Este documento resume el libro Latinoamérica: las ciudades y las ideas de José Luis Romero. Romero explora cómo la experiencia urbana en América Latina ha contenido las tensiones entre campo y ciudad a lo largo de la historia. Se enfoca en la incapacidad de las élites para resolver los dilemas planteados por la masificación urbana y la resistencia de las comunidades rurales. Romero veía a las ciudades como espacios para el progreso social, pero muchas élites latinoamericanas se convirtieron en oligarquías que no logr
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Este documento resume el libro Latinoamérica: las ciudades y las ideas de José Luis Romero. Romero explora cómo la experiencia urbana en América Latina ha contenido las tensiones entre campo y ciudad a lo largo de la historia. Se enfoca en la incapacidad de las élites para resolver los dilemas planteados por la masificación urbana y la resistencia de las comunidades rurales. Romero veía a las ciudades como espacios para el progreso social, pero muchas élites latinoamericanas se convirtieron en oligarquías que no logr
Este documento resume el libro Latinoamérica: las ciudades y las ideas de José Luis Romero. Romero explora cómo la experiencia urbana en América Latina ha contenido las tensiones entre campo y ciudad a lo largo de la historia. Se enfoca en la incapacidad de las élites para resolver los dilemas planteados por la masificación urbana y la resistencia de las comunidades rurales. Romero veía a las ciudades como espacios para el progreso social, pero muchas élites latinoamericanas se convirtieron en oligarquías que no logr
Este documento resume el libro Latinoamérica: las ciudades y las ideas de José Luis Romero. Romero explora cómo la experiencia urbana en América Latina ha contenido las tensiones entre campo y ciudad a lo largo de la historia. Se enfoca en la incapacidad de las élites para resolver los dilemas planteados por la masificación urbana y la resistencia de las comunidades rurales. Romero veía a las ciudades como espacios para el progreso social, pero muchas élites latinoamericanas se convirtieron en oligarquías que no logr
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Jos Luis Romero,
Latinoamrica: las ciudades y las ideas,
Buenos Aires, Siglo XXI, 2001. 5a. ed. [reimpresin], con nuevo prlogo de Luis Alberto Romero. Ideas, ciudades y lites Junto a esta reimpresin, sus tambin recientes ediciones italiana, norteamericana y la inclusin del mismo volumen en la coleccin Clsicos del pensamiento hispanoamericano publicado por la Universidad de Antioqua, as como la aparicin en Alicante de una recopilacin de textos con el ttulo de Historia, sociedad, cultura y praxis poltica en Jos Luis Romero, ha incardinado a Romero en una serie que no es preferentemente la del medievalismo, sino en aquella de la historia social de la cultura americana. Pero no es solamente ese sesgo el que es evidente: en ese giro se altera, en una va que si en nuestro autor no es del todo consecuente al menos encuentra una inclinacin reconocible, la sujecin del anlisis latinoamericanista al discurso del ensayo que es otro que el de la historiografa acadmica aunque no deje de conversar con l. La principal diferencia consiste en el registro trascendental del tiempo, porque si en la historiografa es la distancia del pasado la que tiende el manto de la imparcialidad supuesta en su epistemologa empirista, en el mbito ensaystico esa diferencia es subvertida por la pretensin de establecer un vnculo con el porvenir. En Latinoamrica, el relato del pasado se dirige claramente a alertar sobre la situacin presente que enfrentan las lites del nuevo mundo. Recorre la conformacin de la escisin de la sociedad que caracteriza el modo en que se present la diferencia entre campo y urbes, para esbozar a travs de qu procesos es posible superar no autoritariamente la incomprensin y enfrentamiento de dos culturas coexistentes en las ciudades. Ello supone una reorganizacin de las tareas polticas, pues sopesa el espacio de la economa y del Estado, para proponer implcitamente una atencin ms aguda sobre la mediacin poltica de la distribucin de recursos y la relevancia de una hegemona cultural que desactive el resentimiento y anomia de las masas urbanas. Por el contrario, la salida del populismo con que finaliza el relato, produce en Romero un profundo desasosiego porque sin buscarlo exacerba los enfrentamientos hacia una resolucin peligrosa que con otros ojos podra haber sido conducida a mejor puerto. Si el cuarto de siglo transcurrido desde su publicacin en 1976 no puede ser eludido en lo que ha transformado las miradas posibles sobre Amrica Latina, acaso sea el horizonte ensaystico del volumen lo que haya sufrido ms alteraciones. Porque el continente en el que piensa Romero se le presenta con una unidad a pesar de todas las diferencias. Cuando se gest Latinoamrica, la existencia de una unidad al sur del Ro Grande no era un hecho discutible. Plumas nacionalistas, socialistas, cepalianas, comunistas y populistas daban casi unnimemente por supuesto que el continente era una