Gorostiza, Carlos - El Pan de La Locura
Gorostiza, Carlos - El Pan de La Locura
Gorostiza, Carlos - El Pan de La Locura
EL PAN DE LA LOCURA
PERSONAJES
Garufa (26 aos)
Badoglio (40 aos)
(Habla con un no exagerado pero s evidente acento del centro de Italia)
Jos (24 aos)
Patrn (42 aos)
Juana (37 aos)
Empleada (25 aos)
Antonio (37 aos)
Mateo (17 aos)
Mujer (50 aos)
Repartidor (26 aos)
Inspector (45 aos)
Hombre 1 (45 aos)
Hombre 2 (45 aos)
Se estrena el 18 de julio de 1958 en el Teatro Nacional Cervantes, animada por
el elenco estable de la Comedia Nacional, bajo la direccin del autor. En la
interpretacin intervienen Hilda Surez (Juana), Fernando Labat (Antonio), Carlos
Alerto Carella (Patrn), Marcelo Krass (Garufa), Fernando Vegal (Badoglio), Alejandro
Ester (Jos), Oscar Rovito (Mateo), Lilian Blanco (Empleada), Carmen Oliver (Mujer),
Miguel Narciso Bruse (Repartidor), Juan Alberto Domnguez (Inspector), ngel
Mundoy (Hombre 1) y Eduardo Gualdi (Hombre 2). Escenografa: Federico Padilla.
LUGAR DE ACCIN
Cuadra: mbito amplio donde se elabora el pan y se encuentra el horno de las panaderas.
Patina: del verbo patinar. Que recubre o cubre.
3
Batea: bandeja grande de madera.
4
China: Mujer del gaucho, del criollo, por extensin del campesino
5
Sotreta: falso, canalla.
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Kbasure: ofendi, rebaj.
7
Yo soy el corazn de l: es la letra del tango A la luz del candil, de Flores y Navarrine.
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BADOGLIO.- Las letras son as! Hay tantas cosas lindas para decir, por ah
GARUFA.- Callte, tano8. Qu sabs de tangos, vos.
BADOGLIO (Ya terminaron su trabajo).- Por ejemplo vos conocs Vieni sul
mar9?
GARUFA.- No. Por qu?
BADOGLIO.- Bueno. Esa s que tiene linda letra.
GARUFA (a Jos).- Je. Lo oste, polaco?
JOS (NO LO OYE. A Badoglio).- Y cmo es, che?
BADOGLIO.- Y habla del mar. Y de la luna. Poesa. Propiamente poesa.
JOS.- Dale, cantla.
GARUFA.- No, che, por favor!
JOS.- Vos callte!
GARUFA.- Y si total no entendemos nada!
JOS.- Vos no entenders!
GARUFA.- Qu, vos entends, acaso? No me vas a decir que en Polonia hablan en
italiano, ahora!
JOS (A Badoglio).- No le hagas caso. Dale, cantala.
BADOGLIO.- Eh, no! Ahora no! La cantaba con los muchachos, en el pueblo, antes
de la guerra. All daba gusto.
GARUFA.- Y por qu all s y ac no?
BADOGLIO.- Y all estaba con todos ellos, con los mos, sabs?
GARUFA.- Bah, bah, bha. Todos italianos.
BADOGLIO.- Y adems all estaba el mar ah enfrente, noms. Y no este ro lleno de
barro que tienen ustedes!
GARUFA.- Qu. Acaso nosotros no tenemos mar? O vos nunca fuiste a Mar del
Plata?
BADOGLIO.- Mar del Plata! Si vieras el agua de Tirreno10! Eso si que es mar!
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GARUFA (Busca otro argumento).- Y el ro? Qu tens que decir del ro? Es el ms
ancho del mundo!
BADOGLIO.- S. Y el ms sucio.
GARUFA.- Pero al final todo lo que hay aqu para vos es una porquera? Por qu no
te quedaste en Italia, entonces?
JOS.- Ya sabs por qu no se qued, pajarn11!
GARUFA.- Raj, polaco! And a Polonia, vos tambin!
JOS.- A mi no me llames polaco as, eh! Yo soy ms argentino que vos!
GARUFA.- Y por qu le dejs que hable mal, entonces?
JOS.- El primero que habl mal fuiste vos!
BADOGLIO (Con algo oculto).- Vamos, muchachos, vamos. Aqu nadie habla mal de
nadie. Quin puede hablar mal de este pas, por ejemplo? Yo? (A Garufa) Vos?
(Seala a Jos) Este? Los padres de este necesitaban un lugar para vivir, como yo, y
aqu lo encontraron12. Despus tuvieron hijos. (Seala a Jos) Ah lo tens. Como yo; yo
tambin tuve hijos aqu: tres. Ahora son as. (Pone su mano a una cuarta del suelo) Pero
maana sern como l. (Mira intencionadamente a Garufa) O como vos. Porque vos,
tambin del todo indio no sos. Tus padres habrn venido de algn lado.
GARUFA (Lo ve venir).- Mis viejos eran de aqu.
BADOGLIO.- S, bueno pero Y antes?
GARUFA.- Cmo antes?
BADOGLIO.- S. Tus abuelos.
GARUFA (Quisiera cambiar de tema).- Ah, s. Por parte de mi vieja eran espaoles
BADOGLIO (Lentamente, mirndolo fijo).- Y por parte de tu viejo?
GARUFA (Quiere escapar).- Bueno, acabla, che.
BADOGLIO (Pescndolo).- Yo digo, no? Porque tu apellido
GARUFA.- Te digo que la acabs!
BADOGLIO.- Porque vos te llamas Benini, no?
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JUANA (en el fondo hay mordacidad).- Tengo entendido que a ustedes ya les puso a
todos sobrenombres, no?
GARUFA (recin habla).- A nosotros no nos puso sobrenombres, patrona, eh!
JUANA.- cmo? Y a usted no lo llama Garufa?19
GARUFA.- Eso porque yo quise. Y todos me llaman as, ac.
JUANA (sigue su leve mordacidad. Seala a Badoglio).- Y a Lupo? No lo llama
Badoglio?20
BADOGLIO (sonriendo).- Bah Es un chiste Es simptico
JUANA.- Y a Jos?
GARUFA.- Y qu quiere? Qu lo llamemos Abraham? Si tuviera otro nombre todava
JOS (en el fondo herido).- Y por qu no me pueden llamar Abraham? Acaso no es
mi nombre verdadero?
GARUFA (con suficiencia).- And, and Qu te vamos a llamar Abraham!
BADOGLIO.- Y, patrona. Es el espritu alegre de Too. Y no hace mal a ninguno
JUANA (sobreentendiendo).- Claro. (Gira para irse al negocio) Posiblemente tambin
nos puso sobrenombres a nosotros
BADOGLIO.- A quienes?
JUANA.- A mi marido y a m
BADOGLIO (ingenuo).- No, que yo sepa no les puso ninguno. No? (Consulta con
la mirada a sus compaeros)
GARUFA.- Claro que no. Too no es de los que hablan de atrs
JOS.- No, patrona. Too es un tipo derecho
BADOGLIO.- Ah, s. Lo que se dice un buen muchacho
JUANA (ya junto a la puerta, los mira con una sonrisa casi triste. Pequea pausa).Parece que todos estn de acuerdo
BADOGLIO (no entiende. Se encoge de hombros).- Eh!
JUANA (con un dejo de irona y tristeza amarga).- Merjor para l. (Desaparece por la
puerta que da al negocio)
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Garufa: apodo que alude con sorna a alguien que est siempre alegre y divertido
Badoglio: General italiano de la poca de Mussolini. En la obra se usa como apodo por ser italiano el
personaje.
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Pilato: Poncio Pilato, gobernador romano que entreg a Jess a los judos y para no comprometerse
realiz la accin de lavarse las manos.
BADOGLIO.- Ma22 que pelcula! Eso est en los libros! Pilato era el que mandaba,
ah, donde estaban los judos. Ellos lo queran crucificar a Cristo. Y l tena que decir
que s o que no. Y se lav las manos
GARUFA (a Jos, sonriendo).- Viste? Ahora les echa la culpa a ustedes.
JOS (con suficiencia).- Y si al final Jesucristo tambin era judo, qu quers!
GARUFA (se pone serio).- Vamos polaco!
BADOGLIO (piensa).- Tanto como eso no s. Pero Cristo era cristiano; as que no s
cmo poda ser judo al mismo tiempo
JOS.- Claro que era judo! No era judo, Badoglio?
GARUFA (amenazando a Jos con un pan).- Estos cosos! Ahora lo que falta es que
Gardel tambin sea judo!
JOS.- And, qu sabs vos! (Le arroja un trozo de masa)
BADOGLIO (siempre paternal).- Bueno, vamos, muchachos, acbenla! Mejor vayan a
preparar el mate, que ya es hora. Vamos, vamos (Jos y Garufa obedecen. Riendo y
arrojndose trozos de masa como en una guerrilla. Garufa persigue a Jos y as salen
por la puerta que da a los fondos. Badoglio, rezongando pero con simpata, junta la
masa arrojada y la coloca en su primitivo lugar. En seguida vuelve el Patrn desde el
negocio. Viene con dos canastos de mano; de una canasta grande pasa pan a una de las
pequeas)
PATRN (sealando el pan).- Y? Le puso ms levadura, como le dije?
BADOGLIO.- S, ah lo tiene
PATRN (apretando el pan).- Est bastante bueno
BADOGLIO.- Y, ms o menos. Cuanto ms levadura ms aire
PATRN (re).- El aire engorda (Re)
BADOGLIO (no re).- Y con el centeno, qu hacemos?
PATRN k(recordando).- Ah. Sigan noms. Ya habl con el molino. (Cabecea
sealando una bolsa) Dicen que eso no es nada; un poco seca, noms.
BADOGLIO.- Usted la vio, no?
PATRN.- S, s. No se preocupe, no es nada. Sigan noms
BADOGLIO (se encoge de hombros).- Bueno
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PATRN.- Adems, nadie se quej Y vea que para quejarse siempre encuentran
tema, eh!
BADOGLIO.- Eh! Me imagino. La gente es as.
