PDF - PDF HP Lovecraft La Casa Maldita

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LA CASA MALDITA

Howard Phillips Lovecraft

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La casa maldita

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Rara vez deja de haber irona incluso en el mayor de los horrores. Algunas veces forma
parte directa de la trama de los sucesos, mientras que otras slo atae a la posicin fortuita
de stos entre las personas y los 1ugares Un magnfico ejemplo de este ltimo caso puede
encontrarse en la antigua ciudad de Providence, donde acostumbraba a ir Edgar Allan Poe,
a mediados del siglo pasado, durante su infructuoso galanteo a Mrs. Whitman, poeta de
excelentes dotes. Poe sola parar en la Mansin House nuevo nombre de la Hostera de la
Bola de Oro, cuyo techo cobij a Washington, a Jefferson y a Lafayette, y su paseo
preferido era hacia el Norte, por la misma calle, donde se encontraban la casa de Mts. Whitman y el vecino cementerio de St. John, situado en la falda de la colina, cuyo recoleto
recinto, con abundancia de lpidas del siglo XVII, le fascinaba de manera especial.
Lo irnico del caso es que en el curso de aquel paseo, tantas veces repetido, el ms
grande maestro de lo terrible y de lo fantstico tena que pasar por delante de cierta casa
situada en el lado oriental de la calle; un edificio deslucido y anticuado que se hallaba
posado sobre la brusca subida de la ladera de la colina, con un amplio y descuidado jardn
que databa de la poca en que la regin era en parte campo abierto. No parece que Poe
escribiera o hablara nunca de la casa, ni se tiene noticia de que hubiera reparado en ella. y,
sin embargo, aquella morada para las dos personas en posesin de cierta informacin,
iguala o supera en horror a las ms descabelladas fantasas del genio que con tanta
frecuencia pas por delante de ella sin saber lo que ocultaba y se alza con mirada maliciosa
y rgida como smbolo de todo lo que es indeciblemente espantoso.
La casa era en realidad, contina siendo de las que atraen el inters de los
curiosos. Originalmente granja, por lo menos en parte, tena el habitual aspecto colonial de
las casas prsperas de tejado puntiagudo de la Nueva Inglaterra de mediados del siglo
XVIII, con dos pisos y tico, prtico georgiano y paredes interiores recubiertas de madera,
corno dictaba la evolucin del gusto en esa poca. Estaba orientada hacia el Sur y tena un
elevado tejado cuyos dos aleros daban, respectivamente, a la ladera de la colina y a la calle.
Su construccin, de hace ms de siglo y medio, se haba adaptado al nivelado y al
enderezamiento &l camino en aquella vecindad particular, pues Benefit Street, llamada
originalmente Back Street, se traz como sinuoso sendero entre los sepulcros de los
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primeros colonos y slo se enderez cuando el traslado de los cadveres al Cementerio del
Norte permiti abrir camino a travs de los antiguos predios familiares.
En un principio, el muro posterior se alzaba sobre un campo de hierba que quedaba
como a veinte pies por encima del nivel de la calle, pero un ensanchamiento de sta;
aproximadamente en tiempos de la Guerra de la Independencia, absorbi casi todo el
espacio intermedio y dej los cimientos al aire, por lo que hubo que construir en el stano
un muro de ladrillo, que dio a esta hundida parte de la casa una fachada dotada de puerta y
dos ventanas por encima del nivel del suelo, casi a la altura de la calle nueva. Cuando se
construy la acera hace un siglo, se elimin el resto del espacio intermedio, y en sus paseos
Poe debi de ver slo un muro vertical de ladrillo que naca del borde de la acera, coronado
a una altura de diez pies por la pesada silueta de la antigua casa entejada propiamente
dicha.
