierta de decidir la poltica lO8 El su rgimiento de la democracia ha sido tambin explicado como un re-comienzo
porque , de alguna manera, el pueblo habra recuperado a partir de Efialtes el
comien zo de la democracia diseada por Clstenes, una ruptura que estableci una efectiva participacin igualitaria 109 Esta idea supone un cambio de
perspec ti va que modifica la visin acerca de que la e mergencia de la democracia se ha de atribuir necesariamente a las reformas de este ltimo . Es por
esto que se ha afirmado que Clstenes no habra establecido la democrac ia
misma si no unas bases o rganizativas y territoriales que posteriormente se ran
retomadas por la instaurac i n de la democrac ia 110
Ahora bien, la distin c i n entre bases estructurales de la democracia y la democraci a misma implic a un desdoblamiento que alude, respectivamente, a la
organi zacin de un sistema poltico y a la emergencia de una prctica poltica
capaz de utilizar el sistema ya instaurad o en pos de una soberana popular
efecti va. En este sentido, Efialtes radicali zara las derivaciones de la intervencin de Clstenes. No se tratara de una mera restaurac i n de las innovaciones
de este ltimo sino de un ataque al consej o del Arepago y la asignacin efectiva del poder poltico al pueblo. A partir de Efialtes, el Arepago slo ejerce-
En este nuevo marco , Pe ricles desarrollar una forma de des plazar el patronazgo y la autoridad de lderes com o Cimn 112 Se ha dicho que al no tener la riqueza de Cimn. Pericles utili z entonces las arcas estatales para
generar el apoyo de las masas 1U Pero puede conjeturarse que el efecto prctico fue un cambio de poltica: Pericles dio un salto del mbito local al central en materia de liderazgo, desarroll an do as una especie de patronato
pblico estatal que telminara beneficiando al pueblo urbano, mientras que e l
patronazgo rural perdera peso en relaci n con esta nueva formal 14 Los Iheles confollllaban ahora una masa ante todo urbana, lo cual tuvo que significar un cam bio respect o de la situacin apenas posterior a las reformas
solonianas. E n efecto, segn hemos argumentado, durante el siglo VI la mayor parte de los atenienses pobres ubicados por debaj o de los z.eugitai hoplilas habran sido pobres rurales. Pero la incorporaci n a la ciudadana de
esclavos y extranjeros por parte de Clstenes 115 y los ingresos del imperio
que Atenas empez a obtener tras las g uelTas mdicas alteraran, en un cuarto de siglo. la condicin preferentemente agraria de los pobres ateniense s l16 .
De esta manera, la poltica impulsada por Temstocles en la coyuntura de la
guelTa contra los persas, e aito naval en Salamina y la formacin de la liga
dlico- tica -que haCa de la marina ateniense un elemento fundamental del
poder poI tico-militar de la ciudad 11 L, todo esto se vio consolidado a partir
del accionar de Efialtes y Pericles, que terminaran por trazar una cesura entre la vieja y la nueva poltica 118 As, mientras Cimn haba asentado su ca111 DE BnUYN (19951, 87-110. aduce que, a pesar d las " [,, rmas de Efialres. el Arepago no babra perdido la capacidad de vigilar el funcionamiento de la pJis.
112 . Respeclo de eSl"s formas de liderazgo. VEYNE (1 984).154-77.
11~ . Cf. ARIST(lTELES ,
PLUTARCO,
Perie/es. XII.
114. Esto baba llevado a algunos aUlores a usar la nocin en eXlremo incorrecta de "socialismo de cSla
107. Cf. HIGNETT (1952), 2 14-51 ; JONES (1987). O'NEIL (1995). 57-71. analiza el problema y da su perspecliva sob re IJS rdomas de Efialtes y Pericles.
108. DWIES (1981 al, 54-56. 60. El aUlor seala lambin la imporJancia de la frmula de Temstocles sob re
la polti ca ex terior ateniense tra s el fracaso de Cimn e n Esparta. ligndola con di cha revolucin . ef. COLE
(1974); WOL SK I (1989).
109. LOR AUX (1979); (199:11. 84-85.2 11-16. Cf. VIDAL-NAQUET (2000). 159-80. Esta asociacin e ntr a m-
bos sucesos nos planlea el problema de la invencin de la po ltica bajo el modo democrtico. Pero la cuesrin
delnucimiento de la democracia se duplica. teniendo su pumo de panida en una doble ruptura , Se trata, e n de~
finiriva , de compre nder la conexin eOCre las mutaciones inducidas por Clstenes y la actuacin de Efiahe!S. as
como el marco histrico previo y sus derivaciones. Sobre esre ciclo, MARllS (1974); FORNARA & SAMONS
do"; cf. por ejemplo CIlHEN (196 1).73-82; CH."'ELET (1 969). 16J-67 . En ri gor. lo que hay que tener en c uenta es el uso de los ingresos del imperio concebido por Pericles, y cmo ello repercu ti en la polti ca aleniense
y la constru ccin del Iideraro. Parle de es te proceso se desarroll antes de que Efiahes y Pericles actuaran. Sobre eSlos punoos. FINLEY (1 986al. 58-61. Ms ampliame nt e. C()NN()R (l97 1), 8.~- I 98. Cf. SI/pra, n. 96. donde
se cila ms bibliografa.
115. AnISTo'>TELES . P"ltic{I . I 275b :14-J 7. Sobre la inco rporacin 'de nuevos ciudadanos. c f. PLCIDO
(1995b). ANDERSON (200:1). 41-42, asocia el gran incremeDto del nmero de atenienses con el primer regis tro
real de los hubiwntes del tica como ciudadanos. Como vi mos, el autor alega qu e el sinecismo del lica se
produjo a raz de la unificacin polti ca provocada por las reformas de Clslenes.
116. ARlsn'lTELES, COflsriwcin de Atenas, XXIV, 1-3.
(1991), :17-75.
117 . Cf. HASS (1985).
110. Cf. por ejemplo. Mosst (1981). 28; FINLEY (l98:1a). 144; (1990). 79-80; SEAGER (198 2); STARR
(1990). 17 . Adems dc sealar e l carcte r posilivamenle revo lu c ionario de los aos 510 al 506 a .c., OOER
( J 996), .l 2-52. pos tula lambien que all residi ran los orgenes de la democracia atenie nse.
11 6
57/104
118. As parece indicarlo el qu e Cimn fracasara en su expedicin a Esparta llevando consigo a 4 .000 hoplitas. es decir. propielarios ri cos y granjeros acomodados, cuya ausencia fav orecera el cambio constilUcional d Efialtes.
117
1)
,
I ,!
i:'
La coincidencia de intereses entr~ ricos y campesinos que niuestran lbS documentos Tecincitados es . unadelas caras de un problema qlle merece un
anlisis Ills detenido l23 . En los demos ticos, por encima del comn del
carripesinado sobresal;lel grpo de los que hacan las ptop'uestas y, sobre to-'
do,aquellos que reciban honores por parte de su demo porhabeTrealizado
algn servicio comunitario. Esto hace referencia a la inflUencia de ciertos
personajes que prevalecan,entre otras cosas, sobre labasedesu riguezagastadapblicamente 124 . As, ms all dela extensin de la organizacin uela
democracia yel igualitarsmo, haba quienes de hecho desc()llabanen la so,
ciedad del demo 125. Esto pued~ confirmarsea:travs de la ais(ribucin de los
penfak()sioniedimno, a quienes hallamos en los demos ms distantes 126. Por
consiguiente , si esto ocurra as COI1 esta clase s lgico asumir entonces una
prese~cia mucho ms dilatada de los caballeras en los demos ticos. La con"
vivencia de stos con los zeugftai resulta, pues, un elemento insoslayable. Si
tomamos en cuenta que la legislacin soloniana, estableca una separacin eS7
tricta entre caballeros y labradores segn el ingreso anualde cada clase, ve"
mosque esta norma resultaba ambigua al separar segnrangos rgidos de
riqueza a sectores que en realidad no se hallaban, socialmente hablando, tan ,
lejosentresLEn efecto, si 10sJabradores conunayuntaeran los que obtenan
entre 200 y 300 medimnosy los caballeros entre 300 Y 500 127 , ciertamente,
la diferencia real apareca nucho ms marcada entre los que conseguan ingresos cercanos a lapriineray la ltima de las cifras dadas, Pero quienes se
hallaban en el lmite superior de riqueza de la clase labradora o en la parle inferior de la de los caballeros, no se encontraran, en verdad; en situaciones
muy distintas. Por supuesto, haba una distancia notable entre el caballero
que posea caballos y, el campesino 128 . Pero entre el granjero acomodado)'
el caballero no muy rico ladesigualdad poda ser escasa, lo cual habilitaba
una posible cont1uenciade intereses.
Varios testimonios, incluyendo los citados anteriormente, apuntan en esta
direccin. Aristfanesh'ace decir a Dicepolis, el granjero protagonista delos
Acarnnses, "amo por esa accin a los caballeros", ya que haban obligado
a Clen, demagogo vapuleado por Aristfanes en varias obras, adevolverla
~--'-'_._--
119. Ver HA~SEN (2004a). 31. que refiere a E URlpIDES. Ore5"5, 917-22; ARISTFANES. Pal, 1172.90';JENO.
rO~TE. EC(Jnn~ic(J, VL6. Volveremos sobr~ eSfa informadnms, adelante. :Con respecto a> Ia's Ineas ',de anlISIS que a contJnllncin.plareamos. vaseel indispensable analisis de FOUCHARO (997), 343.58. que examina
Julin Gallego
'.
120 [JENOFO"lTE], Rel'lhliCfl d~ losare!,iensex. !l . .1114; cf. TliC tOID ES. l. 14243. Sobre f ai masas rurales
yUfoanas en el Viejo Oligarca. LEDUC (1976).177.98.
,
12'kVade sllyo que estos dlSpositivoscomunitarios de consumo de riqueza privad~constituye'; un complemento de las relaciones de patronazgo y el c1ienteli.mo.
125. WHlTEHEAO (1986), 23452; cL tambin (983).
ef.
126,
THoMPSON (1970) .. Se'trala,como se recordar. del grupo ubicado encima de los caballeros o "ippe;s y de los labradores con una xunl. o :ellg;((/i, usando la clasificacin consagrada po r el Ordenamiento de
las clases censatarias de Soln.
127.ARIST(lTEL.ES. CO/ls/itci/I de Atenas, VII, 3-4.
118
128. Cf. ARIST()lHES. Po/irica. 1289b 33-35. Sobre la dislancia enlJl! el noble que criacaballos y el que no
loes ni puede re~li zar esla cria~za.GERNF.T (1980).293.
.
58/104
119
Ca mpesinos en la ciud Jd . Bases agraria s de la I' lis gri ega y la infanlera hoplita
j.
;r .
r,.
r!1
l'
sum a de c inco ta le nt os Ohte nida por sobo rno 129. El c ontrapunto e ntre el coro y Dem o de Pn yx , el protagoni sta de los Caballeros d e finido como un ser
con hum o r de lab rador (gro ikos ) 130, nos pone n uevam en te ante la po si ble
ce rcana e ntre los citad os secto res de la Ate nas cl sica. Dem o d e Pn y x es, e n
re alidad, una enti dad col ec tiva que aparece con s ig nada si g uiend o los criteri os utili zad os para la deno min<lc i n de los ciudad<lnos tras las refomlas de
C lste nes, es to es, p rim ero su nombre (Dc m o ) y luego la indicaci n del d em o e n el qu e se hall a regi strado (Pny x). Pero Dem o es la palabra para d esi gnar a l pue bl o e n g ri ego , mi e ntras qu e Pn yx alude a l lugar e n el que se re un a
la asa mb lea dc ciudadan os e n Ate nas . Se tra ta, por co nsigui e nte, d e una referencin al pu cblo e n as am b lea cali ficad o bajo su carcter ca mpes in o (g roikos). que pam A ri s tc fane s se ra e l e lem c nto principal de la democrac ia
ate ni e nse. En este co ntext o, e l coro d e los caballeros e merge ra como un sectOr q ue , seg n la in tl uenci a q ue pudi e ra llegar a te ne r sobre las dec is io nes del
pue bl o c amp es ino, podr a para Ari stfan es transformars e e n un refe rente de
un go hiern o justo y c n sin nimo de equilibri o 131 E n cambi o, seg n s u pu nto dc v ist<l . los campes inos se e nco ntraban e n re alid ad som e tidos a la arbitrari ed ad de las deci sion es d e los de magogos, e n especial sobre la guen'a y e l
reclutamiento militar, pero aoraban la p az y el tra bajo ag rcola y perciba n
tod o lo que tu viera re lac i n co n la ciudad co mo co ntrario a sus intereses 132
i'
i t' tI .\"t'S.
