América Latina, de La Década Ganada A La Década Disputada
América Latina, de La Década Ganada A La Década Disputada
América Latina, de La Década Ganada A La Década Disputada
disputa, pero a la vez, con iniciativas opuestas, que oscilan desde cambios
estructurales contrahegemnicos, pasando por propuesta posneoliberales moderadas,
hasta otras formuladas ya conocidas, conservadoras del orden establecido, contra
progresistas.
En los ltimos aos, la regin ha sufrido innumerables cambios en cuanto a nuevos
gobiernos, nuevas polticas econmicas, y fundamentalmente, nuevos espacios de
articulacin de las relaciones econmicas entre pases. La ltima dcada, una dcada
ganada para buena parte de Amrica Latina en trminos de desarrollo social y
expansin democrtica, se ha caracterizado por un desplazamiento vigoroso de las
relaciones comerciales/productivas/sociales/culturales/polticas. En poco tiempo, los
acuerdos comerciales han ido variando de condiciones, de pases, de bloques. El
inters creciente por estructuras productivas ms slidas ha conllevado a repensar las
diferentes formas de interactuar econmicamente con el mundo, y muy
particularmente, desde el propio seno de la misma regin. La elevada inflacin
integracional es justamente resultado de eso, de la indefinicin propia de mltiples
objetivos, de muchas corrientes, de intentos de conciliar los diversos modelos de
desarrollo y de acumulacin existentes a da de hoy dentro de la regin. Adems, de
fondo, la tensin entre polticas de corte nacional-popular y la arquitectura
transnacional (regional) es siempre un hecho que ha de estar presente en cualquier
anlisis prospectivo.
Amrica Latina ya no es, por supuesto, la de las dcadas prdidas, en la que las
polticas neoliberales eran implementadas a travs de Programas de (des)Ajuste
Estructural y Planes de (des)Estabilizacin. Hacia mediados de la dcada de los aos
setenta, la economa-mundo hace un giro importante en relacin al modelo de
acumulacin capitalista, abandonando el rol protagnico que haba tenido el Estado y
transitando a un modelo donde (eso que mal llaman) el mercado jugara un papel
central. Esta nueva etapa neoliberal logra que el Estado se reduzca pero nunca sin
desaparecer; es de hecho el nuevo Estado corporativo y privatizador- quien facilita la
entrada de Amrica latina a las lgicas de la OMC (Organizacin Mundial del
Comercio), de los Tratados Bilaterales de Inversin, y de sometimiento al CIADI
(Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), juez y parte
dependiente del Banco Mundial.
La expansin de los mercados financieros -motorizados por la rpida circulacin de
dlares- y la crisis del petrleo contribuyeron en gran medida al cambio del patrn de
Hasta hace pocos aos, la regin tena dos grandes espacios de integracin,
mutuamente excluyente entre s, la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y
Mercado Comn del Sur (Mercosur). Quien perteneca a un lugar, no estaba en el
otro. Pero desde la irrupcin del proyecto bolivariano poltico, el ALBA-TCP, todo
esto ha cambiado. Este nuevo espacio ha congregado a algunos pases de Sudamrica,
a otros de Centroamrica y el Caribe. El gran salto cualitativo de este proyecto es sin
duda superar los criterios injustos para intercambios comerciales. Por primera vez en
la regin, nace un sistema de compensacin que pretende evitar el intercambio
desigual, con precios justos, a partir de un sistema de cuentas propias (va Sistema
Unitario de Compensacin Regional (SUCRE)). Este hecho, unido al movimiento
estratgico de Venezuela, dejando la Comunidad Andina de naciones (CAN)
definitivamente en el ao 2011- para incorporarse a Mercosur, han sido determinantes
para tener una regin muy diferente en trminos de integracin. Por otro lado, la CAN
despus de la arremetida de la UE en relacin a su propuesta de acuerdo de libre
comercio, tambin ha quedado parcialmente desintegrada. La CAN se qued sin
Venezuela (hace dcadas, en 1976, en la era pinochetista, ya se haba quedado sin
Chile), pero adems se qued con dos pases (Per y Colombia) atrapados en el bobo
aperturismo por la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Europa,
complicando as las condiciones de convivencia con otros pases que no han aceptado
esas asimtricas reglas del juego. Por otro lado, est un nuevo Mercosur; la llegada de
Venezuela le hace ser la quinta economa del mundo, y se constituye as en un espacio
muy atractivo por su potencial econmico; Bolivia tambin acept entrar; y en la
actualidad Ecuador an sigue pensando formar parte; Paraguay vuelve a ser miembro
de pleno despus de las ltimas elecciones (con la asuncin presidencial ya ocurrida)
pero an con muchas cuestiones por dilucidar por nuevas preferencias neoliberales en
su poltica exterior. Mercosur, sin duda alguna, se convierte en el nuevo protagonista
del siglo XXI en cuanto a espacio integracional, en lo comercial, financiero y en lo
productivo; pero a la misma vez, es un espacio caracterizado por las grandes
disparidades de economas participantes. Brasil siendo parte de las nuevas economas
emergidas; Argentina tambin forma parte del G20 y en tendencia creciente; y ahora
Venezuela como otra gran potencia. A su lado, otras economas ms pequeas que
peligran si no establecen condiciones que eviten intercambios desiguales, y lo que es
ms importante, una integracin productiva desigual que de lugar a encadenamientos
productivos con generacin desigual de valor para unos y otros. Situacin que puede
empujar a estos pases a percibir atractivos los tratados de libre comercio.
