Maitri Sandra - La Dimension Espiritual Del Eneagrama
Maitri Sandra - La Dimension Espiritual Del Eneagrama
Maitri Sandra - La Dimension Espiritual Del Eneagrama
Sandra Maitri
Sandra Maitri
LA DIMENSIN
ESPIRITUAL DEL
ENEAGRAMA
LOS NUEVE ROSTROS DEL ALMA
Sandra Maitri
Ttulo original
The Spiritual Dimension of the
Enneagram
Primera edicin
Mayo 2004
2000 Sandra Maitri
2004 para la edicin en
castellano
La Liebre de Marzo, S.L.
De la traduccin
Pilar Alba
Diseo grfico
Mauro Bianco
Imagen portada
Flame Nebula, Regin de
formacin de estrellas en
Orion
Atlas Image obtained as part of
the Two Micron All Sky
Survey (2 MASS),
a joint project of the University
of Massachusetts and the
Infrared Processing and
Analysis Center/California
Institute of Technology, funded
by the National Aeronautics
and Space Administration and
the National Science
Foundation.
Sandra Maitri
Sandra Maitri
A
OSCAR ICHAZO,
EL MAESTRO TRAS
LA PUERTA
CLAUDIO NARANJO,
QUE LA ABRI
Y
HAMEED ALI (A. H.
ALMAAS),
QUE ME ENSE A
. ATRAVESARLA
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PRLOGO ........................................................................................... 10
INTRODUCCIN ................................................................................ 16
C A P T U L O...................................................................................... 1
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E L T R I N G U L O I N T E R I O R Y L A C A D A ............ 43
C A P I T U L O 2................................................................................. 66
ENEATIPO NUEVE ........................................................................ 66
EGO-INDOLENCIA ........................................................................ 66
C A P I T U L O 3................................................................................. 95
ENEATIPO SEIS ............................................................................. 95
EGO-COBARDA ............................................................................ 95
C A P T U L O 4............................................................................... 122
ENEATIPO TRES ......................................................................... 122
EGO-VANIDAD............................................................................. 122
C A P I T U L O 5............................................................................... 149
ENEATIPO UNO .......................................................................... 149
EGO-RESENTIMIENTO............................................................. 149
C A P T U L O 6............................................................................... 176
ENEATIPO CUATRO ................................................................ 176
EGO-MELANCOLA ................................................................. 176
C A P T U L O 7............................................................................... 202
ENEATIPO DOS .......................................................................... 202
EGO-ADULACIN ..................................................................... 202
C A P T U L O 8............................................................................... 231
ENEATIPO OCHO ....................................................................... 231
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DIAGRAMAS
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PRLOGO
Antes de leer el brillante libro de Sandra Maitri, haba odo hablar
del eneagrama durante un par de aos, pero tena prevencin con
relacin a los sistemas que parecan tipificar, clasificar o juzgar. La
astrologa, por ejemplo, me haba frustrado desde que descubr por
primera vez que cuando comunicaba mi signo a la gente -Virgo- se
alejaban de mi acongojados, suponiendo que era quisquillosa o
frgida, y se pasaban el resto de la tarde con los signos ms en la
onda, como Acuarios y Leos. Cuando supe que en realidad era
Libra, segn la astrologa vdica, ello me permiti ampliar un poco
la verdad susurrando vdica una o dos veces, tras la palabra
Libra, si alguien me preguntaba el signo.
Hace diez aos, mi amiga Bess me anunci que la astrologa
estaba pasada de moda y lo que estaba en el ajo era el eneagrama.
Me coment que tena todos los signos de un Cuatro, lo que no
era muy bueno. Cuando le pregunte porqu, contest: Los Cuatro
son oscuros, trgicos, dramticos y muy sufridores. Antes de que
pudiera recuperarme de estas malas noticias, Bess ech ms lea al
fuego: Adems los Cuatro siempre desean lo que no tienen. No
suelen ser felices.
Hoje un par de libros sobre el eneagrama en la librera,
encontr descripciones de los Cuatro que parecan familiares, pero
bsicamente mi respuesta fue Y ahora qu? Ya saba estas
cosas... Exista un cierto grado de tranquilidad al darme cuenta de
que no estaba sola en mis peculiaridades de comportamiento, pero
la tranquilidad no eliminaba dichas peculiaridades. Entonces
intent identificar el tipo de mi marido, dicindome a mi misma que
ello sera til en nuestras relaciones, pero nunca pude decidir cual
era, y en consecuencia le acusaba en nuestras peleas de ser un
tpico Tres; o quizs un Siete, lo que no nos acercaba mucho.
Cuando Sandra me dijo que estaba escribiendo este libro, le
solicit el privilegio de ir leyendo los captulos a medida que los
escriba. Saba que estaba escribiendo sobre el eneagrama; conoca
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INTRODUCCIN
El maestro suf, recientemente fallecido, Idries Shah explicaba una
parbola que suelo utilizar cuando introduzco el eneagrama. Nos habla
de un herrero que es encarcelado injustamente y que, al parecer de un
modo milagroso, logra fugarse. Muchos aos despus cuando se le
pregunta como lo hizo, contesta que su mujer, una tejedora, haba
tejido el diseo de la cerradura de su celda en la alfombra de plegarias
sobre la que oraba cinco veces al da. Al darse cuenta de que la
alfombra de plegarias contena el diseo de la cerradura de su celda,
hizo un trato con sus carceleros para conseguir herramientas con las
que hacer pequeos objetos, los cuales luego stos podan vender con
beneficio. Mientras tanto, tambin utiliz las herramientas para
hacerse una llave, y un da se fug. La moraleja de la historia es que
comprender el diseo de la cerradura que nos mantiene presos puede
ayudarnos a confeccionar la llave que puede abrirla.
Como todas las historias de enseanza suf, se trata de una
metfora. Describe la condicin de la mayora de la humanidad:
encarcelada en el laberinto de nuestras propias estructuras del ego. La
mayora de nosotros vivimos nuestras vidas dentro de los estrechos
mrgenes de aquello que consideramos somos nosotros y el mundo
que nos rodea, que, desde la perspectiva de los que no estn tan
encarcelados, es una pequea parte de lo que realmente tenemos a
nuestra disposicin. Patrones y sentimientos concretos, y ms
abiertamente, situaciones, se repiten una y otra vez en nuestras vidas,
dando a nuestra experiencia interior un sentido de identidad. Bajo
estos patrones repetitivos, encontramos convicciones fijas sobre lo que
somos y el modo en que es el mundo que habitamos. Estas creencias
se conformaron durante los primeros aos de vida a medida que
nuestra autodefinicin se desarroll en respuesta a nuestros encuentros
con el entorno y aquellos que contena, en combinacin con nuestras
predisposiciones innatas. Llegando a formar nuestros patrones de
pensamiento y nuestras reacciones emocionales, proporcionndonos
una experiencia interior consistente de nosotros mismos. El mundo
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del ego, sino que tambin nos han mostrado muchos modos de
escapar. La historia del herrero nos habla de uno de estos mtodos
para conseguir la libertad: comprender el diseo de lo que nos
mantiene encerrados en nuestras celdas. Sin nada parecido a la
alfombra de plegarias del herrero para mostrarnos el funcionamiento
interno de nuestra realidad hologrfica -la cerradura que nos mantiene
cautivos- a menudo tenemos pocas posibilidades de escapar.
Mientras que cierto nmero de mapas espirituales y psicolgicos
delinean el mbito del ego, ninguno que haya conocido es tan
poderoso como el eneagrama, con el que he trabajado y enseado
durante prcticamente tres dcadas. El eneagrama de la personalidad
describe nueve personalidades o egotipos distintos, cada uno de ellos
con patrones mentales, emocionales y de comportamiento
caractersticos. Tambin describe, si se comprende adecuadamente,
cmo y porqu dichos patrones surgen cuando perdemos contacto con
nuestras profundidades espirituales en la temprana infancia. Adems,
describe las transformaciones afectivas y de comportamiento que debe
experimentar cada uno de los tipos si se compromete en un trabajo
espiritual serio que tiene como resultado el volver a comunicar,
paulatinamente, con dichas profundidades. Ms adelante hablaremos
ms afondo sobre dichas dimensiones del eneagrama, puesto que
forman una parte integral del verdadero uso del eneagrama tal como
se concibi: como herramienta para la transformacin espiritual que
puede ayudarnos a ir ms all de los laberintos de la realidad egoica
que describe.
La divulgacin actual del eneagrama se ha centrado casi
exclusivamente en los rasgos y patrones psicolgicos de los tipos, por
lo que es lo que la mayora de la gente conoce del eneagrama. En
particular, los escritos de Helen Palmer y Don Riso han introducido el
eneagrama a gran cantidad de personas. Artculos sobre el eneagrama
han aparecido en los medios de comunicacin, y actualmente existen
boletines y sociedades basadas en l. Est empezando a utilizarse en
los negocios para tomar decisiones personales, y tambin empieza a
utilizarse como un mtodo de encontrar la pareja adecuada. Mientras
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3 Cita de P.D. Ouspensky, In Search of the Miraculous (New York: Harcourt Brace & Co., 1949), pg.294.
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lentes con los que experimenta los mismos padres; un Cuatro puede
experimentar a su madre como una persona vergonzosa y que abandona, un Cinco la experimentar como invasora e histrica, un Seis la
experimentar como inconsistente, y as sucesivamente mientras
damos la vuelta al eneagrama. La personalidad tiene una identidad o
igualdad caractersticas, as que aunque cada nio experimente los
mismos padres a diferentes edades, dichos padres fundamentalmente
no cambiarn ni se volvern personas radicalmente distintas a medida
que nace cada hijo. Afirmar que la madre de cada tipo tiene un
conjunto particular de caractersticas y formas de relacionarse, y
que ciertas situaciones especificas se producen en el tipo de cada
nio, es por lo tanto una proposicin dudosa. Es mucho ms apropiado hablar de la interpretacin o asuncin a cargo de cada tipo de
los acontecimientos maternos, paternos, los relacionados con
hermanos o de la infancia. Cada nio se centrar en las
caractersticas particulares de los padres y sus relaciones con l, as
como en las experiencias concretas que se produzcan por su
predisposicin sensible. Se puede argir que cada nio pone en
marcha aspectos concretos de la personalidad de los padres, as
como modos de interaccin, y por lo tanto los padres son en cierto
modo personas distintas para cada nio. En el mejor de los casos,
este modo de ver las cosas significa que las predisposiciones y
sensibilidades del nio determinan en cierto grado el estilo paterno,
y por lo tanto el modo en que se comporta el padre no dicta
totalmente la personalidad o eneatipo del nio.
Para comunicar al lector la sensacin de algunas de las cualidades
y el sentimiento general de cada uno de los tipos, he utilizado
ejemplos de gente muy conocida. Deseo incluir la advertencia de
que debido a que no los conozco personalmente no puede saber con
certeza que pertenecen a un tipo concreto, y baso mis suposiciones
en su persona pblica.
He incluido en mis descripciones de cada tipo eneagramas
subsidiarios, que pueden encontrarse en el Apndice B. A medida
que me refiera a estos eneagramas subsidiarios, los lectores tal vez
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N. de la T.: Hemos seguido el consejo de la autora en algunos casos, aunque no siempre cuando ello dificulta la comprensin.
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CAPTULO 1
EL TRINGULO INTERIOR Y LA CADA
La figura del eneagrama est compuesta por un tringulo interior
que une los Puntos Nueve, Seis y Tres, y una forma externa
constituida por la unin de los Puntos Uno, Cuatro, Dos, Ocho,
Cinco y Siete. Estas dos formas no se interseccionan, como puede
verse a continuacin en el Diagrama 4, y por eso el tringulo
interior es una entidad independiente de tipos. En el nivel del
eneagrama de la personalidad, el tringulo interno representa los
factores responsables y los estadios de los procesos arquetpicos:
aquellos en los que se pierde el contacto con nuestra naturaleza
bsica o esencial y en los que simultneamente se produce el
desarrollo de una estructura de ego. Nuestra naturaleza esencial es
lo que somos cuando estamos libres de la experiencia del pasado;
es nuestra naturaleza innata y un estado de conciencia no
condicionado. Es nuestro estado de la niez, y coexiste con las
caractersticas particulares de nuestra alma, tales como la ternura,
la claridad, la fortaleza y otras. Cuando somos bebs, sin embargo,
no tenemos la capacidad de saber que sta es nuestra experiencia,
porque todava no hemos desarrollado la capacidad de reflexionar.
El proceso de perder el contacto con nuestra naturaleza esencial
es universal: todos los que desarrollan un ego tienen que pasar por
ello. Lo que significa, evidentemente, todos los seres humanos del
planeta, a menos que uno nazca santo o loco, es decir, que nunca
desarrolle una estructura de ego. Puede considerarse que cada uno
de los eneatipos del tringulo interior se especializa o se forma
alrededor de uno de los tres factores arquetpicos de esta prdida.
Tambin puede interpretarse que cada uno de estos tipos est
centrado en las tres fases correspondientes del proceso del desarrollo del ego. Por el contrario, los otros puntos del eneagrama,
pueden verse como elaboraciones posteriores de este proceso. La
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Sigmund Freud, The Ego and the Id, Standard Edition of the Complete Psychological Works of Sigmund Freud, ed. James Strachey (London: Hogarth Press and the
Institute of Psycho-Analysis, 1953-74), vol. 19, pg.26.