Juli n Gallego
cen re feren c ia a la colaborac i n entre algun os perso n ajes so bresali entes y
sus c o mpatri o tas del d emo a partir de diversas contribuc iones . Efec tiva mente. las !:!entcs d e los lie m os reputad as como excele nt es c iud adan o~ y patriot as ~celos()s pod a n ser a yudadas por los m s poderosos l 3) Esta
co ncord a nc ia de \' alores, a pesar de la ev id c nt e dife re nciac i n soc ial entre
c aba ll el'lls y lahrad o re s, es tamhi n subrayad a por Je nofo nte q ue imag ina un
dominio ideal e n manos de un c aball ero, qu e utiliza tra bajo e sclavo para cultivar la tierra , pe ro c uyas no rmas m o ra les se apl ican ig ualme nte al campesino 136 Esta vi s i n id ea lizad a de los va lores agrari os se tran sformar, segn
vim os e n Ar is t tel es , e n un a e lecci n polti ca q ue nos col oca, en rea lidad,
ante los lmites de la co n ve rge nc ia e ntre ca ba lle ros y labrie gos al deses tim ar
la inclusin d e stos e n el es tado. D e todos modos, la contluencia e ntre la
elite y el pueblo rura l nos sita ant e un he c ho c ardin a l de la v ida soc iopoltic a aten ien se.
Otro as pecto de la o pos ici n aludida se ve en Acamienses e n las c rticas de
Di cepolis a la c iud ad y su aoran za de la p atria local:
"M iro haci a el campo (e is ton ag rI ) , enamorado de la paz; den ostando la ciudad (s t \') \' aora ndo mi demo. que jams me dij o: compra carbn, o vinagre,
o ace ite': q;l c ni siqui era conoce eso de compra , sino que era l quien me lIe. . ,,117
vaba todo y lo de co mpra no eX lstl
a . .
L a ide a d e compra q ue el labrador rec haza se liga ex plcitam ente co n la anttesi s e ntre lo urban o y lo rura l. Si eve ntualme nte el c ampesi no lleva s us prod uc tos a l m ercado , la finalid ad de es te com erc io no radi ca en la bsq ue da de
gananc ia sino e n la satisfacci n de necesidades de consumo, es decir que pri~ma la IQ ic a de l val o r de uso sobre la del va lor de c alll b'la 138 . SIII e m bargo,
la qu eja del labrador d e not a un aspec to interesante, pue s m s all d e su .obj etivo pa rece vi slumbrarse en re alidad una supre maca del val o r de cam bIO sobre el valor d e uso. Po r o tra parte, el comerc io se hallaba sUj eto a dISpOS ItIVOS
de co ntrol po ltico qu e afectaban su desarro llo . En es te marco, .las p ~~abra s
qu e a parece n e n boca de Dicepolis son ilu strativ as de la s lgl1\fi ca~ IOn del
g o ra y las reg ulacio nes so bre e l com erci o para l.os ag ncultore s, y ~o mo ,su s
val o res se asociaban no con el merc ado urba no SIllO co n la autarqul a agnco-
7-8.
e ll COIO II O,
1.' 4. Tvelol o ES. 11 , 2 1, J, hecho que d ebe po ners e en relaci n co n la descripcin sobre l os com po nemes de
esta aldea lica en los AcarniclI se.\' de Aris[fanes .
SCHA PS 1 2 00~),
120
59/104
121
'<
.
ee . mlca. ASlse ve en -ARIST(lFANES. Asam
U\' 3s-. -me march Con la boca llena d
_ d .
.'- .
el_.jg~ra en busca de .harina. Pero Ile~ elheral_~,o voceando.que: nadfe .en"adefrinte:c:;t:~e a~l:~e~:~n~: :~~~
,ce . I".puesusam~~ monedas de plata!," "; Lo SU,alse ', manifeslaba tambin en el a el de.ios,1rlS
mercado (eL Acllrll/enus. 723-25, 81'819. 909-25). Ver BURElLJ (197:\); lONGO (~:S7), 120-31. pe~tores de
. '
OS~(~~~~~I ~~~;;,. C~p. 1. ap.~. La dicotonaenlre lo urbano y !o ""al est, por cierto, sujeta aldevenir. Cf.
' .
. .. /JUJ.flm , que esarrolla SU argumento apartir 'de la idea de que la ciudad estaba plenament
condl:lOnada pur el campo y la base campe.sina de la sociedad. Sobre la Alenas clsica, WOOD( 1988). 81-172.
Julin Gallego
iiuevo tipo, asentados principalmente sobre. los sectores urbanos, Por cierto
c.stavisin nostlgica deAristfanestienebastante en comn con la democracia rural que vilTIos en Aristteles; y coincidira e'nel caso ateniense
tOn laantiguademocracia de Saln , la primaca del Arepago, el pOder de lderescomo Cimn y todas sus buenas costumbres 144. No obstante, estos
"buenos viejos das" no parecen haber sido tan pacficos y buclicos como el
comedigrafo y el fii6sofosuponan 14\ Lo que importa. destacar, de todas
manras,CS la coincidencia de intereses entre los agricultores y los ricos que
estas posiciones estn postulando, al igual que Aristteles lo propOna para la
democracia sooniana enla que las tres clases superiores serepartan el manejo del gobierno .
PodemosinterpretarJatransformacin aludida argument~ndo que la existenciadel ciudadano se desarrollaba a dos niveles: como demtesen el plano
local del demo y como polteso ciudadano enel plano centraldela ciudad.
Habra pues dos niveles de pertenencia, siendo el ltimo plano ilque,clcsde
Clstenes, establcceraIa ndole poltica del primero146 .EI mayor protagonismo del pw~blourbano ' parecellevar a qu eltrminodemres,vaya asocin-.
dose gradualmente congroikos, que se convertir finallTIente en un mote
peyorativo que dcnotan rusticidad y vulgaridad, mientras que la)dea de po,
ltes va a terminar ligndose con lade aste/os, en virtud de lo cual ir adqui~
riendo una valoracin positiva connotando urbanidad, inteligencia,
refinmiento 147 . Por ende, la contradiccin sealada entrelo urbano y lo ru~
ral se traducira en una divisin de .Ia comunidad cvicadeacLierdo con dos
sectores del pueblo que en este caso apareceran contraponindose: campesinos y pobres urbanos : Dentro de los sectores populares, la.dicotoma parece- .
ra darse, entonces, segn su rol como demtai, masas rurales, o como
polltai, masas urbanas: mientras que aqullos se asociaran a la falange hopltica, en cambio, stos se asociaran al desarrollo de la flota. Esta contrapo-
122
60/104
123
~:
148 . Oposicin que a la larga, seg un ha dich o HA NSON (1 995). :127-55, mostrara a los ;; hoplitas co mo dinosaurios",)' que habra sido lemprlnamente percibida por Esquilo (cf. Vida de Esquilo , 10) al preferir que en
su epitafio figurara Maraln y no Salamina. Vase PLCU)() (1997), 11 9-43, y. en especial. PRoST( 1999): tamo
bin LE \'()UE ( 1978). Sin embargo. ver FOUCHARD (1997). 200-5.
149. OS OORNE (1990): HANSEN (1991). 106- 16. cr. Moss (1 995), 86-108: lambin HUMPHREYS (1970):
DWIES (198Ial. 89- 115 .
150. VaSe H.'~ SON (l996).l'anim y. en especial, 291-92. 305-7: cr. (1995), .157-403. que rene la informacin y desarrolla un slido anlisis sobre estos punws .
151. T uci DtDES ,
[l.
14. 2.
152 . Esto es lo que cabe conjeturar de un supu es to decreto de un lal Fonnisio, que habra propuesto res
uin gir la ciudadana a los propietarios de lierras, pueslo que de haberse aprobado slo unos 5.000 habran que
dado ex.cluidos: ef. DIO~ISO DE HALlCAR NASO, Argfll1lenlLlI11, en LI SIAS, XXXIV (Sobre tu constiTUcin
lIII Ce,,'I'<I/ ): MA RKLE (1990). 158-59. No e st claro si el mnimo de pro piedad exigido exclua a los atenienses
que lu vieran una propiedad moderada por debaj o del rango hoplita, asociado en general con los :et/gira;. Se
escoge como base una poblacin de ciudadanos adultos de entre 25.000 y :10.000, cifra que se induce de di versoS clculos: ver HANSEN (1981): (1982); (1985): (1991), 90-94: eL Wt LUAMS (1983) y, en especial, CnRVtSIER & SUDER (2000). :17-41. En su anlisi s de la poblaci n ateniense, GOMM E (1933),2627, desechaba el
documento. pero el nmero total que daba se acerca al consignado aqu. Por supuesto, hay que considerar la
mortalidad causada por la guerra y cmo pudo afectar de un modo diferente a hoplitas y ,lIetes: al respecto.
blecido 154.
Esta cont1uencia aparece destacada de manera vaga por dos referencias. La
primera proviene de Jenofonte que , con un tono de explcita reprobacin, deja ver que los integrantes de la asamblea conformaban una muchedumbre
(khlos) de cardadores, zapateros, carpinteros, herreros, campesIllos , comerciantes, traficantes de la plaza pblica y revendedores. El otro testim onio lo
aporta Platn , que tambin seala la diversidad so~~al de lo s ~ue habitualmente participan de las reuniones de la asamblea 1)). Resultana, pues, una
"ran simplificaci n trazar una distincin tajante entre pueblo rural y pueblo
o '
.
.
,
.
I
bl 156
urbano, puesto que, en ngor, uno y otro constltuIan en conjunto e pue o . .
Clasificar sus posibles ocupaciones econmicas es viable, y es lo que le sIrve a Ari stteles para realizar su tipificacin de los diferentes tipos de democracia, pero no aclara demasiado respecto de la poltica democrtica y las
opciones resueltas en la asamblea l57 . ste es uno de los aspectos ms relevantes de la poltic a ateniense de la segunda mitad del siglo V. La transformacin radical en el estado de cosas de la Atenas clsica que conduce a la
situacin recin referida fue inducida por las reformas de Efialtes. Su ocurrencia marca a las claras un antes y un despu s tanto en relacin con el ejercicio real del poder poltico como con respecto a las instituciones en las que
el mismo se desen vuelve y los sectores capacitados para participar en ellas.
Aparecen nuevas formas de liderato a la vez que se profundizan tendencias
que configuran ms claramente a detenninados grupos sociopolticos. El d~:
plazamiento de los lderes de viejo estilo por los demagogos y la dlstIllClon
entre pueblo urbano y pueblo campesino son ejemplos de estas transformaciones. Existe , sin embargo, una dimensin que en la trayectoria que se abre
en 462 subsume esta serie de factores, dimensin ligada a la presencia del
pueblo como sujeto poltico que instaura a la democracia no tan slo como
111,
124
~. J.
