Sufragismo y Femeinismo
Sufragismo y Femeinismo
Sufragismo y Femeinismo
112
. Cada uno de ellos, contiene un lenguaje e ilustraciones que retoman la
cotidianeidad rural de hombres y mujeres como medio para promover la
experiencia de concientizacin, organizacin y empoderamiento desde la
vivencia marcada por la ruralidad. El abordaje es, adems, incluyente de la
realidad de mujeres rurales pero tambin de los hombres.
e) Capacitacin
Los alcances de las capacitaciones impartidas, en trminos cuantitativos,
aparecen como muy pequeos y se han dirigido preferentemente a muje-
res lderes y/o en cargos o con responsabilidades claves en instituciones p-
blicas y municipales, en temticas como derechos sexuales y reproductivos,
participacin poltica, resolucin de conlictos, violencia intrafamiliar y de
gnero, entre las ms destacadas. Lo anterior, porque se ha considerado que
uno de los obstculos ms fuertes siempre es la sobrecarga domstica y las
diicultades que enfrentan las mujeres para salir de sus hogares y lo que para
ellas puede implicar atender a su familia, pero tambin la falta de educacin
(por ejemplo, el tema de la no lectura-escrita) y el analfabetismo que las mu-
jeres sienten y lo viven como un obstculo fuerte para poder desenvolverse
mejor. Zenaida Joachn de Las Dignas, agrega a las anteriores, los celos, los
condicionamentos y las limitantes que impone a las mujeres no poder salir,
relacionados con el tema planteado por muchas mujeres como diicultad re-
ferida a sus compaeros de vida.
Cabe mencionar, sin embargo, desde el punto de vista cualitativo, que en el
caso de Las Dignas, por ejemplo, en sus acciones de alfabetizacin econ-
110 Ibid, Pgs. 48-50.
111 Ibid, Pg. 67.
112 Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Carlla de Alfabezacin para adultos y adultas. Mdulo No.1: Dere-
chos Humanos, San Salvador, El Salvador, 1996; Grupo ALFIN-MSM-ASDI. Carlla de Alfabeza-
cin para adultos y adultas. Mdulo No.2 Organizacin y Poder y Mdulo No.3: Medio Ambiente
y Desarrollo, San Salvador, El Salvador, 1997.
Mara Candelaria Navas
334
mica se habran incluido jornadas que tocan temticas relacionadas con la
economa, el poder, los derechos, el comercio y el modelo econmico y las
iniciativas y proyectos referidos al DR-CAFTA y al PPP
113
. Las mismas se han
concentrado hacia comunidades y organizaciones de San Salvador y Cusca-
tln (Suchitoto), aunque han incluido mujeres rurales trabajando en ONG,
sindicatos y entidades mixtas.
Otras acciones en el rea de capacitacin han sido las dirigidas a las aso-
ciaciones de mujeres legalmente constituidas a nivel local o territorial, en
temticas como teora de gnero, desarrollo local, legislacin y competencias
municipales. El IMU ha tenido su experiencia de capacitacin en temticas
formativas prcticamente en los mismos departamentos y a veces hasta en
los mismos municipios atendidos por Las Dignas, como ha ocurrido en San
Salvador y en Suchitoto (Cuscatln). Las comunidades atendidas s suelen
ser diferentes.
El MSM y AMS han coincidido tambin en sus propsitos y enfoques para la
formacin de liderezas en el rea rural, incluso con organizaciones mixtas
de desarrollo que tambin tienen su mbito de inluencia organizativa en
algunas zonas. Como parte de ello, por ejemplo, habran realizado una labor
de cara a la construccin de un tejido organizacional de mujeres donde lo
fundamental es la formacin de nuevos liderazgos femeninos en el mbito
local, de forma de garantizar una herencia generacional entre las mujeres
con las que habran venido trabajando desde sus inicios
114
. Resultado de esta
experiencia fue la elaboracin conjunta de un Manual para la Formacin de
Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadana, en 2005, que presenta-
do en una versin popular y accesible, se bas en una construccin terica
sobre las vivencias de liderezas rurales de diferentes municipios. El empode-
ramiento colectivo y transformador igura entre las temticas que sintetizan
el proceso formativo.
Previamente, desde 1997, el MSM tambin utiliz material de capacitacin
contenido en tres Cuadernos que constituyeron una serie temtica, a travs
del desarrollo de actividades conducidas por lo siguiente: Diferentes s, des-
113 Las Dignas. Memoria de Labores 2003, Pg. 7.
114 Asociacin para la Autodeterminacin y Desarrollo de Mujeres Salvadoreas, CRIPDES y MSM.
Manual para la Formacin de Mujeres Liderezas para el Ejercicio de la Ciudadana, Primera Edi-
cin, San Salvador, 2005, Pg. 3.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
335
iguales no (primer cuaderno), Mi historia, tu historia (segundo cuaderno)
y Gnero en Camino (tercer cuaderno). Si bien su contenido, ilustraciones y
poblacin-meta no se limit a la experiencia de mujeres rurales, se retomaban
muchas de sus problemticas, escenarios y realidades propias, lo que le cons-
titua en una importante herramienta de capacitacin para la organizacin.
Por su parte, desde el ao 2002, el IMU habra puesto especial nfasis en
los Crculos de Estudio de la Mujer (CEM), capacitando en el conocimiento y
defensa de sus derechos humanos a mujeres lderes en su calidad de coor-
dinadoras de cada CEM preparadas como multiplicadoras en sus propias
comunidades; accin que se ha realizado en San Salvador, convocando ini-
cialmente a mujeres de varios municipios de inluencia (Ahuachapn, Chal-
chuapa en Santa Ana y San Marcos, en San Salvador), con temas priorizados
para desarrollarse
115
. En el caso de los dos primeros, el peril de las partici-
pantes ha sido rural, mientras que en el ltimo, ha sido de mujeres urbano
marginales, pero todas ellas, perteneciendo a iniciativas por organizarse y
movilizarse colectivamente con proyeccin a conformar asociaciones de mu-
jeres con personera jurdica
116
.
El objetivo de los CEM se habra planteado como: promover espacios para
que las mujeres se renan, relexionen sobre su lucha diaria, analicen su po-
sicin de discriminacin, aumenten el conocimiento de sus derechos, incre-
menten su autoestima, y se movilicen para defender sus derechos mediante
la accin colectiva
117
. Respecto a esta estrategia, se ha sealado adems, que
Aunque se espera que este proceso de organizacin y movilizacin conduzca
a un incremento de la participacin de las mujeres en la toma de decisiones
a nivel local, y por lo tanto, que contribuya a la transformacin de la sociedad
salvadorea, el proceso de aprendizaje en s mismo tambin est altamente
valorado
118
.
Los CEM contabilizaron, en 2006, la participacin de unas 500 mujeres en
10 municipios, algunas ya organizadas en asociaciones legalizadas y otras
115 Para una profundizacin al respecto, consultar: Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo,
Op.cit..
116 Ibid, Pgs. 26 y 27. Como parte del proceso impulsado por los CEM, por ejemplo, en Ahuachapn,
mujeres de tres Crculos formaron la Asociacin de Derechos Humanos de la Mujer (ADEMUJER),
pretendiendo posicionarse como organizacin de mujeres con personera jurdica.
117 Ibid, pg.24.
118 IMU (2003) citado por Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo, Ibid.
Mara Candelaria Navas
336
en proceso de obtencin de su personalidad jurdica, pero coincidiendo en la
gestin de proyectos especialmente econmicos ante sus respectivas au-
toridades municipales
119
.
Al mismo tiempo, el IMU ha impulsado como estrategia la formacin de mu-
jeres como Defensoras Populares
120
, llegando a disear y a aplicar resultado
de este esfuerzo un Modelo de Organizacin e Incidencia Ciudadana para el
combate de la violencia intrafamiliar y genrica, que fue construido despus
de un proceso de capacitacin recibido, conjuntamente con instituciones y
autoridades locales de los municipios donde se focaliz el mismo
121
.
Las mujeres capacitadas han pertenecido especialmente a dos asociacio-
nes legalmente constituidas, AMUDESCO (Suchitoto) y Asociacin de Muje-
res de San Marcos (ASMUSAM) (San Marcos) y han constituido estructuras
que especiican su labor: Comits de Defensoras Populares
122
. A travs de
este mecanismo se habra buscado fortalecer su autoestima, conocimiento
y liderazgo en sus comunidades, mediante ocho jornadas de estudio de 6
horas cada una, al inicio de la experiencia, al mismo tiempo que el IMU lo-
gr aportar institucionalmente al abordaje municipal del tema
123
. Ampliada
a cinco municipios del pas, el trabajo de las Defensoras impuls una cam-
paa denominada: Defensoras Populares por una Sociedad sin Violencia
y, posteriormente, a nivel nacional, se sum a una estrategia de prevencin
de la violencia de gnero llamada: Entre Vos y Yo, una Vida Diferente
124
,
promovida conjuntamente con AMS, MSM y otras organizaciones feministas
y mixtas, cuyo alcance fue ms bien nacional y con fuerte nfasis hacia la
institucionalidad estatal
125
.
f) Oportunidades de trabajo y/o generacin de ingresos
En la estrategia colectiva del movimiento amplio de mujeres y feminista al-
rededor de Mujeres 94 y de su Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, se
119 Ibid, Pg. 76.
120 Uno de sus antecedentes, de hecho, fue la experiencia de los CEM. Ibid, Pgs. 45 y 75.
121 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pg. 8.
122 Ibid, Pg. 15.
123 Ibid, Pgs. 20, 22, 30 y 31.
124 Burns, Alison Teresa. El Enfoque de Desarrollo, Op.cit., Pg. 75.
125 AMS y otras organizaciones. Sistemazacin sobre Campaa de prevencin de la violencia de
gnero. San Salvador, febrero 2005.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
337
incluy entre las reivindicaciones, el diseo e implementacin de polticas
de generacin de empleo y oportunidades laborales para las mujeres tanto
en el campo como en la ciudad
126
, pero de manera ms especica, en cuanto
rea econmica, se destin un apartado exclusivo que recogi las demandas
de las trabajadoras campesinas (B.iii)
127
, as:
19. Establecer mecanismos que posibiliten la participacin de las organizaciones
de mujeres rurales en el diseo de las polticas agrarias, en el control y seguimiento
de su ejecucin y en la formulacin de propuestas que las beneicien
23. Creacin de servicios sociales colectivos que alivien la carga domstica de las
mujeres en el campo.