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Ver el trabajo de D.W. Winnicott y Almaas, Facets of Unity: The Enneagram of Holy Ideas, para una informacin ms detallada del concepto de entorno de apoyo.
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Margaret Mahler, On Human Symbiosis and Vicissitudes of Individuation, Journal of the American Psychoanalytic Association 15: 740-63. (1967), pg. 750. Destacado
en cursiva en el original.
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desarrollo -de las que incluso los mejor adaptados tienen muchasafecta nuestra relacin con el Aspecto Esencial asociado,
debilitando nuestro contacto con l. Estas fracturas se vuelven parte
de la historia que se almacena en nuestros cuerpos y en nuestras
almas.
La prdida de contacto con nuestras profundidades es lo que
algunas escuelas espirituales llaman la cada. No ocurre de golpe,
como parecen sugerir algunas enseanzas, sino que se produce
gradualmente durante los primeros cuatro aos de la infancia, a
medida que avanzamos por las etapas en las que dominan Aspectos
particulares. Las fracturas y la falta de reflejos de estos Aspectos,
como se ha mencionado previamente, provocan que uno a uno se
vayan perdiendo de nuestra conciencia, algunos de forma gradual y
otros bruscamente. Al final se alcanza una especie de masa crtica,
en la cual la totalidad del mundo esencial se desvanece de nuestra
conciencia. Debido a que la Esencia es la naturaleza del alma, la
cada no es una verdadera prdida de la Esencia; por el contrario,
simplemente perdemos el contacto con ella. Esta es una distincin
importante, porque significa que el mundo esencial est presente en
todo momento; solamente lo hemos olvidado o borrado de
nuestra conciencia. Est aqu en todo momento y es inseparable de
quines somos y de lo que somos, pero se ha quedado en nuestro
inconsciente. Tal comprensin es la base de algunas enseanzas
espirituales que dicen que ya estamos iluminados. Sin embargo,
para la mayora, existe poco consuelo en ello, ya que el mundo
esencial no emerge en la conciencia slo porque mentalmente
sepamos que est all.
Una manera por tanto de contemplar el desarrollo espiritual
consiste en hacer consciente lo inconsciente. En la conciencia
normal, el mundo esencial esta cubierto por el estrato ms profundo
de la personalidad, que incluye contenidos que han sido reprimidos
de la conciencia as como otros que nunca la han alcanzado, como
los impulsos instintivos y los recuerdos y fantasas relacionados
con ellos. Freud, que desarroll la idea del inconsciente, percibi
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que contena ciertas funciones del ego y del superego de las que no
se tena conciencia, as como lo que l llamo el id o ello. Su
concepcin del id era lo que contena todo lo heredado, lo que est
presente en el nacimiento, en la base de cada constitucin; sobre
todo, por tanto, los instintos, que se originan a partir de
organizaciones somticas y que encuentran una primera expresin
aqu [en el id] en formas que desconocemos 5. El mundo esencial,
que est presente en el nacimiento, estara, lo que resulta
interesante, incluido en la propia definicin del id de Freud, aunque
ste no teoriz ni escribi sobre la dimensin espiritual. 6
Como cada uno de los Aspectos de la Esencia se va sumergiendo
en el caldero del inconsciente como parte del id, poco a poco
vamos perdiendo el contacto con esta parte preciosa de nosotros; de
hecho lo que nos hace real mente dignos de ser apreciados. Esto es
lo que Almaas formul como la teora de los agujeros, por razones
que enseguida se entendern. Con cada Aspecto que se pierde,
sentimos que falta algo y experimentamos una sensacin de
carencia que interpretamos como deficiencia: Hay algo que falta
en m y por tanto hay algo incorrecto en m. Es como si hubiera
agujeros en nuestra conciencia donde debera haber algo que los
integrase, y esta sensacin de lugares vacos puede experimentarse
de una forma bastante literal. Podemos incluso sentir que existen
agujeros en diferentes partes de nuestro cuerpo, aunque sabemos
que fsicamente estn llenas. A medida que se forman estos
agujeros, a resultas de la prdida de estos Aspectos Esenciales, el
equilibrio se inclina hacia una sensacin general de vaco y
deficiencia, que despus forma el ncleo de la experiencia interna
de la mayora de las personas, sean o no conscientes. Este estado de
deficiencia del ego, que puede experimentarse como una sensacin
de carecer de valor, de no merecer, de ser pequeo, dbil, de
sentirse completamente incapaz, impotente, inadecuado, intil y sin
ningn apoyo, forma la capa ms profunda y por tanto la ms honda
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Freud, An Outline of Psycho-Analysis (1940), Standard Edition of the Complete Psychological Works o f Sigmund Freud, 23: 144-207, pg.145.
Algunos creen que Freud trabaj con las enseanzas cabalsticas y que en efecto tena una comprensin de las esferas espirituales, pero no hay nada en sus escritos
que apoye tal afirmacin de una manera definitiva.
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A. H. Almaas, Essence: The Diamond Approach to Inner Realization (York Beach, Me.: Samuel Weiser, 1986), pgs. 97-98.
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Para conocer ms sobre el superego, ver el libro de Byron Byrwn, Soul Without Shame: A Guide to Liberating Yourself from the Judge Within (Boston
and London: Shambhala Publications, 1999).
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The Essential Rumi, trad. por Coleman Barks (HarperSanFrancisco, 1995), pg. 153.
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CAPITULO2
ENEATIPO NUEVE
EGO-INDOLENCIA
El eneatipo Nueve es la madre de todos los eneatipos, utilizando
la expresin del infame Ocho, Sadam Hussein. Como vimos en el
captulo 1, el Punto Nueve representa el principio de perder
contacto con nuestra naturaleza esencial y, debido a que esta
separacin de nuestra Naturaleza Verdadera es comn a todos los
egos, los otros tipos pueden verse como diferenciaciones de este
arquetipo fundamental de la personalidad. Por decirlo de otro
modo, este tipo de personalidad es el que est ms puramente
anclado en cuestiones que tienen que ver con el olvido de nuestro
verdadero ser -el estar dormidos respecto a nuestra naturaleza
profunda- y los otros tipos son variaciones o formas de adornar este
principio bsico en el ncleo de nuestro ego.
Resumiendo brevemente las caractersticas de este eneatipo, los
Nueve evitan llevar su propia atencin a ellos mismos. No dan la
impresin de ser grandes personalidades, sino que ms bien parecen
mediocres y grises. Colocan a los dems por delante de ellos, y les
cuesta mucho ocupar un lugar relevante para ellos mismos y de cara
a la atencin de los dems. Prefieren ceder la luz de los focos a los
otros y considerarse menos importantes que ellos, tendiendo a
confundirse con el fondo. En raras ocasiones son asertivos,
prefieren que las cosas se mantengan armoniosas y agradables, y
tienen dificultades en decir o hacer cualquier cosa que los dems
puedan encontrar ofensiva, incmoda o discutible. Por ello, evitan
las confrontaciones, raras veces expresan opiniones o sentimientos
negativos y se centran en lo positivo. Son excelentes mediadores,
capaces de ver los puntos de vista de todo el mundo, pero a menudo
tienen dificultades para discernir y expresar su propia visin. Les
cuesta entender lo que es esencial para ellos y prestarle atencin.
Esto puede abarcar desde descuidar su vida interior a ignorar sus
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The American Heritage Dictionary, Second College Edition, Boston: Houghton Miffin Co., 1985.
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La cultura sovitica tiende ms hacia el ala Ocho del Nueve; y la China, hacia el ala Uno; pero en ambos casos la ideologa es de estilo Nueve, en sentido de
subordinar la individualidad al funcionamiento del estado.
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sta y siguientes definiciones de las virtudes realizadas por Oscar Ichazo provienen de un documento indito del Instituto Arica.
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CAPITULO3
ENEATIPO SEIS
EGO-COBARDA
Los de este eneatipo se caracterizan por el miedo. Aunque el miedo
puede presentarse en cualquier eneatipo, en este caso es el factor
central que los caracteriza. Los Seis dudan de sus percepciones, se
cuestionan y vacilan una vez han decidido, son suspicaces, carecen de
seguridad y confianza, y la mayor parte de su energa la gastan en
enfrentar su ansiedad. Son los paranoicos del eneagrama,
convencidos, de forma consciente o inconsciente, de que los dems
van a atacarlos, a destruirlos, o bien que representan una amenaza.
Aunque la dinmica interna subyacente es la misma, existen dos tipos
de Seis: los que son abiertamente miedosos y los contrafbicos, que
intentan demostrar que no tienen miedo. Mientras que algunos Seis
pueden ser fbicos en algunas reas de su vida y contrafbicos en
otras, generalmente hay un estilo predominante que se manifiesta en
su forma de ser.
En los Seis fbicos, el miedo y la inseguridad son obvios. Tienden
a actuar con sigilo, a ser obsequiosos con las figuras de autoridad y
con los que consideran ms poderosos, les cuesta tomar decisiones y
ser decididos en sus acciones, piden a los dems que les aconsejen y
orienten y pueden ser ciegamente leales a una doctrina, causa o un
lder. Siempre hay un estilo vacilante en sus acciones -un pie delante y
otro detrs- y tambin en la forma en que hablan. Los Seis
contrafbicos, por el contrario, enmascaran su miedo intentando
comportarse como si lo tuvieran superado, o bien se demuestran a
ellos mismos y a los dems que en realidad no son inseguros. Asumen
riesgos y son temerarios, buscando situaciones que representen un
reto, y ponen a prueba su valor para demostrar su fuerza y confianza.
Los Seis han perdido el contacto con la visin concreta de la
realidad -la Idea Santa- que les aliviara de su miedo y de sus dudas.
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los padres del pequeo Seis son vistos a travs de esta lente
inestable. El Seis puede haber tenido un padre alcohlico cuyo
comportamiento pareca cambiar aparentemente sin razn alguna; o
un progenitor sometido a imprevisibles accesos de ira,
desencadenados a menudo por algo insignificante. Uno de los dos
padres puede haber presentado exageradas fluctuaciones del estado
de nimo o quiz haber mostrado grandes variaciones en la forma
en que le proporcionaba cuidados al nio. El progenitor que haya
desempeado el papel ms importante en el cuidado quiz se senta
inseguro sobre cmo sostener el cuerpo del pequeo o cmo
satisfacer sus necesidades, o simplemente puede haber tenido una
personalidad tmida. Uno de los padres puede haberse comportado
como una severa figura autoritaria, exigiendo absoluta obediencia e
intimidando permanentemente al pequeo Seis. No importa cual
haya sido la realidad de los padres, stos fueron los factores que
destacaban y que quedaron impresos debido a la sensibilidad del
Seis hacia la Santa Fe y la Santa Fuerza. La interpretacin
realizada por la conciencia del nio que se estaba desarrollando fue
que uno o ambos progenitores, o bien el ambiente en general, no
podan satisfacer de forma constante sus necesidades, lo cual es
sentido por un nio pequeo, totalmente dependiente, como una
amenaza para la vida. El alma, entonces, se queda fijada alrededor
de la ansiedad por la supervivencia y del miedo a la muerte fsica.
La incapacidad e imposibilidad de satisfacer sus necesidades, junto
con la percepcin de los dems como no fiables, queda impresa y
forma el ncleo de la sensacin del yo de este eneatipo.
Esta realidad percibida, que se solidifica en los primeros aos de
la infancia, conforma el alma de un Seis y crece transformndose
en una visin del mundo que Almaas describe como cnica. Sin la
Santa Fe, existe de hecho un tipo de fe, pero es la conviccin de
que el universo est bsicamente desprovisto de amor y de la
capacidad de proporcionar sustento, y que los seres humanos son en
definitiva egostas y vanidosos, y les importan muy poco las
consecuencias que sus acciones puedan tener sobre los dems. Es
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Para ms informacin sobre el hueco genital, ver Almaas, The Void-A Psychodynamic Investigation of the Relationship between Mind and Space (Berkeley:
Diamond Book, 1987).
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Existe una disputa respecto a si era un Cinco o un Seis. Como la atencin de un Cinco se centra en el conocimiento, la inteligencia penetrante con la que Freud
ampli nuestra comprensin del funcionamiento de la psique apoya la hiptesis de que fuese un Cinco, aunque el contenido de sus descubrimientos habla de temas
que se relacionan directamente con el Seis, como por ejemplo, su atencin en los impulsos instintivos, el complejo de Edipo y su comprensin de la ansiedad.
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sentido que Freud usa esta palabra. El ego del nio no est
suficientemente desarrollado para posponer la gratificacin,
conteniendo los deseos impulsivos a la espera de que puedan
satisfacerse y, por el contrario, la psique del nio se ve
abrumada por la afluencia de un estmulo. Como no puede
manejar ni liberarse adecuadamente de este estmulo, desarrolla
ansiedad.4
El segundo tipo de ansiedad, ms aplicable a los adultos, es la
ansiedad de alarma, que tratamos brevemente en el captulo 1 al
comentar el Punto Seis. En este caso, la ansiedad surge anticipndose
a una situacin traum tica ms que como resultado de ella e inicia la
movilizacin de las funciones defensivas de la personalidad para que
la situacin no llegue a ser traumtica. El peligro externo objetivo
desencadenar esta ansiedad anticipada y provocar que llevemos a
cabo acciones defensivas, mientras que las situaciones de los
conflictos psquicos que se experimenten como peligrosas provocarn
maniobras defensivas del ego para evitar el impulso o la sensacin que
amenaza con presentarse en la conciencia. Usando el ejemplo anterior,
la ansiedad de alarma surgira en una etapa posterior, cuando el nio
teme que la madre pueda abandonarle, porque asociara su marcha con
un posible trauma como el descrito anteriormente.
