Pedagogia Social y Educacion Social
Pedagogia Social y Educacion Social
Pedagogia Social y Educacion Social
y educacin social
Introduccin
Las sociedades globalizadas de Iberoamrica estn en un proceso de cambio social de enorme envergadura: la creciente urbanizacin de las sociedades genera
desafos de trabajo, de uso de los espacios comunitarios, de respuesta del Estado
a crecientes demandas de calidad de vida; la violencia y las drogas se constituyen
en graves problemas de convivencia y desarrollo humano; la vida comunitaria
se reorganiza y el capital social acumulado se deshace y reconstruye en otros
espacios; los movimientos sociales demandan respuestas y exigen participacin
fuera de los campos propios de la racionalidad poltica; emerge la nueva ruralidad y el medio ambiente se instala como un nuevo campo de disputa econmico y social; la cultura se transforma producto de las nuevas condiciones de
vida urbana, de las transformaciones sociales y de los avances de la ciencia y la
tecnologa. En ese contexto la educacin emerge con una carga de crisis y esperanza como uno de los principales campos de preocupacin de los actores
polticos, econmicos, sociales y culturales de los pases. Esos contextos, urbanos y rurales, cultural y lingsticamente plurales, diversos en sus condiciones
de calidad de vida y democracia, plantean a la educacin nuevas preguntas pedaggicas, conceptuales y metodolgicas para enfrentar estos cambios que se
producen, principalmente desde el nivel comunitario.
La pedagoga social, como mbito de reflexin y prctica educacional, que
se desarrolla en los territorios y que abarca la educacin formal escolar y la
sistemtica no escolarizada, emerge como una teora y categora que puede
contribuir a una conceptualizacin renovada del currculo y la pedagoga para
profesores, educadores sociales y educadores comunitarios.
En el marco de un proyecto de investigacin2 iniciamos una discusin iberoamericana sobre la educacin social y la formacin de educadores sociales;
concepto que se define en discusin con el de pedagoga social, tanto en Espaa
1
como en Amrica Latina. En esta oportunidad, a travs de este suplemento hemos querido aproximar ambas nociones en trminos conceptuales y experienciales para generar una posibilidad de reflexin y discusin que supere el mbito de la publicacin y eventualmente pueda trasladarse al debate educativo
que se realiza en el continente ante los cambios que se viven. Este conjunto de
trabajos hace dialogar dichas nociones en la bsqueda de conceptos adecuados
a los cambios de los tiempos actuales: a los sociales y a los educacionales en los
territorios multiculturales.
Los cuatro textos tienen orientaciones diferentes: conceptual, formacin
de educadores y experiencias. El primer texto, De la pedagoga social como
educacin a la educacin social como Pedagoga, de Jos Antonio Caride, Rita
Gradalle y Mara Beln Caballo, de la Facultad de Ciencias de la Educacin de
la Universidad de Santiago de Compostela, fundamenta el proceso de construccin del concepto de pedagoga social en la historia del pensamiento de la
educacin. Hace un recorrido de ideas que conforman ese concepto y lo hace
dialogar con el de educacin social en torno al eje pedaggico.
El segundo texto, De la invisibilidad a la visibilidad: la evolucin del perfil profesional del educador social en Espaa, de Marta Ruiz-Corbella, Ana
Mara Martn-Cuadrado y Mara Antonia Cano-Ramos, de la Universidad
Nacional de Educacin a Distancia (Espaa), reflexiona sobre el carcter profesional y la formacin de los educadores tradicionales como marco referencial
para identificar las competencias profesionales del educador social para diseos de formacin en diversas reas de intervencin socioeducativa.
El tercer texto, Modelo integral de intervencin para la prevencin en drogodependencias: aportes para la pedagoga social, de Jos Salazar Ascencio y
Guillermo Williamson, del Departamento de Educacin de la Universidad de
La Frontera, propone un modelo de intervencin en prevencin de drogodependencias y a partir de dicha propuesta plantea algunas reflexiones contextuales y proyectivas para pedagogos o educadores sociales en los territorios,
tanto escolares como comunitarios, de modo articulado.
