El Declive de La Arquitectura Moderna

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Calduch Cervera, Juan
El declive de la arquitectura moderna: deterioro, obsolescencia, ruina
Palapa, vol. IV, nm. II, julio-diciembre, 2009, pp. 29-43
Universidad de Colima
Mxico
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Palapa
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I.i.v. | issx: 1870-7483 | Vol. iv | Nm. ii [o,] | pp. 29-43 | Julio-diciembre de 2009
El declive de la arquitectura moderna:
deterioro, obsolescencia, ruina
1
The decline of modernist architecture:
deterioration, obsolescence and ruins
Juan Calduch Cervera
2
Recibido: 07/08/09 || Dictaminado: 18/12/09, 22/12/09 || Aceptado: 22/03/10
Resumen
12
El declive de la arquitectura moderna se maniesta en
una triple faceta: 1) el deterioro fsico, 2) la obsolescencia
para los usos a los que se destinaba y 3) la ruina de su sig-
nicado cultural y social. En cada uno de estos apartados,
la conservacin y restauracin de la arquitectura moderna
ofrecen matices muy diferentes que obligan a adoptar crite-
rios y medidas distintos a los habituales en la restauracin
monumental. El pensamiento tcnico mecanicista introduce
diferencias cualitativas respecto a las tcnicas artesanales
de la arquitectura tradicional. La funcionalidad que est en
la base de la arquitectura moderna no tiene parangn en la
arquitectura antigua. La prdida del valor de novedad que
anula cualquier aprecio de esta arquitectura moderna por la
sociedad actual reclama un esfuerzo de revalorizacin ajeno
a los valores de antigedad, como en la arquitectura histri-
ca, pues es una arquitectura an viva y vigente.
1
El presente texto es la reelaboracin de la comunicacin presen-
tada al Primer Congreso Iberoamericano del Patrimonio Cultural.
Madrid, 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2001.
2
[email protected]
Universitat dAlacant (Espaa), Departament dExpressi Grfca i
Cartografa, Campus de Sant Vicent del Raspeig (Alacant).
Abstract
The decline of modernist architecture is shown in a three
ways: 1) physical deterioration; 2) obsolescence of use (the
constructions no longer served the purpose they were de-
signed for; and 3) the lost of its cultural and social meaning.
In each of points, maintenance and restoration of modernist
architecture offers different nuances which make us adopt
different criteria and measures which are commonly used
in restoration. Technical-mechanistic beliefs introduce quali-
tative differences concerning craft techniques in traditional
architecture. The functionality of modernist architecture
cannot be compared to ancient architectures. The absence
of novelty removes appreciation in modernist architecture,
which demands an effort to reassess ancient architectural
values as this architecture remains alive and pertinent to this
day.
PALABRAS CLAVE | conservacin, restauracin, arquitectura mo-
derna.
KEY WORDS | maintenance, restoration, modernist architecture.
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,o Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
La verdadera modernidad consiste
en volver a inventar el pasado
BALTHUS
3
No tiene mucho inters. Hoy podramos construir mucho
mejor esa estructura. Qu pensaramos de este comen-
tario, hecho por un tcnico actual, si se reriera al acue-
ducto romano de Segovia o incluso a una modesta iglesia
romnica? Cul sera nuestra opinin sobre l si, adems,
concluyese que lo que habra que hacer, en consecuencia,
es derribar esa obra y reconstruirla corrigiendo de paso los
problemas y patologas que tiene?
Si lo pensamos desapasionadamente, es posible que el tc-
nico en cuestin tenga en parte razn, en el sentido de que
hoy disponemos de una tcnica ms evolucionada y cono-
cimientos ms sosticados sobre el comportamiento de las
estructuras, por lo que podramos levantar una fbrica simi-
lar con mayores garantas. Aunque nadie nos asegura que las
obras que hoy se levantan durarn lo que ese venerable acue-
ducto o esa modesta ermita. Pero no es esta posibilidad lo
que invalida ese juicio y lo que nos repugna de esa opinin,
sino la actitud y la valoracin que lleva implcita.
Sin embargo, este criterio y esta conclusin se han apli-
cado a un edicio moderno, la Concha de la Msica de la
Explanada de Alacant, obra de Miguel Lpez de 1954 (gura
1), sin que casi nadie se escandalizara por sto. Ms an, la
idea fue asumida por los responsables polticos que preten-
dieron derribarla y reconstruirla asesorados por tcnicos que
defendan esa opinin. En este caso se pudo salvar gracias
al empeo de un grupo de arquitectos que removieron cielo
y tierra para evitar el desaguisado,
4
pero lo ms frecuente es
que no sea as.
5
Tal vez va siendo hora de realizar el inventario
3
Balthus (2003: 89).
4
Con fecha del 18 de noviembre de 1999, se present en el Ayun-
tamiento de Alacant un manifesto en defensa de la Concha de la
Msica, frmado por unos cien profesionales, lo que fue recogi-
do en la prensa local (peridico Informacin: 16.11.1999, 30.11.
1999, 3.12.1999, 6.12.1999, 14.12.1999, 22.12.1999; La Verdad:
15.11.1999, 13.12.1999, 17.12.1999; ABC: 5.2.2000; Costa Blanca
Nachrichten: 3.12.1999). Asimismo, el grupo manifest ante las au-
toridades locales y autonmicas su oposicin al derribo el congreso
del Docomomo Ibrico reunido en Sevilla, la agrupacin de arqui-
tectos para la defensa del patrimonio del Colegio de Arquitectos de
la Comunidad Valenciana Edilicia, lAgrupaci dArquitectes per a
la Defensa i la Intervenci en el Patrimoni (Col.legi dArquitectes
de Catalunya, Demarcaci de Barcelona), etc.
5
En septiembre de 2007, con nocturnidad y alevosa, el Ayuntamien-
to de Alacant demoli un ejemplo signifcativo de la arquitectu-
ra moderna de la ciudad, el restaurante La Isleta (del arquitecto
Julio Ruiz Olmos, 1967), pese a la intensa campaa en defensa
del patrimonio arquitectnico moderno espaol que ya ha
desaparecido.
No pretendo establecer ningn tipo de comparacin en-
tre el acueducto de Segovia, una ermita romnica y la Concha
de la Msica de Miguel Lpez en Alacant, sino plantear una
reexin de por qu se pueden producir estas reacciones tan
distintas y a qu consecuencias nos llevan. Cuando recorda-
mos la indiferencia, incluso la alegra, con la que en muchos
casos se derribaron en el siglo XIX las murallas medievales
de nuestras ciudades, pensamos con cierta nostalgia lo
brbaros que fueron nuestros antecesores al hacerlo. Y sin
embargo, no nos damos cuenta de la gravedad de la des-
aparicin del patrimonio moderno que se est demoliendo
ante nuestra pasividad y apata. Una desaparicin mucho
ms generalizada y efectiva de lo que pensamos, porque hoy
disponemos de medios ms ecaces de destruccin que en
cualquier poca histrica anterior.
FIGURA 1 | Concha de la Msica, del arquitecto Miguel Lpez (Alacant, 1954).
Las obras levantadas a lo largo del siglo XX pierden rpi-
damente el impacto de su novedad, sin que hayan adquirido
todava el valor de lo vetusto o de lo histrico. Esto hace que
la arquitectura moderna se encuentre en una delicada situa-
cin respecto a su conservacin y pervivencia, porque han
dejado de valorarse. No es ya actual pero an no es anti-
gua, lo cual implica que no es posible aplicarles los mismos
criterios valorativos que normalmente se utilizan para las
construcciones levantadas hace siglos. No existe una clara
conciencia social del signicado de esas obras ni una sensi-
bilidad preparada para apreciar sus aportaciones formales y
de su conservacin desarrollada durante meses por el Colegio de
Arquitectos, las Escuelas de Arquitectura de Valencia y Alacant, la
Universidad, la Fundacin Mies van der Rohe y la Fundacin Doco-
momo Ibrico.
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plsticas ni un juicio claro sobre sus cualidades culturales.
El sentido del tiempo hace que estn dejando de ser algo que
corresponde al presente, pero an no pertenecen al pasado.
Y es en este trnsito donde el peligro de su desaparicin es
ms grave.
Si consideramos que la mayor parte de todo lo construi-
do en la actualidad pertenece, precisamente, a lo levantado
desde nales del siglo XIX hasta ahora, y que an no existe
una perspectiva histrica capaz de interpretar lo que esta
arquitectura representa, el problema adquiere dimensiones
catastrcas. Cuando muchas de estas obras empiezan a
recogerse y mencionarse en los libros de historia de la arqui-
tectura moderna, con frecuencia han sufrido ya mutilaciones
irreversibles, transformaciones o ampliaciones poco respe-
tuosas, cambios radicales o readaptaciones irresponsables.
