Notas Fuera Del Tiempo PDF

NOTAS FUERA DEL TIEMPO
- NOTES OUT OF TIME -
ENCUENTROS CON EL VIEJO MAESTRO

- MEETINGS WITH THE OLD SAGE -
Copyright 2014 por DarkZen
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consentimiento expreso del autor.
Diseo de cubierta por DarkZen
Primera edicin
Impreso bajo demanda
ISBN 978-958-46-5486-1
Somos modelados por nuestros ideas, nos convertimos en lo que

pensamos; cuando la mente es pura, la alegra sigue como una
sombra que nunca se va
-
Buda
ndice.
Prlogo. ............................................................................................ 9
Introduccin. .................................................................................. 11
Abandonando la vida seglar. .......................................................... 15
Poniendo a prueba la realidad. ....................................................... 41
El mundo de las ideas Parte 1 [objeto - mente]........................... 59
El mundo de las ideas Parte 2 [mente - mente]. .......................... 81
Los mensajeros de la Nada. ......................................................... 105
Las fuerzas sutiles. ....................................................................... 127
El caso Gnosis: viviendo entre yoes. ........................................... 149
El retorno a la fuente. ................................................................... 173
El guardin de la locura. .............................................................. 189
El comienzo. ................................................................................ 207
Prlogo.
Notas fuera del tiempo es una obra que invita, a la vez que
ilustra, la exploracin de s mismo de una manera simple y
prctica. Las historias que aqu se narran generan una rplica en la
mente del lector, ocasionando que la atencin se vea volcada a su
interior y que la fuente primaria de la informacin sea percibida
dentro de quien lo lee, no en las pginas o un dispositivo al frente.
El texto busca rescatar la magia de los escritos filosficos,
msticos y esotricos que en las ltimas dcadas, a causa del
mercantilismo, la escasez de valores y la poca profundidad en la
experiencia existencial, as como una valoracin errnea de la
ciencia y la tecnologa, han generado una brecha y desdibujado el
potencial del ser humano inundando los medios con numerosas
teoras y an ms especulaciones, con poco o ningn soporte, sin
ninguna prctica y sin experiencias veraces que puedan ser
validadas por otros al repetirlas o superarlas.
Este libro captura el inicio de un proceso que comenz hace
muchos aos pero que contina vigente y se encuentra en
desarrollo. Fue diseado de tal manera que va introduciendo
procesos de mayor complejidad a medida que se avanza en su
contenido. Ms all de proveer una respuesta a los
cuestionamientos que suscita, pretende proveer elementos que
permitan al lector sacar sus propias conclusiones y cristalizar estas
como un elemento permanente dentro de s. El objetivo del libro no
es simplemente narrar una historia sino tambin generar la
oportunidad de aproximarse a su verdadero significado e intencin,
que est ms all de las palabras, y llegar al plano donde surgieron
las ideas que se exponen.
Notas fuera del tiempo - DarkZen
A medida que se avanza en los captulos, el lector que gusta

de exigencia sentir cmo la narrativa elemental, casi infantil del
comienzo, va tomando forma, un diferente matiz y profundidad
hasta conducirlo hacia abstracciones cada vez ms complejas y
elevadas. Encontrar secuencias de ideas diseadas de tal manera
que la informacin por transmitir no son nicamente las ideas que
la componen sino tambin la secuencia misma y los estados que
estas generan.
Por ltimo, me disculpo de antemano con el lector si en
ocasiones, durante momentos cumbres de la narracin, me abstengo
de revelar mayores detalles. Esto obedece a que se trata de
aproximaciones donde se vislumbran muchas posibilidades que
requieren algo ms que este medio para su comunicacin.
Sin ms prembulo, permtaseme darles la bienvenida a Notas
fuera del tiempo.
-
10
el autor.
Introduccin.
En los ltimos aos se ha visto una explotacin comercial
desmedida, y de todo tipo, de la necesidad que tiene el ser humano
de buscar sentido a su existencia; realzar sus ideales ms nobles;
superar su condicin transitoria en un fenmeno que le resulta
incomprensible la vida; ver mucho ms all del contexto
superficial de las estructuras actuales, entre otros asuntos. Las
corrientes de la Nueva Era, la avanzada de los movimientos
cristianos en el frica, la diseminacin de los sistemas de creencias
hindes en Occidente, y la resiliencia y desmanes del
fundamentalismo islmico, son algunos de los ejemplos ms
papables y radicales que podemos observar; al punto que,
actualmente, Nueva Era se ha convertido en sinnimo de
mercantilismo, que con su demagogia barata y charlatanera, la
ausencia total de filosofa e igual carencia de profundidad, busca
elevar a condicin de santo o iluminado a todo aquel que se vende
como tal y encuentra compradores. En frica, ltimo bastin de los
movimientos cristianos, o mejor an, de los pastores cristianos, se
habla de la Biblia y de Cristo como si los dos ltimos milenios no
hubieran acontecido y estuvieran descubriendo algo que pas
inadvertido para sus colonizadores, que hasta aos recientes los
tuvieron sometidos, y se olvidan de que sus ancestros dieron
albergue a esta religin para conseguir simpata con su patrono y
reducir, cuando menos simblicamente, la brecha entre ambos
sobre esta misma base, a la vez que este (su conquistador) la
impona para desplazar las creencias y los rituales propios de los
africanos que les causaban temor en razn de sus profundas y ms
genuinas races ancestrales. Los sistemas de creencias de la India
en manos de algunos habilidosos timadores, occidentales en su
11
mayora, encontraron a su vez suelo frtil en Occidente, donde

fuera de su contexto y con amaada interpretacin de la valiosa
literatura y autntico conocimiento vdico, se venden como
mercachifles del mismo Sri Krishna, como si acaso un dios
necesitara de tales. Finalmente, el continuo y progresivo
adoctrinamiento por parte de vetustas figuras que se niegan a los
cambios que implican el final de su modelo, y continan arraigados
al control poltico y cultural por medio de estructuras dogmticas,
exigencias familiares, imposiciones sociales y sometimientos de
gnero.
Si el aparecer en portadas de libros de auto-ayuda o afiches
de conferencias te hace un iluminado; si el declararte partidario de
Cristo te autoriza para cobrar un diezmo de quien en l vierte su fe;
si aclamar tu fe en uno de los millones de dioses que tiene el
hinduismo te provee de un criterio y conocimiento superior al de
tus semejantes, y si hay quienes encuentren razones, en nombre de
la religin, para alzarse en armas contra aquellos que no comparten
las mismas creencias, entonces hay una gran y urgente necesidad
de recuperar y revalidar los elementos de los cuales surgen en cada
uno de nosotros la mstica y el conocimiento transcendental.
Debemos desarrollar un enfoque ms sano, humilde, honesto
y sensato que nos permita extraer la verdad en medio de tanto
engao. Esto es posible si cada persona durante su vida tiene
experiencias reales que le permitan establecer una referencia
legtima para poder diferenciar entre lo genuino y la charlatanera.
De nada nos sirven las definiciones superficiales que derivan en
especulacin e inundan hoy da los medios, al igual que las
amaadas interpretaciones que mitifican el pasado al punto de
elevarlo a la morada de Dios. El mundo se transforma a un ritmo
que resulta inverosmil respecto a nuestros propios parmetros, y
muchos de los avances tecnolgicos superan los pronsticos ms
12
Introduccin
optimistas, sorprende, as y an ms, que desconozcamos sus

verdaderos alcances y aplicaciones. Las visiones futuristas de
nuestro pasado reciente se quedan cortas ante el potencial real de
los nuevos desarrollos y descubrimientos (no podemos desvirtuar
estos logros y decir de la ciencia y la tecnologa que son las causas
principales de los males que aquejan al mundo actual; el
conocimiento no es el problema, es el uso que se le da por parte de
hombres con propsitos egostas). De similar manera, pero a un
ritmo y escala mucho mayores, la mente, sus procesos, y su
producto las ideas han evolucionado desde su aparicin hasta
alcanzar niveles de desarrollo que resultan incomprensibles para el
intelecto y que, incluso, nuestro lenguaje es incapaz de comunicar:
pura cuestin de dimensin y no de escala. Por ello, no es de
extraarnos que los cuestionamientos existenciales y la falta de
respuestas terminen llevando la mquina humana a los oscuros
recodos del dogmatismo, y se contine buscando fuera de s lo que
se lleva adentro sin darse cuenta de que para unificar sus aspectos
burdos y sutiles solo se requiere de un instante: el presente
-
el autor.
13
14
Abandonando la vida seglar1.
Mltiples acontecimientos de mi experimento existencial me

han aproximado poco a poco a asumir de manera sincera, y casi
definitiva, un estilo de vida diferente al de nuestra sociedad
contempornea. No como reaccin dogmtica o algn tipo de autoimposicin extremista, sino como el resultado de variadas
experiencias y el aprendizaje de ellas obtenido. Para brindar mayor
claridad al respecto, es necesario describir y explicar ms
profundamente algunas de esas vivencias y, por supuesto, brindar
un marco de referencia que permita una interpretacin ms prxima
a lo que deseo exponer. Esto me resulta complicado ya que, a pesar
de haber hecho del escribir un hbito reincidente en mi vida,
siempre lo haba hecho de una forma mucho ms impersonal, algo
as como ideas dispersas producto de la elucubracin de un
momento. Para no saturar con una descripcin general de mi
historia, intentar profundizar en los hechos que considero ms
relevantes, aquellos eventos significativos que presenten una
relacin directa con el tema, estrecho vnculo emptico, o afinidad
mental por asociacin. Y siendo delicado, para precisar un poco
ms, tambin ser necesario mencionar algunos detalles de las
1. Del latn saecularis, perteneciente a la vida, estado o costumbre del siglo o
mundo.
15
personas con las cuales he compartido algunas de estas

experiencias a medida que se desarrollan.
Por aquellos das, a mediados del tercer ao del presente
siglo, las incursiones a lugares desconocidos cuando menos
conscientemente, o poco frecuentados de la mente, se
presentaban con creciente regularidad. Muchas de estas incursiones
fueron en compaa de personas que informalmente denominar
como el Equipo de Trabajo. Sin otro nimo que comprender la
razn de la existencia, este grupo se ha aventurado a acompaarme
hasta sitios poco explorados por la mente humana, pese a los
temores propios y riesgos que esto lleva, relacionados con cambios
en la percepcin habitual de las cosas debido al distanciamiento del
foco comnmente empleado en la observacin mental. Sobre este
tema ya tendremos oportunidad de retornar y tratar con detalle y
desde variados ngulos.
El primero de los encuentros durante este ciclo de
experiencias ocurri en compaa de un gran amigo y compaero
de viajes, Guss. l encarnaba el deseo de aprender y experimentar
de una forma que yo ya casi haba olvidado y que durante algn
tiempo me result esquivo. Al momento de escribir estas lneas,
Guss atravesaba un proceso que experiment de forma prematura
hace algn tiempo y cuya observacin hace posible replantearme y
evaluar experiencias desde un ngulo ms imparcial y menos
prejuiciado; a la vez, permite contextualizar algunos elementos
comunes a nuestras prcticas y establecer referencias para aquellos
que puedan encontrarse en una situacin similar a su propio
proceso.
Cierta noche, como tantas veces solamos hacer, fuimos a
caminar un poco por las pequeas calles del pueblo donde
residamos. Tras abandonar la casa de mis abuelos y recorrer
algunos metros, Guss manifest su deseo de fumar un poco de
16
Captulo I Abandonando la vida seglar
mota. Esto me pareci apropiado porque el da haba trascurrido de

manera agitada y mi mente estaba sumergida en sus eventos,
proyectando continuamente imgenes de los asuntos tratados desde
el abandono del sueo hasta ese instante. As que, tan pronto como
encontramos una calle suficientemente solitaria, Guss encendi su
pipa y fum un par de veces. Cuando se asegur de que
permanecera encendida sin ayuda, me la ofreci mientras haca
comentarios acerca del agradable aroma que esta emanaba. Pareca
como si quisiera convencerme de algo a lo cual no solo estaba
dispuesto sino para lo que me senta preparado: fumar de aquella
pipa.
Dejando atrs una sutil estela de humo, continuamos nuestra
marcha en silencio. Solo un comentario acerca del mismo silencio
interrumpi el camino: Esto est tan callado que no parece que
fuese sbado en la noche. Nos miramos al llegar a una
interseccin y, tras observar los tres posibles rumbos a seguir, de
comn acuerdo nos dirigimos hacia una zona comercial donde
pudisemos encontrar algo para beber. La sed que acompaa los
estados propios de la cannabis no se haba hecho esperar y, aunque
no es mi costumbre beber o comer inmediatamente despus de
haber fumado ganja2, esa noche me encontraba particularmente
sediento. Luego de inspeccionar un par de sitios, finalmente
encontramos uno que nos result atractivo. En su interior haba
unas pocas personas que parecan disfrutar de la msica que
ambientaba el lugar. Nos adentramos hasta la parte ms aislada y
nos sentamos tan cmodamente como fue posible en unas sillas que
no hacan de esa tarea algo fcil. Algunos minutos despus, se
present un joven mesero con un men de bebidas. Empezamos a
leer y simultneamente Guss y yo nos dbamos cuenta de que
2. Nombre sagrado dado a la cannabis dentro del hinduismo, ms precisamente en
la vertiente shivasta.
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habamos entrado en un estado alterado de conciencia. No tena

ningn sentido continuar en aquel sitio. Salimos rpidamente tras
ofrecer disculpas al atnito empleado por haberse tomado la
molestia de atendernos. Seguidamente, nos dirigimos de vuelta a la
casa de mis abuelos, la cual se hallaba tan solo a un par de calles de
all.
Mientras caminbamos en medio de un numeroso grupo de
personas, que parecan haber salido o estar dirigindose a algn
evento en particular en compaa de unos cuantos cmplices con
los cuales repasaban los detalles de ltima hora, tom a Guss del
brazo para que detuviera su marcha. Con esto, l logr
desconectarse de ese flujo colectivo y percatarse de que estbamos
presenciando un momento de Sincronismo Csmico: el murmullo
catico de las voces de todas estas personas haba sido armonizado
de tal manera que la superposicin de sus sonidos y frecuencias
generaba un producto armnico de mayor amplitud y llevaba un
mensaje inteligible, requiriendo de una fuerza que solo poda ser
generada por la combinacin de la intencin inconsciente de esas
decenas de personas que confluan en aquel sitio. Dej caer los
brazos, luego tonifiqu el cuerpo y enderec la espina dorsal. Con
los ojos orientados al frente, dej ir la mirada al vaco y pens con
intensidad: Quin est ah, capaz de hacer semejantes cosas?,
quin mueve estos elementos y logra en un instante concentrar su
voluntad?.
Guss se hallaba sorprendido. Perciba pero era incapaz de
comprender, era como si le hubieran hablado en un idioma nunca
antes escuchado. Tena la certeza absoluta de que haba ocurrido
algo, pero le era imposible traducirlo a nuestros trminos. Antes de
dispersarse la experiencia por completo, y escapar al registro de la
memoria, aprovech para que mi amigo se hiciera consciente de las
impresiones residuales de aquel fenmeno que an inundaban el
18
ambiente. Le ped que escuchara todas las voces a nuestro

alrededor sin enfocar la atencin en alguna en particular y luego
que seleccionara cualquiera de ellas y siguiera el flujo de la
conversacin correspondiente. Tras algunas observaciones ms, lo
invit a enfocar de nuevo la atencin en mis palabras y retornar al
punto donde unos instantes antes nos habamos detenido. Tan
pronto hizo cohesin, me dijo: Qu era eso?. Le respond que
cualquier interpretacin en ese momento resultaba inadecuada y
que la especulacin nicamente conduca a distorsionar todo y a
aumentar la brecha entre lo que son realmente las cosas y lo que
solemos pensar de ellas, que lo mejor sera seguir nuestro camino.
Pese a lo corto del trayecto, fuese visto desde el tiempo o el
espacio, en ese preciso instante el abismo que distanciaba los
eventos de las ideas resultaba infranqueable para la razn, mejor ni
pensar en ello. As que continuamos y finalmente llegamos a
nuestro destino, una vieja casa que, a pesar de haber sido
fraccionada, segua siendo un espacio considerablemente grande.
Antes de internarnos en mi habitacin y sitio de estudio, fui a
la cocina en busca de agua previendo la necesidad de permanecer
all por algunas horas. Al retornar, encontr a Guss muy
acomodado en un cojn de meditacin que haba improvisado con
su suter; tambin haba dispuesto mi zafu3 frente a l a manera de
invitacin para continuar la marcha que momentos antes habamos
emprendido por las calles del pueblo.
Tom posicin y puse el agua al lado derecho a una distancia
media entre ambos, luego ubiqu simtricamente los vasos al frente
y sin precipitarme serv un vaso para cada uno. En ese instante mi
mente se distrajo y quiso comparar dicha situacin con la
3. Denominacin dada al almohadn o cojn utilizado en la prctica de Zazen
(meditacin sentada en el Budismo Zen), el cual se recomienda que sea de uso
personal.
19
ceremonia del t, ese regio arte vinculado al Zen, pero

inmediatamente regres del ensueo y consider que era
innecesario hacer ese tipo de analogas debido a elementos
superficiales. No tena ningn sentido soar, lo mejor que poda
hacer era simplemente beber el agua que calmara mi sed. Pese al
intento de abandonar dicha idea, la ceremonia continuaba, y al
levantar el vaso not que no se formaba ninguna onda en el agua.
Incluso al inclinarlo en las proximidades de la boca, la superficie
del lquido era perfectamente suave y reflejaba con inusual
intensidad todo aquello a su alrededor. Al aproximarse el instante
de contacto entre el lquido y mis labios, me fue imposible ignorar
que tambin haran contacto el objeto y su reflejo. El agua entr sin
resistencia en mi boca y se desliz por gravedad dentro de m, con
un mero reflejo final de la lengua y los msculos de la laringe para
dar por concluida la operacin. Le coment a Guss: La ganja ha
activado algunos de mis centros de energa y me resulta difcil
evadir ciertas imgenes distractoras que ocupan mi mente debido a
su vivacidad, imgenes mentales que al parecer siguen un sentido
auto-trascendente. Entusiasmado por mi comentario, me empez a
relatar algunas de sus imgenes, pero pronto nos percatamos de que
se refera a dichas imgenes como si fuera algo del pasado. Aquello
que en ese instante me expresaba no era la observacin directa de
un fenmeno sino las impresiones por este registradas en la
memoria. Afirm que, de continuar en esas incursiones en la
historia personal, su atencin sera volcada a lo que fue,
abandonando con esto todas las posibilidades de ser.
Sin pensarlo dos veces, Guss se dispuso a buscar su pipa y un
pequeo cofre de madera con una inscripcin del Tao en su
superficie, donde acostumbro guardar un poco de ganja, el cual
conservaba cerca de mis libros de estudio. No haba mucho all,
pero resultaba ms que suficiente para sus intenciones, estaba
20
decidido a aproximarse de manera ms consciente y controlada a

ese estado al que lneas antes asociaba a una especie de
Sincronismo Csmico. Quera confirmar su percepcin previa y
consideraba que un poco ms de aquel catalizador le permitira
hacerlo. Dejamos la habitacin y fuimos a una amplia terraza en la
parte posterior de la casa donde tranquilamente, y solo ante la
mirada de una jovencita que curioseaba desde una ventana de un
edificio contiguo, se encendi por segunda vez durante aquella
noche el til caldero. Tal como la primera vez, tan pronto estuvo
encendida por completo, me fue ofrecida la apreciada planta.
Dudosamente la recib y fum tmidamente dos veces
manifestndole que no me quera pasar, que an experimentaba un
estado alterado de consciencia y que si aumentaba el nivel de los
cannabinoides en mi cuerpo muy posiblemente sera abordado por
la somnolencia que finalmente me conducira al sueo corriente
producto de la actividad durante la vigilia. Continuamos debatiendo
las asociaciones patolgicas y fisiolgicas del proceso de dormir
por mero reflejo y el puro vicio de hablar de cualquier cosa, hasta
que en consenso mutuo se determin que lo que era realmente
importante no era cmo ocurra este tipo de procesos sino el hecho
de permanecer conscientes durante el trnsito a travs de los
mismos. A pesar de que en el contexto de nuestra conversacin
dicha idea resultaba muy coherente y estructurada, llevarla a la
prctica no solo demostrara ser un verdadero reto sino tambin un
atentado para las creencias de cualquiera, como ya tendremos
oportunidad de comentar y muy preferentemente experimentar.
Nuevamente, de regreso en la habitacin, ocupamos los
lugares anteriormente establecidos. Tomando voluntariamente la
rienda de la respiracin, se entr a participar de los procesos
vegetativos y a la integracin consciente de mente y cuerpo. Si bien
la carga energtica del momento permita acceder a otros niveles de
21
consciencia, esta fue utilizada por mi compaero para recapitular

los eventos que consideraba eran la causa por la cual estbamos en
ese presente en particular. Una compleja asociacin de eventos
derivaba en una serie de graves accidentes ocurridos durante su
niez que lo condujeron a situaciones cercanas a la muerte y que,
por lo que se poda evidenciar, lo haban dejado marcado hasta
aquel momento. Durante su recapitulacin, para mi sorpresa y
sospecha, fue desde los acontecimientos ms recientes hasta los
momentos tempranos de su vida, pero haba obviado por completo
un periodo de su vida bastante considerable y cuantitativamente
muy superior a la suma de los periodos a los cuales s haba hecho
referencia. Entonces le indiqu algunos de los cambios que poda
apreciar en l desde el momento de haberlo conocido hasta el
momento actual y, metdicamente, por medio de preguntas
alentadas por mera curiosidad, empec a inquirir acerca de las
circunstancias anteriores a nuestro conocimiento mutuo que lo
llevaron a una bsqueda espiritual. Todo esto nos condujo al inters
despertado en l por parte de un profesor universitario que conoci
mientras realizaba sus estudios de medicina. El profesor le dio a
conocer los libros de Carlos Castaneda, y Guss se convirti en su
lector, entusiasta, seguidor y ferviente defensor hasta la poca en
que nos conocimos.
Jams ha abandonado el entusiasmo por el hermoso lenguaje
del que hace gala ese brujo, escritor y antroplogo controversial, ni
por el hechizo de sus Relatos de poder, pero dio temporalmente
cabida a otros modelos arquetpicos que desbordan los lmites de la
razn y superan cualquier tipo de restriccin conceptual. Debo
reconocer que por la poca de mi encuentro con Guss, este era
considerablemente dogmtico y de una postura demasiado rgida
respecto a la interpretacin de los escritos de Castaneda, por lo cual
segua fielmente algunas recomendaciones del autor. Una de estas
22
recomendaciones sobre la cual era supremamente escrupuloso, se

basaba en un comentario que Castaneda haba hecho ya en su
madurez durante una entrevista. Deca que realmente no era
necesario el uso de aquellos entegenos sobre los cuales giraban
muchos de los aspectos ms impactantes de sus libros. Recuerdo
que Guss lo vea como un error que, gracias a la sugerencia de
aquel brujo, poda ser evitado y de paso avanzar por el camino del
guerrero, un camino con corazn, la senda del conocimiento. Pero,
como hemos podido apreciar, el futuro probara ser diferente, y las
sustancias psicoactivas y los entegenos seran compaeros
regulares de viaje de mi apreciado amigo en la exploracin de s.
Lo que me recuerda, segn dice la tradicin, la que es quizs la
primera enseanza que el Buda Shakyamuni transmiti tras haber
alcanzado su despertar, la iluminacin: Cambiar es aprender.
De nuevo, volviendo a sus inicios, cuando Guss an no vea
reflejados sus modelos de idealizacin en la forma de Don Juan
Matus4, haca incursin en su vida el profesor universitario que
antes mencionaba, y al que en adelante me referir como el Viejo
Maestro o simplemente el Viejo. Interesante hombre que, para la
poca de su encuentro con Guss, llevaba militando ms de veinte
aos por diferentes corrientes y grupos de personas que al parecer
estaban sinceramente atradas por la comprensin de la existencia,
los misterios de la vida y el auto-conocimiento. Entre estos grupos
cabe destacar lneas de las corrientes de Gurdjieff5 y por supuesto
4. Brujo Yaqui (o Nagual) de un legendario linaje tolteca, depositario de un
antiguo conocimiento del que Carlos Castaneda se hizo supuestamente portavoz, y
quien fuera personaje central de la obra de este.
5. George Ivanovich Gurdjieff (enero 13, 1866 octubre 29, 1949), tambin
comnmente conocido como G. I. Gurdjieff, fue un influente maestro espiritual

de principios a mediados del siglo XX que ense que la mayora de los humanos
viven su vida en un estado hipntico (vigilia durmiente), pero que es posible
transcender a estados ms elevados de conciencia y alcanzar el potencial humano.
23
de Carlos Castaneda. Despus de todos esos aos de ir y venir en su

bsqueda personal, el Viejo Maestro haba adquirido el Don de
inquietar a las personas, el cual utilizaba con suprema propiedad y
facilidad en su puesto privilegiado de profesor en la escuela de
medicina, donde permanentemente hallaba mentes dispuestas a
escucharlo y le resultaba suelo frtil para extender el dominio de
sus propias ideas y las aprendidas durante su trasegar en la
bsqueda espiritual. Aquel Don de inquietar a las personas lo
haba puesto en la mira de algunos grupos que se denominaban a s
mismos esotricos y vean en l la posibilidad de aumentar la
cobertura y consolidar su modelo como autntico frente al
colectivo. Sin embargo, el Viejo se distanci de la participacin
activa en aquellos grupos por alguna razn que an me resulta
desconocida. Algunos de estos grupos haban sido formados por l
y haban servido de plataforma a un gran nmero de personas, que
tocadas por el Viejo encontraban en estos un poco de sosiego. Pero
a pesar del distanciamiento de la participacin activa en los grupos,
nunca dej pasar la oportunidad, mientras dictaba su ctedra en la
Universidad, de inquietar a sus alumnos, llevarlos a cuestionarse la
existencia y recomendarles algn libro de su predileccin que diese
la estocada final. Guss haba sido uno de esos estudiantes que se
replantearon su modelo de vida y decidieron fijar sus metas ms
all de la frontera de todo lo conocido, ms all de la ciencia, y si
fuese posible, ms all de la magia.
Mis preguntas cesaron, ya haba demasiadas ideas sueltas en
el aire y ancdotas sin contar. Avanzaba la velada mientras nos
abandonbamos a los registros de la memoria, casi olvidando el
fenmeno que habamos presenciado al comienzo de nuestro viaje
esa misma noche y que distaba mucho de haber llegado a su final.
Guss se puso de pie y estirando todo su cuerpo mientras realizaba
un exagerado bostezo dej ver el cansancio que le acompaaba. Se
24
dispona a partir cuando se percat de que llova fuertemente; por

ello lo invit a quedarse y pasar la noche, mientras le indicaba un
sitio donde poda encontrar una bolsa de dormir. Al ponerme de pie
para ir a buscar un merecido descanso, le suger contactar al Viejo
Maestro con el objetivo de averiguar cules haban sido los motivos
de su distanciamiento y el abandono al trabajo activo sobre s
mismo.
Continu lloviendo durante toda la noche, lo cual hizo ms
plcido el acto de dormir. Mi cuerpo se hallaba cansado debido a lo
largo de la jornada; las ltimas horas sentado en la posicin de
semi-loto hacan de estar acostado un verdadero descanso.
Rpidamente perd la nocin del tiempo y entr en un sueo
profundo, tan profundo que el nico registro en mi memoria es de
cuando ya todo haba sido iluminado por un nuevo da y no
quedaban seales del husped que, al parecer, haba aprovechado
las primeras luces del alba para retornar a aquella comodidad que
solo nos brinda nuestro espacio personal.
Permanec acostado por unos momentos mientras
recapitulaba los eventos de la noche anterior; me reprochaba el no
haber tenido la suficiente disciplina para haber logrado una mayor
concentracin en el momento cumbre durante la experiencia de
aquella noche, el cual, consideraba, haba sido un instante antes de
formular mentalmente mi pregunta: Quin est ah, capaz de
hacer semejantes cosas?, quin mueve estos elementos y logra en
un instante concentrar su voluntad?. Pens: si acaso exista una
persona o algn tipo de ser capaz de mover y controlar tantos
elementos y tantas personas, cmo podra evitar el hecho de ser
controlado? Cmo saber si en ese mismo momento no estaba
siendo controlado por algn tipo de inteligencia de orden superior
que usa a los hombres como procesadores de pequeos paquetes de
informacin y les hace incapaces, debido a sus propias
25
limitaciones, de darse cuenta de que eso suceda todo el tiempo?

Luego conceb que no tena que ser necesariamente algn ser de
inteligencia superior, sino que exista la posibilidad de que fuera
una persona con alguna destreza especial, algo as como una
capacidad hipntica sin precedentes o simplemente algn
irresponsable acreedor del conocimiento de un poderoso linaje que
haba hecho un alarde imprudente de su poder aunque esta ltima
teora me resultaba casi inaceptable. Cmo era posible que un
maestro hubiese hecho su legado a una persona que se expusiese
pblicamente, poniendo en riesgo todo el linaje que por lo visto era
supremamente poderoso?
Decid dejar de divagar al respecto y me dispuse a iniciar el
da, enfocar mi atencin en el presente y dejar atrs aquellos
sucesos que haban mellado mi capacidad de concentracin y se
abalanzaban sobre m como una marejada de interrogaciones. Baj
el ritmo de la respiracin aumentando de esta manera el nivel de
bixido de carbono en mi cerebro lo cual contribuy a disminuir la
actividad cerebral y logr con menos elementos hacer cohesin
suficiente para mantener mi atencin en el entorno visual sin
permitir perderme en pensamientos inerciales. Tan pronto tuve
mayor control del flujo de las ideas, fui cediendo paulatinamente el
control de la respiracin voluntaria hasta regresar a la respiracin
autnoma-vegetativa. Con eso me sent preparado para iniciar
actividades de nuevo, pero no olvido an que, a pesar de la mayor
intensidad relativa de las experiencias de la vigilia respecto a las
experiencias del sueo, ese da las cosas me parecan frgiles. La
percepcin que tena del mundo era susceptible a cambiar de
manera definitiva a causa de una idea en cualquier instante. Pareca
posible que el cambio fuera tan radical y sbito que no podra
darme cuenta de su ocurrencia por carecer de un parmetro para
determinarlo o alguna referencia en los registros de mi historia que
26
permitiera reconocerlo. Me preguntaba: Acaso ese cambio ya

haba ocurrido y no me percat de ello?, si no me percataba, cmo
saber si haba ocurrido, no solo una sino, muchas veces?. Quise
pensar calmadamente sin perder la razn, pero al final una pregunta
perturbadora hasta ms no poder se converta en el verdugo de la
cordura: Por qu me estoy cuestionando estas cosas?.
Permanec inmvil observando cmo se perda, en un
instante, el control del flujo mental que antes haba establecido.
Nuevamente estaba divagando, pero esta vez en una direccin que
me resultaba totalmente desconocida. As que quise permitirme
profundizar un poco ms en aquellos pensamientos y divagaciones,
pero me resultaba excesivamente complejo. Dej de ejercer todo
tipo de esfuerzo en aquella labor, pensando que sera mejor estar
ms atento respecto al pensamiento debido a que desde todo punto
de vista las actividades triviales se estaban tornando extraas y
novedosas. Tal pareca que todas las cosas eran afectadas por
aquello que pensaba, as que no era conveniente exponerme a
situaciones que pudieran desencadenar una prdida prolongada del
control del flujo de las ideas. No poda ser ms claro: las ideas nos
llevan a cambiar la impresin que tenemos de las cosas, y cuando
esta impresin cambia, entonces cambia la percepcin que tenemos
de ellas y finalmente la forma como reaccionamos a esas
impresiones. Al cambiar la forma como reaccionamos a las
impresiones, cambiamos nuestras respuestas y, as, se altera de una
manera gradual y constante la forma en que nos relacionamos con
el mundo. Entonces, en qu podra convertirnos un grupo
particular de ideas en la secuencia adecuada?, constituyen las
ideas pensadas en cierta secuencia y dentro del contexto apropiado
algn tipo de programa mental o codificacin para acceder a otros
niveles del Ser?
27
Dediqu el resto del da a labores que bajo circunstancias

normales hubiera considerado simples, pero con la fijacin recin
adquirida y prcticamente obsesiva de estar atento al menor indicio
de algn elemento capaz de desafiar no solamente la razn sino
tambin todos los sentidos ante una novedad generalizada de
cuanta impresin perciba. Por ms que me esforzaba, permaneca
absorto en nuevas y cada vez ms fantsticas divagaciones que
mostraban a su paso un sinnmero de posibilidades; ideas que de
ser pensadas por seres capaces de transformarlas en acciones se
convertiran en verdaderas creaciones; pensamientos que para su
proyeccin requeriran no solo de toda una vida, sino de la vida de
muchas personas en diferentes pocas; ideas ms evolucionadas
que, al no estar sometidas a restricciones de carcter fsico, han
ampliado el significado de la vida ms all del modelo lineal del
tiempo, sin embargo vinculadas al universo sustancial a travs de la
conciencia de la vida fsica, de la materia pensante.
Y si fuese posible que a travs de un lapso de conciencia
pudiera entrar en comunicacin con otros seres en diferentes
pocas por medio de algunas de estas ideas de orden superior que
han abandonado sus restricciones temporales y navegan por el
ocano de los instantes mostrando su brillo a travs del ojo del
conocimiento y la conciencia humana? Habr un solo orden, o
sern muchos? Sern unas ms superiores que las otras, o acaso
una vez trascendidas en la abstraccin, sera imposible realizar
dichas calificaciones? Tendrn estas ideas algo que ver con el
Espritu? O, quizs, simplemente estaba divagando de nuevo,
sumergido en mi propia ignorancia en busca de algn atisbo de lo
divino y, para no perder la esperanza como ser humano, an
hallaba la manera de rescatar la dignidad animal y elevarla ms all
de la ms simple y cruda de las verdades: si seguimos en el tiempo,
nuestro destino inevitable ser la muerte.
28
Intent descansar mi mente un par de horas. Me ase de

nuevo, luego com una abundante cena y fui a mi habitacin a
escribir algunas breves lneas respecto a ciertas apreciaciones e
ideas suscitadas por las ltimas impresiones. Quera liberar espacio
de mi memoria para disminuir el nivel de estrs que haba
acumulado al intentar retener tantos detalles y de tan diversa
ndole. Despus de esto, sent un gran alivio. La presin
intracraneal disminuy notablemente y pude respirar con ms
libertad. Hasta el momento la mejor analoga que se me ocurre es la
de algo que ha cado mal a tu estmago y que solo hallas alivio
cuando logras evacuarlo. As mismo senta que al haber escrito
aquello en un papel me haba liberado de algo incapaz de digerir y
ahora tendra la oportunidad de olvidarme del asunto por un
tiempo. No iba a permitir que alguien leyera lo que haba escrito,
pero un sentimiento de culpa me tom por completo y me arrastr
hasta una sensacin de temible desolacin. Me deca: Cmo es
posible ser tan egosta?, qu clase de parsito puedo llegar a ser?.
Profundamente arrepentido, busqu la nota que acababa de
escribir, y para mi sorpresa y gran contradiccin, empec a rasgar
pequeas tiras y a comerlas una a una. No me atreva a mirar las
lneas que iban en cada una de las piezas de papel, pero me era
imposible ser totalmente indiferente, por lo que miraba de reojo
para entrever qu tanto haba escrito en cada pieza. Mientras las
masticaba, por la intensidad del sabor de la tinta, los sitios de
mayor concentracin y la distribucin de estos, casi poda decir a
qu parte del texto pertenecan. En aquel momento sent como si
estuviera re-ingiriendo mi propio vmito, pero era incapaz de
detenerme, y segua an sin superar el viaje egoico que instantes
antes me haba posedo. Tan solo haba llevado hasta mi boca tres
pedazos de aquel texto y me dispona a sacar la cuarta tira, cuando
sent una voz que me llamaba en la distancia y seguidamente unas
29
pisadas rpidas que se aproximaban. Escond rpidamente el resto

del papel y con inmensa vergenza volte hacia la puerta de la
habitacin, donde acababa de aparecer Guss, quien se hallaba
ansioso por hablar de sus ltimos sucesos. Aunque estaba
acostumbrado a ver su entusiasmo casi permanentemente, no
dejaba de parecerme un elemento tranquilizador, as que aprovech
eso para distraer mi mente y buscar algo de calma.
Comenc a escuchar atentamente las aventuras vividas
durante ese da por parte de mi interlocutor. Segn me contaba,
haba estado haciendo gran cantidad de cosas, pero, eso s, con un
comn denominador, haba fumado de su pipa durante todo el da.
Pas a cuestionarme si yo ya haba fumado. Le dije que no se me
haba pasado por la cabeza, no haba tenido ninguna oportunidad de
acordarme de esas cosas. Luego, con cierto tono de reproche,
pregunt nuevamente: Y eso, qu has estado haciendo hoy?. De
momento me pareci muy complicado responder, es ms, no vea el
sentido de la pregunta, as que escueta y llanamente dije: Nada.
Cuando respond, Guss se qued mirndome a la cara, como
reparando algo. Pens que se haba percatado de la expresin de
sospecha y vergenza que se dibujaba en mi rostro, pero l
interrumpi esa cavilacin para peguntarme: Oye, qu es eso que
tienes en el diente?. Junt los labios como sellando
hermticamente la boca y disimuladamente me pas la lengua sobre
los dientes. Me di cuenta de que tena una pequea masa de papel
que, en mi afn de disimular, haba quedado en un lugar
inapropiado. Luego me sent orgullosamente y le dije: Nada, eso
no es nada.
Recuerdo que en esos momentos pas por mi mente el temor
a que me preguntara qu quera decir con nada, pero, ahora que lo
pienso mejor, ese temor era desde casi todo aspecto injustificado y
carece de sentido discutirlo. Sin mediar palabras, sac de su
30
maletn una pequea bolsa plstica y verti su contenido en la

cajita de madera destinada a la cannabis, que haba quedado
desprovista desde la noche anterior. Tan pronto termin, dijo: Este
material est excelente, fui a comprarlo por all, cerca al ro.
Luego me recalc que era para que despus no anduviera
quejndome de que l siempre agotaba las provisiones. Yo respond
a manera de broma: Igual, usted llena esa caja y se podra decir
que usted mismo es quien acaba con el contenido. Guss ri por un
momento y tan pronto pudo contenerse, pregunt: La vas a
probar o no? Dale y vers que no te vas a arrepentir!. Comenc a
buscar en m para ver qu tanta motivacin haba para hacerlo.
Pensaba que ya de por s me la haba pasado durante todo el da
como en una especie de viaje y no tendra ningn sentido buscar
entrar en algn estado alterado si ya lo estaba de antemano. Pero, al
pensarlo, sera bueno comprobar si realmente a lo que me refera
como estado alterado en el transcurso del da y que me serva como
razn para no fumar podra ser precisamente la razn para fumar;
es decir, podra verificar si me hallaba en un estado de consciencia
alterada.
Tras simplificar meticulosamente tal razonamiento, lo puedo
resumir de la siguiente manera: si al alterar mis sentidos no siento
cambios en la percepcin, esto quiere decir que ya estaba
experimentando un estado alterado; pero, si ciertamente siento
cambios en la percepcin, era porque me hallaba en un estado de
consciencia ordinario, lo cual implicara la posibilidad de que los
fenmenos que haba experimentado hubiesen ocurrido en el plano
fsico de la experiencia de la vida. Esto, a su vez, abra paso a la
posibilidad de que mente y cuerpo se estuvieran empezando a
interferir y superponer hacia una inminente disolucin, o que
simplemente fuera un estado alterado de otra ndole. En ese
preciso instante me sorprend nuevamente en profundas
31
divagaciones, y pens en voz alta: Cmo es posible que, inhalar

esa pipa, pueda tener semejantes repercusiones? Eso me resulta
increble, verdaderamente inverosmil, pero no estoy dispuesto a
vivir con la duda; arregla esa pipa, Guss. l me mir sorprendido
y dijo: Cul duda, cules repercusiones?, ya le hizo efecto sin
haber fumado? Pero ya mismo le arreglo su pipa. Mientras se rea
maliciosamente, Guss separaba las semillas y retiraba los tallos.
Por cierto, cada vez que encontraba algo para retirar del material
blico, como sola llamarle a la cannabis, aprovechaba para
referirse a las virtudes y propiedades medicinales de esta planta de
poder, de la necesidad de la concientizacin de las personas para
aprobar globalmente su uso mdico y as poder recetrsela a los
pacientes que la requeran estos, desde mi punto de vista, seran
a su criterio, casi todos.
Cuando la pipa estuvo lista, se me ocurri pensar: Estar
cayendo de nuevo en la trampa, o en el hbito?, me estoy
dirigiendo otra vez a perder el sentido de mi individualidad?,
habr alguna razn para ello o simplemente es un atentado ms
contra m mismo? De seguir as, podra llegar a un tipo de autoaniquilacin sicolgica o, por el contrario, estaba aprendiendo a
sumergirme en el mundo de mis ideas con cuerpo y todo? Ah...
eso s me llena de tranquilidad! pens a la ligera. Acababa de
encontrar un agente tranquilizador, una idea a la cual aferrarme si
las cosas empezaban a salirse de control. En ese momento,
abandon la habitacin, mientras acosaba a Guss para que se
dirigiera a la terraza, sitio destinado a esos quehaceres. Una vez
all, tom la iniciativa y encend la pipa por primera vez esa noche.
Por un instante, todo aquello que me haba distanciado de la noche
anterior pareci desvanecerse y no poda evitar sentir que ya haba
pasado por la misma situacin miles y miles de veces. Me
reprochaba por no haber aprendido la leccin con anterioridad y
32
por someterme irresponsablemente a verificar algo que de haber

sido ms disciplinado, responsable y atento, hubiese verificado
fcilmente y con mucha anterioridad sin necesidad de llegar a tales
extremos. Pese a mis cavilaciones, ya no haba nada que pudiera
hacer. Me acababa de terminar casi todo el contenido de la pipa y
poner a prueba algunos de mis planteamientos solo era cuestin de
tiempo. Debo reconocer que me hallaba profundamente perturbado
ante la posibilidad de estar a las puertas de un descubrimiento
personal.
Permanecimos en la terraza durante algunos minutos ms,
disfrutando de la agradable brisa que se poda sentir luego de un da
que haba sido particularmente caluroso. Cuando decidimos
regresar a la habitacin, ya haba comenzado a percibir los efectos
de haber fumado la poderosa hierba. Mi cuerpo haba empezado a
vibrar y los sonidos permanecan en una prolongada resonancia; las
luces haban extendido sus iridiscencias en un arco que se
proyectaba desde la fuente hasta mi ojo, dejando un rastro espectral
policromtico en su recorrido. Trat de ignorar estos cambios y
enfocar mi atencin en el entorno prximo: el recorrido desde
donde estaba hasta mi habitacin. Pero cuando pens en ello, por
alguna razn misteriosa, vino a mi mente un recuerdo de algo que
haba hecho en mi niez y haba olvidado completamente y por
muchos aos; an as, en ese preciso momento lo recordaba
claramente y sin razn alguna. Solamente porque s. Me hallaba tan
extraado por la falta de sentido de la situacin que decid pensar
muy bien las cosas y rememorar detenidamente el recuerdo que
recin haba recuperado, as:
De nio pensaba que las personas drenamos la atencin a
travs de los sentidos, as que comenc a hacer ciertos ensayos
para poner a prueba mi frgil e infantil postulado. Primero,
33
consider que si enfocaba mi atencin en algn objeto

cualquiera y esperaba a ser distrado por algo, para en ese
mismo instante hacer un registro de cul de los sentidos me
haba distrado, podra llevar una cuenta para determinar en
cul de los sentidos estaba drenando ms la atencin. En una
pequea libreta de bolsillo hice una lista con los cinco sentidos
dejando espacios en frente para poner una equis cada vez que
uno de ellos me distrajera; luego busqu un lugar de la casa
donde no hubiera fisgones, un saln cerca a la entrada principal
me pareci el sitio ms adecuado. Tras mirar para todos lados,
incluso arriba y abajo, iba a poner en prctica mi experimento
profundamente exaltado por el hecho de estar conduciendo una
investigacin, algo puramente pragmtico y de lo que no tena
referencia para mi criterio, nadie haba hecho algo parecido
antes, a pesar de lo simple. Debo confesar que me sent
momentneamente inteligente, lo que hizo que casi reventara
de la risa; tom cierto tiempo, pero forzadamente me recuper.
Tras inspeccionar varias veces para comprobar que estuviera
fuera del alcance de cualquier mirada, trat de fijar mi atencin
en la letra Z, en una gran letra Z que tena en mi pequea
cabeza. Por un momento, pareca que nada me distraa, pero
despus de un rato ya estaba aburrido y perdiendo mi buen
nimo de pensar en la bendita letra Z. As que para hacerlo
menos aburrido, me la imagin de colores, tamaos diferentes y
a veces acompaada por todo el abecedario a su izquierda y a
su derecha...
Hey, un momento!, qu tal si hay letras despus de la Z,
y qu tal si las hay antes de la A? Por qu nunca nadie antes
me haba dicho algo al respecto? Cmo se llamaran esas
letras? Para qu clases de palabras se utilizaran? Ahhh... me
pill!, me dije asertivamente. Me haba distrado pero no fue
34
ninguno de los sentidos, la responsable haba sido la mente.

