Comunicacion Social. Selección de Textos
Comunicacion Social. Selección de Textos
Comunicacion Social. Selección de Textos
SOCIAL
SELECCION de TEXTOS
Compilador:
Lic. Luis Lpez Viera
EDliORW
FLIX VARELA
La Habana, 2003
Nota al lector:
Dada la premura con que se ha publicado este libro, no fue posible realizar el habitual
trabajo de edicin.
ISBN 959-258-497-4
Editorial Flix Varela
San Miguel no. 1111,
el Mazn y Basarrate,
Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba.
Presentacin 1 1
'
CAP~TULO1
CONCEPTOS GENERALES
La situacibn
Dice Josefh N. Pelton l, que si tomamos la prehistoria y la historia de
los homnidos y la comprimimos en un super -mes csmico, tendramos que 29 das y 22 horas corresponden a la etapa del hombre nmada, cargador y recolector; que cuando faltan solamente 90 minutos para
que termine el mes es que comenzara la fase agrcola y sedentaria, en
aldeas y ciudades permanentes; que tan slo 4 minutos antes de la medianoche ocurrira el renacimiento; en el ltimo minuto y medio la Revolucin Industrial y en los 12 segundos finales, la era de la televisin,
de los ordenadores electrnicos, las comunicaciones espaciales, en fin
la era de la informacin.
Tan ingeniosa descripcin, permite que nos percatemos de un hecho
muy significativo; los cambios tecnolgicos transcurren en un proceso
continuo de aceleracin. Por este motivo es que los seres humanos somos testigos hoy de una vorgine de transformaciones, que nos hacen
pasar del presente al futuro apenas sin poder reparar en ello. Eso dificulta sobremanera la comprensin de lo que acontece, y hace sumamente compleja la labor de investigacin cientfica. Esto es cierto para
cualquier investigador, pero lo es ms para el que decide incursionar en
el campo cientfico de los procesos de la informacin y la comunicacin por dos razones fundamentales:
La primera, consiste en la centralidad que en la vida contempornea
tienen estos procesos para la economa, la ciencia, la poltica, la educacin, el arte y la vida cotidiana. Sin dudas, la informacin y la comunicacin pblica han ganado en importancia desde que surge la modernidad en el siglo xvr y alcanzan hoy, en vsperas del siglo XXI,un rol
protagnico.
Varios factores confluyen para otorgar ese estatus a estos procesos:
los desarrollos tecnolgicos desplegados en el campo, su conformacin como uno de los sectores econmicos ms dinmicos, su empleo
en la direccin y ejecucin de los procesos de produccin y consumo,
y su utilizacin como hacedores y portadores de la produccin espiritual contempornea.
La informacin y la comunicacin se constituyen, como procesos, y
a travs de las instituciones donde estos se gestan y desenvuelven, en
elementos esenciales de la construccin social de la realidad. ,
La segunda, consiste en las caractersticas de los estudios sobre estos
procesos. Surgidos desde diferentes disciplinas, enfocados desde pticas dispares, con desencuentros sobre el objeto de estudio, las Ciencias
de la Informacin y la Comunicacin han tardado en cohesionar los
saberes acumulados sobre una base epistemolgica que an est en formacin.
Ambas realidades nos fuerzan a ser cautelosos y modestos, y nos
obligan a pensar bien qu orientacin dar a nuestros estudios. Conviene antes de cualquier definicin observar, aunque sea de manera muy
panormica, los principales entendimientos que han aparecido en nuestro campo de estudio.
Transmitir o compartir
Una distincin primaria que es necesario hacer se refiere a los significados diferentes y hasta divergentes del trmino comunicacin.
Etimolgicamente, encontramos en su raz la palabra latina comunis:
comn. As, comunicacin es, en su origen, hacer comn un conocimiento, una informacin.
Con el tiempo, sin embargo, signific el objeto hecho comn (una comunicacin) o los medios fsicos para lograrlo (los medios de comunicacin) o el traslado de la informacin de un actor a otro (la transmisin de la
informacin). Es por eso, que existe hoy una ambigedad que llevada a
sus extremos entraa una contradiccin: comunicar como transmitir (proceso unidireccional) y comunicar como compartir (hacer comn, proceso
bidireccional, interactivo, mutuo).
Transmitir y compartir se sitan en polos opuestos en una posible accin
de comunicar. Transmitir significa la admisin de que algn conocimiento
que poseo puedo pasarlo a otro, mientras que compartir significa comunin, encuentro, participacin, elaboracin con otro del conocimiento.
Esta ambigedad que deriva en contradiccin genera dos modelos
excluyentes en el plano terico:
a) La comunicacin como proceso vertical, unidireccional, que tiende al control, a la dominacin.
b) La comunicacin como proceso horizontal, bi o multidireccional,
que es por esencia participativo e interaccional.
Histricamente, el primer modelo se ha impuesto. Los usos p e en su
conjunto significaban compartir, pasan progresivamente a un segundo plano, para dejar lugar a los usos lingsticos centrados en torno al significado
de transmitir.
Pero esto no ocurre slo en el plano terico. Tambin las prcticas
comunicativas institucionalizadas han asumido, generalmente, el modelo
transmisivo, al ser el que de manera ms natural ha insertado a la comunicacin en los procesos de legitimacin de la domina~in.~
Un ejemplo que ilustra perfectamente este proceso de imposicin del
modelo transmisivo lo encontramos en la Grecia Antigua. En la democracia ateniense las decisiones se adoptaban tras la discusin viva de diferentes puntos de vista.
En esa discusin intervenan con igualdad de derechos todos los ciudad a n o ~ No
. ~ haba abogados, voceros o representantes, sino que cada ciudadano tena que ser capaz de exponer y defender sus puntos de vista.
Esa prctica gener, las primeras teoras sobre la comunicacin que a su
vez enriquecieron el hacer comunicativo de la poca.
Estas teoras fueron expuestas por Protgoras, destacado sofista (maestro en el arte de la persuasin) cuando dijo:
i El hombre es la medida de todas las cosas.
i Toda cuestin tiene dos caras.
revistas (legado del siglo anterior), el cine (con sonido desde 1927) y la
radio (esa cajita mgica que cautiv a los terrcolas de entonces).
Ese hecho no pudo pasar inadvertido para los principales centros de
poder. Los anunciantes de la publicidad (los industriales y los comerciantes) comenzaron a preguntarse cuntas personas escuchaban en la
radio los anuncios que ellos pagaban. A su vez, los polticos se preocupaban por saber las ventajas que podran obtener, ellos o sus adversarios, con el uso de esos medios en las campaas electorales y ciertos
acadmicos y centros de poder econmico se inquietaban por las repercusiones que en el sistema de las actitudes y los valores sociales traera
aparejado la expansin de los mass media.
Surgen as en los Estados Unidos de Amrica los primeros estudios
sistemticos sobre la comunicacin de masas. Tres fueron las reas de
inters desarrolladas: los estudios cuantitativos de la audiencia (principalmente de la radio) como respuesta al inters de los anunciantes y de
los propios medios (de esta vertiente surgieron los famosos rating, que
constituyen hoy da la base del ordenamiento de las tarifas publicitarias); los estudios de los mensajes, sobre todo de la propaganda poltica, para responder a la preocupacin de los polticos, y los estudios de
efectos para dar luz sobre las repercusiones que en los valores, actitudes y conductas provocaban los medios.
Como se ve, las reas de estudio surgen y se desarrollan, ms en
virtud de presiones administrativas, que de las lgicas cientficas. Es
por ello, que la Mass Communication Research norteamericana debe
analizarse desde el mismo corazn de la historia poltica y econmica
de la n ~ c i n . ~
De las tres reas antes mencionadas la que ms atencin recibi durante dcadas fue la investigacin de efectos, que an hoy mantiene
una vigorosa presencia en el campo de anlisis aunque desde perspectivas diferentes. Del estudio de efectos se derivaron adems, otros enfoques que atienden la relacin existente entre medios de comunicacin y audiencias.
Diversos autores coinciden en reconocer como principales corrientes
en el estudio de esa relacin medios-audiencia los siguientes:
1. La investigacin de efectos.
2. La investigacin de los usos y las gratificaciones.
3. Los estudios inspirados en las teoras esttico-literarias.
4. Los estudios culturales.
5. Los estudios cualitativos de recepcin.
Estas dos ltimas constituyen los enfoques ms recientes y en ellas, de
alguna manera, convergen las dems tradicione~.~
RECUERDA
Definir qu se entiende por comunicacin, equivale a decir en qu
clase de sociedad se quiere vivir. Durante dcadas del siglo pasado las
alusiones a la existencia de una Teora de la Comunicacin fueron divergentes. En ocasiones slo se haca referencia el estudio de los procesos de transmisin de seales, radicados en los trabajos de Shannon
y Weaver (Teora Matemtica de la Comunicacin), mientras en otros
contextos relucan los estudios de modificacin de conductas y actitudes a travs de la Comunicacin de Masas. En otros momentos del desarrollo terico, fueron disciplinas como la Sociologa y la Psicologa,
las que investigaron en el campo de la comunicacin interpersonal.
Tambin se hicieron referencias desde la Semiolgica y la Lingstica
al signo y al lenguaje utilizados en la comunicacin. Despus de aos
de discusiones, los tericos de la comunicacin comprendieron que para
que su objeto de estudio no cayera en terreno sin dueo y a la vez
apropiado por todos, deban definir claramente su objeto de estudio:
qu es la comunicacin?
Segn "Martn Serrano, la comunicacin es una actividad muy antigua y se le define como la aptitud para servirse de la informacin en la
interaccin y esta la poseen las especies animales que han antecedido
al hombre en millones de aos (Martn Serrano, 1991: 13).
El origen latino del trmino comunicacin (comunis, poner en comn algo con otro), prueba su existencia desde tiempos lejanos y tambin refiere una de las formas de entenderlo: como un proceso donde
se produce una relacin recproca de compartir, de intercambiar, de
dialogar con el otro.
De otra manera tambin se ha entendido el trmino, y esta no implica
la cualidad de intercambio que comprenda la anterior, sino que la reduce a un acto esencialmente tras misivo, de difusin de informacin.
La influencia de los medios y tambin del contexto social en que se
fue creando la Teora de la Comunicacin, hizo que fuera predominando esta ltima. Estas definiciones fueron aceptadas universalmente.
El acto o proceso de transmisin que generalmente se llama comunicacin, consiste en la transmisin de informacin, ideas, emociones, habilidades, etc., mediante el empleo de signos y palabras
(Berelson y Steiner, 1964).
GLOSARIO
Obtuso: significa romo, sin punta, recordemos en matemtica los ngulos obtusos. Pero en sentido figurado, como en este caso, lo usamos
como sinnimo de torpe, bruto, etctera.
Etimolgicamente: adverbio de modo. Viene de etimologa, sustantivo
femenino que significa origen de las palabras, de su significacin y de
su forma. La Etimologa es tambin una disciplina lingstica que estudia dicho aspecto de las palabras.
Mass media: as se le llama en idioma ingls a los medios de comunicacin.
Rating: as se le conoce a los indicadores que demuestran los ndices
de audiencia de un determinado programa radial o televisivo. Si un programa tiene ms audiencia que otro, o sea, se ve o se escucha ms,
significa que tiene ms rating.
Mass Communication Research: as se le llama en idioma ingls a
toda la investigacin realizada sobre los medios de comunicacin.
Notas
'PELTON,
JOSEPH N,: La vida en la era del telepoder*, en: El reto de los 90, Editorial Fundesco,
Madrid, 1986.
En el sentido que le da Max Weber al trmino: Como un caso especial de poder.. . p. 625.
Debe entenderse por dominacin la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo
determinado para mandatos especficos (o para toda clase de mandatos) ... Pero la costumbre
y la situacin de intereses, no menos que los motivos afectivos y de valor (racionales con
arreglo a valores), no pueden representar los fundamentos en que la dominacin confa.
Normalmente se le aade otro factor: la creencia en la legitimidad. De acuerdo con la experiencia, ninguna dominacin se contenta voluntariamente con tener como probabilidad de
su persistencia motivos puramente materiales, afectivos o racionales con arreglo a valores.
Antes bien, todos procuran despertar y fomentar la creencia en su legitimidad... p. 170.
Economa y Sociedad, 2 tomos, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1971 ( el subrayado
es mo).
Lo cual no quiere decir todas las personas sino aquellas que tenan la condicin jurdica y
poltica de ciudadanos.
ARONSON, ELLIOT y ANTHONY P RATKANIS : La era de la propaganda. Usos y abusos de la
persuasin, Ed. Paids, Barcelona, 1994.
'MORAGAS
S PA , M IQUEL: Teoras de la comunicacin, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1986.
,
INMACULATA: Reflexiones Metodolgicas sobre la investigacin
VASALLO DE L ~ P E ZMARA
de la recepcin, en: Investigar la comunicacin: Propuestas Iberoamericanas, Ed. de la
Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 1996.
Institucional (organizacional). Supone la asignacin de recursos materiales y humanos a una organizacin especializada en la obtencin,
procesamiento y distribucin de informacin destinada a la comunicacin pblica. Es la referida al sistema poltico y la empresa comercial.
Sociedad (global). El ejemplo m's significativo es la comunicacin
de masas; la cual tiene por fuente una organizacin formal
(institucional) y como emisor un comunicador profesional, que establece una relacin unidireccional y pocas veces interactiva con el
receptor, que resulta ser parte de una gran audiencia, que reacciona,
por lo general, de manera predecible y de acuerdo a patrones.
El anlisis detallado de las caractersticas propias de cada uno de
estos niveles, es lo que les proponemos a continuacin:
COMUNICACI~N INTERPERSONAL
Criterios para u n a definicin
Categoras
Nmero
de
comunicadores
Grado de
proximidad
fsica
Muchos
Bajo
+
1
Comunicacin
masiva
Inmediitez
de la
retroalimentacin
Canales
sensoriales
disponibles
I
Mnimo
Ms lenta
Comunicacin
pblica
Comunicaciones
en grupos
pequeos
Comunicacin
interpersonal
Comunicacin
intrapersonal
Uno
Alto
Mximo
Ms inmediata
..
Los autores que la consideran de esta manera afirman: La Comunicacin Interpersonal es su interaccin informal con los otros. Platicar con un
amigo en los pasillos de la escuela, conversar por telfono con un compaero de clases sobre un examen que se aproxima, discutir los mritos de
una pelcula con amigos.. .etc. ( R.F. Verderber, 1999: 98).
Elieen McEntee nos dice que la conversacin es la habilidad social
de hablar informal y cotidianamente cara a cara, con diferentes personas y sobre una variedad de temas ... (E. McEntee, 1996: 12).
La identificacin de lo interpersonal con lo personal informal pudiera, resultar insuficiente porque la apartara un poco de la esfera del
debate de cuestiones importantes: grupales, organizacionales o sociales en que las personas estn implicadas, y la limitara ms al tipo de
conversacin sobre temas ntimos, asignndola casi automticamente
al rea de inters prioritario de una sola disciplina: la Psicologa.
Este enfoque justifica el empleo del concepto de autorrevelacin,
entendido como "el proceso de comunicar intencionalmente informacin personal y privada acerca de uno mismo a otra persona o
personas"(McAuley, 1979:74) (citado por McEntee, E. 1996: 148), ver
Comuncate, autorrevelacin.
Los contenidos del mundo subjetivo interno de las personas no se
limitan a sus relatos biogrficos ni a sus sentimientos ms ntimos. Ellos
abarcn los criterios personales sobre la inmensa variedad de temas
que la sociedad propone. Esto es el criterio propio sobre asuntos de
significacin social ms amplia. Ms adelante volveremos sobre el significado que atribuimos a este concepto.
La clave est, desde mi punto de vista, en la relacin entre el contenido de la comunicacin y el sujeto portador que aparezca como actor en
el intercambio.
Si los sujetos actuantes son personas en su nivel individual de expresin y los contenidos que intercambian son pertenecientes a los mundos propios de cada una de ellas, entonces la comunicacin ser bsicamente interpersonal. Sobre esto volveremos ms adelante.
En ocasiones, como resultado de esa interaccin interpersonal, resultan contenidos subjetivos del grupo que esas personas estn construyendo en sus intercambios.
Dicho de otra manera, la interaccin interpersonal produce contenidos subjetivos que tienen un sentido grupal, una cultura grupal. Veamos:
Dos amigos conversan animadamente sobre los detalles del juego de
pelota en el que particip su equipo el domingo. Una joven pareja discute sobre el futuro que deseara para su hijo. Un equipo de especialista
intercambia criterios sobre el proyecto conjunto que elabora. Un mdico y enfermera de la familia conversan con un vecino sobre el tratamiento ptimo para su dolencia.
En todos estos casos, los actores son personas que intercambian criterios propios personales para conformar criterios comunes (grupales)
sobre los asuntos que tratan.
En el nivel intergrupal, los actores de la comunicacin son grupos que
estn en situacin de intercambiar sus contenidos subjetivos grupales, en
funcin de resolver algn asunto que est de algn modo relacionado con
la satisfaccin de las necesidades del grupo como sujeto.
Pero a veces, como resultado de esa interaccin comunicativa
intergrupal, resultan contenidos subjetivos de la organizacin o institucin, que conforman la cultura de la organizacin de que esos grupos
forman parte. Veamos:
Dos equipos de trabajo de una organizacin, despus de haber llegado a criterios independientes, se renen para conformar colectivamente
el plan de accin de la organizacin sobre un aspecto especfico.
Otra situacin de comunicacin intergrupal, muy frecuente, ocurre
cuando los responsables de los dos equipos anteriores, son los que se
renen para conformar colectivamente el plan de accin. Los que se
encuentran en una situacin comunicativa son personas. Eso nos puede
hacer creer que lo que tiene lugar es una comunicacin interpersonal.
Sin embargo, estas dos personas intercambian, no sus criterios personales sobre el tema en cuestin, sino los criterios acordados por sus
respectivos grupos. Por lo tanto, aunque sean personas, lo que se est
realizando es una conversacin bsicamente intergrupal. Ellos estn
actuando como representantes de sus respectivos grupos y tienen la misin o el rol social de compartir los criterios grupales y no personales.
En el nivel institucional, los actores de la comunicacin son organizaciones que estn en situacin de intercambiar sus contenidos subjetivos organizacionales, en funcin de resolver algn asunto que est de
algn modo relacionado con la satisfaccin de necesidades de algn
sujeto social ms amplio, digamos la comunidad u otra instancia territorial o estatal nacional.
En ocasiones, como resultado de esa interaccin comunicativa
institucional, resultan contenidos subjetivos de la comunidad, o formacin territorial, municipio, provincia, nacin, que conforman la cultura
de la instancia social de la que esas organizaciones forman parte.
Los representantes de varias organizaciones programan un despacho
para valorar una estrategia conjunta para el enfrentamiento de una problemtica a escala de todo el pas.
Los ministros de salud pblica, educacin y finanzas realizan una reunin
para firmar acuerdos conjuntos acerca de cmo se realizar un determinado programa de salud en las escuelas del pas.
Una cumbre de jefes de estado y gobierno analiza asuntos econmicos, polticos y sociales de trascendencia para sus respectivos pases.
En todos los casos anteriores, los que se encuentran en situaciones
comunicativas son personas, No obstante, la comunicacin que realizan no es una comunicacin interpersonal, en tanto que los contenidos
que intercambian son impersonales, adems responden a formaciones
subjetivas colectivas configuradas a otro nivel.
Cada uno de estos actores organizar su comportamiento comunicativo de manera que se expresen y defiendan los criterios de sus.respectivas organizaciones o pases y no los personales.
Esa diferenciacin no se produce de un modo absoluto. Los puntos
de vista personales se deslizan en los organizacionales y los criterios de
las organizaciones son expresados a travs de las caractersticas de personalidad de sus portadores. Eso es natural y no podra ser de otra manera. Esto es lo que explica, precisamente, que la relacin que se establece entre los niveles no es una relacin lineal.
Estos contenidos se configuran generalmente en los diferentes criterios propios de las personas acerca de los diversos asuntos que cobran
sentido para ellas por estar relacionados de algn modo con la satisfaccin de sus necesidades.
Dos personas que en el desempeo de roles impersonales
intercambien criterios, no estarn. estableciendo, precisamente, una comunicacin interpersonal. Pongamos el caso de dos ministros de relaciones exteriores de dos pases que realizan un encuentro bilateral. La
conversacin se est realizando entre dos personas, sin embargo, las
cuestiones que se discuten son de inters de los pases implicados y los
puntos de vista que se intercambian corresponden a las deliberaciones
que han tenido lugar en sus respectivos gobiernos. Se trata de una conversacin entre dos naciones aunque la realicen dos personas.
Lgicamente, no puede excluirse la posibilidad de que estos dos ministros se conozcan desde hace mucho tiempo, incluso de que entre
ellos existan sentimientos de amistad, en ese caso, sern abordados en
la conversacin temas de carcter interpersonal. Ellos se interesarn
por la salud de sus respectivas familias, hablarn de sus amigos comunes, expresarn sus deseos de visitarse, etc. y esto se producir de una
manera natural dentro de la conversacin pasando, de un modo casi
imperceptible, de un nivel a otro de la comunicacin.
La complejidad en la diferenciacin entre niveles de la comunicacin se
constata, entre otras cosas, porque es la persona la portadora de las formaciones subjetivas colectivas, es decir, grupales, organizacionales, nacionales, etctera.
La persona es capaz de organizar y expresar, gracias a su sistema
nervioso, las formaciones subjetivas pertenecientes a los grupos, organizaciones, e instituciones sociales a que las que pertenece.
De este modo estamos reafirmando que los factores situacionales no
resultan suficientes para comprender la esencia diferenciadora de la comunicacin interpersonal del resto de la comunicacin humana.