6

Se trata de alteraciones que no se pueden considerar, en ab-
soluto, como fruto de la mera conservacin o mantenimien-
to, sino que implican siempre metamorfosis de los edicios
originales. Si, por ejemplo, nos acercamos a Pessac para ver
las viviendas levantadas por Le Corbusier (1926), nos resul-
tar difcil encontrarlas por el enmascaramiento y transfor-
macin radical de su imagen exterior.
Pero desgraciadamente, es tambin frecuente que estos
6
Por ejemplo, sobre las sucesivas ampliaciones con diferente fortu-
na de la Thomas Crane Library de Richardson (1882) (1908: William
M. Aiken; 1939: hermanos Coletti; 1997: CBT) vase Ozcriz, I. y
Lindstrom, K. (1997: 10-19). Un aspecto diferente afora cuando la
ampliacin es abordada por el mismo autor del proyecto original,
como es el caso de Erik Gunnar Asplund y la ampliacin (1932) de
la Biblioteca Municipal de Estocolmo (1920-1928) realizada por l
mismo. Algo similar ocurre con las diferentes reformas y modifca-
ciones llevadas a cabo por el autor de la obra, como en el sanatorio
de Paimio ejecutadas bajo el control y la supervisin de Alvar Aalto:
1956-58: quirfanos y vestbulo de entrada; 1961-62: estancias de
personal; 1963: cerramiento de terrazas; 1969: cambio de ascenso-
res; 1970: reformas en cocinas; 1972-73: reformas en comedores;
etc. ste es un problema distinto al de las obras realizadas por fases
sucesivas a lo largo de periodos ms o menos prolongados, incluso
con la participacin de sucesivos autores, pero que corresponden a
una idea inicial global, independientemente de los cambios o ajus-
tes que pueda sufrir esta idea en el proceso de su construccin. Por
ejemplo, el Cementerio del Bosque de Estocolmo, proyecto inicial
de Sigur Lewerentz y E. G. Asplund, que desde la adjudicacin del
concurso (1915) experiment sucesivos cambios hasta la muerte de
Asplund (1940), cuando todava no estaba concluido. Otro proble-
ma tambin diferente es la obra que se restaura con intervencin
directa de su autor, como el caso del Gobierno Civil de Tarragona
(1954-57), en el que la intervencin realizada por Josep Llins se
hizo con la supervisin y colaboracin directa de su autor, Alejandro
de la Sota.
edicios hayan, simplemente, desaparecido. Es intil que
vayamos a Chicago a buscar los almacenes Marshall Field
(1885-1887) de Richardson, que queramos visitar en Pars el
auditorio Humbert-de-Romans (1902) de Hector Guimard,
que nos desplacemos a Bruselas para conocer la Maison du
Peuple (1895-99) de Victor Horta, que preguntemos en Bu-
ffalo por las ocinas Larkin (1904) de Frank Lloyd Wright, que
intentemos identicar en la Weissenhofsiedlung de Stuttgart
(1927) la vivienda construida por Gropius, o que busquemos
los almacenes Schocken (1926-28) de Mendelsohn en esa
misma ciudad. Ninguna de estas obras, citadas en todos los
manuales como piezas fundamentales de la historia de la
arquitectura moderna, existe ya.
El intento de recticar a posteriori estas prdidas est con-
duciendo tambin a una prctica que sera casi impensable
o abiertamente rechazada si se tratase de edicios antiguos:
la reconstruccin ex novo de algunas obras emblemticas de
la arquitectura del Movimiento Moderno. La construccin de
copias, ms o menos eles a los edicios originales, levan-
tadas sobre el mismo lugar en que estuvieron, o incluso en
otros emplazamientos que nada tienen que ver con su primi-
tiva ubicacin, empieza a ser un hecho frecuente. Los casos
de la rplica de uno de los pabellones de Alemania levanta-
dos por Mies van der Rohe en la Exposicin Internacional de
Barcelona (1929), o del pabelln de Arte Contemporneo de
Miln, obra de Ignazio Gardella (1953), son buenos ejemplos
ampliamente conocidos de lo primero. Las copias del pabe-
lln espaol en la Exposicin de Pars de 1937 de Lacasa y
Sert (levantado en un parque de Barcelona) o del pabelln de
lEsprit Nouveau de Pars (1925), obra de Le Corbusier, repro-
ducido en Bolonia, podran ilustrar lo segundo. Y esta cos-
tumbre no se limita a las obras emblemticas desaparecidas
de los maestros del Movimiento Moderno, como el Caf De
Unie, de Oud en Rtterdam (gura 2) por citar otro ejem-
plo que tambin levant polmica en su momento y ahora
est de nuevo abandonado y vaco sino que se extienden a
otras muchas obras en las que la reproduccin no parece muy
justicada ni se ajusta a criterios mnimamente rigurosos.
Una situacin diferente, que desborda el mbito arquitect-
nico para insertarse en cuestiones de memoria colectiva, es
la reconstruccin de monumentos emblemticos de la his-
toria de un pueblo.
7
La creencia de que es posible copiar elmente esos edi-
cios ya desaparecidos, porque disponemos de una infor-
macin exhaustiva y concreta de ellos (planos y proyectos
originales, fotografas e imgenes, incluso el recuerdo vivo
7
Por ejemplo, la Frauenkirche de Georg Bhr (1726-1743) en Dresde,
destruida en los bombardeos britnicos durante la Segunda Guerra
Mundial la noche del 13 de febrero de 1945 y reconstruida en la
actualidad.
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de muchos de sus autores) es una pura utopa.
8
La situa-
cin actual ya no es la del momento en que vieron la luz, y
la pretensin de delidad puede conducir a contradicciones
graves entre la defensa fetichista del objeto y el n social de la
arquitectura, sin mencionar las nuevas exigencias y requisi-
tos tcnicos que, con frecuencia, han evolucionado respecto
a la situacin pretrita de cuando se levantaron.
9
En este breve repaso aparece toda una serie de problemas
con los que se enfrenta la defensa de la arquitectura moder-
na, que a todas luces se alejan de los que tradicionalmente
se vinculan a la proteccin del patrimonio arquitectnico
histrico. A ellos habra que aadir los derivados de las tc-
nicas, materiales y sistemas constructivos propios de esta
arquitectura en general distintos a los de la arquitectura
antigua y los debidos al uso de los edicios modernos,
fuertemente inuidos por un concepto de funcionalidad aso-
ciada a actividades concretas que evolucionan muy rpido.
Si la lucha por la conservacin de la herencia cultural es, en
denitiva, una batalla contra el tiempo devorador y un intento
de que la duracin de los objetos y edicios supere las huellas
y la devastacin derivados del paso de los aos, tal lucha
adquiere unos matices especcos cuando nos enfrentamos
con estos edicios modernos.
El declive de la arquitectura moderna es consecuencia del
deterioro fsico de los materiales, de la inexperiencia en las
8
En el momento de defnir los colores durante la restauracin del
edifcio de la Bauhaus (Dessau) y ante la inexistencia de fotogra-
fas a color originales, se tuvieron que realizar complejos procesos
espectroscpicos de las fotografas en blanco y negro existentes
y de los escasos y muy alterados restos que quedaban en la obra
para recuperar el aspecto cromtico original que era una cuestin
fundamental en las teoras docentes de este centro. Vase Danzi
(2008: 83-91).
9
Respecto a la reconstruccin en el mismo lugar y en su forma ori-
ginaria (comera dovera) del pabelln de Arte Contemporneo de
Miln, de Ignazio Gardella (1953), desaparecido en una explosin
en 1993, Gardella, J. (1998: 86-87 y 89) escribe: contrariamente
a quien pensaba que la reconstruccin consista en una simple y
directa refaccin de un proyecto ya preparado, en una obvia repe-
ticin de soluciones ya dadas, se ha podido constatar que planteaba
nuevos problemas y requera elecciones no previstas. Y concluye:
La reconstruccin del pabelln de Arte Contemporneo nos ha
permitido entender hasta qu punto resulta utpico confar en la
realizacin de una copia perfectamente idntica de un edifcio des-
truido; si se desea que el edifcio reconstruido pueda ser destinado
a usos y personas de hoy en da, si se quiere adecuar a las exigencias
actuales, es necesario (e inevitable) llevar a cabo modifcaciones
y variaciones en el modelo de partida: lo importante es conseguir
que esas modifcaciones guarden armona con el original y no alte-
ren o traicionen su concepcin proyectual.
soluciones constructivas y estructurales empleadas, de la
obsolescencia de los usos y actividades que acoge y para los
que estaban destinados y de la caducidad de los signicados
culturales que asuma. Y en cada uno de estos tres aspectos
(tcnicos, funcionales y sociales), las cuestiones se plantean
con matices diferentes respecto a lo que es habitual cuando
intervenimos sobre edicios antiguos. Devaluacin cultural y
social y decadencia material y fsica asumen matices singula-
res en la arquitectura moderna, que no son equiparables a lo
que ocurre con la arquitectura procedente de otras culturas
pretritas.
