BENJAMIN, Walter. 'El Narrador'
BENJAMIN, Walter. 'El Narrador'
BENJAMIN, Walter. 'El Narrador'
fl
,
,
en un Nod ier
12
, < uc se ocu p de los peligros del alumbrado a
gas; e igual mente est en esta serie un Hebcl, <ue deslizaba
peque as instrucci ones de ci encia natural en su Cofrecitodete-
soro,". Todo esto ap unta a lo que est en juego en toda verda-
dera narracin. Trae co nsigo , abie rta u velada, su ut ilidad. Una
vez pod r consistir est a util idad en una mo raleja, otra vez en
una indicaci n prctica, una tercera en un proverbio o en una
regla de vida: en todos los casos, el narrador es un hombre que
tien e consejo para dar al oyeme. Yaunque hoy el "tener ce nse-
o jo < ue da r"!' nos suene pasad o de moda, ello se debe a la cir-
cuns tancia de 'I ue la cu muuicali ilidad de laexper iencia decrc-
ce, Aconsecuencia de esto, C l f C<.:CII10.\ de <:onscjo t.uuo pra
nosotros mismos como par:t loo; dems. El co nsejo es menos la
respuesta a una pregunta co mo una propuesta concerniente a
la co nt inuacin de una historia (que seest desarrollando en el
momento) , Para procurrnoslo, sed a ante todo necesa rio ser
capaces de na rrarla. (Sin considerar que un ser humano slo se
abre a un consejo en la medida en que deja hablar a su sit ua-
cin.) El consejo, ent retejido en la materia de la vida que se
vive, es sabidura. El arte de narrar se aproxima a su fin. porque
diad o pico de la verdad, lasabidura, se extingue. Pero ste es
un proccso que viene de muy atrs. Ynada scr Ca ms neci o '1uc
(Iuc rcr ver en l una "manifcsmcin de dccadcncin'', para 11 0
hublnrdc un "fenmeno moderno". Es ms bien un fen meno
que acompaa a unas Iuerzas product ivas histri cas seculares,
el cual ha desplazado muy paulatinamente a la narracin del
mbi to del habla viva, y que hace sentir a la vez una nueva
belleza en lo que se desvanece.
v.
El ms temprano ind ici o de un proceso en cuyo trmi -
no est el ocaso de la narracin es el advenimiento de la nove-
la a comienzos de la poca moderna. Lo que separa a la nove-
la de la narracin (y de lo pico en sem ido estr icto), es su
dependencia esenc ial del libro. La propagacin de la novela
slo se hace posible co n la invencin de la imprenta. Looral-
mente transmisible. patrimonio de la pica, es de otra ndole
quc aquello que co nst it uye el haber de una novela. Destaca a
lanovel a fren te a rodas las dems formas de litcrarurn en pro-
sa - f:lI llIla, leyend a y no vela corta, incluso- el <ue no pta
venga de latradicin oral n i se integre a ella. Pero sob re todo
la destaca frente al narrar. El narrador toma lo que narra de la
experiencia; [de] la suya propia O la referida. y la convierte a
su vez en experi encia de aq ue llos que escuchan su histo ria. El
novelista se ha segregado. Lacmara de nacimiento de la no-
vela es el individuo en su soledad, que ya no puede expresarse
de manera ejemplar sobre sus aspiraciones ms importantes,
que carece de consejo y no pued e darlo. Escribir una novel a
significa llevar al pice lo inconmensurabl e en la represent a-
cin de la vida humana. En medi o de la plenitud de la vida.