125
61/104
unregImenroItico con sus ba.ses estructurales sino sobre todo como una
prctica poltica subjetivaenla que la soberana es atributo del pueblo.
158. TL'CI [J1IlE.~.vII'. J, 1: ef. II !. 4\3,5. Vase POPE (1988). Sobre el problema del liderato en Tu:cdides.
ver OSER (1998) .. 79,94. Algo similar se lee en AND(CIOES. Sobr~ su regreso. 27; al respecto.Mlss loli (1992).
En cuanto al tema de la responsabilidad del pueblo, GIL (1970); UVY(1976), 29-47.
126
de
159. RIS-rr)FANES, Acamiense." 370,76. Caballeros, poisim. muestra con c1arid~'d:cnio~oncibe el pOe(a
la relaci n enlre el demagogo y el. pueblo.
163.EVRiPI~ES. Ore-'Tes, 91 H23. Los vinuosidad que ;trib~yealeSposodeElect~\cf Electro. 298), que vi-
ve alejado del gora y sus avatares; van .~~ 'el mismo sentido. ~to pare'" ser unantidpo de la idea de Aristtel~s
ya an;Iizada acerca de la democ~da rural, tema de impronta conservadora y elilista que por I~dems a,traviesa el
conjunto del mundo grecorromano. Sobi'l!esto, vase SEZFERNNDEZ (l992)..Pero, en reahdad.habJadlferencias de peso entre el campesinado ateniense y el romano, .respeclo de lo cual ver GARNSEY (1998), 91-105.
164. EunlplDES, Suplicante." 42025.
165. [ELIRfPiDESI. Rem. 266:271,72.
62/104
127
Julin Gallego
Una sntesis de este pensamiento anticampesino lo encontramos en Teotiasto. quien consideraba que la subalternidad de los labradores era producto
de su ineptitud e inferioridad, hecho que pona de relieve lo que a sus ojos
constitua una falta de manejo de los hbitos sociales propios de la ciudad por
parte de los campesinos, pues "Ia rusticidad (agmika) parece ser una cierta
e indigna ignorancia" 166 Efectivamente, el campesino aparece en su razonamiento como un ciudadano vulgar. que si bien es capaz de asistir a la asamblea, "desconfa de amigos y parientes pero, en cambio, hace partcipes a los
criados de los asuntos ms importantes y les cuenta a los jornaleros que trabajan a sueldo en su campo las deliberaciones de la asamblea". En este punto podra argumentarse un efecto de poca: si una de las conquistas ms
importantes de fines del arcasmo haba sido Hel desarrollo del ideal de campesino ciudadano" -dado que el labrador independiente haba afirmado su
posicin econmica, militar y poltica en la ciudad-, "en el siglo IV el ideal
se corresponder cada vez menos con la realidad, pues en gran parte delmundo griego la clase campesina se debilitar" 167 Existe, por cierto, un encomio
de la labranza y los labradores en la Atenas ele la poca, pero dicho elogio
trasluce en realidad una bsqueda de la concordia entre pequeos, medianos
y grandes propietarios que tiende a beneficiar slo a estos ltimos. Al mismo
tiempo, la configuracin ele las ciudades ideales exhibe a un demos --cuyos
integrantes son obviamente ciudadanos- que no puede realizar trabajo agrcola alguno. Este pueblo idealizado no es concebido ms que como una aristocracia. As. la banalidad del elogio de la agricultura y los agricultores se
acopla con una concepcin, proveniente de la filosofa, fundada en el desprecio de estos ltimos, concebidos como esclavos o dependientes 168.
En este contexto, el Pitao de Aristfanes constituye una evidencia significativa para el anlisis de la situacin socioeconmica del campesinado, en
especial el ateniense. El punto de partida propuesto por la comedia es justamente la decadencia y la estado de penuria de los labradores, puesto que a lo
largo de la obra el tema central no dejar de ser en ningn momento el de la
restitucin de la visin al dios Pluto, la riqueza personificada, de manera tal
que los agricultores, hombres honestos y trabajadores l69 , logren el bienestar
que se merecen y puedan expulsar a la funesta diosa Pena, la pobreza figurada, que los ha venido persiguiendo desde siempre, y mucho ms todava,
170. (hid., 165; cf. 903. Sobre este puma, vase KONSTAN & DILLON (1981): SOMMERSTEIN (1984); OLSON
(1990)
171. FmHALL (200,).
171. HANSON (1998). Ver HARVEY (1986), resea a la primera edicin de 198.1.
Caracteres, IV, 1,6. Cf. MENANDRO, !Jmdor, fr. 3. Sobre nmbas visiones de los atenienses dl campo. cf. ]ONES (2004). 111-14. 118-15.
166. TB)FRASTC),
167. AUSTIN & VIDAL-NAQUET (1986).147. Cf. PLCIDO (1991): (1989). 67-76.
168. Con respecto a este contraste entre las formulnciones imaginarias y las situaciones histricas, vase
los minuciosos anlisis de FOUCHARD (1989); (1993).
128
63/104
17:'. Sobre esta situacin del campesinado ateniense tras la guerra del Peloponeso a partir de las comedias
arislOfnicas, EHRENBERG (1957), 115-16, 117-.13; DAVID (1984). Para visiones histricas globales, Mosst
(197.1a): (1978a): (1998),96-111: AUSllN & VIDAL-NAQUET (1986),135-38, 147-48. Cf. PLCI?O (1997), 14457. Recientemente, THORNE (200 1), passilll y, en especial. 248-52, sobre la devastacin del Atica durante la
guerra del Peloponeso, ha revalorizado apropiadamente el problema del impacto del sa,queo sobre la agricultura como instrumento militar viable para producir una coercin econmica sobre la pobs atacada; SI bien no
se pronuncia abiertamente sobre la suacin de los agriculrores ticos, de sus argumentos se seguira que los
efecros de los maques espartanos fueron negativos.
129
de
ciudadana~tenien se
174: H,,,sn!'l, ( 1998),1 2 9-73 Cf. ANOREYEV '(974). i 8-19;Ed, WlLL(l975). 301-4,
175. OBtR (1985). 13-31. Ver STRAUSsI(986). 43-45; CHANOEWN (1999),
176, OBER (1 985), po"s;/I/; MUNN (i993l. 333 . 187'95; HAf:/SON(1998). 77-128: tambin GARl,AN(1989),
93-142 Cf. igllalmente GARNSEY (1996). cap. 9-10.
'
.
.
. .
Galle~o
es
:situacin. la represelllacin desvalorizada que la aristocracia tena deellos. FOUCHARO '(l997). 77-88, Sobre
el problema de los sentidos de la idea de libertad enla era ;u:caica. RAf-FI,.AUB (2004);.23.45:
17R, CL,\'I/l'r(I ,. Cap. IV ap. 3.
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64/104
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demostrar, y tal como lo han reconocido Hansen y Markle, entre otros, la participacin poltica de los labradores ticos debi de ser amplia, en especial de
aquellos cuyas aldeas se encontraban ubicadas alrededor de la ciudad, en el
rad io definido por la distancia que separaba a la propia Atenas del puerto del
Pireo l 79 . El anlisis de M arkle de las pruebas referidas a la intervencin en
las asambleas y en los tribunales, proveniente bsicamente de los siglos V y
IV, no deja lu g,n' a dudas en cuanto a la capacidad poltica de los granjeros,
incluso los ms pobres que durante la etapa de lo que Aristteles llam la democracia moderna o reciente podan aprovechar los tiempos ociosos para obtener un ingreso extra a partir del salario cobrado por asistir a los tribunales
(desde mediados del siglo V) o las asambleas (desde comienzos del IV)1 80.
En definitiva, los labriegos no estaban privados de una cultura y educacin
polticas, que provenan justamente de su experiencia prctica en los demos .
Tampoco eran indolentes y, por lo general, tenan tiempo de asistir a las reuniones polticas, sobre todo cuando se decidan temas vitalmente importantes , como los referidos a la guerra, asuntos en los que no podan dejar de
intervenir, y de hecho as lo hicieron durante buena parte de la historia ateniense l81
CAPTULO
..'~
..
Las condiciones agrarias generales de la plis griega constituyen, tras el recorrido esbozado precedentemente, nuestro punto de llegada. Se trata de establecer, primero , un modelo general que sirva de base para volver, despus
dc esto, sobre las discusiones planteadas en los captulos previos con respecto al rol de las comunidades aldeanas como distritos del estado griego. En
tanto segmento del estado, la aldea hizo su aporte para que en cada plis el
afianzamiento territorial y poblacional, pero tambin poltico, militar, religioso, fuera una realidad. La configuracin de los vnculos asociativos entre las
aldeas y el estado adquiri diversidad de formas, segn el modo en que se llevara a cabo en cada plis el proceso de sinecismo y, a partir de ste, el desarrollo del estado . Pero a pesar de esta pluralidad morfolgica, el campo
historiogrfico ha estado organizado durante un largo tiempo por el modelo
de la ciudad consumidora - con sucesivas perspec tivas dentro de este enfoque
y co n ulteriores discus iones sobre su pertinencia para la ciudad grecon'omana-o Este modelo y algunas de sus crticas no interesan aqu por s mismos,
sino por el lugar de la aldea como mb ito soc ial campesino que permiten vislumbrar. Este lugar explica tambi n, y se explica por, el lazo entre agricultura, guerra y poltica, es decir, la mancomunidad entre el ascenso social del
campesinado y el despegue de la falange hoplita y, con grados dismiles de
inclusin segn los casos , el rol de los agricultores soldados en la vida polti ca.
180. M ARKLE (1990); cf. (1985). La discusin entablad. entre JAMES()N (l 977n8) y WOOD (1 983 ) en torno a la e sclavitud en b agricuhura atl!niens~ se sos liene en la aceptac in dd carcter po llicamentc activo de
los labradore s tico s.
18 1. Cf. ARI ST()fANES . Acamienses. 19-39. Ver FtNLEY (1986.). 99. 110 11; tambin HANSEN (1 98 7). 7- 12:
(199 1). 1"5-27; Ruz ( 19971. 41825 .
132
IV
65/104
133
~...'<'
:/-
".
agrcob (kh/:a)I_en el ~ualJo~ inte~rantes de la.comunidad tnan sus parcelas privadasL,puesto queciudildy campono podfanser separados 3. En Uli
, estricto sentidcipollico, el' centro urbano ra' lmeJe~ento car~cterstico de la'
...' pli.I':'llgar.~neIque se desarroIlaba la vida cvica del cstado-ciudadan0 4 .La
' existenc\ material de la ciud~dotorgabapresencia objetiva y pennannte a
. ' Ias inslilucionesgue gobcrn ab,lllelsistema social,. dentro de un esquema hasadoclI "1I11a ruralizacin 'd:JaCiudad", como subrayaba Marx5,y noen un
dominioelc " acit,dad sobrGeLc,m npocomoel se~alado por el modslodela
.dudad de consumo que veremosposteriormente6. Esto implicabau~modb
". de articulaci6ndelas rel acioncs.sociales que comportaba la constitucin de
una colecti\;idad POllic~conj)oderesbien deliniitados, lo que Titrminos
., . modernos podramosdefinirc()Jn()un estado. Este estado se caracleriza.ba pcjr
, la participacndirccta de los.. ciudadanos en Ios :asuntos pblicos. y por la
'consecuent(i,nexistencia dClllapurocracia. Por otra parte, la comunidad co~
.'. mo un lod deba ellcargarse de los asuntos d~' lagu~rra,raz n porla cualca-.
,da ciudadano propietario deuIl I?te se converta l su vez en Un ~oldado que
.' con sus propias armas y amladura deba defender I()s intereses ,~bsicmnente
~grarios- de.lacoleclividadpani poder defender los ,suyos como poseedor de
tieITas; y as re.producirse cOlllotal 7.