PATRN.- todo lo que uno tiene que or detrs de ese mostrador! Cuando no es el calor
es el fro, y cuando no es el fro es el gobierno, pero siempre tienen de qu quejarse. A
veces me dan ganas de bajar la cortina y mandar todo al diablo. Lo juro
BADOGLIO.- Y, si. Es la lucha
PATRN (manosea exageradamente un pan).- como cuando se ponen a manosear el
pan para ver si est bueno Eso me pone! (Lo arroja en la canasta)
BADOGLIO.- Je. Hubieran comido el que comimos nosotros, all23
PATRN.- Eso es lo que yo digo siempre. Qu a este pas le hacen falta unos aos de
guerra!
BADOGLIO (lo mira. Tiempo).- Ah, s? Para qu?
PATRN.- Para que aprendan! Aqu tienen de todo y viven demasiado bien; eso es lo
que pasa
BADOGLIO (ponindolo en duda).- Vea; yo estuve al y le aseguro que
EMPLEADA (viene con el guardapolvo puesto, acomodando el cuello; camina
rpido).- Buen da
PATRN.- Buen da. (Ya no atiende los argumento pendientes de Badoglio. A ella) Ya
que est quiere, por favor? (Seala el trabajo que est realizando)
EMPLEADA.- S, como no (Ayuda al patrn en su tarea. Badoglio queda separado
fsicamente, pero intenta reanudar su argumentacin)
BADOGLIO.- Como le deca, yo pas algunos aos all, y le aseguro que
PATRN (no lo oye y le interrumpe halndole a a la Empleada).- Ya est bien. Ahora
la otra. (Por las canastas)
BADOGLIO (comprende que no es oportuno seguir la charla ni permaneces ah).Bueno Si me necesita estoy al fondo, con los muchachos, preparando el mate
PATRN (apenas lo oye)- S, s, Lupo. Vaya noms (Badoglio sale, despus de echar
una ltima mirada furtiva a la pareja)
EMPLEADA (cabeceando hacia la puerta por donde sali Badoglio).- Sabe algo?
PATRN.- Por qu?
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ANTONIO.- Adivin
JUANA.- Entonces tiene razn; mejor que se calle (Camina hacia la puerta que da a
los fondos. Gira) Y tenga cuidado de no contagiar a los pollitos. Todava son inocentes
(Va a seguir su camino pero la detiene la risa de Antonio)
ANTONIO (riendo).- No tenga miedo. Voy para que me contagien am.
JUANA.- A usted?
ANTONIO (jugando).- S. Me gusta la gente alegre. Y los pollitos son gente alegre
JUANA (mordaz).- No lo saba
ANTONIO (sigue el juego).- Porque no los habr mirado bien! Vaya y fjese cmo
caminan, cuando salen a buscar comida, a la maana (Da dos o tres saltitos imitando el
andar de los pollos) Cli-clic. Cli-clic (re) Estn contengo; contentos de vivir. Se les ve
en la cara
JUANA (con amarga sonrisa, casi para s).- Usted tamibin
ANTONIO (se detiene).- Yo tambin qu?
JUANA.- Quisiera estar contento
ANTONIO.- Yo estoy contento
JUANA.- Usted se re, nada ms
ANTONIO.- Qu quiere que le haga. Es una especie de motor, aqu (se toca la boca
del estmago) Adems es salud
JUANA.- No mienta, usted tiene necesidad de rerse. De cualquier cosa
ANTONIO (serio).- Y bueno; me gusta estar contento, s. Y me ro. Me ro cuando hay
algo gracioso
JUANA (con rencor disimulado).- Como lo de Caperucita Roja
ANTONIO (la observa. Tiempo).- Otra Vez?
JUANA.- No es gracioso, acaso? Usted se rea
ANTONIO.- Bueno, s; es gracioso
JUANA.- Tendr un significado, me imagino
ANTONIO (la enfrenta, tranquilo).- Entonces quiere de veras que se lo diga?
JUANA (rpida).- No, no. (Tiempo) Supongo que yo estar complicada en la cosa.
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Fascista: seguidos de las ideas impuestas en Italia por el rgimen dictatorial de Mussolini
ANTONIO (estaba ms all. Los mira. Tiempo. Con penetrante irona, pausadamente,
pero con frescura).- Vos tens un dedo de frente, no?
GARUFA.- S, por qu?
ANTONIO.- Entonces decime: Sabs cuntos murieron en la ltima guerra?
GARUFA.- S, un montn
ANTONIO (sin mirar al italiano).- Cuntos fueron Badoglio?
BADOGLIO.- Dicen que ms de veinte millones
ANTONIO (pensando la cantidad).- Veinte millones. (Mira a Garufa) Pods llenar la
cancha de River unas cuanta veces contada esa gente, no?
GARUFA.- Y, claro
ANTONIO.- Entonces, decime: vos cres que cualquiera que tenga un dedo de frente
puede estar pensando en hacer otra, ahora? (Pausa. Garufa piensa)
GARUFA (convencindose).- No, claro que no. Tens razn
ANTONIO (le palmea la espalda).- Sin embargo ests equivocado, Garufa. Lo estn
pensando (Re. Todos en seguida le hacen coro. En ese momento entra el patrn,
acompaado por Mateo. ste viene vestido con traje y trae en la mano una pequea
valija)
PATRN.- Aqu tiene el ayudante (Al muchacho) Antonio es el maestro31 de pala. l te
va a decir lo que tens que hacer
MATEO (tmidamente).- Bueno
ANTONIO (lo estudia mirndolo de arriba abajo).- Primero tens que cambiarte.
Trajiste ropa, no?
MATEO (mostrando la valija).- S, aqu est
ANTONIO.- And, acompalo, Jos. (Jos le indica el camino. Mateo lo sigue.
Cuando estn por salir) Ome, Cmo te llamas?
MATEO (girando).- Mateo
ANTONIO (mira a los otros y frunce la nariz, manifestando su desagrado. Luego:).No importa; despus hablamos. (Salen. Ahora al Patrn) Y ste sabe algo?
PATRN.- El padre era un viejo amigo de mi padre. Acaba de morir. l lo ayudaba en
la panadera
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Fija: en el lenguaje hpico, triunfo seguro. En el texto significa que ha de cumplirse lo dicho con
seguridad
MUJER.- Ha visto? Es lo que yo digo. Y hay que tener cuidad, porque a lo mejor es un
microbio de esos, o algo as
ANTONIO (que no crey una palabra del cuento).- S, seora. Va a ser mejor que se
cuide y vaya rpido para su casa
MUJER.- Si, s. Tiene razn Y el pollito, para cundo va a estar?
ANTONIO.- Una hora, ms o menos
MUJER.- Bueno, hasta luego (Seala la puerta que comunica con el negocio) Puedo
pasar por aqu? Le voy a contar al patrn
ANTONIO.- Pase, pase noms (La Mujer sale)
GARUFA.- Est de lo ms contenta porque tiene algo para contar
BADOGLIO (que se qued pensando).- Bueno pero eso de la cabeza
GARUFA.- No te preocups, que maana estn todos bien. (Pausa. Badoglio se acerca
descuidadamente a la bolsa de harina de centeno, cuyo estado monte anteriormente
con el Patrn, y toma un puado pensativamente)
ANTONIO (a Jos).- Y el pibe?
JOS.- Ah est cambindose. Qu te pareci?
ANTONIO (se encoge de hombros).- Lo ayudaba al padre!
JOS.- A m me gusta, qu quers que te diga. Es de callado!
ANTONIO (lo observa).- Ah, s?
JOS.- S. No se le saca una palabra ni con tirabuzn!
ANTONIO.- Mejor. Menor suido. Ya hay bastante por ac
JOS.- Adems, tens que ver, traa todo arregladito en la valija. Todo planchadito.
Parec (Calla porque el muchacho aparece en la puerta. Est vestido con el uniforme
de los obreros panaderos guardando la ms estricta obediencia a todas las reglas de
sanidad. Es un verdadero contraste con los otros. La primera reaccin de todos es la
sorpresa, pero inmediatamente, apenas el chico avanza, todos se miran ocultando una
sonrisa de sarcasmo. Antonio espera hasta que el chico se acerca mirndolo fijamente.
Luego se rasca la cabeza)
ANTONIO.- Decme: Vas a alguna fiesta, vos?
MATEO (no entiende).- Por qu?
ANTONIO.- No tenas necesidad de vestirte as. Aqu te vas a ensuciar.
MATEO.- S
ANTONIO.- Y vos lo ayudabas
MATEO.- S
ANTONIO (lo mira dudando).- Bueno; ahora espero que me ayuds a m
MATEO (va a hablar pero se contiene).- S
ANTONIO (seala a sus compaeros).- se es Badoglio, el maestro amasador. ste es
Garufa. Y ste es Jos; l te va a decir dnde est todo. (Seala alrededor y se sienta en
un rincn)
MATEO (mira extraado a Jos).- Cmo? Usted no me dijo que se llamaba
Abraham?
JOS.- S. Pero aqu me llaman Jos
MATEO.- Por qu? Si Abraham es un lindo nombre!
JOS.- Es un chiste. Ven, que te voy a mostrar.
MATEO (lo sigue).- Usted es judo, no?
JOS (con cierto recelo).- S. Por u? (Apenas Mateo comienza a hablar, Juana
aparece por puerta derecha de foro, llevando en la mano una panera familiar. Se
detiene para escuchar al muchacho)
MATEO.- Y Como se llama Abraham. Abraham fue algo as como el padre de los
judos. La Biblia dice que una vez se le apareci Dios y le pidi que matara a su hijo, a
Isaac. Para probar su fe, sabe? Pero en cuanto Abraham iba a matarlo apareci un ngel
y le detuvo la mano
JOS (extraado).- Y vos leste la Biblia?
MATEO.- Un poco la le yo y otro poco me la ley mi padre. A l le gustaba mucho.
Siempre de noche me lea y me contaba cosas. Usted no al ley?
JOS.- No, qu voy a leer. Yo no creo en nada, viejito.
MATEO.- No importa; eso no tiene nada que ver
JOS.- Qu? Vos tampoco cres?
MATEO (pensando).- A veces s y a veces no; todava no s. Pero no importa
JOS.- Cmo no importa?
MATEO.- Claro. Uno igual aprende, aunque no crea. Y quin sabe algn da se decide.
Lo que importa es saber lo que dijeron todos esos grandes hombres
JOS.- Quin? Abraham?
MATEO.- Bueno, l slo no. Jesucristo, tambin. Todos. Hasta Mahoma34.
JOS.- Qu. Vos leste a Mahoma?
MATEO.- Yo todava no. Pero mi padre s; y l me contaba. Hay que conocer todo eso.