Se estn comunicando interpersonalmente dos amigos que usan el
correo electrnico para intercambiar puntos de vista personales sobre
la situacin econmica de sus respectivos pases, aun cuando medie un
recurso tecnolgico. Lo mismo ocurrira si usan el correo convencional
o el telfono.
El nmero de personas que participan es un criterio ms, pero tampoco determinante, dentro de los lmites en que no se obstaculice el intercambio real entre los participantes.
La comunicacin interpersonal puede ser tanto formal como informal. Los puntos de vista personales que se intercambian pueden estar
relacionados con el desempeo de roles formales en una organizacin.
Los integrantes de un equipo de trabajo, por ejemplo, discuten sus diferentes puntos de vista personales acerca de cul es la mejor manera de
realizar exitosamente determinado trabajo. Estos criterios personales se
conformaron a partir de la experiencia de cada uno en el desempeo de sus
roles formales especficos. Pero son puntos de vista propios de cada uno
de ellos.
Estamos en presencia de una comunicacin interpersonal formal. Lo
mismo ocurrira si se tratara de un equipo de direccin que debate los
criterios personales de sus integrantes para tomar una decisin importante.
Esta reflexin revela la importancia de la comunicacin interpersonal
en los procesos de participacin laboral, orientado a la toma de decisiones en las organizaciones.
La comunicacin interpersonal pudiera ser considerada como un
nivel de la comunicacin humana que consiste en el intercambio de
contenidos subjetivos y puntos de vista personales para la solucin de
las cuestiones de la vida cotidiana en diferentes esferas: familiar, laboral, etctera.
La pregunta: A qu actores corresponden los contenidos subjetivos
que se intercambian? Adquiere una gran importancia metodolgica para
orientarnos en el nivel de la comunicacin humana en que nos encontramos y para descubrir la rica dinmica que se establece entre ellos.
Estas ideas pretenden slo provocar e incentivar el debate sobre un
aspecto de la comunicacin humana que no ha recibido en la produccin terica ni en la prctica comunicativa toda la atencin que merece.
GLOSARIO
Paradoja: incongruencia, absurdo, contrasentido, extravagante.
Inherente: inseparable, propio, nativo, innato.
Sensoriales: relativo a nuestros cinco sentidos (el tacto, la vista, el olfato, el odo y el gusto).
El trabajo grupal *
hileras: las personas se ven las nucas y la nica mirada va hacia el profesional, hacia el coordinador. Desde ah ya, espacialmente, desde el punto
de vista psicolgico, le estamos depositando al profesional y si de paso
el coordinador est en un lugar alto, ms todava- el papel del saber, del
poder y los dems son receptores pasivos, con la boca abierta, recibiendo
y sin protagonismo.
Hay gente que dice: qu buena qued la reunin, porque vino un
montn de gente. Pero participar no es la presencia, cuando todo el
mundo es mayora silenciosa. Desde esa mayora silenciosa no se construye espacio grupal. Desde ah no se van a desarrollar procesos
interactivos, ni se van a asumir roles, ni a desempearse papeles activos en la construccin del conocimiento.
No quiere decir que yo est descalificando otras formas del trabajo
con grupos, pero no son desde esta perspectiva. La conferencia es lcita
y vlida cuando una persona tiene que hacerlo, tiene que dar una informacin. Menciono la conferencia, pero esto es vlido tambin para otros
tipos de transmisin de informacin o conocimientos.
Hay otras situaciones en grupo donde el proceso educacional es as,
a distancia, en altura. Yo retengo el poder, las personas no tienen participacin. Pero si nosotros pretendemos trabajar desde este concepto de
grupo, tenemos que revisar el rol del profesional. Veamos ahora algunos beneficios y riesgos de nuestra concepcin del trabajo en grupos.
Beneficios
Economa de tiempo (grupo versus atencin individual).
Mayor nivel de elaboracin y creatividad.
i Mayor saber y crecimiento social.
i Potencia la individualidad desde la pertenencia (individuacin
conexa).
i Experiencias vivenciales, clima emocional (relacin entre lo
cognitivo y lo afectivo).
i Posicin activa ante el aprendizaje.
i Proyecciones futuras (utopas sociales).
i Necesidad de un espacio de contencin.
i Movilizacin de resortes emocionales.
i
i
Riesgos y temores
Simplificacin del conocimiento (falta de devolucin profesional del
saber).
i Dependencia del grupo respecto al coordinador.
i Pasar a ser un grupo de terapia,
i Se requiere mayor nivel de profesionalidad.
i Hay que enfrentarse a prejuicios, espacios viciados, manejo de
las hipotecas.
i Hay que trabajar las resistencias al cambio.
i Relacin con el afuera.
i Desborde emocional.
i
Es necesario pensar en estas cosas para garantizar las ventajas y evitar los riesgos. Me parece que ustedes han apuntado de manera muy
precisa el porqu del espacio de grupo o el trabajo con grupos. En lo
que toca a los resultados, se logra todo eso en dependencia de cmo
aprendamos a trabajar y manejar los riesgos. Una situacin grupal potencia la individualidad, porque el grupo te va a depositar, a asignar
una serie de roles, de manera consciente o inconsciente, y vas
incrementando una sensacin de pertenencia, saber, crecimiento, poder, elaboracin, creatividad.
Quienes han trabajado grupos, saben que se moviliza una gran cantidad de crecimiento personal, de creatividad social. Todas esas tcnicas
grupales movilizan. Las producciones grupales -es decir, lo que producen los grupos- son increbles cuando ya ese grupo es fuerte. Entonces uno lo pone a trabajar con tcnicas de participacin, y la creatividad que se produce es realmente impresionante.
Cuando se logran estos procesos se gesta el mecanismo de lo que se
llama narcisismo grupal: no hay como este grupo, es el mejor; le
piden al coordinador que les diga si ha trabajado alguna vez con un
grupo como ste, porque como este, difcil. y uno tiene que devolverle de alguna manera esto al grupo, apoyarlo.
Cuando ya hay narcisismo grupal, usted tiene que suponer que se
est desarrollando el proceso de la individuacin conexa, el proceso de
pertenencia al grupo.
En un primer momento, un grupo tiene una necesidad de afiliacin: yo
me quiero afiliar. Esto quiere decir: quiero saber cmo t eres, quiero ver
qu pasa aqu. Pero despus la necesidad de afiliacin se convierte en
una necesidad de pertenencia. Cuando se logra la pertenencia tenemos
En las sesiones de trabajo grupa1 pequeas, observen la posicin corporal de la gente. Cuando se trabaja en subgrupos, si todas las cabezas
estn como metidas, eso implica una participacin emocional, y es bueno. Pero tambin hay que aprender que todo aprendizaje nuevo mueve
resistencias, mueve ansiedades, que esas ansiedades pueden ser
movilizadoras, pero pueden ser saboteadoras.
En algunas personas, el aprendizaje mueve un proceso de elaboracin hacia el progreso. Pero en otras mueve una cantidad de resistencia
que las convierten en personas que sabotean, resisten, niegan, descalifican al coordinador, devalan el trabajo, que todo se lo cuestionan.
Eso es una resistencia tremenda al aprendizaje y al cambio.
Y no es de extraar. Cambiar es romper con el referente de lo viejo para
asumir cosas nuevas. Y para eso hay que ir viendo, desde la coordinacin,
cules son las ansiedades que moviliza el nuevo conocimiento.
Hay gente, por ejemplo, con una gran resistencia al cambio, en dependencia del contenido que le ests dando. Tienen una serie de prejuicios y concepciones muy hechas; tienen su verdad. Moverlos no es
fcil. Implica trabajar las resistencias, aceptarlas, legitimarlas, elaborarlas, es decir, implica un proceso.
El aprendizaje mueve ansiedades y resistencias a los cambios, e implica pasar de una fase de dicotomas, ese conocimiento y el.mo, a
una fase de interaccin.
Hay grupos muy fciles de trabajar, porque son muy de progreso, mueven mucha ansiedad hacia el cambio. Pero otros no. T sientes que es una
tensin, y realmente tienes que devolver lo que le est pasando al grupo.
Devolver no slo aspectos temticos, sino aspectos dinmicos.
Hay varios momentos de trabajo con los grupos: un momento de
pre-tarea, un momento de tarea y un momento de proyecto. Cul sera
la pre-tarea de un grupo? Cuando uno empieza a trabajar un grupo, este
llega y hay un momento de socializacin. Empiezan a hablar de los
problemas del transporte, a compartir socialmente antes de que comience
el proceso de tarea. Puede que este momento de socializacin sea tan
largo, que el coordinador est leyendo que hay resistencia a entrar en
tarea. Porque no hay manera de entrar en tarea, porque la gente empieza a hablar y uno dice: bueno, vamos a empezar, vamos a comenzar,
siguen hablando y no se sientan. Pero sea larga o lenta, siempre hay esa
fase de pre-tarea.
Uno tiene que incluir, dentro de la pre-tarea, una fase de caldeamiento. Cules son los caldeamientos que ustedes conocen? Hay muchsimos tipos: caminar, chocar, etc. Hay quien hace caldeamientos y
se tiren; los contactos fsicos levantan muchas resistencias. Por eso hasta la forma en que voy a buscar el caldeamiento para poder pasar a la
tarea, implica, en alguna medida, un conocimiento.
Yo he visto coordinadores que utilizan cualquier tcnica. Pero hay
que buscar cul es el caldeamiento adecuado para crear el espacio grupal
en un momento determinado.
Tambin la gente no tiene tradicin de trabajo en grupos. La necesidad de las personas es, justamente, ubicar al profesional en un lugar
tradicional, en la demanda de que t tienes el saber, t tienes el poder,
y yo estoy en el lugar de la ignorancia; t me vas a decir todo lo que
tengo que hacer. La poblacin cubana no est acostumbrada a este tipo
de proceso grupal.
Por otra parte, el concepto de reunin en Cuba ha viciado mucho el
espacio grupal. La gente hace resistencia a seguir una manera de trabajo que implique reunin de personas. En otros contextos a lo mejor no,
pero nosotros tenemos que cambiar nuestra concepcin del espacio
grupal, porque est muy viciado el concepto de participacin, est muy
viciado el concepto de reunin y est muy viciada la concepcin de
grupo.
Debido a estas resistencias, hay una intencionalidad ms hacia lo individual que hacia lo grupal. En otros contextos culturales, quizs no
aparecen tantas resistencias. Pero yo he encontrado, en la poblacin de
padres cubanos, eso de ms reunin de padres!. Hay que ir creando
nuevas formas de trabajar a partir de esta concepcin diferente.
Veamos qu es la tarea. La tarea es qu cosa vamos a hacer. Para que
exista una tarea, el coordinador tiene que tener un objetivo y el grupo
tambin. El objetivo es una de las cosas que ms se obvia. Nosotros
tenemos que partir, antes del momento inicial y antes del momento de
caldeamiento, de un anlisis claro del objetivo para el que vamos a
trabajar. Cul es nuestro marco de referencia, qu queremos lograr,
cules son los aspectos temticos a trabajar. Esto tiene que partir de las
necesidades. Tenemos que aprender a leer las necesidades y a partir de
ah trazar nuestros objetivos.
No se trata de hacer una tcnica para movilizar cosas, o para dar una
informacin, sin tener claro qu queremos, de qu marco de referencia
partimos, cules son los aspectos temticos a tratar y los aspectos dinmicos a trabajar. Fjense que las conferencias no trabajan aspectos dinmicos, sino aspectos temticos. Tienen como objetivo transmitir conocimientos.
Si tengo dentro de mis objetivos crear un mayor saber social, un crecimiento social, potenciar la individualidad, crear un clima emocional
favorable, una posicin activa ante el aprendizaje, tengo que trabajar
aspectos dinmicos, no slo temticos.
Decamos tambin que cada sesin de trabajo debe tener un momento de encuadre para que las personas sepan cul va a ser la tarea.
En los grupos operativos, no hay tarea. En los grupos de aprendizaje
s, est explcita. En los grupos operativos la tarea va saliendo de las
necesidades. Un grupo operativo puede trabajar as, sin una tarea explcita. Va a salir una tarea de grupo a partir de las necesidades, de los
roles.
No estamos trabajando con grupos teraputicos sino con grupos de
formacin, y en estos grupos de formacin s debe estar ms explcita
la tarea. Aunque ustedes tienen que saber que hay una tarea explcita,
pero tambin una tarea implcita.
De la tarea implcita uno adquiere conocimiento a partir de los emergentes dinmicos. Puede ser que el grupo est al servicio de saber y
aprender, y todas las expectativas te dicen que quieren aprender ms,
pero sientes que el grupo te est saboteando el conocimiento.
O sea, todo el mundo tiene una tarea explcita, pero el grupo puede
conformar tareas implcitas, realmente las ms difciles de leer.
No quiero decir que sea fcil, pero tienes que partir de ah y tratar de
ir viendo las dinmicas. Por ejemplo, hay sesiones en las que la tarea
implcita es acabar con el saboteador, caerle arriba.
Uno tiene que saber cul es la tarea implcita del grupo, cmo est
manejando las interacciones en funcin de estas tareas.
As que hay dos niveles de mensajes: uno muy explcito, y otros implcitos. Tambin hay niveles de comunicacin. Ustedes pueden saber
cundo un nivel de comunicacin explcito est al servicio de una dinmica implcita. Y esa es la parte ms difcil y que lleva ms tiempo al
trabajar con grupos. Ustedes no van a descubrir eso con una bola de
cristal, o con una sola sesin de trabajo. Eso implica todo un proceso
de trabajo grupal.
Los aspectos dinmicos son aquellos relacionados con las interacciones
que se crean, con las ansiedades que se movilizan, con los roles que cada
uno asume. No es lo mismo trabajar un grupo heterogneo, donde nadie se
conoce, donde son personas de referentes diferentes, a trabajar un grupo
profesional, por ejemplo, o un grupo familiar.
T puedes construir con mayor facilidad un espacio grupa1 si nadie
se conoce, que si ya existe una red previa de comunicacin, a la que
GLOSARIO
Narcisismo: vanidad, presuncin, adorarse a s mismo.
Cognitivo: adjetivo que significa perteneciente o relativo al conocimiento.
Abroqueladas: a la defensiva, temeroso.
Lo primero que dira es que mi experiencia fundamental cuando empec a hacer educacin popular era la que traa de la enseanza formal,
del magisterio. Y la verdad es que, cuando he dado clases, lo he disfrutado; me gusta la actividad frente al alumno.
Hay un montn de cosas de la enseanza formal que no me gustan,
pero eso me gusta, y la verdad tambin es que, quizs porque di materias en las cuales la participacin de las personas era fundamental, siempre conceb mis clases de manera que la participacin de los alumnos
era importantsima. Por ejemplo, una de mis primeras actividades docentes fue dar un seminario de traduccin en la Universidad de La Habana para alumnos de tercer ao. Entonces, lgicamente, era una actividad en la cual la parte prctica, en el sentido de dar cosas para que la
gente traduzca, discutir lo que la gente trae como versiones de traduccin, ver y comparar las diferentes versiones, tiene un papel muy grande. O sea, no se trataba de conferencias, de teora de la traduccin, sino
que, obviamente, desde el principio, tena que dar clases que por su
misma naturaleza eran muy participativas. No califico ahora cmo era
esa participacin, la distancia que yo mantena con los alumnos ...
Despus trabaj en el Destacamento Pedaggico durante dos aos.
Y, nuevamente, daba clases de ingls a muchachos que iban a ser profesores, con un mtodo que se utiliz mucho en Cuba. Desde el principio a la gente se le peda que repitiera, que construyera, que hiciera. Y
ah tambin estaba bastante repartida la participacin en la clase. Yo lo
disfrutaba mucho, y siempre, entonces, me plante la tarea docente como
la de facilitar participaciones de la gente.
Lgicamente, cuando asumo la idea de hacer talleres de educacin
popular, la experiencia vivencia1 e intelectual que traigo es esa, y seguramente ha influido en mi manera de conducir los talleres. Despus
* Tomado de: Coordinacin de grupos: miradas mltiples, Martha Alejandro y Mara Isabel
Gmez, Coleccin educacin popular, de Cuba, no. 16, Ed. Caminos, La Habana, 2003 .
Exactamente: hay que ser honesto. Yo creo que de lo que se trata es,
precisamente, de asumir la especificidad del rol de educador y, a partir
de una mirada crtica, trabajar la relacin educador-educando.
Debates cooperativos
Para m, es fundamental, poder realmente crear un espacio donde
todos hagamos la prctica de debatir, es decir, plantearnos a profundidad nuestros puntos de vista sobre determinados temas, pero hacerlo
sin matarnos, sin pelearnos, sin mordernos.
Cuando uno mira histricamente, por ejemplo, los problemas de la
izquierda en Amrica Latina, tambin en el mundo, esta es una de las
cosas fundamentales que tendramos que aprender: cualquier proyecto
de izquierda requiere ms del debate que el proyecto del capitalismo.
El capitalismo es natural, o sea, las relaciones capitalistas se reproducen por s mismas; si queremos otra cosa, tiene que ser intencionada,
tiene que ser con mucha intencin detrs. Ahora, no se puede llegar a
esa intencin si no es mediante el debate en que participemos muchos.
Cmo lograr debatir, discutir, tener opiniones diversas, si no logramos crear un clima, una costumbre, un hbito de debatir sin agredirnos? En ese sentido, nuevamente recuerdo a Freire cuando deca: estamos tan acostumbrados a pelear con el diferente, que nos olvidamos
del antagnico. Entonces, a m me parece que una de las cosas que
tendra que hacer la educacin popular es ayudar a crear esos espacios
de discusin con el diferente, para poder sumar frente al antagnico,
porque si no, estamos fritos. Me parece que ese es uno de los papeles
que tendramos que cumplir.
Y, obviamente, ah la coordinacin de grupos tiene un papel. Tiene
que estimular la posibilidad de dilogo, la autonoma, la creacin de un
clima grupa1 que no consista en sofocar la diferencia, la contradiccin.
Todo lo contrario: tiene que permitir que aflore la contradiccin, la diferencia, la discusin; pero, al mismo tiempo, tiene que lograr que se
creen las sensibilidades y las capacidades necesarias para que esas diferencias no se conviertan en antagonismos en disputas.
Entonces, lgicamente, participacin, horizontalidad, creacin de
cultura del debate, todas esas cosas, a mi juicio, pasan, entre otros lugares, por la coordinacin del grupo. No quiere decir esto que sean
exclusiva responsabilidad del coordinador, pero, obviamente, tambin
son responsabilidad del coordinador.
pero creo -para ser honesta- que todos nosotros somos portadores
de una cultura que queremos que cambie, pero si nos imaginamos que
estamos fuera, que estamos en otro lugar, me parece que nos vamos a
estar engaando.
O sea, de alguna manera yo creo que todos, en uno o en otro momento, tenemos rasgos de autoritarismo. Pero a m me parece que tambin
ah hay una lnea muy fina, y que valdra la pena que reflexionramos
un poco. Porque tambin he visto prcticas pretendidamente educativas que, para evadir el autoritarismo, el verticalismo -esas actitudes
que hemos convertido en insultos-, no son nada, son agua de borraja,
son agua tibia, todo vale, son un chapoteo: qu bien que usted dijo
que el cielo es rojo, porque parece azul, pero quien sabe y pueda ser
rojo en algn momento. Son actividades en que no hay ninguna discusin, no se llega a ninguna conclusin, porque total, todo el mundo
piensa una cosa distinta, mire qu bien que pudimos venir a decir aqu
todo lo que pensamos.
Definamos bien a qu le estamos llamando autoritario o verticalista,
por dos razones: primero, para poder trabajar con lo que tenemos dentro de autoritarismo y verticalismo, y segundo, para no cogerles tanto
miedo a las cosas, que nos deslicemos al campo de esas prcticas caticas que, a mi juicio, no son educativas. En todo caso, a lo mejor son
curativas, porque la gente habla.
Digo esto porque yo pienso que la autoridad no desaparece en el
espacio educativo. Si pensamos que no hay ninguna autoridad funcionando en los espacios educativos, o que no tenemos autoridad como
coordinadores, pienso que nos estamos engaando. Y hay momentos
en que hay que jugarla.
Si pensamos que no existe poder en el acto educativo, en la relacin
educador-educando, me parece tambin que nos estamos equivocando.
Yo creo que todo acto educativo es un lugar donde se juega poder.
Yo pienso que, en lo que a eso concierne, siempre estamos caminando por el filo de un cuchillo. Y te repito: yo s que hay momentos en mi
prctica de conduccin en que ejerzo autoridad de diferentes maneras.
En un debate, el que da la palabra est ejerciendo una autoridad; el que
est conduciendo, aunque no hable, est ejerciendo autoridad. Cuando
publicamos un determinado texto y otro no, en nuestra coleccin de
educacin popular, estamos ejerciendo una censura, que es el riesgo de
todo editor: el problema es si es un censor de calidad o es un chapucero
o un discriminador.
tiempo, creo que he aprendido que no debo asumir, que no puedo asumir y
que, en ltima instancia, no quiero asumir toda la responsabilidad.
He hecho el aprendizaje de no angustiarme -que es lo que ms trabajo me cuesta- cuando la persona que est haciendo el taller conmigo entra por un lugar que no es el que yo entrara, o que no es el que a
m se me ocurre que es el ms productivo o el ms agudo o el que ms
puede impactar al grupo; el aprendizaje de tener paciencia para esperar, y pedir despus la palabra si entiendo que hay algo que al otro se le
ha escapado. El aprendizaje de darme cuenta de que los seres humanos
tenemos diferentes capacidades y que yo carezco de muchas.
Y, por ltimo, creo que hay una cosa que para m ha sido fundameny me doy
tal: he aprendido a confiar en los grupos. Me doy cuenta cuenta ahora en retrospectiva- de que en mi prctica anterior de docencia u otras, yo iba a los grupos con un sentimiento de desconfianza.