Habr que agregarla a la lista, pens absolutamente
convencido. No me atreva a anotar algo as como el Sentido
Mental por temor a equivocarme, por lo tanto decid reeditar mi
lista en una nueva hoja. Comenc a cambiar el tem El Sentido
del Olfato por la palabra Olor, El Sentido del Gusto por la
palabra Sabor, y as sucesivamente; pero cuando llegu
nuevamente a anotar lo referente a la nueva distraccin,
ignoraba cul era el correlato para mente, as que me puse la
mano en la barbilla y apret los ojos como intentando ver ms
adentro. Llegu a una forzosa conclusin: deban ser las ideas
Eso es, las ideas! Pero la palabra idea tampoco me pareca
adecuada para acompaar el resto de la lista. Vaya, esto de la
investigacin pareca ms sencillo!, musitaba para m mismo.
Luego se me ocurri que poda poner un ejemplo de una
percepcin para cada sentido y para las ideas y, de esta manera,
evitar equivocarme demasiado, sin echar a perder mi teora por
cuestiones tcnicas. Nuevamente empec la lista. Para Olor
se me ocurran muchos ejemplos, pero la mayora
desagradables. Pens incluso en usar la palabra Mierda, pero,
a fin de cuentas, me pareci de muy mal gusto. Puse, entonces,
Perfume. Para Sabor no tuve ningn problema,
simplemente escrib Dulce. Cambi Imagen por Color,
Sonido por Cancin y Sensacin por Caricia.
De nuevo en el meollo del asunto debera seleccionar el
ejemplo para Mente e Ideas. Djame pensar, que podra
ser?, pensaba descuidado, sin decidirme por algo. Consideraba
que debido a que haba hecho una lista muy homognea, sera
bueno comenzar por all para no desentonar. As, busqu una
idea que conjugara las palabras seleccionadas. Repasando una
y otra vez la lista, empec a jugar con las palabras formando
35
oraciones sin mucho sentido, como estas: Perfume que

acaricia el dulce color de la cancin; Caricia, dulce cancin,
perfumes y color. Segu haciendo lo mismo, buscando obtener
alguna idea de aquel juego, pero, tras unos pocos intentos
fallidos, decid simple y llanamente concluir la lista con: Lo
que surge en mi mente. Ahora tena un derrotero ms
confiable y las pruebas podan iniciar de nuevo.
Pas buena parte de la tarde haciendo ms pruebas de
campo y rpidamente el ltimo elemento recin adicionado a la
lista se puso a la delantera por amplio margen, salvo un par de
aisladas equis en Color y en Cancin, y unas incgnitas,
???, en un nuevo regln que haba necesitado adicionar
debido a que consideraba que mi atencin haba sido distrada
por algo que no perteneca a los componentes de la lista. Tras
notar que haba desviado la atencin debido a que me estaba
empezando a aburrir, determin que ese era el elemento que
faltaba Las emociones! A esas alturas, me pareca que ya
haban sido demasiadas decepciones y que mi investigacin
estara condenada al fracaso por negligencia tanto del sujeto de
prueba como del observador. As que aprovechando ese
momento de aparente sensatez, decid ajustar los datos; al fin y
al cabo quin se enterara, eso era solo entre M y Yo, y aquello
de maquillar un poquito los informes lo ha hecho todo el
mundo. Pero no! En ese instante tuve mi primer y uno de los
pocos ataques de consciencia que he tenido. Cmo era
posible que me fuese a hacer trampa?, a qu clase de enfermo
se le ocurrira ese tipo de conspiraciones? Si alguien tuviera
acceso a mis pensamientos, de seguro Mejor ni pensar en
ello. Fue entonces cuando, con verdadera sensatez y siendo lo
ms justo posible, termin elaborando una lista que contena,
no siete, sino diez elementos perfectamente ordenados desde el
36
ms distractor hasta el que menos; y me propuse trabajar sobre

aquellos que encabezaban la lista.
Una vez termin de repasar toda aquella experiencia de mi
niez, en un fallido intento por encontrar la conexin que haba
llevado a liberar tal recuerdo, le coment a Guss que me resultaba
increble darme cuenta que existan, en algn lugar de cada uno de
nosotros, memorias casi olvidadas, algunas de las cuales muy
posiblemente han cesado de existir de manera consciente.
Memorias que a pesar de nuestros deseos, nunca ms
recordaremos. Han cesado de ser memorias y ahora solo nada.
Mientras deca esto, me daba cuenta que hay pensamientos e ideas
que se vinculan unos a otros independientemente del orden
cronolgico de ocurrencia. Dicho de otra manera, las ideas que
preceden unas a otras pueden ocurrir en pocas diferentes de
nuestra vida y sin embargo ser parte de una homognea y continua
estructura mental cuyos elementos constituyentes no poseen una
frontera definida y se asocian por vnculos de carcter racional,
emocional o debido a su nivel energtico. Esto me llev a
considerar que, quizs, la memoria que acababa de recuperar posea
un vnculo energtico con el instante en el cual lo haba recordado
y por eso no me era posible encontrar ningn otro tipo de conexin.
De regreso en la habitacin, abandonada haca tan solo unos
minutos, encend una varita de incienso de sndalo y me di a la
labor de encontrar msica apropiada para escuchar durante la
experiencia. Cmo te sientes?, te hace falta algo?, le pregunt a
Guss. l se limit a sacudir su cabeza suavemente de lado a lado.
Ese claro gesto solo poda ser interpretado como: No, no me hace
falta nada, as estoy muy bien. A pesar de su respuesta, sent la
necesidad de insistir y afirmar que, si deseaba algo, deba hablar de
una vez, porque dentro de unos momentos sera muy posible que
37
estuviera ocupado con otros asuntos. Ante mi insistencia, Guss

finalmente sugiri que le gustara tener algn lquido a disposicin
para el momento en que tuviera sed. Me apresur a la cocina. Para
mi satisfaccin, hall un recipiente con caf que mi querida abuela
haba preparado al terminar la tarde pero que al parecer los dems
haban pasado por alto o no haban apetecido. Cuando gir la jarra
para servir, pude percatarme de la presencia de una nota dirigida a
los dems miembros de mi familia en la cual se solicitaba no acabar
por completo con la bebida y dejarme un poco o que, en su defecto,
quien la terminara preparara un poco ms. Ese gesto de cortesa por
parte de mi ancestral madre me rob una gran sonrisa y me produjo
un sentimiento de regocijo. Termin de servir el cafecito, puse de
nuevo la jarra en su lugar y arroj la nota al basurero pues ya haba
cumplido su cometido.
Mientras haca esa valoracin, record el planteamiento que
haba hecho momentos antes de fumar ganja, y puesto que la autoobservacin inmediata indicaba que haba ocurrido un cambio de
estado, esto me llevaba a concluir que: los fenmenos que haba
experimentado ocurrieron en el plano fsico de la experiencia de la
vida (esto a su vez habra paso a la posibilidad de que mente y
cuerpo se estuvieran empezando a interferir y superponer hacia una
inminente disolucin), o estaba en un estado alterado de otra
ndole. Para no interferir con la objetividad del lector, dejar que
sean los eventos descritos a continuacin los que aclaren este
particular.
Al volver, Guss haba adoptado una postura clsica de
meditacin y tena los ojos cerrados. En silencio, coloqu una taza
con caf a su lado derecho y tras moderar un poco el volumen de la
msica, asum una posicin afn a la de mi compaero. Busqu
armonizar la respiracin con el ritmo cardiaco de la siguiente
manera: inhalaba durante ocho latidos, retena el aire durante
38
cuatro, exhalaba durante ocho y antes de inhalar nuevamente

esperaba cuatro latidos ms. Al principio necesit esforzarme un
poco, pero a medida que me fui relajando todo se hizo cada vez
ms fluido. Despus de unos minutos, aument los intervalos del
proceso a doce y seis latidos respectivamente, siguiendo la misma
metodologa. Como tambin mi ritmo cardiaco se haba reducido,
los intervalos de tiempo entre cada ciclo de respiracin se haban
prolongado considerablemente. Aunque mi atencin se hallaba
inmersa en aquel ejercicio, pude enfocar otros aspectos de mi ser
sin ausentarme del control consciente que ejerca sobre la
respiracin; adems, con la atencin restante escaneaba todo mi
cuerpo en busca de puntos tensos o demasiado flojos y correga la
posicin de acuerdo a la observacin realizada. Una vez consegu
mi objetivo, una posicin y un ritmo cardiovascular apropiado,
dispuse mi atencin a las imgenes mentales que hasta ese
momento haban pasado como si ocurriesen en un segundo plano, a
un nivel ms profundo de la consciencia. Dichas imgenes se
fueron haciendo cada vez ms claras y fluidas. No se requera de
ningn esfuerzo fsico ni mental para permanecer en aquel estado;
es ms, cualquier tipo de esfuerzo o la fijacin momentnea en
alguna imagen en particular ocasionaba una desarmonizacin en
direccin hacia el estado habitual u ordinario en el cual estamos
acostumbrados a comunicarnos.
Tena los ojos abiertos y mi mirada se encontraba centrada en
la humanidad de Guss y el muro ubicado a su espalda hasta que esa
imagen perdi su capacidad recurrente de capturar mi atencin y
era procesada por mi mente como cualquier otro elemento, imagen
o idea que atraviesa el foco mental (all donde pensamos). En ese
momento, los recuerdos, las ideas, las sensaciones y los sueos
posean un mismo e idntico valor, desapareciendo por completo
todo tipo de preferencias. Logr permanecer en ese indescriptible
39
estado por un periodo de tiempo, el cual, por obvias razones, me

resulta imposible determinar; pero en algn momento posterior,
desde lo ms profundo de mi ser, surgi un impulso que detuvo por
completo el fluir de las impresiones que llegaban hasta m. An as,
poda observar cada una de las imgenes que permanecan dentro
del campo de observacin mental. A pesar de que no haba ninguna
frontera definida entre una imagen y otra, la aproximacin a una de
estas brindaba cada vez ms detalles hasta conformarse en toda una
posibilidad para el instante siguiente o incluso para el instante
anterior.
Tras observar los detalles en algunas de estas posibilidades,
me distanciaba nuevamente para lograr una visin ms
generalizada a nivel mental e incursionar en otras posibilidades. En
la distancia, cre ver una imagen con otras caractersticas, algo que
me pareca fuera de ese mundo, algo fantstico que ejerca un
intenso deseo sobre m, haciendo estremecer todo a mi alrededor.
Quise aproximarme para descubrir qu podra ser aquello que poda
ejercer tal atraccin, pero a medida que me acercaba se desplazaba
alejndose de m. Puse todo mi empeo en acercarme ms, pero, a
pesar de lograr llegar hasta mis propios lmites, no pude
aproximarme un pice. Frente a la impotencia que sent, decid
detenerme un momento para replantearme y evaluar las cosas; pero
al hacer esto, todo comenz a moverse a mi alrededor. Hice un gran
esfuerzo por enfocar algn elemento, lo que gener que una imagen
difusa fuese cobrando forma, y aquello que al inicio me pareci un
objeto en la distancia, ahora era Guss, sentado frente a m,
meditando tranquilamente pero con un brillo que nunca antes haba
tenido la posibilidad de percibir. A partir de ese instante se me hizo
comn a todos los seres sensibles, proveyndolos de una propiedad
auto-luminiscente, la cual siempre haba estado all, pero que nunca
antes haba hecho consciente.
40
Poniendo a prueba la realidad.
II
Debido a los diferentes sucesos acaecidos por aquel periodo

en que transcurre mi relato anterior, decid estar tan sobrio como
fuera posible durante los siguientes das. Con ello tena la
oportunidad de aclarar las cosas y permita al tiempo ejercer su
arrasador efecto sobre las impresiones recolectadas. Quera
brindarme la oportunidad de cotejar los hechos ante la indiferencia
del resto de mis semejantes; aquellos con quienes, de seguir as las
cosas, comparta el mismo destino inevitable, la muerte; adems,
deseaba determinar qu tanto haba cambiado yo por causa de
aquellas ltimas experiencias. En ese momento no tena muy claro
cmo iba a realizarlo, pero me hallaba sinceramente decidido a
hacerlo. Resultaba obvio que no poda andar por ah contando mis
cosas e inquiriendo a las personas acerca de sus opiniones sobre
aquellas. Lo ms seguro era que al hacerlo me tildaran nuevamente
de loco. Por otra parte, no quera andar respondiendo preguntas, ni
escuchando interpretaciones como si todas aquellas experiencias
hubiesen sido tan solo un sueo o producto de una mente
perturbada. En ese punto en particular no haba cabida para la ms
mnima duda: se trataba de experiencias tan veraces como el hecho
de haber escrito estas lneas. Esto es simplemente incuestionable; si
no fuera as, careceramos de referencias para la comunicacin y no
tendra sentido continuar escribiendo. Por estas y otras cuantas
razones, decid no predisponer ninguna situacin, ni establecer
41
algn plan para lograr mi cometido. Simplemente quise evaluar las

posibilidades de cada situacin e intentar direccionar las cosas de
acuerdo a los intereses que recin haba establecido.
Las primeras observaciones que realic no escondan ningn
misterio, eran situaciones triviales a las cuales responda de la
forma habitual. La diferencia era marcada por una sensacin
respecto a la forma como perciba mi entorno, pero me senta
incapaz de identificar y describir con precisin dicha sensacin.
Continu de manera atenta con mis actividades diarias, que incluan
niveles moderados de socializacin, pero fue en uno de esos
encuentros cuando empec a percatarme de ciertos cambios en la
forma como me relacionaba con las personas. Luego descubrira
que no solo concerna a las personas sino a la forma como me
relacionaba con todo a mi alrededor. Con el fin de brindar una
imagen ms clara, en vez de simplemente describir mi hallazgo
personal, intentar incorporar otros elementos igualmente
importantes.
Sal en la maana rumbo a la universidad, centro de mis
actividades seculares; cumpl con algunos de mis compromisos
habituales en sociedad y decid ir en busca de un refrigerio a la
cafetera principal. Tras una rpida mirada con el fin de obtener un
registro de las personas que all haba, ubiqu un espacio en el que
podra cumplir con mi objetivo. Una vez calm mi apetito, me
dispuse a aprovechar el tiempo dedicndome a leer algunas notas
que llevaba conmigo; mientras trataba de concentrarme en la
lectura me di cuenta de que era incapaz de sentir. Los sentimientos
que surgan eran rpidamente sofocados y no alcanzaban ninguna
trascendencia. Era como encender fuego bajo la lluvia. Incluso, los
sentimientos se desvanecan an antes de ser reconocidos, dejando
a su paso tan solo indiferencia. Quise evocar las situaciones ms
dolorosas de mi pasado en un vano esfuerzo por sentir;
42
Captulo II Poniendo a prueba la realidad
sistemticamente evoqu a las personas que de acuerdo a los

registros de mi memoria deberan suscitar en m algn tipo
emocin, pero se torn en otro esfuerzo fallido por despertar
sentimientos. Finalmente, y pese a que la mente me deca que
debera estar preso de la desesperacin, ausente de toda
interferencia emocional, decid abandonar la infructuosa bsqueda
de emociones y conclu que, si aquello era el producto de mi obrar,
tena el deber de afrontar las repercusiones de mis actos: si la
consecuencia sera nunca ms experimentar alegra o tristeza, pues
me lo tena bien merecido.
Continu sumergido en mis frvolos pensamientos hasta que
me acord de sentir sensaciones, y pens que quizs era posible
percibirlas independientes de las emociones. Algo as como sentir
placer y no alegrarse de ello o sentir dolor sin entristecerse o autocompadecerse. La reaccin inmediata fue hacer un sondeo fsico
para determinar las sensaciones presentes en ese momento; entre
otras cosas, me fue imposible determinar si hacia fro o calor;
tampoco lograba reconocer si me encontraba cmodo o estaba
cansado. Todo aquello estaba simplemente ms all de cualquier
apreciacin. Me di cuenta de que haba realizado las labores de ese
da mecnicamente, o sea mediante la ejecucin de actos
aprendidos por repeticin y no en combinacin con indicadores
sensoriales como generalmente son realizadas dichas acciones.
Acaso estar muerto o dormido? Estoy en medio de un sueo?
Sera este el resultado de cuestionarme continuamente la
existencia? Haba muchas preguntas pero ninguna lograba
inquietarme. Sbitamente, comenc a sentir de forma muy sutil una
leve ausencia, que con cada instante pareca incrementarse, luego
una opresin en el pecho acompaada de un dolor indescriptible y
una sensacin de muerte inminente.
43
Fue ah cuando empec a inhalar aire percatndome de que

llevaba algo ms de un minuto sin respirar. Todos aquellos
pensamientos e impresiones haban ocurrido durante ese mismo
lapso de tiempo. Las preocupaciones que hasta ese instante eran
puras lucubraciones ahora tenan una manifestacin fsica: alto
ritmo cardiaco, hiperventilacin, sudoracin y un leve dolor de
cabeza. Pensaba que solo necesitara un momento para recuperarme
de tal agitacin cuando percib que mi visin se haca borrosa, pero
al siguiente instante esta se aclar mientras lgrimas corran por mi
rostro. Un momento antes crea que nunca ms iba a tener tales
manifestaciones, pero en ese preciso instante experimentaba un
autntico llanto fruto de la alegra que recorra frenticamente mi
cuerpo ante la oportunidad de volver a sentir. Con todo y mis
lgrimas, dej escapar una gran carcajada como queriendo ayudar a
drenar las emociones represadas que a esas alturas se movan fuera
de m en una avalancha incontenible suscitando todo tipo de
sensaciones. Incluso en un momento dado requer de mucha
voluntad para no tener una eyaculacin accidental debido a la
marejada de emociones que continuaban bombardeando
repetidamente mis centros. Mir a mi alrededor. Al parecer, salvo
unas pocas personas, algunas de las cuales haba visto con
anterioridad pero con las cuales no tena ningn vnculo, se haban
percatado de mi condicin. Sin embargo, esas pocas personas
carecan de elementos de juicio para darse cuenta de lo que haba
ocurrido. Consciente de mi situacin, decid regresar a casa y
permanecer a solas por el resto del da; no quera protagonizar
ninguna escena irregular que capturara la atencin de los dems.
No obstante mi alteracin, logr llegar a mi residencia sin
ningn inconveniente; me tend en la cama, trat de descansar y
empec una evaluacin profunda de los hechos. Record que haba
tenido un par de experiencias similares mientras meditaba, pero
44
ninguna de ellas haba sido comparable en intensidad. Consider

que haba desencadenado todo aquello debido a la actitud con la
cual haba asumido las cosas a partir de la ltima experiencia
ocurrida das atrs. Lo que suceda era consecuencia directa de
ignorar las sensaciones y sentimientos (y sus combinaciones en la
forma de emociones) a la hora de emprender nuestro camino al
encuentro del universo interior. Debido a la intensa actividad
mental y fsica requerida por esa anmala situacin, solo
transcurrieron unos pocos minutos antes de pasar de la vigilia al
sueo. Me encontraba tan cansado que no me di cuenta del trnsito
de un estado a otro, razn por la cual el registro que guardo de
aquel sueo resulta vago y difuso. Al despertar, para mi sorpresa,
me hallaba casi totalmente recargado y la importancia otorgada al
traumtico evento haba disminuido notablemente. Tras estirar los
msculos fui en busca de algo para comer y beber. Me alegr al
darme cuenta de que los sabores seguan all y pude disfrutar sin
remordimientos de mi pequeo banquete. Una vez satisfechas mis
necesidades bsicas, reanud mis tareas personales producto del
compromiso adquirido conmigo mismo en el transcurso de la
experiencia existencial.
Desde muy temprana edad sent gran curiosidad acerca de la
existencia misma, adems de una extraordinaria fascinacin por la
historia de aquellos seres que al parecer haban desafiado las
fronteras de la realidad y durante su vida haban logrado ir ms
all, convirtindose en protagonistas y forjadores de la historia y de
nuestra concepcin de lo real. Siempre he considerado que, desde
todo punto de vista, la labor ms sincera que puede emprender un
hombre es la bsqueda del conocimiento que le permita
comprender la razn de su existencia y su vnculo con el universo.
Rpidamente me di cuenta de que mis intereses diferan de los
45
intereses de muchos que estaban a mi alrededor. Aunque poda

notar que estas inquietudes son comunes a la gran mayora,
tambin es cierto que esta gran mayora prefiere abordar empresas
que brinden algn tipo de satisfaccin ms inmediata. Tambin
podra ser que muchas personas se descartan a s mismos para la
ejecucin de tareas trascendentes, dejndolas en manos de aquellos
que, para su juicio, carecen de ambiciones materiales o de la escala
de valores estandarizada para una sociedad determinada.
Se dice comnmente que para hallar satisfaccin en la vida se
debe elegir una profesin en la cual se haga lo que cada cual
verdaderamente disfruta hacer, de lo contrario, a pesar de obtener
xito en alguna labor, si no se disfruta lo que se hace, se est
condenado a la frustracin. Tambin se dice que con el tiempo se le
toma cario a la profesin, pero esto me da la impresin de ser un
auxilio que nos presta la naturaleza. Cuando nos equivocamos
irremediablemente, ella acude y nos socorre mediante el
mecanismo de adaptacin, pero esto no constituye un logro
personal desde cualquier otra perspectiva. Lastimosamente, mi
vocacin no se hallaba disponible como una profesin propia de
nuestra sociedad contempornea, tampoco era algo que pudiese
encontrar en un texto moderno y las pocas referencias halladas en
textos antiguos de poco o nada servan, pues si estos haban sido
escritos con la finalidad de brindar a los hombres que los leyeran
algn atisbo de la razn de la existencia, entonces debieron ser
escritos utilizando un lenguaje muy preciso para evitar perder la
esencia de la informacin que se deseaba transmitir. Al carecer del
conocimiento de aquel lenguaje, a lo nico que podemos acceder es
a interpretaciones que obviamente difieren de persona a persona y,
lo que es an ms importante, de poca a poca.
Estas razones me llevaron a buscar lo que quera en formas
de comunicacin que no prescindieran del lenguaje articulado (la
46
palabra escrita o hablada y/o las imgenes) y superar as las

limitaciones en la comunicacin de las ideas. Por aquel entonces,
comprend el uso de las parbolas como recurso para la transmisin
de informacin; casi simultneamente me percataba de que estas, a
pesar de ilustrar de una manera ms didctica, corran el riesgo de
ser manipuladas de acuerdo a intereses personales y podran
generar toda una inquisicin. Por tanto, opt por poner tanta
atencin a las palabras que escuchaba como a la intencin tras
ellas. Recuerdo que para entrenarme en ese arte lo primero que hice
fue escuchar televisin sin valerme de las imgenes, en un idioma
que me resultara desconocido y solo prestando atencin al cuadro
emocional que acompaaba las palabras, es decir, solo por el tono
de la voz determinar si quienes hablaban estaban tristes,
disgustados, alegres, preocupados, enamorados, etctera. Aquello
result ser demasiado simple, incluso es algo que casi todas las
personas hacemos cotidianamente. Luego, mientras conversaba con
las personas, no solo pona atencin al tono de su voz, sino tambin
a los gestos y al lenguaje corporal. Utilizando estos pocos
elementos, rpidamente empec a distinguir los diferentes estados
de nimo en las personas. Me resultaba muy fcil determinar
cundo una persona se encontraba ansiosa, preocupada, nerviosa,
insegura o en cualquier otro estado. Por ejemplo, pude constatar
que las personas inseguras presentaban un desfase, ya sea al
comienzo o al final, de la transmisin de informacin durante una
comunicacin; dicho en trminos ms prcticos: los gestos, el tono
de la voz y los movimientos corporales al iniciar la transmisin de
informacin no se hallan sincronizados, o en algunos casos se
inician en un sincronismo forzado, y antes de finalizar la
interlocucin se han desfasado atropelladamente.
Gracias a un amigo pude darme cuenta de algo que, cuando
por primera vez lo reconoc, pens que era propio de l; sin
47
embargo, ms tarde, para mi satisfaccin, constat que era una

prctica muy comn en la gran mayora de las personas con
quienes me he relacionado. Las cosas ocurrieron as:
Vend a un amigo un computador porttil de ltima
generacin que haba adquirido en el extranjero, y l se
comprometi a que el pago del costo total se iba a realizar al
finalizar ese mismo mes; para eso faltaban tres semanas. Pasaron
dos meses, entonces decid llamar a mi amigo para recordarle el
compromiso. Llegu a pensar que lo haba olvidado y l me
respondi que, efectivamente, lo haba pasado por alto, pero que no
me preocupara. Maana mismo te envo el cheque, me dijo.
Luego, de manera arbitraria, dijo cul era el da de la semana por
cierto, era martes y el nombre de un libro que estaba leyendo.
Desconcertado, me desped y colgu el telfono.
Me qued pensando por un momento sin encontrar ninguna
relacin entre aquellos datos inslitos (da y ttulo del libro) y el
tema que habamos tratado; an ms, no haba ninguna relacin con
algn momento en particular con referencia a la historia de nuestra
amistad. Decid preguntar de manera discreta a qu se refera con
eso; nunca me ha gustado dar por entendido algo de lo que, de
hecho, no tengo idea alguna. Me dije que lo llamara al recibir el
cheque para confirmar su recepcin y aprovechara para
preguntarle. Curiosamente, durante los das siguientes no tuve la
oportunidad de preguntarle debido a que el cheque no lleg. Das
despus, mi amigo llam a mi residencia en un momento del da en
el que no era posible encontrarme debido a mis actividades diarias,
las cuales l conoca, y me dej dicho que el cheque iba en camino
y que, por favor, disculpara la demora. En efecto, el cheque arrib
al da siguiente y, debido a que requera de aquel dinero desde
semanas atrs, me apresur a consignarlo para cumplir con algunos
compromisos adquiridos.
48
Podra decir que me llev una leve sorpresa, pero no fue as,
cuando un par de das despus recib una notificacin del banco
debido a que el cheque no poda ser acreditado a mi cuenta: haba
sido girado de una cuenta que careca de fondos. No me qued ms
remedio que llamarlo para informarle lo sucedido. Me dijo que no
me preocupara por eso, que haba habido un cruce de cuentas y
otras cosas que se suelen decir en estos casos y que poda tener
la certeza de que el dinero estara disponible ese mismo da. Le dije
que tanto afn era innecesario y que estara bien para el da
siguiente. Hoy mismo estar listo, l insisti con voz firme y
convincente. Luego, misteriosamente, me dijo la hora a la que se
despert esa maana y cul era su estacin de radio favorita. En ese
instante, decid no preguntarle nada referente a aquellas palabras de
la ltima vez que habamos tenido oportunidad de conversar,
puesto que ya empezaba a sospechar algo. Para comprobarlo solo
necesitaba de un corto periodo de tiempo y hacer efectivo el
famoso cheque, el cual haba adquirido un novedoso valor
agregado muy superior en calidad a su valor comercial.
Al da siguiente, contuve mi deseo de ir al banco hasta las
horas de la tarde. Fui a consignar nuevamente el chequecito. No
pude evitar sonrer maliciosamente con la gente del banco, no se
daban cuenta de que estaban siendo cmplices y partcipes de uno
de mis novedosos planes. Ahora solo haba que esperar. Anhelaba
de corazn recibir una notificacin tal como la anterior, pero tras
esperar tres das, no haba recibido nada. Ya casi estaba resignado
cuando mi ta, con quien comparta el mismo techo, pas por mi
habitacin y me inform que horas antes haban llamado del banco.
Mientras ella hablaba, me repeta mentalmente: Ojala hayan
devuelto el cheque. Ella interrumpi como si fuera un eco de mis
pensamientos, diciendo: Oye, te devolvieron un cheque.
Bingo!, exclam alegremente al tiempo que le tomaba las manos
49
y le haca dar giros tal como si estuviramos danzando en frentica

alegra. Ella empez a sonrer y, asombrada, manifest: Siempre
es que hay loquitos sueltos por ah. Nos entregamos al momento
compartiendo una risotada y luego cada uno regres a sus tareas.
Me tom unos momentos para aclarar mi descubrimiento y
establecer un postulado; estos eran los hechos: cada vez que mi
apreciado amigo me haba dicho algo que no era cierto,
inmediatamente despus haba hecho algn comentario personal
completamente irrelevante pero francamente veraz. Decid
aprovechar la oportunidad y poner a prueba aquella observacin
con el fin de reconfirmar mis sospechas; me apresur a llamarlo
antes de que tuviera disponible el dinero o la voluntad de pagar y
fuera a echar a perder mis planes. Una vez lo tuve en la lnea
telefnica le coment que haba tenido el mismo inconveniente de
la vez anterior; ante lo cual l me respondi: Mira, anularon el
pago de tu cheque por error. Estoy muy apenado contigo. En un par
de das, a lo sumo tres, te llevar personalmente el dinero hasta tu
casa. Estaba pensando en contestarle irnicamente que si era
posible que estuviese confundiendo la palabra das con el
trmino de tiempo mes o incluso aos, pero vi interrumpida mi
cavilacin ya que mi amigo decidi darme a conocer la fecha y el
destino de sus prximas vacaciones. Si recuerdo bien, y no
exagero, tambin mencion la marca del vehculo de su actual
pareja y el nombre del autor de un cuadro que tena frente a l en su
oficina. Le contest alegremente que no necesitaba decirme esas
cosas y que no necesitaba poner en riesgo su credibilidad, que si
era el caso entonces mejor se olvidara del asunto, pues ya haba
obtenido ms que suficiente de toda esta situacin. Repentina y
bruscamente colgu el telfono pues acababa de darme cuenta de
muchas cosas ms.
50
De alguna manera haba comenzado a revisar en mi mente

todas las situaciones que poda recordar en las cuales hubiese
ocurrido algo por el estilo. En unos instantes me vi envuelto por
miles de recuerdos que eran revisados y actualizados a los ojos de
esta nueva apreciacin: en solo unos minutos llegu a la certeza de
que esto era algo, no solo propio de mi amigo, sino comn a todas
las personas cuando se ven avocadas a una conducta que resulta
intolerable para sus propios principios. Las diferencias son solo
muestras del carcter de cada ser humano, pero en trminos
generales se cumple para todos. Llegu incluso a pensar que ha de
venir inscrito genticamente y que, de ser as, la mentira es un
recurso ms que ha utilizado nuestra especie para poder sobrevivir
y ponerse a la cabeza como especie dominante en nuestro planeta.
Desde esa perspectiva, la mentira se habra generalizado de tal
manera que la verdad constituira una anomala gentica o, cuando
menos, una extraa y extica enfermedad. Me senta un poco
abrumado y triste, pero simultneamente orgulloso de haber
descubierto aquello. Mi amigo me haba brindado la oportunidad de
darme cuenta de algo que hasta ese momento intua pero que nunca
me haba tomado la molestia de confirmar, a pesar de que ya
resultaba ser algo tan obvio. Segua pensando y empec a
cuestionarme: acaso todos saben esto?, qu diferencia a las
personas que lo saben de aquellas que lo ignoran por completo?,
aquellos que lo saben se lo dirn a los que no, o se benefician en
silencio y egostamente de los que no lo saben?, por qu nadie me
lo haba dicho?
Horas despus, decid llamar a mi amigo para explicarle las
razones por las cuales haba cortado la llamada abruptamente. Sin
omitir detalle, le cont todo lo ocurrido y le agradec de corazn el
permitir darme cuenta de que existan asuntos tan obvios que a
veces por distraccin dejamos pasar y lo invit a que pusiera l
51
mismo a prueba lo que le estaba diciendo. Con cierta vergenza, l

tambin me agradeci y me hizo saber que l s haba notado ese
comportamiento, pero que nunca lo haba sometido a prueba ni en
l ni en ninguna otra persona. Lo que haba pasado tambin le
resultaba muy interesante, me dijo. Luego, nos despedimos
formalmente, sin mencionar el asunto econmico para nada. Das
ms tarde, fuimos a cenar a un restaurante. All tuve la oportunidad
de enterarme de que haba puesto a prueba aquello que le haba
comentado y dijo: Pude descubrir algunas mentiritas. Me hizo
saber, tambin, que se haba visto tentado a decrselo a algunas
personas pero que, a fin de cuentas, consider que no vala la pena
hacerlo. Adems de todo, me afirm que ese mismo da en el que le
haba comentado acerca de mis observaciones haba consignado el
dinero directamente en mi cuenta. Durante la cena, escuchamos
maliciosamente algunas conversaciones ajenas con el fin de hacer
hincapi cada vez que oamos una de aquellas mentiritas.
Tras observar por muchos aos de mi vida el comportamiento
humano y las diferentes facetas y ocupaciones de los hombres,
llegu a considerar distanciarme de los rdenes sociales y las
estructuras colectivas a medida que iba descubriendo el entramado
social y la manipulacin voraz por parte de los egos dominantes.
Sin embargo, comprend el valor del primero e intent
desmarcarme del segundo, y opt, finalmente, por permanecer en
estos para beneficiarme de la observacin del comportamiento de
esos extraos seres que somos. Algo que siempre me ha parecido
increble es la capacidad que poseemos para evadir aquello que no
se quiere aceptar e ignorar los hechos cuando no coinciden con
nuestros deseos. O qu tal la facilidad con la cual se puede perder
la habilidad de aprender de nosotros mismo al considerar que ya se
ha aprendido de una situacin anterior y nos creemos con la
52
capacidad de andar por el mundo sin equivocarnos. Esto ltimo ha

sido causa de una preocupacin reincidente en mi vida. Recuerdo
que hace algunos aos motivado por causas muy similares a las de
hoy, escrib y publiqu un pequeo ensayo que bien vale la pena
transcribir aqu.
CONCEPTOS PRELIMINARES
(Hacia el despertar de consciencia)
Cuando se logra observar el proceso de pensamiento
desde su raz misma, comienza una fenomenologa totalmente
nueva a nivel tanto fsico como mental. Todo aquel que haya
agotado los recursos del razonamiento en su esfuerzo por
resolver los cuestionamientos fundamentales de la existencia
humana y, ms an, del extraordinario fenmeno de SER sin
dejar de paso, como ha hecho hasta el momento casi toda la
humanidad, la posibilidad del NO-SER, de manera obvia se
ha visto obligado a trazar un vnculo entre la existencia del
hombre y la del universo mismo, porque, de qu otra manera
podra existir el hombre sin un mundo que sustente su
existencia?, o, quizs, de qu otra forma podra existir el
mundo sin la existencia del hombre para que a travs de su
consciencia verifique la existencia de este, y por ende de s
mismo? As, es posible que el hombre en su individualidad, al
encontrar la razn de su propia existencia, encuentre la razn
fundamental de toda existencia.
Cuando logramos observarnos cada uno en la desnudez
de nuestro ser, despojados de todo aquello que ocupa nuestra
atencin y nos conduce a buscar distraccin para la mente
inquieta distraccin que generalmente termina por absorber
53
la mente y limitarla, es interesante darnos cuenta de que

ocupamos el orden de prioridades con asuntos triviales que son
intranscendentes dentro de nuestro marco individual de
experiencias o aquello que ocasionalmente llamamos vida. Si
por un instante logrsemos desbordar esos lmites impuestos a
la mente por la racionalidad y nuestra supuesta lgica, dando
as rienda suelta a su capacidad creadora dentro del plano sutil
de la idea, abriramos las puertas a todas las posibilidades
posibilidades que van ms all de cualquier especulacin del
pensamiento cotidiano. El producto de esta capacidad
creadora, por lo mismo, resulta incomprensible para los
mecanismos corrientes del pensamiento. Tambin resulta intil
todo esfuerzo de retener en la memoria consciente, que opera
dentro de la linealidad temporal, el producto de esos estados
alterados de consciencia sin antes haber elaborado una
plataforma mental que permita lanzarse a esos niveles ms
profundos del pensamiento.
Por experiencia sabemos que el lenguaje es inoperante
cuando se quiere explicar algo que no se haya experimentado
previamente o cuando menos haber vivido la analoga de
aquello que deseamos explicar. Pero, qu hacer en el caso tal
de que no haya analoga alguna? Podramos usar cualquier cosa
que se nos ocurra para sustentar esto; tomemos como ejemplo
la luz y el color: cmo podramos explicar a un ciego de
nacimiento, quien nunca ha visto la luz y el color, lo que ellos
son?, acaso podramos explicarle con certeza lo que es azul?
Ciertamente, no. All este adjetivo que comnmente usamos
para describir algo solo sirve como recuerdo de una limitacin
y carece del carcter cualitativo que comnmente expresa. Y
puesto que la luz no tiene un antagonismo fsico, ya que tan
54
solo podemos considerar la oscuridad como su ausencia,

tampoco podemos ilustrarlo por este medio.
Es, as mismo, que cuando se habla de cualquier tipo de
experiencia no ordinaria, para muchos resulta algo carente de
significado, porque eso va ms all de su capacidad de
comprensin. Es por esto que el hombre corriente es incapaz de
percibir conscientemente otro tipo de realidades o estados del
ser, sin antes haber tenido una experiencia que le sirva para
establecer ciertas diferencias con su actual punto de referencia
o aquello que masivamente se denomina realidad. As como
usamos nuestra temperatura corporal como punto de referencia
para determinar si algo es fro o caliente, si no tuviramos una
temperatura corporal nunca hubisemos podido establecer
variaciones de esta, y los conceptos discriminantes fro y calor
careceran totalmente de valor.
Una vez establecidos uno o ms de estos puntos de
referencia, el proceso de razonamiento y codificacin que se
haba estructurado a travs de la experiencia existencial es
redescubierto con un nuevo esquema que permite un tipo de
observacin ms profunda. La naturaleza dualista que se
necesit para el desarrollo del lenguaje es desenmascarada.
Naturaleza que nos lleva a polarizar cualquier concepto y,
finalmente, discriminarlo de acuerdo a nuestra propia vivencia.
Es all cuando las cosas se tornan buenas o malas, pecados o
virtudes, placeres o tormentos, volvindose todo cada vez ms
complejo y alejado de su simplicidad original.
Es muy bien sabido que, al nacer, nuestro lenguaje verbal
an no se ha desarrollado, nuestro centro motriz es torpe, y en
un sentido individual solo nos gua el instinto y la informacin
gentica; pero es tambin indiscutible que, incluso en la
ausencia del lenguaje, la velocidad en la que un nio aprende
55
del medio nunca dejar de sorprendernos. Cuando el nio

desarrolla el lenguaje, adems de cierta capacidad de razonar y
discernir, y se le pregunta algo que desconoce l es consciente
de sus vacos mentales porque sabe que su conocimiento del
mundo es limitado y, a diferencia de un adulto, piensa sin
emitir un juicio o recurrir a una especulacin que, a travs de
lo conocido, intente explicar lo que para l es desconocido.
Para el nio estos vacos mentales son muy comunes y solo
llegan a ser producto de temor cuando se da ese tipo de
connotacin por parte de un adulto. Luego aprende a imitar,
engaar, especular, se construye la personalidad y un conjunto
de intereses en los cuales centrar su atencin en la madurez,
dejando en el olvido esos vacos mentales a los cuales solo
tendr acceso por medio del temor, el tedio, el aburrimiento, o
cualquier otro estado que nunca antes haya confrontado a
voluntad.
La codificacin entre la idea y el lenguaje es algo
totalmente de carcter individual. El valor de las palabras,
seales, o cualquier otro tipo de expresin es relativo,
independiente del emisor y el receptor, lo cual representa un
problema infranqueable para los sistemas corrientes de
comunicacin entre los hombres. Estos sistemas resultan
intiles para la comunicacin entre el ser humano y la
naturaleza como conjunto armnico. Pero, an peor es que el
ser humano, en su supuesta evolucin individual, en algn
momento comenz a pensar por medio del lenguaje y la
verbalizacin. Dicho de otra manera, cuando normalmente
pensamos, o por lo menos decimos estar pensando, en la
mayora de los casos nos encontramos en un dilogo verbal con
nosotros mismos, lo cual limita el pensamiento a las palabras.
En caso de lograr un poco de abstraccin de nuestra supuesta
56
realidad, podramos encontrarnos con una sucesin lgica de

imgenes y palabras de las cuales carecemos en cierta medida
de control, y casi seguramente seremos guiados por nuestros
deseos a un mundo de sueos y nos hallaremos soando
despiertos, divagando. En el mejor de los casos y
profundizando un poco ms, caeremos en la somnolencia
durante la cual el control de nuestros pensamientos es casi
nulo, y el ente capaz de observarse a s mismo est
parcialmente ausente. Solo en contadas ocasiones tenemos la
oportunidad de dirigir el curso de nuestros sueos, pero esto es
casi seguro que nos conduzca a ser momentneamente
conscientes de que todo cuanto est ocurriendo es un sueo y
terminemos finalmente despertando, solo recordando a medias
las ltimas cosas de nuestro profundo divagar que nos
condujeron a despertar, dejando as de lado caudales de
informacin incapaces de ser retenidos en nuestra memoria
consciente.
Es muy recomendable para todo aquel que busca
trascender cualquier tipo de limitacin replantear el sistema
limitante y construir un puente que le permita franquear ese
obstculo dentro de la codificacin individual que no permite e
impide la materializacin del pensamiento en su estado de
simplicidad ideal. Para esto no se requiere ningn nuevo
conocimiento o aprender algn tipo de codificacin o
acondicionamiento especial, a esto se llega mediante la
observacin de nuestro actual proceso mental: dirigiendo la
atencin a la atencin misma, as como haciendo un
seguimiento de nuestro foco de atencin hasta el punto de
encuentro en el cual el observador y el objeto observado son lo
mismo. Solo all, ausentes de todo tipo de codificacin, es
57
posible una verdadera observacin de s mismo y dar comienzo

al despertar a estados ms profundos de consciencia.
La locura irracional es uno de estos estados de la
consciencia humana que solo unos pocos tienen la oportunidad
de conocer. All todo es vlido puesto que la lgica es
inoperante. Es un juego de azar en la existencia donde se corre
el riesgo de no regresar y, an si se regresa, nunca se logra por
completo.
58
El mundo de las ideas Parte 1

[objeto - mente].
III
Concebido parcialmente el texto para el desarrollo del

presente captulo, me hallaba a mitad del camino y decid volver al
inicio. Consider que se requeran ciertos fundamentos para poder
aproximarse a su significado e intencin. No es posible adentrarnos
en el mundo de las ideas si se carece de la capacidad para distinguir
y diferenciar algunos procesos bsicos que ocurren a nivel mental.
Muchas personas an no se han percatado de la diferencia que hay
entre los procesos o interacciones fsico-mentales en los que estn
en un momento dado (an no se reconocen) y, es ms, en muchos
casos ni siquiera se lo han cuestionado. No es lo mismo estar
pensando que estar recordando o soando (para sealar solo tres
ejemplos de algunas de nuestras operaciones bsicas). An as,
estas operaciones bsicas ocurren en un mismo espacio o escenario
mental e, igualmente, se observan desde una misma plataforma. Es
la superposicin de estos espacios la que da forma a lo que
experimentamos como realidad, de all la importancia de reconocer
qu o cules estados rigen nuestra percepcin de las cosas. Resulta
imperativo identificar cundo se est pensando, recordando,
soando, etctera ntese que he querido mantener el sentir
marginado de los procesos mentales con el fin de simplificar el
anlisis, recordando que cualesquiera de los hasta ahora procesos
mencionados pueden generar emociones, pero estas, a su vez,
59
tambin pueden ser generadas por sensaciones. Es decir que las

emociones pueden surgir y transitan entre un plano mental (propio
de las ideas y el pensamiento) y un plano material (pertinente a lo
sensorial) en donde se establece la percepcin desde nuestra
presencia fsica. Las emociones se modifican segn las condiciones
en cualquiera de estos planos y estn sujetas a nuestros estados.
De igual manera, es muy conveniente observar el orden de
ocurrencia de dichos procesos y cules son las actitudes y/o
pensamientos que desencadenan unos y otros con ms frecuencia.
Una vez logramos distinguir los procesos bsicos de la mente (los
aqu enunciados y aquellos otros que predominen de manera
caracterstica en cada individuo o grupo) se presenta la posibilidad
de iniciar el reconocimiento de los elementos que nos integran
como individuos: prioridades, anhelos, metas, propsitos, apegos,
recuerdos, etctera. Quien asuma seriamente esta modalidad
prctica de auto-observacin podr descubrir y verificar, entre otras
cosas, cul es el proceso mental predominante en su vida, el orden
en el cual ocurren dichos procesos, qu o cules pensamientos o
ideas se vinculan a un determinado patrn de conducta, la
posibilidad de participar de manera consciente en los diferentes
procesos mentales, y muchas otras cosas ms, acorde con las
caractersticas e intereses personales. Luego, se puede hacer
extensiva esta prctica a los sentimientos y sensaciones. Otra
ventaja implcita en este tipo de observacin es que permite
desarrollar la habilidad de hacer consciencia entre un instante y
otro cada vez con ms frecuencia buscando llegar a una presencia
consciente permanente, aunque inicialmente sea a nivel lgicoracional, es decir, desde una plataforma intelectual.
Ahora bien, qu papel juegan las ideas dentro de todo este
proceso? Para precisar una respuesta, resulta necesario comprender
60
Captulo III El mundo de las ideas Parte 1: objeto mente
la naturaleza de las ideas y lo que significan para nosotros. De

acuerdo a la definicin etimolgica, idea es:
Del latn idea, y este del griego idea (h g), forma,
apariencia; de iden, ver. Acto de entendimiento que se
limita al simple conocimiento de una cosa.
Representacin que del objeto percibido queda en la mente.
Nocin elemental que se tiene sobre una persona, cosa o
materia. Concepcin de un plano o proyecto en el espritu
para realizar una cosa: tener idea de trabajar. Ingenio para
disponer o inventar. Y, en trminos generales, en filosofa
se define como aspecto de la realidad que es susceptible de
ser captado por la mente (intelecto, entendimiento).
Aunque considero que definir es limitar, y que estas
definiciones se quedan cortas desde todo aspecto, hay algo que
podemos extraer de todas ellas: sean o no originadas por objetos
tangibles, las ideas corresponden a un correlato en el plano mental
que surge a partir de un objeto tangible (aquel que posee existencia
fsica), o bien a partir de aspectos intangibles o abstracciones puras.
De esta forma, las ideas de alguna manera se vinculan tanto al
universo fsico como a otros planos sutiles que bien podramos
enmarcar en la dimensin de lo causal. De all que una definicin
ms ajustada para idea, dentro de nuestro contexto, sea: reflejo (en
el caso de lo sutil, del pensamiento) o impresin (en el caso de lo
tangible) instantnea en la dimensin de la mente de una realidad
dinmica no aprehensible por las mismas ideas. De hecho, no es
posible aprehender la realidad por medio de las ideas, aunque s es
posible describir una idea a travs de las palabras puesto que el
registro de una idea es esttico. Al concluir un proceso mental,
generalmente convergemos en una idea con el fin de registrar un
61
punto de referencia dentro de la cartografa de nuestro

conocimiento, pero es solo a travs del pensar y el actuar
consciente que transitamos por la totalidad, y no por medio de las
ideas de otro o de la memoria de nuestras propias ideas. Sin
embargo, y para nuestra fortuna, nuestras propias ideas nos
permiten recorrer ocasionalmente el proceso que llev a su
concepcin y, de paso, percibir vagamente la fuente de todas las
ideas, la potencialidad pura que reside en la mente y que da origen
al mundo de las ideas y a todo aquello capaz de ser percibido por
nuestras mentes.
Antes de terminar este prembulo, deseo hacer hincapi en un
adjetivo al que acabo de referirme en dos ocasiones y cuyo uso
debe ser suficientemente escrupuloso, pues, de no ser as, se puede
incurrir en un error producto de la desatencin e imprecisin del
lenguaje: abstracciones puras y potencialidad pura. Algo puede
ser puro nicamente dentro de sus propios confines, de sus
fronteras fundamentales. Aquello que pueda ser puro no existe ms
all de s mismo, ya que cualquier tipo de asociacin le arrebata el
estado de pureza. En nuestra calidad de seres humanos con un
sentido de individualidad, nuestro egosmo o frontera personal hace
que, al aproximarnos a un modelo ideal, este se distorsione con
nuestra proximidad, haciendo imposible observarlo en su forma
fundamental. Sin embargo, si ese elemento de pureza es nuestra
esencia y est dentro de nosotros, por ms que intentemos
distanciarnos de este, no podremos alejarnos ni un pice. Ni
siquiera se perturba con nuestra presencia, es nuestra verdadera
presencia; como consecuencia o corolario, solo podemos conocer
lo que la pureza significa si nuestra presencia es pura.
Hablar indiscriminadamente de ideas y pensamientos, en
razn de su comn dominio, la mente. Es bien sabido que toda
accin, obra o palabra, se origina a partir de algn proceso mental.
62
Grosso modo: los pensamientos generan palabras y acciones,

algunas palabras a su vez se vuelven acciones, y las acciones
determinan el rumbo de nuestra vida. Nuestro destino se define en
el momento en el que asumimos una decisin, generalmente mucho
antes de que ejecutemos la accin. A esta idea que suscita una
decisin y genera inevitablemente una accin en cada uno de
nosotros, me tomar la licencia de llamarla atrevermo6. Cundo o
cmo ocurre? Es fcilmente identificable al adquirir la capacidad
de observarse continuamente y de identificar el conglomerado
psicolgico del individuo. Este proceso es semejante a una
descarga elctrica durante una tormenta: se debe bsicamente a que
los fuertes movimientos de ascenso y descenso en el interior de la
nube la cargan inicamente (en consecuencia, su parte superior
queda cargada positivamente y la inferior negativamente y, a su
vez, la superficie terrestre situada debajo de ella adquiere carga
positiva). Esto genera una diferencia de potencial que va
aumentando gradualmente, in por in (una carga nfima
comparada con la energa liberada cuando el fenmeno se
manifiesta), hasta llegar a un punto crtico en el cual quizs un solo
in o grupo de ellos desencadena irreversiblemente esa hermosa y
poderosa expresin de la naturaleza. Esta analoga, adems de ser
neurofsica, es metodolgica: la mente es el espacio donde ocurre
el fenmeno, los iones son los elementos de juicio (recuerdos,
anhelos, deseos, proyecciones, etctera), la tierra es nuestro aspecto
fsico y las nubes, obviamente, la dimensin de lo abstracto.
Es redundante aclarar cul es el desenlace en nuestro proceso
interno, pero lo presento para evitar perder a alguien en el camino.
En nuestro proceso interno, una idea se potencializa gradualmente
6. Idea o conclusin que lleva a asumir decisiones, o ejecutar acciones, que
circunscriben la experiencia hacia una posibilidad particular de entre infinitas

