Sufragismo y Femeinismo

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Visibilizando el Protagonismo de

las Mujeres Salvadoreas


Mara Candelaria Navas
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
__________________________________________________________________________
CONSEJO DE INVESTIGACIONES CIENTFICAS
(CIC-UES)
SUFRAGISMO Y FEMINISMO
Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres
Salvadoreas
_______________________________________________________________________________________
Investigacin realizada por
Mara Candelaria Navas
Escuela de Ciencias Sociales
Licenciatura en Sociologa
Ciudad Universitaria, agosto de 2012
Impreso con el apoyo de CAPAC-Suecia e IMU
Primera edicin, 2012
Derechos reservados
Copyright 2012
Imagen de Portada:
Recuadro del Mural Bicentenario 2010
Pintor: Antonio Bonilla
Museo Nacional de Antropologa (MUNA
IMPRESO EN EL SALVADOR
324.623
N322s Navas, Mara Candelaria, 1943-
Sufragismo y feminismo : visibilizando el protagonismo de las
sv mujeres salvadoreas / Mara Candelaria Navas. -- 1a. ed. -- San
Salvador, El Salv. : Editorial Universitaria (UES), 2012.
386 p. ; 21 cm. -- (Investigaciones UES ; v. 2. Sociologa ;)
ISBN 978-99923-27-76-0
1. Sufragio femenino - (El Salvador). 2. Derecho de la mujer.
I. Ttulo.

BINA/jmh
NDICE
Presentacin ........................................................................................................................ 7-8
Prefacio ............................................................................................................................... 9-10
Introduccin y metodologa .................................................................................... 11-24
Captulo I.
Marco Terico-Histrico del Movimiento Sufragista y
del Movimiento de Mujeres y Feminista ..................................................... 25-65
1.1. Origen del Feminismo ilustrado, liberal/sufragista
de los aos sesenta del siglo XX ............................................................ 25-30
1.2. La evolucin del pensamiento Feminista .......................................... 30-36
1.3. Las feministas ligadas al socialismo utpico
y al movimiento obrero ............................................................................ 37-54
1.4. Movimientos Sociales y Movimiento de Mujeres .......................... 54-65
Captulo II
La participacin sociopoltica de las mujeres salvadoreas:
Reconstruccin con base en informacin histrica y cualitativa .......... 67-133
2.1. Periodizacin ................................................................................................ 67-71
2.2. Construccin y ejercicio de la ciudadana
De las mujeres salvadoreas .................................................................. 71-80
2.3. Primer perodo: 1841-1956 ................................................................. 80-133
2.3.1. Antecedentes ................................................................................... 80-89
2.3.2. Hurgando los archivos y los peridicos
de los aos 1920 a 1950 ............................................................. 89-95
2.3.3. Prudencia Ayala (1859-1934) y su lucha
por ser Presidenta de El Salvador ......................................... 96-103
2.3.4. Veinte aos despus de Prudencia Ayala:
el voto femenino ........................................................................ 103-121
2.3.5. Mujeres destacadas en el perodo: 1841-1956 ............ 121-133
Captulo III
Las Mujeres Salvadoreas y el Movimiento Popular,
Segundo Perodo: 1957-1975 ............................................................................ 135-184
3.1. Fraternidad de Mujeres Salvadoreas: 1956-1967
Primera organizacin de mujeres de origen popular ............. 140-145
Mara Candelaria Navas
6
3.2. La insercin de las mujeres en el movimiento
popular revolucionario ........................................................................ 145-159
3.3. Tercer Perodo: 1976-1985. Primeras organizaciones
de mujeres que intentan incorporar la perspectiva
de gnero. Acuerdos de Paz ............................................................... 160-173
3.4. Cuarto Perodo: 1986-1989 ................................................................ 173-179
3.5. Quinto Perodo: 1990-2003 ................................................................ 179-184
Captulo IV
De la guerra a la paz: Haciendo visibles a las
mujeres salvadoreas ........................................................................................... 185-255
4.1. Primero pasos para su visibilizacin ............................................. 185-202
4.2. Sexto Perodo: 2004-2008, de guerrilleras a feministas ....... 202-222
4.3. IV Encuentro Feminista Latinoamericano y
del Caribe ................................................................................................... 223-232
4.4. Concertacin Feminista Prudencia Ayala .................................... 232-241
4.5. Las Mujeres Rurales: Su organizacin ........................................... 241-252
4.6. Avances en la participacin de las mujeres ................................. 252-255
Captulo V
Principales Estrategias del Movimiento de Mujeres en
El Salvador 1998-2008 ........................................................................................ 257- 362
5.1. La pobreza y las mujeres en El Salvador ..................................... 257- 262
5.2. Balance mnimo del Movimiento de Mujeres ............................. 262-267
5.3. Aportes del Movimiento de Mujeres a la sociedad
salvadorea ............................................................................................... 267-271
5.4. Anlisis de las estrategias del Movimiento
de Mujeres, 1998-2008 ........................................................................ 272-353
5.5. Conclusiones ............................................................................................ 354-362
Bibliograa ................................................................................................................ 363-373
Anexos ......................................................................................................................... 375-380
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
7
PRESENTACIN
Con mucho orgullo y satisfaccin, el Instituto de Investigacin, Capacitacin
y Desarrollo de la Mujer IMU se complace en presentar el siguiente trabajo
de investigacin: Sufragismo y Feminismo: Visibilizando el Protagonismo
de las Mujeres Salvadoreas, de la Licenciada Mara Candelaria Navas, ca-
tedrtica de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador.
El esfuerzo investigativo sobre la lucha de las mujeres salvadoreas y sus
aportes al desarrollo y a la democracia de nuestro pas, condensado en este
trabajo, resulta sin precedentes en la historia bibliogrica nacional, y lo
vuelve imprescindible para las y los vidos lectores de nuestra historia y
sus protagonistas.
De manera calculada, la autora nos va conectando con los hitos que han ca-
racterizado la lucha de las salvadoreas en sus diferentes momentos hist-
ricos, y descubrindonos a cada paso, la activa participacin poltica y social
de decenas de mujeres cuyo legado nos permite ahora gozar de derechos y
libertades que no tenamos.
Votar, elegir y ser electas, participar en partidos polticos o ser funcionarias
pblicas, no siempre fueron posibilidades para las mujeres, y hubo que pe-
lear por estos derechos en condiciones muy adversas. La memorable Pru-
dencia Ayala es destacada en la historia del sufragismo salvadoreo y por
eso ocupa un lugar preponderante en el libro de Cande. Lo mismo ocurre con
muchas organizaciones y redes de mujeres que cronolgicamente van apa-
reciendo en el quehacer femenino de cada poca, incluyendo la de la reciente
guerra civil de los aos 80 y 90, que recoge la participacin de las mujeres
en la lucha armada. Especial nfasis tiene todo el aporte que durante los l-
timos aos de postguerra han entregado las mujeres en la construccin de
la democracia en El Salvador. La conciencia de gnero que el feminismo forj
en las generaciones actuales de mujeres se hace visible en este rescate his-
trico, con el in de reconocerlas como sujetas polticas transformadoras de
su realidad.
La perspectiva feminista desde la cual ha sido registrada la historia del pro-
tagonismo de las mujeres salvadoreas en estas ltimas dcadas, hacen de
este trabajo un aporte valioso para el movimiento amplio de mujeres, que
Mara Candelaria Navas
8
dispone hoy de una revisin minuciosa y exhaustiva de la lucha por la libera-
cin, desarrollada por las mujeres ms valiosas de nuestra sociedad.
Reconocemos en Candelaria Navas su tesonero empeo por la investigacin
feminista como una herramienta de trabajo intelectual al servicio de la de-
fensa y promocin de los derechos humanos de las mujeres. Su pasin por
el anlisis, la investigacin y la capacitacin a mujeres, usando las categoras
del feminismo, ha contribuido al avance de ms identidad y conciencia de
gnero en muchas mujeres que nos contagiamos del entusiasmo y convic-
cin de Candelaria, convertida hoy en pionera del movimiento feminista en
El Salvador. Las viejas y nuevas inequidades de gnero nos desaan a seguir
haciendo historia y a continuar escribindola.
El IMU agradece su aporte valioso y su provocacin a seguir escudriando
ms en la historia nacional, apoyndonos en la investigacin feminista, para
redescubrir y revalorar el papel de las mujeres en la construccin de nuestra
sociedad.
San Salvador, mayo 2012.
Deysi Cheyne
Directora Ejecutiva del IMU
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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PREFACIO
UN ESTUDIO CONSOLIDADO DEL MOVIMIENTO DE MUJERES EN EL SALVA-
DOR.
Este libro es una versin divulgativa de la tesis doctoral de Mara Candelaria
Navas (Santa Mara, Usulutn, 1943) presentada ante la Universidad Nacio-
nal Autnoma, UNAM, de Mxico: Movimiento de Mujeres en El Salvador,
1987-2008. Desde su invisibilidad histrica hasta la incorporacin de
la perspectiva de gnero.
Mara Candelaria Navas es una investigadora de mucho rcord en la temtica
de gnero y en la historia de las mujeres. A la vez, ha sido educadora y aca-
dmica por un lapso de 50 aos, con un currculo de mltiples estudios, pu-
blicaciones, representaciones en eventos, encuentros o congresos interna-
cionales y capacitaciones a comunidades de mujeres o instituciones conexas.
Es egresada de la Escuela Normal Espaa, Licenciada en Sociologa por la
Universidad de El Salvador, UES, con Maestra en Estudios Latinoamericanos
y Doctorado en Ciencias Polticas, en Mxico. Ha realizado numerosas y am-
plias investigaciones, de las cuales se ha publicado solo una parte.
Se hace aqu un recorrido socio-histrico sobre el aporte de las mujeres sal-
vadoreas a los cambios socioculturales, para visibilizar su protagonismo
individual o colectivo a lo largo de seis perodos histricos. Se parte del sur-
gimiento que tuvieron en la Universidad de El Salvador, su consecucin del
derecho al voto, los primeros grupos en su organizacin, el protagonismo de
las intelectuales de los aos cuarenta, su incorporacin a los movimientos
populares y a la lucha armada, hasta la conformacin del movimiento de mu-
jeres y feminista en El Salvador y sus principales logros.
Publicado con el patrocinio del Instituto de Investigacin, Capacitacin y De-
sarrollo de la Mujer, IMU, y el Consejo de Investigaciones Cienticas de la
Universidad de El Salvador, CIC-UES, el libro de la doctora Navas es la cul-
minacin de un intenso estudio de la temtica de mujeres y abre el espacio
a nuevas investigaciones y anales histricos por las nuevas generaciones de
feministas salvadoreas que se visibilicen en las ciencias, las artes, la polti-
ca, las publicaciones educativas y el saber humano en general.
Mara Candelaria Navas
10
Es miembra activa de la Concertacin Feminista Prudencia Ayala y de nume-
rosas instituciones de la sociedad civil (de mujeres y mixtas) en El Salvador.
Ciudad Universitaria, San Salvador, junio de 2012.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
11
INTRODUCCIN Y METODOLOGA
El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestaciones histricas ms
signiicativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aun-
que la movilizacin a favor del voto, es decir el sufragismo, haya sido uno de los ejes ms
importantes, no puede equipararse sufragismo con feminismo. Este ltimo tiene una base
reivindicativa muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que en otras ocasiones,
tambin exige demandas sociales como la eliminacin de la discriminacin civil para las
mujeres casadas o el acceso a la educacin, al trabajo remunerado ()
(Nash, Mary y Tavera, Susanna (1995) Experiencias desiguales: Conlictos sociales y Res-
puestas colectivas, Editorial Sntesis. Madrid, p. 58)
El Proyecto de Investigacin: Sufragismo y Feminismo: Visibilizando el Pro-
tagonismo de las Mujeres Salvadoreas, fue presentado al Consejo de Investi-
gaciones Cientica de la Universidad de El Salvador-CIC-UES, con el propsito
de conocer los aportes de las mujeres salvadoreas, organizadas o indepen-
dientes, en los cambios socioculturales y polticos de El Salvador, adems de
visibilizar el papel protagnico de las mujeres en los cambios socioculturales
y proporcionar nuevos elementos que permitan, a futuro, profundizar y enri-
quecer las investigaciones sociolgicas e histricas sobre el tema.
1
Desde las perspectivas sociolgica e histrica, el aporte de las mujeres al de-
sarrollo socioeconmico y cultural de El Salvador ha sido poco tratado e in-
vestigado en la academia; de ah que el avance en el logro del ejercicio de los
derechos humanos de las mujeres se encuentre limitadamente documentado.
En el abordaje investigativo del protagonismo de las mujeres, desde las Cien-
cias Polticas y Sociales, empezaremos por los fundamentos terico-meto-
dolgicos de la problemtica: los conceptos y los contextos en los cuales se
enmarca.
1 En El Salvador los primeros libros que rescatan el aporte de las mujeres los encontramos presen-
tados como tesmonios; este esfuerzo se ha centrado en la recoleccin de tesmonios orales
principalmente sobre las mujeres y el conicto armado o las mujeres y su papel en la transicin.
entre ellos: Norma de Herrera (1983), La Mujer en la Revolucin Salvadorea Claves Lanoa-
mericanas, Mxico; Marnez, Guadalupe(1977), Las Crceles Clandesnas en El Salvador; Daz,
Nidia (1987), Nunca Estuve Sola; Alegra, Claribel (1987), No me agarran Viva; CEMUJER (1992),
Norma: Vida Insurgente y Feminista, Talleres Grcos UCA; Ueltzen, Stefan (1993), Como Salva-
dorea que Soy, Editorial Sombrero Azul, San Salvador; Navas, Mara Candelaria y otras (1995),
Vali la Pena?!, Editorial Sombrero Azul, San Salvador; PANOS (1996) Armas para Luchar y
Brazos para Proteger, Editorial Icaria, Espaa; LAS DIGNAS(1996), Montaas con Recuerdos de
Mujer y La Montaa Habl, Mujeres Montaa, San Salvador. El Salvador.
Mara Candelaria Navas
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En primer lugar este estudio se encuadra en lo que se ha llamado la cons-
truccin sociocultural e histrica de las mujeres; en segundo lugar, se integra
la Sociologa de Gnero, concepto que desarrollaremos. Asimismo, interesa
plantear algunas premisas sobre la participacin poltica de las mujeres a
partir del proceso de constitucin del Movimiento de Mujeres en El Salvador,
en el marco de los Movimientos Sociales.
Nuestro punto de partida es la invisibilizacin histrica de las mujeres sal-
vadoreas, la cual ha quedado demostrada al identiicar su presencia y los
aportes en los cambios socioculturales y revolucionarios, puesto que tanto
algunas mujeres independientes como diversos grupos organizados han sido
protagonistas sociales y polticos en los diferentes perodos histricos iden-
tiicados, hasta la coyuntura de la eclosin de organizaciones de mujeres que
asumen el anlisis feminista y la perspectiva de gnero.
La historia tradicional menciona a las mujeres por sus desempeos excep-
cionales, mujeres notables o que se hicieron visibles por su relacin con al-
gn hombre importante. Los primeros intentos de recuperar la historia de
las mujeres, investigada por las estudiosas feministas, se realizaron con en-
foques parciales e insuicientes. Intentaron rescatar informacin, pero no es
posible quedarse en esta etapa de la investigacin histrica. Si bien el proce-
so de desenterrar datos ha sido importante, poco a poco el estudio sobre las
mujeres ha elaborado interpretaciones y anlisis que incluyen temas teri-
cos y metodolgicos. En contraste con aquella historia que registra hazaas,
hechos considerados relevantes, hombres lderes y personajes de la poltica,
hechos de la vida pblica y no de la vida privada. A menudo se relega a las
mujeres al papel de madre, hija, compaera, apoyo del hombre, entre otros.
El esfuerzo de las historiadoras feministas se ha centrado en reconceptuali-
zar la historia y considerar la dimensin privada. En nuestro medio, estas re-
lexiones todava esperan el espacio en el mbito acadmico y en el interior
de las organizaciones de mujeres.
Es de destacarse, en El Salvador, el trabajo de antroplogas, socilogas, psi-
clogas y profesionales de otras ciencias sociales que han profundizado en
la teora de gnero, la cual a lo largo de los ltimos 30 aos (ms o menos a
partir de las dcada de los 80) se ha ido nutriendo y enriqueciendo en pro-
fundidad y propuestas.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
13
La base disciplinaria de este estudio es la Sociologa como ciencia global de
las organizaciones, las relaciones e instituciones sociales, que busca explicar
objetiva y racionalmente su desarrollo histrico desde una perspectiva terica.
Cuyo objeto de estudio es La sociedad como escenario de las relaciones hu-
manas, con sus regularidades, sus contradicciones y sus conlictos
2
. Al estu-
diar la sociedad nos damos cuenta que est formada por individuos que ac-
tan colectivamente, tanto hombres como mujeres realizan actividades que
guardan una estrecha relacin con la de otros y otras. Es justamente en esa
actividad que se constituyen as mismos como sujetos sociales y se convier-
ten, por ello, en objeto de estudio de la sociologa.
Pero la sociedad no es homognea, generalmente las actividades individuales
y colectivas se desarrollan en escenarios surcados por profundas contradic-
ciones que se generan en la desigualdad entre hombres y mujeres llegando
a crear relaciones antagnicas. Por ello, en el estudio de lo social, es preciso
tener presente: la accin colectiva y la desigualdad intrnseca de la sociedad.
Sin embargo, en su prctica profesional las socilogas y los socilogos se han
interesado en trascender la teora aplicndola al cambio social. Es en esa
bsqueda donde surge la Sociologa de Gnero como una rama especializa-
da que estudia las caractersticas y determinaciones sociales de las relaciones
entre hombres y mujeres, partiendo de la reiterada desigualdad, la jerarqua
y la exclusin que se observan en la poblacin femenina comparada con la po-
blacin masculina.
3
El componente gnero en la Sociologa de Gnero
4
La categora Gnero ha logrado un lugar clave y propio en el quehacer socio-
lgico, orientando la discusin terica y metodolgica de la Sociologa hacia
una mejor comprensin y abordaje de los roles, las normas, comportamien-
2 Puga, Crisna y otras (1997) Hacia la Sociologa Editorial Alhambra Mexicana, Mxico. pp. 11.
3 De Dios Vallejo, Delia Selene(2004) Sociologa de Gnero, Centro de Estudios Sociolgicos, Facul-
tad de Ciencias Polcas y Sociales, UNAM, Mxico.pp. 24.
4 Los elementos de anlisis que se ulizarn a connuacin son producto de discusiones expuestas
en la Ponencia Hacia una Sociologa de Gnero en El Salvador presentada en el X Congreso
Centroamericano de Sociologa y I Nacional de Sociologa, Angua, Guatemala en 2006, por Mara
Candelaria Navas, Nancy Orellana y Nidia Umaa. Publicada en Revista Alternavas para el Desa-
rrollo Enero-Marzo 2007, FUNDE, San Salvador, El Salvador.
Mara Candelaria Navas
14
tos y relaciones sociales, as como los fenmenos sociales resultantes de los
mismos.
Segn lo plantea la sociloga argentina Gloria Bonder, en poco ms de tres
dcadas de uso intensivo la categora gnero, sin que pueda airmarse que
se haya desgastado, est siendo revisada en la interrelacin feminista con las
corrientes tericas dominantes: funcionalismo, marxismo, diversas escuelas
dentro del psicoanlisis, postestructuralismo, postmodernismo, etc.
El avance terico y metodolgico de la sociologa de gnero desarrolla tres
dimensiones que ya se han difundido ampliamente. Una primera dimensin,
se reiere a la construccin sociocultural e histrica que se hace de las mujeres
y los hombres. El gnero tiene su origen histrico en cada poca y sociedad,
sobre la diferenciacin sexual de los cuerpos, concepcin sujeta a cambio y
transformacin. Ahora, en 2010, ser mujer o ser hombre en El Salvador no es
lo mismo que serlo en Irn, pues las normas, valores y actitudes adquieren
manifestaciones diferentes en cada una de esas sociedades. De modo simi-
lar, Prudencia Ayala, cuando en 1930 se autoproclam candidata a la Pre-
sidencia de El Salvador no se imagin que estaba sentando las bases para
que ochenta aos despus una concertacin de organizaciones y de mujeres
independientes llevara su nombre y retomara su legado.
5
En una segunda dimensin, el gnero tambin constituye una categora de
anlisis social de la realidad, representa una nueva forma de interpretar la
realidad para identiicar los diferentes papeles y tareas que llevan a cabo los
hombres y las mujeres en la sociedad, as como las asimetras y las relaciones
de poder e inequidades. Reconocer las causas que las producen y formular
mecanismos para superar esas brechas es aplicable a los mbitos: laboral,
educativo, familiar, personal. La categora de gnero ha permitido estudiar la
dinmica de las relaciones intrafamiliares, los roles, tareas, la posicin que
cada miembro tiene en el interior de la familia y las consecuencias desigua-
les de su ejercicio.
En una tercera dimensin, el gnero es una categora poltica dado que im-
plica accin para transformar las inequidades. Reconoce al patriarcado como
sistema de dominacin y reconoce la construccin androcntrica de nues-
5 Se trata de la Concertacin Feminista Prudencia Ayala CFPA que fue creada en 1997 por organi-
zaciones de mujeres y mujeres independientes.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
15
tras sociedades, lo cual implica cuestionar ese sistema de dominacin y esta-
blecer compromisos para transformar las inequidades, lo que nos lleva a re-
conocer el accionar del movimiento de mujeres, la legitimidad de su lucha y
la necesidad de que los estados establezcan polticas nacionales de equidad.
En cuanto categora para el anlisis social de la realidad, el gnero ha permi-
tido que la Sociologa de Gnero y las Ciencias Sociales en general, realicen
importantes aportes al desarrollo de la Sociologa como disciplina cientica,
por ejemplo en torno a la objetividad, los criterios de veriicacin y la disci-
plinariedad.
Su principal aporte consiste en convertir a las mujeres en sujetos y objetos de
conocimiento, lo cual en la prctica ha consistido en develar la actividad so-
cial femenina y en mostrar su valor especico. Para eso fue necesario ir des-
cubriendo y construyendo categoras y metodologas que presentaran una
visin objetiva del quehacer de mujeres y hombres en la sociedad.
Analizar la situacin de las mujeres y de los hombres en el marco de las re-
laciones entre los gneros se ha convertido en una tarea permanente en las
ciencias sociales, as como incorporar el enfoque de gnero en la prctica
profesional de las diferentes disciplinas.
Otro aporte radica en la naturaleza holstica e interdisciplinaria de su plan-
teamiento terico, que recoge los aportes de diversas disciplinas cienticas
como la Antropologa, la Psicologa, la Filosoa, la Historia y la misma Socio-
loga. Hay entonces una amplia variedad de posiciones y de formaciones, que
pueden ser constantemente revisadas.
Desde esa ptica interdisciplinaria se han creado, en el mbito de la sociolo-
ga, nuevos mapas cognitivos. Este es el caso de las nuevas temticas referi-
das a la masculinidad, el erotismo, el cuerpo y la sexualidad con una mirada
ms plural sobre cuestiones que eran pensadas fundamentalmente por la
medicina, el derecho o la religin.
Tambin recoge los resultados del trabajo acadmico de hombres y mujeres
investigadores, sin limitarse a los aportes cienticos realizados por mujeres
para mujeres. La Sociologa de Gnero ha permitido tambin a los hombres
repensar ellos mismos su propia particularidad. De modo que otro aporte ha
Mara Candelaria Navas
16
sido el dilogo, la negociacin y la circulacin compartida por hombres y por
mujeres, en espacios unas veces violentos y otras pacicos como parte de las
diicultades para asumir los cambios.
Finalmente, otro aporte deriva del compromiso poltico y la toma de posi-
cin, la mayora de las veces, de forma radical, frente a transformaciones
progresivas pero estructurales del ser y quehacer sociales desde una clara
identiicacin con causas de abierta implicacin poltica, sin que ello afecte la
objetividad de sus premisas ni la rigurosidad de su praxis cientica.

Categoras y metodologas
La Sociologa de Gnero ha abierto un campo esencialmente interdisciplina-
rio capaz de inaugurar una pluralidad de conceptos, de categoras y de mto-
dos para la comprensin de la experiencia y de las subjetividades de mujeres
y de hombres. Con ello ha sido posible trascender una serie de categoras y
de conceptos convencionales, de polaridades ideolgicas que marcaban el
pensamiento social, descubriendo otros modos y modelos de investigacin,
lo cual en algunos momentos e instancias ha constituido un eje de tensin, al
menos en el mbito acadmico salvadoreo, en especial durante los ltimos
aos del conlicto armado (1986-1992).
En cuanto a las categoras
Habiendo tomado como categora clave el Gnero, esta rama de la Sociologa
entr en un doble proceso de re-crear y, por otra parte, pero al mismo tiem-
po, de crear otras categoras coherentes con las explicaciones relacionadas,
especialmente cuando estas han ido dirigidas a:
a) La desnaturalizacin de los fenmenos sociales, es decir, desvincular la
construccin de las sociedades de cualquier hecho natural y, por tanto, ya
dado, lo que ha favorecido devolver el carcter histrico de las mismas y
el reconocimiento de la diversidad en fenmenos similares ocurridos en
diferentes lugares, pocas, culturas, etctera. El poder transformador que
esto concede a cualquier disciplina cientica es indiscutible. Se insertan
ac categoras como patriarcado, divisin sexual del trabajo, mater-
nidad y familia, todas concebidas en sus inicios como construcciones
dadas por la naturaleza, en la medida en que se profundiza en la teora
de gnero reconocemos que son construcciones socioculturales.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
17
b) La visibilizacin de todas las sujetas y sujetos sociales, individuales y co-
lectivos, que justamente generan la dinmica social.
Este esfuerzo abarca desde la introduccin de cambios en el lenguaje
como tal, diferencindolo por gnero (hombres y mujeres, nios y nias,
ciudadanos y ciudadanas, etctera), pasando por nombrar el ser y queha-
cer oculto u ocultado, ms bien de las mujeres en el curso de la histo-
ria. Se incluyen, categoras como trabajo domstico, mundo pblico y
mundo privado, trabajo no remunerado, violencia de gnero, salud
y derechos sexuales y reproductivos, necesidades prcticas e intere-
ses estratgicos.
c) La consecucin de herramientas terico-metodolgicas de alcance ms
universal, por su naturaleza eminentemente incluyente.
El uso del tiempo, el valor en la produccin y realizacin de bienes y
servicios, el empoderamiento desde la subordinacin, el valor agrega-
do al desarrollo humano de la educacin de las nias, el papel sensible
de las mujeres en la seguridad alimentaria, son solo algunos de los nue-
vos postulados y enfoques que han permitido mejores propuestas para
un mundo ms equitativo y sostenible.
La importancia de estas y otras categoras propias de la Sociologa de Gnero
deriva de la importancia estratgica de los problemas identiicados y saca-
dos a luz, pero tambin del impacto en trminos de los procesos de cambio
generados y del nivel de aceptacin y apropiacin de los trminos tanto en lo
social como acadmico.
En relacin con las Identidades de Gnero destacan categoras como el sis-
tema sexo/gnero que contrasta sexo y gnero, naturaleza y cultura, el
proceso de socializacin y la educacin no sexista, el Patriarcado, y el
carcter de cuerpos sexuados de los cuales derivan las identidades como
personas casadas o solteras, por ejemplo, ms all del mero estado civil
para incluir opciones y estilos de vida. La sexualidad pasa tambin a ser
una cuestin de preferencia y se inscribe como uno de los grandes ejes de la
construccin de identidades. Estticas, estilos y preferencias sexuales pare-
cen ser una cuestin de eleccin.
En los estudios de Familias han resultado claves categoras como los roles
de gnero, las relaciones de gnero, y los arreglos familiares. A partir del
patriarcado se universaliz una tipologa familiar heterosexual, mongama,
Mara Candelaria Navas
18
nuclear en donde el hombre es cabeza del hogar y el papel de las mujeres en
su interior ha sido estar sometidas al patriarca; con la categora gnero ha
sido posible analizar las transformaciones de las familias, dando lugar a una
diversidad de tipologas que incluyen las familias homosexual y transnacio-
nal, entre otras.
En materia de Desarrollo Econmico, categoras como la divisin sexual del
trabajo han sido importantes para poner en evidencia las implicaciones en
cuanto a segunda y tercera jornadas de trabajo de las mujeres. Tambin
las categoras del techo de cristal y las brechas de gnero en indicadores
claves sobre mercado de trabajo, para mostrar la discriminacin de que son
objeto las mujeres y otras minoras y grupos socialmente vulnerables. Final-
mente, las categoras relativas a la planeacin del desarrollo con perspecti-
va de gnero descansa sobre la identiicacin de necesidades prcticas de
gnero e intereses estratgicos de gnero, as como el nivel de acceso y
control a recursos productivos claves.
En cuanto a la Poltica, cabe destacar categoras como: ciudadana sustan-
tiva, doble militancia o autonoma y sororidad (de sor, hermana frater-
na) como vnculo entre generaciones, para analizar la participacin poltica.
Tambin las categoras relacionadas con empoderamiento, acciones air-
mativas o discriminacin positiva para aumentar los niveles de partici-
pacin de las mujeres y otras minoras y grupos socialmente vulnerables.
Finalmente, estn las categoras asociadas con el ciclo de polticas pblicas
con perspectiva de gnero.
En cuanto a las metodologas
De hecho, ninguna de las categoras identiicadas como propias o relaciona-
das con la Sociologa de Gnero han carecido de un re-planteamiento, ade-
cuacin o introduccin de nuevas metodologas de investigacin y anlisis,
desde la recoleccin misma y el manejo de la informacin hasta la presenta-
cin de los resultados.
En la perspectiva metodolgica, el pensamiento feminista ha cuestionado las
premisas sociolgicas que estructuran la propia lgica de la investigacin, en
los niveles de hiptesis, de categoras y de conceptos, o sea, la crtica feminis-
ta ha indicado cundo ciertos conceptos o hiptesis que orientan a los cient-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
19
icos y a las cienticas son condicionantes en relacin con los resultados que
la investigacin produce.
Desde esta visin de conjunto, uno de los primeros problemas metodolgi-
cos fue la evidencia de la invisibilidad de las mujeres en las investigaciones
sociolgicas. Se parta de la idea de que cuando hablamos de hombres esta-
mos hablando de mujeres tambin. Aqu encontramos que el principal aporte
ha consistido en convertir a las mujeres en sujetos y objetos de conocimien-
to, como ya se indic en el apartado anterior.
Esta necesidad de visibilizar a las mujeres oblig a buscar aquellas tcnicas
metodolgicas que superaran las deiciencias de la informacin obtenida va
mtodos cuantitativos, as se fueron validando las tcnicas cualitativas de
investigacin. En este sentido:
a) Con especial fundamento en la Antropologa, las fuentes primarias de in-
formacin y el uso de tcnicas cualitativas han encontrado en esta rama
de la Sociologa un particular mbito de desarrollo cientico, donde la
subjetividad y la vida cotidiana son referentes por excelencia de los fe-
nmenos sociales, facilitando la aproximacin a los mismos y a formas
novedosas de entenderlos y explicarlos (como los estudios por genera-
ciones). Caben a este respecto, las historias de vida o los testimonios, las
entrevistas a profundidad y los grupos focales.
b) En esta misma lnea, debe resaltarse la construccin y lectura de indica-
dores cualitativos y sensibles al gnero, que no solo muestran situaciones
o hechos en s mismos respecto a un fenmeno social, sino evolucin de
ellos, resultados (o impactos), avances o retrocesos y un marco de com-
paracin (o brechas) inter e intragenrico.
c) Pero lo anterior no ha signiicado que la Sociologa de Gnero no se res-
palde en una combinacin de tcnicas cualitativas con las de naturaleza
cuantitativa, mismas que, sin embargo, han sido sensiblemente modii-
cadas en congruencia con el enfoque de gnero, al punto de recoger y
utilizar al mximo posible, dados los escasos avances en este sentido
datos y estadsticas desagregadas por sexo, as como otra informacin
relevante desagregada tambin por gnero.
Ciertamente, puede argumentarse que la Sociologa de Gnero se encuentra
an en construccin, pero el conjunto de categoras, planteamientos teri-
cos y metodologas relacionadas con ella, han demostrado contar con la sui-
Mara Candelaria Navas
20
ciente solidez y eicacia para entender la sociedad humana en sus diferentes
expresiones, con una gran riqueza explicativa y un abanico extenso de posi-
bilidades de incidencia.
Sobre la Investigacin:
Nos propusimos realizar esta investigacin al constatar que las mujeres sal-
vadoreas eran invisibles en la historia sociopoltica salvadorea por lo que
enfocamos el objetivo central en presentar el proceso de evolucin del mo-
vimiento de mujeres y feminista en El Salvador, con nfasis en su momento
de mayor crecimiento y deinicin de sus estrategias de accin, aplicando la
perspectiva de gnero. Este momento se ha ubicado entre el desenlace de la
guerra civil, en 1992, cuando se marca una ruptura con el pasado ms recien-
te, y el ao 2008.
Como primer aporte en esta discusin y relexin, nos permitimos hacer un
breve recuento de lo que hasta ahora se ha recopilado de manera descriptiva
sobre los aportes individuales y colectivos de las mujeres en diferentes m-
bitos: literatura y poltica principalmente.
Entre las limitaciones ms plausibles para los estudios de gnero, en El Sal-
vador, podemos sealar:
La renuencia de la academia (universidades, centros de investigacin,
profesionales relacionados) a incorporar la teora de gnero como he-
rramienta de anlisis, ni en los currculos o planes de estudio, ni en la
proyeccin social o extensin universitaria.
El dicil o nulo acceso a las fuentes de informacin o la falta de registro
de los aportes de las mujeres, como efecto de la discriminacin que an
sufre esa cuestin.
La escasez de fondos gubernamentales o de las agencias de cooperacin,
para las investigaciones de gnero, por lo cual la mayora de estas parten
de iniciativas particulares.
Para el caso particular de El Salvador se considera pertinente presentar un
antes y un despus de este suceso histrico en la evolucin del movimiento
de mujeres. Un antes, que se remonta lejanamente a 1841, ao de fundacin
de la Universidad de El Salvador, y un despus, que son los diez y seis aos
que han transcurrido desde la irma de los Acuerdos de Paz, de 1992 a 2008.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
21
Para justiicar la propuesta de periodizacin se ha realizado una revisin so-
cio-histrica sobre la participacin y los aportes individuales y colectivos
de las mujeres a los cambios socio-culturales y polticos en El Salvador.
Se ha acudido a los aportes individuales a travs de entrevistas personales,
dada la escasez bibliogrica, sobre algunas pocas histricas especialmente
entre 1920 y 1950.
Precisamente, para obtener la informacin y realizar la revisin socio-hist-
rica, se consult el Diario Oicial de El Salvador de 1920 a 1950, por parte de
la asistenta de investigacin Bra. Carlota Patricia Rivera Chacn, estudiante
de la Licenciatura en Historia de la Universidad de El Salvador. Los peridi-
cos: La Prensa Grica y El Diario de Hoy fueron revisados durante tres me-
ses, por el Licenciado Carlos Alberto Durn, en el perodo de 1920 a 1950;
con el propsito especico de rastrear aquellas organizaciones o destacadas
mujeres que durante esos aos se hubieran manifestado alrededor del voto
femenino.
Personalmente apliqu entrevistas, en diferentes fechas, a mujeres represen-
tantes de organizaciones o en su carcter individual, adems de las consultas
de libros, artculos, ponencias y tesis que pudieran brindar informacin so-
bre la participacin social y poltica de las mujeres en El Salvador.
A lo largo de la investigacin, gracias al trabajo hemerogrico en el Archivo
General de la Nacin, se pudo constatar que existe nula o escasa informacin
sobre las acciones y expresiones organizativas de las mujeres salvadoreas,
se rastrearon los grupos, asociaciones, comits u otras formas organizativas
de las mujeres que hubiera requerido legalizar su situacin. Para ello se re-
visaron los diarios oiciales de 1920, 1921, 1922, 1923, 1924, 1925, 1926,
1927 hasta 1950, en donde solamente se encontraron algunos elementos.
Con la informacin obtenida nos propusimos analizar la participacin de las
mujeres en un largo lapso histrico. Desde la segunda mitad del siglo XIX y
a lo largo del siglo XX e inicios del XXI, las mujeres aparecen como fuerza
organizada o como personas individuales, en distintos espacios: sectoriales,
gremiales, corporativistas o literarios.
Para efectos de anlisis se presenta una periodizacin que responde a los
momentos de auge o crisis de lo que sera el movimiento sufragista y que al
Mara Candelaria Navas
22
conseguirse el derecho al voto, los derechos humanos de las mujeres son la
bandera principal de lo que en la actualidad se tipiica como el Movimiento
de Mujeres. Metodolgicamente distribuimos la informacin en seis pero-
dos deinidos a partir de los siguientes criterios:
a) Que los hechos que inician o cierran el perodo sean de trascendencia
para las mujeres, relacionados con aspectos educativos, legales u organi-
zativos.
b) Que los hechos trasciendan a la sociedad de manera estructural y que
impacten a mujeres y hombres.
c) Que los hechos se ubiquen en una coyuntura nacional o internacional
que inluya o que favorezcan la puesta en prctica de acciones para hacer
efectivos los derechos de las mujeres.
Se han planteado en el Captulo I las bases de sustentacin histrica, terica
y metodolgica del Sufragismo y del Feminismo, el proceso que han tenido
los movimientos sociales y el movimiento de mujeres y feminista en su di-
mensin centroamericana, latinoamericana y, en menor medida, mundial.
En cuanto al crecimiento e impacto sociocultural del movimiento de mujeres,
se pretende fundamentar y demostrar que rene las caractersticas para ubi-
carse como una de las tipologas de los movimientos sociales en El Salvador.
El Captulo II, Para analizar la participacin sociopoltica de las mujeres
salvadoreas, se inicia con la exploracin de los espacios de accin de muje-
res independientes y grupos organizados a partir de la creacin de la Univer-
sidad de El Salvador en 1841, el protagonismo de las primeras bachilleras y
la primera graduada universitaria. Se remarcan dos hechos: la presencia de
Prudencia Ayala y su autoproclamacin como candidata a la presidencia de
la Repblica, en 1930, y la obtencin del voto femenino en 1950. Asimismo,
se destacan aquellas intelectuales que comienzan a incursionar en la polti-
ca, la literatura y las artes.
El Captulo III incursiona en la insercin de las mujeres en el Movimiento
Popular. Se tiene como punto de partida la creacin de Fraternidad de Mu-
jeres Salvadoreas, primera organizacin de base popular; sus fundadoras
pertenecan al Partido Comunista Salvadoreo. Tambin se analiza el ascen-
so del Movimiento Popular Revolucionario, el inicio de la lucha armada y la
guerra civil salvadorea con la presencia femenina en sus ilas.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
23
La guerra civil, los desplazamientos forzosos, el exilio son fenmenos que
contribuyen al lujo de ideas y a la incorporacin de nuevos paradigmas so-
ciales en el anlisis de la realidad salvadorea, expresndose en las primeras
organizaciones de mujeres que intentan incorporar la perspectiva de gnero
en ambientes en donde se privilegiaba el anlisis de clase social. La irma de
los Acuerdos de Paz trae como consecuencia la reinsercin de las y los parti-
cipantes en la guerra civil.
Se abre un perodo histrico para mujeres y hombres y para la sociedad civil
salvadorea; en general es el inicio tambin de procesos de corporativiza-
cin y asociatividad que generan un boom de organizaciones no guberna-
mentales, incluidas las de mujeres, base del actual Movimiento de Mujeres.
Los primeros pasos en irme para la visibilizacin de las mujeres salvadore-
as son abordados en el Captulo IV, que se inicia con los aportes del gnero
testimonial de destacadas guerrilleras y mujeres de base popular o liderezas.
Las exguerrilleras han dado la batalla en el interior del FMLN para trascen-
der del anlisis de clase social al anlisis de gnero, buscando su integracin.
Las experiencias organizativas de las mujeres rurales toman forma para con-
solidar su organizacin e insercin en el Movimiento de Mujeres.
El Movimiento de Mujeres trasciende lo nacional, se regionaliza al realizarse
en 1993 el IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe.
A nivel nacional se comienza a sensibilizar y concientizar sobre la proble-
mtica femenina.
El anlisis de las estrategias del Movimiento de Mujeres en los ltimos diez
aos, 1998-2008, ser abordado en el Captulo V. Los diez aos analizados
podran considerarse como el repunte del Movimiento de Mujeres, pues en
este perodo se pueden perilar las principales estrategias de su accionar: 1)
derechos sexuales y derechos reproductivos; 2) violencia contra las mujeres;
3) iniciativas econmicas; 4) derechos laborales, 5) acceso a tierra, crditos,
empleos, vivienda.
Estas estrategias pretenden ser integrales, ya que tienen como ejes transver-
sales: la organizacin, la formacin y capacitacin feminista y la participa-
cin poltica, en este captulo podremos constatar la acumulacin de expe-
riencias y la fortaleza del Movimiento de Mujeres.
Mara Candelaria Navas
24
Referencias:
1. Bonder, Gloria: Gnero y subjetividad: avatares de una relacin no evi-
dente, pag. Web : www.modemmujer.org.
2. De Barbieri, Teresita: Certezas y malos entendidos sobre la categora
gnero en Laura Guzmn y Gilda Pacheco(comps.) Estudios bsicos de
derechos humanos IV, San Jos, Costa Rica, IIDH,1996, pags. 47-84.
3. Navas, Mara Candelaria, Domnguez, Liza y Ortiz, Edy Areli: Memoria
Histrica de las mujeres, ponencia presentada en el Encuentro Interna-
cional de Literatura y Testimonio, San Salvador, El Salvador, marzo 2001.
4. PNUD. La Equidad de Gnero en El Salvador. Cuadernos sobre Desarrollo
Humano, No 3. 2004.
5. Vallejo, Delia Selene de Dios: Sociologa de Gnero, Facultad de Cien-
cias Polticas y Sociales, Centro de Estudios Sociolgicos, UNAM, Mxico,
2004.
6. Valcrcel, Amelia, Renau, Mara Dolores y Romero, Rosala (eds.) Los de-
saos del feminismo ante el siglo XXI, Instituto Andaluz de la Mujer, Es-
paa, 2005.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
25
CAPTULO I
MARCO TERICO-HISTRICO DEL MOVIMIENTO SUFRAGISTA
Y DEL MOVIMIENTO DE MUJERES Y FEMINISTA
1.1. Origen del Feminismo ilustrado, liberal/sufragista, de los aos se-
sentas del siglo XX
El origen del feminismo es diverso, se maniiesta desde la resistencia a las
prcticas opresivas (Siglo XIX) hasta la lucha por la igualdad de derechos
(Siglos XX y XXI). El mundo occidental (Francia, Inglaterra y Alemania) ha es-
tado inluenciado por conceptos y prcticas socialistas: Carlos Marx, Charles
Fourier, Clara Zetkin, Alejandra Kollontay, Rosa Luxemburgo, entre otros/as;
en el tercer mundo por luchas antiimperialistas y nacionalistas como las de
Cuba y en otros pases de Latinoamrica, as como por los retos de las muje-
res negras, tanto en Estados Unidos como en Europa, que adquieren fuerza
en el siglo XIX. Por lo tanto, ha dejado de ser un fenmeno exclusivamente
occidental para convertirse en universal (Duby y Perrot 2003: T. 7, pp. 16).
Respecto al trmino feminismo, desde una perspectiva histrica, emergi
en Francia a inales del siglo XIX, cuando se introdujo en el vocabulario del
Mara Candelaria Navas
26
movimiento de las mujeres. Dicha palabra apareci despus de las primeras
manifestaciones histricas colectivas en defensa de los derechos de las mu-
jeres. Se ha atribuido a menudo la invencin del trmino al socialista utpi-
co francs Charles Fourier en torno a 1830; sin embargo, las investigadoras
histricas no han encontrado dicho trmino antes de 1870 (Nash 2005, pp.
63).
Aunque su origen exacto no est claro, la feminista francesa Hubertine Au-
cler se atribuy el trmino. Fundadora de la primera sociedad francesa de
sufragio femenino, fue de las pioneras en generalizar el uso de la expresin
feminismo, denunciando as la opresin especica de las mujeres, propo-
niendo como estrategia la lucha feminista colectiva fuera de los partidos
polticos. Fue en un discurso sobre la igualdad social y poltica de la mujer
y del hombre, pronunciado en Marsella, Francia, en un congreso obrero so-
cialista del ao 1879. Al mismo tiempo, otra feminista francesa, Madeleine
Pelletier, ampli el concepto al comparar la subordinacin del sexo femeni-
no con la opresin de la clase obrera, dndole una dimensin socio poltica.
(ibid. 64).
La palabra Feminismo se inspir en la raz latina femina (mujer) y se le aa-
di el concepto de ismo generalizado en Europa en el siglo XIX al denominar
los modernos movimientos sociales y corrientes polticas del liberalismo, so-
cialismo y anarquismo, lo cual haca el concepto comparable con las dems
corrientes polticas y sociales existentes, ya que vinculaba y articulaba la po-
ltica con la organizacin de las mujeres. (Ibid. 65).
La nocin de feminismo fue capaz de ofrecer a principios del siglo XX un tr-
mino que englobara, de manera plural, diferentes expresiones de resistencia
y de lucha por los derechos de las mujeres. Aunque se suele utilizar el con-
cepto feminismo en singular es pertinente relexionar sobre la siguiente
cita: Al tratar la cuestin de la deinicin y redeinicin del feminismo como
categora de anlisis histrico, es necesario considerar que se trata de un
proceso abierto, en constante reelaboracin en funcin del contexto poltico
y de los avances historiogricos, de la teora feminista y de los estudios de
las mujeres (Nash 2005: 66).
La cita anterior nos coloca ante la necesidad imperiosa de reconocer que
el pensamiento feminista y la expresin ms contempornea del feminismo
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
27
como movimiento social es un fenmeno complejo, con diversas y mltiples
corrientes que no pueden reducirse a manifestaciones uniformes, por lo que
no existe un canon, una norma o una regla universal del feminismo.
En ese proceso de deinicin y redeinicin del feminismo encontramos que
a inales del siglo XIX y principios del XX se haca una distincin entre femi-
nismo burgus y feminismo obrero. El primero se entenda como la expo-
sicin consciente de la desigualdad por parte de la mujer burguesa, quien
planteara su igualdad con el varn en los terrenos polticos, legales y eco-
nmicos dentro de la sociedad burguesa. En cambio, el feminismo obrero
se deina como la lucha por la igualdad con el hombre en el marco de una
sociedad sin clases, segn las modalidades del movimiento obrero: socialis-
mo, anarquismo y comunismo. Al establecerse esta distincin era evidente
que la nocin o categora de clase social representaba otro de los enfoques
analticos decisivos de la historia en aquel momento. Sin embargo, se fue
cimentando la idea del reconocimiento acerca de que la mujer tena una pro-
blemtica especica de su sexo que no se poda reducir a la procedencia de
su clase social. Se deine as el feminismo como la aceptacin del hecho de
que la mujer deba luchar por s misma para lograr su emancipacin y la so-
lucin de sus problemas.
A inicios del siglo XX, el feminismo signiicaba una nueva forma de pensar
sobre la emancipacin femenina. Sin embargo, este nuevo pensamiento pro-
voc de manera simultnea una reaccin negativa y de rechazo en muchos
sectores sociales. Los oponentes, a partir de 1890, tradujeron la palabra del
francs al ingls feminist como trmino despectivo, con el propsito de
desacreditar las propuestas de las feministas francesas, situacin que contri-
buy a debilitar al feminismo anglosajn. (Duby y Perrot 2003: Tomo 7, 18).
El hecho anterior coincide con el desplazamiento de la fuerza del movimien-
to feminista hacia Estados Unidos. Luego, el vocablo feminismo se generaliz
en Asia y Amrica Latina; para 1914 una revista norteamericana airmaba:
Ha llegado el tiempo de deinir el feminismo, ya no es posible ignorarlo. El
germen est en la sangre de nuestras mujeres. El principio, en el corazn de
nuestra raza. La palabra consta de forma diaria en nuestros peridicos.
En Mxico, el peridico El Pueblo public el 19 de abril de 1909 un artculo
titulado El feminismo en Mxico, donde se haca una relexin en torno a la
Mara Candelaria Navas
28
promocin del trabajo remunerado de las mujeres como aportacin impor-
tante a la economa familiar. En enero de 1916 fue convocado el Primer Con-
greso Feminista en Yucatn, como resultado de la ebullicin de las teoras re-
volucionarias que propusieron la integracin de las mujeres a las propuestas
socialistas y feministas en el plano internacional.
En Centroamrica, estudios recientes (Rodrguez: 2002) consideran que en
el perodo de 1890-1930, prevaleca una visin conservadora de las mujeres
y el Estado, ya que se legitimaban los roles tradicionales de gnero, pese a
que las mujeres tuvieron un papel decisivo en los procesos de reforma so-
cial, de construccin de la nacin y de mantenimiento del orden social. Sin
embargo, hubo voces disidentes y contestatarias, como la de Prudencia Aya-
la, en El Salvador; quien en 1930, causando estupor en los medios conser-
vadores, lanz su candidatura para Presidenta de la Repblica, aun cuando
faltaban veinte aos para que el voto femenino fuera efectivo en dicho pas.
Prudencia Ayala se ampar en cierta apertura poltica esperando colocar el
sufragio femenino en la agenda nacional:
Tomando en cuenta la libertad que ha surgido en mi querida tierruca y no querien-
do que el sexo femenino permanezca fuera de la ley restringida de los derechos de
ciudadano, lanzo mi candidatura para Presidente de la Repblica, inspirada en la
justicia de un gobierno mixto que identiique la soberana de la nacin en los dos
sexos. (cita de Ticas: s/f, 9).
La plataforma de Prudencia Ayala abarcaba un ambicioso programa de rei-
vindicaciones femeninas; un periodista lo caliic de prolija exposicin de
innovaciones radicales a favor de la mujer. (Diario de Occidente, 4/7/1930).
Su osada le signiic burla y escarnio. Cuando uno de los postulantes se nie-
ga a entrevistarse con ella, la candidata, segn reporta un peridico, supone
que no fue recibida por ser muy fea, lo cual no le preocupa y responde: no
he llegado a un concurso de belleza, sino a un concurso poltico. Ayala re-
nunci, pero su legado como feminista ha sido retomado por el movimiento
de mujeres en El Salvador. En 1998 se cre la Concertacin Feminista Pru-
dencia Ayala que aglutina a mujeres independientes y a unas veinte organi-
zaciones de mujeres.
Ha transcurrido casi un siglo desde la identiicacin de feminismo como tal;
actualmente, en cuanto fenmeno histrico, ha sido y es un proceso abierto
de deinicin y redeinicin de los objetivos y trayectorias de los movimien-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
29
tos de mujeres. En el mundo acadmico la deinicin del feminismo como
categora de anlisis histrico y de estudio, ha sido objeto de una constante
y permanente reelaboracin en funcin de los contextos, conocimientos ad-
quiridos y avances en los estudios de gnero, de la historia de las mujeres y
de la historiograa en general. (Castells 1999: V. II: 230).
Bajo la diversidad del feminismo, se encuentra una comunidad fundamental: el
esfuerzo histrico, individual y colectivo, formal e informal, para redeinir la condi-
cin de la mujer en oposicin directa al patriarcado. (Ibid.)
En la airmacin anterior, de reciente data, no se encuentra ninguna alusin
a la dimensin de clase social, pero s un reto al patriarcado como elemento
decisivo en la identiicacin del feminismo. Agrega Castells:
Lo que sostengo es que la esencia del feminismo, segn se ha practicado y narrado,
es la (re)deinicin de la identidad de la mujer. A veces airmando la igualdad entre
hombres y mujeres, con lo que se elimina el gnero de las diferencias biolgicas/
culturales, y en otros casos, por el contrario, airmando la especiicidad esencial
de las mujeres, al mismo tiempo que frecuentemente se airma la superioridad de
los modos de vida de las mujeres, como fuentes de realizacin humana; o tambin
declarando la necesidad de alejarse del mundo y recrear la vida y la sexualidad en
hermandad femenina. En todos los casos a travs de la igualdad, la diferencia o la
separacin, lo que se niega es la identidad alienada de la mujer como tal y como la
deinen los hombres y tal como se conserva en la familia patriarcal. (Ibid.)
El concepto se ha ampliado, diversiicado y hasta complejizado por el des-
cubrimiento de nuevas categoras y de su aplicacin en diferentes entornos
polticos, sociales, culturales y acadmicos, pero lo que s se mantiene es el
cuestionamiento de la superioridad masculina y la voluntad de la transfor-
macin de las mujeres, de all que la deinicin del trmino feminismo en los
estudios histricos no ha sido siempre la misma, sino que ha sido reformu-
lada en funcin de factores diversos ya mencionados. Su interpretacin est
en constante reelaboracin.
En este estudio se considera importante desarrollar una visin incluyente y
plural del Movimiento de Mujeres en El Salvador, as mismo revisar su prota-
gonismo como actoras sociales; esto signiica reconocer la capacidad de las
mujeres como personas y/o como grupo u organizacin. Adems, sealar las
acciones propias del movimiento de mujeres en favor de sus derechos.
Mara Candelaria Navas
30
Lo anterior, permite identiicar la capacidad del movimiento como agente
histrico de renegociar el orden de gnero establecido, en el marco de un
proceso de globalizacin e interdependencia econmica, basado en un orden
capitalista mundial que lleva a la profundizacin de las desigualdades socia-
les.
1.2. La evolucin del pensamiento Feminista
Se inicia en la Edad Media con trabajos precursores del feminismo como: La
Ciudad de las Damas (1405), de Christine de Pisan; el tratado Igualdad entre
hombres y mujeres (1622), de Marie de Gournay; Una propuesta seria a las
damas para el avance de su verdadero mayor inters (1694), de Mary Astell,
obras de relexin crtica que deinan los intereses de las mujeres, explica-
ban su subordinacin a partir de condicionantes socioculturales y reivindi-
caban el acceso a educacin y la cultura como va para mejorar la condicin
de la mujer. Francois Poulan de la Barre, en el siglo XVII escribi el libro:
De la igualdad de los sexos (1673), abogando por el principio de la igualdad
entre hombres y mujeres que se convirti en el eje del feminismo occidental
hasta la actualidad. Pero es con la Ilustracin
6
europea en el siglo XVIII, el si-
glo de las luces, cuando toma su primer gran impulso: nace una serie de nue-
vos modos e ideas que suelen reunirse, como el amor corts, que sirve para
dar modelos de autoestima y conducta a las mujeres de las castas nobles y
con discursos misginos y ginofbicos; ya que, por un lado, se exaltan las
virtudes y cualidades de las mujeres y por otro, se sealan defectos e incluso
estupideces de las mismas, presentando como marco comn que las mujeres
han de estar bajo la autoridad masculina.
Pese a que durante este perodo histrico hubo aportes de hombres y muje-
res en la construccin del feminismo, se destacan en particular, los aportes
de dos feministas: Olimpia de Gouges (Francia) y Mary Wollstonecraft (In-
glaterra).
En Francia, durante la Revolucin, surgen expresiones de resistencia que
son acalladas hasta con la guillotina; uno es el caso de Olimpia de Gouges
7

6 Ilustracin: corriente polco-social cuyos representantes difundieron las ideas del bien, de la jus-
cia, los conocimientos ciencos. La Ilustracin inuy sensiblemente sobre la formacin de las
concepciones sociolgicas del siglo XVIII; los socialistas utpicos y en los populistas rusos. Rosental
M. M. y Iudin P.F. Diccionario Filosco. Ediciones Tecolut, 1971.
7 Olimpia de Gouges. Ilustrada francesa, (Montauban, Pars, 1748- 1793,) cuyo nombre verdadero
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
31
que escribi La Declaracin de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana en
1791
8
, inspirada en el modelo de la Declaracin de los derechos del hombre
y del ciudadano, del 26 de agosto de 1789. La declaracin de Gouges cons-
tituy una de las formulaciones polticas ms claras en defensa de la ciuda-
dana femenina, aunque su resonancia inmediata fue escasa; denunci que
la Revolucin haba denegado los derechos polticos a las mujeres. Pidi el
derecho al voto, a la libertad y a la propiedad privada. Su propuesta inclua
tambin derechos en el mbito domstico, como el rechazo a la doble mo-
ral sexual y la equiparacin legal de los cnyuges y de los hijos legtimos
e ilegtimos:
Ya no est permitido dejarse engaar, nicamente la vigilancia poltica de las muje-
res puede impedir que los hombres conisquen la Revolucin. A las mujeres corres-
ponde desvelar el sentido liberador de esta revolucin. (De Gouges: 1791, 3).
Las mujeres fueron excluidas de los derechos de libertad y de representacin
poltica formulados por la Revolucin Francesa, a pesar de la denuncia pre-
sentada en la Declaracin. Una respuesta implacable al activismo ciudadano
fue la prohibicin de los clubes y sociedades femeninas desde los inicios de
la Revolucin. Las activistas republicanas fueron descritas como tigresas,
canbales, como una estrategia para obligar a las mujeres a salir de la vida
pblica. Olimpia de Gouges fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793, tanto
por estar polticamente cerca de los girondinos como por su defensa de los
derechos de las mujeres. Aludiendo a lo anterior, el tribunal revolucionario
evoc a De Gouges, entre otras cosas, como: delirante transgresora de las
virtudes de su sexo, loca con ideas feministas raras y una vanidad demencial,
signo evidente de un desarreglo de sus rganos femeninos (Palma, Mila-
gros: 1987, 1).
Con su pluma y su accin feminista, hace ms de doscientos aos, Olympe de
Gouges reclam no solo el derecho al voto (las francesas fueron las primeras
en reclamarlo y las ltimas en obtenerlo en Europa en 1944), sino, y sobre
todo, el derecho de ejercer un oicio de su eleccin, un status legal para todos
los hijos y estatuto para la unin libre.
era Marie Gouze. Es considerada una de las precursoras del feminismo, escribi numerosas obras
teatrales, adems de novelas y opsculos polcos- sociales. Segura Grao, Crisna, Diccionario
de Mujeres en la Historia, Espasa, Madrid, Espaa 1998.
8 En anexos la Declaracin de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana.
Mara Candelaria Navas
32
Sin embargo, la obra fundacional del feminismo es Vindicacin de los dere-
chos de la mujer, de Mary Wollstonecraft
9
, editada en 1792. A pesar de los
sobrenombres despectivos, con el in de desacreditar a esta mujer, es reco-
nocida como una de las voces que fundaron el feminismo moderno liberal.
Vindicacin fue, junto con otros escritos suyos, un compendio de argumentos
feministas de inales del siglo XVIII; en l expuso algunos de los planteamien-
tos que predominaron en la nueva sociedad burguesa del siglo XIX. Mujer ex-
cepcional que tuvo renombre en el medio intelectual de su poca, aunque era
totalmente inaceptable la presencia de las mujeres en los debates polticos
de su pas de origen Inglaterra, rechaz pblicamente las tesis misginas
sobre la exclusin de las mujeres del campo completo de los bienes y dere-
chos que diseaba la teora poltica de Juan Jacobo Rousseau. Pblicamente
rechaz sus tesis y sus discusiones acerca de que el objetivo de vida de las
mujeres era complacer a los hombres. En Vindicacin airmaba al respecto:
Se me puede acusar de arrogancia, pero, de todos modos, debo declarar que creo
con irmeza que todos los escritores que han tratado el tema de la educacin y los
modales femeninos desde Rousseau hasta el Doctor Gregory, han contribuido a ha-
cer a las mujeres ms artiiciales, caracteres dbiles que de otro modo no habran
sido, y, como consecuencia, miembros ms intiles de la sociedad. (Wollstonecraft:
1994,131-132).
Vindicacin plante la extensin de los derechos liberales a las mujeres, sos-
tuvo que las mujeres no pueden ser coninadas por la fuerza a los asuntos
domsticos y, propuso, una mayor equidad en el matrimonio y la familia, en-
tre otros temas relacionados. Demand el acceso a la educacin y a la cultura
por parte de las mujeres, sostuvo que era requisito o medio para conseguir
la emancipacin de estas y para el avance social.
Wollstonecraft fue una mujer transgresora, en respuesta a su pensamiento
soport el rechazo y burla, fue ridiculizada por los hombres ingleses y fran-
ceses (se encontraba en Pars cuando se desat la Revolucin Francesa), con
los caliicativos de serpiente y hiena con enaguas, adopt a lo largo de
9 Mary Wollstonecra. Feminista inglesa (Londres 1759-1797), considerada una de las pioneras del
feminismo, fue una de las primeras en formular las aspiraciones, en aquella poca todava embrio-
naria, de los movimientos feministas. Entre sus principales aportes denunci la reduccin de la
mujer al mbito domsco y promovi una revolucin en las costumbres femeninas. Muri al dar
a luz a su hija, Mary Shelley, que se converra ms tarde en una de las ms clebres exponentes
de la novela gca inglesa. Segura Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia, Espasa,
Madrid, Espaa 1998.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
33
su vida una conducta rebelde; escritora en un mundo donde se le negaba la
palabra a las mujeres, muri a causa de iebres puerperales en el parto de su
segunda hija.
Esta pensadora, quien vincul la educacin de las mujeres al desarrollo ge-
neral de la sociedad, es sealada como una mujer de su poca, inluida por su
propio contexto; sin embargo, su propuesta de igualdad fue un tanto media-
tizada por su extraccin de clase burguesa en un momento de auge y apogeo
de la Revolucin Industrial. Ella propuso para mujeres de clase media un
modelo educativo centrado en el desarrollo racional, mientras que para las
mujeres de la clase trabajadora priorizaba su formacin en oicios manuales.
A pesar de su insistencia en la educacin entendida en el sentido de sociali-
zacin reconoci en Vindicacin que sera imposible cambiar la mentalidad,
sin una transformacin de la estructura de la sociedad.
Mary Wollstonecraft fue una feminista aislada que aport de forma crtica
sobre la situacin de las mujeres, su objetivo en realidad no era que las mu-
jeres asumieran un papel activo en la poltica, en pie de igualdad con el hom-
bre, sino en hacer que se reconociera su papel en la ciudad. A ellas corres-
ponde elegir su destino, a ellas corresponde asumir, con pleno conocimiento
de causa su contribucin a la comunidad, es decir que, para esta autora, la
emancipacin del sexo oprimido no pasa por la negacin de su identidad;
por lo anterior, podemos inferir que esta contribucin a la causa femenina
fue revolucionaria, al airmar que no puede haber autntica libertad sobre
la base de la renuncia de las mujeres a su ser, a su identidad, a su autonoma,
es decir, a su calidad de sujeto racional y sexuado como bien lo airma en el
prembulo de su obra: Quin ha erigido al hombre en nico juez, si la mujer
comparte con l el don de la razn? (Duby y Perrot: 2003, Tomo 7, 54).
Las francesas, por el contrario, presentaron un feminismo ms colectivo en
el marco de la Revolucin Francesa; por ejemplo, para Gouges, el papel de
la mujer es ms poltico, su objetivo es la movilizacin de las mujeres y la
defensa de sus derechos civiles. Para Wollstonecraft, en correspondencia al
pensamiento de su sociedad liberal en donde se enfatizan los derechos indi-
viduales, lo que importa es su ser social y la reivindicacin de sus derechos
es la oportunidad de un verdadero cambio personal. A pesar de estas luchas
y de otras, las mujeres a lo largo del siglo XIX y an en las primeras dos dca-
das del siglo XX, quedaron excluidas del ejercicio de la ciudadana en Europa.
Mara Candelaria Navas
34
El feminismo, como pensamiento y accin, de Europa pas a Estados Unidos
donde tuvo auge a partir de mediados del siglo XIX, dadas las condiciones
sociopolticas y econmicas propias de la sociedad norteamericana.
Fueron dos los movimientos sociales que inluyeron para que las mujeres
pudieran protagonizar hechos trascendentales en la historia del pensamien-
to feminista: la lucha por la abolicin de la esclavitud y el reformismo religio-
so, ambos sirvieron como espacio de formacin de una conciencia colectiva
feminista entre ncleos importantes de mujeres.
La prctica religiosa protestante promueve que las mujeres lean de manera
directa los textos sagrados, lo cual obliga a que se escolaricen; esta experien-
cia religiosa genera conianza en las mujeres en su capacidad intelectual, al
estar obligadas a interpretar los textos sagrados; luego, la presencia y par-
ticipacin femenina en las luchas antiesclavistas les permiti capacitacin
social y formacin de una identidad femenina.

En una capilla del pueblo de Sneca Falls (Nueva York) los das 19 y 20 de ju-
lio de 1848 se realiz una convencin de mujeres y hombres a partir de una
agenda elaborada por Elyzabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, que concluy
con un maniiesto titulado Declaracin de Sentimientos. Al igual que El Ma-
niiesto Comunista, elaborado en Inglaterra por Marx y Engels, fue un texto
singular y fundacional para el movimiento obrero en 1848. La Declaracin de
Sentimientos, de Sneca Falls, constituy un maniiesto paradigmtico para
el movimiento feminista, es por ello que 1848 se considera el ao del naci-
miento oicial del feminismo organizado norteamericano.
La Declaracin identiic y conden las mltiples discriminaciones sexistas
existentes en la sociedad norteamericana. Entre los elementos que conigu-
raban el trato discriminatorio de las mujeres, se seal: la privacin del de-
recho ciudadano del voto, la muerte civil, carencia de derechos de la mujer
casada, los empleos lucrativos monopolizados por los hombres, la exclusin
de numerosas profesiones tales como profesora de teologa, medicina o de-
recho; la existencia de un cdigo moral sexual diferenciado para mujeres y
hombres, la negacin al acceder al sacerdocio, la destruccin de su conianza
y de su autoestima obligar a que ella est dispuesta a llevar una vida depen-
diente y servil y su degradacin social y religiosa (Kreel, 2005: pp. 1-4).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
35
Ante esta situacin, La Declaracin enumer una serie de resoluciones en un
amplio programa de demandas y del derecho a perseguir la felicidad y del
reconocimiento de la igualdad de los sexos. Partiendo del principio de que
la mujer es igual que el hombre, que as fue establecido por el Creador, y que
el bien de la raza humana exige que sea reconocida como tal (ibid.: pp. 3),
todos los puntos fueron votados por unanimidad excepto el derecho al sufra-
gio femenino, que suscit discrepancias y objeciones, ya que muchas de las
participantes no se atrevan an a suscribir una reivindicacin tan radical
para la poca.
El sufragio femenino fue una exigencia extendida por las feministas norte-
americanas por varias dcadas. En 1869, fecha en que se elimin la esclavitud
negra y se le concedi el voto a los hombres negros, las feministas fracasaron
cuando el sufragio de las mujeres no fue reconocido por el sistema constitu-
cional americano. Poco despus, en 1872, Elizabeth Cady Stanton (creadora
de La Declaracin de Sneca Falls) y Susan B. Anthony (feminista y abolicio-
nista), formaron la Asociacin Nacional Americana Pro Sufragio de la Mujer.
Esta Asociacin ha sido considerada autnoma, feminista, independiente de
los partidos y de otros movimientos sociales. Transform el feminismo his-
trico en un movimiento social especico de las mujeres e inaugur una am-
plia etapa de mayor militancia reivindicativa centrada en el sufragio.
En 1873, Susan B. Anthony, quien desde muy joven particip en las luchas
por los derechos de las minoras, especialmente de las mujeres, alcanz no-
toriedad al encabezar una manifestacin de seoras que lleg hasta las ur-
nas el da de las elecciones, con la irme intencin de depositar su voto. Fue
acusada de ocasionar disturbios y condenada a pagar una multa. El discur-
so pronunciado por ella ante la Corte en 1873: Son personas las mujeres?,
abogando por su derecho al voto, ha sido considerado clsico y de los ms
memorables que se han pronunciado en la historia. El sufragio femenino en
Estados Unidos fue otorgado en 1920.
Amigos y conciudadanos: me presento aqu esta noche acusada del supuesto delito
de haber votado en la reciente eleccin presidencial sin tener el legtimo derecho
para hacerlo. Ser mi tarea esta noche probarles que con ese voto, no solo no co-
met una ofensa sino que simplemente ejercit mis derechos de ciudadana, que me
garantizaran a m y a todos los ciudadanos de Estados Unidos en la Constitucin
Nacional y que ningn Estado tiene el poder de negarlos.
Mara Candelaria Navas
36
El prembulo de la Constitucin Federal dice:
Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, para formar la unin ms perfecta, es-
tablecer la justicia, asegurar la tranquilidad domstica, proveer la defensa comn,
promover el bienestar general y proteger los derechos que otorga la libertad para
nosotros y para nuestra posteridad, ordenamos y establecemos esta Constitucin
para los Estados Unidos de Amrica.
Era nosotros, el pueblo; no nosotros, los ciudadanos blancos de sexo masculino;
tampoco, los ciudadanos de sexo masculino; sino nosotros, todo el pueblo que for-
ma esta Unin. Y la formamos, no para entregar los beneicios de la libertad; no
para la mitad de nosotros y para la mitad de nuestra posteridad sino para todas
las personas -tanto mujeres como hombres. Y es una burla descarada hablarle a
las mujeres del placer de los beneicios de esa libertad cuando se les niega ejercer
el nico recurso que los garantiza y que este gobierno democrtico ofrece: el voto.
Para cualquier Estado el convertir el sexo en un requisito que siempre debe resultar
en privar de derecho al voto a la mitad de la poblacin, es como promulgar una ley
ex post-facto y, por lo tanto, es una violacin de la ley suprema de la tierra. De esta
manera los beneicios de la libertad son retirados para siempre de las mujeres y de
la posteridad femenina.
Para ellas este gobierno no tiene ningn poder legal que deriva del consentimien-
to de los gobernados. Para ellas este gobierno no es una democracia. No es una
repblica. Es una aborrecible aristocracia; una odiosa oligarqua de sexo. La ms
aborrecible aristocracia alguna vez establecida en la faz de la tierra; una oligarqua
de riqueza, en donde los ricos gobiernan a los pobres. Una oligarqua de conoci-
mientos, en donde los educados gobiernan a los ignorantes, o, incluso, una oligar-
qua de raza, en donde los sajones gobiernan a los africanos, podra durar. Pero esta
oligarqua basada en el sexo, la cual convierte a los padres, a los hermanos, a los
maridos, a los hijos varones en oligarcas sobre las madres, las hermanas, las espo-
sas y las hijas en cada uno de los hogares que establece que todos los hombres son
soberanos sobre las mujeres sbditos acarrea distensin, discordia y rebelda en
cada uno de los hogares.
Webster, Worcester y Bouivier, todos deinen al ciudadano como una persona que
en los Estados Unidos tiene el derecho a votar y a ocupar un cargo pblico.
La nica pregunta que queda ahora por formular es: Son personas las mujeres?
Y yo no puedo creer que algunos de nuestros oponentes tengan la audacia de decir
que no.
Siendo personas, entonces, las mujeres son ciudadanas; y ningn estado tiene el de-
recho de hacer una ley o imponer alguna antigua regulacin que recorte estos pri-
vilegios o inmunidades. Por lo tanto, cualquier discriminacin contra las mujeres
en las constituciones y leyes de los Estados es hoy en da nula y carece de validez,
del mismo modo que lo que es aqulla en contra de los Negros (Viola, 2000: 60).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
37
1.3. Las feministas ligadas al socialismo utpico y al movimiento obre-
ro
Robert Owen
10
, desarroll una fuerte movilizacin cooperativista y sindica-
lista en Inglaterra. Propuso nuevas formas de organizacin comunitaria en
las que se incluan los derechos de las mujeres, la libertad religiosa, la edu-
cacin popular y la reforma matrimonial. En 1812 Owen esboz la necesi-
dad de desarrollar alternativas comunitarias al sistema de familia individual,
para quien la religin, el matrimonio y la propiedad privada eran fuentes
principales de desunin social.
Una seguidora de Owen, utpica y visionaria, fue Flora Tristn
11
, hija de un
oicial peruano y de una francesa, estudi en Francia. Escribi los libros: Pe-
regrinaciones de una paria, en 1838 y Unin obrera, en 1843. Fue una de las
primeras mujeres en establecer una conexin entre la conquista del socia-
lismo y el feminismo como va de emancipacin femenina. Su compromiso
con la clase obrera qued de maniiesto en Unin Obrera donde asumi la
defensa de los intereses proletarios y present la idea de fundar una unin
universal de obreros y obreras, siendo de las pioneras en presentar la idea de
una internacional proletaria.
Flora Tristn estableci un paralelismo entre la situacin de las mujeres y la
de la clase obrera. Sostuvo que la mujer obrera estaba doblemente explotada
por el sistema econmico del capitalismo, por lo cual estaba unida al pro-
letariado, pero tambin padeca una subordinacin especica como mujer.
Reclam el principio de igualdad de las mujeres con los hombres proletarios.
Segn sus planteamientos, la igualdad en el trato a mujeres y obreros redun-
dara en beneicio de la clase obrera en su conjunto. Lo conirma as:
Reclamo derechos para la mujer porque estoy convencida de que todas las desgra-
cias del mundo provienen de este olvido y desprecio que hasta hoy se ha hecho de
10 Owen, Robert (1771-1858) Economista y terico socialista britnico.
11 Flora Tristn. Feminista y socialista revolucionaria francesa, de padre peruano (Pars 1803 - Bur-
deos 1844). A parr de 1835 parcip en el movimiento socialista y en los grupos feministas de
Pars. En el libro Peregrinaciones de un paria, defendi la emancipacin de la mujer y cric vehe-
mentemente su esclavitud. En 1840 public Paseos en Londres y en 1843 Unin Obrera, un colosal
libro terico en el cual analiz las maneras de cmo deba organizarse la clase obrera para con-
seguir su emancipacin. Tristn, considerada la madre del feminismo mundial, lig la liberacin
de la mujer a la de todo el proletariado y abog por su igualdad intelectual y profesional. Segura
Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia, Espasa, Madrid, Espaa 1998.
Mara Candelaria Navas
38
los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer. Reclamo derechos para la
mujer porque es el nico medio de que se preste atencin a su educacin, y porque
de la educacin de la mujer depende la del hombre en general, y particularmente, la
del hombre del pueblo. (Tristn, 1977:125-126).
Igual que otras feministas, concibi la educacin de la mujer como la clave
de la emancipacin y reconoci que la igualdad entre mujeres y hombres era
una va para la constitucin de la unidad humana.
En Estados Unidos, Emma Goldman
12
abog por la libertad individual y la de-
fensa de un feminismo que incluyera las necesidades de las trabajadoras y de
una profunda transformacin social. Las obreras de Lawrence, Massachus-
set, reivindicaban pan y rosas en la consigna de la huelga que emprendieron
en 1912, donde muri una de ellas. Precisamente la expresin plural del fe-
minismo dio lugar a que, en algunos momentos y lugares, se incorporaran
algunas de las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras. A ellas les fue
dedicado el poema siguiente:
Mientras venimos marchando, marchando,
Innumerables mujeres muertas
Avanzan a travs de nuestros caminos de su antigua cancin de pan;
Escaso arte, amor y belleza conocieron sus espritus esclavos de trabajo.
S, luchamos por el Pan, pero tambin luchamos por las Rosas.
Mientras venimos marchando, marchando, traemos mejores das;
El levantamiento de las mujeres signiica el despertar de la raza.
No ms esclavo y perezoso, diez que frenen mientras uno reposa
Pero compartiendo las glorias de la vida, Pan y Rosas, Pan y Rosas.
James Oppenheim
En el siglo XIX y en las primeras dcadas del siglo XX, el movimiento obrero
organizado en sus diferentes corrientes: anarquista, socialista y comunista,
rechaz al movimiento feminista a quien caliicaba de burgus y defensor de
los intereses de las mujeres de clase media:
El movimiento obrero, que se basaba en una identidad entre la exaltacin de la pro-
duccin y los grandes oicios viriles el valiente minero, el fuerte trabajador de la
construccin, el mecnico listo en la tcnica, hroes que impulsaron la segunda in-
dustrializacin denigr el feminismo como burgus. (cita de Nash, 2004: 91).
12 Emma Goldman. Polca rusa (Kovno, Lituania, 1869 - Toronto, 1940). Tras su traslado a Estados
Unidos luch all a favor del control de la natalidad y del sufragio femenino y parcip en numero-
sos actos anmilitaristas y anarquistas. Fue considerada por Edgar Hoover (Presidente de Estados
Unidos de 1928 a 1932) la mujer ms peligrosa de Amrica, y expulsada del pas en 1915. Segura
Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia, Espasa, Madrid, Espaa 1998.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
39
Las organizaciones obreras consideraban que no era necesario movilizar de
manera especica a las trabajadoras, ya que el proceso revolucionario de lu-
cha de clases implicara, de forma automtica, su emancipacin. Las revolu-
ciones triunfantes del siglo XX conirman lo contrario: Cuba y Nicaragua.
Augusto Bebel (1840-1913. Poltico socialdemcrata alemn), en su obra
clsica La Mujer y el Socialismo (1879) denunciaba la doble explotacin de
las mujeres obreras, su dependencia social con respecto a los hombres y la
dependencia econmica en que estaban las mujeres en general y las mujeres
proletarias en particular, igual que los hombres proletarios. Se distingui en
los espacios socialistas por su defensa de un feminismo obrero.
Distinguida socialista fue la alemana Clara Zetkin
13
que impuls el movimien-
to internacional de mujeres socialistas a inales del siglo XIX, logr tener una
destacada posicin en la socialdemocracia internacional y ms tarde en el
movimiento comunista. Su postura era que las mujeres estaban oprimidas
de forma especial por el capital; segn su perspectiva la emancipacin de
la mujer estaba ntimamente relacionada con la cuestin social y el sistema
capitalista, y por tanto, deba supeditarse a la lucha de clases. Para ella, las
mujeres socialistas deberan buscar la destruccin del capitalismo para ob-
tener su independencia econmica.
Bajo su iniciativa se celebr, en 1907, la primera Conferencia Internacional
de Mujeres Socialistas, que se constituy en una fuerza poltica inluyente en
Europa desempeando un papel importante en la promocin y defensa de
los derechos de las trabajadoras. Otra iniciativa destacada fue la propuesta
que present en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres en Copen-
hague en 1910, al organizar la celebracin de un Da Internacional de la Mu-
jer Trabajadora antecedente decisivo de la actual conmemoracin anual del
Da Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo.
13 Clara Zetkin (Sajonia, 1867 - Mosc, 1933): polca y feminista alemana militante de la clase obrera
alemana, fue fundadora junto a Rosa Luxemburgo del Pardo Comunista Alemn (1918) y repre-
sentante de ste hasta 1932. Es considerada una de las principales idelogas del feminismo socia-
lista, fue jefa del sector femenino de la socialdemocracia alemana, editora y directora del peridico
La Igualdad, rgano de las feministas socialistas alemanas y fundadora del movimiento revolucio-
nario espartaquista. Luch por el voto femenino y en contra de la guerra en 1915. Al asumir Hitler
el poder, en Alemania, emigr a Rusia donde fue presidenta de la Internacional de Mujeres (Segura
Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia, Espasa, Madrid, Espaa 1998).
Mara Candelaria Navas
40
Otra comunista destacada fue la rusa Alejandra Kollontay
14
, colaboradora de
Lenin, miembro del Comit Central del Partido Bolchevique en 1917 y Minis-
tra de Bienestar Social del primer gobierno sovitico; cargo del que dimiti
un ao despus por estar en desacuerdo con la poltica del Partido. Su defen-
sa de una revolucin sexual mereci severas crticas de Lenin y gradualmen-
te fue separada del rgimen sovitico, al inal fue enviada de Embajadora a
Mxico. Sus obras fueron recuperadas por corrientes del marxismo disiden-
te; entre ellas, el Partido Obrero de Uniicacin Marxista POUM en Espaa,
que edit parte de su obra durante la guerra civil.
En sus escritos defendi la perspectiva de la transformacin de las relaciones
amorosas entre los jvenes como eje central e ineludible de un nuevo mode-
lo de sociedad proletaria. Llam a las mujeres a la independencia y al des-
plazamiento de las relaciones amorosas que la esclavizaban. La nueva mujer
tena que triunfar sobre sus emociones y mantener intacta su personalidad
y autonoma. Las relaciones amorosas entre los sexos se tenan que basar en
unos principios nuevos, que superaran la doble moral y los valores asociados
al matrimonio burgus para lograr una igualdad recproca de la pareja, el re-
conocimiento mutuo de sus derechos; con la eliminacin de un sentimiento
de propiedad de uno sobre la otra, y el desarrollo de una relacin sostenida
en una solicitud recproca basada en el amor, la camaradera y el amor libre.
Concibi la emancipacin de la mujer como indisoluble de la revolucin
poltica y reivindic una revolucin sexual que rompiera los moldes de una
sexualidad represiva, promulgando el amor libre, lo que la alej de las posi-
ciones socialistas tradicionales de la poca. La revolucin sexual impulsada
por Alejandra Kollontay implicaba un nuevo modelo de familia obrera y una
reivindicacin de la sexualidad amorosa.
Las ideas y propuestas de las mujeres socialistas y comunistas, pese a la re-
sistencia de las organizaciones de clase en asumir las demandas especicas
14 Alejandra Mijilivina Kollontay. (San Petersburgo, 1872 - Mosc, 1952) Considerada una de las
principales guras del feminismo socialista, fue una de las tericas de la mujer nueva. En 1899 se
adhiere al movimiento socialdemcrata, en 1906 a la fraccin menchevique, y en 1917 a los bol-
cheviques dirigidos por Lenin. Form parte del primer gobierno bolchevique. Entre sus libros des-
tacan: Los fundamentos sociales de la cuesn femenina (1909), La nueva moral y la clase obrera
(1919), La sociedad y la maternidad (1921) y Autobiograa de una mujer sexualmente emancipada
(1926). Segura Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia, Espasa, Madrid, Espaa
1998.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
41
de las mujeres, fueron retomadas por las organizaciones femeninas de iz-
quierda en el abordaje de temas tales como: la educacin y atencin sani-
taria; centrados ms en escenarios domsticos y sociales que en el terreno
poltico.

Hemos presentado de manera resumida a las feministas que con sus vidas y
sus aportes dieron un legado importante que fundament los orgenes del
movimiento. Para algunas autoras el feminismo ilustrado, este recorrido his-
trico que va desde el siglo XVII hasta el siglo XVIII y su contenido feminista,
coniguran la llamada primera ola del feminismo.
15
La segunda ola del feminismo gira alrededor de las luchas por la obtencin
del voto y por los derechos polticos iguales para la mujer; se desarrolla a
inales del siglo XIX y las primeras dcadas del XX. El sufragismo fue un mo-
vimiento de agitacin internacional, se inici en Inglaterra y Estados Unidos,
tom dos objetivos concretos: el derecho al voto y los derechos educativos, y
consigui ambos en un perodo de ochenta aos.
Desde la Ilustracin, como ya se expuso, los derechos polticos y la ciuda-
dana tenan como fundamento la exclusin femenina y la conirmacin de
los varones como sujetos polticos. El sufragio era restringido, estableciendo
ciertos requisitos econmicos, raciales y sociales. Alrededor del movimiento
de mujeres y del movimiento feminista se dieron algunos hechos histrico-
polticos y de gnero que inluyeron en la dinmica de dichos movimientos
en Occidente.
A inales del siglo XIX las mujeres no eran sujetos legales y se deinan como
seres dependientes del padre o del marido; se evocaba la feminidad desde la
maternidad, la entrega a la familia y su coninamiento en la casa. En contraste,
el varn era considerado un ciudadano y sujeto poltico activo. Ellas para la
casa (esfera privada) y ellos para la vida pblica (esfera pblica), tal como lo
haban diseado desde el pensamiento ilustrado los intelectuales franceses.
15 Se har uso de la palabra oleada parafraseando a autoras como Amelia Valclcer que lo usa en
el arculo La memoria colecva y los retos del feminismo, en Los desaos del feminismo ante el
siglo XXI, Instuto Andaluz de la Mujer, Espaa, 2005 y a Dtri, Andrea: Feminismo Lanoamerica-
no. Entre la insolencia de las luchas populares y la mesura de la instucionalizacin en Creavidad
Feminista s/f.
Segn el Diccionario de la Lengua Espaola: oleada: ola grande; embate y golpe de ola; movimien-
to impetuoso de mucha gente apiada.
Mara Candelaria Navas
42
Era precisamente el voto el que se les negaba a las mujeres en el siglo XIX y
hasta mediados del XX. Las constituciones adoptadas en nuestras repblicas
latinoamericanas, centroamericanas particularmente, dotaron a las mujeres
de nacionalidad por nacimiento en el territorio nacional, pero no de ciuda-
dana, entendida sta como el derecho a elegir a los representantes de los
ciudadanos, y a poder ser elegido como su representante. Las constituciones
de Amrica Latina enfatizaban el gnero: se dirigan a un ser emblemtica-
mente a un hombre: el ciudadano; los hombres mayores de edad (Lavrn:
2002, 4).
Las luchas sufragistas permitieron avances en la construccin de la ciudada-
na femenina, pero la nocin de ciudadana est ligada a la pertenencia com-
pleta a una comunidad que en teora, cubre tres dimensiones: la ciudadana
social, incluye los derechos de garanta del bienestar social y econmico; la
ciudadana poltica, se centra en el derecho al voto y el derecho a intervenir
en poltica; la ciudadana civil, abarca aspectos como la libertad individual,
la igualdad ante la ley y los derechos de propiedad y de justicia.

El enfoque de ciudadana social podra aplicarse a algunas propuestas del
feminismo histrico, que enfoc la actuacin femenina en los espacios socia-
les dndole un valor positivo a la maternidad y desde all critic el monopo-
lio masculino, ms vinculados con el bienestar social y con la sociedad civil
que con la poltica pblica.
La demanda del sufragio femenino trasciende la dimensin de ciudadana
poltica y fue considerada como una reivindicacin radical desde la mentali-
dad, las pautas culturales en la sociedad y la conducta de gnero. Esta lucha
no fue fcil y como lo hemos mencionado dur aproximadamente 80 aos,
el equivalente a tres generaciones de mujeres. Los argumentos de los anti-
sufragistas expresaban preocupacin porque el sufragio femenino llevara a
la masculinizacin de las mujeres, el abandono de sus deberes familiares y
el libertinaje sexual. Algunos pases de Europa establecieron el voto despus
de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo: Suiza concedi el voto a las mu-
jeres en 1971.
Los obstculos y limitaciones que tuvieron que enfrentar las sufragistas,
dada la resistencia de algunos gobiernos y de sus respectivos entornos so-
cioculturales provocaron que el movimiento se radicalizara; emergiendo
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
43
as, mujeres que condujeron el movimiento sufragista. Bajo la herencia sin
testamento de Seneca Falls surgieron iguras emblemticas como Emmeline
Pankhurst en Inglaterra; Clara Campoamor en Espaa, Hermelina Galindo en
Mxico; Prudencia Ayala en El Salvador
16
, entre otras. El voto para las muje-
res fue obtenido en Estados Unidos: 1920; Inglaterra: 1928; Mxico: 1953 y;
Espaa: 1931.
El movimiento social conocido como sufragismo fue impulsado en Amrica
Latina por mujeres feministas. El feminismo como ideologa y activismo se
deini en el siglo XIX y se bas en el examen de la condicin de las muje-
res, las diferencias creadas por el sexo, y el signiicado de justicia social y la
representatividad vistas con lentes de gnero. Feminismo y Sufragismo no
son equivalentes, como muy bien lo explica Lavrn (ibid: 5). El feminismo
fue una ideologa amplia que incluy una serie de demandas de cambio de
reforma social especicamente aplicadas a la mujer y a las relaciones entre
hombres y mujeres. En el abanico de sus intereses se incluy el sufragio fe-
menino, pero tambin la igualdad jurdica entre mujeres y hombres.
La conquista del sufragio o voto
17
implicaba cambios en la legislacin, y ms
especicamente en los modos de pensar respecto a los papeles de las mu-
jeres y los hombres en la sociedad. Por ello hubo sufragistas que desde los
inicios se apoyaron en bases legales, polticas, econmicas y sociales. Estos
procesos polticos vieron su primer fruto en Ecuador en 1929 y el ltimo en
Paraguay en 1961, casi un cuarto de siglo entre el principio y el inal de esta
conquista. En Centroamrica Panam obtuvo el voto en 1949 (Marco, 2002:
84); Costa Rica, 1949 (Rodrguez, 2002: 105); Honduras, 1955; Guatemala,
1945; Nicaragua, 1955. (Villars: 2001, 307).
Una cita de Amelia Valcrcel nos permite cerrar este perodo: La pertinaz
lucha y agitacin sufragista de casi un siglo, una lucha en la opinin y en el
cambio de posiciones de las mujeres en la educacin y los empleos, llegaba a
su in. Los bienes liberales haban sido concedidos y tanto el sufragismo como
la misoginia romntica haban cubierto su tramo (Varcrcel: 2005, pp. 39).
16 En El Salvador, el voto femenino se obtuvo en 1950, este tema ser desarrollado en el Captulo II.
17 Los derechos de voto de la mujer son generalmente llamados derecho a sufragio o voto femenino,
y otros derechos legales (como los que permiten a una mujer casada administrar sus propiedades
o disponer de su salario) son llamados derechos de la mujer, y su ausencia incapacidad de la mujer.
Chaney,Elsa:1983: Supermadre. La mujer dentro de la polca en Amrica Lana. Fondo de Cultura
Econmica, Mxico. pp. 26. (los subrayados son nuestros).
Mara Candelaria Navas
44
En las dos grandes guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX (1914
y 1939), los hombres fueron llamados a ilas y llevados al frente; entonces las
mujeres de los pases beligerantes se hicieron cargo de sostener la economa
fabril, la blica y la administracin pblica. La economa no fall, la produc-
cin se mantuvo, era una prueba de que las mujeres podan salir de la esfera
domstica e insertarse en la produccin, avances obtenidos gracias a la con-
quista del sufragio y el acceso a la educacin. Al terminar la guerra, en 1945,
las mujeres fueron replegadas a sus casas, comenzando as un discurso de la
domesticidad. Para ello fue necesario reelaborar el ideario de la feminidad y
de la familia.
Y cul fue ese ideario? El nuevo modelo de mujer era aquel que saba llevar
bien su empresa familiar, no era necesario salir a competir por un puesto, si
ya lo tenan en su propia casa, para ello poda hacer uso de los electrodoms-
ticos, adems de establecer sus propias relaciones a travs de las cuales su
esposo poda progresar como reuniones, cenas, asociaciones. Las revistas fe-
meninas y la publicidad fueron las encargadas de marcar este nuevo patrn
cultural, de fuerte arraigo internacional.
La mujer, ama de casa perfecta casada, amorosa y pendiente de los varones
se convirti en el modelo y referente vlido en el proyecto de vida femenina
que fue trasladado a Amrica Latina, incluido El Salvador. Las mujeres ade-
ms, se convirtieron en consumidoras compulsivas de los nuevos productos
del hogar en una sociedad de consumo en auge. Es ilustrativa la siguiente cita
de un artculo publicado en una revista mensual de Estados Unidos, 1935,
bajo el ttulo Gua para la buena ama de casa, segn el cual, adems de te-
ner lista la cena, la casa reluciente y los nios limpios y comidos, debe aplicar
los siguientes consejos:

Saldale con una sonrisa clida y demuestra sinceridad de tu deseo de complacerle.
Escchale. Puede ser que tengas una docena de cosas importantes para contarle,
su llegada no es el momento. Djale hablar primero recuerda, sus temas de con-
versacin son ms importantes que los tuyos. Haz que la tarde sea suya. Nunca te
quejes si llega tarde a cenar o si se queda fuera toda la noche.[]. Ponle cmodo.
Djale reposar en un silln cmodo o descansar en el dormitorio. Que tenga una be-
bida fresca o caliente lista para l. Arregla su almohada y ofrcete para quitarle los
zapatos. Habla en un tono bajo, tranquilizador y agradable. No le hagas preguntas
sobre sus actos o cuestiones su juicio o integridad. Recurdate es el jefe de familia
y como tal siempre ejerce su voluntad con justicia y veracidad. No tienes derecho a
cuestionarle. (cit. Nash, 2005: 163).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
45
Este modelo de mujer que negaba el derecho al tiempo propio y a la indivi-
dualidad, fue el que cuestionaron las feministas norteamericanas a partir del
libro La Mstica de la Feminidad de Betty Friedman
18
, publicado en Estados
Unidos en 1963, que nombr los problemas de la opresin domstica y de
la carencia de proyecto de vida propia, como los elementos principales del
malestar femenino no identiicado, por eso le llam el malestar que no tie-
ne nombre. Aunque se centr en mujeres de clase media privilegiada y no
identiic las estrategias para superar la opresin domstica, su importancia
estuvo en descifrar la mstica de la feminidad, analizar el malestar y des-
contento femenino; ello facilit a mujeres de distintos pases los referentes
comunes con otras mujeres, y permiti identiicar su opresin no solamente
personal, sino colectiva.
Aunque muchas autoras no logran ubicar una de las obras fundamentales del
feminismo El Segundo Sexo de Simone de Beauvoir
19
, editada en 1949 (a cien
aos de Sneca Falls), ya que Siempre se duda apunta Amelia Valclcer si
considerarla un colofn del sufragismo o la apertura de la tercera ola del
feminismo, aunque no hay duda que su aporte intelectual vino a iniciar los
estudios con enfoque de gnero, al concluir que: No se nace mujer, se apren-
de a ser mujer, separando la naturaleza de la cultura al postular que la fe-
minidad era una construccin sociocultural e histrica. Al deinir al hombre
como la norma y la medida del ser humano, proyectaba a las mujeres como
el otro, el segundo sexo, subalterno, cuya existencia estaba en funcin del
varn (Varcrcel: 2005: 40). Para llegar a tales conclusiones, esta feminista
analiz la historia, los mitos, la biologa, el psicoanlisis y el materialismo
18 Bey Friedman. Feminista estadounidense (Illinois 1921-2004). Estudi psicologa y sociologa, y
posteriormente se dedic a la defensa de los derechos de las mujeres denunciando los tabes que
les impiden que se liberen de las tutelas y los mitos que las reenen prisioneras de cierto modelo
de sociedad. En 1966 fund la famosa NOW, Naonal Organizaon for Woman, de la que fue su
primera presidenta y cuyo objevo principal era obtener la legalizacin del aborto y la igualdad
salarial entre mujeres y hombres. Segura Grao, Crisna. Diccionario de Mujeres en la Historia,
Espasa, Madrid, Espaa 1998.
19 Simone de Beauvoir. Escritora francesa (Pars 1908-1986) Estudi losoa en la Sorbona, donde
posteriormente fue profesora. Compaera senmental de J.P. Sastre desde 1935, juntos desa-
rrollaron los postulados fundamentales del existencialismo, sistema losco, que por otro lado,
sirvi de base a la mayor parte de la obra de Beauvoir. Entre sus obras destacan la triloga auto-
biogrca Memorias de una joven formal (1958), La plenitud de la vida (1960) y La fuerza de las
cosas (1963), las narraciones Una muerte muy dulce (1964) basada en la muerte de su madre, y
La mujer rota. El balance de una vida dedicada a la militancia existencial, polca y feminista en
La vejez (1970) y Final de cuentas. En 1981 publica La ceremonia del adis, en la que ofrece una
controverda versin de sus relaciones con Sartre.
Mara Candelaria Navas
46
histrico elaborando una teora explicativa de la subordinacin femenina.
Ya no se trataba de las vindicaciones como lo haban sido las ilustradas y
las sufragistas, sino las explicaciones, dice Amelia Valcrcel al descifrar los
mecanismos de la subordinacin femenina.
Simone de Beauvoir explica en El Segundo Sexo que desde los inicios del pa-
triarcado los hombres mantuvieron a las mujeres en un estado de depen-
dencia. Plantea como agente histrico, la exclusin femenina, que es uno de
los mecanismos que perpetan la opresin y la falta de reconocimiento de
la mujer. Seal que el patriarcado haba convertido a las mujeres en seres
carentes de subjetividad propia que buscaban, incluso, su reconocimiento e
identidad en el varn, de igual modo que el esclavo se identiica con el amo.
Peril la necesidad de que las mujeres de un papel pasivo pasaran a un rol
activo en la sociedad. Tambin inluy con su vida personal y sus vivencias
rupturistas, fue una mujer liberada, autnoma, de vida independiente y esp-
ritu intrpido; su independencia de criterio y brillantez intelectual reconoci-
das, rompan de forma clara con los estereotipos femeninos predominantes.
En deinitiva, con El Segundo Sexo puso los cimientos de la teora y de la prc-
tica feminista de la tercera ola, la cual apareci en los aos sesentas, expre-
sada en movimientos en pro de las mujeres en casi todos los pases del mun-
do occidental. Se inicia con una serie de cambios en los valores y formas de
vida como el uso de los contraceptivos orales que dieron origen al control del
cuerpo por parte de las mujeres. Ellas constataron que los derechos polticos
-incluido el voto- se tenan, los derechos educativos se ejercan, las profesio-
nes se iban ocupando; pero todava no se haba conseguido una posicin a
la par de los hombres. Se iniciaron cambios legislativos, laborales, medios
de comunicacin, sexualidad, salud, pareja, sintetizados en la lucha por los
Derechos Humanos de las Mujeres.
La conquista del derecho al voto hizo converger la atencin de las mujeres a
la poltica, constat que no solamente podan votar sino tambin representar
a las mujeres, optando a cargos pblicos; lo cual llev a enfocar su atencin
en los procesos polticos. No obstante, tambin es cierto que la mayor parti-
cipacin de las mujeres en las elecciones en cualquier parte del mundo, no
siempre les ha abierto el camino para una mayor proporcin en el liderazgo
poltico.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
47
Superada la lucha sufragista, cmo lleg el feminismo a Amrica Latina?
Cronolgica e histricamente se ubica en la tercera ola del feminismo.
Aunque la consecucin del voto se da en momentos distintos en cada pas, se
puede airmar que, la etapa sufragista de la historia poltica de las mujeres
latinoamericanas perdura hasta inales de la Segunda Guerra Mundial y ms
all, hasta la mitad del siglo XX.
Luego se pasa a una etapa de aumento cuantitativo y cualitativo de la pre-
sencia femenina en las luchas populares y sociales. Si bien la movilizacin de
mujeres de clase media y de sectores ilustrados en los movimientos clasistas
y populares de todo tipo es alta, tambin es notoria la ausencia de reivindica-
ciones especicas; sin embargo, se incrementan las organizaciones o secto-
res femeninos en partidos polticos y sindicatos. Paralelamente, se amplan
las oportunidades de acceso de las mujeres a los diferentes niveles de educa-
cin, estrechamente ligados a los procesos de urbanizacin, nuevos asenta-
mientos y poblacin de las ciudades. La politizacin de las universidades en
las dcadas 1960-70 y la entrada masiva de las mujeres a las universidades
son elementos que contribuirn posteriormente a que penetren los ideales
feministas.
En 1983, Elsa Chaney, en la versin espaola de su esclarecedor estudio: Su-
permadre: la mujer dentro de la poltica de Amrica Latina, sostiene:
En la actualidad, cuando las mujeres de los Estados Unidos y de algunas naciones
de Europa occidental hacen manifestaciones y mtines en pro de la liberacin de
la mujer, encontramos alguna actividad paralela en Amrica Latina? Insisten las
mujeres Latinoamericanas en que sus intereses estn representados en alguna for-
ma, incluso en los regmenes militares? Se convertirn en feministas militantes?
(Chaney, 1983: 114, 137).
Esta autora considera que probablemente la barrera ms fuerte, en ese mo-
mento, sera la creencia de que el hombre y la mujer tienen cada uno su es-
fera propia en las profesiones y en el servicio pblico; ni los hombres ni
las mujeres desean saltarse esas barreras; para las mujeres es satisfactorio
continuar su existencia marginal, dedicadas a sus tareas femeninas lejos
de las fuentes de poder; por esto Chaney propone a las mujeres latinoame-
ricanas, trabajar primero sus propios campos de trabajo y luego usarlos
como plataforma para incorporarse a la corriente principal de la vida y la
Mara Candelaria Navas
48
poltica. Considera dicil que las mujeres de Amrica Latina se enfrenten a
los hombres en cuestiones relacionadas con su plena emancipacin, porque
sienten que la militancia feminista es totalmente ajena a su tradicin, y as lo
maniiestan las mujeres entrevistadas:
20
Muchas mujeres me han dicho que tienen un temor casi patolgico a que los hom-
bres se ran de ellas; algunos esfuerzos recientes para organizar la accin por los
derechos de las mujeres han sido ridiculizados mortalmente por los hombres a tra-
vs de la prensa dominada por ellos. Desean salir adelante en sus profesiones y en
la vida pblica, pero no planean hacerlo agitando banderas sobre nuestras cabe-
zas, como lo expres una de ellas. Desean superarse en sus profesiones y permane-
ciendo lo ms femenina posible.
() Si se nos pidiera que eligiramos un solo trmino para caliicar la conducta fe-
menina deseable en Amrica Latina, el ideal podra ser la palabra decente. La de-
cencia es un concepto clave en cualquier descripcin del comportamiento femenino
deseable; adems, es una palabra que se oye muy frecuentemente no slo sobre las
mujeres sino sobre cualquier cosa que pueda ser aceptada por el pblico pro-
bablemente la clasiicacin ms fundamental que pueda hacer un latinoamericano
(sea hombre o mujer) sobre las mujeres es su divisin en decentes y no decen-
tes. Es una distincin que supera los lmites de clase y determina la forma en que
se trata individualmente a una mujer la mujer decente es ante todo madre y ama
de casa. (Chaney 1983: 61).
A pesar de esta aseveracin, se estaban gestando ya los cimientos del actual
movimiento de mujeres y dando el paso a las nuevas formas de ser mujer,
que superarn la imagen que Elsa Chaney capt en su estudio.
Para superar la dicotoma esfera pblica y esfera privada, descubrir que
el mundo privado es sede de poder y enajenacin, y que es imprescindible
que las mujeres antes de ser madres y amas de casa se deinan como perso-
nas con derechos propios; fue necesario que surgieran a partir de los aos
setentas, de manera tmida, las primeras organizaciones feministas en diver-
sos pases.
Para acercarse a estos primeros pasos del feminismo resulta til la periodi-
zacin que propone Luis Vitale:
Mientras el feminismo se estanca durante las dcadas del 40 al 70, la participacin
de las mujeres en lo social y poltico aumenta signiicativamente, como nunca antes
20 Elsa Chaney realiz 167 entrevistas y conversaciones con liderezas lanoamericanas, entre 1975
y 1976, con mujeres pobres que ocupaban cargos en direcvas en las zonas marginales en Lima.
(Chaney, 1983: pp. 24).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
49
haba sucedido de manera tan masiva en Amrica Latina. Este fenmeno - que tiene
su sustratum en la incorporacin de la mujer al llamado trabajo productivo-consti-
tuir la base esencial para el despegue del feminismo en la dcada del setenta.
Las ideas, el programa y los mtodos de lucha del feminismo latinoamericano de
los dos primeros decenios fueron notoriamente inluenciados por las europeas y
norteamericanas. Sin embargo con el transcurrir del tiempo, de un tiempo de prc-
tica social, el feminismo latinoamericano empez desde 1980 aproximadamente
a adquirir una isonoma propia y diferenciada ms apegada a la especiicidad de
Nuestra Amrica indo-afro-latina (Vitale, 1987: 68).
Obviamente el autor no muestra los casos por pas ni cmo se fue dando di-
cho proceso, tampoco las transformaciones polticas y sociales, a propsito
de las nuevas exigencias que se presentaban al sistema poltico existente y
a los actores polticos tradicionales. La irrupcin en el escenario latinoame-
ricano de un nuevo sujeto poltico se encuentra plasmada en un artculo de
Jos Nun titulado La rebelin del coro, sostiene que:
en nuestra poca, la vida cotidiana ha empezado a rebelarse. Y no mediante ges-
tas picas como la toma de la Bastilla o el asalto al Palacio de Invierno, sino de ma-
nera ms deslumbrante pero tambin menos episdicas, hablando cuando no le co-
rresponde salindose del lugar asignado al coro aunque conservando su isonoma
propia. El smbolo por excelencia de esta rebelin es el movimiento de liberacin
femenina, justamente porque la mujer ha sido siempre el smbolo por excelencia de
la vida cotidiana (Num, 1981:19).
En Centroamrica los aos 80 eran momentos de guerra, las mujeres salva-
doreas subvertan el orden estructural justamente al salir de sus casas no
para casarse o hacerse monjas, sino para incorporase a la clandestinidad o
a los frentes de guerra, era una rebelin a lo establecido; paso importante,
para dar los siguientes que vendran a transformar la vida cotidiana en los
aos 90.
Sin embargo, en el resto de los pases latinoamericanos, en los aos 80 co-
mienzan a surgir organizaciones no gubernamentales, centros de investiga-
cin, reas o unidades de la mujer en diversas universidades; que promovern
la organizacin, promocin de los derechos de las mujeres, investigaciones,
estudios y diagnsticos que darn cuenta de la situacin y condicin de las
mujeres.
A ello se suma la realizacin del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano
realizado en Bogot, Colombia, en 1981, en donde doscientas mujeres pro-
Mara Candelaria Navas
50
venientes de Mxico, Repblica Dominicana, Puerto Rico, Panam, Curazao,
Venezuela, Ecuador, Per, Chile, Colombia y latinoamericanas residentes en
Europa o Estados Unidos, discutieron sobre cuatro reas de trabajo: sexuali-
dad, vida cotidiana, mujer y cultura y, feminismo y lucha poltica, siendo esta
ltima la que provoc la mayor discusin, sobre la base de acuerdo sintetiza-
do por Marysa Navarro. La investigadora panamea Urania Ungo lo cita as:
el feminismo en Latinoamrica debe estar insertado en la realidad poltica y
social del continente. Las condiciones histricas, socio-econmicas y polticas de
Amrica Latina exigen que el feminismo forme parte de la lucha antiimperialista.
El denominador comn de las feministas que asistieron al encuentro es el conven-
cimiento de que el feminismo latinoamericano debe estar comprometido con los
cambios sociales profundos y debe dirigir su accionar a las mujeres de los sectores
ms oprimidos (Ungo, 2002: 65).
Este acuerdo gener desacuerdos de cmo realizar la meta, pero reconoci la
especiicidad de las luchas de las mujeres en el marco de las luchas sociales
y el compromiso del feminismo con la lucha frontal contra el capitalismo y la
subordinacin femenina. Para la misma autora:
El feminismo se extendi por toda Nuestra Amrica, importado por latinoame-
ricanas de clase media, con altos niveles de educacin, profesionales e intelectua-
les, con relaciones internacionales y en su gran mayora con experiencia poltica
(Ungo, 2002: 56).
La airmacin anterior, probablemente podra aplicarse a Centroamrica,
principalmente al caso de Costa Rica; sin embargo, desde que las centroame-
ricanas comenzaron a participar en los encuentros feministas a partir del IV
Encuentro Feminista y del Caribe realizado en Taxco, Mxico en octubre de
1987, se podra airmar que el feminismo latinoamericano adquiere un nue-
vo rostro, como lo manifestaron las mismas centroamericanas:
La creciente participacin de las mujeres en los movimientos populares centro-
americanos es un hecho poltico evidente e incuestionable. Engrosando las ilas de
organizaciones gremiales, sindicales y sociales o sentando las bases de organizacio-
nes con carcter especico, la mujer centroamericana presenta al mundo un nuevo
rostro en lucha (OXFAM, 1988: 9).
Qu implicaba ese nuevo rostro? Parte de la respuesta se podra encontrar
en los objetivos que se plantearon para la realizacin de dicho Taller:
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
51
a. Crear un espacio en el cual las mujeres representantes de diferentes sectores
y organizaciones populares pudieran intercambiar las experiencias de lucha
desde una perspectiva de gnero, considerando su insercin en el marco de la
violencia y guerra que caracteriza a la regin.
b. Relexionar en torno a la necesidad impostergable de integrar la prctica femi-
nista (reivindicaciones de gnero, etnia y clase de mujer) a los proyectos de lu-
cha contra hegemnica de la regin, como condicin insoslayable para el logro
de una liberacin humana integral. (dem:10).
De hecho, esta experiencia marca para Centroamrica el inicio de un nuevo
feminismo, es decir, aquel feminismo que no se queda anclado en los escri-
torios o en las aulas universitarias; sino que llega a las mujeres de los sec-
tores populares, mujeres rurales, con el objetivo, a veces dicil, de integrar
el anlisis de clase con el anlisis de gnero, as lo airman ellas mismas al
presentar sus Memorias:
Hemos querido compartir con ustedes el proceso de nuestra discusin, con el pro-
psito de hacer ms claros los trazos, expresiones y gestos del nuevo rostro del
feminismo latinoamericano: la participacin cada vez mayor de las mujeres centro-
americanas.
Consideramos que el gran reto de las mujeres centroamericanas es recuperar la
dimensin y la identidad feminista para incorporarlas a la lucha de la liberacin de
sus pueblos y hacer posible la construccin de una sociedad que suprima la opre-
sin y la explotacin de gnero, etnia y clase. (dem.).
Nos encontramos entonces ante un acontecimiento que marcar la historia
sociopoltica del mundo, quien deber presenciar durante el perodo com-
prendido entre 1965 y 2006 una incalculable produccin terica y metodo-
lgica; as como la generacin de cambios socioculturales que dependern
de los contextos sociales, poltico, culturales que marcarn su evolucin y
expresin especica. Es imposible, para efectos de este trabajo, anotar todo
ese recorrido, por lo que se tratar de resumir aquellos avances ms desta-
cados del perodo.
Como ya se mencion, el punto de partida de esta tercera ola fue la constata-
cin, de que en todos los pases existe desigualdad entre mujeres y hombres,
que esta desigualdad es de origen social, no natural. Sus manifestaciones
cambian segn sea el sistema sociopoltico, el grado de desarrollo socioeco-
nmico o la tradicin cultural de cada pas. Histricamente el feminismo se
ha expresado en movilizaciones sociales y polticas, desde la edad media,
pasando por la revolucin francesa, las luchas sufragistas y las contempo-
Mara Candelaria Navas
52
rneas; pero tambin se ha caracterizado por la elaboracin de teora para
comprender y explicar las races de la desigualdad.