Iba a ver a los que me podan hacer una pregunta capciosa, a los que
me queran poner en crisis, a los que tena que demostrarles que yo era
la que ms saba. Esa era mi manera de construirme y la relacin que
estableca con el grupo.
Claro, eso siempre se iba aflojando en la medida en que te relacionabas con la gente, pero mi actitud inicial era esa. Y creo que una de las
cosas que he aprendido en la prctica de conduccin de grupos durante
estos aos es a ver en el grupo un posible corresponsable del proyecto.
No digo un corresponsable, sino un posible co-responsable del proceso. Y a tratar de facilitar que esa posibilidad se convierta en realidad.
Ahora, con respecto a la pregunta sobre qu recursos me facilitan la
preparacin previa al taller y de qu me valgo durante su desarrollo, mi
respuesta es muy elemental.
A m todava me produce ansiedad entrar en un taller, aunque mucha
menos. Antes, durante el mes previo, tena sueos obsesivos; hoy en
da no es as. Como te deca, he logrado quitarme ansiedad, fundamentalmente por esta va de asumir que yo no soy la nica responsable,
sino que tengo una cuota de responsabilidad y que esa la voy a cumplir
bien porque s hacerla. Y si alguno sale, saber que el fracaso no es solo
mo: en todo caso, compartir un trocito del fracaso que tocar a todos
los participantes.
El fracaso es de todos: a lo mejor el trocito mo es ms grande, pero
es un trocito, no es el fin del mundo.
Pero, de todas maneras, siempre tengo una cuota de ansiedad por el
trozo que me toca. Y, entonces, yo tengo un recurso muy elemental que es
el de decirme: dentro de diez das ya todo habr pasado, el sbado ya todo
se habr acabado, y el sbado llega quiera yo o no. Para m ese recurso
Bueno, yo creo que hay recursos que tienen que ver con la propia
concepcin educativa. Un recurso que a m me ayuda mucho es el hecho de que comenzamos siempre los talleres con una serie de ejercicios
de conocimiento, de creacin de clima, etc. Me tranquiliza mucho saber que voy a llegar el lunes y no voy a empezar de sopetn con un
tema, sino que, durante toda la maana del lunes, se va a producir un
proceso durante el cual vamos a estar creando confianza, conocindonos, encuadrando;' la gente se va a aflojar, no son cuerpos rgidos y
mentes rgidas las que van a estar ah cuando entremos en lo ms fuerte, sino personas que se han ido distendiendo, desinhibiendo, aflojando, creando empata.
Entonces, ese recurso pedaggico a m me resulta muy bueno como
preparacin, tanto previamente como en el taller mismo. Y por eso en
los diseos en los cuales intervengo, refuerzo mucho ese elemento, le
doy mucho tiempo a pensarlo, vuelvo para delante y para atrs, trato de
que quede bien hiladito, de que quede bonito, de que se ajuste a las
caractersticas del grupo. Le dedico bastante tiempo a ese momento de
integracin y, en general, a todos los momentos de integracin durante
el taller. Ese es un elemento que est en la propuesta misma y en la
manera como uno elabora la propuesta.
Ya en el taller tengo una serie de manas. Por ejemplo, yo siempre
empiezo un taller parada. En la medida en que va transcurriendo el
taller me voy sentando. Y lo hago conscientemente: empiezo parada, y
a medida que transcurre el taller hablo desde el asiento y termino hablando desde el piso. Pero yo no me siento en el piso el primer da ni
loca, ni muerta, a no ser que sea un espacio en que ya la gente se conozca mucho. Empiezo parada, despus hablo desde la silla, claro, cuando hablo desde la silla estoy pasando un mensaje, estoy ms al nivel de
los dems, y, cuando hablo desde el suelo, estoy intencionando tambin un mensaje: yo no estoy controlando cmo se porta el grupo, yo
no estoy controlando la direccin de los mensajes. Entonces, empiezo
de pie para pasar esos mensajes, pero empiezo de pie tambin porque
tengo ansiedad, porque estar de pie y con determinada postura a uno le
da seguridad, porque ests controlando con la mirada, con la postura,
con la altura. Esa es una de las cosas que hago.
Y te ayuda?
no hacer. Ese es un caso de observacin que no fue til, aunque, pensndolo mejor, creo que nos hizo aprender y delimitar mejor el papel y
las funciones del observador. Ese es un caso. Recuerdo otro caso de
observacin en el cual un observador se erigi en juez del grupo, y el
grupo se sinti agredido, vigilado por el observador. Pienso que fue,
sobre todo, un problema de actitud del observador, porque no se trata
de que no se digan las cosas, de que no se planteen los problemas. Pero
s depende mucho de la manera en que se plantean, de que se d un
espacio para que el grupo discuta una cosa dura. Esos tambin creo que
son observadores que no han ayudado al proceso.
Y, en el otro extremo, te repito, hemos tenido observadores que nos
han dicho: si yo fuera ustedes, lo que hara a partir de aqu es esto. Y
nosotros decirles: dienes toda la razn, vamos a olvidarnos de todo lo
que est en este diseo, vamos a ir por ah.
Por qu? Ah, porque s, porque tiene las caractersticas personales
para hacerlo, porque est realmente implicado en el trabajo del grupo,
porque tiene empata con los coordinadores. Es un conjunto de cosas.
Y tambin hay algo que tiene que ver con el nivel de aceptacin del
grupo. Yo creo que un buen observador es aquel que logra una buena
insercin, un buen nivel de aceptacin del grupo. Pero esa aceptacin
puede ser de diferentes tipos: puede haber un observador al que el grupo llegue a amar (incluso nosotros hemos tenido observadores que se
han convertido en lderes afectivos del grupo). Pero no en todos los
casos tiene que ser as. Puede haber un observador que no sea tan amado por el grupo, pero que sea respetado.
Lo que me parece que es fatal es un observador que rechine con el
grupo, o sea, al que el grupo no le reconozca ni capacidad afectiva ni
capacidad intelectual, capacidad de ningn tipo, para hacer el papel
que est haciendo.
T decas que, cuando terminaba t u labor de coordinacin, a
veces evaluabas: Esta coordinacin qued bien, en esta coordinacin me sent insatisfecha. Qu elementos tomas en cuenta para
decir que una coordinacin qued bien o que sali mal?
Yo creo que el elemento definitivo es el desempeo del grupo. Si
puedo detectar que ha habido crecimiento. Me parece, tambin a m, un
indicador muy clave en el grupo, entonces pienso que la coordinacin
ha estado bien.
Eso tambin, para m, ha sido un aprendizaje. Antes yo me miraba a
m misma mucho ms. Entonces, he aprendido a mirar al grupo.
Y cmo lograrlas?
GLOSARZO
Omnipotente: dotado de gran poder e influencia.
Adrenalina: sustancia alcaloide, cristalizable, que contienen en pequea
proporcin las cpsulas suprarrenales de nuestro cuerpo.
Aducir: verbo transitivo. Presentar, alegar [pruebas, razones]. Aadir
(agregar).
Notas
' Segn la teora del trabajo grupal, el coordinador realiza un intercambio inicial con el
grupo que le permite precisar cules son las expectativas de este, cules sus intereses y
caractersticas ms especficos: esa es la fase de encuadre o reajuste. (N. de la E.)
La Comunicacin Organizacional
o Institucional
La Comunicacin Masiva
existencia de tecnologas que permitiera la produccin y distribucin masiva de productos comunicativos, circunstancia que se inicia con la imprenta. Los medios de comunicacin de masas hacen acto de presencia
y se perfeccionan precisamente para satisfacer este empleo social del
Sistema Comunicativo.
Existen muchas definiciones de comunicacin masiva, aunque todas
concuerdan en que esta involucra a instituciones que emplean medios
tecnolgicos para la elaboracin de productos comunicativos destinados a audiencias masivas. Estos son algunos ejemplos:
Proceso de difusin de informaciones (conocimientos, valores espirituales, normas morales, etc.) con ayuda de medios tcnicos (prensa,
radio, TV, entre otros) a un auditorio diseminado y numricamente grande (Sherkovin).
Por Comunicacin de Masas se entiende a los procesos sociales de
comunicacin organizados, institucionalizados y articulados con la ayuda de tcnicas industriales de produccin y reproduccin (Biskky).
Bajo comunicacin masiva... debe entenderse el proceso por el cual
grupos sociales especiales utilizan medios tcnicos (prensa, cine, radio, televisin) para transmitir a un gran nmero de personas
heterogneas y muy diseminadas, contenidos simblicos (N. Janowitz
y R. Schultz).
La comunicacin masiva se refiere al uso de la tecnologa por profesionales especializados en diseminar grandes cantidades de contenidos idnticos a una colectividad fsicamente dispersa (K. Lang y G.R.
Lang).
Esta nueva forma puede ser distinguida de tipos ms antiguos por las
caractersticas principales siguientes: est dirigida a pblicos perceptores
relativamente grandes, heterogneos y annimos; los mensajes son transmitidos pblicamente, a menudo arreglados temporalmente de modo tal,
que lleguen simultneamente al mayor nmero de miembros de un pblico
perceptor, y son transitorios en su carcter; el comunicador tiende a ser
una organizacin compleja que puede requerir grandes sumas de dinero, o
ser una persona dentro de tal organizacin (C. R. Wright).
La comunicacin de masas es el proceso de producir informacin
social (conocimientos, valores espirituales, valores morales, etc.) para
un pblico amplio con el concurso de instituciones sociales que utilizan para estos fines, medios tcnicos (prensa, radio, TV, etc.) (V. M.
Firsev) .
Denis McQuail (1991) distingue otras caractersticas de la comunicacin masiva:
Comunicacin Masiva
El mensaje es estandarizado y
homogeneizado para llegar a todos. Adems
de su valor de uso es producto del trabajo
y por tanto, una mercanca con valor de
cambio.
Cercana fisica
GLOSARIO
Estandarizacin: homogeneizacin. Fabricacin en serie siguiendo un
modelo determinado.
Notas
CAP~TULO2
PARADIGMAS Y MODELOS
DE COMUNICACI~N
MODELOS DE EDUCACI~NY MODELOS
DE COMUNICACI~N *
MARIOKAPLN
Por qu empezar hablando de educacin y no directamente de comunicacin? No es alargar el camino con un rodeo innecesario?
En primer lugar, cuando hacemos comunicacin educativa estamos
siempre buscando, de una y otra manera, un resultado formativo. Decimos que producimos nuestros mensajes para que los destinatarios tomen conciencia de su realidad, o para suscitar una reflexin, o para
generar una discusin. Concebimos, pues, los medios de comunicacin que realizamos como instrumentos para una educacin popular,
como alimentadores de un proceso educativo transformador.
Es bueno, entonces, que comencemos aclarndonos cmo vemos la
educacin, y qu concepcin de educacin subyace en nuestras prcticas de comunicacin.
Pero hay otra razn an ms importante para empezar por este tema.
Y es que, como hemos de ver:
A cada tipo de educacin corresponde una determinada concepcin
y una determinada prctica de la comunicacin.
Por eso es tan til y esclarecedor comenzar analizando los diferentes
tipos de educacin. Por la experiencia de nuestros talleres, hemos comprobado que, despus de reflexionar sobre este tema, se aclara mucho
Trataremos de describir y caracterizar cada una de estas tres pedagogas y veamos qu modelo de comunicacin se desprende
de cada una de ellas.
El modelo en su aplicacin
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8
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Los resultados
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i
i
El alumno (o el oyente, el lector, el pblico) se habita a la pasividad y no desarrolla su propia capacidad de razonar y su con
ciencia crtica.
Se establece una diferencia de estatus entre el profesor y el alumno (o entre el comunicador y el lector u oyente).
Se fomenta una estructura mental de acatamiento al autoritarismo: el alumno interioriza la superioridad y autoridad del maestro,
actitud que luego transferir al plano poltico y social.
Se favorece el mantenimiento del status quo, en el que una minora pensante domina a una masa aptica.
En virtud del rgimen de notas (premios y castigos) se fomenta el
individualismo y la competencia en perjuicio de la solidaridad y
los valores comunitarios.
Los educandos adquieren una mente cerrada o dogmtica, incapaz de juzgar los mensajes recibidos por sus propios mritos,
independientemente de la autoridad de la fuente.
En el estudiante de la clase popular se acenta el sentimiento de
inferioridad: el educando se hace inseguro, pierde su autoestima,
siente que no sabe, que no vale.
Hacemos nuestro peridico sindical, o cooperativo o de nuestra organizacin social, consultando con sus destinatarios, recogiendo sus
necesidades y sus aspiraciones, o lo llenamos del principio al fin con
nuestras propias informaciones y nuestras propias ideas?
Cuando creamos nuestra obra de teatro o el guin de nuestro video o
programa de radio, tratamos de ir suscitando en los destinatarios un
proceso personal, o le disparamos verticalmente la informacin que l
tiene que aprender?
En la medida en que sigamos asumiendo el clsico papel de emisores, de poseedores de la verdad que dictamos, esa verdad quienes no
saben; en la medida en que sigamos depositando informaciones e ideas
ya digeridas en la mente de nuestros destinatarios, por liberadores y
progresistas que sean los contenidos de nuestros mensajes, continuaremos siendo tributarios de una c ~ m u n i c a c i nautoritaria, vertical,
unidireccional.
objetivo el cambio de actitudes; es un mtodo activo: propone a c ciones; se preocupa mucho de evaluar el resultado de las mismas.
Sin embargo, a pesar de esas aparentes coincidencias que pueden
hacrnoslo atractivo, su diferencia con la educacin liberadora es r-adical: y es. como hemos de ver, tan autoritario e i m ~ ~ s i t i vcomo
o
el modelo traaicional o quizs ms'
El origen del modelo
Si el primer modelo que pone el nfasis en los contenids es de origen europeo y acuado por la vieja educacin escolstica y enciclopdica, este segundo modelo naci en los Estados Unidos en pleno siglo
xx: durante la Segunda Guerra Mundial (dcada de los cuarenta). Se
desarroll precisamente para el entrenamiento militar, para el rpido y
eficaz adiestramiento de los soldados.
Sus diseadores, como apuntbamos antes, cuestionaban al tradicional mtodo libresco por poco prctico, porque no lograba un verdadero
aprendizaje en poco tiempo; por lento y caro. Y por ineficaz: el educando repite y despus olvida. Proponan, en su lugar, un mtodo ms
rpido y eficiente, ms impactante, ms hecho en serie, de condicionar al educando para que adoptara las conductas y las ideas qbe el planificador haba determinado previamente (lo cual explica, de paso, por
.qu este' modelo ha tenido tanta aceptacin en el ejrcito, en la guerra).
El que determina lo que el educando tiene que hacer, cmo debe
actuar, incluso qu debe pensar, es el programador. Todos los pasos de
la enseanza vienen ya programados. Todo se convierte en tcnicas: en
'tcnicas para el aprendizaje. Si se ha llamado al primer tipo educacin
bancaria, a ste podra calificrselo de educacin manipuladora.
duccin y lograr un rpido y fuerte aumento de los ndices de productividad, y, para ello, resultaba imprescindible la introduccin de nuevas
tecnologas, vistas como la panacea para todos nuestros males. Ellas,
por s solas, permitiran obtener progresos espectaculares. La educacin y la comunicacin deban servir para alcanzar estas metas. Por
ejemplo, deban ser empleadas para persuadir a los campesinos atrasados a abandonar sus mtodos agrcolas primitivos y adoptar rpidamente las nuevas tcnicas.
Represe en el verbo persuadir. Persuasin es un concepto clave en
este modelo. Ya no se trata, como en el anterior, slo de informar e
impartir conocimientos, sino sobre todo de convencer, manejar, condicionar al individuo para que adopte la nueva conducta propuesta.
Era menester buscar los medios y las tcnicas ms impactantes de
penetracin y de persuasin, para -s, lo dice literalmente un escrito
de 1960- cambiar la mentalidad y el comportamiento de millares de
seres humanos que viven en el campo.
Cambiarlos, claro est, para el bien de ellos mismos y de los dems
miembros de la colectividad. Estos educadores obraban de buena fe. Crean
sinceramente que esa era la manera de ayudarnos a salir de la pobreza.
No es necesario imaginarlos como maquinadores diablicos. Todo manipulador legitima su obrar en la conviccin de que lo hace por el bien de
aquellos a quienes intenta conducir por el buen camino*.
As se instrument la llamada ingeniera del comvortamiento. En textos de Comunicacin escritos por esos aos, es posible encontrar definiciones tan significativas como la siguiente:
El comunicador es una especie de arquitecto de la conducta humana, un practicante de la ingeniera del comportamiento, cuya funcin es
inducir y persuadir a la poblacin a adoptar determinadas formas de
pensar, sentir y actuar, que le permitan aumentar su produccin y su
productividad, adems, elevar sus niveles y hbitos de vida.2
El hbito, la recompensa
El conductismo asigna al hbito un papel central en la educacin. Por
hbito entiende la relacin entre el estmulo y la respuesta que la persona da a este estmulo, respuesta por la cual recibe recompensa. El
hbito as definido es, pues, una conducta automtica, mecnica, noreflexiva, no-consciente y, por tanto, posible de ser condicionada, moldeada, suscitada externamente por el educador en poder del estmulo y
la recompensa adecuadas. Educar no es razonar, sino generar hbitos.
Como el lector ya habr advertido, se parte del mismo principio de la
teora neuro-fisiolgica de los "reflejos condicionados" de Pvlov, aplicados aqu a la educacin. De ah que, para representar grficamente
este modelo educativo, Daz Bordenave proponga el dibujo del perro
saltando a travs del aro.
La recompensa tiene, pues, un papel capital en las tcnicas educativas de este modelo. Ella determina la creacin de nuevos hbitos en el
individuo. Es algo ms que el premio de obtener una buena nota en un
examen. Debe ser algo capaz de mover al individuo para que adopte
una nueva conducta; esto es, de provocar un efecto y producir un resultado.
Un buen ejemplo de recompensa lo encontramos en la campaa de
control de natalidad realizada en la India, donde el organismo norteamericano que financi la campaa, ofreca de regalo un radio de transistores a todo hombre que se dejara esterilizar.
Es tambin en ese sentido que este modelo de educacin habla de
cambio de actitudes, entendido como la sustitucin de hbitos tradicionales por otros favorables a las nuevas prcticas; pero siempre hbitos, vale decir, conductas automticas, moldeadas, condicionadas.
el uso del producto: Camisa X: el secreto del xito... Desodorante N para conquistar a los hombres... El desodorante de la seduccin...
i La vrovaaanda voltica (varticularmente la electoral), la que por
Para que la masa
lo general solo se propone crear una presin
vote al candidato (efecto) nicamente por su presencia y su destreza oratoria, sin reflexin ni anlisis ni conocimiento de su programa de gobierno. El slogan es un gran recurso emocional de
esta concepcin educativa.
El modelo en su aplicacin
Volvamos al modelo en lo estrictamente educacional. Muchas de sus
caractersticas han sido ya sealadas; aadamos aqu unas pocas ms:
i As como en el modelo tradicional el eje resida en el profesor y
el texto, aqu el centro es el programador. El trabajo de ensear se
deja para materiales escritos o audiovisuales, mquinas de ensear, ordenadores, etctera.
i El planeamiento de la educacin y su programacin es encarada
como una ingeniera del comportamiento.
m Se da una apariencia de participacin de los educandos o receptores. Pero es slo una apariencia, una seudoparticipacin: los
contenidos y los objetivos ya estn definidos y programados de
antemano. El educando slo participa ejecutndolos. (Por ejemplo: cuando se ofrece un curso de cultivo de frutales, los agricultores participan en las prcticas, pero no tienen ninguna posibilidad de pasar a discutir su realidad econmica y la manera de
liberarse de los intermediarios que se quedan siempre con su ganancia por ms que ellos aumenten la produccin).
Algunas consecuencias
Al ser establecidos los objetivos de manera especfica y rgida por
el programador, el educando se acostumbra a ser guiado por otros.
m El suministro de enseanza en forma individual tiende a aislar a
las personas, a no dar ocasin a la actividad cooperativa y solidaria.
i En cambio, tiende a desarrollar la competitividad.
i
Desde el punto de vista de los valores sociales, por la va de la recompensa individual inmediata, se implantan o refuerzan valores de
carcter mercantil o utilitario, tales como: el xito material como criterio de valores, el consumismo, el individualismo y el lucro.
m Al ser socavados sus valores culturales tradicionales, los educandos
sufren la prdida de su identidad cultural, lo que les quita su seguridad y sus referencias, y quedan en una situacin de desarraigo.
i Por otra parte, el mtodo no favorece el desarrollo del raciocinio.
Como slo valora los resultados (efecto) en trminos de logro de
objetivos operacionales preestablecidos, este tipo de educacin no
contribuye al desarrollo de la creatividad y de la conciencia crtica.
i Tampoco favorece la interrelacin, la integracin de los conocimientos adquiridos, la capacidad de analizar la realidad en forma global,
de sacar consecuencias.
i No se promueve la participacin, la autogestin, la toma autnoma
de decisiones.
i Por ltimo, desde el punto de vista sociopoltico, es obvio que este
modelo de educacin tiene un efecto domesticador, de adaptacin al
status quo. Ob&bo:que el educando haaa.
El riesgo de absolutizar
Confiamos en no ser mal comprendidos. Si, por un lado, hay algunos
comunicadores que, de manera inadvertida, se dejan fcilmente llevar
por la tentacin de manipular, los hay tambin quienes, por reaccin,
temen tanto el caer en ese error que tienden a ver manipulacin en todo.
Es bueno y sano estar siempre.alertas y ser crticos. Pero llevar esta
actitud a extremos irreales puede resultar paralizante. Por temor al fantasma de la manipulacin, podramos terminar bloqueados y no hacer
ningn trabajo concreto.
