Lander Modernidad Colonialidad Posmodernidad
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MODERNIDAD, COLONIALIDAD Y
POSTMODERNIDAD
Por Edgardo Lander1
Universidad Central de Venezuela
El debate intelectual en Amrica Latina sobre la crisis de la modernidad estara mal
planteado si se constituye en trminos de una oposicin entre postmodernidad y
modernidad, entre las teoras, interpretaciones, ambiente cultural, posturas polticas y ticas
que se identifican como postmodernas en anttesis a las modernas. Formulado en estos
trminos, hace abstraccin de una dimensin bsica, constitutiva, de la realidad del
continente, y por esa va contribuye a afirmarla: su dimensin histrica colonial. Abordar la
comprensin de nuestros tiempos desde el reconocimiento de la constitucin colonial del
mundo moderno, podra ofrecernos una perspectiva de anlisis ms fructfera que la que es
posible a partir de los dilemas planteados entre la bsqueda de la realizacin de la
modernidad inconclusa, de la cual nos habla Habermas, y el desencanto postmoderno.
En la autopercepcin occidental hegemnica de la modernidad se destacan dos mitos
centrales que hoy estn siendo severamente cuestionados. El primero, es el mito de acuerdo
al cual la modernidad europea (y en trminos ms amplios occidental), es la expresin
mxima del desarrollo histrico ascendente de la humanidad. Es en este sentido, un
proyecto universal. No slo universal porque se plantee la posibilidad o necesidad de su
universalizacin. Es universal porque corresponde a la mxima expresin de las
potencialidades humanas, la realizacin plena de la virtualidad de lo humano como especie y
punto de llegada histrico de la humanidad. Esto define a la experiencia histrica europea
como esencialmente, ontolgicamente, superior a toda otra experiencia cultural. Este mito ha
tenido complejas y diversas sustentaciones teolgicas, filosficas y cientficas a lo largo de la
historia de la modernidad europea.
El segundo, es el mito de acuerdo al cual este proceso universal es un producto
interno del desarrollo europeo. La civilizacin, la modernidad, el progreso, el desarrollo de la
ciencia y la tecnologa modernas, del individuo, la libertad y la democracia son, en sentido
estricto, productos de las dinmicas y procesos internos del desarrollo de las sociedades
occidentales. En las relaciones de Europa con otros pueblos y culturas, el aporte cultural
civilizatorio se da siempre en una direccin, como contribucin de la cultura superior
(europea u occidental) a la otras culturas que son, y han sido siempre, inferiores.
Estos dos mitos sustentan el carcter superior de Europa (y en trminos ms amplios
de Occidente), y la justificacin, por ende, de la misin civilizatoria de Europa para llevar la
modernidad -europea y universal- al resto del planeta. Sostenidos cada uno por su lado, o en
la mayor parte del tiempo, simultneamente, estos dos mitos han acompaado los procesos
de relacin con los otros continentes a lo largo de los ltimos cinco siglos, y han sido una
dimensin esencial de la constitucin colonial del mundo moderno. No se trata de mitos
viejos, de inters para una genealoga del pensamiento moderno. Son mitos presentes,
actuantes, productivos y eficaces en la construccin discursiva del mundo contemporneo, y
piso de las formas que adquiere hoy el discurso colonial: modernizacin, progreso,
desarrollo, globalizacin.
Estos dos mitos han servido para ocultar o negar la constitucin colonial de la
modernidad, las complejas influencias culturales multi-direccionales, y la relacin de
subordinacin/ sometimiento /explotacin de los otros continentes que sirvieron de piso al
desarrollo tanto de las transformaciones materiales, como del imaginario de la modernidad
europea. Son parte de una potente construccin discursiva del mundo que ha organizado a
pueblos, culturas y territorios en un orden jerrquico de primitivo a civilizado, que ha servido
para legitimar el dominio colonial.
