La novela sigue la historia de Horacio Oliveira, un payaso que es despedido de su trabajo debido a la crisis. Oliveira cree que en realidad lo despidieron por considerarlo viejo y temer que sufra un accidente. Reflexiona sobre cómo serían sus hijos si los tuviera y escucha música de Charlie Parker para distraerse y no abrir una botella de gin.
La novela sigue la historia de Horacio Oliveira, un payaso que es despedido de su trabajo debido a la crisis. Oliveira cree que en realidad lo despidieron por considerarlo viejo y temer que sufra un accidente. Reflexiona sobre cómo serían sus hijos si los tuviera y escucha música de Charlie Parker para distraerse y no abrir una botella de gin.
La novela sigue la historia de Horacio Oliveira, un payaso que es despedido de su trabajo debido a la crisis. Oliveira cree que en realidad lo despidieron por considerarlo viejo y temer que sufra un accidente. Reflexiona sobre cómo serían sus hijos si los tuviera y escucha música de Charlie Parker para distraerse y no abrir una botella de gin.
La novela sigue la historia de Horacio Oliveira, un payaso que es despedido de su trabajo debido a la crisis. Oliveira cree que en realidad lo despidieron por considerarlo viejo y temer que sufra un accidente. Reflexiona sobre cómo serían sus hijos si los tuviera y escucha música de Charlie Parker para distraerse y no abrir una botella de gin.
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Perisset, Martn Alberto
Un payaso de novela. - 1a ed. - Rosario : Ciudad
Gtica, 2013. 108 p. ; 20x14 cm. ISBN 978-987-597-232-2 1. Narrativa Argentina. 2. Novela. I. Ttulo CDD A863 Fecha de catalogacin: 28/02/2013 ISBN 978-987-597-193-6 1 Edicin: Coleccin Letras de Rosario, dirigida por Virginia Pascazzi, Editorial Artemisa, Rosario, 2001. ISBN 978-987-597-232-2 Correccin: Luciano Trangoni Comunicacin con el autor: www.martinperisset.com.ar / [email protected] Tapa: Carlos Villa Correcciones e ideas: Mnica Genre, Mauro Guercetti, Noelia Favaloro, Malvina Demarchi y Andrea Lux. Maquetacin: Sergio Gioacchini Impresin: Editorial Ciudad Gtica Urquiza 2029 - Tel. 0341- 156 096738 2000 Rosario www.goticaeditorial.com.ar / [email protected] Impreso en Argentina - Printed in Argentina Primera edicin: julio, 2013 Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio visual, grfico o sonoro sin la expresa autorizacin de la edito- rial y/o del autor. Martn Perisset Un payaso de novela Editorial Ciudad Gtica PROLOGO Un placer. Un verdadero placer significa para quien escribe prologar el ltimo libro y, a su vez, la primera novela de Martn Perisset. La casualidad (o causalidad, tal vez) hizo que muchos aos antes de conocer personalmente a Martn supiera de su obra, all en mi Rosario natal. As, primigeniamente disfrut de sus agudos planteos en publicaciones anteriores. Con los aos y ya habiendo trabado relacin con l, puedo decir, sin temor de equivocarme, que cierto brillo en los ojos claros del autor, la tenue irona que encierra e irradia sutilmente su mirada, bucea en los intersticios, grietas o refugios de estos humanos desprotegidos, que encuentran el cenit de su prota- gonismo en esta historia bien contada. Perisset bucea, indaga, interpela, socarronamente a veces, respecto a los designios de estos personajes que transpiran soledad y desesperanza y que, a su vez, desde sus discursos y su frgil armadura, piensan su vida, reflexionan y, de ese modo, pretenden paralizar o suspender, al menos, el cruel estado de las cosas, el inevitable devenir del destino. Entonces, esos dilogos entre el payaso (y poeta) Horacio Oliveira y su pareja, Magda, sern imperdibles. En algunos casos profundas reflexiones casi filosficas-, en otros absurdos disensos o disquisiciones. En esos dilogos subyace la ternura y la profunda melancola que slo podra retratar visualmente la mirada de Fellini, quien ha sabido internarse en las oscuras profundidades del alma de los artistas. Y es aqu donde nuestro protagonista se nos aparece tambin como un iluminado que, desde innumerables tpicos, desnudar una metrpolis hedionda de hipocresa. Ser Oliveira entonces, consciente de su oficio y del rol de los circos en la historia, quien reflexionar ante la mirada azorada de Magda No comprendo He viajado por todo el mundo, enfrent los pblicos ms heterogneos, millones de chicos rieron conmigo, les hablaba en mi idioma y ellos, sin subttulos, rean igual. Ah, en esos lugares, uno demuestra cun payaso es. Tambin reflexionar acerca de la paciencia de las hormigas; el trfico de ideas ilegales; el alma; la falta de inspira- cin; el magnetismo; el significado de escribir o dilemas tales como si el mrtir es hroe o villano. Eso s, ms all de la filosa mirada social o de su posiciona- miento como artista, el Oliveira que gustosamente se nos ofre- ce ser todo un romntico y Magda ser el objeto del deseo Sabe qu pasa? Usted es muy permeable a los valores de esta sociedad de consumo. Es feliz una noche o tal vez slo en un sueo y ya quiere ser feliz todas las noches, todos los das, todos los sueos. Quiere todo; aqu, ahora y para siempre. Tiene un poquito de felicidad y ya quiere tomarla toda para usted solita y largarse con ella. Adnde va a ir? Puede escaparse de este mundo infeliz? No. Entonces, aproveche esos instantes de feli- cidad. No pregunte cunto durar?. No importa. Felicidad, ni poca ni mucha, ni noche ni mil. No se mide. Aparte, si se pudiera medir, ya la venderan en los supermercados. Sea feliz ac, en este crculo que formamos los dos. En su corazn. Y en sus labios. Y en los mos. Ahora bien, aquel placer intenso que genera desentraar la historia central que recorre la novela de Perisset no es menorque ir descubriendo las mltiples voces que la circundan (el descre- do, el filsofo, el obispo, la solterona, el seductor y la enamorada, entre muchos otros), haciendo eco entre las sombras y movi- mientos de los protagonistas. Esta mirada ampliada, desbordante de ingenio, fina irona y situaciones hilarantes, que en absoluto desdea una interac- tuacin con el lector o una participacin activa del mismo, ser la recompensa que saciar el viaje, an para aquellospaladares ms exigentes. Sergio Luis Fuster En Mnima moralia (texto de 1951, Frankfurt) Adorno habr de decir: La misin del arte hoy es introducir el caos en el orden. Afirmacin ampliamente compartible. Cuando el arte se vuelve ordenado se cosifica. Es necesario, entonces, el caos interior del artista (atrvete a tu propio caos, dir Nietzsche) para sacarlo de ese orden, para dislocarlo. Esto se hace de muchas maneras. Cuando se propone hacerlo de una sola, el arte se vuelve a ordenar y se torna otra vez cosificacin, dogma. Jos Pablo Feinmann La filosofa y el barro de la historia Los puentes entre una y otra instancia de esas vidas tan vagas y poco caracterizadas, debera presumirlos o inventarlos el lector, desde la manera de peinarse, si Morelli no lo mencionaba, hasta las razones de una conducta o inconducta, si pareca inslita o excntrica. El libro deba ser como esos dibujos que proponen los psiclogos de la Gestalt, y as ciertas lneas induciran al observador a trazar imaginativamente las que cerraban la figura. Pero a veces las lneas ausentes eran las ms importantes, las nicas que realmente contaban. La coquetera y la petulancia de Morelli en este terreno no tenan lmite. Julio Cortzar Rayuela PRELUDIO Hay dos mundos. El propio y el ajeno. A veces las voces se refieren a ti. Otras no. En el mundo propio hay dos vidas. La exterior y la interior. Una se ejerce en relacin al resto. La otra se alimenta de reflexiones y pensamientos, de escritos y todo producto que intentar ser arte, ya en relacin con el resto. Y hay dos maneras de vivir la vida en este mundo. Dominndolo o tratando de entenderlo. La primera forma te lleva a los extremos. Lo domins o te domina. Sos amo o sos esclavo. Pero seas lo que seas no tens duda. La segunda conlleva el esfuerzo de la comprensin lectora: estamos dentro del propio mundo del payaso o estamos escuchando voces que poco o nada lo conocen?, lo estamos escoltando en un paseo por la ciudad o estamos dentro de su cabecita o leyendo alguno de sus escritos? Eso es entender. Entender es tratar. Si sigue la duda y nada queda claro, no hay que asustarse ni renunciar. Esa es la idea. Porque si no hay duda, no hay preguntas y si no hay preguntas, no exists. Sos amo o sos esclavo, es decir, depends del otro ex- tremo para ser. Da 22 a.P. 1 Ferraguto (hijo) baj la vista hasta sus papeles de trabajo y se olvid del hombre que de chico lo hizo llorar de risa. Con ese gesto, le devolvi slo una parte de todo lo que haba recibido. Lo hizo llorar. Oliveira gir sobre sus talones y sali de la oficina con pasos cortitos y arrastrados. Al cerrar la puerta murmur: No has entendido nada, hijo. La crisis fue la excusa. 2 Empresario: dcese del hombre que destruye un jardn para levantar una gran fbrica que le permita obtener el suficiente poder econmico como para hacerse edificar una mansin con un amplio jardn dijo el Descredo, casi sin aliento. Lo verde desaparece. El gris enceguece. Esto pasa, hijitos mos, tanto en la naturaleza como en la vida manifest en homila el Obispo. Ausente sin aviso! grit la Desdichada desde el bao, entreabriendo la puerta. 3 La crisis fue la excusa. Pero l saba que lo consideraban viejo, que tenan miedo de que sufriera un accidente y que, adems, a los chicos ya no les interesan los payasos que se dan patadas en el culo y cachetadas aparatosas. La computadora dijo Ferraguto (h), es el gran circo. Es as? No creo. A veces pienso cmo seran mis hijos (si los tuviera). Creo que seran iguales a estos no se haca ilusiones pero con un toque de pintura en la cara... le deca Oliveira a una botella de gin intacta. No se atreva a destaparla, no se decida. Fue hasta el bao, orin y regres mirndose las manos que seguramente abriran la botella. Como el avestruz que esconde la cabeza para no ver, las ocult detrs de su espalda. Regres al bao y se las lav. Volvi y encendi la radio. El locutor anunci con grandes evocaciones y elogios a Charlie Parker, acompaado en esa ocasin por Dizzy Gillespie, Miles Davis y Max Roach, no menos alabados. La msica brot del receptor, sentimental, sincera, humilde, fritndose a fuego lento. Oliveira se autohipnotiz. Crey que pensando en otra cosa olvidara la botella. Por supuesto que eso es imposible. Intentar no pensar en algo equivale a calzrselo, a meterlo bajo la piel y librarlo a los impulsos del deseo. 4 Cuando el hombre logr enderezar su columna y obtuvo la verticalidad, la ciencia, despus de estudiar mucho, lo llam Homo Erectus. Y as fue hasta que, sobre esas dos patas primero (piernas despus), arm un mundo de conocimientos intiles. Cuando descubri dicha inutilidad, el ms grande de los hombres dijo: Slo s que no s nada. En ese instante, llegamos a la cspide del Homo Sapiens (sapiente, sabedor, inteligente). En estos tiempos, la ciencia ha detenido las definiciones. Nosotros, los payasos, no tanto. Al hombre de hoy lo llamo Homo Economicus (aunque nada sabe de economa), en consonancia con su afn de perseguir dinero. Algunos lo alcanzan. Otros no. Lo cierto es que aquellos que logran completar su fase y conseguir el dinero suficiente se creen que se las saben todas; involucionan as, hasta el Homo Erectus (el que lea entienda). 5 La habitacin era tan reducida que ya no quedaba nada por acomodar, encender o hacer, excepto la botella. Mir por ltima vez a su alrededor en busca de una salida: el anafe, una canilla y un balde debajo, el bao, un ropero pequeo, la cama y la puerta ya cerrada con llave. Todos sus bienes materiales. Ah! Y tambin la botella acostada sobre la almohada. Apag la luz y se las arregl con la claridad que ingresaba por la ventana. Con los ojos cerrados, rez un Padre Nuestro y dos Ave Mara. Luego se despint la cara. Un payaso nunca debe beber, l es un ejemplo para los nios. Un hombre que hace de payaso a veces comete algunos excesos. Da 21 a.P. 1 Ferraguto no tiene razn, no puede tapar la boca que ansa denunciar, no podr taparla por siempre con la excusa de algunos billetes que te ayudan a vivir hasta maana y que te hacen morir por mercenario. Cuidadoso de la vida presente, ha olvidado la vida eterna, la libertad y la felicidad, no puede taparla ni acusarla con unos papeles firmados por vendepatrias, porque esta boca debe ser representacin de todas las bocas. Le va a costar saliva tragar esos papeles pero cuando lo logre Ay, cuando lo logre! Los despachar a la vuelta de correo por las cloacas. No puede taparla con papeles sucios e ideas hipcritas, no tiene sentido ni razn, no es una feliz idea caminar como un bobo tras las empresas que fijan sus carteles en las calles transitadas. No. No quieren hacer publicidad para vender ms; intentan tapar la pobreza de sus almas traicioneras y vengativas, almas que tienen miedo de morir de hambre porque nunca tuvieron hambre, porque tienen miedo de mirar a sus hijos a los ojos y que les digan la verdad, que les digan que los cobardes no son los dems... Horacio! Horacio! Despert, son las tres de la tarde! Llegamos tarde al circo! 2 La realidad siempre nos encuentra dormidos, nos golpea con sus acontecimientos nicos e irrepetibles. Los sueos, por su parte, tambin nos encuentran dormidos (en el sentido estricto de la palabra). Es decir que la vida del hombre no es vida, es un eterno despabilar. La humanidad, cada maana, cada tarde, cada noche, se encuentra con cosas nuevas, despierta y vuelve a despertar en el prximo segundo. Miles de pequeos descu- brimientos florecen a lo largo del mundo. Un encuentro extrao se da muy de vez en cuando en plaza Francia. Encontrarme sentadito, arrugado de fro, a la espera de nadie y encontrarme caminando hacia m, con las manos en los bolsillos y mirndome fijo, con igual sorpresa desde unos y otros ojos. Aquellos mismos ojos. Una persona se encuentra a s misma. Son dos encuentros en un mismo da. Un mismo instante. Qu hago yo all, sentado y arrugado de fro? Adnde voy tan tranquilo con las manos en los bolsillos? Un doble encuentro, una nica persona. 3 Deba tomar la determinacin antes de doblar la esquina. Dos pasos ms y... el abismo. Las manos cada vez ms hmedas y la lengua cada vez ms seca. Oliveira advirti que existe una relacin de humedad inversamente proporcional entre manos y lengua. No comprendo. He viajado por todo el mundo, enfrent los pblicos ms heterogneos, millones de chicos rieron conmigo, les hablaba en mi idioma y ellos, sin subttulos, rean igual. Ah, en esos lugares, uno demuestra cun payaso es. Ella lo mir sin entender el discurso. Cualquiera puede pintarse sigui Oliveira, pero los nios reconocen quin est detrs de la mscara, a la persona en todo su sentido. No s cmo lo hacen. Es instinto. Tal vez tenga que ver con el tamao de la sonrisa dibujada, sus combas. Ella hizo una mueca parecida a la de opinar otra cosa. Los nios ven eso y que usted... Se detuvo y se odi por no poder tutearla, por no animarse. Fue un segundo, tal vez menos, pero ella not que l no poda, no poda. Y que usted no lo vea, no significa que otros no puedan hacerlo. 4 Por ms que no se quiera, la sensacin de fracaso est ah, establecida en lo profundo de nosotros, retenindonos, repri- mindonos, refregndose en nuestras narices, no dejndonos ser libres arranc la Solterona con la vista clavada en su coac. Es una llaga en la punta de la lengua le contest la Desdi- chada, que ya haba salido del bao. Exacto! Nos impide besar con pasin, por ms urgencia que tengamos. Nos duele. Nos retiene. Dependemos de ella en forma permanente A la llaga, me refiero aclar la Solterona, por si alguien no haba entendido. Y somos cobardes: dejamos que el tiempo la cure se meti el Obispo en la conversacin. Y todos se miraron sin entender por qu deca lo que deca. Eso no es parte de su discurso habitual, seor Obispo le marc el Descredo. Alguna represin ha sufrido su libido dijo el Filsofo, por lo bajo. Claro continu la Solterona, en un intento de retomar el hilo de la conversacin, dejamos que el tiempo cure la llaga en lugar de correr a pesar del dolor y besar con vehemencia aquellos labios que no sentirn la llaga sino todo el amor de una boca lacerada. 