posibilidades potenciales.
63
debido a los diferentes movimientos entre el objeto de pensamiento

y su correlato abstracto hasta alcanzar un umbral crtico que
conduce a la concepcin de una idea razonable acorde a los
elementos de juicio que la suscitaron. Tal como el matemtico
francs Henri Poincar bien conocido por sus aportes en los
estudios topolgicos, las ecuaciones diferenciales y otras tantas
reas de la matemtica, la fsica y la filosofa sola decir: El
pensamiento es un relmpago entre dos largas noches, pero ese
relmpago lo es todo. Desde esta perspectiva es posible generar la
respuesta a cualquier cuestionamiento si sabemos cmo
potencializar y proveer los elementos de juicio adecuados para
llegar a una conclusin nueva y, desde todo punto de vista,
razonable. Aprovecho para aclarar que en esto se basan algunas
tcnicas de programacin neurolingstica y, en trminos generales,
los sistemas derivados del mtodo escolstico de enseanza; pero,
an as, presentan ciertas desventajas cuando se aborda careciendo
de los elementos requeridos. No obstante, aquel que aprende a
potencializar este proceso sin aportar elementos de juicio, pero
consciente de la naturaleza del proceso, puede potencializar
cualquier idea si se mantiene al margen de las tendencias que
surjan, si piensa sin emitir un juicio, si se mantiene el equilibrio
mental, esto es, meditando.
Resulta interesante observar que en nuestras mentes reside la
posibilidad de concebir cualquier idea, y asociando esto a la
observacin que hacamos hace un momento el atrevermo, es
lgico concluir que de la fuente potencial de la cual surgen las
ideas, tambin surgen las respuestas que determinan nuestras
acciones y, por ende, nuestro destino. Como consecuencia, la
realidad se deriva de nuestra mente y es modelada por el
pensamiento. Este es un proceso continuo y automtico en el que la
participacin consciente y voluntaria no es requerida. Ocurre sea
64
que nos demos cuenta o no, quermoslo o no, pero esto no excluye
la posibilidad de realizar dicho proceso consciente y
voluntariamente, tal como ocurre con la respiracin: podemos
hacernos conscientes de nuestra respiracin y tomar el control de
esta temporalmente; sin embargo, la mayor parte del tiempo
respiramos sin percatarnos de ello. An teniendo la voluntad y
consciencia requeridas, estas no seran suficientes para participar
en dichos procesos mentales debido a que se requiere, adems, el
conocimiento que surge del trabajo sobre nosotros mismos y la
motivacin o, en su defecto, la disciplina que nos permite mantener
la atencin en un objetivo especfico. Sin estos elementos la mente
se distrae y se dificulta el reconocimiento de nuestros propios
procesos de una manera que podamos hacernos conscientes de los
mismos. Cmo podramos desarrollar plenamente nuestra
voluntad, si ni siquiera conocemos todas sus posibilidades? Autoobservndose, conocindose a s mismo y teniendo como mayor
motivacin hacer las cosas conforme a nuestros ideales podemos
acceder a ese conocimiento.
En este punto resulta interesante resaltar la diferencia bsica
que hacamos de las ideas, aquellas que se originan a partir de lo
sustancial y aquellas cuyo origen reside en la abstraccin. De las
primeras podemos decir que hacen su recorrido desde lo sustancial
hasta lo abstracto; de las segundas, que surgen de lo abstracto y
adquieren una representacin en un plano tangible para poder ser
comunicadas. Por otra parte, sabemos por lgica que las
abstracciones puras no entran en contacto con lo sustancial (no
seran abstracciones puras), pero siendo ese el caso, cmo es
posible que tengamos conocimiento de ellas en nuestra condicin
de seres orgnicos? Siendo la respuesta tan obvia como el
planteamiento del cual surge el cuestionamiento, en condiciones
normales escapa al intelecto y a la intuicin, todas las ideas son
65
esencialmente abstracciones puras y no somos seres

enteramente orgnicos y, por ende, la aproximacin a una
abstraccin pura solo ocurre cuando cada uno de los elementos que
nos integran son resueltos dentro de dicha abstraccin, a este
proceso lo podemos denominar: metaformacin7. Cuando un ser
sensible ha alcanzado una metaformacin crtica, o sea que es
definido dentro del mundo de las ideas con suficiente fidelidad
como para mantener su esencia y presencia consciente, la imagen
de su Ser, este es liberado en el mundo de la ideas. Pero como el
Ser no es diferente de su imagen perfecta en el mundo de las ideas
(en Budismo, la sabidura del gran espejo perfecto, cuando la
consciencia se transforma en sabidura), todas sus apariciones en la
historia universal son actualizadas para ajustarse a las nuevas
condiciones de la existencia. En otros casos, debido a la
importancia que estos individuos llegan a alcanzar, su influencia en
la historia es tal, que la misma historia universal debe ser ajustada,
re-creada, a las nuevas condiciones de la existencia. A estos bien
los podramos llamar Ajustadores de la Historia.
Ahora, retornando al origen de la presente seccin, mientras
meditaba, antes de comenzar a escribir este captulo, me vi
abordado por un enorme dinamismo mental, una avasalladora
actividad cerebral que desataba marejadas de imgenes y un deseo
de entregarme a su contemplacin. Horas despus, este flujo ha
permanecido casi constante pero cualitativamente ms estable.
Resistindome al deseo de expresar mis pensamientos, me dediqu
a otros asuntos para marginarme de escribir. Ahora que he
concluido dichas actividades, regreso vido de expresar algo que
considero puede llegar a ser un verdadero aporte para los que se
7. Re-creacin en el abstracto de nuestra presencia y consciencia de s hasta
constituirse en la representacin fiel de lo que somos.
66
han tomado la molestia de leer estos smbolos y han apurado sus

mentes en busca de algn significado.
Sin ningn temor, permtaseme la siguiente aseveracin: es
posible modificar no solo el futuro sino tambin el pasado, y
con esto a su vez toda la historia personal, incursionando a
travs del presente. En ese momento, tal instante en el tiempo se
hace inmutable y permanente. Cualquier adherencia a la historia
personal imposibilita la realizacin de la proeza. Quizs alguien se
pregunte: por qu no me ocurre en este mismo instante?, por qu
no puedo realizar la proeza ahora mismo?, o acaso, de manera ms
sensata, qu tal si esto ocurre y no me doy cuenta de ello? Con
gusto intentar elucidar algunas ideas al respecto, aunque el simple
hecho de conceptualizarlo genera distorsin.
Para lograr un movimiento ms all del plano habitual de
existencia es necesario dejar los vnculos con la historia personal;
es decir, abandonar la memoria y estar dispuesto a no retornar a
ella. A partir de esta disociacin entre memoria y pensamiento, la
memoria cesa de registrar las impresiones y se detiene el
pensamiento asociativo derivado de estas. En consecuencia no es
posible recordarlo o comprobarlo, ya que cada vez que ocurre la
proeza cambia nuestra historia personal y por ende nuestros
recuerdos tambin cambian. An as, la consciencia, elevada ms
all de la memoria, permite la integracin con lo esencial y, por
ende, el despertar o iluminacin. El resto es irrelevante. La
consciencia es comn a todas nuestras posibilidades y accedemos
a este fenmeno a travs del presente. En el instante en el cual
desde un presente en particular el vnculo con nuestra historia
personal es roto, se rompe tambin el ciclo hasta ese instante
inmutado que determina la accin y su reaccin, la causa y su
efecto (karma, en la mayora de las tradiciones de Oriente). Nuestro
pasado es liberado y adquiere otras cualidades similares a las de
67
nuestro futuro, pero en vez de dirigirse hacia algn destino, este

retorna hacia su origen o, dicho de otra forma, el pasado del cual
somos un destino es a nosotros tal como este instante presente es al
futuro que ser nuestro destino. Y as como podemos fijarnos un
objetivo y llevarlo a cabo de diferentes maneras, de la misma
manera no existe un nico camino desde el presente hasta nuestro
origen si logramos liberarnos de la historia personal.
Me refiero a la modificacin del futuro y el pasado como la
proeza porque, pese a que todos estamos dotados de la capacidad,
son pocos los seres que logran abandonar su historia personal y que
estn dispuestos a no retornar a ella, en especial cuando se sienten
satisfechos con su propia existencia. Fue la aceptacin de la vida lo
que permiti que la consciencia encarnara, incursionara a planos
inferiores y, por ello, esta afirmacin es vlida para aquellos que
tras el auto-otorgamiento han hallado mritos suficientes para
justificar su existencia. Aquellos otros que denigran de su propia
existencia, desconocen esta posibilidad y, ms an, todas las dems
posibilidades. Cmo podran, ignorando su naturaleza, reconocer
que lo humano y lo divino se encuentran unidos por el vnculo de la
vida? Si por un instante se hicieran conscientes de esto, seran la
manifestacin divina de la vida en calidad de humanos; sin
embargo, aunque se lo digan con las ms dulces palabras, las ms
armoniosas tonadas o, por el contrario, rompiendo sus tmpanos a
fuertes gritos, estas palabras no tendrn cabida en seres que se
niegan a s mismos la oportunidad de trascender su historia
personal y la limitacin que esta representa, la cual se ve reflejada
en la aparente linealidad de los acontecimientos en una direccin
nica e inalterable, como si se tratara de un pasado inmutable,
incluso cuando la intuicin, la lgica y la fsica ms refinadas
concluyen que lo nico inmutable es el presente.
68
El pasado vara con el tiempo. Este pierde importancia

relativa a medida que nos distanciamos de un suceso y, en caso
contrario, cuando ocurre una identificacin extrema con algn
acontecimiento pasado, al punto que este se convierte en una
obsesin recurrente y con el paso del tiempo se torna en un lastre
en el viaje de la vida que es imposible de elevar, se torna en una
distorsin sobrevalorada de un suceso dentro de la historia
personal. Sin importar que algn evento nos resulte molesto o
placentero, bien sea que lo consideremos el momento cumbre de
nuestra experiencia existencial o un verdadero tormento, todo
evento debe ser abandonado a su propio tiempo y la experiencia
debe enmarcarse en el presente inmediato como una instantnea
personal, constantemente renovada, constantemente actualizada y
libre de toda interferencia.
La experiencia directa, sin ningn tipo de distorsin, nos
brinda la posibilidad de transcender las limitaciones que han
surgido a medida que la vida evoluciona en el tiempo, alcanzando
cada vez niveles ms sofisticados de abstraccin en busca de
reconocer su propia creacin. Abandonando estas asociaciones
transcendentalistas que, por un lado, pueden resultar innecesarias
y, por el otro, podran confundir a quienes hallan en la
contemplacin una forma de escapismo de su drama personal
podemos concluir que por el simple hecho de existir y ser
conscientes, aunque sea espordicamente o como un evento aislado
en nuestras vidas, somos instrumentos del universo para su propia
observacin y el auto-conocimiento universal. Mientras tengamos
la oportunidad de transitar por los caminos de la vida, tendremos
tambin la oportunidad de confrontar dicha experiencia, de
verificar la naturaleza de la informacin que llega a travs de los
sentidos y de la misma mente. Existe un elemento comn a todas
nuestras experiencias y reconocerlo es posible mediante una
69
observacin indiferenciada de este o cualquier instante de nuestras

vidas. La oportunidad de trascender las visiones e interpretaciones
limitadas de la existencia se haya intrnseca en todo instante en el
cual se manifiesta el menor hlito de consciencia. Y si, por
cualquier razn, no se logra superar el condicionamiento, entonces
debe existir un error de enfoque por ignorancia, producto de la
inconsciencia, o por falta de voluntad. Es bien sabido y ratificado
por hombres de gran sabidura de diferentes pocas que, cuando se
trata de la verdad, el mejor momento es ahora y el mejor lugar es
ac, el resto son solo excusas que hemos inventado, de mayor o
menor complejidad, para posponer nuestro deber en el privilegiado
lugar de seres humanos, dotados supuestamente de inteligencia,
emociones y del potencial de llegar a ser Seres Conscientes (o
simplemente llegar a Ser).
Seguramente toda esta palabrera la hemos ledo, escuchado,
intuido o percibido en otras fuentes. Habr personas que han
llegado a lo mismo por su propio esfuerzo, pero se han extraviado
debido a falta de regularidad en su obrar, de confianza en su
intuicin o, en el peor de los casos, a circunstancias externas que,
ms all de su control, les han impedido asumir la conducta que, de
hecho saben, los conducira por la senda de la iluminacin
espiritual o, cuando menos, hacia una mejor calidad de vida. Estas
personas se identificarn con algunas o con todas las razones que
acabo de enunciar, que por otra parte solo son infantiles excusas,
fruto de la ignorancia.
Todos sabemos que la mayor parte del tiempo estamos
haciendo lo que queremos hacer o asumiendo las consecuencias de
lo que quisimos hacer en el pasado. Esa es la naturaleza del ego y
ante eso qu podramos hacer?, acaso negar nuestra propia
existencia?, negar y denigrar de todo aquello que nos recuerde la
vulnerabilidad de nuestro propio esquema?, irnos a las armas en
70
contra del que piensa diferente de nosotros y nos hace sentir

amenazados?, alimentar un modelo socio-econmico cuyo inters
est en funcin del ego dominante?, o finalmente, aceptar las
cosas tal como son, incluso cuando se desconoce cmo son
realmente? Por lo visto, de existir una solucin a esta paradoja no
sera posible hallarla en la forma de un impulso que surja como una
reaccin frente a los hechos, ni tampoco como una mutilacin
sistemtica en aras de llegar a la simplificacin de la apreciacin
que se tiene de la experiencia existencial. De all surge la gran
importancia del trabajo sobre nosotros mismos.
He visto ltimamente muchas personas interesados en
trabajar sobre s mismos muy seriamente, pero tardaron tanto en
decidirse a asumir sus responsabilidades respecto al conocimiento
que incluso se olvidaron por qu fue que surgi la inquietud y la
bsqueda en primera instancia. De esto podemos concluir que si en
algn instante se efectu una reaccin que condujo hacia la
bsqueda fue porque hubo un conocimiento de causa (la accin
precedente), o sea, se tena una idea de lo que se est buscando as
fuera en forma intuitiva y es con base en esta intuicin que nos
guiamos durante la bsqueda cuando ella an conserva parte de su
esencia inicial. Y, por esto, aquellos han terminado olvidando qu
es lo que estaban buscando, andan por ah tras algo que no tienen ni
idea de lo que es y, lo ms difcil de creer, incapaces de detener su
supuesta bsqueda porque se les ha convertido en un hbito, acorde
a sus parmetros, necesario.
Qu bueno sera que recordaran o reconocieran que el tiempo
solo es requerido en ciertos planos en los cuales se necesita para
efecto de los procesos de comunicacin y que, tras las palabras, se
hallan ocultas las ideas, ideas que van de aqu para all, de lo sutil a
la forma, de lo sustancial a lo abstracto. En otros casos, algunos
incluso fuera de nuestro propio tiempo, pensamientos alterados
71
marginados de lo tangible y lo causal, supeditados

irremediablemente a dar forma a la dimensin sombra de lo astral.
Un universo hecho de las imgenes potenciales de nuestro
universo, pero que fueron superadas por las que Son y terminan
siendo un reflejo etreo de estas. Pero, qu ocurre cuando el
objeto y su reflejo son iguales? En tal caso, qu ocurrira con la
dimensin de lo astral? Acaso por ser un universo de imgenes,
seran estas a la realidad como las sombras son al objeto y, por
esto, sera mejor denominarlo, de manera acertada, Plano Astral?
Detuve la escritura al percatarme de que ese nivel de
comunicacin y la manera de escribir, pensar y preguntarme tales
cosas era premonitorio de la proximidad de un estado alterado de
consciencia. Poda intuir que sera de consciencia incrementada,
por efectos de conjuncin entre el conocimiento ancestral y la
comprensin algortmica de algunos procesos mentales. Este
conocimiento, en mi caso, ha sido influenciado por el Chamanismo,
el Budismo Zen y los principios del Gnosticismo, conocimientos
perennes que debemos agradecer a individuos que, al autoobservarse y al aprender a programarse a s mismos, se percataron
de la estructura de su programa o algoritmo meta-gentico. Estos
me han influido hacia la formulacin de un algoritmo metafsico
codificable entre algunas ideas comunes, ordenadas de tal manera
que su secuencia constituye la informacin por transmitir, ideas que
pueden ser incluidas por medio de la consciencia en los registros de
la memoria gentica, generalmente en forma de estados de nimo a
los cuales se accede solo mediante la realizacin de su escaneo
(experimentando todos los estados de nimo y sus variaciones). A
partir de esto, los estados en los cuales se hallan estos registros
pueden ser accedidos y el proceso de registro y lectura de
informacin se presenta, este ltimo, cuando las condiciones
72
particulares y el nivel de energa del instante lo permiten. Siendo

ese mi caso, decid aprovechar para seguir plasmando lo que
perciba y contine desarrollando estas nuevas apreciaciones, como
se leer a continuacin.
Mucha de la informacin liberada durante los estados
alterados de consciencia es interpretada de acuerdo a la
codificacin propia del que tiene la experiencia. Cuando se
desarrolla cierta afinidad con algn estado y la informacin que
este contiene, se termina estructurando un modelo arquetpico que
genera un galimatas de asociaciones propio del estado donde
surgi. Sin importar el grado de ingenuidad, esta es una reaccin
que cualquier persona esperara porque es simplemente inevitable
sentir afinidad con algo que llevamos en cada una de las clulas
que nos integran como individuos de la especie y que contiene el
registro desde el impulso inicial de la vida, del contacto entre la
consciencia y la nada hasta nuestros ms recientes ancestros. Pero
an hay otra informacin, la cual representa una nfima parte y solo
reside en la memoria y en nuestras clulas sexuales, esta es, la de
nuestra experiencia existencial, nuestra vida.
Desde el momento de la fecundacin e incluso antes de la
primera divisin celular comienza el registro de informacin en
cada par gentico. Esta informacin es actualizada durante la
reproduccin celular y utiliza los mismos canales requeridos para la
transmisin de nuestro genoma, por lo cual solo es posible
experimentarla cuando se ha optimizado racionalmente el uso de
dichos recursos. En su forma natural, despus de un espasmo
durante una relacin sexual, se presenta una actualizacin forzada
de la informacin personal, de ah la variedad de emociones que se
pueden presentar antes, durante y despus del acto llevado a su
extremo. Es as como muchas personas experimentan pasar de un
momento de pasin y complemento a la saturacin, pues este tipo
73
de registros suscita estados y emociones contiguos a aquellos

definidos dentro de la secuencia individual hasta que nuestra
programacin es actualizada. Dicho de otra manera: el estado de
nimo cambia porque al ingresar nuevos registros los dems son
desplazados. Es as como se lleva a cabo el registro o inscripcin
de nuestra aventura como seres sensibles dentro del contexto del
mapa evolutivo de la vida en su manifestacin orgnica. Nuestra
experiencia individual pasa a hacer parte de la historia que el
universo registra a travs de las manifestaciones de la vida que
todos nosotros representamos.
Quise concluir y detener mi interiorizacin. Me pareca que
continuar requerira de mucha energa y atencin. Aunque hubiese
deseado profundizar ms, consideraba que deba racionar el
consumo energtico, puesto que la certeza premonitoria de un
estado alterado de consciencia era simplemente irrefutable. Estir
ligeramente las extremidades, beb agua en abundancia y asum una
actitud receptiva con el entorno para lograr hacer las cosas bien al
primer intento y procesar la informacin que llegaba en forma de
estmulos de la manera ms adecuada y acorde con las
circunstancias; de paso, mantuve la mente abierta y dirig mis
acciones hacia un objetivo diferente a la escritura.
Lo primero fue comunicarme con mi compaero de viaje,
Guss. Por medio de l, tambin quera entrar en contacto con el
Viejo, a quien an no tena la oportunidad de conocer
personalmente a estas alturas del relato. Le suger a Guss que lo
contactara para invitarlo a que nos reuniramos los tres y compartir
una meditacin y una probable aunque para m era un hecho
experiencia en estado alterado de consciencia. Guss ofreci su
residencia, una pequea y agradable casa de campo ubicada a las
afueras de la ciudad, para llevar a cabo el evento, y se dispuso a
74
realizar los preparativos del caso para un encuentro ese mismo da,
incluyendo la invitacin al Viejo, quien, segn me deca Guss,
seguramente aceptara. As fue. Su nimo exalt momentneamente
mi centro emocional; respir lentamente para evitar contagiarme de
aquella animosidad. Me desped despreocupadamente y decid
redactar una pequea nota, a manera de carta, para la persona que
en pocas horas iba a tener la oportunidad de conocer, pero de la
cual ya me haba formado una idea y elaborado un perfil. La carta
deca lo siguiente:
VIEJO MAESTRO
Asunto: EL MAESTRO DE LAS ILUSIONES
Quizs esto le resulte un evento inesperado, pero en el
desarrollo de esta misiva aclarar las diferentes
circunstancias de la ocurrencia de esto ltimo, el mismo del
cual es motivo esta carta. Ahora, sin ms prembulos que la
informacin misma, me presto al inicio de la transmisin de
esta, la cual corresponde a parmetros relacionados con la
consciencia.
He estado esperando para hablarle acerca de lo que
usted ha estado buscando.
Le dice algo la palabra Revelacin?
De nuevo, ahora, qu es lo realmente importante?
Un medio fsico de comunicacin ms elaborado, quizs
un lenguaje limitado a la interpretacin. Este mero nodo
75
temporal que modificar los eventos, en especial aquellos

cuyo periodo de ocurrencia sea inferior al periodo de lectura
de este prrafo.
Me refiero, nada ms y nada menos, al producto de la
cristalizacin de nuestros propios errores, guiado por el ms
poderoso de nuestros anhelos: El maestro de las ilusiones,
nuestro propio ego.
Hoy da, las razones y la motivacin que tuve para escribir
esas pocas palabras, dirigidas a alguien que hasta ese momento
haba tenido la oportunidad de conocer exclusivamente por medio
de una tercera persona, no me parecen tan evidentes, pero en el
instante que las escrib recuerdo haber tenido la sensacin
justificada, acorde a las expectativas, de estar haciendo lo correcto
y estar actuando con base en una lgica e intuicin que superaba mi
capacidad de anlisis. Era simplemente algo que deba hacer y por
alguna razn resultaba sencillamente incuestionable.
La tarde pas rpidamente. La cita fue confirmada por Guss y
la hora de nuestro encuentro lleg sin contratiempos de ningn
tipo. Antes de salir, me sent calmadamente en mi habitacin,
como dando una ltima mirada a aquel sitio que me resultaba tan
familiar, posteriormente me puse en pie y me dirig hacia el estante
donde guardo la msica. Tom algunos discos compactos y los
puse en una mochila. Tambin me pareci prudente empacar all el
artilugio donde guardaba la ganja. Finalmente, decid incluir un
abrigo entre los objetos que deba llevar y, por supuesto, mi cojn
de meditacin.
Busqu la llave de mi carro e, inhalando suavemente, cerr
los ojos y me dije: Haz lo que sabes hacer. Quince minutos ms
tarde me aproximaba a la casa donde se encontraban mis
76
compaeros. Me estacion contiguo a un carro que supuse

perteneca al Viejo. Todas las luces del lugar estaban apagadas,
pero a travs de una ventana se filtraba la tenue iluminacin de una
vela. Apagu completamente mi vehculo para poder ver mejor el
interior de la casa, pero solo se vislumbraban las siluetas de
aquellas personas. La escasa iluminacin no permita diferenciar a
quin perteneca cada una de las formas: sus auras, sin embargo,
fulguraban con igual intensidad y emocin. Tom mis pertenencias
sin premura y me dirig a la entrada de la casa. Una vez all, de la
oscuridad surgi un rostro amable cubierto por una densa barba que
se dispuso a saludar a manera de bienvenida. Su voz era gruesa y
dejaba sentir esa resonancia que es propia de aquellos que han
sufrido una afeccin respiratoria o han sido entusiastas del hbito
de fumar. Ms tarde me enter de que se deba a ambas razones.
Respond gentilmente su saludo e ingres a la casa. Tras un
pequeo muro que separa la cocina del saln principal se
encontraba Guss sirviendo lo que por el aroma deba ser caf. Sin
afanarme, puse mis cosas sobre un escritorio y me orient hacia
donde ellos estaban ubicados. En silencio, esper a que continuaran
con la conversacin que seguramente sostenan hasta el momento
de mi arribo.
Mientras Guss se tomaba el primer sorbo de su caf,
comentaba: Le deca al Viejo Maestro que.... Tal como lo
esperaba, esa era su forma de invitarme a compartir la charla e
integrarme a algn tipo de debate intelectual en el que los
expositores generalmente depuran un concepto o apreciacin
personal a los ojos de otros cuyo juicio consideran de algn valor y,
finalmente, se expresa el consenso general si es que se llega a tal o
se empieza a cargar con los pequeos desacuerdos que surjan. En
esa ocasin ignor tal invitacin y prefer esperar a que
77
concluyeran el tema hasta el inicio de un nuevo ciclo para abordar

el recorrido intelectual desde el comienzo.
El Viejo, despus de unos momentos, quiso que le confirmara
datos triviales de mi ocupacin, que supona le haba dado a
conocer Guss como previa introduccin a nuestro encuentro. Quise
ser ms directo y, en respuesta, le cuestion acerca de su formacin
en otras reas no ordinarias del conocimiento. Inicialmente, evadi
la pregunta, pero tras cavilarlo por unos momentos, empez a
hablarme de su recorrido por diferentes grupos, por lo cuales haba
transitado durante aproximadamente los ltimos treinta aos.
Resalt algunos eventos que consider relevantes dentro de ese
marco de referencia y rpidamente contextualiz la situacin actual
de su bsqueda. Escuch pacientemente esperando que terminara
su intervencin; le present disculpas si acaso le pareca incisivo,
pero le dije que preferira replantear el enfoque de mi pregunta y
ser ms directo. Entonces pregunt de nuevo: Viejo Maestro,
cundo tuviste una experiencia no ordinaria por ltima vez?. El
Viejo permaneci en silencio, vacilando entre una posible respuesta
y otra. En el momento en que su rostro manifest que haba hallado
una respuesta, me apresur a decirle que no era necesario que me
respondiera, que mi objetivo directo era evocar el sentimiento que
acompaa a dichas experiencias, mas no saber sus detalles; sin
embargo, si despus de conocer las intenciones de mi pregunta an
deseaba responderme, poda hacerlo. Con un sutil movimiento de
cabeza dio a entender que haba comprendido la naturaleza del
ejercicio y no consideraba necesario extenderse con una respuesta y
su consiguiente justificacin. Guss, quien ha logrado reconocer
algunos de mis mtodos, dej entrever una sutil sonrisa e hizo un
movimiento con su cabeza muy similar a un gesto de aprobacin,
quedando dibujado en ese momento el precedente del primer
78
instante en el cual, como grupo, se evocaba la Verdadera Razn

por la cual estbamos all.
79
80
El mundo de las ideas Parte 2

[mente - mente].
IV
Advertencia: El material presentado en este captulo

constituye una profundizacin visceral, con viaje egoico incluido, a
ciertos elementos de El mundo de las ideas. Recomiendo a
aquellas personas que son fcilmente influenciables abstenerse de
leer este captulo bajo el efecto de entegenos o sustancias
psicoactivas por lo menos en la primera lectura, y lo dejo a
discrecin de aquellos que se consideran menos vulnerables.
Lamento si quizs se tocan ciertas fibras que deprecien algn
modelo arquetpico convencional, pero es simplemente inevitable
el choque de egos en el contexto de lo que se quiere tratar durante
esta incursin a planos donde la abstraccin que se propone
predomina sobre modelos previamente desarrollados.
Le sugiero tambin que antes de emitir cualquier juicio
respecto a las ideas expuestas, agudice el enfoque y vierta su
atencin en ello para que su dictamen sea implacable y demoledor.
Solo entre errores y aciertos se aprende. Cuando se polarice no
sabr de qu se trata y, por supuesto, no habr nada que aprender.
Ponga cuidado por si es uno de esos timadores auto-engaados
porque el da que cese de equivocarse es posible que se haya
olvidado de cmo aprender de s mismo, y se puede caer en la
embustera creencia de que est aprendiendo de los aciertos; sin
embargo, estos no lo preparan para nuevas situaciones. Adems, si
81
se repiten rutinas, se corre el riesgo de pasar por alto un error y

acostumbrarse a la conviccin de que es un acierto. Incluso el
simple hecho de duplicar una conducta que hubiese generado el
desarrollo satisfactorio de los eventos en el pasado es un error,
puesto que cada momento, cada situacin, es invaluablemente
diferente a otra. Paradjicamente, en esto se asemejan la totalidad
de los eventos.
Y qu decir de la intencin y la motivacin que rigen
nuestros actos? Acaso no corresponden en ltima estancia al
hegemnico ego, aquel que dentro de nuestra estructura ha logrado
establecer sus condiciones y termina convirtindonos en
prisioneros de nosotros mismos? No obstante, como especie,
gracias al arduo trabajo de unos pocos, an tenemos no solo la
esperanza sino tambin la obligacin de exaltar la vida y todo lo
que esta representa. Acaece aqu una invitacin.
Para citar un ejemplo que ha aclarado ciertas cosas, no solo
en pos de la fsica moderna sino en cuestiones de la mente, para
aquellos seres sensibles que hacen el ejercicio de pensar e imaginar
sus propias ideas y aquellas que otros amablemente se han tomado
la molestia de pensar y posteriormente compartir, Werner
Heisenberg [1901-1976] con su principio de incertidumbre ha
ejercido una profunda influencia en la fsica y la filosofa del siglo
XX y seguramente lo continuar haciendo durante el presente
siglo. Este principio demostr que en los tomos no rige el
determinismo de la mecnica de Newton, sino la ley estadstica o
clculo de probabilidades8, as como tambin la imposibilidad
absoluta de observar inalterado el interior de los tomos y las
8. El movimiento de una partcula ya no se describe mediante una trayectoria
ntida (lnea recta o curva), sino que se propaga como si la partcula estuviera
desparramada en el espacio: una parte aqu, otra ms all.
82
Captulo IV El mundo de las ideas Parte 2: mente mente
partculas, ya que los fotones de la luz (energa) necesarios para

estudiarlos, al incidir sobre estos, alteran el estado inicial de los
mismos (concepto igualmente vlido a escalas sub-atmicas),
haciendo que en el universo fsico no sea posible llegar a una
precisin absoluta puesto que cualquier tipo de observacin altera
en alguna escala el objeto observado. Otra implicacin de este
principio fundamental es que las impresiones que podemos percibir
a ciertas escalas son tan solo una probabilidad y no un hecho
concreto e inmutable y que, a medida que se enfoca la atencin en
un evento, la posibilidad de afectar el desarrollo del mismo va
aumentando. Paradjicamente, la indeterminacin, un principio
intrnseco del universo material, es de carcter universal. Pero esta
paradoja es sorteable si se logra identificar que este es un concepto
mental que surge como representacin de la observacin de un
fenmeno; de lo cual podemos inferir directamente que en el plano
mental (el mundo de las ideas) existen cosas que en el plano fsico
no existen aunque para estas tengamos conceptos, palabras o
algn tipo de interpretacin.
Sin perder esta idea de vista y recordando que existe en cada
uno de nosotros la capacidad de llevar cualquier elemento capaz de
generar una impresin hasta la abstraccin, es decir que existe un
punto de encuentro en el cuerpo humano en el cual las impresiones
fsicas encuentran su equivalente mental, el lugar donde las cosas
se abstraen, qu ocurrira si enfocamos la atencin en ese punto?
Podemos identificarlo (sentirlo) fsicamente? Qu se ha dicho o
qu nombre se le ha dado por quienes lo han identificado en el
pasado? Cmo se representa o lo han representado las diferentes
tradiciones? Nos podemos entrenar en el fortalecimiento o la
sensibilizacin para percibirlo ms? Para qu nos servira dicho
entrenamiento?
83
Los diferentes egos dificultan los cambios y temen aprender

debido a que esto los cambiara. Dejaran de ser lo que son. Esto
resulta aceptable para algunos patrones de conducta pero
terriblemente ofensivo para aquel que tiene las riendas de la
voluntad en su poder, lo que constituira un acto de rebelin contra
las bases de su misma existencia, una osada inefable en contra de
s mismo. Por esto, la respuesta natural es plantearse algo nuevo en
trminos de lo ya conocido, pero este terrible error no da inclusin
a elementos verdaderamente nuevos ya que solo permite la
reinterpretacin equvoca de las experiencias mientras
disimuladamente se niega la renovacin permanente que acontece
en el universo. Recordemos y tengamos claro que, a ciertas escalas,
la simple observacin de un evento interfiere en el mismo. Esto
brinda de nuevo una esperanza para el cambio, porque aunque
habiten en cada uno de nosotros egos que se nieguen a aprender y a
ceder las riendas de la voluntad para el beneficio comn, estos
pueden ser modificados gradualmente por medio de la observacin.
Para las ideas nuevas se requiere un nuevo lenguaje, para
expansiones plenarias y otros planos de percepcin se requieren
otras estructuras para la comunicacin de la informacin. Una vez
el ego cumple su cometido, envejece, se desgasta y finalmente se
dirige hacia su fin inevitable, la muerte. Una vez la estructura
egoica finiquita sus funciones debe llegar a hacerse consciente de
que su funcin ha concluido y ceder la voluntad a otras estructuras
de orden superior. Y as como el que es embrin un da debe
abandonar la matriz, aquel que es ego un da debe ceder
voluntariamente la existencia y permitir al Ser expresarse a
plenitud. As como espontneamente, en el avance de la noche, lo
expresara Guss al Viejo de manera jocosa: Muchos prefieren
morir antes que perder la vida.
84
Quisiera ir ms all y atreverme a preguntar: siendo t quien

lleva las riendas de la voluntad, cederas la existencia para
permitir el desarrollo de la vida ms all de los confines del tiempo
y la mortalidad o prefieres aferrarte con delirio a tu existencia y
conducirte lentamente hasta la muerte? Acaso tambin prefieres
morir antes que perder la vida? Esta es una decisin que
consciente o inconscientemente debemos confrontar durante la
experiencia existencial, pero raramente encontramos personas
preparadas a responder. Es una decisin ante la cual no podemos
esperar a estar preparados. Cuando no te has dado cuenta a nivel
consciente de tal posibilidad, la vida contina desplegndose como
es usual; pero, una vez lo haces consciente, tambin
conscientemente te debes expresar y asumir tu posicin: se
convierte en una situacin infranqueable. Un dilema que por ms
que esquives no logras alejar. Y evadirlo, adems, conduce al
insondable vaco de la incertidumbre permanente: cederas tu
existencia para liberar todo el potencial de la vida?
Para explicar algunos detalles de lo ocurrido aquella noche,
cuando por primera vez nos reunimos el Viejo, Guss y su servidor,
debo remitirme a una experiencia que tuve hace algn tiempo bajo
la influencia de LSD bien llamado por los conocedores el megaalucingeno, la bomba nuclear de la mente, el solvente de la
realidad, el borrador egoico, entre otros nombres. Era mi tercera
experiencia con la sustancia y conservaba an ansiedad por
profundizar ms en el viaje y desarrollar las posibilidades que me
brindaban los estados alterados que se presentan bajo su influencia.
Recuerdo que en aquella poca, durante los periodos entre una
experiencia y otra, evaluaba meticulosa e imparcialmente las ideas
que usaba durante los retornos recurrentes de pensamientos. Con
tablerito, para quienes lo hacen y no se han percatado de ello sea
85
por lentitud o porque no les importe, permanentemente

revalidamos ciertas imgenes, ideas o pensamientos (impresiones)
y las incorporamos a la maraa mental. De acuerdo con nuestro
interactuar, percibimos ese conglomerado desde uno u otro ngulo,
pero en trminos generales se haya estructurado por diferentes
impresiones del ego. Estas seran cosas tales como: falsas
creencias, un fuerte impacto emocional, imgenes sensuales y
fantasas, temores y anhelos frustrados, en fin, todo ese absurdo
que hace del individuo lo que es a los ojos del observador externo o
interno.
Inicialmente, no tenemos influencia sobre las impresiones
que conforman la madeja del pensamiento, pero s la tenemos
sobre los ciclos de recurrencia de las mismas, es decir, la
frecuencia con la que estas impresiones hacen su aparicin en la
pantalla mental. El periodo o tiempo de exposicin determina qu o
cules impresiones se evocan y, por asociacin, se precipitan en un
nuevo ciclo mental acompaadas de todo un espectro afn a esta en
el estado general de la persona. Esto conlleva a que las impresiones
que observemos por ms tiempo y con ms atencin se presenten
con ms frecuencia. Por ello, generar cambios de carcter se
dificulta con el paso del tiempo, ya que las impresiones de la
historia personal el equipaje en el viaje de nuestras vidas nos
conducen a un grupo de asociaciones recurrentes que intentan autovalidarse cada vez que les sea posible, impidiendo que las
decisiones que se hayan tomado en un momento de sensatez logren
cristalizarse en verdaderas transformaciones de uno mismo. Al
incluir ciertas ideas en los ciclos mencionados, casi aseguraba que
algunas de estas se presentaran durante la experiencia de estado
alterado una vez este fuera inducido. Estas ideas o imgenes
funcionan como detonadores, y vistas por el ojo de la mente
durante el trance, comenzaban a desarrollarse hasta alcanzar la
86
desproporcin de acuerdo a los parmetros habituales u ordinarios.

Puedo recordar la evolucin de algunas de ellas, como sigue:
En un principio pareci que se abra la posibilidad de
abandonar la presencia fsica. Pens: Mi mente ha evolucionado,
quizs fui separado de la mnada9. Luego conceb nuevas y
diversas formas de auto-consciencia, que podan existir
independientemente de poseer un organismo humano permanente
de residencia o un husped temporal. Lastimosamente los
individuos que dejan un acceso a su interior y permiten este tipo de
incursiones son poco frecuentes de encontrar. Tambin podan
dividirse entre diferentes individuos y actualizar los aspectos ms
ntimos en ellos, asegurando cierta continuidad en el tiempo pero a
riesgo de una posible disolucin. Frente a esto, solo la
impecabilidad permita dicha continuidad del modelo hasta su ms
completa metaformacin. Los individuos que asimilaron este
proceso mental pasaron a integrar una gran red de consciencia,
mientras sus individualidades fueron liberadas en universos
interiores y una vez despojadas de los temores y otros elementos
residuales de la experiencia existencial, pudieron iniciar un
peregrinaje interno hacia la fuente primordial mientras se conceden
a s mismos la posibilidad de ser recreados universalmente en el
seno de la potencialidad pura. Los elementos destinados a la
observacin de s permanecieron en la frontera de la experiencia y
fueron de nuevo asimilados de acuerdo a su funcionalidad como
buscadores de ms individuos para el establecimiento de un
9. Del latn monas, monadis, y este del griego mons (

), unidad. Se refiere
a una entidad capaz de explicar la realidad sin acudir a supuestos sensibles o
mecnicos, se encuentra a menudo en filosofas de matiz idealista. Estas seran las
bases de interpretaciones totales de lo real.
87
crecimiento continuo que justifique, desde la verdad misma, la

existencia de la creacin.
El universo, que haba decidido actualizarse hasta el presente,
tena una nueva gama de infinitas posibilidades en las cuales la
actualizacin y consecuente evolucin poda incluir la continuacin
de su propagacin en el tiempo, o bien, prescindir de esta en
cualquier momento. La consciencia permaneca inmutable, pero
siempre en las proximidad de Todo. Despus Todo es autoconvertido en historia y el tiempo vuelve a ser la opcin universal
para actualizar su propia existencia. Desde all puedo elegir una
direccin, mental o emocional, para descifrar aquello que desde mi
interior intento mutilar para exponerlo al juicio de los hombres,
considerndote su representante. Luego el modelo alcanz tal
complejidad que, pese a ser el sentido de trascendencia mental ms
coherente que haba formulado hasta ese punto, deb dejarlo ir y
permitirme olvidar los elementos que hacan posible la existencia
consciente de aquel modelo ideal. Los sentimientos que surgan
colapsaban rpidamente, dejando sensaciones encontradas y, pese a
la ambigedad intrnseca en estas, constituan la mejor expresin de
aquella experiencia. No s a ciencia cierta si fue el temor a la
locura o la inescrutable sensacin de abandonar el universo fsico
lo que me permiti desprenderme de aquella idea que en tan solo
un instante se haba convertido en mi obsesin, pero que estaba
lejos de ser la ltima, ya que vendran otras capaces de apoderarse
de todos los recursos de mi ser.
No haban pasado ms que unos pocos segundos, acorde con
el control estndar que tenemos del tiempo, cuando el escenario se
haba transformado por completo. Toda aquella asociacin de
caractersticas csmicas se haba desvanecido, dejando a su paso
ms espacio mental del que perciba antes de su inicio. Pens que
deba ser ms cuidadoso. La magnitud que haban tomado mis
88
pensamientos sobrepasaba con creces el criterio que tena para

considerar las cosas absurdas. Desde mi neurtica preocupacin, la
mejor decisin a la cual pude llegar fue no permitir el desborde de
las ideas como estaba ocurriendo, fueran cuales fueran estas.
Busqu tranquilizarme, regular el metabolismo y generar con ello,
a manera de reflejo, mayor estabilidad en el flujo de las ideas y su
posterior desarrollo. De alguna manera logr entrar a controlar
parte de mi actividad mental, y entorpeciendo su fluir de las ideas,
hall la forma de retardar el surgimiento de otras nuevas
independientemente de los estmulos o pensamientos que las
suscitaran. La lentitud con la cual comenzaron a transcurrir los
procesos mentales me permita abandonar aquellos pensamientos
que se cargaban y empezaban a crecer ilimitadamente. Pese a mi
intento, senta que algo empezaba a desestabilizar el sistema que
apenas comenzaba a poner a prueba. Me percat de que estaba
estimulando excesivamente la resistencia al surgir de las ideas
hasta el punto que entre dos instantes no se present diferencia en
el contenido mental; es decir, dos instantes diferentes fueron
habitados por el mismo cuadro mental. Lo que pas a continuacin
me marcara definitivamente.
La consciencia que me haba acompaado durante casi todo
el tiempo en las fases previas se estaba dilatando ms all de la
instantnea habitual y poda, a travs de una plataforma mental,
filtrarse entre uno y otro instante. Me explico: dos instantes
contiguos en el tiempo, separados por un nfimo intervalo, eran
idnticos. Lgicamente, al ser un instante idntico al siguiente, no
importa en cul de los dos instantes ests, en definitiva son
idnticos al ser iguales su origen y su destino. En esa aparente
confusin, an segua tranquilo, pero luego una rplica de este
pensamiento comenz a diseminarse en otras reas de mi ser. No
solo el correlato mental entre instantes era equivalente, sino que
89
tambin lo era mi respuesta para cualquier tipo de impresin.