FIGURA 2 | Caf De Unie, de J. J. P. Oud; fachada reconstruida con la amplia-
cin de una planta. Edicio abandonado de nuevo en la actualidad (Rotter-
dam, 2008).
Materia y tcnica: el deterioro fsico
Los edicios que contemplan ya varios siglos de existencia
estn levantados con unos materiales escasos en nmero,
de los que se tiene un profundo conocimiento de su com-
portamiento gracias a la acumulacin de la experiencia en
su empleo a lo largo del tiempo. Los procesos de elabora-
cin de esos materiales son generalmente sencillos, sin que
escondan ningn secreto especial en cuanto a su fabrica-
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cin artesanal. Los sistemas constructivos empleados en
su ensamblaje y puesta en obra, por atrevidos, arriesgados,
ingeniosos o geniales que sean (basta pensar en las comple-
jas fbricas de las catedrales gticas, o en la invencin que
supuso la construccin de la cpula de Santa Maria dei Fiore
de Florencia por Brunelleschi), son, sin embargo, fciles de
emular por la tecnologa actual. Materiales conocidos y expe-
rimentados, elaboracin artesanal y tecnologa relativamente
elemental son los aspectos que caracterizan la construccin
tradicional anterior a la introduccin de la industrializacin
en el campo de la arquitectura. Por el contrario, la idea de
la arquitectura moderna va escencialmente unida a su con-
dicin de novedad, la cual se maniesta con frecuencia en
la despreocupacin por la duracin que exhiben, a veces de
un modo provocativo, estas obras. El recurso a soluciones
tcnicas y constructivas efmeras y atrevidas de las que se
desconoce su comportamiento real con el paso del tiempo,
as como de materiales frgiles carentes de experiencia res-
pecto a su envejecimiento, son dos aspectos que dicultan
su conservacin.
Adems, la arquitectura moderna reeja de un modo
transparente el impacto de la industrializacin en todos esos
aspectos; ms an, ha hecho de la industrializacin un signo
de identicacin. La arquitectura moderna hace gala de ex-
perimentar con nuevos materiales. Unos materiales que los
procesos industriales de fabricacin estn continuamente
sustituyendo por otros ms sosticados y con mejores pres-
taciones. Estos exigen complejos sistemas de ensamblaje y
puesta en obra, lo que da origen, a su vez, a unas tcnicas
constructivas ms mecanizadas donde el empleo de mqui-
nas sustituye a las herramientas del artesano tradicional. Las
construcciones de hierro y acero en el siglo XIX, y de hormi-
gn armado en el XX, son ejemplos emblemticos. En otras
palabras, la arquitectura moderna se singulariza por el uso
de nuevos materiales y sistemas complejos de fabricacin
y puesta en obra que reclaman soluciones constructivas y
estructurales tambin novedosas. El desarrollo de las mate-
mticas y la fsica aplicada, con todos los aportes de estas
ciencias al campo de la resistencia de los materiales y al cl-
culo de estructuras, ha hecho posible los atrevimientos que
caracterizan a la arquitectura moderna, como uno de sus lo-
gros y aportaciones ms evidentes. El rascacielos es quiz el
ejemplo ms elocuente, pero no el nico. La admiracin de
los arquitectos de principios del siglo XX por estos edicios
era el reejo de los alardes tcnicos de la cultura industrial.
10

10
Mies van der Rohe dice: All donde la tecnologa alcanza su ver-
dadera culminacin, trasciende a la arquitectura (489) [] Slo los
rascacielos que se encuentran en construccin refejan sus audaces
ideas estructurales, y durante esta fase el efecto que produce el
esbelto esqueleto de acero es imponente. En Neumeyer (1995:
La exhibicin tcnica se transforma as en un valor arquitec-
tnico que caracteriza a las obras contemporneas. Muchos
de los atrevidos proyectos arquitectnicos modernos no
construidos son, de hecho, el intento de tensar la moderna
tcnica ms all de las posibilidades reales del momento,
apuntando hacia una evolucin fantstica futura.
11
Todo esto plantea algunas cuestiones importantes cuan-
do nos enfrentamos a la conservacin y rehabilitacin de
estas obras. El uso de materiales nuevos supone la falta de
experiencia en su envejecimiento y lleva implcito el desco-
nocimiento real de su comportamiento con el paso del tiem-
po; es aqu cuando se pone en evidencia la fragilidad y cadu-
cidad de muchos de estos materiales que se consideraban
indestructibles y casi eternos. Hoy sabemos que el hormign
armado empleado en muchas obras es ms vulnerable de lo
que se pensaba, que su resistencia disminuye de un modo
alarmante como consecuencia de la agresin de los agentes
exteriores y que muchos aditivos tienen un comportamiento
negativo al cabo de los aos (gura 3).
12

A pesar de las excelentes dotes para la invencin y diseo
de estructuras de muchos de los maestros de la arquitectura
moderna, los sistemas de clculo que utilizaban eran con
frecuencia aproximativos; y la peritacin actual realizada con
362). Una idea similar expres Mendelsohn en su primer viaje por
Estados Unidos.
11
As lo aceptaban abiertamente los arquitectos constructivistas so-
viticos. Tatlin era consciente de que con la tecnologa disponible
en aquellas fechas en la URSS no se poda construir su Monumento
a la III Internacional (1919) e Ivan Leonidov saba que su proyecto
para el concurso de la Biblioteca Lenin de Mosc (1927) era irreali-
zable con los medios tcnicos existentes; pero no era algo utpico,
y pensaba que sera factible cuando la industria de la construccin
evolucionase. Refrindose a este proyecto, Aleksandrov y Chan-
Magomedov (1975: 57) escriben: Entonces la inslita solucin del
Instituto Lenin apareca a muchos totalmente irrealizable. Esto
oblig a Leonidov a recalcular toda la construccin a fn de demos-
trar la realidad (en estos clculos fue ayudado por el compaero
de facultad Urmaev, confrmndose enseguida como un ingeniero
de valor) (traduccin del autor). Igualmente, el proyecto de Mies
van der Rohe para el Convention Hall (1953-1954) de Chicago, con
su estructura de enormes luces, es todo un reto a las posibilidades
constructivas y estructurales del momento. La voluntad de cons-
truir en la actualidad el Rascacielos de una milla de altura de Frank
Lloyd Wright, proyectado en 1959, es un ejemplo ms del signif-
cado de la tcnica en las obras ms conspicuas de la arquitectura
moderna.
12
Los problemas de aluminosis debidos al empleo, durante los aos
sesenta en Espaa, de aditivos en la fabricacin de elementos es-
tructurales de hormign armado para acelerar su fraguado es quiz
el ejemplo ms escandaloso y generalizado.
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, Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
mtodos ms desarrollados, aplicando nuevos criterios (por
ejemplo el riesgo ssmico) y mediante el empleo de progra-
mas informticos, ha puesto en evidencia el atrevimiento
de muchos arquitectos, lo que les permiti levantar algunas
construcciones que hoy admiramos, pero que parecen man-
tenerse en pie de puro milagro.
13
FIGURA 3 | conjunto residencial Pedregrulho, de Affonso Eduardo Reidy (Rio
de Janeiro, 1947); estado de deterioro estructural en 2002.
13
13
La fantstica bveda de hormign armado del frontn Recoletos
de Madrid (obra de Eduardo Torroja con la colaboracin de Zuazo,
1935) era una cscara de un espesor mnimo donde el hormign
apenas poda recubrir las armaduras. El arquitecto Mauro Lle, que
conoci su construccin en su poca de estudiante, comentaba que
su ruina se debi a que no estaba calculada para resistir el impacto
de explosiones y bombas como las que tuvo que soportar durante la
guerra civil espaola. El atrevimiento en el clculo de los audaces
Desconocimiento del comportamiento de los materiales
con el paso del tiempo, ignorancia de su resistencia y cua-
lidades portantes, experimentalismo en el diseo y atrevi-
miento en el clculo de las estructuras, son algunas de las
causas que producen la ruina fsica de muchos edicios mo-
dernos (gura 4).
FIGURA 4 | comuna para estudiantes del Instituto Textil, de I. Nikolaiev (Mos-
c, 1929-30); estado ruinoso en 2005 con forjados entre las plantas desapa-
recidos y vidrios sustituidos por lminas de plstico.
