Diaz Frank - El Evangelio de La Serpiente Emplumada

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 92

´

EL EVANGELIO DE LA SERPIENTE EMPLUMADA


Vida y enseñanzas del maestro tolteca, tomadas de las fuentes documentales del
antiguo México

Frank Díaz

® Frank Díaz
Primera edición, “Evangelio de Quetzalcoatl”, editorial Tomo, México, 2000
Segunda edición, “The Gospel of the Toltecs”, editorial Bear and Co., USA, 2002

Dedico este libro a don Felipe Alvarado Peralta, vocero del pueblo de
Amatlán de Quetzalcoatl y defensor de la tradición tolteca.

INDICE
Nota ortográfica 10 La vendedora de 12 El banquete
Introducción: El último banderas 13 Los sacerdotes del dios
Avatar de la Serpiente 11 El robo del espejo de la muerte
Emplumada 12 El niño blanco 14 El sueño
13 El nigromante 15 La embajada
PRIMERA PARTE 14 Inundaciones y plagas 16 Despedida de Cholula
1 La profecía del anciano 15 Las migraciones 17 Las reliquias
Weman 16 La danza del jardín
2 Chimalma 17 El ciervo deforme CUARTA PARTE
3 El venado 18 Consejo secreto 1 La partida
4 En la barranca 19 Un conejo en el espejo 2 El libro
5 El pez agorero 20 El tocado real 3 El puente
6 El oráculo 21 La embriaguez 4 Los meditantes
7 El nacimiento 22 Los campos del Sol 5 Junto al árbol
8 Niño del viento 23 El rapto de la princesa 6 Los músicos del Sol
9 Infancia 24 Ketsalpetlatl 7 El monte
10 Los huesos de su padre 25 El despertar 8 El templo de leña
11 Invitación a Tula 26 La diosa de las aguas 9 El guerrero del Espíritu
12 El sacrificio 27 La expulsión 10 La hoguera
13 La nube blanca 28 El ataúd 11 El corazón ascendido
14 Los enigmas de la 29 Despedida de Tula 12 Canción de
serpiente 30 A la salida de Tula Matlakshochitl
15 En la casa de oración 13 Las cenizas
16 El reino TERCERA PARTE 14 En la región de los
17 la casa real 1 Llanto sobre Tula muertos
18 Las insignias 2 El nagual 15 El día del pájaro cantor
3 La encrucijada 16 En la costa de Panko
SEGUNDA PARTE 4 Canción de Timal 17 Con sus amigos
1 Teskatlipoka 5 En la fuente 18 Las ordenanzas
2 El haz de leña 6 La helada 19 La profecía
3 Las rameras 7 Los discípulos 20 La balsa de serpientes
4 Los hijos de Tlalok 8 En el reino del sur 21 El fin de los toltecas
5 El hambre 9 El pozo 22 El mezquite
6 Petición a Tlalok 10 En Cholula
7 La exigencia de sangre 11 Las enseñanzas Nota
8 El sacrificio de la doncella Bibliografía
9 La elección de los
mexicas

NOTA ORTOGRÁFICA

Este texto contiene palabras de la lengua nawatl, hablada por diversos pueblos
del antiguo México. Para facilitar su lectura, he adoptado la Convención
Ortográfica Fonética, en la cual los vocablos se leen tal como se escriben, según
la pronunciación de las letras en español. En los nombres de localidades aun en
uso, conservo la ortografía tradicional.
Los sonidos del nawatl son los siguientes:
• Cinco vocales: A, E, I, O, U.
• Dos semi-vocales: W, Y.
• Once consonantes: Ch, K, M, N, P, S, Sh, T, Tl, Ts, L y LL, que vale como L
larga.
• Un sonido semi-aspirado, simbolizado por el apóstrofe (’).
INTRODUCCIÓN
El último Avatar de la Serpiente Emplumada

En el antiguo México, en casi total aislamiento del resto del mundo, se


desarrolló hace milenios una extraordinaria civilización. Al conjunto de logros
materiales y espirituales que alcanzaron, sus creadores le llamaron Toltekayotl,
toltequidad.
Generalmente, se ha dado el nombre de “toltecas” a los moradores de Tula, una
ciudad que floreció en el actual estado de Hidalgo, México, entre los siglos VIII y
XII de la era cristiana. Sin embargo, los documentos que se conservan revelan
que los mesoamericanos1 entendían la Toltequidad, no como un título de
pertenencia étnica, sino como una forma de vida. Apropiadamente, el primer
diccionario de la lengua nawatl traduce el término Toltekayotl como “arte para
vivir” (Alonso de Molina, Diccionario de la lengua).
Los mayas y otros pueblos se calificaron a sí mismos de toltecas y aplicaron ese
título al Ser Supremo. Veamos como ejemplo el siguiente verso de su libro
sagrado, el Popol Vuh:
“¡Da a conocer tu naturaleza, tú, dos veces madre, dos veces madre, Maestro
Tolteca, que así serás llamado por tus criaturas!” (Popol Vuh I.2)
Otro texto maya asegura que Tula no es una localidad física, sino un concepto
que abarca la totalidad del orden cósmico:
“En los cuatro rumbos está Tula. Hay una Tula en el oriente y otra en el
Inframundo. Hay una donde se pone el Sol y otra en el trono de Dios.” (Anales
de los Cacchiqueles 4)
Los principios de la Toltequidad fueron esbozados en la época de los olmecas -
un enigmático pueblo que apareció como salido “de la nada” en el tercer milenio
antes de Cristo - y alcanzaron su cristalización durante el glorioso reinado de
Teotihuacan (siglos I al VII d. C.). Esos principios eran:
• Un ideal mesiánico llamado en nawatl Ketsalkoatl, serpiente emplumada.
• Una regla social y religiosa contenida en el Teomoshtli, libro sagrado.
• Un título de pertenencia espiritual: Masewalli, merecido por el sacrificio.
• Una forma de vida definida como Yaoyotl, sendero del guerrero.
• Un objetivo supremo: Shoshopantli, libertad total.
Un libro maya describe así a los primeros toltecas:
“Sólo al dios verdadero adoraban en la lengua de la sabiduría. Reformadores de
la Escritura se llamaron. No eran dioses, eran gigantes.” (Chilam Balam, Libro
de los Linajes)
La tradición atribuía la creación de la cultura a Ketsalkoatl.
“En verdad, con él se inició; en verdad, de él proviene la Toltequidad, el saber:
de la Serpiente Emplumada.” (Códice Matritense 144 r)
Ketsalkoatl fue una entidad cósmica reverenciada en toda la América indígena.
Se le pintaba como una serpiente con plumas, ya que el reptil simbolizaba el
1
Moradores de Mesoamérica, una gran zona cultural que se extendía desde Nicaragua hasta el norte de
México, cuyo nombre en lengua nawatl era Anawak, rodeado de agua.
cuerpo físico con sus apegos y pasiones, mientras que las plumas eran un
símbolo de la iluminación interior. Por lo tanto, su nombre contenía una
enseñanza, una propuesta de integración de nuestra dualidad esencial.
Pero Ketsalkoatl fue también una persona de carne y hueso. Sus sucesivos
advenimientos, ocurridos cada aproximadamente 1040 años2, provocaron el
auge de grandes culturas, desde los olmecas hasta los aztecas. Debido a su
facultad de mediar entre los hombres y la divinidad, sus mensajeros recibieron
el título honorífico de Nawalli, el que se desdobla, equivalente del Mesías judío,
el Cristo de los cristianos, el Mazdhi musulmán y el Avatar de los hindúes3.
Según la tradición, el último avatar tolteca nació en Amatlán de Ketsalkoatl, un
pequeño pueblo del actual Estado de Morelos, el 10 de Mayo del 947 después de
Cristo, y recibió el nombre calendárico de Se Akatl Topiltzin, nuestro señor uno
caña. Siendo el cuarto profeta del linaje de las serpientes emplumadas, también
fue conocido como Nakshitl, cuarto paso.
Como es común en todas las tradiciones mesiánicas de la tierra, la leyenda
afirmaba que Se Akatl fue producto de una concepción inmaculada, inducida en
la virgen Chimalma por el espíritu divino, que se materializó en una Chalchiwitl,
turquesa. He aquí como lo describe un antiguo catecismo maya:
“ ‘¿Quién es aquel que ha entrado en la casa de Dios (la tierra)?’ ‘Oh padre, es
el mediador divino, así llamado’4. ‘¿En qué día penetró en el vientre de la
virgen?’ ‘Oh padre, el día Paso Cuatro entró en su vientre’.” (Chilam Balam,
Libro de los Enigmas)
El nacimiento de Se Akatl provocó la muerte de su madre. Debido a ello, el niño
fue criado por sus abuelos hasta los trece años, cuando entró a estudiar en el
colegio sacerdotal de Xochicalco, donde se impartían los conocimientos
sagrados. Durante su estancia allí, se destacó por practicar austeridades y por
su participación en diversas batallas por la unificación del reino, que le ganaron
el sobrenombre de Oselotl, ocelote. En el año 976 de la era cristiana, sus
conciudadanos lo eligieron como rey.
El gobierno de Se Akatl fue un período de gran esplendor. Por entonces se
engrandecieron las ciudades de Tula y Chichén Itzá, se trajeron orfebres desde
tierras lejanas, se refinaron las artes y se reformó el calendario. Sin embargo,
fue un reinado efímero.
Cuenta la leyenda que, un día del año Cinco Casa, equivalente al 977 después
de Cristo, el joven rey fue visitado por unos peregrinos que le iniciaron en los
secretos del hongo alucinante. Trastornado por las revelaciones que recibiera
como producto de tal experiencia, Se Akatl abandonó su trono y se fue por el
mundo buscando respuesta para una pregunta trascendental, que quedó
recogida en el siguiente poema azteca:
“¿A dónde iré que la muerte no exista? ¡Cosa difícil nos ha impuesto el Creador
del hombre!” (Romances de los Señores de la nueva España)

2
Veinte ciclos indígenas de 52 años.
3
El título de Nawalli o Nagual también fue aplicado a los sabios en general, y posteriormente a los brujos.
4
Kulem, de la raíz Ku, divino, y la desinencia relativa Em. Esta palabra guarda relación con la raíz nawatl
Kul, generación, retorno, ciclo, por lo que es un equivalente del término sánscrito Avatar (de Ava, edad).
En el año 982 llegó a la tierra de los mayas, donde residió por algún tiempo en
la ciudad de Tihó (actual Mérida). Un cántico recuerda su paso:
“He venido yo, extranjero, semejante a un ciervo – aquel ciervo que nos
profetizaron nuestros antepasados. Soy desdichado, pues por un momento se
me ha escondido el Dador de Vida. Pero sé que regreso a Su casa.” (Cantares
Mexicanos, Canto de Primavera)
Poco después, el príncipe peregrino regresó a la zona del Valle de México, donde
le concedieron asilo en la ciudad de Cholula. Allí se dedicó al trabajo pedagógico
hasta su desaparición. Según las crónicas,
“Llegó a esta tierra y empezó a juntar discípulos, y hacían milagros.”
La enseñanza de Ketsalkoatl es muy sencilla y quedó recogida en el siguiente
fragmento, especie de “confesión” de la fe tolteca:
“El sacerdote de su dios les decía: ‘Dios es Uno. Serpiente Emplumada es Su
nombre. Nada pide. Sólo serpientes, mariposas (cuerpo y alma), eso le
ofreceréis.” (Diego Durán, Historia de las Indias)
Esta creencia básica estaba complementada con tres principios prácticos que
regían la vida cotidiana de los devotos:
“Hijos, notad el resumen de mis palabras y ponedlo en vuestro corazón. Sólo os
quiero encomendar que cultivéis el amor a Dios, que tengáis paz con todos los
hombres y que no perdáis el tiempo. Basta con esto, que era mi deber.
Cualquiera de vosotros que hiciere estas cosas, allegará el bien para sí y
conquistará la vida.” (Sahagún, Suma Indiana)
También se atribuye a Se Akatl una serie de instituciones de carácter civil y
religioso, tales como la división del territorio mexicano en cuatro distritos, la
fundación de un linaje de sucesores que llevaron el título de Ketsalkoatl y el
nombramiento de la ciudad de Cholula como capital de la Toltequidad y zona
franca para la concertación de tratados.
En cierto momento, una visión divina le obligó a dirigir sus pasos hacia la costa
de Veracruz. Allí subió a una pirámide de leños, se incendió a sí mismo con un
fuego interior y se convirtió en un ser espiritual. He aquí como quedó descrita
su ascensión:
“Cuando ardió, al punto se alzó su corazón de entre las cenizas, y vinieron a
verlo todas las aves hermosas que remontan el cielo. Su corazón ascendió,
refulgente como un jade, y entró en el cielo. Y dicen los viejos que se convirtió
en la estrella que sale al alba.” (Anales de Cuauhtitlan)
El catecismo maya que acabo de citar, afirma que esta transmutación fue total,
como corresponde a un individuo que logró trascender por completo las
ataduras del plano material:
“ ‘¿En qué día murió el divino Mediador?’ ‘En (el día) Uno Muerte entró a su
sepultura’. ‘Pero, ¿qué fue lo que (en realidad) entró a su sepultura?’ ‘Oh padre,
sólo su caja entró a su sepultura’. ‘¿Y qué penetró en el seno (del cielo)?’ ‘Oh
padre, la piedra roja (de su corazón)’.”
Según el cronista Diego de Landa, este suceso ocurrió el último día de la
veintena de Xul, equivalente al 12 de Noviembre el año 999, cuando el Sol pasa
por el punto más profundo de la bóveda celeste.
Sin embargo, su partida no fue definitiva, pues,
“Al cabo de cuatro años nos fue devuelto. Nadie lo esperaba, nadie lo reconoció.
De la región del misterio, de la casa del quetzal, del país de la abundancia
regresó Aquel que enriquece al mundo.” (Himnos Sacros, Canto de Tlalok)
Después de una breve estancia entre sus seguidores, a los cuales ordenó que
propagasen por el mundo el mensaje tolteca, Se Akatl arrojó su manta al agua
y se fue navegando sobre ella hacia el horizonte oriental. Pero antes, prometió a
sus discípulos que volvería a ellos nuevamente, cuando se cumpliesen los ciclos.
Estos discípulos fueron por todo México y transmitieron la buena noticia:
“He aquí, Nuestro Señor retorna a su origen, y nosotros nos vamos con él,
porque lo acompañamos a dondequiera que vaya. Se va Aquel que es viento y
tinieblas5, pero habrá de volver, de nuevo vendrá a visitarnos para concluir su
camino en la tierra.” (Códice Matritense)
El triunfo de Se Akatl sobre la muerte se interpretó como un logro colectivo,
una verdadera re-creación del género humano:
“Así es, en verdad: por su sacrificio él inventó a los hombres y nos hizo seres
humanos. Así llegó a ser la Serpiente Emplumada, Doble Precioso, Señor y
Señora de toda dualidad. Así transmitió su aliento y su palabra.” (Andrés de
Olmos, Wewetla’tolli)
Esta historia, tan parecida a la de Jesucristo, Krishna, Buda y otros grandes
maestros de la Humanidad, es prueba de la trascendencia espiritual de las
culturas de la América indígena, y constituye una respuesta contra las
acusaciones de inferioridad moral que esgrimieron contra ellas los invasores
europeos, en su afán por justificar las guerras de rapiña.
En tiempos recientes, el propio Papa ha reconocido la misión divina de
Ketsalkoatl al admitir que la Serpiente Emplumada entra por derecho propio en
el reino de los profetas. He aquí sus palabras:
“Hace ahora mil años, en el 999 de nuestra era, el furor de quienes adoraban a
un dios violento diciéndose sus representantes hizo desaparecer a Quetzalcoatl,
el rey profeta de los toltecas, quien se oponía al uso de la fuerza para resolver
los conflictos humanos. Al aproximarse a la muerte, llevaba en sus manos una
cruz, que para él y sus discípulos simbolizaba la coincidencia entre todas las
ideas en búsqueda de la armonía. Había transmitido a su pueblo altas
enseñanzas: ‘El bien se impondrá siempre sobre el mal, el hombre es el centro
de todo lo creado’. En estas y otras de sus enseñanzas, podemos ver una
preparación al Evangelio." (Discurso pronunciado en la ciudad de México el 25
de Enero de 1999)
La biografía de Ketsalkoatl se conserva en viejos papeles redactados por los
primeros frailes de la época de la Conquista. La encontré cuando era un joven
estudiante de antropología, allá, en la ciudad de La Habana. Quedé fascinado
por su profundidad y riqueza, y de inmediato comencé a colectar todo lo que las
leyendas decían al respecto. Por último, seleccioné algunas de las anécdotas
relativas a Se Akatl y las reuní en forma de un libro, que di a conocer entre mis
compañeros de estudio hacia finales de los años 80.
En tiempos recientes, tuve la oportunidad de realizar trabajo de campo en el
pueblo de Amatlán de Quetzalcoatl, sitio natal de Se Akatl, recogiendo la
5
Metáfora por “impalpable e invisible”.
tradición oral de los campesinos morelenses. Ello me permitió completar la
historia, a la que añadí enseñanzas tomadas de unos textos tradicionales
toltecas llamados Wewetla’tolli, antiguas palabras.
Casi todos los documentos que pude consultar estaban redactados en el
español de la Colonia; otros tuve que traducirlos directamente del nawatl. En
todo caso, procuré conservar su sabor arcaico, ya que ello acentúa el carácter
sagrado y simbólico del relato contenido en este libro.
El “Evangelio de la Serpiente Emplumada” contiene la biografía mítica del más
grande de los profetas del México antiguo. Cada uno de sus capítulos puede ser
corroborado de acuerdo con las fuentes documentales, excepto algunos
fragmentos conectivos en los que inevitablemente me vi forzado a interpretar
los escasos datos que se conservan.
Debo aclarar que muchos de los textos sapienciales aquí contenidos pertenecen
a autores anónimos o tradicionales, sin que necesariamente hayan sido
expresados por Se Akatl de Tula. Sin embargo, representan de un modo fiel su
pensamiento, por lo cual me he atrevido a incluirlos como exponentes típicos de
la Toltequidad. Por razones didácticas, dividí el libro en cuatro partes,
dedicadas respectivamente al príncipe, el monje errante, el profeta y el mesías
de los indoamericanos.
Conocer la historia de la Serpiente Emplumada no sólo es interesante desde un
punto de vista cultural, sino que constituye la mejor vía para penetrar en el
pensamiento de una de las civilizaciones más originales de la tierra. Además,
tanto en los incidentes de su vida como en sus esclarecidas enseñanzas, se
esconden las claves de un sistema de prácticas toltecas, diseñado para conducir
a los seres humanos hacia un camino de libertad y autorrealización.

Frank Díaz
México D. F., 2002

PRIMERA PARTE

“Nuestros padres y abuelos nos dicen que él nos creó, él, cuyas criaturas
somos:
Nuestro Señor Ketsalkoatl.
También creó los cielos, el Sol y la divina tierra.”
Códice Matritense
1
LA PROFECÍA DEL ANCIANO WEMAN

1 Quiero hablar del anciano Weman6, astrólogo y profeta que vivió hace muchos
siglos, quien, a la edad de casi trescientos años, se sintió morir. Y reuniendo
todas las historias que tenían los toltecas desde la creación del mundo hasta su
tiempo, las hizo escribir en un libro donde se relataban todos sus trabajos y
prosperidades, la vida de sus reyes, sus leyes y buen gobierno. Escribió también
las sentencias de la antigua sabiduría, las metáforas y la filosofía, y todo los que
en su tiempo se sabía sobre astrología, arquitectura y artes secretas. Y tras
hacer un compendio de ello, selló el libro y lo tituló Teomoshtli.7
2 Predijo Weman que, transcurrido un milenio desde su muerte, habría de
asumir el trono un señor, con la voluntad de unos y contra otros, que ostentaría
ciertas señales en su cuerpo, siendo la principal sus abundantes cabellos, con
los cuales la Naturaleza formaría una tiara en torno a su cabeza desde el vientre
de su madre hasta su muerte. Asimismo, que habría de ser barbado y tendría el
aspecto de dios.8
3 Profetizó también la conducta de su vida, la cual sería al principio muy justa y
sabia, pero, hacia la mitad, necia y desventurada, por cuya causa los de su
nación padecerían grandes castigos procedentes del Cielo. Y se levantarían
contra él ciertos sacerdotes que le harían huir hacia el Sur. Consumada esta
señal, comenzaría la destrucción de los toltecas.
4 Aseguró que en aquel tiempo, las mujeres principales se darían a excesos, y
los sacerdotes romperían sus obligaciones y se entregarían a riñas e idolatría,
llegando a derramar sangre humana en los altares. Por todo esto, la tierra,
airada, les negaría el sustento y los arrojaría lejos, castigándolos con rayos,
heladas, granizos y fuego, e incitaría contra ellos cruentas guerras con las
cuales se acabarían entre sí.
5 Estas cosas llegó a saber Weman gracias a su conocimiento de la rueda del
destino9. Y, con el tiempo, fue voluntad de Ometeotl10 que todo sucediera.
2
CHIMALMA

6
Weman, mano fuerte, fue una encarnación de Ketsalkoatl anterior a Se Akatl. Su presencia es ubicada
por el cronista Ixtlixochitl en el 33 antes de Cristo (“Primera Relación” I).
7
Libro divino. De este texto se conservan algunos fragmentos. Boturini afirma haber tenido dos
ejemplares, en nawatl y español, por lo menos hasta el año 1746 (Idea de una nueva historia general de la
América Septentrional).
8
En esta característica, algunos autores han visto la prueba de que Ketsalkoatl era un extranjero llegado a
México por accidente. Sin embargo, la barba era un atributo de los príncipes toltecas.
9
Tonalamatl, libro del tiempo, era el calendario profético y astrológico de Mesoamérica, basado en ciclos
de 260 días.
10
Nombre nawatl de Dios; significa Divina uni-dual-trinidad, de las raíces On, un par, E, tres, y Teotl,
divino.
1 Cerca del pueblo de Michatla’ko11, en una casa llamada Pochotitla12, habitaba
un matrimonio anciano que no tenía hijos. Por tal razón, suplicaban todos los
días a Ometeotl, a fin de que les concediese educar a un niño. El viejo se
llamaba Sipaktonal, dragón luminoso, y la anciana Oshomoko, fecundadora, y
ambos eran sacerdotes.13
2 En su momento, Ometeotl les concedió una hija, a quien pusieron por nombre
Chimalma14.
15
3 Después de su alumbramiento, la anciana soñó con los hijos de Tlalok ,
quienes le advirtieron que su hija no se casaría y, no obstante, daría a luz un
niño. Para evitar tal desgracia, la educaron con mucho recogimiento.
4 La niña creció y llegó a ser una joven de hermosa apariencia. Pero, en lugar
de dedicarse a las labores femeninas, comenzó a prepararse para la guerra.
Muchos vecinos vinieron a solicitarla en matrimonio, mas ella, para dolor de sus
padres, no consintió en casarse; sólo se ejercitaba en el manejo de las armas.
De ese modo pasó el tiempo y Chimalma cumplió diecisiete años.

3
EL VENADO

1 Por entonces hubo un gran ruido en el cielo y cayó un venado de dos


cabezas16, y un hombre llamado Mishkoatl17, el cual era cazador en el valle de
Anawak, lo persiguió con ánimo de flecharlo. Una noche y un día lo persiguió,
hasta alcanzarlo.
2 Luego lo envió a los hombres de su pueblo, ordenándoles que, en adelante,
los tuvieran por señal de Ometeotl. Ellos lo hicieron así. Adoraron al venado
durante cuatro años, alimentándolo con conejos y mariposas. Pero luego murió
y, tomando su piel, la alzaron por bandera.18
3 Al cabo de ese tiempo hubo guerra. Enarboló Mishkoatl la piel del venado y se
levantó al frente de alguno comarcanos para combatir, y venció. Fue luego a un
lugar llamado Komalkan, dispuesto a hacer prisioneros. Cuando lo supieron sus
habitantes, salieron a su encuentro, le presentaron tributos y lo agasajaron. De
ese modo se aplacó su ardor.
4 Luego se dirigió a la ciudad de Tekoma, donde de igual manera lo recibieron
diciéndole: “¿Qué haces, Señor? ¡Sé bienvenido!” A lo cual él ordenó: “¡Id,
11
Barranca del pez, probable nombre antiguo del actual pueblo de Amatlán de Quetzalcoatl.
12
Lugar de ceibas, ubicado en el valle de Xomolco, allende a Amatlán.
13
Estos personajes aparecen en la leyenda como los creadores del calendario.
14
Mano que escuda, nombre divino de la madre de Ketsalkoatl. Según Ixtlixochitl, su nombre humano fue
Ketsalshochitsin, florecilla preciosa.
15
De la tierra, deidad del agua y la fecundidad, cuyos “hijos”, los Tlaloke, eran espíritus auxiliares
equivalentes a los ángeles de la Biblia.
16
El venado bicéfalo es símbolo del Sol; sus cuernos representan el devenir de la Naturaleza. Este episodio
es una parábola sobre el establecimiento de la era tolteca.
17
Serpiente de nubes (la forma humana del dios Teskatlipoka) fue el caudillo que unificó el reino tolteca en
el siglo X. Su nombre humano era Ilwitilmantli, manto celeste.
18
El venado era en Mesoamérica el animal mesiánico por excelencia; de ahí que fuese adptado como
estandarte.
traedme una mazorca! En este lugar yo he de desmenuzarla.” Consumada la
ceremonia, los de Tekoma se apresuraron a aclamarlo como rey.
5 En otras ciudades entró y sometió, llevando como estandarte la piel del
venado. Así quedó unificado, bajo su mando, el reino de los toltecas.

4
EN LA BARRANCA

1 Mishkoatl estableció su campamento en el cerro de Chapultepec, en unas


cabañas de ramas que hizo construir. Desde allí dio aviso a los ancianos del
pueblo de Michatla’ko a fin de que se le sometieran.
2 Pero los ancianos se dijeron: “¡Ved! Él triunfa gracias a su estandarte, pues es
poderosa la piel del venado. ¡Despojémoslo!” Para ejecutar su propósito,
acordaron enviar a su encuentro a un guerrero capaz de someterlo.
3 Cierta noche, Mishkoatl se puso en camino para espiar en las inmediaciones
del pueblo y se ocultó en la barranca llamada Witsnawak, en las espinas. Al
amanecer, llegó la joven Chimalma a la barranca para bañarse. Iba ataviada
como guerrera, con arco, rodela y flechas, mas, al llegar al agua, dejó caer sus
armas y su camisa y quedó desnuda.
4 En ese momento despertó Mishkoatl. Viéndola, tomó sus armas y quiso
flecharla. Cuatro veces le disparó, pero la joven era habilidosa y esquivó sus
flechas. A la primera, ladeó la cabeza y la flecha no la tocó; la segunda pasó
junto a su costado y ella desvió el talle; la tercera que le disparó la tomó con la
mano, y la cuarta pasó por entre sus piernas. 19
5 Al ver esto, retrocedió Mishkoatl para buscar más flechas. Pero Chimalma
huyó inmediatamente y fue a esconderse en una cueva dentro de la barranca.
6 Regresó el guerrero, la buscó y no la halló, por lo cual se sintió agraviado.
Entonces entró en las casas de Michatla’ko y tomó prisioneros a sus moradores.
7 Se dijeron los ancianos del lugar: “¡Entreguemos a la mujer Chimalma!”
Enviaron luego un mensajero a la caverna donde ella se ocultaba, el cual le dijo:
“El guerrero Mishkoatl quiere verte, y por tu causa mantiene como rehenes a
tus hermanos menores y maltrata a tus hermanas. Te rogamos que vuelvas.”
Entonces ella regresó.
8 Tomándola el rey, la envió a un templo cercano con órdenes de que no
recibiera visitantes ni se le permitiera salir de allí, hasta que él viniese a tomarla
por mujer. Y regresando a Michatla’ko, reunió a sus ancianos y les hizo jurar
fidelidad al reino tolteca, imponiéndoles un tributo.
9 En cuanto a la piel del venado, viendo que era motivo de rencillas, la hizo
quemar. Mientras ardía, estalló varias veces y lanzó esquirlas de piedra de
diversos colores. Con el primer estallido brotaron piedras de color azul celeste;
al segundo, un pedernal blanco; la tercera vez, esquirlas amarillas y rojas; por
último, salió del fuego una piedra negra, como obsidiana. Y tomando Mishkoatl

19
Este es un mito astronómico. Mishkoatl representa al Sol y Chimalma a la Luna. Las cuatro flechas son
los movimientos de estos astros por los rumbos cardinales. También simboliza la fecundación de la virgen
por el espíritu solar.
el pedernal blanco, lo adoró en memoria de la diosa de aquel lugar, llamada
Itspapalotl.20

5
EL PEZ AGORERO

1 Chimalma solía ir cada mañana una gruta muy hermosa, cercana al templo
donde estaba recluida, en cuyo interior había una fuente de aguas puras. Allí
hacía sus penitencias y se bañaba.
2 En cierta ocasión, al terminar su baño, observó que en el fondo del agua
brillaba una cuenta de jade21. Quiso tomarla, pero se le adelantó un pez22, el
cual, asomando su cabeza por entre las aguas, le entregó el objeto.
3 En ese momento, Chimalma oyó una voz que cantaba: “¡Oh, jadecito labrado
donde el gran Dios, donde la gran Señora, por los dueños del tiempo cíclico!
Has llegado a este mundo desde muy lejos, pobrecillo, fatigado. ¡Nuestro Señor
ha arrojado al polvo una piedra preciosa!”
4 Maravillada ante esta revelación, la joven tomó la piedra y la guardó, para
llevarla, debajo de su lengua. Pero, en tanto regresaba a sus labores, la tragó
sin darse cuenta, de lo cual quedó preñada.

6
EL ORÁCULO

1 Transcurrido algún tiempo, comenzaron a notarse los síntomas de su


embarazo. Dieron aviso a Mishkoatl, el cual se indignó mucho y dijo: “Si fue
infamada, merece la muerte.” Por lo tanto, decidió consultar a sus adivinos para
saber la verdad del asunto.
2 Echaron la suerte los oficiales y el oráculo les dijo cómo había sido
embarazada Chimalma, y añadió: “Decid a Mishkoatl: es preciso que cuides de
la mujer y de su hijo, pues ha llagado a la tierra la esencia del cielo, se ha
manifestado el espíritu de gracia. Él quebrará y barrenará las espaldas de los
montes.”
3 A escuchar esta respuesta, Mishkoatl agradeció a los dioses y dio órdenes para
que la joven fuera enviada a la casa de sus padres y se le atendiera allí hasta
que diese a luz al niño. A continuación, anunció públicamente sus esponsales y
reconoció a la criatura como a su propio hijo.

20
Mariposa de obsidiana, deidad de la encarnación y aspecto divino de Chimalma. Este es un mito
mesiánico. Las piedras de colores representan a los cuatro rayos creativos de Ketsalkoatl, de los cuales Se
Akatl es el cuarto rayo, de color blanco.
21
El jade era para los mesoamericanos símbolo de lo valioso, la vida y el espíritu.
22
El pez representa a Mishkoatl, también llamado Mimich Shiu’nel, pescador de la preciosa verdad. La
anunciación del avatar por un pez aparece en otras tradiciones de la tierra.
4Pero esta noticia disgustó a sus hermanos, los príncipes Solton y Kuilton23,
quienes ambicionaban el trono de Tula. De modo que ellos se confabularon para
matar al rey y apoderarse de su hijo en cuanto naciese.

7
EL NACIMIENTO

1 Para cumplir con su propósito, los usurpadores contrataron a ciertos guerreros


extranjeros a fin de que tendieran una emboscada al rey. Cierto día, mientras
caminaba Mishkoatl por la orilla del mar, lo atacaron y mataron, y ocultaron su
cadáver entre las arenas. Treinta y nueve años tenía cuando murió, no llegó a
cumplir los cuarenta.24
2 Solton y Kuilton tomaron el poder de Tula y se comprometieron a ejercerlo
hasta la mayoría de edad del heredero. Pero, al mismo tiempo, contrataron
secretamente a ciertas mujeres que ejercían el oficio de parteras, para que
asistiesen a Chimalma en su parto y mataran al niño.
3 Llegaron las parteras a la casa de Pochotitla e informaron a Chimalma: “He
aquí, han asesinado a tu esposo allá, en la costa, y nosotras hemos venido para
asistirte en tu dolor.” Al escuchar la noticia, se movió el niño dentro de ella y le
llegaron dolores de parto.
4 Corrieron las parteras, prestamente le fue dispuesto un lecho. Pero Chimalma
pidió que, a fin de dar a luz, la trasladaran a la caverna del pez agorero.
Entonces la vistieron como reina, con sus adornos de turquesa, la sentaron en
un asiento de concha de tortuga y en su mano colocaron la señal de la realeza.
Así parió Chimalma: con todas sus insignias.
5 Mucho sufrió la embarazada, cuatro días luchó el niño en sus entrañas. Al fin,
levantando la voz, gritó: “¡Levántate, sé enviado tú, niño nuevo, joya preciosa!
¡Acaba ya!” Entonces parió a su hijo sobre un escudo y murió enseguida.

8
NIÑO DEL VIENTO

1 A fin de cumplir con lo acordado, las parteras tomaron al niño y lo arrojaron


sobre un maguey para que sus púas lo atravesaran. A la mañana siguiente
regresaron para recobrar el cadáver, pero, he aquí, el niño estaba sano. En
lugar de herirlo, el maguey había destilado su miel y lo había alimentado
durante toda la noche.25

23
Devorador y usurpador. Probablemente, no son personajes históricos, sino la representación de las
fuerzas reactivas que querían impedir el suceso avatárico.
24
Este dato aparece recogido en el mapa del Códice Chimalpopoca, y explica por qué el nombre calendárico
de Mishkoatl era Se Tekpatl, uno pedernal, ya que 39 es la cantidad de años que media entre esta fecha y
la del natalicio de su hijo Se Akatl, uno caña.
25
El maguey representa a Mayawel, destiladora, la diosa de la embriaguez y la iniciación sacerdotal, madre
mística de los avatares de Ketsalkoatl.
2 Entonces lo tiraron en un hormiguero, creyendo que así sería devorado.
Regresaron por segunda vez, pero el niño seguía vivo; las hormigas lo habían
acomodado sobre un lecho de flores y lo habían alimentado con masa de maíz.26
3 De nuevo lo arrojaron, esta vez en un manantial de agua. Y cuando la
corriente lo arrastró lejos, se dijeron las parteras: “¡Ahora sí que murió ese
demonio!” Entonces regresaron a Tula para informar a los príncipes de lo
ocurrido.
4 Pero el niño no murió; su cuerpo flotó sobre el agua y la corriente lo depositó
dulcemente sobre la arena27. Pasaba por ahí un leñador oriundo del pueblo de
Yauhtepec, el cual subía hasta Michatla’ko para vender su mercancía. Viendo al
infante, lo recogió y lo trajo al pueblo, donde lo mostró a los ancianos.
5 Cuando Sipaktonal fue informado por las parteras que su hija y su nieto
habían muerto, le sobrecogió una gran pena. Pero, al ver al niño que llevaba el
leñador, comprendió que se trataba del hijo de Chimalma. Entonces se arrojó al
suelo y adoró a la diosa del lugar. A causa de su prodigiosa supervivencia, le
puso al niño el nombre de E’ekapiltontli, hijo del espíritu; y habiendo nacido en
un día Se Akatl, uno caña, ese fue su nombre calendárico.
6 Así refieren los viejos su nacimiento y así ocurrió. Pero en verdad no nació,
sólo vino a regresar, sólo vino a manifestarse allí. De donde regresó, a dónde
fue, nadie sabe a punto fijo, sólo Ipalnemowani, aquel por quien vivimos.