Pensar hoy la crisis de la modernidad, especialmente desde las regiones y sujetos
que han vivido la experiencia histrica de la subordinacin colonial, exige desmontar estos
mitos. Es otra la lectura que podemos hacer de la crisis de la modernidad, y otra la
interpretacin que le podramos dar al debate modernidad-postmodernidad a partir del
cuestionamiento de stos.
culminar en los siglos XVIII y XIX- en el cual, por primera vez, se organiza la totalidad del
espacio y del tiempo -todas las culturas, pueblos y territorios del planeta, presentes y
pasados- en una gran narrativa universal. En esta narrativa, Europa es -o ha sido siempresimultneamente el centro geogrfico y la culminacin del movimiento temporal. En este
perodo moderno temprano/colonial, se dan los primeros pasos en la ...articulacin de las
diferencias culturales en jerarquas cronolgicas. 5 y de lo que Johannes Fabian llama la
negacin de la simultaneidad6. Con los cronistas espaoles se da inicio a la "masiva
formacin discursiva" de construccin de Europa/Occidente y lo otro, del europeo y el indio,
desde la posicin privilegiada del lugar de enunciacin ubicado en el poder7.
Esta enunciacin desde el poder sirve de piso a la construccin discursiva de las
diversas poblaciones y sujetos sociales que han habitado histricamente el mundo
moderno/colonial en forma polar entre lo europeo y lo no-europeo. Lo notorio de estas
construcciones es su estabilidad en el tiempo a pesar de que sus fuentes de legitimacin y
sus nfasis se desplacen de una poca a otra 8J.M. Blaut, The Colonizers Model of the World.
Geographical Diffusionism and Eurocentric History, The Guilford Press, Nueva York, 1993, p.
17..
Como seala Fernando Coronil9, el Occidente es una construccin histrica. En la
construccin del "Otro" no-occidental, hay, implcitamente, un proceso de construccin de la
mismidad10.
Lo que es distintivo o nico del occidentalismo... no es que movilice
representaciones estereotipadas de sociedades no-occidentales, ya que la
jerarquizacin etnocntrica de la diferencia cultural no es un privilegio de
Occidente, sino que este privilegio est ntimamente conectado con el
despliegue de un poder global. (...) Como sistema de clasificacin que expresa
formas de diferencia cultural y econmica en el mundo moderno, el
occidentalismo est inseparablemente ligado a la constitucin de asimetras
internacionales sustentadas en el capitalismo global. (...) el occidentalismo es
inseparable de la hegemona occidental no slo porque como forma de
conocimiento expresa el poder occidental, sino porque establece un lazo
especfico entre conocimiento y poder. El occidentalismo es, por lo tanto, la
expresin de la relacin constitutiva entre las representaciones occidentales de
la diferencia cultural y la dominacin global de Occidente 11.
Lo que est en juego en estas representaciones no es -por supuesto- slo la imagen
que el colonizador tiene del colonizado, sino igualmente -en un terreno de significaciones e
interpretaciones que estn en permanente pugna, contestacin, resistencia, adaptacin e
hibridacin cultural- las propias identidades de los colonizados 12.
romnticos, que enfatizaban el carcter diferente y permanente de las esencias nacionales 32.
Era intolerable, por lo tanto, pensar en la posibilidad de que los griegos alguna vez
hubiesen sido ms primitivos que los africanos o asiticos 33. Concluye Bernal que el modelo
antiguo cay, no como consecuencia de nuevos desarrollos en el campo del conocimiento,
sino por el hecho de que no caba en la concepcin del mundo prevaleciente. Era
incompatible con los paradigmas del progreso y de raza de comienzos del siglo XIX. El
nuevo modelo, modelo ario, se hizo hegemnico hasta la dcada de los ochenta de este
siglo34. Continua siendo enseado bajo la forma de Historia Universal en las escuelas del
mundo.
J.M. Blaut argumenta que la razn por la cual se supone que Europa siempre ha
tenido una ventaja histrica sobre el resto del mundo, tiene poco que ver con la evidencia y
mucho que ver con la metodologa, la ideologa y la teora implcita, la super-teora llamada
difusionismo eurocntrico, que ha sido hegemnica en el pensamiento europeo sobre la
historia y sobre la relacin de Europa con el resto de las culturas. Caracteriza sus
proposiciones fundamentales en los siguientes trminos:
1.
2.
3.
4.
5.