Para investigadoras e investigadores de diferentes latitudes la teora ms im-
portante concebida, en este contexto, ha sido la del patriarcado. Algunas
deiniciones:
El patriarcado es una estructura bsica de todas las sociedades contemporneas.
Se caracteriza por la autoridad impuesta desde las instituciones, de los hombres so-
bre las mujeres y sus hijos, en la unidad familiar. Para que se ejerza esta autoridad,
el patriarcado debe dominar toda la organizacin de la sociedad, de la produccin y
el consumo, a la poltica, el derecho y la cultura (Castells, 1999: 158).
Las sociedades son patriarcales en la medida en que los hombres tienen poder so-
bre las mujeres, lo que se traduce en una relacin de jerarqua entre lo masculino y
lo femenino. Esta articulacin jerrquica es la causa de la discriminacin de las mu-
jeres. El sistema patriarcal asentado en la estructura social, permite la produccin
y reproduccin de esa realidad discriminatoria. La familia fue identiicada como la
institucin patriarcal por excelencia (Astelarra, 2005: 13).
El patriarcado es uno de los espacios histricos del poder masculino que encuen-
tra su asiento en las ms diversas formaciones sociales y se conforma por varios
ejes de relaciones sociales y contenidos culturales (Lagarde, 2005: 91).
Patriarcado es el trmino elegido para signiicar el orden socio-moral y poltico
que mantena y perpetuaba la jerarqua masculina. Un orden social, econmico,
ideolgico que se auto reproduca por sus propias prcticas de apoyo con indepen-
dencia de los derechos recientemente adquiridos (Valcrcel, 2005: 44).
Con el descubrimiento de las races de la discriminacin, las acciones indi-
viduales y colectivas de las mujeres se orientaron a desaiar al patriarcado,
consignas como abolicin del patriarcado y lo personal es poltico fueron
dos grandes lemas que tomaron como ejes las luchas feministas; y que cobra-
ron una dimensin central como parte de la transformacin personal y social
de las mujeres. El primer lema como un concepto amplio, abarcador como
un objetivo ms global, y el segundo como una nueva forma de entender la
poltica, como una propuesta contracultural en donde adquieren importan-
cia los aspectos ntimos y personales de la vida privada. Metas cruciales del
nuevo feminismo seran el desarrollo personal, la autoestima y la identidad
individual, lo que importaba era y es, la libertad de ser.

Si bien, todas las sociedades conocidas son patriarcales; sus formas de ex-
presin y sus mecanismos son diferentes para cada sociedad o cambian con
el tiempo en la misma sociedad. Analizar las caractersticas sociales y tem-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
53
porales especicas le da a la categora de patriarcado un carcter histrico.
Tambin permite analizar que las desigualdades entre hombres y mujeres no
tienen origen biolgico o natural, sino social.
Otro aspecto importante a analizar en este perodo es que la relexin y ela-
boracin terica del feminismo lleg a las universidades y centros de in-
vestigacin, donde mujeres, y algunos hombres -de todas las disciplinas-
iniciaron un trabajo riguroso de investigacin acerca de las caractersticas
socioculturales que determinan la condicin de las mujeres; y sobre los me-
canismos por medio de los cuales el sexo biolgico, se convierte en carac-
terstica social. Surgi la especialidad de Estudios de la Mujer, los Centros
de Estudio sobre la Mujer. Se realizaron investigaciones empricas sobre la
realidad de las mujeres, permitiendo la revisin de las teoras sociales, po-
lticas y econmicas vigentes para explicar el fenmeno de la desigualdad
entre lo femenino y masculino. As surgi la categora gnero para diferen-
ciarla del sexo.
La identiicacin y posterior desarrollo de la categora gnero, tomando
como base la lapidaria airmacin de Simone de Beavoir: La mujer no nace,
se hace que en otras palabras signiica que ni hombres ni mujeres nace-
mos como tales, sino que es en el proceso de socializacin, en el transcurso
de nuestros primeros aos, cuando somos construidos y aprendemos a ser
hombres y mujeres, dada la formacin econmico social y el momento his-
trico. En cambio el sexo hace alusin a lo biolgico, a lo natural. Adems,
se descubri que el gnero no solamente haca alusin a las personas y los
roles, sino tambin a los mbitos de la vida social.
As, inicia un proceso de teorizacin internacional que abarca casi todos los
campos de las Ciencias Sociales y muchas de las Ciencias Experimentales.
La tensin en el conocimiento y la ruptura epistemolgica que el feminismo
produjo en el mundo cientico es uno de sus grandes aportes culturales
(Astelarra, 2005: 14). El conocimiento de la realidad social se ampli no so-
lamente para incluir a ese sector invisible (que haban sido las mujeres) en
la economa, en el derecho, en la ciencia y en la educacin; sino tambin para
repensar la sociedad, redeinir el orden y el conlicto social.
El concepto de gnero fue ampliamente revisado a la luz de la antropologa,
la sociologa, la ilosoa, el derecho; as entonces se obligo a la revisin de las
Mara Candelaria Navas
54
bases fundacionales de la ciencia, concluyendo que su caracterstica princi-
pal haba sido el androcentrismo desde su fundacin. Tambin se revisaron
los anlisis sobre mtodos y tcnicas de investigacin. De tal manera que el
gnero fue la teora central para deinir cules eran los aspectos de la discri-
minacin de las mujeres que deban ser eliminados.

En el ambiente salvadoreo este concepto se comienza a utilizar a inales de
los aos ochentas, gradualmente fue incorporando algunas de sus variantes:
enfoque de gnero, visin de gnero, perspectiva de gnero, sistema sexo-
gnero. La utilizacin ideolgica de este concepto ha adquirido diferentes
acepciones, se sabe que esta diferenciacin es importante para distinguir
las propuestas polticas de equidad de gnero, tanto a nivel del movimiento
de mujeres como estatales, regionales o locales. Sin embargo, cualquier pro-
puesta de actuacin poltica debe partir de un anlisis diagnstico de la rea-
lidad social que se desea cambiar, su ejecucin o implementacin depender
de la programacin estratgica e ideolgica; por lo que, desde esta perspec-
tiva, la investigacin cientica con enfoque de gnero es importante.
Aplicar el enfoque de gnero en las investigaciones sociales supone tener en
cuenta cmo las relaciones de gnero son construidas socialmente; mujeres
y hombres tienen asignados distintos roles en la sociedad; estas diferencias
de gnero vienen determinadas por factores ideolgicos, histricos, religio-
sos, tnicos, econmicos y culturales generadores de desigualdad. Asimismo,
este enfoque indica que se debe partir de las grandes disparidades entre las
personas, pero la ms generalizada y ms universal es la que existe entre
mujeres y hombres, y esta gran disparidad limita las oportunidades de desa-
rrollo humano de unas y otros (PNUD, 2004).
Finalmente, es importante destacar que, si bien es cierto, se habla de las mu-
jeres de manera general, no se puede decir que es cuerpo monoltico y ho-
mogneo o que es un colectivo con caractersticas comunes; existen entre
ellas diferencias de clase y generacionales, especialmente cuando se trata de
analizar la sociedades empobrecidas en el marco de la globalizacin.
1.4. Movimientos Sociales y Movimiento de Mujeres
Desde principios del siglo XIX se utiliz el trmino movimientos sociales,
precisamente para denominar la nueva y emergente clase obrera industrial
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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que cuestionaba el orden existente, que desarrollaba ideas y acciones en la
bsqueda de proyectos anarquistas o socialistas. Fue la clase obrera europea
con sus acciones, sus programas sus utopas y sus estrategias la que provoc
el desarrollo terico inicial del concepto.
Puede decirse que, hasta los primeros aos del siglo XX, no se haca distin-
cin entre movimiento social y movimiento obrero. El auge organizativo, el
desarrollo terico, la hegemona del movimiento obrero y su praxis, que fue
gradualmente triunfando, contribuyeron a que el concepto entrara en desu-
so, es decir, la ms amplia categora de movimiento social. Los y las tericas
actuales del movimiento social, se dan cuenta, que si bien han proliferado las
propuestas terico-metodolgicas sobre el tema, an hay limitaciones para
analizar las realidades de los pases del tercer mundo (Alexis, 1986: 47).
El movimiento obrero del capitalismo industrial competitivo y premonopo-
lista ha sido importante y ha jugado el rol central por ser universal, ha desa-
rrollado acciones y programas que han triunfado, con un riguroso cuerpo de
ideas que le han dado coherencia, fuerza y fundamentos para lograr su uto-
pa. Una ideologa de lucha, de oposicin de intereses lo ha llevado a librar
guerras sociales movilizando y organizando a las otras fuerzas para lograr
sus objetivos. Tambin las movilizaciones campesinas de pequeos produc-
tores y movimientos urbanos que han luchado contra los terratenientes y
grandes propietarios de las ciudades.
Para algunos autores contemporneos como Boris Alexis, la Comuna de Pa-
rs (1848) fue la expresin ms acabada del movimiento social de la poca
y sirvi de base para los movimientos sociales que vendran despus (dem:
14). Autores como Proudhon, Augusto Bebel, Carlos Marx, Federico Engels,
Bakunin, Carlos Kautski, Vladimir Ilich Lenin, Len Trotski y Rosa Luxem-
burgo han sido los artices de la categorizacin del movimiento obrero y con
ello del movimiento social.
En la actualidad las corrientes de pensamiento y los diversos contextos han
producido teoras y propuestas metodolgicas para el anlisis de los movi-
mientos sociales en Europa, Estados Unidos y Amrica Latina, de donde se
han obtenido las fuentes bsicas para su aplicacin y relacin con el pensa-
miento feminista para derivarlo hacia la realidad salvadorea.
Mara Candelaria Navas
56
Esta etapa del feminismo, la de la tercera ola internacional, surgi en el con-
texto ms general de los llamados nuevos movimientos sociales NMS de
los aos sesentas y setentas. Emergi de alguna manera a la par de las lu-
chas por los derechos civiles, los movimientos paciistas, los movimientos
estudiantiles, los derechos de los afro-americanos, la nueva izquierda y los
movimientos anticolonialistas. Qu tenan o tienen de novedoso estos mo-
vimientos? Una de sus caractersticas es que fomentaron la innovacin, lo
creativo a partir de la cotidianidad y las acciones colectivas estratgicas, a la
par de la pluralidad de ideas y valores, estructuras organizativas informales
y descentralizadas, con un rechazo a la direccin jerrquica. As, el nuevo
feminismo estaba abriendo las puertas a un vigoroso movimiento interna-
cional de mujeres, conocido en sus inicios como Movimiento de Liberacin
de la Mujer MLM.
21
En sntesis, al referirse a los NMS se debe considerar el origen de estas expre-
siones sociales en Europa y Estados Unidos principalmente, en los aos se-
senta, vinculado a los llamados derechos relacionados con la cotidianidad y a
la nueva relacin que se establece entre lo pblico y lo privado. En el primer
caso se reiere a la defensa del medio ambiente, los derechos de los consumi-
dores y los movimientos por la calidad de vida. El segundo caso atae prin-
cipalmente al feminismo y a los movimientos por la defensa de las minoras,
estos buscan o persiguen colocar a nivel pblico temas e identidades que
estaban circunscritos al mbito de lo privado como: la violencia domstica,
el incesto, la diversidad sexual, entre otros.
La distincin clave en cuanto a la constitucin de los NMS radica en dos para-
digmas fundamentales, aunque no los nicos: el de la movilizacin de recur-
sos (generada en los mbitos acadmicos de Estados Unidos) y el orientado a
su identidad (basada en la experiencia y el pensamiento europeo). El primero
tiende a resaltar variables objetivas, como: la organizacin, los intereses, los
recursos, las oportunidades y las estrategias, para explicar las movilizacio-
nes a gran escala. Otorga un rol central a las instituciones en la coniguracin
de las acciones polticas desde la ptica del pluralismo. Sus objetivos suelen
estar concentrados en la obtencin de modiicaciones jurdico-polticas o de
reconocimientos especicos.
21 Liberacin equivalente a emancipacin signica liberacin en el pleno sendo, tanto cultural como
jurdico, no ene equivalente exacto en espaol, aunque se emplea el trmino liberacin y, en
realidad ya estaba en uso aos antes que en Estados Unidos, se empleara el trmino Womens
Liberaon. (Chaney, 1983: pp. 26).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
57
Por otro lado, el paradigma de la identidad, segn lo deinen distintos au-
tores, de origen europeo, pone el nfasis en la dimensin de la integracin
social en la accin colectiva y est relacionado con la bsqueda y formacin
de las identidades colectivas y las normas sociales, antes que con las accio-
nes instrumentales. Recurre a la dimensin de la integracin social en la ac-
cin colectiva y se relaciona con la bsqueda y formacin de las identidades
colectivas y las normas sociales, antes que con las acciones instrumentales.
Eleccin de marco de referencia (cmo remplazar lo nacional), igual que de
las institucionalidades y tipos de ciudadana que generan.
Con todas sus diferencias ambos paradigmas coinciden en destacar que los
NMS relejan la articulacin colectiva y racional de distintos intereses por
parte de la sociedad civil, en contraposicin con los movimientos de masas
que caracterizaron a la democracia moderna. De all que los NMS represen-
tan cierta ruptura con los modelos del estado de bienestar (derecho a la sin-
dicalizacin, polticas sociales) y cierto alejamiento de la discusin poltico-
ideolgica que viene desde el siglo XIX, en trminos de izquierda y derecha
o de planiicacin estatal mercado, ya que su orientacin y preocupaciones
polticas no responden a las lgicas propias de la movilizacin de masas, re-
presentadas en los partidos polticos y en los sindicatos, que se consolidaron
en los treinta aos posteriores a la segunda guerra. Por ello, el debate no se
centra en el modelo de Estado a construir, sino en cmo presentar sus inte-
reses a nivel pblico (De Piero, 2005: pp. 7).
Al referirnos a Amrica Latina y a El Salvador, en particular, se est apuntan-
do a realidades que distan mucho de la europea o de la de Estados Unidos,
ya que en la actualidad los movimientos sociales se estructuran a partir de
diversos factores como: la violacin de los derechos humanos, el deterioro
constante de las condiciones de vida, entre otros; sin embargo, nos conduce
a relexionar sobre los objetivos actuales de los movimientos sociales y a es-
tablecer algunos parmetros de comparacin histrica.
En El Salvador, por ejemplo, los antecedentes de la lucha popular nos remi-
ten a reconocer que los movimientos sociales y populares en el pasado con-
licto armado (1980-1992) se identiicaron plenamente con el objetivo de la
toma del poder, al hacer suyo el programa poltico militar el Frente Farabun-
do Mart para la Liberacin Popular FMLN y se apuntaba hacia el Estado,
como garante de la explotacin, en la solucin de las demandas. Tambin
Mara Candelaria Navas
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los movimientos obrero y campesino, que podran ubicarse en los parme-
tros tradicionales de los movimientos sociales, han tenido como adversario
principal al sistema capitalista y al Estado; sin embargo, estos se fueron ra-
dicalizando y en los aos setentas se abre una fase que involucra a otros y
diferentes sectores sociales como maestros, estudiantes, pobladores de tu-
gurios, profesionales, seoras de los mercados, formando parte de una lucha
que autores como Rafael Menjvar y Daniel Camacho (1985) los tipiicarn
como movimientos populares entendidos estos como aquellos movimientos
que hacen suyo un proyecto contra-hegemnico, enmarcados en la guerra
revolucionaria salvadorea.
Al ubicarse en la llamada transicin postconlicto 1992-2008, se podra
referir a otra fase del movimiento social, en donde si bien es cierto que se
considera al Estado como adversario se incluyen otras demandas que tienen
que ver con transformaciones culturales de la vida cotidiana. As, entre los
movimientos sociales surgidos se encuentran: los de los trabajadores esta-
tales, los ambientalistas, por una libre opcin sexual, de consumidores, de
comunidades eclesiales de base y el de mujeres, pero ninguno tiene como
objetivo la toma del poder. Lo anterior nos plantea que el objetivo de los
nuevos movimientos sociales ya no tiene como in ltimo la toma del poder,
como antao, sino un in que puede concebirse como ms amplio o ilimitado:
que podra abarcar las transformaciones de distintas prcticas sociales en el
espacio pblico y en la vida privada o cotidiana; transformaciones sociales
que pueden venir desde la base social.
Este cambio puede ubicarse como las nuevas formas de hacer poltica, por-
que no necesariamente se estructuran en la lgica de los partidos polticos o
de los frentes de masas o de la insurreccin armada y su relacin con el Es-
tado puede ser contestataria, de desconianza, de incidencia o de oposicin.
Ante un Estado que mantiene su institucionalizacin burocrtica/autoritaria
y sus polticas globalizantes, jerrquicas y homogenizantes, los sectores so-
ciales se agrupan o se organizan con personas cuyas identidades les permi-
ten: ser mujer, ser consumidor/a, ser trabajador/a estatal, es decir, por me-
dio de sus propias caractersticas o rasgos, una particularidad, una condicin
que se lleva y se asume como identidad, activamente.
En los diferentes estudios elaborados en torno al movimiento de mujeres es
comn encontrar diversas denominaciones tales como movimiento de muje-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
59
res, movimiento feminista, movimiento autnomo y movimiento amplio de
mujeres; Garca y Valdivieso los deinen as:
El Movimiento de Mujeres (MM) es reconocido como un movimiento heterogneo,
con presencia desigual en la escena social, con demandas ambiguas y muchas veces
contradictorias expresadas a travs de formas tradicionales y novedosas modalida-
des de lucha que no siempre llegan a articularse. Muchas veces estos movimientos
no se consideran feministas.
El Movimiento Feminista (MF) es la lucha consciente y organizada de mujeres contra
el sistema en que vivimos: subvierte todas las esferas posibles, pblicas y privadas,
de este sistema que es clasista, sexista y racista.
El Movimiento Autnomo de Mujeres (MAUM) est conformado por grupos e indi-
viduas que promueven y deienden su agenda independiente de organizaciones
gubernamentales, partidos, grupos religiosos o grupos econmicos. Comparte el
compromiso de luchar contra la subordinacin, la discriminacin y la violencia pro-
movida por el orden patriarcal.
El Movimiento Amplio de Mujeres (MAM) es una forma de articulacin donde par-
ticipan no solo grupos, ONG del movimiento de mujeres, sino tambin los grupos
y ONG del movimiento feminista, organizaciones gubernamentales que adelantan
polticas pblicas de gnero, grupos y centros acadmicos, mujeres de partidos e
individualidades con ines y proyectos muy concretos a corto y mediano plazo (Gar-
ca, 2005: 42-43).
Para otra investigadora, reirindose al MM en El Salvador, considera que se
trata del espacio en el que convergen mujeres y expresiones organizadas de
ellas, que promueven y deienden una agenda independiente de organizacio-
nes gubernamentales, o grupos econmicos y en algunos casos de partidos
polticos y grupos religiosos. Realizan un trabajo con mujeres y para muje-
res, fundamentalmente con aquellas de grupos populares, campesinas, de la
maquila, etc. con el inters de luchar contra la subordinacin, la discrimina-
cin y la violencia, pero ms orientado a resolver sus necesidades prcticas
(Rodrguez, 2008: 268)
En los ltimos veinte aos en El Salvador y en otros pases de Amrica Latina,
con ms antelacin que ac, se ha dado un movimiento amplio de mujeres
que incluye como lo propone Virginia Vargas Valente: (...) la vertiente feminis-
ta, la vertiente popular y la vertiente de las mujeres que actan de los espacios
formales-tradicionales de organizacin y accin poltica (...) la presencia de
cada una de las mencionadas vertientes ha impactado en los distintos mbitos
Mara Candelaria Navas
60
de la vida en estos pases. Uno de ellos ha sido el de la organizacin y accin
poltica, el de la vertiente popular y la perspectiva feminista en El Salvador.
Para las autoras del libro Movimiento de Mujeres en Centro Amrica (Aguillar,
1997: 14) estas diferencias las presentan as: Distinguimos al Movimiento
de Mujeres como aqul que rene mujeres independientemente de sus de-
mandas, en tanto el Feminista es aqul que se rene en funcin de luchar
contra la subordinacin de la mujer, siendo portador de una utopa. En el
caso centroamericano, el Movimiento Feminista comparte con el movimien-
to de mujeres la caracterstica de la bsqueda de los cambios que mejoren la
condicin y/o posicin de las mujeres en la sociedad y aporta ste un com-
ponente ideolgico que ahonda en las causas de la subordinacin y apunta a
la construccin de propuestas alternativas susceptibles de ser compartidas
por diversas expresiones del movimiento.
Para efectos de este trabajo se denominar Movimiento de Mujeres, al cons-
tituido por todos los espacios organizativos que las mujeres conforman
para enfrentar, socializar, reconocer y resolver necesidades e intereses
ligados a su condicin de gnero subordinado y discriminado. Se carac-
terizan por la bsqueda de cambios que mejoren la condicin y/o posi-
cin de las mujeres en la sociedad. Adems, se construye y deconstruye
permanentemente. En esta deinicin cabran las diferentes vertientes ya
mencionadas antes: la feminista, la vertiente popular y la vertiente de las
mujeres que actan en los espacios formales o institucionalizados.
La vertiente que genera controversias y hasta confusiones es la vertiente fe-
minista y de acuerdo a Olga Luca Rodrquez (Rodrguez, 2008: 268).
As mismo, existe dentro de este amplio conjunto, el movimiento de mujeres
feminista integrado por organizaciones de mujeres e individuas independientes
que con una clara conciencia de la necesidad y urgencia de transformar el sistema
actual de orden patriarcal que desvaloriza y sita a la mujer en posiciones subordi-
nadas, lucha por inluir en todos los espacios de la vida, para que de esta manera, las
mujeres puedan resolver sus intereses y necesidades prcticas y estratgicas (ms
estas que las primeras).
Se considera que en el nuevo contexto y accionar de los movimientos socia-
les, el movimiento de mujeres y sus diferentes expresiones constituyen parte
del mismo.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
61
En los ltimos aos se ha debatido, en el seno de los movimientos sociales,
sin que sea abierto, sobre el carcter del Movimiento de Mujeres en El Sal-
vador, ya que existen dudas acerca de su verdadero papel en el seno de los
movimientos sociales y de su impacto social, probablemente como producto
de la resistencia a los cambios socioculturales.
En este trabajo se pretende mostrar que el movimiento de mujeres tiene
actualmente deinido su objetivo (visin), su identidad (demandas espe-
cicas) y adversario (patriarcado y capitalismo); asumiendo los plantea-
mientos de Manuel Castells que airma la fuerza y vitalidad del movimiento
feminista radica en su diversidad, en su adaptabilidad a las culturas y a las
pocas. Adems, los movimientos especicos, y las mujeres concretas dentro
de ellos, suelen trascender las categoras mezclando identidades, adversa-
rios y objetivos en la deinicin propia de su experiencia y lucha (Castells
1999: 224).
De all que uno de los retos es encontrar el ncleo fundamental de la fuerza
transformadora del movimiento de mujeres, compartido con los nuevos mo-
vimientos sociales en El Salvador y contribuir as, al fomento del pensamien-
to feminista.
En el transcurso de los veinte aos de feminismo en El Salvador (1986-2008)
el movimiento de mujeres se puede analizar desde tres pticas:
a) Movimiento de mujeres es toda y cualquier organizacin de las mujeres
en funcin de intereses especicos o no, sean de pensamiento conser-
vador o progresista. Ejemplos: Organizacin de Mujeres S a la Vida, en
contra del aborto y de corte fundamentalista; las reas de la Mujer en
cooperativas, gremios y organizaciones no gubernamentales mixtas.
b) Movimiento de Mujeres es la organizacin de las mujeres en funcin de
intereses especicos de gnero, que estn presentes en el barrio, la co-
munidad, el pas y que puede o no estar articulado. Ejemplos: Asocia-
cin de Mujeres Rurales del Bajo Lempa ASMUR, Mesas de Gnero de
la Alcalda Municipal de San Salvador, Poltica de Equidad de Gnero de la
Alcalda de Santa Tecla, Asociacin de Mujeres de Oriente, entre otras.
c) Movimiento de Mujeres son todas las expresiones organizadas con capa-
cidad para articularse, con altos niveles de organicidad, con capacidad de
negociacin e interlocucin con el Estado y con otros sectores de la so-
ciedad civil y los movimientos sociales; estructurar sus demandas, sien-
Mara Candelaria Navas
62
do protagonistas de los cambios sociales y de su condicin y posicin
genrica. Ejemplos: Asociacin de Mujeres por la Dignidad y la Vida Las
Dignas Movimiento de Mujeres Mlida Anaya Montes Las Mlidas;
Movimiento Salvadoreo de Mujeres MSM; el Instituto de Investiga-
cin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer IMU; Asociacin de Mujeres
Flor de Piedra.
En el cumplimiento de sus objetivos es necesario que se den procesos de
conscientizacin permanente sobre las relaciones de poder y jerrquicas en-
tre hombres y mujeres. Tambin tener claridad sobre las desigualdades de
clase, etnia, raza, preferencia sexual y edad.
Para lograr el anlisis y encontrar la conexin del movimiento de mujeres,
desde la ptica de la articulacin de las organizaciones para la promocin y
defensa de los derechos humanos de las mujeres, es necesario actualizar el
carcter y el accionar de los nuevos movimientos sociales.
Con el objetivo de iniciar este anlisis se parte de la consideracin de que el
Movimiento de Mujeres es movimiento social, dado que ha sido expresin
de la accin de las mujeres en procesos histricos y culturales. Como muy
bien los seala Maxine Moulinex: ste no precisa tener una nica expre-
sin organizativa y puede caracterizarse por una diversidad de intereses,
formas de expresin y ubicaciones espaciales (Moulinex, 2003: 225); asi-
mismo, est compuesto mayoritariamente por mujeres, pero no exclusiva-
mente.
El inters por estudiar los movimientos de mujeres est ligado histricamen-
te a recuperar una historia oculta del activismo femenino; los primeros tra-
bajos demostraron que las mujeres no eran solamente observadoras, sino
que tambin participantes activas. Adems, se encontr que la participacin
poltica femenina tena caractersticas y trascendencia diferente a la de los
varones. Posteriormente el inters se centr en las luchas de las mujeres de
bajos ingresos por las necesidades de consumo y sus protestas por la injusti-
cia social. En Centroamrica Nicaragua, El Salvador y Guatemala principal-
mente se estudian las mujeres y su relacin con la guerra. En la actualidad,
los estudios tienen una gama de especialidades dependiendo del contexto en
el que surgen los movimientos y del momento histrico.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
63
Lo anterior lleva a hacer algunas preguntas: Se puede caracterizar al movi-
miento de mujeres en El Salvador, como movimiento social? Cules son las
caractersticas tericas tiles para analizar y deinirlo un movimiento social?
Los movimientos sociales tienen ideas bsicas que los conforman, cules
seran las ideas bsicas del movimiento de mujeres?
1. Sentimiento de fraternidad/sororidad, se explica por la tendencia de los
seres humanos a solidarizarse ante situaciones desfavorables; para las
mujeres podra signiicar: acopio de potencialidades para el cambio per-
sonal y social, empoderamiento a todo nivel.
2. Discriminacin, injusticia bsica sentida y vivida en todos los mbitos
de la vida social: econmica, poltica, cultural y por supuesto, sexual. Las
mujeres lo han soportado por siglos.
3. Gracias a la accin de las antepasadas, han tenido la posibilidad de mejo-
rar e imaginar un mundo pleno de potencialidades equitativas y armni-
cas.
4. Los cambios democrticos en la casa y el pas, la igualdad, el desarrollo
y la paz, la equidad de gnero, la independencia econmica, poltica y
social, para que la mujer pueda obtener derechos individuales y sociales,
ostentar derechos iguales a los hombres, acceder al poder para vivir dig-
namente.
Al movimiento de mujeres y feminista en El Salvador, reiteramos, se conside-
ra movimiento social, dado que ha sido expresin de la accin de las mujeres
en procesos histricos y culturales durante aproximadamente siglo y medio
(1841-2008). Basndose en la conceptualizacin de lo que es un movimien-
to social, es decir, que se deinen como: acciones colectivas cuyo impacto
transforma los valores y las instituciones (Castells, 1996: 220) o Un movi-
miento social es la accin colectiva de un sector de la sociedad dividida en
clases, que partiendo de las reivindicaciones e intereses de su entorno social,
cuestiona el sistema social que ocasiona sus desventajas, pone en juego sus
energas adoptando formas organizativas, tcticas y estratgicas y perila un
sistema de ideas que racionalice su proceder, dando lugar a un programa
para una utopa alternativa. (Alexis, 1986: 9). Referirse a un movimiento im-
plica, un fenmeno social o poltico de cierta trascendencia, el cual puede
derivarse tanto de su fuerza numrica, como de su capacidad para producir
algn cambio, ya sea legal, cultural o poltico.
Mara Candelaria Navas
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La construccin de la identidad, la deinicin del adversario y la claridad de
la visin u objetivo social forman parte del proceso de construccin del mo-
vimiento de mujeres, analizar y explicar dicho proceso forma parte de esta
investigacin.
Si se parte de que es un movimiento social, se deinen como: acciones co-
lectivas cuyo impacto transforma los valores y las instituciones (Castells,
1996: 220), (Alexis, 1986, segn la tipologa clsica de Alain Touraine, un
movimiento social se deine mediante tres principios: la identidad del mo-
vimiento, el adversario del movimiento y la visin o modelo social del
movimiento.
En el entendido de que los movimientos sociales deben cumplir con los tres
principios bsicos, se puede airmar que el movimiento de mujeres los cum-
ple, tomando en consideracin, y como se ha planteado antes, que existe una
diversidad de expresiones del movimiento de mujeres en El Salvador.
Identidad: que se reiere a la autodeinicin del movimiento, de lo que es a
nombre de quien se habla. Se habla a nombre de las mujeres salvadoreas y
de ellas mismas como seres humanos.
Se sabe que el concepto de identidad es fundamental para la comprensin de
un movimiento social, ya que explica por qu los individuos deciden unirse a
un movimiento, tambin depende de los factores de la oportunidad poltica
y de las redes organizacionales.

Adversario: hace referencia al enemigo principal del movimiento segn lo
identiica este de forma explcita. El enemigo principal est deinido como el
sistema patriarcal y aunque no es muy explcito, tambin, el sistema capita-
lista o capitalismo patriarcal.
Deine el ncleo del conlicto: para algunas autoras y autores la nocin de
conlicto cultural es ahora lo medular como lo fueron el conlicto econmi-
co de la sociedad industrial y el conlicto poltico que domin los primeros
siglos de la modernidad.
Visin u objetivo social: se reiere al tipo de orden o de organizacin social
que el movimiento deseara obtener en el horizonte histrico. La utopa est
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
65
basada en la emancipacin, propone una nueva tica, la transformacin de
las relaciones entre los gneros la equidad de gnero o igualdad de derechos,
incluidos los reproductivos, es decir, el desarrollo de valores del movimien-
to que incluyen el programa y la ideologa. El programa es el esquema de
cambio que el Movimiento propone y la ideologa es el cuerpo de ideas que
justiican el programa y estrategia del movimiento social.
La construccin de la identidad, la deinicin del adversario y la claridad de
la visin u objetivo social forman parte del proceso de deinicin del movi-
miento de mujeres, analizar y explicar dicho proceso forma parte de la pre-
sente investigacin.
Mara Candelaria Navas
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SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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CAPTULO II
LA PARTICIPACIN SOCIOPOLTICA DE LAS MUJERES SALVADOREAS:
RECONSTRUCCIN CON BASE EN INFORMACIN HISTRICA
Y CUALITATIVA
2.1. Periodizacin
A la luz de los planteamientos terico-metodolgicos expresados en el cap-
tulo anterior, se presenta una propuesta de periodizacin, su respectivo de-
sarrollo y anlisis; sobre el aporte que las mujeres han dado individualmente
o en grupo, a los cambios polticos y socioculturales en El Salvador. Dichos
perodos expresan un proceso de evolucin marcado por un gradual y mayor
protagonismo ciudadano de las salvadoreas. Desde la segunda mitad del
siglo XIX, a lo largo del siglo XX e inicios del XXI, las mujeres aparecen como
fuerza organizada o como personas individuales, en distintos espacios: sec-
toriales, gremiales, corporativistas o literarios.
Los perodos que se proponen se han deinido tomado en consideracin los
siguientes aspectos:
a) Que los hechos que inician o cierran el perodo sean de trascendencia
para las mujeres, relacionados a aspectos educativos, legales y/o organi-
zativos.
b) Que el o los hechos trasciendan a la sociedad de manera estructural y que
impacten a mujeres y hombres.
c) Que los hechos se ubiquen dentro de una coyuntura nacional o interna-
cional que inluya de alguna manera a la implementacin de medidas que
favorezcan la puesta en prctica de acciones para hacer efectivos los de-
rechos de las mujeres.

Tomando en cuenta lo anterior se proponen seis perodos:
Primer Perodo: De la segunda mitad del siglo XIX, con el antecedente de
la creacin de la Universidad de El Salvador (1841) y el parcial acceso de
las mujeres a la educacin, hasta la segunda mitad de la dcada de los aos
50 del siglo XX con la creacin en 1956 de la Organizacin Fraternidad de
Mujeres Salvadoreas, ligada al movimiento obrero del Partido Comunista
Salvadoreo, creado en 1930.
Mara Candelaria Navas
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Segundo Perodo: De 1957 a 1975, la creacin de Fraternidad de Mujeres cie-
rra y abre este perodo que se caracteriza por el surgimiento de las primeras
organizaciones exclusivamente de mujeres, cuyo nfasis tena como centro
el sector social al cual pertenecan, ya fuera obrero o campesino, aunque ela-
boraron reivindicaciones y estrategias de accin propias ligadas a la esfera
domstica. Las mujeres se integran a las diferentes organizaciones que con-
forman el movimiento popular e incluyen sus demandas de clase dentro de
la plataforma de las demandas populares. El inicio de la Dcada de la Mujer
1975-1985, instaurada por las Naciones Unidas, cierra este perodo y abre
el siguiente, ya que tal iniciativa da pautas y ejerce cierto tipo de inluencia
y presin a nivel gubernamental; a las mujeres, en particular, les abre venta-
nas y motivaciones para dar los saltos que les permitan trascender la esfera
domstica para dar forma a lo que ser a futuro el Movimiento de Mujeres
MM Salvadoreo.
Tercer Perodo: De 1976 a 1985: Primera oleada esta categora se utiliza
y aplica al contexto salvadoreo para efectos explicativos o didcticos, pero
no corresponde de forma contempornea a otros contextos sociopolticos de
organizaciones femeninas, muchas de ellas conformadas en el exilio y otras
dentro del pas, para apoyar la lucha popular. La caracterstica principal de
estas organizaciones de mujeres es la nula reivindicacin de gnero en sus
objetivos, demandas o plataformas. Este perodo coincide con el auge del
conlicto armado y las migraciones masivas, dentro y fuera del pas, por ra-
zones polticas. Tambin es la apertura de la creacin de organizaciones que
trascendern el anlisis de clase, para integrar el anlisis de gnero.
Cuarto Perodo: De 1986 a 1989: Segunda oleada de organizaciones que,
provenientes de organizaciones polticas de izquierda, comienzan a analizar
la problemtica de la mujer, lejos de asumirse feministas. Todava la gue-
rra civil se encontraba en su accionar. Justamente con el inicio del perodo
aparecen el Instituto de Investigacin, Promocin y Desarrollo de la Mujer
IMU desde la sociedad civil, sus fundadoras son mujeres del Partido Comu-
nista y la Organizacin de Mujeres por la Paz ORMUSA iniciativa de muje-
res militantes del partido Cambio Democrtico. Cierra el perodo la ofensiva
guerrillera de noviembre de 1989 en la cual es asesinada la fundadora del
IMU, Norma Virginia Guirola de Herrera; adems se abren los cauces para un
cierre negociado a la guerra civil.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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Quinto Perodo: De 1990 a 1992: Tercera oleada, que se enmarca en el des-
enlace de la guerra civil. Con las organizaciones creadas en los perodos an-
teriores se empieza a perilar el actual Movimiento de Mujeres MM y a
integrar la perspectiva de gnero en las demandas y denuncias. Asimismo,
le empiezan a dar una dimensin regional e internacional al incipiente mo-
vimiento, pues desde su primera participacin en el IV Encuentro Feminista
Latinoamericano y del Caribe, realizado en Taxco, Mxico en 1987, participa-
ran en los subsiguientes.
Sexto Perodo: De 1993 a 2008: Cubre la fase de transicin de postguerra y
la implementacin de los gobiernos y polticas neoliberales. Este perodo se
abre con la realizacin en El Salvador del VI Encuentro Feminista Latinoame-
ricano y del Caribe (Costa del Sol, El Salvador, noviembre de 1993); elevn-
dose as, su accionar a nivel nacional, regional e internacional. Consolidacin
del Movimiento de Mujeres en El Salvador y el surgimiento de algunas ex-
periencias organizativas de mujeres rurales. Es esta fase la que se expondr
en el Captulo IV, caracterizada por el impulso y auge de las organizaciones
de mujeres, quienes logran consolidar un Movimiento de Mujeres MM de
impacto nacional.
Para dar contenido y justiicar la propuesta de periodizacin, se ha realizado
una revisin socio-histrica sobre la participacin y los aportes individua-
les y colectivos de las mujeres a los cambios socio-culturales y polticos
en El Salvador. Se ha acudido a los aportes individuales a travs de entrevis-
tas personales, dada la escasez bibliogrica sobre algunos aos en el pas,
especialmente entre 1930 hasta 1950; con el objetivo de fundamentar los
aportes generacionales o de acciones de grupos de mujeres, signiicando una
valiosa fuente para estudiar las inquietudes que se estaban despertando con
respecto al feminismo y los roles de las mujeres en la sociedad salvadorea
de la poca.
Con la informacin obtenida nos propusimos analizar la participacin de las
mujeres, en el marco de la construccin y ejercicio de la ciudadana, desde
una perspectiva de gnero, lo cual implica por un lado, una forma de mirar y
de pensar los procesos sociales, las necesidades y las demandas, los objeti-
vos y beneicios del desarrollo y por otro, supone una metodologa de trabajo
que considera a las mujeres como agentes de cambio que pueden impulsar
Mara Candelaria Navas
70
una adquisicin individual y colectiva de poder (empoderamiento)
22
, que
las posiciona en una situacin de equidad frente a los hombres y les posibi-
lita relaciones con diferentes actores y espacios para incidir en los procesos
de cambio.
Posicin en situacin de equidad signiica igualdad de oportunidades en lo
que se conoce, lo que se sabe hacer y en las cualidades que se tienen. De la
misma forma, la igualdad de oportunidades debera suponer el poder disfru-
tar de los logros y beneicios de la participacin. Dicho de otra forma, equi-
dad signiica acceso real a las oportunidades que se presentan, existencia de
condiciones apropiadas para aprovechar esas oportunidades, que adems,
se pueda disfrutar de los productos del trabajo; todo apuntando a una par-
ticipacin de las mujeres en igualdad y en pleno ejercicio de su condicin
ciudadana.
Por eso, la ciudadana tiene que ver con la igualdad de oportunidades de
participar activa y plenamente, oportunidad de ejercer derechos y de tomar
decisiones que inluyan en la produccin, distribucin y apropiacin de los
recursos materiales y simblicos de cada sociedad y territorio en cada poca
histrica. La construccin y ejercicio de la ciudadana de las mujeres remite
a la participacin activa en la sociedad a travs de su acceso a las instancias
de toma de decisiones, bajo la concepcin de las mujeres como sujetos con
derechos y como sujetos polticos constructores de democracia. El poder
compartido se ha reconocido como requisito esencial para ella.
Este nivel de participacin depender de varios factores, algunos de ellos
son:
La promocin de estructuras, polticas y esfuerzos organizados de la par-
ticipacin de las mujeres;
La existencia de un tejido socio-institucional que apoye y promueva a las
mujeres;
La capacidad de las mujeres para conformar su propia organizacin.
22 De acuerdo con Schuler, el empoderamiento es un proceso por medio del cual las mujeres incre-
mentan su capacidad de congurar sus propias vidas y su entorno; una evolucin en la concien-
zacin de las mujeres sobre s mismas, en su estatus y en su ecacia en las interacciones sociales
Shuler, Margaret. Los derechos de las mujeres son derechos humanos: la agenda internacional del
empoderamiento. En Len, Magdalena (Compiladora). Poder y Empoderamiento de las Mujeres.
TM Editores/U.N. Facultad de Ciencias Humanas: Bogot, Colombia. 1997 Pp. 31.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
71
El anlisis de la construccin y ejercicio de la ciudadana de las salvadoreas
obliga, tambin, a ubicarse en los procesos sociales y polticos que ha vivido
y vive el pas en torno a la participacin y organizacin de las mujeres con las
implicaciones de la misma en trminos de aporte, de modiicacin de estruc-
turas organizativas e institucionales (incluidas las gubernamentales) y de las
formas de concebir e implementar los procesos mismos.
2.2. Construccin y ejercicio de la ciudadana de las mujeres salvadore-
as
Ciudadana es un concepto y una prctica heterognea que ha ido cambiando
en el transcurso histrico en los diferentes escenarios locales y mundiales.
Es un concepto en proceso de permanente construccin. Segn el Dicciona-
rio Enciclopdico Ilustrado Ocano (1994), Ciudadana es: Calidad y dere-
cho de ciudadana, ciudadana: natural o vecina de una ciudad, Ciudadana
El o la que est en posesin de los derechos que le permiten tomar parte en
el gobierno de un pas.
Para el colectivo CIDEM, Ciudadana es la Condicin legal que implica go-
zar de ciertos derechos polticos (como la capacidad de votar y ser votada)
otorgados por el Estado y que siguen participando en la cosa pblica, por
ejemplo, la autoorganizacin para inluir en las polticas pblicas, ejercicio
poltico de derechos y responsabilidades de las personas en la cosa pblica
dentro de un sistema democrtico (CIDEM, 2001: 32).
De manera general, para el periodo moderno la ciudadana es deinida como
el estatuto que hace referencia a una dimensin jurdica, inseparable de su
estatuto poltico, puesto que seala una gama de derechos y obligaciones
vinculados a la condicin de ser miembro de una comunidad poltica deter-
minada (normalmente un Estado). Asimismo, se le deine como una prctica
poltica que da la oportunidad de contribuir y tomar parte, es decir, de par-
ticipar en las decisiones que ataen a la vida pblica la propia comunidad.
Sin embargo, a medida que la concepcin y la prctica de la ciudadana va
evolucionando en el tiempo hacia la ampliacin de derechos y deberes, van
surgiendo nuevos anlisis y crticas sobre sus implicaciones, ya que no es lo
mismo hacer uso prctico de ellos, contra una serie de derechos y deberes
ya establecidos y estticos. De esta manera autores como Antn y Rivero
Mara Candelaria Navas
72
(2000) y Garca y Gomrriz (2000: 885-114) analizan la ciudadana en tres
niveles:
Ciudadana formal: Cuando la ciudadana concede a las personas la gama
de derechos y deberes en tanto se pertenece a una nacin, sin importar si los
conocen y exigen, signiica que se le otorga el estatus formal de la ciudadana,
es decir, los fundamentos materiales para hacer valer tales derechos sociales.
Ciudadana sustantiva: Se presenta cuando los derechos y deberes son co-
nocidos, apropiados y ejercidos bien sea para criticarlos, redeinirlos o po-
nerlos en prctica.
Ciudadana activa: Cuando se va ms all del reconocimiento de los dere-
chos y obligaciones y las personas se hacen sujetos responsables con juicio
poltico, se interesan por participar polticamente.
Garca y Gomrriz consideran otros elementos para la caracterizacin sobre
ciudadana activa, para ellos, dicha participacin requieren tanto la existen-
cia de capacidades efectivas, como el deseo por hacerlo, dndole as gran
importancia a la voluntad de hacerlo (Garca y Gomrriz, 2000: 89).
La ciudadana plena implica necesariamente, la sintona de los dos compo-
nentes que le dan vida, esto es la construccin y la prctica; pues un ciuda-
dano o ciudadana puede tener ciudadana formal y ciudadana sustantiva y
pese a ello realizar un ejercicio de su ciudadana raqutico y sin tono vital
(Idem, 87), conformndose con el solo reconocimiento de derechos y obliga-
ciones; esto signiica una escasa participacin poltica, que impide el desa-
rrollo de ciudadana de manera activa.
En el caso de la construccin de la ciudadana femenina, se trata de un pro-
ceso que busca o est ligado a conquistar autonoma. La lucha de las mujeres
por acceder a la ciudadana es una lucha por la autonoma, frente a restric-
ciones y barreras impuestas o asumidas por las instituciones establecidas
llmense: matrimonio, iglesia o Estado.
Uno de los temas polmicos es el de la representacin y participacin pol-
tica de las mujeres; ya que pese a los avances, la representacin de las mu-
jeres en niveles directivos de los partidos polticos, en el parlamento, en los
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
73
gobiernos locales en los procesos electorales, etc., est por debajo de su par-
ticipacin global en la sociedad como fuerza de trabajo o como educadora,
por ejemplo.
Cuando se habla de representacin femenina, se apuesta a que lo femenino
ingrese a la poltica en varias dimensiones, que van desde lo simblico hasta
lo programtico, llegando a la presencia sica de las mujeres en todas las
dimensiones o mbitos del poder poltico.
En El Salvador -como en la mayora de pases de la regin- el desarrollo de
los derechos ciudadanos para las mujeres se ha dado a travs de la combi-
nacin de estrategias desde arriba y desde abajo, con un predominio de esta
ltima; en donde el movimiento de mujeres, sin lugar a dudas, se ha conver-
tido en el actor social y poltico cuyas demandas y propuestas han desaiado
con mayor profundidad el autoritarismo que prevalece en las esferas polti-
cas, econmicas, sociales y culturales salvadoreas (Herrera, et. al., 2008:
29-60), convirtiendo su gran aspiracin la ciudadana activa y plena de las
mujeres en su bandera de lucha.
La primera gran conquista de las mujeres como ciudadanas fue la obtencin
del derecho al sufragio en 1950. En las siguientes dcadas, el clima de agi-
tacin social y descontento previo al conlicto, luego el contexto de guerra
vivido en el pas, constituyeron el escenario que propici que un alto porcen-
taje de mujeres rurales y urbanas se identiicaran con las demandas de sus
respectivos gremios: maestras, obreras, campesinas, pobladoras de tugurios,
estudiantes, cooperativistas; posteriormente se incorporaron a la lucha ar-
mada.
Otro momento importante en la lucha por la ciudadana de las mujeres, fue
el que se vivi en el periodo de posguerra; cuando fueron omitidos los in-
tereses y necesidades de las mujeres en los procesos de reconstruccin na-
cional, soslayando las cuotas de autonoma y empoderamiento que haban
alcanzado durante el conlicto, para reinsertarlas nuevamente en las tareas
domsticas (Murguialday, 2001: 38-42).
A partir de los Acuerdos de Paz en 1992 en El Salvador, se empezaron a des-
encadenar, con especial nfasis, procesos de participacin en diferentes m-
bitos y espacios tanto a nivel local, municipal, regional como nacional.
Mara Candelaria Navas
74
Muchos municipios adquieren entre sus caractersticas, la creciente parti-
cipacin de la ciudadana y de las comunidades. Las condiciones generadas
por estos procesos, fueron sacando a la mujer de lo privado hacia lo pbli-
co. De tal manera, que las mujeres comenzaron a prestar inters, as como
a realizar intervenciones para lograr objetivos especicos; empiezan a des-
cubrir cmo establecer correas de transmisin que les permitan transitar
en los dos mbitos sin descuidar ninguno, lo cual contribuye a no escindir
su participacin, reforzar la conianza, la seguridad en s mismas y en sus
decisiones.
Otro elemento de vital importancia en la adquisicin de conciencia, ha sido
el contacto con el feminismo, importancia que radica justamente por ser un
movimiento que plantea la existencia de las mujeres como sujeto identiican-
do el problema de su sujecin a partir de las relaciones desiguales de poder
entre los gneros, teniendo como intenciones fundamentales:
Acabar con las relaciones de dominacin.
Poner in a la discriminacin sexual.
Luchar a favor de sus derechos e intereses.
Crear conciencia, transformar las estructuras institucionales y legales.
Introducir una perspectiva de gnero en la concepcin de la democracia,
en nombre de principios especicos como la igualdad, los derechos, la
autonoma, la dignidad, la realizacin propia, el reconocimiento, el respe-
to, la justicia y la libertad.
El primer contacto y su posterior permanencia en el feminismo de las mu-
jeres y del movimiento en su conjunto, en su gran mayora, lo hicieron en el
contexto de la guerra; periodo que coincida con el Decenio de las Mujeres
de Naciones Unidas 1976-1985 (que corresponde al Tercer Perodo: 1976-
1985, de nuestra propuesta), cuando el movimiento de mujeres y de pen-
samiento feminista estaba en su mayor auge a nivel internacional apoyado
por los eventos mundiales y regionales. Como menciona Molyneux: el femi-
nismo de la segunda ola madur en Amrica Latina en un periodo de crisis
poltica (Molyneux, 2001: 18). La inluencia de estas mujeres fue recibida a
travs de su contacto con feministas de otros pases, ya que muchas de ellas
tuvieron que salir de El Salvador hacia otros pases de la regin.
Igualmente, el feminismo envuelve la conducta, los valores, las acciones, los
principios mediante los cuales las personas se reconocen como parte de un
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
75
grupo en un territorio y que por lo mismo, son poseedores de derechos y
deberes. Y aunque esto se encuentra formalmente estipulado en la Constitu-
cin Nacional que data de 1983, en la realidad no todos los y las integrantes
de la sociedad acceden a los beneicios y asumen sus responsabilidades de la
misma manera, haciendo que la defensa de los derechos y la capacidad para
exigirlos surjan como aspectos relevantes en la construccin y ejercicio de la
ciudadana.
Los movimientos sociales surgen como propulsores de la ampliacin de los
derechos ciudadanos, cobrando mucha fuerza en Amrica Latina en las dca-
das de los setenta y ochenta; posteriormente, dan paso a la conformacin de
las organizaciones de la sociedad civil para tratar de reconstruir los vnculos
sociales y un nuevo pacto social que se haba roto o no exista, como en el
caso salvadoreo, tras el periodo de guerras o dictaduras militares. Preci-
samente, por ello es tan importante el rol jugado por las organizaciones del
movimiento social y de mujeres justamente en un momento de agresividad
del mercado y de debilitamiento del Estado, producto de los procesos de glo-
balizacin.
Las organizaciones del movimiento de mujeres se han ido consolidando a
partir de los Acuerdos de Paz y han estado enfocadas en apoyar la construc-
cin de la ciudadana de las mujeres en la medida que el contexto nacional lo
ha ido requiriendo. De esta manera, una vez inalizada la guerra la preocupa-
cin inicial fue conquistar o reconquistar aquellos derechos civiles, polticos,
sociales y culturales que se extraviaron durante el conlicto, como el derecho
a la libre expresin, a la organizacin y asociacin, a la participacin poltica,
a elegir y ser elegidas; igualmente se ocupan por la generacin de autono-
ma, desde la econmica hasta autonoma de su cuerpo.
Para el caso de las ciudadanas femeninas, el Estado debera contar con una
institucin autnoma que velara por ellas y en este caso debera ser el Insti-
tuto Salvadoreo de Desarrollo de la Mujer (ISDEMU), creado en 1996, cuya
principal misin es promover y propiciar el desarrollo integral de las muje-
res, mediante el cumplimiento de la Poltica Nacional de la Mujer PNM y la
ejecucin de su Plan de Accin, propiciando condiciones de igualdad y equi-
dad entre los gneros (ISDEMU, 2005). Por lo tanto el tema central de este
Instituto debera ser el de la ciudadana.
Mara Candelaria Navas
76
En cambio en la PNM existen limitaciones en sus planteamientos, plantea
un eje denominado de proteccin y participacin ciudadana, cuando la ciu-
dadana es mucho ms amplia; as mismo, contempla tres reas de accin
estratgicas que solo abordan algunos derechos civiles y polticos
23
, dejando
fuera derechos tan importantes para las mujeres, como los derechos sexua-
les y reproductivos.
El ejercicio de una ciudadana activa de las mujeres salvadoreas se ha ex-
presado desde el punto de vista de la participacin en actividades colectivas
o como base social en los movimientos sociales, con una gran presencia en
los mbitos locales. No obstante, esta participacin ha sido como demandan-
tes de servicios comunales, como voluntarias y aunque supone una partici-
pacin activa, no se ha traducido en el acceso real de las mujeres al poder
local como lo han demostrado diferentes estudios al respecto.
24
El papel del Estado en la construccin y ejercicio de la ciudadana de hom-
bres y mujeres es de vital importancia, as como la identiicacin de aque-
llos obstculos y limitaciones que impiden su ejercicio pleno. Para el caso
especico de las mujeres el tema de la participacin poltica como un com-
ponente y logro en cuanto a su ciudadana, as como la visibilizacin de su
presencia en la sociedad, han cobrado relevancia importante; ya que a pesar
de la conquista del voto y la Declaracin Universal de los Derechos Huma-
nos en la que internacionalmente se proclama que la participacin poltica
de las mujeres es su derecho y, por lo tanto, un componente signiicativo
en el ejercicio de la ciudadana; las mujeres en su mayora siguen mante-
nindose al margen en cuanto a la participacin en los espacios de toma
de decisin, al prevalecer esta desigualdad, se hace imposible gozar de una
democracia plena.
En el estudio de Arana y Santacruz (2005: 56) se identiican tres tipos de
obstculos que enfrentan las mujeres salvadoreas para la participacin po-
23 Los tres ejes son Violencia contra la mujer, Legislacin y Parcipacin ciudadana y polca; los ob-
jevos estratgicos para el eje de parcipacin ciudadana y polca son promover la parcipacin
de las mujeres en desarrollo local, fomentar la prcca del ejercicio de los derechos ciudadanos y
polcos de las mujeres y su reconocimiento social y desarrollar la capacidad y liderazgo para que
puedan tener acceso a la toma de decisiones. (ISDEMU: Polca Nacional de la Mujer, 2005).
24 Moreno, Mara Elena, Navas, Mara Candelaria (2003), Parcipacin de las Mujeres en el Desa-
rrollo Local Estudio comparavo de seis municipios de El Salvador. Fundacin Nacional para el
Desarrollo-FUNDE, San Salvador. Herrera, Morena.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
77
ltica: 1) la cultura machista (el machismo, discriminacin, considerar inca-
paces y dbiles a las mujeres, etc.) (40.3%); 2) incapacidad de las mujeres
(falta de preparacin acadmica) (15.2 %); 3) falta de conocimiento de la
poltica (son incapaces, etc.) (7.4%). Estas razones deberan ser suicientes
para que el Estado y el Movimiento de Mujeres establezcan una estrategia
que atienda la superacin de tales obstculos.
La historia poltica salvadorea ha demostrado que la adquisicin de de-
rechos de ciudadana no ha sido producto de ddivas de los gobiernos de
turno, sino de la lucha constante por parte de la poblacin que no puede
acceder a la satisfaccin plena de las necesidades bsicas que le permitan un
desarrollo integral. Fue necesario que las organizaciones populares realiza-
ran luchas antimilitaristas, antiimperialistas, una guerra civil que dur ms
de una dcada. De tal manera que ha sido trascendente ganar el derecho de
asociacin y organizacin. Esto ha sido particularmente importante para las
mujeres, que encuentran en los procesos de organizacin, en sus distintas
modalidades (gremiales, sindicales, intelectuales, etc.), la posibilidad para
defender sus intereses de manera colectiva.
En este sentido un papel importante lo ha desempeado el movimiento de
mujeres en la promocin, movilizacin, fortalecimiento y acompaamiento
a la organizacin de las mujeres, considerablemente en el caso de las muje-
res rurales, pero tambin en el de las trabajadoras de la maquila, comits de
mujeres, trabajadoras del sexo (Organizacin de Mujeres Exprostitutas Flor
de Piedra); las regidoras, alcaldesas (Asociacin Nacional de Alcaldesas,
Regidoras de El Salvador ANDRISAS); parlamentarias y exparlamentarias
(Asociacin de Parlamentarias y Exparlamentarias Salvadoreas ASPAR-
LEXSAL).
El accionar en la esfera pblica de muchas de estas organizaciones lo hacen
desde su problemtica como mujeres y la necesidad de enfrentar su situa-
cin de pobreza y las escasas respuestas concretas que han encontrado por
parte del Estado, como indica Herrera: se trata de acciones centradas en la
consecucin de mejores servicios pblicos para sus comunidades y familias,
pero lo hacen desde su condicin de mujeres y en numerosos casos, com-
binando su accionar reivindicativo con relexiones y demandas en torno al
ejercicio de sus derechos como mujeres (Herrera, 2008: 35).
Mara Candelaria Navas
78
Para efectos de anlisis, el ejercicio de la ciudadana de las salvadoreas pro-
pongo enmarcarla en dos tendencias: Una tendencia que prevaleci antes
del surgimiento del Movimiento de Mujeres, MM como tal, y la otra que es
cuando surgen con reivindicaciones propias, organizado por ellas y con cier-
ta direccin autnoma o en su bsqueda y de la especiicidad de ser mujeres.

Las ideas y pensamiento marxista llegan a El Salvador en la dcada de los
aos 20, siendo la creacin del Partido Comunista Salvadoreo PCS en
1930, el punto de partida para el desarrollo del movimiento obrero y de un
sector de intelectuales llamados desde entonces de izquierda, ambos opo-
sitores a los gobiernos identiicados como prooligrquicos y proimperialis-
tas. Aun no se han realizado investigaciones precisas sobre la historia de las
ideas marxistas a partir de ese punto de quiebre, pero si podemos airmar
que el enfoque la lucha de clases, como motor de la historia, prevaleci en
una masa crtica importante hasta la irma de los Acuerdos de Paz. Corres-
pondera a la primera tendencia.

Este enfoque sostena que la clase social y la organizacin eran determinan-
tes para la organizacin y las transformaciones estructurales, de all que es
justamente de esta concepcin que surgir la primera organizacin de muje-
res de corte popular, Fraternidad de Mujeres Salvadoreas (1956), sus fun-
dadoras eran obreras organizadas alrededor del Partido Comunista Salvado-
reo, su anlisis se har en el perodo correspondiente.
Existi de forma paralela una representacin muy minoritaria de mujeres
feministas que no estaban ligadas a una organizacin, pero pertenecan a la
academia, al ateneo, al periodismo, a las expresiones literarias, las cuales hi-
cieron presencia y ejercieron cierta inluencia desde su especiicidad e iden-
tidad femenina, pero sin trascender a niveles organizativos de mujeres con
sus respectivas demandas e intereses o ligados a la lucha feminista.
En esta investigacin proponemos abordar a organizaciones de mujeres y
mujeres independientes analizadas desde el enfoque de la lucha de clases y
aquellas que integran en sus demandas el enfoque de gnero, es decir, ambas
tendencias. Asimismo, las organizaciones de mujeres que se abordarn sern
lo que se denomina organizaciones tradicionales
25
, organizaciones profesio-
25 Las organizaciones tradicionales de mujeres son las ms numerosas, anguas y expresan la forma
tradicional de organizacin femenina. Aglunan a mujeres que dependen de la profesin o ac-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
79
nales, organizaciones vinculadas a la produccin, comercializacin y crdito,
y organizaciones reivindicativas y polticas.
Tomando en consideracin lo anterior, y la informacin que hemos podido
recabar, proponemos tres grupos o bloques de organizaciones de mujeres
que primeramente estuvieron vinculadas al movimiento social en su conjun-
to, las que se involucraron en la guerra y las que surgieron en la post guerra.
1920-1970: Las organizaciones de mujeres ligadas al movimiento obre-
ro en el marco de la lucha de clases.
1971-1992: Las organizaciones de mujeres apoyando el proyecto contra-
hegemnico, en el marco de los movimientos populares revolucionarios.
1993-2008: Las organizaciones de mujeres con reivindicaciones propias
o de gnero, que corresponde al momento en que surgen las demandas es-
pecicas del ser mujer y que conforman el actual Movimiento de Mujeres.
En los dos primeros momentos los sectores subalternos se constituan a par-
tir de su determinacin e identidad de clase. Consecuentemente, las mujeres
y/o sus organizaciones deban sumar fuerzas a otros movimientos, a otras
reivindicaciones de carcter global. Las transformaciones estructurales, a
ese nivel, resolveran todas las formas de opresin, incluida la de gnero.
Las salvadoreas se integraron a estas luchas sociales aproximadamente
hasta 1987, momento en que se fundan las primeras organizaciones que in-
corporan la dimensin de gnero en que se inician las relexiones, los de-
bates y organizaciones especicas de mujeres. Este hecho se conirma en la
cita siguiente: Los primeros intentos organizativos de las mujeres, no pro-
vinieron de ellas mismas, y como consecuencia de ello, sus demandas y rei-
vindicaciones giraban en torno a las de la organizacin que las impulsaba;
sera hasta el in de la guerra, que algunas lograron hacer suyo un discurso
vidad del esposo o su papel tradicional de ama de casa. Son agrupaciones de esparcimiento y en-
tretencin, dirigidas a dar contenido a acvidades femeninas runarias; su prcca va a orientada
a la benecencia y caridad pblica y tambin ser vehculo de esparcimiento social. Rearman el
concepto y el papel tradicional de la mujer en cuanto a que su fundamento deviene de la acvidad
laboral del hombre y de la caracterologa clsica femenina de bondad y senmiento de caridad
hacia los necesitados. Fungen como mecanismos sociales de control y somemiento a las conduc-
tas tradicionales de la mujer. Lejos de buscar una nueva dimensin en su desarrollo enfazan los
valores y los roles tradicionales.
Mara Candelaria Navas
80
de gnero (Soriano, 2007: 203). A partir ms o menos de 1993 en adelante
seremos testigos del surgimiento de numerosas organizaciones de mujeres e
instituciones que velaran por sus derechos.
La periodizacin identiicada para ubicar las diferentes expresiones organi-
zativas de mujeres y mujeres individuales que han contribuido a los cambios
socioculturales en El Salvador abarca un tramo socio histrico y poltico que
se inicia con la creacin de la Universidad de El Salvador en 1841, recin ter-
minada la colonizacin y hasta 2008. Considerando que a partir de 2009, y
ms concretamente con el ascenso de la izquierda al gobierno, el 1 de junio
de 2009, se inicia otra fase del Movimiento Social y de Mujeres.
Estamos conscientes que esta propuesta no est completamente acabada,
podra considerarse como la base de posteriores estudios; sin embargo, la
misma se justiica dado que estamos cubriendo un vaco en la historia socio-
poltica del pas.
2.3. Primer Perodo: 1841-1956
Hechos relevantes del perodo:
Primeras expresiones organizativas de mujeres sindicalistas.
Desde Prudencia Ayala (1848-1931): la que quiso ser presidenta, hasta la
consecucin del voto femenino (1950).
Papel de Liga Femenina Salvadorea y el voto femenino.
Mujeres intelectuales destacadas en el perodo.
2.3.1. Antecedentes
Cuzcatln (El Salvador), fue conquistado en 1525 por Pedro de Alvarado y
form parte de la Capitana General de Guatemala, estructura administrativa
y poltica creada por la corona espaola para el control de los pases que
ahora forman la regin centroamericana: Costa Rica, Nicaragua, Honduras,
Guatemala y El Salvador, que se erigen como Repblicas al lograr su indepen-
dencia de Espaa en 1821.
Siguiendo las estipulaciones consignadas en el Acta de Independencia, las
provincias fueron convocadas a un Congreso General, los diputados partici-
pantes declararon que la Antigua Capitana General era ahora la nacin so-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
81
berana e independiente de las Provincias Unidas del Centro de Amrica. All
los diputados votaron por convertirse en Asamblea Constituyente y se dedi-
caron a escribir una constitucin que se proclam en 1824, la cual coloc los
cimientos del ediicio de los Estados en Centroamrica.
Despus de la independencia, los lderes de Centroamrica tuvieron que lle-
nar los vacos de poder dejados por el sistema colonial recin heredado. En
1840 todava no haba estructuras gubernamentales irmes, ni un cuerpo de
leyes y de tradiciones de gobierno o de un ejrcito nacional profesionaliza-
do, necesario en esos aos de luchas internas y regionales entre liberales y
conservadores, puesto que entre 1840 y 1871 los cambios de poder de un
grupo poltico a otro siempre fueron el producto del uso de la fuerza o, por lo
menos, de amenaza del uso de la fuerza (MINED, 1994: 209). Pero a medida
que se organiz el Estado (con la creacin de cuerpo de leyes, la profesiona-
lizacin del ejrcito, la formacin de una burocracia y el aumento de los in-
gresos del Estado para llevar a cabo sus funciones) y se cimentaron las bases
econmicas, aument la estabilidad.
Uno de los principales obstculos para organizar las instituciones del Estado
era el reducido nmero de personas educadas que existan en el pas. Al em-
pezar la vida independiente, los salvadoreos tenan pocas oportunidades
para educarse. La Universidad de San Carlos de Guatemala, durante la poca
colonial, era una fuente de ideas, pero unos pocos tenan acceso a ese centro
de estudios. Pocos saban leer y escribir, en 1807, el Intendente Gutirrez y
Ulloa cont menos de 2.000 estudiantes en todo el pas (en 1852, se estima-
ba que la poblacin de San Salvador era de 25.000).
Precisamente la Asamblea Constituyente, ante la necesidad de educar a la
masa poblacional sumida en el atraso y la ignorancia, tal como lo declara-
ra en 1770, el obispo Pedro Cortez y Larraz, que la educacin era de poca
cobertura y de dudosa calidad atrasada en extremo donde se contaba so-
lamente con 88 maestros, es decir uno por cada 1878 habitantes (Caas,
1999: 4); emiti los decretos legislativos fechados: el 7 de febrero de 1827,
8 de octubre de 1832 y 3 de febrero de 1841, que sentaron las bases para la
educacin elemental de nios y nias en todo el territorio nacional.
Con las medidas que se tomaron para 1850 el total de estudiantes llegaba
casi a 7.000 y veinte aos ms tarde se haba multiplicado por cuatro. An
Mara Candelaria Navas
82
as, solamente uno de cada 18 habitantes asista a clases para recibir algu-
na educacin. Aprendan poco, los informes de una escuela rural en 1858
muestran que uno de cada cinco alumnos haba aprendido a leer. A esto hay
que aadir que la educacin beneiciaba principalmente a los varones, pues
haba pocas escuelas de nias y cuando las haba ponan ms nfasis en el
bordado, que en la lectura, escritura y aritmtica (MINED, 1994: 241) La
primera escuela de nias fue creada en la ciudad capital, el 18 de octubre de
1847, bajo la presidencia del Licenciado Eugenio Aguilar, convirtindose as
en el primer centro escolar en que las mujeres tuvieron, de manera especi-
ca, la oportunidad de instruirse.
Estos cambios en el campo educativo es necesario ubicarlos en el contexto
de una serie de procesos de cambio y de construccin de un proyecto pol-
tico liberal basado en la ideologa de la civilizacin, el orden y el progreso.
Estos procesos de cambio signiicaron la exaltacin de los nombres de los
prceres (Jos Matas Delgado, Francisco Morazn, entre otros), difusin de
los ideales de progreso, ciencia, libertad, en funcin hegemnica de la nueva
clase gobernante: los criollos, los inmigrantes que fueron conformando la
oligarqua nacional de base agro-exportadora (ail, caf). Esta nueva clase
puso a su servicio la creacin de bancos, escuelas, leyes, en detrimento de las
clases populares: mujeres y hombres mestizos, campesinos, indgenas, pola-
rizando, desde su inicios como nacin, a la sociedad, generando, asimismo,
la cultura de la violencia expresin acuada por la investigadora Patricia
Alvarenga fundamentada en que:
El Estado (salvadoreo) oligarca recre el terror como mecanismo de contencin,
pero fuera del marco de la legalidad, y se dio a la tarea de perseguir con empeo
a aquellos campesinos que desaiaban no slo a los hacendados sino tambin al
sistema de dominacin, a travs de la adopcin de similares prcticas de terror...
en donde la violencia lleg a ser el elemento esencial de la cultura nacional, estuvo
presente en todos los mbitos donde la existencia misma de las relaciones de poder
generaba conlictividad (Alvarenga, 1996: 76-81).
Las luchas campesinas de ines del siglo XIX tuvieron a la base la transforma-
cin de la estructura de la tenencia de la tierra que haba evolucionado gra-
dualmente durante cuatro siglos, comenz su transformacin a mediados del
siglo, un gobierno de cafetaleros al mando de Rafael Zaldvar (1880-1882)
tom la decisin de abolir todo aspecto de tenencia, uso o asentamiento de
campesinos que pudieran obstaculizar el rpido establecimiento de planta-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
83
ciones de caf, aboliendo as la posesin comunal de la tierra y sustituirla
con un sistema fundado exclusivamente en la propiedad privada de la tierra,
y lo que es an ms importante, a base de un concepto que consideraba a
la tierra y sus habitantes, como los recursos capitales, que deban emplear-
se con eicacia, para extremar las fortunas personales.
26
(Browning, 1982:
292).
El violento despojo de los campesinos de sus tierras comunales, impidi que
se tuviera en cuenta el carcter complejo del sistema que se destrua y los
problemas sociales y econmicos que a futuro traera. El nuevo concepto de
tenencia individual, que sustituy la colectividad, era extrao para el agri-
cultor cuya actitud hacia la tierra y su ciclo recurrente de siembra y cosecha,
estaba an arraigado en su pasado indgena, por lo tanto ese choque trajo
consecuencias que an persisten.
En el marco de ese nuevo patrn de acumulacin de capital, la educacin
en general y tanto primaria como secundaria, dejaba mucho que desear: ya
que a inales de la presidencia de Dueas (1870) el pas contaba con slo
tres escuelas de secundaria oiciales (MINED, TI, 1994: 243). Se tomaron
algunas medidas educativas, por ejemplo, adoptar el sistema Lancasteria-
no que consista en los estudiantes avanzados, guiados por sus maestros y
maestras, ayudaban a ensear a los menores; adems, se dictaron leyes que
exigan a todas las poblaciones de ms de 150 habitantes abrir una escuela,
pero esas buenas intenciones no se convirtieron en realidad, haba pocos
maestros y recursos.
El 16 de febrero de 1841 la Asamblea Constituyente decret el estableci-
miento de una Ciudad Universitaria y un Colegio de Educacin, se dieron as
los primeros pasos para la educacin superior; pero dado el panorama pre-
sentado en prrafos anteriores, era dicil la asistencia de estudiantes, as
como encontrar profesores nacionales, se traan de Europa, pero se queda-
ban poco tiempo los planes de estudio, eran inadecuados y algunas carreras
indispensables como ingeniera, no existan (Idem, 240). Para garantizar la
preparacin de los jvenes que asistiran a la Universidad, se cre en, 1844,
el colegio secundario llamado La Asuncin para atender a los jvenes que
ms tarde asistiran a realizar estudios superiores; asimismo, se emitieron
decretos que regulaban la vida estudiantil, en los cuales se expresaba la es-
26 Mediados del siglo XIX.
Mara Candelaria Navas
84
trecha vinculacin entre las actividades civiles y educativas con las religio-
sas, que se pueden apreciar en los siguientes fragmentos:
Artculo 5. La distribucin del tiempo se har de esta manera. A las cinco y media
de la maana se levantarn a estudiar en el claustro hasta las siete y media, oyendo
misa en este perodo de las seis a las siete de la noche rezarn el rosario.
Artculo 7. Darn asistencia a las funciones clsicas de la Catedral y a las cvicas,
cuando el Gobierno concurra: pues debern ir en la comitiva de aqul funciona-
rio( Ibid, 243).
Esta combinacin y el vnculo entre Iglesia y Estado se expresaron en las po-
lticas sociales implementadas por los liberales que tenan un claro nfasis
de gnero; en donde las mujeres y los nios se convirtieron en los elementos
protagnicos para fundar el nuevo modelo de familia y nacin, para preser-
var el nuevo orden social. La visin tradicional de las mujeres como madres,
educadoras, dadoras de cario y sanadoras gan nueva relevancia, cuando
sta fue puesta al servicio de la nacin.
Las mujeres se convirtieron as, en importantes aliadas del Estado Liberal en
el proceso de implementacin de las polticas sociales y de construccin de
la identidad nacional. As, se exaltaron las cualidades maternales y de crian-
za de las mujeres y de cmo podran beneiciar a sus respectivas familias y a
la nacin.
Estas caractersticas fueron resaltadas en mujeres de clase media y alta quie-
nes haban podido acceder a la educacin y de manera gradual a la fuerza la-
boral; por ello, fueron las mujeres de clase alta las que se organizaron en ins-
tituciones alrededor de las labores ilantrpicas, como parte de las mismas
polticas sociales destinadas a enfrentar la problemtica social. La siguiente
cita conirma lo anterior: Las escasas oportunidades educativas, la vida en
las ciudades y la apertura al comercio exterior contribuyeron a aumentar las
diferencias culturales entre las clases altas y el resto de la poblacin (ibid:
242).
Los cambios que ocurrieron en El Salvador entre 1840 y 1871 en la edu-
cacin y en la vida poltica, parecen lentos desde el punto de vista de la
actualidad, ya que se promulgaban leyes que no siempre se obedecan, se
fundaban escuelas sin contar con inanciamiento y la vida poltica no pare-
ca avanzar. Pero esta era la antesala del desarrollo de la repblica agraria,
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
85
particularmente cafetalera, dando lugar a la creacin de la oligarqua cafe-
talera.
Esta oligarqua se sustent en un Estado que gradualmente fue adquirien-
do presencia nacional en especial en la zona cafetalera, en el occidente del
pas. Las nuevas leyes emitidas en la dcada de 1880 que incluyeron la pri-
vatizacin de las tierras comunales, la defensa de la propiedad privada y las
garantas del cumplimiento de los contratos entre peones y hacendados; el
fortalecimiento del ejrcito, la creacin de grupos de civiles que cumplan
las tareas de vigilancia y control policaco (los llamados comisionados can-
tonales) conformados por jornaleros y agricultores que se encargaban, entre
otras actividades, de perseguir a los jornaleros que se escapaban de las ha-
ciendas y de sembrar el terror en el campo (Ibid: 1984, T2, 28).
Asimismo, se ampli la administracin de justicia, situacin que fue recha-
zada por las comunidades acostumbradas a manejar su propia justicia des-
de los tiempos coloniales (como algunos pueblos indgenas); por ejemplo, la
presencia de leyes y funcionarios extraos caus resentimiento, incluso has-
ta rechazo. Hubo transformaciones en la vida urbana, la expansin cafetalera
permiti un crecimiento econmico que beneici desigualmente a los diver-
sos sectores de la poblacin; el grupo dominante acumul grandes riquezas:
En contraste, hubo una tendencia marcada durante el perodo que culmin en la
dcada de 1930 hacia el empobrecimiento de un signiicado nmero de poblacin
rural y urbana; algunas de estas contradicciones sociales contribuyeron al estalli-
do de 1932, cuando una severa crisis de la economa hizo insoportables las condi-
ciones de vida de gran parte de la poblacin (Ibid.: 55).
Los pocos aos que hay entre 1927 y 1931 fueron de los ms importantes
en la historia de El Salvador, debido a la creciente politizacin de los secto-
res populares, y a la crisis econmica que golpe con fuerza a los grupos de
menores ingresos, los movimientos de protesta tomaron auge. Esta situacin
tiene sus antecedentes en la inluencia de los ideales comunistas en la pobla-
cin campesina:
A partir de 1928-29, el comunismo adquiri en el occidente del pas un auge vis-
to rara vez en el continente americano. Por primera vez los izquierdistas lograban
engrosar sus ilas con los campesinos. Este fenmeno obedeci en gran medida al
trabajo diligente de un liderazgo compuesto por salvadoreos e individuos prove-
nientes de distintas latitudes de Latinoamrica. (Ibid, 120).
Mara Candelaria Navas
86
La capacidad de proselitismo (iniciado en 1924), y de movilizacin de los
lderes comunistas entre los que destacaron Farabundo Mart, dirigentes sin-
dicales y sociales, as como maestros rurales; fue de gran envergadura, utili-
zando recursos pedaggicos, lograron convencer a miles de campesinos de la
necesidad de organizarse para luchar por sus tierras. Muchos indgenas del
occidente se adhirieron a la causa comunista, tambin ladinos participaron
activamente en las actividades organizadas por la izquierda.
Es justo en este perodo que se gestan las ideas ciudadanas de Prudencia
Ayala, quin logr presentar su candidatura a la presidencia de la repbli-
ca, en una sociedad conservadora y oligrquica como la de principios del
siglo XX, este acto aparece consignado en el peridico: Domingo 23. La se-
ora Prudencia Ayala pidi su inscripcin como ciudadano en la Alcalda de
San Salvador. El alcalde, doctor Severo Lpez, se la neg alegando que no
es constitucional (LPG, 1930), en la cita anterior se identiica claramente
el reparto: a las mujeres corresponde la produccin de la moral social de la
poca y tambin las actividades de solidaridad. Ambas tienen que ver con el
mantenimiento de la realidad social y poltica. A las mujeres de las primeras
dcadas del siglo XX las encontramos involucradas en actividades cvicas y
de solidaridad; como se ver a partir de los objetivos y actividades que se
plantearon las pocas asociaciones de mujeres, con carcter legal, que se fun-
daron en los aos 20 y 40.
Desde los inicios del siglo XX y hasta 1931, El Salvador haba sido gobernado
por civiles, principalmente por miembros de la poderosa dinasta Melndez-
Quinez (1913-1927). En 1930 gobernaba el Dr. Manuel Enrique Araujo ca-
racterizado por sus discursos democrticos, sin embargo, ste fue derrocado
por un golpe de estado militar dirigido por Maximiliano Hernndez Mart-
nez, quien inicio la dictadura militar en El Salvador.
Robert Armstron y Janet S. Rubn en su libro El Salvador (El rostro de la revo-
lucin), UCA Editores, pp. 34, recogen la descripcin que el mayor A. J. Harris
agregado estadounidense para Centroamrica, realiza veinte das despus
del golpe de Hernndez Martnez:
Una de las primeras cosas que se observan cuando uno llega a San Salvador, es la
abundancia de automviles de lujo que circulan por las calles. Pareciera que slo
hubieran Packards y Pierce Arrow. No parece que existe nada entre estos carsimos
vehculos y la carreta de bueyes guiada por el boyero descalzo. No existe prctica-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
87
mente clase media alguna entre los inmensamente ricos y los pobres de solemni-
dad
Me imagino que la situacin de El Salvador actual se asemeja mucho a la de Fran-
cia antes de su revolucin, Rusia antes de su revolucin y Mxico antes de su re-
volucin. La situacin est madura para el comunismo y los comunistas parecen
haberse dado cuenta de ello. El primero de diciembre de 1931, haba en el Correo
de San Salvador, 3.000 libras de literatura comunista proveniente de Nueva York,
coniscadas por las autoridades postales.
Las autoridades parecen comprender que la situacin es bastante peligrosa y se
encuentran muy alertas en su lucha contra las inluencias comunistas. Una cosa
que les ayuda es que la gente nunca est hambrienta. Los pobres siempre pueden
conseguir frutas y verduras gratuitamente y pueden robar madera (para el fuego)
Adems como nunca han tenido nada, no sienten tan aguda la necesidad de las co-
sas que les hacen falta
Una revolucin socialista o comunista puede retardarse por varios aos en este
pas, digamos diez o veinte aos, pero cuando por in suceda ser sangrienta.
Como producto de los hechos antes referidos estalla el 22 de enero de 1932
el alzamiento campesino conocido como el primer alzamiento popular en
Latinoamrica conducido por el comunismo internacional(Idem: 133). Los
sucesos de 1932 fueron un cruce histrico: los oligarcas pasaron la direccin
de sus destinos polticos a la fuerza armada. Ese ao cientos de campesinos
tomaron sus azadones, machetes y unos pocos rudimentarios riles con el
objetivo de apoderarse del pas. En pocas horas fueron aplastados. El pre-
sidente de El Salvador, General Maximiliano Hernndez Martnez, orden la
matanza de todos los que haban participado o podan haber participado su-
mando alrededor de 30.000 campesinos.
Uno de los organizadores de la revuelta Miguel Mrmol, un zapatero que
sobrevivi al escuadrn de fusilamiento, dijo:
Yo creo que el drama de 1932 es para El Salvador lo que el barbarismo nazi fue
para Europa, lo que el barbarismo norteamericano fue para Vietnam, que cambi
completamente en un sentido negativo el rostro de la nacin Despus de aquel
aciago ao, todos nosotros somos otras personas y yo creo que desde entonces, El
Salvador es otro pas. Por encima de todo lo anterior, El Salvador es ahora la obra
de aquella barbarie.( Dalton, Roque, Miguel Mrmol. Los sucesos de 1932 en El
Salvador, Coleccin Nuestros Pases, Casa de Las Amricas. La Habana, Cuba, 1983,
pp. 160).
El origen de esta matanza la encontramos en la expropiacin de las tierras
comunales a los campesinos indgenas en 1880, mediante leyes y represin,
Mara Candelaria Navas
88
la concentracin, entonces en pocas manos de la tierra, y la explotacin de
la mano de obra para el cultivo del caf, dio lugar a la entronizacin de la
oligarqua cafetalera que tom al pas bajo su control y a partir de 1931 los
oligarcas pasaron la direccin de sus destinos polticos a las fuerzas arma-
das, el militarismo asciende al poder para perpetuarse por ms de 60 aos
(1931-1992) protegiendo sus intereses.
Estos acontecimientos dejaron profunda huella en la conciencia de todos los
salvadoreos. La poblacin indgena prcticamente dej de ser la misma: el
idioma, la vestimenta y sus costumbres pasaron a ser formas peligrosas de
identiicarse y fueron reemplazadas por otras menos evidentes. En los otros
sectores, qued la imagen de un enfrentamiento sangriento de dimensiones
sin precedentes hasta ese tiempo. Las fuerzas militares se encargaron de
sembrar miedo para que un hecho como ese no volviera a repetirse; las le-
yes de la dictadura martinista ilustran la vigilancia estricta de esos tiempos;
por ejemplo, con relacin a los sirvientes domsticos; sirva de ilustracin la
siguiente cita, que en el Art. 169 apunta: Las nodrizas que sin justa causa,
caliicada por la autoridad, abandonasen la casa de sus amos, sern perse-
guidas y forzosamente obligadas a continuar la lactancia de los nios que
tuvieren a su cargo, si los amos lo quisieren; pero si no, se les impondr la
pena de treinta das de servicio () (Ibid, 161).
Durante la dictadura de Hernndez Martnez (conocido como el martinato)
(1930-1944), se vivi bajo estado de sitio, con limitaciones de las libertades
constitucionales. La prensa fue sometida a constante censura, se emitieron
leyes para castigar a los crticos del gobierno, se suspendi la autonoma de
la Universidad Nacional de El Salvador por largos perodos, los estudiantes
estuvieron sometidos a estricta vigilancia por la polica.
En abril de 1944 se dan los hechos que hacen salir del poder al General Her-
nndez Martnez, el 2 de abril se da una insurreccin en la que estaban invo-
lucrados militares y civiles; 17 das despus se da la huelga de brazos cados
y es derrocado el 8 de mayo.
Una vez derrocado el rgimen martinista, se impuls un nuevo proyecto de
construccin de nacin en donde comienzan a perilarse mujeres intelectua-
les que buscaron mediar entre el espacio privado y pblico. Fueron escrito-
ras, quienes en foros pblicos y en sus escritos expusieron su problemtica,
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
89
en un pas donde estaban arraigadas las ideas tradicionales sobre el papel
social y poltico de las mujeres. Estas mujeres no desaiaron abiertamente
las jerarquas patriarcales, muchas de ellas formaron parte del movimiento
revolucionario que derroc a la dictadura; sus discursos no fueron en estric-
to feministas, se limitaban a convocar a la ciudadana a la subversin; poste-
riormente, buscaron espacios propios para exponer su produccin artstica
y/o literaria. Se podran catalogar como presufragistas, ya que aun cuando
exigieron su participacin pblica como ciudadanas; no enarbolaron, en es-
tricto, la lucha por el voto.
2.3.2. Hurgando los archivos y los peridicos de los aos 1920 a 1950
No se cuenta con muchos datos que aporten al mayor conocimiento de la
vida poltica de las mujeres en el perodo que analizado (1841-1956). En la
dcada de los 20 y 30, la igura de Prudencia Ayala es el indicador ms claro
de un ambiente nuevo y desconocido- de libertades democrticas que favo-
rece la existencia de grupos de mujeres y de su politizacin.
La ausencia de datos ha sido una de las limitaciones que han sealado inves-
tigadoras e investigadores, para visibilizar la participacin ciudadana de las
mujeres salvadoreas, as como de sus aportes a los cambios sociopolticos;
por ejemplo, para Elsa Moreno, la participacin de las mujeres se ha reali-
zado en el marco de regmenes autoritarios quienes por su propia natura-
leza, no solamente han impedido la libre expresin y participacin poltica
de las mismas, sino que tambin impidieron la creacin de una memoria
colectiva sobre la cual construir la historia del pas. Esta limitacin, aunque
por diferentes razones, es extensiva al movimiento social, el cual no tuvo la
oportunidad ni la visin necesaria para acumular esta memoria. Este dicit
de informacin se convierte en abrumador cuando se trata de establecer la
participacin de las mujeres dentro de la historia poltica del pas; los pocos
esfuerzos realizados en esta materia, tienen como denominador comn la
total invisibilizacin del papel de las mujeres
27
(Moreno 1997: 8).Tam-
bin podemos reconirmar dicha invisibilizacin en la siguiente cita de Sonia
Ticas.
Es indicativo el gran silencio que ha habido en el pas no slo al tratarse de la histo-
ria oposicionista sino en particular respecto a la historia poltica de las mujeres; es
ms, airma Ticas La invisibilidad de la mujer salvadorea en el discurso oicial era
27 Negritas nuestras.
Mara Candelaria Navas
90
por lo tanto un hecho, hasta los aos de la posdictadura que ellas mismas exigieron
ser inscritas en el plan maestro de la nueva nacin aunque fuera a partir de su rol
reproductor. (Ticas, 2003: 3).
Los diarios oiciales de las dcadas 1920, 30 y 40 arrojan muy poca informa-
cin sobre las asociaciones, comits u otras organizaciones de mujeres que
solicitaron legalizar su situacin. A lo largo de estas dcadas, las expresiones
organizativas de las mujeres no adquirieron caractersticas de militancia fe-
minista propiamente dicha, sino que existieron como rama femenina de
entidades polticas o sociales, sindicatos u otros, justamente estas organiza-
ciones se inscriben en la caracterizacin antes presentada. Ubicadas entre
los aos 1920-1970, su enfoque era clasista, es decir que las reivindicaciones
de las mujeres estaban implcitas en las demandas del proletariado, y una
vez que estos lograran el triunfo de la clase obrera, automticamente las mu-
jeres tambin se liberaran.
A continuacin se presenta las expresiones organizativas que lograron ser
declaradas legales ya que, en la mayora de los casos, su autorizacin aparece
en los diarios oiciales consultados. Se destacaron en la lucha por la moral,
las buenas costumbres, ahorro y la educacin de la mujer.
A nivel de organizacin, sobresalen:
1920: Sociedad Femenil El Porvenir de la Mujer establecida en Santa Ana,
cuyos ideales son tendientes al perfeccionamiento de la mujer en lo relativo
a honradez, cultura, educacin sica e intelectual, o en trminos generales: a
su perfeccin moral y material, bajo el principio del ahorro y el auxilio mu-
tuo, que obtuvo la personera jurdica en 1921 (Diario Oicial).
1922: Le es conferida la personera jurdica a la sociedad Confraternidad
de Seoras, quienes en el Artculo 1 airman que esta Sociedad tendr por
objeto la proteccin y auxilio de la mujer salvadorea, dentro y fuera de la
Repblica, y conquistar a la vez el sufragio.
1943: Se funda la sociedad Obreras salvadoreas con los ines siguientes:
Buscar el mejoramiento moral y material de la mujer, haciendo valer sus de-
rechos de acuerdo con las leyes del estado; fomentar el ahorro y el auxilio
mutuo entre las asociadas; obtener la instruccin necesaria; establecer es-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
91
cuelas y salas de lectura, talleres de costurera, fbricas y otros negocios, as
como fondos de ahorros.
1944: Frente Democrtico Femenino, con la publicacin Mujer Demcrata,
dirigido por Matilde Elena Lpez.
1945: Asociacin de Mujeres Democrticas de El Salvador, con la publicacin
Tribuna Femenina, bajo la direccin de Rosa Amelia Guzmn y Ana Rosa
Ochoa, surge el 4 de febrero de 1945, peridico de orientacin democrtica
y cultural.
1946: Se concede personera jurdica a la Unin de costureras que tiene
como ines: Organizar a las clases de trabajadoras que componen las dife-
rentes secciones de la costura; luchar por los derechos de las costureras en
los campos econmico, social y moral; abogar por implantar el seguro social
en el pas; establecer relaciones con las dems sociedades tanto nacionales
como extranjeras.