Cuando esa idea se apropi de m por completo, cualquier eleccin,
pensamiento o respuesta era anloga a la experiencia que estaba
teniendo, y me vi rodeado interna y externamente por la misma
idea: solo haba cabida en mi mente para aquello. Acept que ese
era mi final. Cre haber saturado el sistema hasta el colapso y me
dispona a ceder la vida mientras dejaba toda resistencia a un lado.
Tan pronto renunci de corazn a aquello que me aferraba,
nuevamente el espacio mental fue redescubierto.
Saba que algo parecido ocurrira nuevamente, quizs hoy
mismo o quizs en el futuro, y deba aprovechar esos instantes de
cohesin y aparente cordura para descubrir tanto como pudiera de
aquel fenmeno. Nuevos ciclos se presentaban instantes despus de
los anteriores. Algunos incluso combinndose sin permitir el
sosiego de los interludios para hacer cohesin. Una de las
fijaciones de la atencin ms traumticas ocurri cuando retorn a
un recuerdo de la niez por la poca de los primeros aos de
escuela. Cobr tanta vida y densidad que impeda ver ms all de
ese recuerdo. Las sensaciones, la textura, los sonidos, los
pensamientos donde haba anclado inconscientemente mi atencin,
lograron absorberme hasta un punto de no retorno. Me fue
imposible regresar de la misma manera como haba partido hacia
aquella memoria. Esta vez deb presenciar todos los eventos
desde mi anclaje hasta que nuevamente a travs del tiempo volv
hasta el punto de mi tercera experiencia con el LSD. La sensacin
que tuve durante el desarrollo de aquel fenmeno bien podra
definirse, de manera aproximada, como impotencia. A pesar de
observar todos los acontecimientos, no lograba identificarme con
ninguno de ellos. Recuerdo que en algunas ocasiones quise
modificar algunos eventos de mi vida durante ese periodo que se
repeta involuntariamente segn se perciba, pero mi intento careca
90
de voluntad: me haba convertido en un testigo mudo de mi propia

experiencia, un fantasma ms, una especie de temor oculto o, en
ciertas ocasiones, un sentimiento de profunda soledad.
Todos los eventos de aquel intervalo de mi vida
transcurrieron frente a mis ojos y dems sentidos tal como los
recordaba. Nada pudo ser modificado hasta que volva al estado
alterado de donde haba partido. Aprovechaba los momentos en los
cuales las fronteras entre aquel recuerdo vvido y mi anclaje se
extrapolaban para tratar de desviar la atencin hacia cualquier otra
idea que no fuese el recuerdo por el cual me haba filtrado hasta mi
propio pasado. El temor a haber quedado atrapado en un ciclo sin
fin, un recuerdo inmutable, solo se comparaba a mis anhelos de
liberarme de aquel fenmeno. Hasta ese momento haba siempre
intentado infructuosamente retornar de una u otra forma a aquello
que consideraba actual (o punto de partida). Solo fue cuando me vi
arrollado por el intento que despert un sentimiento nuevo, y
cuando todo pareca condenarme a repetir la historia una y otra vez,
una sensacin de calma me invadi. Incluso llegu a percibir
deseos de corroborar nuevamente la posibilidad de incursionar al
pasado a travs de otros recuerdos, pero comenc a buscar algo
caracterstico del que haba generado el anclaje. Llegu a la
conclusin de que no haba sido el recuerdo sino el nivel energtico
que haba alcanzado durante el estado alterado generado por el
LSD y la orientacin que haba dado a este durante la experiencia.
An senta esa energa y perciba un canal abierto para
experimentar y corroborar lo ocurrido, pero no lograba encontrar
una memoria que me pareciese apropiada para anclarme. No
lograba decidirme si buscar en mi memoria reciente o en la
temprana. Para cuando decid lo que no requera tanta vacilacin
(algo intermedio), el nivel de energa haba disminuido
notablemente y ningn recuerdo lleg a alcanzar la intensidad
91
crtica para anclarme en l y hacer el recorrido. Al verme en el

lugar donde haba iniciado aquella tercera experiencia con LSD,
llev mis manos hasta la cabeza y me puse rpidamente en pie.
Casi no poda creerlo: senta mi cuerpo torpe y adormecido, un
temblor intermitente me recorra y la sensacin de algo as como
cierta superposicin fsica era permanente, pero con tendencia a
estabilizarse. Encend todas las luces del sitio donde me
encontraba; mir a travs de la ventana intentando ver a otro ser
con la absurda idea de preguntarle si se haba enterado de lo que
me haba ocurrido. Por suerte, la noche haba avanzado y era
particularmente fra. No haba nadie afuera. Busqu algo para
tomar y entre varias opciones la que ms me sedujo fue un poco de
caf fro que mi compaera de apartamento haba abandonado
antes de salir la noche anterior. Despus de esto, no me fue posible
conciliar el sueo por varias horas. Los pensamientos, las
posibilidades, las inquietudes y los temores que surgan impedan
llegar a un estado de calma que hiciese posible acceder al sueo, a
la vez que se manifestaban fsicamente como intensa cistitis y
sensacin de saturacin sensorial. Quise telefonear a algunos de
mis amigos, pero, por una parte, saba que no entenderan aquello
que les quera compartir y, por otro lado, an senta temor de que al
evocar el suceso volviera a perder el control. Consider,
aprovechando que la haba recobrado, que sera mejor permitir que
la voluntad se afianzara y conocer cules son sus principios de
operacin antes de cederla nuevamente en una incursin a mi
historia tal como haba ocurrido.
Los das siguientes a esta experiencia se caracterizaron por el
redescubrimiento de mi propia historia. Cada vez que entraba en
contacto con otras personas y a medida que me vea expuesto a
diferentes situaciones, ocurra una exaltacin emocional que se
presenta con frecuencia cuando conoces a alguien o efectas una
92
labor por primera vez. Con el pasar de los meses, la familiaridad

del entorno regres parcialmente.
Fueron muchas las ideas que sufrieron tal transformacin
durante aquella experiencia, pero no tiene caso citarlas todas. Creo
que estos pocos ejemplos sirven de ilustracin. El caso es que
aquella noche, desde momentos antes a mi arribo a esa casa, haba
descubierto que muchas de las ideas e imgenes previas que se
presentaron durante aquella experiencia con LSD regresaban de
manera recurrente, cada vez con ms frecuencia durante los ltimos
das. Cuando por primera vez me percat, no le di mucha
importancia. Pero a medida que se empezaron a presentar con
mayor frecuencia, el presentimiento colectivo se fue tornando
gradualmente en la certeza de que nos encontrbamos en las
proximidades de un vrtice de algn tipo y por momentos mi mente
estaba absorta en ello.
Comenc a escuchar una voz distante, pero no lograba
descifrar el contenido de su mensaje. La voz se fue haciendo cada
vez ms fuerte y a esta se le sum otra, lo que ocasion que
finalmente se despertara un reflejo que me llev a decir: Eh
qu cosa?. Eran Guss y el Viejo, quienes se percataron de que me
haba ausentado y me hallaba entregado a algn otro plano.
Juguetonamente empezaron a pronunciar, muy suave, mi nombre y
fueron subiendo el tono hasta que me trajeron de regreso.
Inicialmente mostraron cierto inters en conocer qu era
aquello que haba arrebatado mi presencia. Tras una remembranza
breve, di a conocer lo ocurrido e inquir si deseaban conocer los
detalles, pero la sola pregunta les gener tal perturbacin que
fueron ellos quienes decidieron ignorarla cuando me hallaba presto
a realizar una ilustracin pormenorizada de mis observaciones
internas. Bruscamente cambiaron de tema e intencionalmente
93
validaron sus identidades evocando situaciones y eventos pasados

en los cuales haban departido. En otras circunstancias, no hubiese
perdido la oportunidad para resaltar ese comportamiento
irresponsable y les hubiese invitado a confrontar sus temores, pero
la mayor parte de mi atencin consciente se ocupaba en abandonar
cualquier elemento que pudiese convertirse en una distraccin
como la recin presentada. Con ese pensamiento custodiaba la
finalidad de mantener el recurso (la atencin consciente) disponible
para otros fines.
Continuamos la conversacin por algunos minutos ms para
lograr un mayor grado de familiaridad colectiva y se tocaron toda
clase de temas, ninguno de los cuales se destac entre los dems.
Fue el Viejo quien tom la iniciativa para emprender asuntos ms
importantes. Lo hizo muy a su estilo. Coment cmo iniciaban las
reuniones que haba liderado en sus diferentes grupos. Segn l,
generalmente hacan una lectura del tema de inters y luego lo
trataban entre todos los asistentes a la reunin. Quien ms dominio
demostrara serva de instructor y moderador. Yo me encontraba
dispuesto desde el momento mismo que llam a Guss y le solicit
contactar al Viejo; sin embargo, estaba esperando pacientemente
que uno de ellos tomara la iniciativa. De esta manera aseguraba que
la decisin fuera de carcter colectivo. A sus palabras contest que
prefera evocar las experiencias de cada uno de nosotros y dejar de
lado, por lo menos en estos casos, las referencias externas o
literarias. Consideraba supremamente importante mantener cerca
todas las experiencias de primera mano y tomar como base aquello
que de acuerdo a nuestras propias vivencias fuera irrefutable,
restringirnos a lo que s sabamos e ignorar tanto como fuera
posible la especulacin y la fantasa, que resultaba preferible la
incertidumbre que una engaosa certeza, y que no era necesario
seguir un derrotero. Todas las semillas de un rbol poseen la misma
94
informacin, an as, estas al crecer no desarrollan las mismas

ramas, ni el mismo tamao; no crecen en un mismo sitio, ni viven
un mismo destino; de igual manera, cada ocasin trae consigo lo
propio. A continuacin, observando en direccin hacia donde desde
mi arribo haba divisado una bolsa con ganja, manifest que
preparara un cigarro para que furamos incursionando sutilmente
en otras esferas. De paso, con la ayuda de la sustancia nos
relajbamos un poco ms y abandonbamos ciertos formalismos.
Ambos evidenciaron una sonrisa en sus rostros y poco les falt para
realizar toda una celebracin en apoyo a aquella iniciativa.
Rpidamente se ofrecieron a colaborar, lo cual me llen de
satisfaccin. Mediante el trabajo en grupo en tan solo un momento
estbamos listos para dar bienvenida a aquella planta de poder.
Firme y delicadamente llev el elemental hasta mi boca. Con
ayuda del fuego y el aire, ms que permitirle, le solicit que entrara
en mi cuerpo y, en favor al respeto que siento por l, me permitiera
por medio de la energizacin que brinda a los sentidos, la
estimulacin y dilatacin de los procesos mentales, acceder de
manera consciente a otras esferas de la existencia. Inhal
profundamente hasta el lmite de mi capacidad; retuve el aire por
un momento y exhal meditativamente tan lento como pude. Junt
mis manos en seal de respeto e inclin la cabeza hacia delante.
Permanec as un breve lapso de tiempo, levant la cabeza y
observ a mis compaeros orgnicos. Entonces, sin mediar palabra,
solo ofreciendo el humeante sacrificio, les invit a integrarnos en
red con la ayuda del elemental. Guss, que se encontraba ms cerca,
se apresur a recibirlo, pronunci las dos conjunciones utilizadas
para manifestar la animosidad que en estas situaciones lo
caracteriza; fum un par de veces, mencion el origen de aquella
ganja a manera de pedigr y ansiosamente se la pas al Viejo. Este,
como buen fumador, rpidamente, con grandes bocanadas inund
95
su sangre de cannabinoides y cerr los ojos por un instante. Ignoro

cules fueron sus pensamientos, solo s que al abrir los ojos
comenz a inhalar la ganja como cuando recin la recibi. Todo
parece indicar que encontr un elemento de juicio dentro de s que
le motiv a aumentar el nivel de la sustancia en su cuerpo. Una vez
se sinti satisfecho, el Viejo me ofreci de regreso la poderosa
planta.
La recib con actitud reflexiva; determin inhalar por segunda
vez, de manera ms moderada que la anterior. Supuse que mis
compaeros haban tenido suficiente, pero por cortesa pregunt
que si deseaban ms. Prudentemente ambos respondieron que no
era necesario. Apagu, entonces, lo que quedaba para su posterior
utilizacin. Decid ir en busca de algo para tender en el piso con el
objetivo de sentarnos cmodamente durante las horas venideras.
Encontr una vieja bolsa de dormir que das antes haba dejado
para ese fin. Guss trajo un gran tendido de cama para ayudar a
aislarnos un poco ms del fro de aquella superficie. Sobre esto
ubicamos, l y yo, los cojines de meditacin, y el Viejo, su
pensador de madera, un tronco de rbol cortado de manera tal que
cumpla adecuadamente la misma funcin. Cada cual busc su
espacio y nos ubicamos en direccin hacia un centro comn; cada
uno se acomod y reconoci aquel pequeo espacio que
ocupbamos. Guss se puso en pie y fue a buscar una vasija con t,
previendo la futura necesidad del preciado lquido; al tiempo,
aprovech para poner algo de la msica que haba llevado conmigo.
Me apresur a retornar a mi lugar, reacomod mi zafu, estir un
poco los msculos y me sent en posicin de semiloto. El Viejo
segua a Guss con la mirada como brindando una forma de soporte
o colaboracin en lo que l estaba haciendo. Una vez que
estuvimos los tres nuevamente listos y dispuestos a continuar,
surgi en cada uno de nosotros el impulso de estrecharnos las
96
manos como si nos estuvisemos despidiendo y sellando un

compromiso simultneamente. Cuando nos miramos, por la
expresin de los rostros vimos que aquel sentimiento era evidente;
manifestarlo no era necesario. Hubiese sido drenar por un conducto
emocional parte de la energa que empezaba a manifestarse. Todos
desde el inicio estbamos dando nuestro mejor esfuerzo.
Minutos despus, la influencia de la ganja fue tomando
fuerza. Hicieron su aparicin las iridiscencias; sent unos suaves
temblores en mi cuerpo a manera de pequeas y rpidas descargas
de energa; los pensamientos, como el sonido, comenzaron a ser
reverberados en diferentes niveles de atencin. Se hicieron un par
de comentarios al respecto, acompaados de una risa nerviosa, pero
la profundidad que alcanzaban las palabras desde su contacto fsico
por medio del aire hasta la interpretacin interna en la zona del
lenguaje era tal que dejaban tras de s una estela de hasto. Estos
sntomas son propios del vrtigo que se siente durante un cambio
de estado (cuando empieza a vibrar el punto de encaje, previamente
a su desplazamiento).
En estas situaciones ayuda muchsimo el sentido comn y
algunos elementos bsicos que debe tener en cuenta el
experimentador, por ejemplo: en primer lugar, es mejor estar
tranquilo que alimentar las neurosis y perder el control. Por tanto,
se comienza por la tranquilidad; esta es y ser siempre una
excelente manera de asumir todo, sin importar cun extraas o
difciles se pongan las cosas. En segundo lugar, debes confiar en
las personas que te acompaan en estas incursiones, para
disminuir las posibilidades de que se presenten paranoias u otros
estados neurticos. En tercer lugar, se debe tener en cuenta que se
est en un estado alterado de consciencia (inducido por algn
entegeno o sustancia psicoactiva, actividad fsica o mental; en el
caso de la sustancia, los efectos disminuyen a medida que esta es
97
eliminada del organismo o a causa de la tolerancia que se pueda

desarrollar; en el caso de haber inducido el estado alterado por
medio de una actividad fsica o mental, se retornar al estado
habitual de consciencia cuando el organismo fsico busque reponer
su balance energtico durante el sueo, o reposo, cuando se
presente cansancio debido a la misma actividad) y este concluir
en un determinado intervalo de tiempo. En cuarto lugar, si las
cosas se ponen difciles, siempre tienes la opcin de dejarlas ir. Lo
que ocurre con frecuencia es que nos aferramos demasiado a las
cosas agradables y cuando se ponen un poco difciles nuestra
capacidad de dejar ir se encuentra adormecida, por lo cual se es
incapaz de hacerlo, as se quiera. Lo ms saludable es pues no
aferrarse a nada durante la experiencia. En quinto lugar, la mejor
y en ocasiones la nica forma de salir de un viaje es yendo a
travs; esto es, puesto que partimos en el tiempo, no es posible
retornar al punto de partida debido a que la decisin fue tomada
invariablemente en la sucesin de eventos, por lo cual la forma
menos accidentada de abandonar (salir de) una experiencia de
estado alterado es continuar su recorrido hasta el final. Por
ltimo, en algn nivel las experiencias tienen algo bueno en su
inicio, algo bueno durante y algo bueno en su aparente conclusin,
y ya que esto depende en gran medida de la perspectiva asumida
por cada individuo, y finalmente por el grupo, la figura de un gua
toma mucha importancia. De todas maneras esta no llega a ser una
condicin indispensable.
Despus de cierto tiempo, la vibracin que inicialmente
perciba comenz a extenderse ms all de mis fronteras y se
transmita a travs de las impresiones que reciba hasta llegar a la
imagen de mi entorno. Comenc a presenciar cmo se mezclaban
las fronteras de los objetos que estaban en mi campo visual
convirtindose en un solo y complejo elemento ilimitado.
98
Resultaba imposible identificar donde terminaba algo y comenzaba

otro cosa. Estas vibraciones ocasionaban unas pequeas
interrupciones en la apreciacin de la continuidad del tiempo, como
si se abrieran ciertos baches en el continuum. No lograba precisar
dnde conclua un sentimiento y se iniciaba el siguiente; pero, al
enfocar atentamente las ideas, pude apreciar que entre ellas se
abran camino vastos campos. Surgi un inters sincero por
identificar e incluso llegar a conocer qu poda residir en medio de
las ideas, qu ocurra entre una y otra idea, qu las conectaba, qu
determinaba la tendencia o la inferencia a la cual conduce el
pensamiento a partir de una idea determinada, cmo influan los
estados de nimo en esto y cmo sera este proceso sin la
interferencia de la emotividad.
Canalic mi energa para generar un estado de alerta que me
permitiese una observacin detallada de aquel fenmeno, las ideas
parecan separarse cada vez ms unas de otras y el espacio entre
ellas tomaba dimensiones descomunales. Entonces intent
permanecer esttico para no alejarme de la intencin inicial.
Rpidamente advert que, tan pronto estableca una leve distancia
entre ideas, estas se tornaban hacia s mismas generando una
impresin de esfera y cavidad al mismo tiempo; mientras que sus
formas, colores, sensaciones y dems componentes, fluctuaban
constantemente. Me encontraba absorto en estas apreciaciones
cuando retorn, gracias a la preparacin realizada para esta
incursin, la capacidad de dejar ir cada uno y todos los elementos
de la experiencia. Fue precisamente en ese instante que percib que
no observaba un espacio en la forma dimensional convencional que
solemos hacer. Contigua a la idea inicial se hallaban otras, no solo
antes y despus, sino tambin en toda direccin que fuese posible
dentro de un marco de innumerables posibilidades. Incluso as,
saba que el fenmeno que me permita llegar a este nivel de
99
experiencia no era de carcter permanente, lo cual me llev a la

proximidad de una de estas perspectivas de apreciacin que
permiten visualizar mucho ms detalladamente una idea, dejando
casi en el olvido aquel espacio insondable y la posterior aparicin
de lo que quisiera denominar la fuente del tiempo.
Tal como lo esperaba, aquel fenmeno concluy dejando tras
de s una avalancha emotiva que haca estremecer todo mi cuerpo,
el cual an no recuperaba la motricidad. Lentamente, escane mi
ser orgnico tratando de despertarme del letargo fsico, pero
todava me encontraba incapaz de lograr la conexin y reanudar
funciones. Las operaciones mentales parecan estar en orden y
haba recuperado la imagen que ocupaba mi campo visual. Ah
estaban mis dos compaeros de viaje, sentados en sus artilugios
destinados para la meditacin. De pronto la imagen se fue sesgando
y todo se oscureci. Haba acabado de parpadear, esto me permiti
desplegarme en todo mi cuerpo. Lentamente inclin la parte
superior de mi torso hacia adelante y apoyndome en los brazos
lanc una fuerte exhalacin. Continu respirando profundamente,
pas la lengua repetidamente alrededor de la parte exterior de los
dientes para separarlos de la cara interna de la mejilla y los labios,
y a la vez estimular la produccin de saliva. Luego, me flexion
an ms hasta llevar el pecho lo ms prximo que pudiese al suelo,
mientras estiraba los brazos hacia delante estimulando la
circulacin. Posteriormente, me incorpor y observ detenidamente
los rostros de mis compaeros: Guss me miraba tranquilamente,
pero a pesar de la escasa luz logr detectar sendas lgrimas que
emanaban de sus ojos; el Viejo tena la espalda recta, la cabeza
inclinada hacia delante y los ojos cerrados; a duras penas lograba
observar la expresin de su rostro. Debi sentirse observado o
quizs las ondas generadas por mi movimiento lo llevaron a
levantar su cabeza, girar directamente hacia donde me hallaba y a
100
abrir los ojos. Me sorprend un poco al ver un inusual brillo y

sensacin de profundidad en su mirar. Luego, sonri ligeramente y
volte hacia Guss. Rompiendo el silencio, el Viejo pregunt:
Guss, vos hace cunto te diste cuenta? Cundo fue tu primera
vez?. Todos soltamos una gran carcajada y nos entregamos
momentneamente a la disipacin de energa mediante la risa que
haba sido generada por una pregunta directa de aparente inocencia
pero que encerraba tras de s la evocacin de eventos inefables.
Una vez superado el momento, Guss quiso exponer una
respuesta que se ajustara a la pregunta y, a la vez, como cierta
forma de agradecimiento, hacerme partcipe de alguna de sus
experiencias transcendentales que eran el objeto de la intencin de
la pregunta del Viejo. Con esto, astutamente, no solo buscaba
responder a la pregunta con la cual el Viejo daba inicio a un inslito
juego, sino tambin cederme el turno para evocar algn estado
trascendental. An ignoro si Guss se percat de la estrategia del
Viejo y le daba continuidad como un simple reflejo de actitud o
quera hacer gala de sus capacidades. Muchos recuerdos desfilaron
en aquel momento y, como una ruleta, dej al azar la situacin
hasta que una memoria ocup mi mente. La compart y al final ced
mi turno nuevamente al Viejo. Este, un poco extraado por los
detalles de mi historia, le pregunt a Guss: Cmo conociste a este
individuo?. Guss relat una historia que ambos hemos desgastado
de contarla, lo que la ha hecho ir cambiando con el tiempo, dejando
algunos elementos en el aire, los mismos que, por cortesa, deb
complementar. Pero esta vez al finalizar, antes de dar inicio a un
nuevo ciclo, dirig una pregunta directa al Viejo: Qu te detiene,
por qu no participas del objeto de tus preguntas?. Por primera
vez, el ciclo se rompi y rpidamente me devolvi la pregunta:
Por qu dices que no participo?, por qu crees que me
detengo?.
101
Permanec en silencio por un momento. Aunque conoca

desde un comienzo la respuesta quera generar un poco de
expectativa. Con voz clara y pausada le respond que, pese a que
sus preguntas eran orientadas a identificar estados transcendentales
de la consciencia, estas estaban enfocadas hacia la historia, hacia el
pasado y que su intento estaba direccionado a un estado de
contemplacin hednico, el cual surga como respuesta ideal de los
anhelos predominantes de su carcter o, cuando menos, del ego
hegemnico del momento, que si quera tener una experiencia
directa deba ser aqu y ahora. Posteriormente repet de nuevo mi
cuestionamiento: Qu te detiene, por qu no participas del objeto
de tus preguntas?.
Percatndome de que la msica haba concluido, me levant
para ir en busca de otro lbum que ambientara adecuadamente, sin
distraccin. Antes de regresar al lugar que ocupaba, serv una taza
de t, lo tom apresuradamente impulsado por una sed tremenda;
luego serv ms y le ofrec a mis compaeros. Tom de nuevo mi
lugar y dimos reinicio a la conversacin mantenindonos dentro de
un contexto ms sustancial, buscando que el caos mental que se
estaba generando llegara a algn tipo de armona. Comprenda que
esta nueva actitud se justificaba, ya que cumpla con el fin de
drenar la ansiedad que se estaba generando por causa del juego
iniciado por el Viejo. Cuando las cosas recobraron en gran medida
su forma habitual, se decidi que era un buen momento para invitar
nuevamente el elemental.
Mientras estbamos en los preparativos, durante una
conversacin que sostenan Guss y el Viejo y de la que me mantuve
al margen, salieron a flote las razones por las cuales nuestro
experimentado amigo (el Viejo) se aferraba con delirio a la
existencia y le resultaba supremamente difcil desprenderse de la
historia personal, en especial de aquella parte que corresponda a su
102
pasado inmediato. Supuse que no era an buen momento para

ejercer algn tipo de presin y que lo ms beneficioso sera
convocar al ego enamorado (dentro de su conglomerado
psicolgico) al que haca referencia en su conversacin, para
hacerlo partcipe de la experiencia. As disminua la resistencia que
impeda en ese momento alcanzar planos superiores de la
existencia. Le invit a que hablase de sus sentimientos y las
responsabilidades que senta hacia ellos y que incluso, si lo deseaba
y consideraba prudente, tambin se refiriera a la persona hacia la
cual esas emociones eran proyectadas. Breve y dramticamente nos
describi sus sentimientos por su actual compaera, por quien
afirmaba tener un sentimiento de caractersticas existenciales al
decir que nunca antes haba sentido tal entrega por alguien, que
haba regresado a su vida una motivacin que le haba sido ajena
por algunos aos y lleg a considerar perdida por siempre durante
su presente existencia. De hecho, se cuestionaba cmo le iba a
explicar el tipo de experiencia a la cual se pretenda llegar.
En ese momento le interrump y solicit que se fijara
detenidamente en las palabras que haba acabado de usar y, ms
an, en su significado y profundas connotaciones. Le inst a darse
cuenta de que estaba previendo una experiencia que an estaba por
ocurrir tan pronto asumiera una decisin inflexible al respecto y
que su expresin se haba, de manera indirecta, adelantado a sus
procesos mentales. Esto se deba a que su centro emocional se
hallaba exaltado enormemente al haber evocado sus sentimientos
por esta persona, por lo cual la energa que era desviada hacia ella
le permita procesar la informacin personal de manera ms rpida
y eficiente que desde cualquier otro centro. Mucho antes de llegar a
tomar la decisin haba intuido emocionalmente lo que en ese
mismo instante se converta en inevitable: aceptar la experiencia en
103
su totalidad. La estrategia de convocar al Yo enamorado haba

surtido el efecto esperado.
Comenc a distraerme en la auto-contemplacin residual que
haba quedado en el ambiente y llegu a sentir cierta gratificacin
porque en ningn momento previo haba establecido aquel mtodo
o desarrollado un plan. Todo fluy de manera espontnea. Sin
embargo, logr hacer cohesin y no dejarme arrastrar por aquello.
Al regreso, de comn acuerdo invocamos la presencia del
elemental, de aquella planta de poder con el propsito inflexible de
desplegar la experiencia hasta las fronteras mismas de lo indefinido
y lo atemporal en pos de un objetivo nico: superarlas a todas.
Sera absurdo, insensato y contraproducente el mero intento de
describir lo que ocurri a continuacin (solo sera posible mediante
una comunicacin directa, mente a mente), pero as fue.
104
Los mensajeros de la Nada.
Decidido a alcanzar mayor comprensin de las experiencias

de estado alterado como las narradas en los captulos anteriores y
muchas otras que an no me atrevo a comentar y en busca de un
sentido ms profundo que el simple hecho de realizar un acto
recreativo cuya finalidad fuera hacer de la experiencia existencial
una aventura sicodlica, fij como meta regresar a aquellos estados
sin la ayuda de ningn entegeno o sustancia psicoactiva, ni
siquiera mediante su induccin por algn medio de control fsico
(algunos ejercicios respiratorios, mtodos de relajacin o ciertas
prcticas sexuales). Esto me dejaba con pocas opciones y, como ya
lo habrs deducido, la mayora de ellas de carcter eminentemente
mental.
Estaba determinado a alcanzar tales estados en cualquier
momento y lugar, independientemente de los elementos de mi
entorno. En un principio, pese a colosales esfuerzos, no lograba
hallar un punto de partida. Intent muchas cosas: algunas de ellas
se me haban ocurrido de manera original, mientras otras las haba
ledo, escuchado u obtenido de algunas fuentes de las que, incluso,
haba olvidado su origen. A pesar de lo infructuoso de los intentos
iniciales, no permita que mi determinacin se viera vulnerada. La
decisin ya haba sido tomada y, en cuanto a m concerna, esta era
inflexible y definitiva. Dicha motivacin, en ocasiones, se vea
socavada al punto de llegar a considerar que sera mejor olvidar
105
todo el asunto: si el precio de haber adquirido aquel compromiso

absurdo conmigo mismo era no volver a experimentar estados
alterados de conciencia, no quedaba ms remedio que asumir las
consecuencias de mis afanadas e irresponsables decisiones. Otras
veces senta tal determinacin que, en silencio, me deca
repetidamente que, ms all de los resultados que obtuviera en
semejante proyecto, seguira adelante, as fuese que me tomara el
resto de mi experiencia existencial. Consideraba que si no era
capaz de desarrollar la capacidad de entrar en un estado alterado de
conciencia de conciencia incrementada, para ser ms preciso,
no tena ningn sentido saborear el dulce nctar que en ocasiones
brindan aquel tipo de experiencias; de ser as, solo lograra
obsesionarme muchsimo ms con el asunto.
Gradualmente, la determinacin de lograr mi cometido se fue
haciendo impecable, hasta el punto de poder suprimir hasta el
menor hlito de ansiedad para que esta no fuera a ejercer ningn
tipo de interferencia. Tranquilo y prcticamente indiferente a los
resultados que iba obteniendo, continu mi camino hacia la
consecucin del objetivo. No me permita ser absorbido totalmente
por ello para poder mantener un grado considerable de
imparcialidad y hacer posible una evaluacin honesta de los
resultados. Esta actitud renovada se convertira en mi punto de
partida. Cada vez que la atencin se dispersaba o que los
acontecimientos del entorno me conducan a situaciones caticas
que me hiciesen perder de vista momentneamente mi objetivo,
poda reiniciar, de ser necesario, a partir de aquel patrn que
intentaba cristalizar dentro de mi carcter.
A pesar de mis esfuerzos, luego de un considerable periodo
de tiempo, no lograba conseguir ms que un fugaz vislumbre de mi
objetivo, pero este se disipaba tan rpidamente que dejaba tras de s
una vaga sensacin de incertidumbre e incluso llegaba a dudar de
106
Captulo V Los mensajeros de la Nada
que hubiera sucedido. Surgieron, a raz de esto, grandes

cuestionamientos: cmo podra diferenciar entre la experiencia
verdadera y una creacin de la mente, producto del esfuerzo que
estaba realizando?; cmo podra reconocer la realidad o el autoengao?; finalmente, cmo evitar el auto-engao?
Armado con aquello que consider apropiado para confrontar
tales dudas, la sinceridad, me sumerg en la recapitulacin de los
eventos sucedidos a partir del momento en el cual haba asumido
aquella empresa como objetivo de vida. Revis una y otra vez cada
escenario, cada conversacin, los sentimientos emergidos, las
respuestas, la actitud y la intencin que haban acompaado las
experiencias. Me esforc por identificar algn elemento que
hubiese podido interferir u obstaculizar el progreso en pos de llegar
a mi meta. Pese a la sensatez, no lograba identificar nada.
Tena una clara sensacin de haber actuado de manera
correcta, incluso en los momentos de duda consideraba que estos
haban cumplido cabalmente su funcin, puesto que me haban
conducido de manera apropiada a revisar las cosas tal como lo
estaba haciendo. Dnde me pude haber equivocado? Qu
estaba haciendo mal? Haba omitido algo? Tambin era consciente
de que, al hacer extensiva esta revisin a los acontecimientos
previos a la toma de la decisin, me remontara a memorias
tempranas de mi vida, lo que, ms que inadecuado, era absurdo:
sera cuestionarme los acontecimientos que me llevaron a asumir
tal decisin y, como consecuencia, ira de regreso al punto donde la
decisin no haba sido tomada y an me encontraba en la diatriba
propia de la antesala entre el hacer y el no-hacer. En pocas
palabras, tal enfoque estaba fuera del contexto. Habiendo evaluado
el antes y el despus de la determinacin de mi propsito, qu
quedaba?
107
Durante mis cavilaciones comprend que pese a lo obvio de

las cosas existe un orden natural para llegar a ellas. De hecho, si
estaba haciendo las cosas correctas y no me estaba afanando
demasiado la razn para cuestionrmelo tan prematuramente era
igualmente vlida: no importaba cunto tiempo tardara en lograr mi
cometido, lo que importaba era ir encauzado correctamente,
algn avance, por pequeo que este fuera, deba haber logrado.
Cmo era, entonces, que no lo identificaba?; o acaso, cundo
estoy en la nada soy nada? Mientras le daba vueltas a tal pregunta,
sent que mi conciencia haba sido capturada abruptamente: como
si fueses caminando por un sendero tranquilo y de repente se
desfondara la superficie sobre la cual te apoyas y entonces quedaras
atrapado. Me hallaba obnubilado e incapaz de hacer cohesin y
enfocar mi mente en algo. Todo pareca tan
amorfo. Incapaz de continuar. Mejor an, a dnde continuar?
Qu es que cosa?
Luego devino un profundo y prolongado silencio. Lentamente
el universo empez a manife.starse. La diversidad fue resurgiendo
paulatinamente; sin embargo, fui incapaz de reconocer su origen o
su causa. Desde all, solo puedo decir que resurgi de la Nada.
Al recuperar la imagen, el sonido y dems impresiones, reconoc
mi identidad fsica, pero los pensamientos carecan de secuencia.
No perciba las ideas con claridad; solo esttica. Completamente
embotado y algo enceguecido, con mucho esfuerzo reconoc
tambin el entorno. Me hallaba a pocas calles de mi sitio de
residencia. Y aunque no poda recordar si me diriga hacia algn
lugar, o por el contrario retornaba de algn sitio, lo mejor era
asumir la primera opcin.
Percib una gran molestia que en un comienzo no
identificaba, pero que luego interpretara como un terrible ardor a
lo largo de mi espina dorsal y un dolor de cabeza de caractersticas
108
nicas. Torpemente me levant de la acera en la cual estaba

sentado. Aunque no lograba recordar cmo haba llegado all, ni
mucho menos por qu me hallaba sentado en plena calle, no me
preocupaba de manera alguna. De hecho, lo nico que en aquel
instante cobraba cierta importancia era encontrar un sitio seguro e
ntimo donde descansar. Intuitivamente me dirig a la casa de mis
abuelos. Mientras caminaba, percib los latidos de mi corazn tan
intensa e irregularmente que pens que mis odos y ojos estallaran
y que las mucosas seran incapaces de contener tal trepidar. Pens
que de prolongarse por mucho tiempo tal situacin acaecera
irremediablemente la muerte. Tampoco pude ubicarme
temporalmente: no tena idea alguna acerca de la poca del ao, ni
el da de la semana, mucho menos la hora del da; no llevaba
conmigo ningn artilugio para determinar el tiempo o establecer
alguna referencia. Haba demasiada luz para mis ojos y aunque no
logr de manera inmediata ubicar la posicin del sol, supuse que
era poco ms del medio da. Eso, sin embargo, no corresponda con
otra observacin que recin haba realizado: las calles se
encontraban inusualmente solas para la hora que supona, tampoco
se lograba apreciar ninguna actividad en la direccin que observara.
Era como si a todos se los hubiese tragado el tiempo.
Finalmente, llegu hasta la calle donde est ubicada la
morada. Impulsado por el deseo de refugiarme, pronto me hall en
mi habitacin parcialmente desnudo y con la puerta cerrada. Me
acost en la cama boca arriba tratando de evadir cualquier
preocupacin. Permanec de esta manera hasta que mis
extremidades se adormecieron. Conclu que necesitaba algn
tiempo antes de siquiera intentar procesar aquel evento. Luego,
como por un reflejo automtico, busqu la posicin fetal y
permanec as hasta que el sueo lleg y por fin pude abandonarme
a l.
109
Al abrir los ojos nuevamente, haba algo de luz y alcanzaba a

escuchar la conversacin que sostenan algunos miembros de mi
familia. Me alegr al darme cuenta de que poda compartir con
otros seres una vez ms, aunque tambin me pareci muy extrao,
ya que generalmente todos comenzamos las actividades diarias
cuando el da se encuentra ms avanzado. Sent gran curiosidad por
determinar qu hora era. Busqu un reloj que guardo en mi mesa de
noche y, para mi sorpresa, descubr que eran casi las seis y treinta
de la tarde. Vaya!, haba dormido durante algo ms de un da!,
pens. A pesar de una sensacin febril, senta gran alivio puesto
que las sensaciones molestas que haba experimentado, aunque
persistan, se haban tornado tolerables. Sal de la habitacin,
salud evasivo y me dirig rpidamente hacia el bao para hacer
ciertas necesidades que no daban espera.
Posteriormente tom una larga ducha. Luego prepare una
infusin de hierbabuena (mentha spicata) en leche. Me dirig de
nuevo a mi habitacin. Aunque al parecer haba dormido por un
periodo inusualmente largo, me senta en capacidad de seguir
durmiendo.
Al da siguiente, con algn grado de esfuerzo, reinici mis
actividades habituales, esta vez acompaado de un solemne
silencio mental. Con el paso de los das, a partir de algunos
elementos sueltos en la memoria, logr reconstruir parcialmente lo
ocurrido, pero antes de especular acerca de ello, deba aclarar qu
me haba conducido a aquella experiencia. Metdicamente, repas
todo lo que poda recordar. De entre ello, lo que ms me perturbaba
era:
-
110
La sbita y definitiva decisin de experimentar los estados

alterados de conciencia desde la vigilia sin medir las
terribles consecuencias que esto podra traer consigo para
mi localizacin dentro de un orden social o familiar

Acaso sera esta la decisin que me condujera fuera de los
lmites de la razn e hiciera obvia mi falta de cordura para
todos aquellos con los que me relaciono? Pronto tendra la
oportunidad de confirmarlo o refutarlo de acuerdo a los
eventos subsecuentes.
-
La ausencia total de inters por el modelo de vida lineal, el

cual es inculcado como agregado cultural en nuestra
civilizacin y que ha generado total irreverencia en mi ser
hasta la valoracin del estado colectivo, ni tan siquiera
como un modelo, sino como el caos transicional entre
paradigmas universales. Algo as como el ruido catico e
histrico de una audiencia ignorante y aterrorizada durante
un leve intervalo entre dos sinfonas magistrales.
A medida que ganaba confianza, trataba de profundizar ms

en aquellos recuerdos. Consider que antes de cualquier nuevo
intento de experimentar estados alterados de conciencia deba
reconstruir y comprender lo que haba ocurrido. Haba logrado mi
cometido, pero no poda recordar cmo: habra sido una mala
jugada de la mente? Cmo podra evitar engaarme a m mismo?
De nuevo me encontraba en una situacin muy familiar. Si
deseaba hacer las cosas bien y obtener algn progreso, deba llevar
la sinceridad a niveles absurdos. No cubrir, ni cubrirse nada.
Exponerse al Todo sin temor o con l. Era claro que deba hacer de
aquel propsito algo prioritario, como tambin era claro que estaba
repitiendo un ciclo de pensamientos y conjeturas. Estos
probablemente haban disparado toda aquella experiencia que
trataba de recordar; tambin era probable que antes de que llegase a
recordar por completo simplemente repitiera la experiencia.
111
Este era sin duda un momento crucial, en el cual poda elegir

si continuaba sumergindome ms all de cualquier
conceptualizacin o, gracias a la afinidad con los eventos de
aquella ltima experiencia, daba paso a la emersin de los
recuerdos que hasta el momento haban logrado esquivar mi
atencin y permanecan fuera del foco consciente. La primera
opcin me permita lograr mi objetivo de manera directa. Acaso
no haba decidido poner todo mi empeo para alcanzar aquellos
estados alterados de conciencia? Por qu en el preciso instante en
el cual poda acceder a aquello que tanto anhelaba se presentaban
estas cavilaciones? Por qu me estoy viendo rodeado de tantas
preguntas? Existir una respuesta nica para todas? La segunda
opcin me permitira recordar y hacerme parcialmente consciente
de los eventos ocurridos durante aquella ltima experiencia.
Consider que si continuaba movilizndome fuera de los lmites de
lo tangible sin precisar una direccin, sera como estar a la deriva
en alta mar durante la ms oscura de las noches. De llegar a
encontrar algo sera de pura suerte, y esto es algo que no quera
dejar al azar. Quizs no conoca un mtodo como tal, pero en mi
corazn quera llegar a comprender los misterios que rigen los
fenmenos del Ser.
Segu cautamente el rumbo de las ideas que iban surgiendo e
intentaba descubrir las impresiones que las suscitaban, en especial
los recuerdos. Empec a repasar los eventos previos a la
experiencia, pero una brecha entre la incertidumbre y el
desconcierto me impeda aclarar las imgenes en el trasfondo. Era
como intentar enfocar un sueo esquivo en el momento ms
agitado de la vigilia. Esta analoga me llev a buscar una posicin
cmoda en la cual me pudiera abandonar a mis pensamientos.
Llevaba sentado algunas horas en el escritorio de mi habitacin
cuando decid tenderme en la cama en decbito dorsal. Puse las
112
palmas de mis manos a la altura de las costillas falsas. Inhal

profundamente y empec a relajar hasta el ltimo msculo. Haban
pasado solamente unos cuantos minutos cuando entr a un estado
de profunda ensoacin en el cual mi cuerpo estaba profundamente
dormido, pero la mente an se hallaba en estado de vigilia. De mis
sentidos fsicos, solo el odo y el olfato estaban operando, los
dems ya se haban ido a dormir. Poda escuchar ntidamente los
sonidos de la noche hasta confundirme en la distancia. De manera
ms local poda escuchar el sonido que hacan todos mis rganos al
realizar sus operaciones y cmo iban, uno a uno, modificando sus
funciones a medida que el cuerpo se profundizaba en su letargo. Mi
atencin se fue interiorizando cada vez ms hasta llegar a la
inversin; es decir, el observador estaba afuera y el objeto
observado en lo ms profundo de mi ser. Entonces, quin era Yo
para hacer tal observacin?
Empec a escuchar un murmullo en la distancia. Algunas
sombras se desdoblaron y empezaron a adquirir forma. Not
rpidamente que, si enfocaba mi atencin en tales cosas, estas se
disipaban por completo y el murmullo se detena. Al comienzo cre
que eran pensamientos residuales de mi mente que se terminaban
de consumir cuando intentaba enfocarlos, pero esto no lograba
explicar por qu cuando permaneca indiferente reaparecan una y
otra vez. Obviamente, si fueran pensamientos residuales de la
actividad mental durante la vigilia, estos disminuiran en lugar de ir
en aumento. Decid continuar con el experimento permitiendo de
manera casi inadvertida el surgimiento de aquellos elementos. El
murmullo cobraba cada vez ms fuerza y las formas se iban
haciendo complejas y vvidas. En el murmullo cre reconocer algo
que se asemejaba a una armoniosa meloda, pero el simple deseo de
identificar algo me devolva al punto inicial. Si indiferencia es lo
113
que quieren, indiferencia tendrn, pens, con cierto aire de

resignacin.
Empec a ignorar cuanta cosa se presentaba tanto en mi
pantalla mental como en el centro emocional. De las sensaciones
fsicas no deba preocuparme: el cuerpo se hallaba en un profundo
trance. De nuevo, aquellas manifestaciones empezaron a
presentarse y, planteando una nueva estrategia, quera ver hasta
dnde poda llegar. Para evitar ser seducido por las formas e
impedir enfocar cualquiera de ellas, procur concentrarme en mi
propio ser e intentar pasar inadvertido para el resto. A los pocos
instantes me senta como si estuviese danzando aleatoriamente con
una venda en los ojos hasta perder por completo el sentido de
orientacin. Sin importarme, continuaba danzando, embriagndome
hasta la mdula. Me mova en todas las direcciones mentales
posibles. Esto me generaba ciertas nfulas de libertad, pero tambin
las esquivaba para dirigirme a cualquier otro estado que me
resultara menos familiar. De igual manera, lo abandonaba un
instante despus. No tard en olvidar, incluso, la naturaleza de lo
que estaba haciendo o por qu lo haca. Solo hasta ahora y despus
de muchas experiencias e intentos he logrado expresarlo
medianamente.
Estaba, pues, en medio de la ms errtica de las conductas
cuando fui arrebatado por algo extraordinario: un mensaje
inteligible lleg hasta m. Me solicitaban que aclarara mi mente, ya
que el desorden que estaba ocasionando en aquel plano empezaba a
afectarlos. Quise inquirir: cul plano?, afectar a quin?, pero me
pareci mucho ms corts seguir la sugerencia recin recibida y
permit que todas las preguntas se sumergieran nuevamente en su
origen. De nuevo lleg otro mensaje. Esta vez me agradeca el no
haber ignorado la recomendacin y manifest su deseo de
explicarme el fenmeno. Me expres lo siguiente:
114
Gracias a una ddiva de la conciencia universal, la vida se

filtra en los universos materiales, y estos, al madurar, van
realizando el desarrollo de sus correlatos en otros planos de
transicin hacia lo causal. Es posible desplegar estructuras
equivalentes a nuestro ser orgnico, psicolgico o mental, si los
elementos necesarios para su integracin y posterior manifestacin
estn disponibles. La energa o inteligencia vital se exalta hasta el
punto de poder compartir su informacin con otros planos o esferas
de la estructura individual. En otras palabras, si un ser quiere
expandir su existencia en otros planos y desarrollar conciencia con
atributos de voluntad en estos, debe proveer los elementos
correspondientes al plano de inters (astral, mental, emocional, y
cuantos puedan surgir hasta el causal), llevar su energa vital hasta
all e integrarla con la conciencia y los elementos que le permitan
cristalizar una identidad o forma existencial. De otra manera, nunca
lograr trascender, ni desarrollarse a plenitud.
Me sugiri que fuera ms cauto con el uso de mi energa y
que no malgastara irresponsablemente el tiempo mientras an
estuviera sometido a l. Afirm de manera enftica que solo con el
uso apropiado de todos los recursos, de que dispone cada ser en sus
diferentes niveles existenciales, es posible superar las limitaciones
propias de las formas orgnicas del universo material. Aclar que
ciclos de exaltacin con las caractersticas recin descritas se
venan presentando a ciertos intervalos establecidos en una
frecuencia bien definida dentro de la realidad temporal donde
resida el embrin de mi conciencia orgnica. Estos, segn me
explicaba, haban ocurrido en diferentes niveles energticos, que
limitaban el acceso a cualquier referencia debido a un
ordenamiento comn de los estados naturales, lo cual se define con
mayor precisin en manifestaciones armnicas. Tambin insisti en
115
que no intentara evocar memorias de experiencias anteriores si

consideraba que estaba listo para dar el siguiente paso, pues solo
desde la razn consciente era posible acceder a la idea original. Me
urgi a que estableciera contacto con el cuerpo fsico en ese
instante para hacer posible el registro en la memoria al momento de
retornar al flujo temporal.
Despert de manera abrupta. Trat de incorporarme
rpidamente, pero mi cuerpo responda de manera lenta y torpe. Mi
pensamiento se hallaba disparado y trabajaba a una velocidad y
tiempo muy diferentes a los de mi cuerpo. La respuesta fsica se
presentaba con un gran retardo y no corresponda cercanamente a
mis deseos. Con esfuerzo, logr incorporarme. Ms que decidiendo
mis movimientos, pareca tratar de adivinarlos. Sin embargo, tena
como objetivo claro, lograr escribir en un papel lo que acababa de
ocurrir mientras an pudiera recordarlo. Entre smbolos y garabatos
logr plasmar algunas ideas. Esto me servira ms tarde para
rememorar con detalle algunas escenas de lo ocurrido. Al terminar,
descubr que las apreciaciones que tena de ciertos fenmenos
estaban siendo actualizadas a la luz de ese conocimiento recin
adquirido. Me di cuenta de que la magnitud real de las cosas
simplemente supera cualquier proporcin de las creencias sin
importar la dimensin de estas. Adems, descubr que muchos de
los seres con los cuales entramos en contacto cada da solo existen
en algunos planos de la existencia y que tienen como sustrato
comn el sentido de su propia individualidad. Estaba maravillado
con la capacidad natural e innata que posean estos seres de pasar
inadvertidos por aquellos cuya percepcin de la realidad
permaneca anclada en el ego. Aprovechan astutamente el hbito
cristalizado que poseemos la mayora de los seres (en el plano
fsico) y que nos conduce a identificarnos con una perspectiva
116
nica, o ego, para errar entre nosotros sin levantar sospechas. Me di

a la tarea de identificar algunos de estos que vagan impunes y sin
causa por las sendas de nuestra realidad.
Durante los das siguientes comenc a observar
inquisitivamente a todos a mi alrededor esperando descubrir seres
de otras realidades. No poda descartar ninguno a la ligera. Deba
cerciorarme de que los elementos sobre los cuales se basaba toda la
percepcin cosmolgica si correspondan a la ma en un nivel ms
all de la comunicacin. Luego me di cuenta de que este era un
enfoque errado para mis fines. Desde tal perspectiva todos los seres
pertenecen a diferentes realidades, lo cual, aunque definitivamente
cierto, resulta totalmente imprctico. Tuve que reconsiderar mi
enfoque y restringir aquella bsqueda a reas ms especficas.
Como consecuencia lgica (y basado en un factor de economa
aprendido durante la ltima incursin a las proximidades de la
vacuidad), opt por llevar mi investigacin a los dominios del
sueo y la ensoacin.
Decid aprovechar el ciclo solar y, por ende, el planetario,
para potenciar mis niveles energticos. Es decir, comenc a
discriminar las actividades del da y de la noche. Durante el
momento de transicin entre el da y la noche, me quedaba quieto,
permitiendo que la inercia de las actividades realizadas durante el
periodo ms iluminado se disipara para darle paso a las actividades
de la noche. Procuraba realizar las actividades fsicas siguiendo el
ciclo del sol; es decir, el mayor nivel de actividad lo alcanzaba
cerca del medioda cuando el sol estaba en lo alto. Le destinaba la
noche a actividades principalmente intelectuales y de
esparcimiento. Intentaba descansar mi cuerpo mucho antes de que
se presentara la somnolencia, para poder apreciar claramente la
transicin entre la vigilia y el sueo. Y fue precisamente durante tal
transicin, en la noche del quinto da de haber iniciado esta
117
prctica, cuando apenas comenzaban a manifestarse los sueos

onricos, identifiqu un ser que solo haba tenido la oportunidad de
percibir en camino o de regreso del sueo fsico.
Ocasionalmente habamos intercambiado informacin de
manera parcial e impersonal, pero esta vez la presencia consciente
del otro no poda pasar inadvertida. Mi sorpresa fue mayor cuando
me dijo que haba estado esperando para darse a conocer desde
haca mucho tiempo y que solo hasta ahora haba logrado
concentrar su ser para manifestar su presencia. Quise explicarle que
yo tambin haba estado incrementando mi nivel de conciencia para
poder acceder a otros planos, pero esa expresin pareca ms un
eco de sus palabras que mis pensamientos innatos. No vi sentido en
validar mi ego con afirmaciones irrelevantes y decid hacer las
cosas verdaderamente importantes, en este caso, aprender.
Me dijo que hacerse consciente de su presencia era una
decisin que cada individuo deba asumir una vez hubiera
desarrollado la capacidad de percibir hasta el punto de reconocerle.
Igualmente, me dijo que, si era mi voluntad, poda entrenarme para
hacer contacto con otras entidades como l. Me expres, luego, que
haba sido muy afortunado al haber entablado un vnculo con un ser
como l, cuyo nico inters era explorar el mundo por medio de la
conciencia en busca del conocimiento que le permitiera trascender
su estadio evolutivo. Muchos de los cuestionamientos existenciales
que tenemos los seres humanos y que nos han acompaado desde la
antigedad hallan respuestas en otras esferas continu: algo
as como una consecuencia natural e inmediata. La capacidad de
aislarnos del Todo que poseemos los seres humanos es un misterio
y le pareca sorprendente que pudisemos ignorar nuestra funcin
como especie; es decir, nuestro papel en la naturaleza de la vida
planetaria, creyendo que simplemente complacemos nuestros
deseos y respondemos a impulsos egostas. An as, gracias al
118
inconsciente colectivo, nuestra especie puede superar este percance

