SARA LINDSEY Nac para Ti

Autora: Sara Lindsey Ttulo original: Promise me Tonight Argumento: La audaz y temeraria lsabella Weston ha amado a lord James Sheffield desde que le alcanza la memoria. Toda su vida gira alrededor del hombre que siempre estuvo a su lado para apoyarla, consolarla, protegerla... Y lo nico que ella desea es casarse con l. James, por el contrario, est decidido a no casarse nunca. Sabe muy bien que amar a alguien supone arriesgarse a perderlo y ya no quiere perder a nadie ms. Dispuesta a todo, la joven lleva a cabo un cuidadoso plan para conseguir que l deje de verla como a una nia. Y tras un beso lleno de ardiente pasin. James no puede estar ms sorprendido al ver que lsabella se ha convertido en una diosa de la sensualidad. Pero, si no recuerda mal, las diosas, sean de la clase que sean, siempre causan problemas a los pobres mortales...

Prlogo
Los segundos siempre parecen insignificantes. Despus de todo, se necesitan sesenta para formar un minuto. Aunque stos son igual de fugaces si consideramos todas las horas que tiene un da. A su vez, los das tambin vuelan convirtindose en semanas, y stas en meses que, sin embargo, no son ms que una mnima parte de los aos que forman la vida. Pero a veces, en un solo segundo puede cambiar todo. Un diminuto momento suspendido en el tiempo es capaz de alterar una vida para siempre. James Sheffield lo aprendi con tan slo diez aos. nicamente fue necesario un breve instante para que su madre exhalara su ltimo aliento, despus de infructuosas horas de parto para traer a este mundo a una diminuta nia muerta. El sombro luto que invadi de inmediato su hogar dur meses. Y otra vez, al llegar el otoo, slo fue necesario un instante para que su vida volviera a dar un vuelco cuando un da cualquiera, tras bajar las escaleras, James se enter de que su padre ya fuera por accidente o a causa del destino, se haba roto el cuello. Y, mientras permaneca inmvil observando cmo metan el atad de su padre en el mismo panten en el que reposaban los restos de su madre y de su hermanita, slo necesit un segundo para decidir que jams volvera a arriesgarse a sufrir el inmenso dolor de perder a alguien que amara. Incluso a esa temprana edad, supo que slo haba una manera de protegerse: no volver a querer a nadie. As que recogi los pedazos de su destrozado corazn y los enterr en la ms profunda oscuridad para que nadie, ni siquiera l mismo, fuera capaz de encontrarlos.

Capitulo 1
Agosto, 1784 Querida mama, Voy a casarme con James. Ser maravilloso ,Seremos muy felices. Le amo Te quiero, Isabella.

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston de seis aos de edad envi a su madre Mary, vizcondesa de Weston, exponindole los motivos por los que quera casarse con el nio de la casa de al lado.

Julio, 1792 Weston Manor, Essex Isabella Weston, de catorce aos, se encontraba encaramada de una manera un tanto precaria en la larga balaustrada de la galera de retratos para poder observar los progresos de la fiesta que se desarrollaba en el piso inferior. Clavaba una enfurecida mirada en el chico que amaba y que se atreva a estar balando con otra mujer. Gir la cabeza para mirar a una de sus hermanas menores , Olivia , que se hallaba sentada en el suelo e introduca la cabeza entre los pilares de mrmol de la balaustrada para contemplar la escena. Te lo puedes creer? Esa descarada debera avergonzarse de lo que hace Exclam Izzie -. Mira que bailar de esa manera con un hombre que no es su marido! Ella haba planeado todo lo que se poda planear respecto a bailar con James Sheffield pero, por supuesto, estaran casados cuando lo hicieran, o por lo menos, prometidos. Claro que, dado que se haba dedicado a planificar su boda con l desde el da que le conoci, consideraba que ya estaban prcticamente comprometidos. Eso ocurri cuando tena seis aos. James slo tuvo que esbozar una sonrisa para que se enamorara de l. Por supuesto, en ese momento no haba sabido que aquello era amor, slo que le quera como no haba querido a nadie. Desde entonces quiso cuidarle, compartir su

familia, llenar su mundo de risa y claridad y desterrar las sombras de su mirada. A esa corta edad ya era muy decidida y se prometi a s misma que, algn da, cuando fuera mayor, James Sheffield sera suyo. Ahora que ya era mayor o casi, verle con otra mujer era ms de lo que poda soportar. Oh, Izzie suspir Liwy, que a pesar de tener doce aos se comportaba de una manera ms madura que su hermana. Otra vez James, no! Ella se encogi de hombros. No lo puedo remediar. Le amo. Lo s. Creme, lo s de sobra. No recuerdo un da en que no le amaras. Pero es que... bueno... Olivia se mordi el labio inferior y se apart de la cara un rizo dorado, es viejo. James no es viejo. Cumplir veinte aos en mayo. Hal seal con la mano la multitud entre la que se encontraba su hermano mayor, Henry , cumplir veinte en septiembre y, desde luego, no es viejo. No he dicho que James fuera viejo, viejo, me refera a que es mayor. Y es el mejor amigo de Hal... Y nuestro vecino. Para l eres como una hermana pequea y me preocupa que pueda darse cuenta de tus sentimientos... Aargg! Acabo de ver cmo esa mujer le tocaba el... Seal su propio trasero con la mano al tiempo que se inclinaba peligrosamente sobre la balaustrada. A pesar de que se mora por aplastar a aquella mujer como si fuera un insecto, tuvo que conformarse con imaginar que lo haca. Si se le tiraba encima desde all, bien podra partirse el cuello y, aun si viviera para contarlo, su madre la matara por presentarse de forma inadecuada delante de los invitados. No es que el camisn y la bata de franela no la cubrieran por completo, que lo hacan, sino que no sera correcto.

Izzie odiaba la palabra correcto con la misma intensidad que odiaba a las serpientes, las araas y los albaricoques. Henry la atormentaba con las tres cosas y su madre con que se ciera a las normas. Pero la de su madre era una clase de tortura que la haca temblar de pies a cabeza; la conveniencia y ella jams se haban llevado demasiado bien. Se alej del pasamanos y se dej caer junto a su hermana. Cuntame, qu estabas diciendo?

Nada mascull Liwy. La conoces? Olivia puso los ojos en blanco sin molestarle en pedirle que le aclarara a quin se refera. Creo que la mujer que est bailando con James es la viuda que consigui que lord Finkley volviera a pasar por el altar. Santo Dios susurr Isabella, divida entre la fascinacin y el desencanto. Despus de que su esposa hubiera fallecido cuando tena poco ms de cincuenta aos, haban desfilado ante lord Finkley un buen plantel de jvenes amantes y provocativas viudas; y todas y cada una de ellas haban esperado convencerle para que se volviera a casar. Ninguna haba tenido xito... hasta ahora. Lo que quera decir que James estaba en manos de la hembra ms astuta que Inglaterra hubiera visto en medio siglo, o de una mala pcora... o de ambas cosas a la vez. Fuera como fuera, no le gustaba nada. La verdad es que esperaba mucho ms de la mujer que logr atrapar a lord Finkley. Olivia neg con la cabeza. Ests celosa y lo sabes. Es una desvergonzada resopl ella. Acaso no ves cmo le provoca? Por qu no interviene su marido? Porque lleva media hora roncando en el rincn respondi Liwy. Adems, no creo que a James le importase. Es muy guapa aadi, de manera innecesaria en opinin de su hermana. Supongo que s, siempre que te parezcan guapas las mujeres altas y flacas con mucha delantera y mucho trasero. Por supuesto, no poda culpar a aquella mujer por perseguir a James. Era demasiado atractivo para su bien. Ella misma podra pasarse horas y horas describiendo sus innumerables virtudes fsicas, empezando por su pelo. Lo tena del mismo color del brandy, con reflejos dorados cuando le daba el sol. Lo llevaba un poco ms largo de lo que dictaba la moda y se le rizaba a la altura de la nuca.

Adems posea aquellos ojos de un inigualable color verde, que estaban rodeados por unas pestaas largas y negras. Todo lo contrario que las suyas, que apenas eran algo ms oscuras que su pelo color paja y de las que no se poda decir que fueran largas. Vanidad, tu nombre es Isabella Weston. Tambin tena una nariz bonita, crea que se describa como aguilea, que le haca parecer inteligente y distante de una manera que ella, para sus adentros, consideraba apasionante. En contraste, su propia nariz era demasiado comn. Ni siquiera era graciosa como la de Olivia. A que no era justo? Isabella crea que al ser la hija mayor de la familia Weston debera haberle correspondido la nariz ms bonita, pero no haba sido as. Not con pesar que lady Finkley tena una nariz elegante. Sin embargo, al ver que la mujer se acercaba ms a James y le susurraba algo al odo hacindole rer, decidi que la tena demasiado larga. Rechin los dientes cuando oy que el reloj de la galera marcaba las once y media. James y Henry haban prometido que les subiran unos dulces antes de medianoche, ya que tanto Liwy como ella eran demasiado jvenes para asistir al baile. Lo siento, Izzie Olivia bostez, pero no soy capaz de mantenerme despierta. Es probable que se hayan olvidado de nosotras. Me voy a la cama. Buenas noches. Mmmmm, hummm mascull, sin apartar la vista de la escena que se desarrollaba en el piso inferior. Es de buena educacin que me desees tambin buenas noches. Mmmm, hummm. Desde luego, lo que tengo que aguantar rezong Olivia por lo bajo, dndole un codazo. Aunque la escuch perfectamente, Izzie estaba demasiado preocupada para despedirse como corresponda de tu hermana. Liwy lanz un suspiro de desesperacin mientras se pona en pie y se dirigi en silencio al dormitorio que compartan. En efecto, lo que tengo que aguantar, pens Izzie, observando cmo James acompaaba a lady Finkley alrededor del saln de baile, con los brazos enlazados y la cabeza inclinada sobre la de ella. Hizo una mueca. Saba exactamente lo maravilloso que era ser tocada por l. Su contacto era tan prodigioso que no haba querido soltarle la primera vez que se estrecharon la mano. Sin embargo, quera que soltara de una vez a lady Finkley. De hecho,

quera que desapareciera de su vista. Por fin, despus de dos vueltas eternas alrededor del saln, su deseo se hizo realidad y James escolt a la dama al lado de su marido. Luego sigui con la vista el recorrido que hizo James por la sala, deteniendo la mirada momentneamente en sus padres, que bailaban mirndose amorosamente a los ojos como si no hubiera nadie ms en la estancia. Supuso que era muy dulce que parecieran tan enamorados, aunque no dejaba de resultar embarazoso. Si lo pensaba bien era bastante desconcertante que Richard, su hermanito recin nacido, hubiera sido bautizado esa misma maana motivo de aquella celebracin y que, despus de la ceremonia, su madre hubiera advertido a su padre que no pensara que iban a celebrarse ms bautizos en Weston Manor hasta que se convirtieran en abuelos. Sin embargo, la manera en que se miraban en ese momento hablaba de algo bien distinto. Sin querer continuar por el camino que marcaban esos pensamientos, busc de nuevo a James y lo vio al lado de Henry, que se introduca en ese momento entre la multitud en busca de un refrigerio. Debera habrselo imaginado. Su madre deca a menudo que su hermano mayor haba nacido con un pozo sin fondo en el estmago. Lo mismo se podra decir de lord Blathersby, cuyo mayor inters en la vida adems de la comida, por supuesto eran, desafortunadamente, sus ovejas; lo que quera decir que Henry estaba soportando una soporfera conversacin sobre ganado ovino. Por la expresin de su hermano era evidente que llevaba un tiempo aguantando aquella tortura. Pobre Hall Aunque mejor el que yo, pens de manera muy poco fraternal.

*** James Sheffield siempre se haba considerado una buena persona, sin embargo se recre durante unos minutos en la expresin de sufrimiento de su mejor amigo antes de acudir a rescatarlo del hombre ms aburrido de la cristiandad. Cmo has tardado tanto? le recrimin Henry cuando consiguieron escapar. Hace un buen rato que trato de llamar tu atencin, pero estabas demasiado entretenido con lady Finkley para darte cuenta. No es que te culpe, yo habra hecho lo mismo, pero no me digas que es justo que t ests jugando a ser un donjun mientras que a m no me queda ms remedio que aguantar al viejo Blathersby hablando de sus ovejas.

Blathersby y sus ovejas se ri. No te preocupes, le he aguantado ms veces de las que puedas imaginar. Neg con la cabeza. Vamos, es casi medianoche y prometimos a Izzie y a Liwy que les llevaramos dulces. Henry hizo una mueca. Dios, se me haba olvidado por completo, menos mal que te has acordado. Ya sabes cmo se pone Izzie cuando se enfada. l asinti con la cabeza y le indic que se aproximara a la mesa de los postres. Esto se est alargando demasiado coment Henry mientras hacan cola. Primero el bautizo esta maana y ahora el baile. Lo nico bueno de todo esto es que sigues aqu. Podras haberte ido hace semanas. Cmo no iba a estar aqu? Respondi James en tono brusco Ninguno de nosotros habra disfrutado del viaje si hubiramos partido antes de que tu madre saliera de cuentas y, realmente, no importa que comencemos el viaje un mes antes o despus. El de Richard. Y que tambin lo hicieras t aadi Henry. Eso es para asegurarse de que te mantengo alejado de problemas brome, sintiendo un nudo de emocin en el pecho. Para l los Weston eran lo ms parecido a una familia desde que se qued hurfano a los diez aos y le enviaron a vivir con su abuelo, el conde de Dunston. Haba tenido la fortuna de que la propiedad ms importante del conde, Sheffield Park, lindara con Weston Manor, la residencia del vizconde Weston y su familia. Ellos le haban tratado siempre como si fuera un hijo ms, y su hogar, animado y acogedor, haba sido su refugio. Cuando Henry y l se marcharon a Elton, lady Weston los bes, aconsej y llor por igual, una escena que se repiti cuando fueron a Oxford. Tambin se emocion cuando se graduaron a principios de ao, aunque James pensaba que eso fue principalmente porque Henry se pas ms tiempo suspendiendo que estudiando. l eligi estudiar literatura, en parte por complacer a lady Weston, que era dramaturga. Henry haba bromeado esa misma maana diciendo que si su padre no hubiera tenido algo que decir con respecto al nombre que recibiran sus hijos, su hermano recin nacido podra haber acabado llamndose Falstaff o Hamlet. S, los jvenes Weston haban tenido suerte Coliseo seguir estando en el mismo sitio y para tus padres era importante que asistieras al bautizo

al contar con su padre. James pensaba, haca ya mucho tiempo de aquello, que tambin l haba tenido suerte con el suyo, pero... Neg con la cabeza. No quera pensar en eso. No esa noche. En realidad, nunca. Era mucho mejor centrarse en el presente y... Vuelve a dejar eso en el plato, Hal. Es para Izzie y Liwy rega a su amigo en cuanto se alejaron del buffet. Desde cundo tienes ojos en la nuca? murmur Henry con la boca llena. Te conozco desde hace diez aos. No me crees capaz de predecir tus movimientos tras una dcada de amistad? Por otra parte, te comes todo lo que se te pone por delante. Estoy creciendo replic Henry. James se ri entre dientes. Meda ms de uno ochenta, pero su mejor amigo le sacaba por lo menos diez centmetros y era tan fuerte como un boxeador profesional. Como crezcas ms te vender a un circo ambulante. Recurdame otra vez por qu somos amigos. Adems de porque soy el nico que te soporta? Brome, mirndolo por encima del hombro. Porque, para empezar, jams te hubieras graduado sin mi ayuda. Henry se ri. Todava no entiendo cmo pudiste digerir todas esas aburridas asignaturas. Con fuerza de voluntad? sugiri James. Henry sonri de oreja a oreja y encogi los hombros. Dudo que me hubiera servido de algo asistir a clase. Jams se me han dado bien los estudios. James no poda rebatrselo. Las inquietudes intelectuales no eran, realmente, uno de los talentos de Henry. Destacaba ms en los juegos de alcoba... o en los deportes en general; ah s sobresala. Y a pesar de ello, estaba seguro de que era mucho ms inteligente de lo que aparentaba. Acordndose de todos los apuros de los que se haban librado gracias a Henry, pens que, ciertamente, su mejor amigo no careca de imaginacin.

Todava sonrea cuando llegaron a la galera, pero su diversin se desvaneci cuando vio a Isabella esperndoles en lo alto de las escaleras, con los brazos cruzados y dando golpecitos con el pie. -Por fin! exclam. Comenzaba a pensar que no vendrais. Con las velas que flanqueaban la escalera iluminndola desde atrs, los dorados rizos de Izzie parecan un halo... S, pareca un ngel contrariado. Dnde est Liwy? pregunt Henry. Izzie les lanz una mirada acusadora. Se ha cansado de esperar. Crey que os habais olvidado de nosotras y decidi irse a la cama. Henry baj la mirada al plato y el vaso que sostena en las manos mientras el reloj marcaba los cuartos. Estoy seguro de que todava est despierta. Ir a llevarle esto. No me gustara que pensara que nos hemos olvidado. Es casi tan pesada como t. Tras decir eso, desapareci por el pasillo. Qu ha querido decir con casi tan pesada como yo? mascull Izzie, sentndose. Er... Toma tus dulces la distrajo James con rapidez, plantndole el plato en el regazo. Esper hasta que se hubo comido tres galletas de jengibre y un trozo de tarta antes de estimar que se haba tranquilizado lo suficiente como para sentarse a su lado sin sufrir dao alguno.

Dime, has disfrutado del baile? le pregunt. No tanto como t repuso ella, con un indicio de belicosidad en la voz. Perdn? James se acerc ms, seguro de haber escuchado mal. Slo quera decir que parecas estar pasndotelo muy bien bailando con lady Finkley explic sin apartar la mirada del plato Es tu amante? Qu? tartamude. Izzie! Eso es... es completamente inapropiado. Ni siquiera deberas saber que... ?

 Que existen las amantes? termin por l, lanzndole una mirada traviesa al tiempo que se chupaba los dedos. S, maldita sea! No deberas saber que existen esa clase de cosas ni, desde luego, hablar de ellas.! Entonces, no lo es? dud Isabella. No! Explot James, sin poder mantener ya la voz baja . Olvdalo, esto no es correcto. Y aunque lo fuera, no es asunto tuyo, Oh... Aquella slaba pronunciada con suavidad contena todo el abatimiento del mundo. Izzie apart la mirada y l crey ver que le temblaban los hombros. Al instante cambi el tono de voz. Izzie, mrame. Vamos, Izzie. Ella se oblig a apartar la vista del plato. l se lo quit y lo dej a un lado, luego la oblig a mirarle a los ojos ponindole un dedo debajo de la barbilla. Santo Dios, ests celosa! solt en tono de incredulidad. Ella apart la cabeza pero no intent negarlo. James le acun la mejilla con la mano y le hizo girar la cara hacia l, sintiendo la piel suave y sedosa contra la palma. Observ que se le deslizaba una lgrima por la plida mejilla, seguida de otra y otra ms, y que sus pestaas se tornaban ms oscuras. Cario le rog, aunque no saba qu le estaba pidiendo. Supuso que contencin. La experiencia le haba enseado que el cario era la manera ms segura de quitarle importancia a situaciones como sa. Por supuesto, jams se haba encontrado nunca en esa posicin en particular, y esperaba no volver a hacerlo. Era demasiado incomodo!

Maldita sea! Isabella le haba seguido a todas partes desde que era una cra, pero nunca se haba imaginado aquello. La jovencita pareca triste y derrotada, su efervescencia habitual se haba apagado de golpe, y le dola ser la causa. Le pas el brazo por los hombros y la

estrech contra su cuerpo. Ella escondi la cara en su cuello mojndole la chaqueta con las lgrimas. No llores, Izzie implor James. Por favor, no llores. Es que no haca ms que verte sonrerle y bromear con ella, y yo... Y yo hubiera querido ser ya mayor y llevar un hermoso vestido para poder bailar contigo. Las palabras le salan a trompicones y eran amortiguadas por la suave lana negra de la chaqueta de James. l murmur suaves palabras contra su pelo, calmndola como hara con un nio que se hubiera hecho dao, pero aquello slo la hizo llorar con ms fuerza. Tranquila, no pasa nada... Le enmarc el rostro entre las manos y le enjug las lgrimas. No bailo tan bien como para merecerme todo esto. La sonrisa que esboz Isabella hizo que se sintiera tan poderoso como el rey de Inglaterra, orgulloso y algo loco. Y mientras miraba aquellos ojos llorosos, le pareci por un momento que ella poda verle el alma. Aquel pensamiento le llen de terror y apart las manos como si se hubiera quemado. Algn da le asegur bruscamente, cuando seas mayor y tengas ese hermoso vestido, habr tantos hombres queriendo bailar contigo que te preguntars por qu quisiste hacerlo conmigo. Eso no ocurrir! Protest Isabella con fervor. Siempre querr bailar contigo. Slo contigo. Lo s y no cambiar de idea. No lo har. Claro que lo hars afirm James. Nunca. Inspir por la nariz y neg tercamente con la cabeza. No lo har. Espero que no seas tan tonta como para creer que ests enamorada de m. Ella se sobresalt ante su tono. El odi hacerle dao, pero lo mejor era cortar de raz aquel encaprichamiento.

Lo que sientes por m no es... No es amor. Puede que sea admiracin, pero nunca amor. Y si eres lista, reservars tu amor para algn hombre afortunado que se lo merezca y te corresponda como debe. Yo no puedo amar.

Pero seguramente, cuando eras nio... Hace mucho tiempo de eso. Los aos y mi pasado me han convencido de no querer caer en esa debilidad. Isabella se levant. El amor no es una debilidad. Por el amor de Dios, no grites. Se puso tambin en pie y baj la mirada hacia ella . Eres tan joven e inocente murmur. Izzie, espero que nunca llegues a pensar que el amor es una debilidad dijo con voz lenta y desolada, pero te juro que puede serlo. Ella volvi a negar con la cabeza y le hinc un dedo en el pecho Te prometo que seguir queriendo que bailes conmigo. James suspir. Izzie le lanz una mirada de reproche con los labios apretados y temblorosos, y l supo que tena que rendirse. Bien, pero no me mires as. Si todava quieres bailar conmigo cuando tengas la edad adecuada, reclamar ese baile. A Isabella se le ilumin la cara y en sus ojos brill la esperanza. James sinti que se estremeca por dentro, pero se dijo a s mismo que era una estupidez. Izzie acabara fijndose en otro hombre y olvidara aquella conversacin. Y si no lo haca, un baile tampoco significaba nada. Me lo prometes? exigi Isabella. Que te prometa qu? pregunt Henry, sobresaltndoles a los dos con su repentina presencia. James estaba a punto de prometerme que bailar conmigo el da de mi presentacin respondi Isabella. El quiso protestar, decir que no era cierto, pero no quera que Henry sospechara nada. Adems, si lo haca avergonzara a Izzie. Y, por otro lado, no saba cmo reaccionara Hal.

Poda tomrselo como una broma, ya que saba encontrar diversin en cualquier ocasin, sin embargo, con respecto a su familia, Henry siempre se mostraba serio protector y capaz de retar a cualquiera a un duelo al amanecer. Por supuesto, l no haba hecho nada para alentar a Izzie, pero a Henry no le importara. Y James no quera que aquello fuera ms all por culpa de un encaprichamiento infantil. Tras haber asistido a algunas sesiones en Gendeman Jackson, era muy consciente de que Henry posea un gancho de derecha fabuloso. En tu baile de presentacin? Henry frunci el ceo. Para eso faltan muchos aos y... Te lo prometo intervino James quedamente, sin apartar los ojos de ella. Bien. Isabella le dirigi una sonrisa que le hizo preguntarse si slo habra prometido un baile. No estaba seguro de por qu, pero tena la extraa sensacin de que acababa de entregarse a aquella chica con los ojos tan luminosos como un cielo de verano y una sonrisa que le llenaba el corazn de una manera que le aterraba por completo.

Captulo 2
Septiembre, 1785 Me encantara que me dejara asistir a Elton. Prometo portarme bien. Ser silenciosa como un ratn y le invitar a tomar el t. O si no, puede enviar a James Sheffield a casa, os echo mucho de menos. Pero a Henry Weston, mi hermano, puede quedrselo. Gracias.

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston escribi cuando tena siete aos a Jonathan Davies, director de Elton Collage. La remitente supo aos despus que nunca lleg a ser enviada, lo que explica que jams recibiera respuesta.

Mayo, 1797

White's Gentleman's Club, Londres

Hal, realmente quieres saber qu me ha trado de vuelta a Inglaterra? Lisa y llanamente, me han hecho sentir culpable. James sac una arrugada carta del bolsillo del chaleco y la desliz sobre la mesa hacia su mejor amigo. Henry la ley y levant la vista claramente perplejo. Es una invitacin al baile de presentacin en sociedad de mi hermana. En efecto suspir James. Henry lanz a su amigo una mirada aturdida y encogi los hombros. Por supuesto, sabes que eres bienvenido y que mi madre estar encantada de tenerte en casa, pero realmente no es necesario que asistas. Oh, claro que s. James sonri ampliamente mientras le daba la vuelta a la invitacin para que leyera las palabras que Isabella haba escrito por detrs: Me lo prometiste, entre un montn de signos de admiracin. La expresin de Henry pas lentamente del desconcierto a la diversin. Santo Dios, me haba olvidado por completo. Est claro que tu hermana y t no tenis la misma memoria. Henry se ri. Yo que t no me preocupara demasiado. Ser difcil que Izzie se percate de tu presencia estando rodeada por una multitud de admiradores. Ante la mirada aturdida de James, Henry solt una carcajada.

 Te lo puedes creer? Mi hermanita ha sido nombrada la incomparable de la temporada. No fue presentada el ao pasado porque mi madre volvi a estar recluida, pero Izzie pas el invierno en Bath con mi ta y provoc todo un revuelo. Todas las madres con hijas casaderas se tomaron muy mal que una jovencita que no haba sido presentada oficialmente despertara ms inters que sus hijas resopl. Una sucesin de imgenes atraves la mente de James mientras recordaba a la marimacho que l conoca: la vio galopando a horcajadas con una vieja camisa de Henry y pantalones, llorando cuando se qued atrapada en la copa de un rbol demasiado alto, con la cara pecosa cubierta de pegajoso jugo de zarzamora despus de pasarse el da recolectando bayas... Arque una ceja con incredulidad. Te juro que es cierto dijo Henry ponindose la mano sobre el corazn. Morgan incluso se ofreci a venderme sus purasangres grises si le presentaba a Izzie! A qu te resulta difcil creerlo? Jur que jams se deshara de ellos. Y Stimpson ha llegado a ofrecerme su turno en el ring con Jackson si consigo que le incluya en su carnet de baile! Espera un momento... Podra ofrecerle tu baile y as acabara tu agona. James not con sorpresa que emita un gruido y se tom un buen sorbo de brandy. Qu demonios le pasaba a Henry? Aquello era ridculo. No es que l estuviera celoso, claro est, slo se senta protector. Y menos mal, porque Henry pareca inclinado a vender a hermana al mejor postor. Interrumpi el hilo de sus pensamientos. Estaba siendo injusto, Henry no haba aceptado ninguna de esas ofertas, e incluso aunque lo hiciera, presentrsela a Morgan o baar con Stimpson no iba a decidir el futuro de Isabella. Aun as decidi que intercambiara cuatro palabras con aquellos caballeros slo una charla amigable y les advertira que si ponan un dedo encima a Isabella Weston se las veran con l... preferiblemente con pistolas al amanecer. Mira, Hal, no he venido hasta aqu para no cumplir mi promesa. Le di mi palabra a Isabella de que bailara con ella y eso har. Pero... No. Entonces, antes de que Henry pudiera volver a hablar de los pretendientes de Isabella y sus variados sobornos, James pregunt por el resto de la familia Weston.

Todos estn bien respondi su amigo. Aunque no imagino por qu te molestas en preguntar. Seguro que mi madre te ha informado de todo lo relativo a la familia en su ltima carta. En efecto admiti James con una amplia sonrisa, pero nunca s si me cuenta lo ms importante. Creo que tu madre podra escribir quince pginas sobre Otelo y olvidar que la casa fue destruida por el fuego o que el mayordomo ha pillado la gripe. Henry se ri. Hasta donde yo s, no ha pasado nada de eso. Weston Manor est en perfecto estado y Caldwell posee una salud envidiable. Y respecto a Otelo, es la obra que escribi Shakespeare sobre un brbaro, no es cierto? Un rabe le corrigi James. Pero creo que un hombre que estrangula a su esposa es un brbaro, como mnimo. Eh? James abri la boca para explicrselo, pero Henry neg con la cabeza y levant una mano. No te molestes. James todava sonrea despus de salir del club mientras caminaban hacia su hogar en landres. Su abuelo no estara en la residencia, ya que rara vez sala de Sheffield Parle. Una buena noticia, pues no le agradaba estar en el mismo pas que l y, mucho menos, en la misma casa. Al llegar se gir hacia Henry, que continuaba camino hacia su apartamento de soltero, y se despidi renuente de su mejor amigo. Entonces, te ver maana en el baile? Henry asinti enrgicamente con la cabeza. Entre la fiesta y tenerte a ti en casa, mam estar tan distrada que no tendr tiempo de sermonearme. Luego le sorprendi estrechndole en un fuerte y breve abrazo que le aplast las costillas. Me alegro de que ests aqu espet bruscamente. Es bueno estar en casa repuso l de manera automtica. Pero mientras observaba a su amigo alejarse calle abajo, se dio cuenta de que era cierto. Es bueno estar en casa repiti con suavidad para s mismo.

Weston Town Home, Londres A la tarde siguiente Isabella se pase de un lado a otro de su dormitorio, detenindose de vez en cuando para mirarse al espejo de cuerpo entero y comprobar que su aspecto era inmejorable. Llevaba un vestido blanco que se cea bajo los pechos con una banda de seda verde mar del mismo tono que sus ojos, y que estaba atada con una lazada doble cuyos extremos caan por la espalda como pequeas colas. El escote y los puos de las cortas mangas abullonadas haban sido rematados con delicado encaje de Aleon. Tena el pelo arreglado en largos bucles con algunos rizos sueltos, y se lo haba retirado de la cara con una cinta de raso blanco adornada con perlas y flores de tela. Un collar de doble vuelta tambin de perlas, regalo de cumpleaos de sus padres, completaba el conjunto. S, no poda negarlo, estaba satisfecha con su aspecto. Le gustara que el escote fuera un poco ms bajo, pero su madre se haba mantenido firme en ese punto. Tir con fuerza de la tela hacia abajo. Bien, as estaba un poco mejor. Le daba rabia no poder mostrar ms de aquello que consideraba una de sus mejores bazas. Aunque al menos no tena necesidad de resaltar sus pmulos; saber que iba a ver a James finalmente haba provocado que su tez adquiriera un suave rubor. Cinco aos. Hacia ya cinco interminables aos que no le vea. Primero por culpa de aquel viaje al Continente, que termin por durar dos aos en vez de uno, y luego porque James se haba ido a Irlanda para ocuparse de la propiedad que haba heredado de su madre. Haba sabido por Henry que l haba convertido la hacienda en un orfelinato, lo que sin duda era un noble acto que haca que ella le amara todava ms porque demostraba su naturaleza amable y generosa. Pero le habra gustado que no le hubiera retenido all tanto tiempo. Ahora estaba en su casa y, gracias a su acertada previsin al haberle recordado su promesa, podra mostrarle a James Sheffield aquella nueva, mejorada y adulta versin de Isabella Weston; luego podran vivir juntos durante el resto de su vida. Y cuanto antes mejor, porque estaba segura de que iba a conseguir que James se enamorara locamente de ella en el baile. Estaba dispuesta a utilizar algunas tcticas persuasivas para ello... No era contraria a la idea de arrastrarle a alguna alcoba y besarle hasta dejarle sin sentido. No saba exactamente cmo besar a alguien de esa manera, pero era algo que siempre daba resultado en las novelas. Nadie la culpara por lanzarse sobre l, ya que siempre haba sido demasiado atractivo para su propio bien; slo con verlo notaba que el corazn se le aceleraba.

Oh, deseara poder escaparse de su habitacin y encontrarse con l de una vez, pero le haban advertido no exactamente bajo pena de muerte, pero s con la amenaza de algo que su madre haba prometido que resultara sumamente desagradable que no se moviera de su alcoba hasta que la llamaran para efectuar una entrada grandiosa. Izzie pensaba que grandiosa era tambin la palabra adecuada para describir la mortificacin que sufrira. Se le revolvi el estmago slo de pensar que pronto tendra que hacer una reverencia y bajar la larga escalinata sometida al escrutinio de los asistentes con aquel vestido con cola y escarpines de tacn alto; estaba segura de que el tacn se le enganchara en el dobladillo. Lo poco que haba logrado ingerir, antes de vestirse, se convirti en una dura pelota en su estmago y not que se acaloraba. Cerr los ojos y le asalt una escena en la cual tropezaba en el segundo escaln y caa rodando el resto de la escalinata antes de detenerse en un enredo de miembros al final. Isabella esperaba que si se daba esa circunstancia se le rompiera el cuello, ya que eso sera preferible a tener que levantarse y enfrentarse a los presentes. Puedes hacerlo, Izzie, se dijo a s misma. Despus de todo, haba salido airosa de su presentacin ante la reina Charlotte. Se supona que esa velada tena que resultar agradable. Y lo sera... siempre que no acabara cayndose de bruces. Dese que su hermana Olivia estuviera presente para apoyarla, pero ahora, tras haber sido presentada oficialmente, dispona de una habitacin propia. Le haba dicho a sus padres que esa decisin implicara que Liwy tambin tuviera una habitacin para ella sola una estancia que incluso era un poco ms grande que la que le haban asignado a ella , a pesar de que su hermana no sera presentada en sociedad hasta dentro de, por lo menos, un ao. Aquello haba resultado un tremendo error. Su madre le haba dado un sermn durante casi una hora sobre el amargo destino de los nios hambrientos de Inglaterra que seran felices compartiendo las instalaciones de la fregona con otra docena de nios si con eso tenan un techo sobre su cabeza. Ella pensaba que en la habitacin de la fregona no cabran seis o siete nios, ni siquiera de los ms delgados, pero reprimi sabiamente cualquier comentario. Despus de todo, su madre tena razn. Un golpe en la puerta la arranc de su ensueo. Ech un vistazo al reloj y confirm que an no era hora de bajar, pero recibi con agrado aquella distraccin. Adelante grit.

Henry entr en la alcoba y la mir de arriba abajo, luego le hizo un gesto para que girara sobre s misma. Qu te parece? Estoy bien? Maldita sea, Izzie, voy a tener que mantenerlos alejados con una vara gru Henry, envolvindola en un abrazo. De veras? Ay! Se quej al sentir que se le clavaba en las costillas algo duro que su hermano llevaba en el bolsillo del chaleco. Por Dios, qu llevas ah? Henry la solt con rapidez. Lo siento se disculp con timidez , se me haba olvidado. De todas maneras es una suerte o me habra ido sin drtelo. Y es la razn de mi visita. Qu es? Tu regalo de cumpleaos, naturalmente. No era natural en absoluto. Su cumpleaos haba sido en marzo, pero Henry no se encontraba entonces en casa y ella no iba a reparar en nimiedades cuando haba un regalo de por medio. Henry meti la mano en el chaleco y sac una cajita de terciopelo. Ya s que voy con un poco de retraso, pero supuse que an llegaba a tiempo dijo,

ofrecindosela. Isabella abri la caja y agrand los ojos casi al momento. Henry! Er... bueno... Por primera vez en su vida, Izzie se haba quedado realmente sin habla. Respir hondo y esboz una amplia sonrisa. Oh! exclam fingiendo alegra. Qu preciosidad! Es una... una bola de oro... con una cadena! Henry se ri. Es una suerte que no te guste jugar a las cartas apostando dinero, Izzie. Tu cara lo dice todo. Introdujo los dedos en la caja y oprimi un pequeo broche a presin a un lado de la

esfera. sta se abri por la mitad y surgi una cadena de seis retratos en miniatura: sus padres; Henry; Olivia; las gemelas, Cordelia e Imogen; Richard, y la pequea Portia. Toda su familia. Y los podra llevar en la palma de la mano para mirar sus retratos cada vez que quisiera. Oh, Henry! Respir hondo. Es maravilloso! Gracias! Bueno, pero no llores le advirti. Cmo has conseguido esto? Gracias a Liwy; a veces resulta de utilidad. Cuando no tiene la nariz enterrada en un libro, nuestra hermanita est dibujando o pintando con acuarelas, por eso no te has dado cuenta. Le ped sus bocetos, junto con el juego de miniaturas que mam encarg cuando naci Richard, y se lo llev todo a un pintor de Londres. Lo ms difcil fue mantenerlo en secreto. Pues has hecho un excelente trabajo. Estoy realmente sorprendida. Me alegro de que te guste. Fisto quiere decir que me perdonars que te abandone durante tu primera temporada? Adonde te marchas ahora? A Irlanda. Quiero examinar unos nuevos caballos de caza y, despus, creo que ha llegado el momento de que vaya a echar un vistazo al orfanato de James. Est casi acabado. Entonces, l regresar pronto a Irlanda? Henry asinti con la cabeza. Mam me cortara el cuello si no me quedo en la ciudad por lo menos dos semanas, pero James se va maana. Ya sabes que no le gusta permanecer cerca del conde ms tiempo del necesario y Sheffield Park est demasiado prximo a Londres para su tranquilidad. De hecho, me sorprende que haya venido. Por supuesto que ha venido. Me prometi que lo hara. T y tus promesas se ri Henry. Ahora tengo que bajar. Mam se inventar una nueva tortura para m si no estoy donde debo cuando hagas tu entrada. Te va a decir que bailes con la seorita Merriwether le advirti Izzie. Henry gimi. Ya, me ha obligado a prometrselo tres veces.

Oh, vamos le ri Izzie. La seorita Merriwether es muy simptica. S convino Henry, es simptica. Lo dijo en un tono de aversin absoluta, como si fuera algo horrible ser simptico, y luego se dispuso a salir de la habitacin . Te ver abajo. Abri la puerta justo en el momento en que ella record que tena que pedirle un favor. Henry? S? Se gir hacia ella. Puedes decirle a James que le he reservado el baile anterior a la cena? l asinti con un gruido y ya estaba atravesando el umbral cuando a ella se le ocurri otra cosa. Henry! Qu? Gracias por el regalo. Y por ser m hermano. El se dio la vuelta y atraves la estancia para envolverla en uno de sus abrazos de oso. Te quiero murmur Izzie. Yo tambin te quiero. Henry le dio un beso en la coronilla y sali. Cuando se qued otra vez a solas, Izzie mir llena de furia el reloj de la repisa de la chimenea, deseando que las manecillas se movieran con ms rapidez. Baj la mirada a los retratos y su corazn se inund de felicidad al ver todos aquellos rostros amados, abrumada por el hecho de que a su hermano se le hubiera ocurrido un regalo tan acertado. No siempre haba sido tan considerado con ella. Cuando James y l regresaban a casa durante las vacaciones escolares, lo nico que Izzie quera era estar con ellos. Naturalmente, los dos amigos haban tratado de librarse de ella a toda costa. Sin embargo, Izzie haba sido muy persistente y, por lo general, siempre lograba encontrarles all donde fuera que se escondieran. Nunca se haban mostrado muy contentos al verla, aunque Henry haba sabido disimular la molestia mucho peor que James; ste ltimo siempre consegua con su intervencin que su

hermano acabara tolerando su presencia, lo que era una razn ms para que le amara como lo haca. Algunas veces haba conseguido que la dejaran ser la damisela en apuros de sus juegos, la princesa encerrada en una alta torre protegida por un feroz dragn, o algo por el estilo; un autntico aburrimiento. Y en alguna rara ocasin, si James y Henry estaban de buen humor, le permitieron ser un valiente pirata, un indio o, su favorito, un ele; gante salteador de caminos. Aquellos haban sido das gloriosos. Siempre le encant disfrazarse para esos juegos. La ayudaba a mantenerse en contacto con el mundo de la infancia, donde todava habitaban todos sus hermanos menores, un mundo que no le apeteca demasiado abandonar. Sin embargo, ahora se enfrentaba al comienzo de un viaje por las aguas turbulentas y llenas de riesgos de la edad adulta, una perspectiva excitante y aterradora a la vez. Pero James, su ancla, la esperaba en el umbral y la madurez sera simplemente otra aventura ms, verdad? Y esa noche ella sera una reina una reina pirata, hermosa y regia y, quizs, un poco temeraria y atrevida. Unos golpes en la puerta le hicieron regresar al presente. Haba llegado la hora. Con una ltima mirada de cario, guard las miniaturas, cerr el broche a presin y coloc el colgante en la caja de terciopelo, que dej sobre el tocador. Ya llevaba puesto el collar de perlas y no deba ponerse nada ms. Las perlas eran un smbolo de la entrada en la edad adulta y, aunque su familia siempre estara a su lado, formando parte de ella, esa noche tena que dar el paso sola. Sigui al lacayo hasta la galera que conduca a la parte superior de la escalinata. El murmullo de los invitados inund sus odos, un continuo y grave zumbido que se vea alterado de vez en cuando por el agudo gorjeo de una dama o la ronca risa de un caballero. Respir hondo y le hizo un gesto con la cabeza a Caldwell, que haca las funciones de maestro de ceremonias. El mayordomo avis al resto de la plantilla para que se colocaran junto a la balaustrada y esper hasta que la gente guard silencio. La honorable seorita Isabella Arme Weston anunci Caldwell con voz retumbante. Las reinas piratas jams se tropiezan, dijo Isabella para sus adentros componiendo una sonrisa. Se acerc al lugar correcto en lo alto de las escaleras y mir a los invitados. La imagen era reconfortante y familiar, una brillante y colorida amalgama de sedas y rasos que contrastaba con los tonos oscuros de los trajes de etiqueta de los caballeros. Aquel exuberante escenario se vea adornado por las danzarinas plumas de los tocados y el

relampagueo de los brillos de gemas y diamantes, que se vean incrementados por la luz de las velas que se reflejaba en ellos. Y en algn lugar, all abajo, estaba James.

Captulo 3
ABRIL 1786

Siento haber, intentado saltarme las lecciones simulando estar enferma, que ha estado mal, pero hacer sumas es aburridsimo. La niera dice que ahora tengo lo que me merezco, pero se equivoca. No he podido tomar pastel ni chocolate, solo t de sauce, que es muy amargo. Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena ocho aos a su

institutriz, la seorita Daniels, disculpndose por haber fingido estar enferma, algo que se convirti en realidad con demasiada rapidez.

James estaba de espaldas a la escalinata, hablando con algunos viejos amigos, cuando Caldwell hizo el anuncio. Qu demonios...?, pens al ver que todos los hombres que tena enfrente se quedaban boquiabiertos. Entonces se dio la vuelta y fue a l mismo a quien se le abri la boca al ver a un ngel flotando en la escalinata. Pero ningn ngel tena esa boca que tentaba a hacer mucho ms que mirarla. Santo Dios! Sera posible que fuera de verdad Isabella? Neg con la cabeza, intentando reconciliar sus recuerdos con la impresionante aparicin que tena ante l. Era, con diferencia, la mujer ms hermosa que hubiera visto nunca. Dio involuntariamente un paso adelante para verla con ms claridad. Era ms que hermosa. Era condenadamente impresionante, aunque no en el sentido clsico. Los ojos, de color verde mar, eran casi demasiado grandes para su rostro y hacan que resultara cautivadora. Las finas cejas arqueadas eran del mismo tono que los rizos que le caan por la espalda. Tampoco se trataba slo de que tuviera el pelo brillante, sino que toda ella era luminosa e irradiaba inocencia y promesas. Pero no haba nada inocente en su boca, un capullo de color rosado. El labio inferior era algo ms exuberante que el superior y formaba una curva perfecta, fruncida en un irresistible mohn. Era el contrapunto a una barbilla puntiaguda que sugera en su propietaria cierta obstinacin y travesura y que le proporcionaba a su rostro un aire pcaro. Era, en resumen, encantadora. Y tena, sin duda, hechizados a todos los hombres presentes. Cuando Isabella lleg al final de la escalinata, le tendi la mano a su padre, que la condujo a la pista para el baile inaugural, arrancando un suspiro colectivo de admiracin y envidia. Todos los caballeros se inclinaban hacia ella para observarla cuando los giros del baile la acercaban a los mrgenes, como si fueran polillas atradas por la luz de una llama.

O perros detrs de un hueso, pens James, mirando las caras de los hombres que le rodeaban. Morgan pareca un chucho enamorado y Stimpson casi babeaba. Sigui la direccin de su mirada y lleg al punto donde los pechos de Isabella amenazaban con salirse fuera del corpio. Santo Dios, Isabella tena pechos! Estaba cambiada, haba crecido. Tiene pechos! La realidad le alcanz y le golpe, haciendo que se tambaleara. Se sinti como si acabara de dejar Gentleman Jackson despus de una sesin particularmente frustrante en el ring, noqueado, magullado y con las piernas temblorosas. Y no le gust. No le gust en absoluto. Dios mo! Oy que exclamaba Stimpson, provocando la risa de todos los presentes . Incluso sin la dote, sera capaz de ponerme los grilletes para poder meterme en su cama. Se puso rojo de ira. Quiso aplastar la nariz de aquel bastardo y convertirlo en una masa sanguinolenta. Ni siquiera se dio cuenta de que haba cerrado el puo, cuando sinti que le tiraban con insistencia de la manga. Se volvi con intencin de desahogar su ira con quienquiera que se hubiera atrevido a interferir y se qued sorprendido al ver que era Henry. Su conmocin era tal que se dej arrastrar al fondo del saln de baile antes de pararse en seco. Por todos los demonios, Hal, has tenido que or lo que ha dicho. Lo he odo. Henry asinti con la cabeza con desagrado.Lo he odo y, como a ti, nada me gustara ms que partirle la cara, pero no puedes empezar una pelea. Mi madre nos matara. James sinti que parte de la tensin le abandonaba. Tienes razn, por supuesto. No s en qu estaba pensando. No lo hacas asegur Henry secamente, hacindole sonrer , ni tampoco lo haca Stimpson. La sonrisa de James desapareci. Pero de todas maneras, te aseguro que se es el efecto que Izzie tiene en todos los hombres que la rodean.

Busc con la mirada a Isabella, que acababa de terminar el minu inaugural y ahora se encontraba rodeada por una multitud de caballeros que se tropezaban entre s para poner su nombre en el carnet de baile antes de que se llenara. Henry puso los ojos en blanco. Le doy gracias a Dios por ser su hermano. Al menos soy insensible a ella. James tena una expresin cada vez ms sombra. Qu demonios insinas? No querrs decir que mi reaccin no es totalmente fraternal, verdad? Oh, no. Claro que no convino Henry con rapidez. Con demasiada rapidez. Mira, Hal, conozco a Izzie desde que usaba delantales. Ah, ahora que me acuerdo! exclam Henry. Qu? La cena... No se molest en preguntarle qu tipo de conexin mental o falta de ella haba llevado a Henry a pasar de delantales infantiles y sentimientos fraternales a la prxima cena. Si se trataba de Henry, cualquier pensamiento acababa refirindose a la comida de una u otra manera. Henry continu hablando. Acabo de recordar que Izzie me pidi que te transmitiera un mensaje. Te ha reservado el baile anterior a la cena. Ahora voy a asegurarme de que la seorita Merriwether reserve uno para m. Por qu quieres bailar con la seorita Merriwether? Henry le lanz una mirada que era exasperacin en estado puro. No lo sabes? Me he enamorado loca y apasionadamente de ella. Estamos haciendo planes para fugarnos a Gretna Green esta noche. Alz las manos en el aire. Mi madre me obliga! Por alguna razn que no comprendo le gusta esa joven y, como siempre, me ha hecho prometer que bailar con ella. ,

Sonaba tan furioso, tan ofendido, que James no pudo contener la risa. Mejor una solterona ratonil que una viuda lasciva le asegur. Cuando bail con lady Ellwood, me desliz una nota en el bolsillo proponindome una cita durante la velada. Eres un afortunado bastardo. Por qu no te ocupas t de la seorita Merriwether mientras yo me dedico a satisfacer las necesidades de la otra dama? Corren rumores de que est a la caza de marido le advirti James. Ah, siendo as, es toda tuya repuso Henry con rapidez. Eso pensaba. Esboz una sonrisa burlona. Pero si cambias de idea, la dama estar esperando en el invernadero a medianoche. Henry parpade. Pero si esta casa no tiene invernadero. Precisamente dijo James. Vamos, vete, no debes hacer esperar a la seorita Merriwether. Henry le lanz una mirada airada antes de dirigirse hacia el rea donde se reunan las jvenes solteras y sus damas de compaa. Mientras su amigo iba en busca de su florero, James busc involuntariamente con la vista a Isabella. Se le oscureci la expresin cuando la encontr bailando alegremente un cotilln con Marcus Debenton, conde de Brantley, heredero del marqus de Ardsmore... y uno de los granujas ms notorios de Inglaterra. Maldicin!, acaso no le haba advertido Henry que se mantuviera alejada de esa clase de hombres?

Busc con la mirada al padre de Isabella. Sin duda alguna l pondra fin a aquel comportamiento tan impropio. Pero dio antes con lady Weston; bueno, ms bien fue ella quien dio con l. James! Le abraz con cario. Oh, cmo me alegro de tenerte en casa! l cabece distradamente, todava concentrado en lo que ocurra en la pista de baile. Not que Brandey tocaba demasiado a Isabella y esboz una mueca de disgusto. Adems, el muy bastardo tena la mirada clavada en sus...

Oh, no! Eso s que no! Iba a golpear a ese tipo hasta que acabara en el suelo. Oh! No te parece que hacen una pareja maravillosa? suspir lady Weston. Debo informarle de que ese hombre no es el adecuado para ella replic. Te refieres a Brandey? Se ri. Le conozco desde que llevaba paales; su madre y yo somos amigas desde nias. Siempre nos habamos preguntado si sera posible que nuestros hijos... Crame dijo con los dientes apretados, no es posible. Por supuesto que no. Lady Weston esboz una amplia sonrisa cmplice y le dio una palmadita en el brazo. Maldicin!, no poda pensar que estaba celoso verdad? Primero Henry y ahora lady Weston? Es que todos los miembros de esa familia haban perdido la razn? No te preocupes por Brandey. Te aseguro que es inofensivo como un garito. James buf incrdulo. Ella le ignor. En cualquier caso, no es por eso por lo que te estaba buscando. Djeme adivinar, iba a recordarme que, como caballero soltero que soy, tengo el ineludible deber de sacar a bailar a un florero. En efecto. Lady Weston le recompens con una sonrisa que la hizo parecer por un segundo la hermana mayor de Isabella y no su madre . No te preocupes. Bailars con Izzie ms tarde. James la mir con el ceo fruncido, pero cuando lleg el momento de reclamar el baile se dio cuenta de que estaba ansioso por bailar con Izzie. La vio rodeada por una horda de aduladores petimetres, uno de los cuales improvisaba una oda a sus brillantes pupilas, claras como plcidos mares, y a sus labios, tan rojos con cerezas maduras. No supo quin era el imbcil al que deban aquellas trilladas palabras. Adems eran inexactas, ya que no haba nada plcido en Isabella, y sus labios no eran en realidad rojos, sino que posean un suave tono coral.

Se abri paso a empujones y le clav el codo accidentalmente a ms de uno de aquellos hombres, incluido el poeta amateur, hasta llegar a Isabella. Casi esperaba que ella le envolviera en un abrazo aplastante, como haba hecho siempre, pero la joven se limit a decir su nombre y a tenderle las manos. La sonrisa que iluminaba su cara era la nica invitacin que necesitaba; or que deca su nombre fue como regresar a casa. Todo lo que les rodeaba desapareci cuando l asi las delicadas manos de Isabella con las suyas, mucho ms grandes. Aquello le hizo tomar conciencia de las intensas sensaciones que le atravesaban; contuvo el aliento y se concentr en ellas. Sinti como si millones de diminutas burbujas de champn comenzaran a bailar en sus venas y tuvo que recurrir a cada pizca de autocontrol para mantener una expresin neutral y no mostrar lo que estaban padeciendo sus abrumados sentidos. Entonces not que ella se estremeca y supo que tambin haba percibido la conexin. Eso casi le hizo soltar un grito. Le atraves una profunda sensacin de triunfo acompaada por un poderoso sentimiento de posesin, seguramente vestigio de algn primitivo instinto masculino. A Isabella le temblaron ligeramente las manos, como si le hiciera una pregunta inconsciente; l se las apret; su cuerpo se apresuraba a responder a lo que su mente todava no haba aceptado. Inclin la cabeza y observ la luminosa cara de Isabella. El tiempo pareci quedar en suspenso mientras sus ojos se encontraban. La estudi, observando cada rasgo, aprendindolo una vez ms. Fue l quien apart antes la mirada, asustado por los extraos sentimientos que le invadan. Creo que este es mi baile dijo finalmente, con la voz ronca. Todava sostena las manos femeninas, y se dio cuenta de que ella tena el pulso acelerado. Su propio cuerpo reaccion de manera similar, y la sangre comenz a palpitarle con largos y lentos latidos. Not que el pecho de la joven suba y bajaba con rapidez y que un profundo rubor se extenda por la clara piel femenina, causando estragos sobre determinadas partes de su anatoma que no deberan responder en ese lugar y momento particulares, y en especial ante Isabella. Definitivamente llevaba demasiado tiempo sin una mujer. Era la nica explicacin a tal comportamiento aunque, si lo pensaba detenidamente, tampoco haca tanto tiempo. Pero,

entonces, por qu haba notado de repente que Isabella que era como una hermana para l tena los pechos ms perfectos del mundo? Durante su ausencia, Isabella haba desarrollado unos gloriosos senos que destacaban especialmente en su esbelta figura. Casi slo casi dese que no resultaran tan notables, dadas las lascivas miradas que algunos hombres le dirigan. Claro que, tampoco estaba demasiado seguro de que las miradas lascivas que l mismo diriga a esa parte del cuerpo de la joven fueran muy diferentes a las de ellos. Maldicin!, saba que estaba mirando fijamente incluso imaginando en profundidad los pechos de Isabella Weston, y ni siquiera estaba seguro de poder dejar de hacerlo. Peor todava, no estaba seguro de que quisiera hacerlo. Se oblig a dar un paso atrs mental y fsicamente. Le solt las manos y le ofreci el brazo para escoltarla a la pista. La mir de arriba abajo, estudiando su vestido y su peinado, y no pudo encontrar ni un solo fallo. Bueno, dese que el escote no fuera tan bajo, pero siendo sincero, Isabella estaba exquisita. Mientras la guiaba a la pista, not que era objeto de miradas de envidia y se ri para sus adentros, solazndose interiormente por ser el elegido y habrsela robado a todos aquellos imbciles y al incompetente poeta. Isabella debi de notar la reverberacin de la risa contra su brazo porque se detuvo de golpe y le mir. Qu me ocurre? pregunt suspicaz . Oh, Dios mo! Se trata de mi pelo? Alz el brazo y se palp la cabeza. El movimiento solt algunos rizos rebeldes y su perfume flot en el aire. Era aroma a madreselva y James dese capturar su boca para comprobar si saba tan dulce como ola. Oh, Santo Dios!, de dnde haba llegado ese pensamiento? Se sinti inseguro y perdido, como si hubiera cambiado algo bsico y no supiera de qu se trataba ni cmo arreglarlo. Haba ledo en una ocasin sobre un fenmeno del desierto en el cual, de repente, la arena sobre la que tenas los pies desapareca en un segundo y eras succionado hacia el interior de la Tierra. As se senta. No haba tenido tiempo para prepararse y le haba cogido desprevenido. Se ahogaba en Isabella: en su imagen, su olor e incluso las sensaciones que le provocaba. James?

Sacudi la cabeza, consciente de que eso no sera suficiente; tenindola al lado no lograra aclararse la mente. James! Qu? Ella le lanz una mirada airada al tiempo que sealaba enfticamente su cabeza. Oh, no! Tienes bien el pelo. Ests preciosa. En realidad ms que preciosa. Respir hondo para tranquilizarse. Lo cierto es que eres la mujer ms hermosa que he visto nunca. Las palabras surgieron de su boca antes de saber lo que deca. Isabella le brind una sonrisa con la cara radiante de puro deleite y pareci todava ms hermosa que un instante antes. Maldicin! Se encontraba en serios problemas. De repente, ella se irgui en toda su altura como si hubiera tomado alguna decisin. Su resplandor natural pareci apagarse un poco y fue reemplazado por una sonrisa calculadora y seductora que lleg acompaada por un coqueto pestaeo. Estoy segura de que le dices eso a todas las mujeres. A ninguna, replic James para s mismo al tiempo que suspiraba de alivio por no haberlo dicho en voz alta. Slo si es cierto replic con una atrevida sonrisa, inclinndose ante ella justo cuando comenzaba a sonar la msica. Isabella respondi con una reverencia mientras le miraba con coquetera. Canalla. Impertinente. Aquel sutil flirteo pas a formar parte del baile. James senta crecer en l una deliciosa anticipacin cada vez que se juntaban, antes de separarse para volver a unirse. Mir fijamente a Isabella mientras ella se concentraba en el baile, asombrado por lo diferente que se senta con ella. Quedaban posos de su cmoda camaradera, pero haba una nueva conciencia intensificada por lo que saba que era un incipiente deseo. Al sentir el calor de sus manos, intenso a pesar de los guantes, se pregunt si se quemaran el uno al otro si sus pieles llegaran a estar en contacto. Aquella vibracin, esa vital energa que haba entre ellos, comenz a fraguarse en el momento en que tom sus manos entre las de l. James se debata entre la euforia y el terror. Aunque estaba simplemente bailando con una chica que conoca de siempre y que haba considerado como una hermana hasta ese

momento, no poda recordar un tiempo en el que se hubiera sentido ms feliz o hubiera deseado ms a una mujer. Tal y como Izzie haba planeado milimtricamente, al terminar el baile, James la escolt a la cena. Result ser el acompaante perfecto, asegurndose de que quedaba cmodamente sentada antes de dirigirse a llenar un plato con tentadores bocados que ella pudiera degustar... Pero luego le llev un vaso de limonada cuando todas las damas a su alrededor beban champn. S, puede que l hubiera sido consciente de que era una mujer durante el baile, pero no podra haberle dicho ms claro que la consideraba todava una nia. Su estmago y sus esperanzas cayeron en picado. Al calcular cmo lograr quedarse a solas con James, pens en fingir algn tipo de dolencia, imaginando que as lograra que la escoltara fuera del abarrotado comedor. Sin embargo, dadas las nuseas que la atenazaban, no resultaba necesario fingir nada. En cuanto intent comer algo su estmago se revel y la cabeza comenz a darle vueltas. Se balance en la silla y not la mano de James en el hombro, ayudndola a mantener el equilibrio. l se alej sacudiendo la cabeza y ella quiso gritar y saltar. James? Cuando se volvi hacia la joven, mostraba una expresin cautelosa. . S?

Por favor, dile a mi madre que se me ha roto el dobladillo del vestido, pero que no se preocupe, que volver enseguida. James asinti con la cabeza y se gir para continuar camino. Oh, y... James? l se detuvo y la mir al tiempo que arqueaba una ceja en silencio, claramente dividido entre la diversin y la aprensin. Isabella le mostr su sonrisa ms seductora, sa que haba practicado durante horas ante el espejo. Con este vestido no se puede llevar cors. Sus miradas se cruzaron mientras l mascullaba por lo bajo, antes de dirigirse al comedor. En cuanto estuvo fuera de su vista, ella comenz a saltar y a bailotear camino de la biblioteca, con todo el cuerpo vibrando de excitacin. Pronto estaran juntos. A solas. En una habitacin con cerradura en la puerta. Una cerradura que tena intencin de usar. Se dijo a s misma que aquella velada comenzaba a discurrir como ella quera.

Captulo 4
Noviembre, 1787 La seora Daniels dice que mis lecciones de msica van muy bien. Es la manera que tiene de decir que lo hago mejor que Olivia. Cuando se lo cont a mam me dijo: el orgullo precede a la cada. Creo que estar a punto de tener otro beb le confunde la mente. Conoces a alguien que se haya cado tocando el piano?

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena nueve aos a su ta Katherine, marquesa de Sheldon, detallando los riesgos que corre el cerebro de una mujer cuando est embarazada.

Intentar abrir la puerta de la biblioteca con dos platos llenos de viandas y una copa de champn en las manos era tan difcil como se poda esperar de algo relacionado con Isabella, pens James de mal humor. Era una suerte que supiera que encontrara brandy all dentro. A un hombre le gusta recibir una recompensa adecuada tras haber superado un reto de ese calibre. Despus de hacer algunos malabarismos ms, logr abrir la puerta v... casi se le cay todo al suelo. Isabella estaba sentada en la larga mesa que dominaba la estancia v balanceaba las piernas. Que Dios le ayudara!, el borde del escote no estaba un par de centmetros ms abajo? Trag saliva mientras intentaba desesperadamente pensar en algo que no fuera dejar caer la copa y los malditos platos, recostar a la joven en la mesa y levantarle las faldas. Dio un paso adelante sin pensar y ella se puso en pie al verle, poniendo fin a aquel perturbador instante y esa inquietante fantasa. Gracias a Dios! Isabella se acerc a toda prisa, tom los platos y los puso encima de la mesa. Luego se volvi hacia l, pero en vez de coger la copa, pas a su lado para acercarse a la puerta.

James gir sobre s mismo, preguntndose deseando que ella le hubiera ledo la mente y hubiera decidido huir de la escena con la virtud intacta. Pero la observ echar el cerrojo con una sensacin de creciente desamparo. El sordo sonido del perno al deslizarse hizo que el nudo que tena en el estmago se apretara un poco ms. Sin embargo, ese traidor corazn suyo, se que ni siquiera saba que posea, se desboc de nuevo cuando Isabella se volvi hacia l y le sonri. No me gustara que alguien nos descubriera accidentalmente mientras estoy... Hizo una pausa. Perdiendo la inocencia?, sise su desleal conciencia. ... comiendo hasta hartarme termin ella, tomando la copa de champn. La joven se acerc a la mesa y l no pudo apartar los ojos del suave balanceo de sus caderas. Se humedeci los labios resecos y se oblig a desviar la mirada hacia el aparador. Estaba seguro de que si exista una ocasin idnea para beber, era sa. Se acerc a la licorera para servirse y beber de golpe una copa de brandy, luego volvi a llenarla y se gir hacia Isabella que, sentada de nuevo sobre la mesa, haba pasado directamente al postre y coma una fresa helada con los ojos cerrados, con una expresin de deleite tan evidente que no le ayudaba en absoluto a guardar la compostura. Tena que poner distancia entre ellos lo ms rpidamente posible. Se acerc a la librera con la mente tan aturdida que le llev un momento percatarse de que los estantes frente a l estaban vacos. Estn reservados para los libros de mi madre le inform ella encogindose de hombros. Si es que algn da los escribe. l asinti con la cabeza. La segunda pasin de lady Weston justo a continuacin de la que senta por sus hijos y su marido era escribir una coleccin de ensayos sobre los personajes femeninos de Shakespeare. Quera reservar toda la librera continu Izzie, pero mi gusto. padre le hizo ver que

reservar ms de tres estantes para acomodar sus propios libros sera algo de muy mal

La vio dejar el plato a un lado y acercarse; su proximidad tuvo el p< der de obnubilarle los sentidos. Entonces, ella se inclin para sealar algunos estantes ms abajo y le roz el estmago con el dorso de la mano. James tuvo que reprimir un jadeo. Esta coleccin de Obras Completas es el regalo de bodas de mi padre. Isabella pas las puntas de los dedos por los relieves dorados del cuero, un gesto que l sinti en cada sensibilizada parte de su cuerpo. ste continu ella, acercndose al estante inferior y tomando un libro de color carmn se lo regal cuando naci Henry. Volvi a rozarle el abdomen con el brazo, ahora un poco ms abajo, y l contuvo el aliento. Crey ver que la joven curvaba levemente la comisura de los labios, pero el gesto desapareci tan rpidamente que supuso que lo haba imaginado. Es realmente exquisito, verdad? murmur Isabella, pasando las pginas del libro. l se la qued mirando boquiabierto antes de fruncir el ceo. Sera posible que aquella jovenzuela le estuviera tomando el pelo deliberadamente? Habas visto antes un relieve pintado como ste? Mira, ahora lo ves... James se oblig a concentrar la atencin en la delicada imagen de las pginas...y ahora no lo ves. Isabella cerr el libro y la escena desapareci, reemplazada por el brillante diseo de la cubierta. La vio devolver el volumen al estante, atormentndole de paso con otro roce, ms abajo incluso que el anterior. Fjate en esto... James sigui su mirada hasta lo que estaba seguro de que era otra coleccin de obras de Shakespeare. En ese instante se figur dnde podra notar el siguiente roce y dio un apresurado paso atrs al tiempo que se pasaba la mano por el pelo. Dios! explot con exasperado mal humor, producto de su incapacidad para controlar su cuerpo y no porque sintiera una sbita aversin por las encuadernaciones. Cuntas obras completas sobre el mismo tema puede poseer una persona? Oh! Replic Isabella. No hablamos de una persona cualquiera. Hablamos de mi madre. A algunas mujeres les gustan las joyas, pero... ... a tu madre le gustan los libros termin l. Incapaz de evitarlo, alarg la mano y coloc un rizo suelto detrs de la oreja de Izzie. Se haba quitado los guantes cuando fue a por la cena y sus pieles se rozaron. El leve suspiro

de satisfaccin que ella emiti fue para l como un puetazo en el estmago. Apart la mano al instante. Maldicin! Se trataba de Isabella! El problema, pens, es que no pareca ella. Bueno, s, pero no era la Isabella que recordaba. Aquella Isabella segua siendo una nia y sta, definitivamente, ya no lo era. Esta era una diosa y, si se basaba en los hechos de la mitologa, las diosas resultaban siempre muy peligrosas para los mortales. Necesitaba analizar los hechos de una manera correcta, pero cmo? Entonces... Busc desesperadamente algo que decir . Me has echado de menos? En el mismo instante en que esas palabras abandonaron su boca, James se arrepinti de haberlas dicho. Me has echado de menos? Poda haber una pregunta ms estpida que sa? Poda parecer ms estpido? Y por qu le importaba tanto? S, te he echado de menos. Las palabras fueron un sofocado susurro. l sinti que algo dulce e inesperado floreca en su pecho, y todo porque esa cra, una jovencita que conoca desde que usaba delantales, le haba echado de menos. Y t? Me has echado de menos a m? Isabella intent que la pregunta sonara como si fuera una broma, pero James not el temblor en su voz y el revelador brillo en sus ojos. No quera. Se dio cuenta de la verdad que encerraban sus palabras en el mismo instante que las dijo. No quera repiti, dando un paso involuntariamente hacia ella, luego dio otro y otro ms, hasta que se detuvo justo delante. Saba que debera dar marcha atrs, que deba volver al comedor, despedirse y... desaparecer hasta que se le hubiera pasado esa locura. Por el amor de Dios! Isabella era una cra, la hermana de su mejor amigo. Slo debera sentir un cario fraternal hacia ella, un afn de proteccin. No aquellas emociones impropias y peligrosas. S, saba que debera darse la vuelta, pero tena la horrible sospecha de que no lo hara. No queras... dijo ella con voz temblorosa mientras le miraba. James trag saliva antes de sacudir la cabeza. Pero, lo hiciste? Fue pregunta y afirmacin a la vez. l no pudo apartar la mirada de aquellos ojos aguamarina cubiertos por un velo de lgrimas no derramadas. Eran los ojos de la mujer en la que se haba convertido la ms hermosa, la

ms deseable que hubiera conocido y tambin los de la adorable e irascible criatura que haba sido antao. Jams pudo mentirle a la nia, y tampoco pudo hacerlo a la mujer. La haba echado de menos. Haba aorado su ingenio, sus brillantes sonrisas y su entusiasmo ante las cosas ms absurdas. Haba recordado sus conversaciones y las miradas que compartan cuando Henry deca algo particularmente irracional. Incluso haba echado de menos la manera en que apareca de pronto, a pesar de lo mucho que hubieran intentado darle esquinazo. Y por encima de todo eso, haba aorado aquel algo indefinible que era Isabella. Dios! Se estaba convirtiendo en un estpido. S, no poda negar que se haba acordado de ella, pero tambin lo haba hecho de Henry, de lady Weston y del resto de la familia. Haba echado de menos a mucha gente, incluido al sastre, al zapatero que le haca las botas y tambin a Lucy, la preciosa bailarina de ballet que haba sido su amante antes de que se marchara. Por supuesto que haba aorado a Isabella; era casi como su hermana pequea. Lo raro sera que no lo hubiera hecho, pens racionalmente. Isabella todava le miraba con una mezcla de impaciencia, ansiedad y esperanza escrita en la cara. S asegur con facilidad ahora que haba aclarado un poco sus sentimientos. Le brind una sonrisa. Por supuesto que te he echado de menos. La expresin de pura alegra que inund el rostro de la joven le result estremecedora. Su felicidad le envolvi y le removi las entraas. Oh, James! gimi, lanzndose hacia l y rodendole el cuello con los brazos. A continuacin apret la boca contra la suya y l se qued paralizado. Isabella haba cerrado los ojos y le besaba sin habilidad ni experiencia, frotando frenticamente sus labios contra su boca, y l James Sheffield, reconocido donjun se puso al instante ms duro que la madera de la librera. En alguna parte de su cerebro, probablemente la ms racional, comenz a sonar una alarma al sentirla entre sus brazos con la boca pegada a la suya. Oh, Dios, saba tan dulce! No! No, no, no!