5 Con lo ltimo que vos dijiste, estoy de acuerdo le dijo Magda, y Oliviera se quiso morder los nudillos cuando escuch la acentuacin del vos. Era un pual que ella utilizaba con frecuencia para herirlo sin querer. Pero respecto a lo de la sonrisa dibujada, es una tontera. Qu responderas si te pregunto si puede una maquilladora dibujar la sonrisa a un payaso? S. En algunos circos grandes hay maquilladoras. Entonces, una maquilladora buena, alegre, puede dibu- jar una sonrisa buena, alegre, en la boca de un tipo sin senti- mientos? Eeeeeh Puede... S... Pero titube y perdi. Nunca haba pensado esa posibilidad. Ahora la piensa: Una maquilladora buena, alegre, puede regalar sonrisas por ah, sin darse cuenta del engao que ocasiona a cuanto expayaso piense que lo importante es o era su sonrisa? Esa pregunta y muchas ms. Escuch: creo que lo importante, lo que ven los chicos, se encuentra en los ojos. No se pueden pintar. Se pueden resaltar u oscurecer sus contornos, pero el centro, lo importante, la luz, siempre est ah encendida o no, con entusiasmo o desazn, con improvisacin o premeditacin. Entends? Oliveira, con la mirada al frente, asinti con la cabeza. La esquina se acercaba peligrosa y l no poda darse el lujo de perderla de vista. Qu te pasa? Qu mirs? Eh?... Nada. Pensaba. Era cierto, Oliveira pensaba. En su sonrisa y en sus ojos. En que era un expayaso y que hoy, por primera vez, la vera a ella sentado desde las gradas. Ella no saba que l ya no era parte del elenco. No lo sabra hasta despus de la funcin. 6 Las teoras se amontonan en bibliotecas, no hay explicacin cientfica. Locura, diagnosticarn algunos en forma tajante. Vidas paralelas, sentenciarn otros. Sueo y realidad, es lo que yo sostengo. Podemos discutir cul es cul, cul soy yo en realidad, pero sera perder el tiempo en otros sueos u otras realidades. Aqu y ahora debo confesar que me recuerdo caminando por plaza Francia, hacia la casa de un viejo amigo. Al menos para eso sal de casa a las 18:35 (lo recuerdo perfectamente porque consult el reloj de pared que cuelga detrs de la puerta). Lo absurdo es que encuentro a un tipo sentado, muerto de fro, y no tengo dudas de ser yo mismo. Me sorprendo y l (o yo) tambin se (me) sorprende (o). Tengo en mi cabeza las dos imgenes: la de m yo sentado y la del tipo que cruza la plaza (el tipo soy yo, pero me trato as para desorientar algo menos). Ah lo inexplicable: cuando uno camina, sus ojos slo pueden verse los zapatos embarrados, pero nunca el cuerpo entero y menos an sus propios ojos despavoridos por la sorpresa. S que es extrao y dudo de que pueda hacerme entender. Yo era l, all sentado, y muerto de fro, pero l era yo, de pie y con las manos en los bolsillos. Temo confundirlos. Pero seguro ustedes olvidarn pronto este relato y el enredo desaparecer. No creo tener la misma suerte. Las imgenes, en sus dos facetas, intentaron hablarse, preguntarse: Vos sos yo? Pero un sonido gutural emergi desde las entraas de mi yo sentado, que al escucharme (y escucharse), mir hacia los costados sin entenderme (se). Luego se (me) puso (puse) de pie y corri (corr) con rumbo sur. Mi otra parte lo hizo en direccin contraria. Uno de los dos regres a casa y se encerr. Cundo comenc a sospechar que mi sueo se haba topado con la realidad? Cuando cerr la puerta y me apoy en ella, desesperado y al borde de la locura. Gir la cabeza a la derecha. El reloj marcaba las 17:26. 7 La esquina qued atrs, a diez pasos de sus espaldas. Haba sido la ltima oportunidad de advertirle pero... ya estaba. Ella habra marchado sin escalas a pelear con Ferraguto (h) y el circo sera un conventillo: el lanzacuchillos, el hombre de goma y un par de trapecistas del lado del jefe. Los otros trapecistas, el mago y ella, del lado de Oliveira. Y para qu? pens, para arruinarle la noche a los chicos?... No. Mejor no. Espero hasta despus de la funcin, o bien hasta maana. O el lunes. Hay tiempo. Y, aunque Oliveira slo tena dos billetes pequeos en sus bolsillos, antes de entrar a los camerinos, invit a la Mujer Barbuda a comer pizzas en lo de Don Giuseppe, despus de la funcin. Da 20 a.P. 1 No creo en fantasmas! La frase la descolg Oliveira mientras la pizza se enfriaba, los temas de conversacin se agotaban y el silencio amenazaba con sentarse sobre la mesa; todo junto. La realidad deca que la haba invitado a cenar porque necesitaba preguntarle sobre fantasmas, espritus y dems yerbas, en los que nunca haba credo pero desde la noche anterior haba comenzado a escuchar en las calles, primero, y en su cuartucho, despus. Mir, como creer, creo. Incluso los he visto. Hoy, sin ir ms lejos, te vi a vos sentado en las gradas mientras hacas tu presentacin, me frot los ojos y seguas all. Era yo, Magda! respondi casi en un grito. S que parece extrao pero le cuento: mi yo consciente estaba en las gradas. Y mi yo payaso en el medio de la pista, actuando para todos los presentes... Excepto para uno... Ferraguto! se detuvo un segundo y continu: S, yo tambin lo not. Estaba furioso. Tom fotografas. Y tambin, segn comentaron, levant un acta en tu contra. Magda mir hacia arriba, como quien revisa la memoria y aadi: Ahora recuerdo qu tena que preguntarte! Es cierto que te despidi? S. Ayer. Por qu no dijiste nada? dijo entre ofendida y preocupada. Era la ltima funcin de la semana, muchas localidades estaban vendidas, muchos chicos ilusionados. Se entiende? Tal vez. Por eso... dijo Oliveira como muletilla mientras preparaba la pregunta correcta. Entonces todos me vieron en la pista? S! Estuviste fantstico! Pero no era yo! Era mi pensamiento, mis ganas. Usurp un lugar que ya no me corresponda. Tal vez fue injusto, es cierto, pero no me corresponda. Fue lindo. Todos rieron. Hasta yo me re de m. O de mi fantasma, mejor dicho los ojos le brillaron. Se lo juro, Magda: no era mi cuerpo. Yo estaba sentado en las gradas. 2 No puedo ser sincero conmigo mismo pero para qu serlo para condenarme ms an para pedir ms perdn para esconderme cuando te lea maana ayer y nunca ms maana ayer y nunca ms nunca ms hasta que digas que los caballos estn en su campo en su ciudad de millones y millones de encierro y libertad cierro los ojos y las aves vuelan ey ey ey shalal escuch la meloda ey ey ey shalal la nieve escribe con frialdad las calles las sienes y tu pap parta cuando un ojo me picaba y me rascaba como un estpido por dentro de las gafas y cerraba los ojos y otra vez los caballos relinchos y galopes de aqu para all aqu y ahora dadasmo es nuevo lo aprend no hace mucho y los labios lo repiten y lo explican otra vez y no entiendo muy bien pero es aqu y ahora para qu ms para qu estar donde no ests donde maana no llega donde los hombres cierran los ojos y el bolsillo cobija cocodrilos aqu y ahora despus veremos el amor la desesperanza una mesa rebasada de nada de todo vaca llena de sentimientos e infidelidades excusas y ms excusas aqu y ahora caballos de crines al viento... 3 Los fantasmas, entonces, existen. Fue una conclusin fcil, sin comprobacin o evidencias firmes, pero qu otra cosa pensar? Oliveira y Magda comenzaron a divagar y estaba bien que as fuera luego de tamao descubrimiento. Porque con nadie podan compartir esa revelacin sin sentirse un poco locos, sin que los tilden sin ms de dementes, derecho viejo. Y hablaron y hablaron: del circo, de la vida y, como siempre, de literatura. Y aunque poco entienden de eso, les encanta leer. Y leen de todo, sin comprender nada. Esa es la idea, siempre lo dicen. Quien lee con la intencin de desentraar a quien lo escribi lo que hace es entrar sin permiso a una tierra prohibida, porque el escritor presenta un libro para que, quien lo desee, conozca sus locuras, sus ficciones y no su vida privada: que si muri su madre cuando tena tres aos, si su mujer se fue con el panadero o si le gusta mojar el pan con dulce en el caf con leche. De investigaciones soeces sacan conclusiones falaces. 4 Hablando de fantasmas y esas yerbas, ayer, en un cajn, encontr unos recortes de algunos cuentos que haca mucho no lea. Aparecieron dentro de una bolsita de plstico dijo Oliveira a Madga; creo que usted tambin los ley. Cules? Olvid los nombres pero uno es de Maupassant y el otro de Poe. Contmelos. Tal vez recuerdo los ttulos. El de Maupassant se divide en tres partes. En la primera cuenta que un grupo de hombres cenan y, en un momento, comienzan a hablar sobre el magnetismo Magnetismo? S. Esos hechos en los que, por ejemplo, yo pienso en usted y usted aparece por esa puerta. Uno de los protagonistas descree de dicho fenmeno pero asimismo cuenta dos historias. La segunda parte comienza con la primera de esas historias. Un nio suea que su padre muere en el mar y el padre en efecto, en ese instante, muere en el mar. El comensal relator sostiene, por experiencias, que todos soamos ese tipo de sucesos, pero mientras no ocurren, nadie recuerda el sueo. La segunda historia, es decir, la tercera parte, dice que l mismo, sin saber por qu, comenz a pensar en una mujer que ni siquiera le gustaba y que, de tanto pensar, un da va a la casa de la mujer, quien lo esperaba con sus mismas intenciones. Entonces otro de los comensales se levanta y le dice: Si despus de esto usted no cree en el magnetismo, es un ingrato. El de Poe es ms simple. Un noble llega a un castillo y se le asigna una habitacin. En ella, hay muchos cuadros, obras de arte. Entre todos le atrae uno: el retrato de una mujer perfecta y vital. En un estante, encuentra un catlogo sobre esas pinturas. Cuenta que el pintor dibujaba a su esposa con tanta perfeccin que, a medida que pintaba, el retrato cobraba vida y la mujer pagaba muerte. Por supuesto, que con la pincelada final la seora muere. Magnetismo y El retrato oval. Puede ser. 5 Ellos slo leen y crean un mundo. Comentan cada lectura, si les gust o no, si los transport un poco ms all, si los hundi en el fango o no les dej nada. Tratan de ponerse al lado del escritor, sin ponerse adentro. Cuando se ponen al lado, dicen, lo hacen con sus propios problemas y con sus propias alegras, sin meter las narices en cuestiones ajenas, acompandolo, ayudndolo a compartir el peso. No reprochan: escoltan. Da 19 a. P. 1 Por lo general, el lector se encuentra sentado. Y con el libro apoyado sobre una mesa. En caso de no estar en dicha posicin, para leer este captulo le aconsejamos acomodarse... (Los puntos suspensivos ponen en pausa a todos aquellos que ya estn preparados, en solidaridad con aquellos que no lo estn). La escena de lectores sentados frente a una mesa se repite en varios hogares, existe un paralelismo entre todos ustedes, queridos lectores, cmplices involucrados en esta lectura colectiva. En esta pgina sern incitados a cometer una locura. Pero lo importante es que sepan que no estn solos. Incluso el mism- simo yo inconsciente de Oliveira se ha sumado. Al ser invitado (aprovechamos los puntos suspensivos ms arriba expresados para hacerlo) no se ha rehusado ni un segundo; es ms, acept con una sonrisa y ahora est all, en su casilla, sentado frente a la mesa, con una hoja en blanco a su derecha (l no tiene este libro porque an lo estamos escribiendo). Acepta el juego. Yo tomo apuntes. 2 Para m, el arte es producto del espectador sentenci el Descredo. Silencio expectante. Les explico continu. El arte busca conmover. Si lo logra, es arte, si no, es otra cosa. Dejemos esa otra cosa de lado, para estudiarla ms tarde dijo el Chistoso. Entonces, el artista crea efectos, por llamarlos de alguna manera, que tengan en s la facultad de conmover. Al menos eso es lo que cree el artista. Me siguen? pregunt el Descredo, que not que se meta en un berenjenal. S! dijeron a coro sus oyentes en un tono que denotaba poco convencimiento. Bien. Deca que crea efectos que buscan conmover. Sin saber si lo lograr. l mismo es su propia comprobacin: A m me conmueve, se dir y lo presentar al espectador, que tendr la palabra final. Si logra el fin buscado, se cierra el crculo del arte. Recin ah, con la conmocin del espectador, la creacin es arte concluy el Descredo, sin conmover ms que algunos bostezos. 3 Hace muchsimo tiempo se denominaban circos a verdaderas carniceras donde, por ejemplo, largaban a un par de mendigos sin armas y muchas veces golpeados de antemano, a que lucharan o, mejor dicho, a que corrieran ms rpido que los leones. Estos animalitos de Dios, con un hambre de cuatro das sin comer bien, estaban dispuestos a comer qu? Muy bien: gente! Otra forma de hacer circo consista en juntar una multitud de luchadores, llamados gladiadores (usted habr visto las pelculas), para que se enfrentaran hasta la muerte entre s. En ambos casos, la arena en que se desarrollaba la accin estaba rodeada de gradas que alojaban al populacho gritn y sediento de sangre. Y entre todos, el emperador, con gesto adusto y severo. Apenas una sonrisa ante un zarpazo certero de los leones o un cuerpo sin cabeza que se bambolea sin rumbo mientras sus ojos al ras del suelo miran a cualquier lado. 4 La idea es jugar al circo. Lo primero es armar la pista por donde se desplazarn los artistas. Necesitamos escarbadientes. Mire a su alrededor, arriba de la heladera o tal vez dentro de la alacena. Con nueve escarbadientes podemos formar un enegono. Si usted posee una mesa ms amplia que Oliveira podr manipular ms escarbadientes y por supuesto hacer una pista de mayor magnitud. Pero continuemos con el ejemplo de nueve. Tome dos escarbadientes, colquelos sobre la mesa de tal forma que se toquen en una de sus puntas y formen un vrtice. La amplitud del ngulo ser, aproximadamente, de 140 grados (aconsejo utilizar un transportador o semicrculo: artculo escolar muy difundido en las escuelas primarias. Oliveira prefiere los de chapa). Si quiere evitar desviaciones, emplee cinta Scotch para inmovilizar los dos palillos. Luego tome otro y coloque una de sus puntas de manera tal que forme otro ngulo igual con uno de los dos escarbadientes anteriores. Realice el mismo procedimiento con los seis restantes. El ltimo, casi como por arte de magia, cerrar el polgono. Ya tenemos la pista. 5 En la actualidad, el circo no cambi demasiado (en lo que respecta a su morfologa): una pista central rodeada de tribunas para espectadores. Puede estar instalado al aire libre, pero lo usual y aconsejable es que est cubierto (para no suspender por mal tiempo vio?), sea en un edificio estable o debajo de una carpa. A ver nene! Vos, el de la gorrita roja! Vos! S, vos. 6 El pblico es importante. Esencial, dira. Puede ser repre- sentado por botones (siempre hay un costurero cerca) o cucharitas de postre. Los artistas y sus trastos requieren mayor labor. Algunos afortunados podrn contar con soldaditos (claro que esto le quita magia al juego, ese toque artesanal). Proponemos usar, por ejemplo, migas de pan para moldear payasos y presentador. Una bolita lechera ser la utilizada por los saltimbanquis; caminarn sobre ellas para luego caer de manera aparatosa. El micrfono del presentador puede simularse con un palito de yerba mate. A los equilibristas los personificaremos con papel tis, bien arrolladito, para formar piernas y brazos. Su acto consiste en caminar sobre un hilo (arrancado tambin del costurero) que se extender entre dos escarbadientes (distintos a los nueve primeros) clavados en una base de migas de pan o cscaras de pomelo. La imaginacin de cada uno lo llevar a fabricar elefantes (con algodn), leones (con la flor de cardo seca, ms conocida como panadero), perritos (propongo incorporar hormigas al staff), caballos (pueden ser langostas), hombre bala (con tornillitos cabeza redonda; si vienen con tuerquitas, las podremos rociar con alcohol de quemar y encenderlas: sern los anillos de fuego por donde luego obligaremos a saltar a los perroshormigas). No se moleste en armar malabaristas; primero porque son complicados, segundo porque son aburridsimos. 7 Qu decs? Te volviste loco? Cuando digo circos eran los de antes, no me refiero a los de tan antes. Voy noms cincuenta o sesenta aos para atrs. Recuerda, Magda? Caravanas de carros uniendo todos y cada uno de los pueblitos del mundo. Los chicos a la entrada de la localidad dndonos la bienvenida. Y nosotros meta repartir caramelos e invitndolos a ir a ver nuestro espectculo! Has dicho una gran verdad, Horacio: circos eran los de antes! 8 Si sigui los pasos, a esta altura de los acontecimientos ya tiene sobre su mesa la pista, el pblico y los artistas. La imaginacin nos llevar a inventar rutinas para ellos y podremos divertirnos a lo loco: recordar el circo, homenajearlo, sentirlo como propio, estar all con... Horacio, sac todas esas porqueras de arriba de la mesa! Los tallarines ya estn listos. A veces Magda tiene esas cosas. Su veneracin por la comida es ms razonable que los sentimientos de Oliveira por el circo. Claro que ella todava trabaja en el circo y con lo que gana compra la comida. ComidaCirco, CircoComida. Bah! Magda, con uno de estos tallarines puedo hacer al hombre de goma! Da 18 a.P. 1 Como ustedes pueden apreciar, mi vida no tiene ni ton ni son. Son demasiados los pensamientos que acorralan a un expayaso soador. Mi mundo consiste en amanecer temprano y preparar el mate; almorzar tarde para juntar almuerzo y merienda en una sola vez; cenar cuando se pueda; y saber que el trabajo slo viene en rfagas. El resto del tiempo es pensar, meditar, filosofar con los muchachos o con Magda. 