El cuarto texto y final, Las tecnologas, un recurso didctico que fortalece
la autorregulacin del aprendizaje, de Ada Janeth Zarceo y Patricia Carolina
Andreu, del Departamento de Ciencias de la Educacin de la Universidad
Centroamericana Jos Simen Caas de El Salvador (UCA), trata del desarrollo
de habilidades y actitudes que favorecen la autorregulacin del aprendizaje en
estudiantes y docentes en situaciones educativas mediadas por las TIC, experiencias con poblaciones de zonas rurales de difcil acceso y con adquisicin
de lengua espaola en poblacin sorda.
Estos textos en conjunto plantean campos de reflexin desde la conceptualizacin de la pedagoga y la educacin social, y desde experiencias de intervencin a travs de la prevencin educacional y del uso de tecnologas en
poblaciones particulares; adicionalmete, permiten levantar preguntas a nuevas investigaciones y al diseo de modelos de accin social, con componentes
pedaggicos o educativos directamente en los territorios.
Recordemos que la educacin en Platn, Plutarco o Pestalozzi ya era vocacionalmente social: hay que educar a la ciudad o al pueblo para que llegue
a darse una verdadera educacin del individuo; la plaza pblica (el gora) es,
adems de la casa y la academia, uno de los espacios pedaggicos ms estimables. Como una prctica que se hace en sociedad, por y para la sociedad, en todas las sociedades, la educacin siempre ha sido social, a pesar de la tendencia
reiterada a confinarla en las escuelas o a perpetuarla en sus pretensiones individualizadoras, herederas del culto a la personalidad y de la defensa ilustrada
de los derechos particulares.
Con todo, la pedagoga social necesit varios siglos para comenzar a documentarse. Lo hara, entre otros, Paul Natorp, aludiendo expresamente a lo social de la educacin y de su pedagoga, que no es la educacin del individuo
aislado, sino la del hombre que vive en una comunidad, educacin que hace a
la comunidad, porque su fin no es slo el individuo (1913: 8). Sera de este modo
como el filsofo-pedagogo de la Universidad de Marburgo dara carta de naturaleza a una renovada concepcin pedaggica, al enunciar que las condiciones
sociales de la educacin y las condiciones educativas de la vida social son los
temas en torno a los cuales organiza sus contenidos.
sin que ello suponga necesariamente que sean catalogados como alumnos, estudiantes, destinatarios, usuarios, beneficiarios, clientes, etc. Al hacerlo,
la pedagoga social se abona a su caracterizacin como una ciencia tericoprctica (praxiolgica) relacionada con la educabilidad de todas y cada una de
las personas que viven en sociedad, al hacer uso de estrategias metodolgicas
que favorezcan la prevencin, asistencia, inclusin y reinsercin social, tanto
de quienes se encuentran en situacin de dificultad, vulnerabilidad y/o riesgo
social, como de quienes estn en situaciones normalizadas. Lo expone con
nitidez la Asociacin Internacional de Educadores Sociales, al considerar que
su finalidad es la socializacin y la ciudadana plena para todo el mundo
desde la recreacin de la cultura del da a da, por un lado, a la creacin de la
cultura propia del individuo, por otro (2011: 8-9).
Los avances que se registran en el desarrollo cientfico, acadmico y profesional de la pedagoga-educacin social, primero en la Europa germnica y
posteriormente en los pases mediterrneos, nrdicos, francfonos o anglosajones, tuvieron, en los inicios del siglo XXI, una amplia repercusin en otros
contextos geogrficos y sociales. Con ellos, en un dilogo abierto con los movimientos de renovacin pedaggica, el trabajo social o la educacin popular,
la pedagoga social y/o la educacin social han ido incorporando sus discursos
y prcticas a la impronta formativa e institucional de un variado conjunto de
pases, tambin en Amrica Latina (De Souza et al., 2009; Da Silva et al., 2011):
un proceso lleno de desafos, dir Camors, en el que nada debe ser soslayado
para evolucionar hacia una pedagoga social reflexionada en clave latinoamericana, asumiendo que la historia y las culturas de los pueblos originarios, la
sntesis con los pueblos europeos, que en diferentes circunstancias llegaron a la
regin, aportan elementos especficos y sustanciales para elaborar e implantar
una propuesta educativa nueva (2009: 115).