Freud tambin defini una serie de situaciones peligrosas para la
estructura del ego en el desarrollo del nio, todas ellas relativas a
determinadas fases de este desarrollo, y todas, como veremos,
especialmente aplicables a la psicologa del Seis. La primera situacin
peligrosa es la prdida de la figura materna que proporciona cuidados
al nio y es objeto de su amor. Ms tarde, el peligro se convierte en el
temor de perder su amor, seguido despus del temor a la castracin.
Por ltimo, el miedo en el perodo de latencia -entre los seis y los doce
aos de edad- es el del castigo a cargo de una figura paterna
internalizada, el superego. La ansiedad asociada con cada uno de estos
peligros en las fases especficas puede persistir, y de hecho lo hace, en
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Charles Brenner, M.D., An Elementary Textbook of Psychonalysis (New York: Anchor Book, 1974), pg. 72.
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las fases posteriores. Esto incluye la edad adulta, en la cual los miedos
y preocupaciones aparentemente adultos son una falsificacin de estas
ansiedades primitivas enterradas profundamente en el inconsciente.
Para los Seis, cualquiera de estas situaciones peligrosas parece actual,
aunque slo en el inconsciente. La cualidad del miedo y de la ansiedad
en un Seis puede variar desde un estado progresivo de agitacin
interna y preocupacin al puro terror, segn el grado de neurosis, pero
sea cual el alcance de esta identificacin con la personalidad, el miedo
estar siempre presente.
La pasin del miedo est irresolublemente ligada al mecanismo de
defensa de la proyeccin del Seis mencionado antes. Se define como
un proceso mental a travs del cual un impulso o una idea
personalmente inaceptable es atribuido al mundo externo. Como
consecuencia de este proceso defensivo, los intereses y deseos
personales son percibidos como si pertenecieran a los otros. O una
experiencia mental propia puede ser tomada errneamente por la
realidad unnimemente aceptada5. Debido a esta defensa, con
frecuencia es difcil que un Seis discierna entre lo que est pasando
objetivamente a los dems y lo que su propia conciencia est experimentando que le sucede a los dems.
Muy a menudo, los sentimientos e impulsos hostiles y agresivos
son proyectados por el Seis, y a su vez alimentan su miedo de un
mundo malvolo. La crtica, los juicios y el rechazo, aunque menos
agresivos abierta mente, son unas de las proyecciones destructivas
preferidas por los Seis. El razonamiento inconsciente del alma para
proyectar la agresividad es que en una etapa temprana fue
experimentada como amenazante, y por tanto, tenerla dentro de uno
significa tener dentro algo peligroso. Por consiguiente, la manera en
que el Seis se deshace de esta amenaza interna es rechazarla a travs
de una proyeccin. Adems, experimentarse a s mismo como
agresivo significara cuestionar la identidad nucleica del Seis como ser
dbil y temeroso; y aunque esta sensacin del yo es dolorosa, no
obstante es familiar, y por tanto, irnicamente, un territorio seguro.
5
Burness E. Moore, M.D. and Bernard D. Fine, M.D., Psychoanalytic Terms and Concepts (New Haven and London: The American Psychoanalytic Association and
Yale University Press, 1990), pg. 149.
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David Shapiro, Neurotic Styles (New York: Basic Books, Inc. 1965), pg. 56.
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una base interna, por un lado ven la autoridad que les falta en el
exterior en la forma de un individuo, una organizacin o un sistema
de creencias. El tipo fbico es devoto, cumplidor y servil respecto a
cualquiera o cualquier cosa que considere una autoridad externa.
Son adoradores y seguidores devotos de figuras idealizadas. El
estereotipo del adulador servil y del criado fiel y obsequioso, para
los cuales sera impensable y aterrador salirse de sus papeles, son
ejemplos de este tipo de Seis. Quieren que la autoridad externa les
proporcione la certidumbre y la decisin que a ellos les falta;
quieren que alguien les diga lo que tienen que hacer y lo que es
correcto e incorrecto; quieren un credo, una causa o una religin en
la que puedan creer incondcional y fielmente; quieren un pilar que
les d una sensacin de fuerza y solidez y que infunda a sus vidas
un significado, la sensacin de que viven para algo mayor y ms
importante que uno mismo; quieren algo o alguien a quien puedan
seguir devota y sumisamente. En resumen, un Seis contrafbico
quiere a alguien o algo que le proporcione seguridad, y esto es tanto
lo que le atrae como lo que le causa dolor, como vemos el
Eneagrama de las Trampas, en el Diagrama 9.
Por otro lado, esta idealizacin pone al Seis en una posicin de
subordinacin y sumisin, al haber entregado todo su juicio, gua y
poder interior a esta autoridad, y a la vez la siente como una
castracin. En realidad, se ha castrado a s mimo, pero de nuevo, por
el mecanismo de defensa de la proyeccin, le parece que es una
vctima perseguida por la autoridad. Por lo tanto, como con todo lo
dems, incluso la relacin de un Seis fbico con la autoridad es
ambivalente.
Esto nos lleva a la relacin del Seis contrafbico con la autoridad.
El tipo contrafbico es rebelde, desafiante y obsesionado con
mantenerse independiente, hasta el punto de no reconocer ni aceptar la
autoridad externa. Aqu vemos el arquetipo del rebelde sin causa, que
se resiste a la autoridad para protegerse de una posible castracin
destructiva real o imaginada. Si avanzamos un poco ms en esta
escala, un Seis contrafbico puede llegar a retratarse a s mismo como
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Ursula Hegi, Stones from River (New York: Simon & Schuster, 1994), pg. 207
Cita de George Stephanopoulos, All Too Human: A Political Education (Boston, New York, and London: Little, Brown & Company, 1999) pg. 69.
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Para ms informacin sobre el Aspecto de la voluntad, ver A. H. Almaas, The Pearl Beyond Price -Integration o f Personality into Being: An Object Relations
Approach (Berkeley: Diamond Books, 1988), pg. 299-308.
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con las Ideas Santas, sino que debido al miedo sigue con una fe ciega
lo que otro dice. El valor, por tanto, significa antes que nada
enfrentar con decisin esta realidad sobre s mismo. Al hacer esto,
enseguida tomar contacto con lo poco que conoce con certeza acerca
de s y de los dems, y con su tendencia mental hacia la sospecha y la
duda. Ver que esta predisposicin est muy arraigada y cargada de
miedo, y que surge de esa sensacin de ser pequeo, dbil e
indefenso. Incluso si es un contrafbico que ha hecho grandes
hazaas para demostrar lo fuerte que es y que carece de miedo, si es
realmente honesto, ver que se ha estado defendiendo de esta
aterradora capa ms profunda.
Entrar en contacto con su falta de fe en sus propias percepciones,
con su duda y su desconfianza de s mismo. Aqu necesitar explorar
qu acontecimientos de su infancia contribuyeron a esta falta de
confianza. Puede encontrar una figura parental autoritaria e
invalidadora o bien una figura insegura y carente de confianza. Puede
que le hayan dicho muchas veces que no sabe nada y que no era
posible fiarse de l. Puede descubrir que las situaciones aterradoras
que tuvo que enfrentar en su primera infancia eran tan temibles para
l que no poda confiar en sus percepciones. Para algunos Seis, la
dependencia en su primera infancia de personas a quienes teman,
pero que sin embargo necesitaban, les cre una gran ambivalencia y
dudas interiores, una incertidumbre sobre lo que era verdaderamente
la realidad.
A medida que explore esto, es seguro que surgir su miedo.
Necesitar ponerse en contacto con esta sensacin del yo y del otro
que origina este terror: su visin de s mismo como dbil, el peor de
la camada, incapacita do e indefenso ante un mundo amenazador
poblado de otras personas brutales y malvadas. Necesitar
experimentar y entender cmo se instaur esta manera de juzgar las
cosas y comprender por qu se siente tan incapaz. Puede descubrir, si
es del tipo fbico, que en su historia no era bueno que manifestase su
fuerza y que fue necesario que se mostrase sumiso y maleable. O, si
es un contrafbico, que tuvo que ser mucho ms fuerte de lo que en
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CAPTULO4
ENEATIPO TRES
EGO-VANIDAD
El Tres, el tipo de la imagen por excelencia, se caracteriza por una
preocupacin dominante sobre la manera en que se muestra, sobre
su aspecto y sobre el impacto que produce en los dems. Es el
tpico hombre o mujer que se ha hecho a s mismo, que ha
progresado y ganado una posicin gracias a sus esfuerzos. Los Tres
son camalenicos, pues adoptan los colores que sean necesarios
para causar una impresin positiva. A menudo, es difcil discernir
lo que sienten de verdad o incluso quines son realmente, pues
parecen ser lo que haga falta para dar la imagen con la que puedan
lograr el resultado que desean. Tienden a cambiar la forma en que
se presentan de acuerdo a la situacin y a las personas con quienes
estn, de modo que a menudo los dems tienen experiencias e
impresiones muy diferentes de la misma persona.
Tienen empuje y actan orientados hacia un objetivo, y valoran
el xito en el terreno particular en el que hayan decidido invertir
ms. Lograr lo que se han propuesto hacer es prioritario por encima
de cualquier problema, ya se trate de restricciones fsicas, debidas
al origen econmico o de clase, o relacionadas con lo sentimientos
de los dems o de ellos mismos. A menudo se esfuerzan sin piedad
en la persecucin de una meta, y pueden ser percibidos por los
dems como implacables, calculadores y con una determinacin
inflexible. Los Tres son pragmticos y prcticos, hacen lo que sea
preciso para realizar una tarea, incluso recurrir a la manipulacin y
al engao. Aunque a veces son conscientemente tramposos, a
menudo no saben lo es que realmente cierto para ellos, pues con
frecuencia sienten las emociones o adoptan las actitudes que les
parecen apropiadas para la situacin.
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nosotros mismos que han sido modeladas por nuestra historia. Estas
imgenes, como comentamos en la Introduccin, son como
hologramas, estn compuestas por las tonalidades de los sentimientos,
la textura afectiva, los patrones de tensiones fsicas y otras
sensaciones, y se basan en nuestras creencias. Podemos
experimentarnos como alguien que no es comprendido, o como
alguien que no gusta a los dems, alguien que nunca hace nada bien o
alguien a quien le cuesta iniciar la accin; o de forma ms positiva,
como alguien que es ms brillante que los dems, alguien que es muy
amable o alguien que es fuerte. Tambin, como se ha comentado
antes, estas imgenes, que forman las representaciones que hacemos
de nosotros mismos, surgen en contraposicin a nuestra sensacin
de lo que no somos, formando las relaciones objetales que
constituyen los elementos bsicos de la personalidad. Como ya
dijimos, asociado a la dinmica de producir estas relaciones
objetales y como responsable de ellas, est el impulso fundamental
que subyace a la actividad del ego de evitar el dolor y experimentar
el placer.
En la personalidad la actividad del ego es incesante, y mientras
no experimentemos momentos en que sta se detenga, poco
sabremos lo agotadora que puede llegar a ser. Incluso cuando
dormimos, nuestro inconsciente est ocupado procesando las
experiencias del da y anticipando las del da siguiente en forma de
sueos. Slo en el sueo profundo se detiene esta actividad en una
persona normal y, como han demostrado los experimentos de
privacin del sueo, sin este respiro, se llega al derrumbe
psicolgico. Esta interrupcin de la actividad del ego es el objetivo
de muchos tipos de trabajo espiritual, lo que se conoce como
experiencias de iluminacin, pues slo cuando nos percibimos sin
esta actividad, nos experimentamos totalmente ms all de la
personalidad. En tales momentos, conocemos nuestra naturaleza de
forma pura, sin cualquier filtro del pasado, y nos experimentamos
como Ser.
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Para ms informacin sobre la perla, ver Almaas, The Pearl Beyond Price.
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Webster's Third New International Dictionary of the English Language Unabridged, s.v. vain.
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sublime. De hecho, el fundamento real -lo que slo puede conferir una
verdadera sensacin de sentido y valor de la vida- se ha perdido. ste
es el nivel ms profundo de la vanidad de los Tres. La vanidad
tambin se define como un orgullo inflado de uno mismo o de la
propia apariencia, logros, actuaciones, posesiones o xitos; anhelo de
elogios y admiracin; la ostentacin de la moda, la riqueza o el poder
consideradas como una ocasin para el orgullo vaco o el
exhibicionismo banal.4 Existen ms manifestaciones superficiales de
la vanidad fundamental de los Tres, de la personalidad que usurpa el
lugar del Ser, y las exploraremos en detalle.