Esperamos que, a lo largo del libro, el concepto se vaya precisando
ms. La comunicacin educativa, siempre poniendo su nfasis en el
proceso, tambin tiene que atender a los contenidos y a los resultados.
La propaganda, la consigna, el smbolo, la expresin colectiva y masiva, el elemento emocional, puestos dentro de sus justos lmites, ocupan
un espacio necesario y legtimo en la prctica comunicacional y
organizativa del pueblo. En tanto, no sustituyan ni ahoguen el proceso.
nfasis en el proceso
Su origen
En cierto modo, se puede decir que es un modelo gestado en Amrica Latina. Aunque recibi valiosos aportes de pedagogos y socilogos
europeos y norteamericanos, en nuestra regin Freire y otros educadores le imprimen su clara orientacin social, poltica y cultural y la elaboran como una pedagoga del oprimido, como una educacin para
la democracia y uninstmmento para ia transformacin de la sociedad.
Sus bases
Partiremos, para caracterizarla, de una frase del propio Freire: La
educacin es praxis, reflexin y accin del hombre sobre el mundo
para transformarlo.
Ya no se trata, pues, de una educacin para informar (y an menos
para conformar comportamientos) sino que busca formar a las personas
y llevarlas a transformar su realidad. De esa primera definicin, el pensador brasileo extrae los postulados de esta nueva educacin:
i No ms un educador del educando;
i No ms un educando del educador;
i Sino un educador-educando con un educando-educador.
Lo cual significa:
i Que nadie se educa solo;
i Sino que los hombres se educan entre s mediatizados por el mundo.
Esta dinmica, en el transcurso de la cual los hombres se van educando entre s, es precisamente el proceso educativo.
rodean (conciencia ingenua) y desarrollar su propia capacidad de deducir, de relacionar, de elaborar sntesis (conciencia crtica).
Lo que el sujeto educando necesita no es nicamente datos, informaciones, sino instrumentos para pensar, para interrelacionar un hecho
con otro y sacar consecuencias y conclusiones para construirse una explicacin global, una cosmovisin coherente. Su mayor carencia no est
tanto en los datos y nociones que ignora, sino en los condicionamientos
de su raciocinio no ejercitado, que lo reducen slo a lo que es capaz de
percibir en su entorno inmediato, en lo contingente.
Un modelo autogestionario
El modelo se basa en la participacin activa del sujeto en el proceso
educativo, y forma para la participacin en la sociedad.
Como se ha visto, tiene que ser as, participativo, no slo por una
razn de coherencia con la nueva sociedad democrtica que busca construir, sino tambin por una razn de eficacia: porque slo participando,
involucrndose, investigando, hacindose preguntas y buscando respuestas, problematizando y problematizndose, se llega realmente al
conocimiento, se aprende de verdad lo que se vive, lo que se recrea, lo
que se reinventa y no lo que simplemente se lee y se escucha.
Slo hay un verdadero aprendizaje cuando hay proceso; cuando hay
autogestin de los educandos.
Proceso, error, conflicto
w
Honrar, honra
Como ya habamos dicho, fue el pedagogo brasileo Paulo Freire
uno de los que introdujo este nuevo modelo de comunicacin en
Amrica Latina. A su figura, haremos ahora un pequeo pero sincero homenaje:
Un Freire a la Habanera*
* Tomado de: Dilogos con Paulo Freire, Coleccin educacin popular, del mundo, no. 4, Ed.
Caminos.
una entrevista para publicar en la revista Casa. Por qu hacer la entrevista era claro: la revista se prestigiaba y era un <<paloperiodstico.
Despus de todo, habamos sido los primeros en enterarnos de la llegada semiclandestina de Paulo Freire al pas. Por qu hacerla yo, requiere
ms explicaciones: la Casa de las Amricas intentaba entonces revitalizar
su inters en la educacin popular, nacido a principios de los aos 80,
y a m me haban designado esa misin casi divina, pues su inspirador
era Frei Betto, que terminara por cambiarme la vida, porque a la educacin popular acabara dedicndome a tiempo completo hasta el da
de hoy.
Volv a encontrarme con Paulo en dos ocasiones. La primera -fugaz-, en Brasil, durante su septuagsimo cumpleaos. Era una reunin
multitudinaria en la que los invitados bamos pasando por turno ante la
mesa en que estaba sentado, como un mrtir enfermo que se somete a
los homenajes. La segunda nuevamente en Sao Paulo, en diciembre del
ao pasado, y de nuevo, como la primera vez, la ocasin se present
intermediada, pero ahora ms directamente, por Frei Betto. Nos invit a
almorzar a las seis cubanas que habamos ido a un intercambio con
centros brasileos de Educacin Popular, y en medio de la conversacin nos pregunt si nos gustara encontrarnos con Paulo. Y all fuimos, al da siguiente, a su casa, donde esta vez s conversamos largo
con el anciano obviamente frgil, pero lcido, con el que hablamos
acerca de su ltimo libro; de su experiencia como Secretario de Educacin de Sao Paulo durante el gobierno del Partido de los Trabajadores,
del desarrollo de sus ideas despus de Pedagoga de la esperanza y de
su prximo viaje a Cuba -el segundo-, el que nunca llegara a realizarse, y hara en mayo de 1997.
Fue l quien mencion su entrevista habanera y me pidi que le enviara una copia, porque haba perdido la suya en una mudanza. Me dijo
que la necesitaba porque senta que ah haba expresado por primera
vez intuiciones que maduraron despus en sus trabajos de los 90.
Nunca se la mand porque no se present la oportunidad, y como
estaba convencida de verlo en La Habana unos meses despus, decid
que entregrsela personalmente era una buena excusa para que volviramos a conversar.
Muri dos das antes de la fecha programada de su segunda visita a
Cuba. Con su muerte, el Brasil intelectual y el Brasil popular perdan, en el
lapso de un ao, al segundo de dos adelantados, de dos sabios de nuestros
tiempos, de dos fundadores de ciencia y conciencia latinoamericanas para
la comprensin del lenguaje popular y en el descubrimiento y la discusin de temas polticos, econmicos, sociales e histricos relevantes
para los que se alfabetizan. Una gran cantidad de educadores comprometidos con la causa popular acogi y comenz a profundizar en
la prctica esta propuesta pedaggica.
En junio de 1964, poco despus del golpe militar en Brasil, Paulo
Freire fue apresado por el ejrciro. De ah saldra para el exilio en
Chile y Europa, compartira sus experiencias de educador trabajando
en diversos pases (Guinea-Bissau, Angola, Cabo Verde, Sao Tom y
Prncipe, Granada, Nicaragua).
Poco despus de concluir este doloroso y fecundo exilio, Paulo Freire
nos visit como invitado al Congreso de Sicologa celebrado en Cuba.
Es de esa visita que se habla en el texto anterior.
GLOSARIO
Alienante: evasivo, perturbado, distrado, enajenado.
Estereotipos: patrn, pauta, modelo, gua, paradigma.
Praxis: prctica, actividades, acciones, practicidad.
Notas
La actitud de comunicar*
Quisiramos tratar esta reflexin compartiendo con el lector una experiencia que nos result una rica fuente de aprendizaje. En una
oportunidad, nuestro equipo de formacin fue llamado por varias asociaciones de vecinos de una ciudad industrial de Venezuela. Nos pedan
apoyo tcnico para mejorar los peridicos de sus asociaciones. Estaban
preocupados porque tenan la sensacin de que aquellas publicaciones,
hechas con tanto esfuerzo, eran poco ledas, poco eficaces; que no conectaban con la gente de sus barrios.
Pensaban que el fallo era causado por la mala presentacin de aquellos
peridicos. Lo que esperaban de nosotros, pues, eran conocimientos
tcnicos de diagramacin, ilustracin, impresin, etctera, que les permitieran mejorarla.
Empezamos el dilogo preguntndoles por e l objetivo de sus
peridicos: para qu los hacan. Nos respondieron que lo que ms les
importaba era lograr que los vecinos se interesaran por acercarse a la
asociacin y participar en sus acciones. Somos estos los que estamos
en las Juntas Directivas y muy pocos ms -nos dijeron- cuatro gatos.
La mayora permanece ajena, indiferente. Por eso sacamos los
peridicos, para que se nos conozca ms y haya ms vecinos que acudan
a colaborar.
Era, sin dudas, una buena razn: la organizacin popular necesita
comunicarse, darse a conocer, para promover la participacin. Pero,
*Tomado de: Una pedagoga de la comunicacin (el comunicador popular), Ed. Caminos,
2003.
La obsesin de la denuncia
Hace unos aos, en Lima, tuve la oportunidad de escuchar en una
emisora comunitaria de baja potencia un informativo popular, dirigido
a las barriadas. La iniciativa de abrir un espacio de ese carscter y el
esfuerzo de realizarlo son, sin dudas, meritorios y valiosos. Otra cosa
era el programa en s. Llev la cuenta: el 80 % de las noticias transmitidas eran denuncias sobre la acumulacin de basura.
No pude menos que ponerme en el lugar de esa gente de los barrios
populares a la que el programa pretenda llegar y servir. Pens en esos
vecinos que ven basura desde que se levantan hasta que se acuestan,
que viven oliendo basura. iY cuando ponen la radio, esta les habla otra
vez de basura!
Lo que sucede en el fondo de estos casos es que, en realidad, el emisor no tiene claro quin es su destinatario: no se ha preguntado a quin
le est realmente hablando. Esta insistencia en la denuncia tal vez pudiera tener algn sentido, si nos estuviramos dirigiendo acusadoramente
a los responsables de los malos servicios pblicos; es decir, a las autoridades. Pero sabemos muy bien que estas no leen peridicos comunales, ni escuchan radios comunitarias, ni ven televisiones locales.
A quien nos estamos dirigiendo es a la comunidad. Y qu valor
informativo encierra el repetirle permanentemente a la comunidad que
no tiene agua, que no tiene luz, que no tiene nada? Ella ya lo sabe de
sobra! Con eso, tal vez no hacemos ms que reforzar su sentimiento de
desesperanza, de impotencia: estamos jodidos. Lo que la comunidad
Tan importante como preguntarnos qu queremos decir, es preguntarnos qu esperan nuestros destinatarios escuchar. Y a partir de ah, buscar
el punto de convergencia, de encuentro.
La verdadera comunicacin no comienza hablando, sino escuchando. La principal condicin del buen comunicador es saber escuchar.
Esta actitud de pensar en el otro todo buen comunicador la lleva
tan adentro que es en l como una segunda naturaleza, casi como un
instinto. Constantemente se plantea cmo formular su mensaje, de dnde partir, para que el interlocutor se reconozca en el mensaje, se identifique con l. Se pregunta cmo son sus destinatarios, qu problemas,
qu inquietudes, qu caractersticas culturales tienen. Trata de ponerse
en su ptica. Es un comunicador dialgico: procura dialogar, aunque
sea a distancia.
El comunicador entra as en un imaginario dilogo con el destinatario: t tienes estas inquietudes ... te ests haciendo estas preguntas. Y
mejor an si no le da la respuesta, sino que le dice: Ven, acompame,
vamos a buscarla juntos. Es decir, recorramos juntos un camino, hagamos un proceso de reflexin, de raciocinio.
Y, mientras va elaborando su mensaje, este comunicador tiene siempre imaginariamente presente, junto a l, a ese interlocutor con quien
intenta comunicarse. Se pregunta constantemente: <<Meentiende?, me
sigue? No, aqu se ha perdido... Tacho y empiezo de nuevo.
Cuando haca su comentario diario por radio, un inteligente dirigente
poltico tena siempre presente, segn deca, a una humilde lavandera
que haba conocido en su infancia, en su pequea ciudad natal. Mientras desarrollaba su charla radiofnica, este dirigente pensaba en doa
Mara y hablaba para ella; se preguntaba si ella entendera lo que l
trataba de explicar; imaginaba las reacciones de la mujer, procuraba
decir las cosas de manera que pudieran ser comprendidas por ella y
llegarle. Visualizaba a doa Mara al otro lado del receptor y se deca:
Cuidado... aqu doa Mara ya no entiende, se aburre; esto que estoy
diciendo le resulta ajeno y lejano. Debo explicarlo de otra manera ms
afn con su mundo.
Otro buen comunicador, un periodista popular, ha puesto en su mesa
de trabajo, frente a l, una gran foto ampliada de un trabajador que l
conoce bien. Mientras escribe, cada vez que levanta la vista, se encuentra con el rostro de ese obrero amigo, con su mirada. Lo consulta. A
veces le parece leer en esa mirada una sonrisa aprobatoria. Otras veces,
en cambio, percibe una protesta: No, hermano, yo no soy ese, yo no
hablo as. Aquel rostro es una referencia permanente, que le dicta un
cierto estilo, un cierto lenguaje, una cierta manera de plantear las cosas.
do), de una experiencia comn, de las preguntas que l se est haciendo. No arranca de lo que le interesa decir a CENACOP, sino de lo que se
pregunta y le interesa saber al destinatario.
No es casual incluso la eleccin de la msica: una convencional
estndar e impositiva en el primer caso; una sencilla y tpica msica
campesina con la que el oyente se identifica y que siente suya enseguida. La msica tambin es un lenguaje que expresa, que sirve para establecer una comunicacin o que puede, por el contrario, crear desde el
inicio una sensacin de dominacin, de distancia, de lejana...
2. De dos folletos sobre derechos del consumidor
a) Comienzo del primer folleto
Aunque en abril de 1985 la Asamblea General de la ONU consagr
las Directrices para la Proteccin de los Consumidores, hasta junio de 1992 no exista en el Uruguay ningn instrumento legal que
regulara sus derechos. Gracias a la insistente presin de las organizaciones no gubernamentales (ONGs), entre las que se destaca
especialmente la AIDEC, ese ao fue finalmente sancionada la ley
12.847, que slo incorpor parcialmente las demandas de las organizaciones y dej cuestiones importantes sin ser debidamente reguladas.
En realidad, una efectiva proteccin del consumidor requerira medidas de regulacin mucho ms enrgicas, pero que no se avienen con
la filosofa del libre mercado que actualmente impera en el sistema
econmico. Sin embargo, la mencionada Ley, aun sin ser plenamente
satisfactoria, puede ser considerada un primer paso positivo en pro
de la defensa del consumidor. En su articulado establece...
b) Comienzo del segundo folleto
Pero, seorita -insisti Gmez cada vez ms nervioso- le repito, no entiendo qu son esos productos financieros que me
quieren cobrar. Si yo he venido a pagar tan pronto recib mi
estado de cuenta y ahora me aparecen comisiones, recargos ...
Esto es un abuso! Sencillamente un abuso!
Tranquilcese, seor Gmez -replic la empleada con su inalterable sonrisa- Su cuenta est correcta. Si quiere, puede hablar
con el gerente pero l le va a decir lo mismo. Usted firm el
contrato, jverdad?
S, pero...
Y antes de firmarlo lo ley.
Bueno, no, en realidad... La seorita que me atendi me explic
todo y yo firm.
Bien, entonces tena que saber que ese tipo de operacin est sujeta a comisin. Y que el detalle de no haber recibido su estado
de cuenta antes del vencimiento no lo exime de recargos por mora.
Pero eso no me lo dijeron!
Aqu est escrito, ve? Clusulas 28 y 33.
Eso? Ni lo vi. Todo est en una letra tan chiquita...
Sali a la calle entre indignado y abatido. No se poda hacer nada?
No haba a quin reclamar, ninguna ley que impidiera esos abusos y lo
protegiera?
No se requiere mayor comentario. Aqu tambin el objetivo de la informacin es el mismo. Pero siempre la primera est pensada desde el
emisor, la otra parte de las experiencias del destinatario.
Uno debe tratar de tener una informacin previa y una idea general
del grupo, por supuesto. Pero eso no puede derivar en una conduccin
rgida, sino que uno tiene, en la medida en que empieza a interactuar
con el grupo, que tener flexibilidad para poderse mover. Si t dices,
esto es diez minutos nada ms, y lo fuerzas a diez minutos, tal vez no
Las mediaciones fundamentales son las llamadas mediaciones culturales, es decir, las derivadas de las formaciones culturales bsicas de la
gente, aquello que viene de su idiosincrasia, su etnia, su grupo social,
su sistema de creencias, o sea, de sus identidades.
Hay un conjunto de mediaciones que est relacionado con los intereses de las personas: qu grado de implicacin tienen con el tema objeto
sabilidad del coordinador, pero la totalidad es una responsabilidad compartida. Por eso es que hay algunos coordinadores que a veces tienen
muy buen xito en un grupo y fracasan en otros. A veces es porque no
actuaron bien, porque uno siempre no es igual; pero muchas veces es
por el grupo, porque hay grupos que no logran funcionar bien por los
diferentes factores que hemos mencionado y que a veces no logran
conciliarse. Un buen coordinador sabe que a veces se avanza ms y a
veces se avanza menos, porque son grupos distintos.
Qu haces cuando aparece una actitud inadecuada o que afecta al grupo? La tratas de resolver t, tratas de que la resuelva el
grupo, actas inmediatamente que aparece, esperas a que pase
un tiempo?
Yo he cometido muchos errores, porque he tratado siempre de resolver el problema. Pero a partir de lo que ustedes me han dicho, me he
percatado de que ese tipo de conflicto mejor lo resuelve el grupo. Creo
que hay que dejar que el grupo sea el que enfrente el asunto, darle
tiempo, y que esa es la mejor manera de resolverlo. Y a veces uno lo
que tiene es que ir a rescatar al castigado por el grupo, porque el grupo
puede ser implacable.
Si tuvieras que sintetizar tus consejos para una buena coordinacin, las cosas esenciales, qu resaltaras?
El coordinador tiene que ser muy buen comunicador. y V m u ybuen
comunicador significa que tiene que tener buenas actitudes comunicativas. Repito las dos fundamentales: tolerancia y empata.
Tiene que tener habilidades, sobre todo saber escuchar. Tiene que
respetar y tratar de rescatar lo positivo de los dems. Y tiene que ensayar tambin, otras habilidades. Por ejemplo, si quiere que la gente aprenda a leer bien, tiene que saber dialogar con los textos; si quiere que la
gente aprenda a sintetizar, tiene que aprender a sintetizar. Tiene que
desarrollar sus habilidades comunicativas.
Y cules de esas cosas se pueden aprender?
Son dos cosas. De un lado, estamos hablando de actitudes, y sabemos que las actitudes pertenecen a la esfera ms afectiva, ms de subjetividad, ms profunda. Pero hay habilidades de otro tipo, y esas se
entrenan. A escuchar se entrena, a leer se entrena, a hablar se entrena, a
escribir hay que entrenarse.
No obstante, ms importantes que las habilidades son las actitudes:
la tolerancia, la empata, el respeto al otro, el no agredir nunca la
autoestima del otro. El coordinador, por tanto, debe tener paciencia -la tolerancia incluye paciencia- para rescatar todo lo bueno que todo el mun-
Los cuatro lenguajes que identificamos hace un momento, ya constituyen una enorme riqueza y complejidad. Pero la lista an est lejos de
ser completa. Veamos algunos otros ejemplos:
La msica es un lenguaje. Expresa emociones, sentimientos, estados
de nimo, describe sensaciones.
Cuando la combinamos con palabras (lenguaje verbal) tenemos la
cancin.
Cuando la combinamos con movimientos y gestos (lenguaje corporal) tenemos la danza, un medio de expresin que las culturas populares siempre han utilizado para simbolizar sus creencias, sus
esperanzas, sus rebeldas, sus protestas.
En la vida cotidiana, encontramos infinidad de objetos y actitudes
con valor de signo, de lenguaje. La vestimenta es un lenguaje. Tambin con nuestra ropa emitimos seales. Ponernos un atuendo especial para asistir a la boda de un amigo es expresarle la importancia
que damos a la celebracin. Recordemos, asimismo, la ropa negra
del luto. En el mercado de Chincheros, cerca del Cuzco, en la sierra
peruana, las indias que llevan su tpico sombrero negro y hundido,
slo intercambian productos por el viejo sistema de trueque; mientras que las que se ponen el sombrero blanco y de copa alta de los
cholos aceptan dinero a cambio de su mercanca. Los sombreros diferencian e identifican a una y otra forma de comercio. El sistema
dominante ha captado bien esta funcin de la vestimenta y la explota hbilmente. Cuntas gentes del pueblo, especialmente la gente
joven, se pone camisetas con dibujos y leyendas de Superman, de 1
love New York, de Agente 007, de Yale University, de U.S.Army ...,
hasta de la CIA!, sin advertir, al parecer, que se convierten as en
vehculo transmisor de la propaganda norteamericana.
El cabello, el peinado pueden ser un lenguaje. Basta recordar las
largas y enmaraadas melenas de los hippies y cmo estas se convirtieron, en la dcada de los sesenta y setenta, en una expresin de
desafo, de protesta, de rechazo al orden establecido. Con un signo
ideolgico distinto, en la dcada de los noventa, los cabezas rapadas (skin heads) representan a algunos grupos radicales de derecha
o neonazis, y el uso de coletas representa a los jvenes pertenecientes a diferentes grupos sociales e ideolgicos. Entre las doncellas
asiticas, la forma de disponer las flores sobre su cabeza expresa:
An no tengo novio o Ya lo tengo. Anlogamente, en las comunidades indgenas de Guatemala, la funcin de ir al lago a buscar
agua est asignada a las doncellas. Cuando un joven ve a una mu-
chacha yendo por agua al lago, llevando grcilmente el cntaro sobre su cabeza, lee el signo: Puedo acercarme a ella, pretenderla.
Desde la ms lejana antigedad, los perfumes han constituido un
lenguaje ertico, y tambin un lenguaje ritual, religioso.
Los sabores de la comida son tambin un lenguaje; emiten mensajes,
signos. Nos hablan del cario que .ha puesto en ella quien la prepar,
de su deseo de agradarnos o de su indiferencia.
