Enrique González Tuñon Camas Desde Un Peso
Enrique González Tuñon Camas Desde Un Peso
Enrique González Tuñon Camas Desde Un Peso
CAMAS
DESDE UN PESO
COn prlogo de Csar Tiempo
AMEGHINo
Diseo de Cubierta: SRP, Diseo & Comunicacin
Diseo de Interiores: Fabiana E. Riancho
19 Edicin: Mayo 1998
1998, Enrique Gonzlez Tun
Derechos reservados en toda edicin en castellano
ISBN: 987-9216-40-7
1998, Ameghino Editora S.A,
Crdoba 1411, Rosario - Argentina
Venezuela 1820, Buenos Aires - Argentina
Hecho el depsito que prev la Ley 11.723
Nota preliminar
EL AUTOR DE CAMAS DESDE UN PESO naci en Buenos
Aires, en el barrio del Once, en 1901. Fue un
personaje de la bohemia portea de los aos 20, al
igual que su hermano Ral. El poeta Francisco Luis
Bernrdez, uno de los directores de la revistaProo, en
la que Enrique Gonzlez Tun colabor a partir de
1924, protagonista y testigo de la generacin literaria
de los Tun, los retrat de esta manera: "Nadie
conoca como ellos la ciudad, quiz porque nadie como
ellos la quera tanto. Enrique y JRa Gonzlez Tun
le requetesaban las maas, los humores, los
tropezaderos, el enredado laberinto de sus dificultades
y accidentes, que ya en 1925 eran numerosos. Y
Buenos Aires les revelaba sus injinitos secretos. Les
permita entrar en su tumultuosa intimidad. Y saber
Deca:
De las mujeres cualquiera vive. La cuestin es
vivir de los hombres.
El hombre que conversaba en la portera me
trajo el recuerdo del Torito.
He intimado con ladrones, tahres, miserables.
He conocido sujetos despreciables y mujeres hipcritas
y putas. La vida es amarga, pesada, difcil. Ahora
se me ocurre que deb haber muerto cuando me
operaron de no s qu mal hace veintitantos aos.
Era una criatura y me hubieran llevado al cementerio
en un fnebre blanco. En lugar de arrastrarme
por el mundo, estara ms all de las nubes
en la pursima felicidad que narran los ngeles de
cielo raso.
16
Los focos esmerilaban el asfalto mojado y Simn
caminaba hacia el hotel bajo la lluvia fina de la
noche. Un automvil con la pareja de amantes enlazados,
resbalando vertiginoso por la calle, que brillaba
de agua y de luz, salpic sus ropas arrancndole
una frase puerca.
Detrs del mostrador Lzaro hallbase sumido
en el pesado silencio srdido de su existencia. Simn
el Desconsolado se aproxim a su misterioso amigo
y colocndole su mano sobre el hombro, le dijo en
tono confortativo:
Tu asunto, Lzaro, est definitivamente arreglado.
El hombre del "hall", con un esguince indescifrable,
dej escapar contra su voluntad una amenaza:
el oficial.
No, seor inspector. Yo todos los meses me tiro
una cana al aire y no es justo que lo estafen de esta
manera.
As que no qued satisfecho? volvi a repetir,
estallando en una carcajada.
Por veinte pesos qu quiere! grit la mujer
sealada por el hombrecillo de cara de conejo.
Que haga vida marital con l? Hgame el favor!
La ve usted? La ve usted, seor inspector?
Le pido que la procese por ejercer un comercio
clandestino. La prostitucin callejera est prohibida.
Estas mujerzuelas son la perdicin de los hombres.
El oficial ri y dijo algunas frases pornogrficas
que las prostitutas celebraron con gestos picarescos.
El comisario, que se entretena golpeando el
vidrio de su escritorio con un cortaplumas de metal,
interrumpi su juego para decirnos:
Y ustedes qu hacan en el hotel?
Dormamos, seor respondi Sandalio.
No tienen casa?
No tenemos familia...
Y no saben ustedes que ese hotel es sospechoso
y que ms que casa de huspedes es guarida
de ladrones?
Nosotros, seor respondi el guitarrero,
somos gente de paz y no nos entrometemos en
manejos sucios. Pagamos un peso por la cama y la
mala reputacin del hotel no nos alcanza.
Lo mejor que podran hacer aconsej el
La miseria permanente
"Hizo Dios ios chinches?"
MlCHAEL GOLD
LA VIDA ES DEMASIADO MEZQUINA para ser tan
unos pesos?"
1
Recuerdo que en la escuela la maestra nos deca:
"La funcin hace al rgano", y pienso en mis veinte
aos y en mi dentadura echada a perder.
Podra visitar a algn amigo de aos atrs. Pero
imagino que los amigos de mi infancia habrn "sentado
cabeza" como dirn sus progenitores y
sern hombres decentes, de esos que no hacen dao
a nadie.