2 Un tipo pensante no puede formar parte de una comisin mascull el Economista luego de escuchar el debate que el resto protagoniz hasta aqu. Qu? pregunt el coro que haba olvidado la presencia del parlante. Que un tipo que piensa no puede formar parte de una comisin se detuvo, tom aire y continu: Qu te ensean de chiquito? Piensa antes de hablar dijo sin dejar pensar al coro: y en las comisiones el que habla primero, por lgica, es el que menos pens lo que iba a decir, no? S. No s. Puede ser le contest el Seductor, que haba ido a la reunin para otros menesteres. Eyaculadores precoces de ideas? pregunt el Chistoso con ganas de entender. Algo as dijo el Economista. Y como esas ideas impen- sadas son las primeras que surgen, sobre ellas se empieza a trabajar. Obvio que el tipo reflexivo, que aprendi la leccin de su niez, se frustra y abandona. Aja! farfull el Obispo Mir vos! Entonces, el que sabe sabe y el que no sabe es dirigente? concluy el Chistoso sin demasiada gracia. 3 A veces (muchas veces) traficamos ideas ilegales. Tal vez suene paradjico pero la ilegalidad, en el campo de las ideas, conlleva pureza. Por el contrario, una idea legal es peligrosa (para el espritu del hombre, no para su cuerpo). Lo legal nos lleva a detentar con orgullo idiota las palabras de otros, anteponer a toda expresin el masticadsimo como dijo Juan Pelotas... Todo lo legal ya ha sido registrado. Vuelvo a zambullirme. Las ideas que un hombre puede obtener son parte de las expresiones de la historia de la humanidad. Nadie dir jams algo que no se ha dicho ya en otras lenguas, en otros tiempos, en otras dimensiones. As el hombre slo podr apropiarse de ideas ilegales. Las otras ya fueron registradas y slo volvern a ser ilegales cuando el olvido se encargue de ellas en esta lengua, en este tiempo, en esta dimensin. Por esa condicin que les brinda el olvido, las ideas ilegales son dbiles en su seno materno y adquieren fortaleza recin al cumplir la mayora de edad (lo legal). Hay que estar atentos y omitir cualquier idea legal que se filtre en nuestro cerebro con el firme propsito de huir por la boca. Estar atentos porque pareceremos personas de bien, de gran conciencia social, pero en definitiva slo seremos pequeos loritos dispuestos a repetir lo que manda la ley. Y todo por qu? Por un poquito ms de papa, Pepe! 4 Me gusta su forma de escucharme, de saberla ah a mi lado, con sus ideas recortadas de revistas y diarios editados al por mayor. Es increble la paciencia que tiene esa araa. Ah, escondida en su propia oscuridad, espera la cena. No deberamos matar araas, ellas son nuestras mayores aliadas. Por cada araa muerta continan con vida doscientos mosquitos y ciento veinte moscas. En menos de dos mil aos sern tantos los mosquitos que revolotearn a tu alrededor que no podrs respirar; tu sangre ya no ser tuya, ser de ellos y la tierra tambin. El hombre intentar por todos los medios eliminarlos, hacerles la guerra con insecticidas y otros repelentes que tambin son txicos para el hombre. Entonces morirn mosquitos como hombres y hombres como mosquitos y al final, por una simple cuestin matemtica, ellos vencern. Slo la cra intensiva de araas solucionar el desequilibrio. Aunque tal vez nos demos cuenta de ello muy tarde, cuando ya los mosquitos hayan desatado toda su furia sobre las araas, en un intento por sabotear su sangre. Debemos cuidar las araas como los hindes cuidan a sus vacas. Por decreto las araas deberan ser sagradas. Qu dice, Magda? De dnde sac eso! Por qu me lo pregunts en ese tonito? le respondi molesta Hay estudios sobre eso y sobre muchas cosas ms que vos ni siquiera te imagins. Bah, tu imaginacin es tan pobre, Horacio, que el da de tu muerte golpears las puertas de esta pocilga para vivir la eternidad, en lugar de pedir asilo en el cielo! Por qu no? Aparte, estoy seguro de que a esa teora sobre araas y mosquitos usted la ley en la peluquera, en una de esas revistas que... S, y qu? Al menos leo, no como vos que slo invents e invents. Con Magda nos queremos, y mucho... Al menos yo la quiero mucho. Si Magda no hubiera sido Magda, la hubiera herido an ms; todos en el circo sabemos que ella lee esas cosas en la barbera de Don Enrique. 5 Magda, algn da le contar de la vez en que me tragu una araa para que me tejiera un pulver por dentro. Era invierno. Haca mucho fro. 6 Ests loco! Tal vez. S. Tal vez lo est; pero qu sentido tiene no estar loco? Ninguno. Y loco de ganas de ser feliz? Qu importa si esa felicidad slo dura un minuto o un segundo? Fui feliz y ya. Eso es eterno, me entiende? Y lo eterno no se pierde con el tiempo. Jams. Sigo creyendo que ests loco. Es una suposicin que no comparto. Por supuesto. Sabe qu pasa? Usted es muy permeable a los valores de esta sociedad de consumo. Es feliz una noche o tal vez slo en un sueo y ya quiere ser feliz todas las noches, todos los das, todos los sueos. Quiere todo; aqu, ahora y para siempre. Tiene un poquito de felicidad y ya quiere tomarla toda para usted solita y largarse con ella. Adnde va a ir? Puede escaparse de este mundo infeliz? No. Entonces, aproveche esos instantes de felicidad. No pregunte cunto durara?. No importa. Felicidad, ni poca ni mucha, ni noche ni mil. No se mide. Aparte, si se pudiera medir, ya la venderan en los supermercados. Sea feliz ac, en este crculo que formamos los dos. En su corazn. Y en sus labios. Y en los mos. Luego, la bes. Da 17 a .P. 1 Llega. La miro fijo. Saluda. Sonre. Y su sonrisa vuela como aquella paloma gris. All! La ve, Magda? Siga la direccin de mi dedo.
La ve ahora? Acrquese a m un poquito ms.
Ahora s la ve. Y vuelve a sonrer. Y me siento bien. Porque est cerca. Porque su pelo juega con su bufanda roja, que respeta su sonrisa y no la cubre, porque no tiene fro, porque se siente libre, porque maana se estremecer en un beso y recordar la mirada fija y la paloma gris cuando est desnuda en brazos de otro, cuando haya dejado los anteojos sobre la mesa de noche, al lado del reloj que contar los segundos que me recuerda o no. Son fantasas mas. Pero qu hermoso es fantasear. Y qu hermosa es. Cmo no fantasear con usted, con su sonrisa libre y su bufanda respetuosa? Cuntas veces la haba mirado sin verla! 2 DECIRTE DESEO QUE TE 3 Salir de paseo con Magda es toda una aventura. Es, por ejemplo, pararse ante una tienda de mascotas a observar perritos, gatitos, pececitos o todos esos itos que desde el otro lado del vidrio se ofrecen a nuestro bolsillo. Ni siquiera debera pararse ante esta vidriera, Magda. Usted que dice amar a los animales, los convierte con esa sola actitud en una mercadera, en un kilo de carne con pelos. Es duro, pero es as. Usted, Magda, que despotrica contra el zoolgico, se presta a este circo? Mreme a los ojos, no baje la mirada. Mreme! Lo nico que debera hacer una persona en una tienda de mascotas es romper la vidriera y rescatar a estas criaturas de Dios. Alguna vez pens que los padres de estos perritos son obligados a reproducirse y reproducirse y, en algunos casos, por vas no naturales? Pobres de ellos, pobres de nosotros! Estamos tan mal? La sociedad ha corrompido tanto nuestro sistema de valores, que muy pronto veremos una tienda de bebs, en donde usted, seora Magda, y disclpeme que la trate con ms distancia de la habitual, va a ir a comprar a su hijo, ya vacunadito, fabricado en grandes cantidades para abaratar costos y evitar que las mujeres engorden y se les aflojen las carnes. Y sobre todo, para no pedir licencia por maternidad. Sabs, Horacio? Creo que ests un poco paranoico Puede ser que Oliveira no estuviera bien. Pero quin lo est? Asimismo, logr su cometido: luego de tremenda disertacin, regresaron al carruaje a tomar unos mates. Oliveira odia salir a ver vidrieras y no tener dinero para poder comprar. 4 Por qu la gente nos ha dejado solos en medio de todos ellos? Fue su sonrisa? Fue ms tibia que esta ciudad viajera del tiempo? Un tiempo que nace, vive y muere sobre una mesa de noche. Al lado de sus anteojos, sublimes en su rostro, fros lejos de usted. Como yo. Espero otra sonrisa, hace demasiado fro aqu. Y se va. Vaya a saber uno a qu brazos. Vaya a saber uno dnde deja abandonada la bufanda y a cuntos ms les regala su sonrisa. Al menos tengo una certeza, Magda: nadie le regalar una paloma gris. 5 De espalda a la escena, Oliveira prepara huevos fritos para cenar. El pequeo calentador sostiene la sartn y la hace vibrar. Con gran destreza golpea los huevos sobre el filo de la mesada hasta que se quiebran un poquito noms. Luego, con la ua termina de abrirlos. Se da vuelta y pregunta: Cuntos va a comer? Dos responde Madga, casi sin pensar. S, dos est bien para m confirma con una sonrisa nica: enamorada y barbuda. Oliveira se siente feliz. No slo porque es lunes y maana partirn hacia otro pueblo, sino que se siente feliz porque s, y eso le gusta y lo estimula. Sabe una cosa, Magda? No. Si no me decs, no s responde chistosa. Hoy le un artculo sobre el psicoanlisis. De casualidad, ese papel lleg a mis manos. Estaba tirado dentro de la carpa. No entiendo cmo lleg ah. Mientras desarmbamos, vi el papel y antes de tirarlo lo le. Vio que todo el mundo antes de tirar un papel lee lo que dice? Por las dudas! S. Y? A partir de hoy, escribir mis reflexiones en cada papel que encuentre. Si slo uno de todos los que me lean lo guarda, ayudar a mi alma a ser inmortal. El sueo del hombre: la inmortalidad! Qu partido! Dios versus Los Hombres: la Copa Eternidad. Quin sera el rbitro? Cmo marcar el final del cotejo cuando el tiempo no existe? Los hombres tienen todas las de ganar, porque de arranque ya tienen asegurada la igualdad, es decir, la eternidad. Noto en su rostro incomprensin. Le explico, Magda. Sera irracional que Dios baje a jugar de visitante a este mundo de tiempo circular. No tendra sentido porque regalara el empate, que en definitiva es lo que vamos a buscar. Bah! El hombre siempre quiere ms, sa es su enfermedad. Despus de la eternidad qu otro partido intentar ganar? Madga no contesta. Por lo pronto, lucha contra la sartn olvidada sobre el fuego. Intenta tomarla desde distintos ngulos, apresarla. El mango est tan caliente que el trapo no acta de leal aislante. 6 Esccheme bien, divina. Vibrar es igual a sentir, a conmover- se, a amar dijo el Seductor a la Enamorada. Hay diferentes maneras de amar se meti el Obispo. Puede amar a su familia, a sus amigos, a su esposa, a su novia, a Dios! Quin sabe en realidad qu es el amor? grit el Descredo. S afirm la Solterona. Cunto se habla de amor! Alguien conoce su significado? Nunca dos personas definieron el amor de la misma manera. Entonces? Existe el amor? pregunt la Enamorada, que comenzaba a dudar de su estado natural Ser slo un estado de alegra/dolor compartido con los dems; cualquiera fuera la alegra, cualquiera fuera el dolor? Aquellos con los cuales compartimos mayores ocasiones de alegras/dolor son a quienes sentimos ms amados? Cundo alguien te dice te quiero, no sientes que te piden auxilio (o que te lo dan)? El amor, seorita, aparece como una oportunidad de sentir algo se detuvo el Seductor antes de largar su frase matadora y hacerlo simplemente porque nuestro juicio dice que est bien. 7 Retomo el tema del psicoanlisis: el nico y verdadero psicoanalista fue Freud, por la sencilla razn de que no lo era, porque no estudi en busca de ese ttulo, slo vivi para serlo hizo una pausa y sigui. A m no me cierra eso de que si no te cobro, el tratamiento no funciona. Ellos se psicoanalizan? No s. Creo que s pero... Sern como los jueces que no pueden juzgarse a s mismos? O como los peluqueros que se cortan el pelo un poco ellos solos y cada tanto se acercan a la peluquera de un colega para poner las cosas en un mejor lugar? O sern como los mdicos, que se automedican? Ese es otro tema. Los mdicos te prohben automedicarte, pero ellos lo hacen. No es justo. Ni objetivo. Mejor sigamos con los psicoanalistas: sern como los magos, que ni ellos creen en sus palabras mgicas? dice Oliveira mientras sopa el pan en un huevo que se deshace en el plato rosado y sigue en tren de vacilar cuestiones sin utilidad Magda, se imagina si algn da todo el mundo se convierte a los Testigos de Jehov. Vio que ellos no quieren saber nada con las trans- fusiones de sangre y esas yerbas? Bueno, entonces imagnese un mundo sin mdicos ni bomberos ni bioqumicos ni ninguna de esas profesiones que interactan con la sangre. Si me prometen que tampoco habr guardianes del orden, yo tambin me convierto. A lo mejor la acompao, pero me gusta tanto la morcilla y el asado jugoso Sera una picarda divina, Horacio! Quiere otro huevo? No, gracias dice Magda. Estoy ms que satisfecha y coron la frase con un exquisito y sonoro eructo. Da 16 a. P. 1 Cuando se decret la eliminacin absoluta del nmero cinco, el pueblo no protest, ni siquiera le dio cinco centavos de importancia. Una ley ms, como las otras. Cunto puede cambiar mi vida la simple eliminacin de un nmero? 2 Nuestra democracia es representativa, carajo! grit el Obispo, que de leyes sabe mucho. Ah s? pregunt el Descredo en tono burln. Entonces, por qu nuestros representantes no son elegidos por sorteo? Qu tiene que ver la lotera con la polt...? el Chistoso no termin la frase por no considerarla original. Se supone continu el Descredo que cualquiera de nosotros debe estar capacitado para cumplir la funcin pblica. Si no es as, los que ocuparon dicho lugar alguna vez no cumplieron con su trabajo pues no le brindaron a sus repre- sentados la educacin cvica necesaria para sentirse ciudadanos. En cuyo caso, su principal misin no fue cumplida. Con qu fin haran eso? pregunt el Obispo. Para mantenerse por siempre en el poder sentenci el Chistoso, que haba entendido. Moraleja: la eleccin de representantes por va electoral no es democrtica avis el Descredo. 3 Se fij como fecha de entrada en vigencia de dicha norma legislativa el da 1 de enero del 2026. Y pasaron los aos y los meses, como pasan los das y las horas, y el da lleg: el nmero cinco desapareci de todos los carteles, de toda patente, de todo telfono, de todas partes. Para cumplir el texto de la ley, se trabaj desde mucho tiempo antes: las computadoras fueron reprogramadas para evitar el caos, las ligas deportivas no slo eliminaron la casaca que luca ese nmero sino tambin a todos los jugadores vivos que en algn momento la vistieron, los cdigos de seguridad fueron cambiados, los manuales de matemticas debieron eliminar cada ejemplo o ejercicio que lo ostentara o lo descubriera como resultado, quienes posean discos debieron entregarlos para que la cancin que ocupaba el lugar en conflicto fuera tapada con un largo silencio. As fue como el mundo se olvid rpido de grandes canciones de amor. Todo pareca previsto. Todo. Pero siempre hay un pero. No faltaron los encuentros. Por ejemplo, el matrimonio Avoledo invita a cenar al matrimonio, supongamos, Gmez, con su pequeo hijo de siete aos. La conversacin transcurre tranquila, trivial, mientras el nio juega con los adornitos de una repisa. El pibe se aburre y enciende la tele. Luego se esconde bajo la mesa a desatar cordones y filosofar. Ma! Mami! grita el pequeo, en busca de atencin. Ellos son dos personas y nosotros somos tres: cuntos somos en total? Los mayores se miraron entre s. Abrieron grandes sus ojos aterrados. Un grito de pnico llen sus gargantas al momento que una escuadra especial del gobierno intervino. Desbarat la reunin. Luego, un grupo de lanzallamas inciner el recinto en el cual se transgredi la razn, la ley. Cada vez que ocurre un hecho semejante, aparecen los agentes del gobierno y los implicados desaparecen. Algunos vecinos, en una cantidad que no podra precisar por razones obvias, aseguran que fueron arrestados y llevados quin sabe adnde. No se conoce a ciencia cierta quin se benefici con esta ley, quizs nunca lo sabremos. Algunos conjeturan que una gran compaa petrolera adeudaba una suma que ascenda a ese nmero seguido de muchsimos ceros. Otros afirman que lo del crdito era verdad pero que el deudor era el presidente de turno y el acreedor el traficante de drogas ms importante del mundo. 4 Se fueron tantos y tan pocos quedaron! Nos criaron tontos y tan pocos tantos junt para este truco de medianoche. Estoy aqu, en la esquina incongruente de la realidad. Es tarde, no? Mirs la hora y noto en tu rostro que la vejiga te dice basta!. Y parts al bao. Ahhh, qu alivio! Y ahora? Botn o cadena? Y ahora? 5 El nmero dej de existir y ya nada ser igual. Hay que andar prevenido, con cuatro ojos. Si nos hubiramos dado cuenta antes, habramos tenido tiempo para protestar, para impedir que esto pasara. Ya es tarde para lamentaciones. Estn, o mejor dicho, ya no estn los que prefirieron morir antes de acatar la orden. Se los recuerda con el nombre de Mrtires de Mayo: las clases comenzaron en marzo y para el mes borrado del calendario pero imposible de eliminar del movimiento del sistema solar los padres no enviaron a sus hijos a las escuelas. Fue lo que rebals el vaso. Los maestros, llenos de clera, salieron a la calle a gritar a los cuatro vientos la verdad, que el nmero cinco faltaba, que el nmero cinco no muri, que el nmero.... Una rfaga de metralla acab con la manifestacin. Esa tarde murieron maestros y profesores. Quienes no tuvieron la precaucin de tapar con cera sus odos para no escuchar a aquellas sirenas de la razn fueron decapitados. No hubo periodistas rebeldes; como siempre, todos acataron las rdenes sin importar la verdad. Para ser francos, desde haca tiempo no les importaba otra cosa que transformar las rdenes en realidad. 