La Masonería y Su Razón de Ser en El Siglo XXI
La Masonería y Su Razón de Ser en El Siglo XXI
La Masonería y Su Razón de Ser en El Siglo XXI
propias de las diversas obediencias masnicas, regulares no, hasta trabajos carentes
del menor rigor cientfico o intelectual. Fuentes de dudoso criterio, o publicaciones
declaradamente falaces cuyas calumnias y absurdos pueden alcanzar hasta paranoicas
leyendas sobre supuestos crmenes rituales y sacrilegios ceremoniales.
Por va de ejemplo cabria recordar que no hace mucho concurra en esta
intencionada ceremonia de la confusin una pelcula reciente sobre el asesino britnico
Jack el Destripador. En ella, sin el menor rubor se le endosaban sus crmenes a un
tenebroso complot de masones...A lo largo de diversas secuencias y de forma torticera se
entresacaban unas veces de forma subliminal y otras de forma burda y primaria,
emblemas y distintivos masnicos asocindolos a las turbias maniobras que daban
cuerpo al delirante guin.
En la misma lnea un historiador o pseudohistoridaor que no ser yo quien a tal
confuso personaje califique, D. Ricardo de la Cierva, enamorado incomprendido del
general Franco, y aorador vergonzante de sus leyes como aquella destinada a la
Represin del Comunismo y la Masonera, sigue mostrando sus paranoias y fijaciones de
forma pattica, dndoles cuerpo en un tocho de penosa lectura, refrito de mltiples
lugares comunes. La masonera invisible: una investigacin en Internet es l titulo del
bodrio. El tal Sr. de la Cierva se acordarn Vds. es el mismo vidente ilustre que cuando se
nomin Presidente del Gobierno al Sr. Surez, clamaba cariacontecido... que error, que
gran error...Peso a ello, la notoria integridad moral y coherencia que le caracteriza no le
impidi aceptar con la mayor celeridad una cartera ministerial del gran error..
La extravagancia y la malevolencia cuando se desbocan llegan a amenazar la
realidad y ciertamente se entretejen para prostituir esta. En este caso el proyecto final
es emborronar la conciencia de la ciudadania ante el mundo masnico y sus objetivos.
Llegado este nivel de despropsito no puedo menos de recurrir en clave de
humor a una ancdota muy en boga en la poca franquista y que sirve de ejemplo para
describir los dislates y la tosquedad a que se puede llegar en las escalas de
manipulacin. Cuentan de un conocido comisario de polica del anterior rgimen que tras
lo que eufemsticamente se calificaba un hbil interrogatorio, se mostraba muy ufano
aportando como realidad incontrovertible la declaracin en la que un joven universitario
de 18 aos finalmente haba confesado estar involucrado con el asesinato del Sr. Calvo
Sotelo y el fusilamiento de D. Jos Antonio Primo de Rivera. Y esto, en la dcada de los
sesenta.
Como contrapartida y dentro la intencionada desinformacin, muy pocos
ustedes habrn tenido oportunidad de saber, ni conocimiento de la presencia de
masones y de la masonera desarrollando un papel concluyente en una serie
acontecimientos histricos en el campo del humanismo, de la cultural, la sociabilidad,
derechos cvicos, etc., todos ellos de indudable transcendencia para la Humanidad.
de
los
de
los
fuerza por diversas ramas del conocimiento cientfico y tecnolgico, en algunos casos con
grave riesgo para afirmaciones y previsiones que parecieran inconmovibles.
Ante estos nuevos retos las sociedades del mundo contemporneo estn
inmersas en programas de excelencia, tendentes a innovarse aplicando formulas y
mtodos que las permitan mantener la vigencia de sus fines y objetivos. Mecanismos que
les garantizan su transito por el camino de la evolucin y el progreso.
En este marco, una obligacin indeclinable de la Masonera es sostener su
posicin de avanzada en los procesos evolutivos del hombre y en los de este en la
sociedad. Mantenerse vinculada en su tarea de la bsqueda de la verdad y con el logro
de la justicia que le son inmanentes.