9
INFANCIA

1 El niño fue criado bajo la tutela de sus abuelos. Creció rápidamente y era muy
precoz y diestro en el manejo del arco. Por medio de flechas que él mismo se
preparaba, cazaba conejos para comer. Cuando cumplió siete años de edad, sus
abuelos le dieron como herencia las armas de su madre.
2 Con frecuencia, Se Akatl salía de su casa y se internaba en el monte,
regresando al oscurecer. Sus abuelos le reprendían, pero él no respondía. En
cierta ocasión les dijo: “Padres míos, no os angustiéis. Voy de cacería por las
cañadas y los cerros. Siempre llevo mi arco y mi flecha, la cual hizo para mí mi
propia madre, y tiene ajustada una punta de piedra. No os inquietéis.”
3 Le preguntaron qué hacía en la barranca. Él respondió: “Voy a tumbar al
divino de las astas, pues lo están esperando nuestras vidas. Voy a buscarlo,
donde quiera que esté, sea en la quebrada, en la ladera o en el cerro. Voy a
traeros esa carne, padres, yo os daré de comer.”28
4 Pero sus abuelos no quisieron escucharlo y comenzaron de nuevo a
reprenderle. Entonces Se Akatl tomó su arco, tiró una flecha hacia atrás y cayó
un venado. Viendo esto, se asustaron los ancianos y se dijeron: “En verdad,
26
La hormiga es un nagual o alter ego de Ketsalkoatl, por su capacidad de abrir galerías bajo tierra, su
laboriosidad y su vínculo con las semillas.
27
El manantial es otro emblema avatárico, ya que Ketsalkoatl es considerado hijo de Tlalok y
Chalchiu’tlikue, dioses del agua
28
Esta es una promesa avatárica, ya que el venado era un emblema mesoamericano del mediador divino,
equivalente del cordero de la tradición cristiana.
nada sabemos de este niño. En verdad, es hijo del aire, nunca hemos visto otro
como él.”

10
LOS HUESOS DE SU PADRE

1 Tenía Se Akatl algún uso de razón, pues ya iba a cumplir los nueve años.
Preguntó a sus abuelos: “¿Quién es mi padre, dónde puedo verle?”
2 Le respondieron: “Mira, hijo, él fue atacado por extranjeros y yace allá, en las
arenas, donde le sepultaron. Otros han tomado su lugar y su reino.”
3 Dijo: “¡Quisiera ver cómo era el rostro de mi padre!” Entonces fue a la costa,
buscó y cavó hasta encontrar los huesos. Luego de sacarlos, los llevó al cerro de
Mishkoatl y los enterró allí.29
4 Sus abuelos estaban inquietos, pues comprendían que este proceder podría
acarrearle una desgracia. Pero él les aseguró, diciendo: “No temáis, soy yo, el
Señor de las Transformaciones. Yo sé lo que tengo que hacer.”

11
INVITACION A TULA

1 Fueron avisados los príncipes usurpadores de que aún vivía el heredero de


Mishkoatl. Se inquietaron y determinaron atraerlo a la ciudad con engaños, a fin
de matarlo. Para este propósito, enviaron a un oficial al pueblo de Michatlahco
con este mensaje:
2 “¡Hijo mío, bienvenido! ¿Por qué no fuimos informados de tu existencia, a fin
de alegrarnos contigo y devolverte la herencia que conservamos para ti en
depósito y préstamo? No es bien hacer. Queremos verte pronto.
3 “También hemos escuchado que encontraste los restos de tu padre, nuestro
hermano y señor, y que les diste honrosa sepultura. ¿Es cierto eso? ¡Bien
habríamos querido ayudarte! He aquí, hemos dispuesto que se levante un
templo en su memoria y que le sean ofrecidos sacrificios. Por lo tanto, os
invitamos a ti y a tu abuelo, ese venerable anciano, para que participéis en las
exequias que hemos preparado.” 30
4 Mucho se entristecieron los ancianos al escuchar la invitación, pues
comprendían que detrás de estas palabras estaba el designio de sacrificarles.
Pero Se Akatl los animó diciéndoles: “Padres míos, no os entristezcáis. ¡Iré yo
sólo a ver a esos señores!”
5 Respondió el abuelo: “No, hijo mío. Tú eres muy joven y yo sólo soy un
anciano. Conviene que sea yo quien muera; quédate tú y vela por tu madre.”
29
El cerro de Mishkoatl custodia la entrada de Amatlán de Quetzalcoatl. Este episodio prefigura la
inmersión de Ketsalkoatl en el Inframundo para buscar los huesos (es decir, la sabiduría) de los
antepasados
30
Esta ceremonia correspondió al encendido del Fuego Nuevo del año Uno Pedernal, equivalente al 960
después de Cristo, aniversario 52 del natalicio de Mishkoatl. Se Akatl tenía por entonces 13 años.
6 Pero el muchacho insistió: “No, padre, yo iré. La necesidad me obliga. Soy
huérfano, soy acechado; ¿no he de luchar por mi vida? No os espantéis,
abuelos, ni tengáis temor por lo que haga.”
7 Entonces Se Akatl dijo al mensajero: “¿Qué es eso de llevar a mi abuelo a la
ceremonia? Si alguien debe ir soy yo, el heredero.” Aquel respondió. “Es cierto,
haz como quieras.”
8 Pero, antes de marchar, convino el muchacho con los ancianos: “Mañana muy
temprano, antes de que salga el Sol, mirad si se levanta una nube en el cielo,
será una señal entre nosotros. Si es negra, quiere decir que ya he muerto; pero
si es blanca, significa que he ganado. Creedlo así.” Con estas palabras se
despidió de ellos.

12
EL SACRIFICIO

1 Partió el muchacho con el mensajero. Después de dos días de camino,


llegaron a la gran ciudad. Sus tíos salieron a recibirle y le saludaron, diciendo:
“¡Sé bienvenido, hijo, cuánto has crecido! ¿Dónde está tu abuelo, el sacerdote,
para que también nos honremos al saludarle?”
2 Les respondió: “Mi abuelo ya está viejo y sus pies no le sostienen. Pero, heme
aquí, su heredero. Yo cumpliré con todas sus obligaciones, ¡oh tíos míos!”
3 Le dicen: “Tus razones son ciertas, eres tú quien debe conducir la ceremonia.
Pero, ¿qué has traído, con qué dedicarás el templo? Si tan sólo sacrificas algún
conejo, o culebras, mariposas y flores, se enojarán los dioses, y acaso quieran
traer calamidades sobre tu pueblo. Es necesario que ofrezcas, por lo menos, un
ocelote, un águila y un lobo. Y estos tienes que buscarlos por ti mismo, como
conviene a la ceremonia.” Así le dijeron. Su intención era que las fieras lo
matasen.
4 Pero Se Akatl respondió: “Es cierto, tíos míos. En cuanto a la ofrenda, haré tal
como habéis ordenado.”
5 Seguidamente fue al monte e invocó a los espíritus de las fieras y les dijo:
“¡Venid presto, hermanos míos! Se me ha ordenado que con vuestra sangre
dedique el templo de mi padre. Mas no temáis, será solo engaño y estratagema
cuando os ate por el pescuezo.” Al escucharlo, los animales se ofrecieron
dócilmente a su lazo y vinieron con él hasta Tula.31
6 Viendo esto, sus tíos quedaron asombrados y se enfurecieron. Concertando un
nuevo plan, se dijeron: “Encenderemos primero el fuego y a continuación le
pediremos que suba con las ofrendas. Cuando llegue a lo alto para sacrificar, le
mataremos. ¡Desde lo alto es muy fácil rodar por las escaleras!”
7 Pero el joven, que sospechaba esta celada, invocó a los espíritus de los topos
y los tejones y les dijo: “¡Venid, hermanos míos! Honrad este templo desde su
base hasta su cima, escarbad la tierra y agujeread la estructura, de modo que
31
Los animales tienen el siguiente simbolismo: el águila es el ego; el ocelote, la dimensión nocturna o
subconsciente; el lobo o coyote, la sexualidad. Los tres son naguales de Se Akatl y prefiguran su dominio
sobre la condición animal.
haya un camino secreto para mi ascenso.” Ellos acudieron a su llamado e
hicieron tal como él les pidió.32
8 Hacia el amanecer, se acercó el joven a la boca del túnel e invocó a los
espíritus de las sabandijas, ordenándoles: “¡Apartaos vosotras, arañas blancas,
negras, amarillas, no me seáis estorbo! ¡Fuera de aquí, mariposas nocturnas,
lagartijas! Que nada me encubra a mis tíos, aquellos que viven en opulencia y
habitan en altas moradas.”33
9 Entonces subió por el túnel, se mostró arriba y gritó: “¡Soy yo, el hijo sin
padre, Ketsalkoatl! He venido a buscar a mis tíos, los nobles celestes. ¿No son
aquellos que están allá abajo, agazapados, como gotas que se escurren por el
suelo? ¡Apenas os veo!
10 “¡Venid, señores, os espero! He traído conmigo el vestido de mi madre y su
espada. La clavaré en vuestras gargantas, en vuestros vientres, en vuestros
costados, para que sepáis que mi madre es aquella, la de falda de jades.”34
11 Al verlo en la cima del templo, exclamaron sus tíos: “¿Qué es esto? ¡Hemos
de ser nosotros quienes encendamos el fuego!” Se enojaron mucho y corrieron
al templo, pero la escalera era empinada y alta, y antes de llegar arriba, el
fuego ya estaba encendido.
12 Entonces invocó Se Akatl al espíritu de las llamas y le dijo: “¡Ven tú,
hermana mía, la muerte! Aquí habrás de vivir y renacer. ¡Ven en mi ayuda,
padre mío de las cañas ardientes, el de rojos cabellos, tú, que eres madre y
padre de los dioses! Siéntate en mi estera de flores, come y bebe.”
13 El primero que llegó a la cima del templo fue Solton. Se abalanzó sobre el
joven, pero este, tomando un vaso de piedra hondo y liso, de los destinados a la
ofrenda, golpeó con él su cabeza y lo arrojó al suelo. Luego llegó Kuilton, pero
los animales destinados al sacrificio, que eran fieros, se abalanzaron sobre él y
lo despedazaron. A continuación tomó Se Akatl ambos cuerpos y los lanzó al
fuego, donde se consumieron.

13
LA NUBE BLANCA

1 Al escuchar los gritos de los príncipes, los guardias del templo acudieron en su
auxilio. Viendo sus cuerpos desgarrados y quemados, se indignaron mucho y
quisieron detener al joven. Lo buscaron por todas partes, pero no lo
encontraron, pues él se escabulló, junto con los animales destinados al
sacrificio, por el agujero que había hecho excavar bajo la escalera, y salió
ocultamente de Tula.
2 El reinado de los príncipes usurpadores había sido cruel, era mucho y pesado
el tributo impuesto sobre la gente humilde, y con alegría se divulgó la noticia de

32
Este relato alude al ascenso de la energía. La pirámide es el cuerpo; su escalera, la columna vertebral; el
conducto secreto bajo ella, cierto canal sutil; los animales que lo perforan, las fuerzas dormidas en la base
de la columna.
33
Las sabandijas representan los temores.
34
Chalchiu’tlikue, falda de jades, es la función femenina y vitalizadora de Ketsalkoatl, equivalente al
Espíritu Santo de los cristianos.
su muerte. Los pobladores salieron al camino para recibir a Se Akatl, lo llevaron
en andas y le aclamaron como hijo de Mishkoatl y como heredero del reino.
3 Cuando llegó al pueblo de Tepoztlan, lo pusieron en una litera y lo pasearon
por las calles, al tiempo que gritaban: “¡Viva el gran hombre de la espada, el
vencedor de los devoradores!”35
4 Al día siguiente, muy de mañana, se asomaron sus abuelos para mirar el cielo.
Viendo que una nube negra subía sobre la tierra, se entristecieron mucho y
comenzaron a llorar. “¡Ya se perdió nuestro hijo – decían -, ya murió!” Pero,
después de un momento, la nube se volvió blanca como la nieve y los ancianos
se alegraron. “¡Ahora ya ganamos, nuestro hijo ganó!”

14
LOS ENIGMAS DE LA SERPIENTE

1 Iba a cumplir el joven catorce años de edad cuando fue enviado por sus
abuelos a Xochicalco, la gran ciudad, para ser entrenado por los sacerdotes de
Ketsalkoatl36.
2 Criaban estos una enorme serpiente que tenía siete prominentes cabezas y
recibía el nombre de Señor Ciempiés37. Este monstruo se atravesaba en el
camino de aquellos a quienes veía, para devorarles y hacerles mal si no
respondían a lo que les preguntaba.
3 Apareció la serpiente ante Se Akatl y le dijo: “Joven, vengo a contarte cómo
aquí, en esta región del mundo, en la tierra de los antepasados, de los gigantes
y los corcovados, mucho tiempo antes de que hubiera llegado a ellas ninguno
de los que ahora viven, ya me paseaba yo.”
38
4 Entonces le hizo la serpiente siete preguntas en lenguaje de misterio . Esta
fue la primera: “¡Tráeme comida, hijo mío! Tráeme al Sol, extiéndelo sobre mi
plato y clava la lanza de los cielos en medio de su corazón. Y junto a ella, haz
que se siente el gran ocelote para que beba la sangre que destila.”39
5 Le respondió Se Akatl: “¿Qué otro sol sino el huevo dorado, raíz del Universo?
¿Y qué lanza sino la sagrada invocación? He aquí al gato precioso: habla
contigo.”
6 Agradó su respuesta al Señor Serpiente, quien le propuso su segundo enigma
y le ordenó: “¡Ve, niño, tráeme el cerebro del cielo para que yo lo vea! Si eres
hombre verdadero, satisfáceme ese deseo. Y ve con cuidado.”40
35
De aquí, el nombre que dan a Se Akatl en Tepoztlan: Tepostekatl, el hombre de la espada, título de una
dinastía de reyes que duró hasta la época de la Conquista.
36
Xochicalco era una ciudad interétnica, ubicada en el actual estado de Morelos, donde se forjaron los
cimientos de la cultura neo-tolteca.
37
La serpiente de siete cabezas representa al cónclave sacerdotal, así como el flujo ascendente de la
energía. El ciempiés, en cambio, era emblema de su degradación.
38
Estas preguntas forman parte de la tradición universal y se refieren a las siete etapas del desarrollo de la
conciencia. En los libros mayas de Chilam Balam, son respondidas con una clave alimenticia que las hace
aun más misteriosas.
39
El Sol es la energía vital; el plato, el cuerpo; la lanza, la columna vertebral. El felino representa al
meditante.
40
El cielo es la conciencia, y su cerebro o esencia, el estado de meditación.
7 He aquí lo que le pedía: una carga de incienso oloroso y una carga de
perfumes. Sacó Se Akatl la ofrenda que traía consigo y quemó incienso ante la
serpiente, con lo cual ella quedó satisfecha.
8 De nuevo le propuso: “Hijo, construye para mí un templo precioso cuya
fachada esté en línea recta y sea de una sola pieza con el techo. Y haz que
entre en él una cierva blanca vestida con fina capa blanca, conducida por el
guardián de la blanca sonaja - ¡que yo la escuche! –, y teñida con la sangre de
la serpiente que sale de la flor de la sonaja que está en su centro. Porque
ensangrentada brota de aquellos que no tienen madre ni padre.”41
9 Respondió Se Akatl: “¿Qué templo tan precioso como el cuerpo humano, y
que techo tan bien puesto como la cabeza del hombre? He aquí la cierva
enjoyada: su visión, y la sonaja que viene con ella: su respiración. ¿Y quiénes
son aquellos que no tienen padre ni madre, sino los agujeros del aliento?”
10 Al escuchar esta respuesta, se admiró el Señor Serpiente y le propuso su
cuarto enigma, diciéndole: “¡Hijo, vuelve a tu casa y regresa enseguida! Si al
regresar ves fuego en el medio del día, pídele a tu hermano que te siga de
rodillas como un perro negro, y que traiga entre sus patas el alma de nuestra
Gran Madre.”42
11 Le respondió Se Akatl: “Mi casa es mi cuerpo y viene conmigo. El fuego de
medio día me ilumina, y me acompañan mi sombra y mi pureza, en cuyas
manos traigo el favor de mi madre.”
12 Aceptó el Señor Serpiente esta respuesta y le propuso su quinto enigma,
ordenándole: “Hijo, ve al interior del cielo y busca el corazón del divino Señor,
Aquel que reposa en un amplio estrado de trece capas y va cubierto por detrás
y por delante de una túnica blanca.”43
13 Respondió: “Ya lo he traído padre, aquí está. La piedra preciosa del corazón
del cielo te mira conmigo, desde su asiento de muchos hijos y una sola túnica.”
14 De nuevo le dice: “Hijo, búscame una rama de ceiba que tenga tres
cuerdas enrolladas y que se mueva como un bejuco vivo, quiero comerla. ¿Qué
opinas, hijo, será difícil de comer el palo de la ceiba?”44
15 Le respondió: “Es difícil, oh padre, pero sabroso, y le da muy buen sabor a
la comida. Precisamente, cargo a mi espalda una rama de ceiba ondulante cual
un bejuco vivo, con tres cuerdas torcidas en ella. La he preparado para ti,
tómala.”
16 Viendo que el joven respondía a todas sus preguntas, le propuso la
serpiente su último enigma, diciéndole: “Ve ahora y tráeme esas cosas
redondas que cubren el fondo del pozo. Quiero dos blancas y dos amarillas.
¿Sabes de qué te hablo, hijo mío? Porque, si no sabes, no te será posible
pasar.”
41
Este simbolismo describe la postura del meditante. El guardián de la sonaja es la mente y la cierva
blanca que conduce, el silencio mental. Aquellos que no tienen padres, son los ascetas.
42
El fuego del mediodía es la iluminación interior y la Tona o alma humana, de origen solar, mientras que
el perro negro es el Nagual o doble que desarrollan los chamanes a partir de su inmersión en la conciencia
de la tierra.
43
El corazón del cielo es el ojo interior, y el estrado de trece capas, un órgano espiritual ubicado en la
cabeza, al que la tradición cristiana llama “lengua de fuego”.
44
La ceiba es el árbol sagrado, eje del Cosmos mesoamericano, y su rama, la columna vertebral, en torno
a la cual se enrollan tres conductos de vitalidad.
17 Se Akatl le respondió: “Lo sé, padre. He aquí el pozo de que hablas, en mi
pecho está. Y en su fondo veo las raíces blancas y amarillas que has pedido. Si
quieres comerlas, debes ir por ellas.” Es lenguaje misterioso.
18 Cuando oyó estas respuestas, se entristeció el Señor Serpiente, pues
estaba dicho que quien entendiera, ese alcanzaría el poder y llegaría a la
presencia del rey, y sería llamado “grande, verdadero hombre”, y sería el nuevo
Señor Serpiente. Grande fue también el sufrimiento de sus servidores, cuando
fueron escarnecidos a causa de sus pecados - pues cobraban niños como
tributo.
19 Por sus excesos fue superado de devorador. Así terminó su poder, cuando
el corazón del cielo envió contra él a quien pudo devorarlo, al ocelote celeste, el
temible Tlalok Ketsalkoatl. De ese modo recayó sobre él la maldición de los
enigmas. Y lo vieron y se alegraron todos los habitantes de la ciudad, quienes
habían ofrendado sus hijos para él – pues los súbditos cargan siempre con las
culpas de los señores.

15
EN LA CASA DE ORACIÓN

1 Después que Se Akatl entró en el templo de Xochicalco, hizo siete años de


penitencia, andando sólo por los montes y sacándose sangre. Cuando cumplió la
mayoría de edad, lo llevaron a la guerra contra los del Culhuacan y Cholula.
Siete años combatió, y le pusieron el nombre de Oselotl, por ser el ocelote el
animal más bravo.
2 Luego marchó a la ciudad de Tulansinko para ser entrenado como señor del
pueblo. Cuatro años permaneció allí, en una casa de escaleras verdes,
entregado a sus austeridades.
3 Todo lo aprendió allí: cómo buscar la divinidad en su interior, cómo invocar al
que está dentro del cielo, el que hace aparecer las cosas, el que sostiene la
tierra, el que es actividad en todo el Universo. Aprendió a entrar en el
Omeyokan45, donde las nueve escalas46, con Aquel que es la sustancia del cielo
y Señor del cerca y el junto47. Esto saben los viejos: invocaba al Morador, le
hacía súplicas, viviendo en meditación y retiro.
4 Al cuarto año fueron a buscarlo los toltecas y lo invistieron como sacerdote de
Ketsalkoatl, le otorgaron el bastón de caña y colgaron en su cuello la joya del
viento48. También lo ungieron como señor, para que fuese rey sobre ellos allá,
en Tula. Tenía a la sazón treinta y un años de edad.

45
Sitio de la uni-dual-trinidad, el paraíso tolteca.
46
La cosmogonía mesoamericana dividía el cielo en nueve planos de conciencia, donde moraban las
diversas personalidades de Ometeotl.
47
Tloke Nawake, dueño de la inmediatez, un título de Ketsalkoatl.
48
Este distintivo de los sumos sacerdotes toltecas tenía forma de corte de caracol y constituía el emblema
de la Toltequidad.
16
EL REINO

1 El gobierno de Se Akatl fue justo y prudente. Bajo su mano, Tula gozó de gran
abundancia y sus moradores fueron felices, sin conocer tristeza o hambre. Los
instruyó Se Akatl, e hizo traer a hombre esclarecidos que engrandecieran el
reino; oficiales sutiles y primorosos en todo cuanto ponían las manos, que todo
lo hacían bueno, gracioso, útil; conocedores de los oficios mecánicos, pintores,
lapidarios, carpinteros, albañiles, encaladores, oficiales de pluma, cerámica,
mosaicos y tejidos.
2 También trajo a personas hábiles en la astrología natural, para que ordenasen
las cuentas del año49; sabios capaces de interpretar los sueños; conocedores de
las estrellas de los cielos, para que les pusiesen nombre y calculasen sus
influencias y calidades; hombres buenos, allegados a la virtud; buenos cantores,
danzarines, tañedores del tambor y la sonaja, compositores de cantos; hombres
devotos y grandes oradores. A todos atrajo junto a sí.
3 Por entonces no se vendía por precio el alimento básico. Eran gruesas y largas
las mazorcas, como la mano del mortero; abultadas las calabazas, que apenas
podía ceñirlas un hombre; y por los bledos, semejantes a palmas, se podía
trepar. Nada faltaba en sus casas; con las mazorcas mal crecidas calentaban los
baños de vapor.
4 Cultivaban también algodón de mil colores: rojo, amarillo, morado, azul
oscuro, moreno, matizado, que todos estos tenían por naturaleza. Criaban aves
de rico plumaje y colores brillantes, aves preciosas de todo linaje, de las que
cantan bellamente, de las que trinan en la montaña. Se daba el cacao más fino
y sabroso, por todas partes se alzaban los cacaos. Y se daban las flores.
5 Desarrolló se Akatl el arte de los mosaicos y las pinturas. Con plumas finas
entregaba sus ofrendas y con plata decoraba las paredes. Refinó la cerámica,
comiendo y bebiendo en recipientes barnizados de azul, verde y blanco. Y veló
por el arte de componer libros y por los oficios mecánicos, en los cuales preparó
muchos y buenos oficiales. Además, tenía piedras preciosas como conchas, y el
oro era visto como de poco precio.50
6 Ordenó edificar altares en todas las poblaciones y pintar imágenes en amplias
paredes, ante las cuales pudieran hincarse de rodillas los toltecas y besar la
tierra con la boca o la mano, en recuerdo de Aquel por Quien vivimos. Y dispuso
que las imágenes y los altares fueran destruidos cada cincuenta y dos años, y
que, una vez destruidos, se renovaran con mayor esplendor.51
7 Ordenó labrar el mayor tesoro que se haya visto en la tierra: un juego
llamado Tlachtli, del tamaño de media sala, en el cual innumerables piezas de
oro y finas piedras cumplían funciones ingeniosas. Estaba compuesto por cuatro
géneros de piedra: turquesas, granates, jades y jacintos, como muestra de los

49
La reestructuración del año por la época de Se Akatl probablemente tuvo como objetivo una rectificación
de carácter similar a la Reforma Gregoriana.
50
Estas condiciones paradisíacas reflejan las creencias toltecas sobre el destino de las almas virtuosas,
pero también nos hablan del nivel de civilización que alcanzó este pueblo hacia la época de su apogeo.
51
Esta ordenanza tenía como objeto prevenir la idolatría.
cuatro tipos de hombres que gobernaba en su reino. Y había una piedra
singular, labrada en un carbunclo, que era imagen suya como rey de todos y
primero en mandar. Con ayuda de este juego impartía justicia en la tierra.
8 También envió embajadores a tierras lejanas y adquirió dominios extensos, a
los cuales llevó las muestras de todo lo bueno que había alcanzado en su reino,
las artes, las dignidades, la escritura. Por todo lo cual, fue reconocido como juez
supremo y señor único de todos los reinos.

17
LA CASA REAL

1 Dijo Se Akatl a sus ayudantes: “Proporcionadme una multitud de gente, pues


necesito construir mi casa.” Al punto se le unieron los toltecas. Y les ordenó que
acarrearan mucha piedra y la dispusieran en torno al espacio elegido para ello,
y que trajeran también mucha cal, conchas, piedras finas, pinturas y oro, todo
lo necesario para hacer una buena casa.
2 Cuando todo estuvo reunido, pidió a los toltecas que marcharan a sus casas y
se encerraran todos, asegurando puertas y ventanas, como si fuese a ocurrir
una tormenta; que ninguno saliera a la calle por ningún motivo. Y ellos lo
hicieron así.
3 A la puesta del sol comenzó un aire muy fuerte, que fue incrementándose
hasta transformarse en tempestad. Y la tempestad rodó por la ciudad,
esparciendo los materiales para la construcción y produciendo horribles ruidos
que asustaron a los toltecas.
4 Hacia la mañana se calmó la viento. Entonces se escuchó el sonido de una
caracola que convocaba a los vecinos. Salieron todos a mirar y, he aquí, la
piedra colocada en su lugar en forma de un hermoso palacio de cuatro cámaras
orientadas hacia los cuatro rumbos.52
5 Decoró Se Akatl el interior de las cámaras con colores escogidos. En la
primera dispuso ornamentos labrados en jade hasta cubrir sus pisos y paredes;
la segunda la tapizó en todo su interior con plumas finas de color de fuego; la
tercera cámara estaba cubierta con láminas de oro labradas con dibujos
primorosos; y la cuarta, la decoró con nácar rosa y corales.53
6 Edificó también diversos templos de sombra y penitencia donde vivía,
apartado de todos, en continua meditación y ayuno. Y puso guardias en las
puertas, que a nadie dejaban pasar. Hizo además un gran templo con columnas
en forma de serpientes emplumadas, pero lo dejó inconcluso, pues era mucha
su grandeza.54

52
Esta anécdota, recordada por los vecinos de Tepoztlán, no es literal, sino una hipérbole que refleja el
estupor que causó a los toltecas el despliegue tecnológico de los ingenieros de Se Akatl.
53
La casa real es una imagen del Universo con sus cuatro rumbos.
54
El templo, que probablemente corresponde a la Pirámide de los Atlantes, en Tula, es una imagen del
cuerpo humano, “velado” por designio divino, según la tradición. Las columnas de serpientes representan
las polaridades del aliento.
18
LAS INSIGNIAS

1 Con toda su riqueza, no olvidaba Se Akatl a Aquel por Quien vivimos, llevando
una vida casta y austera. Cada día, al filo de la media noche, descendía al baño
que se había preparado en Shippakoyan y tomaba sus abluciones. Allí ofrecía
reparaciones por los toltecas, por si alguno había pecado en público o en
secreto, punzándose las orejas con espinas de jade y ofreciendo su sangre en
plumas de quetzal. Todas sus ofrendas iban rociadas con inciensos y
sahumerios.
2 Hablaba cotidianamente con Aquel que mora sobre los nueve cielos, cuyo
nombre es Viento y Tinieblas55, y le decía: “¡Ven, deidad de los cuatro rumbos,
ser infinito, tú, el de las nueve regiones, espíritu que ilumina, esencia y fuerza
Nuestro Señor Ketsalkoatl!” De este modo esperaba su divinidad.56
3 También hablaba con su pueblo, escuchando sus súplicas e impartiendo
justicia. Cualquiera de los moradores de la tierra podía llegar hasta él, y eran
sus juicios justos y sabios.
4 Y al juzgar, colocaba sobre sus hábitos de penitente las insignias de su
condición. Sobre su cabeza ponía una mitra cónica de piel de ocelote, y en sus
mejillas, una barba de plumas verdes y azules. Su rostro y miembros decoraba
con rayas negras y amarillas, y sobre sus hombros colgaban orejeras de oro
torcidas en espiral. Un pectoral de caracoles le ceñía, y sobre este, el collar de
la joya del viento. Sus cabellos adornaba con plumas de guacamaya y quetzal.
5 Usaba un vestido de bordes rojos que cubría sus caderas y sus muslos. Bajo
sus rodillas, campanillas atadas con lazos de piel de ocelote. Blancas eran sus
sandalias, y su escudo rojo y negro, adornado con la cruz de los cuatro rumbos.
Y su bastón era una caña curva de un codo. Así era visto por todos y así
hablaba. Pero luego, en su casa de recogimiento, tornaba a su hábito negro y
soltaba sus caballos.

SEGUNDA PARTE

“He bebido vino de hongos y mi corazón se atormenta.”


Cantares de los Señores de Nueva España.
1
TESKATLIPOKA

1He aquí, se descuidó el corazón de Se Akatl y, en medio de su opulencia, el


pueblo de Tula se tornó negligente. Pues ciertos seres sombríos que envidiaban
55
Difrasismo nawatl que significa “impalpable e invisible”.
56
Significa que de este modo procuraba alcanzar la condición divina.
el reino incitaron sus corazones a cometer el mal, a ser adúlteros y a ofender al
cielo con impías ceremonias57. A causa de su descuido, los toltecas comenzaron
a padecer calamidades, pues Aquel por Quien Vivimos también los olvidó a
ellos.
2 Viendo esto, los enemigos de Tula se concertaron y vinieron con un gran
ejército. Aún los pueblos salvajes que permanecían arrinconados en las
fronteras, penetraron en la tierra y se establecieron por diversos lugares,
cometiendo iniquidades e introduciendo un culto nuevo que nadie había visto.58
59
3 El iniciador de toda esta decadencia fue Teskatlipoka , un hechicero muy
sabio y valiente que dominaba vastas regiones de la tierra, el cual era asistido
en sus perversidades por su ayudante Yaotl, enemigo. Muchas veces quiso
persuadir a Se Akatl para que permitiera los sacrificios humanos, pero aquel
nunca consintió en ello, pues amaba a su pueblo. Esta actitud enojó a los
perversos, de modo que resolvieron hacerle abandonar la ciudad.
4 Para conseguir su propósito, Teskatlipoka tentó a los toltecas con palabras
razonables y los adormeció con su aliento, persuadiéndolos a hechos feos y
abominables. Por todas partes fue, exhortando y amenazando a la gente para
que abandonasen las buenas costumbres. Y adoptó diversas personalidades,
transformando su cuerpo en figura de animales y seres monstruosos, y
haciéndose pasar por mujer ramera. También rasuró sus cabellos, lo cual nunca
había sido visto hasta entonces.
5 Cuentan los viejos que este dios descendió del cielo por una cuerda tejida con
hilos de araña60, y que vino al mundo con el propósito de destruir al pueblo de
Ketsalkoatl, a fin de erigirse él mismo como rey y deidad.

2
EL HAZ DE LEÑA

1 El comienzo de estas señales fue así: se hallaba un leñador tolteca ejerciendo


su oficio en la montaña. Había recogido un gran atado de leña y estaba a punto
de retornar a su casa, cuando apareció ante él un viejo muy arrugado que le
dijo: “¡Tolteca! ¿Conoces por ventura a Se Akatl, el Penitente?” Aquel
respondió: “Si, señor mío.”
2 De nuevo le dice el viejo: “¡Tolteca! Es preciso que vayas corriendo hasta su
palacio y le digas: ‘Ha llegado un anciano sacerdote, el cual quiere que vayas tú
solo a encontrarlo en la cima del monte Shikoko. Allí, él te dará un recado de la
mayor importancia’.”
57
Los cultos cruentos en honor a Teskatlipoka aparecen en la historia de Mesoamérica hacia el final de los
grandes ciclos de civilización.
58
La caída de Tula fue precipitada por la penetración de tribus guerreras desde el territorio
norteamericano, entre las que se hallaban los antepasados de los mexicas.
59
Humo del espejo. Esta deidad representa la relatividad de los fenómenos, la conciencia, el sueño y la
renovación de la Naturaleza. Equivale al Satán de la doctrina cristiana. Sin embargo, la teología tolteca no
lo veía como un ser independiente, sino como la función dialéctica de Ometeotl, y por lo tanto, como una
especie de doble de Ketsalkoatl.
60
La araña era la tejedora del destino, y también el nagual o doble de Teskatlipoka. Su hilo simboliza la
sutileza de la percepción.
3 El tolteca respondió: “Eso no puede ser, oh abuelo, pues es ayunante y se
oculta, y su palacio está custodiado por muchos guardias.”
4 Pero el viejo le animó diciendo: “No temas. Cuando te pregunte quién te ha
enviado, le dirás que vengo del otro lado del mundo, y que le traigo un
mensaje de su padre. Oyendo esto, te dejará pasar.”
5 De nuevo se negó el tolteca. “Eso no puede ser, a menos que me des una
señal de tu identidad.”
6 Le preguntó el viejo: “¿Qué es eso?” Respondió el leñador: “Leños secos que
tu servidor ha ido recogiendo por aquí y por allá.” Entonces Teskatlipoka
extendió su mano sobre la leña, la cual se cubrió de brotes verdes y flores.
Luego dijo al tolteca: “Lleva estas flores al Penitente y él te escuchará.”61
7 El leñador se fue, asustado, y contó a Se Akatl cómo había aparecido un mago
en la cima del monte, el cual quería hablarle, a él solo, sobre un asunto de gran
importancia. Al escuchar este mensaje, el rey respondió: “Está bien, iré. Pero
no puedo ir solo, no ocurra que sea acechado o hechizado; por fuerza han de
acompañarme mis ministros.”
8 Subieron, pues, al monte y vieron al anciano. Se adelantó el rey a saludarle y
le dijo: “Venerable abuelo: ¿eres tú quien me busca? ¿Acaso tienes para mí un
mensaje de mi padre?”
9 Pero aquel respondió: “No te burles de mí, oh Señor. Yo sólo soy un pobre
viejo caminante, pues no tengo casa, y voy por el mundo buscando algún
mendrugo. No sé de qué me hablas.”
10 Al escuchar esta respuesta, Se Akatl quedó desconcertado y regresó a la
ciudad, preguntándose qué tipo de aviso sería aquel. Este fue el principio de las
señales predichas.