Los modernos medios tcnicos de transmisin a distancia han desarrollado lenguajes complejos: el cine, la televisin, el video, los
diapomontajes; disponen del lenguaje audiovisual, que articula
imagen y sonido (y, en el caso de los tres primeros, con la riqueza y
complejidad adicional que les confiere la imagen en movimiento).
Cuando pensamos en la radio, solemos asociarla al lenguaje hablado,
a la palabra. Pero la radio es mucho ms: puede emplear y combinar
palabra, msica, ruidos (efectos de sonido). Dispone, pues, del
lenguaje sonoro con toda su variedad y riqueza.
Abramos las compuertas
debemos incorporar una caracterstica bsica de todo lenguaje: su cdigo. Los lenguajes significan, expresan significados, porque cada uno
tiene su cdigo y se ajusta a l.
No nos atemoricemos. Veremos que captar las nociones de cdigo y
decodificacin no es difcil. Sobre todo porque tenemos experiencia de
ellas. Los cdigos, igual que los signos y los lenguajes, nos rodean;
forman parte de nuestra vida diaria. Constantemente los seres humanos
estamos codificando y decodificando mensajes.
Qu es un cdigo?
Imaginmonos en la cabina de una oficina telegrfica. El aparato receptor est funcionando y recibiendo seales: unos impulsos largos,
otros cortos... El telegrafista los capta y los convierte en letras; y a su
vez esas letras van agrupndose y formando palabras. Pero a nosotros,
que no sabemos el cdigo Morse, esas seales telegrficas no nos dicen
nada. Tan slo omos una montona y arrtmica sucesin de sonidos
intermitentes.
Sin embargo, ah hay un mensaje. Si pudiramos descifrarlos,
decodificarlos, acaso esos sonidos, esos puntos y rayas, estaran transmitindonos una noticia muy importante para nosotros. Pero no podemos
percibirla porque no sabemos el cdigo.
La taquigrafa tiene tambin su cdigo. S no lo conocemos, los signos taquigrficos nos parecern caprichosos garabatos sin ninguna significacin.
Nos encontramos ante un grupo de extranjeros cuyo idioma no entendemos. Las palabras que intercambian y que para ellos resultan tan
claras, son para nosotros tan slo sonidos ininteligibles, carentes de
todo significado. Un idioma es tambin un cdigo.
Desde la ms remota antigedad la humanidad construy cdigos
para comunicarse. Recordemos el tamtan africano, los jeroglficos egipcios, las seales de humo de los pieles rojas, los quipus (escritura con
nudos) de los incas.
Y podramos continuar largamente la lista:
El cdigo vial, de las seales de trfico.
El lenguaje de los semforos, aunque slo se componga de tres simples signos cromticos, constituye un cdigo.
La notacin musical, la partitura, corresponde asimismo a un cdigo
grfico-sonoro. El ejecutante, que sabe msica, la lee y convierte
esos signos en sonidos, en tonos, en una meloda.
tores populares alguna experiencia conocida; y que frases que contengan expresiones como estas puedan ser decodificadas, a menos que
facilitemos su comprensin mediante datos y ejemplos que conecten
estos vocablos con el mundo vivencia1 de los destinatarios.
Otro tanto cabe decir, de la terminologa poltica que encontramos
con frecuencia en muchos textos supuestamente destinados a sectores
populares. Trminos como plusvala, neocolonialismo, sistema,
relaciones de produccin, dialctica, estructuras, concentracin
de la propiedad de los medios de produccin, economa de mercado, plutocracia, oligopolio, filosofa monetaristan corresponden
a un cdigo tcnico, especializado, que no es el de los destinatarios,
con lo cual se dificulta, o -peor an- directamente se bloquea la comunicacin.
La cuestin de la codificacin debe convertirse para nosotros en una
preocupacin prioritaria. Hemos de revisar permanentemente nuestros
textos, nuestros mensajes, y preguntarnos: esta palabra ser suficientemente clara y familiar para nuestra comunidad, ser comprensible?
Esta idea no se podr codificar en trminos ms sencillos y accesibles?
Retomando un ejemplo ya mencionado, jes imprescindible decir incremento demogrfico cuando aumento de la poblacin quiere decir lo mismo y es fcilmente comprendido por muchos ms oyentes o
lectores?
Fue nada menos que Antonio Machado quien, en su Juan de Mairena,
imagin este dilogo que los comunicadores debiramos tener siempre
presente:
(Mairena en su clase de Retrica y Potica)
Seor Prez, salga usted a la pizarra y escriba: Los eventos consuetudinarios que acontecen en la ra.
El alumno escribe lo que se le dicta.
Vaya usted poniendo eso en lenguaje potico.
El alumno, despus de meditar, escribe: Lo que pasa en la calle.
No est mal.
As pues, si una buena codificacin implica evitar vocablos y expresiones ajenas al habla popular cotidiana, significa tambin incorporar
muchos otros que el lenguaje culto desdea e ignora. Nuestra nueva
comunicacin tiene que penetrar en el habla del pueblo, conocer toda
su riqueza y adoptar ese lenguaje tan lleno de sabor, de expresiones
grficas, de metforas coloridas, de sabidura, de hondura; tan cargado
de experiencia y de vida. A veces, un refrn, un breve dicho popular,
expresa ms que un largo prrafo en estilo culto.
En una ocasin, un grupo de trabajadores sociales estaba preparando
un cartel destinado a formar parte de una campaa educativa para alertar a las madres sobre la importancia de amamantar a sus hijos, y no
dejarse llevar por la publicidad de los alimentos artificiales. Una de las
integrantes del grupo que es enfermera profesional y trabaja en hospital
materno, influida por los textos que haba estudiado y por el lenguaje
que oa manejar a los mdicos, propuso como ttulo del cartel algo as
como: La lactancia natural es insustituible y ms higinica.
Lgicamente, semejante ttulo no fue aceptado por el grupo. Su misma autora propuso entonces otro ms sencillo: La leche de la madre es
mejor que cualquier alimento enlatado.
El grupo encontr este texto mejor: se le haba hecho una adaptacin; haba sido simplificado. Hasta que otra integrante-del grupo
-madre y abuela ella misma- lo formul de otra manera: Dale la teta.
Es ms sano.
Este ttulo, que se atreva a romper con las convenciones del cdigo
culto y a hablar en el cdigo oral popular, fue inmediatamente el
aprobado por el grupo. No slo era ms breve y ms claro: tena mucho
ms vigor y expresividad, mucho ms sabor popular.
La cuestin de los cdigos verbales no se agota, pues, decir que hay
que adaptar el cdigo al destinatario implica saber adoptar el cdigo de
nuestras comunidades populares.
Si este principio es bsico en educacin, no lo es menos para nosotros, los comunicadores. No basta con que haya comunidad de cdigos
a nivel verbal perceptivo. Para una buena codificacin, la afinidad tiene que ser mayor an: es necesario que entre el emisor y el destinatario
haya una identidad de cdigos experienciales.
Sin experiencias comunes no hay comunicacin.
Antes de intentar comunicar un hecho o una idea, el comunicador
tiene, pues, que conocer cul es la experiencia previa de la poblacin
destinataria en relacin con esa materia o ese hecho. Partir siempre de
situaciones que sean conocidas y experimentadas por ella. No slo debemos esforzarnos por hablar en el mismo lenguaje de nuestros destinatarios, sino tambin por encontrar qu elementos de su mbito
experiencia1 pueden servir de punto de partida, de imagen generadora
para entablar la comunicacin, de modo que ellos puedan asociar el
nuevo conocimiento con situaciones y percepciones que ya han experimentado y vivido. En cambio, si partimos de generalizaciones, de abstracciones, difcilmente lograremos movilizar su cdigo experiencial.
Como ya se ha sugerido en el captulo anterior, El pensamiento popular es concreto, no abstracto.
De ah que en ese encadenamiento asociativo, en ese ordenamiento
de los elementos que debemos hacer para codificar nuestro mensaje,
scar Jara ( o p . c i t . ) recomienda ir de lo cercano a lo lejano, de la
descripcin al anlisis, de la observacin a la interpretacin, de lo unilateral a lo multilaterab.
La decodificacin activada
Proponemos llamar a este principio decodificacin activada. l postula una manera de formular el mensaje que estimule y active en el destinatario su participacin para decodificarlo, que lo movilice en el acto
de su interpretacin.
irritacin. La recomendacin que surge de este ejemplo debiera ser evidente, aunque en los hechos no lo sea tanto: siempre que en un mensaje
audiovisual se introduzca una imagen nueva -especialmente si es un
plano de conjunto, complejo, con detalles-, es necesario dejar unos
segundos de silencio (o en todo caso de msica) para que el espectador
pueda leer esa imagen y decodificarla por s mismo. Si la sola superposicin de dos estmulos (imagen y 'voz) puede provocar ruido, este se
hace an ms estridente cuando se intercalan grficas -ms an si estas
llevan leyendas, cifras, porcentajes, etctera- y al mismo tiempo el locutor sigue desarrollando su comentario. El realizador parece dar por
supuesto que sus destinatarios estn dotados de la portentosa facultad
de decodificar a la vez los smbolos grficos, el texto escrito y el oral;
que basta proyectar la grfica para que ellos capten en forma instantnea, en centsimas de segundos, la informacin contenida en ella y su
significado. Mientras el espectador est desesperadamente tratando de
hacerlo, el locutor contina sin conmiseracin: Como podemos apreciar de forma contundente, la distribucin de los servicios de salud en
nuestro pas es desigual e injusta. iE inmediatamente la imagen cambia y aparece otra grfica! En tanto, el incesante discurso prosigue sin
pausa: No menos asimtrica es la distribucin de protenas y caloras
en los distintos segmentos poblacionales...
No es necesario decir que, sometido a tal bombardeo simultneo de
crculos, barras, porcentajes, leyendas y comentarios verborrgicos, el
espectador se desanima, se angustia y deja de prestar atencin. Si le
fuera posible hablar, seguramente dira al implacable realizador: Por
piedad, dame un respiro! Si quieres que te siga, cllate por un momento
al menos y djame observar tranquilo tus grficas.
Niveles de conciencia y ruidos
os de la verdad? Seguros de ser los liberadores, en tanto los destinatarios seran siempre los ideologizados, los alienados, los dominados?
Sin desconocer la existencia y el peso de esa ideologa dominante
que los sectores populares llevan interiorizada en ellos, parece sin embargo, necesario tambin, acercarse con otra ptica a la cultura popular; revisar ese simplismo que opone la conciencia crtica a otra
conciencia llamada mgica o mstica en la que slo se quiere ver
ignorancia y error; reconocer que no pocas de nuestras verdades supuestamente cientficas y absolutas corresponden a una determinada
cultura -la occidental y racionalista- y que existen otras maneras, legtimas y dignas de todo respeto, de acercarse al conocimiento desde otras
culturas.
Muchas veces, ciertos educadores populares han calificado de ignorancia el sabio empleo popular de la medicina natural tradicional;
de atraso a la lcida actitud campesina de resistirse a los fertilizantes
qumicos y permanecer fieles a los abonos orgnicos naturales; o de
magia y supersticin a los cultos autctonos, sin ver todo lo que
ellos encierran de afirmacin y defensa de una identidad cultural. Con
tales actitudes, no slo generan un agresivo ruido que bloquea el dilogo y la comunicacin, sino que, adems, estn descalificando muchos
conocimientos y valores autnticos de la sabidura popular. La lucha contra los ruidos
unos primeros y otros despus: esto es, combinarlos. Con lo cual algunos
adquirirn mayor relieve y otros perdern fuerza e importancia relativas.
Nunca hay, pues, una nica versin posible de un mensaje.
Supnganse que un hecho del que se quiere informar conste de tan slo
cuatro datos o elementos (lo cual es bien poco: cualquier hecho comprende muchos ms aspectos, antecedentes, causas, etctera). Pues bien,
por objetivo que quiera ser, el redactor tendr inevitablemente que
optar en funcin del espacio disponible: privilegiar un solo aspecto y
desarrollarlo bien? Limitarse a dos o tres de ellos? Tratar de incluirlos todos? Y, una vez hecha su seleccin, necesitar combinarlos: decidir cul pone al comienzo, cul reservar como cierre de su resea,
cules quedarn en un lugar ms secundario.
As, por seleccin y combinacin, resultarn nada menos que 64 versiones posibles, todas diferentes, de un mismo hecho.
Todo mensaje se construye por seleccin y combinacin
Por qu le importa al comunicador conocer esta ley de la comunicacin? En qu lo ayuda el ser consciente de ella?
Quien adquiere conciencia de la existencia de este proceso inevitable
se preocupa por seleccionar y combinar bien. Puesto que nunca podemos decirlo todo ni todo al mismo tiempo, necesitamos tener claro el
criterio con que seleccionamos y combinamos, a fin de quesesas operaciones no queden libradas a la arbitrariedad y al azar, sino que ellas
respondan a nuestros objetivos. Ello nos llevar a hacer una seleccin y
una combinacin lcidas y cuidadosas.
Si, por el contrario, no somos conscientes de este proceso, no por eso
dejaremos de seleccionar y de combinar, puesto que estas operaciones
son inevitables y las realizamos siempre, nos demos cuenta de ello o
no; pero estamos expuestos a hacer una seleccin y una combinacin
arbitrarias, carentes de sentido y coherencia. Por ejemplo, incluiremos
en nuestro mensaje un cmulo de aspectos secundarios y en cambio
omitiremos cuestiones centrales.
Qu es seleccionar bien?
Hemos investigado nuestro tema. Tenemos ante nosotros un conjunto de datos y elementos, y ha llegado el momento de elaborar el mensaje. La pregunta fundamental que debemos formularnos es: Qu
elementos vamos a poner y cules vamos a excluir? Cules son esenciales en funcin de nuestros objetivos, y cules secundarios y carentes
de relevancia?
Si no hacemos esta previa seleccin, el conjunto de elementos que
hemos reunido nos desbordar y aparecer todo mezclado, lo impor-
Qu es combinar bien?
Tambin debemos tomar conciencia de la importancia de la combinacin. Para lograr una buena combinacin, dira que las preguntas ms
importantes son: con qu vamos a comenzar? y cmo vamos a terminar? En un mensaje, el comienzo y el final son decisivos.
El punto de partida tiene que ser motivador: captar el inters del destinatario, tener empata, identificarse con sus inquietudes y sus
experiencias. Si los primeros minutos de un programa de radio o los
primeros prrafos de un texto escrito no logran motivarlo o interesarlo;
No nos basta ampararnos en el criterio simplista de verdad y mentira para estar al cubierto de tal riesgo: para manipular no es imprescindible mentir en el sentido de deformar y alterar los hechos. La
manipulacin se vale de recursos ms sutiles y complejos: sin acudir a
falsedades e inexactitudes deliberadas, por el solo proceso de seleccin
y combinacin se puede dar una versin no veraz de un hecho e introducir al lector, oyente o espectador a una determinada interpretacin
tendenciosa.
Vale la pena examinar algunos ejemplos que nos permitan desmontar
esos mecanismos y ser ms cautos y ms crticos frente a ellos:
En Lima, en 1971, hubo una manifestacin de repudio a la guerra de
Vietnam y de solidaridad con el pueblo vietnamita. Un peridico
de izquierda destac el hecho en primera pgina bajo un gran titular: 20 000 MANIFESTANTES EN SOLIDARIDAD CON VIETNAM.
Por su parte, otro peridico, de tendencia conservadora y reaccionaria, le dedic un encarte en pginas interiores -con lo cual ya restaba
significacin al hecho- que encabez con el ttulo siguiente: CURAS Y ROJOS GRITARON LISURAS.
Ambos datos eran ciertos. Ninguno de los dos diarios menta. Pero,
entre el nmero casi infinito de elementos presentes en aquel acontecimiento, uno seleccion y destac la cantidad de manifestantes que
acudi a la convocatoria y el motivo de la manifestacin, en tanto el
otro, puso en primer plano la actitud de algunos jvenes sacerdotes y
militantes de grupos de izquierda, asistentes a la misma, quienes, precisamente al desfilar ante el edificio de ese diario, le increparon a gritos y
en palabras gruesas su tendencia.
No se puede acusar a ese peridico de haber mentido. Pero, al
seleccionar y combinar, dio una versin descalificadora y manipulada
del acto.
Una fotografa por s misma no puede mentir. Decimos que el ojo de
la cmara es neutro y objetivo (recordemos que ese ojo se llama
precisamente as: el objetivo de la cmara). Pero, al tomar una foto
siempre fragmentamos y seleccionamos un trozo de la realidad.
Imaginemos un acto poltico en una plaza o un estadio. Un fotgrafo,
ponindose en un determinado ngulo y haciendo el encuadre de una
determinada manera, puede registrar una toma que transmita la impresin de una compacta multitud reunida, de un lleno total; y otro, con un
enfoque diferente, poner de relieve claros y vacos, y dar a entender
que, en realidad, haba muy poca gente y que la reunin result un
fiasco.
Ambas fotos seran reales; ninguna de las dos trucada. Pero la seleccin del ngulo ofrece dos versiones totalmente diferentes en cuanto
a la magnitud y el xito del acto.
Todos sabemos cmo se puede sacar una frase de contexto y, sin
cambiarle ni un punto ni una coma, hacerle decir algo distinto, e
incluso diametralmente opuesto de lo que su autor quiso expresar.
Durante una gira por pases latinoamericanos, Lanza del Vasto -el
discpulo europeo de Gandhi y lder del Movimiento de la No Violencia- fue entrevistado por uno de esos periodistas estrella, fatuo e
insolente. Como Lanza fustigaba a la civilizacin tecnolgica que mecaniza y esclaviza al hombre, el periodista lo acos con cuestionamientos
agresivos:
Entonces los no-violentos son tan ingenuos que no reconocen que
el portentoso avance tecnolgico es una conquista irreversible?
Ya un poco cansado e impaciente, Del Vasto le replic con irona:
-Pues si es as, la nica solucin que veo para la humanidad es la
bomba atmica.
Al da siguiente, apareci publicada la entrevista con este desconcertante ttulo en grandes caracteres:
Afirma Lanza del Vasto:
<<LABOMBA ATMICA ES L A SOLUCI~N>>
La frase era autntica; haba sido dicha. Pero, entre todas las expresivas frases en favor de la paz, pronunciadas por el entrevistado, y que
podan haber servido para encabezar la entrevista, el periodista hizo su
insidiosa seleccin. En virtud de ella, el luchador pacifista, el que ya
por entonces haba vaticinado el peligro de la carrera y el holocausto
nucleares, y organizado los primeros movimientos de protesta y resistencia al armamento atmico, apareca a los ojos del lector desprevenido como un personaje contradictorio e inconsistente que de golpe se
declaraba a favor de la bomba.
Los peridicos venezolanos, casi siempre que un extranjero -especialmente un colombiano- aparece cometiendo un acto delictivo, hacen constar la nacionalidad del delincuente. En cambio, nunca hacen la
misma especificacin cuando se trata de venezolanos: en esos casos
-que constituyen obviamente la gran mayora- se limitan a consignar
nicamente el nombre del autor del delito.
As, sin mentir, por seleccin y omisin, van exacerbando en los lectores el sentimiento de xenofobia y la conviccin de que todos los
criminales son colombianos o, en todo caso, extranjeros.
En una pelcula documental basada en entrevistas antagnicas -entrevistas filmadas, desde luego, por separado y en momentos diferentes- a la hora de realizar el montaje ser perfectamente posible
para un director hbil combinarlas, de modo que el espectador se
incline a favor de uno de los antagonistas. Le bastar mezclar pasajes de ambas entrevistas contraponiendo sistemticamente a cada
afirmacin del primer entrevistado el categrico desmentido del segundo. De ese modo, los argumentos de su contrincante perdern
credibilidad y fuerza. No habr habido necesariamente tergiversacin, engao ni an seleccin: ambas entrevistas pueden haber sido
transcritas y respetadas en su totalidad. Pero la combinacin habr
sido determinante para que el pblico se quede con la versin que el
realizador deseaba privilegiar.
Los ejemplos mencionados que, por otra parte, pertenecen al mundo
de la observacin y experiencia cotidianas, demuestran que, an sin
recurrir a la mentira y la adulteracin deliberadas, slo a travs de la
seleccin y la combinacin de elementos verdaderos se puede fcilmente manipular; y justifican la actitud de sospecha y alerta frente al
empleo de esos mecanismos.
Es necesario admitir que, al proceder de ese modo, se est manipulando. Y prestando un muy mal servicio a esa causa popular que se
declara defender.
Es posible promover objetivos liberadores con medios manipuladores? Pueden construirse la comunicacin, la educacin y la organizacin populares en funcin del sectarismo y el voluntarismo? Son
preguntas que llevan en s mismas las respuestas. No se ayuda al avance de la ciudadana tratando al pueblo con paternalismo, como si fuera
un nio, y presentndole versiones deformadas de su realidad; procedimiento, por otra parte, bien poco eficaz, ya que el pueblo, que de tonto
no tiene nada, descubre pronto esas falsedades y deja de creer y de
confiar en tales portavoces.
Para avanzar y crecer, el movimiento ciudadano necesita escuchar la
multiplicidad de sus voces y conocer la pluralidad de sus opciones; lo
blanco y lo negro de cada momento de su historia, lo positivo y lo
negativo de sus acciones y sus alternativas. Ni una versin derrotista
que le diga no se avanza nadan ni otra triunfalista que le afirme ya
estamos a las puertas del poder le ayudarn en su proceso.
su existencia y su necesidad lleva a operarlos inadvertidamente y a construir mensajes carentes de coherencia y claridad, que tampoco sirven a
la causa popular. Bien est una actitud permanentemente crtica y vigilante ante la tentacin de manipular; pero no al punto que ella nos bloquee y paralice en cuanto a comunicadores.
Acaso sea saludable asumir este problema como realmente l se da
en la prctica: en trminos de tensih. Los comunicadores sociales siempre nos veremos tensionados, solicitados a la vez por dos fuerzas, ambas legtimas.