ynuxliunte lu rcprcscutnciude esta plenitud, la novel a notl-
fl ca la profunda perpl ej idad " del vivien te. El pr imer gran
libro del gnero. el Don Quijote. ya ense a cmo la magna-
nimidad, la audacia. el alt ruismo de uno de los ms nobles
- precisamente de Don Q uijote- est n completamente
desas istidos de consejo y no contienen ni la menor chispa de '
65
.\ahidlld:1
1f
' , ."l i t ~ \ ' ou a ver ;1 lo 1.1I go de 111\ \ glll\ tl l' Lt
ma nera m.ix eficien te acaso en l.os 111m tic tllltll l1lZ.l t!(' \FiI-
hclrn Meistrr
l 7
- se in te nt introducir cnscanzns en la no-
vela, estos intentos terminan siempre cn tina va riacin de la
forma mi sma dc la novela , Por el cont rario. Ia novela de for-
maci n!" no se aparta dc ningn mod o de la est ruc t u ra Iu n-
da rncnt al de la novela. Al integrar el proccso de la vida soc ial
en el desarroll o de u na pe rsona , perm ite qu c prospcre la jus-
tificacin ms ft:lgil imag inable para los rdenes quc d ct cr -
minan {ese pr oceso], Su legit imacin esr sesgada respect o de
su realidad, 1.0 ins uficicmc deviene aconrccimicmo precisa-
mente en b novela de (O(l1la r il'HI.
VI.
Se t iene que pcn sar la tr ansformacin dc las for mas pi-
cas como algo quc se lleva a cabo en ritmos compa rables a los
de la tr ansfo rmacin quc ha sufrido la superficie de la t ierra
en el t ran scurso d e miles de ce nt urias. Di fcilmente se han
configurado (otras] (or mas de crnn uni caci n hu mana."> CO Il
l1l;l yo r len tit ud . )' co n mayor ll"l Hilll d "e han perdido. 1,;\
novela , ( uyos illil -io\ \l' unuuu .u ,1 la ,lI u igl i n Ltd. ll' q llil il)
c ie ntos de aflOs :111( 0 de dar. e n b in ci p ie n te hu rgucsb, ( 0 1}
los elementos que le fuer un favorable.", pa ra su florecimi en to.
Con la aparici n de estos elem en tos, al pu nto co menz la
narracin, muy lent ament e, a ret irarse a lo arca ico: ciert o es
que se apropi de maneras m ltipl es del nuevo co nte nido.
1' ('1 \1 110 IiIr \,('Ilia dcr.uIll'll 1v.dl' t r 1I 11 iliado ptl r \ te, !'tll 01ra
parl e. advert imos qu e CO I} el consolidado domi nio de 1:I IHl r-
gllesb, a cuyos nu i s important es inst rumentos per tenece la
pren sa en el capi talis mo avanzad o, ent ra en escena una [ormn
de comunicacin que , por remoto que sea su origen , ;al11;{s
haba influ cnciado a la forma pica de manera determ inant e.
Pero aho ra s] lo hace. Yse hacc evidente qu c se cnfrcnrn a la
narracin dc modo no menos ajeno, pero much o ms ame-
naza ntc que la no vcla. Ilcvando adcm.is a sta, por su parte. a
1I1l a (ri.s i.s. F.."la nueva [orrna de la [ Ol11 l1 llit.:;u.:it'H1 {'." la iu lo r-
Villcmcssunt , ci Iund.ul or de 1.( h g,m'' . cara ct eriz la
ese nc ia de la info rmac i n co n una f() rmula clebre. HA m is
lect o res", 50 1(;1 decir, "el incendio de tilla techumbre en el
Q uar t icr l.atin les es ms impo rtant e quc un a revol ucin en
Madrid'?". Oc golpc queda claro qu e ahora ya 11 0 la noticia
quc pr ovi en e de lejos, sin o la infor macin qu e sumin ist ra un
pu nt o de teparo pata lo m s prximo, es aquello a lo q ue se
presta oklos de pr eferenci a, La noticia que ven a dc Iejos -
sea la espacial de pa ses lejanos, o la temporal dc la tradi -
ci c'JI1- dispol1 fa dc una :l1tlOridad qllc le Illorg;I!J:1 vigcIlCi:l,
alf il e l1 I tI .\ casos CIl que no .\(' la .\ 0 111('1fa a l'OIl I I'll I. 1.;1 illle lt"
IIl;lCi('1 11 , en c.uuh io, reclama unu p ro llta verificabilidad. I ~ s a
C.\ la [condici n] primera por la cual se presenta como "co m-
prcnsiblc de suyo". A mcn udo no es ms exacta de lo que lu c
la no licia cn siglos anter iores. Pero, mi entras que sta gusto-
samc ntc to maba pr estado de lo mar avilloso, para la informa-
cin es indispensable qu e sue ne plausible. Por ello se dc mucs-
(,7
: "
I
1.