Lejos de una lectura ingenua o especulativa acerca de la naturaleza y alcance de los cambios sociales, comprometer la pedagoga social con la transformacin de las realidades cotidianas supone inscribir sus modos de pensar
y hacer en una triple perspectiva terminolgica-conceptual que subraya su
carcter polismico: como un campo cientfico, una disciplina acadmica y
un mbito profesional. Esto es, como un conocimiento que se crea, ensea y
aplica tomando como referencia la teora y la prctica de la educacin social,
con la intencin de promover o activar nuevos enfoques sobre la presencia de
la sociedad en la educacin, y de la educacin en la sociedad.
primera pone nfasis en los fundamentos epistemolgicos, tericos y metodolgicos, articulando su estatuto de cientificidad en la
Pedagoga, las ciencias de la educacin y las ciencias sociales. En todo
caso, acepta que la ciencia y los saberes que procura adoptan mltiples
formas y estructuras, y que resulta complicado precisar sus lmites
internos y externos; unas fronteras, cada vez ms difusas, que nunca
podrn trazarse sin dilucidar el trnsito entre el conocer y el saber, el
objeto y el mtodo, las tradiciones de la teora o la filosofa de la ciencia
y las del pensamiento pedaggico.
b) La segunda observa la pedagoga social como una disciplina acadmica, integrada curricularmente en planes de estudio, con una trayectoria intelectual, institucional y social consolidada a travs de distintos
procesos formativos (grados, posgrados y doctorados), con contenidos
terico-prcticos que habilitan diversos itinerarios acadmicos. La importancia de quien ensea y/o aprende, como profesores y alumnos,
advierte sobre dos peculiaridades de la pedagoga-educacin social
(Parcerisa, 1999: 43-44): de un lado, que el aprendizaje conceptual ocupa un lugar menos relevante que el de los aprendizajes procedimentales
o de habilidades, y que el de los aprendizajes de valores y actitudes; de
otro, que ha de darse prioridad a los aprendizajes directamente relacionados con la vida cotidiana, con las relaciones sociales y, en definitiva, con elementos que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida y la
participacin social.
c) La tercera informa los perfiles profesionales de la pedagoga-educacin
social, trasladando su saber hacer a distintas y cambiantes reas o
mbitos de la accin-intervencin social. Al hacerlo se habilita una prctica profesional para la que capacita y acredita la formacin recibida, con
los principios ticos y los cdigos deontolgicos que se estn dando a
s mismos sus profesionales, con una visin compleja y holstica de los
problemas socioeducativos y de sus soluciones (Ortega et al., 2013).
Si esto es as, la relacin entre los conceptos de pedagoga social y educacin social se clarifica (Moyano, 2012): la primera nombra una disciplina que
estudia, analiza y propone modelos de educacin social, que lee sus prcticas
y las interpreta en sus coordenadas epistemolgicas, sociales, culturales, polticas, econmicas, histricas, pedaggicas, metodolgicas, comparadas, etc.;
la segunda alude a un amplio repertorio de prcticas educativas que, teniendo
como soporte diferentes procesos y realidades sociales, tratan de afrontar necesidades y problemas que surgen de la vida cotidiana, desde la infancia hasta
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11
12
En los diferentes contextos de intervencin socioeducativa existe ya conocimiento y experiencia suficiente con los que podemos y debemos articular
el perfil profesional de un educador social, independientemente del espacio
territorial o del rea ocupacional en el que est interviniendo. nicamente
desde este planteamiento podremos favorecer la formacin que reclama este
colectivo, la cual repercutir en su desarrollo y consolidacin profesional.