6 Un ruiseor aclama sus ideas. La naturaleza toda lo escucha y el viento se detiene, se agazapa y espera. 7 Ya nadie cumpla la edad eliminada y el lapso que transcurra entre un cumpleaos y otro era demasiado largo para los nios malcriados. Algunos padres se arriesgaron a festejar, para no contradecir a sus hijos. Ponan ms o menos velitas, fingan al tirar las orejas, pero la Brigada no fallaba, era implacable con los atrevidos. Los integrantes del festejo desaparecan y todo era arrasado por el fuego, excepto las tortas que eran repartidas entre los seis integrantes de la Brigada. Un da se apuraron en el corte y saben cuntas porciones quedaron? Se miraron entre ellos aterrados y se inmolaron. El mundo ha quedado casi desierto. Todos, por ms que intentaron no transgredir la ley, en algn momento cometieron un error de clculo o de voz y fueron muertos por la renovada brigada que se form ad hoc. La humanidad se cuenta por medias docenas. Por ahora slo quedamos seis civiles y seis integrantes de la Brigada. La muerte de cualquiera de ellos provocara la autoeliminacin de la brigada y de la prepotencia que concentran. Por lo que, recuperado el poder legislativo, nosotros, los civiles subordinados, podramos abolir esta absurda ley pero mientras ellos tengan las armas y nosotros la esperanza, lo nico que lograremos es la extincin de la especie. 8 Esa historia no es creble, Horacio. Ni siquiera es absurda. S. Pero, no est buena la idea? Imagnese este mundo gobernado por incapaces y estpidos se detuvo una milsima de segundo, pens sus palabras y agreg: igual que ahora, pero con un toque de maldita creatividad. Nunca lo haba pensado. Es cierto. Por ahora, slo juegan a mandar sobre lo que est hecho y legislado. Asimismo, dudo que alguna vez adquieran creatividad. Al menos mientras se encuentren llenos sus estmagos. Que me disculpe tu atesmo, Horacio. Soy de las que creen que Dios slo da facultades creativas a las almas buenas... Le parece, Madga? S, aunque despus del hecho creativo, por distintos motivos, algunas se corrompan hizo una pausa y aadi: eso no se discute. Pero en el momento mismo de la creacin: son almas buenas. Si usted lo dice. Yo tambin tengo una historia. S? Largue el rollo. Es la trgica historia de un metegol. De un metegol? Transcurre en un pueblo en donde las margaritas no son utilizadas por las enamoradas para conocer su verdadero amor. El amor lo conocen por su corazn. Pero como siempre pasa, hay ms de un corazn para un corazn. Entonces, las mujeres se disputan el amor de los hombres mediante un partido de metegol. La perdedora debe exiliarse, y la ganadora se queda con el trofeo. La historia termina con el metegol desmantelado (como una margarita) por un trofeo que no acepta su condicin de tal y que juega al me quiere mucho, poquito, nada con el mismsimo metegol. Y? Gol. Da 15 a. P. 1 Ninguno de nosotros merece un gobierno de mayor calidad que el que tenemos porque ante la primera inclemencia damos un paso atrs y sealamos con el dedo acusador al maldito representante y declamamos: yo no lo vot dijo el Descredo. Cae una hoja y vuela lejos indic el Obispo. Lejos del rbol que la ha parido poetiz la Enamorada. Dicen que el Payaso ha nacido en una estrella que perdi su fuego hace millones de aos cambi de rumbo la Nia. No interrumpi el Seductor. Es el producto de una ostra marina y se cri abrazado a una perla. Simplemente es el Payaso de este barrio. No es necesaria la alabanza que todo lo torna imposible! emprendi el Descredo. Naci ac a la vuelta de tu casa pero tuvo la suerte de viajar en sueos hasta las estrellas y la profundidad del mar. Aunque todos saben que est loco, nadie se atreve a contradecirle irrumpi el Chistoso. Le tienen miedo? pregunt la Enamorada. No le tienen miedo a l sino a su verdad; ya que se renen en su persona dos caractersticas irrefutables: la de nio y la de borracho. 2 Te acords cmo nos conocimos, Horacio? No muy bien. S, claro. Estabas muy borracho dijo Magda. Pero dijiste cosas hermosas. S? Era de madrugada. Nos chocamos, sin querer, en una esquina. Pods pedir perdn, por lo menos, te dije. Prefiero pedirle amor, me contestaste Magda hizo una pausa y volvi a preguntar. Seguro que no te acords? No, no me acuerdo. El alcohol me provoca amnesia. Qu ms le dije? Yo me re de vos. Y comenzaste a seguirme. Dijiste mil cosas, pero lo que recuerdo con precisin es tu Teora de las Necesidades. Estoy segura de que la inventaste en ese mismo momento. Puede ser. El alcohol me vuelve sabio. Cmo corno es esa Teora? Caminbamos por el centro. Mirbamos a las personas. A los mendigos y su pobreza. A los materialistas y sus vidrieras. A los hombres y su harn soado. A los jvenes y su desconcierto. A los viejos y su relajacin. A los etcteras y sus etcteras. Los mirbamos a ellos y a sus necesidades. Vos los enumerabas a unos y a otras. De repente te frenaste, me tomaste de un brazo y dijiste: Cul es mi necesidad?, yo con frialdad te respond algo as como: La respuesta est en vos. Quera que te fueras, nada ms. Sabe qu necesito?, dijiste, necesito un amor; un amor que me vuelva ciego a las dems mujeres y al dolor. En definitiva, la necesito a usted. Qued congelada. Me sacudieron tus palabras y me enamor. Eso fue todo? No. Despus me besaste. 3 Cuando digo algo, lo digo porque lo creo potable y si digo potable, es porque usted dijo agua y usted, Magda, dice B5 y yo digo mierda!, hundido. 4 Es muy loco todo esto? Tal vez lo sea... dijo Oliveira y qued en suspenso. S, tal vez lo es, pero... qu sentido tiene no estar loco? Tal vez... Ninguno continu sin esperar respuesta. Y loco de ganas de ser feliz? Qu importa si la felicidad slo dura una noche? Fuimos felices y punto. Eso es eterno. Y lo eterno nunca se pierde en el tiempo. Exacto. Jams se pierde. Adems, cuando el momento feliz comienza, en ese instante, no sabemos con precisin cunto durar. Si pensamos que durar slo una noche, es una suposicin de nuestra mente pesimista. Tal vez sea ms que una noche. Tal vez sea ms que un sueo. Y tal vez ya sos feliz y no te habas dado cuenta. Y decids largarte con esa felicidad. Entindalo bien; felicidad: ni poca ni mucha, ni una noche ni mil. No se puede medir, no se debe medir. Es felicidad ac y en su corazn, en sus labios y en los mos. Acto seguido, la bes. Da 14 a. P. 1 Madga y Oliveira se detuvieron ante la rosa. Esa pequea flor despierta en medio del gran rosal. No s por qu pero resaltaba entre todas. Era distinta. Aunque su color era el mismo, llamaba la atencin ms que ninguna. Tampoco su tamao era exagerado. Era bonita, slo eso. Hasta se la vea indefensa. Algo tena. Pero qu? Qu le pasa? dijo Magda. Llora. Una lgrima corra por sus ptalos. Sufra el ms intenso dolor. Haba llegado el momento de marchitarse. Senta tristeza. Millones de huellas desfilaron a su lado. Miles se detuvieron a admirarla pero ni uno se atrevi a arrebatar su belleza. Ningn enamorado tuvo la valenta de arrancarla y regalarla para enamorar an ms. Estaba all para sentirla con las manos. Rozarla, acariciarla. Acercarla a las mejillas y luego a los labios. Esa belleza altiva esperaba ser ultrajada. Su aroma an era virgen. Sus espinas slo lastimaron el roco de las noches de soledad. Su color festejaba los das y se dorma con el atardecer. Sentir el amor sin sentir el placer. Cunta tristeza! Cuntas flores vidas de dar su vida por un minuto de felicidad! Cuntos pasos torpes de miradas hipnotizadas! Cuntos ojales solitarios con tantas flores tristes! Nunca nadie se atrevi a ultrajarla, a sentirla. A pesar de que regresaban una y otra vez a admirarla, nadie se atrevi a tocarla, a excitar sus ptalos hambrientos de tacto. Morira pronto y su muerte sera llorada por millones de miradas de pseudoenamorados. Slo le queda esperar el final. Esperar deslucirse. Preguntarse cunto vali ser la ms hermosa sin ser un poquito feliz. Las espinas tambin crecieron hacia adentro, la lastimaron y cuando llegaron al corazn la marchi- taron. Por qu llora? No s. Cmo puedo saberlo? Viste qu linda? Me la regals? No. Dejmosla ah. Su egosmo destruira nuestro amor. 2 Una flor amaneci en mis manos pero se marchit con los primeros rayos. Es una cuestin de querer quererte, de desear quererte. Esperar que regreses y te escapes. Esperar que me distingas entre las sombras de los fantasmas nocturnos. Sonrele a la luna cuando te ilumine y baila un segundo con tu recuerdo. Las velas necesitan el fuego prohibido y las estrellas juegan con tu olvido. Pero regresas. Pero te escapas. Te abrazo fuerte pero te esfumas. Respiro en tu odo pero te duermes con una flor en las manos. Sin remordimientos. Sin resentimientos. Y despierto y ya no ests. Ni lejos, ni cerca. El sol arrebat tu sombra de mi recuerdo y la mezcl con mis sueos y me volvi a despertar. La maana, quitndose el sombrero, me saluda con fastidio otra vez. No puede conocerte. A diario le hablo de ti. Pierde slo algunos segundos al despertar los brillitos de roco y el canto de las aves de corral y otra vez llega para no verte. Ni siquiera marchita. Ni siquiera tu espalda despidindose. Es una cuestin de querer quererte, de desear quererte. De esperar que regreses y escapes con los primeros rayos. 3 Hay cuestiones que parecen recurrentes dijo el Filsofo. El da y la noche. El pecado y el perdn. La pobreza y la caridad complet el Obispo haciendo una enunciacin no taxativa. Para m lo recurrente es levantarme cada maana y salir a enfrentar la frustracin de llevar el pan a casa anunci el Descredo. Es mi forma de hacer poesa. La poesa no se hace. La poesa no nace. Est en toda boca, escribi el poeta Gianuzzi inform la Enamorada. 4 Cuando Magda termin de afeitarse, la luz del sol menguaba detrs de las sierras chicas. Oliveira buscaba sus mocasines para lustrarlos y salir al fin. El pueblo se preparaba para darle un baile de bienvenida al circo. Es que rara vez viene alguien a visitar- nos..., dijo el sacerdote del lugar, ...y cuando vienen quere- mos hacerlos sentir bien, as vuelven rpido, vio? Como por arte de magia, apareci en el carruaje 22 la silueta del Hombre Bala. Su estampa cobriza (y su poca estatura) brillaba en el marco de la puerta, con la luna de fondo. 5 Una poca cargada de tiempos, de carteles luminosos y almas apagadas. Unos perros alborotan la basura. Una noche fra y desgarrada. Hace horas que las sombras han despertado a las estrellas y que la luna llora gotitas de roco. La espina de una rosa empala a una de ellas que, descorazo- nada, gime su muerte. La agona es lenta, dolorosa, desespera- da, hasta que fatalmente se divide en dos. Luego, en un pausa- do rodar, ambas se abren paso, esquivan ms espinas y llegan hasta la tierra. Una la humedece. La otra la entristece. 6 Saben? Es mi primera fiesta de bienvenida. Estoy ansioso! La llegada de un circo a este pueblito al natural es toda una sensacin! Oh, s! le respondi Oliveira con sarcasmo mientras embe- tunaba los zapatos Claro que s! Por ahora. Hasta que se den cuenta de que esta visita comienza a arruinarles la vida, su vida aislada. Llegar el da, Hombre Bala, en el que se den cuenta (y tal vez ya sea tarde), pero se darn cuenta, de que lo nuestro es slo una visita de negocios. Y ese da ya no habr baile de bienvenida dijo casi sin aire al terminar de atarse los cordones. Qu te ocurre, Horacio? pregunt el Hombre Bala. Tu discurso no es el ms alegre que digamos. Djalo! grit Magda desde el bao. No ha tenido un buen da. Claro que no! Claro que no! Y sabe qu, Magda? Como no he tenido un buen da, entonces, buenas noches! tron Oliveira mientras se sacaba el traje, los mocasines y se meta en la cama. El Hombre Bala se descolg del carruaje 22 sin saludar. Y Magda? Magda se fue a la fiesta. Da 13 a.P. 1 El rating es la compaa que buscan los que se encuentran solos en esta sociedad de consumo dijo el Descredo. Rating es igual a masiva soledad ergo no estoy solo. Es una construccin colectiva. Ilusin colectiva querrs decir corrigi el Filsofo. Y esa cscara insalubre que como una pena corrige lentamente nuestros errores! poetiz la Enamorada. Parece que la historia termina. Parece que la luna ya no es... se enganch la Nia en el tren de la Enamorada. Mi panza pide pan. Le dan esperanza se atrevi el Chistoso. Nac a orillas del ro. Pesqu en l, lo desangr para darme fuerzas. Espero que la maana llegue pronto! Espero que la maana se abra ante mis ojos! dijo el Filsofo en carcter de splica. S! Maana con suerte y viento a favor... explic el Descredo. Ir ms rpido no significa ser el mejor sentenci el Obis- po. Vos nombraste el viento: a veces es brisa; otras huracn; a veces slo se siente y otras, ni siquiera eso; uno ruega sentirlo. Que sople por favor! 2 Encontrar a Oliveira sentado en el suelo, con la espalda apoyada a la pared y una pajita de yuyo entre los dientes, es mala seal. Seal de que piensa. Mala seal no porque piense sino por lo que piensa. De vez en cuando escribe con el dedo en la tierra. En realidad no escribe como quien dice escribir, lo hace sin sentido; son palabras sueltas, letras voladoras, equis maysculas. Es parte de ese juego de concentracin que juega sin saber. Oliveira tiene la conviccin de llegar, algn da, a encontrar la forma de desestructurar la estupidez. Ha llegado a la conclusin de que la suma de todas las estupideces es el infierno y que cada estpido es un condenado. 3 El tiempo se ha fijado en mi rostro, lo ha mirado y observado mil veces pero jams se atrevi a detenerse y dejar sus pisadas en mi frente hasta ayer a media tarde... ...cuando un gorrin recoga sus valijas y se lanzaba en picada contra esas rocas en las que una madre golpeaba a su hijito enfermo hasta matarlo... ...sent surcos en mi rostro, acerqu los dedos a mis labios y perd la juventud en un segundo abr el cajn de los recuerdos y los dej volar y volaron, algunos fueron lejos, otros en cambio revolotearon a mi alrededor sin querer dejarme, hasta que por fin decidieron reingresar a la madriguera... ...los que se fueron creo que ya no volvern, el resto tiene todava la posibilidad de escapar o de esconderse bajo las alas de los gorriones y suicidarse, heroico, interponindose entre la madre y el nio... 4 Es sencillo, Magda. El infierno es el dolor constante, la amargura. Es la no-felicidad. Y uno es infeliz cuando equivoca la direccin. Cuando piensa en todo lo que podra tener si tuviera ms dinero, por ejemplo, y no se da cuenta de cunto tiene sin dinero. Cuando la envidia lo consume, cuando le duele la felicidad de otros, cuando no comparte su propia felicidad. Formas de la estupidez. Crear odio en vez de creer en el amor. Amor! Esa es la palabra, por ah va la felicidad. Pero cuidado, Magda. Cuando digo amor, digo amor. No amor por una mujer o por un hombre. Ese tambin. Pero ese es as de chiquito. Digo amor por nuestros hijos y, por sobre todo, por el resto de los nios, amor por una flor, por una cerradura, amor por un juego, por un libro, amor, amor. Me pongo poeta. Amor por todos y por todo, hasta por el mal. Algn da ese infierno tambin podr amar. Pero... Usted ya lo sabe Magda: a veces somos tan tontos que no nos rebelamos por miedo a darnos la razn. Ah termina todo y el infierno vuelve a ser de los estpidos otra vez. 5 ...el limonero me ha dicho que est cansado, que la rutina lo mata de a poco, que no se anima a dar el paso por miedo a caerse, que no sabe si sus races lo seguirn... ...hoy lo vi, tiene pintitas amarillas sobre su piel, dicen que es natural; yo creo que est enfermo, que un virus se ha ensaado con l... ...l protesta y dice que es otra cosa, que le pasan cosas que nadie puede ver ni detectar, que no se anima a definirlo como enfermedad ni como locura; extiende una de sus ramas... ...el dedo ndice seala a ese otro gorrin que ya no quiere vivir y despus apunta hacia el cementerio en donde una madre ruega por ser enterrada viva junto a su hijito... ...llora y llora, veintisis lgrimas se desprenden de sus ojos, lgrimas de tristeza y bronca, lgrimas que sealan el hacha apoyada contra la pared... Da 12 a. P. 1 Es de lamentar que muy pocos tienen la dicha de conocer el nombre de HenriFrederic Amiel. Repito el lamento porque no puede ser que una persona de su talla se pierda entre el polvo que amontona la historia. Gregorio Maran y Posadillo defini la historia de Amiel con las siguientes palabras: Su vida debe servir de consuelo a todos los hombres oscuros que arrastran la cruz de la timidez. La definicin contina con una perorata despreciable que divide, sin sentido, a los hombres entre buenos y malos. Digo despreciable porque entiendo que para todos los aqu reunidos slo existen hombres que en ocasiones se comportan como marcan las reglas y en otras... bueno, ejem... ya saben. Y tambin opinamos que existe una excusa casi perfecta para la accin, en ambos casos. Nos desembarazamos de Maran y Posadillo y volvemos a la historia de Amiel. En este punto, deberemos disculparnos con el amable lector por la falta de espacio con que contamos para explayarnos en referencias sobre ella. 2 Magda! grit Oliveira. Escuche lo que dice el diccionario. Saber: conocer una cosa. Conocer: averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas. Y? No entiende? Ya no conocemos. Ya no sabemos. Slo estamos informados y creemos saberlo todo. Ah el problema de la nueva sociedad! Ha matado la duda, principio inmutable del conocimiento y la creatividad. Con qu? Internet, radio, televisin, telfonos de todo tipo, etc., etc. Todo est envasado y listo para informar. Entonces? pregunt Magda. Entonces debemos volver a cultivar la duda, si queremos restablecer el saber y el conocer. 