Los terrenos, propiedad de la familia, se extendan por la parte trasera y suban un buen
trecho por la loma, hasta casi llegar a Wheaton Street. El espacio al sur de la casa, el que
lindaba con Benefit Street, quedaba, naturalmente, muy por encima del nivel de la actual
acera, formando una plataforma que acababa en un muro de guijas hmedas y mohosas
horadado por un tramo muy inclinado de estrechos escalones que conduca al interior, entre
paredes que formaban una especie de desfiladero, y desembocando en la parte superior en
un despeinado macizo de csped, muros de ladrillo rezumantes y jardines descuidados,
cuyas desmanteladas urnas de cemento, tiestos herrumbosos cados de trpodes de nudosas
patas y objetos parecidos hacan parecer ms atractiva, por contraste, la puerta principal,
maltratada por la intemperie, con su montante roto, pilastras jnicas podridas y carcomida
cornisa triangular.
Lo que o de muchacho acerca de la Casa Maldita fue simplemente que la gente mora
en ella en cantidad alarmante. Esa haba sido la razn, me decan, por la que sus primeros
propietarios la haban abandonado unos veinte aos despus de haberla construido. La casa
era, evidentemente, malsana, tal vez a. causa de la humedad y de los hongos que crecan en
el stano, del tufo enfermizo que lo contaminaba todo, de las corrientes de los pasillos o de
la calidad del agua de la bomba y del pozo. Estas cosas ya eran lo bastante malas y a ellas
culpaban, las personas que yo conoca, de las desgracias de la casa. Unicamente los
cuadernos de notas, de mi to el anticuario, Dr. Elihu Whipple, me revelaron
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detalladamente las ms oscuras y vagas suposiciones que formaban una corriente folklrica
subterrnea entre los sirvientes ms antiguos y la gente humilde, conjeturas que nunca
llegaron muy lejos y fueron en su mayor parte olvidadas cuando Providence se convirti en
ciudad importante con una poblacin moderna y cambiante.
En realidad, los habitantes serios de la ciudad nunca consideraron la casa como
encantada exactamente. No se hablaba de ruidos de cadenas, ni de heladas corrientes de
aire, ni de apagones de luces, ni de caras en las ventanas. Los extremistas decan que traa
mala suerte, pero no pasaban de ah. Lo indiscutible era que en ella moran gran nmero
de personas, o, mejor dicho, que en ella haban muerto un gran nmero de personas, pues
despus de ciertos peculiares acontecimientos ocurridos all hace ms de sesenta aos, el
edificio haba quedado abandonado debido a la imposibilidad de alquilarlo. Aquellas personas no murieron todas repentinamente por una causa determinada; pareca ms bien que
su vitalidad iba siendo minada de un modo insidioso y que su resistencia dependa de su
mayor o menor fortaleza natural. Y las que no moran mostraban en diversos grados un tipo
de anemia o consuncin, y a veces una decadencia de las facultades mentales, que no
hablaban a favor de la salubridad del edificio. Debe aadirse que las casas vecinas parecan
estar completamente libres de aquella perniciosa condicin.
Esto es cuanto saba antes que mis insistentes preguntas llevaran a mi to a mostrarme
las notas que finalmente nos embarcaron en nuestra espantosa investigacin. En mi niez,
la Casa Maldita estaba vaca, con sus rboles desnudos, nudosos y viejos, su alta hierba de
una palidez extraa y cizaa de aspecto de pesadilla en el abandonado patio en el que jams
se posaban los pjaros. Los muchachos solamos invadir la finca, y an recuerdo mi terror
juvenil provocado no slo por la morbosa calidad de aquella siniestra vegetacin, sino ante
la atmsfera y el olor de la ruinosa casa, cuya puerta abierta cruzbamos frecuentemente en
busca de emociones. Los cristales de las ventanas estaban rotos en su mayora, y una indescriptible desolacin rodeaban los precarios paneles de madera que cubran las paredes, los
desvencijados postigos interiores, el papel de los muros que colgaba a tiras, la escayola que
se desmoronaba, las inseguras escaleras y los pocos muebles estropeados que todava
quedaban. El polvo y las telaraas daban un mayor matiz de abandono a aquel ambiente
atemorizador, y muy valiente tena que ser el muchacho que se aventuraba por la escalera
que conduca al desvn, una pieza espaciosa y alargada, con vigas al descubierto, iluminada
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solamente por la incierta luz de las pequeas buhardillas de sus extremos y repleta de un
montn de arcones, sillas y ruecas rotas que infinitos aos de abandono haban cubierto y
adornado de formas monstruosas y diablicas.
