Xavier Velasco - Una Banda Nombrada Caifanes

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COLECCIN: Por las elctricas penumbras del rock

Una banda nombrada Caifanes Xavier Velasco

A los delincuentes, a los ngeles cados, a la banda de corazones solitarios donde quiera que se oculten con todo y sus secretos.

INTRO

Slo podemos optar por seguir en la carretera y asegurarnos muy bien de que la carretera no vaya a ninguna parte. Esto: no ir a ninguna parte mientras aceleras, chupar tres cervezas, entrar a la noche, recorrer sus entraas, la uretra de la noche, esto es el rocanrol.

Dnde comienzo. En una de las sillas del antro a la mitad de octubre del ochentaisiete, cuatro monos recin llegaron al escenario a derramar sus brumas. Uno de ellos canta la historia descoyuntada de un ser indefenso al que han amarrado a una plancha para poder castigarlo con la mustia, falsrrima terapia de los electroshocks. Castigo, voltaje, historia: dnde comienzo, en la abolicin de todo pasado para poder mirar aqu, en Insurgentes esquina con Pensilvania, el parto mexicano del rocanrol. Si esta fuera historia, sera una de ngeles cados, seres ingenuos que un da tomaron una guitarra y pretendieron llegar con ella a alguna parte, acaso sin pensar que el rocanrol no es llegar sino ir, 1

slo ir, siempre estar yendo. Un tren al que se sube y del que se baja sin mirarlo jams parar. Hay quienes no se bajan. Necios, perdedores, romnticos hurfanos que un da encontraron en el rocanrol una casa, quiero decir un hogar, de esos que tienen abuela, leos y chimenea, toda la paz que mirabas en las historias de monitos de Walt Disney. Has estado alguna vez en un hogar? Sabes lo que es eso? Quedan hogares as en este mundo? No para los que han subido al tren, porque ellos ya comprendieron, aunque tal vez un da lo olviden y se vuelvan a la tierra firme, que la mejor casa que puede tenerse es precisamente sta, un tren.

Por principio, detestas la idea de contar un cuento de triunfadores. Piensas, muy romnticamente: no lo estoy haciendo. Estos monos son unos perdedores, unos ngeles cados.

Que la compaa y la televisin y el radio puedan cubrirlos de billetes, es cosa que vale madre. Un perdedor no es aquel que tiene menos billete. Un perdedor es quien ya se dio cuenta que vivir es mal negocio y no queda otra que hacerlo lo ms divertido posible. Y lo ms intenso posible. Y, si es posible, buscarse en el camino una religin que valga la pena. El rocanrol, por ejemplo.

Una religin puede medirse por su capacidad de revivir a los muertos. Para la generacin que se convirti al rocanrol entrando los ochentas, la era cristiana se mide en antes y despus de Jim Morrison.

E. Corripio, Fundamentos gnsticos de la Resurreccin Sicodlica.

Bil. Arrullo negro y carmn para el sueo muerto en un tnel del Perifrico. Sonidos trepan por las paredes, ejrcito de cruzados escalando las almenas de un castillo enemigo. Los temblores del bajo, guitarra embarrando acidez sobre el monte del que cuelga un Cristo traicionado, sax ebrio de los sudores de una puta en agona, platillos en llamas, redobles como palabras, un canto choca contra el techo: nun ca na die me po dr pa rar. Esta es la imagen trmula de lo que jams pudo pasar y est pasando. Venga tu reino: los seores productores se estrien, los seores ejecutivos no saben cmo bailar, las viejas paren ratones rosados y las nias de traje sastre se vuelven estrellas del burlesque. Alabados sean el Rey Lagarto y San Jos Cuervo,

bienaventurados los que pudieron echarse un faisn con la huesuda, estos son Caifanes y han venido a oficiar el rocanrol. Hgase tu voluntad.

La primera vez que Alfonso Andr se par frente a un pblico numeroso con un micrfono en la mano, faltaban cuarentaisiete horas para que terminaran los ochentas. Era un homenaje a los Rolling pero nadie all se saba las rolas; no qued otra que ponerlas en el piso y leerlas a un metro setenta de distancia. Esa solucin, que permita al cantante no mirar al pblico sino a sus pies y crear en el centro del escenario una posibilidad de privaca, cerrada complicidad entre cantante y papel, le vino a Alfonso como la insulina al diabtico.