Lo superficial en s mismo -la superficie, lo que se ve, lo que se
muestra- es de mxima importancia para los Tres. Dicho de otro
modo, la apariencia lo es todo. El aspecto de la cscara y sus
funciones es lo que importa profundamente, pues tener la imagen
perfecta y actuar de forma intachable es lo que valora el Tres. La
presentacin es ms importante que lo que hay detrs; la imagen que
uno ofrece es el fin en s mismo. Aqu, la forma importa ms que el
contenido. Traducido a trminos personales, lo que le importa a un
Tres es qu aspecto tiene, que ha logrado y qu tiene. El animal
asociado con este eneatipo es el pavo, que como un Tres, exhibe su
bello plumaje y presume de l para causar impresin. La sensacin del
yo y del valor personal para los Tres est inseparablemente ligada a su
imagen, y para ellos es difcil verse o experimentarse como algo
separado de esto. Para un Tres, lo que muestra es lo que es. De modo
que su preocupacin principal es alcanzar la perfecta imagen. Esta
conformacin del alma dentro de una imagen se refleja en el
Eneagrama de las Acciones contra uno mismo como la autoimagen
que aparece en el Punto Tres, como vemos en el Diagrama 11. Esto se
aprecia visualmente: a menudo hay algo que recuerda a una mscara
en el rostro de los Tres, que con frecuencia tienen una expresin
indefinida, neutra o incluso como plastificada.
Para valorar tanto tu imagen, debes verte a ti mismo con los ojos de
los dems. La preocupacin por la imagen, por tanto, implica las
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relaciones: tu aspecto, tus logros y lo que tienes siempre tiene que ver
con los dems. La imagen que los Tres intentan adoptar a la
perfeccin se basa en lo que los otros valoran e idealizan. Esta imagen
no es una imagen personal que surge de los valores e ideales internos aunque stos se adoptan como parte de la imagen-, sino que surge de
los valores o las ideas de la familia o la cultura. Los Tres intentan
convertirse en este ideal, al menos en la superficie, y el grado en que
logren esto determinar su grado de xito, visto con sus ojos. La
imagen hipermoldeable de los Tres cambia a medida que cambia su
entorno, y se ajusta para lograr sus objetivos y ser aceptados por
determinadas personas. En este sentido, son como camaleones, que
adoptan los colores de su entorno, de manera que cuesta verlos como
nicos, creativos y originales. Como personificaciones de los ideales
colectivos, a menudo los Tres son muy carismticos, encantadores y
cautivadores. Un ejemplo notable de esto fue el Presidente John E
Kennedy.
En la terminologa psicolgica, lo que acabo de describir es el
proceso de identificacin, y es el mecanismo de defensa de este
eneatipo. En la identificacin, se integran diversas actitudes,
funciones y valores de los dems dentro de una identidad cohesiva y
eficaz, y se convierten en partes totalmente funcionales del yo
compatibles con otras partes.5 Aquello con lo que se identifican los
Tres es lo que creen ser.
La belleza fsica, la riqueza y el poder es lo que en general los Tres
consideran importante, pues es lo que la mayora de las personas
considera importante. Los concursos de belleza, los desfiles de moda,
el ambiente del cine, salas de juntas de ejecutivos, grupos de
inversiones de capital-riesgo, negocios de bonos basura, la industria
publicitaria e incluso la prensa amarilla son tpicos lugares de
encuentro de los Tres. El mundo del espectculo est lleno de
personalidades tipo Tres. Entre las estrellas de la ltimas dcadas que
probablemente son Tres se encuentran Richard Chamberlam, Farrah
Fawcett, Cheryl Ladd, Robert Wagner, Don Johnson, Diana Ross y
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ellos son no tiene valor alguno. Su alma sabe que su mscara exterior
y sus actividades son slo lo externo, y por ello hay un sentimiento
profundo de fracaso personal respecto a que nada ms en ellos parece
tener valor. Esto puede manifestarse como la creencia de que no
lograron obtener el amor de su madre simplemente por lo que eran,
sino por lo que podan hacer. Por lo tanto el fracaso puede experimentarse en forma de no haber sido suficiente, como persona, para
recibir el aprecio de la madre. Ms profundamente an, en esta
sensacin de fracaso vemos implcito un sentimiento de incapacidad
que para el Tres resulta insoportable: es la sensacin de no haber sido
capaces de nios de lograr que el ambiente los acogiese y de no haber
sido capaces de lograr que se reflejase su naturaleza esencial. Esta
sensacin de impotencia slo puede formarse al creer que podramos
haber influido en estas cosas, sobre las cuales, de hecho, nadie tiene
control. Detrs de esto hay una sensacin an ms profunda de
impotencia y fracaso, al no haber logrado mantenerse conectados con
su profundidad. Para el alma de un Tres, creyendo como creen que
todo depende de ellos, ste es su mayor desastre, y todos sus logros
externos son en definitiva un intento de anular esta sensacin primordial de fracaso.
El sentimiento de impotencia o de fracaso, o no conseguir alcanzar
un objetivo, se evita a toda costa, aunque signifique mentirse a uno
mismo y a los dems, un tema sobre el que volveremos. Esto lo vemos
reflejado en el Eneagrama de las Evitaciones en el Diagrama 10, que
se encuentra en el Apndice B, en el cual el fracaso aparece en el
Punto Tres. Por otro lado, ningn xito parece nunca real o suficiente,
pues es la imagen la que es responsable de l. Por tanto contina
impeliendo a alcanzar cada vez triunfos mayores, ninguno de los
cuales logra nunca proporcionar una sensacin de satisfaccin al alma
del Tres.
En su anhelo por el xito, los tres pueden ser implacables y
desconsiderados. A menudo no les importa a quien utilizan ni a quien
pisotean para llegar adonde quieren ir, pues el objetivo es mucho ms
importante para ellos que cualquier otra persona. Son perfectamente
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CAPITULO5
ENEATIPO UNO
EGO-RESENTIMIENTO
Los Uno son los perfeccionistas del eneagrama. A menudo tienen un
aspecto brillante y resplandeciente, con una cualidad de limpieza y
claridad, a la vez que comunican la sensacin de ser rectos y piadosos.
Los Uno se experimentan a s mismos como buenas personas, que
intentan hacer lo correcto, lo justo y lo moral, aunque con frecuencia
inconscientemente se ven como defectuosos o bsicamente
inadecuados. Al darle gran importancia a a moral, sus antenas estn
atentas a lo que perciben como imperfecciones o incorrecciones, lo
cual desencadena su resentimiento e ira, pues en su mente esto no
debera ser as. Tolerar algo que sienten como no correcto es casi
imposible para ellos, y por tanto desean arreglarlo y corregirlo. En
particular, el comportamiento de los dems suele ser el blanco de sus
intentos de enmendar las cosas. Estn aliados con su superego, y
tienden a enjuiciar y a ser crticos, tanto con ellos mismos como con
los dems.
Muchas veces los Uno se ven agobiados por su agudo sentido crtico
y su intolerancia frente a la imperfeccin, pero se sienten incapaces de
remediarlo. Para ellos, la solucin es comportarse correctamente o que
las cosas funcionen de forma ptima segn su punto de vista. Pueden
ser muy controladores, intentando que los dems hagan las cosas de
forma correcta, aunque en sus propias mentes simplemente estn
intentando hacer las cosas bien. Tambin son autocontrolados,
reprimidos y evitan tener comportamientos, pensamientos y
sentimientos que consideran incorrectos, inmorales o pecaminosos.
Esta autocontencin limita su espontaneidad y su vitalidad, que a
veces dejan escapar desahogndose en distintos tipos de conductas, ya
sea sexualmente, abusando de sustancias o en accesos de ira.
La Idea Santa con la que el Uno ha perdido el contacto es la
Perfeccin Santa. Cuando vemos la realidad desde esta perspectiva,
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D.T. Suzuki, A Few Statements about Zen, en The World of Zen: An EastWest Anthology, ed. Nancy Wilson Ross (New York: Random House, 1960), pg. 30.
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debieran haberse iluminado, est claro que queda poco espacio para el
crecimiento y poca tolerancia para el desarrollo del mundo interior de
un Uno. Por otro lado, a veces los Uno buscan la crtica de los dems
como una manera de orientarse para saber lo que es correcto y por
tanto lo que es preciso arreglar y cmo hacerlo.
Otra manifestacin de esta necesidad de que las cosas sean buenas
es una intolerancia hacia las emociones negativas. Para un Uno es
muy difcil tolerar la queja, la tristeza y la hostilidad, tanto en ellos
mismos como en los dems. Tienden a intentar que todo sea positivo y
dan consejos como: Anmate, piensa en todo lo que debes
agradecer, Como puedes sentirte infeliz, con la suerte que tienes,
hasta el punto de decirle a los dems que en realidad nos estn tristes
o enfermos. O bien, intentando arreglar las cosas, un Uno puede dar
consejos como: Haz esto y vers como todo ir bien. Permitir lo
negativo es una amenaza de que surja su insoportable sensacin de
incorreccin.
Se esfuerzan por intentar -y estn orgullosos de esforzarse ms que
los dems- corregir y mejorar las cosas. Tienen una sensacin de
superioridad moral, impulsados por una brjula interior de lo que es
bueno y lo que es malo. Predican, aconsejan, hacen cruzadas e
intentan ayudar a los dems para que se conviertan en lo que ellos
creen que deben ser, con la sensacin de tener la misin de lograr la
perfeccin aunque esto signifique atormentar a los que les rodean. Un
ejemplo de esto se vio en la actitud de la responsabilidad del hombre
blanco de llevar la civilizacin a las razas menos desarrolladas,
creyendo que el cristianismo y la cultura occidental salvaran las
almas de los que consideraban paganos. Los Uno son gramticos,
moralistas y expertos en lo que es adecuado y en cmo hacer las cosas
correctamente. Se me ocurren, como representantes de este eneatipo,
Miss Perfecta, y tambin Martha Stewart, con sus explicaciones sobre
cmo hacer las cosas perfectamente en nuestras casas; su revista
Martha Stewart: Living dedica una seccin a las cosas buenas.
El Uno, consagrado a lo que le parece correcto, no concibe que
pueda haber ms de una manera correcta de hacer las cosas, y por lo
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Quiz, por esta razn el animal asociado con este tipo es el perro,
que se aferrar a un hueso sin que sea posible arrancrselo de la
boca. Los perros son absolutamente leales, como los Uno, a lo que
ellos consideran correcto.
Los Uno, por tanto, dan la imagen de ser personas buenas,
honrados y amables, con una hostilidad y frustracin latentes. Son
compulsivamente honestos, los George Washingtons que no pueden
decir una mentira, incluso aunque la verdad pueda herir. Son
responsables, fiables y trabajadores, como corresponde a su
rectitud. Son serios y con cara de buenas personas, hasta el extremo
dula llaneza que se representa en la pareja de granjeros de la
famosa pintura American Gothic. Son personas impulsadas por las
buenas intenciones -aunque t no desees su caridad- y por altos
preceptos morales, hasta el punto de convertirse en puritanos.
El puritanismo es en s un fenmeno de tipo Uno. Los Puritanos
Americanos del siglo XVII se escindieron de la Iglesia Anglicana,
que era demasiado liberal para ellos, y llevaron su fervor religioso
al Nuevo Mundo. Segn sus creencias, Dios es un soberano
absoluto, el hombre es totalmente depravado y dependiente de la
redencin de que Dios. Creyndose los elegidos de Dios y con la
misin de defender Su Voluntad en la naciente agrupacin de
estados, dictaron la poltica colonial hasta que su influencia declin
en el siglo XVIII. Estos Peregrinos, los Padres Fundadores de los
Estados Unidos, son el origen de la actual tendencia al eneatipo
Uno de la cultura americana: nuestro fuerte sentido de la moralidad,
de hacer lo que est bien, lo que es correcto y justo, as como
nuestra tendencia a actuar como los defensores de la moral en el
mundo. El actual inters y control excesivos de la conducta sexual
del presidente, lo que es inconcebible y absurdo para los europeos,
por ejemplo, quienes no tienen una historia semejante de
pretensiones morales, refleja esta tensin de tipo Uno en la cultura.
El idealismo y el nfasis en ser buenos, tpicos de los americanos,
coexisten de forma conflictiva con otras corrientes dominantes de
la cultura, como nuestra bsqueda del xito y del triunfo
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reforzando el yo que reacciona. Dicho de otro modo, estamos fortaleciendo nuestra personalidad y nuestra identificacin con ella.
Aunque todos los tipos de personalidad tienen en comn esta
reactividad, para los Uno es ms nuclear, as como el principal
obstculo en su trabajo interior. Para ellos es muy difcil relacionarse
con las experiencias interiores o con las percepciones sobre ellos
mismos sin evaluarlas inmediatamente, es decir, intentando averiguar
si son buenas o malas, de acuerdo con juicios y evaluaciones basados
en el pasado. Esta es una reaccin refleja para los Uno, un movimiento
interno compulsivo y central en ellos, y les resulta difcil responder a
su experiencia de otra manera. Si un Uno decide que lo que
experimenta es malo, intenta cambiarlo para que sea bueno. Si decide
que una percepcin de s mismo es mala, se pone a la defensiva contra
ella. En ningn caso puede dejar la experiencia tal cual, aceptndola
como es, sin una actitud hacia ella. Aunque la atencin sigue centrada
principalmente en lo que no es correcto sobre su experiencia, a veces
decide que lo que encuentra es bueno, al menos momentneamente.