Pero, despus de todo, el desvn no era la parte ms terrible de la casa. Lo que nos
provocaba mayor repulsin era el hmedo stano, aunque quedaba completamente por
encima del nivel del suelo en el lado que miraba a la calle, separado de la concurrida acera
por un endeble tabique de ladrillo en el que se abran una puerta y una ventana. No
sabamos si frecuentarlo atrados por su estmulo fantasmal, o rehuirlo para bien del alma y
la cordura. En primer lugar, el mal olor de la casa era ms pronunciado all; y, adems, no
nos gustaban la blanca fungosidad que brotaba algunas veces del duro suelo de tierra en los
veranos lluviosos. Aquellos hongos, de grotesco parecido con la vegetacin del patio
exterior, tenan formas verdaderamente horribles, detestables caricaturas de setas de
especies desconocidas. Se pudran pronto y en determinada fase de su descomposicin
adquiran una leve fosforescencia, de modo que los transentes nocturnos hablaban, a
veces, de los fuegos fatuos que brillaban detrs de los destrozados cristales de las ventanas,
por las que se esparca el mal olor.
Nunca, ni siquiera en las ms descabelladas vsperas de Todos los Santos, bajamos al
stano de noche, pero en algunas de nuestras visitas diurnas pudimos percibir la
fosforescencia, especialmente si el da era oscuro y hmedo. Tambin captbamos a
menudo una cosa ms sutil, algo muy extrao que era, sin embargo, y en el mejor de los
casos, apenas una sugestin. Me refiero a una mancha nebulosa y blanquecina en el suelo
de tierra, un depsito, vago y cambiante de moho y nitro que, en ocasiones, creamos ver
entre la esparcida fungosidad cerca del inmenso fogn de la cocina del stano. Algunas
veces nos pareca que aquella mancha tena una extraa semejanza con la figura de una
persona encorvada, aunque generalmente no exista tal parecido, y con frecuencia ni
siquiera la veamos. Cierta tarde de lluvia en que aquella sensacin fue particularmente
intensa y en que, adems, haba credo ver una especie de emanacin tenue, amarillenta y
temblorosa que brotaba del dibujo en direccin a la campana de la chimenea, le habl a mi
to del asunto. Se limit a sonrer ante aquella curiosa fantasa, pero me pareci que haba
en su sonrisa un matiz de reminiscencia. Ms tarde me enter de que en algunas de las
antiguas leyendas que circulaban por la regin haba una idea similar a la ma, una idea que
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tambin aluda a las formas de vampiro y de lobo que tomaba el humo de la gran chimenea,
y de los anmalos contornos adoptados por algunas de las retorcidas races de rbol que se
abran camino hasta el stano por entre las piedras sueltas de los cimientos.

II

Mi to no me dio a conocer las notas e informes que haba reunido acerca de la Casa
Maldita hasta que fui un hombre adulto. El Dr. Whipple era un mdico sensato y
conservador de la antigua escuela, y a pesar del inters que le inspiraba la casa no deseaba
alentar a un muchacho a pensar en cosas anormales. Sus propias opiniones, en el sentido de
que el edificio haba sido construido en un paraje insalubre, no tenan nada de anormal,
pero se daba cuenta de que el pintoresquismo de lo que haba suscitado su propio inters
podra asociarse en la mente fantstica de un muchacho con toda clase de macabras
imaginaciones.
Mi to era un soltern, un hombre de pelo blanco, de rostro rasurado vestido a la
antigua e historiador local notable, que haba roto frecuentemente una lanza contra
guardianes de la tradicin tan polmicos como Signey S. Rider y Thomas W. Bicknell.
