Acta Poetica 29 (2) OTOO 2008

Del pathos clsico al efecto patmico en el anlisis del discurso Luisa Puig
El inters que ha suscitado la relacin que vincula la lengua con las emociones, en el marco de la lingstica, la teora de la argumentacin y el anlisis del discurso, se ha incrementado signicativamente en los ltimos aos. Este trabajo busca examinar, desde diversas orientaciones tericas, algunos de los problemas que postula la descripcin de las emociones en el lenguaje, y ello a partir de los estudios clsicos y hasta las ciencias del lenguaje contemporneas. En particular se har referencia a los medios de persuasin (pisteis) de Aristteles, a la interpretacin aristotlica del pathos de Ekkehard Eggs, a la perspectiva de Catherine Kerbrat-Orecchioni sobre las categoras afectiva y axiolgica en la lengua y en el discurso, al efecto patmico en el anlisis del discurso y al papel de la emocin en la interaccin argumentativa. PALABRAS CLAVES: discurso, argumentacin, pathos. The relationship between language and emotions has developed quite signicantly in the last few years within the framework of Linguistics, Theory of Argumentation and Discourse Analysis. This paper reviews some of the problems that the different theories deal with when trying to describe emotions in language, from the early classics to contemporary theories of language. Special emphasis will be given to Aristotles means of persuasion (pisteis), Ekkehard Eggs interpretation of the Aristotelian pathos, Catherine Kerbrat-Orecchionis view of affective and axiological categories in language and discourse, the pathemic effect in Discourse Analysis, and the role of emotion in argumentative interaction.

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Acta Poetica 29 (2) OTOO 2008

Luisa Puig
Instituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM

Del pathos clsico al efecto patmico en el anlisis del discurso

Como innovador, Bally no pudo desarrollar, compartir o discutir con otros lingistas sus puntos de vista sobre esos elementos afectivos que se reejan en la lengua natural. Rerindose a Saussure, hace la siguiente condencia (que apareci en el peridico de Ginebra del 10 de abril de 1957):
este maestro incomparable no concedi importancia particular a las cuestiones que ms tarde me apasionaron, en especial las que conciernen al lenguaje expresivo, transmisor del pensamiento afectivo.

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En este trabajo propongo un breve recorrido sobre algunos de los desarrollos tericos en torno al lenguaje expresivo. La primera reexin sobre esta problemtica como dira Benveniste se sita en la poca clsica. El origen de la retrica, no slo de la percepcin de cmo funciona la comunicacin humana, sino de la disciplina cuyo objeto es el estudio del discurso, sus caractersticas y sus efectos, se remonta a principios del siglo V a.C. Desde sus inicios se manifestaron dos ejes de anlisis.1 Por una parte, Corax y Tisias se interesaron en la pertinencia de las pruebas. El primero consideraba que al evaluar una tesis, la probabilidad estaba por encima de la evidencia, de ah el famoso argumento que tom su nombre, y que consiste en armar que una cosa es inverosmil por ser demasiado verosmil. Tanto el maestro como su alumno sostenan, en efecto, que lo verosmil era el instrumento necesario para la persuasin. Paralelamente, se desarroll otro eje de estudio, de inspiracin pitagrica, que daba prioridad a los poderes encantadores del habla y, por consiguiente, a la recepcin del discurso. La sofstica concedi una especial importancia a la adecuacin del discurso con el auditorio. La tcnica que empleaba Gorgias, llamada la macrologa, consista en considerar que la extensin del discurso deba ser la ms apropiada para la persuasin del momento. Para Gorgias, la nocin de kairos dena ese momento oportuno como:
la articulacin de los objetivos del orador con el tiempo, el lugar y las circunstancias del auditorio al que se dirige, en un proceso que tiene como objetivo la produccin de un discurso conveniente (prep), es decir que combina harmoniosamente la expresin y el tema, la forma y el contenido.2

A la vez, su predileccin por el empleo de la anttesis tambin mostraba la importancia que daba a la recepcin del discurso:
1 2

Carrilho 1999, 20 y ss. Carrilho 1999, 25.