En tal caso, intenta retener la experiencia, y este aferramiento le hace
separarse de ella. Cualquier reaccin a la experiencia, ya sea moverse
hacia ella, alejarse de ella o intentar cambiarla, crea una contraccin
en el alma y bloquea nuestra capacidad de aprender de ella. Nuestra
Brillantez no puede funcionar y no podemos entendernos
profundamente, lo cual es necesario para que nuestra conciencia
crezca y cambie.
La ira nos ciega a la verdad. Cuando nos posee, nos estamos defendiendo contra aquello hacia lo que reaccionamos. Intentamos apartarlo
o forzarlo a cambiar, y nos quedamos atrapados en nuestra realidad
subjetiva. Estamos apoyando aquello que creemos ser, y damos la
razn y defendemos a nuestras identificaciones. En vez de intentar
entender qu botn se ha activado dentro de nuestra psique, nos
ponemos en contra del objeto de nuestra clera.
Si somos serios en el descubrimiento de la verdad de quin somos, es
necesaria una actitud de serenidad hacia nuestra experiencia.
Serenidad significa recibir el momento con apertura de corazn y de
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CAPTULO6
ENEATIPO CUATRO
EGO-MELANCOLA
Los Cuatro son dramticos, emotivos, romnticos, y parecen sufrir
ms que los otros tipos. A menudo hay algo trgico en ellos que
surge de una desesperanza interior de poder llegar a estar alguna vez
verdaderamente satisfechos. Es como si estuvieran eternamente
llorando por una conexin perdida que han echado de menos desde
que estn vivos, y su sufrimiento interior parece inconsolable e
inmutable. En algunos Cuatro esta melancola es obvia, mientras que
otros parecen muy animados y exultantes. Sin embargo, el
entusiasmo con que estos ltimos se esfuerzan por parecer
ilusionados y optimistas delata la desesperacin que se oculta tras
esta fachada.
Los Cuatro quieren que se les vea como nicos, originales,
estticos y creativos; y al ser uno de los eneatipos de la imagen -junto
con el Tres y el Dos- se muestran de esta manera. Valoran su gusto
refinado y su sensibilidad, que normalmente les parece ms arraigada
y profunda que en los dems. Aunque a menudo dan la impresin de
sentirse superiores o endiosados, por dentro se sienten socialmente
inseguros, temerosos de no ser amados y aceptados. Tienden a
sentirse solos y abandonados, discriminados y no accesibles a los
dems. Su principal centro de atencin normalmente son las
relaciones, que muy a menudo son tensas e incluyen problemas y
frustraciones. Anhelan la conexin con los dems, pero las relaciones
satisfactorias siempre parecen eludirles. Da la sensacin de que los
dems tuvieran vidas y relaciones ms satisfactorias que ellos, y por
ello experimentan mucha envidia. La situacin de ellos respecto a la
de los dems nunca es justa, y anhelan que las cosas sean diferentes.
El lugar ideal perdido desde donde observar la realidad -la Idea
Santa que resulta esencial en este tipo es el Origen Santo. Segn el
grado de con-ciencia, podemos entender esta Idea Santa de diferentes
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Integrar y vivir esta comprensin es otra cuestin, relacionada ms directamente con la Perla, o Esencia Personal, comentada en el captulo 4.
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mente con cosas o personas, porque les falta la percepcin fsica del
espacio que incluye todos los objetos.
La reconexin, la ansiada reparacin de la escasez interior, se
busca externamente. Para un Cuatro, es como si todo lo positivo
estuviese fuera de l. Este anhelo de llenarse con los dems o con lo
que ofrece el mundo exterior no es un deseo pasivo ni tranquilo, es
una exigencia, aunque sea expresada de forma tcita. Es como si el
Cuatro estuviera diciendo: Siento que debera tenerlo y por lo tanto
debera tenerlo. Aunque la sensacin de tener este derecho no se
limita a este eneatipo, todos los Cuatro la tienen en relacin con algn
aspecto de sus vidas. Parece como si creyeran que, a menos que
insistan en lo que ellos quieren, no lo recibirn. Tambin, con esta
creencia de tener un derecho que reclamar, transmiten la sensacin de
que como han tenido tantas carencias y han sufrido tanto, el mundo
est en deuda con ellos y por ello debe satisfacer sus deseos. En lo
ms hondo, esta creencia es una manera de no experimentar su
insoportable sensacin de escasez.
Una vez sus deseos han sido satisfechos, sin embargo, el objeto
deseado empieza a perder su atractivo y su inters se desplaza a otra
parte. Buscar fuera de s mismo la satisfaccin inherentemente ofrece
slo una gratificacin limitada, pues lo nico que resolvera la
sensacin de carencia del Cuatro es la reconexin con sus
profundidades. Nada ni nadie puede llenar nunca completamente su
deficiencia interior, y por ello, el Cuatro est en un perpetuo estado de
insatisfaccin. No obstante, para una Cuatro, el problema suele
encontrarse en el objeto deseado. No es que Este anhelo no pueda
colmarse externamente y por eso no es extrao que no me sienta
satisfecha, sino ms bien que Hay algn error en la persona o la
cosa que deseo, o quiz no es eso exactamente lo que yo quiero.
Los Cuatro culpan al objeto de su deseo, encontrando defectos e
imperfecciones que justifican su falta de satisfaccin, y el objeto es
rechazado. O bien, una vez obtenido el objeto deseado, la atencin del
Cuatro se desplaza a cualquier otro aspecto de su vida que no sea
adecuado o a cualquier otra cosa que pueda necesitar. Insatisfecho,
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Jay.R. Greenberg and Stephen A.Mitchell, Object Relations in Pshychoanalytic Theory (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1983), pg. 121.
Ibd. Pg.s 128-29.
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Freud, Mourning and Melancholia, Vol. 14 de la Standard Edition, 1975, pg. 249.
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Gertrude Blanck and Rubin Blanck, Ego Psychology: Theory and Practice, Vol. l (New York: Columbia University, 1974), pg. 260.
Moore y Fine, Psychoanalytic Terms and Concepts, p. 53.
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Ibd., p.181.
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Ibd., pg.116.
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ser sustituido por una actitud de rendicin y apertura hacia lo que est
ocurriendo, interna o externamente, en vez de luchar contra ello.
Precisa no desear ser diferente o experimentar algo distinto de lo que
est ocurriendo en el momento. A su vez, significa no compararse con
los dems ni con una imagen interior de cmo debera ser.
Para que este cambio de orientacin tenga lugar, los Cuatro deben
reconocer cmo se juzgan, censuran y controlan a ellos mismos
continuamente para aproximarse a su imagen interior de cmo creen
que deberan ser, y adems, cmo se avergenzan a ellos mismos por
no lograrlo. Necesitan ver cmo este no permitirse ser quienes son los
distancia de la experiencia directa y por tanto perpeta la sensacin de
estar desconectados y as es como ellos mismos se abandonan.
Tambin necesitan entender de qu manera este patrn les hace
sentirse desesperanzados, en lo que respecta a ellos, y abandonar la
esperanza de asemejarse a un ideal y aceptarse tal como son. Tambin
significa ponerse en contacto con la agresividad y el odio hacia s
mismos que comporta esta resistencia a ser quienes son, y entender y
sentir realmente que de este modo se infligen sufrimiento.
Los Cuatro necesitan ver que su resistencia a los estados y
emociones negativas slo los perpeta. Necesitan entender que el
trabajo a travs de las reacciones emocionales y las creencias mentales
slo es posible cuando se permiten ser totalmente ellos, porque de otro
modo el entendimiento no puede penetrarlos. La verdadera
desidentificacin, por tanto, que no es un distanciamiento de nuestra
experiencia, slo es posible si nos sumergimos completamente en
nuestra experiencia. De forma paradjica, al menos para la mente,
cuanto ms inmersos estamos en nuestra experiencia, ms nos
desidentificamos de ella. En trminos del proceso, esto significa que
un Cuatro necesita no dramatizar lo que est experimentando, as
como no distanciarse de ello por la vergenza. Aceptar la experiencia
interna con ecuanimidad implica permitirla pero no dejarse abatir por
ella, es decir, experimentarla totalmente.
Cuando un Cuatro sienta plenamente su contenido interior, su
conciencia penetrar en l y revelar lo que lo sostiene, lo que a su vez
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Para ms informacin sobre esta transformacin, ver A.H. Almaas, The Point of existence: Transformations of Narcissism in Self-Realization (Berkeley: Diamond
Book, 1996).
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CAPTULO7
ENEATIPO DOS
EGO-ADULACIN
Los Dos, como sus hermanos los Cuatro, son emotivos y dramticos,
y estn preocupados por sus relaciones con los dems. Su necesidad
de amor y aprobacin es extrema -se sienten dependientes de ello- y
para obtenerlo, intentan agradar y actuar de cara al objeto de su
afecto, adulndolos y halagndolos excesivamente. De ah el nombre
de este tipo, Ego-Adulacin. El valor desproporcionado que colocan
en aquellos a quienes admiran y por los que quieren ser amados es
su forma ms profunda de adulacin. Siendo tambin un tipo de la
imagen, los Dos quieren ser vistos como encantadores, generosos,
amables, capaces de ser empticos y, sobre todo, disponibles para
los dems. Su imagen, por tanto, es la de que son adorables, y
llegarn a extremos exagerados para conseguir convencer a los
dems de que realmente los son. Debido a esto, tienen dificultades
para negarse a las peticiones de los dems, y superarn sus propios
lmites y sus restricciones pragmticas para no decepcionar. Los
extremos a los que llegan los Dos para impresionar a los dems
respecto a que son personas maravillosas delatan su sensacin
interna de no merecer amor.
Hacindose amables y tiles, intentan convertirse en
indispensables. En vez de pedir directamente lo que desean especialmente afecto- lo dan ellos, esperando que los dems les
correspondan. Bajo ese dar de los Dos -que pueden ser
extremadamente generosos con su tiempo, recursos e incluso sus
cuerpos- hay condiciones ocultas. Si los dems no satisfacen su
parte en el pacto no expresado, los Dos se convierten en maestros de
la culpabilizacin. Aunque se presentan con una apariencia de falsa
humildad, debajo de esa superficie sufren de un orgulloso
engreimiento, sintindose tan especiales como los Cuatro y con el
derecho de recibir un trato especial. Aunque el orgullo condiciona
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N. de la T.: Ego-Fat proviene de Ego-Flattery, que significa Ego-Adulacin, pero en este contexto, flat tambin podra significar plano, en el sentido de
carente de profundidad.
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En vez de experimentar que toda la existencia est hecha de amor -lo cual es la experiencia de Vivir a la Luz del Da, el Aspecto idealizado del Punto
Nueve- el centro de atencin est aqu en la experiencia de la unin dichosa que disuelve toda sensacin de un yo separado.
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Karen Horney, M.D., Neurosis and Human Growth: The Struggle toward SelfRealization (New York: W W Norton 6 Co., 1950), pg. 239-40.
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Karen Horney, M.D., Our Inner Conflicts (New York: W W Norton & Co., 1945), pgs. 51-52.
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Elsworth EBaker, M.D., Man in the Trap (New York: Collier Books, 1967), pg. 109.
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Eric Berne, M.D., Games People Play (New York: Ballantine Books, 1964), pgs. 116-22.
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CAPTULO8
ENEATIPO OCHO
EGO-VENGANZA
Los Ocho tienden a ser seguros de s mismos, dominantes,
controladores y sensatos. Son los chicos malos del eneagrama,
dispuestos a degradarse y ensuciarse, a embarullar las cosas.
Prefieren mandar y dirigir el espectculo, dar rdenes antes que
recibirlas. A menudo son grandes y robustos -si no fsicamente energticamente- haciendo que su presencia se sienta y decididos a
lograr su objetivo. Con la creencia fundamental de que la vida los ha
tratado injustamente, tienen que pedir justicia y arreglar las cuentas
exigiendo venganza; de ah el nombre de este eneatipo, EgoVenganza. Su mtodo es el bblico: ojo por ojo; haciendo a los
dems lo que sienten que les han hecho a ellos. Tienen a provocar el
enfrentamiento, siempre buscando algn desafo o lucha, algo a que
oponerse.
Internamente, la debilidad y la necesidad parecen ser la causa de
sus problemas, pero ellos apartan estos sentimientos, muchas veces
incluso negando que puedan tenerlos inconscientemente. Tienen
poca tolerancia con las emociones blandas, como el miedo, la
tristeza y, en especial, la debilidad, y con cualquier otro sentimiento
que sugiera inferioridad, indecisin, necesidad o deficiencia.
Valoran ser duros y fuertes, capaces de recibir los golpes que la vida
da y de devolverlos. Disparan a la primera, diciendo lo que piensan
abiertamente y sin contemplaciones, sin importarles el impacto o las
consecuencias que pueda tener en los dems. Con frecuencia son
mundanos y pasionales, a veces incluso crueles, y son codiciosos
con la vida, pareciendo querer devorar tanto como les sea posible.
Pueden ser duros e insensibles ante los sentimientos de los dems,
pero en ocasiones muestran una apariencia sentimental, y en vez de
presentarse como osos pardos, parecen inofensivos osos de peluche.
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Ver Sogyal Rimpoche, Dzongchen and Padmasambhava (Berkeley: Rigpa Fellowship, 1089).