La progresin de la masonera espaola es la historia de un proceso complejo,
de una penosa y larga evolucin. Andadura debida el esfuerzo tenaz y la significativa
contribucin de masones ilustres que bregaron para completar y perfeccionar este
proceso y cuya memoria deba siempre estar presente en nuestro reconocimiento pues
de ellos procedi siempre un hlito de esperanza para la sociedad espaola.
El siglo XVIII nos trae el primer Taller formalmente constituido y registrado En el
ao de gracia de 1728, la Masonera simblica se asoma a nuestro pas de la mano de un
personaje inquieto y curioso, Felipe, Duque de Warthon , que ser el que establezca este,
bajo el nombre de Logia Matritense tambin conocida como la de Las Tres Lises .
El duque de Warthon, que haba sido el sexto Gran Maestro de la Gran Logia de
Inglaterra, muri a los 33 aos, siendo enterrado en el Monasterio de Poblet, donde
descansa hoy da. En su agitada y corta vida ostent su ducado a los 20 aos, a los 21
form parte de la Camara de los Lores, a los 24 fue Gran Maestre de la Gran Logia de
Inglaterra. Posteriormente se enfrento a Guillermo III de Inglaterra ponindose a las
ordenes del pretendiente Jacobo III Estuardo y posteriormente sirvi a Felipe V rey de
Espaa y a sus ordenes particip en el asedio de Gibraltar.
Dejando atrs est sucinta pincelada sobre el hombre que formalmente
introdujo en Espaa la Masonera especulativa se hace necesario subrayar un hecho
recurrente en el devenir de la Masonera en nuestro pas. La causa comn que Inquisicin
y Monarqua, tanto monta, monta tanto, coincidentes en sus su intereses, en tndem
perfecto hicieron frente a ella. Ambas a consuno, condenaron, prohibieron y persiguieron
de forma reiterada la Masonera en solar espaol. Seria el breve espacio de la presencia
bonapartista en nuestro suelo, con todo lo que de contradictorio pudo albergar el hecho
histrico, quien alumbrara el empuje ms significativo del desarrollo de la misma.
El trienio liberal consecuente al pronunciamiento militar en Cabezas de San Juan
de general D. Rafael Riego, asoma un repunte del hlito masnico durante el infame
reinado de Fernando VII. Pero, ser en la etapa posterior a la Revolucin de 1868, con la
cada y expulsin de los Borbones personalizada en Isabel II, cuando se alcanzan una
serie de libertades como la de reunin y la de expresin que llevaron a una profunda
transformacin social.
Podra decirse que por primera vez la masonera espaola ces de ser
perseguida - al menos tuvo un respiro - y pudo florecer razonablemente sin el abusivo
cerco policial y las trabas gubernamentales y eclesisticas.
Es una poca en la que cabe recordar una serie de personajes ilustres masones,
que a la vez fueron protagonistas de los valores de la Ilustracin en la poca. Son
personajes como el Conde de Aranda, el Duque de Alba, el fabulista Iriarte, Jovellanos,
Olavide, Mendizabal, Martnez Robledo, etc...
frente a agresiones virolgicas como el SIDA, las convulsiones econmicas y sus efectos
domin sobre el desarrollo... No es solo que estemos ante un escenario de crisis sino
tambin la constatacin de la perplejidad e impotencia que se genera en un espacio
temporal y tecnolgico acostumbrado a manejar certidumbres y predicciones fiables en
espacios definidos de tiempo.
Quizs las sensaciones no sean sino el antecedente prximo de la situacin. Y
la percepcin menos fina no puede dejar pasar por alto que la consecuencia es que los
albores del milenio nos permiten observar que el progreso tecnolgico que hemos
alcanzado y que de forma vertiginosa sigue creciendo contrasta cada vez ms con el
alarmante estancamiento en el desarrollo moral e intelectual del ser humano. Solo
equiparable al brutal distanciamiento entre los geoespacios desarrollados y los mseros.
Una sociedad sometida a la dinmica acelerada cual hoy sucede con la
evolucin de la tcnica y el conocimiento, convierte el futuro en presente da a da. Alvin
Toffler as lo pone de manifiesto elocuentemente en su Shock del futuro. Esfuerzos y
conocimientos de hoy son elementos caducados en semanas o meses. Esto sucede en
paralelo en los colectivos o en las familias, enrevesando por ende el alcanzar soluciones.