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dado que siempre es posible hacer dos armaciones antitticas sobre cada tema, la consideracin del kairos permite resolver el dilema y elegir, entre las alternativas, la verdad relativa. Estos dos ejes dominaron el carcter que adopt desde sus inicios la retrica, asumiendo, a la vez, como arma Manuel Mara Carrilho, la distincin que introdujo Parmnides entre la verdad, es decir, el razonamiento riguroso y la opinin, que se identicaba con la palabra engaosa. Segn Pierre Aubenque,3 Aristteles estuvo profundamente atrado por los sostas y los rtores, aquellos sabios en el manejo de un arte que, ms que un saber abstracto, supona la experiencia de las relaciones humanas. De ah que, de acuerdo con este autor, Aristteles no deende una retrica losca al estilo del Fedro de Platn, sino que recoge la herencia de los sostas al considerar que la retrica es el mediador necesario cuando se trata de dilucidar sobre los hechos que conciernen a los hombres. En sus dos primeros libros de la Retrica, Aristteles desarrolla la invencin, la parte que concierne la eleccin de la materia sobre la que tratar el discurso. sta no slo se reere a las cosas sobre las que se hablar, sino tambin al conjunto de procedimientos lgico-discursivos que moldean el desarrollo del discurso, es decir, los topoi ms adecuados para orientar el movimiento argumentativo, lo que inclua, por consiguiente en lo que tocaba, en particular, al gnero judicial las pruebas. El estagirita distingue dos clases de pruebas: las articiales y las inarticiales (o las artsticas y las no artsticas). Las primeras se reeren a la evidencia directa, mientras que las segundas son las que el orador construye mediante su arte que, adems de que en la prctica consistan en argumentos de probabilidad, en el sistema aristotlico se dividen en tres tipos: el ethos, el pathos y el logos.
3

Aubenque, apud Carrilho 1999, 41.

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Las pruebas administradas por medio del discurso son de tres especies: las primeras consisten en el carcter del orador; las segundas, en las disposiciones en las que se pone al oyente; las terceras en el discurso mismo, porque demuestra o parece demostrar (Aristteles, I, 1356 a 1).