25. Oportunidad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en las
planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo.
26. Aplicacin para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo.
27. Creacin de una Oicina de las Mujeres en el Ministerio de Agricultura y Ganade-
ra que vele por los derechos de las mujeres campesinas.
28. Creacin de secretaras de las mujeres en los consejos de administracin de las
cooperativas.
Tres aos despus, en el contexto del lanzamiento de la Plataforma de las
Mujeres Salvadoreas 1997-2000, estas reivindicaciones se volvieron a ex-
poner, introduciendo pocos cambios pero signiicativos
128
:
18. Establecer mecanismos que posibiliten la participacin de las organizaciones
de mujeres rurales en el diseo de las polticas agrarias, en el control y seguimiento
de su ejecucin y en la formulacin de propuestas que las beneicien.
22. Creacin de servicios sociales colectivos que alivien la carga domstica de las
mujeres en el campo.
23. Obligatoriedad de que las mujeres jornaleras se inscriban individualmente en
las planillas, para que puedan recibir en propio el pago de su trabajo.
24. Aplicacin para las jornaleras del principio igual salario por igual trabajo.
25. Creacin de Secretaras de las mujeres en los consejos de administracin de las
cooperativas.
38. Que se creen urgentemente centros de capacitacin para mujeres en el rea rural
(las cursivas no corresponden al original).
Se elimin la peticin de contar con una Oicina de las Mujeres en el Minis-
terio de Agricultura y Ganadera encargada de velar por los derechos de las
mujeres campesinas.
126 Separata Mujeres 94. Plataforma de las Mujeres Salvadoreas, Op.cit., Pgs. 5-7.
127 Los numerales 20, 21, 22 y 24 ya fueron citados en el literal referido a erra.
128 Iniciava de Mujeres por la Igualdad en la Parcipacin Polca. Plataforma, Op.cit., Pgs. 10 y
11.
Mara Candelaria Navas
338
No se ha desarrollado otro esfuerzo conjunto por retomar la situacin labo-
ral y de ingresos de las mujeres rurales, de tanta envergadura como los de
los aos 1994 y 1997.
Desde el ao 2003, resulta evidente que la creacin de oportunidades de tra-
bajo y generacin de ingresos no es un eje prioritario de Las Dignas, en su
quehacer institucional.
En el caso del IMU, las oportunidades de generacin de ingresos han cubier-
to a pocas mujeres rurales pero se han inscrito en el marco de la atencin
de su situacin econmica como liderezas y/o miembras de las asociaciones
acompaadas, aparejada a la expectativa de su crecimiento y constitucin en
una iniciativa con mayor alcance (como constituir talleres de costura).
As, por ejemplo, a partir de 2003, siete socias de ADESCOMFM, del munici-
pio de El Refugio, en Ahuachapn, recibieron apoyo para iniciar un proyecto
de panadera, que les signiic gestiones con la alcalda para obtener un te-
rreno en comodato y construir el local, as como contar con capacitaciones
que fueron impartidas por el INSAFORP y la Asociacin Scout y tener un
lugar para recibirlas, as como la bsqueda y solicitud de inanciamiento a
agencias cooperantes
129
. Para el 2005, se logr el local, pero no la maquinaria
y las herramientas.
Junto a esta iniciativa, tambin el IMU respald a ADESCOMFM para capaci-
tar mujeres que se dedicaran a la sastrera y la costura, pero el monto des-
tinado result insuiciente, quedaron fueran algunas interesadas porque no
saban leer y escribir, adems de que el tiempo que les demand capacitarse
les gener problemas de sobrecarga domstica y en su salud
130
. La experien-
cia trat de continuarse gestionando un proyecto propio de la Asociacin
que, sin embargo, no ha podido ser concretado an.
Como ya se seal previamente, en otros casos, la capacitacin tcnica se ha
dirigido a apoyar el ingreso de las mujeres, va el mecanismo de evitar gas-
tos familiares, como ocurri con la asistencia tcnica y semillas que brind
el IMU a AMUDESCO para desarrollar un huerto casero de hortalizas. Esta
iniciativa, sin embargo, no tuvo sostenibilidad y inaliz al poco tiempo. Una
129 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 50-59.
130 Ibid, Pgs. 43-46.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
339
situacin parecida ocurri con el funcionamiento de un chalet, para el cual
fueron capacitadas algunas socias, en seis jornadas sobre temas de adminis-
tracin.
g) Ciudadana
La mayora de experiencias organizativas y reivindicativas de las mujeres
rurales, es resultado de procesos previos de capacitacin en gnero desarro-
llados por las ONG de mujeres del movimiento, en sus zonas de inluencia.
En sus inicios, las mujeres rurales que fueron apoyadas en sus esfuerzos or-
ganizativos pudieron alcanzar importantes logros: desde ser reconocidas
como referente, tanto en sus comunidades, frente a sus autoridades locales
como ante la cooperacin, hasta la consecucin de varias de sus gestiones
relacionadas con sus condiciones de trabajo, de acceso a servicios comunita-
rios, de participacin e involucramiento en su municipalidad.
A partir de mediados y inales de los noventa, la opcin estratgica de las
ONG de mujeres y feministas en lo comunitario o territorial, se ha traducido
en apoyar los procesos propios de grupos ya constituidos, en aspectos como
legalizacin, planiicacin, estructura y estrategias para su funcionamiento,
as como posicionamiento para su reconocimiento y/o actuacin coordinada
en la localidad, a travs de plataformas, declaraciones o pronunciamientos.
La recuperacin y sistematizacin de sus experiencias, ha sido otro instru-
mento de apoyo organizativo y de planiicacin al que se ha dado importan-
cia estratgica, en funcin de fortalecer el accionar de las organizaciones a
partir de lecciones aprendidas o logros y diicultades identiicados.
Las Dignas, el IMU y el MSM han logrado, por ejemplo, respaldar procesos
organizativos de mujeres que ahora cuentan, adems de su personalidad ju-
rdica, con reconocimiento en sus comunidades y municipios; entre ellas:
Asociacin para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Zacatecoluca.
Asociacin de Mujeres para el Desarrollo Integral de las Mujeres de Jiqui-
lisco (APADEIMJ).
Asociacin de Desarrollo Comunal de Mujeres Activas por la Equidad de
Gnero (ADCMAIG).
Asociacin de Desarrollo Comunal de Mujeres para un Futuro Mejor
(ADESCOMFM).
Mara Candelaria Navas
340
Asociacin de Mujeres para el Desarrollo de la Ciudadela Guillermo Ma-
nuel Ungo (AMUDESCO).
Asociacin de Mujeres de San Marcos (ASMUSAM).
Asociacin de Mujeres de San Esteban Catarina (AMUSEC).
Dirigir su apoyo econmico y/o respaldo institucional a este tipo de esfuer-
zos, responde a la conviccin de que la conformacin misma de tales orga-
nizaciones legales es un logro importante, en la medida en que se constituye
en una herramienta con la que pueden formular sus acciones para la lucha
y la defensa de los derechos de las mujeres, con una visin amplia de inter-
locucin y alianza con otras mujeres del municipio, al mismo tiempo que se
consigue el reconocimiento de las autoridades de las comunas y su inclusin
en la gestin municipal
131
.
En funcin del propio proceso interno de las organizaciones legales de muje-
res rurales, las ONG de mujeres y feministas consideran que favorece su em-
poderamiento y protagonismo de cara a su desarrollo
132
. De hecho, el MSM
visualiza el escenario siguiente, como horizonte a alcanzar, en similares tr-
minos a los expuestos en el prrafo precedente:
Las mujeres con las que se trabaja han alcanzado un mayor protagonismo a nivel
local y nacional, hacen gestin propia, desarrollan proyectos productivos sosteni-
bles y estn incidiendo en las polticas pblicas con equidad de gnero
133
.
Asimismo, se promueven las concertaciones, uniones o colectivos, tanto
como la incorporacin de organizaciones de mujeres rurales a estos espacios
conjuntos ya existentes. Buena parte de estos, sin embargo, son de carcter
institucional y urbano, como ocurre con la Alianza por los Derechos Sexuales
y Reproductivos o el Comit Interinstitucional contra la Violencia Intrafami-
liar del Municipio de Berln (Usulutn) promovidos por Las Dignas.
El IMU, por su parte, logr promover un espacio amplio de participacin de
organizaciones de mujeres rurales, constituido desde su identidad como ta-
les denominado, justamente, Mesa Permanente de Mujeres Rurales que tena
como antecedente la identiicacin tambin de sus necesidades y demandas
131 Alvarado, Milagro. La parcipacin polca de las mujeres y su aporte al desarrollo local en Jiqui-
lisco, Bolena 2003, rgano de divulgacin del IMU, Pg. 12.
132 Movimiento Salvadoreo de Mujeres. 1988-2005, Op.cit., Pg. 11.
133 Idem.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
341
propias en lo que fue la Plataforma de Mujeres Rurales, elaborada por lide-
rezas capacitadas por el IMU en 1998. A esta fecha, sin embargo, las expecta-
tivas siguen siendo muchas pero el espacio se encuentra bastante diezmado
por la debilidad organizativa, inanciera, programtica y, probablemente, por
el bajo peril alcanzado dado el desconocimiento de su labor y la poca visibi-
lizacin de la misma, sus logros y resultados a la fecha.
Actualmente, la Unin de Organizaciones Locales de Mujeres por la Demo-
cracia y el Desarrollo Local, aglutina una treintena de organizaciones de
mujeres locales rurales y tambin urbanas
134
, representando entonces una
experiencia con un matiz un tanto diferente, pues si bien ampla las alian-
zas tambin debe procurar un accionar lo suicientemente incluyente que
visibilice las demandas propias de las mujeres rurales y no solo las que son
comunes entre ellas y las urbanas.
Pero, de acuerdo a la documentacin revisada e informacin recopilada, en
buena medida los espacios organizativos que se han fortalecido y apoyado
en los ltimos aos en especial, desde mediados y inales de la dcada de
los noventa no corresponden, preferentemente, a los de alcance local sino
nacional e inclusive los internacionales, aunque los mismos se constituyan
por mujeres con liderazgo o participacin municipal y comunitaria, tales
como la Asociacin Nacional de Regidoras, Sndicas y Alcaldesas de El Salva-
dor (ANDRYSAS) y la Red de Mujeres Municipalistas Centroamericanas, en el
caso de Las Dignas.