Viva con un criado en una antigua casa georgiana de aldabn, escalinata y barandal de
hierro que se alzaba amenazadoramente en North Court, calle de empinada pendiente, junto
a la mansin colonial de ladrillo en la que su abuelo primo de un famoso corsario, el
capitn Whipple, que en 1772 quem la goleta Gaspee de Su Majestad, haba votado el 4
de mayo de 1776 por la independencia de la colonia de Rhode Island. A su alrededor, en la
hmeda biblioteca de techo bajo y blancos paneles que la humedad haca amarillear, de
pesada repisa tallada sobre la chimenea y ventanas de pequeos cristales color vino, se
guardaban las reliquias y documentos ce su antigua familia, entre los cuales haba muchas
ambiguas alusiones a la Casa Maldita de Benefit Street. Ese malsano lugar no se encuentra
lejos, pues Benefit Stteet cofre a lo largo del borde de la precipitada pendiente por encima
del Tribunal, por donde treparon las primeras casas de los colonizadores.
Cuando mi to me consider lo bastante maduro como para digerirla, puso ante mis
ojos una crnica realmente extraa. A pesar de la longitud de su contenido, lleno de
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estadsticas y montonas genealogas, corra por ella una hebra continua de tenaz y
persistente horror y de malignidad preternatural que me impresionaron ms que al buen
doctor. Sucesos independientes encajaban entre si de manera asombrosa, y detalles al
parecer insignificantes prometan un potencial de espantosas posibilidades. Una nueva y
ardiente curiosidad brot en m, comparada con la cual la que sent de muchacho era dbil y
rudimentaria. La primera revelacin me llev a realizar una investigacin a fondo y
finalmente a aquella estremecedora bsqueda que result tan desastrosa para m y para los
mos. Pues mi to insisti en unirse a las pesquisas que yo haba iniciado, y tras haber
estado cierta noche en aquella casa, no volvi a salir conmigo. Ahora estoy solo, sin aquel
espritu amable cuyos largos aos estuvieron llenos de honor> virtud, buen gusto, benevolencia y erudicin. He erigido una urna de mrmol en memoria suya en el Cementerio de
St. John el lugar bien amado de Poe, el recogido soto de altsimos sauces que queda
sobre la loma, en donde tumbas y lpidas se agrupan serenamente entre la mole
blanquecina de la iglesia, las casas y los muros de contencin de Benefit Street.
La historia de la casa, que se abra paso entre un laberinto de fechas, no revelaba nada
siniestro en lo referente a su construccin, ni en lo referente a la honorable familia que la
edific. Y, sin embargo, desde sus comienzos la rode un aura de calamidades, que pronto
adquiri proporciones de mal agero. La historia cuidadosamente recopilada por mi to
comenzaba con la construccin del edificio en 1763, y desarrollaba el tema con una
desacostumbrada cantidad de detalles. Sus primeros moradores fueron William Harris, su
esposa Rhoby Dexter y sus hijos, Elkanah, nacida en 1755; Abigail, nacida en 1757;
William, Junior, nacido en 1759, y Ruth, nacida en 1761. Harris era un adinerado mercader
y marino, dedicado al comercio con las Indias Occidentales y relacionado con la firma de
Obadiah Brown y sus sobrinos. Despus de la muerte de Brown en 1761, la nueva casa de
Nicholas Brown & Co. le nombr capitn del bergantn Prudence, construido en
Providence, de 120 toneladas, lo que le permiti construir la nueva casa que haba anhelado
tener desde que contrajo matrimonio.
El lugar que haba elegido una parte de la recientemente enderezada Back Street,
calle nueva y de buen vecindario, que corra a lo largo de la ladera de la colina que
dominaba el populoso Cheapside reuna todo lo que pudiera desearse, y la casa haca
honor al solar que ocupaba. Era todo lo buena que poda ser dada una fortuna moderada, y
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Harris se apresur a mudarse a ella antes que naciera el quinto hijo que esperaba la familia.