realidad consistente y que posea intereses distintivos. La unidad latinoamericana se llevaba bien con otra conviccin: la que afirmaba que alguna grandeza poda llegar a estas tierras. En el caso encuadre socialista-liberal al que perteneca Romero exista tambin otra esperanza: que surgiran lites a la altura de los tiempos, y que stas conduciran saba, justa y democrticamente a las sociedades americanas. Es sostenible preguntarse por tales cuestiones en referencia a un libro de historia? Dos son las vas que van de suyo en las maneras corrientes de pensar una obra que es nuevamente lanzada a la circulacin. Una observacin confiada en la ascensin del conocimiento se preguntar por la vigencia del texto, por lo que subsiste como vlido, por lo que resta como propio de las habilidades de Romero, y por las limitaciones asignables al saber de su tiempo. Esta mirada est situada en un presente capaz de juzgar aquello que del pasado puede sostenerse por s mismo y aquello que debe encorvarse ante la preeminencia de nuestra presumida superioridad. Otra estrategia, meridianamente distinguible, es la que se pregunta por la suerte de Latinoamrica como constructo de sentido. Entonces se trata de seguir el recorrido, digamos real, del texto en la historia de la cultura de Amrica Latina. Aquella es una va ilustrada, sta una va historicista. Sin embargo puede intentarse otra lectura. Es la que inscribe el libro en un proyecto intelectual donde fue irreductible a un inters de conocimiento cientfico en trminos habituales. Acaso sea esta condicin proyectual, tendida al futuro, lo que se perciba como ms peculiar en la escritura historiadora de Latinoamrica. En efecto, en este libro no se trataba slo de describir un curso en el pasado de mltiples historias que, al sur del Ro Grande, finalmente podan anudarse como perteneciente a una misma aunque heterognea entidad cultural. Se trataba ms bien de que Romero deseaba ubicarse en lo que ms profundamente tomaba de Bartolom Mitre como historigrafo. Porque si Sarmiento era un historiador mucho ms til que Mitre, de ste Romero recuperaba que fuera un historiador frente al destino nacional. Pues bien, su posicin de sujeto enunciador tambin se tensionaba frente al futuro antes que frente al pasado. Para ello, activaba una narracin que parta del siglo XI europeo, del inicio de lo que denominaba la revolucin burguesa, una creacin urbana, y se trasladaba al nuevo continente conquistado a fines del siglo XV. Sintticamente, la historia de la cultura latinoamericana que nos propone Romero es la historia de cmo la experiencia urbana progresivamente contiene las tensiones entre campo y ciudad. No es propiamente una historia de las ciudades, como promete el ttulo, ni una historia social-ecolgica de los ambientes rural y urbano. Las ciudades de Romero son espacios de experiencia, cuya estructura misma est determinada por las sensibilidades que puedan albergar luego de la invasin de las ciudades por las multitudes. Y si entonces se hace ms evidente que Romero propone una historia de la cultura, se entiende que esa narracin busque comprender por qu una vez que las lites criollas dispusieron de las riendas de las nuevas naciones, casi siempre fracasaron en lograr la cohesin progresista de la ciudad, por qu el campo siti a la urbe o por qu la ocup. Lo que agita la comprensin de Romero es la incapacidad de las minoras selectas para resolver los dilemas as instalados. Es ste, el de las lites, el tema profundo de Latinoamrica. Lo es ms que la masificacin, pues Romero no ve all algo permanente, sino una tarea a resolver. Es muy cierto que la distincin (y el continuo) rural-urbano organiza las sociabilidades e ideologas; sin embargo, una versin del progreso haca confiar en que los beneficios econmicos y culturales de la vida urbana transformaran los rasgos retardatarios y autoritarios de la vida en el campo. Romero era un romntico de la ciudad. En sus estudios sobre la mentalidad burguesa haba intentado mostrar cmo en las ciudades comerciales no se trataba solamente del imperio de la mercanca. All tambin era posible una vida activa en el goce, en el disfrute, en la poltica y en el conocimiento. Por eso tambin no poda dejar de ser un ilustrado frente a la vida rural. La cuestin resida en cmo la vida urbana poda producir una nueva sociedad. Esto pareca ms difcil en Amrica Latina porque all exista una resistencia de las comunidades campesinas o de los sectores habituados al hbitat rural, algo que no haba sido propio de la experiencia de la Europa occidental. Si el campo posea una temporalidad conservadora, la historia era producida por la ciudad. La historia rural, empero, apenas cumple una funcin en este volumen. Me parece que no se trata de una cuestin de recorte del objeto. La historia cultural de la experiencia urbana no es el resultado de un estudio del conservatismo del campo, sino de una eleccin previa segn la cual es en la ciudad donde reside el ncleo del cambio social. He aqu una conviccin que persiste de la inteligencia sarmientina de la construccin de la nacin. Pero el que Romero extienda su inquisicin