Cuando ocurre que la naturaleza de las organizaciones de mujeres rurales
es municipal o ms territorial (en lo rural), su alcance se ha mostrado con
limitaciones probablemente en razn de la complejidad de la problemtica
especica que han pretendido atender, como habra ocurrido con la confor-
macin de la Red Intermunicipal de Comits de Defensoras Populares, que
iniciaron con un convenio entre dos comits municipales con proyeccin de
expandirse
135
. O como se observa con las estrategias que han perseguido la
consecucin de objetivos relacionados con el fortalecimiento de la institucio-
134 Asociacin Unin Salvadorea de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Jus-
cia Social y el Desarrollo Local con Equidad de Gnero y Colecva Feminista para el Desarrollo
Local. Unin Salvadorea de Organizaciones Locales de Mujeres por la Democracia, la Juscia
Social y el Desarrollo Local con Equidad de Gnero. Planicador 2007.
135 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pgs. 25, 27 y 41-43.
Mara Candelaria Navas
342
nalidad del gobierno local referida a la promocin de la equidad de gnero,
como ocurri con la irma de un Protocolo de Compromisos Mnimos para el
abordaje de la problemtica de la violencia entre autoridades locales y orga-
nizaciones en el marco de dicha Red.
Una importante virtud de estas dos ltimas estrategias es que se ha favore-
cido que los grupos o comits de mujeres constituidos entren a dialogar y
proponer con las esferas del Estado en un espacio comn y/o compartido.
En un sentido similar, el MSM y AMS en el contexto de su participacin en la
Concertacin de Mujeres consideraron, a principios de 2003, que la reacti-
vacin y mayor promocin de la participacin poltica de las mujeres podra
lograrse a travs de las polticas municipales de gnero con el objetivo de
contribuir a sentar las bases para el desarrollo sustentable con equidad de
gnero para las mujeres del sector rural del pas, al lograrse la aplicacin
de acciones positivas dirigidas a la vigencia de sus derechos en el contex-
to del desarrollo comunitario en cinco municipios (urbanos y rurales) don-
de tendran presencia institucional: Apopa y Santo Toms (San Salvador),
San Bartolom Perulapa y Tenancingo (Cuscatln) y Concepcin Batres
(Usulutn)
136
.
Sin embargo, se ha reconocido que las transformaciones y avances expe-
rimentados en la esfera de las municipalidades en materia de equidad de
gnero, han enfrentado diicultades que, en gran medida, provienen de la
persistencia de estereotipos y opiniones negativas provenientes de la misma
poblacin, especialmente de hombre. Las organizaciones locales/comunita-
rias de mujeres que han trabajado con las municipalidades han sealado,
adems, en diversas ocasiones, las diicultades y debilidades para que fun-
cionen los mecanismos e instrumentos de gnero introducidos en las alcal-
das, desde problemas de recursos hasta de voluntad poltica.
3.3. A manera de recapitulacin
Puede concluirse de lo expuesto que organizaciones del movimiento de
mujeres y feminista consideran y asumen que sus estrategias incluyen, t-
136 Concertacin de Mujeres (MSM-REDES-FUNSALPRODESE-AMS-CRIPDES). Las Polcas Municipa-
les de Gnero, un mecanismo de parcipacin polca y ciudadana de las mujeres. Sistemaza-
cin de 5 experiencias municipales, San Salvador, El Salvador, marzo de 2005, Pg. 3.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
343
citamente, entre sus poblaciones meta, participantes o beneiciarias, a las
mujeres rurales y la defensa de sus derechos. De esta forma, no ven nece-
sario expresarlo de manera explcita ni en su Misin, Visin u objetivos. La
prctica muestra, sin embargo, que aunque buena parte de las mujeres que
reciben la atencin o coordinan con las ONG de mujeres y feministas son
rurales, mucha de la incidencia ms sistemticamente desarrollada se queda
en las reas o problemticas ms bien urbanas, aun cuando las acciones se
expandan al interior del pas y salgan del AMSS.
Es as como se observa, desde mediados de los noventa, un nfasis de las
estrategias del movimiento por incidir en la institucionalidad del Estado, ya
sea a travs de la promocin de polticas y planes relativos a la equidad de
gnero lo mismo que de medidas airmativas dirigidas a las mujeres. Ade-
ms, se ha promovido el involucramiento de funcionarias y funcionarios o
personal de las entidades pblicas, municipales, judiciales y del Ministerio
Pblico en acciones individuales, o en redes, o coordinaciones, lo mismo que
en actividades o intervenciones referidas a temticas y problemticas de las
mujeres. Dichas entidades y profesionales del Estado, sin embargo, tambin
tienen mayoritariamente un peril predominantemente urbano, con excep-
cin de algunas concejalas.
En este sentido, existe un expreso inters en el movimiento de mujeres y
feminista por consolidar las condiciones de interlocucin con los gobiernos
municipales, de manera muy especial. Los esfuerzos ms sostenidos e in-
gentes en los ltimos aos, sin embargo, se han concentrado privilegiando
las capacidades del municipio (dotndoles de funcionarias o trabajadoras
formadas en gnero, polticas institucionales, proyectos con presupuesto, y
de mecanismos e instrumentos de seguimiento de medidas airmativas) ms
que las capacidades de las propias mujeres organizadas que deben interlo-
cutar con este.
Por otra parte, las temticas atendidas ciertamente son parte de la vivencia
de las salvadoreas de diferente o cualquier edad, zona de residencia, con-
dicin econmica, estatus social, nivel educativo, involucramiento poltico-
partidista, etctera. Nos referimos, por ejemplo, a la violencia intrafamiliar
y de gnero, derechos humanos, participacin ciudadana, salud sexual y re-
productiva, economa y legislacin, ente las ms destacadas.
Mara Candelaria Navas
344
Pese a ello, la especiicidad con que estas ocurren en el rea rural ha sido
poco visibilizada, o se concibe implcita en el abordaje de las estrategias de
impacto nacional impulsadas o se ha atendido con menor relevancia respec-
to a las problemticas referidas ms al acontecer nacional. Para el caso, las
trabajadoras agrcolas asalariadas (permanentes o temporales) se encuen-
tran insertas en un mercado laboral altamente desregulado, con muy escasa
o inefectiva proteccin institucional y una experiencia sindical prcticamen-
te nula, todo lo cual no ha sido retomado an, decididamente, en las estrate-
gias del movimiento amplio dirigidas a la reivindicacin y luchas sobre sus
derechos. Ni siquiera recientemente, pese a los efectos de la migracin, el
rezago para superar la pobreza rural y la precarizacin de las fuentes de in-
gresos y de las oportunidades de trabajo de las mujeres en el campo o zonas
peri-urbanas. Un caso similar ocurre con la atencin y gestin de riesgos: el
mapa nacional muestra serias vulnerabilidades en el rea rural, permanen-
tes (cada ao, segn estacin) y coyunturales (por el cambio climtico y otros
fenmenos asociados). Pero los esfuerzos e iniciativas se han concentrado
especialmente en el AMSS. Asimismo, en materia de violencia y salud sexual
y reproductiva, los diagnsticos y estadsticas que relejan la realidad rural,
continan sin ser privilegiados en investigaciones y registros, mientras que
la problemtica de la mortalidad materna o los atentados a la integridad y la
vida, no se colocan como de especial sensibilidad entre las mujeres rurales.
Ha ocurrido, adems, que los procesos de ciudadana y de defensa y ejercicio
de derechos, como los asociados a la violencia intrafamiliar, han brindado a las
mujeres el conocimiento jurdico y doctrinal sobre los mismos, as como he-
rramientas para la denuncia y su reivindicacin, segn sea el caso. Pese a ello,
no se ha apoyado la caliicacin de su formacin ni respaldado su necesidad de
enlazar estos procesos con la coordinacin y alianzas institucionales pblicas
y privadas requeridas en el nivel local, que permita a las mujeres lograr la
mayor efectividad e, incluso, seguridad personal en el curso de sus gestiones y
diligencias, as como la propia solucin a sus problemas de sobrevivencia para
dedicarse, voluntariamente, a este proyecto
137
. De esta forma, por ejemplo, li-
derezas de AMUDESCO, en su calidad de Defensoras Populares, al recuperar su
experiencia habran sealado que, aunque han logrado ayudar a otras mujeres
y compartir lo aprendido, sus diicultades han sido muchas, entre las que des-
tacaron las de naturaleza econmica y de carga domstica as como, la poca
137 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pgs. 28 y 29.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
345
capacidad para ayudar a otras mujeres
138
. Sus expectativas y sugerencias en
ese sentido, expresadas al IMU como institucin que les respalda, giraron al-
rededor de incrementar su capacitacin para resolver y/o canalizar los casos
atendidos; las recomendaciones resultantes de la sistematizacin de esta ex-
periencia las retomaron y se redactaron en ese mismo sentido
139
.
Los esquemas aplicados parecen haber respondido tambin, en buena me-
dida, a lgicas urbanas: un conjunto de jornadas de estudio para el conoci-
miento y manejo de teora, doctrina, leyes, planteamientos polticos, meto-
dologas, etctera, que en s mismas requieren de una base educativa que no
se corresponde, con mucho, de las oportunidades escolares a las que han
tenido acceso las mujeres rurales ni a su disponibilidad de tiempo y recur-
sos para hacer uso efectivo y continuado de los conocimientos y habilidades
aprendidas. La irme voluntad, el inters y la buena disposicin y compro-
miso de estas mujeres, choca con un dbil seguimiento al fortalecimiento de
tales conocimientos y creacin de capacidades y oportunidades incluidas
las de sobrevivencia econmica, afectando la sostenibilidad y efectividad de
estos esfuerzos, as como su multiplicacin.
Una situacin parecida se pudo observar en relacin a varios proyectos eco-
nmicos y de generacin de ingresos apoyados, especialmente los imple-
mentados durante los primeros aos de accionar de las ONG de mujeres y
feministas como estrategias para brindar alternativas econmicas para las
mujeres rurales. Las capacitaciones y asistencia tcnica proporcionadas no
siempre se adecuaron a las condiciones educativas, sociales ni organizativas
de sus grupos, ni tampoco a la realidad socioeconmica en que estas deban
funcionar y salir adelante, con lo que tampoco se pudo favorecer su sosteni-
bilidad. El proyecto de chalet gestionado por AMUDESCO, fue una experien-
cia en este sentido
140
.