/:
..
tra incompat ibl e con e! espri tu de la narr acin . Si el arte de
narrar se ha vuelto raro, la propagacin de la informacin
tie ne parte deci siva en tal estado de cosas.
C ada ma ana nos instruye sobre las novedades de! orbe.
y si n embargo somos pobr es en histori as di gnas de nota. Esto
'se debe a que ya no nos alcanza ningn suceso que no se
impo nga con explicaciones. En ot ras palabras: ya casi nada de
lo que aco ntece redunda en be nefi cio de la narracin. y casi
lodo len beneficio ] ele la in formaci n. Yes ' luCya la mit ad
del arte de narrar estrib a en man tener una historia libre de
explicacio nes al paso que se la En eso Leskov es un
maest ro (pinsese en piezas co mo El mgao. El dguitablan-
ca). Lo ext raordi nario. lo maravill oso. se narran con la ma-
yor cxact irud, y no se le impone al lecror la conexin psico-
lgi ca del acontecer. Q ueda a su arbi tr io explicarse el asunt o
tal co mo lo co mprende. y co n ello alcanza lo narr ado una
a mplit ud q ue a la informacin le falta.
VII .
Leskov acud i a la escuela d e los anriguos . El pr imer
narrador de los gr iegos fue ,Herd oto. En e! decimocuart o
<" ' pltulo de l libro te rcero de sus Historias, hav un. historia de
,. q ue mucho pu ede aprenderse. Trata de Psamnito. Cuan-
do l's.tmnito, re)' de 10., cgixios. ' "e derrotado y capturado
por el re)' pe"'" Carnbises, esre lt imo se prop mo humillar al
prisionero, Di o orden de situar a Psarn niro en la calle po r
donde deba pasar el cortejo tr iunfal de los persas. Dispuso
adems que el prisionero viera a su hija pasar en calidad de
cr iada que llevaba el cntaro a la fuent e. Mient ras todos los
egipcios se dol an y lame ntaba n ante tal espectcul o. Psarn -
nit o permaneca solo. callado e inmut ab le, los ojos clavado s
en el suelo; y permaneci igualmente inmutable al ver pasar a
su hijo. mome ntos despus, que era co nduci do en el des file
pa ra su ejecucin. Pero cuando luego reconoci en las filas de
los prisio ne ros a li no oc sus criado s, un ho mbre anciano y
empobrecido. se golpe la cabeza co n los pu os y mostr
rodas los signos de la ms profunda afl iccin".
En esta histo ria se puede apreciar qu pasa con la verda-
dera narracin. La in formacin tiene su recompe nsa en l
instante en que fue nueva. Slo vive en ese instante, tiene que
ent regarse totalmente a l. y explicarse en l sin perder tiem-
po. Di stintament e la narr acin; ella no se desgasta. Manti ene
su fue rza acumulada , y es capaz de de splegarse an despu s
de largo tiempo. AsI es como Montaigne volvi a la historia
del rey egip cio. preguntndose: Por qu slo se lamenta ant e
la visi ndel criado?YMontaigne responde: "Porque estando
ya tan transido de pena. slo requerael ms mnimo incre-
mento. para derriba r los d iques qu e la conrcnfan'?' . AsI Mon-
taign e. Pero tambin podrla decirse: "No conmueve al rey el
destino de la realeza, porque es el suyo propi o". O bien: "En
la escena nos co nmueven muchas [cosas) que no nos co n-
mueven en la vida:este criado no es mis que un actor el
rey". O aun: "El gran dol or se acumula y slo irrumpe ./
relajarnos. La visin.de ese criado me la dis tensin". -Her6-
69
doro no exp lica nada. Sil repo rt e es d e lo m.is seco , Po r eso.
