Por Mal Camino Elizabeth Badinter
Por Mal Camino Elizabeth Badinter
Por Mal Camino Elizabeth Badinter
igualdad de sexos es todava una esperanza lejana. No hay ninguna razn para bajar los
brazos!
Denuncias el victimismo de las asociaciones feministas. No estn retomando la
tradicin de las quejas femeninas?
Esta posicin de vctima se aproxima, por primera vez, a la de herona. Las vctimas
siempre tienen razn. Aun ms, tienen derecho al respeto. As es como hoy se atrae la
simpata y la conmiseracin. No es casual que una de las ms clebres feministas radicales
norteamericanas, Andrea Dworkin, hable de la poblacin femenina como supervivientes.
Sin duda alguna, cuando las feministas se movilizan en ayuda de las vctimas de la
violencia objetiva, estn haciendo lo que deben. Sin embargo, cuando extienden el
concepto de violencia masculina a todo y a cualquier cosa, cuando trazan un continuum de
la violencia que va desde la violacin al acoso verbal, moral, visual, pasando por la
pornografa y la prostitucin, entonces cualquier mujer un poco paranoica puede declararse
vctima real o potencial de los hombres en general.
Es alucinante observar cmo en el momento en el que las mujeres estn a punto de lograr
una revolucin enorme, el discurso feminista acta como si se tratase de falsos avances,
como si no hubiera ninguna diferencia entre las condiciones femeninas hoy, ayer y en
cualquier lugar del mundo. Se est poniendo globalmente en cuestin a la otra parte de la
humanidad todos los hombres son unos cabrones. Es un intento de instaurar la
separacin de sexos.
Tomemos como ejemplo la modificacin del texto de la ley sobre el acoso sexual, que debe
empezar a aplicarse en el ao 2005. Este texto me parece monstruoso: se est pasando de
sancionar un chantaje sexual realizado por un superior, es decir, de un abuso de poder, a la
penalizacin de no se sabe muy bien qu: una atencin sexual no deseada! Con cada ley se
construyen barreras un poco ms elevadas entre los sexos.
No obstante, aqu hay un autntico reto: cmo hacer avanzar la igualdad entre los sexos
sin amenazar las relaciones de mujeres y hombres? Yo no estoy segura de que ste sea el
objetivo de todas las feministas. Puede ser, incluso, el contrario.
Vas demasiado lejos. Dices que hay engao intelectual. El discurso feminista se
apoyara sobre cifras infladas artificialmente y en argumentos a menudo
tergiversados.
Para justificar leyes tan protectoras, es imprescindible demostrar que las mujeres son
constantemente vctimas de los hombres. Hay un malentendido que se est extendiendo en
Francia y en toda Europa acerca de las violencias de que seran vctimas las mujeres, y esto
no es inocente. Es legtimo sumar violencias, lesiones y presiones psicolgicas como si se
tratase en todos los casos de una misma violencia?
Cuando todos los medios de comunicacin repiten que el 10% de las francesas son objeto
de violencias conyugales, sin ms precisiones, el pblico y algunos periodistas traducen
inmediatamente: el 10% de las francesas son mujeres maltratadas. Lo cual es falso.
Leyendo la encuesta que se halla en el origen de este ndice global de violencias
conyugales, un 2,5% de mujeres son objeto de agresiones fsicas, un 0,9% seran vctimas
de violaciones conyugales y otras prcticas sexuales impuestas, mientras que un 37% se
considera vctima de presiones psicolgicas. Por qu se silencian siempre estas precisiones
tan necesarias? Y por qu esta cifra del 10% se convierte en un 12% o un 14% al hilo de
artculos y emisiones consagradas a este tema, si no es porque, conscientemente o no, se
obtiene de ello un beneficio un poco perverso?
Hay una especie de alegra, de escalada, en la explotacin de las estadsticas: un 10% de
mujeres vctimas significara un 10% de hombres violentos. Aqu tenemos un signo claro
de la dominacin masculina!
T sugieres que las mujeres tambin pueden ejercer violencias contra el otro sexo.
Yo me sublevo contra las representaciones generalizadoras: todas vctimas, que remite a
todos verdugos. Es verdad que hay muchas ms mujeres que son vctimas de los hombres
que al revs. Pero tambin hay verdugos-mujeres y arpas de todo gnero. En uno y otro
caso son minoras que competen a la patologa social o psicolgica, y no a la realidad de los
dos sexos.
Se est atacando, en realidad, a la esencia del hombre?
Se acta como si nada hubiera cambiado, como si no hubiera ninguna diferencia entre la
situacin de las mujeres orientales y las occidentales.
Hay una complacencia en la idea de que el hombre es en todas partes un opresor, un tirano,
incapaz de evolucionar. Encuentro esta generalizacin falaz y contraproducente. La lucha
contra los abusos masculinos ser ms eficaz cuando las feministas se alejen de sus
fantasmas para acercarse ms a la verdad.