1948: Se funda la Liga Femenina, la cual apoy las acciones legales hasta
acompaar el logr del derecho al sufragio sin restricciones para las mujeres
salvadoreas. Tuvo como rgano de divulgacin Heraldo Femenino.
Mara Candelaria Navas
92
1950: Tribuna Femenina, inicia su segunda poca con el nombre de Heraldo
Femenino. En el editorial de su primer nmero sostienen que reaparece en
su segunda poca con otro nombre pero viene con ms vigor, reforzada en
sus convicciones ideolgicas y no ya respaldada solamente por dos mujeres,
sino por un ncleo de mujeres de buena voluntad, sin ms ambiciones que
sus anhelos de contribuir, en la medida de sus capacidades, al mejoramiento
cultural y cvico del pueblo salvadoreo, y especialmente de la mujer tra-
bajadora, factor importante tanto en las gestas cvico polticas, como en la
economa de este jirn Centroamericano (Heraldo Femenino, Ao I, No 1:
14 de julio de 1950, pp. 1)
En la dcada de los aos 20 la participacin de las mujeres en los mbitos so-
ciopolticos es muy escasa, los diarios oiciales reportan agrupaciones feme-
ninas como la Sociedad Femenil El Porvenir de la Mujer establecida en Santa
Ana, en 1920 cuyos ideales son tendientes al perfeccionamiento de la mujer
en lo relativo a honradez, cultura, educacin sica e intelectual, o en trmi-
nos generales: a su perfeccin moral y material, bajo el principio del ahorro y
el auxilio mutuo. El objetivo de la sociedad es ayudar a sus miembros en las
desgracias a las que el infortunio las pueda reducir, haciendo extensivo este
auxilio a los padres, hijos y esposos de estas. Tambin, establecer en el seno
de la sociedad, plticas y conferencias que propendan al adelanto moral y
material de la mujer, de preferencia a la moral y cultura que se debe observar
en el hogar y en la sociedad (DO, t90, n40: feb., 18, 1921). Esta sociedad
obtuvo la personera jurdica en 1921. Suscribieron su fundacin las seoras:
Mara de Mndez, Presidenta, y el resto de integrantes de la Junta Directiva.
Analizando el contenido de los objetivos y artculos de esta organizacin en
el marco de la sociedad salvadorea, oligrquica y conservadora; se identii-
ca claramente el reparto: a las mujeres corresponde la produccin de la mo-
ral social de la poca y tambin las actividades de solidaridad. Ambas tienen
que ver con el mantenimiento de la realidad social y poltica. La una con lo
espiritual y los valores; las otras, con la supervivencia material.
En 1922 se coniere la personera jurdica a la sociedad Confraternidad de
Seoras. Destacan en sus artculos:
Artculo No1. La Sociedad tendr por objeto la proteccin y auxilio de la mujer sal-
vadorea, dentro y fuera de la Repblica, y conquistar a la vez el sufragio.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
93
Artculo No 2. Tratar de un acercamiento moral e intelectual con sociedades bien
organizadas de otros pases americanos, en donde se ha cristalizado en hechos la
perfeccin de la compaera del hombre, fomentando relaciones de amistad que
contribuyan a garantizar la paz y confraternidad hispano-americanas.
Artculo No 3. Trabajar contra la guerra, ya que sta solo contribuye a la desinte-
gracin de los hogares, siendo la mujer la verdadera vctima en cualquiera de sus
condiciones: hija, esposa o madre.
En los siguientes artculos que fundamenta la sociedad resaltamos aspectos
como: nombramiento de representantes a los congresos feministas por m-
ritos intelectuales, reformas a las leyes y fundacin de tribunales que ampa-
ren y protejan la virtud de la mujer, establecer obligaciones precisas a favor
de los hijos naturales, establecer iliales en las cabeceras departamentales,
realizar campaas contra los vicios, creacin de escuelas de artes y oicios
para mujeres, fundacin de bibliotecas, fundacin de un peridico feminista
por ser de indiscutible necesidad la campaa del ideal que se persigue, y,
a la vez, porque ser el exponente de cultura, que dar a conocer los entu-
siasmos de la mujer salvadorea, que inspirada en el ms sano patriotismo,
quiere ver tremolar el pabelln de la confraternidad nacional, en armona
con la civilizacin del Continente Americano (DO, t. 93, n172: 1 ago, 1922).
Suscriben la Sociedad Mara Solano de Guilln, Presidenta, y Carmen Mara
Nolasco, Secretaria.
En el caso de Confraternidad de Seoras, su planteamientos son relativa-
mente avanzados para el momento, dado que plantean en el artculo No.1,
entre sus objetivos la conquista del voto; tambin el paciismo, pese a que
han transcurrido casi ocho aos de la inalizacin de la primera guerra mun-
dial; con una visin panamericanista. Siendo lo ms destacado, la creacin
de un peridico feminista que no busca realmente la lucha por los derechos
de las mujeres, sino que dar a conocer los entusiasmos de las salvadoreas.
En los peridicos comerciales revisados en la dcada de los aos veinte no
se ha encontrado ninguna referencia a esta organizacin que contaba con
personera jurdica o sea debidamente legalizada.
Se han encontrado datos hasta el ao 1943, ao de la fundacin de la socie-
dad Obreras salvadoreas, con los ines siguientes:
Mara Candelaria Navas
94
Buscar el mejoramiento moral y material de la mujer, haciendo valer sus derechos
de acuerdo con las leyes del estado; fomentar el ahorro y el auxilio mutuo entre las
sociedades; obtener la instruccin necesaria; establecer escuelas y salas de lectura,
talleres de costurera, fbricas y otros negocios fondos de ahorros Antonia Berm-
dez. Presidenta (DO, t151: 9 jun 1943).
Esta asociacin se crea un ao antes de la cada del dictador general Maxi-
miliano Hernndez Martnez (1931-1944), su surgimiento probablemente
est ligado a las acciones polticas que se gestaron para derrocar al dicta-
dor. Dado que el ambiente combativo y de lucha dio lugar a que surgieran
diferentes expresiones organizativas tanto mixtas, como de mujeres. Ellas
se plantean actividades caritativas y/o de accin social para incidir en el
mejoramiento familiar, todava no hay demandas laborales y mucho menos
feministas.
Para 1946 se concede personera jurdica a la Unin de costureras que tiene
como ines: organizar a las distintas clases de trabajadoras que componen
las diferentes secciones de la costura; luchar por los derechos de las costure-
ras en los campos econmico, social y moral; abogar por implantar el seguro
social en el pas; establecer relaciones con las dems sociedades tanto nacio-
nales como extranjeras. Firma la Secretaria General, Mara Luisa Erazo (DO,
t140, n190: 27 abril 1946).
Justamente en solidaridad con las mujeres mexicanas dirigieron al Presiden-
te Miguel Alemn una carta con fecha 20 de septiembre de 1950, en la que
exponen y piden lo siguiente:
despus de revisar la Constitucin Mexicana hemos visto con extraeza que la
mujer de ese hermoso pas no goza de los derechos de ciudadana en los artculos
24 al 28 en que trata de la Ciudadana Mexicana pues el 27 de julio de 1947 galan-
temente se los ofreci en la Arena de Mxico Tambin sabemos que el gobierno
mexicano ha irmado las Convenciones Interamericanas de Mujeres de Montevideo
y Bogot, y todo esto nos hace creer que no est lejano el da en que la mujer mexi-
cana goce de los derechos plenos. Esperando que nuestra peticin sea oda, nos
suscribimos. (Heraldo, Ao I, No 7,28 de octubre de 1950. pp. 1)
El discurso de la Unin de costureras plantea la organizacin de las trabaja-
doras de la costura, reivindicando sus derechos por una seguridad social. Es
de tomar cuenta que la dcada del cuarenta del siglo XX, fue una de las ms
convulsivas en la historia de Centroamrica; en El Salvador, por ejemplo, se
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
95
logr derribar la dictadura de Martnez y se abri la posibilidad de estable-
cer una sociedad democrtica; en consonancia con el discurso democratiza-
dor que surgi despus de la segunda guerra mundial .
Pese a lo avanzado de algunos artculos de constitucin de estas asociaciones
al revisar los peridicos: La Prensa Grica y El Mundo, en las mismas fechas,
para tratar de identiicar artculos, crnicas, comentarios relacionados con
un discurso que hiciera alusin a la organizacin o la opinin de las mujeres
en vinculacin con el movimiento sufragista internacional, no se encontr
informacin que permitiera sacar a luz lo que las mujeres han aportado a
los cambios sociales. De lo poco que se encontr se har referencia en las
pginas siguientes.
En 1920 las mujeres en Estados Unidos logran el sufragio, gracias a este
triunfo ellas aportaron al feminismo latinoamericano y centroamericano,
ms que el europeo, a travs del establecimiento de los Congresos Paname-
ricanos, que convocaban a mujeres de estos pases bajo el auspicio de sus
respectivos gobiernos. Su meta era la creacin y establecimiento de alianzas
entre diversas organizaciones de mujeres ; as como la creacin de una agen-
da comn para el continente americano que permitiera contrarrestar las in-
justicias contra las mujeres. A las representantes presentes en los Congresos
se les solicitaban reportes sobre la situacin de las mujeres en los temas de
educacin y derechos polticos.
Entre las mujeres salvadoreas que asistieron a estos encuentros y a otros
de carcter internacional, se menciona a la escritora Alice Lard de Ventu-
rino stas primeras feministas, apunta Sonia Ticas, eran en su mayora de
clase media para quienes lo ms importante era expandir las oportunidades
educativas de la mujer y no necesariamente emprender una lucha sufragista
(Ticas, 2005: 29).
Aquellas mujeres que hacan pblico su sentir en torno al tema de los dere-
chos polticos femeninos en revistas o en los peridicos; solan defender su
supuesta feminidad frente a las ideas feministas occidentales, sobre la igual-
dad de la mujer que consideraban peligrosas a la moral y a la institucin de
la familia.
Mara Candelaria Navas
96
2.3.3. Prudencia Ayala (1859-1934) y su lucha por ser Presidenta de
El Salvador
El poco desarrollo industrial de El Salvador, el ambiente poltico represivo
de la poca, la inestabilidad poltica junto a las actitudes retrgradas sobre el
papel de las mujeres en la sociedad, contribuyeron a que se prolongaran las
luchas sufragistas y que no se lograran insertar en la segunda ola del feminis-
mo internacional, representada en el sufragismo como demanda principal
del movimiento feminista.
Esas limitaciones no lograron impe-
dir que Prudencia Ayala se autopro-
clamara candidata a la presidencia de
la repblica en 1930. En El Salvador,
las mujeres an no tenan derecho al
voto. Sin embargo, causa sensacin
la igura de Prudencia Ayala en esa
poca, quien se declara orgullosa de
ser una humilde india salvadorea
(DdO, s/f : 3).
La demanda de Prudencia Ayala, que
caus perplejidad entre los integran-
tes de una sociedad claramente patriarcal, podra haber tenido vigencia; ya
que la Constitucin de 1866 no negaba de una manera explcita los derechos
de las mujeres. Sin embargo, el asunto se resolvi con argumentos de tipo
procesal, sin que la Corte Suprema emitiera un fallo en torno a esa preten-
sin, situacin que considero a continuacin.
El lanzamiento de su candidatura coincide con cierta apertura democrtica
que se dio en el pas despus de que durante trece aos imper la dinasta
Melndez- Quinez de 1913 a 1920, la cual se mantuvo en el poder hacien-
do uso de la fuerza militar para someter a sus opositores. Sin embargo, en
el perodo 1927-1931 Po Romero Bosque prometi mayor participacin de
los sectores populares que haban ganado importante terreno poltico en los
aos anteriores, rechazando los abusos de las fuerzas del orden, as entonces
present su proclama.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
97
Tomando en cuenta la libertad [que] ha surgido en mi querida tierruca y no que-
riendo que el sexo femenino permanezca fuera de la ley restringida de los derechos
de ciudadano, lanzo mi candidatura para Presidente de la Repblica, inspirada en
la justicia de un gobierno mixto que identiique la soberana de la nacin en los dos
sexos (Ticas: mimeo, s/f 7)
Pero el argumento principal, sobre el cual basaba su solicitud Prudencia
Ayala, para la inscripcin de su nombre en el libro de votantes, era que el
trmino salvadoreo, que iguraba en la Constitucin para deinir quines
tenan el derecho a la ciudadana, amparaba a todos aquellos que ostentaban
esta nacionalidad, y que por tanto, siendo ella mujer nacida en territorio sal-
vadoreo, estaba implcitamente involucrada en esta acepcin. En efecto el
artculo 51 de la poca deca:
Son ciudadanos de la Repblica todos los salvadoreos mayores de 18 aos, los
casados y los que hayan obtenido algn ttulo literario aunque no hubiesen llegado
a esa edad. Por su parte la ley electoral de la poca tampoco hacia aclaracin de
ningn tipo sobre la interpretacin genrica que deba darse al trmino salvadore-
o (Cceres Prendes, 1993: 20).
La solicitud fue conocida en primera instancia por el Alcalde de la ciudad de
San Salvador y ante una inusitada y razonada solicitud del procedimiento
indicado por la ley electoral; decide pasar el caso directamente el Consejo
de Ministros. Como era de suponerse el Consejo dictamin que el trmino
salvadoreo haca referencia a las personas de gnero masculino nacidas en
El Salvador, por lo que, las mujeres no tenan derecho a ser reconocidas como
ciudadanas y mucho menos a ser inscritas en el libro de los votantes.
Ante la negativa Prudencia present un recurso de amparo a la Corte Supre-
ma de Justicia. Esta instancia dio trmite a la solicitud, declarndola impro-
cedente bajo el argumento de que el recurso de amparo cubra exclusiva-
mente los derechos individuales, pero no los polticos. Hubo un miembro de
la Corte que vot en contra de la mayora de los miembros de este rgano,
el magistrado Reyes Arrieta Rossi argument su voto contrario, exponiendo
que el recurso de amparo no poda de ninguna manera excluir los derechos
polticos y que dicha solicitud debi haber sido tramitada por la Corte, por
ser un caso que queda bajo proteccin constitucional a que tiende la ley de
amparo. Airmando que En la sentencia inal se habra dilucidado si la mujer
tiene o no derecho al voto que la constitucin concede a todos los ciudada-
nos (LP 1930: 13 nov)
Mara Candelaria Navas
98
En su edicin del 27 de noviembre de 1930 La Prensa, Diario ilustrado del
medioda public el texto completo de la exposicin de motivos del Magistra-
do Arrieta con la siguiente introduccin:
Por ser un documento de gran importancia sobre los derechos individuales que
concede la constitucin de nuestro pas, publicamos a continuacin ntegro, un in-
teresante estudio del seor Magistrado Reyes Arrieta Rossi, quien hizo estas consi-
deraciones al consignar su voto en contra de la resolucin de la Corte Suprema de
Justicia en la solicitud de doa prudencia Ayala, para que se admitiera la inscripcin
de la mujer salvadorea como ciudadano.
Los argumentos del Magistrado Arrieta y el proceso mismo tuvieron difusin
y cobertura en la prensa de la poca, lo cual expresa cierta apertura para
discutir el tema de otorgar los derechos polticos a las mujeres dentro de
algunos crculos intelectuales del momento. A pesar de esta publicidad el
tema desapareci de la difusin pblica hasta 1939, como se analizar pos-
teriormente.
Prudencia Ayala (1885-1936)
28
era una mujer de origen humilde, activista
por los derecho civiles de las mujeres y por el unionismo centroamericano,
de carcter contestatario y rebelde, con inclinaciones por el arte de la adivi-
nacin y la profeca. En Santa Ana, donde desarroll sus talentos: literatura,
msica y arte en las predicciones polticas y sociales se le bautiz como la
Sibila Santaneca, razn por la por la cual fue acusada de demente. Por sus
convicciones y su militancia sufri encarcelamiento y segregacin social. Na-
ci en Sonzacate, departamento de Sonsonate, el 25 de abril de 1885; estudi
hasta segundo grado en Santa Ana.
Desde muy joven se dedic a escribir artculos en los peridicos locales, mu-
chos de sus escritos los orient a la defensa de la unin centroamericana, a la
causa de Augusto Csar Sandino en Nicaragua, a la intervencin norteameri-
cana en el istmo; adems, critic muy severamente a los regmenes polticos
de turno en los pases centroamericanos. Desarroll una campaa por los
derechos polticos de las mujeres. Escribi dos obras que logr publicar con
fondos propios: Inmortal amores de loca (1925) y Payaso literario en comba-
te (1928) y dos folletos donde expone su pensamiento feminista Inmortal y
Luz de Orin (1924). En este ltimo escrito hace un fervoroso llamado a la
28 Los datos biogrcos son tomados de sus dos obras publicadas, Inmortal, amores de loca (San
Salvador Imprenta Arvalo,1928) y Payaso literario en combate (San Salvador, Imprenta Arva-
lo,1928) y del sio del Museo de la Palabra y la Imagen: hp:www.sv/museo.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
99
regin centroamericana para que se una al ideal de la unin poniendo a las
mujeres al frente, Prudencia Ayala escribe:
Pueblo centroamericano: vuestro sexo femenino est cansado de sufrir tanta des-
gracia, de ver vidas sacriicadas, sin razn en los campos de batalla, defendiendo no
ms que la codicia de un mal gobernante o de un caudillo. Salgamos de ese separa-
tismo, resumidero de vidas, de ese asqueroso estado de miseria que presentamos
ante el Gigante del Norte. El sexo femenino lucha enrgicamente porque no se deje
la obra trunca. Dar tarde o temprano una prueba de abnegacin, de amor patrio.
Dar el ejemplo de verdadero civismo, porque en su corazn est consumindose
ese fuego ardiente de ideal y del amor a la Patria y a la Libertad y va triunfando
velozmente pasando muy por encima de todas las barreras que colocan a su paso a
los rprobos, que no ven, porque no quieren, el porvenir de Amrica Central (Ayala:
1928.)
Prudencia Ayala emprendi su campaa en pro de los derechos polticos fe-
meninos desde el foro pblico que le brindaba el Partido Unionista. En una
famosa conferencia dictada en el Teatro Nacional de Santa Ana, en octubre
de 1920, conmovi a su audiencia hablando del patriotismo femenino. Dicha
conferencia fue publicada en El Unionista, peridico santaneco fundado para
avanzar dicha causa; en ella Ayala hace un fervoroso llamado a toda la re-
gin a enarbolar el ideal de unin al frente del cual pone a las mujeres. Para
Prudencia Ayala, la unin centroamericana era la nica capaz de impulsar el
progreso, proceso en el cual las mujeres deban tener un papel protagnico.
En esta lucha no estuvo sola, aunque aparentemente no llegaron a coordinar-
se, ya que en Guatemala Teresa Masferrer de Miranda escriba lo siguiente:
La mujer debe dejar el servilismo ciego y despojarse de prejuicios para formar un
frente ante la amenaza yanqui ya que la mujer de todos los tiempos ha sido patrio-
ta; En 1921 durante la Convocacin Unionista a la que Prudencia Ayala asisti en
calidad de delegada reiter que la familia centroamericana no poda verse unida sin
que la mujer gozara de la plenitud de sus derechos como integrante de la nacin.
Acudi a los personajes femeninos patriticos de la historia de Centroamrica para
establecer la continuidad de la presencia femenina en el proyecto de la unin. Fi-
guras como la heroica nicaragense, Lucila Matamoros, quien muriera en el campo
de batalla por esta causa, le dieron un aliciente a su propia lucha a la vez que repre-
sentaron un ejemplo de la mxima abnegacin femenina (Ticas, mimeo, s/f: pp. 11).
Ser mujer patriota en el ambiente patriarcal de la poca, probablemente
era ms aceptable que ser mujer poltica; el patriotismo que enarbolaba
valores cvicos positivos como una persona que ama a su patria y procura
todo su bien, segn el diccionario de la lengua espaola, era ms aceptable;
Mara Candelaria Navas
100
pero que una mujer se atreviera a solicitar la candidatura a la presidencia
defendiendo sus derechos como ciudadana adems de inaudito era inconce-
bible, como lo demostraron los magistrados de la Corte Suprema de Justicia,
al rechazar su peticin de inscripcin como candidata a la presidencia.
Sonia Ticas sostiene la tesis de que la vida y obra de Prudencia Ayala se po-
dra enmarcar en tres ejes interrelacionados: el proftico, el poltico y el fe-
minista; considerados de ruptura, dado el momento que le toc vivir y aje-
nos a las normas convencionales del ser mujer. El discurso planteado en el
eje proftico le permiti asumirse como mujer pensante, cuya visin poltica
para Centroamrica tena una inspiracin divina. El incipiente movimiento
feminista que trat de forjar fue para reconstruir la gran nacin centroame-
ricana, cuya base, era estrictamente patriarcal.
La historia de la integracin centroamericana ha vivido momentos de auge
y crisis. A Prudencia Ayala le toc vivir un momento de auge dado que, des-
pus de las mltiples guerras y rencillas entre liberales y conservadores de
la segunda mitad del siglo diecinueve, a principios del siglo veinte, se revivie-
ron los ideales unionistas ante acciones intervensionistas de Estados Unidos
en la regin.
Con la construccin del canal de Panam, a principios del siglo XX, y luego en
1912, con la ocupacin militar de Nicaragua. Tambin los preparativos para
conmemorar el primer centenario de la independencia centroamericana a
cumplirse en 1921, ao en que se cre la Federacin Centroamericana. Du-
rante toda la dcada de los 20, Prudencia Ayala se dedic a preparar su audaz
hazaa bajo el patrocinio del Partido Unionista.
La plataforma de Ayala, por lo que reportaron los peridicos, abarcaba un
ambicioso programa de reivindicaciones o en pro de las mujeres. Un perio-
dista la caliic de prolija exposicin de innovaciones radicales a favor de la
mujer. Pero en realidad no est claro cunto apoyo tuvo por parte del ele-
mento femenino activo en la poltica de la poca. Ni se sabe si efectivamente
fund la Liga que haba anunciado a su partida de Guatemala. Pero s, se tiene
noticia del Crculo Femenino Tecleo que la consideraba una ferviente de-
fensora de los derechos de la mujer y por ende apoy su campaa
29
:
29 En anexo No 2 la propuesta del Plan de Gobierno de Prudencia Ayala.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
101
La humillante condicin que actualmente ocupa en el campo poltico la mujer sal-
vadorea ha terminado [] Hoy tcale a la mujer salvadorea hacer valer sus dere-
chos []. Doa Prudencia Ayala, genuina representativa de nuestra mujer Indo-La-
tina, es hoy, en el campo poltico, un alto exponente de nuestras fuerzas ciudadanas.
Un periodista en tono sensacionalista apunt:
Una mujer que se lanza a la candidatura para ocupar la presidencia en nuestras
repblicas tan tmidas es algo que constituye una novedad prodigiosa y suponemos
que no es faltar a la seriedad ocuparse de estas novedades que el buen Dios parece
haber hecho exclusivamente para satisfaccin de periodistas
Otros periodistas caliicaron su osada como producto de la demencia y de la
irracionalidad de su conducta: Doa Prudencia se ha dado a meditar honda-
mente en nuestros problemas nacionales. Sus conceptos polticos produci-
rn curiosidad en el pblico lector. Los nios y los locos dicen muchas veces
la verdad.
Hubo caricaturas sobre Prudencia Ayala que trataron de ridiculizar y bana-
lizar su osada; por ejemplo, hay una caricatura en la que ella aparece repre-
sentada como una feminista loca que va corriendo con un cucharn tras la
silla presidencial. Exagerando su pelo corto, la boca ancha y pronunciada con
labios gruesos, los ojos casi, en la cabeza, sobresaliendo el cucharn, con una
lgica alusin a la cocina, recordndole que su vida es en la cocina, no en los
espacios pblicos. Adems, en la cultura salvadorea hay una frase que hace
alusin a no entrometerse en actividades que no le ataen a las personas no
metas tu cuchara donde no te llaman. La caricatura est acompaada del
texto siguiente: Doa Prudencia Ayala lleva enarbolada la cuchara, smbolo
de la laboriosidad hogarea que no por ser candidata ha descuidado.
Seguramente la intencin de esas expresiones, no es otra que mofarse del
atrevimiento de una mujer que est signada y asignada, en razn de su sexo,
a las labores domsticas y se burlan de sus aspiraciones para gobernar la
nacin; as lo conirman las frases siguientes escritas o expresadas por pe-
riodistas y citadas por Ticas: Un periodista que la buscaba en el Palacio Na-
cional donde ella haba llegado, declara haber ledo en su semblante altivo
la frase aqu mandar yo. A otros les parece prepotente la manera en que
maneja su campaa como si ya estuviera en la presidencia. Dice un periodis-
ta que hilvana planes, forma gabinetes, prev el futuro, presente y pasado,
Mara Candelaria Navas
102
da disposiciones, acuerda unos pagos y en in hace todo lo que un presidente
hace. Prudencia Ayala ret todas las preconcepciones y estereotipos refe-
rentes al papel social de la mujer y no tuvo temor a que la tacharan de loca y
varonil por entrar al terreno de la poltica.
Su plan contemplaba no solamente el apoyo a los derechos de las mujeres,
sino tambin el estmulo a la labor sindical, la honradez en la gestin guber-
namental, lmites en el uso y abuso del alcohol, reconocer jurdicamente a las
hijas e hijos nacidos fuera del matrimonio. Dedicando el apartado siguiente
especicamente a las mujeres: El elemento femenino tendr el derecho po-
ltico para identiicar la soberana de la nacin en ambos sexos en el desa-
rrollo de lo poltico, cvico y social, por ser la mujer parte integrante de la
sociedad humana (Azucena, 1998: 6b-7b).
Escritores contemporneos catalogan el pensamiento de Prudencia Ayala,
idealista y utpico ya que presenta una visin, un sueo y el coraje de una
mujer del futuro, que lucha por liberarse de una sociedad oscura (Ibid).
No pudo ver cristalizados sus sueos, teniendo que renunciar:
Me alejo almas mas con el corazn satisfecho de haber entrado en combate para
obtener el triunfo de mi derecho ciudadano. Me alejo grata de los polticos que han
prestado atencin a la justicia que reclamo en el campo de la ley. La patria exige la
prctica de la justicia, el cumplimiento de la ley en su ms completo signiicado cvi-
co social entre hombres y mujeres, para equilibrar los valores morales de la nacin
civilizada. As la alegra embarga mi esperanza en el prximo futuro electoral [].
(La poca 1930)
30
Como vemos su discurso de renuncia a la candidatura es expresin de la se-
riedad y compromiso con que asumi todo el proceso, al contrario de lo que
la prensa divulg, pero que s permiti sentar las bases de la defensa por
los derechos polticos de las salvadoreas (Cceres: 1993). Despus de estos
sucesos contina viviendo de su oicio de costurera y de adivina para morir
seis aos despus en 1936.
De este personaje se destacan cuatro hechos que a nuestro juicio son de tras-
cendencia histrica y poltica:
30 El discurso fue publicado por la mayora de peridicos capitalinos.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
103
a. Su osada principal es haberse declarado candidata a la presidencia de
la repblica y proyectar el Gran Partido Feminista Salvadoreo. Lleg a
formular una propuesta de plan de gobierno. La demanda de Prudencia
Ayala, que caus perplejidad entre los integrantes de una sociedad clara-
mente patriarcal, podra haber tenido vigencia, ya que la Constitucin de
1866 no negaba de una manera explcita los derechos de las mujeres. Sin
embargo, el asunto se resolvi con argumentos de tipo procesal, sin que
la Corte Suprema emitiera un fallo en torno a esa pretensin.
b. La creacin del peridico Redencin Femenina en el cual expresaba sus
principales postulados y demandas sobre los derechos de las mujeres.
c. Presentarse como escritora cuando apenas haba alcanzado a completar
el segundo grado. Desde 1913 publica sus planteamientos feministas y
su pensamiento unionista centroamericano. Fustiga a las dictaduras del
istmo, apoya la lucha de Augusto Csar Sandino, en Nicaragua, y rechaza
la intervencin extranjera.
d. Escribi dos libros: Amores de loca (1925) y Payaso literario en Com-
bate (1928); y dos folletos donde expone su pensamiento feminista In-
mortal y Luz de Orin (1924), y la creacin del Crculo Femenino Tecle-
o, cuyo accionar desconocemos.
Por todo ello, la sociedad no supo cmo caliicarla, se le llam loca, intelec-
tual y analfabeta. En principio podramos caliicar a esta mujer como una
de las primeras sufragistas y promotoras de la unin centroamericana.
2.3.4. Veinte aos despus de Prudencia Ayala: el voto femenino
2.3.4.1. Movimiento Sufragista y el voto femenino en El Salvador

Las luchas sufragistas tenan en todo el mundo un objetivo comn: la con-
quista de la igualdad jurdica o poltica de las mujeres, es decir el de-
recho al voto. Sus motivaciones, movilizacin de estrategias, el apoyo o re-
chazo social que motivaron, duracin de sus acciones, poltica de alianzas,
y inalmente, los logros alcanzados respondieron a las condiciones socio-
histricas de cada contexto especico en que dichas luchas se desarrollaron.
Era precisamente el voto el que se les negaba a las mujeres en el siglo XIX y
hasta mediados del XX. Las constituciones adoptadas en nuestras repblicas
latinoamericanas, centroamericanas dotaron a las mujeres de nacionalidad
Mara Candelaria Navas
104
por nacimiento en el territorio nacional, pero no de ciudadana, entendida
esta como el derecho a elegir a los representantes de los ciudadanos y a po-
der ser elegido como su representante. Las constituciones de Amrica Latina
enfatizaban el gnero: se dirigan a un ser emblemticamente a un hombre:
el ciudadano; los hombres mayores de edad (Lavrn, 2002: 4).
El movimiento social conocido como sufragismo fue impulsado en Amrica
Latina por mujeres feministas. El feminismo como ideologa y activismo se
deini en el Siglo XIX y se bas en el examen de la condicin de las muje-
res, las diferencias creadas por el sexo, y el signiicado de justicia social y la
representatividad vistas con lentes de gnero. Feminismo y sufragismo no
son equivalentes, como muy bien lo explica Lavrn (ibid, 5). El feminismo
fue una ideologa amplia que incluy una serie de demandas de cambio de
reforma social especicamente aplicadas a la mujer y a las relaciones entre
hombres y mujeres. En el abanico de sus intereses se incluy el sufragio fe-
menino, pero tambin la igualdad jurdica entre mujeres y hombres.
En algunos pases como Mxico (Lovera: 2004, 29; Tun, Pablos: 1987, 148-
157), Chile (Chaney: 1983, 139-177), Panam (Marco: 1996, 12-41), el movi-
miento sufragista feminista fue un movimiento de masas y de confrontacin
en donde se expresaban claramente deinidas sus demandas en relacin a su
identidad, adversario y visin
31
.
En otros, sus manifestaciones y alcances no lograron impactar a la sociedad
y ms bien se trat de acciones aisladas de mujeres intelectuales, general-
mente escritoras y periodistas, y sus alcances fueron menos radicales, ms
bien moderados, que no llenaron los requisitos o caractersticas propias de
un movimiento social.
Por ejemplo, en Estados Unidos el movimiento sufragista estuvo ligado al
movimiento antiesclavista. Una de las resoluciones de la Convencin de S-
neca Falls, Nueva York, realizada en 1848, (cuyo texto ha sido analizado en
el Captulo I) en donde se convoc a las mujeres para, discutir la condicin
31 Idendad: que se reere a la autodenicin del movimiento, de lo que es a nombre de quien se
habla.
Adversario: hace referencia al enemigo principal del movimiento segn lo idenca ste de forma
explcita.
Visin u objevo social: se reere al po de orden o de organizacin social que el movimiento
deseara obtener en el horizonte histrico.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
105
social, civil, religiosa y los derechos de la mujer, que culmin con la Declara-
cin de Sentimientos en la cual se rechaz el estatus social subordinado de
las mujeres estadounidenses, estableci que era un deber de las mujeres es-
tadounidenses asegurar su derecho sagrado al sufragio electivo. Este hecho
marc el inicio de la lucha sufragista de ese pas.
En Amrica Latina no fue sino hasta en los aos veinte y treinta del siglo XX
que se desarroll un movimiento sufragista propiamente dicho. Si bien des-
de el siglo XIX se dieron algunos hechos aislados en algunos pases, el voto
femenino no fue visto como una prioridad o considerado en las agendas de
las organizaciones de mujeres latinoamericanas, que surgieron en el siglo
XIX y en los primeros aos del siglo XX, ya que se privilegiaron las demandas
de la educacin y otros derechos civiles. Para algunas autoras como Rina Vi-
llars, una de las razones bsicas que explicara el carcter marginal que tuvo
en sus inicios la demanda del sufragio femenino, fue la ausencia de una tra-
dicin sufragista democrtica en Amrica Latina debido, entre otras causas,
al persistente caudillismo en la mayora de los pases de la regin, en donde
los procesos electorales fueron prcticas dominadas por la violencia y la ile-
galidad. Por ejemplo, entre 1850 y 1900 solamente el 2.3% de la poblacin
masculina en Amrica Latina tuvo acceso al sufragio (Villars, 2001: 137).
La ausencia de una prctica sufragista efectiva entre la poblacin masculina
aunada a las prcticas patriarcales, determin que las primeras feministas
latinoamericanas privilegiaran las demandas del acceso a la educacin y sus
derechos civiles, postergando la demanda sufragista. En Mxico, por ejem-
plo, el movimiento sufragista gener reacciones encontradas en la opinin
pblica y en la prensa se publicaron con frecuencia virulentas caricaturas en
contra del sufragio, en las cuales las mujeres aparecan en imgenes grotes-
cas subvirtiendo los roles sexuales, en las que el hombre asuma funciones
domsticas que tradicionalmente desarrollan las mujeres. El movimiento
sufragista mexicano cont con lderes femeninas destacadas, apoyadas por
el contexto de la revolucin y los cambios constitucionales, sin embargo, su
lucha culmin en 1948.
En Costa Rica los opositores al sufragio femenino plantearon por la prensa,
el argumento de que las mujeres no tenan capacidad para participar en po-
ltica; as como el temor a que descuidaran sus obligaciones como esposas
y madres. En Honduras no puede hablarse de un movimiento sufragista, en-
Mara Candelaria Navas
106
tendido como el conjunto organizado de acciones colectivas en pro de
los derechos polticos de las mujeres, sino hasta en los aos cuarenta del
siglo XX. El Ecuador fue el primer pas en Amrica Latina en obtener el voto
en 1929, debido a una medida poltica de la coalicin conservadora en el
poder en esa poca que buscaba ampliar su base de sustentacin en el sec-
tor femenino. En El Salvador pas algo parecido en 1939, como resultado de
una reforma constitucional durante la dictadura de Maximiliano Hernndez
Martnez. Mientras que el voto masculino fue consignado como obligatorio,
el femenino fue voluntario y efectivo solamente para las mujeres que tenan
por lo menos tres aos de estudios de educacin primaria, sin embargo: es
fcil deducir que la aprobacin del sufragio femenino tuvo entre sus motiva-
ciones, la necesidad del rgimen de ampliar su base poltica entre las muje-
res y garantizar el apoyo de estas para la reeleccin de Martnez (bidem:
147). (Villars, 2001: 147).
Sintetizando, podemos airmar que en Amrica Latina la promulgacin del
voto femenino no tuvo un carcter homogneo, sino que fue el resultado de
la combinacin de muchos factores, entre otros: campaas prosufragistas
llevadas a cabo por mujeres feministas, intereses polticos de las lites de
poder, procesos de democratizacin o modernizacin internos y la presin
internacional que despus de la segunda guerra mundial, favoreci el ensan-
chamiento de la democracia en la mayora de los pases del mundo.
En Centroamrica estudios recientes (Rodrguez, 2002: s/n) consideran que,
si bien es cierto, en el perodo de 1890-1930 prevaleca una visin conser-
vadora de las mujeres y el Estado en cuanto a que se legitimaban los roles
tradicionales de gnero, por medio del papel decisivo de las mujeres en los
procesos de reforma social, de construccin de la nacin y de mantenimien-
to del orden social, hubo voces disidentes y contestatarias, como el caso de
Prudencia Ayala (caso ya trabajado antes), en El Salvador, quien coloc el
sufragio femenino en la agenda nacional.
Sin embargo, podemos airmar que las salvadoreas poco a poco fueron re-
cibiendo el inlujo del movimiento feminista mundial, que ya tena algunos
aos de constituido formalmente, por ejemplo, en 1888 se cre el Consejo
Internacional de Mujeres. En 1921 se organiz en Madrid una Liga Interna-
cional de Mujeres Ibricas e Hispanoamericanas que promovi la formacin
de ligas femeninas en los pases latinoamericanos.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
107
En la Sexta Conferencia Panamericana de La Habana en 1928, se estableci
la Comisin Interamericana de la Mujer (CIM), para el estudio de las condi-
ciones civiles de las mujeres. En ese mismo ao en el Congreso Internacional
Femenino de Buenos Aires, estuvo presente la salvadorea Alicia Lard de
Venturino. Tambin en la Universidad Popular (creada por lderes comunis-
tas) se organizaban conferencias con destacadas iguras femeninas y escrito-
res salvadoreos como Alberto Masferrer.
El primer logro de la CIM fue la Resolucin de la Octava Conferencia Interna-
cional Americana. Despus de la inalizacin de la Segunda Guerra Mundial,
la recin creada Organizacin de las Naciones Unidas vio la necesidad de
evaluar la situacin de las mujeres y plantear algunas acciones, fundamen-
talmente de corte tradicional.
Otra muestra de su participacin poltica se da en 1932, cuando un nmero
considerable de mujeres de la ciudad, en su mayora campesinas, se sumaron
al movimiento encabezado por Farabundo Mart y formaron comits de mu-
jeres campesinas para apoyar el levantamiento que fue reprimido indiscri-
minadamente por las tropas del General Maximiliano Hernndez Martnez.
Durante las jornadas insurreccionales de 1932, los relatos de la poca dan
cuenta de que las fuerzas rebeldes fueron expulsadas por las tropas del ejr-
cito y se alojaron en Sonzacate, un pueblo de origen indgena, situado en el
occidental departamento de Sonsonate. El pueblo de Sonzacate se convirti
en un bastin revolucionario, se destaca entre los rebeldes la igura de una
mujer conocida como la camarada Julia o Julia la Roja quien desempe
un papel importante en la defensa de ese bastin.
32
Norma Guirola de He-
rrera, resea de las memorias del lder obrero Miguel Mrmol, lo siguiente:
Muchas de ellas ayudaron a curar heridos, a esconder compaeros, a trasla-
dar militantes del golpeado partido Comunista Salvadoreo. Cientos de mu-
jeres annimas ayudaron a la reconstruccin del partido que haba perdido
a sus principales dirigentes pero que continuaba irme en la lucha. (Guirola:
1983, 15, Dalton, 1983)
En 1939, igual que en 1930 en la coyuntura de Prudencia Ayala, la prensa
dio amplia cobertura al tema, reproduciendo en su casi totalidad el debate
32 Camarada Julia es mencionada de manera escueta por Thomas Anderson ( EDUCA: 1976), en El
Salvador, Sucesos Polcos de 1932, en la p.184, no hay ms datos.
Mara Candelaria Navas
108
de la Asamblea Constituyente en lo relativo al derecho al voto de las mujeres.
La Comisin redactora para justiicar la inclusin del artculo, que otorgaba
dicho derecho, cont con la participacin del Dr. Carlos Escobar Serrano para
que expusiera, como ponente del proyecto, ante la Asamblea Constituyente
la argumentacin siguiente:
Se bas la comisin para incluir la innovacin en dos cosas:
Primero que hay muchas mujeres muy inteligentes, preparadas y patriotas; y se-
gundo que nunca se ha evitado que la mujer tome participacin en la lucha poltica.
Cuando se trata de elecciones supremas o locales lo primero que aparece es un co-
mit femenino; es cosa a la cual estn habituadas ya las mujeres salvadoreas. Por
qu no reconocerles ese derecho dentro del marco legal? Cuando nuestros abuelos
introdujeron la separacin de la Iglesia y el Estado se crey que vendra una banca-
rrota social; cuando nuestros padres proclamaron principios ms revolucionarios
tambin se crey que vendran perturbaciones sociales; nada de eso eso ocurri.
Ahora al dar nosotros el voto a la mujer, estoy seguro que tampoco habr bancarro-
ta en la sociedad (LP, 1938: 6 dic).

Este punto gener debates, como era de esperarse en la sociedad patriarcal
salvadorea, dando lugar a participaciones encontradas. Algunos de los di-
putados que apoyaron la iniciativa tuvieron opiniones como esta, del diputa-
do Guzmn Trigueros:
est justiicado que la asamblea conceda el derecho al voto a la mujer. La huma-
nidad se encamina hacia la guerra y amenaza destruir la civilizacin. En tanto la
mujer no tenga derecho al sufragio; no podr oponerse a la guerra; no poca ha de
ser entonces la inluencia de la mujer para que El Salvador no se lance a la guerra
en un caso dado. Debemos ir hacia la paz y si la mujer no interviene en la vida na-
cional, esa inalidad contra la guerra la vamos a perder. Dmosle el voto a la mujer
con restricciones porque es un ensayo y no sabemos el resultado. Al hacerlo as
procedemos con buenas intenciones.
El diputado doctor Jaimes dijo que le pareca innecesario discutir sobre el voto a
la mujer: Las palabras dichas han demostrado que con esta innovacin se sienta el
principio de que la mujer est en condiciones iguales al hombre (ibidem.)
Por su lado el diputado Aguilar pidi que, si se dice tcitamente que tienen
deberes y derechos, que se les den en forma efectiva. Actualmente han llegado
muchas mujeres al mismo nivel del hombre. Pidi que se le conceda el voto.
Cceres Prendes (1995) airma que si bien la mayora de las intervenciones
de los diputados fueron favorables a la propuesta al analizar sus argumen-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
109
tos; por un lado, lo ligan de manera estereotipada con aquellos smbolos que
caracterizan el ser mujer: la paz y el sostn espiritual de la sociedad, ya que
no se puede ir a la bancarrota; y por el otro, con algunas restricciones ya
que se trataba de un ensayo del cual no se saban los resultados.
La cuestin se dej condicionada a una reglamentacin que debera emitirse
mediante ley de la repblica, de manera posterior:
hay que reconocer el derecho como ensayo para que la ley sea la que se reforme
y no la Constitucin en caso de que no resulte favorable; pues la enmienda de la
Constitucin no se podra efectuar con la misma facilidad que una reforma de las
leyes afectara.
El artculo fue inalmente aprobado con 27 votos a favor y 8 en contra, en
sesin celebrada el 5 de diciembre de 1938 de la Asamblea Nacional Consti-
tuyente, con la siguiente redaccin:
Se otorga a la mujer salvadorea el derecho del sufragio con las limitaciones y con-
diciones que determinar la ley reglamentaria de elecciones.

Fue El Salvador, el primer pas centroamericano que otorg el voto a las mu-
jeres. Sin embargo, el artculo Constitucional nunca se produjo. Las razones
de ello parecieran haber estado ms con relacin a las diicultades polticas
y sociales que enfrent el rgimen dictatorial de Hernndez Martnez en sus
ltimos cinco aos.
Parece evidente que el rgimen de Martnez tuvo particular inters en im-
pulsar esta iniciativa, ya que vea en el voto femenino un caudal electoral
que podra contribuir a la reeleccin, a la que l estaba aspirando y que
cada vez era menos probable dada la impopularidad creciente de su rgi-
men.
Justo en los meses previos a la cada de Martnez, surgi una organizacin de
mujeres con ines polticos: el Frente Democrtico Femenino que tena como
objetivo promover la incorporacin de las mujeres de los distintos estratos
sociales a la lucha por los cambios, las reformas democrticas al sistema po-
ltico y la demanda de la renuncia de Martnez.
Mara Candelaria Navas
110
Los cambios democrticos esperados que buscaba el Movimiento del 44
33
,
que fueron la reforma del sistema poltico y la instauracin de la democracia
en El Salvador, no aparecieron despus de la cada de Martnez, por lo que
la lucha continu con los mismos objetivos. En 1945 nace la Asociacin de
Mujeres Democrticas de El Salvador, cuyas actividades continuaron siendo
las mismas del Movimiento del 44. Esta organizacin estableci un rgano
divulgativo propio que se denomin Tribuna Feminista, cuya orientacin es-
taba marcada por la coyuntura poltica del momento.
En 1948 se aprob la Convencin sobre los Derechos Polticos y Civiles de la
Mujer, la cual fue ratiicada por El Salvador en 1951. Se funda la Liga Feme-
nina Salvadorea en 1947, la cual inluy en lograr el derecho al sufragio sin
restricciones para las mujeres salvadoreas en 1950.
En la VIII Conferencia Panamericana que se llev a cabo en diciembre de
1947 en Per, patrocinada por la Unin Panamericana, que haba venido im-
pulsando la igualdad de las mujeres y hombres, al grado que lleg a reco-
mendar la incorporacin en las legislaciones la igualdad entre el hombre y la
mujer; ya haban hecho esa incorporacin: Uruguay, Paraguay y Cuba. Repre-
sent a El Salvador, Da. Mara de Guilln Rivas, quien present su ponencia:
Las Mujeres salvadoreas piden igualdad con los hombres.
En 1948 se irman otros dos convenios: la Convencin Interamericana sobre
la Concesin de los Derechos Polticos de la Mujer, en la cual se reconoce que
el derecho al voto y a ser elegido para un cargo nacional no deber negarse
por razones de sexo; y la Convencin Interamericana sobre la Concesin de
los Derechos Civiles de la Mujer, en la que los Estados Americanos convie-
nen en otorgar a la mujer los mismos derechos civiles que goza el hombre.
Siguiendo el devenir de los acontecimientos posteriores al derrocamiento de
Hernndez Martnez, un hombre de su conianza, el General Salvador Casta-
neda Castro, fue elegido presidente en 1945; muchos obreros haban sido en-
carcelados y los reformistas exiliados. Hay una reactivacin del movimiento
social, especialmente el obrero, quienes se movilizaron para conseguir apoyo
a sus demandas por el derecho al contrato colectivo, una jornada de ocho ho-
33 Se conoce as al movimiento social que aglun mujeres y hombres de diferentes sectores sociales
y polcos que realizaron acciones de calle de resistencia y denuncia, exigiendo la renuncia del dic-
tador Maximiliano Hernndez Marnez, fundador de la dictadura militar en El Salvador en 1931.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
111
ras, el derecho a huelga y libertades civiles para todos. En diciembre de 1948,
el General Castaneda fue depuesto mediante un golpe de Estado, la siguiente
cita nos clariica cul era panorama econmico y poltico de la poca:
Las divisiones en el seno de la oligarqua, que venan de 1944 (con la cada de
Martnez), tenan que ser resueltas. Los precios del caf consistentemente elevados
durante el perodo de la postguerra haban evitado el caos. Sin embargo, los ele-
mentos ms visionarios de la lite de El Salvador saban que algunas cosas tendran
que cambiar para que todo siguiera igual. (Armstrong y Rubn, 1983: 44).
Lo anterior implic que los oligarcas modernizadores, que intentaban la di-
versiicacin de su propia riqueza y de la base econmica del pas, se impu-
sieran a los oligarcas terratenientes que tenan sus fortunas enraizadas en
la economa agroexportadora y que no queran participar en desarrollar la
prosperidad del pas. En los aos cincuenta comienzan a circular opiniones
diferentes respecto de los medios polticos y econmicos para mantener esa
prosperidad.
La salida fue buscar aliados en una nueva generacin de militares que ha-
ban sido formados en el extranjero, muchos en USA, eran profesionales y
tecncratas, menos que generales de carrera, eran partidarios de sacar a El
Salvador del monocultivo del caf y queran que el ejrcito contribuyera, ms
que a las masacres, al desarrollo del pas. De este grupo surgi el Coronel
Oscar Osorio quien dirigi el golpe de Estado y dos aos despus en 1948
fue elegido Presidente.

La revolucin de diciembre de 1948 da inicio a un perodo de modernizacin
sin precedentes en el pas: en el mbito cultural, la modernizacin pretenda
articular un discurso de nacin y de las identidades cvicas, adoptando como
eje un proyecto modernizador. Estos intentos de modernizacin del Estado
incluyeron tambin cambios a su interior que afectaron a las mujeres y a los
estereotipos culturales de la poca.
Para Armstrong y Rubn (ibid: 45) el gobierno de Osorio desarroll una es-
trategia de tres vertientes que permanecera como el marco de dominacin
en El Salvador durante las dcadas por venir: a) el desarrollismo: la creacin
de las condiciones para permitir la expansin y modernizacin de la econo-
ma; b) reformismo: la poltica de ajustar las estructuras sociales y polticas
existentes para mantener el sistema un paso delante de sus propias contra-
Mara Candelaria Navas
112
dicciones; y c) represin: reservada para aquellos que no podan ser absor-
bidos y queran ms que un cambio paliativo.
Aunque los estudios sobre los valores y la ideologa durante la poca son
prcticamente inexistentes, el historiador Jorge Cceres Prendes (1993) hace
un anlisis sobre el surgimiento de las organizaciones feministas, dentro de
la coyuntura de modernizacin del estado durante el perodo 1948-50.
En ese perodo se adopta la Constitucin de 1950, la cual logra articular la
propuesta modernizadora y proporciona los principios que han orientado el
accionar del Estado hasta el presente. En las discusiones previas a la aproba-
cin de esa Carta Magna participaron activamente varias intelectuales.
De 1948 a 1949 se intent conformar un movimiento social de apoyo al pro-
yecto gubernamental, en el que se incorporaron diferentes sectores sociales.
En la conformacin del partido oicialista, el Partido Revolucionario de Unii-
cacin Democrtica (PRUD), se constituyeron sectores como el PRUD obre-
ro y el PRUD femenino, en el cual participaron mujeres con una tradicin
de lucha a favor de las causas feministas.
La referencia al voto femenino en El Salvador aparece en la Constitucin de
1950, que tuvo la virtud de establecer el voto universal sin impedimento al-
guno. Sin embargo, la lucha por el voto femenino vena de tiempo atrs y se
remonta a las exigencias del ejercicio del sufragio y postulacin de Prudencia
Ayala como candidata presidencial en las elecciones de 1930.
la inestabilidad poltica junto con las actitudes retrgradas sobre el papel de la
mujer en la sociedad prolongaron las luchas sufragistas y la consolidacin de un
movimiento de mujeres hasta 1950 cuando se cre la nueva constitucin que con-
ceda igualdad de derechos polticos para ambos sexos (Ticas, s/f: 6).
La obtencin del voto femenino salvadoreo dependi en gran medida de las crisis
nacional de los aos cuarenta y de la organizacin colectiva de las fuerzas feminis-
tas, factores que Lynn Stoner ha indicado que fueron comunes a otros movimientos
de mujeres en el continente (Ibidem: 8).
Adems, se comenzaron a elegir las primeras mujeres para cargos pblicos,
como la primera alcaldesa salvadorea, Rosario Lara vda. de Echeverra,
por el municipio de Berln, Usulutn. Una muestra de apertura por parte del
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
113
gobierno fue el patrocinio de un seminario del Consejo Interamericano de
Mujeres (CIM). En el prudismo de la primera poca, se poda identiicar una
fuerte tendencia profeminista, debido a que el elemento de la igualdad entre
hombres y mujeres se articulaba en la propuesta democratizadora de la mo-
dernizacin. Sin embargo, este apoyo dur poco, ya que el PRUD se derechiz
y el movimiento social fue duramente reprimido.
Una dcada ms tarde, en 1956, surge la Fraternidad de Mujeres Salvado-
reas, integrante del Frente Nacional de Oriente, que derroc a Jos Mara
Lemus, cuya dictadura tortur a mujeres en las crceles de la polica y lanz a
otras al exilio. Esta organizacin realiz una intensa labor cultural, educativa
y poltica; su plataforma de accin contena objetivos como: la organizacin
de mujeres campesinas, el logro y aplicacin de los derechos de estas, de
las empleadas domsticas, de las vendedoras de los mercados y de las tra-
bajadoras en general. Su accionar estuvo inluido por los acontecimientos
polticos del momento y por la fundacin de la Confederacin Nacional de
Trabajadoras, que llegaron a aglutinar a 1,500 vendedoras de los mercados,
profesionales y enfermeras (Garca, 1989: t1, 16).
La coyuntura previa y posterior a la cada de Jos Mara Lemus, cre un cli-
ma favorable para realizar acciones individuales y colectivas de ciudadanas
y ciudadanos, que contribuyeron a la creacin de la coyuntura favorable que
culmin con la aprobacin del voto femenino.
Esta aprobacin, no fue precedida de un movimiento sufragista que impacta-
ra a la sociedad salvadorea, ya que no aparecieron en el escenario poltico
salvadoreo, ni movilizaciones, ni discusiones pblicas al respecto, tampoco
organizaciones de mujeres especicas para tal in.

El aislamiento cultural del pas y la represin social de los regmenes autori-
tarios, impuestos desde principios del siglo XX, fueron algunos de los facto-
res que contribuyeron a la inmovilidad en torno a un movimiento sufragista.
Pese a que mujeres individuales participaron en los movimientos sociales y
polticos mixtos y al surgimiento de Liga Femenina en 1948, no hubo movi-
lizaciones sociales para obtener el derecho al sufragio. Ms bien los regme-
nes autoritarios como el de Martnez y los que continuaron, promovieron el
otorgamiento del derecho al voto a las mujeres con el objetivo de capitalizar
a su favor el voto femenino.
Mara Candelaria Navas
114
2.3.4.2. El Sufragismo Salvadoreo y la Liga Femenina Salvadorea
Esta organizacin tuvo un papel destacado en los aos anteriores a la dero-
gacin del voto femenino en El Salvador. Fue de carcter cvico, promovida
por algunas mujeres que ya haban participado en la Asociacin de Mujeres
Democrticas de El Salvador en los aos cuarenta. Su lucha por las reivindi-
caciones de las mujeres las llev a plantear, entre otras, la necesidad de que
se les concediera el derecho al voto y la inclusin en la Constitucin Poltica
de 1950 y que la enseanza fuera impartida por el Estado, adems de ser
gratuita, laica. Otra de las conquistas de la Liga Femenina fue que se recono-
cieran los derechos de los hijos nacidos fuera de matrimonio. Tambin ges-
tionaron y lograron la creacin de la Ciudad de los Nios, para la difusin de
sus demandas y actividades.
Entre sus fundadoras se recuerdan: Rosa Amelia Guzmn, Ana Rosa Ochoa,
Trnsito Huezo Crdova de Ramrez, Mercedes Mait de Luarca, Salvadora
Marcia de Marroqun, Mara Luisa de Guirola, Emma Escalante Rubio, Laura
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
115
de Paz, Petrona Roldn viuda de Ibarra, Zoila Trinidad de Belloso
34
, segn
rememora la Dra. Hilda Navas de Rodrguez.
Una de las fundadoras de la Liga Femenina fue la Profesora Graciela Manca v.
de Alfaro Jovel (Manca, 1990: 117). Ella habla sobre los motivos para fundar
dicha Liga: Una joven menor de edad, en Santa Tecla en 1947 fue atacada
por quince furibundos ebrios, la violaron golpendola hasta dejarla en paso
de muerte. Nos reunimos varias seoras para discutir con toda seriedad y
humanismo, tan grave problema social tenamos que ponerle paro a otro
desaguisado y debamos ampararnos en nuevas leyes para proteger a la Mu-
jer y al Nio. Se fund una asociacin para iniciar tan ardua lucha a favor de
los derechos humanitarios y civiles de la Mujer y el Nio, en el Liceo 14 de
abril propiedad de la profesora y consocia Trnsito Huezo Crdova de Ram-
rez. Acordamos fundar la Liga Femenina Salvadorea el 20 de mayo de 1948.
Contina recordando la Profesora Manca de Alfaro: Inicialmente nuestras
sesiones eran de esforzados trabajos y no nos importaba que las sesiones
fueran dominicales de acuerdo a los estatutos. Conseguimos, primeramente,
la personera jurdica para la cual tuvimos que redactar los estatutos y luego
gestionar que fueran aprobados. El segundo objetivo fue conseguir los dere-
chos ciudadanos de la mujer para que pudiera votar. Estos derechos haban
sido aprobados tericamente por el representante de El Salvador en la Con-
ferencia de San Francisco el 25 de abril de 1945.
La Liga Femenina gestion, entre otras actividades, el traslado de la crcel
de mujeres ubicado en el barrio San Jacinto, que estaba en condiciones in-
frahumanas, a otro local nuevo en Soyapango; se mejoraron, a instancias de
la Liga, los Centros de Readaptacin de Menores Adalberto Guirola y Rosa
Virginia Pelletier. Tambin se gestion la membresa en la Federacin Inte-
ramericana de Mujeres, quienes invitaron a la Liga Femenina a participar en
el Congreso Interamericano, celebrado en Ciudad de Mxico en octubre de
1951. En este evento las mujeres de la Liga presentaron las ponencias: Pro-
teccin a la Infancia y el Cdigo de Menores, y Proteccin a la Mujer y al Nio.
Otra de las contribuciones para obtener el voto femenino en El Salvador, fue
el avance del feminismo internacional en pases como Francia, Alemania,
34 Todas la referencias a la Dra. Hilda Navas de Rodrguez, son de la entrevista realizada por Ma. Can-
delaria Navas, el 23 de abril de 2004.
Mara Candelaria Navas
116
Inglaterra, Estados Unidos y, de manera inmediata en la regin, con la rea-
lizacin en Bogot, Colombia, de la Novena Conferencia Internacional Ame-
ricana del 30 de marzo al 2 de mayo de 1948. Aqu los gobiernos latinoame-
ricanos suscribieron la Convencin Interamericana sobre la Concesin de los
Derechos Polticos de la Mujer, cuya parte resolutiva dice de modo solemne y
deinitivo, que las altas partes contratantes convienen en que el derecho al
voto y a ser elegido para un cargo nacional no deber negarse o restringirse
por razones de sexo.
Otro elemento importante, que produjo un accionar de la Liga Femenina Sal-
vadorea fue lo que se expres en la Ley Transitoria Electoral, dictada el 21
de enero de 1950 por el Consejo de Gobierno Revolucionario, porque en dicha
ley se hizo discriminacin en cuanto al ejercicio de los derechos de la mujer.
Se dispuso en el artculo 3 lo siguiente: nicamente son electores los varo-
nes y mujeres salvadoreas por nacimiento o por naturalizacin, pero en el
artculo 6 de la misma ley, se estableci que nicamente son elegibles para
desempear los cargos de Diputados a la Asamblea Constituyente y de presi-
dente de la Repblica, los salvadoreos por nacimiento de sexo masculino.
La discriminacin evidente en la Ley Transitoria Electoral de enero de 1950,
caus desasosiego en las integrantes de la Liga Femenina Salvadorea, lo cual
fue motivo para preparar sus acertados argumentos, as como para dirigir
sus gestiones y peticiones ante los Diputados. La socia Rosa Amelia Guzmn
fue comisionada para presentar una exposicin en la sesin de la Asamblea
Constituyente, donde se tratara el tema de la ciudadana. All mismo se mo-
diic el artculo el cual qued as: Son ciudadanos todos los salvadoreos,
sin distincin de sexo, mayores de dieciocho aos; en el siguiente artculo se
consignaron los derechos ciudadanos que son: constituir partidos polticos,
ingresar a los ya constituidos y optar a cargos pblicos.
La comisin elaboradora del proyecto dej constancia que al conceder a la
mujer la ciudadana en igualdad de condiciones con el hombre, crey hacer
justicia a la esforzada mujer salvadorea. Aunque las mujeres salvadoreas
alcanzaron el goce pleno de sus derechos polticos hasta el 14 de septiembre
de 1950, cuando entr en vigencia la nueva Constitucin Poltica. La Liga Fe-
menina Salvadorea conmemora el da 14 de septiembre que fue declarado
en ese mismo ao, Da de la Igualdad Jurdica de la Mujer Salvadorea, que
an se conmemora.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
117
El reconocimiento al voto femenino en El Salvador se hizo bajo la presidencia
del Mayor Oscar Osorio, quien fue uno de los lderes del golpe de Estado del
14 de diciembre de 1948, llamado de la juventud militar. Osorio fue elegido
Presidente de El Salvador en las votaciones de marzo de 1950.
La llamada Revolucin del 48 tena como propuesta, el establecimiento de
una democracia poltica basada en una reforma social y econmica que su-
perara la profunda inequidad social existente en el pas. En este contexto se
produce la reforma constitucional propuesta por Oscar Osorio, la cual tena
como objetivo la institucionalizacin del rgimen poltico existente. Derivada
de esta, se cre el Consejo Central de Elecciones, se ampli la participacin
popular con el otorgamiento del voto femenino, adems se trat de deinir
las responsabilidades sociales y econmicas del Estado. Del tal manera que
es partir de 1950 cuando las salvadoreas obtuvieron el derecho a elegir y
ser elegidas.
Como parte de las reformas constitucionales promovidas por el Mayor Oso-
rio, se crearon mecanismos que buscaban dar una cierta legitimidad al sis-
tema de regmenes de hecho que funcionaban en el pas. Sirviendo de marco
para institucionalizar a los partidos polticos, que hasta entonces nacan y
desaparecan con poca institucionalidad. Surgieron en ese contexto dos par-
tidos, uno que fund Osorio en 1949 con el que gan las elecciones en 1950,
el Partido Revolucionario de Uniicacin Democrtica PRUD y el Partido
de Accin Renovadora PAR fundado por el coronel Jos Ascencio Meln-
dez, como producto del movimiento civil que derroc a Martnez, este parti-
do estuvo compitiendo por el poder con el PRUD.
Osorio, ya como presidente y al frente del PRUD adopt como estrategia de
accin, la conformacin de un movimiento social de apoyo al proyecto guber-
namental, incorporando a diferentes sectores sociales, as fund el PRUD
femenino, el PRUD obrero, el PRUD intelectual. Elsa Moreno sostiene que
dentro del PRUD femenino participaron aquellas mujeres que se destacaron
en el movimiento que haba promovido la cada de Martnez y que por pri-
mera vez encontraban un espacio institucionalizado de participacin polti-
ca (Moreno, 1986: 18).
Liga Femenina Salvadorea fund el peridico, El Heraldo Femenino, el cual
era dirigido por Ana Rosa Ochoa (Guirola, 1983: 14). Hemos tenido acceso a
Mara Candelaria Navas
118
13 nmeros de este peridico desde su fundacin el 14 de julio de 1950, has-
ta febrero de 1951. Justamente en el Heraldo Femenino Ao I No 1 del 14 de
julio de 1950, editado en San Salvador, leemos en el Editorial su ideario, as
como el nuevo rumbo que le darn a la publicacin, en su segunda poca con
nuevo nombre, pues le antecede con el nombre de Tribuna Femenina.
Heraldo Femenino. Viene con ms vigor, reforzada por sus convicciones ideolgi-
cas y no va respaldada solamente por dos mujeres, sino por un ncleo de mujeres
de buena voluntad, sin ms ambiciones que sus anhelos de contribuir en la medida
de sus capacidades al mejoramiento cultural y cvico del pueblo salvadoreo y es-
pecialmente de la mujer trabajadora, factor importante tanto en las gestas cvico
polticas, como en la economa en este jirn Centroamericano. Tratar de levantar
el nivel moral e intelectual de la mujer por medio de artculos y lecturas bien orien-
tadas y sanas (Pg. 1).
En el texto anterior podemos ver claramente que Liga Femenina no era una
organizacin que llamara a la organizacin o a la lucha pblica por la conse-
cucin del sufragio, como muy bien lo sealan sus objetivos van orientados
hacia el mejoramiento cultural y cvico y en esa lnea se mantuvieron. Liga
Femenina Salvadorea an existe, pero sus actividades cvicas se han reduci-
do a reuniones sociales de sus integrantes.
La Liga Femenina Salvadorea solicit al Dr. Reynaldo Galindo Pohl, Diputa-
do de la Constituyente que promulg la Constitucin de 1950, que presen-
tara la iniciativa de ley para conceder los derechos ciudadanos a la mujer, lo
cual acept. Ya en plenaria hubo muchos debates, unos acalorados, otros
conscientes, despus de enjundiosas deliberaciones aprobaron los artculos
24, 21 y 22 del ttulo tercero por los cuales se concede a la mujer la ciuda-
dana y su derechos de ocupar cualquier puesto pblico en el pas (Hilda
Navas). Su aprobacin fue el 26 de junio de 1950.
Precisamente en el texto completo de la solicitud presentada a la Asamblea
Constituyente podemos apreciar los trminos jurdicos, as como sus argu-
mentos para que fuera concedido el voto.
EXPOSICIN PRESENTADA A LA HONORABLE ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Por L. J. S.
Honorable Asamblea Constituyente:
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
119
Nosotras, miembros integrantes de la Liga Femenina Salvadorea, como represen-
tantes de las mujeres demcratas de nuestro pas, venimos ante Vos, con el debido
respeto a presentar la siguiente exposicin:
No haremos relacin histrica sobre la posicin jurdica de la mujer en las diversas
pocas; nos basta airmar con base a la realidad que en los actuales tiempos no es
ni siquiera discutible ante los principios de derecho, la igualdad de la mujer y el
hombre en cuanto a los derechos civiles y polticos.
No se puede concebir una sola razn jurdica que postergue a un ser humano en el
ejercicio de tales derechos, tomando por nico fundamento la diferencia de sexos.
Por eso venimos a pedir, no que se nos conceda por va de gracia la plenitud de
nuestros derechos, son el reconocimiento expreso de los tenemos por razn natural
y que se nos garantice su ejercicio.
Acaso habr, quien orientada que estamos pidiendo lo que ya tenemos, pues varios
abogados salvadoreos han sostenido con empeo que la Constituyente de 1886,
nos concedi la ciudadana y, por consiguiente, el derecho electoral. El argumento
en que se basa tal teora, tiene apariencias de verdadero.
En efecto, la citada Constitucin dice: Son ciudadanos todos los salvadoreos de
18 aos, etc.; y ms adelante declara que ejercern el derecho de sufragio todos
los ciudadanos salvadoreos...
Como gramaticalmente, aducen los vocablos ciudadanos y salvadoreos, com-
prenden los dos sexos, no cabe duda de que la mujer es ciudadana y puede ejercer
los derechos inherentes a tal condicin. Siguiendo este criterio sera evidente que,
segn la Constitucin del 86, la mujer poda ser Presidente de la Repblica, ya que
para el ejercicio de este alto cargo, se exiga ser ciudadano salvadoreo por naci-
miento, a ms de otras condiciones que bien podra llenar la mujer.
Una recta interpretacin requiere recurrir al espritu de la ley; y no es posible que
por la mente de los Constituyentes del 86 haya pasado siquiera la idea de haber tan
importantes concesiones a la mujer, cuando an exista la potestad marital y esta-
ban vigentes leyes como esta: La mujer no puede comparecer en juicio sin permiso
del marido; la mujer no puede celebrar contrato alguno sin autorizacin del marido,
etc., leyes que desaparecieron hasta en 1902.
Por otra parte, siguiendo el criterio de la interpretacin gramatical, concluiremos
que gozamos de nuestros derechos desde que se emiti la Constitucin Federal de
1824, lo cual ya traspasara los lmites del buen sentido.
La primera vez que se discutieron en Centroamrica los derechos polticos de la
mujer, en una Asamblea, fue en la Constituyente Federal de 1921, y los otorg con
limitaciones ahora a todas luces inaceptables.
Mara Candelaria Navas
120
Queremos el reconocimiento de nuestros derechos de una manera clara y termi-
nante, mediante leyes que no permitan desatender su temor literal a pretexto de
consultar su espritu, ni mucho menos que necesiten de argumentaciones especio-
sas para demostrar que los reconocen.
Si como hemos dicho, ante la ciencia jurdica no hay discusin posible, Cules son
las causas de la oposicin a reconocer nuestros derechos? En primer lugar el te-
mor pueril a las grandes innovaciones; el miedo de asumir responsabilidades para
el futuro; y, en una palabra, la cobarda que ha sido siempre un obstculo para el
progreso.
Cuando a la mujer se le otorgaron plenamente los derechos civiles, los enemigos del
tal reforma pensaban que dentro de muy poco tiempo se veran los funestos resul-
tados de la nueva ley. Ha pasado casi medio siglo, y lo que por el contrario, se ha vis-
to es el acierto del legislador, al grado de que ahora nadie se atrevera a proponer el
regreso al antiguo sistema, ni an los elementos ms profundamente reaccionarios.
En segundo lugar, se han opuesto motivos de mera conveniencia, nunca de derecho;
y se habla, sobre todo, de la impreparacion (sic) de la mujer.
El mismo Jimnez de Aza, reirindose especicamente a Espaa, dice: mientras
nuestras mujeres no estn preparadas y no sean independientes, su voto ser un
arma de regresin ms que de avance; y agrega, pero poner siquiera a debate el
derecho del voto de las nuevas mujeres, me parece injurioso.
Este argumento sobre la impreparacion (sic) ha quedado descartado totalmente
para la mujer salvadorea. La ley transitoria, con todo y ser la ley ms mala que se
haya dado en todos los tiempos, desde que El Salvador surgi a la vida independien-
te, produjo un solo efecto favorable: Demostr de manera evidente la capacidad de
las salvadoreas para el ejercicio del sufragio. Este resultado merece e respeto y
acatamiento del legislador y no la injuria de una negativa.
En cuanto al derecho de opcin a cargos pblicos, an a los de eleccin popular, no
tiene cabida el argumento respecto a la impreparacion (sic). Porque si una mujer es
electa para altos cargos, para integrar municipalidades, es nombrada para ejercer
cargos, sabe que est en una nueva etapa como ciudadana.
S S.(sic) 12 de junio de 1950.
(Heraldo Femenino, Ao I, No 1, San salvador (sic), 14 de julio de 1950, pp. 2)
El proceso de reconocimiento de los derechos polticos de las mujeres en El
Salvador, tuvo caractersticas especicas y particulares que lo diferenciaron
de la mayora de los dems pases de la regin, principalmente por la ausen-
cia de demandas y acciones colectivas en torno al sufragio.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
121
Algunos factores que pudieron contribuir a lo anterior, podramos decir que
fueron: el aislamiento cultural y la represin social que los regmenes autori-
tarios impusieron en el pas desde comienzos del siglo XX.
En sentido estricto tanto terico como poltico, no hubo un movimiento su-
fragista. S hubo una participacin activa de las mujeres en todos los movi-
mientos sociales y polticos de la historia del pas, pero que no logr realizar
acciones especicas para demandar el voto femenino. Si bien los regmenes
autoritarios mostraron inters en promover y otorgar los derechos polticos
de las mujeres; no fue sino, con el objetivo de capitalizar a su favor, la fuerza
y el inters con que las mujeres estaban participando en la vida poltica.
2.3.5. Mujeres destacadas en el perodo (1841-1956)
2.3.5.1. Primera graduada en la Universidad de El Salvador
La Universidad de El Salvador era, a mediados del siglo XIX, la encargada
de otorgar el ttulo de bachiller, como requisito previo para hacer estudios
profesionales. La Seorita Aurelia Lara fue la primera mujer en obtener el
ttulo de bachiller, causando conmocin social por lo inslito del hecho. Ella
fue la primera mujer que abri las puertas de la Universidad a las mujeres, le
sigui Matilde Paniagua. Sin embargo, ambas no aparecen registradas como
graduadas universitarias: Segn fuentes secundarias consultadas, el impor-
tante hito acadmico del bachillerato fue alcanzado en el misgino Colegio
de La Asuncin, el 6 de abril de 1854 (Caas, 1999: s/n).
Se puede decir que en los inicios de la segunda mitad del siglo XIX, El Salva-
dor cuenta con una escuela para mujeres. Hay atisbos de mujeres dedicadas
al magisterio y a la literatura como Jess Lpez, nacida en San Vicente en
1848, de quien se conservan dos poemas cortos: A una rosa y Salve a Ma-
ra Santsima. Tambin merecen mencin Isaura Lara, de la ciudad de San-
ta Ana y Ana Dolores Arias, de la ciudad de Cojutepeque, quien utilizaba el
seudnimo de Esmeralda (una escuela primaria de esa ciudad actualmente
lleva su nombre). La educadora Juana Lpez, nacida en San Vicente, funda
en esa ciudad en 1868 el Liceo de nias de la sociedad de educacin, poste-
riormente, en 1886, asume la direccin de la Normal de Seoritas. En Ciudad
Delgado, municipio de San Salvador, una escuela primaria lleva su nombre.

Mara Candelaria Navas
122
En este tiempo otra mujer intrpida y talentosa, como la caliica la Profeso-
ra Trnsito Huezo Crdova de Ramrez en su artculo Historial de la Mujer
Universitaria, escrito en febrero de 1971, llamada Antonia Navarro, obtie-
ne su ttulo de bachiller en Cien-
cias y Letras en la Universidad,
en medio de aplausos y elogios.
Tambin hubo acerbas crticas
por parte de los peridicos de la
poca, como esta:
Las Mujeres bachilleras, las ma-
dres polticas, las esposas literatas
son una calamidad social, no son
buenas para maldita sea la cosa:
Dios nos libre de las mujeres le-
tradas ms terribles que las siete
plagas de Egipto (Huezo, 1971:
7).
Los eptetos anteriores, expre-
siones de la cultura patriarcal
de la poca, representaban obs-
tculos y limitaciones para las
mujeres, situacin ms grave
que en la actualidad, dado que ahora el abanico para acceder a la educacin
se ha ampliado, an cuando persistan los obstculos patriarcales y subjetivos.
Las luchas que tuvieron que librar las mujeres que se atrevieron a entrar en
las aulas para obtener sus ttulos de bachiller a ines del siglo XIX, ante la
resistencia del patriarcado imperante, seguramente tenan las caractersti-
cas que la profesora Huezo Crdova les atribuye en su artculo Las Bachi-
lleres de entonces tuvieron que sufrir lo indecible para coronar una carrera
acadmica, tenan que ser muy talentosas, constantes, valientes, decididas y
optimistas. (Idem: 1). Adems de atributos intelectuales, deban incorporar
aquellos valores y caractersticas propias del ser hombre, como la valenta y
la decisin.
Antonia Navarro contina en la Universidad y decide estudiar Ingeniera.
Despus de tres aos de estudio profesional obtiene su investidura de Inge-
Antonia Navarro Huezo
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
123
niera Civil el 20 de septiembre de 1889, este hecho fue considerado como un
verdadero acontecimiento nacional.
Le faltaban pocos das para defender su tesis de grado, pblicamente, por lo
que el semanario El Municipio Salvadoreo (1889: 3), public el siguiente
texto, desendole buenos augurios:
Una Ingeniera. Ignoramos si en la historia de las universidades del mundo
de Coln y an del viejo continente se registre el nombre de una profesora en
la facultad de ingeniera topogrica, pero s sabemos que en breve cabr a las
pginas de la instruccin pblica del Salvador la honra legtima de presentar
en el campo de las letras el nombre de la cuzcatleca seorita Antonia Navarro
ha sufrido una derrota la aberracin de los que optan porque la mujer per-
manezca sujeta a la oscuridad del hogar domstico triunfado. El 20 de este
mes, la seorita Navarro sufrir el examen requerido en nuestra Universidad
Nacional, en el que sostendr que La luna de las mieses, es un fenmeno ilu-
sorio para nosotros y para la mayor parte de los pases de la tierra, segn la
tesis correspondiente que nuestra incompetencia nos impide juzgar
Resultaba que el tema mismo de la tesis relacionado con la astronoma era
dicil de comprender ya que para desarrollar su compleja disertacin acad-
mica, Antonia recurri a la lectura y discusin personal de textos astronmi-
cos de autores especialistas ingleses y franceses. Antonia expuso en su tra-
bajo que no buscaba aplausos, ms bien le interesaba demostrar que la luna
de las mieses una aparente anomala en el curso mensual de la luna que se
da entre septiembre y octubre cuando sale unos pocos minutos ms tarde
por varias noches sucesivas y suministra su luz para recoger las mieses es,
adems, un fenmeno ilusorio para nosotros y para la mayor parte de los
pases de la tierra. (Caas, 1999, s/n).
En la Revista La juventud salvadorea, rgano de difusin de la asociacin
cientico-literaria homnima, se resea el acto de graduacin en los trmi-
nos siguientes:
El 20 del corriente se veriic, en el saln general de la Universidad, el acto pblico
en que la distinguida seorita Antonia Navarro rindi la ltima prueba para ob-
tener el ttulo de Doctor en Ingeniera. Dicho acto fue de lo ms lcido, y formar
poca en los anales universitarios por lo escogido de la concurrencia y la brillantez
con que fue sostenido, correspondiendo a las esperanzas concebidas; pues cono-
Mara Candelaria Navas
124
cedora es la sociedad de los relevantes mritos y especiales facultades que son el
mejor adorno de la seorita que revestida de la mejor modestia, se present en tan
luminoso palenque a obtener el merecido premio de sus asiduas labores, a realizar
el ideal de sus mejores deseos y a recoger los inmarcesibles laureles con que la
ciencia engalan su frente.
Este acto reviste todos los caracteres de un acontecimiento, da una idea de la cul-
tura que hemos alcanzado y prueba, una vez ms, que la naturaleza ha dotado a la
mujer salvadorea no solo con las prendas de la hermosura, sino tambin de los
atavos de la virtud y las esplendorosas manifestaciones del talento.
La juventud salvadorea, que ama todo lo que es progreso, y tiene un aplauso
ferviente para todo acto nobilsimo, enva a la inteligente seorita Navarro y a su
muy estimable familia, el homenaje de sus respetos y la ms sincera y expresiva
felicitacin, congratulndose en nombre de la patria por haber cabido en suerte a
El Salvador ser la primera seccin que, en Centro Amrica, discierne a la belleza la
corona del talento.
(Caas, 1999: s/n)
Como podemos advertir por la cita anterior, fue trascendental el hecho de
que una mujer en las postrimeras del siglo XIX lograra obtener un ttulo uni-
versitario. Incluso airma la Licenciada de Ramrez que constituy un verda-
dero acontecimiento nacional. La prensa extranjera, como la Revista Ilustra-
da de Nueva York, la llam la primera Doctora Centroamericana. El Rector
de la Universidad inform en la Revista Universidad este hecho inslito en el
pas y la disposicin del Consejo Superior de Instruccin Pblica de otorgar
un premio a la estudiante aventajada por su talento, virtud y dedicacin.
Adolfo Castro, un cronista contemporneo dijo de ella:
Salve a la ingeniera hermosa,
cuya cualidad primera,
es ser antes que Ingeniera
y antes que hermosa, ingeniosa

Hoy que das cima gloriosa
a una carrera, altanera
empiezas ya la carrera
de la vida fatigosa.

Ten fe, Antonia: no hay reveses
Donde hay caricias maternas;
y yeme: sin esquiveces.

SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
125
Te darn sus luces tiernas,
Si no lunas de las mieses.
35
Lunas de mieles eternas.
(Huezo, 1971: 8).
Los versos anteriores que aparentemente son un elogio para la nueva profe-
sional en el fondo son una apologa a la hermosura de la mujer y al placer
de la maternidad que le proporcionar lunas de mieles eternas, como un
recordatorio de sus roles tradicionales y adems haciendo alusin al ttulo
de su avanzada tesis. Probablemente su graduacin signiic una victoria ais-
lada en un ambiente contrario a la formacin educativa y profesional de las
mujeres, en su mayora sumidas en la desigualdad e invisibilidad de gnero
y en la ignorancia educativa y cultural.
En bsqueda de un puesto laboral, despus de varios intentos fallidos, la jo-
ven ingeniera cedi a las presiones pblicas y dado que no tena alternativas,
acept ser maestra de secundaria, opcin celebrada por los intelectuales de
la poca como Rubn Daro, el poeta y escritor nicaragense que viva por
esos aos en El Salvador, el periodista Aquilino Chacn y el Dr. Santiago I.
Barberena, as lo consignan en el diario La Unin que ellos dirigan, en su
edicin del 26 noviembre de 1889, anotaban:
Con muchsima satisfaccin hemos presenciado la rplica veriicada por la doc-
tora Antonia Navarro en la Escuela Superior de Varones, en la Escuela No 3... su
rplica ha versado sobre geometra, sica, geograa y otras materias... ojal que
el Supremo Gobierno, partidario siempre de dar ensanche a la enseanza de la
mujer, haga que la seorita Navarro ocupe la ctedra antedicha. (cit. Por Caas,
1999: s/n).
Fueron infructuosos sus intentos por trabajar como maestra universitaria,
prcticamente no logr ejercer su profesin ya que su trabajo profesional se
limit a dar clase particulares y en la Escuela Superior de Varones.
De manera sorpresiva la Academia de Ciencias y Bellas Artes, por medio de
su presidente en ese momento, el Dr. Ramn Garca Gonzles, se conoci la
siguiente noticia:
En la noche del 22 de los corrientes (diciembre de 1891) falleci en esta ciudad la
muy estimable seorita Antonia Navarro. Su muerte ha causado honda y dolorosa
35 La tesis de la Dra. Navarro se tul La Luna de las Mieses.
Mara Candelaria Navas
126
impresin, pues la seorita Navarro era grande y justamente apreciada en la socie-
dad, por los variados mritos que en alto grado la enaltecan.
Se desconocen las causas de su deceso.

Se podran mencionar algunas mujeres destacadas contemporneas de la
Dra. Navarro; como representante literaria est Rafaela Contreras (1869-
1893) con la revista literaria Ramo de Violetas, publicada en 1890 en la ciu-
dad de San Salvador, escritora que hizo suyo el nuevo lenguaje de Rubn Da-
ro, al grado tal que escribi muchos cuentos modernistas que por dcadas
fueron confundidos con los del escritor nicaragense. En 1890 se cas con
Rubn Daro.
A inales del siglo XIX surge el club feminista Adela de Barrios, nombre de la
esposa de Gerardo Barrios, que funcion en Ahuachapn con el propsito de
contribuir a la regeneracin social de las mujeres y el derecho al voto.
2.3.5.2. Consuelo Suncn: la condesa
Destaca en esta dcada la igura de
Consuelo Suncn, condesa de Saint
Exupry, nacida en el pueblo de Ar-
menia, departamento de Sonsonate,
el 16 de abril de 1901, pasando en
esta ciudad su infancia y los prime-
ros aos de su adolescencia Mara
Consuelo Suncn, ladina, naci a las
diez de la noche el da 16 del corrien-
te. Hija legtima de Flix Suncn y Er-
cilia Sandoval, de este domicilio, dice
la partida de nacimiento (Azucena y
Vsquez, 2000: 6b-25b).
En el libro Damas del corazn, es-
crito por la periodista Fabienne Bra-
du, aparece la versin de Consuelo
sobre su nacimiento nac sietemesi-
na, bajo los trpicos, durante un te-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
127
rremoto. Todo se derrumbaba a m alrededor, cuando di mi primer grito. Me
dejaron al cuidado de un campesino brujo... (Idem, 24b).
Desde nia soaba con una vida diferente. Comparti sus deseos con Claudia
Lars, escritora salvadorea (Armenia: 1999 - San Salvador 1974) fue una de
sus amigas en la infancia, ambas nacieron y vivieron en Armenia, quien la
recuerda en su libro Tierra de infancia:
Si me guardas el secreto te dir, que voy a ser reina de un pas lejano, y tendr
vestidos de plata y oro, y anillos y collares con piedras maravillosas... Eso ser yo
cuando crezca: una reina! (Lars, 1983: 190).
Consuelo saba conversar, dice Claudia, como persona mayor y usaba con gracia
muy suyas palabras que no eran comunes en el lenguaje de la gente pueblerina.
Adems, pona en cada frase una gorjeante emocin que me cautiv totalmente des-
de que empec a escuchar sus historias, y que an ahora al recordar ese lejano
encuentro me obliga a reconocer que era extraordinaria.
Parece que ese raro atributo, que perteneca a su lenguaje como el calor al fuego,
se le fue perfeccionando a travs de los aos, hasta alcanzar un grado de verdadero
magnetismo... tuvo en Pars Francia un reino extrao y maravilloso: como la Sche-
rezada de los cuentos rabes embruj con sus charlas y narraciones a conocidos
personajes de la moderna literatura europea (Ibidem).
Sus sueos los empez a hacer realidad a la temprana edad de 16 aos cuan-
do parti de Armenia hacia San Francisco California, USA, donde conoci y se
cas con el capitn mexicano Ricardo Crdenas, sobrino de Lzaro Crdenas;
quedando viuda muy joven se traslada a Mxico D.F. donde conoci, en los
aos 20, al ilsofo y educador mexicano Jos Vasconcelos, Secretario de Ins-
truccin Pblica y Bellas Artes, quien, se dice, la recuerda en sus memorias.
36
En 1926, Vasconcelos se ve obligado a exiliarse en Francia invitando a su
amiga Consuelo Suncn, a quien introduce en el ambiente artstico-literario
de Pars. Su segundo esposo fue el escritor guatemalteco Enrique Gmez Ca-
rrillo amigo de Rubn Daro y Oscar Wilde, Consuelo tiene 26 aos y Gmez
36 Vasconcelos, Jos (1882-1959). Escritor mexicano, pensador, periodista y polco. Figura de gran
relieve en la historia cultural de Mxico. Idelogo de la Revolucin y maestro de la juventud, impul-
s el desarrollo de la cultura nacional a travs de programas de ensear, alfabezacin y difusin
del arte y la literatura en ediciones econmicas. Entre otros cargos fue Rector de la Universidad de
Mxico, Secretario de Educacin Pblica. Escribi libros y ensayos sobre diversas reas del conoci-
miento como losoa, estca, historia, sociologa y arte. Diccionario de Escritores Hispanoameri-
canos, Referencias LAROUSSE, Mxico, 1991. Pg. 278.
Mara Candelaria Navas
128
Carrillo 53, a los 11 meses de casada, vuelve a quedar viuda y heredera de
una fortuna.
En 1931 se convierte en condesa al casarse con el conde Antoine de Saint
Exupry, el famoso escritor de la obra clsica de la literatura universal El
Principito, a quien conoci en Argentina cuando se dedicaba a difundir la
obra de su esposo recin fallecido y l era el Director de la Compaa Ae-
ropostal de Argentina, ella tena 29 aos y l 30. En su condicin de piloto
militar y aviador es enviado a una misin de reconocimiento sobre la Francia
ocupada por los nazis a la isla de Crcega. No hay datos idedignos sobre el
avin que piloteaba, si sucumbi en el mar o si la aeronave fall el 31 de julio
de 1944. Ms all de sus famosos e intelectuales amigos y esposos resulta
interesante que una mujer, a principios de siglo XX, rompiera las normas de
su poca al trascender las fronteras nacionales y emprender una bsqueda
de realizacin personal, motivada por las corrientes literarias y artsticas de
la poca, que le permitieron espacios de libertad.
De all que coincidimos con Ricardo Lindo, editor y traductor de su novela
Memorias de Oppde, al airmar en la presentacin del libro editado por
Concultura en 1998: Consuelo Suncn era una personaje capaz de propo-
ner a la mujer cuscatleca un sentido de audacia que nunca est dems Con-
suelo, adems, es, al mismo tiempo, una tpica y atpica salvadorea: por un
lado encarna muy bien nuestro carcter migrante, capaz de abrirse campo
y echar races en casi cualquier lugar del globo, con la diferencia de que ese
sentido de desarraigo ha sido ms frecuente en los hombres que en las mu-
jeres (Suncn 1998: 8).
La novela Memorias de Oppde fue escrita por Consuelo, en francs, y edi-
tada por primera vez en Nueva York en 1945 y luego en Francia. Oppde es
el nombre de un pequeo pueblo provenzal donde lleg escapando del Pars
ocupado por los ejrcitos de Hitler. All tiene lugar la historia de resonancias
msticas, donde un grupo de iluminados proyecta la construccin de ciuda-
des antiguas y futuras.
En el prlogo a la edicin salvadorea, al referirse a la produccin artstica
de Consuelo Suncn, la editora expresa que en sus legados, como pintora y
escultora, no hay una produccin feliz, sin embargo su nica novela ofre-
ce un relejo ms consistente de lo que pudo haber sido su peculiar arte de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
129
fabulacin (Suncn, 1998: 18-23). Y si bien no posee grandes mritos lite-
rarios, su lectura agrada como cualquier cuento de hadas que esconde, entre
los pliegues de su ropaje fantstico y nebuloso, el ojo de un drama cruel.

Consuelo Suncn fallece en Grasse, Francia, en 1979. Haciendo eco de sus
propias palabras, se transcribe: Me gusta el camino que conduce al tesoro,
ms que el tesoro en s. Me gusta partir, me gusta ir como la vida que luye y
luego pasar la estafeta a otros y se acab; pero tambin me gusta dejar hue-
llas, algo de m que perdure en este planeta (EDH: 37).
Sin lugar a dudas, sus huellas estn relacionadas con el afn de buscar otros
horizontes para su vida, en un pas donde solamente existan los hombres en
un marco totalmente patriarcal, recordemos que ella inici su audaz aventu-
ra cuando en los aos de mayor apogeo de la dictadura martinista (diciem-
bre de 1931 a mayo de 1944) y la misin de las mujeres era ser la compaera
del hombre y la preservacin de los valores morales de la clase dominante.
2.3.5.3. Mujeres Intelectuales de la dcada de 1940 a 1950
Durante la dictadura de Maximiliano Hernndez Martnez, mujeres repre-
sentantes de las capas medias urbanas se introdujeron en los campos del
periodismo, las artes, las letras, las ciencias y la enseanza primaria y media.
La radiodifusin fue el principal medio de la poca para transmitir mensajes
a las mujeres salvadoreas y fue a travs de la YSP La Voz de Cuscatln,
la primera radio privada de El Salvador (1935), que mujeres como: Matilde
Elena Lpez, Mara Loucel, Ana Rosa Ochoa, Claudia Lars, Lilian Serpas, Rosa
Amelia Guzmn, Trnsito Huezo Crdova de Ramrez, y otras, trataron temas
como: la prostitucin, la familia, sufragio femenino, alcoholismo, maternidad
entre otros. Tambin contaron con el apoyo del semanario capitalino Azo-
gue, iniciado en febrero de 1938 con la misin de contribuir al mejoramiento
social de la mujer salvadorea, en el entendido de que no slo es mantene-
dora del hogar, sino como opinante y fuerza social. Esa fuerza social se hizo
evidente en las jornadas de abril y mayo de 1944, cuando los diferentes sec-
tores sociales salvadoreos se organizaron y derrocaron al dictador.

Veamos en qu forma expresaron sus ideas algunas de las intelectuales su-
fragistas destacadas de esa poca, quienes adems tuvieron protagonismo
en el derrocamiento del dictador Maximiliano Hernndez Martnez. Para al-
Mara Candelaria Navas
130
gunas investigadoras (Moreno: 1997; Ticas: s/f) Mara Loucel y Matilde Ele-
na Lpez son las ms destacadas.
Mara Loucel, naci en San Miguel (1899), maestra de instruccin primaria.
En 1947 cre una oicina de Propaganda Salvadorea con el objeto de pro-
mover las artesanas nacionales. Public en 1926 su obra Ilapso prologada
por Arturo Ambrogi y la Resea de representantes femeninos del reino
de Cuzcatln. Podemos decir que es heredera del patriotismo que Pruden-
cia Ayala, enarbol la defensa de los derechos de las mujeres, encubierta
de civismo, para evitar ser estereotipada como feminista y opositora a los
hombres; propona que la nacin fuera una tarea compartida por mujeres y
hombres: Tiempo es que ya se conozca sin reticencias que la mujer razona,
trabaja, lucha y triunfa con igual visin cvica que el hombre. Que se les deje
romper las asperezas y los obstculos para que as el resultado de su com-
paerismo sea El Salvador (masculino) o la patria (femenina) la prosperidad
nacional (DL, 1944: 12 jul)
37
.
Convertir a mujeres y hombres en smbolos de la nacin fue una estrategia
importante para generar cierto debate en los meses posteriores a la cada de
Martnez (abril, mayo 1944), ya que cuatro das despus de la publicacin
de Mara Loucel apareci secundando su protesta otra intelectual, Helena
Garca Gallont, enfatizando los roles de madre y educadora de las mujeres:
En nuestras manos y bajo nuestra responsabilidad est el destino del pas.
Somos nosotras las mujeres las que educamos a los futuros gobernantes. Si
tan delicada y grande responsabilidad fue puesta en nuestras manos por ley
divina, como lo es la vida del individuo y la educacin de los hombres del
maana, con mayor razn nos corresponde el derecho de expresar nuestra
voluntad, referente a quien deseamos que rija los destinos de la patria (DL,
1944: 16 jul)
38
.
Tanto Loucel como Garca Gallont no lograron en sus escritos establecer una
separacin entre esfera pblica y privada, ya que ambas enaltecen el papel
de la madre como una responsabilidad social, el ejercicio de la ciudadana
se conceba en funcin de la tarea de educar a sus hijos. Su contempornea
y compaera de lucha Matilde Elena Lpez (naci en San Salvador en 1922),
al igual que ellas, lleg a la esfera pblica como parte del movimiento revo-
37 Comentario de Mara Loucel sobre las restricciones al voto femenino.
38 Apoya la propuesta de Mara Loucel, Helena Garca Gallont.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
131
lucionario que derroc a Martnez en 1944. No se consideraban feministas
aunque en algunos de sus escritos y especialmente en su prctica poltica se
percibe lo contrario. Es de justicia reconocer que, pese a las condiciones pa-
triarcales adversas, estas mujeres lograron un espacio en el mbito poltico
y literario y, aunque en su tiempo las ideas feministas no eran conocidas en
el medio, encontramos que Matilde Elena con apenas diecisis aos escribi
en 1938 lo siguiente:
No es hora de aprender las armas de la seduccin sino tomar las armas de la razn.
Las mujeres no deben perder el tiempo en frivolidades, ya es tiempo que tomen
conciencia de su propio proceso de educacin y que tomemos ejemplo de todo el
mundo: las mujeres en Estados Unidos forman parte de los Consejos Municipales
para inluir en los problemas de la nacin; en Argentina: Club de Madres, Consejo
Nacional de Mujeres. (Lpez, 1938: 7 abril, p. 4).
Se reitera el llamado a la educacin de las mujeres, aunque con timidez se
exhorta a inluir en los problemas de la nacin, no a involucrarse directa-
mente en la toma de decisiones, pero se destaca el uso de la razn como un
arma para reforzar la importancia del proceso educativo.
Pese al carcter represivo de la dictadura de Hernndez Martnez, se pro-
ducan algunos cambios a nivel del Estado, y adems se hacan presentes
cambios en el imaginario cultural de la sociedad que rompan con los patro-
nes del pasado. Uno de estos cambios fue la obtencin del voto femenino en
1939; debido a la presin internacional, ste fue incluido como parte de las
reformas constitucionales, aunque con limitaciones como la edad y la edu-
cacin. No se sabe con seguridad si esto se debi tambin a presiones de
grupos de mujeres organizadas o a una coyuntura de posible reeleccin de
Martnez.
Durante las conocidas jornadas de abril y mayo de 1944, ante las primeras
seales de subversin, se lanzan a travs de los medios de comunicacin a
convocar a la ciudadana a la resistencia. Matilde Elena Lpez recuerda:
La asonada del 2 de abril fall, se recuper el tirano y vinieron los fusila-
mientos, las lecciones de terror como en 1932Pero el pueblo no se ame-
drent y empieza a tejer los hilos de la huelga general de brazos cados, un
movimiento sin precedentes en Amrica Latina la mujer salvadorea fue
alma y nervio, como el silencioso motor de la huelga La huelga se organiz
Mara Candelaria Navas
132
a base de hojas sueltas escritas a mquina, detalle sumamente importante
porque representa el sacriicio de centenares de dactilgrafas. Trabajando
da y noche para hacer volar esos papeles que llevaban sus mensajes de co-
ordinacin de enlace de la huelga (Lpez, 1993: 7 abril).
Mara Loucel y Matilde Elena Lpez se involucraron de manera directa en la
huelga de brazos cados que derroc al dictador Martnez. Durante las jor-
nadas, las voces de ellas se hicieron presentes en las radios tomadas por la
revolucin, convocando a la ciudadana a rebelarse. Esta participacin les
vali la crcel para la primera y el exilio para la segunda (Ibidem).
Con el fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia en contra de la postula-
cin para la presidencia de la Repblica de Prudencia Ayala en 1930 y pese
a la seriedad de la argumentacin del magistrado Reyes Arrieta Rossi como
se analiz antes, el tema permaneci sepultado hasta ser retomado en 1939
ao en el que Martnez, en el poder desde 1932, convoc a una Asamblea
Constituyente, cuyo objetivo principal era consolidar y garantizar su perma-
nencia en el poder. Una de las propuestas para esta Asamblea fue el otorga-
miento del derecho al voto a las mujeres

Muchos historiadores y dirigentes polticos han hecho referencia a la entrega
de las mujeres salvadoreas a la lucha popular; por ejemplo, en el libro Mi-
guel Mrmol, en el que Roque Dalton recoge el testimonio de este dirigente
que relata las experiencias de manifestaciones y enfrentamientos de mujeres
con las fuerzas represivas. Salvador Cayetano Carpio, en su libro Secuestro y
Capucha, tambin se reiere a mujeres obreras que con su ejemplo motiva-
ron a otras a incorporarse y tomar una posicin revolucionaria, y que, como
l, padecieron crcel; en especial se reiere a su esposa Tulita Alvarenga y a
Fidelina Raymundo, una obrera.
Siguiendo el curso de los acontecimientos que marcaron esas fechas, las mu-
jeres salvadoreas presentaron exposicin en la VIII Conferencia Paname-
ricana que se llev a cabo en diciembre de este ao en Per, patrocinada
por la Unin Panamericana que haba venido impulsando la igualdad de las
mujeres y hombres, a tal grado que haba recomendado la incorporacin en
las legislaciones de los pases la igualdad entre el hombre y la mujer; quienes
lo haban hecho ya eran: Uruguay, Paraguay y Cuba.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
133
La referencia al voto femenino en El Salvador es a la Constitucin de 1950,
que tuvo la virtud de establecer el voto universal sin impedimento alguno.
Sin embargo, la lucha por el voto femenino vena de tiempo atrs y se remon-
ta a las exigencias del ejercicio del sufragio y postulacin de Prudencia Ayala
como candidata presidencial en las elecciones de 1930.
la inestabilidad poltica junto con las actitudes retrgradas sobre el papel de la
mujer en la sociedad prolongaron las luchas sufragistas y la consolidacin de un
movimiento de mujeres hasta 1950 cuando se cre la nueva constitucin que con-
ceda igualdad de derechos polticos para ambos sexos.
Los artculos correspondientes en la Constitucin de 1950, son los siguien-
tes:
Artculo 22.- Son ciudadanos todos los salvadoreos, sin distincin de sexo.
mayores de 18 aos.
Artculo 23.-El sufragio es un derecho y un deber de los ciudadanos, salvo las
excepciones consignadas en esta Constitucin.
Mara Candelaria Navas
134
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
135
Captulo III
Las Mujeres Salvadoreas y el Movimiento Popular
Segundo Perodo: 1957-1975
Hechos relevantes del perodo:
Fraternidad de Mujeres Salvadoreas. Primera organizacin de mujeres
de origen popular.
Las mujeres salvadoreas y el Movimiento popular.
Inicio de la lucha armada y el papel de las mujeres.
El sello ms destacado de este perodo es la participacin poltica de las mu-
jeres en el marco de los movimientos populares que buscaban un cambio
social y poltico del pas, aunque no estuvo exento del surgimiento de organi-
zaciones de mujeres. Se puede sealar que hubo dos modalidad de participa-
cin de las mujeres: 1) la participacin directa en las organizaciones sociales
mixtas: sindicatos, estudiantiles, campesinas, magisteriales, comunales; 2)
las organizaciones de mujeres creadas como mecanismos de incorporacin
de sectores sociales, no vinculados a las organizaciones sociales antes sea-
ladas sino como amas de casa, trabajadoras independientes, profesionales.
Respecto a la participacin de las mujeres en las organizaciones mixtas, no
existe informacin disponible que permita establecer las caractersticas,
condiciones, porcentaje en que sta se produjo, como ya lo han sealado,
tambin, otras autoras (Moreno, 1997: 17).
Las organizaciones de mujeres surgidas en este perodo podramos enmar-
carlas en la concepcin de los denominados Movimientos Femeninos en-
tendidos stos como aquellos que luchan por la igualdad, en relacin con
los hombres, dentro de la lucha popular (Menjvar y Camacho, 1983: 220).
Estos movimientos son impulsados por mujeres pertenecientes a sectores
campesinos, obreros y vendedoras del sector informal, que plantean a travs
de sus organizaciones especicas, demandas por su igualdad en la sociedad.

Con relacin al movimiento campesino en El Salvador, es desde inales del
siglo XIX que se tiene cuenta de l. Como consecuencia de la escasez de tie-
rras y la alta concentracin de la propiedad en pocas manos, producto de
la expropiacin de tierras ejidales a partir de 1880. En 1932 se produjo el
Mara Candelaria Navas
136
primer gran estallido social; por esta razn el movimiento campesino fue
proscrito y declarado ilegal por los regmenes autoritarios que gobernaron
el pas desde entonces.
Sin embargo, desde mediados de los aos cincuenta el campo se despierta
silenciosamente bajo el doble efecto de una rpida modernizacin econmi-
ca, acompaada por una fuerte migracin hacia las ciudades y luego bajo el
trabajo de la teologa de la liberacin. En El Salvador, un pas fervientemente
catlico, el horizonte de las mujeres haba sido por mucho tiempo limitado
siguiendo el modelo de la Virgen Mara pura, virgen y sacriicada; pero es
precisamente gracias a la Iglesia progresista que muchas mujeres campesi-
nas, estudiantes, madres de familia- empezaron a participar en la vida pbli-
ca. No existen datos para fundamentar la participacin de las mujeres dentro
de las organizaciones campesinas.
La Iglesia y algunos intelectuales progresistas promovieron las primeras
organizaciones campesinas que despus, a inales de los aos setentas se
incorporarn a las organizaciones populares de masas. La participacin p-
blica de las campesinas ser decisiva y se ver relejada en el elevado nmero
de ellas que se incorporaron a estas organizaciones, dentro de la poblacin
civil y posteriormente a la guerrilla en las zonas rurales.
Al interior del movimiento sindical la proporcin de mujeres incorporadas
es un poco mayor, a partir de su insercin en el mercado laboral salvadoreo
desde muy temprana edad dadas las condiciones econmicas y sociales del
pas, de all que probablemente su participacin haya sido mayor que dentro
de las organizaciones campesinas. Existen datos sobre la incorporacin de
las mujeres en los sindicatos solo a partir de 1986, de los aos anteriores no
existen registros. En este ao la membresa sindical femenina es aproxima-
damente el cincuenta por ciento. De las obreras sindicalizadas, es que surgir
la primera organizacin popular de mujeres, como lo veremos ms adelante.
Aunado a lo anterior, en 1951 el gobierno de Osorio patrocin con entusias-
mo un seminario del Consejo Interamericano de Mujeres CIM, el cual fue
promovido y atendido por representantes del rgimen. Dentro del proyecto
populista de los gobernantes pareca haber una tendencia de promover a
las mujeres en el discurso oicial, ya que en el peridico oicial de la poca La
Tribuna Libre se expresaba apoyo a la causa femenina (Moreno, 1997: 19).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
137
Sin embargo esta estrategia dur poco tiempo al perder el PRUD su empuje
inicial; ya que bajo la presin de los sectores ms tradicionales del ejrcito
se retoma el estilo autoritario y represivo, el cual constitua, a juicio de estos
sectores, la va ms expedita y segura de controlar y mantener el poder. El
Mayor Osorio es sustituido por el Coronel Jos Mara Lemus, quien asume
como presidente de El Salvador en 1956, bajo el auspicio del PRUD.
En 1960, a un ao del triunfo de la Revolucin Cubana, bajo la inluencia del
programa de Estados Unidos para Amrica Latina, llamado la Alianza para
el Progreso que pretenda promover una estrategia de interrelacin con
Amrica Latina fomentando la democratizacin y la incorporacin de nuevos
sujetos sociales-, surgen en El Salvador dos nuevos partidos polticos: el Par-
tido de Conciliacin Nacional PCN y el Partido Demcrata Cristiano PDC.
El PCN fue creado por la Junta de Militares que desplaz a la Junta Revolu-
cionaria, que produjo la cada de Lemus en octubre de 1960 a enero de 1961,
cuando es derrocada por dicha Junta de Militares al mando de Julio Adal-
berto Rivera, que asume el poder y que le da continuidad a la lnea oicial
establecida por el PRUD. La Junta Revolucionaria constituida por militares y
civiles haba iniciado un proceso de apertura poltica que fue considerado,
nuevamente, como peligroso por los sectores reaccionarios y retrgrados, lo
cual dio lugar a su cada.
El PDC surge en 1961 bajo la inluencia de una corriente poltica interna-
cional, encontrando gran acogida en el pas, en especial en la clase media e
intelectual y los sectores populares que vean la posibilidad de construir un
proyecto poltico alternativo al oicial.
El PCN y el PDC, durante los siguientes veinte y cinco aos, fueron los par-
tidos que rigieron la vida poltica del pas. El PCN representando al partido
instrumento del ejrcito, hasta el golpe de Estado que derroc al Coronel
Carlos Humberto Romero en 1979, y el PDC, como representante de una opo-
sicin moderada proveniente de la sociedad civil.

En los dos partidos hubo participacin de mujeres pero ligada a las labo-
res logsticas y al trabajo organizativo, especialmente en el PDC, partido que
supo aprovechar el discurso de inspiracin religiosa con su nfasis en la esta-
bilidad social y la seguridad de la familia. Parte de su estrategia organizativa
Mara Candelaria Navas
138
se bas en la creacin de comits femeninos, cuya accin fue decisiva para
el desarrollo y crecimiento del partido.
El PDC desarroll un discurso que enalteca el rol de la mujer como madre,
tocando de esa manera uno de los valores culturales ms arraigados en la
identidad femenina salvadorea, es fuerte en la regin centroamericana, con
excepcin de Costa Rica. El prototipo de feminidad vigente en la sociedad sal-
vadorea sigue considerando a la maternidad como la meta fundamental de
las mujeres, sobre este eje se articula la identidad femenina, lo cual inluy
en sus vidas entonces y ahora (Vsquez y Murguialday. 1998: 14). As aban-
der la lucha por una legislacin que protegiera los derechos econmicos de
las esposas y madres, exigiendo a los padres el cumplimiento de sus respon-
sabilidades econmicas y de crianza.
En el saludo a las madres en 1961, el PDC expresaba: Solamente con sus
intereses econmicos as protegidos puede la mujer salvadorea estar libre
para realizar su gran misin de ser: la reina del hogar y educadora de sus hi-
jos (cit. Moreno, 1997: 20). Este discurso impact fuertemente, en especial,
entre las seoras de los mercados, probablemente debido a que ellas eran
jefas de hogar que enfrentaban diciles condiciones de sobrevivencia dada la
informalidad en que desempeaban sus actividades econmicas y la perse-
cucin de que eran objeto. Es este sector caracterizado por su combatividad
y representatividad numrica, considerado un importante bastin electoral;
uno de los que determinaron el triunfo del PDC en la alcalda capitalina para
Napolen Duarte, fundador y lder carismtico del partido, durante varios
perodos de 1964 a 1976 y posteriormente su eleccin a la presidencia de la
repblica en 1984. Para ese tiempo el PDC haba cambiado radicalmente su
programa poltico, convirtindose en instrumento de la poltica contrainsur-
gente de los Estados Unidos y de sus aliados en este proceso: la oligarqua y
el ejrcito salvadoreo.
Desde esta poca el voto de las mujeres ser capitalizado por los partidos
polticos pero sin considerar su derecho a ser elegidas. Durante los aos se-
tentas el PCN, el partido oicial, se mantendr en el poder mediante el fraude
electoral, la persecucin y represin a sus oponentes; como respuesta los
movimientos sociales que alcanzaron altos niveles de organizacin, ejercien-
do una fuerte presin que para inales de la dcada era incontenible.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
139
En 1970, por escisin del Partido Comunista, nace la primera organizacin
guerrillera, las Fuerzas Populares de Liberacin Nacional FPL. Durante esta
dcada, marcada por una crisis econmica creciente y revoluciones victorio-
sas en Nicaragua (1979) y otros pases vecinos, se desarrolla un fuerte movi-
miento social en el cual juegan un papel central las maestras y los maestros,
estudiantes, campesinas y moradoras de barrios urbano marginales. Todos
estos sectores estaban ansiosos por impulsar la lucha contra el autoritarismo
militar de la poca. En 1971 se produce el secuestro del empresario Miguel
Regalado Dueas, en el cual son implicados varios estudiantes universitarios
y en 1972 el gobierno del Coronel Armando Molina (Partido de Conciliacin
Nacional PCN), decide invadir militarmente el campus universitario, sus-
pender la autonoma y reprimir todo brote opositor. Esta situacin gener
descontento social, dando lugar al incremento de la organizacin.
En la dcada de los aos ochentas el PCN comienza a perder poder, pues no
haba podido ejercer el control de los movimientos sociales y armados. Los
militares del sector progresista dan un golpe de estado, incorporando otros
actores sociales diferentes a los tradicionales, con el propsito de restablecer
el control social, as logran conformar la llamada primera Junta Revoluciona-
ria, ya que pronto es sustituida por la segunda Junta convocada por la oli-
garqua, sectores tradicionales del ejrcito y la embajada de Estados Unidos.

