Gua de aprendizaje nivel sexto bsico.

Leer comprensivamente cuento Rikki-tikki-tavi.

Interpretar con apropiacin el personaje asignado.
Analizar los sucesos que se van narrando.
Extraer informacin del texto.

1-. Lectura es: la interaccin entre el lector, el texto, el autor y

el contexto.

Rikki-tikki-tavi
Narrador: sta es la historia de la gran batalla que sostuvo Rikki-tikkitavi, sin ayuda de nadie, en los cuartos de bao del gran bungalow
que haba en el acuartelamiento de Segowlee. Era una mangosta,
parecida a un gato pequeo en la piel y la cola, pero mucho ms
cercana a una comadreja en la cabeza y las costumbres. Un da, una
de las grandes riadas de verano la sac de la madriguera en que viva
con su padre y su madre, y la arrastr a una zanja al borde de la
carretera. Cuando se reanim, estaba tumbada al calor del sol en
mitad del sendero de un jardn, rebozada de barro, y un nio pequeo
deca:
Teddy: Una mangosta muerta. Vamos a enterrarla.
Madre: No, vamos a meterla dentro para secarla. Puede que no est
muerta. (?)
Narrador: La llevaron a la casa, y un hombre grande la cogi entre el
ndice y el pulgar y dijo que no estaba muerta, sino medio ahogada.
Padre: Ahora, no la asusten, y vamos a ver qu hace.
Narrador: Asustar a una mangosta es lo ms difcil del mundo y Rikkitikki haca honor a su raza. Se puso a dar vueltas alrededor de la
mesa; se sent alisndose la piel y rascndose, y subi al hombro del
nio de un salto.
Padre: No te asustes, Teddy. Eso es que quiere hacerse amiga tuya.

Teddy: Ay! Me est haciendo cosquillas debajo de la barbilla y ahora

me oliquea en la oreja.
Madre: Pero bueno! Y esto es un animal salvaje? Ser que se est
portando bien porque hemos sido amables con l.
Padre: Todas las mangostas son as. Si Teddy no la coge por la cola, o
intenta meterla en una jaula, se pasar todo el da entrando y saliendo
de la casa. Vamos a darle algo de comer.
Narrador: Le dieron un trocito de carne cruda. A Rikki-tikki le gust
muchsimo y entonces empez a sentirse mejor.
Rikki: An me quedan tantas cosas por descubrir en esta casa, que
los de mi familia tardaran toda una vida en conseguirlo. Pienso
quedarme y enterarme de todo.
Narrador: Se dedic a dar vueltas por la casa durante el resto del da.
Al anochecer se meti en el cuarto de Teddy y cuando Teddy se meti
en la cama, Rikki-tikki hizo lo mismo; pero era un compaero muy
inquieto, porque tena que estar levantndose toda la noche, cada vez
que oa un ruido, para ver de dnde vena. A ltima hora, la madre y el
padre de Teddy entraron a echar un vistazo a su hijo, y Rikki-tikki
estaba despierta encima de la almohada.
Madre: Esto no me gusta. Puede que muerda al nio.
Padre: No va a hacer nada semejante. Teddy est ms seguro con esa
fierecilla que si tuviera a un sabueso vigilndolo. Si ahora mismo
entrara una serpiente en este cuarto...
Madre: No me asustes, no quiero ni pensar en algo tan horrible.
Narrador: Por la maana temprano, Rikki-tikki fue a la terraza a
desayunar, montada sobre el hombro de Teddy. Despus Rikki-tikki se
fue al jardn para ver si haba algo que mereciera la pena.
Rikki: Esto es un coto de caza esplndido.
Narrador: Correte por todo el jardn, olisqueando por aqu y por all
hasta que oy unas voces muy tristes que venan de un espino. Era
Darzee, el pjaro tejedor, y su mujer, que estaban sentados en el

borde del nido, llorando.

