Cuentos de Hadas para No Dormir
Cuentos de Hadas para No Dormir
Cuentos de Hadas para No Dormir
PARA NO DORMIR
Arturo
BIBLIOTECA
J.
MEXIQ,2.ENSE
Flores
DEL BICENTENARIO
"
_
.1.,
GOBIERNO DEL
ESTADO DE MXICO
Gobernador Constitucional
Secretaria de Educacin
A Maya y Carmen
Responsable
CHARLES BAUDELAIRE,
"LA
Voz"
de la publicacin
lO ARTuRO
edicin:
DR e Instituto
2009
Mexiquense
de Cultura
San Buenaventura,
DEEP PURPLE,
!i
y, "o~
~
Compromis;;
ISBN 968-484-294-5
(coleccin)
ISBN 978-607-490-003-3
Autorizacin
de la Administracin
Impreso en Mxico
Printcd in Mextco
Queda prohibida
La reproduccin
informtico
total o parcial
por cualquier
y la grabacin,
medio
sin la previa
o procedimiento,
autorizacin
las caractersticas
comprendidos
del Instituto
tcnicas,
la reprograJia,
Me.riquense
el
de Cultura.
"SOLDIER
OF
FORTUNE"
finales
felices?
Y si se desviaran
como
en la pluma de
Goliardos".
MAM:
CUNTAME UN CUENTO.
jams me despierto?
El duende de arena ha sido secuestrado por un alien
inexistente. Nadie vendr ya a hipnotizamos,
poco importa cunto esperemos; es cuando abrimos mil frascos
sedantes para buscar al ratn de los dientes y ms monedas que no se desvanezcan, pero no: Garfield ha envuelto
nuestras esperanzas en pasta de lasaa y queso mozzarella. El malvado Quino traza imgenes apocalpticas en
una mente infantil; guerras nucleares y bombas santas
escapan del noticiario vespertino para instalarse en la
cabecita de Mafalda ...
que impedirn
que
otros duerman. Por eso les digo a los nios que estn por dar vuelta a
esta hoja:
Arthur les arrancar todo el sueo, y tambin gran parte
de su actual inocencia ...
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EL PEQUEO
ISMAELestaba seguro que Santa Claus exista,
porque l mismo lo haba degollado la noche anterior.
Al acercarse la hora del recreo, el nio se inquiet,
pues su mochila apestaba. Entre los olores de tortas, quesadillas y fruta picada que el resto de los alumnos guardaba
en sus loncheras bajo los pupitres, se fue colando el tufo
a muerto de la mochila de Ismael que ahora inundaba el
saln entero.
El muchacho apret el bulto entre las piernas. Faltaban cinco
minutos para que sonara el timbre que anunciaba el recreo.
Sera el ltimo da en que Vanesa se burlara de l porque
a sus once aos, Ismael segua creyendo en la existencia
de Santa Claus.
En medio del recreo, la llamara para que se metieran
juntos al laboratorio de qumica y le pedira que cerrara
los ojos ... pondra la cabeza cercenada en las manos de la
estpida nia.
Entonces son la campana.
La estampida conoca de sobra el camino haca el patio,
en donde la tienda cooperativa podra surtir de golosinas a
quienes no haban trado comida de su casa y a esas horas
sus tripas se deshacan en gruidos.
Ismael fue el nico que se levant despacio, ceremoniosamente. Vanesa pas caminando junto a su pupitre con
un contoneo que pretenda ser sensual, pero a sus diez aos
luca francamente ridculo, ms con las calcetas subidas
para cubrir los raspones de sus rodillas.
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MUNDO RARO
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mejor.
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MARIANA Y EL DRAGN
BAJ
DE MI AUTO.
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TRINGULO
TENGO DOS AMANTES; una est viva y la otra muri hace tiempo. A la viva la odio, la muerta me detestaba cuando tuvo
vida. Amo a la difunta, por sobre todas las cosas, mientras
que la viva no concibe la vida sin m.
A la viva he tenido que matarla todas las noches sin
excepcin para llevrmela a la cama e intentar olvidar a la
muerta, quien se queda colgada del techo, esperando que
le llegue un poco de vida para echar a correr detrs de m
y asesinarme, por infiel.
haba bajado a vomitar a la tierra, cuando yo vena escapando a gran velocidad de la ltima de mis travesuras
(culpa tambin, del despecho de Mariana), todo el mundo
lo responsabilizar a l de mis travesuras.
