La Etica de La Conducta Del Cristiano

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LA ETI CA DE LA CONDUCTA DEL CRI STI ANO

La palabra tica viene de un vocablo griego que se define como carcter.


tica es la parte de la filosofa que trata la valorizacin moral de los actos
humanos, y es un conjunto de principios y normas que regulan las
actividades humanas. "Es la ciencia de la moralidad", entendindose por
moralidad el conjunto de juicios que la gente hace referente a lo que es
correcto o incorrecto, bueno o malo, en las relaciones interiores o entre
individuos.
La palabra tica viene de un vocablo griego que se define como
carcter. tica es la parte de la filosofa que trata la valorizacin moral
de los actos humanos, y es un conjunto de principios y normas que
regulan las actividades humanas. "Es la ciencia de la moralidad",
entendindose por moralidad el conjunto de juicios que la gente hace
referente a lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, en las
relaciones interiores o entre individuos.
Concluimos diciendo que la tica tiene como objectivo orientar a las
personas a fin de que sepan cmo deben proceder para que su vida
sea correcta, especialmente en relacin con el bien y el mal.
DEFINICIONES
1.La tica cristiana
En cambio la tica cristiana "es la ciencia de la conducta humana, tal
como est determinada por la conducta de Dios".
Cuando hablamos de tica cristiana, estamos pensando en la
conducta que debe observar el cristiano en todo momento y en toda
circunstancia. El apstol Pedro escribe: "Como hijos obedientes, no os
conformis a los deseos que antes tenais estando en vuestra
ignorancia; sino, como aquel que os llam es santo, sed tambin
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito est:
Sed santos, porque yo soy santo" (1 P 1.14-16).
La tica cristiana nos desafa a mejorar nuestra manera de vivir
porque demanda que vivamos segn las normas de santidad que
Cristo vivi. El apstol Juan escribe: "El que dice que permanece en l
debe andar como l anduvo" (1 Jn 2.6).
La tica cristiana slo puede vivirla plenamente el cristiano, ya que
solo l puede alcanzar ese nivel de conducta como resultado del poder
del Espritu Santo obrando en su vida. En Romanos 8.5-6, el apstol
Pablo nos explica: "Porque los que son de la carne piensan en las
cosas de la carne; pero los que son del Espritu, en las cosas del
Espritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse
del Espintu es vida y paz".
Cuando el apstol Pablo escribe sus cartas explica el cambio de vida
que debe experimentar toda persona despus de aceptar a Cristo
como salvador (Ef 4.17-32). Declara que los que estn en Cristo son
una nueva criatura y que las cosas viejas, las formas de vida, y aun las
motivaciones deben ser hechas nuevas (2 Co 5.17). El cristiano debe
ser un ejemplo de vida para el mundo sin Cristo, tanto en su conducta
personal como en su relacin con la familia, la sociedad y las
autoridades (Ef 5.21, 6.9).
2.La tica ministerial
Es el conjunto de normas escriturales que rigen los ministros cristianos
tanto en la esfera de las motivaciones como en la de sus acciones y
que determinan su conducta en relacin con Dios, la sociedad, su
familia, su iglesia, la denominacin a la que pertenece y las
instituciones cristianas.
Es importante notar que llamamos ministro a todo cristiano que
desarrolla un ministerio de liderazgo dentro de la iglesia, en su
denominacin, o dirigiendo un ministerio o entidad de servicio.
LA NECESIDAD DE ESTE ESTUDIO
Somos parte de una sociedad sin Dios que est gobernada por un
relativismo moral alarmante. Hay una falta total de ejemplos de tica
en todas las esferas. En el peridico La Nacin, sali un artculo
titulado "El fracaso moral de la civilizacin", en el cual se expresa:
"Desde el Declogo de Moiss a travs de toda la poderosa influencia
moral del cristianismo, la civilizacin occidental haba mantenido
tenazmente un conjunto de reglas morales y de principios ticos que
constituan la base misma de la educacin y de la conducta civilizada.
El reconocimiento de esos grandes principios morales llegaban a
conformar una manera de distinguir fcilmente entre lo que era el bien
y lo que era el mal. Lo que ha ocurrido desde la Primera Guerra
Mundial equivale a una inmensa hecatombe moral de nuestra
civilizacin. Se ha ido estableciendo tenazmente un divorcio entre los
principios ticos y las realidades de la vida social, con inmensas
consecuencias destructivas del ideal mismo de una civilizacin digna
de ese nombre".
Lo grave es que ese relativismo moral y la filosofa hedonista de
nuestra decadente sociedad ha ingresado a las iglesias.
1.La sociedad
Todos conocemos la situacin moral de nuestros pases
latinoamericanos. Nuestros dirigentes no son un modelo de conducta
tica. La mentira, la vida ostentosa, el fraude, la corrupcin, la
impunidad, la falta de justicia y de seguridad y un nivel de transgresin
generalizado han creado un ambiente de libertinaje.