Veintids aos antes, Alfonso es feliz miembro de la generacin de conejillos de Indias en las escuelas activas. Contra lo que hubieran pensado los psiclogos de la escuela, lo que Alfonso aprende all es que el desmadre viene siendo asunto personal, y que esa obscenidad de pararse en un escenario es cosa de degenerados. El desmadre es entonces, y no va a dejar de ser, un rollo completamente interno.

Sin embargo, para ser interno, su desmadre es un escndalo en todas partes. Tiene buenas calificaciones y lo toleran en la escuela. Monta a caballo y lo toleran en su casa. Llega el da en que se cae del caballo y en la escuela ya no lo soportan, as que va a dar a un colegio de verdad y deja de divertirse. De la escuela activa, donde puede permitirse ciertos protagonismos, es enviado un lugar idneo para transformarse en un mustio. Los maestros lanzan borradores y dan cachetadas, 4

pero el personal reprimido est lejos de ser el de una escuela de padres maristas. En ese ambiente de perdedores infantiles, Alfonso llega a sexto de primaria como llegan los cabrones: fumando.

Sal aull: lo estaban depositando en una escuela. Parte de la culpa la tena su hermana Irma, que ya lo haba acostumbrado a, casi sin saberlo, vivir en un mundo en el que los susurros catarrientos de Lennon y las cachondas negritudes de Jagger derrotaban tarde a tarde a las mariconas huestes del ratn Miguelito. La atencin que nunca merecieron los maestros se la ganaban sudor a sudor Janis, Jim y Jimi, Sagrada Familia que nunca tuvo un salvoconducto en la escuela. El resto de la msica en la casa eran los Panchos, Benny Mor y la Sonora Santanera, del lado materno; Von Karajan y Karl Bohm, por el otro. Una hermana que no era Irma se haba clavado en Jos Jos. Sal asiste a todas esas materias, pero se queda con los discos de Irma por la razn vital de que le dejan un espacio ms grande a la fantasa. Y cuando la escuela es una cagada que te ahoga con sus hedores no te queda ms salida que la ficcin.

Con la nitidrrima sensacin de ser un pjaro enjaulado, Sal sale de la escuela deslizndose hacia el Mar de la Libertad, en cuyas profundidades clidas y jugosas se pone a dibujar. Pinta historias donde los personajes hablan en globitos y se mueven de acuerdo al transcurrir de otros sonidos: los que Sal trae

entre las meninges y como puede saca en una guitarrita, usando exclusivamente dos cuerdas mtodo que ni sus demonios ni sus dedos van a abandonar, porque veinte aos ms tarde sus composiciones seguirn basadas en esas dos cuerdas. Las que 6

pinta no son propiamente historias, sino cierta asociacin libre de imgenes e intuiciones. Perro atrapado en la perrera municipal, Sal va al knder Amado Nervo a guardar silencio. No el silencio de las mentes inflamadas por mundos mejores que el que les toc habitar, sino el de quien ha sido privado del derecho a imaginar.

Nunca se sinti buen prospecto para el piano, tampoco para el violn. Pero, siendo parte de una familia cuyos hijos se meten cuanta sabidura pueden, Alejandro ve llegar a un profesor de guitarra y eso le gusta. Del radio salen Palito Ortega, Leo Dan y Sandro, pero el profesor le ensea ms que nada msica folklrica surea: sambas, chacareras, y de paso varios acordes beatleanos. Al entrar a primaria en la Buenos Aires High School lo escogen para el coro. En las tardes tocan flautas, claves, tringulos y panderos. Los maestros le exigen aprenderse cosas como la Historia del Per, pero l anda ms clavado en las clases de guitarra clsica de su hermana, su coleccin de timbres postales, las canicas y las historietas del Pato Donald y Periquita que llegan de Mxico. En la tele lo ms importante son Los Locos Adams y Los Tres Chiflados, todos ellos portadores de una absurdidad, una irona y una disonancia que, como aos despus va a descubrir, pueden trasladarse a la guitarra. Mientras, se entretiene jugando a Los Tres Chiflados con sus hermanos de la nica manera concebible, es decir a punta de chingadazos. Las clases de guitarra tienen un toque mgico: el profesor lo hace

sacar por s mismo una cancin tras otra, de los nueve a los doce aos.

Es entonces, al llegar a la secundaria, cuando Alejandro pasa, de la introversin solapada por una niez hogarea, a un espacio completamente nuevo donde se manejan cdigos que le son del todo extraos. Pink Floyd, Led Zeppelin. Su rito de iniciacin a la nueva logia se cumple con el Fireball de Deep Purple lo escuch, me qued pendejo y ah empez el vicio. Hasta entonces, Alejandro haba pensado que Pink Floyd era el nombre de un tipo, pero poco tiempo despus ya escucha no slo a Roger Waters sino a Steve Howe y a Greg Lake. Le haban regalado un rgano elctrico donde estudia un poco de Bach y algo de blues. Pero el virus ya prendi, y no le queda otra que ir a embarcarse con una guitarra en abonos. Es 1973.