Rikki: Qu ocurre?
Darzee: Estamos desolados. Uno de nuestros hijos se cay del nido
ayer, y Nag se lo comi.
Rikki: Hmm!, eso es muy triste..., pero yo no soy de aqu. Quin es
Nag?
Narrador: Entonces fue saliendo de la hierba la cabeza y la capucha
abierta de Nag, la enorme cobra negra, y mir a Rikki-tikki con esos
ojos tan malvados que tienen las serpientes, que nunca cambian de
expresin, piensen lo que piensen.
Nag: Que quin es Nag? Yo soy Nag. Mrame y tiembla!
Rikki: Bueno, te parece bonito comerse a las cras que se caen de los
nidos?
Narrador: Nag saba que, si empezaba a haber mangostas en el
jardn, acabara significando una muerte segura para l y su familia,
tarde o temprano, pero quera coger a Rikki-tikki desprevenida. Dej
caer un poco la cabeza hacia un lado.
Nag: Hablemos. T comes huevos. Y yo, por qu no voy a poder
comer pjaros?
Darzee: Detrs! Mira detrs de ti!
Narrador: Rikki-tikki dio un salto hacia arriba y justo por debajo de
ella pas silbando la cabeza de Nagaina, la malvada esposa de Nag.
Rikki-tikki cay casi encima de su espalda y, de haber sido una
mangosta vieja, habra sabido que se era el momento adecuado para
romperle el espinazo de un mordisco. Mordi, pero no durante el
tiempo suficiente, dejando a Nagaina herida y furiosa.
Nag: Darzee! Malvado! Malvado!
Narrador: Nag y Nagaina desaparecieron entre la hierba. Rikki-tikki
era consciente de ser una mangosta joven, y precisamente por ello,
estaba muy satisfecha de haber esquivado un ataque por la espalda.
Le dio confianza en s misma, y cuando Teddy se acerc corriendo por

el sendero, Rikki-tikki estaba dispuesta a dejarse acariciar.

Pero justo en el momento en que Teddy se agachaba, algo dio un
respingo en el polvo, y su vocecita dijo:
Karait: Cuidado! Soy la muerte!

Narrador: Era Karait, la culebra diminuta de color marrn y cuyo

mordisco es tan peligroso como el de la cobra. Rikki-tikki se lanz,
cay encima de la serpiente, mordi lo ms cerca de la cabeza que
lleg, y se alej rodando. Aquel mordisco dej a Karait paralizada.
Teddy se volvi hacia la casa, gritando:
Teddy: Miren! Nuestra mangosta est matando una serpiente!
Narrador: Aquella noche, en cuanto Teddy se durmi, fue a darse un
paseo nocturno por la casa, y en la mitad de la oscuridad se encontr
con Chuchundra, el ratn almizclero, correteando pegado a la pared.
Chuchundra se pasa toda la noche lloriqueando y haciendo gorgoritos,
intentando decidirse a salir al centro de la habitacin, pero nunca
consigue llegar.
Chuchundra: No me mates. Rikki-tikki, no me mates.
Rikki: T crees que el que mata serpientes mata ratones
almizcleros?
Chuchundra: Los que matan serpientes son matados por serpientes.
Y cmo voy a estar seguro de que Nag no me confunda contigo en
una noche oscura?
Rikki: No hay ningn peligro; adems, Nag est en el jardn, y s que
t no sales nunca.
Chuchundra: Mi prima Chua, la rata, me ha dicho...
Rikki: Te ha dicho qu?
Chuchundra: Sssh! Nag est en todas partes, Rikki-tikki.
Deberas haber hablado con Chua en el jardn.
Rikki: Pues no he hablado con ella..., as que tienes que decrmelo t.

Rpido, Chuchundra, o te doy un mordisco!

Chuchundra: Soy un pobre desgraciado. Nunca he tenido el suficiente
valor para salir al centro de la habitacin. Sssh! Es mejor que no te
diga nada. No oyes algo, Rikki-tikki?
Rikki: Es Nag o Nagaina y est deslizndose por la compuerta del
cuarto de bao. Tienes razn, Chuchundra.
Narrador: Se dirigi sigilosamente al cuarto de la madre de Teddy.
Oy a Nag y Nagaina cuchicheando fuera, a la luz de la luna.

