El Cultivo Del Espíritu Humano

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EL CULTIVO DEL ESPRITU HUMANO TEORA O PRCTICA EN EL ACTO

EDUCATIVO?
Nuestra profesin reposa sobre una ambicin y una vocacin: la ambicin de
saber y la vocacin de ensear. Algunos sern admirados por lo que saben,
otros queridos por lo que han enseado
Torres De La Llosa
El Doctor Nelson Rodrguez en su tesis titulada la sensibilizacin:
esencia en la formacin del ser humano y cultivo del espritu a travs de la
educacin holstica presentada como requisito para optar al Grado de Doctor
en Educacin Mencin Andragoga, plantea que: la educacin debe servir para
el desarrollo del aprender a Ser, a Hacer, a Convivir, a Conocer, es decir,
alimentar el espritu humano, el CESPIRHUM.
En este orden de ideas, expone el Doctor Rodrguez que el cultivo del
espritu humano o CESPIRHUM est relacionado con cinco valores, los cuales
son: libertad, creacin, trascendencia, entramado con la naturaleza y alteridad.
Seala el Doctor Rodrguez: que es necesario partir de la libertad como
condicin indispensable de la persona en formacin para educar y para formar
a otros en libertad, por otro lado la creacin como aporte novedoso que el
docente realizar en sus estudiantes al acercarlo a las bellas artes, a ensearlo
a relacionarse con la naturaleza y a dar aportes para dejar al mundo mejor de
cmo lo encontr. La trascendentalidad que viene ligada con lo anterior, pues
al crear estamos siendo trascendentes, dejar huella en el mundo y no pasar
desapercibidos. Otro punto de la propuesta es la relacin con la naturaleza
como un entramado ms all de la mera contemplacin y por ltimo las
relaciones con los dems partiendo de la alteridad lo que har la autentica
proyeccin de lo interno del individuo con el mundo real. As pues no se trata
de un docente espiritual, enclaustrado y contemplativo, sino todo lo contrario,
activo, inmerso en el mundo de la vida, para dar respuestas a las necesidades
de la sociedad contempornea.
En total correspondencia con lo que plantea el Doctor Rodrguez,
considero que la verdadera educacin siempre tiene que ser una prctica de la
libertad, necesaria para la conformacin del individuo creador, inspirador de
ideas y acciones que le permitan trascender en la vida de sus semejantes y
comprender al mundo tal como se presenta, esto es, comunicarse y advertir al
otro en su justa realidad, como camino valido para formar parte de la red de la
vida.
Ahora bien, vale reflexionar, cuestionar, preguntarse si el cultivo del
espritu humano, ese tejido de libertad, creacin, trascendencia, naturaleza y
alteridad, es concebido desde la teora desarrollada en el acto educativo, o ms
bien, forma parte de la prctica del encuentro educativo. Edgar Morn, en su
libro La cabeza bien puesta invita a repensar la prctica educativa, la
actuacin como docente como medio para que el docente entre en un proceso
permanente de reflexin que le permita cuestionar constantemente lo qu hace,

cmo lo hace, cmo podra hacerlo mejor, para qu sirve lo que hace, cmo lo
perciben los alumnos, qu piensan ellos, cmo alimentar el pensamiento y el
espritu del estudiante. En este sentido, concientizar el cultivo del espritu
humano desde la teora o la prctica conlleva estrategias y actuaciones
distintas por parte del docente en el acto educativo.
En este sentido, revisemos las definiciones de teora y prctica. La
teora es una condicin hipottica ideal en la cual tiene pleno cumplimiento
normas y reglas que, en la realidad, son slo imperfecta o parcialmente
seguidas. Este es el significado que se da a la palabra teora cuando se dice:
en teora debera ser as, pero en la prctica es otra cosa. Abbagnano en su
Diccionario de Filosofa menciona con relacin a la definicin de teora y
prctica, que Kant en un escrito de 1793, establece: se denomina teora a un
conjunto de reglas tambin prcticas, cuando son pensadas como principios
generales y no se toma en cuenta una cantidad de condiciones que, sin
embargo, tienen la influencia necesaria en su aplicacin. A la inversa se
denomina prctica no a cualquier acto, sino slo al que realiza una finalidad y
est pensado en relacin con principios de conducta representados
universalmente.
En definitiva, el cultivo del espritu humano, se trata de una prctica
cotidiana en el acto educativo, a continuacin, se presenta un resumen de los
escenarios que un docente debe propiciar para cultivar el espritu de sus
estudiantes.
El docente universitario en su prctica educativa debe ser libre de
imaginar y actuar para hacer de sus aulas de clase un recinto inspirador de la
libertad de sus estudiantes, tal como plantean Savater lo nico que los
humanos no podemos elegir es entre ser o no ser libres: estamos condenados
a la libertad, ya que es la libertad lo que nos define en cuanto a humanos,
Mandela "He peleado en contra de la dominacin blanca y de la dominacin
negra. He apreciado el ideal de una sociedad democrtica y libre, donde todas
las personas conviven con igualdad de oportunidades. Representa un ideal por
el cual vivo y espero alcanzar. Pero, de ser necesario, un ideal por el cual estoy
dispuesto a morir." o Prez Esclarn si quieres ser libre, libera tu corazn de
todo aquello que te impide alcanzar tu plenitud humana, debemos propiciar un
ambiente que fortalezca el espritu libre de los cientos de alumnos que ingresan
a la Universidad en bsqueda de sus sueos, ms que ensear una tcnica, un
procedimiento o un concepto, debemos desarrollar en nuestros estudiantes la
capacidad de comprender y repensar a la sociedad que los cobija, con miras al
desarrollo pleno de su libertad, que les permita aprender permanentemente
para la vida.
Precisamente, el docente universitario como actor del acto educativo no
puede ni debe vender el conocimiento a sus alumnos, es necesario generar el
contexto de duda, de incertidumbre, para que los alumnos desarrollen la
prctica de crear por medio de la perturbacin de su pensamiento. Expresaba,
John Dewey, el pensador de la educacin, contra la concepcin tradicional que