El chico de los vaqueros refulgentes trep al escenario, y la Dama Polvodestrellas cant sus canciones de penumbra y desgracia.

David R. Jones. El inminente retorno, las tramposas profecas y la inmarcesible majestad del Duque Blanco y Delgado.

Las Inslitas no fueron nunca un proyecto. Los proyectos se hacen en la televisin, en las oficinas, en planos. Las Inslitas Imgenes de Aurora son un cuento. Un da a un guey se le ocurre hacer una fiesta y le habla a otros tres pa que hagan bailar al personal:

Carlos Marcovich le llama a su hermano Alejandro: Oye, como ando juntando lana para mi pelcula, pens que a lo mejor se puede organizar una tocada contigo y otros cuates. Algo as como armar un grupo nuevo para la fiesta, porque uno ya hecho va a querer cobrar y la onda no es gastar el dinero sino juntarlo. As lo conecta con Alfonso Andr.

Alejandro quiere tocar y se lleva sus cosas a casa de Alfonso. Pasa tiempo y Sal Hernndez, tercer convocado, no aparece. Entonces Alejandro va por l. Los tres se tiran rollos, sacan todo lo que traen y lo echan encima de la mesa, se ponen 9

a hacer ruido. Inventan sonidos, letras, se exceden, se dejan ir hacia un espacio que an no conocen. Alejandro trae algunas rolas, Sal demasiadas, y las dems van saliendo una tras otra en gozosa diarrea. Cuando llega la noche del reventn, marzo diecisiete del ochentaicuatro, los tres se visten de gala: Alfonso se pone un sombrero boliviano, Alejandro un gorro de Daniel Boone y Sal va de mujer. Parto de bizarrez, un arreglo punkoso de Sugar (Oh, honey honey!) abre la tocada.

Pero en lugar de bailar el personal, ms clavado que el mismo Jess Nazareno, va compactndose en torno al grupo. Unos no saben lo que oyen y los otros ignoran lo que tocan. Particularmente porque buena parte de esos sonidos los estn apenas inventando. La tocada, alcohol que baja sin parar por la garganta de un perdedor, se deja ir por la noche y la atraviesa libre. El hecho de que estos monos tengan sin saberlo un grupo es un asunto que no ha dependido de su voluntad. Despus de todo un grupo no es algo que se tiene, sino un nombre al que se pertenece. En esta confusin entre propiedad y pertenencia uno piensa que decidi armar una agrupacin y se puso a inventar cosas como El Seor de los Mil Cerebros muri de tifo en la epidemia de junio. Pero la decisin no es tuya, la decisin ya fue tomada sin considerar la desdeable existencia de tu voluntad. Si obedeces, tu vida ya se jodi; pero si te refugias en la cobarda y el conformismo de no obedecer a un sueo entonces no slo

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ests jodido sino que adems eres un pendejo y no hay ms qu hacer.

Cuando Alejandro, Alfonso y Sal se juntan, sometindose a la tirana de un demonio cada vez ms visible, saben que no tienen regreso. Tienen que tocar, porque slo tocando es posible el hermossimo milagro de mirar a la mierda desaparecer de este mundo.

El profesor de biologa del Instiputo Simn Bolvar sola con una cierta frecuencia alertar a sus pupilos sobre el peligro de convertirse en alumnos nmadas, arquetpicos indeseables que cuales refugiados camboyanos van rebotando de colegio a colegio, vivas demostraciones de que ciertas clulas

cancergenas no mueren, slo van cambiando de organismo. El profesor, con la conmovedora misericordia de un lasallista, solamente mova la cabeza compadecida pero enrgica, comprensiva pero reprobatoria, haz de cuenta Karol Wojtyla ponindose a hablar de los osados usuarios del condn. Alumnos nmadas, cnceres ambulantes, gente indeseable. Diego Herrera era parte de esta gente.