Comenzaron a subirme a la ambulancia.
Falling in 10/
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-CGEME.
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-TE VOY
un cuento, Xina.
Est bien? [Heyl S que me ests escuchando, aunque
te hagas la muerta.
Yo no soy de aquellos Vientos que te pedirn que guardes
silencio mientras susurro una historia cerca de tu odo. No me
molestara que me interrumpieras en cualquier momento para
hacerme una pregunta. Entiendo que a veces uno tiene dudas.
Hasta yo, un Viento, dudo en determinados momentos.
Te has preguntado, por ejemplo, qu es lo que hay entre
el mundo y tus prpados cuando cierras los ojos?
Si un Viento ha estado en el mundo incluso antes de que
ste fuera creado y sabe que permanecer aqu despus de que
el universo desaparezca, suele hacerse preguntas similares.
Xina, ojal el cielo tuviera ojos para mirarte mientras duermes. Me gustara ms ser una de tus lgrimas que ser Viento,
para acariciarte el sendero que separa tus ojos de tus labios.
Mi memoria es infalible y puedo recordar cada hecho del
pasado como si lo estuviera presenciando en este momento,
pero debo confesarte que me falta imaginacin.
Nunca me vi en la necesidad de utilizarla.
Por eso, en lugar de retorcerme sobre m mismo para
buscarle un nombre a la protagonista del cuento, djame
llamarla simplemente as, Xina, como t.
Pues bien, ella se durmi una noche despus de aspirar
profundamente uno de los cinco Vientos, justo el que iba
pasando frente a su ventana cuando la muchacha se asom
para mirar la luna.
A CONTAR
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VAMPIROS
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la lengua.
-En serio? -pregunt una de las nias.
El mayor de ellos tom aire e imprimi a su narracin
un sentido mucho ms dramtico.
-Dicen que son horribles. Su rostro ha sido quemado
por el sol y por eso tienen la piel oscura. Duermen de noche
porque al parecer, la luna los destruye.
-Entonces viven de da?
_y duermen durante la noche, qu no me pones atencin? -respondi el mayor, que se llamaba Jernimo.
Los primos dejaron escapar una expresin de sorpresa.
-Pero eso no es todo. Los vampiros se pueden morir.
Selene, que haba escuchado el relato con un dejo de
incredulidad, tampoco pudo disimular su asombro. Comenz
a morderse las uas.
-Mi mam dice que los vampiros no existen. Nos ests
diciendo mentiras.
El mayor se puso de pie y la luna ilumin sus dientes.
De los cinco nios reunidos en el lugar, era al que le haban
crecido ms los colmillos.
-Piensa lo que quieras ... yo los he visto. A dos de ellos.
-Vampiros? -pregunt Israel, el que le segua en edad.
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CICATRIZ DE UNICORNIO
ANTES
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Como le
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-.
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DA DE CAMPO EN LA CARRETERA
METI
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~"
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de su aspecto terrorfico,
con ternura.
MUERTE BLANCA
haba sucedido. Lo sospech cuatro das antes mientras cabalgaba hasta este lugar, cuando la sed y el
hambre estuvieron a punto de matarlo, y no le cupo ni la
menor duda de que algo andaba mal al contemplar el terror
en los ojos del enano ms viejo.
-Quin fue? -pregunt Felipe. Apret los puos, provocando que rechinara la malla metlica de sus guantes.
-N-no s a qu te refieres -contest el lder- llevamos
varios das esperndote.
El enano mir fijamente los ojos de Felipe, que estaban
inyectados de rabia. El sudor perlaba la frente del prncipe
y el peto de su armadura suba y bajaba al comps de la
agitada respiracin.
El hombre se dio la vuelta y la capa desgarrada simul
una flor de sangre que descubra sus ptalos rotos. Felipe
tom al enano por el cuello y lo alz. Despus, con la criatura sujeta con la mano derecha, avanz hasta que vio un
rbol y lo estrell de espaldas contra la corteza.
Le acerc tanto el rostro que el aliento caliente del prncipe pareca quemarle las pestaas, igual que si se tratara
SUPO
QUE ALGO
de perder la razn.
El resto de los enanos corri detrs de Felipe y lo jalaron
de la pierna, suplicndole que dejara al lder en paz.