Efectivame.n te.si bien la conlullidadse furidabasbte la apropiacin privada dcla tierra como uno delos eleI1lentosc\avedel sistema, el punto. irripor~
lante es que parancceder a la posesin de umloteyra necesarid previamenle
pertenecer a lacOlllUnidad . De este modo, lcitidad se nos presenta como la
unidad de cier(Clnmero de propietarios de tierras que se reconocan cOrno tales entre s. ESlaspropiedadesagrarias consltuariel patrimoniOdf:familias
que geileracintras generacin seperpetuabal.en el seno delac~munidad, a
. . travs de la heren~ia y 1<ls tradiciones .ancestrales, y que en conjunto confor~
.maban la pliS segn el IlIodoMorganizacindelespacio entonces imperan-
1. MARTIN (1973); HU~IPHREYS (1978). 13035;80-(0 & JAMESON(198 1).icf. LEP<.)RE(J97J), panilas co.
lonia.' griegas: M()G~I (19~71. para Turios:C.mUDGE ( (998). pardEsP<ifla;OIEvrrARESE (7000), i :i4.81. P"
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Juli'n Galleg?
Base{~grariaSdela
plLhrriega y la infantera 'hoplita
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i"-"tI,.p.:'.
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. 7 MARX (1971), 4~6-39. Respecto de suside as,HINOESS &HiRST(979l. 86-95: FlNLEY.0986b), 104-32: .
GARLAN (1989). 209- 14: BRYANT (1990),-48586,497. Sobre la gllerra en..eI marco de las bases agrarias. de la
"/is. cf. i~rr", ap .
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66/104
135
11 Sobre e l carcter de los repanos de tierra, ver ADAMESTEANU (1973); CARTE R (1 98 1); YNTEMA (1 993).
(1994),7394. ASHERI (1971) ha indicado qu e muchas ciudades tenan un carcter excl usi,is ta
en el acceso a la (erra en favor de los primeros colonos. lo cual no impide apreciar la condicin igualilaria
inaugura l de laJes colonjas.
Cf. S . PRY KIN
12. En cuanJO al igual raIs mo en el reparto de las tie rras en las colonias griegas. GRAHAM ( 1964), 59 ; LE(1973), 25; MARTI N (197:1).103 ; 130m & JA MESON (1 98 1J. 327. 336; H ANSON (995), 19~ -95.
PORE
1.1. A esta poca corresponde, justamente. el desarrollo de la planificacin urba na en tanto qu e respu esta
prcrica a los problemas implicados en la fundacin de las nuevas ciudades. aunque (ambi n como forma de
redi sear aquellas ya exislentes. Cf. OWENS (1991), 30-50; KIlLB (1 992), 95111. DEMANJ) (I990), 14-27.
14. Cf. .I'lIpro. Cap. 1, ap. 4.
15. SCHNAPP GOtJRBEILLUN (2002), 183 84. SNODGRASS (1986a), 1570, ha hablado de una "revol uci n estructural" para referirse a la instauracin de la plis (cf. igualmente [1 99IJ), oponindose a modelos conrinuis.
ras de larga duracin como el de VAN EFFENTERRE (985), que reaccion a su vc:z conlra posluras como las del
primero al considerarl as la hswria oficial Ocannica de la pJis.
16.
l3u RFllR D
(1993), 17 .
Lo cierto es que, de una manera u otra, la auto ridad d e l estado re sult ineludible, pues desde la e ra arcaica habitar era vivir en plis. Es sol a ment e en
este co nt ex to que se pueden e ntende r las distimas categoras en que poda
clasificarse la ti erra d e una ci udad c lsica: comn (koill); pblica o pertenecieme al estad o (dell/Osa, a veces como sinnimo de koll); sag rada o
c orres p ondiente a los d ioses (her); pri va da (dia). Tambin aqu resulta dificultoso sa ber c m o y cundo tuv o lu gar la di stribu ci n en dichas categoras l 7 Pero lo que s se pued e decir es qu e la res puesta a los dos interrogantes
planteados impli ca dete rminar la forma y e l m o ment o e n qu e la pls, con to do s sus ele mentos constituti vos, se instaura com o patr n d e organi zac i n instituc ional )' de ocupaci n del espac io, lo cual no s co nduc e a su perodo
fOl1l1ati vo. Y tambi n supone entender por qu la plis adquiere durante su
\'i gencia determinadas caractersti cas y no otras.
La div ersidad de formas e n que se plasman los espac ios de las d ifere ntes
ples nos co nduce dec ididame nte a esta c uesti n. El mundo de las c iud ades
griegas implica habit ar baj o c iertas pautas qu e permit en di stinguir entre espacio civili zad o, c ultiv ado , y zo nas incultas, silvestres. El primero , que es el
que ahora nos interesa, es aquel some tid o a la lab ran za por parte de los h ab itantes de la plis , de modo que, segn nuestra perce pci n del fe nm eno,
cultivado y civilizado re mit en conjuntamente a l c amp o y a la ciudad como
el e mentos de un mism o proceso de confi g uraci n, y no a formas antagnicas
o fo rzos ame nte diferenciadas de uso del es pacio por parte de distintos grupos
-aunque e ventu a lmente esto pudiera ocunir-. Es te m odo de habit ar inscribe
e n el territorio una di sposic i n subje tiva vinculada co n el derecho de ciudadana y la organizaci n poltica de la comunidad: ser parte de la plis, participar en e l estado, comporta, com o ya vimos, ser poseedor de una porcin de
la s tierras de la comunidad -no importa aqu de qu tipo de propietario se trate- , y esto him o entraa a su vez la organizacin de la labra nza de los campos que s ustentan a aquellos que toman parte de los a suntos de la ciudad. As ,
la a propiac i n mediante el c ultiv o hace de la c iudad un mbito ruralizad o y
del campo un o civilizado, en tanto que e lement os de laplis, en el se ntid o de
que so n la cultura po ltica y la cultura agrcola las qu e se m o ldean recprocam e nte tanto en e l territ ori o urban o com o en el territori o agrario 18
Una fo rma de pensar los rasgos si ngulares d e estos espac ios en la plis griega es a tra vs de las marcas simbl icas de carc ter religioso. Dos diosas han
sido, en es te sentido, habitu almente centrales tanto para la d elimitac in del es-
ISAGER
136
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13 7
BR UNET
(ed. 1999);
GALLO
(1999). Ce.
V ALLET
Ju'n GaIlego
pacio de la plis.como para la construccin imaginaria del mismo, factorjustamen.te indispensable paraque cada comunidad instaurase sus prcticas sobre
eltemtorio: Artemis y Demter l9 .Estaltima era,podla decirse, el operador
del p~nsamientore1igioso con respecto a los espacios en los que los griegos
practicaban la agricultura, como lo muestran los distintos eptetos que reci20
ba , los sacrificios, festivales y materiales votivosquele eran ofrendados y,
sobre todo, la elecci6n de los sitios paralos santuarios consagrados a ella a travs del campo -algunos delos cuales habral1 estado originariamente relacionados con aldeas campesinas-, entre el centro urbano y el enclave agrcola,
o en las fronteras territorialesde la plis, o incluso dentro de la propia urbe.
En todos los casos, la identifcacinde Demter es.con la tierra,utilizando los
emplazamientos naturales recrendolosadificialmente en el nteriorde la
ciudad. rtemis, por su parte. inscriba en el territorio la concepcin de .los
griegos acercade las zonas limtrofes de la ciudad, que muchas veces se convertan en regiones en disputa entre ciudades .. Tambin en este caso los eptetos ~dmitidos dejan ver su ligazn con el espacio ruraJ2l, aunque no
necesariamente con la agricultura: asociada con los mrgenes esla diosa de la
caza; con los pantanos, de la fertilidad. Pero tambin es posible vinculara rtemis con fomws de simbolizarla plis ysu organizacin de los . enclaves
agrarios: transiciones del mundo natural alesp~cio civilizado; lmites perifricos del tcrritorio agrcol~y la soberana poltica. Todo Iocual traduce una
misma preocupacin: el control del paisaje por parte de una comunidad polticamente configurada. La localizacin de lostemplos responda a estas particularidades: reflejar el carcter de la tierra y enfatizar la relacin del territorio
poltico con los pas~es naturales, hecho que tambin ocurra cuando los santuarios se encontraban en el centro urbano. rtemis brindaba as proteccin a
las tienas fronterizas, las una con el centro y preparaba alascomunidades para las crisis militares en los lugares vulnerables. Si algo resulta cIara apartir
del rol de ambas diosas es que las cClmunidadesgriegas practicaron y pensaron la organizacin del espacio en relacin con el orden social dela plis, tratando de garantizar religiosamente su soberana poltica sobre los territorios
19. Para lo 'I ue aqu desarrollamos acerca del papel de ambas diosas en Iaconstruccin del espacio de la
l'''li.l", ver CrlLE (1994J: (2004). 178-97: c, 198-230. cuyos argumentos hemos seguido. Sobre los .rituales asoClados a Demter, BRUMF1ELD (1981), Acerca de los sitios y funciones de rtemis, VERNANT (1986). 19'31.
20, Entre otros. Aquea ("Segadora"). Cloe ("Retoo Verde"). Hamaloforo ("Que Produce Manojos de Grano"). Himalis ("Abundancia"). Julo ("Diosa de los Manojos de Grano"). 0mpnia eAlimentadora con GranoJ. Polusoro ("Rica en Cmulos de Grano"). Sito ("Grano"). Soritis ("Donadora de Pilas de Granos"). etc.
Para una relacin ms completa de losepftetos. OlLE (1994). 201"2,
21. Agrotera ("Silvestre'). Cariatis ("de los Nogales).Cedreatis ("de los Cedros"). Cipansia ("de loS Cipreses"). Coritea ("de la Cumbre"). Limnatis ("Pantanosa"). Limne. o Helia ("del Pantano').etc.Ver COLE
(2004). 181. 191: cf. tambin ihid. "[ndex". 269-70. s.v. "Arte mis", donde selistan una enorme cantidad de
eprftos.
138
12 al
Ji
2k>#.4P .. I4LQUI4S0ASQS
agrcolas. La correspondencia entre centro y periferia se construa as, en forma simb6lica, tanto espacial como cvicamente 22 . Estas representaciones religiosas del espacio poltico van a empezar en determinado momento, en espeCial
durante el siglo Vla.C., a desarrollarse en cierta concordancia con una geomctrizaci6n de las fOlnlas de la plis, que har hincapi en la significacin del
centro, en slIdisposicinigllalitaria, a Ctlyo alrededor seorgantzarn las relaci(lnesisonmicas, un espado caracterizado por la simetra2J.
218-41.
n~ &
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139
Juli n Gallego
habl ar de los vnculos entre ciud ad y campo, el lugar que ocuparon las com unidades aldeanas en cada una de estas ciudades. En los captul os precedentes
hem os desarroll ado dIversos aspectos vinculados con es ta cuestin. Nuestra
I11tencin es eXlraer aq u algun as co nsecuen cias .
