Discurso de Caracas - Roberto Bolaño
Discurso de Caracas - Roberto Bolaño
Discurso de Caracas - Roberto Bolaño
Roberto Bolao
(discurso al recibir el Premio Rmulo Gallegos)
y la gente a esas alturas empez a hacer cbalas, yo creo que pensaban que
los bogotanos se haban trasladado en masa a Caracas, o que los caraqueos
haban tenido un papel determinante en este grupo de nuevos poetas
bogotanos, y cuando di por terminada la conferencia, con un final abrupto, tal
como entonces me gustaba acabar cualquier conferencia, la gente se levant,
aplaudi tmidamente y se march corriendo a consultar el afiche de la
entrada, y cuando yo sal, acompaado por el poeta mexicano Mario Santiago,
que siempre iba conmigo y que seguramente se haba dado cuenta de mi error
aunque no me lo dijo porque para Mario los errores y los gazapos y los
equvocos eran como las nubes de Baudelaire que pasan por el cielo, es decir
que hay que mirar pero no corregir, al salir, deca, nos encontramos con un
viejo poeta venezolano, y cuando digo viejo recuerdo ese momento y el poeta
venezolano probablemente era ms joven de lo que yo soy ahora, que nos dijo
con lgrimas en los ojos que tena que haber un error, que l jams haba odo
ni una palabra sobre esos poetas misteriosos de Caracas. A estas alturas del
discurso presiento que don Rmulo Gallegos debe de estar revolvindose en su
tumba. Pero a quin le han dado mi premio, estar pensando. Perdone, don
Rmulo. Pero es que incluso doa Brbara, con b, suena a Venezuela y Bogot,
y tambin Bolvar suena a Venezuela y a doa Brbara, Bolvar y Brbara, qu
buena pareja hubieran hecho, aunque las otras dos grandes novelas de don
Rmulo, Cantaclaro y Canaima podran perfectamente ser colombianas, lo que
me lleva a pensar que tal vez lo sean, y que bajo mi dislexia acaso se esconda
un mtodo, un mtodo siemitico bastardo o grafolgico o metasintctico o
fonemtico o simplemente un mtodo potico, y que la verdad de la verdad es
que Caracas es la capital de Colombia as como Bogot es la capital de
Venezuela, de la misma manera que Bolvar, que es venezolano, muere en
Colombia, que tambin es Venezuela y Mxico y Chile. No s si entiendan
adnde quiero llegar. Pobre negro, por ejemplo, de don Rmulo, es una novela
eminentemente peruana. La casa verde, de Vargas Llosa, es una novela
colombiano-venezolana. Terra nostra, de Fuentes, es una novela argentina y
advierto que mejor no me pregunten en qu baso esta afirmacin porque la
respuesta sera prolija y aburridora. La academia patafsica ensea, de forma
por dems misteriosa, la ciencia de las sluciones imaginarias que es, como
saben, aquella que estudia las leyes que regulan las excepciones. Y este
sobresalto de letras, de alguna manera, es una solucin imaginaria que exige
una solucin imaginaria. Pero volvamos a don Rmulo antes de meternos con
Jarry y notemos, de paso, algunas seales extraas. Yo me acabo de ganar el
decimoprimer Premio Rmulo Gallegos. El 11. Yo jugaba con el 11 en la
camiseta. Esto, a ustedes, les parecer una casualidad, pero a m me deja
temblando. El 11 que no saba distinguir la izquierda de la derecha y que por lo
tanto confunda Caracas con Bogot, acaba de ganar (y aprovecho este
parntesis para agradecerle una vez ms al jurado esta distincin,
especialmente a ngeles Mastretta) el decimoprimer Premio Rmulo Gallegos.