3
LAS RAMERAS

1 Cierta noche descendió el rey a su baño en el acueducto, y en el precinto


encontró dos mujeres que le estaban esperando. Les preguntó: “¿Quiénes
sois?” A lo que ellas respondieron: “Somos tus siervas, oriundas del país
de Sapotlán. Por causa de ciertos agravios, hemos venido a reclamar tu
juicio y consejo.”
1 Les responde: “Muy bien, señoras. Pero no ha de ser aquí, sino en mis
aposentos. Antes, es preciso que solicitéis audiencia.” Y como ellas le
insistieron, dio órdenes a sus guardias para que las dejasen entrar62.
2 Al día siguiente, las mujeres se adornaron como rameras y se llegaron a las
puertas del palacio, donde fueron admitidas. En realidad, ellas eran Teskatlipoka
y su ayudante, quienes de tal modo se habían transformado a fin de

61
Este mito, que sinteticé a partir de tres versiones conservadas en la zona de Tepoztlán, tiene un
interesante parecido con el de la aparición de la Virgen de Guadalupe, del que acaso sea precedente.
62
El episodio del encuentro del avatar con una mujer junto a una fuente forma parte de la mitología
universal.
escarnecerle, dando licencia con su mal ejemplo a los habitantes de Tula para
que se dejasen corromper.
3 Viendo que el rey comenzaba a recibir mujeres, ciertas señoras principales de
la corte también comenzaron a asistir a los templos y santuarios, mas no en
romerías ni para ofrendar, sino para revolverse con los sacerdotes en exceso de
pecados, mancillando los votos y cometiendo delitos graves y abominables.
4 Entre ellas estuvo una dama de la casa real, princesa muy noble y cercana a
Se Akatl, quien, yendo de visita al gran templo de la ciudad de Cholula con
motivo de su aniversario, participó en tales actos con graves consecuencias.
Pues entre los sacerdotes había uno llamado Wistli, espina, el cual, siendo
requerido por ella, le concedió su amistad. Ella parió de allí a su tiempo un niño
que recibió el nombre de Kolotl, escorpión, y fue ocultado en el templo desde su
nacimiento.
5 Ante estos hechos, Se Akatl no sabía qué hacer. Permaneció encerrado en su
palacio, entregado a sus austeridades. Sólo salía para asistir a su baño nocturno
o para llegarse al campo del juego de pelota, donde oraba.

4
LOS HIJOS DE TLALOK

1 Cierto día fue el rey a su adoratorio en el juego de pelota y Teskatlipoka envió


contra él a los hijos de Tlalok, quienes lo desafiaron. De modo que jugó contra
los hijos de Tlalok sin saberlo.
2 Le preguntaron: “Si ganamos, oh príncipe, ¿qué nos darás por el juego?” Él
respondió: “Si podéis derrotarme, os daré mis piedras preciosas y mis
guirnaldas de quetzal.”
3 Ellos le aseguraron: “Eso mismo te daremos nosotros si nos ganas: nuestras
piedras preciosas y nuestras plumas verdes.”
4 Jugó Se Akatl y ganó. Al exigir su pago, los hijos de Tlalok le trajeron lo que
habían acordado; pero en lugar de turquesas le dieron granos de maíz, y en
lugar de guirnaldas de plumas le dieron las hojas verdes y tiernas de la
mazorca, y le dijeron: “Aquí tienes tu ganancia, oh príncipe; estas son nuestras
joyas.”
5 Pero él no quiso aceptarlas. “¿Acaso es esto lo que he ganado? ¿No fueron
piedras preciosas y plumas finas? ¡Yo no acepto esto, mentirosos!”
6 Entonces los hijos de Tlalok tomaron sus hojas y sus granos de maíz y le
dijeron: “Está bien, ya que así lo deseas, esconderemos nuestras preciosas
joyas, nuestras guirnaldas.” Y lo arrojaron todo a una corriente de agua que allí
había. Luego se volvieron a Se Akatl y le advirtieron:
7 “Ahora pasaréis trabajo a los toltecas. El rigor del hambre será vuestro pan
durante cuatro años, años de lucha violenta, de fuego en el mundo. Iréis del
pozo a la caverna y vendréis por las calles solicitando un mendrugo, vuestras
voces recorrerán la noche pidiendo un sorbo de agua. ¿Dónde beber agua?
¿Dónde comer siquiera sobras de maíz? Sobrecogidos estarán vuestros
corazones en su banquete de piedras y leños. Esto te prometemos, oh príncipe:
espanto tomaréis como alimento en toda la extensión del reino.”
8 Tras hablar sí, los hijos de Tlalok se arrojaron al agua y desaparecieron. Se
Akatl quedó apesadumbrado y confuso.

5
EL HAMBRE

1 Seguidamente comenzó la sequía, cuatro años estuvo sin agua la tierra. Cayó
primero un hielo hasta las rodillas que perdió los frutos y semillas. Luego ardió
el Sol y todos los árboles, nopales y magueyes se secaron. A causa del calor,
las piedras saltaban en pedazos. Pasaron muchos trabajos los toltecas como
castigo, pues sus pecados se acumulaban delante del Cielo.
2 Cierto día, un mensajero se llegó ante la presencia de Se Akatl y le dijo:
“Príncipe, hermano nuestro: la ira de Ometeotl ha caído sobre nosotros, sus
rayos nos consumen. Piedras, dardos, flechas: eso ha enviado sobre los
miserables de este mundo Aquel por Quien vivimos.
3 “Vengo a informarte de la necesidad que tiene los humildes de tu pueblo, pues
pasan la noche sin nada que comer, y nada tienen cuando se levantan al alba.
¡Contempla! Tus hermanos menores padecen gran pobreza, y con trabajo
apenas si consiguen lo necesario para sostenerse un día, recorriendo las
montañas y los páramos.
4 “Andan espantados, cara y cuerpo cual imagen de muerte. Se sientan, muy
tristes, contra las paredes, mordiéndose las uñas y mirando las bocas de los
que pasan, esperado una palabra buena. Sus hijos andan desnudos, con los
rostros amarillos y color de tierra, y en las noches tiemblan de frío. Ahora están
llorando y se pueden contar, ¡oh dolor!, todos sus huesos.”
5 Así habló el mensajero. Al escucharlo, Se Akatl cayó sobre su rostro,
abrumado de pena, pues comprendía que era su culpa y su descuido lo que de
tal modo había ofendido a Ometeotl.

6
PETICION A TLALOK

1 Al día siguiente, aún oscuro, se encaminó el rey al templo de Tlalok; en su


rostro había huellas de vigilia y tormento. Al llegar, ordenó al sacerdote
guardián: “Haz que preparen el santuario y pide conmigo, pues el pueblo tiene
urgente necesidad de Dios.” Entonces fue dispuesto el santuario e incensada la
imagen, y cayendo de bruces ante ella, Se Akatl oró:
2 “¡Oh tú, Señor nuestro, bondadoso y magnánimo, deidad de la vegetación y la
frescura, dueño del paraíso de las aguas! ¡Tú, el oloroso, el florido, Espíritu del
incienso! Contempla nuestro dolor de hombres humildes que se pierden de
hambre, nuestras orejas de muerto, nuestras bocas secas como esparto. Mira
cómo los animales de cuatro patas desfallecen y lamen la tierra, mira las aves
y conmuévete, que es angustia grande verlas, con sus alas caídas y sus bocas
abiertas de sed.
3 “¿Qué es esto, Deidad del alimento? ¿Ejerces tus curvos colmillos sobre el
pueblo débil, tan flaco como una caña verde? ¿Qué ha determinado tu corazón?
¿Está dicho que perezca el tolteca, que el sitio donde habita se vuelva monte y
pedregal desolado? ¿Caerán los templos? ¿Se agotarán en nosotros los dardos
de tu ira? ¿Es posible que este azote no sea para nuestra corrección, sino para
la total destrucción de tu pueblo?
4 “Ya que tu castigo así ha prevalecido sobre nosotros, sea como de madre y
padre que educa a sus hijos. Bien sabes que el pueblo es como niño, que no
carga agravio por las reprensiones. Recoge ya la muerte, mensajero, que tiene
hambre y sed de cuantos aquí vivimos.
5 “Si mi pecado ha sido tal que no merece redención, concédeme esto, al
menos: que los inocentes, los que no saben andar y van por ahí jugando con
pedrezuelas, sean provistos de pan. Ten misericordia de los pobres, de los que
nunca supieron lo que es un día bueno. Perdona a tus guerreros, que en su
momento van a dar la vida por tu nombre.
6 “Si mis ofensas han subido al cielo y bajando al inframundo, y el hedor de mis
faltas se ha dilatado hasta los fines de la tierra, sea yo destruido, pero ten a
bien consolar a los que viven sobre la faz del mundo. Disipa ya tu humo, apaga
tu fuego, venga la clara serenidad, canten las aves y salgan a tomar el Sol,
dales tiempo calmo para que te conozcan, y llévame a mí por todos mis
pecados.”
7 Tras hablar de ese modo, Se Akatl tomó una copa con agua y la derramó
como ofrenda hacia los cuatro rumbos, y clamó: “¡A vosotros, hijos de Tlalok,
espíritus de las aguas que soportáis las esquinas del mundo y vivís en las grutas
y entre los altos montes! ¡A vosotros que tenéis el poder sobre las fuentes y las
tempestades, desde mi corazón os llamo! ¡Venid a regar la tierra! Mirad que los
ojos de quienes aquí habitamos están prendidos de vosotros. ¡Os lo ruego,
venid!”

7
LA EXIGENCIA DE SANGRE

1 Cierto día aparecieron los hijos de Tlalok en una fuente que brota junto a
Chapultepec. Estaba allí un varón tolteca, sentado a la vera del agua, el cual,
viendo salir desde el fondo de la fuente un recipiente lleno de maíz tierno
molido, se inclinó sobre el maíz, lo tomó y comió.
63
2 Dentro del agua apareció un sacerdote verde que le dijo: “¡Tolteca!
¿Conoces lo que es esto?” Contestó aquél: “Sí, señor mío, pero hace mucho
tiempo que acá lo perdimos.”

63
El sacerdote verde representa al espíritu de la fertilidad.
3 Habló de nuevo el hijo de Tlalok y le dijo: “Bien, siéntate y come, en tanto yo
voy y hablo con mi padre.” Diciendo esto, se introdujo en el agua y desapareció
de su vista. Pero no tardó mucho en volver, portando esta vez una brazada de
excelente maíz tierno, y dijo al tolteca:
4 “¡Tolteca! Toma esto y llévalo a Se Akatl, el señor de Tula. Y al entregárselo,
así has de decirle: ‘¡Príncipe! El Cielo ha tenido a bien suspender la condena que
por tu culpa pesaba sobre tu pueblo. Pero esto pide a cambio: la carne de la
hija del rey de los aztecas. En tanto el Cielo la come, llegará el sustento y
vosotros también comeréis’.”64
5 El tolteca fue inmediatamente al palacio de Se Akatl y le transmitió la orden
de Tlalok. Quedó espantado aquel al escucharlo, y amargamente dijo: “¡Así ha
de ser! Sólo la muerte puede darnos la vida. Mas, por esa causa, ¿no nos
acabaremos a nosotros mismos?” Muy confuso estaba, presintiendo que la
exigencia de sangre era la señal del fin de su pueblo. Y volviéndose al
mensajero, le pidió que no contase a nadie lo sucedido.

8
EL SACRIFICIO DE LA DONCELLA

1 Pero la noticia no quedó oculta por mucho tiempo, pues Teskatlipoka conocía
el pedido de los hijos de Tlalok y fue a pregonarlo por todas partes, seduciendo
al pueblo con promesas de pan. Los toltecas estaban sedientos y dispuestos a
todo por aplacar al cielo.
2 Cierto día despachó el hechicero a dos de sus ayudantes hasta el monte de
Culhuacan, donde estaban asentados por entonces los aztecas en sus casas de
ramas65, y les ordenó que pidiesen a la hija de su rey, la doncella llamada
Ketsalli, pluma fina, la cual era apenas una niña.
3 Al llegar, dijeron los mensajeros: “Toshkuekuesh, jefe de los nómadas: hemos
venido por orden de Se Akatl, rey de Tula, pues aparecieron los hijos de Tlalok
y piden una doncella a cambio del alimento. Es preciso que nos des a tu hija.”
4 Muy tristes se pusieron los aztecas con la noticia, pero como eran un pueblo
débil y esparcido, no pudieron oponerse a las órdenes reales. De modo que
ayunaron durante cuatro días, llevando luto por la muerte de la doncella, y
transcurrido ese tiempo la enviaron con los mensajeros. Vino acompañándola su
padre.
5 Al llegar a Tula, ordenó Teskatlipoka a sus ayudantes: “¡Tomadla de
inmediato y sacrificadla allá!” Ellos lo hicieron así. De ese modo fue ofrecida la
doncella por los pecados del pueblo. Este fue el comienzo de la matanza de
seres humanos como ofrenda.

64
Estas palabras dejaron instituida la costumbre de los sacrificios humanos, entendida como un matrimonio
simbólico entre los devotos y la divinidad.
65
Estos aztecas - una de las pequeñas tribus nómadas que venían de Norteamérica, huyendo de la sequía -
eran los antecesores de quienes posteriormente conquistaron el valle de Anawak. Aun no recibían el
nombre de mexicas.
9
LA ELECCION DE LOS AZTECAS

1 El jefe de los nómadas estaba muy triste y amargado su corazón. Pero los
hijos de Tlalok se le aparecieron esa noche y le dijeron: “¡Toshkuekuesh! ¿Por
qué estás apesadumbrado? Ven con nosotros al sitio donde ha sido inmolada tu
hija, y trae contigo una copa.”
2 Al llegar al templo, los hijos de Tlalok buscaron entre las ofrendas, tomaron el
corazón de la doncella y lo pusieron en la copa, junto con granos de maíz y de
incienso, y entregaron la copa a Toshkuekuesh, diciéndole: “He aquí lo que
comeréis en adelante vosotros, los aztecas: maíz y sangra humana. Pues ya
acabó el tiempo de los toltecas, y se acerca nueva ley y nuevo gobierno.”
3 Entonces el jefe de los nómadas volvió con su gente y, tras relatarles todo lo
ocurrido, trasladó su campamento hacia los límites de Tula, sabiendo que ya se
acercaba su momento.

10
LA VENDEDORA DE BANDERAS

1 Al día siguiente, una nube cubrió la tierra; después llovió. Día y noche sorbió
agua la tierra, pues estaba seca y sedienta. Brotaron luego diferentes frutos y
reverdecieron las plantas. Sembraron los toltecas, y al llegar a los veinte y a
los cuarenta días, se abultó la mazorca. Muy pronto se dio el maíz ese año.
2 Los toltecas se pusieron muy contentos; agradecidos del cruel Teskatlipoka,
comenzaron a ir tras sus cómplices y a participar en sus ceremonias. Pues aquel
les instruyó diciendo: “Sólo de este modo mantendréis calmados a los dioses: si
son abiertos los hombres y despojados de su piel.”
3 Se dice que en un lugar llamado El Despeñadero fue donde por primera vez
perpetraron sus prácticas. Estaba allí una mujer de la nación otomí que
preparaba en el río hojas de maguey. Tomándola Teskatlipoka, la sacrificó y
desolló, y revistió con su piel a Shiu’masatl, venado precioso, uno de sus
seguidores, quien de ese modo fue el primer sacerdote de Shipe Totek.66
4 Por todas partes se regó el culto, pues los pobladores habían sufrido en
exceso y estaban persuadidos de que, mediante ofrendas de sangre, habrían de
conjurar el hambre. Era tal su entusiasmo, que muchos se ofrecían
voluntariamente para ser inmolados.
5 El primero en ofrecerse fue un pobre guerrero que andaba penando por la
ciudad. Él gastó el resto de sus bienes en un banquete de aves y panes para sus
amigos, y luego se llegó hasta la fuente de Chapultepec, donde estaba una
viejecilla que vendía banderas de papel, le compró una bandera y fue con ella a
ofrecerse en sacrificio. Entonces le cortaron su cabeza y la clavaron en una
66
Nuestro señor desollado es una advocación de Ketsalkoatl como deidad del renacimiento interior.
Algunos de sus devotos interpretaron literalmente la ordenanza de revestirse de nueva piel, generando un
culto cruel, contrario a la Toltequidad.
estaca. La viejecilla era el propio Teskatlipoka, quien de tal modo seducía a los
hombres con promesas de perennidad.
6 Aleccionó también a ciertas mujeres, quienes se dieron a sí mismas el nombre
de Madres de las Inmundicias67. Estas aparecieron primero en la tierra de los
cuextecas, donde capturaron a varios hombres y los trajeron en peregrinación a
la ciudad de Tula. Y sus cautivos les servían por maridos.
7 Cuando estaban llegando a la ciudad, hablaron con ellos y les dijeron: “Ya
llegamos a Tula. Con certeza entraremos en la tierra y haremos una fiesta.
Hasta ahora nunca ha habido flechamientos humanos como ofrenda, pero
nosotras iniciaremos la costumbre, nosotras os flecharemos.” Al escuchar esto,
los cautivos rompieron a llorar.
8 Llegadas a la ciudad, las mujeres celebraron una fiesta en honor a la Madre de
la Inmundicias. Y tomando a dos de sus cautivos, les tiñeron los cuerpos de
azul, les adornaron con ricas joyas y los ataron a un madero. Luego danzaron
en torno a ellos y cantaron una canción que decía:
9 “¡Fléchalo, fléchalo, fléchalo otra vez! Y eso sin dejar de danzar, porque así es
propio de los buenos guerreros, de los escogidos para servir al hermoso Señor.
Como el Sol asoma sobre el bosque, al Oriente, así asoma el guerrero flechador.
De sí lo da todo el guerrero.”
10 En tanto cantaban, flecharon repetidamente a sus cautivos, hasta que estos
murieron desangrados. Era la primera vez que se veía este culto en la tierra.
11 Tales fueron las señales pronosticadas por el astrólogo Hueman como aviso
del fin de los toltecas. Fue advertido el rey de todo lo ocurrido, pero él no supo
cómo proceder, únicamente se dedicó con redoblado vigor a sus austeridades.

11
EL ROBO DEL ESPEJO

1 Otra señal ocurrió. En un templo de Tula se guardaba una gran estatua de


piedra en cuyo pecho había un espejo de obsidiana que los toltecas apreciaban
mucho, pues por su medio era posible hablar con Ometeotl68. Este oráculo
estaba custodiado por guardianes.
2 Cierto día entró en el templo Teskatlipoka, y haciendo uso de su arte mágica,
sopló sobre los guardianes y los durmió con un profundo sueño. Luego se llegó
a la sala del oráculo, golpeó la estatua, la derribó por tierra y la hizo pedazos.
Finalmente, tomó el espejo de obsidiana, lo echó en su morral y lo llevó consigo
a ciertas habitaciones subterráneas donde moraba.
3 Al despertar, los guardias buscaron el espejo por todos lados. Estaban muy
ocupados, cuando entró una anciana en el templo y les dijo:
4 “Hijos míos, lo que buscáis yo sé donde está. He aquí, lo tienen mi Señor
Teskatlipoka, el cual me ha enviado para que os muestre el sitio. ¿No lo veis?
67
Estas mujeres eran devotas de Tlasolteotl, divina inmundicia, la Madre Tierra, y la reverenciaban con
cultos sexuales.
68
El espejo era el jeroglífico de Teskatlipoka, la forma personal del Ser Supremo y el símbolo de la
identidad de los toltecas. Al ser despojados, se cortó simbólicamente su vínculo con la Divinidad.
Pues se encuentra guardado en lo profundo, debajo de esta sala.” Con burlonas
palabras se mofó la vieja, y antes de que pudiesen capturarla, ya había
desaparecido.

12
EL NIÑO BLANCO

1 Otro prodigio realizó. Había al poniente de la ciudad un cerro en cuya cima


apareció un niño blanco, muy rubio y hermoso, de gran tamaño, el cual
permanecía sentado sobre una peña. Se asombraron al verlo los comarcanos y
se dijeron: “¡Hermanos! ¿Qué es esto?” Le espiaron, hasta que lograron
capturarle. Entonces lo llevaron a Tula para mostrarlo al rey.
2 Pero, al ponerlo en medio de la ciudad, el niño comenzó a cambiar, su belleza
se transformó. Abrió su boca, la cual era extraña y sin dientes, y de ella
comenzó a salir una sustancia de olor penetrante, como suciedad. Viendo lo
cual, Se Akatl ordenó: “¡Llevad esa aparición, por cualquier medio, hasta el
lugar de donde fue tomada!”
3 Pero, al tratar de moverlo, aquel ser comenzó a rebelarse con la fuerza de un
dios, arrojando al suelo a sus captores, y creció más aún. Entonces lo mataron,
lo abrieron y lo observaron por dentro. No tenía corazón, nada de entrañas ni de
sangre. Y al punto comenzó a pudrirse su cabeza, de modo que un gran hedor
salió de ella y se expandió por la ciudad, contaminando a los toltecas.
4 Al ver esto, lo ataron con una red e intentaron arrastrarle, mas no pudieron.
Aunque estaba muerto, el ser rompió las cuerdas con que lo sujetaban, se
levantó de la tierra y comenzó a caminar por la ciudad, hollando y arrastrando a
todos cuantos encontraba a su paso.
5 Por en medio del aire se oyó entonces una voz que gritaba: “¡Es preciso
enterrar este muerto! ¡ Sea arrastrado, pues su fetidez causa la muerte!”
6 Fueron los toltecas con cuerdas nuevas e hicieron intentos por capturarle,
pero no lo consiguieron, pues el peso y el tamaño del niño iban en aumento.
Muy fácil había sido traerlo a la ciudad, pero sacarlo de ella era ahora
imposible.69
7 De nuevo dio voces el pregonero, diciendo: “¡Venid todos, hermanos,
tomemos este ser! ¡Traed con vosotros vuestras redes para echar lejos la
muerte!”
8 Se congregaron todos los ciudadanos, jóvenes y ancianos, y a gritos se
animaron a capturarle, lo ataron con ocho cuerdas gruesas y tiraron con
fuerza70. Pero las cuerdas se rompieron, y aquellos que tiraban de ellas rodaron
por el suelo, atropellándose entre sí. En la confusión, algunos perecieron.

69
El niño blanco representa las pasiones desatadas y la histeria religiosa que contagió a los toltecas hacia
el final de su historia. En el Popol Vuh, este simbolismo es descrito como un árbol que crece sin cesar,
donde los hombres se transforman en monos.
70
Chikuei Malinalli, ocho cuerdas, es el nombre calendárico de las plantas alucinantes. Este detalle
constituye la clave de todo el relato.
9 Por tercera vez se escuchó una voz en el aire que aconsejó a los toltecas de
este modo: “¡Hermanos! Para que la muerte sea arrancada de nosotros, es
preciso cantarle su canción.” Y Teskatlipoka, que andaba en medio de la
multitud y era quien daba las voces, dirigió el canto que decía: “¡Átalo,
muévelo, échalo al mar! ¡Sea arrojado lejos el comedor de inmundicia!”
10 A fuerza de cantos lograron al fin moverle. Entonces lo arrastraron hacia la
laguna que está junto al Cerro de las Peñas, con el propósito de echarlo en ella.
Y eran muchos los curiosos que se habían congregado para asistir al paso del
gran niño.
11 Pero, una vez llegado al agua, aquel ser se animó nuevamente, dio un salto
sobre el suelo y se despegó de la tierra 71. A lo alto ascendió, llevando enredados
entre las cuerdas a muchos que, por arrastrarlo, se habían aproximado.
12 Y un gran número de quienes olieron la fetidez que emanaba del ser,
cayeron luego enfermos y murieron. Por todas partes se regó la epidemia, pues
el olor había abrumado a todos con su hediondez. Por donde el viento lo llevó,
pasó la muerte, y quedó grandemente desolada la tierra.

13
EL NIGROMANTE

1 No contento con el mal causado, urdió el hechicero otro plan para engañar a
los de Tula. Aprovechando que era día de mercado, se detuvo en la mitad de la
plaza, de modo que todos le vieran, y en su mano izquierda apareció un
pequeño hombrecillo artificial que bailaba. Viendo esto los comerciantes, se
agruparon en torno al mago para admirarle. Por ver el prodigio acudían en tal
confusión, que unos a otros se pisoteaban y magullaban.
2 En cierto momento una voz cruzó por el aire, increpando a la multitud: “¿Qué
significa esto, hermanos? ¡Es magia lo que hace bailar a ese ser! ¡Mirad, es un
hechicero! ¡Matémosle, golpeémosle de inmediato!”
3 Así lo hicieron. Todos se alzaron y, con golpes de piedra, hicieron perecer al
mago. Allí donde cayó, junto con su hombrecillo, allí lo lapidaron. En su ardor,
no comprendieron los toltecas el mal que hacían.
4 Entonces se oyó de nuevo la voz que gritaba: “¿Qué hacéis, pecadores? ¿Por
qué habéis hecho mal a ese sabio anciano? ¡Enloquecidos os tienen los dardos
del demonio!”
5 En ese momento se oyó el aletear de un ave en el cielo, y pasó sobre la plaza
una garza blanca cuyo cuerpo estaba atravesado por una saeta. Volaba algo
lejos de tierra, pero era visible para los mercaderes, los cuales miraban
asombrados hacia arriba.
6 Al mismo tiempo, vieron arder a lo lejos la gran cadena de montes que se
llama Zacatepec, la cual se incendió por sí misma con grandes llamas.

71
Esto ocurrió porque se trataba de un Tlaloke, espíritu elemento del agua.
7 Se alborotaron los toltecas al ver estas cosas, y dando gritos, se decían: “¡Oh,
hermanos! ¡Ya se acaba nuestra fortuna, ya perecemos! ¡Se va el mundo de la
cultura, regresa para nosotros la barbarie! ¡Ay de nosotros, desdichados!
¿Adónde iremos para estar a salvo?”

14
INUNDACIONES Y PLAGAS

1 Pocos días después, cayó sobre Tula una enorme piedra, y llovieron
innumerables pedrezuelas sobre sus moradores, lo cual tuvieron por milagro.
2 Mientras esto ocurría, se desató una tormenta y comenzaron a caer muchos
aguaceros, con tal violencia, que destruyeron grandes edificios. Casi cien días
estuvo lloviendo sin cesar, por lo que pensaron los toltecas que había llegado la
hora de su destrucción.
3 Oraron a Tlalok, pidiéndole que, en su gran misericordia, aplacase las aguas.
Entonces escampó.
4 Pero, tras el agua, una plaga de langostas se abalanzó sobre la tierra y devoró
toda planta verde. Y tras las langostas cayeron gusanos, gorgojos y sabandijas,
que por todas partes lo devoraron todo.
5 Por causa de estas plagas, todos los graneros del reino quedaron destruidos.
En cuanto al resto de los alimentos, los que no habían sido devorados por las
sabandijas, se volvieron acedos y fermentaron, que nadie los podía comer. Y
cundió el pánico por causa del hambre. Gran engaño y burla hizo Teskatlipoka,
y costó muchas vidas a la nación.

15
LAS MIGRACIONES

1 En medio de estas calamidades, se escuchó la voz de un sacerdote que iba por


las provincias del reino con su báculo y a todos exhortaba de este modo:
“¡Hermanos! Estas son las señales de los dioses, quienes están airados contra
nosotros porque no les hemos dado suficiente alimento. ¡Condenado está el
reino, corrompida la tierra! ¿Adónde ir en este día aciago?
2 “Desamparemos las milpas, sellemos nuestras casas y salvemos la vida.
Porque si permanecemos atados a la ciudad, sólo males, calamidades y ruinas
podrá traernos el tiempo. No es posible escapar de la ira del Cielo ni conjurar
las palabras de la profecía.”
3 Con tales palabra atraía a los toltecas, convenciéndoles para que le siguieran y
ofreciéndose como guía para ponerlos a salvo en tierras de descanso. Viendo los
afligidos moradores cómo su calamidad crecía, muchos tomaban por bueno su
consejo y, abandonando sus bienes, iban tras el sacerdote – quien no era otro
que Teskatlipoka -, unos hacia el norte, otros por el rumbo del poniente.
16
LA DANZA DEL JARDÍN

1 Viendo que sus propósitos no se consumaban, dispuso el hechicero una


maldad final. Tenía el rey unos jardines en las inmediaciones de Tula que se
llamaban Shochikalko, casa de las flores, los cuales estaban a cargo de un
oficial llamado Tekiwa, trabajador. Este hombre fue emboscado por
Teskatlipoka, quien le mató y ocultó su cadáver entre las cañas.
2 Luego, adoptando la apariencia de Tekiwa, envió un heraldo a los toltecas con
el siguiente anuncio: “¡Ciudadanos, poneos en movimiento! Os esperan en la
región de los jardines Tekiwa y sus jardineros, a fin de trabajar en los
mantenimientos. Una vez terminada la obra, habrá panes y vino, y danzaremos
al ritmo del tambor.”
3 Se juntaron prontamente muchos toltecas y acudieron a la propiedad del rey
con sus instrumentos de labranza. Con ellos iban sus esposas y sus hijos, todos
acudieron. Cuando hubo terminado el trabajo, los jardineros repartieron vino y
tocaron sus tambores, y todo el pueblo comenzó a danzar.72
4 El ardor de la danza fue creciendo bajo las instrucciones del hechicero. Era su
canto un canto nuevo, cuyas palabras se alargaban en una lengua que nadie
comprendía. Subía el canto haciendo olas, el canto del sueño, deslizándose
como un embrujo sobre la muchedumbre, y todos lo seguían.
5 Comenzó la danza hacia la puesta del Sol, y a la media noche resonaron las
trompetas. Entonces el movimiento de los hombres se hizo más frenético.
Bailaban los toltecas, hechizados, sin tener en cuenta que, poco a poco, iban
siendo conducidos al despeñadero. Saltaban, embriagados, sin mirar en lo que
hacían. Cuantas veces el jardinero entonaba su canto, se arremolinaban entre sí
y se empujaban al hueco.
6 Había sobre la barranca un puente de piedra en el cual se habían congregado
muchos danzantes. En cierto momento, dando un gran grito, quebró el
hechicero los cimientos del puente, de modo que cayeron los hombres al abismo
y allí quedaron enterrados.
7 Y viendo que algunos trataban de escapar trepando por los muros, tomó
Teskatlipoka una maza con la cual rompió la cerviz de quienes llegaban arriba.
Muchos, innumerables hombres murieron por su mano.
8 Para rematar su obra, fue luego a los diques que protegían la huerta y
destrozó sus cimientos, de modo que penetró violentamente el agua en los
jardines y perecieron ahogados los toltecas junto a sus instrumentos de
labranza.

17
EL CIERVO DEFORME

72
Esta forma de trabajo voluntario se llamaba Tekio, y era un pilar económico de la sociedad.
1 Informado de estas calamidades, y viendo que era inútil toda la penitencia
que de continuo llevaba a cabo en la oscuridad de la noche, pidió Se Akatl
consejo a sus ministros. Ellos concluyeron que, para aplacar la ira del cielo, era
necesario que se reunieran todos los pobladores, hombres, mujeres, niños y
ancianos, sacerdotes, nobles y guerreros, pues todos habían pecado; y que
demostrasen con sus lágrimas que estaban arrepentidos de sus transgresiones.
2 Así se hizo. El día señalado se reunió una gran multitud. Cada uno llevaba, de
su miseria, un pedacito que arrojar al fuego. Hacia el atardecer sonaron los
tambores, se formó el ejército y los sacerdotes asperjaron los sahumerios. Se
Akatl, investido con sus atributos reales, subió a lo alto del templo de Mishkoatl
y clamó desde su corazón:
3 “¡Oh, Señor nuestro, valeroso y humano, bajo cuyas alas encontramos abrigo!
¡Tú, que eres viento y tinieblas, tú que eres la paz! Vengo con dolor a decirte
cómo estamos a oscuras aquí, en la ciudad, sin razón ni sentimiento. Ya no se
saludan los vecinos entre sí, ya nadie tiene presente a los demás. Todos
estamos como ebrios, ofuscados y sin esperanza de ayuda alguna.
4 “¡Ojalá fuese esta tribulación de guerra, la cual procede del calor del Sol! Pues
en ese caso, sintieran los valientes gran placer y danzarían. Pero no, las
muestras de tu ira han caído sobre nosotros y nos han atado las fuerzas del
mal, bajo cuyo asalto estamos prestos al pecado.
5 “¡Ometeotl! En tu mano está dar sosiego y dulzura, riqueza y prosperidad,
pues tú sólo eres el Amo de lo bueno. Te suplico que tengas misericordia para
con tus siervos, danos un poco de tu ternura, que en verdad tenemos necesidad
de ella. Te pido algunos días de descanso para el pueblo, goce unas horas,
como quien se alegra con la belleza de una flor que en breve tiempo se
marchita y muere, y luego hágase como tu corazón ordena. Estamos confiando
en tu respuesta, tú, abrigo nuestro, príncipe de las tinieblas73, quietud y paz.”
6 Aun no había terminado Se Akatl su oración, cuando entró en la plaza un
ciervo deforme, cuya cola arrastraba por el suelo. Dando bramidos, pasó junto a
la multitud, que lo miró espantada, y siguió rectamente hasta donde estaba el
rey. Allí, en presencia de todos, desapareció. Esta visión fue tenida como una
mala respuesta del Cielo.

18
CONSEJO SECRETO

1 Viendo estas señales, los ministros comenzaron a desconfiar del rey. Y


considerando que era su culpa la destrucción del pueblo, se reunieron en
secreto para maquinar su salida de Tula, diciéndose: “¡Ya basta! El gobierno
perece. Es preciso que él deje su puesto y que nosotros tomemos firmemente el
poder. ¿Cómo lo haremos, oh señores?”
2 Entre los concertados estaba Teskatlipoka, disfrazando con un hábito de
sacerdote. Este tomó la palabra y dijo: “Él es fuerte en sus austeridades. Sea,

73
Quiere decir “señor del mundo invisible”.
pues, así: hagamos vino y démosle a beber, para que pierda la seguridad que le
sostiene y deje la penitencia. Entonces podremos expulsarle.”
3 Los ministros estuvieron de acuerdo. Pero el malvado continuó: “Antes,
señores, es preciso que lleguemos hasta su retiro y le hagamos conocer su
cuerpo.”74
4 ¡Cómo repetir lo que mutuamente se consultaron, con el propósito de hacerlo
así! Ya les pesaba en su corazón el orden de Ketsalkoatl y labraban, sin saberlo,
la ruina final de los toltecas.