En este sentido, si bien no cabe ninguna duda de que las aldeas ticas eran
partes constituyentes del es tado ateniense, cumpliend o la tarea de subdivi siones cvicas del mismo, la di sc usi n planteada en torno a las p/eis periecas
abre la posibilidad de consi derar para este caso un papel se mejante al de los
demos del tica 3 1. Volvamos bre vemente a los anlisis desarroll ados anteri orme nte . Las comunidades de periecos, generalm ente denominadas p/eis
en las fuentes, pueden ser entendidas como es tados en cuant o a su funcionamie nto interno . eS lo es , en tanto que comunid ades poltic amente organizadas
aunque carentes de autonoma. Ahora bien, e n su vnculo con el estado lacedem onio, es tas p/eis remodelaran su carcter asumiendo funciones propias
de las subdi visiones cvicas. Los periecos, obviamente, tenan sus propias
identid ades espec ficas, pero se integraban como partes constitutivas del estado lacedemoni o. Puesto que los periecos carecan de derec hos plenos de
participaci n poltica, el grado de inclusin de sus comunidades dentro de la
estructura global de la p/is resultaba "ms baj o" que el de los demos ticos
en el estado ateni ense , cuyos miembros poseye ron en poca clsica prerrogati vas plenas para participar en los asuntos de gobierno. En un plano es tructu ral, tanto los peroikoi lacedemonios como los d em/ai ticos formaban parte
de alguna de las numerosas comunidades locales diseminadas por los territori os - p/eis en el caso de los primeros, dmoi en el de los segundos-, a la vez
que se encontraban integrados en una nica p/is, Lacedemonia y Atenas ,
respecti vamente. Esto tiene una gran significacin y muestra que, aun cuando en cada caso hubiera grad os o niveles dismiles de integrac in, morfolgicamente habl and o no habra divergencias entre ambas situaciones en lo que
respecta a las condi ciones y las operaciones de la aldea .
:~:
"Las pleis periecas deben haber lenido eS ll1Jcturas admini slrat ivas inlernas... El
entrenami emo mililar... lena que organi zarse, y los ciudadanos deben haberse registrado de alguna manera ... para que las levas espananas pudieran salisfacerse.
Los diversos feslivales celebrados a Iravs de Laco nia ... necesitaban ornanizacin. y el rituaL el cu ila y los proyec los de edificacin en muchos lugares de cul to .~ ~ca les e? cludad:s Y.lerrito rios periecos lenan que ad ministrarse. (... ] Es
dltI(1I ver como podIan ejercerse eSlas funci ones cv icas si n la eleccin de maglstr8dos y consejos cvi cos. Finalmenle, sera absurdo suponer que la vida en las
ciudades p:riecas no diera lugar a la compelencia soc ial e incluso tal vez poltica: de que otro modo. por ejemplo, se desarrollara y rep roducira una elile hopltta, o emergeran Ideres?"Z9
Al comparar cualitati vamente amhas fonnulaciones , la diferencia fundamemal que salta a la vista es que la vida poltica de las p/eis peri ecas no eslaba ligada constitucionalmente a la del estado lacedemoni o como s oc urra
en Atenas con las aldeas ticas respecto del estad o central. Anali zand o el probl~ma de manera general, Jones ha se al ado la importancia de que en las
po/e /s se estableCieran meca nismos constitucionales que segmentaran los terrll on os y las pobl aciones rurales y que a partir de all tales seomentos fueran
regulados hasta cierto punto por la autoridad del estad o. Esto, ~iertamente no
guarda una relac in nece saria con los ase ntamien tos rurales ni con las inte~e
lacio nes entre territorio y poblacin30 . Se trata, en todo caso, de definir el papel de esos segmem os desde el punto de vista del estado que los incluye.
28 . FI NL~Y (1 986a). 111 . Con re specto al debate sobre las granjas aisladas y las a ldeas nucleadas. cf. -",,,m.
Cap. I. ap. _.
;"elll ( 1987)."".'-1';111.
, 1. CL ." 'I,m.
140
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\4\
32. El punto de partida' de estas indagaciones iniciadas a comienzos de los '90 se hal.la planteado en HANSEN (1994a); (1994b); entre los varios volmenes editados por el'CPC; cf. HANSEN (ed. 1993); (ed. 1995); (ed.
1996); (ed 1997). Vase tambin L!>Nls (1983). que analiza la detinicinde rapli.. y el centro urbano o sry
a pallir de las inscripciones ticas; mirrismo SAKELLARIOU (1989).
33.HANSEN (1 997bl: (1998); (2(~)O).
34. RUNC'MAN ( 1990). 348. HANSEN (199-') aprueba. en principio. la terminologa rropuesta por Runciman.
tomando despus otros cam,nos. WHIlUY(200 1).165-68. sigue a Runciman y extrae las consecuencias de su
concepcin de la pli.r:
35. Cf. sIIpra. Cap. JI. ap.1.
'6 V' se HANSEN (1995b). 73-75; Helison era una kmede Mantinea. de la cual d~penda, pero ~esde u,o
_1,'
a,
- ".,
t
ti
t
bln eran para estos ka,,:
punto
dee
vista-interno era un-plis; y,otras,polels _~_ommadas poe osman neo.s am,
,~.
,'1'"
ma; Algo similar cabe indicar de alg~nas comunidades de periecos lacedemomos que a~arecen
~.
v c~mo /di};w;': y as tambin para el caso de Egostena en la Megride y para el de Estaglra en tanto ome e
comz!'o
de
38.HANSEN(l995b).75.
142
2.
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143
1
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i
I
1,
'EI ca mpesinado loca l sigui siendo una constante; los hombres con pequeas
parcelas ... , au n los campesinos-ciudadanos libres, representan el mercado ms
n fimo y menos elstico posible para la produccin urbana .. . Por lo tanto, la produccin puede aumentar de un salto hasta el puma y slo has ta el punto en que
haya mercados para la exportacin , que en la amigedad eran mercados accesibl es al trfico martimo o fluvi al. El difundido predomi nio de la autosuficienci a
domsti ca bastaba para frenar la produccin extensiva destinada a la exportacin.
r
I
!,
Esto es lo que Max Weber tena en mente cuando llam a la ciudad ant igua centro de consumo. no de produccin".\2
Esta perspecti va sobre la articulacin entre productores agrarios, centros
urbanos y producc in manufac turera se sosti ene en la hiptes is de la ciudad
antigua como un ti po idea l confo m1 ado por propi etarios de tielTas y consumid ores, siend o resi dentes urbanos tanto una parte de los primeros -productores directos as como quienes vive n a ex pen sas de las rentas que obtienen
de sus posesiones- como la mayora de los seg undos . Se trata de una confi guraci n que limita por s mi sma el desarroll o del comercio y las manufacturas debido l la men talid ad "campesina" predomi nante (i ncluso entre los
terratenie ntes ) y la importancia as ignada al s!(lfL/s.\3. Si bien es verdad que esta concepcin de la ciudad consumidora subsistiendo a cos ta del campo retoma las ideas que haba propu esto Max Weber, la nocin en ltima instancia
remita a las exp li cac iones de Sombart, que aq ul hubo de co nte xtuali zar posteri onnente para el anlisis del mund o anti guo, hecho que obviamente fue reconoc id o y examinado por el propi o Finl ey 4.\, Las tres vari ables del modelo
prese nt ado por Sombart son: l ) la ex istencia de una oposicin entre poblacin rural y poblac in urba na; 2) la pobl ac in urbana slo como una peq uea
parte de la poblacin total; 3) la poblacin urbana como consumidora tanto
en nmero como en intlu encia 45
Los ltimos aos han estado marcados por es ta interpretacin general de la
ciudad grecorromana, que comenz a recibir significati vos reparos 46 , pero
42 FtNLE \" (1974).173-208 (cita en 194-95); (1984), 35-59.
4.1
150: "[ Los grandes terratenie ntes] tenan una pasin muy campesina por la autosu-
fic iencia en sus posesiones. por muy esplndidos que se mostraran en sus desembolsos urbanos"; ibid., 19596: "En el cu rso de la hi storia antigua, el nivel de consumo ascendi a veces hasta alcanzar proporciones
fabulosas ... De tiempo en tiempo. las autoridades trataron de conlener los excesos ... La mela siempre fue la
nu sma: impedir la autodestruccin de la elite local, atrap ada bajo tas poderosas presiones creadas por tos requ erimien tos del SI<1,.,.". Cf. BURFUR O (1993), 8.1-88, 172 OSBORNE (2003) ha rechazado la idea de aclit udes
campes inas de los terratenientes en el marco de la Alenas clsica: la elite n vena en negocios que co nsi deraba nt ables buscando obtener benetlcios. lo cual entraa al go di sti nto de la me ntali dad de un ca mpesinado de
subsislencia.
-1-1 FINLE\' t t 984).48 -56. Con respecto a la vis in weberiana de la ci udad-es tado griega, ver idem ( 1986b),
1.1.1-<,6 .
-15 HANSEN (200-la). 9- l l . brinda una sntesi s de la evolucin del co ncepto y presenta de mane ra sumari a
el mode lo de Sombarr, siguiendo en eSle punto los anlisis que al respecto han llevado a cabo P. H ORDEN &
N. PURCELL. Tln' corru/Jli"g seu. A J/fldy o/ Med'-terra lJ ellll lJiswry. Oxford. 2000. en especial . 105-8.
primj[ j"isla; cOllfra. COHEN ( 1992) . 3-25, pass;III, con la resea dI! MORRIS o 994b).
144
71/104
-16 LE\'EAU ( 198.1a); (1 98.1 b); ENG ELS ( t 990); ANDREAU (1995), 95 4-55; MATTlNGLY el al. (ioo t ); WtLSON
(200 1). Tal ve z el ataque ms acabado a la 'ortodoxia finleyiana" sea e l recieOle libro sobre ta ciudad griega
de BRESStlN (2000), 26.1-.107, panim , qu e, co mo o bserva HARRts (2001) en su resea, supone un desafo a la
idea de ciudad consumidora proponiendo desde el propio llulo la nocin de ciudad mercantil. Para airas enfoques qu e tambin ha n limitado, si no e n un todo al menos en parte, los argumentos de Fi nley, DES.CAT
(1995bl ; c f. itlem ( 1987). Para un an lisis del rol eco nmico de la ciudad gri ega en tanto qu e es tado, vease
SA L ~tIJ N ( 1999). que de staca la importancia de lo polt ico.
145
Campesinos
.. , ,", ~
"
'
"
JuHn Gallego
> .. .por
. ..
r.
nu~stra panequisiraIl1osdest~~ar.esehol
existenci~,dC1
?78):~RUIINS
in;e'l'rera~ipnque
47HoPKINS (1
( 1985): (1996), propone ciertas orrecciJ rtes a la
se ha he.
cha de. Weoer. et estado ,conSidera a sus ha~ltantes como ~onsuqIidores y su funcin consiste en abastecerlos
yasIstl'los: ver BRlIiNS& N,' PPEL (198789): WHlnAKER (I9?:l), cap. 8,9:' cr.CARn.Etx:iE<J(2). 26.
HA~SENI2004a);. 1.1-2 \
..
146
p~;ltir~ de Hansen conrespectoa eSJo se deriva 'de-soiida dequeelsi~ecism j~lic6 s(o sinifi-
cacinfsic~ v 'traslado de la 'poblacin al centro ,urbano; CQl.O, ya vimo~, HANSEI'I'( 19956),52-61 , descan" el
modelo aris,~,lco del surgirilienlo de fa p<lis ~o slo por su carcter terico sino porque su argumenlo sobre
el Iugarde lak"me en el ,inecismo apunta a dejar de lado lada posibilidad de sinecismo poltico. Su pers~c
tivaeSext,-e m~ ' alsuponerqueel sinecisma. poltico implicara s o. s que las comurd;rdes que unifican
se
quedarin absolutamente coni9 estn excepto en el hecho de que ceden su autogobierno para nslaurar un con
junto deins.ltuiones poltic~s en 11110 de los asentamientos. Entiendo que existe trurtbinsinecismo poltico
cuando una pj.~, comosealamos para el caso de Tespias en relacin con Ascra(cf. .I"up~lli.<::ap. 1, ap. I ), subord'n~ a u.tia ~Idea u otra l1'/is .vecina pero' tanto unaC?Jll~ or~ per.sisten como ncJ;e?sde ~enlamie~to .,Qrg~ni~a~in del ' espacio rura!. Acc;esoa l~ :ro~i~~ades a~tar"aS~ etc.". . .