Para Carrilho,4 la gran innovacin de la Retrica consiste en la sistematicidad con la que integra estos tres elementos fundamentales del discurso: quin habla, qu argumento presenta en su discurso y a quin se dirige. Sin embargo, diversos autores coinciden en sealar que la trada ethos, pathos y logos es, si no incompatible, por lo menos muy conictiva. Michel Meyer5 arma que la explosin de la retrica es contempornea a su acto de nacimiento, paradoja que se relaciona con el hecho de que Aristteles nos leg una retrica agitada entre la argumentacin y la estilstica, un logos6 apto tanto al razonamiento lgico como a la movilizacin de pasiones, sin entender cmo es posible tanta versatilidad. De ah la importancia que tiene, para el discurso en su conjunto, evidenciar la manera como se relacionan estos tres aspectos que la componen. Carrilho habla de una complementariedad, aun cuando se trate de una articulacin compleja:7 la fuerza persuasiva de un discurso depende de cmo presenta una argumentacin (logos), concebida tomando en cuenta al auditorio, de manera que incida en ste (pathos), considerando
Carrilho 1999, 47. Meyer 1999, 8-10. 6 No hay que olvidar que la palabra griega para el lenguaje es logos, un concepto ambiguo y a veces mstico que puede hacer referencia a una palabra, o a varias, o a todo un discurso, o bien puede ser utilizada de manera abstracta para indicar la signicacin que se encuentra tras una palabra o una expresin, o bien el poder de pensar y de organizar, o bien el principio racional del universo o incluso la voluntad de Dios. A nivel del hombre este concepto abarca el pensamiento del hombre y su funcin en la sociedad e incluye igualmente la creatividad artstica y el poder de la personalidad, Kennedy 1974, 8. 7 Carrilho 1999, 51.
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la forma como el orador logra resaltar los rasgos pertinentes de su carcter (ethos). Articulacin que, segn sea la perspectiva que se adopte, acordar mayor importancia a uno de los aspectos sobre los otros dos.8 As, al situarse desde el punto de vista del orador, el objetivo primordial se centrar en la voluntad de agradar, persuadir, seducir, convencer, independientemente de llevarlo a cabo por medio de un bello discurso o de argumentos racionales. Al adoptar el punto de vista del auditorio, lo que se busca es descifrar las intenciones del orador y, por ende, su carcter, como tambin determinar las inferencias que es posible hacer a partir del enunciado literal. Por ltimo, desde el punto de vista del mensaje, lo importante es resaltar el sentido lingstico, las condiciones pragmticas de su ocurrencia, las marcas de los implcitos, el tipo de discurso empleado, etctera. En este trabajo adoptar, pues, la perspectiva del pathos, lo que me llevar a reexionar sobre la recepcin del discurso y, en particular, sobre las emociones. Las emociones han sido objeto de diversas aproximaciones. Es posible hablar de una psicologa de las emociones, que se centra en el individuo y se interesa en dar cuenta de sus diversas reacciones sensoriales, de sus disposiciones humorales o caracteriales. Tambin se ha desarrollado una sociologa de las emociones, que estudia los comportamientos de los hombres a partir de las regulaciones y de las normas sociales. En n, las emociones tambin conciernen las ciencias del lenguaje. Yo me limitar a hablar sobre algunas de las teoras clsicas y modernas que abordan el estudio de las emociones en el lenguaje. Como aclara Patrick Charaudeau,9 el anlisis discursivo no puede acceder al estudio de la emocin en tanto que realidad que experimenta el sujeto; puede en cambio estudiar el proceso discursivo por medio del cual se pone de maniesto una emo8 9

Meyer, apud Carrilho 1999, 51. Charaudeau 2000, 136.

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cin; considerarla en tanto que un efecto enfocado (o al que supuestamente se apunta) sin poder constatar el efecto producido. En las ciencias del lenguaje, las emociones se estudian fuera de lo experimentado y slo como lo que posiblemente resinti un determinado sujeto en una situacin particular. Desde los clsicos, todo buen orador o dramaturgo era consciente de la importancia que tena evocar subrepticiamente en su discurso diversos sentimientos, estados de nimo y emociones. Para Aristteles, las pasiones son
todas esas cosas que al modicarnos producen diferencias en nuestros juicios y que estn seguidas de pena y de placer, como la clera, la compasin, el miedo y todas las otras emociones de este tipo, as como sus contrarios (Aristteles, II, 1378 a 19-22).

Denicin que, como seala Carrilho,10 muestra que para el estagirita la pasin est animada por el logos, el cual, en respuesta, es a su vez inuenciado por la primera. El estudio de esta segunda prueba, el pathos, que Aristteles promovi, de un simple elemento de la peroracin a una forma determinante de prueba artstica, estuvo marcado, como explica George Kennedy,11 por la inuencia de Platn. En el Fedro, Scrates critica los manuales sofsticos y arma que la nica retrica verdadera es aquella basada en el conocimiento de la mente. En la primera mitad del libro segundo de la Retrica, Aristteles se adentra en el estudio de la psicagogia, el arte de encantar el alma; reexiona sobre cul debe ser la disposicin de la mente para suscitar una emocin, las personas a las que se dirige y las ocasiones que la producen. Estudia sentimientos como la clera, la mansedumbre, el miedo, la conanza, la codicia, el impudor, el amor, el odio, la vergenza, la emulacin,
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Carrilho 1999, 50. Kennedy 1974, 94.