Fraudes electorales, golpes de Estado y represin hacen y obligan al movi-
miento social a cambiar sus estrategias de lucha; frente a la desconianza, se
pierde la esperanza de la va poltica, por lo cual desde los aos setenta se
registra un recrudecimiento del descontento social. Las mujeres particular-
mente se insertan en los movimientos populares desde su respectivo sector
social y tienen participacin directa en las organizaciones mixtas como sin-
dicatos, campesinos, grupos religiosos, estudiantiles, magisteriales y profe-
sionales. Sobre la participacin de las mujeres en estos procesos hay un vaco
histrico, ya que no hay informacin disponible que nos permita establecer
las caractersticas y condiciones en que sta se produjo.
Es precisamente en este perodo cuando aparecen las primeras organiza-
ciones exclusivamente de mujeres, cuyo nfasis era sectorial, en particular
son obreras, ligadas al Partido Comunista Salvadoreo, de forma directa o
indirecta como esposas o compaeras de destacados dirigentes, como se ha
mencionado antes, aunque tambin elaboraron reivindicaciones y estrate-
Mara Candelaria Navas
140
gias de accin propias ligadas a la esfera domstica. Las mujeres se integran
a las diferentes organizaciones que conforman el movimiento popular e in-
cluyen sus demandas de clase en la plataforma de las demandas populares.
1956: Destaca la creacin de Fraternidad de Mujeres Salvadoreas
(Ligada al Partido Comunista).
1969: Surge el Comit de Mujeres Sindicalistas.
1970: Se crea el Comit provisional de Mujeres Salvadoreas.
1975: Las dos organizaciones anteriores constituyen la Asociacin de Muje-
res Progresistas de El Salvador AMPES- que inicialmente concentr
su atencin en las mujeres trabajadoras.
3.1. Fraternidad de Mujeres Salvadoreas: 1956-1967. Primera orga-
nizacin de mujeres de origen popular
El surgimiento de Fraternidad de Mujeres Salvadoreas, en 1956, es un he-
cho trascendente para los movimientos femeninos, ya que es la primera or-
Reunin de Junta Direcv Fraternidad de Mujeres Salvadoreas (FMS). De izquierda a derecha: Lidia
Escobar Ros, ngela Santamara, Mercedes Lpez, Rosa Brana de Castellano, Tula Alvarenga y Berta
Deras de Aguiada. San Salvador, 1962. Fotograa: Foto Estudio Quijano, 1962.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
141
ganizacin especica de mujeres en oposicin al rgimen que surge en el
seno de un partido poltico. Sus fundadoras tienen inluencia del Partido
Comunista Salvadoreo, fundado en 1930. Doa Berta Deras de Aguiada
Carranza recuerda:
La fundamos junto con otras compaeras, Lilian Jimnez, poeta salvadorea, Ana
Rosa Ochoa, intelectual; la madre de Lilian, Doa Mara Jimnez; Rosa Mara de Cas-
tellanos; Amelia Martnez, compaera del sindicalista Oscar Martnez, (asesinado
durante la huelga magisterial de 1968); Tulita Alvarenga, compaera del Coman-
dante Marcial (Salvador Cayetano Carpio) y yo
39
.
Norma Guirola de Herrera apunta sobre su fundacin:
Esta organizacin naci dentro de un auge organizativo del pueblo salvadoreo,
que se expres en el desarrollo del movimiento sindical, estudiantil y poltico es-
tuvo integrada por mujeres provenientes de los distintos sectores sociales y surgi
como la primera organizacin femenina realmente popular en El Salvador, con todo
el apoyo de las mujeres de izquierda y del Partido Comunista de El Salvador. Frater-
nidad de Mujeres naci y se lig especialmente al movimiento sindical. El trabajo
principal de esta organizacin fue dirigido a la infancia; particip en las luchas de
masas y ij sus reivindicaciones propias y las del nio. En 1960, siendo integrante
del Frente Nacional de orientacin Cvica, particip en el derrocamiento de Jos
Mara Lemus. (Guirola, 1983: 10).
La organizacin es fundada en el perodo que gobierna Jos Mara Lemus
(1958-1961), representante de la oligarqua salvadorea y de los militares,
en el marco del surgimiento de la Confederacin General de Trabajadores
CGT, como Central nica de Trabajadores. Realizaron gestiones ante el
Ministerio del Interior para lograr su inscripcin legal, pero sta nunca les
fue concedida. FRATERNIDAD DE MUJERES fue la primera organizacin de
mujeres en El Salvador que se integr a la Federacin Internacional de Mu-
jeres FDIM a la cual perteneci hasta principios de los aos setentas. En
la actualidad son miembras la Asociacin Movimiento de Mujeres Mlida
Anaya Montes y el Movimiento Salvadoreo de Mujeres AMS. De manera
colectiva comenzaron a estructurar la organizacin.
Doa Berta recuerda:
Entonces nos juntamos y empezamos a redactar los estatutos.
Y luego que los hicimos y se aprobaron por el grupo inicial, los mandamos al Minis-
39 Entrevista personal a Doa Berta Deras de Aguiada Carranza. Fundadora de Fraternidad de Muje-
res, octubre de 2003. Todas sus citas en este captulo se reeren a esta entrevista.
Mara Candelaria Navas
142
terio del Interior y nunca nos los aprobaron; entonces abrimos un local, el primero
que abrimos, en la Avenida Espaa, entre la 1 y la calle Arce, que es enfrente de
donde estaba el ediicio de Correo, ya en la segunda planta, ah nos reunamos, por
las condiciones polticas fuimos cambiando el local, despus nos venimos aqu por
la 4 Avenida al costado de donde estaba la Alcalda, por la calle del Palo Verde por
ah tenamos local.
Son momentos de efervescencia popular, Fraternidad es inluida por los
acontecimientos polticos, as como por la fundacin de la federacin obrera
y se propone como objetivo fundamental:

Luchar por mejorar las condiciones de vida de las familias salvadoreas, derecho
al trabajo en un clima de justicia y paz y por los derechos humanos en general
(Berta Deras)
En sus inicios el propsito de la organizacin fue aglutinar mujeres de las
ms variadas tendencias polticas y religiosas, sin embargo al inal participa-
ron principalmente mujeres sindicalistas, mujeres de los mercados, algunas
profesionales y maestras simpatizantes de las ideas de izquierda; sus activi-
dades ms destacadas estuvieron relacionadas con este sector.
Fraternidad de Mujeres estaba constituida principalmente por mujeres de la
clase trabajadora. Doa Berta Deras de Aguiada recuerda:
Organizamos a las vendedoras ambulantes, vendedoras de productos lcteos.
Tenamos clases de mecanograa, dbamos charlas, tenamos crculos de estudio
donde se vea la situacin de la mujer, tambin estudibamos artculos de Lenin, de
Marx, ya que la idea era esa, llegar al poder; luchbamos porque las mujeres gana-
ran igual salario que los hombres, que tuvieran buenas condiciones de trabajo, bue-
no hasta hicimos una campaa porque en las fbricas grandes pusieran guarderas.
Sus estatutos contienen las siguientes demandas:
Que la mujer campesina pueda organizarse y luchar por sus derechos.
Que las mujeres que trabajan en los servicios domsticos tengan derecho
a gozar de seguridad social y a ser protegidas por las leyes laborales.
Que las mujeres puedan asegurar el principio de igual pago por igual
trabajo y que el Estado establezca guarderas infantiles.
Que las luchas laborales deiendan el trabajo y protejan a las mujeres em-
pleadas en el comercio y que no sean explotadas.
Que las mujeres de los mercados sean tratadas con dignidad.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
143
Por la dignidad de las mujeres profesionales, as como las enfermeras y
maestras.
Que el Estado cumpla sus obligaciones dentro del Cdigo de Trabajo.
Que el Estado construya ms ediicios escolares y centros de recrea-
cin.
Que los nios sean considerados los elementos ms preciados de la vida
humana.
Por la unidad de todas las mujeres del pas, sin distincin de clases.
Por la paz y fraternidad de las naciones.
Sus principales tareas iban encaminadas a apoyar las luchas sindicales; sus
bases de apoyo se encontraban en mujeres de todos los sectores sociales:
seoras de los mercados, compaeras o esposas de obreros, estudiantes
universitarios, profesionales y empleadas domsticas. Tambin estaban las
vendedoras de productos lcteos, vendedoras ambulantes que reclamaban
el respeto a los derechos ciudadanos. Mediante un recurso de amparo logra-
ron la proteccin para las seoras de los mercados, quienes eran persegui-
das por la polica por realizar actividades econmicas fuera de los mercados.
Tambin apoyaron a los presos polticos.
Fraternidad de Mujeres realizaban actividades culturales, educativas y pol-
ticas, sus ailiadas participaban en actividades de protesta contra el rgimen.
Apoyaban a sindicalistas que eran perseguidos por el rgimen de Lemus y a
sus respectivas familias, realizaban pequeos mtines exigiendo la libertad
de prisioneros polticos. Llegaron a tener ms de 1000 miembros distribui-
das as: 500 en San Salvador; 400 en Santa Ana; 250 mujeres simpatizantes
en Ahuachapn y San Miguel.
Da. Berta de Aguiada recuerda:
Era mucha actividad entonces, yo le digo, ahora es diferente, en esa poca no poda-
mos exponernos porque haba represin; una vez, recuerdo, nos dicen que vayamos
a repartir propaganda, bamos las de Fraternidad, sabamos que haba que perder
el miedo porque haba que entregar de mano en mano las hojas, entonces bamos
cinco, tres adelante y dos atrs, venamos sobre la segunda Avenida aqu por la lo-
tera, las que venamos adelante ramos Clarita Lechuga, Rosita que fue vendedora
ambulante y yo. Ya habamos terminado y atrs venia esta seora Mara y se la en-
trega la ultima a un hombre y era oreja y entonces el hombre cuando la vio empieza
a seguirla y ella como es vendedora estaba acostumbrada a correr y cuando nos
alcanza y cuando iba a cazar el semforo, cabal en la esquina donde hay un puesto
Mara Candelaria Navas
144
de venta de bicicletas, entre la segunda y la sexta me parece Av., calle, se pone el
semforo y ya no puede pasar y la toma del brazo y pasamos, y la sent el hombre
ah en la esquina y ella deca Me quieren secuestrar! Y entonces yo le digo seor y
que ha hecho ella y se saca la hoja, y yo no creo que ella ande haciendo eso, y no me
dijo nada el hombre y ella segua entonces le dijo a uno, en eso pide un taxi, pero en
eso que ella hace mucha bulla, la gente se empieza ijar, miren se llevan a la seora,
peligroso, porque no van a la radio reloj, en ese entonces estaba en el ediicio donde
estaba la farmacia Santa Lucia.
Lograron montar un peridico: Fraternidad
40
, en donde reproducan mate-
rial sobre formacin poltica que distribuan entre sus miembras. Fundaron
una pequea escuela para los hijos e hijas de sus ailiadas llegando a atender
cerca de 150 nios/as llamado Alianza Infantil de la Amistad con el que de-
sarrollaron actividades culturales. Organizaban clases de mecanograa, acti-
vidades culturales, presentaciones de teatro, clases de danza, de ingls y de
literatura, atendidas por maestros y profesionales de tendencia progresista.
Muchos de los participantes se incorporaran a la lucha armada posterior-
mente.
El triunfo de la Revolucin Cubana en 1959 conmocion a la izquierda sal-
vadorea, precisamente a inales de sta dcada hay un repunte de los mo-
vimientos populares expresados en huelgas de trabajadores de aceros, de
textiles, de transportistas, de maestros, etc. El creciente ascenso de dichos
movimientos coincide con una nueva crisis del sistema, ambos elementos
generaran al interior de las organizaciones de izquierda una lucha ideolgica
muy fuerte relacionada con la estrategia de lucha a seguir. FRATERNIDAD DE
MUJERES no es ajena a tal lucha ideolgica, as recuerda una sus integrantes
que vivi ese momento:
En 1968 ya empezaban algunos roces ideolgicos dentro del Partido Comunista
Salvadoreo (fundado en 1930) y como Fraternidad era parte del partido Comu-
nista, empez a afectar el trabajo con mujeres, claro la lucha empez dentro de la
direccin del partido y luego un desmoronamiento de la Direccin. Eran necesarias
nuevas formas de lucha, la Revolucin Cubana haba sido la chispa y el ejemplo.
Era necesario que nosotros, los luchadores revolucionarios, dejramos de lado los
planteamientos reformistas y parlamentaristas, y planteramos al pueblo nuevas
formas de lucha para la toma del poder
41
.
40 Ha sido imposible encontrar algn ejemplar de este peridico.
41 Doa Tulita Alvarenga de Carpio. Fundadora de Fraternidad de Mujeres Salvadoreas. Todas sus
referencias son de la entrevista personal realizada en enero de 2004.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
145
Doa Tulita Alvarenga de Carpio recuerda los principales logros de Fraterni-
dad de Mujeres:
Estuvimos presentes en congresos obreros con propuestas de aumentar el nmero
de mujeres en las directivas de los sindicatos; hicimos campaas para que se pro-
hibiera el trabajo nocturno de las mujeres, aunque muchas no estaban de acuerdo
porque era el turno que mejor les pagaban y les permita estar con sus hijos durante
el da; apoyo a todas las huelgas convocadas por los sindicatos, aqu preparbamos
la comida y, adems, hablbamos con las compaeras o esposas de los huelguistas
para que ellas los apoyaran.
Doa Berta Deras de Aguiada, airma:
Logramos despertar el inters de las mujeres por lo menos en Fraternidad, porque
estaba la Liga Femenina (fundada en 1947) pero no haca trabajo como lo hacamos
nosotros, de ligarnos a las obreras, a las vendedoras de los mercados, entonces se
logr hacer que participaran, hacer que las mujeres sindicalistas adquirieran su
papel, que no eran simples trabajadoras, sino que vieran que tenan derechos, ver
como estaban ellas en el Cdigo de Trabajo.
Los elementos ms avanzados de Fraternidad de Mujeres Salvadoreas,
como Tulita Alvarenga, Fidelina Raymundo, y otras, abandonaron la organi-
zacin y Fraternidad de Mujeres dej de existir en 1969. Ese ao est marca-
do por la crisis del Estado salvadoreo, que recrudece la represin contra la
oposicin y es en este contexto que la Fraternidad de Mujeres Salvadoreas
deja de realizar actos pblicos y, a su vez, se ve afectada por la profunda lu-
cha ideolgica al interior de la izquierda.
3.2. La insercin de las mujeres en el movimiento popular revolucionario
En la dcada de los setenta, el sector sindical tuvo un destacado liderazgo
en el movimiento popular y dentro de l las mujeres sindicalistas tuvieron
protagonismo. A inicios de esta dcada se cre el Comit de Mujeres Sindi-
calistas que ms tarde se convertira en el Comit Provisional de Mujeres
Salvadoreas; estas dos organizaciones constituyen, en 1975, la Asociacin
de Mujeres Progresistas de El Salvador (AMPES), la cual desaparece en 1980.
Primero formamos el Comit Provisional de Mujeres Salvadoreas en 1970; pero
en el 75 se convirti en AMPES Asociacin de Mujeres Progresistas de El Salva-
dor; como AMPES participamos en un congreso en Mosc. Tambin, por ejemplo,
les celebrbamos a los nios la Navidad, entonces bamos en las fabricas tenamos
Mara Candelaria Navas
146
gente, entonces recogamos juguetes, les hacamos piatas, eso cuando tenamos
academia de corte y confeccin. (Berta Deras).
La represin contra la oposicin se incrementa en este perodo; los regme-
nes militares contienen violentamente los movimientos huelgusticos y las
luchas reivindicativas gremiales y estudiantiles. Es a partir de 1970 cuan-
do surgen en El Salvador las organizaciones poltico-militares, que entonces
presentaban una alternativa de lucha popular, en las que gradualmente se
van incorporando algunas mujeres, principalmente maestras y estudiantes.
Mientras el pas atravesaba un perodo de convulsin poltica, en la esfera
internacional se dan cambios que cuestionan el modelo de desarrollo y, es-
pecicamente, el papel que las mujeres juegan en l. La problemtica de la
discriminacin de las mujeres pasa a ser contemplada en la agenda interna-
cional; en 1972 la Asamblea General de Naciones Unidas proclam el ao
1975, Ao Internacional de la Mujer, con el objeto de intensiicar medidas
encaminadas a promover la igualdad entre hombres y mujeres para asegurar
la integracin plena de stas en el desarrollo.
En 1975 se realiza en Mxico la Conferencia Mundial del Ao de la Mujer, que
fue apoyada por la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que se pro-
clam el decenio 1976-1985, Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer:
Igualdad, Desarrollo y Paz.
En la coyuntura de este y otros eventos internacionales relacionados con la
problemtica, se funda en el pas la Asociacin de Mujeres Progresistas de El
Salvador (AMPES), la cual fue miembro de la Federacin Democrtica Inter-
nacional de Mujeres (FDIM). Inicialmente, AMPES concentr su atencin en
las mujeres trabajadoras y colabor con los sindicatos inluenciados por el
Partido Comunista Salvadoreo.
Formamos un comit provisional de mujeres, eso fue en el 73; entonces ah ya era
ms amplio, no estaban slo las trabajadoras, sino que otras; y as estuvimos tra-
bajando hasta el 75 que fue el ao Internacional de la Mujer, se celebro en Mxico;
tambin entonces ah el comit se convirti en Asociacin de Mujeres Progresistas
de El Salvador, AMPES. De las mujeres sindicalistas, comit de mujeres sindicalistas,
ah estuvo Camelia Cartagena, Clara Lechuga, Ada Cartagena, Rosa Delina Guirola;
as estuvimos desde el 75 hasta el 80. Tambin como AMPES pasamos a formar par-
te de la Federacin Internacional de Mujeres FDIM; Participamos en un congreso en
Mosc. (Berta Deras).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
147
El ao 1975 es testigo de manifestaciones estudiantiles y de represin; a la
vez se trata de proyectar una imagen distorsionada de la realidad del pas,
llegando al extremo de ser sede del evento de belleza Miss Universo. Esto
tambin tiene su explicacin en la bonanza econmica que experiment la
oligarqua cafetalera debido al alza de los precios internacionales del caf. La
Asociacin de Educadores Salvadoreos (ANDES) se pronuncia en contra de
dicho concurso frente a la realidad de las mujeres salvadoreas, a la vez que lo
vincula al intervencionismo norteamericano. ANDES tiene como antecedente
la creacin del Comit Coordinador de los Maestros, por iniciativa de la lder
magisterial, la Dra. Mlida Anaya Montes, quien redact el texto siguiente:
Andes 21 de junio
Frente a Miss Universo
37-24-37. Dominio de varios idiomas. Gusto reinado en el vestir. Medidas de un
cuerpo escultural y atributos que responden al ms reinado gusto esttico de una
clase que domina en parte del mundo.
Con buenos denominadores universalizan su gusto, tanto dentro de un pas como a
escala mundial, y tratan de imponerlo.
Como buenos inancieros invierten dinero, ingenio y energas para convertir el
evento esttico en una oportunidad para lucrar; como buenos polticos de su cla-
se hacen girar la atencin nacional e internacional sobre sus objetivos. Este es un
rostro.
Frente a frente se alza otro rostro: tal vez un 70-70-70 o un 20-50-20. Unos p-
mulos manchados a los 20 aos o unas profundas arrugas a los 30. Mal hablada o
callada, amarillenta y peor vestida.
Dos rostros frente a frente el 19 de julio de 1975 en El Salvador. El uno, el de miss
UNIVERSO, expresin de las clases explotadoras, el otro el annimo en este even-
to- el de la clase explotada.
El uno atrae turistas, miradas y se pasea en todo el territorio a travs de los canales
de televisin.
El otro est oculto. Para lucir un rostro y atraer divisas se pone al servicio hasta la
INTERPOL; para que se oculte el otro, tambin est la INTERPOL.
En un mundo convulsionado, en un pas en el cual la fuerza social del oprimido lan-
za sus gritos de desesperacin y de lucha, se esceniica un evento trivial que resulta
trgico al contemplar el otro rostro: enfermizo, manchado, arrugado de penas y
sufrimiento.
Frente a frente dos rostros, Andes toma posicin en el estrado del rostro oprimido.
Sera cruel e insensato que los maestros ayudramos en lo ms mnimo a bordar el
velo de una Miss con el cual se pretende ocultar el dolor de las Maras de la clase a
la cual pertenecemos.
Frente al rostro de una ciudad limpia y pintada oponemos el mesn, la covacha, el
rancho
Nos negamos a limpiar la bandeja en la cual se solaza la clase explotadora.
Mara Candelaria Navas
148
Nuestro camino es el de la lucha por reivindicaciones como gremio magisterial,
nuestro camino es el de contribuir a que nuestra clase explotada se libere.
Honramos en esta poca de ruptura, a la que se sacriica en la lucha revoluciona-
ria, honramos las virtudes de los cados en la lucha revolucionaria, veneramos esas
arrugas a los 30 aos en la mujer salvadorea porque sabemos que las dej el dolor.
Admiramos la mirada penetrante de nuestras mujeres que escrutan el futuro.
Frente a miss universo, ofrecemos el rostro de la obrera, el de la campesina, el de
la maestra
Frente a la INTERPOL oponemos a nuestro annimo pueblo explotado que vencer
toda barrera y gritar al mundo la victoria de una clase oprimida y humillada por
centurias y entonces el mundo conocer nuestro verdadero rostro.
Por todo esto miss universono eres nuestro rostro, nuestro ideal, nuestra lucha.
Eres ajena a nosotros, Miss Universo.
Andes rinde tributo a la mujer del pueblo explotado salvadoreo.
San Salvador, 1 de junio de 1975.
Por la Digniicacin del Magisterio
Consejo Ejecutivo (Campo pagado (LPG, 2 jun: 1975).
El texto anterior es escrito en el marco de la lucha popular, que en ese mo-
mento estaba adquiriendo las caractersticas de guerra civil. En 1971 se ha-
ba realizado la Gran Huelga de ANDES 21 de junio; en 1972 el presiden-
te Arturo Armando Molina interviene militarmente a la Universidad de El
Salvador, hay un auge de los movimientos sociales: estudiantes, enfermeras,
pobladores de tugurios, etc. Las mujeres en este momento no luchaban por
sus reivindicaciones propias, estaban en el marco de los movimientos popu-
lares adscritas a sus respectivos gremios, en el proyecto revolucionario. Fue
pertinente escribir el texto desde una organizacin de maestros, ya que en
ese momento las mujeres eran aproximadamente el 75% de sus asociados.
Por lo tanto, el contenido del maniiesto expresa justamente un discurso de
lucha de clases en el marco de la pobreza, contrastando la miseria de los
sectores populares con la opulencia y supericialidad de los concursos Miss
Universo. Tambin es importante destacar la utopa revolucionaria relejada
en el mismo.
3.2.1. Mlida Anaya Montes

Quin fue la autora del texto
42
: Dra. Mlida Anaya Montes. Naci en Santiago
Texacuangos, Departamento de San Salvador, el 17 de mayo de 1926. Maes-
42 Profesora Gladis Colato, fundadora de ANDES, conrma dicha autora. Entrevista personal realiza-
da por Mara Candelaria Navas, en octubre de 2006.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
149
tra Normalista, estudi Pedagoga
en La Universidad de El Salvador,
obteniendo el Doctorado en Edu-
cacin. Fue Subdirectora de la
Escuela Normal Espaa, Coordi-
nadora de Estudios de la Escuela
Normal Superior. Durante su vida
y en el ejercicio de estos cargos,
se caracteriz por su abnegacin,
disciplina enrgica, leal a sus
principios y compromisos ticos,
combinadas estas caractersticas
con un carisma y don de gentes.
Fundadora y dirigenta gremial de
la Asociacin Nacional de Educa-
dores Salvadoreos ANDES 21
de Junio (1965), lo que la sita
como pionera de los movimientos sociales y populares de la dcada de los
aos 70 y 80, impregnando al contenido de sus demandas de anlisis de la
realidad de la Educacin en El Salvador y el papel del magisterio en los cam-
bios sociales del pas.
La vida de la Dra. Anaya Montes se le puede analizar desde muchas aristas:
como mujer, maestra, dirigenta magisterial, profesional, intelectual y como
comandanta. Podemos distinguir o destacar dos momentos o facetas: la pri-
mera de ellas est referida a su vida en el magisterio nacional inicindose
como maestra de educacin primaria en Zacatecoluca. Fue la subdirectora
de la Escuela Normal de Maestras Espaa, desde ines de los aos 50s hasta
1963. En esta institucin se formaban las maestras de educacin primaria.
Es recordada por las maestras formadas por ella como una maestra integral.
Viaja a Espaa en 1961, becada por el gobierno espaol, a realizar un curso
de especializacin en pedagoga.
En 1964 asume la Coordinacin de Estudios de la Normal Superior, institu-
cin formadora de maestros de educacin media. Es justamente entonces
que comienza a aglutinar, bajo su liderazgo y del grupo gestor, a la Asocia-
cin Nacional de Maestros ANDES, que es fundada el 21 de junio de 1965,
Mara Candelaria Navas
150
despus de una manifestacin de maestros y maestras que haban viajado de
todo el pas para participar en San Salvador, en la entrega de una plataforma
de demandas centrada en los cambios en el escalafn magisterial, al enton-
ces Presidente de El Salvador, Arturo Armando Molina. ANDES 21 de Junio,
bajo el liderazgo de Mlida Anaya y desde Consejo Ejecutivo ser protagonis-
ta de dos grandes huelgas nacionales de maestros, en 1968 y en 1971. Siendo
electa secretaria de conlictos en ANDES.
Desde este cargo trabaj incansablemente por implementar leyes que prote-
gieran de manera justa a los maestros, quienes precisamente en este perodo
atravesaban por situaciones que daaban la integridad moral, econmica,
laboral que se resume en una alta explotacin por parte de los gobiernos
militares, vigentes desde 1932.
Aplic, junto a sus compaeros de direccin, muchas tcticas como paros la-
borales, huelgas de hambre, etc., siempre buscando el dilogo y los acuerdos.
La doctora Mlida Anaya Montes fue reconocida pblicamente por nume-
rosas actividades realizadas en el mbito de la educacin, luch por hacer
cambios en esta rama, no slo en la calidad de enseanza, sino en el mejora-
miento de la situacin laboral de miles de maestros. Por ello particip como
pieza importante en ANDES 21 DE JUNIO.
Entre los principales logros de las luchas magisteriales lideradas por la Dra.
Mlida Anaya Montes, siendo ella integrante del Consejo Ejecutivo de ANDES
en varios perodos gradualmente, obtuvieron: la ley del escalafn magiste-
rial, un seguro colectivo y la ley especial del maestro, entre otros; pero todos
estos triunfos fueron el resultado de numerosas manifestaciones que fueron
apoyadas por otras organizaciones sociales que de manera unida hicieron
presin a los gobiernos.
Ingresa a la Universidad de El Salvador a estudiar el Doctorado en Educacin
en 1959. En su vida de estudiante universitaria tuvo destacada participacin
en asambleas, foros, conferencias entre otras actividades pblicas.
Como intelectual escribi los siguientes documentos:
43
43 La referencia es sobre la base de los documentos encontrados a la fecha. (2005)
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
151
Los Estudios Sociales: Su inluencia en las Formas de Vida de los Pue-
blos y las Tcnicas de su Enseanza (Rev. Educacin, 1965: 65), se desta-
can de este documento algunos prrafos que muestra algunas ideas de su
pensamiento educativo:
La Educacin como inluencia sistemtica ejercida sobre los educandos con
un in claramente deinido, constituye un arma poderosa. Mediante ella in-
culcamos una concepcin del mundo, una moral, reglas de convivencia hu-
mana, determinados rasgos de carcter y de voluntad, ciertos gustos e inclu-
so algunas cualidades sicas (Ibidem).
En el texto argumenta la importancia en la formacin de actitudes, pues con-
tribuye a:
Tener criterio propio e independiente para tomar partido en los proble-
mas sociales.
Imparcialidad en la investigacin del material de estudio.
Respeto a las opiniones ajenas.
Amplitud de ideas.
Ayudar a eliminar los prejuicios sociales, chauvinistas, religiosos y mu-
chos otros.
El Planteamiento Integral de la Educacin y sus relaciones con el Dere-
cho Socioeconmico en El Salvador. Tesis para optar al ttulo de Doctora
en Ciencias Sociales de la Educacin, en febrero de 1969, tiene 263 pginas.
La Segunda Gran Batalla de Andes, Primera Edicin, Editorial Universita-
ria 1972, con 380 pginas. Este libro contiene fundamentalmente una rela-
cin de los hechos acaecidos en la huelga magisterial de 1971, con algunas
referencias a las huelgas de 1967 y 1968.
Como producto de su entrenamiento en Vietnam, escribi un libro escrito
probablemente en 1980, proscrito en bibliotecas y libreras. Tambin hay
artculos sueltos que probablemente aparecieron como annimos en peri-
dicos, revistas, etc., en aquellos momentos caracterizados por la inseguridad
y la represin.
La segunda fase en su vida se reiere al giro radical en su vida, que la llev
a vivir en la clandestinidad, por la inseguridad y persecucin. En esta fase
Mara Candelaria Navas
152
ella se incorpora a las FPL (Fuerzas Populares de Liberacin) cuyas acciones
tuvieron mucho peso en la sociedad salvadorea. Es electa como la segunda
comandanta de las FPL, desde entonces se integr a la vida clandestina de-
jando a un lado su vida como maestra y como profesional de la educacin e
intelectual. En las FPL toma el nombre de comandante Ana Mara; siempre
demostr irmeza en sus decisiones y acciones, mente fra y corazn ar-
diente era su consigna, tomada de los revolucionarios clsicos. Ella como
revolucionara debera mantener frialdad y calcular sus acciones, pero a la
vez impregnar de humanismo dicho quehacer.
Porque la injusticia le haba tocado directamente, ya que haba sido testiga
de los atropellos del sistema. Siempre demostr que cuando se propona algo
lo consegua, porque era una mujer con metas claramente deinidas. Cuando
se le interrogaba sobre las diicultades para mantener una guerrilla durante
tanto tiempo sin que hubieran montaas en un pas como El Salvador, de
poca extensin geogrica (21.000 Kms.), ella responda que: las montaas
eran el pueblo que protega el trabajo clandestino y a la guerrilla.
Mlida Anaya Montes deinitivamente tiene un lugar en la historia salvadore-
a. Y es necesario seguir indagando sobre su vida ya que debe de recordrse-
le en El Salvador por la poblacin salvadorea como mujer, maestra, intelec-
tual, guerrillera, revolucionaria y luchadora. La cita siguiente resume parte
de su vida revolucionaria: Mlida Anaya Montes es sntesis de la lucha de la
mujer salvadorea y durante los ltimos 30 aos el motor poltico que vin-
cul a los maestros, a los universitarios y a los profesionales con los obreros
y los campesinos para integrar, al lado de los pobladores de tugurios y otros
grupos sociales marginados, el ms grande movimiento de masas, templado
y forjado a sangre y fuego a travs de todas las formas de lucha .Este movi-
miento de masas es la base de la inquebrantable capacidad poltico militar
del Frente Farabundo Mart para la liberacin Nacional y del Frente Demo-
crtico Revolucionario (Guirola de Herrera, 1983: 131)
Ahora bien, cuando la Dra. Anaya Montes naci, en la dcada de los aos
veinte, las mujeres salvadoreas a penas comenzaban a incursionar en la
educacin, recordemos que durante este perodo, dos fueron las reas en
que las salvadoreas tuvieron ms presencia social: el magisterio y la litera-
tura, en especial la poesa. Fue un ejemplo para las generaciones de maestras
al cambiar sus medias de seda por los zapatos deportivos que facilitaban el
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
153
recorrer kilmetros de distancias en las marchas multitudinarias que diriga
y posteriormente cambiarlas por las botas de campaa de guerrillera, cuan-
do ya tena ms de cincuenta aos.
La Comandanta Ana Mara era todava, al momento de ser asesinada, la Se-
gunda responsable de las FPL, en Managua, Nicaragua en abril de 1983, aun
cuando las circunstancias exactas de su muerte todava no estn claras, su
asesinato se ubica en otro momento crtico de la izquierda salvadorea, en
particular de las FPL, la discusin giraba en torno al rumbo que debera se-
guir la lucha armada, se dice que ella era partidaria de una salida negociada
a la guerra, en oposicin al Comandante Marcial, Primer Responsable, quien
sostena que la guerra era: popular, armada y prolongada.
La comandancia revolucionaria del FMLN, al dar la noticia de su muerte, apun-
taba lo siguiente: La Direccin Revolucionaria Uniicada (DRU) del FMLN
con profundo dolor comunica al pueblo salvadoreo y a todos los pueblos
del mundo el alevoso asesinato de nuestra querida compaera Mlida Anaya
Montes, comandante Ana Mara, segunda responsable del Comando Central
de las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL) y miembro destacado de esta
Direccin Revolucionaria Uniicada, ocurrido en Managua, Nicaragua, el da
6 de abril en horas de la madrugada (cita de Guirola de Herrera, 1983: 130).
Era, precisamente, la DRU la instancia negociadora del conlicto armado.
Cronologa mnima:
1926: Abril nace en Santiago Texacuangos, departamento de San Salvador.
1959: Subdirectora de la Escuela Normal Espaa.
1960: Ingresa a la Universidad de El Salvador a estudiar el doctorado en
Educacin.
1963: Coordinadora de Estudios en la Escuela Normal Superior.
1965: Fundadora de Andes 21 de junio.
1968: Primera Gran Huelga de Andes 21 de Junio.
1969: Obtiene su ttulo de Doctora en Educacin.
1970: Surgen las FPL.
1973-74: Ingresa a las FPL.
1971: Segunda Gran Huela de Andes 21 de junio.
1975: Masacre estudiantil.
1977: Se va a la clandestinidad con el seudnimo de ANA MARIA.
1983: Es asesinada en Managua, Nicaragua, tena 57 aos.
Mara Candelaria Navas
154
Mujer, Maestra, Dirigenta Magisterial y Guerrillera, la Dra. Mlida Anaya
Montes rompi los paradigmas tradicionales de ser mujer, injustamente an
no hay un reconocimiento pblico sobre sus aportes. El estigma de haber
sido guerrillera y las circunstancias de su muerte, an persisten en las gene-
raciones de hombres y mujeres actualmente.
Las fundadoras de la Asociacin de Mujeres Mlida Anaya Montes LAS ME-
LIDAS (1992), surgidas de la dirigencia y las bases de las FPL, han retomado
su legado histrico, pero an esta pendiente escribir un libro sobre su vida
que le haga un justo homenaje recopilando informacin de su vida y su pen-
samiento, por medio de dirigentas y dirigentes que an viven.
3.2.2. Inicio de la lucha armada y el papel de la mujer
En este perodo histrico y con el auge del movimiento popular, a mediados
de los aos 70, las mujeres se integran a las diferentes organizaciones que
conforman este movimiento e incluyen sus demandas de clase, siempre den-
tro de la plataforma de las demandas populares.
En 1977, en respuesta a las violaciones de los derechos humanos, se funda
el Comit de Madres y Familiares de Presos, Desaparecidos y Asesinados Po-
lticos Monseor Oscar Arnulfo Romero (COMADRES), precursora de las
organizaciones en pro de la defensa de esos derechos. Las actividades de esta
organizacin se centran en la defensa de los derechos humanos y dar asis-
tencia a los presos polticos.
La sociedad salvadorea se ha caracterizado por tener divisiones abismales
entre la oligarqua y los dems estratos sociales, aunado a lo anterior, una
polarizacin poltica por la falta de dilogo y de una institucionalidad de-
mocrtica, que pudiera garantizar la alternabilidad en el poder poltico por
la va electoral, la confrontacin de los gobiernos de derecha y los militares
unidos contra la ciudadana salvadorea, lo haban impedido.
A inales de la dcada de los 70, la falta de espacios de participacin de-
mocrtica, unida a las condiciones de crisis socio-econmica, conducen al
conlicto armado que se desarroll durante la dcada de los 80. El surgi-
miento del movimiento armado revolucionario en El Salvador a inales de
los aos setenta, fue el inal de una historia de injusticia social, de perse-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
155
cucin, represin y muerte a toda forma de manifestacin en contra de esa
situacin.
De 1970 a 1981 se dio el proceso de gestacin de guerra de guerrillas en
El Salvador, que desemboc en una guerra civil en enero de 1981. Paralela-
mente, entre 1969 y 1979, se desat la crisis del modelo agroexportador de
caf, algodn y caa de azcar, en una economa encaminada hacia la globali-
zacin y regionalizacin. Sin embargo, este modelo en crisis se asent sobre
la dictadura militar, sin tomar en consideracin el golpe de Estado del 15 de
octubre de 1979, y la guerra abierta a partir de 1981, agotada la va electoral
y la ausencia del dilogo del gobierno con los sectores polticos, sociales y
econmicos marginados.
La guerra civil en un pequeo territorio, es un zafarrancho en un mesn, deca el
general Omar Torrijos, ex presidente de Panam, quien se esforzaba por entender
la guerra contra todo pronstico, ya que El Salvador, un pas sin montaas, con vas
mltiples de comunicacin y acceso para cualquier lugar. Es decir, no exista teri-
camente un lugar para comenzar un grupo guerrillero rural en una montaa lejana.
(Sancho, 2002: 153).
La guerra en El Salvador, segn protagonistas de la misma, no sigui las
leyes clsicas ni las acadmicas, ni motivada por las super potencias. Se
dice que s tuvo inluencia de las Fuerzas Armadas Rebeldes FAR, de Gua-
temala entre 1971-1975. El sandinismo se conoci hasta en 1978 y entr
triunfante a Managua en 1979; tambin se conocan otras experiencias de
Amrica Latina, como de Los Tupamaros de Uruguay, El ERP y los Monto-
neros de Argentina, de Brasil con Marighela, del MAS de Venezuela, el so-
cialismo de Cuba, la experiencia del Che Guevara. Tampoco fue inspirada
por Mosc, ni Washington, Pekn o La Habana. Sus orgenes, dice uno de
los fundadores Eduardo Sancho (Idem: 154), fueron propios y nacional-
mente liderada por un grupo de estudiantes universitarios, provenientes
de la pequea burguesa acomodada e ideolgicamente de la corriente so-
cial cristiana, con inluencias del marxismo. Este grupo de estudiantes y
el extraordinario dirigente obrero/panadero Salvador Cayetano Carpio de
formacin estalinista, antiguo dirigente del Partido Comunista Salvadore-
o PCS, fueron los fundadores primigenios o los parteros histricos,
de la revolucin salvadorea. Carpio renunci a este Partido en 1968, este
partido se opuso a la lucha armada y solamente se incorpor hasta sep-
tiembre 1980.
Mara Candelaria Navas
156
Segn la visin de algunos de los fundadores esta guerra no adquiri un
carcter nacional, fue una guerra civil con visin nacionalista de rebelin
contra una parte de la estructura represiva del Estado (Ibidem.). La guerra
civil dur ms de 10 aos siendo varios los momentos que se vivieron como
acontecimientos, que desarrollaron el aparato militar guerrillero, de carc-
ter regular e irregular. La idea fundamental y esencial era generalizar la gue-
rra de guerrillas en la modalidad urbana, en el primer momento histrico de
la gestacin: 1971-1980.
Los momentos se pueden subdividir en lapsos:
1970-1972: perodo en que se emprendi la preparacin guerrillera del
ncleo madre.
1972-1975: surgieron cuatro organizaciones guerrilleras que no se pudie-
ron uniicar y conformaron cuatro grupos diferentes: FPL, ERP, PRTC y RN.
El Partido Comunista Salvadoreo, se creo en 1930 como ya se ha mencio-
nado.
1975-1979: inicio de la construccin de una estrategia de guerrilla, para
dar el salto al asalto y uso del sabotaje.
1979-1983: inicio de la guerra de movimientos y de posiciones, se rompe
el orden jurdico institucional y se inicia el xodo de poblacin hacia Esta-
dos Unidos, Mxico y otros pases, as como las migraciones internas a las
ciudades ms importantes del pas. 1981,la primera gran ofensiva nacio-
nal militar.
1984-1988: recrudecimiento de la guerra creacin de cuatro frentes: Oc-
cidental Feliciano Ama; Oriental Francisco Snchez; Paracentral Anas-
tacio Aquino y; Central Modesto Ramrez.
1989 -1991: se inicia la batalla estratgica en la capital San Salvador como
objetivo de ataque principal, con la ofensiva militar de 1989 se logra una
posicin en la mesa de negociacin, que se haba iniciado entre 1984-1987
por presiones de la comunidad internacional, que oblig a las dos partes a
buscar una salida negociada a la guerra.
1992: irma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, Mxico, este pas y
Francia actuaron como mediadores.
El Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional, FMLN, fue el principal
protagonista de la guerra, se constituy como instancia de coordinacin de
cinco organizaciones poltico militares independientes provenientes de dife-
rentes sectores del movimiento social. La primera organizacin que opt por
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
157
la va armada para lograr la transformacin social y poltica del pas fueron
las Fuerzas Populares de Liberacin FPL fundado por un grupo que tena
como lder al legendario guerrillero comandante Marcial (Salvador Cayetano
Carpio), disidente el Partido Comunista Salvadoreo, que no comparta la
decisin de ste de mantenerse en la posicin poltica electoral. La segunda
organizacin en fundarse fue el Ejrcito Revolucionario del Pueblo ERP,
cuyos miembros provenan de la juventud social demcrata y social cristiana
que no comparta con el PDC su viraje a favor de la oligarqua salvadorea y
favorable a los intereses de Estados Unidos. En 1975, con motivo del asesi-
nato del poeta Roque Dalton que era miembro del ERP, esta organizacin se
dividi. De esta escisin surgen las Fuerzas Armadas de la Resistencia Na-
cional RN. Un grupo de intelectuales funda, a ines de los aos setenta, el
Partido de los Trabajadores Centroamericanos PRTC cuyos objetivos eran:
incorporarse a la lucha armada y la creacin de una instancia que integra-
ra los diferentes movimientos armados de la regin. El Partido Comunista,
como ya se mencion, fue el ltimo en incorporarse a la lucha armada.
Paralelamente a la accin militar, muchas y muchos fueron los y las protago-
nistas, que apoyaron abiertamente la lucha armada: la Iglesia catlica, de la
lnea de la teologa de la liberacin; el movimiento popular revolucionario
encabezado por campesinos y obreros, estudiantes y maestros; la Universi-
dad Nacional; la solidaridad internacional; algunos sectores no organizados
de la sociedad salvadorea, muchos fueron vctimas de las acciones repre-
sivas de los gobiernos y las fuerzas armadas, quienes con la ayuda militar y
econmica de Estados Unidos lanzaron diferentes operativos con el objetivo
de eliminar a la guerrilla y a sus bases de apoyo. Para Vquez y Murguialday
(1996) la revolucin salvadorea estuvo basada en el marxismo, la teologa
de la revolucin y el guevarismo.
Las mujeres se incorporaron a la lucha poltica y militar de esos aos; su
oposicin a los regmenes militares y al imperialismo norteamericano fue
inluenciada por los lineamientos de las organizaciones poltico-militares de
izquierda. De all que su vinculacin a la lucha armada, fue travs de las or-
ganizaciones que conformaron el FMLN que tenan sus bases en la poblacin
civil.
Norma Guirola airmaba en 1983 Estamos conscientes de que la mujer
salvadorea an tiene que resolver muchas necesidades reivindicativas
Mara Candelaria Navas
158
propias, como el problema del machismo, que es un problema cultural muy
arraigado en nuestro pueblo. Pero estamos claros y conscientes de que en
estos momentos la lucha principal de todos, es contra la oligarqua criolla
y el imperialismo yanqui. Es por eso que la mujer se ha incorporado masi-
vamente a todos los frentes de lucha. Y en el bregar diario por liberarnos
conquistaremos tambin nuestros legtimos derechos de igualdad con el
hombre (ibid, 83:19).
Ellas representaron en la guerra un 30% del total de los combatientes; sus
motivaciones para incorporarse son dos: las mujeres del rea rural lo hi-
cieron porque se vieron arrastradas por el terror y la inseguridad y las del
rea urbana con un poco ms de conciencia y de compromiso militante. La
vivencia de la guerra fue distinta para mujeres y hombres porque distinta
fue su insercin, sus tareas, sus expectativas, su involucramiento poltico,
y diferentes eran tambin sus identidades y los impactos que en ellas oca-
sion el conlicto. Las mujeres se movieron en siete escenarios. Un 30%
de las mujeres llegaron a puestos de poder. (Vsquez y Murguialday, 1996:
35).
El prototipo de feminidad vigente en la sociedad salvadorea sigue consi-
derando a la maternidad como la meta fundamental de las mujeres, sobre
este eje se articula la identidad femenina. Lo cual inluy en sus vidas en-
tonces y ahora.
Las colaboradoras del frente del rea rural hacen un balance positivo de
su participacin. Las mujeres-montaa fueron las nutrientes indispensa-
bles mientras la guerra fue el eje central de la lucha revolucionaria. Las
que colaboraron de forma voluntaria y por conciencia expresan ms a
menudo satisfaccin por haber sido protagonistas y artfices. Qu pasa
ahora con las mujeres rurales. Para las urbanas las ganancias fueron p-
rricas.
Para las rurales no hubo cambios en sus concepciones sobre la sexualidad,
ms bien reairmaron los patrones tradicionales.
La posguerra posibilit el surgimiento y fortalecimiento de las concepcio-
nes feministas en algunos sectores del movimiento de mujeres.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
159
Por otro lado, las mujeres vinculadas a la derecha tambin se organizaron
en torno a sus intereses de clase, dando abierto apoyo a los militares y
siendo voceras de la campaa anticomunista de la ultraderecha. En parte,
ellas respondieron a la crisis tratando de ignorar su existencia continua-
ron con sus innumerables eventos sociales-, pero tambin se manifestaron
para salvaguardar sus privilegios; como mujeres, sintieron que era su de-
ber patritico proteger a sus hijos, sus familias, su religin y por encima
de todo, su enorme riqueza. En diciembre de 1979, se formaron dos or-
ganizaciones cvicas: la Cruzada Pro Paz y Trabajo y el Frente Femenino
Salvadoreo. Las marchas organizadas por la Cruzada aglutinaron a cerca
de 90,000 personas (aunque estas cifras pueden haber sido inladas) y
recibi apoyo inanciero de los militares de ultraderecha y sus respectivos
partidos polticos.
Despus de la ofensiva militar de 1989 con su secuela de destruccin y muer-
te, el gobierno de El Salvador y el FMLN haban llegado a la conclusin de
que la terminacin de la guerra por la va militar era imposible. Dirigentes
polticos, empresarios y otros sectores inluyentes de la sociedad se suma-
ron a la bsqueda de una salida poltica. La coyuntura internacional tambin
favoreci el proceso de negociacin y facilit el camino haca la paz. Ya que
Estados Unidos y la Unin Sovitica, potencias involucradas de alguna mane-
ra en la guerra civil salvadorea con visiones e intereses contrapuestos, ha-
ban disminuido hasta desaparecer su tradicional rivalidad, expresada en la
llamada guerra fra. Con los ACUERDOS DE PAZ se inicia un nuevo perodo
en la historia salvadorea.
La caracterstica que presentan las organizaciones de mujeres antes de 1980
es la poca o nula integracin de las reivindicaciones de gnero en sus objeti-
vos y plataformas. Esto debido a la priorizacin de los graves problemas na-
cionales: la represin, la pobreza, el desplazamiento forzoso de poblaciones
enteras, los asesinados y desaparecidos; problemas que las organizaciones
de mujeres toman como banderas de lucha, con el costo de dejar sus reivin-
dicaciones especicas de gnero en segundo plano.
El siguiente perodo que se ubica exactamente en el desarrollo de la guerra
nos permitir analizar los intereses y demandas del incipiente movimiento
de mujeres.
Mara Candelaria Navas
160
3.3. Tercer Perodo: 1976-1985. Primeras organizaciones de mujeres
que intentan incorporar la perspectiva de gnero. Acuerdos de Paz
Hechos relevantes del perodo:
Auge y recrudecimiento de la lu-
cha armada y surgimiento, en el
exilio, de las primeras organiza-
ciones de mujeres que estudian
la problemtica de la mujer.
Asociacin de Mujeres de El Sal-
vador AMES: Feminismo Re-
volucionario.
Se comienza a trascender, del
anlisis de clases al anlisis de
gnero.
Primera oleada de organizaciones femeninas, muchas de ellas conforma-
das en el exilio y otras dentro del pas, para apoyar la lucha popular. La ca-
racterstica principal de estas organizaciones de mujeres es la nula reivin-
dicacin de gnero en sus objetivos, demandas o plataformas. Este perodo
coincide con el auge del conlicto armado y las migraciones masivas, dentro
y fuera del pas, por razones polticas. Al iniciar los aos 80
44
, nacen otras
organizaciones de orden popular, organismos no gubernamentales privados
y organismos internacionales, dndole una nueva perspectiva a la problem-
tica de las mujeres. De igual manera, surgen organizaciones que pertenecen
al llamado feminismo revolucionario.
Destacan:
1978: Asociacin de Mujeres de El Salvador AMES se podra decir que es
la nica de este perodo que tiene trabajo en zonas suburbanas y rurales,
en las zonas conlictivas. Se involucr de lleno en la lucha revolucionaria,
realiz importante trabajo educativo y public algunos maniiestos sobre la
condicin social y laboral desde la ptica de la doble explotacin: de clase y
como trabajadora. Vinculada al Bloque Popular Revolucionario (BPR); a esta
44 En 1980 es fundada la Asociacin de Mujeres para la Democracia Lil Milagro Ramrez, ligada al
Frente de Accin Popular Unicado (FAPU). En 1983 surge la Asociacin de Mujeres Salvadore-
as (ASMUSA), y en 1984 la Federacin de Mujeres Salvadoreas. Entre 1984 y 1985 se funda la
Organizacin de Mujeres por la Paz (ORMUSA), vinculada al Movimiento Popular Social Crisano
(MPSC). (Garca y Gomriz, 1989: Pg. 70).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
161
organizacin de mujeres se le reconocen dos aportes principales: la concep-
tualizacin del feminismo revolucionario como nica va capaz de resol-
ver los problemas de las mujeres y la insercin de las mujeres en el proceso
revolucionario, que demostraron su capacidad de participacin y direccin.
1980: Asociacin de Mujeres por la Democracia Lil Milagro Ramrez.
1983: Asociacin de Mujeres Salvadoreas ASMUSA.
1984: Federacin de Mujeres Salvadoreas.
1984-85: Organizacin de Mujeres por la Paz.
AMES, realiz un importante trabajo educativo y public un buen nmero
de maniiestos sobre la condicin social y laboral de las mujeres bajo la p-
tica de la doble opresin (de gnero y de clase). En 1980 comenz a formar
Comits barriales de Mujeres en los distritos pobres de San Salvador, los
cuales tuvieron considerables xitos. Debido a las condiciones polticas, el
tipo de trabajo organizativo que sta organizacin realiz en las ciudades fue
bastante restringido. Las miembras de AMES trabajaban en cooperativas y
apoyaron el trabajo humanitario recogiendo y repartiendo medicina y ropa.
En los campamentos de refugiados del interior ayudaron a las guarderas y
programas de alfabetizacin.
A la vez, las distintas organizaciones de mujeres intentaron aglutinarse en
torno al Comit Uniicado de Mujeres Salvadoreas (CUMS). Dicho Comit
fue propuesto por primera vez en octubre de 1981 por las organizaciones
populares: Frente de Accin Popular Uniicado FAPU, Unin Democrtica
Nacionalista UDN,Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroame-
ricanos PRTC, Bloque Popular Revolucionario BPR y Ligas Populares 28
de febrero LP28, a travs de mujeres pertenecientes a stas, que estaban
exiliadas en Costa Rica. Sin embargo, se presentaron diicultades ideolgicas
para organizar un comit uniicado tanto en El Salvador como en el resto
de pases donde haba representaciones de las diferentes fuerzas polticas.
Las comunicaciones al interior del pas entre las organizaciones de mujeres
fueron diciles de mantener y las representantes en el exilio demasiado dis-
persas a travs de Amrica Latina, Europa y Estados Unidos.
3.3.1. Asociacin de Mujeres Progresistas de El Salvador AMPES 1975
Esta organizacin es fundada por mujeres miembras del Partido Comunis-
ta Salvadoreo. Tiene dos antecedentes: el Comit de Mujeres Sindicalistas,
Mara Candelaria Navas
162
que funcion entre 1960 y 1970, y el ms inmediato, el Comit Provisional de
Mujeres Salvadoreas que funcion, de 1970 hasta antes de la constitucin
de AMPES, en 1975.
Entre las actividades que ambas organizaciones realizaron se encuentran las
siguientes:
- Discusin del Cdigo de Trabajo, en particular las relacionadas con la or-
ganizacin o sindicalizacin.
- Visita a comunidades de barrios y cantones de la periferia de San Salvador.
- Actividades de motivacin hacia las mujeres como: clases de manualida-
des, charlas sobre la situacin del pas, etc.
- Participacin en manifestaciones y apoyo a las huelgas obreras (AMPES,
1983: 2).
Sin embargo, segn testimonio de una de sus fundadoras, que tambin parti-
cip en Fraternidad de Mujeres:
Cuando ya se haba disuelto Fraternidad de Mujeres continuamos trabajando con
las mujeres, pero ms partidariamente. Este trabajo, el partidario, lo desarrollamos
ms como Comit de Mujeres Sindicalistas, ya que era un medio de atraer a las mu-
jeres para que participaran en la lucha sindical. (Berta Deras).
Como Comit de Mujeres Salvadoreas, se responsabilizaban de la prepara-
cin de actividades diversas y no en especial de las mujeres.
Viajbamos con otras compaeras del Partido Comunista a los diferentes barrios o
cantones de San Salvador, para atender a las comunidades. Hacamos trabajo de ma-
sas y formbamos directivas en los lugares que llegbamos. El procedimiento era
el de pasar un cuestionario en el que se les peda a los pobladores de esa zona que
indicaran las necesidades ms urgentes de la comunidad. A nivel de partido hicimos
mucha experiencia comunitaria en ese perodo.
Pero ya estaba la guerra, ya se haba anunciando la guerra, entonces nosotros apo-
ybamos como AMPES a las mujeres, llevbamos all a una que muri y yo ten-
go muchos documentos en Nicaragua que los dej donde una amiga nicaragense,
Ileana, la capitana Ileana, traamos y la llevbamos, colaborbamos con AMLAE
Asociaron de Mujeres de Nicaragua Luisa Amanda Espinoza. (Berta Deras).

AMPES en ese momento se planteaba como objetivos los siguientes:
- Luchar por los derechos de la mujer trabajadora.
- Luchar por las necesidades de los nios.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
163
- Luchar por la libertad de los presos polticos.
- Luchar por las reivindicaciones sociales de las obreras.
Se podra decir que las actividades de esta asociacin estn ligadas de mane-
ra directa a las realizadas por el Partido Comunista, por ejemplo: trabajaron
como Frente Femenino de la Unin Democrtica Nacionalista UDN, duran-
te el proceso electoral previo a las elecciones de 1977, as lo conirma una de
sus fundadoras: AMPES, prcticamente dej de funcionar como tal y todas
las mujeres nos incorporamos a los diferentes frentes de lucha del partido
Comunista Salvadoreo (Berta Deras).
Es el perodo de los aos 80, en que la lucha armada pas a ocupar un lugar
prioritario en el proceso de la guerra civil en El Salvador. Es hasta 1983 que
se encuentra una de sus primeras publicaciones, irmada por la Representa-
cin de AMPES en Mxico, que dice lo siguiente:
La presente publicacin es un esfuerzo de la Representacin en Mxico de AMPES,
ilial del Comit Unitario de Mujeres Salvadoreas CUMS. Pretendemos con esta
publicacin dar a conocer la participacin de la mujer salvadorea en el proceso
revolucionario en marcha y al mismo tiempo demandar la solidaridad internacional
de todas las mujeres del mundo para nuestra lucha.
Es la nica publicacin de la Representacin de la que se tiene conocimiento
y en ella hay un solo artculo sobre la historia de la mujer salvadorea; refe-
rencias al pelotn de mujeres Silvia, llamamientos a la solidaridad y denun-
cias.
Se conocen, adems, dos nmeros del boletn de AMPES llamado Compaera
Silvia. Silvia fue una destacada
militante del PCS, posterior-
mente se incorpor a tareas
militares en el Frente Paracen-
tral Anastasio Aquino, en los
Cerros de San Pedro. Muri en
un enfrentamiento en agosto
de 1981, tambin, en su ho-
nor se constituy el Pelotn de
Mujeres Compaera Silvia, el
20 de diciembre de 1981 se
Pelotn de Mujeres Compaera Silvia
Mara Candelaria Navas
164
compona de tres escuadras cada una con su respectiva jefa quienes eran
nombradas por el Estado Mayor de acuerdo con su capacidad poltica y mi-
litar. Nosotras, deca Ileana, jefa del pelotn Silvia, las mujeres combatien-
tes, estamos dispuestas a continuar luchando; sabemos que vamos a vencer.
Histricamente, el imperialismo est derrotado. Aunque aumente la ayuda
militar al ejrcito salvadoreo, aunque trate de invadirnos, nosotras estamos
dispuestas a vencer o morir, se acorte o se alargue esta guerra que nos ha
sido impuesta (Guirola, 1983: 15, 22).
3.3.2. Asociacin de Mujeres de El Salvador AMES: 1978-1983
Se podra decir que es la nica organizacin de este perodo que tiene tra-
bajo en zonas suburbanas y rurales, en las zonas conlictivas. Se involucr
de lleno en el esfuerzo revolucionario, realiz importante trabajo educativo,
adems public algunos maniiestos sobre la condicin social y laboral des-
de la ptica de la doble explotacin: de clase y como mujer trabajadora.
Vinculada al Bloque Popular Revolucionario (BPR) a esta organizacin de
mujeres se le reconocen dos aportes principales: la conceptualizacin del
feminismo revolucionario como nica va capaz de resolver los problemas
de las mujeres y la insercin de las mujeres en el proceso revolucionario, que
demostraron su capacidad de participacin y direccin.
Esta organizacin nace en 1978, qued legalmente constituida en septiem-
bre de 1979 en una Asamblea que llev el nombre de Isaura de Gmez, una
maestra que fue asesinada junto a su hija de 12 aos, por la guardia nacio-
nal
45
.
AMES tiene como antecedente inmediato al Comit Coordinador de los Mer-
cados Luz Dilian Arvalo, formado por mujeres vendedoras de los merca-
dos y vendedoras ambulantes. Tena como objetivo que las mujeres de este
sector tuvieran organizacin especica para luchar contra las arbitrarieda-
des de la polica municipal y mejorar sus condiciones de vida. Tambin este
Comit tuvo destacada labor en pro de los presos polticos que estaban en la
crcel de Santa Tecla.
45 AMES. Los datos sobre AMES son extrados de sus publicaciones: Desde los Frentes; Posicin de
AMES por la paz, la distensin y desarme; Cmo nacemos y qu hacemos; Desarrollo de la par-
cipacin polca de la Mujer Salvadorea y su inuencia en el proceso de Liberacin Nacional,
publicadas en Mxico por la Representacin de AMES en 1983.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
165
La AMES se funda como un medio de incorporacin a la lucha de aquellos
sectores de mujeres que por su condicin especial (amas de casa, profesio-
nales, maestras, pobladoras de tugurios y estudiantes) no se haban incorpo-
rado a la lucha popular.
El proceso de desarrollo de esta organizacin tiene dos perodos:
Primer perodo: va desde 1979 ao de su fundacin, hasta el primer trimes-
tre de 1983. Va desde su fundacin hasta los cambios surgidos al interior de
las Fuerzas Populares de Liberacin Nacional-FPL.
Segundo perodo: de 1983 a 1985 va desde su toma de posicin con respecto
a apoyar un proyecto de Gobierno de Amplia Participacin GAP- hasta su
cierre.
Primer Perodo:
Los principales documentos de AMES se produjeron en este perodo, escri-
tos centrales sobre su posicin acerca del papel de la mujer en la sociedad;
se sientan las bases para el trabajo en las zonas bajo control del FMLN y las
estructuras organizativas que se impulsarn all en el rea rural; tambin
emitieron varios nmeros de sus boletines.
Se considera que AMES fue la primera organizacin de mujeres de la ms re-
ciente generacin en El Salvador, que funda sus planteamientos en una con-
cepcin diferente acerca del trabajo con y para las mujeres, dentro de lo que
en muchos de sus documentos denominan feminismo revolucionario:
Pensamos, que la caracterstica del feminismo revolucionario es que ste se en-
cuentra dentro de un proyecto de transformacin total de la sociedad. (AMES,
Cmo nacemos, 1983: 4).
Organiza y moviliza a las mujeres en torno a sus condiciones y reivindica-
ciones propias, adems de oponerse al rgimen. Reconoce la condicin es-
pecica de ser mujer. Estaba constituida por mujeres de diferentes sectores
del pueblo. Su objetivo fundamental fue organizar a las mujeres para que
tomaran conciencia de su condicin y se incorporan a la lucha de liberacin
del pueblo.
Mara Candelaria Navas
166
Se conceban como una organizacin independiente, que reconoca la auto-
ridad del FMLN-FDR. En entrevista a una representante de AMES, sostiene:
Las reivindicaciones fundamentales y prioritarias de la mujer son en estos mo-
mentos las del pueblo, es decir, las de las amplias masas de trabajadores y superex-
plotadas (ibid 40).
Los estatutos de la Asociacin fueron aprobados en 1979, sus objetivos:
a. Luchar por la vigencia de la igualdad de la mujer en los campos poltico,
econmico, social, jurdico, cultural y laboral.
b. Defender los derechos de los menores, especialmente en lo relativo a la
proteccin a que estn obligados sus padres y el Estado; asimismo velar
por la erradicacin de la mendicidad y delincuencia infantiles.
El lema de la AMES fue: Conquistando los derechos
de la mujer y la niez construiremos la nueva so-
ciedad. La Asociacin considera que es importante
insertar la problemtica de la mujer en las tareas del
momento y discutir las formas ms adecuadas para
superar la situacin de discriminacin, propone para
ello cules deben ser las posiciones revolucionarias y
feministas:
Cuando una revolucin es verdadera, se acompaa de con-
quistas de la mujer en todos los mbitos sociales de esta,
participa en un plano de igualdad en la produccin, en lo
cultural, en lo social, etc.
En nuestro pas se est operando un proceso revolucionario
que tiene entre sus objetivos acabar con las desigualdades
sociales y dentro de ellos se concibe la igualdad de la mujer
con el hombre en todos los mbitos de la vida social, como
una de las principales metas a lograr.
Asimismo consideraba que desde ese momento, se
debera prever con qu actitud poltica se debera en-
frentar la situacin de la mujer, despus del triunfo:
An despus de que se constituya el Gobierno Democrtico
Revolucionario, nosotras tenemos que seguir luchando con-
tra la actitud tradicional del hombre y la mujer. Los resabios
Tula Alvarenga de Carpio,
fundadora de AMES.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
167
del sistema de explotacin y opresin seguirn existiendo por algn tiempo, prin-
cipalmente en lo que concierne a la mujer eso no puede desaparecer de la noche a
la maana. Esta lucha es prolongada, eso no quiere decir que no tenga in. Pero los
hombres tambin deben tomar conciencia de que esta lucha tambin les incumbe
a ellos y a m me gusta cmo AMES enfoca estos problemas, pues de esta forma
aprendemos a conducir el comportamiento de nuestros esposos e hijos.
Tienen claridad sobre la doble explotacin de las mujeres, que se expresa as:
El ingreso de una mujer a la militancia en forma consciente implica un recorrido
mucho ms largo y arduo que el que efecta el hombre, ya que es necesario sal-
tar un sinnmero de barreras para nuestra incorporacin, si valoramos todas estas
barreras, es desde la partida un salto doblemente cualitativo. Obviamente ello no
signiica que hayamos solucionado nuestra problemtica especica de ser mujer,
ni que la militancia sea la panacea que permita alcanzar nuestra propia identidad.
Sin embargo, pensamos que la caracterstica del feminismo revolucionario es que
ste se encuentra dentro de un proyecto de transformacin de la sociedad. Tambin
sabemos que la liberacin de la mujer requiere un nivel de conciencia colectiva,
producto del desarrollo de una ideologa. Y esa nueva ideologa no ser sino resul-
tante de un proyecto de una nueva estructura de la sociedad, sin propiedad privada
y sin explotacin del hombre por el hombre.
Formas de lucha: las luchas de la AMES se enmarcaban dentro de la estrate-
gia de Liberacin Nacional del pueblo. AMES al igual que otros gremios como
ANDES, opinaba que:

Plantear reivindicaciones especicas de la mujer ante el gobierno y manifesta-
ciones pblicas no se puede realizar, ya que ste no se encuentra en capacidad de
resolverlas, pues representa a intereses antipopulares. Es por eso que AMES, aun
siendo independientes, reconoce al FMLN-FDR como la nica alternativa capaz de
llevar a la sociedad salvadorea los cambios estructurales necesarios, donde la mu-
jer podr cristalizar sus reivindicaciones populares (AMES, 1983: 10)
46
.
Realiz un importante trabajo educativo y public un buen nmero de ma-
niiestos sobre la condicin social y laboral de las mujeres, bajo la ptica de
la doble opresin (de gnero y de clase). En 1980 comenz a formar Comits
Barriales de Mujeres en los distritos ms pobres de San Salvador, los cua-
les tuvieron un xito considerable. Debido a las condiciones polticas, el tipo
de trabajo organizativo que esta organizacin realiz en las ciudades, fue
bastante restringido. Las miembras de AMES trabajaban en cooperativas y
apoyaron el trabajo humanitario recogiendo y repartiendo medicina y ropa.
46 AMES. desde los frentes... Ibidem
Mara Candelaria Navas
168
En los campamentos de refugiados del interior ayudaron a las guarderas y
programas de alfabetizacin.
Su principal aporte a la teora feminista fue el concepto de Feminismo Re-
volucionario Pensamos, dicen, que la caracterstica del feminismo revolu-
cionario es que ste se encuentra dentro de un proyecto de transformacin
total de la sociedad (AMES, 1982).
3.3.3. Comit Unitario de Mujeres Salvadoreas CUMS
Nace en San Jos, Costa Rica en mayo de 1981. Se constituye por mujeres
que militan y representan a las siguientes organizaciones polticas: Frente
de Accin Uniicado PRTC; Ligas Populares 28 de febrero LP-28; Mo-
vimiento Nacional Revolucionario MNR; Unin Democrtica Nacionalista
UDN; Movimiento Popular Social Cristiano MPSC. Se crea para aglutinar
a las mujeres de dichas organizaciones: decidimos fundar una instancia fe-
menina unitaria que nos permitiera fortalecer eso precisamente, la unidad
revolucionaria (CUMS, 1983).
Es precisamente la ausencia de una organizacin de mujeres representativa la que
nos llev a formar lo que hoy es el CUMS, formado en el exilio en un primer momen-
to, pero extendido en lo que hoy son las zonas bajo control del FMLN y en el rea
urbana.
Pueden pertenecer al CUMS todas las mujeres salvadoreas que estn de
acuerdo con su carta de principios, sin distincin de credo religioso, partido
poltico o grado de escolaridad. Mujeres de todos los sectores: vendedoras,
campesinas, obreras, profesionales, estudiantes, colonas, etc.
El CUMS nace dentro del FDR, con el objetivo fundamental de aglutinar a las muje-
res salvadoreas que ya participan en las organizaciones populares reivindicativas
y luego a las que hemos tenido oportunidad de asumir el papel que nos correspon-
de en el proceso por falta de una ORGANIZACIN DE MUJERES.
En el documento La Mujer, que el CUMS dio a conocer en diciembre de
1982, se dice que en esos momentos el trabajo fundamental del CUMS es:
Luchar por el derecho a la autodeterminacin del pueblo salvadoreo. Conseguir
la mayor solidaridad mundial para impedir la intervencin directa del imperialismo
en El Salvador. Luchar por la paz.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
169
Asimismo mantienen que el CUMS es consciente de que mientras no funcio-
ne un Gobierno Democrtico Revolucionario, las mujeres no podrn lograr
sus verdaderas reivindicaciones. Y que su aspiracin es que las mujeres sal-
vadoreas puedan participar en los diferentes niveles del gobierno revolu-
cionario, constituyendo ese triunfo, la garanta para que la mujer salvadore-
a logre sus reivindicaciones plenas y la conquista de la verdadera felicidad.
Agrega que, en dichas condiciones, se pondr todo el inters por educar al
hombre contra el machismo y se luchar por que la mujer no sea discrimina-
da en ningn nivel. (CUMS, Mujer, Pg. s/n).
En julio de 1983, se conoce el documento: La Mujer: su participacin en
la lucha del pueblo salvadoreo, en el anlisis que se hace, se parte de la
caracterstica esencial de la incorporacin de la mujer en la lucha, y sostiene:
En El Salvador, las mujeres nos hemos organizado dentro del contexto de las orga-
nizaciones populares a travs de planteamientos gremiales polticos con relacin al
trabajo y no a la condicin de la mujer.
Consideran que el planteamiento central del CUMS es impulsar las reivindi-
caciones femeninas, pero no como parte esencial del movimiento revolucio-
nario, sino como parte de las actividades para lograr los objetivos trazados,
los cuales son: la toma del poder y el aianzamiento de la participacin de la
mujer en el perodo de la reconstruccin.
Tambin es prioritario:
Respaldar las iniciativas de paz del FMLN-FDR, oponerse a la intervencin militar,
exigir el derecho del pueblo salvadoreo a su autodeterminacin y respeto a su
autonoma.
En ambos documentos, se hace una sntesis histrica de la mujer salvadorea
en las luchas populares y un anlisis de las condiciones de vida de las refu-
giadas; concluyen solicitando ayuda material y solidaria para dicil situacin
de estas mujeres. Sin embargo, su discurso an no incorpora la perspectiva
de gnero, est orientado por la coyuntura de guerra que se viva.
El CUMS se traza como objetivos principales:
a. Brindar apoyo a todas las mujeres que se encuentran en condiciones diciles en
el exilio, propiciando un espacio para su organizacin en torno a la defensa de
Mara Candelaria Navas
170
sus derechos y elevando su nivel de conciencia poltica, que permita integrarla
al proceso de guerra revolucionaria.
b. Impulsar y llevar adelante programas de bienestar socioeconmico cultural (sa-
lud, trabajo, educacin, etc.) y cursos de capacitacin tcnica con la perspectiva
de preparar condiciones para la etapa de reconstruccin.
Carta de principios del CUMS
Luchar por los derechos de la mujer como trabajadora, ciudadana y madre.
Luchar por organizar a las mujeres salvadoreas para conquistar y defender los
derechos que como ser humano le corresponden.
Luchar por el derecho de la mujer trabajadora a igual trabajo, igual salario; a
capacitacin igual, categora de trabajo igual.
Prevencin y tratamiento de las enfermedades profesionales.
Como ciudadana, luchar por el derecho a la educacin, a la salud y a que ejerza sus
derechos polticos innegables.
Como madre, luchar por el derecho al descanso pre y post-natal, justo y necesario.
Luchar por ayuda estatal para la crianza y educacin de sus hijos.
Luchar por el desarrollo integral y armonioso de la mujer por su igualdad de dere-
cho ante la educacin, la ciencia y la cultura con relacin al sexo masculino.
Luchar por los derechos de la familia y de la infancia.
Luchar por el derecho a la integridad familiar, destruida como consecuencia de la
guerra civil que separ a los esposos de sus hijos, para que todos los nios salvado-
reos tengan un hogar constituido.
Ingresos de la familia suicientes para una vida decorosa.
Luchar por el abaratamiento del alto costo de la vida.
Luchar por el bienestar de los refugiados y por la defensa de sus derechos, haciendo
cumplir los tratados internacionales que los amparan.
Luchar por una niez sana, sica y mentalmente, para que sean hombres y mujeres
tiles a la comunidad.
Luchar por el derecho a la salud y a la distraccin de la infancia.
Promover ante organismos internacionales competentes el inters para que se to-
men medidas necesarias con el n de reuniicar a la familia salvadorea, promover
la solidaridad internacional hacia los hurfanos y refugiados de nuestro pas.
Luchar por el derecho del pueblo salvadoreo a la soberana nacional y la paz.
Luchar por el derecho del pueblo salvadoreo a la autodeterminacin nacional para
poder constituir su propio destino.
Luchar por la defensa del derecho de la no intervencin en El Salvador.
Luchar por la solidaridad mundial contra el genocidio, que ha cobrado miles y miles
de vctimas entre las mujeres y los nios salvadoreos.
Luchar por el derecho a la paz del pueblo salvadoreo.
Por la conquista y defensa de los derechos de la mujer y el nio.
Comit Unitario de Mujeres Salvadoreas CUMS.
El Salvador, Centro Amrica, 1983.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
171
3.3.4. Asociacin de Mujeres Salvadoreas ASMUSA 1983
47
Surge en los primeros meses de 1983, como una respuesta a la masiva in-
corporacin de la mujer a la lucha revolucionaria, tanto en las zonas rurales,
de control del FMLN, como en las zonas de expansin (de control poltico,
ms no militar en el sentido estricto) e incluso en las ciudades.
ASMUSA desarroll su trabajo con mujeres rurales en: Cerros de San Pedro,
San Agustn- Tres Calles, zona costera de Usulutn, zona norte de San Miguel
y Guazapa. Los primeros ncleos fueron creados en los cantones Amatitn
Arriba y Amatitn Abajo, en los Cerros de San Pedro.
El mtodo que ms uso para la incorporacin de las mujeres fue la confor-
macin de grupos de apoyo a los frentes, en especial, en las actividades de
produccin, salud y educacin. Airmaba al respecto:
Las formas que adoptan nuestros planteamientos organizativos estn en relacin
con nuestras condiciones de existencia, la construccin del poder popular y de
nuestra organizacin y resistencia dentro del proceso de guerra que libra nuestro
pueblo.
En el aspecto productivo implementaba proyectos de hortalizas, talleres de
costura y panadera; en educacin: programas de alfabetizacin de adultos
y educacin elemental; relexiones en torno al papel de la mujer en la lucha
del pueblo salvadoreo; la mujer y las relaciones sociales y familiares. En
salud: charlas sobre educacin sexual, programa materno infantil; formacin
de brigadistas de salud; charlas y participacin en programas de medicina
preventiva, letrinizacin y control de vectores.
ASMUSA airmaba que:
La incorporacin de la mujer no ha sido una tarea sencilla, la principal limitacin
la encontramos en el orden cultural e ideolgico, donde la tradicional marginacin
y rgimen de injustas estructuras sociales han colocado a la mujer dentro de los
sectores sociales ms afectados por la ignorancia y el analfabetismo. Los prejuicios,
la infravaloracin de las capacidades y el machismo, han sido deinitivamente esco-
llos, que slo han podido combatirse y superarse, en cierta medida, en la prctica.
47 Todos los datos sobre ASMUSA son de: Asociacin de Mujeres Salvadoreas ASMUSA. Bolen
No. 1, San Salvador, El Salvador, mayo de 1984.
Mara Candelaria Navas
172
De las consideraciones anteriores se desprenden los objetivos de ASMUSA:
- Elevar los niveles participativos de la mujer, cualitativa y cuantitativamen-
te, preparndola para su eicaz participacin tanto en el actual proceso de
de guerra como en el futuro proceso de reconstruccin de nuestra patria.
- Lograr la superacin individual y colectiva de las mujeres, buscando supe-
rar el atraso ideolgico, no slo en la mujer como sector social sino en la
sociedad en su conjunto, tratando de operar y desarrollar los grmenes de
la nueva sociedad del hombre nuevo.
- Incorporar a la mujer en las nuevas formas de trabajo que se determine en
los rganos de poder popular, con una participacin ms consciente, a in
de lograr las bases ideolgicas para una frrea resistencia y enfrentar los
problemas que provocan la destruccin y la guerra.
1980: Asociacin de Mujeres por la Democracia Lil Milagro Ramrez. Esta
organizacin surge con el nombre de esta destacada dirigente de la Resisten-
cia Nacional RN una de las cinco organizaciones del FMLN.
1984: Federacin de Mujeres Salvadoreas.
1984-85: Organizacin de Mujeres por la Paz.
Las distintas organizaciones de mujeres que intentaron aglutinarse en torno
al Comit Uniicado de Mujeres Salvadoreas (CUMS), se enfrentaron a ml-
tiples diicultades para organizar un comit uniicado tanto en El Salvador
como en el resto de pases centroamericanos, que no se pudieron superar,
debido principalmente a las comunicaciones entre los frentes de guerra, el
trabajo urbano de masas, al interior del pas, y las representantes de las or-
ganizaciones de mujeres en el exilio, en Amrica Latina y Europa.
Al iniciarse la dcada de los 80
48
nacen otras organizaciones de orden popu-
lar, organismos no gubernamentales privados y organismos internacionales,
dndole una nueva perspectiva a la problemtica de las mujeres. De igual
manera, surgen organizaciones que pertenecen al llamado feminismo revo-
lucionario, difundido por AMES.
48 En 1980 es fundada la Asociacin de Mujeres para la Democracia Lil Milagro Ramrez, ligada al
Frente de Accin Popular Unicado (FAPU). En 1983 surge la Asociacin de Mujeres Salvadoreas
(ASMUSA), y en 1984 la Federacin de Mujeres Salvadoreas. Entre 1984 y 1985 se funda la Or-
ganizacin de Mujeres por la Paz (ORMUSA), con vnculos al Movimiento Popular Social Crisano
(MPSC). (Garca y Gomriz, 1989: Pg. 32).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
173
Esta explosin de organizaciones de mujeres se debi principalmente a que
las organizaciones poltico militares revolucionarias promovieron activa-
mente su formacin, no slo por razones organizativas, sino como importan-
te medio logstico y econmico en el desarrollo de la guerra.
Pese a que la mayora de estas organizaciones tenan como objetivo central
el apoyo a la lucha armada; en varias de ellas, de manera gradual, comienza a
darse un deslinde entre los objetivos polticos partidarios y los objetivos de
gnero, cuyos efectos se vern en el perodo de la post guerra.
Muchos factores contribuyeron a dicho deslinde, algunos de ellos son los si-
guientes:
a. Participacin de mujeres lderes en la lucha armada en eventos interna-
cionales en donde no solamente se analizaba la violencia social, sino tam-
bin la de gnero.
b. La inluencia de mujeres internacionalistas incorporadas a la lucha arma-
da.
c. La vinculacin y participacin de salvadoreas, en el exterior, en organiza-
ciones feministas y de solidaridad con la lucha armada.
3.4. Cuarto Perodo: 1986-1989
El Instituto de Investigacin,
Capacitacin y Desarrollo de la
Mujer IMU y la Organizacin
de Mujeres Salvadoreas por la
Paz ORMUSA son las primeras
organizaciones de mujeres que
intentan incorporar la perspectiva
de gnero en el marco de la guerra.
Ofensiva del FMLN en 1989.
Crculo de Estudios de la Mujer-
UNICEF.
Dentro de las primeras organizaciones de mujeres que intentan incorporar
la perspectiva de gnero en el marco de la guerra estn: El Instituto de Inves-
tigacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer IMU y la Organizacin de
Mujeres Salvadoreas por la Paz ORMUSA.
Mara Candelaria Navas
174
La segunda oleada de organizaciones que, provenientes de organizaciones
polticas de izquierda, comienzan a analizar la problemtica de la mujer,
lejos de asumirse feministas.
Pasado el Decenio de la Mujer (1975-1985) e iniciadas las primeras plticas
entre las fuerzas guerrilleras y el gobierno, los organismos de cooperacin
disponen de inanciamiento para proyectos con mujeres; en esa coyuntura
surgen algunas organizaciones de mujeres.
Durante la primera mitad de la dcada de los 80s tiene lugar el repliegue del
movimiento popular debido a la represin poltica, pero en la segunda mitad
se experimenta un resurgimiento en el contexto de los espacios de participa-
cin abiertos, como parte de la poltica de contrainsurgencia. Por otro lado,
respondiendo a las necesidades de inanciamiento de las organizaciones po-
ltico militares de izquierda, surgen nuevas organizaciones de mujeres. Esto
se ve favorecido por el contexto internacional en torno a la problemtica de
las mujeres (producto de las Conferencias Mundiales), ya que los organismos
de cooperacin internacional disponen de inanciamiento para proyectos
con mujeres.
As, en 1986 se fund la Coordinadora Nacional de Mujeres Salvadoreas
(CONAMUS), la Unin Salvadorea de Mujeres (USM), y el Instituto de In-
vestigacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer (IMU). En 1987, como
respuesta a la necesidad de captar mayor solidaridad internacional para el
FMLN, algunas salvadoreas exiliadas en Mxico formaron la Unin de Mu-
jeres Mlida Anaya Montes; en los dos aos siguientes surgieron la Aso-
ciacin de Mujeres Marginales (AMMA), la de Mujeres Indgenas (AMIS),
el Movimiento Salvadoreo de Mujeres (MSM), la Asociacin Democrtica
de Mujeres (ADEMUSA), la Asociacin de Mujeres Salvadoreas (AMS) y la
Coordinadora de Organismos de Mujeres (COM), integrada por CONAMUS,
AMS, MSM, ADEMUSA y ORMUSA.
Autoras como Soro (1993) sealan que es a partir de 1987 cuando se em-
pieza a perilar el actual movimiento de mujeres, con la aparicin de las or-
ganizaciones de mujeres antes mencionadas. Desde su nacimiento, algunas
de estas organizaciones integraron elementos de la problemtica de gne-
ro de las mujeres en sus denuncias y demandas, a pesar de que surgieron
vinculadas a organizaciones polticas de izquierda. Este acercamiento a los
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
175
planteamientos de gnero, estuvo relacionado a varios hechos: uno de ellos
fue la participacin de algunas mujeres (fundadoras de las organizaciones)
en encuentros y actividades de mujeres en el exterior (la Conferencia de Nai-
robi y el IV Encuentro Feminista de Taxco en Mxico); otro hecho fue el re-
torno al pas de mujeres exiliadas prximas a los movimientos feministas en
el exterior; y por otro lado, al trabajo de investigacin y difusin de mujeres
feministas salvadoreas.

Es pertinente destacar en este momento histrico la participacin de aproxi-
madamente 30 mujeres centroamericanas, 7 eran salvadoreas, en el taller
Mujer Centroamericana, Violencia y Guerra, en el marco del IV Encuentro
Feminista. Durante tres das discutieron temas novedosos, pues ninguna ha-
ba participado en los tres encuentros anteriores. Los temas que se debatie-
ron fueron Mujer y Feminismo; Mujer: Poltica y organizacin y; Mujer
y Solidaridad.
Las salvadoreas participantes pertenecan a las siguientes organizaciones:
Instituto de la Mujer de El Salvador, Coordinadora Nacional de la Mujer Salva-
dorea CONAMUS-, Centro de Promocin Social, Centro de Apoyo a Despla-
zados de Guerra, Departamento de Sociologa de la Universidad Centroameri-
cana Jos Simen Caas, Unin de Mujeres para la Liberacin Nacional Mlida
Anaya Montes, precisamente una representante de esa organizacin airmaba:
En El Salvador, no existen organizaciones puramente feministas, los movimientos
de mujeres han estado motivados por la lucha del pueblo. La mujer salvadorea
se incorpor a la lucha popular desde 1932, en un movimiento obrero-campesino,
sin embargo, la guerra que afronta ahora contra la intervencin norteamericana ha
frenado su propia lucha. Las organizaciones del FMLN luchan por que haya justicia,
fuentes de trabajo, justa distribucin de la riqueza, que la gente pueda comer, que
los nios no se mueran de desnutricin (Memorias, 1988: 4).
Sin embargo, en las conclusiones y relexiones inales del taller hay algunos
esbozos y rasgos del futuro movimiento de mujeres en la regin centroame-
ricana, se lee en la introduccin:
La creciente participacin de las mujeres en los movimientos populares centroame-
ricanos es un hecho poltico evidente e incuestionable. Engrosando las ilas de orga-
nizaciones gremiales, sindicales y sociales o sentando las bases de organizaciones
con carcter especico, la mujer centroamericana presenta un nuevo rostro en
lucha.
Mara Candelaria Navas
176
Ubicadas en una situacin histrica candente, las mujeres de Centroamrica par-
ticipan en los movimientos populares desde una perspectiva revolucionaria, que
no de facto les otorga una conciencia de su ser femenino; pero en este contexto de
impulsos transformadores tambin se encuentran las organizaciones especicas de
mujeres que an se debaten entre la priorizacin de sus demandas o la dimensin
de las misma en una lucha global. (Ibidem).
A pocos meses de realizado el IV Encuentro Feminista y justamente (Navas,
1988: 5) el 8 de marzo de 1988, Da Internacional de la Mujer, las organiza-
ciones de mujeres desarrollaron actividades, en plena guerra, como: mesas
redondas, actos, jornadas; la actividad ms importante fue la marcha que
concentr alrededor de seis mil mujeres, en donde por primera vez en la
historia de El Salvador, se corearon consignas como:
La Mujer presente en la lucha por la paz
Por la dignidad de la mujer todas a luchar
Mujer que se organiza, mujer que se libera
Alto al reclutamiento forzoso de nuestros hijos
Con un clavel rojo y una paloma de papel en las manos llegaron a la plaza
cvica frente a la catedral metropolitana, para celebrar una oracin por la paz
y denunciar la situacin de la mujer en medio de la guerra, se pronunciaron
contra el reclutamiento forzoso y a favor de una solucin negociada al con-
licto; asimismo el Comit Pro Uniicacin de la Mujer Salvadorea sostuvo
que las elecciones prximas
49
, no representaban una salida a la dicil situa-
cin nacional.
La Organizacin de Mujeres Salvadoreas ORMUSA realiz una mesa re-
donda que abord los problemas sociales de la mujer salvadorea, las expo-
nentes coincidieron en sealar que las consecuencias del conlicto armado
recaan sobre los hombros femeninos porque los varones han tenido que
enrolarse en la guerra y el peso de la familia lo tiene la mujer. ORMUSA
invit a uniicar esfuerzos por construir un gobierno de consenso nacional,
que proyectara las bases de una paz con justicia social.
Tambin fueron importantes los resultados del Primer Encuentro de Muje-
res por la Paz en El Salvador, organizado por el Instituto de Investigacin
49 Se referan a las elecciones Alcaldes y Diputados del 20 de marzo de 1988, que fueron ganadas por
ARENA.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
177
Capacitacin y Desarrollo de la Mujer IMU creado en 1986, realizado en la
Universidad Nacional en diciembre de 1987, con la asistencia de ms de 300
mujeres de sectores populares, y representantes de organizaciones o asocia-
ciones vinculadas a la lucha social del pueblo salvadoreo. Las mujeres con-
cluyeron que la causa principal de la desintegracin de la familia salvadorea
es la injusta estructura social que sume en la miseria y en la opresin a las
grandes mayoras marginadas.
Tambin hicieron sealamientos sobre las mujeres refugiadas y desplaza-
das de guerra quienes se han visto obligadas a abandonar sus comunidades
campesinas como resultado del conlicto armado; sobre las sindicalistas se-
alaron: la mujer obrera expresa su rol activo en todas las luchas reivindica-
tivas tanto econmicas como polticas; las mujeres que trabajan con secto-
res religiosos, manifestaron que no basta con predicar el reino de Dios en la
tierra, es necesario acompaar a los sectores ms necesitados. Como parte
de las conclusiones apuntaron:
- Que existe la necesidad de formar un Comit pro Federacin de Muje-
res Salvadoreas para promover el conocimiento de la problemtica de la
mujer e impulsar las luchas a su favor y de esta manera resolver las nece-
sidades de miles de mujeres que demandan orientacin a la lucha por sus
derechos.
- Que el sistema jurdico no protege a la mujer en lo relacionado con el ma-
trimonio, fomenta la irresponsabilidad paterna al no defender a la madre
soltera; y que dentro del marco de los derechos humanos la afecta doble-
mente, ya que sufre la desaparicin de sus cnyuges e hijos y por ello la
desintegracin familiar, obligndole a convertirse en la nica responsable
de la familia.
Pese a que hay indicios e incipientes acciones de gnero, an el discurso es
referido al anlisis de clase y a la situacin de guerra que se viva en esos
aos; apenas se estaba gestando el movimiento de mujeres que se conforma-
ra entre 1990 y 1992 que toma auge despus de los Acuerdos de Paz, como
se estudiar en el V Perodo.
Con la ofensiva militar del FMLN en 1989, comenz un perodo de negocia-
cin que anuncia el inal del conlicto armado y el inicio de una nueva etapa
en la vida poltica del pas. En este perodo surgen nuevas organizaciones de
mujeres y las que ya existan reorientaron sus estrategias de manera ms
Mara Candelaria Navas
178
congruente con sus reivindicaciones de gnero. Los pocos espacios de par-
ticipacin democrtica que se abren durante este perodo, tambin tuvieron
sus repercusiones en las organizaciones de mujeres.
Las capacitaciones ofrecidas por organismos internacionales como UNICEF,
jugaron un papel importante en la reorientacin de estrategias de estas or-
ganizaciones. En 1988, UNICEF auspici un curso sobre teora de gnero que
se constituy en un espacio para que las mujeres de estas organizaciones
profundizaran en el anlisis de la opresin femenina, e hizo posible que se
formara el Centro de Estudios Feministas (CEF), que se constituy en el pri-
mer colectivo dedicado a la difusin del feminismo en el pas.
De los estudios realizados a inales de la dcada y del perodo por UNICEF,
dan cuenta de la existencia de una gama de organizaciones de mujeres que
expresan la diversidad en la composicin y en la accin social
50
como produc-
to de la crisis y la guerra que transforma en la prctica el papel tradicional de
la mujer. Por ejemplo, de 74 organizaciones de mujeres que funcionaban en
el pas a inales de esta dcada, la mayora (68.9%) eran organizaciones de
base de carcter social y de beneicencia o gremiales, las cuales no realiza-
ban actividades que estuvieran dirigidas a beneiciar a las mujeres salvado-
reas. Este es el momento en que comienzan a perilarse las organizaciones
no gubernamentales mixtas y de mujeres como un fenmeno nuevo en El
Salvador.
1986:
- Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadorea CONAMUS.
- Unin Salvadorea de Mujeres USUM.
- Instituto de Investigacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer IMU.
Entre 1987 y 1989:
- Asociacin de Mujeres Marginales AMMA.
- Asociacin de Mujeres Indgenas AMIS.
- Movimiento Salvadoreo de Mujeres MSM.
- Asociacin Democrtica de Mujeres ADEMUSA.
50 Por ejemplo la Asociacin de Seoras de Arquitectos de El Salvador, Asociacin de Mujeres Uni-
versitarias, Comit Pro Clubes de Amas de Casa Campesinas, Asociacin Nacional de Enfermeras,
Coordinadora Nacional de la Mujer salvadorea (CONAMUS) y Comit de Madres Monseor Ro-
mero, entre otras.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
179
- Asociacin de Mujeres Salvadoreas AMS.
- Coordinadora de Organismos de Mujeres COM, integrada por: CONA-
MUS, AMS, MSM y ORMUSA.
De estas organizaciones, las que permanecieron activas e incorporaron en
sus discurso las demandas feministas, son las siguientes: IMU, CONAMUS,
AMS, MSM y ORMUSA.
3.5. Quinto Perodo: 1990-2003
Guerra negociada: Acuerdos de Paz.
Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe en El Salvador.
El primero de enero de 1992, la guerra termina oicialmente con la irma de
los Acuerdos de Paz entre la extrema derecha, que tras derrocar a la Demo-
cracia Cristiana estaba en el poder desde 1989, y el FMLN. Empieza entonces
un nuevo perodo en la historia salvadorea: el de la transicin a la democra-
cia, que supuestamente acontecer entre el inal de la guerra y las elecciones
convocadas para principios de 1994. Durante estos dos aos y tres meses el
pas vive una rpida transformacin, marcada por la esperanza, para ambos
bandos.
El tercer perodo de surgimiento de agrupaciones de mujeres o la tercera
oleada:
se produce en el marco del proceso de desenlace de la guerra civil. La imposibilidad de la victoria
militar por ninguno de los bandos enfrentados, la apertura al proceso de negociacin, la rma
de los Acuerdos de Paz y el inicio del proceso de desmovilizacin del FMLN y de los cuerpos de
seguridad, son algunos de los elementos ms importantes del contexto en el que aparecen nuevas
organizaciones de mujeres. (Aguilar, et. al., 1998: 76).
La experiencia acumulada de los grupos y organizaciones de mujeres, ana-
lizados en los perodos anteriores, as como el contexto internacional favo-
rable a la lucha por los derechos humanos de las mujeres, dar lugar a un
replanteamiento y un acercamiento a posiciones feministas. A principios de
1990, CONAMUS crea la primera clnica de atencin a mujeres vctimas de
la violencia; a mediados de ese ao surge Mujeres por la Dignidad y la Vida
(DIGNAS). Respecto al surgimiento de LAS DIGNAS, ellas recuerdan:

Mara Candelaria Navas
180
Haba pasado la gran ofensiva militar del FMLN de noviembre de 1989 y pareca
que el enfrentamiento militar como alternativa de lucha social entraba en descen-
so. En este marco, la Resistencia Nacional(-RN-una de las cinco organizaciones que
integraron el FMLN) decide fortalecer su inluencia en organizaciones sociales ya
que no contaba con una organizacin de mujeres ; orienta a algunas de sus militan-
tes sobre todo urbanas y provenientes de organizaciones del movimiento popular-
para trabajar en la conformacin de un amplio gremio que diera voz femenina a sus
planteamientos polticos y que se convirtiera en una plataforma de captacin de
recursos externos. (Las Dignas, 2000: 14).
A inales de 1990 se realiz en Argentina el V Encuentro Feminista, en el que
participaron varias salvadoreas y centroamericanas que se comprometie-
ron a realizar el siguiente encuentro en la regin. Con el impulso de estas
mismas mujeres se crea, a principios de 1991, la Concertacin de Mujeres
por la Paz, la Dignidad y la Igualdad, la cual se deini autnoma con respec-
to a las organizaciones polticas o ms concretamente los partidos polticos
integrantes del FMLN. A inales de este mismo ao, dicha concertacin aglu-
tinaba a unos veinte grupos de mujeres y mujeres independientes, adems
preparaba el Primer Encuentro Nacional de Mujeres, que tuvo lugar en San
Salvador a principios de 1992.
En 1991 nacieron nuevos centros y grupos de mujeres como Mujer Ciuda-
dana, el Centro de Estudios de la Mujer Norma Virginia Guirola de Herrera
(CEMUJER), la Iniciativa de Mujeres Cristianas (IMC), el Movimiento Social
de Mujeres y el Grupo de Mujeres Universitarias (MUES). Asimismo, surgen
espacios para el trabajo con mujeres en ONG y organizaciones mixtas, como
el Programa de la Mujer en COACES, Secretara de la Mujer en el Comit Cris-
tiano Pro-desplazados de El Salvador (CRIPDES) y la Asociacin Nacional de
Trabajadores Agrcolas (ANTA); nacen tambin comits femeninos en AN-
DES, en UNADES y las Mujeres Socialcristianas. (Las Dignas, 1993: 17).
Es necesario anotar, de forma breve, el papel de las ONG de mujeres en nues-
tro contexto, empezando por su caracterizacin, Son instituciones con un
equipo profesional y funcionalmente especializado de colaboradoras remu-
neradas que a veces cuentan con una pequea cantidad de voluntarias (l-
varez, 2002: 55), son tipiicadas como organizaciones intermedias que reci-
ben inanciamiento de organizaciones bilaterales o multilaterales, as como
por instituciones extranjeras. Sus tareas consisten en elaborar informes, de-
sarrollar proyectos y elaborar estrategias de incidencia ante el Estado.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
181
Transieren recursos internacionales a organizaciones de base y apoyan su
desarrollo, de all su carcter de intermediarias. Para Sonia lvarez, la dife-
rencia entre las ONG de mujeres y las otras que no lo son, se puede ver en
dos aspectos: La mayora no considera su trabajo como ayuda para otros,
sino como aporte para la transformacin de las relaciones de poder entre los
gneros. En segundo lugar, la mayora de las colaboradoras se ve como parte
integral del movimiento de mujeres, el cual comprende a otras mujeres, in-
cluidas las pobres y trabajadoras para las cuales trabajan (Idem: 57).
En el caso salvadoreo, las organizaciones no gubernamentales surgidas
aos antes y despus de los Acuerdos de Paz sern trascendentales para el
desarrollo y auge del movimiento de mujeres.
Tambin, a inales de 1991, surge la Asociacin de Mujeres de Occidente
(AMO), como una iniciativa sin iliacin poltico partidaria, de campesinas
que se dedican a actividades agrcolas y a la venta informal. Se forma un gru-
po heterogneo donde coincidieron catlicas y evanglicas, campesinas y ci-
tadinas, de pensamiento progresista y conservador. Esta asociacin sale a la
luz pblica en enero de 1992 con el inicio de capacitaciones.
1990:
- CONAMUS.
- Mujeres por la Dignidad y la Vida DIGNAS.
1991:
- Concertacin de Mujeres por la Paz, la Dignidad y la Igualdad.
- Mujer Ciudadana.
- Centro de Estudios de la Mujer Norma Virginia Guirola de Herrera CE-
MUJER.
- Iniciativa de Mujeres Cristianas IMC.
- Movimiento Social de Mujeres MSM.
- Grupo de Mujeres Universitarias MUES.
- Asociacin de Mujeres de Occidente AMO.
1992:
- Nace el Movimiento de Mujeres Mlida Anaya Montes MAM.
- Se crea la Red por la Unidad y el Desarrollo de las Mujeres, que lleg a
aglutinar hasta 30 organismos de mujeres, entre gubernamentales y no
gubernamentales.
Mara Candelaria Navas
182
1993:
- La celebracin del VI Encuentro Feminista en El Salvador constituy un
verdadero reto para las incipientes feministas salvadoreas, dado que
apenas estaban introducindose en la teora y ilosoa feminista. Fueron
precisamente las convencidas en San Bernardo, Argentina, quienes con-
mocionadas aceptaron la realizacin de este encuentro.
Se puede airmar que en noviembre de 1993, con el cierre del Encuentro, se
sella este perodo a travs de las declaraciones de una de las participantes
salvadoreas:
Por mucho tiempo nos enrolamos en un proyecto histrico nacional, para la cons-
truccin de la democracia en este pas. Para pensar en los derechos de nosotras, es
necesario pensar qu signiica eso respecto a otras realidades, a otros espacios his-
tricos nacionales en donde la democracia tiene una trayectoria. Ese es un elemen-
to que hay que tener en cuenta, porque implica que la construccin del feminismo
no puede ser igual para todas, e implica tambin la necesidad de buscar las coin-
cidencias En la construccin de la nueva democracia las salvadoreas todava no
tenemos experiencia, nos metimos a la guerra desde diferentes puestos de batalla,
desde diferentes mbitos y espacios polticos y perdimos la identidad de nuestros
propios intereses. Ahora estamos recogindolos, sacndolos a la luz, debatiendo las
propuestas sobre el poder, en una sociedad tan cerrada y machista como la salvado-
rea (Memorias, 1993).
Es el momento preciso en que las salvadoreas estarn sentando las bases
para la creacin del Movimiento de Mujeres MM que nos ocupa.
Desde el mbito acadmico, la carrera de Sociologa de la Universidad Cen-
troamericana Jos Simen Caas, comienzan a producirse las primeras tesis
que incorporan el enfoque de gnero, as como estudios elaborados por na-
cientes organizaciones no gubernamentales surgidas de la sociedad civil. En
estas iniciativas tuvo inluencia notable el Programa Centroamericano Edu-
cacin para la Mujer y supervivencia infantil (1988-1991) que en El Salva-
dor aglutinaba a cuatro organizaciones no gubernamentales y tena un fuerte
componente de gnero; desde este programa se realiz la primera poltica
gubernamental de equidad de gnero, que fue presentada a los candidatos a
la Presidencia de la Repblica en las elecciones de 1989, Alfredo Cristiani, de
ARENA, y Fidel Chvez, de la Democracia Cristiana, en mayo de ese ao. Con-
sultoras feministas como la antroploga brasilea Mireya Surez, la abogada
costarricense Alda Facio y la investigadoras feministas dominicanas Magali
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
183
Pineda y Belkis Munes, aportaron sus conocimientos y experiencias en el pro-
ceso de sensibilizacin e informacin a mujeres tcnicas y profesionales de
las organizaciones gubernamentales y a un ncleo de mujeres de diferentes
profesiones y sectores sociales que hicieron suya la utopa feminista.
Conferencias, cine foros, el Programa Televisivo brasileo Mal Mujer, ca-
pacitaciones, intercambios de experiencias permitieron y contribuyeron a
la creacin, al interior del programa de UNICEF, del Crculo de Estudios de
la Mujer al que acudan semanalmente alrededor de veinte mujeres repre-
sentantes de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, para
intercambiar sobre su trabajo con mujeres de base y de sectores medios. En-
tonces, exista la Oicina de la Mujer que funcionaba desde el Ministerio de
Educacin.
La investigacin Anlisis de la situacin actual de la mujer y el nio en El
Salvador (Navas, 1988 b), es el documento que sirvi de base para susten-
tar la Formulacin de Polticas de proteccin de la Mujer y el Nio que fue
presentado a los candidatos a la presidencia de la Repblica del ao 1989.
Es importante aclarar que era necesario seguir manteniendo el binomio ma-
dre/hija/o; ya que la guerra no haba concluido, adems, el planteamiento de
gnero todava no era considerado acadmico y pertinente.
Cules fueron en ese momento las caractersticas que perilaron el ser mu-
jer en El Salvador en el momento previo al despegue de las futuras organiza-
ciones de mujeres que eclosionaron a partir de 1992? Se destacan algunos
datos del estudio sobre la mujer y el nio, antes citado:
Para 1992 haban transcurrido 12 aos de guerra civil; consecuentemente la
crisis socio-econmica era grave: la CEPAL estimaba, en 1985, que el 57.7%
de la poblacin urbana viva en estado de pobreza. La mayora de ellas, el
44.5% no cubre sus necesidades bsicas en alimentos, otro 13.1% slo lo
hace en este rubro pero no en los servicios bsicos como vivienda, salud,
educacin, vestimenta, etc.
La mayora de la poblacin econmicamente activa PEA se encuentra en el
sector informal de la economa y dentro de ste la poblacin femenina cons-
tituye la mayora relativa. Una estimacin del 80 al 90% de la PEA femenina
se desenvuelve dentro del sector informal.
Mara Candelaria Navas
184
La tasa global de fecundidad del total de mujeres de entre 15 y 49 aos en la
zona rural era de 5.90 y en la zona urbana de 3.78. El analfabetismo en las
mujeres era del 30.2%. En el rea metropolitana de San Salvador el 26% de
los hogares eran dirigidos por mujeres. En 1985 existan 500 mil personas
desplazadas, entre de las cuales el 25 % de las familias dependan de la ma-
dre.
El perodo se cierra con la inalizacin de la guerra civil, para dar paso a la
llamada fase de transicin de post guerra y al auge de las organizaciones de
mujeres que conformarn el Movimiento de Mujeres en El Salvador MM.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
185
CAPITULO IV
De la guerra a la paz: haciendo visibles a las mujeres salvadoreas
Origen, desarrollo y consolidacin del Movimiento de Mujeres en El Salva-
dor Post Conlicto en el marco de los Nuevos Movimientos Sociales
4.1. Primeros pasos para su visibilizacin
Despus de la irma de los Acuerdos de Paz, en 1992, comienza en El Salva-
dor un nuevo captulo de su historia. Los Movimientos Sociales y el Movi-
miento de Mujeres son impactados por los cambios que se experimentan al
pasar de la guerra a la paz.
Si bien los Movimientos Sociales clsicos que giraban alrededor de las de-
mandas de clase por mejorar salarios, horarios, asistencia social; durante la
guerra civil los Movimientos Populares Revolucionarios se incorporaron a la
estrategia revolucionaria por una nueva sociedad; en la postguerra los mo-
vimientos sociales necesitarn nuevo instrumental terico y metodolgico
para su interpretacin.
Para el caso del Movimiento de Mujeres y el surgimiento de nuevas organi-
zaciones con demandas especicas del ser mujer en nuestras sociedades, fue
necesario recurrir a aquellas interpretaciones explicativas sobre las relacio-
nes sociales entre hombres y mujeres y las disparidades de gnero expre-
sadas en los diferentes espacios sociales, econmicos, polticos y culturales,
lo cual permite iniciar los estudios de gnero en El Salvador. Para ubicar el
momento en que se inscriben dichos anlisis se hace necesario presentar
algunos antecedentes.
La incorporacin sistemtica del abordaje de gnero en las ciencias sociales
ocurre a partir de la dcada de los setenta, cuando en las universidades se
comienzan a crear ncleos de investigaciones y cursos sobre la condicin
de las mujeres y las relaciones de gnero y en las asociaciones cienticas se
institucionalizan grupos de trabajo sobre los mismos temas.
Es en las universidades donde comienzan a surgir investigadoras e investiga-
dores comprometidos con la causa femenina y a partir de los aos ochentas,
aparecen en Amrica Latina los llamados centros de estudios de la mujer,
que despus se convierten en centros de estudios de gnero, y as las catego-
Mara Candelaria Navas
186
ras se van probando a la luz de las primeras investigaciones que comenza-
ron a rastrear la historia de las mujeres, su situacin en el trabajo, la salud,
la poltica, la educacin, y se comienzan a usar y divulgar categoras como:
Patriarcado: sistema de valores, costumbres, prcticas legales, econmicas,
sociales, que permite la subordinacin femenina o trmino elegido para sig-
niicar el orden socio moral y poltico que mantena y perpetuaba la jerarqua
masculina. Un orden social, econmico, ideolgico que se reproduce por sus
propias prcticas de apoyo con independencia de los derechos adquiridos
(Vallejo, 2004: 42).
Doble o triple jornada: se dice que al descubrir esta categora se abri la
caja negra de la subordinacin femenina, ya que dada la socializacin de va-
rones y mujeres, es a ella a quien le corresponde el trabajo reproductivo en
los tres niveles: biolgico, de la fuerza de trabajo y social, que se realiza en el
interior del hogar y que adems separa la vida domstica (esfera privada) de
la vida pblica (esfera pblica). A partir de este descubrimiento se acua la
categora Divisin sexual del trabajo.
Feminismo
En el Captulo I de esta tesis, realizamos una recuperacin de los anteceden-
tes histricos del Feminismo, por lo que a continuacin hago referencias a
citas actualizadas de autoras reconocidas por sus aportes cienticos al tema
y un resumen de algunas corrientes feministas.
El feminismo ha sido y es la ms importante y decisiva revolucin social de
la modernidad, a diferencia de una revolucin poltica, una revolucin social
no estalla: ocurre. Una revolucin social es tambin siempre una revolucin
cultural (Agnes Hller, 1987).
Resistencia de las mujeres a aceptar roles, situaciones sociales y polticas,
ideologas y caractersticas sicolgicas que tienen como fundamento el que
hay una jerarqua entre mujeres y hombres que justiica la discriminacin de
la mujer Judith Astelarra (1984).
Es un movimiento social y poltico y tambin una teora que parte de la toma
de conciencia de las mujeres como colectivo humano oprimido, explotado y
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
187
dominado por el patriarcado bajo sus distintas fases histricas, conciencia
que nos lleva a luchar por la liberacin de nuestro sexo a travs de las trans-
formaciones de la sociedad que se requieran. De esta manera, el FEMINISMO
no se circunscribe a luchar por los derechos de las mujeres, sino a cues-
tionar profundamente y desde una perspectiva nueva, todas las estructuras
de poder, incluyendo (pero no reducidas a sta) las de gnero. Alda Facio
(1992).
Concluyendo diremos que Feminismo es una teora y una prctica poltica
no sexista. Que no est en contra de ningn gnero. Es una ilosoa huma-
nista que busca transformar las relaciones de gnero a favor de la integridad,
igualdad, equidad y dignidad de las personas, hombres y mujeres.
Millones de mujeres en todo el mundo han construido la cultura y pensa-
miento feministas a partir de su vida particular, individual en contexto de lo
colectivo. Se trata de una nueva concepcin del ser humanas, promueve el
desarrollo de comportamientos y conductas de equidad.