19
UN CONEJO EN EL ESPEJO

1 Seguidamente, fue Teskatlipoka a consumar su maldad. Tomando la


apariencia de un viejecillo muy anciano y arrugado, se encaminó al palacio de
Se Akatl, llevando envuelto, entre telas, un espejo. Estaba fabricado el espejo
en una lámina de obsidiana muy pulida, de una sola pieza y doble faz, y en
ambas caras labró el hechicero la figura natural de un conejo ensangrentado.75
2 Cuando llegó al palacio, dijo a los guardias: “Señores, yo os saludo y os pido
que aviséis al sacerdote: ‘Ha venido un anciano que desea mostrarte y darte a
conocer tu propio cuerpo’.”
3 Le respondieron: “Vete, viejo, que no lo puedes ver, porque está ayunando y
tu presencia tal vez le cause enojo y pesadumbre.”
4 Pero él dijo: “¡De cualquier manera es preciso que le vea!” Mucho insistió,
hasta que los guardias accedieron. “Aguarda aquí, que se lo diremos.”
5 Fueron, pues, a avisar a Se Akatl: “Señor, un anciano ha llegado y desea
verte. Le echamos para que se fuera, mas no quiere, diciendo que te ha de ver
por fuerza. Asegura que ha venido para mostrarte tu cuerpo.”
6 “¡Mi cuerpo! – preguntó aquel - ¿Qué significa eso? ¿Qué es mi cuerpo?
Observad primero lo que trae, entonces entrará.”
7 Fueron al viejo y le ordenaron: “Antes de entrar, muéstranos lo que traes.”
Pero él no quiso. “No vine a mostrarlo a todos, sólo debe verlo el Penitente. Id y
decidle: ‘He aquí, el anciano insiste en venir en persona para darte a conocer tu
propio rostro’.”
8 De nuevo fueron a Se Akatl llevando esta respuesta. Entonces él ordenó:
“Sea, entre acá y llegue hasta mi, que hace muchos días espero a un
mensajero.”
9 Fueron los guardias y llamaron al viejo. Llegó este a la presencia del príncipe,
se inclinó ante él y le y dijo: “Hijo mío, sacerdote, yo te saludo y vengo a
mostrarte tu cuerpo, tu propia carne.”
10 Saludó Se Akatl: “¡Sé bienvenido, abuelo! ¿De dónde vienes? Cansado
estás, rendido. ¿Eres acaso el mensajero que espero?”

74
“Darle a conocer su cuerpo” significa hacerle tomar conciencia de sus apetitos naturales, atenuados por
la penitencia.
75
El conejo representa a la Luna, patrona de los sentidos físicos y la reproducción.
11 El anciano respondió: “Hijo mío: vengo de la Montaña de los Extranjeros.
Soy tu siervo y esclavo, y he venido para mostrarte tu imagen.”
12 Preguntó el príncipe: “¿Qué es eso de mi imagen? ¡Muéstramela, que yo la
vea!”
13 Entonces Teskatlipoka desenvolvió el espejo y se lo entregó diciendo: “Este
es tu cuerpo. Míralo bien, que del espejo sale. Reconócete a ti mismo,
sacerdote, pues has de ver tu propia forma.”
14 Pero, al mirarse en el espejo, Se Akatl vio el conejo ensangrentado que en
su interior estaba76. Lleno de espanto, arrojó el espejo y gritó: “¿Acaso soy así?
¿Es posible que en esa forma me haya visto mi pueblo? ¿Podrán contemplarme
sin espantarse o sin burlarse de mí? Antes, huirían asustados, pues feo es mi
aspecto, viejo y arrugado mi rostro, hundidas las cuencas de mis ojos, hinchada
mi carne y deforme mi figura.”
15 Entonces se amargó Se Akatl en su corazón y, tras quedar en silencio largo
rato, decretó: “¡Nunca más me verán mis súbditos! Aquí, en el templo, quedaré
encerrado para siempre. La oscuridad será mi velo y los sótanos mi refugio, no
volveré a ver la luz. ¡Vete, viejo! Me has apesadumbrado.” Al escuchar estas
palabras, Teskatlipoka se despidió de él y salió.

20
EL TOCADO REAL

1 Se rumoró la noticia de que el príncipe ya no salía de su palacio ni para


cumplir con sus obligaciones, y que pasaba los días en la oscuridad de los
sótanos. Los toltecas se sintieron desamparados y comenzaron a reclamar su
presencia.
2 Se concertaron entonces los ministros con el propósito de obligarle a salir, y
Teskatlipoka, que estaba entre ellos, les dijo: “Ha llegado el momento de avisar
al oficial de pluma para que componga el maquillaje real.”
3 Notificaron, pues, a Omekoyotl, dos coyote, el oficial de pluma: “El Señor
tiene necesidades de tus oficios. Ve y ayúdalo a aparecer en público.” Él
respondió: “Sea en buena hora, señores. Voy a verle.”
4 Fue luego al templo donde Se Akatl se ocultaba y le dijo: “Príncipe mío,
sugiero que salgas a fin de que te vean tus súbditos.”
5 Pero él respondió: “No, porque no quiero que me miren y huyan espantados.”
6 Insiste el oficial: “Eso tiene remedio, yo he de componer tu imagen con
afeites y plumas. ¡Te verás radiante!” Mucho insistió, hasta que el rey accedió.
“¡Has como dices, abuelo!”
7 Entonces Omecoyotl le ciñó su insignia de plumas, puso sobre su rostro una
máscara verde y, tomando pintura roja, tiñó sus labios. También tomó amarillo
para decorar sus mejillas y le pintó unos colmillos. A continuación, adornó su
barba y sus cabellos con plumas preciosas, le puso una túnica fina y calzó sus
pies. Finalmente, hizo traer un espejo.
76
El conejo herido representa la pérdida de energía vital; es un símbolo de la condición de los toltecas,
encarnada por Se Akatl.
8 Cuando Se Akatl se vio, quedó muy contento de sí y al punto abandonó la
habitación donde se ocultaba. Entonces Omekoyotl envió a decir a los nobles:
“Ya hice, señores, conforme a vuestra voluntad.”
9 A los que respondió Teskatlipoka: “¡Excelente! Ahora me encargo yo.” Y,
poniéndose de acuerdo con uno de sus ayudantes, apodado Toltekatl, artífice,
ambos se pusieron en movimiento.77

21
LA EMBRIAGUEZ

1 Tenía Se Akatl una propiedad en Shonapakoyan, en el ángulo del río, donde se


preparaban los alimentos que eran consumidos en la corte, la cual estaba a
cargo de su mayordomo, Mashtlaton, braguerito.
2 Teskatlipoka y su ayudante fueron a la casa de Mashtla y pernoctaron allí.
Tenía este dos hijas vírgenes dedicadas al servicio de Ketsalkoatl, y era muy
celoso respecto a su crianza. Al ver llegar a los forasteros, las encerró en un
aposento y luego atendió sus negocios. Pero este hecho no quedó oculto para
Teskatlipoka.
3 Los mensajeros le pidieron provisiones; tomando verduras, tomates, chiles y
mazorcas de maíz, aderezaron diversos platillos. También le pidieron leche de
maguey, y en solo cuatro días compusieron vino y lo recogieron. Y le echaron
dentro unos panales de miel de abeja y ciertos hongos embriagantes.78
4 Luego ambos adoptaron la apariencia de unos santos peregrinos y fueron a
Tula llevándolo todo: las especias, las frutas y el vino reforzado. Al llegar al
palacio real, pidieron ser introducidos. Dos veces, tres, volvieron, sin ser
recibidos.
5 Por fin, los guardias les preguntaron de dónde eran, a lo que respondieron:
“Del Monte de los Sabios procedemos, ¡oh señores!, y traemos un presente
para el Penitente.” Oyendo este recado, Se Akatl ordenó: “¡Que entren!”
6 Ellos entraron a las habitaciones reales, lo saludaron y le pusieron delante su
presente. Se Akatl preguntó: “¿Quiénes sois, abuelos? ¿Por qué habéis venido?
¿Acaso portáis con vosotros cierta respuesta del Cielo que espero desde hace
muchos días?”
7 Le respondieron: “Somos artífices de la Tierra del Arte, ¡oh sacerdote!, y
hemos venido para darte un mensaje. Pero antes, debes comer.”
8 Dudaba Se Akatl en comer, pero al fin probó un bocado y quedó muy
contento. Cuando hubo comido, le pidieron los peregrinos nuevamente: “Bebe.
Hemos preparado para ti este néctar de blanco color. Bebe, te rogamos, el
vino.”
9 Pero él se negó: “No beberé, ¡oh ancianos!, pues soy ayunante y no estoy
acostumbrado. Quizá este néctar sea embriagante o mortífero, y mi cuerpo,
como veis, está débil, mis miembros apenas sostienen.”
77
Esta fue la primera de las tres tentaciones que sufrió Se Akatl, y equivale, en la historia de Jesús, a la
sugestión de hacerse “dueño de este mundo”.
78
Los hongos psicoactivos eran parte habitual de la comunión de los sacerdotes prehispánicos.
10 Entonces ellos le dijeron: “Precisamente, Señor, esta es buena medicina,
muy saludable y sabrosa. Se alegra el corazón de quien la bebe.” Y como el
príncipe se resistió aun, le rogaron: “¡Pruébalo al menos con tu dedo meñique y
verás que cesará tu tristeza! Es vino bueno.”
11 Probó Se Akatl con su dedo y quedó incitado a beber. Dijo: “¡Abuelos! Os
acepto tres raciones más.” Pero le respondieron los pérfidos: “Has de beber
cuatro, sacerdote, pues así se usa en nuestra tierra.”
12 Bebió el rey y, llamando a sus pajes, les ordenó que ellos también
bebiesen. Cuatro libaciones sirvieron a cada uno, y al presentarles la quinta, les
rogaron: “¡Servios aún, en honor a vuestra grandeza!” De ese modo tomaron
vino de hongos hasta quedar enteramente borrachos.79

22
LOS CAMPOS DEL SOL

1 Perdió el sentido Se Akatl y quedó como desvanecido. Su alma en éxtasis


experimentaba el más profundo gozo, y en su alegría cantó: “He bebido,
señores, vuestro licor reforzado. Mi corazón saborea la espuma de las flores.
Embriagada está mi alma con gozo de hierba que transporta el sentido. ¡Oh,
viejos que tenéis flores y banderas de plumas! Sois en verdad dueños de tesoro
escondidos. ¡Cautiváis los corazones, oh abuelos!”
2 Viéndolo así, Teskatlipoka le dijo: “Señor, has bebido, te has embriagado; ya
está curado, ya no tiene forma tu corazón80. ¿Recuerdas ahora tu trabajo y tu
fatiga, tu muerte y tu partida al Mundo del Esplendor?”
3 “¡Mi muerte! – exclamó Se Akatl - ¿Qué palabras son esas? ¿Adónde debo ir?”
4 Le respondieron: “Por fuerza has de pisar aquel país, el mundo del color rojo,
del negro color81. Allá te espera desde el comienzo del tiempo un anciano señor,
tu verdadero padre. El te dará en herencia un reino nuevo, mejor que este que
aquí posees.”
5 Se admiró grandemente Se Akatl por las palabras del anciano y quiso saber
más. “¿De qué hablas, abuelo? ¿Qué rey es este y de qué reino? ¿Y por qué es
preciso que vaya yo con él? Una vez allí, ¿qué será de mi pueblo?”
6 Le respondió Teskatlipoka: “Mira, príncipe: ese señor es el Sol que nos
alumbra, y su reino, el campo mágico de las infinitas mariposas 82, allí donde sus
músicos y sus danzantes le alaban de continuo. Cuando llegues a su presencia,
entre vosotros hablaréis y os comprenderéis. Cuerpo tendrás entonces de
mancebo, y como niño, así te tornarás.”83

79
La tentación de la embriaguez o el vértigo (otro tema mítico universal) equivale a la solicitud que hizo
Satán a Jesús para que se arrojase desde lo alto del templo (de su propio cuerpo).
80
Observemos cómo el acto de “perder la forma” se compara con haber sido “curado” de una enfermedad
– el ego.
81
Es decir, el mundo donde se resuelven las dualidades.
82
Esta metáfora significa “la región donde se crean las almas”.
83
Esto es un juego de palabras. La voz nawatl Piltsin, niñito, también significa santo.
7 Al oír estas palabras se asustó el corazón de Se Akatl. “¡Viejos, no deseo ir
allá! ¡Ya no quiero más de vuestra medicina!”
8 Pero le insistieron, diciendo: “Señor, bebe aún un poco. Mira que es néctar de
Dios, y si no lo bebes, después tendrás ardiente anhelo y no podrás
satisfacerlo.84
9 “Mira, Penitente: tus súplicas han sido escuchadas. Yo sé cuánto deseas la
partida a aquella tierra tan lejana de la nuestra. Por ello vives en penitencia y
tienes esta falta de ánimo. Con la medicina que te hemos dado triunfarás en tu
intento y tendrás la vitalidad necesaria para emprender la gran jornada. Y como
premio, olvidarás todas las fatigas y trabajos de esta vida, los males que
sufriste junto con tu pueblo y tu condición mortal.”
10 Dudaba el rey, preguntándose en su interior si acaso era esta la respuesta
que había estado esperando. Pero, viendo descubiertos sus íntimos
pensamientos, confesó: “Es cierto, abuelos, no sabéis cuanto lo anhelo. Es mi
ardiente esperanza hacerme inmortal y emprender la jornada de la vida
perpetua. Y para ese fin, me he concentrado en inimaginables empeños.”
11 Entonces le ofrecieron de nuevo: “¡Toma un poco más de vino! Pero si no
quieres ya probarlo, al menos ponte un poco de él sobre la frente.” Y así que
estuvo del todo ebrio, le pidieron: “Sacerdote, canta ahora tu canto.”
12 Estas fueron las palabras que cantó: “Mi casa de plumas de quetzal, mi
casa de doradas plumas, el templo de las caracolas he de dejar.”85

23
EL RAPTO DE LA PRINCESA

1 Entonces recordó Se Akatl a su hermana, la princesa Ketsalpetlatl, estera


preciosa, la cual estaba recluida en el templo de las mujeres. Y ordenó a los
ancianos: “¡Id y traed con vosotros a mi hermana mayor, para que juntos
bebamos y cantemos!”86
2 Fueron, pues. Entrando Teskatlipoka en la habitación de la doncella, echó su
aliento sobre ella y le dijo: “¡Yo mismo, cuyo nombre es Tinieblas, el de las
nueve regiones de lo profundo, te lo ordeno! ¡Ven, sueño encantado, duérmela,
llévate a mi hermana a las nueve regiones!87 Te lo exijo yo, el ser doble, que
tuerzo mis coyunturas88 y levanto mi voz temible a todas partes.”
3 Cuando la princesa estuvo dormida, Teskatlipoka llamó a su ayudante y le
ordenó: “¡Ven, sacerdote Se Tekpatl! Verifica si la princesa duerme y llévala
84
Con estas palabras, Teskatlipoka indica que la iniciación mistérica, simbolizada por los hongos
alucinantes, sólo puede obtenerse en vida.
85
Este canto es una metáfora. La casa de plumas de quetzal es el cuerpo físico; la de plumas doradas, su
doble de energía; el templo de las caracolas es el aliento. Se Akatl se refiere, pues, a su muerte.
86
La mención de que era su “hermana mayor” sugiere que se trata de una hija natural de Mishkoatl, medio
hermana de Se Akatl. En una clave esotérica, la hermana es el aspecto femenino del propio Se Akatl, con
el cual este realizó una unión mística.
87
Esta es una fórmula de hipnosis. Las “nueve regiones de lo profundo” son los nueve planos o
dimensiones de sueño en que creían los toltecas.
88
“El que tuerce sus coyunturas” es Sholotl, monstruo, el nagual o doble oculto de Ketsalkoatl, cuya
postura convencional es retorcida y tiene la forma de una cruz svástica.
contigo, pues no ha de amar a otro ni sentirá deseos de ninguno, sino de su
propio hermano.
4 “Llévala al centro de la tierra, a los sitios profundos, y rodéala de nieblas,
para que nada sienta, aunque la muevas hacia los cuatro rumbos, para que no
sepa reconocerme a mí, la guerra, para quien todo es burla, que a todos
escarnezco, convirtiendo a unos en otros y haciéndoles quedar insensibles. Pues
al que quiero, le entrego, borracho, a las tinieblas del sueño.”
5 Entonces el ayudante tomó a la doncella de la mano y ella le dijo
mansamente: “Sea como quieras, abuelo y paje mío; vamos allá.”
6 En cuanto a los guardias que custodiaban la casa de las doncellas,
Teskatlipoka invocó sobre ellos el sueño y todos cayeron en profundo letargo.

24
KETSALPETLATL

1 Cuando llegó la princesa, saludó a Se Akatl y le dijo: “Hermano, vengo de los


ceibales del ocelote, del palacio de los tormentos89. Soy Ketsalpetlatl y he traído
un canto para mi señor.”
2 Él le devolvió su saludo, diciéndole: “¡Alégrate, doncella! Da placer a tu risa,
pon bondad en tu corazón, porque hoy es momento de gozo para todos, tiempo
de dar color a nuestros sentimientos.”
3 Entonces le fue asignada una preciosa estera junto al rey, le dieron de comer
y le ofrecieron cuatro tazas de vino, reservando la quinta en honor a su
grandeza. Y para dar música a su alegría, los viejos cantaron: “¡Oh tú, estera
florida, hermana mía! ¿Adónde fuiste en un día de ayuno? ¡Olvídalo, embriágate
ya!”
4 Después de embriagarse perdieron toda razón. Ya no pensaron: “Somos
ascetas.” Ya no recordaron la hora del baño nocturno, las espinas, la estera de
serpientes, el silencio. Ya nada hicieron, en soledad, al alba.
5 Se desató entonces lengua de Se Akatl y cantó: “En el cristalino seno donde
nacen los deseos te anhelo, oh mujer. Fatigado estoy por la pena de tu amor.
¡Ven en mi ayuda, hermana mía, divina, con tu falda de serpientes! Eres
hermosa, en verdad, como diosa. Quiero tenerte, no mañana ni pasado
mañana, ¡ahora!
6 “Yo, el joven guerrero, esplendente como Sol, con la hermosura del alba,
¿acaso soy un ser cualquiera? ¡No! Yo nací, yo viví por el florido, por el
transparente sexo femenino. En verdad, tú eres digna de ser reverenciada como
diosa, madre, hermana. Eres bella cual ninguna en el mundo. Este anhelo de
amor me ha hecho llorar. ¡Te quiero ahora!”90
89
Nombres metafóricos del monasterio.
90
Este cántico de Se Akatl, recogido por el cronista Alarcón, sacraliza la condición femenina como atributo
de Koatlikue, falda de serpientes, la diosa de las relaciones sexuales y doble de Ketsalpetlatl. Es una
muestra de la concepción tolteca de la sexualidad.
7 Por fin el sueño les rindió. Entonces los hechiceros entonaron la segunda parte
de su canción: “¡Ved! El de las joyas de turquesa, el de las piedras azules, el
Hombre, aquí yace, yace, yace sin sentido. ¡Ved! Con su mano enlaza una
mujer.”
8 Y para burlarse de Ketsalpetlatl, cantaron su tercera canción: “¿Qué has
hecho, estera florida, mi hermana mayor? ¡Tú, la guerrera, corazón de piedra,
mujer incapturable! ¿Has tomado prisionero, has atado al hijo de los dioses?”91

25
EL DESPERTAR

1 Cuando amaneció, Teskatlipoka dijo a su ayudante: “Es hora de que


despierten”. Entonces se acercó a los durmientes y pronunció sobre ellos este
conjuro:
2 “He aquí, os llamo desde el centro del mundo y desde los cuatro rumbos, para
que cese el encantamiento con que os transformé y dominé, y salgáis de las
profundidades del sueño y la niebla. ¡Regresa, regresa! Ya se va vuestro sueño,
ya regresáis. Os lo ordeno yo, embriaguez de la noche.”
3 Se ensombreció el rostro de Se Akatl al despertar, y exclamó: “¡Desdichado
de mí! He transgredido. ¿Cómo hacer para volver atrás? ¿Cómo limpiar la
mancha que eché sobre mi cuerpo?”92
4 Se lamentó también la princesa: “¡Oh, hermano mío! Con vino blanco de
maguey nos transportaron estos preciosos viejos. ¿Dónde estoy? ¿Qué hemos
hecho? En manos ajenas he estado yo, avecilla, collar de jades. Sólo soy una
mujer, y tú no me estimaste. ¡Ojalá mi corazón disfrutara y fuese bienvenido el
placer! Sólo vine a cantar, y tú me has embriagado.
5 “¡Muera yo ahora! Ya nada sé. Envíame, pues, al abrigo de mi madre, para
que esté en paz y pueda descansar.” Entonces él la envió de vuelta al templo de
las doncellas.
6 Al llegar al templo, la joven cayó sobre su rostro y dijo a su madre: “Vengo de
arriba, madre, del palacio de las piedras preciosas. Allí he sido engañada, allí
fue menospreciada mi alma. Al hablar en mi interior, sólo pienso: he aquí, soy
como mujer de venta. Hastiado de mí está mi corazón. ¿Acaso los que viven en
abominación comiencen a pasar por aquí? ¡Castígame por ello, madre mía!”

91
Esta tercera tentación de Se Akatl equivale a la sugestión que recibió Jesús de “comer pan” (emblema de
Virgo, la mujer). Como vemos, a diferencia del avatar cristiano, el príncipe de Tula sucumbió en todas las
pruebas, ya que la teología tolteca exigía una sujeción total a la carne como condición del renacimiento
interior.
92
Un principio de la ideología tolteca es la humildad del mediador, quien debe limitarse enteramente para
que su esfuerzo de redención quede justificado. El valor de Ketsalkoatl radica en su ejemplo, no en alguna
condición innata de divinidad.
26
LA DIOSA DE LAS AGUAS

1 En un muro de la casa real estaba pintada una imagen de Chalchiu’tlikue93, la


señora de las aguas. Inclinándose ante ella, Se Akatl oró: “¿Qué harás conmigo,
madre, oh tú, vestida de jades? Limpia mi ser humano en algún lugar de
remolinos, allá, donde se depositan las corrientes y fluye el movimiento.
Purifícame, ¡oh espíritu de las ondas!
2 “Vengo ante ti con mis miembros abatidos. ¿No he de merecer tu compasión?
Mira la piedra embrutecida, el leño embriagado94. ¿Acaso quieres dañar para
siempre a tu hijo?”
3 En ese momento se animó la imagen sobre el muro, y con sonido de
corrientes que chocan, envuelta en sus resplandecientes vestiduras, apareció la
diosa en todo su esplendor. Se Akatl, abrumado, cayó a sus pies.
4 La aparición, mirándolo fijamente, le dijo: “¡Mi varón, tú, el dueño de un
rostro! ¿Cómo no te avergonzaste de burlar a tu pueblo? ¿Acaso olvidas, ignora
tu corazón que he sido yo quien te rompió la abstinencia? ¿No sabes que allá,
en tu cámara de jades, conmigo, con Shochiketsal95, dormiste?
5 “Vine yo como hermana, vine a felicitarte, ¡y mansamente aceptaste mi
cuerpo humano! Arrojé sobre ti mis vestidos, ¡y te dormiste, manso, entre mis
brazos!
6 “Mi varón, ¿cómo no te dio pena atarte a un cuerpo humano? Ahora, por ello
has de partir. ¡Si, te irás! Aquí sólo vine a capturarte, a interrumpir tu vida.
Aquí concluye para siempre tu poder; ¡no pasarás!”96

27
LA EXPULSIÓN

1 La noticia de la embriaguez circuló rápidamente por la ciudad, pues


Teskatlipoka fue por todas partes, levantando los ánimos con fingida vergüenza.
Y los ministros del reino, escandalizados, acordaron poner fin al agravio. Todos
estuvieron de acuerdo en que, para que no siguiese contaminando con su
ejemplo a los toltecas, era preciso arrojar a Se Akatl.
2 Fue avisado al rey para que viniese a toda prisa a la sala del consejo. Entró
cabizbajo y doliente, y fue a sentarse en la silla real. Pero el gran ministro
Chikomeshochitl, siete flor, interceptó sus pasos y le dijo:

93
Falda de jades, deidad de la confesión que limpia los pecados y madre mística de Se Akatl.
94
La piedra y el palo son imágenes del cuerpo físico y sus pasiones.
95
Pluma preciosa, otro nombre de la deidad.
96
Como se verá adelante, la crueldad de la diosa es aparente; tenía como objeto obligar a Se Akatl a
marchar al exilio, para hacerle cumplir con su tarea avatárica.
3 “¡Detente, sacerdote! ¿Dónde nos has herido? Precisamente en el lugar más
íntimo. Hemos perdido la inocencia en tu pecado, ¡oh Nakshitl el florido! 97, en el
pecado carnal de tus compañeros.
4 “Ahora, ¡sal de nuestros límites! Te lo ordeno yo, el ministro Siete Flor. ¡Vete
rápido, afrenta de tu pueblo! ¿Acaso ha olvidado tu corazón que rompiste tu
voto allá, en la cámara de turquesa, junto al altar de piedras talladas? Allá te
divertiste, allá fuiste embriagado, disipado. ¿Qué puedes alegar?
5 “¡Ve lejos, a mofarte de otras gentes! Y acompáñalo tú, Madre nuestra,
Señora de la tierra. Ve a estorbar el camino de este sacerdote con estorbos de
fuego. ¡Sal sin protestas, mansamente deja el sitio! ¿Acaso hemos de esperar a
mañana o a pasado mañana? ¡Enseguida, ahora te irás! Si no te alejas,
nosotros ya sabemos lo que contigo hemos de hacer.”
6 Al escuchar estas palabras, Se Akatl se retiró. Pero los ministros
permanecieron reunidos a fin de determinar qué harían con las
responsabilidades del reino. Y Teskatlipoka estuvo conspirando, persuadiendo a
unos e intimando a otros, a fin de que colocasen en el trono a cierto partidario
suyo, un joven llamado Wemak, mano fuerte, el cual era pariente de Se Akatl.

28
EL ATAUD

1 Al abandonar la sala del consejo, Se Akatl recorrió la casa real, despidiéndose


en su corazón de las casas que amaba. Cuando llegó a sus habitaciones,
encontró que sus servidores y amigos se habían reunido allí con el fin de
consolarlo. Lleno de vergüenza, les confesó:
2 “Triste, abuelos, desolado está mi corazón. Ved a este mísero niño. Cual nube
que se borra, así fue disipado. Pasé por los jardines, penetré en los salones, con
flores se adornan los nobles entre sí. Mas, he aquí al mísero niño, disipado,
esparcido, cual abanico de plumas en el viento.
3 “He bebido vino de hongos y mi corazón se atormenta. Me siento solo en
medio de la tierra. Me pongo a meditar y veo que no hay gozo, que no soy feliz.
Sólo muerte, sufrimiento en torno. ¿Qué me resta por hacer? Ya nada, en
verdad, sólo morir.
4 “¡Oh, vosotros, mis amigos y parientes! Aunque unidos estuvimos en el
mundo cual flores en una guirnalda, aunque fuimos como cuentas en un mismo
collar, todos, en verdad, estamos solos.
98
5 “¿Cómo ir allá, cómo entrar al mundo de Ometeotl ? ¡Difícil, difícil! ¿Qué
camino lleva a la casa común, donde descansan quienes vencieron su cuerpo?
Abandonado con mi tristeza he sido aquí. ¿Acaso hay vida allá, en el camino
que lleva a la paz? ¿En verdad mi corazón lo cree?

97
Nakshitl, cuarto paso, es un título de orden de Se Akatl como cuarto mensajero de la Serpiente
Emplumada.
98
El mundo de Ometeotl, el Ser Supremo de los toltecas, recibía el nombre de Tamoanchan, la casa de
nuestro origen, y se concebía como un estado impersonal de conciencia.
6 “Tú, Autor de la Vida, nos atrapas en un cofre. Tú amordazas al hombre con
ligas de espanto y le obligas a venir, aunque nadie le espera. Abandonados nos
dejas aquí, acompañados tan solo de nuestra incertidumbre.”
7 Entonces dio órdenes para que la fuese preparado una caja mortuoria. Y
viendo que sus servidores se resistían a obedecer, les pidió: “Amigos, ya basta,
debo dejar la tierra. Haced que traigan para mí el cofre de piedra.”
8 Prontamente fue traído el cofre. Se tendió Se Akatl en su interior y ordenó que
fuese puesta su tapa. Con esto dispuso su espíritu para partir, por si algún dios
quisiese tomarlo.
9 Descansó en el cofre durante cuatro días; en tanto, sus amigos estuvieron
velándolo.99 Pasado ese tiempo, y viendo que la muerte no acudía a su llamado,
clamó en alta voz: “¡Divinidad, poder, escucha mi voz! Nadie en mi silencio. ¡Yo
os invoco, deidades, auxiliadme! Nadie escucha mi voz.” Oyéndolo gritar de este
modo, sus servidores acudieron y le sacaron de la caja.

29
DESPEDIDA DE TULA

1 Decidió Se Akatl abandonar para siempre la ciudad y el reino, a fin de llevar


en tierras extrañas una vida errante. Seguidamente compuso las palabras de la
canción que para salir de Tula cantó:
2 “Mala cuenta de un día fue en mi casa. Que los ausentes de aquí se
conmuevan, lo he tenido por difícil y peligroso. Permanezca y descanse sólo
aquel que tiene un cuerpo de tierra. En cuanto a mí, ¡yo no nací para la
servidumbre de las obras groseras!”100
3 Cuando cantó el Penitente, todos sus amigos se conmovieron y cantaron
también: “En casa ajena aún no se había entristecido mi Señor. Serpiente
Emplumada ya no lleva su cabellera de piedras preciosas, ¿qué ha ocurrido?
Mas, ¿quizá en alguna parte permanezca puro el madero?101 ¡Ah, qué tristeza!”
4 Después volvieron a cantar: “¡Oh, Ketsalkoatl, nuestro príncipe! Jamás se
perderá tu nombre. Sola quedará en pie tu casa de jades, el templo de las
serpientes. Sola quedará, erguida, la gran ciudad. Por eso sentimos deseos de
llorar. Príncipe nuestro, Ketsalkoatl, ¡jamás se olvidará tu nombre!”
5 Entonces él les pidió: “Basta, abuelos, ya me voy. Seguiré el camino ancho, el
que se divide en dos, el que no tiene principio ni fin102, y encontraré el motivo
por el que ayer lloró mi hermana. Buscaré, llamaré, tomaré lo que me
pertenece, no mañana ni pasado mañana, ¡enseguida, ahora!”
6 Y les dio instrucciones respecto a sus propiedades. “Cerrad por todas partes,
ocultad para siempre las riquezas que hemos descubierto. Tended un velo sobre
nuestro recuerdo.”
7 Entonces ellos escondieron las cosas de valor en el precinto de las abluciones
nocturnas y enterraron todas las joyas de plata y coral en lugares secretos.
99
Este relato describe una ceremonia prehispánica de iniciación.
100
Este canto significa: “Tula se ha convertido en un lugar de pecado, donde no tengo cabida.”
101
Es decir, “¿Quizás quede alguna esperanza de redención para él?”
102
Habla del sendero que lleva a la muerte, donde se esconden las claves de la vida.
Ordenó también quemar los libros que no pudiesen transportar consigo, obras
maravillosas, lo mejor del arte tolteca. Todo lo ocultó allá, en las barrancas de
los montes, donde permanece.103
8 Asimismo, dio libertad a las aves preciosas que guardaba en su casa para que
volasen por el cielo. Y les pidió que, adelantándose a su partida, fueran a
esperarle junto al límite de las grandes aguas.
9 Luego tomó unas flautas de caña y cantó las segundas palabras de su
canción: “Aún ha poco me llevaba en su seno mi madre - ¡ella no fue cortesana
de un dios! Hoy lloro.”

30
A LA SALIDA DE TULA

1 A la salida de Tula se detuvo y se sentó a descansar. Muchos habían ido a


despedirle, pero él pidió a todos que regresasen a sus casas, excepto un grupo
de amigos que siempre le seguía.
2 También algunos vecinos, incitados por Teskatlipoka, se habían reunido para
escarnecerle, e hicieron violencia sobre sus seguidores, mofándose de ellos y
apedreándoles. Viendo esto, se acercaron a Se Akatl y le preguntaron cómo
debían responder.
3 Él respondió: “¿No me lo pregunto yo, acaso? La inquietud invade mi pecho.
¿Dónde está nuestro refugio, dónde nuestro mejor amigo? Consideradlo: ¿hay
algo que no perezca sobre la tierra? Aquel por Quien Vivimos parece cansarse.
No se atormente vuestro corazón, amigos, no me inquietéis más, que, en
verdad, apenas si me queda razón.” Entonces dio la orden de marchar.
4 Estaba entre sus seguidores el joven llamado Wemak. Viéndolo dispuesto a
partir, Se Akatl le empujó suavemente con la mano y le dijo: “¡Detente, amigo!
¿Adónde vas? Este mundo es la casa de las víctimas. Yo he llegado a la sala de
armas, tú apenas te asomas a la puerta. ¡No sigas, permanece allí!
5 “Solitario me voy; he sido tomado cautivo, como un pato, ¡lejos debo ir!
Siguieron la pista de este pequeño pato. ¡Ah, con la hoja afilada se dieron
gusto!”
6 En ese momento se le acercó un anciano de humilde aspecto, el cual,
mirándole fijamente a los ojos, le preguntó: “¿Qué esperas, sacerdote? ¡Ponte
ya en movimiento! En la tierra del rojo y el negro, ¿no eres allá esperado? Allá
encontrarás la paz.” Al escuchar este consejo, Se Akatl partió.

103
Esta disposición no fue producto del egoísmo, sino que es un símbolo del desapego de las cosas
materiales y de la necesidad de recomenzar desde cero.
TERCERA PARTE

“Así conocerán que sois toltecas: si procuráis conocer por vosotros mismos el
perfume del incienso,
el color de las flores. Haceos toltecas: hombres de experiencia propia.”
Olmos, Wewetla’tolli.