a Latinoamrica deba condenarlo a sesgar su mirada fuera de buena parte del continente donde las urbes no contienen lo ms resistente a la organizacin de una polis. Es en la divisin de las ciudades despus de las primeras dcadas del siglo XIX, donde reside el gran desafo para las lites latinoamericanas. Dos grandes movimientos demogrficos hacia 1880 y 1930- iban a fijar la escisin que haban prefigurado los ataques de las masas rurales guiadas por los caudillos pocos aos despus de los movimientos independentistas. La gran inmigracin europea y los traslados de contingentes de origen rural de los pases latinoamericanos alteraron radicalmente a las ciudades. El fracaso de las lites se materializ en su incapacidad para rearticular eficazmente el mundo urbano luego de estas novedades demogrficas. Romero reprocha a las lites no haber enfrentado adecuadamente el problema que entonces surgi. Se abroquelaron en la defensa de sus privilegios y devinieron oligarquas. Las masas conformaron, entre el desarraigo, la necesidad y el resentimiento, una nueva cultura que se fue consolidando en una divisin de la ciudad que dificultaba el todo armnico que era el modelo ateniense del que Romero deseaba ser ciudadano. Porque la divisin de la sociedad no era inocua en su escisin. El sector de las multitudes es anmico. La masa est disponible. El populismo y el autoritarismo calan con frecuencia en el resentimiento y en el reclamo de justicia social que les produce la marginacin y la indiferencia y aun la arrogancia de la oligarqua. Antes que destacar en esta narracin lo que ha mostrado el paso del tiempo acadmico, quisiera reflexionar aqu sobre lo que en el lenguaje freudiano se denomina su verdad histrica. Entonces lo que se nos presenta como afirmacin historiogrfica se revela, a travs de la palabra, como lo que ella persigue para el sujeto. Porque en Romero la escisin de la sociedad invocaba un deber ciudadano que l, como miembro de las lites del saber, tomaba para s. El carcter intelectual de su intervencin delata qu era una lite: lo mismo que lo haba sido para la Generacin del 37 en sus inicios. Bajo nuestra mirada, aunque condenara las ilusiones de Romero, no importa que la direccin de la sociedad pasara por otros estratos que los intelectuales. Lo importante es que esa direccin, as fuera intelectual, de todas maneras se ha mostrado poco convincente. Hoy ms que nunca es evidente que en Latinoamrica la hegemona de las lites fue particularmente difusa. Y no se debe ello a que la capacidad articuladora del Estado se haya debilitado. Quizs fuera cierta consonancia de la serie de los hechos con otra serie de las representaciones la que haya fundido el relato del progreso argentino. Peor aun: acaso el progreso econmico muy poco adeude a la lucidez de las minoras cultas y politizadas. Una representacin del desarrollo haca posible un relato como el que ofreca Romero en Latinoamrica. Era la creencia en que Europa deba ser emulada en la consecucin de fines socio-econmicos pero tambin en las metas poltico-culturales. El autor sealaba con claridad la peculiaridad de la historia latinoamericana frente al proceso histrico del viejo continente. Sin embargo, la tensin que fundaba la crisis de la sociedad burguesa europea era la misma que articulaba su pregunta sobre Amrica Latina: cmo lograr una convivencia social armoniosa y progresista? En este marco se inscribe la factura intelectual de Latinoamrica. Puede decirse mucho, en la estrategia ilustrada que he mencionado, sobre su anlisis de las ciudades, sobre el lugar del Estado en la historia que propone, sobre las fuentes utilizadas, sobre la divisin socio-cultural y espacial de las sociedades urbanas. Pero la verdad histrica del libro, indivisible de tales temas, se anuda en su apuesta global, en la bsqueda que lleva a Romero a recorrer la historia latinoamericana. Esa verdad es la del gobierno de la sociedad y la posibilidad de una voluntad de cambio progresivo. Hoy que parece un truismo declarar obsoleta la sentencia althusseriana de que la historia es un proceso sin sujeto, es an ms problemtico sostener sin dudas la esperanza de una hegemona conciente de la sociedad. La bsqueda de las razones por las cuales ni el mbito progresivo de las ciudades pudo deshacerse del todo de los orgenes autoritarios que implic su origen seorial, ni las lites estuvieron siempre a la altura de las circunstancias, no merm en Romero la confianza progresista por la cual an era posible escribir la historia de Amrica Latina. Esa esperanza, la "verdad histrica" de Romero, pretenda desentraar el pasado para hacerlo disponible para la accin del presente. La historia deba ser, a pesar de todas las contrariedades, maestra de la vida. Es en la persecucin de esta aspiracin no acadmica en el registro de la historia de las ideas, donde quizs sea pertinente interrogar el enigma ms autntico de este apasionante libro de historia. Omar Acha UBA
Resumen - Bárbara Caletti Garciadiego (2010) "¿Cómo Narrar La Historia de Una Nación? La Generación Romántica y Las Primeras Interpretaciones Historiográficas (Ca. 1845-1890) ")