Analizar el proceso de construccin y consolidacin de esta profesin resulta
sumamente interesante; nos permite ver cmo se responde a una necesidad
social que se atiende desde las ms diversas instancias, en muchos casos sin un
reconocimiento profesional y social. La educacin social es una actividad que
en muchas regiones contina enmarcada en la invisibilidad, lo cual puede
explicarse, en parte, porque se trata de una profesin relativamente reciente,
en parte por la historia de los orgenes de la profesin, orgenes siempre ligados a los acontecimientos socio-polticos de un rea geogrfica determinada
(Ronda, 2012: 52).
Si analizamos el caso espaol, se ha ido dotando a esta figura de los cauces
y pautas necesarias para su profesionalizacin, a partir de las iniciativas de los
propios educadores sociales, que definen, construyen, proponen, sostienen y
legitiman, en interaccin con otros sectores profesionales, las reas, funciones
y competencias, entre otros, considerados especficos de esta profesin, as
como las necesidades a las que da respuesta y los mbitos y contextos en los
que acta (Sez, 2009). Es decir, identifican su saber (conocimientos propios de
su mbito de actuacin, metodologas, legislacin, etc.), su saber hacer propio
(habilidades tcnicas), su saber ser (actitudes y estilos de comportamiento con
el usuario y los colegas de trabajo) y su saber estar (habilidades sociales, de interaccin, con personas e instituciones) (Caride, 2002).
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El educador social es un profesional con un mbito de actuacin sumamente diverso, complejo y en constante evolucin, vinculado a las necesidades
y demandas sociales cada vez ms cambiantes; su intervencin, por lo tanto,
integra tanto tareas de integracin e insercin como de desarrollo social. Su
trabajo exige necesariamente una estrecha relacin con otros profesionales de
las ms diversas procedencias (trabajador social, psiclogo, mdico, docente,
etc.), respecto de quienes, en ocasiones, la separacin de funciones entre unos
y otros se hace sumamente difcil (Valls, 2011). Las funciones del educador
social responden a las demandas de la sociedad, a los problemas y nuevas circunstancias que surgen cada vez de forma ms rpida. Sin duda, todo profesional debe saber responder a estos requerimientos, pero no olvidemos que lo
que se requiere no siempre es lo mejor, lo deseable, ni tan siquiera lo posible
(ANECA, 2005; Sez, 2006), por lo que un educador social, como todo profesional, debe saber desplegar y aportar aquello que realmente desarrolla y beneficia
a la sociedad en general, y a cada uno de sus ciudadanos en particular.
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los educadores sociales, para poder desarrollar su funcin como tal, deben
poseer unos conocimientos, actitudes y destrezas tiles, verstiles y aplicables definida[s] no tanto en funcin de un cuerpo de conocimiento terico,
sino por la habilidad o capacidad de actuacin inteligente en situaciones sociales complejas, nuevas, nicas e imprescindibles, propias de un entorno social,
complejo, dinmico y cambiante (Herrera, 2010: 655).
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educacin social es una profesin de carcter polivalente, que exige la combinacin de aspectos tericos y prcticos en el proceso de formacin, a la vez que
deben existir especializaciones para poder abordar cada mbito de actuacin
con garanta de xito. Como toda profesin, exige una formacin inicial clara,
que implica una formacin continua, ya que
los aspirantes a desempear funciones de este tipo deben ser conscientes de
que la carrera profesional de estos educadores es un camino y que, como tal, se
comienza a recorrer en la fase formativa y se prolonga mientras se siga trabajando educativamente en el mbito social (Herrera, 2010: 660).