1
LLANTO SOBRE TULA

1 Así comenzó el exilio de Se Akatl, príncipe de Tula. Con él se fueron sus


servidores, llevando el precioso legado de las artes toltecas: las sonajas, los
tambores, las joyas y los libros que pudieron transportar consigo. En tanto
marchaban, con flautas se iban acompañando.
2 A una jornada de camino encontraron un sitio elevado donde había grandes
piedras; allí hicieron alto para pasar la noche. Trepó Se Akatl a una peña para
sentarse sobre ella y apoyó sus manos sobre la cara de la peña. Y dicen los
viejos que en el sitio donde se reclinó, pueden verse sus huellas hasta hoy.
3 Desde ese lugar era visible, a lo lejos, la ciudad de Tula, donde ya
comenzaban a arder las antorchas. Al verla, se conmovió el Penitente y
exclamó: “¡Cómo quedarán, desolados, tus patios y tus huertas! ¡Cómo
quedarán, vacíos, tus aposentos! ¡Oh Tula, ciudad de la recta palabra: huérfana
has de quedar!104
4 “Solitarios estarán tus palacios de maderas finas. Callados, tus monasterios
de columnas labradas. Tus pavimentos de turquesas se romperán en pedazos y
los templos de serpientes no serán terminados. Al verte, dirá la gente: ‘¡Se fue,
la dejó abandonada nuestro príncipe!’ ¡Oh Tula, ombligo del mundo: huérfana
has de quedar!”
5 Al decir esto, no pudo contener su llanto. Grandes sollozos lo sacudieron y dos
hilos de gruesas gotas, cual granizo, escurrieron por su rostro. Rodaron las
lágrimas y perforaron la piedra. Cual si fuese lodo, cual si su esencia se hubiese
reblandecido, quedó estampada la piedra. Y aseguran los viejos que las marcas
pueden verse hasta hoy; por eso el lugar es llamado Iksatepetl, cerro de la
huella.105

2
EL NAGUAL

104
Esta profecía se cumplió pocos años más tarde, cuando las hordas chichimecas despoblaron para
siempre el sitio de Tula.
105
La piedra es símbolo del poder creador, que fue reblandecido o activado por el estado emocional del
penitente.
1 Toda la noche meditó sobre las cosas ocurridas. En tanto, sus servidores
dormían, extenuados por el camino del día. Hacia la madrugada, sintió que el
sueño le vencía. Entonces tomó Se Akatl su estera, la extendió sobre la tierra y
le dijo:
2 “Estera, mi asiento de ocelote, tú que abres tu boca hacia los cuatro
rumbos106, pues tienes hambre y sed como yo, te conjuro por si se acerca el
perverso, el burlador de hombres, ese agente de malos consejos, ¡despiértame,
protégeme! ¿No ves cuán solitario y pobre he quedado, cuán sin sentido vivo y
en completa miseria?”107 Diciendo esto, se echó sobre su estera y se durmió.
108
3 Pero su nagual apareció en su sueño y le dijo: “¿Te quejas, corazón? ¡Has
nacido! ¿Acaso crees que por siempre permanecerás sobre esta tierra, o eres tu
propio amigo y quieres vivir tan sólo para ti?”
4 Le respondió Se Akatl: “¡Oh, nagual, sé un dios para mí! ¡Hazme a tu imagen,
dame tu fuerza y alegra en mí tu vida, sé mi dios!
5 “¿Adónde voy? Ya se corta mi estancia sobre la tierra. Mi vida me es preciosa,
yo existo, soy cantor, oro y guirnaldas esparcí, ¡y tengo que abandonarlas! Allá
está la casa en que viví. En hileras, ordenadas, han quedado las columnas.
¿Acaso he tomado como premios plumas y jades? ¡No! La soledad es mi premio.
6 “Era reconocido, tuve amigos, amaba. Pero ha llegado la hora de abandonarlo
todo. ¿Podré dejar mi alma como recuerdo a alguien? ¡No! Solitario me marcho,
cubierto mi corazón de espinas.
7 “¡Oh dolor! Las plumas y los jades, las pinturas, cosas hechas con primor,
¡todo se ha perdido! Me voy, y en ninguna parte sobre esta tierra encontraré mi
modelo.”109
8 Entonces su nagual le levantó del lecho, le mostró el horizonte oriental, donde
ya comenzaba a amanecer, y le dijo: “¡Deja de cavilar, corazón mío! Allá, en el
lugar de la cuenta final, en la tierra donde sin ira, sin sufrimiento, se vive una
vida perfecta, ¿acaso hay memoria? ¡Levántate, vuelve tu rostro hacia la región
de las espinas110, al rumbo del nacimiento de la luz! Allá te espera el agua
divina, la hoguera. Allá adquirirás el poder y el reino, la flor hermosa.”
9 Al escuchar estas palabras, Se Akatl despertó, y su corazón se sintió
reconfortado.

3
LA ENCRUCIJADA

1 Al día siguiente les condujo el camino a una encrucijada. Se Akatl y sus


seguidores se sintieron cansados y determinaron pasar allí la noche.

106
Se refiere a las cuatro puntas del petate, simbólicas de los rumbos cardinales.
107
Esta oración es parte de un conjuro ritual mexica para la hora del sueño.
108
El nagual es el doble de uno mismo, es decir, la propia imagen de ensueños. Sus palabras son de gran
orientación, puesto que proceden del subconsciente.
109
Significa: “En ninguna parte encontraré orientación”. Aquí se esconde otra doctrina tolteca: no hay más
mediación que un estado de merecimiento.
110
Witsnawak, rumbo de las espinas, el lugar de la energía, era el nombre nawatl de la región del Sur.
2 Pero sus seguidores comenzaron a discutir, pues unos querían rodear las
montañas, y otros pensaban en retroceder hacia alguna aldea o ciudad en busca
de alimentos; no se ponían de acuerdo. Viendo esto, Se Akatl tomó la palabra y
les dijo:
3 “Compañeros guerreros, yo os pregunto: ¿adónde iremos? ¿Qué rumbo
hemos de seguir? En verdad, incierto es nuestro destino. Respetables abuelos,
yo os advierto: marchita ha de quedar la flor de nuestra insignia; la tenemos
sólo en préstamo, y nadie se detendrá a mirar cómo se extingue.
4 “Nos han pedido que nos echemos a un lado, que dejemos a otros nuestro
sitio en la tierra. Nos han dejado solos en la encrucijada, frente a la indecisión y
el desconcierto. ¡Estamos en préstamo!
5 “El rumbo de la sabiduría se torna escabroso ante nosotros, ¿y ya pensáis en
volver sobre vuestros pasos? Meditadlo, amigos: en ningún sitio sobre esta
tierra encontraremos descanso.”
6 Después de hablar así, se retiró al bosque para orar. Toda la noche batalló.
Hacia la octava hora se le acercó sigilosamente un hombrecillo muy flaco, con el
cuerpo cubierto de cenizas, el cual le dijo:
7 “¡Animo, caminante! Tú que te atormentas, tú que tienes dolido el corazón,
¿qué ganas con ello? Reflexiona: aquí se viene a penar. Si perecemos, ¿no sería
ello preferibleAunque te abandones tus amigos, aunque te nieguen tus
guerreros, determina qué deseas hacer y hazlo. ¿Quieres tomar otro rumbo?
¡Tómalo!111 Tómalo y vete al sitio del dolor, al campo de batalla, allí donde
logran los decididos la victoria. Ese es el premio de vivir en la tierra.”

4
CANCIÓN DE TIMAL

1 A la mañana siguiente, Se Akatl reunió a sus seguidores y les avisó: “Señores,


ya me voy, regreso a mi casa.”
2 Entonces el príncipe Itimalli, comedido, tomó la palabra y le dijo: “¡Yo
también iré! Penetraré en el país, barrenaré las montañas112. ¡Yo también
conoceré la sede de la sabiduría!” Y, tomando su atabal, cantó:
3 “¡Timal, Timal! Yo he renacido, yo, el príncipe guerrero, la copia fiel del
venerable anciano, de la serpiente nocturna113. Mi madre es la Mariposa de
Obsidiana y mi padre es el Señor Sol114.
4 “Yo pregunto a mi dios: ¿adónde voy, errabundo? Y mi interior grita: ¡yo
también quiero ir, yo quiero penetrar! ¡A donde vaya el Penitente, quiero ir!

111
Este texto denota otro aspecto medular de las ideas toltecas: lo importante no es a qué destino nos
conduzcan nuestros pasos, sino elegirlo deliberadamente.
112
La imagen de barrenar las montañas, por la cual Itimalli recibió el sobrenombre de Mamalli, taladrador,
significa pasar por el atajo vivencial que se extiende bajo el mundo de las apariencias.
113
Yowalkoatl, serpiente nocturna, es el nombre del aspecto oculto de Ketsalkoatl, dispensador de la
iniciación mistérica.
114
Estas deidades son los progenitores divinos de Ketsalkoatl.
5 “Yo mismo, Timal, enalteceré al Creador del mundo allí donde las águilas,
donde los ocelotes115. A tierra lejana iré, me haré un peregrino, seré extranjero,
pues mi interior clama: ¡que yo también vaya, que yo también penetre!”
6 Al escuchar las palabras de Itimalli, sus compañeros se animaron a continuar
su viaje. Entonces Se Akatl ordenó sus pasos hacia el Sur, y puso sobre ellos a
Matlakshochitl, diez flor, quien era el más anciano.

5
EN LA FUENTE

1 Muchas jornadas caminaron rumbo al país de la sabiduría. Cierto día llegaron


a un sitio donde brotaba una fuente junto a la cual moraban ermitaños. Por su
causa, la fuente era llamada Koameyalli, manantial de serpientes116. Allí se
detuvieron.
2 Los pajes se divertían con música y cantos, pero Se Akatl se apartó a un
bosque cercano para orar. Estando allí, se le acercaron los ascetas del lugar
para probarlo; iban desnudos y flacos, que era lástima verlos, y en sus cuerpos
ostentaban las huellas de innumerables austeridades.
3 Saludaron a Se Akatl con amables palabras y le dijeron: “¿Adónde te
encaminas, joven príncipe? ¿Por qué has huido a estas soledades, abandonando
tu ciudad? ¿Acaso de la tierra se hastió tu corazón?”
4 Les respondió: “No estoy huyendo, ancianos, pues he sido llamado.
Mensajeros de mi padre me señalaron el rumbo, y voy al Sur, en busca de
sabiduría.”
5 De nuevo le preguntan: “¿Y qué harás, una vez que llegues a esa tierra?
¿Acaso encontrarás allá lo que no pudiste alcanzar en tu propio reino?”
6 Respondió: “Voy a acercar el agua a mi canal, voy a poner el agua frente al
rostro del agua117. Voy a trastornar la tierra y el cielo, oh ancianos 118. A la
guerra voy, allá, donde pinta con colores a los héroes nuestra Madre.
7 “Anhelo el rojo del ocelote, el estremecimiento del águila en el campo de
batalla119. Busco la flor de las fieras allí donde se abre, donde vuela una
mariposa de obsidiana frente al rostro del agua120. Voy al sitio donde toma a
quienes quiere Aquel por Quien Vivimos, y al que toma, lo reconoce y hace
suyo.”121
8 De nuevo le dicen los ascetas: “Aquí tenías un reino grande y hermoso, pero
allá, ¿qué has de encontrar? ¿Acaso renunciarás a tu deber? Reflexiona, oh

115
Significa “allí donde son forjados los guerreros”.
116
Es decir, de los sabios.
117
Esta frase significa: voy en busca de energía, para saber quién soy.
118
“Cielo y tierra” significan la mente y el cuerpo.
119
Se refiere al autosacrificio y la penitencia.
120
La “flor de las fieras” es la recompensa de los héroes espirituales. La mariposa de espejos que vuela
sobre el agua es el ser interno, invisible y auto-evidente.
121
Otra doctrina tolteca: el “reconocimiento” de la divinidad en el ser humano, y la consecuente fusión de
las identidades. Los dioses no llegan a existir plenamente hasta que encuentran una respuesta consciente
en el hombre.
caminante; ¿quién sostendrá ahora a tu pueblo y tu ciudad? ¿Quién hará por
sus pecados penitencia? ¿Quién será cual baluarte cuando quieran devorar los
impíos? ¿Quieres ya renunciar?”
9 Mucho le insistieron los ascetas para que regresara a Tula. Pero Se Akatl les
respondió: “¡Basta, ancianos! De ningún modo me es posible volver. Por fuerza
he de seguir.”122
10 Viéndolo así resuelto, le bendijeron. “Muy bien. Ve en buena hora y que los
dioses te concedan el éxito. Pero antes, debes dejar aquí toda cultura, porque
no te es posible llevarla a donde quieres ir.”
11 Todo se lo pidieron: las artes de labrar la piedra y la madera, de fundir la
plata y ordenar la pluma, de componer libros y pintar caracteres, las joyas, las
leyes, las medidas; con todo se quedaron los ascetas.
12 Se Akatl volvió junto a sus seguidores y les dijo: “Amigos, escuchadme: es
preciso que dejemos la cultura. Las plumas y los jades no entrarán a la casa del
misterio. Despojaos, pues, de vuestras bellas joyas, de vuestros cascabeles y
guirnaldas, y aún de vuestras ropas. Desatad vuestros cabellos y presentaos tal
como llegasteis a este mundo: vírgenes, impolutos, niños.”123
13 Ellos, obedeciéndolo, arrojaron a la fuente todos los objetos de la herencia
tolteca, los cuales al momento se hundieron en le agua. Por eso el lugar fue
llamado desde entonces Shiu’atl, agua de ricas joyas.

6
LA HELADA

1 Subieron los peregrinos el paso que está entre los montes Popocatepetl, cerro
humeante, e Iztacihuatl, mujer blanca124. Esa noche hizo frío y cayó la nieve, y
como estaban desnudos y cansados, algunos de ellos murieron allí.
2 Al amanecer, Se Akatl vio los cuerpos helados de sus músicos, de sus
cómicos, de los cantores que con él habían ido. Lleno de dolor, se arrodilló ante
los cadáveres y clamó:
3 “Tú, que solitario allá, en los íntimo del cielo, pronuncias la sentencia,
¿conoces acaso el precio de la vida? Tú, que en tu nicho de eternidad te cansas
de este sueño de una noche y un día, ¿cómo no te cansas de hacernos
llorar?”125
4 Y volviéndose a los sobrevivientes, les dijo: “¡Oh amigos! El Dador de Vida se
burla, perseguimos un sueño. Nuestros corazones confían en él, pero, en
verdad, él se burla. Conmovidos, vivamos por un instante el esplendor de esta
pintura.” Entonces dio órdenes para que enterrasen los cadáveres.
122
Las razones de los ascetas eran egoístas, pues se limitaban al destino étnico de los toltecas. En cambio,
la decisión de Se Akatl estuvo dirigida a proponer la Toltequidad como una opción universal.
123
Esta ordenanza indica que, a fin de ser admitido en la sabiduría iniciática, el candidato debe renunciar
incluso a sus creencias y patrones de medida.
124
Estos cerros, además de ser localidades geográficas, en clave esotérica representan dos centros de
conciencia por donde tiene que pasar el buscador.
125
A diferencia de la religión cristiana, la Toltequidad no partía del sometimiento ante lo divino. Aun el
Creador debe justificar sus acciones para merecer adoración.
7
LOS DISCÍPULOS

1 Sólo ocho de sus seguidores entraron con él al país: Ilwitimalli, apodado


Kopinalli, el imitador, Oselotl, ocelote, Osomatl, mono, Kuau’tli, águila, Witsillin,
colibrí, Chikomekoatl, siete serpiente, Shiu’koatl, serpiente celestial, y
Matlakshochitl, diez flor, quien, siendo el más anciano, era el de mayor
autoridad.
2 Y reuniéndolos, Se Akatl se comprometió ante ellos con un juramento:
“Compañeros, no temáis, en adelante ya no os causaré pesadumbre ni dejaré
que os cubráis de sombra. Pues mucho habéis padecido junto a mí. ¿Os
olvidaré, acaso, os borraré?”
3 A continuación les encomendó que llevasen, como él, una vida de penitentes,
viviendo en comunidades y retirados de las multitudes. Que ayunasen y
guardasen castidad, y que no olvidaran las cosas aprendidas en Tula126. Ellos
adoptaron hábitos de peregrinos, vistiendo ropas negras y dejando crecer sus
cabellos.
4 Por todas partes caminaron, siendo generalmente bien recibidos, pues las
noticias de su expulsión de Tula y de las asechanzas de los hechiceros habían
volado delante de ellos y eran conocidas. Poco a poco se les fueron
aproximando seguidores, hasta completar unos cuatrocientos hombres y
mujeres.

8
EN EL REINO DEL SUR

1 Entonces Ulil, caracol, el rey de Uxmal, ordenó que fuese limpiada la plaza de
su ciudad para preparar el descenso del poder del Cielo. A continuación vistió
sus mejores galas e invitó a Se Akatl para que entrase en la ciudad, reconoció
su condición como rey de todos los reinos y le otorgó el título de Precioso Pájaro
Azul de los Cielos.127
2 También los itzaes lo recibieron con honores, pues creían que Se Akatl, por su
condición real, tenía poder para curar las fiebres. Muchos enfermos se llegaban
a su retiro para que les impusiera las manos. Dicen los viejos que allí hizo
numerosas curaciones y milagros.
3 Por todas partes corrió la fama de su presencia. Muchos reyes venían a verle
en busca de consejo, pues era bueno el recuerdo de su reinado. Otros enviaban
embajadores para aprender de él las artes y el gobierno tolteca.
128
4 En la isla de Cozumel , que está junto a la tierra firme, hizo erigir un
santuario de cal y canto, de diez palmos de altura, en medio de un patio muy
126
Con estas personas comenzó el linaje sacerdotal neo-tolteca de Cholula, el cual fue interrumpido por la
matanza perpetrada en esta ciudad por Hernán Cortés.
127
Según el libro de Chilam Balam, este suceso tuvo lugar en el 987 d. C.
pintado con almenas, y también un templo muy solemne donde se daban cita
muchos devotos. Sobre este santuario puso una cruz en memoria de los hijos de
Tlalok, señores de los cuatro rumbos, y la dejó allí para que los moradores se
acordaran de él.129
5 Llegaron a ser tantos los que le seguían, que los señores de la tierra le
pidieron que se estableciera aparte. Entonces eligió un parque cercano a la
ciudad de Tiho130 e hizo preparar un asiento muy bueno para fundar su
campamento. Y lo cercaron de una pared muy ancha de piedra seca, como de
medio cuarto de legua, dejando sólo dos puertas angostas para entrar.
6 En este patio hicieron templos en recuerdo de los que había en Tula. Al mayor
llamaron Templo de la Serpiente Emplumada. E hicieron otro redondo y con
cuatro puertas, diferente de todo cuanto se habían hecho hasta entonces en el
país, y lo dedicaron al culto del viento131. También hicieron casas para ellos, y
un gran juego de pelota donde se ejercitaba Se Akatl con sus amigos.
7 Instituyó que los señores de la tierra se reunieran en aquella ciudad cada
cuatro años para discutir los asuntos del reino y llegar a un consejo de paz.
Hasta entonces habían estado divididos los reinos entre sí, pero cuando él
marchó, los dejó en mucha paz y amistad.132
8 Y recomendó a los señores de la tierra que fueran por los pueblos buscando a
los mancos y los ciegos, y que les proveyeran de lo necesario; que velaran por
la educación de los niños y el socorro de los viejos y los pobres; que buscaran
personas aptas para gobernar y les confiaran el buen tratamiento de la gente
menuda; y que trabajaran mucho por su sustento propio y por el
mantenimiento de sus deudos.
9 Y vinieron a buscarle los Cacchiqueles para que fuese rey sobre ellos, pero él
no quiso, sino que les encomendó a Ilwitimalli133. También vinieron a buscarle
los pipiles para que les confirmase, y él fue con ellos y estableció los límites de
su reino134. En cada lugar a donde fue, dejó aprendices suyos para que lo
representaran, con el encargo de que transmitieran el modo de vida tolteca135.
10 Y buscó a los sabios para aprender de su sabiduría. Ellos le confiaron los
conocimientos secretos, le abrieron las puertas de la casa de los cuatro rumbos
y lo consolaron de todas las tribulaciones que había sufrido en Tula.136

128
Esta pequeña isla era sitio sagrado de los mayas y uno de los principales centros de peregrinaje de la
Toltequidad. Su nombre significa “donde la miel” (del conocimiento)
129
Esta cruz, llamada Quincunce o de San Andrés, era el emblema de la fe tolteca. Fue encontrada por los
españoles en su primera visita a México.
130
Actual Mérida.
131
Estos templos eran redondos con una planta cuadrangular. Estaban dedicados al culto de Ketsalkoatl a
través de su advocación E’ekatl, viento o espíritu.
132
La confederación liderada por Chichén Itzá duró aproximadamente doscientos años.
133
Noticias sobre el reino de Ilwitimalli o Timal aparecen en los Anales de los Cacchiqueles. También los
Quichés escogieron a discípulos de Ketsalkoatl como gobernantes, según relata el Popol Vuh.
134
Los pipiles radicaban en la actual Nicaragua (del nawatl Nik-anawak, hasta aquí la tierra), límite sur del
reino tolteca.
135
Es posible que la actividad de los toltecas haya llegado hasta los Andes, donde Ketsalkoatl fue conocido
con el nombre de Wirakocha, simiente del océano.
136
Los sacerdotes mayas tenían fama de ser los verdaderos detentadores de la Toltequidad. Como
resultado de esta convivencia, Se Akatl dejó de ser un personaje político y se transformó en profeta.
9
EL POZO

1 Cuentan los viejos que Teskatlipoka envió tras él a sus secuaces para espiar
sus acciones y estorbar su camino con intrigas. Y algunos hombres viles que
vivían en la tierra se alzaron contra él y trataron de acecharlo. Pero Ometeotl
guió sus pasos en todo momento, y él pudo escapar ileso de quienes le
perseguían.
2 Entonces los hechiceros urdieron otra estratagema. Había en la ciudad de los
itzaes cierto pozo reputado como muy sagrado, y venían a él peregrinos de
todas las regiones de la tierra para ofrendar y llevar un poco de sus aguas137. Se
Akatl tomó la costumbre de descender por las mañanas a la boca del pozo para
meditar sobre sus buenas y malas acciones.
3 Cierto día, los secuaces de Teskatlipoka llevaron un niño hasta el pozo y lo
arrojaron a sus aguas, donde se ahogó enseguida. Dos, tres veces repitieron
esta ceremonia, y el pueblo comenzó a murmurar.
4 Tales hechos llenaron de espanto el corazón de Se Akatl. Tomándolos como
señal de Ometeotl, se determinó a continuar su camino. De modo que,
reuniendo a sus amigos, se despidió de ellos, exhortándole a permanecer fieles
a su recuerdo, y luego partió.

10
EN CHOLULA

1 De regreso a la tierra del Norte, se detuvo en un lugar llamado Champotón,


donde hizo construir dentro del mar un edificio bueno, a un tiro de piedra de la
orilla. Así dejó perpetua memoria suya en aquel reino.
2 Luego fue a la ciudad de Tenayokan y permaneció allí durante algún tiempo.
Siguió hacia Kulwakan, y de ahí subió a Kuau’kechollan, cuyos moradores les
recibieron como amigos y erigieron un templo y un altar en su honor. Allí dejó a
Matlakshochitl como representante suyo, y siguió adelante.
3 Grandes fatigas pasaron los peregrinos a su regreso, pues los toltecas habían
olvidado el culto de Ketsalkoatl y muchos, dejándose seducir por los partidarios
de Teskatlipoka, ya comenzaban a tributar a los enemigos de Tula. Por todas
partes marchaban los ministros del hechicero, obligando a los hombres con
amenazas y promesas para que le siguieran. Las familias se dividieron y cada
cual ofrendaba a quien mejor le parecía.
4 Pero en medio de tanta confusión, la ciudad de Cholula permaneció pura, pues
en ella era fuerte el culto de Ketsalkoatl y sus sacerdotes establecieron allí un
buen gobierno. Hacia Cholula, pues, se dirigió el Penitente.

137
El cenote sagrado de Chichén Itzá, donde han sido encontradas ofrendas de toda Mesoamérica y de la
zona andina.
5 Cuando llegó, fue tan bien recibido, que decidió quedarse con los cholultecas.
Ellos habían levantado un templo en honor a la Serpiente Emplumada, bien
construido y bello y de mucha grandeza 138, en cuya cercanía había unas galerías
subterráneas. Le ofrecieron las galerías, donde él se refugió con los suyos.
6 En Cholula comenzó Se Akatl a impartir sus enseñanzas, según el Cielo le
aconsejaba que dijera y según lo que había aprendido durante su estancia en el
reino del Sur.

11
LAS ENSEÑANZAS

1 He aquí las palabras con que instruyó Se Akatl a los cholultecas139. Les dijo:
“Dios es Uno. Ketsalkoatl es su nombre. Nada exige. Sólo serpientes,
mariposas, eso le ofreceréis.140
2 “Nuestros padres y abuelos nos exhortaron diciendo que él nos creó, él, cuyas
criaturas somos, Nuestro Señor Ketsalkoatl. También creó los cielos, el Sol y la
divina tierra.
3 “Así fue, en verdad: por su merecimiento y su sacrificio él inventó a los
hombres y nos hizo seres humanos. De ese modo llegó a ser la Serpiente
Emplumada, el Doble Precioso, Señor y Señora de toda dualidad. Así transmitió
su aliento y su palabra.”
141
4 Y les dijo: “Trece son los cielos, múltiples los peldaños . Allí vive el Dios
verdadero, esencia del Cielo, Señor y Señora de la dualidad. De allí recibimos la
vida nosotros, los merecidos. De allá cae nuestro destino cuando se escurre un
niñito hacia la tierra.
5 “Porque él lo dijo, porque lo ordenó en su interior, por eso existimos. No lo
olvidéis ni de día ni de noche; invocadle en suspiro, en aflicción.”
6 Y les decía: “El tolteca es sabio, es una lumbre, una antorcha, una gruesa
antorcha que no ahuma. Hace sabios los rostros ajenos, les hace tomar un
corazón142. No pasa por encima de las cosas: se detiene, reflexiona, observa.
7 “El verdadero discípulo es abundante, múltiple, inquieto, hábil, capaz; a sí
mismo se adiestra, dialogando con su corazón, encuentra respuestas dentro de
sí. Un tolteca todo lo saca de su corazón143; por eso obra con deleite, hace las
cosas con calma, con tiento, como un artista, compone lo defectuoso y hace
convenir lo disperso, por él las cosas ajustan.
8 “Por el contrario, el falso tolteca obra al azar, es una burla a la gente, opaca
las cosas, les pasa por encima y las hace sin cuidado; en lugar de crear, imita,
defrauda a los demás y es un ladrón.
138
Este templo es una pirámide que mide unos 400 metros por lado y 105 de altura, reputada como el
edificio más voluminoso de la tierra.
139
Estos consejos están íntegramente tomados de los Huehuetlahtolli (textos tradicionales toltecas)
conservados por los padres Olmos y Sahagún
140
Serpiente y mariposas es metáfora de “cuerpos y almas”.
141
El cielo era representado como una pirámide de siete pisos y trece escalones.
142
Rostro y corazón eran imágenes de la personalidad y el carácter.
143
Se refiere al ejercicio de Teomania o meditación.
9 “De este modo os convertiréis en toltecas: si adquirís hábito y costumbre de
consultarlo todo con vuestro propio corazón. Haceos toltecas: hombres de
experiencia propia.
10 “Conoced experimentalmente las estrellas, sus nombres e influjos. Sabed
cómo marcha el cielo. Conoced también la duración del año y de sus signos.
11 “Conoced los símbolos, las palabras. Cantad bien, hablad bien, conversad
bien, responded bien, orad bien. La palabra no es algo que se compre.
12 “Conoced la condición honorable, lo que es bueno: no cometáis adulterios,
no os embriaguéis inmoderadamente, no os sometáis al juego ni al azar, no
mencionéis vuestro linaje ni vuestra condición viril, no seáis indiscretos ni
cobardes, ni procuréis los primeros lugares.
13 “Evitad los extremos y manteneos en el medio, porque sólo en el medio
existe la condición social, la condición honorable. Así os convertiréis en
toltecas.”
14 Y les dijo: “El sabio es luz, es tea, es espejo horadado por ambos lados144.
Suyas son la tinta negra y la roja, suyos los códices. Él mismo es escritura y
sabiduría, camino y guía veraz para otros; conduce a las personas y las cosas, y
es una autoridad en los asuntos humanos.
15 “El verdadero sabio es cuidadoso, guarda la tradición, posee la doctrina y la
transmite, sigue la verdad y es un maestro. Un maestro es quien no deja nunca
de amonestar. Así hace sabios los rostros ajenos, nos hace a los demás tomar
un rostro y desarrollarlo, abre nuestros oídos, nos ilumina. Es guía de guías y
ofrece un camino. De él, uno depende.
16 “Él pone un espejo ante nosotros, nos hace cuerdos y atentos, nos obliga a
cobrar identidad. Se concentra en sus obras, regula su camino, dispone y
ordena, aplica su luz sobre el mundo. Por eso conoce lo que hay sobre este
mundo y la región de los muertos.
17 “Gracias a él todos somos corregidos, enseñados. Por él, el niño humaniza
su querer y recibe una estricta educación. Conforta el corazón de quienes le
rodean, dando ayuda, remedio y curación.
18 “El falso sabio, en cambio, es como un médico que ignora su oficio o un
hombre sin cordura: dice que sabe acerca de Dios, que tiene la tradición y la
guarda, pero es sólo vanidad. Dificulta las cosas, es jactancioso e inflado, es un
torrente, un peñascal. Amante de la oscuridad y los rincones, es un ‘sabio’
misterioso, un ‘chamán’ con secretos, un ‘ensoñador’ que roba a su público,
pues le despoja de algo.
19 “Es un hechicero, pues tuerce los rostros ajenos y los extravía, haciendo
que los demás pierdan su identidad. Es falso, pues encubre las cosas,
tornándolas más difíciles de lo que son, metiéndolas en dificultades y
destruyéndolas. Hace perecer a quienes le siguen a fuerza de misterios, acaba
con todo.
20 “Conoced ahora al médico. El médico verdadero es un sabio: da vida;
prueba las hierbas, piedras, árboles y raíces. Ensaya sus remedios, examina,
experimenta, alivia las enfermedades, da masajes, concierta los huesos, purga

144
Significa: una persona que recibe la enseñanza y la refleja.
a la gente, hace que se sientan bien, les da brebajes, los sangra, corta, cose,
hace reaccionar, cubre con ceniza.
21 “El falso médico, en cambio, se burla de su prójimo, y en su burla, mata a
la gente con medicinas, provoca indigestión y empeora las enfermedades; se
esconde en sus secretos, pues es hechicero; posee semillas y hierbas maléficas;
es un brujo, un adivino que, en lugar de experimentar, echa suertes; mata con
sus remedios, empeora, ensemilla, enyerba.
22 “Y he aquí al padre verdadero: es raíz y principio de linaje de hombres.
Bueno es su corazón, recibe las cosas, es compasivo y se preocupa. De él es la
precisión, el apoyo, con sus manos protege. Cría y educa a los niños, les
amonesta y enseña a vivir, les pone delante un gran espejo agujereado por
ambas caras, una gruesa antorcha que no ahuma.
23 “Y he aquí al hombre maduro: un corazón firme como piedra, un rostro
sabio. Es dueño de su rostro y de su corazón. Hábil y comprensivo, buen
componedor de textos, es un tolteca de la tinta negra y roja, un entendido. Dios
está en su corazón y diviniza con su corazón las cosas; dialoga con su propio
corazón.
24 “Y el verdadero artista: un conocedor de colores; los aplica, sabe de
matices y armonías; dibuja pies, caras, les da sombra y relieve, logra efectos.
Como tolteca, pinta los colores de todas las flores.”145
25 Y les dijo: “Bueno es que os mantengáis por vosotros mismos. Cread,
trabajad, recoged leña, labrad la tierra, sembrad nopales. Con eso beberéis y
vestiréis; pues honra, enaltece el trabajo duro.
26 “Pero, ¡cuidaos de las obras mundanas! Porque mucho crece, muy rápido
engorda lo que enferma, lo que atormenta, lo que fatiga, lo que causa espanto.
27 “Correcto es si junto a ti es dicha la buena palabra, la que no causa daño.
Si la transmites, no le excedas ni le quites: sólo lo justo dirás.
28 “Pero, ¡cuídate de las palabras distraídas! Porque sólo pervierten, no son
serenamente rectas; precipitan al hueco a quien las pronuncia, nos llevan a la
trampa y al lazo, a la piedra y el palo.
29 “Acercaos al sauce y al sabino, al que es modelo y ejemplo, pauta, dechado
y señal, libro y pintura, al hombre honorable y de buena fama, a la condición
social, a la luz, la antorcha y el espejo. A quienes por todas partes hacen lo
excelente, dando brillo, dejando lo bueno, imponiendo un orden con prudencia,
alegría y serenidad. A quienes son cofre y caja, sombra y buen abrigo, gruesa
ceiba, sabino generoso que da brotes y se yergue poderoso, firme.
30 “Acercaos a quienes no se quedaron dormidos ni se ocultaron en el sueño,
a quienes no desgarraron su labios (con calumnias), a quienes en paz llevan
sobre sus piernas, en sus brazos y espaldas, a aquel (pequeñín) que va jugando
y se divierte con tierra y duerme en la redecilla.
31 “Recordad al anciano, la anciana, el indigente, el desdichado, al que no se
alegra, al que no es feliz, al que tiene pegado el intestino (de hambre), al que
no encuentra su casa y vive en confusión, al que derrama sus lágrimas y

145
Se refiere tanto al artista plástico como al artista de la energía. Este verso describe un proceso de
transmutación interna llamado en nawatl Atlachinolli, agua quemada.
muerde sus uñas (de desesperación), al que lleva las manos atadas a la
espalda,
32 “A quienes donde las fieras, en las cárceles de la miseria y la indigencia
van penando, a quienes por los desiertos y los montes se fatigan tras el chile y
la sal, las verduras y el agua, a quienes son engañados en las plazas y tienen
los labios resecos.
33 “En cambio, huid de estos sitios: el festín, el río y el camino. No os
detengáis allí, porque allí está, allí habita el gran devorador, (que es) la mujer
ajena, el esposo ajeno, la prosperidad, la falda, la camisa ajena.
34 “No busques en exceso una buena apariencia, pues él te acepta así,
discretamente. En cualquier sitio, en cualquier momento, tus adornos y tus
joyas podrán arrojarte al torrente.
35 “Que vean en ti, en cambio - pues el que instruye a otros fundamenta el
modo de no dar vueltas en vano - al que enseña y se preocupa.”
36 Y les dijo: “Hay uno que vive en embriaguez y en sus manos se babea. Ha
manchado su cuello, se apresta a difamar, se apropia de las cosas y da alaridos,
pues la hierba y el vino les han atado.
37 “Ese ya no sale por su salida ni vive su propia vida, ya no corre su carrera,
no tiene rostro ni orejas, no canta, no dice, no se expresa; a la hora del grito,
ya no grita. No tiene camino ni conoce el orden, pues no presta atención a la
palabra buena, aquella que eleva, que expresa.
38 “Sólo, sin reflexión vive, moviéndose de continuo, cayendo de repente.
Desgarrado, revolcándose en su inmundicia, así vive. No se levanta en paz ni se
acuesta en alegría. En ceguedad vive y no sale de ahí, ya no quiere crecer.
39 “Como conejo se inquieta, como venado huye. Únicamente anhela
escabullirse, tan sólo rechaza con el pie. Nada comprende ni retiene, no es civil.
Se arroja contra sí mismo y se abandona a las dudas, da golpes, gruñe, lanza
mordidas.
40 “Ese violó la voluntad de Ketsalkoatl. Por eso ya no extiende su brazo
cuando debe extenderlo, ni va al sitio a donde debía ir. Ya no entrará a donde
debe entrar, ni morirá cuando deba morir.”146
41 Se Akatl se sentaba en las escalinatas del templo de Cholula y venían a él
personas de toda la tierra para consultarle sobre los modos de vida tolteca. Y él
les enseñaba, diciendo:
42 “Amaos los unos a los otros, ayudaos en la necesidad con la manta y el
braguero, la joya, el salario y el alimento. Pues no es verdad, no es cierto si
despreciáis a quienes os rodean.
43 “Dad limosna a los hambrientos aunque tengáis que quitaros vuestra
comida. Vestid al que va en harapos aunque vosotros mismos quedéis
desnudos. Socorred al que os necesita aún a costa de vuestra propia vida. Pues
una es vuestra carne y una vuestra humanidad.
44 “Poned junto a vosotros a quienes son las manos y los pies del pueblo; no
con indiferencia los saludéis ni con negligencia soportéis recíprocamente