 Es Isabella! Se apart jadeante, intentando controlarse. Piensa en Henry, se dijo a s mismo. Piensa en... Gimi cuando ella volvi a sus brazos y comenz a besarle toda la cara. Intentaba encontrar las fuerzas para alejarse otra vez cuando volvi a rozar sus labios. No pudo soportarlo ms. Era slo un hombre y tena sus lmites. Se dijo para sus adentros que slo sera un beso. Un nico beso y se detendra. Resuelto, inclin la cabeza hacia ella y profundiz la caricia. Pero cuando la escuch emitir un ahogado gemido, la parte ms racional de su cerebro dej de funcionar. Todas sus nobles intenciones de poner fin al beso con suavidad y escoltarla de nuevo al comedor se vieron relegadas al olvido por una abrumadora oleada de lujuria. La rode con los brazos y baj una mano hasta su trasero. Ella separ los labios, sorprendida, y l aprovech el momento para tomar posesin de su boca. Not que Isabella se quedaba inmvil al notar la punta de su lengua contra la de ella. Saba a champn, fresas y otra cosa deliciosa, algo indefinible que era la misma esencia de la joven. Memoriz la tentadora combinacin, sabiendo que aquel beso sera todo lo que podra saborear de ella. Sin embargo no podra dejar de desearla; siendo sincero consigo mismo no poda imaginar que ningn hombre con sangre en las venas no la deseara. Pero l jams la tendra. De eso estaba seguro. La haba echado de menos, era una persona muy importante para l tan importante como poda permitirse, pero nunca sera nada ms. Adems de ser la hermana pequea de su mejor amigo, Isabella era una mujer que mereca ser amada, y l no amara jams a nadie. Amar significaba quedarse destrozado si tuviera que sufrir su prdida y l ya haba sufrido demasiadas para toda una vida. No estaba dispuesto a correr el riesgo de perder a nadie ms. Adems, el matrimonio y los hijos no tenan cabida en su futuro. La dinasta Sheffield, y por tanto tambin el ttulo, moriran con l. Era un castigo ms que apropiado para el hombre que le haba soportado slo para asegurar la continuidad de su linaje, un apropiado pago a todas las veces que le vej e insult. Oh, s!, la venganza era muy dulce.

Tan dulce como la suave calidez de la boca de Isabella. Sin embargo, no poda disfrutar de ambas y ya haba hecho su eleccin. Y a pesar de eso, no era capaz de alejarse de ella. Era un bastardo egosta, pero no iba a renunciar a disfrutar un poco del Paraso. En el Paraso. Isabella estaba en el Paraso. Pensndolo bien, dudaba mucho que en el Paraso llegara a sentirse tan bien como en esos momentos. Rodeada por el calor y la fuerza que irradiaba del cuerpo de James, se senta segura y adorada. Estaba con el hombre al que haba amado prcticamente toda la vida; l estaba besndola!, hacindole sentir cosas que jams se hubiera imaginado sentir. Santo Dios! Tena la lengua dentro de su boca y le acariciaba las nalgas con una mano! Saba que no debera permitir que ningn caballero se tomara esas libertades, pero tratndose de l no importaba. Era James. Su querido James. Roz instintivamente su lengua, paladeando su especiado sabor masculino. Not que l gema contra su boca y que la besaba de manera apasionada, sin contencin, mientras segua tocndole el trasero, apretndola contra su cuerpo con fuerza. Gimi al sentir la dura virilidad contra el vientre. Estaba ya fuera de control, haba olvidado cualquier atisbo de decencia. Introdujo los dedos en el pelo de James al tiempo que le instaba a besarla con mayor rotundidad. Escuch unos agudos y lejanos gemidos y se sorprendi al darse cuenta de que era ella misma quien los emita. Un urgente y ardiente hormigueo comenz a bullir en el interior de su vientre para luego expandirse por cada rincn de su cuerpo y acera anhelar algo que pareca fuera de su alcance. Se apret todava las contra l, presionando los senos contra su torso, tratando de apaciguar aquel dolor. James interrumpi el beso con un gruido. Ella sinti su aliento, cargado y jadeante, contra la mejilla; el agitado movimiento de su pecho cuando comenz a aspirar profundamente, intentando sin duda recobrar el control. Pero no era eso lo que quera. Le quera tan salvaje y descontrolado como ella, as que le tir del pelo al tiempo que emita n angustiado quejido.

Shhh trat de apaciguarla l, deslizndole las manos hasta la nuca. Ella dej caer la cabeza hacia atrs y James le recorri la mandbula con los labios. Isabella gimi de aprobacin y l continu mordisqueando, latindole el cuello mientras segua bajando hacia el nacimiento de sus pechos. El dolor que notaba en los senos se hizo ms intenso y se arque hacia l, notando una insatisfecha inquietud. Pareci que el aire que contenan sus pulmones se expanda, impidiendo que pudiera tomar las oxgeno. James? Su nombre fue una pregunta y una splica a la vez. El respondi deslizndole las manos por el cuello hasta posarlas sobre la madura generosidad de sus pechos. Izzie se removi inquieta ante el movimiento de sus dedos, pero l le roz suavemente los labios con la boca para tranquilizarla. La tensin se increment todava ms cuando not que l deslizaba la mano por debajo del vestido. La etrea caricia fue al mismo tiempo demasiado e insuficiente. Un destello de cordura se entrometi en las sensaciones al notar que James aflojaba la banda que cea el vestido bajo los pechos y que sta caa al suelo, pero volvi a perderse en el placer cuando l se apoder de nuevo de su boca, introducindole la lengua profundamente hasta que ella se arque ofrecindose. Eres tan dulce... murmur James al tiempo que deslizaba la lengua por la curva de su oreja. Preciosa, necesito que me toques. Necesito tocarte. Ella apenas comprenda las palabras, perdida como estaba en una envolvente neblina de sensualidad. S jade. S! No saba a lo que acceda, pero no le importaba; lo nico que quera era que l no se detuviera. Se morira si se detena. Ni en sus sueos ms salvajes haba imaginado aquellas sensaciones, esas ardientes llamas que la consuman. Fue el hecho de percibir aire fresco entre los omplatos lo que la hizo tomar contacto con la realidad. Abri los ojos y se dio cuenta, con horror, que estaba en medio de la biblioteca, con el vestido por la cintura y los invitados a su fiesta de presentacin a tan solo unos metros. Santo Dios!

Estaba segura de que se encontraba metida hasta el cuello en una de las premisas incluidas en la interminable lista de situaciones en las que una seorita bien educada no debera encontrarse jams. Es ms, deba de ocupar una de las primeras posiciones, justo detrs de ser encontrada desnuda en la cama de un caballero y gritar con toda la fuerza de sus pulmones en mitad de un saln de baile que estaba loca y era estril. Eso era malo. Muy malo. No era correcto. Esto est mal, intent convencerse a s misma. Pero, oh, Dios!, se senta demasiado bien. Justo en ese momento, James estaba mordisquendole ese lugar donde el cuello se une al hombro, y sus manos... Sus manos le cubran los pechos, los apretaban v acariciaban con suavidad; tena los pezones tan duros que parecan guijarros contra sus palmas. Tena que detenerle; realmente tena que hacerlo. Desliz las manos entre sus cabellos con intencin de apartarle, pero l baj los labios y se apoder de la punta de uno de sus doloridos pezones. Entonces perdi la razn, cerr los ojos presa de una intensa agitacin y el gesto con el que deba haberle empujado, sirvi, por el contrario, para retenerle. l succion con ms fuerza el sedoso montculo, fustigndolo con la lengua antes de mordisquearlo, una caricia que provoc que ella viera chispitas doradas tras los prpados cerrados. Justo cuando pens que no podra resistirlo ms, James se apoder del otro pecho para dedicarle la misma atencin. Isabella emiti un desgarrador gemido mientras aferraba y besaba cada parte de l que quedaba a su alcance. Saba que estaba cerca de algo maravilloso, pero no lograba comprender las emociones que crecan en su interior y solt un suspiro de frustracin.

James la alz para sentarla sobre la mesa y se coloc entre sus muslos. Meti las manos bajo las faldas y desliz los dedos por la pantorrilla, acaricindola por encima de la media de seda, algo que la dej sin aliento. Se qued paralizada antes de estremecerse de nuevo cuando su mano subi todava ms, por encima del liguero, hasta acariciar la sensible piel del interior del muslo.

Con la otra mano l le acun la mejilla, atrayndola a un beso al que ella correspondi con ansiedad. Isabella se relaj lentamente mientras sus bocas se reconocan en un baile tan natural y perfecto que le gustara que nunca se detuviera. Arque las caderas, mecindolas instintivamente al ritmo que marcaban sus lenguas. James apart la mano de su cara y la llev a su espalda para acercarla todava ms. La otra mano sigui inexorable hacia el centro de su cuerpo, indagando con los dedos cada vez ms cerca de la unin entre sus muslos, en aquel lugar donde palpitaba una necesidad desconocida. La acarici tentativamente, sedosos y tiernos roces que la hicieron jadear sin aliento y rodearle el cuello con los brazos para intentar aproximarse ms. James gimi y aquellos inquisitivos dedos incrementaron la presin y el ritmo sobre sus hmedos pliegues, movindose cada vez con ms rapidez. Ella se aferr a l con los pulmones doloridos por la entrecortada respiracin. Aspir su aroma, saboreando el leve rastro a sudor cuando apoy la frente contra el duro torso y percibiendo el desbocado latir de su corazn. Escuchar aquel palpitar la llenaba de alegra e incrementaba el placer que vibraba en su interior. Las palabras de amor que haba contenido durante tantos aos se liberaron. Ya no pudo retenerlas por ms tiempo. Oh, James! Te amo. Te amo! l se qued paralizado y se apart trastabillando como si se hubiera quemado. Tena los ojos clavados en ella como si le hubiera hechizado y por fin hubiera logrado librarse de su encantamiento. Dios! Maldijo por lo bajo y despus sigui una ristra de juramentos, tan coloridos y malsonantes que habran conseguido sonrojar a un estibador del puerto. A ella le hubiera gustado tomar nota para conmocionar a Henry cuando surgiera la ocasin, pero no fue capaz. No ahora. No cuando su corazn se rompa en pedazos.

Cuando tena ganas de llorar. Al recordar aquellas palabras que se le haban escapado en el calor de la pasin, la atraves un escalofro y fue plenamente consciente de que l no corresponda a sus sentimientos. Una intensa gelidez envolvi su corazn, haciendo que se estremeciera una vez ms antes de notar un vuelco en el estmago. Se sinti frgil, insegura; una palabra, un simple contacto poda destrozarla. Y an le deseaba... En cuerpo, corazn y alma. Qu pensara de ella al haberle permitido tales libertades? Haba sido tan estpida como para creer que se enamorara locamente con solo mirarla. Pero eso slo ocurra en los folletines y en los cuentos de hadas. Te dije hace mucho tiempo que era incapaz de amar. Una mujer inteligente me habra credo. Su voz era tan dura y distante que nadie habra imaginado que todo aquello no le haba afectado en absoluto si no fuera por los puos cerrados a los costados. No puedo evitar lo que siento. Te amo desde que era nia. Tena un nudo en la garganta y tuvo que obligarse a decirlo. En ese caso mascull l con la misma frialdad que antes esta noche vas a madurar a marchas forzadas. Isabella contuvo el aliento; aquellas palabras le haban provocado un dao casi fsico. Se le llenaron los ojos de lgrimas y contuvo un audible sollozo. Al orlo, James se estremeci como si hubiera recibido un disparo. Gir la cabeza y la observ con los ojos entrecerrados. Ella todava tena el corpio alrededor de la cintura y, al sentir el calor de su mirada en los pechos, no pudo contener la respuesta de su cuerpo. Maldita sea, cbrete! gru James, antes de darse la vuelta de nuevo. Izzie gimi sorprendida, y comenz a tirar del vestido intentando volver a ponerlo en su lugar. Al darse cuenta de que era imposible abrochar los botones y que tendra que pedirle ayuda, estuvo a punto de clavarse el abrecartas en el pecho y poner fin a su vida en ese mismo instante. Por fortuna para la alfombra Aubusson que tena bajo los pies, su inclinacin por el drama no llegaba tan lejos.

Te necesito pidi con suavidad. Respir hondo y solt el aire junto con su orgullo. Luego se dirigi a la espalda de James con lo poco que le quedaba de dignidad. Necesito que me abroches el vestido. l no se movi. De hecho, sus palabras parecieron dejarle congelado en el sitio. Le mir furiosa. Qu demonios le pasaba? Le haba pedido ayuda con el vestido; lo mnimo que poda hacer era ofrecrsela y poner fin a aquella incmoda situacin. Es ms, James debera estar de rodillas a sus pies dndole gracias por no exigirle que se leyeran ya las amonestaciones. Eran muchos los matrimonios que haban surgido de indiscreciones menos comprometidas que sa, independientemente de lo bien dispuesta que hubiera estado ella y cmo hubiera colaborado en el acto. Adems, tampoco era culpa suya por completo. Haba sido l quien desabroch aquella condenada prenda y quien le deshizo la lazada! Bien poda abrocharla ahora. Y qu estupendamente sentaba poder maldecir aunque slo fuera para sus adentros! Cualquier deseo de llorar desapareci cuando una incontenible furia la inund. Era tan intensa que incluso la hizo estremecerse. Golpe el suelo con el pie. De repente, l se puso en movimiento y se acerc a ella bruscamente. La agarr por los hombros y la oblig a girarse. Fue un hombre primitivo el que sostuvo las dos partes del vestido y el que comenz a abrochar botones antes de asegurar de nuevo la banda bajo los pechos. Isabella era muy consciente de sus largos y rgidos dedos en la espalda. Todo l vibraba de tensin, incluso poda orla en su respiracin cuando aspiraba y soltaba el aire con toda la fuerza de sus pulmones. Tembl visiblemente, ansindole a pesar de s misma, excitada por el hombre salvaje que se esconda debajo de aquella educada y frgil apariencia de civilizacin.

Captulo 5
Octubre, 1788 Lo siento, pero por desgracia para ti no puedo preguntar a nadie ms. Mi inteligentsimo y cariossimo hermano mayor, por favor, soluciona la duda que ronda en mi mente. Es posible que una discusin y el subsiguiente regalo de un ramo de flores deje embarazada a una mujer? Cada vez que pap y mam tienen una pelea, pap acaba regalando a mam un ramo de flores enorme y despus, al cabo de nueve meses, tenemos un nuevo hermanito. Es solo una coincidencia? Ayer discut con el hijo del prroco y l se disculp con un ramillete de flores, estoy condenada? Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena diez aos a su

hermano, Henry Weston, tras extraer algunas, conclusiones de una determinada secuencia de acontecimientos.
Te necesito... Un escalofro atraves el cuerpo de James al or que Isabella pronunciaba esas palabras. Encontradas emociones bulleron y se entendieron por su interior, luchando por ser escuchadas. Desde luego, clera; hacia ella por haberle besado, pero sobre todo hacia s mismo. Desesperacin, dolor por el deseo insatisfecho. Horror y culpa porque, que Dios le perdonara, casi la haba posedo. A Isabella, que era prcticamente una cra, y no cualquier cra, sino una a la que deba amar y proteger como un hermano. Y lo hubiera hecho all mismo, sobre la mesa de la biblioteca. Odio, porque si era honesto consigo mismo, todava la deseaba. Y excitacin, esperanza y alguna otra cosa; una emocin innombrable pero que golpeaba con insistencia en su corazn, completamente conquistado al saber que ella le necesitaba. Necesito que me abroches el vestido. La mir fijamente. Necesito que me abroches el vestido. No te necesito. Not una profunda desilusin, lo que era condenadamente ridculo; debera dar las gracias de rodillas e incluso besar el suelo al ver que slo le peda eso. Pero, por inexplicable

que le resultara, estaba enfadado. Estaba real y casi incontrolablemente furioso! Entonces ella tuvo el descaro de golpear el suelo con el pie y algo en su interior estall. La agarr por los hombros, la oblig a girarse y comenz a abrocharle el vestido, cubriendo cada centmetro de piel a la vista y cerrando lo que antes haba abierto. Cuando desliz el ltimo botn en su ojal, le roz con los nudillos la suave piel de la nuca... y ella se estremeci de pies a cabeza. De inmediato, volvi a sentirse excitado. Las mismas manos que slo unos momentos antes haban querido estrangularla ahora comenzaron a acariciarla, tan suaves como ptalos. James mir sus propios dedos, fascinado. Era como si su mente no tuviera control sobre su cuerpo. Lo que no era tan sorprendente; era una parte muy concreta de su anatoma la que dictaba su comportamiento con Isabella. A la vez que ese pensamiento comenzaba a girar en su mente, la joven emiti un suave suspiro y apoy la cabeza en su pecho. Sus brazos, como si tuvieran poder de decisin propio, se elevaron para cerrarse en torno a ella, acercndola a su cuerpo... Y de repente, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Por todos los demonios del infierno!, haba ocurrido de nuevo. Isabella le haba hecho perder el control y aquello no le gustaba nada. No le gustaba la manera en que le haca sentir. O, mejor dicho, le gustaba demasiado a pesar de que haba optado haca mucho tiempo por no sentir. Porque los sentimientos llevaban a amar y amar era peligroso. No se poda permitir enamorarse. Eso, y slo eso, fue lo que logr que se alejara de ella. Un gesto de auto conservacin a pesar de lo tentador que era tomar lo que ella ofreca tan dulcemente. Sus labios, todava hinchados y rojos por sus besos, se fruncieron en un mohn que le impulsaba a cubrirlos de nuevo con los suyos. El exuberante cuerpo femenino se arqueaba contra l en una absoluta reencarnacin fsica de todas las fantasas erticas que hubiera tenido. Pero ella ya le importaba demasiado; era un peligro, una complicacin que no poda permitirse. Isabella se sentira dolida, pero sanara. Lo que ella consideraba amor no era ms que un encandilamiento, los restos de un enamoramiento infantil mezclados con una buena dosis de lujuria. Isabella Weston senta lujuria hacia l.

Resultaba extrao pero era innegable y, desde luego, preferible al amor. La lujuria poda ser ignorada. El amor, en cambio... No iba a pensar en el maldito amor porque ella no estaba enamorada de l. No poda estarlo. Se trataba, sin duda, de uno de esos alocados razonamientos femeninos, lo que quera decir que de lgico no una nada. l era mayor y, adems, era un hombre, por lo que su valoracin de la situacin era la correcta. Senta lujuria, no amor. No era amor en absoluto. As que se alej de ella sabiendo a ciencia cierta que estaba haciendo lo nico correcto. Perdname le dijo. No debera haber ocurrido. Ests pidindome perdn por haberme besado? inquiri ella con asombro. l asinti con la cabeza. Y por... Desliz la mirada hasta sus pechos, terminando la frase tcitamente. Despus de los acontecimientos de esa velada, Izzie haba supuesto que ya no le quedaba ni pizca de modestia y, sin embargo, sinti que se le ruborizaban las mejillas. Saba que parte del rubor era debido a las palabras de James. Me ests pidiendo disculpas por haberme besado? repiti la con la voz tensa. l asinti con expresin cautelosa. No las acepto. Que no aceptas qu? No acepto tus disculpas. No lamento en absoluto que me hayas besado y acariciado. El tono era suave, pero las palabras eran como afiladas flechas arrojadas para derribar cualquier muro o defensa que l pudiera tener. No lamento nada de lo ocurrido salvo que te hayas detenido. Me result mgico; ms de lo que nunca imagin. S que no quieres orlo, pero yo necesito decirlo. James sacudi la cabeza, advirtindole que se callara, pero ella le ignor. Aquello era demasiado importante. Te amo, James. Puede que te parezca una tontera, pero es la verdad. En realidad es ms que amor. Siento que eres parte de m. Desde la primera vez que te vi yo... Eras una nia! protest l.

Pero lo supe. Le sostuvo la mirada con firmeza. Te amo. Siempre lo he hecho y... Izzie, si me amas es como a un hermano mayor. Vamos, olvida esos disparates. Es cierto asegur ella lentamente. Que son disparates? quiso cerciorarse. Isabella neg con la cabeza y sopes cuidadosamente las palabras antes de hablar. No, es cierto que cuando te conoc era demasiado joven para tener el tipo de sentimientos que tengo ahora. El abri la boca para hablar, pero ella alz la mano para silenciarle. Me doy cuenta de que no quieres aceptar lo que digo, pero el amor que siento por ti es real. Mis sentimientos, lo mismo que yo, han cambiado y madurado con el paso del tiempo. Primero era el amor de una nia por el nio que la rescataba de los rboles mientras su hermano se rea. Luego cambi y fue el amor que siente una adolescente por el joven que roba dulces para ella en las fiestas y le promete un baile cuando crezca. Jams pens que tendra que cumplir esa promesa mascull James, tirando de la corbata. Pero lo has hecho, tal y como yo saba qu haras, porque eres honorable y responsable. No me consideres una especie de santo, Isabella. Tengo tantos defectos como cualquiera. Probablemente ms. No espero que seas perfecto. Dios sabe que yo tampoco lo soy, pero creo que eres perfecto para m. Se le puso la voz ronca y acab siendo un susurro. Mi amor es ahora el de una mujer por el hombre al que est destinada. James permaneci en silencio, tan inmvil que apenas se poda notar el subir y bajar de su pecho. Ella dio un paso hacia l, tratndole con el mismo cuidado con el que se tratara a un animal imprevisible, hasta que se qued a tan slo unos centmetros de distancia. James segua sin moverse, sin ni siquiera parpadear. Le resulto inquietante. Se apoy en l, admir su amado rostro e hizo lo nico que se haba jurado a s misma que nunca hara. Implorar. Por favor, James. mame, permite que te ame.

Contuvo el aliento mientras esperaba, preguntndose qu dira l, qu hara. Esperaba que la tomara entre sus brazos y comenzara a besarla una vez ms. Debemos regresar dijo l despus de un rato. La cena debe de estar a punto de terminar y la gente comenzar a preguntarse dnde est la invitada de honor. Le ofreci el brazo. Isabella lo acept sin poder deshacerse del entumecimiento que la invada; de la horrible sensacin de irrealidad. Le haba abierto su corazn. No le haba preguntado si la amaba, sino que haba suplicado su amor y el permiso para poder amarle. Los labios todava le hormigueaban por sus besos y el corazn segua acelerado en su pecho; sin embargo, l estaba dispuesto a llevarla de regreso a la fiesta y a deshacerse de ella. Era absolutamente deprimente! Y aun as, reflexion, haba hecho progresos. Aquel pensamiento le levant el nimo. A pesar de lo maravilloso que habra sido hacerle caer de rodillas proclamando un imperecedero amor por ella, Isabella siempre haba sabido que conquistarle no le resultara tan fcil. l iba a luchar contra lo que exista entre ellos. O al menos iba a intentarlo. Y, sin embargo, despus de pasar menos de una hora en su presencia haba estado a punto de hacerle el amor en la biblioteca! Al recordar las cosas que l le haba hecho, la maravillosa manera en que la hizo sentir, casi volvi a sentir la misma urgencia anterior. Se estremeci sin poder evitarlo, lames se puso rgido al notarlo y ella le oy contener la respiracin. Si, haba hecho muchos progresos. Sonri ampliamente mientras le miraba, sorprendindole. A pesar de todo, James Sheffield, nada de lo que dices me har cambiar de opinin. Me niego siquiera a pensarlo. Crelo. Su voz fue brusca. Te lo advierto, Izzie, no intentes cambiarme, slo acabars herida. Se detuvieron en la puerta al saln de baile y, antes de entrar, Isabella se apret contra l, ponindose de puntillas para hablarle al odo. Deberas saber que esta noche estoy dispuesta a correr ciertos riesgos porque s que la recompensa ser muy, muy... satisfactoria. Muchas gracias, milord, por sus atenciones. Me siento totalmente recuperada, de hecho, me encuentro incluso en condiciones de bailar.

Ojal mi madre hubiera permitido que sonara el vals; estoy segura de que bailarlo contigo habra resultado muy estimulante. Observ con satisfaccin que James entrecerraba los ojos. Pareca a punto de arrastrarla de vuelta a la biblioteca y, aunque nada le gustara ms que repetir la experiencia vivida, quiz una buena dosis de anticuados celos fuera ms efectiva que volver a caer en sus brazos. En las novelas de Minerva Press que haba ledo, las heronas siempre daban celos a sus galanes y la estrategia pareca funcionar. Le tir de la manga con entusiasmo. Mira, James. All... Seal con la mano antes de saludar a alguien en el lado contrario del saln. Es Marcus. Eh..., quiero decir lord Brantley. Ensay una risita tonta, aunque realmente le sali algo parecido a un gorjeo. Ni siquiera saba que era capaz de hacer tal cosa. Creo que es mi prxima pareja. James neg con la cabeza. Ya has bailado con l esta noche. Oh, pero mi madre dijo que no importaba que bailara dos veces con l. Ya sabes, por la amistad que une a nuestras familias y todo eso. No te preocupes. Slo ser un baile, igual que contigo. James frunci el ceo, pero la escolt a regaadientes a travs de la estancia. Izzie se oblig a mantener una charla continua, explicndole lo bueno, lo apuesto c inteligente, lo educado que era Marcus... Ha llegado a recitarme poesa anunci con deleite. Puedes creerlo? La expresin de James manifestaba claramente que estaba creyndose todo lo que deca. De hecho, pareca como si quisiera golpear a Marcus y tirarle al suelo. ... Y es un bailarn excepcional le confi cuando slo les faltaban por recorrer un par de metros. Incluso mejor que t. Isabella no esper a ver si le sala humo por las orejas. Acort con rapidez la distancia que quedaba hasta colgarse del brazo de su nueva pareja y permitir que sta la condujera a la pista de baile.

Evit a James durante el resto de la noche, pero not que revoloteaba a su alrededor sin perderla de vista en ningn momento, hacindola arder con su mirada desde el otro lado de la habitacin. Apenas lograba contener las ganas de volver a besarle, de sentir esas asombrosas sensaciones que l despertaba en ella, de hacer ms progresos. S, decidi, los progresos logrados eran, en efecto, excelentes.

Captulo 6
Marzo, 1789 Mi queridsimo hermano, no s por qu continas preguntndome O si no, qu?. O si no, un pajarito le contar a mam algo sobre cierto libro que obra en tu poder. Cierto librito de grabados que cay en las inocentes manos de tu impresionable hermana. Qu emocin saber que tendr esto sobre tu cabera durante el resto de tu vida! Una vida que ser considerablemente ms corta si mam averigua los tesoros que guardas bajo el colchn... Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena once aos a su

hermano, Henry Weston, recordndole que las hermanas no slo saben lo que es el chantaje, sino que adems lo usan.
Isabella se vio obligada a reconsiderar sus supuestos progresos cuando, un mes ms tarde, Henry regres solo de Irlanda. Era por el orfanato, se dijo a s misma, y sera de lo ms rastrero tener celos de aquellas pobres almas a las que James ayudaba. Dos meses despus, se dio cuenta de que, en realidad, era una persona muy rastrera. Echaba muchsimo de menos a James, tanto que comenz a plantearse si sera posible adoptar a todos los hurfanos de Irlanda. Cmo podra seguir progresando cuando estaban en dos pases diferentes? La situacin se estaba complicando mucho y, aunque la temporada ofreca todo tipo de diversiones, no lograba distraerse. Aquello era casi suficiente como para odiar Londres, pero por otro lado no era posible odiar una ciudad en la que se poda acudir a Hunter un da cualquiera a tomar caf con nata helada. S, su solitario corazn haba encontrado un cierto consuelo en la sabrosa crema blanca tpica del establecimiento. Oh, tena bastantes pretendientes, pero slo necesitaba pensar en James para que su corazn se acelerara ms que con cualquiera de ellos. Incluso haba permitido que lord Stimpson la condujera a una estancia privada para robarle un beso y poder comprobar si su reaccin con James era igual que con otro hombre. Aquel experimento result un desastre. Y por desastre quera decir que haba sido un beso tan lleno de babas y tan repugnante que, cuando l la visit al da siguiente para declararse, tuvo que huir de la habitacin para no vomitar. Dado que el incidente con Stimpson no poda compararse de ninguna manera al interludio con James, se dio cuenta de que necesitaba a un granuja de cierta notoriedad, alguien que poseyera una habilidad comparable en las artes

amorosas. Por suerte, conoca al hombre indicado para tal misin. Si Marcus Debenton no lograba hacerle ver las estrellas, nadie salvo James lo conseguira. Sin embargo, no poda pedrselo directamente; estaba segura de que se negara. Marcus era, a pesar de todo, un granuja con honor, lo que quera decir que no besara a la hija de una amiga de su madre aunque su vida dependiera de ello. Y lo cierto es que probablemente eso es lo que sucedera. Si lady Ardsmore llegara a enterarse alguna vez de que su hijo la haba besado, recorrera el pasillo central de St. Paul con una pistola en la espalda. Su destino sera el matrimonio o la muerte, aunque ambas cosas eran equivalentes para un granuja en condiciones. As que tendra que engatusarle, y el baile anual de disfraces de lady Galloway era la oportunidad perfecta. Saba que Marcus asistira porque la oportunidad de mantener la identidad oculta ofreca potenciales situaciones de seduccin. Tambin saba que podra localizarle porque siempre se disfrazaba de stiro; haba escuchado ms de un comentario diciendo que tal papel le iba como anillo al dedo. Por tanto, eligi su vestido en consecuencia. Un modelo de estilo griego en seda blanca, que se cea a las curvas de sus pechos y caderas antes de caer sinuosamente hasta los escarpines dorados que le cubran los pies. Una mscara dorada a juego ocultaba la mitad superior de su rostro y un broche de diamantes aseguraba el vestido en el hombro, dejando el otro atrevidamente al aire. Llevaba el pelo suelto, una larga melena de rizos color miel. Una pequea corona de flores frescas la converta en una ninfa perfecta. Siendo un stiro, Marcus Debera ser incapaz de resistirse a perseguirla. Y as fue. No llevaba en el saln de baile ni media hora cuando sinti que posaba sobre su hombro desnudo una mano grande y clida. Lady Ninfa reson una voz profunda a su espalda. Isabella se gir hacia l. Lord Stiro replic con un ronco murmullo, inclinndose en mi reverencia. El la ayud a incorporarse y le mir la cara con atencin. La conozco? No esta noche ronrone ella, esperando que se quedara satisfecho con esa respuesta.

Aparentemente as fue, ya que la condujo con rapidez a la pista para unirse a un baile. Cuando la msica ces, estaba jadeante y not con satisfaccin que Marcus haba conseguido que se detuvieran justo junto a las puertas del balcn. l tir suavemente de su brazo, instndola a abandonar los bien iluminados lmites del saln en pos del peligro y la aventura que ofreca la noche. Se dej llevar, aunque abri los ojos de par en par al escuchar los lnguidos suspiros y los gemidos que provenan de una oscura esquina del balcn. Quiz no fuera una buena idea. Cuando Marcus la condujo hacia la escalinata que llevaba al jardn, se dijo que quizs estuviera yendo demasiado lejos. Salir al balcn con un caballero era un poco escandaloso; acudir al jardn... bien... La haca sospechar que l tena en mente algo ms que un simple beso, algo que se confirm cuando la hizo rodear un alto seto y la apret contra su cuerpo. Ya no haba marcha atrs, estaba a punto de traspasar el lmite. Poda decirle a Marcus quin era y l la llevara de regreso al interior en un segundo, rezando para que nadie en especial ninguna de sus madres les viera. Sin duda, se vera sometida a una buena regaina, pero su reputacin permanecera intacta. Cuanto ms tiempo permaneciera en el jardn, cuanto ms jugara con fuego, ms cerca estara de quemarse. Pero tena que saber la verdad. Tena que saber si sus sentimientos por James eran autnticos o producto de la costumbre. Un hbito se poda romper; no sera fcil pero lo conseguira. Pero si no se trataba de eso... Ests terriblemente callada, mi dulce ninfa le murmur Marcus al odo. No era el momento de mostrarse recatada; tena que saber. Esboz una picara sonrisa y le mir de una manera que esperaba resultara provocativa. Ignoraba que me hubieras trado aqu para hablar. l se ri. Hermosa e inteligente. Desde luego soy un tipo afortunado. Isabella lade la cabeza aceptando su adulacin.

Pero continu l como bien dices, no era hablar lo que tena en mente cuando te traje aqu. Los stiros y las ninfas son conocidos por comunicarse con otro lenguaje. En griego? logr decir un instante antes de que la boca de Marcus cayera sobre la suya. Not que l se estaba riendo por la manera en que reverberaba su cuerpo, pero fue el nico hormigueo que sinti. Bueno, tambin tena los dedos de los pies un poco entumecidos, pero eso era por culpa de la modista, que haba enviado unos escarpines demasiado justos. Santo Dios! Uno de los ms reconocidos granujas de Inglaterra estaba besndola y ella se pona a pensar en lo constreidos que tena los pies. Aquello no era buena seal. Cuando James la bes, apenas haba logrado acordarse de respirar, como para ponerse a pensar en algo coherente! Se oblig a concentrarse en Marcus y en el beso. Supuso que poda considerarlo agradable. Desde luego era mejor que las babas de Stimpson, pero no haba magia. Ni siquiera un poquito. Marcus le apret uno de los pechos. Cmo se atreva? Le dio un bofetn; l retrocedi, trastabill y aterriz de culo en la hierba. Le vio frotarse la mejilla mientras la miraba con absoluta incredulidad Isabella dio una patada en el suelo llena de indignacin y se volvi hacia la casa con los zapatos martirizndola a cada paso del camino. Por suerte, en el saln haba tal aglomeracin que pudo convencer a su madre con facilidad de que haba estado bailando todo el rato. Su reputacin segua intacta, pero no poda decirse lo mismo de sus pies. Aunque resultaron una excusa excelente para partir apresuradamente, as que se encontr en casa, sana y salva, antes de que los asistentes al baile se quitaran las mscaras. Tras aquel segundo y errado experimento, evit cualquier situacin que pudiera acabar en un beso. Se mantuvo cerca de las damas de compaa, que llegaron a indicar a sus protegidas que imitaran su excelente conducta. Se sinti muy aliviada al ver que la consideraban un ejemplo de decoro, pues sirvi de acicate a que los caballeros ms atrevidos se aburrieran y la dejaran en paz.

Pero entonces fue cuando comenzaron a rondarla los dems. Su excelente linaje y su notable belleza no pasaron desapercibidos a los hombres de cierta edad ms bien de mucha edad que queran establecerse y tener hijos para mantener el apellido familiar. As que comenzaron a lloverle propuestas. Dado que sus padres insistan en que lo ms educado era dejar que un hombre se declarara libremente, se vio obligada a escuchar cada oferta hasta el final, siendo cada una de ellas ms montona y tediosa que la anterior. Fue testigo de largas retahlas de activos, propiedades, acres, ovejas y vajillas de plata. Contuvo bostezos ante la exposicin de largas sagas familiares que se remontaban en ocasiones a Guillermo el Conquistador. Y luego estaban aqullos que daban por supuesto su consentimiento y la sermonearon sobre sus futuros deberes, los cuales pens para sus adentros explicaban por qu esos hombres seguan solteros. Cuando la temporada termin y la familia regres al campo, Isabella haba rechazado a un duque, al segundn de un marqus, a un conde, a dos barones, a un prncipe ruso, a tres ricos comerciantes, a un poeta y a un terrateniente escocs. En total once propuestas, y ninguna de ellas de james Sheffield. Ni siquiera haba recibido una carta de l. Y eso dola. Dola mucho pensar que l haba sido capaz de dar la espalda a lo que fuera que arda entre ellos. James haba podido alejarse, mientras que ella no poda sentir nada con ningn otro hombre. Dej salir una amarga risa. No, no era el tipo de progreso que haba esperado. No. En absoluto. Antes de que se diera cuenta siquiera, lleg diciembre y con l la tediosa tarea de ayudar a escribir a su madre las invitaciones para el dcimo segundo baile anual. A su madre le gustaba trabajar en la biblioteca, algo que a ella le haba molestado antes pero que ahora encontraba muy divertido. Sus mejillas se encontraban perpetuamente sonrojadas,

provocando que su madre le preguntara una y otra vez si no necesitaba sentarse ms lejos del fuego. Y cuando lograba contenerse, era slo cuestin de tiempo antes de que percibiera el aroma a romero y laurel de las ramitas que acompaaban los racimos de murdago que haba por toda la casa. Pensar en murdago la llevaba a hacerlo en besos, y los pensamientos sobre besos llevaban, naturalmente, a James. As que acababa distrayndose una y otra vez. Izzie! sise Olivia, dndole una patada por debajo de la mesa. Ay! Grit ella, apartndose y casi tirando el tintero en el proceso . Por qu has hecho eso? Chicas? Lady Weston las mir. Va todo bien? S asegur Olivia. Acabo de advertirle a Izzie que su letra se estaba emborronando un poco. Me has dado una patada! Estaba tratando de ser sutil seal Olivia. Dios mo! Dijo Lady Weston intentando templar los nimos mientras se acercaba a Izzie para inspeccionar los daos por encima de su hombro. Oh, Dios mo! repiti al ver el papel. Isabella frunci el ceo. Era cierto que no se haba concentrado demasiado en las invitaciones, pero tampoco resultaba una actividad demasiado estimulante. De hecho, se haba distrado por pensar en otras actividades mucho ms estimulantes. Con una sbita aprensin en el estmago, baj la mirada al papel que tena delante. Oh, Dios mo! farfull, hacindose eco de las palabras de su madre. En vez de las palabras que tena que escribir, haba embellecido el papel con etreos dibujos de corazones y guirnaldas de flores, todos ellos rodeando diversas variaciones de su nombre y el de James. Mir la ltima invitacin; haba escrito unos votos matrimoniales. En otra, ms abajo, haba dibujado un esbozo de James y ella misma en un apasionado abrazo. Con las mejillas rojas como la grana, Isabella se apoder de ese sobre en particular antes de que su madre pudiera echarle una mirada ms cercana. Rompi aquella incuestionable prueba en mil pedazos y la arrug en una apretada pelota. Luego se levant y la lanz al fuego de la chimenea.

Olivia dijo su madre, creo que ya has escrito suficientes invitaciones por hoy. Por qu no te vas arriba? Estoy segura de que la seora Daniels querr que le eches una mano en las clases. Pero... No. La voz de lady Weston fue firme. Tengo que hablar con tu hermana. A solas aadi lo ltimo al ver que Olivia no se mova. Estupendo resopl Liwy. Pero soy yo la que me he dado cuenta murmur, cerrando la puerta a su espalda con ms fuerza de la necesaria. Creo que tengo un poco de fiebre, mam logr decir Isabella, aproximndose tambin a la puerta. Quiz debera acostarme. Lady Weston seal uno de los confortables sillones que haba junto a la chimenea. Sintate le orden en un tono que no admita discusiones. La mir como dicindole que no estaba de acuerdo con ello, pero obedeci sin rechistar. Su madre se sent en otro silln, enfrente, antes de respirar hondo. Pareca estar preparndose para lo que iba a resultar una conversacin desagradable. Cario comenz, inclinndose hacia delante y ponindole una mano en la rodilla , s que sientes algo por James. Si por sentir algo quieres decir que le amo, s, le amo. Cario, tu amor por l nunca ha estado en duda, pero... Pero? la apremi. Pero... Suspir antes de continuar . Pero no puedo evitar preguntarme si no estars tan obsesionada con l que has cerrado la mente y el corazn a cualquier otro hombre. No hay ningn otro para m. Slo James. Ni siquiera le has dado una oportunidad a otro pretendiente protest lady Weston. S que lo he hecho. De veras? Nmbrame a dos.

Stimpson y Brantley repuso ella, aunque saba a ciencia cierta que le haba dado a cada uno de ellos mucho ms de lo que su madre consideraba una oportunidad. El primero result asqueroso continu, y el segundo no provoca en m nada ms que el sentimiento de afecto que puede esperarse de una larga amistad. Slo James hace que mi corazn se acelere y que me derrita por dentro y... Aun as debemos aceptar los hechos la interrumpi su madre. James no parece corresponder a tus sentimientos. Pero me bes! explot. Luego se puso la mano sobre la boca. Qu? grazn lady Weston. Er... Bueno... Lo cierto es que haba sido ella quien le haba besado, pero no iba a decirle eso a su madre. Isabella Anne Weston... la inst su progenitura para que se explicara. Bueno, s, me bes. Lo admito. Alz las manos en seal de rendicin. Fue la noche de mi presentacin. Estaba llorando y le di pena. Mmmm... Lady Weston la estudi en silencio. Y no pas nada ms, verdad? Isabella se sonroj y cruz los brazos en actitud desafiante. De verdad quieres que te cuente los detalles? Su madre medit un momento antes de hacer una mueca. No, supongo que no, pero sabes muy bien que un caballero puede besar a una dama sin que se vean implicados en el proceso su corazn o cualquier sentimiento complejo. Oh, hubo sentimientos complejos mascull por lo bajo. Por lo visto no lo dijo lo suficientemente bajo, porque las mejillas de su madre adquirieron un rojo encendido. Supongo que ese... Hr... Ese incidente no fue ms all de unos besos y que t... Er... Que t sigues intacta por as decirlo verdad? Eh? Su madre pareca avergonzada. Mam? Lady Weston respir hondo.

S? No comprendo a qu te refieres al preguntar si sigo intacta. Su madre gimi. Esto es algo que no deba tener que explicarte hasta tu noche de bodas. Oh! Abri los ojos como platos al comprender de repente a qu se refera. Quieres saber si James y yo nos comportamos como Venus y Marte. Perdn? Has dicho Venus y Marte? Isabella asinti con la cabeza. S, me refiero a las estampas de un libro que encontr... bueno, da igual dnde lo encontr. Hoje el libro porque pens que era extrao encontrar un volumen religioso en... en ese lugar en concreto. No importa aadi, finalmente. Me temo que me he perdido. Un volumen religioso? Es que no se trataba de eso! Hizo un gesto de frustracin con las manos. No era religioso en absoluto, pero el ttulo llevaba a engao. Creo que se titulaba Amores divinos. Oh. Lady Weston asinti con la cabeza. Creo que comienzo a comprender. Tambin imagino dnde lo encontraste o, ms bien, a quin perteneca. Supongo que guardaras en privado tal descubrimiento y que no se lo mostraras a tus hermanos pequeos. Bueno, salvo a Olivia aadi al cabo de un rato, imagino que a ella s se lo ensearas. El sonrojo que inund sus mejillas proclam su culpabilidad. Ahora, volvamos a la cuestin. Confo en que James y t trag saliva, no imitarais a Venus y Marte. Oh, no! exclam espantada. Su madre emiti un suspiro de alivio. Gracias a Dios! Nosotros fuimos ms bien como Juno y Jpiter. Lady Weston enterr la cara entre las manos y emiti un sonido ahogado. Isabella no supo si su madre rea o lloraba. Quiz ambas cosas a la vez.

Mam, si eso te hace sentir mejor, no creo que me haya visto comprometida. Al menos no irremediablemente. Su madre alz la vista, borrndose las lgrimas de regocijo de los ojos. Creme, cario, eso me hace muy feliz, te lo aseguro. Luego se puso seria. Lo que no me hace feliz, y estoy segura de que a ti tampoco, es la continua ausencia de James. Isabella asinti con la cabeza. Bien, s que no deseas or esto, pero quiz haya llegado el momento de aceptar que quiz l no corresponda a tus sentimientos. Pero... No, debes escucharme. Al insistir en James, no has dado una oportunidad a otros pretendientes elegibles, hombres que podran haber conquistado tu corazn y proponerte matrimonio. En algunas ocasiones, el amor no es coup de foudre, como dicen los franceses. No siempre es amor a primera vista. A veces los intereses comunes y las creencias similares llevan a la amistad y sta puede conducir al amor. Izzie digiri lentamente las palabras de su madre. No le gustaron. Se retorci en el silln deseando mostrar su desacuerdo pero sabiendo que era ms prudente no discutir. Cario continu lady Weston, no te pido que pierdas las esperanzas con James; de hecho, nada me hara ms feliz que verle convertido en un hijo de verdad. Sin embargo, te aconsejara que tuvieras en consideracin a otros hombres. Podras conocer a alguno que te agradara mucho y construir con l una vida y una familia. Porque quieres tener hijos, verdad? Isabella asinti con la cabeza. Quera tener hijos, pero quiz fuera mejor no decirlo en voz alta. Tena el presentimiento que no era lo que su madre quera. Lo intentars al menos? pregunt con ansiedad. Hr... Izzie intent adivinar qu era realmente lo que quera su madre. Ser slo un pequeo esfuerzo. No descartes a un caballero sin ms porque no es James. Quiero que seas feliz, pero debes tener la mente abierta, aceptar que no existe un nico camino en la vida. Debes estar dispuesta a seguir los atajos que el destino te brinde para encontrar la felicidad, no esperar a que todo salga como t quieres. Comprendes lo que quiero decir?

S, mam. Bien. Me prometes hacer un esfuerzo y valorar a tus pretendientes la prxima temporada? Suspir. Cmo podra negarse a lo que peda su madre? De acuerdo convino, rezando para que algo llevara a James de vuelta a casa antes de que se viera obligada a cumplir su promesa.

Captulo 7
Marzo, 1790 No s por qu a la gente le gustan las sorpresas. De acuerdo que las que son buenas y bonitas se agradecen, pero no conozco a nadie que disfrute con las malas. Desde luego yo no lo hago. Y deseo que cierta persona, cuyo nombre comienza con Hy termina con enry, que viene a casa durante las vacaciones del colegio, no vuelva a dejarnos esos regalos sorpresa tan cariosos en la habitacin que comparto con Liwy. Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena doce aos a su

ta Katherine, marquesa de Sheldon, despus de una semana llena de desagradables sorpresas pertenecientes a la fauna acutica, as como reptiles e insectos.

Bellmore Hall County Kerry, Irlanda Marzo, 1798 James la oy susurrar. Al escuchar su nombre en los labios de Isabella, solt el aire al tiempo que le bajaba un escalofro por la espalda. El corazn comenz a latirle con ms rapidez. Gimi y se gir en la cama para abrazarla duro y dolorido, a punto de explotar, pero sus brazos slo encontraron aire. Se despert bruscamente y se dio cuenta de que estaba solo. Otra vez. No supo qu le atormentaba ms, si la culpa o su ausencia, pero estaba seguro de que Isabella Weston acabara matndole, ya fuera de una manera u otra. Pens en ir a visitar a una de las mozas de la posada en el pueblo, pero al mirar el reloj que haba en la repisa de la chimenea, visible con la luz de las brasas moribundas, decidi que no vala la pena. Adems, saba de sobra que no servira de nada. Slo la deseaba a ella. Rod por la cama con el cuerpo empapado en sudor y se levant. Se puso la bata, aviv el fuego y, cuando se incorpor, vio su reflejo en el espejo de la repisa. Estaba horrible. Si hubiera acudido a la posada, lo ms probable es que las chicas hubiesen huido al verle. Pareca un hombre posedo. Posedo.

Era una descripcin adecuada de cmo se senta. Posedo o, quiz, embrujado. La culpa le roy las entraas, pero no con la misma ferocidad que la propia Isabella. Sus noches estaban llenas de recuerdos: la piel sedosa, el suave pelo, el dulce calor entre sus muslos. Aquella pequea bruja le estaba volviendo loco, maldita fuera!, e incluso invada sus sueos. Pareca condenado a codiciar a la hermana de su mejor amigo. Por todos los demonios del infierno! Maldiciendo por lo bajo, se apret el cinturn de la bata y tom un candelabro de la mesilla. Tras prender las velas con las llamas agonizantes del hogar, baj las escaleras y se dirigi a lo que haba sido el estudio de su padre y que ahora era la oficina del orfanato. Era la nica habitacin que, junto con su dormitorio, no haba sido reformada y redecorada cuando convirti el lugar en un refugio para acoger a los que su abuelo haba definido en una carta mordaz con aquella particular y cnica visin que le caracterizaba como cada futuro carterista y prostituta de Irlanda. James rebusc detrs de unos libros la botella de whisky de reserva, que haba escondido all para ocultarla a los muchachos ms inclinados a las travesuras, y se dirigi al escritorio de su padre, dejndose caer en la silla. Se llev la botella a los labios sin molestarse en usar un vaso y tom un generoso trago. Como si beber fuera a solucionar sus problemas... Saba que resultaba pattico, pero era todava peor ser consciente de que todo lo que hiciera resultara intil. Aquel ardiente lquido no era lo suficientemente fuerte como para apagar las llamas que haba encendido Isabella en su interior. Era imposible. A veces estaba tan ensimismado en su recuerdo que haba llegado a pensar que se haba quedado grabada en su propia alma. Neg con la cabeza. Aquello era una estupidez sentimental. Era la lujuria lo que le estaba volviendo loco y tena que dejar de pensar en cosas que no tenan cabida en su existencia. Decidi que al da siguiente ira al pueblo. Si no recordaba mal, haba una pequea rubia... Hum, s, quiz ella pudiera aliviar esa desesperada necesidad, ese agudo deseo que se haba apoderado de l. A lo mejor entonces su vida recobraba la normalidad. Aqul fue su ltimo pensamiento coherente antes de despertarse alarmado por el contacto de una mano en su hombro, acompaado por un exagerado carraspeo.

Parpade desorientado hasta poder enfocar la mirada en el mayordomo. Volvi a cerrar los ojos durante un buen rato antes de respirar hondo y abrirlos de nuevo. Dime, Connor apremi. Se han reanudado ya los trabajos de construccin? El mayordomo sacudi la cabeza. Me temo que no, milord. Entonces ese martilleo proviene del interior de mi cabeza? Eso me temo, milord. Gimi y se apret las sienes con fuerza cuando Connor descorri las pesadas cortinas, inundando la estancia de una luz solar demasiado brillante para sus ojos. Qu...? comenz. Ha llegado otro mensajero y quiere verle con urgencia, milord. Creo que debe verle. Un mensajero urgente? Otra vez? No lo puedo creer. Pens que tras la respuesta que le di al ltimo se habra rendido... Bien, supongo que ser demasiado maleducado por mi parte mostrarle el camino a la puerta sin escuchar la estpida historia que mi abuelo haya inventado esta vez. De acuerdo, Connor, dile a ese hombre que lo recibir dentro de un momento. Necesito unos minutos para aclararme la cabeza. Suspir mientras se masajeaba las sienes palpitantes. Aqul era el quinto emisario que su abuelo enviaba desde noviembre. El primero le inform de que el conde estaba enfermo y le ordenaba que regresara a Sheffield Park. James haba mandado de vuelta al mensajero con la respuesta de que estaba seguro de que pronto recuperara la salud; era demasiado irascible para morir. Result que tena razn, porque los emisarios siguieron llegando con cartas escritas de puo y letra del conde, y l continu envindolos de vuelta. Record un juego al que haba jugado de cro. Consista en lanzar una pelota cada vez que la reciba hasta que alguno de los participantes la dejara caer y perdiera. Pero l no iba a perder. Ni tampoco, se record a s mismo, pagara su frustracin con el mensajero. Se dirigi a la ventana y se relaj al ver a un par de adolescentes rindose y rodando por la hierba. Tras ellos, uno de los profesores que haba contratado bailaba en crculos con un grupo de nias. Se recre en las brillantes sonrisas que inundaban sus rostros, tan diferentes de las

expresiones hoscas y abatidas que mostraban la primera vez que pusieron un pie en Belmore Hall. Al observarles senta que una clida oleada le baaba el corazn. Aquel edificio haba visto demasiada tristeza antes de padecer aos de descuido. Ahora Belmore Hall volva a estar lleno de vida y de luz, de risas infantiles, tal como sus padres habran querido. James haba localizado a su vieja niera, la seora Fitzpatrick, y le haba ofrecido una pequea fortuna a cambio de vivir en Belmore y supervisar a diario el orfelinato. Ella acept con celeridad y asumi el control con tal pericia que pareca que llevaba aos all. Los nios la adoraban, como l haba sabido que haran. Es ms, ella y Connor podan manejar el lugar sin su ayuda. Entonces se dio cuenta bruscamente de que ya no era necesario. Haca algn tiempo que no saba qu hacer. Haba llegado el momento de marcharse a casa. Se qued inmvil. Puede que hubiera llegado el momento de regresar a casa, pero no tena casa. Weston Manor haba sido lo ms parecido a un hogar desde la muerte de sus padres, pero ahora tambin lo haba perdido. Aunque lord y lady Weston no fueran conscientes de ello, haba traicionado su confianza. Y a pesar de que ese conocimiento era algo que pesaba en su alma, no se negaba el pequeo placer que suponan las cartas de lady Weston. Leerlas haca que acabara odindose a s mismo. Henry haba ido a visitarle haca unos meses, pero lo haba mandado de vuelta lo ms rpido que pudo sin resultar grosero. Le result sumamente incmodo sostener la mirada de su mejor amigo cuando casi haba tomado la inocencia de su hermana. Y que el Cielo le ayudara si Henry, o cualquier otro miembro de la familia, llegaban a conocer las libertades que se haba tomado con ella. Le apalearan, le dispararan. Y no mereca otra cosa. Un caballero no haca lo que l haba hecho, al menos no con una seorita respetable sin ofrecerle matrimonio. Despus de todo lo que los Weston haban hecho por l lo que haban sido para l, se lo pagaba de esa manera. Oh, s! Poda esgrimir que ella le haba besado primero, pero le haba devuelto el beso con creces. Acept todo lo que Izzie estaba dispuesta a darle y todava le exigi ms. Haba olvidado los principios que regan su existencia, traicionado a las personas a las que deba haber sido ms leal. Y lo hizo en un instante, slo porque se dej poseer por la lujuria.

Oh, Dios! Qu tena esa mujer para provocar en l tal respuesta? Su belleza era incuestionable, por supuesto, pero l haba conocido a otras mujeres igualmente bellas. Admiraba su agudeza, su ingenio, pero aqulla era una caracterstica de las mujeres Weston, y l reconoca que no era lo que la haca tan excepcionalmente atractiva. Los recuerdos inundaron su mente, devolvindole a aquel instante en el baile, justo despus de que ella le llamara canalla, en el que levant los ojos hacia l esos ojos tan azules chispeantes de alegra y la piel sonrojada por la excitacin. Era radiante. sa era la mejor palabra para describirla. Estaba llena de alegra y vitalidad, cualidades que l haba achacado a su edad aunque saba que no era as. Para protegerse, l haba mantenido siempre esas dos caractersticas alegra y vitalidad alejadas de su existencia, y por tanto tambin el amor. Pero tener cerca a Isabella complicaba sus propsitos, ya que su alegra de vivir le atraa como ninguna otra cosa. Ella le obligaba a imaginar breves vislumbres de cmo podra ser la vida si se permitiera sentir otra vez, y sus sonrisas aliviaban el dolor del pasado. Un pasado que aun ahora intentaba borrar de su mente para no sufrir. Y por eso tena que mantenerse alejado. Porque si le permita estar cerca, ella lograra abrirse paso en su corazn. Isabella posea ese poder. Y entonces, si la perda... Sencillamente no sobrevivira. Su padre era la prueba de ello y no pensaba estar muerto en vida como l. No permitira jams que su felicidad dependiera de otra persona, por muy tentadora que sta fuera. Se oblig a dejar de pensar en Isabella; si no lo haca se volvera de odio de su abuelo era una bienvenida distraccin. Encontr al hombre en el vestbulo de entrada. Tena mala cara, aunque era difcil saber a qu era debido. No le reconoci, algo que s le haba ocurrido con todos los emisarios anteriores, pero no era tan sorprendente dado que la mayor parte de los sirvientes en Sheffield Park deberan de haberse jubilado haca al menos una dcada. Era casi imposible esperar que un criado al que le costaba subir y bajar las escaleras viajara los ms de mil kilmetros que separaban Essex de County Kerry. Lo cierto era que el viaje resultaba una empresa llena de riesgos para cualquiera. Cruzar el mar desde Holyhead sola ser una empresa titnica y, suponiendo que se llegara sano y salvo a Dubln, tendra que enfrentarse al sentimiento antibritnico que, si los peridicos no se equivocaban, era ms pronunciado y violento cada da que pasaba. loco. Tena que

concentrarse en el mensajero. Qu da ms amargo aqul en el que recibir una misiva llena

Not el aspecto ojeroso del mensajero y se apiad de l. Nios! Llam, y esper hasta obtener su atencin. Voy a pasar con nuestro invitado al estudio. Por favor, devolvedle cualquier objeto de valor que le hayis sustrado. El hombre pareci alarmado, y ms tarde asombrado, al presenciar cmo, uno a uno, iban apareciendo su reloj, su bolsa, un pauelo y algn que otro objeto ms que le fueron entregados en medio de fuertes gruidos. James estuvo a punto de soltar una carcajada, pero intent contenerla. Os he dicho miles de veces que no tolerar tales acciones descorteses y criminales en el vestbulo de Belmore. S, milord cantaron a coro, intentando parecer arrepentidos sin conseguirlo. Suspir y puso los ojos en blanco, provocando una risita tonta en los nios ms pequeos. Al menos llevaban all el tiempo suficiente como para haber superado el miedo al castigo y la expulsin. Est bien. Hizo un gesto con la mano. La seora Fitz estar ms que dispuesta a asignaros ms tareas, dado que vuestras mentes y manos no estn lo suficientemente ocupadas para mantenerse alejadas de los bolsillos de otras personas. Al escucharle, se dispersaron con rapidez y l gui al emisario al estudio. Lamento su comportamiento asegur al tiempo que cerraba la puerta . Por lo que parece, el robo es un hbito difcil de perder. Sacudi la cabeza. Dgame, qu le trae por aqu? Qu historia se ha inventado ahora mi abuelo? El emisario cambi la posicin de sus pies con nerviosismo. Estoy seguro de que el conde le ha dado un mensaje para m insisti James. Puede decrmelo sin temor, todos los que le precedieron salieron ilesos de Belmore. Crame, estoy acostumbrado a los mordaces discursos de mi abuelo. Milord, quiz sera mejor que leyera esto intervino el hombre, tendindole la carta que sac del bolsillo interior de la chaqueta. James indic al mensajero que se sentara y luego le imit. Saba por experiencia que cualquier cosa escrita por su abuelo era mejor leerla sentado. Tom el abrecartas del escritorio, lo desliz bajo el lacre y... Se detuvo. Aqul no era el sello de su abuelo, sino el de lord Weston.

Una oleada de pnico le atraves de pies a cabeza antes de que notara que se le revolva el estmago. Slo se le ocurran dos circunstancias en las que los Weston enviaran un mensajero y ambas implicaban la muerte. Haba muerto alguien o estaba a punto de hacerlo. Con dedos temblorosos volvi a colocar el abrecartas sobre el escritorio. No era capaz de leer la misiva porque entonces tendra que enterarse de la noticia que contuviera. En su mente giraron todo tipo de desafortunadas posibilidades, cada una ms horrible que la anterior. Henry deba encontrarse en casa de algn amigo, en una cacera o algo similar, donde podan ocurrir miles de contratiempos, desde un tiro equivocado a un accidente de equitacin. O le habra ocurrido algo a Izzie...? El corazn se le detuvo y la mente se le qued en blanco, renuente a terminar el pensamiento. Lento, lleno de aturdimiento, volvi a coger la carta y rompi el sello. Ley la primera lnea, y luego la ley otra vez como si as pudiera asimilar lo que pona. Te lo expondr crudamente porque s que no desears condolencias. Tu abuelo ha muerto. James arrug el papel con una mano mientras se levantaba y comenzaba a andar despacio. Las emociones le inundaron en salvajes e incontrolables oleadas, anulndose unas a otras. Sorpresa, triunfo, clera, miedo... Pero resultaron fugaces y al momento se sinti vaco. Su abuelo haba muerto. Cuntas veces haba soado con ese da? Supuso que demasiadas para poder contarlas. Siempre haba pensado que la noticia le llenara de alegra o que, al menos, le provocara una cierta satisfaccin. No imagin aquella frialdad que le haba invadido. Deba de estar en estado de shock... Algo que no resultaba sorprendente dado que toda su vida le haba pasado de repente por la mente. Ahora era el conde de Dunston. Dios! Se dej caer contra la librera ms prxima, apoyndose all mientras intentaba asimilar la enormidad de la situacin. Cada vez que imagin la defuncin de su abuelo no haba ido ms all, no dio ese paso mental en el que heredaba el ttulo. De hecho, jams haba llegado a pensar realmente que existiera un mundo en el que no estuviera el viejo carcamal. El conde era haba sido tan tirano que James casi se sinti inseguro al saber que por fin haba desaparecido. Era como si su vida no hubiera sido ms que una enorme partida de

ajedrez y su adversario hubiera desaparecido de repente. Haba ganado, pero era una victoria hueca porque ahora no saba qu hacer. Ya no habra una prxima maniobra. Perplejo ante aquellos oscuros pensamientos pues sin duda debera estar celebrndolo con champn, se concentr de nuevo en la carta. Lady Weston le informaba de que la lectura del testamento deba de celebrarse ante la presencia del nuevo conde y ella contaba con que el abogado de su abuelo, un tal seor Palmer si la memoria no le engaaba, esperara su llegada a Sheffield Park. Su llegada a Sheffield Park. Ir a Sheffield Park significaba ver a los Weston. Significaba ver a Isabella. Not una opresin en el pecho. Oh, Dios!, no poda respirar. Se acerc a la ventana y la abri maldiciendo entre dientes, desesperado por aspirar aire. Se encuentra bien, milord? Muy bien jade. Condenadamente bien. Se apoy en el marco. Conoce la fecha del entierro? Lo siento, milord, pero su abuelo fue enterrado al da siguiente de su muerte. Me temo que jams habra llegado a tiempo. Yo sal poco despus y viaj tan rpido como pude, pero el barco se demor y... No se preocupe le interrumpi. En cualquier caso no hubiera asistido. Cuando lleg a Sheffield Park su estado de nimo segua siendo el mismo. Haba pasado muchos das viajando a un lugar en el que no deseaba estar y se senta exhausto, tanto fsica como emocionalmente. Casi anocheca cuando por fin desmont y entreg las riendas a uno de los mozos de cuadras. Lo nico que quera era comer, baarse y dormir... Y beber una copa. Tener que quedarse en Sheffield Park mereca, sin duda, una copa. No se sinti feliz al darse cuenta de que la suposicin de lady Weston al decir que el seor Palmer estara esperando su llegada, haba resultado ser correcta... y literal. El hombre se haba establecido en la residencia. Parece que fuera l quien acabara de heredar el ttulo se lament una contrariada seora Benton.