Realizando escolares, Diego

un

exhaustivo una

censo cantidad

de de

poblaciones exmenes

present

extraordinarios equiparable al nmero de canciones en un disco de Elvis Costello. En una de estas escuelas, un da de clases 11

como cualquier otro Diego llega con una camiseta que permite deducir los hbitos sociales y las preferencias botnicas de su dueo. El director, que conoce bien la mota pero por lo visto, al menos en horas de trabajo, no la fuma, rebota al joven Diego a cambiarse. Para no ir hasta su casa, Diego se mete al sper y ah dentro sabe muy bien lo que tiene que hacer: se compra una camisa cuyas dimensiones gulivricas sern de seguro

suficientes para desafiar por segunda vez al director. Este, que no gusta de la mota ni de los desafos, le da un boleto de ida al carajo. Para entonces, Diego y el director de la escuela tienen una cosa en comn: ya saben de Avndaro. Cuando Chava agarraba una raqueta de guitarra y un cartn de papel higinico de micrfono, las nias se ponan a bailar. Chava inventaba los sonidos que poda a travs de una hilera de ruidos gargajientos que por s solos armaban el reventn. Este

salvoconducto, el de ser la estrella nica de la tocada, le permita penetrar sin trmites al mundo de las nias y, cosa impensable para los de su edad, ser su amigo.

Ya entrado en el rollo de los conciertos, Chava se junta con su amigo Javier; paran tres botellas, les encaraman un pandero y ya tienen el tambor. Hacen los boletos, invitan a los cuates, tocan las canciones que Chava compuso en un ingls profundamente chocolato. Chava vive en un ambiente que no le permite jams estar solo. Si se queda en la casa estn sus hermanos, y apenas sale se topa con uno de sus cuates de la 12

Unidad. Desde entonces desarrolla un cierto mimetismo que le permite pasarla bien con las ms heterogneas clases de personal sin pelearse con nadie. Con los desmadrientos y con los silenciosos, con las feministas y con los misginos, lo nico que le importa a Chava es gozarla.

Un da se fuga de la primaria, uno de sus cuates agandalla un vehculo de su hogar y se largan todos a nadar al Lago de Guadalupe. En el camino han llenado una garrafa con dos litros de pulque.

Las Pistolas de Platino s eran un proyecto. Eran el sueo roquero del seor Luis de Llano, experimentado tratante de idiotas que un da quiso formar un grupo real. Pero, el seor de Llano lo ignoraba: los grupos reales no se hacen desde arriba, los grupos reales salen de las coladeras y, como los roedores callejeros que son, corren, se escurren, hurgan en botes llenos de aceite quemado y latas vacas de sardinas; escalan bardas, cruzan deshuesaderos y un da, sin que t puedas remediarlo, se cuelan a tu cocina, agujeran tu refrigerador, suben a tu recmara, se meten en tu closet, en tu bur, bajo tu almohada. Es as como encuentran un agujero en las paredes de tus sueos, y una vez dentro de ellos ya nunca se salen.

Las Pistolas de Platino eran Sabo Romo, Alejandro Marcovich, Aleks Syntek, Alfonso Andr y Jorge Palacios. Un 13

puado de perdedores que seran seducidos por las tentaciones oropelescas que se asomaban en las palabras de un triunfador. Pero l, ese triunfador que llenaba de orines tibios y babas calientes los odos de la entusiasta juventud televidente, ramo de rosas en mano, calenturientos sueos de su cuenta Bancomer, ignoraba que un mono que fue previamente hechizado por el rocanrol muy difcilmente va a darle su alma a un tipo como l. Porque an si se la diera, l no sabra qu hacer con ella, le quemara las manos, buscara una bolsa de plstico para empacarla con toda propiedad, le pondra una etiqueta, la mandara esterilizar. Empieza el ochentaisiete. En otra parte, con algunos de estos monos, cuaja tembloroso un rollo oscuro que no promete limousines ni aviones particulares. No promete otra cosa que los das cidos viscosos dulcsimos desfibriladores del rocanrol.

Cuando Jorge Palacios se va al tambo por andar poseyendo perico, se acaba el principal problema de las Pistolas de Platino: el cantante que canta horroroso. Tambin, claro, se acaban las Pistolas de Platino.

Alejandro: Mi mam me soaba tocando en la iglesia, algo as como Tocata y fuga. Tambin pens en meterme a clases de violn, pero yo me imaginaba convertido en un chavito con lentes y cara de pendejo.

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Diego: Yo era un asco en la escuela. Odio las aulas y todo lo que tenga que ver con ellas.

Alfonso: Durante el knder no tuve problemas. Tena mi club, que estaba abajo del escritorio de la maestra y mi pasatiempo favorito era verle los calzones.