La Masonera tiene que ser capaz de incorporarse al ritmo que marcan los
mecanismos sociales para hacer validos aquellos postulados que afirman que la
Francmasonera tiene la posibilidad de mejorar la sociedad a travs de mejorar el
individuo. La Institucin le concede a la educacin un papel primordial como medio de
superacin y perfeccionamiento tanto del individuo como de la sociedad. Y es
precisamente una educacin laica y humanista, bandera entraable de antiguo de la
Masonera la que debe ser vehculo de esa superacin y perfeccionamiento.
As es que a la Masonera le cabe l deber de ser en un mundo acosado por
una vorgine de estmulos y distracciones las mas de las veces encaminadas a
apartarnos de lo esencial, el bastin del Humanismo, la palestra donde todas las ideas se
esgriman y debatan dentro de la mayor libertad solo condicionada por el respeto a la
libertad ajena. Ese debe ser el espritu que gobierne sus Templos y su proyeccin al
mundo profano.
La presencia de la Masonera ser concurrente con su pauta de Institucin
primordialmente filosfica y docente. Y correspondiente al hecho histrico y social
incardinado en la historia de las ideas, de la filosofa y elemento integrante de las
corrientes filosficas que informan la civilizacin Occidental.
Siguiendo la va del simbolismo la Masonera se hace necesaria en la
reconstruccin del Templo, entendiendo esta reconstruccin no solo como acto temporal
sino como un reto permanente. Al hablar de reconstruccin en Masonera cabe huir de la
estulticia de la magnificencia y del gran hito, en favor del punto y seguido.
Ciertamente el ser humano tiende siempre a la debilidad lamentable - caso en
cierta medida de Di Bernardo- de dar trascendencia suprema a los tiempos que le tocan
vivar a cada individuo-. En este sentido conviene tener mas presente la socarronera del
humor britnico de Harold MacMillan, humor por cierto muy emparejado con el gallego,
que en un acto pblico inici su discurso diciendo que la frase ms ampulosa de Adn y
Eva al abandonar el Paraso fu ahora comienza la etapa de la transicin... Es el riesgo
de la petulancia de acotar los tiempos y trascendentalizar las situaciones que suele dejar
a quien lo intenta en posiciones ridculas. As, pudo darse en nuestro pais que un
Presidente, por lo dems persona estimable y habitualmente prudente, anunciara de
forma solemne en la Cmara de los Diputados... la transicin ha terminado... minutos
antes que una tropa incivil estuviese a punto de quebrar la legalidad constitucional de
forma violenta.
Su razn de ser tiene respuesta como elemento que alumbre el camino de las
sociedades humanas hacia los horizontes luminosos, portando no la lmpara del cinismo
de Digenes, sino la lmpara de la conviccin en la potencialidad del genero humano, y
en la confianza de este de alcanzar la verdad y el bien.
La masonera ante el siglo XXI tiene la obligacin de escuchar atentamente la
expresin, la voz del pueblo, a los hombres y mujeres, masones o no y recoger sus ecos.
Sus ansias de justicia, sus necesidades y anhelos de igualdad. Ciencia y tcnica deben
convivir con democracia y gobernabilidad en un marco civil de ideas como nos recordaba
el Presidente Lula de Silva. El humanismo fraternal debe ser el bagaje con el que
concurrir en favor de los que son absorbidos por horizontes vacos o instrumentados por
oscuros intereses.
La Masonera enriquecida con su profunda carga utpica debe ser una gua mas
de la esperanza colectiva y motor de la Razn.
La Masonera poseedora de una tradicin que se legitima por el peso de los
siglos, debe mantener su vanguardia social, equilibrando el planteamiento inicitico y el
compromiso social, y en este equilibrio entre el planeamiento individual y el
compromiso comn se hallar la modernidad masnica. Por ello, la Masonera como
Institucin, ante el nuevo siglo debe aportar los valores que la inspiran y hacen referente
como adecuada respuesta a los retos que son propios del tiempo que protagonizamos.