James calm a la agitada ama de llaves, asegurndole que se reunira con el abogado a ms tardar a la maana siguiente y, si haba suerte, el hombre habra partido al medioda. Sin embargo, cuando se despert, a pesar de que le pareci que slo haba pasado un momento, observ el ngulo que trazaba el sol en el cielo detrs de las cortinas y supo que ya haba pasado la mitad del da. La pobre seora Benton tendra que dar de comer al letrado. El seor Palmer le espera en el estudio, milord le inform el mayordomo apenas baj las escaleras. En el estudio. Era el lugar ms lgico para tratar de temas legales, pero slo pensar en aquella estancia le haca estremecer. El corazn le lata desbocado en el pecho cuando abri la pesada puerta de roble, y tena cada msculo del cuerpo en tensin, listo para la lucha. Los amargos recuerdos del da que lleg a Sheffield Park por primera vez inundaron su mente. Incluso despus de tantos aos segua siendo el peor da de su vida. Peor incluso que cuando tuvo que permanecer de pie junto a su padre, observando cmo enterraban a su madre y a su hermana. Peor que los das que tard en cruzar de Irlanda a Inglaterra, vomitando continuamente por encima de la borda. Si no eran las agitadas aguas las que hacan estragos en sus entraas, era la ansiedad la que le revolva el estmago. Cuando lleg estaba muy nervioso, dividido entre el temor y la excitacin, y slo pensar en comida le pona al borde de las nuseas. Algo que slo empeor cuando la mansin apareci ante sus ojos. Sheffield Park era un enorme edificio de piedra tostada que dominaba el paisaje. Haba un estanque bastante grande frente a la fachada principal en realidad podra decirse que se trataba casi de una laguna y el reflejo en el agua duplicaba el volumen de la inmensa estructura. Desde lejos, la casa intimidaba; de cerca, su tamao era inabarcable. James haba alzado la vista ms y ms arriba, hasta que le dio la impresin de que las piedras llegaban a rozar el mismo cielo. La seora Fitzpatrick, que se haba ofrecido a acompaarle durante el viaje, se qued igual de impresionada que l. Es una casa extraordinaria le asegur con una brillante sonrisa. Algn da sers el propietario de todo esto. Una oleada de orgullo y excitacin le recorri entonces de pies a cabeza. Por fin iba a conocer a su abuelo. Su padre no haba hablado de l a menudo y jams lo hizo en trminos elocuentes, pero era su abuelo y estaba dispuesto a que viviera con l. De hecho, exigi que

viajara a Sheffield Park inmediatamente y que fuera tratado con todo el respeto y honores que correspondan a un futuro conde ingls. Saber que su abuelo le quera y se preocupaba por l haba encendido una llama de esperanza en su pecho. Durante todo el viaje aviv aquel fuego, que acab convirtindose en una firme pira que ilumin la oscuridad que haba invadido su existencia. Un leve carraspeo le arranc de sus recuerdos, devolvindole bruscamente al presente. Observ que el seor Palmer se haba puesto en pie y le tenda la mano desde sabe Dios cunto tiempo. Perdneme, seor Palmer se disculp estrechndosela. Esta estancia me trae muchos recuerdos. No importa, milord. Imagino que regresar a Sheffield Park tan poco tiempo despus de perder a su abuelo... James! Not una enorme mano en el hombro y, antes de poder identificar la voz, Oliver Weston le envolvi en un fuerte abrazo. Qu tal, muchacho? le pregunt con suavidad, mirndole fijamente. James se encogi de hombros mientras rogaba con todas sus fuerzas que los ojos no fueran en realidad el espejo del alma, porque si lo eran, saba... saba muy bien lo que lord Weston vera en los suyos. Estaba a punto de preguntar por qu estaba presente el padre de Henry, dado que haba superado con creces la edad de necesitar un tutor, cuando not que haba otra persona ms en la estancia y dej de respirar. Como si la hubiera invocado con sus pensamientos, Isabella se levant de la silla y le hizo una reverencia. Milord. Seorita Weston. James le correspondi inclinando la cabeza y trag saliva. Santo Dios!, sus sueos no le haban hecho justicia. Haba esperado oh, s, cunto lo haba esperado! que si la vea otra vez, que cuando la volviera a ver, aquel anhelo hubiera desaparecido. Pero no, pareca incluso haberse duplicado. Un ardiente deseo le atraves y golpe con tal intensidad que decidi que lo ms prudente sera sentarse detrs del enorme escritorio de su abuelo.

Ver el mueble enfri su ardor. Slo necesitaba sostener un papel en las manos para recordar la primera vez que accedi a aquella habitacin. Su abuelo no se haba levantado para recibirle cuando entr. Se pregunt si quiz el conde padeca de gota. No estaba realmente seguro de qu era la gota, pero en Irlanda tena un vecino que siempre permaneca sentado, refunfuando excusas por culpa de la gota cada vez que entraba alguna dama en el lugar que l estaba. Aunque slo pudo ver el torso de su abuelo, ste no pareca aquejado de ningn tipo de afeccin, ya fuera gota u otra cosa. Para ser un hombre de ms de sesenta aos, el conde le haba parecido muy saludable. Tena el pelo blanco y abundante y la cara delgada. Los rasgos aguileos de su rostro le hacan parecer un ave de rapia, sobre todo la enorme nariz y los labios permanentemente comprimidos en una desaprobadora lnea blanca. Como si hubiera ocurrido el da anterior, recordaba que el anciano le mir fijamente durante un buen rato con sus glidos y penetrantes ojos azules, agudos como los de un halcn escudriando el suelo en busca de su siguiente presa. Despus, con absoluta indiferencia, concentr su atencin en la seora Fitzpatrick. Es usted irlandesa? pregunt con patente aversin. S, milord. Entonces se ir. El mayordomo se ocupar de proporcionarle los medios para regresar a su pas. James mir a su abuelo con sorpresa. Su madre le haba dicho que a algunos ingleses no les gustaban los irlandeses, pero jams haba esperado tal muestra de desprecio. Siempre pens que su madre quera decir que no les gustaban de la misma manera que a l no le gustaban los guisantes. Despus de todo, cada uno tena sus preferencias, pero si le servan guisantes en una casa que no era la suya, deba poner buena cara y comrselos. Su abuelo no pareca inclinado a poner buena cara y comerse los guisantes, aunque, por otro lado, aqulla era su casa. James mir a su vieja niera y observ un cierto desasosiego en su cara, por lo que le apret la mano con valenta y asinti con la cabeza intentando asegurarle que todo saldra bien a pesar de las dudas que tambin le atenazaban a l. Puede retirarse haba dicho el conde. La seora Fitzpatrick vacil.

Ahora. La palabra reson como un trueno que reverber en la estancia. La niera le dirigi una mirada compasiva, le bes en la sien y huy del lugar, llevndose con ella el ltimo lazo que le quedaba con su hogar. James se mordi el interior de la mejilla y se record a s mismo que ya no era un nio asustado. Se puso en pie plenamente consciente de ser ahora el dueo de aquel lugar. Lord Weston, Isabella, son muy amables, pero a pesar de lo mucho que me gustara charlar con ustedes, me temo que el seor Palmer y yo tenemos que discutir un asunto... Milord le interrumpi el abogado, he sido yo quien ha solicitado la presencia de lord Weston y su hija en la lectura del testamento. Pronto lo entender. James arque una ceja oscura. Qu misterioso! Repuso con evidente sarcasmo. Est bien, hable antes de que me paralice la curiosidad. Comencemos. Se sent de nuevo y se reclin en el respaldo, cruzando los pies sobre el escritorio. El seor Palmer frunci el ceo, se ajust las gafas en el puente de la nariz y comenz a leer. Desgran una interminable lista de legados y pensiones para diversos sirvientes antiguos y otras personas que llevaban aos mostrando su lealtad a la familia Sheffield, antes de interrumpirse y tironear de la corbata. Me temo que... comenz. Quiero decir que sta es una situacin muy violenta... Respir hondo antes de seguir hablando apresuradamente. El anterior conde ha dejado todas las propiedades, posesiones y dinero que no correspondan por ley a su sucesor, que sera usted, milord, a la seorita Weston. Yo ser el fideicomisario y albacea, junto con lord Weston, de todos los bienes y efectivo no vinculados al ttulo hasta que la seorita Weston se case o alcance la mayora de edad. Un pesado silencio cay sobre los ocupantes del estudio mientras asimilaban lentamente las trascendentes implicaciones de las palabras del abogado. No le creo, seor Palmer susurr Isabella, que se haba quedado muy plida . No existe razn alguna para que el conde me deje nada. Casi temblaba cuando se puso de pie y le mir. Esto es algn tipo de broma tuya, James, y no deseo quedarme ni escuchar otra palabra ms. Seorita Weston, por favor... empez el letrado. Sabas algo de esto? inquiri Isabella tras girarse y clavar una mirada desconcertada en su padre.

Lord Weston segua all sentado, tan rgido como una estatua, sin ni siquiera parpadear. Saba que l me odiaba expuso James con voz tranquila y sosegada, sin que se vieran reflejados en ella ninguno de los alocados pensamientos que le atravesaban la mente. Saba que no quera que recibiera la herencia, pero nunca hubiera supuesto que fuera tan imaginativo. No es una cuestin de imaginacin! Explot Isabella, dando una patada de frustracin en el suelo. Has comprendido lo que ha dicho el seor Palmer? S repuso con serenidad. Lo he entendido perfectamente. Acabo de heredar un grandioso ttulo y magnficas propiedades, pero nada ms. Deber suplicar a tu padre y al seor Palmer cada penique que requiera para mantenerlas. Deber obtener su aprobacin cada vez que deba reparar el tejado de un inquilino o cuando la seora Benton me indique que los lacayos requieren una librea nueva. Hizo una pausa y se ri con amargura. Y, sin duda, algn da tendr que postrarme ante ti, Isabella, y rogar que seas lo suficientemente generosa para darme lo que precise. Crees que lo sers? Basta! Grit ella, ponindose las manos sobre las orejas. No pienso escuchar nada ms. Esto es una locura! No, seorita Weston intervino el abogado. Aunque no podra mostrarme ms contrario a las elecciones del viejo conde, estaba en su sano juicio cuando las hizo. Acusarle de incompetencia mental no se sostendra ante ningn tribunal. El abuelo del presente conde tuvo la precaucin de hacer que le examinaran varios mdicos londinenses de contrastada reputacin antes de firmar el testamento. Qu previsin por su parte ironiz James. Milord, ante mi insistencia, el conde acord darle una asignacin trimestral para su uso personal. Una asignacin trimestral? se burl. Por Dios, eso s que es bueno! O no, dado que se trata de m. Una asignacin trimestral... Sacudi la cabeza con incredulidad. Supongo que no quera que el conde de Dunston apareciera en todas partes vestido como un maldito mendigo. Milord le advirti el seor Palmer.

 Qu ocurre? Le ofende mi vocabulario, seor? Hay presente una dama, milord. Tiene razn. Se roz la barbilla con el dedo como si estuviera meditando un tema muy profundo. Y es una dama a la que no puedo permitirme el lujo de ofender, dado que estoy a punto de quedar a su generosa merced. Milord, por favor, existe una solucin, si me permite exponerla. No me diga que mi carioso abuelo me dej tambin una pistola cargada. James! exclam Isabella con horror. Matrimonio expuso repentinamente lord Weston, quebrando su largo silencio. El abogado asinti con la cabeza. Es usted muy sagaz, milord. Matrimonio? repiti Isabella con voz temblorosa. Se dej caer en el silln junto a su padre, con la cara todava ms plida y la mirada clavada en el regazo. James necesitar desposarse con la heredera de... de una considerable fortuna, verdad? Te necesita a ti, querida revel lord Weston, poniendo el brazo sobre los hombros de su hija. Casarse contigo es la manera de cancelar los trminos del testamento, estoy en lo cierto, seor Palmer? En efecto, milord. El abogado lade la cabeza. De hecho, el viejo conde deseaba un enlace entre ustedes. Me confes que haca mucho tiempo que anhelaba una alianza entre sus familias y, aunque no estoy totalmente seguro de a qu se refera, consideraba que casarse con la seorita Weston, aqu presente, era la mejor manera de asegurarse de que el presente conde no cometiera el mismo error que su padre. Creo que he odo suficiente, seor Palmer. Ah estaba la verdadera razn del odio de su abuelo hacia l. Las propias palabras del conde en aquel primer encuentro, en ese mismo estudio, resonaron en su mente. Escchame bien le haba dicho su abuelo, pues slo te lo dir una vez. Eres un heredero del ttulo de Dunston totalmente indigno de l. Tu madre no era ms que una mujerzuela irlandesa pero, dado que consigui casarse con mi dbil hijo, no tengo ms heredero que t. Es mi responsabilidad despojarte de cualquier rastro de ella para que seas totalmente adecuado para asumir mi legado cuando llegue el momento. Por eso, y slo por eso, tolerar aqu tu presencia. James se haba quedado mirndolo boquiabierto,

preguntndose si era posible que hubiera entendido mal las palabras que su abuelo haba dicho con tal aparente facilidad. Bueno, parece que tambin has heredado la escasa inteligencia de tu padre. Ms trabajo todava. Al menos tienes aspecto de ingls. Supongo que debo agradecer esa pequea misericordia. Fue en ese momento cuando James supo que odiaba a su abuelo. Le inund una poderosa furia que reemplaz al agobiante pesar de las anteriores semanas. Se aferr a la clera, que result bienvenida. Despus de todo, era lo nico que le quedaba. Esa noche llor hasta quedarse dormido, ahogando el sonido de los sollozos en la almohada para que nadie pudiera escucharle. Jams se haba sentido ms solo. La pequea llama que haba comenzado a arder en su pecho se apag de golpe y, con ella, todas las esperanzas de futuro, zambullndole en la oscuridad y desesperacin. Y ahora aquella desesperacin volva a surgir amenazadoramente. A pesar de lo controlado que se mostr, estaba escandalizado por el contenido del testamento, aunque no sorprendido. Su abuelo haba intentado controlar cada aspecto de su vida desde que puso un pie en Sheffield Park. El conde haba dictado qu libros poda leer, qu postres comer. Maldito fuera!, no le habra sorprendido nada saber que le permita usar la letrina un nmero determinado de veces cada da. Y, por supuesto, todava bajo tierra, su abuelo trataba de dirigir su vida. El viejo era tenaz incluso muerto. No pienso jugar su juego asegur con dura determinacin. Por lo que a m respecta, el ttulo est tan muerto como l. Lo ha entendido? Jams me casar. Escuch el jadeo de desilusin de Isabella, pero se oblig a ignorarla. El abogado, sin embargo, no se sinti inclinado a hacer lo mismo. Por favor, seorita Weston, no se aflija. Milord est fatigado. No sabe lo que dice. Se equivoca, seor Palmer. Soy plenamente consciente de lo que digo. A mi muerte, la dinasta Sheffield morir tambin, y el ttulo se extinguir. De qu vivir usted mientras tanto? Replic el letrado. Debo decirle que la asignacin trimestral no es suficiente, y no parece dispuesto a pedirnos a lord Weston o a m los fondos necesarios.

Hay muchos hombres en el mundo sin rangos ni privilegios, seor Palmer. Hombres que trabajan a cambio de un salario honesto, que se alzan o caen por sus propios mritos. Siempre he pensado que el Ejrcito sera un buen lugar para m. El conde de Dunston en el Ejrcito? Exclam el abogado sin poder contener la incredulidad. Por qu? Es absurdo. Ya he tomado mi decisin asegur. Por Dios, no es posible que prefiera arriesgarse a una muerte ms que probable antes que casarse con esta encantadora dama. Por muy crueles que resulten las palabras con que lo diga, seor Palmer, mi respuesta sigue siendo la misma. Con un sonido a medias entre gemido y grito, Isabella sali corriendo hacia la puerta que conduca a la terraza de piedra que dominaba el jardn. Un incmodo silencio cay sobre los tres hombres. Todos clavaron la mirada hipnotizados en la imagen de la joven, que hua desesperadamente, observndola atravesar el arbolado jardn hacia los campos ms lejanos. El sonido retumbante de un trueno les hizo regresar al presente. Al instante refulgi un relmpago y el cielo pareci abrirse, arrojando un incontenible caudal de agua sobre el paisaje. Al ver que comenzaba a llover de manera desenfrenada, James esper que Isabella diera la vuelta y regresara a la casa. Pero al ver que segua avanzando hacia lo ms profundo del bosque, maldijo por lo bajo. Maldita sea! Qu demonios se cree que est haciendo? Mascull antes de mirar a los otros dos hombres. Seor Palmer, sin duda estableceremos contacto antes de lo que nos gustara, pero creo que por ahora hemos hablado ms que de sobra. Si prepara su equipaje, me ocupar de que le preparen un carruaje para regresar a Londres. Hizo una breve pausa y mir a lord Weston. No soy capaz de expresar cmo lamento lo ocurrido. La seguir e intentar... explicrselo termin en voz baja. Sabes adonde se ha dirigido? Imagino que habr ido al Capricho. La llevar a Weston Manor tan rpido como pueda. Podra decirle a lady Weston que ordene que le preparen un bao?

Isabella siempre ha sido terca e impulsiva. Lord Weston sacudi la cabeza. Es posible que se niegue a regresar contigo. Lo s suspir l. Ahora mismo slo espero que no haya tenido la presencia de nimo suficiente como para correr el cerrojo. Se dirigi a grandes zancadas a las puertas abiertas y a la glida lluvia, llamndose estpido para sus adentros de todas las maneras que conoca.

Folly en ingls, que significa capricho. Se trata de pequeas construcciones en puntos clave de los jardines y bosques que pueden ser tanto una torre o un molino como un templete o un puente.

Captulo 8

Junio, 1791 Por qu? Por qu? Por qu nunca pienso antes de hablar? acabo diciendo lo que no debo en el momento ms inoportuno Estoy segura de que a mam no le importa que la seora Snopes no vuelva a invitarnos. Adems, realmente pienso que su fallecido marido se parece al mono que tiene de mascota y eso es muy gracioso. Pap afirma que esta tendencia ma a hablar sin pensar me meter en graves problemas algn da.

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena trece aos a su ta Katherine, marquesa de Sheldon, meditando sobre lo impropio que resulta decirle a una mujer que acaba de enviudar que su difunto marido posea un fuerte parecido con la mascota de la familia.

El Capricho era una pequea casa con el tejado de paja que haba construido su abuelo en la poca en que tales estructuras estaban de moda. Se hallaba en lo ms profundo del pequeo bosque, detrs del jardn. Cuando Henry, Isabella y l eran nios, aquel lugar se haba ido transformando sucesivamente en un castillo medieval, un buque pirata o, simplemente, en un refugio seguro donde ocultarse de institutrices enfadadas, padres irritados y tutores acalorados. James recordaba que algunos aos despus tambin fue el lugar al que Henry y l llevaban a las chicas del pueblo. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se fij en dnde pona los pies y acab patinando sobre la hierba mojada. Por suerte consigui recuperar el equilibrio en el ltimo momento. Estaba mojado, tena fro y se senta culpable y enfadado. No deseaba reunirse

con Isabella en un lugar tan pequeo, sobre todo cuando ella deba de estar tan mojada como l y se le pegara la ropa al cuerpo... Volvi a resbalar, y esta vez aterriz en un charco. Por todos los demonios!, pens pasando la mano por el barro que cubra los pantalones. Era una advertencia, y una que necesitaba mucho. Desear a Isabella Weston era peligroso. Peligroso para su salud, para su corazn y, sobre todo, para su alma. Era una pena que le costara tanto recordarlo, medit para sus adentros justo cuando el Capricho apareci ante sus ojos. Isabella estaba tan absorta en su pena que no le oy hasta que abri la puerta que, por fortuna para l, no haba cerrado con llave. Estaba acurrucada contra la pared del fondo, sentada en el suelo, rodendose las rodillas con los brazos y la cabeza inclinada. Izzie... Se detuvo sin saber qu decir a continuacin. Ella no alz la cabeza, pero la repentina tensin de sus hombros le indic que le haba odo. James dio un paso adelante. Vete le pidi Isabella. Simplemente, vete. Al ver que l no reaccionaba, dijo las nicas palabras que podan destruirle. Por favor... James cruz la distancia que les separaba y se dej caer al suelo de rodillas, junto a ella. Sujet su renuente cuerpo entre los brazos y la sent sobre su regazo, como haba hecho tantas veces para consolarla cuando era pequea. Slo que ya no era una nia, y nicamente fue capaz de mantener el control al notar la frialdad de las prendas que vestan. La apret contra su cuerpo, presionando los labios en su pelo mojado. Dios, Izzie, lo siento. De verdad, no sabes cunto lo siento. Sinti que temblaba entre sus brazos y subi la mano hasta acunarle la mejilla. La joven tena la piel helada y haban comenzado a castaetearle los dientes. Supo que deba llevarla de nuevo a casa antes de que se pusiera enferma. Vamos, cario la anim mientras se pona de pie, todava con ella en brazos. El afecto inconsciente que mostr pareci incrementar la angustia de Izzie, que se retorci en sus brazos hasta que se vio obligado a dejarla en el suelo. La vio retroceder hasta la pared sin dejar de mirarle de manera acusadora. Mantuvo los ojos clavados en l hasta que

pareci que no poda soportarlo ms y, con un trmulo suspiro, se gir y apoy la cabeza en la pared, exhausta por las pruebas del da. James clav los ojos en su espalda con frustracin. Maldita fuera! Tambin l estaba cansado, mojado y tena fro. Adems, le remorda la conciencia y se vea avasallado por otras muchas emociones que no quera examinar y que tampoco quera sentir. Se acerc y le puso la mano en el hombro. Not que ella se estremeca bajo su contacto y que intentaba controlarse por lo dolida que estaba. Izzie, ests empapada. S que en este momento no sientes mucho aprecio por m, pero debes permitirme que te lleve a casa. Ella no dijo nada y James apret los dientes. Muy bien, ya que te pones as, te llevar en brazos. Hizo ademn de cogerla, pero la joven se alej de su alcance. No. No! No voy a ir a ningn sitio contigo grit, casi histrica. Por el amor de Dios, Isabella, ests muerta de fro. Incluso te tiembla la barbilla. Vas a acabar enferma y me niego a tener eso sobre mi conciencia. Vamos a casa, all... Tu conciencia? Sus ojos, oscuros como un mar tempestuoso, se alzaron hasta encontrar los suyos. T conciencia? T no tienes conciencia. No tienes corazn asegur con desprecio. Basta! orden l, pero ella estaba demasiado furiosa para escucharle. No tienes corazn porque quien lo tiene quiere a los dems, necesita a los dems, ama a los dems. Pero t no necesitas a nadie. Retrocedi al tiempo que se pasaba el dorso de la mano por las hmedas mejillas. Eres independiente. Autosuficiente. Oh, s!, todo un hombre. Yo te necesito reconoci, pero t no necesitas ni quieres a nadie verdad? nicamente... He dicho que basta, maldita sea! Se abalanz sobre ella y la sostuvo entre sus brazos. Luego le pas los dedos por el pelo, enredado y mojado, para alzarle la cara. Apret la mejilla contra su sien y indo su jadeante aliento contra el cuello. Crees que no te quiero? le pregunt incapaz de asimilar lo que acababa de escuchar . De verdad crees que no te quiero?rugi en mi odo. Entonces, por qu? l no fingi no entenderla. Isabella necesitaba saber por qu no quera casarse con ella.

Es complicado. La joven arque una ceja, poco impresionada por su confesin. Iba a tener que explicrselo todo. Debera haberlo imaginado... con ella siempre era todo o nada. No sera mejor que hablramos una vez que estemos secos y cmodos? Isabella volvi a arquear la ceja. Se figur que eso significaba no. Maldicin! Por suerte aquel lugar contaba con una chimenea y suficiente lea. Suspir y se puso a buscar el pedernal y el yesquero. Al cabo de unos minutos crepitaba un alegre resplandor en el hogar. Se haba despojado de la chaqueta y el chaleco antes de ponerse a encender el fuego y, una vez que lo consigui, comenz a desabrocharse la camisa. Qu ests haciendo? inquiri ella, alarmada. Qu crees que estoy haciendo? Te aseguro que no pienso quedarme aqu con la ropa mojada y que tampoco voy a consentir que t te dejes puesto ese vestido empapado. Est fuera de discusin. Se sent en el suelo y tir de las botas. Perdn? James alz la mirada. S? Necesitas mi ayuda? No! No pienso quitarme nada. Ya lo veremos! No le import en absoluto estar en presencia de una dama. Dio otro tirn y se deshizo de la segunda bota . Qutate el vestido o te lo quitar yo. Se acerc a un viejo arcn, sac varias mantas y le lanz una. Puedes envolverte con esto. Tras decir aquello le dio la espalda para proporcionarle un poco de privacidad. Escuch espordicamente los susurros de las empapadas prendas segn caan al suelo y despus slo hubo silencio. Oh, Dios! Oh, Dios, estaba desnuda! James se haba dejado puestos los pantalones por deferencia a las buenas costumbres, sin embargo, no haba nada correcto en aquello. Ni siquiera la fra y mojada tela podra ocultar durante mucho tiempo la reaccin de su cuerpo al saber que ella estaba sin ropa y al alcance de su mano.

Maldita fuera! Maldita fuera! Puedes darte la vuelta susurr ella. James se gir lentamente. Isabella se haba envuelto en la enorme manta, de manera que slo poda verle la cabeza, y se haba sentado ante el fuego. No quedaba a la vista ni siquiera el dedo gordo del pie, Algo que deba agradecer, pues incluso verle un dedo hara que cayera sobre ella como un lobo hambrienta. Baj la vista a sus propios pies desnudos. Sin duda no inspiraban lujuria. Volvi a mirarla a ella... Oh, Dios! Era preciosa. La luz del fuego iluminaba el largo cabello, que le caa en cascada sobre la espalda, hacindolo brillar como oro bruido. Las clidas llamas incidan tambin en su rostro y lo hacan brillar como el de una Madonna del Renacimiento. Not que se le encogan las entraas slo con mirarla. Se pas la mano por el pelo. Tengo que explicarte por qu he dicho... lo que dije. No quera repetir las amargas palabras ms de lo que ella querra escucharlas. No es por ti. Soy yo. Ella se ri, un sonido ronco y forzado. Qu original! Jams he tenido intencin de hacerte dao, Izzie. Has sacado esas frases de algn libro? Es la verdad. No es por ti. Hace mucho tiempo que tom la decisin de no casarme nunca. Qu conveniente para ti! se mof ella, rezumando sarcasmo en cada palabra. Lo ms irnico del asunto era que, para James, esa disposicin era condenadamente inconveniente, dado que no poda poseerla sin casarse con ella. Y ahora estaba all, desnuda, al alcance de su mano! Se dijo a s mismo que sera mejor no pensar en ello. Necesitaba explicarle por qu no podan casarse. Isabella mereca saber la verdad. El problema era que no crea que lograra convencerla. Cmo poda hacerle comprender sus miedos cuando ella tena una familia tan clida y generosa? Isabella no saba lo que era sufrir una prdida devastadora ni lo que sta poda provocar en un hombre, y esperaba que nunca lo supiera, pero l s lo saba. Conoca demasiado bien lo que ocurra y se haba prometido a s mismo que no volvera a ser tan vulnerable porque saba cmo acabara.

En lo ms profundo de su alma saba a ciencia cierta que era, en todos los aspectos, digno hijo de su padre. El magistrado consider accidental la muerte de su progenitor una trgica cada haba escrito el letrado en el informe, pero l saba la verdad: su padre quiso morir. Estaba seguro de que se haba tirado; se suicid con la misma eficacia que si se hubiera disparado una bala a la cabeza. Sin embargo, no poda contarle eso a Isabella. Era un secreto que haba guardado celosamente durante mucho tiempo. Adems, no crea que pudiera aguantar que le mirara con lstima o desdn. Tendra que probar una tctica diferente. Jams me casar, Isabella, porque no sera justo para ninguna mujer. Observ que haba captado toda su atencin. Mi abuelo toleraba mi presencia slo porque era su heredero, el futuro del maldito linaje de los Sheffield. Pero como has podido ver en la lectura del testamento, me despreciaba. No toleraba el hecho de que mi padre se hubiera enamorado y casado con una irlandesa. El rostro de su madre inund su mente. Haba sido muy hermosa, muy cariosa... Tuvo que tragar saliva para bajar el nudo que se le form en la garganta. Bien, pues ser yo quien ra el ltimo. No pensaba que la sangre de mi madre manchaba el apellido familiar? Pues conmigo el apellido dejar de existir. Lo comprendes? Nunca tendr hijos. Se haba arrodillado junto a ella para que pudiera leer la verdad en su cara. La familia lo significaba todo para Isabella, as que ahora ya no le querra. Sus bellos ojos parecan enormes en medio de la cara, que todava segua muy plida. Eran evidentes los esfuerzos que haca para no llorar. La observ respirar hondo de manera entrecortada, como si tratara de recobrar la compostura. Significa...? Significa eso que no quieres tener nios? l frunci el ceo; no se esperaba esa pregunta. Isabella interpret el silencio de James como asentimiento. He odo... comenz ella. Hizo una pausa y se humedeci los labios, un gesto que l sinti como una pualada en el vientre. He odo sin querer a algunas criadas...

Ahora tena la cara de un rojo brillante. l se mora por saber lo que pasaba por aquella cabecita suya. Estaba por apostar que nada bueno. S que hay maneras de impedir que una mujer se quede embarazada. Las palabras surgieron a la carrera y las mejillas se pusieron todava ms rojas, pero la joven no dej de sostenerle la mirada. Tena razn, ella no tena en mente nada bueno. James conoca muchas maneras de conseguir lo que ella deca y las imgenes que atravesaban su mente en rpida sucesin amenazaban con hacerle abandonar la poca compostura que haba conseguido. Hundi la cabeza entre las manos. No s exactamente cmo se hace... Me refiero a que no comprendo realmente si... Es cierto? S gimi l, pero son trucos de cortesanas. No deberas saber que existen y mucho menos hablar de ellos. En especial cuando tienes delante a un hombre dispuesto a arrancarte la manta que te cubre y demostrarte en qu consisten. Si... Se le quebr la voz. Si yo estuviera dispuesta a no tener hijos, te casaras conmigo? James alz la cabeza de golpe para mirarla a los ojos. No poda estar diciendo eso. Slo pensarlo era ridculo. Se pas de nuevo la mano por el pelo. Isabella acabara con l y se lo tendra merecido. Si haba alguna mujer destinada al amor, al matrimonio y a la maternidad, sa era Isabella Weston. Pero pareca hablar en serio. Muy en serio. Estaba dispuesta a renunciar a tener hijos por l. Si todava tuviera corazn, en ese momento se le habra roto en mil pedazos. Jams te hara eso, Izzie murmur, lamentando cada palabra. Como ya he dicho, sera una situacin injusta para cualquier mujer. Mereces casarte con un hombre que te ame y te d hijos. Pero no quiero a ningn otro solloz ella al tiempo que gruesas lgrimas se deslizaban por sus mejillas. Te amo a ti. Quiero casarme contigo. Izzie, no quieres tener hijos? Dime la verdad, no has soado nunca con sostener a tu hijo en brazos? Bueno, s. Pero tambin era tuyo.

Eso nunca ocurrir. Pero t has nacido para ser madre, lzzie. No puedo permitir que te sacrifiques por m. Me sentira culpable durante el resto de mi vida y, adems, a pesar de lo que puedas pensar ahora mismo, acabaras odindome por ello. No es cierto le asegur ella. Por favor, por favor, James, te amo. Te amo con toda mi alma. Comenz a estremecerse con desgarradores sollozos que sacudieron su cuerpo y l no pudo soportarlo ms. La tom en brazos y la sent de nuevo en su regazo, acunndola con torpeza mientras le acariciaba el pelo. Oh, Santo Dios! Le destrozaba con cada gemido, con cada splica. Tena que conseguir que se detuviera. Hizo lo nico que se le ocurri. En realidad, lo nico en lo que haba pensado desde aquella noche en la biblioteca, aquello que haba llenado su mente durante todas esas noches largas y solitarias en Irlanda. Le desliz la mano bajo la barbilla para alzarle la cara hacia la de l. Era hermosa, dulce, incluso con la cara manchada de lgrimas y los ojos rojos. Y le amaba. Inclin la cabeza hasta que sus labios se rozaron levemente. Escuch el jadeo de sorpresa de la joven y sinti cmo se estremeca mientras sacaba los brazos fuera de la manta y enredaba los dedos en sus cabellos, obligndole a incrementar la presin de sus labios. Fue un beso lleno de desesperacin, miedo, clera, deseo... Una innegable pasin que le nubl el cerebro y le obnubil los sentidos, dejando a un lado todo lo que no fueran ellos dos. James saba que estaba internndose en territorio peligroso cuando desliz las manos sobre las sedosas curvas de sus hombros y, al ser consciente de que an quedaban otras mil curvas esperando ser descubiertas, comenzaron a sonar campanas de alarma en su mente. Pero cuando le pas la lengua por el labio inferior y ella gimi de placer, ya no le import que aquello fuera el colmo de la estupidez, un autntico capricho. Y, al parecer estaban en el lugar correcto porque, cuando la hizo tumbarse sobre el suelo, se dio cuenta de por qu llamaban caprichos a esas pequeas construcciones.

A Isabella le disgustaba profundamente ser tan dbil en lo que a James se refera. Acababa de decirle que no se casara con ella y aun as le deseaba. Le ansiaba con cada fibra de su ser, con cada latido de su corazn, llenaba todos sus sueos. Era doloroso ser tan dbil. Saba que l tambin la deseaba. Se notaba en su beso. En la suave caricia de la punta de sus dedos en la clavcula, en su jadeante respiracin. Pero desear no era lo mismo que amar.

Y algn tipo de instinto femenino le deca que eso no hara que se casara con ella. Necesitaba que la amara, pero no saba si podra conseguirlo. Haba mucho odio en el interior de James. El nio herido y solitario que haba sido segua acechando bajo aquella superficie que tanto se haba esforzado en hacer impenetrable. La asustaba, realmente lo haca, porque no estaba segura de que l pudiera llegar a amarla ms de lo que odiaba a su abuelo. Y sin embargo, ella segua amndole y anhelaba cada glorioso segundo que el destino le dejara pasar entre sus brazos. No quera pensar en qu la converta eso. Lo nico que saba era que deseaba a James Sheffield desesperadamente. Quera sus besos, sus caricias, sentir sus brazos rodendola. Anhelaba aquella fiereza que pareca inflamar en su interior con el ms leve contacto de sus manos. Tembl por entero al sentir sus labios sobre los de ella. Un sabor familiar, masculino y agradable completamente suyo. Como todo lo que le haca, era magia pura. Perfecto. Slo dese poder provocar en l las mismas gloriosas sensaciones. Maldijo su inexperiencia por ensima vez. Sus conocimientos se limitaban a un par de besos, algunas conversaciones de la servidumbre que haba odo sin querer y aquel libro, Amantes divinos, que encontr en la habitacin de Henry. Se haba pasado noches en vela imaginando que James cometa con ella algunas de esas inmoralidades, algo que siempre le haca sentir escalofros en el vientre. Y ahora estaba a punto de convertir las fantasas en realidad. Una realidad en la que l no haba hecho ninguna promesa ni formulado ningn voto. Y, sin embargo, no le importaba. Puede que eso no fuera correcto, pero no haba nada comparable a sentir el peso de James.

El se frot ntimamente contra ella, meciendo su ereccin contra aquel lugar que pareca estar ardiendo en la unin entre sus muslos. No pudo contener el gemido que escap de sus labios. James abri ms la manta que la envolva y la bes en la garganta. Contuvo el aliento con anticipacin cuando le vio acercarse a sus pechos y soplar uno y luego el otro, hacindola retorcerse. Luego comenz a lamerlos durante largo rato, trazando perezosos crculos que estrech cada vez ms sin alcanzar nunca los pezones al tiempo que incrementaba la tensin hasta conseguir que ella suplicara. James implor. El dio un ltimo y largo lametazo y luego comenz a mordisquear un pezn mientras acariciaba el otro con la punta de los dedos. Isabella grit y se arque contra sus caderas, rendida al placer. El lugar entre sus muslos estaba ahora palpitante, anhelante. James

sigui succionando con codicia, primero un seno, luego el otro, hasta que ella pens que morira a causa de las sensaciones que la atravesaban vertiginosamente. Era demasiado y, a la vez, no era suficiente. Igual que haba ocurrido en la biblioteca. Incluso ms. Los dedos masculinos se haban deslizado bajo la manta, destapndola poco a poco. Era como si la modestia de la joven hubiera desaparecido de la misma manera que el sentido comn, pues no se sinti avergonzada en lo ms mnimo por el examen al que estaba siendo sometido su cuerpo. De hecho, senta un profundo deleite mientras James le acariciaba la espalda y enredaba los dedos en los dorados mechones de su pelo. Todava piensas que no te quiero? Le susurr l al odo antes de volver a reclamar su boca. No tengo control cuando se trata de ti mascull entre besos. Te quiero tanto que estoy a punto de explotar. Pero t no lo sabes, verdad? Sigui diciendo con voz ronca. No entiendes qu es lo que siento. Que morir si no puedo estar dentro de ti. Isabella pens que le comprenda perfectamente. Quiso decrselo, explicarle aquel vaco que senta en su interior, pero lo nico que pudo decir fue s. Sin embargo James la entendi a pesar de todo, gimi , la bes al tiempo que deslizaba los dedos ms abajo, hasta rozar el suave vello dorado entre sus muslos. S, pens, mientras l acariciaba la hmeda y dolorida entrada de su cuerpo en un lento y ardiente tormento. Cuando por fin desliz el ndice en su interior, ella dej de pensar. Estaba ms all de s misma, slo exista aquel mundo etreo en el que regan las sensaciones. James roz entonces el pequeo brote oculto entre los pliegues y ella abri la boca en un mudo gemido al tiempo que se contorsionaba contra su mano. Eres tan estrecha jade l contra sus labios. Comenz a introducir otro dedo ms mientras trazaba crculos con el pulgar alrededor de aquel delicado lugar donde se originaba el exquisito placer de la joven. Era demasiado, el cuerpo de Izzie pareca florecer como una sbita primavera. Todo era tan nuevo, tan intenso, tan rpido... Gimi y le clav los dedos en los hombros intentando transmitirle su necesidad. Est bien murmur l, besndola en la sien con ternura. Slo tienes que confiar en m. Y lo hizo. Por estpido que pudiera parecer, confiaba en l con cada parte de su ser, incluido su corazn. Era probable que l acabara rompindoselo pero, a fin de cuentas, ya

era suyo. Se lo haba entregado haca muchos aos. De repente Isabella se relaj y, con una caricia ms, la hizo volar a las estrellas. Se ahog en la dicha gritando de placer. Contuvo el aliento durante un largo momento y se le par el corazn; el tiempo pareci detenerse. Fue un instante de paz exquisita y xtasis absoluto en el que todo encaj en su lugar a pesar de estar equivocado. Al fin, abri los ojos lentamente. Aturdida y relajada alz la mirada hacia James. Su amor. Su amante. Curv los labios en una sonrisa satisfecha que se desvaneci en cuanto vio la rgida mandbula y la apretada lnea que formaba su boca. l estaba arrodillado a su lado, con las palmas apoyadas en los musculosos muslos. Tena los ojos cerrados y respiraba jadeante. Pareca como si estuviera padeciendo un horrible dolor. Aquello la arranc de la somnolencia que se haba apoderado de su mente y su cuerpo. Volvindose a envolver en la manta, ella se puso tambin de rodillas y estir la mano para ponerla sobre una de las de l. Le vio abrir los ojos de repente y respirar hondo. Retrocedi, alarmada ante su penetrante expresin. James? Qu te ocurre? Te duele algo? l neg con la cabeza. Lo siento gru. Dame... Dame slo un minuto. Oh, Dios mo! gimi ella. No me duele nada mascull l. De verdad? No. Al menos no me duele nada de la manera en que t imaginas. Ella se mordisque el labio inferior y frunci el ceo. No lo entiendo. James inspir profundamente. Pareca dispuesto a decirle algo muy desagradable. A ella se le llenaron los ojos de lgrimas, creyendo que haba hecho algo mal. Sera posible que la que haba sido la experiencia ms hermosa de su vida hubiera resultado tan desagradable para l que ni siquiera quisiera hablar de ello? El desasosiego que senta debi resultar evidente en su rostro porque l estir una de sus grandes manos y le acarici la mejilla.

 Te ha gustado lo que acabas de sentir? le pregunt. Ella asinti con la cabeza. Recuerdas lo que notaste justo antes? Volvi a asentir con la cabeza. Pues por eso parece que me pasa algo. Isabella dej caer los ojos sobre la enorme protuberancia que tensaba la bragueta. Realmente deba de resultar incmodo. Record la frentica sensacin, casi dolorosa, que la atraves antes de explotar. Quera proporcionarle la misma liberacin y que se sintiera igual de bien, hacer por James lo mismo que l haba hecho por ella. Se le ocurri una idea. Un pensamiento tan audaz que se le encendieron las mejillas. Quiz pudiera tocarle de la misma manera que l la haba acariciado. Antes de que se inmiscuyera el sentido comn o un resto de modestia, se abalanz sobre los botones del pantaln. Qu... qu haces? inquiri James, alzando las manos para sujetarla por los hombros y detener de manera eficaz sus movimientos. Ella fij la mirada en su hombro derecho, incapaz de mirarle a los ojos. He pensado... Bien... Quiz podra... Trag saliva y respir hondo. Quiero tocarte igual que me has tocado t dijo a la carrera. Oh, Dios! gimi l. Le solt los hombros y subi las manos basta encerrarle la cara entre ellas. Oh, Dios mo! Era un poco de ansiedad lo que detectaba en su voz? La misma desesperacin que la haba hecho suplicar a ella? La curiosidad ya la haba metido antes en problemas, y eso debera ser suficiente para cerrar los puos y mantener las manos quietas. Pero su autocontrol era nulo, pens con mordacidad cuando vio que sus dedos parecan moverse solos hasta desabrochar todos los botones. James cerr los ojos y aspir profundamente sin hacer ademn alguno para detenerla. Ella se sinti atrevida, poderosa y lasciva, una reina pirata otra vez. Roz con los dedos la dura y clida carne, sorprendida cuando palpit con fuerza, vibrando en respuesta. l gimi un sonido que le encant y sigui acaricindole, aprendiendo, empapndose de la intrigante combinacin de seda y acero. Izzie gru James, dejando caer la cabeza hacia atrs y apoyando las palmas en el suelo.

 Te gusta? le pregunt con atrevimiento. Al menos esperaba resultar atrevida. Las heronas de las novelas de Minerva Press siempre hablaban a los hombres en tono provocativo y ellos caan, sin remedio, de rodillas ante ellas. Al darse cuenta de que, en realidad, ya haba puesto a James de rodillas, luch por contener una risita tonta. Pero l no haba respondido todava a su pregunta, as que apart la mano. Imagino que no te gusta medit en voz alta con tono inocente No. S. Me. Gusta. Oh, Dios! Por favor. Tcame otra vez. Isabella sonri y curv los dedos suavemente en torno a su miembro. Qu ms hago? l no respondi, pero le cubri la mano con la suya y comenz a movrsela de arriba a abajo con un ritmo pausado. James separ las rodillas y la acerc ms tomndola por los muslos. l estaba en su poder por completo, literalmente en sus manos. Y a ella le encant. Le encant poder darle placer. Le encant que se sintiera indefenso ante su seduccin. Simplemente le encant. Las mejillas de James adquirieron un tono rojo y la frente se le perl con gotas de sudor mientras ella continuaba con aquella lenta tortura. Los gemidos que l intentaba ahogar, sin conseguirlo, slo alimentaron su excitacin. La joven se dio cuenta de que no todos los sonidos eran emitidos por l. Las ardientes llamas de la excitacin de James alimentaban el fuego en su interior que, a pesar de haber sido saciado haca slo unos minutos, volva a rugir renaciendo de sus cenizas. l comenz a sacudir las caderas de forma irregular, empujando su ereccin en el hueco que formaban sus dedos. La cabeza de James cay hacia delante cuando le cubri de nuevo la mano con la suya para mostrarle el ritmo que quera que siguiera: ms brusco, ms rpido. Le vio contraer la cara en una mueca de pura necesidad. Tena los nudillos blancos, los dedos clavados en el muslo y todos los msculos en tensin. Ella sinti que aquel primitivo ritmo tena correspondencia con el latido que vibraba en aquel lugar privado que l haba tocado con tanta intimidad. Que sus msculos internos se contraan con la misma cadencia que su mano y el pequeo brote que l haba acariciado unos minutos antes comenzaba a palpitar. Contuvo la respiracin. Estaba a punto de llegar

de nuevo al clmax. Lo notaba all mismo, a su alcance. Quera necesitaba volver a alcanzarlo. No poda soportar gravitar sobre el borde de aquel desesperado anhelo. Sin dejar de acariciar a James, desliz los dedos de la otra mano entre los muslos Con suavidad y cierta timidez comenz a tocarse a s misma, maravillndose de las excitantes sensaciones que recorrieron su cuerpo. Aceler el ritmo para corresponder a la urgencia que la abrasaba y la necesidad se hizo ms intensa. Doradas serpentinas de calor explotaron en su interior y se extendieron por las venas hasta que todo su cuerpo palpit de placer. Cerr los ojos al tiempo que emita un pequeo grito y alcanz el paraso que tanto anhelaba. Ante su grito, james se puso rgido y estir el brazo con celeridad justa para tomar la manta con la que ella se haba envuelto. Se incorpor ligeramente y comenz a sacudir las caderas con rapidez. Isabella contempl con arrobada fascinacin que se cubra la ereccin con la tela antes de estremecerse e impulsarse unas cuantas veces. Luego se dej caer sobre las rodillas jadeando con fuerza. Not que el sexo de James era ahora ms pequeo. Pens que en ese momento, inmvil sobre su muslo, pareca vulnerable, como si intentara ocultarse en el rizado nido de vello dorado. l haba perdido el control y ella sinti una tierna oleada protectora. Le asust ser consciente de lo mucho que lo amaba. James haba montado en clera al conocer los trminos del testamento, pero eso fue antes. Sin duda alguna ahora todo sera diferente. Tena que serlo. Las palabras, las emociones, crecan imparables en su pecho y amenazaban con ahogarla si no las expresaba en voz alta. As que lo hizo.

Captulo 9
Abril, 1792 He escuchado sin querer a mis padres; al parecer han amenazado con expulsar a Henry de Oxford si no abandona ese comportamiento tan impropio que est teniendo. Por desgracia no mencionaron nada especfico, pero mi padre le disculpaba diciendo que todos los jvenes cometen indiscreciones. Por qu no ocurre lo mismo con las chicas? jams he escuchado que nadie se refiriera a las cosas que nosotras hacemos como indiscreciones. Encuentro terriblemente injusto quejo tenga que ser un modelo de discrecin mientras que Henry, por el simple hecho de ser un hombre aunque no lo demuestre, pueda hacer lo que quiera. Desde aqu prometo y no se lo digas a mis padrespermitirme al menos una pequea indiscrecin en honor a todo el gnero femenino! Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena catorce aos a

su ta Katherine, marquesa de Sheldon, hablndole sobre las serias desigualdades existentes entre los dos gneros.
Te amo. Cmo podan dos simples palabras conseguir que se sintiera tan vivo y, a la vez, paralizarle el corazn de temor? Ella le miraba con impaciencia y l como el maldito bastardo que era, no le respondi. James se trag el nudo que tena en la garganta y se pas la mano por el pelo. Santo Dios!, cmo era posible que hubieran llegado tan lejos? Mejor dicho, cmo demonios se le haba ido todo de las manos? Sinti un leve tirn en la ingle y al instante vari el rumbo de sus pensamientos hacia otra direccin ms segura. No quera recordar lo que acababa de hacer, lo que no dejaba de ser deprimente, ya que haba sido la experiencia ms condenadamente ertica de su vida. Pero haba sido con Isabella y eso estaba muy, pero que muy mal. Estaba seguro de que ms tarde lo lamentara, una vez que volviera a tener el control de su cuerpo. En vez de hacer comprender a Isabella por qu no poda casarse con ella, se haba dedicado a comprometerla con todas las de la ley. La deseaba, por supuesto, pero no quera casarse con ella. Y no quera desearla. se era el quid de la cuestin: no quera. No poda quererlo porque no podan casarse. Ya le costaba

demasiado luchar contra los sentimientos que ella despertaba en l sentimientos que haba enterrado en lo ms profundo de su alma haca mucho tiempo, y saba que el matrimonio le hara caer por el borde de ese acantilado en particular. Y esa cada les matara a los dos. As que se oblig a ignorar que a Isabella le temblaba el labio inferior y el amargo reproche que brillaba en sus ojos. Se puso en pie sin decirle nada y se abroch los pantalones. Aguz el odo y constat con alivio que haba dejado de llover. Se encamin a grandes zancadas hacia donde haba colocado la ropa, frente al fuego. La camisa estaba algo hmeda, pero se la puso igualmente. El chaleco y la chaqueta seguan empapados, aunque no le import. Las prendas de Isabella no estaban en mejor estado, sin embargo, no poda llevarla a casa envuelta en una vieja manta, as que supuso que debera drselas. Era lo que hara cualquier caballero que se preciara. No importaba que l hubiera dejado de comportarse como tal haca un buen rato. Le tendi el vestido y la ropa interior, y observ con cierta diversin cmo ella se los arrebataba de la mano intentando sostener la manta contra el pecho sin que se le cayera. Se dio la vuelta para ofrecerle un poco de tarda privacidad mientras l tambin se vesta. Luego se puso las botas mojadas y cubiertas de lodo. Esper delante del fuego mirando los remolinos que formaban las llamas danzarinas con la vista perdida; el crujido de los leos tras la reja era el nico sonido que se escuchaba en la estancia. Bueno, adems de los susurros de la ropa de Isabella que l estaba tratando de ignorar con todas sus fuerzas. Sigues teniendo los mismos planes? La VOZ de Isabella pareci demasiado fuerte despus del largo silencio e hizo que se sobresaltara. Saba lo que estaba preguntndole en realidad: sigues pensando qu prefieres morir a casarte conmigo? James endureci el corazn para no verse afectado por el dolor que estaba a punto de infligirle. Saba que le odiara por esto. Se odi a s mismo por lo que estaba a punto de hacer, pero no tena alternativa. Isabella mereca mucho ms de lo que l podra darle. Mereca ser amada plenamente y l no sera capaz de hacerlo. S dijo con suavidad, dotando a esa slaba de toda la pena que caba en una vida. Ella guard silencio. La mir; tena la barbilla alzada y la expresin compuesta, pero se estremeca de pies a cabeza. Lo siento, Izzie. No puedo casarme contigo. Ojal... Se interrumpi. Eran deseos intiles. Me ir tan pronto como lo arregle todo. Se contuvo y no le dijo que conocera a

otro hombre, que se olvidara de l. Estaba seguro de que ocurrira, pero no poda siquiera pensarlo porque le entraran ganas de matar a quien fuera. La deseaba tanto y era tan egosta, que no quera que la poseyera ningn otro. Ella asinti con la cabeza de manera lenta y medida, un gesto que a James le hizo recordar a un autmata que vio una vez en una exhibicin. Los movimientos del mueco fueron igual de precisos. Su cara, con la misma carencia de sentimientos, mostr unos ojos que, al igual que los de ella, miraban sin ver. Maldicin! Mil veces maldicin! Haba acudido al Capricho esperando arreglar las cosas con Isabella y, en lugar de eso, haba hecho de todo menos tomar su inocencia. Y por si eso no fuera ya suficientemente malo, tambin haba destrozado su espritu. Quiz debiera limitarse a admitir lo que haba ocurrido y dejar que Henry le disparara. En ese momento le pareca que eso le dolera menos que tener que observar cmo Izzie se mova de un lado a otro como una mueca rota. La vio inclinarse, recoger la manta del suelo y comenzar a doblarla. Alis las arrugas con movimientos metdicos y aline las esquinas. Luego se detuvo bruscamente y clav los ojos en un lugar de la tela. Entonces alz los ojos hacia l mientras respiraba profundamente. Tras un momento de confusin, James record con dolorosa claridad que en el instante en el que estaba a punto de culminar, haba tomado la manta y haba eyaculado sobre ella. Maldita fuera! Se acerc a ella con grandes zancadas y le arranc la tela de las manos. La arrug deliberadamente para ocultar la prueba de su insensatez y la escondi en el fondo del bal donde la haba encontrado. Regresara ms tarde para recuperarla. Ya buscara un nuevo hogar para la desafortunada manta, probablemente en el fondo del lago de Sheffield Park con ayuda de algunas piedras. Isabella no dijo nada mientras le observaba arreglar la estancia y apagar el fuego. Se limit a esperar a que terminara antes de dirigirse hacia la puerta. l la sigui al exterior no sin antes lanzar una ltima ojeada a su alrededor en busca de seales de alguno de los muchos pecados que haba cometido desde que entr. Todo pareca estar en orden, as que cerr la puerta. Dese que fuera igual de fcil deshacerse del recuerdo de lo que haba hecho, olvidar aquellas imgenes de dicha y desesperacin que amenazaban con abrumarle. Se concentr en la accin de caminar, mantener un pie delante del otro, un paso tras el anterior. El trayecto ms corto entre el Capricho y Weston Manor, era a travs del bosquecillo, lo que significaba que no exista ningn tipo de sendero y que haba que caminar mirando la hierba y la hojarasca mojada, con toda la atencin puesta en no poner el pie sobre las setas para no resbalar.

No se permiti alzar la mirada, ni en la teora ni en la prctica, ya que Isabella caminaba lentamente justo delante de l. Quiz hubiera sido mejor hacerlo, pens despus, ya que entonces hubiera visto la enorme raz que asomaba del suelo unos metros ms all. Todo un obstculo en el camino de Isabella. Uno que la hizo aterrizar en plancha. l levant la vista al escuchar el grito sofocado. La vio volar por los aires y caer con dureza. Corri a su lado y casi tropez con la misma raz, aunque logr esquivarla en el ltimo momento. Se inclin sobre ella y slo volvi a respirar cuando Isabella parpade y emiti un leve gemido. Dnde te duele? pregunt, tomndola en sus brazos para palpar su cuerpo en busca de algn hueso roto. Isabella se encogi de hombros al tiempo que se le llenaban los ojos de lgrimas. James supuso que eso significaba que le dola todo el cuerpo. Tena la cara plida, demasiado plida, y una mancha en el pmulo derecho. Not que la joven se estremeca cuando le toc la mueca izquierda y que gema por lo bajo cuando apret un punto sensible en el tobillo derecho por encima de la bota de piel, mojada y manchada de barro. Se incorpor con ella en brazos y la apret con fuerza contra su pecho mientras caminaba lo ms rpido que poda sin caerse l tambin. Aunque Isabella no era demasiado pesada, cuando los muros de piedra tostada de Weston Manor aparecieron ante su vista, estaba a punto de sufrir un colapso. Ella estaba herida, temblaba y su ropa filtraba la humedad, irritando partes de su cuerpo en las que no quera pensar. Su sucia conciencia haba padecido todo lo que poda asimilar en veinticuatro horas. La estrech con ms firmeza contra su pecho al comenzar a subir los escalones de piedra que conducan al jardn. Poco despus, recorra un segundo tramo de escaleras que, en esta ocasin, llevaban a la terraza. Sostenindola con un solo brazo, golpe con el otro en el vidrio de una de las puertas que comunicaban el vestbulo principal con la terraza. Desde dentro, una criada agrand los ojos alarmada antes de acercarse para permitirles el paso. La seorita Isabella se encuentra bien tranquiliz a la asustada muchacha, pero se ha cado. Es preciso avisar al mdico. James, eres t? se escuch la voz de lady Weston en la sala cercana. S grit, pero no le dio tiempo a advertirle antes de que apareciera y la elegante mujer palideci al verle. Ha tenido un accidente.

 Qu ha ocurrido? dijo casi sin aliento. Izzie ha tropezado cuando volvamos. Creo que se ha roto la mueca y torcido el tobillo al caer. Es posible que se golpeara la cabeza, pero creo que se ha desmayado por la combinacin de dolor y fro. Ya he ordenado que avisen al mdico. Lady Weston se adelant para poner una mano temblorosa sobre la hmeda cabeza de su hija. Entonces se tranquiliz y se transform una vez ms en la enrgica dama con una casa a su cargo. Lo primero es lo primero. Tenis que quitaros esas ropas mojadas. James trag saliva. Aquellas palabras evocaron la imagen que haba sido su perdicin: Isabella desnuda. Suspir. No quera pensar en lo que haba ocurrido. Quieres que avise a un lacayo para que la lleve arriba? Pregunt lady Weston. Debes de estar exhausto. La subir yo mismo. Si no iba a volver a sostenerla entre sus brazos otra vez, no pensaba permitir que un lacayo le privara de aquellos ltimos momentos. S, es lo ms conveniente. Su habitacin est en el tercer piso, en el extremo opuesto a la de Henry. Me dirigir hacia all dentro de un momento. La doncella ha debido encender ya el fuego en el dormitorio. Ir a decirle a Oliver que ya habis llegado; estaba a punto de salir a buscaros. Intent obligarla a regresar conmigo cuando la encontr, pero... Lady Weston apret levemente los labios. Ya hemos imaginado que Izzie no se sentira muy receptiva contigo despus de... Hizo un vago gesto con las manos. Despus de lo ocurrido. l se movi con nerviosismo. Yo... Ella neg con la cabeza. No tienes que darme explicaciones le asegur con una sonrisa llorosa. Aunque siempre he esperado que llegaras a ser mi hijo poltico, quiero que sepas que, pase lo que pase, sers

el hijo de mi corazn. Se sec los ojos suavemente. Ve arriba. Ir en cuanto hable con Oliver. James not que le escocan los ojos. Estaba preparado para soportar clera y recriminaciones, pero slo estaba encontrando miradas de comprensin y un cario incondicional que senta que no mereca. De hecho, toparse con aquella actitud incrementaba la sensacin de culpa y el arrepentimiento, algo que, a su parecer, era evidente. Suspir otra vez antes de encaminarse a las escaleras. Al da siguiente hara el equipaje, se dirigira a Londres y dejara atrs todo aquello. Saba que al cabo de una semana y dado el estado de guerra existente, con los franceses anexionndose los Pases Bajos y a punto de intentar hacer lo mismo con Espaa, tendra suerte si volva a pisar suelo ingls alguna vez. Conclusin: en cuanto llegara a Sheffield Park y estuviera seco y cmodo, se cogera una buena borrachera. Abri la puerta de la habitacin de Isabella y se acerc a la cama, donde la dej con suavidad. Le pas el pulgar por la mejilla antes de inclinarse y depositar un suave beso en sus labios. Ella agit las pestaas como si fuera la princesa protagonista de un cuento de hadas, sonri entre sueos y luego mir a su alrededor confundida. James? Te has desmayado le explic, pero ests bien. Te pondrs bien. Se alej de la cama. Necesitaba salir de all, no poda enfrentarse ahora a lord Weston, todava no. Maldicin! Con la imagen del exuberante cuerpo de Isabella grabado a fuego en su mente no estaba seguro de poder enfrentarse a l en algn momento. Gracias a Dios, Henry todava se hallaba en Escocia. Han avisado al mdico y tu madre llegar de un momento a otro... James? repiti ella, ahora completamente despierta, con aquellos grandes ojos azul verdosos brillantes y suplicantes rogndole que le asegurara que todo lo ocurrido era una pesadilla. Bien saba Dios que le gustara poder hacerlo. Trag el nudo que tena en la garganta, se inclin y le dio un ltimo beso en la sien, demorndose un momento para aprenderse de memoria el tacto de su piel contra los labios, su dulce olor a madreselva. Adis, Izzie dijo. Ella cerr los ojos y l supo que haba notado el carcter definitivo en su voz. Se dio la vuelta y sali de la estancia rumbo a la escalera de servicio. Gracias sin duda a la

intervencin divina, escap y logr llegar a Sheffield Park sin ms incidentes. Era lo nico que le haba salido bien aquel horrible da. El sonido de voces penetr lentamente en la conciencia de Izzie haciendo que entreabriera los ojos. Mientras traspasaba la breve frontera entre el sueo y la vigilia, se hicieron patentes tres cosas. La primera, que le dola mucho todo el cuerpo; aunque jams haba recibido una paliza, estaba segura de que era eso lo que se senta despus de recibir una. Lo siguiente, que tena mojada la mano derecha. Y por ltimo, que al menos dos de sus hermanas estaban en la habitacin. Abri los ojos por completo, los cerr y los volvi a abrir. Parpade con rapidez para disipar las imgenes fantasmales que aparecieron suspendidas sobre su rostro. Est despierta? pregunt alguien. Tiene los ojos abiertos, verdad? replic otra voz. Bien, s, pero no parece despierta. Has visto a alguien dormido con los ojos abiertos? Cmo sabra entonces que est dormido? Izzie gimi al darse cuenta de que las imgenes fantasmales eran en realidad las caras idnticas de sus hermanas gemelas, Cordelia e Imogen. Mientras se recreaba en la sensacin de alivio por no estar viendo doble, las voces de Lia y Genni consiguieron que le palpitara la cabeza. Gir un poco la cabeza y vio la razn de que tuviera la mano mojada. Portia estaba sentada en la cama, a su lado, y se haba metido dos dedos en la boca, dejando los otros tres sobre su diminuta cara. Observ con una especie de asqueada resignacin cmo se los sacaba de la boca y comenzaba a acariciarle cariosamente la mano. Aunque seguramente eso significaba que era una mala persona, no se sinti consolada por el gesto. A pesar de lo dulce que pudiera parecer, el resultado segua siendo que tena los dedos pringados con las babas de su hermanita. Gimi audiblemente. Mami, est des des des despierta! grit Lia en el pasillo al que daba el dormitorio, hacindola gemir de nuevo. Su madre tena tendencia a ser un poco, bueno un poco no, demasiado entusiasta cuando acuda a la habitacin de algn enfermo. Cielo! Lady Weston entr en la estancia y le dio un beso en la frente. Olivia apareci detrs de ella. Cmo te encuentras? Gimi de nuevo. Pareca que era lo nico que poda hacer. Su madre frunci el ceo. Tan mal te encuentras? El mdico nos asegur que estabas un poco magullada por la cada y que te dolera el tobillo durante unos das, pero pareca inclinado a pensar que una vez que estuvieras cmoda y seca te sentiras mucho mejor.

 Y James? susurr. I.ady Weston ech un vistazo alrededor, haciendo que Isabella lucra consciente del nmero de caras que la miraban con curiosidad. Lia, Genni, estoy segura de que la seora Daniels se pregunta dnde estis. Olivia, por qu no llevas a Portia a la habitacin de los nios? Se escuch un coro de protestas, pero bajo la penetrante mirada de su madre todas las hermanas de la joven salieron lentamente del dormitorio. Lady Weston cerr la puerta y regres junto a ella, sentndose en la cama. Vamos a tener que hablar en voz baja musit, ya sabes que estn todas en el pasillo con las orejas pegadas a la puerta. Isabella asinti con la cabeza antes de sonrer un poco. Saba que eso hara que su madre se sintiera mejor. Dnde est James? repiti. Su voz son ronca, como si no hubiera hablado en mucho tiempo. Como siempre, su madre supo justo lo que necesitaba, puesto que se levant y le sirvi un poco de agua en el vaso que haba en la mesilla. Luego la ayud a incorporarse en la cama. Mi pobre niita murmur compasivamente cada vez que ella se quejaba. Izzie entrecerr los ojos. Su madre se refera a los dolores de su cuerpo o de su corazn? Imagin que a todos. Era demasiado esperar que su padre hubiera mantenido en secreto los humillantes acontecimientos del da. Y dnde estaba James? Debi de preguntarlo en voz alta porque su madre respondi. Se march sin despedirse mientras yo le deca a tu padre que estabas de vuelta. Estoy segura de que slo fue a casa a ponerse ropa seca. Lady Weston sonri tratando de infundir a las palabras un alegre pragmatismo, pero su voz son forzada. As que se ha marchado resumi ella sucintamente. Oh, cielo, pronto volver.

No, mam, no lo har. No... No me ama. Va a incorporarse a filas. Dijo que se ira tan pronto como pudiera. Y lo har. Intent tragar el nudo de lgrimas que tena en la garganta, pero no lo consigui. Dijo que prefera morir a casarse conmigo. Decir las palabras en voz alta, admitir la verdad, hizo que la envolviera una oleada de dolor lo suficientemente intensa como para romper su contencin. Dej caer la cabeza contra su madre y comenz a sollozar de manera entrecortada, apoyando la mejilla en ese lugar perfecto bajo el hombro materno; ese sitio que pareca diseado para consolar todos los dolores y sufrimientos. Cuando era una nia, el contacto de su progenitora era mgico para apaciguar magulladuras y penas. Siempre haba pensado que sus besos lo curaban todo. Finalmente dej de llorar, se recost sobre la cama y cerr los ojos, cansada hasta los huesos. El dolor que senta en el cuerpo palideca en comparacin con el que oprima su corazn. Su madre la cubri con las sbanas, la bes suavemente en la frente y sali de la habitacin a hurtadillas. Cuando se qued all sola, en silencio, fue consciente de que algunas heridas eran demasiado profundas como para ser curadas por la magia de una madre. Simplemente, haba cosas no tenan solucin. Entonces, las lgrimas que crey que haban acabado comenzaron a derramarse de nuevo.

Captulo 10
1973 No entiendo que se arme tanto revuelo con respecto a los besos! Ayer, cuando estaba esperando que me ensillaran la yegua, uno de los mozos me rob uno. Quiz debera habrselo dicho a ta Kate, pero lo cierto es que estaba deseando saber qu se senta. Debo decir que me result muy decepcionante. Me parece un asunto un poco desagradable y confuso. No se parece nada a lo que la seora Deerehart describi en su novela La cada del duque diablico. Te lo juro! No s si acusarla de mentir de manera desvergonzada o alabarla por poseer una imaginacin tan desbordante.

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena quince aos a su hermana, la seorita Olivia Weston, poniendo en entredicho la informacin facilitada por cierta autora de folletines, para profunda decepcin de la remitente.

Espero que no ests tan mal como pareces coment Olivia mientras acercaba una silla a la cama, cuando su hermana despert a la maana siguiente. Isabella gir la cabeza para lanzarle una mirada abrasadora con los ojos entrecerrados a causa de la brillante luz diurna que entraba por las ventanas. Ventanas que estaran cubiertas por las cortinas si no fuera por Olivia. No puedes hacer eso seal el bordado que su hermana tena en el regazo en cualquier otro sitio? Podra asinti Olivia, pero si estuviera en otra habitacin no podra hablar contigo. Dado que no pienso responderte, no resultar un problema le asegur ella apretando los dientes con fuerza. Creo que deberas reconsiderarlo , dijo con intencin dijo Livvy al tiempo que se inclinaba sobre el costurero. Cuando se enderez, mostraba una triunfal sonrisa . Tengo noticias confes, haciendo gestos con las manos bajo el bordado. Deberas comenzar a replantearte tu vida si encuentras tan excitante un bordado seal Isabella.