es ta hi.aori: tle:l ;lI 11i g ll o c..LI e n co nd hiuncs, dnplI l-.\
de 1l1 l n, ti(' ;11'10\ , 11(' \ 11\( i l. lI .1\ 111 11111 11 )' 11'11(', ic
l
lI l. S C' II\ I Il H j .1
a las semillas de g L l llO q ue, mil cu .u i.uncnt c cucc rr.ulas cn lax
c maras de las pi rdrn idcs al del ai re, han co nservado SIl
poder gcrmill :lrivo hast a IlUCS(TOS d f ilS
14
.
VIII.
N ad a ha y q uc rccomicndc las h istorias a la memoria
ms d uraderamente. que la cas ta conc isin que las sust rae del
an lisis psicol ('Jgico, Ycuanto nd s nat ur al Ir S(' :1 al nar rador la
I'l ' lUl n ri a ;l la m .ui / :u i u p... il olt'l gicl . L II IIOII\.l )' 1I1 b <: xl'('("l ;
t iva de IIa hi si ori ] de en co nt rar UIl 11I g:u en b memoria del
oye nte. tan t o rn.is perfectament e se co nfo rma a la ex pe rien-
cia d e s te, tanto ms gu stosamente ste la vo lve r a narrar,
tarde o temprano. Este proceso de asimilacin qu e ocurre en
las pro fun d idades, req ui er e u n estado dc relajaci n quc se
hace ms y ms raro. Si el sue o es el punto supremo dc la
relajacin co rporal, el abu rrimient o lo cs de la relajacin es-
pirit ua l. El abur rimiento es el p jaro de sueo qu e empolla el
huevo dc la expe riencia". El susur ro de l follaje lo ahu yenta.
Sus nidos ---la.'! actividades qll e se ligan (urim.uncn: al nhu -
rrimi eru - \(' hall ext illguido (' 11 1.11" l ill< b dc\. !J :1I 1 dnl ill:l
do tambi n en el C;lI ll PO. ( : 0 11 ello se pierde el don de cst.irn
la escucha, y desap ar ece la co m unidad de los q ue tien en el
odo aler ta, N arra r hi sto rias sicmprc ha sido el ;H{C de vo lver
a narrarlas. y st e se pierde si la... hi st ori as Yil ll O se ret ien en . Sr
pierde po rqll r Y:I I1 O " C' l cir ni ...c hila micntnrs - h-s PIl'.\ I :1
odll . ( :11 :111 10 11 1."-: nl"id.llln el , \ f 11Ii \ Il IH (\ Lt (1 '11U' , ' \1 lit 11 :1.
CUlt o nd s profilll d:lI11clHe se: imprime: el! l lo escuch ado .
C uando el rit mo de su trabajo se ha posesionado de l. esc u-
cha las histori as dc modo tal <uc de suyo lees conced ido el
don de narrarlas. AsC, pues, est co ns t it ui da la red en lju c
descan sa el. don de narrar. As se deshace hoy por todos sus
ca bos , despu s de q ue se anuda ra, hace mil en ios, en el ci rculo
de las formas ms ant iguas de artesa na.