Los medios masivos presentan, adems, como smmun de felicidad,
el tener cosas, el ser exitoso, aunque no virtuoso. Propone disfrutar de
la vida, pero sin responsabilidad. Por otro lado las mafias de la droga y
la pornografa as como los grandes emporios de la diversin, han
abierto las puertas a todo tipo de posibilidades de placeres sin pensar
en el dao que hacen.
Pareciera que el apstol describe nuestra sociedad moderna cuando
dice: "Estando atestado de toda injusticia, fornicacin, perversidad,
avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaos y
malignidades.... quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los
que practican tales cosas son dignos de muerte, no slo las hacen,
sino que tambin se complacen con los que las practican" (Ro 1.29-32;
vase 1 Ti 3.1-5).
Frente a estas situaciones nos preguntamos: Qu es correcto hoy?
Quin lo determina? Nuestra sociedad no puede. Sabemos que
como cristianos evanglicos esa es nuestra responsabilidad, pero
tenemos la capacidad y la disposicin para hacerlo? Jess dijo que
somos la sal de la tierra, pero que si la sal pierde sus propiedades y no
cumple su funcin "no sirve ms para nada, sino para ser echada
fuera y hollada por los hombres" (Mt 5.13).Estaremos perdiendo
nuestra capacidad de ser sal?
2.La iglesia
Al analizar la conducta de muchos lderes y congregaciones
evanglicas, nos asombra encontrar un relativismo moral similar al que
rige a nuestra sociedad sin Dios. Pero peor aun es descubrir en
nuestras iglesias y en ministerios cristianos los mismos pecados, las
mismas situaciones censurables que encontramos en nuestra
sociedad contempornea.
En esas congregaciones no se viven la santidad, la pureza, el amor, la
verdad, la humildad y el respeto o temor a Dios. Algunos lderes obran
como si fueran dueos de las congregaciones, de los ministerios y de
los recursos, cayendo en los mismos excesos y pecados que
condenan en los lderes que no son cristianos. Bien se expres
Cipriano cuando dijo: "Los pecados de los cristianos han debilitado el
poder de la iglesia".
Mencionar algunos casos reales:
Despus de abandonar a su familia, un hombre fue a otra ciudad en la
cual fue designado evangelista y enviado a otro pueblo para iniciar una
iglesia.
En una iglesia un lder llevaba a las mujeres jvenes a un saln aparte
para liberarlas de "espritus inmundos de sexo"; les haca sacar
prendas ntimas y las manoseaba mientras pretenda reprender a los
demonios.
Un pastor design a un matrimonio joven como misioneros a otro
pueblo, y les pidi que vendieran su casa y que le entregaran el
dinero. Cuando regresaron se encontraron sin su casa y estafados por
su pastor que haba usado el dinero para otros fines.
Un pastor recibi la propiedad de unos ancianos como ofrenda, a
cambio de que la iglesia les permita usarla y les brindaran atencin ya
que no tenan familiares. Poco despus, comenz a tener problemas
para brindarles la debida atencin. Los envi a un geritrico y se
qued con la propiedad.
Un pastor se ufanaba de que los vecinos le vendan sus casas a l a
muy poco precio. La razn era que ya no se poda vivir en las
cercanas del templo por el ruido que hacan en las reuniones. Los
dueos se las vendan a un valor muy inferior con tal de irse del barrio.
Un pastor se ofreci a cooperar con ocho pastores del interior del pas
para que ellos cobraran la asignacin familiar que otorga el gobierno.
Les hizo firmar un poder autorizndole a cobrar por ellos. Durante tres
aos este pastor cobr mensualmente el dinero de sus colegas y a
quienes jams se los remiti. Cuando el organismo estatal le requiri
la documentacin correspondiente, la fragu falsificando firmas de sus
colegas y dando gracias a Dios porque no haba sido descubierto.
3. El relativismo moral que est invadiendo nuestras iglesias.
En un curso de tica ministerial que dictaba solicit una lista con faltas
de tica ms comunes el ministerio. Estos son algunos de resultados:
Falta de integridad, tanto en la enseanza como en el trato con los
dems. Falta de un verdadero espritu de servicio. Marcado inters por
lo material. En muchos casos, se anuncia que el Seor castigar a
quienes no ponen sus diezmos y ofrendas. El dar el diezmo se
transforma en una especie de seguro contra la pobreza. Falta de
respeto por otros ministros y ministerios. No ser personas de palabra.
Prometer y no cumplir. lmpuntuales crnicos. Falta de inters por
aprender o capacitarse para ser mejores ministros. Hacer acepcin de
personas, especialmente cuando tienen dinero.
Terminaremos mencionando las ms obvias categoras del relativismo
moral de la sociedad contempornea y su influencia en la iglesia.
a)Orgullo y ostentacin
Algunos lderes viven y se comportan como si fueran magnates del
evangelio. Sus casas, sus autos, su vestuario y la suntuosidad de sus
templos (y ministerios) contrasta totalmente con el estilo de Jess y
con la pobreza de los miembros de sus iglesias.
Visten y actan como estrellas del cine o de la televisin. Hacen de
cada culto un "show" para demostrar todo lo que pueden hacer o
cunta "uncin" o " poder" tienen.