3 Por lo general usar palabras indescifrables significa actuar con demagogia, tratar de impresionar con un vocabulario que no es de nadie por estos tiempos, obligar al lector a comprar un diccionario que lo alejar de la lectura, de los pensamientos. Puajjj! Transmitir algunas ideas, es la idea. 4 Bendita poesa! T que siempre enseaste con imgenes, desde los siglos ms remotos, en el siglo de la imagen te insultan porque dicen que no te entienden. No quieren entender! Es ms fcil dijo el Filsofo. Recuerdo cuando para leer deba ocultarme, por miedo a que mi jefe creyera que estudiaba para quitarle su ridculo puesto de capataz. Qu asco das, rata inmunda que te crees poderosa! insult el Descredo. Espera! No vayas! El gendarme cuida la puerta, fusil en mano advirti la Desdichada. No hay posibilidad de salir ileso en una contienda poltica. El vencido, adems de adquirir dicha posicin, se vuelve renco- roso, y el vencedor, estpido y arrogante explic el Descredo. Gendarme? Poltica? Esto huele mal... coment el Chistoso sin chistar. No crea, amigo! Las espuelas se han hecho para lastimar explic la Desdichada. Domadora me sali la amiga! Cuidado que el zaino no la voltee reapareci el Seductor, que esperaba agazapado su momento. Voltearme a m? dijo la Desdichada. Hasta Don Segundo aprendi a los golpes retruc el Seductor con un guio de ojos. Estoy tan segura de la enfermedad que me aflige... Pero, mujer, un caballo podr con usted? Ese animal sin razn dijo el Obispo. Suerte la del zaino! intuy el Chistoso. Y usted se cree ms razonable que el caballo? indag el Descredo al Obispo. Podr ser humano, pero Hombre... ya veremos. Somos hombres? No, todava no somos hombres expuso el Filsofo. Conglenme como a Disney... dijo el Chistoso. y desenchufen el freezer cuando reinen las flores acot la Desdichada. Da 11 a.P. 1 El alma junto con el alimento y el agua hacen funcionar el cuerpo. Alimento y agua no necesitan demasiada explicacin. Pero el alma, qu es? Para m, el alma viene a ser un poquito del hacer y no-hacer, del decir y no-decir, del saber y no-saber de todos nuestros antepasados y todas las personas con las que alguna vez tuvimos contacto. Me permito entender el alma como una gran interrelacin que se queda a vivir en m, en usted, en el perro, en el rbol, en todo lo que es. El alma como suerte de memoria colectiva y de inconsciente colectivo. 2 Todava busco el tapn que me permita desagotar esa pileta llamada mar. 3 No dijo rotundo el Obispo. La palabra es una sola y es sagrada. Amn fue la respuesta automtica del Chistoso. Yo prefiero el silencio manifest el Seductor. O el susurro al odo. Ese susurro que casi no se entiende culmin dirigindose a la Solterona. No soy de hablar mucho retruc sta en pos de devolver el boomerang. Deje de hacer el verso, por favor! lo amonest el Obispo. 4 Imagino el alma de cada uno de nosotros aumentando de tamao en este preciso instante, gracias a este encuentro o a cualquier otro, sea con un amigo o un desconocido, con un animal o con la sombra de aquella planta. Y cuando el cuerpo se apaga? El alma, nuestra memoria, muere con nosotros, excepto lo que transmitimos, lo que generamos en otras almas, que no es nada ms ni nada menos que el recuerdo que los dems tienen de nosotros. Tal vez por eso las almas grandes son las que ms se abren: las almas abiertas, como dira mi amigo Delfino Ojeda; las que aprenden a brindarse a los dems. Las que pintan, las que escriben, las que cantan, las que hacen un asado para cientos, las que aplauden el arte de los dems, las que disfrutan de esta charla. 5 Es extrao. Cuando alguien te dice ese pibe es ciego, le miramos los ojos; ese es sordo, las orejas. Pero cuando digo soy escritor nadie quiere leer mis cuentos; soy msico, nadie quiere escuchar mi msica. Somos malvados. Gozamos con la desgracia ajena y hacemos todo lo posible para menospreciar las virtudes del otro. Raza de vboras! (con el perdn de las pobres viboritas). O tal vez no quieran leer tus cuentos porque eres ciego y prefieren mirar tus ojos. A ver tus ojos? Tal vez no quieran escuchar tu msica porque eres sordo y prefieren gritarte as de fuerte, escuchaste? termin Magda su frase en un grito y sonri. Viste? Nos pasamos la vida contemplando desdichas ajenas. Perdemos el tiempo en este mundo de ciegos y sordos. Perdemos el tiempo en este mundo, en tu mundo, en mi mundo, hermano fantasma, hermano mudo. 6 Y dnde reside el alma? En cada clula, en cada pedacito de ser. Pongamos un ejemplo: cuando una persona se fractura un brazo, no pierde el alma de su brazo, slo est inmovilizado por el yeso. Ese brazo tendr que aprender a ser de nuevo, cuando quede libre otra vez. Y con nuestra vida a veces pasa lo mismo: est inmovilizada por vergenza, por exceso de trabajo, por querer estar estticamente impecable, sin saber que el da que despierte y se d cuenta de que est enyesada, inmvil, muerta en vida, deber aprender a ser persona otra vez, a tener amigos, a juntarse en las casas de almas abiertas, a brindar y a pensar para ser libre de nuevo. Pero si me amputan el brazo (o la vida)? Ah es cuando se pierde el alma, de la mano o del cuerpo todo. Recordar los das en que poda tener amigos, cantar, dibujar, rer y llorar. Pero slo ser un recuerdo, porque su habilidad ya no es. Y su alma ser olvidada rpido. Muy rpido. Da 10 a. P. 1 Toparme con una sequa de palabras me pone mal. Uno tiene la sensacin de que no va a escribir nunca ms una puta palabra, que todas se fueron por las yemas de los dedos, que la imaginacin no da para ms, que se agot el caudal. Pero despus te das cuenta de que nunca escribiste una que sea coherente, que nunca estuvieron en las yemas de tus dedos, que tu imaginacin nunca dio para nada, que el caudal nunca fue tal, que las palabras no son tan putas. En esos casos, de chocarse y chocarse la cabeza contra la pared, las manos contra la mesa y la rodilla contra la mesita de luz (mejor ni te cuento del dedo meique del pie contra la pata de la cama, ay!), lo mejor es pedir ayuda a los amigos. Entonces decid, para este captulo, tomar un grabador de mano y salir a la calle. Interceptar a los conocidos (y no tanto), apretar el REC y que ellos hablen. Es para el nuevo libro. Qu libro? Uno nuevo que estoy escribiendo. Cundo decs nuevo es porque ya tens otro editado?. En esos momentos te dan ganas de tirar todo al diablo (como si el diablo estuviera dispuesto a ocuparse de todas las porqueras que la gente revolea por ah) y dedicarte a la funcin pblica, pero no... Quiero intentarlo. Dec lo que quieras. Lo primero que se te ocurra. 2 En mis escritos siempre matan a alguno dijo el Descredo. Alguna represin ha tenido en su infancia concluy muy rpido la Psicloga. Las represiones son la herencia de nuestros ancestros murmur la Solterona. 3 REC Qu quers que diga? (...) Dejate de hinchar las pelotas, Horacio, despus de viejo rompehuevos, o ste es un nuevo chiste? (...) Ehhhh... Lindo da no? Qu buen sol! (...) Aqu me pongo a cantar al comps de la vigela, que al hombre que lo desvela una pena extraordinaria ni con el cantar se consuela! As era? (...) No payasee, Oliveira. (...) No, hoy no. Estoy apurado. (...) Recuerdo el da en el que te tentaste, en plena funcin, y no podas parar de rerte, te reas y te reas y nosotros, tu pblico, no sabamos de qu, pero lleg un momento en el que todos nos empezamos a rer de tu risa. Fue fantstico! Porque primero nos remos de tu risa, pero despus ya nos reamos de nuestras risas, de la del tipo de al lado y, al final, como siempre, todos nos contagiamos con la risa de una vieja, que tena esas carcajadas de urraca tenor. Hasta que se aviv de que nos reamos de ella, se enoj y sali putendonos a todos. (...) No! Yo no sirvo para estas cosas, no me gustan. (...) And a laburar, payaso fracasado! (...) Da de sol... Es la hora catorce en todo el pas, ehh, no se me ocurre ms nada! (...) Ya ests grabando? No. Esper. Esper. No se me ocurre nada. (...) En la punta de aquel cerro, descansa un ave muda, y en el suspiro dice: (silencio) Nada, si es muda. (...) Date una vuelta maana, hoy no puedo. (...) Qu es lo que tengo que hacer? No entiendo. (...) Volver, con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien. (...) Qu? No entiendo. STOP 4 Demasiado por hoy. Gracias amigos. Gracias por la leccin. Es ms fcil pensar una historia que desgrabar. 5 Flor de la noche, hoy no te dejs ver pero s que ests ah, iluminando a otros, enamorndolos. Si me ves llorar, tierna sonres y llors tambin. Una lgrima de roco por un ptalo se desliza. Lgrima de luna, roco de luz, ser ciego no es no ver, es no saber que exists, no alzar los ojos, no contemplar tus hechizos. Luna de encantos, hadas y misterios. Tu cuerpo en mis brazos, tu luz en mis ojos, tu sombra en mi corazn. Sombras lunticas renacen cada noche para verte toda llena. Sombras que el dinero desprecia pero vos ams, porque viven para vos, por vos. Luna, ngeles, un beso, se entrelazan, enamorndolos del Edn an perdido que es posible hallar. Un sueo ednico ronda por all, sostenindome, buscndote entre sombras y hadas. Las lgrimas del hada se detienen cuando del mundo se desprenden. Tomados de la mano, un hada sin lgrimas, un exciego sin reproche, enamorndolos, flor de la noche. Da 9 a. P. 1 El mrtir es un hroe o un villano, Magda? Mmmmm se tom su tiempo para meditar mientras disfru- taba el primer mate de la maana. Me inclino por la segunda opcin, aunque entiendo que su villana no es voluntaria. Estamos de acuerdo, Magda. El mrtir es puesto en un lugar que lo convierte en lo que nunca quiso ser. Aparece en la historia como una figura rebelde que atenta contra el sistema impuesto por los ms fuertes, por los mandamases. El tipo aparece para patear ese tablero que usa de escudo a los peones en beneficio del rey de pasos cortos. Comparto dijo y se sirvi otro mate. Y es figura rebelde slo hasta cierto punto. A partir de ese punto, el mrtir pasa a ser parte del sistema al cual atac. Incluso lo sostiene. Aj. A ese punto lo llamaremos muerte. 2 Apuntes de Oliveira: la revolucin newtoniana: hay un orden en el universo y la tarea del investigador es descubrir ese orden (Ver: relativismo, mecnica cuntica y principio de la incertidumbre de Helsenberg). 3 Un ejemplo? Jess de Nazaret, el primer mrtir de la era cristiana. Am a sus enemigos, puso la otra mejilla, ech a patadas a los ladrones del templo. Qu pas despus de su muerte? Continu su rebelda en quienes lo sucedieron? Usted que cree? Yo creo que no. El mrtir es necesario para sostener lo establecido. Vosotros no entendis nada, ni sabis que nos conviene que muera un solo hombre por el pueblo, y no que perezca la nacin entera!, dijo Caifs, que era el pontfice aquel ao recit de memoria Oliveira. Cuando Jess era uno, no haba problema. Cuando l ya era trece, todava no tantos. Pero cuando los beneficiados por el sistema vieron que Jess era miles, todo cambi. Se decidi su muerte y muri. Y todo volvi a la normalidad. Y su muerte pas a ser la piedra fundamental del sistema. Exacto. A las ovejas les dijeron: All est su Dios! Corrieron hacia l y se encontraron con una figura clavada en la cruz. A partir de ese instante, tuvieron miedo de morir, como Jess, como su ejemplo Raro ejemplo! y lo negaron tres veces multiplicado por miles de millones. Y se conformaron con llevarlo colgado del cuello. Estoy seguro de que la imagen del crucifijo fue diseada por los mismos hacedores del asesinato y cultores del sistema. De otra manera no se entiende el porqu de recordarlo sufriente, colgado en la cruz. Una sutil manera de amenazar? Exacto. O a usted se le ocurrira fotografiar a un ser querido en el lecho de muerte o en la cama de un hospital, para recordar ese momento de su vida? Uno guarda los recuerdos felices y clidos. Quin va a ofrecer la otra mejilla ahora? Estar clavado en una cruz, es un smbolo de grandeza o una amenaza constante? 4 El problema del neocomunista es que si, por ejemplo, le gustan las orgas, antes de organizar una, necesita primero constituir un Congreso que consienta ese tipo de festicholas mediante un Manifiesto ProOrgas redactado minuciosamente dijo el Descredo, quien odia usar palabras terminadas en mente pero que cree que hay ocasiones en las que no queda otra. Parece mentira! dijo la Desdichada. Leer versos y no entenderlos, qu importa? No sentirlos, vaya muerte! Vaya vida! Venga muerte! Quin dijo eso? consult el Chistoso. Vos, idiota! dijo la Nia. Cundo? Ahora. El destino es nuestra sangre. Las convicciones, nuestras piernas dijo la Enamorada. Dejate de frases hechas...! ... hechas mierda! ampli el Chistoso. La carcajada se hizo esperar y al final no lleg. Qued chiquita. Apenas un asomar de dientes. 5 Otro ejemplo: el Che mrtir. Qu se cree que es el que lleva su imagen estampada en una remera o tatuada en el bceps? Se cree rebelde? Bah! Con la publicidad de la muerte del ejemplo se termin la revolucin. Ninguna revolucin es posible mientras se recuerde a los mrtires! El mrtir debe morir en el olvido para que su obra contine. Siempre me result extrao que los medios de comuni- cacin, que por lo general estn en manos de o financiados por los asesinos, se encarguen con tanto esmero de recordar a los mrtires. Dos mil siete aos de la muerte de Jess! Cuarenta aos del Che! Seis de Pocho! Y as puedo seguir hasta pasado maana. Si ellos los mataron, por qu los recuerdan? Estn arrepentidos? Es su forma de pedir perdn? No! Olvidate! Slo para amedrentarnos! Son unas basuras que nos amenazan da tras da, aniversario tras aniversario. Olvidemos a los mrtires! Ellos volvern a sonrer! S. Si tenemos en cuenta los actos que definieron sus vidas, preferiran ser olvidados o ser objetos de veneracin, culto y consumo? La revolucin est en las ideas, y s que es lamentable, pero los muertos ya no pueden predicar. Por lo pronto propongo exterminar la difusin de amenazas psicolgicas. Da 8 a. P. 1 Despierta. Qu pas con el sol, Magda? La luna lo tap hoy, ms temprano. Se hizo de noche cuando era casi medioda. Un lobo repar en el error de los astros y aull entre confuso y dormido. Sali a caminar como cada noche en busca de su comida aunque no tena hambre. Pero lo atormentaba el sueo. Algo anda mal, pens. ...? Los pjaros queran dormir pero la somnolencia no los atacaba. Las aguadas pretendan evaporarse pero no haba sol. Aun el lobo sigue su camino sin entender tanta oscuridad detiene el relato un segundo y prosigue. Pierde el rumbo en un descuido y una trampa se cierra sobre su pata izquierda. El dolor lo desgarra mientras una risa criminal se aproxima en busca de la piel del pobre lobo dormido. Es una pesadilla. Es una pesadilla? Ya es tarde para l. No tiene fuerzas para la defensa. Tampoco las utilizara si por milagro aparecieran en sus msculos. Est cansado de todo aquel juego de matar para vivir, de dormir para despertar. La sangre escapa de su cuerpo y sonre. No posee nada ni a nadie. Sus cachorros vaya a saber dnde estn. Tal vez muriendo por ah. O corriendo sin sentido, aullando a esta luna diurna. Se siente morir y sonre. Se llevan su piel y l sigue tirado ah, sin reaccionar, Horacio. Entends? Y Oliveira, sin saber cmo, tal vez por esas cosas que tienen los sueos, reconoce a Ferraguto (h), ese cctel mitad lobo, mitad hombre, ahora en el cuerpo de Madga, que le dice: Mir que hermosa casa! Algn da llegaremos a vivir en una mansin de sas, Horacio? Cmo se hace para poder comprar una? Cmo? Cmo? y se cmo se repite y se repite. Ehhhh. duda sobre el eco. Existe una nica posibilidad: dejarse atrapar, da y noche, noche y da, todos los das y todas las noches, por los pobres hombres que trabajan para los infelices que se creen capaces de tapar el sol. 2 Apuntes de Oliveira: un gallo guardado en un lugar oscuro no canta. Slo lo har cuando le mostremos la luz. No cualquier luz. Tiene que ser la del sol. 3 El pelo ensortijado brota por debajo de la boina cada hacia un costado. La nariz de payaso slo la usa en las presentaciones pero su nariz verdadera ha sufrido una suerte de metamorfosis. Sus cartlagos nasales han mutado con el tiempo, se han adaptado a la nariz de payaso y de a poco cambiaron su forma hasta mantener por siempre ese pompn izado sobre la cara. Sus ojitos se vuelven pequeos cuando sonre. Es un payaso hecho y derecho. Cree muchsimo en el amor de las mujeres. Cree tambin en los desengaos que lo corren y lo alcanzan. El amor, Magda, es una palabra que designa todo lo que conlleva bondad. Cuando digo todo, parece que digo algo grande, inmenso, algo que abarca muchsimos kilmetros, pero en realidad todo significa cada cosita, cada pequeo encuen- tro, cada pequea mirada, cada pequeo ser, cada viejo, cada payaso, cada mujer, cada almuerzo, cada cena, cada cada. Todos pedacitos de bondad. La suma es igual al amor. Porque nadie ama todo el tiempo algo o a alguien, llega un momento en que lo aburre, lo fastidia, lo encuentra pegajoso. En ese momento, el amor se vuelca hacia otra bondad. En forma constante, el hombre necesita ser bueno o sentir la bondad de otro. Aunque a veces uno necesita ser perverso... Es cierto! Usted dijo: uno necesita.... Esa necesidad encierra un bien para usted. Eso es egosmo. Lo hago para sentirme bien, para saber que no soy el mejor, para poner los pies sobre la tierra y embarrarme hasta la cabeza. Ser que al ego tambin le toca un poco de amor? 4 Lo que diferencia al hombre del animal es la palabra dijo el Economista. La palabra escrita, querrs decir. Quin puede decir que los perros no se comunican entre ellos va ladridos y gruidos? le contest la Solterona, que ama a los perros. Es cierto. La historia comienza con la escritura inform el Filsofo. Lo que se conoce de ella retruc el Descredo. Ha pasado tanto tiempo desde que sali por primera vez la luna! dijo la Enamorada. Podra precisar cundo fue eso? quiso saber el Economista. Qu hora es? pregunt el Chistoso y solt un prpado hacia abajo en guie para todos. 