Una vez que ests en la Nada, cualquier comienzo es bueno. En la habitacin de tu mente se respira una bruma slo tuya. Lo que Sal, recin adquirida su residencia en Tisneylandia, se dedica a hacer son canciones. Pasa dos o tres meses encerrado y cuando sale el clima afuera es distinto. Necesitado de oxgeno, se agarra con toda su fuerza de un nuevo proyecto, esta vez compartido con el eclctico palomeador Diego Herrera. Como iniciadores de algo que por el momento no pasa de fantasa se dejan ir lejos. La idea es: vmonos al carajo. Y el carajo est en Espaa.

Claro que para irse a Espaa no basta con ponerse hasta la madre de imgenes mentales seductoras. Tambin se necesita hacer que lo Coln, Magallanes y otros sabladores tuvieron que aprender: meterse a la chinga de pedir prestado.

Evidentemente, no lo dejaron ir. Pero los monos del radio s fueron, y eso representa la suculentrrima posibilidad de armar un Avndaro privado con sus hermanos. El lugar existe: al final del jardn hay un cuarto habilitado, en la mejor tradicin de Tobi, 15

como club; y redecorado en la vspera de Avndaro como congal. Diego y sus hermanos instalan la imprescindible luz negra y cubren cada centmetro de pared con recortes de Janis, Jim y Jimi, ms otros motivos jipitecas. Despus meten quince radios, los sintonizan en la estacin y suben los volmenes. Este y los posteriores encierros, a los que ellos llaman retiros espirituales, hacen para Diego las veces de ceremonias bautismales de una forma conducta en la que dieciocho aos despus no habr dejado de reincidir.

Diego no tendr, como muchos, el trabajo de desaprender las inmundicias que se aprenden en la escuela, sencillamente porque no las ha aprendido, y porque ninguna escuela ha tenido los anticuerpos suficientes para volverlo inofensivo. En cambio, puede estar siempre cerca de sonidos lo suficientemente estimulantes para radicalizar su rebelin contra cualquier aprendizaje que no le brinde una intensidad similar.

Cuando Avndaro, a Diego le falta edad para estar tocando con quien sea, pero aos antes aprendi a folklorearse las tardes tocando la quena. Su hermano tiene una banda, Harvest, que con la llegada del setentaitrs tiene el democrtico detalle de permitir a Diego palomear en las tumbas. Aunque esto no puede ser suficiente, y al ao siguiente Diego forma su primera banda, a la que bautiza con el sincero apelativo de Datura Root. En su debut en sociedad la banda es bien vista, sobre todo 16

porque nadie en la fiesta de fin de ao de la escuela sabe lo que es datura. Al menos nadie que tenga el poder de reprimirlos. Diego escucha cosas de Rick Derringer, los hermanos Winter y algunos blueses ms, chupando con los cuates en el vestidor del saln de clases y bataqueando con Datura.

Pero algo hace falta, y para tenerlo necesita dinero, as que Diego va a dar a una pizzera en calidad de mesero. Cuando junta mil pesos se compra un sax.

En una tienda de discos lo suficientemente alivianada para dejar a los clientes or lo que van a comprar, Alejandro se le acerca a uno de esos prospectos de comprador y le pregunta qu carajo es lo que est oyendo. Va con el empleado y pide que le pongan el Dark Side Of The Moon. Lo escucha, lo compra inmediatamente. Llega a su casa a bajarle el estreo a su hermana, sale a comprar un foco rojo y regresa para encerrarse en su cuarto, subir el volumen a tope y gozar las solitarias delicias de jalonearse las neuronas.

Ya con una guitarra, Alejandro es elegible para un grupo, y no tarda en ser reclutado. Pero como lo que les falta no es un rascador de guitarra, su primer trabajo es el de organista. Al menos hasta que necesitan un bajista. Entonces, lo ms fcil es habilitar al organista, que ya toca algo de guitarra, en el bajo. En este campechaneo Alejandro, organista y bajista a un mismo 17

tiempo, se mira a s mismo como un John Paul Jones, y eso ya es suficiente. Como guitarrista, su trabajo ms importante es usar el amplificador del rgano, volver la bocina hacia la casa de la vecina, subir el volumen a 10 y tocar los acordes de Oye cmo va. El nombre de su grupo es Sinusoide, pero la cosa no dura mucho tiempo y un da Alejandro vuelve a estar solo. Llega el setentaisis, y con l los militares. La familia Marcovich decide que ya no se puede vivir all, la guitarra elctrica de Alejandro se queda en Buenos Aires y l va a parar en Puebla, ciudad que como bien lo supieron las tropas del general Zaragoza, suele ser hostil hacia todo fuereo que no sea parte del ejrcito imperial francs. El resultado es que el adolescente Alejandro Marcovich, que llega a Puebla de diecisis aos, jams podr conseguirse ah una sola novia. En medio de ese forzado celibato slo queda una opcin digna de voluptuosidad: tocar la guitarra.