Lo demandan el lado oscuro del postmodernismo, los celajes y sombras
derivados de la globalizacin. Globalizacin donde priman los intereses econmicos sobre
el humanismo y en la que asoman lacras y llagas que son ignoradas en aras de una
pretendida eficiencia y modernidad. O que se encubren para pasar de puntillas ante lo
que se califica como asumibles daos colaterales dentro de una actuacin polticamente
correcta.
Globalizacin que siendo un proceso irreversible, nos obliga a acostumbrarnos
a convivir con ella, al tiempo que debemos disponernos a soportar y en la medida de lo
posible atemperar y sortear sus impactos no siempre socialmente saludables.
Otro
margen de la
devenido del
cosmopolita y
entrega a las generaciones siguientes. Un hogar que no puede ser entendido como una
vulgar caja registradora al servicio de la expoliacin ejecutada brutalmente por minoras
insolidarias. El fanatismo dogmtico, con su doble manifestacin perversa de
fundamentalismo poltico o religioso.
Ante esto, este museo de los horrores morales de una sociedad cuyas miserias
degradan lo que convenimos en llamar civilizacin, seria difcil no entender como
necesaria la vigencia de la Masonera. Claro que la Masonera tiene razn de ser en el
siglo XXI. Incluso cabria como posible afirmar que sea ms necesaria que en el pasado
siglo XX.
La razn, la conciencia crtica, la tolerancia, el espacio al entendimiento entre
los dispares hoy ms que nunca acucian en un universo que la globalizacin
empequeeci pero que la economa ha roto en barreras casi infranqueables.
Si la Institucin masnica puso en jaque todas las formas de autoritarismo y
totalitarismo existente a lo largo de siglos sin ms armas que cultivar la libertad de
pensamiento, la razn y la lgica, buscando la verdad y la luz, hoy, no parece
desproporcionado creer que pueda ser una de las Instituciones humanas mejor
habilitadas para auxiliar al hombre que se busca a si mismo y a sus semejantes desde la
bsqueda permanente de la capacidad critica y el anhelo de paz y felicidad, no ajeno de
utopa.
Si la Masonera en su trabajo, en sus talleres, en su permanente labrado de la
piedra bruta consigue seguir haciendo del francmasn un hombre bueno, solidario,
fraternal con sus semejantes, as como un amigo consigo mismo, no solo no habr
traicionado las esperanzas que cabe depositar en ella como uno de los activos ticos de
la sociedad, sino que su papel estar plenamente justificado en este milenio que
comenzamos a entrever. Se habr cumplido el imperativo moral de preparar al hombre
del siglo XXI como miembro de una comunidad de hombres libres, efectivamente tiles
en trminos sociales.
Como conclusin quizs podramos convenir la definicin de complementariedad
que propone Alain Bauer . De un lado tenemos la tradicin comprendida como la
trasmisin de lo realizado por los masones a lo largo de la historia y de otro la
participacin de estos en la evolucin de la sociedad y su imbricacin en los problemas
que nos rodean.
En el Siglo XXI la Masonera tiene plena razn de existencia. La tiene como
leccin del ayer y por ello desde su magisterio est en condiciones de elaborar la historia
de maana. La Tradicin es un elemento nuclear del ideal masnico. Pero a la vez, la
Masonera es precisamente ese espacio que en nombre del mtodo, permite estar
siempre presente en las evoluciones y progresos sociales.
Una presencia que se hace agradecer por estar siempre ajena de radicalismos
inadecuados. Esto es precisamente, lo que permite a la Masonera desde su autoridad
moral ser til y a la vez moderna. Y desde la reflexin, la prudencia y la tolerancia
contribuir a solucionar los problemas de la Humanidad. Lo hace, arropada con la riqueza
de su legado y su patrimonio. Y sobre todo, desde su capacidad de adaptacin a las
circunstancias sobrevenidas contribuyendo a gestar una nueva era.
Una era, en que la utopa deje de ser sueo y en la que el hombre pueda ser
dueo de su obra y seor de su tiempo.
* R:. H:. Antonio Campos Romay
Gran Inspector de Relaciones Institucionales de la Gran Logia de Espaa