Este hijo, un varn, lleg en diciembre, pero naci muerto. Durante un siglo y medio no iba
a nacer en aquella casa ningn nio vivo.
En el mes de abril, cayeron enfermos los nios, y Abigail y Ruth murieron poco
despus. El Dr. Job Ives diagnostic el mal como una clase de fiebre infantil, aunque hubo
otros que hablaron de simple debilitacin y decaimiento. En cualquier caso, la enfermedad
pareca ser contagiosa, pues en el mes de junio Hannah Bowen, una de las dos criadas de la
casa, muri de la misma dolencia. Eh Lideason, la otra criada, se quejaba constantemente
de debilidad, y hubiera regresado a la granja de su padre de no haber sido por el gran cario
que le cobr a Mehitabel Rehoboth, que haba reemplazado a Hannah. Eh falleci al ao
siguiente, ao triste en verdad, pues en l muri el mismo William Harris, debilitado por el
clima de la Martinica, donde sus ocupaciones lo haban retenido durante largas temporadas
en la dcada anterior.
Rhoby, su viuda, nunca se repuso de la prdida de su marido, y la muerte de su
primognita, Elkanah, ocurrida dos aos despus, signific el golpe decisivo a su razn. En
1768 fue vctima de una locura benigna, y qued recluida en el piso superior de la casa; su
hermana mayor, Mercy Dexter, soltera, lleg a la casa para cuidar de la familia. Mercy era
una mujer muy poco agraciada, huesuda y de gran fortaleza fsica; pero su salud empeor
visiblemente desde su llegada. Profesaba un profundo afecto a su desventurada hermana y
un cario especial al nico sobrino que le quedaba, William, que luego de haber sido un
nio fuerte y robusto se haba convertido en un muchacho flacucho y enfermizo. Ese
mismo ao muri Mehitabel, y el otro criado, Preserved Smith, se march sin dar una
explicacin coherente, o aduciendo simplemente algunas historias poco razonables y
diciendo que no le gustaba el olor de la casa. Durante algn tiempo, Mercy no pudo
conseguir ms ayuda, pues siete muertes y un caso de locura, todo ello en un perodo de
cinco aos, haban comenzado a fomentar habladuras, repetidas primeramente junto a la
lumbre, y convertidas luego en absurdos rumores. Finalmente, consigui unos criados que
no eran del pueblo: Ann White, una mujer melanclica de la parte de North Kingstown que
hoy forma la villa de Exeter, y un hombre competente venido de Boston que se llamaba
Zenas Low.

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Ann White fue la primera en dar forma definida a los rumores. Mercy nunca debi
tomar a criada alguna de la comarca de Nooseneck Hill, pues esas tierras remotas y
atrasadas eran entonces, como hoy, semillero de las ms inquietantes supersticiones. En
1892, fecha relativamente reciente, las gentes de Exeter desenterraron un cadver y
quemaron ceremonialmente el corazn para impedir ciertas supuestas apariciones nocivas
para la salud y la paz de la poblacin, y puede imaginarse cul era el punto de vista de esa
comarca en 1768. Ann habl mucho e indiscretamente, y al cabo de unos meses Mercy la
despidi reemplazndola con una fiel y amable criada de Newport, Mara Robbins.
Mientras tanto, la infortunada Rhohy Harris, en su locura daba rienda suelta a sueos y
falsas aprensiones de la ms horrible especie. Haba veces en que sus gritos se hacan
insoportables y durante largos perodos deca tales horrores que su hijo tuvo que ser
enviado a casa de su primo, Peleg Harris, que viva, en Presbyterian Lane, cerca del nuevo
edificio del colegio universitario. El muchacho pareca mejorar despus de estas visitas, y
de haber sido Mercy tan. inteligente como bien intencionada, hubiera dejado que el chico se
quedara a vivir permanentemente en casa de Peleg. La tradicin no est de acuerdo en lo
que Mrs. Harris gritaba en sus estallidos de violencia, o, mejor dicho, los relatos son tan
absurdos que se invalidan a s mismos. Pues resulta, efectivamente, absurdo or que una
mujer que solamente tena rudimentarios conocimientos del francs, gritara durante horas
enteras empleando un francs grosero y coloquial, o que, la misma persona, en la vigilada
soledad de su habitacin, se quejara amarga y excitadamente de una presencia que la miraba fijamente y la atormentaba con dentelladas y mordiscos. Zena, el criado, muri en
1772, y cuando Mistress Harris se enter, lo celebr con risas y a1borozo, algo
incomprensible en ella. Al ao siguiente falleci, siendo enterrada en el Cementerio del
Norte, junto a su marido.