5 Existe un espanto difcil de curar. El espanto de despertarse llorando sin saber muy bien por qu, saber que mejor es callar y seguir con la pesadilla, con ratas que corren entre tus pies y araas que tejen un bozal en tu cabeza. Es terrible el espanto del sueo que eligi otro. Es nacer cada noche a una vida nueva en un mundo distinto, al que llegamos sin desearlo (como siempre que uno nace). Es un juego de simulacin que nos marca por la maana con ese dj vu que asusta y nos pregunta: Esto no lo viviste ya? La suma de las vidas que vivimos es igual al doble de las veces que dormimos. Qu le parece este supuesto, Magda? Cuando nos decidimos a cerrar los ojos, nos suicidamos y cambiamos de mundo (espacio y tiempo). Click! Cuando despertamos amanecemos en un mundo distinto al de la noche anterior. Click! El sueo se encarg de borrar nuestra memoria pasada y rellenarla con otra acorde a los cambios que efectuaron las manos divinas durante nuestro viaje al otro mundo (pasantas). Por ello, Magda, afirmo que lo material no existe, que es un abrir y cerrar de ojos (literalmente hablando), un puffff! mgico, una escena irreal. Da 7 a. P. 1 Ferraguto (h) golpe la puerta de la casilla. Oliveira se sobresalt. Quin puede ser a estas horas? Apenas asom la nariz vio a su exjefe. Estaba borracho como una cuba. Vuelvo a la nariz. Tengo que decir que se le congel. Un fro implacable azotaba la ciudad. Ferraguto (h) flameaba al comps del viento y tiritaba al ritmo de sus dientes. Oliveira abri un poco ms la puerta, lo tom de un brazo y lo empuj hacia adentro. El joven pichn volva a su viejo amigo. Oliveira se enterneci. Era su cachorro el que ahora lloraba sobre su hombro y clamaba perdn. Mientras tanto, l manoteaba una frazada para envolverlo y llorar tambin. S. Los hroes lloran. 2 As empez la cosa, as ingres Oliveira al circo: El trabajo consiste en impedir que los chicos se cuelen por debajo de la carpa, dar una mano si pasa algo con los animales, ayudar al proyeccionista, redactar avisos y carteles llamativos, ocuparse de la condigna impresin, entenderse con la polica, sealar al director toda anomala digna de mencin, ayudar al seor Manuel Traveler (vaya a saber uno dnde est ahora, si vive y adnde) en la parte administrativa, ayudar a la seora Atala Donesi de Traveler (Dios la tenga en la gloria) en la taquilla (llegado el caso), etc., El resto es ms que conocido. 3 Hijo! Y yo que pens que no habas entendido nada. No llors por m, soy demasiado viejo para merecerlo Oliveira trataba de consolarlo. Mejor esper mi muerte y haceme un favor: en lugar de autos negros y tipos de sacos y corbatas oscuras, quiero chicos, muchos chicos, y todos ustedes, los del circo, y otros payasos que me lleven... Y todos en elefantes hasta el cementerio! Vos no vas a morir. Todava no, pero siempre haba pensado pedirte este favor y cuando... Bueno, cuando me despediste, mi mayor sueo se rompi en pedazos. Ya no poda pedrtelo, sera golpearte bajo. Ahora que vienes a m, aprovecho. No puedo dejar pasar esta oportunidad... Dalo por hecho, Horacio accedi Ferraguto y continu. Aunque no lo creas, estoy borracho por tu culpa. Bah, por mi culpa! Desde que cerraste la puerta comprend que haba cometido una injusticia. Pero no me animaba a pedirte perdn. Y ya ves: el alcohol lo hizo por m. Me trajo hasta aqu, golpe la puerta y habl. Luego, el joven Ferraguto call y, abrazado a Oliveira, por fin pudo dormir. Entre sueos murmuraba cosas. La nombr a Magda, le peda que no lo increpara ms, que ya haba entendido. Lo dicho le hubiera alcanzado a Oliveira para comprender que Magda tuvo que ver con la borrachera y la renovacin de esta amistad. Le hubiera alcanzado, pero la verdad es que Oliveira estaba tan dormido como Ferraguto. 4 El periodista debe diferenciarse del Departamento u Oficina de Prensa Oficial dijo el Descredo. Esa oficina es la encargada de dar las buenas noticias! excla- m el Filsofo y remarc con el dedo su dictamen. De hacer los anuncios buenos, no-censurables, de la gestin a la cual repre- sentan! En ese contexto, entonces, el periodista debe husmear en lo malo, analizar lo que se puede mejorar y, por ltimo, hacerlo pblico analiz la Nia, no muy convencida. Cuando al gobierno de turno no le cae en gracia lo que dice el periodista es porque encontr la quinta pata que estaba escondida debajo de la alfombra del despacho gubernamental dijo el Seductor, hacindole ojitos a una hermosa secretaria de dicha oficina o departamento. Los medios del miedo en el medio del miedo trab su lengua el Chistoso. Da 6 a.P. 1 Adnde fue a morir? Por qu eligi la muerte ms amarga? La peor vista. La ms criticada. No pens en el show off? No le import un carajo la charlatanera de los imbciles y de los infelices? (Vale aclarar que para Oliveira imbcil e infeliz no son sinnimos. Imbcil es un tonto o zonzo que puede ser o no feliz. Ser infeliz es peor que ser tonto, es la persona que no se anima a ser feliz y es conciente de su negacin, lo cual lo lleva a intentar destruir la felicidad de los otros). Creo que al final Ferraguto se dio cuenta. Con su suicidio se veng de su propia raza. Aquella que le inculc amor al dinero, al poder y la negacin de los derechos del otro. Y ahora, desde donde est, los ve llorar. No lloran por l (por Ferraguto) sino por su clase, su logia, porque son uno menos, aunque en realidad ya lo eran aun antes del suicidio, pero es obvio que no se haban dado cuenta. Claro! Jams se dan cuenta cuando una persona se siente destruida como tal. Slo reaccionan cuando la mercadera est por alcanzar su fecha de vencimiento. Exacto! Sus ojos estn cegados. No ven al Otro. No les importa un comino. Slo que sea vendido antes de que se ponga malo. Tens razn dijo Magda, con la tristeza colgada de sus labios, pero maana, con una copa en la mano, volvern a rer y recordarn a Ferraguto como el tonto que no entendi nada de nada. Maana volvern a rer y hablarn de l como si su muerte hubiera sucedido hace siglos, cuando en realidad fue ayer, y, al ritmo al ritmo de Mambr se fue a la guerra, Magda enton: Ferraguto no entendi nada! Ferraguto no entendi nada!. Le cantarn (inculcarn) a sus hijos, en son de burla. Ferraguto no entendi nada! Ferraguto no entendi nada! Ferraguto entendi todo! Infelices e imbciles al mismo tiempo! 2 El fro corri por su espalda (si es que el fro corre. Yo pienso, en todo caso, que el fro se sujeta a tu espalda, te abraza y luego te sacude). 3 Suicidarse es un acto de valenta. Es desprenderse de lo ms valioso dijo el Filsofo. El amor? pregunt la Enamorada. El amor es el error del ser humano... le respondi la Desdichada. ...y el ser humano un accidente del amor complet el Obispo. No se ponga a filosofar lo amonest el Filsofo. No son horas... Horas? pregunt la Nia. Pobre infeliz el que nos puso las veinticuatro por delante... Y por atrs! dijo el Chistoso. Seguro lo alabaron como al genio que invent la palabra progreso dijo el Descredo. Idiota! grit la Enamorada. Las palabras tambin enferman... O vos te cres el nico verbo capaz de pescar un resfro? Chist! Chist! trat de tranquilizarla el Seductor. No te alteres. No va a pasar nada ms que lo que vos quieras que pase hizo una pausa y luego le susurro al odo Vos qu espers? Espero en soledad el final le retruc. 4 La Justicia divina no existe, es una farsa. La conciencia es exclusiva propiedad del Diablo. Nos hace pecar y despus retuerce el remordimiento muy dentro de nosotros. Si no, no existe explicacin posible para que los hijos del Diablo puedan conciliar el sueo. 5 El peor castigo que nos ha impuesto la religin, sociedad, sper yo o como quieran llamarlo es la condena al suicidio. Esa condena nos transforma, de pronto, en objetos. Ya no podemos decidir sobre nuestro destino y, por consiguiente, menos an sobre el destino del mundo. Eso s, nos permite decidir sobre el destino de otros objetos, incluidos, por supuesto, otras personas-objetos, interrelacionndonos. Es monstruoso. 6 El ltimo sueo de Ferraguto (h): Los prpados pesan El sueo cae sobre m. Mis ventanas al mundo se cierran y caigo en la cama, sin quitarme la ropa. Me descalzo los pobres zapatos, que soportaron el peso de mi dolor todo el santo da. Caen al piso. Respiracin reposada. Un profundo sueo (difcil de recordar). Y despierto de repente, sin sobresaltos. Y estoy muerto. El sueo fue mi agona y el despertar, mi muerte. Al final, sufr ms el fin de una gota de roco que mi propia extincin. La muerte es una espina clavada en mi corazn, que espesa el llanto de mi familia. Los miro con mis ojos de espritu. Ellos acarician mis mejillas de muerto y clausuran para siempre los ojos del cuerpo. Y se preguntan por qu. Se martirizan con el cundo. Se consuelan con el dnde. Estoy tan cerca que hasta puedo sentir el aroma de sus perfumes nmades. Acaricio sus cabellos y se tranquilizan. Les hablo al odo. Parecen no escucharme, como siempre. Descubro otra vez que mis palabras han muerto mucho antes que mi cuerpo. Ahora ruegan por orlas pero ya es tarde. Ya no hay qu escuchar. Slo el clamor de los hechos y la risa desafiante de la muerte. La muerte ha sido el mejor estimulante para la memoria. Era (y es) un brebaje infalible para recordar las palabras que no se quisieron escuchar. La muerte ha cado sobre m. De una manera extraa, sin efectos que recuerde (al menos hasta la prxima muerte), tras un sueo olvidado y pequeo. Me dorm en vida y despert a cuestas de la muerte. Ya nada se puede hacer. Ya no queda nada que ganar. No hay motivos valederos para regresar. No hay nada ms que explicar. Recin ahora comprenden qu quise decirles alguna vez. La muerte ha sido mi mejor declaracin. 7 Y volvi a despertar, ahora sobresaltado por su vida. El reloj contina su huida por el camino fosforescente de las agujas. Y est vivo. El corazn late y todo se ve desde abajo. Nadie llora por l. Nadie ha escuchado su declaracin. Sus palabras an estn mudas en el recuerdo y llora, como la luna, como la gotita de roco, viste? An es de noche. An la oscuridad descubre las estrellas cuando una explosin le devuelve la muerte, cuando el lento desangrar despierta los gritos, los porqu, el cundo y el dnde. Da 5 a. P. 1 Una caricia y un beso. Se despiden hasta el da siguiente. La luna sonre. La ciudad triste y gris comienza a despertar junto al ronronear de los motores y el silbato de la gran fbrica (que aprendi a esclavizar al buen hombre y a su risa). El astro no puede mantener la sonrisa. No es justo para el obrero que se encamina al trabajo. Entonces, le cede espacio al sol y se marcha. 2 No es fcil esconderse, encontrar un lugar neutral y desde all disparar. Existe un lugar neutral? Imagino, a priori, que la muerte me puede llevar hasta ese punto, pero no s... Sern efectivos los disparos desde all? 3 Los aos continan su loca carrera y las generaciones su inconsciente desfilar. Yo sigo aqu, a la espera de mi muerte, que an no nace porque tiene miedo de vivir. El diagnstico parece alentador, no? Pronostica muchos aos de futuro. 4 Llueve. Ests sola y arrepentida. Entre las gotas, una nota se posa en tu lengua que recin apenas se asom para decirme te quiero. Tus labios se movieron casi sin querer, pero queriendo. El resto de tu rostro no mostr mayor reaccin. El cielo detiene la lluvia. Por un segundo nada ms. Las copas de los rboles aprovechan para sacudirse con el viento que pasa por all. Un par de hojas remolinean entre los pies y las baldosas flojas se transforman en metforas de la traicin. 5 La sociedad me puso la mscara de payaso desde muy pequeo. Aun desde antes de entrar al circo. Ahora no me queda otra que hacer rer y rer. No puedo enojarme ni hablar de cuestiones serias. Todos se ren igual. As como a m me hicieron para hacer rer, a los espectadores los hicieron para rerse. Y as sigue la cosa. Mientras tanto otros, desde fuera de nuestro crculo de hacer rer-rerse, se ren de nosotros, de toda la pequea farsa montada para mitigar los dolores de la multitud. Pagar una entrada para poder rer? Nunca escuch nada ms lastimoso. Y llevar a los chicos y mostrarles que alguien, un desconocido, puede hacerlos rer, ya que su padre, por el maldito trabajo que genera el dinero necesario para juntar las monedas con las que pagar la comida y la entrada al circo, no se acuerda ya ni de lo que es rerse, no se acuerda ya de que fue nio alguna vez, no se acuerda ya... 6 Pensar dijo Oliveira. Pensar y hablar. Sabia decisin. Complicada accin. Exagers, Horacio. Nadie puede decir nada sin antes pensarlo. Toda palabra primero se piensa, se la busca entre las que pueblan tu pequeo diccionario y luego salen. Nadie dice nada sin pensarlo. Todos piensan lo que dicen. Eso s, muy pocos estiman las consecuencias. Tomaron el paraguas y salieron a caminar bajo la lluvia. Las nubes ofrecan una escenografa grotesca y Magda se molestaba cuando Oliveira dejaba de cubrirla. Pidi el control del escudo pero Oliveira se lo neg y, en la brusca accin de esconder el mango del paraguas negro, la dej una vez ms al descubierto. Magda interpret su mejor papel de enojo y comenz a correrlo. l corri ms rpido y, con una sonrisa, escap de las manos de aquella mujer llamada Magdalena. Chapotearon en los charcos de las veredas, de las calles. Aterrada, la luna an no haba aparecido. Se dice que la asustan las tormentas con relmpagos. Se asusta y se esconde hasta que las nubes empiezan a desaparecer. Maana ser un da para pedir cuentas, para armar los bolsos y partir hacia otro lugar. Buscar el refugio de otra msica, de otro cielo, que siempre es el mismo pero parece distinto segn el suelo que lo sostiene. 7 A la historia la mueve el amor dijo la Enamorada. la pasin, querr decir la corrigi la Psicloga que volva con el mate en la mano. Est caliente? pregunt el Chistoso con irona. El mate digo Vos no toms por chistoso legisl la Psicloga. Mucho amor, mucha pasin, muchas leyes. Eso no me gusta dijo el Descredo. 