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la compasin, la benecencia, la indignacin y el desprecio, resaltando la importancia de profundizar en este conocimiento. Hay, por consiguiente, toda una serie de factores que es necesario considerar al estudiar el pathos. Desde luego, los procedimientos lingsticos y argumentativos que suscitan determinados sentimientos. Pero tambin el ethos del locutor, puesto que este ltimo es quien provoca, a travs de su escenicacin discursiva, dichos estados de nimo. Por otra parte, no hay que olvidar que el ethos aristotlico tambin concierne, como lo seala Kennedy, el carcter del auditorio,12 al cual el orador debe adecuar su lenguaje y su argumentacin, de manera que produzca en el interlocutor los sentimientos deseados. Es igualmente importante tomar en cuenta las situaciones propias que desencadenan cada emocin. Roland Barthes explica que Aristteles dene cada pasin en su habitus, es decir, a partir de las disposiciones generales de nimo que la favorecen, tomando en cuenta quin o qu la provoca, y de acuerdo con las circunstancias que suscitan su cristalizacin.
[] todas esas pasiones son voluntariamente tomadas en su banalidad: la clera es aquello que todo mundo piensa sobre la clera, la pasin no es ms que lo que se dice de ella: lo intertextual puro, la cita []. Para Aristteles, la opinin del pblico es el dato primero y ltimo; no hay en l ninguna idea hermenutica (de desciframiento); para l las pasiones son pedazos de lenguaje ya hechos que el orador debe simplemente reconocer; de ah la idea de un esquema de pasiones [grille des passions], no como una coleccin de esencias sino como una reunin de opiniones ( Barthes 1970, 212).

A la psicologa reductora actual, que busca lo que hay detrs de lo que dicen las gentes, Aristteles substituye una psicologa retrica clasicatoria, que distingue lenguajes.
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Kennedy 1974, 92.

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Ekkehard Eggs,13 por su parte, propone un modelo del pathos a partir de su interpretacin de la teora aristotlica; modelo que comprende tres instancias: la tpica de las pasiones, la semiologa de las pasiones y la tica de las pasiones, y que se basa en los tipos de interaccin comunicativa los escenarios, en trminos pragmticos modernos que los sujetos hablantes construyen, evalan, modican y reconstruyen de forma iterativa. Este modelo plantea una serie de postulados. 1. Es necesario describir el lxico de las emociones atendiendo a las diferencias inherentes a cada lengua en particular, a sus escenarios estandarizados y lexicalizados, a sus propiedades estructurales y sintcticas, dado que no se trata de un campo nocional homogneo, lo que Aristteles ya corrobor al analizar, por ejemplo, la nemesis, es decir, la indignacin. Al respecto, se ha sealado que los dos anlisis aristotlicos de la nemesis se oponen: mientras que en la Retrica el estagirita arma que este sentimiento nace cuando la otra persona se encuentra en una situacin de felicidad no merecida, en la tica a Nicmaco considera que el simple rasgo no merecido es el que evoca la indignacin. Para Eggs, Aristteles no se est contradiciendo porque, desde el punto de vista lingstico, la compasin y la indignacin, en tanto que sustantivos, mantienen, en efecto, una relacin de oposicin que, segn sean los empleos, se neutraliza. Relacin en la que la compasin es el trmino marcado, siempre denota una desgracia no merecida: Las vctimas inocentes de Irak son una muestra de la falta de compasin del hombre hacia sus semejantes. Mientras que la indignacin puede oponerse a la compasin y denotar una felicidad no merecida:

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Eggs 2000, 28-30.

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Los ciudadanos no pueden ms que sentir gran indignacin ante la completa impunidad de que gozan los poderosos en muchos pases. O denotar, como la compasin, una desgracia no merecida: Indignacin es lo que provoca la ablacin del cltoris de los 130 millones de nias y mujeres en frica. E incluso ser neutra, es decir, referirse slo a lo no merecido e injusto e implicar una despersonalizacin, producto de una racionalizacin, una descorporalizacin de la afectividad. En este caso, ya no se trata del otro en su desgracia, ni de la desgracia del otro, sino slo de la injusticia a la que se reeren ambos trminos:14 Sin la compasin y la indignacin no es posible dirigir un pas. 2. Desde el punto de vista de la lgica y de la psicologa social, a cada descripcin lxica corresponde un topos del tipo Si se tiene un escenario del tipo X, se tendr una emocin del tipo Y. El conjunto de estos topoi constituyen la tpica de las pasiones de una sociedad, a la que recurren los sujetos hablantes para interpretar una determinada emocin y para hacer uso de ella en sus argumentaciones. As, Aristteles analiza el miedo como:
una pena o perturbacin consecutiva a la imaginacin de un mal por venir que puede causar destruccin o pena []; y estos males no nos aparecen demasiado lejanos, sino prximos e inminentes (Aristteles, Retrica II, 1382 a21).