Mi padre deca que es la nica manera de llegar a saber el verdadero significado de
todo. Deca que la gente le puso un nombre a cada cosa, pero que en el fondo no sabe
bien qu es. Por ejemplo el pan. El pan no es solamente para comer. El pan tien otro
significado, y nosotros
ANTONIO (interrumpe; est cansado, molesto).- Te dije que le mostraras dnde est
todo, Jos!
JOS (tiempo; desconcertado).- Y es lo que estoy haciendo. Pero me empez a hablar
de mi nombre, y el del padre, y
ANTONIO (ms molesto).- Me importa un corno tu nombre y su (Se detiene. Todos
lo miran. Comprende que exager. Mateo agacha la cabeza. Badoglio mira fijamente a
Antonio; ste entiende. Atrs, Juana sonre. Antonio trata de suavizar su reaccin)
Adems despus de todo, si alguna vez estuvo en una cuadra de panadera tiene que
saber dnde est todo y para qu sirve (Mira de soslayo a Mateo) No es as? (No
contesta) Te pregunto si no es as.
MATEO (sin levantar la cabeza).- S
ANTONIO (con tono de rezongo, ms suave).- Bueno; entonces sentte por ah. Ya te
voy a avisar cuando te necesite. (Silencio. Badoglio se acerca a Antonio y le ofrece el
mate. Antonio lo recibe, sorbe de la bombilla)
BADOGLIO (en voz baja).- Qu te pasa con el chico?
ANTONIO (disimula).- Nada, qu me va a pasar. (Sorbe de la bombilla; luego mira a
Badoglio dos segundo y confiesa:) No s; me pone nervioso
BADOGLIO.- Y por qu? Parece un buen pibe
ANTONIO.- Mucho blablabl
BADOGLIO.- Eh, todos hablamos aqu!
ANTONIO (le devuelve el mate y lo mira).- S. Vos tambin
BADOGLIO (recibiendo el mate).- Eh, bueno! Si ahora te la toms conmigo es
porque
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ANTONIO (interrumpe lo que promete ser una larga explicacin).- Vos los viste
MATEO (no entiende).- Qu?
ANTONIO.- Los recortes
MATEO.- S, pap me los mostr. Haba fotografas y todo
ANTONIO (dudando).- Ests seguro?
MATEO.- Claro!
ANTONIO.- Porque me parece que vos tens demasiada imaginacin
MATEO (suavemente indignado).- Si quiere escribo pidiendo que me los manden para
que vea que es cierto
JUANA (sin pausa).- Por qu le dice eso al muchacho? Tanto le molestara que fuese
verdad?
ANTONIO.- Me importa un pito que sea o no sea verdad
JUANA (sonre irnicamente).- No parece
ANTONIO al muchacho, nerviosamente).- And, and a buscar agua, noms. Quieren
tomar mate. (El chico se mueve hacia la puerta; Jos lo va a acompaar, pero Juana se
adelanta)
JUANA (a Jos).- Deje; yo lo acompao. (Llega hasta la puerta ya ntes de salir gira y
mirando a Antonio:) El pan de la locura. (Re) Debera rerse. Usted dijo que cuando
haba algo gracioso uno se poda rer. (Traspone la puerta riendo, seguida por Mateo.
Los cuatro quedan inmviles, sin mirarse. Una pausa larga y pesada. Al fin:)
JOS (lentamente, con miedo).- Ustedes pensaron lo que yo pens no? (Pausa)
GARUFA (viendo que los dems no contestan).- Parece que s (Pausa. Jos se sienta,
desolado)
JOS (lento).- Qu pasara si fuese cierto, Too? (Antonio no contesta. Tiempo)
GARUFA (resuelve contestar l. Sin pretendes ser gracioso; slo previendo algo
desagradable).- Por lo menos bamos a salir en los diarios, perd cuidado
JOS (levanta la cabeza lentamente y lo mira sin comprender).- Qu quers decier con
eso?
GARUFA (lo mira intencionadamente).- Acaso nosotros no sabamos que esa harina
no estaba como deba estar?
INSPECTOR.- S, es cierto Por eso hay que tratar de vivir lo mejor posible,
compaero. Vame a m. Usted sabe que me haban cambiado de zona; y que sta me
quedaba muy trasmano. Bueno. Hasta que consegu el pase otra vez, no par
PATRN.- Ah! Quiere decir que no viene ms por ac?
INSPECTOR.- As es, amigo. Ahora tengo la zona de mi barrio.
PATRN.- Ah, lo felicito!
INSPECTOR.- Y Yo me llevo bien con el jefe, sabe? (Lo mira socarronamente)
Como dice el Martn Fierro. hacte amigo del juez (Re campechanamente)
PATRN (le acompaa).- Ah s que tiene razn
INSPECTOR (con reconocimiento).- Eso es lo que tienen ls buenos libros; que uno
aprende
PATRN.- S, claro. (Disculpndose) Yo antes lea bastane; con mi mujer, usted sabe, a
ella le gusta mucho. Pero ahora con la falta de tiempo
INSPECTOR.- No vaya a creer. Un ratito todas las noches, hasta que llega el sueo, es
suficiente. Adems tiene esas sntesis. Usted lee a los mejores autores y se entera de
todo sin tener que leerse todo el libro. Estn muy bien hechas; le quitan la la
hojarasca, sabe?
PATRN (se hace amigo del juez).- S. Tambin tiene razn (El inspector ya no lo
escucha. Camina dos pasos por ah mirando alrededor y saca una libreta y un lpiz)
INSPECTOR.- Bueno. Me imagino que todo est bien, no?
PATRN.- Todo en orden, como siempre, inspector
INSPECTOR.- Bien. Vamos a tomar nota. (Escribe en su libreta)
PATRN.- Mientras, si me permite (seala hacia adentro) Le voy a hacer un paquetito,
para los chicos; como siempre, no?
INSPECTOR (tranquilo).- S, no se moleste, como siempre. (Patrn sale por la puerta
que da al negocio. Inspector termina su anotacin. Descubre qe todos lo miran de
soslayo, en silencio) Qu pasa? Descansando?
ANTONIO.- Esperando (Seala la masa) Este trabajo es as. Trabajar, esperar, trabajar,
esperar
INSPECTOR (filosficamente).- Pensar que cuesta tanto hacerlo y despus se come en
un dos por tres. La gente no se da cuenta de eso. Claro: comerlo no cuesta nada
ANTONIO (toma el pan; con un trasfondo irnico).- Pero cuesta ganarlo
MATEO.- Que quin sabe ustedes se asustaron con lo que les cont
ANTONIO (mirndolo fijo).- Ah, s? Y por qu se te ocurri pensar eso?
MATEO.- Y porque vi la cara que pusieron
ANTONIO.- Nada ms que por eso?
MATEO.- Claro. Y no es para ponerse as. Quin sabe este centeno est bien. A lo
mejor, lo que pas aquella vez
ANTONIO (interrumpe).- Esper un poco (Se acerca lentamente y lo enfrenta) Ests
queriendo decir que todo fue pura invencin tuya?
MATEO (lo mira asombrado).- No, eso no. Todo lo que yo les cont es verdad, se lo
puedo demostrar, si quiere
ANTONIO (lo taladra con la mirada).- Entonces no sabas nada, vos?
MATEO (no entiende).- Saba de qu? (aparece Juana rpidamente desde el negocio.
Clava la mirada en Antonio, quien le contesta. Ella tambin se ah enterado de lo que
ocurre afuera)
GARUFA (in ninguna pausa, casi amenazante).- De eso que oste antes de entrar ac.
De lo que pasa en el barrio
MATEO.- Pero qu qu pasa en el barrio?
GARUFA.- No te hags el zonzo, que vos lo sabs!
MATEO.- Le juro que no. Yo
JUANA (sin despegar la mirada de Antonio).- Los nicos que saban lo que pasaba en
el barrio eran ustedes. Y bien que se lo callaron
ANTONIO (igual, sordo).- No haba por qu hablar, patrona
JUANA (rpido).- A pesar de lo que cont el chico?
ANTONIO (de aqu en adelante el dilogo cada vez ms rpido y ms intenso).- Todo
el mundo cuenta cosas, ac; no hay por qu creer a todo el mundo
JUANA.- Usted sabe que lo del chico es cierto
ANTONIO.- Yo no tengo por qu saber nada
JUANA (cabecea hacia fuera).- Y que lo otro tambin es cierto
ANTONIO.- La gente puede exagerar. Aqu vino una mujer y habl. Despus vino ste
y habl. La gente habla mucho, eso es todo
JUANA.- Usted sabe que es cierto
ANTONIO.- Yo no s nada
JUANA.- S que lo sabe. Por lo menos sabe que puede ser cierto. y sabe cmo est
hecho ese pan!
ANTONIO (despus de largar una risa fuerte y falsa).- Y cmo est hecho ese pan,
vamos a ver? Cmo estn hechos todos los panes del mundo? Cunteme un poco! (Su
risa se convirti en una sonrisa agria y mordaz) Sera lindo saberlo! (Apenas termina
de hablar gira, pero en ese instante, deteniendo su movimiento, aparece desde la calle,
por la puerta de foro izquierda, el Repartidor. Viene demudado. Deja la canasta y se
pasa el pauelo por la frente llena de sudor mientras habla:)
REPARTIDOR.- Dios me libre! (avanzando) Saben lo que tuve que ver, recin? (Mira
a todos) Uno de esos ataques! Se lo regalo a cualquiera. (Le habla a Garufa, que est
cerca) Pobre tipo! vos sabs cmo gritaba? Todava lo oigo, mir. Estaba loco. No es
para deserselo a nadie, no! (Busca con la mirada un sitio para sentarse, lo encuentra y
mientras se sienta, musita) Dios me libre! Se lo regalo a cualquiera! (Las miradas de
todos estn ya fijas sobre Antonio, quien contina inmvil. Antonio deja de mirar al
Repartidor, y concentra su vista torvamente en el suelo)
JUANA (sin dejar de mirar a Antonio).- Cuente. Siga contando, Francisco. Necesitamos
saber
REPARTIDOR.- No, seora, para qu. Usted no sabe lo que fue eso
JUANA (su mirada sobre Antonio).- Ya le dije, necesitamos saber
REPARTIDOR (aceptando).- Bueno, como quiera. Pero le aseguro que no es nada
lindo. (Se moja los labios) Fue ah, en el 2475, donde hay ese pensionista nuevo. Yo
todos los das dejo el pan en la cocinita, al fondo. Hay que pasar por el patio, sabe?