8 Oye amor, te quiero, yo tambin. Ayer me miraste y sent lo mismo. Nos estamos volviendo viejos. Perderemos algn da las ganas de jugar? Ven, vamos a perder el tiempo entre abrazos, besos y buen vino. Prefiero tu dicha a tus dichos. Si te siento feliz, soy feliz, infeliz y todo lo dems. Para qu ms? Ah se concentra todo el secreto de la vida, ah todo el secreto de Dios. Lo feliz, lo infeliz, un Dios que ocupa todo, un Dios que nace de la nada. Lo feliz y lo infeliz. Parece mentira que una cancin pueda decir tantas cosas en tan pocos minutos. Da 4 a. P. 1 Paradito sobre un lpiz me sostengo. Y hago equilibrio. El lpiz no est horizontal al suelo, sino perpendicular. La punta sobre el piso y mis pies sobre su cabeza. La punta, bien afiladita, no se gasta a pesar de sostener todo mi peso, de raspar contra el piso. El sol me pega en los ojos y pierdo estabilidad. Plaza Francia retiene el aliento. Algunos nios hacen un ademn, como quien quiere aplaudir, pero sus padres les detienen los bracitos en un ataque de pavor. El estupor pasa. Todos respiran aliviados y yo sigo ah, en equilibrio sobre un lpiz. Las miradas no dejan de sostenerme, de soportar mi peso, de soar. Es ms fcil pedir permiso, dice alguien como al descuido. Todos lo miran sin entender de qu habla pero vuelven la mirada hacia m, hacia el lpiz. Y reflexionan: Seguro que alguien lo empuj en el afn de estar ms cerca del show. Pero no. El que se acerca es un hombre calvo, de traje gris y gemelos de oro, que repite: Es ms fcil pedir permiso. A m me habla. Pero no puedo desconcentrarme, hay demasiados espectadores hoy. El hombre le pide una hoja a una estudiante que me observa boquiabierta, que primero no entiende y que despus se la da, sintiendo una rara mezcla de fastidio y orgullo. El seor posa la hoja en el piso, cerca de la punta del lpiz y yo, con un saltito sabio, le permito que ponga la hoja debajo de la mina de carbn. Con movimientos naturales de un esquiador escribo: Prestame el lpiz, papi, pero cuando hago el saltito para poner el punto final, la punta del lpiz se quiebra y ruedo por el suelo y todos se ren y todos se marchan y aunque los corro con el sombrero nadie arroja monedas en l. 2 Parece mentira dijo el Descredo. Un dinosaurio y un elefante aparecen sumidos en la miseria de los sin vida? pregunt alarmada la Desdichada. S que parece mentira pero creo en m confes el Chisto- so. Prefiero creer en m, en mis piernas, en este suelo, en esta mesa en la que suelo escribir para contradecir la mentira. Y mien- to para decir mi verdad. Spanlo: la verdad jams fue un cuento! sentenci el Obispo. 3 Entonces, pap me grita y estira bien fuerte mi oreja derecha y se lleva su sombrero nuevo, que tambin haba tomado sin permiso. Y me qued ah, llorando, sentadito en un banquito de Plaza Francia, con el sacapuntas de pap en la mano, a la espera de un lpiz que quiera poner el punto final a esta ancdota que tal vez nunca termine bien o que tal vez termine por la sencilla razn de que no hay ms papel para arruinar. Si viene una paloma, por ejemplo, y se posa en mi hombro, lo tengo que escribir, y todo porque todava no llega el punto del final. Pero eso es slo imaginacin ma. Jams una paloma se posa en el hombro de un nio, a no ser que la paloma sufra de locura y adems est muy cansada y ya no queden rboles desocupados. Es ms probable que una paloma me preste un lpiz y no que venga a descansar en mi hombro cansado de escribir, que espera el final del papel, si es que el papel tiene un final, si es que no puedo utilizar los espacios en blanco que quedan entre rengln y regln, entre palabra y palabra, entre letra y letra, y los agujeritos de la a, la b, la d, la e, la g, la o, la p y la q, para seguir con esta perturbadora manera de escri bir y escri bir, hasta que todo esto sea inentendible, un macizo de letras, de frases inconexas y palabras extraviadas, o bien hasta mi muerte por vejez o inanicin. Espero el final, convencido de que llegar de una u otra manera y cuando llegue ustedes esperarn ms y no habr nada ms, porque los finales en la realidad son as, ni todos los buenos comen perdices ni todos los malos terminan en la crcel o mueren, el final llega de forma personal, cuando quiere, es un antojo que despierta, en algn momento, en cualquier momento, cuando todava las cosas estn por hacerse. Por eso no se sorprendan cuando llegue el fin. El fin llegar, eso se los aseguro. Pero cundo? No s. He descubierto que esto de escribir sin ir a ningn lado es un excelente ejercicio de creatividad para escritores noveles. Es extrao, ah se acerca una paloma, me mira como para decirme algo, pero no puedo leer en su mirada, trae algo entre sus patitas, ser un lpiz? Creo que no pero no puedo asegurarlo. Tal vez slo quiera posarse en mi hombro, tal vez sea la muerte que se acerca en forma de paloma, tal vez, tal vez, antes de terminar esta idea se me termine el papel, tal vez an no se han dado cuenta de que... Gracias, seora. 4 A veces se me da por escribir ancdotas infantiles. Recuerdos. Aparecen de la nada. Estn como escondidos por ah, archivados, esquivados, y de repente surgen, como surge la luz o la muerte. Despus se me da por salir a caminar y descargar a travs de mis piernas esa tensin que provoca el escribir. No porque cuente cosas feas (es ms, la mayora de las veces son buenos recuerdos), sino porque el hecho de dejar parte de mi vida en un papel sin vida me hace morir. Siento que algo mo, muy mo, ya no es slo para m. Que otros ya lo pueden tener tambin, porque de esa manera les comparto mi hlito de vida y me mato poco a poco. Creo que exagers, Horacio. Si todos pensaran como vos, la historia no existira. Las leyendas se perderan con cada muerte. No habra recuerdos de tiempos pasados, ni fechas que conmemorar. Los hombres cometeran an ms veces los mismos errores. No s, seramos animales. Slo eso. Entes sin razn. 5 Hoy recuerda cuando recordaba su niez. Pasar horas y horas con la vista clavada en el cielo, excepto los das de lluvia. Esos das prefera sentarse a escuchar. Escuchar cualquier cosa, cualquier ruido, lo que surgiera aqu o all. La realidad habla. Hagan la prueba. Parece que todo est quieto hasta que cruje un pedazo de madera, canta un pjaro, se mueven las hojas, un fantasma se choca la mesa. Hoy resucita su niez. Y de pronto, salta de sus labios la marca de ropa Flor de Ceibo. As se llamaban las camisas que compraba la abuela para toda la familia. Encogan un poco. Un poco mucho. Si por casualidad se te ocurra salir un da de lluvia, volvas con la camisa as de chiquita, apretndote ac debajo de los brazos. El to Jos siempre contaba que un amigo suyo, bastante atolondrado y desprevenido, un da de lluvia torrencial sali vestido con la Flor de Ceibo. Lo encontraron al otro da ahorcado por su propia camisa. Increble, no? 6 Disclpeme, Magda. Creo que usted es la que exagera. No es para tanto. Usted reprocha que diga que escribir me causa muerte. Justo usted que, no s por qu, ahora no quiere besarme y yo no la obligo, aunque tambin eso signifique muerte para m. Magda perdi color. Sus mejillas se pusieron plidas primero, rojas despus, y sus ojos esquivaron la mirada. Y perdi el habla. Raro en ella una sequa de palabras. Desde la primera vez que se besaron que no le pasaba. Oliveira quera sentirla pero Magda, la nica, la que todo lo empuja, la seora de las decisiones importantes, se haba invalidado para el amor. Su promesa a Dios la haca ultrarresistente. Su amor hacia Oliveira era tan grande que prefera morir ella antes de sufrir el fin de su amado. l no saba nada de todo esto y actuaba como tentador. Atentaba contra su propia vida. l, que ya no escriba para no suicidarse, tom a Magda como quien toma un revlver y se lo coloca en la boca. El circo est ms contento desde que has vuelto dijo Magda, intentando un giro en la conversacin. Tal vez... le respondi adivinando la intencin. Asimismo, y para terminar con el tema que pretende saltear, tengo que decirle una sola cosita: la amo, Magda. La amo ms que a mi vida dicho lo cual, tom por asalto la boca de Magda. Salt como el tigre que espera agazapado. Y la verdad es que Magda se resign, la promesa consista en que no deba existir el ms mnimo contacto de labios. La sorpresa fue absoluta. El contacto ya estaba hecho y el destino tambin. La muerte se rea de ellos, solo faltaba elegir el momento y la forma. El fin estaba consumado. Magda lloraba pero lo segua besando. Tal vez era su ltimo gran beso. Tal vez era la ltima noche juntos. Corrieron la botella de ron tumbada sobre la mesa e hicieron el amor. Da 3 a. P. 1 Con un largo vestido de noche, por la madrugada, despidi a la luna y se acost con el sol. Una vez ms perdi su honor, encontr el juego y se tent. Oliveira no estaba para impedirlo. Impedir que baile una vez ms con la infidelidad. Que rompa sus vestidos sin importarle regresar con otras ropas. Sin importarle que otras manos le quiten los aros que l le regal. Manos duras y agrestes, de hombre rudo, de origen humilde y marino. De tatuajes felinos en los brazos. Ya se lo haba dicho Horacio: La vida es ganar aventuras para contar, confesiones para ocultar y todos los besos que slo el alcohol puede dar, lejos de los das y cerca de las noches, en cualquier cuartucho con msica agria y enferma, con vestidos destruidos por la urgencia y cuerpos dolidos que slo saben izar la bandera blanca de la rendicin. 2 Cul es la intencin? pregunt la Psicloga. Creerle, por supuesto. Entender sus razones y discutir con l sobre algunos puntos se detuvo el Descredo y convencido de que se haba quedado corto agreg: Mejor dicho, sobre todos los puntos. Todos? S. Porque a pesar de coincidir en la mayora, tratar de hacer tambalear sus creencias. Pero si dijiste que necesits creerle S, eso dije. Aunque no s si quiero. Necesito creer que l est convencido de lo que dice, de lo que hace. Que dice y hace porque l lo cree. No porque otros le creen. 3 ...pasado casi pisado por las calles se estremece y se revuelca lejos de los aplausos y las notas de los criticones de oficio sobre todo cuando jugbamos con los pantalones arremangados y las camisas fuera del pantaln ya slo veo tu rostro que emerge oscuro bajo esos ojos de piano desafinado melanclico y borracho casi infeliz con una copa sobre su cabeza con esas lgrimas animadas por los pocos aplausos de los dormidos sobre su soledad casi perfecta siempre vieron que las noches se caen del cielo con cada puesta de sol y que el clarn enferma las mentes idiotas y mata las ideas de libertad tanto ms que las vidas aplastadas bajo su taco autoritario y las puertas que se golpean y se abren sin ms excusas que una orden perdida en todos los juzgados que imparten injusticia y prisin... 4 Mire el horizonte, Magda. A lo lejos se ven nubes y polvo. Indican que el viento y la tempestad se aproximan. Ayer el vientito pareca manso, tranquilo. Pero hoy las nubes ya han cubierto todo el espacio que mis ojos pueden contemplar, que no es mucho, pero es todo para m. Recuerda la ltima tormenta? Nos oblig a correr desespe- rados. Arriba, los resplandores y la lluvia. Abajo, nosotros sin direccin. Y nos perdimos. Corrimos y corrimos entre el denso aguacero. Y como buenos egostas, cada uno busc su propio refugio. Intentamos salvar el pellejo propio, sin importar el otro. La proteccin contra las inclemencias del amor la encontramos por separado. Fueron das de angustiosa soledad y de negros pensamientos. Luego, las sombras se retiraron en busca de nuevas vctimas. Pensamos, en aquel momento, que fuimos demasiado para ella, que la lluvia, apenas si logr bendecir nuestra frtil tierra, amor, que no alcanz a lastimarnos y que solo nos humedeci Y volvimos al hogar, para consolarnos por el tiempo esparcido sobre la nada, por los besos extraviados en cada gota y por las caricias que se fueron con el viento. Nos juramos entonces no volver a perdernos. Pero otra vez se acerca. Nubes y viento. Dudas y discusin. Ya est aqu, tan cerca, tan alto. Puedo olerla, puedo tocarla, puedo sentirla encima de nosotros. Aquella que a lo lejos pareca otra bendicin se ha vuelto oscura como nunca antes. Espesa. Tenebrosa. Las gotas han comenzado a brotar y no estn solas. El noticiero informa que se aproxima granizo y vendaval. La luz se esfuma. El hogar se sacude. Sus columnas se resquebrajan. No entiendo. No comprendo cmo una simple borrasca rompe nuestro juramento. Otra vez las corridas, desesperadas y sin rumbo. Tal vez es momento de reconstruir nuestros hogares sobre una nueva tierra, amor. 5 Djenme hacerlo una vez ms les dijo. Oliveira le hablaba a sus labios (los de ella), el resto del cuerpo ya no le importaba. Ellos aceptaron y los bes por ltima vez. Deberan haber sabido prosigui al momento de sentir en sus mejillas una incipiente humedad, que ustedes son mi nica y verdadera necesidad. Nunca debieron hacer lo que hicieron... interrumpi la andanada de palabras para elegir las finales. Hoy les digo adis... volvi a detenerse y confirm el procedimiento elegido fueron los ms dulces que haya besado concluy con vergenza. Nunca antes se haba sentido tan desprotegido. Dio media vuelta y les obsequi la espalda. Con la desdicha a cuestas y la esperanza de haber ensangrentado su conciencia, Oliveira regres a la casilla. No deseaba hablar con nadie, nada le importaba. Se recost con las manos entrelazadas detrs de la cabeza. Algunas noches el futuro es dudoso. Da 2 a.P. 1 La maana no llegaba nunca. Descorri la sbana con un rpido y sbito movimiento. Se sent en la cama y en pocos segundos su sentido del equilibrio se estabiliz. El calor reinante le sugiri permanecer desnudo. Como un autmata, Oliveira se dirigi hacia la pequea mesa que sola hacer las veces de escritorio y comenz a escribir con una consigna: no pensar, dejar que su diestra le indicara el futuro. Ya no lloro porque las luces de mi habitacin se apagaron (como cuando era nio) sino porque la cada me zambulle ms y ms en la oscuridad a cada segundo. Porque tuve ms de lo que necesitaba; porque tuve el amor y un miedo atroz a enamorarme. Desde que los conoc no hice ms que sembrar en ustedes mi incertidumbre, porque en definitiva deseaba que me dijeran lo que me han dicho: adis. Despus de besarlos por ltima vez, los dej librados al azar del tiempo y el destino y sepult en los mos su licor. 2 Este asunto de creer o no creer me perturba dijo el Obispo. Pienso que todos creemos un pedacito de la creencia de los dems. Que somos una suma de creencias, es decir, que no inventamos nada opin, por supuesto, el Descredo. Y los dems tambin son una suma de creencias? Of course. 3 Grficamente la idea de amor presenta muy pocas alter- nativas. Es meterse por una caera que nos lleva a las cloacas sin escalas. El amor se emparenta con lo desconocido, con fijar las metas ms all de la casita con un hermoso parque cerrado para un perro que todava no entiende que la cola lo revolea a l y no a la inversa. Sacrificar tus lgrimas, dejarlas caer sobre la almohada en vez de beberlas tambin es amor. Porque llorar te hace bien, porque te fortifica. Aunque verte llorar me hace mal, me destruye. Hacerte sonrer de cualquier manera, a cualquier precio tambin es amor. Amor a la felicidad de tus labios, de tu cuerpo, de la taza de t que se ve reflejada en tus ojos, de los mil espejitos que pueblan el aire contndome al odo, que el amor tambin es acompaarte hasta la muerte. 4 No encontraba con qu vestir. Abra un cajn, lo revolva y volva a cerrarlo. Abra otro, lo revolva y lo cerraba. Hizo lo propio con cada uno de los compartimientos que habitaban su cmoda. Nada era lo correcto. Con resignacin y en ropa interior, abri la ventana de la casilla que, de casualidad, daba al ro. Una brisa suave se pos en sus mejillas y un rayo de sol se estrell en sus ojos. Se sinti feliz. Solo fue un instante. Horacio, no es mi corazn el que se encuentra ebrio, sino mi mente que flota sobre pensamientos idiotas. No creo que no te crea, pero quiero sentir que te quiero. Puedes entenderme? Cada da ruego por que llegue la noche para que vuelvas a ser mo, hermoso payaso, pero s que cuando despierte el rastro de tu cuerpo se habr desdibujado de las sbanas. Asimismo, estoy segura de estar en tus sueos, cada noche, cada sueo. Miralo as, Horacio: la situacin es graciosa. Tengo miedo de volver a verte aunque muero de ganas por hacerlo. Quiero esqui- varte pero ruego para que nos choquemos. Trato de perderte, pero deseo encontrarte. Me encierro en mis pensamientos para no salir a buscarte, pero el corazn me abre las puertas para salir a jugar. Ay de m, Horacio! Lo sabs mejor que nadie. Bucear en el mar de las horas, sortear los encuentros del azar, fumar los cigarros del olvido, no son buenos remedios para la soledad. Tal vez un abrazo a tu sombra me permita salir de la oscuridad, pero ni siquiera ella me pasa cerca. Por favor, perdoname! Por favor, rescatame! Tens que ayudarme, quin otro ha recorrido tanto como vos?. 5 De repente, y ste es el instante, todos sabemos dnde los conducirn sus prximos pasos. Todos sabemos que algunos ojos se quedan sin horizonte. Da 1 a. P. 1 Grficamente, la idea de soledad presenta alternativas poco convincentes y en realidad es imposible encontrar una que no est viciada de alcohol, lgrimas o almohadas. Seguir por la vida como si nada hubiera ocurrido, sin entender que el sol ya camin varios pasos desde el medioda a esta parte, es no comprender que las palpitaciones ac dentro se deben a la felicidad de tenerte cada vez ms cerca, de fingir de ms para gozar de por vida la luz de tus ojos y las caricias de tus pasos. Slo esperamos, todos esperamos. Y la vida es eso: esperar. Esperar qu? La muerte. Esperamos que nos choque el amor, que hierva el agua, que llegue el colectivo. Por qu? Porque sabemos que llegarn. Porque uno se convence de ciertas cosas para no suicidarse y, por ejemplo, cuando al fin estamos convencidos de que ya no llegar el amor, calentamos el agua para tomarnos unos mates antes de arrojarnos bajo las ruedas del primer colectivo que se acerque a nuestras narices. 