Por otro lado, se logra encontrar coordinaciones y participacin en esfuerzos
e iniciativas de alcance regional, en la experiencia prcticamente de todas
las ONG de mujeres y feministas, pero al parecer esto ocurre actuando en su
calidad de organizacin como tales y no tanto como facilitadoras de un es-
pacio ms de articulacin de grupos de mujeres desde los niveles locales en
temticas de inters para el espacio y la experiencia rural.
138 Ibid, Pg. 20.
139 Ibid, Pg. 35.
140 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 69-73.
Mara Candelaria Navas
346
Finalmente, no se encontr informacin que pudiera dar referencia sobre el
crecimiento en nmero de las mujeres rurales organizadas, grupos formados
o total de municipios a los que se ha ampliado, con el correr de los aos, la
incidencia de las estrategias impulsadas, as como logros propios de las or-
ganizaciones de mujeres rurales con las que se trabaja o a las que se apoya
141
.
Lo que s se han constituido son espacios amplios, a manera de concertacio-
nes, alianzas o, inclusive, denominndose movimientos de alcance municipal
e intermunicipal, pero las organizaciones y quienes las representan en cada
uno de ellos, suelen ser prcticamente las mismas mujeres, en su calidad de
liderezas o en razn de los cargos que han ostentado por mucho tiempo en
sus respectivas organizaciones de mujeres rurales. Para el caso, en la recupe-
racin de su experiencia, AMUDESCO seal entre los principales obstculos
enfrentados como organizacin, el siguiente:
Algunas mujeres tenemos muchos compromisos fuera de la asociacin en la Casa
de la Mujer en Suchitoto, en la Unin de Mujeres, en el partido, en la alcalda. Hemos
aprendido el valor de la participacin de las mujeres en espacios comunitarios, pero
a veces por esa misma dedicacin, descuidamos lo propio, que es la asociacin
142
.
Resulta claro, adems, que las ONG del movimiento amplio de mujeres y fe-
minista, se encuentran trabajando muchas veces en los mismos municipios
u otros cercanos, temas similares o conexos. La ventaja que representa esta
circunstancia es la posibilidad de establecer sinergias y respaldar las inicia-
tivas comunitarias y locales como ocurri con el Comit de Defensoras Po-
pulares del IMU y los Grupos de Autoayuda de ORMUSA
143
; la desventaja, sin
embargo, es que los grupos de mujeres rurales que atienden, pueden ser los
mismos o, mejor dicho, las liderezas de los mismos pueden encontrarse par-
ticipando en varias de estas iniciativas, de acuerdo a la estrategia impulsada
y que las convoca, sin que ello signiique, necesariamente, la ampliacin de
liderazgos o el crecimiento de la base organizativa de sus grupos.
Puede sealarse, inalmente, que no puede hablarse de estrategias del mo-
vimiento hacia el empoderamiento organizativo de mujeres rurales. Lo que
se observan son diferentes acciones dirigidas a este propsito, pero que se
inscriben en otras estrategias de un alcance ms nacional o que en su afn
141 La excepcin de esto lmo la constuyen las sistemazaciones de experiencias concretas que se
han mencionado a lo largo de este estudio.
142 Ver: Burns, Alison Teresa. Nuestras Historias, Op.cit., Pgs. 75 y 76.
143 Instuto de Invesgacin, Capacitacin y Desarrollo de la Mujer. Defensoras Populares, Op.cit.,
Pg. 23.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
347
incluyente de la situacin general o comn a las mujeres salvadeas, no ne-
cesariamente retoman la especiicidad de la realidad rural.
En esta apretada sntesis priorizaremos aquellos obstculos que de acuerdo
con la frecuencia que las y los entrevistados sealaron, representan en orden
de importancia los principales obstculos que encuentran las salvadoreas
para la construccin y prctica de su ciudadana en su orden son:
1. Los derivados del sistema patriarcal salvadoreo
Fuertemente arraigado en El Salvador, el patriarcado ha sido sealado mayo-
ritariamente como el principal obstculo para el goce de la ciudadana feme-
nina y causa de la exclusin histrica de las mujeres en esta condicin. Como
forma de organizacin social, econmica, poltica y religiosa que tiene como
fundamento el control y dominio de los hombres sobre las mujeres, nias y
nios, la juventud y otros grupos que por clase, origen tnico, preferencia
religiosa o poltica, sean minoritarios o diferentes al grupo dominante, etc.;
lo cual impide avanzar a las mujeres, ya que las limita y somete, testimonios
sobre el rol domstico, la familia, la maternidad, el matrimonio, el divorcio
son ms que elocuentes:
Entre las manifestaciones del machismo como obstculo, se encuentran el
entorno socioeconmico dominado por hombres, la actitud machista y
misgina de los hombres, la resistencia de algunos hombres polticos, la
cultura machista que favorece la educacin de los nios, sobre las nias, la
cultura machista que da tierra a los hombres y el pacto de caballeros que
cierra el crculo, excluyendo a las mujeres de cualquier oportunidad; la re-
sistencia generacional al cambio; las innumerables trabas que los hombres
ponen para que las mujeres realicen su trabajo o se sigan formando, la so-
bre exigencia que hacen a las mujeres para desempear cargos y el esfuer-
zo que deben hacer las mujeres para argumentar su capacidad, presencia y
voz en espacios mixtos.
La dependencia de las mujeres a los hombres igualmente es considerada una
gran limitante; dentro de ella lo ms comentado por las y los informantes
fueron la naturalizacin de la mujer de su posicin de dependencia al mari-
do, la falta de autonoma en general de las mujeres y en particular la auto-
noma econmica, la mujer sumisa, relaciones de pareja que privan a las
Mara Candelaria Navas
348
mujeres de sus derechos, la subordinacin de la sexualidad y los celos del
marido.
Un gran nmero de entrevistadas y entrevistados, airmaron que la violen-
cia ejercida sobre las mujeres, el abuso sexual de nias y la falta de es-
pacios sicos y sociales seguros y bien vistos eran importantes obstculos
para la ciudadana plena de las mujeres en El Salvador.
2. Producto del patrn cultural existente
Entendiendo por cultura el conjunto de todas las formas y expresiones de
una sociedad determinada, que incluye costumbres, prcticas, cdigos, nor-
mas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religin, rituales, normas de
comportamiento y sistemas de creencias, as como toda la informacin y ha-
bilidades que posee el ser humano
144
, los obstculos de mayor sealamiento
por las y los informantes son producto de la cultura simblica y espiritual, en
tanto que otros son parte de los rasgos culturales de la sociedad salvadorea.
De esta manera, el principal obstculo mencionado para el logro de la ciuda-
dana plena por parte de las mujeres es el desconocimiento, que va desde no
conocer el concepto mismo de ciudadana, pasando por sus implicaciones en
funcin de los deberes y derechos y que por lo tanto, hacerlos valer o asumir
su responsabilidad, genera a su vez otros obstculos.
Vinculado a esto, la falta de educacin o el bajo nivel educativo, ms la escasa
informacin, es decir, la carencia de una cultura de derechos en la que estos
se ignoran y en consecuencia no se deienden, se convierte en un enorme
obstculo que les impide asumirse como sujetas de derechos e integrantes
de una comunidad poltica.
El segundo obstculo de ndole cultural para una ciudadana activa es el mie-
do, el temor de la poblacin y en especial de las mujeres. Al parecer puede
ser una de las secuelas de la guerra, ya que tomando en cuenta los ciclos de
la historia, veinte aos es un periodo corto y todo el miedo generado durante
ese lapso, puede seguir presente y paralizar a las mujeres. El miedo como
144 Colaboradores de Wikipedia. Cultura [en lnea]. Wikipedia, La enciclopedia libre, 2009 [fecha de
consulta: 11 de diciembre del 2008]. Disponible en <hp://es.wikipedia.org/w/index.php?tle=
Cultura&oldid=23183777>.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
349
arma de dominacin poltica y de control social restringe cualquier intento
ciudadano; as por ejemplo se airm que representa un obstculo impor-
tante por cuanto impide a las mujeres exigir, demandar, reclamar sus dere-
chos, hablar, decir que no, o cuestionar el status quo, por miedo a las crti-
cas, a ser juzgadas por la sociedad, a perder el trabajo o los puestos polticos
alcanzados, al enfrentamiento, preieren abstraerse y perder su derecho a la
libre expresin, al derecho a la libertad y a la vida, al derecho a la ciudad, a
la reivindicacin de sus derechos, a participar en las instancias de decisin.
El miedo tambin alcanza a las organizaciones de mujeres quienes se auto-
censuran frente a ciertos temas que son importantes para las mujeres como
el lesbianismo, el aborto, etc.
La religin en todas sus manifestaciones e instituciones como las Iglesias,
juegan un papel importante en la deinicin de roles y de la moral en la socie-
dades; con toda su carga simblica, representa un obstculo signiicativo en
tanto su inluencia y presin sobre las mujeres, fomenta el modelo patriarcal,
promueve la actitud pasiva y conformismo de las mujeres, refuerza el patrn
tradicional de las mujeres, juzga y castiga si se atreven a hacer otras cosas,
provoca miedo, restringe la educacin sexual y coarta la libertad de concien-
cia y credo. Adems de todo esto, fueron identiicados como obstculos el
auge del ultra conservadurismo religioso y la desmedida religiosidad, la
iglesia radical, el poder poltico que ejerce la Iglesia, la idea de que Dios
deine la vida de las personas, las argollas religiosas y la falta de un Esta-
do laico real en donde la moral pblica sigue siendo en buena medida mol-
deada por la jerarqua religiosa.
Finalmente, tambin representan obstculos para la ciudadana de mujeres
y hombres -pero en especial para ellas- la resistencia cultural al tema, la
ciudadana no es un tema relevante para la mayora de la poblacin, en el
pas no se le ensea a la gente a ser ciudadanos, y los problemas de las
mujeres son un problema ms en el pas, pero no prioritario. Quizs el ms
preocupante es que no existe un sistema de libertades plenas en el pas.
3. Los que se derivan del sistema poltico y los partidos polticos
Un sistema poltico es la materializacin organizativa de un conjunto de in-
teracciones estables a travs de las cuales se ejerce la poltica en un contexto
Mara Candelaria Navas
350
limitado. Este sistema viene formado por agentes, instituciones, organiza-
ciones, comportamientos, creencias, normas, actitudes, ideales, valores y sus
respectivas interacciones, que mantienen o modiican el orden del que resul-
ta una determinada distribucin de utilidades.