Propone:
1. Que las mujeres y los hombres se vean desde una perspectiva de auto-
conocimiento crtico y reconocer el derecho y la capacidad que cada una
de ellas tiene para no aceptar condiciones de marginacin, alienacin y
discriminacin.
2. Revertir la dominacin, desmontar sus mecanismos con base a la expe-
riencia vivida. No basta aceptar que existe, saber dnde est: pareja, fami-
lia, trabajo, partido, organizaciones e instituciones.
3. Deben desarrollar nuevos mtodos de conocimiento y anlisis para que
cada una a partir de su identidad pueda re-conocer su historia y la historia
de las dems.
4. Invita a deconstruir el orden patriarcal y todos los ordenes opresivos. Pro-
poniendo un cambio profundo en la concepcin sobre el poder y su ejerci-
cio.
Los diferentes tipos de feminismos que surgieron relejaron las diversas po-
siciones sociales y de clase de las mujeres que asumieron la causa del femi-
nismo, como tambin, sus experiencias polticas y sus relaciones con otros
movimientos, el caso de Centroamrica es peculiar ya que ha sido inluencia-
do por luchas y movimientos nacionalistas.
Mara Candelaria Navas
188
Diferentes feminismos
51
:
Liberal: Sostienen que la liberacin de la mujer consiste en su libertad de
escoger sus vidas, poder competir con el hombre, en igualdad de condicio-
nes, en los aspectos polticos y profesionales. Se movilizan en contra de las
limitaciones sociopolticas para que la mujer ejerza su libre eleccin.
No rechazan el sistema de libre empresa ya que este sistema brinda la opor-
tunidad para la realizacin de libre eleccin de cualquier persona que desee
hacer un esfuerzo, aunque admiten que la mujer debe esforzarse ms que el
hombre.
En cuanto a estrategia, son partidarias de luchas que igualen oportunidades,
con prioridad a la eliminacin de leyes y prcticas discriminatorias y a la
promocin de una legislacin no discriminatoria... provisin de descanso por
maternidad y facilidades de atencin a los nios. La cual se puede impulsar
por medio de argumentos racionales, programas educativos, lobbyn y si fue-
ra necesario la desobediencia civil.
En el mundo del desarrollo, el feminismo liberal est representado por el
esquema Mujeres en Desarrollo, esta estrechamente vinculada a la teora de
la modernizacin, con nfasis en las escogencias individuales, demand que
se le diera oportunidad e igual acceso al proceso de modernizacin sin cues-
tionar el proceso mismo.
Radical: La palabra radical signiica raz y en este sentido, las feministas
radicales estaban preocupadas por descubrir la causa de la opresin de la
mujer. Desde aqu determinaron que la opresin de la mujer es la raz de
todas las formas de opresin y concentraron su atencin en la libertad re-
productiva de la mujer. Consideran que el patriarcado funciona de manera
jerrquica y dominante, de manera tal, que cada mujer est subordinada a un
hombre. Consideran que la mujer en la sociedad est subordinada dentro de
un sistema econmico que funciona de tal manera que beneicia y favorece
primero al hombre y no valora el trabajo de la mujer.
Consideran que la base fundamental y universal de esta opresin es su es-
clavitud a la esfera de la reproduccin, en donde se les tiene como objetos
51 El trabajo pionero de Norma Chinchilla (1982) ha sido de ulidad para este resumen.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
189
sexuales y como procreadoras, pero tambin como esclavas domsticas ata-
das al ambiente privado y excluidas de la esfera pblica.
Argumentan que para superar el patriarcado, debe desarrollar la indepen-
dencia y la conianza que le permita desaiar un mundo dominado y centrado
en el hombre(creacin de espacios).
Una de las innovaciones ms importantes de esta tendencia es su slogan lo
personal es poltico, es decir que en la medida en que la mayora de las mu-
jeres estaban experimentando alguna clase de dominacin en sus relaciones
personales, esto dejaba de ser un problema exclusivamente individual, para
ser un asunto social y poltico mayor.
Desarrollaron la nocin de hermandad, a travs de sus protagonistas y orga-
nizaciones, reclamaron que todas somos hermanas bajo el sol o hermanas
de piel, ignorando las diferencias fundamentales de poder y acceso a recur-
sos para las mujeres, segn clases sociales y pases.
Marxista: El marxismo clsico sostena que dentro de la sociedad capitalista,
la mujer estaba sometida a una forma especial de opresin que tena su raz
en la divisin sexual del trabajo. Debido a su responsabilidad por atender el
hogar y los hijos, la mujer estaba condenada a su reclusin en el hogar. Esta
exclusin de la vida pblica y especialmente del sitio de trabajo, signiicaba
que tambin estaba excluida de participar en acciones colectivas tendientes
a cambiar su propia vida, como miembro de la clase trabajadora. Considera-
ba la condicin de la mujer, bajo el capitalismo y solamente en sus relaciones
de produccin, bien fuera como participante en la produccin o como exclui-
da de ella, sin atender o escasamente las relaciones de reproduccin.
Con la lucha unida de clase y de esfuerzos organizativos a travs del partido,
tanto el hombre como la mujer alcanzaran el socialismo y por consiguiente,
desapareceran todas las formas de opresin.
Socialista: Es consciente de las diferencias que existen entre las mujeres:
por clase, etnia, colonialismo o imperialismo. Las feministas socialistas han
cuestionado la dicotoma entre naturaleza y cultura, que ve al hombre como
parte del mundo cultural y a la mujer como ms cercana al mundo natu-
ral. Busca terminar con todas las formas de opresin, incluyendo pero no
Mara Candelaria Navas
190
exclusivamente, la opresin de gnero y aspira a una hermandad femenina
universal.
Luchas de las mujeres en el tercer mundo: Las mujeres de los pases
pobres principalmente de las clase medias urbanas se incorporan a las de-
mandas por los derechos humanos de las mujeres y en Centro Amrica tie-
ne la caracterstica de haber traspasado lo urbano para trasladarlos al rea
rural.
Segn el Diccionario Espasa Calpe, mover es un trmino que viene del latn
moviere, que signiica hacer que un cuerpo deje el lugar o espacio que ocupa
y pase a ocupar otro. Es dar motivo para hacer una cosa, persuadir, inducir
o incitar a ella, crear los efectos de nimo que inclinan o persuaden a hacer
una cosa. En tanto movimiento es la accin o efecto de mover o moverse:
generar alteracin, inquietud, conmocin.
De acuerdo a algunos tericos como Touraine (1998), Castells (1986), Me-
lucci (1986), Camacho y Menjvar (1985), Aguilar (1998) y otros/as, las ca-
ractersticas generales de un movimiento social son las siguientes:
1. Son fenmenos que expresan acciones colectivas, de masas, de numerosos
grupos y, en muchos casos, implican grandes movilizaciones.
2. Son producto de procesos sociales, no de acciones espontneas. Hay ante-
cedentes histricos que les preceden, aunque, generalmente hay una cau-
sa directa que desencadena un movimiento social.
3. Requiere una organizacin social y poltica, al principio puede ser elemen-
tal, despus puede evolucionar hacia una organizacin ms compleja.
4. Son expresiones de clases sociales dominadas que reaccionan ante con-
lictos que maniiestan la lucha de clases.
5. Su ideologa explcita o implcita puede aparecer o detectarse a travs de
la presentacin y explicacin de sus demandas.
6. Son fenmenos de fuerte impacto social y poltico porque tiene la fuerza y
la legitimidad para cambiar o transformar la sociedad, aunque ello suceda
a largo plazo.
7. Sus formas de expresin y de desarrollo son especicas, de acuerdo con
los miembros que participan, segn el momento histrico en que apare-
cen en la sociedad.
8. Por sus demandas, su ideologa, y en ocasiones por su manera de actuar
colectivamente, confrontan al Estado, al gobierno, a las autoridades, a las
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
191
instituciones formales y al stau quo. En especial por ser expresin de cla-
ses sociales dominadas, son objeto de represin.
Perspectiva de Gnero: con esta categora se trata de comprender la es-
peciicidad de las mujeres y de los hombres, cmo son y cmo se articulan
mutuamente todos los sistemas de opresin: de gnero, de clase, de etnia
o edad, y cmo en un momento determinado funcionan para mantener la
desigualdad.
Analizar la situacin de las mujeres y de los hombres en el marco de las re-
laciones entre los gneros, se ha convertido en una tarea permanente en las
ciencias sociales, al igual que incorporar el enfoque de gnero en la prcti-
ca profesional de las diferentes disciplinas. Ahora ningn profesional de las
ciencias sociales podra prescindir de este conocimiento, ya que en el merca-
do de trabajo laboral hay exigencia de su manejo. Organismos internaciona-
les, agencias de desarrollo, organizaciones gubernamentales y no guberna-
mentales, consideran que es pertinente incorporar la perspectiva de gnero
en los anlisis sociolgicos.
Precisamente uno de los primeros problemas metodolgicos que se ha en-
contrado, ha sido darse cuenta de que los datos en los censos, en los informes
estadsticos, no estaban desagregados por gnero y que se utilizaba la cate-
gora hombres como inclusiva de mujeres. Al decir hombres estamos hablan-
do de mujeres tambin, se deca; se tena que hurgar para hacer a las mujeres
visibles. Entonces se dijo: si los mtodos cuantitativos no nos hablan de las
mujeres, tenemos que probar con los mtodos cualitativos. Y as fue: el testi-
monio, la entrevista en profundidad, la historia de vida y los grupos focales
eran y son tcnicas que nos proporcionan datos sobre ellas.
En el caso de la investigacin sociolgica, como se sabe, los testimonios o re-
latos de vida pueden cumplir la funcin exploratoria, la funcin analtica y la
funcin sinttica o expresiva, validando las tcnicas cualitativas de investiga-
cin. El uso del testimonio oral favorece la imaginacin sociolgica ya que la
coyuntura actual en sociologa, como en otras disciplinas, est en el pluralis-
mo de las teoras y de los mtodos. Como muy bien lo airma Daniel Bertaux:
Los relatos de vida, redescubiertos al in, son utilizados de mltiples maneras, ya
que hacen que la investigacin se centre en el punto de articulacin de los seres
Mara Candelaria Navas
192
humanos y de las jerarquas sociales, de la cultura y de la praxis, de las relaciones
socioculturales y la dinmica histrica, podra ser que de la diversidad de sus uti-
lizaciones emerja poco a poco un enfoque uniicador que sobrepase las fronteras
actuales de la sociologa como tal. ()
Las fuentes orales pueden iluminar los efectos de las relaciones entre lo individual
y el contexto socio-cultural; adems, proporcionar valiosa informacin sobre la di-
nmica de las relaciones de poder y dominacin vistas desde abajo. Con las histo-
rias de vida grabadas de las mujeres como nuestra fuente de informacin primor-
dial, podemos comprender su situacin de dominacin y opresin y sus categoras
culturales para interpretarlas. Independientemente de que estas respuestas sean
de adaptacin o de resistencia, constituyen importante informacin acerca de cmo
opera el sistema a nivel individual en contextos sociales y culturales particulares
(Navas, et. al, 2001: 7-9).
La aceptacin de la categora gnero en el mbito acadmico no ha sido fcil;
se ha visto como algo trivial e intrascendente, en algunas sociedades ms que
en otras; tambin ha sido necesario un trabajo paciente, solitario, sin inter-
locucin, comprometido. Para apoyar su institucionalidad se han realizado
cinco conferencias mundiales, la ONU ha considerado necesario promover
acciones en beneicio de las mujeres a partir de las inequidades entre hom-
bres y mujeres, expresadas de la siguiente manera:
Los platos de la balanza de la equidad mundial estn desequilibrados. El que co-
rresponde a la mujer est sobrecargado de responsabilidades mientras que el del
hombre de un exceso de poder. Una ventaja atrae a la otra de modo que la mayor
parte de la riqueza del mundo pertenece a los hombres y la mayor parte del trabajo
deben realizarlo las mujeres.
La mujer representa el 50% de la poblacin mundial, realiza aproximadamente los
dos tercios de las horas de trabajo, recibe la dcima parte del ingreso total y posee
menos de la centsima parte de la propiedad mundial.
Desde la primera conferencia mundial realizada en Mxico en 1975, la ONU ha plan-
teado que la mujer es miembro activo, con plenos derechos, y a la vez parte impor-
tante del desarrollo de los pueblos... Se acord entre mltiples acciones, que cada
pas debera realizar estudios de docencia e investigacin, as como de difusin en
instituciones de educacin superior destinados a la sociedad en su conjunto (Valle-
jo, 2004: 16).

Actualmente, como lo airma la sociloga argentina Gloria Bonder, la cate-
gora de gnero en poco ms de dos dcadas de uso intensivo, si bien no se
podra airmar que se ha desgastado, lo cierto es que est siendo revisada a
partir de posturas tericas que demuestran la interrelacin del pensamien-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
193
to feminista con las corrientes tericas dominantes en distintos momentos:
funcionalismo, marxismo, diversas escuelas dentro del psicoanlisis, post-
estructuralismo, postmodernismo, etc. (Bonder, 2002: 13).
El avance terico y metodolgico de la sociologa de gnero, permite airmar
ahora que su uso puede tener tres dimensiones que ya se han difundido am-
pliamente:
El gnero se reiere a la construccin sociocultural e histrica que se hace de
las mujeres y los hombres. El gnero tiene su origen histrico segn cada
poca y sociedad, la cual est construida sobre la diferenciacin sexual de los
cuerpos, concepcin sujeta a cambio y transformacin. Ser mujer y hombre
en El Salvador en el ao 2006 no es lo mismo que serlo en Irn; en cada una
de estas sociedades las normas, valores y actitudes adquieren manifestacio-
nes diferentes. Igual, cuando Prudencia Ayala en 1930 se lanz a autopro-
clamarse como candidata a la Presidencia de El Salvador no se imagin que
estaba sentando las bases para que 76 aos despus, una concertacin de
organizaciones y de mujeres independientes llevara su nombre y retomara
su legado.
El gnero tambin constituye una categora de anlisis social de la realidad,
representa una nueva forma de interpretar la realidad para identiicar los
diferentes papeles y tareas que llevan a cabo los hombres y las mujeres en
la sociedad, as como las asimetras y las relaciones de poder e inequidades.
Reconocer las causas que las producen y formular mecanismos para superar
esas brechas es aplicable a los mbitos: laboral, educativo, familiar y perso-
nal. La categora de gnero nos ha permitido estudiar la dinmica de las rela-
ciones intra-familiares, los roles, tareas y la posicin que cada miembro tiene
en el interior de la familia y las consecuencias desiguales de su ejercicio.
Es una categora poltica dado que el gnero implica accin para transfor-
mar las inequidades. Reconoce al patriarcado como sistema de dominacin
y reconoce la construccin androcntrica de las sociedades. Lo cual impli-
ca cuestionar ese sistema de dominacin y establecer compromisos para
transformar las inequidades. Lo anterior lleva a reconocer el accionar del
movimiento de mujeres, la legitimidad de su lucha y la necesidad de que los
estados establezcan polticas nacionales de equidad.
Mara Candelaria Navas
194
En los aos ochentas en El Salvador haba una guerra civil por lo que los pri-
meros trabajos que incorporan la perspectiva de gnero, desde las mujeres,
se pueden encontrar en los inicios de esa dcada, realizados por acadmicas
que se encontraban fuera del pas, exiliadas, refugiadas o en actividades rela-
cionadas con la solidaridad. Al interior del pas este proceso podramos decir
que se inicia cerca de 1986. En el plano terico, las investigaciones sociolgi-
cas comenzaron a incorporar a las mujeres en cuanto categora sociolgica y
no solamente como simple variable estadstica y descriptiva.
De alguna forma inluyeron los acuerdos del sistema de Naciones Unidas en
el sentido de que cada pas debera realizar estudios de docencia e investiga-
cin, as como de difusin en instituciones de educacin superior destinados
a la sociedad en su conjunto.
Si se toma como punto de partida, para los Estudios de las Mujeres y de G-
nero, el hecho de que en El Salvador por primera vez 12 mujeres: liderezas
representantes de organizaciones, sindicatos, academia, etc., estuvieron pre-
sentes en el Taller Mujer Centroamericana Violencia y Guerra en el marco
del IV Encuentro Feminista realizado en 1987 en Taxco, Mxico, marca el pri-
mer acercamiento entre la teora y la prctica feminista. Podramos decir que
han trascurrido 18 aos, un tiempo corto para medir el impacto en cuanto la
de-construccin de una cultura patriarcal acendrada en todas las institucio-
nes y espacios de la sociedad salvadorea.
Sin embargo, a riesgo de no presentar un trabajo sistemtico y documen-
tado ya que an no se ha realizado una evaluacin del impacto social de las
acciones y el trabajo realizado por el movimiento feminista y de mujeres, se
presenta a continuacin un punteo de los momentos y reas de los estudios
de la mujer y de gnero en el pas, como un marco necesario e imprescindible
para el empuje del movimiento de mujeres.
Antes y despus de la irma de los Acuerdos de Paz (entre 1983 y 1995)
proliferaron documentos que rescataban la experiencia de las mujeres en
la guerra. Se inician como testimonios orales, con el objetivo de denunciar
la violacin de los derechos humanos principalmente de las detenidas, des-
aparecidas, capturadas y torturadas y no con ines acadmicos. Sin embargo,
aportan y dan elementos para sentar las bases relexivas y de anlisis sobre
el uso del testimonio, tanto dentro de la narrativa como de la investigacin
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
195
social. Para el caso de la investigacin sociolgica, los testimonios o relatos
de vida pueden cumplir la funcin exploratoria, la funcin analtica y la fun-
cin sinttica o expresiva, validando las tcnicas cualitativas de investiga-
cin.
Se podra decir que estos documentos lograron generar relexiones y proba-
blemente se utilizaron algunos para planiicacin y formulacin de proyec-
tos. Los testimonios podran constituir un material fundamental para cono-
cer la experiencia, el pensamiento y los sentimientos de un sector de mujeres
que tuvieron un papel destacado en la lucha revolucionaria. Restituyendo as
su propia historia y a su vez re-conceptualizando la historia.
Estudiar el pasado de las mujeres comenzando por el anlisis de su propia vida y
de su contexto o entorno social, contribuye a enriquecer su propia historia como
parte de la historia de toda la humanidad (Navas, et. al, 2001: 3).
A continuacin se hace una revisin de algunos de los primeros trabajos, que
se registran sobre la especiicidad femenina salvadorea, que comenzaron
aplicando las tcnicas de la historia del tiempo presente, retomando la his-
toria de vida como principal fuente de informacin. En el pas, este esfuerzo
se ha centrado en la recoleccin de testimonios orales sobre las mujeres y
conlicto armado o las mujeres y su papel en la transicin. Los cuales sern
agrupados desde la siguiente tipologa: testimonio, entrevista, autobiograa,
biograa y acadmicos, que pueden utilizar algunas de las tcnicas anterio-
res y que podran representar las experiencias individuales y colectivas en
una primera fase temporal que estara ubicada entre 1977 y 2000.
La palabra testimonio puede tener diferentes signiicados: segn el Dic-
cionario de la Lengua Espaola (1994) es el Instrumento legalizado en que
se da fe de la certeza e impostura del hecho. El Instituto Panos (1999: 1)
considera los testimonios orales, resultado de entrevistas de amplio alcance
en torno a una serie de temas que tienen por base la memoria personal y la
experiencia. Este concepto est ntimamente ligado al de historia del indivi-
duo y de la subjetividad. Posibilita la creacin de una memoria histrica que
ampla el alcance de sus palabras y las cosas que la rodean.
Las mujeres se vuelven sujetos de la historia, creando a la vez conciencia
de su especiicidad histrica, tanto entre ellas mismas, como en mbitos
Mara Candelaria Navas
196
ms amplios, como los universitarios y en la historiograa oicial (Ramos:
1992:10). Para lograr esta nueva historia es necesario un enfoque diferen-
te que incluye la interrogante acerca de cmo ellas, mujeres, han vivido los
diferentes hechos y formas de relacin con los hombres en los diferentes
aspectos de la vida social. Para la historiadora Asuncin Lavrin el tema de la
literatura testimonial femenina me ha parecido que es un tipo de produccin
intelectual que se ha desarrollado con mucha pujanza en los ltimos 25 aos
y que merece mucha atencin. Siendo un gnero que comparte historia, lite-
ratura, sociologa y poltica, el testimonio ya ha adquirido mayora de edad
y me pareci oportuno llamar la atencin sobre el mismo.
En 1975, Ana Guadalupe Martnez, una lder estudiantil y fundadora del Ejr-
cito Revolucionario del Pueblo ERP fue capturada, torturada y violada en
la crcel y liberada gracias a una accin del ERP que secuestr al millonario
Luis Poma, el rescate por su liberacin exiga una suma de dinero y la liber-
tad de presos polticos de su organizacin . Recibieron el rescate, los presos
fueron liberados, pero el Sr. Poma muere antes de ser liberado. De estos suce-
sos y de su vida en prisin, antes de volver a las montaas, narra Ana Guada-
lupe Martnez en su testimonio Las Crceles Clandestinas en El Salvador,
que apareci publicado por primera vez en 1977.
Tambin se destaca el libro elaborado por
Norma Virginia Guirola de Herrera, quien na-
ci en 1947: La Mujer en la Revolucin Sal-
vadorea, (Claves Latinoamericanas, Mxico,
1983) es de los primeros trabajos que salie-
ron a la luz pblica, en el exterior, cuando an
al interior del pas se conoca muy poco sobre
lo que estaba pasando, por las condiciones
de represin y control policial. Tambin para
esas pocas la guerra entre el FMLN y el go-
bierno todava no era abierta y sistemtica,
pese a que en enero de 1981 se haba dado la
primera ofensiva militar del FMLN. Su autora
fue dirigenta del Partido Comunista Salvado-
reo (PCS), desde muy joven, proveniente de una familia comprometida con
las luchas populares, ya que su padre, el profesor Vctor Manuel Guirola, fue
un conocido luchador social, militante tambin, del PCS.
Norma Virginia Guirola de Herrera
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
197
Podemos airmar que Norma Virginia fue una mujer visionaria y comprome-
tida en la incorporacin del anlisis de gnero a partir del conocimiento de
la posicin y condicin de las mujeres salvadoreas. Fue fundadora del Insti-
tuto de Investigacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer IMU en 1987,
la primera Institucin no gubernamental que se especializa en los temas de
gnero, fue una osada, de su parte, ya que el IMU inici su trabajo organiza-
tivo y reivindicativo en la clandestinidad y fue hasta despus de la irma de
los Acuerdos de Paz, que pudo abrir pblicamente sus instalaciones.
Particip, siendo de los mandos principales del PCS, en la planiicacin y eje-
cucin de la ofensiva poltico-militar del FMLN en 1989, donde muri asesi-
nada por las tropas salvadoreas, despus de combatir dirigiendo un pelo-
tn de mujeres cerca de San Marcos, en las afueras de San Salvador.
En su libro se presentan entrevistas de mujeres luchadoras de cuatro de las
cinco tendencias (no se entrevistaron militantes del PRTC), que integraron
el Frente Farabundo Mart para la Liberacin Nacional FMLN partido fun-
dado en octubre de 1980, en la clandestinidad; entrevist a obreras, campe-
sinas, estudiantes y maestras, quienes hablan de su participacin y compro-
miso poltico-militar. Siendo lo ms destacado la referencia al pelotn Silvia
conformado slo por mujeres. Anlisis posteriores (Vsquez:1996), apuntan
que ste se origin en 1981 como una experiencia del Partido Comunista,
ante la necesidad de buscar alternativas disciplinarias que controlaran la
sexualidad de las jvenes guerrilleras, para preservar el espritu de las pa-
rejas, sin lesionar la disciplina militar, ya que mantener coninadas a las j-
venes les permita ser visitadas por sus parejas. Sin embargo el pelotn es re-
cordado (dur aproximadamente dos aos) por su valenta y la novedad de
enfrentar al enemigo, es precisamente esta visin la que se releja en el libro.
Claribel Alegra y J.D. Flakol (escritora salvadorea/nicaragense y su espo-
so escritor estadounidense), entrevistaron a mujeres de diferentes sectores
sociales: maestras, estudiantes, obreras que fueron militantes de las Fuerzas
Populares de Liberacin Farabundo Mart -FPL-, a inicios de los aos ochen-
tas. En 1983 se publica No me Agarran Viva, UCA Editores, San Salvador, El
Salvador, 1983.
Entre las mujeres destacadas en el libro igura Eugenia, seudnimo de Ana
Mara Castillo Rivas, quien muri combatiendo el 17 de enero de 1981, te-
Mara Candelaria Navas
198
na 31 aos. El 17 de enero de 1981, cuando cumpla una dicil misin re-
volucionaria de nuestra Organizacin, la compaera Eugenia cae en heroico
combate desigual contra muy superiores fuerzas del enemigo Su muerte en
combate sella con el ms sublime herosmo una vida militante y guerrillera
que se caracteriz por su entrega incondicional a nuestro Pueblo y su causa
libertaria, por sus mil veces probada contextura proletaria, por su elevada
capacidad de direccin y organizacin y por el ms caluroso y sencillo espri-
tu fraternal. Al momento de su muerte, era miembro del mximo Organismo
de Direccin de las FPL: El Consejo Revolucionario y formaba parte del Esta-
do Mayor del Frente Central Felipe Pea
52
.
La vida de Eugenia le sirve a Claribel Alegra de eje en el libro, tambin el
ttulo que en artculos escritos por ella airm: que prefera combatir hasta
morir, antes que ser capturada. Tomando como base entrevistas realizadas
a dirigentes, hombres y mujeres, que la conocieron, la autora y su esposo
logran entretejer la vida de las otras entrevistadas, algunas muy destacadas,
como Mlida Anaya Montes o como Tulita de Carpio, obrera y luchadora, en-
tre otras.
Por medio del libro se logra mostrar un retrato de la participacin de las
mujeres en el combate guerrillero y fue importante para generar solidaridad
internacional hacia al pueblo y a las mujeres salvadoreas, en plena guerra.
Otra Comandante del FMLN capturada en 1985 fue Nidia Daz, fundadora
del ERP, despus militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores
Centroamericanos -PRTC- fue liberada por una accin guerrillera y la pre-
sin social, nacional e internacional, que pugn por su libertad. Ella suscit
admiracin por su cercana con la poblacin campesina de San Vicente (De-
partamento situado al oriente de San Salvador) y su valor cuando fue deteni-
da y torturada por el ejrcito, como lo cuenta en su conmovedor testimonio
Nunca estuve Sola, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1987.
Inmediatamente despus de la irma de los Acuerdos de Paz en 1992, comen-
zaron a llegar a El Salvador investigadoras/es internacionalistas que hicie-
ron valiosos aportes al rescatar la experiencia de lo que haba sido el proceso
de la guerra civil y el inicio de la transicin post-conlicto. As lleg Sthefan
52 Eugenia: poemario escrito y editado por el Comandante Javier, compaero de Eugenia. FPL, San
Salvador, 1981.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
199
Ueltzen, alemn, quien escribi el libro Como Salvadorea que Soy, Edito-
rial Sombrero Azul, San Salvador, El Salvador, 1993, el cual sistematiza ocho
testimonios de mujeres excombatientes, militantes polticas, feministas, di-
rigentes, con papeles protagnicos en la guerra.
A lo largo de su historia personal y social las entrevistadas expresan sus opi-
niones sobre las relaciones familiares, antes, durante y despus del conlic-
to; muestran cmo la poltica atraviesa sus vidas, llenas de contradicciones
y peligros; los lazos familiares y de solidaridad que tuvieron que construir
para sobrevivir. Dejan ver cmo la dedicacin a la poltica las ha escindido,
las separa de lo que podra llamarse vida normal.
Las ocho mujeres, en diferentes formas, por vas particulares, en espacios y
en contenidos diversos de su participacin poltica a partir de su condicin
genrica, demuestran cmo se construye la mujer salvadorea como sujeta
poltica en ese momento histrico.
Ese mismo ao el Instituto Panos de Londres incluy a El Salvador en el Pro-
yecto Mujer y Conlicto, que recopil narraciones de unas 250 mujeres en 12
pases. Fue diseado por esta Institucin en respuesta a un vaco obvio que
llevaban a cabo organizaciones de desarrollo sobre el impacto de las guerras,
para rescatar el punto de vista de las mujeres como un ingrediente vital que
generalmente estaba ausente. Los libros resultantes de esta experiencia fue-
ron: Armas para luchar, Brazos para proteger, Las mujeres hablan de la
guerra. Editorial Icaria, Espaa, 1995 y Vali la Pena?! Editorial Sombrero
Azul, San Salvador, El Salvador, 1995.
El objetivo especico de ese proyecto fue permitir que las mujeres expresa-
ran sus propias experiencias, percepciones y preocupaciones sobre el impac-
to del conlicto armado y sus consecuencias (PANOS, 1989: 6,7). Al concluir
el libro Panos sostiene que, se obtuvo una imagen de la mujer contraria a la
predominante y estereotipada como vctima generalmente pasiva y aligida.
En contraste el libro muestra que las mujeres contaban con gran fortaleza y
recursos, y eran agentes activas del cambio y la supervivencia.
Lo ms valioso de esta indagacin a travs de testimonios orales fue pene-
trar en aspectos ocultos, o ms bien silenciados de la vida de las mujeres. Se
advierte cmo los hechos histricos se relejan en lo cotidiano, pues las
Mara Candelaria Navas
200
historias de estas mujeres no se centran tanto en las hazaas como en las
vivencias tpicas del ambiente rural.
Realidad, complejidad y variedad de experiencias son las diferentes facetas
subrayadas en los testimonios de ambos libros comentados, pero los ms
importante es que dieron voz a las mujeres en un tema que durante tanto
tiempo ha estado dominado por el lenguaje macho de la misma guerra y de
aquellos que informan sobre ella.
Tambin llegaron despus de 1992: Clara Murguialday de Espaa, Norma
Vsquez de Mxico y Cristina Ibez de Argentina, investigadoras que de-
jaron documentados aportes sobre el impacto de la guerra en las salvado-
reas. Es de referencia obligada el libro Mujeres-Montaa. Vivencias de
Guerrilleras y colaboradoras del FMLN, Editorial Hora y horas, Espaa,
1995. Puede considerarse un libro pionero en el abordaje de la sexualidad y
la maternidad, temticas consideradas tab en El Salvador. Precisamente el
objetivo de este trabajo fue Analizar las prcticas sexuales y maternales de
las guerrilleras y colaboradoras del FMLN durante la guerra, y el impacto que
tuvieron en sus concepciones y las secuelas heredadas.
Realizaron alrededor de 60 entrevistas y grupos focales con guerrilleras y
colaboradoras del FMLN del rea rural y urbana. Para socializar los resulta-
dos y a manera de consulta, convocaron a un foro centroamericano de mu-
jeres que haban participado en las guerras de sus respectivos pases para
obtener comentarios y/o insumos que profundizaran el trabajo, tambin a
comandantes hombres del FMLN.
Algunos de sus principales hallazgos fueron:
Identiicaron la ausencia de un cuerpo terico coherente en el discurso
utpico y triunfalista del FMLN, sus consignas agitativas carecen de an-
lisis y propuestas, especialmente se destaca la carencia de relexin en
torno a la subjetividad y las desigualdades entre hombres y mujeres.
Las mujeres que se involucraron en la guerra lo hicieron motivadas por ra-
zones diversas: las del rea rural lo hicieron por que se vieron arrastradas
por el terror y la inseguridad, y las del rea urbana con un poco ms de
conciencia y de compromiso militante.
Demuestran que la vivencia de la guerra fue distinta para mujeres y hom-
bres porque distinta fue su insercin, sus tareas, sus expectativas, su in-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
201
volucramiento poltico, y diferentes eran tambin sus identidades y los
impactos que en ellas ocasion el conlicto.
Que el prototipo de feminidad vigente (hasta 1995) en la sociedad salva-
dorea sigue considerando a la maternidad como la meta fundamental de
las mujeres, sobre este eje se articula la identidad femenina, lo cual inluy
en sus vidas entonces y ahora.
Las colaboradoras del frente del rea rural hacen un balance positivo de
su participacin. Las mujeres-montaa fueron las nutrientes indispensa-
bles mientras la guerra fue el eje central de la lucha revolucionaria. Las
que colaboraron de forma voluntaria y por conciencia expresan ms a me-
nudo satisfaccin por haber sido protagonistas y artices de la guerra.
Tras la muerte de Norma Virginia Guirola de Herrera, en 1990, se fund el
Centro de Estudios de la Mujer CEMUJER que lleva su nombre en home-
naje a su memoria. Actualmente es una las instituciones especializadas en la
violencia contra la mujer en el marco de los derechos humanos de las muje-
res, realizan estudios e investigaciones sobre la condicin legal y la violencia
contra la mujer. Asimismo, CEMUJER en homenaje a Norma public el libro:
Norma: Vida Insurgente y Feminista, Talleres Gricos-UCA, San Salvador,
El Salvador, 1996, que sistematiza testimonios de mujeres que la conocieron
y habla sobre su vida como luchadora por los derechos de las mujeres, su vi-
sin sobre el trabajo femenino y su vida ejemplar como guerrillera y madre.
El politlogo Ilja A. Luciak, investigador y Director del Departamento de
Ciencia Poltica de la Universidad de Virginia Tech, durante aproximadamen-
te siete aos se dedic a documentar y analizar las participacin en la revo-
lucin de las salvadoreas, guatemaltecas y nicaragenses, utilizando entre-
vistas como fuente principal de su investigacin.
Para el caso salvadoreo, Luciak realiz alrededor de 200 entrevistas para
analizar el grado de participacin de las mujeres en el FMLN durante la gue-
rra y la reinsercin de los excombatientes a la vida civil. Tambin analiza el
papel que las mujeres jugaron en el proceso electoral de 1994 y la igualdad
de gnero en el FMLN. Sus valiosos anlisis han contribuido a evidenciar los
vacos en el proceso de democratizacin del partido de izquierda, en cuanto
a la representacin genrica en las estructuras partidarias y en la Asamblea
Legislativa, as como la identiicacin de limitaciones y obstculos para avan-
zar en la igualdad genrica (Luciak, 1998, 2001: 36).
Mara Candelaria Navas
202
Estos trabajos han sido el fundamento de posteriores investigaciones que se
han realizado sobre temas especicos o particulares: salud y sexualidad en
la guerra, pos-trauma, educacin, legislacin, violencia, participacin polti-
ca que no es del caso comentar en este espacio; sin embargo estudios sobre
la historiograa de las organizaciones de mujeres o de mujeres destacadas,
pese a que hay trabajos o artculos sueltos, no han logrado presentar un pa-
norama general de ello.
4.2. Sexto Perodo: 2004-2008, de guerrilleras a feministas
Principales hechos
De guerrilleras a feministas: las ex guerrilleras fundan las primeras orga-
nizaciones de mujeres que introducen la perspectiva de gnero.
Eclosin de organizaciones y ONG de mujeres y feministas. Bases del Mo-
vimiento de Mujeres-MM- en El Salvador.
Concertacin Feminista Prudencia Ayala: 1997
Recin pasada la guerra y la irma de los acuerdos de paz se da paso al pe-
rodo histrico ms reciente del MM, que se abre con la realizacin en El Sal-
vador del VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en
Costa del Sol del Departamento de La Paz en noviembre de 2003; elevndose
as, su accionar a nivel nacional, regional e internacional. Consolidacin del
Movimiento de Mujeres MM en El Salvador y el surgimiento de algunas
experiencias organizativas de mujeres rurales, a quienes se les dedicar un
apartado especial.
El surgimiento acelerado de organizaciones de mujeres entre 1989 y 1993,
dio lugar a que la relexin sobre la situacin de las mujeres salvadoreas,
fuera el tema central de estos grupos y de otras personas e instituciones.
Surgen as trabajos cuya lnea central ser la cuantiicacin de la opresin
femenina; o sea, hacer visibles los niveles de pobreza y discriminacin en
la educacin, empleo y salud, fundamentalmente la materno-infantil. Se po-
dran mencionar trabajos pioneros como el realizado por UNICEF en el mar-
co del Programa Regional Educacin de la Mujer y Supervivencia Infantil,
el Programa de la Mujer del CSUCA y la Carrera de Sociologa en la UCA que
orient las tesis en la lnea de visibilizar la situacin de la mujer salvadorea.
El estudio regional de FLACSO sobre las Mujeres Centroamericanas (1989)
se constituy en un referente obligado por muchos aos.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
203
Estos trabajos se constituyeron en instrumentos tiles para la denuncia, pla-
niicacin de acciones y fomento de la organizacin de las mujeres, pero so-
bre todo, se inicia una lnea de investigacin multidisciplinaria ya que al mo-
mento, podemos encontrar trabajos de las siguientes disciplinas: sociologa,
educacin, derecho, economa, sicologa, medicina, etc.
Hasta ms o menos 1995, hablar de Teora de Gnero en El Salvador era un
asunto casi slo de mujeres. Pero a partir de la IV Conferencia Internacional
de la Mujer realizada en Pekn, China en septiembre de 1995 y al crecer en
el mundo el debate sobre del concepto GNERO y sobre los movimientos de
mujeres, tambin en El Salvador fueron ganando terreno estos conocimien-
tos.
Al respecto airma Norma Vsquez:
A mediados de los 90, cuando lleg el momento de preparar la participacin en la
Conferencia de Beijing, se pudo constatar que gnero y perspectiva de gnero han
sido conceptos utilizados tanto por el movimiento feminista, los movimientos de
mujeres, como por algunas ONG mixtas y gubernamentales. Eso ocasionaba que
fuera necesario ponerse de acuerdo sobre el signiicado del concepto antes de ini-
ciar cualquier discusin que lo contuviera (Vzquez, 2001: 184).
Al irmar los acuerdos de Pekn y aceptar su plataforma por parte del go-
bierno de El Salvador, se oblig a emplear la perspectiva de gnero en sus
planes y programas, de all que exista desde 1997 la Poltica Nacional de la
Mujer y un Instituto Salvadoreo de Desarrollo de la Mujer, responsable de
su ejecucin.
En el mbito acadmico, constituido por ms de 19 universidades y por di-
versos centros de Investigacin, todava hace falta que los planes de estu-
dio, los currculos y las investigaciones hagan suya la Teora de Gnero. En la
Universidad Centroamericana Jos Simen Caas, UCA entre 1995 y 1997,
se realizaron algunos cursos libres, pero no han tenido continuidad ni insti-
tucionalidad.
De hecho, El Salvador es el nico pas (2006) en Amrica Latina que todava
no tiene una ctedra, un diplomado, un curso, etc., a nivel universitario que
institucionalice los estudios de gnero, a travs de acciones acadmicas con-
cretas. La Reforma Educativa postula el gnero como un eje transversal; sin
Mara Candelaria Navas
204
embargo, es paradjico que todava no haya instituciones que formen docen-
tes en esa lnea.
A nivel de ONG de desarrollo se realizan mltiples y variadas acciones: ta-
lleres, seminarios y formulacin de polticas institucionales de equidad de
gnero. Aunque todava no se mide el impacto social de dicho trabajo, son
considerables las acciones realizadas. Tambin es a nivel de estas institucio-
nes que se ha logrado realizar estudios, diagnsticos, investigaciones, etc. En
este punto han tenido un papel importante los centros de documentacin,
creados en las Instituciones de Mujeres.
Despus de los Acuerdos de Paz han proliferado en el pas las maestras, los
diplomados, cursos, etc, impartidos por Universidades extranjeras; en ese
marco la Universidad de Gerona, Espaa, en coordinacin con el Movimiento
de Mujeres Mlida Anaya Montes MAM, CEMUJER y DIGNAS, impartieron
en 1997 una Maestra en Relaciones de Gnero.
4.3.1. Beijing + 11
Despus de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer realizada en Beijing
en 1995 qu ha pasado con los estudios de la mujer y de gnero?, no es fcil
hacer un recuento o balance, ya que se necesitara tiempo y recursos, sin
embargo, se har un punteo de los ms destacados.
Destaca en 1995 la investigacin realizada por el programa regional La Co-
rriente, con el ttulo Catlogo Centroamericano. Investigaciones y Estudios
de la Mujer. Recopilaron informacin existente en la regin durante 1990-
1995. Encontraron 503 estudios de los cuales el 45% se haban realizado
en Costa Rica, el resto se reparta en los otros pases, encontrando para El
Salvador alrededor de 100.
Los temas abordados se ubicaban en salud: predominando el enfoque ma-
terno infantil; divisin sexual del trabajo: triple rol; trabajo: aqu interesaba
desagregar por sexo la informacin para destacar la situacin de discrimina-
cin y desventaja de la mujer, como, nivel de ingresos, incursin en empleos
tradicionalmente masculinos; violencia: maltrato en la pareja, casos denun-
ciados en las instancias judiciales; mujer rural: sobresalen estudios descrip-
tivos de su incorporacin al trabajo agrcola.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
205
La mayor parte de estos estudios son inanciados por organismos internacio-
nales o instituciones regionales que gestionan fondos para la investigacin,
destacan: OPS, UNIFEM, Fundacin Arias para la Paz, PNUD. Desde las orga-
nizaciones de mujeres se realizan estudios de tipo exploratorio y cualitativo:
sexualidad, maternidad, participacin poltica, impacto de la guerra en la sa-
lud mental de las mujeres, por mencionar algunos temas.
Sobre mujeres rurales tambin se avanz: Anteproyecto de Cdigo Agra-
rio 1998, Empoderamiento de Mujeres Rurales 1999, Experiencias
Organizativas de Mujeres Rurales: Post-Guerra 1992-1999. El estudio
regional de Carmen Diana Deere y Magdalena Len: Gnero Propiedad y
Empoderamiento: tierra, Estado y mercado en Amrica Latina (2000).
A nivel regional centroamericano contamos con el trabajo de Ilja Luciak:
Despus de la revolucin: igualdad de gnero y democracia en El Sal-
vador, Nicaragua y Guatemala. UCA Editores, 2001.
Pese a los terremotos de enero y febrero de 2001 se realiz el Encuentro
sobre Literatura y Testimonio en la Universidad de El Salvador, en marzo de
ese ao, se mont una mesa de Mujer y Testimonio que cont con aproxima-
damente 10 ponencias.
Las DIGNAS han publicado en el ao 2000 los ttulos siguientes: Salvando
Obstculos. Los Derechos Laborales de las Mujeres; Discriminacin Laboral y
Acoso Sexual; Memoria del Encuentro Feminista para la Reconstruccin con
Rostros de Mujer; Recopilacin de Cuentos Contando Cuentos para Cambiar.
En proceso de revisin para publicacin: Calidad de vida de las mujeres tra-
bajadoras remuneradas de la zona perifrica de San Bartolo, Ilopango; Em-
barazos en la adolescencia; Mujeres y Analfabetismo; Pasos Fundamenta-
les a seguir para implementar un Modelo de Educacin No Sexista
Las MELIDAS publicaron en noviembre 2001 Violencia Intrafamiliar y Delitos
Contra la Libertad Sexual en el rea Metropolitana de San Salvador, realizada
por Margarita Velado y, en marzo de 2001 Construyendo una Concepcin y Es-
trategia de Desarrollo Local desde Las Mujeres. La Fundacin Nacional para el
Desarrollo FUNDE public en 2004 la investigacin: La Participacin de la
Mujer en los Municipios de: Tecoluca, San Salvador, Soyapango, Nejapa, Olocuilta
y El Carmen, elaborada por Mara Elena Moreno y Mara Candelaria Navas.
Mara Candelaria Navas
206
Los estudios sobre masculinidad estn ganando algn terreno en noviembre
de 2001, se particip en la presentacin del libro El Gnero tambin es
Asunto de Hombres, de Edgar Chacn y Gustavo Briceo, investigadores
centroamericanos, con un comentario en el cual se apunta:
Este libro es la herencia sin testamento (parafraseando a Francoise Collin) que las
feministas han construido a lo largo de 50 aos, pero ms especicamente desde
los aos 80s a la fecha. De alguna manera es un retomar el trabajo de las tericas fe-
ministas y colocarlo en masculino con el ingrediente histrico-cultural de la regin
centroamericana. Se ve entonces que fue necesario develar la discriminacin contra
la mujer para identiicar, cuestionar y relexionar sobre el patriarcado
53
.
La investigacin: Paternidad Responsable en el Istmo Centroamericano,
coordinada por Javier Alatorre con el patrocinio de CEPAL fue acompaada
de un despliegue de publicidad y de la movilizacin de instituciones guber-
namentales y no gubernamentales que cerr con un foro de Universidades
centroamericanas, causando impacto sus resultados.
Entre 2001 y 2002 se realiz en la Universidad de El Salvador el Diplomado
sobre Gnero y Estadsticas, dirigido a mujeres y hombres de instituciones
gubernamentales, como resultado de un Convenio irmado con el Instituto
Salvadoreo de Desarrollo de la Mujer ISDEMU.
Con el auspicio del FNUAP, han sido graduadas 3 generaciones de la Maestra
en Derechos Sexuales y Reproductivos desde 2002 a 2006. Actualmente se
inician los trabajos de investigacin sobre remesas y migracin, feminicidios,
entre otros temas.

Todo el marco anterior sirve de base y sustento, es decir el contexto, para el
inicio y posterior desarrollo del movimiento de mujeres.

4.2.1 De guerrilleras a feministas: Origen de las organizaciones de mu-
jeres postconlicto
El 16 de enero de 1992, las fuerzas guerrilleras que constituyeron el Fren-
te Farabundo Mart para la Liberacin Nacional (FMLN) y el gobierno de El
Salvador irmaron el histrico convenio de paz en el Castillo de Chapultepec,
en Mxico. Este Acuerdo puso in a un conlicto que dur ms de una dcada
53 Navas, Mara Candelaria, presentacin/comentario del libro.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
207
(1979-1992) y traumatiz a una nacin entera. La guerra gener 1.5 millo-
nes de refugiados y aproximadamente 70.000 asesinados, la mayora civiles.
Tras la irma del Acuerdo surgi un optimismo general con respecto al futu-
ro de El Salvador. Al in la paz y la democracia parecan estar al alcance de
la mano, la plena instauracin de los acuerdos de paz en el pas, tendra que
conducir a cambios profundos en las estructuras socioeconmicas y polti-
cas establecidas. El reto de las antiguas guerrillas, consisti en encontrar la
manera de proseguir la lucha por la justicia social, al tiempo que buscaban
su transformacin en partido poltico. Tambin deban demostrar que los
acuerdos de paz efectivamente representaban una revolucin negociada.
Dicil y complicada tarea, ya que era necesario reinventarse ideolgicamen-
te, en especial por la cada del socialismo real en Rusia y Europa del Este,
situacin que, como sabemos, ha llevado a que la izquierda revolucionaria
en Amrica Latina, frica y Asia a reexaminar la ideologa socialista, dado
que, repentinamente, se tuvo la impresin de que el paradigma socialista, la
luz conductora de los movimientos revolucionarios del mundo en vas de
desarrollo, haba perdido su legitimidad (Luciak, s/f: 3).
En El Salvador, la dirigencia del FMLN fue muy explcita en airmar que la
guerra revolucionaria estaba abanderada por el socialismo. Al respecto el Dr.
Luciak entrevist al legendario dirigente Schaik Hndal el 10 de febrero de
1996 (Ibidem), como jefe del recin disuelto Partido Comunista de El Salva-
dor y uno de los cinco comandantes militares del FMLN durante la guerra,
quien airm a la luz de la realidad postsocialista que el FMLN se encon-
traba en proceso de formular un nuevo proyecto poltico y en relacin con la
Tendencia Comunista, dentro del FMLN, airm que cuando hablamos sobre
los comunistas, nos referimos a los comunistas de ines de este siglo, es de-
cir, gente que est elaborando una nueva forma de pensar que an no est
escrita.
En este apartado, se explora la dinmica sociopoltica que dio paso a las orga-
nizaciones de mujeres que trascendieron las demandas de clase hacia las de
gnero en el marco de la nueva forma de pensar. Durante los aos ochenta,
las guerrillas lucharon contra el proyecto hegemnico de Estados Unidos y
sus aliados internos. A esta pugna por la justicia social y econmica, se inte-
graron muchas mujeres, quienes deseaban participar en la construccin de
una nueva sociedad (AMES, 1982: 12).
Mara Candelaria Navas
208
Siendo el hilo conductor de este trabajo la participacin de las mujeres como
grupo organizado o como personas de manera individual, es de justicia visi-
bilizarlas en la guerra, por lo tanto se analizar, a continuacin, el nivel de
participacin de las mismas en el FMLN durante la guerra.
Despus de la irma de los Acuerdos de Paz, las fuerzas del FMLN deban
desmovilizarse en un proceso que const de cinco etapas, del 1o de mayo al
31 de octubre de 1992. La Misin de Observadores de Naciones Unidas en El
Salvador (ONUSAL) supervis la desmovilizacin, tom los datos y fue con-
signando a cada uno de los miembros del FMLN, quienes fueron inscritos de
acuerdo con su categora, como combatientes, lisiados no combatientes o po-
lticos. En 1994, la ONUSAL registr un total de 15.009 miembros del FMLN,
integrados por 8442 combatientes, 2474 lisiados no combatientes y 3983
polticos. El nmero total de mujeres fue de 4492 o 29.9% (ONUSAL, s/f, 12).
Algunos investigadores tienen sus reservas sobre los datos de ONUSAL, pues
se supone que entre el 10 y el 15% de los miembros del FMLN no fueron in-
cluidos, por varias razones que tienen cierta lgica, dada la historia de repre-
sin y violencia en El Salvador. Por ejemplo: algunos no estaban dispuestos a
revelar su verdadera identidad, despus que lograron iniltrarse en oicinas
gubernamentales; otros tenan poca fe en la viabilidad de los acuerdos de
paz; algunos altos oiciales del FMLN no lo hicieron para dar ejemplo y que
no se interpretara como que quisieran sacar ventajas de los beneicios a los
que tenan derecho las personas que se registraran. Sin embargo, dadas esas
limitaciones, a continuacin analizaremos algunos datos ofrecidos por esa
Institucin.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
209
Composicin por gnero en los grupos del FMLN
54
Grupo Mujeres %
Hom-
bres
% Total %
Mujeres
como
porcen-
taje del
total
ERP 1,156 25.7 2,274 26.4 3,930 26.2 29.4
FAL 734 16.3 1,516 14.4 2,250 15.0 32.6
FPL 1,397 31.1 3,685 35.0 5,082 33.9 27.5
PRTC 356 7.9 892 8.5 1,248 8.3 28.5
RN 849 18.9 1,650 15.7 2,499 16.7 34.0
TOTAL 4,492 100.0 10,517 100.0 15,009 100.0 29.9
Fuente: ONUSAL, Proceso de desmovilizacin del personal del FMLN, San Salvador, Imprenta El Es-
tudiante, s/f.
Como podemos apreciar en el cuadro, en trminos generales, la participa-
cin de las mujeres en los cinco ejrcitos represent entre el 27 y el 34 %.
De acuerdo con un estudio representativo realizado por la Fundacin 16 de
enero, que abarc a una tercera parte del total de las mujeres inscritas por la
ONUSAL, un poco menos del 30% de las mujeres ailiadas al FMLN durante la
guerra trabajaban en la cocina, mientras que 15% estaban asignadas a tareas
relacionadas con la salud. Combatientes armadas eran alrededor del 15%,
un 11% ejecutaba funciones de apoyo. El 40% restante cumpla otro tipo de
tareas (Fundacin 16 Enero, 1993: 10)
Sin embargo, durante el perodo de guerra estas combatientes, despus de su
integracin a la guerrilla, tuvieron que enfrentar una realidad dicil, en donde
prevalecan los prejuicios de gnero. Aquellas que llegaron a tener cargo de
direccin pagaron un precio muy alto. Las exigencias para mujeres y hombres
eran diferentes, para las mujeres que tenan hijos la situacin era compleja:
No slo haba que hacer bien las cosas, sino haba que demostrar que se saban ha-
cer bien...Yo me recuerdo mucho ms dura que los otros jefes, o sea ms exigente...
para que pudieran respetarme los combatientes, para que pudieran aceptarme en
54 Abreviaturas: ERP: Ejrcito Revolucionario del Pueblo. FAL: Fuerzas Armadas de Liberacin. FPL:
Fuerzas Populares de Liberacin. PRTC: Pardo Revolucionario de los Trabajadores Centroamerica-
nos. RN: Resistencia Nacional.
Mara Candelaria Navas
210
la jefatura Yo creo que las rupturas con la maternidad fueron un elemento muy
desgarrador y ser jefa en ese tiempo, o asumir jefaturas o tareas de direccin mili-
tar, era absolutamente contradictorio con asumir la maternidad. Eso no es as con
los hombres, porque el vnculo padre e hijo es distinto en esta sociedad. Ojal fuera
as, pero no es as. Ese costo me acuerdo. En una ocasin una de mis hijas se haba
quebrado un brazo y me avisaron que estaba quebrado el brazo y que me llamaban
desde el hospital. Me llega una carta y pido permiso al equipo de la jefatura y me
dijeron: Mir, vos sabes que ninguno de nosotros puede salir de aqu sin autori-
zacin de los compaeros que estn en Guazapa. Entonces, como ya dentro de un
mes vamos a ir a una reunin, espermonos mejor. Vaya pues, yo llego a la reunin,
estaba en occidente, esperanzada que iba a obtener el permiso para ver a mis hijas.
Tena casi cuatro aos de no verlas y, este, lo planteo y me dicen. Bueno, tens dere-
cho a un permiso pero tenemos un problema y es que hay que abrir un corredor en
occidente. Y entonces el jefe de la zona conoca ms Santa Ana que yo. Y entonces
me dice: Lo tiene que ir a ver Antonio, pero si Antonio se va, nadie ms que vos se
puede quedar en la zona y eso se puede tardar ms de 2 3 meses. Si vos sals, la
tarea estratgica de abrir corredor se para. Pero no te podemos negar el permiso.
Vos lo decids. Yo me acuerdo de lo que llor esa noche yo deca Cmo hago, ay,
cmo hago, yo quiero ir a ver a mi hija. Tanto tiempo est quebrada del brazo, pero
la tarea es urgente. Y, adems, saba el costo que iba a tener si yo optaba por aquello.
Y me qued. No pude ver a mi hija sino hasta un ao despus (Luciak, 2001: 67).
En Nicaragua, por ejemplo, a ines de 1978, el FSLN tena ms claridad de su
compromiso con las mujeres; el Programa de Gobierno, publicado despus
del triunfo, en el apartado No. 22 se lee:
Vamos a luchar por acabar con la discriminacin contra la mujer
La mujer ser puesta en el mismo plano de igualdad que el hombre. Se luchar por
acabar con la prostitucin y la servidumbre (Navas, 1985: 221).
Un da despus del triunfo, justamente, se prohibi la prostitucin y la utili-
zacin de la mujer como objeto sexual en los medios de comunicacin. Pero
el FMLN no plante abiertamente los derechos de las mujeres en sus prime-
ros pronunciamientos y programas. Luciak resume como resultado de las
entrevistas que realiz a las militantes los siguientes factores que pudieron
haber inluido para que existiera tal vaco: la fuerte inluencia religiosa, el
origen predominantemente rural de la base de la organizacin y la cultura
machista que lograba inhibir hasta las ms prominentes liderezas.
Asimismo se puede decir que la ausencia de una organizacin de mujeres,
con especiicidad genrica, pudo haber contribuido a tal vaco. En este punto
es de justicia reconocer el trabajo de Doa Tula Alvarenga de Carpio, esposa
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
211
del eminente, legendario dirigente obrero y guerrillero Salvador Cayetano
Carpio, quien al interior de las FPL logr nuclear a salvadoreas militantes
de esa organizacin, que se encontraban fuera del pas por razones polti-
cas, creando un equipo de apoyo internacional, vinculado con las estructuras
para el trabajo de promocin y direccin de la Asociacin de Mujeres de El
Salvador AMES que funcionaba en los frentes guerrilleros y en las zonas
sub-urbanas.
Doa Tula fue fundadora de Fraternidad de Mujeres en 1956 y, en los aos
que coordinaba el trabajo de AMES (1978, ao de su fundacin hasta 1983),
tuvo que enfrentarse a las posiciones machistas y misginas de los dirigentes
de las FPL quienes no se cuidaban en expresar la desvalorizacin que se haca
del trabajo con las mujeres. Con frases como ya terminaron su reunin?,
preguntaban reirindose a las reuniones que ella tena con el equipo de mu-
jeres de AMES, es que ahora vamos a tener nuestra reunin de direccin
que es seria, obviamente era una manera de minimizar y subvaluar esos es-
fuerzos, que lograron recursos y solidaridad internacional, no solo para las
mujeres sino que para todo el proceso, difusin y promocin del trabajo de
AMES. Este grupo sistematiz y divulg testimonios, necesidades e intereses
de las mujeres en los frentes de guerra y en la periferia de San Salvador

Despus del asesinato de la comandante Ana Mara y el suicido de su esposo,
el Comandante Marcial (abril de 1983), Doa Tulita fue marginada, as como
su equipo de trabajo, la direccin de AMES se dividi en dos y posteriormen-
te se disolvi.
Un anlisis cualitativo de la participacin de las mujeres salvadoreas en
la guerra nos remitira a una clasiicacin diferente a la de la ONUSAL. Por
ejemplo, para la realizacin, en 1993, del libro Vali la pena?! (Navas,
etl al: 1995a), cuyo objetivo era recopilar testimonios de las mujeres que
vivieron la guerra, se utiliz el concepto de poblacin desarraigada, carac-
terizacin proporcionada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados ACNUR que inclua cuatro categoras de mujeres, as:
refugiadas, repatriadas, desplazadas y repobladoras. En menor proporcin
inclua casos de excombatientes y tenedoras, categoras resultantes de la
inalizacin del conlicto. Sin bien las veinte y una entrevistas presentadas y
analizadas no agotaron la totalidad de las experiencias vividas por las muje-
res salvadoreas durante la guerra como protagonistas, no como vctimas u
Mara Candelaria Navas
212
observadoras pasivas, pero fueron una muestra amplia y representativa de
los diferentes grupos sociales a quienes pertenecan.
Estas mujeres entraron a la guerra por opcin personal, otras porque sus
hijos, hermanos, compaeros o padres las involucraron y, otras, a travs de
las comunidades de base.
Tena entre diecinueve y veinte aos entonces ellos me hicieron el planteamiento,
hicieron que mi hermano hablara ms conmigo, pues exista la posibilidad de que
yo pudiera servir mucho en el trabajo clandestino. Entonces mi hermano empez a
plantearme la incorporacin (Carolina) (Navas, et.al, 1995: 92)
Nos empezamos a organizar, primero estudiando la Biblia. Empezamos la celebra-
cin de la palabra y a motivar a la gente de que vivamos una injusticia y de que
eso no debera ser as. Entonces naci la organizacin y fue cuando empezaron a
perseguirnos. (Vicenta) (Idem: 127)
En sus relatos expresan sus rupturas emocionales y sentimentales, la ines-
tabilidad que les trajo el conlicto y las diicultades que circundaron la ma-
ternidad. La violencia de gnero cmo fue vivida y inalmente qu ganancias
obtuvieron: tierras, becas, crditos?, educacin?, etc.; en resumen es un
recuento de aprendizajes y de visibilizaciones de la participacin de las mu-
jeres rurales y semi-rurales en la guerra.
Despus de desmovilizarme, me hubiera gustado acompaarme con mi compae-
ro y seguir estudiando; hacer mi futuro en un plano como quien se casa y se va a su
casa y recoge a todos los nios y empieza a trabajar, algo as...Pero por el momento
no estoy estudiando porque nos haban prometido una beca y esa beca no sali
(Carolina) (Idem: 106)
En la guerra aprend bastante, s vali la pena. Aprend a leer y a escribir, charlas
polticas, que ya lo militar; era vivir una vida ya no slo metida en la casa cuidando
gallinas. (Amanda) (Idem: 234)
En tiempos de paz a muchas y muchos les ha signiicado un cambio, pero
sin duda, las mujeres que fueron madres cargaron con un peso extra que no
compartieron con los padres de sus hijos; la maternidad les origin senti-
mientos contradictorios tanto durante como despus de la guerra, muchos
de ellos relacionados con la culpa por el abandono o por la muerte, la ma-
yora airma que podra repetir su experiencia ntegra, salvo el dejar a los
hijos. Sin embargo, muchas mujeres evalan su participacin en la guerra
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
213
(al nivel que fuera) como altamente positiva, como determinante en sus
vidas y como experiencia que les dej una autovaloracin con la que no
contaban (Soriano, s/f ). Obviamente est pendiente hacer un balance de
las ganancias y las prdidas sicas, emocionales y materiales como heren-
cia de la guerra.
De todas maneras es insoslayable el protagonismo de las mujeres en la gue-
rra y en el llamado proceso de transicin (a partir de 1992). En los aos in-
mediatamente despus de la irma de los acuerdos, se vivieron momentos de
incertidumbre, de bsqueda, de esperanzas de toda la sociedad salvadorea:
de los reinsertados a la vida civil, de un partido que naca a la vida democrti-
ca. Fue notorio que los temas relativos a las mujeres recibieron nula o escasa
atencin durante las negociaciones de paz, aun cuando haba oiciales de la
alta jerarqua poltica participando en el proceso como; Nidia Daz, Lorena
pea, Ana Guadalupe Martnez, entre otras.
La ausencia de una perspectiva de gnero, evidente en el diseo de los programas
de reinsercin, se tradujo en discriminacin hacia las mujeres excombatientes, que
no recibieron un trato igualitario en la asignacin de recursos esenciales como las
tierras (Romero, 1995: 370).
Las razones de este comportamiento fueron muchas que iban desde la cul-
tura predominante machista, hasta la falta de apoyo de parte de la dirigen-
cia, mayoritariamente masculina, del movimiento guerrillero, es el caso de
Carmen brego del Cantn la Joya de San Vicente que reaccion as cuando
recibi un trato discriminatorio en el reparto de tierras:
Me ha salido tierra, no me haban puesto a m, slo a l lo haban puesto. Ese da
que lleg el seor, que iban a ver las tierras, le dije yo. Y a quin han puesto?. No,
ustedes pnganme a m porque l hoy es y maana no es; y yo todo el tiempo soy
con mis hijos, y si l un da se va, me voy a quedar sin nada. La gran jodida que me
he pegado y que no den pero ni por lo que he luchado las tierras. Entonces me pu-
sieron (Idem: 94).
Fueron momentos diciles dejar la guerra y entrar a la paz sin dejar com-
pletamente su compromiso poltico; mujeres y hombres enfrentaron, por
igual, diicultades para reintegrarse a la sociedad. Sin embargo, las mujeres
del FMLN tuvieron que superar obstculos adicionales debido a su condicin
genrica. Por ejemplo:
Mara Candelaria Navas
214
las combatientes que intentaban regresar con sus familias fueron tratadas como
parias por sus propios padres, parientes e hijos, por haber abandonado a stos du-
rante la guerra y haber elegido la lucha revolucionaria por sobre sus familias. Mien-
tras ellas eran consideradas traidoras a sus familias, los hombres eran alabados
por su heroica lucha (Luciak, s/f: 19).
La sociedad salvadorea, que no diiere de otras, aplicando diferentes estn-
dares a los hombres y a las mujeres.
Las y los excombatientes, de ambas fuerzas, fueron favorecidos con pro-
gramas de reinsercin que consistieron fundamentalmente en becas para
continuar estudios, capacitacin empresarial y de oicios, reparto de tierras,
incorporando en este programa a las personas que habitaron las zonas de
control poltico y militar de la ex guerrilla.
Para las mujeres campesinas, para las mujeres de los barrios marginales o
para las mujeres de la clase media, para las estudiantes o las obreras, excom-
batientes o civiles, la vuelta a la paz est sembrada de trampas, pero tambin
de problemas comunes. Primero, el de la sobrevivencia econmica frente
a la mala voluntad del gobierno a la hora de cumplir con los Acuerdos de Paz,
lo cual refuerza el impacto devastador de la poltica neoliberal que se aplica
desde 1989. Durante los doce aos de la guerra civil se dedicaron a ser bri-
gadistas de salud, radistas, capacitadoras, educadoras populares, etc., activi-
dades que no tienen ningn diploma reconocido en la vida civil. El Programa
de Transferencia de Tierras PTT estaba olvidando a las mujeres y las becas
para reinsertarse a la vida civil no eran suicientes. La vuelta a la paz, a la
normalidad para muchas militantes lleg acompaada de una fuerte ten-
dencia a querer cerrar lo antes posible el penoso parntesis de la guerra, fue
tambin una vuelta al seno familiar con las manos vacas. Otra trampa son
los recuerdos personales que cada quien guarda de la guerra: el dolor
y el duelo estn presentes, pero tambin las contradicciones que las identi-
dades construidas durante la guerra, como la independencia, la heroicidad,
no empatan con las identidades en las relaciones de gnero tradicionales.
Cuando se esperaba la paz, se observa durante la post-guerra un aumen-
to considerable de la violencia.
El fenmeno ya experimentado en otras sociedades que han vivido un con-
licto armado se expres en El Salvador, se acept y permiti que las mujeres
desempearan un papel no tradicional, siempre que fue necesario durante el
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
215
conlicto, pero una vez terminada la guerra, cuando sus nuevas identidades
representaban una amenaza para las relaciones tradicionales de gnero, se
intent relegarla a la esfera privada y despojarla de autoridad. Un estudio
realizado en 1993 sobre 1,100 mujeres del FMLN evidencia que eso ocurri.
Antes de la guerra, el 57% de las mujeres entrevistadas airmaron que tra-
bajaban fuera del hogar, mientras que un ao despus de los acuerdos de
paz, el 95% se dedicaban al trabajo domstico (Fundacin 16 Enero, 1993:
10). Como una respuesta a la discriminacin, con las heridas emocionales
an frescas y con los traumas de la guerra presentes, las mujeres del FMLN
orientaron sus energas a contrarrestar la discriminacin partidaria y social.
De hecho, las primeras expresiones organizativas de mujeres surgidas de las
organizaciones poltico-militares, en general, tenan como identidad el hecho
de ser madres y desde esa condicin lucharon por sus hijos e hijas presos,
heridos o desaparecidos a causa de la represin. Estas mujeres organizadas
no lo hicieron por iniciativa propia, sino por instrucciones de quienes lide-
raban las organizaciones beligerantes que comenzaron a ver en ellas cuali-
dades caractersticas o habituales que las hacan susceptibles de participar
en organizaciones legales, sin ser blanco tan fcil de la represin pero que
adems presentaran el rostro ms sensible, el personaje ms sufrido de la
guerra (Soriano, s/f: 18). Obviamente sus demandas no giraban en torno a
sus intereses prcticos o estratgicos, sino de la organizacin poltico-militar
a quien representaban o en la cual militaban.
Con el desmantelamiento de las organizaciones poltico-militares y la nece-
sidad de que sus integrantes buscaran una reinsercin en la sociedad, algu-
nas de la organizaciones del FMLN orientaron su membresa a la creacin
de instancias que pudieran formar parte de una sociedad civil con nuevos
objetivos; por un lado, que la fortalecieran y, por otro, que tomaran un cuer-
po propio; de all que algunos grupos de mujeres pertenecientes a organi-
zaciones poltico-militares decidieron formar sus propias organizaciones
de mujeres que posteriormente tomaron forma y contenido; algunas haban
empezado a organizarse durante la guerra, renovando sus esfuerzos despus
de la irma de los Acuerdos y a luchar por buscar su autonoma en relacin
al partido. Existen diferentes explicaciones para esta situacin, una de ellas
es la siguiente:
Mara Candelaria Navas
216
Esto debemos comprenderlo en el marco de que si la paz ya haba llegado, si ya no
se estaba luchando por el socialismo, por una sociedad ms igualitaria, contra el
dictador, ya no era consigna postergar las demandas de las mujeres; es entonces,
hasta ese momento, que ellas, que vienen de una larga guerra, se encuentran un
espacio para representarse a s mismas... Fueron en un primer momento un instru-
mento, pero algunas se valieron de esa experiencia para continuar construyendo su
espacio (Ibidem).
El FMLN concluy su transformacin de un movimiento guerrillero en un
partido legal a inales de 1992, a estas alturas la inluencia de las mujeres
feministas ya comenzaba a perilarse en los documentos. A diferencia de las
posiciones que el Frente tuvo durante la guerra, cuando toda referencia a los
derechos de las mujeres estaba ausente en los documentos oiciales, en el
programa del nuevo partido haba una referencia especica a las mujeres:
La ediicacin de una verdadera democracia supone la plena realizacin de las mu-
jeres y su participacin creadora en todos los mbitos de la vida nacional. Este es
un principio fundamental en el proyecto de sociedad por el que lucha el FMLN. Te-
nemos un compromiso: conseguir la igualdad de derechos para las mujeres, elimi-
nar la superacin de su marginacin y opresin en la sociedad salvadorea(FMLN,
1993: 19).
Es precisamente durante este perodo de transicin cuando aparece un mo-
vimiento poderoso e innovador.
Basado primero en las militantes revolucionarias civiles y ex guerrilleras a las que
poco a poco se suman mujeres de diversos sectores, se airma desde comienzos de
1992 por medio de numerosas acciones pblicas y un proceso de lucha para la de-
mocratizacin, vinculado con una clara toma de autonoma de cara a la hegemona
de los partidos. El ao siguiente, construye su unidad y desarrolla con rapidez una
nueva identidad sui-gneris, el feminismo salvadoreo. (Falquet, 1998: 4)
Se buscaba la democratizacin de las relaciones entre los gneros y al inte-
rior de las organizaciones antiguas y nuevas, en especial las organizaciones
de mujeres buscaban desmilitarizar y despatriarcalizar sus propias es-
tructuras. Justamente es el momento en que el naciente movimiento de mu-
jeres (1993 a la fecha), que corresponde al VI Perodo del presente estudio,
comienza a desempear un papel clave en los esfuerzos por convertirse en
el portavoz de los derechos de las mujeres. Se da, entonces, una coyuntura
favorable para que las mujeres que formaron parte del FMLN impulsen la
fundacin de organizaciones de mujeres. Por ejemplo, el Movimiento de Mu-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
217
jeres Mlida Anaya Montes (Las Mlidas), fue impulsado por mujeres que
pertenecieron a las Fuerzas Populares de Liberacin (FPL) en julio de 1992;
las mujeres pertenecientes a la Resistencia Nacional (RN) fundan Mujeres
por la Dignidad y la Vida (LAS DIGNAS); las mujeres del Partido Revolu-
cionario de los Trabajadores (PRTC) fundan el Movimiento Salvadoreo de
Mujeres (MSM). El Instituto de Investigacin y Desarrollo de la Mujer (IMU),
fundado en 1986, en un principio estrechamente ligado al Partido Comunis-
ta. El ERP no cre ninguna instancia de masas porque pronto se desligara
del FMLN.
A partir de enero de 1993, las representantes de diversas organizaciones fe-
meninas empezaron a trabajar por una coalicin de base amplia, que pre-
sionara a favor de las demandas de las mujeres (Luciak, s/f: 19), luego de
que constataran que las mujeres haba sido marginadas en los acuerdos de
paz, optaron por ejercer presin sobre los partidos polticos que entraran
en la contienda en las elecciones de 1994, para que apoyaran una plataforma
de los derechos de las mujeres.
En algunas organizaciones guerrilleras, como las FPL, antes de su disolucin,
las mujeres militantes dieron, al interior del partido, un debate que gener
algunos logros. La Comisin Nacional de la Mujer organiz una asamblea de
mujeres del Comit Central, el 2 de octubre de 1994, para elaborar aportes
que fueran expuestos y discutidos en el Congreso Extraordinario que se rea-
liz en noviembre de ese ao y a las asambleas territoriales. En el documento
resultante de dicha asamblea, se sostiene lo siguiente:
Consideramos que estas actividades constituyen el primer paso de un proceso
abierto de aporte de las mujeres militantes al Congreso y la renovacin del partido.
El presente documento recoge las propuestas ya elaboradas, que presentamos a la
militancia y en especial a las mujeres militantes para su consideracin y enriqueci-
miento. Las propuestas constan de tres aspectos fundamentales:
1) Que el partido asuma el anlisis de gnero como un eje constante en su pensa-
miento y en la elaboracin de lneas.
2) Que se profundice la democratizacin interna y como parte de la misma, pro-
mover la accin airmativa para las mujeres.
3) Que reivindiquemos como propios los principios ticos que son coherentes con
el nuevo orden que buscamos construir tales como: la moral nica en los pbli-
co y lo privado, la paternidad responsable, el respeto de los derechos humanos
en la vida cotidiana y el respeto a la diversidad de pensamiento, entre otros
55
.
55 Aportes de las Mujeres Congresistas de las FPL para la renovacin del pardo, mimeo, s/f 1-2.
Mara Candelaria Navas
218
Antes y durante la guerra, las mujeres que militaron en organizaciones po-
pulares, en partidos polticos y posteriormente en organizaciones y frentes
armados, en su mayora dicilmente aceptaran un enfoque diferente o in-
tegrado con el anlisis de clase, an en aos inmediatamente anteriores a
la irma de los Acuerdos de Paz; en octubre de 1989, por citar un ejemplo,
en la Universidad Nacional se realizaba un taller regional auspiciado por el
Consejo Superior Universitario Centroamericano CSUCA en el que parti-
cipaban profesionales docentes de la regin, el tema general del taller era
Mujer y Trabajo Informal, la profesional responsable de impartir el tema
sobre Teora de Gnero, casi fue expulsada del aula. Cuatro aos despus de
este hecho, las militantes de las FPL airman lo siguiente en su propuesta:
Concluimos, por lo tanto, que a pesar de que la mayora de las mujeres compartimos
con los hombres la opresin de clase, enfrentamos la pobreza, la marginacin en
condiciones diferentes, la mayora de las veces en desventaja para las mujeres(los
salarios ms bajos, leyes discriminatorias, violencia, etc.).Dicho de otra manera, las
mujeres sufrimos una doble opresin por nuestro gnero, que no ser superada
slo a travs de la lucha como clase (Idem: 2).
De este modo, las mujeres ailiadas al FMLN esperaban ser plenamente in-
cluidas en las nacientes estructuras polticas y recibir los mismos beneicios
que sus contrapartes masculinos, de acuerdo al nuevo rol que como partido
comenzara a jugar en la transicin.
Posiblemente la cita anterior podra ser considerada como una declaracin
de guerra ideolgica al interior del FMLN, dado que la transformacin de la
guerrilla en partido poltico signiic cambios sustantivos en sus estructuras
y discurso; coyuntura que las mujeres militantes y simpatizantes del Frente
aprovecharon para introducir el debate sobre el enfoque de gnero; nunca
antes las militantes haban hecho crticas pblicas a la lnea partidaria, pero
en agosto de 1993 criticaron al Frente por su falta de apoyo:
Consideramos que en el FMLN nuestra problemtica no ha sido incorporada de
manera adecuada en la concepcin y prctica revolucionaria. Al no tener una con-
cepcin que abarca la desigualdad entre los gneros, se reproducen los esquemas
culturales, se evidencian prcticas marginadoras, no se capta y promueve ese gran
potencial de mujeres. Nuestra direccin y nuestra militancia han sido tolerantes
frente a esta situacin, ya que, de manera consciente o inconsciente, pesa mucho la
ideologa sexista (FMLN, 1993: 18).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
219
La situacin antes planteada por la recin creada Secretara de la Mujer del
FMLN (agosto 1993) releja los problemas que se daban al interior de los
cinco grupos que formaban el Frente, por ello:
La lucha por la igualdad de gnero tuvo lugar en dos frentes. Las mujeres que ha-
ban estado subordinadas dentro de sus respectivos grupos durante la guerra tra-
taban de liberarse de las viejas ataduras y, al mismo tiempo, luchaban por asegu-
rar que el nuevo partido que estaban construyendo fuese diferente (Luciak, 2001:
311).
La experiencia vivida por las militantes de los cinco grupos del Frente en
cuanto a que se les utilizara como canal de captacin de fondos o ser obje-
to de burlas o discriminacin por sus planteamientos innovadores sobre la
democratizacin en las relaciones Inter-genricas y la inclusin de sus de-
mandas especicas en el programa del nuevo partido, las oblig a relexionar
y discutir sobre la conveniencia o no de seguir subordinadas al partido, lle-
gando a la conclusin necesaria de buscar la autonoma, como organizacin
social, del partido.
Estos debates se dieron entre las militantes del Frente que pertenecan a la
Secretara de la Mujer y las fundadoras o que estaban en la conduccin de las
nacientes organizaciones de mujeres. Por ejemplo: el surgimiento del Mo-
vimiento de Mujeres Mlida Anaya Montes (MAM), en sus inicios estuvo
vinculado con las Fuerzas Populares de Liberacin FPL; adems haba sido
fundado en julio de 1992 por militantes de esta organizacin poltico militar.
Sin embargo, ante la falta de apoyo para levantar la lucha por los derechos
de las mujeres y por los intentos de los miembros del partido de ejercer con-
trol sobre el movimiento, las lderes del MAM declararon su autonoma de
las FPL como una respuesta a: las burlas, marginacin total, desacredita-
cin ante las bases, ingerencia de la direccin para corregir las desviaciones
(Idem: 313).
Precisamente la discriminacin experimentada por las militantes de los di-
ferentes grupos del FMLN las llev a concluir que tenan que independizarse
del partido. No deseaban que se repitiera la experiencia nicaragense, pues
durante los aos ochentas, el movimiento de mujeres haba permanecido su-
bordinado al partido sandinista. Otro caso es el de la Asociacin de Mujeres
por la Dignidad y la Vida -Las Dignas- fundada por militantes de la Resisten-
cia Nacional, su propia experiencia las llev a la conclusin de que la auto-
Mara Candelaria Navas
220
noma de sus miembros era incompatible con la militancia partidaria, ello
no signiicaba que se negaban al dilogo con los compaeros y consideraban
que la participacin activa en un movimiento de mujeres no impeda la con-
tinuacin del trabajo en un partido y que se podan combinar.
En los documentos para conmemorar los diez aos de fundacin, Las Dignas
recuerdan:
La historia no sera completa si no decimos que, desde el momento de la gestacin,
fuimos rebeldes. Nos engendramos con el virus de la rebelda en cada uno de nues-
tros tejidos, concibiendo una organizacin de mujeres distinta a la que la direccin
de la RN tena en su cabeza. Nos parimos con dolor porque queramos una instancia
que sirviera a las mujeres, que abordara nuestras preocupaciones y necesidades,
que fuera una herramienta para nuestra lucha como mujeres (Las Dignas, 2000:
25).
Por su lado el Instituto de Investigacin, Promocin y Desarrollo de la Mujer
IMU que originalmente estuvo vinculado fuertemente al Partido Comunis-
ta tambin busc y logr una mayor independencia; sin embargo, ellas coin-
cidan con Las Mlidas en cuanto a que era importante permanecer activas
dentro del Frente y dar lucha internamente. Entonces su estrategia fue la de
cambiar al FMLN internamente. La Secretara de la Mujer del FMLN, creada
en agosto de 1993, contribuy a dar el debate.
El punto central del debate de las organizaciones giraba en torno a la pregun-
ta de cmo alcanzar la autonoma. Unas opinaban que podran ejercer una
doble militancia: como feministas y como miembras del partido; otras, en
cambio, como Las Dignas concluyeron que ambas militancias eran incompa-
tibles. Entendida la construccin de la autonoma, de manera amplia, como
la reconquista del propio cuerpo, control de los recursos materiales indivi-
duales y colectivos para gozar de una vida digna, reconocimiento de los dere-
chos de las mujeres, en especial de su organizacin especica para plantear
sus propias demandas.
La efervescencia y los vientos de cambio que viva el pas y la inminente par-
ticipacin del otrora movimiento guerrillero como partido poltico en las
elecciones de 1994, a dos aos de la irma de los acuerdos, se suma a la ex-
periencia de realizar en El Salvador, en 1993, el Encuentro Feminista Latino-
americano y del Caribe.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
221
Sin embargo, es importante mencionar, aunque sea brevemente, la lucha que
las militantes del FMLN dieron al interior del partido desde la Secretara de
la Mujer para obtener algunos logros.
De manera muy convincente algunos investigadores como el Dr. Ilja Luciak
sostienen que los regmenes revolucionarios no cuentan con muy buenos
antecedentes en lo que se reiere a su empeo por el logro de la emanci-
pacin de las mujeres. Margaret Randall, la investigadora feminista norte-
americana, realizadora de importantes libros sobre las mujeres cubanas y
nicaragenses (Las Mujeres en la Revolucin Cubana: 1964; Todas es-
tamos despiertas: 1980; Las Hijas de Sandino: 1994), ha expresado lo
siguiente:
Cada da me convenzo ms de que un error fundamental de las revoluciones del
siglo XX ha sido su incapacidad o falta de voluntad para elaborar una agenda femi-
nista.
Richard Harris, otro autor citado por Luciak, respalda la posicin anterior y
sostiene que:
La evidencia histrica indica que el marxismo debe volverse a enfocar para incluir
la perspectiva feminista, y los regmenes socialistas deben tomar las medidas ade-
cuadas para crear el contexto ideolgico y las condiciones materiales para la ge-
nuina emancipacin de las mujeres y para la eliminacin de las desigualdades de
gnero en todas sus formas (Luciak, 2001: 306).
A partir de las aseveraciones anteriores no queda duda de que el futuro pol-
tico de la izquierda revolucionaria de El Salvador deber incorporar la equi-
dad de gnero en sus programas como objetivo estratgico, sea como oposi-
cin o en el poder.

Las militantes del FMLN que comenzaron a introducir la perspectiva de g-
nero lo hicieron primero declarando pblicamente su apoyo a tal medida,
luego sealando la ausencia de la misma durante la guerra, en los documen-
tos oiciales de la organizacin, por supuesto que ste sealamiento antes de
los Acuerdos de Paz no lo habran hecho. Luego su estrategia fue la creacin
de la Secretara de la Mujer, con el objetivo de fortalecer su posicin dentro
del partido.
Mara Candelaria Navas
222
Con su creacin (1993), se aprob que en su constitucin estaran mujeres
representantes de los cinco grupos que integraban el FMLN, situacin que en
algunos momentos afect el buen funcionamiento, dada la pugna interna en
la que se sumi el frente, ya que eran aos de mucha agitacin. Entre 1993
y 1995 la Secretara se limit a luchar por los intereses prcticos de gnero
y no por los estratgicos, no fue sino hasta 1995 que se logr la cuota del
30% de mujeres en los cargos y en la participacin para lograr cargos de
eleccin popular. Segn entrevista realizada a una miembra de la Secretara
de la Mujer del FMLN: Las mujeres haban logrado que en el reglamento
para la eleccin de los candidatos de eleccin popular, se estatuyera que de-
ban votar por las mujeres militantes por lo menos en un 30% para lograr la
meta; realizamos acciones de concientizacin para motivar el voto por las
mujeres
56
. Segn datos de la Secretara las mujeres miembras de dicho par-
tido constituyen el 35%.
A manera de eplogo se puede sealar que las mujeres salvadoreas ya sea
como militantes del partido o como asociadas de las nacientes organizacio-
nes, surgidas antes y despus de los Acuerdos de Paz, comenzaron una fun-
cin signiicativa dentro de la izquierda revolucionaria que ha impactado a
la sociedad salvadorea en los cambios sociopolticos y jurdicos a partir de
la incorporacin de la perspectiva de gnero en sus mltiples quehaceres y
facetas. Se puede mencionar algunos factores que contribuyeron a su surgi-
miento y posterior fortalecimiento:
1. Las mltiples funciones que las mujeres desempearon durante la guerra,
en la guerrilla y en las organizaciones que desde la sociedad civil apoyaron
el proyecto contra hegemnico. 1970-1992.
2. La experiencia organizativa histrica de las mujeres salvadoreas desde la
creacin de Fraternidad de Mujeres 1956.
3. Las experiencias individuales de mujeres que apoyaron los cambios desde
diferentes espacios de accin social.
4. El peso del apoyo internacional y del movimiento feminista internacional
y regional, a favor de los derechos de las mujeres.
5. La eicacia de las estrategias que perseguan las militantes tanto partida-
rias como feministas.
56 Entrevista a Licenciada Rina Clar Salinas, miembra de la Secretara de la Mujer del FMLN. Realiza-
da en Abril de 2007.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
223
4.3. IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe
Durante 1993 el movimiento de mujeres se desarrolla y airma su carcter
de lucha por los derechos de las mujeres y feminista, perilndose como el
movimiento social ms organizado y dinmico de la postguerra, con dos pro-
yectos unitarios. El primer proyecto, por orden cronolgico, est vinculado
al movimiento feminista del continente: se trata de preparar el VI Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe previsto para noviembre de 1993.

Son los albores y muchas mujeres no saban exactamente el signiicado de
la palabra feminista, especialmente en un ambiente patriarcal y machista
donde durante y despus de la guerra, se deca que era: un peligroso
movimiento extranjero, pequeo burgus, antihombres, que divida la
lucha y a las familias. Muchas mujeres expresaron que, si pudieron con la
guerra, podran aprender el feminismo. Estaba a disposicin del movimiento
la experiencia de las exiliadas en Costa Rica, Nicaragua pero especialmente
en Mxico, quienes respaldaron las actividades de difusin, capacitacin
y promocin del feminismo. Tambin un grupo de extranjeras se ofrecen
para compartir su experiencia; por ejemplo, dos capacitadoras respaldadas
por uno de los ms antiguos grupos feministas mexicanos: el Centro para
la Comunicacin, Intercambio y Desarrollo Humanos en Amrica Latina
CIDHAL, se trasladaron a vivir a El Salvador.
Las organizadoras expresaron:
Cuando en la plenaria inal de San Bernardo (V Encuentro, realizado en Argentina)
aceptamos ser sede del prximo Encuentro, fuimos conscientes de la complejidad
del compromiso: tenamos en Centro Amrica un feminismo naciente, con distin-
tos niveles de desarrollo, diversas experiencias de construccin en cada pas, gran
distanciamiento del resto del movimiento feminista latinoamericano y del Caribe,
falta de vnculos entre las feministas centroamericanas y las propias limitaciones
de vivir en pases pequeos y pobres (Memorias VI Encuentro, 1993: 15).
Pero quizs nunca se imaginaron que su realizacin estara precedida por
una campaa de difamacin misgina y lesbofbica, la cual arranca en sep-
tiembre de 1993, cuando aparecieron en la televisin nacional spots en los
que hablaban de un encuentro de homosexuales y lesbianas preparado por
el FMLN, para degradar la moral y la cultura salvadorea, a quienes no les
haba bastado con destruir el pas sino que ahora venan a destruir los valo-
Mara Candelaria Navas
224
res y traan el SIDA. Asimismo, el 29 de octubre, en el aeropuerto de El Sal-
vador, fueron detenidas 70 mujeres que venan al VI Encuentro (procedentes
de diversas latitudes), accin llevada a cabo por orden presidencial y se les
incautaron sus pasaportes.
Las diicultades fueron superadas y 1200 mujeres se dieron cita en la playa
Costa del Sol del 30 de octubre al 5 de noviembre, para lograr el cumplimien-
to del objetivo:
Avanzar en la construccin de la fuerza poltica feminista y de su capacidad pro-
positiva que fortalezca el carcter subversivo del feminismo en todos los espacios
de la vida; asumiendo las coincidencias y diferencias dentro de la diversidad, y la
pluralidad como fuente de riqueza.
Para las salvadoreas era crucial, en ese momento, aunar esfuerzos, tambin,
para clariicar an ms la cuestin de la autonoma de los espacios feminis-
tas y del movimiento de mujeres en relacin a los partidos.
La situacin antes planteada se refuerza en la siguiente cita:
Este encuentro, a diferencia de otros anteriores, tuvo como teln de fondo la in-
terrogante de si el feminismo salvadoreo ofreca garanta de solidez terica y de
autonoma, la eicaz respuesta del Comit Organizador a la campaa de difamacin
desatada por los medios derechistas salvadoreos y la decisin, casi unnime, de
mantener las fechas y la sede del encuentro, fueron muestras de la irmeza con que
las organizadoras asumieron el compromiso de realizarlo (Murguialday y Vsquez,
1993: 179).
Las visitantes provenientes de toda Amrica Latina y el Caribe encuentran en
El Salvador un incipiente feminismo, sus jvenes perspectivas se asemejan
a las grandes tendencias del feminismo latinoamericano. Temas como: rela-
cin movimiento feminista y partidos; liderazgos colectivos e individuales;
violencia contra la mujer y racismo; ecofeminismo; derechos reproductivos;
diversidad sexual, entre otros, nutren a las vidas salvadoreas presentes,
conscientes de que El trabajo que realizamos las feministas presenta gran-
des diicultades derivadas de un pas que recin est saliendo de una guerra
que dur una dcada (Memorias del VI Encuentro,1993: 134).

Y el sueo que alguien so, se realiz...
y no morimos en el intento...
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
225
por eso y en honor a la diversidad...
caminamos hacia el VII Encuentro
para reeditar nuestros sueos, deseos y locuras...
Hasta entonces. (Idem: 213).
4.3.1. Mujeres 94
La segunda gran iniciativa del movimiento de mujeres, que ms bien respon-
de a las preocupaciones directamente vinculadas a la coyuntura nacional, es:
Mujeres 94. El objetivo fue elaborar una plataforma de mujeres para enfren-
tar las elecciones de 1994, en donde por primera vez el FMLN participa como
partido poltico. Constituy un esfuerzo unitario del conjunto de las orga-
nizaciones de mujeres existentes hasta ese momento. Es considerado como
un espacio de coordinacin que a travs de foros y consultas construye una
propuesta programtica y de lucha reivindicativa para las mujeres salvado-
reas. Para diferentes analistas fue la experiencia ms amplia y diversa de
coordinacin de mujeres, con mayor capacidad de coordinacin estratgica,
de alcance, proyeccin y contenido de las demandas, y de mayor incidencia y
presencia pblica en una coyuntura concreta como fue la etapa pre y electo-
ral durante 1993 y 1994 (Herrera, 1998: 259).
La Plataforma es fruto de amplias consultas con mujeres de diferentes sec-
tores y es presentada pblicamente en septiembre de 1993, all estn re-
presentados los intereses prcticos y estratgicos de campesinas, obreras,
trabajadoras domsticas, privadas de libertad y prostitutas. La Plataforma
combina reivindicaciones econmicas clsicas del movimiento de mujeres
como salud, trabajo y legislacin con demandas claramente feministas, tales
como la despenalizacin del aborto y el respeto a las diferentes preferencias
sexuales. Se incluyen talleres de autodefensa para las jvenes escolares.
Mujeres 94 argumenta que las mujeres constituyen ms de la mitad de la
poblacin por lo que exige para las mujeres el 51% de puestos de responsa-
bilidad y poder en todos los niveles. Usa dos estrategias. Una tiene que ver
con la sensibilizacin y desarrollo de la conciencia poltica de las mujeres
lanzando una campaa para que se inscriban en las listas electorales y pu-
blica una versin popular, ilustrada de la Plataforma. La otra tiene que ver
con el trabajo de cabildeo con los partidos polticos inscritos en la contienda
electoral, realizan foros con los candidatos para que expresen sus opiniones
sobre los planteamientos del documento. Tambin convocan a una marcha
Mara Candelaria Navas
226
con la asistencia de aproximadamente 5,000 mujeres para realizar el lanza-
miento pblico de la Plataforma.
Este espacio tiene una duracin aproximada de un ao, pero sus logros son
histricos. Por ejemplo: fue el nico movimiento social que prepar una ver-
dadera plataforma en las llamadas elecciones del siglo
57
. Las mujeres son
las nicas en realizar un ejercicio ciudadano: analizar todas las plataformas
de los partidos (Partido Demcrata Cristiano, FMLN, ARENA, Convergencia
Democrtica, Partido de Conciliacin Nacional) y compararlas con sus pro-
pias reivindicaciones; el documento Mujeres 94 es elaborado con antelacin
y presentado por el movimiento de mujeres en su conjunto como una fuerza
social, adelantndose a las propuestas partidarias.
Deinitivamente se presenta como una nueva forma de hacer poltica en el
pas como movimiento de mujeres, original y creativo, se coloca a la cabeza
de la nueva sociedad civil que reivindica nuevos espacios de participacin
en la post-guerra; tambin presenta demandas novedosas que pasaban des-
apercibidas. Durante la guerra lo que se buscaba era la toma del poder con
la consigna Queremos el poder del Estado bajo la alianza obrero campesina,
con hegemona proletaria. Mujeres 94 hace suya la consigna: Una nueva
mujer, un nuevo poder, lema que le dio vida al Primer Encuentro de Mujeres
Centroamericanas, realizado en Nicaragua en marzo de 1992.
Qu implica este nuevo poder? El prembulo de la Plataforma de Mujeres
94, lo explica:
el tipo de poder que hemos conocido, ejercido desde arriba, sinnimo de sumi-
sin, un poder exclusivo y excluyente, que responde a intereses de clase, margina-
liz a la mayora y especialmente a las mujeres. El tipo de poder que necesitamos
es un poder nuevo, participativo y representativo de la diversidad, democrtico,
descentralizado y basado en el consenso(Mujeres 94, 1993).
As ponen en el tapete de la discusin los temas y espacios donde quieren
ejercer el poder: en la vida cotidiana, en las instancias donde se toman las
decisiones. As la sobrevivencia material de las mujeres y sus familias ocupa
un lugar importante, junto con temas como la violencia domstica, la irres-
ponsabilidad paterna, entre otros. En ese marco surge un grupo de mujeres,
57 Elecciones del siglo es el nombre con el que se denomin el evento electoral de 1994, debido a
su trascendencia ya que fueron las primeras elecciones despus de la guerra.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
227
Mujeres Demandantes, que hacen ila en la Procuradura General de la Rep-
blica solicitando la cuota alimenticia que sus exmaridos deben darles para
sus hijos.
La Plataforma tambin exige, por ejemplo, espacios especicos para denun-
ciar las violaciones y la violencia hacia las mujeres, reclama lneas telefnicas
de emergencia, tribunales competentes y la posibilidad de que las mujeres
maltratadas puedan seguir viviendo en sus casas, siendo protegidas de un
compaero violento.
Las DIGNAS inician un trabajo nuevo que vincula poder, autoestima y re-
lexin sobre la subjetividad femenina, tambin promueven grupos de tera-
pia basados en el principio de autoayuda, dirigidos a excombatientes y otras
militantes revolucionarias quienes pasan problemas en su proceso de rein-
sercin. Hay valoraciones sobre el trabajo domstico bajo el anlisis de la
divisin genrica del trabajo. En in, es un paso hacia delante para continuar
el proceso de concientizacin e informacin sobre la perspectiva de gnero
y el movimiento feminista, bases fundamentales del movimiento de mujeres
salvadoreas.
Objetivo de la Plataforma Mujeres 94
Elaborar una plataforma reivindicativa comn a ser negociada con la clase
poltica. Creacin espacio Mujeres 94 que elabor la Plataforma de Mujeres
Salvadoreas.
Contenidos importantes
1. Alto al maltrato, incesto, violacin y hostigamiento sexual.
2. Tierra, crdito y asistencia tcnica para mujeres.
3. Vivienda digna y propia para las mujeres.
4. Capacitacin Laboral y ms puestos de trabajo e igualdad de salario.
5. Alto al aumento en el costo de la canasta bsica.
6. Igualdad de oportunidades para las nias en la escuela.
7. Atencin integral para las mujeres en ms y mejores hospitales.
8. Educacin sexual integral y sin prejuicios.
9. Maternidad libre y voluntaria.
10. Paternidad responsable y aumento en las cuotas alimenticias.
11. Respeto al medio ambiente y mejorar calidad de vida para las mujeres.
Mara Candelaria Navas
228
12. Polticas de desarrollo que cubran las necesidades de las mujeres.
13. Leyes que no discriminen a las mujeres.
14. 50% de los puestos de poder para las mujeres.
Como resultado de esta iniciativa las militantes del FMLN negociaron refor-
mas de estatutos del partido en torno a la representacin y otros temas, lo-
grando el 35% de representacin de las mujeres en todos los puestos de de-
cisin interna y popular. En el plan de gobierno se incluy algunas medidas
de la plataforma (Cansino, 2001: 27)
Desafortunadamente no se estructuraron mecanismos de seguimiento que
permitieran monitorear los compromisos adoptados.
4.3.2. Acciones Beijing 95
La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing, China en
1995
58
, contribuy de manera sustantiva en la consolidacin del Movimiento
de Mujeres en El Salvador, por dos razones: una fue que el cumplimiento y
la ejecucin del Plan de Accin de Beijing en El Salvador involucr al Estado,
dado que adquiri dicho compromiso, como tal, en la Conferencia; por otro
lado contribuy al encuentro de la organizaciones de mujeres, para preparar
su participacin y posteriormente para vigilar el iel cumplimiento de los
compromisos adquiridos por el gobierno en turno.
Resultado de la Primera Conferencia Mundial del Ao Internacional de la
Mujer, en 1975, fue el Plan de Accin Mundial para el Decenio de la Mujer
(1975-1985), una de las recomendaciones de dicho Plan fue el estableci-
miento de mecanismos tendientes a promover la integracin y participacin
de la mujer en el desarrollo, tales como la creacin de Comisiones Naciona-
les, Oicinas de la Mujer y otras entidades responsables.
En 1982, la Comisin Interamericana de Mujeres (CIM), un organismo es-
pecializado de la Organizacin de Estados Americanos (OEA), resolvi reco-
mendar a los gobiernos que se creara o fortaleciera la Oicina de la Mujer en
los Estados miembros, especialmente en aquellos pases que carecieran de
58 Le antecedieron: la Conferencia Mundial del Ao Internacional de la Mujer (Mxico: 1975); Confe-
rencia de la ONU de la Media Dcada para la Mujer 1975-1995 (Copenhague, Dinamarca: 1980);
Tercera Conferencia Mundial de la Mujer (Kenia, Nairobi: 1985).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
229
infraestructura administrativa, para la realizacin de acciones que contribu-
yeran a lograr la plena integracin de las mujeres, en el proceso de desarrollo
econmico y social de los pases.
Es as como se crea la Oicina de la Mujer en 1983, como iniciativa de la Dra.
Dina Castro de Callejas, delegada titular para El Salvador en la CIM quien
tambin ejerca el cargo de Procuradora General de la Repblica. En el pe-
rodo de 1983-1985 la Oicina de la Mujer fue ubicada como una dependen-
cia de la Procuradura General de la Repblica; de 1986 a 1988 fue ubicada
como dependencia del Ministerio de Cultura y Comunicaciones; y de 1988
hasta inales de 1994 fue una dependencia del Ministerio de Educacin. Es
de hacer notar que la Oicina de la Mujer fue siempre una sub-dependencia
de algn ministerio o institucin gubernamental, tuvo siempre un escaso
presupuesto y poco personal, lo cual se constituy en la principal limitante
para que su labor, se pudiera difundir con mayor cobertura e incidir en ms
espacios de la sociedad. Fue cerrada en 1995.
La III Conferencia Mundial de la Dcada de la Mujer: Igualdad, Desarrollo y
Paz, realizada en Nairobi, Kenia, en 1985, incluy en la agenda tres temas
adicionales: educacin, empleo y salud. El documento adoptado en esta Con-
ferencia Mundial tuvo como fundamentacin la Convencin sobre todas las
formas de discriminacin contra la Mujer, ms conocida como la CEDAW,
que fue aprobada por las Naciones Unidas en 1979. En El Salvador, dicha
Convencin fue ratiicada por la Junta Revolucionaria de Gobierno en mayo
de 1981, por el Decreto 705 y entr en vigor como Ley nacional en agosto
de 1981. Sin embargo, hasta ahora (2007), el gobierno no ha aprobado el
Protocolo Facultativo de la CEDAW, que permitira la aplicacin inmediata
de la CEDAW.
Con base en este documento adoptado en Nairobi, conocido como Las es-
trategias de Nairobi orientadas al desarrollo de la Mujer, el gobierno de El
Salvador se comprometa a reformar la legislacin, al igual que el resto de
pases signatarios, para lo cual se cre el Comit de Naciones Unidas que se
encarga de velar por su cumplimiento en los diferentes gobiernos, al cual el
gobierno tiene la obligacin de informar sobre los avances.
Al mismo tiempo que se realizaba la Conferencia Mundial, tuvo lugar el FORO
de ONG paralelo, donde se abordaron otros temas aparte de los oiciales, ta-
Mara Candelaria Navas
230
les como: la esclavitud sexual femenina, feminismo, el salario por el trabajo
domstico y otros. Este FORO contribuy al crecimiento del movimiento in-
ternacional de mujeres y al desarrollo de nuevas redes a nivel mundial. El
Movimiento de Mujeres salvadoreo se hizo presente en el evento.
Estas Conferencias mundiales no estaban en la agenda del Estado salvado-
reo, ya que su principal prioridad en ese momento era la guerra de con-
tra-insurgencia de baja intensidad. Es en este perodo cuando la conduccin
poltica del Estado pasa a manos de civiles (el Ing. Jos Napolen Duarte,
lder histrico del Partido Demcrata Cristiano, gan la presidencia de la Re-
pblica en las elecciones de 1981) como forma de legitimacin de la poltica
contrainsurgente.