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Eggs 2000, 24.

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Nicolas Ruwet hace una reexin similar al considerar que la humillacin implica que la situacin que causa este sentimiento tiene que ser necesariamente pblica.15 3. La tpica de las pasiones se complementa con una semiologa de las pasiones que se encarga de dar cuenta de los ndices corporales a los que frecuentemente se asocia cada emocin: entonacin, mmica, gestualidad, etctera. 4. A estos dos sistemas que permiten conocer en qu situaciones se desencadenan las pasiones y de qu manera se expresan por medio del habla y del cuerpo, Aristteles integra el ethos que, de acuerdo con Eggs, reviste dos modalidades: el objetivo y el subjetivo. El primero concierne las costumbres, preferencias, deseos, las formas de expresin de las pasiones caractersticas de una nacionalidad, edad, sexo, etc. El segundo se reere a las actitudes voluntariamente adquiridas a lo largo de la vida: uno se vuelve mezquino, colrico, imparcial, agradable, valeroso, descorts, odioso, aburrido, encantador, etc. De esta manera, para ser percibido como alguien educado, autoritario, justo, malco, etc., es necesario mostrar, en determinados escenarios, una serie de emociones y de actitudes. Como ya mencion, al describir las pasiones Aristteles tambin trata el carcter del interlocutor, quien reaccionar de manera diferente ante las situaciones segn se trate de una persona de buen o de mal carcter. As, frente a una situacin de felicidad merecida del otro, el hombre de buen carcter reaccionar con una alegra justicada o simplemente no mostrar ninguna reaccin, mientras que el hombre de mal carcter reaccionar con envidia. Anlisis que nos remite a lo que dijo Barthes sobre el esquema de las pasiones que propone Aristteles, el cual corresponde con pedazos de lenguaje. De ah que la lengua misma justique que oraciones como:
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Ruwet, apud Eggs 2000, 16.

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Es un buen hombre, por lo tanto se alegrar de tu buena fortuna. sean aceptables, frente a oraciones dudosas como: * Es un buen hombre, por lo tanto te envidiar tu buena fortuna. 5. Los sujetos hablantes tienen una serie de ideas normativas sobre cul es la manifestacin justa y adecuada de una emocin en un determinado escenario. Eggs llama tica de las pasiones a este sistema de evaluacin que regula la tpica y la semiologa de las pasiones. Como su autor lo indica, se trata de un sistema especulativo pero que (como vimos hace un momento) las lenguas naturales conrman constantemente en las interacciones comunicativas que se desarrollan en todos y cada uno de nuestros quehaceres cotidianos. En la actualidad el pathos ha sido objeto de estudio de una gran diversidad de corrientes lingsticas y tambin argumentativas. Hablar brevemente sobre ambas perspectivas. A principios del siglo XX, como mencion, Charles Bally fue pionero en conceder un lugar preponderante al lenguaje expresivo. Para este lingista, toda oracin comunica un pensamiento y el pensamiento es una reaccin subjetiva a una representacin objetiva. La modalidad es el alma de la frase, comunica los matices ms diversos del juicio, del sentimiento y de la voluntad.16 Para este lingista la estilstica estudia el lenguaje en tanto que expresin de los sentimientos e instrumento de accin.17 La mayora de las corrientes lingsticas coinciden en considerar que los procedimientos del lenguaje transmisores potenciales de la emotividad son de muy diversa ndole. De hecho, la
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Bally 1977, 36. Bally 1977, 11.