Si este tipo de problemas es el ms importante porque
revela la fragilidad de los elementos sustentantes en la arqui-
tectura moderna y la amenaza de su ruina, no es, sin embar-
go, el nico. La utilizacin de materiales industrializados y
de componentes prefabricados en la realizacin de las cons-
trucciones plantea un problema diferente: la imposibilidad
voladizos de la Casa de la Cascada de Frank Lloyd Wright, es uno
de los motivos de que apareciesen grietas y fechas desde el mismo
momento de su desencofrado. Vase Waggoner (2000: 39 y 51), que
dice: aparecieron problemas de manera casi inmediata: surgieron
en diversos puntos de la casa al menos diecisiete goteras y, adems,
el hormign se ensuciaba fcilmente y resultaba difcil su limpieza.
Pero el ms grave de todos consista en las dos grandes grietas que
aparecieron en la terraza principal tan pronto como se retiraron los
puntales y el encofrado y el voladizo del piso principal cedi varios
centmetros. Problemas en parte debidos a los riesgos asumidos
por Wright en el clculo de la estructura, como expresamente dice
esta autora: en una entrevista grabada descubierta recientemen-
te con los discpulos de Wright que trabajaron en la estructura
(Wes Peters, Bob Mosher y Edgar Tafel) stos debatan todava el
problema del armado 45 aos ms tarde. Su conversacin sugiere
que ellos tambin pensaban que el proyecto de Wright tena poco
armado y, a espaldas de su jefe, contactaron con el constructor
para que doblara la cantidad de acero.
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en muchos casos de encontrar sustitutos que puedan servir
para reponer los deteriorados con el transcurso del tiempo.
Muchos de esos modelos industriales hace tiempo que se
dejaron de fabricar y desaparecieron los catlogos y, a veces,
la misma empresa que los suministraba ya no existe desde
hace dcadas. Por otro lado, el signicado que su uso tena
en aquellos momentos no siempre resulta fcil de compren-
der en la actualidad.
14
En primer lugar, no siempre es posible volver a fabri-
car materiales industriales que ya no se encuentran en el
mercado;
15
incluso, con frecuencia no es posible reproducir
la tecnologa original. Abrir otra vez cadenas de produccin
para realizar series mnimas, como exige este tipo de res-
tauraciones, parece fuera de toda lgica. Sustituir los com-
ponentes o elementos por otros similares o fabricados con
otros materiales resulta poco escrupuloso y casi siempre
rechazable. Reproducir los elementos originales mediante
sistemas artesanales puede ser una salida viable en algunos
casos, pero no deja de ser una agrante contradiccin que
pone en cuestin uno de los valores fundamentales de toda
la arquitectura moderna: la defensa a ultranza de la construc-
cin industrializada.
Pero incluso en el supuesto de que fuera posible encon-
trar o volver a fabricar industrialmente esos componentes
y materiales, que hay que sustituir por haberse deteriorado
con el tiempo, es normal que se plantee la posibilidad de me-
jorarlos en aquellos aspectos que se han demostrado como
inapropiados o decientes (gura 5). No tiene sentido, por
un errneo criterio de delidad al original, volver a colocar
materiales, productos o elementos defectuosos o inadecua-
dos, ni tampoco renunciar a soluciones ms acordes con las
prestaciones o necesidades actuales.
16
14
Los grandes paos de vidrio de una pieza colocados en los rellanos
de la escalera de la Bauhaus (Dessau, 1926) fueron expresamente
importados de Estados Unidos y suponan un contrapunto a las
piezas de vidrio ms pequeas del resto del edifcio, como alarde
de las posibilidades industriales inexistentes en Alemania en aquel
momento. Algo que hoy resulta difcil de captar.
15
En la rehabilitacin de la biblioteca de Viipuri (1934-35), de Alvar
Aalto, se plante el problema de colocar de nuevo un pavimento de
caucho natural idntico al original, pero la manera actual de pro-
ducirlo, mediante un laminado continuo y no por planchas, como se
fabricaba en aquel momento, tiene como consecuencia un veteado
uniforme y no sinuoso como el primitivo, alterando, por lo tanto,
la imagen y el resultado fnal. Vase Kravchencko (1997: 32-49).
16
Kravchenko (1997) comenta este problema en relacin con las lu-
minarias de la biblioteca de Viipuri, que si bien reproducen el
diseo original de Aalto, se pretende solucionar la defciente ven-
tilacin de las lmparas, lo que originaba que se fundiesen conti-
nuamente.
FIGURA 5 | actual Biblioteca Viipuri (Vigorb, 1933), de Alvar Aalto; restauracin
en curso del techo de la sala de conferencias (2005).
Un ejemplo de esto son las soluciones defectuosas de
cubiertas planas, origen de ltraciones que deterioran rpi-
damente los edicios modernos. En los aos de las vanguar-
dias, el empleo de la cubierta plana se convirti casi en el
sello de identidad de la arquitectura moderna internacional,
asumiendo un signicado que trascenda con mucho su
carcter constructivo. Sin embargo, el dominio de las solu-
ciones tcnicas idneas no estaba al alcance de todos; la
consecuencia es que el problema aparece con excesiva fre-
cuencia en las obras de arquitectura modernas; la colocacin
indiscriminada de cubiertas inclinadas sobre los edicios es
una de las agresiones ms generalizadas en este tipo de ar-
quitectura.
17
Para evitar la reproduccin de este problema
con las mismas soluciones constructivas defectuosas, o
destrozar la obra con aadidos agresivos como las cubier-
tas inclinadas, parece lgico colocar nuevos materiales de
impermeabilizacin que garanticen la estanqueidad, aunque
no correspondan a los originales.
En resumen, la ruina fsica de la arquitectura moderna es
consecuencia del empleo de materiales nuevos, fabricados
industrialmente, as como de la experimentacin estructural
y constructiva que caracteriza de un modo particular esta
17
Sobre este problema del defciente conocimiento de las soluciones
tcnicas idneas de la cubierta plana empleada por los arquitectos
europeos de vanguardia, Benham (1989: 26-27) escribe: Muchas
de ellas no eran ms que imitaciones formalistas de estructuras
que no haban sido estudiadas directamente. Sus diseadores no
haban visto las obras originales y no haban tenido la oportunidad
de analizar y comprender cmo se deban disear, tratar sus de-
talles y construir. Antes de su restauracin actual, al bloque de
viviendas de Peter Behrens, en la Weissenhofsiedlung de 1927 en
Stuttgart, se le haba aadido una cubierta inclinada para resolver
el problema de goteras.
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,o Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
arquitectura y plantea problemas inditos en el campo de la
restauracin arquitectnica, centrada hasta ahora de manera
prioritaria en la arquitectura histrica preindustrial. Se trata
de problemas que, debido a los aspectos comentados, acele-
ran con frecuencia la ruina de los edicios y exigen mtodos
y criterios de intervencin distintos y especcos. La tcnica
industrial, que afecta a todos los aspectos materiales de la
arquitectura moderna, reclama una restauracin acorde con
ese pensamiento tcnico mecanicista que inuye sobre todo
el proceso, desde la concepcin del proyecto hasta el modo
de ejecucin de la obra, pasando por el tipo de materiales
y componentes utilizados; asimismo, impone soluciones
impensables en otro tipo de intervenciones sobre edicios
histricos.
La obsolescencia funcional
Lo que caracteriza de un modo particular a la arquitectura
moderna es la idea de funcionalidad que se convirti en el
objetivo mximo de los arquitectos. Es cierto que el concepto
de funcin que del campo de las matemticas y de la biolo-
ga se traslada al pensamiento y la teora arquitectnica es
ambiguo y ha dado origen a todo tipo de interpretaciones, al-
gunas de ellas contradictorias, lo que hizo correr ros de tinta
a lo largo de los siglos XIX y XX.
18
Se entiende, de un modo pri-
mario, que un edicio funciona cuando se adapta a los usos
a los que est destinado y facilita las actividades que all se
realizan. Si, por lo general, en la arquitectura tradicional los
espacios eran sucientemente exibles como para permitir
usos muy diversos, lo que buscaba el arquitecto moderno,
por el contrario, era crear espacios estrictamente adaptados
a las actividades previstas, las cuales a su vez estaban tam-
bin meticulosamente denidas y determinadas. Este es otro
de los rasgos que caracterizan a la arquitectura moderna.