IX.
l .a narracin, ta l COIll O pro,"per:t lentamente en el c rcu-
lo del art esanad o - el cam pesino, cl mar i tn o y cl ur -
hano- , es tambi n, por decirlo as, una [ormn arte sana l de
la com unicacin . No se pro pone tra nsmit ir el pu ro "e n sf"
del asu nto, como un a info rmacin o un report e. Sumerge el
as unto en la vida del relat or, para poder luego recupera rlo
desd e all. Ast, q ueda adherida a la narraci n la huella del
narrad or, como la hu ella de lama no del alf. ,rero a la super fi-
cie de Stl vasij;l de arcill a. Los unrrndorcs 5U I! procli ve.\ ; cm-
pc./.al" su historia co n tili a cx poxici n dc..' la... circ uns tanvins cn
( Itll' cllox CI11crn1011 dt, lo qm' si Y;l no lo
ofrecen llan.uncn tc como algo q ue d ios mi smos han vivido.
l.cskov co mienza l:.[ engao con la descripci n de un via je en
tren , en el cual escuc h de un aco mpa ante los sucesos que a
71
".)
continuaci n refi ere; o rememora el entierro de Dosroycvs-
ki, al que refier e su co noci miento de la herona del relat o A
propsito de la Sonata Kreuzer; o bien evoca una reun in en
un c rcu lo de lectura en que se formularon los pormenores
que 11 0S reproduce en Hombres intrrrsantes. As es co mo su
huella se hace evidente de muchos modos en lo narr ado, si
no ( 0 1110 de qui en lo vivi, por se r el que lo reporta.
Por lo dcms, .cskov mismo .Iinti este art e artesanal, el
narrar, COl110 un oficio. "l a litcnuuru", dice en una de sus (M-
ras, "no es para m un arte liberal, sino una artesana". No
puede sorprender que se haya sent ido vincu lado a la art esana,
yen cambio se mantuviese ajeno a la tcni ca industrial. Tols-
toi, que ha de haber lenido comprensin al respecto, toca en
ocasiones este nervio del do n narrativo de Leskov, cuando lo
califi ca como el pr imero "en sealar la insuficiencia del progre-
so econmi co .. . Es curioso que se lea tanto a Dostoyevski ...
En cambio. simplemente no entiendo po rqu no se lec a Les-
kov. Es un escri tor fiel a la verdad". En su ladina y arrogant e
.historin La pll/y,fI dr fierro, a medio camino entre leyenda y
f:ltS:I. Lcskov e,n:lllece la artesana verncula en [la persona de]
los pl aceres de Tula, Su obra maestra. la pulga de acero, llega a
los ojos de Pedro el Grande y convence a ste de que los rusos
no tiene n por qu avergon zarse ante los ingleses" .
L, imagen espiritual de esa esfera artesanal de la que
proviene el narrador tal vez no ha sido jams circunscrita de
maner a tan significativa como por Paul Valry. Habla de las
cosas perfect as de la natu raleza, de perlas inmaculadas. vinos
plenos y maduros, criatu ras verdaderamente cumplidas, y las
72
--)
llama "la preciosa obra de una larga cadena de causas seme-
jantes entre S(" 27. Pero la acumulacin de tales causas slo
tiene su lmi te temporal en la perfeccin. "A n ta o, este pa-
ciente proceder deb naturaleza". sigue di ciendo Paul Valry,
"era imitado por los hombres. Miniaturas, tall as de marfil es
elaboradas a la perfeccin . piedras que co n el pulido y la es-
tampacin qu eda n perfectas, trabajos en laca o pin tura s en
lasque una ser ie de delgadas capas tra nspnrc ntcs se s\lperpo-
ncn. . . - todas estas pro ducciones de esfuerzo persistente y
abnegado estn en curso de desaparicin , y ya pas e! tiempo
en qu e el t iempo no contaba. El hombre de hoy ya no traba -
ja en lo que no es suscept ible de ser abreviado'?", De hecho,
ha logrado abreviar inclu so la narracin . Hemo s vivido e!
desar rollo de! sbort story que se ha susrra do de la tradi cin
or al y ya no permite aquella supe rpos icin de capas delgadas
y transparentes, lacual ofrece laimagen ms acertada del modo
y maner a en que la nar racin perfecta emerge de la estratifica-
cin de mltipl es relatos sucesivos.
x.