Por su parte, los partidos polticos son las organizaciones que median entre
los ciudadanos y el Estado, vinculando a los primeros con la esfera de poder
sustentada por el segundo, para poder satisfacer sus demandas concretas
de bienestar. Por lo cual, es evidente la importancia de los partidos polticos.
Con un sistema y cultura poltica patriarcal no asombra que los partidos po-
lticos constituyan una fuente incesante de obstculos para la ciudadana de
las mujeres en general y para su vinculacin en las esferas de poder pol-
tico en particular. La estructura vertical del poder parece ms explcita en
el caso de los partidos polticos; esa prctica vertical del poder, no permite
que alguien que generalmente ha estado en los escalones ms bajos, pueda
subir fcilmente y si, adems, coincide con que es mujer, se le aplican reglas
ms estrictas. Se golpea en el punto ms dbil y si para las mujeres es su
imagen, hacia ah ir dirigido el golpe. As mismo, no existe una prctica
interna real de los partidos que apoye que ms mujeres sean seleccionadas
como candidatas a puestos de eleccin popular o de direccin
No obstante, en El Salvador el sistema poltico parece haber extraviado su
rumbo y en el caso concreto de las ciudadanas, haberse convertido en ge-
nerador de limitaciones para el desarrollo y vivencia plena de su condicin.
De acuerdo con las y los informantes, la razn de ello es la ausencia de una
institucionalidad democrtica, con una cultura poltica autoritaria y exclu-
yente de ciudadana, un sistema poltico corrupto y altamente patriarcal
en donde como consecuencia, sus partidos polticos son dominantemente
masculinos.
Manifestaciones sobre los aspectos obstaculizantes son: la idea de que los
hombres son quienes tienen la facultad exclusiva para decidir, en tanto que
las mujeres son chismosas y mejor deben quedarse lavando, por lo tanto no
consideran la presencia femenina en sus ilas, las cpulas de los partidos
siguen ignorando a las mujeres: por una parte no hay apertura para su in-
clusin y cuando inalmente logran entrar, los hombres no creen que ellas
tengan la capacidad para desempearse bien, entonces proceden a toda una
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
351
sistemtica labor por cohibirlas, las aburren, las relegan a las funciones me-
nos importantes; les bajan el peril, son boicoteadas. De igual manera, los
partidos polticos no implementan nada para capacitar a las mujeres, ni di-
sean programas ni proyectos para las mujeres.
Por otra parte, fue muy comn el mencionado sentido utilitario y manipu-
lador de los partidos que ve a la poblacin como cliente poltico y no como
ciudadana el tubo partidario o argollas partidarias que sealado por Ara-
na y Santacruz los partidos polticos siguen siendo la nica puerta de acceso
de la ciudadana al ejercicio del poder, deinido as por la ley, con lo cual se
eliminan otras posibilidades para la representacin (2005:48). As, se res-
tringe la entrada de las mujeres, pero adems iltra las propuestas o acciones
que se deseen realizar, eliminando la posibilidad de un canal por el que se
puedan procesar las demandas de las mujeres.
4. Originados y relativos al rol del Estado
Segn los testimonios de las y los entrevistados, son obstculos la poca o
nula promocin que el Estado hace de los derechos, es decir un Estado que
hace muy poco por construir ciudadana; la falta de recursos inancieros a
nivel del Estado para la promocin de la ciudadana en general de todos y
con mayor razn para las mujeres.
Siendo el Estado considerado como una o varias arenas en las que se es-
cuchan las peticiones y se resuelven los conlictos, son obstculos para la
ciudadana un Estado que no ejerce su verdadero papel, que no reconoce o
da cumplimiento de sus obligaciones para con la ciudadana, la impunidad
del Estado.
Diferentes estudios han comprobado la intensiicacin de problemas aejos
del pas a causa de los procesos de globalizacin y la implementacin del mo-
delo econmico neoliberal, los cuales, en relacin a la ciudadana, generan
obstculos para hombres y mujeres, mismos que son agravados para estas
ltimas. Tres de ellos identiicados por las y los entrevistados fueron en su
orden: la pobreza, la inseguridad y la migracin.
Tambin fue maniiesto que el problema de la sobrevivencia impide a las
mujeres tener una cultura del reclamo o de la participacin, as como la falta
Mara Candelaria Navas
352
de autonoma econmica o la falta de recursos econmicos como la tierra o
el hbitat no dejaban ejercer la ciudadana a las mujeres.
La seguridad es un derecho que le asiste a ciudadanas y ciudadanos y es obli-
gacin de un Estado brindar el respeto al derecho ajeno. De tal manera que
cuando no existe un orden pblico ciudadano que elimina las amenazas, la
inseguridad, ligada a la desproteccin y a la existencia de violencia se con-
vierten en fuertes impedimentos del ejercicio de derechos. En El Salvador
existe una historia de violencia recurrente desde el siglo XIX, que ha tran-
sitado desde la violencia social, poltica y civil, siendo la violencia de orden
criminal comn la que se ha mantenido desde esa poca. La experiencia de
vivir durante ms de una dcada en guerra, parece haber dejado una secuela
profunda en el sentir y vivir de las y los salvadoreos.
En este contexto no extraa que las y los entrevistados hayan sealado como
obstculos para el ejercicio de la ciudadana de las mujeres factores como:
las maras y las organizaciones delictivas, la inseguridad en el pas y el
clima de violencia y el enfrentamiento. Las mujeres de cualquier edad te-
men reclamar sus derechos tanto en el mbito privado, como en el pblico,
por las represalias, violencia y por la impunidad que se vive en el pas; te-
men salir a la calle solas, disfrutar de un parque o transitar por las aceras;
no pueden vestir de cualquier manera por ser susceptible de acoso y/o es-
tigmatizacin.
5. Subjetivos de las mujeres
Como muchas autoras y autores han sealado, la ciudadana es una lucha
continua de ciudadanas y ciudadanos por alcanzar el derecho que permite
participar y decidir sobre las cuestiones relacionadas con la sociedad a la
que pertenecen. Aunque la lucha para las mujeres ha durado mucho tiempo,
se han logrado conquistas importantes como el reconocimiento de su esta-
tus, al menos en lo formal.
Las mujeres mencionaron como obstculos subjetivos para ejercer su ciuda-
dana que: las mujeres no se creen que sean capaces; que las mujeres no
se creen con derechos; la inseguridad de las mujeres en sus capacidades;
la timidez de la mujer salvadorea que hemos heredado y que no nos la
podemos quitar; las barreras psicolgicas como la culpabilidad o remor-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
353
dimiento por estar contraviniendo el papel de madre socialmente esperado
y poniendo en cuestin su identidad centrada en la maternidad.
Para el caso salvadoreo, fueron referidos como obstculos, actitudes y sen-
timientos tales como el desinters y la represin. En el primer caso como el
desinters de las mujeres por su estatus y prctica ciudadana, desinters
por pedir o reclamar, el grado de conformismo histrico de la sociedad sal-
vadorea, la pasividad, adormecimiento, la incredulidad o escepticismo
de que las cosas cambien.
Igualmente fueron apuntados factores como: la baja autoestima de las mu-
jeres, la represin autoimpuesta por evitar confrontaciones, las mujeres
preieren no reclamar o no hablar por evitar que sean tildadas; las mujeres
preieren no participar por los prejuicios sobre ello.
6. Surgidos de fenmenos intensiicados por la globalizacin
Conceptualmente, la ciudadana ha sido deinida por la serie de derechos
y obligaciones que las y los integrantes de una sociedad tienen por su per-
tenencia a una comunidad poltica, misma que desde la modernidad se ha
asociado al Estado.
Como consecuencia de la pobreza, la migracin tambin se ha convertido en
un obstculo para el ejercicio ciudadano de hombres y mujeres.
Pero si la migracin implica una restriccin para el ejercicio de ciudadana de
hombres, para las mujeres mucho ms, tanto si son ellas migrantes, o si son
sus compaeros hombres quienes han emigrado. Desde el punto de vista ini-
cial, enfrentan ms riesgos, estn en una situacin de mayor vulnerabilidad
y tienen menos posibilidades de ejercer una ciudadana plena.
Si son los esposos o compaeros de vida quienes emigran y dejan a las mu-
jeres como responsables por la sobrevivencia de la familia, ellas tienen que
realizar ms trabajos para atemperar el impacto que implica la demora en
recibir las remesas (cuando las reciben), entonces, realizar adems de su rol
reproductivo el productivo y asumir toda la carga que eso representa, como
ya se seal en lneas arriba, restringe el tiempo y la atencin para dedicarse
a sus deberes y obligaciones ciudadanas.
Mara Candelaria Navas
354
Conclusiones
Aunque en El Salvador los hombres tambin encuentran obstculos para el
ejercicio de su ciudadana plena, los obstculos de unos y otras no solo son
diferentes, sino que los de ellas son mayores y ms delicados, por su invisi-
bilidad histrica, por las barreras patriarcales, por la subjetividad femenina
construida en base a su auto devaluacin como ser humana. Asimismo a lo
largo de la investigacin se constat que la lucha de las mujeres por acceder
a la ciudadana es una lucha por la autonoma frente a restricciones y barre-
ras impuestas por las instituciones, llmense: matrimonio, familia, Iglesia,
Estado, entre otras.
Los obstculos bsicos que fueron determinados en la totalidad de entre-
vistas tienen que ver con: el rol del Estado; el sistema poltico y los partidos
polticos del pas; obstculos de orden cultural; obstculos producto del sis-
tema patriarcal imperante; obstculos devenidos de importantes fenmenos
socioeconmicos del pas y obstculos subjetivos.
Incidencia hacia las instituciones del Estado a nivel nacional y munici-
pal
Las organizaciones feministas y de mujeres han diseado e impulsado de
manera sostenida estrategias vinculadas con la generacin de ingresos, de-
rechos sexuales y derechos reproductivos, erradicacin de la violencia con-
tra las mujeres, derechos laborales y empoderamiento de las mujeres. Estas
estrategias han sido puestas en marcha a travs de procesos de incidencia
poltica frente a instituciones del Estado, tanto a nivel nacional como muni-
cipal.
Los temas que se han logrado impulsar con otros actores sociales son los
relacionados con los derechos laborales, erradicacin de violencia contra las
mujeres y los derechos reproductivos, fundamentalmente.