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afectividad es un dominio difcilmente denible, delimitable, con marcadores vacilantes. Podemos encontrar desde los procedimientos de orden fontico y prosdico, las interjecciones y las exclamaciones, que constituyen verdaderos hbridos, a medio camino entre la lengua y el habla, las oraciones exclamativas, los sujos diminutivos, aumentativos y despectivos, los hipocorsticos, los procedimientos de intensicacin, de nfasis, el orden de las palabras (por ejemplo, la anteposicin del adjetivo), la oracin segmentada y las construcciones dislocadas, la elipsis y el asndeton, la repeticin, el vocabulario, los insultos y las maldiciones, los tropos y las guras, el hecho de retomar el discurso, hasta incluso cualquier palabra o cualquier construccin que, en un determinado contexto, puede llegar a cargarse con una valoracin afectiva. En lo que concierne al vocabulario afectivo, Catherine Kerbrat-Orecchioni18 seala dos problemas a los que las teoras lingsticas han dado diversas respuestas. Por una parte, los valores afectivos (que en general se consideran sentidos connotativos en oposicin con los sentidos cognoscitivos) conciernen la lengua o el discurso? Para algunos autores, como Umberto Eco,19 ciertos sentidos afectivos han gradualmente llegado a formar parte del sistema comn de los hablantes, mientras que otros slo son idiolectales. As, podramos decir que la connotacin emotiva asociada en la actualidad a la palabra terrorismo forma parte del cdigo. Por la otra, es posible distinguir la categora afectiva de la axiolgica? Mientras que en algunos casos la frontera entre estas dos categoras es clara, en otros, ambas categoras coinciden. Por ejemplo, es posible expresar una actitud emocional sobre algn objeto sin que corresponda con un juicio de valor: Detesto las rosas rojas!
18 19

Kerbrat-Orecchioni 2000, 41-43. Apud Kerbrat-Orecchioni 2000, 41.

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Y lo mismo puede suceder a la inversa: Es indudablemente un buen trabajo pero no me atrae. Expresan, en cambio, a la vez un compromiso afectivo del locutor y un juicio de valor, calicativos como admirable o despreciable. Los axiolgicos no intrnsecamente afectivos pueden devenirlo durante el discurso, por medio de una determinada construccin o de una prosodia adecuada. En Pero es realmente bonito, muy, pero muy bonito! el locutor en realidad est dando rienda suelta a su emotividad. Los valores axiolgicos y afectivos estn tan imbricados que fcilmente es posible pasar de una interpretacin afectiva a la axiolgica. As, en oraciones como Me gusta mucho tu casa, la apreciacin personal puede interpretarse como un cumplido, es decir, como una valoracin objetiva. Pasemos ahora al discurso. Como bien seala Kerbrat-Orec chioni,20 una propiedad incuestionable de la emotividad en el lenguaje es su carcter interactivo. La emocin entabla con el alocutario una interaccin fundada en la transmisin verbal del sentimiento. El alocutario resiente empata con el locutor que le revela sus ms ntimos sentimientos. Con el desarrollo de las perspectivas interaccionistas en lingstica, se otorg un lugar preponderante al lenguaje emotivo, que ya no fue percibido como un reducto de la experiencia ntima del sujeto, sino en su dimensin comunicativa, es decir, en tanto que una experiencia compartida, intersubjetiva. Esto permiti reconsiderar los planteamientos clsicos sobre la necesidad de adaptar el discurso al otro (el ethos del auditorio) y a la situacin de comunicacin (el kairos). Lo que llev al estudio de los diversos mecanismos de regulacin, adaptacin, negociacin, intersincronizacin de los participantes en el intercambio.
20

Kerbrat-Orecchioni 2000, 50.