vea el aprendizaje como la imposicin de una serie de contenidos al alumno,


que vendra a cumplir un papel puramente pasivo, como mero receptor, por
parte del profesor, el progresismo pedaggico subraya la actividad y el juego
experimental del alumno, verdadero artesano de su propio conocimiento, como
determinantes en todo aprendizaje.
Por otra parte, la trascendencia est asociada a hechos, a palabras, a
mensajes, a entrega y sobre todo a la pertinencia de la funcin como docente.
Una clase universitaria no puede limitarse a un contenido tcnico, que muy
probablemente estar obsoleto antes de que el alumno culmine sus estudios
universitarios. El aula debe servir como espacio de motivacin permanente de
aprendizaje, de auto realizacin, de crecimiento personal y particular, de
agudeza ante la vida y ante la incertidumbre. Como docentes debemos estar
conscientes de que nuestros estudiantes funcionan en el tiempo, buscan
significados y tienen alma.
Los estudiantes tienen dos modos de sentir el tiempo. Primero, por el
funcionamiento del reloj biolgico, por las etapas del desarrollo humano, por el
tiempo en que se tardan en lograr el compromiso y la inspiracin. Segundo, por
medio de una inmersin profunda en el tiempo, en los recuerdos y los
compromisos del pasado, en las emociones del presente y en los sueos y
esperanzas del futuro. El docente debe tener la capacidad y la voluntad de
comprender que cada alumno tiene una historia y su memoria personal del
pasado, una historia y una memoria que influyen en el modo de ver el mundo y
en sus expectativas y esperanzas.
Los estudiantes no son receptores pasivos de todo lo que la vida les
ofrece. Por el contrario, participan activamente en ella. Se esfuerzan en atribuir
un significado a las diversas seales y estmulos que reciben y en comprender
las contradicciones que enfrentan.
Los estudiantes tienen alma, no son mquinas programadas para
comportarse de manera racional y predeterminada. Abrigan esperanzas y
temores, ren y lloran, tienen alma y albergan sueos. El concepto del alma
refleja el aspecto emocional del aula de clase, porque a partir de ella surgen la
confianza y la dedicacin, la inspiracin y la alegra.
En correspondencia con lo planteado anteriormente, un docente
universitario trascender en la vida de sus estudiantes, cuando logre combinar
las habilidades y las competencias para comprender el tiempo en el que
funcionan sus estudiantes, ofrecerles respuestas oportunas y adecuadas y
valorar el alma de su discpulo.
De igual manera, todo docente indistintamente del nivel de educacin
donde le corresponda dirigir un acto educativo debe ser lo suficientemente
elocuente y ejemplarizante de la accin conservadora del planeta, le
corresponde orientar a sus estudiantes con hechos y no solamente con
palabras a la reflexin profunda, permitindoles repensar su compromiso con el
planeta y la manera de contribuir a su conservacin. Debemos como docentes

universitarios, encaminar al estudiante hacia la senda de la era planetaria con


total responsabilidad y compromiso de conservar y mantener a nuestro planeta.
En efecto, propiciar en el estudiante la capacidad de comprender al
mundo que lo rodea en su justa realidad y respetarlo como un integrante ms
del mismo, convierte al acto educativo en un momento propicio para desarrollar
en nuestros estudiantes, el principio de la alteridad, y un camino viable para
poner en prctica este principio, es fomentar la capacidad de escuchar en el
alumno, como medio para comprender y sentir la realidad del semejante, del
otro, las ideas, aspiraciones, limitaciones, en definitiva, la esencia como ser
humano del otro.
No obstante, para fomentar la capacidad de escuchar en nuestros
alumnos, debemos reforzar nuestra propia capacidad de escuchar como
docentes, es decir, que por medio del modelaje es factible desarrollar la
capacidad de escuchar, y por ende propiciar el principio de la alteridad en los
estudiantes.
Finalmente, es el acto educativo el contexto ptimo para que el docente
por medio de hechos y acciones modele el espritu de sus estudiantes,
emplazndolos a constituirse en seres humanos libres de pensamiento,
creadores de ideas, inspiradores de vida, guardianes de la naturaleza.
Referencias Bibliogrficas
Abbagnano, N. (2004). Diccionario de Filosofa. Cuarta edicin. Fondo de

Cultura Econmica. Mxico.


Alegre O. y Villar L. (2004). Manual para la excelencia en la enseanza
superior. Editorial McGrawHill. Espaa.
Gratton L. (2001). Estrategias de capital humano. Editorial Prentice Halll.
Espaa.
Morin E. (2001). La cabeza bien puesta, repensar la reforma, reformar el
pensamiento. Editorial Nueva Visin. Buenos Aires.
Morn E., Roger E., Motta R. (2006). Educar en la era planetaria. Editorial
Gedisa. Espaa.
Prez E. Antonio (2008). Decide tu Vida. Elige ser Feliz. Editorial San Pablo.
Venezuela.
Savater, Fernando (2004). Las Preguntas de la Vida. Decima edicin.
Editorial Ariel. Espaa.
Referencias Electrnicas

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