Olivia emiti un resoplido que fue pura exasperacin. Si no fuera tan buena persona, mi querida hermana... Ella resopl a su vez. Olivia la ignor. ... me levantara y me ira. Excelente idea convino. Y no escucharas las noticias que tan pacientemente has esperado or. Puso los ojos en blanco. Noticias sobre tu bordado? Noticias sobre James. Olivia sonri con aire satisfecho cuando vio que su hermana se sentaba de golpe en la cama. James! Oh, por qu no lo has dicho antes? Alz una mano en alto. Un momento, lo s. No he preguntado, verdad? Bien, vamos, sultalo. Olivia comenz a hablar, pero antes de decir nada hizo una pensativa pausa. Ella reprimi el deseo de saltar de la cama y arrancarle las palabras de la boca. Liwy! gru. Estoy pensando cul es la mejor manera de decirte todo lo que s sin ponerte nerviosa. Mam ha dicho que no debo contrariarte. Que no debes contrariarme... El corazn comenz a bombear con fuerza en el interior de su pecho y not que el estmago le daba un vuelco . Se ha marchado susurr. Toda la energa, la vitalidad que flua por su cuerpo, pareci evaporarse y se dej caer de nuevo contra las almohadas. Marchado? repiti Olivia desconcertada. De repente comenz a rerse . Por Dios Izzie! No est tan enfermo. Espera, quin te ha dicho que...? James est enfermo? No todo el mundo posee una salud tan fuerte como la tuya. Liwy alz la nariz en el aire delicadamente.

Est enfermo repiti para s misma. Es la mejor noticia le poda esperar! Olivia la mir con curiosidad. Eso no es lo que se suele decir cuando uno se entera de que alguien est enfermo. Es que si est enfermo explic Isabella, no podr marcharse. Est lo suficientemente mal como para guardar cama, verdad? Su hermana asinti con la cabeza. Eso me ha dicho mam, a quien se lo dijo la seora Kent, que lo supo por su sobrino, lacayo en Sheffield Park, que escuch decir a la de las doncellas de James que ste se halla en estado febril. Isabella se sinti tentada a comentar que eso un estado febril pareca ser el estado natural de James, pero se contuvo a tiempo. Al parecer continu Olivia, no hace ms que delirar sobre que debe lavar una manta. Al escuchar mencionar la manta, Isabella emiti un jadeo ahondo. Por fortuna, su hermana no se dio cuenta y sigui hablando con naturalidad. Sera gracioso si no fuera tan grave. Sabes algo con respecto de esa manta? Demonios. Olivia siempre haba sido demasiado perspicaz. Que sirve para dar calor? pregunt adoptando un aire inocente a pesar del rubor que le cubra la mejillas. Ohhhh, te has sonrojado! exclam Olivia. Dej el bordado a un lado y se sent a su lado en la cama. Isabella Anne Weston, cuntame ahora mismo lo que ha ocurrido o si no... O si no, qu? Olivia resopl. Te aseguro que sea cual sea la amenaza, no te gustar afirm. Como amenaza no resultaba demasiado eficaz, pero aunque a su hermana le faltaba imaginacin lo cierto es que le sobraba tenacidad. Dejaba en paales al proverbial perro con su hueso en lo que se refera a sonsacar informacin a quien fuera. Menos de media hora despus haba conseguido que le contara toda la historia. Bueno, toda no, ya que no haba hecho mencin de ciertas actividades que requeran de... er... una manta, sino tan slo de determinados comportamientos que haban ledo en alguna que otra novela. Todava no puedo creer que te haya besado coment Olivia cuando termin de hablar. Liwy!

Lo siento, no quera que sonara as. En todo caso seal Isabella, te aseguro que me bes. Fue agradable? Hum... er... bueno... Agradable? Haba sido increble, le haba hecho sentir un placer indescriptible. Slo recordarlo haca que sus pezones se endurecieran y que fueran perfectamente perceptibles a travs de la tela del camisn. Se estremeci y se cubri con las mantas hasta la barbilla. Se te aflojaron las rodillas? Suspir Olivia, con los ojos azules muy brillantes por la excitacin. Te dio un vuelco el corazn y te derretiste por dentro, como dicen las novelas? Izzie sonri de oreja a oreja al tiempo que asenta con la cabeza. Fue incluso mejor. Olivia aplaudi con deleite hasta que, de repente, se puso muy seria. Qu vas a hacer? A qu te refieres? Bueno, no puedes permitir que se vaya! Qu eleccin tengo? Pregunt con resignacin. Se niega a casarse conmigo o con cualquier otra mujer y es demasiado orgulloso para aceptar nada que provenga de m, as que debe encontrar una fuente de ingresos. Para los caballeros de su estatus slo hay dos opciones respetables: unirse al clero o al... Ejrcito. La Iglesia me parece una opcin improbable reflexion Olivia, pero la otra... Podra morir concluy Isabella. Pensar en ello provoc que unos dedos helados le oprimieran y agarrotaran el corazn, congelndola por dentro. Se estremeci. Oh, Dios, Liwy! No podra soportarlo. Izzie! Olivia la sostuvo por los hombros. No va a morir. Es posible que s se forz a decir. No repiti Olivia. No morir.

Pero por qu ests tan segura? Porque vamos a evitar que se incorpore a filas. Isabella la mir con escepticismo. Olivia suspir. Tenemos que conseguir que se case contigo. As, tanto su herencia como su vida estarn a salvo. Por ahora debemos centrarnos en idear un buen plan. Se dio unos toquecitos con los dedos en la barbilla. Recuerdas a Emilia y a Jordn? La pareja protagonista de La misteriosa hechicera del castillo de Clermont Esa novela en la que ella... en la que l...? Liwy, esto es la vida real. No es una novela de Minerva Press. Tienes razn. Olivia la mir de reojo y le gui un ojo. Es todava mejor. Dos das despus, mientras se balanceaba en la rama del rbol que haba junto a su ventana, Isabella pensaba que aquello era lo ms idiota que hubiera hecho nunca y no estaba pensando precisamente en estar subida en aquel rbol, eso lo haba llevado a cabo centenares de veces sin resultar herida y ni sus padres ni sus nieras se enteraron jams . No le preocupaba haber tomado ese camino para abandonar la casa desde el segundo piso, ni tampoco lo haca tener que subir por el mismo sitio, ya que resultara incluso ms fcil. No, los rboles no eran la razn por la que se estaba cuestionando su cordura. Eso tena que ver con cierto hombre llamado James Sheffield y el alocado plan que haba tramado con ayuda de cierta hermana. Sin embargo, no poda seguir postergando ms el momento de ponerlo en prctica. La cadena de informantes de Olivia le haba comunicado que James, ignorando la recomendacin del mdico de que guardara cama por lo menos una semana, se haba levantado. Tpicamente masculino! No la pillaba por sorpresa, saba de sobra que James hara planes para marcharse en cuanto pudiera aunque no estuviera recuperado por completo. Y all estaba ella, dispuesta a seducirle. Despus de lograr bajar del rbol y llegar a los establos sin que nadie la descubriera, puso las bridas a Boisom, su pequea yegua alazana, mientras se preguntada qu la habra posedo para pensar que sera capaz de llevar a cabo una seduccin. Y aunque pudiera llevarla a cabo y eso era ser muy optimista por qu estaba plantendose hacer algo as?

Porque amas a James se dijo a s misma. O quieres que se vaya a la guerra y muera por tu culpa? Estaba haciendo eso por l. Para salvarle. Oh, de acuerdo!, no estaba siendo consigo misma todo lo sincera que debera. Era cierto que quera salvar a James Sheffield, pero tambin quera hacer el amor con l. Sencillamente, le amaba. La yegua se tropez obligndola a salir de su ensimismamiento. Parpade al darse cuenta de que ya se encontraba en tierras de Sheffield. Sacudi la cabeza; era necesario que mantuviera la mente alerta. Slo tena esa noche y no poda fracasar. No tener xito significara que James podra perecer en algn lugar desolado en un sangriento campo de batalla. Fracasar significara abandonar todos sus sueos de futuro, as que no poda fallar. No se permitira pensar en lo que podra suceder. No exista tal opcin. Localiz un grupo de rboles donde atar las riendas de manera que Blossom quedara fuera de la vista, y ofreci al animal unos azucarillos que sac del bolsillo. Palme el aterciopelado hocico de la yegua y continu camino rumbo a la casa, ignorando la leve punzada de dolor en el tobillo. Exhal un suspiro de alivio al ver que la ventana de la biblioteca estaba entreabierta; realmente no tena ni idea de cmo se allanaba una morada. Y tampoco era que hubiera dedicado gran cantidad de tiempo a estructurar ningn plan al respecto. Por supuesto, y siendo totalmente sincera, haba sido Olivia quien lo ide todo. A ella nunca se le haban dado bien las intrigas. Siempre haba sido atrevida, descarada, impulsiva... La que segua a los chicos en todas las aventuras. Pero aquello no era una aventura ms, pens sonriendo al tiempo que se levantaba las faldas por encima de las rodillas para subirse con dificultad al alfizar de la ventana. No, aquello era escandaloso incluso para ella. Recorri la estancia de puntillas, agradeciendo para sus adentros las gruesas alfombras Aubusson que cubran el suelo. Contuvo el aliento mientras abra lentamente la puerta y bendijo en silencio a la seora Benson, ama de llaves de Sheffield Park desde el principio de los tiempos, por mantener las bisagras bien engrasadas. Sus ojos se adaptaron con rapidez a la oscuridad y espi con atencin el vestbulo, mirando a izquierda y derecha. Una vez convencida de que no haba nadie a la vista, sali y se dirigi a la escalera principal. Aunque le quedaba ms a mano la escalera de servicio, no se atrevi a utilizarla. La habitacin de la seora Benton era la primera en la planta de los dormitorios de los sirvientes y, a pesar de su avanzada edad, el odo de la buena mujer era tan agudo como siempre. Parafraseando una de las expresiones favoritas de su madre, no poda ser

descubierta en medio de la noche en Sheffield Park, podran imaginar cualquier cosa! Conteniendo una risita nerviosa, pens que, en esa ocasin en concreto, casi todo lo que pudieran pensar sera cierto. Lanz una mirada a la amplia escalera de mrmol, suspir y se quit los zapatos y las medias. Se mordi los labios cuando sus pies desnudos entraron en contacto con la glida piedra, pero el mrmol estaba bien encerado y era demasiado resbaladizo para dejarse las medias puestas. Mientras se apresuraba a subir las escaleras se prometi a s misma que James pagara algn da por todos los apuros que le estaba haciendo pasar. Lleg arriba sin incidentes y se intern en el ala Este, donde se hallaban los aposentos de James. Cuando por fin se encontr ante la puerta de su dormitorio, la realidad de la situacin la golpe con fuerza y el corazn empez a latirle salvajemente en el pecho. Multitud de imgenes comenzaron a pasar ante sus ojos como un relmpago, cada una ms horrible que la anterior. Ya saba que James se enfurecera cuando la viera pero qu ocurrira si se enfadaba tanto que no lograba seducirle? No es que ella fuera una seductora nata, y eso que la semana anterior haba ampliado considerablemente sus conocimientos sobre el tema. Tena muy claro que l deba tomar su virginidad. Si lo haca, se casara con ella. Olivia y ella haban estado de acuerdo con respecto a eso. Era una regla no escrita que formaba parte del cdigo de honor bajo el que rega su vida cualquier caballero ingls. Pero tena que obligarle a arruinarla. Y si...? Y si...? Y si la puerta estaba cerrada? N\i siquiera haba considerado esa opcin. Si la puerta estaba cerrada no podra hacer nada. Estaba segura de que no podra echar abajo esa gruesa hoja de roble, y mucho menos silenciosamente. Sigui razonando que incluso aunque la ventana de James estuviera abierta, no podra llegar hasta ella a menos que le brotasen alas de repente, algo que daba la impresin de ser muy improbable. No, todo dependa de que aquella puerta no estuviera cerrada con llave. Respir hondo y clav los ojos en el picaporte de latn. Bien, slo haba una manera de descubrirlo y no tena mucho tiempo. Se sec la sudorosa palma de la mano contra la falda antes de asir el fro metal. Ahora o nunca. Como si aquello fuera algo que el destino hubiera decidido haca ya mucho tiempo, movi la manilla sin esfuerzo alguno y la puerta se abri hacia dentro. Atraves el umbral para entrar lentamente en la estancia, iluminada nicamente por las oscilantes llamas del fuego moribundo. All, sobre la cama, vislumbr una imagen que hizo que su corazn que llevaba todo el da martilleando agitado en su pecho se detuviera. Suspir sin poder evitarlo y se le cayeron de las manos los zapatos y las medias.

James estaba tumbado boca abajo con la sbana retorcida y enredada a los pies. El resplandor mbar del fuego acariciaba cada glorioso que jams en su vida haba visto vivo, caliente y era muy tangible. Quiso tirarse encima de l, sentir su cuerpo presionado contra el suyo y comprobar si era tan delicioso como pareca en realidad. James delicioso? No estaba segura de dnde haba surgido aquel pensamiento, pero s s!, quera besarle por todas partes. No slo en su maravillosa boca, tambin quera morder aquel lugar donde la columna del cuello se una con la musculosa curva del hombro. Quera morderle? Se form en su interior una risita tonta. Santo Dios! Estaba sorprendindose incluso a s misma. centmetro de piel desnuda. Pens nada tan hermoso; pareca una estatua griega, pero en

contraste con la piedra fra e intocable, el hombre que tena al alcance de la mano estaba

Se acerc a la cama y se vio envuelta por el olor dulzn a brandy que flotaba en el aire. Lanz una mirada a la mesilla de noche y not con desagrado que haba una licorera casi vaca. Al parecer, James se haba automedicado a conciencia. Hum..., lo cierto es que puesta a pensar en ello, quiz el brandy no fuera tan mala idea. En las novelas los hombres siempre buscaban coraje en el licor antes de sumergirse en actividades arriesgadas para su vida. No era que ella fuera a arriesgar otra cosa que su reputacin, pero lo cierto es que el honor de una mujer vala tanto como la vida de un caballero. Siguiendo esa lgica, continu con su propsito y tom la jarra de cristal. No vio ningn vaso a su alrededor, as que se encogi de hombros, alz la licorera y tom un buen trago. Era, sin lugar a dudas, lo ms asqueroso que hubiera probado nunca. Escupi casi la mitad, manchndose el frente del vestido antes de respirar hondo y tragar el resto con dificultad. Dej la jarra sobre la mesilla con ojos llorosos y se hundi de rodillas en el suelo agarrndose con fuerza el estmago. Mir a James de soslayo, descubriendo que segua profundamente dormido. Por todos los cielos! Cmo lograban los hombres consumir tales cantidades de ese diablico brebaje? Aunque tena que admitir que el ardiente rastro que el licor haba dejado en su interior no pareca tan malo. Quiz debera probar a dar un sorbo ms pequeo. Estir la mano, tom la licorera y se la llev a la boca para realizar un segundo intento. No, constat, no era tan malo. Repos la jarra en el regazo con los ojos todava llorosos, pensando que aquello era un pequeo precio a pagar por el agradable calor que haca hormiguear todo su cuerpo. Cunto brandy sera

necesario beber para aplacar los nervios? Tom otro sorbo ms pequeo y trag conteniendo el aliento, sin apenas saborearlo. Mucho mejor. Un nmero indeterminado de sorbos ms tarde, Isabella dej la jarra vaca a un lado. Ella no sabra decir ni aunque estuviera su vida en juego adonde haba ido a parar el lquido. Por otro lado, en aquella habitacin haca un calor insoportable. Se puso en pie, tratando de permanecer inmvil cuando la estancia comenz a dar vueltas a su alrededor, y se cubri las mejillas con las manos. S, realmente haca muchsimo calor. De repente se le ocurri que lo mejor sera quitarse el vestido; quiz entonces no tendra tanto calor y, sin duda, sera una manera excelente de comenzar la seduccin, pens llena de regocijo. Olivia le haba aconsejado que se pusiera un vestido sencillo, fcil de quitar. Haba resultado muy humillante escuchar aquello de labios de su hermana menor, pero dado que sus dedos no parecan funcionar como debieran, haba resultado ser una decisin sumamente sensata. Despus de pasarse casi cinco minutos palpando con nerviosismo los tres botones que cerraban el frente de la prenda, pudo por fin desabrocharlos. Al ser un vestido tan sencillo no haba sido necesario ponerse cors, as que luego slo tuvo que quitarse la camisola. La lanz encima del vestido, al suelo, quedndose desnuda y, para su sorpresa, feliz de estar de aquel modo. Se afloj la trenza al tiempo que se acercaba a la cama. Se subi a ella y se cubri con la sbana que James tena enredada en los pies, recrendose en la sensacin que provocaba la tela fra contra su piel desnuda. Decidi que la seduccin era algo maravillosamente decadente. Y lo mejor estaba an por llegar...

Captulo 11
Mayo, 1794 La ltima noche en el teatro, el espectculo ms interesante lo dio lord Vley. El pobre hombre estaba tan borracho que sali al exterior de su palco y se balance colgado de las cortinas, bramando y golpendose el pecho como un mandril, lamentablemente, su peso fue demasiado y cay sobre el pblico que haba en el patio de butacas. Fue una suerte que nadie resultara herido, pero, aun as, me he dado cuenta de que la gente suele actuar de forma ridcula cuando est ebria. Por gente me refiero, por supuesto, a los hombres, dado que las mujeres son demasiado sensatas como para beber en exceso o lo suficientemente sabias como para hacerlo en privado. Espero que cuando salgas de juerga por ah bebas con moderacin y evites tales comportamientos simiescos. Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena diecisis aos a

su hermano, Henry Weston, explicndole lo importante que es tener moderacin con el consumo de bebidas alcohlicas.

James Sheffield estaba completamente borracho. Para ser ms exactos, estaba mucho ms que borracho. Por cortesa de la licorera que haba tenido la previsin de esconder en el armario, estaba como una cuba. S, sin duda estaba ebrio, aunque no tanto como para no escuchar la voz de Isabella llamndole suavemente. Ni aun estando tan borracho era posible que ignorara aquel ronco susurro capaz de arrancarle al instante de su doloroso embotamiento. Por otro lado, estaba lo suficientemente bebido como para no cuestionarse que ella estuviera en su dormitorio. Adems, desde la velada de su baile de presentacin, Isabella le visitaba en sueos todas las noches y protagonizaba junto a l todas las fantasas erticas que su degenerada mente poda evocar. Se incorpor y se apoy en el codo, un sencillo movimiento que fue suficiente para que la cabeza le diera vueltas. Cuando se le despej la vista, contempl una impresionante imagen: Isabella estaba a su lado, en la cama. Un excelente comienzo para lo que prometa ser uno de sus mejores sueos. Estir el brazo libre y enred en su dedo uno de los sedosos rizos que reposaban sobre el desnudo hombro femenino.

Te estaba esperando musit. De veras? pregunt ella, arqueando las plidas cejas de tal manera que pareci adorablemente aturdida. Algunas veces es como si llevara esperndote toda mi vida. Ella suspir al tiempo que le miraba con los ojos llorosos. Ya sabes que te he amado siempre susurr. James asinti con la cabeza, capaz de aceptar en sueos algunas problemticas verdades que no sera capaz de examinar a la luz del da. La contempl con veneracin, deseando poder grabarla en la memoria tal y como estaba en ese momento: tierna, cariosa y suya. Puede que fuera una fantasa, pero ese exquisito producto de su frustrada imaginacin era todo lo que podra disfrutar en una larga vida de noches solitarias. Un hombre ms sabio que l la rechazara. Por qu torturarse con esas provocativas imgenes que jams se haran realidad? Claro que, en lo que respectaba a Isabella Weston, l no era particularmente inteligente. Ni siquiera en sueos. No... No poda renunciar por completo a ella. Ni ahora, ni nunca. Quiero amarte le dijo a la visin, deslizndole los dedos por el hombro hasta tirar de la sbana que haba apresado bajo los brazos. Ella se mordisque el labio inferior y, por un momento, pareci que iba a negarse. Por fortuna, aqul era su sueo y los brazos de Isabella se relajaron, permitindole deslizar la tela. Le roz la suave curva del pecho con el dorso de los dedos cuando baj la mano. Ella se estremeci bajo su contacto y notarlo hizo que una primitiva y salvaje emocin le atravesara las venas. Pero necesitaba ms. Ven aqu la urgi. Aunque pareci al principio un poco recelosa, aquella Isabella cumpli sus deseos una vez ms y rod por la cama para acercarse haciendo que el olor a madreselva que emanaba de su pelo le inundara las fosas nasales. En cuanto la tuvo a su alcance le rode la cintura con un brazo, tirando de ella para tumbarla en la cama. Not con deleite que el movimiento haba hecho que la sbana se le deslizara ms abajo del ombligo. Era una pena no haber conseguido deshacerse de la tela por completo, pero quiz fuera lo mejor. No estaba listo para tomarla, todava no estaba preparado para poner fin a esa fantasa y ya empezaba a resultarle complicado controlar las demandas de su cuerpo.

La necesidad le impulsaba, le instaba a deshacerse de aquella maldita sbana y sumergirse en el interior de Isabella, a poseerla con rapidez. Pero se domin; quera ir ms despacio. Quera aprender la forma de su cuerpo, reclamarla con su boca, deleitarse con su sabor. Respir jadeante, recordndose a s mismo que no tena prisa. Era suya hasta el amanecer y no tena pensado desperdiciar ni un solo instante. Se apoy en un brazo y le desliz el otro bajo la nuca, que apres con la mano para besarla. Explor con avidez la clida caverna de su boca, saquendola con una embelesada imprudencia que hizo que ella tambin comenzara a arder y respondiera con la misma ansia. No era suficiente. Quera devorarla, fundirse con ella de todas las maneras en que podan hacerlo un hombre y una mujer... Pero volva a ir demasiado rpido. Cerr los ojos para controlarse antes de comenzar a mordisquearle lentamente la lnea del cuello, disfrutando de los jadeantes suspiros femeninos y del dulce y salado sabor de su piel. Ella comenz a ronronear de placer cuando su mano se movi por voluntad propia para apresarle uno de los pechos. No hizo nada; dej los dedos inmviles, permitiendo que el calor de su piel se fusionara con el de ella mientras la senta palpitar bajo la palma. El pezn se irgui en inconsciente demanda y l apret el tierno montculo con suavidad, arrancndole un jadeo. Alz la cabeza y abri los ojos al tiempo que le diriga una pecaminosa sonrisa. En ese momento sus miradas se encontraron y la sonrisa desapareci, desterrada por una intensa oleada de lujuria. Trag saliva. No caba duda alguna, Isabella tena unos pechos magnficos. Eran gloriosos, incluso ms hermosos de lo que l recordaba y estaba seguro de haber memorizado a conciencia aquellos senos en particular; cada exquisito y exacto detalle su peso, su forma, su sabor, aunque quiz necesitara refrescar la memoria. Inclin la cabeza y sopl, enviando una corriente de aire fro sobre la punta. El pezn, ya erguido, se contrajo todava ms hasta erizarse por completo. James implor ella, arqueando la espalda para ofrecerse a l. Es esto lo que quieres, Izzie? captur el seno con la boca, succionndolo con suavidad al principio y con ms fuerza despus, cuando ella comenz a gemir sin control. Isabella le enred con fuerza los dedos en el pelo para apretarle contra su cuerpo; un gesto innecesario dado que l no tena intencin alguna de moverse de donde estaba, salvo para prodigar la misma atencin al otro pecho.

Mordi, lami y succion incrementando el deseo de la joven, determinado a jugar con ella hasta que estuviera tan dolorida como l. Isabella movi las manos para intentar apresarle los hombros, pretendiendo intilmente que se tumbara sobre ella. James se ri entre dientes al tiempo que deslizaba los labios sobre su cintura. No haba terminado de atormentarla... Ni de lejos. Apart la sbana en busca del suave nido de rizos rubios entre sus piernas, y ella contone las caderas con fuerza cuando l introdujo suavemente los dedos entre los hmedos y clidos pliegues. La evidencia de que Isabella estaba empapada y preparada para la hiciera suya casi le llev al borde. Quiso caer sobre la joven y hundirse en su cuerpo en busca del placer, pero saba que no quedara satisfecho hasta que consiguiera que ella alcanzara un xtasis infinito que la encadenara a l para siempre, arruinndola para cualquier otro hombre. Esa era otra de las ventajas de los sueos: se poda ser todo lo egosta que se quisiera sin sentir la ms leve punzada de remordimiento. Sonriendo para s mismo, James comenz a acariciar el pequeo nudo de placer oculto entre sus pliegues y se vio recompensado con un largo y ronco gemido que fue el sonido ms sexy y ertico que hubiera odo nunca. Mantuvo all la mano, aumentando su nivel de excitacin con voltiles roces mientras deslizaba la boca por su cuerpo.

Rindi homenaje a cada peca, a cada centmetro de su piel con atormentadora lentitud. Ella se contorsion bajo sus manos y le clav los dedos en los hombros cuando comenz a lamerle el ombligo. En el momento en el que finalmente reemplaz la mano por la boca, la joven se tens de pies a cabeza y comenz a protestar, pero las palabras se convirtieron en gritos de placer y splicas guturales. Isabella quera ms, aunque era posible que no pudiera asimilarlo. Quiso que l no se detuviera jams. Pero o se detena o ella morira. Comenz a retorcerse entre jadeos, ms all de las palabras, pero James continu lamindola, degustando con entusiasmo su dulce esencia, introduciendo la lengua en su interior como fiel presagio de los placeres que estaban por venir. Los dedos de Isabella se transformaron en garras que araaron cada porcin de piel a su alcance. James haba despertado a una tigresa en celo y saberlo le resultaba insoportablemente excitante. Estaba duro, cerca de alcanzar el xtasis, y aun as se neg la liberacin y permaneci en esa delgada lnea que separa el dolor y el placer. A pesar de que

era una deliciosa tortura, tena que controlarse. Y sin embargo estaba seguro de que no lo lograra durante mucho ms tiempo. Se estir para presionarle un pecho con la mano izquierda, pellizcando y tirando del pezn al tiempo que posaba la boca sobre el enrojecido cltoris que asomaba entre sus pliegues. Comenz a succionarlo con fuerza mientras introduca dos dedos de la otra mano en el cerrado pasaje. La respuesta de Isabella fue instantnea. Grit arqueando la espalda al tiempo que clavaba los talones en el colchn y, justo cuando l not que sus msculos internos comenzaban a palpitar de manera casi dolorosa en torno a sus dedos, retir la mano. Haba tenido la intencin de tomarse su tiempo antes de poseerla, pero no poda esperar ni un segundo ms. Comenz a besarla con una especie de salvaje desesperacin mientras le separaba los muslos y entraba en ella lentamente. Aunque la haba preparado lo mejor posible, era muy estrecha. Percibi que su cuerpo se dilataba para alojarle y que lata en torno a su miembro cuando le acarici los pechos. La sensacin, tan exquisita como insoportable, acab con el poco control que le quedaba. Con un salvaje grito de triunfo y posesin, se impuls hacia delante, penetrndola hasta el fondo.

Fue el sabor salado de sus lgrimas, que se deslizaban por las mejillas de Isabella y se mezclaron con su beso, lo que le arranc finalmente de la neblina de sensualidad en la que se hallaba sumido. Las lgrimas no haban aparecido nunca en sus sueos, lo que quera decir que... No. No poda ser. No era posible. Parpade lentamente y sacudi la cabeza mientras intentaba comprender la situacin. No estaba soando. Eso no era un maldito sueo. Era real y saba que se convertira en el principio de su condena. Isabella, la hermana de su mejor amigo, estaba en su dormitorio para ser exactos en su cama, y oh, Dios!, l estaba dentro de ella. La poca sangre que haba puesto en funcionamiento su mente volvi a dirigirse ms abajo de su cintura y todos los pensamientos sobre hermanas, amigos y fuegos del infierno desaparecieron. Lo nico que importaba era la increble sensacin de estar sumergido en el clido y apretado sexo de Isabella. Y, de repente, supo que todo haba acabado para l. Embisti un par de veces ms antes de dejarse llevar por el xtasis, ech la cabeza hacia atrs y se estremeci intensamente al tiempo que se derramaba en su interior. Completamente exhausto, se dej caer sobre ella e

intent llenar de aire sus pulmones, saciado tras el clmax ms explosivo de su vida. Entonces se entrometi la realidad. Otra vez. Izzie? S? respondi ella con vacilacin. Tena motivos para vacilar, pens James. De hecho, debera estar condenadamente aterrada. Estaba tan enfadado que ni siquiera se sinti orgulloso de su habilidad para mantener la voz baja y no gritar como le exiga la furia que le invada. Te importara decirme que demonios haces aqu? Era evidente que James deseaba estar en cualquier otra parte del mundo en ese momento. Isabella se mordisque los labios con ansiedad mientras l, sin importarle en absoluto su desnudez, saltaba de la cama arrojando las sbanas a un lado. La blancura de la tela quedaba rota por una pequea mancha carmes, un ptalo rojo en un campo nevado. Record que los sacrificios siempre exigan sangre. No era que hacer el amor con James hubiera sido un sacrificio ni mucho menos, pero las consecuencias... Haba sabido que l se enfadara cmo no iba a enfadarse?, pero, aun as, le dola ser testigo de ello. En alguna recndita parte de su alma haba mantenido la esperanza de que l la amara en secreto... Vio que James se alejaba de la cama y se diriga a grandes zancadas al vestidor anexo al dormitorio. Vstete! grit l. Su voz careca de emociones. Fue horrible escucharla. Isabella gate para bajarse de la cama, llevndose la sbana consigo, pero en lugar de acercarse a recoger la ropa, sigui a James. Atraves la habitacin tambalendose y no se detuvo hasta llegar a la puerta del vestidor. l ya se haba puesto los pantalones y meta los brazos en las mangas de la camisa con movimientos bruscos y apremiantes. Lo cierto era que no pareca de humor para hablar, pero al menos deba intentarlo. Respir hondo y rez para sus adentros. James... Yo... Djame explicarte... No hay nada que explicar. Pero...

 Pero qu? Se volvi hacia ella con los ojos brillantes y ardientes de furia. Sabas de sobra lo que senta sobre esto, sobre el matrimonio. Lo sabas y a pesar de ello has venido aqu, haciendo caso omiso de mis deseos y anteponiendo los tuyos. No, por favor, no se trata de eso. Quera... En efecto, queras. T queras. Le dio la espalda y comenz a ponerse las botas. No poda dejarte morir susurr con la voz entrecortada. l se incorpor y se volvi hacia ella sacudiendo la cabeza. Muy nobles intenciones, cario ironiz, pero no era una decisin tuya. Te dije hace mucho tiempo que no intentaras salvarme. Seal al dormitorio. Supongo que no necesitas que ejerza de doncella. No tuviste problema alguno para despojarte del vestido sin ayuda. Aunque cada clula de su ser la impulsaba a discutir con l, se oblig a batirse en retirada. James estaba demasiado furioso para escuchar nada de lo que dijera. Y tena todo el derecho del mundo a enfurecerse. Se haba entrometido en su vida. Se visti con rapidez... Bueno, con toda la rapidez que pudo, dado que al mismo tiempo intentaba cubrir su cuerpo desnudo con la sbana. Por suerte ya estaba vestida cuando l regres al dormitorio. Era de lo ms injusto; l mostraba una apariencia exquisita mientras que ella... baj la mirada por su cuerpo, tena la ropa llena de arrugas. Vmonos. James seal la puerta. Vas a acompaarme a casa? No es necesario, de veras. He dejado a Blossom atada en el bosquecillo y puedo volver a salir por la misma ventana que entr. Vamos a anunciar nuestro compromiso le explic l. Ahora? Pero si es plena noche! Qu lstima... Deberas haberte colado en mi dormitorio a una hora ms respetable! La tom del brazo y la arrastr fuera de la estancia. Una vez en el pasillo, alarg los pasos hasta que ella casi tuvo que correr para seguir el ritmo de sus zancadas. Mientras James la conduca hacia los establos, Izzie intent buscar alguna razn que les impidiera ir a su casa, pero dudaba mucho que l tomara en consideracin cualquiera de las

innumerables excusas que atravesaban su mente. Necesitaba algo creble, pens, mientras l ensillaba su enorme garan negro, Samhain. Consider por un momento clavarse en el estmago el tridente que haba apoyado en la pared, pero lo descart al pensar que sera demasiado doloroso. Contemplaba con agrado el resurgimiento de la peste bubnica cuando James la subi al caballo y se sent tras ella. l se mantuvo rgido sobre la silla, como si incluso le resultara repulsivo tocarla. Aquello le doli, pero no le hizo tanto dao como su silencio. Las nicas palabras que intercambiaron fueron para concretar el lugar en el que se encontraba la yegua. La conversacin que haban mantenido durante su baile de presentacin reson en su mente. A pesar de lo que dices, James Sheffield, no ests a salvo y nada de lo que dices me har cambiar de opinin. Me niego siquiera a pensarlo. Crelo. Te lo advierto, Izzie, no intentes cambiarme, slo acabars herida.

Pens con tristeza que no poda decir que no la hubiera advertido. Sin embargo, nunca imagin que le doliera tanto. Una vez que estuvo sobre la grupa de Blossom, se sinti tentada de huir, a ser posible a algn lugar muy lejano. No saba adnde ira exactamente, pero, por el momento, cualquier lugar sera mejor que aqul al que estaba siendo conducida. Le ardieron las mejillas de vergenza al pensar en la magnitud de sus actos. Haba algo que haca que todo aquello resultara muy... srdido, aunque, por supuesto, volvera a hacerlo si fuera necesario. Mientras recorran el corto trayecto a caballo, en el que el silencio de la noche se vio roto solamente por el sonido de los cascos de los animales, el temor que senta fue en aumento. Se pona enferma al pensar que tendra que enfrentarse a sus padres. Clav los talones literal y metafricamente y se detuvo en seco. James no tard ms que unos minutos en darse cuenta de que ya no le segua y se volvi hacia ella con una ceja arqueada inquisitivamente. Al ver que Isabella no explicaba su actitud ni haca ademn de continuar, hizo girar a Samhain y se acerc. Algn problema? Creo que esto no es una buena idea murmur.

Claro... Sin embargo s fue una buena idea que te desnudaras y... De acuerdo, s, pero es plena noche. Haba pensado que anunciaramos nuestro compromiso de la manera usual. Que le pediras mi mano a mi padre. Que mi madre organizara un elegante banquete al que asistiran algunas de las familias de la localidad y luego, tras la comida, brindaramos con champn y comunicaramos oficialmente nuestra decisin de casarnos. l la mir con el ceo fruncido. Pues te has equivocado se limit a decir. Nos casaremos lo ms rpido posible. Se volvi y puso el caballo al trote. Isabella suspir antes de seguirle hasta los establos. Se record a s misma que lo cierto era que James no estara a salvo hasta que se casaran. Una vez que llegara ese da, asumiendo que su familia no la matara, podra darse a la fuga. Quiz, dada la situacin, debera considerar seriamente marcharse a un convento de monjas. La vida sera mucho ms sencilla sin hombres!

Caminaron hasta la puerta principal y James comenz a aporrearla desahogando su frustracin contra los gruesos paneles de madera haciendo el ruido suficiente para despertar hasta al ltimo habitante " de Weston Manor. La puerta se abri y apareci Caldwell en el umbral. El gorro de dormir torcido haca que el anciano mayordomo presentara una estampa cmica, pero no haba nada chistoso en su expresin. Y cuando vio a Isabella detrs de James, sus espesas cejas blancas se elevaron a una altura casi imposible. La joven dese, simplemente, que se la tragara la tierra. James! Isabella mir por encima del hombro de James hacia las escaleras y vio bajar a su padre atndose el cinturn de la bata mientras se acercaba a ellos a toda prisa. Su madre le segua unos metros por detrs. Qu pasa? Ha ocurrido algo? Las preguntas de lady Weston comenzaron antes de que bajara el ltimo escaln. James no respondi, limitndose a apartarse a un lado del vestbulo para exponerla a los dos pares de ojos alarmados de sus padres. En ese momento, Isabella anhel con todas sus fuerzas haber cultivado el femenino arte del desmayo. Siempre lo haba considerado una solemne tontera, dado que la causa del desasosiego todava existira cuando recobrara el conocimiento, pero comenzaba a ser consciente de que un oportuno desmayo poda tener, sin duda alguna, su utilidad. Sin embargo y dado que: a, no tena costumbre y no

resultara creble; b, el suelo era de mrmol, y c, no poda contar con que James la atrapase dado su actual estado de nimo, decidi que no le quedaba ms remedio que enfrentarse a la situacin con desenvoltura. Por desgracia, pareca que haba agotado su dosis de atrevimiento en el dormitorio de James. Mir por encima del hombro, con ansiedad, hacia la puerta de entrada que todava estaba abierta. Quiz pudiera escaparse despus de todo. Pero James le puso la mano en el hombro y Caldwell se apresur a cerrar la puerta, impidindole la huida. Se estremeci y James se acerc a ella. Tienes fro, cario? murmur. T? Ests de broma? Isabella se tens ante la insinuacin contenida en tan corrosivo y sarcstico comentario, pero se mordi la lengua y no dijo nada. No le result fcil en absoluto. Clav los ojos en las caras de sus padres. Su madre pareca preocupada. Su padre... A juzgar por el tono rojizo que haba adquirido su rostro, estaba a punto de explotar. Tres, dos, uno... Qu demonios ha ocurrido? bram lord Weston. Oliver! sise su madre, sealando con un gesto de cabeza las plantas superiores de la casa. Como si cupiera la posibilidad de que alguien siguiera durmiendo! Sin duda alguna, el lejano sonido de un llanto infantil ya flotaba hasta ellos. Podra alguien explicarme qu ocurre? sigui gritando su padre al tiempo que les sealaba a ambos con el dedo. Nosotros...empez Izzie. James la interrumpi antes de que pudiera seguir hablando. Lo que ha sucedido esta noche es lo siguiente: su hija logr salir de su dormitorio y entrar en el mo. Despus ocurri que... Bien, digamos que utiliz algunas tcticas demasiado persuasivas y... Se escuch un gemido de su madre. Sea como sea, que nos casemos se ha convertido en un tema muy urgente. Su padre ya no tena la cara roja, la tena color prpura. T! le espet a ella Ve a tu cuarto! Y t se volvi hacia James, a mi estudio! Ya!

Captulo 11
Agosto, 1795 Este es el ltimo cotilleo: La semana pasada, lady Chastity Ashworth fue encontrada en una situacin comprometida con sir Edwin Gorsham, un hombre cuyo sentido de la moda deja mucho que desear. Una vez le vi con un chaleco color mostaza con ribetes rosados. En cualquier caso, fueron descubiertos juntos; sir Edwin se hallaba en un estado ofensivamente desnudo aunque segn mi parecer su estado es ms ofensivo vestido que desnudo talmente siento una profunda lstima por lady Chastity. Si la hubieran bautizado con cualquier otro nombre habra sido objeto de muchsimas menos bromas.

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena diecisiete aos a su ta Katherine, marquesa de Sheldon, sin ninguna intencin en particular pero con un cotilleo deliciosamente jugoso

James apret los labios cerrados y sigui a lord Weston al estudio. Sintate le orden, sealando una silla. James se qued de pie. Antes de que saque las pistolas de duelo intervino, me gustara sealar que no tuve nada que ver con lo ocurrido. Lord Weston alz una ceja con incredulidad. Est bien, s tuve que ver admiti, pero no era mi deseo. El padre de Isabella mantuvo la ceja alzada. De acuerdo! Tiene razn. Lo deseaba. La deseaba. La ceja descendi hasta su posicin habitual. Pero no deseaba casarme con ella aadi James con firmeza.

Chastity en ingls significa castidad (N. de la t.)

Las cejas de lord Weston formaron un amenazador ceo fruncido. El tipo de fruncimiento que pondra un hombre dispuesto a contemplar un lento y doloroso asesinato. No tiene que ver con ella en particular aclar precipitadamente. No quera casarme con nadie. Nunca. Y ahora?

James se hundi en una silla con un suspiro. Ahora no hay eleccin. Nos casaremos con una licencia especial tan pronto como sea posible. Un inquietante silencio cay sobre ellos antes de que lord Weston volviera a hablar. Ese tono contrariado, sobra. Podras haberte resistido y, adems, sers el ms beneficiado con este matrimonio. Oh, s! Recobrar mi magnfica herencia. Bueno, yo me refera a que mi hija se convertir en tu mujer gru lord Weston. La entrada de lady Weston en la estancia le salv de tener que responder. Vaya lo! resopl la dama, irradiando desaprobacin por cada poro de su cuerpo. James se levant y alz las manos en el aire como un criminal que quisiera convencer de su inocencia. De todas maneras, era culpable. Haba robado la inocencia de la hermana de su mejor amigo. Lo ms probable es que en el infierno hubiera un lugar reservado para la gente como l. Aunque quiz robado no fuera la palabra ms indicada. Isabella se haba entregado a l libremente. Demonios! No pensaba agachar la cabeza como si no fuese la parte agraviada de aquel asunto. A l tambin le haban robado algo: su maldita libertad. Por desgracia, la situacin tena un sesgo que haca que se sintiera como un colegial travieso; lo que sin duda explicara que las palabras que salieron de su boca fueran las que dira un nio justificndose ante un adulto indignado. No ha sido culpa ma. Mientras lo deca, mir con recelo a lord Weston, que se haba sentado tras el escritorio para permitir que su esposa tomara las riendas de la conversacin. Maldita sea!, el padre de Isabella volva a tener la ceja arqueada. James se pregunt si l mismo se vera igual de arrogante cuando haca eso. Probablemente no. Maldicin! Lady Weston comenz a pasearse por la estancia.

De todas las situaciones imposibles... Se dio media vuelta y sigui andando. No me lo puedo creer! Se detuvo delante de l. En qu estabas pensando? Er... respondi James en un alarde de brillantez. No importa. Es bastante evidente que ni t ni Isabella sois capaces de actuar con un mnimo grado de inteligencia. l se contuvo para no sealar que a un hombre slo le funciona parte del cerebro cuando est ebrio, se le queda en blanco cuando est dormido y carece de l cuando nota que tiene a una mujer desnuda en su cama. Dado que la hembra en cuestin era la hija de aquellas personas, consider que no les gustara demasiado la explicacin. Aun as, no pudo pasar por alto el insulto. No fui yo quien se col en un dormitorio que no era el mo se defendi. Yo no provoqu todo esto. Pens que si lo deca las veces suficientes, quiz podra convencerse a s mismo. A pesar de todo, la sensacin de culpa comenzaba a resultar agobiante. No poda olvidar el hecho de que Isabella no habra ganado la partida con aquel plan ridculo si no la hubiera iniciado en la pasin. Haba sido l quien le mostr las llamas que ardan entre ellos. Poda culparla realmente de que quisiera volver a sentir aquel placer? Acaso no haba sido como una mariposa atrada irresistiblemente por la luz? Si exista en realidad un culpable de aquel horrible desastre, era su abuelo. Fue l quien cre esa situacin absurda tratando a las personas como piezas de ajedrez a las que pudiera manejar a su antojo. Aunque tambin era cierto que haban llegado a un punto en que aquello se haba convertido en otro juego diferente. Ahora el dado ya haba sido lanzado y no haba manera de retroceder. Lady Weston suspir como si hubiera ledo sus pensamientos. No importa de quin es la

culpa, si es que es de alguien. Lo hecho, hecho est. Ahora slo se puede hacer una cosa. Hizo una mueca y le dirigi una sonrisa sardnica. Nada ha salido como yo quera. Sabes que no existe un hombre al que me gustase ms tener como yerno, pero... Hubiramos preferido que no compartierais la cama antes de la boda concluy su marido secamente. Oliver! jade lady Weston. James desarroll un notable inters en la alfombra que tena debajo de los pies.

Bueno, es la verdad no? dijo lord Weston en un tono ms calmado, semejante al que usaba normalmente. S admiti ella a regaadientes. Pero no era necesario exponerlo de manera tan cruda. Aunque por otro lado, un matrimonio tan apresurado siempre resulta desagradable. En especial estando James de luto. Todos van a imaginar lo peor. Y tendrn razn apostill su marido servicialmente. Lady Weston le lanz una mirada airada. Lo nico que necesitamos continu ella, es una razn que justifique las prisas. Y si uno de ellos, por ejemplo James, se pone mortalmente enfermo? propuso lord Weston, haciendo crujir los nudillos. No, eso no funcionar mascull lady Weston. James suspir aliviado antes de notar que el padre de Isabella pareca muy desilusionado. Frunci el ceo; pareca que la relacin con su futuro suegro iba a tener un principio un tanto escabroso. Sin embargo elucubr lady Weston, comenzando a pasearse otra vez por la estancia , si decimos que el ltimo deseo del conde Dunston fue que Izzie y James se casaran, nadie encontrar nada extrao en la inmediatez del asunto. Incluso l mismo tuvo que admitir que algunas veces decir la verdad era la mejor poltica. Mir de manera especulativa a lady Weston, que haba hecho salir a su marido de detrs del escritorio y apuntaba algunas ideas en un papel en blanco. Ahora que hemos encontrado un motivo, cundo podremos celebrar la boda? Supongo que podra ser dentro de dos semanas. Mmm, s, aunque sera mejor disponer de tres medit para s misma. Va a tener que ser antes intervino James. Qu ocurre entonces con todas las disposiciones? Y las invitaciones? Y las flores? Y el vestido? Y el desayuno de bodas? l se qued inmvil y la mir inexpresivamente. Imagino que lo mismo que con la propuesta, el anuncio formal y la fiesta de compromiso. Pertenecern a la categora de las cosas que nunca ocurrieron mascull.

Una semana intent negociar ella. Ser un reto, te lo aseguro, pero puedo conseguir que todo est a punto dentro de una semana. Me temo que resultar imposible esperar una semana repuso James sacudiendo la cabeza. Por qu? pregunt su futura suegra, entrecerrando los ojos con sospecha. Porque tengo pensado marcharme a Londres esta misma tarde para obtener una licencia especial. Maana ya estar de regreso y nos casaremos al da siguiente. A finales de semana habr salido de Inglaterra. Tena que hacerlo. No poda quedarse cuando iba a verse encadenado a lo que ms tema. Tena que irse. La distancia toda la que pudiera poner entre ellos era lo nico que podra mantenerle cuerdo. Lo nico que podra salvarle. Y qu ocurrir con Isabella? inquiri lord Weston, aunque el tono montono de su voz sugera que saba la respuesta. James cerr los ojos, preparndose. Isabella ser la condesa de Dunston dentro de poco. Adems de otras propiedades, poseer Sheffield Park, una mansin en Londres, un castillo en Escocia y una plantacin de azcar en Jamaica. Sea cual sea el lugar donde decida residir, estoy seguro de que encontrar la manera de entretenerse. Se dirigi con rapidez a la puerta. Ahora, si me disculpan, debo ir a Londres y ver al arzobispo concluy con un tono que no admita rplicas. Abri la puerta de golpe y, en apenas un instante, se escuch un agudo chillido de sorpresa y se encontr boca arriba en el suelo. La persona que estaba escuchando a escondidas, que no era otra que su futura esposa, se hallaba tumbada sobre l. Su cuerpo registr al momento las suaves curvas femeninas y la posicin le result demasiado familiar y seductora. No se supona que debas estar en tu habitacin? La mir con el ceo fruncido al tiempo que la alejaba bruscamente antes de que su cuerpo le traicionara. Tena todo el derecho a saber de qu hablabais le espet ella con expresin terca mientras se pona en pie. El tambin se levant.

Espero que escucharas todo lo que queras, porque ya me marchaba. Se acerc de nuevo a la puerta sin esperar respuesta. Todava no haba alcanzado su meta cuando Isabella intervino de nuevo. James, espera! Necesito hablar contigo. Habla. En privado aclar. Ahora fue lord Weston el que resopl. Supongo que no pretenders que os dejemos solos. Cllate, cario. Lady Weston tom a su marido por el brazo y le arrastr fuera de la estancia. Estoy segura de que tienen muchas cosas de qu hablar. Pero... Van a casarse en breve le record su esposa. De acuerdo resopl una vez ms mientras se dejaba arrastrar hacia la salida . Pero la puerta permanecer abierta todo el rato. Y nada de hacer cosas impropias, habis odo? Y... La hoja se cerr, dejndole solo con Isabella en un lugar que de repente pareca haber adquirido el tamao de un escobero. Ella dio un paso hacia l. Un escobero muy pequeo. Dio otro paso ms. Un escobero diminuto y agobiante. De pronto estaba tan cerca que dese tomarla entre sus brazos. Cada poro de su piel hormigue de anhelo. Sinti como si se le estirara la piel, como si fsicamente fuera atrado hacia la joven como un objeto metlico por un imn. Dio un paso atrs y slo entonces pudo respirar con un poco ms de facilidad. Bien, qu queras decirme? La vio mordisquearse los labios. Mira, no tengo tiempo para esto. Por qu no te lo piensas bien y lo discutimos ms tarde? dijo impaciente. Adnde vas a ir? Tengo que obtener una licencia especial...

No me refiero a eso le interrumpi Isabella. Dnde te dirigirs? Acabas de decir que abandonars Inglaterra. Me voy. Antes de que l supiera lo que pasaba, ella haba hecho desaparecer la distancia entre ellos y le haba tomado las manos con las suyas: Aquel contacto, aunque sutil, result maravilloso. Y una pura agona, Lo s... Isabella se qued mirando sus manos unidas. S que no quieres casarte por culpa de tu abuelo, pero... Mira, hablando de eso... Necesitaba decirle la verdad. Toda la verdad. No, cllate le interrumpi ella. Djame hablar, necesito hacerlo. Siempre he pensado que algn da tendra hijos, pero quiero que sepas que... realmente no es tan importante para m. No tienes por qu marcharte. Te prometo que no tendremos hijos si es eso lo que deseas. Un matrimonio est basado en el consenso de ambas partes, verdad? En efecto, as es murmur l dejando caer las manos para ponerse a pasear por la estancia. Pero Isabella, es posible que mis deseos ya no se cumplan. No te das cuenta de que podras estar embarazada en este momento? Se qued helado slo de pensarlo. Imposible dijo la joven mirndose el vientre con el ceo fruncido, claramente perpleja. Dados los acontecimientos de esta noche, es muy posible. Not que le resbalaba por la frente una gota de sudor. Quieres decir qu...? Con lo que hemos hecho...? Bueno, saba que sta es la manera en la que se pierde la inocencia y todo eso, pero... Agrand los ojos azules y abri la boca asombrada. James supo entonces que ella no era consciente de lo que implicaba la intimidad sexual, algo que su madre le habra explicado antes de su boda. Sin embargo, en su caso la noche de bodas haba precedido a la ceremonia, por lo que en el conocimiento de Isabella haba grandes vacos que tendra que rellenar l mismo. Maldita fuera! Una mujer se puede quedar embarazada cuando un hombre se une por completo a ella y llega al clmax en su interior le explic. As que cuando t... Al final...

S. Ah. Volvi a bajar la vista a su vientre. Su mirada estaba repleta de ternura y temor cuando pos all la mano. l record que su madre haba realizado aquel gesto con frecuencia cuando estaba embarazada. Todos eran felices mientras esperaban y entonces... Se vio transportado al da del funeral. El cielo estaba gris y plomizo sobre su cabeza, y la tierra hmeda y esponjosa bajo sus pies. A partir de entonces nada fue igual. Haba revivido esa escena una y otra vez en su mente, pero entonces era un nio y su padre estaba junto a l, apoyndole. Ahora estaba solo y era adulto. Experiment todas las emociones que haba sentido cada vez que recordaba la manera en que se inclin y, cogiendo un puado de tierra, se acerc al borde de la tumba. Como si estuviera en medio de un sueo se prepar para lanzar la tierra en el interior de la tumba y mir al fondo de la misma. Faltaba la tapa del atad. Aquello no era correcto, as que se arrodill y mir desde ms cerca. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no eran su madre y su hermanita las que estaban siendo sepultadas. Era Isabella, plida y fra en la muerte, con una diminuta forma envuelta en una sbana blanca acurrucada a su lado. En ese momento concreto tuvo una premonicin muy clara. No saba cmo, por qu o de dnde haba llegado ese conocimiento, pero supo con absoluta certeza que si dejaba embarazada a Isabella, la matara. Y eso le matara a l. El pnico que haba mantenido a raya desde que la descubri en su cama, regres con intensidad. Primero se le detuvo el corazn y luego se le aceler al mximo. Oh, Dios, no! No, no, no! Isabella le contemplaba todava con la mano sobre la suave curva del vientre con una mirada que rezumaba esperanza y culpa a partes iguales. Aunque nunca haba sido particularmente devoto, elev una ferviente oracin para que no hubieran creado ningn nio, y al mismo tiempo se prometi a s mismo que jams volvera a tocarla. le dara la proteccin de su nombre y luego se marchara

Intent con todas sus fuerzas deshacer la opresin que le comprima los pulmones. Tena que alejarse de ella. Tena que salir de all. Se record a s mismo que todava poda alistarse en el Ejrcito. Aunque ya no estuviese obligado, poda hacerlo. Y lo hara. Poda enfrentarse a su propia muerte, pero no sera capaz de aceptar la de ella. Abandon la habitacin sin mirar atrs. Ya era demasiado tarde para arrepentirse de nada.

Dos das despus, mientras su padre la escoltaba por el pasillo central de la capilla de Weston Manor, Isabella pens que nadie salvo los pocos invitados presentes podra deducir que aquello era una boda apresurada. No era que hubiera cuestionado nunca la cercana relacin de su madre con el Todopoderoso, pero los milagros que haba logrado lady Weston lo confirmaban ms all de cualquier duda. Haba tantas rosas en la capilla que era probable que no quedara ni una sola flor en los jardines de Weston Manor ni en los de Sheffield Park. En cuanto la seora Benton, el ama de llaves de la hacienda vecina, escuch que iban a casarse, los mensajes comenzaron a cruzarse entre ambas casas tan rpido como podan llevarlos los pobres mozos encargados de ello. La suave luz de la maana se filtraba por las vidrieras, lanzando coloridas y brillantes sombras que iban cambiando con el transcurrir de los minutos. Se le ocurri que los colores resultaban casi surrealistas. Aqulla era la palabra que mejor describa lo ocurrido hasta ese momento. Todo pareca un sueo. La noche anterior... Esa misma maana... La boda. Oh, Dios! Oh, Dios! Estaba a punto de casarse con James Sheffield en la capilla de Weston Manor. Era lo que siempre haba deseado y, a pesar de ello, no se pareca nada a lo que haba soado. No es que hubiera hecho planes al respecto, pero haba esperado que la gente sonriera. Y en vez de ello, su madre y Olivia no paraban de limpiarse los ojos llorosos con sus respectivos pauelos, su padre miraba al novio con furia, ste pareca un hombre a punto de subir al cadalso y el vicario frunca el ceo en vez de mostrar su beatfica sonrisa habitual. Tambin haba supuesto que su hermano estara presente. S, Henry debera estar junto a James, pero se hallaba de viaje por Escocia. Lia y Genni recibieron permiso para asistir a la ceremonia despus de prometer que se portaran lo mejor posible. Y de hecho, quiz influidas por los adultos, se comportaban con una seriedad muy poco habitual en ellas. Si hubiera sabido que su boda sera tan sombra se habra vestido de luto, pens de mal humor, luchando contra el deseo de escapar por el pasillo. Incluso el bonito vestido amarillo

que haba elegido resultaba fuera de lugar. Sin embargo, compuso una brillante sonrisa que slo vacil cuando el vicario se dirigi a James. Quieres a esta mujer como legtima esposa y prometes serle fiel, amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, todos los das de tu vida, hasta que la muerte os separe? Se volvi hacia l. Con aquella elegante chaqueta azul marino, la impoluta camisa blanca y los pantalones pardos resultaba mucho ms atractivo de lo que cualquier hombre tena derecho a ser. Pensar que pronto la dejara le hizo contener el aliento. Oh, saba que, segn las leyes de la Iglesia y del Estado, al aceptar ser su mujer se convertira en una de sus propiedades. Supona que le pertenecera de la misma manera que sus caballos y sus perros de caza. Sera su amo y seor. No obstante, ella jams haba tomado en cuenta las reglas, en especial aqullas que no poda usar en su propio beneficio, y slo saba que cuando James Sheffield hiciera sus votos, sera suyo. S, a partir de entonces, sera suyo ante los ojos de Dios y de los hombres, y saba en su corazn que l le pertenecera de la misma manera que ella le haba pertenecido siempre. Tras un interminable silencio, en el que lleg a pensar que James se negara y la dejara all plantada, reson su voz, fuerte y profunda. S, quiero. Aunque se acobard un poco cuando el vicario ley la parte de obedecerle y servirle, ella respondi s, quiero sin titubear. Intent convencerse a s misma de que aquellos votos no tenan sentido alguno, en especial cuando el novio no tena intencin de cumplirlos, pero se dio cuenta de que ella, sin embargo, s quera decir cada palabra. Tena la intencin de mantener sus votos para siempre, todos los das de su vida, hasta que la muerte les separara. Si es que su padre lo permita, claro. El vicario haba tenido que preguntar al menos dos veces quin entrega a esta mujer? y, aunque lord Weston haba facilitado finalmente la respuesta correcta, no haba aflojado los dedos que le clavaba en el brazo. Comenzaba a preguntarse si tendra que separrselos uno a uno cuando James se dio la vuelta y le tom la mano, suave pero firmemente. No lo olvides nunca, tu madre y yo siempre te querremos y sta siempre ser tu casa le susurr su padre al odo tras relajar la mano a regaadientes, antes de ocupar su lugar junto a lady Weston.

Fue entonces cuando empez a llorar. Nada de delicados sollozos y ojos llorosos... Un momento estaba bien y al siguiente lloraba de manera casi histrica. No es que estuviera triste, por lo menos no realmente. Sin poder contener el llanto, pens que aquella explosin deba de haber sido provocada por los nervios. Las palabras de su padre haban abierto alguna especie de represa y, sin ms, haba soltado aquel ro de lgrimas. Tena que contenerse. Se trataba de su boda. Nadie debera de llorar de esa manera el da de su boda. Pero, por extrao que resultara, aquel pensamiento slo logr que llorara con ms fuerza. Izzie? La voz de su padre son preocupada y tambin un poco... aturdida? Estoy (hip) bien (hip) solloz. La ltima palabra result algo intermedio entre un gemido y un suspiro. De repente, lo ridculo de la situacin fue tan evidente para el novio como para ella, porque James comenz a rerse a carcajadas, haciendo que ella, el vicario y todos los invitados se cuestionaran su cordura. l se ri hasta que ya no pudo ms y las lgrimas le resbalaron por las mejillas. Ahora... Ahora estamos llorando los dos jade. El vicario no pareca divertirse. El matrimonio es un sacramento les sermone. Un estado sagrado que no debe ser tomado como excusa para satisfacer injustificados apetitos y lujurias carnales, sino ser aceptado sobriamente y con temor de Dios. Mam, qu es lujuria carnal? pregunt entonces Genni en voz alta. Es la razn por la que mam y pap comenzaron a cerrar la puerta por la noche, para que t no pudieras entrar y meterte en su cama respondi Lia en el mismo tono. Pero la seora Daniels dijo que lo hacan para jugar al backgammon insisti Genni. Backgammon? ri James. Isabella no supo de quin proceda el ahogado gemido que lleg desde el banco delantero de la iglesia, si de su padre o de su madre. Fuera como fuera, ella empez a rerse tambin. Comenz como una leve risita que creci en intensidad hasta que se transform en una incontenible carcajada, una jovial risa que le calde el alma y apacigu los peores temores

que guardaba en el corazn. Siempre que James y ella fueran capaces de rerse juntos, habra esperanza. Los nimos se calmaron finalmente, aunque Genni sigui exigiendo saber por qu se rea todo el mundo hasta que Lia, con un suspiro de resignacin que la hizo parecer mucho mayor que su gemela, la tom de la mano y la gui fuera de la capilla. Entonces, el vicario se aclar la voz y comenz a leer el libro de oraciones. Ambos contrayentes repitieron sus votos solemnemente, pero cuando James se gir para sacar el anillo del bolsillo de la chaqueta, ella vio que tena arruguitas en las esquinas de los ojos, lo que quera decir que estaba conteniendo la risa. Aquel regocijo tuvo eco en su propio pecho, pero se esfum cuando James le desliz el anillo en el dedo. Ninguno de los dos llevaba guantes y la sensacin provocada por el contacto de su piel hizo que una oleada de ardor atravesara su cuerpo de manera vertiginosa. Supo que l haba sentido algo semejante cuando le escuch jadear. James le solt la mano como si le hubiera quemado y ella se detuvo a admirar la alianza; un zafiro profundamente azul rodeado por un crculo de centellantes diamantes. Gracias susurr. Es precioso. El mascull algo incomprensible que ella interpret como de nada antes de que se arrodillaran para recibir la bendicin del vicario. Al momento siguiente estaba casada y el vicario daba permiso a su marido para besarla. Le pareci haber escuchado gruir a su padre cuando los labios de James cubrieron los suyos; una presin breve y firme que la hizo anhelar algo ms, pero l se alej. Se dijo a s misma que eso era lo correcto aunque no pudo evitar sentirse decepcionada. No estaba bien que cedieran a la tentacin en la iglesia ante la atenta mirada de sus padres y hermanos. Forzando una sonrisa, se colg del brazo de James y recorri el pasillo para salir de la capilla, donde Genni todava martirizaba a Lia con sus preguntas. Su madre haba preparado una comida ligera como celebracin en la salita azul y all se dirigieron. Una vez que perdieron de vista la capilla, James aceler el paso hasta que ella tuvo que trotar a su lado para mantener el ritmo. Cuando el vicario habl de apetitos carnales, no creo que se refiriera a la comida jade ella. Su flamante marido no dijo nada.

Yo tambin tengo hambre coment en un nuevo intento de entablar conversacin. Esta maana estaba demasiado nerviosa para comer. l guard silencio hasta que llegaron a la salita azul. La condujo al interior y cerr la puerta a su espalda. Tengo que hablar contigo antes de que lleguen los dems. Ah, s? inquiri, apretndose las ardientes mejillas. Me marcho le inform l, sin ofrecer explicaciones ni disculpas. Oh. Isabella no haba sabido hasta ese momento todo el sufrimiento y abatimiento que poda contener una sola slaba. Mi abogado sabr cmo ponerse en contacto conmigo si fuera necesario. Baj una significativa mirada a su vientre. Oh! repiti ella, anonadada al pensar que podra estar ya embarazada. Oh, oh, oh brome l. Espero que el matrimonio no te haya dejado sin habla. Oh, no protest. Al darse cuenta de lo que haba dicho, se sonroj violentamente. l le brind una amarga sonrisa. Adis, Izzie. La bes en la sien. Le pareci estar viviendo un dj vu por la similitud con la escena ocurrida... Haba sido tan solo unos das antes? Pero ahora no poda hacer nada para evitarlo. Haba jugado todas sus cartas o no? James, sigues planeando unirte al Ejrcito, verdad? El silencio fue la nica respuesta. Ella le rode la cintura con los brazos y presion la cara contra su pecho, donde escuch el fuerte latido de su corazn. Los ojos se le llenaron de lgrimas mientras le peda una ltima cosa. Promteme que no te alistars en el Ejrcito. Su voz sonaba desesperada y frentica. Promtemelo. No te dejar partir a menos que me lo prometas,

 Maldita sea! Qu es esto? pregunt l, alejndola de l y alzando la pesada esfera que colgaba de su cuello. Es el regalo de cumpleaos de Henry. Tom el guardapelo y lo abri, revelando los diminutos retratos. Le observ pasar la mirada por las sonrientes caras de sus padres y hermanos y not un destello de pena y anhelo en sus rasgos. Sinti incluso su soledad en lo ms profundo del corazn. Me tienes a m susurr. Podramos formar una familia. Nosotros... No puedo. Tengo... tengo que irme. Pareca a punto de sufrir un ataque de pnico. Ella le agarr del abrigo. No hasta que me lo prometas. Izzie.gru en un tono que no admita discusin. Era horrible. Promtemelo exigi con un sofocado sollozo. Muy bien, te lo prometo espet l bruscamente antes de liberarse de su agarre y salir de la estancia. Ella tambin abandon la salita, primero caminando y luego corriendo. Se dirigi a su habitacin con la intencin de encerrarse a solas para lamer sus heridas y llorar hasta quedarse afnica. Puede que James no se hubiera fijado, pero ella haba visto dos tartas en la salita, cada una con un mensaje diferente. En una pona Enhorabuena. En la otra, la ltima que vio, ley Feliz cumpleaos.

Se haba dado cuenta en ese momento de que el mismo da de su boda cumpla veinte aos. Y no tena nada que celebrar. Aquello era suficiente para hacer llorar al ms fuerte, y ella acababa de descubrir de la peor manera posible que era muy frgil.

Captulo 12
Enero, 1797 Debo confesarlo, no comprendo el inters de tomarlas aguas en Bath. LM ciudad es bonita, la gente agradable y la diversin satisfactoria... Vero las aguas son asquerosas. De verdad, deben de tener unas propiedades curativas realmente milagrosas para que la gente consienta en beberas en tales cantidades. Por supuesto, la dolencia ms comn entre las personas que vienen aquancianos, enfermos e incluso jvenes casaderas surge del corazn, y no es otra que la soledad. La nica cura en la que puedo pensar para sanar esa afliccin es tener una alegre compaa y, quiz, un hombro acogedor sobre el que llorar. Por fortuna, dado que nuestra familia sigue en continuo aumento, no creo que ni yo ni ninguno de mis hermanos lleguemos a padecerla en ningn momento de nuestra vida...

Extracto de una carta que la seorita Isabella Weston envi cuando tena dieciocho aos a su madre, vizcondesa de Weston, meditando sobre los diversos tipos de dolencias y sus potenciales remedios.
Inmediatamente despus de encerrarse en su habitacin, Isabella comenz a llorar y no par. Cada vez que desaparecan las lgrimas surgan otras nuevas. Llorar se convirti en la razn de su existencia. Slo dejaba de hacerlo cuando dorma, y slo dorma cuando se haba quedado exhausta de tanto llorar. Y mientras dur todo aquello mantuvo cerradas las cortinas. Se qued acurrucada en la oscuridad y rara vez abandon la cama. Habra perdido toda nocin del tiempo si no fuera por las bandejas de comida que llegaban regularmente a su puerta y que devolva a la cocina casi sin tocar. nicamente permiti la entrada a su dormitorio a las criadas. Mantuvo alejados a todos los dems, sintiendo un perverso placer al saber que les hera al negarse a verlos. Despus se odiaba a s misma, pero no poda contenerse. Su vida se haba ido a pique y no saba cmo enderezarla y, aunque James estaba fuera de su alcance, su familia no. Senta un dolor tan crudo e insoportable que necesitaba que ellos percibieran al menos una diminuta fraccin de la pena que la embargaba, dejndola vulnerable y debilitada en cuerpo y espritu. Al final result que James haba tenido razn, tantos aos atrs, al decirle que el amor era una debilidad. Entonces, cuando ella protest, l le haba asegurado que era demasiado joven e inocente.