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embargo inseparable del Ser. Es como una ola que se concibiese algo
esttico e independiente del resto del ocano, mientras que claramente
no es as. Las experiencias elevadas y los momentos de contacto con
el Ser son simplemente vislumbres de nuestro verdadero estado.
De modo que tanto si se percibe desde una perspectiva ms
universal como desde el interior de nuestra experiencia personal, la
Verdad Santa es una comprensin experimental de la realidad de la
que formamos parte como una unidad indivisible y multidimensional.
La prdida de esta comprensin origina la sensacin de dualidad, de
que una cosa puede separarse de otra. Esto a su vez da lugar a varias
nociones dualistas: que estamos constituidos por Espritu y materia,
que son fundamentalmente independientes o de naturalezas diferentes;
que el universo contiene dos fuerzas opuestas, el bien y el mal, y que
lo manifiesto y lo no manifiesto son cosas diferentes.
Mientras que este sentido de la dualidad est implcito en todos los
tipos de personalidad y es una de las piedras angulares de la realidad
egoica, en el eneatipo Ocho es predominante, y en l se apoyan todas
las caractersticas psicolgicas de este tipo. La dualidad fundamental
que se origina en el Ocho conjuntamente con su prdida de contacto
con el Ser en la primera infancia es la de sentirse alguien separado o
desconectado del Ser. Es decir, la prdida de contacto con el Ser le
crea la sensacin de que est desprovisto de l, y por tanto de que as
es en realidad. El Ser no existe para l. Como hemos visto, esto no
puede ser cierto, ya que est constituido por el Ser y es inseparable de
l, pero la orientacin de la personalidad del Ocho hacia la vida se
apoya en esta ilusin.
Aunque no es la norma, algunos Ocho con una inclinacin
espiritual no sienten que hayan perdido nunca el contacto con el Ser, y
para ellos son los otros y el mundo los que parecen desprovistos de l.
Sin embargo, su personalidad se cristaliza alrededor de esta
percepcin de la realidad, y aunque pueda mantener el contacto sus
profundidades, desarrolla una personalidad con la cual se identifica y
forma una armadura alrededor de su alma para proteger sus
profundidades interiores. Al desarrollar una estructura de la
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enseguida. Nada es suficiente para un Ocho; no slo exige la gratificacin de sus deseos sino la exuberancia. Quiere quedar cubierto,
devorado, enterrado y envuelto completamente por los objetos de su
deseo. Un ejemplo de esto es la magnfica pelcula muda de Von
Stroheim, Avaricia, en la cual el personaje interpretado por ZaSu Pitts
vierte un saco de monedas de oro sobre su cama y se acuesta encima
revolcndose literalmente en el oro.
Fritz Perls, el fundador de la terapia Gestalt y consumado Ocho,
empieza su libro Gestalt Therapy Verbatim de la siguiente manera:
Nos ha llevado mucho tiempo echar abajo toda la basura freudiana
...9. Aunque Perls probablemente desaprobara que utilizase las ideas
freudianas en un captulo dedicado a su eneatipo, la lujuria del Ocho
sin embargo es la expresin del impulso biolgico puro y sin refinar,
tal como la defini Freud. El concepto de Trieb de Freud es que los
seres humanos estn dotados de forma innata de dos tipos de impulsos
de naturaleza biolgica o instintiva. Aunque su teora de los impulsos
evolucion y fue modificada con el paso de los aos, en esencia dice
que los humanos tenemos un instinto de la libido, que nos arrastra
hacia la unin y la posesin de lo que amamos y deseamos, y un
impulso agresivo, que nos arrastra a dominar y vencer a los dems. El
grado de orientacin hacia la destruccin del impulso agresivo ha sido
objeto de debate entre los pensadores psicoanalticos, as como la interrelacin exacta entre los dos impulsos. Independientemente de esto,
en la lujuria de un Ocho vemos fundida la libido con la agresividad,
con las implicaciones de resolucin, poder y destruccin de este
ltimo impulso. Parte del placer de la lujuria se encuentra en
arrebatrselo a alguien o a la vida en general. Como dice Naranjo:
Debemos tener en cuenta que la lujuria es ms que el hedonismo. En
la lujuria no slo hay placer, sino tambin placer en reafirmar la
satisfaccin de los impulsos, placer por lo prohibido y,
particularmente, placer de luchar por el placer10.
En la lujuria de un Ocho hay apropiacin y presin, como si
estuviera robando el disfrute, la satisfaccin, la vitalidad y la energa
9
Fritz Perls, M.D., Ph.D., Gestalt Therapy Verbatim (Lafayette: Real People Press, 1969), pg. 1.
Naranjo, Character and Neurosis, pg. 140. Destacado en cursiva en el original.
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haberlo tratado de otra manera, por lo ignorantes y locos que eran, etc.
Despus de esto, se culpara y se censurara a s mismo por no haber
sido suficientemente duro para evitar ser herido por las enormes
carencias en las respuestas a sus necesidades o incluso por los abusos
de que fue objeto. Aceptar que sus padres lo hicieron lo mejor que
pudieron dada su falta de sabidura y que l era un nio pequeo
necesitado, maleable y susceptible al entorno que lo sostena es ms
difcil para un Ocho que creer que es culpable y malo por haberse
convertido en un alma condicionada. Esto es as porque rendirse a la
verdad de lo que ocurri le enfrenta con la impotencia, desamparo,
dependencia, necesidad y vulnerabilidad de su infancia: justo las cosas
que cree que son errneas en l.
Al entender y digerir a travs de la experiencia su postura defensiva
y las razones que la provocaron y al permitirse abrirse y ser vulnerable
a lo que le sucede en el momento, entrar en contacto con el vaco
mortal que ha encerrado su defensa. Ver cmo este doloroso estado
es el resultado de intentar proteger la propia sensibilidad de su alma, y
que mientras que esto fue una estrategia de supervivencia viable para
su infancia, ahora perpeta su sufrimiento. Experimentar que la
proteccin de s mismo est basada en la idea de que es alguien
separado que necesita ser protegido de algo que est fuera de l, una
creencia enraizada en la identificacin con su cuerpo. Al ver esto,
experimentar de qu forma esto lo desconecta de la unidad del Ser,
manteniendo su convencimiento de estar separado.
Entrar en contacto directo con su experiencia y permitir que su
proceso interno se desarrolle por s solo le conecta con el flujo del Ser
y destruye su creencia de estar separado. Abrirse al dinamismo de este
proceso, en vez de luchar contra l, disuelve sus conceptos bsicos del
yo y le permite entrar en contacto con la verdad real de quin y qu es:
una manifestacin inseparable e individual de la unidad que es el Ser.
Al abandonar sus estructuras defensivas y vengativas, en vez de
confirmar sus peores temores, ver que la propia sustancia de su alma
es la calidad de la vida y un dinamismo individualizador. Sabr que su
apertura y vulnerabilidad son sus grandes fuerzas, y que la mejor
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CAPTULO9
ENEATIPO CINCO
EGO-TACAERA
Los de este eneatipo tienden a ser personas muy reservadas que
valoran su soledad y a menudo se ofenden ante las intrusiones. Los
Cinco tienden a sentirse invisibles y aislados de los dems, muy
solos y apartados, lo cual no parece molestarles demasiado.
Temerosos de ser absorbidos por otros, a menudo parecen
esconderse de la vida y encerrarse en ellos mismos, manteniendo su
propio mundo privado. Aunque la mayor parte del tiempo parecen
observar ms que participar activamente en lo que est pasando a
su alrededor, a veces pueden ser bastante locuaces, a pesar de que
transmiten la sensacin de que viven dentro de su pequeo mundo
particular.
Valoran la autosuficiencia y su autonoma, no quieren sentirse
obligados a satisfacer las expectativas y exigencias de los dems y
prefieren reservarse para ellos mismos. En consecuencia, suelen ser
mezquinos y avaros en lo que respecta a ofrecerse a ellos y a sus
recursos, de ah el nombre de su tipo, Ego-Tacaera.
Condicionados por una sensacin interna de escasez y de vaco, se
comportan como si tuvieran miedo de que se les puedan quitar lo
poco que tienen y por ello necesitan protegerse. Temiendo que nada
les vendr de fuera, actan como si no deseasen nada y adems
como si no les importase, convencindose a ellos mismos de que en
realidad se sienten as, y limitando de esta manera la expresin de
sus deseos.
Muchos Cinco parecen no tener emociones, estar secos y faltos
de vitalidad. Aunque pueden experimentar intensas emociones y
tener mentes muy activas y penetrantes, muestran muy poco de su
mundo interior a los dems. Energticamente pueden parecer
enclenques y a veces incluso frgiles, como si no habitasen
totalmente sus cuerpos. Es como si estuvieran algo apartados,
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un inters provocan un entusiasmo suficiente como para atravesar la actitud de no me importa, no tarda mucho en
desvanecerse, y la superficie lisa de nada importa o nada
debera importar se restablece de nuevo. Esta falta de
ausencia de deseos puede afectar tanto a la vida profesional
como a la personal: el deseo de un trabajo diferente o de un
ascenso, de un matrimonio, una casa, un coche o cualquier
posesin. La satisfaccin de los deseos puede verse
principalmente como una carga, y de hecho, saboteara el nico
deseo que s tiene: no ser molestado. 1
Algunos Cinco experimentan profundos anhelos que les afectan,
pero convencidos de que lo que quieren no estar disponible,
disimulan, aparentando que no les importa. Otros, ms convencidos de
la futilidad de los compromisos, pierden el inters por todo. En
cualquier caso, con un impulso tan pequeo hacia las cosas, el Cinco
tiene dificultades para iniciar la accin, y prefiere esperar pasivamente
desde la barrera a que la atencin le llegue, a que sus necesidades se
cumplan o al contacto con los dems. Est retrado, refrenado por su
resistencia a moverse hacia cualquier cosa por temor al rechazo o a la
prdida, y de este modo sus acciones son rgidas y torpes, infundidas
por su cohibicin. A menudo se siente paralizado, incapaz de moverse
en una u otra direccin, y cuando esto ocurre es porque tiene miedo.
De la misma manera, tiene dificultades para comunicar sus
necesidades, hasta el extremo de volverse catatnico, incapaz de
hablar.
En vez de implicarse en la vida, por tanto, y asumir los retos que
comporta, los Cinco se apartan de ella. Interiormente tambin, como
dice Horney, esta persona se retira interiormente y observa:
La expresin directa de la retirada del campo interno de
batalla que lleva a cabo el neurtico es convertirse en espectador
de s mismo y de la vida. He descrito esta actitud como una de las
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catastrfico quedarse sin nada. Podemos decir que tras ese impulso de
atesoramiento se esconde una experiencia de empobrecimiento
inminente7. ste es el estado de retencin anal, el alma que retiene
las cosas en vez de dejarlas pasar8. La lgica interna es que si
almacena como una ardilla lo suficiente, ya no se sentir nunca ms
vaco, pero al igual que todos los intentos de llenar los agujeros de
nuestras almas que resultan de la desconexin con el Ser, ninguna
cantidad de reservas ser suficiente nunca para aliviarle la experiencia
interna de escasez.
La ardilla, por cierto, es uno de los animales asociados con el
eneatipo Cinco. El otro animal es la mangosta, un pequeo mamfero
que utiliza su agilidad y velocidad para lanzarse sobre su presa.
Algunos Cinco son avariciosos con lo material, tacaos con el dinero,
gastando poco para acrecentar sus ahorros y poder repasar
detenidamente su cartera de valores y sus fondos de jubilacin en un
esfuerzo por lograr alcanzar una sensacin de seguridad. No todos
los Cinco expresan su avaricia de esta manera. Tanto si son
avariciosos con lo material como si no, la mayora s lo son con el
conocimiento, creyendo que ste los salvar y les servir en gran
medida para sustituir una participacin ms activa en la vida, como
hemos visto. Para un Cinco, la avaricia es en realidad un apego a la
idea de lo que tiene, as que en definitiva lo que acumula es el
conocimiento -conocer lo que tiene- ms que cualquier posesin.
Para aqullos que tienen miedo de tener algo porque podran
quitrselo, lo cual les recordara su dolor fundamental y primario de
la prdida del Ser, la avaricia se manifiesta de una forma ms
energtica: protegen y guardan celosamente la poca vitalidad y
emocionalidad que tienen. Citando a Naranjo de nuevo: Debido
precisamente a una excesiva renuncia al amor y a las personas, hay
un aferramiento a s mismo compensatorio, que puede o no
manifestarse en un aferramiento a las posesiones, pero que
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Descubrir que cuanto menos retiene ms tiene, pues todo lo que est
soltando son las estructuras mentales y las imgenes internas del yo y
de los dems. El rido desierto interior poco a poco se transformar en
amplitud y en plenitud, revelando los tesoros interiores del mundo del
Ser.
Desde luego, habr muchos ms matices en su proceso: existirn
muchos otros contenidos interiores que necesitar digerir y resolver, y
su alma entrar en contacto con los diversos Aspectos de la Esencia
cuyos problemas aso ciados tendr que superar; pero experimentar y
atravesar su vaco deficiente es fundamental. Probablemente tendr
que acercarse a l y atravesarlo una y otra vez hasta que su alma
abandone su primera identificacin con la personalidad para
identificarse el Ser. Como todos los problemas nucleicos, el vaco
finalmente se volver ms y ms transparente, menos real y definitivo.