Val ry termina su reflexin con esta frase: "Es casi como
si la declinaci n del pensami ento de la ete rnidad coincidiese
con la crecient e aversin a trabajos larga dur aci n' P". El
pensamiento de la eternidad ha tenido desde siempre su fuente
ms consistente en la muerte. Cuando este pensami ento se
desvanece. as inferimos, tiene que haber cambiado el rostro
73
de la muerte. Esta transformacin mue stra ser la misma que
d ismi nuy la co municabilidad de laexpe rienc ia a tal grado
que se lleg al fin del arte de na rr a r,
Desde hace u nn se rie d e siglos se puede obser var 'mHJ
la concienci a coh'ni va del pl'll .\;lmit" ll lo dr la uu .cru- SUr, l'
una prdida enomnipresencia y fue r/.a pl.isricn. En SlI S hi-
mas etapas, este p roceso se desarrolla aceleradamente, Yen el
transcurso del siglo dieci nueve , la socied ad burguesa ha pro-
ducido, medi ante i nst ituciones hi gini cas y soci ales, pri vadas
y pbl icas, un efecto secundario, que ha sido quiz su verda -
dero fin capital subconsciente: procurarl e a la gente la posibi-
lidad de sustraerse a lavisin de los moribundos, El mo rir,
que an ta o fue un proceso pbl ico en la vida del individuo y
altame nt e eje mplar (pinsese en las imgenes de la Edad
Media. en <'l llC el lecho dc muerte se ha convert ido en uu
trono, .11 11 e ti (, lI al M'llprcl lljill' l pllchln u 11",I V tlt' la" P"t'l'til ,'
de la casa del moribundo, abiertas de par en par) - cl ruorir,
en el cu rso de la poca moderna, es expulsado ms y ms
fuera del mu ndo perceptivo de los vivos , En o t ros ti empos
no hab a casa, ni apellas cuarto, en que ya no hu biese mu erto
alguien algu na vez, (La Eda d Med ia experime nt tambin
espacial me nte aquello que expresa como sentimient o del tiem-
po la inscripcin de un reloj solar de Ibiza: Ultima IIIlIltir')
Hoy los ciud ad anos , en espa cios que estn depurados de la
mu erte, son secos habitantes de la ctc rnid:ul. ycuando Ilcg;l ll
al Gnal, son arrumados por SlIS herede ros en sanatorios 11
hospitnlc. Sill elllb:ul\n, Iln ,,\Iu (,1 Ulllncimi "lllll ll 1.1 x. ihi-
duda del ho mbre. sino so bre todo la vida quc ha vivido-y
74
se es el mat erial del que nacen las hi sro rias- ad quieren pri -
meramente en el moribundo una forma tr ansmisible, De la
misma manera en que una serie de im:t gcnc."i se punen en
movim icmo en laint eri ori dad del hombre con el r rmino de
la vida - < lIe rOllsi."i trll enlas visiones dc lapropi apc:rSlJ n:I,
hajo cuales. sin darse cucura, se ha encontrado a s mi s-
111 0 - , ase mismo aflora sb ita men te en sus expresiones y
mirad as lo ino lvidable, y co muni ca a todo lo que le ha co n-
cerni do la autoridad que hasta el ms misero lad r n posee, al
morir, sobre los vivos que lo rodean, En el o rigen de lo narra-
do est autoridad,
XI.
1. 11 IIlnl' II1' 1' ,' 111 ""lI l l\11dI' unlo lo 'l ile el uuruulur
pu ed e referi r. De ella t iene prestada su autoridad, EIl ot ras
palabras: sus hi storias nos remiten a la hi storia uaturalLl .
Esto ha sido expresado de forma ejemplar en una de las
[hi stori as) ms hermosas, que nos dado el inco m parabl e
Johann Pctcr Hcbcl". Est en ci Peque o Tesoro del Amieo
Renal/O de la Casa, se llam a Inesperado reencuent ro, y co-
micnza con el compromiso matri mo nial d e un mozuelo
que t rabaja en las min as de Falun. En la vspera de la boda,
la mu er te de minero lo arrebata en el !"o ndo de galcr;l .