Izzie le dijo con voz lenta y desolada, espero que nunca llegues a pensar que el amor es una debilidad, pero te juro que puede serlo. Debera haberlo imaginado, se lament para sus adentros. James Sheffield nunca se equivocaba. Transcurrieron diez das antes de que su madre perdiera la paciencia. Isabella grit lady Weston a travs de la gruesa hoja de madera, ya basta. Cmo no abras la puerta ahora mismo, la reducir a cenizas! Me has comprendido? Isabella sopes sus opciones. Por un lado, no tena ganas de levantarse de la cama; haba pasado tanto tiempo sin ingerir una comida decente que cualquier movimiento requera un esfuerzo hercleo. Por otro lado, la permanente desaparicin de la puerta de su dormitorio echara a perder aquella atmsfera de caverna que resultaba tan adecuada para su estado de nimo. Isabella! le advirti su madre. Con un gruido, la joven apart las sbanas a un lado y se puso en pie lentamente para abrir la puerta. Su madre contuvo el aliento mientras la miraba de arriba abajo sin decir nada. Luego entr en la estancia y abri las cortinas. Qu haces! Ayayay! Ests tratando de dejarme ciega? Izzie se puso un brazo ante los ojos, intentando protegerse de los cegadores rayos de sol que entraban a raudales en el dormitorio. Aunque te parezca mentira, estoy tratando de ayudarte. Ya te has revolcado en la autocompasin demasiado tiempo. Su madre comenz a abrir ventanas para dejar entrar el aire fresco y ventilar la habitacin. No he pedido tu ayuda repuso Izzie de malos modos, pero no imprimi pasin a sus palabras. Los ojos comenzaron a acostumbrrsele a la luz y se acerc a las ventanas para respirar el fresco aroma que llegaba del exterior. Frunci la nariz cuando not el olor que despeda ella misma. Su madre asinti con la cabeza confirmndole lo que acababa de percibir. Qu prefieres antes? Comida, bao o algo que romper? Su estmago rugi en respuesta.

De acuerdo, comida. Luego te baars. Creo que despus te permitir volver a acostarte, ya buscaremos maana algo que puedas romper. Izzie sacudi la cabeza. No te entiendo. Ahora que has dejado de llorar... No he dejado de llorar. Pero s lo haba hecho. Por fin haban cesado las lgrimas. Quin lo iba a decir! Como acabo de decir, ahora que has dejado de llorar, imagino que te enfadars. Te enfadars mucho. Estars muy furiosa. Los hombres suelen calmar sus frustraciones de manera bsica: se golpean unos a otros, cazan, galopan. Las mujeres expresan su malestar de forma mucho ms prctica. Rompiendo cosas? La sonrisa de su madre fue realmente perversa. Creme, no existe nada ms satisfactorio que romper cosas cuando se est realmente furioso, en especial esas horribles piezas que siempre has odiado pero que tuviste que conservar porque pertenecieron a la abuela de tu marido. Izzie se ri. Fue una risa vacilante y algo temblorosa, pero, al fin y al cabo, era una risa. Se acerc a su madre y la abraz. Gracias susurr, rodendola con los brazos y aferrndose a ella con todas sus fuerzas. Por primera vez desde que James se haba marchado se senta... no feliz, pero tampoco triste. Por el momento era suficiente. 1.a comida y el bao mejoraron tanto su estado de nimo que a la maana siguiente se sinti dispuesta a salir de su habitacin. Baj lentamente las escaleras, notando a cada paso que daba que lo que la rodeaba era diferente aunque siguiera siendo igual. Todo le pareca distinto, incluso ella misma. Ya no era Izzie Weston, sino Isabella Sheffield, condesa de Dunston, y senta que aqul no era su lugar. La incomodidad aument cuando, al entrar en el comedor, se detuvo la conversacin. Varios pares de ojos sorprendidos se clavaron en ella, uno tan inesperado que tuvo que parpadear para aclararse la vista. Ta Kate? Cielo! Su ta se levant de la mesa y la envolvi en un carioso abrazo.

 Qu haces aqu? Cundo has llegado? Dnde est Charlotte? Busc a su alrededor a la menor de sus primas. Su ta se ri. Responder enseguida a todas tus preguntas, pero antes debes sentarte y comer algo. Te has quedado en los huesos. Se sonroj pero cumpli al pie de la letra las instrucciones de su ta. Se sent en la silla que sujetaba un lacayo y le dio un mordisco a un cruasn que result delicioso. Muy bien. Ahora responder a tus preguntas. Charlotte est en la habitacin infantil y, aadir, se muestra muy ansiosa por verte. Llegamos ayer por la noche. Estabas dormida y no dejamos que te despertaran. Bueno, Charlotte quera, pero tu madre y yo la convencimos de que era mejor no hacerlo. Para tener slo cinco aos, es una negociadora implacable apostill su madre con los ojos brillantes de diversin. Su ta hizo una mueca. Incluso tuve que prometerle que le regalara un perrito. Pero a ti te gustan los perros seal Isabella. Me gustan los perros pequeos concret su ta. Charlotte no quiere un perrito, quiere un cachorro de la carnada del gran dans de mi hijastro. Una bestia que probablemente nos comer mientras dormimos. Tu madre ha convencido a la nia de que el perro debe llamarse... Hamlet?gimi Izzie. Por supuesto! Su madre tena las mejillas ruborizadas de excitacin. Y si es una hembra? inquiri. Entonces se puede llamar Ofelia, claro, aunque supongo que Gertrude tambin servira. No s si sabais que el otro da descubr algo de lo ms fascinante... Ta Kat, todava no me has dicho lo que haces aqu dijo en voz alta. Saba que era muy grosero interrumpir a su madre de esa manera, pero el suspiro colectivo que recorri la mesa hizo que se sintiera mejor. Siempre le haba maravillado que su madre fuera tan

estudiosa y su ta tan amante de la diversin, a pesar de provenir del mismo vientre. No era slo que sus personalidades fueran diferentes, sino que fsicamente tampoco se parecan nada. Su madre era rubia y delgada, igual que ella, mientras que su ta posea un brillante pelo negro y estaba dotada de generosas curvas. Compartan, sin embargo, los mismos expresivos ojos gris azulado, y el tono definitivamente sombro en los de su ta indicaba que, a pesar de su alegre conducta, estaba preocupada. Nuestro propsito, de haber llegado a tiempo, era darte una sorpresa por tu cumpleaos. Pero nos demoramos por culpa de una terrible tormenta que transform todos los caminos en ros de lodo, y todava nos retrasamos ms cuando la niera de Charlotte resbal en el barro y se rompi la mueca... Hizo una pausa para tomar aire. As que no slo nos hemos perdido tu cumpleaos, sino tambin tu compromiso... No es que te hayas perdido gran cosa... mascull Izzie. ...Y tu boda! gimi su ta. Tranquila, Henry tampoco asisti. No tuvimos tiempo de enviar invitaciones. Creme, no result el tipo de boda con la que siempre haba soado, pero estoy segura de que te habrn puesto ya al corriente de todos los srdidos detalles. Desliz la silla hacia atrs y se levant. Su cuerpo vibraba de energa; energa que se estaba convirtiendo rpidamente en una cosa muy distinta. Mam llam, casi mareada por la sensacin de anticipacin, conseguiste encontrar el resto de la porcelana china de la bisabuela Clorinda? Para qu quieres la vajilla de porcelana china de mi abuela? pregunt su padre con suspicacia, levantando la vista del peridico. Es lo que Izzie quiere como regalo de bodas. Dice que le encanta el diseo que tiene improvis su madre. Satisfecho por la explicacin, lord Weston mascull algo incoherente y volvi a concentrarse en el diario. La encontrars en las viejas habitaciones infantiles musit su madre sealando la puerta. Cuando lady Weston se qued embarazada de Henry, sus padres haban decidido que las habitaciones infantiles, situadas en la zona ms alejada, fra y sombra de la casa, eran completamente inapropiadas para un nio. Haban convertido una enorme suite del ala este

en un lugar mucho ms adecuado, y las viejas estancias destinadas anteriormente a los nios permanecan vacas desde entonces. Cuando entr all, lo primero que vio fue que la chimenea estaba encendida. Luego se fij en el enorme montn de platos que haba sobre una mesa, los ms horrorosos que hubiera visto nunca. Tom el de arriba del todo y, por un momento, se asombr de que alguien hubiera creado tal monstruosidad; de que alguna persona hubiera considerado apropiado, no slo decorar una vajilla de porcelana con masculinas escenas de caza, sino hacerlo incluyendo horripilantes imgenes de los momentos finales del ciervo. Decidi que el autor de semejante despropsito necesitaba que le examinaran la cabeza, y la misma teora podra aplicarse a su bisabuela por haberla adquirido. Cuando ech el brazo hacia atrs y lanz el plato, se sinti ms feliz de lo que haba sido desde que James se march. Con una risita, tom el siguiente. Al atardecer, desahogaba su furia con un atizador y un viejo colchn. No lo encontraba tan satisfactorio como romper aquella horrorosa porcelana china, pero de sta haba un suministro bastante limitado ya que su madre se haba encargado de destruir la mayor parte. Prometi solemne venganza a los amantes ficticios, Emilia y Jordn, por atreverse a tener un final feliz. Ahora que saba por experiencia que las seducciones escandalosas slo provocaban angustia y sufrimiento, haba decidido que el libro era basura y mereca sufrir una muerte lenta y dolorosa. Muchos libros podran haber seguido el mismo destino si no fuera porque Olivia hizo desaparecer todas novelas romnticas cuando encontr los restos chamuscados de Lu misteriosa hechicera del castillo de Clermont. As que segua golpeando el colchn cuando hizo su aparicin la segunda visita del da. Condenado canalla! Yo te golpe dar golpe por dejarme golpe el da de mi cumpleaos! Jadeante, dej caer un golpe aniquilador. Siempre le he dicho a mam que eras una jovencita sedienta de sangre, pero ella nunca me crey dijo lentamente una voz en el umbral. Henry? Isabella dej caer el atizador sobre el colchn y respir hondo. Tema ese momento desde que Olivia y ella tramaron el plan. S, era hermana de Henry, pero l tena cuatro ms y su

mejor amigo era su mejor amigo. Las probabilidades no jugaban a su favor. Cinco hermanas contra un mejor amigo... Y ella se lo haba robado. Enderez los hombros y se enfrent a su hermano. La miraba con el ceo fruncido y se prepar para aguantar lo que viniera. Maldita sea, Izzie! Ests horrible! Lo nico que pudo hacer fue clavar los ojos en l. Oh, de acuerdo mascull Henry. Imagino que debera felicitarte, pero... Hal! Grit el apodo infantil de su hermano mientras se lanzaba a sus brazos. l emiti una risa de sorpresa y la apret contra su cuerpo. Sabes que haca aos que no me llamabas as? Tema que me odiaras susurr contra su abrigo. Pero tuve que hacerlo. Si no l se hubiera marchado a... S, ya lo s. La joven se alej unos pasos y comenz a pasearse por la estancia. La repentina liberacin de la tensin que le supona la incertidumbre por el comportamiento de Henry le haba dado una inyeccin de energa. Supongo que James te lo habr contado todo. Henry sacudi la cabeza. Me lo acaba de contar pap ahora mismo. Voy a tener que disparar a James. Hal, no puedes hacer eso. Se ha casado conmigo. S, claro; eligi entre arruinar tu reputacin o abandonarte. Dios, qu lo! Ella se ri. Es as como lo describi? Pap? No, creo que l utiliz la expresin menudo fiasco. No. Me refera a James. Dijo que nuestro matrimonio era un lo? Su hermano la mir de reojo.

Izzie, no he vuelto a ver a James desde aquella visita que le hice en Irlanda poco despus de tu baile de presentacin. Y de eso hace ya varios meses. La joven se sinti abrumada por la culpa. James y Henry siempre haban sido como hermanos y ella haba abierto un abismo entre ellos. Con sus mejores intenciones, eso s, pero abismo a fin de cuentas. Lo siento mucho, Henry. James debera darse cuenta de que esto no influye en vuestra amistad. Si le das unas semanas para recuperar la cordura y entonces te renes con l en Londres, estoy segura de que... Volva a haber esa mirada extraa en los ojos de su hermano. Qu pasa? James no est en Londres. Cuando recib el mensaje de pap, me dirig directamente all para hablar con l. Le he buscado por todos los lugares que frecuentbamos y nadie le ha visto. Es posible que se haya escondido en alguna de sus propiedades, pero... Pero t no lo crees concluy ella. Su hermano asinti con expresin sombra. Lo ms seguro es que haya salido de Inglaterra. Se ha marchado, Izzie, y no creo que tenga intencin de regresar. A pesar de las dudas de Henry, ella sigui creyendo firmemente que James regresara a su lado antes de que pasara mucho tiempo. Saba que su marido necesitaba tiempo para aceptar su matrimonio, pero supona que una vez que se enfriara su clera, entrara en razn. Isabella segua sin lamentar lo que haba hecho; no importaba lo que James dijera, no haba otra opcin. Y estaba segura de que cuando l lo comprendiera, la perdonara. Entonces, como buena y magnnima esposa, ella le perdonara a su vez. Sin duda, todo lo que ella haba razonado en un breve momento, le llevara a l ms tiempo del que deba porque, a fin de cuentas, era un hombre. Y haba observado que los hombres no pensaban con lgica, razn por la que tardaban ms de lo necesario en descubrir el porqu de las cosas. Calcul que sera precisa al menos una semana para que el agraviado orgullo de James se recuperara y otra semana ms porque, como era terco como una mua, se resistira a reconocer que se haba equivocado. Se dijo a s misma que en cuanto pasaran unos quince das, volvera a saber de l.

Despus de que transcurrieran tres semanas sin noticias, Isabella comenz a pensar que l le haba enviado una carta que deba de haberse extraviado, o quiz que el mal tiempo le haba impedido viajar. Se preocup al pensar que podra haber cado enfermo o sufrido un terrible accidente. Cuando pas un mes sin ningn tipo de seal, las palabras de su hermano comenzaron a resonar en su cabeza, se ha marchado, Izzie, y no creo que tenga intencin de regresar. Aquella frase se repiti en su mente una y otra vez, aleteando y palpitando como las alas de una bandada de mirlos, hasta que pens que perdera la razn. Pero en vez de volverse loca, comenz a aceptarlas. James no regresara. Haba desaparecido de verdad. No le pedira perdn entre lgrimas, no habra un feliz reencuentro. Se haba marchado y se pregunt dnde la dejaba eso a ella. Al parecer la dejaba tomando el t con su madre y su ta, pens con sarcasmo. Aunque la actividad o la falta de ella no le resultaba desagradable, no era as como esperaba pasar el resto de sus das. Haba llegado el momento de continuar, de seguir adelante, de vivir. Mam, ta Kate, he decidido que debo avanzar dijo con rapidez, antes de cambiar de idea. Avanzar hacia dnde, cario? inquiri su madre. Avanzar con mi vida explic. Tengo que decidir qu voy a hacer ahora. James no regresa y yo no puedo pasarme el resto de mis das esperando a que l cambie de idea. Tampoco puedo quedarme aqu para siempre, escondida tras las faldas de mi madre. Ya no soy una nia y ha llegado el momento de que me enfrente a la realidad. A su madre se le empaaron los ojos. Por mucho que me guste tenerte a mi lado, tienes razn. Es hora de que abandones el nido. Eres una hermosa joven que no carece de fortuna y ttulo y, como mujer casada, has adquirido una libertad que no podras disfrutar de otra manera. Parafraseando a Shakespeare, el mundo ser tu ostra. Su madre siempre confiaba en animar las conversaciones con aquellas perlas de sabidura shakesperiana. Piensas viajar al extranjero? pregunt su ta. O Londres te atrae ms? A lo mejor prefieres quedarte en Sheffield Park. Estoy segura de que te apetecer llevar a cabo all gran cantidad de cambios.

Lo cierto es que no s lo que quiero admiti Izzie. Slo s que no puedo quedarme aqu ms tiempo. Todo me recuerda a James. Bueno, en Londres no te vers atormentada por desafortunados recuerdos y, con la temporada a punto de empezar, habr tanta diversin que no te quedar tiempo para pensar en tu marido. Los bailes de mscaras ofrecen oportunidades perfectas para coquetear. Kate! exclam su madre. Bueno, si su marido ha elegido mantenerse alejado, ella est en su derecho de tomar un amante. No permitir que animes a mi hija a hacer semejante cosa. Ta Kate, mam intervino Isabella antes de que la discusin derivara en una pelea, no creo que est preparada para bailes o coqueteos. Necesito irme a un lugar mucho ms tranquilo. Su ta comenz a aplaudir con excitacin. Tengo un plan. Ella la mir con recelo y lo mismo hizo su madre. Oh, no me miris como si fuera una corruptora de menores. Lo que os voy a proponer es perfectamente respetable. Izzie, t y Olivia podrais acompaarme a Escocia, y quedaros conmigo todo el tiempo que deseis mientras decides lo que vas a hacer. Isabella se levant de un salto y abraz a su ta. Sera estupendo! Ests segura de que a lord Sheldon no le importar? Una sombra cruz el rostro de su ta al or mencionar a su hijastro. No seas tonta. Eres mi sobrina, por supuesto que a Jason no le importar. Adems, no ha abandonado Gales desde la muerte de Laura. Lo que ocurri fue una tragedia. Su madre sacudi la cabeza. Pero de eso han pasado por lo menos tres aos. No es posible que tenga intencin de seguir recluido para siempre. Jason se ha apartado del mundo. Su hijo es la nica persona que consigue llegar a l. Se muestra distante incluso con Charlotte, y os aseguro que se esfuerza para que no sea as. A pesar de todo, mi hija le adora, lo que supongo que es normal dado que es su hermanastro.

Sin embargo, me temo que acabar lastimada si l sigue encerrndose en s mismo de esa manera. Oh, qu horror! exclam Izzie. Imaginad lo que es alejarte de las personas que te aman y que... Oh! Su madre estir la mano y apret la suya. Est sufriendo mucho, igual que t, cielo. La gente no siempre se comporta de manera adecuada cuando sufre. Lo importante es seguir adelante. Alejarte de aqu durante un tiempo ser beneficioso para ti. Y tambin ser bueno para m aadi su ta. No slo disfrutar del placer de vuestra compaa, sino que estoy casi segura de que cuando Charlotte sepa que vendris a casa con nosotras, olvidar esa alocada idea de tener un perrito. Izzie se ri. No estoy segura de si debo sentirme halagada u ofendida. Halagada, te lo aseguro. Tu prima desea ese perro ms que cualquier cosa. Su ta suspir. Bueno, eso no es completamente cierto. Lo que quera en realidad era una hermanita o hermanito, pero cuando por fin la convenc de la imposibilidad de que ocurriera tal cosa... Bueno, imposible no es repuso Izzie. T tienes cinco aos menos que mam, y ella tuvo a Portia hace slo dos. Es imposible porque no tengo intencin de volver a casarmele asegur su ta. Que una mujer se case dos veces, es aceptable. Pero tres... Neg con la cabeza. No, un tercer matrimonio me llevara al borde del escndalo y no os digo nada de lo que ocurrira si me convirtiera en viuda tres veces. Me sealaran con el dedo y susurraran a mi paso. Isabella se contuvo para no recordarle que su inmensa belleza y su carcter exuberante haban hecho que todos los dedos la sealaran y murmuraran sobre ella desde que debut en sociedad, haca casi dos dcadas. Por eso continu Kate, una vez que Charlotte se dio cuenta de que no llegara ningn beb con el que jugar, decidi que le servira un perrito. Pero ahora, con un poco de suerte, la presencia de sus primas favoritas conseguir que se olvide de esa ridcula promesa que le hice.

Mi querida hermana, a estas alturas de la vida deberas de saber ya que no hay nada en el mundo capaz de conseguir que una mujer olvide una promesa, da igual que tenga cuatro o noventa aos. No existe nada tan sagrado para una mujer como una promesa. Y eso, pens Isabella mientras se apresuraba para contarle a Olivia los planes trazados, era una de las mayores verdades del mundo.

Captulo 14
Abril, 1798 Me dirijo a usted para preguntarle si en su librera podra encontrar algn volumen que trate sobre el cuidado y alimentacin de una raza de perros llamada gran dans. Tambin me gustara informarme si dispone de algn ejemplar de La misteriosa hechicera del castillo de Clermont, publicada hace tiempo por Minerva Press. Nuestra copia sufri un aciago accidente y le he prometido a mi hermana que intentar reemplazarla. Extracto de una carta que Isabella, lady Dunston, envi cuando tena veinte aos al seor

John Hatchard, propietario de la librera Hatchard, despus de escuchar ladridos y suspiros desasosegados, stos ltimos emitidos por lady Sheldon cuando vio que su hija, Charlotte, intentaba aprender el idioma canino.

Castillo de Halle, East Lothian, Escocia Abril, 1798 Durante el viaje a Escocia, Isabella se sinti nerviosa y fuera de s. Un momento estaba cansada y al siguiente no poda estarse quieta; o famlica y al instante le daba nuseas ver la comida. Asumi que estaba enferma, pero fuera lo que fuera, duraba ms de lo que debera. Llevaba ya dos semanas en Escocia cuando de repente tuvo una corazonada que le pareci terrible y maravillosa al mismo tiempo. Dej a un lado el libro que finga leer y comenz a pasearse por aquella acogedora estancia de la torre norte, conocida como la sala de la reina en honor a Mara, reina de Escocia, que se haba hospedado en el castillo poco antes de su aciago matrimonio con el conde de Bothwell. A pesar de la trgica historia de la antigua ocupante de la estancia, le gustaba aquel lugar. All se senta cmoda y a salvo. Por suerte, ta Kate y ella pasaban all mucho tiempo. Liwy, en cambio, sola encaminarse a la sombra biblioteca desde que descubri que los miles de volmenes que sta contena se hallaban descatalogados y desordenados. Aquel estado de caos tan absoluto ofenda cada hueso de su ordenado cuerpo y haba emprendido la intimidante tarea de reorganizarla. Izzie dudaba que pudiera llevar a cabo tal tarea, pero aquello era problema de su hermana. Pens con un suspiro que ella ya tena sus propios

problemas, y que iban a ser ms difciles de solucionar que ordenar unos cuantos libros revueltos. Su ta, que se encontraba sentada tras el escritorio, haba dejado a un lado los tiles de escritura y la observaba mientras ella desgastaba con sus paseos lo que sin duda era una alfombra de incalculable valor. Piensas seguir haciendo eso durante todo el da o vas a decirme qu te ocurre de una vez? Tengo un problema murmur. Un problema que ahora es muy pequeo, pero que, mucho me temo, acabar convirtindose en uno grandsimo. Est bien, dmelo. Sea lo que sea buscaremos una solucin. Su ta le brind una reconfortante sonrisa. Estoy segura de que no puede ser tan malo. Eso crees? repuso con voz temblorosa, dejndose caer sobre el sof. Estoy embarazada. Se qued mirando a su ta mientras sta asimilaba la noticia. Fue testigo de cmo la alegra y la excitacin reemplazaban a la sorpresa inicial. Pero, cario, sa es una noticia maravillosa! Isabella sacudi la cabeza con tristeza. No, ta Kate, no lo es. Por qu no? Le jur, le promet a James que no... Que no tendramos hijos. Cario, eso no es algo sobre lo que se pueda decidir sin ms. Sin embargo hay algo que no entiendo, estaba segura de que queras tener nios. Y quiero. Incluso aunque saba que no estaba bien desearlo, esperaba haberme quedado embarazada. Y con el deseo, con cada oracin, traicion la promesa que le hice a James. Por lo que veo, ES l quien no quiere tener hijos. Isabella asinti con la cabeza, pasndose un pauelo por los ojos para secarse las lgrimas que surgan con demasiada frecuencia en esos das.

Antes de nada declar su ta, ponindose de pie y acercndose a ella, djame sealarte que no eres la nica responsable. Son necesarias dos personas para concebir un nio. l no lo ver de esa manera. Lo forc a casarse o, por lo menos, a hacer lo que condujo al matrimonio. Su orgullo result herido, lo s, pero pensaba que con el tiempo podramos tener una oportunidad. Pero eso fue antes de saber que iba tener un beb. Ahora... Ahora no me perdonar jams. Tonteras. Lo siguiente que iba a decirte era que son muchos los hombres que no quieren tener nios y que cambian de idea cuando nace el beb. James no ser una excepcin, ya lo vers. Siempre se le han dado bien los nios. Adems, necesita un heredero. Isabella suspir y se hundi en los cojines. Segn l, no. Dice que no quiere herederos. Te puedes creer que pretende que su linaje acabe con l? Tiene tanta clera y odio en su interior que algunas veces pienso que no queda espacio para nada ms. En ese caso debes ayudarle la aconsej sabiamente su ta. Estoy segura de que a estas horas su clera se ha enfriado. He sido muy egosta retenindote aqu conmigo, y quiz haya llegado el momento de que vayas en busca de tu errante marido. Isabella lo pens durante un momento... Un momento muy breve. No le cost demasiado convencerse de hacer algo que estaba deseando. Se levant de un brinco y abraz a su ta, ms feliz de lo que haba sido en mucho tiempo. Ta Kate, tienes razn! S, por lo general as es brome la mujer, parecindose muchsimo a su madre en ese momento. Adems, no sera correcto que un hombre se enterara por carta de que va a ser padre aadi Isabella. Claro que no! Una noticia de naturaleza tan ntima debe darse en persona. S convino Isabella. La nica pega es que no tengo ni la ms leve idea de dnde puede estar. Su ta frunci el ceo.

 No te dej dicho cmo contactar con l? Oh, s, por supuesto. A travs del bufete de abogados que lleva sus asuntos. El seor... el seor... Marbly. S, eso es! Ta Kate, eres un genio. Le escribir inmediatamente. Decir que la respuesta que lleg casi tres semanas despus result decepcionante, sera una declaracin muy comedida.

lady Dunston, lamento comunicarle que nos resulta imposible revelarle la direccin que nos solicita. Cualquier correspondencia que desee enviarle a lord Dunston deber dirigirla a nuestras oficinas. Sus ms humildes servidores, Conter, Ellis, Marbly y Stinch
Esto es inaceptable! resopl Isabella cuando le entreg la nota a su ta, que la agarr con rapidez para que Olivia no se la arrancase de las manos . Ocultarle su localizacin a su esposa! De verdad parezco tan desesperada como para ir en busca de un hombre que no tiene ningn deseo de verme? sos eran, bsicamente, tus planes le record Olivia. Oh, por qu no te vuelves a la biblioteca a hacer lo que sea que ests haciendo all? Isabella hizo una mueca de desagrado. Hombre insufrible! Sigo en la misma situacin que antes. No he avanzado nada. Aunque no es lo deseable, si sta es la nica manera de comunicarte con l, creo que deberas enviar una carta para James a travs del seor Marbly. Quiz cuando sepa que ests embarazada regrese corriendo a tu lado sugiri ta Kate. Lo ms probable es que escape tan lejos como pueda. No, tengo que decrselo en persona. Muy bien dijo su ta. Imagino que no nos queda ms remedio que hacer venir al seor Marbly. Y podras explicarme cmo vas a conseguir sonsacarle el paradero de James? Cielo, soy la marquesa de Sheldon. No creers que va a resultarme muy difcil conseguir que el inestimable seor Marbly nos facilite esa informacin, verdad? Agit las pestaas y esboz aquella picara sonrisa que todava consegua que los hombres le juraran amor eterno al conocerla. No en vano se rumoreaba que sus dos maridos, ambos bastante

mayores que ella, haban muerto en la cama con unas beatficas sonrisas de satisfaccin en la cara. Izzie sonri ampliamente. Pobre hombre, no tiene nada que hacer! Cuando lleg el seor Marbly, casi un mes despus, Isabella ya no sonrea tan ampliamente. Casi todo lo que vea y escuchaba provocaba su llanto, y tal cosa slo era un poco mejor que los ataques de nuseas que sufra cada vez que ola o coma algo. Fue por eso que el primer vistazo que ech al abogado que llevaba los asuntos de James se vio distorsionado por un velo de lgrimas. No obstante, pudo notar que era un hombre alto, de ms o menos la edad de su padre y con el pelo dorado. Supuso que podra considerrsele guapo; un tipo elegante y distinguido y, si la ropa era indicativo, uno de esos caballeros que saban que la calidad y la comodidad no eran necesariamente excluyentes. Supuso, sin razn aparente para equivocarse, que era el eptome de la masculinidad britnica: un soltern empedernido. Lo ms probable es que dividiera su tiempo entre el trabajo y el club por lo que cualquier cosa que rompiera su rutina le resultara molesta y que despreciara a las mujeres lloronas. Pero all estaba, sonriendo y tendindole un pauelo despus de haber recorrido ms de trescientos kilmetros. Por inexplicable que resultara, aquella accin consigui que llorara con ms fuerza. Se sinti aliviada al ver aparecer a su ta en el umbral. Pens que ella podra encargarse del seor Marbly, por lo que se permiti sentarse en el sof o, mejor dicho, adoptar una desgarbada posicin en el divn para poder reanudar su llanto. Lady Dunston? El seor Marbly dio un paso hacia ella con una expresin de pnico. Ha estado as desde que recibimos su carta inform su ta con pesar mientras entraba en la estancia. Izzy observ con algo de diversin que el seor Marbly se quedaba boquiabierto al ver a su ta. Aunque haba sido testigo de esa misma reaccin en un buen nmero de caballeros, ver que un hombre pareca un pez boqueando segua provocndole una sonrisa. Perdn... dijo l finalmente con voz ronca. Ta Kate, que conoca de sobra el efecto que tena en los miembros del sexo opuesto, le lanz una clida y provocativa mirada. Agit las pestaas y se puso una mano en el corazn, haciendo que l se fijara en el escote del vestido.

Soy yo la que debe disculparse. Es imperdonable que una anfitriona no est presente para recibir a sus invitados y, como puede ver, mi sobrina no se encuentra en condiciones de hablar con nadie. Bienvenido al castillo de Halle. Soy lady Sheldon. l le hizo una reverencia perfecta. Timothy Marbly a su servicio, milady. Isabella se sorprendi por la rapidez con que el abogado haba recobrado la compostura y agradeci a Dios que el intento de seduccin de su ta fuera slo la primera parte del plan. Muchas gracias por venir, seor Marbly. Mi pobre sobrina se encuentra en este estado desde que supo que su marido no quiere que est al corriente de su paradero. Al parecer, su ta estaba abordando una nueva fase del plan: provocar lstima por la pobre esposa abandonada. Isabella sorbi por la nariz y suspir, aadiendo algn que otro gemido ocasional. Por supuesto, si haba alguien digno de piedad en esa habitacin era el abogado. El pobre hombre deba de estar exhausto, pero ellas saban que eso podra obrar en su favor. Lo siento muchsimo se disculp l, pero es mi deber respetar los deseos de mi cliente. Lady Sheldon le mir fijamente. Nos ponemos cmodos? Se sent y seal una silla cercana. El se acerc al asiento con un gesto que deca que dudaba que aquel endeble mueble femenino fuera capaz de soportar su peso. Como les estaba diciendo... comenz de nuevo. Le apetece tomar el t? propuso lady Sheldon en un tono extremadamente amable. No, gracias. Soy plenamente consciente de que lady Dunston pueda sentirse compresiblemente inquieta por la decisin de su marido, pero... Para su informacin, seor Marbly le confi su ta, inclinndose hacia l, mi sobrina tiene que comunicar a lord Dunston una importante noticia. Una buena nueva de naturaleza personal, ya me entiende. Se palme el vientre a la vez que hablaba. l palideci. Si lady Dunston est enferma, debo avisar a su esposo. No est enferma. Est esperando. A quin?

 Disculpe? Ta Kate arrug la nariz de manera encantadora. El seor Marbly emiti un audible suspiro. Acaba de decir que lady Duston est esperando y he preguntado a quin. Es lo ms lgico. Exasperada, su ta lanz un bufido impropio en una dama. Un beb! explot, casi levantndose de la silla . Est esperando un beb. Beb. sa era la palabra clave para poner en marcha la siguiente fase del plan. Olivia deba estar dndole a Charlotte las ltimas instrucciones, por lo que su prima de cuatro aos aparecera en cualquier momento. Entiendo. El abogado pareci desconcertado durante un momento, pero se recuper con rapidez. A pesar de todo, no puedo facilitar la informacin. Maaaamaaaaa! En el instante preciso, Charlotte entr en la sala y, con un dramtico grito, se arroj en brazos de su madre. Echo de menos a pap! solloz. Isabella observ al seor Marbly atentamente; pareca que aquello funcionaba. Su ta tena razn. El abogado se haba quedado anonadado. Sin duda, despus de ser testigo de aquel conmovedor despliegue de pesar se dara cuenta del importante papel que jugaba un padre en la vida de su hijo. No poda negar a su beb el derecho a conocer a su padre. El pensamiento se desvaneci de repente al notar que el llanto de Charlotte se detena... con demasiada rapidez a juzgar por la expresin del letrado. Isabella Charlotte saltaba del regazo de su madre y le tenda las manos. Ya lo he dicho, mam. Justo como Liwy me ense. Me das ahora mi regalo? Su ta emiti un gemido y se inclin para susurrar al odo de la nia algo que la hizo salir corriendo de la estancia. Lo ms probable es que se dirigiera a la cocina en busca de un dulce. Ta Kate se los tena restringidos y Charlotte era muy golosa. El seor Marbly intentaba sin mucho xito mantenerse serio. Izzie suspir. mir sorprendida que

No creo que el plan vaya a funcionar. Y nadie tiene la culpa ms que nosotras. Charlotte ha dicho su frase a la perfeccin, pero nos olvidamos de que debamos indicarle lo que tena que hacer luego. Entonces, el seor Marbly dio rienda suelta a su hilaridad. Fue un sonido profundo y contagioso que consigui que ella y su ta se unieran a l. Pens que realmente era un hombre muy atractivo a pesar de su edad. Y, por las miradas que le diriga su ta, tampoco ella era inmune a los encantos del abogado. Sin embargo, cuando el abogado dej de rerse y se dirigi a ella, su expresin era de profundo pesar. Lady Dunston, crame, deseara poder decirle el lugar en el que se encuentra su marido, pero me resulta imposible. Ella respir hondo. Lo entiendo. De veras? murmur su ta. S. Parece que tendr que buscar a mi marido por m misma. Se puso en pie y se dirigi a la puerta. El seor Marbly se levant a su vez, pero ella agit la mano para que volviera a sentarse. Tengo que asumir que las circunstancias son las que son y que James se ha alejado de m todo lo que ha podido. Imagino por tanto que se ha ocultado en una de sus propiedades, supongo que en la ms alejada. Cul es? Mmmm Debe ser la plantacin de azcar, si no recuerdo mal. Dgame, seor Marbly, mi marido posee alguna propiedad ms alejada de Inglaterra que la que tiene en Jamaica? No que yo sepa, milady dijo con recelo. Excelente. Entonces ir a Jamaica en primer lugar. El abogado frunci el ceo. Servira de algo que le dijera que no est all? No repuso ella con alegra. Podra estar intentando despistarme. No, estoy decidida, ir. Me niego a permitir que la situacin contine en este estado. Dadas las condiciones actuales, mi matrimonio est abocado al fracaso, y nada cambiar a menos que pueda hablar con James. Cario, no puedes ir all protest su ta. Y si surge alguna complicacin en el embarazo? El seor Marbly, aliviado de tener una aliada, asinti con rapidez, moviendo la cabeza de arriba abajo frenticamente. Supongo que tendr que asumir el riesgo replic ella tras meditarlo durante un momento.

El seor Marbly pareci decepcionado. Conoca esa expresin, ya la haba visto antes en la cara de su padre. Por lo general indicaba que quera sacudirla hasta hacerla entrar en razn y que lamentaba profundamente no poder hacerlo. S, era muy probable que, dada la manera en que el abogado apret los puos, fuera eso lo que senta. Es mi obligacin estar de acuerdo con lady Sheldon. El viaje no es rpido ni fcil, se lo aseguro, y le prometo que no hallar all a su marido. Continuar con esos planes sera muy poco recomendable le advirti. Izzie imagin que aquel tono deba funcionar bastante bien cuando trataba de persuadir a sus clientes de que no invirtieran dinero en aventuras arriesgadas. Pero sin riesgo no hay ganancias, se record a si misma. La vida era una partida de cartas y haba que intentar jugar las que te tocaban de la mejor manera posible. Esperaba que l no descubriera que estaba tirndose un farol. Puede que sea imprudente presion, pero dado que se niega a decirme dnde est mi marido, no me queda ms remedio que buscarle por m misma. Claro que, si usted cambiara de idea, yo podra renunciar a mis planes. Acababa de arrinconarle y, por su expresin, l era plenamente consciente de ello. Muy bien, milady suspir finalmente. Muy bien? Muy bien que le vaya bien en su viaje o muy bien, le dir dnde se encuentra su marido? Es muy probable que facilitarle esa informacin me cueste el puesto. Se lo aseguro, seor Marbly, no permitir que ocurra eso se apresur a decirle. Si mi marido se enfada con alguien, ser conmigo. Gracias, milady. Pero como iba diciendo, aunque estoy convencido de que lord Dunston mover sus influencias para que me despidan si revelo su posicin, estoy igual de convencido de que har lo mismo si permito que usted viaje a Jamaica. Entonces, me lo dir? S. El movi la cabeza con una media sonrisa . Y no es que tenga deseos de que ser despedido pero... Se interrumpi como si estuviera buscando las palabras correctas. Qu? Qu ha pasado?

Su marido es un buen hombre y siempre ha contado con mi ms alta estima, pero ltimamente se ha vuelto algo... temerario. Tengo la esperanza de que la noticia de su prxima paternidad le devuelva el sentido comn. Por el contrario, ella opinaba que la noticia conseguira que perdiera la razn por completo, pero no lo expres en voz alta. Seor Marbly, dnde puedo encontrar a mi marido? exigi con impaciencia. Segn me inform antes de su partida, est prestando servicios a bordo del HMS Theseus, uno de los barcos de la Armada destinado en el Mediterrneo. Prestando servicios a bordo del HMS Theseus. La sangre se le agolp en los odos. Un velo negro le cubri los ojos y comenz a estremecerse sin control. Izzie! Lady Dunston! Las voces eran distantes, como si vinieran de muy lejos. Las suaves manos de su ta la condujeron hasta una silla y la obligaron a inclinarse hasta apoyar la cabeza en las rodillas. Me lo prometi susurr. La furia y la angustia, el miedo y la desesperacin, y todas las dems emociones existentes la atravesaron dejndola desprotegida. Lo prometi. Todas las fisuras de su corazn, que haca tan poco tiempo que haba conseguido volver a unir, comenzaron a abrirse de nuevo. Me lo prometi! Hasta ese momento, James slo haba desaparecido para ella de forma fsica; sin embargo ahora, en ese preciso momento, podra haberlo perdido para siempre. La inund una oleada de pesar y se llev los nudillos a la boca para mordrselos, agradeciendo la punzada de dolor. No saba si sera capaz de permanecer en un mundo en el que l no estuviera. Siempre haba estado all.

En el momento en que le conoci, un pedazo de su alma que no haba sabido que faltaba encaj en su lugar. Cuando estaba con James se senta protegida y segura, y le gustaba pensar que l era un puerto estable en el que poder guarecerse de mares turbulentos. Sencillamente era parte de ella. Incluso cuando estaban separados, saber que estaba en algn lugar del mundo, era... suficiente. Haba credo durante toda su vida que James la protegera de cualquier mal y siempre haba asumido que mantena sus promesas. Por lo visto se haba equivocado y se senta perdida, como un barco a la deriva. La desesperacin amenazaba con desbordarla justo cuando sinti un leve burbujeo en el vientre. El beb se movi otra vez como si fuera una delicada mariposa revoloteando en su interior. Ese nio era su ancla ahora. Creo que ser mejor que me vaya escuch que deca el seor Marbly a su ta. Si lady Dunston desea enviarle algo a su marido, slo tiene que decrmelo. Isabella alz la cabeza. No, no voy a ponerme en contacto con l le comunic al abogado con voz helada. Pero, el beb... protest l. Ella se puso de pie, orgullosa y un poco desafiante. Seor Marbly, antes de que nos casramos, mi marido dej perfectamente clara su postura en materia de herederos, y no tengo ninguna razn para pensar que pueda haber cambiado de idea. Estoy segura de que si se entera de que estoy embarazada, huir ms lejos todava y actuar de forma ms temeraria e impulsiva. No pienso perseguirle ni implorarle unas migajas de su afecto, ni para m ni para nuestro hijo. El abogado le dirigi una mirada amarga y comprensiva. Perdone mi impertinencia, lady Dunston, pero su marido es un estpido. Y mucho me temo que no se dar cuenta de ello hasta que sea demasiado tarde. Gracias, seor repuso Isabella con una apesadumbrada sonrisa en los labios. Esper a que su ta hubiera mostrado al abogado el camino de salida antes de terminar la frase para sus adentros: De hecho, ya es demasiado tarde.

Captulo 15
Majo, 1798 Tengo que darte una noticia de naturaleza ms bien delicada, es ms, casi dira que podra considerarse un milagro. Vas a ser abuela! Como no puede haber mucha duda sobre cundo fue concebido el beb, ya sabrs que el feliz acontecimiento tendr lugar en noviembre. Ta Kate me ha asegurado que la matrona que la asisti en el parto de Charlotte est disponible, pero me gustara que t tambin estuvieras presente. No quiero que me atienda una partera en Edimburgo y tampoco deseo que lo sepa mucha gente. Por favor, no se lo digas ms que a pap y a Henry, y advirteles que no le cuenten nada a James. Ya te explicar las razones en persona; baste decir que los puentes han sido quemados y que he concentrado mi vida en el futuro. Extracto de una carta que Isabella, condesa de Dunston, envi cuando tena veinte aos a

su madre, Mary, vizcondesa de Weston, informndole de que la remitente de la misma estaba como se dice vulgarmente preada.

HMS Theseus Algn punto en mitad del mar Mediterrneo Julio, 1798 James se dijo a s mismo que no haba roto su promesa mientras miraba fijamente aquella inmensa masa de agua. En los siete meses y pico que llevaba en alta mar, aquellas palabras se haban convertido en una letana. Se record a s mismo una vez ms que le haba prometido a Isabella que no se alistara en el Ejrcito y que no lo haba hecho. La Marina Real Inglesa era un organismo diferente; algo que haba aprendido con suma rapidez. En primer lugar, no se podan comprar comisiones como en el Ejrcito; all, un hombre slo poda ascender gracias a sus propios mritos. Y no era que hubiera sabido que terminara en la Marina cuando hizo su promesa. Una vez que lleg a Londres, no supo qu hacer, aparte de gritar como un poseso y emborracharse porque aqulla era su noche de bodas. Era su maldita noche de bodas y no la pasara en la cama. No la pasara con su esposa porque no era posible, y tampoco lo hara con ninguna otra dama porque no quera. Si bien el suyo nunca sera otra cosa que un matrimonio de nombre,

pensar en acostarse con otra mujer su primera noche de casado le resultaba repulsivo. En primer lugar, Isabella le matara si llegaba a enterarse, pero lo ms importante era que no deseaba a ninguna otra. Slo a ella. Su esposa era la nica mujer que no poda tener y aquella pequea hechicera le haba arruinado para todas las dems. Sera ridculo si no fuera tan deprimente. As que se haba encaminado a White's y, como ya no corra peligro de quedarse en la ms absoluta ruina, pidi que le subieran una botella del mejor brandy que hubiera en las bodegas del club. No sirvi para nada como bien le record despus su traicionero cuerpo, pero un hombre en su situacin tena que buscar consuelo donde pudiera. Cuando llevaba consumida media botella y estaba casi a punto de obtener el olvido que buscaba, una mano le apres el hombro. Vaya, si ests vivo y coleando. Que me condenen si no se trata del mismsimo James Sheffield! dijo una voz de su pasado. James alz la vista y vio a Ethan Howe, el segundo hijo del conde de Howe y primer amigo que haba hecho en Elton, sin contar a Henry, por supuesto. Ethan se haba unido a la Marina al salir de la escuela, lo que quera decir que rara vez estaba en casa. Pero el tiempo y la distancia no tenan importancia en una amistad como la que ellos compartan. Y l tena una horrible necesidad de ver una cara amiga. De hecho, pens que en su vida se haba sentido tan feliz de ver a alguien. El brandy que quedaba en la botella haba desaparecido mientras le contaba a su antiguo compaero una versin convenientemente edulcorada y bastante ficticia de los recientes hechos.

AZI QUE YA VEZZZ dijo mirando con pesar la botella vaca . Al vida es un infiedno Y me lo medzco por cabadme con la hedmana de ni mejor amigo.
No has tenido alternativa le asegur Ethan. Estabas en una posicin comprometida e hiciste lo correcto. James intent recordar lo que le haba contado a su amigo. El problema con las mentiras es que despus era muy difcil recordarlas. Un confortable silencio cay sobre ellos. Oh, Dios! exclam Ethan de repente. Es tu noche de bodas! Como si necesitara que se lo recordaran.

No puedo acostadme con ella le explic James con resignacin. Porque la ves como a una hermana? Edd... Exactamente. Una hedmana. Dado que no estaba por la labor de revelar la verdad,

pens que sa era una explicacin tan buena como cualquier otra.
Ethan frunci los labios. Y no puedes cerrar los ojos y fingir que es otra mujer? Cerrar los ojos y fingir que era otra? James se pas la mano por el pelo.

No gru, luchando contra la angustia que inundaba su pecho. No creo que ezo funcionada. Gdeo que nada frvida. Queda unidme al Ejrcito y alejaddme con honod, Sabes? Pero mi mujed me. hizo prometer que no me alistada. Oye, basta de hablad de m. Qu haces en Londres? No edes oficial? No deberas estad en alta mar devolviendo las aguas tras los malditos franchutes a favor del Impedio? Devolviendo las aguas? Ethan se ri.
James le mir con el ceo fruncido. Necesitamos ms brandy. Creo que ms brandy es justo lo que no necesitamos. Y ya no soy un simple oficial. El ao pasado, tras la batalla de Cabo San Vicente, fui ascendido a comandante. Tienes ante ti al capitn del Iheseus. No ex ce un badeo de la flota de Nelson? Enhorabuena! le felicit James,

alegrndose sinceramente por su amigo. Al menos uno de ellos era feliz. Maldicin!, ya volva a sentir lstima de s mismo otra vez. Es que aquel brandy no serva para nada?
Los ascensos suelen ser ms fciles cuando tu padre fue en tiempos un alto dignatario del almirantazgo. Ethan se encogi de hombros como disculpa. Slo he venido a Londres para asistir a la boda de mi hermano. Te acuerdas de John?

Ssslo recueddo que le gustaban las matemticas

S, as es l, el sabiondo ms insoportable que haya conocido jams. Pero a pesar de todo es mi hermano. Encontr a una mujer tan aburrida como l, puedes creerlo? Es como si

fuera cosa del destino. Se casaron ayer en St. Paul. Y dado que ya he cumplido con mis obligaciones familiares, maana me pondr en camino a Portsmouth. Desde all tomar el siguiente barco que parta hacia Gibraltar, donde embarcar de nuevo en el Theseus. Oh, lo que dada por ir contigo! suspir James. Por qu no vienes? Le he prometido a mi mujer que no me alistara. Me has dicho que le prometiste que no te alistaras en el Ejrcito. James se enderez en la silla.

Oh, Dios! Tienes razon Lo had.

Su amigo sonri ampliamente y, durante un momento, James se sinti como si estuviera de regreso en Elton, a punto de participar en alguna travesura, presa de una incontenible anticipacin. Es importante que sepas que la vida en el mar no es fcil y que quizs te resulte condenadamente incmoda. Puedes pasarte meses sin estar con una mujer, y no sers ms que un aspirante a oficial. El almirantazgo tiene reglas muy estrictas al respecto.

No me impoddta asegur James con rapidez.

Su amigo asinti satisfecho con la cabeza. En ese caso, me alegrar tenerte a bordo. No pasar mucho tiempo antes de que comience la accin, recuerda mis palabras. Mi padre dice que la flota francesa se ha reunido en Toulon. Pitt cree que ese condenado corso piensa invadir el Mediterrneo, pero pronto le pararemos los pies. Pronto, pens James mientras la cubierta del barco se balanceaba bajo sus pies, haba resultado ser un trmino muy relativo. El gran almirante sir Horado Nelson haba llegado a Gibraltar para dirigir la campaa contra el general Bonaparte en el Mediterrneo, Pero la flota francesa result ser muy escurridiza. Un mes antes se haban enterado, a travs de un barco de mercancas, que Napolen haba sido visto en la isla de Malta. Nelson estaba convencido de que dicho lugar no era ms que un punto intermedio en el propsito de Bonaparte de invadir Egipto para establecer una ruta francesa hacia las Indias.

La perspectiva de que pudiera haber fuerzas armadas francesas en el sur de la India haca que el gobierno britnico y los accionistas de la Compaa Britnica de las Indias Orientales se echaran a temblar. Por ello, toda la flota haba partido rumbo a Egipto, sin encontrar seal alguna de los barcos franceses. Pronto, se record a s mismo con una media sonrisa en los labios. Soando? James se apart de la borda y vio que Ethan le miraba divertido. Estaba pensando en Isabella. Su amigo borr la sonrisa. Otra vez? James se encogi de hombros y se volvi de nuevo hacia el mar para mirar fijamente las olas. No puedo evitarlo. No s por qu, pero mis pensamientos siempre acaban recrendose en ella. No ser que la echas de menos? La pregunta le transport al instante a la noche del baile de presentacin de Isabella... Me has echado de menos? No quera. No queras... Pero, lo hiciste? S, la echaba de menos, la aoraba todava ms que a Henry, su mejor amigo durante ms de una dcada. La extraaba ms de lo que nunca hubiera supuesto. Se roz el pecho distradamente, intentando calmar el dolor que siempre revoloteaba en su interior cuando pensaba en ella. Es como si hubiera perdido una parte de m mismo admiti con un sofocado susurro. Ethan le puso la mano en el hombro en un gesto de apoyo. Creo que podra tratarse de tu corazn. Tambin creo que no me dijiste toda la verdad en Londres, hace unos meses, no es cierto? James asinti con la cabeza sin saber muy bien lo que le haba dicho. No puedo dejar de preguntarme si estar bien. Si estuviera embarazada, ya me habra enterado, no crees? Embarazada? logr decir Ethan. Por qu no me explicas bien lo comprometedora que fue la situacin en la que te encontraron? le exigi hundindole un dedo en el pecho.

Y cmo es posible que te hallaras en tal posicin con una mujer que consideras como una hermana? James sonri vagamente. Te dije eso? Te lo juro. Es posible que haya omitido algunos pequeos detalles. As que algunos pequeos detalles... Desde luego no me dijiste que te acostabas con esa jovenzuela. Para empezar, esa jovenzuela es mi mujer. En segundo lugar, no me acostaba con ella se defendi. Me acost con ella una vez... Una sola vez y... Te pillaron concluy su amigo. Er... No exactamente. Ethan frunci el ceo. Se lo dijo ella a alguien? No. Entonces fuiste t el que se lo dijo a alguien. James permaneci en silencio un momento. S, supongo que s confirm con una apesadumbrada sonrisa. Y a quin se lo dijiste? James respir hondo y se prepar para enfrentarse a la reaccin de su amigo. A sus padres admiti con un suspiro. Ethan solt una carcajada. A sus padres? Se lo dijiste a sus padres? Amigo mo, a ti no te pillaron con las manos en la masa, t mismo te pusiste los grilletes. Tonteras. Adems ests mezclando frases hechas.

Y t ests evitando reconocer la verdad. Queras casarte con ella. Creme, no quera. Sin embargo, una vez que tom su inocencia, no poda hacer otra cosa. Reconcelo, si hubieras mantenido la boca cerrada nadie se hubiera enterado. Desde luego no sera la primera que no llegara virgen al matrimonio ni ser la ltima. Pero podra haberse quedado embarazada seal James. Bah. Lo ms fcil hubiera sido esperar un mes o dos y comprobar que no era el caso. No, creo que se trata de algo ms; en el fondo queras casarte con ella. No olvides que te conozco muy bien. Somos amigos desde que nos conocimos en Elton, cuando los dos perdimos la inocencia. S de sobra que no existe nadie en el mundo que pueda forzarte a hacer algo que no quieres hacer. Pero... No. Me da igual lo que digas, queras casarte con ella. Lo que no comprendo es por qu huiste despus de la boda. Me acost con ella una vez, pero no puedo volver a hacerlo. No le gust, eh? Entonces busca una amante. Puedes permitirte el lujo y la gran mayora de los hombres... No le interrumpi James. El problema no es se. Para nada. Entonces, por qu? Crees en los presagios? Ethan se qued callado un buen rato ante el brusco cambio de tema. Presagios tipo si se calma el vendaval y por el norte avanza una tormenta, es probable un temporal que te llegue hasta el cuello? Claro, todos los marinos saben que se cumplen, por qu lo preguntas? Tuve una visin, una premonicin, antes de casarme con Isabella. Sigue. James cerr los ojos y se pas la mano por el pelo. Su voz se convirti en un susurro cuando la espantosa escena volvi a inundar su mente.

Fue horrible. Estaba de nuevo en el entierro de mi madre, pero era ya adulto, no un cro como entonces. El da se haba vuelto gris, con el cielo lleno de nubarrones. Me acerqu a la tumba dispuesto a lan2ar un puado de tierra al interior y vi que faltaba la tapa del atad. Entonces me di cuenta de que no eran mi madre y mi hermana las que iban a ser sepultadas. Era Isabella, y nuestro hijo estaba acurrucado a su lado. Dios! Ethan contuvo la respiracin. James asinti con la cabeza y abri los ojos. Se trataba de una advertencia afirm con expresin desolada. No puedo estar cerca de mi mujer sin desearla y tampoco acostarme con ella. No puedo arriesgarme. Si se queda embarazada, morir igual que muri mi madre. No puedo... Respir entrecortadamente. No puedo perderla. Ethan guard silencio durante un buen rato. No creo que sea un presagio dijo finalmente. Es slo una advertencia de tu mente, provocada por el miedo que tienes a perderla. Esa premonicin, como t la llamas, te permite justificar ante ti mismo que te hayas alejado de ella, tanto fsica como emocionalmente. De ese modo, puedes engaarte y decir que es por su bien, que lo haces para protegerla. Estoy hacindolo para protegerla gru James. La madre de Isabella ha tenido algn problema en sus embarazos? pregunt Ethan. Por lo que recuerdo, tu mujer tiene muchos hermanos. James cruz los brazos sobre el pecho y le mir airado. Bien. Entonces no hay razn aparente para pensar que pueda tener complicaciones en el parto sentenci Ethan. Es normal que, dado tu pasado, temas perder a quienes te importan, pero ya es demasiado tarde, James. Ests enamorado de ella sin remedio. No es cierto. S asegur con firmeza, lo ests. La pregunta es si vas a pasarte el resto de tu vida huyendo. Todos, cualquier persona en el indo, podramos morir maana por miles de razones. Nadie sabe cunto tiempo dispone. James apret los dientes.

Basta. Su amigo ignor la advertencia. De verdad quieres desperdiciar tu vida siendo tan desgraciado como lo eres ahora? No preferiras estar con tu mujer, criando a tus hijos? No preferiras disfrutar del cario de la familia que te fue negada hasta ahora? Y qu me dices de tu heredero? Quin va a heredar tu ttulo si no tienes hijos? A mi muerte, morir mi linaje. Supongo que mi ttulo y mis propiedades revertirn en la corona. Se ri con fiereza. Ese da, mi abuelo se retorcer en su tumba. Ethan le mir con el ceo fruncido desaprobadoramente. No saba que fueras tan egosta murmur. Egosta? explot James. Su exabrupto atrajo la atencin de algunos marineros que haba en cubierta, que se hicieron sombra en los ojos con la mano para ver lo que ocurra. James se alej de la borda y baj el tono de voz . T has crecido en el seno de una familia feliz; tienes padres y hermanos que te quieren. No tienes ni idea de cmo he crecido yo, las cosas que tuve que escuchar. Deja de pensar slo en ti mismo. Odiabas a tu abuelo, lo entiendo. Era un bastardo insensible y no te culpo por sentirte como te sientes, pero tienes que dejar de pensar en ti. Yo... Ethan le interrumpi alzando la mano. Cada decisin que tomas, cada uno de tus movimientos, afecta; a los dems. Si tus tierras revierten en la Corona, tus inquilinos lo pasarn mal. En lugar de tener un seor que se ocupe de sus bienes y les proteja, estarn a merced de la avaricia del prncipe Jorge. Tu abuelo sigue controlndote aunque est bajo tierra; es el odio lo que dirige tu vida. Qu quera, capitn? grit un joven oficial, acercndose a ellos. Ahora estoy con usted, teniente dijo Ethan en voz alta, antes de girarse de nuevo hacia James. lo nico que te pido es que pienses sobre lo que te he dicho concluy antes de alejarse con rapidez. James recuper su posicin en la barandilla y mir ensimismado las deslumbrantes aguas azules del Mediterrneo mientras la cabeza le daba vueltas con miles de caticos pensamientos. Por primera vez desde que se haba embarcado, se alegraba de la inactividad que disfrutaba a bordo del Theseus. Tena mucho sobre lo que pensar.

Frente a la costa de Egipto, en el Mediterrneo. 1 de agosto de 1798 La bsqueda de la flota francesa haba terminado. Cuatro das antes, Troubrige, capitn del Culloden, haba recibido confirmacin de que los barcos franceses haban navegado hacia el Este. La flota britnica se haba puesto rumbo a la costa egipcia y haban llegado a Alejandra a primera hora de la maana. El mismo puerto que se hallaba vaco unas semanas antes, ahora estaba lleno de navos. Nelson haba ordenado que los barcos bajo su mando siguieran bordeando la costa. Las naves estaban preparadas para la accin, con las cubiertas despejadas y las armas a punto. Acababa de anochecer cuando el buque insignia de Nelson, el Vanguard, hizo la seal avisando de que el enemigo estaba a la vista. James se hallaba de pie junto a Ethan en el puente de mando cuando se alz la bandera. Un segundo despus, Ethan observ la lnea de barcos franceses a travs de un catalejo de madera que luego le pas. El vicealmirante Brueys D'Aigalliers, que se encontraba al mando de los franceses, haba ordenado echar el ancla en las aguas poco profundas de la baha de Aboukir. Ha llegado el momento dijo James, devolviendo el pesado instrumento a su amigo. Durante los meses que estuvieron buscando la flota francesa, el almirante Nelson haba tomado por costumbre reunirse con sus capitanes para discutir los planes y haba impartido la orden de atacar con rapidez. Cuando el ltimo rayo de sol desapareci en el horizonte, comenz una lluvia de granadas sobre las defensas francesas situadas en la isla Aboukir. Al poco rato los caones de los barcos enemigos respondieron al ataque. Ethan le mir con los ojos brillantes de anticipacin. S repiti, ha llegado la hora. Se puso en movimiento, adoptando al momento el papel que le corresponda como capitn del barco y comenzando a ladrar rdenes a la tripulacin. Los hombres ya estaban listos. No es que estuvieran precisamente ansiosos, pero tras meses de espera estaban ms que preparados para la accin. James, en cambio, para lo que estaba preparado era para volver a casa. Haba estado pensando sobre el asunto desde el da que se sincer con Ethan. Aunque haba cosas que an no tena claras, saba a ciencia cierta que estaba enamorado de su esposa. S, amaba a Isabella. Y en lugar del aterrador miedo que esperaba acompaara a tal revelacin, slo senta paz. Se haba pasado la vida luchando, rebelndose contra su abuelo, conteniendo las emociones, intentando no acercarse demasiado a la gente que le importaba.

Pero de alguna manera inexplicable, Isabella haba traspasado sus defensas y agrietado los muros que rodeaban su corazn. Haba pasado de luchar contra ella a luchar contra el destino. Haba perdido, pero al hacerlo, gan algo mucho ms precioso: por primera vez desde que puso el pie en Sheffield Park, James senta deseos de vivir, tena esperanzas para el futuro... Un futuro con Isabella. Y, por razones que no poda comprender, ella tambin le amaba. S, sin duda no haba manejado bien la situacin al dejarla y ella se enfadara y con razn cuando supiera que se haba enrolado en la Marina, pero estaba seguro de que todava le amaba. Le haba dicho que siempre le haba amado, que nunca dejara de hacerlo, y ahora pensaba hacerle cumplir sus palabras. No la mereca, pero iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para hacerla feliz. Sin embargo, antes tena que sobrevivir. Con el corazn en un puo, ocup su posicin con la pistola preparada y cargada. Ethan saba que era un tirador de primera y le haba dado instrucciones de apuntar al capitn del barco enemigo una vez que comenzara la lucha. La flota britnica, con viento del Norte a su espalda y guiada por el Goliat y el Zealous, atac. En una maniobra sorpresa, el capitn del Goliat dirigi el navo a la costa, donde ech el ancla y comenz a disparar. El Zealous tambin abri fuego, seguido por el Orion y el Audacious. Ethan tambin dirigi el Theseus hacia la franja de tierra, navegando frente a la lnea de los barcos franceses antes de anclar y comenzar a atacar al navo francs Spartiate. James se sujet mientras la primera andanada de disparos franceses agitaba el barco, cayendo sobre la cubierta. El Theseus devolvi el fuego, partiendo el navo enemigo como una cascara de nuez. James escudri la cubierta buscando al capitn francs, pero no fue capaz de localizarle. Dese ocupar un lugar en la borda y manejar uno de los pequeos caones giratorios. Si se utilizaban con precisin, esos pequeos artefactos podan destruir con rapidez los mstiles y las jarcias de cualquier velero. La siguiente rfaga de disparos impact de forma violenta contra la cubierta superior, a no ms de tres metros de l. Horrorizado, observ cmo hombres que conoca, hombres que haba llegado a admirar, volaban en pedazos. Otros fueron derribados por las pesadas bolas de hierro procedentes de los caones o mutilados por las tablas que se rompieron en la destrozada cubierta de madera. Intent ignorar la carnicera y se concentr en volver a cargar su pistola antes de apuntar al siguiente blanco. Sin embargo, le result imposible bloquear los gritos de los heridos. Sus voces eran una sinfona de dolor, un clamoroso contraste con la entregada versin de una cancin popular

inglesa que se poda escuchar sobre la cubierta del Vanguard. El buque insignia de Nelson estaba colocado justo frente al Theseus, atacando al Spartiate desde el otro lado. El combate se alarg durante horas. La cubierta del barco se ti de rojo y los muertos fueron arrojados por la borda para dejar sitio a los heridos. Ambos barcos tenan grandes desperfectos, pero todos saban que no faltaba mucho tiempo para el desenlace. Era una batalla a muerte y todos lo saban, sin embargo, James se negaba a morir. Tena la ropa rota y salpicada con la sangre de sus compatriotas cados, pero no eran ellos los que le impulsaban a seguir adelante. Cuando comenzaron a dolerle los brazos por cargar el arma y disparar repetidas veces y las piernas le temblaban por la tensin de sostenerse ante las explosiones que reverberaban en el barco, James invoc una imagen de Isabella para darse nimos. Cuando las espesas oleadas de humo intitularon el cielo provocando que le ardieran los pulmones y le picaran los ojos, pronunci su nombre con los labios resecos como si fuera una letana. Y cuando la desesperacin y el cansancio amenazaron con derrumbarle, record el sonido de la dulce voz de su esposa prometindole que le amara siempre, con el fin de infundirse esperanza. Tuvo un breve respiro en el momento en que se detuvo la batalla despus de que el buque insignia francs, el Orient, acabara envuelto en llamas. Anticipando la explosin que se producira cuando el fuego alcanzara la municin almacenada en su bodega, todos los navos se alejaron de aquel resplandeciente polvorn flotante. Como precaucin adicional, los marineros remojaron las jarcias y maderas con agua de mar. La tripulacin del Orient comenz a abandonar el barco; los hombres se lanzaron al agua y nadaron como si sus vidas dependieran de ello, lo cual, por supuesto, era cierto. Cuando el barco explot finalmente, fue como si los fuegos del infierno hubieran surgido de debajo del mar y se hubieran abierto camino hasta la superficie, destrozando y arrasando todo lo que encontraron a su paso. Ardientes pedazos del barco y su tripulacin fueron catapultados a centenares de metros. Mientras esto ocurra, ambas flotas observaron el desastre, cesando momentneamente los disparos. Un extrao silencio cay sobre la escena durante unos instantes, que parecieron interminables, y luego los escombros del barco destrozado comenzaron a caer como lluvia hasta que toda la baha estuvo cubierta con los cuerpos quemados y mutilados de los muertos. James not la bilis en la garganta ante aquella horrible escena. Aunque los franceses eran sus enemigos, cada uno de esos hombres era hijo, marido, hermano o padre de alguien. Pens que lo ms probable era que la mayora de aquellos desgraciados no supieran siquiera por qu estaban peleando y se pregunt por los seres queridos que haban dejado atrs. Tan

ensimismado estaba en sus meditaciones, que no se dio cuenta que se reanudaba la batalla hasta que una bala perdida se incrust en su hombro derecho. Aturdido por el punzante dolor, se asi a la barandilla para no caerse. Mientras intentaba taponar la herida, un segundo proyectil le impact en el torso, justo debajo de las costillas. Se tambale hacia atrs, agarrndose con firmeza el estmago con el brazo izquierdo para intentar contener la hemorragia. Cay boca abajo sobre la cubierta mientras la oscuridad lo envolva lentamente. La preocupada cara de Ethan flot ante sus ojos por un momento y luego le absorbi la negrura. Escuch que su amigo llamaba a gritos al cirujano del barco, pero el sonido se volva cada vez ms lejano. Supo que todo haba acabado. Morira all mismo, desangrado sobre la cubierta de un barco en el Mediterrneo, alejado de Isabella. No le haba dicho que la amaba... Haba tantas cosas que no haba hecho, tantas... que el pesar le aplast como una losa. Eso era lo peor. Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, pronunci el nombre de su amigo. Necesito que hagas algo por m musit con voz ronca, estremecindose por el dolor que le provocaba pronunciar cada palabra. Descansa le aconsej Ethan. En cuanto Wright te cure, estars... No susurr James con pesar , dile a Izzie... luch por recobrar el aliento, dile que la amo. Mientras las sombras se acercaban para reclamarle, crey escuchar la risa ronca de su esposa y oler en la brisa el sutil aroma a madreselva que siempre la acompaaba.