'. : .<, . . , "
.
.
.:
55 HA~SENO 995h). 7 5-78.,considrjqu~ eri' steYOlros :casosias aldeas ,(ko';!!!;) son,creadas a partir' de
la segmentacin (diaiki.mlls);.de unaprilis. entantoque el. s.eismo .fsico previo!,D,virtuit,d el cual .sta se ,
haba formap,) . .ruvo necesriri 5.mente q~e significar, seg~~el :~utor, la de~apariciD de las aldeas.
72/104
147
Julin Gallego
van de un rgimen aristocrtico y estahan libres de los pesa do s demagogos. que daron contentos con la nueva situacin"56
to en que la ciudad fue destruida, resultaba un efecto directo de la perpetuacin de un campesinado que, a pesar de las transformaciones sucedidas, no
haba cambiado sus pautas de asentamiento ni sus formas de sociabilidad vinculadas con la existencia de la aldea 60
56.
JENOFONTE. Hdll;caS,
v, 2. 7 . CL
5, 4;
PLATN, Ballqllete,
PLAcrDO
193a.
(en prensa).
t48
Con respecto al lugar de residencia de los labradores cabra hacer aqu alguna retlexin a partir de ciertas .hiptesis sobre la poblacin de Mantinea
que el propio Hansen propone6 3 El nmero total que plantea para la poblacin urbana es de unos 10.500 residentes -en un clculo conservador segn
el aUlOr64 _ , considerando que un 56% de la superficie total de 124 ha, esto
60. ARIST<'lTELES. P,,/iICit. 1318b 627. destaca la imporlancia del campesinado en Maminea al referirse a
las formas de de mocrac ia, y uhica a dicha I'lis en e l prim~r lugar de su clasificacin. que va del mejor al peor
ipo. siendo el pueblo labrador (demos gt'orgiks) su base sociaL ef. Sl/jJrcI. Cap. 1Il. ap. 2.
61 .
F' NLE\'
OCERON,
HASSEN (2~a).
1920.42-43.
64 . Sin embar"o. en su anlisis del problema HODKINSON & HODKlNSON (1981),263 Y 286. respectivamenle, eswblecen pa;a el celllro urbano entre 14 .000 personas (descontando del total de 124 ha un 25% para uso
pblico. y suponiendo que las 93 ha reSlantes estaban totalmente ocupadas con una densidad de 150 personas
por hal y 6 .000 7 .200 personas (suponiendo en es'e ltimo caso una densidad de entre 65-77 pers~nas por ha).
En el primer caso, los autores estiman la cifra dt:m as iado alta en relacin con el total de poblaclOn que Mantinea babra tenido duranle el perodo clsico y con el total de hogares exis,entes (unos 3.0(0). En el seg un
do. ambos son co nscientes de la bnja dt:nsidad postulada. aunque creen viable que ello per mitiera la existe ncia
Por otra parte, los argumentos de Hansen en contra de la supuesta perspectiva de Finley, que vera a los propietarios residentes en la ciudad como terratenientes absentisras, no resultan convincentes por diversos motivos. Ante
todo , Finley habla de propietarios de haciendas rurales que preferan vivir
juntos en el centro urbano. Es verdad que la expresin /allded esfafes utilizada por este ltimo implicara la idea de grandes propiedades de tierra; pero
tambin cs cicrto que al volver sobre el pasaje su inters volvi a estar puesto en el hecho de que Mantinea fuera el centro de residencia de propietarios
dc tierras (/alldoll'lIill g residellts) relacionando esta situacin eon la referida
por Cicern al hablar de los aglicultores que cultivaban directamente las tierras de Campania y que tenan su lugar de residencia en la ciudad de Capua6t .
Finley no se aparta aqu de la nocin weberiana de ciudad de consumo que
veamos en su cita de ms arriba. Por otra parte, Hansen apunta a demostrar
que la poblacin no slo estaba constituida por telTatenientes absentistas sino tambin por granjeros, artesanos y tenderos. Finley no hubiera estado en
desacuerdo con esto a juzg;,, por lo que l mismo deca inmediatamente despus de la referencia ya mencionada: "Webcr no haba 01 vidado los cientos
de artesanos que hacan una variedad infinita de cosas, no men os variadas en
calidad. Pero atinadamente los coloc dentro de la estructura de la ciudad"62.
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149
Campesinos en
1
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"
es, 70 ha.estaba habitado,COIl una densidad de 150 personas por ha.Podemos acordar con sus conc1usionesacercade que por lo meno~la,mitacl de la
poblacin o incluso ms viva en el centro urbano. Pero, ,residan en laciuciad la mayor parte de los labradores de rango hopltico que labraban la tierra
pors mismos? Hansen realiza diversos clculos, con arreglo adistintas conjeturas. partiendo de un pasaje de Lisias en el quese dice que losmantineos
no llegaban a 3.000 65 . Suponiendo que Mantinea aleanzuna densidad de
poblacin medianamente alta. tal como ocurrienotras pleis durante la poca clsica 66 , tomaremos en cuenta el modelo 3dells estimaciones sugeridas
por Hansen, que con fonl1ea un orden decreciente ocupa el tercer Iugar entre
los slcte modelos propuestos en cuanto al nmero total de ciudadanos de ambos scxos y de todas las cdades 67 .
El nwclelo propone COIlJO punto de partida que los 3.000 mantneos mencionados por Lisias se reFieren,a una cifra poblacional, y supone que dicho
nmero incluira a todos Jos ciudadanos varones adultos qUe cumplan el
censo hopItico(entre 1tj Y 80 aos o ms). A stos seagregaran unos 2.000
mantineos varones adullos por debajo delccnsohopltico (tambin entre, 18
y 80 aos o ms). Estos cinco mil adultos representaran el 57% de todos los
68; Para ser un poco ms exactos. 8.770 y 17.540. respectivamente. Seguiremos usando las cifras de Hande unos 1.000-1.200 hogares ron acceso a pequeos lotes usados para cultivo en la forma de huertos trabajad?s Imenslvameute. y posihlemente con irrigacin, Hansen p~ce estar- trazando un promedio a partir de las
CIfras dada.\ por HodkinsJ1 y Hodkinson.
65. LISIAS, XXXI\'. 7. La ponderacin de estos 3.000 mantineossigue generando discusiones . HANSEN
(I997d). 42, supone que se retiere" ciudadanos adultos de rango hopltico. HODKINSON & HODKJNSON (1981).
275. concluyen que las. estimaciones que creen que los 3.000 hman referencia a hoplitas conjeturan una poblacin imposiblemellle alta para la cantidad de tierra arable contro"lda por Mantinea. Roy (1999b), 375. n. 140.
pone en claro que Hansen incluye en los 3.000 a toda la poblacin hoplita. tanto a los que efectivamente cumplan el papel militar como a los demasiado viejos ya los inhabilitados para el servicio.
66. C{)mpruativamen~~ hablando, los nmeros aqu consicleritdos no estaran Jejos. para el mismo periodo;
las "lngnitudes esbozadas para la poblacin de Coresia en la isla de Ceo, por CHERRY, DAvls.& MANTZOURAM (1991 J. 236-37. 27980, Y para la poblacin de Hermione y Halieis en la Arglide, par JAMESON, RUN-
~~~:t,~~~io&~~(l994). 549-53. Sobre.'as prospecciones del paisaje y las estimaciones demogrticas, vase
67. La adopcin aqu deeste modelo a instancias de LISIAs, XXXIV, 7, no resulta antojadiza, puesto que
HANSEN 11997d). 42. USa esta estimacin para llegar al nmero total de mamineos (ca. 20.(00) y de personas
(ca 30.000. incluyendo a extranjeros y esclavos) que habran h~bitado ,en Maminea. y supone que un tercio
viVI en el centrollrbano; Sobre la poblacin de Maminea ver Jas estimaciones de HODKJNSON & HODKINSON
).271-79. Su perspectiva loma como marcola aseveracin ya vista de ARlSTTELES,Pollica.1318b 6deque Maminea se encuadrara en el primertipo de demacraca basada en el. pueblocampesino: y dende eSlo la existencia de un ntmerd importanle de hogarespobres,Iocual, comodestacaRoy (1999b).
:174-75. n. 137. se ve refleiado en la asignacin de entre 875 ha yl.649 ha' para entre. 1.315 Y 1.184 hogares
subhoplilas. Como plantea el propio Roy (ihid., 341, ynn. 138)'140). a partir de las estimaciones de Hodkin,ony Hodkinson caba suponer que las 9000 ha de rea cultivable podan dar cabida a ms poblacin de
mngo hopltico. mientrasqlle otras formas alternativas de ganarse lavida podan servir para lapoblacin subhopltica (pasloreo. artesana. elc.). No obstante. Roy presenta dudas acerca de que la economamantinea brindara posihilidades realespara Iln gran nmero de ciudadanos -sin tierras~
150
sen.
69. El aUlor intiere esta proporcin de HODKINSON & HODKINSON (1980. 279-86.
70. Hemos seguido aqll la afirmacin de Hansen. que sealajustamente queemre un 10% o IIn 15% de la
poblaci6n-.urbana estaba constituida por los mantineos ms ricos, aunque considerando otros clculos sobre
este sector en ()tras !,ti/" sera ms adecuado pensar este porcentaje en relacin con el tOIal de poblacin ciu-dadana. DONLAN (1997). 45-46. Y nn. 23-25, postula una poblacin de elite dentro de estos rangos y permite
pensar que los porcentajes de poblacin de granjeros hoplitas: de subhoplitasyde pobres sin erras se ajusta'
q'ue
73. A pesar de la baja densidad de poblacin que proponen, HODKJNSON & HODKINSOI'I(l98l), 286, esti-,
man una cifra de esclavos urbanos (en/Ce 1.000 y 2.400) bastante alta si hemos de tomar en cuenta los porcentajes de Hansen (er,tre 10.1' 20%)-ysihemos de considerar que una parte importante-eran esdavos rurales.
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Julin Gallego
Campesinos en la ciudad. Bases agrarias de la plis grie ga
''o" ".
.,
la infalllera hoplita
74. HODKINSOl' & H, IDKINSON 1198 t J. 286 . Vase tambin J OST (1986). que realiza un pormenorizado amlisis dI! las ktmwi en Arcadia . eswJia lo que:: suct:de con e l estalul o de la aldea antes y de spus de l sinecismo
producido por la fundacin de Megalpo lis y lo compara con lo que ocurre en Mantinea. Su co nclu sin es elocuente : si bien slo en este caso son claros los I.azos t:ntre aldea. hllbi tan les y tit:rras cultivables de la k!u'ra.
e n Meg'-l lpoli s la a ldea conser\'a imponanles funcio nes reli giosas. segurame nte pre!e ~ i s l e nte s. q ue incluso
permilir an q ue los de Lil:osura no fueran ajusticiados al oponerse a la unificaci n tras habe r dad o anteriormente su consentil1lient o (P.-\USA!\'IAS. VIII. 27.6). Desde una perspecti va estructural.amo los ase mumi e nl os
que pudiero n seguir siendo !'ti/ei.\" co mo aque ll os que se haban transfo rmado en aldeas de Meg alpoli s no presenrab an difere ncias significativas . Lo cua l era de es perar debido a la morfologa semej a me .