Una, que nos pide que nuestros mensajes sean eficaces a corto plazo,
claros, sencillos, motivadores, movilizadores, convincentes. Otra, que
nos reclama una comunicacin abierta a todas voces, matizada, crtica,
mltiple en sus opciones, respetuosa de todas ellas. Al extremo de la
primera de estas fuerzas, est el peligro de caer en la manipulacin; al
cabo de la segunda, el riesgo de resultar poco eficaces, ambiguos, confusos, anodinos. Pero la tensin se da y hay que asumirla...
parte desde dentro -aunque puede ser apoyado desde fuera-, pero nunca ajeno a los valores de identidad que distinguen dicha comunidad y
cuyo objetivo sea elevar la calidad de la vida y de las notas esenciales
que definen una cultura.
En este contexto la participacin se convierte en el prerrequisito que
posibilita un verdadero desarrollo endgeno, en tanto, proceso de cambio, transformacin y apropiacin autnoma de la sociedad, que se deriva como resultado de enfrentar y resolver sus contradicciones y
conflictos, a travs de la intervencin consciente y activa de todos sus
integrantes. Es la va para construir, a partir de las bases, una sociedad
integrada que d a cada uno de sus miembros la posibilidad de decidir
sobre los aspectos vitales de su vida. Constituye un mtodo de
autoaprendizaje que transcurre en el propio proceso de toma de decisiones e implica un compromiso activo por parte de quienes quieren
participar.
Esta lnea de pensamiento proclama la promocin de modelos de
autogestin que coloquen al hombre en el centro de su actividad y eviten que tanto la produccin como el consumo, se conviertan en medios
de sometimiento y alienacin.
La historia ha corroborado que la gnesis de los procesos participativos
son, por lo general, problemas sociales que afectan directamente a un
grupo de personas, quienes deciden resolverlos bajo su cuenta y riesgo.
Son la expresin de grupos y movimientos surgidos por la inminencia de la necesidad, sin el lastre y la inercia de la burocracia. Tales
movimientos han sido tiles para socializar una ideologa democrtica
entre las clases populares, pero sobre todo, han servido para que se
considere por la sociedad, e incluso tome cuerpo intelectual, el derecho
de todos los sectores a participar en las decisiones de los asuntos que le
ataen.
Puede convertirse esta alternativa poltica en opcin real frente a las
tendencias homogenizadoras de las sociedades actuales?
Existen en nuestra sociedad condiciones reales para que estos procesos tengan cabida?
Constituyen una va posible para el perfeccionamiento de la sociedad cubana en todos sus mbitos?
Muchas preguntas podran hacerse y sus respuestas traeran aparejadas otras preguntas ms. Slo quisiramos presentar en forma sinttica
nuestra interpretacin del proceso que pretendemos investigar y promover, con el propsito de contar con un marco de referencia terico
conceptual sobre el tema en cuestin.
7. La participacin como parte sustantiva en la formulacin de objetivos y estrategias del desarrollo cultural, intenta sustituir la ptica
difusionista que privilegia el consumo individual en su rol de espectador, por otra que implica la intervencin activa de la poblacin en
el complejo proceso de construccin de su vida individual y social.
Se basa en el derecho a la cultura y tiene entre sus propsitos disminuir el analfabetismo y la marginacin cultural, pero no se agota en
el esfuerzo de extensin cultural, sino que busca desplegar acciones
que propicien a los actores sociales, en la diversidad de sus diferencias, construir espacios para la toma de decisiones y les posibilita
expresar al mximo, su capacidad y creatividad individual y colectiva.
8. En las condiciones del mundo actual, la participacin como proceso
de toma de decisiones siempre estar limitada y se circunscribe eminentemente a expresiones microsociales en el marco de una organizacin concreta, determinada y relacionada con el desempeo por
alcanzar una meta. Su desarrollo siempre estar influenciado por el
contexto macro donde se encuentra insertada.
Conceptos bsicos
De acuerdo con las premisas antes expuestas, proponemos el esquema conceptual siguiente para el estudio de la participacin social en la
cultura:
l . Participacin. Actividad desplegada por el conjunto de actores sociales en la consecucin de un proyecto de accin comn de determinados objetivos y metas, el cual tendr formas y niveles diferentes
de expresin.
2. Actores sociales. Individuos, grupos, organizaciones o instituciones
que actan en un escenario concreto o fuera de este, representando
sus intereses. Cada uno de ellos desempear un rol determinado y
ejercer una influencia especfica.
3 . Escenarios de participacin. mbitos, sectores o reas de la sociedad, caracterizados por una dinmica particular de interrelacin donde
se suceden los procesos participativos. Tales escenarios pueden tener distinto alcance y posicin en la estructura social.
De acuerdo con los fines de este trabajo, proponemos centrarnos en
escenarios locales comprendidos como aquella unidad histrico,
cultural, geogrfica y poblacional especfica, caracterizada por una
dinmica interna y externa.
LUISREBELLATO
*Tomado de: Antologa mnima, Coleccin educacin popular, del mundo, no. 13, Ed.
Caminos, 2000.
el Progreso tendrn un importante impulso, y que por lo general, tendern a desplazar las instituciones tradicionales de las poblaciones objeto
de los programas.
Los escasos resultados develan, segn Ugalde, el profundo error y
desconocimiento de los planificadores, y la actitud tecnocrtica y autoritaria -agregaramos nosotros- de las caractersticas de los valores y
de las formas comunitarias de organizacin, as como, el desconocimiento de su potencialidad para aportar al mejoramiento de las condiciones de vida. No obstante, tales programas habran cumplido con otros
objetivos no declarados: introducir valores consumistas en la poblacin, liberar fondos utilizados luego con otros objetivos, y constituirse
en un dispositivo de control social. En este ltimo aspecto, destaca el
uso de los programas participativos para controlar las organizaciones
comunitarias de base, captar lderes o incluso utilizar la violencia para
neutralizarlos. Para los casos en que las organizaciones generadas desde los programas, impulsan un proceso autnomo, que rompe con los
controles establecidos, estas generalmente son catalogadas de subversivas y son reprimidas. A pesar de tales fracasos, en la dcada del 70
casi todos los gobiernos de Amrica Latina desarrollan programas de
salud que incluyen la participacin como estrategia medular, y cuya
evaluacin vuelve a repetir la historia de errores y manipulwin.
Tales programas tienen en comn dos puntos de partida falsos, que
operan como supuestos bsicos, a los que luego tambin, se acude para
explicar por qu las cosas no salen como se las prevea, estas falsedades son que la gente tiene valores y hbitos inadecuados y que no puede organizarse por s misma. A consecuencia de ello, se responsabiliza
a la poblacin de su propia condicin, en otra versin de culpabilizacin
de la vctima, en la que al mismo tiempo que se priorizan los aspectos de
carencia o minusvala se niegan sus potencialidades intelectuales,
organizativas y creativas.
Este desarrollo nos permite apreciar, cmo detrs de planteamientos
supuestamente participativos, se enmascaran dispositivos, de poder que
no hacen ms que perpetuar la situacin de subordinacin de quienes
supuestamente seran beneficiarios de tales propuestas. Bienintencionadas o no, tales prcticas ponen en juego desde el punto de vista tico,
una concepcin de sujeto pasivo, al cual el agente externo estimula a
partir de su planteamiento, como portador inicial de la participacin. Se
desconocen las diferentes modalidades, a travs de las cuales, los colectivos humanos, desde siempre, han construido para enfrentar los problemas de la cotidianeidad. En otros casos, planteamientos honestos de
participacin autnoma son capturados en la prctica por modalidades
de accin asistencialistas, que reproducen la situacin de sometimiento, aunque a nivel discursivo, los planteamientos siguen siendo de fomento a la participacin.
Antes haba vecinas que sacaban a pasear a los nenes, policas que se
relacionaban de cierta manera con los nios, la Junta, la esposa del
Intendente, cada uno haca su trabajo. Nosotros venimos de afuera y
decimos: esto existe y nosotros proponemos esto.
A partir de ah convocamos a agentes comunitarios a que se integren
a la propuesta en forma honoraria, trabajamos junto a ellos para que
vayan viendo la problemtica, atendindola y previendo la transferencia.
Convocar a la participacin e s un ejercicio frecuente, y poco
problematizado, ms all de las reiteradas quejas de los agentes comunitarios por la poca respuesta que tienen sus convocatorias.
En tales quejas se canalizan comnmente las frustraciones de los
convocantes que, por lo general, tienden a depositarse masivamente en
quienes no respondieron de acuerdo a sus expectativas. Merece decirse
las expectativas de los convocantes, pues las expectativas de los convocados no siempre se tienen cabalmente en cuenta. La interrogante de
qu supone y dnde se coloca quien convoca a la participacin fue
recogida en otra entrevista que a continuacin citamos: Nuestro trabajo ha apuntado a organizar, dado que no haba ningn tipo de
organizacin barrial. Al lanzarse centralmente el curso de promotores
de salud, se tuvo una de las presencias ms fuertes; hoy son vecinas
cuestionadas pero con una presencia permanente en el programa. Es
difcil activar la participacin, yo ya me conformo con pocos vecinos
pero que participen, las convocatorias masivas de vecinos no funcionan. Producto de mltiples circunstancias, la gente est cansada, ha
sido manoseada, no tiene tiempo o ganas, hay un individualismo muy
prendido, la solidaridad es un valor bastante perdido. Por eso es bastante difcil promover la participacin.
La participacin es una palabra que no uso, hablo de construcciones y colectivizacin de saberes, de produccin. Se construye entre los
que estn construyendo. La participacin me lleva a pensar en algo que
hay que promover, y si promueves algo, ese alguien que lo hace, hace
en ltimo caso un ejercicio de poder, yo voy y promuevo que los dems
participen en algo que es lo que yo quiero o considero buensimo. (...).
Si yo convoco a algo sigo estando de lder y soy la que promuevo. Si
lanzo algo que considero bueno, genero movimientos y en todo caso
acto como un facilitador, y tiene que ver con la tica tambin la
continentacin de esto que se moviliza.
Hay otra manera de ver esto. Voy con algo que considero bueno,
llevo por ejemplo, una concepcin de salud y la ofrezco. No s si apuesto
a la participacin, yo lanzo esto y genero una serie de movimientos,
empiezan a funcionar una serie de dispositivos comunitarios, resonan-
cias, multiplicaciones; no en una convocatoria a participar. Es muy distinto decir: Ustedes tienen que participar en esto que propongo, un programa con cantidad de puntos, acciones, organigrama, etc.; a lanzar
algo para que los dems se lo apropien, usen y vean que hacen.
Mario Testa (1988) ha diferenciado modalidades concretas y abstractas de la participacin de acuerdo a las condiciones de surgimiento de
las propuestas. La participacin, para el citado autor, es concreta cuando surge de un cierto entramado intersubjetivo que fundamenta la necesidad de una accin colectiva para resolver cierto asunto. Cuando
tales condiciones faltan, las propuestas participativas son abstractas, en
tanto, no se encarnan en los procesos sociales reales. Frecuentemente,
los proyectos sociales se plantean incrementar paulatinamente los niveles de participacin al aumentar los grados de compromiso e incidencia
de la poblacin.
Para algunos entrevistados, la expectativa apresurada de los tcnicos
por cumplir tal mandato, genera problemticas con aspectos ticos. Siguiendo a Testa podramos decir que se promueve una participacin
abstracta cuando los planteamientos al pasar a otro nivel de involucramiento no respetan los procesos intersubjetivos de maduracin de
las necesidades.
Nosotros jugbamos con preconceptos, tales como, que Se deben ir
aumentando cada vez ms los espacios de participacin de los beneficiarios, que deben ir apropindose de la experiencia. Algunas iniciativas que se tomaron en este sentido, como la de contratar a uno de los
muchachos para ciertas tareas, no funcionaron. Se vio que hasta se llegaba a violentar la posibilidad de los muchachos de estar en el proyecto.
En otra entrevista, que citamos al final de este prrafo, se enfatiza
cmo en ocasiones la participacin deja de ser una necesidad o un derecho para ser visualizada solamente como una obligacin. En esos casos
se tiende a convocar, a participar en tono de exigencia, a culpar a los
remisos y a pretender ocultar las mltiples variables que pueden jugar
en el xito o fracaso de una propuesta con planteamientos que destacan
lo que el agente supone que debe ser, sin reflexionar sobre lo que efectivamente es, sus causas y consecuencias.
Hay niveles de participacin pero no hemos logrado el nivel que
nosotros consideramos ideal, en cuanto a hacerse cargo de la gestin.
Nos faltan elementos para saber por qu la gente no participa, hay una
queja general de que la gente participa menos; de repente la participacin se da de otra forma. De algn modo nosotros exigimos participacin.
Decimos: no se hace responsable de su salud y es una persona que
trabaja todo el da, que llega a la casa de noche; de repente queremos
Hubo una demanda barrial hecha por terceros; personas que vivan
en el barrio o en la cooperativa, que tenan vnculos con la institucin a
nivel de contactos informales, transmitieron que vean con buenos ojos
que trabajadores sociales se vincularan al barrio, no con un proyecto
especfico, sino en cuanto a lo que podan aportar.
La concepcin de participacin engancha mucho con otras personas que de repente, o han accedido a nivel terciado o como la mayora,
son personas que han militado en la izquierda. Esas personas se acercan ms fcilmente, tienen tiempo y han tenido su historia. Los otros
no. Creo que s, que hay una barrera, es una cuestin bastante ideolgica, no es la mayora la que milita.
Formulamos la necesidad de trabajar el tema de la comunicacin al
constatar que la comisin se fue separando de las bases, a partir de una
serie de rumores y malentendidos. Pensamos que al trabajar con esos
aspectos de la comunicacin, se facilitara superar lo que pasaba. Por
ejemplo, hacer una cartelera, un boletn, para que no se agrandara la
brecha, democratizar la informacin. La huelga fue el momento mximo de comunin; despus cuando se le adjudicaron las viviendas y
cada uno pas a ser propietario, se produjo un retraimiento. Lo trabajamos en la comisin para que no fueran demasiado exigentes con
ellos en esa etapa; cualquiera que se muda necesita un tiempo para
acomodarse.
En ciertos casos la existencia de un pedido resulta meramente un
elemento de justificacin para el desarrollo de planes elaborados segn
otros intereses, que en el mejor de los casos, no son contradictorios a
los de quien formula el pedido. Las condiciones de surgimiento de los
proyectos, en el marco de expectativas e intereses movilizados, segn
los entrevistados, por lo general, no se comunican a la poblacin sujeto
de la intervencin.
Las cosas salen porque alguien ms o menos conocido lanza un
proyecto y surge un inters. En los aos 90, supuestamente, iba a llegar
un financiamiento para proyectos de drogas, la directora de la divisin
tena la expectativa de recibir un buen financiamiento y quera tener un
proyecto que trabajara el tema. Se aprovech la coyuntura, sali el proyecto, no result lo que se esperaba respecto al financiamiento. El
proyecto qued, pero sin una parte importante de la expectativa
institucional de lo que iba a pasar, qued un poco a la deriva.
Por momentos, parecen correr en paralelo las redes comunitarias de
las que eventualmente surgen ciertas percepciones y evaluaciones
intersubjetivas de lo que es necesario hacer, y las redes que
interrelacionan organizaciones del campo del trabajo social, entre s y
con las agencias financiadoras pblicas y privadas, del pas y del exterior. Las negociaciones, los compromisos, las dialcticas de saber, dinero y poder que en cada una de estas redes circulan, no siempre se
ponen explcitamente en contacto, aunque esto no pueda disimularse
en el accionar cotidiano de los diferentes actores una vez que el proyecto se pone en marcha.
de lidiar con y entre los sujetos, y tambin con las agencias de control y
mediacin venidas de otras clases, de a f u e r a ~ . ~ \ v a laclarar
e
que no se
trata de idealizar formas de participacin que en ltima instancia pueden resultar funcionales al mantenimiento de las actuales condiciones de
exclusin y sometimiento. Se trata del esfuerzo por comprender, antes
que por juzgar, las peculiares dinmicas puestas en juego por propuestas participativas que, a pesar de las energas movilizadas y las buenas
intenciones, suelen quedar en lo declarativo como planteamiento, y en
la queja catrtica y paralizante como evaluacin.
En otras entrevistas se hace referencia a variables que inciden desde
el contexto de los programas, y que parecen desempear un papel decisivo como obstculos a la participacin comunitaria. Problemas de
inseguridad y violencia cotidiana, y la estrategia de actores externos,
fueron mencionados como elementos concretos que a la hora de fortalecer la participacin no pueden dejar de ser tenidos en cuenta. El desafo
del trabajo comunitario, particularmente en la construccin de un nuevo paradigma tico, supone la capacidad de construir propuestas viables
que partan de las caractersticas concretas de la realidad (incluso las
diferentes estrategias de accin de los actores sociales involucrados) y
que no se queden meramente en la declaracin terica de postulados
abstractos.
Hubo dos factores bsicos que influyeron en la progresiva distancia
entre la comisin y los vecinos. Por un lado, la adjudicacin de las
casas. La gente empez a sentir que ya tena lo que quera.
Como proyecto poltico no era el proyecto de todos, sino que sigui
siendo el proyecto de la gente ms militante. El otro tema fue el reglamento de convivencia que impuso el Ministerio de Vivienda. El
reglamento les daba puntaje para acceder a la vivienda. En principio
todos eran propietarios, pero si se portaban mal les bajaba el puntaje y
en el momento de la adjudicacin podan llegar a perder la vivienda.
Mientras que otros, que no formaban parte de la organizacin, podan
llegar a tener prioridad sobre aquellos a los que se les fue bajando el
puntaje.
Muchos entonces empezaron a cuidarse, para no quedar involucrados
en cosas que pudieran ser escandalosas. En una poca, todas las semanas haba patrulleros, por cualquier cosa, totalmente desproporcionada,
haba una intencin poltica de desarmar la organizacin, asustar y presionar a la gente.
Hubo algo que no cambi nuestra imagen inicial, como fue el tema
de la seguridad y la violencia en esa zona, no muy diferente a la realidad de todo Montevideo. Fuimos muy cuidadosas en los horarios de
saber tcnico como nico vlido; ni de diluir este, en pos de un supuesto reconocimiento del saber popular, ms demaggico que real. Para
esto el manejo de la informacin y el poder de influencia del profesional se destac especialmente. En todo momento, el encuentro de perspectivas, lenguajes, representaciones y saberes parece determinante a
la hora de pensar la participacin.
Con ms razn an, cuando de lo que se trata es de ir elaborando las
conclusiones de lo trabajado, el momento del cierre, de la devolucin
para algunos, la temtica encuentra en las palabras de otra psicloga entrevistada un enfoque diferente: elaborar las conclusiones entre todos.
Como cuestin tica desde nuestro punto de vista, la informacin
ayuda a defender los propios derechos. En particular como conductista
pienso, que el libre albedro no existe o es una utopa; la no directividad
no existe. Incluso lo han demostrado investigaciones. Aunque uno no
d opinin, el mero acto de escuchar incide, de alguna manera, en el
otro; aun con gestos mnimos uno expresa aprobacin o desaprobacin, aunque uno quiera mantenerse en forma neutral. A partir de esa
base decimos que la influencia siempre existe.
Otra entrevista expone: Cuando la construccin de algo es realmente colectiva, la instancia de devolucin ya no es necesaria, las conclusiones se van construyendo entre todos, dialcticamente. Hay un proceso
de talleres y la propia produccin tiene un efecto especular; lo producido lo reincorporan para volver a elaborar, y muy pocas veces se da la
necesidad de una devolucin. Los trminos clsicos de demanda, de
atencin, de devolucin no nos estn sirviendo; la sntesis es colectiva
y se va haciendo. Tan solo se tratara de llevar a palabras algo de lo que
est ah, pero esto no es ya devolucin.
En todo caso, por qu pensar que existe una nica forma de participar vlida? Por otro lado, quin la definira? La perspectiva tica centrada en la autonoma y que apuesta al protagonismo de la gente, debera
reconocer la diversidad de situaciones, necesidades, posibilidades e inquietudes, de las cuales pueden desprenderse diferentes maneras de querer
ser, tener y tomar parte en un asunto que importa y afecta a la gente. El
desafo en este terreno es ser lo suficientemente creativos a fin de
pensar, con flexibilidad y apertura, distintas vas para canalizar las inquietudes de la gente, as como, permitir transitar sin rigideces ni burocratismos, de una va a la otra.
Haba diferentes niveles de participacin, uno que tena que ver con
lo ms formal, de acuerdos, la relacin de la institucin y a veces el
equipo tcnico con los representantes formales del barrio. El otro nivel,
tena que ver con la colaboracin de los vecinos, que pasaba por cuestiones ms domsticas, por ejemplo, ayudar en la cocina o en la limpieza (este es un tipo de participacin muy cuestionado). Pero para los
vecinos era algo muy importante; entre otras cosas eso a veces le permita comer a una madre que vena y colaboraba. Y no slo eso, tambin en trminos de socializacin se daba un dilogo y un intercambio
que era importante.
La apertura y la flexibilidad organizativas que tiendan a facilitar la
expresin de las diversidades comunitarias y sus diferentes modalidades de participacin, no van en contraposicin con la apuesta a incrementar los grados de compromiso. En efecto, estimular y facilitar la
maduracin y el crecimiento en la voluntad de asumir nuevas responsabilidades, tambin es una forma de trasmitir un mensaje de confianza
en las posibilidades de la gente.