Captulo 16
Agosto, 1798 Anoche so con albaricoques. S que se supone que son seal de buena suerte, pero dada la aversin absoluta que siento por ellos, mucho me temo que este sueo en particular es una advertencia de que voy a tener problemas. S que probablemente me he vuelto supersticiosa por culpa del beb, pero desde que estoy embarazada tengo poco control sobre mis emociones a partir de cierta hora de la tarde. Te aseguro que no entiendo cmo lograste pasar por esto tantas veces. Siempre he sabido que eres una mujer notable, pero durante estos ltimos meses mi respeto por ti ha aumentado considerablemente!

Extracto de una carta que Isabella, condesa de Dunston, envi cuando tena veinte aos a su madre, Mary, vizcondesa de Weston, para informarle de que haba soado con albaricoques que saltaban sobre su cabeza.

La llegada de octubre al castillo de Halle trajo consigo buenas y malas noticias. Durante la primera semana del mes supieron de la brillante victoria de Nelson en la batalla del Nilo as bautizada por los peridicos, pero Isabella tena poco humor para celebrarlo. Se mora de miedo slo de pensar qu le habra podido ocurrir a James. Cario, debes intentar mantener la calma le record ta Kate por ensima vez . La ansiedad no es buena para el beb. Crees que podra ayudar que le recordramos que se supone que est enfadada con l? susurr Olivia. Oh, lo recuerdo perfectamente repuso Izzie con cierta violencia . Todava no le he perdonado que rompiera su promesa. Lo cierto era que no estaba segura de poder olvidar nunca esa traicin a su confianza. Pero a pesar de todo le amo admiti en un susurro. Haca algn tiempo que haba llegado a la conclusin de que careca de sentido intentar averiguar por qu. Bueno, hablemos de algo ms agradable intent cambiar de tema ta Kate. Qu os parece que elijamos el nombre del beb? sugiri Olivia.

 Quieres que sea nio o nia? Quiero que sea una nia respondi Izzie sin dudar. A una nia podra conservarla siempre a su lado. Sin embargo, si el beb era un nio, acabara teniendo que heredar el ttulo y tendra que ser educado de la manera que corresponda a su rango. Adems sera ms duro para un chico criarse sin padre. Isabella se comport tal y como haba informado al seor Marbly que hara. No iba a suplicar por el amor de James. Aunque lo haba hecho antes, no volvera a hacerlo. Ni por ella ni, por supuesto, por el nio. No pensaba utilizar a su beb para que James olvidara su deseo de venganza; saba que hacer tal cosa acabara volvindose contra ella y rompindole el corazn. Se pas la mano por el redondo vientre. Tendrs tanto amor que no sabrs qu hacer con l, prometi en silencio a la diminuta vida que creca en su interior. Amaba tanto a ese beb que a veces la asustaba, consciente de que hara cualquier cosa por mantenerlo a salvo. Y si eso significaba que deba protegerle del rechazo de su padre, lo hara. No pensars ponerle al beb un nombre shakesperiano, verdad? 'pregunt su hermana de repente, horrorizada slo de pensarlo. Isabella se ri al tiempo que negaba con la cabeza. Por supuesto que no. Aunque a mam le encantara, verdad? Qu es lo que me encantara? Las dos jvenes se volvieron con idnticas expresiones de incredulidad para ver la familiar figura que entr en la habitacin. Pareca que sus palabras haban invocado aquella aparicin. La sorpresa, sin embargo, slo dur un momento. Despus las dos corrieron a abrazar a su madre. Bueno, Olivia corri; Isabella camin bambolendose lo ms rpido que pudo. Mam que haces aqu tan pronto? No te esperbamos hasta entro de, por lo menos, una semana dijo Izzie mientras abrazaba su madre como poda, dada su enorme barriga. Quiz deberamos sentarnos sugiri su ta, abriendo los brazos y guindolas hacia el grupo de sillones y sofs. Izzie se hundi en el ltimo con un suspiro de placer al pensar en aliviar la tensin que padecan sus hinchados tobillos. Luego se llev la mano a la espalda

comenz a frotarse los riones, que ese da en particular estaban muy doloridos. Su madre se sent a su lado y entrelaz los dedos con los suyos. Ests preciosa le asegur lady Weston. Radiante. El embarazo te sienta muy bien. Olivia resopl por lo bajo al or esas palabras, pero fue enviada de inmediato fuera de la habitacin por ta Kate, que mascull algo sobre un t antes de seguirla. Una vez a solas, fue Isabella la que habl. Se trata de algo relativo a James, verdad? Su madre asinti con los ojos llenos de lgrimas. Ella not que la envolva un helado entumecimiento. Ha...? Trag saliva, incapaz de terminar la pregunta. No se apresur a decir su madre. Pero est herido. El almirantazgo envi un mensajero a Sheffield Park, y como t no estabas all, la seora Benton lo reenvi a Weston Manor. Una vez que nos enteramos de las noticias, tu padre y yo decidimos que debera venir a decrtelo en persona. Se pondr bien? Su madre le apret la mano. Cario, deseara con todo mi corazn poder decirte que s, pero no puedo prometer lo que ignoro. Slo s que la carta del almirantazgo deca que James se estaba recuperando en Npoles junto a otros oficiales heridos, pero a fecha de hoy dichos informes tienen ya casi un mes. Se pas el pauelo por los ojos. Isabella se puso de pie bruscamente. Est vivo casi grit. Lo sabra si no fuera as. Dios, tengo que ir a Npoles. Se dio cuenta de que estaba agitando las manos frenticamente y entrelaz los dedos para detener el movimiento. S, tengo que ir... repiti en voz baja. Not como si se quedara sin aire y tuvo que esforzarse para seguir respirando. l me necesita. Tengo que... Las paredes de la estancia comenzaron a acercarse y alejarse ante sus ojos. Todo lo que la rodeaba empez a girar hasta alcanzar una velocidad caleidoscpica. Se movi de manera

errtica en busca de un punto de apoyo, un foco de luz que la guiara en aquel laberinto de pesadilla. Finalmente su mirada recay sobre la cara de su madre y estir las manos hacia ella en un desesperado intento de salvacin. Pero ya era muy tarde. Su cuerpo se vio sometido a una espantosa oleada de dolor que provena de lo ms profundo de su vientre, un dolor tan abrumador que cay de rodillas y permiti que la oscuridad tomara el lugar del caos. Isabella parpade lentamente. Le dola todo el cuerpo y senta un calor insoportable. Se dio cuenta de que estaba en la cama y se incorpor tratando de recordar lo que haba sucedido. Su madre... Estaba hablando con su madre. James!, James estaba herido. Se retorci sobre el colchn intentando sentarse cuando una intensa punzada atraves su cuerpo. Y entonces, con la misma rapidez que lleg, desapareci. Jade y se dej caer de nuevo sobre la cama. Tranquila, cario, todo va bien murmur su madre mientras le pona un pao fro sobre la frente. Ella gir la cabeza para poder verla. Qu ha ocurrido? Te has desmayado. Cmo he llegado aqu arriba? Saba que llegara un da en el que me alegrara de haber contratado a un mayordomo forzudo. La preocupada voz de su ta lleg desde el otro lado de la cama. Isabella quiso girar la cabeza hacia el sonido, pero le pareci que supona demasiado esfuerzo. Hola, ta Kate. Dime mam, quin ms est en la habitacin? Olivia? Charlotte? brome. Por Dios, no! No sera correcto. Sabes lo mucho que odio esa palabra? mascull Izzie por lo bajo. Pero la matrona debe estar a punto de llegar aadi su ta. La matrona? Para qu va a...? Ayyyyy! Otra oleada de dolor lleg y pas con rapidez, hacindola sentir como si una estampida de ganado le hubiera pasado por encima.

Izzie, cario, te has puesto de parto le explic su madre con suavidad. Cuando asimil la implicacin que contenan las palabras de su madre, la invadi un incontrolable terror. El beb tena que nacer un mes despus. Oh, Dios! No poda perderlo. No. No! Clav los ojos en la enorme curva de su vientre y puso las manos en ella como si as pudiera retener al beb en su interior. Luego se volvi hacia su madre con una mirada de pnico. Es demasiado pronto. El beb no est preparado. Por qu me pasa esto? Qu he hecho mal? Nada. Me has comprendido? No has hecho nada mal. Estas cosas ocurren sin ms, en especial cuando una futura madre se ve sometida a situaciones de angustia. De haber algn culpable, sera yo. Debera haber previsto cmo te afectara enterarte de que James est herido. Tampoco es culpa tuya, Mary dijo ta Kate, rodeando los hombros de su hermana con un brazo. Le va a pasar algo a mi beb? susurr Isabella. La seora Drummond es una comadrona excelente y... Se escuch un suave golpe en la puerta y su ta se interrumpi para acudir a la llamada. Oh, seora Drummond, gracias por venir con tanta rapidez. Justo en este momento estaba dicindole a mi sobrina que no podra estar en manos ms capaces. Que Dios la bendiga por sus palabras. Djeme echar ahora un vistazo a la futura madre para ver cmo est colocado el beb. Buenos das, milady. La matrona dej sus instrumentos al lado de la cama y se inclin para extender las manos sobre la redonda barriga de Isabella. Cmo se encuentra? Yo... Otra abrumadora contraccin se apoder de su cuerpo. Ya ha pasado, cario, respire hondo y suelte el aire lentamente. Isabella concentr su atencin en el tranquilizador sonido de la voz de la mujer. La seora Drummond se movi por la habitacin disponindolo todo para el nacimiento, sacando diversos artculos de su maletn por si fueran necesarios ms tarde, y ordenando que subieran agua caliente y toallas. Lo diriga todo como si estuviera preparando algn tipo de espectculo. Siguiendo las costumbres escocesas, cubri los espejos del dormitorio e indic a una de las doncellas que haba trado agua que revisara todas las puertas y ventanas del castillo para asegurarse de que estuvieran bien cerradas.

Despus de correr las cortinas y encender velas, la matrona le coloc una almohada bajo la cabeza y otra bajo la cintura y la pelvis, lo que alivi en gran parte su incomodidad. Ahora que se haba relajado un poco, su respiracin se hizo ms profunda y comenz a pensar que quiz eso de dar a luz no fuera tan difcil despus de todo. Oh, todava falta mucho escuch que deca la matrona. Pasarn varias horas antes de que comience el trabajo duro. Horas?gru. Cmo se atreva a insinuar que el trabajo duro no haba comenzado? Poda asegurarle que s! Apret los dientes cuando sus msculos se rindieron a la ya familiar oleada de calambres y espasmos. Horas? repiti de nuevo cuando remiti el dolor. Caminar por la estancia podra acelerar el proceso en gran medida sugiri la seora Drummond. Izzie gimi, pero permiti que la mujer la ayudara a levantarse de la cama. Su madre y su ta la sostuvieron mientras cojeaba por la habitacin, y la matrona aprovech ese momento para cubrir la cama con sbanas viejas y toallas, que protegeran el colchn. Cuando t naciste, los dolores slo duraron ocho horas dijo su madre intentando darle nimos. Menudo consuelo! repuso, apretando los dientes. Pues el parto de Charlotte dur ms de veintiuna horas se jact su ta para aligerar la situacin. Veintiuna? gimi Izzie. No asusten a la chica las amonest la seora Drummond. Va a necesitar todas sus fuerzas dentro de un rato. Dentro de un Buen rato mascull ta Kate por lo bajo. Izzie le lanz una mirada airada. Ese tipo de comentarios no me ayuda en absoluto le espet.

Lo siento, cielo se apresur a decir su ta. Estoy segura de que el beb nacer en un tiempo rcord. Ojal ests en lo cierto contest Isabella, respirando hondo al notar que los dolores comenzaban de nuevo. Lanz una mirada de anhelo hacia la cama y las mujeres la ayudaron a tumbarse de nuevo, un ejercicio que las dej sin aliento. Sin embargo, sus deseos fueron intiles, y el parto avanz de forma lenta durante toda la tarde. Finalmente, el tiempo entre contracciones se acort y stas se hicieron ms largas e intensas. Muy pronto, el fino camisn de algodn que la cubra estuvo empapado de sudor, pero por mucho que ella empujara, el beb se negaba tercamente a nacer. Y a pesar del constante apoyo de las tres mujeres presentes, comenz a pensar que no lo hara nunca. Los dolores comenzaban a ser tan seguidos que apenas haba escasos segundos de alivio entre uno y otro. Cuando el reloj marc la medianoche, se puso a llorar. Por qu no nace de una vez? gimi, casi vencida. Estoy intentando empujar, pero ya no puedo ms! Comenz a sollozar. No llores, cario le implor su madre. Necesitas conservar tus fuerzas. Se volvi hacia la matrona. Haga algo! la urgi. La seora Drummond pas las manos por su cuerpo. Las hadas la han maldecido asegur. Debemos romper el encantamiento. Las hadas? se indign su madre, pero ta Kate la hizo callar. La seora Drummond comenz a recorrer el dormitorio sin dejar, de canturrear.

Escoba, madreselva, enebro, romped el empeo de las hadas; rbol Rowany su azul tesoro, a las brujas mandada su guarida.
Mientras entonaba las palabras, registr su bolsa y sac un largo lazo azul, que procedi a atar en torno a uno de los dedos de Isabella.

Santa Bride, ven, entra en esta morada. Comparece, ven y sers agasajada.
Ayuda a esta mujer a parir deja que su beb pueda vivir.

Isabella no haba credo nunca en magia o supersticiones. Para ella, un gato era un gato sin importar su color, y si las setas venenosas acertaban a crecer en crculo en el interior del bosque, no se sorprenda ms que si las vea formando un nombre. Y mientras otras chicas se rean tontamente cuando se los lean, lo nico que significaban para ella los posos del t era que alguien tena sed y se haba bebido toda la taza. Puede que fuera impulsiva, a veces incluso superficial, pero le gustaba considerarse una persona que actuaba siguiendo la lgica y la razn. Sin embargo, hubiera estado dispuesta a jurar sobre una pila de Biblias que la seora Drummond era una especie de bruja blanca porque, fuera lo que fuera lo que estuviera haciendo con aquellos cnticos y la cinta azul, funcionaba. Not claramente que la cabeza del beb se diriga hacia abajo, creando una presin tan intensa que lleg a pensar que la estaban partiendo en dos. Cerr los ojos y aun as vio un intermitente brillo blanco tras los prpados. No pudo dejar de gritar, aunque tena la garganta en carne viva. La seora Drummond ocup su lugar al pie de la cama y la ayud a adoptar la posicin adecuada para el parto, separndole los muslos y hacindole apoyar los pies sobre la madera inferior de la estructura. Para preservar su modestia, la cubri con una sbana desde los hombros hasta las rodillas aunque, dada la situacin, no le podra haber importado menos. En ese momento podra haberse paseado por el dormitorio un regimiento entero y no le hubiese importado lo ms mnimo. El ancestral instinto de estar a punto de alumbrar un beb cay sobre ella como un pesado manto y la alej de cualquier distraccin. Aunque todava senta la presencia de su madre y su ta en la estancia, se encontraba ahora en otro lugar donde slo exista la ntima comunin entre ella y su beb. La desesperacin se disolvi, reemplazada por una intensa concentracin y una tranquila serenidad. Saba lo que tena que hacer, Cuando llen la siguiente contraccin, escuch las demandas de su cuerpo y empuj con todas sus fuerzas al tiempo que gritaba de tal manera que la hubieran podido or a varios kilmetros a la redonda. Muy bien la anim la seora Drummond. Vuelva a hacer lo mismo. Tomando aire, empuj de nuevo hasta que not que tena la cara roja y que la sangre le palpitaba en las sienes. Respira hondo, cario le record su madre mientras le pasaba un pao fro por la cara ruborizada. Otra vez orden la matrona.

Isabella la obedeci entre pesados jadeos. Se le llenaron los ojos de lgrimas que se mezclaron con el sudor que le cubra la cara. Cmo demonios haba pasado su madre por eso tantas veces? Debi de formular la pregunta en voz alta, ya que la aludida comenz a rerse y le palme la mano. El primer parto es siempre el ms difcil le explic. Aunque el de las gemelas no fue fcil tampoco. No es que resultara malo, pero... De todas maneras, cuando sostengas a tu beb entre los brazos, olvidars todo esto. S intervino la seora Drummond, asintiendo vigorosamente con la cabeza. Siempre es lo mismo. Lo experimentar por s misma. Otro empujn ms y pronto acabar todo. De verdad, queda muy poco... No estoy segura de que pueda continuar mucho ms. Estaba terriblemente cansada y le resultaba imposible encontrar fuerzas para seguir. Se pregunt si sera posible que fuera la matrona quien empujara al beb mientras ella descansaba un poco. Le pareca la solucin perfecta. Estaba a punto de sugerrselo cuando escuch en su cabeza la voz de James. Puedes hacerlo. Vamos, cario, yo te ayudar; empujaremos juntos. Puedo hacerlo, se dijo a s misma. Su beb la necesitaba. Aquel pensamiento fue como una llamarada que la recarg de energa hacindola ignorar con valenta el dolor y la fatiga. Comenz a rezar para no fallar a la diminuta vida que haba crecido en su interior. Ya puedo ver la cabeza anunci excitada la seora Drummond. Isabella cerr los ojos y pens en James. A pesar de todo lo ocurrido entre ellos, su recuerdo todava la tranquilizaba. Un poco ms, cario. Empuj con todas las fuerzas que le quedaban y sinti que el beb abandonaba lentamente su cuerpo. Primero la cabeza, luego los hombros y, por fin, se desliz al mundo como una escurridiza anguila. Un gemido rompi el silencio que haba cado en la estancia. Instintivamente estir los brazos para coger a su hijo y la matrona le coloc el diminuto beb sobre el pecho. Es una hermosa muchachita anunci la mujer. Una nia... musit Izzie, mirando con arrobo al precioso ser que haba trado al mundo. Not que todava estaban conectadas por el oscuro cordn que una el vientre de su hija con

ella. Pas la mano por la cabeza de la pequea, tan frgil y diminuta, maravillndose de la suavidad de los cabellos, casi blancos, que la cubran. Estuvo a punto de llorar cuando la matrona se la llev para cortar el cordn, pero pronto se la devolvieron, ya limpia y acogedoramente envuelta entre los pliegues de una manta. Su madre y su ta la sostuvieron y arrullaron entre mltiples exclamaciones sobre cada diminuto rasgo, pero ella se dej llevar por unos celos inexplicables y alarg los brazos para recuperarla. Dado que todava no haban contratado a una nodriza, la matrona le ense cmo ponerse el beb al pecho, y ste comenz a mamar feliz, con los prpados cerrados al caer en un exhausto y bienaventurado sueo. Izzie se senta igual. Estaba ms cansada que nunca en su vida, pero contenta y orgullosa de s misma. Has pensado en cmo vas a llamarla? pregunt su madre. Siempre he considerado que Ofelia es un nombre precioso, por no hablar de Rosalinda, o de... Bride la interrumpi Isabella. S, Bride es un nombre muy bonito y sera tambin una buena manera de agradecer a Santa Bride que la ayudara a deshacer el encantamiento de las hadas y poder finalmente alumbrar a esta pequeita aprob la seora Drummond. Ests segura de que no prefieres Blanca o Beatrice? Y qu tal...? Bride repiti Isabella con terquedad. Bride Kathleen Sheffield. Su madre pareci dolida al ver que ni siquiera el segundo nombre iba a ser shakesperiano. Como dice la seora Drummond, la santa la ayud a romper el encantamiento de las hadas seal su ta en voz baja, aunque tena los ojos brillantes por la risa contenida. Bride era el nombre de la hermana de James explic ella suavemente con los ojos llenos de lgrimas Y Kathleen el de su madre. Quiero que ella lleve algo de su padre por si acaso... Se le quebr la voz. Bride Kathleen Sheffield repiti su madre con cario, sorbiendo por la nariz disimuladamente mientras sonrea sin apartar la vista de su nieta. Bienvenida a la familia, pequea.

Captulo 17
julio, 1798 Djeme agradecerle de nuevo su ayuda. S que le dije que no tena ningn mensaje que debiera transmitir a mi errante marido pero, utilizando la prerrogativa femenina, he cambiado de idea. Si mi esposo se pusiera en contacto con usted, podra decirle esto: Aunque sern aceptadas joyas cualquier otra seal de disculpa, nada podr hacerme olvidar que rompiste tu promesa, jams te perdonar y no deseo volver a verte.

Extracto de una carta que Isabella, condesa de Dunston, escribi cuando tena veinte aos al seor Timothy Marbly, y que por fortuna para ella fue encontrada por su muy sabia y cariosa hermana antes de que pudiera enviarla.
James se apoy en la barandilla de hierro del barco en la misma posicin que haba adoptado durante las dos ltimas semanas, ms impaciente que nunca por ver a lo lejos los muelles londinenses. Aspir la salada brisa marina al tiempo que observaba el sombro y nublado cielo tpicamente ingls. Es difcil creer que estemos llegando. Parece como si hubiramos estado ausentes toda la vida coment el hombre que se encontraba a su lado. James se volvi y asinti con la cabeza. Davies haba resultado herido en la baha de Aboukir igual que l y se haban hecho amigos durante la larga convalecencia que pasaron en Npoles. A pesar de las diferencias sociales existentes entre ellos Davies era el hijo pequeo de un vicario rural, eran de la misma edad y haban llegado a sentir verdadero aprecio el uno por el otro. Una vez que les dieron el alta, James le ofreci un empleo a su servicio como alternativa a regresar a la Marina. Davies acept incluso antes de conocer en qu consistira su trabajo; segn dijo, era suficiente saber que su labor sera encargarse de l de la manera que fuera. Me march en marzo y ahora es noviembre dijo con aire distrado. La recuperacin haba sido lenta y dolorosa. De hecho, los mdicos le haban dicho infinidad de veces que era un milagro que estuviera vivo. Si la bala del hombro le hubiera dado un poco ms abajo o la del abdomen unos centmetros ms arriba, no habran podido hacer nada por l.

Por tanto era normal que sintiera a menudo que el hombro le dola como el mismo demonio, pero era un precio que pagaba con gusto. Dios le haba concedido una segunda oportunidad, y esta vez lo iba a hacer bien. Pretenda que Isabella le perdonara a pesar de las muchas dudas que tena. Al recordar lo vengativa y rencorosa que haba sido de nia, imaginaba que lo ms probable era que su pequea esposa le asesinara en cuanto lo viera. Cree que la condesa estar muy enfadada con usted? pregunt Davies, hacindose eco de sus pensamientos. Creo que muy enfadada no define exactamente lo que me voy a encontrar. Cuando pienso en la recepcin que me espera en casa, casi envidio a Ethan y su vida a bordo del Theseus. Sabe que eso no es cierto le reproch Davies. Tena razn. James no envidiaba a Ethan en lo ms mnimo. Sus das errantes haban llegado a su fin. Lo nico que quera era estar con Isabella, pedirle perdn por haberla dejado, decirle cunto la amaba y admiraba. Pronto se prometi a s mismo. Pronto. Pero dos das despus, cuando el carruaje se detuvo por fin en el camino ante Dunston House, su residencia en Londres, se sinti desilusionado al ver la casa deshabitada y con el servicio mnimo. No ha estado lady Dunston en la residencia ltimamente? pregunt a uno de los lacayos, intentando mantener un tono casual. Lady Dunston? repuso el hombre, que pareci muy sorprendido por la pregunta . Que yo sepa, no ha puesto el pie aqu. James frunci el ceo. Donde estaba su esposa? Sin duda alguna no estara residiendo en Sheffield Park; aqul lugar era un mausoleo de mrmol. Y ahora que ya estaba casada, no poda seguir viviendo en Weston Manor verdad? Por qu iba a vivir en casa de sus padres cuando poda hacer lo que deseara en Dunston Manor? Esto no tiene sentido mascull en voz baja. Crea que encontrara a Isabella en Londres, a pesar de que no haba ninguna razn para esperar que estuviera all. Al fin y al cabo, haba estado gravemente herido. Aunque saba que las noticias de la batalla no haban llegado a Inglaterra hasta la primera semana de octubre, era ya noviembre. El

almirantazgo deba haber enviado un mensajero... Isabella tena que saber lo ocurrido. Estaba seguro de que ella se habra enfadado cuando supo que se haba enrolado en la Marina, pero le haban herido, maldita fuera! No debera estar esperndole en Londres la mujer que haba prometido que le amara siempre, aunque slo fuera para echarle la bronca? Y no era que estuviera deseando recibir el sermn que le esperaba. Frunci el ceo. Er... felicidades por su boda, milord murmur el lacayo antes de desaparecer a toda velocidad. Como no haba cocinera en la residencia, James se dirigi a su club para comer. Le molestaba el hombro, lo que haca que estuviera todava de peor humor, as que pidi un cuarto privado para evitar toparse con algn conocido. Record que la ltima vez que estuvo all, termin alistndose en la Marina. Tras una noche para olvidar, concluy que no le quedaba ms remedio que dirigirse a Sheffield Park. Sin embargo, antes de partir decidi que hara una visita al seor Marbly. Pens que era la mejor manera de asegurarse que no haba ocurrido nada digno de mencin durante los meses que estuvo ausente, aunque tena la certeza de que no iba a llevarse ninguna sorpresa. Milord, me alegra ver que ha regresado sano y salvo le salud el seor Marbly mientras le escoltaba a su oficina. Sin embargo, James not un deje de desaprobacin en su voz que le haca sospechar que el abogado se hubiera sentido ms que feliz si le hubiera visto aparecer con algn tipo de secuela. Por qu?, se pregunt. Le encantara saber qu provocaba esa actitud en aquel hombre que pareca haber olvidado muy convenientemente quin pagaba su abundante sueldo. Gracias, seor Marbly respondi James. Confo en que no haya habido problemas durante mi ausencia. Marbly se recost en el respaldo y entrelaz los dedos mientras estudiaba a James de manera especulativa. Eso depende de cmo se mire repuso finalmente. Depende? repiti James, que se sinti incmodo bajo el intenso escrutinio del abogado. Bueno, imagino que depende de si usted considera la situacin con lady Dunston como un problema.

Al escuchar mencionar a su esposa, James se levant de golpe de la silla. Una innumerable serie de posibilidades pasaron como un relmpago por su mente, cada una ms horrible que la anterior, haciendo que su corazn comenzara a martillar de manera violenta. Oh, Dios!, qu ha ocurrido? Est bien? Dnde se encuentra? pregunt frentico. Tranquilcese, milord. Su esposa est bien. Mejor dicho, est tan bien como cabe esperar dadas las circunstancias actuales. A qu circunstancias se refiere? A su marcha, milord. La mirada del abogado era de puro reproche. Poco despus de que usted se marchara, lady Dunston se puso en contacto conmigo y manifest el deseo de saber dnde poda encontrarle. Se mostr muy irritada cuando me negu a compartir esa informacin. James contuvo una sonrisa. Isabella odiaba ser contrariada y, en especial, detestaba no estar al tanto de un secreto que quisiera saber. Lo ms probable era que hubiera tenido una pataleta. Sin embargo, la diversin comenz a desvanecerse cuando el seor Marbly reanud su historia. Lady Dunston me pidi que fuera a visitarla a Escocia. A Escocia? Qu demonios haca all? El pabelln de caza no es lugar para una dama. Su esposa reside con lady Sheldon en el castillo de Halle. Lamento profundamente haberle causado tantos problemas, seor Marbly. Debi ser una gran molestia desplazarse hasta all slo para repetir lo que ya le haba dicha El abogado se movi con inquietud en la silla. Acaso no le repiti lo mismo? Milord, me avergenza decirle que su mujer me enga con sus artimaas. Al verme enfrentado a la eleccin de revelar su localizacin o reservar un pasaje para ella con destino a Jamaica... A Jamaica? El abogado emiti un largo suspiro. Milady fue muy insistente. Pretenda comenzar a buscarle en plantacin. James cada vez estaba ms nervioso. Le diverta pensar que su astuta esposa haba engaado al abogado, pero, por otro lado, la confesin del seor Marbly indicaba que Isabella saba desde haca meses que se haba enrolado en la Marina. Meses y meses para alimentar su furia. Maldita fuera! Haba contado con que el alivio al ver que estaba vivo pesara ms que la sensacin de traicin. Ahora no estaba seguro de que el tecnicismo de que se haba alistado en la Marina en vez de en el Ejrcito fuera a servir de disculpa ante Isabella.

Lamento decrselo, milord continu el abogado con rigidez, pero su mujer no puso buena cara al conocer la noticia. James se ri amargamente. No, supongo que no. No creo exagerar si digo que pareca desolada. No siga, seor Marbly dijo James, alzando las mano en seal de rendicin. Soy ms que consciente de que no soy el mejor marido del mundo, pero voy a hacer todo lo que est en mi mano para resarcir a mi mujer. Ver que el abogado se quedaba boquiabierto no le produjo ni una leve sensacin de satisfaccin. Debo decirle, milord, que no me haba dado cuenta de que le importara tanto. Para ser honestos, seor Marbly, yo tampoco. Pero tener que enfrentarse a la muerte hace que un hombre valore la vida de otra manera y que se vea obligado a aceptar ciertas realidades a las que, por miedo, ha hecho odos sordos durante mucho tiempo. Creo que equivoc la vocacin, milord repuso el seor Marbly. Sabe utilizar tan bien las palabras que debera haber sido poeta o poltico.

Quiz algn da. Por ahora, lo nico que quiero es recuperar a mi mujer. Entonces vaya a por ella le urgi el abogado, ponindose en pie y tendindole la mano. Buena suerte! grit cuando l ya haba llegado a la puerta. Va a necesitarla. Aunque no fueron pronunciadas en voz alta, las palabras quedaron suspendidas en el aire, resonando en la mente de los dos mientras se preguntaban si, despus de todo, no sera demasiado tarde. El entusiasmo de James disminuy a medida que recorra los kilmetros que le acercaban al castillo de Halle, transformndose poco a poco en aprensin. Tena el presentimiento de que ella le iba a poner las cosas difciles. De repente se le ocurri un horrible pensamiento, qu ocurrira si se negaba a verle? Dado todo lo que haba pasado entre ellos, no le sorprendera encontrarla esperndole frente a la puerta de lady Sheldon y que ordenara al mayordomo que le disparara en cuanto le viera. No, nada de mayordomos, sera ella misma la que hara los honores! Herido por una vivida imagen de Isabella apuntndole con una pistola al corazn, James concluy que hacerle una ofrenda de paz sera la mejor estrategia a seguir.

Flores, pens. A las mujeres les encantaba recibir flores. Satisfecho por la idea, le orden a Davies, que ejerca de cochero, que se detuviera en Haddington, un pueblo del condado East Lothian. Estaba bastante familiarizado con el lugar debido a que era uno de los puntos donde se detena camino del pabelln de caza, que quedaba un poco ms al norte de la localidad. Habiendo dejado ya atrs el atardecer, decidi que sera mejor pasar all la noche. Si no recordaba mal, haba una posada donde servan excelentes guisos y ofrecan un alojamiento confortable. Sin duda alguna sera un digno lugar para que un hombre condenado realizara su ltima comida. Cuando se detuvieron en el camino frente a la posada, un muchacho se acerc con curiosidad. El cro le observ bajar del carruaje sin disimulo. Cuando lo vio, James le brind una sonrisa, pero el encantador mocoso que no poda tener ms de siete aos, le ignor y pas la mano por la testuz del caballo ms prximo. Eres una preciosidad dijo al animal. Era evidente que el muchacho tena buen ojo para los caballos, pens James. Alarg la mano sin pensar y revolvi el pelo del cro, sorprendindose por lo impulsivo del gesto. Gracias, er...? Rory, seor. Muchas gracias, Rory. Esta hermosa dama se llama Lucy le dijo, poniendo la mano sobre una de las yeguas. Y sa otra es Adele. Les gustan mucho las manzanas sabes? Estoy seguro de que ahora tienes cosas que hacer, pero cuando hayas acabado quieres ayudar a mi cochero a ocuparse de ellas? Una brillante sonrisa inund la cara de Rory antes de asentir con la cabeza de manera vigorosa. James dese que todo el mundo fuera tan fcil de complacer. Observ cmo el radiante nio se diriga a la puerta de la posada antes de comprobar que Davies conduca a sus caballos al establo. No por primera vez, se pregunt en qu demonios estaba pensando cuando decidi llamar a las yeguas con nombres de antiguas amantes. Sonri ampliamente mientras se preguntaba cuntas manzanas tomaran Lucy y Adele, que estaban tan mimadas y consentidas como sus tocayas, y recorri la calle mayor rezando para sus adentros con el fin de que Isabella y lady Sheldon nunca se enteraran. Localiz una tienda donde comprar flores con bastante rapidez y pidi que enviaran dos ramos a la posada a la maana siguiente. Para el ramillete de Isabella pidi nueve rosas blancas, una por cada mes que llevaban casados, rodeado por catorce rosas amarillas, una por cada ao transcurrido desde el da que se conocieron; cada ao que ella haba llenado su vida de sol. Maldita fuera! Se estaba volviendo un tonto sentimental! Con aquella tarea realizada, comenz a mirar el resto de las tiendas, divirtindose al imaginar a Isabella con un vestido y un pequeo sombrero que haba tras un escaparate. Se

consider afortunado de que fuera inaceptable exhibir prendas que no se pudieran mencionar en pblico. No haba estado con una mujer desde la seduccin de Isabella y la imagen de unas medias o un camisn de encaje un poco sugerente podra hacerle perder el control. Un poco incmodo por la direccin que haban tomado sus pensamientos, centr su mente en algo mucho menos excitante y mucho ms probable, como su esposa recibindole con una pistola en la mano. Y eso sera, por supuesto, si no era su ta la que le haca los honores. Si el instinto protector de lady Sheldon se pareca en algo al de su hermana, probablemente estara ms seguro combatiendo contra los franceses en alta mar. Se detuvo al pasar ante una juguetera; se le haba ocurrido una ingeniosa idea. Estaba casi seguro de que lady Sheldon tena una hija pequea y era probable que Isabella, lo mismo que su ta, se quedaran encantadas si llevaba algn juguete o mueca a la pequea. Por supuesto, le gustara tener hijos con Izzie. Ella le haba prometido que no los tendran si l no quera y haba estado tentado a aceptar su sacrificio, pero no pudo. Hubiera sido una salida muy cobarde, ya que Isabella haba nacido para ser madre. Era algo que le aterraba le horrorizaba ms bien, en especial ahora que saba cunto la amaba. El agujero que tena en el corazn por culpa de la trgica prdida de su madre y su hermana era un constante recordatorio de los riesgos que sufran las mujeres en el parto. Y por mucho que lo intentara, no lograba deshacerse de aquella funesta premonicin. La pesadilla segua acompandole, colndose de manera insidiosa en su mente y hacindole despertar en mitad de la noche con el corazn desbocado y el cuerpo empapado en sudor. Sin embargo, seguira intentando superarlo por ella. Como la propia Isabella le haba dicho, el matrimonio se forjaba sobre un entendimiento mutuo, y con su ayuda podra enterrar los demonios de la juventud. Juntos podran enfrentarse a los peligros del futuro y mandarlos al diablo. Y adems, no haba que olvidar que concebir un hijo era algo extremadamente placentero. Se frot las manos de anticipacin y sonri ampliamente. S, sera un placer para l... y para ella. Se asegurara de ello. Cuando entr en la tienda, la mujer que haba detrs del mostrador se puso en pie, haciendo evidente el hecho de que estaba muy embarazada. James le dijo que continuara sentada, pero ella le interrumpi. Estoy bien, no se preocupe. Me vendr bien levantarme un rato. En qu puedo ayudarle?

Quera adquirir una mueca. Intent sonar casual, pretendiendo que comprar una mueca era lo ms natural del mundo para un hombre de su edad. De qu clase la quiere? La mujer le brind una alentadora sonrisa. Clase? Haba clases? Er, bien. La ms cara. Es para un regalo explic con rapidez. La mujer tom una mueca vestida de fiesta, engalanada con plumas de avestruz blancas y dems frusleras, y la sostuvo en alto para que la inspeccionara. l no tena ni idea de qu debera estar valorando, pero seguramente Izzie y lady Sheldon s lo sabran, e incluso l se daba cuenta de que el juguete estaba lleno de pequeos y elegantes detalles. S. Perfecta, me parece perfecta asinti con la cabeza. La mujer ni siquiera se molest en preguntar si quera saber el precio, pero dado que haba pedido la ms cara, supondra acertadamente, que poda permitirse el lujo. Quiere que se la envuelva? le pregunt, dirigindose al mostrador con la mueca en la mano. James se vio paseando por la calle mayor de Haddington con la mueca bajo el brazo. S, por favor se apresur a decir. No iba a permitir que lo que acababa de imaginar se hiciera realidad. Mientras la joven se dedicaba a envolver el juguete, l estudi con atencin los dems artculos del local. Tom un pequeo caballito de madera y decidi comprrselo al chico de la posada. De pronto, su mirada recay sobre una pequea manta; era evidente, por el tamao, que tan solo poda ser utilizada con un recin nacido, por lo que sera de la lana ms suave. Posea un plido color rosa y estaba adornada con una cenefa de delicadas rosas bordadas sobre fino encaje de Bruselas. En su mente conjur la imagen de un beb con el pelo rubio de Isabella y sus ojos azules, envuelto en esa delicada prenda. Se haba vuelto idiota. Se supona que eran las mujeres quienes fantaseaban con bebs. Los hombres no soaban despiertos y, si lo hacan, era sobre algo masculino como comida, caza o sexo. No!, pens al notar que su cuerpo se pona rgido al instante con slo mencionar el sexo. Sus pensamientos no poda seguir ese camino, no ahora que los pantalones volvan a resultarle cmodos.

La dependienta le pill mirando la mantita y sonri al tiempo que se acariciaba la redonda barriga. Quiero que sea una nia. Callum, mi marido, prefiere un muchacho. Sin embargo, estoy segura de que me saldr con la ma. Me he trado aqu la manta porque a Callum le pone de mal humor verla; cuando lo hace frunce el ceo e insiste una y otra vez en que tendremos un nio, pero yo no lo creo. Ahora tambin ella tena el ceo fruncido, como si la exasperara pensar en su marido. James contuvo la risa mientras estiraba la mano y pasaba un dedo por el borde de la tela. Era tan suave como sospechaba y, aunque saba que poda manchar la reputacin de un genuino espcimen de masculinidad como l, algo le empujaba a hacer una oferta por ella. Es exquisita murmur, puedo preguntarle dnde la ha comprado? Comprado? se ri. Que Dios le bendiga! Es la manera que tengo de mantener las manos ocupadas mientras no entran clientes. James se ruboriz. Una manta como aqulla habra sido un regalo perfecto para Isabella. Un ramo de flores estaba bien, pero eso otro sera toda una declaracin de intenciones. Un regalo para un futuro beb indicara a su esposa cunto haba cambiado y lo mucho que intentaba ser el marido que ella mereca. Estoy seguro de que debe estar muy ocupada, pero podra considerar realizar para m una manta similar? Le gratificara por ello generosamente ofreci. Me emociona ver a un hombre tan entregado ante la idea de convertirse en padre. Si tanto le gusta, puede quedarse con sta. Oh, no. No podra quedarme con la suya protest. Adems, no voy a... Estaba a punto de decir que no iba a ser padre, pero dado que una vez que llevara a Isabella a la cama no tena pensado dejar que saliera de ella durante por lo menos un mes, era probable que menos de un ao despus s lo fuera. Luch contra el repentino recuerdo del atad. No ocurrira, se dijo a s mismo, esperando crerselo en esa ocasin. Trag saliva. Cuando llegara el momento de que su esposa era a luz, se ocupara de ponerla en manos de la mejor matrona de Londres. No, sera la mejor partera de Inglaterra la que estuviera junto su lecho para asegurarse de que todo sala bien. Y aun as... James ignor ese pensamiento y se concentr en las palabras que deca la dependienta.

Crame, Callum se sentir ms que feliz de perderla de vista, y me resultar muy fcil realizar otra. Adems, llmeme loca si quiere, pero tengo la sensacin de que debe ser suya. Se la envolver para regalo, y tambin el caballito, le parece bien? Oh, s! El chico de la posada se ha quedado prendado de mis yeguas. Ahora est ayudando a mi cochero con ellas, as que lo mnimo que puedo hacer por l es darle un pequeo regalo. Ella le mir fijamente y l sinti como si aquellos clidos ojos castaos pudieran traspasar su piel y leer lo que haba en su corazn. Es usted un buen hombre, milord le asegur con suavidad. Tiene un corazn de oro y su esposa es una mujer afortunada. James se ri para sus adentros mientras tomaba los paquetes y pagaba a la mujer ms del doble del precio estipulado. Dudo mucho que ella est de acuerdo con usted, pero muchas gracias. Respecto a mi corazn... se interrumpi antes de aadir con suavidad... es algo que todava tengo que mejorar.

Captulo 18
Septiembre, 1798 Mucho me temo haber heredado la tendencia de mam a llorar por cualquier tontera. Ya est feliz o triste, enfadada o contenta, las lgrimas acuden a la mnima provocacin. Imagino que podra haber sido peor. Figrate que hubiera heredado tambin su obsesin por Shakespeare! Extracto de una carta que Isabella, condesa de Dunston, escribi cuando tena veinte

aos a su hermano, Henry Weston, explicando su alarmante propensin de echarse a llorar ante cosas tan simples como el hecho de que se le cayera el sombrero.

James se levant pronto a la maana siguiente, a pesar de la insistencia de Rory de que las yeguas seguan cansadas y necesitaban comer ms manzanas. El castillo de Halle apareci ante sus ojos antes del medioda. Una imponente masa de piedra en medio de una ladera cubierta de hierba. Sus torreones gemelos se erguan ms de cinco pisos sobre el suelo y estaban separados por un edificio alargado de tres alturas. Quiz lo ms intimidante fueran las troneras y los caones que adornaban la fachada, pero se consol dicindose que si Isabella quera dispararle, antes se dara la satisfaccin de vejarle e insultarle. Le result irnicamente reconfortante. El protocolo social indicaba que era demasiado temprano para realizar visitas, pero en su opinin un hombre tena derecho a visitar a su esposa fuera cual fuera la hora que eligiera. Aunque el recuerdo del da de su boda era un tanto borroso, estaba seguro de que tal punto haba sido incluso mencionado en la ceremonia. Davies lo dej frente a la puerta principal del castillo antes de dirigirse a los establos. James cuadr los hombros y se encamin a la entrada. Cuando lleg all con un enorme ramo de flores en cada mano y sendos paquetes bajo los brazos, se dio cuenta de que no tena manera de llamar. Tras un momento de vacilacin, alz el pie y dio una satisfactoria patada a la maciza hoja de madera. Estaba preparndose para dar otra cuando la puerta se abri, revelando a un hombre tan slido y macizo como la entrada que guardaba. El mayordomo se tom su tiempo para mirarle de arriba abajo. Lo que vio debi de satisfacerle puesto que se inclin para hacerle una reverencia.

Ha dado una patada, verdad, milord? pregunt con los labios curvados en una media sonrisa. Qu impertinente bastardo!, pens James. Vengo a visitar a lady Dunston inform, acercndose al umbral. El mayordomo le bloque la entrada y cruz los brazos sobre el pecho en actitud amenazadora. Lady Dunston no est en casa. James frunci el ceo. A qu hora se la espera de regreso? De dnde? De dnde? De dondequiera que haya ido, por supuesto. Era evidente que aquel hombre no posea una materia gris inversamente proporcional a su masa muscular. No ha ido a ningn sitio. La conversacin era tan ridcula que comenz a preguntarse si no estara todava en la cama de la posada, bajo las sbanas, atrapado en un extrao sueo. Se habra pellizcado para saber si estaba despierto, pero como tena las manos ocupadas no le quedaba ms remedio que continuar aquella farsa. Respir hondo intentando armarse de paciencia. Si lady Dunston no ha ido a ningn sitio, cmo es posible que no est en casa? Quiz hubiera sido ms apropiado que le dijera que la dama en cuestin no recibe visitas. Aunque el mayordomo lo dijo con voz montona, James hubiera jurado que haba visto un sardnico brillo en sus ojos cuando le respondi. Consider seriamente estirar los brazos y lanzarse a la garganta del hombre. Era tentador... Muy tentador... Pero su hombro herido ya protestaba despus del largo viaje en carruaje. Y, en cualquier caso, dudaba mucho que pudiera cerrar los dedos en torno al cuello

de alguien tan grande. As que respir hondo varias veces para tranquilizarse y hacer desaparecer la roja neblina que le cubra los ojos. Isabella estaba en esa casa. Dentro de unos instantes la vera... verdad?

Lady Sheldon tampoco recibe visitas? inquiri. Lady Sheldon no est en casa en estos momentos. James apret los dientes. Si sa es una manera retorcida de decir que... El mayordomo tuvo el descaro de sonrer de oreja a oreja. No, lady Sheldon no est en casa de verdad. No regresar hasta la tarde. James lanz un suspiro de alivio para sus adentros. Una persona menos para intentar dispararle. Con ese agradable pensamiento en mente, se irgui en toda su altura e, imitando el aire ms imperioso de su abuelo, exigi que le dejara entrar en el castillo.

Para su sorpresa, el mayordomo dio un paso atrs y le permiti acceder al sombro vestbulo. Si me dice su nombre, le preguntar a lady Dunston si puede recibirle le sugiri el hombre mientras cerraba las pesadas puertas. Me recibir asegur James con una confianza que no senta en realidad. Soy su marido. Aprovech que el mayordomo se haba quedado boquiabierto para tenderle el ramo destinado a lady Sheldon. Ponga en agua estas flores para su seora le orden, pero antes dgame dnde puedo encontrar a mi esposa. Por supuesto, milord, pero debe estar cansado del viaje. Quiere que le traiga...? A mi mujer? No es necesario, gracias. Dgame dnde puedo encontrarla. El mayordomo suspir, renunciando a su pesar. Lo ms probable es que est en la habitacin infantil.

227

Con su prima? No, milord. Lady Sheldon llev a lady Charlotte con ella. Cuando regresen, haga el favor de darle esto a lady Charlotte Aprovech la ocasin y le tendi la mueca envuelta en papel de regalo. Dnde est la habitacin infantil? Quiere que le gue hasta all, milord? James neg con la cabeza. Simplemente dgame cmo llegar a ella. No quera que el mayordomo le anunciara y le privara del factor sorpresa. Mientras suba las sinuosas escaleras hasta lo alto de la torre Sur, se pregunt que estara haciendo su esposa a solas en la habitacin infantil. Una vez que se detuvo ante el umbral de la puerta, fue evidente que no estaba sola. Aunque Isabella le daba la espalda, poda ver la rubia cabeza de un beb apoyada en la curva de su cuello. Hola, Izzie. Sinti la voz ronca. Ella no respondi, pero supo que le haba odo por la manera en que tens todo el cuerpo. La vio depositar suavemente al beb en la cuna antes de volverse hacia l. Una cara plida como la de un cadver y una boca apretada hasta confundirse con una lnea no era el saludo que haba esperado, pero fue lo que recibi. Fuera como fuera, era lo ms hermoso que hubiera visto en su vida. No saba que lady Sheldon se hubiera vuelto a casar coment por decir algo, sealando la cuna con la cabeza. Isabella abri los ojos como platos debido a la sorpresa. Mmm, quiz habra sido ms conveniente decir te quiero o fui imbcil al alejarme de ti. No lo ha hecho. Tal vez debera haberse limitado a acercarse a ella y besarla. Se pregunt si sera muy tarde para poner en marcha ese plan.

 No ha hecho qu? pregunt distrado. No ha vuelto a casarse aclar Isabella con cierto tono de impaciencia en la voz. Entonces, de quin es ese beb? Ella le mir como si estuviera hablando en otro idioma. Tuyo! exclam. Quiero decir, mo! Despus, con una voz ms suave aadi. Nuestro. En su opinin, la ultima aclaracin result ms bien innecesaria. que se hubiera quedado totalmente aturdido por ella no quera decir que fuera absolutamente idiota. Justo en ese momento fue consciente lo que ella deca y... Oh, Dios! musit para s mismo, dejando caer el paquete y apoyando la mano en la pared para sostenerse. Se dej deslizar hasta suelo y, luego, cuando la habitacin dej de dar vueltas, alz la mirada deslumbrado. Isabella se situ ante la cuna como si fuera una leona, una hembra . Dispuesta a luchar hasta la muerte para proteger a su cra. Ests viva! farfull l. Ella le mir sorprendida. James, te encuentras bien? No tienes buen aspecto. Estaba bien? Estaba bien? Una vez que se recobrara de la sorpresa, estara condenadamente encantado. Alz las manos temblorosas y vio que todava sujetaba el ramo de flores entre los dedos. Son para ti dijo tendindole el ramillete. Ella no hizo ademn de cogerlas, as que lo dej en el suelo, junto al paquete que contena la manta para beb . Este regalo tambin deba ser para ti, pero ahora tendrs que compartirlo con... Maldicin, ni siquiera saba el sexo de su hijo. Con el beb. Isabella pareci muy poco interesada en sus presentes, pero le dio la respuesta que buscaba.

Has tenido suerte, el ttulo de conde sigue sin sucesor. Una nia. l o mejor dicho, ellos, tenan una nia. Era padre. No haba sido una premonicin y, si lo haba sido, no importaba. Isabella y su hija estaban vivas. Vivas! Se puso en pie y se acerc lentamente a la cuna. Not un nudo en la garganta cuando tuvo a su hija ante los ojos. Al ver subir y bajar aquel pequeo estmago al ritmo de la respiracin, dio gracias a Dios por cada aliento que atravesaba aquel pequeo cuerpo. Puedo...? Puedo tomarla en brazos? Isabella se mordi los labios, pero cogi al beb y lo puso suavemente en sus manos. El baj la vista a su hija mientras meca aquel clido y tierno peso entre los brazos. Y de pronto, l, James Sheffield, volvi a enamorarse de nuevo. Qu nombre le has puesto? Bride murmur ella, desviando la mirada del diminuto objeto de su afecto. Lady Bride Kathleen Sheffield. Como mi hermana y mi madre? pregunt en voz baja. Tras el parto estaba exhausta y me puse sentimental aclar. T invadas, como es natural, mis pensamientos, pero me pareci injusto ponerle alguno de los nombres con los que te insultaba en ese momento. l ignor las puyas. Pens en su hermana recin nacida, que haba muerto antes de inhalar un solo aliento y de haber sentido la caricia del brillo del sol en la frente. Siempre la imagin en diversas etapas de su vida, preguntndose por la clase de nia que habra sido y, aunque realmente nunca la conoci, le dola que no hubiera podido vivir la existencia que le corresponda. Ahora se senta como si tuviera una segunda posibilidad. La carga de esa prdida que haba llevado sobre los hombros tanto tiempo, se moder. No era que hubiera desaparecido por completo saba que eso no ocurrira nunca, pero era ms ligera. Gracias musit con voz ronca y los ojos ardiendo por lgrimas no derramadas, completamente vencido por el gesto. Al parecer dijo lo que deba, porque ella guard las garras. Qu haces aqu? inquiri Isabella, tendindole las manos para recuperar a Bride. l le devolvi e la nia a regaadientes, pero no pudo apartar la mirada de ella. No la perdi de vista mientras la madre la volva a depositar en la cuna.

 Qu hago aqu? repiti sin pensar mientras memorizaba la cara de su hija: las puntas doradas de sus pestaas, la frente, la pequea naricilla, la rosada curva de la boca... De repente las palabras de Isabella penetraron en su mente obnubilada y se forz a mover la cabeza para mirar a su esposa. La pregunta era tan ridcula que tuvo que contener la risa. Ella quera saber qu haca all? Haba muchas palabras, muchas frases dando vueltas en su mente, pero slo una sali de sus labios. Eres mi mujer. Me alegro de que lo recuerdes mascull ella.

La expresin de James se hizo ms sombra y apret los labios. Aqulla no era precisamente la reunin que haba imaginado. No obstante, estaba ms que feliz de recordarle a Isabella que segua siendo su esposa. Un brillo de lujuria ilumin su mirada. Lo recuerdo perfectamente. Eres t la que necesita recordarlo afirm, tratando de alcanzarla. Ven aqu, esposa ma. Ella retrocedi. No! No me toques! La vehemencia de su reaccin le sorprendi.

Antes s te gustaba que te tocara le reproch. S, antes. Antes de que me abandonaras, antes de tener a Bride, antes de que me diera cuenta de que no me queras a tu lado, que no me necesitabas como pensaba que haras. La vio tomar aire de manera entrecortada, luchando por recobrar la compostura . Pero eso fue antes, ahora ya no te necesito. No te necesitamos. Estbamos bien... Quiero decir que estamos bien, y que no puedes quedarte aqu. Hemos aprendido a vivir sin ti. No, no, no... Vete. Simplemente mrchate. Por favor. James intent sujetarla, pero ella alz los brazos para impedirlo. El la ignor y la atrajo contra su cuerpo, abrazndola con fuerza. Le desliz la enorme mano de arriba abajo por la espalda cuando ella se derrumb contra l, despojada de repente de cualquier espritu de lucha. Qu es lo que ocurre, cario? murmur.

Isabella sinti que las lgrimas le anegaban los ojos. Estaba cansada. Su cuerpo se haba recuperado del parto, pero ella an no haba recobrado toda la energa. Por eso lloraba entre los brazos de aquel hombre que la sostena con tanta dulzura, como si perteneciera a ese lugar cuando ahora estaba totalmente segura de que no era as. Respir jadeante. No tena nada que ver con aspirar su aroma, aquella sutil mezcla de aire puro, olor a caballos, clida esencia masculina y algo que slo le perteneca a l. Tener un hijo haca que una mujer se volviera ms emocional, se dijo a s misma, y por eso era ms propensa a dejarse llevar por anhelos y sentimientos ridculos. No supo cunto tiempo se permiti estar all, cobijada por sus brazos y con la cabeza apoyada en su hombro. Durante aquellas primeras y atroces semanas tras la marcha de James, antes de que se diera cuenta de que estaba embarazada, haba soado con aquello. Con el abrazndola, consolndola. Pero la esperanza de que l volviera junto a ella y le profesara un amor imperecedero qued aplastada cuando se enter de que se haba enrolado en la Marina. Una vez que desapareci la primera impresin, una clera ardiente y feroz se haban instalado en su ser, acompaada de un fuerte resentimiento. La furia, a su vez, acab reemplazada por la pena y el agridulce anhelo de lo que podra haber sido. Mientras James continuaba apacigundola, murmurndole tiernas palabras contra el pelo, entrando de lleno en su vida como si nunca la hubiera abandonado, su furia regres con toda su fuerza. Cmo se atreva? Le hormiguearon los dedos por el deseo de abofetearle. Quiso golpearle el pecho, infligirle una mnima parte del dao que l le haba causado. En lugar de eso, se apart bruscamente de l. Vete orden, sealando la puerta de la estancia. Si no hubiera estado tan furiosa, se habra redo de la asombrada mirada masculina. Golpe el suelo con el pie. He dicho que te vayas. l la mir con pesar. Qu te pasa, por Dios? Hace un momento estabas entregada y vehemente entre mis brazos y ahora actas como si yo fuera una especie de monstruo. Isabella cruz los brazos sobre el pecho. He recordado la manera en que rompes las promesas. Tcnicamente no he roto ninguna promesa. l tambin se cruz de brazos imitando su agresiva postura. Si recuerdas bien, te promet que no me alistara al Ejrcito, y no lo hice. Jams mencionaste la Marina.

 Eso no es ms que una excusa! Sabes de sobra lo que quera decir cuando te ped que me prometieras eso y decidiste ignorarlo. James descruz los brazos y luego empez a darse toquecitos con un dedo en la barbilla pensativamente. Mmmm medit. Si nos remontamos un poco ms atrs, cuando decidiste invadir mi dormitorio, tambin t sabas muy bien que estabas actuando contra mis expresos deseos. La diferencia es que yo lo hice para salvarte la vida sise ella. Y t para perderla. Lo s, pero estoy vivo, cario. Y he venido por ti. No podemos darnos una nueva oportunidad? Ella le observ con ojos enormes y llenos de dudas. No lo s. No importa lo que digas, me hiciste una promesa y no s si puedo perdonarte que la rompieras. Cmo voy a confiar en ti de nuevo? Un intenso color rojo subi lentamente por el cuello y la cara de James antes de que comenzara a pasearse por la estancia como una bestia enjaulada. Si yo puedo perdonarte por seducirme, t tambin puedes perdonarme por romper una promesa que, en realidad, ni siquiera romp gru. Pero no lo has hecho gimi Izzie. No me has perdonado. Si lo hubieras hecho, no seguiras echndomelo en cara. James se detuvo bruscamente y comenz a masajearse la base del cuello con la mano. Llevaba el pelo ms largo que la ltima vez que lo vio y tena mechones ms dorados por los meses que haba pasado en alta mar. Ver aquellos firmes dedos hizo que Isabella deseara sentirlos sobre su piel, que se estremeciera de pies a cabeza y se le debilitaran las rodillas. Se dej caer en la mecedora que haba junto a la cuna, donde se sentaba a menudo para mecer a Bride por la noche. Se hundi all y cedi al flujo de lgrimas que ya haban comenzado a deslizarse por sus mejillas. Vete solloz con la voz entrecortada. Por favor, vete. Cuanto ms tiempo te quedes, ms duro ser cuando te vayas. Los das despus de que te marcharas fueron horribles, pero eso no fue nada comparado con lo que sent cuando supe que te haban herido, cuando pens que te haba perdido. Comenz a llorar con ms fuerza. Perderte una tercera vez me matara. Por favor, te lo ruego, vete.

Enterr la cara entre las manos y esper. Durante un buen rato la habitacin permaneci en un ominoso silencio, que fue roto finalmente por el brusco sonido de las pisadas de James. Al principio pens que se diriga hacia ella, que hara lo que fuera para arreglar las cosas entre ellos; luego record que tena que pasar junto a ella para llegar a la puerta. Cada paso resonaba ms fuerte en el silencio y aplastaba su corazn un poco ms. Se dijo a s misma que era mejor de esa manera, que aquello era lo que quera, lo que le haba pedido que hiciera. Seguramente l se marchara sin mirar atrs, eso jams haba supuesto un problema para James. Huir era lo que mejor se le daba, pero en esta ocasin la joven no ira tras l. Esta vez iba a hacer lo ms conveniente para todos: para Bride, para James e, incluso aunque resultara difcil admitirlo, tambin para ella. Iba a hacer lo que debera haber hecho haca mucho tiempo. Iba a renunciar a l, a dejarle ir. Entonces se dio cuenta de que James se haba detenido. Desconcertada, alz la cabeza y vio que se arrodillaba ante ella con expresin de remordimiento. Sin embargo, el dolor desnudo que asomaba en sus ojos no hizo que Isabella se sintiera mejor. Supuso que se era el problema de intentar hacer dao a alguien que amabas. Al final, t tambin salas herido. Pareca que a Isabella se le estaba rompiendo el corazn, fracturndosele dentro del pecho. James sinti cada sollozo como un puetazo en el estmago. Con exquisito cuidado, le apart las manos del rostro y le enjug tiernamente las gotas saladas que se deslizaban por sus mejillas. Izzie, no voy a dejarte. No volver a marcharme nunca ms. He aprendido la leccin de la manera ms difcil, creme. Cuando pens que iba a morir, mi nico pesar era no haberte dicho nunca que... Se vio interrumpido por lo que pareca una ruidosa estampida de elefantes subiendo las escaleras. Resoplando y jadeando por la alocada carrera, todava con los sombreros y las chaquetas de paseo, lady Sheffield, lady Weston y Olivia aparecieron en el umbral de la puerta a la vez. Las tres notaron las lgrimas que manchaban la cara de Isabella y, al

unsono, clavaron los ojos en l con penetrantes y duras miradas. En lo que respecta a James, slo les mir las manos y no vio ninguna pistola. Dios exista y estaba de su lado. No obstante, un rato despus, cuando se sent en la sala y se vio enfrentado al tro de acusadoras mujeres, se sinti como una vctima de la Inquisicin. Y tuvo serias dudas de la posicin que haba adoptado el Todopoderoso en ese asunto. Despus de que hubieran entrado bruscamente en la habitacin infantil para proteger a Isabella como unas gallinas a sus polluelos, declararon que estaba demasiado plida y la enviaron a descansar a sus aposentos. l, por otra parte, baj las escaleras para enfrentarse a Torque mam y sus acolitas. Se me va a permitir defenderme o voy a ser enviado directamente a la hoguera? pregunt en tono de broma. Lady Weston frunci el ceo. No seas ridculo. Nadie va a torturarte. Lady Sheldon hizo una mueca. Ha sido una sorpresa que aparecieras de manera tan inesperada. No es que no deseramos tu presencia, por supuesto se apresur a aadir. Lo han disimulado muy bien mascull l. Tienes buen aspecto continu ella. Nos diste un susto de muerte, sabes? Evidentemente molesta por la confraternizacin de su hermana con el enemigo, lady Sheldon intervino en la conversacin. De hecho, fueron las noticias de que estabas herido lo que provoc el parto prematuro de tu mujer. Kate! Lady Weston dio un codazo a su hermana. No tenemos la certeza de que los acontecimientos se precipitaran por ese motivo. Result un parto muy largo y difcil continu imperturbable lady Sheldon. Si la matrona no hubiera sido tan competente, podramos haberlas perdido a ambas con facilidad. James enterr la cara en las manos. Hubiera sido preferible la muerte a tener que escuchar esa infernal tortura emocional.

Basta, ta Kate dijo Olivia con suavidad. No somos los nicos que nos hemos llevado hoy una sorpresa. En opinin de James, descubrir que haba sido padre era una sorpresa cien veces mayor que su repentina aparicin en el castillo de Halle, pero prefiri guardarse ese pensamiento para s mismo. Aun as resopl lady Sheldon, sigo queriendo saber qu es lo que est haciendo aqu. Isabella le haba preguntado lo mismo. Es que no era condenadamente evidente? He venido a por mi mujer. Ahora has decidido que s que la quieres? se burl lady Sheldon. Kate! exclam lady Weston. No. No me digas Kate en ese tono. l la abandon el da de la boda y desde entonces todas hemos sido testigos de cmo Isabella se ha ido consumiendo poco a poco, con el corazn roto. Quiero estar segura de que no volver a hacerle dao otra vez y no me importa si los sentimientos de James resultan heridos en el proceso. Lady Sheldon, no es mi intencin hacer dao a Isabella. Jams quise provocarle dolor. Mirando lo ocurrido de manera retrospectiva, me doy cuenta de que actu mal, pero no puedo deshacer el pasado. Y, aun si pudiera, no tengo la seguridad de que lo hiciera. Tampoco puedo prometer que Isabella no vuelva a resultar herida otra vez. Los dos tenemos un fuerte carcter y estoy convencido de que vamos a disentir en un buen nmero de asuntos durante los prximos cincuenta aos, ms o menos. Lady Sheldon intent mantenerse seria, pero no pudo evitar curvar los labios levemente. Un segundo ms tarde desisti y solt una carcajada. James, Olivia y lady Weston la miraron mostrando su desconcierto ante aquella reaccin, en distintos tonos de irritacin, confusin y aturdimiento. Es que estaba pensando que, si vais a estar casados tanto tiempo, mi regalo de boda ser un juego de porcelana china. Por qu? Se gasta? se interes James.

El regocijo que suscit lo que l consideraba una pregunta perfectamente lgica hizo que se sintiera algo ofendido. Despus de todo, era un hombre, y los hombres no saben si la porcelana china se gasta o no. Lady Weston se enjug los ojos. En la mayora de las familias la respuesta sera no, pero en vuestro caso y... conociendo a Izzie... Comenz a rerse otra vez . Estoy segura de que t y mi hija consumiris grandes cantidades de porcelana china. James asinti con la cabeza, aunque no tena ni idea de qu hablaba o por qu era tan gracioso. Por fortuna, en ese momento entr el mayordomo en la estancia con un enorme ramo de flores. Oh, Dimpsey! Qu bonito! exclam lady Sheldon. Dimpsey? El nombre de aquel gigante era Dimpsey? Quin las enva? pregunt Olivia. Yo contest James, satisfecho por el rumbo que estaba tomando la conversacin . Tambin tengo un regalo para Charlotte. Si hubiera sabido que haba ms damas en el castillo... Se encogi de hombros. Verte vivo es regalo ms que suficiente para m declar lady Weston. Aunque no hara ascos a un abrazo de mi yerno favorito. Soy su nico yerno mascull James, secretamente complacido. Lanz una mirada a Olivia por encima de la cabeza de lady Weston y arque la ceja en muda pregunta. Estoy segura de que encontrar alguna manera de que me compenses repuso ella alegremente con una sonrisa de oreja a oreja. Gracias, James dijo lady Sheldon a regaadientes. Las flores son preciosas y es todo un detalle que te hayas acordado de Charlotte. A pesar del impropio comienzo que ha tenido vuestro matrimonio, creo que sers un buen marido para Isabella. Gracias, lady Sheldon respondi muy serio. Por supuesto, eso ser si ella se digna a perdonarte aadi en tono burln. Y llmame Katherine o ta Kate, si lo prefieres. Despus de todo, somos familia. Una agradable sensacin de paz inund a James al escuchar esas palabras. En parte porque se sinti como deba de haberse sentido Hrcules cuando venci al monstruo de las tres cabezas, pero sobre todo fue porque lady Sheldon ta Kate, se record a s mismo haba dicho la palabra mgica: familia.

Isabella le perdonara. Tena que hacerlo. Estaba dispuesto a sacrificar su orgullo y arrastrarse ante ella si as la ablandaba; incluso se pondra de rodillas si era necesario aunque esperaba que no l< fuera, porque a pesar de la ferocidad con la que haba luchado contra el matrimonio y los hijos, no haba nada ms precioso ni ms sagrado para James Sheffield que la familia. Dios saba bien que no lo haba planeado, pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos. Tena una familia y estaba enamorado de su esposa. De su hija. Saba que adems, gracias a ellas, ahora perteneca a una familia tan grande y cariosa como haba soado. Por algn milagro del destino, le haban sido concedidos los ms ntimos deseos que guardaba en su corazn. Puso la excusa de que deba hacer algo que nadie poda hacer por l y fue en busca de Dimpsey, un nuevo e inesperado aliado. Lo encontr esperndole junto a la puerta. Sin mediar palabra, los dos se alejaron por el pasillo hasta que no fue posible que nadie escuchara su conversacin desde la salita. Quiero agradecerte que hayas trado las flores cuando lo hiciste dijo James. Tu don de la oportunidad ha dado muy buen resultado. El mayordomo encogi sus corpulentos hombros. En una familia donde predominan las mujeres, los hombres deben mantenerse unidos para sobrevivir. S, es cierto. James lade la cabeza y se pregunt si Dimpsey no sera mucho ms listo de lo que dejaba entrever. Dime, sabes si ya ha llegado mi equipaje? Ya est colocado en su habitacin, milord. Le propuse a su lacayo que se alojara en la casa principal, pero ha preferido ocupar las instalaciones que hay en los establos para los mozos. Excelente, excelente. Por casualidad, esa habitacin que me ha asignado est cerca de la de mi mujer? El mayordomo le gui el ojo. Est justo al otro lado del pasillo, milord. Eres brillante. Que Dios te bendiga, Dimpsey. Eres el rey de los mayordomos. Sera posible convencerte de alguna manera para que abandonaras el servicio de lady Sheldon y te unieras al mo? Dimpsey neg con la cabeza. No, ya pensaba que no. Bueno, si las damas preguntan por m, comuncales que las heridas que sufr en la guerra me estn dando problemas y que me fui a mi habitacin a descansar. Comenz a subir las escaleras, pero se detuvo cuando se dio cuenta de que no saba dnde estaba su habitacin. Se volvi y vio a Dimpsey esperando pacientemente al pie de las mismas.