La coyuntura internacional se presenta favorable para el movimiento de mu-
jeres salvadoreo ya que la preparacin de la IV Conferencia Mundial sobre
la Mujer a realizarse en septiembre de 1995, les permite participar en los
preparativos centroamericanos y latinoamericanos. En El Salvador se elabo-
raron dos informes sobre la situacin de las salvadoreas: el del movimiento
de mujeres y el del gobierno, pese a los esfuerzos de la cooperacin interna-
cional para que la delegacin gubernamental y las organizaciones de muje-
res elaboraran una propuesta conjunta.
La siguiente cita presenta un panorama de cmo haban proliferado las orga-
nizaciones de mujeres en El Salvador en ese momento:
Para 1994 existan 150 organizaciones de mujeres registradas. Ello ha llevado a que
se hagan esfuerzos por caracterizar al movimiento de mujeres, aunque todava no
existe consenso respecto a ello. LAS DIGNAS (1993) sealan que ste est compues-
to por cuatro vertientes (no excluyentes entre s): las movilizaciones femeninas
centradas en la lucha por la sobrevivencia y por el acceso a los servicios colectivos;
las movilizaciones a favor de los derechos humanos, contra la represin poltica y
por la paz; los espacios de mujeres en las organizaciones tradicionales de la accin
social y poltica; y los espacios feministas (Domnguez, 1995: 75).
Aunado a lo anterior, desde mediados de la dcada de los noventa, fue evi-
dente el papel del Estado salvadoreo en cuanto a facilitar la instauracin
del modelo neoliberal, cuyas consecuencias en el desarrollo socio econmico
han sido de mayor exclusin. Uno de los aspectos relevantes se reiere el alto
peril empresarial en el quehacer poltico partidario y, concretamente, en la
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
231
administracin pblica y, por lo tanto, en las prioridades de las gestiones
gubernamentales.
La estrategia de modernizacin del Estado ha sido uno de los componentes
esenciales de los programas de asistencia inanciera impulsados por los or-
ganismos inancieros internacionales en El Salvador, desde principios de los
noventa y, dentro de ella, ha tenido especial prioridad el achicamiento pro-
gresivo del aparato estatal.
En este contexto, sin embargo, se crea a nivel internacional una exigencia
fuerte e insistente as como paradjica, respecto a las tendencias mencio-
nadas, relativa al fortalecimiento de la accin del Estado en materia del ade-
lanto de las mujeres y la realizacin de sus demandas desde el poder pblico.
De ah que:
En la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, en 1995, se demanda de los go-
biernos la creacin de un mecanismo institucional dirigido al desarrollo de las mu-
jeres, desde las ms altas instancias gubernamentales, con responsabilidad minis-
terial, capacidad ejecutiva y profesional, decisin poltica y presupuesto suiciente,
as como personal formado en la perspectiva de gnero (IMU, 2004: 10).
El Movimiento de Mujeres, en el pas, haba sido reticente, aptico y hasta
haba rechazado la relacin con una instancia estatal dirigida hacia las muje-
res; con la creacin del Instituto Salvadoreo para el Desarrollo de la Mujer
ISDEMU en 1996, esta situacin comenz a romperse ya que el manda-
to de poner en prctica los compromisos establecidos en el Plan de Accin
Mundial PMA emanado de Beijn recayeron en el ISDEMU, de donde se
deduce que stos fueron el punto de partida para la elaboracin de la Poltica
Nacional de la Mujer PNM.
Es considerado un hecho de trascendencia poltica y de los logros ms tras-
cendentales alcanzado por el movimiento de mujeres en El Salvador, la ela-
boracin y posterior aprobacin de la PNM correspondientes al perodo
presidencial: 1997-2000. La Poltica fue producto de la construccin demo-
crtica de un mecanismo de accin y de una poltica pblica especicamente
dirigida a las mujeres.
Esa coyuntura fue un importante momento de acopio del desarrollo del
movimiento de mujeres respecto a s mismo, tanto en las capacidades or-
Mara Candelaria Navas
232
ganizativas como en la construccin de una fuerza colectiva y uniicada sin
precedentes, tanto a nivel nacional como internacional, alrededor de las ne-
cesidades e intereses propios de las mujeres. A nivel internacional en la lnea
de las organizaciones sociales y de mujeres del mundo que dieron relevancia
en Beijn a su accionar reivindicativo y que incluyeron entre sus principales
objetivos: monitorear, dar seguimiento e inluenciar las polticas diseadas.
Y, inalmente, cabe destacar que la suma de estas actuaciones novedosas, ya
que eran experiencias recientes, permiti al movimiento de mujeres apro-
piarse de un evento internacional que termin siendo favorable a sus reivin-
dicaciones de gnero. Sumado a lo anterior, tambin el movimiento de muje-
res jug un papel protagnico que ningn otro sector social haba tenido en
la transicin postconlicto.
Durante los siguientes cinco aos aproximadamente (1996-2000) el Movi-
miento de Mujeres girar alrededor del monitoreo, seguimiento e incidencia
hacia el Estado del Plan de Accin de Beijn y tambin darn sus aportes a la
divulgacin, capacitacin y seguimiento desde sus respectivas reas geogr-
icas de trabajo y de accin del Plan de Accin. De la Poltica Nacional de la
Mujer, ejecutada por el ISDEMU.
4.4. Concertacin Feminista Prudencia Ayala CFPA
El Movimiento de Mujeres en El
Salvador tiene en su historial dife-
rentes esfuerzos o intentos de unir
fuerzas para concertar acciones;
unos emeros o coyunturales, y
otros, de trascendencia y perma-
nencia en el tiempo, con cierto im-
pacto nacional. La Concertacin Fe-
minista Prudencia Ayala constituye
una de las iniciativas ms recientes.
Antes de su anlisis, se darn sus antecedentes principales.
En 1986 se fund la Coordinadora Nacional de Mujeres Salvadoreas CO-
NAMUS que aglutinaba en sus inicios grupos y asociaciones de mujeres co-
munales. Dos aos despus, en 1988, se cre la Coordinadora de Organismos
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
233
de Mujeres COM que estuvo integrada por CONAMUS, AMS, MSM, ADEMU-
SA, ORMUSA y LAS DIGNAS. Surge como parte de las iniciativas que funcio-
naron por algn tiempo a nivel nacional del Comit Permanente del Debate
Nacional por la Paz CPDN, instancia amplia que aglutin a organizaciones
populares que representaban a diferentes sectores sociales y que jug un
papel importante presionando al gobierno para la apertura del proceso de
dilogo y el establecimiento de la negociacin.
La COM es la instancia nacional que form parte de la Asamblea de Mujeres
Centroamericanas por la Paz, iniciativa que convoca desde las mujeres a pre-
sionar por el proceso abierto desde el Acuerdo de los presidentes de Centro-
amrica, que determina un giro decisivo hacia los procesos de negociacin
y salida de los conlictos armados en la regin centroamericana, conocido
como Esquipulas II.
Fue la COM quien en su nacimiento integr organizaciones previamente
constituidas con ciertas ainidades polticas de izquierda. Este peril se fue
modiicando, probablemente inluido por sus organizaciones integrantes
que fueron, en la marcha, redeiniendo sus alianzas y coordinaciones con los
partidos y con otras instancias del movimiento social. A inicios de los aos
noventas su accionar se caracteriz por ser una instancia de colaboracin
entre sus integrantes, apoyo, coordinacin de acciones polticas y de gestin
y ejecucin conjunta de proyectos. En la actualidad dicha caracterizacin ya
no corresponde, pues dej de ser la instancia aglutinadora para convertirse
en una ONG de desarrollo en 1998.
La Concertacin de Mujeres por la paz, la dignidad y la igualdad, surgi en
1991, a partir de una iniciativa de las mujeres que participaron, por prime-
ra vez, en el V Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado
en Argentina. En una bsqueda de deiniciones feministas se plantean como
instancia de coordinacin autnoma respecto de los partidos polticos.
Aglutin por tres aos a ms de veinte organizaciones y grupos feministas y de
mujeres, as como a mujeres individuales. Presenta un proceso de integracin ms
abierto, por ejemplo, se poda formar parte de la instancia en representacin de un
grupo o sin l, lo cual abra la posibilidad a feministas que hasta ese momento no
pertenecan a ninguna organizacin, sin embargo, ese carcter abierto se vuelve
amorfo y sin estructuras, lo que repercuta en algunos momentos en poca efectivi-
dad para organizar acciones (Herrera, 1998: 258).
Mara Candelaria Navas
234
Pese a lo anterior, la Concertacin incentiv la realizacin del Primero y el
Segundo Encuentro Nacional de Mujeres en febrero de 1992 y julio de 1993,
respectivamente. Sus principales logros fueron:
a. Introducir a las salvadoreas en los debates feministas regionales, al cons-
tituirse en el espacio nacional de preparacin y realizacin del primer En-
cuentro Centroamericano de Mujeres, realizado en Montelimar, Nicaragua
en marzo de 1992, que fue el prembulo de la realizacin del VI Encuentro
Feminista Latinoamericano y del Caribe.
b. Estas actividades constituyeron para las salvadoreas un primer acerca-
miento entre organizaciones de mujeres existentes hasta ese momento
en el pas y la oportunidad de encontrarse en discusiones feministas ms
amplias, as como la discusin sobre construccin de la diversidad del mo-
vimiento de mujeres...
c. La Concertacin realiza una primera convocatoria para la construccin de
una plataforma de mujeres en ocasin de las elecciones de 1994.
La Red por la Unidad y el Desarrollo de las Mujeres Salvadoreas, creada a
instancias de la cooperacin del gobierno de Italia, por medio del Progra-
ma Regional de los Refugiados PRODERE lleg a aglutinar alrededor de
diez organismos relacionados con el trabajo con y para mujeres, a quienes
apoyaron en el rea de capacitacin tcnica y de incidencia en el tema de la
violencia hacia las mujeres. Pero bsicamente fue un espacio que favoreci
la formacin y las discusiones en perspectiva de gnero y feminismo. Con
temas sugestivos para la realizacin de los foros como:
Celebrar y relexionar sobre...nuestro potencial como movimiento; Relaciones del
Movimiento de Mujeres y el Estado; Reconocernos como somos: identidades dentro
del Movimiento; La interlocucin entre nosotras: dilogo interno en el Movimiento
de Mujeres (Red de Mujeres, 1997: 32)
59
.
Las relexiones en ese momento eran de contenido ilosico y feminista, por
ejemplo, Mercedes Caas airma:
Creo que un problema fundamental que tenemos es el olvido, la falta de memoria.
Yo creo que la falta de memoria tiene que ver tambin con la falta de identidad, a
qu aspiramos en realidad las feministas. Yo lo que quisiera es que no llegramos
un da, ninguna de nosotras a decir lo que dijo el mejicano Jos Emilio Pacheco:
ya somos todo aquello contra lo que luchamos hace veinte aos, espero que
59 Red de Mujeres por la Unidad y el Desarrollo, Memorias. Marzo de 1997; Mayo de 1997; Noviem-
bre 1997; Enero de 1998.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
235
nunca nos convirtamos en lo que no queramos, en lo que nos inspir la rebelda...
si tenemos mala memoria, slo le sirve al sistema, al poder (Idem, marzo 1997: 3).
En las Memorias de la Red encontramos un panorama general de las inquie-
tudes de las integrantes de las organizaciones de mujeres y de mujeres inde-
pendientes, que se relacionan directamente con los componentes centrales
del Movimiento como la Identidad; aspecto al que hace referencia la cita an-
terior. Tambin estn frescas las heridas de la guerra y hay especial inters
por dar cuerpo a la sociedad civil en cuanto a su institucionalidad, por un
lado, y por el otro, cmo insertarse individualmente y como grupos en el
naciente movimiento social, las preocupaciones se pueden ver relejadas en
la cita que sigue:
Si queremos construir una fuerza poltica organizada de mujeres que se declare a
favor de la lucha feminista, dice Deysi Cheyne, lo primero que debemos hacer es
construirla fuera de las instituciones donde laboramos. Esto no quiere decir que
no utilicemos nuestras instituciones, sus recursos y medios a favor de impulsar la
lucha feminista. Pero un movimiento feminista organizado debe crearse con la mi-
litancia personal de las que estn dispuestas a trabajar por la agenda feminista... La
militancia feminista tiene que ser voluntaria, consciente... mujeres que se pongan
de acuerdo en una agenda comn y se genere un espacio de debate respetuoso,
de construccin colectiva de pensamiento feminista propio salvadoreo, que sirva
para la movilizacin y organizacin de las mujeres (Idem, mayo 1997: 9).
Otros temas de ese momento eran por ejemplo: el conlicto entre ONG-
organizacin, u ONG-movimiento; Estado y Movimiento. Para entonces se
deca:
Veo al Estado como algo estructural y funcional donde est enquistado el patriar-
cado y de donde se nos jode (molesta) a todas las mujeres. Con lo jurdico, con
representaciones sociales, etc. eso es lo que nos tiene jodidas, entonces hay que
acercarse ah y ver cmo vamos incidiendo y cmo vamos transformando (Idem:
12).
En ese momento apenas han transcurrido 5 aos desde la irma de los Acuer-
dos y ya hay signos de acercamiento al Estado. Probablemente fue el Movi-
miento de Mujeres uno de los primeros en romper el bloqueo histrico entre
movimiento social y estado, que durante muchos aos fue de oposicin radi-
cal y dentro del movimiento; solamente algunas organizaciones de mujeres
estaban abiertas a dar ese paso.
Mara Candelaria Navas
236
Resulta ilustrativo para ampliar el punto anterior referirnos a las relexiones
que Liza Domnguez presenta sobre la actitud de confrontacin del movi-
miento de mujeres frente al Estado,
ste no se da porque el Estado sea de carcter patriarcal, sino porque el anlisis
que se haca desde la izquierda era nicamente del Estado como articulador de in-
tereses clasistas, se viva un momento de izquierdas y ello ha inluido en las posi-
ciones polticas del movimiento frente al Estado (Domnguez, 1995: 80).
Actualmente, airma, se viven momentos liberales que incluyen la moder-
nizacin del Estado. Para el movimiento de mujeres contina siendo un reto,
accionar en un momento de liberalismo, en cuyo discurso el Estado se pre-
senta como un rbitro en la solucin de conlictos y en la prctica se desen-
tiende de sus responsabilidades sociales. El movimiento de mujeres ha sabi-
do tener presente qu implican esos momentos liberales para las mujeres y
cules son los espacios en que pueden participar.
Precisamente este acercamiento se intensiica cuando el movimiento parti-
cip en el proceso de formulacin de la Poltica Nacional de la Mujer 1997-
1999, en donde no fue fcil introducir la agenda de las mujeres en los temas
que tocan las reivindicaciones estratgicas de gnero y clase, la libre opcin
sexual, la maternidad libre y voluntaria, los derechos laborales de las muje-
res, o una poltica de crdito diferente que la de la banca formal. La diputada
del FMLN Lorena Pea recuerda la coyuntura de la aprobacin de la Ley de
Creacin del Instituto Salvadoreo de la Mujer ISDEMU, en 1996, que es-
tuvo precedida de consultas a las organizaciones de mujeres:
Yo la experiencia ms dura la tuve en el ISDEMU. Nosotras peleamos increblemente
por meter las demandas de las mujeres la ley iba a salir, ellos queran sacarla el 8 de
marzo. Intentamos a tope meter todo lo que se plante en las consultas. Qu pas?
Despus ellos plantearon que no se poda recibir a las mujeres porque iban a ir a
sabotear y la ley tena que salir el da siguiente (Red de Mujeres, marzo 1997: 18).
Despus de aprobada la Ley de creacin del ISDEMU, el siguiente paso era
empujar la formulacin de la Poltica, con la perspectiva de gnero, que so-
lamente el movimiento de mujeres poda garantizar; tambin no podemos
perder de vista algunos elementos que contribuyeron a avanzar en esa lnea:
en primer lugar un ambiente internacional propicio para relanzar las rei-
vindicaciones de las mujeres ligadas a importantes procesos ms globales,
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
237
como el desarrollo humano sostenible, los derechos humanos y el equilibrio
sociodemogrico; cambio en el Gobierno, respecto a sus obligaciones na-
cionales en relacin a las mujeres y un movimiento de mujeres decidido a
constituirse en un referente obligado para el Estado en cualquier decisin y
actuacin relacionada con la situacin de las mujeres salvadoreas.
En 1997 se aprueba la Poltica Nacional de la Mujer PNM 1997-1999 como
un resultado de la conluencia entre las reivindicaciones propias del Movi-
miento de Mujeres y el compromiso que el Estado adquiri con la Platafor-
ma Mundial de Accin. Lo que segn algunos analistas se constituy, en su
momento, En trminos institucionales, es el hecho poltico ms importante
para las mujeres en la administracin pblica (IMU, 2004: 10)
60
. Luego se
formul otra para el perodo 1999-2004 y la ltima que abarca el perodo
2005-2007.
El ISDEMU se rige por una Junta Directiva en donde, por ley, la Presidenta es
la esposa del Presidente en turno; est constituida por los Ministros del rea
social; el movimiento est representado por dos mujeres propietarias y dos
suplentes, en franca minora, cuando de acuerdos trascendentales se trata,
situacin que ha llevado al conjunto de organizaciones a retirarse de dicha
estructura, punto que ha llevado a controversias internas: unas argumentan
que no pueden estar en una Junta Directiva en donde solamente llegan a su-
marse o avalar propuestas gubernamentales, otras, en cambio, opinan que
es importante estar, para dar la lucha desde dentro.
Como se observa, el contexto de las relaciones institucionales de poder con
el movimiento de mujeres no es tarea fcil y adems le sigue siendo adverso
y parece continuar por esa ruta, mientras no se modiiquen los contenidos
de la Ley, en donde el movimiento de mujeres tiene escaso o nulo impacto,
a tal grado que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD,
en su Cuaderno de Equidad de Gnero en El Salvador, de abril de 2004, hace
un vehemente llamado a todos los sectores involucrados a iniciar un dilogo
democrtico y una suerte de concertacin nacional respecto a retomar los
avances irregulares en materia del adelanto de las mujeres en El Salvador,
as como a corregir las acciones insuicientes y enfrentar los puntos pendien-
tes, sobre todo los ms complejos como la salud sexual y reproductiva.
60 IIMU (2004) Evaluacin de las Polcas Pblicas para las Mujeres, 1999-2004. Documento elabora-
do por su autora Nancy Orellana San Salvador, El Salvador, p. 10.
Mara Candelaria Navas
238
El dilema anterior no ha sido resuelto, sigue siendo motivo de discusin, a
veces, hasta de fuertes sealamientos personales como el del enfrentamien-
to que se tuvo en agosto de 2004 en el marco de la reunin de CEPA, prepa-
ratoria de Beijn+ 10, celebrada en Ciudad de Mxico, en la cual la Delegacin
Oicial del ISDEMU, inclua a las dos representantes del Movimiento de Mu-
jeres que no tenan autorizacin para participar en nombre del Movimiento,
haba representantes del movimiento pero en calidad de participantes del
Foro alternativo, de all que los reclamos pblicos no se hicieron esperar.
La Red por la Unidad y el Desarrollo desaparece en 1998, un ao despus,
en 1999, aparece la Concertacin Feminista Prudencia Ayala CFPA como
resultado de la lucha emprendida por las mujeres, en el marco de la campaa
por la participacin poltica llamada Prudencia Ayala
61
, la cual buscaba lle-
var a una mujer, a la Dra. Victoria de Avils como candidata a la presidencia
por parte del FMLN, en 1998. La CFPA nace:
Con el propsito de mantener vivo el ideario feminista bajo las expresiones con-
certadas y de amplia alianza entre las mujeres. En un proceso de complicidad y
tensin, desarrollado en el postconlicto para fortalecer la democratizacin del
pas... contiene la genealoga de los movimientos que proceden del siglo anterior y
de la historia reciente, retoma la historia personal y colectiva de un movimiento de
mujeres feministas, portadoras de esperanzas, y aporta en la lucha por superar la
subordinacin femenina (CFPA, 2003).
Han transcurrido nueve aos de la creacin de la CFPA (1999-2008), perodo
en el cual sus integrantes han experimentado diversas formas de organiza-
cin, articulacin, propuestas, campaas, talleres, asambleas; entre las in-
contables actividades en la bsqueda de una propuesta gil, coherente, que
logre aglutinar y articular las demandas e intereses prcticos y estratgicos
de las 18 organizaciones integrantes y de las cincuenta y dos mujeres, repre-
sentantes de las organizaciones de mujeres, y mixtas y mujeres independien-
tes, que asisten a sus actividades (CFPA, 2006).
En una sntesis apretada se presentan, a continuacin, algunos elementos
que permiten una caracterizacin de la CFPA y de sus proyecciones. Se auto
deinen como un espacio de articulacin del movimiento de mujeres y femi-
nista que impulsa cambios en la vida de las mujeres y en las relaciones de
61 Prudencia Ayala, fue la mujer que en 1930 se auto proclam candidata a la Presidencia de la Rep-
blica, fecha en que las mujeres salvadoreas an no podan ejercer el sufragio.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
239
poder entre los gneros con un ideario feminista, bajo expresiones concerta-
das y de amplia alianza entre mujeres para fortalecer la capacidad individual
y colectiva.
Su estructura organizativa se compone de una asamblea general o grupo am-
pliado de mujeres que se rene cada dos meses; aqu se toman las decisiones
estratgicas. Luego existe un comit de enlace conformado por representan-
tes de cuatro mesas de trabajo. Estas mesas se han establecido en funcin
de la agenda de trabajo y los ejes de accin establecidos por la CFPA, tienen
reuniones peridicas.
Cada mesa atiende un eje temtico, ellos son: Incidencia en polticas Pbli-
cas; Territorial y relaciones; Seguimiento a compromisos internacionales y
de Fortalecimiento. Cada Mesa tiene su respectivo plan de trabajo y accin.
Cabe destacar dos actividades realizadas por la mesa de Incidencia en Polti-
cas pblicas, una es la irma de un protocolo de compromisos entre la CFPA
y las diputadas de la fraccin legislativa del FMLN con el propsito de con-
tribuir al fortalecimiento y ejecucin de una agenda legislativa a favor de los
derechos de las mujeres, a partir de una iniciativa expresada por las diputa-
das para el perodo 2006-2009.
Un objetivo especico de este convenio es impulsar el debate, relexin y
generacin de opinin sobre las propuestas legislativas: la Ley de igualdad
de oportunidades y la Ley de proteccin a vctimas. Ambas iniciativas son
importantes y necesarias y una de ellas, la ley de proteccin a vctimas, pre-
sentada hace aproximadamente cuatro aos, ha estado engavetada sin ser
atendida para su ejecucin.
A continuacin un resumen de las acciones realizadas en 2006.
I. Agenda Legislativa CFPA.
1. Ratiicacin del Protocolo Facultativo de la CEDAW.
2. Aborto teraputico.
3. Ley de Igualdad de Oportunidades.
4. Ley de Proteccin a Vctimas.
5. Cdigo Agrario con Perspectiva de Gnero.
6. Poltica Macro y Micro econmica.
7. Migraciones.
Mara Candelaria Navas
240
8. Presupuesto General de la Nacin Etiquetado.
9. Reformas al Cdigo Penal.
10. Legislacin sobre Niez.
Mecanismos para seguimiento.
1. Mecanismos para la interlocucin con las diputadas.
II: Agenda Judicial CFPA.
1. Violencia Intrafamiliar.
2. Aplicacin de la Legislacin para la discusin del abordo terape-
tico.
3. Cumplimiento de la CEDAW.
2.1. Sobre la propuesta de Ley de Igualdad de Oportunidades y la Ley AFI.
Conformacin comisin de anlisis para diseo de Ley.
Rendicin de cuentas.
Capacitacin: CEDAW, Gnero y legislacin.
Foros, debates y conversatorios en fechas claves (8 de Marzo, 1.
de mayo, 28 de mayo, 21 de junio
62
, 17 de junio, 11 de julio
63
, 23
de julio
64
, 8 de septiembre
65
, 15 de octubre, 25 de noviembre, 10 y
20 diciembre.
Encuentro centroamericano con parlamentarias y mecanismos
nacionales que tiene la Ley de Igualdad de Oportunidades.
Foros y debates para impulsar la aprobacin de la Ley Orgnica de
la Administracin Financiera del Estado.
2. 2. Sobre la Ley de Proteccin Integral a Vctimas de Violencia.
Comisin para que retome la Ley de Proteccin Integral a Vcti-
mas de Violencia, trabajo legislativo.
La CFPA podra convertirse en el espacio de coordinacin idneo del Movi-
miento de Mujeres en El Salvador, ya que tienen claridad de la situacin o
contexto del pas y su compromiso poltico, an cuando todava falta deini-
cin en cuanto a su poltica de alianzas con los partidos, el movimiento social
y deinicin en cuanto a sus relaciones con el Estado, no solamente con el
62 Da de la educacin no sexista.
63 Da Mundial de la Poblacin.
64 Da del trabajo domsco.
65 Da de la Alfabezacin.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
241
ISDEMU, sino tambin a travs de las autoridades locales que no pertenecen
al FMLN.
Para dar un cierre eventual a este apartado se presenta la siguiente cita de
la ponencia de una miembra de la CFPA, en reciente participacin en un foro
gubernamental, en la cual realiza una revisin de la problemtica relacin
entre el movimiento de mujeres y el Estado, desde su creacin, en los si-
guientes trminos:
El actual movimiento de mujeres salvadoreo, integrado por las expresiones ms
diversas de organizaciones, instituciones, grupos de mujeres y mujeres indepen-
dientes, surgi a ines de los aos 80, levantando la bandera del dilogo y la ne-
gociacin y la demanda de que el acuerdo de paz, que se irmara entre las partes
en conlicto incluyera los intereses y las necesidades de las mujeres. Este histrico
pacto, como todas sabemos, no hizo alusin a las mujeres, es decir, a la mayora de
la poblacin que la constituimos.
Debemos decirlo con mucha franqueza en este foro: no hemos encontrado en el apa-
rato gubernamental y en las instancias del Estado, el inters ni la voluntad requeri-
da para hacer de estas problemticas, compromisos claros a favor de las mujeres
vemos que la posibilidad de tomar consensos entre el gobierno y el movimiento de
mujeres est cada vez ms distante por las permanentes coyunturas electorales que
mantienen a la sociedad polarizada y sin estrategias de desarrollo para las grandes
mayoras de nuestro pas (Cheyne, 2007).
En esa participacin tambin se puntean algunos retos de Movimiento, a sa-
ber:
a. Anlisis del tipo de pas que se ha venido estructurando desde la inaliza-
cin de la guerra y del Estado de mercado: Impacto de la dolarizacin y
migraciones en las mujeres.
b. Identiicar estrategias propias, alianzas, metas y objetivos claros y tangibles.
4.5. Las Mujeres Rurales: Su organizacin
66
Es pertinente sealar que el papel de las mujeres rurales en la sociedad sal-
vadorea, ha sido invisibilizado por el MM, tanto que en sus anlisis sobre la
66 El siguiente resumen est basado en las invesgaciones siguientes: Mara Candelaria Navas, Nancy
Orellana y Liza Domnguez: Experiencias Organizavas de las Mujeres Rurales en la transicin
postconicto: 1992-1999, FUNDE-IMU-OXFAM Amrica, Equipo MAIZ, San Salvador, 2000.; Mara
Candelaria Navas Mujer Rural, Acceso a la Tierra y Empoderamiento en El Salvador, FUNDE, Im-
preso por Taller Arte y Vida, San Salvador, 1999.
Mara Candelaria Navas
242
situacin y condicin, as como en las demandas a favor de las mujeres salva-
doreas, aparece de manera muy tmida, su papel en el desarrollo productivo
y reproductivo del pas, por tal razn se ha considerado dedicar un apartado
especial para ellas.
Cuando se inici el inters por los trabajos relacionados con las mujeres en
la agricultura, desde los aos setenta aproximadamente, y durante mucho
tiempo, se utiliz el trmino campesina como una categora amplia, para
designar a las mujeres que vivan en las zonas rurales y que hacan parte de
la produccin agrcola especializada en cultivos tradicionales. Este trmino
marcaba la diferencia con las mujeres urbanas y las asalariadas agrcolas, y
poda designar a diferentes estratos sociales y caractersticas tnicas.
De acuerdo con algunas autoras, la categora mujer campesina no recoga
la diversidad y especiicidad de mujeres, que se podan encontrar en las dife-
rentes tipologas de unidades campesinas, que varios autores desarrollaban
a partir de los anlisis de las relaciones de produccin de las economas cam-
pesinas en Amrica Latina. Se hablaba de la campesina con altos niveles de
homogeneidad y todava no se contaba con las investigaciones necesarias,
para registrar las diferencias al interior de los tipos de unidades productivas.
Situacin vlida para los pases andinos (Colombia, Ecuador y Per) que em-
pezaron el anlisis de las economas campesinas del altiplano y laderas, en
donde resultaba evidente la participacin sistemtica de las mujeres campe-
sinas en la agricultura.
A medida que evolucionaron tanto la capacidad conceptual como la meto-
dolgica para investigar a las mujeres rurales y, especialmente, con la intro-
duccin del enfoque de anlisis por sistemas productivos a nivel micro en
contraste con los grandes modos de produccin, la investigacin sobre las
mujeres rurales fue ganando capacidad para mostrar un mosaico de tipos de
mujeres: la campesina criolla y la campesina indgena; las campesinas en los
sistemas de produccin de papa y maz en las reas andinas; en los sistemas
pecuarios (ganadera lechera y ovina de los pases del sur); las campesinas
de subsistencia y las de aquellas unidades con capacidad de reproduccin y
acumulacin.
En pases como Mxico, Colombia y Chile para citar algunos aparece la
preocupacin por las asalariadas agrcolas, temporales o permanentes, que
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
243
surgieron como un contingente importante de poblacin vinculada al lla-
mado sector capitalista-moderno de la agricultura dedicada a la exporta-
cin.
En el caso de El Salvador, aun cuando no tenemos estudios especicos y a
profundidad del mosaico de mujeres rurales, podramos referirnos a las mu-
jeres de las cooperativas, socias o compaeras de socios de los tres tipos de
cooperativas agrcolas: tradicionales, de la reforma agraria y del programa
de transferencia de tierras; aparceras, estacionales, peonas, etc. De all la im-
portancia de hablar de mujeres del campo o mujeres rurales, como una am-
plia categora que recoge:
a. La pluralidad (el trmino mujer rural es simpliicador en singular);
b. La deinicin de un espacio geogrico opuesto al espacio dominante en
las sociedades semi industriales, industriales y urbanas;
c. La relacin con un medio ambiente que est asociado a recursos naturales
(tierra, agua, bosques, etc.).
Lo anterior obliga a pensar en las mujeres rurales como sujetas que con-
tribuyen de manera permanente, en los diferentes procesos productivos y
sociales, desde diversos grupos sociales, etnias, sistemas de produccin, for-
mas de relacin laboral y nichos agro-ecolgicos.
Al reconocer la heterogeneidad de las mujeres rurales se establece la necesi-
dad de profundizar en las investigaciones orientndolas a estudios de casos
particulares para profundizar en el conocimiento y comprensin de su situa-
cin, problemas y necesidades prcticas e intereses estratgicos, as como de
los elementos condicionantes que intervienen en cada situacin.
Entenderemos por mujeres rurales a aqullas cuya identidad social est
determinada por encontrarse en condiciones de pobreza, con niveles m-
nimos de ingreso, alejadas de los centros comerciales y de poder, ligadas a
fuentes de subsistencia (recursos agropecuarios y pesqueros), tanto para el
autoconsumo como para la venta no mayorista. Por otra parte, su identidad
cultural est condicionada fundamentalmente por: su rol de la maternidad,
en el que engendrar, parir y criar es determinante de su ser mujer (repro-
duccin biolgica y social); una actitud de fatalidad, conformismo y religiosi-
dad en cuanto a su sexualidad y al nmero de hijos e hijas, relacionada con la
tierra (como productora o jornalera); su referente inmediato generalmente
Mara Candelaria Navas
244
es la comunidad; persistencia de mitos y tabes en el ciclo reproductivo, en
las enfermedades, etc.
La FAO en 2003 reporta que la poblacin total de El Salvador es de 6,517,800;
el 41% est constituida por la poblacin rural y el 59% por la urbana. En el
modelo de transicin demogrica, El Salvador se ubica en una segunda eta-
pa, es decir, presenta moderada tasa de mortalidad y alta natalidad (4.95%).

En lo rural el analfabetismo alcanza un 30.3% y en lo urbano el 11.1%; la
escolaridad promedio es de 5.5% y en el rea rural de 3.5%. Del 52 % de mu-
jeres rurales que declaran trabajar, el 20% recibe remuneracin y el restante
52% trabaja sin ella. Las mujeres rurales ocupadas se distribuyen en el sec-
tor comercio y hoteles (35.4%); servicios comunales y personales (26.4%);
seguido de los sectores industrial (23.2%) y agricultura y pesca (13.9%)
(FAO, 2003: 29). La jefatura de hogar femenina ha aumentado pese a que en
las estadsticas se subestima esta informacin, debido a patrones culturales.
Asimismo la migracin interna y externa presenta una tendencia creciente.
Respecto a la organizacin de las mujeres rurales, en el documento Diag-
nstico Situacional y Directorio de la Organizacin de las Mujeres Rurales
realizado en septiembre de 1997, se pudo constatar lo siguiente: (Navas y
Orellana, 1997).
1. Desde el surgimiento de las organizaciones de mujeres (al menos desde
cuando indica la informacin disponible), se puede airmar que stas han
estado compuestas por mujeres de los estratos populares y medios, con
fuerte contenido contra-hegemnico, pero con ausencia de las mujeres ru-
rales.
2. Despus de los Acuerdos de Paz, surgen las organizaciones de mujeres
levantando reivindicaciones especicas de gnero, pero en ellas tambin
han estado ausentes las reivindicaciones propias de las mujeres rurales.
3. El recurso organizativo de las mujeres rurales es inmediato y domstico,
pocas veces extradomstico, sin trascender la esfera local, ya que obst-
culos de carcter estructural e ideolgico cultural les limitan su participa-
cin, an en las organizaciones campesinas mixtas, en donde participan
ms los hombres que las mujeres.
4. Tanto en la participacin de las mujeres en la estructura orgnica, como
en cuanto a tierra, la situacin es desigual para las mujeres. La productora
o trabajadora agrcola es considerada apoyo del hombre.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
245
Asimismo en la investigacin ejecutada por la Fundacin Arias para la Paz
(1998: 10-11), para el caso salvadoreo se concluy que:
- No hay un movimiento de mujeres rurales, ni tampoco una organizacin
nacional que las represente.
- El movimiento de mujeres no ha integrado totalmente las luchas especi-
cas de las mujeres.
- No hay datos sobre mujeres rurales organizadas.
- En las organizaciones mixtas participan ms los hombres que las mujeres
y ms bien las mujeres se sienten representadas por sus esposos o compa-
eros.
- Tanto en la participacin de las mujeres en la estructura orgnica, como
en cuanto a crdito y acceso a la tierra, la situacin es desigual para las
mujeres.
- La productora o trabajadora agrcola es considerada como apoyo del hom-
bre.
Pese a las diicultades de la ausencia de datos y de los obstculos antes men-
cionados, se sabe que las mujeres rurales participan en organizaciones coo-
perativas, federaciones, confederaciones, comits, proyectos y alianzas para
tener acceso a la tierra, al crdito y a la tecnologa, pero no constituyen una
muestra representativa a nivel nacional, y no estn ligadas, de manera direc-
ta, en este momento al movimiento amplio de mujeres.
El mismo estudio encontr que existen alrededor de 13 organizaciones de
mujeres y mixtas, de estas, 10 tienen personera jurdica y su cobertura es a
nivel nacional. Se identiicaron 12 organizaciones que promueven a las mu-
jeres rurales, de ellas solamente dos trabajan directamente con mujeres, el
resto con hombres y mujeres. Se le ha dado importancia a la asistencia tc-
nica, educacin y capacitacin, alternativas de produccin, derechos huma-
nos, organizacin y crditos; solamente una organizacin de las estudiadas
asegur haber partido de las iniciativas de las mujeres, el resto generan sus
acciones desde fuera; en las estructuras de direccin participan mayoritaria-
mente hombres.
En 1999, el Instituto de Investigacin y Capacitacin de la Mujer IMU y la
Fundacin Nacional para el Desarrollo FUNDE patrocinaron la investiga-
cin: Las experiencias organizativas de las mujeres rurales en la transicin
postguerra (1992-1999) (Navas, et.al, 2000). El objetivo de este estudio fue
Mara Candelaria Navas
246
rastrear las experiencias organizativas integradas exclusivamente por muje-
res rurales que se desenvolvieran e incidieran a nivel local; fue restringido a
las comunidades; no pretenda ser un diagnstico, ni un registro exhaustivo
de grupos y organizaciones, que hubieran sido creadas en la fase de transi-
cin postconlicto, o sea, entre 1992 y 1999.
Desde el punto de vista metodolgico para conocer y profundizar sobre la
temtica, se decidi la utilizacin de fuentes primarias que permitieran ob-
tener los datos cualitativos sobre la organizacin de las mujeres rurales, pri-
vilegiando el contacto directo con ellas y su realidad cotidiana. Se presenta
informacin cuantitativa, derivada de la encuesta, con la que se intenta ilus-
trar y sustentar algunas airmaciones.
Se elabor un Mapa en el que se identiicaron 33 experiencias organizativas
de mujeres rurales ubicadas a nivel nacional y se entrevistaron un total de
127 mujeres.
Se buscaba conocer la forma cmo se gestaron las experiencias organizati-
vas desde dentro, as como la incidencia o proyeccin que ha podido tener, a
nivel comunitario, el abordaje metodolgico de esa nica realidad. Se realiz
desde la perspectiva de tres categoras de mujeres organizadas.
a) Liderezas, abarcando a mujeres que desempean cargos dentro de la es-
tructura organizativa o que han destacado en la conduccin de la misma.
b) Mujeres de Base, de la experiencia organizativa, que siendo miembras de
sta al momento de ser entrevistadas no desempean cargos de direc-
cin.
c) Mujeres no organizadas, que viviendo en la misma comunidad no partici-
pan de la experiencia organizativa.
Total de Entrevistadas, por Categoras
Tipologa Total %
Liderezas 49 38
Mujeres de base 43 34
Mujeres no organizadas 35 28
TOTAL 127 100
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
247
Los resultados de la investigacin mostraron que la organizacin de las mu-
jeres rurales, como experiencia organizativa especica, tiene diferentes mo-
mentos, as:
a) Los grupos de mujeres rurales que surgieron durante la guerra son aque-
llos insertos en procesos de repatriacin y repoblacin, pertenecientes a
comunidades identiicadas como de zonas ex-conlictivas. En ellas, usual-
mente, hubo ONG de desarrollo (mixtas) apoyando procesos comunitarios
que, recientemente, han separado la dinmica de las mujeres de la que
lleva el colectivo organizativo en general.
Aqu se ubican grupos de mujeres rurales atendidos por CRIPDES, COR-
DES, FUNDE e IDEA, por ejemplo. Tambin en este perodo surgieron gru-
pos de CONAMUS y la Asociacin Comunal de Mujeres de Morazn que,
aunque son ONG de mujeres, no estn ajenas a las caractersticas de tra-
bajo organizativo ya mencionadas. Igualmente, en este perodo surge la
cooperativa de mujeres pescadoras artesanales Las Gaviotas, que rompe
con este escenario de accin.
67
b) Los grupos de mujeres rurales que surgieron despus de los Acuerdos de
Paz, estn ligados fundamentalmente a la labor organizativa desarrollada
por las ONG de mujeres. Todas ellas, identiicadas en mayor o menor me-
dida con tendencias poltico-partidarias de izquierda, se ubicaron en zo-
nas o comunidades altamente exconlictivas y con mujeres estrechamente
vinculadas a la dinmica poltico-militar. Su trabajo organizativo especi-
co con mujeres (rurales, en este caso) coincide con su esfuerzo iniciado
precisamente despus de terminada la guerra por lograr autonoma or-
ganizativa de las estructuras y lneas estratgicas de carcter partidario
para dedicarse, prioritariamente, a promover iniciativas y fortalecerse
institucionalmente desde las reivindicaciones de gnero ms que de las
de clase.
Aqu se encuentran los grupos de mujeres rurales atendidos por CONA-
MUS, IMU, DIGNAS, MAM y MSM.
c) Los grupos de mujeres rurales que surgieron despus de 1995, pertenecen
principalmente al esfuerzo organizativo que, en esta lnea especica (mu-
jeres), iniciaron estructuras organizativas tradicionalmente masculinas,
como las cooperativas y federaciones/confederaciones de cooperativas.
Se insertan en el boom de iniciativas y inanciamiento de proyectos que
67 Esta cooperava pertenece a una zona que no fue conicva durante la guerra y, prccamente,
nada afectada por ella. Surge, adems, sin vnculos polco-pardarios, siendo parte de una inicia-
va desligada del conicto polco-militar, lo cual la ha hecho permeable y vulnerable.
Mara Candelaria Navas
248
la cooperacin internacional comenz a apoyar, de manera decisiva, entre
los que sobresalieron las temticas de gnero y medio ambiente
68
. De esta
manera, se crearon programas o secretaras de la mujer. Se incluyen aqu
los grupos de mujeres rurales atendidos por FESACORA, la cooperativa
Gusamal y FEDECOOPADES.
Por tratarse de una iniciativa que surgi desde agentes externos, es perti-
nente conocer los argumentos con los que motivaron a las mujeres rurales a
organizarse en sus comunidades. Estos, fundamentalmente, fueron dos:
a) A un 50% de ellas se les invit o convoc para en general trabajar juntas
y apoyarse mutuamente.
b) A poco menos de una cuarta parte, se le invit o convoc motivndole a
travs de expectativas o promesas de responder a sus necesidades y su
situacin material (socioeconmica).
Al respecto, proporcionalmente hablando, no hay diferencia signiicativa en-
tre la motivacin institucional que se les plante a las mujeres afectadas o
vinculadas directamente con el conlicto poltico-militar (tanto a las lidere-
zas como a las de base)
69
y a las que no lo estuvieron. Igualmente, a ambos
argumentos recurrieron los diferentes agentes externos.
Un dato interesante es que una cuarta parte de las mujeres de base entre-
vistadas, no tuvo como intermediaria motivacin institucional alguna, sino
que particip de la organizacin de mujeres de su comunidad por inters y
disponibilidad propios, pues no la convocaron, ni la invitaron y mucho me-
nos le ofrecieron nada, pero se dio cuenta de la iniciativa y se acerc a ella.
Tambin hubo casos en que una capacitacin fue suiciente para motivarlas
a participar.
Sin embargo, al ahondar en el funcionamiento y desenvolvimiento de las or-
ganizaciones de mujeres rurales estudiadas, se percibe una realidad orga-
nizativa que no est lo suicientemente consolidada como para trascender
a una etapa de expansin. Por el contrario, los indicios de lo endeble que
68 Incluso, al cuesonar a algunas de las entrevistadas sobre la iniciava para formar la organizacin
de mujeres en su comunidad/cooperava, expresaron, claramente, que sta haba provenido de
una agencia donante de Austria.
69 La nica diferencia entre ellas, es que las mujeres de base fueron ms especcas al enumerar
cmo se pretenda responder a sus necesidades: benecios que obtendran, proyectos, crditos,
lanchas, etc.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
249
ha sido la construccin de sta, contrasta con las expectativas que despierta
como posibilidad de accin de las mujeres rurales.
El panorama que caracteriza a las organizaciones de mujeres rurales, prcti-
camente se enmarca en un patrn comn, en el que sobresale: Una Estruc-
tura Organizativa tradicional que reproduce esquemas (o, al menos, nocio-
nes) verticalistas de trabajo.
Usualmente, dicha estructura est formada por: presidenta, vicepresidenta,
secretaria, tesorera y vocales, pudiendo faltar alguno de estos cargos pero
mantenindose la lgica que ella impone.
70
Se pudo constatar que las mujeres rurales no acompaan el sentir nacional
de que el proceso salvadoreo se encuentra transitando a... una situacin
y condiciones distintas ni mucho menos mejores a las que propiciaron o, al
menos, precedieron al conlicto poltico-militar.
En sntesis, las mujeres rurales consideran la transicin como un proceso
que nicamente ha favorecido el ejercicio de los derechos y las libertades
individuales, en especial, con las referidas al reconocimiento y proteccin de
su integridad personal y su participacin poltica. Es, sin embargo, un proce-
so que no ha incidido en la transformacin de las condiciones socioeconmi-
cas precarias, que han gestado conlictos sociales sensibles y que coniguran
un contexto adverso a la satisfaccin de las necesidades ms elementales de
ellas y sus familias.
Es as como, en general, la transicin no es considerada satisfactoria por las
mujeres rurales como la mejor ruta para dejar atrs la guerra o las causas
(socioeconmicas, sobre todo) que tuvo a su base y que se han convertido
ya en problemticas crnicas en sus vidas. No se sienten optimistas respec-
to a ella, aunque estimen en gran medida la inalizacin del enfrentamiento
armado. Sienten y saben que debi haber signiicado algo ms en sus vidas,
que no existi y que todava no ven claro.
Ms an, en un nmero considerable, las mujeres rurales an sienten nostal-
gia por el antes. Y esto es igual tanto para las que estuvieron muy involucra-
70 nicamente un grupo de mujeres atendido por CONAMUS no ene an estructura organizava
alguna.
Mara Candelaria Navas
250
das en el conlicto poltico-militar, como para aquellas que lograron salir casi
intactas de l; aunque, obviamente, en las primeras es ms profundo este
sentimiento. El antes se reiere a la posibilidad de trabajo, y a que el pro-
ducto de ese trabajo diera -al menos- para irla pasando sin mayores caren-
cias. En algunos casos, signiic ms todava: fue la experiencia del refugio,
las repatriaciones y repoblaciones, donde los vveres, la ropa, las medicinas,
los talleres vocacionales, las capacitaciones, los crditos y otras formas de
solidaridad nacional e internacional eran lo caracterstico.
Ciertamente, la socializacin genrica de las mujeres rurales las ha llevado
a conformarse con que la transicin no les haya signiicado lograr cierto
bienestar personal, en lo relativo a sus condiciones materiales de vida; pero
s apreciando que sta haya repercutido en sus condiciones subjetivas: que
ya no se vea amenaza en su integridad ni la de sus familias; su estado emo-
cional; su esperanza hacia el futuro, una sensacin de libertad, etc.
Esto tiene sentido en la medida en que evidencia su inclinacin (cultural-
mente reforzada) a atender y cuidar de las y los otros, a desprenderse y no
aferrarse a grandes y justas aspiraciones, a lograr sobrevivir en y distri-
buir la carencia o la insuiciencia, cuando se muestran conformes con el
tipo de mejora que experimentan en su situacin personal. El mostrar una
actitud contraria a la hora de valorar como insuiciente la transicin para las
dems mujeres de su comunidad, refuerza lo anterior.
Si la caracterstica medular de un proceso de transicin es, precisamente,
pasar de un estado, situacin o condicin a otra, ligndolas entre s, la per-
cepcin de las mujeres rurales respecto a la insuiciencia del perodo post-
conlicto es correcta, en la medida en que no agot las exigencias de transfor-
macin que la situacin de conlicto poltico-militar planteaba, sino que las
limit a las referidas al rgimen poltico-institucional.
En otras palabras, la experiencia de la transicin de las mujeres rurales y su
opinin crtica sobre la misma, es un cuestionamiento no una invitacin ni
una demanda a los mrgenes en que sta se circunscribi. Para ser satisfac-
toria debi abordar ms all del paso del contexto de conlicto poltico-mili-
tar, a uno de paz (situacin durante), que permitiera superar las condiciones
problemticas y conlictivas que la determinaron (situacin previa).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
251
La investigacin realizada mostr que la experiencia organizativa de las
mujeres rurales se ha inscrito en este tipo de transicin postguerra, que
respondi ms a las condiciones impuestas por la transicin democrtica.
Esta, deinida primordial y casi exclusivamente como participacin poltico-
partidaria e institucional, ms que a partir de las exigencias reales de una
reconstruccin del tejido social, emocional y material, entendida como la
instauracin de formas nuevas y diferentes de relaciones humanas y entre
los gneros.
Menos an, en cuanto a cuestionar nuestro sistema econmico de mercado y
el poder de sectores econmico-inancieros, que actan para proteger sus in-
tereses y los valores tradicionales de la ideologa dominante-patriarcal que
nada tienen que ver con la vida, las necesidades, las demandas y los intereses
de las mujeres rurales. Todo lo cual impide el avance en materia de derechos
de las mujeres.
El anlisis motiva a continuar con el esfuerzo de aplicar las categoras de
gnero, en tanto ha dado como resultado la necesidad de replantear el con-
cepto de la transicin, amplindolo a su impacto en la vida privada de las
mujeres y cmo, desde ah, se relaciona con la vida comunitaria y del pas.
Por otra parte, los procesos organizativos estudiados repiten un mismo es-
quema, independientemente de la entidad que las ha apoyado y atendido,
as como de la inalidad que motiv a las mujeres rurales a organizarse, en el
sentido de que:
Se ha partido ms de las prioridades institucionales y de sus posibilidades
inancieras que de las necesidades y aspiraciones ms sentidas o, al me-
nos, ms urgentes de las mujeres rurales.
Se ha deinido y seleccionado una poblacin lder que ya es prcticamente
cautiva y vitalicia, ms que la tarea de exploracin, identiicacin y for-
macin de nuevas y ms liderezas.
La delimitacin de las demandas e inquietudes (de capacitacin, de pro-
yectos, de temticas por saber, de actividades por hacer) para las que, ins-
titucionalmente, se tienen o quieren algunas respuestas, ms que las que
las mujeres rurales consideran como prioritarias.
La coninacin de sus relaciones al mundo institucionalmente deinido y
no al conocimiento e intercambio de otras experiencias que, aunque dife-
rentes, vayan ms all.
Mara Candelaria Navas
252
La construccin, ms bien, de una extensin de la estructura institucional
y no de un referente colectivo con identidad propia.
La diicultad de parte de las mujeres rurales de reconocerse y valorarse a
s mismas como tales, de manera que su conciencia y praxis de gnero sea
capaz de cruzar y saltarse los esquemas partidarios, ideolgicos y de cual-
quier otra ndole que subordinen, diluyan o posterguen a los primeros.
Las mujeres rurales siguen invisibilizadas como sujetas protagnicas de sus
vidas. Por eso es que su aporte en la transformacin de los valores, prcticas
y relaciones entre los gneros, es escaso o prcticamente nulo, ya que estas
experiencias muestran que:
Su estructura organizativa usualmente se agota en las mujeres rurales que
participan de lleno y decididamente en su dinmica (reuniones de plani-
icacin, capacitacin, beneiciarias de proyectos), sin trascender a otras,
incluso de su misma comunidad, limitando su crecimiento y, por el contra-
rio, sufriendo deserciones.
La prctica organizativa se sustenta o tiene su base en la deinicin o in-
duccin desde fuera, determinando su naturaleza, sus prioridades, es-
trategias y proyecciones del grupo. Es decir, no slo la iniciativa de orga-
nizarse como mujeres rurales proviene de agentes externos, lo cual en s
mismo no es descartable. El problema es que no se permita que, una vez
iniciado el proceso, ste se contine conduciendo desde las necesidades y
demandas de dichos agentes y no desde ellas.
Organizadas como mujeres rurales, su experiencia es reciente, es decir,
muy nueva y especica en cuanto a su identidad genrica. Es promisoria en
muchos casos, pero igualmente es bastante endeble.
Las mujeres rurales conciben su experiencia organizativa como el mecanis-
mo que, en el corto o en el mediano plazo, les permitir mejorar sus condi-
ciones de vida, tanto en lo relativo a la satisfaccin de sus necesidades prc-
ticas como de sus intereses estratgicos. Lo que probablemente hace ms
dicil su consolidacin es que se encuentran insertas en el contexto adverso
ya descrito creado por el perodo de transicin.
4.6. Avances en la participacin de las mujeres
Han transcurrido 16 aos (1992- 2008) desde la irma de los Acuerdos de
Paz. Ese ao se conmemor, desde la perspectiva gubernamental y no guber-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
253
namental, sin embargo, si se revisan los avances sustanciales de los derechos
de las mujeres, se tendran que hacer algunos sealamientos.
La ciudadana tiene que ver con la posibilidad de que una persona sea con-
siderada y pueda asumirse y ejercitar su derecho a proponer y decidir sobre
la resolucin de problemas en su comunidad, barrio, colonia o municipio, es
decir, es una participacin que trasciende el mbito de lo asociativo o comu-
nitario.
El gobierno de El Salvador se comprometi a cumplir los acuerdos de la Con-
ferencia de Beijing en 1995, por medio de la creacin del Instituto Salvado-
reo para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) en 1996, y la aprobacin de la
Poltica Nacional de la Mujer PNM, como poltica de Estado, en 1997.

En el rea de participacin poltica y ciudadana se plantearon cuatro objeti-
vos especicos:
a) Promover la participacin de las mujeres en el diseo de polticas pblicas
en los mbitos nacional y municipal.
b) Fomentar el ejercicio y reconocimiento social y poltico de los derechos
ciudadanos de las mujeres.
c) Impulsar la participacin igualitaria de las mujeres y los hombres en las
estructuras pblicas y privadas de poder, desarrollando su capacidad y
liderazgo para tener acceso a la toma de decisiones.
d) Promover y fortalecer la organizacin social y poltica de las mujeres, po-
tenciando su capacidad asociativa y de interlocucin con los poderes p-
blicos y privados.
Varias instituciones han evaluado los avances de la Poltica Nacional de la
Mujer PNM. Algunas de ellas son: la CEPAL, el Instituto de Investigacin y
Capacitacin de la Mujer IMU, el Movimiento Salvadoreo de Mujeres MSM y
la Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Beijing. Esta ltima plantea:
existen graves obstculos en la implementacin, en la decisin y en la accin polti-
ca para operar la justicia hacia las mujeres. Ni en los altos niveles gubernamentales
ni en las estructuras intermedias, existe poltica alguna para superar los mecanis-
mos culturales en los comportamientos, y la visin de operadores de la goberna-
bilidad del pas impide el acceso de las mujeres a altos puestos pblicos (PNUD,
2001: 66).
Mara Candelaria Navas
254
Si bien se reconocen logros oiciales en la implementacin de acciones que
incentiven la participacin poltica y ciudadana de las mujeres, sin embargo,
los indicadores cuantitativos de avances sobre la igualdad genrica en este
mbito muestran resultados poco satisfactorios. Veamos:
Una dimensin para medir la participacin poltica y ciudadana son los
partidos polticos. Una evaluacin somera de este avance a nivel de los
partidos nos muestra resultados pesimistas. El Partido Frente Farabundo
Mart para la Liberacin Nacional FMLN ha establecido en sus estatutos
una cuota del 35% para la incorporacin de las mujeres en sus organis-
mos de direccin y en sus candidaturas a puestos de eleccin popular. El
resto de partidos se sigue caracterizando por una actitud de indiferencia
en torno a la participacin de las mujeres en sus estructuras de poder. En
1999, las mujeres tenan una participacin global del 36% con respecto
al total de miembros que integraban los organismos de direccin de los
partidos inscritos. En ese mismo ao el Partido Alianza Republicana Na-
cionalista (ARENA), actualmente en el gobierno, report uno de los ndi-
ces ms bajos: una mujer en el Consejo Ejecutivo Nacional, donde hay 13
miembros.
En los Gobiernos Locales la situacin es grave: las mujeres representan
apenas un 8% del total de alcaldes y alcaldesas, el 12.6% de los sndicos/
as, el 20.6% de los regidores/as propietarios y el 22.8% de los regidores/
as suplentes. Los datos anteriores podran establecer una tendencia pro-
gresiva en la medida en que las posiciones implican menos autoridad y
capacidad de decisin. La mayor representacin de mujeres en los Conce-
jos Municipales se da en el municipio de San Salvador, con el 27%. (PNUD,
2001: 66)
En la Asamblea Legislativa, perodo 1991-2001, las mujeres han repre-
sentado en promedio el 11.31% del total de parlamentarios y los hombres
han mantenido el 88.69%.
En lo que corresponde al rgano Ejecutivo, las mujeres ocupan el 23% de
los puestos ministeriales y apenas un 12% en los vice-ministerios.
El rgano Judicial no muestra, en equidad genrica, mucha diferencia res-
pecto a los otros rganos del Estado. En la Corte Suprema de Justicia, la
participacin de la mujer alcanza el 16% del total de las magistraturas.
Pero su participacin es menor cuando se trata de los magistrados y ma-
gistradas titulares o propietarios, entre quienes la proporcin de mujeres
es apenas del 13%.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
255
Analizando los datos anteriores, podemos concluir que la participacin de
las mujeres en la vida poltica y ciudadana es baja. Una encuesta reciente
puso de maniiesto que, en el mbito nacional, la participacin de las mu-
jeres llega al 22%. Su participacin se concentra en actividades religiosas
(15%); seguidas de lejos por actividades polticas (2%), comunitarias (2%),
gremiales y sindicales (2%). (Quintana y Garca del Corral, 2000: 30)
Si bien es cierto que se necesitan espacios y mecanismos institucionales
para incrementar la participacin de las mujeres, consideramos tambin im-
portante un clima de subjetividad poltica que los propicie y estimule. En
este sentido vale la pena mencionar que, segn un estudio realizado por la
empresa Gallup en el ao 2000, la poblacin salvadorea residente en San
Salvador, expres tener mayor conciencia de las desigualdades genricas y
acept tener una mayor inclinacin hacia la participacin de las mujeres en
poltica.
La participacin social, comunitaria y poltica de las mujeres salvadoreas
ha contribuido a estructurar un marco referencial terico y prctico para la
construccin de ciudadana.
Mara Candelaria Navas
256
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
257
CAPTULO V
Estrategias del Movimiento de Mujeres en El Salvador: 1998-2008
Tal como quedara enunciado al inal del captulo anterior, es pertinente ini-
ciar el presente captulo con una breve visin de lo que es, ahora, la situacin
y condicin de las mujeres salvadoreas.
El escenario en el cual transitan sus vidas, aproximadamente dos millones y
medio de mujeres, pese a que han transcurrido diecisiete aos (1992-2008)
de inalizado el conlicto armado, no parece que haya cambiado sustancial-
mente sus condiciones econmicas, sociales y culturales; las polticas neo-
liberales han profundizado la pobreza y las diicultades para acceder a las
oportunidades de equidad y de xito que proyectan las campaas mediticas
de los programas nacionales y regionales en los cuales El Salvador se ha in-
sertado, en el contexto del neoliberalismo. Asimismo, pese al accionar del
movimiento de mujeres, todava falta ms presencia femenina en los niveles
de decisin.
Antes de inalizada la guerra, en 1989, se imponen los gobiernos neolibe-
rales y con ello una dinmica que pone al libre comercio en el centro de las
aspiraciones personales y nacionales. Al mismo tiempo, la feminizacin de
la pobreza y la violencia de gnero adquieren dimensiones insospechadas.
Esta situacin es coincidente con el boom de las organizaciones de mujeres.
De hecho, desde la llegada de ARENA al poder (19892008), ha constituido
una verdadera proeza de las mujeres salvadoreas el sobrevivir a la pobre-
za, a los desastres naturales, a los patrones socioculturales, a la violencia de
gnero, a la imposicin de polticas econmicas regionales: ALCA, PPP, TLC,
etc.
A continuacin presentamos un peril de la situacin de las mujeres salva-
doreas.
5.1. La Pobreza y las Mujeres en El Salvador
La poblacin total en El Salvador es de 6.756.786 dentro del pas y, aproxi-
madamente, segn el gobierno, 2.5 millones, o 1.2 millones, cifra del Informe
para el Desarrollo Humano (PNUD, 2001: 145), fuera del pas, principalmen-
Mara Candelaria Navas
258
te en Estados Unidos. La poblacin urbana es de 4,031,882 (59.0%); la rural
de 2.724.904 (41.0%). Las mujeres a nivel nacional representan el 52%.
La pobreza urbana y rural muestra en El Salvador niveles elevados: 60 por
ciento de poblacin pobre en los aos 80, o sea, durante la guerra. En los
inicios de los aos 90, se observa una disminucin de ocho puntos porcen-
tuales; sin embargo, a partir de 1996 vuelve a subir, especialmente en el rea
rural. En 2005, a escala nacional, el 12.6% de los hogares del pas se encuen-
tra en situacin de extrema pobreza, mientras que otro 22% de las familias
sobrevive en condiciones de pobreza relativa, para un total de 34.6% de ho-
gares en situacin de pobreza (PNUD, 2005: 349).
Algunos elementos que pudieron haber ayudado a que disminuyera la po-
breza en lo urbano, en la dcada de los 90, podran ser: expansin del sector
terciario (comercio y servicios) y de la maquila, la migracin del campo a la
ciudad y hacia el exterior, con el consiguiente aumento de las remesas, lujo
de recursos externos de diferente tipo (inancieros y en especie), entre otros,
aunque los salarios reales decayeron, dado que las actividades de los servi-
cios y el comercio se caracterizan por los bajos salarios.

Las polticas neoliberales implementadas en El Salvador han agudizado las
condiciones de pobreza. En este marco el tema de la migracin adquiere cier-
to carcter permanente de ndole eminentemente econmica, no es posible
entender El Salvador, hoy en da, sin contemplar el fenmeno de la migracin
internacional, que trae consigo cambios en las relaciones familiares, en las
relaciones generacionales y en las relaciones laborales: madres, hijas, abue-
las, tas, amigas asumen las responsabilidades afectivas y materiales, muchas
veces, de las familias, ya que por lo general son los hombres los que migran.
El total de hogares que reciben remesas en El Salvador representa el 22.3%,
los que tienen jefatura masculina son el 17.3%, en stos las remesas repre-
sentan el 27.6% del total de los ingresos percibidos. A diferencia del total
de hogares con jefatura femenina, 32.7% reciben remesas, las cuales repre-
sentan el 42.4% de sus ingresos. Del total de personas que reciben remesas
o que son destinatarias de las mismas, 55% son mujeres. Adems, Hay un
cuerpo creciente de literatura que conirma que los ingresos en las manos de
las mujeres tienden a ser canalizados hacia el bienestar de la familia. (PNUD,
2004: 16)
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
259
En el rea urbana la pobreza en los hogares dirigidos por mujeres (33%)
es mayor que en los hogares que dirigen los varones (27%). Los primeros
hogares no cuentan ms que con el ingreso de la mujer jefa de hogar; en el
caso de los segundos, estos cuentan siempre con el apoyo de la mujer para el
desarrollo de algn trabajo en el sector informal. En el rea rural la situacin
de pobreza en los hogares adquiere matices, la jefatura femenina es menor
(44%) que la masculina (51%), aqu las mujeres realizan otras actividades
adicionales a las agrcolas, como comercio, artesanas y servicios que elevan
un poco el ingreso familiar. Adems, se reciben ms remesas que en el rea
urbana (PNUD, 2004: 14). La condicin y posicin desigual de las mujeres
son agudizadas por la pobreza; ya que para ellas, las oportunidades se redu-
cen y la carga domstica, familiar y comunitaria se incrementa.
Para el 2004, las mujeres constituan el 38.6% del total de la PEA relejando
as la menor participacin de la mujer en el mercado laboral, los datos para
la poblacin masculina son del 61.4%. Segn el BID, sin embargo, la parti-
cipacin de la mujer en el mercado laboral ha crecido, ya que en 1997, de
cada 100 mujeres en edad de trabajar, 35 trabajaban o buscaban trabajo y
para 1999, esta cifra haba subido a 39. Pero no se aclara cuntas estaban
desempleadas.
De acuerdo con estudios realizados por economistas en relacin al ndice de
Remuneracin Media de Gnero (IRMG) que mide los salarios promedios de
las mujeres, como proporcin de los salarios de los hombres vigentes a nivel
nacional en un perodo determinado, en 1996-1998 los salarios promedios
de las mujeres fueron un 29.63% menores a los salarios de los hombres. Para
el ao 2002, equivala al 75.9% del percibido por los hombres.
Asimismo se constata que la presencia de las mujeres en el sector informal y
en la microempresa es mayoritaria: las mujeres representan el 65% del total
de microempresarios(as) a nivel nacional y el 57% de los ocupados en el
sector informal. Las mujeres microempresarias tienden a ubicarse en las ac-
tividades de menor rentabilidad (comercio minorista, venta ambulante, etc.)
Los sectores micro empresarial y el informal, comercio y trabajo domstico
mayoritariamente, son los generadores de ingresos para un alto porcentaje
de mujeres, con el agravante de que estn incorporados al sistema de segu-
ridad nacional.
Mara Candelaria Navas
260
En relacin a la salud integral de las mujeres, esta se presenta como un ver-
dadero problema de salud pblica, del total de la poblacin con problemas
de salud el 45.4 % son hombres y el 54.6% son mujeres. La salud reproducti-
va y el embarazo en adolescentes, son dos de los principales problemas que
afectan a las mujeres, por factores como: acceso a servicios de salud, la falta
de informacin, de educacin y el peso de las responsabilidades familiares,
que son determinantes en estos problemas. Los resultados de la Encuesta Fe-
cundidad en El Salvador FESAL 2002/03 muestran que el 19% del grupo
de mujeres de 15 a 19 aos tienen al menos un(a) hijo(a) vivo, cifra que se
eleva al 60% en el grupo de 20 a 24 aos de edad.
En 1998 la tasa global de fecundidad fue para el rea rural de 4.56 y para el
rea urbana de 2.79. Estas diferencias estn marcadas de manera directa con
el nivel de analfabetismo registrado en 1997, para el rea rural del 31.8% y
para la urbana, 20.1%. En ambas el porcentaje de las mujeres es mayoritario
en relacin a los hombres. Urbano el 14.3% y rural el 34.6%.
Por otra parte el acceso a los servicios de salud ha disminuido, las mujeres
deben caminar muchas horas para llegar a un centro de salud, y en algunos
pagar una cuota por la atencin recibida; asimismo la falta de camas y aten-
cin en los hospitales obliga a que se atiendan en la casa a los enfermos,
situacin que recarga el trabajo de las mujeres. Con el incremento en los l-
timos meses de las enfermedades de las vas respiratorias y gastrointestina-
les, como el dengue en nias y nios, el Hospital Bloom no logra atender la
demanda y las seoras deben pasar muchas horas y hasta das haciendo ila
para su turno.

Las cifras de embarazos en adolescentes son elevadas. La tasa especica de
fecundidad (nacimientos vivos por cada 1000 mujeres), correspondiente al
grupo de 15 a 19 aos, descendi de 125, en el perodo 83/88, a 116, en el
perodo 1993/98 contina siendo alta (CDC, et.al 2005: 5).
Es reconocido que la educacin es un factor vital para el empoderamiento de
las mujeres; les permite romper con la pobreza y subordinacin de gnero.
Pese a que la educacin formal es un derecho constitucional, el porcentaje
de mujeres que no cuentan con ningn grado de escolaridad ha presentado
una disminucin, en relacin a los hombres. Del 2.05%, en 1996, llegaba al
37.95% y en el 2002, se reduce al 25.9%, el problema sigue siendo grave.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
261
Otro aspecto a revisar, para completar este peril, directamente vinculado
al tema central del presente trabajo, es el relacionado con la participacin
de las mujeres en puestos de eleccin popular y/o en puestos polticos. La
presencia de mujeres en cargos o puestos de responsabilidad municipal y
legislativa correspondiente a 2003-2006, fue del 6.5% de alcaldesas y 10.6
% de diputadas. Ha sido una drstica baja en relacin a las elecciones de
1994, recin irmados los Acuerdos de Paz (1992), ya que en el mbito local
la representacin de las alcaldesas electas para el perodo 1994-1997, fue
del 32%, en cambio para el perodo 2003-2006 fue del 17%.
Lo anterior denota una precaria participacin poltica de las mujeres en cargos
de eleccin popular, lo cual podra estar expresando la ausencia de polticas
airmativas no solamente para que participen y accedan ms mujeres a los car-
gos, sino tambin para que permanezcan en ellos. Los partidos polticos juegan
en este aspecto un papel deinitivo, el FMLN es el nico partido que tiene una
cuota del 35% para la participacin de mujeres en cargos de eleccin popular,
pero no la cumple. Es abierta, no obligatoria; pese a ello es de los partidos que
cuenta con el 22.6 % de mujeres en su bancada legislativa. Tambin se debe
sealar el hecho de que no existen polticas pblicas para las mujeres y los
mecanismos existentes son muy frgiles, como el ISDEMU, que carece de pre-
supuesto y est directamente ligado a la esposa del Presidente de la Repblica.
Probablemente el Movimiento de Mujeres MM sea el movimiento social
ms dinmico y sostenible de todos los que surgieron en la postguerra, que
aprovechando los espacios democrticos que abrieron los Acuerdos de Paz,
ha logrado colocar el tema de la discriminacin genrica en la agenda nacio-
nal, creando cierta masa crtica
71
en algunos sectores sociales y polticos de
la sociedad salvadorea. De hecho, logr romper el histrico divorcio entre
el Estado y el movimiento popular, al involucrarse de lleno en la elaboracin
de la Poltica Nacional de la Mujer, en 1996, antes de la creacin del Instituto
Salvadoreo de Desarrollo de la Mujer ISDEMU. Resulta ilustrativo, para
ampliar el punto anterior, referirse a las relexiones que Liza Domnguez pre-
senta reirindose a la actitud de confrontacin del movimiento de mujeres
frente al Estado, antes de 1992.
71 Masa crca: Situaciones en las cuales un proceso se torna autosostenido despus de atravesar un
determinado umbral. De la magnitud de la masa crca depender que un nuevo sistema de creen-
cias genere una reaccin en cadena y con el empo convencer a la mayora para que adopte dicha
costumbre. Abuderne, Patricia (1993, pp. 12-13). Megatendencias de la Mujer. Editorial Norma,
Bogot, Colombia.
Mara Candelaria Navas
262
Este no se da porque el Estado sea de carcter patriarcal, sino porque el anlisis que
se haca desde la izquierda era nicamente del Estado como articulador de intere-
ses clasistas se viva un momento de izquierdas y ello ha inluido en las posiciones
polticas del movimiento frente al Estado. (Domnguez, 1995, 80).
Al trascender esta tipiicacin del MM, las caractersticas que presenta des-
pus de 1992 le hacen aparecer como un movimiento lexible, creativo, din-
mico; lo cual le ha permitido, a manera de ensayo y error, elaborar y ejecutar
sus estrategias, teniendo claro como su adversario el patriarcado y no muy
explcito su carcter de clase, pero sus acciones han sido eniladas hacia el
Estado.
5.2. Balance mnimo del Movimiento de Mujeres
Transcurridos diez y seis aos, un mnimo balance del MM en El Salvador
durante el perodo, nos lleva a preguntarnos:
Qu es el Movimiento de Mujeres, sociolgicamente hablando?, quines lo
forman?
Partimos de la evidencia de que el Movimiento social de Mujeres MM es
un actor social y poltico, cuyas demandas y propuestas han desaiado el pa-
triarcado y su expresin ms evidente, el autoritarismo que prevalece en las
esferas polticas, econmicas, sociales y culturales salvadoreas. Colocamos
en primer plano la desigualdad genrica, producto de las relaciones desigua-
les de poder, que haban permanecido ocultas y naturalizadas. La lucha de las
mujeres ha sido visibilizar la desigualdad y la discriminacin. Justamente el
subvertir ese orden establecido le coniere sentido poltico a su lucha.
Las interrogantes anteriores, tambin, nos introducen al tema de la conluen-
cia de las organizaciones de mujeres, airmamos que el MM est integrado
por las expresiones ms diversas de organizaciones, instituciones, grupos
y mujeres independientes, donde encontramos diversos enfoques y lo que
algunas feministas latinoamericanas, como la peruana Virginia Vargas, cali-
ica como vertientes. Ella argumenta que el movimiento feminista es una
expresin del movimiento social de mujeres mucho ms amplio, compuesto
al menos por tres vertientes: la feminista, mujeres que participan en espa-
cios mixtos e institucionalizados y mujeres de sectores populares. La misma
autora cita al socilogo italiano Alberto Melucci, estudioso de los movimien-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
263
tos sociales, quien deine a las vertientes como espacios, ms simblicos
que geogricos, mltiples y discontinuos y un punto de referencia simblico
(Melucci, 1989 citado en Vargas, 1991, 49), que contienen y expresan la for-
ma especica, particular, nica e irrepetible en que las mujeres estn arti-
culando sus experiencias de vida, subjetividades, percepciones, posiciones-
sujeto.
Probablemente el concepto de vertientes no logre abarcar o comprender la
diversidad actual del Movimiento de Mujeres en El Salvador, habra que es-
peciicar ms; sin embargo, la categora de vertientes resulta til para expli-
citar que se trata de espacios y de expresiones organizativas de mujeres, que
lo componen o integran.
Otros elementos a considerar estaran relacionados:
a) con su base terica de sustentacin, lo cual nos llevara a analizar las
ideas explicativas que dan fundamento a su anlisis sobre la realidad del
contexto y su propia condicin y posicin genrica. En este punto resulta-
ran tiles los enfoques de desarrollo desde las mujeres;
b) con el conjunto de demandas y propuestas de cambio social que plan-
tean para cada momento histrico, por ejemplo para El Salvador el MM
ha tenido demandas bien demarcadas en los tres perodos que ya hemos
esbozado: 1: cuando estuvo ligado al movimiento obrero, 2: el perodo
de la guerra civil en el marco del proyecto contra hegemnico; 3: en la
postguerra;
c) el movimiento mismo, es decir, quienes lo integran: personas, grupos,
organizaciones, su base social propiamente dicha, su extraccin de clase y
quienes coinciden con sus planteamientos y demandas como compromi-
so, poniendo a disposicin del MM sus energas, recursos sicos, materia-
les, emocionales, artsticos, para el logro de sus aspiraciones y demandas;
d) las acciones conjuntas que impulsan a la sociedad y a las instituciones
del Estado hacia las transformaciones y los cambios. Este conjunto de di-
mensiones no se dan de manera separada, pueden coexistir y retroalimen-
tarse mutuamente, su anlisis trasciende los objetivos de este estudio que
se limita al MM mismo, sin embargo hemos incorporado algunos de estos
rasgos.
Entre las manifestaciones creativas y la bsqueda de formas para ejecutar
sus estrategias, el MM tiene su propio historial, diferentes esfuerzos o inten-
Mara Candelaria Navas
264
tos de unir fuerzas para concertar acciones, unos emeros o coyunturales, y
otros, que han tenido trascendencia y permanencia despus de la irma de
los Acuerdos de Paz (1992). Se pueden mencionar dos experiencias de con-
certacin: Mujeres 94 y Mujeres 97 (experiencias reseadas en el captulo
IV). En 1999 se crea la Concertacin Feminista Prudencia Ayala CFPA que
es, hoy por hoy, la instancia ms representativa de coordinacin, planiica-
cin y accin del MM.
Han transcurrido nueve aos de la creacin de la CFPA (1999-2008), perodo
en el cual sus integrantes han experimentado diversas formas de organiza-
cin, articulacin, propuestas, campaas; han realizado talleres, asambleas,
entre las incontables actividades en la bsqueda de una propuesta gil, co-
herente y que logre aglutinar y articular las demandas e intereses prcticos
y estratgicos de las ms de 20 organizaciones integrantes y de las cincuen-
ta y dos mujeres, representantes de las organizaciones de mujeres y mixtas
y mujeres independientes, que estn asociadas y asisten a sus actividades.
(CEFPA, 2006, 18).

Su estructura organizativa se compone de una asamblea general o grupo am-
pliado de mujeres que se rene cada dos meses. Aqu se toman las decisiones
estratgicas. Luego existe un comit de enlace conformado por representan-
tes de cuatro mesas de trabajo. Estas mesas se han establecido en funcin
de la agenda de trabajo y los ejes de accin establecidos por la CFPA; tienen
reuniones peridicas.
Cada mesa atiende un eje temtico; ellos son: Incidencia en Polticas Pbli-
cas; Territorial y Relaciones; Seguimiento a compromisos internacionales y,
Fortalecimiento. Cada Mesa tiene su respectivo plan de trabajo y accin.
Cabe destacar dos actividades realizadas por la Mesa de Incidencia en Polti-
cas pblicas en el ao 2008: una es la irma de un protocolo de compromisos
entre la CFPA y las diputadas de la fraccin legislativa del FMLN, con el pro-
psito de contribuir al fortalecimiento y ejecucin de una agenda legislativa
a favor de los derechos de las mujeres a partir de una iniciativa expresada
por las diputadas para el perodo 2006-2009.
Un objetivo especico de este convenio es impulsar el debate, relexin y
generacin de opinin sobre las propuestas legislativas: Ley de Igualdad de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
265
Oportunidades y la Ley de Proteccin a Vctimas de Violencia Intrafamiliar.
Ambas iniciativas son importantes y necesarias; una de ellas, la Ley de Pro-
teccin a Vctimas, presentada hace aproximadamente cuatro aos, ha esta-
do engavetada sin ser atendida para su ejecucin.
En el ao 2007, la mayor parte de las acciones han sido de incidencia, enten-
dida esta como:
un concepto que hace referencia a la accin poltica organizada y que se utiliza
para planiicar un conjunto de esfuerzos orientados a la transformacin de deter-
minados programas y polticas pblicas, relacionados con aspectos que involucran
la situacin y condicin de las mujeres en el entorno social, poltico y cultural en El
Salvador. (PNUD, 2003: 5).
Otra actividad de incidencia de la CFPA ha sido la llamada Ley AFI, la cual es
una iniciativa del rea de Gnero del PNUD El Salvador, avalada por el MM
y consiste en una iniciativa de ley presentada por las diputadas del FMLN,
para que la Ley General del Presupuesto Nacional incorpore la perspectiva
de gnero, en lo que se ha llamado Presupuestos Participativos con Enfoque
de Gnero, en donde haya aspectos etiquetados especicos para favorecer la
equidad de gnero.
Tambin, la Mesa de seguimiento a Convenios Internacionales, ha iniciado
una campaa de concientizacin y cabildeo para lograr, a corto plazo, la rati-
icacin por parte del Estado del protocolo de la CEDAW. El Salvador ratiic
en 1981 la Convencin sobre todas las formas de Discriminacin contra la
Mujer, ms conocida como CEDAW; en 2001 el gobierno suscribi el Proto-
colo Facultativo, acordando aprobar el texto y enviarlo a la Asamblea Legis-
lativa para su ratiicacin, lo cual an no se ha cumplido. Al no ratiicarlo,
limita los derechos de las mujeres, ya que restringe su libertad y su acceso
a la justicia. El protocolo permite acceder tambin a Tribunales Internacio-
nales.

Un elemento nuevo en el accionar del MM es el de haber, por in, elabora-
do un peril del Proyecto Feminista que contiene la AGENDA FEMINISTA, la
cual fue elaborada como borrador para ser presentado el 8 de marzo (2008)
como Nuestras Demandas, previamente irmaron un Pacto tico Poltico de
las Mujeres que constituye la fundamentacin ilosica del Proyecto Femi-
nista basado en una agenda que tiene los puntos siguientes:
Mara Candelaria Navas
266
1. Diagnstico del mecanismo que dio lugar a la Ley de creacin del ISDEMU
y una evaluacin de la PNM, que permita obtener lo que realmente quiere
y necesita el MM.
2. Firma de un protocolo con las Magistradas de la Repblica con el objetivo
de que se pueda contar con ellas en la defensa de las iniciativas de ley.
3. Continuar aianzando el convenio con las diputadas para reforzar las ini-
ciativas de ley en la Asamblea Legislativa.
Tambin, han realizado actividades de calle en las fechas conmemorativas
como el 8 de marzo, Da Internacional de la Mujer; el 21 de mayo, Da de la
Salud de las Mujeres; el 21 de junio, Da de la Educacin No sexista. Realiza-
ron adems una sentada en el nico hospital nacional de la mujer, el de Ma-
ternidad, para reclamar sobre el exiguo presupuesto asignado a este hospital
y por la privatizacin del sistema de salud.
La CFPA podra convertirse en el espacio de coordinacin idneo del Movi-
miento de Mujeres en El Salvador, ya que se tiene claridad de la situacin o
contexto del pas y su compromiso poltico, an cuando todava falta deinicin
en cuanto a su poltica de alianzas con los partidos, el movimiento social, y de-
inicin en cuanto a sus relaciones con el Estado, no solamente con el ISDEMU,
sino tambin a travs de las autoridades locales que no pertenecen al FMLN.
Un punto de quiebre podra darse ante la negativa de algunas organizacio-
nes y personas que pertenecen al ala ms radical del movimiento de crear
alianzas con el movimiento social en su conjunto, ante coyunturas electora-
les para apoyar a algn candidato.
Pese a que an no existe un balance general exhaustivo de los logros del MM
en cuanto a su impacto social y poltico, podramos airmar que ha logrado
una posicin importante en la sociedad civil y poltica de El Salvador. Existen
criterios que algunos estudiosos de los movimientos sociales han deinido
para caliicar la pertinencia o no de un movimiento social. El MM en El Salva-
dor cumple con esos criterios, que son:
a- Su permanencia en el tiempo, lo cual se ha tratado de demostrar en este
trabajo desarrollando los seis perodos histricos identiicados, desde la
creacin de la Universidad de El Salvador en 1841, hasta 2008.
b- La presencia de organizaciones de mujeres en todo el pas. En el ma-
peo nacional de las expresiones organizativas a nivel municipal, realizado
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
267
en 2007(FUNDE, 2008,14), se informa de 526 organizaciones locales, 11
organizaciones nacionales y 14 redes que articulan a las organizaciones
de mujeres y feministas de carcter nacional.
c- Planteamiento de sus demandas en el marco del contexto del pas y
del anlisis poltico feminista, por un cambio cultural y poltico. Aqu
se incluyen aquellos estudios que han tenido como objeto de investigacin
la situacin o situaciones y experiencias de las mujeres en la sociedad,
considerando a las mujeres como sujetos centrales del proceso, como base
para plantear sus demandas.
d- Acciones conjuntas. Ejemplos de acciones conjuntas hay muchas y varia-
das: nacionales, locales, territoriales, en alianzas con el movimiento social
o con otros sectores sociopolticos.
e- Identiicacin de su adversario. En general el adversario del MM es el
Sistema Patriarcal en el marco de una sociedad capitalista neoliberal.
5.3. Aportes del Movimiento de Mujeres a la sociedad salvadorea
A. Incorporacin de la perspectiva de gnero en el anlisis de la reali-
dad social
En esta lnea podemos colocar las innumerables investigaciones macro y mi-
cro social que desde la perspectiva de gnero se han realizado en El Salvador.
Los temas ms relevantes han sido: salud y derechos sexuales y reproduc-
tivos, violencia, educacin, legislacin, organizacin social y comunitaria,
planiicacin y ejecucin de polticas de equidad de gnero comunitarias,
municipales, nacionales, etc. Entre las mismas organizaciones existe cierta
divisin temtica (como ya lo hemos mencionado) facilitando la identiica-
cin de los temas para el anlisis de las estrategias. Las Dignas, por ejemplo,
tienen su programa de Educacin No Sexista. CEMUJER, investigaciones so-
bre violencia contra la Mujer; el IMU estudios sobre las mujeres rurales y
evaluaciones de impacto de la Poltica Nacional de la Mujer; LAS MELIDAS y
ORMUSA, investigaciones sobre Mujer y Maquila, Mujer y Derechos Labora-
les.
A nivel de Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo ONG se rea-
lizan mltiples y variadas acciones: talleres, seminarios, formulacin de pol-
ticas institucionales de equidad de gnero. Aunque todava no se mide el im-
pacto social de dicho trabajo, son considerables las acciones desarrolladas.
Mara Candelaria Navas
268
Estos estudios han tenido como objeto de investigacin la situacin o situa-
ciones y experiencias de las mujeres en la sociedad. Considerando a las mu-
jeres como sujetos centrales del proceso de investigacin y teniendo como
base de sustentacin la teora feminista, tomada esta como una teora crtica
y activista que acta en nombre de las mujeres: su objetivo es producir un
mundo mejor para mujeres y hombres y, por tanto, para toda la humanidad.
Esta teora ha tratado de romper algunos paradigmas o modelos sociolgicos,
en especial aquel que supera el anlisis macrosocial frente al micro social, los
anlisis cuantitativos frente a los cualitativos, este trata de profundizar en
la condicin y posicin de las mujeres pobres proporcionando ideas, datos
e informacin particulares sobre las macroestructuras, como el patriarcado
y el modelo econmico, que originan la subordinacin. Se focaliza a las mu-
jeres pobres, ya que en su mayora realizan el trabajo invisible o domstico,
la crianza de los hijos e hijas, el cuidado de enfermos, el apoyo emocional y
psicolgico y las actividades de coordinacin con el trabajo asalariado for-
mal o informal como esperar, adaptarse o ser interrumpida en su trabajo.
B. Identiicacin de procesos a travs de los cuales se mantiene la in-
equidad entre los gneros
Simone de Beauvoir, escritora y ilsofa francesa, fue una de las primeras
feministas que devel de manera cientica los orgenes de la subordinacin
y discriminacin de las mujeres, al identiicar el proceso de socializacin que
se inicia en la familia, se contina en la escuela, pasando por la iglesia, el
Estado y los medios de comunicacin, como los agentes responsables de la
estructura de las relaciones de poder; tambin, antes que los de Simone en-
contramos los de Margaret Mead con su libro Temperamento y adolescencia
en Samoa, en el que demostr que las prcticas sexuales de los jvenes nor-
teamericanos y los de la isla de Samoa en los aos 20 eran diferentes por el
contexto y la misma socializacin, ella llam temperamento a lo que ahora
conocemos como gnero.
En el Libro de Beauvoir El Segundo Sexo, escrito en dos tomos y editado en
1949, ya citado en el captulo I, aparece su lapidaria frase No se nace mujer,
se aprende a ser mujer. Ahora agregaramos que tambin se aprende a ser
hombre.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
269
A partir de entonces se han escrito mltiples tratados, estudios, investiga-
ciones, desde todas las disciplinas del saber humano, dando lugar al anlisis
del Sistema sexo-gnero. En su aplicacin prctica lo conocemos como En-
foque de gnero. Este enfoque establece que las diferencias entre mujeres
y hombres son construcciones sociales formadas a lo largo del proceso de
socializacin.
La identiicacin del proceso de socializacin al interior de la familia y su
continuacin en la escuela nos ha permitido identiicar las disparidades
de gnero en cuanto a las expectativas diferenciadas entre nios y nias, la
construccin de la identidad de ambos, los premios y castigos en el aula, por
ejemplo. Esta socializacin diferenciada puede ser deinida como el proceso
presente durante toda la vida de los individuos mediante el cual las y los
miembros de una sociedad aprenden o interiorizan, a travs de los princi-
pales agentes de socializacin, las normas, valores, etc., que le permitirn
adaptarse al grupo y a la sociedad.
Los roles y estereotipos sexuales presentes en textos escolares, en el aula al
asignar premios y castigos diferenciados, as como la concepcin del mundo
por medio de la subjetividad femenina y masculina son instrumentos que
han sido difundidos y utilizados por el movimiento de mujeres para reali-
zar capacitaciones y para la ejecucin de programas y proyectos dirigidos a
mujeres y hombres de los sectores populares para realizar procesos de cons-
cientizacin y sensibilizacin que permitan deconstruir las prcticas sexis-
tas y a su vez eleven la autoestima de las mujeres.
Asimismo, y como derivado de la socializacin, se establece el proceso que
da lugar a la divisin genrica/sexual del trabajo a travs del cual se asig-
na a mujeres y a hombres roles y espacios en funcin de sus sexos a partir de
la condicin biolgica que a cada quien le coniere el sexo; lo anterior inserta
a hombres y mujeres de manera diferenciada en las distintas actividades,
sean estas educativas, econmicas, sociales, polticas, productivas o repro-
ductivas, dando diferente valor a las actividades realizadas por cada uno de
los gneros.
Los trabajos y acciones relacionados a los temas sobre socializacin genrica
han derivado en cambios en la cultura y en el sentido comn, relacionados
con el cuestionamiento a la concepcin equivocada sobre la naturalizacin
Mara Candelaria Navas
270
de los comportamientos masculinos y femeninos. Aunque todava persiste
ms en los hombres que en las mujeres, hay cierta aceptacin de la necesidad
de los cambios culturales, al respecto.
El MM se ha enfrentado a posiciones de grupos fundamentalistas, religiosos
o no, que propugnan por que persistan los valores y las creencias en los que
las mujeres deben ser las nicas responsables del cuidado y crianza familiar
y del trabajo domstico; hay presin social y poltica para que las mujeres
mantengan posiciones conservadoras, a nivel estatal la explicacin que se ha
argumentado sobre las causas de la violencia est destinada a culpabilizar a
las mujeres por su no presencia en el hogar.
C. Desarrollo de herramientas para la elaboracin e implementacin
de proyectos y programas hacia la equidad
Los diversos enfoques que han predominado en la planiicacin de proyectos
dirigidos a las mujeres pobres podemos agruparlos en tres grandes tipolo-
gas que se han ido construyendo en la medida que la perspectiva de gnero
ha evolucionado:
Primera tipologa: Mujer y Familia. Uno de los contenidos relevantes es el de
conceptuar a la mujer como la persona responsable del cuidado, alimenta-
cin, higiene y educacin de los nios en el hogar.
Segunda Tipologa: Mujer y Comunidad. Enfatiza la importancia de atender a
las necesidades bsicas de las comunidades, para as proporcionar servicios
y mejores condiciones de vida que faciliten a las mujeres el ejercicio de sus
roles familiares y comunales.
Tercera tipologa: Mujer y Desarrollo. Plantea que la mujer independiente-
mente de sus roles como madre y/o esposa es productora de bienes y servi-
cios, es trabajadora, o sea que adems de reproductora es productora y pro-
pone proyectos econmicos, medidas legales, cambios educativos y medidas
de participacin poltica para las mujeres.
La incorporacin de la perspectiva de gnero en proyectos y programas en
instituciones no gubernamentales y en algunas gubernamentales ha supues-
to que se identiiquen las necesidades prcticas y estratgicas de gnero.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
271
El desarrollo y aplicacin de estas herramientas ha signiicado en algunas
ocasiones las siguientes propuestas: Poltica Nacional de la Mujer desde el
ISDEMU, Polticas Institucionales de Equidad de Gnero, Polticas Municipa-
les, entre otras.
Como sabemos, toda poltica institucional de gnero requiere que al menos
se cumpla con los siguientes requisitos:
1. Que haya una verdadera redistribucin de los recursos y del poder, es de-
cir, que este tipo de planiicacin es tanto de naturaleza tcnica como po-
ltica.
2. La planiicacin de gnero asume el conlicto en el proceso de planiica-
cin, es decir que, debemos aprender a debatir y a superar los conlictos,
lo anterior implica que debemos leer, analizar, relexionar y debatir sobre
la equidad de gnero.
3. Los asuntos de gnero comprenden procesos transformativos, de cambio
entre las personas involucradas.
4. La planiicacin de gnero es o debe ser participativa.
D. Aplicacin de estrategias que contribuyan a la transformacin de las
relaciones de gnero
Las Estrategias para el Futuro de la Mujer, resultado de la Conferencia de
Nairobi 1985-1995, retomadas en la Cuarta Conferencia Mundial de Bei-
jin, 1995, evaluadas luego en 2000, con una ampliacin hasta el 2005, han
servido de gua para la formulacin de programas de incidencia hacia el
estado y autoridades municipales. Los documentos y compromisos que los
gobiernos han adquirido en estas conferencias han sido de alguna mane-
ra plasmados en la Poltica Nacional de la Mujer de 1997-2000 y en la de
2004, el movimiento amplio de mujeres ha estado expectante ante su cum-
plimiento.
La falta de cumplimiento y los dbiles procesos de interlocucin entre el es-
tado y el movimiento de mujeres, han impedido que se constituya un me-
canismo de veriicacin de cumplimiento de las acciones de la PNM y una
acertada articulacin para tener mayor incidencia en la Junta Directiva del
ISDEMU.
Mara Candelaria Navas
272
5.4. Anlisis de las estrategias del Movimiento de Mujeres, 1998-2008
A continuacin presentamos la evolucin de los avances del MM, como pro-
ducto de los anlisis de dos importantes investigaciones, realizadas en 2007
y 2008. En una de ellas se registran y analizan las demandas y a travs de qu
medios y estrategias ha girado su accionar para lograrlas. En el otro trabajo
se analizan aquellos factores que contribuyen a la construccin de la ciuda-
dana de las salvadoreas y los obstculos que la restringen.
A. Herrera, Morena y otras: Movimiento de Mujeres en El Salvador: 1995-
2006: Estrategias y miradas desde el feminismo, FUNDE, 2008.
Este documento es producto de un ao de trabajo de un grupo de investiga-
doras representantes de cinco organizaciones de mujeres y una Institucin
mixta: El proyecto fue coordinado por Morena Herrera. Las organizaciones
participantes fueron: IMU, DIGNAS, ORMUSA, LAS MLIDAS, COLECTIVA
FEMINISTA PARA EL DESARROLLO LOCAL y la Fundacin Nacional para el
Desarrollo, FUNDE, que tuvieron en la mira revisar las experiencias de las or-
ganizaciones de mujeres durante diez aos: 1995-2006 (cinco aos antes y
cinco despus del nuevo milenio), en diferentes mbitos de actuacin y lucha
por los derechos de las mujeres. La consolidacin del MM como movimiento
social, tiene que ver con los espacios y las expresiones de su pluralidad, tanto
de las mujeres como de las organizaciones que lo integran.
Los temas trabajados fueron asignados de acuerdo a las fortalezas e identi-
dad de cada organizacin en cuanto a su universo de trabajo: DIGNAS: pro-
mocin y vigencia de los derechos sexuales y reproductivos; MLIDAS : la
erradicacin de la violencia; COLECTIVA FEMINISTA: la promocin y apoyo
a las iniciativas econmicas de las mujeres; ORMUSA: defensa de los dere-
chos laborales en el marco de los procesos de integracin centroamericana
y apertura comercial; IMU: estrategias de empoderamiento organizativo de
las mujeres rurales, en el marco de la integracin regional. Se ha mantenido
tambin un anlisis de estrategias de otros temas del movimiento de muje-
res y feminista.
Cada una de las organizaciones mencionadas asumi la realizacin de una
investigacin en particular; los productos intelectuales derivados del pro-
yecto han sido considerados como el cierre de un ciclo histrico y la apertura
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
273
de otro, dado que presentan un balance del accionar del MM con respecto
a las principales estrategias impulsadas, un mapeo de las organizaciones
existentes tanto a nivel territorial como descriptivo y un documento sobre
las principales investigaciones realizadas en el perodo. Dichos documentos
tambin se realizan un ao antes (junio, 2009) de que asuma la presidencia
del pas un gobierno de izquierda, situacin que lleva al movimiento social y
de mujeres a la revisin de su accionar, por lo que dichos documentos resul-
tan valiosos por la recuperacin que se hace del trabajo del MM.
La concepcin trabajada sobre Estrategia est basada en la propuesta de
Margaret Schuler (Schuler, 1987, 20). Utilizamos el trmino estrategia para
signiicar toda actividad de grupo previamente planiicada conducente ha-
cia el logro de un objetivo o una serie de acciones organizadas que desaan
o utilizan el sistema legal para forjar el poder econmico, poltico y social de
la mujer.
La incidencia poltica feminista ha sido deinida como un conjunto de estrategias,
habilidades y herramientas dirigidas a inluir en los procesos de toma de decisin
en el mbito de lo pblico, social, cultural y estatal, con el in de eliminar las des-
igualdades entre mujeres y hombres, as como las diversas formas de opresin y
exclusin, y lograr el respeto por la diversidad y la diferencia, contribuyendo de
esta manera a un cambio cultural, social y poltico en la perspectiva de la ciudada-
na plena y activa para las mujeres. Una incidencia poltica eicaz no slo cambia la
poltica sino que aumenta la voluntad del gobierno a travs de la expansin de la
participacin ciudadana y forma actitudes y comportamientos sociales respecto a
una problemtica social; implica adems: Cabildeo directo con actores/as polticos,
Fortalecimiento de las organizaciones de mujeres, Fortalecimiento de la sociedad
civil, Empoderamiento de las mujeres, Cumplimiento de responsabilidades por los
actores polticos, gobierno, etc. (PNUD, 2003: 20).
El recuento y anlisis de las diferentes estrategias del MM permiti ver, en
perspectiva, la acumulacin y presencia de experiencias organizativas, orga-
nizaciones y acciones colectivas femeninas que desde diferentes denomina-
ciones, contextos y orgenes, colocan la condicin y posicin de las mujeres
como su principal preocupacin y motivacin para su accionar en la esfera
pblica, es decir en el contexto de la sociedad civil (sociedad en su conjunto,
en su sentido ms amplio) y de la sociedad poltica (Estado, gobierno, ins-
tituciones pblicas), a nivel comunal, local y nacional. Su punto de partida
son las condiciones de pobreza que se han agudizado en la transicin pos-
conlicto, a partir de la aplicacin de medidas neoliberales para derivar en
Mara Candelaria Navas
274
demandas especicas: mejores condiciones de vida, violencia, ejercicio de
sus derechos: laborales, por una libre opcin sexual, polticos, etc.
A nivel nacional es importante valorar la presencia y la incidencia poltica
de las mujeres, como producto de las acciones colectivas y demandas ejecu-
tadas a lo largo de aproximadamente dieciocho aos. Por ejemplo, hay una
aceptacin generalizada de que las mujeres deben estar o participar en los
campos de la vida econmica, social y poltica. La aceptacin de que en la
planiicacin de las polticas pblicas se aplique el enfoque de gnero. En
aproximadamente treinta y dos Alcaldas se han elaborado Polticas Munici-
pales y anlisis de presupuestos con enfoque de gnero.
La metodologa utilizada en las investigaciones
Con algunas variantes, determinadas por las temticas, las investigadoras
utilizaron la metodologa feminista de investigacin. Para esto fue muy til
tomar de base el planteamiento de Eli Bartra sobre la metodologa feminista,
signiica el anlisis meticuloso de cuanto conocimiento existe sobre el tema
que se trabaje, para descubrir los sesgos sexistas e intentar corregirlos. Con-
sidera siempre, de forma explcita o no, la divisin social por gneros y se
contempla su jerarqua (1998: 148).
En la metodologa feminista, as como en general en las ciencias sociales la
tcnica de la investigacin cualitativa ha demostrado ser apropiada para es-
tudiar los diversos procesos sociales a travs de la interpretacin de la sub-
jetividad de las y los individuos y los resultados de su interaccin; sus herra-
mientas ofrecen la oportunidad para que las y los participantes expongan
libremente lo que desean hacer del conocimiento de los dems.
Igualmente, deja en claro que con esta metodologa no se trata de que el
punto de vista de las mujeres sea el que impere y se vuelva ciego, sordo y
mudo frente al gnero masculino. Quiere decir que en lugar de ignorar, mar-
ginar, borrar, hacer invisible, olvidar o incluso, deliberada y abiertamente,
discriminar el quehacer de las mujeres en el mundo, ahora simplemente se
intenta ver en dnde estn y qu hacen o no hacen y por qu (Ibid: 154).
As, con esta metodologa lo que se pretendi investigar fue el quehacer del
Movimiento de Mujeres Salvadoreo en relacin a las estrategias de lucha
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
275
para erradicar la violencia contra las mujeres; los derechos sexuales y repro-
ductivos; derechos laborales; iniciativas econmicas; las mujeres rurales y
su organizacin, en el transcurso de diez aos tomados a partir del periodo
de restauracin y airmacin de la democracia posterior a la irma de los
Acuerdos de Paz, hasta la fecha, esto es, de 1995 a 2006.
Fuentes de Informacin
Las investigaciones se apoyaron en fuentes primarias y secundarias de in-
formacin. Entre las fuentes primarias se cont con la informacin que se
obtuvo de primera mano, levantada a partir del contacto directo con las y
los informantes clave de las organizaciones de mujeres, organismos inter-
nacionales, gubernamentales, organizaciones mixtas, as como de mujeres
promotoras o facilitadoras y usuarias de los servicios de atencin para los
casos de violencia. Igualmente, se obtuvo informacin indirecta mediante
cuestionarios que fueron enviados va electrnica a personas que, por su tra-
bajo independiente de alguna institucin o no, han estado vinculadas con el
tema y que, por lo tanto, denominamos expertas.
Las fuentes secundarias comprendieron una serie de material documental
que fue revisado, tales como: libros, informes, cartas, publicidad, trpticos,
convenios, cartas de compromiso, memorias de congresos o conferencias,
ponencias, guas metodolgicas, videos, estadsticas, presentaciones, peri-
dicos, revistas y boletines, discos compactos, registros fotogricos.
De igual forma, se hizo una revisin cuidadosa del material disponible en
Internet, visitando portales de las organizaciones e instituciones nacionales,
internacionales, y documentos relacionados con los temas que se vinculan
con el tema principal.
El proceso de la investigacin fue desarrollado en tres etapas: en la primera
se identiicaron las organizaciones de mujeres que se caracterizaran por un
trabajo fuerte en el tema correspondiente, tanto a nivel central, como de las
locales
72
; de organizaciones mixtas, instituciones de gobierno, agencias de co-
operacin y organismos internacionales, as como profesionales hombres y
mujeres con experiencia en el tema, que en algunos casos fueron contactados.
72 Al hablar del nivel central, nos referimos a aquellas localizadas en la capital y su rea metropoli-
tana. El nivel local est referida a las organizaciones de mujeres cuyas bases se encuentran en las
dems ciudades o cabeceras departamentales del pas.
Mara Candelaria Navas
276
Se realizaron entrevistas con otras personas externas a las organizaciones de
mujeres, pero conocedores y sensibles al tema y que haban tenido la posibi-
lidad de vincularse transitoriamente con ellas, la idea era obtener la mirada
crtica de otros actores y actoras sobre el papel desempeado por el movi-
miento de mujeres, sobre la efectividad, problemas y retos que enfrentan las
estrategias empleadas; y de esta forma tener la opinin de las dos caras de la
misma moneda y poder hacer un anlisis con mayores elementos.
La segunda etapa consisti en la recopilacin de informacin a travs de la
aplicacin de los instrumentos y de la revisin documental en medios impre-
sos y del material en formato electrnico. Se aplicaron entrevistas semies-
tructuradas, talleres, grupos focales.
La tercera etapa estuvo dedicada a la trascripcin de entrevistas, talleres y
grupos focales, anlisis de la informacin y redaccin del documento.
A.1. Anlisis de las Estrategias del Movimiento de Mujeres para la erra-
dicacin de la violencia contra las mujeres
Institucin responsable: Las Dignas.
Investigadoras: Olga Luca Rodrguez y Amrica Romualdo.
Algunos datos:
Entre los aos 1990 y 2001 se atendieron va telefnica 12,188 casos por
violencia a mujeres, nios y nias y 8,631 casos de atencin directa en la
Clnica de CEMUJER
73
. (Fuente: CEMUJER. Clnica de Atencin Integral a
Mujeres, Nios y Nias Violentadas, 2002).
Entre 1992 y 1997 se atendieron en el Instituto Salvadoreo de Medicina
Legal de San Salvador, 4,223 casos por violencia sexual. (Fuente: Instituto
de Medicina Legal Dr. Roberto Masferrer. Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Regin Metropolitana, 1998).
Entre 1995 y 1998 el Programa de Saneamiento de la Relacin Familiar
atendi 11,313 casos por violencia intrafamiliar, 11,691 por maltrato a
menores, 14,798 de consejera y atencin emocional y 1,334 casos de de-
litos sexuales. (Fuente: ISDEMU. PSRF, 1999).
De los 4,059 delitos cometidos contra mujeres a nivel nacional en 1998 y
atendidos en la Polica Nacional, 26% corresponde a delitos contra la vida
73 Las cifras de CEMUJER fueron tomadas de Isis Internacional www.isis.cl/temas/vi.htlm.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
277
y la integridad personal (152 fueron homicidios, 746 de lesiones, entre
otros); un 9,5% corresponde a delitos contra el pudor y la libertad sexual
(353 casos de violacin); un 16,9% de delitos contra la libertad personal y
moral; un 2,8% contra la inviolabilidad de morada; un 42,2% delitos con-
tra el patrimonio; y 0,6% delitos contra los bienes jurdicos de la familia.
(Fuente: PNC, 1999).
En el perodo de enero-octubre de 2001 se registraron 434 casos por vio-
lencia sica contra mujeres y nias; 634 casos por violencia psicolgica;
117 casos por violencia sexual (violacin, acoso sexual); y 445 casos por
violencia econmica. (Fuente: CEMUJER. Clnica de Atencin Integral a
Mujeres, Nios y Nias Violentadas, 2002).
En relacin a feminicidios, de 134 mujeres asesinadas entre septiembre
de 2000 y diciembre de 2001, el 98.3% fue producto de una relacin de
pareja. El 26.7% fue a manos del esposo; 21.4% el ex-esposo; 27.4% el
conviviente; 18.3% el ex-conviviente; 2.7% el novio; y 17% el ex-novio.
(Fuente: CEMUJER, Clnica de Atencin Integral y monitoreo de medios
escritos La Prensa Grica y El Diario de Hoy, 2002).
En 2005 hubo 383 mujeres violentadas, de las cuales el 49.6% corres-
ponden a homicidios; 37.6% fueron violadas; 5% con lesiones; 3.9% con
agresin sexual, 2.9% equivalentes a prostitucin/pornograa; 0.8% pri-
vacin de la libertad y 0.3% por extorsin. (Fuente: Las Dignas, registro de
tres medios CoLatino, El Diario de Hoy y La Prensa Grica, 2005).
De 134 casos de violencia contra mujeres en 2005, el 35% fueron come-
tidos en el entorno familiar y el 10.4% por mareros. (Fuente: Informe de
prensa 2005, Violencia contra las mujeres. Las Dignas.
De los 154 casos de violencia contra nias en 2005, el 56.5% fueron por
violacin; 28% homicidios; 18% lesiones; 7% pornograa/prostitucin;
2.6% agresin sexual. (Fuente: Informe de prensa 2005 Violencia contra
las mujeres. Las Dignas).
Segn ORMUSA, los asesinatos de mujeres van en ascenso: en el ao 2005,
hubo 390; en 2006, 437 y hasta junio del ao 2007, 168 mujeres han sido
asesinadas (Fuente: Observatorio de la Violencia de Gnero contra la
Mujer, ORMUSA con base en los registros del Instituto de Medicina Legal
(IML), en coincidencia con la Polica Nacional Civil y Fiscala General de la
Repblica).
No cabe duda de que quienes han hecho posible que el tema de la violencia
contra las mujeres se haga visible como uno de los principales problemas
Mara Candelaria Navas
278
que afecta a las mujeres (que restringe sus derechos y limita su desarrollo,
que no atae solo al mbito privado, sino a la sociedad en su conjunto) han
sido las mujeres que integran el movimiento de mujeres y feminista. Al igual
que en los dems pases de la regin centroamericana y de Latinoamrica,
en El Salvador el tema de la lucha por violencia en contra de las mujeres ha
sido, es y seguir siendo un tema importante en las agendas de las organiza-
ciones de mujeres, en tanto siga siendo un problema grave de salud pblica,
de seguridad ciudadana y de abuso patriarcal (Garca y Valdivieso, 2005:
42).
Aunque en el pas no existe en la actualidad ninguna organizacin que est
dedicada exclusivamente al tema de la lucha contra la violencia hacia las mu-
jeres, este tema fue para varias el que motiv su creacin. De las once orga-
nizaciones de mujeres que se consideraron para este estudio, cuatro de ellas
fueron sealadas por la casi totalidad de las y los entrevistados como las ms
reconocidas por su gran esfuerzo y labor en el tema: Son estas LAS DIGNAS,
CEMUJER, LAS MLIDAS y ORMUSA y en menor proporcin fueron mencio-
nadas AMS y el IMU, como organizaciones que, no obstante ser largamente
reconocidas por su trabajo en otras lneas, recientemente estn teniendo una
mayor y ms activa participacin en el campo de la lucha contra la violencia
hacia las mujeres.
La trayectoria de estas organizaciones en relacin con la temtica no ha sido
lineal; han tenido periodos de auge, de estabilidad, de debilitamiento, de re-
estructuracin de sus enfoques, de incursionar en otras modalidades y, por
lo tanto, las estrategias llevadas a cabo tambin.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
279
Principales Programas institucionales sobre el tema de Violencia con-
tra las Mujeres.
Nombre Organizacin rea o Programa
AMS
Asociacin para la Autodeterminacin de
Mujeres Salvadoreas.
Prevencin de la Violencia
Programa de Ciudadana
con Rostro de Mujer
CEMUJER
Instituto de Estudios de la Mujer Norma
Virginia Guirola de Herrera.
Salud y Violencia
CONAMUS
Coordinadora Nacional de la Mujer
Salvadorea
Erradicacin de la
Violencia contra la mujer
IMU
Instituto de Investigacin, Capacitacin y
Desarrollo de la Mujer
Vida sin Violencia
LAS DIGNAS
Asociacin de Mujeres por la Dignidad y
la Vida
Programa por una vida
libre de violencia
MAM LAS MLIDAS
Asociacin Movimiento de Mujeres
Mlida Anaya Montes
Salud y No Violencia
ORMUSA
Organizacin de Mujeres Salvadoreas
por la Paz
Atencin de la Violencia,
Salud y Derechos
Sexuales y Reproductivos
Prevencin y Atencin de
la VIF y de Gnero en tres
municipios
CONCERTACIN FEMINISTA
PRUDENCIA AYALA
Fuente: Elaboracin propia con base en informacin de las entrevistadas y pginas web de las orga-
nizaciones
Las principales Estrategias emprendidas para erradicar la Violencia contra
las Mujeres son:
a. Estrategias de Atencin.
Mara Candelaria Navas
280
b. Estrategias de Organizacin.
c. Estrategia de Capacitacin/Formacin.
d. Estrategia de Sensibilizacin.
e. Estrategia de Investigacin.
f. Estrategia de Incidencia.
g. Estrategia de Prevencin.
h. Estrategia de Construccin de Alianzas, Redes o Coordinaciones.
Valorando el impacto de las Estrategias en la lucha contra la violencia
hacia las mujeres.
La lucha para erradicar la violencia contra las mujeres no ha sido fcil, ms
cuando se trata de sociedades como la salvadorea, con una historia de
violencia reciente, donde la resolucin de los conlictos se realiza general-
mente va la imposicin de la fuerza y en la que el sistema social patriarcal
imperante ha consentido que los hombres a travs de la fuerza, la pre-
sin directa, los rituales, la tradicin, la ley y el lenguaje, las costumbres,
la etiqueta, la educacin y la divisin del trabajo decidan cul es o no es
el papel que las mujeres deben interpretar (Varela, 2002: 69) y en el que
en las ms de las veces, las mujeres son ubicadas en posiciones subordinas
frente a ellos; en un contexto como ese, la violencia es considerada lgica
y natural.
Es por ello que, en el trnsito de estos doce aos de trabajo sostenido de
los grupos organizados de mujeres, se han encontrado con una innumerable
serie de obstculos que, lejos de rendirlas, las ha impulsado a desaiarlos,
haciendo ms disfrutable cada conquista.
a. Logros y avances
Entre los primeros logros identiicados por las mujeres de las organizacio-
nes entrevistadas, se encuentra el avance que se ha tenido a lo largo de estos
aos en materia de conocimiento y comprensin del fenmeno de la vio-
lencia, la ampliacin del concepto de violencia de gnero, la identiicacin
en aquellos espacios y modalidades que antes pasaban desapercibidas, la
evolucin en el desarrollo de estrategias y metodologas para enfrentarlo
y la contribucin para que miles de mujeres pudieran contar con espacios
de ayuda y fortalecimiento que las empodera para salir de las situaciones
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
281
violentas. Igualmente, el tesn de estos aos las ha llevado a idear nuevas
estrategias para acometer desde diversos lancos y pblicos en lo local y
nacional el problema, lo cual les ha valido, actualmente, el reconocimiento
general de haber sido quienes visibilizaron el problema, desde donde ma-
yor trabajo se ha realizado por los derechos humanos de las mujeres y la
erradicacin de la violencia en contra de ellas en el pas; ser hoy en da con-
sultadas y referidas tanto a nivel nacional como internacional y haber pues-
to a hablar, discutir y relexionar sobre el tema a ms de uno en los diversos
sectores sociales e instancias.
De manera articulada con los logros alcanzados por las estrategias de orga-
nizacin, capacitacin, sensibilizacin y atencin, se encuentra como logro
la construccin de redes sociales a partir de los grupos de autoayuda, por
cuanto les han permitido a las mujeres usuarias obtener la fortaleza de sus
capacidades, especialmente en la toma de decisiones a nivel individual para
una vida futura sin violencia.
Como parte de las coordinaciones, tambin es destacable a nivel de las or-
ganizaciones, el haber superado las diferencias, respetado las identidades
que en su inicio les acompa, para que ahora puedan establecer alianzas
aunque sean puntuales, pero que les permiten alcanzar mayores grados de
impacto en las acciones.
b. Obstculos y debilidades
Fue generalizado que de los obstculos que las han acompaado durante los
doce aos, el ms severo ha sido la barrera cultural; de all se derivan otra
serie de obstculos para el desempeo en relacin a esta temtica.
Como ya es sabido, la violencia se rige por condiciones sociales especicas,
con un carcter histrico concreto,en un marco de normas, valores, intereses
y cosmovisiones propios de cada cultura, donde se genera una red discursiva
que entrelaza las prcticas sociales cuya eicacia radica en naturalizarse en
el diario vivir hasta hacerlas imperceptibles, con el in de que se interioricen,
se asuman, se practiquen y se legitimen en la cotidianidad (Molinar, 2004:
284). Por esto es dicil derribar las barreras de la resistencia, que van, desde
las mismas mujeres vctimas de violencia, hasta el Estado. Se van reprodu-
ciendo y renovando con el apoyo de la Iglesia (en todas sus modalidades)
Mara Candelaria Navas
282
que como organizacin jerrquica y sexista, ha inluenciado a toda la socie-
dad en la idea de la obediencia y sometimiento y donde las mujeres deben
subordinarse a los hombres.
Entre los principales obstculos hay que sealar la misoginia presente en
todos los mbitos de la vida, la naturalizacin de la violencia que impide
muchas veces a las mujeres denunciar, por desconocimiento, de que estn
viviendo violencia y, por temor a ser juzgadas por su entorno familiar, no lo
hacen. Las subvaloracin de todo lo concerniente a la mujer, por lo que el tra-
bajo de las organizaciones de mujeres durante muchos aos no fue tomado
con la seriedad que merece, son desdeadas con juicios de valor descaliica-
tivos.
Es una grave diicultad tener un gobierno con una actitud pasiva hacia el
problema y hacia las organizaciones de mujeres, que va desde las altas au-
toridades a quienes no les interesa el tema o lo ven como secundario, hasta
los prestadores de servicio que amparan las malas prcticas como la revic-
timizacin aunada a la impunidad, que muchas veces le permite al agresor
seguir en libertad despus de una reincidencia. As mismo, esa negligencia
del Estado, ha tenido que ser cubierta por las organizaciones, asumiendo la
carga econmica y social que le corresponde al Estado.
Otra de las grandes diicultades que encuentran en su quehacer las organiza-
ciones de mujeres, en relacin al combate a la violencia contra las mujeres,
es el tema de los recursos econmicos con el cual respaldar su labor. Dado
que el Estado nunca ha provisto de recursos este trabajo ni a estos grupos,
ellas han dependido en su totalidad de los fondos donados por las agencias
de cooperacin e instancias internacionales, lo cual, a su vez, las enfrenta con
otros problemas como el debilitamiento cuando se da un recorte o inaliza-
cin de los apoyos, la adaptacin a los temas de su inters y a las dinmicas
propias de estar en bsqueda continua del proyecto para el sostenimiento de
la institucin.
En este abordaje, se cuenta hoy en da con ocho estrategias empleadas: de
Atencin, Organizacin, Capacitacin, Sensibilizacin, Incidencia Poltica,
Investigacin, Prevencin y Redes o Alianzas y acciones que acompaan a
algunas, como el caso de la difusin.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
283
A.2. Anlisis de estrategias de las organizaciones de mujeres para la
promocin y vigencia de los derechos sexuales y derechos repro-
ductivos
Institucin responsable: Las Mlidas
Investigadoras: Silvia Matus y Melisa Oliva
Las autoras de esta investigacin airman que les fue dicil determinar exac-
tamente cundo se inicia el trabajo de las organizaciones de mujeres en ma-
teria de defensa y promocin de los derechos sexuales y reproductivos. Sea-
lan los siguientes factores como posibles causas: falta de sistematizaciones
dentro de las organizaciones que archiven o registren cronolgicamente el
trabajo desarrollado desde sus inicios o por aos; otro factor es el hecho que
en los promocionales, trpticos, hojas volantes y material escrito, de audio,
etc., no aparecen las fechas de su elaboracin, por lo que se vieron en la ne-
cesidad de analizar el tipo de arte y diagramacin para estimar el perodo
de tiempo en el que se crearon. Pero, en general, existen vacos en cuanto a
las fechas y a los programas especicos que se han realizado en el perodo
comprendido entre 1995 y 2007.
Como una forma de superar lo anterior y adems sistematizar las experien-
cias establecieron cuatro perodos y hechos que marcaron el rumbo y con-
tenido de las estrategias de las organizaciones de mujeres para defender y
promover los derechos sexuales y derechos reproductivos
Sin embargo, fue favorable para la recoleccin de informacin que las encar-
gadas actuales del rea sobre los derechos sexuales y reproductivos de las
organizaciones
74
, llevaran una larga trayectoria en la organizacin.
Con todo esto, existen vacos en cuanto a las fechas y a los programas espec-
icos que se han realizado entre 1995 y 2006.
Como una forma preliminar de documentar estas experiencias, se han esta-
blecido cuatro perodos a partir de acontecimientos y hechos que han marca-
do el rumbo y contenido de las estrategias de las organizaciones de mujeres,
para defender y promover los derechos sexuales y los derechos reproducti-
vos. A continuacin se presenta un esbozo de dichos perodos.
74 En los casos concretos de las Dignas, Conamus, Flor de Piedra, La Alianza por la Salud Sexual y
Reproducva, la Coordinadora de Jvenes por los Derechos Sexuales y Reproducvos.
Mara Candelaria Navas
284
Antecedentes: 1984 a 1995
La mayora de las organizaciones empiezan a trabajar en la promocin, de-
fensa, socializacin y ejercicios de Derechos Reproductivos (DR), casi desde
sus respectivas fundaciones (entre 1989-2004) y aunque no se hable direc-
tamente del trmino en s, se realizan acciones y programas de proyectos
destinados a dichos ines. As, en los programas de violencia intrafamiliar,
prevencin del VIH-SIDA
75
, Salud Reproductiva con mujeres adultas y adoles-
centes, sensibilidad en gnero, orientacin jurdica, incidencia mdica, entre
otros, se consideraban aspectos relativos en los derechos Reproductivos, en
la mayora de los casos, y Derechos Sexuales, en algunos casos especicos.
Las organizaciones pioneras en el trabajo en esta rea han sido: Las Mlidas,
Las Dignas, Flor de Piedra y Cemujer, quienes han desarrollado talleres inter-
nos, jornadas de sensibilizacin y material propagandstico destinado al co-
nocimiento del cuerpo, la promocin del ejercicio del auto cuidado y el goce
sexual; las Dignas adems, impulsaron acciones para promover el debate y la
defensa por la identidad y diversidad sexual.
Logros y retrocesos de: 1995 a 2000