Nagaina: Cuando no quede gente en la casa, se tendr que ir, y

entonces volveremos a tener el jardn para nosotros solos. No hagas
ruido al entrar, y recuerda que el hombre que mat a Karait es el
primero a quien hay que morder. Luego sal a contrmelo, y
buscaremos a Rikki-tikki los dos juntos.
Nag: Pero ests segura de que matar a la gente tiene alguna
ventaja?
Nagaina: Por supuesto, Nag. Cuando no haba gente en la casa,
tenamos una mangosta en el jardn? Mientras el bungalow est
vaco, seremos el rey y la reina del jardn; y recuerda que, cuando se
abran los huevos que hemos puesto en el melonar (cosa que puede
ocurrir maana), a los pequeos les va a hacer falta ms espacio y
tranquilidad.
Nag: No haba pensado en eso, Nagaina. Ir, pero no es necesario que
busquemos a Rikki-tikki despus. Yo voy a matar al hombre grande y a
su mujer, y al nio si puedo, y a irme tranquilamente. Entonces el
bungalow estar vaco, y Rikki-tikki se ir.
Narrador: Entonces apareci la cabeza de Nag por la compuerta de
desage del cuarto de bao, con sus casi dos metros de cuerpo helado
detrs. Nag se enrosc, levant la cabeza, y mir al interior del cuarto
de bao en la oscuridad, y Rikki vio cmo le brillaban los ojos.
Rikki: Bueno..., si lo mato aqu Nagaina se enterar: y si lucho con l
en mitad de la habitacin, todas las probabilidades estn a su favor.
Qu debo hacer?

Nag: A ver..., cuando mataron a Karait, el hombre grande llevaba un

palo. Puede que an lo tenga, pero cuando venga a baarse por la
maana no lo traer. Voy a esperar aqu hasta que entre. Nagaina...,
me oyes? Voy a esperar aqu, al fresco, hasta que llegue el da.
Narrador: No hubo contestacin desde fuera, por lo que Rikki-tikki
supo que Nagaina se haba marchado. Rikki-tikki se qued tan quieta
como un muerto. Al cabo de una hora empez a moverse. Nag estaba
dormido, y Rikki-tikki contempl su inmensa espalda, pensando en
cul sera el mejor sitio para dar un mordisco.
Rikki: Si no le parto el espinazo al primer salto, podr seguir luchando,
y, como luche..., ay, Rikki! Tendr que ser en la cabeza; en la cabeza,
por encima de la capucha, y una vez que est ah, no debo soltar.

Narrador: Entonces se lanz sobre la cabeza de Nag mordindola

cada vez con ms fuerza. Despus se vio zarandeada de un lado a
otro, como una rata cogida por un perro. Estaba mareada, dolorida, y
le pareca estar hecha pedazos cuando, de repente algo estall como
un trueno justo detrs de ella. El hombre grande se haba despertado
con el ruido, y haba disparado los dos caones de una escopeta
recortada justo detrs de la capucha de Nag.
Padre: Aqu tenemos a la mangosta otra vez, Alice; ahora nuestra
amiga nos ha salvado la vida a nosotros.
Narrador: Al llegar la maana, casi no poda moverse, pero estaba
muy satisfecha de sus hazaas.
Rikki: Ahora tengo que arreglar cuentas con Nagaina, y va a ser peor
que cinco Nags, y adems, no hay manera de saber cundo van a
empezar a abrirse los huevos de los que hablaba. Caramba! Tengo
que hablar con Darzee.
Narrador: Sin esperar al desayuno, Rikki-tikki fue corriendo al espino,
donde encontr a Darzee cantando una cancin triunfal a pleno
pulmn.
Rikki: Bah, estpido montn de plumas sin seso! Crees que es ste
momento para ponerse a cantar?
Darzee: Nag est muerto..., muerto..., muerto! La valiente Rikki-tikki
lo agarr por la cabeza y no lo solt. El hombre grande trajo el palo