Por otro lado, no hemos de olvidar el papel geoestratgico de los pases del Caribe,
que han sido considerados por EEUU su frontera natural durante todo el s. XX, un
trmino usado por el propio G. W. Bush, que la calific de su tercera frontera Por
razones obvias de geoestrategia regional, Washington siempre anhel mantener su
influencia diplomtica, poltica y econmica en la regin. Para ello, ha lanzado
proyectos econmicos y estratgicos dirigidos a crear y mantener los nexos de
interdependencia con el Caribe y Latinoamrica. La Caricom (Comunidad de Estados
del Caribe) ha sido el soporte natural de las polticas de Washington desde su
creacin. Sin embargo, esta influencia exclusiva queda actualmente cuestionada
debido a la importancia creciente de la iniciativa, Petrocaribe, una alianza en materia
petrolera entre algunos pases del Caribe con Venezuela. basado fundamentalmente en
que este pas petrolero entrega crudo a los otros miembros en condiciones ventajosas,
(con un financiamiento que llega a 40% cuando el precio del petrleo supera los 50
dlares; a 50% si sobrepasa los 80 dlares y a 60% cuando la barrera se sita en 100
dlares). Con todo ello, Centroamrica se constituye en s mismo como otro espacio
en disputa, donde Estados Unidos sigue teniendo amplia capacidad de influencia,
China muestra su lado expansionista tambin sobre este territorio, y Venezuela ha
logrado ser un aliado privilegiado en trminos econmicos, y a su vez, polticos.
Tampoco debemos olvidar la apuesta que realiza lentamente Brasil justamente en esa
rea geopoltico por disputar el liderazgo de los Estados Unidos.
En este mismo sentido, el primer escenario de combate ha sido Honduras, con su
reciente contienda electoral, en el que -contra pronstico- los datos oficiales reflejan
como ganador al candidato conservador del Partido Nacional frente a la lideresa
progresista (Xiomara Castro; esposa del presidente derrocado Zelaya). Este pas fue
laboratorio de golpe militar hace pocos aos (2009); y ahora, con una densa e
indisimulada participacin de la embajadora estadounidense (en el proceso electoral,
en la formacin tcnica y despus en calidad de observador internacional), vuelve a
constituirse en un espacio de lucha de una amplia mayora popular que resiste la
hegemona interna liderada desde afuera. Estados Unidos ha querido dejar claro que
Centroamrica no era un espacio negociable. A pesar de las palabras de John Kerry,
secretario de Estado de los Estados Unidos, la doctrina Monroe
sigue
actualizada.
Por otro lado, no se puede olvidar otro hecho determinante en esta nueva
configuracin de integracin regional: la aparicin de la Alianza del Pacfico (AP),
donde Per, Colombia, Mxico y Chile (y Costa Rica previsiblemente en un futuro
muy cercano), todos con acuerdos de libre comercio con EEUU y UE, se articulan
entre s, con slidas afinidades en cuanto al modelo econmico propuesto. De hecho,
esta AP no puede ser vista ni mucho menos como un mero acuerdo comercial como
remake del rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA)-, sino ha de ser
calificada como un proceso de integracin neoliberal en busca de acabar con la
Dcada Ganada lograda en muchos pases de la regin gracias a las polticas de
transformacin a favor de las mayoras.