Con el tiempo, si contina su viaje interior, su vida tambin se transformar. En vez de una vida vivida desde la distancia, dentro de las
conceptualizaciones y abstracciones, cada vez se ver ms tocado por
la realidad y ms en contacto con ella. Y en vez de acceder a los
dominios de la Naturaleza Verdadera a travs de los pequeos
fragmentos de conocimiento que va coleccionando, la experimentar
directamente, y su alma ser permeable y estar abierta a ella. Poco a
poco, su bsqueda de conocimiento ser remplazada por la
comprensin directa, encarnada e integrada en su conciencia, y la sed
de su alma, de la que puede haber sido slo difusamente consciente, al
fin ser saciada.
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C A P T U L O 10
ENEATIPO SIETE
EGO-PLANIFICACIN
Los Siete son entusiastas, animados, optimistas, curiosos, interesados
en todo, jvenes de espritu y vanguardistas; dan la impresin de estar
siempre un paso ms all de ellos mismos. Aunque aparentemente son
ms despreocupados y positivos que los otros tipos, los Siete utilizan
estas mismas cualidades como su mayor defensa. Necesitan el
estmulo de nuevas ideas, experiencias, entretenimientos y otras
ocupaciones, y se aburren y se sienten insatisfechos rpidamente
cuando las cosas se vuelven repetitivas. Al carecer de la confianza
interior en el desarrollo natural de las cosas, creen que tienen que
deducir cmo funcionan stas, trazar un plan que refleje a donde se
dirigen e intentar que las cosas se adapten a ese plan. Como esta
tendencia a proyectar y planificar es tan esencial para este tipo, se le
ha llamado Ego-Planificacin. Los Siete valoran ser capaces de captar
una imagen general de la situacin, y una vez se han forjado la idea,
les importan poco los detalles. Les gusta sintetizar la informacin,
deduciendo las relaciones existentes y cmo encaja todo. Inclinados
hacia los esquemas generales sobre el funcionamiento de las cosas,
con frecuencia se quedan tan atrapados en la representacin que
pierden de vista el territorio real. Una vez se dan cuenta de cual es el
objetivo, tienen poca paciencia para hacer el trabajo real que hace falta
para llegar hasta all, En consecuencia, los Siete tienen la tendencia a
ser diletantes y a abandonar cuando el camino se pone difcil y se
precisa perseverancia. Adems, como pueden imaginar la meta y
confundir lo que visualizan con la realidad, se censuran por no estar
ya all.
Sobre todo, los Siete se esfuerzan por sentirse bien respecto a todo,
y esto es parte de la razn por la que para ellos es difcil aterrizar
completamente en su experiencia. Al ser eternamente idealistas, se
centran en lo positivo, seguros de que se encuentra a la vuelta de la
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Baba Ram Dass, Be Here Now (San Cristobal, N. Mex.: Lama Foundation, 1971), [pg. no numerada].
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EL FLUJO INTERNO Y EL NIO INTERIOR
El orden en el que he presentado los eneatipos ha sido segn lo que se
conoce como el flujo interno del eneagrama: el movimiento de un
punto al otro, indicado por las flechas del Diagrama 5. El punto que
sigue a otro, siguiendo la direccin de las flechas, es una elaboracin
posterior que es el resultado y la reaccin del original. El flujo interno
sigue lo que quiz pueda describirse mejor como la lgica del alma, en
su evolucin de los diferentes tipos de ego, una lgica que puede ser
evidente si se leen los tipos en el orden presentado. A continuacin se
ofrece un breve resumen del desarrollo de los tipos cuando se sigue el
flujo interior. Comenzando con la prdida de contacto del Punto
Nueve, vemos cmo cada punto es un intento de resolver la difcil
situacin del alma de estar separada de sus profundidades y cmo la
problemtica de cada punto es la consecuencia natural de la solucin a
la que se llega en el tipo precedente. La solucin a la que cada eneatipo llega es inherentemente insatisfactoria, pues esta dificultad no
puede resolverse en el nivel de la personalidad y por eso la bsqueda
de la solucin contina alrededor del eneagrama de la personalidad en
una especie de crculo vicioso.
Vimos al comentar el tringulo interior de qu manera la prdida de
contacto con la Esencia, representada por el Punto Nueve, conduce al
temor existencial del Punto Seis. Sin el fundamento interno del Ser, el
alma se encuentra insegura y atemorizada, lo que a su vez desarrolla
una falsa personalidad -representada por el Punto Tres- para ser
capaces de sobrevivir y funcionar. Con nada ms que nuestros
impulsos y nuestros instintos animales, el mundo es el lugar donde
sobrevive el ms capacitado, en el Punto Seis; y con el movimiento
hacia el Punto Tres, sientes que debes salir adelante con tus propios
esfuerzos, construyndote una sensacin del yo y de la vida, y
convirtindote en realidad en un semidis.
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del Ser y de los dems, y cuando en su desierto broten todas las flores
de la Esencia, su alma acceder al conocimiento verdadero de forma
directa. Se sentir parte del Todo, comprendiendo a travs de la
experiencia que la separacin es imposible, y su tendencia a
encontrarlo todo bien ser real y no reactiva.
EL NIO DEL ALMA DEL ENEATIPO CINCO
Dentro de cada callado, solitario y encerrado en s mismo Cinco
vive un pequeo nio del alma Ocho que suea con vengarse y
devorar innumerables bolas de helado. Este nio del alma disfruta
tirndose al suelo y en sucindose, revolcndose en el barro con
otros nios y sumergindose lujuriosamente en la vida. Este nio
del alma puede aparecer cuando un cinco insulta a los otros
conductores en la soledad de su coche, cuando grita al rbitro
mirando un partido de ftbol por la tele o cuando califica a todos
los polticos de estafadores al escuchar las noticias. Su nio del
alma puede ser un poco pendenciero y un poco fantico,
convencido de que tiene razn y cerrado a cualquier otra
posibilidad. Puede ser defensivo y negar cualquier debilidad
percibida, reaccionando con agresividad cuando se le desafa.
Puede ser castigador y vengativo, y desear arreglar las cuentas con
los que siente que le han tratado mal.
Para un Cinco, reconocer y aceptar estas tendencias puede ser un
desafo, pues revelan una relacin atrevida y entusiasta con la vida
que puede parecer muy amenazadora. Cuando fue nio, esta
relacin apasionada y efusiva con la vida, por alguna razn, no
recibi apoyo. Su vitalidad y su viveza, su fuerza y su coraje -la
manifestacin del Aspecto Esencial del Rojo- fueron ahogados. Las
tendencias vengativas de su nio del alma pueden muy bien ser la
respuesta de su alma a este ahogo. Como reaccin a la no
aceptacin de su Rojo, el Cinco se retira y se desconecta de su
propia vitalidad. Cuando permita que su nio del alma lujurioso y
dinmico surja a la superficie, el Cinco volver a conectarse poco a
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LOS SUBTIPOS
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9. APETITO
El foco de atencin del Nueve Autoconservacin es la satisfaccin
de sus apetitos y de su hambre. La pereza, en el sentido que la hemos
definido como pasin, se manifiesta aqu, en sustitucin de lo que
realmente necesita, por satisfacciones no esenciales. En el nivel ms
profundo, esto se manifiesta al sustituir las gratificaciones realmente
espirituales por gratificaciones materiales. Un ejemplo en un nivel
ms superficial de esta sustitucin por lo no esencial sera comer
chocolate cuando lo que realmente necesita es una comida nutritiva.
Adems, como sugiere la palabra apetito, los Nueve Autoconservacin
tienden a ser excesivamente complacientes con ellos mismos,
ingiriendo y consumiendo mucho ms de lo que realmente necesitan
debido a su inseguridad en lo que respecta a recibir apoyo.
1. ANSIEDAD
La satisfaccin de sus necesidades bsicas est cargada de ansiedad
en los Uno Autoconservacin. Tienen la creencia subyacente de que
no son suficientemente buenos para merecer que sus necesidades sean
satisfechas, y debido a esto, se preocupan, imaginando
anticipadamente que algo ir mal y que su supervivencia estar en
peligro. Esto se convierte en una profeca que, por creer en ella, puede
llegar a realizarse, provocando que realicen acciones preventivas o
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Lilly and hart, The Arica Training, in Transpersonal Psychologies, pg. 348
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9. PARTICIPACIN
Los Nueve Sociales desean pertenecer a algn grupo, pues les falta
la certeza de pertenecer realmente a algn lugar. En las situaciones
sociales no se sienten cmodos, debido a su sensibilidad respecto a si
son realmente queridos o no. A menudo sienten que no saben cmo
formar parte del grupo, y en vez de ser ellos mismos, tratan de
adaptarse, imitando las formas de comportamiento y comunicacin
socialmente aceptables. Inevitablemente, esto les deja la sensacin de
que en realidad no estn contactando con nadie, y as se refuerza su
sensacin de ser excluidos. Este intento de participar a travs de las
convenciones sociales es la manera en que se manifiesta la pasin de
la pereza en este caso, y en la tendencia resultante a realizar contactos
superficiales con los dems.
1. INADAPTABILIDAD
Los Uno Sociales expresan su torpeza y su inseguridad social como
rigidez. Tienen ideas rgidas sobre cmo deberan comportarse ellos y
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3. PRESTIGIO
Los Tres Sociales sienten que la manera en que pueden relacionarse
con los dems es teniendo una imagen de prestigio. La descripcin de
este subtipo dada por Ichazo (a travs de Lilly y Hart) es la necesidad
de una buena imagen pblica2. Para los Tres Sociales, por tanto, el
centro de atencin est en cmo son vistos, y cambiarn su imagen
para adaptarse a los valores de un grupo social concreto con el
objetivo de ser bien considera-dos. Al igual que los Dos Sociales,
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9. UNIN
Los Nueve Sexuales estn impulsados por el deseo del amor de
otro y de una unin total, lo que les parece la clave de su felicidad.
La fusin total con otro es vista por los Nueve Sexuales como lo
que necesitan para sentirse completos. Tienden a fundirse
fcilmente con los dems, perdiendo el contacto con ellos mismos
en el proceso. El sustituir aquello con lo que realmente necesitan
fundirse -su naturaleza esencial- por el otro es el ncleo de la
pasin de la pereza de un Nueve Sexual. Como ste es el arquetipo
de todos los tipos sexuales, este intento de llenar el vaco dejado
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3. MASCULINIDAD/FEMINIDAD
Para los Tres Sexuales, el atractivo fsico y sexual parece la clave
para ser deseado, y por ello refuerzan las caractersticas de su
sexo. Como norma general, los hombres exageran su virilidad y
masculinidad, y las mujeres intensifican su feminidad. Cuando se
sienten atrados hacia alguien, adquieren los atributos del ideal
interno masculino o femenino de la otra persona; en trminos
junguianos, adoptan la forma del animus o anima del otro. Son
competitivos con los dems respecto a ser vistos como los ms
atractivos, y miden el xito por cmo son deseados. La pasin de
la mentira se manifiesta aqu en engaarse a s mismos en que el
amor es la respuesta, en que deben adoptar la forma del ideal de su
ser querido para ser amados, y en que en definitiva son esa
imagen. Tambin aparece en el uso de la duplicidad para
manipular a sus rivales y conseguir al objeto de su deseo.
4. COMPETENCIA/ODIO
Los Cuatro Sexuales compiten con otras personas de su propio
sexo para intentar encontrar el amor. Su competencia se basa en una
sensacin de que el amor es escaso y por ello es necesario luchar por
l. Intentan con vencer a sus rivales y al objeto de su afecto de que
son los mejores, y su deseo de que desaparezcan sus contrincantes
es una forma de odio. La eleccin del objeto de su deseo depende de
cuntos desean a esa persona, de modo que tambin esto surge de la
competencia. Los Cuatro Sexuales no son slo competitivos en el
terreno de las relaciones -la competencia es su caracterstica de
comportamiento dominante-, pero es ah donde est ms
pronunciada. La pasin de la envidia se manifiesta en querer a
alguien que otro tiene o desea y en el odio subyacente hacia sus
rivales.
5. CONFIANZA
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C A P I T U L O 13
LAS ALAS
Las alas, en el lenguaje del eneagrama, son los dos puntos a cada lado
del eneatipo. La teora, tal como la present originariamente Naranjo,
es que cada eneatipo est en el punto medio entre las alas. De modo
que adems de otras formas de entenderlos, cada eneatipo puede
considerarse como una mezcla de sus dos puntos adyacentes. Entre los
especialistas del eneagrama, Don Riso, sobre todo, ha escrito
ampliamente sobre las alas. En vez de ver el eneatipo como una
mezcla de las alas, l dice que una de las dos alas es ms fuerte que la
otra, y por tanto ha desarrollado un esquema de subtipos basado en el
ala dominante. Su enfoque de las alas, por tanto, utiliza dos puntos en
vez de tres. sta es una forma curiosa de mirar los eneatipos y nos
muestra una vez ms las mltiples dimensiones simblicas de
eneagrama que permiten muchos niveles de interpretacin. Lo que yo
presento es un enfoque diferente, y menciono la interpretacin de Riso
para que el lector no se confunda en cuanto a las diferentes maneras
en que pueden entenderse y describirse las alas.