146
Esta fuerte descripción de la embriaguez revela un aspecto de la sociedad mesoamericana, donde el uso
de vino y las drogas estaba estrictamente regulado.
vuestras cargas. Pues vosotros sois (guerreros) águilas, ocelotes, sois el sostén
y el remedio.
45 “Si alguno os sobrepasa, vaya delante. En la entrada, no seáis los
primeros. Cuando sea el momento de hablar, que comiencen los demás. Y si
Dios no os señala, no toméis la delantera.
46 “Además, si os diesen aquello de que tenéis necesidad en último lugar, no
os enojéis luego. Y si no os diesen nada, agradeced por ello. Así lo quiso el
cielo: es merecimiento.
47 “No con prisa anheléis vuestra comida; antes, sed moderados y austeros, y
verificad que los demás coman primero. Entonces tomad agua y lavad sus
manos y sus bocas. Que no por ser nobles perderéis vuestra nobleza, ni caerán
los jades, las turquesas, de vuestras manos llenas.
48 “En cualquier sitio podéis encontrar a quien trabaja, a quien se expresa, a
quien está creando algo. No estorbéis entonces, no causéis problemas a causa
de vuestra ignorancia.
49 “En cualquier sitio podréis tropezaros con ellos: un anciano, una anciana,
un enfermo, un niño. Por lo tanto, no tenéis excusa.
50 “En cualquier sitio podéis inadvertidamente romper una cabeza, violentar a
alguien, arrojar orina sobre otro, hacer que pierda la buena palabra con que
habla, ignorar un consejo. Permaneced alertas.
51 “Que tu corazón no sea tu madre, tu padre. Que la ceniza esparcida y la
encrucijada no te den órdenes. Que tu deseo no devore tu pie147. Que una falda
no te mueva ardientemente, pues envilece, desgasta, ensucia al hombre.
52 “No te envanezcas de tus propias fuerzas. Que tu entendimiento no sea tu
apoyo, ni de tu convicción te jactes. No construyas tu casa sobre tus propias
opiniones, pues eres tan sólo un pajarillo, una cuenta de jade, apenas una
pluma.
53 “En cofre ajeno no te metas. En el plato de otro no te reclines. No te invites
por ti mismo al convite. Que tu suerte no dependa del azar. Es peligroso, es una
trampa.
54 “No obres sin reflexión ni te entregues sin tomar medidas. No comiences tu
trabajo sin analizar, y sin considerarlo serenamente no te impongas. No aceptes
lo que no mereces, ni reclames lo que no es tuyo, ni abuses de lo que no has
creado.
55 “No te hagas de rogar ni busques siempre que te ofrezcan. Y no dos veces
seas advertido, pues corazón tienes dentro de ti (para entender).
56 “A la hora de sembrar, no sólo vayas y siembres: prepárate bien,
selecciona bien, planta bien, para que bien eches raíces. Cultiva bien tu
sementera, tus campos, tus nopales. Constrúyete allí una casa buena, firme,
con ayuda de todos, y déjala en herencia a aquellos a quienes educas.
57 “Cuanto puedas produce, ambiciona las flores de Aquel que te dio la vida,
de Aquel por Quien vivimos. Puedes vivir a Su lado en este día que en préstamo
has venido a pedirle. Regresa junto a él, ten consciencia de tu dueño, pues se
duele, se enfada cuando le olvidas y, puesto que sois uno, devuelve a tu
corazón su pena y su olvido.
147
Significa: “no camines detrás de tus deseos materiales”.
58 “Mas aún: disfruta la riqueza de Aquel que te atormenta, Aquel que te hace
puro. Su agua de intenso azul, su agua de jades, su vaso de turquesa ha
depositado en ti, para lavar tu vida y merecerte.”
59 Uno de los que se habían acercado a escuchar le pregunta: “Maestro: ¿qué
ritual he de hacer para agradar a los dioses?”
60 Le responde: “Pide con entera humildad, suplica con justicia: he ahí
concentrado todo el ritual. Pues satisface, compensa el labio que se manifiesta
en súplica.”
61 Otro le dice: “Maestro, ¿cómo se mueven los dioses en el cielo?”
62 Le responde: “¿Es que ya lo sabes todo sobre la tierra? ¿No estás acaso
tanteando con los pies? ¿Te conduces a ti mismo? ¿No eres aún llevado,
cargado? Mañana o pasado mañana, ¿quizás llegaremos a saber aquello que
sólo él y únicamente él conoce?”
63 Se había acercado a escuchar un rico mercader. Reconociéndolo, Se Akatl
comentó: “Con llanto y preocupación hay que recibir la herencia y la fortuna.
Pero, cálido es el hogar del pobre, y están tranquilos su esposa y sus hijos.”
64 El mercader replicó: “Buena es tu palabra para con los pequeños. Pero,
¿qué puedes decirnos a nosotros, que sostenemos la carga del pueblo?”
65 Le contestó: “Sed honestos. Pagad vuestro tributo. No tengáis miedo del
trabajo fuerte. Amad a quienes os mantienen. Rogadles, no vayáis sobre ellos.
Tened para con ellos tan sólo gestos de reverencia y acatamiento. Más aún:
ayudadles, sostened sus manos y sus pies, que ya es mucho el trabajo que os
dan como servicio.”
66 Otro le pregunta: “¿Qué debo hacer para seguirte?”
67 Le responde: “Concéntrate únicamente en Ometeotl. El nombre y la gloria
de Aquel que todo lo puede es lo único que causa gozo. Él reparte su gloria allá,
en lo alto, para todos, y cuando un hombre bueno la recibe, se vuelve cual un
ave excelente; de su cola, de sus alas, brotan padres y madres, brotan aquellos
que nos guían en cualquier parte del Universo en que existamos.”
68 A los sacerdotes les dijo: “¿Habéis recibido su aliento, su palabra?
Guardadlo en vuestro corazón como algo secreto. Que no os aturda ni
embriague ni os cause orgullo. Ya comprenderéis cómo a nada, a nadie olvida
Nuestro Señor.”
69 Un joven de la nobleza le pregunta: “¿Debo renunciar a mi condición
social?”
70 Le respondió: “¿Naciste noble? Teme por ello; podría embriagarte o hacerte
presuntuoso. ¿Has alcanzado la nobleza por tu merecimiento? He aquí lo que
nos hace nobles: tomar la antorcha y el jabón, el chile y la cal, el azadón y la
semilla. Esto, en verdad, es linaje y merecimiento.
71 “Se dice que hay heredero al trono. He aquí como mostrara su condición: si
accede en bajar la cabeza y se inclina con humildad, si mira al pobre con
especial consideración, si le infunden respeto su mísero ceñidor, su manto
raído, si encontrando en el camino una anciana, un anciano, le dice: ‘Padre mío,
mi abuela: que la paz te encamine, que no tropiece tu pie’.”
72 Un joven cholulteca le preguntó: “¿A qué se deben el dolor y la miseria
humana?”
73 Respondió: “De nuestra pobreza no te aflijas, no te enfermes por ello ni tus
entrañas adelgacen, ni desfallezca tu corazón ante lo retorcido, ante lo que no
es recto. ¿Es que sólo tibieza, bondad, ha de ser nuestra suerte?
74 “Sé un guerrero. Arrójate ante el Ser del Cielo, Aquel que nos da vida. Con
toda tu fuerza, con todo tu aliento, átate a lo alto, ve junto a él, arrójate a él. Y
ocurrirá que él mismo llegará a ser raíz de tu existencia.
75 “Concéntrate en él donde estás, acércalo a tu rostro, a tu corazón. Busca y
reconoce qué es lo que se pide de ti sobre la tierra. Como cuando buscamos
algo a tientas, como cuando pintamos un libro, ve así: lento, pero sin detenerte.
76 “Identifica en qué consisten el infortunio y la desdicha, la inhumanidad y la
pérdida, y así no vivas. Sólo en tu propia paz, en tu prudencia, ve adelante, sin
descanso ni dudas, para que de ese modo no entristezcas mi corazón. Con toda
tu atención, serenamente, así vive.”
77 Otro de sus presentes le alabó diciendo: “Oh Señor, te has vuelto como un
bastón, por eso vengo a descansar junto a ti. Eres árbol de sombra, remedio y
bálsamo. En tus manos reverdeceré y echaré renuevo, pues me has limpiado,
me has hecho puro. Únicamente ahora, que te adopto como mi madre y mi
padre, encuentro reposo y sanación. He venido para aliviarme contigo, para
curarme junto a ti.”
78 Le responde: “Ahora que Ketsalkoatl te ha mostrado su bondad, ahora que
dentro de ti se agita, no lo desprecies. No juegues con un poco en tu interior
para devolvérselo luego, hastiado, pensando: ¿en verdad he sido sanado? Ahora
que te has acercado a la riqueza que de su presencia viene, ¿lo ofenderás de
nuevo? ¿Volverás a ensuciar tu ser, tu alma?
79 “Con todo, aún cayendo muchas veces, si de nuevo recuerdas a tu Dios y
te limpias sinceramente frente a él, arrojando tu mancha en su presencia, una
vez más él tendrá piedad de ti y te mirarán sus ojos. Ve, disfruta de tu tesoro,
que viene del seno de Nuestro Señor.”
80 Otro tenía dificultades para hablar con su propio corazón. Se Akatl lo sentó
junto a sí y le dijo: “Ven: entra en la bienaventuranza de Ometeotl. Baja tu
cabeza, flexiona tus rodillas, adopta una postura atenta, acostumbra tus
piernas. Resbala, deslízate hacia nuestro Señor. Y si algo te atormenta, si algo
interfiere tu fluir, disípalo en su dicha y afirmarás tu vida.”
81 “Amigos, esto que os doy a comer es alimento puro, comprendedlo. Lo que
es para comer aquí en la tierra, acercadlo a vuestro rostro. No os hagáis
semejante a piedras, pues ya sabéis que si una piedra es dura, no sólo una vez
se le golpea hasta que se quiebra.
82 “Ved al venado cuando lo persiguen: va asustando, ignora a dónde va: al
hueco, a la muerte. Y vosotros, ¿acaso sois venados para que no sepáis a dónde
vais? Pues os ha sido mostrado el camino; por vuestra propia voluntad os
traicionaríais si lo perdéis.
83 “Ved: como el árbol florido ya no retoña ni echa brotes (pues sólo retoña y
reverdece si resiste la helada, que de otro modo se marchita y seca), así
vosotros, si no retoñáis y echáis ramas a la hora del verdor y del renuevo, por
vuestra propia voluntad os habréis arrojado a la boca de las fieras.”
84 Con estas palabras aprendieron los toltecas. Todo lo que les dijo Se Akatl
que hicieran, eso hicieron, sin defraudarlo ni omitirle. Creyeron en él y se
hicieron sabios, se hicieron ricos en amor y fueron felices. Muy cuidadosos
fueron en las enseñanzas divinas. Sólo un Dios tuvieron, el Dios Único, a quien
invocaban y suplicaban, y su nombre era Ketsalkoatl.

12
EL BANQUETE

1 En cierta ocasión, se reunieron en Cholula los principales señores del país


convocados para una gran cena. Y Tlakatsin, humano, el rey de la ciudad, quiso
que también Se Akatl estuviese en el banquete, de modo que envió a llamarlo
con un mensajero.
2 Se Akatl se presentó en el palacio real con sus pobres hábitos de penitente,
pero los guardias de la puerta lo confundieron con un mendigo y lo arrojaron a
la calle.
3 Transcurridas algunas horas, y viendo que Se Akatl no llegaba, envió el rey de
Cholula un segundo mensajero para que lo apremiase a asistir al banquete.
Entonces él hizo envolver sus vestidos e insignias reales en un atado, y lo envió
con el mensajero.
4 Esta respuesta disgustó al rey de Cholula, el cual envió por tercera vez a un
mensajero hasta el sitio donde pernoctaba Se Akatl con este mensaje: “Te
ruego que asistas tú en persona, porque es conveniente para los asuntos del
reino.” Entonces Se Akatl fue con él al palacio.
5 En la sala del banquete había muchos invitados. Al ver al Penitente, todos
enmudecieron. Y Se Akatl, tomando la palabra, dijo: “Hoy, que nos favorece el
Hombre, el Ser divino, el portentoso, principio de toda existencia, perfecto en
serenidad, Aquel por Quien vivimos; hoy, que nos ha hecho cautivos su
corazón, ¿acaso callaremos?
6 “Tú, cholulteca: ¿te sientes duro, fuerte? ¿Tal vez eres de piedra? Cuando se
canse, cuando se enfade, cuando se aburra de ti nuestro Dios y te olvide, ¿te
meterás en el hueco de una piedra, o tal vez te subirás a un árbol? ¿Entrarás
debajo del agua, o huirás al cerro y en la caverna querrás esconderte?
7 “¿Me viste feo, sin adornos? Todos somos así: un polvillo, puro lodo. Lo que
nos engalana no es mas que una apariencia. Cuando nos toque pisar aquella
tierra, donde reina el misterio, ¿cómo serán nuestros restos, qué forma tendrán
nuestras calaveras?
8 “¡Oh rey! Ometeotl nos gobierna como él quiere. Asume tu elevación y tu
caída, tu apariencia y tu esencia, tu fealdad y tus adornos, pues eres nadie.
9 “Sueña que escoges, hasta el día en que tú mismo seas cogido de la tierra.
Porque es un sueño es la esencia del Cielo, la flor de oro del centro del cielo es
un sueño.148
148
Estas palabras se refieren a dos creencias toltecas: la naturaleza onírica o ilusoria del mundo, y el sueño
como vía para alcanzar “la flor de oro de la esencial del cielo” o estado espiritual de gracia.
10 “No te concentres en las plumas y en los jades, que perecen. Mira arriba,
a lo que nos excede. Allá está el verdadero tesoro, el Hombre, el amigo, el
amado, el que otorga y determina, el que da y quita y hace crecer.
11 “Ve al regazo de Dios, donde de veras se es alguien, donde de veras se
crece. Quizá él se conmueva por tu causa y te avise cuando se canse,
permitiéndote colocarte a sus pies.
12 “Tú, que eres llevado en preciosa litera, escucha bien: no olvides lo que es
apreciable, lo que puede colmarte, lo que tú necesitas y hoy pongo yo en ti.
Aprovecha aquello que te han concedido, lo que te compromete, lo que te hace
subir. ¡Te conmino a recibirlo!”
13 Al escuchar estas palabras, el rey de Cholula cayó sobre su rostro e hizo
confesión pública de sus pecados, diciendo: “Vocero divino: he aquí, tu
presencia me ha movido y ante ti quiero poner mi falta y suciedad, pues robé,
mentí, cometí adulterio y viví sin consideración hacia los demás.
14 “Ahora, Señor, te pido tu alivio y tu remedio, pues ando solo y,
ciertamente, al precipicio caigo. En verdad, siento que sobre mí se arroja el
granizo y el viento me golpea. ¿A quién otro podré encomendarme?”
15 A partir de ese momento, el rey de Cholula se hizo muy amigo de Se Akatl,
atendiendo en todo momento a sus necesidades y concediéndole su favor.
Además, creó retiros para los sacerdotes de Ketsalkoatl, a los cuales atrajo a la
ciudad desde todos los rincones del país. Repetidamente pidió ser aceptado con
los aprendices, pero Se Akatl no se lo concedió, en atención a los intereses del
pueblo.

13
LOS SACERDOTES DEL DIOS DE LA MUERTE

1 En cierta ocasión, llegaron a Cholula los emisarios de Teskatlipoka, quienes


predicaban ideas nuevas sobre la muerte. Vinieron contra ellos los sacerdotes
del dios de la muerte, cuyo salario dependía de las tradiciones fúnebres. Y
discutieron con tanto ardor, que no pudieron llegar a un acuerdo.
2 Fueron a Se Akatl para que él fuese árbitro en la discusión. Lo hallaron en el
campo del juego de pelota y le preguntaron: “Maestro: ¿cuál es tu enseñanza
respecto a la muerte del hombre?”
3 Él respondió: “Antes de contestaros, quiero escuchar vuestra exposición.”
4 Los adeptos de Teskatlipoka explicaron: “Hemos aprendido que el cuerpo es
una flor y la conciencia es su perfume. Cuando muere la flor, todo recuerdo
perece. También comparamos al cuerpo con un libro y a la conciencia con una
pintura. Cuando el libro cae en las llamas, todo arde y desaparece.
5 “Pero hay un camino para escapar de ese destino: si cada cual se ofrenda en
su corazón y, adelantándose a la muerte, la burla en sacrificio. Así llegaremos a
ser dioses.”149

149
Esta es la doctrina del sacrificio humano, predicada por los adeptos de Teskatlipoka. Presupone una
vocación de rebeldía, capaz de levantarse contra la propia muerte para revocar nuestro destino animal.
6 Luego tomaron la palabra los sacerdotes del dios de la muerte y dijeron:
“Debéis saber que hay dos mundos y dos tipos de gentes. En el primero, los
hombres eran dioses y todos fueron instantáneamente transformados150. En el
segundo, que es el nuestro, ha de ser la transformación según los méritos de
cada uno. Y así como hay muchas formas de merecimiento, son múltiples
nuestros destinos.
7 “Está determinado que los pecadores desciendan a las nueve profundidades,
donde dan vueltas entre vientos tempestuosos y agujas de hielo hasta que son
limpiados por el fuego151. Por eso se nos ha ordenado quemar sus cuerpos, para
que el Señor de la profundidad les permita levantarse nuevamente.
8 “Pero los cuerpos de los leprosos y los enfermos crónicos, los que fueron
tocados por el rayo o murieron ahogados, esos no han de ser quemados,
porque fueron señalados por Tlalok y su memoria irá a lugares de regocijo152.
9 “Y tampoco han de arder los cuerpos de los guerreros y los sacrificados, los
santos, los niños y las mujeres muertas al parir. A estos se les enterrará con
honores, y su memoria irá a los campos del Sol, donde le acompañan con
cánticos y flores153. Y después de cuatro años, regresarán como pájaros y
mariposas para revolotear por un tiempo antes de partir.”154
8 Oyendo sus exposiciones, exclamó Se Akatl: “Mi corazón se entristece y se
conmueve, porque vosotros, mis amigos, aun no lo entendéis: ¡no por segunda
vez seremos engendrados, no por segunda vez seremos hechos hijos! ¡Y ya
estamos a punto de salir de esta tierra!155
10 “Consideradlo y sacad de ello provecho: no dos veces se vive, no dos veces
se muere, única es nuestra vida y la tenemos en préstamo. Seamos nobles,
sabios, guerreros o esclavos, todos conoceremos la región del misterio.
11 “¿Acaso no habéis escuchado a los mayores, cuando disponen de sus
muertos, decir de esta manera: ‘Ya es Dios’? ¿Y no habéis escuchad esta
canción: ‘Despierta, que ya amanece, ya empiezan a cantar las aves de oro, ya
van volando las múltiples mariposas’?
12 “Comprendedlo: los muertos no mueren, despiertan. Aquí no vivimos,
soñamos. Los muertos despiertan del sueño de esta vida, y morir es hacerse
dios.”156

150
Este verso se refiere al mito del sacrificio de los primeros hombres en una hoguera, antes de la creación
del tiempo, por cuyo mérito fueron transformados en los dioses y “animales” zodiacales.
151
Se refiere al Miktlan, lugar de los muertos, un sitio temporal de pena, más elevado, sin embargo, que la
ilusoria permanencia en Tlaltikpak, sobre la tierra.
152
Tlalokan, mundo de Tlalok, segundo destino de las almas tras pasar por el Miktlan.
153
Tonalokan, mundo de la luz, tercer destino de las almas antes de retornar al Tamoanchan, la casa de
nuestro origen, para su reabsorción al seno de Ketsalkoatl.
154
Esta es la doctrina prehispánica más cercana a los conceptos del Viejo Mundo de la reencarnación o la
resurrección de la carne.
155
Contrario a las especulaciones sobre el destino post-mortem, Se Akatl enfatiza la necesidad de alcanzar
una urgente conciencia de nuestra condición mortal.
156
Consecuente con la doctrina de que la existencia del mundo es “un sueño”, la muerte sólo puede ser
entendida como un despertar. “Hacerse dios” significa entrar en el ámbito de lo misterioso.
14
EL SUEÑO

1 Cierta noche tuvo un sueño. En su sueño vio un collar hecho con granos
dorados de maíz que giraba sobre sí mismo en el espacio. Pero se rompió el
collar y sus granos fueron dispersados. Se asustó Se Akatl y gritó, y el sonido
de su voz le hizo despertar. Entonces se incorporó sobre su estera, llamó a sus
amigos y les dijo:
2 “¡Escuchad, amigos, el sueño de una palabra! Cada primavera nos hace revivir
la mazorca dorada, nos abre los ojos la roja mazorca. El collar de sus granos
nos conforta e ilumina157.
3 “Ved: el collar ya se rompe, sus granos se esparcen. Acaba la primavera y
llega el verano, el Sol enardece su batalla y comienzan las lluvias. El hombre ha
de ser arrastrado, todo el país desolado.158
4 “Es tiempo de que se rompa el cielo, de que las nubes cubran el Sol y a la
Luna en toda la extensión del mundo, de que caiga en torrentes el agua de la
disolución y acabe la memoria de todos los pecados.159
5 “Hora de barrer, de acumular el polvo y echarlo fuera, de romper la túnica y
pisotearla, y de que no portemos ya la máscara encubridora160. ¿Quién os
protegerá entonces, huérfanos de madre y padre? ¿A quien acudiréis por
refugio?”
6 Sus seguidores se entristecieron, comprendiendo que les hablaba de su
partida, y le preguntaron cuándo ocurriría eso. Él respondió:
7 “Cuando se junten el Sol y la Luna. Cuando sea la noche y al mismo tiempo el
día. Cuando os hundáis hasta el abismo y allí os amanezca. Cuando el nueve se
junte con el trece. Cuando veáis movimiento arriba, movimiento abajo, y nazca
de la serpiente de luz vida sin fin, aún sobre esta tierra. Entonces ocurrirá la
voluntad del Uno, y vosotros lo veréis161. Del corazón del Cielo desciende la
consagración de una vida nueva.”
8 Tras hablar así, les pidió que ordenasen todos sus asuntos a fin de disponerse
para la partida.

15
LA EMBAJADA

1 Cuando lo Cholultecas supieron que Se Akatl deseaba continuar su camino, le


enviaron a los principales sacerdotes a fin de disuadirle. Pero él no quiso
escuchar sus razones. Les dijo:

157
La primavera es el nacimiento; la mazorca, la vida; el collar de granos, la secuencia de los momentos de
conciencia de una vida. Se Acatl se refiere a su propia existencia.
158
El verano (la estación de la cosecha) significa el cese de la vida terrestre; la batalla entre el Sol y la
lluvia, la conflagración final de la energía; la desolación del país, la muerte del cuerpo físico.
159
El cielo es la conciencia; las nubes, el olvido; el Sol y la Luna, las corrientes de energía vital.
160
La túnica es el cuerpo; la máscara, la personalidad.
161
Estas metáforas aluden a la reunificación post-mortem de la energía vital.
2 “Amigos, ha llegado el momento. Sólo tengo una vida, y mi vida sufre. Fui
burlado, acechado, mas vosotros me ofrecisteis refugio. Mi corazón fue
destinado al sacrificio y vosotros, por un momento, me habéis consolado.
3 “Pero el tiempo termina, he escogido marchar adelante. ¡No me retengáis,
aumentando mi pena! Ya me voy a la casa del misterio, a la escala preciosa,
allá, donde los verdes jades, a la orilla del agua divina162. La madre llama, el
hijo ha descendido. Es tiempo de volver.
4 ¡Alegraos conmigo, venid! Acercaos vosotros, los de corazón oprimido, abrid
conmigo el cofre de vuestras almas, derramad el vino florido de vuestra vida.
No temáis, mis amigos: es la primavera de Aquel por Quien Vivimos. Muy
pronto sus cantos adornarán este templo.”163
5 Pero los cholultecas no quisieron escucharle. Uno de ellos le tomó de la mano
y le dijo: “Doble Precioso, tú que haces brillar las cosas: por tus merecimientos
has venido. Piensa ahora y de ti mismo compadécete. También nuestros
abuelos se fueron a la casa del misterio, y sólo heredamos su ausencia.
6 “En vano emprendes esta guerra, ¡oh Penitente! En verdad, Aquel por Quien
Vivimos ha trastornado tu juicio. Rompiste los jades, las ajorcas, desgarraste
los anchos plumajes. Hubo lluvia de llantos por tu casa. ¿Y aún has dispuesto
que seas tú mismo destruido? ¿Acaso perecerá también tu corazón?”
7 Con palabras de queja le reprochó el sacerdote, pues mucho le amaban en
Cholula y no querían perderlo. Pero Se Akatl interrumpió su discurso:
8 “¿Qué es esto que dices? ¿Acaso en verdad me habéis tenido? Reflexiona,
sacerdote: a nadie tienes, por siempre en la tierra estamos solos. Con angustia
se vive sobre el suelo, hacia acá se ha vertido todo el enojo de Ometeotl. Mas,
interroga a tu memoria: ¿acaso es esta nuestra verdadera casa? Observa las
señales: en otro sitio se encuentra nuestra existencia.
9 “No caviléis, amigos, no os engañéis más. Juntos a nosotros brotan ya las
bellas flores, el goce de Aquel por Quien Vivimos. A recordar los momentos
pasados sentimos tristeza. Mas, pensadlo: todos los héroes se forjaron del
mismo modo: con angustias y dolor. No lloréis por los príncipes partidos, aquí
nadie quedará para siempre.”

16
LA DESPEDIDA DE CHOLULA

1 Así determinado, quiso despedirse de los cholultecas. Diez años vivió entre
ellos, y en todo momento no recibió otra cosa que afecto. De modo que envió a
sus seguidores con mensajes de agradecimiento por la amistad compartida, e
intercambió con todos palabras de amor y la promesa de volver a verse.
2 Al enterarse de su partida, el rey Tlakatsin organizó una ceremonia de
despedida y así le saludó: “Mi señor: yérguete ahí, donde por un momento, por
un día has estado: al lado del Dueño del cerca y el junto a Quien asistes y
162
Teoatl, agua divina, es el nombre nawatl del mar oriental. Está anunciando que va hacia la costa.
También es uno de los hombres del Cielo teológico.
163
Se refiere al templo de su cuerpo.
representas, de quien es la sandalia que calza y cuya izquierda estás164. Pues tú
eres su intérprete, tú proclamas y testificas su palabra.
3 “Eres águila, eres ocelote, eres tu propia dádiva y tu merecimiento, eres
intrépido, eres el cantor. No en vano ha florecido el aliento, la palabra de
nuestro Dios: ¡en tus manos la confió, en tu seno y tu garganta guardo el libro,
la tinta negra y roja! Dardos de águilas, flechas de ocelote, eso nos has
arrojado tú en respuesta.165
4 “Tú fuiste allá, donde el gran espejo de doble cara, el que amanece en el
mundo de los muertos y en el Cielo amanece. Y viste expandirse la curva del
Universo, desde lo profundo hasta lo alto166, allá, donde la gruesa antorcha, la
que no echa humo ni arroja sombras, la que ilumina en todas las regiones del
mundo, manifestando su aurora y su sol a todos los pueblos.
167
5 “Nuestro Dios te dio manos y pies, ala y cola que tan bien expandes, te dio
un pueblo y una ciudad que tú has guiado, haciendo que le anhelen. Pues te
puso pintura y te dio luces, te puso labios, dientes, te llenó distinción, te
fortaleció y te mostró su manto, te atavió de blanco y te ciñó con plumas. Así te
impuso por encima de todos y te dio el poder.
6 “Oh, Penitente: tú has honrado este reino e hiciste prosperar el señorío.
Mucho te esforzaste aquí, entre nosotros, haciendo un trabajo de esclavo para
rectificar y orientar a la estera y al trono.168
7 “He aquí al valiente guerrero, al que de día no reposa ni se tiende ni se da un
descanso; el que soporta la uña y el diente (de la condición humana), el
hambre y la penitencia, nuestra exaltación y abatimiento, la trampa, el lazo, el
agujero.
8 “He aquí al defensor del jade, la turquesa y la ancha pluma - la que bien mide
un brazo, la ondulante, la siempre verde y reluciente -169; el águila genuina, el
auténtico ocelote, aquel que viene a hacernos crecer y a conservarnos, a darnos
renuevo y florecer, al que resplandece y dignifica y merece veneración.
9 “He aquí, proclamamos tu luz y tu sombra, tu caída y tu renacer. Hemos sido
testigos de tu llanto y tu sudor. Vimos tu cuerpo fatigado, tu carne sufriente.
Vimos que en paz no vives y en tranquilidad no duermes, cansado está tu
rostro, tu corazón lucha entre las olas (de la maldad). El temor te rodeó, sólo
miedo a tu espalda. Arrojaste tus riquezas, la comida y el agua se apartaron de
tus labios.
10 “He aquí, proclamamos tu exaltación y tu abatimiento. Sólo así, tus manos
junto a tu corazón, con extrema dificultad y penitencia lograste el poder y el
señorío. Sólo así has llegado a ser un verdadero alivio para el pueblo, un
consejero al trono.
11 “Grande es hoy tu solaz, amplia tu responsabilidad. Eres ceiba y sabino,
techo y abrigo, descanso y medicina. Dentro de ti y a tus lados nos refugiamos
tus súbditos, los que somos tu sangre y tu color, tus brotes y renuevos, los que
164
La izquierda era entre los mesoamericanos la mano de honra por su relación con el corazón.
165
Significa: “nos has dado estímulo para emprender la vía del autosacrificio”.
166
Significa que entró en los sitios secretos donde está el diseño del mundo.
167
Metáforas por “sostenedores y seguidores”.
168
Metáfora por “el gobierno”.
169
Se refiere al conocimiento esotérico.
seguimos tu huella y buscamos tu guía, los que somos de condición dispuesta y
raza noble.
12 “¡Oh, conductor de hombres, fortaleza de gentes! Tú, el de amplias
espaldas y pasos seguros: como huerta de frutales te has hecho. Te elevas con
dulzura, con gracia brotas. Junto a ti liban los pájaros multicolores y en tus
manos se protegen del Sol. Pues en tus manos está el vaso de jade, junto a las
aguas verdes y azules donde elevas la caña cubierta de rocío que sacudes sobre
nosotros. Así nos lavas, así nos limpias.
13 “Y en tus manos está el grueso pincel, el ancho peine, y también el alacrán
y la ortiga, el agua helada y la vara de azotar, el taladro, la arena fina y el
denso cepillo con que desbastas, adelgazas, pules. Así nos corregiste.
14 “Porque tú escoges y haces que concuerden el espigado jade, el bien
engastado y mejor perforado, la ancha turquesa, bien pulida y redondeada. Tú
ordenas el collar y despliegas la guirnalda. Tú seleccionas todo lo que es
valioso, lo colocas en su sitio apropiado, lo guardas en su refugio,
gratuitamente nos lo estás ofreciendo.170
15 “Tú pintas y das color al libro y la escritura, dispones la tinta, la plantilla y
el patrón de medida171; tú esculpes y defines. Por eso nunca se olvidará tu
nombre ni se borrará tu fama.
16 “¿Quizá en tu interior han venido a morar los príncipes partidos para dejar
su guía y condición? ¿Encarnaron en ti las señales que esperábamos, para
tenerte como rey y como dios?172 ¡Yo te saludo, oh sacerdote!
17 “Ahora que Ometeotl te ha llamado y es momento de llanto y despedida,
no dejes que tu pueblo se quede rezagado. Guíanos por tu buen sendero donde
quiera que vayas, y yo haré que no te enfermes ni te contagies, y no dejaré que
te lleve la peste173. Ve en paz, mensajero divino, y permite a tus aprendices que
te acompañemos. ¡Esfuérzate, oh mi Señor!”

17
LAS RELIQUIAS

1 Cuando se alejaba de la ciudad, ciertos ancianos le salieron al encuentro y le


dijeron: “Señor: puesto que hemos visto que estás persuadido de marchar
adelante, hacia la tierra donde habita tu padre el Sol, y puesto que tenemos
miedo de no volver a verte nunca más, nada te pedimos, sino que dejes un
recuerdo tuyo entre nosotros, para que, viéndolo de continuo, no te olvidemos.
Así también, al ver tu legado, nuestros hijos sabrán qué tan divino señor recibió
nuestra hospitalidad, y aún nuestros enemigos sabrán respetarnos en el
ejercicio de la paz.”

170
Todas estas metáforas se refieren al conocimiento.
171
En sustitución de la imprenta, los antiguos mexicanos empleaban plantillas para escribir sus libros.
172
Los príncipes partidos son las encarnaciones anteriores de la Serpiente Emplumada. Estas palabras son
un reconocimiento tácito de la condición mesiánica de Se Akatl.
173
Esta expresión es una fórmula tradicional de saludo.
2 El no quiso consentir con ellos en dejarles reliquia alguna, temiendo que, al
tener algo que ver y tocar, olvidasen sus palabras. Pero los ancianos le
insistieron tanto que, compadecido, se vio forzado a aceptar.
3 Tenía Se Akatl ciertas piedras verdes talladas a semejanza de aves y
serpientes, una de ellas con una cabeza de mono muy bien imitada del natural.
Les entregó, pues, las piedras174. Ellos las tomaron con gran veneración y las
guardaron como cosa de mucho precio en una bolsa de piel de ocelote, junto a
otros objetos que en la ciudad veneraban.
4 Y le pidieron algunos cabellos de su barba, los cuales tuvieron en mucho y les
llamaron “las barbas del Sol”. Este recuerdo permaneció en el templo de
Cholula, y era tal su autoridad, que desde entonces ningún enemigo se atrevió a
ir en guerra contra la ciudad.175
5 También instituyeron los cholultecas una fiesta anual, en el aniversario del
natalicio de Se Akatl, durante la cual ofrecían a Ketsalkoatl muchas flores. Y los
sacerdotes vestían unas ropas largas hasta los pies, blancas y sembradas de
flores negras, y colocaban diademas en sus cabezas. Era esta una fiesta muy
suave y nada costosa, y venían gentes desde todos los rincones de la tierra para
celebrarla.176

CUARTA PARTE

“¡Que permanezca la tierra, que estén en pie los montes!