Sil IHOl lll'l ida cuntin a si udolc Iil' l despu s d(' la mucru-,
l' vive Iu xul irieru uno 1"11":1 reconocer a su novio cuando,
ya co nve rtida cu u na madrecita ancian s ima , cierto da , de
I
.,
I ,
I
I
de lo pi co". Esre no mbre trae al observador de vuelta a una
encrucijada de la historia del mundo. Si. pues, lo registr ado
por el recuerdo - la historiografa- represent a la indiferen-
cia creativa de las distint as formas picas (as COIllO la gran
p ro ., a rep resclll ;11:\ intl i f(, ((" m "ja ('1(';\1iv.r cnur- Ia-.. tiiVr l \ ;lli 111 (" -
,lidas del verso}, Sil Jilll lla m:\. s la epnpeY:1. incluye al
relato y a la novela en virtud de una especie de indiferencia ".
y cuando en el transcurso de los siglos la novela empez a
emerger del seno de la epopeya. se hizo patente que el ele-
mento de lo pico inspirado por la musa". el recuerdo, apa-
rece bajo una figura enterament e diferent e que en el relato.
El recuerdo' " funda la cadena de la tradicin que sucesi-
vamente rrnnsrnire lo acontecido de generacin en genera-
cin. Es el elemento inspirador de la pica en sentido am-
plio. Abarca las especies peculi ares [ast] inspiradas de lo pi-
m . Ent re ellas esd en primer lugar a'l uella ' lue cncarun el
narrador. Ella Ira la red que forman en fin todas las historias.
Una se enlaza a la otra. romo han gustado de mostrarlo to-
dos los grandes narradores, y en particular los or ientales. En
cada un'; de dios habit a un a Shcherezade, a la que en cada
pasaje de sus historias se le ocurre una histor ia nueva. Esta es
una memoria pi ca y es el element o inspirador de la narra-
cin. A ella hay que cont raponer otro principio. [que] igual-
me nte [lleva la impronta de lo) inspirado por la musa [pero)
en un sentido m:is restringido, [y) que, como el elemento
inspirado dc la novela. inicialmente. es decir en la epopeya,
esut ocuho uun siu dil r renl"i ,use del elemCl\tn iuspi r,ltlnr de
la narracin. En todo caso, se vislumbra ocasionalme nte en
80
las epopeyas. As], sobre roda, en los pasajes solemnes de las
[epopeyas] homricas, como las a la musa que
est n en su comienzo, Lo que se anuncia en estos pasajes es la
memoria del novelista en oposici n a la memo-
ri'l crrmcm dcl uurrudnr, lu primer CSI '\ "unsny,nlt ln n un
roe, a una odisea o a un combare; la segunda a los muchos
eventos dispersos. Es, en arras palabras, la rememoracin. la
que como el elemento inspirador de la novela. se aparta de la
memori a. elemento inspirador de la narracin, despus de
que con el derrumbe de la epopeya se escinde la unidad de su
origen en el recuerdo.
XIV,
"Nadie", dice Pascal. "muere tan pub re 'lue no deje algo
tras de s"! ' . Tambin. ciertamente, recuerdos - slo que
stos no siempre encuentran un heredero. El novelista toma
"su cargo este legado, y raras veces sin honda melancola.
Pues . ral como en una novela de Arnold Bennetr" se dice de
un a muerta. "de nada le aprovech la vida real", as mismo
suele ocurrirle a la suma del legado que el novelista asume. A
propsito de este aspecto de la cuestin. debemos a Georg
Lukcs la ms importante aclaraci n, que ve en la novela "la
forma de la apatridia" trascendental..... Seg n Lukcs. Inno-
vela es a la Vt:L la nica forma que incorpora el tiempo en la
serie de sus pdncipio! const luulvos. "E1liempu",!e dice en
la Teorta de ItI novela, "slo puede llegar a ser constitut ivo
cuando ha cesado su vi nculaci n con la patria trascenden tal",
Slo en la novela... se separan sentido y vida y. por lo ta nto.