19
Hay una oposicin sustancial entre esta arquitectura ba-
sada en el concepto prioritario de funcin y la idea romntica
del patrimonio entendido como procedente de un pasado,
ms o menos idealizado pero ya sin ninguna nalidad o uso,
lo que conduce a reivindicarlo slo como objeto de pura con-
18
No es ste el lugar para avanzar, ni siquiera de un modo muy ge-
neral, una delimitacin de este concepto de funcin aplicado a la
arquitectura en su triple faceta: moral, mecnica y orgnica. Para
una primera aproximacin me remito a De Zurko (1958).
19
Esto es precisamente lo que para Hitchcock y Johnson (1984: 31-
32) distingue el estilo internacional de la arquitectura moderna
de otros estilos histricos. Escriben: En el tratamiento de los pro-
blemas estructurales se aproxima al Gtico, mientras que en las
cuestiones formales se asemeja ms al Clasicismo. Se distingue de
ambos por la preeminencia que concede al estudio de la funcin.
templacin. Por el contrario, para los funcionalistas, cuando
un edicio ya no es til debera desaparecer sin que ni siquie-
ra se plantee un tema tan frecuente en las intervenciones
sobre el patrimonio, como es su reutilizacin. As lo entenda
Le Corbusier (1996: 165): Del pasado tirara todo, salvo lo
que an sirve.
En este aspecto, el declive de la arquitectura moderna se
maniesta por el cambio experimentado en las actividades
que acoge, lo que la lleva a su disfuncionalidad. A su vez, esta
disfuncionalidad se puede atribuir a dos causas: a que los
hbitos, costumbres y modos de vida de los ocupantes evo-
lucionan y, en consecuencia, los espacios estrictamente pen-
sados para actuar de un modo distinto al actual dejan de ser
tiles (gura 6), como ocurre con el tipo y los modos de vida
familiares; o a que la evolucin de la sociedad exige otros
elementos y prestaciones para la correcta ejecucin de esas
mismas actividades, debido a, por ejemplo, la exigencia nor-
mativa obligatoria de control ambiental, trmico o acstico,
la adaptacin para la accesibilidad universal, la incorpora-
cin de instalaciones telemticas y cosas similares.
FIGURA 6 | piscina de los pinginos en el Zoo de Londres, de Bertold Lubetkin
(1933); sin uso en la actualidad (2008).
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Palapa | Vol. 1v | Nm. i1 [o,] | Julio-diciembre de 2009 ,;
Que una arquitectura pensada esencialmente para ser
funcional se convierta en disfuncional es el signo ms eviden-
te de su deterioro y envejecimiento (gura 7), incluso ms
all del hecho de que aparezcan problemas de conservacin
fsica o ruina, pues afecta directamente al mismo concepto
o idea fundamental sobre la que se asienta. Esto plantea un
dilema que diculta en gran medida su consideracin como
patrimonio entendido de un modo convencional, pues, o
bien la liberamos de los usos para los que ya no sirve, dejn-
dola como un monumento intil, traicionando as su misma
esencia, o bien restituimos su valor funcional adecundola
a las demandas actuales. La dicultad de casar estos dos
mundos, lo patrimonial por un lado y lo funcional por el otro,
era ya patente entre los propios arquitectos modernos que
se vean abocados a complejos razonamientos y discutibles
conclusiones.
20
La restitucin del carcter funcional del edicio se erige,
as, como un objetivo prioritario, como el modo ms claro y
evidente de hacer justicia al pensamiento que hay detrs de
esa arquitectura. Si queremos que sta siga siendo til, no
podemos renunciar a adecuarla. Pero la voluntad de volver a
hacer funcional la arquitectura moderna desencadena toda
una serie de cuestiones inditas en la restauracin de estas
obras, por completo diferentes a los casos generales de la
arquitectura tradicional.
A pesar de la vehemencia con la que algunos arquitectos
modernos defendan la estricta sujecin de las formas arqui-
tectnicas a las funciones que deban acoger,
21
lo cierto es
que no existe una relacin directa y biunvoca entre los es-
pacios y las actividades que se pueden realizar en ellos. Esto
implica que pese a los esfuerzos por proyectar una arqui-
tectura que mecnica y puntualmente respondiera a las fun-
ciones previstas la capacidad de los lugares para adaptarse
a usos diferentes es muy grande, y los cambios de hbitos y
formas de realizar las actividades no siempre suponen cam-
20
El arquitecto belga Albert Bontridder escriba en 1953: [] la
arquitectura no deviene plenamente arquitectura ms que una vez
que el edifcio se ha convertido en ruina, cuando todos los usos han
sido superados y las masas arquitectnicas han adquirido un valor
duradero e intemporal. En Construire pour lternit, Bouwen
voor de eeuwigheid, en la revista De Vlaamse Gids, 1953, nm. 9
(citado por Strauven, 2005: 54-55; traduccin del autor).
21
La frase de Sullivan la forma sigue a la funcin, interpretada
tanto en el sentido del funcionalismo mecanicista como en el del
funcionalismo orgnico, se convirti casi en el emblema de la ar-
quitectura moderna. El arquitecto repite varias veces esta frase;
por ejemplo, en 1896 escriba: Recuerda, ten siempre bien pre-
sente en tu pensamiento y en tus obras que la forma sigue siempre
a la funcin, que esta es una ley, una verdad universal (Sullivan,
1957: 169).
bios arquitectnicos. La exibilidad de los espacios, incluso
los pensados desde criterios rigurosamente funcionalistas,
es mucho mayor de lo que sus autores podan imaginar. Con
todo, es frecuente que aparezcan nuevas funciones adscritas
y complementarias a las del edicio original, las cuales recla-
man espacios no previstos e imprevisibles en el momento
de su realizacin.
22
Estas nuevas funciones deben encontrar
un lugar, bien a costa de otras preexistentes ya desapare-
cidas, o bien ampliando la arquitectura anterior, con todos
los problemas que una ampliacin plantea en un edicio en
restauracin.
FIGURA 7 | Museo de Le Corbusier (Ahmadabad, 1958); convertido en mer-
cadillo.
22
En este sentido, Kravchencko (1997: 39), en relacin con la actual
adecuacin y puesta en uso de la biblioteca de Viipuri que reclama
la incorporacin de nuevas actividades, escribe: el edifcio no
contiene fonoteca, videoteca o mediateca alguna. Pero tampoco
poda albergar estas funciones por falta de espacio.
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,s Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
Pero las principales dicultades surgen del segundo as-
pecto antes mencionado: la necesidad de adecuacin fsica
de los espacios para su uso actual. Aqu, el impacto de las
normativas de todo tipo es radical. La casi totalidad de edi-
cios modernos no est proyectado para responder a unos
requisitos que hoy son irrenunciables.
La proteccin trmica y acstica son dos ejemplos elo-
cuentes. Los edicios tradicionales debido a sus sistemas
constructivos de gruesas fbricas garantizaban, sin propo-
nrselo, niveles de aislamiento que la arquitectura moderna
no tiene. Las prdidas calorcas por las grandes supercies
acristaladas, los puentes trmicos,
23
etc., son la causa de que
muchos edicios modernos no se ajusten a las exigencias
ambientales y de ahorro energtico actuales, lo que obliga a
intervenir en ellos con el n de resolverlas.
Algo similar ocurre con la necesidad actual de procurar
la accesibilidad a todos y evitar, en consecuencia, cualquier
tipo de barrera arquitectnica. La complejidad espacial de
muchos de los edicios modernos convierte este aspecto
en un gravsimo problema de diseo, si queremos respetar
sus condiciones originales al menos en sus componentes
fundamentales de percepcin y forma y a la vez hacerlos
accesibles a todo el mundo, incluyendo a los discapacitados.
No siempre se pueden incorporar rampas o ascensores que
faciliten la movilidad sin distorsionar gravemente los espa-
cios, problema que surge tambin en gran parte de la arqui-
tectura tradicional.
Un tercer aspecto es la necesaria proteccin contra in-
cendios. La incorporacin de este tipo de instalaciones (de-
tectores, mangueras, columnas secas, extintores, alarmas,
depsitos, bombas, grupos de presin, etc.) puede crear
dicultades en su integracin coherente con la arquitectura.
La proteccin de las estructuras metlicas, con frecuencia
vistas para dejar una muestra patente de su plasticidad y
valor formal, se convierte en un reto difcil de superar bajo la
ptica de esta normativa. Y, algo mucho ms importante, la
apertura de puertas de evacuacin y la compartimentacin
de estancias para evitar la propagacin de incendios va direc-
tamente en contra del valor del espacio uido e interconec-
23
Sobre este problema en situaciones climatolgicas extremas, como
es el caso de la biblioteca de Viipuri, vase Kravchencko (1997:
48). En la reconstruccin del pabelln de Arte Contemporneo de
Miln hubo que abordar estas cuestiones, lo que oblig a sustituir
el tipo de elementos originales de terracota del revestimiento de
fachada por otros con un bizcocho ms delgado (la mitad) para
introducir en ese espesor una capa de aislamiento trmico. Esto, a
su vez, oblig a variar las dimensiones de las piezas de 60x20 cm a
otras de 40x20 cm para evitar que se abarquillaran, cambiando, en
consecuencia, la textura de la imagen del nuevo edifcio respecto
al original (Gardella, 1998: 86).
tado, que es uno de los valores prioritarios de la arquitectura
moderna.