que hace ruido y Nag qued partido en dos! No volver a comerse a

mis pequeos.
Rikki: Todo eso es cierto; pero dnde est Nagaina?
Darzee: Nagaina lleg a la compuerta del cuarto de bao y llam a
Nag. Y Nag sali colgado de un palo, porque el hombre que barre lo
cogi as y lo tir al estercolero. Cantemos a la gran Rikki-tikki, la de
los ojos rojos!
Rikki: Si pudiera llegar a tu nido, echara al suelo todas tus cras! No
sabes lo que hay que hacer, ni cundo hacerlo. T estars muy seguro
ah arriba, en tu nido, pero yo estoy en plena guerra. Deja de cantar un
momento, Darzee.
Darzee: Por complacer a la grande y hermosa Rikki-tikki, parar. Qu
quieres, justiciera de Nag, el Terrible?
Rikki: Por tercera vez, dnde est Nagaina?
Darzee: En el estercolero, junto a los establos, llorando la muerte de
Nag. Qu grande es Rikki-tikki, la de los dientes blancos!
Rikki: Vete a paseo con mis dientes blancos! Sabes dnde guarda
sus huevos?
Darzee: En el melonar, en el lado que est ms cerca de la pared,
donde da el sol durante todo el da. Los escondi all hace semanas ya.
Rikki: Y no se te haba ocurrido que sera buena idea contrmelo?
En el lado que est ms cerca de la pared, has dicho?
Darzee: Rikki-tikki, no irs a comerte los huevos!
Rikki: No; a comrmelos, precisamente, no. Darzee, si tienes una
pizca de sentido comn, irs volando a los establos y hars como si se
te hubiera roto un ala, dejando que Nagaina te persiga hasta este
arbusto. Yo tengo que llegar al melonar, pero si voy ahora me va a
ver.
Narrador: Darzee era un animalillo con la cabeza llena de serrn. Pero
su esposa era un pjaro sensato, y saba que los huevos de cobra
significaban cobras jvenes al cabo de algn tiempo; por eso sali

volando del nido dejando que Darzee se quedara dando calor a los
pequeos y cantando sobre la muerte de Nag. Darzee se pareca
bastante a un hombre en algunas cosas.
Ella se puso a revolotear delante de Nagaina, junto al estercolero, y
grit:
Esposa de Darzee: Ay, tengo un ala rota! El nio de la casa me ha
tirado una piedra y me la ha roto.
Nagaina: T avisaste a Rikki-tikki cuando yo iba a matarla. Y, la
verdad sea dicha, has cogido un sitio muy malo para ponerte a cojear.
Esposa de Darzee: El nio me la ha roto con una piedra!
Nagaina: Bueno, pues puede que te sirva de consuelo saber que,
cuando ests muerta, yo arreglar cuentas con ese nio. Mi marido
yace en el estercolero esta maana, pero, antes de que caiga la
noche, el nio de la casa tambin yacer inmvil. De qu sirve
intentar escapar? Te voy a coger de to

Narrador: La mujer de Darzee era demasiado lista para hacerle caso,

porque un pjaro que mira a una serpiente a los ojos se queda tan
asustado que no puede moverse. Rikki-tikki las oy y se apresur
hacia el lado del melonar que estaba ms cerca de la pared. All, en un
lecho de paja, hbilmente ocultos entre los melones, encontr
veinticinco huevos ms o menos del tamao de los huevos de una
gallina, pero cubiertos de piel blanquecina en lugar de cscara.
Rikki: Menos mal que he venido hoy.
Narrador: Rikki-tikki saba que, en cuanto rompieran los huevos, ya
tendran fuerza para matar a un hombre o a una mangosta. Fue
mordiendo la punta de cada huevo, asegurndose de aplastar las
cobritas. En ese momento, oy a la mujer de Darzee gritando:
Esposa de Darzee: Rikki-tikki, he llevado a Nagaina hacia la casa, y
ha subido a la terraza, y, ay, ven corriendo... Va a matar!
Narrador: Rikki-tikki con el ltimo huevo que le quedaba por aplastar
en la boca, rod hacia atrs por el melonar dirigindose hacia la
terraza todo lo deprisa que le permitan las patas. Teddy, su padre, y la