Cuando comenz la guerra con Inglaterra en 1775, William Harris, a pesar de sus
diecisis aos y de su endeble constitucin, consigui alistarse en el Ejrcito de
Observacin a las rdenes del general Greene, y a partir de entonces empez a mejorar de
salud y a ganar en prestigio. En 1780, siendo capitn de las fuerzas de Rhode Island en
Nueva Jersey, mandadas por el coronel Angell, conoci a Phebe Hetfield, de
Elizabethtown, contrajo matrimonio con ella y la llev consigo a Providence al ao
siguiente cuando le licenciaron honrosamente en el ejrcito.
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El regreso del joven soldado no fue un acontecimiento feliz. La casa, es cierto, se


encontraba an en buen estado; la calle se haba ensanchado y le haban cambiado el
nombre de Back Street por el de Benefit Street. Pero el antes robusto cuerpo de Mercy
Dexter se haba encogido y desmejorado curiosamente, y ahora era una pattica figura
encorvada de voz cavernosa y desconcertante palidez, caracterstica singularmente
compartida por Mara, la nica criada que quedaba. En el otoo de 1782, Phebe Harris dio a
luz una hija muerta, y el da 15 del siguiente mes de mayo, Mercy falleca tras una vida
laboriosa, austera y virtuosa.
William Harris, convencido por fin de la naturaleza radicalmente malsana de su casa,
decidi abandonarla y cerrarla para siempre. Consigui alojamiento provisional para su
esposa y para l en la Hostera de la Bola de Oro, recientemente abierta, y dispuso la
construccin de una casa nueva y mejor en Westminster Street, en el ensanche de la ciudad,
al otro lado del Gran Puente. All naci en 1785 su hijo Dutee, y all vivi la familia hasta
que el desarrollo y necesidades del comercio los llevaron a instalarse al otro lado del ro; y
ms all de la loma en Angell Street, en el nuevo bardo residencial del Este, en donde el
desaparecido Archer Harris construy su suntuosa y fea residencia con tejado a la francesa
en 1876. William y Phebe murieron vctimas de la epidemia de fiebre amarilla en 1797,
pero Dutee fue criado por su primo Rathbone Harris, hijo de Peleg.
Rathbone era un hombre prctico y arrend la casa de Benefit Street, a pesar del deseo
de William de conservarla desalquilada. Juzg que tena la obligacin hacia su pupilo de
sacar el mximo beneficio del patrimonio del muchacho, y no le importaron las muertes y
enfermedades que ocasionaron continuos cambios de inquilinos, ni la creciente aversin
que la casa generalmente inspiraba. Es probable que sintiera nicamente enojo cuando, en
1804, las autoridades municipales le dieron orden de fumigara con azufre, alquitrn y
alcanfor como consecuencia del comentado fallecimiento de cuatro personas, probablemente causado por un brote de fiebre epidmica. Se dijo que el lugar ola a fiebre.
El propio Dutee no pens gran cosa en la casa, pues lleg a ser oficial de un barco
corsario y prest servicios con distincin en el Vigilant, mandado por el capitn Cahoone
en la guerra de 1812. Regres ileso, contrajo matrimonio en 1814 y fue padre aquella
memorable noche del 23 de septiembre de 1815, en que una gran tormenta arrastr las
aguas de la baha hasta que cubrieron la mitad de la ciudad lanzando una gran balandra a
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