Hay vecinos que hoy estn en la direccin; no han llegado all por
votacin, sino que aquellos que han ido participando durante aos,
empiezan a integrarse a otros espacios y tareas, y luego se integran a
los equipos. En los ltimos tiempos hay vecinos que empezaron a cumplir horarios. Se plante llamarlos promotores y que cobraran un sueldo. Tambin tiene que ver con los avatares econmicos, las horas tcnicas
eran tan pocas que para que el Centro se mantuviera abierto, h b a personas que tenan que ir a abrirlo, cerrar, dar nmero, atender distintas
situaciones, ir cubriendo un horario. Entonces a esos vecinos que ya
estaban trabajando se les llam promotores y empezaron a cobrar un
sueldo por su trabajo.
Cuando se ha dicho tanto respecto a la participacin y ha habido
tanto llamado al protagonismo que queda simplemente en eso, y luego
la prctica parece ir por otro lado; cuando la historia contempornea
muestra el uso y el abuso de la participacin comunitaria, parece sensato replantear la forma de incluirnos en los colectivos populares con
propuestas que pretendan su involucramiento protagnico. Desde una
entrevista se destaca la necesidad de mostrar con acciones antes que
con palabras, lo que se pretende hacer. No creemos que necesariamente
se corra el riesgo de una desviacin pragmatista. Recordemos lo que
Lewin planteaba: no hay mejor teora que una buena prctica.
Nosotros vamos, empezamos a hacer un trabajo, como manera de
entrar a la comunidad; que el trabajo hable por nosotros. Como diciendo: miren hay nios de calle, y se puede trabajar desde un cierto modelo educativo.
El campo comunitario constituye el territorio ms estrechamente vinculado a lo cotidiano. Tambin es en el territorio donde tal vez con mayor nitidez se visualicen las contradicciones sociales. Trabajar en lo
comunitario es inevitablemente trabajar en situacin de conflicto, lo cual
lejos de ser limitante debera ser la esencia misma de este trabajo. Como
ya antes lo afirmramos, facilitar la expresin de las contradicciones y
actuar en ellas, resulta ser una lnea de trabajo de relevante importancia.
Los procesos participativos no pueden estar ajenos a las contradicciones,
de las que emergen y las que a su vez provocan, al modificar las
interrelaciones establecidas entre los distintos actores comunitarios.
Hubo mucha gente en contra y otra a favor, hubo problemas con
otros vecinos; por qu ellos y no otros. Todo genera problema, no hay
avatar humano que no genere problema, el trabajo comunitario genera
problemas, en uno y en los dems; es imposible que no se generen
problemas. Hay gente que considera que es un error que se le pague
sueldo a algunos vecinos; cuestionan por qu a ellos?, cmo se los
elige?, jcon qu criterio? Se habl de los super agentes comunitarios y
los otros. No hay nada que se pueda hacer sin conflicto, quiz haba
otra posibilidad pero algo haba que hacer, la nica forma es hacer.
Las palabras de esta psicloga dan tambin un sentido a lo planteado
hasta el momento. El trabajo en la comunidad de los psiclogos ha estado marcado por esta voluntad de hacer, sobre todo por hacer. Desde
hace un tiempo viene creciendo tambin la voluntad de reflexionar y
conceptualizar lo mucho que se ha hecho. La presente investigacin
precisamente va en esa direccin. Los procesos participativos, sus logros y fracasos y las problemticas ticas que de ello se desprenden,
nos llevan a la necesidad de un movimiento que replantee la cuestin
de la participacin. En la construccin de un nuevo paradigma tico
que fundamente las prcticas transformadoras, la participacin no puede dejarse de lado. Su problematizacin y anlisis crtico tampoco.
A la vez, constatamos una riqueza enorme de experiencias comunitarias -no slo impulsadas por psiclogos, sino por otros actores, por
educadores populares y por equipos multidisciplinarios-, en las que la
participacin est puesta a la orden del da. Indudablemente, se trata de
superar las formas que, a lo largo de este trabajo, hemos sealado como
funcionales al sistema o como constitutivas de un mito de la participacin. Pero, si se logra radicalizar la experiencia de la participacin, es
decir, pasar de un modelo utilitarista de beneficencia a un modelo de
libertad y autonoma, entonces las prcticas se irn desarrollando sobre
la base de una lgica antagnica a la predominante en nuestra saciedad. Una lgica antagnica a democracias donde expertos polticos,
GLOSARIO
Especular: reflexionar, meditar, pensar, discurrir.
Notas
'Gro~G1,Vic~or:
Incidencia de la cultura neoliberal sobre la salud, sus tcnicos y sus instituciones, en Segundas Jornadas de Psicologa Universitaria, Ed. Multiplicidades, Montevideo,
1995.
Z C o ~ ~JOS
~ ~Lus:
~ oEconoma
,
y educacin en Amtrica Latina. Notas para una agenda de los 90,
en: Papeles de CEAAL, no. 4, 1992, p. 7; Jos Lus Rebellato, El aporte de la educacin
popular a los procesos de construccin de poder local, en: Revista Mulfiversidad, no. 6,
Montevideo, 1996, p. 27.
3 R o ~BRANDAO,
~ ~ C ARLOS
~ ~ : Pensar
~
a prtica. Escritos de viagem e estudos sobre a educacdo,
Ed. Loyola, San Pablo, 1990, p. 104.
4 R o ~ ~ BRANDO,
~ u ~ z C ARLOS: op. cit., p. 105.
'BARRENECHEA,
C.; M. BONIMO; A. CELIBERTI;
E. C IGANDA; ET AL.: Accin y participacin comunitaria
en salud, Ed. Nordan, Montevideo, 1993, pp. 140-3.
6 R o ~ ~ BRANDAO,
~ u ~ z C ARLOS: Pensar a prtica. Escritos de viagem e estudos sobre a educacdo,
Ed. Loyola, San Pablo, 1990, p. 112.
'RODR~GUEZ
B RANDAO, C ARLOS: A educacdo como cultura, Ed. Brasiliense, San Pablo, 1986, p. 157.
8 R o ~ ~BRANDAO,
~ ~ ~C ARLOS
z
: Pensar a prtica. Escritos de viagem e estudos sobre a educacdo,
Ed. Loyola, San Pablo, 1990, p. 112.
Los hechos
El impetuoso desarrollo de las tecnologas de la informacin y la comunicacin, han conducido a que estas se convierten en la infraestructura bsica de la economa, de la ciencia, de la poltica, de la educacin
y las artes, invadan la vida cotidiana y modulen nuevas formas de per-
Segn esta comprensin lo esencial en el proceso de la comunicacin es su momento transmisivo, es decir, la salida de un mensaje desde
un emisor y su llegada con la mayor fidelidad a un receptor. Esta posicin entraa un olvido de lo que ocurre antes y despus de la transmisin, tal omisin se explica porque se da por sentado que lo esencial
est en el mensaje. El receptor e s un elemento pasivo que refleja los
efectos de los mensajes. Desde este punto de vista el dominio actual de
los centros emisores, tal y como hemos visto, desde las grandes
transnacionales, provocarn inevitablemente efectos recolonizadores
sobre el pensamiento y la conducta de nuestros pueblos.
Sin embargo, hay otros modelos de comprensin que pasan por considerar como parte integrante y sustancial del proceso de comunicacin
lo que ocurre en las mentes no slo de los emisores, sino tambin de los
receptores. Ello entraa una consideracin del receptor como un elemento activo del proceso.
Qu ocurre en realidad? Qu hemos comprobado reiteradamente
en mltiples investigaciones? Que el receptor es un actor en ese proceso capaz de construir sentidos diferentes a los mensajes que se le proponen. En esa construccin de sentido, el actor que recibe los mensajes
moviliza sus valores y representaciones de la realidad, que de ninguna
manera son creados, exclusivamente, desde los medios, sino que son
una integracin de mltiples experiencias e influencias ejercidas
cotidianamente, por diversos agentes sociales; familia, escuela, comunidad, iglesia, grupos de amigos, instituciones donde labora, etctera.
En ese proceso los medios son un agente de gran importancia pero
en ningn caso todopoderoso manipulador de todas las mentes. Es decir, la relacin entre los mensajes que se emiten y los receptores, no es
una relacin directa y simple, sino que est mediada por mltiples factores culturales, tecnolgicos, vivenciales, que se sintetizan en la subjetividad de cada uno y se expresan en las prcticas intersubjetivas.
Alejarnos de una posicin transmisiva, y asumir otra centrada en el
proceso de significacin, nos coloca en la posibilidad de identificar recursos, potencialidades que pueden ser movilizadas para enfrentar los
peligros que para nuestros pueblos se derivan del actual orden mundial.
Ubicarnos en esa posicin significa, confiar en el ser humano, en su
capacidad de sentir y pensar por s mismos, esa confianza no es un acto
exclusivamente de fe, que tambin lo es, sino que tiene su fundamento
en el hecho de que los procesos de significacin no transcurren en y
desde un individuo aislado, sino que son procesos socialmente condicionados e intersubjetivamente construidos; en ellos entra en juego
El papel de la cultura
Otra reflexin necesaria est relacionada con el papel de nuestras
culturas en esos esfuerzos de resistencia y liberacin, entendiendo por
cultura, desde luego, no slo la produccin intelectual y artstica, sino
nuestro modo de ser, de comportarnos cotidianamente, que le da cuerpo y sustancia a nuestras identidades.
Una constatacin que resulta imprescindible hacer, pero que a menudo queda soslayada, es el hecho de que nuestros pases no son pobres
culturalmente.
Las culturas americanas son el resultado de largos, tortuosos y cruentos
procesos de transculturacin. La cultura autctona, donde puede identificarse, no se encuentra en estado puro, sino en convivencia con elementos
culturales ajenos, que han sido apropiados por ejemplo: podemos hablar
de una cultura propia, solamente si entendemos por tal, la fusin de los
elementos autctonos con los apropiados y ese no es un proceso acabado,
esttico, sino un proceso que contina permanentemente. Si algo nos caracteriza es la capacidad de apropiarnos de lo forneo sin desdibujarnos
como entidades culturales especficas. Hay aqu, por lo tanto, una potencialidad de resistencia ante el embate contemporneo por homogeneizarnos.
Se trabaja por llevar al interior del Sistema Nacional un nuevo enfoque, a partir de considerar la informacin como un recurso productivo
y un bien econmico.
Es un propsito central el incentivar la produccin de contenidos nacionales en diversos soportes, sobre todo para las redes, tanto las intra
y extranets, como para Internet. .Es la manera adecuada de aprovechar
las nuevas tecnologas en funcin de nuestro desarrollo. No se trata
slo de utilizar la informacin que se obtiene del exterior, sino tambin
la que se genera en el pas e incrementar nuestra presencia en la red
global.
La generacin de contenidos .con valor aadido y las aplicaciones en
lnea, le dan sentido a las redes y las ponen realmente en funcin del
desarrollo econmico y social de la nacin. Para ello se requiere una
poltica de redes abiertas, de tal forma que desde cada sitio o Portal
informativo cubano, sea posible acceder a los contenidos que las otras
redes cubanas portan.
Estos conceptos y sobre todo, su aplicacin prctica, deben llegar a
cada una de nuestras instituciones, especialmente a nuestras empresas.
Es importante comprender que el perfeccionamiento empresarial implica tambin, como lo establecen los documentos normativos del proceso, un perfeccionamiento en la gestin informativa, de tal'forma que
queden bien establecidos la recopilacin, distribucin y uso de su informacin interna, adems, delimitadas sus necesidades informativas
externas, as como, la formas y la vas de su satisfaccin.
La empresa no se perfecciona una vez, sino que se requiere crear las
condiciones para su perfeccionamiento constante y en ese propsito L
informacin desempea un papel decisivo.
Debemos encarar, con la creatividad que nos caracteriza, el reto de
utilizar plenamente la informacin y aprovechar en nuestro beneficio
las posibilidades que brindan las nuevas tecnologas de la informacin
y la comunicacin. En la actualidad y cada vez ms las oportunidades
de los pases dependern de los conocimientos que pongan en funcin
de su gestin econmica y de su funcionamiento social.
KAPLN
Preguntas
En tiempos de integracin regional, en tiempos transnacionales, donde el mercado todo lo homogeneiza y lo segmenta, donde lo pblico se
privatiza, donde la cultura se des territorial iza,^ se macdonaliza y
se consume a domicilio a travs de los medios, uno podra preguntarse:
Lacaso le queda algn papel para desempear a los movimientos populares en la construccin de identidades (locales, nacionales, regionales)?
Intentaremos responder teniendo en cuenta una rpida revisin de
posturas tericas y actitudes prcticas, sobre todo desde nuestra prctica de educacin y comunicacin popular con organizaciones sociales y
polticas en el Uruguay.
Aproximaciones tericas
Lo primero tal vez sea reconocer que si siempre fue difcil decir con
precisin qu es lo popular, hoy lo es ms an. Definiciones esencialistas
y oposiciones clsicas aparecen permanentemente cuestionadas.
1. Frente a la contraposicin maniquea entre lo moderno=culto=hegemnico y lo tradicional=popular=subalterno, algunos proponen hablar de culturas hbridas, donde lo culto, lo masivo y lo popular
se entremezclan constantemente como vimos en los ejemplos del
c~mienzo.~
2. El folclorismo, que buscaba rescatar lo autntico popular, asimilndolo a lo tradicional y a lo rural, parece un camino definitivamente muerto y en todo caso ms apto para e l patrioterismo
conservador.
3-4. El camino de la denuncia de la invasin cultural y la imposicin
ideolgica tendi, muchas veces, a demonizar los medios y situar en
el problema de su control todas las alternativas. Sin desconocer su
importancia capital, se torn evidente la necesidad de comprender
los medios desde la recepcin y no slo desde la lgica del e m i ~ o r . ~
El anlisis de los procesos de recepcin y uso abri a la comprensin de mecanismos que son de hegemona ms que de imposicin;
No rechazar a priori ningn elemento presente en una cultura. Buscar, en cambio, que todos y cada uno adquieran -o recuperen- un significado liberador al insertarse en un proceso. Rescatar s, pero no
acrticamente. Adems, buscar conscientemente la resignificacin. Por
ejemplo:
- Elementos presentes en la cotidianidad de los sectores populares con
un sentido que tiene mucho de conservador, pueden ser resignificados. En un barrio se organizaba la celebracin del 40 Aniversario de la Declaracin de los Derechos Humanos, las seoras se
ofrecan a colaborar haciendo tortas. Esto poda quedar como un
hecho intrascendente, donde en todo caso se reafirmaba el papel tradicional de la mujer. Pero adquiri un significado nuevo al proponerse la realizacin de tortas cuadradas que confluyeron en una nica
gran torta colectiva con 40 velitas, ya que era el centro del festejo
solidario del Cumpleaos de los Derechos Humanos.
- Un cambio de cdigo, el agregado de un lenguaje, el tratamiento por
el absurdo, la exageracin o el humor, pueden producir un nuevo
significado en un elemento viejo y conocido. Hemos realizado, por
ejemplo, una versin <<modernizadade La Cenicienta como material para la discusin sobre la educacin sexista.
- Una coyuntura cultural promocionada desde los medios masivos puede
ser aprovechada en este mismo sentido. Desde fechas comkrciales,
como el Da de la Madre o el Da del Nio, hasta eventos deportivos,
pasando por la celebracin de los 500 Aos.
El ao pasado en Uruguay, en la campaa del referndum contra las
privatizaciones, produjimos una serie de mensajes sonoros para uso
radial y callejero. Entre otros:
DESEMBARCO
CONTROL:
voz :
iTierra!
CONQUISTADOR:
CONTROL:
LOCUTORA:
FINAL
CONTROL:
VAMO.ARRIBALA CELESTE
- RUIDOS DE TRIBUNA
RELATOR:
Gran final entre el equipo del Referndum y los rivatizadores Old Boys.
Estadio lleno. Partido con entrada
obligatoria. 700 mil vinieron en
octubre, pero hoy son muchos ms.
LOCUTOR:
COMENTARISTA:
RELATOR:
CONTROL:
CORTINA
LOCUTOR:
LOCUTORA:
LOCUTOR:
- Los personajes de la historieta y la televisin comercial tambin pueden ser utilizados, tratando de aprovechar a nuestro favor su innegable fuerza cultural. As lo hicimos en el referndum contra las
privatizaciones, con el argentino Marcelo Tinelli, de gran popularidad en Uruguay:
BLOOPER
CONTROL:
TINELLI:
CONTROL:
LOCUTOR:
LOCUTORA:
El caso de Superbarrios, defensor de los habitantes pobres de la Ciudad de Mjico, es ya bastante conocido. Frente a este ejemplo, algunos dudan. Creemos que son dudas sanas: el envase, la forma, es
tambin contenido. El superhroe puede ser finalmente el sustituto
de la gente. l responde: Superbarrios somos todos, yo slo sirvo
de smbolo para darle fuerza a la gente.I0 Las dudas son razonables, nuestra capacidad crtica debe mantenerse siempre alerta. Aunque preferimos la accin, aun a riesgo de equivocarnos, antes que la
parlisis crtica.
Desde esta perspectiva es que pensamos que los movimientos populares pueden potenciar su identidad y contribuir a una identidad local,
nacional y regional, donde integracin no signifique negacin de las
diferencias. Sin aislarse en un panfletarismo montono, en un pasado
mtico o apelando acrticamente a lo moderno-publicitario; sino vitalizando
continuamente lo propio y lo ajeno apropiable, con creatividad, con humor, como lo hace ao a ao nuestro carnaval. Con poesa, poesa como
la de un barrio montevideano que quiso recrear a Lber Falco, uno de
nuestros ms entraables poetas, nacido en el barrio, que deca:
Fuera locura, pero hoy lo hara
atar un moo azul en cada rbol
ir con mi corazn de calle a calle
decirle a todos que les quiero mucho
subir a los pretiles,
gritarles que les quiero.
Fuera locura,
pero hoy lo hara.
De la radio al internet
El problema de los vnculos entre la educacin y las nuevas tecnologas de la comunicacin no es nuevo. As, por ejemplo, en los aos
cincuenta y sesenta se crey que la radio iba a contribuir de forma decisiva a terminar con el analfabetismo en Amrica Latina. Ms tarde, en
los aos ochenta se pens que el video pona definitivamente la imagen
mvil al servicio de la educacin. Ambas esperanzas se vieron frustradas, en gran medida, por motivos diversos que conviene comprender a
la hora de volver a ilusionarnos con soluciones tecnolgicas a los problemas educativos.
En el caso de la radio, por ejemplo, el tiempo fue demostrando, entre
otras cosas, que las caractersticas del medio hacen que la radio se preste para una audiencia abierta, ms que para una audiencia fija; para el
entretenimiento ms que para la educacin; para el consumo individual y la comunicacin unidireccional, ms que para el uso grupa1 y
la comunicacin multidireccional.
Los dos primeros problemas -audiencia abierta y uso predominantemente recreativo del medio- mostraron la necesidad de entender las
especificidades de cada medio, y de cuestionar la traslacin mecnica de
esquemas de la educacin presencial: la idea de aula radial, radio-alumnado,
etctera, con los que fueron concebidos los primeros programas y que no
eran compatibles con el medio. Evitar estos vicios de traslacin, podra ser
una primera leccin de esta experiencia. La historia de la radio educativa
en Amrica Latina es particularmente ilustrativa en este sentido. As, por
ejemplo, en los aos sesenta surge ERBOL (Escuelas Radiofnicas de Bolivia). Este agrupamiento, que rene actualmente a unas treinta emisoras
con una importante audiencia en todo el territorio boliviano; mantiene la
sigla, pero ha cambiado, significativamente, su nombre por el de Educacin Radiofnica de Bolivia.
Si se miran tanto sus documentos, como su accin concreta, ya no se
encuentra el esquema de la radio-escuela, sino el de emisoras cuya programacin es entendida globalmente como educativa, con formatos
*Ponencia presentada en ICOM 2000 (111 Encuentro Internacional de Investigadores y Estudiosos de la Informacin y la Comunicacin), Universidad de La Habana, diciembre, 2000.
informacin y conocimientos, cuya nica contribucin a la modernizacin de la educacin parece ser el cambio de medios para transmitir;
pero donde no hay transformaciones educativas profundas que justifiquen la euforia por la revolucin audiovisual de la que lleg a hablarse. La pedagoga bsica sigui siendo en la mayora de los casos
bancaria, como gustaba decir Paulo Freire,3 o frontal, como acostumbra decir la UNESC0.4
Algunos de estos problemas parecen estar presentes hoy en las expectativas generadas por las nuevas tecnologas, tales como: el computador personal, las redes telemticas o las videoconferencias.
As, por ejemplo, puede pensarse que se minimizan los costos e
ilusionarse incluso, con el abaratamiento de los procesos educativos,
pensando que ahora un solo profesor puede ensearles a cientos de
alumnos a la vez mediante la videoconferencia. Suelen olvidarse los
importantes montos de inversin inicial que, sumados a los costos de
transmisin, no compensan fcilmente los ahorros en traslado de docentes y10 estudiantes. En el caso de los equipamientos informticos, es
frecuente que se obvie el problema de la rpida obsolescencia de equipos y programas que obliga a una reinversin continua.
Por otra parte, la videoconferencia puede ser utilizada casi exclusivamente como un medio de transmisin a distancia, reproduciendo el
esquema de clases magistrales tan frecuentes en nuestras aulas presenciales. A ello parecen contribuir no slo las insuficiencias tcnicas que
an tiene el medio -retraso en el retorno, imagen imprecisa, etctera-,
sino el uso que suele hacerse de l, que desperdicia o subutiliza precisamente lo que pareca ser su novedad ms significativa: las
posibilidades de interaccin entre dos o ms grupos de personas conectados.