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Un problema que pide reexin es la articulacin entre los niveles psicolgico (el sentir), cognitivo (las representaciones) y lingstico (las denominaciones) de las emociones. Al respecto, en el marco del anlisis del discurso, Charaudeau21 propone partir de una serie de postulados psicolgicos y sociolgicos (postulados que no dejan de formar parte de un debate continuo) para llevar a cabo un tratamiento discursivo de las emociones. En la actualidad se considera que con frecuencia las emociones son de orden intencional, es decir, que no se reducen a una simple sensacin, a una pura pulsin irracional, sino que se maniestan en un sujeto a propsito de algo que se gura, es decir, tienen una base cognitiva, racional; esta racionalidad est ligada a un conocimiento de creencias. Postular que las emociones son estados mentales intencionales que se basan en creencias, lleva a considerar que esta nocin se concibe en tanto que una representacin psicosocial. Dado que es a travs de enunciados como los seres humanos que viven en comunidad dan cuenta de su percepcin del mundo y de los valores que atribuyen a los fenmenos percibidos y, de esa forma, de lo que son ellos mismos, se puede hablar de representaciones sociodiscursivas. Estos enunciados circulan entre los grupos sociales y, al compartirse, contribuyen a la conguracin de un saber comn de creencias, un imaginario sociodiscursivo, dir Charaudeau. La emocin puede aparecer en diversos niveles discursivos y es necesario distinguirlos porque, como arma Ruth Amossy,22 no todos se identican con el pathos aristotlico. No es lo mismo el sentimiento que expresa un sujeto hablante (Detesto levantarme temprano), o el que designa un enunciado al asignar un sentimiento a una tercera persona (Adora comer siempre con un vaso de tinto), que aqul que el orador suscita en su auditorio con el n de lograr sus objetivos persuasivos (Las mujeres iranes que salen a la calle con ropa de color se arriesgan a
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Charaudeau 2000, 128-134. Amossy 2000, 170.

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ser detenidas por la polica). Adems, un locutor inspirado de una gran pasin puede ser incapaz de transmitirla a su auditorio y viceversa. Por consiguiente, cmo un discurso suscita no necesariamente expresa y construye una emocin? El anlisis del discurso estudia el proceso discursivo en el que se instauran las emociones en una perspectiva del efecto, es decir, con una liacin aristotlica. De ah que introduzca la nocin de efecto patmico para dar cuenta de los diversos efectos (compasin, clera, dolor, etc.) que puede producir una enunciacin, en relacin con la organizacin del universo patmico en el que se inscribe cada intercambio comunicativo, es decir, dependiendo de la situacin social y sociocultural. El efecto patmico puede lograrse por medio del empleo de ciertas palabras que describen emociones (angustia, horror), por medio de palabras que desencadenan emociones (asesinato, vctimas, manifestacin), o de manera implcita e indirecta, cuando la situacin de enunciacin provee con la informacin necesaria para provocar tal efecto. Adems del anlisis de las categoras lingstico-discursivas, Charaudeau propone una denicin del intercambio comunicativo y una metodologa para su anlisis. El efecto patmico depende de tres condiciones: la situacin de comunicacin, el universo de saber compartido y la estrategia enunciativa. El dispositivo comunicativo (su nalidad, los lugares atribuidos de antemano a los participantes del intercambio) debe ser propicio para la emergencia de dicho efecto. Por ejemplo, los dispositivos propios de la comunicacin cientca no predisponen, a priori, a tal efecto; en cambio los de la comunicacin de ccin o de las discusiones polmicas, s. El campo temtico en el que se apoya el dispositivo comunicativo debe prever la existencia de un universo de patemizacin y proponer una cierta organizacin de los tpicos susceptibles de producir tal efecto. Por ejemplo, en lo que concierne 409