Lo de cruzar el Atlntico se va complicando. Haban conseguido lugar en un barco carguero, pero ms tarde los administradores decidieron que ya no los queran a ellos como carga. En tanto, Mxico se derrite en promesas: Juan Manuel Aceves les pone en las manos el chance de hacer un disco, sin haber tocado juntos delante de pblico ninguno. Se va a hacer un video, se va a hacer un lbum. No tienen lo que se dice un grupo formado pero ya saben que se llaman Caifanes.

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Es 1987, el primer da de enero. Diego y Sal entran al estudio con Juan Carlos Novelo de bataquero y en el bajo un prstamo: Sabo Romo. Pasan dos das grabando y dejan listo un demo de cuatro canciones, cocinado con cierta premura y por ello gozosamente crudo. Esa crudeza, especie de acidez capaz de habitar sus espacios ms armnicos, va a quedar para siempre ayuntada al sonido de Caifanes.

Crnica ilustrada de las lgrimas del mundo: Sal se planta frente al micrfono-confesionario para rendir cuentas de su existencia y acusar al Creador de fraude. Prometiste el Jardn de las Delicias y me dejaste plantado en una maceta de mierda en la que yo tengo que nadar todos los das para alcanzar, si me porto bien, la otra orilla que ac entre nosotros se llama Muerte. Y bueno, este ruido, hijo ilegtimo del cntico de los ngeles cados, intenta ser una pequea rebelin contra la mierda. Este ruido que est siendo parido en el culo del mundo, es decir Mxico, no busca otra cosa que hacer estallar uno a uno los instantes y pintar de otros colores a la Nada. Entre los vmitos del radio flota una grabacin de Caifanes, constructores subterrneos de eufricos himnos secretos. Grupo que entonces, febrero del ochentaisiete, formalmente no existe.

El primer problema no es el nombre. Antes, cuando termin la tocada y todos ah preguntaron por la siguiente, los tres se despidieron como recin terminando los placeres de una sola 19

noche. Alguien le dijo a Alejandro: Alfonso es muy tmido, y aunque se muera de ganas no va a proponer nada si no le dices t primero. La maana siguiente, Alejandro fue a tocar en casa de Sal. Entraron, oyeron discos, Sal le ense algunas ms de sus rolas. Hablaron del grupo, Sal habl de Frac y Alejandro dijo pinsalo.

Ya lo pens, dice Sal al llegar con Alejandro, con los ojos de una quinceaera ganosa y la terrible comezn propia del rocanrol. Alfonso tampoco se niega, y es entonces cuando Sal les habla de un cuento escrito por l y nombrado Entre las Inslitas Imgenes de Aurora.

Diego: Una de las primeras canciones que recuerdo haber cantado deca algo as como Vuela tu vuelo, paloma ma, canta tu canto, que llegue al mar. Treme de lejana, paloma ma, tu libertad.

Alejandro: Yo era muy introvertido. Llegu a la secundaria y me encontr con que todos platicaban de rock y de grupos sobre los que yo no tena idea. Me fui haciendo amigo de un gordo, que era rockero. Me dijo algo as como Hay rock pesado, rock progresivo, rock sicodlico... y en fin, me dio toda su clasificacin. Le dije Oye, pues yo quiero.

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Diego: Cuando nos bamos de campamento nos daba por agarrar a tomatazos a los ordenaditos, los que tenan su tienda que haz de cuenta boy scouts. O por agarrarles la cola a las chavas. Un da tiramos todas las tiendas, nos pusieron en un camin y nos mandaron a Mxico. Me encantaba el desmadre.

En el knder Amado Nervo hay un chapoteadero. Un da Sal no lleva la indumentaria adecuada para nadar, que es un traje de bao o unos shorts adecuables a la ocasin. T no puedes, le advierten, y l salta al agua con la ropa puesta, siguiendo una lgica impecable, por elemental: quieres nadar, chate al agua; no te vas a quedar mojado el resto de tu vida. Pero para todos los dems, y al final tambin para l, Sal se queda para siempre mojado. Un da despiertas y resulta que los dems, todos, acaban de heredarte el monopolio de la incongruencia, porque cuando ests en un lugar como una escuela necesitas reunir un chingo de congruencia para, por ejemplo, meterte a una alberca. Sal ignora, y la escuela nunca le ayuda a aprenderlo, que en las sociedades represivas, o en sus rplicas, que son peores, diferencia es igual a extravagancia, y extravagancia es sinnimo de ridculo.