En este sentido, el perfil profesional es el que se renueva de forma permanente, puesto que cambia de acuerdo a las necesidades y situaciones sociales;
debido a eso, nunca podremos precisar un perfil definitivo, ni una definicin
cerrada de esta profesin, ya que en cada regin, en cada contexto, se exige una
actuacin distinta. Esta realidad es la que demanda que el educador social sea
un profesional polivalente (Fullana et al., 2011). De ah que la formacin siempre deber estar atenta a esos cambios y las consiguientes necesidades formativas del perfil profesional en su permanente evolucin. Conlleva tambin saber
diferenciar claramente el contenido especfico y bsico de la formacin inicial
para ejercer como educador social, con un carcter ms generalista, del de la
formacin continua, que deber atender a la especializacin que se requiera y
demande en cada contexto. En este punto es donde surge la problemtica del
diseo de ttulos conjuntos, mxime si se trata de instituciones universitarias
de diferentes pases, ya que se requiere de un anlisis riguroso de la situacin
de cada regin, de los conocimientos previos del educador y, especialmente,
de las demandas y necesidades de cada contexto. Tambin debemos reconocer
la fortaleza de estos ttulos gracias a la riqueza que aporta precisamente esta
diversidad. Como afirman Campillo y Garca Molina:
todava, quedan muchas lagunas por cubrir en un camino donde predominan las discontinuidades, la complejidad, el peso de ciertas arquitecturas conceptuales que predeterminan los caminos a seguir y los resultados obtenidos, las
incertidumbres ante el material que se posee, la carencia de fuentes documentales slidas acerca del cmo se llevaba a cabo la tarea de educar, etc. (2009: 159).
Es por ello que el trabajo conjunto, y ms si es desde experiencias y tradiciones tan dispares, resulta absolutamente necesario para aportar elementos
para la reflexin que redunden en la clarificacin de esta profesin. Es necesario participar en la consolidacin de un profesional de la educacin en un
mundo que para muchos de sus ciudadanos es tremendamente extrao y complejo, cuando debera ser un lugar cercano en el que todos tengamos cabida.
Continuar reflexionando y trabajando en esta lnea es absolutamente necesario si queremos consolidar esta profesin; se requiere defender sus derechos y
avalar sus compromisos, y en este sentido es que debemos avanzar en el diseo
de la formacin inicial y permanente del educador social, que d respuesta y
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respalde sus actuaciones profesionales en un marco social cada vez ms cambiante y dinmico. En este sentido, el trabajo cooperativo y colaborativo entre
las diferentes regiones es absolutamente necesario, ya que gracias a la diversidad de cada contexto, podremos aprender y mejorar nuestras actuaciones
profesionales al favorecer nuevas miradas para promover el derecho a la ciudadana a todo ser humano.
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Introduccin1
La pedagoga social se plantea en el campo de la realidad socio-cultural de
los territorios. No es una concepcin abstracta sobre la accin educacional, sino una concepcin terica y una prctica social que explica la realidad a partir de su concrecin educativa histrica en territorios simblicos
y socio-culturales particulares, con nfasis en grupos o temas sociales desafiantes para el desarrollo de las comunidades y la educacin no escolarizada. Alarcn (2013) seala que el concepto se origina en la reunin de los
conceptos de Pedagoga y Sociologa en los inicios del siglo XX, y que tiene
como objetivo el mejoramiento de la sociedad a travs de dos vertientes que
conforman el concepto: la formacin social del individuo asociada a su perfeccionamiento como ser social; y la proteccin infantil y juvenil respecto de
problemas y disfuncionalidades sociales. Por ello tiene un objetivo de educacin social de individuos y grupos con sentido preventivo, y uno de atencin
educacional a problemas sociales que, en ese sentido, tiene un cierto carcter
teraputico. Actualmente uno de los elementos clave de cualquier poltica
o programa educacional en comunidades, y que se enmarca en la pedagoga social, es la preocupacin de que no basta con reinsertar socialmente a
aquellos individuos que han sido excluidos de sus derechos fundamentales,
y generar condiciones teraputicas a aquellos que han sufrido consecuencias
en sus personalidades, psiquis, cultura o sociabilidad por estar sometidos a
condiciones de vulnerabilidad y contextos generadores de riesgos a su vida
plena. Hoy se considera central la prevencin de riesgos sociales en contextos
que atentan contra la dignidad de la persona, el pleno desarrollo humano,
y la vida individual y comunitaria sana y armnica. Entre las estrategias, la
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una respuesta emergente a los requerimientos sociales; es el caso de la interculturalidad y los derechos humanos asociados a las adicciones (Salazar, 2012). De
ms est decir que hay Estados que han detenido la prevencin del consumo de
algunas drogas para hacer una apuesta por su despenalizacin, especficamente de la marihuana; o lisa y llanamente, se han sumado a lo que se ha denominado consumo recreacional.