Bueno (Juana, Mateo y Badoglio miran ya a Antonio definitivamente, cada uno con
una mirada distinta: Juana, de desafo; Mateo, de splica; Badoglio, de temor
cmplice; slo Jos y Garufa ponen toda su atencin en el relato del repartidor.
Antonio, con las mandbulas apretadas. Trata de ganarle la partida a sus nervios) Entro
lo ms tranquilo en la casa cuando veo que en el segunndo patio estaban todos los
vecinos, como si pasara algo. Yo me extrae, porque hoy es da de trabajo como
cualquier otro. Pero cuando llego me entero. Resulta que a ese tipo, ese nuevo. Le haba
dado un ataque. Yo no saba de qu, ni cmo era. Pero al ratito de estar ah la mujer
sali de la pieza toda asustada (A Garufa), llorando, sabs? Y detrs sali el tipo. (A
todos) Ustedes saben qu impresin? Porque una cosa es contar y otra es estar all, en
ese momento.
JOS (con ansiedad).- Por qu? Qu haca el tipo?
REPARTIDOR.- Vos sabs cmo gritaba! Y cmo se agarraba la cabeza!
GARUFA.- Y qu deca?
REPARTIDOR.- Nada, qu iba a decir; se quejaba! Y pona unos ojos que Dios me
libre! Otro que de loco!
JOS.- Y qu pas cuando sali?
REPARTIDOR.-Y, los vecinos en seguida lo agarraron y lo metieron otra vez en la pieza
GARUFA.- Sin hacerle nada?
REPARTIDOR.- Estaban esperando que llegara la ambulancia. Pobre tipo. Vos sabs la
impresin que daba? Te pods imaginar que yo no esper, no? Me dimedia vuelta y me
vine. Qu quers, no poda aguantar
GARUFA (por decir algo).- Me imagino
JUANA (que no dejaba de mirar a Antonio).- Todos nos imaginamos. Debe ser algo
terrible.
REPARTIDOR.- Y, figrese, patrona
ANTONIO (manteniendo la mirada de Juana).- Claro que debe ser algo terrible.(Ahora
mirando al Repartido) Va a ser mejor que lo olvids; no conviene acordarse de esas
cosas
REPARTIDOR.- S, tens razn. (Se pone de pie) Voy a seguir con el segundo reparto,
mejor (Todos se miran con cierta alarma)
BADOGLIO (acercndose).- Tens la lista de pedidos, ah?
REPARTIDOR (algo extraado; saca un papel).- S
BADOGLIO.- Es larga?
REPARTIDOR.- No. Por qu?
BADOGLIO.- A ver. (Toma la lista y la revisa rpidamente, mientras Jos espa por
sobre su hombro. Se la devuelve)Est bien. And
REPARTIDOR.- Por qu? Qu pasa?
BADOGLIO.- Nada; curiosidad. And
JUANA (se acerca a Antonio).- No se gana nada con revisar esos pedidos (Antonio no
contesta)
REPARTIDOR.- Pero che, qu pasa?
JUANA (siempre a Antonio).- Usted los hace callar, como siempre, y despus nadie dijo
nada; nadie sabe nada. Pero aqu ya todos saben cmo est esa harina (seala la bolsa)
ANTONIO (sordo; al fin).- Tiene razn; todos saben
JUANA (rpido).- Y entonces?
ANTONIO (ms fuerte, siempre sordo).- Y entonces que hable el que tenga que hablar.
Para m es una maldita casualidad, y nada ms! (Tensin. Se ve al Repartidos, con los
ojos muy abiertos, acercndose a la bolsa y tomar un puado de harina)
PATRN (aparece trayendo una canasta vaca).- Qu hay?Pasa algo aqu?
REPARTIDOR (disimula. Deja la harina en la bolsa. Habla nerviosamente).- Les
estaba contando. Recin vi uno de esos ataques. Ah, en el 2475, y
PATRN (interrumpe).- Sisisis, ya lo s. La gente no hace ms que hablar de eso, esta
maana. Pero por favor vaya y siga con el reparto, quiere?, que el trabajo no se hace
solo. (Y arroja la canasta vaca por ah) Despus vienen los clientes y se quejan
(Desaparece por donde vino)
REPARTIDOR (mira a todos nervioso).- Bueno voy a seguir (Va a continuar
hablando pero se detiene y opta por irse rpido. Se produce un silencio. Juana, sin
moverse, mira a Antonio. Al fin:)
JUANA.- Entonces? (Nadie contesta. Juana mira a todos. Todos miran a Antonio, que
se hace el desentendido en un rincn) Les pregunto a todos. No es l solo el que debe
decidir
ANTONIO (lento, demasiado tranquilo, sin mirarla).- Al fin dice algo con sentido
comn
JUANA.- Ustedes oyeron
JOS (suave, con cierta ansiedad).- A vos te parece, Too, que
ANTONIO (suave pero cortante).- A m me parece lo que a m me parece; no lo que les
parece a ustedes. Que cada uno haga lo que quiera. Para eso ya son mayores de edad.
(Jos y Garufa se miran. Al fin:)
GARUFA.- S, Too, pero vos Qu penss?
ANTONIO (sabe que triunf).- Ustedes ya saben lo que pienso. (Juana mira
rpidamente a todos. Pausa)
JUANA (con sorda ansiedad).- Entonces?
BADOGLIO (como si no lo hubiera odo).- Vamos, muchachos, vayan llevando todo
esto para el fondo, que despus tenemos que acomodar ac. Vamos. (Jos y Garufa
llevan canastos vacos saliendo por la puerta que da a los fondos. Badoglio mira a
Mateo, que desde hace un rato no sabe qu hacer con su alma) Vos tambin, ya que
ests, llevte esto. (Le muestra los implementos del mate. Mateo, vacilando, obedece. Al
mismo tiempo Juana, derrotada, se sienta cansada en un banco, con una sonrisa
amarga dirigida a Badoglio)
JUANA.- Crea que usted, Lupo, por lo menos, pensaba lo mismo
BADOGLIO (la mira suavemente ofendido).- Y qu quiere, patrona. Me desacostumbr
(con irona amarga) Hace como veinte aos que todos piensan por m
JUANA.- Sin embargo, usted se fij en los pedidos
BADOGLIO.- Curiosidad
JUANA.- No; quiso asegurarse de que nadie peda pan de centeno
BADOGLIO (disgustado).- Y bueno. Puede ser un arranque, no? Todava me quedan
algunos. Pero no se aflija, que no se van a repetir. (Sale rpido hacia el fondo. Pausa)
ANTONIO (despus de mirarla un momento).- Lo ofendi, patrona, Badoglio piensa
por s mismo. Todos aqu piensan por s mismos.
JUANA.- No me haga rer
ANTONIO.- No la hago rer
JUANA.- Aqu es usted el que marca el comps; y todos lo siguen. (Con irona) Es el
jefe
ANTONIO.-Yo no soy niungn jefe. Aqu todos piensan; por s mismos. Por eso cada
uno sabe lo que arriesga
JUANA (lo mira. Tiempo).- Eso sera mucho peor; ms triste
ANTONIO.- No eche la culpa a los otros. Usted tambin piensa y sabe lo que arriesga
JUANA (realmente no entiende).- Qu quiere decir?
ANTONIO.- Que si no lo supiera, ya estara gritando por ah lo que quiere que nosotros
gritemos. Y no s si se fij; los que tienen que hablar son ustedes. Usted. (Seaa hacia
adentro) Su marido
JUANA (fijamente).- Ustedes hacen el pan
ANTONIO (le responde con la misma frialdad que ella emple, pero luego su tono va
subiendo a pesar suyo).- Nosotros amasamos la harina que nos dan; y la metemos ah
para que se pueda comer. Nada ms. No sabemos nada de la harina ni sabemos quin la
va a comer. Es un trabajo como cualquier otro. Nos ganamos la vida
JUANA (firme y serena).- Pero hacen el pan
ANTONIO (ms fuerte).- Todo el mundo come pan, no? Alguno tiene que hacerlo
JUANA (igual que antes).- Por qu se enoja?
ANTONIO.- Me aburro
JUANA.- Se enoja
ANTONIO.- Me aburro. No me gusta discutir y usted lo sabe. Y si est tan segura de
toda esa historia ya le dije: con hablar se arregla el asunto. A ustedes les toca; vaya y
hable. (Gira dando a entender que no piensa seguir hablando. Tiempo. Juana separa su
mirada de l; afloja sus msculos)
JUANA (con gran cansancio).- Yo no tengo nada que arriesgar, Antonio. Entinedo lo
que me quiere decir, pero hace tiempo que perd lo que poda perder. Usted debera
saberlo: me mira, cuando camino de aqu para all, como una sonmbula. Adems, sabe
todo lo que pasa aqu (Seala hacia el negocio con su cabeza) No, Antonio; yo ya no
tengo nada que perder. (Trata de sonrer) Estoy como el nadador, cuando prueba la tabla
del trampoln, antes de tirarse al agua, y pega esos saltitos Muchas veces lo pens.
Estoy ah; hace aos. En un equilibrio raro. Sin necesidad de volver atrs sin
necesidad de saltar Cualquier cosa me da lo mismo; y me quedo; sin esperar nada; ni
siquiera que pase el tiempo. (Pausa) No, Antonio; yo no tengo nada que perder
ANTONIO (tiempo. Busca sordamente el ataque).- Y por qu no habla, entonces?
JUANA.- S, ya s que debera hablar. Todo esto puede ser terriblemente cierto. Y en
este momento por ah hay gente que ya tiene el pan den la mesa y cree que es el mismo
pan bueno de todos los das Ya lo s. (Grave)Y sin embargo me quedo aqu, sentada,
sin moverme
ANTONIO (tercamente mordaz).- Y no es porque sabe lo que arriesga.
JUANA (para s).- No; no es eso
ANTONIO (ms intensa su mordacidad).- Y qu es, entonces? (Pausa. Ella lo mira)
JUANA (quieta, suave y definitiva).- Usted
ANTONIO (gira y la mira. Luego se afloja).- Bsquese una excusa mejor, patrona
JUANA (igualmente suave, sin orlo ni mirarlo; casi caprichosa).- Debe ser usted el
que vaya y hable
ANTONIO (quisiera usar cinismo).- No me diga
JUANA (igual que antes).- Debe ser usted, Antonio, comprende?