Cada vez es ms difano el deseo de Estados Unidos (y de Unin Europea): una
Amrica Latina divida en dos, desgajada en -al menos- dos grandes mitades para que
as deje de ser el bloque monoltico que vena conformndose en el nuevo mundo
multipolar. Recientes informes de think tanks conservadores ya constatan la
madurez de Latinoamrica y su mayor peso global, y abogan por un espacio
geopoltico trilateral Unin Europea-Estados Unidos-Amrica Latina, en base a sus
comunes races occidentales, en trminos estrictamente liberales: derechos
individuales y mercados abiertos. Esta es la pretensin, tambin, de buena parte de
la oligarqua financiera, del poder concentrado meditico, del capital transnacional y
de los grandes caciques nacionales: una regin dividida en dos mitades que disipe
cualquier posibilidad de levantar y consolidar una alternativa global de avance en
sentido posneoliberal, en paz, sin guerras, con redistribucin, mejoras sociales y
profundizacin democrtica.
Es por ello, que en los ltimos meses se han acelerado los mltiples movimientos de
ajedrez en el actual juego de tronos que supone el curso geopoltico en Amrica
Latina; la tensin est servida entre procesos reformistas, revolucionarios y
contrarrevolucionarios. Han sido muchos los intentos fallidos del poder hegemnico
mundial para destronar a las propuestas progresistas: golpes a la democracia en
Venezuela (2002), Bolivia (2008) y Ecuador (2010). Sin embargo, otros s que fueron
exitosos: Honduras (2009) y Paraguay (2012). Desde el rechazo al ALCA (2005),
Estados Unidos a la cabeza (con la UE a su lado) no descansa hasta lograr, en una
primera instancia, una Amrica Latina dividida y partida en dos, con un bloque afn,
representado en la Alianza del Pacfico, para luego, poder colonizar al resto,
logrando as el deseo de antao: un patio trasero que vaya desde Mxico hasta
Ushuaia. Esta Alianza del Pacfico es justamente la punta de lanza para asentar las
bases del nuevo mapa geoeconmico codiciado por los intereses de los grandes
capitales. Liderada por Colombia, atrayendo a pases claves en Centroamrica (Costa
Rica est muy cerca de ser nuevo miembro; El Salvador acaba de confirmar que se
piensa su entrada en dicho bloque), la Alianza del Pacfico sigue construyndose
aceleradamente como bloque poltico regional de gran fortaleza.
Es por eso que los prximos aos, despus de esta dcada ganada que ha puesto final
a las dcadas perdidas neoliberales, supondrn un nuevo periodo de contienda, una
suerte de dcada decisiva-dcada disputada, que determinar el rumbo de este nuevo
polo poltico y econmico. Amrica latina no slo est en disputa interna, sino
tambin externamente como bien se explicita segn la nueva estrategia marcada en el
documento del Consejo Atlntico: The Trilateral Bond: Mapping a New Era for Latin
America, The United States, and Europe' ('El Vnculo Trilateral: Inspeccionando una
Nueva Era para Amrica Latina, EE.UU. y Europa'). Este informe es contundente en
cuanto a la importancia de Amrica latina a nivel mundial; y por ello, se retoma as el
deseo de incorporar a este bloque al redil atlntico, constituyndose as en una
prioridad en la poltica exterior de los EEUU y UE. Amrica Latina no es ya slo una
regin en disputa interna, sino un continente con mayor influencia en el sistema
interestatal y que ver enfrentarse proyectos geopolticos diferentes e incluso
antagnicos para su nueva ubicacin en el espacio global.
Por tanto, todo est en juego, en disputa, en movimiento: el ALBA, la UNASUR, el
Mercosur, la Alianza del Pacfico, incluso la CAN, tambin la Organizacin de los
Estados Americanos (OEA), y por supuesto, la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeos (CELAC).
La desaparicin de Chvez, Kichner y Lula del escenario poltico de una Amrica
Latina en la que los modelos polticos presidencialistas maximizan el peso del
personalismo, sin duda pesar en detrimento del campo poltico progresista,
construido en torno a la imprescindible retrica y relato de la transformacin y la
movilizacin de las masas, muy vinculado por otro lado a la capacidad tractora de
estos liderazgos. La derecha continental por el contrario, instalada en la mediocridad
poltica y el halo tradicional de credibilidad de sus propuestas tecnocrticas se vera
beneficiada por, en ausencia de grandes liderazgos, un retorno de la no poltica.
La muerte de Chvez y la ofensiva nacional e internacional contra el chavismo
liderado por Maduro; los resultados de la segunda vuelta en las elecciones de Chile
que podran beneficiar a Bachelet, empujada a llevar una agenda ms progresista que
en su anterior mandato e incluso a hablar de cambiar la constitucin
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