madre, estaban sentados a la mesa para desayunar. Parecan estatuas,

y tenan las caras blancas. Nagaina estaba junto a la silla de Teddy, tan
cerca de la pierna desnuda del nio, que poda lanzarse sobre ella sin
ningn esfuerzo.
Nagaina: Hijo del hombre grande que mat a Nag, no te muevas. An
no estoy preparada. Espera un poco. Qudense muy quietos, los tres.
Si se mueven, ataco, y si no se mueven, tambin ataco. Ay, esta
gente estpida, que mat a mi Nag...!
Narrador: Teddy no apartaba los ojos de su padre, y ste no poda
hacer ms que susurrar:
Padre: Estate quieto, Teddy. No te muevas. Teddy, estate quieto.
Narrador: Entonces se acerc Rikki-tikki y grit:
Rikki: Date la vuelta, Nagaina. Date la vuelta y lucha!
Nagaina: Cada cosa a su tiempo. Voy a arreglar cuentas contigo en
seguida. Mira a tus amigos, Rikki-tikki. Estn quietos y blancos; tienen
miedo. No se atreven a moverse y, si t te acercas un paso ms, los
atacar.
Rikki: Ve a ver tus huevos el melonar, junto a la pared. Ve a mirar,
Nagaina.
Nagaina: Aah! Dame ese huevo que llevas.
Narrador: Rikki-tikki puso las patas una a cada lado del huevo; tena
los ojos ensangrentados.
Rikki: Cul es el precio de un huevo de serpiente? Y el de una cobra
joven? Y el de una cobra gigante joven? Y el de la ltima..., la
ultimsima de una nidada? Las hormigas se estn comiendo las dems
ah abajo, en el melonar.
Narrador: Nagaina gir en redondo, olvidndose de todo por aquel
nico huevo; y Rikki-tikki vio cmo el brazo del padre de Teddy sala
disparado, agarraba al nio por el hombro y lo pasaba por encima de
la mesa y de las tazas de t, ponindolo fuera del alcance de Nagaina.
Rikki: Te lo has credo! Te lo has credo! Te lo has credo! El nio
est a salvo y fui yo..., yo, yo..., quien cogi a Nag por la capucha ayer

por la noche, en el cuarto de bao. Me sacudi hacia todos lados, pero

no logr librarse de m. Estaba muerto antes de que el hombre grande
lo volara en pedazos. Fui yo. Rikki-tikki! Anda, ven, Nagaina. Ven a
luchar conmigo. Ya te queda poco de ser viuda.
Nagaina comprendi que haba perdido su oportunidad de matar a
Teddy, y que el huevo estaba entre las patas de Rikki-tikki.
Nagaina: Dame el huevo, Rikki-tikki. Dame el ltimo de mis huevos y
me ir y no volver jams.
Rikki: S, te irs y no volvers nunca, porque vas a acabar en el
estercolero, con Nag. Lucha, viuda! El hombre grande ha ido a buscar
su escopeta! Lucha!
Narrador: Rikki-tikki daba saltos alrededor de Nagaina sin parar,
mantenindose justo fuera de su alcance, y sus ojillos parecan un par
de brasas. Rikki-tikki se haba olvidado del huevo. Segua encima de la
terraza, y Nagaina se fue acercando a l poco a poco, hasta que
finalmente lo cogi en la boca, se volvi hacia las escaleras de la
terraza, y baj por el sendero como una flecha. Cuando la serpiente se
meti en la ratonera en que haba vivido con Nag, la mangosta haba
logrado clavarle los dientes blancos en la cola; y baj tras ella...,
aunque hay muy pocas mangostas que se atrevan a seguir a una
cobra al interior de su agujero. ste estaba muy oscuro. Entonces la
hierba que rodeaba la entrada del agujero dej de moverse, y Darzee
dijo:

Darzee: Estamos desolados. Ayer se nos cay un hijito del nido, y Nag se
lo comi.

Narrador: Pero la hierba empez a moverse otra vez, y Rikki-tikki,

cubierta de barro, se arrastr fuera del agujero, sacando las patas de
una en una y relamindose los bigotes.
Rikki: Todo ha terminado. La viuda no volver a salir. Ahora voy a
volver a la casa. Cuntaselo al Herrerillo, Darzee, que ya se encargar
l de informar a todo el jardn sobre la muerte de Nagaina.
Narrador: Cuando Rikki lleg a la casa, Teddy, la madre y el padre de
Teddy salieron y casi se pusieron a llorar encima de ella; y aquella

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noche comi todo lo que le dieron, hasta que ya no pudo ms, y se fue
a dormir montada en el hombro de Teddy, y all estaba cuando la
madre fue a echarle un vistazo a ltima hora.
Madre: Nos ha salvado la vida, y a Teddy tambin.
Padre: Fjate! Nos ha salvado la vida a todos!
Narrador: Rikki-tikki se despert, dando un respingo, porque todas las
mangostas tienen un sueo ligero.

Rikki: Ah, son ustedes. De qu se preocupan tanto? Todas las cobras

estn muertas, y, si queda alguna, aqu estoy yo.

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