ANTONIO (igual que antes).- Aj? Y qu ms?
JUANA.- Usted debe ir y decirle, al que sea, lo que est pasando. Aunque despus no
sea cierto. Usted sabe que puede ser cierto; y eso es lo que importa
ANTONIO (sin pausa, reacciona sordamente).- Bueno, seora; ahora me toca hablar a
m, si le parece. Y poco. (La enfrenta) Su charla no me convence. En esta casa hay un
patrn, y l
JUANA (interrumpe).- En l no se puede pensar; usted lo sabe
ANTONIO (sin pausa, fuerte).- S es as peor para l; esto no es asunto mo!
JUANA (sin pausa, fuerte, de una vez por todas).- Y qu es asunto suyo? Si hay algo
en esta vida que sea asunto suyo, dgalo de una vez! (La miradas se enfrentan. Silencio.
Juana firme, casi en el grito. Antonio, al fin, gira la cabeza y apretando las mandbulas
intenta reiniciar su trabajo. Juana afloja tambin sus msculos; pero contina con sus
nervios tensos. Comienza a pasearse nerviosamente y habla a borbotones, casi como a
pesar suyo. Abre su guardia. Su tono es de cansancio, desprecio y hasta rencor) No.
Nunca lo dira. Le costara demasiado decirlo. Las cosas que estn escondidas bien
adentro no salen afuera as porque s. Y usted ese asunto suyo lo lleva escondido
bien adentro. Casi lo suficiente como para que nadie se d cuenta. (Lo mira) Casi.
Porque yo me di cuenta. (Pausa. Fijo.) El miedo. Eso es asunto suyo. (Antonio gira
rpidamente la cabeza y se encuentra con la mirada fija de Juana. Tiempo)
ANTONIO (desafiante).- Miedo a qu
JUANA (inmvil).- Miedo, simplemente; a estar parado ah, viviendo
ANTONIO (contenindose).- Mejor se calla la boca, patrona (Le da la espalda)
JUANA (ataca, en un susurro violento, mordaz).- Claro. Callarse la boca. Cerrar los
ojos. Y hacer fuerza para rerse; de cualquier cosa. Lo que necesita es estar contento.
Olvidarse. Escapar de este mundo. Y fabricarse un mundito propio, egosta y estpido,
pero seguro, tranquilo!
ANTONIO (ms).- Cllese, patrona!
JUANA (ms).- Claro. Lo que necesita es no or no ver no entender. Las cosas
estn ah, bien a la vista, y son como son, pero l no las ve, no las entinde
ANTONIO (ms).- Le he dicho que se calle, patrona!
JUANA (ahora de frente).- Pero usted las entiende, Antonio. Por ms que queira
engaarse, sabe que las cosas son como son, y no como usted quiere que sean. Y sabe
que ese mundito egosta suyo no sirve para nada, porque es imposible escapar. Y que
ese pan es como es; y usted, y yo, y todo es como es. Por ms que se encierre ah
adentro lleno de miedo usted lo sabe, Antonio!
ANTONIO (ahora grita).- Le he dicho que se calle! (Pausa. Antonio inmvil. Juana se
esfuerza en dominar sus nervios. Lentamente va hacia la puerta que comunica con la
trastienda del negocio. Una vez all gira y mira a Antonio)
JUANA (fra).- Alguna vez se lo tena que decir. Mejor que haya sido hoy. (Sale
pesadamente por esa puerta. Antonio ha quedado en el centro de la cuadra, solo,
replegado en s mismo, turbado. Lentamente gira su cabeza en direccin a al bolsa de
harina de centeno y vuelve a girarla hacia la puerta por donde desapareci Juana.
Luego vuelve la mirada hacia el fondo del teatro. Y all queda, sus nervios tensos como
para un salto, apretado entre su conciencia y su miedo, inmvil.)
TELN
ACTO SEGUNDO
El teln se abre lentamente. El tiempo ha retrocedido unos segundo para hacer
ms vvido el recuerdo de la situacin interrumpida. Juana, pues, est en escena,
enfrentando a Antonio despus del grito, esforzndose en dominar sus nervios. En
seguida gira y va hacia la puerta que comunica con la trastienda del negocio. Una vez
all se vuelve y mira a Antonio.
JUANA.- Alguna vez se lo tena que decir. Mejor que haya sido hoy. (Sale pesadamente
por esa puerta. Antonio ha quedado en el centro de la cuadra, solo, como antes. Gira
como antes su cabeza hacia la bolsa de harina y luego hacia la puerta que da a la
trastienda. Pero cuando su mirada se tiende hacia el fondo del teatro aparece Badoglio
por la puerta que da al corredor. Los dos se observan, eludiendo la mirada franca a los
ojos. Hablan lenta y evasivamente.)
BADOGLIO (por Juana).- Se fue?
ANTONIO.- S
BADOGLIO (tiempo).- Van a avisar?
ANTONIO.- No s. (Tiempo) Y el chico?
BADOGLIO.- Ayudando a acomodar unas bolsas
ANTONIO.- Dijo algo ms?
BADOGLIO.- Ni una palabra
ANTONIO (tiempo).- Qu penss vos de de ese cuento?
BADOGLIO.- De cul?
ANTONIO.- De se de Francia
BADOGLIO (se escurre).- Y
MATEO (no contesta, pero avanza otro paso hacia l, sonriendo).JUANA (desde la puerta).- Son varios los que van a estar contentos, ahora. (Antonio
gira y descubre a Juana. Luego sigue su camino)
JOS (con ganas).- Vamos a avisar, entonces?
ANTONIO.- No. Esper que venga el patrn. Las cosas por orden.
JOS.- Y si no viene?
ANTONIO.- Va a venir, perd cuidado
GARUFA (transigiendo).- Al final casi es mejor, no, Badoglio? Ahora todo se va a
aclarar. (Badoglio no contesta. Antonio repara en l)
ANTONIO (mira a Badoglio).- El que no est de acuerdo tiene libertad para hacer lo
que quiera. (Con cierta rabia consigo mismo) Yo tom la responsabilidad. Asi que
(Mira a Juana con intencin) Esto es asunto mo. (Juana contesta con una sonrisa
franca. Tiempo.)
PATRN (apareciendo).- Qu pasa? Quin dijo que no hay pan negro? (se acerca a
la canasta y lo ve. Muestra un pan) Y eso qu es?
ANTONIO (sin moverse).- Hay; pero no sirve, patrn
PATRN.- Cmo?
ANTONIO.- Va a ser mejor que se prepare para recibir una linda noticia
PATRN.- Qu noticia?
ANTONIO (avanza. Tiempo).- Ese pan no se puede vender. No est bien
PATRN (mira a Antonio. Luego al pan; lo revisa. Espera otra cosa).- Vamos, djese
de chistes que hay gente Qu tiene el pan?
ANTONIO.- No es chiste. Ese pan no est bien, patrn
PATRN.- Le pregunt qu tiene
ANTONIO (con esfuerzo).- Bueno puede que est en fin
JUANA (con frialdad, inmvil)- Envenenado
PATRN (tocado, mira rpido a Juana; luego a Antonio).- De dnde sacan eso?
MATEO (interviene rpido).- Una vez hubo un caso, en Francia. La harina tena unos
hongos. A mucha gente le atac la cabeza. Y algunos murieron
PATRN.- Pero usted no quiere entender?! (Gira, en busca de auxilio) Hable usted,
Lupo. Esta maana le cont. Qu dijo el molino?
ANTONIO (no espera a que conteste Badoglio).- Le pregunto si vinieron a verla
MATEO (interviene rpido).- Esta harina tiene hongos
JOS (rpido).- Claro que s! Y el pan de la locura
PATRN (interrumpe furioso).- El pan de la locura, el pan de la locura! Aqu los
nicos que se han vuelto locos son ustedes! Ustedes! Comprenden?
ANTONIO (siempre firme, inmutable).- Eso tambin puede ser. Pero hay que hacer la
denuncia. (Pausa. El Patrn queda quieto, sin saber qu actitud tomar. Mira de reojo a
todos)
PATRN.- Conque Todos se pusieron de acuerdo, eh? Es un complot.
ANTONIO.- Se equivoca, patrn. Este es asunto mo, nada ms
JOS (rpido).- Mo tambin
MATEO (rpido).- Y mo
GARUFA (despus de pedir permiso a Badoglio con la mirada).- Y mo (El Patrn,
desolado, mira a Badoglio)
BADOGLIO (dejndose caer, derrotado).- Y mo, tambin
PATRN (despus de una pausa que mira nerviosamente a todos).- Lo que yo dije. Un
complot
ANTONIO (feliz en el fondo).- No, patrn. A veces pasa que lo que es asunto de uno
de repente se convierte en asunto de todos; nada ms.
PATRN (tratando de encontrar, en el fondo de s mismo, una fuerza que lo controle).Pero todos haban visto antes esa harina, no es as?
ANTONIO.- S. Todos
PATRN (fuerte).- Y por qu no hablaron, entonces?
ANTONIO.- Ser porque no pensamos. O pensamos (mira el horno) que ah, en el
horno, se arregla todo. (Mira al Patrn) Pero parece que no. Y ahora hay que hablar.
PATRN (desesperado).- Pero ustedes no se dan cuenta de lo que esto va a
significar para m? No comprenden que me pueden cerrar el negocio? Que nadie va a
volver a comprar nada aqu? Que es mi ruina!
ANTONIO (no sabe que decir).- Como quiera. (Se aleja, dejando a Juana replegada en
s misma. Tiempo, Jos se acerca a Antonio)
JOS (con temor).- Y ahora que puede pasar, Too?
ANTONIO.- No s. Hay que esperar
GARUFA (nervioso).- And afeitndote, que vas a salir en los diarios
JOS (enojado).- Siempre chistoso, vos, che?
GARUFA.- Y qu quers? Que me ponga a llorar? (Se oye el ruido de la cortina del
negocio al ser bajada. Todos escuchan.)
JOS (a Antonio).- Baj la cortina
ANTONIO (que miraba hacia la puerta que da al negocio).- S. (Se sienta. Mira a
Mateo.) Cmo te llamabas, vos?
MATEO (se acerca cordial. Ha cambiado de actitud con Antonio).- Mateo
ANTONIO.- Ah s. (Lo observa) Mateo Y por qu?
MATEO.- Por San Mateo. Me lo puso mi padre
ANTONIO.- Claro; el santo, no?