La adecuacin de todo tipo de instalaciones (fontanera,
saneamiento, electricidad, etc.), y de un modo especial las
de climatizacin (calefaccin y aire acondicionado), son otro
de los temas que inciden sobre la arquitectura moderna que
se pretende adaptar a las necesidades de hoy. En algunos ca-
sos, las instalaciones de calefaccin estn proyectadas con
sistemas ya obsoletos (calderas de carbn por ejemplo) y es
necesario sustituirlas sin que, al menos en sus elementos
visibles (radiadores, conductos, chimeneas, etc.), afecten
la imagen del edicio. Con frecuencia estas instalaciones
no existen, como en los casos de la climatizacin por aire
acondicionado. Esta instalacin tiene exigencias espaciales
que difcilmente se pueden incorporar al edicio sin afectar
negativamente la arquitectura, por las necesidades volum-
tricas que la caracterizan (equipos, conductos, rejillas, re-
tornos, etc.). No siempre es posible encontrar sistemas de
climatizacin interior que respetando escrupulosamente
la arquitectura preexistente sean capaces de camuarse
de manera ecaz para solventar los requisitos exigibles en
esta materia.
Algo similar ocurre con otro tipo de instalaciones que no
slo no eran habituales en los edicios cuando se levanta-
ron, sino que simplemente no existan, como las redes infor-
mticas o los paneles solares. Incorporar suelos otantes,
falsos techos, dobles tabiques, antenas o pantallas recepto-
ras de seales, etc., para poder alojar estas nuevas instala-
ciones que hoy son ya imprescindibles, puede suponer una
agresin grave a la arquitectura que es necesario evaluar con
mucho cuidado si no queremos desvirtuarla.
Es verdad que muchos de estos problemas se presentan
tambin, con la misma gravedad y urgencia, cuando se in-
terviene en la arquitectura histrica. Pero la arquitectura mo-
derna, al tener como objetivo la rigurosa adaptacin de las
formas a las necesidades, hace gala de una parsimonia en la
cuanticacin espacial, entendida en su sentido etimolgico
de uso ajustado, preciso y econmico del espacio, que con-
vierte estas dicultades en problemas a veces irresolubles.
Esto no suele ocurrir en la arquitectura antigua, donde los
espacios y las fbricas admiten de un modo mucho ms fcil
y compatible la incorporacin de instalaciones y tendidos
empotrados.
La ruina como agotamiento signicativo
Sin duda alguna, el principal enemigo que tiene la conser-
vacin de la arquitectura moderna es su prdida de signi-
cado o de valor en la sociedad actual. Ninguno de los te-
mas comentados hasta ahora tiene sentido si no partimos
de una conciencia clara de que es necesario conservar esta
arquitectura. Es justo en este aspecto donde se tiene que
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librar la principal batalla, porque si esta arquitectura sigue
desapareciendo al ritmo actual, dentro de poco ya no que-
dar nada sobre lo que valga la pena intervenir. Pensar que
cualquiera de los edicios levantados a lo largo del siglo XX es
reemplazable porque hoy disponemos de una tecnologa
capaz de levantar un sustituto mejor es considerar intiles
las aportaciones culturales, histricas, sociales y estticas
de toda esta etapa de la historia de la arquitectura, que ya
pertenece a nuestro pasado inmediato. La desvalorizacin de
la arquitectura moderna es la muestra ms contundente de su
envejecimiento, y supone el reto ms importante e inmediato
que debemos superar (gura 8).
FIGURA 8 | W. Gropius, de Siedlung Trten (Dessau, 1926); reformas realiza-
das por los ocupantes de las viviendas (2007).
Diversas causas se entrecruzan en esta desvalorizacin,
algunas de las cuales ya han sido en parte sealadas. Qui-
siera centrarme ahora en dos: (1) la prdida del valor de no-
vedad de la arquitectura, que va unida al consumo cultural y
a los fenmenos de moda, y que resulta incompatible con la
valoracin positiva de la ruina, destilada de la tradicin pai-
sajstica asociada a la arquitectura histrica; y (2) la prdida
del signicado de la arquitectura moderna en relacin con la
idea clsica del carcter de la arquitectura tradicional. Estos
dos aspectos hacen que no sea posible equiparar a la arqui-
tectura moderna con los signicados culturales asociados
al patrimonio arquitectnico, y explican reacciones como las
comentadas al principio de este escrito.
La incompatibilidad entre el valor cultural de lo antiguo y el
valor de lo nuevo
La inseparable vinculacin de lo moderno con lo nuevo se cier-
ne de un modo relevante sobre la valoracin de esta arquitec-
tura. En consecuencia, la prdida de su carcter de novedad
con el paso del tiempo conlleva una devaluacin que impli-
ca su agotamiento signicativo. Desde ese momento estas
obras slo se interpretan como viejas, inexpresivas, neutrali-
zadas como objetos culturales, incapaces de provocar reac-
ciones y sentimientos en la gente.
24
Ya Aristteles adverta de
este cambio,
25
y la tesis de la fatiga formal (Formermdung)
enunciada por el arquitecto alemn Adolf Gller apunta en
esta direccin.
26
La generalizacin y banalizacin de los len-
guajes arquitectnicos modernos han diluido la carga revulsiva
que tuvieron en sus orgenes, lo que impide cualquier inten-
to de reactivarlos en la actualidad e imposibilita su uso, que
slo sera una supercial operacin de revival.
Paralelamente a este fenmeno de la fatiga formal en
nuestra tradicin cultural, la valoracin de lo antiguo se vin-
cula con ideas relacionadas con el paso del tiempo que deja
su huella sobre las cosas. Una huella que, desde la esttica
romntica, adquiere connotaciones positivas reejadas en
conceptos como la ptina e incluso la ruina. Mantener ese
carcter (conservar la ptina o consolidar las ruinas sin eli-
minar su imagen patente) es uno de los objetivos que se
buscan en toda intervencin sobre el patrimonio arquitect-
nico. Evitar problemas de estabilidad, conservando los efec-
tos del paso del tiempo, es el equilibrio buscado en muchas
restauraciones; una intervencin patrimonial que dejase el
edicio como nuevo es rechazada abiertamente tanto por los
especialistas como por la comunidad en general.
Pero estas posturas y estos planteamientos no tienen ca-
bida cuando nos enfrentamos a la arquitectura moderna y
chocan frontalmente con el tipo de intervenciones que sta
24
Koenig (1967: 17) escribe: Envejecimiento de la arquitectura
moderna signifca principalmente nivelacin y neutralizacin de
la imagen arquitectnica, que resulta as privada de todo poder
designativo y cualitativo del espacio.
25
Algunas cosas nos complacen cuando son nuevas, pero despus ya
no tanto por esta misma razn. Porque al principio el pensamiento
se ve estimulado y acta de manera intensa con relacin a estas
cosas como en la vista los que miran fjamente, pero luego la
actividad no es la misma sino que se descuida y, por ello, tambin
se atena el placer (Aristteles, libro X, IV 175 a, 2005: 195).
26
Adolf Gller escribe: Cmo podemos explicar el abandono de
las formas ms bellas creadas por los maestros de las etapas ms
grandes de la arquitectura y su sustitucin por otras las cuales, en
nuestra opinin, tienen menos valor?. Y para explicarlo alude a
las leyes psicolgicas por las que el sentido de la forma empieza
a fatigarse al fnal de un periodo estilstico y empieza a osifcarse y
las condiciones bajo las cuales la reversin lleva a un nuevo estilo
arquitectnico que se asienta. En What is the cause of perpetual
style change in Architecture? (Was ist die Ursache der immer- (Was ist die Ursache der immer-
whrenden Stilvernderung in der Architektur? 1887). recogido en
Mallgrave (1994: 206 y 217-218).
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o Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
reclama. El Movimiento Moderno y, de un modo particular,
la arquitectura vinculada a las vanguardias artsticas, defen-
da la bandera de la novedad a ultranza, una novedad con
frecuencia escandalosa y revolucionaria que rompa amarras
con todo lo establecido. Lo nuevo pertenece al presente, y
por lo tanto el paso del tiempo an no ha hecho mella sobre
l. Resulta as imposible vincular los valores vigentes sobre
la proteccin del patrimonio procedentes de una teora
esttica romntica que valora la ptina y la ruina de un modo
positivo porque hacen patente su antigedad con una ar-
quitectura que se reclama como nueva y novedosa, actual,
vinculada al presente;
27
un presente que se revela as continuo
y permanente (Ain), situado fuera del poder destructor del
tiempo (Chronos).