A continuacin presentamos un modelo de prevencin integral que ha
sido diseado y propuesto para diversos contextos sociales por el autor principal de este artculo, con un componente educacional para el sistema escolar y
las comunidades.
Investigacin
Formacin
Intervencin
Retroalimentacin
Fuente: elaboracin propia.
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la intervencin desde el ejercicio de sus roles. Dado que las instituciones sociales y comunitarias, as como la escuela, constituyen un espacio de prevencin
natural, son precisamente los educadores comunitarios y los docentes los ms
idneos para desarrollar propuestas de formacin continua; a partir de estas
propuestas ser posible potenciar el desarrollo de estrategias pedaggicas que
minimicen los factores de riesgo y fortalezcan los factores protectores, tanto de
los participantes, como de los educandos nios y jvenes. Si bien es cierto que
estos ltimos, junto a sus padres y familia, son sujetos iniciales de prevencin, la
poltica institucional habr de asegurar que, en el corto plazo, se transformen en
agentes de prevencin con efecto multiplicador y capacidad de solidificar redes
de apoyo desde el interior de sus hogares y comunidades.
Por su parte, el mbito de la intervencin queda definido como el proceso que intenta modificar favorablemente el diagnstico realizado en la
etapa de investigacin; en otras palabras, es el conjunto coordinado y coherente de acciones que determinan un plan de trabajo de cara al objeto de
prevencin.
Figura 2. Niveles de prevencin
Compromiso
Actitud
Opinin
Sensibilizacin
Informacin
Fuente: elaboracin propia.
23
Evaluacin de la intervencin
Uno de los grandes desafos de los programas de prevencin es el rigor de su evaluacin, lo cual exige procedimientos que garanticen la eficacia y eficiencia de
la intervencin. Al respecto, cobran sentido afirmaciones como las siguientes:
son muchos los programas de prevencin a los que tenemos acceso, pero son
escasos los que presentan una evaluacin (Salazar, 2004: 4); se ha generado
la cultura, que la intervencin en s misma ha de ser exitosa y, por ende, no hay
esfuerzos por explicitar las instancias de evaluacin que exige una propuesta con
rigor cientfico (Salazar, 2012: 5); la carencia de indicadores de evaluacin y/o
evidencias de impacto hacen que los programas no tengan el peso especfico que
requiere el abordaje de la prevencin en drogodependencias (Salazar, 2009: 3).
Castillo y Cabrerizo (2011) abordan con precisin el anlisis del contexto, la
valoracin a las personas destinatarias, las modalidades, criterios e indicadores para los mbitos de la intervencin socioeducativa. Tambin se ha de considerar a Rebolloso et al. (2008) y Sols (2007), quienes realizan una exploracin
exhaustiva sobre los elementos de decisin, y sobre los diseos de evaluacin
sistemtica segn el tipo de intervencin y los procedimientos diagnsticos.
Sin duda, asistimos a referenciales que entregan directrices y que permiten asegurar el nivel de impacto de los programas en s, cimentando el camino que
dimensiona la calidad de una intervencin socioeducativa.