Las redes telemticas suelen ser utilizadas prioritariamente como un
medio de acceso a la informacin, de cuyo valor empiezan a dudar
muchos docentes que perciben claramente, cmo sus alumnos producen rpidamente trabajos bajando de Internet textos e ilustraciones
que no se molestan en comprender. La gran biblioteca virtual ha mostrado ser, adems, una fuente de informacin bastante sucia y mal
organizada: cada bsqueda entrega miles de registros, entre los cuales
es muy difcil discriminar la p e r t i n e n ~ i a .En
~ cuanto al uso de la red
como herramienta de dilogo, potenciando las interacciones educativas, ha sido hasta ahora mucho ms restringido.
saberes desde un maestro, que por definicin es el que sabe, a un alumno, que por definicin es el que no sabe. Vale la pena recordar que el
origen del trmino alumno, en latn, es sin luz: el que est a oscuras
y debe ser iluminado por el maestro. El nfasis est puesto aqu en los
contenidos, y el aprendizaje se concibe bsicamente como memorizacin de los conocimientos transmitidos. En esta concepcin, el libro, y
ms modernamente otros soportes, ocupa un lugar significativo, que se
define por la importancia y claridad de los contenidos que sea capaz de
transmitir. Ntese entonces que esta concepcin es perfectamente
trasladable de los sistemas presenciales a los sistemas a distancia. Que
el centro sea el maestro o el material educativo no altera lo esencial del
modelo y su carcter exgeno: el saber viene desde afuera del educando, en cuya cabeza deben depositarse los conocimientos. Esta idea
del depsito es la que llev a Paulo Freire9 a denominar bancaria a
dicha concepcin.
A este modelo educativo corresponder un modelo comunicacional
de tipo transmisor: Es el clsico esquema emisor-mensaje-receptor que
Shannon y Weaverlo concibieron para la transmisin de informacin
entre mquinas y que se generaliz acrticamente para la comunicacin
humana. La comunicacin es entendida como la transmisin de mensajes desde un emisor a un receptor. Ambos modelos se relacionan fcilmente en la prctica. En esta concepcin, la comunicacin educativa
tendr como tarea facilitar la transmisin de conocimientos hacia los
alumnos receptores, sea a travs de materiales didcticos que el educador utilizar, sea sustituyendo al docente como transmisor cuando se
trate de instancias no presenciales.
En esta lnea, el uso de tecnologas suele tener un doble sentido. Por
un lado se trata de reforzar y hacer ms eficaz la transmisin de contenidos, mediante ayudas audiovisuales, apoyos didcticos, etctera.
Por otro lado, se busca dar a los espacios educativos un aire moderno. Utilizadas con un sentido instrumentalista, sin cuestionarse la
comunicacin en juego durante el acto educativo, aparecen como un
gesto modernizador ms hacia afuera que hacia adentro de los sistemas
educativos; cambian su fachada, pero no los procesos pedaggicos;
amenizan, pero no detienen el deterioro de la relacin escolar tradicional. l 1
Una alternativa a las concepciones tradicionales fue planteada por la
llamada corriente tecnicista en educacin. A partir de la psicologa de
base conductista, autores como Skinner12 desarrollaron un modelo educativo cuyo nfasis est puesto en los efectos de la educacin en tanto
transformacin de conductas, a travs de la combinacin de estmulos
tivos concretos no pueden desligarse entonces de los objetivos generales de la educacin, en ltima instancia siempre polticos: mantener o
transformar los sistemas sociales.
Para Freire es clave partir del universo de significados del propio
grupo, diferente muchas veces del educador, cuyo papel ser facilitar el
intercambio de conocimientos entre los participantes, aportar los suyos
propios y los mltiples saberes producidos por la humanidad, sometindolos siempre a crtica en vez de aceptarlos como verdades a priori.
En esta concepcin el dilogo tiene un papel clave: dilogo entre
educandos, entre el educador y el grupo, entre el grupo y el mundo
social concreto. Por ello podemos decir, que a esta concepcin educativa corresponde un modelo comunicacional dialgico.16 En l, ms que
de emisores y receptores, se busca constituir emirecs, segn el trmino acuado por el canadiense Jean Cloutier: sujetos capaces de ser a la
vez emisores y receptores, interlocutores. Esta concepcin dialgica
recupera el sentido originario del trmino comunicacin como poner
en comn, sentido que ha quedado parcialmente olvidado ante el paradigma informacional dominante. (Recordemos que en latn directamente comunicacin equivale a participacin).
En esta concepcin, el papel del comunicador es principalmente el
de facilitador de los procesos de comunicacin, para lo cual recurrir
ms que a la retroalimentacin a la prealimentacin: su punto de partida son los sujetos que quieren poner en comunicacin. Partir del otro,
de la escucha atenta de sus inquietudes e intereses, de sus conocimientos y experiencias, sus esperanzas y temores, es virtud primordial del
comunicador... y tambin del educador. Por aquello de que para ensear francs a Pedro, hay que saber francs y conocer a Pedro. A partir
de la empata con el otro y del conocimiento de sus propios cdigos es
posible proponer, creativa y pedaggicamente, mensajes, canales y procesos provocadores y aptos para el dilogo.
cesivos fracasos, que algo estaba errado en este enfoque. Tuvo entonces por ejemplo que incorporar muchas instancias presenciales, recuperar los espacios grupales, construir flujos comunicacionales de
mltiples sentidos, volver a contratar docentes que se haban credo
innecesarios, ahora con el rtulo de monitores o tutores, etctera.
Fue entendiendo que no era un sustituto adecuado de la educacin presencial en muchos casos y, sobre todo, fue comprendiendo que algo
estaba mal en la propia educacin presencial de la que parta. Y ese
algo era precisamente el modelo pedaggico y comunicacional en juego. El problema no era sustituir al docente por los materiales, sino pasar del monlogo al dilogo pedaggico.
Por eso hoy cuando se le exige a la educacin a distancia o a algunas
nuevas tecnologas que permitan e l intercambio y rompan su
unidireccionalidad, habra que preguntarse: y qu pasa con estas cosas en la educacin presencial y no mediada? Cunto dilogo hay, por
ejemplo, en nuestras aulas universitarias?
Quizs la mencin a una tecnologa tan simple como el banco escolar, pueda resultar ilustrativa. Hace unos aos y durante un trabajo de
investigacin me toc observar en una escuela uruguaya los efectos del
pasaje del banco fijo a la mesa colectiva, segn la expresin del maestro Julio Castro (1966). Se estaban sustituyendo los viejos pupitres unidos al banco delantero -que slo permiten la disposicin frontal- por
sillas y mesas modulares, lo que habilita disposiciones en rueda, semicrculos, etctera. Los alumnos se ven ahora entre s y ya no slo con el
docente. La reaccin de algunas maestras era sintomtica: No s que
hacer, ahora se la pasan conversando. Es que para eso lo hicimos,
nos dijo la Inspectora, para que se comunicaran ms entre ellos y no
solamente con la maestra.21 Claro, un nuevo planteamiento
comunicacional era intil sin un planteamiento pedaggico tambin
diferente.
Entretanto, recientemente, en una experiencia universitaria de educacin a distancia apoyada fuertemente en el uso de Internet, los docentes registraron el impacto enormemente positivo que haban tenido
dos hechos que en su origen no fueron previstos en el diseo
metodolgico. El primero: que los estudiantes prefirieran asistir a la
sala de informtica en los mismos horarios, lo que generaba frecuentes
intercambios entre ellos, en vez de concurrir cada uno a la hora que
prefiriera, como se haba pensado. De hecho estaban buscando recomponer la grupalidad que el diseo haba descartado. El segundo hecho
llamativo fue que pidieran un nuevo aporte tecnolgico para esa sala:
una mesa. A partir de all, alrededor de la mesa, el grupo termin de
constituirse como tal. Esto puede que explique tanto o ms que las a u e vas tecnologas utilizadas, el xito acadmico de este grupo, de rendimiento superior a los de los cursos presenciales, donde las interacciones
grupales suelen ser mucho ms pobres.
Aprendizaje y comunicacin
Este reenfoque pedaggico y comunicacional resulta, por otra parte,
muy coincidente con buena parte de los estudios sobre el aprendizaje.
especialmente en los enfoques que genricamente suelen agruparse bajo
el rtulo de constructivistas>>.Aunque con muchas diferencias entre
ellos, tanto la teora psicogentica de J. Piaget,22 los enfoques sociointeraccionistas de L. V y g ~ t s k yi ~J.~ BrunerZ4o el cognoscitivista de D.
A u s ~ b e l , 'coinciden
~
al menos en un aspecto: el aprendizaje es un proceso activo de construccin social de conocimientos. Esto contradice la
teora subyacente a los modelos exgenos, que suponen procesos pasivos de asimilacin.
A estos tericos podemos sumar al propio Freire y su educacin
problematizadora y al ya mencionado C. Freinet26y su pedagoga
comunicativa. De este conjunto de autores es posible exlraer lo que
podramos denominar favorecedores del aprendizaje:
- El descubrimiento (o redescubrimiento) de los conocimientos por
parte del sujeto. Nada se aprende ms que aquello que se descubre
por s mismo, afirma Piaget. Bruner prefiere, por su parte, plantear
un descubrimiento guiado, sostenido por un andamiaje que puede y debe retirarse cuando el edificio puede sostenerse solo.
- Ausubel por su parte subraya la necesidad de que los contenidos se
presenten de modo interrelacionado, y no aislados entre s,
conceptualizados, y no limitados a datos factuales, a pura informacin anecdtica. En esta conceptualizacin puede ser til retornar a
Piaget y su sugerencia de reconstruccin de la gnesis de los conocimientos que, al mostrar su carcter histrico -y por tanto siempre
provisorio- contribuye a su comprensin crtica.
- La problematizacin previa y las estrategias de resolucin de problemas plantean, en dos momentos diferentes, la riqueza de lo problemtico como factor de aprendizaje, en tanto, lo vuelven
significativo y movilizado por el deseo.
- El grupo como espacio privilegiado de aprendizaje aparece tanto en
Freire como en Vygotski y Bruner. Estos ltimos destacan su potencialidad como mbito generador de una red de interacciones con los
expertos (docentes), pero tambin entre pares, con el medio social, con otros grupos, interdisciplinarios. La riqueza de esta red ser
clave para el avance hacia zonas de desarrollo nuevas, a partir siempre de las zonas de desarrollo real, de los conocimientos y saberes
existentes incorporados crticamente al proceso de aprendizaje.
Este carcter social del aprendizaje se vincula a su vez a la importancia del lenguaje en el desarrollo -cognitivo (Vygotski2' y B r ~ n e r ~ ~ ) .
En la medida en que pensamos con palabras, la potenciacin de la
expresin ser clave en el desarrollo del pensamiento. Este parece
ser precisamente uno de los ejes sobre los que giran experiencias
como las de Freinet: poder comunicarse con otros es condicin y
factor de aprendizaje.
de conocimiento compartido y construido colectivamente. Pero tambin pueden facilitar la tendencia al aislamiento de los individuos, convertidos en navegantes solitarios en un mar de informacin inconexa,
en autistas dedicados al zapping con el ratn de su computadora, convirtiendo el sueo de la aldea global de Mc Luhan en un gigantesco
archipilago de hombres-islas, hiperconectados, pero profundamente
incomunicado^.^^ Los dos caminbi son posibles, en dependencia de las
opciones tecnolgicas, comunicacionales y pedaggicas que tomemos.
En definitiva, ms que de develar un curriculum oculto de las nuevas
tecnologas, de lo que se trata es de hacer explcitas las concepciones
educativas y comunicacionales al servicio de las cuales son puestas.
Aunque no hay tecnologas neutras, creemos que el modo de uso ser
tanto o ms determinante que la tecnologa misma. Nuestra insistencia
en un uso dialgico no es slo de carcter tico o esttico. Estimular
una red de interacciones, propiciar un dilogo profundo en la educacin, no es slo una cuestin de opcin participativa o de amenidad
didctica, sino tambin de eficacia pedaggica.
Notas
'ERBOL: Estrategia de comunicacin educativa para el desarrollo, Educacin Radiofnica de
Bolivia, La Paz, 1996.
TAN
T ILBURG , J. L.: Basta apretar un botn?, en P. Valdeavellano, (ed.): El video en la
educacin popular, IPAL-CEAAL, Lima, 1989.
'FREIRE,P.: Pedagoga del oprimido, Siglo XXI, Buenos Aires, 1970.
4
S
~
~et a l . : Calidad
~
~ de
~ la ~educacin,
~
~ desarrollo,
~
~ equidad
;
y pobreza en la regin,
1980-1994, Boletn del Proyecto Principal d e Educacin en Amrica Latina y el Caribe, no.
38, OREALC-UNESCO, Santiago de Chile, 1995.
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Press, 1962.
"MARTINB ARBERO, J.: Nuevos modos de leer. (Fot.), Lima, 1993 y Heredando el futuro. Pensar
'
Podemos entender el trmino estrategia como una serie de acciones, programadas y planificadas que se implementan a partir d e
ciertos intereses y necesidades, en un espacio de interaccin humana en una gran variedad de tiempos. La estrategia lleva un principio d e orden, d e seleccin, d e intervencin sobre una situacin
establecida (Arellano).
Debemos insistir en la idea de que este tema de Planeacin estratgica, es algo que incluso, debemos incorporar a la propia dinmica de
nuestras vidas. Manuel Calvio, el carismtico psiclogo y profesor de
la Universidad de La Habana, abogaba en das recientes en su programa televisivo Vale la Pena por sumarnos al perfeccionamiento empresarial en el hogar. Pinsenlo. La ptica es ms o menos la misma.
Yo creo tambin que sera ideal.
Presentemos ahora los llamados elementos para la elaboracin de
una estrategia en Comunicacin. Estos son:
1 . EL REFERENTE. La planeacin es diseada y realizada a partir de
la voluntad colectiva de un grupo, organizacin, institucin que promueve su elaboracin. A este grupo se le denomina referente.
2. EL CREDO BSICO. Conjunto de principios, valores, interpretaciones y propuestas, que le dan la unidad esencial, que es la fuerza
desde la cual el referente puede expresar responsablemente su voluntad de futuro.
3. HORIZONTE DE LA PLANEACIN. Tiempo en que est enmarcada
la estrategia.
4. ANLISIS DEL CONTEXTO O DE LA FORMACIN SOCIAL EN
QUE SE VA A ACTUAR. Es partir de la interpretacin dialctica de
la propia realidad del contexto en el que se ;a a intervenir. Se debe
tener una interpretacin realmente objetiva, en la medida de lo posible, que permita el diseo de nuestra estrategia con capacidad de
incidencia y modificacin, sin grandes riesgos de desconexin ante
la dinmica del contexto en el que trabajamos.
5 . OBJETIVOS ESTRATEGICOS. Son 10s que el grupo referente formula para expresar lo que quiere lograr en el horizonte de planeacin
previsto. Carlos Nnez pone algunos ejemplos:
Buscar el impulso y la consolidacin de las organizaciones polticas y sociales de la regin (Estrategia electoral. Sur de Jalisco,
Mxico, 1997).
Fomentar una nueva identidad ciudadana que genere actitudes y
relaciones innovadoras frente al gobierno (Estrategia nacional de
Educacin ciudadana, 1994).
6. LNEAS DE ACCIN. Grandes directrices de actividades que expresan la identidad del trabajo del referente.
7 . EJES TEMTICOS. Se formulan para poder precisar los aspectos o
contenidos particulares que se derivan de los objetivos estratgicos.
Con ellos se trabajar segn las lneas de accin qye se hayan decidido.
f l u tipo de estrategia implementar?
Una vez convencidos de la importancia de la planeacin, tendremos
que hacernos la pregunta anterior. Se habla de dos tipos de estrategia:
la persuasiva y la participativa. Como veremos, el tipo de estrategia
que utilizamos est en estrecha relacin con los objetivos que pretendamos lograr y con la concepcin que tenemos de comunicacin.
Generalmente, vamos a encontrar en las estrategias entremezclados
elementos que caracterizan a uno u otro tipo. No obstante, como recurso
metodolgico comencemos a analizar los dos procesos que sustentan
ambas concepciones: persuasin y participacin. Primeramente, hablaremos d e la persuasin.
Para ello, recordemos las caractersticas fundamentales del modelo
de comunicacin persuasiva o modelo que pone nfasis en los efectos.
Su esencia, como sabemos, puede resumirse en una sola idea:
Las bases psicolgicas del modelo persuasivo en comunikacin estn en la psicologa conductista que se basa en el mecanismo de estmulos y recompensas. Se trata de sustentar mecanismos de poder
persuadir y conducir ms eficazmente; para moldear conductas
con objetivos previamente determinados.
A continuacin les dejo algunos momentos importantes que sirven
de antecedentes para la comprensin de la persuasin:
A lo largo de la historia se han inventado muchas causas misteriosas
para intentar explicar por qu los humanos somos objeto de influencia
y persuasin. Los antiguos crean que el destino de una persona estaba
determinado por la posicin de las estrellas. Durante la Edad Media
exista la creencia generalizada de que una persona poda estar poseda
por demonios o que su conducta poda ser controlada por brujas que
lanzaban conjuros a las personas desprevenidas.
Siglos despus, en la dcada de 1770, Franz Anton Mesmer, cre una
versin de la brujera. Segn Mesmer, no estamos posedos por espritus o demonios, sino que cada uno de nosotros posee un fluido animal que actuaba como determinante esencial de nuestra conducta, as
como de nuestra salud y bienestar. Mesmer deca que poda controlar
el comportamiento humano y promover el potencial de los hombres
pasando un imn por el cuerpo para reorientar el flujo de este fluido
animal. Las personas en estado mesmerizado decan ver luces brillantes, o sentir el magnetismo animal cosquillear en su cuerpo, o no sentir
dolor despus de que les pellizcaran, pincharan o recibieran otros estmulos dolorosos. Algunos afirmaban haberse curado de una enfermedad.
Cientficos de la poca llegaron a la conclusin de que no haba pruebas de la existencia de magnetismo. animal y por tanto, rechazaron las
supuestas curaciones fsicas, atribuyndolas a la imaginacin del paciente. Los seguidores de Mesmer emprendieron la bsqueda de tcnicas nuevas y mejores, lo que dio lugar al abandono del magnetismo y
al descubrimiento del trance hipntico como tcnica de control de nuestra naturaleza animal.
Brujeras y fluidos aparte, lo cierto es que la preocupacin por influir
eficazmente en las creencias y comportamientos de los dems no es
cosa nueva. As, vemos como casi siempre que alguien se propone hablar de persuasin, o de la argumentacin como base de esta, ha de
remitirse ineludiblemente a la Antigedad. No por gusto.
En las ciudades-estado de la antigua Grecia...
el sistema judicial no permita la contratacin de abogados, se exiga
a los ciudadanos defender sus propios casos en los tribunales, es
decir, ante 201 vecinos, tamao mnimo de un jurado ateniense.
el ciudadano griego poda pronunciarse sobre las cuestiones del
momento en las asambleas polticas, y por tanto, se interesaba en
aprender a argumentar.
los sofistas eran grupos de maestros ambulantes que ofrecan conferencias. Escribieron los primeros libros sobre la persuasin. Estos
manuales describan los lugares comunes, los argumentos generales
y las tcnicas que podan adaptarse a una diversidad de fines persuasivos. El punto de vista sofista se expres en dos mximas aparentemente inocentes atribuidas a Protgoras: El hombre es la medida de
todas las cosas y Cada cuestin tiene dos caras. Para el sofista no
existe la verdad absoluta ni un medio seguro, ni por inspiracin divina, ni por intuicin humana, de hallar esta verdad. Las nicas normas son las humanas y estas son siempre discutibles. Cmo decidir,
pues, lo que hay que hacer? Argumentando y discutiendo podan
averiguarse muchas facetas de una cuestin y exhibirse con mayor
claridad las ventajas y desventajas de un curso de accin.
Platn hall que la posicin sofista era escandalosa. Crea en un conocimiento absoluto que slo pudiese hallarse mediante el estudio
de la filosofa. La sociedad apenas necesitaba los trucos verbales
del sofista. Segn Platn, esta tcnica del fraude estaba descarriando
a la juventud ateniense. La prctica sofstica de defender ambas ca-
Debo precisar:
Cmo tengo que presentar los argumentos para que ejerzan la inayor influencia persuasiva posible? Qu orden y exhaustividad debo
utilizar preferentemente?
Qu necesidades de los destinatarios voy a evocar?
Cmo voy a atraer la atencin
. . y estimular el inters de esos pblicos?
Qu lenguaje favorece una buena relacin comunicativa?
Debo explicitar o no las conclusiones de los mensajes?
Los mensajes deben ser racionales, emocionales o la combinacin
de ambos?
El creativo debe tener toda la informacin acerca de los segmentos a
impactar, para disear entonces el mensaje, en correspondencia con sus
caractersticas.
Si los mensajes se alejan del sistema de creencias de los destinatarios, lo que implica una mayor resistencia al cambio y menor incidencia comunicativa:
Cmo debo entonces presentar esos argumentos?
Qu grado de estrategia crear al exponer los puntos de vistas diferentes al receptor?
Qu utilizacin darle a los diferentes medios y soportes .a emplear
en la comunicacin?
Deben ser gratificantes los mensajes a emitir?
4to paso. Estrategia de medios o Plan de medios
Cmo se va a trasladar al pblico ese mensaje que responde a los
objetivos Comunicativos del Referente?
Este plan de medios se debe ajustar a las caractersticas del pblico
destinatario de los medios.
Qu medios debo emplear para transmitir los mensajes?
Con qu frecuencia, en que horarios y espacios?
Qu comunicadores o medios ejercen una mayor influencia sobre
el pblico al que me quiero dirigir?
La eleccin de los medios implica:
- Anlisis de las caractersticas de los medios y los soportes.
- Anlisis de la cobertura de los medios en cada rea geogrfica.
- Cobertura de cada soporte para el grupo objetivo.
- Medios y estrategias usados por la competencia.
Los objetivos de medios se miden en trminos de:
- Cobertura: qu porcentaje del grupo objetivo alcanzar en el perodo?
- Frecuencia: cuntas veces como promedio cada una de las personas ser impactada por el mensaje?