Qu pensara don Rmulo de esto? El otro da, hablando por telfono, Pere
Gimferrer, que es un gran poeta y que adems lo sabe todo y lo ha ledo todo,
me dijo que hay dos placas conmemorativas en Barcelona, en sendas casas
donde vivi don Rmulo. Segn Gimferrer, aunque sobre el particular no pona
las manos en el fuego, en una de estas casas comenz el gran escritor
venezolano a escribir Canaima. La verdad es que el 99,9 por ciento de las
cosas que dice Gimferrer me las creo a pie juntillas, y entonces, mientras
Gimferrer hablaba (una de las casas donde haba una placa no era una casa
sino un banco, lo que planteaba una serie de dudas, por ejemplo si don Rmulo
en su estancia en Barcelona y digo estancia y no exilio, porque un
latinoamericano jams est exiliado en Espaa- haba trabajado en un banco o
si el banco vino despus a instalarse en la casa en donde vivi el novelista),
como deca, mientras el poeta cataln hablaba, yo me puse a pensar en mis ya
lejanos pero no por ellos menos agotadores, sobre todo en la memoria, paseos
por el Ensanche, y me vi otra vez all, dando tumbos en 1977, 1978, tal vez
1982, y de repente cre ver una calle al atardecer, cerca de Muntaner, y vi un
nmero, vi el nmero 11, y luego camin un poco ms, unos pasos ms, y all
estaba la placa. Eso es lo que vi mentalmente. Pero tambin es probable que
en los aos que viv en Barcelona pasara por esa calle, y viera la placa, una
placa que posiblemente pone Aqu vivi Rmulo Gallegos, novelista y poltico
nacido en Caracas en 1884 y muerto en Caracas en 1969 y despus, en letras
ms chiquitas, otras cosas, los libros, los blasones, etc., y es posible que yo
pensara, sin detenerme, en otro escritor colombiano famoso, y eso slo es
posible que lo pensara sin detenerme, insisto, pues la verdad es que entonces
ya haba ledo a don Rmulo como lectura obligatoria no s si en un liceo
chileno, o en una prepa mexicana y me gustaba Doa Brbara, aunque segn
Gimferrer es mejor Canaima y por supuesto saba que don Rmulo era
venezolano y no colombiano. Lo que realmente significa poco, ser colombiano o
ser venezolano, y en este punto volvemos como rebotados por un rayo a la b
de Bolvar, que no era dislxico y al que no le hubiera disgustado una Amrica
Latina unida, un gusto que comparto con el Libertador, pues a m lo mismo me
da que digan que soy chileno, aunque algunos colegas chilenos prefieran
verme como mexicano, o que digan que soy mexicano, aunque algunos
colegas mexicanos prefieren considerarme espaol, o, ya de plano,
desaparecido en combate, e incluso lo mismo me da que me consideren
espaol, aunque algunos colegas espaoles pongan el grito en el cielo y a
partir de ahora digan que soy venezolano, nacido en Caracas o Bogot, cosa
que tampoco me disgusta, ms bien todo lo contrario. Lo cierto es que soy
chileno y tambin soy muchas otras cosas. Y llegado a este punto tengo que
abandonar a Jarry y a Bolvar e intentar recordar a aquel escritor que dijo que
la patria de un escritor es su lengua. No recuerdo su nombre. Tal vez fue un
escritor que escriba en espaol. Tal vez fue un escritor que escriba en ingls o
francs. La patria de un escritor, dijo, es su lengua. Suena ms bien
demaggico, pero coincido plenamente con l, y s que a veces no nos queda
ms remedio que ponernos demaggicos, as como a veces no nos queda ms
remedio que bailar un bolero a la luz de unos faroles o de una luna roja. Aun
que tambin es verdad que la patria de un escritor no es su lengua o no es slo
su lengua sino la gente que quiere. Y a veces la patria de un escritor no es la
gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la nica patria de un escritor
es su lealtad y su valor. En realidad muchas pueden ser las patrias de un
escritor, a veces la identidad de esta patria depende en grado sumo de aquello
que en ese momento est escribiendo. Muchas pueden ser las patrias, se me
ocurre ahora, pero uno solo el pasaporte, y ese pasaporte evidentemente es el
de la calidad de la escritura. Que no significa escribir bien, porque eso lo puede
hacer cualquiera, sino escribir maravillosamente bien, y ni siquiera eso, pues
escribir maravillosamente bien tambin lo puede hacer cualquiera. Entonces
qu es una escritura de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la
cabeza en lo oscuro, saber saltar al vaco, saber que la literatura bsicamente
es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin
fondo y al otro las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y
los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces
nos pese ms que la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos.
La literatura, como dira una folklrica andaluza, es un peligro. Y ahora que he
vuelto, por fin, sobre el nmero 11, que es el nmero de los que corren por la
banda, y que he mencionado el peligro, recuerdo aquella pgina del Quijote, en
donde se discute sobre los mritos de la milicia y de la poesa, y supongo que
en el fondo lo que se est discutiendo es el grado de peligro, que tambin es
hablar sobre la virtud que entraa la naturaleza de ambos oficios. Y Cervantes,
que fue soldado, hace ganar a la milicia, hace ganar al soldado ante el honroso
oficio de poeta, y si leemos bien esas pginas (algo que ahora, cuando escribo
este discurso, yo no hago, aunque desde la mesa donde escribo estoy viendo
mis dos ediciones del Quijote) percibiremos en ellas un fuerte aroma de
melancola, porque Cervantes hace ganar a su propia juventud, al fantasma de
su juventud perdida, ante la realidad de su ejercicio de la prosa y de la poesa,
hasta entonces tan adverso. Y esto me viene a la cabeza porque en gran
medida todo lo que he escrito es una carta de amor o de despedida a mi propia
generacin, los que nacimos en la dcada del cincuenta y los que escogimos
en un momento dado el ejercicio de la milicia, en este caso sera ms correcto
decir de la militancia, y entregamos lo poco que tenamos, lo mucho que
tenamos, que era nuestra juventud, a una causa que cremos la ms generosa
de las causas del mundo y que en cierta forma lo era, pero que en la realidad
no lo era. De ms est decir que luchamos abrazo partido, pero tuvimos jefes
corruptos, lderes cobardes, un aparato de propaganda que era peor que una
leprosera, luchamos por partido que de haber vencido nos habran enviado de
inmediato a un campo de trabajos forzados, luchamos y pusimos toda nuestra
generosidad en un ideal que haca ms de cincuenta aos que estaba muerto,
y algunos lo sabamos, y cmo no lo bamos a saber si habamos ledo a Trotski
o ramos trotskistas, pero igual lo hicimos, porque fuimos estpidos y
generosos, como son los jvenes, que todo lo entregan y no piden nada a