lo ese ncial de lo tempo ral; casi pued e deci rse que toda la ac-
cin int erna de la novela no es ot racosa que una lucha contra
el poder del t iem po .. . Y de esto ... se despren den las vivencias
tem porales. . . de o rigen pico aut nt ico : la esperanza y el re-
cuerdo.. , S lo en la no vela. .. aco n tccc un recuerdo creativo,
pertinen te al obj eto y que lo t rau sforma... Aq u, la d ualidad
dC' intrriori clady murulo cxrcriur" ,,{l lo "llI l('tl t' .'dl pt' riIl'S(' par;!
el suj eto , si st e. .. pe rcibe la unidad de i:l tot alidad de su
vid a... desd e la cor riente vital pret rita, en el
recuerdo... la intui cin que apreh ende esta unidad ,.. , se co n-
viene en la captacin por intui cin y barrunto del ina lcanza -
do y por ello ine xpresable se nt ido de la vida?".
El "sent ido de la vida" es de hecho el centro alred edor
del cual se m ueve la novela. Pero la pr egu nta pOt l no es otra
cosa que la exp resin in cipiente de la pe rp lejidad co n la .que
el lect or se ve instalado precisam ent e en esa vida escrita. Aqu
"sentido de la vida" - all "mo raleja de la historia"; co n estas
co nsignns .';(.' COI H l'ap(I I I ('1\ uovcl.t }' en (' Il a" PI U' -
de n leerse las coorden adas tot almen te direr ent es de est as Il,r-
mas art sticas.
Si el ms temprano modelo cons umado de la novela es
el Don Quijote. qui z el ms ta rdo sea la Jiducatioll Sent i-
mentale'". En las palabras finales de est a novela. el sent ido
que encontr la eelad burgu esa al comienzo de su ocaso en su
hacer yomit ir se ha precipit ado co mo las heces [del vino} en
el reci pie nte de la vida. Fr d ric' " y Dcslaur icrs, amigos de
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juventud, rememoran su amist ad ju venil. Hubo allf una pe-
quefia histo ria: de cmo un d a, clandest inos y medrosos, se
presentaron en el bur del de la ciudad natal , sin hacer ms qu e
ofrecer a la patronnc un ramo de llores que haban espi gad o
en su jardn. "Todava se hablaba de esta hi st or ia tr es afias
mi , tarde. Y se la co ntaba n uno al ot ro prolijamcnrc, co m-
pletan do cada cual el recu erdo del otro. ' Eso' . di jo Fr dric
cuando te rm inaron. 'fue qlli'd lo nd s hcrtuoso en nu esun
, I ' ' S( 1 ' 1" 1) I ' , .
vu ;1, , '1' 1In e que 1';11.1111 , t Ijll t'.Ii uuncrx . qllld
lu c lo n1:l s hermoso en nu estra Con este reco no ci-
mient o 1" novela llega a su Iiu. 'l ile le es propio en UII se ntido
m s estr icto que a cua lquier otro relato . De hecho, no ha y
rel ato alguno ante el cual p ierda su derech o la pr egunta: iY
qu pas despus' En cam bio. la novel a no puede espe rar dar
el ms mni mo paso ms all de ese lmite en qu e ella inv ita
al lector a figurarse en un vislumbre el sen tido de la vid a al
escrib ir la palabra ''jin;,'' al p ie de la pgina.
xv.
El <ue escucha un a h istor ia. se est en compafifa d el
na rrador; incl uso el < ue lec parti cipa de esa com paa. Pero el
lector de un a novela est a so las. Lo est ms que cualq uier
otro lector. (Pues aun el que lec u n poema est d ispuesto a
prestarl e voz a las palabras para el oyente.) En sta su so leda d,
el lector de novelas se apodera de su mat er ial con mayo r celo
qu e los dems. E,," d ispuesto a ap ropiarse ele l por co m plc-
H:J
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