¡Que se esparzan por el mundo las perfumadas flores del cacao!
¡Que permanezca la tierra!”
Cantares de los Señores, Ayokuan de Wetsotsinko

1
LA PARTIDA

1 Cuando Se Akatl se marchó de Cholula, muchos de sus moradores se fueron


con él. Abandonando sus casas, le confiaron a sus mujeres, sus hijos, sus

174
Estas piedras funcionaban como moneda entre las clases pudientes de Mesoamérica. Al entregárselas,
Se Akatl estaba “comprando” simbólicamente a los cholultecas, es decir, comprometiéndolos a continuar
con su trabajo. Debido a este contrato, sus seguidores fueron conocidos como Masewalli, merecidos.
175
Estos objetos fueron quemados por Cortés como símbolo de la extinción del linaje tolteca.
176
Esta fiesta se celebraba el día de la caída del “denominador del año prehispánico, que por la época de
los mexicas estaba ocurriendo el 13 de Mayo.
enfermos, se pusieron en pie, su pusieron en movimiento. Aún los ancianos y
las ancianas quisieron acompañarle.
2 Al momento de partir, él invocó sobre ellos la protección del cielo, diciendo:
“¡Vosotros, dioses de los elementos, y tú, Ometeotl, Ser único, y tú, Señora de
la tierra, madre amparadora! Reparad en lo incierto de nuestro rumbo y dadnos
ayuda.
3 “No nos ofenda en el camino ningún tipo de dolor, dolores verdes, pardos,
negros177. Y si nos acometen aquellos que corren sobre sus manos y sus pies,
los divinos de la jungla178, venid en nuestro favor. Mirad que os lo ruego yo, el
Penitente.
179
4 “Y tú, Señor Nanawatsin, Sol que nos guía : ayúdanos, para que nos
adelantemos y recorramos primero el camino que tú has de seguir, para que,
antes de que tú acabes tu marcha divina, hayamos pasado ya por los valles y
las barrancas, y no nos queme tu gloria.
5 “Que no nos dañe la aspereza del suelo ni nos devore el rostro de la tierra.
Que caminemos contigo por el centro del cielo, para que no tropiece nuestro pie
ni sea espantada nuestra alma. Y envíanos a tus cuatrocientos hijos para que
nos protejan180. Mira que no tenemos sangre ni color, pues somos ascetas181.
6 “Ven con tus hojas cual alas, ser de la frescura, pues nos llegó la hora de salir
a caminar, la hora de conducir a los que han ganado un rostro y un corazón, a
quienes tienen hambre y sed por tu causa, oh Señor182. Ven, llévanos sobre ese
cerro, pásanos sobre ese barranco, y ven cantando. ¿Quién lo ha creado, quién
lo forjó? No yo.183
7 “Y tú, diosa de la faz pisoteada, Madre Tierra, no nos muerdas ni lastimes. Sé
cual coneja que se tiende y duerme apaciblemente, vuélvete boca arriba y
déjanos abatir con suavidad tus innúmeros pechos.”184
8 Así favorecidos con la invocación, los peregrinos se dispusieron a marchar
hacia el rumbo del nacimiento del Sol. Rodeaban lentamente las montañas,
pues era grande su número.
9 Con frecuencia, se detenían en diversos parajes y compartían con los
moradores de la tierra, dándole noticia de las grandes cosas ocurridas con los
cholultecas. Y por los lugares donde pasaban, encontrando algunos poblados,
cerros, ríos, fuentes y quebradas, cambió Se Akatl los nombres tradicionales
que tenían y les puso otros nuevos, con su significación apropiada. Son los
nombres que conservan hoy.185
2
177
Se refiere a las acechanzas de los espíritus del monte.
178
Los animales feroces.
179
Los mesoamericanos llamaban al Sol por el nombre de Nanawa, manchado. Aparentemente, era una
referencia al ciclo de manchas solares.
180
Los cuatrocientos o “innumerables” hijos de Dios son los astros. Le está pidiendo buen auspicio
astrológico para la marcha.
181
Es decir, no tenemos reservas de energía animal.
182
“Hambre y sed” en sentido espiritual, deseos de conocer la verdad.
183
Significa: ya que tú creaste la Naturaleza, te responsabilizamos de lo que ocurra.
184
La tierra era considerada una divinidad potencialmente peligrosa.
185
Este fragmento se refiere a la unificación del reino tolteca a través de la imposición de nombres en
lengua nawatl.
EL LIBRO

1 Pasando por una ciudad pequeña que se llama Ocuituco186, fue recibido con
canciones y lágrimas por sus habitantes. Viendo que sus corazones estaban
acongojados, pues todos presentían su próxima desaparición, les pidió:
2 “¡Animaos vosotros, mis verdaderos amigos! Sólo por un instante, por un
mandato nació nuestro amor. Recordadlo y cesará vuestra turbación.”
3 Y como ellos también le pidieron un legado, ordenó registrar y darles en un
libro todas sus palabras, consejos y canciones, así como sus hechos. Este
permanece entre los viejos de Ocuituco hasta hoy, y es un libro grande, como
de cuatro dedos de grueso187.
4 El resto de sus hechos, su llegada a la orilla del agua divina, la hoguera y su
ascensión como lucero que acompaña al Sol, todo está registrado en glosa
aparte.

3
EL PUENTE

1 Siguiendo su ruta, llegaron a un paraje donde la tierra se quiebra y baja a lo


profundo. Por allí pasaba un río grande y ancho, lleno de agua. Buscaron los
caminantes un paso, mas no lo hallaron. Muchas veces lo intentaron, pero
retrocedieron, asustados, pues las olas chocaban produciendo un gran
estruendo.
2 Viendo que no habían un paso transitable y que la corriente era impetuosa
más allá de medida, comenzaron a lamentarse por su vida. Se disgustó Se Akatl
por su falta de ánimos y les reprendió:
3 “¡Cobardes! ¿A qué teméis? Mañana o pasado mañana, ¿no habremos de
partir? ¿Por qué vaciláis en exceso, precipitando el final? ¡Esforzaos! Todos
conoceremos el misterio.”
4 Había en la orilla del río un promontorio de piedras; y golpeó Se Akatl la
piedra con el pie, al tiempo que pronunciaba una gran voz. La piedra se quebró
y cayó sobre el agua, formando un puente sobre el cual pasaron. Ese puente
puede verse aún en aquel paraje, que por su causa se llama Tepeshiweloa,
peñas desgajadas.188

4
LOS MEDITANTES
186
Aun existe. Se ubica cerca del volcán Popocatepetl.
187
El padre Durán afirma haberlo visto a finales del siglo XVI.
188
Esta historia es una parábola, se refiere a la voluntad sobrehumana que tuvo que aplicar Se Akatl para
pasar por encima de su condición humana y hacerse divino.
1 A otro sitio llegaron donde moraba un grupo de anacoretas que permanecían
en soledad, olvidados del mundo, alimentándose tan sólo de sus cavilaciones189.
Dos de ellos estaban sentados al Sol sobre un tronco caído.
2 Al verles, se adelantó Se Akatl para saludarles y les preguntó: “¿Qué hacéis,
abuelos? ¿Qué buscáis en estas soledades, apartados de la vida?”
3 El más anciano de los ascetas abrió su boca y le respondió: “Señor: buscamos
el poder de los Trece, la flor hermosa190. ¡Ven con nosotros!”
4 Observó Se Akatl: “Abuelos: a nadie tan precioso ha hecho Aquel por Quien
vivimos como al águila que va volando, a nadie tan perfecto como al ocelote,
corazón de la montaña. ¡Y aún ellos se someten al deber de sus obras!”
5 Replicó el anciano: “Hijo mío: algún día el águila ha de callar sus gritos, el
ocelote renunciará a sus colores. En la casa del misterio, donde nadie nos
espera, ¿acaso alguien diferenciará nuestros rostros? ¿Llevarán allá la cuenta de
nuestras acciones?
6 “Mira, peregrino: quienes andan por el mundo pronto se cansan; la belleza se
marchita y el goce se agota. Si es cierto que para alimentar a la muerte hemos
venido, esperémosla así: en inmovilidad y silencio. Esa es la razón por la que
estamos aquí.”
7 Retrocedió Se Akatl para marcharse de allí. Pero el espíritu de Teskatlipoka
entró en los meditantes y los movió a tentarlo con preguntas. Le dijeron: “Y tú,
peregrino: ¿puedes decirnos quién eres, de dónde vienes y a dónde quieres
llegar? En verdad, ¿puedes decirnos lo que buscas?”
8 Respondió Se Akatl: “Viejos: soy el solitario. He partido, he venido. Si me fue
fácil, consideradlo vosotros, que permanecéis al margen de los hombres. Mi
corazón, como un jade, fue quebrado. He de extinguirme, es la orden de Aquel.
Voy, pues, donde las aguas se dilatan, a entregarme.
9 “¿Tal vez vosotros conozcáis de qué os hablo? ¿Tal vez habéis descubierto por
qué perecen los pueblos, cómo llega el hombre a la orfandad sobre la tierra?
¿Recordáis el estandarte de oro, la luz de la casa de la aurora 191? Allá me dirijo
yo, pecador. Aún por breve tiempo se me oculta Aquel por Quien existo, y
apenas puedo soportarlo.”
10 Escuchando estas razones, los ascetas quedaron callados. Después de
contemplarlos con tristeza durante un momento, Se Akatl sacudió la cabeza y
exclamó:
11 “¡Obráis en vano, os angustiáis sin sentido vosotros, los que buscáis
vuestro lugar por medio de exceso de austeridades! ¡Oh, vosotros, los
cavilantes, los amargados! ¿Cómo podéis callar, estando de fiesta? Una vez
pasa nuestra vida, sólo una vez. En la mañana aparecemos y a la noche
siguiente ya no estamos192. ¡Venid a reposar en mi amistad vosotros, los
cansados del mundo! ¡Aliviad vuestro dolor aquí!” Así dijo.
189
Estos ascetas vivían aislados en las montañas. Algunos se dedicaban a prácticas faquíricas, como
contemplar el Sol, no bañarse nunca y realizar intensos ejercicios físicos.
190
Habla de los trece “cielos” o etapas del desarrollo de la conciencia.
191
El estandarte de oro y la aurora son metáforas de la iluminación interior.
192
La doctrina de Se Akatl se caracterizó por el culto al trabajo. En ella no cabía un acto de renuncia
egoísta y personal.
12 Pero los ascetas nada respondieron. Quedaron en silencio, absortos en sus
pensamientos, con sus rostros petrificados y sus miembros recogidos cual bultos
funerarios. Viendo que no daban señales de haberle escuchado, Se Akatl se
apartó de ellos y retornó con su gente.

5
JUNTO AL ARBOL

1 A otro lugar llegó que llamaban por entonces Kuau’nawak, junto al árbol.
Había en aquel paraje un viejo sabino, muy corpulento y alto, cuya sombra se
extendía sobre la tierra. Y muchos pájaros venían a refugiarse en él.
2 Se Akatl se detuvo por un momento para refrescarse y apoyó su cuerpo
contra el tronco del árbol. Pero de pronto sintió un gran cansancio, vio sus
miembros magullados y vencidos, contempló sus manos, se ensombreció y dijo:
“¡En verdad, estoy viejo!” Y salió huyendo de allí.
3 Exclamó Se Akatl: “¡Este árbol ha visto demasiado! He de derribarlo”.
Entonces tomó un hacha de cobre y así le dijo:
4 “Ponte en mi lugar, tú, nueve veces golpeado, hijo de nuestra madre común,
la de falda de estrellas, tú que bajas al infierno y subes al cielo; ponte en mi
lugar y piensa: ¿soy yo acaso alimento para ti? ¿No me ves flaco y magullado,
peregrino sin rumbo y penitente? ¿No tienes compasión?
5 “Ahora, ¡estremécete!, pues he venido yo, el sacerdote tolteca, el príncipe de
los naguales. Traigo conmigo a aquel a quien tu ves como un demonio, al rudo
y afilado, al que relumbra como un espejo rojo193.
6 “Porque me has deseado, porque casi me llevas tú, que te deleitas en las
aguas, ha llegado el momento en que arroje tus espinas al rumbo de la
izquierda, al reino de ese demonio salvaje, rojo, que tanto temes.”
7 Diciendo esto, hirió Se Akatl el árbol, quebró su cuerpo de un golpe de hacha.
Luego tomó piedras y las arrojó en la herida, abrumó su tronco con piedras. Y
las piedras se incrustaron en él y quedaron allí adheridas; aún pueden verse
hasta hoy, comenzando desde su base y subiendo hasta la copa. Desde
entonces aquel lugar fue nombrado Kuau’wewe, árbol de la vejez. 194

6
LOS MÚSICOS DEL SOL

193
Habla del hacha de cobre.
194
El árbol representa al lugar de origen de las almas humanas, el eje del mundo, el paso entre las
dimensiones y la espina dorsal en el hombre. También es un nagual o doble de Teskatlipoka, que quiso
apoderarse de la energía vital de Se Akatl.
1 Siguiendo su camino, le salieron al encuentro unos danzantes, con sus
cuerpos rapados y pintados de amarillo, portando cascabeles y sonajas. Se
detuvieron frente a los peregrinos, saltando, retorciéndose, dando gritos y
haciendo mil visajes graciosos, como alimañas.
2 Con mucho placer los contemplaron los peregrinos, pues locos eran sus
movimientos y risibles sus palabras. Unos caían como viejos, otros andaban
como borrachos, giraban con frenesí o quedaban inmóviles durante largo rato
en las más extrañas posturas, o encarnaban los aires de los dioses, o se
echaban en la tierra, o se paraban sobre sus cabezas. En todo seguían tan sólo
las leyes de su corazón.195
3 Quedó admirado Se Akatl cuando los vio y preguntó a los bailarines: “¿De
dónde sacáis vuestra alegría, amigos? ¿Qué modales son esos en la tierra de
Dios?”
4 Uno de ellos, que era el conductor, le respondió: “¡Nos enloquece, nos ha
embriagado el Dador de vida! Estos que han logrado encontrarle, son quienes
en verdad conocen el amor.”
5 Esta respuesta intrigó a Se Akatl, quien quiso saber sobre el origen de esta
embriaguez. A lo que le respondió el danzante:
196
6 “¿Acaso ignoras lo que dijo Teskatlipoka a mi Señor: ‘Viento , ve a través del
mar hasta la casa del Sol, donde sus músicos y cantores le alaban de continuo,
y tráelos contigo, junto a sus instrumentos, para que sirvan al hombre y me
alegren y veneren’? También le ordenó: ‘Di a mis siervos que se enlacen el uno
con el otro frente a la costa del mar, hasta formar un puente por el cual puedas
tu llegar al Sol’197.
7 “Llegó el viento y comenzó a llamar, cantando y dando saltos en su alegría, y
nadie le respondió. Pero, he aquí, uno de los músicos del Sol oyó su voz y,
contagiándose en su gozo, descendió con él a la tierra. Este es el que, al llegar
entre nosotros, nos dio la danza y los cantos con que ahora tus siervos se
regocijan.”
8 Terminó su relato el bailarín. El espíritu de Se Akatl quedó transportado de
gozo al escucharlo y, desatando sus pies, entró en la danza y danzó con ellos. Y
levantando su voz, cantó:
9 “Tú, que moras en la infinidad del Cielo, tú, que sostienes la ciudad, tú, que
tienes al mundo en tu mano, como cuentecilla de jade, tú, precioso entre lo
precioso. Por ti existe todo lo que existe, por ti brotamos como frutos en la
tierra. ¡Cuán grande es la riqueza de tus flores, de tus guirnaldas! ¿Cómo
lograrlas?
10 “Ahora sé que por siempre te esperaba. Tu gloria he buscado, tu nombre
he pronunciado. Estar donde tú estás, sentarme junto a ti, en tu estera real,
gozarme en tu alegría es todo lo que anhelo.

195
En Sudamérica también existieron tradiciones de danzantes contorsionistas. Una de ellas, llamada Taki
Onkoi, enfermedad del baile, sobrevivió en Perú hasta el s. XVIII.
196
E’ekatl, viento, espíritu, aliento, es un avatar o manifestación de Ketsalkoatl anterior a Se Akatl. Dejó
una institución de danzantes cuyas huellas aparecen en el arte.
197
Este “puente” refleja la concepción tolteca sobre el descenso de los avatares. Fisiológicamente, alude a
la conexión entre el hombre y el Creador a través del “mar” de la consciencia.
11 “Donde los caracoles hacen eterna música, donde resuenan las trompas y
vibra el atabal, donde danzan los músicos del Sol en su alegría, ¡allá quiero ir,
contigo, madre y padre mío!”

7
EL MONTE

1 Habiendo llegado cerca del mar, se estableció en una llanura con todos sus
seguidores. Los seguían como ocho mil personas. Pero el mar no era visible,
porque estaba guardado por un monte muy alto, llamado Tlilistakteskatl, espejo
del blanco y el negro, el cual se extendía por la orilla del agua hacia el Norte y
hacia el Sur.198
2 Se Akatl se retiró al monte para cumplir con su costumbre. Se detuvo sobre
una roca y compuso sus instrumentos de penitencia. Las espinas afligieron su
carne, con flores rojas se adornó la piedra199. Las estrellas se estremecieron en
lo alto, pasó un águila dando gritos y un ocelote le respondió en las tinieblas. Y
oró el Penitente:
3 “Flores vine a regar, oh padre, madre, flores de guerra en campo de batalla.
¡Son tus flores, aquellas que prefieres! No te escondas, Amo del cerca y el
junto, ¡permíteme encontrarte! Aunque yo muera, cual quetzal, haz que vuele
al interior del cielo, allí donde tú estás. ¿Tal vez así lleguemos a ser amigos?
¿Tal vez logre la vida verdadera?”
4 Hacia el amanecer descendió. Su corazón saltaba, su rostro estaba
transformado. Daba miedo ver sus miembros cansados y la bolsa sangrienta
donde guardaba sus espinas.200
5 Sus amigos habían velado. Uno de ellos, viéndole llegar, se adelantó a
recibirle y le dijo: “Señor: el límite del agua está ante nosotros, pero nos queda
un duro camino por recorrer. Despide a la multitud y dile que se disperse,
porque no pongas en peligro a los ancianos y a los niños que han venido
acompañándote.”
6 Pero Se Akatl les respondió: “¿Cómo podría alejar de mí a estos fieles
devotos, a estos intrépidos guerreros, ahora que el día de las águilas y la hora
de los ocelotes ha llegado?”
7 Entonces señaló al monte con su mano y ordenó: “¡Que se eleven los valles,
que se humillen las montañas!” Al punto, la gran montaña se abatió y quedó
como tierra llana y como terreno alisado para el juego de pelota. Con el fragor
del terremoto despertó la multitud que le seguía, y un gran temor sobrecogió a
todos.201
8
EL TEMPLO DE LEÑA
198
Los restos de ese monte forman hoy el Pico de Orizaba.
199
Metáfora que significa la ofrenda de sangre.
200
La crueldad de las técnicas descritas tiene como objeto provocar estados extraordinarios de consciencia.
201
El abatimiento del monte es metáfora de la sumisión final del ego a la voluntad.
1 Entonces dio instrucciones para que fuese construido un templo de leña.
Cuatro días estuvieron sus seguidores acarreando leños y disponiéndolos con
arte en forma de una pirámide, en un paraje que había no muy lejos de la orilla
del mar. Durante todo ese tiempo, él estuvo aparte, ayunando. Sombrías
visiones le asaltaron, pero vino su madre para consolarlo.
2 Y mientras ayunaba, en su corazón suplicaba: “En el ara de fuego, padres
míos, ¡no os avergüence yo! Allí donde los dioses encarnaron y los hombres se
hicieron dioses, ¡no os avergüence yo! Dame valor para adelantarme hasta tu
casa. Pues mi vida se acaba sobre la tierra, y viene nueva estación y nuevo
reino.
3 “¡Madre, mujer, escucha mi oración! Ha bajado la muerte florida, se me
acerca ya. En el mundo del rojo color la inventaron aquellos, los antiguos que
una vez moraron entre nosotros202. La bebida preparada desde antaño se acerca
a mi boca, ya la siento. ¡No me abandones, madre, no te avergüence yo!”
4 Mientras oraba, se escuchó un fragor como de muchas trompas, como
torrentes de agua que se encuentran y chocan, y apareció ante él la Reina de la
Tierra, envuelta en su traje de brillantes ondas. El resplandor de la visión
ofuscaba la vista. Se Akatl cayó a sus pies, sin poder sostenerse.
5 La diosa le dijo: “De la región de la lluvia y las tinieblas vengo yo, Pluma
Florida, Mariposa de Obsidiana. De la casa que está en el mismo límite, en el
lugar de los orígenes, de allá. ¿Por qué te lamentas, sacerdote del espíritu?
¿Qué te ocurre?”
6 Le respondió Se Akatl: “¡Señora! Se me ha dado cita en la casa del Sol, en el
ara del fuego, allí donde los dioses fueron engendrados. Pero, he aquí, mi
corazón palpita. Amo esta vida. Soy como ardilla del monte, temblorosa, y me
aferro a un decir. Por eso lucha dentro de mi alma y mi interior se desgarra.
¡Ah, tarea difícil me han encomendado!”
7 Pero la visión le confortó: “¡Animo, sacerdote! ¿Es que no ves? Donde las
trompas dan alaridos, allá has de ir. No temas al dolor, no te engañes: allá sólo
existe el gozo de la divinidad. Deja la tierra, ve allá. ¿Duda acaso el interior de
tu pecho? ¿No te atreves, oh Penitente? Si en verdad me amas, a la región de
la niebla de turquesas, por el bien de todos, debes ir.”203

9
EL GUERRERO DEL ESPÍRITU

202
La muerte en ofrenda para merecimiento espiritual es un “invento” de los profetas precedentes. Este
ejemplo se convirtió en el sentido de la vida de Se Akatl.
203
Estas palabras son el sello de la doctrina de Masewalistikayotl, merecimiento - un pacto celebrado
mediante el sacrificio entre la deidad y los hombres.
1 Sus amigos estaban apesadumbrados, porque, al preparar el templo de leños,
era evidente para ellos quién se destinaba como ofrenda. Itimalli, impulsado
por un sentimiento de amor, abrazó sus rodillas y les dijo:
2 “¡Oh hermano mayor, príncipe de los presagios! Tú te vas para siempre, por
eso lloro. Ahora, ¡envíame contigo a aquel lugar cuya naturaleza es misterio, allí
donde tú reinas!”
3 Se Akatl lo levantó y le dijo: “No llores amigo, sólo soy un ser creado, yo
también he de teñirme con el rojo oscuro de la sangre.
4 “He aquí, he venido para regir montañas. ¿Acaso no está escrito vuestros
libros que habría de volverme pintor de almas, dispensador de vida? ¡Despierta,
hombre! Ya el cielo enrojece, se levanta la aurora, ya cantan los pájaros de
fuego y vuelan por doquier solares mariposas.”
5 Después de pronunciar estas palabras, reunió Se Akatl a sus seguidores y les
advirtió sobre las cosas que habrían de ocurrir, consolándoles y exhortándoles
para que fuesen fieles a su memoria. Y les dijo:
6 “He aquí, en estado de paz vengo yo, Ketsalkoatl, el que se concentra, el
dominador de la sensación, a quien nadie puede engañar. Vengo a someter a mi
herencia humana. ¡Ánimo, guerrero de la esfera, golpea! Que ya se acercan mis
inclinaciones genéticas, llenas de sangre y color.
7 “He aquí, la tierra va a embriagarse conmigo, porque he adormecido mis
manos, mi carne está insensible. Ya no siento las burlas de mi condición mortal,
ya no es posible que me hieran, que me ofendan.
8 “Soy Ketsalkoatl, nada en mi mente. Soy el guerrero del espíritu, nada me
causa impresión.”204

10
LA HOGUERA

1 Había llegado el momento. Toda la tierra se entregó al servicio de la casa de


Dios. Banderas de papel con mariposas de fuego se alzaron por todos lados.
Hacia los cuatro rumbos estaban en pie los hombres. ¡Nunca antes se había
preparado un sacrificio así! El rostro de Se Akatl ya no reflejaba sufrimiento,
resplandecía con la señal de un dios.
2 Entonces dio una orden a sus oficiales. Rápidamente le vistieron con sus
insignias reales, le impusieron la máscara verde, le dieron su báculo y colocaron
sobre sus hombros un manto maravilloso bordado de serpientes. Así ataviado,
se encaminó a la pirámide de leños. Era la octava casa de la noche, la casa de
las máscaras. El sol ya salía.
3 Retumbó el tambor y el clamor de las sonajas rasgó el aire. Tañendo sus
flautas, cantaron los sacerdotes: “En el templo del fuego será ofrecido un
hombre. ¡Ah!, un hombre debe ser ofrecido.”

204
Esta es una fórmula de autosugestión para meditantes, conservada por el cronista Alarcón.
4 Y después cantaron nuevamente: “Con lamento triste te vas a la región donde
de algún modo se existe. Fuiste celebrado, divinas palabras pronunciaste, pero
vas a morir. Aquel que es todo compasión ha exigido, en verdad, extraña cosa.”
5 Al llegar a la cúspide del templo, Se Akatl contempló por última vez a quienes
le habían acompañado. Un profundo silencio reinó sobre la tierra. Pero, de
repente, se escuchó una voz desde el cielo que decía: “La noche del éxtasis ha
llegado, ¿por qué la desdeñas? El amanecer de tu triunfo se levanta. ¡Inmólate
ya, reviste tu traje de oro!”
6 Entonces él mismo se prendió fuego. Nadie más lo hizo, él mismo, levantando
los brazos, hizo arder todo el templo de una vez y se incendió.205

11
EL CORAZÓN ASCENDIDO

1 Cuando ardió, al punto se alzaron sus cenizas. Y vinieron a verlas todas las
aves hermosas que remontan el cielo, aquellas que había enviado para su hora
final: aves doradas y negras, de largas plumas y cuellos flexibles; aves de
hermosos cantos, aquellas que serenamente surcan el cielo, y las mariposas.
Todas vinieron.206
2 Se escuchó entonces un estruendo como de tormenta que se expandió sobre
la tierra. Una sombra ocultó el rostro del Sol; haciendo giros, cayó una lluvia de
flores. Sobre la tierra vino a cernirse Aquel por Quien vivimos.207
3 En ese momento, los peregrinos vieron cómo el corazón de Se Akatl se
encumbró de entre las cenizas, refulgente cual un jade precioso, y entró en el
cielo, escoltado en el aire por los pájaros y las mariposas. Y dicen los viejos que
se convirtió en la estrella que sale al alba.208
4 Dicen también que esa estrella apareció solo después de la muerte del rey,
quien por ese motivo es llamado Tlawiskalpanteku’tli, señor (que se hace)
morada de la luz.209

12
CANCIÓN DE MATAXOCHITL

205
La ignición de Se Akatl alude a un ejercicio llamado Tonemmiki, fuego interior, mediante el cual, se
afirma, ocurre una transmutación total del cuerpo en conciencia.
206
Las aves representan las almas de los santos. Un tema mítico universal afirma que la muerte del profeta
provoca la resurrección de las almas. Las doce aves y la mariposa son también las trece horas del día, lo
cual indica que, con este acto, quedó sellado un ciclo y dio comienzo otro.
207
La historia del eclipse es recurrente en este tipo de biografías. También ocurrió con Buda, Jesús y otros
profetas.
208
El término nawatl para “corazón” significa además “esencia” y “conciencia”. El mito habla de la
resurrección espiritual del héroe.
209
La estrella Tlawiskalpan es Venus. Este mito no es literal, sino que enfatiza la asociación venusina del
profeta, también presente en profetas como Cri-isto, Zoro-aster, Kri-ishna, etcétera. Todos estos títulos
significan etimológicamente “Señor de Venus”.
1 La hoguera ardió un día y una noche. Después se enfrió y una niebla
descendió sobre la faz del campo, oscureciendo el color de las cosas. Pero el
cielo estaba iluminando; con escudos de oro, había fiesta allá.210
2 Lloró Matlakshochitl la muerte de su señor, y en su dolor, tomó el teponaztle y
cantó. “En Tula había un templo de madera fina; aun se yerguen allí sus
columnas de serpientes emplumadas. ¡Se fue, emigró lejos nuestro príncipe,
Nakshitl! Y con él partimos nosotros, sus compañeros, en busca de la tierra del
saber. Hoy lloramos, ¡hacia la perdición partimos!
3 “Allá, en Cholula, permanecimos por un tiempo. Luego nos encaminamos a
Poyau’tekatitla y atravesamos el agua en Akallan. Hacia el este marchamos,
buscando la patria de los hombres sabios. Hoy lloramos, ¡hacia la perdición
partimos!
4 “He venido a vivir entre extranjeros yo, el del penacho precioso, el protector
de la corte. Atribulado estoy, pues se fue mi Señor, el precioso guerrero, y me
dejó atrás, en orfandad. ¡Ah, pobre Matlakshochitl!
5 “Lloro, porque se derrumbaron los cerros. Me lamento, porque se arremolinó
la arena del mar211. Pues él se ha ido, mi maestro, dejándome sólo y en
orfandad.
6 “En la tierra del saber, allá, en el oriente, te esperaban. Allá fue ordenada tu
partida, ¡y te fuiste! Oh, mi Señor, precioso guerrero, te fuiste para reinar
también sobre las aguas celestes, en el país del pájaro matutino.
7 “Aquí han quedado tus casas, el puente que construiste, tu mansión señorial.
Aquí dejas atrás, en total desamparo, a la ciudad de Tula, convertida en lugar
de advenedizos. Mira: sin cesar ha llorado, con el resto de los nobles, el príncipe
Timalli.
8 “Tú pintabas la piedra y la madera allá, donde nos gobernaste como príncipe.
¡Oh, Nakshitl, nunca perecerá tu nombre, por siempre te llorarán tus
merecidos! Tú edificaste casas de turquesas, templos de serpientes, allá donde
reinabas. Tú dejaste tus cantos para nosotros, impusiste un modelo. ¡Oh,
Nakshitl, nunca se olvidará tu nombre!”

13
LAS CENIZAS

1 Durante un día y una noche estuvieron velando la hoguera. Luego amaneció. Y


viendo los seguidores de Se Akatl cómo la muchedumbre estaba triste y
desolada, sintieron compasión de ella. Y, reuniendo a todos, Matlakshochitl
subió a una roca y les dijo:
2 “Creedlo, hermanos, y no estéis apesadumbrados: en lo alto del templo, sobre
su escudo, se transformó aquel que había descendido. En el lugar de la recta
palabra ofrendó su corazón. ¡Era él, el extranjero, el del collar de jades! ¡Era él,
la Serpiente Emplumada!212
210
Es decir, con relámpagos.
211
Los cerros representan la esperanza, la arena del mar, el camino.
212
He aquí una confesión explícita sobre la identidad de Se Akatl y Ketsalkoatl.
3 “Lo habéis visto: como una flor se abrió su pecho, su corazón ascendió. En
tierra extraña, en país ajeno se ofrendó con su báculo real, con el libro sagrado,
se ofrendó por nosotros y también por los extraños, ¡oh hermanos!213
4 “Partió nuestro Señor. Su cuerpo fue quebrado. Pero su corazón ya vuela a las
siete cavernas214, al lugar del origen, allá, donde se yergue la acacia, grita el
águila y ruge el ocelote, donde sus divinos abuelos, el sitio que infunde
veneración.
5 “¡No lloréis por él! Pues él alcanzó la vida. En el templo del fuego hizo la
guerra y venció. De sí mismo nació y se hizo hijo de dioses. Así hemos de
recordarlo para siempre.
6 “Él, ave de fuego, viento del Sol, vuela en medio de la gran llanura, rumbo al
misterio. Su corazón ha llegado al corazón del cielo. ¡Resplandezca su luz sobre
la tierra! ¡Haya alegría en todo hombre bueno!”
7 Entonces dio órdenes de recoger las cenizas. Y las echaron en bolsas de piel
de ocelote para distribuirlas luego por toda la tierra. Los señores de los estados
recibieron estas reliquias con grandes muestras de respeto, y desde entonces
las reverenciaron en memoria de Se Akatl.

14
EN REGIÓN DE LOS MUERTOS

1 Cuentan los viejos que, cuando murió, sólo durante cuatro días estuvo
ausente. En ese tiempo fue a morar a la región de los muertos para conversar
con sus antepasados215. Y dicen que se acercó Se Akatl al trono del Señor y la
Señora de lo profundo, y les dijo: “Vengo a llevar los preciosos huesos que
vosotros guardáis, pues tal es mi misión y para ello he sido sacrificado.”
2 Le preguntó el Señor de los muertos: “¿Qué hará con ellos, Ketsalkoatl?”
3 Respondió: “Los dioses están preocupados, porque es preciso hacer una
nueva creación, una nueva palabra sobre la tierra.”216
4 Entonces el Señor de los muertos le dijo: “Sea. Si haces sonar la caracola de
viento cuatro veces, hacia los cuatro rumbos, y da cuatro vueltas en torno a mi
círculo precioso, los tendrás”217. Pero le dio un caracol si agujero, no había modo
de hacerlo sonar218.
5 Entonces Se Akatl llamó a los gusanos que viven bajo la tierra y les dijo:
“¡Hermanos ! Haced un agujero para que yo pueda respirar y echar aliento.”