Para Sal la escuela slo tiene un lugar respirable: el patio. Y saliendo de la escuela est el sitio prometido por el Mesas: los dibujos. Cuando va a dar a una escuela peor que la 21

anterior, hacer historias pasa a ser a un tiempo la ms urgente de las drogas y el ms abierto de los patios.

Al despertar, se levanta con demasiada prisa. Hay que preparar el da. O mejor: prepararse para soportarlo, dndole velocidad a la maana y abriendo en ella el espacio suficiente para escuchar un disco antes de ser transferido a la jaula. Frente al paredn, el condenado pide escuchar por ltima vez la voz del profesor J. W. Lennon. Una vez concedido el deseo, ya puede salir tranquilo y victorioso hacia el otro mundo, bailando juntas y libres en su cabeza las promesas del Sargento Pimienta.

Afuera, en lo que se supone es la realidad, al nio Sal le son cotidianamente administradas puntuales madrizas por ellos, los que son iguales entre s, bajo la tcita aprobacin de los pulcros guardianes de la Realidad Objetiva, ungidos por circunstancias inapelables con el ttulo de maestros. Una maana en la escuela, fortalecido como est por los otros sonidos, no soporta ms el contraste de su cabeza con la realidad objetiva y se agarra a la maestra a madrazos. Inmediatamente lo corren. Y va a dar a otra jaula.

Cuando un grupo de hermticos se propone degollar al silencio, est en un problema. Con un demo terminado, un video de Carlos Marcovich que lleg a la mitad y sin ms planes que algunos sueos, Sal y Diego van una noche a ver cantar a Eugenia Len. 22

Se acuerdan de m? Toco el bajo y me gusta Steely Dan: a la salida del Teatro de la Ciudad se encuentran con Sabo Romo. A diferencia de ellos, Sabo anda tocando en todas partes. Pero igual que ellos Sabo no tiene un grupo al que pueda llamar su hogar. Sabo busca sin saberlo el final de la promiscuidad a la que han sido condenados sus dedos. Se saludan, quedan de verse, se despiden. No hacen citas, pero poco tiempo despus Sabo hace una visita de cortesa a las oficinas de Rockotitln y es ah donde el empresario Fernando Arau, unas veces padrotito de grupos nuevos y otras seguro servidor de Luis de Llano, le muestra a Sabo la jugosa manzana de un nuevo idilio: Por qu no se juntan de una vez y les aparto unas fechas? Sabo muerde la manzana una vez, otra ms, y cuando est de regreso en Insurgentes ya tiene algo que contar a Diego y a Sal.

El once y el diecisiete de abril estn programados Caifanes en el escenario del Rockotitln. El grupo no tiene baterista, no tiene lo que se dice un acoplamiento, no tiene siquiera todas las canciones de lo que de un modo u otro sera el espectculo. Pero Sabo conoce, desde antes de comunicar la noticia a los otros dos, el camino preciso a recorrer. Si se te ocurre comprar un traje de novia, el siguiente paso es salir a buscar morras que den la talla. Dicho de otro modo: si tienes dos tocadas y no hay banda, pues ponte a hacerla.

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Haba pasado poco tiempo desde la muerte de su mam. En poco tiempo, el padre desarroll la costumbre de confiar al cien por ciento en sus hijos. Les daba el dinero de las colegiaturas sin exigirles recibos, y esto permita de cuando en cuando un razonable margen de especulacin y liberalismo econmico. As fue como Chava pudo hacer tangible el sueo de tener una bola de boliche, aunque luego tuviese que zurrar piedras para reponer el dinero.

No se compra una guitarra porque ya la tiene. Solapado por el instinto maternal de su ta Cristina, Chava hace suya la guitarra de su to, que tiene tres cuerdas y est ms jodida que una vedette con esclerosis mltiple. Con ella se gasta las yemas de los dedos, rasgando hasta buscar un sonido que pueda parecerle armnico. Junto a su amigo Glen, obsesionado por ruidos similares, va componiendo rolas a base de rasguear las cuerdas con diferentes tensiones. Esto es, preparando la guitarra para otra composicin a base de tensar ms las cuerdas, o destensarlas, segn el caso. Este mtodo, lejos de pervertirle el odo, le va dando una inmensa capacidad de afinacin y una familiaridad con los sonidos que en el futuro no habr de conocer lmites.