75. Afirman HOOKINSON & H()OKlNSON (l9SI). 287 : "EI si necis l11 0 po r s mismo no marc pue s una dramti ca Iransformacin de la sociedad mantinea. Derechos socia les importantes tales como los de intercambios
en tonces que su lugar de residencia seran las aldeas, en caso de que el patr n de hahitac in fuera nucleado, o las gra nj as aisladas en caso de que el
modelo de ase ntamiento utilizad o fuera el di sperso, s in que ambos representaran , como ya dijimos, pautas mutuamente excluyen tes, pues to que la aldea
no se agota e n la forma de reside nci a sino que supo ne una unidad antes que
nada imaginari a 76 La existencia del campesinado se asociaba, pues, co n la
pe rm a nen cia de las al deas des pus del s ineci s mo , e incluso los labradores hoplitas que residan e n e l centro urban o seguramente entenderan a ste como
e l hbitat " a ldeano" de su condicin rural. En este sentido, al igual que ya lo
se alramos para e l caso de las pleis pequeas, en las medianas la aldea se
haba co nvertid o en un fac to r co nstitutivo de la organizac in de l es pacio rural de la plis .
En las pleis gra ndes, plantea Hanse n, en las que una parte importante de
la poblac in es taba ase nt ada e n el campo, tom cuerpo una idea de oposicin
entre e l ho mbre de la c iudad (asle/os) y el habitante del camp o (groikos)77.
Tal opos ici n, cuyo registro doc umental es bsicamente ateniense, no sera
propia ni de las peq ue as pleis , en las que la mayora de la pobl ac in se
compo na de productores agrarios reside ntes en la ciudad , ni de las medianas.
en las que exis tira un COlllill//!II7/ entre la po blaci n urba na y la rural. Pero,
por lo ge neral. en las ciudades grandes sera preponderante la res idencia rural. o com o manifies ta el pro pio Hanse n, un alto porcentaje de la pohlaci n
hahitara permane nteme nte fuera del centro urbano mayor78 En estos casos,
al igual que e n los de las pleis medianas , el modelo mixto de asentamiento
rural en aldeas y granjas dehi estar a la orden del da, pero con la aldea actuando como ncleo de la vida social agraria. Como ya hemos indicado acerca de los {/e,l/oi de Atenas as como los de Ere tria y Mileto, o en relacin con
las ktJ/lwi de Argos, est claro que tras el sinecismo la aldea se tra nsform en
una parte integrante del estado-plis. E incluso e n aquellos casos en que los
habitantes dc las comunidades se co nvirtieron en peri ecos s ubordin ados a
o tra ciudad-estado, como vimos e n Esparta y lide, la posicin relativa que
pasaron a ocupar transfoml a esas comunidades en una s uerte de komai del
es tado que las subordinaba 79
m nlrimon iales entre hogares de diferenles aldeas y el derecho a posee r pro pie dades de li erra en cua lquier parte de la t...1a ntini ca luera del ;l rea de la propia aldea a ncestral si n duda s h::l br n ex istido ames de la fundac i n
de la ci udad. El limlado flujo de poblacin ha cia la ciudad pue de , si n e mb argo. haber ayudado a in cre mentar
los intercLl mb ios Illiltrimoniales entre hogares de difere mes partes de la co munidad. y as intensificar los senTim iemos de solidarid d" .
76 . Cr.
,\'I I} )/"(/,
Cap_1. ap . 2
H A NSE~
1200-1,,1. ,1-,2
79. Cf. s"pra . C" p. l. "p. 1, Cap. 11. ap. 1, Cap. 111. ap. 2: y este capitulo. ap. 2
153
152
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'
. .
., . . .
-.
~.
Taf vez .:esulte adecuado admitir, junto con Amouretti, queJa plis griegl
no puede amllizarse como u,na sociedad campesina84 puestoqueSI modelo
griegono enGajara en categoras soeiolgicascomo sta, o sociedad primiti.
va, O ,sociedad industrial. Segn la autora:
.
"Lo que caracteriza IRinsercin del modo de vida agrcola en-la so'ciedad 'general es el intermediado, de la plis;'Comunidad:de dudadanos ;,st' seteserva el
derecho depropiedad as' como el derecho poltico. Estas ciudades delanaopequeo ,han ,defendido sus fronteras y limitado por esto la coherencia de una,so' .'
ciedad campesina,,85 .
Sin ,embargo, esta 2onc~pcin nos vuelve a poner frente 'a los mismos
considerandos que hemos visto en las ,pers'p ectivas de otros , investigadores:
paraquee~ista el campesinadq es necesario que las comunidades agrarias se
abranpennitiendo as(elingreso de agentes <Jxtemos, es decir que no puedan '
'.
8 0 . 0 SDIlRN!
de los campesinos asentados en las comunidades aldeanaS que la ciudad comenzaba a slibordinar8t . Esta. visn concerniente a la sitliacjn que reflejaran los Trabaios y das se basa en alguna medida en el anJ\sis 'deRedfiJd, '
que propona no slo la inclusin de la aldea de Ascra en 'ei engninaje de [i. '
ciudad de Tespias, sino sobretodo la dependencia del campesinado con res~ ,
pectb a letiteurbana R2 Comb vimos; nuestro enfoque no na asumido los
aspectos planteados por estos anlisis, que presumen Unaexplotation sistemtica ,d eJos campesinos desde la Ciudadcoritrolada por los' aristcratas, si. ,.
no que se ha basado en laidea de una inclusin de lbs labradores en la plis
como un hecho que, en principio, resulta extrao a los vtilores 'carripesinos,
en tanto 'q ue altera y subsume la lgicareciproctaria de 'la aldea basada en'
el parentesco por accin y efecto dela nuevlgica poltita' ligada' a la deti, '
nicin ' de la prctica estatal83 , pero que en el devenir his(ricde la era ar'caica dar' lugar a una mutacin singular que llevar a un' .incorporacin
plena del campesinado' a la par de la elite en ,el plano poltico einstituciomiL
8LTANOy'(200I). la preguntq planleada en el prrafo ,previo' retoma ideas del autor(pe 160. Cf. asimismb '.
.
,
82 , REDFIE' (t95J>.' 31-4O: (1956i, 105-42. Esta perspecliva est tambin presente en el artculo previo.
de FRANrts (945 ), c~yas idea~ fuero n dir~cta o indircc,tamente,retomadasposteriormente,porvarios autores,
enlre ios que cabe d,eslacar pri~cipalmente, a d. WltL (t957); .\VALCOT (1970), 94-t ,17; l'YI,ILLETI (1984).
83 , CAMPAG~o (2002) annlizilel s~rgirnienlo del estado en ehntiguo Egipto iilizandoc,riterios semejan- . '
les a los a,qu planleados. Por nues,irn parte. hemos ,iluSIrado la ,subordinacin de la'lgica reciprOcitaria de la '
aldea por I~ lgiCa poltica de'e~tad~-p!is a .partir de 'las circunsIancias histricas que presenta Hesfodo ,en '
tos Tnd>",,,', y dill,' , Cf. SlIpra. Cap. L ap. L
84. Se recordar que. segn MORRIS 0994a) el punto de partida de la plis y' su carcler igu'alilano radicara en b s 'corporaciones campesinas de,la edad oscurn)' el arcasmo, Jilenlras que, pasaOSBQRNE (1987)~ 19J;
el modelo agrruio de In ""lis proveeria a' ta sociedad de una liase campesina. Cf. .
Cap. 1, ap: 1,
'''I,ra.
(200J i. 186,R7 .
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1SS
Julin Gallego
o que no se planteen defender sus fronteras, admitiendo as la entrada de extraos a la comunidad. Esos extraos no seran otros que los poderosos de
turno que, por medio del control poltico y la explotacin econmica, lograran extraer excedentes de los labradores para sostenerse como una elite dirigente. Esta percepcin entiende al campesinado como una "sociedad parcial",
segn la definicin clsica de Redfield 86 . Pero en el caso de la plis griega
la posicin de los campesinos dentro de la sociedad global no se delimita
conforme a los criterios esbozados por esta perspectiva, puesto que los labradores helnicos no se hallaban en situacin de subordinacin ni con respecto
a una elite ni en relacin con un centro urbano o con el estado. Y resulta
igualmente insoslayable que la insercin de los agricultores en la plis deriv en una situacin indita, desconocida e inusitada en relacin con otras sociedades agrarias de distintas pocas y regiones. Este carcter indito
tendra que habilitar entonces una serie de redefiniciones de los conceptos
disponibles.
La aparicin del ejrcito hopltico se ha analizado como una reforma o revolucin producida a mediados del siglo VII que provoc no slo cambios de
tipo militar sino tambin mutaciones polticas y mentales 90 . Paralelamente, a
partir de diversos argumentos, se ha llegado a una conclusin que desafa la
consistencia de la explicacin esgrimida por los adeptos de la primera postura: no hubo reforma hopltica sino un desatTollo gradual de la falange, junto
con lo cual se produciran adaptaciones y cambios en el equipamiento de modo de hacer ms efectiva la fonna de combatir que se estaba desarrolland0 91 .
En este contexto, lo ms importante para nuestros propsitos aqu es la reconsideracin de los poemas homricos en funcin de la inforrnacin que
ofrecen sobre las formas hoplticas de hacer la guerra. Si en la lIada se pueden ver ya ejrcitos que pelean en masa92 es porque, al menos desde el siglo
VIII, la relacin entre la aristocracia y el resto de la poblacin, en especial los
89. GARLAN (1975). 8693: FERRILL (1987). 133-54; UlNIS (1994), 109-22; SANTOSUOSSO (1997).7-23; VAN
WEES (2002), 99-102. 11213.
90. Dislintos factoreS de la reforma o revolucin hopltica son destacados, en primer lugar, por SNOIX.iRASS
(1965); (1 993b); cl'. MURRA\' (198.1). 11626: FINLEY ([983a), 117-18. Recientes defensas de esta interpreta
cin se hallan en BRYANT (1990); CARTLEDGE (2001), 153-66. Ver los malices de Dt'CREY (1999),42--19.
El proceso de formacin de la plis signific, pues, no slo una unificacin territorial de las comunidades aldeanas y una organizacin poltica
91 Para los diversos aspectos de esta visin (cambio tecnolgico en el armamento posterior al cambio tc(co en la forma de hacer la guerra; guerra hopltica determnada por la base agraria de la sociedad; presencia
de masas de combatientes en los poemas homricos): ver DE'nENNE (1968); SALMON (977); HAN SON (1991);
(1995).221.12.1; (2000). 351; BOWOEN (199.1); VAN WEES (199-1); MITCHELL (1996), 9091; OSBORNE (l998),
20611. RAAFLAeB (1997).
92. CL HOMERO. lIimla. 11, 361-66: tV, 44656; Xt. 670-761; xvt, 210-20; 77275; XVIII, 509--10. Sobre es
lOS pasajes. SAGE (1996). 11-13: DUCREY (1999), 33-41; tambin Bowden. van Wees y Raaflaub en la nota
previa. Para la bibliografa sobre la guerra homrica y la aparicin de la falange, Dt;CREY (1997 J, 128-3t.
156
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Julin Galtego
parto igualitario elel botn 95 , etc., parecen certificar que el igualitarismo aldeano, elevado posteriormente a la estructura segmentariade la plis, se in1,
pone asimismo -y a pesar ele .\a presencia .de los basilefs~en el orden del
campo ele bata\1a. Yas como en el plano poltico no existan en las ciueladesestado cuerpos de expertos separados de los ciudadanos que concentraran en
sus manos la tarea ele tomaLlas decisiones que la plis necesitaba, sino que
eran los propios ciuelaelanos, por lo general cualificados a partirde la posesinde tierras, los que tenan la facultad eleelecidir, as tambin en el plano
militar no haba unaclase guenera especializada sino que eranlos ciudadanos mismos. los agricultores. independientes que conformaban.el grupo ms
numeroso y significativo de la mayora de. las pleis griegas,. los que combatan para defender sus tierras. Su absoluta identificacin con sus posesiones
agrarias, que les pemiitanobtener la subsistencia as como detentar el rango
ciudadano. prescriba su lugar en la batallahopltica96.