2 Buscaba la aguja en el pajar. De pronto el aguijonazo hizo que perdiera la conciencia. Las cosas se volvieron espesas y la memoria se arroj a las tinieblas. La necesidad de volver a vivir era innecesaria. No saba qu era la vida. Ni qu era vivir. Ni siquiera saba si haba vivido. Escuch por all una palabra. Qu significaba? Ya no era esclavo de todo, haba logrado liberarse de los conceptos. Corran por el piso nubes de formas ordinarias, fciles de reconocer pero difciles de bautizar. El tormento del placer repercuta olvidadizo en su interior y el aire irrespirable ingresaba a bocanadas, empujando ms y ms lejos las nubes sin nombre, en busca de una salida que no exista. Un libro abri sus piernas. Se excit y exigi que lo penetrara. Sus pginas desnudaron secretos, que an son oscuros. El xtasis total arrug en un gemido animal el prrafo del final y vol sobre las nubes hacia un estante de telaraas. Huy espantado de mis ojos conscientes, que despertaron de una palabra sin sentido. 3 A m no me gusta la historia circular. Esa que se come la cola para volver a repetirse en un estadio superior advirti la Psicloga. Hay colas y colas dijo el Chistoso sin poder contenerse. Silencio de desaprobacin. El que calla otorga concluy el Chistoso con un movimiento de hombros, sintindose ignorado. 4 Magda, fra, ermitaa. Alejada de todo. Abarcando a todos. Condesa de la muerte blanca. Atrapada en la gruta y en la oscuridad permanente. La vida se larg de su cuerpo sensible. El ajustado camastro final la asfixia. Lejos de lo que pensaba en vida, all adentro, all abajo, uno mantiene alerta los sentidos, contina viviendo (ahora, la muerte). Sufre por las lgrimas que humedecen su ltima propiedad. Le parece triste que su voz no pueda escapar del atad para agradecer las flores que llegan a su eternidad. Ninguna expresin, ningn pensamiento, nada puede escapar de aquel estrecho lecho de redencin. Aquello es el purgatorio de su alma, el paso obligado en el camino de todos los hombres. Fueron das. Tal vez fueron aos. No es posible precisarlo. Se pierde la nocin del tiempo en esas circunstancias. Lo nico cierto para Magda era que Horacio no llegaba y ella lo necesitaba. 5 He cado, fijo e inmvil, tenue y taciturno. He fingido la soledad y he muerto mil veces. Me he equivocado, pero lo hice. Tambin he llorado de satisfaccin. A veces pienso que se ha ido en nuestro mejor momento. Su espritu me invade desde muy lejos, Magda. Se apodera de m y quiere desahogarse en esta tierra que lo rechaz. Quiere vivir su muerte, sin descuidar la muerte que ya fue en esta vida. Ay de aquellos amores que esperan el hogar que les cocine, lave y planche! Yo la espero, Magda, sin importar lo que digan los dems, ni sus palabras, ni sus besos sociales, ni sus suspiros a escondidas. No importa la equivocacin, importa hacer lo que hay que hacer, bien o mal, si hay que hacerlo, se hace, cunto importa un error ms? Estoy seguro de que el muerto nace slo cuando se equivoca ms de mil veces, cuando se suicida muy cerca del cielo. 6 Rara vez uno se encuentra tan solo y tan bien. No necesita a nadie ms. No necesita nada ms que esos ojos fotogrficos. Sus ojos, Madga! Abiertos y mirndome, fros como la punta de mi nariz y oscuros como esa multitud de gente que no sabe hacia dnde va. Es en esos momentos cuando pienso que necesito morir para sentirme bien. Porque me demuestra que no necesito tanto para vivir. El recuerdo de sus ojos y las llaves de un lugar donde habite la soledad son suficientes. Se da cuenta, Magda? Tanto tiempo perdido buscando la perfeccin, y ahora encontrarla sin usted? Y hasta podra decirle sin m, porque no soy si usted no est, aunque me sienta bien, aunque me encuentre sentado en el piso, acurrucado, con la espalda apoyada en la pared, con la pierna encogida y su cabeza de ojos abiertos sobre mi regazo, contemplndome feliz. Sabe que puede morir tranquila. Que encontr, o mejor dicho, que me dio la felicidad. Que usted no tuvo culpa alguna en el suicidio, que es toda ma, que si se cort las venas slo fue para salvarme y para que el mundo se tape la boca con las dos manos y se rasgue las vestiduras. Para que el mundo mueva la cabeza en son de negacin para luego pedir por su alma y la ma al Hombre que entr a Jerusaln a suicidarse por todos nosotros. Imbciles y cortos de vista! Ha hecho bien, Magda. No se preocupe. Ha evitado escuchar los rumores de su pronta muerte. Me ha salvado. No est lejos, lo s. Ni en cuerpo ni en alma. Est aqu, conmigo, ambos encerrados entre cuatro paredes hmedas, cuatro paredes que lloran sin rumorear, cuatro paredes que si pudieran no dudaran en suicidarse y caer sobre nosotros para cubrirnos de todo y de todos, consagrndonos a la tierra que nos ayud a crecer, a amar y a salvarla y a salvarme. Puedo tutearla hoy? S? Bueno Abr la boca, cario. Invit a mis labios a morir con los tuyos. Absorb todo el aire que guardo en mis pulmones. Absorbeme o prestame por un segundo ese cuchillo sagrado. Esper, Magda, son slo un par de cortes. No s qu te explico, si vos ya lo sabs. Qu lindos ojos tens, tan fros como la noche y tan oscuros como este mundo! 7 El cielo olvid orar aquella noche. Las estrellas cerraron sus ojos y la luna apenas se asom. Las calles desiertas aguardaban por peatones. El perdn se uni al ritual de un grupo de mendigos, manos extendidas hacia una fogata que intentaba avivar sus cuerpos fros de hambre. El silencio tambin estaba all, necesitado de calor. Un joven pas a su lado, sin mirarlos. Sus ojos estaban fijos en la figura que haba florecido en la esquina. La cabellera brillaba en la oscura noche. La sonrisa del joven tambin brill. Era el momento que toda su vida haba esperado, era su vida. El bastn lo hizo sentirse ridculo. Calcul cunto tiempo haba tardado en decidirse, cunto haba esperado un encuentro casual que por supuesto nunca se haba producido. Nada dijeron. Unos centmetros los separaban. Se midieron como expertos luchadores que eran. Quin arroja el primer golpe, el movimiento errtico del contrincante amado? No hizo falta. Sobraban las palabras. Extendieron esas manos de palmas abiertas hacia el otro, como los mendigos al fuego, y en un punto sideral, mgico y esperado, hicieron contacto. Un grillo comenz una serenata que tom desprevenido a aquel invierno en que se sucedieron repentinos esperados encuentros. Los mendigos, el perdn y el silencio continuaban acalorn- dose en derredor de la improvisada estufa, alimentada de viejas noticias y semillas secas. Las calles gozaron al paso de los ancianos. Al unsono, sus pies se dirigieron a algn lugar de la ciudad. Haba poco que decirse. Restaba poco tiempo para madurar y luego caer. La luna haba decidido dar la vuelta al mundo. No se la vea por all. Las estrellas continuaban dormidas, cobijadas por un cielo que aquella noche haba olvidado orar antes de comenzar a soar. El Da del Payaso 1 Da tras da desfilaba por all. Saba de antemano que la iba a encontrar en su clsica e inocente posicin: sentada sobre la pequea verja, con los codos sobre las rodillas, la cabeza entre las manos y la sonrisa que escapa por sus dedos. Los ojos de Oliveira no saban que su corazn se haba enamorado y no entendan por qu no podan escapar del hechizo de su imagen. Ella siempre esperando y l con la certeza de saber que, a esa hora, el carrusel los acercara para luego volver a ocultarlos. Le bastaba con verla! Pero qu lejos la senta cada vez que pasaba! 2 Es de noche. Y la noche reclama silencio dijo el Economista. Para m, la noche es la guitarra coment la Psicloga mientras desenfundaba. Alguien bostez sin taparse la boca. Me pongo a rascar la guitarra y quedo livianita. Lista para ir a dormir. Me hizo acordar. Ya es tarde! Me voy a dormir advirti el Filsofo, que haba estado largo rato callado. Y como era el dueo de casa pregunt: Se pueden ir? Y ans se acaba la historia! dijo el Chistoso mientras se pona la campera. 3 El tiempo gir y gir ante la vida y Oliveira ante ella. Desde la madrugada a esta parte, mucho futuro se ha vuelto pasado y ella siempre all, a la espera, con su sonrisa y su postura. De locos enamorados, no notaron que a ella, de tanto estar as, sin moverse, el polvo la fue cubriendo hasta convertirla en estatua. Su mirada se volvi prisionera de sus bellos ojos. Se encuentra en letargo, esperando la primavera dijeron unas voces ms all. Oliveira se dej influir y decidi seguir dando vueltas y ms vueltas hasta la primavera, ese momento oportuno para abordar al amor. La prxima vez! Siempre la prxima vez! Y la prxima vez qu lejos est siempre! Qu cobarde cada vez! dijo Oliveira Ay amor! Por qu a pesar de advertirlo continuamos en nuestra estupidez, a la espera de que el destino nos enfrente y, si es posible, nos choque? El carrusel sigue su marcha circular. No se detiene. An no. Parece que el turno de Oliveira nunca acabar. De pronto, no gira ms. Se escucha la voz del guardin que lo obliga a bajar. Se termin tu tiempo, nio Horacio! En ese momento, Horacito cae en la cuenta de que el polvo tambin lo ha cubierto. 4 Magda tan fra, tan atrapada, tan muerta. Largos otoos de hojas secas lastimaron la tierra mientras la angustia se filtraba ms y ms en sus deseos. El aroma de las flores llegaba cronometrado por el calendario y ella cada vez se senta ms vaca, ms triste, con el alma deshecha, con el cuerpo innecesario. Magda tan fra, tan alejada de todos y tan cerca de todo. Una tarde, cuando la nieve blanca y pura cubra el jardn de dolientes Cristos crucificados, llegaron flores. Una oracin se desprendi en nubes diminutas de vapor en direccin al cielo desprevenido. Pobrecitos los dos. Tanto se amaban que el destino los tom de la mano a ambos, casi en un mismo instante. Magda, desconcertada primero, reflexiva despus, volte la vista a su derecha y all estaba su Horacio, con una sonrisa de lgrimas en sus labios de muerte, esperando ese momento, esperando la redencin. Das eternos 1 Las estrellas se encienden y apagan. Los astrnomos dicen que estn en vas de extincin, los oftalmlogos hablan de efectos visuales, y los enamorados, de estrellas fugaces que cumplen deseos. Para Oliveira el cielo guia sus ojos para llamar nuestra atencin. O tal vez es el gran payaso en su nave espacial, que vaga por all en busca de la meloda perfecta y que al pasar por delante de cada estrella, la eclipsa. El payaso no es astrnomo ni astronauta, es el mundo. Un mundo cansado de sacrificios humanos y hambriento de amor. 2 Oliveira no lleg solo al mundo. Alguien vino con l y, aunque nadie los esperaba, se criaron solos, comieron de la lata. Nacieron cuando se conocieron. Eran ellos y nadie ms. Sus ideas se resuman al mundo y no escapaban de l. Todo era pasajero. Todo era para nada. Cerraron sus diarios sin comprender sus existencias. Sus vidas quedaron retenidas en sus ojos, odos, manos, nariz y boca. Todo qued estampado en sus sentidos. Slo despus de morir supieron que Alguien los esper al llegar y los cri. Hizo que se conocieran y les ofreci un mundo pasajero de ideas resumidas. Despus del fin lograron que llegara a sus almas lo que haban visto, odo, tocado, olfateado y gustado. Recin en ese momento, cuando sus sentidos copularon con la eternidad, sus sentimientos fueron concebidos. 3 Ser otro ms. Es natural la materialidad. Es sencillo ser complejo. Es difcil vivir entre muertos. Es difcil or a quien no tiene nada que decir. Dicen que la gruta vive en m. Tal vez. Soy oscuro, rugoso, siniestro, pensante y estoy enemistado con la luz y con los amantes. Lo s. Es simple: vivo bien en el mundo genuino del mal. En la caverna solo hay ecos que se elevan como plegarias al Espritu ms hurao que nunca jams existir. Ese Espritu que inaugur para s un cielo propio hace millones de aos. 4 Destinado a ningn lugar, genuinamente extraviado, silenciosamente muerto. Patea caminos, enfrenta a tus ngeles, sirve a nadie, litiga con la paz. Ha partido, bolso en mano. Al hombro carga el olvido. No embal recuerdos ni versos mal paridos, y aunque la ambicin lo provoca a hermanarse con los desvos, sabe que no es el sendero. Destinado a ningn lugar, llora tu huda, grita tu nombre, se enamora de ti. Su amor no es una virtud, recita fonemas en el acto y tienta a tus senos que han simpatizado con el tacto. Quiere ser t mismo. Descalza las mentiras y besa sus pies. Escucha caricias. Destinado a ningn lugar. Se arranca los pelos, insulta las falsas modestias, invita a las desgracias. Sortea en privado el azar, vende sus desamores y escupe seales de humo para disfrutar con tus dolores. Defiende su tumba que lo sabe inmortal. Nos obliga a beber de su botella y luego ordena. Todos a soplar hasta apagar las estrellas! 5 La muerte es la satisfaccin del deseo. De toda necesidad satisfecha queda un resabio; es el propio deseo el que hace aparecer una nueva necesidad. Hasta la muerte, el deseo sigue y sigue. Con la muerte satisfago el deseo. Todos deseamos morir (hasta por el simple hecho de no saber qu hay despus, para experimentar) aunque, por supues- to, tenemos miedo. Pero quin no tiene miedo de satisfacer una necesidad, un placer? El slo hecho de tener que renunciar a un estado presente y cierto, por un estado futuro e incierto, nos mete cuiqui. Entonces es necesario el miedo en todo deseo? El hombre busca toda su vida la muerte, la desea, aunque por lgica le tiene miedo. Y al final? Muerto el perro, se acab la rabia. Eplogo Cuando Oliveira me convoc para relatar sus ltimos das me dijo: Ya no necesito un lector activo. Ya lo fuiste. Por eso te llam. Ahora necesito un lector decidido a escribir. A ir ms all. A conti- nuar, hasta donde se pueda, lo que quede por decir. Le dije que s, casi por inercia. Porque en ese momento no entend muy bien qu se traa entre manos y, por sobre todo, porque no tena forma de decir que no. Le deba demasiados favores. Tal vez resulte curioso, pero lo primero que le plante fue el final. Es sencillo dijo y continu de corrido, casi sin respirar. Vamos a escribir una vida, o lo que queda de una vida, no? Bien: cundo se termina una vida? Con la muerte? pregunt, no muy convencido. Supongamos que s se detuvo por un segundo. Vamos a escribir hasta el da siguiente de mi muerte. Ah se termina todo. El da despus de la muerte es el da en el que te dejan archiva- dito en algn cementerio y sanseacab! Aj asent. Contemos una historia real continu. De esas que uno no sabe cundo terminan. Lo lindo de la historia de una vida pasa justamente por ah. Que no sabs cundo termina, que no sabs cunto dejs sin hacer, cuntas cuentas sin pagar, cuntos vinos en la estantera sin destapar. Me explico? En esos trminos se dio la primera charla. Ahora, ya cada vez ms dispuesto a escribir la palabra fin, tengo la obligacin de confesar que este libro se proyect como una serie de cuentos spercortos, de tiempos salteados, pero con el correr de los das la historia ganaba fuerza y densidad. A eso le podemos sumar el vrtigo con que lleg su muerte. Todo ese combo termin por inclinar la balanza hacia el presente formato de pequea novela. Antes del final, aprovecho para confesar que he cedido a tentaciones bastante berretas y cursis que prefer no retirar del escrito por considerar que hay momentos en la vida de los hombres en los que uno suele ser as. Y no est mal. A veces las circunstancias lo ameritan. Muy bien, seoras y seores! Aqu concluyo. Estoy cansado. Los ltimos das en la vida de Horacio Oliveira me obligaron a trabajar ms de lo convenido. Pero un trato es un trato y debe cumplirse. FIN En alguna parte Morelli procuraba justificar sus incoherencias narrativas, sosteniendo que la vida de los otros, tal como nos llega en la llamada realidad, no es cine sino fotografa, es decir que no podemos aprehender la accin sino tan slo sus fragmentos eleticamente recortados. No hay ms que los momentos en que estamos con ese otro cuya vida creemos entender, o cuando nos hablan de l, o cuando l nos cuenta lo que le ha pasado o proyecta ante nosotros lo que tiene intencin de hacer. Al final queda un lbum de fotos, de instantes fijos: jams el devenir realizndose ante nosotros, el paso del ayer al hoy, la primera aguja del olvido en el recuerdo. Julio Cortzar Rayuela Esta primera edicin del libro Un payaso de novela de Martn Perisset consta de 300 ejemplares y se termin de imprimir el 12 de junio de 2013 en los talleres grficos de Editorial Ciudad Gtica 0% TCF IMPRESO EN PAPEL ECOLGICO (EXENTO DE CLORO)