En ese perodo se inicia una serie de acciones coordinadas entre las orga-
nizaciones, as como la apertura de sus programas de trabajo el rea de sa-
lud Sexual y Reproductiva (Las Dignas y las Mlidas); pero, es a partir de la
presin que recibe el gobierno salvadoreo para asumir sus compromisos y
acuerdos adquiridos con las conferencias del Cairo (1994) y Beijing (1995),
que lleva a las organizaciones de la sociedad civil a iniciar un trabajo ms
o menos sostenible en el campo de la salud sexual y reproductiva, desde el
enfoque de derechos.
El debate por Los Derechos sexuales y Reproductivos an no aparece clara-
mente en ese perodo, sino, ms bien, se aborda el tema desde la perspectiva
de la salud sexual y reproductiva, para promocionar de manera rpida ser-
vicios y proteccin en salud a las mujeres, compensando, en algunos casos,
75 En 1984, se conoce el primer caso de SIDA en El Salvador y solo cinco aos despus (1989) el
gobierno inicia las primeras Acciones del VIH-SIDA. En 1999, se elabora el primer plan estratgico
para la prevencin del VIH-SIDA, como puede verse la respuesta del Gobierno ante la epidemia fue
bastante lenta.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
285
de forma signiicativa
76
, la irresponsabilidad del Estado en garantizar condi-
ciones, infraestructura y recursos para promover y garantizar la salud de las
salvadoreas.
Dentro del programa Erradicacin de la Violencia de Gnero, a partir de
1998 se desarrollaron investigaciones sobre violencia sexual contra las muje-
res y se impulsaron campaas de sensibilizacin a travs de distintos medios
(materiales escritos
77
como campaas radiales, jornadas de sensibilizacin,
etc.), como formas de prevencin, as como acciones en contra de la impuni-
dad de la violencia sexual. Las Dignas, tambin editaron materiales escritos
educativos, que fundamentaron el enfoque de derecho, como una manera de
facilitar la comprensin del ejercicio de la salud sexual y reproductiva.
En 1997 comenz el primer proyecto de salud sexual y reproductiva orien-
tada por la Cooperacin Tcnica Alemana GTZ junto con el Ministerio de
Salud con una experiencia piloto con el Sistema Bsico de Asistencia en Sa-
lud Integral (SIBASI) en tres municipios. Contradictoriamente a esta medida
progresista en El Salvador, entre 1998 y 1999, se dio un grave retroceso en
los Derechos Sexuales y Reproductivos al penalizar las tres causales de abor-
to toleradas en el Cdigo Penal (por mal formacin del feto, por enfermedad
de la madre y por violencia en la mujer). Los grupos catlicos fundamentalis-
tas y la Fundacin S a la Vida, promovieron en el pleno Legislativo, la prohi-
bicin del aborto por cualquier razn, llegndose a modiicar la Constitucin
Poltica en el aborto 1, que ahora reconoce como personas humanas a todo
ser humano desde el instante de la concepcin.
En general, ninguna de las organizaciones de mujeres estuvo preparada a
nivel jurdico, de movilizacin e, inclusive, discursivamente para enfrentar la
medida jurdica; que penaliz todo tipo de aborto en el Cdigo Penal (abril
de 1997), esto implic, la penalizacin de todas las causales que legitimaban
el aborto (por motivos teraputicos; por motivos ticos en caso de violacin;
y por eugenesia en caso de mal formaciones fetales o que corra peligro de
vida la madre).
La implementacin de esta medida tom por sorpresa al conjunto de orga-
nizaciones de mujeres feministas de la poca, que estaban optimistas por
76 Dependiendo del alcance e incidencia de los proyectos.
77 Ejemplo de ellos fue el documento Cmo actuar ante los abusos sexuales?, elaborado pro Dinora
Aguiada Deras y Equipo Maz, nanciado por Intermn, Unin Europea y Oxfam.
Mara Candelaria Navas
286
haber logrado incidir en la creacin y puesta en marcha de la Ley contra la
Violencia Intrafamiliar en 1996 (Concertacin Feminista Prudencia Ayala,
2005-2008), la creacin del Instituto Salvadoreo para el Desarrollo de la
Mujer (ISDEMU), otorgndole cuotas de participacin a las organizaciones
de mujeres y la elaboracin de La poltica nacional de la mujer en 1997
(CEMUJER, 2003: 52). As como la revisin del Cdigo Penal y la inclusin de
los delitos de acoso sexual, violencia intrafamiliar, discriminacin laboral en
el nuevo Cdigo Penal (concertacin bidem) aprobado en abril de 1997 y
puesto en vigencia en abril de 1998.
Es importante sealar, que los debates sobre la penalizacin del aborto se
realizaron enana coyuntura poltica preelectoral (Villalta, 2004:25), situa-
cin que aprovecharon los sectores conservadores de derecha y fundamen-
talistas de las iglesias
78
, para asumir un fuerte protagonismo y generar una
opinin pblica que coarta la libertad de accin de la mujer sobre su cuerpo.
Esto impact en los grupos parlamentarios composturas ms progresistas,
que los oblig a dejar al libre albedro de cada diputado o diputada para que
votara de acuerdo a su conciencia a favor o no de la penalizacin del abor-
to y as desligar a los partidos polticos del debate. Esto marc un hito en la
forma de toma decisiones en la Asamblea Legislativa, ya que generalmente,
cualquier votacin se resuelve en bancada o grupo legislativo.
La penalizacin del aborto dej al descubierto la importante relacin entre
los sectores conservadores de la sociedad, la derecha y la iglesia. Adems,
se produjo un escenario de accin dicil para la organizacin de mujeres
interesadas en defender y promover los derechos de las mujeres, especi-
camente los sexuales y reproductivos; porque, el debate manipulado por los
sectores conservadores de la sociedad, promovi una visin negativa y as
criminal de las organizaciones de mujeres que defendieron pblicamente
el derecho de decidir.
Legitimacin de los derechos sexuales y reproductivos como derechos
humanos: de 1999-2005
Durante el periodo de 1999 se crea la norma de planiicacin familiar (CE-
MUJER, 2003: 37), por parte del Ministerio de Salud, con el objetivo de es-
78 Dicho sector estuvo liderado por mujeres de la Organizacin S a la Vida, as como los principales
representantes de la Iglesia Catlica idencado con el Opus Dei.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
287
tablecer un marco regulador de los mtodos anticonceptivos. Esto gener
el debate sobre la anticoncepcin de emergencia y la anticoncepcin en la
adolescencia.
Esto desencaden un inters legtimo de las organizaciones de mujeres por
trabajar como jvenes-mujeres con mayor profundidad del eje temtico de
salud sexual y reproductiva. Es as como surgen en Las Dignas y Las Mlidas
grupos embrionarios de mujeres jvenes para capacitarse en temticas rela-
cionadas con los derechos sexuales y reproductivos.
En inicios del ao 2000, Flor de Piedra, asociacin que trabaja con trabaja-
doras sexuales, instal una clnica de atencin en salud sexual y reproductiva
como una forma de promover dichos derechos. Sin embargo, por falta de re-
cursos propios y externos no le dieron continuidad al proyecto.
En el marco del Noveno Encuentro Internacional Feminista, realizado en
2002 en San Jos, Costa Rica, surge la campaa por la convencin de los De-
rechos Sexuales y Reproductivos, con el objetivo de trabajar desde una lgica
de derechos humanos, que permita situarlos como responsabilidad y obliga-
cin de los Estados para generar marcos de garantas ciudadanas, desde el
enfoque feminista del goce y ejercicio de la sexualidad desvinculndola de
la reproduccin de las mujeres, excluyendo la tutela moral de la iglesia, el
Estado y los hombres (CLADEM, 2002).
Este movimiento regional seala la importancia de ampliar la comprensin
de los derechos sexuales y reproductivos ms all de la salud y de una visin
biologista. Este esfuerzo se impulsa a travs del Comit de Amrica Latina y
el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLAEDM), cuyo enlace
en el 2003 para El Salvador es el Instituto de Estudios de la Mujer Norma
Virginia Guirola Herrera (CEMUJER).
En mayo de 2003, CLADEM realiza el Diagnstico de la situacin de los dere-
chos sexuales y los derechos reproductivos, investigacin regional en la que
particip nuestro pas. Tanto los resultados del estudio como la Campaa por
la Convencin de los Derechos Sexuales y reproductivos, se convierten en un
punto de encuentro y fortalecimiento de los esfuerzos de las organizaciones
de mujeres para impulsar con mayor nfasis este tema generando inters en
aquellas organizaciones que an no lo haban contemplado.
Mara Candelaria Navas
288
Las Dignas producen durante este periodo (2002-2003) investigaciones y
material referido a la sexualidad en jvenes. Los estudios realizados fue-
ron entre otros Informacin y prcticas sexuales: investigacin con es-
tudiantes de bachillerato de San Salvador (2002) y Derechos Sexuales y
Reproductivos, as como otras relacionadas con la penalizacin del aborto
enfocada como una violacin a los derechos de las humanas y los emba-
razos precoces como problemas de salud pblica. Durante estos mismos
aos, Las Mlidas inician su trabajo con grupos de jvenes, desde donde se
sensibiliza e informa sobre derechos sexuales y derechos reproductivos,
desarrollando contenidos sobre prevencin y riesgo de ITS, VIH-SIDA, auto
cuido y ejercicio de una sexualidad libre de prejuicios, informada y respon-
sable.
Otra estrategia de Las Mlidas, para incidir en la promocin y defensa de
los derechos sexuales y reproductivos, fue la realizacin de investigaciones
sobre la asignacin presupuestaria del Estado en salud de las mujeres; as
como la planeacin y ejecucin de polticas municipales de gnero (algunos
ejemplos son: San Rafael Cedros, Cojutepeque, Zacatecoluca, Santa Tecla).
Del mismo modo, el surgimiento de la Coordinadora de Jvenes por los
Derechos Sexuales y Reproductivos, en el ao 2001, marca una pauta im-
portante para la lucha por los derechos de las mujeres, ya que esta red
incorpora una visin con enfoque de gnero y generacional, que enriquece
el debate y el abordaje de los DSR al interior mismo de las organizaciones
de mujeres. Se les reconoce la responsabilidad directa de abrirse campo e
introducir el enfoque juvenil dentro del trabajo de las organizaciones de
mujeres.
En ese mismo ao, un grupo de becarias de un programa de la Asociacin
Demogrica Salvadorea, al inalizar su diplomado sobre Salud Sexual y Re-
productiva en Estados Unidos, deciden impulsar la creacin de la Alianza
por la Salud Sexual y Reproductiva, que fue constituida en el 2002 como una
coordinacin estratgica para defender y promover los derechos sexuales y
reproductivos. En dicha alianza participan organizaciones de mujeres aines
al tema e instancias pblicas como el Ministerio de Salud Pblica y Asistencia
Social (MSPAS), la Universidad de El Salvador, as como personas indepen-
dientes identiicadas y sensibilizadas con la temtica.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
289
Revisin y replanteamiento en bsqueda de nuevos horizontes de ac-
cin: 2005-2006.
En el ao 2005, el Ministerio de Educacin (MINED) en componenda con
la Iglesia Catlica, censuran programas de educacin sexual en escuelas p-
blicas que se vinculan a organizaciones no gubernamentales de salud y al
Ministerio de Salud. Esto desencadena, nuevamente, otro escenario de po-
lmica que reairma las posiciones de los sectores conservadores de la so-
ciedad (Iglesia Catlica, S a la Vida, etc.) con respecto a la promocin de los
derechos sexuales y reproductivos.
En esa circunstancia es que el MINED hace pblica su preocupacin por la
informacin a la que estn teniendo acceso los y las jvenes en edad escolar.
Esto permite que se normalice la intervencin de las ONG en las escuelas
pblicas, ya que dicho ministerio establece que solo podrn realizar trabajo
conjunto y de cooperacin con permiso previo y bajo su supervisin.
Es en este contexto es que organizaciones como el IMU, ORMUSA, Las Dignas,
Las Mlidas, entre otras, establecen coordinaciones para capacitar a estu-
diantes y personal docente de las instituciones educativas pblicas.
Dichos acuerdos de colaboracin dependen de la voluntad del profesorado,
directoras y directores de Centros Escolares especicos, ya no del visto bue-
no del MINED.
Con la consolidacin de redes, alianzas y coordinaciones se empiezan a plan-
tear posiciones sostenidas como ejes de lucha de las organizaciones respecto
a los DS y DR. La Concertacin Prudencia Ayala ha sido un espacio importan-
tsimo para debatir y posicionarse con respecto a la defensa y promocin de
los derechos sexuales y los derechos reproductivos.
La lucha por los derechos sexuales y reproductivos bajo el enfoque de de-
rechos humanos, han sido asumidos como uno de los pilares del trabajo
de las organizaciones de mujeres, aun cuando estas no tienen, explcita-
mente, programas sobre el tema. Sin embargo, en la actualidad muchas de
las organizaciones estn redeiniendo los mecanismos y estrategias para
promover y defender los DS y DR como uno de sus ejes estratgicos. Al-
gunas de ellas, estn considerando establecer reas de trabajo a nivel de
Mara Candelaria Navas
290
gerencias o programas institucionales para trabajar especicamente esta
temtica.
Movimiento de Mujeres: logros y alcances de los DS y DR en El Salvador
Algunos datos:
Segn FESAL 2002/2003, el uso de anticonceptivos entre mujeres casadas o
acompaadas entre los 15 y los 44 aos de edad ascendi al 59.7% en 1998,
a 67.3% en el 2002 y 2003 en la zona urbana y, al 60% en la zona rural.
El uso de anticonceptivos en la primera relacin sexual para los aos 2002 y
2003, segn la misma fuente fue el 23% en la zona urbana y 10% en la rural.
Mientras que un 64.3% en las reas urbanas y un 54.8% en las rurales cono-
cen al menos tres formas de prevencin del VIH-SIDA.
El cambio en los indicadores de salud, se debe en gran parte al esfuerzo de
organizaciones de mujeres en estos temas, fundamentalmente con el traba-
jo de promocin, difusin, sensibilizacin y concienciacin sobre derechos
sexuales y derechos reproductivos, con el que han llegado a amplios pblicos
de jvenes, mujeres y hombres del pas.
De acuerdo a las representantes de las reas de promocin y defensa de los
DSR en las organizaciones de mujeres
79
entrevistadas y a mujeres usuarias
de las mismas se logra identiicar mltiples acciones y determinar algunos
de sus logros y alcances.
Formacin y sensibilizacin de Derechos Sexuales y Derechos Repro-
ductivos (DSR)
Las organizaciones de mujeres, en su gran mayora, han utilizado acciones
de formacin y sensibilizacin como parte de la estrategia de promocin y
defensa de los DSR.
79 Asociacin Movimiento de Mujeres Mlida Anaya Montes (Las Mlidas) Asociacin de Mujeres
por la Dignidad y la Vida Las Dignas, Organizacin de Mujeres por la Paz (ORMUSA), Asociacin
Flor de piedra, Coordinadora Nacional de la Mujer Salvadorea (CONAMUS), Movimiento de Mu-
jeres Salvadoreas (MSM) y el Instuto de Invesgacin, Capacitacin, Formacin y Desarrollo de
la Mujer (IMU).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
291
Los procesos de formacin en DS y DR se han desarrollado en cuatro niveles:
1) Procesos de formacin a usuraras de programas y proyectos, en su mayo-
ra enfocados a poblaciones jvenes;
2) Campaas de divulgacin y sensibilizacin a travs de diversos medios de
comunicacin;
3) Al interior de las mismas organizaciones de mujeres y;
4) Produccin de manuales o instructivos.
Procesos de formacin a usuarias de programas y proyectos
La mayora de organizaciones de mujeres han realizado procesos de forma-
cin con grupos de mujeres adultas y jvenes, ya sea solo mujeres o grupos
mixtos. Por lo general, estos procesos estn dirigidos a fortalecer el cono-
cimiento en mtodos anticonceptivos y de proteccin de las Infecciones de
Transmisin Sexual (ITS). Solamente en las acciones desarrolladas por Las
Dignas y Las Mlidas, se incluyen la formacin de tpicos sobre el goce y el
ejercicio de la sexualidad. Entre los contenidos temticos se encuentran: el
placer, autonoma del cuerpo, auto cuidado, autoerotismo, etc. Ambas or-
ganizaciones cuentan con materiales escritos con formatos de manuales o
instructivos.
Los mayores logros obtenidos son la difusin de los derechos Sexuales y Re-
productivos a amplios grupos de mujeres y hombres, funcionando como un
contrapeso social ante la visin moralista, conservadora y religiosa de los
grupos fundamentalistas del pas.
Por otro lado, a travs de las actividades realizadas se ha promovido el de-
recho a la educacin sexual, el derecho a decidir de forma libre sobre el
cuerpo y la sexualidad y el derecho a ejercer y disfrutar plenamente de la
vida sexual como un derecho de las personas, especialmente de las mujeres.
Estos son algunos de los factores que han contribuido a llevar la relexin
feminista sobre Derechos Sexuales y Reproductivos a amplios grupos de mu-
jeres, jvenes y a representantes del sector pblico local. En la actualidad
temas como el Trabajo Sexual y los Derechos Sexuales y Reproductivos de
las Trabajadoras Sexuales, la identidad y la Diversidad Sexual, comienzan a
promoverse como parte de una visin ms holstica de la sexualidad.
Mara Candelaria Navas
292
Campaas de divulgacin y sensibilizacin a travs de diversos medios
de comunicacin
Los mecanismos ms usados para la difusin de temas relativos a los DSR,
han sido la distribucin de material ilustrativo tales como: trpticos, flders,
aiches, portadas de cuadernillos, manuales y material promocional como
estampados en camisetas, gorras, maletines, carteras, paoletas, etc. Ade-
ms, han producido campaas radiales para difundir temas especicos como
la prevencin de la violencia y explotacin sexual.
El elemento comn de estas campaas ha sido la utilizacin de formatos
sencillos de lenguaje comprensible, empleando smbolos, dibujos o colores
llamativos, por lo que se deduce que estn dirigidos a sectores amplios de la
poblacin femenina, y a jvenes mujeres y hombres.
El MM ha logrado cierto reconocimiento en las sociedad y son una voz auto-
rizada en materia de defensa de los derechos de las mujeres y en el abordaje
de la salud sexual y reproductiva desde el enfoque de derechos, mostrando
que tambin estos son derechos humanos.
Al interior de las mismas organizaciones de mujeres
La mayora de organizaciones desarrollan esfuerzos formativos dirigidos a
sus socias y, en algunos casos, a todo su personal, en los que realizan activi-
dades que facilitan la relexin sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos.
La metodologa utilizada son talleres, reuniones, foros de debate y jornadas.
Entre los logros ms relevantes se encuentran en primer lugar, que las or-
ganizaciones de mujeres cuentan con una relexin vivencial sobre temas
como la sexualidad y los Derechos Sexuales y Reproductivos, lo que les ha
permitido promover las campaas de difusin y formacin hacia otros ac-
tores sociales externos a la institucin. En segundo lugar, han facilitado la
apropiacin del derecho a la igualdad de oportunidades y la equidad, tanto
interna como externamente.
En tercer lugar, estos procesos de sensibilizacin y relexin han potenciado
la deconstruccin de los mitos y tabes relacionados con los Derechos Sexua-
les y Reproductivos, lo que ha contribuido al empoderamiento y crecimiento
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
293
del liderazgo de muchas mujeres integrantes de las organizaciones. Mujeres
que tras varios procesos formativos y vivenciales, han podido trascender las
barreras de sus propios prejuicios, para poder vivir una vida ms libre, au-
tnoma y auto determinada, implicndose con la defensa de sus derechos.
Produccin en Manuales o Instructivos
Aunque son muy pocas las organizaciones que cuentan con produccin pro-
pia de materiales de formacin en temas relativos a los DSR (Flor de Piedra,
MSM, Las Mlidas y Las Dignas) estos estn orientados a educar y sensibilizar
a las mujeres sobre anticoncepcin, exposicin detallada sobre los rganos
reproductivos y genitales femeninos y masculinos, los ciclos menstruales, la
prevencin de VIH-SIDA e ITS.
Estos materiales cuentan con explicacin clara que diferencian la sexuali-
dad humana de las relaciones sexo-coitales. As como cuestionamientos a
las costumbres, prejuicios, ideas tradicionales, mitos y tabes impuestos
por el sistema patriarcal y su ignorancia, orientacin bsica sobre las dis-
tintas preferencias sexuales, prevencin y atencin en casos de violencia
sexual, etc.
En ocasiones estos materiales constituyen devoluciones de investigaciones
o sistematizaciones de experiencias, por lo que cuenta con matrices y datos
estadsticos, as como con la informacin jurdica sobre aborto, embarazo
precoz, violencia sexual, etc.
Todas las organizaciones involucradas en este estudio forman parte de la
campaa por la Convencin de los Derechos Sexuales y Reproductivos a tra-
vs de la campaa 28 de septiembre por la Despenalizacin del Aborto. Este
esfuerzo cuenta con un Maniiesto escrito, publicado en forma de folleto, en
donde deienden los DSR desde el enfoque de derecho, a la vez que diferencia
los DS de los DR y plantea la necesidad de comprender los DSR ms all del
mbito de la salud. Este material ha sido difundido a travs de las organiza-
ciones consultadas para esta investigacin.
Como resultado de estos esfuerzos se seala que desde las Organizaciones
de Mujeres y las Coordinaciones, se ha tratado de trascender el lenguaje aca-
dmico y mdico sobre sexualidad y preproduccin al utilizar un lenguaje
Mara Candelaria Navas
294
coloquial, desprejuiciado, laico, sin estigmatizaciones y comprensible, as
como material grico sencillo para poder llegar a un amplio pblico de mu-
jeres con el mensaje de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Con estas
actividades se ha garantizado hacer accesible el derecho a la informacin
cientica, sin prejuicios y laica sobre la sexualidad.
Planiicacin Familiar (anticonceptivos, anticoncepcin de emergen-
cia).
La estrategia ms utilizada en casi todos los casos ha sido la de divulgar, in-
formar, educar y sensibilizar a la poblacin joven, con prioridad en las mu-
jeres, considerando que es esta la poblacin en riesgo de embarazos no de-
seados. Efectivamente, han sido las organizaciones de mujeres quienes han
defendido y promovido el uso de la anticoncepcin de emergencia como un
mtodo eicaz, cuyo uso responsable puede prevenir embarazos no deseados
y enfermedades de transmisin sexual. Han logrado este objetivo a pesar de
la informacin que divulga el Estado a travs del MINED y el Ministerio de
Salud, as como la Iglesia Catlica, que los mtodos anticonceptivos por exce-
lencia son la idelidad y la abstinencia.
As mismo, con estas acciones se ha obtenido promover el derecho a la liber-
tad reproductiva, difundiendo entre mujeres y hombres el uso de anticon-
ceptivos orales o inyectables, cubriendo a poblaciones del rea rural, tradi-
cionalmente olvidadas por las polticas pblicas.
El Aborto
En general el tema sobre el aborto y la decisin de las mujeres por la mater-
nidad, ha sido enfocado solo por las organizaciones de mujeres desde una
perspectiva de derecho.
En el mbito internacional, en 1990 con el apoyo del movimiento feminista
argentino, se declara el 28 de septiembre como Da de la Despenalizacin del
Aborto en Amrica Latina y El Caribe. Adems, se cre una red de organiza-
ciones para demandar a los gobiernos, la legalizacin del aborto. Su accin
se materializ en la campaa denominada Campaa 28 de septiembre pro
la Despenalizacin del aborto.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
295
A pesar del silencio que se apoder del movimiento de mujeres posterior a
la penalizacin del aborto, esta temtica ha sido recuperada bajo el enfoque
de los Derechos Sexuales y Reproductivos a partir del ao 2000, aunque no
como un eje central.
Identidad y diversidad sexual
En general, el respeto a la diversidad sexual genrica, lsbica y transgenti-
ca, ha sido un tema de los contenidos de todas las organizaciones utilizados
para sensibilizar, aunque no constituye parte de ningn programa o proyecto
en concreto, ni posee acciones permanentes.
En 1992 se constituye en El Salvador, la organizacin Lsbica Colectivo Ls-
bico de la Media Luna, espacio informal que convocaba a mujeres lesbianas,
bisexuales y lesbianas polticas. En su momento realizaron talleres de re-
lexin sobre la identidad lsbica, encuentros y convivios ldicos. El mrito
de este esfuerzo radica en que por primera vez en el pas, las mujeres lesbia-
nas contaron con un espacio de encuentro, teniendo en cuenta las condicio-
nes de pobreza, producto de los doce aos de guerra civil. Si bien la vivencia
de lesbianismo no era nada nuevo en El salvador, airmarla como una identi-
dad social y desaiar la lesbofobia, s fue algo nuevo a nivel poltico y cultural
(Ready, S/F).
El colectivo lsbico elabor dos folletos de informacin sobre la identidad
lsbica que circularon ampliamente dentro del movimiento de mujeres. Este
colectivo desapareci por diversas razones en 1997.
Los vnculos transnacionales y transmovimientales entre los movimientos lsbi-
cos, feministas e izquierdistas, crearon una coyuntura que facilit el surgimiento de
la Media Luna. Las semillas de su creacin fueron aportadas por los movimientos
lsbicos de aquellos pases hacia donde las salvadoreas llegaron en busca de soli-
daridad o en calidad de exiliadas (Mxico y EE.UU. de manera particular); una vez
sembradas en un terreno atravesado por la guerra, el movimiento feminista centro-
americano se encarg de abonarlas (Ready, dem).
Por lo tanto no es de extraar que uno de los antecedentes concretos de la for-
macin de la Media Luna fuera el encuentro feminista centroamericano realizado
en Monte Limar, Nicaragua en 1992. Ah, las lesbianas salvadoreas que partici-
paron, regresaron cargadas de energa y deseos de trabajar por el respeto de sus
derechos. Posteriormente, un grupo de aproximadamente doce mujeres lesbianas,
bisexuales y mujeres que les apoyaron, empezaron a reunirse informalmente. A
Mara Candelaria Navas
296
pesar de la homofobia existente en el Movimiento de Mujeres y en la izquierda,
en unos meses comenzaron a consolidarse y relacionarse con las redes existentes,
con el apoyo internacional, dos integrantes del grupo participaron en la tercera
conferencia de Amrica Latina y El Caribe, en Puerto Rico, en julio de 1992 (Ready,
S/F).
Sobre la desaparicin del grupo, Ready menciona que las repercusiones del
encuentro (VI Encuentro Feminista de Amrica Latina y El Caribe) y los de-
bates alrededor de la plataforma MUJERES 94 dejaron al Movimiento de Mu-
jeres Salvadoreas y en particular a la Media Luna, agotado y traumatizado.
El nivel de lesbofobia que se haba desatado contra ellas, fue algo inesperado
y sin precedentes. El surgimiento del grupo haba sido gradual y annimo
y ninguna de sus integrantes haba asumido pblicamente un peril lsbico
fuera del movimiento de mujeres. Cuando el grupo empez a recuperarse,
sus actividades fueron sobre todo de carcter social.
Tambin airma una dinmica de relaciones internas parecida a la que sea-
la Norma Mogrovejo en su Discusin sobre el movimiento lsbico latinoame-
ricano (1996), donde las relaciones polticas y romnticas se mezclan dando
como resultado que las inidelidades y los celos tienen tanta inluencia sobre
el rumbo de la organizacin como las agendas polticas. Cualquiera que ha
experimentado dinmicas parecidas sabe que tales relaciones pueden ser
muy destructivas para una organizacin. Otros dos factores inluyeron en el
desenlace del grupo de manera signiicativa: la integracin de integrantes
de la Media Luna como asalariados de un organismo de mujeres y la dis-
minucin de las relaciones con los movimientos solidarios de otros pases
(Ready, dem).
Un ltimo factor que airma la autora, es que la convocatoria de la Media
Luna, haba sido fundamentalmente realizada por lesbianas extranjeras, que
al dejar el pas, el resto no fue capaz de darle un peril y un seguimiento al
espacio.
El movimiento de mujeres Las Dignas, ha sido la organizacin que ms ha
trabajado la temtica; desde los aos 90 han venido desarrollando talleres y
procesos de relexin en torno al sexismo, el heterosexismo y la lesbofobia,
con el objetivo de fomentar y preparar una posicin interna sobre el lesbia-
nismo.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
297
En 1994 con el apoyo de Kathy Burger, miembra honoraria de Las Dignas
se desarrollan jornadas de relexin y una serie de actividades (encuentros,
cine-foros, charlas, conversatorios), tanto al interno como al externo de la
institucin, dirigidos a fomentar y promover la organizacin de lesbianas
como gremio. La importancia de estas actividades radica, en que han servido
de medio de difusin de concepto y se ha sensibilizado a las mujeres dentro
y fuera de la organizacin en el respeto y tolerancia.
Sin embargo, se considera que es a partir del ao 2004, cuando en realidad
se da ms apertura al lesbianismo y a las lesbianas dentro de Las Dignas de
forma simblica y visible. En la actualidad aunque Las Dignas no cuenten con
un programa o proyecto especico para el rea, consideran que el lesbianis-
mo es un tema vital para la estrategia de fortalecimiento del movimiento de
mujeres. En los aos 2005 y 2006 promovieron cine-frum con pelculas que
planteaban la identidad lsbica.
En el 2007, Las Dignas facilitaron cines-frum y encuentros ldicos, algunas
de estas actividades las desarrollaron con grupos lsbicos como La casa de
Safo y la Colectiva de Lesbianas Salvadoreas (COLESAL) y otras organiza-
ciones de mujeres como Las Mlidas. Estas ltimas promovieron talleres de
sensibilizacin y fomento al respeto del lesbianismo en el contexto del Da
Internacional del Orgullo Gay y Lsbico (28 de junio).
Las lesbianas, organizadas o no, han logrado manifestar en diversos espacios
su inconformidad con el movimiento de mujeres, especialmente porque este
ltimo no retoma sus demandas y no impulsa acciones positivas en relacin
a las lesbianas en sus instituciones, considerando que existe una lesbofobia
internalizada en el movimiento.
Con las acciones antes mencionadas, las organizaciones feministas y lsbi-
cas, han promovido el derecho a decidir de forma libre sobre el cuerpo y
la sexualidad, el derecho a no ser discriminadas, el derecho a decidir con
quin compartir la vida y la sexualidad, las emociones y afectos y el derecho
a la intimidad y la vida privada. Sus acciones han visibilizado una vivencia
de la sexualidad considerada tab en nuestra sociedad y poco reconocida,
inclusive por el movimiento de mujeres, mismo que se considera amenazado
cuando, con la idea de desvalorar su actuacin y credibilidad, le colocan des-
de afuera la etiqueta de lesbianas.
Mara Candelaria Navas
298
A.3. Anlisis de las estrategias del MM para la promocin y apoyo a las
iniciativas generadoras de ingresos de las mujeres
Institucin responsable: Colectiva Feminista
Investigadoras: Ana Landa y Morena Herrera
Esta investigacin encontr que la mayora de las organizaciones del movi-
miento de mujeres entrevistadas, consideran el apoyo a iniciativas genera-
doras de ingreso como un medio para fomentar la autonoma econmica de
las mujeres, su salida del mbito domstico y su acceso a la toma de decisio-
nes en todos los mbitos y, en deinitiva, su empoderamiento. De esta mane-
ra son conscientes de desarrollar estrategias para, a partir de la necesidad
prctica de las mujeres de conseguir ingresos para mejorar su nivel de vida
y el de sus familias, incidir en el inters estratgico del empoderamiento
femenino.
En cuanto al tipo de iniciativas que se apoyan
La mayora de las mujeres entrevistadas realizan trabajos tradicionales,
extensin de sus actividades domsticas como el cultivo de patios, la crian-
za de animales menores, la produccin de alimentos, artesanas o la venta
de productos comerciales. A pesar de ello, algunos cambios signiicativos
se aprecian en la vida de las mujeres que se incorporan en alguna medida
a labores tradicionalmente masculinas, como la crianza de ganado, o que,
realizando tareas tradicionales, comienzan a salir del mbito domstico
bien para producir, asistir a reuniones o capacitaciones, cuestionando la
divisin tradicional de espacios.
Son escasos en la actualidad los programas que promueven el acceso de las
mujeres a oicios no tradicionalmente femeninos, y se concentran priorita-
riamente en el mbito agropecuario, como la produccin de ganado, tilapia o
camarn, que, con apoyo adecuado tanto a los procesos tcnicos y empresa-
riales como a la capacitacin en gnero, pueden promover no solo la mejora
de la condicin de las mujeres sino de su posicin y valoracin social.
En general, existe escasa diversiicacin e innovacin en los diferentes secto-
res productivos, por lo que los productos elaborados y comercializados por
las mujeres productoras se mantienen en mercados donde la competencia es
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
299
elevada, mientras que la calidad ofrecida es inferior con frecuencia a la que
aportan otros proveedores de productos similares.
En cuanto a los nfasis
Los programas de crdito
Se demuestra en la prctica que las estrategias que llevan implcita de alguna
manera la metodologa crediticia son una alternativa interesante para me-
dir el inters y la capacidad empresarial real de la candidata y tambin para
promoverla, siempre que las condiciones de acceso sean adecuadas para las
mujeres que las necesitan. Las mujeres empresarias que solicitan crditos,
cuando son productoras, asumen tambin activamente la comercializacin
de sus productos y se dedican a ella con intensidad.
La mayora de las mujeres participantes en los programas de microcrdi-
to valoran positivamente en trminos de apoyo a sus iniciativas, ya que no
exigen las garantas de las instituciones crediticias tradicionales, fomentan
el trabajo en grupo, los intereses son algo menores que los de mercado y la
renovacin del crdito es muy rpida, si se responde adecuadamente en tr-
minos de pago, pudindose incrementar los montos inanciados.
Los proyectos productivos
Como en el caso de los crditos agropecuarios, la carencia de tierra propia
es la principal diicultad de las mujeres para participar. Otra de las limita-
ciones evidenciadas es el corto plazo de los proyectos implementados.
En este caso, la mayora de la produccin obtenida se enfoca inalmente al
autoconsumo, dada las escasas habilidades comerciales de las producto-
ras.
Las empresas asociativas
Atencin especica merecen las empresas asociativas, por la cantidad de
esfuerzo material y humano que se les dedica y el relativo escaso xito que
han tenido en estos aos. Estas nacen en la mayora de los casos a partir
de un proyecto, en el cual entran las mujeres interesadas en el mismo, a
partir de algunos criterios bsicos que dependen de las organizaciones.
Mara Candelaria Navas
300
Las redes
El espacio de la redes permite a las mujeres intercambiar experiencias de
forma permanente con otros grupos de localidades diferentes, lo que les
permite ampliar su visin, adquirir ms conocimientos, promueven la so-
lidaridad colectiva y establecen alianzas de complementariedad producti-
va (unas elaboran los productos y otras los envasan), de adquisicin o de
comercializacin, que contribuyen a mejorar el rendimiento econmico
de las empresas.
Procesos de incidencia poltica
Los procesos de incidencia local para el apoyo a las iniciativas econmicas
de las mujeres, se dan en el marco del fortalecimiento a las asociaciones
locales de mujeres a las que estas pertenecen. Van encaminados a conse-
guir el apoyo de las municipalidades en cuanto a concesin de terrenos,
ediicios para la instalacin de las empresas de las mujeres, o el apoyo de
la alcalda para la promocin de los productos de las mujeres en ferias u
otros eventos.
Todas las organizaciones, aunque en mayor o menor medida en la prctica,
coinciden en que la autonoma econmica y el empoderamiento de las muje-
res no se alcanzan nicamente a partir de obtener ingresos econmicos. Es
necesario que estas actividades estn acompaadas de procesos de relexin
personal desde el hecho de ser mujeres, formacin en derechos, generacin
de liderazgos, fortalecimiento de las organizaciones, incidencia poltica ha-
cia el gobierno local para recabar apoyos. Es por ello que la mayora de las
organizaciones combinan sus nfasis de apoyo a la iniciativa con procesos
ms o menos intensos de capacitacin en gnero, derechos de las mujeres,
prevencin de la violencia de gnero o promocin del liderazgo femenino,
asumiendo que la generacin de autonoma econmica en las mujeres no es
necesariamente un factor de transformacin de la discriminacin femenina
sino hay un proceso previo de relexin y reconocimiento de la subordina-
cin en la propia vida.
El impacto en la vida de las mujeres
Uno de los retos principales que siguen afrontando las mujeres empre-
sarias, tanto aquellas individuales como colectivas, es la sobrecarga de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
301
trabajo que determina dobles y triples jornadas. Los esfuerzos de las or-
ganizaciones han estado enfocados a promover la corresponsabilidad del
trabajo domstico a partir del fortalecimiento de la conciencia de gnero
de las mujeres, para que, de este modo, ellas demanden mayor participa-
cin de la pareja y de los hijos e hijas en las tareas del hogar. En este senti-
do se detectan algunos avances importantes en cuanto a la incorporacin
de algunos miembros de la familia al trabajo domstico, en particular hijas
e hijos, pero todava la responsabilidad del hogar est fundamentalmente
a cargo de las mujeres.
Cuadro N 29
Capacidades a desarrollar para promover el empoderamiento de las muje-
res en un proyecto de generacin de ingreso
Capacidades Expresin
Individuales
Capacidad de participar y expre-
sarse en pblico con habilidad.
Capacidad de visibilizar sus apor-
tes, contribuciones y derechos.
Capacidad de identiicar, legitimi-
zar y solucionar intereses.
Capacidad para conocer, manejar y
proyectar el negocio.
Grupales
De organizarse: trabajar en conjun-
to para una meta comn.
De negociar: alcanzar soluciones
comunes, llegar a acuerdos.
Funcionar como grupo: ambiente
de conianza, tolerancia, solidari-
dad, visin comn.
De prevenir y resolver conlictos:
mecanismos de transparencia y
rendicin de cuentas.
Fuente: Elaboracin propia a parr de Bucher 1996.
Las mujeres que participan hoy en iniciativas empresariales estn desarro-
llando capacidades individuales y grupales. De particular evidencia es el de-
Mara Candelaria Navas
302
sarrollo de habilidades de expresin pblica y comunicacin, que van per-
mitiendo a las mujeres establecer otras relaciones con el entorno, as como
visibilizar sus aportes y sus contribuciones, tanto a nivel de la empresa como
de sus hogares.
Las mujeres valoran el espacio de trabajo colectivo no slo como una opor-
tunidad econmica, sino como oportunidad para estar juntas, desconectar-
se de la rutina y los problemas diarios, hablar sobre sus preocupaciones o
relexionar sobre sus derechos. Este aspecto positivo se puede convertir, sin
embargo, fcilmente en un problema, si los grupos no establecen claramente
las reglas del juego internas y mecanismos giles y cercanos de resolucin
de conlictos.
RETOS REFLEXIONES PARA CONTINUAR
En primer lugar, se plantea urgente que las organizaciones del movimiento
de mujeres y feministas establezcan canales de comunicacin y coordinacin
entre ellas, para intercambiar experiencias, analizar resultados, compartir
diicultades y aprender una de otras.
Investigando y evaluando el impacto de este tipo de programas que incen-
tivan la generacin de ingreso para mujeres. En este sentido, es necesario
reforzar los sistemas de medicin de impacto de estas estrategias en la vida
de las mujeres, no solo a nivel econmico sino, social, poltico, familiar y
cultural.
Es importante reforzar las actividades de anlisis y factibilidad previas en el
marco de los procesos econmicos que las organizaciones de mujeres apo-
yan, que podran servir para clariicar y ajustar expectativas en cuanto a su
posible impacto en trminos de ingreso, salarios o puestos de trabajo.
Mantener la innovacin y la creatividad que son claves para poder acceder
a un espacio en el mercado y facilitar que el negocio de las mujeres sea ren-
table.
Es necesario revisar los programas de capacitacin en administracin y ges-
tin empresarial para hacerlos ms cercanos a la realidad concreta de las
mujeres, sus niveles educativos y las capacidades progresivas de aprendi-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
303
zaje. Urgente se plantea, en este caso, desarrollar programas sostenidos de
alfabetizacin matemtica que acerquen el uso y el manejo bsico de los n-
meros a la cotidianidad de las mujeres.
Es necesario desarrollar metodologas innovadoras ya que es un componen-
te clave para que la generacin de ingresos (en el caso de las mujeres) pueda
convertirse en un factor de autonoma personal y empoderamiento. En mu-
chos casos la participacin de las mujeres est limitada por la doble y triple
jornada que deben asumir para llevar adelante sus empresas y asegurar el
trabajo reproductivo. La tecnologa es, sin duda, un elemento estratgico en
tiempos de la globalizacin. A pesar de ello, la promocin del acceso y el
uso de las tecnologas de la comunicacin es muy escasa en las estrategias
analizadas. La mayora de las mujeres encuestadas no usan computadoras
y mucho menos acceden a los recursos de Internet o del correo electrnico,
aunque la mayora de sus hijos e hijas ya lo hacen.
Son muchos los retos que el contexto actual de globalizacin neoliberal plan-
tea para la sostenibilidad de los esfuerzos desarrollados de las organizacio-
nes promotoras de mujeres y feministas y para el avance de las empresas
de las mujeres, superando la marginalidad en la que se encuentran actual-
mente. Trabajar en red, articularse, unir fuerzas y compartir experiencias
superando celos institucionales ser, sin duda, la mejor estrategia para hacer
realidad los sueos de autonoma econmica y empoderamiento de las mu-
jeres de nuestro pas.
A.4. Anlisis de las estrategias de las mujeres en defensa de los dere-
chos laborales en el marco de los procesos de integracin apertura co-
mercial
Organizacin responsable: ORMUSA
Investigadoras: Jeannette Urquilla, Ledy Moreno, Vilma Vaquerano, Jorge Var-
gas
Las estrategias del Movimiento de Mujeres
Dentro de las diferentes estrategias impulsadas por el Movimiento de Muje-
res a favor de los derechos laborales de las trabajadoras se encuentran:
Mara Candelaria Navas
304
a) Campaas mediticas
Las campaas mediticas realizadas por los organismos de mujeres en bene-
icio de los derechos laborales de las trabajadoras han sido diversas: Los de-
rechos laborales no son negociables, Alto a la lexibilidad laboral, Empleo
s, pero con dignidad; este ltimo es el eslogan adoptado por la Red Centro-
americana de Mujeres en Solidaridad con las Trabajadoras de las Maquilas
(REDCAM), para la realizacin de la primera campaa meditica regional en
1997. Dicho eslogan se ha conservado desde entonces en las campaas ms
recientes en 2001, desde la oicina de la Organizacin Internacional del Tra-
bajo (OIT) con sede en El Salvador, se realiza una campaa meditica con-
junta que involucr, entre otras, a las organizaciones de mujeres; Las Dignas,
Las Mlidas y ORMUSA. La campaa implementada tuvo como eje principal
la violacin de los derechos laborales de las mujeres en las plantas maquila-
doras. Estas organizaciones inician su trabajo de defensa de los derechos la-
borales en el segundo quinquenio de la dcada del 90 y continan aportando
importantes propuestas relacionadas en materia econmica laboral.
En 2004, ao en que se funda la la Concertacin por un Empleo Digno en la
Maquila (CEDM), se desarroll una campaa de medios a escala nacional y
regional para colocar en la agenda de discusin de los diversos actores, una
temtica altamente sensible para las trabajadoras de la maquila. La salud
ocupacional. Dicha campaa fue relejo nacional de un esfuerzo regional que
involucr a la REDCAM (AMES, CODEMUH, MEC, Las Mlidas, MSM y OR-
MUSA), Las Dignas, CALDH y FEASIES, esta ltima una federacin sindical,
la mayora contrapartes de la familia Oxfam que ese ao decide desarrollar
una campaa en Derechos Laborales/Comercio con Justicia, y para lo cual
se asocia con dichas organizaciones nacionales y redes en Guatemala, Hon-
duras, El Salvador y Nicaragua. La campaa, a su vez, cre oportunidades de
alianza coyunturales y de largo plazo, como la conformacin de la Concerta-
cin por un Empleo Digno en la Maquila (CEDM) y la Red de Salud de los y las
trabajadoras en Nicaragua.
En los ltimos diez aos, las temticas abordadas en dichas campaas han
sido: seguridad social (ISSS, AFP, Salud Ocupacional), empleo digno, empleo
decente, calidad de empleo, lexibilidad laboral y, en general, los derechos la-
borales vinculados especicamente a las trabajadoras de maquila, colocando
dichos temas en las agendas de diferentes actores y generando directa o indi-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
305
rectamente el debate y la aprobacin de planes, polticas e incluso de nuevas
legislaciones que favorecen a las mujeres en su lugar de trabajo.
b) Denuncia de casos de violacin a los derechos laborales a travs de
campos pagados o actividades de calle
Los casos son conocidos por las organizadoras a travs de los centros de
atencin legal u oicinas jurdicas, en las cuales se brinda asesora corres-
pondiente.
Dichos casos son denunciados en conferencias de prensa, o bien a travs de
campos pagados, sealando a empresas involucradas, derechos vulnerados
y cantidad de mujeres y hombres afectados. As mismo, la informacin es en-
viada a las instituciones gubernamentales encargadas de la vigilancia, cum-
plimientos y garanta en materia laboral, como el Ministerio de Trabajo y
Previsin Social (MINTRAB).
Esta estrategia es muy importante porque las empresas arriesgan su presti-
gio, al ser denunciadas como centros de trabajo donde se violentan los de-
rechos laborales de sus empleadas y empleados. Adems de algunas acti-
vidades pblicas, participan mujeres afectadas, lo que se hace mucho ms
efectiva la presin ante los diferentes hechos.
Este esfuerzo es monitoreado desde las organizaciones de mujeres y la
CEDM y, tras ser sistematizado, se devuelve al pblico en forma de noticia de
denuncia.
c) Asistencia legal a trabajadoras, incluso mediante sus propias unida-
des o departamentos de Asistencia Legal o Jurdica
Ante la proliferacin de las maquilas y la violacin sistemtica a los derechos
de quienes mayoritariamente se empleaban en dicho rubro de la economa
las mujeres, es que, desde mediados de la dcada del noventa, se crean oi-
cinas legales y/o jurdicas, con el in de brindar asesora jurdica, consistente
en orientacin legal sobre el caso consultado, de acuerdo a lo que establece
la ley incluyendo informacin sobre los mecanismos y procedimientos, dicho
servicio se ha caracterizado por su gratuidad.
Mara Candelaria Navas
306
En el pas se identiican por lo menos a cuatro organizaciones feministas in-
tegrantes de la CEDM, como las que cuentan con oicinas o reas especializa-
das que ofrecen ese servicio. Esta constituye una de las estrategias de mayor
demanda y utilidad para la clase trabajadora, ya que las personas sienten
conianza en acudir a solicitar la asistencia debido a que incluye acciones
como acompaamiento a la persona para que acuda a las instituciones res-
pectivas a hacer la denuncia, seguimiento del caso y procuracin, es decir la
representacin tcnica por medio de una abogada ante las autoridades, ya
sean administrativas o jurdicas. Se trata de una estrategia que tambin es
implementada por otras organizaciones de la REDCAM en la regin.
d) Capacitacin en derechos laborales a grupos de trabajadoras
Esta estrategia consiste en llevar a cabo procesos formativos con trabajado-
ras, que posibiliten informacin y conocimientos sobre sus derechos labora-
les, con el in de empoderarlas respecto a los mismos y que los hagan valer en
sus centros de trabajo. Adems, se realizan jornadas de estudio (encuentros,
convivios, talleres de intercambio), lo que les permite intercambiar expe-
riencias a escala nacional y regional.
Esta estrategia ha estado aparejada a acciones como la organizacin, no pre-
cisamente sindical, debido a que los sindicatos han constituido escenarios
donde las mujeres tienen una participacin secundaria o no se han sentido
representadas en sus intereses y necesidades, o bien porque con frecuencia
son amenazadas con despido al sindicalizarse. En tal sentido, las organiza-
ciones de mujeres han creado espacios distintos para organizarlas, buscan-
do su empoderamiento en los distintos escenarios donde se desenvuelven,
tomando en cuenta sus mltiples roles y necesidades. Los temas abordados,
en otros son: derechos laborales, derechos humanos, salud ocupacional, auto
cuido, violencia contra las mujeres, mecanismos de proteccin, gnero, legis-
lacin, anlisis coyunturales, salarios, etc.
e) Gestionar y/o promover iniciativas de ley o reformas al marco jurdi-
co existente
Los insumos de las oicinas legales y la investigacin realizadas por las orga-
nizaciones de mujeres, han permitido conocer de mejor manera el escenario
desfavorable de las trabajadoras y fundamentar las diversas propuestas de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
307
ley y reformas en gemas como la retencin de cuotas en concepto de ISSS y
AFP, cuya falta de pago a dichas instancias por parte de las empresas actual-
mente constituye un delito. Haber logrado su tipiicacin particular, por las
de mujeres. Otros esfuerzos en esta lnea son: la propuesta para el mejora-
miento en los procesos de inspeccion en los centros de trabajo y los aportes
al contenido del anteproyecto de Ley de Previsin y Riesgos en los Centros
de trabajo (a la que se le introdujo el enfoque de gnero, como un esfuerzo
de la CEDM).
f) Acompaamiento de las organizaciones de mujeres en los casos de
despido masivo
Esta estrategia consiste en la atencin y acompaamiento en los que se ve-
riican despidos masivos, cierres de fbricas, intoxicaciones y muertes, con
el in de interpelar y ejercer una contralora a la institucionalidad del Estado
en torno al rea laboral, y que incluye entre otras acciones las siguientes:
documentacin del caso, denuncia nacional e internacional, gestin para el
cumplimiento de los derechos afectados o resarcimiento de daos, que pue-
de ser con las empresas nacionales o marcas.
g) Publicar y distribuir materiales formativo-educativos sobre dere-
chos humanos y laborales en los centros de trabajo y comunidades.
Esta estrategia consiste en la elaboracin de materiales informativos-educa-
tivos sobre derechos laborales, casos prcticos, instituciones, telfonos y di-
recciones de las instancias a las que pueden acudir las mujeres, as como pro-
mocionar los servicios de asesora jurdica, que las organizaciones prestan.
Adems, se elaboran diferentes artculos promocionales en los que se colo-
can mensajes relacionados con los derechos laborales. Estos materiales son
distribuidos en las afueras de los centros de trabajo, zonas francas, recintos
iscales y en las mismas comunidades donde residen las trabajadoras.
h) Realizar y publicar investigaciones sobre la situacin laboral de las
trabajadoras salvadoreas y sus derechos laborales
Las investigaciones constituyen una estrategia de mucho valor, porque ubi-
can a la mujer en la primera lnea de importancia dentro del escenario labo-
Mara Candelaria Navas
308
ral y, adems, sirven de insumo para argumentar situaciones prcticas que
les afectan. De ah que es necesario tener planteamientos claros de las situa-
ciones investigadas.
La investigacin como estrategia ha contribuido, entre muchos aspectos
ms, a lo siguiente:
a) Fundamentar propuestas legislativas o ministeriales desde las mismas or-
ganizaciones de mujeres;
b) Conocer de mejor manera la situacin de precariedad en que laboran mi-
llares de mujeres en El Salvador, Centro Amrica y el mundo;
c) Visibilizar las brechas de inequidad y desigualdad existentes, como pro-
ducto de la discriminacin contra las mujeres por razones de gnero en el
mundo laboral;
d) Sensibilizar a diferentes actores sociales e institucionales estatales res-
pecto a la problemtica.
i) Constitucin de redes de carcter permanente y coyuntural.
Aglutinar a ciertas organizaciones para un in comn, se ha convertido en
un elemento estratgico que le otorga fuerza a la sociedad civil para reivin-
dicar los temas priorizados en las agendas, en este caso, en la agenda del
Movimiento de Mujeres sobre el tema laboral, las redes conformadas en los
ltimos diez aos se han dado a dos niveles: regional y nacional.
A nivel Regional
La Red Centroamericana de mujeres en solidaridad con las Trabajadoras de
la Maquila (REDCAM), actualmente est integrada por la Colectiva de Mu-
jeres Hondureas (CODEMUH), Honduras; Asociacin de Mujeres en Soli-
daridad (AMES), Guatemala; Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Des-
empleadas Mara Elena Cuadra (MEC), Nicaragua; Movimiento de Mujeres
Mlida Anaya Montes (Las Mlidas), Movimiento Salvadoreo de Mujeres
(MSM) y la Organizacin de Mujeres Salvadoreas por la Paz (ORMUSA), El
Salvador.
Dicha Red fue fundada en 1996 por organismos integrantes de la Coordina-
dora de organismos de Mujeres (COM) de El salvador integrada por CONA-
MUS, AMS, ADEMUSA, MSM Y ORMUSA, MEC de Nicaragua, CODEMUH de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
309
Honduras y por AMES Y GRUFEPROMEFAM de Guatemala. Posteriormente
se incorpora a la REDCAM el Movimiento de Mujeres Mlida Anaya Montes
o Las Mlidas de El Salvador.
A escala regional ha sido la REDCAM, y sus organizaciones, la que ha con-
tribuido a colocar en la agenda pblica y, por consiguiente, a visibilizar las
necesidades e intereses de las trabajadoras de la maquila, posibilitando con
ello avances importantes en la defensa de sus derechos laborales.
A nivel Nacional
En El Salvador, este aporte se realiza desde la Coordinacin de Organismos
de Mujeres (COM), que inicia un trabajo de acompaamiento brindando in-
formacin y capacitacin a mujeres trabajadoras de la maquila e impulsan-
do procesos de sensibilizacin siempre bajo el eslogan: empleo s, pero con
dignidad.
En tal sentido, el trabajo realizado desde el Movimiento de Mujeres, prin-
cipalmente, ha contribuido tambin a que las instituciones del Estado que
velan por el cumplimiento de los derechos laborales, tengan hoy ms espa-
cio en su desempeo a favor de los derechos laborales, y poco espacio para
favorecer a la parte empleadora, alto que era veladamente frecuente en las
dcadas previas a la irma de los Acuerdos de Paz (1992). Es decir, que el
impacto de la presin ejercida por dichas organizaciones en los ltimos diez
aos, ha permitido que actualmente sea menos frecuente y ms visible el
incumplimiento de los derechos laborales y humanos, sobre todo de las mu-
jeres trabajadoras, lo que ha evitado, al mismo tiempo, que muchos queden
en la impunidad.
La apertura comercial en el marco de la integracin Centroamericana
sin la participacin plena de las mujeres.
Se ha retirado desde distintas instancias e investigaciones publicadas que
en la mayora de procesos de integracin en Latinoamrica y el istmo cen-
troamericano, se prioriza en la apertura para el intercambio comercial, sin
tomar en cuenta el impacto social y econmico de dichos procesos en las
condiciones de vida de la poblacin afectada.
Mara Candelaria Navas
310
Con respecto al proceso de integracin en Centroamrica, la OTI
80
destaca
que la experiencia en procesos como el de la Unin Europea, maniiesta la
necesidad de que los gobiernos reconozcan la participacin de la sociedad ci-
vil y que esta reconozca su responsabilidad en la construccin de una nueva
comunidad basada en la cooperacin y solidaridad como es el propsito del
Sistema de Integracin Centroamericana (SICA).
Con respecto al proceso en Centroamrica, se ha buscado la unidad poltica
desde el siglo pasado, pero el tema de la participacin de la sociedad civil
no ha tenido demasiado espacio como el tema econmico, pese a que la car-
ta que protocoliz la creacin y la Iniciativa Civil para la Integracin Cen-
troamericana (ICIC) entregada a los presidentes de la regin en la cumbre
presidencial de Guatemala en 1943 inici un proceso de participacin que
buscaba representar a la sociedad civil en diferentes instancias y foros del
sistema de la integracin centroamericana.
De acuerdo con el tratado de integracin social, se crea un subsistema dentro
al SICA dedicado a temas sociales: Gobiernos del istmo centroamericano
se comprometieron a mejorar la calidad de vida de la poblacin asignando
beneicios del desarrollo sostenible con los siguientes objetivos: respeto a la
vida, concepto de la persona, la familia, la paz, la no discriminacin, el acceso
a la salud, educacin, vivienda y trabajo justamente remunerados. Por tanto,
llevar a la prctica la participacin de amplios sectores de la poblacin bajo
esquemas de representacin es una tarea bastante ardua en todos los pases.
Dicha participacin se ha visto opacada por diversos factores en Centroam-
rica, principalmente la carencia de una verdadera tradicin democrtica en
varios pases provocando baja participacin ciudadana y poltica, ausentis-
mo en procesos electorales e indiferencia de la ciudadana por los problemas
de los pases. De manera que la participacin de la sociedad civil ms que
una necesidad, es un reto para las naciones de la regin si es que se pretende
que el proceso de integracin tenga como resultado sociedades ms igualita-
rias y equitativas.
80 - El proceso de integracin centroamericana en perspecva/OTI. Impacto Social y parcipacin de
la Sociedad Civil en el proceso de integracin.
- La ICIC surgi de un conjunto amplio de organizaciones campesinas de pequeos empresarios,
organizaciones comunales y trabajadores de la subregin como un instrumento para garanzar
el papel de la sociedad civil como interlocutores ante los gobiernos centroamericanos y otros
actores sociales.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
311
En este contexto, superar el escepticismo de la ciudadana. Por ahora aade,
citando a Arriola y Aguilar, el marco institucional del SICA reproduce las
estructura jerrquicas refractarias a la participacin social de las mayoras
populares en el destino de las naciones. El espacio reservado a la participa-
cin de las organizaciones sociales, mediante el Comit Consultivo de SICA
(CC-SICA) es insuiciente e ineiciente desde al perspectiva de una real parti-
cipacin social en el proceso.
En ese mismo orden, cabe sealar que el espacio de la OIT se plantea como
una instancia tripartita, donde no existe actualmente o no se considera vli-
da la interlocucin de otras organizaciones que no sean representantes de la
empresa privada, los gobiernos y los sindicatos.
En esa misma lnea de cosas, y respecto a los procesos de integracin y aper-
tura comercial, es importante mencionar la existencia de otros espacios de
participacin y debate que se plantean como alternativos de los movimien-
tos sociales y de mujeres, que desde diferentes lecturas han hecho pblicas
sus propuestas y posicionamientos, Sinti Techan y el Foro Mesoamericano,
en donde no obstante han participado las organizaciones del movimiento
feminista y de mujeres, todava son espacios donde se pierde el principio de
especiicidad, es decir las mujeres escasamente nos vemos, si no tenemos
una voz propia, dijo la vocera de ORMUSA
Dimensin social de la integracin y propuestas de Movimientos Socia-
les
Aunque en la prctica no se ha retomado la integracin social formal, esta
igura en diversos documentos que vinculan polticas oiciales en mbitos
ms amplios a lo nacional, sobre salud y seguridad social, educacin y cul-
tura, donde la persona se constituye en el sujeto y objeto de los acuerdos,
expresada directamente en el Tratado de Integracin Social (TISCA), acuer-
dos de Cumbres Presidenciales y en la Alianza para el Desarrollo Sostenible
(ALIDES).
Los objetivos especicos de la integracin social fueron formulados desde
1990 en cuanto a la necesidad del impulso de polticas para el Desarrollo
Humano y en los compromisos de abrir espacios de participacin. En julio
de 1991, se incorpor el tema social en la Cumbre de San Salvador, el Proto-
Mara Candelaria Navas
312
colo de Tegucigalpa y el Compromiso Presidencial suscrito en Honduras, en
1991, a travs del mandato de formulacin de un Programa Regional para el
Desarrollo Humano (Delgado, 2004).
En el TISCA fue creada la Secretara Tcnica del Consejo de la Integracin
Social (SISCA), el Consejo Centroamericano de Instituciones de Seguridad
Social (COCISS) y La Comisin Regional de Asuntos Sociales (CRASS). Se cre
en julio de 1991, como parte de las Cumbres de Presidentes, una Comisin de
Primeras Damas de la regin y se les deina como el mecanismo orientado
a contribuir a la coordinacin y el seguimiento para la atencin adecuada de
la problemtica social de los distintos sectores de la regin.
Pese a la existencia del sistema institucional, se observan debilidades no-
torias en la voluntad de los Estados Unidos para cumplir sus compromisos
comunitarios. El espritu integracionista en la regin se torn en contenido
del discurso oicial para darse imagen hacia afuera, pero fue opacado por la
dinmica aperturista, anulando esfuerzos y espacios institucionales impor-
tantes, que impactaron la integracin de lo social, no obstante que ha estado
ampliamente tratada en los documentos oiciales (dem).
Adems de la estructura actual que facilita el SICA, en los ltimos aos ha
habido esfuerzos formales de involucrar a la sociedad civil en los procesos
de integracin regional a nivel centroamericano. Entre ellos se involucr a
la Federacin de Entidades Privadas de Centroamrica del Seminario sobre
Multiculturalismo y Macrointegracin Regional de 1996 y el balance Hacia
una Integracin desde Abajo: Participacin Sociedad Civil e Integracin Cen-
troamericana del proyecto SICA/CERLAC/PAR de 1999 (dem).
De igual manera, se organizaron reuniones motivadas procatstrofes asocia-
dos a fenmenos naturales en la regin y del Grupo Consultivo Regional, en
las reuniones de Estocolmo (1999) y Madrid (2001); en esta ltima partici-
paron organizaciones de mujeres salvadoreas como Las Dignas y otras que
formaban el Foro de Ciudadanas,
81
para quienes fue poca la participacin
real de la sociedad civil.
A nivel formal o poltico, los esfuerzos por incluir la agenda econmica de las
mujeres en el sistema centroamericano, cobraron impulso mediante la De-
81 Entrevista Nora Hernndez, de Las Dignas, San Salvador, 4 de octubre de 2007.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
313
claracin de Managua, suscrita en 2002, en la cual Ministras, Secretarias de
Estado Presidenciales, Viceministras, Subsecretarias de Estado y Directoras
Regionales Nacionales de la Mujer de Guatemala, El Salvador, Honduras, Ni-
caragua, Costa Rica, Panam y Repblica Dominicana, participaron en el En-
cuentro Regional de Mecanismos Nacionales para la Promocin de la Mujer.
En el mismo ao, en el mes de diciembre, se conform el Consejo de Minis-
tros de Asuntos de la Mujer (COMMCA), a in de incorporar este consejo al
interior de la estructura del SICA e introducir temas de inters en materia
de gnero y polticas de igualdad. Efectivamente, tres aos despus
82
, se in-
corpor el Consejo de Ministros sobre el tema de la Mujer (COMMCA), como
parte del SICA, en el Subsistema de la Integracin Social (Martnez, s/f).
Dicho subsistema fue acordado en 1995 con la irma del Tratado de la Inte-
gracin Social (Protocolo de San Salvador) por parte de El Salvador, Hondu-
ras, Nicaragua y Guatemala, mediante el cual se sustituye a la Comisin Re-
gional de Asuntos Sociales (CRAS) por el Subsistema de la Integracin Social
y se crea la Secretara de la Integracin Social, el rgano directivo de Secre-
tara es el Consejo de la Integracin Social, conformado por el o la Ministra,
Coordinador(a) del Gabinete Social de cada pas. La agenda de trabajo del
COMMCA abarca temas sociales y econmicos.
Es de sealar que fuera de estos mecanismos formales, las organizaciones de
mujeres y mixtas, entre ellas Las Dignas, ORMUSA, MSM, Las Mlidas y ACO-
GIPR, son parte de redes regionales y latinoamericanas que abordan el tema
de los derechos humanos de las mujeres trabajadoras, los derechos humanos
de la poblacin en general y los derechos de las personas con discapacidad,
como se detalla en el captulo siguiente.
Dichas acciones, en palabras de representantes, ya sea a nivel individual o
colectivo, persiguen el fortalecimiento de la autonoma de las mujeres para
ejercer una ciudadana activa en el proceso y evaluacin de las polticas p-
blicas que les afectan, una de esas experiencias fue el Foro Mesoamericano
de los Pueblos. De igual manera, promueven condiciones para que las muje-
res centroamericanas puedan acceder de manera efectiva a la informacin
que les permita reclamar sus derechos laborales.
82 Durante la XXVI Reunin Ordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno del SICA, desarrollada en
Honduras, el 30 de junio de 2005.
Mara Candelaria Navas
314
Finalmente, en esta apartado conviene mencionar al menos dos elementos
importantes en relacin a la participacin de las mujeres en la defensa de
los derechos laborales y a su participacin en los procesos de integracin
econmica. En primer lugar, lo poco abordado que ha sido el tema laboral
y econmico en las agendas de los movimientos de mujeres y movimientos
feministas, lo cual sin duda tiene su respuesta en las mismas estructuras
que han excluido a las mujeres de la participacin social, econmica y po-
ltica.
Y en segundo lugar, est lo relacionado con los encuentros y desencuentros
de las feministas y las organizaciones involucradas en estos procesos a par-
tir de las deferencias de mtodos, enfoques y en la forma de nombrarnos y
nombrar a las otras y otros, desde las lneas denominadas de la incidencia
y resistencia; el cuestionamiento de las organizaciones plantea que deben
hacerse propuestas y en qu medida se cae en los juegos del gran capital.
Develar estas diferencias es importante porque en medio de todo hay un sig-
niicado poltico para quienes se ubican en la lnea de resistencia, que no es
ms que la negativa a que esos cambios sucedan a espaldas de la poblacin
y en perjuicio de la misma: de hacer propuesta, porque la fuerza social que
hemos producido an no se pude medir o equiparar con la fuerza econmica
e incluso geopoltica que se encuentra detrs o claramente explcita en los
procesos de negociacin comercial.
Retos y perspectivas de incidencia a favor en los derechos laborales en
el marco de la integracin centroamericana y de los procesos de aper-
tura comercial
Pese a la existencia de instrumentos formales dentro del SICA para promover
la participacin de las organizaciones de la sociedad civil, sector empresarial
e instancias pblicas, las organizaciones an no hacen uso de dichos meca-
nismos limitando las posibilidades prcticas de los movimientos de mujeres
para incidir en la agenda de la integracin centroamericana.
Segn las mismas organizaciones de mujeres que intentan incidir en dicha
agenda, la perspectiva de impacto de las propuestas de mujeres es bastante
limitada. Existen factores internos y externos vinculados a los procesos pol-
ticos, econmicos y culturales que afectan esa incidencia.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
315
Uno de esos factores es que el proceso de integracin centroamericana, en
s mismo, se enfoca principalmente en medidas econmicas e integracin
comercial, ms que en la bsqueda de la integracin social.
Al revisar los acuerdos, protocolos y la realidad misma, es evidente que los
gobiernos centroamericanos de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicara-
gua, han analizado prioritariamente tpicos vinculados a la Unin Aduanera.
El Proceso de Unin Econmica, la coordinacin de negociaciones comercia-
les con terceros pases o bloques regionales, entre ellos el Acuerdo de Libre
Comercio Tringulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), con Mxi-
co (2000) y el Acuerdo de Libre Comercio Centro Amrica-Estados Unidos
(CAFTA).
El proceso de integracin centroamericana enfatiza en el perfeccionamiento
de la zona de libre comercio; la construccin de la unin aduanera y la ne-
gociacin conjunta de un tratado de libre comercio con los Estados Unidos,
acorde al esquema econmico vigente basado en la liberacin, la apertura
comercial y la consolidacin de una estructura de exportacin extraregional,
potenciada con las facilidades de acceso a mercados concedidas por la Inicia-
tiva para la Cuenca del Caribe y el Sistema Generalizado de Preferencias de la
Unin Europea, permitiendo el surgimiento de nuevas actividades y sectores
econmicos relacionados con el proceso exportador (FLACSO,2006).
Esos cambios han inluido en los procesos productivos, que han impactado
en los diversos sectores sociales, principalmente en las mujeres, debido al
incremento de su participacin como fuerza de trabajo de bajo costo en las
actividades econmicas del modelos exportados, principalmente en la ma-
quila textilera y cultivos no tradicionales de exportacin.
Pese a ello, el nfasis de la integracin regional en los ltimos aos, ha es-
tado en la potenciacin de la agenda econmica de los pases, mientras que
los aspectos sociales o polticos no han tenido el mismo protagonismo en la
agenda centroamericana, a pesar de la incorporacin de la agenda social en
el proceso de integracin a partir de 1994, con la suscripcin de la Alianza
para el Desarrollo Sostenible y el Tratado de Integracin Social de 1995.
En reunin de Jefes de Estado y de Gobierno de Centroamrica celebrada
en junio de 2005, con el in de promover el enfoque de gnero en todos los
Mara Candelaria Navas
316
rdenes de la vida regional, se decidi incorporar el Consejo de Ministros o
Ministritas de la Mujer, como parte del Sistema de integracin centroameri-
cana, en especial dentro del subsistema de integracin regional, el espacio
para incorporar la perspectiva de gnero en el quehacer integracionista.
Con el in de potenciar ese espacio, en abril de 2006, se realiz un encuen-
tro regional de mujeres lderes en San Jos, Costa Rica
83
, cuyo objetivo fue
enriquecer el debate contemporneo en Centroamrica, con las voces y en-
foques novedosos desde las mujeres, sobre los rumbos deseables y posibles
de la regin centroamericana, en su proceso de integracin; en virtud de la
proximidad del proceso de negociacin hacia un Acuerdo de Asociacin en-
tre Centroamrica y la Unin Europea.
En ese contexto, es indudable la importancia y necesidad de incorporar la
agenda econmica de las mujeres, en el subsistema de la integracin econ-
mica centroamericana, debido a tres razones (Martnez, s/f).
El mayor lujo de comercio regional es realizado por micro, pequeas y
medianas empresas, en donde existe una presencia signiicativa de muje-
res como propietarias, como abastecedoras o compradoras en algn esla-
bn de las cadenas productivas regionales existentes y/o en las cuales se
emplea mano de obra femenina.
En el subsistema de la integracin centroamericana es donde se realiza la
negociacin y la coordinacin general de las condiciones de participacin
de los pases del istmo, en el proceso de apertura comercial extra regional,
y que posteriormente se traduce en medidas nacionales de poltica comer-
cial.
Se puede prever, entonces, que las negociaciones comerciales afectan
directamente a las mujeres en el plano econmico, pero estas estn au-
sentes de las mismas. Para ello, se requiere de recursos con los cuales
inanciar agendas econmicas complementarias que faciliten la insercin
de las mujeres en las nuevas oportunidades que abren los acuerdos co-
merciales.
La cooperacin internacional para el desarrollo ha manifestado su inters en
apoyar programas para el desarrollo econmico de carcter regional. Desde
el sistema de la integracin econmica se pude incorporar en la agenda de
83 Bajo los auspicios de FLACSO, con el apoyo de la Embajada Britnica en Costa Rica a travs de DFID,
el Proyecto Las Mujeres en la agenda econmica y la apertura comercial de UNIFEM, la Funda-
cin Konrad Adenauer y el Programa Centroamericano de la Unin Europea (PAIRCA).
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
317
la cooperacin internacional, programas que tengan como objetivos la pro-
mocin de la autonoma econmica de las mujeres y el mejoramiento de sus
formas de insercin productiva en las economas nacionales y en el espacio
regional.
El estudio de UNIFEM denominado Las mujeres en la agenda econmica y
la apertura comercial, indic que entre las opciones ms viables para incor-
porar la agenda econmica de las mujeres dentro de la agenda del SICA, es
la conformacin de una Unidad Tcnica de Gnero e integracin Econmica
dentro de la SIECA, por ser este el organismo ms visible y ms operativo
dentro del subsistema de la integracin Econmica; adems se relaciona de
manera directa y relativamente gil, con todas las instancias que forman este
subsistema y que son parte de los diferentes procesos de toma de decisiones.
En la medida que la SIECA acompaa, facilita y apoya el trabajo de todas
estas instancias, tiene la posibilidad de incidir tcnica y polticamente en el
diseo de acuerdos, resoluciones, recomendaciones y reglamento. Para la
agenda econmica de las mujeres, esto acarreara ventajas, puesto que los
temas y/o preocupaciones de las mismas, tendran la oportunidad de ser
consideradas dentro de las discusiones y decisiones que se adopten en el
mencionado subsistema. Es de esencial importancia el apoyo de la Secretara
General del SICA, donde se establecen los temas de las agendas de las reunio-
nes de presidentes y, por consiguiente, eventualmente se puede incidir en la
incorporacin de los temas de la agenda econmica de las mujeres en dichas
cumbres presidenciales.
De igual manera seala Martnez, el Comit Consultivo de la Integracin
Econmica podra desempear un importante rol de apoyo al COMMCA, lo
que exigira una relacin ms estrecha entre sectores gubernamentales y no
gubernamentales. Desde la ptica de los movimientos de mujeres, la descon-
ianza, la apata y aun la falta de recursos humanos y tcnicos, afectan esa
relacin (Martinez, s/f).
Diversas instancias pblicas y no gubernamentales han reiterado que para la
integracin centroamericana debe existir un Parlamento Centroamericano
legitimado social y polticamente en la regin; que asuma funciones clave en
el mbito legislativo y no de simple planteamiento, anlisis y recomendacin,
sino toda la iniciativa jurdica regional en torno a homologacin, adecuacin
Mara Candelaria Navas
318
y equipamiento legal. Abrir puertas de comunicacin y dilogo entre las y los
parlamentarios centroamericanos y los parlamentarios nacionales, solo es
posible sobre la base de propuestas concretas.
Se han sealado dos posibilidades de reforma: Elaborar su propia carta so-
cial centroamericana a ser negociada con la oicialidad del sistema, con las
reivindicaciones regionales que incorpore la homologacin y armonizacin
de la legislacin laboral, la equipacin de la planta social instalada en el ist-
mo y una efectiva poltica de libre trnsito de personas, e impulsar un pro-
grama de integracin integracionista centroamericano que contemple temas
sobre derecho comunitario, participacin democrtica y convivencia pacica
entre los pueblos.
La propuesta del Cdigo Laboral Sustantivo Centroamericano se orientaba
hacia la armonizacin de la legislacin laboral y leyes ms justas para traba-
jadores y trabajadoras centroamericanas. La propuesta an no ha prospe-
rado, aunque desde las mismas redes nacionales y regionales trabajando en
el tema laboral, se impuls su anlisis. Aunque la propuesta elaborada por
el diputado guatemalteco, Aquiles Linares, tambin fue cuestionada inclu-
so por algunas organizaciones que no conan en la labor del PARLACEN, de
igual manera, recibi comentarios positivos por su alto valor proteccionista
de la clase trabajadora.
Segn las organizaciones de mujeres que trabajan en el tema de los derechos
laborales, en el marco de los procesos de integracin econmica y de las ne-
gociaciones comerciales, si bien este es parte de la agenda de trabajo de al-
gunas organizaciones, no se trabaja de manera integral, adems, consideran
que por ahora no existen las condiciones idneas para incorporar la agenda
de las mujeres en los procesos del SICA.
En coincidencia, representantes del Foro de Mujeres con la Unin Europea,
con la participacin de organizaciones sociales de los pases el istmo Eillen
Girn, coordinadora del Foro, captulo El Salvador, comenta que este ha te-
nido un funcionamiento irregular debido a largos periodos de inactividad,
principalmente a causa de la escasez de recursos.
Desde inicios de 2007 el Foro se ha reactivado. A la fecha, la coordinacin
pro-tempore es asumida por la nicaragense Haydee Castillo. A inicios de
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
319
este ao se integr al Comit Consultivo del Sistema de Integracin Centro-
americana (CCSICA), conformado por unas 23 confederaciones y redes de la
sociedad civil de todos los pases de la regin. El Comit sirve como interlo-
cutor con la Unin Europea y dems gobiernos de la regin en el proceso de
negociacin del Acuerdo de Asociacin.
Esa condicin nos permite conocer, qu signiica realmente un acuerdo de
esta magnitud para Centroamrica. Desde esa instancia se logr gestionar la
participacin de movimientos feministas centroamericanos en el Segundo
Encuentro de la Sociedad Civil, celebrado en Honduras. Adems facilita el
contacto con los Ministerios de Trabajo centroamericanos y otras organiza-
ciones feministas de la regin, dice Eillen Girn, tambin Directora Ejecutiva
de ACOGIPRI.
Esta no es en s una organizacin feminista, reirindose a ACOGIPRI.
Tampoco tenemos un programa que trabaje especicamente el tema a ni-
vel de organizacin, pero se aborda el tema de los derechos humanos de las
personas con discapacidad y somos parte de la Concertacin Feminista Pru-
dencia Ayala y de la Red Latinoamericana para Personas con Discapacidad.
Las redes tienen ms impacto y ms oportunidad de incidir en la polticas
pblicas, agrega Girn.
A nivel individual, no se trabaja el tema de los derechos laborales de las per-
sonas con discapacidad, pero se realiza un trabajo de incidencia ms amplio
para proteger los derechos humanos de ese colectivo en general, sin distin-
cin de gnero.
Nuestro trabajo es brindar asesora a las personas con disparidad que bus-
can empleo, conectarlas con empresas para su insercin laboral. No aborda-
mos el tema de los derechos laborales porque apenas estamos luchando por
la insercin laboral. Lamentablemente, si una persona discapacitada logra
conseguir empleo ya es un gran logro. He conocido casos de personas que
han sido despedidas al tratar de reclamar sus derechos; las empresas ven
como un favor que estn haciendo contratar a una persona discapacitada,
cuando solamente estn cumpliendo con la ley.
El tema de los derechos laborales es un paso ms delante de la insercin; en
el caso de las mujeres discapacitadas an se esfuerza por obtener oportuni-
Mara Candelaria Navas
320
dades de habilitacin para el empleo e insercin laboral; no han avanzado
por lograr una participacin en el mercado de trabajo.
Las mujeres pasamos invisibilisadas en la sociedad en general. El acuerdo
es ms que todo un acuerdo comercial, pero es trascendental para Centro
Amrica. Si las mujeres no participamos no tenemos la oportunidad de se-
alar y esperar a que el acuerdo tenga impacto favorable en la vida de las
mujeres, opina.
En una opinin menos optimista, la Directora Ejecutiva de Las Mlidas juzga
que los movimientos de mujeres han sido excluidos del tema de negociacin
y de la misma integracin. El TLC no fue consensuado entre la poblacin y,
mucho menos, entre las organizaciones sociales. Incluso, considera que redes
como la REDCAM han profundizado en la temtica de manera desigual, en al-
gunos pases ms que en otros, con el propsito principal de contrarrestarlo
pero fue imposible. Al inal, las organizaciones nos limitamos a informar a
las trabajadoras cual es el impacto de los Tratados y las cosas negativas que
pudieran afectarlas. Para m, el tema qued concentrado a nivel de gobiernos
beneiciando sus intereses y no los de la poblacin.
Roles y retos del Movimiento de Mujeres para la incidencia en los pro-
cesos de integracin econmica y negociaciones comerciales
Las representantes de las organizaciones admiten que la incidencia de los
movimientos feministas en el proceso de integracin es bastante dbil. Se
enfrenta diversos obstculos que diicultan la participacin de las mujeres,
ya sea por desconocimiento, falta de cultura poltica y, sobre todo, por falta
de herramientas necesarias para lograr una participacin ms efectiva.
Con base a las airmaciones de las entrevistadas, los principales obstculos
para la participacin del Movimiento de Mujeres Salvadoreas y Centroame-
ricanas, se sintetiza en:
Falta de protagonismo de las mujeres en la exigencia de rendicin de
cuentas o monitoreo de los acuerdos tomados por los presidentes de Cen-
tro Amrica, desde que inici el proceso de integracin.
Falta de conianza en los procesos. Si bien estos estn abiertos al dilogo,
consideran que todo est previamente preparado entre el sector empre-
sarial y gubernamental. Esa desconianza provoca, a la vez, cansancio o
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
321
desmotiva a las organizaciones a involucrarse ms en el proceso de in-
tegracin. Juzgan que la falta de resultados es un desgaste que conirma
la falta de cultura de dilogo entre los polticos, ya que muchos se rigen
exclusivamente por los intereses de las cpulas partidarias.
Desde las organizaciones existe voluntad por presentar y elaborar pro-
puestas, pero se enfrentan al poder econmico, que tiene cooptado al Sis-
tema Judicial, Legislativo y Ejecutivo, caliicando al gobierno como frreo
defensor de la libertad econmica y los intereses del poder econmico.
Existen diferencias entre las organizaciones en cuanto a la decisin de in-
cidir o no en dichos procesos y cmo hacerlo.
La falta de informacin es un problema para todas las organizaciones. Se-
gn la Directora Ejecutiva de Las Mlidas, adems del obstculo que re-
presenta la poca generacin de oportunidades de consultar por parte de
los gobiernos hacia las organizaciones de mujeres, se adiciona la falta de
conocimiento del proceso, que sigue siendo rido y complicado, de dicil
comprensin para las mujeres que no poseen formacin tcnica-econmi-
ca. En el caso del TLC, adems de que el documento al que tuvimos acceso
estaba en ingls, tampoco conocamos las verdaderas intenciones del Go-
bierno, aunque de alguna manera logramos conocerlo y analizarlo a travs
del economista. En la misma lnea, la Directora Ejecutiva de ORMUSA, y
luego conirmado en un grupo focal, agrega que existe poca insercin de
las mujeres incluso del movimiento feminista al debate econmico y me-
nos si es pblico; pareciera, incluso, que hay cierto temor a involucrarse
en estos temas hay pocas profesionales de la economa dentro del Movi-
miento de Mujeres, es como un rea masculinizada; se ha dejado el an-
lisis econmico, aparte del tema laboral, como una habilidad de hombres,
pero que afecta directamente a las mujeres.
Falta ms movilizacin, ms presencia de las mujeres para demostrar visi-
blemente su oposicin a las polticas y proyectos que no las beneician.
La aprobacin y vigencia de leyes para detener la movilizacin social, como
la Ley Antiterrorista, representa una amenaza para la libre expresin y el
derecho de manifestarse de la ciudadana, ya sea a favor o en contra de las
polticas del Estado. Medidas de este tipo fomentan la cultura del miedo
por parte del mismo gobierno.
La carga econmica hace priorizar la supervivencia, maniiesta especial-
mente a travs de las altas tasas de emigracin, debido a que las personas
no encuentran oportunidades laborales y de desarrollo en su pas natal.
Segn una investigacin de Las Dignas, el 80% de las mujeres no se orga-
Mara Candelaria Navas
322
nizara para defender sus derechos esa barrera la enfrentamos todas las
organizaciones de mujeres, Ellas temen que las apresen e incluso que las
asesinen, ya que es preocupante el alto ndice de feminicidios, declar la
entrevistada.
Sntesis
Lo cierto es que a nivel de polticas pblicas, se insiste en que se ha incor-
porado el enfoque de gnero, pero muchas veces no se expresa mediante las
acciones prcticas de los Estados. Es solo mediante la presin de las organi-
zaciones de mujeres que se incorporan algunos cambios por muy mnimos
que se consideren en las instancias y polticas gubernamentales.
Igual podra estar sucediendo en los procesos de integracin centroameri-
cana, que aunque se vislumbra cierta apertura, las organizaciones de mu-
jeres an no pueden dar cuenta de la situacin real, porque es un tema casi
inexplorado por estas; no obstante es tan importante que requiere de mayor
atencin e involucramiento.
Su participacin y escrutinio podra incidir de cierta manera para incorporar
el enfoque de gnero en el proceso de integracin centroamericano y crear
los mecanismos necesarios, para que las propuestas de la sociedad civil y,
particularmente de los movimientos de mujeres, sean tomadas en cuenta e
incorporadas en el desarrollo del mismo.
Una de esas medidas, sin duda sera la puesta en marcha de la Unidad Tc-
nica de Gnero e Integracin Econmica en la SIECA, tal como se recomend
hace unos aos. Lgicamente bajo el previo compromiso poltico de que esta
tenga incidencia efectiva en la agenda de los mandatarios y en las negociacio-
nes de tratados comerciales al interior o fuera de la regin.
Dado que persiste el desconocimiento, apata y/o fundada desconianza en
los procesos y subsistemas de integracin regional entre las organizaciones
de mujeres, se vuelve aun ms necesario el fortalecimiento, difusin e invo-
lucramiento de los movimientos de mujeres. Uno de ellos como se ha men-
cionado es el Consejo Consultivo del SICA, por ser este hasta ahora el espacio
formal que promueve la participacin y dilogo entre la sociedad civil, los
gobiernos regionales y externos de la regin.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
323
Es importante avanzar en el reconocimiento de los propios liderazgos y de
las otras, as como fortalecer las coincidencias y reconocer las diferencias,
particularmente en el abordaje de ciertos temas, entre ellos el que atae a
la presente investigacin, lo cual ha inluido en la falta de impacto y posi-
ble incidencia, dentro del proceso de integracin regional y los efectos de la
apertura comercial. De igual manera es necesario rescatar la necesidad de
generar mayor capacidad en las mujeres para el debate econmico y laboral.
Conviene traer a cuenta algunas recomendaciones previas para fortalecer la
integracin centroamericana y redeinir los temas de la agenda de dicho pro-
ceso, en el sentido de involucrar a toda la institucionalidad del SICA desde
una visin estratgica global, es decir, la Corte Centroamericana de Justicia,
Parlamento Centroamericano y de la misma Secretara General, hacia las si-
guientes lneas:
La regin debe asumir su relacin frente a otros pases y la apertura con
el mundo, tomando en cuenta las particularidades de sus naciones, su po-
blacin y la desigualdad entre gneros y sectores sociales, partiendo de un
enfoque de derechos humanos, equidad de gnero y proteccin de la clase
trabajadora, especialmente de las mujeres.
En el caso especico de El salvador, es el Instituto Salvadoreo para el De-
sarrollo de la Mujer (ISDEMU), como el rector de la Poltica Nacional de la
Mujer, y como parte del COMMCA, la instancia que en aras de propiciar mejo-
res condiciones para el desarrollo integral de la mujer, debera promover su
participacin a travs de las entidades gubernamentales involucradas en el
proceso de integracin regional (Ministerio de Trabajo, Ministerio de Econo-
ma, Ministerio de Hacienda, etc.) y, particularmente, en aquellas instancias
donde se adoptan acuerdos que, siendo sobradamente de carcter econmi-
co, pueden vulnerar mucho ms sus derechos laborales y humanos.
Por tanto, la ausencia de las mujeres o el poco o nulo espacio para su parti-
cipacin en el proceso de integracin centroamericana y en los tratados de
libre comercio, no hace ms que reiterar la urgente necesidad de revisar los
reglamento de constitucin y funcionamiento de la referida institucin, con
la inalidad de adecuarlos a las exigencias actuales y que al mismo tiempo
responda a los propsitos de su creacin. He ah, por consiguiente, otro de
los desaos del Movimiento de Mujeres.
Mara Candelaria Navas
324
El movimiento feminista ha demostrado inters porque se democraticen los
espacios de participacin y particularmente, porque se institucionalice real-
mente el enfoque de gnero en las instancias pblicas. Ese debera ser un
reto compartido por las organizaciones de mujeres y el ISDEMU, sin embar-
go ese escenario no parece estar cercano.
A.5. Anlisis de las estrategias de empoderamiento organizativo de las
mujeres rurales, en el marco de la integracin regional
Institucin responsable: IMU
Investigadoras: Nancy Orellana, Mara Candelaria Navas
Principales estrategias del movimiento de mujeres respecto a las mu-
jeres rurales
Teniendo conocimiento de que la labor realizada por la mayora de las
ONG de mujeres y feministas ha destinado importantes recursos inancie-
ros, humanos y de gestin poltica para desarrollar proyectos productivos,
crediticios y de capacitacin en gnero dirigido a las poblaciones-meta
con las cuales trabajan en el rea rural, la siguiente exposicin de estra-
tegias no pretende enumerar las actividades y acciones realizadas a este
respecto.
El propsito es sealar las que pueden considerarse principales estrategias,
porque revisten un alcance ms all de atender a un grupo de mujeres be-
neiciarias a travs de iniciativas o apoyos de tipo econmico o relacionados
con la disminucin de la carga domstica.
Se trata de retomar aspectos clave de estrategias que, impulsadas en y desde
el rea rural, han tocado la organizacin de la propiedad, la socializacin del
conocimiento y la democracia participativa, promoviendo o acompaando la
organizacin y/o accionar de las mujeres rurales.
a) Tierra
La reivindicacin de la propiedad de la tierra ha igurado entre las priori-
dades de, al menos, dos de las organizaciones del movimiento de mujeres y
feminista conocidas en este estudio: Las Dignas y el IMU. Tambin ha sido re-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
325
tomada en las Plataformas Electorales que han contado con un signiicativo
nivel de consenso e incidencia poltica, en los ltimos aos.
Vale la pena sealar que se parte de la constatacin de que esta reivindica-
cin no ha estado al margen de la pretensin de contribuir a una redistri-
bucin de la tierra, pero desde una perspectiva de gnero, en la superacin
de las condiciones de desigualdad socioeconmica, y no solamente como un
instrumento de reparto de recursos para la sobrevivencia y la pretendida
generacin de capacidades productivas en el rea rural.
Sin embargo, la cuestin de la tierra igur como estrategia de organizacin
y accin reivindicativa prcticamente solo en la etapa de reconstruccin na-
cional (1992-1997) y su contexto inmediato. No signiica esto que se dej
excluida de las demandas presentadas sobre la condicin y posicin de las
mujeres rurales, pero s se perdi beligerancia con relacin a la importancia
concedida en el marco de las mismas, coincidentemente durante los pero-
dos de retroceso del Sector Agropecuario y Rural y del nuevo posicionamien-
to de este en la lgica econmica y de desarrollo nacional.
De esta forma, e inaugurando la accin estratgica en esta temtica, Las Dig-
nas realizan una destacada labor en cuanto a asegurar el reconocimiento y la
mayor inclusin de las mujeres excombatientes en la poblacin beneiciaria
del Programa de Transferencia de Tierras (PTT), diseado para el reparto y
entrega de parcelas para la reinsercin
84
. Lograr que, al menos, poco ms de
una tercera parte fueran mujeres se debi, precisamente, a un conjunto de
gestiones y negociaciones impulsadas desde Las Dignas en apoyo al acceso
femenino a la propiedad y uso de la tierra, dentro de la campaa nacional
que se denomin: Discriminacin contra las Mujeres en las Transferencias
de Tierras.
85
A principios de los aos noventa, se conform la Concertacin de Mujeres
por la Paz, la Dignidad y la Igualdad que convoc a un espacio de coordina-
cin que termin dando vida a la iniciativa denominada Mujeres 94
86
, que
84 Hay que recordar que Las Dignas nacen como movimiento organizavo en 1990.
85 Navas, Mara Candelaria. Mujer rural, acceso a la erra y empoderamiento en El Salvador, Funda-
cin Nacional para el Desarrollo (FUNDE), Serie AVANCES No.4, San Salvador, El Salvador, junio de
1999, Pg. 20.
86 Que se autodeni como: una iniciava pluralista e independiente que busca hacer or por pri-
mera vez en el campo polco, las reivindicaciones impostergables de las mujeres. Mujeres 94
Mara Candelaria Navas
326
present pblicamente, en esas fechas, la Plataforma de las Mujeres Salva-
doreas que plante, entre los principales problemas del diagnstico de la
situacin de las mujeres en El Salvador, la exclusin del acceso a la tierra y el
crdito en los procesos de reforma agraria implementados, mientras que en-
tre las reivindicaciones, se incluy: la nmero 6 referida a la promocin de
la investigacin para el uso de tecnologas que no daen el medio ambiente
y resuelvan realmente los problemas tcnicos productivos y administrativos
de las mujeres.
87
Adems, en el apartado del rea econmica, se retomaron tambin deman-
das relacionadas con la tierra y las trabajadoras campesinas (B. iii)
88
, as:
20. Que se otorguen en propiedad tierras a las mujeres campesinas sin requisitos
discriminatorios.
21. Implementacin de programas especiales de capacitacin en gestin inanciera,
administracin cooperativa y empresarial, y tcnicas de produccin agropecuaria.
22. Que a las mujeres campesinas se les garantice el acceso al crdito en condicio-
nes adecuadas.
24. Que las mujeres excombatientes campesinas y tenedoras en las exzonas con-
lictivas sean incluidas en el inventario de tierras.
Finalmente, en el apartado del rea jurdica se plante como reivindicacin,
lo relacionado al Derecho Agrario, en los siguientes trminos
89
:
68. Que en el Cdigo Agrario se garantice el acceso de las mujeres a la propiedad
de la tierra.
Segn algunos estudios, Mujeres 94 y la Plataforma de las Mujeres Salvado-
reas resultado de su capacidad de actuacin colectiva se concibieron como
un instrumento de empoderamiento que favoreca a los esfuerzos organiza-
deende los intereses prccos y estratgicos de las mujeres, a la vez que pretende aportar nuevos
elementos de debate para la democrazacin de la sociedad salvadorea. Lo anterior, fue el
resultado de una experiencia creada tambin por primera vez, a parr de la reunin de una am-
plia gama de organizaciones y grupos de mujeres, as como mujeres independientes, campesinas,
especialistas del tema, profesionales, mujeres del sector informal, trabajadoras urbanas, que du-
rante 8 meses trabajaron en conjunto para idencar sus necesidades y demandas. Ver: Separata
Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, agosto 1993, pgs.1 y 2, as como: Iniciava
de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma de las Mujeres Salvadoreas
1997-2000, Las Dignas, San Salvador, 10 de marzo de 1997, Pg. 3.
87 Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, Op.cit., pgs.3 y 5.
88 Ibid, pgs.6 y 7.
89 Ibid, pg.11.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
327
tivos del movimiento de mujeres salvadoreo, su capacidad de movilizacin
como fuerza poltico social y como parte del proceso de concientizacin y
educacin hacia toda la sociedad, pero con prioridad hacia las mujeres
90
.
Pese a ello, se reconoci tambin que, entre las diicultades que mostr esta
experiencia se encontr la imposibilidad de promover y lograr una mayor
presencia de mujeres de todos los sectores sociales en la construccin de la
plataforma. De hecho, en las recuperaciones histricas de esta iniciativa no
se identiican claramente organizaciones de mujeres rurales
91
.
Con relacin a dicho Cdigo, su propsito ha sido resumido sealando que
ha cimentado los derechos a la tierra, el trabajo remunerado, la organiza-
cin sindical y cooperativa, los crditos, la asistencia tcnica, la educacin,
la salud, la vivienda digna, y la redistribucin de tierras por medio de una
reforma agraria, as como insistiendo en el cumplimiento de las obligaciones
del Estado
92
.
Los esfuerzos alrededor de este marco legal se ubicaron, sin embargo, sobre
todo entre 1998 y 1999 incluyendo una serie de estudios y acciones sobre
la seguridad jurdica en el agro, involucrando en ellos a profesionales es-
pecialistas en la materia para la fundamentacin jurdica y el soporte social
del mismo. Y, de acuerdo al IMU, tales esfuerzos resultaron del permanente
trabajo de investigacin, consulta y divulgacin que caracteriza al IMU en su
accionar en torno a la opcin preferencial por las mujeres rurales, as como
a la amplia participacin de mujeres y hombres de todos los sectores de la
sociedad civil y poltica
93
.
En el mbito de la actuacin conjunta y despus de un perodo considerado
como de dispersin y debilidad del movimiento de mujeres al no haber
acciones conjuntas ni propositivas
94
, se elabora la Plataforma de las Muje-
res Salvadoreas 1997-2000, lanzada en marzo de 1997, como un esfuerzo
de revisin de cumplimiento y actualizacin de la Plataforma de las Muje-
90 De Fries, citada por Domnguez Magaa, Liza. De acciones de mujeres, Op.cit., pgs.76-77.
91 Ibid, Pgs. 75-79.
92 Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo basado en los Derechos a la luz de la prcca: El
Caso de los Crculos de Estudio entre Mujeres en El Salvador, Instuto de Invesgacin, Capacita-
cin y Desarrollo de la Mujer (IMU), San Salvador, El Salvador, mayo 2006, Pg. 22.
93 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer (I.M.U.). La perspecva de gne-
ro, Op.cit., sin numeracin.
94 Domnguez Magaa, Liza. De acciones de mujeres, Op.cit., Pg. 78.
Mara Candelaria Navas
328
res Salvadoreas de 1994, de cara a deinir nuevas reivindicaciones de parte
de organizaciones miembras del movimiento amplio de mujeres y feminis-
ta, esperando que el mismo trascendiera hacia la identiicacin de nuestra
agenda permanente y de los mecanismos necesarios para darle seguimiento,
a travs de mltiples acciones que garanticen el logro del mayor nmero de
demandas hacia el ao 2000
95
. Una vez ms, en el diagnstico de la situacin
econmico se seal la exclusin de las mujeres del acceso a la tierra y al cr-
dito reiriendo explcitamente los limitados alcances de la reforma agraria y
del programa de transferencia de tierra al respecto
96
.
Se presentaron reivindicaciones, prcticamente redactadas en los mismos
trminos que tres aos atrs: la nmero 6 se reiri nuevamente a la promo-
cin de la investigacin para el uso de tecnologas que no daen el medio
ambiente y resuelvan realmente los problemas tcnicos productivos y admi-
nistrativos de las mujeres.
97
No se introdujeron cambios signiicativos en el apartado del rea econmica
y trabajo, demandando, de nueva cuenta
98
:
19. Que se otorguen en propiedad tierras a las mujeres campesinas sin requisitos
discriminatorios.
20. Implementacin de programas especiales de capacitacin en gestin inanciera,
administracin cooperativa y empresarial, y tcnicas de produccin agropecuaria.
21. Que a las mujeres campesinas se les garantice el acceso al crdito en condicio-
nes adecuadas
33. Revisar las leyes de propiedad de la tierra para garantizar que las mujeres rura-
les tengan acceso igualitario a este recurso
99
.
Finalmente, en el apartado de Legislacin, se retom nuevamente lo rela-
cionado al Derecho Agrario, tambin con idntica redaccin
100
: 95. Que en
el Cdigo Agrario se garantice el acceso de las mujeres a la propiedad de la
tierra.
95 Iniciava de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma, Op.cit., Pg. 4.
96 Ibid, pg.5.
97 Ibid, Pg. 9.
98 Ibid, Pg. 10.
99 Para esta fecha, la reivindicacin especca en torno a las deciencias del PTT para asegurar el
acceso de mujeres rurales a la erra, se abandon y parece haberse concebido incluida en los
numerales 19 y 33.
100 Ibid, Pg. 14.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
329
Habiendo sido archivada esta ltima iniciativa legislativa, todava en el 2002
en el contexto de la celebracin de diez aos de la irma de los Acuerdos
de Paz, cuando la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU) declar su
cumplimiento, el IMU envi una comunicacin a la Secretara General del
organismo expresndole la ausencia aun de un Cdigo Agrario, como estaba
estipulado en el texto de los Acuerdos, aun cuando las organizaciones de mu-
jeres haban presentado una propuesta en este sentido. A nivel parlamenta-
rio, ocurri un desgaste del cabildeo poltico ante los cambios que, cada tres
aos, sucedan en los miembros y miembras de la comisin legislativa de
trabajo respectiva, frente a quienes haba que retomar, desde el principio, las
gestiones en torno al anteproyecto del Cdigo.
Posterior a ello, disminuyeron signiicativamente las estrategias individua-
les y colectivas de las ONG del movimiento amplio de mujeres y feminista
en torno a la reivindicacin de la tierra, aunque persistieron iniciativas, de
naturaleza ms acadmica e investigativa, en torno a contribuir, ms bien, a
visibilizar la realidad de las mujeres rurales y cmo su persistente situacin
de subordinacin y empobrecimiento en relacin a su nulo o deiciente ac-
ceso a la tierra, condiciona efectivamente sus posibilidades de empoderarse
personal y organizativamente
101
.
b) Acceso a crdito e insumos
Para ORMUSA el proyecto de crditos que desarroll a principios de los no-
venta, aun con pocos recursos, permiti una relacin de fortalecimiento con
la organizacin y los grupos de autoayuda de las mujeres, a travs de la sub-
vencin que facilitaba el mismo crdito otorgado.
En el caso del IMU, entre sus primeras iniciativas de crdito ligadas al em-
poderamiento organizativo de las mujeres, se menciona en 1995 la imple-
mentacin de un Programa Crediticio al rea rural para el desarrollo de las
actividades productivas en las reas de Agricultura y Comercio, a travs de
las Organizaciones Comunales.
Ya para los primeros aos del nuevo siglo, el apoyo con fondos rotativos de
crdito a organizaciones de mujeres rurales y suburbanas, fue una estrate-
gia para alentar su fortalecimiento organizativo, como ocurri con la Aso-
101 Se cuentan entre tales iniciavas la siguiente: Navas, Mara Candelaria. Mujer rural, Op.cit.
Mara Candelaria Navas
330
ciacin de Mujeres para un Futuro Mejor (AMFM) despus constituidas
en la Asociacin de Desarrollo Comunal de Mujeres para un Futuro Mejor
(ADESCOMFM) del municipio de El Refugio, en Ahuachapn. De acuerdo
a su valoracin de la experiencia, tales prstamos fueron acompaados de
conocimientos, habilidades y estructuras operativas ligadas a la Asociacin
para su manejo, as como de garantas dispuestas a su alcance, destinndose
a pequeos negocios o ventas para la generacin de ingresos; sin embargo
y pese a ello, no dejaron de encontrarse importantes obstculos tanto para
aplicar adecuadamente las capacitaciones recibidas como en la cancelacin
de los montos recibidos, especialmente despus de la dolarizacin de la eco-
noma, lo que comenz a generar prdidas, deserciones, desconianza y des-
contento
102
. Lo importante es que dicha experiencia continu y se habra ido
logrando la cancelacin de crditos en varias rondas.
Por su parte y sobre todo a raz de los terremotos de 2001, Las Dignas pro-
mueve entre las asociaciones de mujeres en sus territorios de inluencia or-
ganizativa, la constitucin y funcionamiento de fondos semilla, bajo la l-
gica de prstamos rotativos y con estructuras directivas y asamblestica, as
como de instancias de seguimiento a los crditos, dirigidos especialmente a
mujeres pobres dedicadas a la agricultura de subsistencia, a la venta infor-
mal y amas de casa
103
. Con buena parte de ellos, se pudo avanzar en la crea-
cin de una cultura de pago (recuperacin), al mismo tiempo que brindaron
recursos, tanto para la sobrevivencia familiar a travs de mejorar cultivos
o criar animales domsticos, como para desarrollar actividades propias de
las organizaciones locales de mujeres. La sistematizacin de esta experiencia
habra concluido en lo que consider un fortalecimiento de los tres niveles
de empoderamiento de las mujeres involucradas en esa experiencia: en lo
personal, dentro de su familia y en la comunidad
104
.
Zenaida Joachn, de Las Dignas, describe que, en los ltimos cinco aos, se han
vinculado en dos cosas: por un lado, en la demanda especica del derecho al
agua en las comunidades rurales, ya que su desabastecimiento es una de las
problemticas ms crueles que implica para las mujeres tambin situaciones
de inseguridad, cansancio sico y duplicacin de tareas domsticas. Por otro
lado, se ha estado trabajando en el acompaamiento para fortalecer algunas
102 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., pgs.34-40.
103 Las Dignas. Construyendo ciudadana, Op.cit., Pgs. 22 y 23.
104 Ibid, Pg. 24.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
331
iniciativas econmicas que desarrollan algunos grupos de mujeres rurales,
especicamente en el municipio de Berln; iniciativas como la elaboracin y
venta de quesadilla, productos de reciclaje y artesana, en un esfuerzo que
todava no toma forma totalmente que persigue la posibilidad de generar y
fortalecer las capacidades de desarrollo de las iniciativas econmicas a nivel
local con la idea de ver cmo se fortalece el desarrollo interno.
c) Vivienda
A principios de los aos noventa, como ya se mencion, se present pblica-
mente la Plataforma de las Mujeres Salvadoreas que plante, entre los prin-
cipales problemas en la situacin de las mujeres en El Salvador, la exclusin
del acceso a la tierra y el crdito en los procesos de reforma agraria imple-
mentados, mientras que entre las reivindicaciones, se incluy: la nmero 6
referida a la promocin de la investigacin para el uso de tecnologas que
no daen el medio ambiente y resuelvan realmente los problemas tcnicos
productivos y administrativos de las mujeres, as como la nmero 46 sobre
el Acceso a la vivienda para las mujeres del campo y la ciudad, con especial
atencin a las mujeres jefas de familia
105
.
En torno a la vivienda, se modiic la demanda precedente tres aos atrs
de promover el acceso a la misma de parte de las mujeres del campo y la ciu-
dad, y se plantearon dos exigencias concretas: la de instalacin de servicios
bsicos tanto en las zonas urbano-marginales como en las zonas rurales
(numeral 68), as como la de Erradicacin de las polticas de desalojo en las
zonas urbano marginales y rurales si no se tiene una solucin digna que sea
convenida con la comunidad (numeral 69)
106
.
Posterior a ello, sin embargo, no se conocen estrategias del movimiento am-
plio de mujeres y feminista que retomen otros aspectos relacionados con la
dotacin de servicios bsicos asociados a la vivienda y desarrollo rural, como
lo que planteara en entrevista Amrica Romualdo de Las Dignas: la interven-
cin en reas rurales se hace con una visin de desarrollo de ciudad. Cuesta
pensar sostiene cmo a las personas del rea rural le llegan esos servicios
y cmo tambin les llegan los recibos, si muchas veces sus ingresos no son
en efectivo.
105 Ibid, Pgs. 3, 5 y 9.
106 Iniciava de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma, Op.cit., Pgs. 9, 10
y 13.
Mara Candelaria Navas
332
d) Educacin y salud
Dada la coyuntura existente en torno al sistema nacional de salud, como par-
te de la accin conjunta del movimiento amplio de mujeres y feminista, a tra-
vs de la Plataforma de las Mujeres Salvadoreas 1997-2000, se incluy en
ese contexto entre las reivindicaciones referidas a esta rea, las siguientes:
63. Que no se privaticen los servicios de salud y que por el contrario, estos se am-
plen sobre todo en el rea rural.
64. Que el Ministerio de salud capacite y contrate a las parteras especialmente en
las reas rurales que no estn cubiertos (sic) por el sistema de salud
107
.
Como estrategia colectiva, sin embargo, no se le dio mayor seguimiento a la
consecucin de tales demandas, despus de su planteamiento y exigencia
pblicamente.
En el plano de la accin institucional individual, Las Dignas han realizado ac-
ciones de difusin y debate referidas a la salud de las mujeres, en el marco de
procesos nacionales e internacionales que tienen un impacto signiicativo en
ella, tales como la reforma del Sector Salud en nuestro pas, como los efectos
asociados a la globalizacin
108
. En el nivel local o municipal, se han acompa-
ado jornadas o campaas, entre ellas: toma de citologa y tratamiento de
ITS.
Respecto a la educacin, se ha elaborado un diagnstico del nivel educativo
de las mujeres y una propuesta de alfabetizacin dirigida a mujeres en cua-
tro municipios: Santa Marta (Cabaas), San Salvador, Zacatecoluca (La Paz) y
Tecoluca (San Vicente)
109
.
Algunos apoyos de las ONG de mujeres se han dirigido a contribuir al ingreso
de las mujeres, va el mecanismo de evitar gastos familiares, cuando el IMU
facilit a ADESCOMFM becas para algunas hijas de socias, con lo que se les
brind un apoyo inanciero puntual para cubrir las necesidades de educa-
cin y salud de las nias restndole presin al presupuesto familiar de las
socias, al mismo tiempo que se asegur su capacitacin en autoestima; pero
107 Iniciava de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma, Op.cit., Pg. 12.
108 Las Dignas. Memoria de Labores 2003, Pgs. 13 y 15.
109 Las Dignas. Memoria de Labores 2005, Pg. 10.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
333
este proyecto no tuvo continuidad
110
. Similar experiencia ocurri con AMU-
DESCO
111
. Las Dignas tambin habran brindado becas a nias y mujeres per-
tenecientes o relacionadas a las organizaciones de mujeres rurales a las que
se ha dado acompaamiento y apoyo.
Por su parte, el MSM elabor en 1996 cartillas de alfabetizacin para adul-
tos y adultas con tres mdulos denominados: Cuando las letras hablan