y cumplir su funcin.
Debido a esto me explic, surge en la mayora de las
personas una inconformidad de profundas caractersticas que el ser
humano es incapaz de describir y mucho menos de superar
mientras no sincronice su voluntad personal con el conjunto total.
Los hombres se pasan la vida buscando y, an as, cuando estn en
las proximidades de una experiencia real, huyen despavoridos a
refugiarse en la imagen y a validar su supuesta identidad. Si quera
recordar lo sucedido deba titular algunas partes de aquella
comunicacin como referencia. De igual manera poda proceder
con los sueos. Me garantiz que si lo intentaba, por lo menos una
vez, quedara completamente convencido de que aquello que me
deca era cierto.
Me invit a superar pequeas discrepancias en unos casos y
las grandes diferencias, en otros, que se pudiesen presentar entre
los diferentes modelos de Conocimiento Perenne. Ms tarde
comprendera que, pese a las similitudes entre los diferentes
modelos de conocimiento, en su forma esencial, cada uno va
desarrollando un lenguaje bsico que, en su desarrollo, es
trascendido. Anlogamente, a pesar de que existen diferentes
alfabetos, la combinacin de los smbolos (letras) para conformar
una estructura con sentido (palabras) encuentra su equivalente en
otro idioma independientemente de los smbolos usados en este. De
esta manera, si la representacin mental que se presenta en los
diferentes individuos es igual, entonces estamos hablando de lo
mismo sin importar el lenguaje, los smbolos o la estructura que se
haya empleado para expresarse Es all cuando cesamos de
comunicarnos con las palabras y damos inicio a la comunicacin
por medio de las ideas, una comunicacin Mente-Mente. Tal como
lo hace un nio antes de conocer el lenguaje articulado. l aprende
119
del medio sin necesidad de usar las palabras o darle un nombre a

las cosas. En nuestro proceso interno se manifiesta como pensar sin
verbalizar, sin limitar el acto a la contingencia de las palabras. Es
desbordar los conceptos, suprimir los lmites, desvanecer las
fronteras y su consecuencia natural, la disolucin de la estructura
cristalizada por parte de nuestra historia personal.
En ese punto, precisamente en ese punto, ni un instante antes
o despus, se hizo evidente que todo lo que me deca era idntico a
lo que Yo pensaba desde tiempo atrs. Eso me gener cierta
desconfianza y me condujo a preguntarme si realmente se trataba
de una entidad ajena a mi Ser o, por el contrario, estaba haciendo
del dilogo interno un acto confusamente sofisticado. De ser as,
estara este elemento de mi psique en capacidad de reconocer
otros individuos dentro del contexto de la pluralizacin del ego que
crea estar identificando en aquel instante? Pensamientos
paranoides empezaron a surgir a intervalos irregulares en mi mente.
Estaba sumergido en las rplicas y contrarrplicas de mis propias
ideas que dispersaban rpidamente el nivel de atencin y la
coherencia mental que me haban permitido establecer el dilogo
con aquel supuesto ser, cuando nuevamente mi interlocutor se
dirigi de esta forma:
En verdad posees una mente sagaz. Eres un acechador innato.
No te has dejado llevar por el entusiasmo y lograste asociar
rpidamente la informacin que te era presentada con tu propia
experiencia. En este momento te preguntars cmo he descubierto
tus pensamientos, el producto de tu trabajo, observaciones y
aquellos conceptos que has creado y desarrollado, pero esta
informacin es completamente irrelevante. Por el momento, solo te
dir que tus pensamientos son acertados en cuanto a m se refieren;
aun as, incompletos. Estos nunca lograran dibujar el panorama
120
general de las cosas. Si bien tus observaciones son correctas, solo

constituyen una visin parcializada de todo el fenmeno.
Mantienes alejado del profano aquellas cosas que nunca te has
atrevido a decir pero que piensas incesantemente.
Totalmente perplejo y conmocionado, trat de hallar sentido a
semejantes afirmaciones. Me senta emocionalmente vulnerable en
medio de una terrible angustia intelectual que me conduca por los
abismos de la mente. Con escasos recursos libres y ante semejante
sacudida, fue imposible reaccionar. El deseo de rebatir fue el
primer cado en este encuentro. Qu poda argumentar o tan solo
complementar si mis pensamientos eran conocidos de antemano?
Haba quedado acorralado y paralizado mentalmente. Tras un
intervalo que pareca extenderse indefinidamente, algo en mi ser
orgnico busc proteger la integridad fsica conducindome al
sueo profundo.
Al despertar, sent un gran descanso. No estaban presentes los
recuerdos de los acontecimientos de la noche anterior. Por alguna
razn que me evade, y contrario a mis hbitos, en aquella ocasin
estaba desinteresado en recapitular las actividades ocurridas en el
interludio de la vigilia fsica. El da se presentaba sin mayores
expectativas, casi inspido, podra decir. No senta ningn inters
por aquellas cosas ms all de lo mundano. Entre banalidades y
distracciones me hice camino a travs de la cotidianidad.
Con el paso de las horas comenc a sentirme ajeno a aquello
que otrora me resultaba familiar, aquello que en su momento
reafirmaba una identidad, pero que ahora era algo distante y
forneo. Me perciba rodeado de extraos. No vea ms all de la
superficie de las cosas. Se haca latente la inhspita profundidad de
algo que, quizs, preferira ignorar. El vrtigo empez a aumentar;
la mente se estaba acelerando; los pensamientos empezaron a pasar
121
rpidamente; las asociaciones se daban de manera prolfica; sin

embargo y pese a la velocidad del pensamiento, logr conservar el
equilibrio y estar en control. Por un instante, un leve titubeo, una
duda razonable, llev a distraerme, pero, gracias a la compasin de
aquellos que me preceden y a la experiencia, logr mantenerme y
oponer cada vez menos resistencia: alcanzaba, as, frecuencias y
estados vibracionales que hasta ese entonces me eran desconocidos.
Estaba a punto de proyectarme mentalmente y no tena
ningn destino preestablecido ya que no haba considerado que
estuviese capacitado para ello. La conciencia se expandi hasta
alcanzar los recuerdos olvidados de la historia personal reciente. De
nuevo, consciente de los hechos y en un estado de alerta alimentado
por la vulnerabilidad, resultado de la exposicin de todo mi ser ante
otra entidad, opt por dejar ir cualquier idea que surgiera y
entregarme por completo a la intuicin. Me resultaba claro que si
hubiese intentado esto en otras circunstancias no lo hubiese
logrado. En muchas ocasiones anteriores llegu a considerar que
tena claro mis objetivos aunque no supiera cmo llevarlos a cabo,
pero esta vez se hizo evidente que era un ignorante al respecto y
que, pudiendo llegar a la culminacin de cualquier meta, no tena
ningn objetivo.
Poco a poco comenc a recordar los detalles de la
comunicacin establecida con aquella entidad que an no lograba
descifrar. Trat de penetrar en los detalles de aquel intercambio en
busca de una interpretacin ms amplia y profunda de los eventos.
Puse mi empeo en no ser prejuicioso, ni oponer demasiada
resistencia. Las cosas fueron cobrando sentido y las piezas, una a
una, fueron encajando en su lugar. Por primera vez comprend lo
que me haba querido decir. Me dispuse a organizar
sistemticamente mis ideas para no olvidarlas de nuevo. Estaba
122
muy impresionado por la forma en la cual el significado de las

cosas se encuentra ms all de la interpretacin.
Pens que entenda cuando mi homlogo me manifest que
hacerse consciente de su presencia era una decisin que cada uno
deba tomar. Ahora que haba llegado a su significado me daba
cuenta de que estaba en lo correcto, an cuando entenda solo la
mitad. Me asalt una risa nerviosa, a la vez que senta que desde la
corona de mi cabeza se derramaba algo que iba inundado cada uno
de mis sentidos. Acababa de descubrir la otra cara de la moneda.
Hasta ese entonces solo haba considerado que quien decida
hacerse consciente de su presencia lo poda hacer, pero haba
pasado por alto, negligentemente, que esto tambin implicaba que
era posible elegir no hacerse consciente de su presencia. Esto
aclaraba por qu lo haba olvidado. Debe existir algn mecanismo
que, a ciertos niveles, te permite seleccionar de qu olvidarse, y
esto debe ir asociado a la conciencia. En ese orden de ideas, el
haberlo olvidado haba sido mi decisin.
Con esto se desat una reaccin en cadena cuya consecuencia
final fue el reconocimiento de aquel individuo. As era, se trataba
de una entidad que comparte conmigo la misma matriz biolgica
pero que haba alcanzado una expansin colectiva, es decir, no
posea una identidad fsica permanente y se haba pluralizado
(habitando parcialmente dentro de ms de un organismo). Esta
clase de seres tienen la capacidad de modificar la realidad y
combinar realidades alternativas. Lo hacen cada vez que, de
acuerdo a las circunstancias, lo consideren la eleccin natural y
apropiada. Quizs lo haga cuando se entere de que estoy
escribiendo acerca de l. Es muy posible que no tenga ninguna otra
mejor eleccin y deba inevitablemente cambiar la realidad. Para
ellos, ms all de considerarnos inferiores, somos inmaduros e
ignorantes de nuestro potencial. Al completar su ciclo, logran
123
moverse y duplicarse de un organismo a otro y van camino a

fundirse con la fuente. Son aquellos que han dejado
permanentemente el plano fsico y han iniciado su transicin hacia
estadios superiores de la existencia.
Me qued claro que para ciertas cosas (algunos objetivos o
destinos) es indispensable, en su inicio, pensar que es posible. Sin
este elemento, la mente (individual) no da inicio a la elaboracin de
la forma mediante la cual esto sera posible. Esto responde a un
sistema interno que regula la manera en que se destinan los
recursos, es decir, la forma mediante la cual se buscan y
determinan los propsitos en direccin al objetivo. Entonces, lo
primero es pensar que si es posible.
Sin esta certeza no se pueden materializar las ideas y estas
quedarn restringidas a los dominios de la imaginacin. Me
descubr validando reiterativamente este concepto, al punto de que
la resonancia generada me condujo al estado mental en el cual
perciba la presencia de aquella entidad. Esta vez me resultaba
familiar. Trat de relajar el pensamiento para afinar la percepcin.
Supe que finalmente haba aprendido a abrir mi mente a voluntad y
a conectarme con otras posibilidades universales sin necesidad de
perder la identidad. Era como si me hubiese ganado el derecho a
acceder a ello en el momento en el cual permit que mis
pensamientos fueran observados sin sentir vergenza, como si
hubiese retornado a un estado de inocencia primordial en el cual
era permitido contemplar las cosas tal como son. Sin embargo,
sent una terrible aprehensin en mi pecho mientras recordaba
algunas palabras ledas en mi temprana juventud, casi en la niez:
No es posible lograr un cambio significativo sin afrontar una
crisis.
El temor a lo desconocido se fue desvaneciendo. Consciente
de algunas de las cosas que estaban ocurriendo, decid exponerme a
124
Todo. Consider que si era necesario desaparecer y pasar a la

inexistencia para lograr superar la condicin de insatisfaccin e
inconformidad, o en algunos casos de resignacin y conformidad
que caracteriza muchos si no la mayora de los momentos
registrados en nuestra vida, bien vala la pena experimentarlo. Para
qu continuar viviendo a medias cuando mucho, alimentando
la ignorancia y la mediocridad, transitando por el mundo con una
venda en los ojos y a tientas en el mejor de los casos, o
siguiendo el ruido incesante de la manada que se dirige al
matadero, edificando y fortaleciendo el poder de unos pocos que
han llegado a implementar sus modelos hegemnicos; aplastando a
aquellos que, an ms ignorantes y menos pretenciosos,
desconocen el destino de su propia existencia. Aparente poder que
se cimienta en la ambicin e infamias de algunos y en las
debilidades y deseos de otros. Llegu a un punto donde hubiese
preferido abstenerme de existir antes de regresar a mi condicin
anterior.
La intensidad con la que perciba a este ser haba empezado a
disminuir. En parte porque eran demasiadas ideas rondando la
cabeza y me hacan divagar; por otro lado, mi atencin daba
muestras de cansancio. El sincronismo mental presentaba ciertos
baches. Antes de que el encuentro concluyera y el nodo se disipara
por completo, agradec a mi homlogo su contribucin y le solicit
que disculpara la incredulidad que pudiera haber percibido de mi
parte durante el comienzo de nuestra comunicacin; ya
comprendera que era parte de mi estructura de aprendizaje. El
trabajo de muchos aos aunque el tiempo no es aqu el factor
dominante y producto de grandes esfuerzos, tribulaciones y una
cuota muy considerable de voluntad, haba comenzado a tomar
forma.
125
Lo que otrora fue un sueo motivado por la imaginacin,

basado en aquellos elementos que estimulaban de manera directa la
intuicin para asumir una perspectiva que permitiera vislumbrar
una razn que justificara la existencia de las cosas, ya no era algo
inalcanzable e imposible, sino, ms bien, un estado que se
presentaba como consecuencia de los actos individuales y la forma
en que estos se relacionan con el entorno en su proyeccin hasta su
asimilacin por parte de Todo. Y as como la mayora de estados
que experimentamos, este disipa su influencia cuando es asimilado.
A medida que iba comprendiendo la naturaleza del fenmeno, este
igualmente se iba disipando y mi inters por l se fue perdiendo.
De esta misma manera podramos confrontar nuestros
temores, depresiones, angustias o cualquier emocin que nos
afecte. Al comprender su naturaleza y su causa, la influencia que
ejerce sobre nosotros disminuir proporcionalmente a la
comprensin que tengamos al respecto. Al confrontar por voluntad
propia cualquier situacin, se logra disminuir gradualmente la
influencia hasta que la perturbacin pierde todo su dominio. Pese a
que subsista, se incorpora a las cosas que estn bajo el control de la
voluntad consciente.
Habiendo comprendido la causa del fenmeno, saba que
haba llegado a su fin. Aunque hubiera querido prolongar su
duracin, no era posible. Y as como pasa con todo lo que se ha
hecho historia, deba dejarlo ir puesto que solo constitua un paso
ms en el largo camino de quien busca y espera encontrar.
126
Las fuerzas sutiles.
VI
Me senta agotado, fsica, emocional y mentalmente. Intent,

por ello, refugiarme en la superflua y frgil estabilidad de los
hbitos sociales. En cierta forma, quera distanciarme de las ltimas
experiencias de estados alterados para tener una perspectiva ms
amplia de todo el asunto. Senta que necesitaba dejar de razonar
desesperadamente en busca de asociaciones que me permitieran
penetrar en los misterios de la existencia. Trataba de instalarme en
medio de la inercia de las personas alrededor y el flujo de los
eventos. Adems, decid no tomar nuevos compromisos, ni
emprender nuevos retos. Asum una actitud evasiva hacia cualquier
tipo de responsabilidad queriendo encontrar un nivel de
conformismo que brindara sosiego a mi perturbada mente y
descanso a mi atribulado corazn; la causa: mi razn se balanceaba
sobre una delgada lnea entre la neurosis y la desesperacin.
Permanec por algunos meses al margen de cualquier
actividad con connotaciones trascendentales, incluida el uso de
entegenos. Sin embargo, cierto da me vi sosteniendo una
conversacin cuyo tema central tom un viro repentino para
desviarse a ciertos modelos de conocimiento no ordinarios. Mi
interlocutor, Guss, a quien haba logrado evadir durante dicho
periodo, intentaba con esfuerzo llegar a travs de una plataforma
intelectual convencional a un estado alterado de conciencia en el
cual le fuese posible percibir algn tipo de fenmeno capaz de
127
confirmar las ideas de las que hablbamos. Durante nuestra

conversacin logr darme cuenta de que todo el trabajo realizado
en s mismos por un gran nmero de personas semiconscientes que,
con toda la sinceridad de la cual disponen, incursionan a travs de
diferentes corrientes a una bsqueda de lo que podramos llamar
por eso de la conveniencia del lenguaje Trascendente, estn
condenadas a fracasar tan pronto dan su primer paso. (Aunque debo
reconocer, hacer nfasis y asegurar, sin lugar a dudas, gracias a que
he tenido la oportunidad de observar el fenmeno de cerca en
repetidas ocasiones, que al momento de asumir tal decisin, tales
sujetos se encontraban a un paso, solo a un paso, de su realizacin
espiritual). Entonces, qu pas con todo ese potencial?
De antemano, como gesto de cortesa con el lector, debo
informar que no me es posible aclarar ese suceso mediante el
lenguaje convencional, pero intentar elucidar los elementos
adecuados para que en algunos que posean cierta afinidad a mi
modalidad de pensamiento, en combinacin con una adecuada
tolerancia conceptual esto es, ir ms all de la interpretacin
textual, pueda surgir aquello que es imposible pronunciar o
expresar por otros medios.
De regreso a la mencionada conversacin, la cual ocupaba
gran parte de la atencin mientras observaba en mi pantalla mental
un excesivo trfico de ideas y relaciones antes no percibidas, mi
interlocutor continuaba sustentando aquello que consideraba le
estaba brindando la oportunidad de incrementar su nivel de
conciencia de s. A ello lo denominaba, de manera particular,
andar subido. (Ntese que residen ciertos riesgos para los
individuos eglatras en lo referente a la asimilacin de los
elementos a los cuales se hace referencia; algunos de estos
elementos, literalmente, podran bloquear el sistema). Mientras
Guss me relataba sus ltimas experiencias, cual si fuese un informe
128
Captulo VI Las fuerzas sutiles
o una necesidad innata de socializar sus percepciones, realizaba una

serie de gestos y movimientos con sus manos. Estoy seguro de que
estos constituan su mejor intento y la ms clara aproximacin a
expresar lo que en el momento haba en su mente, incluso mejor
que sus propias palabras, ya que estos eran espontneos y no se
vean sometidos a la compulsividad que manifestaba en su hablar,
que pareca ms bien reflejo de su alto grado de ansiedad
emocional. Se puede comparar su conducta con la de quien huele el
humo, siente el calor y oye los traquidos, pero no logra descubrir la
procedencia del fuego que se aproxima amenazador. Vert en sus
movimientos toda la atencin que haba destinado a la
conversacin. Sus gestos rpidamente me absorbieron, al punto que
ces de escuchar y estaba expectante a cada nueva inclinacin de su
cuerpo, de sus manos, de su rostro. Con ello se suscitaba un fluir de
la conciencia a travs de diferentes aspectos mentales, en un
instante dado, o a travs de eventos residentes en mi memoria, al
siguiente. Agudic la atencin y me llev una sorpresa reveladora:
Aquello que el intelecto en ocasiones es incapaz de expresar en
trminos del lenguaje, la intuicin lo hace sin que este se entere,
pens.
Existe un tipo de comunicacin entre los seres que se da a
niveles no accesibles para el intelecto. A veces se presenta un
retraso, que es comn a muchas personas. Este consiste en que
aquello que intuimos es asimilado tiempo despus por nuestro
intelecto y finalmente traducido a un lenguaje que opera dentro de
los lmites de la conceptualizacin. Este proceso puede durar toda
la experiencia existencial e incluso ms, para aquellos vctimas
de sus recuerdos y condenados al retorno y depende de factores
particulares a cada individuo. Sin embargo, el trabajo y elementos
catalizadores pueden reducir, incluso a un solo instante, ese periodo
de tiempo.
129
En ese momento, sent que era adecuado retornar desde los

pensamientos a la presencia fsica. Reenfoqu a Guss, quien en ese
momento haba extraviado una palabra y la haba sustituido por un
sonido generado con aire usando la lengua y los dientes como
instrumento. A manera de chascarrillo, le dije: Djala pasar que a
lo mejor no es la ficha que encaja en este rompecabezas.
Intuitivamente volv al seno de mi pequeo grupo de amigos
y compaeros de viaje. Las conversaciones con mi amigo Guss
volvieron a ser frecuentes; y, a travs de este, con el Viejo Maestro.
Recuerdo con claridad que uno de los primeros temas obligado de
posteriores conversaciones fue precisamente la cordura del Viejo
Maestro. Guss se comunicaba con mayor frecuencia con l. Me
cont que, despus de nuestro encuentro, el Viejo se hallaba
motivado a trabajar y haba preguntado repetidamente si bamos a
reunirnos nuevamente. Le respond que por aquellos das Chalo
de quien hablar en breve me haba hecho la misma pregunta.
Mira como estn pidiendo cuerda, le dije maliciosamente a Guss.
Ambos soltamos una carcajada: siempre encontrbamos muy
entretenidas todas aquellas coincidencias significativas. Tras
recuperarnos del breve lapso hilarante, acordamos una reunin para
la semana siguiente en compaa de aquellas dos personas.
No fue difcil ponernos de acuerdo con nuestros compaeros
y concertamos la fecha. Casualmente, esa misma semana, me
fueron facilitadas, a travs de un compaero de la universidad,
algunas raciones de metilendioximetanfetamina. Desde el mismo
da en que convenimos el encuentro, comenc mi preparacin; esta
vez no solo deba alcanzar un nivel de energa apropiado sino que
deba prepararme para los impactos psicolgicos, fisiolgicos y
emocionales que eran de esperarse durante el reencuentro con
ciertos elementos y elementales que anunciaban su presencia
retumbantemente desde los albores.
130
Empec a buscar quietud tanto fsica como mental y a

fortalecer la observacin del instante como experiencia total.
Aprovech los beneficios de este tipo de estados para desarrollar un
mtodo que, una vez cristalizado, hiciera posible hacer de la
transicin entre la prctica de la meditacin y su pos-prctica una
oportunidad para precisar y fortalecer el enfoque de la atencin
consciente y la observacin de s.
La fecha acordada lleg y, en medio de la tarde de aquel da,
decid aislarme silenciosamente en mi habitacin. Tendido en la
cama y mirando hacia el techo, concentrado en la respiracin, fui
llevando al torrente sanguneo suficiente oxgeno para generar por
reflejo una reduccin considerable del ritmo cardiaco. Casi una
hora despus, haba logrado reducir el nmero de latidos por
fraccin de tiempo a poco menos de la mitad. El cuerpo se hallaba
en un agradable estado de trance, generado con tan solo un leve
esfuerzo mental. Haba llegado a la conclusin de que deba
retornar al estado habitual de vigilia cuando son la campanilla que
indicaba la llegada de un visitante. Momentos despus, se oyeron
unos tenues y apresurados golpes en la puerta de mi habitacin;
luego, una suave voz con mucha complicidad y sigilo se expres
as: Hay un joven en la puerta. Pregunta por ti. Qu le digo?
Ests o no?. Con torpeza y voz adormilada, logr responder: Por
aqu hay tan solo una parte. Djalo entrar que a lo mejor trae la otra
y lo logramos armar. Ay! Oiga!, me refut con gracia y una
leve dosis de consternacin.
Se escuch el abrir de la puerta en la distancia y, ms all del
umbral de audicin, percib un amable saludo acompaado de un
sutil suspiro, propio de aquel que acaba de tomar una decisin. Tras
ingresar y cerrar la puerta, donde se extiende al frente una larga
escalera con un breve descanso intermedio y casi en penumbra, se
logra visualizar al final una retcula ms iluminada. A pasos cortos
131
y firmes, el recin llegado sube los primeros escalones. En la mitad

del recorrido se ve en necesidad de inhalar con mayor profundidad.
Duplica el avance de cada paso y recuerda la ltima vez que realiz
el mismo recorrido. Al llegar arriba, se ve en la necesidad de
repasar todo el entorno con la mirada. La sonrisa de cordialidad que
en un futuro le ocasionara algunas marcas de expresin en su
rostro, dejando huella de una expresin gastada, se torna
nuevamente sincera, espontnea. Ya conoce su destino, avanza
hasta la puerta de mi habitacin an con su morral en hombros.
Presto al instante de acertar el golpe en la puerta, me adelant a
abrir para que golpeara el aire con la ilusin de que escuchramos
el impacto de su puo en el vaco10.
Cruzamos rpidamente la mirada y nos saludamos con mutuo
respeto y poca emotividad. Lo invit a sentarse en la silla frente al
escritorio, mientras yo me sentaba en la cama y cruzaba las piernas.
Esperamos en silencio y quietud por unos momentos. Una vez
iniciamos la conversacin, procur evitar por todos los medios
preguntar cosas personales. Y en los momentos en los cuales el
visitante, desde su punto preferencial de percepcin, inverta la
interiorizacin e iba ms all de los lmites de la individualidad,
inmediatamente lo reorientaba hacia su psique haciendo las veces
de espejo; es decir, duplicando su comportamiento. Mi objetivo era
propiciar que se desvaneciera el vnculo teleptico que se haba
establecido desde su entrada a la morada. No quera que drenara su
excedente energtico en un proceso que an le resultaba muy
difuso y de cuya presencia no era plenamente consciente.
10. En analoga al koan, ampliamente utilizado en la escuela Rinzai del Budismo
Zen, aparentemente sin sentido. "Cul es el sonido al dar palmas con una sola
mano? El practicante investiga este tipo de pregunta con una concentracin total
hasta que su razonamiento conceptual quede erradicado y surja de esta manera la
sabidura intuitiva que lo conducir al despertar. Otro es "Cul era tu rostro
original antes de nacer?"
132
El canal sutil de comunicacin se fue desvaneciendo del

plano consciente. Permanecimos callados durante algunos minutos
ms. Luego algo se hizo evidente para mi compaero y sbitamente
irrumpi en el silencio con un quebranto de voz. Pregunt: Por
qu hay recuerdos que nicamente puedo traer hasta el presente
cuando nos encontramos juntos?
De las dos razones que conoca, solo poda contestar una en
ese momento. Le expliqu que en condiciones habituales la
observacin de nuestros registros inscritos en la memoria se da por
asociacin. Cuando estas asociaciones son ms personales y con
cierto direccionamiento podramos decir que los recuerdos se dan
por evocacin prctica que en muchas personas se convierte en
una patologa y los lleva a aferrarse a escenarios de su existencia
incapaces de franquear. Luego, aad: Una forma ms
sofisticada y beneficiosa para las personas ver sus registros
memogrficos se trata de la recapitulacin, la cual permite al
individuo entrenado una revisin de su actuar y le posibilita
expandir la conciencia a eventos en los cuales su presencia fue
parcial para lograr la integracin de su individualidad y, con ello, la
liberacin de la energa y elementos antes ocupados intilmente en
la elaboracin de fronteras y divisiones innecesarias de la psique.
La segunda razn que call en aquel momento era que muchos
de esos llamados recuerdos no eran suyos realmente: son
elementos que han transitado por su mente pero que nunca hasta el
momento han sido cristalizados en su ser o registrados en su
memoria. Para llegar a ello, antes tendra que probarse a s mismo
en repetidas ocasiones, y a travs del aporte personal y el
sufrimiento voluntario, integrar aquellos elementos a su ser.
Consider que una buena forma de impulsar ese proceso y
que igualmente cumpliera la funcin de preparacin para la jornada
que estaba tan solo a un par de horas de comenzar, sera recapitular
133
los acontecimientos puntuales y comunes a ambos que nos haban

conducido a estar compartiendo ese momento y lugar. Este era
nuestro hilo conductor:
Yo haba regresado de vivir en el extranjero durante seis
aos. Acababa de abandonar una relacin conflictiva y haba
actuado de manera irresponsable en muchos aspectos. En aquel
entonces cre posible que poda realizar un retiro temprano, an
cuando ni siquiera haba madurado. Pero en contraste con esto,
haba tenido experiencias reveladoras que fueron finalmente las
que me llevaron a regresar a mi pas a buscar mis orgenes, las
ms profundas races de mi ser, solo para darme cuenta de que
culturalmente era hurfano de padre y madre, producto de un
entorno cultural que rechaz sus races y nunca asumi las
tradiciones forneas, que mis vnculos ancestrales se haban
roto tantas veces que me hallaba a la deriva y que todas
aquellas experiencias sublimes no me haban conducido a un
destino sino que haban marcado el inicio de un recorrido rico
en obstculos y pruebas que intentan repetidamente desanimar
a este caminante. O en ocasiones capturar su atencin con
ilusoria belleza y fascinacin con el nico objetivo de hacerlo
olvidar su destino. Un juego permanente de seduccin entre el
Ser y la Nada que se lleva a cabo en la arena de la vida
resum en mi mente.
Embebido en parte por la misma fantasa de otros
muchos soadores, haba decidido estudiar Ingeniera Qumica
para aprender a manufacturar en grandes cantidades
dietilamida de cido lisrgico, e inundar el mundo, los mares,
los ros, los acueductos, cada hogar: hasta el ltimo individuo.
Consideraba que con tan solo uno que lograra despertar,
lograra iluminarse, habra valido la pena existir. Senta que
134
todo el universo estaba conspirando para llevar a cabo esa

loable tarea. Haba tenido la oportunidad de ver cun cerca
llegaban algunos individuos a fusionarse con el absoluto en
presencia de aquella sustancia que presenta que, si un nmero
considerable de personas converga en el asunto, sera posible
alcanzar una masa crtica y desencadenar un despertar sbito de
toda la humanidad y arrastrar con ello al universo.
Mientras tanto, y para no olvidarlo, practicaba con algunos
pocos individuos sedientos de experiencias. Estos lograban
percibir niveles del Ser diferentes de aquellos a los que est
habituado el conglomerado social. Incluso, en ocasiones, era
inevitable que transfirieran parte de su perturbacin de la
cual debo reconocer que en ocasiones fui su fuente a las
personas que los rodeaban; sin embargo, esta perturbacin era
finalmente asimilada por la masa. Es algo que podramos
comparar con un rayo que cae sobre la tierra: pese a que aquel
es una inmensa descarga de energa visto desde la perspectiva
de nuestra naturaleza fsica, es recibido amablemente en el
seno de nuestra amada tierra: es un instante que se desvanece
en el olvido. Son inslitas ocasiones, como el rayo que se
precipita sobre algn bosque seco, rico en duros y viejos
troncos que se yerguen como poderosas columnas que
comienzan a arder y liberan toda su energa mientras intentan
retornar a su origen. Con el tiempo, a los individuos de este
tipo, les llamara, afectuosamente, los quemados. Y los que
quedan, al final, cosechan solo las cenizas.
Me dediqu, sin mucha pasin, a estudiar y conocer los
misterios de la qumica. Durante el inicio del segundo ao de
formacin profesional en ese campo, tuve finalmente la
gratificante oportunidad de aprender a extraer y sintetizar
compuestos orgnicos a partir de su fuente con el uso de los
135
instrumentos, reactores y reactivos adecuados. Toda la

ecuacin se redujo a la utilizacin de algunos procesos fsicos
y, en otros casos, a reacciones qumicas que permiten excluir
selectiva y gradualmente los elementos indeseables de aquellos
que se quieren. Me sorprend al darme cuenta de que poda
llevar esa misma sntesis a los campos del Ser e ir en busca de
mi propia esencia, pero, en este caso, cules seran los
procesos y los reactivos para lograrlo? Fue entonces cuando me
di a la tarea de buscarlos.
Durante los primeros das de aquel periodo acadmico,
tuve la oportunidad de conocer a Chalo, compaero de
universidad en aquel entonces. Cuando lo vi por primera vez,
me sorprend por la cristalinidad de sus ojos. Me pareci que
aquel individuo perteneca alguna otra poca pica de la
humanidad. Es una de esas personas que quieren hacer lo
correcto y, lo que es an ms inusual, en ocasiones lo intenta.
Tras cruzar algunas palabras con l, me di cuenta de que esa
imagen que proyectaba provena de un sentir innato del deber y
una fuerte voluntad para hacer las cosas bien o aprender en su
intento. No pas mucho tiempo antes de que encontrramos
temas afines de conversacin, lo cual dio inicio a un
intercambio de libros y comentarios al respecto por algunos
meses.
Los temas perennes y la observacin del entorno fueron
siempre combustible para nuestros dilogos. l vena seducido
por el mundo fantstico de Don Juan y su squito de brujos y
aprendices. Le inst a pasar de la lectura y el intelectualismo a
la prctica; que se diera la oportunidad de comprobar por s
mismo si las cosas que el ltimo shaman de aquel poderoso
linaje tolteca narraba en sus libros era simplemente una
aventura literaria, charlatanera o una virtuosa narracin de
136
eventos acontecidos en otros planos del Ser. Finalmente,

llegamos a los entegenos y el uso de ciertas sustancias para
superar la atraccin del centro de gravedad permanente que
usamos como punto de referencia para la observacin de la
experiencia existencial.
La lectura de algunos de los libros de Carlos Castaneda,
recomendados en un orden ascendente de densidad en lo que al
contenido de elementos extraordinarios se refiere, abonaron el
terreno para que su mente, por medio de la imaginacin
disparada a causa de los relatos de poder del brujo, alcanzara
frecuencias que le permitieran percibir nuevas formas de
contacto con la existencia y la exploracin de la vida, ms all
del ser orgnico y el universo fsico.
Rpidamente descubri que a travs de la imaginacin
activa poda participar directamente de la interpretacin del
presente y, por ende, influir desde una plataforma sutil en los
acontecimientos del futuro. Igualmente rpido se deslumbr
con esta facultad y la someti a raciocinio, acorde con sus
anhelos y ambiciones; y, como era de esperarse, tal capacidad
qued presa de su estado mental. El deseo de recuperar aquella
capacidad esencial de participacin comenz a generarle gran
ansiedad, la cual calmaba con lectura, la academia y actividad
fsica. Sin embargo, los niveles de angustia existencial
empezaron a verse reflejados en su conducta y la forma en que
se relacionaba con sus congneres, especialmente en el entorno
familiar y todo aquello que le recordaba quin era, su origen y
punto de partida. Senta en su corazn que deba superar y
dejar atrs para siempre los lmites inducidos por su entorno.
Para liberar las tensiones que se estaban generando a su
alrededor, le suger que se familiarizara un poco con el
elemental de la ganja, y me asegur de que lo hiciera con el
137
respeto adecuado que le permitiera caminar por un sendero

seguro en medio de los precipicios de las adicciones, la pereza,
las perversiones y los malos hbitos. Para que esto funcione
correctamente se debe asumir un compromiso entre el nefito y
el iniciado en estas artes, el cual debe surgir a partir de la
iniciativa del recin llegado. No se debe ofrecer el elemental,
se debe esperar que el aspirante lo pida, y el iniciado tiene por
deber confirmar y evaluar la peticin y sellar con fuego el
compromiso. Hbilmente y en poco tiempo, aprendi a trabajar
con el elemental. Este lo acept en crculo ntimo y prximo al
de sus arcanos, los cuales conforman simbiticamente, a la vez
que protegen, la esencia de su naturaleza en los planos sutiles
de la existencia. Le fue conferido el derecho a ser parte de este
selecto grupo y se espera que al alcanzar la madurez desarrolle
su potencial y permita ser asimilado dentro de la estructura
ntima del ncleo del elemental. Esto trajo sosiego a su vida y
lo motiv a buscar otros frentes de trabajo; adems, los
objetivos de vida comenzaron a ser ms sensatos y
consecuentes con la existencia y la conciencia de s. Este sera
el primero de mltiples ciclos dentro de la bsqueda que
empezara a experimentar en otros planos a lo largo de su vida.
Luego, en otro momento de dispersin, en un deseo
inconsciente de volver a percibir aquella participacin activa
con el cosmos, quiso retornar y repetir la lectura de los libros
que asociaba con la experiencia que haba tenido. Esta vez,
para garantizar que esa actividad rindiera los frutos buscados,
decidi hacerlo metdicamente. Para ello consider que deba
leer los libros de Castaneda en el orden en que fueron escritos.
No fue la primera ni la ltima persona que conozco que llegara
a esa misma conclusin e intentaran infructuosamente lo
mismo. Tan solo unos meses despus, Guss me manifestara,
138
sin conocer a Chalo, haber asumido la misma labor con un

enfoque definitivamente idntico. Pero eso pertenece a otra
historia.
No consider prudente intervenir en el proceso de Chalo,
por lo cual permit que se diera cuenta por s mismo, a cuenta
del tiempo, de que aquella experiencia deba ser superada para
poder aspirar a continuar su proceso evolutivo hacia el
despertar de la Consciencia. Si en ese entonces hubiese
compartido con l mi observacin, hubiera interferido
desfavorablemente en su proceso, retardando la cristalizacin
de los elementos que integraran permanentemente ese
conocimiento a su Ser.
Paralelamente a la capacitacin acadmica, Chalo tuvo la
oportunidad de formarse en otras reas y hacerse aprendiz de
una de las artes ms regias del gnero humano: la meditacin.
Esta lleg como respuesta a una necesidad que haba surgido
en lo profundo de su ser. Debo confesar que sent mucha
gratificacin cuando por iniciativa propia decidi que haba
llegado el momento de fabricar su propio zafu. Con la
meditacin, empez a hacer un uso ms ritualista y apropiado
de la ganja. Una vez demostr cordura ante la presencia del
elemental y en razn de sus logros, se le present otro
elemental cuyo registro en la historia se pierde en los anales del
tiempo. Se trata del Psilocybe Cubensis, cuyos ejemplares
tambin se conocen como los Maestritos. Su origen an no se
logra establecer, pero los estudiosos del tema han llegado a
decir que proviene de un universo mucho ms antiguo que el
nuestro. La extraordinaria Mara Sabina11 llamaba
11. Curandera indgena originaria del pequeo poblado de Huautla de Jimnez,
ubicado en la Sierra Mazateca, al sur de Mxico. Sin proponrselo, Mara Sabina se
convirti en una celebridad internacional debido a su extenso conocimiento en el
139
amorosamente a los Maestritos como Nios Santos. Estos le

permitieron explorar y acceder momentneamente a otras
dimensiones del Ser, pero como todo aquello que es ajeno y
an no hemos ganado por derecho propio, esa facultad deba
ser retornada al elemental una vez concluida la experiencia,
solo dejando tras de s unos cuantos recuerdos que el tiempo
finalmente cubra con un hlito de incertidumbre.
El periodo que habamos pasado en aquella institucin
educativa fue suficiente para percatarnos de que esta se haba
tornado excesivamente reticular, que nos hallbamos saturados
de burocracia y que nuestro tiempo all haba concluido. En mi
caso, haba desistido de intentar generar el despertar de la
humanidad por medio de la intoxicacin masiva con
dietilamida de cido lisrgico, pero no desista de intentarlo
por otros mtodos poco ortodoxos.
Surgi entonces una incompatibilidad tremenda que tuvo
como consecuencia la finalizacin prematura de aquella
experiencia acadmica. Todo concluy con un sbito cambio
de planes y de profesin tanto para mi amigo como para m.
Comenc otra carrera en una universidad ubicada en otra
ciudad, ms cercana a la casa de mis queridos abuelos, sitio que
se convertira nuevamente en mi residencia permanente durante
los aos siguientes. Nuestros intercambios se redujeron a un
simple cruce de palabras y saludos eventuales que respondan
ms a un formalismo que a una verdadera comunin. Esto no
ocurra por indiferencia o descuido, sino que se hizo evidente
que se requera tiempo de su parte para asimilar aquellos
uso ceremonial y curativo de los hongos alucingenos. Mara Sabina fue conocida
como una mujer sabia en todo el mundo y se convirti en un icono para muchos
seguidores y simpatizantes. Lleg a ingerir ms de treinta pares de Maestritos en una
sola velada.
140
conocimientos y experiencias que con aparente sutileza haban

transformado su vida de una manera profunda y permanente.
Un par de aos ms tarde tendra la oportunidad de vivir en
compaa de Guss un proceso similar, pero en esta ocasin ms
profundo y prolongado, con los mismos invitados de fondo y
algunos nuevos actores en escena. Durante dicho proceso vino
un momento en el cual llegu a la conclusin de que no era
apropiado para m continuar con las incursiones a las
profundidades ntimas del Ser escoltado por entegenos y
sustancias psicoactivas. Haba desarrollado tal sensibilidad que,
durante los episodios colectivos (por sincronismo o afinidad)
de tales experiencias, mi compaero de viaje podra resultar
demasiado afectado al llevar sus niveles de sensibilidad ms
all del lmite de la tolerancia fsica o psicolgica y,
recprocamente, mi nivel de tolerancia poda ser desplazado
dentro de los umbrales sensibles de percepcin, lo que
ocasionaba algo as como una desproporcin sensorial que
quizs pueda ser comprendida de una manera ms adecuada si
se le designa como un Estallido Sensorial.
A causa de esto, ante el deseo manifestado por Guss de
darle continuidad a sus prcticas y para tener un parmetro que
me permitiera establecer los avances de Guss y Chalo, decid
relacionar a ambos amigos que hasta ese momento solo se
conocan a travs de pequeas ancdotas de uno y otro que en
ocasiones previas yo les haba relatado para que se
acompaaran en sus incursiones al ms all. Una sola
llamada fue suficiente para acordar el primer encuentro. Este se
produjo un da despus.
Independientemente de los resultados directos de la
experiencia, fue una excelente oportunidad para que ambos
recuperaran el respeto y ritual que debe acompaar estas
141
prcticas cuando se realizan en pos de un objetivo altruista. Sin

el debido respeto, pese a la magia y extraordinarias
propiedades de los elementos de poder, el abuso genera un
hbito y el hbito degenera la experiencia hasta lo trivial y lo
mundano. Y quien lo convierte en una rutina pierde el
verdadero vnculo que permite al aspirante realizar una
simbiosis entre lo humano y lo divino para convertirse
momentneamente en un ser pluri-individual (por ende,
supraconsciente). Cmo iba a ocurrir esto?
El asunto era muy sencillo: considerando las caractersticas
de ambas personalidades, era predecible que cada uno de ellos,
al encontrarse frente a una persona por primera vez, iba a
intentar proyectar una conducta impecable y un
comportamiento incuestionable durante la jornada. Esto
finalmente conllev a un proceder correcto, un sincero inters
por aprender, conjugndose con una atmsfera de respeto que
permiti la manifestacin del fenmeno mucho ms all de las
expectativas. Lo que ocurri permaneci en las mentes de
aquellas personas por algn tiempo; sin embargo, en esa
ocasin no fue definitivo. Dichos encuentros se continuaron
dando ininterrumpidamente hasta nuestro punto de partida, el
inicio de esta recapitulacin.
La tarde llegaba a su fin, seal inequvoca de que era el
momento de partir hacia un compromiso cuyas consecuencias se
veran reflejadas permanentemente en el curso de nuestras vidas.
Antes de salir hacia el sitio de reunin, revis rpidamente que
llevara conmigo las provisiones que pudiera necesitar.
Abandonamos la vivienda sin encontrar a nadie en el camino. Una
vez en la calle, nos confundimos con el tumulto que transitaba por
all y continuamos en silencio hasta llegar a nuestro destino.
142
En el camino, recuerdo haber pensado detenidamente en

aquellos sucesos, grandes o pequeos casi inadvertidos, que
direccionan el rumbo de nuestras vidas. Pensaba insistentemente en
lo que diferencia a aquellos actos que se desarrollan en el tiempo,
generando una reaccin que cobra ms fuerza, influencia e
importancia en nuestras vidas, y en la de aquellos que nos rodean,
de los actos o acciones que son asimilados en el tiempo y cuya
influencia se desvanece sin dejar rastro aparente. En una primera
instancia consider: Lo que diferencia los eventos que marcan
para siempre el rumbo de nuestras vidas de aquellos otros que se
desvanecen en el tiempo y cuyo influjo es absorbido o asimilado
por el resto de nuestra experiencia existencial sin dejar huellas
significativas o rastros reconocibles por la memoria ordinaria, es
nuestra disposicin a reaccionar a ciertas cosas ms que a otras.
Esta simple afirmacin poda explicar el fenmeno, siempre
que mantuviramos el anlisis en el dominio de la individualidad,
pero cuando se lleva ms all es imprctica y totalmente intil,
puesto que la respuesta o reaccin a las diferentes impresiones o
estmulos difiere de un individuo a otro. Por ende, en lo
concerniente a las relaciones del individuo con su entorno y con
otras individualidades, tal afirmacin, aunque indudablemente
cierta, carece de aplicacin en la vida prctica. Me dije: Debe
existir un modelo capaz de explicar cmo los eventos y todas sus
manifestaciones influyen en nuestra vida, ms all de cualquier
interpretacin personal y que tenga una aplicacin prctica o, por lo
menos, permita cierto grado de participacin consciente por parte
de quien posea la capacidad, el conocimiento o el entrenamiento
adecuados para usar tal destreza e influir en el devenir de las
cosas. Completamente embriagado por mis pensamientos, haba
abandonado el escenario del cual haca parte. De repente me
hallaba en la diatriba de seguir mis pensamientos hacia una
143
eminente respuesta o retornar a la conciencia de la presencia fsica

y el entorno inmediato. Tom la decisin guiado por la intuicin y
no por la lgica, en contradiccin con mis ms profundos deseos.
Decid dejar ir la idea, el concepto, y hacer acto de presencia.
Una vez ms, nos hallbamos frente a la cabaa de Guss. En
su interior se poda observar a un par de individuos departiendo en
complicidad y bebiendo algo seguramente era un caf bien
cargado, propio de aquellos cafeinmanos. El Viejo tena una
gran taza entre sus manos y la mantena cerca de su nariz. Guss,
percatndose de nuestra presencia, como buen anfitrin, sali a
recibirnos. Luego devino el protocolo, los saludos y las
presentaciones. Descargamos nuestras pertenencias y nos
agrupamos alrededor de una pequea divisin que separa la cocina
de un saln y que frecuentemente haca las veces de comedor. Nos
invitaron amablemente a compartir su oscuro hbito. Con una
cortesa equivalente, dejamos pasar la invitacin y ms bien
comprometimos a nuestro generoso anfitrin a preparar t. El buen
nimo y la camaradera se fueron apropiando de la velada.
Disfrutando del t, me puse en pie y empec a caminar por el saln
central. Observaba desde otros ngulos tanto el lugar como a los
individuos all presentes.
Guss se dedicaba a organizar un poco la cocina y el Viejo
aprovechaba para cuestionar a Chalo. Me acerqu nuevamente a
ellos; particip neutralmente de la conversacin y volv a retirarme
haciendo otro circuito por el saln. Estuve atento hacia dnde se
diriga la conversacin cuando se les permita intercambiar ideas
entre ellos dos. Guss, mientras realizaba sus quehaceres, intervena
ocasionalmente, casi siempre para hacer algn tipo de broma, lo
cual me permiti conservar la distancia y me evit el trabajo de
intervenir para luego observar nuevamente el rumbo del
intercambio. Era claro que el Viejo haba asumido una posicin de
144
acecho, pero an no surta ningn efecto porque Chalo se hallaba

distrado de las palabras de aquel acechador. A pesar de ello, lo
segua insistentemente con la mirada. En ese momento, el Viejo
recibi una llamada y sali por la puerta principal hasta el corredor
exterior para atenderla cmodamente. Yo aprovech el espacio
dejado por este y me acerqu hasta los otros dos compaeros, algo
as como relevando al Viejo Maestro durante su ausencia; mientras,
Chalo continuaba algo ausente e introspectivo. Al regreso del
Viejo, Chalo le pregunt asertivamente: Cierto que vos sos el del
grupo de Gurdjieff de Manizales?. Guss y yo nos remos con tanto
gusto que inmediatamente contagiamos a nuestros compaeros y
por unos instantes todos remos dejando registrado un momento de
plena congratulacin con la existencia. Ocurra que, tiempo atrs, el
Viejo haba coordinado un grupo que estudiaba las enseanzas de
Gurdjieff y, en alguna ocasin, Chalo particip en una de sus
reuniones. En ese entonces los dos se haban aproximado, pero no
haban cruzado sus caminos. En cambio, en esta ocasin, la historia
por escribirse sera otra. Con el estmulo de las remembranzas de
Chalo, el Viejo Maestro logr rescatar de la memoria algunas
imgenes de su encuentro anterior.
Mientras mencionaba que, pese a la frecuencia con la cual se
empiezan a presentar este tipo de coincidencias significativas en la
experiencia de aquel que trabaja sobre la observacin y el
conocimiento de s siempre causan gran regocijo y realzan
alegremente el camino que tiene corazn, saqu las raciones de
metilendioximetanfetamina y las ubiqu en un pequeo plato, en el
centro, respecto a las posiciones que tenamos en ese momento.
Sobrevino un momento de silencio y luego me di a la tarea de
informar a mis acompaantes acerca de la naturaleza de la
sustancia. An no terminaba mi remembranza cuando el Viejo
Maestro ya se la haba llevado a la boca y tragado sin vacilar. Esta
145
conducta es muy propia de l, es su forma de impartir un sentido de

decisin y seguridad. Lo segu a continuacin y luego Chalo y
Guss, en su orden.
Guss afirm reconocer cierto sabor metlico en la sustancia.
Esto lo llevaba a evocar experiencias previas. De mi parte, no pude
prestar ms atencin a los comentarios de mis compaeros porque
en ese preciso instante haba perdido la capacidad de asociacin y
me senta incapaz de referirme de manera alguna a cualquier cosa.
La perspectiva que tena de todo fluctuaba de manera
desorientadora. Desde el momento mismo de la toma, a la primera
seal de presencia de la sustancia que detect mi organismo, se dio
una reaccin inusitada a todo nivel. Solo unos segundos despus de
la ingestin, era totalmente incapaz de hacer cohesin. No quera
preocupar ni interferir de manera negativa en la experiencia de mis
compaeros. Como pude me abr camino hasta el bao. Una vez
logr cerrar la puerta, me sent en libertad de confrontar en la
intimidad las terribles sensaciones que me sofocaban. En el poco
espacio que haba, me dej caer liberando el cuerpo del tortuoso
esfuerzo de mantenerse erguido. El vrtigo y el mareo eran
insoportables. Estaba totalmente inhabilitado e incapaz de
esforzarme para anclar el equilibrio nuevamente. Tendido en el
piso, mis piernas empezaron a estremecerse cuando mi abdomen se
estrangul por completo emitiendo un aterrador sonido, como una
arcada seca que retumb por toda la cabaa. Nada ms parecido a
los estertores de la muerte, pero amplificado por ser un cuerpo
saludable y fuerte al que se le arrebata la vida.
El dolor a la altura del pecho fue impresionante, como si algo
se hubiese atorado en la parte inferior del esfago, se irradiaba a los
rganos cercanos y la espina dorsal. A pesar de la magnitud de las
dolencias y preocupaciones, estas pasaron a un segundo plano en el
momento en que las piernas empezaron a temblar nuevamente.
146
Saba que se avecinaba otro episodio como el anterior, pero esta

vez mucho ms fuerte. El temblor se concentr a la altura de los
genitales, causando una sensacin terrible de indescriptible
molestia. La resistencia a este, la desesperacin y el padecimiento,
me llevaron a emitir un quejido agnico. Perd la conciencia por un
momento.
Al reaccionar, alcanc a escuchar a Guss del otro lado de la
puerta inquiriendo con preocupacin acerca de mi estado. Logr
musitar algo en un tono que le diera a entender de manera breve
que necesitaba un momento a solas. Suspir con resignacin porque
saba que an faltaba lo peor. Esta vez mis piernas no respondan;
los genitales no opusieron resistencia, pero se senta como si los
atravesara un clavo ardiente. El abdomen se hallaba vencido. Mis
pulmones se empezaron a contraer y las cuerdas vocales se
tensaron como si fuesen a reventar. En todo el cuello se dio un
espasmo general. Por un reflejo instintivo consegu poner entre mis
dientes un libro que haba derribado al caer y estaba a mi alcance.
Los msculos de mis ojos realizaban movimientos errticos. La
sensacin ardiente se extendi desde mis genitales a lo largo de la
espina dorsal llegando hasta el pecho. El dolor me llev a superar
esa contraccin e inhal de desesperacin. Con la momentnea
dilatacin del pecho, la sensacin ardiente contino abruptamente
su acenso y se encaj en la parte anterior de la garganta. Un nuevo
espasmo de todos los msculos del dorso y la cabeza aconteci,
mientras el dolor se concentraba en la garganta, el mismo lugar
donde se ubic la sensacin ardiente que ascenda. Toda mi figura
estaba desencajada como en una grotesca convulsin paralizada. El
cuerpo no encontraba una forma de librarse de semejante situacin.
Los parpados se movan sin ninguna coordinacin, ni control. Los
msculos de la cabeza y rostro opriman mi crneo, y todos los
folculos pilosos, desde el cuello a la corona, se pusieron en fuerte
147
ereccin. Un solo pensamiento invadi mi mente en ese momento:

Djalo pasar. Era seal de que el dolor haba llegado a su punto
ms alto; era simplemente imposible sentir ms. La muerte no se
presentaba como aquel evento temido y rechazado, sino como la
ms amable posibilidad de todas, como un acto de liberacin, como
el ms grande anhelo.
En esta ocasin me debo abstener de revelar lo que ocurri
durante los instantes siguientes, pero debo explicar que no se debe
a egosmo o a algn tipo de hermetismo injustificado, tampoco es
temor al escrutinio pblico o a perder la credibilidad, es solo que la
naturaleza de esa informacin requiere de una comunicacin ms
ntima y transpersonal.
148
El caso Gnosis: viviendo entre yoes.
VII
El impacto que ocasion en todo mi ser la inversin ocurrida

en el momento en que se present la muerte como una amable
posibilidad, un acto de liberacin que llegu a considerar mi ms
grande anhelo, arras con toda mi escala de valores. Mi orden de
prioridades qued completamente destruido. Podra utilizar un
sinnmero de teoras y argumentos para explicar lo ocurrido
durante los primeros instantes de la jornada en la cual se buscaba
integrar el trabajo de los que torpemente nos abramos camino en lo
desconocido, pero, independientemente de cualquier razonamiento,
saba que estaba penetrando nuevas reas de la realidad. Como lo
hubiese expresado Castaneda, el nagual, poeta y aprendiz del
honorable Juan Matus: Haba cruzado la frontera hacia una
realidad aparte.
Retorn a compartir con mis compaeros de viaje. Un
cauteloso silencio se haba apoderado de todos ellos. Se poda
reconocer cierto nerviosismo en la rigidez de sus semblantes.
Permanec igualmente en silencio mientras las ideas se
acomodaban en mi mente y pudieran formar una secuencia
coherente que brindara confianza a aquellos amigos invadidos por
la incertidumbre. Cuando ocup mi lugar, Chalo se precipit hacia
la puerta y se par por unos minutos en el exterior de la cabaa.
Desde mi posicin, poda percibir cmo su adrenalina comenzaba a
filtrarse por los poros y dominaba sus gestos y movimientos. Das
149
despus confesara que por algunos momentos se vio tentado a

expulsar la sustancia de su cuerpo, pero que finalmente haba
decidido afrontar las consecuencias de su actuar. Al regresar al
interior del saln y acercarse a nosotros, supe que era el momento
de minimizar la gran impresin causada por lo poco que
percibieron de la crisis que yo haba padecido y que an no
lograban asimilar. Ante todo deba hacerles comprender que no
tenan razn para alarmarse, ya que ellos no tendran que vivir
semejante experiencia, cuando menos en esa ocasin; adems,
haba percibido la naturaleza, energa, informacin y consciencia
con la cual estbamos entrando en contacto. Esta nos permitira
aprender de acuerdo a nuestros logros, entrega y capacidades.
Insist en que no se preocuparan y confiaran en mis palabras en ese
momento porque, pese a lo traumtico de la situacin, cruzar aquel
umbral haba sido una experiencia, aunque ciertamente dificultosa,
muy productiva. Una vez establecido el compromiso simbitico
con la consciencia superior por medio del catalizador utilizado, no
tenamos nada ms que considerar: la decisin haba sido tomada
previamente y solo restaba afrontar nuestros actos y aprender.
No considero apropiado revelar aqu los detalles alucinantes
que se presentaron al alcanzar el cenit de la experiencia, y las
secuelas fsicas de mi crisis pertenecen y sern compartidas en otro
contexto; sin embargo, cabe resaltar que en medio de uno de los
momentos ms lcidos que he presenciado en un ser humano, el
Viejo Maestro se puso en pie y con lgrimas en sus ojos fue
invadido por un sentimiento de culpa e impotencia que desbord en
un reclamo al universo mismo.
No puedo continuar deca el Viejo en medio de un colapso
emocional cuando ya las lgrimas empapaban sus barbas. Debo
regresar, muchachos, todava tengo algo por hacer repeta como
si quisiese convencernos de algo. Ustedes no entienden. Ella lo
150
Captulo VII El caso Gnosis: viviendo entre yoes
ha dejado todo, ha dejado su bsqueda por seguirme a m, por

acompaarme en mi bsqueda y simplemente no puedo hacer esto
sin ella. Lo siento.
Aunque redundante, quiero reconocer que nos conmovimos e
incluso nos embriagamos un poco de ese sentimiento que acababa
de liberar este hombre desesperado. Lo invit a sentarse
nuevamente con un tono de profundo respeto y comprensin; por
qu no decirlo, en un momento de indulgencia. Disculpndose por
la escena emocional y secndose las lgrimas, tom nuevamente su
lugar donde fue recibido con un par de palmas en su espalda por
parte de Guss y Chalo. Sus palabras de apoyo empezaron a fluir
como anticoagulante, cual sanguijuelas, buscando instintivamente
drenar el centro emocional, uno de los hbitos ms recurrentes del
ser humano, pero que en esta ocasin cumpla con un objetivo
preciso: drenar las emociones a un nivel en el que la razn pudiese
expresar los sentimientos de manera ms coherente para su mejor
comprensin. Igualmente, lo hacamos por el gusto de constatar lo
que la intuicin nos haba revelado desde el instante mismo que
tom impulso para ponerse en pie.
Al momento, recuperado del choque emocional, hablaba casi
a manera de confesin. Empez a hacerlo de su pareja su querida
Patty, de cmo se conocieron en un grupo que segua las
enseanzas del maestro G. I. Gurdjieff y recapitul las escenas que
en ese momento consider ms representativas hasta el minuto
antes de iniciar la experiencia. Fue entonces cuando sali del saln
para recibir una llamada: era Patty, quien le quiso desear lo mejor
para esa velada velada que, de acuerdo a las manifestaciones del
mismo Viejo, haba ido muchsimo ms all de sus expectativas.
Solicit humildemente que perdonramos su actitud y si daba
la impresin de ser un ingrato, pero que, por favor, lo
comprendiramos a travs del profundo sentimiento e inamovible
151
responsabilidad con su pareja. Le dije que no era necesario

argumentar ms, que esas emociones y las lgrimas ya no le
permitan ver bien. Dej momentneamente el tono amable con el
cual me estaba expresando y de manera tajante le dije: Cmo es
posible que no te des cuenta de quin ha causado este alboroto?,
cmo es posible que digas que no puedes seguir sin ella, si la has
trado hasta ac con tu corazn?. Al escuchar estas palabras, una
sonrisa se dibuj en su rostro e hizo una profunda reverencia a la
vida, mientras de sus labios, nuevamente embebidos de
sentimiento, dejaba fluir la palabra: Gracias.
Guss y Chalo, que haban permanecido en silencio,
empezaron a hacer bromas para suavizar el momento y poder
escapar momentneamente de la tensin emocional. Recuerdo que
Guss le deca al Viejo: Eh! Casi no se saca esa papa caliente
de la boca!; ya nos tena sufriendo!. Chalo dej escapar una gran
risotada que permita entrever un pequeo nivel de nerviosismo
residual; an as, estaba en excelente calma mental. De nuevo, el
Viejo tom la palabra y nos manifest que no saba cmo le iba a
explicar a Patty todo lo que haba percibido, aprendido y aquellas
cosas que le haban sido reveladas. No s con qu cara voy a
llegar donde mi Negrita, deca lamentosamente aquel hombre
terriblemente enamorado. Luego, agrego: Muchachos, podr ella
acompaarnos en un futuro?. Y por qu no desde hoy?, dijo
Guss. Cierto, cierto!, deca el Viejo, mientras nuevamente se
disculpaba por sus repetidas distracciones. Era obvio que la mente
de nuestro amigo se hallaba elaborando situaciones y escenarios
acerca de la forma en que se desarrollaran los eventos a partir de
esa integracin tcita y valiosa de Patty a la pequea cofrada
nuestra que lentamente comenzaba a germinar.
Cuando logramos socializar todo el asunto y cerrar
exitosamente ese ciclo emocional, ya un poco ms aterrizados y
152
menos sobrecargados, continuamos la jornada satisfactoriamente

hasta su final. No haba nada ms que agregar al respecto: Patty era
uno ms de nosotros en la odisea hacia la comprensin del
fenmeno de la vida. An cuando no nos habamos reunido nunca,
eso era algo natural, ms all de toda posibilidad y cualquier
accidente. La sabidura del universo se haba manifestado a travs
del Viejo y, despus de un tiempo, se hara evidente la fuerza,
iniciativa y decisin que Patty pudiera aportar para nosotros y para
otros compaeros que el tiempo esconda detrs de los sucesos por
venir, y, ms importante an, para la potencial transformacin de s
misma como formadora de hombres nuevos desde edades
tempranas.
Durante los das siguientes a esta experiencia, yo intentaba
comprender cmo se asociaban cada uno de los fenmenos vividos.
Por qu haba reaccionado fsicamente de una forma tan fuerte?,
y el sbito ascenso de la energa? Cmo relacionaba esos
episodios de intensa agona con el golpe emocional del Viejo?
Saba que todo estaba conectado, pero no lograba elucidarlo de una
manera adecuada. Era claro que este servidor recibi un gran
impacto fsico, y el Viejo recibi un gran impacto emocional
mediante el cual se pudo drenar la sobrecarga de los dems centros
hasta que regresamos parcialmente al estado habitual de
conciencia. Tras estudiar y repasar debidamente los eventos, logr
comprender parte de los procesos ocurridos y reconocer qu
acontece cuando la energa sexual es desviada a otros centros en
este caso, al motor y al emocional.
153
El trabajo con la energa sexual y el camino tntrico12 visto

desde la perspectiva del hombre ordinario puede tornarse
totalmente traumtico y no debera emprenderse sin tener
conocimiento y previa comprensin del fenmeno de los yoes. Sin
esta comprensin se est condenado inevitablemente al fracaso.
Este factor puede llegar a ser definitivo en muchos caminos que
conducen al desarrollo espiritual, pero en ningn otro es tan
preponderante y decisivo. Esto ocurre a causa de la conexin
directa que existe entre la personalidad y el instinto sexual, capaz
de modificar nuestra conducta en cualquier poca de la vida sin que
nos demos cuenta en la mayora de los casos, o reconociendo esto
cuando ya ha pasado y generalmente es demasiado tarde para
rectificar nuestro comportamiento y, por ende, la capacidad de
actualizar la historia en forma retrospectiva no se ha desarrollado.
No se puede seguir siendo esclavo de las hormonas y las
directrices de nuestra codificacin gentica, la informacin
bioqumica que se apodera del control y nos somete
despiadadamente en aras de la continuidad de la especie y su
adaptacin evolutiva, complacencia de los sentidos que genera el
seguir las rdenes de esta naturaleza, rdenes que, por dbiles que
sean, somos incapaces de desobedecer para luego justificar la
debilidad frente al placer, la falta de voluntad, la permisividad con
nuestros actos y la total indulgencia por los mismos. Esto nos
conduce a actuar dramticamente como si fusemos vctimas del
amor y la pasin. Diferente es el caso de aquel que acta
12. El Tantra es una de las tres vertientes principales del Hinduismo (las otras dos
son Shivasmo y Vishnuismo) y la principal del Budismo Tibetano. El objetivo del

Tantra es la reintegracin del individuo en la Consciencia Pura por medio de la
integracin de los principios opuestos y la fuerza creadora que se expresa en el ser
para desarrollar el potencial que toda persona lleva dentro de s. Para alcanzar ese
objetivo es necesario recorrer en sentido inverso el sendero de la manifestacin,
por ende, la sensacin.
154
simplemente siguiendo el instinto y conforme a su naturaleza,

nicamente siendo culpable de su ineptitud e ignorancia. En la
sociedad actual esa posibilidad ha sido excluida y se presenta
nicamente en casos extraordinarios que constituyen la excepcin a
la regla, por cuanto las relaciones sexuales se han convertido en un
acto meramente recreativo o como un ardid para revalidar el ego y
un sentido patolgico de pertenencia y propiedad, para encubrir
errores, decepciones, la incompatibilidad desarrollada en el tiempo
y la infidelidad. Y como tal, las relaciones sexuales sin el ritual, la
mstica y el conocimiento, son intrascendentes.
Podramos llegar a pensar que la disciplina juega un papel
muy importante en este escenario, pero en verdad estaramos
sobrevalorando esta virtud en la categora equivocada. Controlar el
instinto por medio de disciplina equivale simplemente a levantar
una represa rstica con la intencin de detener el flujo del ro ms
caudaloso del cual se tenga conocimiento, un ro que nace de la
misma fuente que origin el universo y ha venido reuniendo todos
sus afluentes hasta el presente: el simple hecho de existir nos
convierte en evidencia irrefutable de su incontenible actuar.
Cunto aguantara nuestra burda represa? Por lo cual, como
consecuencia o corolario, se puede deducir que deviene un
lamentable, estrepitoso, predecible e irremediable fracaso; un ciclo
ms para la cuenta, una cuenca ms para el collar.
La disciplina es una preciosa herramienta que puede forjar
mente y cuerpo, y con ello permitirnos creer que se tiene control de
nuestro entorno, pero, an as, no es suficiente para lograr la jugada
maestra que conduce a la liberacin total del Ser. El mero intento
de buscar el despertar espiritual a travs de la disciplina y algunos
otros recursos afines, constituye un desgaste de mayores
proporciones y conduce a extraviarnos an ms en el laberinto del
155
tiempo. Esto ya ha sido expresado con mucha elocuencia y belleza

en esa sntesis de enseanzas hermticas llamada El Kybalin.
El sabio a medias, reconociendo la irrealidad relativa del
Universo, se imagina que puede desafiar sus leyes. Ese no es
ms que un tonto vano y presuntuoso, que se estrellar contra
las rocas y ser aplastado por los elementos, en razn de su
locura. El verdadero sabio, conociendo la naturaleza del
universo, emplea la Ley contra las leyes: las superiores contra
las inferiores, y por medio de la alquimia transmuta lo que no
es deseable en lo valioso y de esta manera triunfa. La maestra
consiste, no en sueos anormales, visiones o imgenes
fantasmagricas, sino en el sabio empleo de las fuerzas
superiores contra las inferiores vibrando en las ms elevadas.
La transmutacin (no la negacin presuntuosa), es el arma del
Maestro.13
Pero a qu hace referencia el sabio texto por medio de ese
trmino: transmutacin? Este concepto se ha convertido a travs
del tiempo en uno vago y oscuro; ha sido vulgarmente manipulado
por toda clase de sectas y escuelas que ofrecen a sus alumnos
mtodos intricados con la promesa de desarrollar facultades y
poderes, dejando relegado el objetivo verdadero y fundamental de
todo el asunto, generando una desviacin tal que aleja al interesado
del camino del conocimiento y ms lejos an de desarrollar
habilidades que se asocian a la activacin o despertar consciente de
los centros de energa en el hombre.
No es posible hablar de transmutacin sin haber observado y
comprendido los procesos que rigen nuestra existencia. De esta
13. El Kybalin, captulo VI: La Paradoja Divina.
156
manera se hacen evidentes los principios por los cuales se gua

nuestra naturaleza y la de todo aquello que nos circunda,
permitindonos continuar la evolucin que deviene del desarrollo
de la consciencia. Pero antes de tan solo aspirar a trabajar sobre
nosotros mismos, debemos comprender desde la mente lo percibido
vagamente por medio de la intuicin y que nos vincula con los
dems seres y nosotros mismos, eso que nos permite establecer un
punto recurrente de observacin para cualquier fenmeno: los yoes.
Podramos llegar a conocer la naturaleza del universo y fluir
con esa Ley superior a la cual hace referencia El Kybalin? La
respuesta a esto es clara para los entusiastas y evade inicialmente a
los menos optimistas. Por medio del sentido comn, llegamos a una
respuesta afirmativa; an as, familiarizarnos al punto de manejar
este concepto requiere mucho ms esfuerzo que el simple
planteamiento. Desde la aparicin de la vida, esta ha respondido al
impulso vital que conduce a los seres a aferrarse a la existencia y a
cederla o compartirla con el propsito de extenderla (y evitar as la
disolucin en la nada). Esta Ley gua todos nuestros actos, todas las
manifestaciones planetarias, y as sucesivamente hasta llegar a ser
una Ley bsica del universo y, pese a que nos est especificada
entre las Siete Leyes14 definidas en El Kybalin, se mueve a travs
de estas. Algunos la denominan como: Ley de Atraccin. De igual
manera, las transformaciones que conducen a una transformacin
integral del individuo hasta su liberacin no ocurren en un plano
particular de nuestra existencia, sino como resultado del
movimiento consciente a travs de los diferentes planos de la
14. Las Siete Leyes definidas en El Kybalion son: I. Ley del Mentalismo, II. Ley de la
Correspondencia, III. Ley de la Vibracin, IV. Ley de la Polaridad, V. Ley del Ritmo, VI.
Ley de la Causa y Efecto, y VII. Ley del Gnero. Las primeras tres se consideran de
carcter inmutable, mientras las ltimas cuatro son susceptibles a los cambios.
157
existencia y estadios evolutivos, y los elementos que nos integran

en cada uno de ellos.
Un buen observador de s mismo llega a darse cuenta de que
los yoes son un remanente arcaico del proceso evolutivo hacia la
consciencia; no son muy diferentes de ciertas estructuras vestigiales
que han perdido parte o la totalidad de las funciones orgnicas que
haban cumplido en los organismos ancestrales. Por ejemplo, el
cccix es el resto de una cola perdida; las muelas del juicio (el
tercer cordal) tambin son vestigiales; asimismo, la plica
semilunaris es un residuo vestigial de la membrana nictitante (el
tercer prpado). Las estructuras vestigiales pueden retener
funciones menores, o pueden llegar a adaptarse a nuevos roles en
las poblaciones existentes; sin embargo, no cumplen ms la funcin
original que tenan en nuestros ancestros. En el caso de los yoes,
durante la evolucin de la vida, posterior a la aparicin del impulso
primigenio de duplicarse, reproducirse, se fue gestando una
direccin para la expansin o crecimiento y, como consecuencia
natural, se desarroll en los primeros organismos una funcin
primaria similar al sentido de identidad y posesin. El objeto
original de esta funcin fue permitir a la vida la posibilidad de
propagarse ms all de sus fronteras conocidas. Se desarroll en los
individuos un impulso para intentar sobrevivir a pesar de la
hostilidad del medio y retornar a la fuente, a su origen. Con esta
informacin el organismo colectivo poda identificar los posibles
nodos para expandir la vida en su forma primitiva, y se reproduca
ms en las direcciones de aquellos que lograban retornar y,
finalmente, comenzaba la colonizacin y el desarrollo en tal o cual
direccin.
Estas funciones nos han acompaado desde entonces y
constituyen un gran xito en trminos de la propagacin de la vida
y evolucin. Pero al llegar a un estadio evolutivo donde se da un
158
salto hacia la consciencia, estas funciones se vuelven obsoletas

pese a los niveles de sofisticacin alcanzados; es decir, se presenta
un contrasentido evolutivo: las funciones que han permitido el
desarrollo de la vida para poder servirle de sustrato a la
consciencia, se vuelven un lastre que impide a la mente liberarse y
dar paso al ulterior desarrollo de la misma. Se llega, as, a un nivel
intermedio en el cual las creaciones mentales duplican torpemente
funciones primitivas en razn de sus impulsos y de la inercia
qumica propia de los elementos fsicos constituyentes.
Asoci esto con el comportamiento del Viejo durante la
experiencia descrita anteriormente. Se me ocurra que las
manifestaciones emocionales eran una secuela de una antigua
funcin primitiva que debido a su continuo xito logr filtrarse
hasta la especie humana y establecer una simbiosis con estructuras
mentales, originando de esta manera las estructuras simbiticas,
mutuamente dependientes, que conocemos como agregados
psicolgicos o yoes, que suplantan atributos de la consciencia del
Ser desde su limitada plataforma mientras intentan validar su fugaz
existencia y olvidan su naturaleza.
Hace algn tiempo descubr, mientras observaba ciertos
patrones de conducta propios y ajenos, algo sumamente
prctico, que de igual manera aquellos que se consideran a s
mismos buscadores serios debieron haber encontrado a su vez:
quien intenta diligentemente observarse a s mismo habr notado
que la espontaneidad y frecuencia con la cual emergen uno u otro
Yo se perturba ante la presencia del observador, es decir, el Yo
fisgn. Algunos yoes, podramos afirmar, se desaparecen;
literalmente, corren a esconderse. Esto dificulta la observacin de
S, y todo aquel que la practique puede dar fe de ello. Los ms
ingenuos y despistados terminan por creer que ya no tienen casi
yoes, que andan cercanos a la finalizacin del trabajo cuando en
159
realidad tienen ms agregados psicolgicos que al comienzo, pues

ya tienen el embrin de uno nuevo que cree que ha superado a
todos los dems puesto que no puede ver a otros. Este nuevo Yo,
adems de ignorante y presumido, es totalmente ciego. Pero
aquellos que trabajan de corazn y con esmero, y perseveran en la
observacin de s mismos, desarrollan herramientas infalibles y
mtodos brillantes a medida que van descubriendo su verdadera
esencia.
Despus de varios das de acechar infructuosamente algunos
yoes que consideraba responsables de obstaculizar el trabajo ya
que cada vez que tenan la oportunidad de estar al frente anclaban
la atencin en algn foco de distraccin y se marchaban
impunemente, no actuaban conforme al beneficio integral del Ser,
sino precipitndose hacia objetivos egostas que no aportaban algo
representativo para el desarrollo personal, resultaba claro que
estos patrones de conducta no emergan mientras hubiese presente
un observador desde la segunda atencin. Decid, entonces,
cambiar de estrategia, y como ellos no iban a presentarse en las
proximidades de aquel Yo husmeador, pues debera ir en su
bsqueda. Logr finalmente cristalizar esta intencin y hacerla
vibrar a frecuencias que permitieran presentarse a intervalos
relativos de tiempo cortos (segundos o pocos minutos, a lo sumo):
ya los yoes haban tenido tiempo de ocultarse tras una gran muralla
de excusas e intiles justificaciones. En estos asuntos, cuando se
tiene la herramienta, escasea la materia prima pens.
Me encontr en una diatriba. Si me aproximaba al presente
para conducir la atencin dentro del umbral de la consciencia,
fcilmente desplazaba a otros yoes, pero perda oportunidad de
observarlos en sus elaboradas actuaciones; y si me distanciaba para
permitir un incremento significativo de su presencia en las
proximidades del continuo, se disipaba la atencin ocasionando
160
prdida de coherencia y de la posibilidad de llegar a conocer la

mecnica de los fenmenos de la mente. Un punto intermedio,
dira, por hbito, la mquina humana. Desde luego que lo intent
como servil esclavo del pensamiento lineal, pero a causa de la
volicin de los eventos, rpidamente degeneraba en uno u otro
extremo. En una poca anterior de la experiencia existencial,
cuando ni siquiera imaginaba la magnitud de mi ignorancia,
hubiese asumido ese comportamiento propio de los yoes como un
paroxismo sin solucin mediante un proceso producto del
razonamiento, sin socavar demasiado en otras alternativas; pero en
aquella ocasin intua la existencia de algn tipo de mtodo
indirecto, producto del trabajo de nuestros ancestros o el legado de
un hombre de conocimiento. Record algo sobre lo cual enfatizaba
con mucha frecuencia en sus escritos el seor Gurdjieff: Un
hombre solo no puede hacer nada. Para qu perder el tiempo
buscando aquello que ya ha ocupado a la humanidad por cientos de
miles de aos. La informacin requerida y solucin a mi problema
ya deban estar disponibles en alguna parte, pero no surge de un
hombre simplemente: necesitaba integrar algo ms all de las
individualidades.
Siendo muy joven y sexualmente ignorante, conoc, por
aquello de los fenmenos de la asociacin, una corriente que
afirmaba poseer el conocimiento para despertar los centros
dormidos de la mquina humana. En cierta ocasin, invitado y
motivado por un amigo, asist a una conferencia gnstica, la cual
era dictada por entusiastas seguidores de Samael Aun Weor15
(S.A.W.). Por aquel entonces, haba tenido la oportunidad de leer
un par de libros del autor y su lectura estimul enormemente mi
15. Samael Aun Weor, fundador de la Gnosis moderna.
161
imaginacin. Al llegar al lugar del evento, nos invitaron a seguir a

un pequeo saln donde estaban dispuestas unas burdas bancas de
madera alineadas en cinco filas. Dira que ese recinto con aquella
disposicin de bancas poda albergar alrededor de cuarenta
personas. Al ingresar, buscamos las posiciones ms distantes, en
una de las esquinas opuestas al sitio reservado para el expositor.
Haba ocho personas ms a lo largo y ancho del saln; dos de ellas
conversaban al frente y nos hacan partcipes al resto de nosotros de
su conversacin como queriendo compartir y contagiar su
entusiasmo. A travs de una pequea puerta que conduca a lo que
pareca ser un corredor hacia la parte ms interna de la edificacin,
lleg una jovencita con cuaderno en mano y empez a anotar el
nombre de las personas que estbamos all. Los individuos al frente
detuvieron la conversacin y abordaron a la joven para hacer anotar
sus nombres afanadamente. Uno de ellos, a manera de reclamo, le
advirti que en una pasada reunin no haban incluido su nombre
en la lista de asistentes y que ya haba cumplido el nmero mnimo
de conferencias para pasar a segunda cmara; adems, hizo
mencin de su preparacin para algo as como una evaluacin,
requisito adicional para continuar sus estudios en ese centro. A ese
punto, yo me haba hecho a la impresin de que aquel era un grupo
muy organizado; a la vez, me dejaba cierto sabor de rigidez, pero
entenda que cualquier institucin requiere de orden para superar el
caos que surge de la asociacin de individuos.
Un momento despus entr al cuarto un hombre moreno,
bastante prieto, de mediana estatura, estructura fuerte, semblante
serio y una potente voz. Realiz una breve introduccin del grupo,
mas no dijo nada acerca de s mismo. Yo trataba de identificar su
origen a travs de su acento en un intento de obtener alguna
referencia ms personal de aquel individuo. Este le solicit apagar
las luces del frente a la joven que cumpla las funciones de
162
asistente, diciendo que aquellas molestaban sus ojos. Ella

inmediatamente cumpli con la solicitud y dej el cuarto a media
luz. El rostro del hombre cambi inmediatamente, su mirada se
torn ms profunda e hizo un rpido recorrido visual por todos los
presentes. Mencion el tema por tratar en la conferencia de aquel
da: Los niveles del Ser. El ttulo me pareci muy sugestivo y de
inmediato captur mi inters. Pero, al instante siguiente, realic una
asociacin que hasta ese momento me haba pasado inadvertida.
Tiempo atrs, alguien que haba sido continuo asistente a
las conferencias gnsticas me haba mencionado un evento que
consideraba significativo y que haba ocurrido cuando asisti a
una conferencia dictada por un hombre con los mismos rasgos
fsicos de aquel que tena en frente. Se me haba dicho que esa
persona de ser el mismo sola iniciar sus conferencias
sacando un cerillo de una caja y al encenderlo deca con toda
seguridad: Esto es qumica. Luego dejaba caer la caja al piso
y con la misma certeza deca: Esto es fsica. Y mientras la
caja se levantaba del piso hasta su mano, escapaban de ella
algunos cerillos y se encendan en el aire formando un
pentagrama mientras l exclamaba: Y esto esto es magia.
Obviamente la gente quedaba perpleja y algunos prcticamente
en trance. Esto le haba ocasionado, segn decan, un gran
squito de admiradores y seguidores, engrosando las filas de
asistentes a los centros gnsticos que frecuentaba. Ms all de
ser un acto circense o una verdadera demostracin de
facultades especiales, considero ese tipo de demostraciones
algo mrbidas y fuera de lugar para un individuo que busca el
desarrollo armnico del hombre, ya que quien hace esto se
coloca en la mira del colectivo, y quien en la mira del colectivo
est se hace prisionero de la opinin pblica.
163
Me haba ausentado por completo del lugar y me haba perdido

en medio de cavilaciones, cuando nuestro conferencista
interrumpi su charla, se dirigi cerca del lugar donde me
encontraba y, sin ms, me pregunt: No crees que es mejor que
formes tu propia opinin con base en la experiencia a que asumas
opiniones externas que se derivan de los pensamientos que surgen
sobre la base de experiencias ajenas? Cules estaran ms cerca de
la realidad?. Qued en silencio por unos instantes, y mientras
asenta con mi cabeza, dije tmidamente: Por supuesto, en
respuesta a la primera pregunta; pero no consider necesario
extenderme acerca del segundo cuestionamiento. En ese momento
me sent vulnerable y me esforc por poner toda mi atencin en las
palabras de aquel hombre. Ya tendra tiempo de rumiar mis
pensamientos; sin embargo, cierto temor y una pregunta se
manifestaban recurrentes.
Al terminar la conferencia, sal disimuladamente, me desped
de forma evasiva y, dejando a mi compaero atrs, me dirig a mi
casa. Durante el camino, para darle orden a las ideas, intentaba
relacionar lo que me haba preguntado aquel hombre con la
afirmacin que este haca en el momento mismo de interrumpir su
charla y dirigirse a m: El hombre vive su vida de manera
inconsciente e ignora su propia impermanencia, pero no me
resultaba del todo claro, no encontraba la asociacin con la
pregunta que l me haba realizado. Por el contrario, su pregunta
encajaba perfectamente en la secuencia de mis pensamientos.
Acaso este hombre haba penetrado en mi mente? De ser as, l
saba que de haber realizado su acto de prestidigitacin no hubiese
logrado impactarme como lo hizo al leer mis pensamientos y, por
ende, sus facultades bien podan ser autnticas. En medio de la
marejada mental ocasionada, la cual era tan autntica como la
164
tremenda impresin ocasionada por aquella persona, tambin llegu

a considerar que, a travs de mi mirada perdida y la expresin de
mi rostro, el hombre hbilmente haba podido descifrar mis
pensamientos. Esto, aunque bien poda explicar lo ocurrido ante mi
juicio, no le quitaba ni un pice de legitimidad.
La sensacin de vulnerabilidad me acompa durante los das
siguientes. Cuando esta desapareci empec a querer nuevamente
exponerme frente a aquella peculiar persona, pero antes quera
prepararme con el fin de aprovechar la siguiente oportunidad y
poner a prueba la autenticidad de sus facultades extraordinarias.
Consider adecuado seguir su consejo y dej las opiniones de
terceros fuera de la arena para estudiar por mi cuenta y de manera
ms profunda y analtica aquello que se imparta en aquel centro.
Para ello, decid leer cuanto libro de S.A.W. pudiese hallar.
Encontr fcilmente alrededor de una veintena de libros; algunos
de ellos los devor en unas cuantas horas, otros me tomaron das e
incluso semanas. Despus de alrededor de seis meses de intensa
lectura, de descuidar mis deberes acadmicos y de aislamiento casi
total de mis amigos en aquella temprana poca de la vida, empec a
sentir que los textos se tornaban excesivamente repetitivos y que ya
haba tenido suficiente lectura. El siguiente paso fue dejar pasar un
periodo de asimilacin, buscar inconsistencias y, ms que nada,
contradicciones en ese modelo del conocimiento. Llegu a creerme
un erudito en el tema, capaz de debatir y hablar al respecto a
cualquier nivel, por lo cual consider que era el momento de ir al
encuentro de la persona que haba despertado tal inquietud en m.
Averig la programacin de conferencias y los nombres de los
expositores; me asegur de identificar acertadamente aquel de mi
inters, y asum una actitud abierta y receptiva para confrontarlo.
Sent que estaba preparado y puse toda mi atencin e intencin en
el encuentro. Llegada la fecha, sal de casa y, caminando sin
165
premura, me dirig al lugar. Cuando llegu al sitio de reunin, la

conferencia haba comenzado y el que estaba en frente no era a
quien haba ido a buscar. Qued perplejo e inmvil a la entrada del
lugar. De todas las posibilidades que haba evaluado para mi
regreso a aquel lugar, esa no haba sido considerada. Los asistentes
debieron haber notado mi asombro, pues voltearon todos a observar
al extrao y muy gentilmente realizaron gestos para invitarme a
entrar y tomar asiento. Lo dud por un momento, pero ya que
estaba all no tena nada que perder y, quizs s, mucho por
aprender. Al sentarme, finalmente pude leer, sobre un tablero
verde, escrito con tiza azul clara y en grandes letras, el nombre de
la conferencia de ese da: Teora, Prctica y Experiencia. De
acuerdo a la informacin obtenida con anterioridad, ese era
precisamente el tema que iba a presentar aquel esquivo individuo
que fui a buscar. Ms abajo, en letras ms pequeas, estaba escrito:
La teora sin prctica de nada sirve. La prctica sin teora perece
con el individuo. Cuando teora y prctica se encuentran, acontece
la experiencia verdadera. Al leer esto, pens en lo intil de mi
actuar. Haba llenado mi mente de teoras, conceptos; al final, solo
palabras.
Me estaba dirigiendo a ser un erudito odioso, y careca por
completo de la experiencia respecto al conocimiento que all se
imparta. An no superaba la conceptualizacin y no haba logrado
validar toda aquella teora con hechos. Me di cuenta de que estaba
lejos de estar preparado para hablar con propiedad o debatir de
alguna forma los preceptos que all se impartan. Reconoc que me
faltaba mucho muchsimo por aprender. Estaba terminando de
hacerme consciente de mi ignorancia, cuando por la puerta de
ingreso entraba el moreno sofocadamente y diciendo a toda voz:
No importa cunto nos preparemos y cunto planeemos las cosas,
166
siempre habr imprevistos: esa es una de las particularidades de

esta vida Por favor, disculpen mi tardanza.
Todo fue tan paradjico: las palabras de aquel hombre, as
como las frases escritas en aquel pizarrn, encajaban nuevamente
de una manera perfecta con toda la situacin. Me result inevitable
rer fuerte y espontneamente. Como un reflejo secundario, aplaud
para complementar la manifestacin de regocijo ante semejante
evento significativo. Las dems personas se extraaron,
inicialmente, pero al instante siguiente se contagiaron de forma
natural: el eco se fue reverberando hasta que todos terminamos
aplaudiendo, celebrando y riendo eufricamente como
consecuencia de la llegada de aquel individuo. En esa ocasin me
vi envuelto por un sentimiento de tranquilidad y apertura que dur
el resto de la reunin. Todo transcurri sin mayores novedades, ni
ms eventos significativos. Para m, lo que ocurri fue la
constatacin de que en el camino del conocimiento abunda la
literatura, la teorizacin, mas es muy escaso el pragmatismo que se
requiere para llegar a lo real. De todas maneras, toda aquella
lectura y esfuerzo fue til ms adelante cuando precis describir mi
propia experiencia en trminos que resultasen familiares a las
corrientes propias de mi entorno cultural de una manera
medianamente inteligible. En mi paso por la Gnosis aprend a ser
humilde respecto a la hora de cuantificar mis supuestos logros, a
valorar la experiencia ajena, y tambin pude afinar mis habilidades
de observacin e identificacin de yoes.
La Gnosis y el conocimiento difundido por S.A.W. poseen
tanto sentido y profundidad que resultan inverosmiles y esquivas
las razones por las cuales este no realiz la empata entre el proceso
de despertar y el ascenso de la energa con el sentido del mundo
contemporneo, propio del hombre corriente. Creo que una breve
ilustracin que legitimara su informacin en aspectos de forma
167
hubiese llevado an ms claridad a todos aquellos que se han

aproximado al camino gnstico en bsqueda de la verdad. El
lenguaje de S.A.W. es tan incisivo como alentador, pero, an as,
en muy pocas ocasiones disipa el velo del escepticismo mediante
argumentos histricos veraces que validen su propuesta actual, lo
cual en nuestra poca, donde la teorizacin est siendo gradual,
pero definitiva y acertadamente complementada con la praxis,
hubiese permitido una mayor comprensin general y se hubieran
disminuido notablemente las posibilidades de interpretaciones
errneas que tanto dao han causado a muchsimas personas que
han llegado hasta all en busca de conocimiento y han visto
truncadas sus aspiraciones ms nobles y altruistas en manos de
ambiciosos manipuladores que, engredos por unos efmeros
logros, han terminado arrastrando a los ingenuos y confiados hasta
involucionados y degradantes recodos de la naturaleza humana.
Toda la obra de S.A.W. est impregnada del camino de la
realizacin del Ser por medio del trabajo sobre s mismo, sobre la
base del trabajo con la energa sexual. Pero qu es, en trminos
prcticos, la energa sexual? Es nada ms y nada menos que la
energa de la vida, es algo propio de la vida. Es la informacin que
posibilita que esta busque la forma de existir de una manera
permanente en el tiempo, una forma definitiva del Ser. Y mientras
los diferentes organismos no alcancemos dicho estadio, esta
informacin estar registrada en el material sexual como un vector
caracterstico de la vida y ser retransmitido hasta que logre su
cometido: trascender el fenmeno de la vida supeditada a su
existencia en el tiempo como hasta ahora ha venido ocurriendo
desde su aparicin en el universo fsico (se ha propagado en el
tiempo) y pueda alcanzar todo su potencial. El impulso
reproductivo o sexual es comn a todo aquello que llamamos vida.
No nos debemos dejar confundir con esta designacin.
168
Obviamente, este impulso es anterior a la aparicin de los sexos y

no surge con el dimorfismo sexual, como pretenden hacer creer
algunos anacoretas. Aqu se presenta un error semiolgico, y quizs
sea ms prudente denominar a ese impulso previo a la aparicin de
los sexos como impulso existencial o impulso vital, pero esto est
ms all de mis pretensiones y prefiero dejar la discusin a los
estudiosos del tema y a los puristas del lenguaje.
Mientras la informacin evolutiva que reside en cada
individuo no haya sido decodificada, depurada y validada, la
energa que se asocia a esta, tambin conocida como Kundalini
entre muchas corrientes, continuar encapsulada alrededor de s
misma, como una espiral concntrica que se curva de manera
fractal en torno a su propio origen. Cada clula de nuestro cuerpo
lleva inscrito (en su codificacin) el objetivo de la vida. En el caso
de los animales superiores, como nosotros, es en las clulas
sexuales donde esa informacin puede generar todo el desarrollo
biolgico que permite la permanencia o continuidad. Es por esto
que los patrones de conducta asociados a la reproduccin poseen
unas caractersticas especiales que generan un efecto multiplicador
en lo referente al trabajo sobre s mismo; sin embargo, as como se
pueden obtener logros a niveles muy profundos, as mismo puede
afectar negativamente nuestro progreso si no se cuenta con la
preparacin adecuada.
Requerimos de un excedente energtico para poder trabajar
sobre nosotros mismos, y debemos comenzar el trabajo en el plano
donde nuestra consciencia ha alcanzado su mximo desarrollo.
Aquel que ha desarrollado su cuerpo mental muy por encima de sus
otros cuerpos, debera iniciar sus labores en ese plano y servir de
sustento o soporte a otras plataformas de trabajo; quien haya
desarrollado la fortaleza y la voluntad fsica de un atleta deber
emprender el trabajo sobre s mismo con base en esta fortaleza, y
169
as sucesivamente. En el caso de quienes deciden trabajar desde el

centro sexual y el conglomerado de yoes que se nutren de este
centro, ya sea que pertenezcan a l o no, debern entonces haberse
fortalecido en los aspectos necesarios para utilizar dicha energa
como plataforma de trabajo. Deber poseer cierto nivel de fortaleza
fsica, haber desarrollado la intuicin de una manera bsica y
deber ser capaz de evitar conceptuar acerca de los procesos
instintivos; tampoco podr perder la cabeza ante los embates de la
pasin. Sin estas herramientas mnimas se estara desperdiciando el
tiempo y preciados recursos que ni siquiera nos pertenecen. Sera
un acto irresponsable que puede dejar lesiones permanentes y
puede polarizar a un ser humano en contra del trabajo sobre s
mismo definitivamente y por el resto de sus das. Dejara una
madre a su hijo expuesto a algn peligro mortal y sin ninguna
supervisin? La respuesta es obvia y ms que obvia: no. Cualquier
evento que va en contra de esta premisa es visto por el colectivo
como algo antinatural. De igual manera, nuestra madre planetaria y
sustento de vida, a travs de la evolucin hacia la consciencia a
pesar de nuestra ignorancia, irresponsabilidad e inmadurez, no
nos ha abandonado a nuestra propia suerte. Cuidando de toda la
especie, ha limitado el uso de los centros que actan directamente
sobre el ser orgnico, plataforma para todos los dems cuerpos, y
solo permite el acceso a niveles superiores a los individuos que
poseen un alto grado de desarrollo y que no perdern la razn a
causa de tal poder, ni aniquilarn irresponsablemente patrones de
conducta motivados por emociones polares como simpata o
antipata.
En sntesis, la disolucin de los yoes es gradual y ocurre
cuando, a travs del conocimiento que se tiene de s, se logra la
comprensin que deshace las diferencias y, con ello, se disipan las
fronteras, logrando de esta manera superar los lmites que hemos
170
establecido a lo largo de la vida y aquellos que hemos heredado

como agregado de la mquina humana. Durante este proceso en
ocasiones se logra la integracin de un par de opuestos
fundamentales. Este tipo de realizacin es verdaderamente
significativa y, cuando ocurre, todos los procesos mentales son
reconfigurados para dar cabida al nuevo integral ambivalente, aquel
par de opuestos originales que se han unido (disuelto) para
conformar una dupla natural que despliega toda una nueva gama de
alternativas universales que pueden derivar en posibilidades que
conducen a la materializacin de nuestras ideas ms refinadas.
171
172
El retorno a la fuente.
VIII
Muchos eventos significativos ocurrieron despus de aquel

encuentro, cuando por primera vez el Viejo, Chalo, Guss y este
narrador se reunieron. Pero cabe resaltar la notoria
impermeabilidad emocional a causa de una lgica que estimulaba
la visin integral hacia la vida, visin en la cual las vicisitudes
diarias, las necesidades momentneas, los pequeos conflictos e
incluso las manifestaciones eufricas podan ser ignoradas al
reconocer que su influencia real en el resultado final puede ser
considerada como algo evidentemente despreciable dentro del
contexto general de nuestra existencia.
Ahora que tengo la oportunidad de verlo de manera
retrospectiva, me doy cuenta de que todos aquellos elementos a los
que se hace referencia contratiempos, conflictos, emociones,
etctera solo toman un valor representativo en nuestras vidas
como producto de la sumatoria y combinacin de los mismos; lo
que me lleva a concluir que, durante aquel encuentro descrito en
captulos anteriores, los elementos acumulados que podan generar
algn tipo de carga emocional o tensin fueron neutralizados,
dejando un mayor margen para poder asimilar cualquier situacin
emergente. Esto se fue aclarando con el paso de los das cuando
lentamente, a causa de la interaccin con otras personas, a la
recepcin de estmulos fsicos, intelectuales y emocionales, todo
fue regresando a la condicin habitual y propia de aquella etapa de
173
mi desarrollo, no sin antes brindarme la leccin que comprendo