Regularn sus diversiones con el bolsillo y el
calendario; amarn la decencia; elogiarn al vigilante
de la esquina; cuidarn de su paraguas y de sus
chanclos de goma; comprarn una casita a plazos y
leern editoriales sesudos en peridicos de inalterable
seriedad conservadora.
Vivirn en su hogar como el mejilln en su concha
y morirn de viejos, algunos malhumorados por el
reuma. Sus hijos heredarn la casita, los chanclos y
el paraguas.
No, no ir a ver a esa clase de gente que no hace
dao a nadie; esa gente honrada y pacfica cuya
solidaridad con el gnero humano se reduce al
estrecho crculo familiar.
Si tuviera sed me negaran un vaso de agua.
Quiz murmuraran:
Es un pobre Cristo. Ahora pide prestado; maana
ser un mendigo.
A ratos ideas negras ensombrecen mi cerebro y
pienso que quiz la muerte pudiera solicitarme cualquier
noche.
Me apena el presentir la muerte, el experimentar
el fro de su cercana sin haber dicho todo lo que
quisiera decir. Me apena morir atiborrado de ideas,
acongojado de bondad, ahogado en gritos que no se
dejaron or por falta de tiempo.
Usted me dijo Bayar es un hombre contradictorio.
Unas veces aborrece a la multitud. Otras,
cree en ella. Quisiera saber por qu y para qu
escribe usted, que es rabiosamente escptico.
No soy escptico desde el momento en que creo
en el amor.
Cree en el amor? Es usted, adems de contradictorio,
ingenuo.
Como usted quiera.
Y cul debe ser la finalidad del arte para
usted?
Me tiene sin cuidado, Bayar. Aquellos que se
dicen emancipados de prejuicios y avanzados de
ideas no conciben el arte sin finalidad social, esto es,
el arte til. Tan til como un par de zapatos, un
abrigo, un bife a caballo. El sastre, el carnicero, el
zapatero, son artistas en su oficio. Yo creo que la
finalidad del arte es el arte. El arte por el arte. Y por
momentos, cuando la humanidad me indigna, digo
arte por el artista. El arte para uno mismo. As se
explica la triste felicidad del escritor muerto de
hambre. No sern para l los goces materiales, la
buena mesa, el amor. Pero, en cambio, para l
exclusivamente es el arte, el placer de construir
del instinto.
Cuando el santo quiso hablarme de las paparruchas
del alma, le interrump:
Todo est muy bien, pero, antes de hablar del
alma hablemos del estmago. Cuando solucionemos
la urgencia diaria nos quedar tiempo para
meditar sobre el alma. Si yo tuviera las rentas que
tiene usted, me resultara fcil ser tolstoiano y tener
discpulos.
Al recogerme en el hotelucho con setenta y dos
horas de ayuno mis puos se cerraron rabiosos.
Qu sabe ese tipo de lo que se sufre cuando no se
tiene hogar? Qu sabe del hambre? Qu sabe de la
miseria permanente?
La miseria permanente: he aqu la horrible tragedia.
El aburrimiento de la miseria permanente. La
monotona del hambre. Levantarse con la seguridad
de que no ocurrir nada imprevisto.
Por qu no busca trabajo? podra preguntarme
extraado el pequeo burgus.
Si yo le respondiera:
Yo trabajo, seor. Soy escritor.
El pequeo burgus rompera a rer como un
idiota.
Escribir! Valiente tontera! Hay que ser ms
prctico, amigo. Primero Sancho, despus Sancho y,
cuando uno ya tiene su rentita, un poquito de
Quijote. Tambin yo tuve mis sueos y all en mi
juventud hice sonetos.
Me muero de consuncin. S que no podra
La implacable vida
"He Legada a las pginas ms
sombras de mi historia, a los das de
vergenza y de miseria que Daniel
Eyssette pas al lado de aquella mujer."
( ALFONSO DAUDET, Poquita cosa.)
HABA DEJADO, POR FIN, los hoteles de a peso.
Despus de la miseria vino la paz a mi espritu. En un
recodo de mi juventud encontr a la mujer. Saba qu
clase de mujer era y, sin embargo, me un a ella en
amor pursimo. Por qu iba a ser, como todos,
mi existencia?
Un pozo de amargura que jams nadie podr
borrar.
El tiempo ha caminado. Lo que ayer ha sido ha
dejado de ser. El tiempo contina caminando. Algunos
dicen que no hay que mirar hacia atrs. Yo soy
el espectador de todo ayer y ms fervoroso espectador
del ayer de infancia, que es el primero.
El tiempo infinito marca su paso y deja en los
das caducos el tendal de hombres santos y bandidos
que se creyeron quizs ejes del Universo.
La vida se repite en el tiempo. Dobla mi espritu
el peso muerto del mundo. Es bueno equivocarse de
vez en cuando. Me apena el hombre que no se
equivoca jams. Seguir equivocndome el resto de
mis das. Que no me hable nadie de experiencia.