. En palabras de Tzvetan Todorov; "...el descubrimiento de Amrica es lo que anuncia y funda nuestra identidad
presente; an si toda fecha que permite separar dos pocas es arbitraria, no hay ninguna que convenga ms
para marcar el nacimiento de la era moderna que el ao 1492, en que Coln atraviesa el ocano Atlntico.
Todos somos descendientes de Coln, con l comienza nuestra genealoga -en la medida en que la palabra
comienzo tiene sentido". La conquista de Amrica. El problema del otro, Siglo XXI Editores, Mxico, 1995
(1982), p. 15.
3
. Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance. Literacy, Territoriality and Colonization , Michigan
. Time and the Other. How Anthropology Makes its Object, Columbia University Press, Nueva York, 1983.
. "La dialctica entre los europeos como participantes en el proceso de colonizacin y europeos como
observadores del proceso fue constante y persistente. Como participantes, los espaoles y los europeos en
general vivan y actuaban de acuerdo a metas, deseos y necesidades impulsadas por un determinado marco de
referencia conceptual. (o marcos de referencia conceptual). Como observadores los literatos espaoles y
europeos se convirtieron en los jueces capaces de comparar y evaluar marcos conceptuales inconmensurables.
Uno de los puntos cruciales en la construccin de la alteridad misma residi, precisamente, en el movimiento
encubierto entre la descripcin de uno mismo como perteneciente a un marco de referencia dado, y la
descripcin de uno mismo como perteneciente al marco correcto... Al desempear ambos papeles al mismo
tiempo, los intelectuales europeos pudieron implementar (desde Europa o desde el Nuevo Mundo) sus
descripciones como observadores y atarlas con el ejercicio del poder imperial." Walter Mignolo, op. cit. p. 328.
8
. Una expresin temprana de esta construccin polar (siglo XVI) se encuentra en la obra de J. Gins de
Seplveda, en su conocido texto De las justas causas de la guerra contra los indios. Este contraste tiene en
Seplveda dimensiones raciales, teolgicas, morales y de gnero. Establece la siguiente "interminable cadena
de proporciones": indios/espaoles; nios/adultos; mujeres/varones; animales/humanos; crueldad/clemencia;
intemperancia/continencia; materia/forma; cuerpo/alma; apetito/razn; bien/mal. Tzvetan Todorov, op. cit.,
p. 164.
Blaut caracteriza el contraste que se establece a partir del pensamiento histrico difusionista europeo del siglo
XIX, en los siguientes trminos:
El centro europeo
La periferia
capacidad de inventar
imitacin
racionalidad, intelecto
irracionalidad,
emocin,
instinto
pensamiento abstracto
pensamiento concreto
razonamiento terico
razonamiento
prctico,
emprico
mente
cuerpo, materia
disciplina
espontaneidad
adultez
infancia
sanidad
insana
ciencia
brujera
progreso
estancamiento
. Beyond Occidentalism: Toward Nonimperial Geohistorical Categories, Cultural Anthropology, Vol 11, N 1,
febrero 1996.
10
11
12
. Estas permanentes contestaciones hacen que los binarios que definen la mismidad y la otredad en el
discurso colonial sean, en palabras de H. Bhabha, "crnicamente inestables". Citado por Ali Rattansi,
"Western Racisms, Ethnicities and Identities in a postmodern frame", en Ali Rattansi y Sally Westwood
(editores), Racism, Modernity and Identity. On the Western Front, Polity Press, Cambridge, 1994 p. 39-40.
13
. ...en 1800, los poderes occidentales reclamaban 55%, pero en realidad tenan control de aproximadamente
35% de la superficie de la tierra. Para el ao 1878, la proporcin era de 67% y la rata de crecimiento de 83000
millas cuadradas por ao. Para el ao 1914, el ritmo anual haba llegado a la extraordinaria cifra de 240000
millas cuadras por ao, y Europa controlaba un gran total de aproximadamente 85% de la tierra, bajo las forma
de colonias, protectorados, dependencias, dominios, y mancomunidades. Edward Said, Culture and
Imperialism, Vintage Books, Nueva York, 1994, p. 8.
14
. Op. cit. p. 9.