Entre los avances registrados en esta lnea se reieren los siguientes:
Para responder a la demanda del movimiento de mujeres y a los compro-
misos asumidos en Beijing, el gobierno central cre el Instituto de la Mujer
(ISDEMU-1996) y aprob la Poltica Nacional de la Mujer (1997). Igual-
mente, en la gestin de la salud han incluido la categora de embarazos no
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
355
deseados en la Encuesta Nacional de Salud Familiar (ADS y Ministerio de
Salud) y la anticoncepcin de emergencia como un mtodo de planiica-
cin familiar
145
.
Se promovi y se logr el incremento de ms mujeres en la Corte Suprema
de Justicia, de tres magistradas se pas a cinco, de un total de 15 magistra-
turas.
En el mbito de la Asamblea Legislativa, se logr la creacin o reforma al
marco jurdico nacional, entre las que se puntualizan: a) la Ley contra la
violencia intrafamiliar (1996)
146
; b) Aprobacin de un nuevo Cdigo Penal
(1997), en el que se incluyeron iguras penales que tenan como objetivo
proteger los derechos de las mujeres de actos de violencia como el acoso
sexual y la violencia intrafamiliar, aunque enmarcndolos en categoras
menos graves
147
; c) la Ley de Proteccin Civil y Prevencin ante Desas-
tres
148
; d) Reformas a la Ley de Zonas Francas y Recintos Fiscales, en el
rea de seguridad social (1996).
En el mbito municipal, se destaca la promocin y apoyo en la creacin
de polticas municipales para la equidad de gnero y mecanismos munici-
pales, como comisiones de gnero, unidades de gnero, comisiones de la
mujer, partidas presupuestarias para la implementacin de acciones air-
mativas hacia mujeres, entre otras.
Lucha por el incremento de la participacin poltica de las mujeres en
los espacios de eleccin popular
Incrementar la participacin poltica de las mujeres en cargos de eleccin
popular, ha sido una apuesta importante y sostenida del movimiento de mu-
jeres, desde la visin de contribuir con la transformacin del Patriarcado y
cambiar la representacin poltica en la toma de decisin y el sistema pol-
tico.
145 La dicultad en el caso de la anconcepcin de emergencia es que el sistema de salud no propor-
ciona informacin al respecto.
146 En el diagnsco sobre la Incidencia Polca y el Movimiento de Mujeres, realizado por Las Dig-
nas, se arma que es un logro y un avance signicavo, pero sosenen que ha presentado mu-
chos problemas en el mbito de su aplicacin, dadas las debilidades instucionales en el rgano
de aplicacin de juscia. Pg. 5.
147 Las Dignas: Diagnsco: La incidencia polca y el Movimiento de Mujeres Salvadoreo; Pg. 5.
148 Este caso evidencia el inters del Movimiento de Mujeres por incidir no solo en temas relaciona-
dos con las mujeres.
Mara Candelaria Navas
356
Actualmente existen ejemplos que evidencian, tanto en el mbito local como
nacional, la existencia de una relativa autonoma orgnica de las organizacio-
nes feministas y de mujeres, tanto locales como nacionales, con respecto a
los partidos polticos. Esto no signiica que no se generen conlictos o exigen-
cias desde los partidos polticos para que las mujeres de las organizaciones,
especialmente las territoriales, no se relacionen con gobiernos municipales o
con otras organizaciones que se consideran de otro pensamiento ideolgico.
La importancia de los derechos humanos de las mujeres radica en dos aspec-
tos, el primero, en la necesidad de que las mujeres seamos reconocidas como
portadoras de derechos y no como beneiciarias de los derechos de los otros;
el segundo, supone que deben ser del conocimiento de las mujeres para que
se exija su cumplimiento. En ese sentido, las organizaciones feministas y de
mujeres han realizado esfuerzos para darlos a conocer a travs de campaas
informativas, capacitaciones y prcticas de demanda frente a diversas ins-
tancias del Estado.
Existen indicios de que la promocin de los derechos de las mujeres y la
equidad de gnero estn siendo asumidas por algunos sectores de la socie-
dad y est traspasando en alguna medida la idea de que la defensa de estos
temas es nicamente responsabilidad de las mujeres. Por ejemplo, algunos
gobiernos municipales han incluido en sus prcticas de gestin la creacin
de mecanismos para la promocin de los derechos de las mujeres, en la que
algunos contados casos estn integrados por hombres.
La formacin y capacitacin son procesos que las diversas organizaciones
del movimiento de mujeres, han asumido como un eje, que si bien es cierto
no es el prioritario, pero es considerado uno de los factores claves que dina-
mizan el empoderamiento de las mujeres, dado que centra su accin en el
conocimiento de los derechos y los mecanismos que faciliten el acceso a la
justicia.
La formacin-capacitacin es central en la generacin de conocimientos, en
la relexin y aplicacin de los mismos, porque permite que las mujeres a
partir de su prctica descubran aquellos elementos que nos identiican como
mujeres en nuestra condicin histrica, es decir la construccin social que
nos identiica con la sexualidad para otros, que est relacionado con la pro-
creacin de la vida.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
357
El compromiso asumido por las organizaciones feministas y de mujeres, en
potenciar iniciativas individuales o colectivas para la generacin de ingresos
de las mujeres, es de reciente data. Sin embargo, la articulacin de estrate-
gias de inanciamiento, formacin empresarial, comercializacin, asesora y
asistencia tcnica, dan cuenta de la importancia que esto signiica para las
mujeres emprendedoras.
Este es un tema trascendental para la vida de las mujeres, pero polmico
para las organizaciones feministas y de mujeres, lo que les ha llevado a rea-
lizar una serie de investigaciones y sistematizaciones de experiencias eco-
nmicas, que les ha permitido relexionar sobre el modelo de economa y su
articulacin con la realidad neoliberal que rige la gestin econmica de los
municipios.
Las redes y alianzas son mecanismos de articulaciones temticas entre las
organizaciones feministas y de mujeres, que han facilitado el impulso de pro-
cesos de incidencia poltica feminista frente al Estado, formacin, campaas
comunicacionales y denuncias. Uno de los principios que fundamenta estas
alianzas es el principio de complementariedad, a partir de la experiencia de
cada una de las organizaciones integrantes de las redes.
Cambios en la autoconciencia de las mujeres
La existencia de ms de 500 expresiones organizativas de mujeres y el incre-
mento de liderazgos de mujeres en el mbito local, son una muestra del reco-
nocimiento de la capacidad de conducir procesos entre mujeres, lo que est
derivando en una nueva reconiguracin de los movimientos de mujeres.
La particularidad de las organizaciones locales de mujeres radica en la cons-
truccin de sus propias agendas, sus propias estructuras organizativas y
actividades en los territorios. Vale reconocer, que muchas de las liderezas
han surgido al margen del accionar de las organizaciones feministas y de
mujeres, pero cada vez ms se estn estableciendo vnculos de cooperacin
y coordinacin que facilita la interrelacin entre las que se ubican en los cen-
tros de poder y las que se encuentran en la periferia, es decir en el interior
del pas. Esto es una muestra de los niveles de autoconciencia ganado por las
mujeres en los territorios.
Mara Candelaria Navas
358
La capacidad de organizarse y deinir su propia agenda sobre la base de la
identidad de gnero para actuar en sus territorios, evidencia la construccin
de autoconciencia del ser mujer, es decir que cada vez ms como lo airma
Marcela Lagarde van adquiriendo conciencia de su opresin, ya que todas
las mujeres desarrollan aspectos del feminismo por s mismas. Lo hacen en
la cotidianidad al confrontar, por un lado, el modelo de mujer que, de acuer-
do con su crculo particular, deben ser con la mujer que realmente son.
149
Es
decir, que en la medida que se encuentran de manera colectiva, comparten
sus problemas y sus sueos, se generan procesos de relexin colectiva-indi-
vidual que concluyen en crecimiento de la autoconciencia.
De all, la importancia del surgimiento de diversas expresiones organizativas
de las mujeres y del reconocimiento de su accionar, porque ello contribuye
al encuentro entre ellas y al mismo tiempo al desencuentro con la mujer que
responde a una construccin social de opresin y a la bsqueda de un nuevo
paradigma de ser mujer.
La autonoma: una contradiccin permanente
Despus de 10 aos del estudiar el movimiento de mujeres en centroamrica
(La Corriente, 1997), la discusin sobre diversas formas de autonoma sigue
siendo parte del debate cotidiano entre las organizaciones del movimiento
feminista y de mujeres, porque constantemente se enfrentan a la necesidad
de tomar decisiones en torno a alianzas, propuestas y negociaciones con
partidos polticos o gremiales que no necesariamente tienen una identidad
ideolgica con ellas.
La experiencia de tres asociaciones locales de mujeres de los departamentos
de Cabaas, La Libertad y Usulutn, son sugerentes como casos, en los que
las mujeres se han fortalecido como organizaciones locales al hacer uso de
su autonoma para impulsar dinmicas de negociacin, en dos casos, con los
candidatos a alcaldes en la coyuntura electoral del 2006 para promover sus
agendas como mujeres y pactar espacios dentro de uno de los Concejos Mu-
nicipales. Como resultado obtuvieron puestos en uno de los Concejos Muni-
cipales y el apoyo a sus plataformas en ambos casos.
149 Lagarde y de Los Ros, Marcela (2003): Los cauverios de las mujeres: madresposas, monjas,
putas, presas y locas. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Coleccin posgrado. Pg. 343.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
359
En el tercer caso, las lderes de una organizacin local se propusieron invo-
lucrar en su asociacin a mujeres que histricamente haban sido de un pen-
samiento poltico distinto al de ellas. Para ello, decidieron hacer su trabajo
sin llevar la camisa partidaria, para demostrar que respetaban y valoraban
las diversas opciones polticas que tienen sus asociadas. Hasta la fecha han
logrado integrar a varias mujeres que favorecen la diversidad poltica-ideo-
lgica de su espacio organizativo.
La decisin de ejercer su autonoma para negociar sus agendas como mu-
jeres, implic para ellas entrar en conlicto con las organizaciones que las
apoyaron en su surgimiento, que las acusaron de derechizacin, en uno de
los casos y en los otros dos han tenido que establecer una clara delimitacin
entre sus organizaciones y sus intereses de gnero con respecto a sus ilia-
ciones poltico-partidarias. No ha sido fcil, porque han tenido que enfrentar
crticas, incomprensiones y hasta caliicativos negativos hacia sus organiza-
ciones y personas.