24
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Introduccin
Se comparten dos experiencias que se desarrollaron en educacin superior
semipresencial y en educacin no formal con mediacin apoyada en tecnologas gestionadas por un equipo de docentes investigadores que labora en la
Universidad Centroamericana Jos Simen Caas (UCA, El Salvador). La primera de las experiencias plantea los saberes desarrollados en dos poblaciones
rurales distantes del centro del pas, y se llev a cabo a partir de la flexibilizacin del programa de formacin para maestros de educacin bsica; la segunda
se refiere a los saberes desarrollados a travs del uso de objetos de aprendizaje
(OA) en la adquisicin y desarrollo de la lengua espaola en poblacin sorda en
un proceso educativo no formal. Ambas situaciones refieren al desarrollo de
habilidades y actitudes que favorecen la autorregulacin del aprendizaje, entendida como una estrategia de concientizacin que posibilita el compromiso
individual y colectivo en poblaciones en riesgo de exclusin social por factores
geogrficos y econmicos, y por discapacidad sensorial.
Estas experiencias educativas se llevaron a cabo con base en las siguientes
premisas:
La diversidad es una realidad que establece diferentes maneras de
aprender y de interactuar entre los estudiantes.
La mediacin del aprendizaje con el uso de tecnologas requiere el desarrollo de procesos de planificacin y diseo de recursos de aprendizaje
que posibiliten el aprendizaje de manera independiente y autnoma.
La persona inmersa en procesos de formacin mediados por tecnologas desarrolla actitudes y habilidades que le permiten apropiarse de
procesos y saberes para la autorregulacin de los aprendizajes.
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La educacin en El Salvador
El conflicto interno iniciado a finales de los setenta y principios de los ochenta afect la vida nacional en su totalidad. Uno de los componentes nacionales
ms perjudicados fue el sistema educativo, ya que la asignacin presupuestaria
descendi hasta 1.5 por ciento, lo cual impact en la disminucin de cobertura
y calidad. Se calcula que en 1980 se cerraron 877 escuelas, lo cual signific que
aproximadamente 1 mil 542 profesores y 107 mil educandos fueran afectados.
El cierre de aulas sigui en ascenso y en 1987 se haban afectado a 24 mil 756
estudiantes (Guadamuz, 1989: 103).
La educacin de las personas con discapacidad no estuvo exenta de esta
situacin. Destacamos la situacin de las personas sordas como la ms crtica,
pues su atencin se limit a un centro de rehabilitacin y a tan solo dos escuelas
especializadas a nivel nacional.
Con los Acuerdos de Paz de 1992 se inici un proceso de toma de conciencia
para la transformacin de procesos importantes de la vida de la nacin. En
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31
interaccin educativa, especialmente con los grupos menos favorecidos, develando en ellos nuevos roles como enseantes y aprendices.
Primera experiencia:
educacin a distancia, modalidad semipresencial
La experiencia en educacin a distancia, modalidad semipresencial mediada por las TIC, destaca tres aportes significativos para el desarrollo de la
autorregulacin:
La planificacin desde el aprendizaje y la evaluacin como factor determinante que favorece la toma de decisiones del estudiante. Como consecuencia de esta nueva manera de planificar, los estudiantes desarrollaron habilidades importantes para aprender por s mismos: leer
completa la informacin colocada en la plataforma, pedir orientaciones
pertinentes a travs del correo y foros a sus compaeros o docente, ensayar posibles soluciones y validarlas con otras personas.
2. La planificacin curricular en equipos de docentes posibilita trabajos de
mayor calidad en el estudiantado. Uno de los objetivos del equipo docente fue concentrar los esfuerzos del estudiantado en la calidad de los
trabajos y no en la cantidad. Esto fortaleci significativamente el planteamiento de procesos de aprendizaje complejos, diversos y contextualizados en los intereses y la realidad de estos estudiantes en riesgo de
exclusin social. Los estudiantes se apropiaron de una visin ms prctica y aplicable de la teora a la realidad de las aulas de sus comunidades
desde las experiencias propias y las de sus compaeros.
3. La disponibilidad de los recursos en lnea facilita evaluar la validez de los
mismos en el desarrollo de procesos cognitivos. Este factor tuvo una repercusin interesante en la forma tradicional en que estudiantes y docentes
percibieron la forma de aprender y el rol de cada uno; ello debido a que
al romperse los esquemas usuales de enseanza a la que estaban acostumbrados, se construyeron otros nuevos en la medida en que se dominaba el uso de las herramientas tecnolgicas. De esta manera, se pact
una forma distinta de comunicarse y de compartir los aprendizajes.