ahora: La capacidad de tolerancia, asimilacin y comprensin de
los sucesos de la vida puede ser modificada hasta llegar a un estado
de balance en el cual se pueden guiar las acciones sin ser dominado
por ellas, y, an as, no ser ajeno a estas. Tal grado de objetividad
conduce a un hombre a asumir su verdadero rol y percibir sin
interferencias el nivel de desarrollo y las posibilidades de su ser.
Cuando se vislumbra ese estado de claridad y se hace
consciencia de su potencial, debido a la falta de preparacin, se
tiende a embriagarse y finalmente se pierde, sin importar cun
inmerso se haya estado en l. El intento de retornar a ese balance
puede convertirse en una obsesin y apresar a un hombre
definitivamente o en un caso an ms pattico, en medio de su
embriaguez, llegar a creer que ha trascendido su humanidad de
manera definitiva, aferrndose a la memoria de aquella experiencia
y alimentando tal aberracin hasta la tumba. Un hombre o el
despojo que queda de l que sucumbe a tal fijacin es un hombre
que ha sido vencido por su segundo enemigo: la claridad. En
palabras de Stephen Hawking, una de las ms grandes mentes de
nuestra poca: El mayor enemigo del conocimiento, no es la
ignorancia, es la ilusin de conocimiento.
Las caractersticas subjetivas del lenguaje restringen la
percepcin de lo real al contexto de nuestra comprensin,
habilidades, limitaciones y, en mayor medida, a nuestros temores y
apegos. Por esto, las bases del conocimiento trascendental no
pueden estar cimentadas en la ignorancia: solo podemos
aproximarnos a lo real, o aspirar a entrar en contacto con lo real, a
travs de lo irrefutable, de las verdades ms simples, aquellas que
no pueden ser negadas cuando se confrontan los hechos. Me refiero
a los eventos que podemos constatar de manera inmediata por
medio de nuestro intelecto y receptores fsicos, y no estn
174
Captulo VIII El retorno a la fuente
condicionados a la relatividad subjetiva del lenguaje. Cosas tan

simples como la accin del momento en este momento respiras,
tu corazn late, sangre fluye por tus venas, mientras al observar te
cuestionas y adviertes diferentes grados de observacin
constituyen los fundamentos ms slidos sobre los cuales podemos
incursionar a niveles superiores de la existencia, ms all de
cualquier especulacin filosfica u ocurrencia mental, ms all de
cualquier elaborado modelo del conocimiento, ciencia o arte.
Resulta evidente que nuestros sentidos se encuentran, en
cierta forma, adormecidos debido a los hbitos sociales, a la
extrema indulgencia y a nuestro actuar irresponsable; pero, an as,
las percepciones ms simples toman este carcter irrefutable para
todos los miembros de la especie humana. Es innegable que si ests
leyendo este texto entonces ests vivo quizs dormido; sin
embargo, vivo. Es una verdad simple de la cual cada uno es
evidencia suficiente, y que pondra a la gran mayora de personas
que quieran refutarla en serios problemas. A diario nos
encontramos con una serie de sucesos igualmente simples pero que
poseen esta caracterstica, no requieren facultades especiales o
extraordinarias para su observacin, simplemente la intencin y un
nivel mnimo de auto-observacin. Una caracterstica general de
estos eventos o hechos es que los individuos fsica y mentalmente
sanos coincidimos en la apreciacin de los mismos, y estos sucesos
no se oponen a ningn principio intrnseco de la naturaleza.
Teniendo esta afirmacin como base, podramos desmitificar,
e incluso desenmascarar, ciertos esquemas filosficos, religiosos,
metafsicos y esotricos muy complejos que pretenden plantear
modelos cosmognicos cimentados en supersticiones, imaginera,
falsas creencias y mentiras. Esto puede sonar demasiado ambicioso
y estar enmarcado en una perspectiva simple y casi facilista
segn aquellos que sienten simpata por falsos modelos, pero,
175
como veremos ms adelante, cuando tratamos de observar dichos

eventos con cierta continuidad, la complejidad a causa del caos se
asienta por s sola y el resultado final poco o nada nos recuerda
nuestro punto de partida, las verdades sencillas e innegables de
cada instante. De la misma forma, a medida que cualquier
enseanza perenne es interpretada, redefinida y adaptada en un
entorno cultural, se pierde la esencia del conocimiento mismo y se
transforma en un modelo dentro del contexto de la imaginera, que
generalmente termina siendo manipulado para el beneficio de algn
inescrupuloso que sin ningn recato sacrifica a los ms crdulos e
ignorantes. Una vez se establecen los fundamentos suficientes que
nos permiten diferenciar la experiencia existencial real, ms all de
la ilusin, la especulacin y la charlatanera, nos hallamos en
posicin favorable para librarnos de apreciaciones errneas, falsas
promesas, temores infundados y se logra hacer contacto, quizs por
primera vez para muchos, con un mundo desmitificado, no menos
fantstico que aquel al cual estbamos acostumbrados o aferrados,
pero en esta ocasin con un potencial ilimitado.
A pesar de la naturaleza simple de lo expuesto, existe en la
mayora de las personas una resistencia increble a abandonar ese
mundo ilusorio, donde las prioridades de cada individuo no
corresponden a sus necesidades reales; y, en trminos generales, se
presenta una resistencia generalizada a los cambios de estado que
se manifiestan en muchos de nuestros actos. Es sorprendente e
igualmente desconcertante la facilidad con la cual el ser humano
superpone sus deseos sobre sus necesidades. Cualquier persona
dotada con el menor atisbo de sentido comn puede darse cuenta de
que existe un problema lgico en esto. Cmo es posible que una
persona busque la realizacin de sus deseos a costa de su bienestar,
de su salud y de sus recursos? Ser acaso que est loco o enfermo?
Es muy posible. Sera interminable citar ejemplos que ilustren
176
esto. Hasta el buscador ms desprevenido est en posicin de

aportar un sinnmero de ancdotas, pero por ms insano y
descabellado que suene, la mayor parte de la humanidad se
encuentra inmersa en esa actitud insensata, en esa abominable
patologa.
Podramos decir que esto se debe a que a la especie humana
le falta amor propio y ha sido vctima de su excesiva vanidad, pero
creo que el problema va ms all. No es tanto porque el hombre
sepa amar o no aunque este es uno de los sntomas y cometera
un terrible error al definir o cuestionar la capacidad de amar del ser
humano: el amor como tal es un sentimiento y no pertenece al
mbito del intelecto, surge espontneamente y creo firmemente que
es una capacidad innata y universal, sino porque no sabra a
quien amar ya que no se conoce a s mismo. En otras palabras,
aquel que no se conoce tiene problemas de autoestima y no cree
suficiente en s mismo: esto lo lleva a actuar de forma errtica y a
sobreponer sus deseos respecto a sus necesidades en un intento de
obtener de manera inmediata un alivio superfluo al sinsentido en
que se ha convertido su vida, ocasionando con esto ms conflictos e
incomprensin respecto a su efmera existencia.
Un elemento comn a casi todas las pocas de la humanidad
ha sido el cuestionamiento del hombre respecto a su origen y papel
en el universo en un esfuerzo por ahondar en los misterios de la
existencia. Y a pesar del conocimiento que ha desarrollado y la
informacin recopilada a travs del tiempo, la comprensin de la
existencia como tal sigue evadiendo al hombre actual de la misma
forma y en ocasiones con mayor obstinacin en que hace
miles de aos lo haca con nuestros antepasados. Quizs el modelo
a travs del cual observamos el universo se ha vuelto ms complejo
y se han logrado descripciones matemticas muy precisas de
algunos fenmenos dando pie a la masificacin de la informacin y
177
la tecnologa, hecho que no tiene precedentes en los anales de la

historia planetaria. Aun as, el hombre de hoy ignora por completo
su rol dentro del orden natural, el potencial de su conciencia, y no
ha hecho mayores avances respecto a los aspectos transcendentes
de la existencia, salvo por unos pocos casos extraordinarios que,
aisladamente y gracias a esfuerzos titnicos y a algunas cualidades
excepcionales, han logrado marcar la humanidad con lo que el
religioso bien podra llamar una bendicin, el hombre de fe un
milagro y un hombre honesto su trabajo. Sin embargo, el mismo
hombre en su afn, lastimosamente, ha terminado mitificando a
esos seres especiales, con lo cual se ha extraviado su legado.
Al referirme al potencial de la consciencia y los aspectos
transcendentes de la existencia estoy siendo un poco vago, pero
tratar de precisar en un orden lgico y coherente a qu me refiero
con esas dos valiosas expresiones. Inicialmente, en la primera
expresin, se utiliz el trmino consciencia como el saber que se
tiene de s mismo y, ms precisamente, el saber que se tiene de s
mismo a cada instante; por ende, el potencial de la consciencia
hace referencia a las posibilidades que brinda ese conocimiento que
se tiene de s mismo aqu y ahora. Es decir: el hombre despojado de
su pasado y su futuro. Y cuando me refiero a los aspectos
transcendentes de la existencia quiero indicar aquellos aspectos
que escapan a nuestra percepcin debido a las limitaciones
cognitivas, intelectuales y fsicas, y que pertenecen a una realidad
superior.
Aunque esto suena aparentemente especulativo, no es as;
puede ser ilustrado fcilmente y, aunque ya lo habamos hecho,
bien vale la pena recordarlo. Las limitaciones cognitivas se
presentan cuando planteamos un conocimiento nuevo que no puede
ser deducido del conocimiento anterior; por ejemplo, no se le puede
178
pedir a una persona que hable en chino si no sabe cmo, aunque

esta hable otros idiomas. La limitacin intelectual aunque similar es
propia de la complejidad de un conocimiento determinado y no de
un rea del conocimiento: no se le puede exigir a alguien que
realice, por ejemplo, complicadas operaciones de clculo si apenas
conoce las operaciones bsicas de la aritmtica. Y, finalmente, las
limitaciones fsicas surgen debido a las restricciones de nuestros
sentidos; por ejemplo, el odo humano solo est capacitado para
escuchar ciertas frecuencias de sonido, pero an as existen
frecuencias por encima y por debajo del espectro sonoro al cual
estamos limitados. No podemos negar la existencia de los sonidos
de baja o alta frecuencia por el mero hecho de que no los
escuchamos con nuestros odos. De igual manera, no podemos
negar los aspectos transcendentes de la existencia por el solo hecho
de que no estamos en capacidad de percibirlos en forma directa o
inmediata. Y as como podemos percibir ciertos sonidos por medio
del sentido del tacto o se pueden detectar algunas fuentes de luz por
el calor que estas emiten, as tambin podemos ampliar nuestros
horizontes y percibir estos aspectos transcendentes de la existencia
por medio de algunas de sus manifestaciones. La bsqueda intuitiva
de nuestro origen, de nuestra razn de ser, es una de estas
manifestaciones. La existencia misma es una manifestacin ms.
Existen muchas formas de afinar nuestra percepcin, algunas
un poco ms ortodoxas que otras, pero casi todas, generalmente,
demandan perseverancia, paciencia, regularidad y disciplina. Por
ello es muy comn que un buscador sincero, decidido a avanzar en
el camino trascendental vea minada su iniciativa ante semejantes
exigencias. Es cierto que se requiere de un esfuerzo voluntario, este
constituye el aporte personal, pero es posible desmitificar la vieja
escuela y aprovechar la cartografa que esta nos brinda para hacer
un recorrido ms apacible y no menos fructfero. Anteriormente,
179
aquellos buscadores de la verdad no solo deban templar y pulir

esas cualidades sino que, mientras lo hacan, como un acto de fe,
deban confiar en sus creencias y en la gua de su maestro. En la
actualidad, la fe nos lleva a cuestionarnos, a buscar, pero ah
concluye su funcin. Nuestro enfoque se debe basar en la
experiencia inmediata: ahora no se trata de creer, sino de
experimentar. En esto se asemeja a la exploracin de algn sitio o
lugar en particular. En la actualidad podemos hacer uso de
modernos medios de transporte para llegar a nuestro destino,
aprovechando la globalizacin de la informacin y el acceso a
mapas, descripciones e imgenes producto de aquellos que han
realizado el peregrinaje al lugar de inters, y si acaso no hasta
nuestro destino final, por lo menos ayudarnos con tales medios para
llegar hasta sus proximidades; pero solo la experiencia puede
proveer un criterio que permita descubrir la informacin real y
objetiva dejando lo intil. Podramos engaarnos y continuar con
nuestras necedades, postergando para maana nuestra
responsabilidad para con la vida en un vil intento de eludir lo
inevitable, y al final sucumbir ante el resultado de nuestra eglatra
y voraz carrera, sucumbir en la inconsciencia, y esto ocurre sin
levantar la menor sospecha del consciente, nicamente es posible
observarlo de manera retrospectiva.
Es posible experimentar y percibir diferentes aspectos
transcendentes de la existencia. Intentar, por ello, elucidar algunos
de estos para su asimilacin y experiencia prctica. Primero,
debemos consolidar algunos conceptos y ampliar el espectro de
nuestra percepcin en varios mbitos. Uno de los conceptos en el
que ms nos equivocamos en su apreciacin es el concepto del
tiempo. La interpretacin ms comn y en apariencia prctica es la
lineal, en la cual el tiempo es representado como un movimiento
continuo que proviene del pasado y a travs del nfimo presente se
180
dirige hacia al futuro. En este caso el espectro que percibimos del

tiempo es relativo a los eventos experimentados y nos vinculamos
colectivamente a esta percepcin por medio del antecedente
histrico colectivo o pasado comn, el cual surge como una
amalgama interdependiente de eventos que desencadenan el
instante presente. Ir ms all de esto sera continuar navegando sin
brjula en un ocano infinito de especulacin acerca de
posibilidades sin fin. As que ilustrar otras direcciones a las cuales
podemos llegar por conclusin o inferencia sbita y no por medio
del trnsito lineal a travs del nfimo instante presente. Es
prioritario aclarar cmo se llega a estas nuevas direcciones del
tiempo por inferencia sbita, que quiere decir que no corresponde a
un dato que pueda ser comunicado de persona a persona
directamente sino que se requieren algunos mecanismos indirectos
que inducen en el nefito la sinapsis que lo conducir a la
conclusin comn. Esto se debe a que si recurre al lenguaje
modulado, a sus conocimientos previos, entonces estara
recurriendo a los registros propios de la memoria y, por ende,
reafirmando su historia personal, la cual ha sido concebida bajo la
apreciacin lineal del tiempo y estara expuesto a las repercusiones
de sus actos del pasado, desencadenando de esta manera el mismo
producto actual, la apreciacin del tiempo en forma lineal. Cuando
a travs de la observacin continua del instante presente la
consciencia se torna dinmica (con lo cual la aparente percepcin
del movimiento relativo desaparece, y se integra la conciencia a la
unidad atemporal) se presenta una singularidad que genera la
curvatura del tiempo alrededor del fenmeno, con lo cual se liberan
grandes cantidades de energa que dejan una estela rastreable desde
otras posibilidades y que permiten entrar en contacto con otras
dimensiones del Ser. El concepto es: se va desde el seguimiento del
presente al continuum por medio de la inferencia sbita.
181
El mtodo anteriormente denominado inferencia sbita

resulta ser una de las mejores herramientas para observar y
ocasionar, no solo fenmenos temporales, sino tambin para
apreciar las estructuras y procesos mentales de los seres humanos.
En el caso de los fenmenos temporales permite, por as decirlo,
entrever la transformacin de un instante en otro debido a que no
hay aproximacin conceptual posible. Una vez que se llega a la
conclusin sbita ha ocurrido algo en la mente para lo cual an no
poseemos una palabra en nuestro limitado lenguaje, pero que
podemos expresar como una compleja y paradjica composicin
conceptual (como esta). Por ejemplo, aunque utilic el trmino
transformacin para definir lo ocurrido entre un instante y el
siguiente, este trmino resulta totalmente inadecuado, ya que
realmente no hay un objeto que se transforme en otro, no hay
transicin alguna entre los instantes, y esto ocasiona una ruptura de
la apreciacin lineal del tiempo y, como tendremos la oportunidad
de precisar a medida que profundicemos en el tema, esta ruptura no
es exclusiva de nuestra apreciacin de las cosas, no es exclusiva de
nuestra mente. Es mi deber afirmar que realmente ocurre en el
mundo fenomenolgico. Sin embargo, la influencia de este sobre la
realidad colectiva es directamente proporcional a la aproximacin
de la atencin al presente del observador u observadores dentro del
campo espacio-temporal de influencia durante la propagacin del
fenmeno. Al respecto, los budistas del pasado, el presente y el
mismo Maitreya16, los grandes maestros de la mente y el vaco,
afirman: Las cosas existen, mientras exista un ser capaz de
recordarlas. (De manera intuitiva, estos mismos han desarrollado
una aplicacin tcnica, el Koan, y han logrado desentraar de igual
manera la re-encarnacin como un modelo que explica sus
16. El Buda del futuro que traer la enseanza del Dharma cuando este haya sido
olvidado.
182
experiencias y observaciones a un nivel mucho ms profundo del

que estamos acostumbrados el comn de los mortales). No lo
podemos apreciar a travs de los medios convencionales de
percepcin porque ocurre de manera no cuantificable sin importar
los recursos a disposicin, pero existen mtodos menos
convencionales para lograr la apreciacin del evento. Es importante
no dejar de lado las bases sobre las cuales nos estamos adentrando
a los aspectos transcendentes de la existencia, las verdades sencillas
e incuestionables de cada instante y, tal como afirmaba, cuando
tratamos de observar dichos eventos con cierta continuidad, la
complejidad se asienta por s sola y el resultado final poco o nada
nos recuerda nuestro punto de partida. Es esto lo que en apariencia
ha ocurrido debido a que la observacin consciente y continua an
no se halla cristalizada en la mayora de las personas. Intentar, por
lo mismo, recapitular de manera breve nuestro recorrido hasta
ahora: la observacin consciente e inmediata de los eventos reales
nos aproxima al presente y a travs de esta aproximacin se
presenta la posibilidad de acceder a otras modalidades que son
instantneas, es decir, no secuenciales.
Lo anterior implica que la realidad puede ser cambiada desde
plataformas mentales cuando se hace colectiva y armnicamente se
torna dinmica. Tal tipo de armonizacin podra considerarse un
obstculo puesto que compromete la totalidad; sin embargo, al
constituirse una nueva posibilidad universal, toda interferencia
desaparece en pos de la creacin de esta posibilidad o logos
alternativo. La magnitud de este hecho escapa a cualquier preconcepcin y solo es equiparable dentro del lenguaje cuando nos
referimos a lo divino; pese a que es un concepto surgido de la
mente del hombre, sobrepasa con creces las cualidades inherentes
de este en su forma burda y ordinaria: an as, el hombre es su
creador.
183
Sin duda alguna, la realidad supera de forma incomparable

hasta la imaginacin ms prodigiosa. Los eventos que tienen lugar
en un instante nfimo no caben dentro de la imaginacin. Es
cuestin de dimensin y no de escala; es decir: la realidad alberga
la imaginacin dentro de s, el resto son necedades producto de la
ignorancia. Es por ello que el lenguaje no es apropiado para la
comprensin de tales fenmenos, pero resulta conveniente para
demostrar sus propias limitaciones; ms all quedis solos y por
cuenta propia. Quienes comprenden esto, han roto sus cadenas, y el
intelecto ya no es ms su carcelero, y si an no son libres es porque
siguen siendo esclavos de los sentimientos y la pasin.
Algunos llegan a este punto en el que se hace tangible el
objeto de su gran bsqueda, pero se tornan incapaces de renunciar a
sus apegos y finalmente se alejan para aferrarse, an ms, al objeto
de deseo, solo para descubrir que este es incapaz de satisfacer
aquello que ha empezado a germinar en el interior de su ser. Su
personalidad se polariza, tendencias diametralmente opuestas
emergen a diferentes intervalos; lo que ayer quera, hoy lo rechaza.
Aquello que en un momento fuese la motivacin de su vida, puede
ser hoy su mayor carga. Se mueven desde la ansiedad y atraccin
hasta el rechazo y la indiferencia y as sucesivamente. Hay
quienes quedan obnubilados y se resisten a aceptar esta
caracterstica del universo y, al tratar de entender esto con sus
mentes, se confunden, y desde la perplejidad se refugian en cosas
que en apariencia les resultan ms cmodas y manejables. Se
sumergen en estados inconscientes y huyen despavoridos de la
majestuosidad desmesurada que se despliega ante s. Muchas veces
sienten amenazada su minscula y efmera identidad, y entonces
arremeten contra todo aquello que les ha conducido a la antesala
del despertar. En ocasiones, en su retirada, en un intento de
revalidar su casi perdida personalidad, confunden a otros seres en
184
su proximidad, intentan seducirlos con el objetivo de estructurar

una red externa que permita la continuidad y el fortalecimiento de
sus egos y falso modelo y, de esta manera, resguardarse en la
historia personal, en donde generalmente se cae en el pavoroso
compadecerse de s mismo y se percibe la interaccin con la
realidad como una amenaza. Sucumben ante los sentimientos y la
auto-conmiseracin; incluso, en ocasiones, todo esto desencadena
neurosis paranoides y llegan a creer que hay tras de s una
persecucin, como si el mundo conspirara en su contra. Se tornan
en fervientes fanticos de las teoras de conspiracin o de cualquier
otra cosa similar donde puedan enfocar sus neurosis. Con esto el
ego busca fortalecer sus lmites y fronteras levantado muros
ilusorios que le eviten ser expuesto nuevamente a lo real. La
objetividad cae vctima de la insensatez, y las reacciones
dominadas por los sentimientos se vuelven autodestructivas; las
repercusiones y los alcances de los actos no son considerados,
entonces la intolerancia se desborda generando conflicto donde no
lo hay. En el cenit de su resistencia, el ego se torna bestial,
convierte el verdugo en una vctima, el amigo en su amenaza, y la
bsqueda en su prisin... una prisin donde pretende privar a la
bestia de sus ms desenfrenadas pasiones, de las fantasas ms
ocultas, los recuerdos ms arraigados, a la vez que busca sacar a la
luz los temores ms profundos.
A partir de este punto, en medio de una clara crisis
existencial, llega el momento de tomar decisiones en la vida.
Considerar las cosas con antelacin no nos prepara lo suficiente
para garantizar que se va a tomar una decisin correcta, tal como
una comprensin somera y superficial de lo enunciado no es
suficiente para comprender la magnitud del asunto. Me he referido
en varias ocasiones a este tema y mi insistencia se debe a que
durante la experiencia he podido observar que esta informacin
185
evade con mucha facilidad el registro en la memoria activa de la

mayora de los individuos. As que observemos y repasemos el
proceso nuevamente.
Mientras maquinamos en nuestras mentes, en medio de
especulaciones, sueos, anhelos, temores y muchos otros elementos
psicolgicos, mentales, emocionales, y fsicos, la reaccin,
producto de nuestra actividad, no va ms all de nuestro entorno
inmediato y, en la mayora de los casos, no va ms all de nuestras
propias fronteras individuales. Solo en el momento en que nuestra
decisin se exterioriza por cualquier forma de actuar, as sea en
procesos que consideramos insignificantes, puede ocurrir algn tipo
de manifestacin segn sea la reactividad de los elementos
circundantes y de nuestro actuar. Conforme a la afinidad y
aceptacin de nuestras acciones (cualesquiera que estas sean) por
parte del universo manifiesto, los eventos por ocurrir sern
consecuentes o no a nuestro propsito.
Cuando nuestras acciones no son consecuentes con nuestro
verdadero propsito, entonces surge el conflicto. Es por esto que a
menudo nos encontramos con criaturas aferradas a su historia
personal que se lamentan constantemente y repiten de manera
patolgica que si hubieran hecho esto o aquello, que si hubieran
sabido esto antes, que si me hubiera dado cuenta, etctera. Sujetos
as viven en continua confusin y han extraviado su objetividad.
No se estn percatando de su interaccin con el mundo exterior,
han suplantado la realidad que los origin por una ilusin de su
propia autora, olvidando por completo que as como una semilla,
un embrin, requiere de un medio para su subsistencia, crecimiento
y desarrollo, tras la concepcin de una idea, esta requiere de un
entorno adecuado para que alcance su desarrollo y pueda hacerse
tangible (todas nuestras acciones estn sometidas a este mismo
principio). Por esta causa es que persisten en sus lnguidos
186
lamentos, han olvidado que si se anclan en su historia personal es

como si tratasen de plantar su esperanza en el pasado, all nunca
germinar. Del pasado podemos aprender, pero es en el presente
donde vivimos. Y de manera general, lo que hicimos en el pasado
es lo que somos ahora, sin importar cual virtuoso, vil, simple o
recatado hemos sido; y lo que hagas ahora ser tu futuro. Lo ves?
Es ahora, lo que has hecho en el pasado ha hecho de ti lo que eres
ahora, y tu futuro depende de lo que hagas _____. Lo ves?
El egosmo es tal que no hacen nada hoy por s mismos
porque los beneficios sern para aquel del futuro, como si se tratase
de otra persona quizs si, de otro ego dentro de la misma
personalidad. Esta segregacin ilustra claramente que hay
diferentes yoes que conviven hacinados en la misma persona. Por
ello, postergan el trabajo, derrochan los recursos buscando
satisfaccin inmediata y no son capaces de ceder o guardar algo por
aquel que ser maana. Y an as, con semejante comportamiento,
esperan recibir algo de su pasado; esperan ser fuertes y vivir un
presente glorioso cuando ya se han negado a s mismos aquel autootorgamiento al persistir en no guardar algo para su propio futuro.
Cuando el hombre hace finalmente las paces consigo mismo,
se vuelve sabio y generoso. No malgasta los recursos de todos y
aprende a cultivar hoy para maana. Y cuando cosecha sus frutos,
mira a sus antepasados y su propio pasado con profunda reverencia,
aquellos que han sacrificado su fugaz existencia y le han cedido la
posibilidad para que ahora sea mejor de lo que siempre pudo ser.
Han dado la vida (en la mxima expresin de la palabra) para que
tengas la posibilidad de desarrollar todo tu potencial. Hasta
cundo seguir el hombre lapidando sus recursos, deshonrando sus
ancestros, embriagando sus sentidos y sucumbiendo a la
inconsciencia, mientras cava su propia tu tumba? Un solo instante
de razn no es suficiente, el esfuerzo debe ser continuado e
187
ininterrumpido. Uno solo no puede hacer nada!, deca el seor

Gurdjieff.
188
El guardin de la locura.
IX
A quin no le agradara en menor o mayor grado encontrar

una gua prctica para aproximarnos a la razn en medio de aquella
locura17 que ilusoriamente nos atrevemos a llamar realidad? La
misma que surge como el producto de una crisis que se ha ido
agravando hasta alcanzar nuevas dimensiones e incluso ha
empezado a afectar a escala planetaria: calentamiento global,
sobrepoblacin, una economa globalizada que causa ms brechas e
injusticia social que cualquier otro ajuste, etctera. Y sin ser algo
nuevo, aunada a las condiciones presentes, la magnitud actual de la
crisis se tornar tal que no se tienen precedentes histricos. Su
pronstico no es ni tan siquiera reservado, es simplemente
demoledor. Ya hacia 1966, Jiddu Krishnamurti18 lo expresaba de
manera soberbia y perenne:
17. Locura, enajenacin, demencia, mana, prdida de la razn, o como se le

quiera llamar al desequilibrio mental que impide acercarnos al propsito de la
existencia.
18. Nacido en 1895, Madanapalle, India. Muri en 1986, Ojai, California, U.S.
Lder espiritual indio, fue educado en Teosofa por la reformadora social britnica
Annie Besant, quien lo proclam como un Maestro de Orden Mundial, una
figura mesinica que traera la iluminacin al mundo. Lleg a ser profesor y
escritor; en 1929 se separ de la Sociedad Teosfica, la organizacin religiosa de
Besant, y rechazo cualquier tipo de reconocimiento como Maestro Espiritual, y
resalt la necesidad de libertad espiritual total (incluso libre de maestros) para
llegar al auto-conocimiento.
189
La crisis y siempre hay crisis en el mundo,

especialmente ahora, me parece a m, es una crisis de
consciencia, una crisis que no puede aceptar ms las viejas
normas, los viejos patrones, las tradiciones antiguas, un
particular estilo de vida, sea este un estilo americano, europeo
o asitico. Y considerando lo que el mundo es ahora, con toda
la miseria, el conflicto, la brutalidad destructiva, la agresin,
los tremendos avances en tecnologa, y as sucesivamente, me
parece que mientras el hombre ha cultivado el mundo exterior
y lo ha medianamente dominado, interiormente el hombre an
es lo que era: un animal en gran medida. An es brutal,
violento, agresivo, adquisitivo, competitivo, y ha construido
una sociedad sobre esas mismas bases.19
Pese al dictamen terrible e irrefutable con la claridad
deslumbrante de este magnfico expositor, desde su compasin
paternal y ante un desolador futuro, nos brinda tambin un pequeo
atisbo de esperanza, as:
Cuanto ms uno observa y pienso que casi todos lo
pueden ver, a menos que sea totalmente ciego, sordo y mudo
entonces ms conscientes somos de las extraordinarias
contradicciones del ser humano y de las grandes demandas
19. Texto original en ingls: The crisis - and there are always crises in the world,
especially now - it seems to me, is a crisis in consciousness, a crisis that cannot any more
accept the old norms, the old patterns, the ancient traditions, a particular way of life,
whether it is the American way, the European way, or the Asiatic way. And considering what
the world is now, with all the misery, conflict, destructive brutality, aggression, the
tremendous advancement in technology, and so on, it seems to me, though man has
cultivated the external world and has more or less mastered it, inwardly he is still as he was:
a great deal of animal in him; he is still brutal, violent, aggressive, acquisitive, competitive,
and he has built a society along these lines.
190
Captulo IX El guardin de la locura
intelectuales, as como tambin demandas a otro nivel

diferente; una demanda que no es emocional, ni est edificada
en el entusiasmo, ni en el sentimentalismo, pero es verdadera,
ya que para comprender lo verdadero, que no es intelectual ni
tampoco emocional, debe existir una gran pasin.20
Un mensaje sutil y elegante que pasa y pasar inadvertido para
la mayora, incluso para aquellos que saben qu es lo mejor para s
y conocen la direccin del crecimiento y desarrollo, pero resultan
incapaces de seguir con regularidad el correcto actuar. Estos
desconocen esa pasin a la que hace referencia Krishnamurti y,
dominados por hbitos, se convierten en seres impotentes que
carecen de voluntad y de manera autmata siguen estpidamente
obrando en razn de su locura. Por momentos suean con ser
hombres libres y, embebidos en las fantasas del ego, se creen
mejor que el comn de los mortales. Un hombre en tal estado llega
a creer ntimamente que es merecedor de un trato especial por
parte de sus semejantes, el universo est en deuda con l o ha sido
favorecido por un favor divino, o por la misericordia de algn ser
transcendental, que ha venido para cambiar el mundo y que todo
existe como soporte para su advenimiento. Piensa que: posee
excelsas cualidades que oculta con su falsa modestia; ha llegado a
un grado de comprensin que solo l entiende pero que,
extraamente, no se ve reflejado en nuestro plano comn de la
existencia; su sistema de creencias ha hecho posible todo cuanto
existe, sin percatarse de que las cosas son sin necesidad de ninguna
20. Texto original en ingls: The more one observes - and I think almost everyone sees it,
unless he is totally blind, deaf and dumb - the more one is aware of the extraordinary
contradictions of human beings, and of the great demands, intellectual as well as a demand
at a different level; a demand which is not emotional, not built on enthusiasm, not
sentimental, but factual. And to understand the factual, which is neither intellectual nor
emotional, there must be a great deal of passion.
191
intervencin y que el maana es la consecuencia natural del

accionar del hoy.
Tal hombre llega a ser un necio e ignorante que perdi la visin
objetiva y olvid que su concepcin de la vida y el universo est
sujeta a su extremadamente limitada experiencia. Se embriaga con
sueos y fantasas en vez de trabajar sobre s mismo. A pesar del
paso del tiempo, no abandona las etapas propias a cada ciclo de la
vida y contina con los hbitos y necedades del pasado. Se entrega
a la superchera perdiendo su buen juicio y la asume ciegamente; se
deja hipnotizar por un supuesto maestro y arrastra a sus seres
amados a la misma suerte. Una persona as termina creyendo que la
historia narrada en el libro que lee es su propia historia, que los
cuentos aprendidos en el interior de su secta tambin son suyos,
que al servir de canal para repetir la sugestin hipntica se
convierte en el mito donde esta surgi.
Llevara una persona sincera a sus seres amados a que fueran
hipnotizados y se les impidiera ver el mundo a travs de sus
propios ojos, cubrindolos con una venda de falsas creencias? Les
negaras la oportunidad a tus seres amados de aprender,
desarrollarse y alcanzar su potencial, y les impondras una
creencia? Prefieres seguir hipnotizado que despertar a la realidad?
Si se sabe qu es lo correcto y se persiste en ese actuar equivocado
es porque se est hipnotizado. En palabras de S.A.W:
Las gentes de todas las latitudes estn hipnotizadas, pero
creen que estn despiertas Si se les dice que ha llegado la
hora de ir a la guerra, van a la guerra. No quieren ir, pero van.
Por qu? Estn hipnotizados. Y el hipnotizado, hipnotizado
est! Eso es gravsimo. Necesitamos salir del sueo hipntico.
Pero si estamos contentos con nuestros hbitos mentales, con
nuestro sistema de razonar, con nuestros hbitos sentimentales,
192
con las costumbres adquiridas por herencia o por la familia,

entonces, aunque podamos acceder a las enseanzas (el
conocimiento que conduce al despertar), sencillamente estamos
perdiendo el tiempo Las diversas formas de pensar de cada
cual, o todos en su conjunto, de correcto no tienen nada puesto
que estn hipnotizados. Cmo puede pensar correcto una
persona que est hipnotizada? Pero ustedes creen que estn
pensando correctamente: he ah su error.
El contraste entre la visin cotidiana y subjetiva, en la cual
cada hombre es protagonista de su propia experiencia, y la visin
objetiva, en donde esa experiencia se torna insignificante ante un
desmesurado cosmos y un espacio-tiempo inagotable de infinitas
proporciones, sin importar el enfoque o el contexto, confunde
fcilmente al hombre actual. Desde la perspectiva del tiempo lineal
y a escalas astronmicas, seguramente toda la historia de la
humanidad carece de importancia, nuestras actividades no afectan
an el aparente orden cosmolgico [soles cuya masa es miles de
veces la masa de nuestro sol, se mueven hacia la singularidad en el
centro de la constelacin que alberga nuestro minsculo sistema
solar, mientras la constelacin se mueve a una velocidad de
460,000 km/h y el agujero negro en su centro engulle estrellas,
cuerpos celestes y todo aquello que no escapa a su atraccin
gravitacional. Y a pesar de las desorbitantes magnitudes celestes,
estas siguen siendo efmeras en relacin a las posibilidades infinitas
del cosmos]. Es muy posible que a travs de su desarrollo
tecnolgico, el llamado hombre logre influenciar algn da dicho
orden; pero, an as, los actos de la mayora de los seres en el
planeta son estriles dentro de un contexto universal. Por tal razn,
cuando el hombre evala su existencia desde la importancia
personal, se est engaando miserablemente. Sin embargo, en
193
ciertas ocasiones, durante el curso de nuestra vida, se tiene la

oportunidad inslita irrepetible para algunos y un poco ms
frecuente para otros de observar la existencia con un cierto grado
de objetividad y, sin perder de vista nuestra insondable ignorancia,
los lmites propios y el escaso conocimiento que en definitiva
poseemos.
La compresin de esto, la profundizacin gradual en el asunto
y la ejercitacin de la mente en el tema, lleva al individuo a
dirigirse a dos polos opuestos de su mente en el intento de expandir
cada vez ms su visin integral de la situacin humana sin perder
de vista su propia futilidad. Hay un correlato fsico de este proceso,
y sin pretender profundizar en el campo de la neurologa, el cual
est fuera de mi alcance, quiero hacer mencin de las sensaciones
percibidas y la visualizacin particular (no-cientfica) que tuve de
dicho proceso a travs de mi experiencia partiendo de un plano
mental; es decir, a partir de la observacin de las ideas suscitadas
en el transcurso de los eventos.
Cuando se piensa en el asunto, durante la etapa inicial no hay
mucha distincin entre esta y muchas otras ideas y pensamientos
que contrastan la visin objetiva y la subjetiva. De manera general,
los nodos del cerebro encargados del proceso presentan una mayor
actividad y se intensifica el flujo de la circulacin en los capilares
de estas zonas. Eventualmente se presenta el aprendizaje y la
especializacin de las neuronas asociadas que permiten una
evaluacin y respuesta mucho ms rpidas. Se empiezan a
establecer circuitos y asociaciones que se repasan repetidamente
cada vez que nos planteamos el asunto. El recorrido de los pulsos
elctricos por estos circuitos genera un campo que servir a las
neuronas que integran el circuito para direccionar el crecimiento de
sus axones (cono de crecimiento axnico) o la estimulacin de los
194
ya existentes. Cuando coinciden diferentes campos se presentan

nodos donde se potencializa el encuentro de diferentes circuitos y,
por ende, se dan las condiciones propicias para una sinapsis que
interconectar en nuevas formas los circuitos recin asociados.
Cada vez que conciliamos los opuestos, o establecemos relaciones
que no existan previamente, nuestra visin de las cosas es
actualizada conforme a la nueva asociacin. Los circuitos se van
haciendo ms complejos y en ocasiones se van optimizando al
generar nuevas rutas alternativas para transitar entre una idea y
otra, entre diferentes circuitos y sus asociaciones. Durante este
proceso todo nuestro modelo es actualizado. La concepcin que
tenemos del mundo, sus cosas y nosotros mismos, cambia para
ajustarse a la nueva plataforma.
Es por ello que al conciliar dos conceptos o ideas que
aparentemente son irreconciliables o, por el contrario, cuando
ocurre la segregacin de una idea es decir, surge la anttesis (o
una nueva tesis), y si esto involucra todo nuestro paradigma,
puede presentarse un fenmeno que popularmente se ha
denominado el vaco iluminador. Sobre l trataremos ms adelante
porque primero se requiere identificar la existencia de diferentes
niveles o escalas de abstraccin.
Me pregunto: puedo ser consciente de todo lo que hay en mi
mente en este mismo instante? No, no puedo. Esa es la respuesta
honesta que surge al observar mis procesos y capacidades. Pero si
nuestra consciencia es limitada a la atencin consciente, la cual es
propia de cada individuo y particular a cada instante, cmo se
define hacia qu se dirige la misma?, cmo se establece que
somos conscientes o no? Haciendo uso de la mejor, ms poderosa e
inmediata herramienta que tenemos, la auto-observacin, podemos
concluir que la atencin consciente es un producto de los elementos
195
que nos integran y la combinacin de los mismos como respuesta a

las necesidades inmediatas dependiendo del nivel de alerta
requerido por cada uno de nuestros centros, intereses, estados de
nimo, necesidades, preocupaciones, etctera. Como se puede
observar, hay aqu una gran similitud a la descripcin del ego y
aquello que nos constituye como individuos.
Cul es, entonces, la relacin que existe entre nuestro ego y la
atencin consciente? Acaso la atencin consciente se dirige hacia
la observacin de los intereses de ego o el Yo del momento? Cmo
podramos diferenciar la consciencia esencial de la atencin
consciente al servicio de un Yo o de un conglomerado de yoes? Y,
finalmente, cmo podramos liberar la consciencia y todo nuestro
potencial? Estas preguntas solo pueden ser respondidas mediante la
auto-observacin. Cualquier respuesta que derive en un sistema de
creencias, superchera o religin, constituye un burdo engao que
se aprovecha de la limitada capacidad del hombre corriente para
observarse a s mismo y de los procesos que en l ocurren a cada
instante; la debilidad que la mayora manifiesta; las fantasas de
ego; la pereza que carcome a unos y otros; el hbito al
reconocimiento que se inculca desde la niez; las exigencias de la
sociedad actual; el bombardeo masivo de los medios y su
publicidad barata que vulnera a todos pero en particular las
mentes ms jvenes, los dbiles y los necesitados, y de la falta de
afecto que padecemos la mayora de los seres sensibles.
Cmo fue que de las preguntas acerca de la atencin
derivamos en las creencias y la religin?, se preguntarn algunas de
las personas ms atentas. La asociacin intrnseca elude a quienes
no han desarrollado la auto-observacin por encima de la atencin
consciente al servicio de ego, es decir, que carecen o no tienen
control de la segunda atencin. Por ello son incapaces de observar
196
dicho proceso y no logran entender la secuencia y coherencia de las

ideas que se exponen, sino que lo perciben como elementos sueltos
que carecen de relacin directa y no se acoplan en un estructura
continua.
Mucha de la informacin presentada en el presente libro ha
sido observada, generada y transmitida desde la segunda atencin,
e incluso plataformas ms elevadas; por lo cual esta es propicia
para generar, por afinidad, en el lector que sigue el orden de las
ideas, estados afines a esos en los cuales se gener la informacin,
y no simplemente como una narrativa retrica de eventos u
observaciones personales. Esto es algo que muchos ya deberan
haber descubierto a lo largo de los captulos anteriores. Aquellos
que no lo haban descifrado todava no deben preocuparse, porque
el inconsciente sigue recogiendo y procesando las impresiones que
pasan inadvertidas, pero les servir para darse cuenta de que quien
tiene el control de su vida no es quien est leyendo sino algn otro
Yo, ausente en este contexto. Por lo tanto le sugiero re-leer hasta
que se haga consciente de lo que se quiere decir y, as, integrarse a
la observacin consciente del proceso ilustrado entrando a
participar activamente en l. Descubrirn que plantearse esta ltima
afirmacin ser suficiente para actualizar toda la informacin
previa si se est atento; de no ser as, su experiencia existencial
continuar ocurriendo mayormente de manera inconsciente, sin
aportar elementos para su desarrollo personal.
Nuevamente, como un ejercicio de simplificacin para quienes
gustan verificar sus conclusiones, el primer nivel de la atencin se
da en la mente orientada hacia cualquier cosa capaz de generar una
impresin (por ejemplo, el libro que lees, los sonidos del entorno,
las sensaciones fsicas, un recuerdo que llega a tu mente, planes
previos, el deseo que sientes en un instante dado, etctera). Estos
ocurren con o sin participacin de la voluntad, y su profundidad
197
depende del inters que se tenga en la impresin o de la necesidad

biolgica que justifique la priorizacin de una respuesta. Este nivel
bsico de atencin es en el cual vive casi toda la humanidad, y el
retardo durante la transicin entre un objeto y otro se percibe como
desatencin. Esto ocurre con mucha frecuencia pese a que este
nivel de atencin bsica puede enfocarse en ms de una cosa (por
ejemplo, podemos escuchar msica mientras leemos, podemos
sentir mientras hablamos, podemos pensar mientras caminamos,
etctera).
La falta de adherencia a un objeto es vista, igualmente, como
un problema de atencin o concentracin. Bajo condiciones
especiales podemos entrenar la mente para extender la atencin
consciente a un gran nmero de objetos o, mejor an, al llegar al
dominio de esta atencin, se puede apreciar las impresiones como
un proceso dinmico y continuo (como una sola impresin). A
pesar del logro, que se da como producto del entrenamiento y la
disciplina, este no constituye un avance en la auto-observacin
como tal si no se hace extensivo a la segunda atencin. La segunda
atencin no debe interferir de manera alguna en los procesos del
individuo porque estara asumiendo funciones de la mente para la
que no est calificada, mientras que la atencin bsica se basa en la
observacin que responde a necesidades esenciales que pueden ser
crticas en un momento dado; as mismo, gran parte del tiempo
responde a deseos triviales que generan distracciones sin sentido.
Se entiende, entonces, que los problemas de la atencin
consciente se deben replantear, no en trminos de la capacidad de
atencin, sino en vista de los objetos hacia los cuales orientamos
nuestra atencin. Aqu, resulta prctica la analoga que compara la
mente con una gran bodega a oscuras, llena de un descomunal
nmero de objetos que hemos ido acumulando durante la vida, sin
ningn orden en particular. El caos es tal que nos perdemos y no
198
vemos el acceso o la salida de la bodega. Ya no reconocemos

dnde estamos. Nuestra atencin consciente es un pequeo faro o
linterna que brilla en la oscuridad y nos permite ver limitadamente
lo que hay segn la direccin hacia donde la orientamos, y le
damos la orientacin de acuerdo a las impresiones; es decir, como
respuesta o consecuencia de los actos previos, aqu no hay
voluntad: es un proceso automtico. Nos damos cuenta de ello solo
desde la segunda atencin, por intuicin o por un acto de
generosidad por parte de aquellos que lo logran ver y se esfuerzan
por hacernos entender, tal como un buen padre vela por sus hijos.
En este caso, es como si en nuestra bodega encontrsemos una
descripcin o diagramas de otras bodegas, cmo estn construidas,
cul es su funcin, aquello que albergan algunas otras y datos
semejantes. Una vez nos hacemos conscientes del caos que domina
la gran bodega que es nuestra mente, hemos dado el primer paso a
la transformacin de la misma, pero an falta todo el recorrido.
Sabemos que la bodega que habitamos es un caos total, pero eso no
cambia lo que es. Tambin estamos sujetos a olvidar esta verdad
cuando abandonamos la segunda atencin, nos distanciamos de la
intuicin o del elemento en nuestra bodega que nos alert. Qu
podemos hacer al respecto? Cmo traer orden a esta gran bodega
(nuestra mente)? Cmo ordenar tantos elementos, si solo puedo
identificar uno, o unos pocos a la vez, en el mejor de los casos?
Qu herramienta me puede permitir lograr este propsito? Son
preguntas simples e inocentes, an as, suficientes para reconocer
un verdadero buscador de la verdad. Cuando empezamos a
observar ese proceso, cuando observamos la direccin de nuestra
atencin, se da inicio a la auto-observacin desde la segunda
atencin. No debemos confundir el proceso de observacin (autoobservacin) que ocurre en el nivel bsico de atencin consciente,
en el cual se puede realizar una observacin de s pero no se
199
observan las causas ni la intencin de esta. Desde la segunda

atencin, ausente de distraccin, el observador, a su vez, puede ser
observado.
Como se adverta anteriormente, la profundizacin gradual en
el asunto y la ejercitacin de la mente en el tema conduce al
denominado vaco iluminador, pero esto no es ms que un nombre
vagamente extico que pretende describir un fenmeno que
ocasiona en la mente un impacto tan grande y desolador que
cambia la perspectiva de todo sujeto que lo experimenta. Es
inevitable que todo su modelo sea arrasado por completo ante
semejante confrontacin. Cualquier esfuerzo se torna vano e intil.
La existencia desde la perspectiva del individuo se tie de
irrelevancia. Los fenmenos son de tal magnitud que aquello que
hacemos cada da se torna absurdo y sin sentido.
Cuando un hombre tiene la oportunidad de contemplar la
nimiedad de su vaga y efmera existencia a travs de este
fenmeno, sus egos caen abatidos y la insolencia intelectual
desaparece temporalmente; luego los primeros yoes en recuperarse
tratan de rescatar algo para s y validar su existencia. El
conglomerado psicolgico se aleja torpe y bruscamente de todo
aquello que lo llev a darse cuenta de lo absurdo de su importancia
personal y de todas las pretensiones egostas. Se aferran a cualquier
fantasa que emerge en sus mentes perturbadas o afectadas por los
hbitos, con tal de no rectificar y mirar de nuevo la insondable
verdad. Deambulan por ah, errticos y sin hallar sentido o
motivacin; pierden el rumbo de sus vidas y esquivan cualquier
conversacin que pretenda evocar la realidad. Algunos jams se
recuperan y continan sus vidas, vacos y sin ningn propsito o
con propsitos ilusorios producto de la imaginera sostenida en el
tiempo. Buscan otras supuestas existencias y se atribuyen nombres
pomposos que les brinden una identidad artificial. Aquel que
200
persiste en ese actuar terminar viendo pasar el tiempo y calmando