Slo haba cinco de aquellos hombrecitos alrededor
del hijo del Rey, como si se tratara de nios que le pedan
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es hora. l ya
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CUANDO RMULo
estaba a punto de hundir la lengua en medio
de las piernas de Rosario, la grgola solt una risotada que
oblig al muchacho a dar un salto hacia atrs.
l-odiaba esa forma de rer.
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buscando la luz de
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tencin de examinarse la vulva en el espejo. Suspir mientras se separaba los labios con los dedos. Rmulo apenas la
haba rozado con un diente, ni era para tanto y ella lo saba.
Adems, Rosario se senta responsable porque comenz a
moverse con desesperacin mientras l la lama, para no
escuchar las desatinadas carcajadas de la grgola.
Se sent en el excusado aunque no deseaba orinar. "Vaya
chingadera", pens. Justo en el momento en que le daran
su primera demostracin de sexo oral, la pinche grgola se
tena que carcajear de la nada.
Era intil intentar orinar sin ganas, as que se puso de pie.
Se mir en el espejo. Era bonita y a los ojos de sus
amigas poda resultar extrao que an fuera virgen. Pero
es que las oportunidades que haba tenido, siempre eran
arruinadas por la grgola.
"Y todava le dije imbcil, pobrecito Rmulo", reflexion
mientras se bajaba del lavabo.
Junto a ella estaba la grgola.
Le habl muy quedito, para que Rmulo no la escuchara
en el exterior.
-Vete, por favor. Es importante ...
-No, mi pequea Rosario quieres escuchar mis historias
en este momento? Puede ser la ltima vez que te las cuente.
~Ella se llev las manos a los odos.
-En serio. Tienes que dejarme.
La grgola la mir con los ojos negros, inexpresivos.
Cuando era nia, a Rosario le gustaban esos ojos iguales
a un par de higos. Poda mirarlos durante horas y en ellos
se proyectaban escenas de las batallas contra los gigantes
grises en donde millones de grgolas haban muerto.
Rosario estaba segura, a sus 17 aos, que si tena semejante amigo imaginario se deba a su pap, que ya no
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La grgola ms pequea permaneca de frente al desfiladero rocoso, con una lgrima gris en la mejilla.
-Lo s -dijo secamente.
El otro le puso una garra sobre la cabeza.
-Eres tan pequeo, hermano. La guerra ser un trago
demasiado amargo para ti.
El otro se dio la vuelta y le mostr los colmillos a la
grgola ms vieja.
-Ya no. No ms 'mi hermano, el pequeo'. Acabo de
deshacerme de las criaturas imaginarias que me acompaaron desde mi niez y estoy listo para morir a manos de
un gigante gris. Soy adulto.
A CLEMENTINA
LEGUSTABA
jugar
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..:
Cuando la nia deseaba ver la televisin y no encontraba el control remoto, la criatura se converta en uno y
Clementina cambiaba de canal sin problemas o subia y bajaba el volumen a placer.
En otra ocasin, ella no hizo la tarea porque haba salido
ajugar con la lluvia, el mutante se convirti en un cuaderno
de ejercicios resueltos de matemticas. Cuando la maestra
se lo devolvi, felicit a Clementina por la exactitud con
que haba calculado la tarea.
No exista cosa alguna en la que el mutante no pudiera
transformarse, desde un libro de cuentos, hasta un cerdo
que poda correr con ella en el jardn.
-Puedes convertirte en un pastel de frambuesa? -le
pregunt un da Clementina, mientras ambos secaban algunos dientes de ratn al sol.
=Podra, pero si me mordieras, sera incapaz de volver
a mi forma original y nunca volvera a jugar contigo.
A medida que el tiempo transcurra, ambos se encariaban ms entre s. La criatura le cont que haba vivido solo
en esa casa, mucho tiempo antes que Clementina y sus paps
se mudaran. Como los seres humanos le causaban temor, se
conform con transformarse en un frasco de salsa de barbecue
y vivir, inmvil, dentro de la alacena. La mam de Clementina
nunca cocinaba con salsa barbccue, as que jams se fij en
ese frasco, que se perdi detrs de otras latas de conservas.
Mam sola utilizar la mayonesa, la mostaza y los pepinillos,
pero nunca estiraba la mano hasta el fondo de la alacena,
donde el mutante contemplaba el transcurrir de los das.