 Quiere que le gue a su dormitorio, milord? Me perdera sin ti repuso secamente. Dimpsey le dej ante la puerta de su habitacin, pero en lugar de entrar, James esper a que el mayordomo estuviera fuera de su vista. Entonces cruz el pasillo en direccin al dormitorio de Isabella. Dios, necesitaba verla otra vez. Ella se haba quedado dormida encima de la cama, completamente vestida salvo por los zapatos. Con cuidado, James tom la manta y le cubri los pies. Luego se quit la chaqueta y las botas y tom asiento junto a la cama, feliz de velar su sueo. La joven pareca un ngel de Botticelli. Las cortinas estaban medio corridas, lo que permita que la suave luz exterior se filtrara en la estancia y creara un halo a su alrededor. El rostro femenino estaba relajado por el sueo, hacindola parecer una criatura inocente y vulnerable; tanto, que resultaba increble que hubiera tenido una hija... Su hija. Pero ella estaba lejos de ser inocente. Despus de todo Bride no era el resultado de una concepcin inmaculada, sino de una planificada seduccin. Sin embargo, era condenadamente difcil recordar eso cuando la vea as. Saba que no debera estar all, perdiendo el tiempo en contemplarla. Era necesario que ideara un plan antes de que la joven se despertara. Deba convencerla de que haba regresado para siempre y no iba a ser fcil. Isabella era un ngel que se haba visto enredada con un hombre muy mortal, un hombre que no posea luz ni bondad y que le haba roto las alas. Ahora tena que ser l quien las reparara, quien sanara su corazn y le diera motivos para volver a creer en l. Oh, Dios!, cmo poda haber sido tan estpido para dejarla sin mirar atrs? Se dijo que no poda seguir por ese camino. El pesar y las recriminaciones no solucionaran nada. Tena que mirar hacia el futuro, actuar antes de que fuera demasiado tarde. Haba sido l quien creo un abismo entre ellos y quien lo haba agrandado con su miedo y frustracin. Deba salir de all y planear qu hacer, pero para un hombre que haba vagado perdido en el desierto, ella era el agua fresca, la dulce liberacin, y no poda dejar de beber su imagen. Contuvo el aliento cuando la joven se gir sobre un costado y apoy la mejilla en la almohada, dejando la mano inerme a su lado. James murmur entre sueos. l se qued paralizado, luego se levant y se dirigi a la puerta. No estaba preparado para enfrentarse a aquello. No todava. Se oblig a darse la vuelta. Lleg a abrir la boca para responderle, pero la cerr bruscamente cuando result evidente que ella segua dormida.

James suspir Isabella otra vez, hundiendo la cara ms profundamente en la almohada. Estaba soando con l? El simple pensamiento le excit al instante, ponindole ms duro que los postes de madera de la cama. No obstante, era muy probable que los sueos de Isabella con l tuvieran muy poco en comn respecto a los que l tena con ella. En los suyos, los dos solan estar desnudos. Con un hondo suspiro se dej caer de nuevo en la silla y enterr la cara entre las manos, buscando con desesperacin la manera de que la imagen de Isabella desnuda abandonara su mente. Por supuesto, ella ni siquiera necesitara desnudarse. Haba algo impropio y excitante en hacer el amor con una mujer completamente vestida, algo muy ertico en tener que rebuscar debajo de todas las faldas y enaguas hasta alcanzar aquel clido lugar secreto entre sus muslos. Contuvo un gemido. Estaba a punto de estallar, el deseo le someta con sus afiladas garras y el hecho de que Isabella estuviera ya tumbada en la cama no ayudaba en absoluto. Respir hondo una vez ms, cont hasta diez y luego otros diez ms, intentando encontrar un poco de control. Se pregunt si habra algn lago helado, tpico de Escocia, por los alrededores. Dimpsey lo sabra. Ese hombre pareca saberlo todo. Tens la espalda e, ignorando con resolucin otras partes ms tensas de su anatoma, alz la cabeza y se levant de la silla. Por mucho que le gustara quedarse all sentado y observar a su esposa durante todo el da, se oblig a abandonar la estancia y a bajar las escaleras. Quera asegurarse de que podra mirarla durante el resto de su vida y el germen del plan a seguir acababa de formarse en su mente. Iba a hacerle la corte a su esposa. Y tres entrometidas mujeres y un dantesco mayordomo acudiran en su ayuda.

Captulo 19
Noviembre, 1798 Me ha dicho mam que ests realmente impudente por tenernos de vuelta en Weston Manor, aunque no s qu esperas con ms ansiedad, si la llegada de tu primera nieta o el regreso de tu mujer... Pero tengo mis sospechas. As que te encantar saber que a pesar de que viajaremos despacio por el clima y en deferencia al beb, estaremos de vuelta mucho antes de Navidad.

Extracto de una carta que Isabella, condesa de Dunston, escribi cuando tena veinte aos a su padre, vizconde de Weston, refirindose al viaje de regreso a casa, a la dolorosa ausencia de seres queridos y cmo afectan stos en las actividades cotidianas.

Saber que James estaba justo al otro lado del pasillo hizo que Isabella diera vueltas en la cama durante toda la noche y que dejara de intentar dormir en cuando el sol comenz a asomar por el horizonte. Una vez que decidi que la doncella todava poda dormir un poco ms, se puso una gruesa bata de franela y subi a ver a Bride. Estaba a punto de llevrsela, milady dijo la niera, acunando al enfurecido beb entre los brazos. Se ha despertado temprano esta maana y, por la intensidad del llanto, parece que con hambre. Izzie se sent con su hija en la mecedora y slo se permiti relajarse cuando la nia se tranquiliz, aferrada a su pecho. Not que comenzaban a pesarle los prpados, cada vez le resultaba ms difcil mantenerlos abiertos. An as, se mantuvo un rato pendiente del beb y sigui moviendo la mecedora, pero despus de unos minutos se dej llevar por el sueo. Se despert mucho despus y encontr a Bride dormida entre su< brazos. Se le inflam el corazn al ver los diminutos puos sujetando con firmeza el encaje blanco del camisn, como si stos fueran la razn de su existencia. Se inclin para besar la suave cabeza de su hija y luego se dispuso a acostarla en la cuna. Ya un poco repuesta de la noche en vela, se arm de valor para enfrentarse al da que la esperaba y regres a su cuarto para vestirse. Entr y se qued asombrada al ver a su doncella muy atareada y el contenido del armario desparramado sobre la cama. Becky?

Voy, milady fue la malhumorada respuesta de la criada, que sala del vestidor arrastrando uno de los pesados bales. Qu ests haciendo? La doncella frunci el ceo. Milord ha venido a hablar con usted y le inform que seguramente la encontrara con lady Bride. Dijo que mientras l la buscaba, deba comenzar a guardar toda su ropa y dems, y que luego me ocupara de los tiles de la pequea. No le ha visto, milady?

Isabella respir hondo y solt el aire muy despacio. No, Becky, no le he visto, pero tengo intencin hacerlo de inmediato. Mientras tanto puedes volver a deshacer el equipaje. En lo que a m concierne, l es el nico que se marchar de aqu dentro de poco. Cruz el pasillo a toda velocidad y llam a la puerta de la habitacin de James. No obtuvo ninguna respuesta. Llam otra vez, ahora ms fuerte. Nada. El conde est desayunando, milady. Isabella se gir rpidamente, con el corazn desbocado, y se encontr al enorme mayordomo de su ta a slo tres pasos. Por Dios, Dimpsey! Menudo susto me has dado! Perdone, milady. No fue mi intencin. No, no, claro que no, pero de verdad que es un misterio que un hombre de tu tamao pueda moverse con tanto sigilo. Sin duda habr una explicacin interesante para ello, pero en este momento en concreto es otra la explicacin que deseo. Desayunando, has dicho? Bien, espero que est preparado para una buena indigestin.

Isabella atraves el cantillo y entr en el comedor como una matona dispuesta a entablar una dura batalla. James estaba sentado en la cabecera de la mesa leyendo un peridico. Alz la mirada un momento al orla entrar y luego, como si no hubiera visto nada o a nadie de inters, volvi a bajarla.

Si la joven pensara que tena la ms mnima posibilidad de tener xito, se habra sentado a su lado para tomar el desayuno ignorndole de la misma manera que l, pero al carecer de ese tipo de contencin, se acerc a su marido, le arranc el peridico de las manos y lo tir a un lado. James se recost en la silla y le brind esa media sonrisa suya que consegua que se le detuviera el corazn. El deseo la recorri como un intoxicante relmpago y en sus propios labios comenz a aparecer una sonrisa No!Ests furiosa con l, se record a s misma. Buenos das, esposa ma. Pareces un poco hambrienta. Dime, ha ocurrido algo? Los ojos de James brillaban con una expresin de jbilo y ella tuvo que luchar contra el deseo de lanzarle algo. Ech una mirada de anhelo al montn de platos del aparador. No, no poda romper la porcelana china de su ta. Bueno, quiz slo un platito... Izzie? Ha ocurrido algo? repiti James. Como si no lo supiera. No ha ocurrido algo le espet, sino ms bien alguien. T. Le has ordenado a mi doncella que comenzara a guardar mis cosas. Es eso lo que te ha trastornado tanto? Perdona, cario. Le dir que se detenga de inmediato. De veras? Por supuesto. Izzie le mir con recelo, sospechando de tan rpida capitulacin. El no la decepcion. Pero si yo fuera t continu James despus de una pausa, una vez que lo haga, le dara instrucciones para que continuara la tarea. Bueno, eso si queremos tomar el segundo carruaje que llegue de Edimburgo. Envi a mi empleado a alquilarlo ayer por la tarde, as que espero que est aqu maana o pasado como muy tarde. No tengo intencin de acompaarte a ningn sitio. Debo ocuparme de algunas cuestiones relativas a Sheffield Parle. Entonces ve t solo. Bride y yo nos las hemos ingeniado muy bien sin ti. El la mir fijamente.

Por favor, Izzie, no dificultes las cosas. Bride y t volveris a casa conmigo y no hay ms que hablar. No. No recuerdo haberte dado a elegir. Bride y yo nos quedaremos aqu. Oh, cario dijo su ta entrando de repente en la estancia, me temo que no ser posible. Izzie frunci el ceo. Qu es lo que no ser posible? Que te quedes aqu. Charlotte y yo siempre pasamos las fiestas navideas con mi hijastro, y dado que l insiste en seguir residiendo en la parte ms remota de Gales, necesito ponerme en marcha cuanto antes. Es necesario hacer el equipaje y salir rumbo a aquel remoto lugar dentro de dos semanas como muy tarde. Bride y yo regresaremos entonces a casa, con mam y Liwy. Su madre apareci de pronto en el comedor, con Olivia a la zaga. No te lo he dicho, cario? No me has dicho qu? inquiri Isabella. Bueno, como ya sabes, me he quedado ms tiempo del que pensaba y estoy ansiosa por regresar a casa. T no podrs viajar tan rpido con un beb, as que James se ha ofrecido a llevarme con tu hermana a Edimburgo y alquilar all un carruaje para nosotras. Lo cierto es que yo no estoy tan ansiosa por regresar a casa intervino Olivia. Bendita fuera, pens Izzie. Siempre se poda contar con el apoyo de una hermana... o al menos eso crea antes de que Liwy siguiera hablando. Si a ta Kate no le importa, me gustara acompaarla a Gales. Siempre he querido conocer la zona y, de paso, puedo encargarme de Charlotte. Olivia Jane Weston, dnde estn tus modales? [No puedes imponer tu presencia sin ms a otras personas! Y menos si esas personas no se dirigen a su casa! Charlotte tiene su propia niera y, si sta es la manera en la que crees que debe actuar una seorita con buenos modales, ser mejor para ella no tenerte de ejemplo. Adems, tal comportamiento no es correcto en absoluto. Ah estaba, pens Isabella, la palabra favorita de su madre. Correcto. Se estremeci. Realmente odiaba esa palabra. Por lo que veo, a mis hijas... su madre la mir a ella con mordacidad... les gusta deleitarse con todo tipo de actuaciones impropias.

Es que an no he acabado de ordenar la biblioteca protest Liwy. No tena intencin de ser grosera, ta Kate, de verdad, pero me encantara conocer Gales. Una vez que tenga lugar mi presentacin en sociedad, no volver a tener la oportunidad. As que debo ir antes de que sea demasiado tarde. Ta Kate se acerc a ella y la abraz. Cario, no saba que queras acompaarnos. Por supuesto que debes tener una ltima aventura antes de asentarte! Adems, estoy encantada de que me ayudes a entretener a Charlotte durante el viaje. Estupendo. Lady Weston puso los ojos en blanco. Adelante, premia su mal comportamiento. Ya te pesar cuando Charlotte sea lo suficientemente mayor para seguir su ejemplo. Tras lanza aquella horrible prediccin, sali de la estancia. Olivia ; y lady Sheldon la siguieron ms despacio, dejando solos a Isabella y a James. Supongo que no me queda ms remedio que ir contigo mascull ella. Espero que ests satisfecho. Lo estara mucho ms si t no te sintieras tan contrariada. Vamos, no ser tan terrible, no crees? T y yo no hemos carecido , nunca de cosas de las que hablar. Incluso es posible que disfrutes de mi compaa. Lo veo improbable. Cuidado, cario, podra considerarlo un reto. Tu objetivo en la vida es fastidiarme? Te aseguro que no. A ningn hombre le gusta llevar la contra a su esposa. De veras? l asinti con la cabeza y le gui el ojo de manera conspiradora. Acaba provocando dolor de cabeza. A Isabella le llev un momento comprender el significado de aquella frase. Si crees que... que t... farfull. James ech atrs la cabeza y se ri. No imagino qu puedes encontrar tan divertido le espet ella.

A ti. Realmente piensas que podremos mantener las manos alejadas uno del otro? Su voz se hizo ms profunda y sus ojos se oscurecieron de deseo. Las palabras de James hicieron que le bajara un escalofro por la espalda y que se acercara ms a l. Ya estaba al alcance de sus brazos cuando la sonrisa petulante en su cara la hizo detenerse. Haba mordido el anzuelo, haba permitido que la enredara con sus palabras. Furiosa consigo misma, se clav las uas en las palmas de las manos para recobrar el control sobre s misma y sobre la conversacin. Finalmente, relaj los puos y puso los brazos en jarras. Como puedes ver, no tengo ningn problema para mantener las manos donde deseo. Ahora, si me perdonas, voy a hacer el equipaje. Sali de la estancia en medio de un remolino de volantes y con el ahogado sonido de la risa de James repicando en sus odos. No puedo hablar con ese hombre. Sencillamente es imposible razonar con l gru para s misma. Me envuelve en sus palabras y no puedo rebatirle. Me voy a ver atrapada con l en un carruaje durante horas y horas y no creo haber estado callada ms de una hora seguida en toda mi vida. Salvo cuando estoy dormida, claro est, pero es imposible que duerma durante todo el viaje. No. Y a menos que hayas cambiado mucho durante los ltimos diez aos, ni siquiera sabes hacerte la dormida. La voz de su madre invadi sus pensamientos. Ven, me gustara hablar contigo un momento. Lady Weston le hizo una seal para que la siguiera a la salita que haba al otro lado del vestbulo. Quieres pedirme perdn por dejarme abandonada a mi suerte? le reproch Izzie. No contest su madre, cerrando la puerta a su espalda. Adems no he hecho nada parecido. He actuado como cre que era mejor para ti. De qu lado ests? Ampla tu visin de las cosas, Isabella. El matrimonio no es una batalla. No se trata de ganar o perder. Las relaciones requieren un compromiso por las dos partes y habr muchas veces en las que tengas que ceder si quieres mantener la paz. Pero antes tienes que aprender a llegar a ese compromiso. No puedes darte por vencida ni empezar una pelea cada vez que no te sales con la tuya. Hizo una pausa y luego continu hablando. Ha llegado el momento de que madures, cario, el matrimonio no es fcil. Requiere una buena dosis de paciencia y comprensin todos los das. Y ahora tenis una hija en la que pensar. Vuestra responsabilidad hacia ella es intentar conseguir que vuestra relacin funcione. S que amas a James...

No s si sigo amndole. El amor no debera ser tan duro. FJ amor no es duro, pero s lo son las emociones que provoca el hecho de amar a alguien. El miedo, la clera o el dolor no desaparecen cuando amamos, sino que se intensifican. Amar a alguien, abrirle nuestro corazn, siempre es un riesgo. Y de veras vale la pena tanto esfuerzo? Creo que en lo ms profundo de tu ser ya sabes la respuesta. Y si quieres que James te entregue su corazn, tienes que estar dispuesta a hacer lo mismo. Bueno... No estoy segura de... Quiero decir, y si me permito amarle y se marcha otra vez? No sera capaz de soportarlo. Si resulta ser tan estpido, tu ta y yo echaremos a suertes cul de las dos le sigue la pista y se lo hace pagar, pero dudo que lo sea. Lo que necesitis es pasar tiempo a solas. Mam, te aseguro que James y yo jams hemos tenido problemas en ese aspecto. Lady Weston pareci afligida. Me refera a que necesitis tiempo para hablar. La pasin es un elemento clave para la felicidad de un matrimonio, pero si slo existe deseo, esa unin est abocada al fracaso. lo ms importante para tener una relacin duradera es la comunicacin, y hasta que no podis expresar vuestros sentimientos con palabras, deberais absteneros de la parte... ms fsica. Teniendo en cuenta que vamos a pasarnos miles de horas solos en un carruaje, creo que eso no va a ser un problema. Lady Weston no dijo nada, pero su cara adquiri un tono casi carmes. Isabella abri los ojos como platos al darse cuenta de lo que implicaba el sonrojo de su madre. Oh, Dios mo! De veras? T y pap en un carruaje? Pero... cmo? Tengo que ir a ocuparme del equipaje. Creo que ya hemos dicho todo lo necesario, no crees? Su madre se aproxim a la puerta. No, yo... Pero lady Weston ya haba huido, dejndola sola para considerar la complejidad de las intimidades en los espacios cerrados. Claro que, teniendo en cuenta que no tena la intencin

de participar en tales actividades, pens que aquellas elucubraciones eran, definitivamente, improductivas. Necesitaba tener algo en lo que ocuparse durante lo que prometa ser un viaje largo y tedioso. Oh, ojal Olivia no la hubiera abandonado con esa tonta excusa de que quera visitar Gales! Saba de sobra que se trataba de eso: una excusa. Se encamin a la biblioteca para obtener una confesin de su hermana y, de camino, se dio cuenta de que haba encontrado la solucin perfecta a su problema. Libros dijo al tiempo que entraba en la biblioteca . Necesito libros. Montones de libros. Olivia levant la vista del polvoriento montn de volmenes que estaba examinando. Oh, los tendrs. Perdn? Gracias sera una palabra ms apropiada, pero a menos que hayas desarrollado el poder de la adivinacin, imagino que tu gratitud sera un poco prematura. Adems, no me gustara arruinarte la sorpresa. Isabella clav los ojos en ella inquisitivamente. Podra decrtelo pronunci lentamente, si tuviera la ms leve idea de a qu te refieres. Ya me dars las gracias cuando lo sepas, te lo aseguro. Liwy neg con la cabeza. A James jams se le hubiera ocurrido. Isabella se la qued mirando, incapaz de aadir nada a las palabras de su hermana. Olivia poda ser incomprensible en ocasiones, pero eso era... Qu pasa? Me ha salido otra cabeza? Casi. En realidad me pregunt si funciona bien la que tienes. Pero bueno, mi propsito al venir aqu era ste... Libros! Isabella se acerc a una mesa cercana. Historia de Escoda: de los orgenes a la actualidad por William Guthrie. Hizo una mueca de desagrado. No es exactamente lo que tena pensado. Dej el ejemplar sobre la mesa y se acerc a investigar uno de los montones de volmenes que ocupaban cada lugar de la estancia, cubriendo casi toda la alfombra Axminster.

 No hay nada ms apetecible para leer? Dado que estas mirando libros que catalogu como religiosos, no creo ah que encuentres nada de tu agrado. Aunque quiz sean instructivos. Oh, muy graciosa! Isabella se acerc al siguiente montn. Tom el de arriba del todo y ley el ttulo. Etimologa inglesa o diccionario del idioma comn ingls por George William Lemon. Uff, s, resulta muy tentador. Ya sabes... Lemon...Limn. Si tu vida se ha vuelto agria, dale limones*... Olivia comenz a rerse. Liwy, acabo de aguantar un sermn de mam. Lo nico que estoy tentada a hacer con este limn es darte con l en la cabeza. Muy bien. Por qu convertir los limones en limonada cuando puedes lanzrselos a la gente?

*Lemon en ingls significa limn. (N. de la t.)

Quieres que lo haga? Preferira que no lo hicieras. Por favor, recuerda que yo fui la abnegadsima hermana que te acompa a Escocia... Isabella dej caer el pesado volumen, disfrutando del sordo so nido que produjo. Por ahora tendr piedad de este limn le advirti, luchando contra una sonrisa. Pero slo por ahora. Se alej de su hermana para dirigirse al extremo ms alejado de la biblioteca, donde la cantidad de montones de libros catalogados aumentaba considerablemente. De qu tratan stos? Izzie seal el enorme montculo. No lo s. An no los he catalogado.

Pensaba que habas dicho que estabas terminando. Olivia encogi los hombros. Eso es un trmino relativo. Si t lo dices... Isabella se inclin sobre los libros y cambi algunos de posicin catlogos gruesos, probablemente llenos de aburridos textos hasta llegar a un ejemplar ms delgado con las cubiertas de cuero. Aja! Un viejo diario... Bueno, no tan viejo a juzgar por las fechas de las entradas. Crees que contendr informacin insustancial o que guardar en su interior jugosos secretos? Abri una pgina al azar y comenz a leer. Oh, s! Secretos jugosos! Por fin un material decente para leer inform a su hermana. Escucha: Segn una carta de su padre, est recuperndose muy lentamente, pero el mdico teme una recada en cualquier momento. Planea permanecer en Escocia mientras su madrastra est confinada all. Una vez ms me ruega que me una a l y me escribe que ha ocultado un tesoro para m en el castillo de Halle. Recibir la primera pista en cuanto llegue. Est lleno de remordimientos tras nuestra pelea , yo tambin dese borrar la distancia que hay ahora entre nosotros. Me despierto por la noche, inquieta y acalorada, anhelndole a l y la cercana que una vez compartimos, dejara el equipaje para reunirme con l de inmediato, pero antes debo acudir a Londres. Aunque vaya contra los expresos deseos de mi marido, no puedo no debo abandonar a C para que este asunto se resuelva con rapidez en caso contrario, no s cmo arreglar las cosas con J sin decepcionarle... Bien! Izzie se abanic. Por fin algo interesante. Dmelo! orden Olivia. Isabella frunci el ceo. Soy yo la que lo ha encontrado. Deja de protestar, te lo dar cuando lo haya acabado y... No! Olivia se abalanz sobre ella, le arranc el diario de las manos y lo estrech contra el pecho como si fuera una reliquia de incalculable valor.

Izzie lanz una mirada especulativa a su hermana. Actas de una manera demasiado rara incluso para ser t. No es como si conociramos a estas personas... Lade la cabeza. Espera, t sabes a quin pertenece este diario verdad? Sabes quin es? Su hermana asinti con la cabeza. J es Jason, el hijastro de ta Kate. Recuerdo que coment que era viudo, as que ese viejo diario debi pertenecer a su esposa. Oh, Dios! Espero que resolvieran ese asunto. Me pregunto si ella lleg a encontrar ese tesoro que l escondi para ella. No lo hizo dijo Olivia con suavidad. Cmo lo sabes? Porque lo he encontrado yo. Olivia Jane Weston, en qu lo te has metido esta vez? Oh, Izzie! Es como si fuera una novela! Con la cara brillante de excitacin, se sent sobre la alfombra en mitad de las torres de libros. Isabella se acerc a ella con el ceo fruncido. No saba lo que estaba a punto de decir su hermana, pero s estaba segura de que no iba a gustarle. En especial cuando la historia implicaba la fascinacin de Olivia por un viudo solitario. As que es por esto por lo que siempre dabas excusas para deambular por el castillo reflexion en voz alta. Me preguntaba cundo hablas desarrollado un inters tan intenso por la historia y arquitectura escocesas. Los edificios antiguos me han interesado desde que era nia, es ms... no deambulaba. Lo dices como si estuviera haciendo algo malo. Si lo que estabas haciendo no era malo, por qu tanto secreto? Si fueras un pirata, anunciaras tus saqueos? Olivia, no eres un pirata.

Puede que no, pero encontr el tesoro. Alz el dobladillo del vestido y rebusc bajo las enaguas. Apenas unos segundos despus, le pas a Isabella un diminuto broche, no mayor que la ua de su pulgar. Un examen ms detallado revel el definido retrato de un hombre rodeado por un marco de oro con granates engarzados. A falta de otra cosa que decir sobre el marqus de Sheldon, Isabella se vio forzada a reconocer que el hombre posea un perfil notable. Esperaba encontrar la acostumbrada fecha al dorso, pero en el oro slo haba grabadas unas palabras tan diminutas que resultaba imposible leerlas. Necesitas una lupa para descifrarlas inform Olivia, pero es una cita de Donne: Volveremos a ser uno otra vez. Dime, no es lo ms romntico que has escuchado nunca? Con una sonrisa soadora, le arranc el broche de los dedos y lo volvi a prender en el lugar donde estaba antes. Luego se sacudi las faldas y lo ocult de la vista. Oh, s, muy romntico. Pero no es tuyo. Yo lo he encontrado, no es cierto? Liwy, sin tener en cuenta que lo hayas encontrado o no, ese broche no es tuyo. No s cul es tu propsito al dirigirte a Gales, pero la vida no es una novela. Se puso en pie antes de aadir con suavidad. Yo soy una prueba viviente. Olivia tambin se levant y la acus con el dedo. No, t tienes un final feliz al alcance de la mano, pero te da demasiado miedo dar el paso definitivo para obtenerlo. No creo que ests en posicin de decirme cmo vivir mi vida. Entonces no intentes decirme cmo vivir la ma. Se quedaron nariz con nariz, girando y mirndose como un par de gatas furiosas, cuando la realidad de la situacin las golpe a las dos a la vez. Lo siento musitaron al unsono, justo antes de empezar a rerse a carcajadas. No debera haber insinuado que ests asustada se disculp Olivia. Slo quiero que seas feliz con James.

Estoy asustada. A decir verdad estoy aterrada, pero sa no es excusa para tomarla contigo. No quiero que resultes herida. No te preocupes por m. Lo nico que siento es curiosidad por conocer a ese hombre. No creo que pueda caerme bien alguien tan brusco y amenazador, sin importar lo atractivo que llegue a resultarme cuando lo vea pasear por el brumoso paisaje gales. Sin embargo, si ese diario no miente, no me importara que me diera algunos besos. Ten cuidado. Los besos pueden conducir a mucho ms. De veras? Olivia pareca demasiado interesada para quedarse tranquila. A ms besos o a... ms? Izzie gimi. Ya veo. La amplia sonrisa de Liwy slo poda ser descrita como de anticipacin. Isabella neg con la cabeza. Eso es lo que me tema.

Captulo 20
Noviembre, 1798 Me he dado cuenta de que olvid compartir contigo un importante axioma de sabidura fraterna: lo que sea que pienses hacer, asegrate de no encontrarte nunca a solas en un carruaje cerrado con lord Sheldon. Es difcil de creer, lo s, pero me han contado no voy a decirte quin que ah tambin se pueden llevara cabo todo tipo de cosas impropias, incluyendo lo impropio propiamente dicho. Y te recuerdo que lo s porque me lo han contado, no por experiencia propia!

Extracto de una carta que Isabella, lady Dunston, escribi cuando tena veinte aos a su hermana Olivia Weston, para complementar una conversacin que sostuvieron en el desayuno sobre cosas que, una vez hechas, no tienen solucin.
La maana que deban partir, James sali al exterior y observ los bales sobre los carruajes. Est todo bien asegurado? pregunt a su criado, Davies, que haba supervisado el proceso. En efecto, milord. No ser un viaje fcil. Ya sabe que noviembre en Escocia puede resultar duro, pero llegaremos sanos y salvos. Que no iba a ser un viaje fcil ya lo saba, pens recordando la expresin de Isabella en el desayuno. Haba observado la sonrisa afable que fingi, a pesar de que era evidente para cualquiera que la conociera que una ardiente furia bulla en su interior. Davies, por favor, dime que has podido conseguir los libros. Cuando James reuni a sus tropas para planear el cortejo de Isabella, Olivia le asegur que nada satisfara ms a su hermana que disponer de las ltimas novedades en novelas gticas para poder leerlas en el largo viaje que les esperaba desde Escocia. Incluso le haba facilitado varios ttulos que l no se haba molestado en apuntar. Luego envi a Davies a alquilar los carruajes y le pidi que visitara tambin la mejor librera de Edimburgo para adquirir las novelas, pero no pudo recordar los ttulos. S que al menos uno de ellos tena algo que ver con fantasmas y ruinas inform al criado. O quiz se trate de chicas arruinadas...

He conseguido unos libros, pero no s si son los que quera. Ped al dependiente que me enseara novelas gticas y me mostr un montn de ellas. Me interes por el argumento, pero todas parecan tratar sobre ruinas, fantasmas y chicas que pierden la virtud. As que protagonistas que pierden la virtud, eh? Ninguna mujer decente debera interesarse por ese tipo de libros, pens James en silencio. Quiz debera de leer alguno. Me dijo que comprara tantos como pudiera y, una vez que les ense sus credenciales... Suspir y seal con la mano una caja enorme de madera. Oh, Dios! exclam James justo en el mismo momento en que Olivia sala por la puerta. Esa caja es de la librera Creech? dijo la joven, presa de la excitacin, acercndose al lugar donde los mozos bajaban los libros. Qu ests haciendo? le pregunt Isabella desde la puerta principal. Ven a ver esto! la inst Liwy a gritos. Tir de la tapa de la caja con todas sus fuerzas, pero sta se neg a moverse. Irritada, le dio una patada que hizo que se rompiera al instante y que empezaran a caer libros por el hueco como si fueran gemas surgiendo de un cofre. Isabella se alz las faldas y se acerc corriendo a su hermana, que ya haba comenzado a llenarse los brazos de libros. Qu es todo eso? inquiri Izzie sealando a Olivia. Por qu hay libros tirados por el suelo y por qu Liwy los picotea como si fuera una gallina chiflada? En respuesta a la primera pregunta, pens que te podra gustar tener material de lectura durante el viaje. En cuanto a la segunda, hay libros en el suelo porque tu hermana estaba demasiado impaciente como para esperar a que alguien abriera la caja de madera y decidi romperla. Y respecto a lo de la gallina chiflada... James se encogi de hombros. Ser mejor que se lo preguntes a ella. Isabella entrecerr los ojos para observar a su hermana, que haba dejado a un lado una enorme montaa de libros y estaba cogiendo ms. Liwy dijo con suavidad, qu crees que ests haciendo con mis libros? Incluso si te dedicaras a leer cada hora que tardes en llegar a Sheffield Park, no podras terminar todos estos libros. No entiendo por qu no puedo quedarme con algunos, sobre todo si tenemos en cuenta que no estaran aqu si yo no lo hubiera sugerido.

S, eres la viva estampa de la modestia y la falta de inters. Izzie mir de nuevo a James, inclinando la cabeza como si estuviera sintiendo vergenza ajena. Sera posible que su esposa estuviera suavizndose con l? Oh, Dios! Comprara a Olivia una librera propia. Quiero... Es decir... La vio sonrojarse, haciendo que pareciese tan deliciosa como un melocotn maduro. Gracias. A pesar de lo extravagante que resulta, has tenido una idea estupenda. Por qu le das las gracias a l? Olivia alz la cara de su tesoro. Si alguien ha sido extravagante he sido yo. l slo hizo lo que le suger. La idea fue ma! Olivia! le advirti James. Si de verdad quieres quedarte con esos libros que has apartado... Ya sabes, los que he pagado con mi dinero, te aconsejo que los recojas y te largues. Ahora. Aquella gallina chiflada no iba a conseguir de l una librera. Sin embargo, sus palabras consiguieron lo que pretenda y Liwy se retir al castillo con el botn obtenido. Jovenzuela descarada! Seguro que acabara siendo la perdicin de algn pobre hombre. A su propia perdicin la tena justo delante, fragante como una rosa y fresca como la brisa de la maana. Estir la mano y roz su sonrojada y suave mejilla con el dorso de los dedos. Ests fra murmur. Hay mantas y ladrillos calientes en el interior del carruaje. Deberamos despedirnos y ponernos en camino. la observo besar con cario a su ta, a su hermana y a su prima Luego, juntos, se acercaron al segundo carruaje para asegurarse de que el beb estaba ya acomodado con la doncella de su esposa y Thora, la niera que haban contratado para cuidar de Bride. A esta ltima haba logrado tentarla con la oferta de triplicarle el sueldo. Thora era una chica lista; puede que adorara Escocia, pero le gustaban ms las libras esterlinas y, ms importante todava, pareca sentir genuino cario por su hija. S, sin duda era una chica lista. Finalmente, ayud a Isabella a subir al carruaje y se sent a su lado. Ella le mir con mordacidad antes de cambiarse al asiento de enfrente. No me gusta ir en el sentido contrario a la marcha le inform l. Entonces es una suerte que yo no tenga ese problema repuso Izzie acomodndose. James suspir. Entraramos en calor ms rpidamente si furamos sentados juntos. Estoy muy a gusto aqu, gracias.

Tras decir aquellas palabras, la joven enterr la nariz en una de las novelas que l le haba comprado. Quiz no haba sido una idea tan buena despus de todo. Quera que Isabella se concentrara en l, no en un castillo en ruinas donde alguien perdiera la virtud. Bueno, lo de perder la virtud estaba bien. Pens en coger un libro l mismo, pero no le apeteca leer. Lo que quera era a su esposa. Despus de cinco largos y tortuosos minutos de silencio, no lo soport ms. Qu libro ests leyendo? Ella respondi sin levantar la vista. La tercera entrega de El hurfano del Rhin. Ah. Dej que pasara otra pequea eternidad. De qu trata? Isabella frunci el ceo por la molestia. Es un argumento complicado. Estoy segura de que la primera y la segunda parte estn en la caja, si deseas leerlas. Confrmame al menos que trata sobre la prdida de la virtud de una chica. Y me sentir mucho mejor si me aseguras que, como mnimo, ella lo disfrut. De verdad alguna chica puede disfrutar al verse deshonrada? Si la memoria no me falla, t lo disfrutaste bastante. Y yo tambin. James permiti que Isabella siguiera leyendo hasta que hicieron la primera parada. Mientras cambiaban los caballos, se ocup de que les prepararan un saln privado en el que Izzie pudo ocuparse de Bride y, como record que su esposa haba comido muy poco en el desayuno, orden que les sirvieran un tentempi. Al cabo de una hora volvan a estar en camino, algo que consider todo un rcord teniendo en cuenta el nmero de fminas con las que viajaba. De nuevo, en cuanto las ruedas del carruaje se pusieron en marcha, Isabella peg la nariz al libro... Y una vez ms, no pudo dejarla en paz. Sigues leyendo El ufano del ring? Algo parecido.

 Y qu tal lo lleva nuestro ufano? Ha deshonrado ya a la chica? Isabella cerr el libro de golpe. S. De una manera muy dolorosa. Muy bien, muy bien... No se parece en nada a la forma en la que la perdiste tu verdad? No me apetece hablar de eso. De qu te gustara hablar? No quiero hablar. Quiero leer! Que Dios le ayudara, pero era ridculamente entretenido enfurecer a su esposa. Adems, una exasperada respuesta era mejor que nada. Por qu no lees en voz alta? le sugiri . As hablars y leers a la vez. Oh, si las miradas mataran... Lo cierto es que me muero de sueo. Isabella fingi bostezar . Creo que me echar una siesta... Y te vendra bien hacer lo mismo. Debes de estar agotado despus de tantas noches conspirando contra m con la ayuda de mi familia. Corri las cortinas, se acurruc en los lujosos cojines y cerr los prpados. No irs a dormirte de verdad no? inquiri James. Ella simul no orle. Oh, vamos, no es posible que te hayas quedado dormida tan pronto. Isabella ensay un ronquido, pero el ruido que emiti pareci el que hara un jabal en busca de trufas. James sonri ampliamente. He escuchado un gruido? Oh, Dios! Tus sueos deben ser muy interesantes! Isabella apret los dientes con tanta fuerza que James tuvo que contener la risa. Su esposa posea un montn de talentos, pero actuar no era uno de ellos. Cario, ya est bien. Los dos sabemos que no ests durmiendo. Ella apret los ojos con ms fuerza como nica respuesta, y l se pregunt si Isabella habra observado en alguna ocasin a alguien durmiendo. Quiz me equivoque, y ests realmente dormida murmur. La vio relajarse contra los cojines. De verdad pensaba que se iba a rendir con tanta facilidad? Pero continu l, como el sonido de mi voz no parece molestarte, no veo ninguna razn por la que no debera continuar entretenindome de esta manera.

Ella volvi a crisparse, rgida como un cadver. Sin embargo, sera muy egosta por mi parte entretenerme solo continu. Quiz me ests escuchando en sueos. En ese caso, debo conseguir que stos sean lo ms agradables posible. Es mi deber como marido. Oh, ya s lo que lo que har! Te relatar uno de mis sueos... Uno de los ms apacibles, mi durmiente esposa. Bien, por dnde comienzo? Oh, s, con nosotros dos viajando a solas en un carruaje. Un carruaje muy parecido a ste si te soy sincero, pero en vez de estar sentados frente a frente, como estamos ahora, t ests sentada... No a mi lado oh, no!, ests sentada en mi regazo! Ante la absoluta quietud del cuerpo de su esposa, supo que ella le estaba escuchando atentamente. Hasta dnde le dejara llevar aquella pequea fantasa? En mis sueos, me puedes sentir debajo de ti y sabes exactamente cunto te deseo, as que mueves el trasero burlndote de m. Te abrazo para besarte, pero no es suficiente tampoco. Necesito poder tocarte por todas partes. Saborearte por completo. James repar en que la respiracin de Isabella se haba vuelto jadeante y apretaba los puos a los costados. Te rozo el cuello con los labios y te acarici los pechos sobre la tela del vestido. T arqueas la espalda pidindome ms en silencio, y yo no puedo separar la boca de ti. A Isabella se le escap un pequeo gemido y el sonido fue directo a su ereccin, ya dolorida. Su intencin haba sido atormentarla con palabras pero, como dira lady Weston, haba acabado preso en su propia red. Se interrumpi. Estaba casi seguro de que cuando uno trataba de seducir a su esposa, su suegra no pintaba nada en la ecuacin. Deba centrarse en su objetivo... Por fortuna, llevas puesto un vestido con un corpio abotonado por delante, as que resulta extremadamente fcil desabrochar los botones. Me deshago con rapidez de tus enaguas y tambin de esas camisolas de encaje que estn tan de moda ahora mismo y que sirven para mis propsitos de manera muy satisfactoria. En apenas unos segundos tengo tus senos desnudos ante mis ojos. Hizo una breve pausa. T no objetas nada, por supuesto. Te llevas las manos a los pechos y los alzas como si estuvieras ofrecindome una extica fruta prohibida que yo estoy ansioso por saborear. Cuando mis labios se cierran sobre un tenso pezn, te cambio de postura y te alzo las faldas para poder sentarte a horcajadas sobre m. Siento tu hmedo calor a travs de la

tela de mis pantalones y me vuelve loco la certeza de que me deseas a pesar de que estemos en el carruaje. Su voz era ronca por el deseo y el anhelo. Tena cada msculo en tensin, preparado para la accin. Su cuerpo pareca pensar que haba pasado el momento de las palabras y era el tiempo de saquear y conquistar, de llevar a Isabella al lugar al que perteneca. Pero tena que ir con pies de plomo... Vuelvo a apoderarme de tu boca, preguntndome cmo consigues siempre tener sabor a bayas, dulces como el azcar pero con ese toque de acidez que me hace anhelar ms. Cada vez que te saboreo, s que no quedara satisfecho ni con una vida entera de besos. Y durante todo el tiempo, el movimiento del carruaje nos mece juntos, presionando tu sexo contra mi miembro. El gemido de Isabella fue demasiado para James. Abre los ojos, Izzie le orden. Ella hizo mucho ms que eso. Se lanz sobre l y le encerr la cara con las manos, apresndole la boca con la suya. La risa que surgi al notar el ansia de su esposa se disolvi en un jadeante gruido cuando por fin pudo saborear aquellos clidos y deliciosos labios. Mmmm... S, deliciosos. Desde el momento en que la boca de Isabella toc la suya, hubo una especie de alineacin divina, como si hubieran encajado un cerrojo y una llave y algo hubiera cambiado de posicin en el Universo, ensamblndolos de manera que no pudieran ser separados. Recordaba demasiado bien la dulce manera en que sus msculos internos le haban presionado el duro miembro y cunto quera volver a sumergirse en ella otra vez. La coloc de la misma manera que haba descrito en su fantasa, a horcajadas. Con las faldas por encima de las rodillas, desliz las manos bajo la tela para ahuecar con ellas la suave y firme carne de sus muslos. La inclin hacia delante, presionndola contra el lugar donde sus cuerpos queran unirse, y ambos gimieron al unsono. Ella le rode el cuello con los brazos como si no quisiera soltarle nunca; eso esperaba l, que jams lo hiciera. Cmo era posible que hubiera pensado alguna vez que algo venganza incluida poda ser ms dulce que su amor? Cmo era posible que hubiera credo que podra mantenerse alejado de ella, si la necesitaba para sobrevivir?

Cmo era posible que...? Cmo era posible que aquel maldito carruaje se detuviera justo en ese momento? Izzie? Mmmm... Ella le mordisque la oreja y ]Dios!, casi eyacul en los pantalones. Oh, Dios! gimi ahora en voz alta. Cario, tienes que parar. Por qu? ronrone ella. No es eso lo que quiero. James quiso gritar en protesta. Lo s, cario, lo s; pero el carruaje se ha detenido y estamos a punto de ser interrumpidos. La observ procesar sus palabras y luego vio un incipiente horror en su expresin. Se alej de l y se precipit en la esquina opuesta del carruaje justo antes de que se escucharan unos golpecitos en la puerta. S? gru James. Perdn, milord, pero el otro carruaje se ha detenido a un lado del camino. Bride! jade Isabella. James salt del carruaje y comenz a correr, con su esposa pisndole los talones. Aminoraron el paso cuando vieron a los ocupantes del otro vehculo en el camino y a Bride chillando en los brazos de Thora, que sonrea de oreja a oreja y haca gestos con las manos para que se tranquilizaran. Mucho me temo que esta pequea bribona tiene hambre otra vez grit. A l no le gust nada escuchar que llamaban a su hija bribona, pero al ver que estaba sana y salva y llorando, estuvo dispuesto a pasar por alto el tema. Ms tranquilo, se acerc a hablar con Davies, que conduca el segundo carruaje. La rueda se ha metido en un surco le aclar el hombre; aunque slo fue una sacudida not que el carruaje se mova de manera diferente y me puse nervioso. Pens que era mejor detenerme y comprobar que todo estuviera bien.

Cuando se lleva una carga tan valiosa nunca se es demasiado cauteloso convino James mientras revisaban el vehculo en busca de daos. Finalmente encontraron una fisura en el eje trasero. Si Davies hubiera conducido muchos ms kilmetros, o si se hubieran topado con un bache, el eje podra haberse roto y el carruaje hubiera sufrido un accidente. Por todos los demonios! No tiene sentido preguntarse qu hubiera ocurrido, milord. Lo nico importante es que nadie ha resultado herido. Eres la voz de la razn, Davies. Dile al otro conductor que se adelante con el carruaje hasta Alton, que no debe estar a ms de quince kilmetros. Pasaremos all la noche, y cambiarn el eje roto. Con la compaa de Becky, Thora y Bride en el carruaje, las imgenes de un interludio romntico se vieron relegadas otra vez a sus sueos. Tres cuartos de hora ms tarde James se pregunt si, en realidad, no estara dentro de una pesadilla. Bride no dejaba de llorar y nada que hicieran Thora o Isabella serva para calmarla. No era posible que tuviera hambre porque Izzie la haba alimentado mientras inspeccionaban el vehculo. Thora juraba y perjuraba que el paal estaba seco, as que tampoco era se el problema. La mecieron, acunaron, cantaron, arroparon... Nada sirvi. Bride sigui llorando hasta ponerse roja como la grana y luego llor con ms fuerza todava. James perdi, finalmente, la paciencia. No podis conseguir que se calle? Isabella le mir con los ojos entrecerrados. Si crees que es tan fcil por qu no lo intentas t? Le plant en los brazos aquel bulto llorn. James la movi suavemente. El aullido se detuvo al instante, hacindole sonrer con aire satisfecho. Vaya, no era tan... Bride retom el llanto con fuerzas renovadas. Qu decas? se burl Isabella. James acurruc al beb contra su pecho.

Por qu no me das un poco de tiempo...? Un desagradable aroma lleg de pronto hasta l. Qu es ese olor? Oh, Dios mo! Isabella se llev la mano a la nariz. Necesita que la cambien, y no tenemos suficiente espacio con todos aqu dentro.

James asinti con la cabeza y cedi gustoso a la nia que ahora slo gimoteaba por lo bajo a su niera, antes de golpear el techo del carruaje e indicarle a Davies que se detuviera. En cuanto frenaron, abri la puerta y salt al suelo, donde respir hondo varias veces. Cmo es posible que alguien tan pequeo jade produzca un olor tan espantoso? Bienvenido a las alegras de la paternidad se burl Izzie desde el interior del vehculo. Creo que ser mejor que vaya el resto del trayecto con Davies en el pescante dijo James con rapidez. As dispondris de ms sitio. Isabella mascull algo que James no lleg a entender. Era difcil creer ahora que slo una hora antes ella hubiera estado gimiendo en sus brazos. Los acontecimientos y su estado de nimo haban empeorado considerablemente desde entonces. La situacin mejor un poco cuando llegaron a Alton y logr alquilar dos habitaciones para pasar la noche. Haba pensado utilizar una de ellas para continuar las cosas donde las haban dejado en el carruaje pero, por desgracia para l, Isabella pareca haber recuperado el control e insisti en compartir habitacin con Bride y las criadas. Al da siguiente James estaba de un humor de perros, y no mejor precisamente al enterarse de que la reparacin del segundo carruaje podra llevar varios das. Entonces, Isabella anunci en el desayuno que, despus del contratiempo ocurrido la tarde anterior, prefera que Bride viajara con ellos. Habiendo tenido una muestra de lo que le esperaba, James alquil un caballo por el bien de su cordura y sus odos y cedi a las mujeres el espacio en el carruaje. Becky y Thora redistribuyeron los bales y l realiz los arreglos para enviar el resto del equipaje a Sheffield Park. Lo ms irnico de todo era que, por primera vez en su vida, estaba deseando ver de nuevo aquel condenado lugar. Cuando por fin llegaron a Sheffield Park, Isabella estaba deseando olvidarse del carruaje. El viaje de regreso desde Escocia no slo pareca haber durado el doble de tiempo que el de ida, sino que realmente haba sido as. Entre el mal tiempo que les acompa y los reclamos del beb, el trayecto se demor algo ms de dos semanas. Exactamente quince das, cinco horas y cuarenta y ocho minutos. Y no es que lo hubiera contado.

Lamentablemente, empezaba a conocer demasiado bien las posadas y casas de postas de la carretera Norte, incluidos los colchones llenos de bultos, las comidas inspidas, los baos no demasiado limpios y, en algunos casos, la poblacin de roedores. Sheffield Park era una propiedad impresionante, incluso comparndola con las ms reconocidas del pas, pero dados sus ltimos alojamientos, despus de que atravesaran los portones y enfilaran el largo paseo curvo que terminaba ante la fachada principal, le pareci que se acercaba al paraso. James se adelant a caballo para anunciar la inminente llegada. Izzie esper que los sirvientes, con la seora Benton al frente, no estuvieran esperndoles para presentar sus respetos a su nueva seora. Lo nico que le apeteca en ese momento era un bao de agua caliente y una noche de sueo reparador en una cama confortable. Sola. No saba qu disposiciones querra hacer James, pero tena el presentimiento de que no iban a gustarle. Su encuentro en el carruaje la haba mantenido despierta por la noche; sin embargo, no haba olvidado la advertencia de su madre. A pesar de lo mucho que anhelaba las caricias de James, a pesar de lo mucho que le amaba, haba demasiadas cosas sin resolver entre ellos. Esperaba tener fuerzas para resistirse y no ceder a sus reclamos. Cuando el carruaje se detuvo ante el impresionante edificio, James la esperaba en las escaleras de entrada. La escolt hasta el interior de la casa donde la seora Benton slo ella, gracias a Dios esperaba en el vestbulo de entrada para hacerse cargo de todo. Bienvenida, milady. Nada podra proporcionarme ms placer que tenerla finalmente aqu, en Sheffield Park. Milord ha decidido que la presentacin formal puede esperar a maana, dada la hora que es. Gracias, seora Benton. Lo confieso, estoy a punto de quedarme dormida aqu mismo. Pobrecita. Orden que le prepararan un bao en el momento en que vi que el carruaje alcanzaba el camino de acceso. |Bendita sea! Mi marido le ha informado ya de que es preciso que mis aposentos estn cerca de la habitacin infantil? S, por supuesto. Es lo ms conveniente, dado que las estancias de milord se hallan all. Perdn?

La habitacin infantil est en el ala este le aclar James. Mis aposentos se encuentran all porque los de mi abuelo estaban en el ala oeste. Ya sabes que preferamos relacionarnos lo mnimo posible. Te refieres, por supuesto, a tus antiguas habitaciones. Ahora que eres el conde, deberas mudarte sugiri Isabella. James neg con la cabeza. Todava me alojo en las mismas estancias. Guardo muy buenos recuerdos de ellas. Tuvo el descaro de guiarle un ojo. Izzie estall. Disclpenos, seora Benton. Es preciso que hable en privado con mi marido. Le agarr por una manga y le arrastr a un rincn del vestbulo de entrada . No s qu idea se te ha metido en la cabeza, pero no vamos a compartir la cama gru. Y dnde esperas que duerma? En los aposentos del conde. No. Entonces duerme en los establos si quieres, pero te aseguro que no vas a compartir la cama conmigo. Est bien convino James. Utilizar las habitaciones del conde, pero slo porque estoy demasiado cansado para discutir ahora sobre el asunto. Bien. Las reglas sern... Habr reglas? se ri divertido. S, creo que deberamos establecer unas reglas bsicas. Salvo para visitar a Bride, no pisars el ala este a menos que yo te haya invitado expresamente. Muy bien, entonces t tampoco pisars el ala oeste a menos que yo te invite. Izzie puso los ojos en blanco. No hablars en serio! Te preocupa que pueda colarme a hurtadillas en tu dormitorio y seducirte? se burl sin pensar. James estall en carcajadas, maldito fuera su negro corazn solo dir que ya ha ocurrido antes.

Captulo 21

Diciembre, 1798 Por fin hemos llegado a Sheffield Park. No puedo evitar que me cueste considerarlo mi hogar, pero espero que con el tiempo termine hacindome a la idea de manera natural. Llevar a Bride de visita dentro de unos das, una vez que nos hayamos recuperado del cansancio del viaje, para que pueda conocer a su abuelo y sus tos. Por favor, convence a Katy a Genni de que no me he olvidado de su reciente cumpleaos. Aunque no he tenido tiempo de comprarles nada, ha llegado a mis manos una coleccin de libros que creo que ser un regalo excelente para unas chicas de trece aos. Les divertir, y siempre he pensado que un buen regalo es aqul que consigue divertir al que lo recibe.

Extracto de una carta que Isabella, lady Dunston, escribi cuando tena veinte aos a su madre, vizcondesa de Weston, disculpndose por adelantado de la potencial impropiedad de un regalo.

El da transcurri en relativa paz mientras Isabella se adaptaba y exploraba su nuevo hogar; al menos la mitad que haba reclamado para s. No vio a James, pero crea que estaba encerrado en su estudio atendiendo los urgentes asuntos que haban forzado su precipitado regreso desde Escocia. Incluso Bride se mantuvo en silencio. Sin embargo, era probable que eso tuviera ms que ver con el chupete empapado en azcar que la seora Benton le haba dado. De todas formas, como todo lo bueno, aquella paz no dur. La atmsfera de tranquilidad que flotaba en el aire se disip a la maana siguiente cuando un ejrcito de comerciantes invadi el lugar.

Isabella acudi al vestbulo principal para investigar, pero lo nico que logro ver fue a la seora Benton indicndole con el dedo al ltimo comerciante dnde se encontraban los dormitorios. Dado que no quera mostrar inters en los asuntos de su marido, envi a su doncella a la sala del servicio para ver de qu poda enterarse. Milady, han venido a redecorar la casa y a realizar algunas renovaciones ms le explic Becky, facilitndole la escasa informacin que haba podido recabar . Es todo lo que s. Me temo que aqu son todos demasiado discretos. Sacudi la cabeza con frustracin. Isabella comprendi cmo se senta la chica. No era que a ella le importara lo que estaba haciendo James, pero las redecoraciones eran responsabilidad de la esposa del seor. De cualquier manera, tena muchos asuntos de los que ocuparse; Sheffield Park no estaba en manos de una mujer desde que muri la abuela de James, algo que segn sus clculos haba ocurrido haca por lo menos medio siglo, y la casa peda a gritos un toque femenino. La seora Benton era una ama de llaves muy competente, pero ya tena sus aos. Su estado de nimo mejor a primera hora de la tarde, cuando Davies lleg cargado de regalos. Era muy difcil mostrarse huraa cuando haba tantos paquetes que abrir, e incluso ms difcil permanecer enfadada si adems entraba en escena un collar de esmeraldas y diamantes. Pegado al estuche de terciopelo vena una carta de James solicitando su compaa a la hora de la cena. Puede darme su respuesta, milady? requiri Davies. Puedes comunicarle que estar encantada de acompaarle en la cena. Isabella se acical con sumo cuidado, eligiendo un vestido de seda azul cielo que se complementaba a la perfeccin con sus nuevas joyas. Entr en el comedor a las siete en punto y encontr a James esperndola. Siempre haba pensado que estaba esplndido vestido de gala. Le bes en la mejilla antes de perder el valor. Gracias por el collar, es precioso. Igual que t. Izzie se sonroj, sintindose ms una debutante que una dama casada. Mientras James la conduca al comedor, pens que en realidad estaba mucho ms cerca de ser una virginal debutante que una mujer con experiencia.

Disfrutaron de la elegante comida y James result ser un acompaante muy divertido. Mantuvieron una fluida conversacin durante toda la cena, sin tocar aquellos temas que podran resultar ms incmodos. Recordaron las aventuras infantiles del pasado y James comenz luego a narrarle algunos de los apuros que haba pasado con Henry en Oxford. A su vez, ella le regal ancdotas de sus estancias en Londres y Bath que le hicieron rer a carcajadas. Permanecieron en el mismo lugar mientras l beba un oporto, pero la conversacin haba dado paso a un cmodo silencio. Cuando una de las velas chisporrote y se apag, Isabella se oblig a levantarse. La velada haba resultado tan agradable que no deseaba que terminara. James la imit. La tom de la mano y la acompa a sus aposentos. Entonces, cuando ms relajada estaba, la aplast contra la puerta y captur sus labios en un beso que le afloj las rodillas. Invtame a tu habitacin la urgi, mordisquendole el labio juguetonamente. Ella se alej a regaadientes. Todava no. No esta noche. l suspir. Que suees con los angelitos, Izzie. Hasta maana. Buenas noches respondi ella, entrando con rapidez en la habitacin antes de cambiar de idea. A partir de esa noche establecieron una rutina. James se mantena en su ala de la casa durante el da mientras ella se pasaba las maanas con Bride y atendiendo las necesidades de su nuevo hogar. Cada tarde, Davies le entregaba algn regalo: un sombrero con rosas de seda amarillas y blancas; alguna hermosa joya, un broche de esmalte; un peine de carey; un abanico exquisitamente pintado; unos periquitos; jabones aromticos y esencia de aceite... Todas aquellas frusleras venan con una nota en la que James la invitaba a cenar. Cada ocasin result ms apacible que la anterior. Aprendi mucho sobre su marido, deleitndose de su compaa, y comenz a desear poder disfrutar tambin durante el da de su presencia. Todas las noches la escoltaba a la puerta de su habitacin y la besaba. A veces era lento y tierno; otras rudo y exigente, pero cada uno de esos besos avivaba el fuego que l haba encendido en su interior.

James siempre le peda que le dejara entrar, pero ella recordaba el consejo de su madre. Deban solucionar los problemas que tenan antes de dar rienda suelta a la pasin. Sin embargo, le resultaba cada vez ms difcil seguir resistindose a l. Cada noche daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueo y, cuando finalmente lo lograba, soaba con l. No es necesario decir que no dorma de manera apacible. Siempre se despertaba sudorosa y excitada, con las sbanas enredadas en los pies. Intent darse placer ella misma, pero aquella momentnea liberacin se mantuvo fuera de su alcance, tan elusiva como su amante de los sueos. Dos semanas despus, estaba al borde de un ataque de nervios. James ocupaba cada uno de sus pensamientos conscientes y casi todos los inconscientes. Saba que deba de ser ella la que empezara a hablar de los problemas que tenan, pero la cena se haba convertido en un momento perfecto y mgico del da y no era capaz de romper el hechizo. Aquella noche, James no se conform con besarla. Le acarici los pechos por encima del vestido, enardeciendo la fiebre que haca hervir su sangre y llevndola a un lmite de excitacin extremo. La abraz, tomndola de la cintura y apretndola contra su ereccin. Estaba mareada de deseo y l lo saba. Djame entrar intent convencerla mientras besaba su cuello con ardor . Esta noche, Izzie, antes de que nos volvamos locos. Cmo se supona que iba a poder pensar si l continuaba tocndola de esa manera? Yo... Su cerebro se negaba a funcionar. Toda la sangre que tena se haba acumulado en los lugares donde la tocaban los labios de James. Yo... S la alent. Di que s. No puedo. Se retorci para alejarse de l y ley la frustracin en sus ojos. Lo siento susurr antes de huir. Ya a solas en su habitacin, se pregunt si habra tomado la decisin correcta. Hubiera sido tan terrible que hubiera cedido a sus pretensiones? Consegua algo negndoles a ambos el placer que tanto anhelaban? Nada, gritaba su cuerpo. Ve con l, susurraba su mente.

Saba que James le dara la bienvenida en su cama, pero no poda quebrantar las reglas que ella misma haba impuesto. Llam a Becky para que la ayudara a desnudarse y se meti en la cama sabiendo que no podra dormir. Necesitaba alguna distraccin que le impidiera correr a la habitacin de James y raptarle... Raptos... Eso era! A pesar de todas las novelas gticas que haba regalado a las gemelas por su cumpleaos para absoluto espanto de su madre, todava le quedaban un buen nmero de ejemplares de Minerva Press. Se puso la bata y se dirigi a la biblioteca. Dado que no poda dejarse llevar por la pasin, vivira la de una herona emprendedora... Y de paso, quiz pudiera aprender algo nuevo. Cuando lleg a la biblioteca, supo que no era la nica que no poda dormir esa noche al ver la silueta de un hombre recortada por el fuego moribundo. Era su marido; era James y, sin embargo, en muchos aspectos era un perfecto desconocido. Necesitaba saber lo que haca l all. No en esa habitacin en particular, sino en su vida. Por qu haba regresado? Todo hubiera sido mucho ms sencillo si se hubiera mantenido alejado. Porque te necesito dijo l. Isabella se dio cuenta entonces de que haba expresado sus pensamientos en voz alta. Realmente era asombroso cmo podan afectarle tres palabras. Cunto tiempo haba esperado? Cuntas veces haba rezado a lo largo de los aos para escucharle decir esas mismas palabras? Pero al orlas ahora, en vez de una sensacin de triunfo o de regocijo, lo nico que sinti fue un enorme vaco. Le haba necesitado s, pero no estaba segura de necesitarle todava y la cuestin era que ni siquiera lo quera saber. Significara examinar partes de su corazn y de su alma que haba bloqueado y tapiado. Haba aprendido a enfrentarse a la vida sin l, llegando a alcanzar una cierta satisfaccin que no quera perder. Adems, Bride llenaba su corazn. Ese rgano en concreto comenz a latir de manera irregular cuando James se levant para acercarse a ella. l alz una mano y le acaricio con ternura uno de los rizos que caa sobre su sien. Fue demasiado; gir la cabeza pero no fue lo suficientemente rpida para no ver el dolor en sus ojos. No me necesitas ni siquiera un poco, Izzie? pregunt con suavidad.

No hagas esto. Por favor, no lo hagas le rog, odiando que le temblara la voz. No obstante, ya haba llorado tanto por ese hombre que, qu ms daban unas cuantas lgrimas ms? Sabes en qu estaba pensando antes de que entraras? Recordaba esa maana en Escocia, cuando te encontr dormida con Bride en la habitacin infantil. Parecas una madonna y Bride era igual que un angelito. Deseara haber estado contigo cuando naci. Isabella sorbi por la nariz. Lo ms probable es que la seora Drummond te hubiera dado una botella de brandy e instrucciones para que te mantuvieras alejado. Me habra quedado contigo todo el tiempo le asegur con solemnidad, enjugndole las lgrimas con el dedo cuando alz el rostro hacia l. El crudo dolor que vio en los ojos de James result imposible de ignorar. Estabas conmigo susurr. Subi la mano y cubri la de l rogndole en silencio que mantuviera el contacto de su palma contra la mejilla. Cuando haba perdido ya la voluntad de empujar, escuch tu voz, sent tus brazos rodendome y dndome fuerzas. Cuando me dispararon, cuando pens que iba a morir, tambin te sent conmigo, aliviando mi dolor, y en lo nico que poda pensar era en que no te haba dicho lo mucho que te amaba. Debes entender que... Me amas? inquiri ella, absolutamente perpleja. James se sinti tan sorprendido por su pregunta que dio un paso atrs, se tropez con el divn y aterriz sobre la espalda. Alz la vista hacia ella y sonri con timidez. Quieres decir que todava no te lo haba dicho? Ella neg con la cabeza y, mientras el corazn le palpitaba desbocado en el pecho, una llama de esperanza comenz a inundar su ser; era algo tan maravilloso que le daba miedo hasta respirar. Oh, Dios! Qu estpido he sido! se reprendi James a s mismo. Ella jade, y se dej caer de rodillas a su lado. James Sheffield, como no me digas ahora mismo que...

l la envolvi entre sus brazos y la coloc sobre su regazo. Te amo susurr contra su pelo antes de apartarse un poco para poder mirarla a los ojos. La emocin que brillaba en los de l la sobrecogi. Te amo repiti. Te quiero ms de lo que nunca he querido a nadie. Ms de lo que me consideraba capaz de amar. Y Bride? pregunt ella. No voy a negar que me he tenido que acostumbrar a la idea de ser padre pero, cmo podra no amarla? Isabella se alej y se arrodill otra vez en el suelo. Qu hubiera ocurrido si hubiera sido un nio? Seguiras sintiendo lo mismo? Amar a todos nuestros hijos, pero quiz debera demostrrtelo en vez de decrtelo. Bride debera tener un hermanito con el que poder jugar, ,no crees? Y qu ha ocurrido con aquello de que el linaje de los Sheffield terminara contigo? Mi abuelo ha dirigido mi vida demasiado tiempo, incluso desde la tumba. Y no pienso permitir que posea ese poder durante ms tiempo. Se levant y le tom las manos, obligndola a ponerse de pie. Cuando volv a verte, con nuestra hija entre los brazos, todo estuvo muy claro para m. Isabella arranc las manos de las de l con tanta rapidez que le hizo perder el equilibrio y volvi a caer sobre el divn. Pero qu ocurre ahora? exigi saber l, levantndose y frotndose las nalgas doloridas. Y eran unas nalgas muy... No, no, no, se ri Isabella a s misma. Tena que centrarse. Debo creer que tuviste una especie de milagrosa revelacin? Que ya no te importa tu venganza ni conseguir que el ttulo desaparezca? Er, bueno... s? Ella le mir encolerizada. Sabes por qu me fui? Isabella suspir. Pensaba que ya haban superado eso. Estabas enfadado conmigo por forzarte a casarte y obligarte a ceirte a los planes de tu abuelo. No, no fue por eso por lo que me march. Bueno, fue por eso , pero sa no era la verdadera razn.