a la publicidad, tal universo de tpicos sera el de la felicidad y del placer. En el espacio de estrategia que el dispositivo comunicativo deja disponible, la instancia de enunciacin debe producir una puesta en escena discursiva con objetivos patemizantes. Tal es el caso, por ejemplo, cuando el discurso de la informacin da cuenta de la muerte dramtica de alguna personalidad del cine o de la poltica. Las teoras modernas sobre la argumentacin tambin han tratado el pathos. No hay que olvidar que para Aristteles tanto el ethos como el pathos juegan un papel determinante en la persuasin. Es indispensable no slo convencer por medio de argumentos, sino tambin llegar al corazn y a las emociones del auditorio; en otras palabras, la razn y la pasin van siempre juntas. Posicin que ha sido cuestionada por autores como V Van Eemeren y Grootendorst y defendida por otros, ya sea con ciertas reticencias como Walton, o sin ellas como Meyer, Amossy, Parret, Plantin y Charaudeau. Lo que en este caso me interesa poner de relieve es el papel de la emocin en la interaccin argumentativa. Es posible no slo mencionar o suscitar una emocin, sino tambin argumentarla, dar razones por lo que el locutor siente y por lo que el interlocutor debera sentir. De acuerdo con Plantin, un hecho crudo no determina las emociones; las emociones son entidades lingstico-culturales que, de acuerdo con el sistema ideolgico del locutor, es decir, sus principios al inferir, lo llevarn a argumentar en tal o cual sentido. Para este autor,23 un mismo hecho puede suscitar sentimientos encontrados y dar lugar a argumentos que apoyarn conclusiones divergentes. En la poltica, a menudo tal es el caso. La promocin de ciertas leyes puede provocar, a la vez, orgullo e indignacin, como ha sucedido con la Ley de la Memoria Histrica recientemente
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Plantin, apud Amossy 2000, 174.

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en Espaa. Mientras que para el gobierno y algunos partidos ese ordenamiento es digno de elogio y apoyo, porque permite reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecucin o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura fascista, en la oposicin y en medios de comunicacin de carcter conservador se critica la iniciativa alegando que abre viejas heridas, adems de que altera material y monumentos histricos, con un afn de venganza. La emocin del alocutario no slo se puede provocar de manera implcita o argumentada, sino que tambin puede corresponder con una reaccin que busca refutar la emocin que muestra el locutor en su discurso: el entusiasmo patritico de Bush justicando la guerra en Iraq se ha refutado con las innumerables reacciones y declaraciones de alarma, indignacin o compasin en todo el mundo. Un ejemplo al respecto fue el que sucedi en una aparicin pblica de la entonces jefa de la diplomacia estadounidense Condolezza Rice, cuando la activista Desire Ali-Fairooz le grit, mostrndole sus manos manchadas de rojo: tienes la sangre de millones de iraques en tus manos. Tambin es posible que el alocutario refute la emocin que buscaba provocar el locutor en su discurso. As, la primera iniciativa que tom como jefe de Estado Nicolas Sarkozy (con un supuesto afn de despertar sentimientos patriticos y nacionalistas), en el sentido de que se leyera en los colegios de Francia la carta que el militante comunista Guy Mquet escribi a sus padres antes de ser fusilado el 22 de octubre de 1941, propuesta que se inscribe en la sistemtica apropiacin, por parte del mandatario, de los mitos y smbolos de la izquierda, provoc reacciones polmicas. Como seala El Pas,24 en Pars, el da del aniversario del fusilamiento, frente al instituto Carnot, donde cursaba sus estudios el adolescente Mquet, se congreg un
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23 de octubre de 2007.

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numeroso grupo de militantes de izquierda para denunciar la recuperacin poltica de Mquet, la revisin de la historia y el aparente silencio ocial sobre su condicin de comunista. Como arma este peridico, el adolescente fue elegido para ser fusilado en represalia junto con otros 26 militantes por un ataque de la Resistencia que acab con la vida del feldkomandant Karl Hotz, por ser hijo de Prosper Mquet, un conocido diputado comunista. En ltimo trmino, sealan muchos historiadores, ni siquiera se le puede considerar como un resistente. En este caso, era indispensable fundamentar este rechazo al pretendido pathos de la iniciativa emblemtica de Sarkozy. En conclusin, podemos constatar que las emociones, ya sea que se estudien desde una perspectiva psicosocial, retrica, lingstica, discursiva o argumentativa, estn en el centro del debate y se reconocen como un factor fundamental de la racionalidad y de la interaccin entre los seres humanos.

referencias
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