Pero sucedi que un da la madre de Clementina decidi
limpiar la alacena, porque haba demasiados ratones en
casa. Cuando encontr el viejo frasco de salsa baroecue, lo
ech en la basura.
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En medio de los desperdicios, el mutante decidi convertirse en ratn y escapar. Sin embargo, al salir de la
cocina y explorar el resto de la casa, se encontr con una
ratonera y antes de que pudiera convertirse en una mosca,
para escapar volando, lleg Clementina con su escoba.
-Matar a Pepe? Y quin es Pepe? -le pregunt el
mutante a su amiga. Como la cosa tena los ojos saltones,
pareciera que la propuesta le hubiera sorprendido, pero en
realidad haba hablado con tranquilidad.
-Pepe es el novio de mam, un cocinero con quien se
ha estado viendo desde que muri mi pap.
El mutante escuch con atencin el plan de la chiquilla. Era muy sencillo. Simplemente deba esperar a Pepe
un jueves por la noche, afuera de la casa. Todos los jueves
iba, sin falta.
-Al menso le fascinan los cachorritos. Tiene ms de ocho
en su casa. Si te conviertes en uno, no resistir la tentacin
de llevarte con l. Cuando estn en su casa, transfrmate en
un monstruo grande y cmetelo -dijo Clementina.
-Y porqu lo quieres muerto? -inquiri el mutante.
La nia frunci el ceo, como lo haca siempre que la
invada la rabia.
-Porque mam se quiere casar con l. Ya hasta me obliga
a que lo llame "pap".
Lleg el jueves y el mutante se convirti en piedra de
jardn. Ah esperara a que Pepe saliera de casa de Clementina, era el da en que la mam de la nia y l vean
pelculas en la sala. Cuando la nia le avisara que Pepe se
iba, la criatura se convertira en un cachorrito.
Los adultos permanecan sentados en el silln, Pepe con
el brazo derecho por encima del hombro de mam. Clementna los observaba desde el pasillo. En su imaginacin, pens
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y le arre-
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antes de que ambos nacieran, Agapio, el excavador, haba incubado un beso que deba colocar en los
labios de Naz, la mujer de luz.
Ninguno de ellos tena una idea de eso.
El beso fue, en un principio, algo muy pequeo, casi imperceptible en medio del mundo. Apenas ocupaba el mismo
espacio que la mitad del cuerpo de una mosca en el cuerpo
de Agapio, por lo que l no se percat de su existencia.
As, se dedic a excavar, al fin para aquella tarea se
haba encomendado su existencia. El hombre era ciego de
da, aunque poda ver con bastante claridad cuando estaba
oscuro. Por lo general, Agapio tena el cuerpo cubierto de
lodo e incluso sus amigos ms cercanos solan confundirlo
con una sombra.
l no conoca el sol y hora tras hora excavaba tneles
debajo de la tierra.
Nunca se pregunt adnde lo llevaran, porque cuando
se cansaba de echar paladas de tierra detrs de su espalda
adentro de un tnel, Agapio se dorma y al despertar, se
sacuda el overol y comenzaba a excavar otra vez. Slo que,
durante el sueo, haba regresado al mismo nivel de tierra
en que haba comenzado, poco menos que la superficie.
Poda sentir el calor del sol aunque no lo viera.
Aquello le aterraba tanto que, invadido por la apremiante
necesidad de sepultarse a s mismo y encontrar consuelo en el
seno del planeta, era capaz de tirar la pala a un lado y sacar la
tierra con las manos hasta quebrarse los dedos y las uas.
MUCHO
TIEMPO
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Al mismo tiempo, el beso que perteneca a Naz continuaba incubando en su pecho, creciendo lentamente. Lleg
el da en que el beso comenz a dolerle. Primero un poco
y despus ms.
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JANET
SE DURMI
mientras
pensaba
en los bigotes de un
gato azul.
y el gato azul se muri al hundir la cabeza en un tazn
de leche.
Leche desayunaron
dulces sueos de Janet.
los
Por eso cuando la nia despert, tena los cabellos revueltos y un dulce sabor a duende en la lengua.
Antes de ir a la escuela, se llev los dedos a la cara y
descubri dos grandes bigotes debajo de su nariz.
Eran azules.
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NDICE
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