MATEO (demuestra lo aprendido).- Uno de los doce apstoles
ANTONIO.- S, claro
MATEO.- Uno de los que siguieron a Cristo por toda Judea
JOS (a Garufa).- Judea, oste?
GARUFA.- S, che, acabla
ANTONIO.- Y qu hizo ese San Mateo?
MATEO.- Y, muchas cosas. Fue el primero que escribi el evangelio
ANTONIO.- Ah, se escribi varias veces
MATEO.- Y, s. Tambin lo escribi San Marcos, San Lucas y
ANTONIO (interrumpe).- Bueno, bueno; pero Es tan importante eso?
MATEO (no sabe).- Y. es lindo. Usted conoce el Sermn de la Montaa; por
ejemplo?
ANTONIO.- No
MATEO.- Fue ah donde Jesucristo dijo que no hay que entrar por la puerta grande.
Pap siempre me lo repeta. Entrad por la puerta estrecha. Porque la puerta grande y el
camino ancho llevan a la perdicin. El camino que lleva a la vida es angosto y difcil, y
tiene una puerta estrecha.
ANTONIO (tiempo. Lo mira).- Eso dice?
MATEO.- ms o menos
ANTONIO.- Lo que est bien, est bien
MATEO (con ingenua y simptica suficiencia).- Tiene que leer, usted, todo eso. Por
ejemplo fjese: (lo dice de memoria.) Despus de la pena viene el placer, y despus del
infortunio la felicidad (Antonio lo mira pero no habla. Mateo espera una reaccin
pero como no hay:) Qu le parece?
ANTONIO (siempre mirndolo, pero como si estuviera pensando en otra cosa).- Y eso
quin lo dijo? San Mateo, tambin?
MATEO.- No. Mahoma
ANTONIO (sonre).- Lindo lo tens en el coco36, vos
MATEO.- Al contrario. Es bueno conocer todo eso. Mahoma, por ejemplo, fue un gran
hombre. Y San Mateo tambin.
ANTONIO (pensativo. Casi para s, irnico).- Ahora no hay muchos as
MATEO (lento, como pidiendo permiso).- Mi padre tambin fue un gran hombre
ANTONIO (igual).- Tuviste suerte. El mo no
MATEO.- Usted se re
ANTONIO.- Hablo en serio. El mo no. No le dieron tiempo. (Lo palmea
cariosamente) A muchos no les dan tiempo
MATEO (ingenuamente).- Mi padre deca que no haba necesidad de tener mucho
tiempo ni de hacer grandes cosas para llegar a ser un gran hombre. Haciendo cosas
pequeas se llega igual. Cada pan que hacemos es una cosa pequea, deca pero es el
pan de la gente. Y a la gente le cuesta mucho este pan. Por eso se convierte de una cosa
pequea en una grande si nosotros nos damos enteros y.
ANTONIO.(Tiempo. Incluyendo lo que iba a decir, lo obliga).- Y?
MATEO (despus de una pausa en la que se decide. A pesar suyo. Suave).- y lo
hacemos sano; y limpio; y digno de la gente.
36
ANTONIO (pausa larga. Al fin, reconcentrado).- Tu padre tena una gran opinin de la
gente
MATEO (como antes, tmidamente).- En el pueblo lo queran mucho
ANTONIO.- Me imagino. (Piensa en aqu y en ahora) No le habr pasado lo mismo a
aquel panadero francs. Ese que contaste
MATEO (no entiende).- Bueno no fue un panadero solo; fueron varios
ANTONIO.- Cmo?
MATEO.- Al que llevaron preso fue al molinero; l haba entregado la harina
GARUFA (radiante).- Claro! La culpa la tiene el molino!
JOS (con esperanza, sealando hacia fuera).- Entonces las otras panaderas?
GARUFA (montado).- Quin sabe no se dieron cuenta!
ANTONIO (rpido pero calmo).- No se pongan nerviosos. (Silencio) Ahora lo que falta
es que pidan una medalla. (Silencio) Esto debe haber pasado aqu, solamente; hace
demasiado tiempo que esa bolsa est ah. (Los otros miran a Badoglio, en consulta.
Antonio comprende) Te estn preguntando, Badoglio
BADOGLIO (a los otros, nervioso).- Y acaso ustedes no lo saben? O ahora resulta
que todos son inocentes? S, hace tiempo que est ah; y recin ayer nos dimos cuenta
cmo estaba.
ANTONIO (calmo).- No tens por qu enojarte. Hace un rato estbamos todos de
acuerdo
BADOGLIO (siempre enojado).- Ahora tambin estamos de acuerdo!
ANTONIO.- Entonces?
BADOGLIO (ms calmo).- Entonces vos nunca entraste a una comisara! Cuando
llegs nadie te dice nada; te mets como Juan por su casa. Pero despus trat de salir y
vas a ver. No. Despus no sals como Juan por su casa; despus te tienen que tocar un
timbre, si no no te dejan!
ANTONIO (se acerca a Badoglio. Con una sonrisa suave, cabecea hacia el
muchacho).- No oste lo que dijo? La puerta estrecha es la que vale. Me imagino que
para salir tambin
BADOGLIO (lo mira, tratando de entender)
ANTONIO.- Y a propsito; tom (saca dos billetes de su bolsillo y se los deja sobre la
mesa) Me ganaste la apuesta.
BADOGLIO.- Qu apuesta?
ANTONIO (cabecea hacia el muchacho).- Mahoma. Sirve de veras (Gira para volverse
mientras Badoglio se ablanda, tocado. Al mismo tiempo aparece el patrn por la puerta
que da al negocio. Viene agobiado, como soportando un enorme peso. Avanza dos
pasos y en seguida se ve a la Empleada, que lo sigue. Trae tambin cara de
circunstancias.)
PATRN (sin mirar a nadie).- Ah est. Ya cerr el negocio. Eso es lo que ustedes
queran. (Apenas lo oye, Juana se levanta lentamente y se aleja al extremo opuesto de
la escena. En su lugar se sienta el Patrn, que busca un sitio para dejar su cansancio.
La Empleada queda casi pegada a la pared, ms all de la puerta, como si no
perteneciera a esa familia)
ANTONIO (que ha vuelto junto al horno, despus de cambiar una mirada con Juana;
al Patrn).- Quiere que haga la horneada? Ya es tiempo
PATRN (con un lamento).- No. Para qu. Para qu todo. Todo no sirve para nada,
ahora.
ANTONIO.- Son puntos de vista (se vuelve a sentar. Se produce un silencio pesado,
largo. Todos quietos. Al final mira alrededor y:) Bueno Mientras esperamos
Convendra que alguien contara algo. No ganamos nada con estar callados. Hablando el
tiempo pasa ms rpido
PATRN (lamento).- Claro. Usted tiene ganas
ANTONIO (aburrido).- Tengo ganas de que el tiempo pase rpido, nada ms (otra
pausa larga)
BADOGLIO (como naciendo de la nada o como si hubiese estado hablando desde hace
un rato, suavemente).- Esto me hace acordar una vez, cuando la guerra all en frica37.
GARUFA (cansado interrumpe).- No, Badoglio! Otra vez la guerra no!
JOS.- Callte, quers!
BADOGLIO.- Bueno, si molesta no cuento.
ANTONIO.- No molesta, Badoglio. Cont noms. Estabas en frica.
BADOGLIO (despus de mirar con recelo a Garufa).- Bueno. Esto me hace acordar a
aquella vez. Los alemanes se haban ido y nos haban dejado a nosotros para defender
un pueblito de mala suerte. Se esperaba a los ingleses, que avanzaban. Deban llegar de
un momento a otro, y nosotros tenamos que resistir. Pero nosotros, apenas se fueron los
alemanes, nos miramos y nos entendimos; ya estbamos cansados de pelear para todos
menos para nosotros. Y ah agarramos y pusimos una bandera blanca arriba de todo: que
los ingleses tomaran todo el frica que quisieran, Que embromar! Y nos pusimos a
esperar. Bueno. Ustedes no saben que importante era ese trapo blanco en aquel
momento; pareca que hablaba. Estar esperando all, sin saber que te iban a hacer los
37
ingleses el tiempo no pasaba nunca. Es lo peor. Cuando uno sabe lo que espera el
tiempo pasa. Pero cuando uno no sabe catorce horas estuvimos as. (Termin)
GARUFA (ahora interesado, esperando ms).- Bueno, pero y despus? Llegaron
los ingleses o no?
BADOGLIO.- Los que llegaron fueron los alemanes, de vuelta. Y acasi nos ponen
contra la pared
JOS.- Cmo? Y no haban retrocedido?
BADOGLIO.- S, pero haban atacado por otro lado, qu s yo. Quin entenda esa
guerra en frica? Pareca que estaban jugando a las escondidas. La cuestin fue que al
final, a nosotros, por falta de confianza, nos mandaron a la retaguardia; y eso nos salv
MUJER (aparece por la puerta izquierda de foro).- Buenas Est el pollito, ya? (La
Mujer mira alrededor con curiosidad, temor y cuidado al mismo tiempo)
ANTONIO (de pie).- Vamos a ver... Pas una hora ya? (Procede a retirar el pollo del
horno)
MUJER (nerviosamente).- S, y ms tambin. (Descubre al Patrn) Hola, patrn, cmo
est
PATRN (rehuyndose).- Hola
MUJER (como si en el fondo llevara una crtica).- As que. Cerr el negocio?
PATRN (hosco).- No vio, acaso?
MUJER (rondando).- Claro que vi; por eso le pregunto. Y por qu cerr?
PATRN (no sabe qu decir)
ANTONIO (desde all, con intencin, interrumpiendo).- Ya est doradito, seora (Saca
la bandeja del horno)
MUJER (gira sorprendida).- Ah, muy bien. Llegu justo, entonces
ANTONIO.- Parece queso
MUJER (mira de reojo al Patrn y luego a los dems. No se anima a preguntar)
ANTONIO.- Aqu lo tiene. Ya se lo puede ir llevando
MUJER k(gira otra vez hacia Antonio).- Ah, s! K(Mira la bandeja. Habla por cubrir el
tiempo; por hablar) Parece que est lindo, eh
ANTONIO.- S, est lindo. Lstima que le va a durar poco
MUJER k(aprovecha para rer con una risa falsa).- Qu gracioso! (Pero se pone seria
en seguida) Bueno (Quisiera preguntar pero no se atreve; est llena de desconfianza.