La idea de que todo cristiano debe vivir en prosperidad no es una
enseanza bblica. Los ministros que viven en lujos y sin privarse de
nada, mal usando las ofrendas que dan con amor al Seor cristianos
que no tienen casi para comer, es un pecado que Dios condena.
b) Abuso de poder
El poder que tenemos por causa de nuestra posicin en el ministerio
nos corromper si no lo usamos en sujecin al Seor, sirviendo a la
iglesia. Aprovechndose de las estructuras administrativas de su
denominacin, hay lderes que se rodean de personas que los adulan,
los secundan y los protegen de la gente. Hay pastores que
condicionan a los miembros de su iglesia para que ofrenden, asistan y
cooperen con las actividades y lo hacen no por amor, sino por temor.
Otros ministros son duros con los miembros pero muy permisivos con
sus lderes y familiares. Algunos asumen actitudes de caudillismo,
manejando la congregacin como si fuera su feudo y hacindose
acompaar por guardaespaldas.
Un caso lamentable lo constituye Ditrefes quien "...no contento con
estas cosas (criticar al apstol Juan) no recibe a los hermanos, y a los
que quieren recibirlos se los prohibe, y los expulsa de la iglesia" (3 Jn
9,10).
c)La mentira
En nuestras congregaciones e instituciones se miente, exagerando las
estadsticas sobre la membresia y la asistencia. Se miente cuando se
promete a la gente la solucin inmediata de todos sus males y la
provisin divina para cubrir todas las necesidades. Como
consecuencia, miles de personas se sienten estafadas y/o
defraudadas por los cristianos evanglicos que les prometieron en
forma muy definida cosas que no se cumplieron.
Una familia conocida tena una anciana internada en un hospital en
estado muy grave. Algunos cristianos les aseguraron que para la
Navidad la anciana estara sentada con ellos en la mesa compartiendo
esa fecha tan especial. Para esa fecha la abuela estaba sepultada y la
gente decepcionada con los evanglicos. Ellos nos decan que si no
los hubieran ilusionado dndoles tanta certeza de sanidad, no se
hubieran sentido tan desanimados y frustrados.
d)Pecados sexuales
Nuestros jvenes en porcentajes importantes tienen relaciones
sexuales fuera del matrimonio y se casan apurados por un embarazo
no deseado. Por otro lado cada vez son ms los lderes y pastores que
caen en pecados sexuales.
Agrava el problema la falta de disciplina para con algunos lderes que
caen en pecados sexuales. Aparte del mal ejemplo que dan, esa falta
de disciplina transmite el falso mensaje de que no es tan grave la
fornicacin o el adulterio porque si ellos, que son los lderes, caen y no
hay sanciones, da la impresin de que se protejen entre s y por lo
tanto no se aplican disciplinas. Tienen la sensacin de que los
miembros regulares pueden y deben ser amonestados y sancionados
pero los pastores no. Por qu no puede pecar un miembro y ser
perdonado sin tener disciplina?
4.La necesidad de modelos
Es fundamental que los lderes y pastores cristianos evanglicos vivan
ticamente, como modelos de conducta cristiana. Esta responsabilidad
tiene dos dimensiones, una hacia la iglesia, que necesita ver en sus
ministros modelos de vida cristiana, y la otra, hacia la sociedad sin
Dios, que necesita desesperadamente ver la posibilidad de cambiar y
de alcanzar un estilo de vida que sea mejor.
La gente en nuestros das necesita con urgencia encontrar una
posibilidad de comenzar de nuevo, de vivir mejor y de vencer la
presin de una sociedad enajenante. Nosotros sabemos que el
evangelio es esa alternativa porque es "poder de Dios para salvar" (Ro
1.16). Pero la iglesia no ser ejemplo a menos que sus lderes sean
modelos que los miembros de las congregaciones puedan seguir.
Como el apstol Pablo, debemos estar en condiciones de decir "Sed
imitadores de m, as como yo de Cristo." (1 Co 11.1; vase 4.16; Fil
3.17).
Escribiendo a los cristianos de Tesalnica, Pablo les recuerda la
conducta que l y su equipo. haban tenido en medio de ellos y los
insta a imitarlos apartndose de los que vivan desordenadamente.
"Ustedes son testigos, y Dios tambin, de que nos hemos portado de
una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes;
...les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son
de Dios que los llama a tener parte de su propio reino y gloria." (1 Ts
2.10-12 VP).
"Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Seor Jesucristo,
que se aparten de cualquier hermano que lleve una conducta
indisciplinada y no siga la tradiciones que recibieron de nosotros" (2 Ts
3.6-9 VP).
Nuestra responsabilIdad es grande y no debemos fallarle ni al Seor
quien nos llam al ministerio, ni a la iglesia que espera que no seamos
gua viviendo delante de ellos como es digno de un siervo de Dios.
Frente a lo expuesto, no podemos menos que concluir declarando que
urge estudiar y vivir la tica ministerial para ser ejemplos a nuestras
iglesias como lo fue Jess para sus discpulos y para su generacin, y
como lo fue el apstol Pablo para las iglesias y lderes de su tiempo.

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