Pero esto es una pura ilusin. El signicado de rabiosa
novedad, defendido por la arquitectura moderna, se consu-
me devorado por el ritmo acelerado de las modas. Se vaca
as de cualquier valor, puesto que esa prdida no puede ser
colmada con el valor de lo antiguo, y slo se interpreta como
viejo e intil carente de valor cultural.
En este proceso de neutralizacin del valor de novedad
de la arquitectura moderna, la generalizacin en el uso de sus
lenguajes y formas viene activada por el consumo de los fe-
nmenos de moda. Las formas y los elementos plsticos,
extrados de los contextos en los que surgieron, trivializados
y usados de un modo indiscriminado y general, pierden sus
signicados originales y devienen pura vacuidad. Se han va-
ciado de cualquier contenido cultural buscado por los que
la proponan. Agotado el valor de novedad y sin posibilidad
de alcanzar el valor de antigedad, esta arquitectura se ve
tambin privada, adems, de sus signicados originarios. La
vulgarizacin y difusin indiscriminada que ha sufrido el len-
guaje de la arquitectura moderna se ha degradado hasta con-
vertirse en algo tan corriente e inconsciente que ha llegado
a ser un lugar comn y ha perdido la capacidad revulsiva que
pudiera tener en su momento.
28
Tras este proceso de deva-
27
Noguera y Vegas (1997: 30) escriben refrindose a la arquitectura
moderna y a este tipo de problemas interpretativos que presenta:
Esta arquitectura nos permite entender hoy al clebre historiador
Alos Riegl cuando habla del valor de novedad diferente del valor
histrico y del valor de antigedad [...] Como Riegl explic,
en las obras caracterizadas por el valor de novedad se considera
rechazable todo tipo de desgaste, deterioro o ruina. Nada hay ms
lejos en estos casos que el planteamiento idealista preservador
de limitarse a detener el proceso de deterioro sin proceder a la
restauracin completa de la forma y la materia.
28
Koenig (1967: 18-19) escribe: En la historia de la arquitectura
siempre ha habido una renovacin continua de formas y de es-
pacios, pero si ambos se estancan no hay ningn progreso: slo
envejecimiento de un resultado que, justamente porque envejece,
luacin, su puesta de nuevo en valor ya no puede dar marcha
atrs y activar otra vez aquel signicado revolucionario que
posea en su origen y que resulta hoy absolutamente imposi-
ble de resucitar como fermento vivo y actual de la experiencia
arquitectnica.
29

La prdida del carcter
Uno de los aspectos ms sorprendentes de la arquitectura
moderna es su incapacidad de dotar de carcter a sus obras,
entendiendo este trmino como lo dena la teora clsica.
La voluntaria inexpresividad de la arquitectura moderna, ale-
jada de cualquier intento de caracterizacin de los edicios,
que se interpretaba como puro juego estilstico para siempre
superado, es, en parte, el origen del distanciamiento de la
sociedad respecto a esas formas entendidas como feas cajas
de zapatos. La arquitectura moderna no quiso, o no supo,
transmitir de modo eciente sus ideas y propuestas a travs
de sus formas. La necesidad de toda cultura incluida la
moderna industrial de crear smbolos con los cuales au-
toidenticarse, no encuentra en las obras del Movimiento
Moderno un estmulo aprovechable.
30

La prdida de ese carcter reconocible de la arquitectura
imposibilita que el usuario se apropie de ella, la haga suya,
la asuma como algo que le pertenece y con lo que se iden-
tica. Una necesidad de identicacin que se convierte en el
requisito funcional ms importante de cualquier obra de arqui-
tectura, ms all de los usos o actividades especcos que
acoge, que es lo que la teora clsica dena como el carcter.
Una cultura como la actual basada en el despilfarro del usar y
deviene inmediatamente comprensible y comunicable sin ningn
esfuerzo o shock. Pero tal resultado (tal imagen arquitectnica
desde ahora envejecida) paga esta accesibilidad con no signifcar
ms nada a nadie: este es el mismo proceso de lo que en el lenguaje
literario es ahora defnido como lugar comn.
29
Comentando esta imposibilidad el mismo autor escribe: No cree-
mos posible resucitar o rehabilitar la personalidad ajusticiada del
racionalismo [...] Nunca ha sido posible restaurar una tradicin
artstica mediante una operacin cultural (16).
30
Esta carencia de la arquitectura moderna ya era detectada por
Giedion (1997) cuando escribe: Monumentalidad, una necesidad
eterna. Monumentalidad surge de la necesidad eterna del hombre,
de formar smbolos para sus actos y para su destino, para sus con-
vicciones religiosas y sociales. Cada perodo tiene la necesidad de
crear monumentos que [...] sean algo que evoca, algo que se ha de
transmitir a las generaciones siguientes. Y aade: sin embargo,
la pregunta que ahora se plantea imperiosamente dice: cmo se
ha de hacer esto? (164-165).
Ju.x C.iucn Cvvv. || El declive de la arquitectura moderna: deterioro, obsolescencia, ruina
Palapa | Vol. 1v | Nm. i1 [o,] | Julio-diciembre de 2009 +
tirar, donde los espacios comunitarios devienen no-lugares,
31

agrava an ms este problema. La tendencia al consumo y
sustitucin caracterstica del presente, y la incapacidad de la
arquitectura moderna para aportar elementos caractersticos
que acten como catalizadores de la necesidad de apropia-
cin del espacio, se conjugan as negativamente, impidiendo
cualquier valoracin de esa arquitectura que apueste por su
conservacin.
32

Incapacidad de caracterizacin, fatiga formal y consumo
de las formas y lenguajes, consecuencia de su generalizacin
trivial y supercial como fenmenos de moda e imposibili-
dad de convertir el valor de novedad en valor de antigedad,
convierten a la arquitectura moderna en una especie en pe-
ligro grave de extincin. Su revalorizacin es la nica va que
puede salvarla. Pero esta revalorizacin no puede discurrir
por los mismos cauces que, a lo largo de los siglos XIX y XX,
han conducido a la arquitectura histrica a su defensa y con-
servacin como patrimonio.
La revalorizacin de la arquitectura moderna
Si queremos conservar la arquitectura moderna, las cues-
tiones se plantean en un nivel distinto; debemos ser muy
conscientes de que su revalorizacin se aleja inevitablemente
de los supuestos y criterios existentes cuando se edic. Es
decir, habr que reinventarla, mirndola desde una perspec-
tiva que ser la nuestra pero no la original. Se trata de encon-
trar nuevos estmulos capaces de suscitar, en el momento
actual, una experiencia renovada que le conera a esta arqui-
tectura un nuevo sentido. La cuestin, por lo tanto, es: Existe
la posibilidad de encontrar una o varias interpretaciones de
la arquitectura moderna capaces de revaluarla (1) sin caer
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Sobre los no-lugares donde se desarrolla la vida comunitaria de la
sociedad actual vase Aug (1998).
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Koenig (1967: 15) escribe: [...] el estilo internacional olvida la
funcionalidad general de una obra: una escuela, un banco, una
iglesia o una casa no son inmediatamente reconocibles y connota-
bles como en otro tiempo [...] Y es intil indagar si esta carente
cualifcacin de los espacios es debida a una relajacin de las ten-
siones espaciales o a la carencia de los arquitectos de una fuerza
formadora y caracterizadora [...] La raz de los males es nica, y
es la tendencia a dar por descontada toda experiencia. Un pro-
blema distinto que no es este el lugar para abordar es cmo la
arquitectura ms reciente (pensemos por ejemplo, en La Ciudad
de las Artes y las Ciencias y el Parque Oceanogrfco de Santiago
Calatrava en Valencia) intenta caracterizar y monumentalizar los
nuevos edifcios echando mano de recursos ya superados histri-
camente, cayendo, en consecuencia en el kitsch, como un puro
marketing poltico-publicitario.
en contradicciones con su carcter funcional, (2) sin que su
valor decline por la inevitable prdida de su condicin de
novedad, (3) sin falsear su materialidad tcnica y construc-
tiva y (4) sin que le apliquemos de forma mimtica criterios
inapropiados derivados de las teoras decimonnicas de la
conservacin patrimonial?