Le da unos pesos a Antonio) Srvase. Y gracias
ANTONIO.- No, seora; no hubo gasto
MUJER (con ms nfasis).- Bueno; muchas gracias!
ANTONIO.- No es nada
MUJER (no tiene ms remediop que tomar la bandeja. Luego gira y se enfrenta con el
Patrn. No puede irse sin tratar de averiguar algo).- Pero al fin, patrn, no me dijo por
qu cerr el negocio. (El Patrn, inmvil, no contesta. Tiempo)
ANTONIO.- el patrn no se siente bien, seora
MUJER (hacindose la sorpendida).- Ah, no? Y es por eso que cerr el negocio?
ANTONIO (como si comenzara a explicar, cansado).- Cerr el negocio porque.
PATRN (montado explotando).- Cerr el negocio porque se me dio la gana, y basta!
(Tiempo. La Mujer mira a los otros con indignacin)
MUJER (plida).- Es la primera vez que me dicen una cosa as!
ANTONIO (la toma de un brazo).- Y trate de que sea la ltima, seora. Vaya; vaya
tranquila
MUJER.- Tranquila! Je! (Como si se vengara) El barrio est demasiado alborotado
hoy para que una se pueda sentir tranquila!
ANTONIO (con atencin).- Qu quiere decir?
MUJER (detenida en la puerta).- Quiero decir que el barrio est alborotado! O no
entienden lo que es eso? (Echa una mirada acusadora a todos y se va levantando la
cabeza)
PATRN (despus de una pausa de alarma, a Antonio).- La oy? Esa mujer sabe algo
La oy, no?
ANTONIO (cansado).- todos la omos, s. (Se sienta pesadamente) Segu contando,
Badoglio
PATRN (explotando).- No va a seguir contando nada, qu caramba! Ustedes qu se
creen que es esto?
ANTONIO (rpido y fuerte, tambin).- Basta de nervios, patrn! (Silencio. Ms sordo)
Todos tienen un poco de culpa, ac Y cada uno tiene su manera de aguantarla!
PATRN (no cede).- De aguantarla; pero no de pagarla. Porque aqu el nico que va a
pagarla soy yo
ANTONIO (contenido, casi para s).- Eso es lo que usted cree
PATRN (retndolo).- El negocio que van a cerrar es mo, no suyo!
ANTONIO (ms contenido).- Ac hay muchas cosas nuestras, tambin
PATRN (como antes).- Pero el que va a tener que pagar soy yo! Usted oy a esa
mujer, recin bueno, todo el barrio es igual! Se cree que va a resultar fcil, despus,
volver a levantar la cortina? Quin los va a hacer callar cuando se enteren de todo lo
que est pasando? Eh? Usted?
ANTONIO.- No. Nadie los va a hacer callar
PATRN.- Claro! Y eso a usted no le importa! Porque el negocio no es suyo! Porque
los doce aos que yo me pas aqu no son suyos! (Grita, casi) Porque toda la vida que
me cost levantar esto no es suya! Es ma!, comprende? Ma!
ANTONIO (fuerte y rpido).- Qu ms tiene para arriesgar? (Silencio. Sigue intenso)
Todos nosotros tenemos tambin una vida encima nuestro! Y no la arriesgamos ahora,
al llamar a esa gente, sino antes, al mirar esa harina, y tenerla en las manos, y no
entender nada! Nosotros ya entendimos, aunque sea tarde! Pero ya es hora de que
usted tambin entienda! (Casi grita) Aunque sea tarde, ya es hora de que usted tambin
en-tien-da! (Esta vez sus nervios lo dominaron, inclin su cuerpo hacia el patrn y
golpe con su puo la mesa que los separa. Tres segundo as. El Patrn, nervioso,
retrocede sin rumbo, mirando a todos en busca de ayuda. Inmediatamente: grave.
Pesado) Segu contando, si quers, Badoglio. (Gira y con paso decidido sale por la
puerta que comunica con el fondo de la casa. Un instante de silencio. Juana
furtivamente, sale por la puerta de foro izquierda, que tambin comunica con el
corredor, y desde all observar el lugar por donde Antonio se alej. El Patrn queda
ah, abatido. Todos se miran al fin:)
GARUFA (a Mateo).- Lindo lo hiciste vos! eh?
MATEO.- Por qu?
GARUFA.- Cmo por qu. Si te hubieras callado no habra pasado nada
JOS (interviniendo).- No digas macanas38, quers. Si se hubiera callado habra sido
peor.
GARUFA.- Qu sabs vos! Si ste no hubiese hablado ahora estaramos ms tranquilos
JOS.- Ahora pero y despus?
GARUFA.- Despus, despus! Qu importa despus? Yo te estoy hablando de ahora!
38
PATRN (interrumpe).- Le dije que con usted no hablo (Pausa) Ser bueno no quiere
decir ser zonzo. Y tengo derecho a elegir a la gente que trabaja en mi casa (Pausa.
Mateo arranca hacia la salida)
GARUFA (de pronto).- No, vos espera, che; no te vays! (Mateo gira) Usted no puede
hacer eso, patrn
PATRN.- Cmo que no puedo! Esta es mi casa o no?
GARUFA.- Ser. Pero aqu tambin trabajamos nosotros. Y somos todos compaeros
JOS.- Fenmeno, Garufa!
PATRN.- Qu quiere decir con eso?
GARUFA.- Que cuando l cont lo que cont todos estuvimos de acuerdo. As que nos
tendra que echar a todos, entonces
PATRN.- Yo en mi casa echo a quien se me da la gana!
GARUFA.- Est bien! (Cabeceando hacia la puerta) Vamos, Polaco, entonces?
JOS (contento).- S, vamos! (Camina hacia la puerta: all est Mateo)
GARUFA (sin pausa).- Vos, Badoglio, vens?
BADOGLIO (dos segundos de duda; luego arroja su gorro contra la mesa, con rabia).La gran siete! M qu pasa hoy por aqu! Todo el mundo est loco esta maana! (Ms
suave, pero no mucho) Usted tambin, patrn, por qu tiene que echar al chico? Le
parece poco el lo que ya se arm, ac? Primero espere a que pase todo estoy, y despus
valo trabajar!
PATRN.- No pienso verlo trabajar! Por lo menos aqu!
BADOGLIO (se contiene, intenso).- Ah, no? Entonces si es por capricho tambin
va a tener que ir a otra parte para vernos trabajar a nosotros! (A Garufa) Vamos!
(Camina hacia la puerta)
MATEO (quiere intervenir).- Pero no. Ustedes no tienen por qu
GARUFA.- Vos callte!
PATRN.- Un momento, Lupo! (Badoglio se detiene) Ustedes no me pueden dejar as,
en este momento!
BADOGLIO.- Usted tampoco lo puede dejar as al chico, y lo deja!
PATRN.- Pero ustedes no pueden irse, ahora!
BADOGLIO.- No tenga miedo, que no nos vamos a escapar! (Seala su ropa) Nos
vamos a ir sacando el uniforme, nada ms! Total, ahora est la bandera blanca! (Seala
arriba) Porque esto es igual que la guerra, al fina; ni ms ni menos! (Camina)
PATRN.- Un momento, Lupo! (Badoglio se detiene. Larga pausa. El Patrn busca la
manera de llegar a un acuerdo, pero no la encuentra. Al fin:) Est bien. Si hacen una
cuestin de fuerza que se quede
BADOGLIO (aflojndose, lentamente).- Fuerza, fuerza! No me venga con eso ahora,
patrn. Que el que no la usa es porque no la tiene! (Todos vuelven a sus lugares. Por
la puerta derecha, llegando desde el fondo, aparece Antonio. Juana, a quien se la
estuvo viendo ms all de la puerta izquierda de foro, sentada nerviosa sobre una bolsa
de harina y vigilando hacia el fondo de la casa, se haba puesto de pie con las ltimas
palabras de Badoglio y entrando nuevamente por la misma puerta acompaa ahora la
aparicin de Antonio. ste llega vestido con pantaln de traje comn y camisa, sin
corbata. En lugar de las alpargatas lleva zapatos. El saco en una mano y en la otra,
hecha un ovillo, la ropa de trabajo que acaba de quitarse. De su hombro cuelga un
bolso. Todos lo miran en silencio, sorprendidos, mientras l se acerca a una mesa y
coloca all sus cosas. Luego arroja el saco sobre un banco e inmediatamente, con papel
de diario, comienza a envolver su ropa, que colocar dentro del bolso)
JOS (acercndose, lentamente).- Qu pasa, Too? Por qu te cambiaste?
ANTONIO (no contesta)
GARUFA (insiste, a su vez).- Qu, Too? Te vas?
ANTONIO (con un tono pausado, firme y definitivo que no perder en el resto de la
escena).- Por ahora no se puede ir nadie, me imagino
JOS.- S, pero Y despus?
ANTONIO.- El despus est por verse
PATRN (agobiado, con veinte aos ms).- No s para qu va a esperar. Si quiere se
puede ir ahora, tambin, total
ANTONIO.- Me voy a ir cuando llegue el momento. Ahora y con su permiso,
patrn tengo que quedarme hasta que llegue esa gente.
PATRN (igual que antes, pero intentando ser mordaz).- Para qu. Puede irse igual.
Pueden irse todos juntos, noms. Ellos tambin se queran ir, recin (Antonio mira
rpido a Jos para entender)
JOS (explica).- Lo quera echar a Mateo
PATRN (ms agobiado an).- Pero resulta que yo no mando en mi casa. Los dems
son los que mandan ahora
ANTONIO (lo mira casi con tristeza).- Vea, patrn: cuando tenga tiempo salga y
cmprese un mapa, quiere? Uno de esos con los cinco continentes Le juro que le va
a hacer bien. A m me gustaba, cuando era pibe, recorrer todo el mundo con el dedo.
Uno aprende que el mundo es grande, sabe? Uno ve toda esa cantidad de tierra, y
piensa en los millones y millones de tipos que hay por ah, y al fin termina dicindose:
Yo soy uno, noms. Nada ms que uno. Uno entre millones y millones y millones.
Los dems, como dice usted (Tiempo) Pero cada uno de los dems tambin vive; y
tambin, para cada uno de ellos, su vida es una cosa importante. (Tiempo) Vaya, Patrn,
cmprese un mapa; mrelo hasta que se diga: Yo soy uno, noms. Nada ms que uno.
Le juro que le va a hacer bien (Antonio termina con calma, como empez. Suena un
timbre lejano. Todos quedan quietos. El timbre vuelve a sonar dos veces)
JOS.- Ah estn!