15
16
. Para una discusin crtica del proceso de constitucin disciplinaria de las ciencias sociales en el siglo XIX,
ver: Immanuel Wallerstein (Coordinador), Abrir las ciencias sociales. Comisin Gulbenkian para la
reestructuracin de las ciencias sociales, Siglo XXI Editores, Mxico, 1996.
17
18
. Sobre la construccin del concepto de la sociedad primitiva en la antropologa del siglo XIX, ver: Adam
Kuper, The Invention of Primitive Society. Transformations of an Illusion. Routledge, Londres, 1988.
19
. Citado por Robert J.C. Young, Colonial Desire. Hybridity in Theory, Culture and Race, Routledge, Londres,
1995, p. 93.
20
21
. Ver: George W. Stocking, Jr., Race, Culture and Evolution. Essays in the History of Anthropology, The Free
Press, Nueva York, 1968. Captulo 3. The Persistence of Polygynist Thought in Post-Darwinian Anthropology.
22
23
. Idem. p. 56.
24
25
. Vol. I. The Fabrication of Ancient Greece 1785-1985, Rutgers University Press, New Brunswick, 1987.
26
. Idem. p. 75.
27
28
. Idem. p. 110. "... los griegos antiguos, a pesar de haber estado muy orgullosos de sus logros recientes, no
consideraban que sus instituciones polticas, ciencia, filosofa y religin, eran originales. Por el contrario las
derivaron a travs de la temprana colonizacin y estudio posterior de los griegos en el extranjero, del Este en
general y de Egipto en particular." Idem. p. 120.
29
. La mayora de los pensadores del renacimiento crean que Egipto era la civilizacin original y creativa, y
Grecia una transmisora posterior de una parte de la sabidura egipcia y oriental. La veracidad del modelo
antiguo no est en discusin. Idem. p. 160.
30
. Idem. p. 189.
31
. Idem. p. 292.
32
. "De acuerdo a las visiones romnticas y progresistas, los pueblos ahora tenan que ser vistos en sus
contextos geogrficos e histricos. El genio o espritu racial perteneciente a la tierra y a su gente cambia de
forma de acuerdo al espritu de la poca, ... pero los pueblos siempre conservan una esencia inmutable." Idem.
p. 206.
33
. Idem. p. 292.
34
. Como alternativa a este modelo interpretativo, Bernal propone lo que el llama un modelo antiguo revisado,
que incorporando aspectos fundamentales del modelo antiguo, que considera ampliamente sustentados por la
investigacin arqueolgica y lingstica contempornea, da cuenta de nuevas evidencias, sobre todo de
carcter lingstico, para reconocer otras influencias en el desarrollo de la cultura griega clsica.
35
. J. M. Blaut, 1492. The Debate on Colonialism, Eurocentrism and History, Africa World Press, Trenton, 1992,
p. 7. Al destacar la importancia de este aspecto de la obra de Blaut no se est asumiendo acuerdo con el
conjunto de su interpretacin, que en otros aspectos presenta severos problemas. Blaut afirma que antes de
1492 se estaba dando en muchas regiones de Europa, Asia y Africa una lenta transicin al capitalismo y que en
los tres continentes se encontraban centros urbanos, en la mayor parte de los casos puertos, con un
capitalismo incipiente o proto-capitalismo. (idem., p. 25). Asume un proceso comn de evolucin hacia el
capitalismo en los tres continentes, con lo cual parece estar suponiendo la existencia de un patrn universal,
lineal, inexorable, de desarrollo histrico en el cual la superioridad e inferioridad se define por la posicin
lograda a lo largo de ese continuo. (p. 4). No est cuestionando la superioridad del desarrollo capitalista. Lo
que est poniendo en duda es la existencia de alguna ventaja significativa de Europa en el desarrollo hacia el
capitalismo antes de 1492. Dentro de este determinismo histrico global, el xito del desarrollo capitalista en
Europa se atribuye a una ventaja de localizacin. Con desarrollos sociales y tecnolgicos similares a los de los
otros dos continentes, los centros proto-capitalistas europeos se encontraban ms cerca de Amrica. Fue eso
lo que le permiti su conquista, y a partir de sta, el despegue hacia sus revoluciones burguesas y la
transformacin capitalista. (pp. 28-31). Es sta una explicacin extremadamente reduccionista y esquemtica y
de un complejo proceso histrico.