Contemplar a cada eneatipo como la interaccin de sus alas es una
manera reveladora de comprender parte de nuestra dinmica interna:
el papel de las fuerzas que tiran en un sentido y en otro dentro de
nuestra psi que y dan como resultado creencias, actitudes,
comportamientos y emociones conectadas con nuestro eneatipo. Un
aspecto de la manera en que Naranjo presenta las alas es que el punto
que est detrs de un eneatipo se relaciona con el punto que est
delante de l, movindose alrededor del eneagrama en el sentido de
las agujas del reloj; de modo que, por ejemplo, si eres un Siete, el
Punto Seis se relaciona con el Punto Ocho, y el resultado sera el
eneatipo Siete. Como en el caso de mucha de la informacin sobre las
alas, no elaboraremos ni desarrollaremos esta cuestin, sino que la
dejaremos como una idea que puede ponerse a prueba o experimentarse.
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atesorar y retener todo lo que tiene por temor a que le sea arrebatado.
Desde otro punto de vista, la sensacin interna de desesperanza y la
certeza de estar desamparado, propia del Cuatro, junto con el temor a
los dems y al mundo en general del Seis, dan como resultado el
encierro en ellos mismos y el aislamiento de los Cinco.
LAS ALAS DEL ENEATIPO SEIS
Como punto medio entre el Ego-Tacaera (Cinco) y el Ego
Planificacin (Siete), el Seis es la incmoda interseccin del impulso
del Cinco de apartarse de los dems y del mundo, y el movimiento
voraz del Siete hacia ellos. Los Cinco se esconden, mientras que los
Siete son atrados hacia el exterior para probarlo todo en la vida, y los
Seis acaban vacilando y titubeando en la duda, sin saber si moverse
hacia delante o hacia atrs, si avanzar o retirarse. La sensacin
interna de vaco y de esterilidad del Cinco junto con la necesidad de
los Siete de estar y sentirse animados provocan en los Seis una
inseguridad respecto a lo que sienten.
Desde otra visin, la sensacin interna de seco vaco del Cinco,
ms el optimismo del Siete, dan como resultado la relacin objetal
ms importante en la que cae el Seis: la idealizacin de una figura de
autoridad en la cual proyectar elevadas esperanzas desde una
posicin de inferioridad.
LAS ALAS DEL ENEATIPO SIETE
En el Siete, la duda del Ego-Cobarda (Seis) se encuentra con la
lujuria del Ego-Venganza (Ocho). El resultado es el deseo del Siete
de querer probar un poco de todo en la vida pero que, debido al temor
y a la duda, no acaba sumergindose en nada. Al igual que los Ocho,
los Siete se ven estimulados y excitados por todas las cosas del
mundo, pero a causa de su miedo, el contacto es principalmente
mental y por tanto presumiblemente seguro. Los Ocho tienen una
orientacin sensorial, y los Seis dudan de su experiencia, de manera
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EPLOGO
Que Dios se interponga entre t y el mal
en todos los lugares vacos por los que camines.
ANTIGUA BENDICIN EGIPCIA, CITADA EN LA SERIE
TELEVISIVA BABYLON 5
Como conclusin, me gustara volver a la idea de Gurdjieff
comentada al comienzo de este libro de que el eneagrama es un
smbolo multidimensional, que abarca tantos significados
diferentes como niveles de hombres existen. Me parece importante
reiterar esto, de manera que nadie se quede con la impresin de que
lo que he transmitido en este libro es la ltima palabra sobre sus
diversos matices. Por el contrario, siento que habr logrado mi
objetivo si he proporcionado a los lectores un alimento para pensar
y caminos para investigar profundamente en su comprensin del
eneagrama y de ellos mismos. El eneagrama es un poco como un
cdigo cifrado, y necesitamos vas de entrada para acceder a l y
hacer que se nos abra, de manera que su sabidura nos pueda ser
revelada, y as es como he considerado mi trabajo en este libro.
En segundo lugar, tambin como ense Gurdjieff, el eneagrama
nos concede un gran poder. La informacin que contiene puede
afectarnos en profundidad e incluso perturbarnos, y por eso me
gustara repetir lo que dije al comienzo de la Introduccin de este
libro: ten cuidado en cmo usas esto, tanto en lo que respecta a ti
mismo como a los dems. He visto a muchas personas que se
sentan juzgadas cuando otros opinaban sobre sus caractersticas en
un intento de averiguar el eneatipo que eran. Adems, analizar a
otro sin que te lo pida es algo que puede herir, y llevar a la conciencia de otro algo de lo que no es consciente y que no ha sido
solicitado puede experimentarse como un ataque. Sobre todo,
utilizar el eneagrama como una herramienta para criticar o juzgar a
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APNDICE A
LA DETERMINACIN DE TU ENEATIPO
Descubrir cul es tu eneatipo puede resultar complicado. Algunas
personas reconocen su tipo inmediatamente al leer o escuchar las
descripciones; el tipo de algunas personas resulta obvio, para alguien
que conoce el eneagrama, slo con mirarlas; mientras que con otras
personas les resulta ms difcil asignar un tipo. La razn por la cual el
tipo es claro para algunas personas e indistinguible para otras parece
ser uno de los misterios del eneagrama y del alma. Hay muchas
maneras diferentes de determinar el tipo de alguien: en el
Entrenamiento Arica de Ichazo se utilizan las caractersticas faciales,
pues hay zonas caractersticas en la cara que parecen corresponder a
cada tipo. He encontrado tiles inventarios y cuestionarios, y
probablemente existen una gran cantidad de encuestas y mtodos que
yo no conozco. Como estamos tratando con una gestalt -una
interaccin compleja de creencias, estados emocionales, patrones de
comportamiento y otros factores-, determinar el tipo de una persona
no es tan sencillo como sealar una caracterstica concreta o un
atributo fsico. Asignar el tipo es un arte que requiere que nos
apartemos de nuestra perspectiva subjetiva y contactemos con el
sentimiento del alma de otra persona. Requiere ver al otro con claridad, no como quisiramos que fuese sino como es realmente. Esto
puede ser especialmente difcil para aquellas personas que nos son
prximas. La experiencia con personas cuyo tipo es muy claro puede
agudizar nuestra capacidad para sintonizar con el tipo de alguien
rpidamente.
Mi preferencia personal es ofrecer orientacin a las personas para
que determinen su propio tipo, en vez de imponerles mi opinin, y
creo que siempre ser necesario estar abierto a la posibilidad de
equivocarse sobre el tipo de alguien. Estamos tratando con una
informacin muy poderosa sobre cmo funciona alguien, y es
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importante ser muy sensible a los efectos que puede tener sobre
alguien, tanto si estamos asignando el tipo adecuadamente como si
no. He visto muchos casos de personas que han sido clasificadas
en tipos incorrectos -ya sea por ellas mismas o por otros- y, como
tenemos los nueve eneatipos dentro de nosotros, han acabado
centrndose en lo que se les haba asignado como tipo y pasando
por alto lo que era ms fundamental en su estructura. Tambin he
visto casos de personas a las que se las haba clasificado mal y se
han decepcionado del eneagrama al hallarlo impreciso.
Con esta advertencia, lo que sigue son unas pautas que he
encontrado tiles para asignar el tipo a otros y para ayudar a los
estudiantes a que determinen su propio tipo, y tambin algunas
confusiones frecuentes que he observado se producen al asignar
los tipos.
QU ESQUINA ES DOMINANTE?
Una manera de empezar el proceso de determinar un eneatipo es
averiguar a qu esquina del eneagrama pertenece la persona.
Pertenece a la esquina del miedo, a los tipos a cada lado del
eneatipo Seis, incluido a ste, que estn principalmente motivados
y orientados por el miedo? O es un tipo de la imagen, el eneatipo
Tres o alguna de sus alas, a quienes preocupa principalmente la
manera en que se muestran y el efecto que producen en los otros?
O es el autoolvido y la orientacin hacia el exterior la tendencia
central de la persona, lo cual la situara en el eneatipo Nueve o en
alguna de sus alas?
Hay dos maneras de comenzar contestando esta pregunta, y las
dos provienen de las enseanzas originales de Naranjo. La primera
es mirar el tipo corporal de la persona, utilizando la clasificacin
del somatotipo del psiclogo americano de mediados del siglo
veinte W .H. Sheldon 1. Hablando de forma muy general, los que
W. H. Sheldon and S.S. Stevens, The Varieties of Temperament: A Psychology of Constitutional Differences (New York: Harper & Brothers, 1942).
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UNO Y SEIS
Aqu el foco de atencin comn son las tendencias autoritarias y
la ansiedad. Los Uno tienen mucha claridad respecto a lo que es
correcto e incorrecto, y se sitan como autoridades que intentan que
los dems se adapten a sus normas. Los Seis son devotamente
leales a su doctrina o figura autoritaria escogida y pueden ser
fanticamente sectarios. Tantos los Uno como los Seis son ansiosos
y dubitativos, pero lo que los distingue es la motivacin: los Uno
tienen miedo de equivocarse o de no hacer algo suficientemente
bien, mientras que a los Seis no les importa el perfeccionismo,
solamente dudan y tienen miedo, pues les falta la fe en su
discernimiento interno y sus capacidades.
DOS Y CUATRO
Aqu las tendencias compartidas son la intensidad emocional, el
drama, la envidia, la competencia y la preocupacin por las
relaciones. Una de las principales diferencias entre ambos es que
los Cuatro tienden a aislarse cuando sienten dolor, pues se
avergenzan de sus sentimientos, mientras que los Dos, en tales
momentos, se aproximan a los que tienen cerca. Los Cuatro anhelan
desde lejos el contacto y la intimidad, mientras que los Dos buscan
activamente conseguirlo. La mayora de los Dos son ms espontneos y desvergonzados que los Cuatro, aunque hay algunos Dos
muy reservados y algunos Cuatro muy expresivos. Los Cuatro, por
lo general, obtienen una sensacin de sensibilidad y belleza a partir
de su sufrimiento, mientras que a los Dos no le pasa esto. Los Dos
se centran en lo que pueden ofrecer a los dems y en cmo sern
amados en compensacin, mientras que los Cuatro no estn
orientados bsicamente a dar.
TRES Y SIETE
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APNDICE B
DIAGRAMAS
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APNDICE C
LECTURAS RECOMENDADAS
Almaas, A.H. Diamond Heart Books 1-4. Berkeley: Diamond
Books, 1987-97 . The Elixir of Enlightenment. York
Beach, Me.: Samuel Weiser, 1984. . Essence. York Beach,
Me.: Samuel Weiser, 1986.
. Facets o f Unity. Berkeley: Diamond Books, 1998.
(Hay trad. castellana: Facetas de la unidad, La Liebre de
Marzo, 2002.)
. Luminous Night's Journey. Berkeley: Diamond Books,
1995. . The Pearl Beyond Price. Berkeley: Diamond
Book, 1988.
. The Point o f Existence. Berkeley: Diamond Books,
1996. . The Void. Berkeley: Diamond Books, 1986.
Bettelheim, Bruno. Freud and Man's Soul. New York:
Vintage Books, 1982. Brown, Byron. Soul without Shame:
A Guide to Liberating Yourself from the Judge Within.
Boston and London: Shambhala, 1999.
Davis, John. The Diamond Approach: An Introduction to the
Teachings of A.H. Almaas. Boston and London:
Shambhala. 1999. (Hay trad. castellana: El enfoque del
diamante, Gaia, 2000.)
Freud, Anna. The Ego and the Mechanism of Defense. New
York: International Universities Press, Inc., 1966. (Hay
trad. castellana: El Yo y los mecanismos de defensa,
Paids, 1997.)
Freud, Sigmund. The Standard Edition o f the Complete
Works o f Sigmund Freud. New York: W.W. Norton &
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AGRADECIMIENTOS
Me gustara expresar mi gratitud antes que nada a Hameed
Ali (A.H. Almaas) por su generosidad con este material,
por el tiempo que me dedic y los consejos que me ofreci
mientras escriba este libro. Mi deuda personal con l, por
el efecto que su trabajo h tenido en mi vida, no tiene precio. Tambin me gustara dar las gracias a Claudio Naranjo
por sus enseanzas, incluyendo las que contiene este libro
relacionadas con el eneagrama, las cuales cambiaron el
curso de mi vida. Aunque no he conocido a Ichazo
personalmente, l es la fuente original de gran parte de este
material, y tambin a l le expreso mi agradecimiento. La
oportunidad que tuve de conocer a Karen Johnson hace ya
tres dcadas me llev a interesarme por el trabajo
espiritual, y aos despus me introdujo en el Enfoque del
Diamante, y tambin a ella le doy las gracias.
Hace muchos aos, Rhodora Mouskos y Renme Moran
me sugirieron que escribiera este libro, y esa fue la semilla
a partir de la cual creci esta obra. Tal vez no hubiera
logrado publicarlo sin el inspirado apoyo de Sherry
Anderson que me ayudo a encontrar a mi maravilloso
agente, Thomas Grady, cuyos consejos infalibles y
generosos han resultado de un incalculable valor. Tambin
estoy agradecida a Sherry por como me anim, por su
cuidadosa lectura del manuscrito y por sus consejos,
sugerencias y comentarios. Geneen Roth ha sido una
estupenda comadrona para este libro, y le estoy
profundamente agradecida por escribir el Prlogo y por su
apoyo entusiasta y constante, por su ilusin por leer cada
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