Estas experiencias evidencian que las socias de estas organizaciones estn
convencidas de que los intereses de las mujeres son ms estratgicos que
los intereses partidarios y que el trabajar de manera conjunta no afecta las
posiciones polticas-ideolgicas que cada quien tiene, sino que fortalece su
identidad de gnero. Sin embargo, la discusin sobre las diversas autono-
mas sigue presente en la mayora de decisiones que tienen que tomar tanto
las organizaciones feministas y de mujeres de carcter nacional como las or-
ganizaciones locales de mujeres.
Un avance ms: conocimiento de los derechos y exigibilidad
El seguimiento, monitoreo y divulgacin pblica de violaciones a los dere-
chos laborales de las mujeres, especialmente en la maquila, es el resultado,
por una parte, de un proceso de recepcin de denuncias y sistematizacin
de la informacin, que sirve como un factor de presin y visibilizacin de las
principales empresas violadoras de los derechos laborales de las mujeres.
Por otra, del empoderamiento de las mujeres para exigir el cumplimiento
de sus derechos, que cada vez ms pierden el miedo y denuncian con mayor
frecuencia a empresas que cotidianamente irrespetan las leyes laborales y
responsabilidades sociales empresariales.
Mara Candelaria Navas
360
Como un factor potenciador para facilitar las denuncias de las trabajadoras,
varias organizaciones feministas y de mujeres reciben las denuncias y en
muchas ocasiones las acompaan en todo el proceso judicial, con el objeto
de garantizar la accesibilidad a los mecanismos de justicia.
Adems de los derechos laborales, tambin impulsaron luchas como la cuota
alimenticia, que se concibi como un derecho, por lo que apoyaron la legis-
lacin y la creacin de mecanismos para su aplicacin. El derecho a una vida
libre de violencia, es uno que ha sido asumido como un eje temtico en la
mayora de organizaciones feministas y de mujeres, que es articulado con
servicios como apoyo jurdico, grupos de auto ayuda, campaas informativas
y de sensibilizacin, etctera.
Es de sealar, que en los ltimos 11 aos diversas organizaciones del mo-
vimiento o movimientos de mujeres, redes y alianzas han impulsado de
manera individual o concertada la formacin y divulgacin de los derechos
humanos de las mujeres, como una manera de generar conocimiento y ca-
pacidades para que las mujeres se apropien de sus derechos y los exijan su
cumplimiento.
Cambios en el imaginario social sobre el papel de las mujeres
En algunos espacios, como la Universidad de El Salvador, se han creado di-
plomados sobre gnero y algunas organizaciones no gubernamentales mix-
tas estn incluyendo en sus ejes de trabajo el enfoque de gnero o impul-
sando programas hacia las mujeres, en el marco de las acciones positivas. Si
bien es cierto que estas experiencias no son generalizadas, pero denota un
incremento en el inters por asumir este tema con mayor responsabilidad.
Se puede airmar, que poco a poco ha ido irrumpiendo en la sociedad un
nuevo imaginario colectivo en el que la entrada de funcionarias pblicas a
espacios de eleccin popular de alto nivel ya no se vive con extraeza, sino
que, de alguna manera, se ha ido legitimando como un derecho, al que las
mujeres debemos acceder sin ningn condicionamiento. Sin embargo, este
imaginario colectivo todava no asocia la irrupcin de las mujeres en el m-
bito pblico con la necesidad que los hombres asumen responsabilidades en
el mbito reproductivo-privado.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
361
Generacin de conocimientos: Formacin e investigacin
La formacin y capacitacin son procesos que las diversas organizaciones
del movimiento de mujeres, han asumido como un eje, que si bien es cierto
no es el prioritario, pero es considerado uno de los factores claves que dina-
mizan el empoderamiento de las mujeres, dado que centra su accin en el
conocimiento de los derechos y los mecanismos que faciliten el acceso a la
justicia.
Se ha podido constatar que existe algn nivel de innovacin en los procesos
de formacin-capacitacin, por ejemplo la experiencia del IMU con los Crcu-
los de Estudios entre Mujeres, el diplomado de Las Dignas, Las Mlidas y las
ANDRYSAS, tienen un nivel de innovacin en sus temticas y metodologas.
Un factor determinante para la generacin del conocimiento es el proceso
de investigacin y produccin del conocimiento, que es un acto de por s
cuestionador y cuestionante, porque propicia la categorizacin de los he-
chos para llevarlos a un nivel de abstraccin del pensamiento y crear nuevas
propuestas que permitan avanzar en la lucha contra la erradicacin de la
subordinacin de gnero.
Entre 1996 y 2006 se ha registrado un aproximado de 400 publicaciones con
temas diversos, entre los que se sealan: actoras sociales y movimiento de
de mujeres, educacin y capacitacin, poltica institucional y participacin
poltica, salud sexual y reproductiva, programas y propuestas de polticas,
entre otras.
Este es un esfuerzo que comparativamente al perodo 1985-1995 que regis-
tr una produccin de 109 publicaciones, resulta alentador porque adems
de incrementar las publicaciones, estas se mantienen en las 21 categoras
analizadas.
Generacin de ingresos: Una tarea inconclusa
Lneas arriba, hemos dado cuenta del compromiso asumido por las organi-
zaciones feministas y de mujeres, en potenciar iniciativas individuales o co-
lectivas para la generacin de ingresos de las mujeres, es de reciente data.
Sin embargo, la articulacin de estrategias de inanciamiento, formacin em-
Mara Candelaria Navas
362
presarial, comercializacin, asesora y asistencia tcnica, dan cuenta de la
importancia que esto signiica para las mujeres emprendedoras.
La relexin y la prctica, ha sido un proceso que ha seguido en paralelo. De
los debates en el marco de los Encuentros Feministas Para la Reconstruccin
con Rostros de Mujeres, en el marco de los terremotos del 2001, surgieron
varias propuestas para garantizar los derechos econmicos de las mujeres,
entre los que se puntualizan: vivienda, propiedad de la tierra, microempresa,
sobrevivencia, crdito y un fondo de garanta para la mujer (FOGAMUJER).
Esta ltima propuesta fue transformada y aprobada por el ejecutivo como
Fondo Solidario para la Familia (FOSOFAMILIA), el cual pone al centro a la
familia y no a la mujer como actora del desarrollo.
Para mostrar que los esfuerzos econmicos de las mujeres, de manera aso-
ciativa o individual, aportan a la economa local y nacional, se realizaron dos
festivales de iniciativas econmicas (2005 y 2006), en el cual participaron
ms de 40 grupos asociativos o individuales de mujeres, que fueron una
expresin de la diversidad de bienes y productos que elaboran, en algunos
casos con el apoyo de varias organizaciones feministas y de mujeres, y de
organizaciones mixtas.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
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ANEXOS
DECLARACIONES DE LOS DERECHOS
DE LA MUJER Y DE LAS CIUDADANAS
A decretar por la Asamblea Nacional en
sus primeras sesiones o en la Prxima Legislatura
Prembulo
Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nacin, piden ser
consideradas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el ol-
vido, el desprecio de los derechos de la mujer, son las causas de la desgra-
cia pblica y de la corrupcin de os gobiernos, han resuelto exponer en una
declaracin solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados de la
mujer, con el in de que esta declaracin, constantemente presente a todos
los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus
deberes, de manera que los actos de poder de las mujeres y los del poder
de los hombres puedan ser a cada instante comparados con el objetivo de
toda institucin poltica, siendo principalmente respetados, con el in de que
las reclamaciones de las ciudadanas, fundadas desde hoy en los que dan al
mantenimiento de la constitucin, de las buenas costumbres, y a la felicidad
de todos.
En consecuencia, el sexo superior en belleza, como en valenta, en los sufri-
mientos maternos, reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del
Ser supremo, los Derechos siguientes de la Mujer y de la Ciudadana:
I. La mujer nace libre y es igual al hombre en derechos. Las distinciones
sociales no pueden ser fundadas que en base al inters comn.
II. El objetivo de toda asociacin poltica es la conservacin de los dere-
chos naturales e imprescindibles de la mujer y del hombre; esos dere-
chos son la libertad, la prosperidad, la seguridad y sobre todo la resis-
tencia a la opresin.
III. El principio de toda soberana reside esencialmente en la Nacin, que
no es ms que la reunin de mujeres y hombres, ningn cuerpo, ningn
individuo puede ejercer autoridad que no emane de ello expresamente.
IV. La Libertad y la justicia consisten en entregarle al otro todo lo que
le pertenece, as el ejercicio de los derechos naturales de la mujer no
tiene ms limites que la tirana perpetua que el hombre le opone. Esos
Mara Candelaria Navas
376
lmites deben ser reformados por las leyes de la naturaleza y de la ra-
zn.
V. Las leyes de la naturaleza y de la razn prohben toda accin perjudicial
a la sociedad. Todo lo que no prohben esas leyes sabias y divinas, no
puede ser impedido, y nadie puede ser forzado a hacer lo que ellas no
ordenan.
VI. La ley debe ser la expresin de la voluntad general; todas las ciudada-
nas y ciudadanos deben participar personalmente, o por medio de sus
representantes a su formacin; ella debe ser la misma para todos: todas
las ciudadanas y todos los ciudadanos, al ser iguales a su parecer, deben
ser igualmente admitidos en todos los puestos y empleos pblicos se-
gn sus capacidades y sin otras distinciones que sus virtudes y talentos.
VII. Ninguna mujer ser exenta, ella puede ser acusada, arrestada y deteni-
da en los casos determinados por la ley. Las mujeres obedecen como los
hombres a esta ley rigurosa.
VIII. La ley debe establecer penas estrictamente y evidentemente necesaria,
y nadie puede ser castigado en virtud de una ley establecida y promul-
gada con anterioridad al delito y legalmente aplicada a las mujeres.
IX. La ley se aplicar con rigor a toda mujer declarada culpable.
X. Nadie debe inquietarse por sus opiniones aunque sean fundamentales,
la mujer tiene el derecho de subir a la guillotina, tambin debe tenerlo
de subir a la tribuna; con tal que sus manifestaciones no perturben el
orden pblico establecido por la ley.
XI. La libre comunicacin de pensamiento y de opiniones es un de los de-
rechos ms preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la
legitimidad de los padres hacia los hijos. Toda ciudadana puede por
consiguiente decir libremente soy madre de un hijo sin que un prejui-
cio brbaro la fuerce a disimular la verdad; excepto a responder de los
abusos de esta libertad en casos determinados por la ley.
XII. La garanta de los derechos de la mujer y de la ciudadana necesita una
utilidad mayor; esta garanta debe ser constituida para provecho de to-
dos, y no para el inters particular de esas a quienes la garanta ha sido
coniada.