36
. Para algunas contribuciones a la reinterpretacin no-eurocntrica de la historia del continente africano, ver:
Basil Davison, The Black Man's Burden. Africa and the Course of the Nation-State, Times Books, Nueva York,
1992; Molefi Kete Asante, The Afrocentric Idea, Temple University Press, Philadelphia, 1987; Molefi Kete
Asante, Kemet, Afrocentricity and Knowledge, Africa World Press, Inc., Trenton, 1992 (1990); Cheikh Anta Diop,
The African Origin of Civilization. Myth or Reality, Lawrence Hill Books, Chicago, 1974 (1955); Cheikh Anta
Diop, Civilization or Barbarism. An Authentic Anthropology, Lawrence Hill Books, Chicago, 1991 (1981).
37
. Uno de los debates ms interesantes de reinterpretacin histrica, a partir de la crtica a esta perspectiva
liberal-eurocntrica, es el que se ha venido dando en los ltimos aos a propsito de la tesis de la influencia de
los sistema polticos de los indios norteamericanos -especialmente de las naciones iroquesas- en el diseo de
la Constitucin, y en consecuencia, en aspectos centrales de la democracia de los Estados Unidos. Existe una
amplia documentacin que permite constatar tanto la existencia entre las naciones iroquesas de instituciones
polticas estables, descentralizadas y ampliamente democrticas, como del hecho de que estas experiencias
fueron conocidas por algunos de los participantes ms influyentes en el debate constitucional de la fundacin
de la nacin. Se argumenta que a pesar de que -como consecuencia del racismo y del eurocentrismo
dominante- esta influencia no poda ser reconocida explcitamente, el conocimiento de esta experiencia tuvo un
peso significativo en el diseo constitucional federativo, descentralizado de la nacin norteamericana, para el
cual no existan antecedentes ni en la experiencia histrica europea ni en la teora liberal. Dados los supuestos
compartidos por la mayor parte de los historiadores, estas son proposiciones altamente polmicas. Para las
posturas hegemnicas en la disciplina no es concebible que aspectos medulares de la tradicin poltica liberal
pudiesen tener alguna influencia de los pobladores "primitivos" de este continente. Los textos ms influyentes
de esta reinterpretacin de "las races indgenas de la democracia americana", son: Donald A. Grinde,
38
. Ver: Langdon Winner, Tecnologa autnoma. La tecnologa incontrolada como objeto del pensamiento
. Para un excelente estudio sobre la institucionalidad internacional del desarrollo, ver: Arturo Escobar, (1995),
Encountering Development. Making and Unmaking of the Third World, Princeton University Press, Princeton,
1995.
40
. Para una discusin ms amplia del significado de los aportes postmodernos, y su incidencia poltica, ver:
Edgardo Lander, "Las transformaciones postmodernas de la poltica", en Raquel Sosa Elzaga (coordinadora),
. Seyla Benhabid, "Feminism and Postmodernism: An Uneasy Alliance", Praxis International, Vol. 11, N 2,
julio, 1991.
42
. Ali Rattansi, op. cit., p. 19. "Ahora es notorio que, al escribir las genealogas de las tecnologas de
normalizacin y los procesos de marginalizacin de los Otros, Foucault permaneci conspicuamente silente
sobre los otros Otros de Europa, las poblaciones nativas sometidas a la fuerza brutal de la esclavitud, la
dominacin colonial y el racismo." (Idem. p. 26).
43
. "Can the Subaltern Speak?", Patrick Williams y Laura Chrismas, Colonial Discourse and Post-Colonial
45
46
. Alain Touraine, Critique de la Modernit, Fayar, Pars, 1992, p. 25. Citado por Martn Hopenhayn, "Los
. Esta parte del texto est tomada de: Edgardo Lander, "Las transformaciones postmodernas de la poltica",
op. cit. En algunos autores como Baudrillard es tal el asombro, el regodeo ante la ominipresencia y
omnipotencia de los medios, y la sustitucin de lo real por lo virtual, que ya al lector se le hace difcil determinar
si el propsito del texto es exaltar estas tendencias de la sociedad contempornea.
. Walter Mignolo,
48
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