GARUFA.- Quin sabe quin sabe es algn cliente (Pausa. Todos se miran. El
Patrn no sabe qu hacer)
ANTONIO (calmo).- Hay que ir a ver, patrn. (El Patrn duda un instante. Al fin no
tiene ms remedio que decidirse y avanza, lentamente, titubeante, hasta desaparecer
por la puerta que da al negocio. La Empleada sale detrs de l. Todos, nerviosos,
esperan la llegada de los hombres. Juana avanza lentamente hacia la puerta, con una
lejana sonrisa de triunfo. Al fin se oyen pasos y todos miran hacia la puerta. Aparece el
Patrn, nervioso, sealando el camino a dos hombres. Son dos hombres comunes, no
tienen ms que la corriente expresin severa de los hombres que estn autorizados a
aplicar la pequea justicia. Detrs aparece la Empleada. El Patrn avanza sealando
la bolsa de harina de centeno)
PATRN (adoptando actitud de vctima).- Debe ser sta. Pero los del molino dijeron
que no era nada; que estaba un poco seca, nada ms. (El Hombre 1 no oye el
comentario y va directamente a la bolsa. Observa y toma la harina en sus manos. La
revisa. Se la muestra al compaero y cambia con l una mirada de inteligencia. Luego
la deja caer. Despus los dos se desplazan revisando el contenido de otras bolsas)
Todas las dems estn bien. Se lo puedo asegurar. (No lo escuchan. Siguen revisando.
Al fin vuelven a la bolsa de harina de centeno)
HOMBRE 1 (mirando a fondo al patrn).- Y usted no se dio cuenta del estado de esta
harina?
PATRN.- S, me di cuenta ayer. Y habl en seguida con el molino. Pero all me dijeron
que no me preocupara
HOMBRE 1 (al mismo tiempo que saca una libreta y comienza a anotar).- Usted debe
saber lo que tiene en su negocio
PATRN.- Pero el molino
HOMBRE 1.- Esa es otra cuestin. Despus vamos a ver las boletas
HOMBRE 2 (que estaba junto al pan mirando).- Este es todo el pan que hay? (Seala
dos canastas chicas)
tiene valor para soltarse; ni usted, ni yo, ni Lupo ni mi marido. Nadie. Dgaselo al
muchacho. Hblele del miedo. Que sepa que nuestra culpa est ah. Que el veneno sigue
ah, digan lo que digan esos hombres!
ANTONIO (observndola inmvil. Firme. Lento).- Esos hombres tambin dijeron otra
cosa. No quiero creer que tenan razn
JUANA (igual que antes).- Por qu no? Quin sabe me habra gustado que toda esta
historia hubiera resultado cierta. Cada culpa debe tener su castigo. Todo habra quedado
en paz, as
ANTONIO (neto).- Nada habra quedado en paz, as. se no es el camino, patrona
JUANA (fuerte, ahora).- Y cul es el camino? Cul es el camino! (Quedan
mirndose, frente a frente. En ese momento se oye el ruido de la cortina metlica del
negocio que vuelve a levantarse. Las cabezas giran hacia all, marcando claramente el
hecho. Juana comienza a sonrer mordazmente: cabeceando hacia el negocio) se?
(Su sonrisa se va convirtiendo, a medida que habla, en una pequea risa mordaz) La
cortina vuelve a levantarse y aqu no pas nada. Completamente nada. Un sustol
una falsa alarma. Y a seguir dando vueltas, otra vez. Como antes, como siempre.
Ahora por los siglos de los siglos Amn! (La ltima palabra la pronunci en
medio de una risa fuerte, nerviosa, histrica, al borde del llanto. Y en medio de esa risa
contina:) Aqu no pas nada!
ANTONIO (la mirada en el suelo, tenso, para s; la risa de Juana como fondo).- Aqu
pas algo, patrona
JUANA (siempre riendo).- Y ahora otra vez., como antes
ANTONIO (mirndola repentinamente y acercndose a ella con severidad pero
lentamente).- Usted sabe que pas algo, patrona!
JUANA (contina).- Nada No pas nada (Antonio, que ya est a su lado., la toma
bruscamente de los brazos y sacudindola:)
ANTONIO.- Patrona! (Juana queda inmvil. Su risa se ha cortado como con un
cuchillo. Mira a Antonio con mirada perdida, casi alucinada. Luego vuelve lentamente
en s, como si recuperara su voluntad, como si es mecanismo interior que la dominara
se hubiera disuelto en los brazos de Antonio. Despus, perdida, se desprende de l
avergonzadamente y , como volviendo a tener conciencia de sus actos, comienza a
sollozar hasta que se echa a llorar desesperada. Es un dique roto. Cae sobre un banco.
Vencida. El llanto de Juana desguarnece a Antonio; lo desconcierta. Su dureza se
transforma. Se acerca a ella suavemente, casi con ternura.) Patrona (Ella no
responde, contina llorando. Antonio la observa y comprende que debe dejarla llorar.
Mira hacia atrs, en donde Badoglio y Mateo observan inmviles, preparados para
llevar las canastas afuera. Ante la mirada de Antonio, Badoglio hace un gesto a Mateo
y los dos salen por la puerta que da a los fondos. Antonio vuelve la mirada a Juana y
luego, cansado y despreocupadamente, se sienta a su lado. Pausa. Juana va
calmndose hasta que al fin:)
Bocha: apodo por la cabeza sin pelo, que da la apariencia de un bolo del popular juego de las bochas
libre pero libre de veras, sin miedo; hasta que tengas el coraje de sentirte libre
(Pausa) Comprende, patrona? No es castigo lo que necesito. Es otra cosa
JUANA (pausa).- Eso quiere decir, entonces, que nosotros.
ANTONIO.- Primero tendremos que salir de esto. Usted y yo, s; pero cada uno por su
cuenta, hasta que cada uno se convenza de que es capaz de aguantar y seguir adelante:
de ser libre (Tiempo) Despus.
JUANA (como si lo esperara desde hace mucho tiempo).- Despus?
ANTONIO.- Me imagino que los que son capaces de encontrarse se encuentran, algn
da. (Se miran, tensos, dos segundo. Juana comienza a entender, tambin. Por la puerta
derecha aparece Badoglio; al ver la escena intenta volver sobre sus pasos cuando la
voz de Antonio lo detiene:) Badoglio aqu te dejo la horneada. Pensaba hacerla yo,
pero va a ser mejor.
(Badoglio, ya detenido, opta por avanzar lentamente mirando a uno y a otro. Tiempo)
BADOGLIO (al fin).- Eso quiere decir que te vas (Al mismo tiempo, por la puerta
derecha aparecen Garufa y Jos)
ANTONIO.- S, me voy
GARUFA (avanzando con timidez).- Qu. Te vas igual, ahora?
ANTONIO (recuperndose, mira a los dos que acaban de llegar y nota la ausencia del
muchacho).- Y Mahoma?
JOS.- No s; estaba all con nosotros, y. (No sabe dar ms explicaciones)
GARUFA (insiste).- Pero te vas en serio, Too?
ANTONIO (intenta sonrer).- Qu te parece
JOS.- Pero Too: si al final nosotros no
ANTONIO (interrumpe deliberadamente. A Badoglio).- Me olvidaba. Decle al patrn
que maana le mando un maestro de pala. Conozco uno que puede venir
BADOGLIO (intentando la ltima posibilidad).- Por qu no espers. Ahora noms
aparece y vos mismo
ANTONIO (interrumpe)- No, Badoglio. No va a aparecer; hasta que yo me vaya no va a
aparecer (Toma su bolso y su saco)
BADOGLIO (derrotado).- Y adnde vas? Sabs ya?
ANTONIO (recin ahora lo piensa).- No, todava no. Quin sabe (Se interrumpe
porque en la puerta derecha aparece Mateo, nuevamente vestido como cuando lleg,
con las valijitas en la mano. Comprenden. Antonio hace esfuerzos por sonrer) Total
vos no tens nada que ver con esto Y no te opons, no, a que yo
MATEO.- No, al contrario, Too. Casualmente, recin
ANTONIO (con cario, lo interrumpe).- Buenobuenobueno. Pero sin hablar mucho, eh
MATEO (entiende).- S, Too
ANTONIO.- Cuanto te lo pida, s. Me vas a contar cosas. Como sa de la puerta chica y
la puerta grande. Me gustan
MATEO.- Cuando quiera, Too
ANTONIO (enfrenta definitivamente a Badoglio. De ahora en adelante querra que
todo sucediera velozmente).-Entonces chau, Lupo (Marca notablemente el verdadero
nombre de Badoglio y le tiende la mano)
BADOGLIO (lo mira y toma su mano).- Chau, too (Se aleja)
ANTONIO (lo mismo con Jos).- Chau Abraham
JOS (igual).- Chau. (Tambin se aleja)
ANTONIO (frente a Garufa).- Y vos? Cmo era que te llamabas?
GARUFA (simple, porque le gusta).- Garufa, noms, Too
ANTONIO (le tiende la mano).- Chau, Garufa
GARUFA.- Chau (Se rene con Badoglio y Jos. Tiempo. Antonio, lentamente, enfrenta
a Juana, que est sentada en un banco, inmvil y con la mirada perdida)
ANTONIO.- Adis, patrona (Juana levanta la cabeza lentamente. Mira a Antonio con
ternura. Una sonrisa quiere comenzar a aparecer en su rostro, pero su tristeza es
quizs ms fuerte. Gira lentamente y se aleja sin responder hacia la puerta derecha.
Antonio se acerca a ella con un movimiento rpido) Le dije adis, patrona. (Juana se
detiene y gira lentamente. Rene todas sus fuerzas para mirar a Antonio a los ojos. Al
fin:)
JUANA.- Adis, Too (Y queda mirndolo unos segundos mientras sus manos,
suavemente, va desabotonando su guardapolvo de trabajo. Luego, con la misma suave
decisin, gira y se aleja por la puerta derecha. Antonio aprieta sus mandbulas y
agacha la cabeza. Al final, mira a su alrededor. El muchacho, ah noms, espera. Se
acerca a l y con un movimiento de tierna cordialidad lo lleva hasta la puerta
izquierda. Una vez all, gira y enfrenta a sus compaeros. Apenas un corto movimiento
de la mano y:)
ANTONIO.- Chau, muchachos (Y desaparece)
TELN LENTO