sus necesidades y padecimientos fsicos de cualquier manera,
resignado a realizar el menor esfuerzo para obtener lo mnimo para
su subsistencia, mientras teme y espera que la inconsciencia total o
la muerte le arrebate su absurda existencia.
No es mejor la situacin de los que por soberbia aparentan
tranquilidad y afirman, de manera altiva, haber hallado un
propsito superior. Aseguran tener respuesta a todo o conocer la
fuente de todas las respuestas, en el peor de los casos. Engaan
mientras afirman que la muerte y la inconsciencia son cosas de su
pasado. An se les puede ver por ah en episodios inconscientes y
movindose con la manada rumbo al cementerio, aunque lo
nieguen a viva voz y con febril delirio. Con falsa modestia, invitan
a los ignorantes incapaces de entenderlos a que hagan lo mismo,
mediante falsas promesas y visiones alteradas por su creciente
prdida de objetividad, con la finalidad de validar peridicamente
su modelo a travs de alguien ms.
Desde mi ignorancia, considero que tanto unos como otros se
lo han buscado porque se aferran a su objeto de deseo y por su
absurda tendencia a preferir la adulacin manipuladora y engaosa
que los llevan a creer que hay caminos ms rpidos o atajos para la
realizacin espiritual, sin lograr ver la obvia contradiccin en esa
propuesta: los asuntos del espritu no estn sujetos al tiempo.
En ocasiones, cuando un prospecto de Ser vislumbra
sbitamente la realidad, pierde la razn por completo, deja atrs
todo cuanto ha hecho y, sin darse cuenta, se sumerge en la locura.
Un hombre que confronta el vaco iluminador sin la preparacin
adecuada extrava su camino y se refugia en credos ajenos, con los
cuales intenta suplantar su propia experiencia. Huye despavorido
de la perturbadora revelacin en busca de una identidad ajena que
brinde aparente seguridad ante la aproximacin ingenua, pero bien
201
lograda, a la disolucin del ego. El ego, al sentirse vulnerable,

busca desesperadamente algo con lo cual identificarse y desarrollar
un sentido de pertenencia. No importa cun artificial o ajeno sea el
modelo o la idea en la cual se refugia, lo que importa es distraer la
atencin; y si para esto se requiere arrastrar con ellos a sus vnculos
naturales (familia, amigos, etctera), no les importa. De hecho,
encuentran gratificacin en esto porque fortalece la sensacin de
familiaridad. Y as, sin un sacrificio personal, se establecen nuevos
patrones repetitivos cuanto ms repetitivos, mejor, sean estos
rituales, cnticos o ceremonias cuyo objetivo es re-estructurar un
esquema que en breve resulte conocido. Terminan repitiendo
incesantemente las mismas palabras que consideran sagradas y les
atribuyen atributos divinos y liberadores que solo ellos creen
comprender. Seguramente, al leer estas observaciones, evitarn
identificarse con lo aqu explicado debido a la sobrevaloracin del
modelo adoptado que los hace sentirse superiores: superiores en
cuanto a valores morales, en cuanto a conocimientos y, en trminos
generales, superiores en cuanto a escalas del Ser.
Esto conlleva una reaccin natural: disfrazarse con falsa
modestia. Tristemente, a veces se requieren aos para reaccionar,
para darse cuenta de que el modelo adoptado es solo un modelo
ms, que la perfeccin vista en ellos (los modelos) en un comienzo
no era otra cosa que el reflejo fugaz de su propia esencia en
ausencia de estructuras o fronteras. Al pasar el tiempo, el nuevo
modelo empieza a mostrar sus fallas (se experimenta la ausencia de
la impresin inicial o esta se desgasta), y lo trivial y cotidiano
hacen evidente que es imperfecto. An as, en vez de aceptar el
error, lo difieren a otras instancias y evocan la perfeccin del
mismo, en otras pocas, en figuras distantes, en textos y escrituras
que no pueden ser verificados porque el contexto para su
interpretacin ha sido olvidado, borrado por el tiempo, y su
202
contenido ha sido mitificado en un intento de llenar los baches que

surgen a falta de comprensin y por el olvido, incluso cuando saben
en su interior que nada es ms cierto que el instante presente.
Se debe tener en cuenta que el despertar de la consciencia es un
proceso gradual y continuo, el cual puede conducir a un estadio
superior de conciencia, estancarse o incluso degenerar y regresar a
un estadio previo donde la observacin de s mismo est totalmente
ausente; es decir, volver al automatismo total e inconsciente de la
mquina humana. De igual manera, el grado de participacin que se
tiene en la manera como reaccionamos a los estmulos depende del
nivel de consciencia en el momento en que se percibe la impresin
o estmulo. Se requiere tener muchsima claridad en este particular
con el fin de incorporar tal comprensin y cristalizarla en nuestro
comportamiento, lo que requiere de trabajo consciente y un gran
esfuerzo personal. Un hombre que ha iniciado este tipo de estudios
se encuentra en un estadio intermedio de su desarrollo, el cual le
permite hacerse consciente de s mismo y de su actuar con cierta
regularidad, variando de un individuo a otro; por esto es muy
importante durante esta etapa de su desarrollo se rodee de
elementos y personas que le permitan recordar y establecer sus
procesos conscientemente cada vez que cae en la inconsciencia.
Es igualmente importante durante esta fase intermedia
mantener el control de las reacciones independientemente del nivel
de ocurrencia. Por ejemplo, si una persona se ve afectada por una
situacin que le ocasiona un sentimiento de ira, si esta est
dormida, reaccionar de manera inmediata y sin ningn tipo de
participacin consciente. Si la persona est observndose a s
misma durante el suceso, tiene la oportunidad de direccionar sus
actos y el desenlace final de las cosas. Si el devenir de los eventos
supera la voluntad, an cuando hay auto-observacin, entonces
ser, en el mejor de los casos, una leccin aprendida que nos
203
sugiere que debemos trabajar ms con el objetivo claro de no llegar

a situaciones extremas al menos sin la preparacin adecuada
donde la prdida de control de los actos de nuestra vida es
inminente (ira, celos, pasiones, por nombrar solo algunos de los
estados emocionales que pueden arrebatar a las personas tan fcil y
frecuentemente).
En este punto se manifiesta una notable y a la vez sutil
diferencia entre el hombre ordinario y aquel que se est abriendo
camino hacia el despertar de la conciencia. Se trata de que este
ltimo est en capacidad de sacrificar sus intereses egostas en
beneficio del Ser. No busca establecer la presencia con base en los
estmulos externos y los elementos que lo rodean, sino a travs de
un esfuerzo propio y, an cuando logra su cometido, est en
capacidad de cederla en cualquier momento; es decir, no trata de
apropiarse de nada, pese a que le pertenece por derecho propio.
Esta capacidad de ceder la presencia permite un gran ahorro de
energa puesto que ayuda a terminar el conflicto interno por tener el
control.
Cabe sealar que no es posible vivenciar el vaco iluminador
sin experimentar episodios de locura de acuerdo a los parmetros
comnmente definidos. Sin embargo, quin es realmente el
loco?, acaso aquel que se atreve a pensar que el cambio y la
verdadera revolucin deben ocurrir en el interior de cada individuo
y no por medio de estructuras sociales o religiosas preconcebidas y
ajenas a la realidad?
Cuando menos los movimientos culturales son un reflejo del
colectivo y brindan un esbozo de la actualidad en su propio
contexto. Por esto, cada nueva manifestacin y movimiento cultural
son vistos como demostraciones revolucionarias o vanguardistas
desde otros sectores y, en ocasiones, como una amenaza desde los
modelos que imponen su hegemona.
204
Si tienes tu mente, no precisas de nada ms para dar inicio a la

exploracin de infinitas posibilidades; y si an te pierdes en
fantasas e ilusiones, debes entrenarte y dejar ir aquellos elementos
innecesarios. Recuerda que tienes todo lo que necesitas y, como
nos indica aquella mxima hermtica: Cuando el alumno est
preparado, el maestro aparece.
205
206
El comienzo.
Continu compartiendo algunas experiencias muy profundas

de esas que a lo largo de los anteriores captulos he denominado
transcendentales o eventos significativos en compaa de
aquellos compaeros de bsqueda y exploracin de la vida: Guss,
el Viejo, Chalo, Patty y algunos otros que orbitaban con cierta
periodicidad pero poca frecuencia. Cierto da lleg el Viejo
Maestro muy inquieto y manifest que desde haca varias semanas
vena sosteniendo reuniones en una ciudad vecina con un grupo de
personas que parecan estar interesadas en compartir experiencias
de vida y que exista en ellos una excelente disposicin al trabajo
sobre s mismo. De acuerdo a su relato, se trataba de un grupo
excelso de individuos, buscadores como nosotros, entre quienes se
contaban veteranos gnsticos, ex-monjes taostas, aprendices de
chamn, practicantes de yoga, aspirantes a curanderos y uno que
otro loco o desadaptado. Todos ellos de los que suelo llamar
quemados, puesto que han pasado gran parte de su existencia
buscando atisbos del significado de la vida y han madurado mucho
ms que sus semejantes.
Empezaba a conocer al Viejo y sus moderadas
exageraciones no me eran extraas. Inicialmente, me limit a
escuchar de manera pasiva los relatos de sus encuentros; estos se
convertiran en tema ineludible de nuestras conversaciones. A
veces, durante horas narraba en detalle algunas de sus reuniones, y
207
mientras describa los hechos, paralelamente haca una

presentacin del sujeto al cual se refera y realizaba el anlisis y
descripcin de los estados de los participantes, el suyo propio, la
intencin de cada accin y el objetivo final al que se quera llegar.
Era algo as como una descripcin introspectiva de los asuntos
propios y ajenos, con el acontecer exterior y la profundizacin en
los detalles en el contexto de las reuniones y la previsin del
desenlace a causa del intercambio de ideas. En sus reuniones,
adems de citar lneas de algunos libros, recitar unos cuantos
poemas de los miles que alberga en su prodigiosa memoria,
complementaba con un par de ancdotas ilustrativas de su
experiencia durante diferentes etapas de la vida. Y si esto llegase a
parecer insuficiente, siempre exista el recurso de las ancdotas de
terceros y las creaciones propias de su imaginacin. Pensar el
lector que me he contagiado de la sutil tendencia del Viejo a
exagerar las cosas, pero debo insistir que todo cuanto acabo de
escribir es tan solo una fraccin de lo real, realidad que supera
ampliamente mi mesurada descripcin y de la que pueden dar fe
aquellos que conocen a aquel individuo de labia prodigiosa.
Retomando el hilo conductor de la historia luego de haber
padecido de esta sutil desviacin tan solo con evocar las ardides del
Viejo, mientras escuchaba el relato de algunos de sus encuentros,
mi atencin, casi irremisiblemente, podra decir, se haba visto
volcada hacia un particular en los eventos narrados por este. Entre
los muchos episodios por l descritos, que fcilmente llenaran un
gran nmero de cuantiosos volmenes, una de las cosas que ms
llam mi atencin, sin ser las otras menos importantes, era cuando
se refera a los intercambios. El intercambio era, y sigue siendo,
un complejo ejercicio colectivo que surge tras una invitacin, por
parte de uno o ms de los participantes del debate, a abrirse, a ser
espontneo y manifestar a los dems presentes (incluyendo quizs
208
Captulo X El comienzo
partes de s mismo que pueden desconocer aquello a expresarse) lo

que en el instante hay en lo ms profundo de su ser: dificultades,
temores, emociones o cualquier otra manifestacin propia de
nuestra especie o condicin de la mquina humana, del animal
pensante. El ejercicio se torna interesante cuando va surgiendo en
los presentes la necesidad de expresarse, de liberarse de algo que
les aqueja o algo que les emociona y desean compartir; es una
excelente oportunidad tambin de hacernos colectivos e ir ms all
de la individualidad. En ocasiones se alcanzan niveles muy intensos
de conexin y se logran apreciar ciertos conceptos al funcionar
todos los participantes como una red capaz de procesar lo que para
el individuo sera demasiado complejo. Lo ms particular en las
descripciones que el Viejo haca de los intercambios era la
exaltacin mucho ms all de los parmetros para ser
considerada normal con la cual l se refera al momento cuando
alguno de los participantes quebraba en llanto, permita fluir sus
emociones cosa que resultaba bastante frecuente y en
ocasiones canalizar las de todo el grupo.
A sabiendas de que el Viejo es una persona muy emocional,
un ser apasionado por la vida, el hecho de meramente disfrutar de
tales manifestaciones del grupo, no justificaba, a mi entender, su
nivel de euforia. Lo ms lgico sera pensar que era un indicador de
que el ejercicio haba sido exitoso y haba cumplido su cometido,
pero entonces qu decir cuando el producto del ejercicio no era tal
manifestacin de descarga emocional y fisiolgica?
Fue entonces cuando me di a la tarea de cotejar las
narraciones hechas por l desde su inicio, pero manteniendo como
eje central el cenit del intercambio, sin demeritar los finos detalles
de las diferentes escenas de la historia. Para ello repas
mentalmente diferentes narraciones previas; identifiqu ciclos
comunes que me permitieron entrever el mtodo del Viejo, sin
209
ignorar su don innato de inquietar a las personas, y me dispuse a

esperar pacientemente la prxima narracin para intentar descifrar
mejor aquello que causaba semejante emocin a nuestro amigo.
Era una tarde nublada que invitaba al ocio y al olvido. El
ruido de la calle a la distancia. En mi interior, un deseo casi
insipiente de soledad me conduca hasta la somnolencia; record,
sin embargo, que tena un compromiso pendiente: haba acordado
encontrarme con el Viejo en casa de Guss. Me re de mi ingenuidad
tras constatar que ese recuerdo no se haba activado desde el nivel
de conciencia durante la vigilia, sino al cruzar el umbral del sueo.
Sent un poco de desencanto al pensar que hay recuerdos que pasan
al completo olvido sin generar la accin para la cual fueron creados
inicialmente. Cuando menos este funcion justo a tiempo
pensaba con resignacin. Sin embargo, la idea sigui rondando la
mente y termin comparando los recuerdos con semillas que vamos
plantando a travs de la vida: algunos germinan y vuelven a surgir
de la tierra, otros simplemente se quedan enterrados, jams
germinan y se olvidan.
Me dispuse a cumplir con el compromiso adquirido, pero,
antes de partir, escrib las siguientes lneas:
Permtaseme elucidar que:
Cierto es que no todas las plantas tienen flores;
ms an, no todas las flores se tornan en un fruto,
ni de todos los frutos se extraen semillas.
No toda semilla es plantada.
Y an plantada, el que esta germine no es un hecho.
De los mltiples caminos, uno solo tomamos.
Y pudiera parecer, que se espera demasiado,
210
si acaso no supiera lo que puedes ser:

crecer, an sin ser plantado,
y brindar tus frutos sin llegar a florecer.
Al finalizar mi infantil composicin, me sent de mejor nimo
y en el estado propicio para ir al encuentro de esos tremendos
seores que siempre demandan altsimos niveles de energa, casi
absurdos, ya fuese que la conversacin se mantuviera dentro del
dominio de lo trivial, se tornara un poco intelectual, o nos
aproximsemos a la dimensin de lo sutil, y sin mayor pretensin, a
los albores de otra realidad. Llevbamos algunos minutos
actualizndonos unos a otros del acontecer diario cuando el Viejo
se quej de las mltiples ocupaciones, de sus ctedras en la
academia, de la demanda de tiempo de sus estudiantes, al punto que
no haba tenido espacio para reunirse con el grupo. Pensar el
lector que mi planes de descifrar los mtodos del Viejo se habran
visto afectados por el curso de los eventos, pero experiencias del
pasado me haban enseado a prepararme para ese tipo de
contingencias.
Para introducir el tema y como parte de mi plan para descifrar
la pequea obsesin del Viejo por las descargas emocionales y
comprender el mtodo que usa, los intercambios, coment con
cierto aire de inocencia: Y vas a dejar a tu grupo abandonado por
mucho tiempo?. Ya saba de antemano que esta pregunta tendra
efectos no previsibles y estaba abriendo una puerta hacia nuevas
posibilidades. A corto plazo y de manera inmediata, como
consecuencia, quizs me permitira alcanzar el objetivo, pero como
contraprestacin o balance natural tambin habra un imprevisto.
Algo an no considerado dentro de los sucesos evaluados
conscientemente iba a entrar a formar parte de los eventos que en
su combinacin integran mi experiencia existencial. Ser
211
nicamente cuestin de tiempo y estar atento pens. Mira,

ahora que lo mencionas, qu tal si los invitamos ac?, pregunto el
maoso Viejo con mucha astucia. De inmediato, me di cuenta de
que yo no era el nico que haba preparado algunas cosas de
antemano para ese momento. Mir a Guss para observar su
reaccin. l tan solo se encogi de hombros y levant levemente
ambas manos: Bueno, por m no hay ningn problema, dijo.
Siguiendo la dinmica del momento, les suger que se pusieran de
acuerdo y simplemente me avisaran acerca de la fecha y hora, que
yo hara los ajustes necesarios para estar disponible.
Esa breve, pero nada sutil, coincidencia significativa, me
caus cierto regocijo. Me refiero al hecho de que cuando esperaba
un imprevisto, no hubo que esperar, pues se present al instante
siguiente, y que lo que resultaba imprevisto para m haba sido
previamente preparado y controlado por otra persona. Siempre es
que esto trabaja de forma econmica y en total sincronismo,
aceptaba, sin musitar palabra alguna u objetar. Con aquello como
prembulo, el Viejo empez a hacer un recuento mucho ms
objetivo y breve que los anteriores para proveernos la suficiente
informacin para la reunin recin acordada con su grupo. El
resumen fue preciso y permiti identificar por qu la descarga
emocional resultaba tan importante para el Viejo, as mismo la
importancia de los intercambios. El Viejo no solo usaba aquellas
descargas como un indicador del xito de su mtodo indicador
que resultaba altamente fiable, sin ser impecable, sino tambin
como recurso cuando su propia experiencia, fuerza y conocimiento
no bastaban para generar el fenmeno colectivo. Me di cuenta de
que cuando quera ir ms all de donde su intelecto y su mente le
permitan, recurra a la inteligencia emocional. La exaltacin
emocional era tan solo la superficie visible de un proceso que
ocurra ms all del control consciente; pero esto no quiere decir
212
que fuese involuntario, muy al contrario, era un evento reflexivo

que surga de su intento cuando otros argumentos eran insuficientes
o innecesarios. Sent cierta admiracin. Me preguntaba si el Viejo
era consciente de su situacin y la relacin con su mtodo, una
relacin que por momentos se poda tornar de causa y dependencia
o, en ocasiones, trascender las fronteras individuales, todo
supeditado a los estados de nimo emergentes y la manera
mediante la cual los participantes asimilaban la experiencia.
Sin duda, se requiere mucha experiencia para generar tal
estmulo emocional en los participantes sin que estos se vayan a
sentir excesivamente vulnerables o agredidos, de acuerdo a como
cada cual lo logre asimilar. Esto genera el riesgo potencial de una
polarizacin radical entre ellos. Un mtodo, quizs demasiado
invasivo para mi gusto y personalidad, pero innegablemente
prctico. Logr en esa ocasin identificar otro claro riesgo
inherente a aquel mtodo: sera inevitable que, con el tiempo, sin
importar cunta experiencia se tenga, algunos de los participantes
empezaran a sentir resistencia al estmulo emocional dependiendo
su nivel de tolerancia. Con la tolerancia adecuada, la respuesta al
estmulo es favorable, pero, sin ella, los resultados no seran nada
satisfactorios y muy posiblemente algunas personas se sentiran
transgredidas y atacadas con los estmulos emocionales y fuertes
sacudidas que el Viejo acostumbra aplicar a los participantes
durante los periodos previos al intercambio, llevndolos casi al
lmite. Esto es algo que el Viejo intuitivamente ha aprendido a
manejar como preparacin y ya forma parte de su tcnica. Tambin
visualic una solucin simple y funcional para minimizar aquel
riesgo intrnseco: evaluar la tolerancia y estado anmico de los
participantes y excluir completamente del ejercicio a aquellos que
no se encuentren en un estado favorable para realizarlo. Sin
embargo, me abstuve de hacer cualquier comentario, no solo en
213
aquel momento, sino durante los aos siguientes, hasta la fecha en

la cual escribo estas lneas. Prefer permitir que el tiempo validara o
refutara mis observaciones sin alterar los eventos en su curso
natural.
Mientras continuaba la conversacin y me dilua
profundamente en mis pensamientos y observaciones, comprend
en parte por qu los encuentros con aquellos hombres eran
generalmente extenuantes y drenaban en ocasiones grandes
cantidades de energa. No solo los temas discutidos requeran de un
nivel de atencin especial, sino que tambin los procesos que
ocurran en mi interior demandaban recursos adicionales; sin
olvidar una pasin comn de los que estbamos all: inducir y
experimentar estados alterados de consciencia, percibir diferentes
niveles del Ser y explorar las posibilidades de la existencia. El
Viejo, en respuesta a un breve lapso de silencio, dijo
manifiestamente: Hay que seguir el camino que tiene corazn, no
veo otra opcin. Y si no es as, entonces cmo?, reafirm Guss.
Yo continuaba observando, callado, pero eso del corazn, aunque
conociendo su contexto que no era otro que el de las enseanzas
de don Juan, me envi nuevamente a los pensamientos previos
respecto a la inteligencia emocional del Viejo. Llegaba a
cuestionarme qu tanto de ello haba en m o cul era la
caracterstica propia de mi mtodo, si acaso tena alguno. Por la
experiencia y la intuicin poda deducir que no iba a ser tan
sencillo de responder, puesto que era algo que estaba tan cerca que
resultaba difcil de enfocar y mucho menos visualizar ntegramente;
por tanto, abandon momentneamente cualquier intento de hallar
una respuesta, pero hice un buen registro en la memoria para
recordar posteriormente disear una estrategia con el objetivo de
encontrar una respuesta satisfactoria.
214
A continuacin, centr mi atencin en Guss y, sin prejuicios,

me pregunt cul es su fortaleza, mtodo, o principal caracterstica.
En principio, la mente intent hacer un sumario histrico de
eventos significativos comunes a l registrados en la memoria, pero
la intuicin casi de inmediato detuvo la actividad mental y
sbitamente se comprendi que aquel enfoque no proveera una
respuesta precisa. Tomara mucho tiempo para un anlisis
apropiado; por lo dems, era poco prctico. Decid entonces
simplificar las cosas y realizar una observacin inmediata, sin usar
los recursos de la memoria, y hacer uso de la observacin directa en
ese preciso instante. Cerr brevemente los ojos, dej ir cuanto pude
e ignor cunto quedaba de lo que ocupaba mi espacio mental. Tan
vaco como pude, al abrir nuevamente los ojos, dirig la mirada
hacia Guss: l rea como un nio, se le notaba alegre y juguetn, lo
que contrastaba con la primera imagen que surgi en mi mente y
las que emergieron a continuacin. Aquel estado que observaba en
ese momento le resultaba completamente espontneo y natural, le
brindaba tranquilidad; pareca ser fortalecido por su entorno
familiar, que le permiti desde temprana edad disfrutar e ir
refinando aquello que tanto le atraa y haba buscado a travs de
diferentes pocas de su vida. Poda percibir que durante algunas
etapas intermedias de su desarrollo, aquel entorno, los vnculos y el
estado de su preferencia perdieron sincrona, la misma que an
buscaba y que probablemente lo iba a conducir donde pudiese
combinar de la mejor manera tales elementos. Muy probablemente
sera en un espacio que le brindara la libertad de la imaginacin de
la infancia, un soporte que le pudiera ofrecer seguridad y
pertenencia similar a la familia. El entorno objetivo no me resultaba
claro, pero seguramente para re-afirmar y refinar el estado de su
preferencia debera tener ciertas caractersticas afines a su modelo
215
inicial, es decir, estar dentro de un espacio o grupo que le brindase

reconocimiento, seguridad y familiaridad.
El Viejo, con ese hbito de hablar propio del director innato,
interrumpi nuevamente el silencio y me arrebat de mis
pensamientos. Acordamos encontrarnos el segundo sbado a partir
de ese da. No discutimos acerca de cul sera el tema por tratar, ni
se prepar una agenda en particular. El consenso tcito fue:
compartir lo que siempre hacamos y hacer extensiva nuestra
experiencia a los cofrades del Viejo. En silencio, senta que no era
ajeno a ellos, conoca muchos detalles personales de la mayora
gracias a los pormenorizados recuentos de su confidente, ms
frecuente moderador y gua. Me inquietaba un poco lo que fuera a
decir el Viejo, que a veces amplificaba un poco las cosas, al
extender la invitacin; solo esperaba que no fuera a distorsionar
demasiado sus remembranzas y fuera a generar falsas expectativas
entre los suyos.
Durante los das siguientes y previos al encuentro, no tuve la
oportunidad de hablar con el Viejo; y en las contadas ocasiones que
habl con Guss, poco discutimos el tema; solo suger que los
invitados fueran recibidos por l y el Viejo, y que yo llegara
alrededor de una hora ms tarde. Quera que tuvieran tiempo de
familiarizarse con el lugar antes y, as, disminuir la resistencia que
pudiera surgir al estar expuestos a un ambiente ajeno. Guss y el
Viejo son excelentes anfitriones, as que tena la seguridad de que
ellos los haran sentir cmodos casi de manera inmediata.
Dos das antes del encuentro con el grupo, descubr que haba
cambiado el nmero en el dilogo interno y, en lugar de dirigirme a
m mismo, me estaba dirigiendo a nosotros. No le di importancia a
esto, y como no afectaba en nada mi actuar ni mi manera de pensar,
dej que esa forma de dilogo continuara inadvertidamente sin
saber por qu. La noche anterior al encuentro, fui a visitar a Guss
216
en su cabaa. El lugar luca impecable, todo estaba metdicamente

ordenado y limpio. Haba un par de nuevas adquisiciones, entre
ellas un dispensador de agua que ubic sobre la divisin que separa
la cocina del saln principal, un nuevo dispositivo para reproducir
msica y una nueva pipa que tena una cazoleta y un hornillo de
generosas proporciones. Al ver que este estaba hacendoso y
realizando tales quehaceres hogareos con dedicacin, decid no
interrumpir. Tras manifestar que solo pasaba a saludar, part sin
rumbo definido.
Manej mi viejo auto por horas, recorriendo los recovecos y
lmites urbanos del pueblo mientras escuchaba msica y observaba
las actividades de los noctmbulos. Haba mucha actividad en la
calle, quizs era por los efectos de la luna llena o porque, por ser
fin de mes, los que eran asalariados tenan dinero en sus bolsillos
para gastar. Como suele ocurrir, en los barrios ms populares haba
algaraba y jolgorio, grupos en las esquinas planeando algo para
distraerse o en busca de inmediata satisfaccin; otros, solo vctimas
de su soledad, buscaban socializar, sin importar el entorno, el tema,
o el contexto. Algunos, seducidos por la noche y su penumbra,
aprovechaban para sentirse menos cohibidos e identificarse ms
con sus deseos; algunos ms, huyendo de su propia realidad, y unos
pocos afanados por llegar a su hogar. No lograba identificarme con
ninguno de ellos. Por momentos, me senta como un predador
buscando una presa sobre la cual verter mi atencin. En otro
instante, me dejaba llevar por los recuerdos que evocaban imgenes
y circunstancias similares a las que observaba, pero los vea como
si fuera algo distante, casi ajeno.
Por un momento quise comparar todo lo que observaba con lo
que mis compaeros y yo hacamos, y aunque inicialmente lo
desech porque estaba fuera de contexto, ya que en nuestro caso
tenamos un propsito mayor, las justificaciones que surgan eran
217
rpidamente abatidas por otros cuestionamientos: acaso no

buscbamos tambin sentirnos bien?; acaso no somos igualmente
vctimas de la soledad?; acaso no respondemos a la necesidad de
socializar y sentimos el peso del rechazo o el confort de la
aceptacin? Y reconsiderando ese propsito mayor que haba
considerado que tenamos: por qu ha de ser mayor nuestro
propsito? En ese punto poda tanto seguir deliberando en mi
mente y dar soporte a uno u otro lado, pero tambin me percat de
que era algo que haba considerado desde tiempo atrs. No
consista en el producto del replanteamiento de un momento, sino
el resultado global de decisiones y acciones a lo largo de la vida.
Todo esto me hizo recordar una conocida enseanza contenida en
una vieja historia cherokee:
Un anciano jefe de una tribu estaba conversando con
sus nietos acerca de la vida. De pronto el hombre les dijo a
los nios: Una gran pelea est ocurriendo dentro de mi ser,
es entre dos lobos! Uno de ellos est lleno de maldad, temor,
ira, envidia, dolor, rencor, avaricia, arrogancia, culpa,
resentimiento, inferioridad, mentira, soberbia, egolatra,
competencia y superioridad. El otro est lleno de bondad,
alegra, paz, esperanza, humildad, amor, serenidad, dulzura,
benevolencia, empata, verdad, amistad, generosidad,
compasin y fe.
Los nios miraron con asombro a su abuelo, quien
agreg: Esta pelea est ocurriendo dentro de ustedes y dentro
de cada uno de los seres en la Tierra.
Los chicos estuvieron pensativos por unos minutos y
uno de ellos le pregunt a su abuelo: Y cul de los lobos
crees que ganar?. A lo que el anciano jefe respondi: Al
que t alimentes.
218
Esto me sirvi para darme cuenta de que deba tratar los

asuntos verdaderamente importantes dentro del contexto correcto
para evitar caer en equivocaciones o confusiones absurdas. Record
que, cuando falta claridad, lo mejor es abstenerse de tomar una
decisin hasta tener los criterios suficientes para tomarla. Y as
como debemos aprender a identificar y valorar el verdadero legado
de nuestros maestros ancestrales, tambin debemos aprender a
reconocer y valorar el legado de nuestro propio proceso de
aprendizaje; es decir: los frutos que hemos cultivado para nuestro
presente a travs del esfuerzo continuo en el tiempo. (Si nunca has
hecho nada por ti mismo y por lo que sers maana, estas lneas
carecern de sentido para ti). Re-encausado en mi propsito, decid
dejar de errar las calles y regresar a casa para descansar y recargar
energa para el encuentro con el Viejo Maestro y sus cofrades.
A media maana, Guss me llam a preguntar si preparaba
algo de comer o beber para ofrecer a los invitados. No lo consider
necesario; adems, mencionamos que el Viejo a donde iba
generalmente llevaba comida como si esta hiciera falta o se fuera a
acabar; literalmente, en muchas ocasiones, llevaba un mercado a
cuestas. Ambos remos al evocar esa particularidad de nuestro
generoso amigo y cerramos el tema de la reunin hasta que ella
llegara.
Me dirig al lugar a la hora acordada. Al llegar all, haba
cinco vehculos estacionados sobre el prado, frente a la fachada
interior de la cabaa. Reconoc nicamente el automvil del Viejo.
No haba nadie afuera, y desde donde estaba tampoco lograba ver a
ninguno en el interior. Estacion siguiendo el mismo orden
dispuesto por los dems. Tom mi zafu y una mochila donde
llevaba dos libros, algunas hojas en blanco y un lpiz. Me dirig
hacia la puerta que estaba ligeramente abierta; al acercarme, por la
219
reducida apertura, asom el Viejo su cabeza mostrando una grata

sonrisa. Con la honestidad y alegra de un nio, me dijo: Mralos
cmo estn. Contagiado con su actitud juguetona, de igual
manera, introduje mi cabeza al interior y, tras una ojeada,
finalmente pude ver el grupo de personas que haban aceptado la
convocatoria. Se hallaban sentados en el centro del saln principal
de espaldas a la puerta desde donde los estbamos observando. El
ambiente se hallaba inundado de incienso de sndalo que haba sido
dispuesto en las cuatro esquinas del saln. Guss estaba sentado
frente a ellos, ligeramente del lado derecho (desde mi posicin). A
su lado pude ver un cojn en la parte central, y a la izquierda suya,
el pensador de madera que el Viejo utilizaba para meditar. Hicimos
contacto visual con Guss, y este asinti ceremoniosamente con su
cabeza. Me percat de que, al fondo, sonaba sutilmente una suave
percusin acompaando la meditacin que estaban realizando. En
silencio, me remov el calzado antes de ingresar y lo puse junto al
de todos los dems que haban dejado tras la puerta.
Una vez adentro, el Viejo me arrebat la mochila y con cierto
grado de ansiedad me invit a sentarme al frente. Camin
lentamente mientras realizaba una profunda inhalacin. Trataba de
no hacer ruido o distraer a los asistentes. Cuando cruc la mitad del
saln, empec a ver los rostros de aquellas personas y me di cuenta
de que todos estaban meditando con los ojos cerrados y, aunque
saban que alguien haba llegado, en ninguna ocasin, hasta ese
momento, se dejaron llevar por la curiosidad. Continuaron
concentrados en el ejercicio. Volte a ver hacia donde estaba el
Viejo para insinuarle que iba a cambiar la posicin de su pensador.
Yo lo iba a poner en el centro, pero el Viejo al ver mi intencin
hizo una clara seal de objecin. Me insisti, adems, con fuerte
determinacin, que ocupara la posicin que haban dispuesto para
m. As lo hice.
220
Prepar sin afn mi cuerpo, el zafu y el lugar para sentarme,

considerando que iba a permanecer ah por un buen rato. Cuando
finalmente me sent cmodo, con base slida, cadera firme, espalda
y cabeza recta, empec a llenar mis pulmones lentamente y hasta su
capacidad total para lograr una buena expansin torcica, a la vez
que estimulaba y optimizaba la capacidad bronquial. Al mismo
tiempo, aprovech que los invitados estaban an con los ojos
cerrados para tratar de identificar a cada persona por medio de los
detalles y las historias narradas por el Viejo. An no terminaba mi
sondeo cuando este se acerc discretamente y me entreg una
campanilla. Con un breve gesto me hizo saber que la deba utilizar
cuando considerara apropiado terminar el ejercicio que estaban
realizando. De nuevo, mir al frente y not que ya haban algunas
personas con los ojos abiertos, clara seal de que estaban perdiendo
concentracin y se empezaban a distraer con las actividades a su
alrededor. Revis mi posicin; nuevamente inhal profunda y
calmadamente; cerr los ojos por un instante y, al exhalar, trat de
dejar ir cualquier actitud adquisitiva o competitiva que hubiera en
m. Evoqu la sinceridad y la generosidad desinteresada como la
base de cualquier exposicin que tuviera lugar. Repet esto en
varias ocasiones hasta que me sent uno con la intencin, en ese
momento, sin ningn pensamiento de por medio, salvo la accin.
Hice sonar a buen tono la campanilla.
Inmediatamente, todos miraron al frente como si salieran de
un largo letargo. Continuaron en silencio y permanecieron quietos,
salvo dos personas que evidentemente no estaban acostumbradas a
estar sentadas en el piso por largos periodos, ya que se acomodaban
repetidamente. De inmediato se hizo obvio que ninguna de las
personas all iba a romper el silencio reinante en el ambiente, as
que, sin pensarlo dos veces, comenc a agradecer la oportunidad
que me brindaban por estar all, y trat de resumir los eventos
221
comunes que nos conducan hasta ese preciso momento y lugar.

Empec por la asociacin de individuos, en la cual el Viejo era el
personaje central, pero enfatic que, ms all de la asociacin de
individuos, era la razn por la cual surga esta; es decir: la
bsqueda que llev a que esa reunin ocurriera.
Esto sirvi como prembulo para que cada uno expresara el
origen de su bsqueda y, an ms importante, el estado actual de la
misma y su proyeccin o pronstico. La forma ms fluida y natural
para esto fue que yo les compartiera mi propia historia. Luego,
tmidamente, me sigui alguien ms. Antes del tercer turno ya
haba lista de espera. En ocasiones, los relatos de cada uno eran
interrumpidos por el Viejo, para impartir ctedra, hacer un llamado
de atencin o hincapi en relacin a alguno de sus preceptos
preferidos, o por algunos de los otros compaeros para
complementar alguna ancdota, puesto que este grupo en particular
haba frecuentado muchos otros grupos en bsqueda de una
experiencia veraz. Luego de agotar lo que podan en estos,
continuaban en busca de algo ms. Eran expertos en juzgar e
identificar falencias en supuestos maestros, a la vez que eran
terribles crticos en lo que respecta al trabajo sobre s mismo y al
comportamiento humano. El nico que poda superar la dureza de
estos en sus valoraciones era el mismo Viejo, que ya por aquellos
das era producto de bromas y reclamos de sus educandos, los que
decan que este tena un garrote para decirles las cosas. Cada vez
que se nombraba el garrote del Viejo, se presentaban alegres
distracciones porque todos encontraban algo qu decir o metforas
al respecto. Ran ran ahora, despus los veremos llorando a
manos del garrote, decan los ms sensatos. El Viejo estaba
acostumbrado a esto, y ni para Guss ni para m fue una sorpresa,
pues, as como era de exagerado, as mismo era capaz de mostrarte
tus defectos y debilidades. No tena ninguna misericordia al
222
confrontar las contradicciones, mentiras, falsas creencias y todo

aquello que no fuera consecuente con cada persona y la bsqueda
del desarrollo armnico del Ser.
Las presentaciones y la discusin abierta continuaron por
algunas horas hasta que, cansados de la posicin y ante la escaza
luz, puesto que ya caa la tarde, decidimos hacer un intervalo para
estirarnos un poco y tomar un caf. Los presagios hechos en la
maana de aquel da se hicieron ciertos y lo que iba a ser una taza
de caf se convirti en una cena completa. Varios de los asistentes
haban llevado algo de comida, suficiente para ofrecer a todos. Al
combinar los recursos tenamos comida para varios das, as solo
hubiramos planeado estar unas cuantas horas. Decidimos
consumir los alimentos que ya estaban preparados y aquellas cosas
que eran ms perecederas. Distribuimos todo en suficientes
raciones para una veintena de personas pensando en que alguno
quisiese repetir. Todo lo servido se consumi. Fue un poco
extravagante haber comido tanto mientras discutamos las causas
que nos conducan a ir al encuentro de los misterios de la existencia
y los fenmenos de la consciencia, pero al final fue un momento de
agradable camaradera que se aprovechaba para sostener pequeas
charlas con las personas ms cercanas y responder una que otra
pregunta que haba surgido durante la tarde y que tal vez se haba
quedado sin oportunidad de formular.
Hubo preguntas que se repitieron en varias ocasiones y
llamaron mi atencin: dnde van a realizarse las reuniones?;
cmo se llama el grupo?; habr una sede en tal o cual ciudad? En
la distancia, alcanc a escuchar al Viejo respondiendo de manera
general: Eso hay que hablarlo con los muchachos. No saba a qu
se refera con eso de los muchachos, pero asum que ramos todos
en su conjunto. A la vez, me preguntaba: cul sera el propsito
para reunirnos?
223
Mientras reposbamos y bajbamos la llenura por el abuso

gastronmico, fuimos a la parte exterior de la cabaa, cerca donde
habamos parqueado los autos. All se formaron uno cuatro
pequeos subgrupos, y comenc a ver una actitud sospechosa en
algunos. Guss estaba movindose furtivamente entre los grupitos
hasta que finalmente lleg al grupo en el que yo me encontraba y
sigilosamente se rode de las personas que le generaban mayor
empata. Dijo con aires de complicidad: Entonces qu,
muchachos!, alguno de ustedes quiere ganjita para afinar un
toquecito?. En ese momento mir al Viejo con disimulo para saber
si ya se haba percatado del movimiento que se gestaba. Aunque l
no se dio cuenta de que yo lo estaba mirando, pude interpretar su
expresin de la siguiente manera: no aprobaba al ciento por ciento
tal iniciativa, pero al valorar los posibles resultados que pudiesen
surgir de la misma en un ambiente controlado y bajo la direccin
que se les pudiese brindar como en ocasiones l mismo haba
experimentado, haca que fuera ms partidario que detractor de
la propuesta. Tal interpretacin fue confirmada minutos despus
cuando de manera breve y sutil se adhiri a la causa.
En mi caso, tambin era partidario de usar ese recurso, pero
suger que fuera de una manera discreta y ritualista. Le suger a
Guss, ya que haba sondeado la situacin, que llamara primero a los
que haban aceptado sin dudar su invitacin, mientras los dems
bamos adentro a tomar nuestros lugares y reiniciaramos la charla
de manera paulatina.
Entr de nuevo en la cabaa. All estaba la ex-monja taosta
poniendo un poco de orden en la cocina. Ella haba asumido el
liderato durante la distribucin de los alimentos y quera llevar a
cabo dicha actividad hasta su conclusin. Luego me enter de que
era una labor que asuma con absoluto gusto y responsabilidad, al
punto que lo haba convertido en su forma de vida. Por aos se
224
haba dedicado a abrir restaurantes vegetarianos donde poda

continuar aprovechando su conocimiento y disciplina. El Viejo me
sigui de forma inmediata y, antes de sentarse a mi lado, fue a
agradecer con un fuerte abrazo a la taosta por el suculento
banquete. Le manifest que haba sido la mejor comida del
mundo y aclar que esa vez no estaba exagerando.
Tras unos breves momentos, entraron a intervalos unas seis
personas ms. Para ese entonces, empez a llegar hasta nosotros el
olor de la cannabis desde el exterior. Los que estaban adentro me
miraban con malicia y sonrean, pero se quedaban en sus puestos;
incluso alguno se atrevi a decir que si era que habamos cambiado
de incienso. No pudimos evitar rer. Yo afirm afectivamente:
Muchachos, si quieren salir, pueden hacerlo tranquilamente. El
Profe, un hombre espontneo, aprendiz de chamn, y de gran
corazn, no ocult su satisfaccin y exclam felizmente: Ah... es
que se puede?!. Solo esperemos que vayan llegando los dems, y
vamos yendo uno a uno, instru a los interesados. Esto tena como
propsito revalidar y consolidar la actividad que estbamos
realizando dentro de la cabaa como el objeto central de la reunin
y no permitir que este fuera desplazado por el uso de entegenos.
El primero en regresar fue Nando, otro aprendiz de chamn y
compaero espiritual del Profe. No se esforz en ocultar su
emocin. Se dirigi a su puesto y se sent rpidamente mientras
frotaba fuertemente sus manos y luego se las pasaba por su calva
cabeza. Luego le sigui un gnstico que en el transcurso de la tarde
haba hecho notar sus diferencias con el Viejo y haba le reclamado
en varias ocasiones por la dureza de sus mtodos. Y as
continuamos por un rato, hasta que casi todos haban ido a hacer la
vuelta. Solo faltbamos cuatro personas y dos que continuaban an
afuera. Entonces pregunt: Ya estamos todos listos? Los otros
tres que faltaban un Abuelo Gnstico que haba sido compaero
225
personal de S.A.W cuando este iniciaba su movimiento; un joven

que estaba en re-habilitacin por abuso de sustancias, y una exjueza que crea estar enloqueciendo porque asuma otros roles en su
mente para salir de la desidia y la monotona diaria no parecan
estar interesados en la hierba. Incluso los dos hombres haban
mostrado seales de desaprobacin.
Voy a ir a llamar a los muchachos, dije, mientras me
levant y dirig hacia la puerta. Guss, quien todava estaba en pie,
me sigui con complicidad. Una vez afuera, este les dijo a los dos
que continuaban all que por favor se apresuraran a entrar porque
los estbamos esperando. Ellos, como reconociendo la autoridad de
Guss, se apresuraron a entrar e ir a ocupar sus lugares. Nosotros
nos alejamos de la puerta para poder comentar con tranquilidad.
Qu calderas!, dijo Guss, refirindose a algunos de ellos porque
haban fumado ganja con mucha intensidad. Luego me pas la pipa
que haba adquirido para ese propsito que ahora resultaba tan
evidente. Estaba inhalando el humo por segunda vez cuando
escuchamos que empezaba a sonar la msica que utilizbamos de
fondo durante la meditacin para tamizar otros ruidos externos que
a veces resultaban distractores. Me dispona a fumar por tercera vez
cuando escuch el sonido de la campanilla. Asum esto como una
seal de que no era necesario fumar ms y de que era momento de
regresar con mis compaeros.
Al llegar al interior, todos estaban dispuestos de la misma
manera que al comenzar la jornada; incluso el Viejo se hallaba
esperando tras la puerta y Guss se haba apresurado a tomar
posicin, lo que me gener una clara sensacin de deja-vu. Cuando
me dispona continuar e irme a sentar, el Viejo me detuvo. En un
abrazo, me susurr dos palabras al odo. La primera fue: Gracias;
la segunda, pese a que la haba entendido, me sonaba como un
interminable, estridente y resonante trueno. Era como si hubiera
226
perforado mis odos. Sent como si sbitamente mis conductos

auditivos se hubiesen abierto y se comunicaran entre s, como si el
mundo atravesara de extremo a extremo mi crneo por medio de
aquellos canales, y ese vnculo sirviera como un eje sobre el cual
pudiera centrar mi observacin del universo. Senta que el universo
exterior no solo me rodeaba, sino que cruzaba mi cabeza a travs de
la apertura que estaba experimentado. Fij mi atencin en los
sonidos, y ms all de establecer la fuente desde donde provenan,
esta vez senta que estaban sonando dentro de mi cabeza. La
radiacin de fondo, aquel zumbidito que siempre nos acompaa
cuando enfocamos la atencin en este sentido, haba desaparecido y
le daba paso a un sonido fresco y renovado. Record que meses
atrs haba experimentado un cambio de percepcin similar en
compaa de Guss, cuando por primera vez vi las cosas sin
fronteras y con una auto-luminiscencia propia.
Cerr los ojos. Emocionalmente estaba muy alterado.
Deseaba compartir con todos lo que me estaba ocurriendo, pero al
volver a abrir la mirada y verlos sentados, prestos a continuar tras
el objeto de su bsqueda, volv a mi lugar y los mir
ceremonialmente de derecha a izquierda. En esa ocasin, logr
hacer contacto visual con todos ellos, sin excepcin alguna. Cada
vez que dejaba la mirada de uno para dirigirme al siguiente, este
bajaba la cabeza sutilmente como dando su aprobacin. Al
concluir, me dirig a ellos con profundo sentimiento y sinceridad.
No necesit pensar en las palabras que iba a decir: estas fluan
desde lo ms profundo de mi Ser. Yo era un espectador ms. Si
bien era de mis labios de donde sala el discurso y mi experiencia
existencial la que fue usada para realizar ilustraciones, el
conocimiento expresado no me perteneca: solo era posible que a
travs de este servidor se estuviese manifestando la experiencia de
todos los que estbamos all. Individualmente, cada uno tena la
227
experiencia de algunas dcadas, pero como un ente colectivo e

interconectado, tenamos la experiencia de varios siglos. Esta vez
se lograba ir mucho ms all. Un hombre solo no puede hacer
nada, pero juntos podemos hacerlo todo.
228

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Somos modelados por nuestros ideas, nos convertimos en lo que

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A medida que se avanza en los captulos, el lector que gusta

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mayora, encontraron a su vez suelo frtil en Occidente, donde

optimistas, sorprende, as y an ms, que desconozcamos sus

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Abandonando la vida seglar1.

Mltiples acontecimientos de mi experimento existencial me

1. Del latn saecularis, perteneciente a la vida, estado o costumbre del siglo o

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personas con las cuales he compartido algunas de estas

Captulo I Abandonando la vida seglar

mota. Esto me pareci apropiado porque el da haba trascurrido de

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habamos entrado en un estado alterado de conciencia. No tena

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ambiente. Le ped que escuchara todas las voces a nuestro

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ceremonia del t, ese regio arte vinculado al Zen, pero

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decidido a aproximarse de manera ms consciente y controlada a

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consciencia, esta fue utilizada por mi compaero para recapitular

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recomendaciones sobre la cual era supremamente escrupuloso, se

comnmente conocido como G. I. Gurdjieff, fue un influente maestro espiritual

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de Carlos Castaneda. Despus de todos esos aos de ir y venir en su

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dispona a partir cuando se percat de que llova fuertemente; por

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limitaciones, de darse cuenta de que eso suceda todo el tiempo?

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permitiera reconocerlo. Me preguntaba: Acaso ese cambio ya

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Dediqu el resto del da a labores que bajo circunstancias

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Intent descansar mi mente un par de horas. Me ase de

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pisadas rpidas que se aproximaban. Escond rpidamente el resto

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maletn una pequea bolsa plstica y verti su contenido en la

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divagaciones, y pens en voz alta: Cmo es posible que, inhalar

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por someterme irresponsablemente a verificar algo que de haber

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consider que si enfocaba mi atencin en algn objeto

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ninguno de los sentidos, la responsable haba sido la mente.

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oraciones sin mucho sentido, como estas: Perfume que