XIII. Para el mantenimiento de la fuerza de trabajo y para los gastos de la
administracin, la contribucin de mujeres y hombres es igual; ellas
tienen aparte en todos los atributos, en todas las tareas pblicas deben
por consiguiente tener el derecho a la distribucin de puestos, y cargos,
en todas las instancias de la vida pblica.
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
377
XIV. Las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho de constatar por s
mismos, o por medio de sus representantes, la necesidad de la contri-
bucin pblica. Las ciudadanas no pueden adherir que como parte dis-
tribucin igual, no solamente de la fortuna, pero tambin de la adminis-
tracin pblica y de la determinacin del depsito y su recaudacin.
XV. Las mujeres iguales a los hombres en la contribucin al Estado, tienen
derecho a pedir cuentas, a todo agente pblico, de la administracin.
XVI. Toda sociedad, en la cual la garanta de derechos no est asegurada,
ni la separacin de los poderes, bien determinada: la constitucin; la
constitucin es para la mayora de individuos que componen la Nacin,
no ha cooperado a su redaccin.
XVII. Las propiedades de la nacin son de todos los sexos reunidos; cada uno
tiene sobre ellos un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser pri-
vado del verdadero patrimonio de la naturaleza, a menos que la necesi-
dad pblica, legalmente constatada, lo exija y bajo la condicin de una
justa y previa indemnizacin.
Post Scriptum
Mujer, despierta, el toque de la razn se ha odo en todo el universo, reconoce
tus derechos. El poderoso imperio de la razn de la naturaleza, ha sido libe-
rado de prejuicios, de fanatismo, de supersticin y mentira. La antorcha de la
verdad ha disipado las nubes de la estupidez y de la usurpacin. El hombre
esclavo ha multiplicado sus fuerzas, ha tenido necesidad de recurrir a las tu-
yas para romper sus cadenas. Liberado, se volvi injusto con su compaera.
Oh Mujeres, mujeres Cundo dejarn de ser ciegas? Qu ventajas obtu-
vieron de la revolucin? Mayor desprecio, mayor desdeo. En los siglos de
corrupcin ustedes reinaron sobre la debilidad de los hombres. De ese im-
perio destruido, Qu les queda entonces? La conviccin de las injusticias
del hombre. Reclamen su patrimonio, fundado en los sabios decretos de la
naturaleza: Qu se puede perder en una bella empresa? La buena palabra
del legislador de la bodas de Cann? Temen acaso que nuestros legisladores
franceses, correctores de esta mora, por mucho tiempo colgada de las ra-
mas de la poltica, pero que nos est de cosecha dejen de repetirles: Mujeres,
Qu hay de comn entre ustedes y nosotros? Todo, respondern ustedes.
Si ellos se obstinan en su debilidad, e imponen esta inconsecuencia en con-
tradiccin con sus principios, opongan con valenta la fuerza de la razn a
Mara Candelaria Navas
378
las vanas pretensiones de superioridad; renanse bajo los estandartes de la
ilosoa, desplieguen toda energa de carcter y ustedes vern pronto a esos
orgullosos, sin ser serviles adoradores, arrastrarse a sus pies, pero orgullo-
sos de compartir con ustedes los tesoros del ser supremo. Cualesquiera que
sean las barreras que les opongan, cada cual tiene la posibilidad de liberarse,
solo se trata de quererlo.
Veamos lo horrible de lo que ustedes fueron en la sociedad; puesto que es
asunto, en este momento, de una educacin nacional, veamos si nuestros sa-
bios legisladores pensaran sanamente en la educacin de las mujeres.
Las mujeres han hecho ms mal que bien. El premio y el disimulo han sido
suyos. Eso que la fuerza le haba arrebatado la astucia les ha devuelto: ellas
han tenido que recurrir a todos los recursos de sus encantos, y ni el ms
irreprochable les ha resistido. El veneno, el hierro, les fue sometido, ellas
condicin al crimen como a la virtud. El gobierno francs, sobre todo, ha de-
pendido, durante siglos, de la administracin nocturna de las mujeres, los
despachos o tenan secretos para su indiscrecin: embajadas, comandos, mi-
nisterios, presidencia, pontiicados, cardenalatos; en in, todo eso que carac-
teriza la majadera de los hombres, profana y sagrada, todo estaba sometido
a la codicia y a la ambicin de ese sexo antes despreciable y respetado, y
despus de la revolucin, respetable y despreciado.
De esta especie de contraposicin, Cuntas observaciones no podra yo ofre-
cer!
No me queda ms que un momento para hacerlas y ese momento ijar la
atencin en la posteridad ms remota. Bajo el antiguo rgimen, todo estaba
viciado, todo estaba corrompido, pero no es acaso posible apercibir la mejo-
ra de las cosas en la substancia misma de los vivos.
Antes, una mujer solo necesitaba ser hermosa y amable; con esas ventajas, la
fortuna le besaba los pies. Si no saba aprovechar, entonces se deca que tena
un carcter extrao, o una ilosoa poco comn, que llevaba al desprecio de
las riquezas; entonces era considerada como una imbcil; lo ms indecente
se haca respetar con el oro; el comercio de mujeres era una especie de in-
dustria riqusima de primera clase, que en adelante no tendra ms crdito;
si eso existiera todava, la revolucin sera un fracaso, y bajo nuevas relacio-
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
379
nes, estaramos siempre corrompidas. Sin embargo, la razn puede disimu-
larse cuando a la mujer se le ha cerrado toda posibilidad de ganarse la vida
y que el hombre la compara como un esclavo de las costas de frica. La dife-
rencia es grande, ya lo sabemos. La esclava manda al seor; pero si el seor
le da la libertad, cuando llega la edad en donde la esclava ha perdido todos
sus encantos, Qu hay de esa desafortunada? Ella es juego del desprecio, las
puertas mismas de la caridad se le cierran, Ella es pobre y vieja dir una,
porque no supo ella hacer fortuna? Otros ejemplos an ms conmovedores
se ofrecen a la razn.
Pars, 1971. Olimpe de Gouge.
Olimpe de Gouge. Acervos:
Presente por Bovarlt Groetmercure de Pame 1987.
De Pars al Per, del Japn a Roma
el animal ms idiota, a mi parece es el hombre.
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PROPUESTAS EN EL PLAN DE GOBIERNO HECHAS POR PRUDENCIA AYALA
Organizacin ministerial de ciudadanos activos y competentes en los oi-
cios de su cargo.
Apoyar a los sindicatos obreros que en garanta del mejoramiento colec-
tivo que corrija la mala situacin de la clase trabajadora, instruyendo al
obrero en el cumplimiento de los deberes y reclamo de sus derechos.
Har un gobierno a base de honradez.
Prohibir el uso de armas de los diputados cuando estn en sus oicios en
la Asamblea.
Suprimir lo ms posible el agua ardiente.
Libertad de imprenta para la orientacin del gobierno y correccin de
abusos.
El elemento femenino tendr el derecho poltico para identiicar a la sobe-
rana de la nacin en ambos sexos en el desarrollo de lo poltico, cvico y
social, por ser la mujer parte integrante de la sociedad humana.
No har negocios que lesionen la independencia poltica interna del go-
bierno. Har todo negocio factible, compatible en el beneicio de la nacin.
Las municipalidades quedarn en libertad a realizar obras pblicas para
el progreso de cada departamento.
Dar toda clase de apoyo a la instruccin pblica y pagar puntualmente
a los profesores y a empleados del gobierno.
Fomentar el intercambio comercial y el turismo para prosperidad de la
nacin.
PRUDENCIA AYALA
Junio de 1930.
(Tomado de La Prensa Grica, Revista Dominical, diciembre 13 de 1998)
SUFRAGISMO Y FEMINISMO, Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreas
381
Este libro se termin de imprimir en
la Imprenta de la Universidad de
El Salvador, en julio de dos mil doce.
San Salvador, El Salvador, C.A.
Cantidad 1,000 ejemplares
No deseo que las mujeres tengan poder sobre los
hombres, sino sobre ellas mismas
Mary Wollstonecralt.
Este libro es una versin divulgativa de la tesis
doctoral de Mara Candelaria Navas (Santa Mara, Usu-
lutn, 1943) presentada ante la Universidad Nacional Au-
tnoma, UNAM, de Mxico: Movimiento de Mujeres en
El Salvador, 1987-2008. Desde su invisibilidad histrica
hasta la incorporacin de la perspectiva de gnero.
Mara Candelaria Navas es una investigadora de mucho rcord en la temtica
de gnero y en la historia de las mujeres. A la vez, ha sido educadora y acadmica
por un lapso de 50 aos, con un currculo de mltiples estudios, publicaciones, re-
presentaciones en eventos, encuentros o congresos internacionales y capacitaciones
a comunidades de mujeres o instituciones conexas.
Es egresada de la Escuela Normal Espaa, Licenciada en Sociologa por la
Universidad de El Salvador, UES, con Maestra en Estudios Latinoamericanos y
Doctorado en Ciencias Polticas, en Mxico. Ha realizado numerosas y amplias
investigaciones, de las cuales se ha publicado slo una parte.
Se hace aqu un recorrido socio-histrico sobre el aporte de las mujeres salva-
doreas a los cambios socioculturales, para visibilizar su protagonismo individual
o colectivo a lo largo de seis perodos histricos. Se parte del surgimiento que
tuvieron en la Universidad de El Salvador, su consecucin del derecho al voto, los
primeros grupos en su organizacin, el protagonismo de las intelectuales de los
aos cuarenta, su incorporacin a los movimientos populares y a la lucha armada,
hasta la conformacin del movimiento de mujeres y feminista en El Salvador y sus
principales logros.
Publicado con el patrocinio del Instituto de Investigacin, Capacitacin y De-
sarrollo de la Mujer, IMU, y el Consejo de Investigaciones Cientcas de la Uni-
versidad de El Salvador, CIC-UES, el libro de la doctora Navas es la culminacin
de un intenso estudio de la temtica de mujeres y abre el espacio a nuevas investi-
gaciones y anales histricos por las nuevas generaciones de feministas salvadoreas
que se visibilicen en las ciencias, las artes, la poltica, las publicaciones educativas
y el saber humano en general.
Es miembra activa de la Concertacin Feminista Prudencia Ayala y de nume-
rosas instituciones de la sociedad civil, de mujeres y mixtas, en El Salvador.
Ciudad universitaria, San Salvador, junio de 2012.
ISBN 978-99923-27-76-0