Tal vez (slo tal vez) la primera va para salir de este labe-
rinto sea comprender, y hacer comprender a nuestra socie-
dad, que las metas, objetivos e ideales que esa arquitectura
moderna se planteaba y por los que luchaba, a veces de un
modo heroico, siguen siendo los nuestros porque an no se
han alcanzado.
Este tema nos remite a un debate mucho ms calado
que el que aqu se plantea, porque alude a la vigencia o su-
peracin de la modernidad. Toda la cultura posmoderna se
cuestiona si aquello que mova la cultura moderna desde la
Ilustracin sigue o no vigente.
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La revaloracin que podemos
hacer de esta arquitectura cambia radicalmente de sentido
si pensamos que los valores de la cultura moderna, que la
arquitectura hace evidentes incluso de un modo perentorio,
estn en vigor porque an no se han alcanzado sus objeti-
vos, o si, por el contrario, creemos que ya fueron denitiva-
mente superados y sustituidos por otros que caracterizan la
posmodernidad.
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La necesaria revalorizacin de la arquitectura moderna,
su aprecio y su vigencia, slo son posibles si consideramos
que sigue planteando cuestiones candentes en nuestra ac-
tual sociedad. Y en este sentido, tal arquitectura nos sigue
hablando de problemas y tentativas irresueltos y nos ensea
modos de actuar que puedan iluminar nuestras propias lu-
chas. Si por una parte su proximidad a nuestro presente pue-
de ser un obstculo para su identicacin con el patrimonio
arquitectnico a conservar, por otra puede ser una autntica
ventaja para valorar en trminos justos sus propuestas y ten-
tativas, ya que en gran medida las compartimos.
Para conseguir este objetivo la clave est en desatar el
nudo que existe entre modernidad y novedad. Si se postula-
ban como inseparables los pares moderno y nuevo, por un
lado, y antiguo y patrimonial, por el otro, y esta interrelacin
convierte en problemtica la conservacin de la arquitectura
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Tampoco es ste el lugar para abordar, ni siquiera de manera sucin-
ta, estas cuestiones que afectan a todo el pensamiento occidental
al menos desde hace ms de 60 aos, cuando desde la Escuela de
Frankfurt (Adorno, Benjamin, Horkheimer, etc.) se cuestion la ra-
cionalidad moderna tal como histricamente se haba plasmado.
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Sobre la vigencia o superacin de estos valores, vase, por ejem-
plo: Habermas, Jrgen (1985). El discurso flosfco de la moder-
nidad; Touraine, Alain (1993). Crtica de la modernidad; Derrida,
Jacques (1972). Mrgenes de la flosofa; Lyotard, Franois (1979).
La condicin posmoderna.
Ju.x C.iucn Cvvv. || El declive de la arquitectura moderna: deterioro, obsolescencia, ruina
: Palapa | Vol. 1v | Nm. ii [o,] | Julio-diciembre de 2009
moderna, es imprescindible deshacer esos vnculos postu-
lando una arquitectura que siendo moderna ya no es nueva,
y que sin ser antigua puede reivindicar su condicin de pa-
trimonial. Tenemos que reinventar una modernidad compa-
tible con la idea de envejecimiento. Es errneo creer, como
ocurre con frecuencia en la actualidad, que slo la rabiosa
novedad es garanta y patente de modernidad; frente a esta
creencia han empezado a escucharse algunas voces que la
cuestionan.
Cada vez ms se detecta el rechazo de la bsqueda com-
pulsiva de novedad que se identica ahora con la pura y vacua
innovacin convertida en simple moda pasajera y en manifes-
tacin de una cultura del despilfarro. De manera sintomti-
ca, Jacques Herzog dice: sentimos que un gran potencial de
nuestra generacin resida en rechazar el nfasis casi ideo-
lgico del movimiento moderno por la novedad (Ursprung,
2006: 17). La modernidad, tal como ahora la entendemos,
est ms all de la simple moda como contrapunto de lo in-
mediatamente anterior y, en consecuencia, puede entrar en
resonancia con lo viejo; precisamente, con aquella arquitec-
tura contempornea que en la actualidad ya no es nueva sin
haber perdido su condicin de moderna. Lo moderno como
viejo, por lo tanto, como alternativa a lo moderno que no
puede alcanzar la condicin de patrimonio antiguo, y como
superacin de lo moderno como nuevo considerado como
su cualidad relevante o exclusiva. Se trata de concretar una
interpretacin de la arquitectura moderna superando la ca-
duca oposicin entre moderno y viejo y planteando abierta-
mente que una arquitectura moderna pero ya no nueva es
el enfoque apropiado para valorarla ahora. De este modo
se denunciar esa arquitectura ms reciente que se nos pre-
senta como agresivamente novedosa, alejndose as de la
verdadera modernidad.
En caso contrario, esta arquitectura de las primeras dca-
das de la modernidad se vuelve muda, inexpresiva e insigni-
cante, incapaz de decirnos nada a las sociedades actuales.
Y en este contexto, en el mejor de los casos, slo podr al-
canzar una revalorizacin epidrmica como una recuperacin
pasajera de una moda retro, que apenas profundizar en la
costra supercial de la nostalgia decadente. Esto ya lo hemos
visto con la recuperacin neoeclctica como fenmeno de
moda de los lenguajes de vanguardia desde los aos 70 del
siglo XX (neo-Le Corbusier, neo-Terragni, neo-expresionismo...)
y que estamos viviendo en la arquitectura ocial ms publi-
citada.
De este modo la arquitectura de hoy puede reconocerse a
s misma como la continuidad de la arquitectura moderna y
despertar nuestro inters por ella. Porque no se trata de con-
vertirla en patrimonio como si fuera antigua deslizndonos
por el camino peligroso de la nostalgia, ni de considerar que
su valor pivota sobre la novedad, limitando su enseanza a
la bsqueda obsesiva de lo indito. Por el contrario, se trata
de sacar a la luz su valor como punto de arranque de nuestra
arquitectura y de los problemas y afanes que an nos pre-
ocupan.
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En denitiva, la revalorizacin posible de aquella
arquitectura, ahora despojada denitivamente de su carc-
ter novedoso, nos permite entenderla como el origen de la
tradicin en la que nos reconocemos. Slo de este modo
podremos rescatarla del mundo nebuloso de la aoranza,
transformndola en referencia y levadura activa para nues-
tro trabajo. Slo as podremos esquivar el doble peligro que
ahora la amenaza: su desaparicin pura y simple o la muerte
dorada como destino ineludible de la antigua arquitectura
patrimonial.
En resumen, el declive de la arquitectura moderna se
maniesta en una triple faceta: 1) el deterioro fsico de sus
materiales, estructuras y sistemas constructivos; 2) su dis-
funcionalidad y obsolescencia para los usos y actividades a
los que se destinaba; y 3) la ruina de su signicado cultural
y social.
En cada uno de estos apartados, las actitudes vigentes
sobre la conservacin y restauracin del patrimonio arqui-
tectnico ofrecen matices muy diferentes que obligan a
adoptar criterios y medidas por completo distintos a los que
se han debatido ampliamente en las vigentes teoras de la
restauracin. La tcnica industrial y el pensamiento tcnico
mecanicista que hay detrs de ella, introducen diferencias
cualitativas respecto a las tcnicas artesanales que caracte-
rizan a la arquitectura tradicional. El agudo sentido de fun-
cionalidad que est en la base de la arquitectura moderna, y
que no tiene parangn en la arquitectura antigua, obliga a
adoptar criterios y actitudes diferentes en este caso. La pr-
dida del valor de novedad, que anula cualquier aprecio de la
sociedad actual hacia a esta arquitectura, obliga a un esfuer-
zo de revalorizacin que no se puede encaminar hacia los
aspectos de antigedad que de un modo particular dan a
la arquitectura histrica su garanta de conservacin sino
por su consideracin como algo que an hoy en da sigue
vivo y vigente.
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Koening (1967: 28) escribe: No hay que olvidarse que hace treinta
aos la arquitectura tena planteados una enorme cantidad de pro-
blemas, que nunca fueron resueltos (subrayado en el original).
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JUAN CALDUCH CERVERA | arquitecto y doctor por la ETS de Ar-
quitectura de Valencia. Arquitecto funcionario del Estado
(1979). Profesor de composicin arquitectnica de la Uni-
versitat dAlacant desde 1999. Ha publicado, entre otros:
La ciudad nueva (1990), Temas de composicin arquitectnica
(2002-2004), La arquitectura moderna nacional (2003), Textos
dispersos (2007). Colabora con la editorial Pencil: Arquitectura
residencial (2005-2009); Tipos de ocinas (2009) y edicios do-
centes (en preparacin). Ha participado en las excavaciones
en Pompeya de la UA. Otra lnea de investigacin se centra
en Palladio.

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