1.
32
La definicin de los OVA de forma cooperativa entre docentes y estudiantes facilita el proceso de desaprendizaje y reaprendizaje. La experiencia
de trabajo colaborativo permiti que tanto los docentes como los estudiantes se convirtieran en diseadores y validadores de recursos
Conclusiones
No hay duda de que las instituciones de formacin acadmica, y el sistema
educativo en general, tienen un reto en lo que concierne a la generacin de relaciones de aprendizaje basadas en la cooperacin y, en especial, a la atencin a
la poblacin en riesgo de exclusin social. Tras las dos experiencias expuestas
comprobamos que el aprendizaje entre pares, y entre quienes conforman la comunidad educativa, se ve ampliado y resignificado por el uso de TIC, al incluir
como parte importante de los procesos educativos a la comunidad virtual. La
formacin mediada por TIC fortalece la promocin de interacciones interculturales, lo que genera relaciones ms ricas en experiencias distintas a las que se
generan en un aula tradicional; asimismo, propicia el establecimiento de valores que conforman un ciudadano ms tolerante y con mayor capacidad de
intercambiar y disfrutar experiencias en entornos diversos. En este sentido, la
generacin de redes o comunidades de aprendizaje trae consigo procesos educativos apoyados en entornos virtuales que solventan la ausencia del contacto
fsico que s se da en los procesos educativos tradicionales.
Los objetos virtuales de aprendizaje son una propuesta valiosa para procesos educativos en estos contextos de diversidad, ya que permiten que cada
estudiante decida libremente la dinmica de abordaje del contenido que tiene
disponible en todo momento y situacin. Esta posibilidad de decidir difiere de
lo que sucede en una clase convencional, donde el aprendizaje lo controla una
persona, y el tiempo y espacio estn predeterminados.
En las dos experiencias mostradas, la presencia del docente se ha ido convirtiendo en una figura cada vez ms difana ante el estudiantado; sin embargo, sus aportes disciplinares, la habilidad para proveer medios y recursos de calidad, su apertura para formar comunidades de aprendizajes y para establecer
relaciones de respeto, son valorados como indispensables por los estudiantes.
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Los procesos de planificacin didctica, diseo del curso, seleccin o elaboracin de materiales pertinentes, as como el adecuado manejo de los recursos tecnolgicos facilitan el proceso de independencia en el desarrollo del
aprendizaje de los grupos que participaron en estas experiencias. Este aspecto,
vinculado con un uso adecuado de la comunicacin escrita, es un factor decisivo para el desempeo autnomo del estudiantado.
El conocimiento de los objetivos de aprendizaje por parte de los estudiantes les permite prever las metas que deben alcanzar, los pasos a seguir, la organizacin de tiempos para desarrollar las habilidades necesarias en funcin
de la adquisicin de nuevas competencias. Adems, la actitud del estudiante
y el inters en el dominio de la herramienta tecnolgica favorecen la autorregulacin del aprendizaje. Los estudiantes con habilidades investigativas, con
inters en aprender a manejar herramientas de comunicacin virtual (correo,
uso de la plataforma, bsqueda de recursos en lnea) y con relaciones interpersonales equitativas desarrollaron con mayor xito el trabajo independiente y
los procesos de autorregulacin en el aprendizaje.
Todo ello nos lleva a afirmar que el uso de las TIC en los procesos educativos beneficia varios aspectos: mejora la administracin del tiempo; facilita el
aprendizaje de contenidos gracias a una mayor conexin audiovisual, sensorial y secuencial de los temas; agiliza la difusin de hallazgos, investigaciones
y conocimientos; fortalece la interaccin del estudiante con sus pares y con la
experiencia de aprendizaje al mantener la motivacin y acorta distancias geogrficas al comunicar con rapidez a mltiples personas de manera simultnea,
sin importar el lugar donde se encuentren.
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