 Y cul era? Tuve miedo. En parte por m mismo, pero sobre todo por ti. Definitivamente eso no era lo que ella esperaba escuchar. Sinti que se le aflojaban las piernas, as que se dej caer en el sof ms cercano. Tenas miedo por m? l asinti con la cabeza y comenz a pasear inquieto por la estancia. Cuando te expliqu cmo se queda embarazada una mujer, tuve una visin. Ahora s que todo fue producto de mis miedos por lo que viv de nio; sin embargo, lo consider una premonicin y la sangre irlandesa que corre por mis venas me hizo creer equivocadamente que se convertira en realidad. Qu viste? l se gir y clav los ojos en ella, que apenas fue capaz de soportar el dolor y el pesar que vio en sus ojos. Isabella palme un lugar en el sof, a su lado, indicndole que se sentara. Cuando su esposo se acomod, se acerc a l buscando sosiego en su cercana y esperando que James obtuviera lo mismo. De manera lenta y vacilante l empez a explicarle sus miedos y, de repente, fue como si no pudiera retener las palabras y se atropellaran unas a otras en su prisa por contrselo. Pens que iba a perderte trag saliva, y tuve miedo. Miedo de amarte y llegar a perderte. Me dije que era slo lujuria y que todo lo que t sentas era un encandilamiento. Cre que si poda mantenerme alejado de ti, evitara enamorarme y as no volvera a sufrir. Todo se mezcl de forma confusa en mi interior: clera, miedo, tristeza... y llegu a la conclusin de que deba alejarme. Era ms fcil, ms seguro de esa manera. Hizo una breve pausa y sigui hablando. Despus de la muerte de mi padre, cuando estaba en el barco que me trajo a Inglaterra, incluso en mis horas ms oscuras, sent una pequea esperanza. Pero la esperanza se transform en odio una vez que estuve en presencia de mi abuelo. Estaba furioso con el mundo... No slo con mi abuelo, sino tambin con mi madre por morirse e incluso ms con mi padre por no tener el valor para seguir viviendo. Y entonces, cuando tuve esa visin, comprend finalmente a mi padre. l consider que la vida sin mi madre no era digna de ser

vivida. Lo supe porque era as cmo me senta contigo. Me aterroric. Estaba seguro de que moriras si te dejaba embarazada, pero saba que no podra mantener las manos alejadas de ti si me quedaba... As que me march. Poda soportar estar lejos de ti, poda soportar tu odio, pero tu muerte me habra destrozado. Oh, James! Se pas la mano por la cara para secarse las lgrimas. Eso es lo que senta yo la noche que fui a tu dormitorio. Pensaba que si te alistabas, moriras. Y que si te casabas conmigo, estaras a salvo. Saba que me odiaras, pero lo poda soportar si seguas vivo. Por eso me asust tanto cuando el seor Marbly me dijo que te habas enrolado en la Marina. Puso la mano sobre la de l buscando su contacto, necesitando la sensacin de su clida piel bajo la punta de los dedos. Lo siento, Izzie murmur, dando la vuelta a la mano para que sus palmas quedaran enfrentadas y poder entrelazar sus dedos. Sentirse unida de esa forma a su esposo le result a Isabella extraamente sensual, y se pregunt si aquel simple contacto tambin habra afectado a James. Inclin la cara para mirarle y not que jadeaba, que ensanchaba casi imperceptiblemente las fosas nasales y que entrecerraba los prpados sin dejar de mirarla con intensidad. l jams apart la vista mientras llevaba sus manos unidas a los labios y le morda con suavidad uno de los nudillos antes de lamer y saborear la carne lastimada. La sensacin de su boca, clida y mojada sobre su piel, activ algo en el interior de Isabella que le hizo perder el control. Con un movimiento sensual, alz la mano libre, la enred en el pelo de James e hizo que inclinara la cabeza para besarle. Fue un beso que habl de anhelos frustrados, de noches solitarias; un beso forjado con el ardor de la clera; nacido de la dolorosa necesidad de consolar y ser consolado. Pero sobre todo, fue un beso de amantes cuyos cuerpos llevaban demasiado tiempo privados del placer. El fuego de la pasin se propag con rpida furia a travs de ellos, encendiendo su sangre y envolvindolos en una fiebre de lujuria y deseo. La pequea parte del cerebro de Isabella que todava funcionaba con lgica intent intervenir. Era demasiado pronto para dejarse llevar. Haba demasiadas cuestiones sin resolver entre ellos. El sexo no era la solucin, no era la respuesta a sus problemas. Slo lo confundira todo. Pero a su excitado cuerpo no le importaba. Despus de todas las lgrimas, de todo el dolor de los meses anteriores, se mereca ese momento, ese placer perfecto.

Cualquier pensamiento coherente desapareci mientras deslizaba los dedos entre los cabellos de James hasta posarle la mano en la nuca, desde donde se dedic a deshacerle el nudo de la corbata. No haba tenido oportunidad de desnudarle antes, as que se recre en la novedosa tarea de quitarle la ropa. Se tom su tiempo con la corbata, acaricindole con la punta de los dedos las rgidas lneas de la mandbula, depositando una lluvia de breves besos en su frente, en sus mejillas, en su nariz y, por fin, ms profundos, en su boca. El se qued tan quieto como una estatua, tan rgido que apenas se notaba la cadencia de la respiracin en su pecho, como si le diera miedo moverse por si todo aquello fuera producto de un sueo. Pero Isabella saba que estaba terriblemente excitado; poda sentir el duro latido de su pulso en la base de la garganta. Dej caer la corbata al suelo y se inclin hacia delante para posar los labios justo sobre ese punto. Aspir su masculino aroma mientras extenda la mano sobre los duros msculos pectorales, notando que el corazn de James corra desbocado como un garan al galope. Izzie gimi l, tratando de desatar el cinturn de su bata. De repente se detuvo bruscamente y dej caer las manos. Tienes que decirme claramente si es esto lo que quieres dijo jadeante. Si empiezo a tocarte, no podr detenerme. Te deseo. James solt el aliento poco a poco. Es una invitacin para ir a tu habitacin? Ella asinti con la cabeza y l la tom en brazos, levantndose con rapidez. No pareca que James fuera a darle tiempo para recordar por qu eso era una mala idea. |Gracias a Dios! Como si le hubiera ledo la mente, su esposo le dio un beso rpido e intenso en los labios. No lo hagas le pidi l. No pienses, Izzie. Y no lo hizo. Llegaron al dormitorio y, una vez que escuch que se cerraba la puerta, Izzie cerr los ojos y se entreg a l y a las asombrosas sensaciones que despertaba en ella. Lentamente, James dej que se deslizara contra su cuerpo hasta que sus pies tocaron el suelo. Entonces intent retenerle a su lado, pero l la sostuvo a una prudente distancia para desatarle el cinturn de la bata, jugando igual que haba hecho ella antes con l. La bes y le lami el cuello, recrendose con los dientes en el punto ms sensible y consiguiendo que la joven temblara visiblemente. Acab de desatarle el cinturn y dej caer la prenda al suelo. Dios, Izzie! suspir, agrandando los ojos al ver el camisn de encaje que su ta haba insistido en que era el atavo de noche perfecto para una mujer casada. Los ojos de James se demoraron en sus senos y stos se hincharon en respuesta presionando contra la fina seda, hambrientos de atencin, hambrientos de l.

Isabella contone los hombros y el camisn resbal, deslizndose por su cuerpo hasta formar un charco a sus pies. Cmoda en su desnudez, apart la colcha y se subi al colchn, esperando que James saltara sobre ella en cualquier momento. Cuando finalmente se volvi para mirarle, vio que se haba quedado paralizado al lado de la cama. Sintindose audaz, gate hacia l y se irgui sobre las rodillas hasta que quedaron frente a frente. Le pas el chaleco por los hombros y luego movi los dedos para soltarle el botn del cuello de la camisa. La camisa susurr ella. Qutatela. l liber bruscamente la tela blanca de la cinturilla del pantaln y la subi lentamente, revelando centmetro a centmetro aquella deliciosa piel dorada. La joven contuvo el aliento al ver las cicatrices en el torso, donde le haban herido, y se le escap un sordo gemido cuando apareci el hombro. Santo Cielo!, haba estado muy cerca de perderle. Demasiado cerca. Pero no quera pensar en eso. No quera pensar en nada. Se lanz contra l, estrechndole con fuerza . Necesitaba sentir el estable redoble de su corazn contra el pecho, necesitaba el olvido que l poda proporcionarle; le necesitaba a l. Como si hubiera odo sus pensamientos, James repiti la pregunta anterior. Me necesitas, Izzie? Esta vez no lo pudo negar. No, no poda rechazarle ni tampoco quera privarse a s misma del placer. S susurr anhelante, posando los labios separados en la base de su garganta . Oh Dios, s!

Captulo 22
Diciembre, 1798 Supongo que ahora que estamos de regreso en Inglaterra, ser inevitable que veas a James. Ya te ped en una ocasin que no dispararas contra mi marido, pero estoy segura de que sigues sin estar de acuerdo, acuerda, es mi marido, el padre de mi hija, tu sobrina. Si en alguna ocasin merece recibir un tiro, los honores me correspondern a m.

Extracto de una carta que Isabella, lady Dunston, escribi cuando tena veinte aos a su hermano Henry Weston, exponiendo razonables argumentos para la primaca del conyugicidio sobre el homicidio.

Al escuchar las palabras de su esposa, James sinti que algo salvaje se desataba en lo ms profundo de su ser, que el hombre primitivo que viva en su interior quedaba liberado. Le ahuec la nuca con una mano y la acerc todava ms para saborear y devorar su boca mientras le capturaba un pecho con la otra mano. Eran ms grandes ahora, ms llenos y con los pezones de un atractivo color oscuro. Y tambin se haban vuelto ms sensibles, pens al notar que la joven contena la respiracin cuando apres uno de los duros pezones entre los dedos y apret. Isabella le atrajo ms cerca y l sinti que se le detena el corazn por un momento antes de reanudar su sordo retumbar. Se quit lo que le quedaba de ropa lo ms rpido que pudo y se uni a ella en la cama. Luego los dos parecieron volverse locos en un ardiente frenes por abrazarse y tocarse por todas partes. Oh, Dios! Cmo necesitaba a esa mujer...! Era el fuego que haca hervir su sangre, la nica que provocaba en l un salvaje deseo de conquistarla, de hacerla suya. Y aun as saba que incluso si llegaba a poseerla en todos los aspectos posibles, no sera suficiente. Todava

querra ms. Era una adiccin de la que jams se liberara, un anhelo que nunca llegara a satisfacer por completo. Era consciente de que cada vez que se uniera a ella, cada vez que intentara saciar esa hambre, sta se volvera ms intensa; que debajo de su armadura de orgullo era un prisionero voluntario y que ella era un banquete que jams le saciara. Devor su cuerpo con los ojos, recrendose en cada deliciosa y magnfica curva que se mostraba ante l sobre la cama. Sus pechos. Sus caderas. La redondeada forma del vientre, dulce recordatorio de la diminuta bendicin que dorma en la habitacin infantil. Su belleza le abrumaba, le humillaba y haca que se sintiera como si slo fuera un pobre mortal en presencia de una diosa. Entonces Isabella le tendi los brazos con una provocativa e invitadora sonrisa en los labios, con los ojos brillantes de deseo y de pasin, y l estall en llamas. Cay sobre ella presa de una especie de voracidad casi salvaje que le hizo recorrer frenticamente su cuerpo con las manos al tiempo que le capturaba un pecho con la boca. Se vio recompensado al or que gema su nombre y la sensacin que le provoc con las uas en los msculos de la espalda cuando le estrech contra ella, ofrecindose a l. James introdujo la mano entre ambos y comprob que Isabella estaba hmeda y preparada para recibirlo en su interior. Casi se volvi loco al constatar que ella estaba tan desesperada como l por unir sus : cuerpos. Era una suerte, porque no iba a poder amarla suavemente de la manera en que ella mereca. Haba pasado demasiadas noches sin dormir, soando y fantaseando con hacerla suya de nuevo. Ya habra ms ocasiones en las que podra recrearse. En sta iba a poseerla rpida y completamente... Y cuando terminara, Isabella sabra que le perteneca por entero. Le acarici la estrecha entrada a su cuerpo y luego rode con el dedo ndice el inflamado cltoris. Ella gimi y arque la espalda, alzando las caderas para darle mejor acceso. Sin dejar de presionar el pulgar contra aquel botn de placer, James desliz un dedo en su interior. Ahora! jade ella. (Por favor! Estoy casi a punto. Quiero que ests conmigo. Alz las manos y le enmarc la cara. Quiero tenerte dentro. l gimi. Reptelo suplic al tiempo que flexionaba el dedo. Isabella contuvo el aliento y le solt la cara para aferrarse a las sbanas. Oh, James! Oh, Dios! l retir el dedo. Quiero sentirte dentro. Por favor, ahora.

A James le resbal una gota de sudor por la frente y cada msculo de su cuerpo se tens dolorosamente, pero a pesar de lo erticas que resultaran esas palabras, no eran las que quera or. Las riendas del control estaban casi cortadas cuando comenz a introducir dos dedos. Dime que me necesitas. Te necesito implor ella. l presion ms profundamente, retir la mano y volvi a entrar. Te necesito grit la joven, arquendose hacia l . Te necesito, te necesito, te necesito, te necesito, te necesito gimi mientras la llevaba al lmite. James retir los dedos por completo al or aquello, se dispuso a poseerla y trag saliva al sentir la carne resbaladiza y suave de su sexo. Se inclin levemente, encajando slo la punta de su miembro y luchando contra el deseo de empujar hasta el fondo. Ella alz las caderas para intentar capturarle ms profundamente. Ssusurr, s... l la penetr un poco ms. Dime que me amas. James! suplic. Dmelo. Te amo gimi ella con la voz entrecortada. Al or aquello, James perdi el control por completo y se inclin para reclamar su boca en un beso duro y hmedo al tiempo que se hunda en el aterciopelado calor de su cuerpo. Cerr los ojos y dej caer la cabeza, perdido en la sensacin de ser estrechado por aquellos msculos internos que palpitaban alrededor de su miembro mientras se mova. Embisti una y otra vez, cada vez ms deprisa, impulsado por los guturales gemidos de deseo de Isabella, por el almizclado aroma de la pasin, por el sabor a fresas maduras y miel que slo ella posea, por la sensacin de sus dedos tirndole del pelo... Isabella era un festn para sus sentidos y, habindole sido negado durante demasiado tiempo, se recre en l como un mendigo muerto de hambre. Tom todo lo que ella le ofreca y le exigi todava ms; ms de ella y de l. La taladr casi con crueldad, llevndola cada vez ms arriba mientras le susurraba palabras de amor y marcaba un ritmo inflexible con sus caderas. Ella supo cul era su destino y le acompa, le provoc clavndole las uas en los flancos para pedirle sin palabras todava ms... Ms profundo, ms duro, ms rpido. l le dio lo que quera... superando sus expectativas. James gimi ella en protesta cuando se retir.

Confa en m la tranquiliz con la voz ronca, obligndola a darse la vuelta y tumbarse boca abajo. Pero... Silencio orden, tomando un par de almohadas que puso bajo sus caderas, preparndola para recibirle. Perfecto. Su miembro lati de anticipacin. Temblando de necesidad, excitacin y deseo, la tom de nuevo con fuerza, deleitndose en la sinfona de gemidos de placer, en los ahogados gritos y en los violentos jadeos. Se hundi en ella repetidas veces, sintindose cada vez ms desesperado y frentico por alcanzar la liberacin. Llevado por algn instinto primitivo, se recost sobre la joven y le mordi ese punto vulnerable donde se unen el cuello y el hombro. Los msculos interiores de Isabella le apresaron entonces con firmeza, masajendole ntimamente, y supo que no durara mucho ms. Llev la mano bajo ella, buscando con los dedos el sensible y palpitante cltoris, rezando para que aquella estimulacin fuera suficiente para hacerla alcanzar el clmax. Ahora, Izzie! la urgi. Ahora! Ella se tens de pies a cabeza y arque el cuello abriendo la boca en un grito silencioso. Manteniendo a duras penas el control, James slo se dej llevar cuando la primera oleada de contracciones comenz a palpitar en torno a su ereccin. Embisti dos, tres veces ms y luego se sujet a sus caderas, estremecindose sin contencin mientras eyaculaba en lo ms profundo del cuerpo de la joven. Si todo iba como la primera vez que hicieron el amor, puede que Izzie se hubiese quedado embarazada, se dijo James, sorprendindose al darse cuenta de que aquel pensamiento slo le produca satisfaccin. Luego desapareci cualquier pensamiento y se abandon al placer de los sentidos. Finalmente se dej caer exhausto a un lado, envuelto en un estado de dicha saciada, con la respiracin todava jadeante, ms feliz que nunca en su vida. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la cama se agitaba y escuch un sordo gemido. Sonri ampliamente; era un hombre afortunado por haberse casado con una mujer tan lujuriosa. Y aunque su cuerpo necesitara tiempo para recuperarse, poda darle placer otra vez con la boca o los dedos. Sinti un tirn en la ingle. Quiz estuviera preparado antes de lo que pensaba. Sonriendo, rod a un lado y se vio recompensado con una imagen que fue como un puetazo en el estmago. Isabella yaca encogida de espaldas a l y sus hombros se estremecan, s, pero

no de placer. Lloraba en realidad sollozaba y apretaba el puo contra la boca para ahogar los sonidos. Se sinti herido e indefenso, completamente expuesto, y aquella herida en su interior que haba pensado que estaba ya sanada, se abri de nuevo, dejndole vulnerable y desamparado. Izzie? prob a decir. Vete, por favor. Sus palabras le rompieron el corazn, pero mantuvo un tono neutro, fingiendo entender mal. Te voy a complacer, cario, pero slo porque mi dormitorio queda en el otro extremo de la casa y tengo demasiado sueo. Me has dejado agotado. No. Necesito que te vayas de aqu, que te alejes de m. Necesito espacio, tiempo para pensar. Quieres que me aleje de ti? repiti lentamente. De mi hija? Ella rod a un lado y se sent en la cama, estrechando las sbanas contra el pecho. Es mi hija. Es a m a la que busca, soy yo quien la llev en su interior, quien la trajo a este mundo mientras t... Perdona, cario la interrumpi l, borrando cualquier matiz de sarcasmo de su voz . No era mi intencin infravalorar tu intervencin en el proceso. Slo me preguntaba si de verdad piensas que me alejara de nuestra hija. Por qu no iba a creerlo? Alejarte, o mejor dicho, escaparte, es lo que mejor sabes hacer no crees? Un golpe. Un golpe bajo. He cambiado. Igual que al parecer, tambin has hecho t. En lugar de la mujer valiente que fui tan estpido de abandonar, lo nico que veo es a una cobarde. En esta ocasin, al pedirme que me vaya, realmente eres t la que huye. No estoy pidindote que te vayas. Estoy ordenndote que lo hagas. James se pas la mano por el pelo.

No puedo crermelo mascull. No es posible. Hace slo unos minutos estbamos haciendo el amor y ahora me pides... Perdn, me ordenas que me marche. Debes entender que est algo confuso. Lo siento. Qu es lo que sientes exactamente? Porque si lo que lamentas es que hayamos hecho el amor, te aseguro que no quiero orlo. Es slo que... Yo... T queras. No te atrevas a negarlo. No lo har. Lo que acaba de ocurrir fue tanto para mi satisfaccin como para la tuya. Para mi satisfaccin repiti l lentamente, intentando asegurarse a s mismo que ella no quera decir lo que pareca. No lo consigui. Para mi satisfaccin? rugi, consciente de que aquello era un ataque contra su orgullo masculino. Se precipit fuera de la cama y comenz a vestirse. Aquello le recordaba demasiado a la ltima vez que haban estado en aquella situacin; se senta igual de traicionado. Satisfaccin! buf con sarcasmo. Me siento tentado a volver a esa cama y demostrarte lo mentirosa que eres. Dime, Izzie, qu te asusta ms: que me marche o que me quede? No lo s susurr ella. Ya no s lo que quiero. Me amas. S que lo haces. Incluso aunque ella no lo admitiese, l lo saba. Una mujer no se entregaba a un hombre de esa manera a menos que le hubiera ofrecido tambin su corazn. Claro que te amo. se no es el problema. Entonces, cul es exactamente el problema? No quiero amarte. James trag saliva y sacudi la cabeza mecnicamente, tratando de ocultar la dolorosa herida que provocaban esas palabras. Haba expuesto su alma ante ella, le haba contado sus miedos ms secretos y no haba servido de nada. Isabella no le amaba a l; amaba la

fantasa de l que haba creado en su mente. Ningn hombre poda estar a la altura de algo as. Por fin haba conseguido sanar su corazn y haba pensado que poda confirselo a ella. Haba sido un estpido. Recogi el resto de la ropa y se dirigi a la puerta. All se volvi hacia Isabella con el corazn en un puo, pero no pensaba permitir que fuera ella la que tuviera la ltima palabra. Me ir maana le prometi. Realmente no haba nada ms que decir. En cuanto se cerr la puerta, Isabella comenz a llorar. A veces no se comprenda ni ella misma. Cunto tiempo haba soado que James regresaba y le confesaba su amor? Y ahora que lo haba hecho, le peda que se fuera. Su esposo tena razn. Ya no era valiente. Estaba muerta de miedo. Haba vuelto a caer en sus brazos sin ofrecer resistencia. Haba retomado los viejos hbitos. Y no importaba si James se marchaba al cabo de una hora, de una semana o incluso de cinco aos. Cuando lo hiciera, se llevara su corazn con l. Lo saba igual que saba que llegara ese da... El da en que la abandonara. Porque no la amaba. No de verdad. Era su sentido del deber lo que le haba llevado a ella, y su orgullo lo que hara que se quedara a su lado. Pero eso acabara por no ser suficiente para l igual que no lo era para ella. incluso aunque la amara era eso suficiente para conseguir que funcionara un matrimonio? Cmo poda saber ella de qu manera reaccionara James, sometido a la presin que supona una familia? Madurara y lo aceptara o se vera superado por las responsabilidades? Se senta ms perdida y confundida que nunca. No estaba acostumbrada a esa sensacin y no le gust. Sin embargo, prefera eso a los sentimientos que su esposo haba despertado en ella. Su cuerpo volva a ansiar esa dulce liberacin y su mente deseaba con todas sus fuerzas regresar a ese paradisaco lugar en donde no era necesario pensar, slo sentir. Su corazn, su propia alma, clamaba por l. Pero aquella estpida y asustada criatura en que se haba convertido le haba hecho marchar y no saba si regresara. Sintindose desgraciada y llena de dudas, llor, solloz y gimote hasta que el cansancio hizo que se quedara dormida. Cuando despert ya era de da. Se permiti esperar que sus palabras no le hubieran ahuyentado, quiso creer que l la amaba demasiado para haberse marchado, pero su esperanza muri pronto, justo cuando habl con el ama de llaves.

Se fue esta maana temprano, milady le inform la seora Benton con una mirada condenatoria. No mencion hacia dnde se diriga. Isabella comenz a llorar y el ama de llaves le puso una mano en el hombro. As que han tenido una discusin, verdad? Izzie asinti con la cabeza. Le he dicho las cosas ms horribles que pueda imaginar confes. El conde sabe que no quera decirlas, milady. Cualquiera puede ver que est enamorada de l. Lo ms probable es que vaya a reunirse con su hermano, que se pase unos das sintiendo lstima de s mismo y que luego vuelva a casa. Ya ver... Entonces cree que ha ido a Londres? No se habr marchado a Jamaica? A Jamaica? El ama de llaves arque las cejas con diversin . Viendo como vi que el seor Davies slo cargaba una pequea maleta en el carruaje, me parece bastante improbable que tuviera planes de viajar all. No se alejara tanto de Bride dijo para convencerse a s misma. Por supuesto que no. Est loco por las dos. Puede que est loco por Bride convino Isabella, pero no por m. No me ama. La seora Benton cruz los brazos sobre el pecho. Milady, dnde tiene usted los ojos? la rega. Claro que la ama. Estoy segura de que sa fue la razn por la que la dej instalarse en unos aposentos tan alejados de los de l; de esa forma podra cortejarla como el pretendiente perfecto. Nunca lo haba visto as. Pues ya va siendo hora de que lo haga. Sin embargo, mientras est aqu, quiz pueda echarme una mano. Esta maana ha llegado el resto del equipaje y me he encontrado un paquete sin marcar. Se acerc a un aparador y sac de un cajn un paquete envuelto que pareca un regalo. Reconoce esto, milady? pregunt el ama de llaves, entregndoselo. S que lo he visto antes. Intent hacer memoria. Entonces no creo que fuera para usted. Si fuera as, ya lo habra abierto.

Fue la pragmtica observacin de la mujer la que le dio la clave para recordar. No. S. Quiero decir que s es para m. James lo trajo consigo el da que lleg al castillo de Halle. La sorpresa que me llev fue tan grande que imagino que el paquete se qued olvidado en la habitacin infantil. Una de las doncellas lo encontrara y lo apartara. Seguramente vino junto las cosas de Bride. Bien, en ese caso, misterio solucionado asinti la seora Benton. Slo falta abrirlo y ver lo que contiene. Si no le importa, creo que lo har en mi habitacin. Por supuesto, milady. Isabella corri a sus aposentos. Una vez dentro, tir impaciente de los lazos y el papel se desprendi dejndola sin aliento. Su esposo le haba comprado la manta para bebs ms preciosa y perfecta del mundo... Y lo haba hecho antes de saber de la existencia de Bride. James le haba hablado sobre su horrible pasadoun pasado del que ella sabia que jams se liberara por completo y aun as haba comprado esa mantita. Para ella. Para demostrarle que estaba dispuesto a enfrentarse al pasado y luchar contra sus demonios... por ella. Le dijo que haba cambiado pero no le crey. Era un hombre tan fuerte y viril aunque ella saba bien lo carioso y tierno que poda llegar a ser , que no pens que fuera capaz de tener el tipo de matrimonio que requera dilogo. Pero se equivoc. Admitirlo no resultaba tan duro como haba pensado. Si pudiera regresar en el tiempo a la noche anterior, habra corrido tras l; se habra arrodillado a sus pies y rogado que olvidara las horribles palabras que le haba dicho. Luego le habra besado y no hubiera permitido que se fuera. Se dijo a s misma que regresara. No se mantendra alejado de Bride y, una vez que lo hiciera, le convencera para quedarse. James le haba dicho que la amaba; la manta era la prueba. Y ella no poda dejar de amarle incluso aunque como haba dicho tan estpidamente, quisiera. Eran perfectos el uno para el otro de muchas formas, pens al tiempo que acariciaba la suave manta. Se complementaban de una manera absoluta. Oh, sin duda tendran muchas discusiones, pero al final siempre recobraran la cordura gracias a una fuerza cuyo poder era superior a ellos mismos: el amor. Ahora slo quedaba esperar.

James lament haberse marchado de Sheffield Park en cuanto se puso en camino, pero su orgullo le oblig a seguir hacia Londres. Ya llevaba all cuatro noches cuando Davies se enfrent a l. Milord, no presuma de ser un hombre de palabra? De mantener sus promesas contra viento y marea? Lo har, no importa lo que diga mi mujer. Cuando navegbamos de regreso a Inglaterra, me cont que en mitad de la batalla haba hecho una promesa tanto a s mismo como a Dios: si sobreviva se dedicara durante el resto de su vida a hacer feliz a su mujer. James le mir con el ceo fruncido. Isabella me dijo que me fuera. Mi marcha la ha hecho feliz. De verdad cree que ella es feliz? Lo es usted? No gru. Pero qu puedo hacer? Ella no cree que yo haya cambiado y es muy difcil convencerla de lo contrario si no quiere tenerme cerca. Por el amor de Dios, le abr mi maldito corazn, le expliqu que me fui para protegerla. Pero piensa que me largu por... Oh, Dios! Lo he vuelto a hacer verdad? He hecho lo que ella dijo que hara. He huido como un maldito cobarde. Me he dado por vencido sin luchar. No sea tan duro consigo mismo, milord. Algunas veces es ms difcil luchar contra nosotros mismos que contra un buque de guerra lleno de enemigos. Qu me aconsejas que haga ahora, Davies? Por qu no va al club, milord? Se sentir mucho mejor cuando se vea rodeado de otros maridos infelices que buscan paz interior en la bebida. Eres un cnico desvergonzado, Davies. S, milord. Quiz ests en lo cierto. Muy bien, dile a la cocinera que esta noche cenar en White's. Ser lo mejor, milord. Gracias, Davies. Yo tambin lo creo.

Lo que James no esperaba cuando entr en el club era ver a su mejor amigo. Mejor dicho, al hombre que haba sido su mejor amigo hasta que tom la inocencia de su hermana. Haba violado las reglas sagradas de la amistad, daba igual si haba sido seductor o seducido. Sin embargo, un hombre slo tena un mejor amigo y, despus de tantos aos de amistad, James no se senta inclinado a buscar otro. Al igual que le ocurra con Isabella, no estaba dispuesto a rendirse sin luchar. No obstante, sospechaba que la lucha con Henry sera, literalmente, a puetazos. Le doli el hombro slo de pensarlo, pero si se era el precio a pagar, lo considerara justo. Henry devoraba su cena con tal concentracin que le llev un momento percibir la presencia de James. Cuando lo hizo, esboz una fra y dura expresin. Deberas largarte gruo Henry antes de volver a centrarse en la comida. Mi hermana me ha pedido que no te dispare, pero si te digo la verdad, jams me mostr de acuerdo. James respir hondo sin darse por vencido. Mientras su amigo meta otro bocado en la boca, se sent en la silla que haba enfrente. Ya lo lograron los franceses repuso. Dos veces. Y djame decirte que tu ta estuvo a punto de hacerlo tambin. Henry se enderez un poco. Eres consciente de que te voy a machacar en Jackson's? Eres t consciente de que tu hermana la tomar contigo cuando se entere? Lo cierto era que Isabella seguramente le aplaudira, pero Henry no lo saba. Su amigo hizo una mueca. Maldita sea, tienes razn. Cuando la recuerdo con ese atizador... Comenz a rerse, haciendo que James arqueara una ceja de forma inquisitiva . Creme, no te gustara saber de qu hablo. Pero te aconsejo que la prxima vez que se enfade contigo retires de su alcance todos los utensilios para la chimenea. Henry tena razn, pens James. No le gustara saberlo. Y cmo est mi sobrina? Imagino que cualquier hijo de Izzie tiene que resultar un problema. No, Bride no. Oh, Dios, Hal! Es preciosa, pequea, perfecta y buena. Record los das del regreso a casa. Casi siempre se corrigi. Henry sonri. Izzie y al beb tambin han venido a Londres? James suspir.

Tu hermana me ha echado de casa. Afirma que necesita espacio, tiempo para pensar. No cree que haya cambiado, que la ame. Lo haces? pregunt Henry. Me refiero a si la amas. James sostuvo la mirada de su amigo. Con todo mi ser afirm solemnemente. Henry le dio un golpe en la espalda. Te ha llevado mucho tiempo darte cuenta. Espera y vers mascull James. Cuando te enamores, comprenders que se trata de una cuestin mucho ms confusa de lo que nunca hubieras supuesto. Y cuando te cases... Henry neg con la cabeza. No planeo alcanzar ese estado en los prximos meses, pero cuando lo haga, ser con alguna jovenzuela inexperta que no piense demasiado. Puede que mi hermanita te haya hecho caer de rodillas, pero mi matrimonio ser muy diferente. Espera y vers repiti James. Lo har. Tengo intencin de esperar mucho, mucho tiempo. Cul es tu excusa? Para qu? Para estar ah sentado hablando conmigo. Es evidente que la echas de menos. Ya te lo he dicho, me ech de casa. Dijo que necesitaba tiempo para pensar. Ah, pero lo que cree que necesita y lo que realmente necesita son cosas diferentes. James no crea estar borracho pero, maldicin!, Henry comenzaba a decir cosas muy profundas. Espera, repite eso. Henry le dirigi una mirada burlona. Jams pens que llegara el da en el que yo tendra que explicarte algo a ti. Ni yo admiti James. Pero es la primera cosa con sentido que escucho desde que llegu a Londres, as que reptelo otra vez. Muy bien. Mi hermana piensa que necesita espacio, pero yo creo que empez a sentirse terriblemente mal desde el momento en que te marchaste. Te ha pedido que te vayas para ponerte a prueba y ver cmo reaccionabas. Y tengo que aadir que venir a Londres no era lo ms inteligente que podas hacer. Tienes razn. Me he dado cuenta esta noche.

Y respecto a que Izzie necesita tiempo para pensar, perdona si te digo que ella nunca ha sido de meditar mucho las cosas. Toma las decisiones en un instante y despus es imposible hacerla cambiar de idea. Sin embargo ests de suerte, porque decidi que te amaba mucho antes de resolver que quera matarte, as que es muy probable que el amor salga victorioso. Hal, no s qu decir. No digas nada. Ve a casa y haz feliz a mi hermana. Y convncela de que me he vuelto sabio en mi vejez. Partir a primera hora de la maana. Pienso pasarme las prximas dos semanas hacindola muy, pero que muy feliz. Henry gimi. Ests hablando de mi hermana... Lo siento. La sonrisa de James era absolutamente descarada . Ahora que ya s cmo actuar y el fin del mundo no est cerca... Ser o no ser.... Henry frunci el ceo. Ser o no ser, qu? sa es la cuestin. Busca la respuesta, Hal. No podras darme al menos una explicacin razonable? Te he hecho una pregunta. Tu pregunta lleva implcita la respuesta. Henry neg con la cabeza. Ahora ests tomndome el pelo. Lrgate de aqu. Djame con mi cena y mi brandy... Al menos a ellos los entiendo perfectamente.

Captulo 23
diciembre, 1798 He sido muy negligente al no agradecerte todos los regalos que me has hecho. Hay uno en particular que es para m el ms querido de todos, amor mo, y no es otro que tu corazn. El mo ya te perteneca incluso antes de que fueras consciente de ello, pero tuviste que trabajar para entregarme el tuyo. Tena grietas y fisuras que cerrar, tenamos perdidos que encontrar y una dura coraza que atravesar. S que t piensas que esas cicatrices e imperfecciones hacen que tenga menos valor, sin embargo, para m es hermoso porque te han convertido en el hombre que eres hoy. Nuestro camino no siempre ha sido fcil, pero prefiero recorrer una senda lleno de baches contigo a ser posible en un carruaje cerrado antes que caminar por otra en perfecto estado con cualquier otro hombre. He tomado muchas decisiones en mi vida, y algunas han resultado ms arriesgadas que otras, pero elegirte como marido, saber que eras la mitad de mi alma incluso antes conocerte bien, fue la mejor de todas.

Extracto de una carta que Isabella, lady Dunston, escribi cuando tena veinte aos a su marido James Sheffield, conde de Dunston, respecto a la gratitud, los defectos y las decisiones tomadas.

Ha vuelto! Milady, el conde ha vuelto! Aunque Isabella estaba profundamente dormida, las palabras de su doncella la despertaron de golpe y el corazn se le aceler en el pecho. James estaba de vuelta y, de repente, no import nada ms Haba vuelto. Tena otra oportunidad de ser feliz. l haba superado sus miedos de perderla, y en esta ocasin ella sera lo suficientemente valiente como para derrotar tambin los suyos. Luchara por l. No, luchara por ellos.

La reina pirata estaba a punto de entrar de nuevo en combate y pensaba aprovechar el da con una conquista. Haba un prisionero que hacer y, una vez le apresara, iba a cautivarle y atarle a ella tan estrechamente que no se supiera dnde acababa ella y dnde comenzaba l. Pero antes de nada tena que tomar una decisin crucial... Oh, Becky, cmo me visto? gimi. Tranquila milady. Empezaremos por lo esencial. Enaguas, cors, medias y ligueros. Isabella sali de la cama y sigui a Becky al vestidor. No, eso no. Se supone que debo seducirle. Sacudi la cabeza al ver las enaguas de algodn que sostena la doncella. Me pondr las de seda y encaje que me regal ta Kate. Y no llevar cors; no sera ms que un incordio. Busca las medias rosas y los ligueros a juego. Yo me ocupar de todo, milady, vaya a ocuparse de lady Bride. Dentro de nada se oirn aqu sus gritos. Becky fue sumamente eficiente y para cuando Isabella se hubo ocupado del beb, haba preparado la ropa interior ms adecuada. Se prob cuatro vestidos y se pein de dos maneras distintas. Cuando el reloj marc el medioda, una criada llev el almuerzo, pero no tena apetito. La anticipacin le haba revuelto el estmago. Sin duda alguna l no la hara esperar hasta la cena! Despus de que pasara una hora sin que James diera seales de vida, Isabella se puso a comer mientras pensaba qu pieza de porcelana china lanzara a la cabeza de su marido cuando por fin le viera. Tom una novela, pero no fue capaz de concentrarse. Despus de leer la misma pgina por quinta vez sin enterarse de nada, se dio por vencida. Debera acudir directamente a su encuentro, pero se lo impedan sus ridculas reglas. No poda entrar en el ala de James sin una invitacin. Impaciente, comenz a escribir una carta en la que informaba a su esposo de que reunirse con ella lo antes posible poda ser la cuestin ms importante para el estado de su matrimonio. Unas cuantas lneas ms tarde, fue interrumpida por un golpe en la puerta. Sonaba como si algo muy pesado hubiera golpeado la madera. Intrigada, abri y descubri algo en realidad ms bien a alguien que no esperaba: Becky y Davies. Los dos parecan demasiado culpables y avergonzados para satisfacer su estado de nimo. Perdone, milady, pero el seor Davies desea hablar con usted. hablar contigo, Becky. Creo que l prefiere

La doncella se ruboriz. Davies tambin, pero l se recuper con ms rapidez. No, milady, me ha enviado el conde con un mensaje para usted: quiere que me permita escoltarla al ala oeste. Piensa que le gustar ver cmo ha quedado la renovacin de las habitaciones. Lo ver a l tambin o se tratar nicamente de un tour por mi propio hogar? No lo creo. Milord desea verla. En realidad, dira sin equivocarme que tiene muchos deseos de verla, milady. Puede venir conmigo? Isabella asinti con la cabeza, incapaz de hablar. Davies sonaba un tanto agresivo. Y si James haba cambiado de idea durante el tiempo que haba estado fuera? Saba que adoraba a Bride, pero y si se haba dado cuenta de que no senta amor por su esposa? Y si no lograba convencerlo de que le diera la oportunidad de arreglar las cosas? Se vio asaltada por una oleada de dudas que minaron su confianza en s misma. Sigui a Davies a travs de la casa hasta el vestbulo, luego recorrieron un largo pasillo y subieron dos tramos de escaleras. Cuando llegaron al segundo descansillo, escucharon la voz lejana de James. No, ah no. All, a la izquierda. S, perfecto. Por fin creo que hemos acabado, John. Y justo a tiempo. Davies debe estar a punto de llegar con ella. Creo que puedo seguir yo sola, Davies susurr la joven al criado. Muy bien, milady repuso l, comenzando a bajar las escaleras. Isabella enderez los hombros y se dirigi al lugar del que provena la voz de su marido. Haba llegado el momento de enfrentarse a l. Recorri de puntillas el resto del pasillo hasta una puerta abierta y mir el interior de la estancia. Contuvo el aliento al ver la habitacin infantil ms bonita que hubiera imaginado en su vida. Las paredes amarillas estaban decoradas con siluetas de animales. Haba un balancn en una esquina, y muecas y otros juguetes en cada superficie disponible. En mitad de la estancia, de espaldas a ella, estaba James. Contemplaba algo colgado sobre la repisa de la chimenea; algo que ella supuso que deba ser el objeto de la conversacin que haba odo sin querer. Imagin que se tratara de una pintura, pero no poda verla desde donde estaba en ese momento.

Otro hombre, supuso que John, estaba arrodillado en el suelo recogiendo sus herramientas. l alz la mirada y la vio; agrand los ojos y abri la boca para hablar, pero Isabella se llev con rapidez el dedo a los labios para detenerlo. El hombre permaneci en silencio con un gesto de cabeza y se levant. Tom su maletn de cuero con una mano y con la otra asi una pequea escalera que deba pertenecer a la biblioteca. Devolver el material a su lugar, milord. James murmur las gracias sin apartar la mirada de lo que fuera que haba encima de la chimenea e Isabella aprovech el ruido que hizo John al partir para entrar en la estancia. Entonces vio qu era lo que cautivaba a su esposo de aquella manera. Colgado sobre la repisa de la chimenea haba un enorme retrato en el que aparecan Bride y ella. El artista las haba captado en mitad de un movimiento y mostraban una actitud informal. Las pequeas manitas de Bride batan palmas con deleite mientras la miraba a ella, que la sostena en su regazo y la contemplaba con una tierna y risuea expresin de orgullo materno. Se pregunt cmo habra conseguido aquel cuadro. Sin duda ella recordara haber posado para la pintura. Entonces se acord de cmo haba utilizado Henry los bocetos de Olivia para realizar los retratos del amuleto, y de que Liwy haba pintado a Bride en repetidas ocasiones en Escocia. James deba haberle pedido que realizara un bosquejo antes de marcharse, lo que quera decir que llevaba algn tiempo planeando aquello. Un plan muy meditado y complejo que slo poda haber sido llevado a cabo por un hombre tan brillante, complicado y prudente como James. Not un nudo en la garganta cuando se observ en la pintura. Su rostro le resultaba familiar, era la imagen que le devolva cada da el espejo y, sin embargo, pareca diferente. Quiz ella fuera diferente. l la haba hecho cambiar de muchas maneras distintas... Casi siempre para mejor, pens para sus adentros. Se haba visto forzada a aprender algunas lecciones muy duras, a sobrellevar intensas tormentas, pero haba sobrevivido. Aunque en su baile de presentacin se consideraba ya una adulta, sus acciones fueron las de una nia. Se avergonzaba al recordar aquella escena, a la persona que haba sido. No es que hubiera sido mala precisamente, ya que no haba habido nada de malicia en sus actos, pero se estremeca al recordar la tenacidad con la que persegua lo que quera, sin dedicar ni un solo pensamiento a las consecuencias. Haba estado tan segura de saber qu era lo mejor para todos que no sopes nada. Haba hablado pero no escuchado; haba tocado pero no sentido. Todo fue blanco o negro, sin ningn gris intermedio, sin ningn acuerdo.

S, ahora era una persona diferente. Una mujer, no una muchacha; ahora era madre... Pero aun as, el tiempo no haba alterado algunas cosas. Como su amor por James. Invariable e inmutable. Le haba ordenado que se fuera en un desesperado intento por recobrar el control sobre su vida, pero incluso entonces haba sabido que jams renunciara a su esposo... aunque no quera que l lo supiera. S, en efecto, un comportamiento muy maduro! Tentadoras visiones de un comportamiento realmente adulto atravesaron su mente con rapidez y, como si las hubiera visto tambin l, James se volvi hacia ella. Tena una expresin relajada, pero el aire que le rodeaba estaba cargado de tensin. Se acerc a l lentamente, insegura de su recibimiento. Se mordisqueaba el labio inferior, intentando decidir cul sera su prximo movimiento cuando, de repente, James le tendi los brazos. Corri hacia ellos al tiempo que emita un grito de felicidad y, un momento despus, su esposo la abrazaba con tanto mpetu que pudo sentir su calor, su fuerza y, s, tambin su amor. Isabella quiso rer, pero estaba mareada por las burbujeantes emociones que la embargaban. Estaba segura de que explotara si no poda expresarlas de alguna manera. Se puso de puntillas para tomar la cara de James entre las manos y le acarici el duro borde de la mandbula mientras le miraba fijamente. Sin avisar, se le llenaron los ojos de lgrimas y se le deslizaron por las mejillas. James frunci el ceo, confundido por su llanto. Qu ocurre? le pregunt con suavidad. Quiero decirte lo mucho que te amo. Yo tambin te amo. Oh, Dios! No sabes el susto que me diste cuando te marchaste. Estaba segura de que no regresaras. Cmo iba a mantenerme alejado? Incluso tu hermano, que no se caracteriza por su sutileza en estos asuntos, lo saba. Slo me march porque pens que eso era lo que queras, pero me sent perdido sin ti todo este tiempo. Tard un poco ms de lo previsto en volver

porque quera esperar a tener el retrato; contaba con que me ayudara a convencerte de la veracidad de mis sentimientos, ya que los regalos no parecan funcionar. Es precioso musit con voz quebrada. Ni siquiera se acerca a la realidad murmur l, acaricindole la mejilla. Ella emiti una risita entrecortada. Debo decir que a m me parece casi insuperable. Me dan ganas de trasladarme a este cuarto para disfrutar el cuadro con Bride. Tu lugar est a mi lado gru James. Las nicas habitaciones a las que te trasladars sern a las mas. En cualquier caso, para ti tengo planeado un regalo todava mejor. No es necesario que me hagas regalos, sabes? Lo nico que necesito de verdad es a ti. Apret los brazos en torno a l. Te he echado de menos. A veces me siento muy asustada por lo mucho que te necesito. Y aunque me dijiste que me romperas el corazn, todava te pertenece. Quiero ser tuya para siempre, James. Y yo tuyo. La bes en la sien. Para siempre. En muchas ms formas de las tres que me dijiste una vez. A qu te refieres? La noche de tu baile de presentacin, me explicaste que me habas amado de tres formas. Primero, segn dijiste, fue el tipo de amor que una nia siente por su prncipe azul. Luego, si no recuerdo mal, me amaste como la fantasa de una jovencita. Y finalmente, dijiste que me amabas como una mujer ama al hombre al que est destinada. No puedo creer que lo recuerdes. Pens que ni siquiera me escuchabas. Intent olvidarlo. Dios sabe lo mucho que lo intent, pero tus palabras quedaron grabadas a fuego en mi mente y mi corazn. Te amo volvi a decir ella, apretndose todava ms contra l y alzando la cabeza para que la besara. Y yo a ti. l se inclin y le dio un beso rpido en la boca . Siempre te he amado. Isabella puso los ojos en blanco.

James, me encanta que lo digas, pero los dos sabemos que eso no es cierto. De todas maneras da igual. Ahora no importa. Es cierto, lo que pasa es que no lo saba. Las mujeres sois mucho ms perceptivas en los asuntos del corazn. En lo que a eso respecta, los hombres somos bastante estpidos. Ella sonri. No voy a discutrtelo. Bien, porque por mucho que me guste discutir contigo... Cmo? Vamos, pinsalo... Concntrate en la parte de la reconciliacin. Ella resopl, molesta y divertida a la vez. Eres completamente ridculo. Estoy ridculamente enamorado. Ella resopl otra vez. Ves? seal l. Te adoro incluso cuando haces eso. Cuando hago, qu? Cuando resoplas de esa manera tan graciosa. Yo no resoplo! protest ella, intentando intilmente parecer ofendida. Pero, acaso no se supona que el amor era ciego para este tipo de cosas? Y adoro tus pechos. A ellos que les pasa? inquiri, cruzando los brazos sin pensar para cubrrselos. Oh, no les pasa nada malo. De hecho, tienes los ms bonitos que he tenido el placer de ver y... er... tosi levemente, he visto bastantes. Pero me gusta decrtelo. Sabas que te sonrojas de una manera encantadora cada vez que menciono ciertas partes de tu cuerpo? Tranquila, despus de que lleves un mes compartiendo la cama conmigo, ya no te pasar. Hombres... murmur ella. En cualquier caso continu l, estaba dicindote que te he amado siempre.

Y yo te respond que eso es mentira. Quin est siendo ridcula ahora? Mi amor se increment y madur con el paso del tiempo, igual que el tuyo. Alz una mano para acariciarle la mejilla con el pulgar . Primero fue un amor infantil, probablemente desde el da que te vi. Su voz se hizo ms profunda, ms ronca, tejiendo un hechizo sobre sus sentidos. Eras un duendecillo muy precoz. Fuiste t quien llen de luz los das ms oscuros de mi vida. La primera noche que dorm en casa de mi abuelo me quise morir. Literalmente. La muerte me pareca mejor opcin que pasar una vida solitaria en este mausoleo de mrmol. Oh, James! Tu familia consigui que la vida me resultara tolerable; en realidad mucho ms que tolerable. Llegu a sentirme parte de ella. Consideraba a Henry mi hermano y a ti mi hermana pequea. Era difcil que llegara a imaginarte de otra manera, pero durante la velada de tu baile de presentacin, t y ese detestable e indecente vestido me obligasteis a verte como una mujer. Oh, James! volvi a suspirar, apoyando la cabeza en su pecho. El problema es que no estaba preparado para abrir los ojos. Siempre haba podido mantener mi corazn a salvo de otras mujeres, pero t ya estabas dentro de l. Me asust. No quera que nadie tuviera esa clase de poder sobre m. O al menos, eso pensaba. Mi corazn ya haba aceptado que habas crecido, ya te consideraba mi mujer. Si todo eso es cierto, por qu fui yo quien se col en tu dormitorio para seducirte? exigi saber, clavndole el dedo en el pecho. Bueno, yo tengo mi orgullo confes con una sonrisa pesarosa. Y me senta muy culpable. Culpable? De qu? Izzie, eres la hermana de mi mejor amigo. Y como ya te he dicho, estaba acostumbrado a considerarte mi hermana pequea.. Comprometerte, tener pensamientos lujuriosos sobre ti... Todo aquello me pareca incorrecto. No slo era traicionar a Hal, sino que me haca sentir como un stiro de la peor calaa. Recuerdo muy bien qu fue lo que parecas sentir esa noche. . James llev las manos a sus nalgas y le apret el trasero juguetonamente, haciendo que ella se arqueara hacia l.

 Estoy entregndote mi corazn, y en lo nico que piensas en el sexo! la reprendi. Mmmm... Es curioso cmo han cambiado las tornas medit ella, encantada. Silencio, jovencita, y escchame bien. No vas a tener otra declaracin similar en mucho tiempo. El alma de un hombre se satura de romanticismo muy pronto y yo estoy agotando todo el que tengo. Si piensas que decirme que te gustan... se interrumpi antes de continuar con un susurro mis pechos es romntico... Creme, lo mejor est por venir. Esto ha sido el calentamiento. Ahora, por dnde iba? Oh, s, comenc a amarte como a una mujer la noche del baile, pero no me di cuenta de ello hasta que estaba en alta mar. Llenabas todos mis pensamientos. Recuerdo haberle dicho a Ethan que me senta como si hubiera dejado atrs un trozo de m mismo. Ethan? Un antiguo compaero de Elton. El capitn del Theseus. No, no pongas esa cara. Ese hombre me salv la vida de ms de una manera. Fue l quien me sugiri que estaba enamorado de ti antes de que yo lo supiera. Quien me dijo que estaba dejando que el miedo y la clera dirigieran mi existencia, y que era muy egosta al negarme a aceptar el maravilloso regalo que me haba dado la vida: t; la reina pirata que luch por m cuando yo ya me haba rendido. Mi salvadora.

El nudo en su garganta se haba vuelto tan grande que Isabella apenas poda tragar saliva. Tenas razn se forz a decir. Faltaba lo mejor. Y an no he terminado brome l. Hay ms? se ri, emitiendo un extrao burbujeo cuando lo que realmente quera era sollozar. Tendrs que darme un momento para prepararme. Se relaj contra l, apretando la oreja contra su pecho, acunada por el rtmico sonido de su corazn. Un corazn que palpitaba por ella. Porque la amaba, la amaba de verdad! S, ya se lo haba dicho aquella noche en la biblioteca, pero ella no haba credo que fuera de una manera tan intensa.

Pens en el amor que senta por l. Igual que ella haba cambiado a lo largo del ao anterior, tambin lo haba hecho la manera en que le amaba. Lo que senta por James cuando se casaron estaba basado en unas imposibles expectativas, ms propias de un cuento de hadas, pero ahora que conoca sus incertidumbres y vulnerabilidades le amaba todava ms. Antes l llenaba su corazn, ahora lo hinchaba hasta que casi le explotaba en el pecho. Se senta salvaje y delirantemente feliz. Tena un marido al que amaba con toda su alma y, por milagroso que fuera, l pareca sentir lo mismo por ella. Era justo el tipo de sentimientos que siempre haba anhelado; justo lo que necesitaba de l y que nunca se haba permitido esperar. Ests preparada ya? pregunt James. S, ahora que se saba amada tena fuerzas para afrontar cualquier cosa que le deparara la vida. Alz la cabeza y le sostuvo la mirada. Preparada afirm. Bien. Porque en cuanto haya consumido mi dosis de romanticismo, pienso encerrarte en un lugar secreto y no te dejar salir hasta que estemos agotados. Izzie gimi. No debera de haberte interrumpido. En qu estara pensando? Tendra que haber imaginado que te desviaras del tema. James inclin la cabeza hasta que sus ojos quedaron a la misma altura. Cuando comiences a llorar recuerda que fuiste t quien me lo pidi le advirti l. Me volv a enamorar de ti en Escocia. Sers la madre de mis hijos, de nuestra preciosa Bride y de todos los que vengan despus. Eres el amor de mi vida y mi esperanza para el futuro. Quiero que tu cara sea lo ltimo que vea cada noche antes de dormirme y despertarme cada maana sabiendo que ests a mi lado. Eres la pieza que faltaba en mi alma, la nica que puede mantenerme cuerdo. Hizo una breve pausa y continu hablando. He aprendido de la peor forma que sin ti a mi lado estoy perdido, que no puedo ser realmente feliz; me siento incompleto y no tengo objetivos en la vida. Eres la luz del sol que calienta mi alma y me has convertido en el hombre que jams so que poda ser.

 Has terminado? pregunt ella con voz temblorosa. S. La palabra son ms como una pregunta que como una afirmacin . Por qu? Me olvid de algo? Ella neg con la cabeza y lo abraz con ms fuerza, sollozando sin poder controlarse. Ya te lo advert se jact l, besndola en el pelo, pero no llores ms, cario. Le enjug suavemente las lgrimas. Tengo otra sorpresa para ti. Sac un pauelo de seda negra del bolsillo y comenz a atrselo alrededor de la cabeza. Vas a vendarme los ojos? l se detuvo. Tienes algo que objetar? No si puedo hacrtelo yo algn da. James se ri entre dientes y la alz en brazos. Cuando quieras, amor mo repuso comenzando a bajar las escaleras. Izzie se relaj y apoy la cabeza en los duros msculos de su pecho. Daba igual adonde la llevara, estaba encantada de ir. Cuando por fin le quit la venda de los ojos y pudo ver dnde se encontraba, se qued boquiabierta. James haba transformado por completo el Capricho su Capricho para convertirlo en la guarida de un sultn. Una tenue y brillante seda sala del centro del techo y flua hasta las paredes para luego caer suavemente hasta el suelo. Mientras abra los ojos como platos tratando de absorber todo lo que vea, el encendi las velas esparcidas por la estancia. Los cojines y almohadones formaban un acogedor lecho ante la chimenea, donde crepitaba suavemente el fuego. Y bien? pregunt James, acercndose a ella. Es perfecto suspir Isabella. Pero... Pero? Pero... le clav un dedo en el pecho y luego lo desliz muy despacio hasta la cinturilla de los pantalones has debido de estar muy seguro de mis sentimientos para hacer esto.

Me dije a m mismo que era imposible amar a alguien como yo te amo sin ser correspondido. Y tenas razn. Le ped a tu doncella que me enviara informes diarios detallndome cmo languidecas en mi ausencia. No es posible que lo hiciera! No admiti l. No lo hizo, pero me alegro de poder confirmar que me echabas de menos tanto como yo a ti. Sabes que Davies y ella estn enamorados? Lo s y me parece muy apropiado, pero, realmente quieres hablar de tu doncella en este momento? James haba entrecerrado los ojos de aquella manera que la joven haba comenzado a identificar con su pasin, y su deseo encendi el de ella. No susurr con la voz ronca y el corazn desbocado. No quiero hablar de Becky. Entonces qu es lo que quieres? A ti. Le rode el cuello con los brazos y se apret contra l . Slo a ti. Haz el amor conmigo, James. Sin una palabra ms, l la llev ms cerca del fuego y comenz a desnudarla. Ella cerr los ojos, concentrndose en los dems sentidos. Not el conocido sabor de la anticipacin cuando su esposo le roz la piel desnuda, enviando un relmpago de placer a cada clula de su cuerpo. Inhal el aroma de la mutua pasin, de su necesidad. Escuch el chisporroteo de la lea en el fuego... Y el gemido de James cuando introdujo las manos debajo de las enaguas y descubri que ya estaba mojada. l se deshizo con rapidez de la ropa interior, dejndola solo con las medias y los zapatos. Tienes calor, amor mo? Mmm... estoy casi febril susurr ella, quitndose los escarpines. Y por la mirada que observo en tus ojos, debe ser contagioso. Estir los dedos a los botones de su chaleco. Es necesario que te desnude ya.

Con cuatro manos frenticas implicadas en la tarea, sta se complet en un tiempo rcord. Desnudo, se arrodill ante ella y se dispuso a soltarle el liguero y quitarle las medias. La luz dorada del fuego ilumin su piel y la joven se maravill una vez ms de que aquel hombre fuera suyo. Su resistencia era, definitivamente, parte del pasado. James se acomod en el nido de almohadones y cojines antes de tirar de ella para colocarla a horcajadas sobre sus caderas. La sensualidad de la estancia pareca envolverlos haciendo que todo pareciese mgico. Isabella levant los brazos y desprendi las horquillas del pelo, dejndolas caer a un lado mientras la espesa melena se le derramaba sobre la espalda. Ahora era una lujuriosa reina pirata... Una princesa pagana... Una seductora sirena. Y, sobre todo, ahora y siempre, era suya. Anhelante, contuvo el aliento cuando James le apres los pechos con las manos. Le vio juguetear con los sensibles globos gemelos, amasarlos y apretar los pezones, haciendo que se retorciera sobre l. El movimiento presion sus sensibles pliegues contra la dura ereccin. Ambos gimieron al unsono y, al instante, ella comenz a mecerse sobre el inflamado miembro que lata insistente contra su cuerpo. Incapaz de contenerse, grit cuando l rode la empapada entrada con la punta de un dedo. Ests preparada para m afirm satisfecho. T tambin ests listo para m susurr ella, bajando la mano para acariciar la ereccin. Siempre murmur l con voz spera. Dios te haces una idea de cunto te necesito? Isabella sonri con picarda y desliz un dedo por la longitud de su miembro. Oh, s, creo que me hago una idea. Asindola de las caderas, James la alz en el aire. Sus ojos se encontraron y ninguno apart la mirada. Acgeme en tu cuerpo le orden l. Todava presa de esas pupilas doradas y verdes, Isabella tante hasta cerrar los dedos en torno a su gruesa ereccin, pero no se pudo resistir a acariciarle un poco ms. Ahora, Izzie! gimi l, apretando los dientes.

Ella le gui hasta su estrecha abertura y desliz la punta del miembro en su interior. Esper que la penetrara, pero l se qued inmvil en aquella posicin. Ms le pidi Isabella. El se introdujo un par de centmetros. Ms! implor, retorciendo las caderas. Sus msculos internos intentaron apresarle, clavarle en su interior. Otros anhelados y bienvenidos centmetros... Ms, ms, ms! grit ella, hundindole los dedos en los cabellos y apretndole la cabeza contra los pechos en una actitud totalmente lasciva. S gru James. Le baj bruscamente las caderas al tiempo que alzaba las suyas, penetrndola hasta el fondo. Ella emiti un largo e incontenible grito. Te he hecho dao? pregunt James preocupado. Es demasiado bueno le tranquiliz la joven. Comenz a mecerse instintivamente y l se recost contra los cojines poniendo los brazos detrs de la cabeza, permitiendo que ella descubriera lo que ms le gustaba. Al cabo de un rato, Isabella encontr un ritmo primitivo que pronto hizo jadear a ambos. James le sujet las caderas con firmeza y la urgi para que se moviera todava ms rpido. Enardecida, Isabella se inclin sobre l. El movimiento hizo que los pechos oscilaran ante la cara de James como fruta madura hasta que l captur uno ansiosamente con los labios y comenz a chuparlo con fuerza al tiempo que rodeaba el pezn con la lengua. Ella not la respuesta de su cuerpo al instante, como si el duro brote que l aguijoneaba con la boca estuviera conectado mediante un hilo invisible con el mismo centro de su ser. Estaba a punto de perderse en el placer. Muy cerca del clmax. Imposiblemente cerca. Ms! exigi. Al parecer era la seal que l esperaba. James se incorpor, clavndose profundamente en su interior, y comenz a embestirla con todas sus fuerzas. Isabella le mont siguiendo el ritmo que l le marcaba para alcanzar el xtasis y se regocij cuando estallaron juntos y aterrizaron entre las estrellas. Despus se abrazaron en silencio, sudorosos y saciados, felices de amar y ser amados.

Te quiero musit la joven contra su hombro. James alz la cabeza y busc sus ojos. Yo tambin te quiero. Me lo prometes? Siempre. Isabella movi la cabeza y le bes con la firme certeza de que ese hombre, ese amor y esos besos eran suyos para siempre. l le haba prometido que sera para siempre y ella le crea con todo su corazn.

Eplogo

Isabella alz la mano para hacer sombra en los ojos y recorri lentamente la calle principal de Haddington con la vista hasta dar por fin con el establecimiento que estaba buscando. Llevaban tres semanas en Escocia, visitando a ta Kate, y sa era la primera oportunidad que tena para ejecutar su plan. Cuando James mencion en el desayuno que pensaba salir a pasear a solas con Bride que tena ya dos aos y rebosaba la vitalidad que su to haba predicho, ella decidi aprovechar tambin el da. Tena una noticia maravillosa que comunicar a su marido y saba cmo quera drsela. Llena de feliz anticipacin, abri la puerta de la juguetera. Pero en cuanto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad interior, se dio cuenta de que era demasiado tarde. Mam! grit Bride, sacndose el pulgar de la boca y comenzando a retorcerse contra el hombro de su padre. Llevaba en la mano su manta de beb, aunque ahora pareca casi un andrajoso harapo de un indeterminado color grisceo. A ella le gustaba decir que estaba bien amada. James se dio la vuelta para ver qu causaba tanta excitacin en la nia, y cuando la vio, Isabella not que estaba tan conmocionado como ella, aunque esboz una alegre sonrisa. Izzie frunci el ceo. Pensaba que estabas pasando el da con Bride. Qu haces aqu? Paso el da con Bride. Ella quera que comprramos una manta especial para su hermanito. Lo sabes... susurr ella. Luego alz la voz un poco. Lo sabes? James se ri, tendindole el brazo libre, y le dio un beso en la boca que segua abierta por la sorpresa. Cuando fue capaz de recomponerse de la sorpresa, Isabella dio un paso atrs. Desde cundo lo sabes? exigi saber. Desde hace dos semanas.

 Por qu no me lo dijiste? Por qu no lo hiciste t? contraatac l. Porque se me ocurri la ridcula idea de sorprender a mi marido, aunque slo fuera por una vez! resopl. Aprecio el gesto, amor mo, pero voy a repetir algo que t me dijiste una vez: no necesito regalos. l le puso la mano en el abdomen. Durante el resto de mi vida, t y nuestros hijos sois los nicos regalos que necesito. Apres de nuevo su boca en un largo y lento beso y slo se separaron cuando escucharon la ahogada risa de la dependienta. Isabella contuvo el aliento y se cubri con las manos las ardientes mejillas, avergonzada de haber sido atrapada compartiendo tales intimidades en un espacio pblico. Lo siento se disculp. No, milady, jams lamente un gesto de amor dijo la mujer antes de mirar a James fijamente. Es su esposa? l asinti con la cabeza. Tena razn. Es una mujer afortunada. S, es cierto repuso James, apretando a Isabella contra su cuerpo. Pero yo soy un hombre ms afortunado todava por tenerla como esposa. Isabella suspir. Habra alguien que todava se preguntara por qu amaba a ese hombre? Entonces, sonri ampliamente como la provocativa mujer que l le acusaba a menudo de ser. Tena la intencin, durante el resto de su vida, de recordarle todas las noches, adems de algunas tardes y maanas, lo afortunado que era.

NOTA DE LA AUTORA Sobre los salvajes paganos, la Marina de Nelson y las mujeres de Shakespeare. Primero quiero quitarme responsabilidades de encima. Siendo como soy una biblifila de toda la vida a punto titularse en Biblioteconoma y Documentacin, no debe ser una sorpresa para nadie que me guste investigar y compartir la informacin que encuentro. Aunque el gnero de romance histrico presenta, evidentemente, una versin muy romntica de la historia y yo soy la primera que se muestra encantada de ignorar los aspectos menos agradables del pasado he intentado, dentro de lo posible, bosquejar fielmente el clima sociocultural de los ltimos aos del siglo XVIII. Los sentimientos anti irlandeses que expresa en la novela el abuelo de James estaban, por desgracia, muy extendidos por Inglaterra; en especial entre las clases altas. Aunque los normandos se establecieron all en el siglo XII, Irlanda fue conquistada sistemticamente bajo el reinado de los Tudor. Cuando Enrique VIII se alej de la iglesia Catlica, muchos lazos comunes entre ambos pases se quebraron tambin y los irlandeses fueron tachados de salvajes paganos. Parafraseando al soldado ingls Barnabe Rich, son ms sucios, ms brbaros y ms brutos en sus costumbres y conductas que nadie en ninguna otra parte del mundo. (Breve estudio sobre Irlanda, 1609). En consecuencia, los ingleses vieron justificado despojar a los irlandeses de sus derechos civiles, religiosos y administrativos. A mediados del siglo XVIII los colonos protestantes de origen ingls y escocs controlaban ms del noventa por ciento de las tierras, a pesar de ser una pequea fraccin de la poblacin. Las tensiones entre ingleses e irlandeses fueron especialmente intensas en los aos previos a la Rebelin Irlandesa de 1798. Aunque James ya haba abandonado Irlanda cuando se extendi el germen de la rebelin, no creo que se hubiera visto involucrado en ningn caso, dado que la batalla tuvo lugar en los condados del Norte, lejos de Kerry y de los encantadores bribones que vivan en Belmore Hall. He intentado bosquejar lo ms fielmente posible los acontecimientos de la Batalla del Nilo. La decisiva victoria de Nelson estableci la superioridad de la Marina Britnica durante el resto de las Guerras Napolenicas. Existi un conde de Howe en el almirantazgo, pero no tuvo hijos. Le doy las gracias al verdadero capitn del Tbeseus, Ralph Willet Miller, por dejarme ocupar su puesto... Estoy segura de que Ethan lo hizo tan bien como l.

La Batalla del Nilo consigui que la frase hermanos de sangre se hiciera de uso popular sin duda para complacer a lady Weston. La frase, que originalmente aparece en el Enrique V de Shakespeare, fue usada repetidamente por Nelson en referencia a los quince capitanes que tena bajo sus rdenes durante la campaa y la batalla en el Nilo. Lady Weston y su estudio sobre las heronas de Shakespeare son un reflejo de mis propias tendencias feministas y mi amor por este gran poeta y dramaturgo; aunque lo cierto es que lady Weston est muy lejos de ser un anacronismo. El primer ensayo crtico sobre Shakespeare data de mediados del siglo XVII y fue publicado por una mujer. Y el primer estudio detallado sobre las protagonistas femeninas del insigne escritor fue realizado por Anna Jameson en 1832, cinco aos antes de que la reina Victoria ascendiera al trono. Para saber ms sobre la poca Georgiana de la historia britnica, buscad el siguiente libro de la familia Weston o a su devota autora aunque soy mucho menos interesante. Podis visitarme en www.saralindsey.net. Mis mejores deseos, Sara.

SARA LINDSEY Cautivadora, exquisita, divertida, sensual... son slo una muestra de los elogios que Nac para Ti ha recibido de la crtica ms especializada.