Por ende, de lamisma maneraen que los poemas homricos han permitielo percibir una. estructura aldeana de basesegmentaria, cuya equidad se
transforma ulteriormente en un rasgo cardinal de laplis griega-haciendo ele
los campcsinos autnomos el grupo principal de lanlisma-, as tambin, con
la formacin del estaelo a partir elel sinecismo y.los dems procesos que 10
acompaan, esa dinmica campesina relativamente igualitaria aparece. im~
pregnando las formas de organizacin militar. Si bien es verdad quejunto con
la unificacin elel espacio rural sobre la basealdeana.previa se da una confluencia aristocrtica que busca, yen alguna medida logra, controlar en favor
suyo la situacin, de toelos modos, esto no dioJugar a una completa subordinacin del campesinado en los trminos tradicionalmente conocidos en muchas sociedades agrarias. sino que por distintas razones la aristocracia y los
labradores ele rango hoplticose integraron (en un proceso altamente conflic c
ti va, como ya hemos dicho) en un espacio igualitario que fue implantndose
en las instituciones de buena parte de las pleis.Eneste sentido, laformacin
ele la falange hopItica resulta, segn Aristteles, un proceso ntimamenteligado al desanol\o de la plis temprana94 . Las asambleas de gueneros, el re-
93.
RAAFLAl'B
(1997). 55. Todo su artcuto apunt a demostrar cmo.se constituye el triple soporte de la
plis .relativamenteigualitaria (granjeros que poseen. sus .Iotes. integran la falange hopltIca,Y participan :de]as
deciSIones). Para un desarrollo ms amplio de este proceso.
bin STARR (19771. 3~-33.126-27. 178-80; (I 986). 53-54.
HANSON
(1995);
Cf.SAMONS
Polir1,(/. 1297b 16-24: cf. 1279b 2-4. plantea una sllene de explicacin histrica delavan
(1997). 58, n. 5. puede tener-razn-al considerar totalmente terico su modelo evoluonista aplicado" la Grecia arcaica. no son para desechar las ideas de CARTLEDGE (2001). 159,
acerca del "estricto isomorfismo entre poder poltico yfuncin mlilar", dado. que usobre la base,:desu profunda retlexin acer~~dey su: comprensln- .anaH[ica de -Iaplisde su propia poca [Aristte1es]:encontr natural ytil formular un mo~elo ue su desmol1o histrico temprano ~.n trr:ni?os precisamente militares". Esta
visi6n arislotlica debe considerarse de modo similar: a suya discutida percepcin de la organizacin segmentaria de la I"lis. Cf. slIpra. Cap. I. ap. L
94.
ARIST('TELES,
ce de la falange_ Si
bien RAAFLAUB
158
95.
ef.
96.
MrrcHELL
DETIENNE
(1981). 87-10 1.
159
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CONCLUSIN
, : .;
En definitiva, la inclusin de los campesinos en la ciudad griega fue un fenmeno histrico complejo, que si bien no se dio de una manera semejante
en todos los casos, de cualquier modo exhibe elementos generalizables en
torno a tres ejes fundamentales: la posesin de la tierra en forma autrquica
y sin cargas tributarias o rentsticas; la integracin en las milicias de la falange hopltica basada en las condiciones econmicas habilitadas por la tenencia
libre de la tielTa; la participacin poltica en grados variables en los diversos
aspectos del gobierno del estado-plis (en todos o slo en algunos). Los dos
ejemplos que hemos abordado pueden, en tal sentido, servir de indicadores
del rango de posibilidades que tuvieron las comunidades de labradores a lo
largo del mundo helnico: incorporacin completa al cuerpo de ciudadanos
desalTollando una actuacin poltica efectiva; insercin plena en el derecho
de ciudadana pero con un rol poltico ms bien pasivo; inclusin polticamente restringida que pudo significar o bien que fueran ciudadanos con derechos reducidos o bien que no 10 fueran , y que, en consecuencia, la va de
integracin de los granjeros fuera su Tol hopltico, El conjunto de estas posibilidades, u otras que podan presentar alguna variante ubicada entre una y
otra de las fnnulas consignadas, condicion las formas de unificacin del
espacio de cada plis en tanto que instituy, al mismo tiempo, el modelo especfico de articulacin de las comunidades aldeanas en el marco de cada estado. Los campesinos griegos en la ciudad no fueron una clase polticamente
dominada o econmicamente explotada, ms all de que en circunstancias
precisas estos elementos pudieran hacerse presentes. El carcter inusitado de
su inscripcin institucional (en lo poltico, en lo militar, en lo econmico, en
10 religioso, etc.) constituy un acontecimiento nico, cuyos efectos quedaron impresos en la propia estructura del estado griego.
~; .. '
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GLOSARIO
dad corno Jos discursos que all se profieren; conforme a esto, el trmino
ta.mbinse aplica para designar la plaza pblica, espacio abierto donde la
reunin aludida tiel1e lugar. Por aadidura, designa tambin la plaza de
mercado y las actividades que all acontecen.
groiko.~ : Hace mencina aquel que vive en el campo y,en consecuencia, al
rico d.e campia como a un espacio delimitado que podra coincidir con
~Iterren conespondientea una finca o granja.
te en. virtud de esta oposicin, un significado elogioso con respecto al habitante Urbano, en el sentido de refinado, elegante, culto.
Sly: Designa el centro urbano en el sentido material y puede, en este.contexto.aparecer como lo opuesto de agrs. En tanto que urbe, puede opo-
Basilea: En .su acepciticorriente el tnnino significa realeza. Puede entenderse , asimismo, queenun sentido genrico hace referencia al poder y la
dignidad de los basiles, la clase aristocrtica que controla el proceso de
decisin poltica y dejusticia en los inicios de la plis.
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Julin Gallego
considera uno de los nombres que designan a los aristcratas como clase
soc ial y de poder con intereses y objetivos en COlt1n.
Hllloioi: En Esparta , Iguales o Pares, que integran la comunidad de ciudadan os esparliatas. Son hoplitas a tiempo completo que controlan el estado )' conforman la elite dirigente de la sociedad.
Hoplles: Hoplita. Soldado de infantera pesada que posee armas y armadura. armamento (hp/olI) propio del sistema de falange.
H.,'bris: Orgullo o soberbia, implica en general un accionar violento .
I/mos: Pueblo o nacin, vocablo muchas veces utilizado para designar a una
sociedad que no se organiza en plis, por ejemplo, un gran reino, o regi ones que desco noce n la plis. En realidad, las interacciones entre tImos y
plis se plantean hoy en da como mucho ms dinmicas y, por ende, me-
derechos disminuidos , aparentemente en razn de sus dificultades econmicas para poder sufragar los apOrles obligatorios que deben hacer para
las comidas en comn (sysstia).
sol/omn: Igualdad poltica, que si bien puede definirse como igualdad ante
nos rgidas.
El.Il1ol7la: Buen orden. Nombre con el que se denominan, en especial durante la era arcaica, las refOlmas que ponen fin a las luchas civiles (s lseis).
En poca clsica, en Atenas, el tnnino es tomado por la propaganda oligrquica para contraponerlo al poder del pueblo.
Ellporrdai: Los bien nac idos o los de buen padre, esto es, nobles. Se aplica,
bien por oposicin a los pobres, y significa los ciudadanos de origen noble, que gozan de la mayor riqueza y la mejor educacin.
sobre todo en la Atenas arcaica, a aquellos que pertenecan a la clase aristocrtica que controlaba el estado)' la sociedad.
Khra: Territorio rural de una ciudad -estad o, se trata del espacio extra muros, la campia que junto al centro urbano constituyen la plis.
GeOlgs: El que labra la tierra. Puede remitir tanto a aquel que labra su propia tierra, es decir, un aUlOurgs, como al propietario acaudalado que la
KllOfol/: Finca agraria o parcela de tierra, generalmente asociada con una casa (o ik(l ) y/o alguna otra estructura; el vocablo se ha asociado ltima-
hace labrar por otros (esclavos, etc.). Tambin puede aludir a un trabajador libre , o a un esclavo, que labra la tiena de otro.
Klems: L ote de tierra, el tmlino alude a la asignacin mediante sorteo, y deriv a en la idea de obtencin de una parte de tierra en ulla plis.
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t 65
Julin'Gallegp
que,
van los c~r~lP9S en t~rnoala misma. P~cde tambin signiftcaruna parte
de una polts.lanto SleSUI). distrito cvic:oreconocidoinstitucinalmente
como si es una entidad dependiente de llnafJolisqupM, asu .vez, ser
'; / ...
.'
clla misma unaplis.
.. .
"
M.\'oi:Literalnlcnte, IOS ';I1l~d;anos".~ace aluina 10 que en ~Isentido COe
mn cOl.1temponneo se desi~n~. como la c1aselTIedia. Se trata del grupo
que no tonml parte ni de. los. nobles ni de los pobres.
."
. Neikos: La pa)a~r~ designa b~iamnteJalucha oe).altercad~: Puede tCner
una inscripcilldiscursiva: el debate de.palabras; oen el plan9judicial: la
dIsputa previa a un juicio;o ,en el militar: el corrbate. ' , ' " , .
~n
~tasJ iberad~~ S~
ti~vos
Neodamd is: .
.Espart a, h iI
..
:fran sfonnanen .n
, miembros del pueblo (damos ell drico) , ysusituaciripareceasem~jar_
sea la de los periecos, Su aparicin parece deberse a las necesidades militares del estaqo espartanoant la escasez d.efectivos.
.
qika / O/kos : Engcneral , laprilllera plabra alude.ala casa en el .selllido estricto de lugar qe residencia mientras que l~ segiida d~notanoslo la casa sino tambin! laproriedad. Pero estadistincillJ;!st lejosdehaber sido
plenamcnte~ceptada porlosautores griegQs.
testimo~iosjndicanque
oika podaconnotartantola ca~a como \lfamilia o la propiedad, super~
pO!llcndosu sentido cOII .el d(! ofkos. Conformealo anterior,setrata tan~
to de una casa solariegaysus bienes como delafarnilia y del personal
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que forma parte e ella. . .
Los
p'eltai:
Pel/takoSioll/~Ii""lOi:
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Prosttds: Jefe o gua de un grupo, sector o clase. Tambin puede adquirir:el '
selltidO depatron con respecto a otro que aparece con,JOsu,protegido: L(L
rClacin ' suele tener un' carct~r perrnan;nte.
."
.
Prximos: Es aquel queCjercela proxella, es decir, elque, .en su propiaciudad.asstc alos cilldadanosde otra ciu<;lad que lo ha elegido para tal fin,
y toma a su cargo el cidado de ,su's ili~~eses .
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ABREVIATURAS
nas para designar la abolicin de las deudas operada por Saln en beneficio de los trabajadores dependientes de la era arcaica.
Stsis: La palabra tiene una amplitud de sentidos notahle e indica, en un contexto sociopoltico, una gama que va desde la agrupacin poltica al conflicto civil o la sedicin, pasando por la lucha facciosa.
S\'Iloikisms: Sinecismo. Proceso de congregacin de comunidades previamente dispersas en una nica entidad que adquiere la forma de la plis .
Se habla, en consecuencia, de cohahitacin. Pero esto puede tener un sentido ms poltico que fsi<;o: polticamente hablando, los que viven juntos
lo hacen en torno a un centro nico, en general, la aglomeracin urbana
principal, pero. en trminos concretos, pueden seguir habitando en organizaciones dispersas: aldeas, granjas, etc.
Thetes: Jornaleros. Cuarta clase censataria de Saln, integrada por los que
ohtienen menos de 200 medidas anuales de produccin agrcola.
TrjJhi/l/oi: Literalmente, "los alimentados" y, por ende, hijos pupilos. Se
aplica en Esparta a los hijos de extranjeros que son criados all y recihen
la educacin estatal, Esto supone lazos de amistad. hospitalidad o incluso patronazgo entre familias espartanas y forneas.
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