Alguien dijo que la experiencia es una forma de la
cobarda. El nico camino no equivocado del hombre
es el camino de la belleza.
Permitidme que recuerde el nico amor de mi
vida, que ya es un lejano amor. Se llamaba Mara y
era una inocente chiquilla rubia. Est del otro lado
del cielo. Era una dulce criatura de Dios. Al trasponer
la infancia la he perdido. Oh, Mara!
Dieciocho aos se aleja mi recuerdo y retorna
contigo de la mano como un nio con un ramo de
flores cortadas al borde del sendero.
Quisiera escuchar en este cuchitril el canto del
grillo enternecedor.
El cielo de un aburrido azul; el orgulloso sol; el
vida:
Qu ser de m? Qu ser de m?
De entre un grupo compacto de sombras parte
una voz:
Tendrs tu mortaja. Tendrs tu eternidad.
Tendrs un postumo recuerdo arrepentido.
Mis manos golpean mi pecho y un grito estalla en
mi garganta:
Soy un pecador! Soy un pecador!
La misma dulce voz responde.
Eres un hombre de barro como Dios hizo a
todos los hombres. Sufriste e hiciste sufrir. Pero la
salvacin est en ti, como Dios est en todas las
cosas. Te compadezco, msero ser castigado. Magnificaste
la realidad y la dura realidad se ha vuelto
contra ti y te lastima. Eres un hombre desgraciado
que algn da volvers a acogerte a la pura sonrisa de
tu madre.
Besars sus ojos que lloraron por ti y ella te
estrechar amorosamente. Entonces sers feliz.
En la fingida laguna dejo el fardo de mi alma y mi
mirada, por gracia de milagro, elvase al sombro
cielo de la noche. Quiero hablar: quiero agitar mis
manos, pero la dulce voz me lo impide, dicindome:
Hay una justicia extraterrena. El alma vil, el
alma acanallada, tendr su fuego eterno.
Sufriendo la pesadilla murmuro:
Qu ser de m? Qu ser de m?
El cansancio me vence y caigo con mi alma en
una alcantarilla de la noche.
4
Qu alegre es el nio colegial del delantal blanco!
Qu alegre y qu travieso! Camino de la escuela
es un gorrin que salta y que juega como si el mundo
no fuera otra cosa que un juguete. La madre aguarda
al nio en el portal y el nio llega y besa las manos
de la madre.
La mesa, cubierta por mantel aromado en humildad,
lo espera. Alrededor de la mesa, el buen padre
y los buenos hermanos.
Qu apetitoso es el plato de sopa! Pero el capricho
del nio lo rechaza y la madre, con bondadoso
ademn, le dice las palabras que recordar toda la
vida:
Come, hijo mo, y no ofendas a Dios. Come este
plato de sopa y el pan moreno y ojal nunca te falte.
El nio caprichoso llora, pero no obedece a la
madre.
En la siesta, el nio hace sus deberes; en el
atardecer, se junta con la pandilla de arrapiezos y
alborota la vecindad.
Es amigo de pequeos perdularios y, sin embargo,
algo le dice que es distinto a ellos. Porque este
nio es un minsculo brote sensitivo.
Hay noches en el calendario que no se olvidan.
Noches del Nacimiento, profundas de carios familiares,
alumbrados por la amarilla luz de la lmpara
niquelada.
Yo era ese nio y he vivido esa noche.
Mi hermano menor se burl de m y yo lo corr por
para preguntar:
Qu ser de m? Qu ser de m?
El alma arriesgada
" Colijo que van. tras de alguna
pens, tal vez tras de mi."
( BRET HARTE)
HOTELES DE A PESO, srdidos figones, parroquianos
absurdos del Puchero Misterioso: Indalecio, el
Rata, Pelito Verde, el Silencioso, qu ser de vosotros?
Y t, Sandalio Salas, cornudo, en qu hospital
miserable duermes tu tragedia sin quitarte la sonrisa
de vendedor de tienda? Y t, Bayar, y vosotros,
literatos famlicos, en cuya compaa viv tantas
noches, ya no sois ms que soadores desnutridos,
hambrones melanclicos, en un recuerdo en mi
existencia; vuestras figuras de aguafuerte animan la
triste etapa de mi vida.
Galeote del destino, estoy en el pueblo de la
ltima esperanza detrs de cuyo horizonte acecha la
muerte.
IB,
Camas desde un peso
El cielo ha descendido sobre mi rostro y est al
alcance de mi mano. Podra encender las estrellas a
mi antojo.
Mi estrella se ha quedado y ya nunca ms
alumbrar sobre la tierra.
En un tiempo el mundo fue un paisaje cambiante.
Transit caminos; anduve lunas solitarias; depart
ndice
Nota preliminar.
Cmo conoc a Enrique Gonzlez Tunan, por Csar Tiempo 13
Los cinco
27
La miseria permanente,
Los amores de Indalecio
La implacable vida.
El alma arriesgada
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