Denuncias la tendencia de las nuevas feministas a erigirse en censoras. Les
reprochas que defienden el orden moral, mientras que, en los aos setenta, sus madres
lo vilipendiaban, cantando los beneficios de la anticoncepcin y el amor libre.
Pero no es el mismo orden moral. En 1970, las chicas luchaban por gozar sin trabas. En
el ao 2000, las asociaciones feministas militan por una sexualidad sana y gozosa, que
supone nuevas prohibiciones, un modelo de sexualidad decente que niega las
peculiaridades masculinas y al que los hombres deberan someterse. En nombre de la
dignidad femenina, habra que castigar la prostitucin, la pornografa e incluso los
avances sexuales no deseados, etc. Se razona por analoga. Se dice: la violacin es un
atentado a la integridad. Si se considera que ver una imagen pornogrfica es un atentado a
la integridad, entonces hay que concluir que es una especie de violacin. Todo lo que es
violencia simple se reconduce a lo peor: la violacin, de la que las feministas dicen que es
ms grave que un asesinato.
No es necesario proteger la imagen de las mujeres, y su sexo?
La desigualdad entre los sexos no se ilustra sobre toda esta compulsin de cada una de
ellas a tratar al otro como un objeto? Dnde comienza y dnde termina la imagen
degradante de una mujer o de un hombre? Yo tengo ms confianza en el pblico que en las
censuras autodesignadas para decidir qu es lo aceptable, a pesar de los riesgos de patinazo.
En cuanto a la prostitucin, no soy una militante, y soy la primera en decir que no es un
oficio como los dems. Pero no hay que mezclar la prostitucin ejercida libremente y la
prostitucin forzada, bajo la frula de un proxeneta.
Opinas que estas nuevas reivindicaciones moralizantes se dirigen a demonizar al
hombre. Pero no es cierto que las feministas de todos los tiempos han cedido a esta
tentacin?
No. Hay que distinguir entre feminismo radical y feminismo liberal. Para unas,
minoritarias, el hombre es el enemigo, con el que no se puede negociar. Para las otras, se
trata de aparentar que se negocia, pero imponindoles (a los hombres) la ley. Por fin, para
otras, entre las que me cuento, el objetivo de la igualdad entre los sexos debe perseguirse
con el concurso de los hombres. Se trata de hacerles ser conscientes de una situacin
injustificable moralmente que exige un cambio por su parte. El proceso es largo, porque
implica una evolucin de la mentalidad masculina, pero es el nico posible. Sin esto,
estamos ante la guerra de sexos que nadie quiere. El hombre no es un enemigo a batir.
Pero a los ojos del nuevo feminismo es intrnsecamente el otro, el que funda sus
reivindicaciones sobre la teorizacin de las diferencias entre los sexos. De donde
procede el recurso a la discriminacin positiva, por ejemplo, la ley sobre paridad.
Ese feminismo cree que lo que nos distingue es ms fuerte que lo que nos une, mientras
que yo pienso lo contrario.
El diferencialismo y el comunitarismo venidos del otro lado de Atlntico harn siempre
muchos adeptos en Francia (y en toda Europa), en tanto que el sistema republicano y
universalista parece bloqueado.
Por qu hay tan pocas mujeres en los Parlamentos; pero tambin, por qu tan pocos
obreros, tan pocos franceses de segunda generacin, etc.?
La solucin consiste no tanto en cambiar de sistema como en desbloquear el nuestro, que ha
terminado por hacer pensar en una discriminacin negativa.
La paridad, que ha instaurado el uno a uno, ha venido a poner fin a un concepto relevante
de la ciudadana. Todava ms, a partir de ahora queda consagrado en la Constitucin que
hombre y mujer son dos entidades diferentes, con distintas naturalezas, distintos valores y
distintos intereses. Es la proclamacin de una especie de separatismo: lo contrario de la
igualdad. Se es seleccionado, en primer lugar, en funcin de la condicin sexual. Por mi
parte, encuentro esto humillante. Pero muchos han credo que el fin justificaba los medios:
para que haya ms mujeres en los Parlamentos, podemos volver la espalda a nuestros
principios morales y polticos. Es un gigantesco paso atrs!
Pero, por qu ha calado tan hondamente esta idea de la paridad?
No es tanto una concepcin del feminismo, que la ha llevado a la opinin pblica, como
la novedad de la palabra paridad mucho ms accesible que el clsico concepto de
igualdad. La paridad remite a la idea de par, de pareja mixta, ms evidente que esa otra
idea abstracta de neutralidad ciudadana.
El eslogan Un hombre, una mujer parece ilustrar el concepto de humanidad, sin que haya
una verdadera preocupacin por sus implicaciones polticas y filosficas.
En una poca en la que la imagen domina, en la que todo el mundo no tiene en la boca ms