112
. Cada uno de ellos, contiene un lenguaje e ilustraciones que retoman la
cotidianeidad rural de hombres y mujeres como medio para promover la
experiencia de concientizacin, organizacin y empoderamiento desde la
vivencia marcada por la ruralidad. El abordaje es, adems, incluyente de la
realidad de mujeres rurales pero tambin de los hombres.
e) Capacitacin
Los alcances de las capacitaciones impartidas, en trminos cuantitativos,
aparecen como muy pequeos y se han dirigido preferentemente a muje-
res lderes y/o en cargos o con responsabilidades claves en instituciones p-
blicas y municipales, en temticas como derechos sexuales y reproductivos,
participacin poltica, resolucin de conlictos, violencia intrafamiliar y de
gnero, entre las ms destacadas. Lo anterior, porque se ha considerado que
uno de los obstculos ms fuertes siempre es la sobrecarga domstica y las
diicultades que enfrentan las mujeres para salir de sus hogares y lo que para
ellas puede implicar atender a su familia, pero tambin la falta de educacin
(por ejemplo, el tema de la no lectura-escrita) y el analfabetismo que las mu-
jeres sienten y lo viven como un obstculo fuerte para poder desenvolverse
mejor. Zenaida Joachn de Las Dignas, agrega a las anteriores, los celos, los
condicionamentos y las limitantes que impone a las mujeres no poder salir,
relacionados con el tema planteado por muchas mujeres como diicultad re-
ferida a sus compaeros de vida.
Cabe mencionar, sin embargo, desde el punto de vista cualitativo, que en el
caso de Las Dignas, por ejemplo, en sus acciones de alfabetizacin econ-
110 Ibid, Pgs. 48-50.
111 Ibid, Pg. 67.
112 Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Carlla de Alfabezacin para adultos y adultas. Mdulo No.1: Dere-
chos Humanos, San Salvador, El Salvador, 1996; Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Carlla de Alfabeza-
cin para adultos y adultas. Mdulo No.2 Organizacin y Poder y Mdulo No.3: Medio Ambiente
y Desarrollo, San Salvador, El Salvador, 1997.
Mara Candelaria Navas
334
mica se habran incluido jornadas que tocan temticas relacionadas con la
economa, el poder, los derechos, el comercio y el modelo econmico y las
iniciativas y proyectos referidos al DR-CAFTA y al PPP
113
. Las mismas se han
concentrado hacia comunidades y organizaciones de San Salvador y Cusca-
tln (Suchitoto), aunque han incluido mujeres rurales trabajando en ONG,
sindicatos y entidades mixtas.
Otras acciones en el rea de capacitacin han sido las dirigidas a las aso-
ciaciones de mujeres legalmente constituidas a nivel local o territorial, en
temticas como teora de gnero, desarrollo local, legislacin y competencias
municipales. El IMU ha tenido su experiencia de capacitacin en temticas
formativas prcticamente en los mismos departamentos y a veces hasta en
los mismos municipios atendidos por Las Dignas, como ha ocurrido en San
Salvador y en Suchitoto (Cuscatln). Las comunidades atendidas s suelen
ser diferentes.
El MSM y AMS han coincidido tambin en sus propsitos y enfoques para la
formacin de liderezas en el rea rural, incluso con organizaciones mixtas
de desarrollo que tambin tienen su mbito de inluencia organizativa en
algunas zonas. Como parte de ello, por ejemplo, habran realizado una labor
de cara a la construccin de un tejido organizacional de mujeres donde lo
fundamental es la formacin de nuevos liderazgos femeninos en el mbito
local, de forma de garantizar una herencia generacional entre las mujeres
con las que habran venido trabajando desde sus inicios
114
. Resultado de esta
experiencia fue la elaboracin conjunta de un Manual para la Formacin de
Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadana, en 2005, que presenta-
do en una versin popular y accesible, se bas en una construccin terica
sobre las vivencias de liderezas rurales de diferentes municipios. El empode-
ramiento colectivo y transformador igura entre las temticas que sintetizan
el proceso formativo.
Previamente, desde 1997, el MSM tambin utiliz material de capacitacin
contenido en tres Cuadernos que constituyeron una serie temtica, a travs
del desarrollo de actividades conducidas por lo siguiente: Diferentes s, des-
113 Las Dignas. Memoria de Labores 2003, Pg. 7.
114 Asociacin para la Autodeterminacin y Desarrollo de Mujeres Salvadoreas, CRIPDES y MSM.
Manual para la Formacin de Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadana, Primera Edi-
cin, San Salvador, 2005, Pg. 3.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
335
iguales no (primer cuaderno), Mi historia, tu historia (segundo cuaderno)
y Gnero en Camino (tercer cuaderno). Si bien su contenido, ilustraciones y
poblacin-meta no se limit a la experiencia de mujeres rurales, se retomaban
muchas de sus problemticas, escenarios y realidades propias, lo que le cons-
titua en una importante herramienta de capacitacin para la organizacin.
Por su parte, desde el ao 2002, el IMU habra puesto especial nfasis en
los Crculos de Estudio de la Mujer (CEM), capacitando en el conocimiento y
defensa de sus derechos humanos a mujeres lderes en su calidad de coor-
dinadoras de cada CEM preparadas como multiplicadoras en sus propias
comunidades; accin que se ha realizado en San Salvador, convocando ini-
cialmente a mujeres de varios municipios de inluencia (Ahuachapn, Chal-
chuapa en Santa Ana y San Marcos, en San Salvador), con temas priorizados
para desarrollarse
115
. En el caso de los dos primeros, el peril de las partici-
pantes ha sido rural, mientras que en el ltimo, ha sido de mujeres urbano
marginales, pero todas ellas, perteneciendo a iniciativas por organizarse y
movilizarse colectivamente con proyeccin a conformar asociaciones de mu-
jeres con personera jurdica
116
.
El objetivo de los CEM se habra planteado como: promover espacios para
que las mujeres se renan, relexionen sobre su lucha diaria, analicen su po-
sicin de discriminacin, aumenten el conocimiento de sus derechos, incre-
menten su autoestima, y se movilicen para defender sus derechos mediante
la accin colectiva
117
. Respecto a esta estrategia, se ha sealado adems, que
Aunque se espera que este proceso de organizacin y movilizacin conduzca
a un incremento de la participacin de las mujeres en la toma de decisiones
a nivel local, y por lo tanto, que contribuya a la transformacin de la sociedad
salvadorea, el proceso de aprendizaje en s mismo tambin est altamente
valorado
118
.
Los CEM contabilizaron, en 2006, la participacin de unas 500 mujeres en
10 municipios, algunas ya organizadas en asociaciones legalizadas y otras
115 Para una profundizacin al respecto, consultar: Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo,
Op.cit..
116 Ibid, Pgs. 26 y 27. Como parte del proceso impulsado por los CEM, por ejemplo, en Ahuachapn,
mujeres de tres Crculos formaron la Asociacin de Derechos Humanos de la Mujer (ADEMUJER),
pretendiendo posicionarse como organizacin de mujeres con personera jurdica.
117 Ibid, pg.24.
118 IMU (2003) citado por Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo, Ibid.
Mara Candelaria Navas
336
en proceso de obtencin de su personalidad jurdica, pero coincidiendo en la
gestin de proyectos especialmente econmicos ante sus respectivas au-
toridades municipales
119
.
Al mismo tiempo, el IMU ha impulsado como estrategia la formacin de mu-
jeres como Defensoras Populares
120
, llegando a disear y a aplicar resultado
de este esfuerzo un Modelo de Organizacin e Incidencia Ciudadana para el
combate de la violencia intrafamiliar y genrica, que fue construido despus
de un proceso de capacitacin recibido, conjuntamente con instituciones y
autoridades locales de los municipios donde se focaliz el mismo
121
.
Las mujeres capacitadas han pertenecido especialmente a dos asociacio-
nes legalmente constituidas, AMUDESCO (Suchitoto) y Asociacin de Muje-
res de San Marcos (ASMUSAM) (San Marcos) y han constituido estructuras
que especiican su labor: Comits de Defensoras Populares
122
. A travs de
este mecanismo se habra buscado fortalecer su autoestima, conocimiento
y liderazgo en sus comunidades, mediante ocho jornadas de estudio de 6
horas cada una, al inicio de la experiencia, al mismo tiempo que el IMU lo-
gr aportar institucionalmente al abordaje municipal del tema
123
. Ampliada
a cinco municipios del pas, el trabajo de las Defensoras impuls una cam-
paa denominada: Defensoras Populares por una Sociedad sin Violencia
y, posteriormente, a nivel nacional, se sum a una estrategia de prevencin
de la violencia de gnero llamada: Entre Vos y Yo, una Vida Diferente
124
,
promovida conjuntamente con AMS, MSM y otras organizaciones feministas
y mixtas, cuyo alcance fue ms bien nacional y con fuerte nfasis hacia la
institucionalidad estatal
125
.
f) Oportunidades de trabajo y/o generacin de ingresos
En la estrategia colectiva del movimiento amplio de mujeres y feminista al-
rededor de Mujeres 94 y de su Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, se
119 Ibid, Pg. 76.
120 Uno de sus antecedentes, de hecho, fue la experiencia de los CEM. Ibid, Pgs. 45 y 75.
121 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pg. 8.
122 Ibid, Pg. 15.
123 Ibid, Pgs. 20, 22, 30 y 31.
124 Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo, Op.cit., Pg. 75.
125 AMS y otras organizaciones. Sistemazacin sobre Campaa de prevencin de la violencia de
gnero. San Salvador, febrero 2005.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
337
incluy entre las reivindicaciones, el diseo e implementacin de polticas
de generacin de empleo y oportunidades laborales para las mujeres tanto
en el campo como en la ciudad
126
, pero de manera ms especica, en cuanto
rea econmica, se destin un apartado exclusivo que recogi las demandas
de las trabajadoras campesinas (B.iii)
127
, as:
19. Establecer mecanismos que posibiliten la participacin de las organizaciones
de mujeres rurales en el diseo de las polticas agrarias, en el control y seguimiento
de su ejecucin y en la formulacin de propuestas que las beneicien
23. Creacin de servicios sociales colectivos que alivien la carga domstica de las
mujeres en el campo.
25. Oportunidad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en las
planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo.
26. Aplicacin para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo.
27. Creacin de una Oicina de las Mujeres en el Ministerio de Agricultura y Ganade-
ra que vele por los derechos de las mujeres campesinas.
28. Creacin de secretaras de las mujeres en los consejos de administracin de las
cooperativas.
Tres aos despus, en el contexto del lanzamiento de la Plataforma de las
Mujeres Salvadoreas 1997-2000, estas reivindicaciones se volvieron a ex-
poner, introduciendo pocos cambios pero signiicativos
128
:
18. Establecer mecanismos que posibiliten la participacin de las organizaciones
de mujeres rurales en el diseo de las polticas agrarias, en el control y seguimiento
de su ejecucin y en la formulacin de propuestas que las beneicien.
22. Creacin de servicios sociales colectivos que alivien la carga domstica de las
mujeres en el campo.
23. Obligatoriedad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en
las planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo.
24. Aplicacin para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo.
25. Creacin de Secretaras de las mujeres en los consejos de administracin de las
cooperativas.
38. Que se creen urgentemente centros de capacitacin para mujeres en el rea rural
(las cursivas no corresponden al original).
Se elimin la peticin de contar con una Oicina de las Mujeres en el Minis-
terio de Agricultura y Ganadera encargada de velar por los derechos de las
mujeres campesinas.
126 Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, Op.cit., Pgs. 5-7.
127 Los numerales 20, 21, 22 y 24 ya fueron citados en el literal referido a erra.
128 Iniciava de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma, Op.cit., Pgs. 10 y
11.
Mara Candelaria Navas
338
No se ha desarrollado otro esfuerzo conjunto por retomar la situacin labo-
ral y de ingresos de las mujeres rurales, de tanta envergadura como los de
los aos 1994 y 1997.
Desde el ao 2003, resulta evidente que la creacin de oportunidades de tra-
bajo y generacin de ingresos no es un eje prioritario de Las Dignas, en su
quehacer institucional.
En el caso del IMU, las oportunidades de generacin de ingresos han cubier-
to a pocas mujeres rurales pero se han inscrito en el marco de la atencin
de su situacin econmica como liderezas y/o miembras de las asociaciones
acompaadas, aparejada a la expectativa de su crecimiento y constitucin en
una iniciativa con mayor alcance (como constituir talleres de costura).
As, por ejemplo, a partir de 2003, siete socias de ADESCOMFM, del munici-
pio de El Refugio, en Ahuachapn, recibieron apoyo para iniciar un proyecto
de panadera, que les signiic gestiones con la alcalda para obtener un te-
rreno en comodato y construir el local, as como contar con capacitaciones
que fueron impartidas por el INSAFORP y la Asociacin Scout y tener un
lugar para recibirlas, as como la bsqueda y solicitud de inanciamiento a
agencias cooperantes
129
. Para el 2005, se logr el local, pero no la maquinaria
y las herramientas.
Junto a esta iniciativa, tambin el IMU respald a ADESCOMFM para capaci-
tar mujeres que se dedicaran a la sastrera y la costura, pero el monto des-
tinado result insuiciente, quedaron fueran algunas interesadas porque no
saban leer y escribir, adems de que el tiempo que les demand capacitarse
les gener problemas de sobrecarga domstica y en su salud
130
. La experien-
cia trat de continuarse gestionando un proyecto propio de la Asociacin
que, sin embargo, no ha podido ser concretado an.
Como ya se seal previamente, en otros casos, la capacitacin tcnica se ha
dirigido a apoyar el ingreso de las mujeres, va el mecanismo de evitar gas-
tos familiares, como ocurri con la asistencia tcnica y semillas que brind
el IMU a AMUDESCO para desarrollar un huerto casero de hortalizas. Esta
iniciativa, sin embargo, no tuvo sostenibilidad y inaliz al poco tiempo. Una
129 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 50-59.
130 Ibid, Pgs. 43-46.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
339
situacin parecida ocurri con el funcionamiento de un chalet, para el cual
fueron capacitadas algunas socias, en seis jornadas sobre temas de adminis-
tracin.
g) Ciudadana
La mayora de experiencias organizativas y reivindicativas de las mujeres
rurales, es resultado de procesos previos de capacitacin en gnero desarro-
llados por las ONG de mujeres del movimiento, en sus zonas de inluencia.
En sus inicios, las mujeres rurales que fueron apoyadas en sus esfuerzos or-
ganizativos pudieron alcanzar importantes logros: desde ser reconocidas
como referente, tanto en sus comunidades, frente a sus autoridades locales
como ante la cooperacin, hasta la consecucin de varias de sus gestiones
relacionadas con sus condiciones de trabajo, de acceso a servicios comunita-
rios, de participacin e involucramiento en su municipalidad.
A partir de mediados y inales de los noventa, la opcin estratgica de las
ONG de mujeres y feministas en lo comunitario o territorial, se ha traducido
en apoyar los procesos propios de grupos ya constituidos, en aspectos como
legalizacin, planiicacin, estructura y estrategias para su funcionamiento,
as como posicionamiento para su reconocimiento y/o actuacin coordinada
en la localidad, a travs de plataformas, declaraciones o pronunciamientos.
La recuperacin y sistematizacin de sus experiencias, ha sido otro instru-
mento de apoyo organizativo y de planiicacin al que se ha dado importan-
cia estratgica, en funcin de fortalecer el accionar de las organizaciones a
partir de lecciones aprendidas o logros y diicultades identiicados.
Las Dignas, el IMU y el MSM han logrado, por ejemplo, respaldar procesos
organizativos de mujeres que ahora cuentan, adems de su personalidad ju-
rdica, con reconocimiento en sus comunidades y municipios; entre ellas:
Asociacin para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Zacatecoluca.
Asociacin de Mujeres para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Jiqui-
lisco (APADEIMJ).
Asociacin de Desarrollo Comunal de Mujeres Activas por la Equidad de
Gnero (ADCMAIG).
Asociacin de Desarrollo Comunal de Mujeres para un Futuro Mejor
(ADESCOMFM).
Mara Candelaria Navas
340
Asociacin de Mujeres para el Desarrollo de la Ciudadela Guillermo Ma-
nuel Ungo (AMUDESCO).
Asociacin de Mujeres de San Marcos (ASMUSAM).
Asociacin de Mujeres de San Esteban Catarina (AMUSEC).
Dirigir su apoyo econmico y/o respaldo institucional a este tipo de esfuer-
zos, responde a la conviccin de que la conformacin misma de tales orga-
nizaciones legales es un logro importante, en la medida en que se constituye
en una herramienta con la que pueden formular sus acciones para la lucha
y la defensa de los derechos de las mujeres, con una visin amplia de inter-
locucin y alianza con otras mujeres del municipio, al mismo tiempo que se
consigue el reconocimiento de las autoridades de las comunas y su inclusin
en la gestin municipal
131
.
En funcin del propio proceso interno de las organizaciones legales de muje-
res rurales, las ONG de mujeres y feministas consideran que favorece su em-
poderamiento y protagonismo de cara a su desarrollo
132
. De hecho, el MSM
visualiza el escenario siguiente, como horizonte a alcanzar, en similares tr-
minos a los expuestos en el prrafo precedente:
Las mujeres con las que se trabaja han alcanzado un mayor protagonismo a nivel
local y nacional, hacen gestin propia, desarrollan proyectos productivos sosteni-
bles y estn incidiendo en las polticas pblicas con equidad de gnero
133
.
Asimismo, se promueven las concertaciones, uniones o colectivos, tanto
como la incorporacin de organizaciones de mujeres rurales a estos espacios
conjuntos ya existentes. Buena parte de estos, sin embargo, son de carcter
institucional y urbano, como ocurre con la Alianza por los Derechos Sexuales
y Reproductivos o el Comit Interinstitucional contra la Violencia Intrafami-
liar del Municipio de Berln (Usulutn) promovidos por Las Dignas.
El IMU, por su parte, logr promover un espacio amplio de participacin de
organizaciones de mujeres rurales, constituido desde su identidad como ta-
les denominado, justamente, Mesa Permanente de Mujeres Rurales que tena
como antecedente la identiicacin tambin de sus necesidades y demandas
131 Alvarado, Milagro. La parcipacin polca de las mujeres y su aporte al desarrollo local en Jiqui-
lisco, Bolena 2003, rgano de divulgacin del IMU, Pg. 12.
132 Movimiento Salvadoreo de Mujeres. 1988-2005, Op.cit., Pg. 11.
133 Idem.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
341
propias en lo que fue la Plataforma de Mujeres Rurales, elaborada por lide-
rezas capacitadas por el IMU en 1998. A esta fecha, sin embargo, las expecta-
tivas siguen siendo muchas pero el espacio se encuentra bastante diezmado
por la debilidad organizativa, inanciera, programtica y, probablemente, por
el bajo peril alcanzado dado el desconocimiento de su labor y la poca visibi-
lizacin de la misma, sus logros y resultados a la fecha.
Actualmente, la Unin de Organizaciones Locales de Mujeres por la Demo-
cracia y el Desarrollo Local, aglutina una treintena de organizaciones de
mujeres locales rurales y tambin urbanas
134
, representando entonces una
experiencia con un matiz un tanto diferente, pues si bien ampla las alian-
zas tambin debe procurar un accionar lo suicientemente incluyente que
visibilice las demandas propias de las mujeres rurales y no solo las que son
comunes entre ellas y las urbanas.
Pero, de acuerdo a la documentacin revisada e informacin recopilada, en
buena medida los espacios organizativos que se han fortalecido y apoyado
en los ltimos aos en especial, desde mediados y inales de la dcada de
los noventa no corresponden, preferentemente, a los de alcance local sino
nacional e inclusive los internacionales, aunque los mismos se constituyan
por mujeres con liderazgo o participacin municipal y comunitaria, tales
como la Asociacin Nacional de Regidoras, Sndicas y Alcaldesas de El Salva-
dor (ANDRYSAS) y la Red de Mujeres Municipalistas Centroamericanas, en el
caso de Las Dignas.
Cuando ocurre que la naturaleza de las organizaciones de mujeres rurales
es municipal o ms territorial (en lo rural), su alcance se ha mostrado con
limitaciones probablemente en razn de la complejidad de la problemtica
especica que han pretendido atender, como habra ocurrido con la confor-
macin de la Red Intermunicipal de Comits de Defensoras Populares, que
iniciaron con un convenio entre dos comits municipales con proyeccin de
expandirse
135
. O como se observa con las estrategias que han perseguido la
consecucin de objetivos relacionados con el fortalecimiento de la institucio-
134 Asociacin Unin Salvadorea de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Jus-
cia Social y el Desarrollo Local con Equidad de Gnero y Colecva Feminista para el Desarrollo
Local. Unin Salvadorea de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Juscia
Social y el Desarrollo Local con Equidad de Gnero. Planicador 2007.
135 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pgs. 25, 27 y 41-43.
Mara Candelaria Navas
342
nalidad del gobierno local referida a la promocin de la equidad de gnero,
como ocurri con la irma de un Protocolo de Compromisos Mnimos para el
abordaje de la problemtica de la violencia entre autoridades locales y orga-
nizaciones en el marco de dicha Red.
Una importante virtud de estas dos ltimas estrategias es que se ha favore-
cido que los grupos o comits de mujeres constituidos entren a dialogar y
proponer con las esferas del Estado en un espacio comn y/o compartido.
En un sentido similar, el MSM y AMS en el contexto de su participacin en la
Concertacin de Mujeres consideraron, a principios de 2003, que la reacti-
vacin y mayor promocin de la participacin poltica de las mujeres podra
lograrse a travs de las polticas municipales de gnero con el objetivo de
contribuir a sentar las bases para el desarrollo sustentable con equidad de
gnero para las mujeres del sector rural del pas, al lograrse la aplicacin
de acciones positivas dirigidas a la vigencia de sus derechos en el contex-
to del desarrollo comunitario en cinco municipios (urbanos y rurales) don-
de tendran presencia institucional: Apopa y Santo Toms (San Salvador),
San Bartolom Perulapa y Tenancingo (Cuscatln) y Concepcin Batres
(Usulutn)
136
.
Sin embargo, se ha reconocido que las transformaciones y avances expe-
rimentados en la esfera de las municipalidades en materia de equidad de
gnero, han enfrentado diicultades que, en gran medida, provienen de la
persistencia de estereotipos y opiniones negativas provenientes de la misma
poblacin, especialmente de hombre. Las organizaciones locales/comunita-
rias de mujeres que han trabajado con las municipalidades han sealado,
adems, en diversas ocasiones, las diicultades y debilidades para que fun-
cionen los mecanismos e instrumentos de gnero introducidos en las alcal-
das, desde problemas de recursos hasta de voluntad poltica.
3.3. A manera de recapitulacin
Puede concluirse de lo expuesto que organizaciones del movimiento de
mujeres y feminista consideran y asumen que sus estrategias incluyen, t-
136 Concertacin de Mujeres (MSM-REDES-FUNSALPRODESE-AMS-CRIPDES). Las Polcas Municipa-
les de Gnero, un mecanismo de parcipacin polca y ciudadana de las mujeres. Sistemaza-
cin de 5 experiencias municipales, San Salvador, El Salvador, marzo de 2005, Pg. 3.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
343
citamente, entre sus poblaciones meta, participantes o beneiciarias, a las
mujeres rurales y la defensa de sus derechos. De esta forma, no ven nece-
sario expresarlo de manera explcita ni en su Misin, Visin u objetivos. La
prctica muestra, sin embargo, que aunque buena parte de las mujeres que
reciben la atencin o coordinan con las ONG de mujeres y feministas son
rurales, mucha de la incidencia ms sistemticamente desarrollada se queda
en las reas o problemticas ms bien urbanas, aun cuando las acciones se
expandan al interior del pas y salgan del AMSS.
Es as como se observa, desde mediados de los noventa, un nfasis de las
estrategias del movimiento por incidir en la institucionalidad del Estado, ya
sea a travs de la promocin de polticas y planes relativos a la equidad de
gnero lo mismo que de medidas airmativas dirigidas a las mujeres. Ade-
ms, se ha promovido el involucramiento de funcionarias y funcionarios o
personal de las entidades pblicas, municipales, judiciales y del Ministerio
Pblico en acciones individuales, o en redes, o coordinaciones, lo mismo que
en actividades o intervenciones referidas a temticas y problemticas de las
mujeres. Dichas entidades y profesionales del Estado, sin embargo, tambin
tienen mayoritariamente un peril predominantemente urbano, con excep-
cin de algunas concejalas.
En este sentido, existe un expreso inters en el movimiento de mujeres y
feminista por consolidar las condiciones de interlocucin con los gobiernos
municipales, de manera muy especial. Los esfuerzos ms sostenidos e in-
gentes en los ltimos aos, sin embargo, se han concentrado privilegiando
las capacidades del municipio (dotndoles de funcionarias o trabajadoras
formadas en gnero, polticas institucionales, proyectos con presupuesto, y
de mecanismos e instrumentos de seguimiento de medidas airmativas) ms
que las capacidades de las propias mujeres organizadas que deben interlo-
cutar con este.
Por otra parte, las temticas atendidas ciertamente son parte de la vivencia
de las salvadoreas de diferente o cualquier edad, zona de residencia, con-
dicin econmica, estatus social, nivel educativo, involucramiento poltico-
partidista, etctera. Nos referimos, por ejemplo, a la violencia intrafamiliar
y de gnero, derechos humanos, participacin ciudadana, salud sexual y re-
productiva, economa y legislacin, ente las ms destacadas.
Mara Candelaria Navas
344
Pese a ello, la especiicidad con que estas ocurren en el rea rural ha sido
poco visibilizada, o se concibe implcita en el abordaje de las estrategias de
impacto nacional impulsadas o se ha atendido con menor relevancia respec-
to a las problemticas referidas ms al acontecer nacional. Para el caso, las
trabajadoras agrcolas asalariadas (permanentes o temporales) se encuen-
tran insertas en un mercado laboral altamente desregulado, con muy escasa
o inefectiva proteccin institucional y una experiencia sindical prcticamen-
te nula, todo lo cual no ha sido retomado an, decididamente, en las estrate-
gias del movimiento amplio dirigidas a la reivindicacin y luchas sobre sus
derechos. Ni siquiera recientemente, pese a los efectos de la migracin, el
rezago para superar la pobreza rural y la precarizacin de las fuentes de in-
gresos y de las oportunidades de trabajo de las mujeres en el campo o zonas
peri-urbanas. Un caso similar ocurre con la atencin y gestin de riesgos: el
mapa nacional muestra serias vulnerabilidades en el rea rural, permanen-
tes (cada ao, segn estacin) y coyunturales (por el cambio climtico y otros
fenmenos asociados). Pero los esfuerzos e iniciativas se han concentrado
especialmente en el AMSS. Asimismo, en materia de violencia y salud sexual
y reproductiva, los diagnsticos y estadsticas que relejan la realidad rural,
continan sin ser privilegiados en investigaciones y registros, mientras que
la problemtica de la mortalidad materna o los atentados a la integridad y la
vida, no se colocan como de especial sensibilidad entre las mujeres rurales.
Ha ocurrido, adems, que los procesos de ciudadana y de defensa y ejercicio
de derechos, como los asociados a la violencia intrafamiliar, han brindado a las
mujeres el conocimiento jurdico y doctrinal sobre los mismos, as como he-
rramientas para la denuncia y su reivindicacin, segn sea el caso. Pese a ello,
no se ha apoyado la caliicacin de su formacin ni respaldado su necesidad de
enlazar estos procesos con la coordinacin y alianzas institucionales pblicas
y privadas requeridas en el nivel local, que permita a las mujeres lograr la
mayor efectividad e, incluso, seguridad personal en el curso de sus gestiones y
diligencias, as como la propia solucin a sus problemas de sobrevivencia para
dedicarse, voluntariamente, a este proyecto
137
. De esta forma, por ejemplo, li-
derezas de AMUDESCO, en su calidad de Defensoras Populares, al recuperar su
experiencia habran sealado que, aunque han logrado ayudar a otras mujeres
y compartir lo aprendido, sus diicultades han sido muchas, entre las que des-
tacaron las de naturaleza econmica y de carga domstica as como, la poca
137 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pgs. 28 y 29.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
345
capacidad para ayudar a otras mujeres
138
. Sus expectativas y sugerencias en
ese sentido, expresadas al IMU como institucin que les respalda, giraron al-
rededor de incrementar su capacitacin para resolver y/o canalizar los casos
atendidos; las recomendaciones resultantes de la sistematizacin de esta ex-
periencia las retomaron y se redactaron en ese mismo sentido
139
.
Los esquemas aplicados parecen haber respondido tambin, en buena me-
dida, a lgicas urbanas: un conjunto de jornadas de estudio para el conoci-
miento y manejo de teora, doctrina, leyes, planteamientos polticos, meto-
dologas, etctera, que en s mismas requieren de una base educativa que no
se corresponde, con mucho, de las oportunidades escolares a las que han
tenido acceso las mujeres rurales ni a su disponibilidad de tiempo y recur-
sos para hacer uso efectivo y continuado de los conocimientos y habilidades
aprendidas. La irme voluntad, el inters y la buena disposicin y compro-
miso de estas mujeres, choca con un dbil seguimiento al fortalecimiento de
tales conocimientos y creacin de capacidades y oportunidades incluidas
las de sobrevivencia econmica, afectando la sostenibilidad y efectividad de
estos esfuerzos, as como su multiplicacin.
Una situacin parecida se pudo observar en relacin a varios proyectos eco-
nmicos y de generacin de ingresos apoyados, especialmente los imple-
mentados durante los primeros aos de accionar de las ONG de mujeres y
feministas como estrategias para brindar alternativas econmicas para las
mujeres rurales. Las capacitaciones y asistencia tcnica proporcionadas no
siempre se adecuaron a las condiciones educativas, sociales ni organizativas
de sus grupos, ni tampoco a la realidad socioeconmica en que estas deban
funcionar y salir adelante, con lo que tampoco se pudo favorecer su sosteni-
bilidad. El proyecto de chalet gestionado por AMUDESCO, fue una experien-
cia en este sentido
140
.
Por otro lado, se logra encontrar coordinaciones y participacin en esfuerzos
e iniciativas de alcance regional, en la experiencia prcticamente de todas
las ONG de mujeres y feministas, pero al parecer esto ocurre actuando en su
calidad de organizacin como tales y no tanto como facilitadoras de un es-
pacio ms de articulacin de grupos de mujeres desde los niveles locales en
temticas de inters para el espacio y la experiencia rural.
138 Ibid, Pg. 20.
139 Ibid, Pg. 35.
140 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 69-73.
Mara Candelaria Navas
346
Finalmente, no se encontr informacin que pudiera dar referencia sobre el
crecimiento en nmero de las mujeres rurales organizadas, grupos formados
o total de municipios a los que se ha ampliado, con el correr de los aos, la
incidencia de las estrategias impulsadas, as como logros propios de las or-
ganizaciones de mujeres rurales con las que se trabaja o a las que se apoya
141
.
Lo que s se han constituido son espacios amplios, a manera de concertacio-
nes, alianzas o, inclusive, denominndose movimientos de alcance municipal
e intermunicipal, pero las organizaciones y quienes las representan en cada
uno de ellos, suelen ser prcticamente las mismas mujeres, en su calidad de
liderezas o en razn de los cargos que han ostentado por mucho tiempo en
sus respectivas organizaciones de mujeres rurales. Para el caso, en la recupe-
racin de su experiencia, AMUDESCO seal entre los principales obstculos
enfrentados como organizacin, el siguiente:
Algunas mujeres tenemos muchos compromisos fuera de la asociacin en la Casa
de la Mujer en Suchitoto, en la Unin de Mujeres, en el partido, en la alcalda. Hemos
aprendido el valor de la participacin de las mujeres en espacios comunitarios, pero
a veces por esa misma dedicacin, descuidamos lo propio, que es la asociacin
142
.
Resulta claro, adems, que las ONG del movimiento amplio de mujeres y fe-
minista, se encuentran trabajando muchas veces en los mismos municipios
u otros cercanos, temas similares o conexos. La ventaja que representa esta
circunstancia es la posibilidad de establecer sinergias y respaldar las inicia-
tivas comunitarias y locales como ocurri con el Comit de Defensoras Po-
pulares del IMU y los Grupos de Autoayuda de ORMUSA
143
; la desventaja, sin
embargo, es que los grupos de mujeres rurales que atienden, pueden ser los
mismos o, mejor dicho, las liderezas de los mismos pueden encontrarse par-
ticipando en varias de estas iniciativas, de acuerdo a la estrategia impulsada
y que las convoca, sin que ello signiique, necesariamente, la ampliacin de
liderazgos o el crecimiento de la base organizativa de sus grupos.
Puede sealarse, inalmente, que no puede hablarse de estrategias del mo-
vimiento hacia el empoderamiento organizativo de mujeres rurales. Lo que
se observan son diferentes acciones dirigidas a este propsito, pero que se
inscriben en otras estrategias de un alcance ms nacional o que en su afn
141 La excepcin de esto lmo la constuyen las sistemazaciones de experiencias concretas que se
han mencionado a lo largo de este estudio.
142 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 75 y 76.
143 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pg. 23.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
347
incluyente de la situacin general o comn a las mujeres salvadeas, no ne-
cesariamente retoman la especiicidad de la realidad rural.
En esta apretada sntesis priorizaremos aquellos obstculos que de acuerdo
con la frecuencia que las y los entrevistados sealaron, representan en orden
de importancia los principales obstculos que encuentran las salvadoreas
para la construccin y prctica de su ciudadana en su orden son:
1. Los derivados del sistema patriarcal salvadoreo

Fuertemente arraigado en El Salvador, el patriarcado ha sido sealado mayo-
ritariamente como el principal obstculo para el goce de la ciudadana feme-
nina y causa de la exclusin histrica de las mujeres en esta condicin. Como
forma de organizacin social, econmica, poltica y religiosa que tiene como
fundamento el control y dominio de los hombres sobre las mujeres, nias y
nios, la juventud y otros grupos que por clase, origen tnico, preferencia
religiosa o poltica, sean minoritarios o diferentes al grupo dominante, etc.;
lo cual impide avanzar a las mujeres, ya que las limita y somete, testimonios
sobre el rol domstico, la familia, la maternidad, el matrimonio, el divorcio
son ms que elocuentes:
Entre las manifestaciones del machismo como obstculo, se encuentran el
entorno socioeconmico dominado por hombres, la actitud machista y
misgina de los hombres, la resistencia de algunos hombres polticos, la
cultura machista que favorece la educacin de los nios, sobre las nias, la
cultura machista que da tierra a los hombres y el pacto de caballeros que
cierra el crculo, excluyendo a las mujeres de cualquier oportunidad; la re-
sistencia generacional al cambio; las innumerables trabas que los hombres
ponen para que las mujeres realicen su trabajo o se sigan formando, la so-
bre exigencia que hacen a las mujeres para desempear cargos y el esfuer-
zo que deben hacer las mujeres para argumentar su capacidad, presencia y
voz en espacios mixtos.
La dependencia de las mujeres a los hombres igualmente es considerada una
gran limitante; dentro de ella lo ms comentado por las y los informantes
fueron la naturalizacin de la mujer de su posicin de dependencia al mari-
do, la falta de autonoma en general de las mujeres y en particular la auto-
noma econmica, la mujer sumisa, relaciones de pareja que privan a las
Mara Candelaria Navas
348
mujeres de sus derechos, la subordinacin de la sexualidad y los celos del
marido.
Un gran nmero de entrevistadas y entrevistados, airmaron que la violen-
cia ejercida sobre las mujeres, el abuso sexual de nias y la falta de es-
pacios sicos y sociales seguros y bien vistos eran importantes obstculos
para la ciudadana plena de las mujeres en El Salvador.
2. Producto del patrn cultural existente
Entendiendo por cultura el conjunto de todas las formas y expresiones de
una sociedad determinada, que incluye costumbres, prcticas, cdigos, nor-
mas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religin, rituales, normas de
comportamiento y sistemas de creencias, as como toda la informacin y ha-
bilidades que posee el ser humano
144
, los obstculos de mayor sealamiento
por las y los informantes son producto de la cultura simblica y espiritual, en
tanto que otros son parte de los rasgos culturales de la sociedad salvadorea.
De esta manera, el principal obstculo mencionado para el logro de la ciuda-
dana plena por parte de las mujeres es el desconocimiento, que va desde no
conocer el concepto mismo de ciudadana, pasando por sus implicaciones en
funcin de los deberes y derechos y que por lo tanto, hacerlos valer o asumir
su responsabilidad, genera a su vez otros obstculos.
Vinculado a esto, la falta de educacin o el bajo nivel educativo, ms la escasa
informacin, es decir, la carencia de una cultura de derechos en la que estos
se ignoran y en consecuencia no se deienden, se convierte en un enorme
obstculo que les impide asumirse como sujetas de derechos e integrantes
de una comunidad poltica.
El segundo obstculo de ndole cultural para una ciudadana activa es el mie-
do, el temor de la poblacin y en especial de las mujeres. Al parecer puede
ser una de las secuelas de la guerra, ya que tomando en cuenta los ciclos de
la historia, veinte aos es un periodo corto y todo el miedo generado durante
ese lapso, puede seguir presente y paralizar a las mujeres. El miedo como
144 Colaboradores de Wikipedia. Cultura [en lnea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2009 [fecha de
consulta: 11 de diciembre del 2008]. Disponible en <hp://es.wikipedia.org/w/index.php?tle=
Cultura&oldid=23183777>.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
349
arma de dominacin poltica y de control social restringe cualquier intento
ciudadano; as por ejemplo se airm que representa un obstculo impor-
tante por cuanto impide a las mujeres exigir, demandar, reclamar sus dere-
chos, hablar, decir que no, o cuestionar el status quo, por miedo a las crti-
cas, a ser juzgadas por la sociedad, a perder el trabajo o los puestos polticos
alcanzados, al enfrentamiento, preieren abstraerse y perder su derecho a la
libre expresin, al derecho a la libertad y a la vida, al derecho a la ciudad, a
la reivindicacin de sus derechos, a participar en las instancias de decisin.
El miedo tambin alcanza a las organizaciones de mujeres quienes se auto-
censuran frente a ciertos temas que son importantes para las mujeres como
el lesbianismo, el aborto, etc.
La religin en todas sus manifestaciones e instituciones como las Iglesias,
juegan un papel importante en la deinicin de roles y de la moral en la socie-
dades; con toda su carga simblica, representa un obstculo signiicativo en
tanto su inluencia y presin sobre las mujeres, fomenta el modelo patriarcal,
promueve la actitud pasiva y conformismo de las mujeres, refuerza el patrn
tradicional de las mujeres, juzga y castiga si se atreven a hacer otras cosas,
provoca miedo, restringe la educacin sexual y coarta la libertad de concien-
cia y credo. Adems de todo esto, fueron identiicados como obstculos el
auge del ultra conservadurismo religioso y la desmedida religiosidad, la
iglesia radical, el poder poltico que ejerce la Iglesia, la idea de que Dios
deine la vida de las personas, las argollas religiosas y la falta de un Esta-
do laico real en donde la moral pblica sigue siendo en buena medida mol-
deada por la jerarqua religiosa.
Finalmente, tambin representan obstculos para la ciudadana de mujeres
y hombres -pero en especial para ellas- la resistencia cultural al tema, la
ciudadana no es un tema relevante para la mayora de la poblacin, en el
pas no se le ensea a la gente a ser ciudadanos, y los problemas de las
mujeres son un problema ms en el pas, pero no prioritario. Quizs el ms
preocupante es que no existe un sistema de libertades plenas en el pas.
3. Los que se derivan del sistema poltico y los partidos polticos
Un sistema poltico es la materializacin organizativa de un conjunto de in-
teracciones estables a travs de las cuales se ejerce la poltica en un contexto
Mara Candelaria Navas
350
limitado. Este sistema viene formado por agentes, instituciones, organiza-
ciones, comportamientos, creencias, normas, actitudes, ideales, valores y sus
respectivas interacciones, que mantienen o modiican el orden del que resul-
ta una determinada distribucin de utilidades.
Por su parte, los partidos polticos son las organizaciones que median entre
los ciudadanos y el Estado, vinculando a los primeros con la esfera de poder
sustentada por el segundo, para poder satisfacer sus demandas concretas
de bienestar. Por lo cual, es evidente la importancia de los partidos polticos.
Con un sistema y cultura poltica patriarcal no asombra que los partidos po-
lticos constituyan una fuente incesante de obstculos para la ciudadana de
las mujeres en general y para su vinculacin en las esferas de poder pol-
tico en particular. La estructura vertical del poder parece ms explcita en
el caso de los partidos polticos; esa prctica vertical del poder, no permite
que alguien que generalmente ha estado en los escalones ms bajos, pueda
subir fcilmente y si, adems, coincide con que es mujer, se le aplican reglas
ms estrictas. Se golpea en el punto ms dbil y si para las mujeres es su
imagen, hacia ah ir dirigido el golpe. As mismo, no existe una prctica
interna real de los partidos que apoye que ms mujeres sean seleccionadas
como candidatas a puestos de eleccin popular o de direccin
No obstante, en El Salvador el sistema poltico parece haber extraviado su
rumbo y en el caso concreto de las ciudadanas, haberse convertido en ge-
nerador de limitaciones para el desarrollo y vivencia plena de su condicin.
De acuerdo con las y los informantes, la razn de ello es la ausencia de una
institucionalidad democrtica, con una cultura poltica autoritaria y exclu-
yente de ciudadana, un sistema poltico corrupto y altamente patriarcal
en donde como consecuencia, sus partidos polticos son dominantemente
masculinos.
Manifestaciones sobre los aspectos obstaculizantes son: la idea de que los
hombres son quienes tienen la facultad exclusiva para decidir, en tanto que
las mujeres son chismosas y mejor deben quedarse lavando, por lo tanto no
consideran la presencia femenina en sus ilas, las cpulas de los partidos
siguen ignorando a las mujeres: por una parte no hay apertura para su in-
clusin y cuando inalmente logran entrar, los hombres no creen que ellas
tengan la capacidad para desempearse bien, entonces proceden a toda una
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
351
sistemtica labor por cohibirlas, las aburren, las relegan a las funciones me-
nos importantes; les bajan el peril, son boicoteadas. De igual manera, los
partidos polticos no implementan nada para capacitar a las mujeres, ni di-
sean programas ni proyectos para las mujeres.
Por otra parte, fue muy comn el mencionado sentido utilitario y manipu-
lador de los partidos que ve a la poblacin como cliente poltico y no como
ciudadana el tubo partidario o argollas partidarias que sealado por Ara-
na y Santacruz los partidos polticos siguen siendo la nica puerta de acceso
de la ciudadana al ejercicio del poder, deinido as por la ley, con lo cual se
eliminan otras posibilidades para la representacin (2005:48). As, se res-
tringe la entrada de las mujeres, pero adems iltra las propuestas o acciones
que se deseen realizar, eliminando la posibilidad de un canal por el que se
puedan procesar las demandas de las mujeres.
4. Originados y relativos al rol del Estado
Segn los testimonios de las y los entrevistados, son obstculos la poca o
nula promocin que el Estado hace de los derechos, es decir un Estado que
hace muy poco por construir ciudadana; la falta de recursos inancieros a
nivel del Estado para la promocin de la ciudadana en general de todos y
con mayor razn para las mujeres.
Siendo el Estado considerado como una o varias arenas en las que se es-
cuchan las peticiones y se resuelven los conlictos, son obstculos para la
ciudadana un Estado que no ejerce su verdadero papel, que no reconoce o
da cumplimiento de sus obligaciones para con la ciudadana, la impunidad
del Estado.
Diferentes estudios han comprobado la intensiicacin de problemas aejos
del pas a causa de los procesos de globalizacin y la implementacin del mo-
delo econmico neoliberal, los cuales, en relacin a la ciudadana, generan
obstculos para hombres y mujeres, mismos que son agravados para estas
ltimas. Tres de ellos identiicados por las y los entrevistados fueron en su
orden: la pobreza, la inseguridad y la migracin.
Tambin fue maniiesto que el problema de la sobrevivencia impide a las
mujeres tener una cultura del reclamo o de la participacin, as como la falta
Mara Candelaria Navas
352
de autonoma econmica o la falta de recursos econmicos como la tierra o
el hbitat no dejaban ejercer la ciudadana a las mujeres.
La seguridad es un derecho que le asiste a ciudadanas y ciudadanos y es obli-
gacin de un Estado brindar el respeto al derecho ajeno. De tal manera que
cuando no existe un orden pblico ciudadano que elimina las amenazas, la
inseguridad, ligada a la desproteccin y a la existencia de violencia se con-
vierten en fuertes impedimentos del ejercicio de derechos. En El Salvador
existe una historia de violencia recurrente desde el siglo XIX, que ha tran-
sitado desde la violencia social, poltica y civil, siendo la violencia de orden
criminal comn la que se ha mantenido desde esa poca. La experiencia de
vivir durante ms de una dcada en guerra, parece haber dejado una secuela
profunda en el sentir y vivir de las y los salvadoreos.
En este contexto no extraa que las y los entrevistados hayan sealado como
obstculos para el ejercicio de la ciudadana de las mujeres factores como:
las maras y las organizaciones delictivas, la inseguridad en el pas y el
clima de violencia y el enfrentamiento. Las mujeres de cualquier edad te-
men reclamar sus derechos tanto en el mbito privado, como en el pblico,
por las represalias, violencia y por la impunidad que se vive en el pas; te-
men salir a la calle solas, disfrutar de un parque o transitar por las aceras;
no pueden vestir de cualquier manera por ser susceptible de acoso y/o es-
tigmatizacin.
5. Subjetivos de las mujeres
Como muchas autoras y autores han sealado, la ciudadana es una lucha
continua de ciudadanas y ciudadanos por alcanzar el derecho que permite
participar y decidir sobre las cuestiones relacionadas con la sociedad a la
que pertenecen. Aunque la lucha para las mujeres ha durado mucho tiempo,
se han logrado conquistas importantes como el reconocimiento de su esta-
tus, al menos en lo formal.
Las mujeres mencionaron como obstculos subjetivos para ejercer su ciuda-
dana que: las mujeres no se creen que sean capaces; que las mujeres no
se creen con derechos; la inseguridad de las mujeres en sus capacidades;
la timidez de la mujer salvadorea que hemos heredado y que no nos la
podemos quitar; las barreras psicolgicas como la culpabilidad o remor-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
353
dimiento por estar contraviniendo el papel de madre socialmente esperado
y poniendo en cuestin su identidad centrada en la maternidad.
Para el caso salvadoreo, fueron referidos como obstculos, actitudes y sen-
timientos tales como el desinters y la represin. En el primer caso como el
desinters de las mujeres por su estatus y prctica ciudadana, desinters
por pedir o reclamar, el grado de conformismo histrico de la sociedad sal-
vadorea, la pasividad, adormecimiento, la incredulidad o escepticismo
de que las cosas cambien.
Igualmente fueron apuntados factores como: la baja autoestima de las mu-
jeres, la represin autoimpuesta por evitar confrontaciones, las mujeres
preieren no reclamar o no hablar por evitar que sean tildadas; las mujeres
preieren no participar por los prejuicios sobre ello.
6. Surgidos de fenmenos intensiicados por la globalizacin
Conceptualmente, la ciudadana ha sido deinida por la serie de derechos
y obligaciones que las y los integrantes de una sociedad tienen por su per-
tenencia a una comunidad poltica, misma que desde la modernidad se ha
asociado al Estado.
Como consecuencia de la pobreza, la migracin tambin se ha convertido en
un obstculo para el ejercicio ciudadano de hombres y mujeres.
Pero si la migracin implica una restriccin para el ejercicio de ciudadana de
hombres, para las mujeres mucho ms, tanto si son ellas migrantes, o si son
sus compaeros hombres quienes han emigrado. Desde el punto de vista ini-
cial, enfrentan ms riesgos, estn en una situacin de mayor vulnerabilidad
y tienen menos posibilidades de ejercer una ciudadana plena.
Si son los esposos o compaeros de vida quienes emigran y dejan a las mu-
jeres como responsables por la sobrevivencia de la familia, ellas tienen que
realizar ms trabajos para atemperar el impacto que implica la demora en
recibir las remesas (cuando las reciben), entonces, realizar adems de su rol
reproductivo el productivo y asumir toda la carga que eso representa, como
ya se seal en lneas arriba, restringe el tiempo y la atencin para dedicarse
a sus deberes y obligaciones ciudadanas.
Mara Candelaria Navas
354
Conclusiones
Aunque en El Salvador los hombres tambin encuentran obstculos para el
ejercicio de su ciudadana plena, los obstculos de unos y otras no solo son
diferentes, sino que los de ellas son mayores y ms delicados, por su invisi-
bilidad histrica, por las barreras patriarcales, por la subjetividad femenina
construida en base a su auto devaluacin como ser humana. Asimismo a lo
largo de la investigacin se constat que la lucha de las mujeres por acceder
a la ciudadana es una lucha por la autonoma frente a restricciones y barre-
ras impuestas por las instituciones, llmense: matrimonio, familia, Iglesia,
Estado, entre otras.
Los obstculos bsicos que fueron determinados en la totalidad de entre-
vistas tienen que ver con: el rol del Estado; el sistema poltico y los partidos
polticos del pas; obstculos de orden cultural; obstculos producto del sis-
tema patriarcal imperante; obstculos devenidos de importantes fenmenos
socioeconmicos del pas y obstculos subjetivos.
Incidencia hacia las instituciones del Estado a nivel nacional y munici-
pal
Las organizaciones feministas y de mujeres han diseado e impulsado de
manera sostenida estrategias vinculadas con la generacin de ingresos, de-
rechos sexuales y derechos reproductivos, erradicacin de la violencia con-
tra las mujeres, derechos laborales y empoderamiento de las mujeres. Estas
estrategias han sido puestas en marcha a travs de procesos de incidencia
poltica frente a instituciones del Estado, tanto a nivel nacional como muni-
cipal.
Los temas que se han logrado impulsar con otros actores sociales son los
relacionados con los derechos laborales, erradicacin de violencia contra las
mujeres y los derechos reproductivos, fundamentalmente.
Entre los avances registrados en esta lnea se reieren los siguientes:
Para responder a la demanda del movimiento de mujeres y a los compro-
misos asumidos en Beijing, el gobierno central cre el Instituto de la Mujer
(ISDEMU-1996) y aprob la Poltica Nacional de la Mujer (1997). Igual-
mente, en la gestin de la salud han incluido la categora de embarazos no
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
355
deseados en la Encuesta Nacional de Salud Familiar (ADS y Ministerio de
Salud) y la anticoncepcin de emergencia como un mtodo de planiica-
cin familiar
145
.
Se promovi y se logr el incremento de ms mujeres en la Corte Suprema
de Justicia, de tres magistradas se pas a cinco, de un total de 15 magistra-
turas.
En el mbito de la Asamblea Legislativa, se logr la creacin o reforma al
marco jurdico nacional, entre las que se puntualizan: a) la Ley contra la
violencia intrafamiliar (1996)
146
; b) Aprobacin de un nuevo Cdigo Penal
(1997), en el que se incluyeron iguras penales que tenan como objetivo
proteger los derechos de las mujeres de actos de violencia como el acoso
sexual y la violencia intrafamiliar, aunque enmarcndolos en categoras
menos graves
147
; c) la Ley de Proteccin Civil y Prevencin ante Desas-
tres
148
; d) Reformas a la Ley de Zonas Francas y Recintos Fiscales, en el
rea de seguridad social (1996).
En el mbito municipal, se destaca la promocin y apoyo en la creacin
de polticas municipales para la equidad de gnero y mecanismos munici-
pales, como comisiones de gnero, unidades de gnero, comisiones de la
mujer, partidas presupuestarias para la implementacin de acciones air-
mativas hacia mujeres, entre otras.
Lucha por el incremento de la participacin poltica de las mujeres en
los espacios de eleccin popular
Incrementar la participacin poltica de las mujeres en cargos de eleccin
popular, ha sido una apuesta importante y sostenida del movimiento de mu-
jeres, desde la visin de contribuir con la transformacin del Patriarcado y
cambiar la representacin poltica en la toma de decisin y el sistema pol-
tico.
145 La dicultad en el caso de la anconcepcin de emergencia es que el sistema de salud no propor-
ciona informacin al respecto.
146 En el diagnsco sobre la Incidencia Polca y el Movimiento de Mujeres, realizado por Las Dig-
nas, se arma que es un logro y un avance signicavo, pero sosenen que ha presentado mu-
chos problemas en el mbito de su aplicacin, dadas las debilidades instucionales en el rgano
de aplicacin de juscia. Pg. 5.
147 Las Dignas: Diagnsco: La incidencia polca y el Movimiento de Mujeres Salvadoreo; Pg. 5.
148 Este caso evidencia el inters del Movimiento de Mujeres por incidir no solo en temas relaciona-
dos con las mujeres.
Mara Candelaria Navas
356
Actualmente existen ejemplos que evidencian, tanto en el mbito local como
nacional, la existencia de una relativa autonoma orgnica de las organizacio-
nes feministas y de mujeres, tanto locales como nacionales, con respecto a
los partidos polticos. Esto no signiica que no se generen conlictos o exigen-
cias desde los partidos polticos para que las mujeres de las organizaciones,
especialmente las territoriales, no se relacionen con gobiernos municipales o
con otras organizaciones que se consideran de otro pensamiento ideolgico.
La importancia de los derechos humanos de las mujeres radica en dos aspec-
tos, el primero, en la necesidad de que las mujeres seamos reconocidas como
portadoras de derechos y no como beneiciarias de los derechos de los otros;
el segundo, supone que deben ser del conocimiento de las mujeres para que
se exija su cumplimiento. En ese sentido, las organizaciones feministas y de
mujeres han realizado esfuerzos para darlos a conocer a travs de campaas
informativas, capacitaciones y prcticas de demanda frente a diversas ins-
tancias del Estado.
Existen indicios de que la promocin de los derechos de las mujeres y la
equidad de gnero estn siendo asumidas por algunos sectores de la socie-
dad y est traspasando en alguna medida la idea de que la defensa de estos
temas es nicamente responsabilidad de las mujeres. Por ejemplo, algunos
gobiernos municipales han incluido en sus prcticas de gestin la creacin
de mecanismos para la promocin de los derechos de las mujeres, en la que
algunos contados casos estn integrados por hombres.
La formacin y capacitacin son procesos que las diversas organizaciones
del movimiento de mujeres, han asumido como un eje, que si bien es cierto
no es el prioritario, pero es considerado uno de los factores claves que dina-
mizan el empoderamiento de las mujeres, dado que centra su accin en el
conocimiento de los derechos y los mecanismos que faciliten el acceso a la
justicia.
La formacin-capacitacin es central en la generacin de conocimientos, en
la relexin y aplicacin de los mismos, porque permite que las mujeres a
partir de su prctica descubran aquellos elementos que nos identiican como
mujeres en nuestra condicin histrica, es decir la construccin social que
nos identiica con la sexualidad para otros, que est relacionado con la pro-
creacin de la vida.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
357
El compromiso asumido por las organizaciones feministas y de mujeres, en
potenciar iniciativas individuales o colectivas para la generacin de ingresos
de las mujeres, es de reciente data. Sin embargo, la articulacin de estrate-
gias de inanciamiento, formacin empresarial, comercializacin, asesora y
asistencia tcnica, dan cuenta de la importancia que esto signiica para las
mujeres emprendedoras.
Este es un tema trascendental para la vida de las mujeres, pero polmico
para las organizaciones feministas y de mujeres, lo que les ha llevado a rea-
lizar una serie de investigaciones y sistematizaciones de experiencias eco-
nmicas, que les ha permitido relexionar sobre el modelo de economa y su
articulacin con la realidad neoliberal que rige la gestin econmica de los
municipios.
Las redes y alianzas son mecanismos de articulaciones temticas entre las
organizaciones feministas y de mujeres, que han facilitado el impulso de pro-
cesos de incidencia poltica feminista frente al Estado, formacin, campaas
comunicacionales y denuncias. Uno de los principios que fundamenta estas
alianzas es el principio de complementariedad, a partir de la experiencia de
cada una de las organizaciones integrantes de las redes.
Cambios en la autoconciencia de las mujeres
La existencia de ms de 500 expresiones organizativas de mujeres y el incre-
mento de liderazgos de mujeres en el mbito local, son una muestra del reco-
nocimiento de la capacidad de conducir procesos entre mujeres, lo que est
derivando en una nueva reconiguracin de los movimientos de mujeres.
La particularidad de las organizaciones locales de mujeres radica en la cons-
truccin de sus propias agendas, sus propias estructuras organizativas y
actividades en los territorios. Vale reconocer, que muchas de las liderezas
han surgido al margen del accionar de las organizaciones feministas y de
mujeres, pero cada vez ms se estn estableciendo vnculos de cooperacin
y coordinacin que facilita la interrelacin entre las que se ubican en los cen-
tros de poder y las que se encuentran en la periferia, es decir en el interior
del pas. Esto es una muestra de los niveles de autoconciencia ganado por las
mujeres en los territorios.
Mara Candelaria Navas
358
La capacidad de organizarse y deinir su propia agenda sobre la base de la
identidad de gnero para actuar en sus territorios, evidencia la construccin
de autoconciencia del ser mujer, es decir que cada vez ms como lo airma
Marcela Lagarde van adquiriendo conciencia de su opresin, ya que todas
las mujeres desarrollan aspectos del feminismo por s mismas. Lo hacen en
la cotidianidad al confrontar, por un lado, el modelo de mujer que, de acuer-
do con su crculo particular, deben ser con la mujer que realmente son.
149
Es
decir, que en la medida que se encuentran de manera colectiva, comparten
sus problemas y sus sueos, se generan procesos de relexin colectiva-indi-
vidual que concluyen en crecimiento de la autoconciencia.
De all, la importancia del surgimiento de diversas expresiones organizativas
de las mujeres y del reconocimiento de su accionar, porque ello contribuye
al encuentro entre ellas y al mismo tiempo al desencuentro con la mujer que
responde a una construccin social de opresin y a la bsqueda de un nuevo
paradigma de ser mujer.
La autonoma: una contradiccin permanente
Despus de 10 aos del estudiar el movimiento de mujeres en centroamrica
(La Corriente, 1997), la discusin sobre diversas formas de autonoma sigue
siendo parte del debate cotidiano entre las organizaciones del movimiento
feminista y de mujeres, porque constantemente se enfrentan a la necesidad
de tomar decisiones en torno a alianzas, propuestas y negociaciones con
partidos polticos o gremiales que no necesariamente tienen una identidad
ideolgica con ellas.
La experiencia de tres asociaciones locales de mujeres de los departamentos
de Cabaas, La Libertad y Usulutn, son sugerentes como casos, en los que
las mujeres se han fortalecido como organizaciones locales al hacer uso de
su autonoma para impulsar dinmicas de negociacin, en dos casos, con los
candidatos a alcaldes en la coyuntura electoral del 2006 para promover sus
agendas como mujeres y pactar espacios dentro de uno de los Concejos Mu-
nicipales. Como resultado obtuvieron puestos en uno de los Concejos Muni-
cipales y el apoyo a sus plataformas en ambos casos.
149 Lagarde y de Los Ros, Marcela (2003): Los cauverios de las mujeres: madresposas, monjas,
putas, presas y locas. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Coleccin posgrado. Pg. 343.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
359
En el tercer caso, las lderes de una organizacin local se propusieron invo-
lucrar en su asociacin a mujeres que histricamente haban sido de un pen-
samiento poltico distinto al de ellas. Para ello, decidieron hacer su trabajo
sin llevar la camisa partidaria, para demostrar que respetaban y valoraban
las diversas opciones polticas que tienen sus asociadas. Hasta la fecha han
logrado integrar a varias mujeres que favorecen la diversidad poltica-ideo-
lgica de su espacio organizativo.
La decisin de ejercer su autonoma para negociar sus agendas como mu-
jeres, implic para ellas entrar en conlicto con las organizaciones que las
apoyaron en su surgimiento, que las acusaron de derechizacin, en uno de
los casos y en los otros dos han tenido que establecer una clara delimitacin
entre sus organizaciones y sus intereses de gnero con respecto a sus ilia-
ciones poltico-partidarias. No ha sido fcil, porque han tenido que enfrentar
crticas, incomprensiones y hasta caliicativos negativos hacia sus organiza-
ciones y personas.
Estas experiencias evidencian que las socias de estas organizaciones estn
convencidas de que los intereses de las mujeres son ms estratgicos que
los intereses partidarios y que el trabajar de manera conjunta no afecta las
posiciones polticas-ideolgicas que cada quien tiene, sino que fortalece su
identidad de gnero. Sin embargo, la discusin sobre las diversas autono-
mas sigue presente en la mayora de decisiones que tienen que tomar tanto
las organizaciones feministas y de mujeres de carcter nacional como las or-
ganizaciones locales de mujeres.
Un avance ms: conocimiento de los derechos y exigibilidad
El seguimiento, monitoreo y divulgacin pblica de violaciones a los dere-
chos laborales de las mujeres, especialmente en la maquila, es el resultado,
por una parte, de un proceso de recepcin de denuncias y sistematizacin
de la informacin, que sirve como un factor de presin y visibilizacin de las
principales empresas violadoras de los derechos laborales de las mujeres.
Por otra, del empoderamiento de las mujeres para exigir el cumplimiento
de sus derechos, que cada vez ms pierden el miedo y denuncian con mayor
frecuencia a empresas que cotidianamente irrespetan las leyes laborales y
responsabilidades sociales empresariales.
Mara Candelaria Navas
360
Como un factor potenciador para facilitar las denuncias de las trabajadoras,
varias organizaciones feministas y de mujeres reciben las denuncias y en
muchas ocasiones las acompaan en todo el proceso judicial, con el objeto
de garantizar la accesibilidad a los mecanismos de justicia.
Adems de los derechos laborales, tambin impulsaron luchas como la cuota
alimenticia, que se concibi como un derecho, por lo que apoyaron la legis-
lacin y la creacin de mecanismos para su aplicacin. El derecho a una vida
libre de violencia, es uno que ha sido asumido como un eje temtico en la
mayora de organizaciones feministas y de mujeres, que es articulado con
servicios como apoyo jurdico, grupos de auto ayuda, campaas informativas
y de sensibilizacin, etctera.
Es de sealar, que en los ltimos 11 aos diversas organizaciones del mo-
vimiento o movimientos de mujeres, redes y alianzas han impulsado de
manera individual o concertada la formacin y divulgacin de los derechos
humanos de las mujeres, como una manera de generar conocimiento y ca-
pacidades para que las mujeres se apropien de sus derechos y los exijan su
cumplimiento.
Cambios en el imaginario social sobre el papel de las mujeres
En algunos espacios, como la Universidad de El Salvador, se han creado di-
plomados sobre gnero y algunas organizaciones no gubernamentales mix-
tas estn incluyendo en sus ejes de trabajo el enfoque de gnero o impul-
sando programas hacia las mujeres, en el marco de las acciones positivas. Si
bien es cierto que estas experiencias no son generalizadas, pero denota un
incremento en el inters por asumir este tema con mayor responsabilidad.
Se puede airmar, que poco a poco ha ido irrumpiendo en la sociedad un
nuevo imaginario colectivo en el que la entrada de funcionarias pblicas a
espacios de eleccin popular de alto nivel ya no se vive con extraeza, sino
que, de alguna manera, se ha ido legitimando como un derecho, al que las
mujeres debemos acceder sin ningn condicionamiento. Sin embargo, este
imaginario colectivo todava no asocia la irrupcin de las mujeres en el m-
bito pblico con la necesidad que los hombres asumen responsabilidades en
el mbito reproductivo-privado.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
361
Generacin de conocimientos: Formacin e investigacin
La formacin y capacitacin son procesos que las diversas organizaciones
del movimiento de mujeres, han asumido como un eje, que si bien es cierto
no es el prioritario, pero es considerado uno de los factores claves que dina-
mizan el empoderamiento de las mujeres, dado que centra su accin en el
conocimiento de los derechos y los mecanismos que faciliten el acceso a la
justicia.
Se ha podido constatar que existe algn nivel de innovacin en los procesos
de formacin-capacitacin, por ejemplo la experiencia del IMU con los Crcu-
los de Estudios entre Mujeres, el diplomado de Las Dignas, Las Mlidas y las
ANDRYSAS, tienen un nivel de innovacin en sus temticas y metodologas.
Un factor determinante para la generacin del conocimiento es el proceso
de investigacin y produccin del conocimiento, que es un acto de por s
cuestionador y cuestionante, porque propicia la categorizacin de los he-
chos para llevarlos a un nivel de abstraccin del pensamiento y crear nuevas
propuestas que permitan avanzar en la lucha contra la erradicacin de la
subordinacin de gnero.
Entre 1996 y 2006 se ha registrado un aproximado de 400 publicaciones con
temas diversos, entre los que se sealan: actoras sociales y movimiento de
de mujeres, educacin y capacitacin, poltica institucional y participacin
poltica, salud sexual y reproductiva, programas y propuestas de polticas,
entre otras.
Este es un esfuerzo que comparativamente al perodo 1985-1995 que regis-
tr una produccin de 109 publicaciones, resulta alentador porque adems
de incrementar las publicaciones, estas se mantienen en las 21 categoras
analizadas.
Generacin de ingresos: Una tarea inconclusa
Lneas arriba, hemos dado cuenta del compromiso asumido por las organi-
zaciones feministas y de mujeres, en potenciar iniciativas individuales o co-
lectivas para la generacin de ingresos de las mujeres, es de reciente data.
Sin embargo, la articulacin de estrategias de inanciamiento, formacin em-
Mara Candelaria Navas
362
presarial, comercializacin, asesora y asistencia tcnica, dan cuenta de la
importancia que esto signiica para las mujeres emprendedoras.
La relexin y la prctica, ha sido un proceso que ha seguido en paralelo. De
los debates en el marco de los Encuentros Feministas Para la Reconstruccin
con Rostros de Mujeres, en el marco de los terremotos del 2001, surgieron
varias propuestas para garantizar los derechos econmicos de las mujeres,
entre los que se puntualizan: vivienda, propiedad de la tierra, microempresa,
sobrevivencia, crdito y un fondo de garanta para la mujer (FOGAMUJER).
Esta ltima propuesta fue transformada y aprobada por el ejecutivo como
Fondo Solidario para la Familia (FOSOFAMILIA), el cual pone al centro a la
familia y no a la mujer como actora del desarrollo.
Para mostrar que los esfuerzos econmicos de las mujeres, de manera aso-
ciativa o individual, aportan a la economa local y nacional, se realizaron dos
festivales de iniciativas econmicas (2005 y 2006), en el cual participaron
ms de 40 grupos asociativos o individuales de mujeres, que fueron una
expresin de la diversidad de bienes y productos que elaboran, en algunos
casos con el apoyo de varias organizaciones feministas y de mujeres, y de
organizaciones mixtas.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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Mara Candelaria Navas
374
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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ANEXOS
DECLARACIONES DE LOS DERECHOS
DE LA MUJER Y DE LAS CIUDADANAS
A decretar por la Asamblea Nacional en
sus primeras sesiones o en la Prxima Legislatura
Prembulo
Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nacin, piden ser
consideradas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el ol-
vido, el desprecio de los derechos de la mujer, son las causas de la desgra-
cia pblica y de la corrupcin de os gobiernos, han resuelto exponer en una
declaracin solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados de la
mujer, con el in de que esta declaracin, constantemente presente a todos
los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus
deberes, de manera que los actos de poder de las mujeres y los del poder
de los hombres puedan ser a cada instante comparados con el objetivo de
toda institucin poltica, siendo principalmente respetados, con el in de que
las reclamaciones de las ciudadanas, fundadas desde hoy en los que dan al
mantenimiento de la constitucin, de las buenas costumbres, y a la felicidad
de todos.
En consecuencia, el sexo superior en belleza, como en valenta, en los sufri-
mientos maternos, reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del
Ser supremo, los Derechos siguientes de la Mujer y de la Ciudadana:
I. La mujer nace libre y es igual al hombre en derechos. Las distinciones
sociales no pueden ser fundadas que en base al inters comn.
II. El objetivo de toda asociacin poltica es la conservacin de los dere-
chos naturales e imprescindibles de la mujer y del hombre; esos dere-
chos son la libertad, la prosperidad, la seguridad y sobre todo la resis-
tencia a la opresin.
III. El principio de toda soberana reside esencialmente en la Nacin, que
no es ms que la reunin de mujeres y hombres, ningn cuerpo, ningn
individuo puede ejercer autoridad que no emane de ello expresamente.
IV. La Libertad y la justicia consisten en entregarle al otro todo lo que
le pertenece, as el ejercicio de los derechos naturales de la mujer no
tiene ms limites que la tirana perpetua que el hombre le opone. Esos
Mara Candelaria Navas
376
lmites deben ser reformados por las leyes de la naturaleza y de la ra-
zn.
V. Las leyes de la naturaleza y de la razn prohben toda accin perjudicial
a la sociedad. Todo lo que no prohben esas leyes sabias y divinas, no
puede ser impedido, y nadie puede ser forzado a hacer lo que ellas no
ordenan.
VI. La ley debe ser la expresin de la voluntad general; todas las ciudada-
nas y ciudadanos deben participar personalmente, o por medio de sus
representantes a su formacin; ella debe ser la misma para todos: todas
las ciudadanas y todos los ciudadanos, al ser iguales a su parecer, deben
ser igualmente admitidos en todos los puestos y empleos pblicos se-
gn sus capacidades y sin otras distinciones que sus virtudes y talentos.
VII. Ninguna mujer ser exenta, ella puede ser acusada, arrestada y deteni-
da en los casos determinados por la ley. Las mujeres obedecen como los
hombres a esta ley rigurosa.
VIII. La ley debe establecer penas estrictamente y evidentemente necesaria,
y nadie puede ser castigado en virtud de una ley establecida y promul-
gada con anterioridad al delito y legalmente aplicada a las mujeres.
IX. La ley se aplicar con rigor a toda mujer declarada culpable.
X. Nadie debe inquietarse por sus opiniones aunque sean fundamentales,
la mujer tiene el derecho de subir a la guillotina, tambin debe tenerlo
de subir a la tribuna; con tal que sus manifestaciones no perturben el
orden pblico establecido por la ley.
XI. La libre comunicacin de pensamiento y de opiniones es un de los de-
rechos ms preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la
legitimidad de los padres hacia los hijos. Toda ciudadana puede por
consiguiente decir libremente soy madre de un hijo sin que un prejui-
cio brbaro la fuerce a disimular la verdad; excepto a responder de los
abusos de esta libertad en casos determinados por la ley.
XII. La garanta de los derechos de la mujer y de la ciudadana necesita una
utilidad mayor; esta garanta debe ser constituida para provecho de to-
dos, y no para el inters particular de esas a quienes la garanta ha sido
coniada.
XIII. Para el mantenimiento de la fuerza de trabajo y para los gastos de la
administracin, la contribucin de mujeres y hombres es igual; ellas
tienen aparte en todos los atributos, en todas las tareas pblicas deben
por consiguiente tener el derecho a la distribucin de puestos, y cargos,
en todas las instancias de la vida pblica.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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XIV. Las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho de constatar por s
mismos, o por medio de sus representantes, la necesidad de la contri-
bucin pblica. Las ciudadanas no pueden adherir que como parte dis-
tribucin igual, no solamente de la fortuna, pero tambin de la adminis-
tracin pblica y de la determinacin del depsito y su recaudacin.
XV. Las mujeres iguales a los hombres en la contribucin al Estado, tienen
derecho a pedir cuentas, a todo agente pblico, de la administracin.
XVI. Toda sociedad, en la cual la garanta de derechos no est asegurada,
ni la separacin de los poderes, bien determinada: la constitucin; la
constitucin es para la mayora de individuos que componen la Nacin,
no ha cooperado a su redaccin.
XVII. Las propiedades de la nacin son de todos los sexos reunidos; cada uno
tiene sobre ellos un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser pri-
vado del verdadero patrimonio de la naturaleza, a menos que la necesi-
dad pblica, legalmente constatada, lo exija y bajo la condicin de una
justa y previa indemnizacin.
Post Scriptum
Mujer, despierta, el toque de la razn se ha odo en todo el universo, reconoce
tus derechos. El poderoso imperio de la razn de la naturaleza, ha sido libe-
rado de prejuicios, de fanatismo, de supersticin y mentira. La antorcha de la
verdad ha disipado las nubes de la estupidez y de la usurpacin. El hombre
esclavo ha multiplicado sus fuerzas, ha tenido necesidad de recurrir a las tu-
yas para romper sus cadenas. Liberado, se volvi injusto con su compaera.
Oh Mujeres, mujeres Cundo dejarn de ser ciegas? Qu ventajas obtu-
vieron de la revolucin? Mayor desprecio, mayor desdeo. En los siglos de
corrupcin ustedes reinaron sobre la debilidad de los hombres. De ese im-
perio destruido, Qu les queda entonces? La conviccin de las injusticias
del hombre. Reclamen su patrimonio, fundado en los sabios decretos de la
naturaleza: Qu se puede perder en una bella empresa? La buena palabra
del legislador de la bodas de Cann? Temen acaso que nuestros legisladores
franceses, correctores de esta mora, por mucho tiempo colgada de las ra-
mas de la poltica, pero que nos est de cosecha dejen de repetirles: Mujeres,
Qu hay de comn entre ustedes y nosotros? Todo, respondern ustedes.
Si ellos se obstinan en su debilidad, e imponen esta inconsecuencia en con-
tradiccin con sus principios, opongan con valenta la fuerza de la razn a
Mara Candelaria Navas
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las vanas pretensiones de superioridad; renanse bajo los estandartes de la
ilosoa, desplieguen toda energa de carcter y ustedes vern pronto a esos
orgullosos, sin ser serviles adoradores, arrastrarse a sus pies, pero orgullo-
sos de compartir con ustedes los tesoros del ser supremo. Cualesquiera que
sean las barreras que les opongan, cada cual tiene la posibilidad de liberarse,
solo se trata de quererlo.
Veamos lo horrible de lo que ustedes fueron en la sociedad; puesto que es
asunto, en este momento, de una educacin nacional, veamos si nuestros sa-
bios legisladores pensaran sanamente en la educacin de las mujeres.
Las mujeres han hecho ms mal que bien. El premio y el disimulo han sido
suyos. Eso que la fuerza le haba arrebatado la astucia les ha devuelto: ellas
han tenido que recurrir a todos los recursos de sus encantos, y ni el ms
irreprochable les ha resistido. El veneno, el hierro, les fue sometido, ellas
condicin al crimen como a la virtud. El gobierno francs, sobre todo, ha de-
pendido, durante siglos, de la administracin nocturna de las mujeres, los
despachos o tenan secretos para su indiscrecin: embajadas, comandos, mi-
nisterios, presidencia, pontiicados, cardenalatos; en in, todo eso que carac-
teriza la majadera de los hombres, profana y sagrada, todo estaba sometido
a la codicia y a la ambicin de ese sexo antes despreciable y respetado, y
despus de la revolucin, respetable y despreciado.
De esta especie de contraposicin, Cuntas observaciones no podra yo ofre-
cer!
No me queda ms que un momento para hacerlas y ese momento ijar la
atencin en la posteridad ms remota. Bajo el antiguo rgimen, todo estaba
viciado, todo estaba corrompido, pero no es acaso posible apercibir la mejo-
ra de las cosas en la substancia misma de los vivos.
Antes, una mujer solo necesitaba ser hermosa y amable; con esas ventajas, la
fortuna le besaba los pies. Si no saba aprovechar, entonces se deca que tena
un carcter extrao, o una ilosoa poco comn, que llevaba al desprecio de
las riquezas; entonces era considerada como una imbcil; lo ms indecente
se haca respetar con el oro; el comercio de mujeres era una especie de in-
dustria riqusima de primera clase, que en adelante no tendra ms crdito;
si eso existiera todava, la revolucin sera un fracaso, y bajo nuevas relacio-
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nes, estaramos siempre corrompidas. Sin embargo, la razn puede disimu-
larse cuando a la mujer se le ha cerrado toda posibilidad de ganarse la vida
y que el hombre la compara como un esclavo de las costas de frica. La dife-
rencia es grande, ya lo sabemos. La esclava manda al seor; pero si el seor
le da la libertad, cuando llega la edad en donde la esclava ha perdido todos
sus encantos, Qu hay de esa desafortunada? Ella es juego del desprecio, las
puertas mismas de la caridad se le cierran, Ella es pobre y vieja dir una,
porque no supo ella hacer fortuna? Otros ejemplos an ms conmovedores
se ofrecen a la razn.
Pars, 1971. Olimpe de Gouge.
Olimpe de Gouge. Acervos:
Presente por Bovarlt Groetmercure de Pame 1987.
De Pars al Per, del Japn a Roma
el animal ms idiota, a mi parece es el hombre.
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PROPUESTAS EN EL PLAN DE GOBIERNO HECHAS POR PRUDENCIA AYALA
Organizacin ministerial de ciudadanos activos y competentes en los oi-
cios de su cargo.
Apoyar a los sindicatos obreros que en garanta del mejoramiento colec-
tivo que corrija la mala situacin de la clase trabajadora, instruyendo al
obrero en el cumplimiento de los deberes y reclamo de sus derechos.
Har un gobierno a base de honradez.
Prohibir el uso de armas de los diputados cuando estn en sus oicios en
la Asamblea.
Suprimir lo ms posible el agua ardiente.
Libertad de imprenta para la orientacin del gobierno y correccin de
abusos.
El elemento femenino tendr el derecho poltico para identiicar a la sobe-
rana de la nacin en ambos sexos en el desarrollo de lo poltico, cvico y
social, por ser la mujer parte integrante de la sociedad humana.
No har negocios que lesionen la independencia poltica interna del go-
bierno. Har todo negocio factible, compatible en el beneicio de la nacin.
Las municipalidades quedarn en libertad a realizar obras pblicas para
el progreso de cada departamento.
Dar toda clase de apoyo a la instruccin pblica y pagar puntualmente
a los profesores y a empleados del gobierno.
Fomentar el intercambio comercial y el turismo para prosperidad de la
nacin.
PRUDENCIA AYALA
Junio de 1930.
(Tomado de La Prensa Grica, Revista Dominical, diciembre 13 de 1998)
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
381
Este libro se termin de imprimir en
la Imprenta de la Universidad de
El Salvador, en julio de dos mil doce.
San Salvador, El Salvador, C.A.
Cantidad 1,000 ejemplares
No deseo que las mujeres tengan poder sobre los
hombres, sino sobre ellas mismas
Mary Wollstonecralt.
Este libro es una versin divulgativa de la tesis
doctoral de Mara Candelaria Navas (Santa Mara, Usu-
lutn, 1943) presentada ante la Universidad Nacional Au-
tnoma, UNAM, de Mxico: Movimiento de Mujeres en
El Salvador, 1987-2008. Desde su invisibilidad histrica
hasta la incorporacin de la perspectiva de gnero.
Mara Candelaria Navas es una investigadora de mucho rcord en la temtica
de gnero y en la historia de las mujeres. A la vez, ha sido educadora y acadmica
por un lapso de 50 aos, con un currculo de mltiples estudios, publicaciones, re-
presentaciones en eventos, encuentros o congresos internacionales y capacitaciones
a comunidades de mujeres o instituciones conexas.
Es egresada de la Escuela Normal Espaa, Licenciada en Sociologa por la
Universidad de El Salvador, UES, con Maestra en Estudios Latinoamericanos y
Doctorado en Ciencias Polticas, en Mxico. Ha realizado numerosas y amplias
investigaciones, de las cuales se ha publicado slo una parte.
Se hace aqu un recorrido socio-histrico sobre el aporte de las mujeres salva-
doreas a los cambios socioculturales, para visibilizar su protagonismo individual
o colectivo a lo largo de seis perodos histricos. Se parte del surgimiento que
tuvieron en la Universidad de El Salvador, su consecucin del derecho al voto, los
primeros grupos en su organizacin, el protagonismo de las intelectuales de los
aos cuarenta, su incorporacin a los movimientos populares y a la lucha armada,
hasta la conformacin del movimiento de mujeres y feminista en El Salvador y sus
principales logros.
Publicado con el patrocinio del Instituto de Investigacin, Capacitacin y De-
sarrollo de la Mujer, IMU, y el Consejo de Investigaciones Cientcas de la Uni-
versidad de El Salvador, CIC-UES, el libro de la doctora Navas es la culminacin
de un intenso estudio de la temtica de mujeres y abre el espacio a nuevas investi-
gaciones y anales histricos por las nuevas generaciones de feministas salvadoreas
que se visibilicen en las ciencias, las artes, la poltica, las publicaciones educativas
y el saber humano en general.
Es miembra activa de la Concertacin Feminista Prudencia Ayala y de nume-
rosas instituciones de la sociedad civil, de mujeres y mixtas, en El Salvador.
Ciudad universitaria, San Salvador, junio de 2012.
ISBN 978-99923-27-76-0

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