213
Al sacar la misión de Se Akatl de su entorno nacional y político, este verso abre las puertas de la
Toltequidad a todo ser humano.
214
Esta mitología afirmaba que los humanos nacimos de siete linajes subterráneos.
215
El descenso al inframundo es otro mito universal, de resonancia agraria. En todo este relato se hace
juego conceptual entre los huesos preciosos y la semilla de maíz.
216
Obsérvese que, en estas creencias, no puede haber una creación “de la nada”. Este verso se refiere al
comienzo de un nuevo ciclo ideológico.
217
Le está pidiendo que demuestre que él es un verdadero continuador de los anteriores avatares toltecas,
y merecedor del título de Nacxitl, cuarto paso.
218
El caracol representa los ciclos de la vida, y su agujero, la salida a este mundo, tipificada por el aliento y
la palabra.
Ellos lo hicieron así.219 Pero, por mucho que lo intentó, no pudo sonarlo, pues
estaba muerto y no tenía aliento.
6 Entonces llamó a los abejorros y a las abejas que viven en las fragosidades, y
les pidió: “¡Venid, amigos, entrad en la joya y haced que suene!” Ellos lo
hicieron así.220
7 Al escuchar el sonido de la caracola, el Señor de los muertos accedió y le dijo:
“Está bien, puedes tomar los huesos.”
8 Pero llamó en secreto a sus servidores, los cuales eran semejantes a
codornices221, y les ordenó: “¡Dioses! No permitáis que Ketsalkoatl se marche
con los huesos. Ponedle una trampa y haced que los deje aquí, porque, en
verdad, los estimo mucho.”
9 Pero Se Akatl estaba al tanto de la trampa. Pensó: “No ha de ser así. De una
vez me apoderaré del tesoro.”
10 Y dijo a su nagual: “Doble mío: ve y di a esas deidades del polvo que
tomaré los huesos por un momento, y luego he de regresar para devolverlos”.
Fue el nagual dando gritos: “¡Vendré a dejarlos…!” 222
11 Al mismo tiempo, Se Akatl tomó los huesos, hizo un bulto con ellos y subió
a la tierra. Y estaban unidos, confundidos, los huesos del hombre y la mujer;
aún no estaban separados.223
12 De nuevo dijo el Señor del inframundo a sus servidores: “¡Dioses! ¿Es
posible que se haya llevado Ketsalkoatl mis preciosos joyas? Id a su encuentro,
haced un hoyo en su camino, para que caiga dentro, y traedme lo que es mío.”
13 Fueron los servidores y lo hicieron así. Y cayó Se Akatl en el hoyo, pues las
codornices lo espantaron y tropezó su pie, se desplomó como muerto. Y se
esparcieron por el suelo los huesos preciosos, mezclándose y fragmentándose.
Entonces los tomaron las codornices y los mordieron y royeron.224
14 Cuando volvió en sí, Se Akatl se afligió mucho y dijo a su nagual: “¿Qué ha
pasado, doble mío?”
15 Respondió aquel: “Nada, que tu misión ha salido mal. Tendrás que hacerlo
de nuevo, y que resulte como sea.”
16 Reprendió Se Akatl a los mensajeros del Señor de los muertos, y les dijo:
“¡Atrás, pájaros del polvo! ¡Idos a otro rumbo, no molestéis más a quien se ha
hecho divino!” Al escuchar su voz, las codornices retrocedieron, espantadas.
17 Entonces recogió los huesos, los juntó e hizo un bulto con ellos. Pero
quedaron mal colocados, astillados; no quedó bien.225
18 Se lamentó de nuevo Se Akatl: “¡Oh tú, codorniz causadora de estragos!
¿Qué has hecho con el atado de huesos, golpeándolo, quebrándolo? He aquí, los
voy a componer nuevamente, disponiéndolos con orden, ajustándolos en la

219
Los gusanos simbolizan las energías vitales, que Se Akatl pudo concentrar aun después de muerto.
220
Los abejorros representan el conocimiento iniciático de la resurrección.
221
Son las fuerzas elementales de la Naturaleza. Se les describe como codornices porque, siendo capaces
de volar como aves, prefieren correr por los escondrijos de la tierra.
222
La burla forma parte del proceso creador. Para ello, Se Akatl tiene que desdoblarse.
223
Se trataba de la semilla de la humanidad andrógina original.
224
Este texto es una explicación mítica de por qué la humanidad salió imperfecta y separada en sexos.
225
Esta frase nos introduce en otra creencia mesoamericana: la creación no es un hecho final, sino un
proceso evolutivo, que procede por experimento y error.
carne, para que salga buena la obra. Pues yo soy el sacerdote que bajó a las
nueve profundidades y ascendió de nuevo.”
19 E invocó a los dioses del Cielo para que viniesen a ayudarle: “¡Ven, padre
mío, Teskatlipoka! Señálame el camino, para que no ofenda tu rostro, yo, el
sacerdote226.
20 “¡Venid vosotros, espíritus que sostenéis las esquinas la tierra y estáis
hacia los cuatro rumbos y sois el soporte del cielo! Pues con vuestro
consentimiento he llegado hasta aquí, yo, el huérfano de padre, vosotros habéis
guiado mis pasos.
21 “Y vosotros, cerros preciosos orlados de turquesas, en cuyos flancos me he
detenido, cansado, más de una vez227, tened compasión de estos huesos, que
ya se acaba la obra, ya llegó el final.
22 “Venid en mi auxilio, padre y madre, tierra y agua, cielo estrellado, y tú,
Señor de los rayos, Dios que fuiste un ser enfermo y te ofrendaste, y hoy
repartes tus jades a la Creación.”228
23 Al escuchar su llamado, acudieron los dioses y le escoltaron en su ascenso
por las escalas del cielo.
24 Una vez arriba, la Madre Tierra tomó los huesos y murmuró: “¡Cuánto daño
han hecho esos pájaros de espanto! ¡Quebranto, quebranto! Pero ahora lo
arreglaremos.” Entonces colocó los huesos en un molino y los molió. Luego echó
la harina en un precioso barreño y la amasó. Y mientras amasaba, ella misma
se fue moliendo, hasta quedar enteramente disuelta.
25 Y vinieron los dioses a sangrarse sobre la masa de huesos, para darle vida.
Vino Se Akatl y sangró sobre la masa su miembro viril. Y se sangraron también
los cinco dioses: Tlalok, Wiktolinki, Teponkiski, Tlallamanak y Tsontemok229.
26 Después que estuvo preparada la masa, vino Sholotl, el nagual, y modeló
con ella figuras de seres humanos, y los nutrió, echando en sus bocas masa de
maíz tierno. Y cuando estuvo listo, anunció a los dioses: “Han nacido, oh
señores, los nuevos moradores, los merecidos. Por nuestro sacrificio ha sido
posible.”230
15
EL DÍA DEL PÁJARO CANTOR

1Cuentan los viejos que, después de recobrar los huesos de los antepasados,
Se Akatl vagó durante otros cuatro días por las regiones superiores, a donde fue
a proveerse de rayos. Y al octavo día vieron salir la gran estrella llamada

226
He aquí una muestra de la relatividad de las creencias prehispánicas. Teskatlipoka funciona sobre la
tierra como un enemigo, pero en el inframundo, es el dios creador.
227
Se refiere a los dos cerros que, según el mito, flanqueaban la boca del infierno.
228
Se refiere a Nanawatsin, bubosillo, el Ketsalkoatl de orden anterior a Se Akatl, quien cargó los pecados
humanos en forma de una terrible enfermedad, y se ofrendó en una hoguera en Teotihuacan,
convirtiéndose luego en Sol.
229
Estos cinco dioses son títulos de las cinco hipóstasis de Ketsalkoatl y significan: Con tierra, Penitente,
Músico, Hacedor de estrellas y Cortador de cabezas.
230
Se refieren al nacimiento de un nuevo grupo humano en sentido espiritual. Estas palabras instituyeron la
neo-toltequidad.
Ketsalkoatl, la cual se manifestó en el alba y en el atardecer. Dicen que sólo
entonces se entronizó como Señor.231
2 Esto ocurrió el último día de la veintena de Xul, entonces subió al cielo con los
dioses. E instituyeron sus amigos ese día como vigilia y ofrenda, y le llamaron
Día del Descenso del Pájaro Cantor, porque, decían, ese día se acuerda
Ketsalkoatl de los hombres y baja entre ellos para verificar sus acciones.
3 Guardaron su recuerdo y se regaron por la tierra, formando alianzas para
defender la memoria de Se Akatl. Y establecieron como ley que, por medio del
fuego, alcanzarían los seres humanos honra y excelencia, y llegarían a ser
señores del mundo superior.232
4 En muy poco tiempo, muchos de los moradores de la tierra escucharon esta
voz y esperanza de excelencia, y vinieron al campamento para juntarse con sus
seguidores. Y todos trabajaban en unidad, porque aun era fuerte el recuerdo del
Penitente.

16
EN LA COSTA DE PÁNUCO

1 Así pasó el tiempo. Transcurridos cuatro años regresó233. Ya nadie lo esperaba,


nadie pensaba en volver a verlo. De la región del misterio, de la casa del
quetzal, del país de la abundancia regresó Aquel que enriquece al mundo.
2 Caminaba como un dios por la costa de Panuco y fue reconocido por algunos
viajeros. Se corrió la noticia con pregoneros, y al escucharla, muchos cayeron
en confusión. Se decían: “¿Podrá acaso alguien regresar de entre los muertos?
¿Ocurrió antes algo semejante?”
3 Fueron enviados a su encuentro algunos oficiales. Pero él, conociendo sus
dudas, apareció en su camino y les dijo: “¡No dudéis amigos! ¡Soy yo, el
sacerdote, el viajero de la región de los muertos! ¡Reconocedme! He ido delante
de los hombres allá, donde los muchos huesos, para buscar la semilla.
4 “Mis enemigos se reunieron para hacerme la guerra, los hombres
despreciables vinieron contra mí. Mucho daño me hicieron esos pájaros del
polvo, me rompieron, me quebraron, mancharon mi precioso recipiente 234. ¡Pero
mi blanca bandera sacudió el polvo, arremolinó la tierra allí, en el antro de la
penitencia!
5 “Soy el guerrero, el que hace de los cielos su camino. No en vano revestí la
insignia de oro. ¡Por mí se mueve el Sol! He regresado para abrir mi mano, yo,
el morador de la región de las alas, el caminante solitario. En la muralla del
campo del rigor combatí; allí alcé mi grito y alcancé mi nombre: defensor del
hombre.”
231
Otro aspecto de las ideas toltecas: Se Akatl no fue nombrado Ketsalkoatl estando en vida. El tránsito
victorioso por el inframundo es una condición inevitable de los avatares.
232
Se refiere al fuego de las austeridades.
233
Este hecho explica por qué, en la Leyenda de los Soles, y contrario al resto de los documentos, se
afirma que la partida definitiva de Se Akatl no fue en el año Uno Caña, 999, sino cuatro años más tarde, en
el Cinco Caña, 1003.
234
El recipiente es el cuerpo físico. Se refiere a sus pecados.
6 Así dijo. Los mensajeros quedaron atónitos y le rogaron que viniera con ellos a
su campamento.

17
CON SUS AMIGOS

1 Los principales amigos de Se Akatl, en cuyas manos estaba la responsabilidad


del pueblo, no quisieron escuchar la noticia; se dijeron: “¿Quién es este que
viene a perturbarnos? ¿Con qué autoridad ha tomado su nombre? Vimos su
cuerpo arder en la hoguera. ¿Acaso no dijo él: no dos veces se vive en la tierra?
No os dejéis confundir, hermanos. No es el Señor, sino un demonio, quien así
viene a dividirnos.”
2 Aun estaban hablando, cuando Se Akatl entró en su asamblea y preguntó:
“¿Quién es el que murmura contra mí palabras de desconfianza? ¡Soy yo, el
Señor de las transformaciones! He regresado, me rehice, alcancé la vida
verdadera y estoy aquí.
3 “Mi madre divina, la del manto de estrellas, me infundió un nuevo aliento, un
aliento inmortal. ¿Quién podrá ahora contra mí levantarse? A la oscuridad de las
aguas arrojé mi oscuridad yo, el penitente. ¡Vengo de conquistar mi destino!
4 “A los mundos que están sobre nosotros, a los nueve escalones fui a
descansar. Allá, donde la anciana, fue abierto mi collar, desatada mi guirnalda
de plumas. ¡Aplastada quedó la serpiente!235 Quiso quebrar al pequeño espejo,
al mágico reflejo, ¡y condenada fue por siempre a los abismos de perdición!
236
5 “Vedme, amigos, soy el Dragón de luz . Conozco al anciano, a la anciana. He
vivido en el mundo de los muertos y con los que nunca mueren. Soy mediador,
y he vuelto para dormir al sueño y amordazar la muerte, para destruir a aquel
que muerde por sus cuatro extremidades237. ¿Qué dios, qué poder será capaz
ahora de arrojarme al polvo?”
6 Al escucharle, sus seguidores cubrieron sus rostros y le adoraron, y un gran
temor los sobrecogió. Pero él les confortó, diciendo “¡Alegraos, amigos,
reconocedme!” Entonces ellos corrieron a su encuentro, muy contentos, y le
abrazaron.
7 Él, sentándolos en un muro, les habló de su descenso a lo profundo y su
ascenso a las estancias del Cielo, y les dijo: “Del corazón del mar regreso, de
allá, donde el horizonte se tiñe con los tintes de la aurora. ¿Acaso no me
esperabais? ¡Soy el quetzal, y he venido volando!
8 “De pasos difíciles vengo, de la gran guerra. Muy serio estaba mi rostro
cuando salí de Tula, enflaquecidos mis costados, vacilantes mis pasos. En flor
ansiaba convertirme, y era un conejo ensangrentado.

235
Significa: “allí cesó la secuencia de mi memoria, se desintegró mi alma solar y fueron sintetizadas mis
corrientes energéticas”.
236
Cipactonal, dragón luminoso o de los soles, es un título de Ketsalkoatl como señor de los ciclos de
tiempo.
237
Se refiere a la muerte, propia del mundo cuadrangular de la manifestación.
9 “Yo no lo sabía, no conocía mi destino, ¡y en el templo de las llamas me fue
revelado! No lo entendía, ¡y en la casa de los niños me fue revelado! Después
de tanto andar, he visto un paso allá, en el seno del mar, donde el mundo se
curva y se esparcen, sin forma, las arenas. Este cofre de jades incendié por mí
mismo, y renací.
10 “Ahora, mi corazón ha llegado a ser perfecto. Solitario, entre colores
infinitos, mi corazón vive. He recibido el poder del anillo del agua. ¡En el arte he
de vivir eternamente sobre la tierra!”238
11 Embriagado con estas palabras, exclamó Matlakshochitl: “¡Oh tú, caudillo
nuestro, príncipe de los naguales! ¡Eres tú, en verdad, Señor de vida y
amparador de todo crecimiento! ¡Y nosotros que sólo te causamos pesares!”
12 Esto dijo, entristecido por las dudas con que le habían recibido. Pero él le
aseguró con afecto: “Sólo me ultrajan quienes no me han conocido. Vosotros,
empero, sois mis padres, mis hermanos, mis amados sacerdotes. A la gloria del
Señor de las corrientes infinitas, en nave de turquesas, allá también iréis
vosotros, mis hermanos, mis viejos compañeros.”
13 El príncipe Itimalli le preguntó: “Señor, ¿qué puedo hacer para vivir contigo
allá, donde tú vives? ¿Cómo ganar un rostro y un corazón, cómo cantar tu
canto?”
14 Respondió: “Sólo podrá cantar mi canto aquel que llegue a ser, como yo,
dios del crepúsculo y dueño de la luz, quien logre transformar su rostro a
voluntad. Mas, no temáis. Yo soy el Dragón de luz y envío mis rayos a todos los
seres creados, aun a los que están allá, en el paraíso de las aguas. Y al que
quiero, lo tomo y lo hago mío.
15 “A la encrucijada de todos los caminos he llegado. A mí mismo me hice
creador, sostenedor y vida. ¿Qué más he de buscar? ¿A quién debo seguir? Yo,
el proveedor del reino de las aguas, hago llover a Dios. A aquel que os colma de
bendiciones, yo proveo. ¿Habrá algo imposible para mí? Yo deseo, amigos, que
vosotros también cantéis mi canto.
16 “Por lo tanto, id por todas partes, estableceos aún en el monte de las
tinieblas. Con música de nubes esparciréis la gloria de Ometeotl. Id por el
mundo y no temáis: eternamente se escuchará mi voz entre vosotros,
explicando la palabra de la verdad.”

18
LAS ORDENANZAS

1 Entonces llamó a su lado a cuatro jóvenes cholultecas por los cuales sentía un
amor particular, y les encomendó que recordasen todo lo que habían visto y
oído, a fin de que, yendo por el país, fuesen testigos suyos ante los pueblos de
la tierra. Y les ordenó que dividiesen la tierra en cuatro partes, quedando la

238
Expresión literal: “En la Toltequidad he de vivir.”
ciudad de Cholula como corazón, y que propagasen por ellas las noticias de su
regreso.239
2 También les dio autoridad para tomar el poder sacerdotal en su nombre, mas
no como señores que reclamen la herencia de un reino, sino como servidores y
deudores, como quien toma algo en préstamo hasta que llega el momento de
devolverlo.
3 Ordenándolos en comunidades, les dijo: “Viviréis juntos bajo los más
ancianos, compartiendo vuestro sustento y sin acumular riquezas. Guardaréis y
os transmitiréis las dignidades recibidas. Velaréis con todo el corazón para que
se extienda el modo de vida tolteca.
4 “Mantendréis en orden vuestras comunidades, suprimiendo lo relajado y
conservando lo virtuoso. Si hacéis así, os doy poder para que hagáis cosas
maravillosas y os hagáis acreedores del nombre que lleváis, y para que
transmitáis ese nombre.
5 “También marcharéis por los valles y las sierras, averiguando por las cosas
concernientes a la vida. Y encontrando alguna buena costumbre, traedla a
vuestras comunidades y compartidlas con todos, para que de ese modo
perfeccionéis el modo de vida tolteca.
6 “Mas aún, donde quiera que lleguéis, preguntad por las historias y las
creencias del lugar, comprendiendo sus cosas oscuras y ayudando en sus ritos y
tradiciones. Pero, ¡cuidaos de los sacrificios humanos y de la idolatría!
7 “Durante el día, estudiad los libros divinos, conversad con vuestro corazón y
ejercitaos en las artes y oficios. Por las noches velad, cantad alabanzas hasta el
alba y jamás faltéis al baño nocturno.
8 “Dormiréis y comeréis poco, hablaréis sólo lo necesario. Seréis parcos en
vuestros modales y sobrios en el vestir. No pasaréis a navaja sobre vuestras
cabezas ni usaréis joyas, sino sólo un collar de piedra o madera. Y no olvidaréis
la penitencia.
9 “Además, trabajad en sementeras para no ser una carga al pueblo. Antes
bien, dad de comer a los pobres y los necesitados, a los ascetas y los enfermos,
socorriendo en todo momento a las viudas y los huérfanos.
10 “He aquí el modo como elegiréis a vuestros líderes: el más humilde entre
todos será el que mande, y el de más noble cuna será el servidor. Ninguno
percibirá recompensa por su servicio. Y quienes deseen ser líderes, que
trabajen doble jornada.
11 “Sólo aquel que tenga corazón puro, un corazón bueno, un corazón firme,
un corazón de hombre, sólo aquel que tenga a Ometeotl dentro de sí y sea
sabio en las cosas divinas, ese os representará. No importa su nombre, no
importa su nacimiento. Aún si fuese de origen humilde, aún si su padre o su
madre fuesen pobres entre los pobres, no miraréis su linaje, sino su modo de
vida.
12 “Si encontráis alguno que sea perfecto en sus costumbres y ejercicios,
doctrina y buena vida, perfectamente continente y guardador de los preceptos,

239
Este orden político fue respetado hasta la llegada de los europeos, aunque sólo fue preservada en toda
su pureza por los moradores de Cholula. Con la aparición de los aztecas en el escenario mesoamericano, la
religión incruenta de Ketsalkoatl cedió lugar de nuevo al culto de Teskatlipoka.
virtuosos, humilde y pacífico, considerado, cuerdo, no liviano, compasivo, amigo
de todos, devoto, temeroso de Dios, esclarecido, a este elegiréis como sumo
sacerdote y le impondréis el título de Ketsalkoatl. Este os servirá de guía, os
llevará a cuestas y os gobernará.
13 “Tales guías os dirán cómo venerar a Ometeotl y llevarán las ceremonias.
Su obligación será pronunciar discursos, ocuparse día y noche en el incienso,
preparar las espinas para la penitencia, mirar y calcular el orden del cielo y la
división de la noche, la caída del año y la cuenta de los destinos.
14 “Ellos leerán y cantarán, volviendo ruidosamente las hojas de los códices;
tendrán en su poder la tinta negra y roja, los caracteres, para elevaros y
mostraros el camino.
15 “Y cuando algún hombre o mujer, viendo el buen ejemplo con que os
hacéis merecedores, quiera unirse a vosotros, lo admitiréis con gusto. Podréis
admitir a todos sin distinción, a condición de que permanezcan vírgenes, que
renuncien a sus lazos familiares, que se comprometan con el trabajo común,
que sean templados, que se ejerciten en el ayuno, que amen el estudio, que
acepten la amonestación con entera humildad, que sojuzguen su cuerpo y no
teman a la penitencia.
16 “Únicamente a estas personas no admitiréis con vosotros: a los niños, los
esclavos, a aquellos que carecen de juicio sano o que tienen graves defectos
físicos, y tampoco a los viciosos ni a los que no tengan amor a Dios.240
17 “Para determinar la sinceridad de quienes quieran seguiros, les impondréis
que permanezcan cuatro años en soledad, en las montañas, alimentándose de
raíces y frutos silvestres, para que valoren su intención241.
18 “Y si, aún así, este hombre o mujer insiste en unirse a vosotros, lo
tomaréis y lo llevaréis ante la imagen de nuestra madre o ante un arrollo o
laguna, y así invocaréis:
19 “‘Señora, tomo esta agua de tus manos para lavar a este que ante ti ha
venido, para limpiar la mancha que heredó de sus padres. La mancha, la culpa,
se la lleve el agua y disipe.
20 “Tú, Señora, ten a bien purificar esta vida que en tus manos entrego. Pues
sólo tú eres merecedora del don que tienes para limpiar toda mancha desde
antes del comienzo del mundo242’. Diciendo esto, arrojéis el agua sobre la
cabeza del que os solicita y lo admitiréis con vosotros.
21 “Y si alguno de quienes así habéis admitido continúa pecando, le pediréis
que venga y se confiese con los más ancianos. Y el anciano le dirá: ‘Tú, que
fuiste engendrado de nuevo por tu madre y padre, Ketsalkoatl, como cosa
purificada y preciosa, de tu libre voluntad te has vuelto a ensuciar. Confiesa
ahora, ábrete y manifiéstate ante tu Señor, que es amparador y compasivo’.

240
La exclusión de los niños y esclavos se debe a que ellos carecen de capacidad de decisión. Las personas
con defectos físicos graves no podían soportar el rigor de las austeridades. Con el tiempo, estas medidas
se fueron suavizando, y en la época de los aztecas, los monasterios estaban repletos de niños. Según una
estadística de los españoles, uno de cada cinco mesoamericanos era monje.
241
Esta medida no era tan dura como puede parecernos, porque la sociedad mesoamericana, como la
hindú, estaba educada para socorrer a los anacoretas.
242
En esta doctrina, el origen del ser humano es inmaculado; sólo su accidental contacto con el mundo de
las formas produce una impresión de pecado.
22 “No tengáis a menos este consejo, porque en verdad, la confesión de las
culpas nos hace entrar en el puente de la misericordia, que es como agua clara
con que Ometeotl purifica nuestras almas, haciéndonos nacer de nuevo, vivir
otra vez, dándonos nueva luz y nuevo sol, haciéndonos florecer y lucir con
destellos de una nueva vida que sale de nuestra madre, la matriz donde se cría.
23 “Y cuando aquel confiese sus pecados, le impondréis penitencias y le diréis:
ahora trabajarás un año o dos, barriendo por las noches el patio del templo;
ahora visitarás desnudo los santuarios, en el frío de la noche, o te confiarás al
río hasta donde él quiera llevarte; ahora sacrificarás tus palabras, tus miradas o
tu aliento; ahora punzarás tu cuerpo con puntas de maguey, perforando tus
labios, orejas, brazos, piernas o el miembro viril, según sea tu pecado de
hablar, oír, hacer, o de incontinencia.
24 “Y estos son los pecados que miraréis: las palabras injuriosas con que
afrentáis al prójimo; la ingratitud que tuvisteis hacia los dones de Ometeotl; la
inhumanidad que mostrasteis al no compartir los bienes que os dio vuestro
Dios; el no comunicar lo que te fue dicho243; la falta contra los preceptos divinos
o contra las costumbres de la comunidad; el adulterio, el engaño y el sueño.”
25 Después de pronunciar estas palabras, concluyó Se Akatl su discurso,
diciéndoles: “He aquí mi disposición final y aquello que os identificará como mis
seguidores, lo que debéis seguir y compartir, pues es alimento escogido.
26 “Sólo tres consejos deseo encomendaros: el primero, que busquéis con
anhelos hacerlos amigos de Aquel que está en todas partes, en todos cuerpos y
en cada momento, pues es noche y viento y Dueño del cerca y el junto.
27 “Y en tal empeño, mirad que no os hagáis orgullosos, desesperados o
cobardes, sino más bien, humildes de corazón, poniendo toda vuestra
esperanza en Ometeotl y atreviéndose a mantener sus prescripciones.
28 “Lo segundo que debéis recordar: tened paz con todas los hombres,
respetad a todos y a nadie agraviéis. Por nada del mundo avergonzaréis a otro
hombre. Calmaos, que digan de vosotros lo que quieran. Callaos aunque os
combatan y no respondáis. Así demostraréis vuestra condición viril y vuestra
nobleza, y todos sabrán que sois dignos representantes míos.
29 “Y lo tercero que os pido, es que no perdáis el tiempo que os ha dado
Ometeotl sobre este mundo. Ocupaos en lo que es bueno día y noche, no
despreciéis el tiempo. Porque no sabéis si volveréis a vivir, o si reconoceréis
vuestros rostros allá, donde de algún modo se existe. Aprovechad esta vida.
30 “Basta con esto, que era mi misión. Haced en lo adelante lo que bien os
pareciere. Todo hombre que se atenga a su propio bien, allegará para sí la
excelencia y conquistará la vida.”
31 Así terminó su exhortación. Y sus amigos anotaron sus palabras sobre sus
corazones, para compartirlas luego con todos.

19
LA PROFECÍA

243
El mensaje tolteca.
1 A continuación, pidió a sus seguidores que se congregaran en la orilla del mar
para entregarles su bendición. Una vez en la arena, subió a una piedra que por
allí había y anunció las palabras de su profecía. Y esto fue lo que dijo:
2 “Escuchadme, hermanos: yo, Ketsalkoatl, pluma teñida con sangre de
serpientes, he renacido. A mí mismo me hice en la batalla, allá, donde se
ensanchasen las aguas y el tiempo queda detenido. Así llegué a ser mi propio
padre, y llegué a conocer los ciclos del destino.
3 “Sólo vine a prepararme un camino; ahora he de marchar. Mas, no temáis, no
me voy para siempre: eternamente escucharéis mi voz. No lloréis por el
príncipe partido, porque os he dejado mis palabras y mis joyas.
4 “¡Alegraos! Se acerca un nuevo día, el día magnífico, de radiante hermosura,
cuando a mi rostro tenga que regresar. ¡Entonces me veréis! En ese día
comprenderéis las razones divinas, levantaré mi cosecha y recogeré lo
sembrado. Entonces desaparecerá para siempre el animal maligno244 y vosotros
podréis caminar en paz.
5 “Y se abrirán las puertas de oro, y vendrán en matrimonio los pueblos de la
tierra al templo de los cuatro rumbos, donde se os pedirá que no os
descalcéis245. Y se manifestará la Señal de al unidad en un árbol erguido 246. El
mundo habrá de verlo cuando ocurra, porque es el amanecer de Ometeotl.
6 “Poder de bondad viene a vosotros para vivificaros, para extirpar del mundo
todo temor. Poder de unidad, poder del Corazón del Cielo, de Aquel que, al
recibirnos, no recibe sino a su propio ser. ¡Rendid devoción a la verdad, creed
en su poder! ¡Avivad la luz de vuestros corazones, oh hermanos! Amanecerá el
mundo para quienes comprendan.
7 “A la distancia de un grito, a la distancia de un día de camino está ya vuestro
hombre, vuestro hermano mayor, el de los verdes jades, las barbas y el báculo
de peregrino. ¡Recibidlo!247 El tiempo se acerca, la hora viene, nace la
humanidad del nuevo Sol. ¡Contemplad su señal ahora! ¡Erguid el madero!”
20
LA BALSA DE SERPIENTES

1 Entonces tomó su manto de serpientes y lo arrojó al agua. Y el manto quedó


firme sobre la superficie del mar como un balsa, no se hundió. Luego subió
encima y se sentó en él, como si se tratase de una canoa. Mientras se alejaba
de la orilla, bendijo Se Akatl a su pueblo con estas palabras:
2 “¡Que a todos os mire con amor el inventor del hombre, el conocedor del
hombre! ¡Que seáis felices y cumpláis con todo lo que os di a comer de mi labio
y mi boca! ¡Que permanezca la tierra, que estén en pie los montes! ¡Que se
esparzan por el mundo las flores del maíz tostado, las perfumadas flores del
cacao! ¡Que permanezca la tierra!”
244
El demonio, un estado de conciencia inferior.
245
Este templo simboliza el estado de liberación.
246
Los cronistas cristianos quisieron ver en este “árbol erguido” una profecía de la cruz cristiana, pero es
mucho más. El árbol del origen, con todo y tener forma de cruz, significó para los mexicanos el eje del
mundo, la columna vertebral y la iluminación.
247
Se refiere a su propio retorno.
3 La balsa de serpientes navegó sobre las aguas del mar rumbo al horizonte
oriental, y cuentan los viejos que entró en el cielo. Pero no se sabe cómo y de
qué manera llegó al mundo de la luz. Y dicen los que saben que en verdad vive
Ketsalkoatl, no murió. De nuevo habrá de volver, habrá de venir a reinar sobre
su pueblo.

21
EL FIN DE LOS TOLTECAS

1 Muy pronto, la noticia del regreso de Se Akatl desde la región de los muertos
entró en la ciudad de Tula, donde fue acogida son gozo por los toltecas. Pues
aún vivía entre ellos el recuerdo de su gloria y no se había apagado el amor que
le profesaban.
2 Pero esto llenó de amargura a Teskatlipoka, por lo que, visitando a los
enemigos del reino, los incitó para que lo asediaran. También marchó al bando
tolteca. Fue de un lado a otro, enardeciéndolos mutuamente, y muchas
personas rencorosas se le fueron sumando.
3 Por fin, vino contra Tula gran ejército que hizo burla de sus habitantes y
profanó los santuarios. Los toltecas, que durante muchas generaciones no se
habían ejercitado en artes de guerra, se vieron en tal desventaja, que fueron
vencidos. Viejos, mozos, niños y mujeres, todos cayeron, nadie fue perdonado.
4 Los supervivientes huyeron hacia la región de Shikko, dejando abandonados
los templos y palacios. Así se cumplió la profecía: “¡Oh Tula, ombligo del
mundo! Huérfana has de quedar.”
5 En cuanto al rey Wemak, huyó con los sobrevivientes y estableció su
campamento en Shikko, donde intentó oponer cierta resistencia. Allí parió su
mujer, llamada Kuau’ne’ek, en la fronda, por lo cual puso al lugar el nombre de
ella. Hasta allí los persiguió Teskatlipoka.
6 Los seguidores de Wemak llevaban consigo una serpiente a la cual adoraban.
La serpiente reclamó una víctima humana, y, viéndose en situación desesperada
y casi acabados, accedieron a sacrificarle un hombre.
7 Enterado el rey de esta abominación, y viendo que de tal modo se habían
degradado los toltecas, se retiró a una cueva que hay en el camino de
Chapultepec. Allí se entristeció y lloró, y cantó una canción amarga que decía:
8 “Con suerte lamentosa me angustio hoy. En los campos yacen dardos rotos,
hay cabelleras esparcidas; destechadas están las casas, enrojecidos sus muros;
por las calles y las plazas circulan los gusanos, las paredes están salpicadas de
sesos.
9 “Roja está el agua como tinta, y cuando la bebemos, es como si hubiésemos
bebido salitre. Golpeamos los muros de adobe, buscando alimento, y fue
nuestra herencia una red de agujeros. En los escudos quisimos guarecernos,
pero ni con escudos puede ser sostenida nuestra soledad.
10 “Henos aquí, corriendo por la vida. Hemos comido leños de eritrina para
llegar hasta aquí, hemos mascado goma salitrosa, piedras de adobe, lagartijas,
ratones, tierra en polvo, gusanos… Todo esto pasó con nosotros, yo lo he visto.”
11 Entonces, pasando una cuerda sobre el árbol que está en la boca de la
cueva, se dio con ella la muerte. Mucho sufrió Wemak por el fin de los suyos.
Cuando ya no vio a ninguno que le siguiera (pues todos tras de sí se habían
acabado), se suicidó el rey.
12 En cuanto a su hijo recién nacido, el príncipe Pochotl, ceiba, escapó con el
ama que lo criaba hacia los desiertos de Nonoalko.

22
EL MEZQUITE

1 Los pocos toltecas que escaparon con vida se dispersaron por las montañas y
las ciénagas. Sus príncipes y artesanos se ocultaron en las cortes de los
diversos reinos, donde generalmente fueron bien recibidos. Entonces
Teskatlipoka dejó de perseguirles.
2 El total muertos en el lado tolteca ascendió a tres millones doscientas mil
personas248. Este fin tuvo Tula y su reino. En cuanto a la ciudad, nunca más fue
habitada.
3 Y el hechicero, reuniendo a todos su partidarios en torno a un mezquite, subió
al árbol y así les dijo: “¡Deteneos, amigos! ¡Que continúen dispersándose los
toltecas! Vosotros, mis devotos, no os dispersaréis.”
4 A continuación los ordenó como nación y le dio leyes. Nombró trece señores
sobre ellos y les exhortó a recordar sus deberes, diciéndoles:
5 “Nunca os envanezcáis, amigos. Recordad siempre cuánto trabajo pasamos en
Tula, hasta que conseguimos nuestros fines. Por lo tanto, proceded con
humildad y sacrificio. Principalmente tú, Itstekolotl, brujo de obsidiana, no te
ensoberbezcas.
6 “Si os hacéis arrogantes como aquellos toltecas, os destruiré, os haré como a
Mashtla, el mayordomo. Recordad cómo a sus dos hijas, a las cuales custodiaba
en cofre de piedras preciosas, les hice concebir mellizos, de modo que cada una
de ellas parió dos bestezuelas repugnantes.”
7 Después de aleccionarlos de este modo, los condujo a los valles de Sholtokan
a fin de dejar deshabitado el reino tolteca. Así se cumplió finalmente la profecía
del anciano Weman.

NOTA
Obras recomendadas sobre Ketsalkoatl y la religión de los toltecas:
Díaz, Frank, Los Mensajeros de la Serpiente Emplumada (un estudio crítico sobre la ideología
tolteca), Editora Alba, 2003.
León-Portilla, Miguel, La Filosofía Nahuatl, UNAM, México, 1959.

248
Este dato aparece en Ixtlixochitl, Relaciones I.
Los Antiguos Mexicanos, Fondo Cultura Económica, México, 1972.
Lilith, Quetzalcoatl y el Arte Real (una interpretación alquímica del simbolismo tolteca, de
próxima aparición).
Sejourné, Laurette, Pensamiento y religión en el México antiguo, Fondo Cultura Económica,
México, 1957.
El Universo de Quetzalcoatl, Fondo Cultura Económica, México, 1962

BIBLIOGRAFÍA
Esta historia fue reconstruida a partir de anécdotas y textos filosóficos contenidos en las
siguientes fuentes:
Anónimo, Cantares de los Señores de la Nueva España, UNAM, México, 1963.
Anales de Cuauhtitlan, Imprenta Universitaria, México, 1945.
Cantares de Dzitbalché, UNAM, México.
Teogonía e Historia de los mexicanos, Porrúa, México, 1979.
Leyenda de los Soles, UNAM, México, 1945.
Leyenda del Tepozteco.
Poesía indígena de la Altiplanicie, UNAM, México, 1992.
Benavente, Toribio de, Relaciones de la Nueva España, UNAM, México, 1944
Camargo, Muñoz, Historia de Tlaxcala, Ateneo, México, 1947.
Chilam Balam, Libro de los libros, Fondo de Cultura Económica, México, 1963.
Chilam Balam de Chumayel, Secr. Educación Pública, México, 1985.
Chimalpahim, S. Antón, Relaciones originales de Chalco, Fondo de Cultura Económica, México,
1965.
Durán, Diego, Historia de las Indias de Nueva España, Escalante, México, 1980.
Ixtlilxóchitl, Alba, Relaciones históricas, Sec. Fomento, México, 1892.
Sumaria relación, UNAM, México, 1975.
Las Casas, Bartolomé de, Apologética Historia, Madrid, 1909.
Los indios de México y Nueva España, Porrúa, México 1982.
Mendieta, Fray Jerónimo de, Historia Eclesiástica Indiana, Ed. Chávez, México,1945.
Olmos, Andrés de, Conjuros y encantamientos de la gentilidad.
Huehuetlahtolli, trad. Frank Díaz 1995.
Ruiz de Alarcón, Tratado de las Idolatrías, Ed. Fuente Cultural, México,1953.
Sahagún, Bernardino, Códice Florentino, Madrid, 1906,
Códice Matritense de la Real Academia, Madrid, 1907.
Historia General de las Cosas de Nueva España, CONACULTA, México, 1989.
Suma Indiana, Imprenta Universitaria, México, 1943.
Singüenza y Góngora, Parayso Occidental, UNAM 59.
Torquemada, Juan de, Monarquía Indiana, Chávez 43.
Zorita, Alonso de, Historia de la Nueva España, Madrid, 1909.

También podría gustarte