Tiene catorce aos. Desde la barda de la secundaria, l y sus cuates apedrean a los porros. Un da, como quien descubre la presencia de la luna llena o la desaparicin de una 24

enfermedad, Chava est tocando y se da cuenta que s, que es l, que ya toca.

La batera es una alineacin de juguetes en derredor suyo y por baquetas toma un par de ganchos. Por entonces pap, inflamado de una cierta fiebre sicodlica, lleva a la casa el virus: Eric Burdon, Janis, Beatles, Doors. Los sesentas estn muertos, pero en la cabeza de Alfonso siguen movindose las brujas capaces de convocar aquellas acideces y as los setentas se convierten en la repeticin de la funcin que l, nacido en el sesentaids, no pudo ver.

Un da sus hermanas tuvieron edad para ir a fiestas, con la condicin de que fuera l su acompaante. Reventones alcohlicos, llenos de monos con muchos recursos para silenciar a una ladilla de doce aos, los happenings de sus hermanas son para Alfonso un rito no por ms breve menos fascinante: una cuba y mucho sueo.

Sus

sueos

picos

son

escenarios

repletos

de

instrumentos y bocinas, y en

los mejores la estrella es Alice

Cooper. Esos delirios, capaces de hacer las delicias msticas de quienes como l recin entran a la secundaria, le dan una razn de suficiente contundencia para reforzar un mundo ntimo que ya puede muy bien ser dignamente enfrentado al que propiamente es la moda inmediata y l, adolescente programable, debe 25

consumir. No es que Alice Cooper sea el ltimo de los jacobinos, pero como smbolo rebelde basta. Sobre todo si se considera que por ahora el resto, los muchachitos normales de su edad, se mean a gotas con las vocecitas de eunucos de los Bee Gees.

Escoger como patria el rocanrol es, en 1975, causal directo de segregacin. Mxico absorbe entera la moda disco y en las fiestas no se ve otra cosa que coreografas pendejas de jovencitos sanos que pretenden bailar exactamente igual al de junto. Y el de junto, putito bienvestido que se ha pasado semanas enteras ensayando los pasos ms predecibles del mundo, es el hroe de la fiesta. Aunque para Alfonso y sus cuates, que disfrutan con todo ello de la ms feliz de las marginaciones, esta clase de hroes son los idneos prospectos para una buena madriza.

Sin ms armas que la ingenuidad de los ngeles y la terquedad de los demonios, Sabo, Sal y Diego se ponen a meterle testosterona al asunto. Se conchaban al Gato, de Ritmo Peligroso, para que los aliviane con la batera. Se encierran, se cachondean los cerebros, se raspan los odos y, aullidos ms aullidos menos, cuando llega el once de abril entre los cuatro ya tienen una banda.

Llegada la noche, aparece en el escenario el empresario Arau y presenta al nuevo grupo como la Seleccin Resto del 26

Mundo del Rock Mexicano. En otras palabras: respetable pblico, les invito a soplarse las ostentaciones sonoras de estos cuatro mamadores. Y el respetable y culto, integrado ms por los cuates y las familias de los msicos que por presuntos y prematuros seguidores, aprovecha a tope la invaluable oportunidad de presenciar una mierda de concierto. Lo mejor de todo se lee en la amenaza del programa mensual del antro: habr una segunda tocada de Caifanes, la semana entrante.

Con la sabia resignacin de quienes saben que caca se hace todos los das y ni quin se queje, el grupo regresa al cuarto de ensayo. Durante la semana se dedican a limar las rebabas. Es decir, a limpiar de posibles residuos fecales el sonido del grupo. Juan Carlos Novelo estar en la bataca, pero lo que se dice El Porvenir les exige reclutar a un nuevo baterista. As, para la segunda tocada invitan a un alumno de Juan Carlos Novelo, que entre otras cosas no quiere saber un carajo de Sal y sus grupos. Alfonso Andr va a la segunda tocada de Caifanes por una de esas raras mezclas de solidaridad y morbo que lo llevan a uno a los hospitales, las crceles y las iglesias. Y, tal como suele pasar en los tres citados lugares, Alfonso fue, vio, oy, y ya no sali de ah.

La ventaja de ser un extranjero argentino que toca el bajo es que al menos en la escuela te dicen Che, te hacen preguntas y te 27

hacen popular. As, un grupo de seguidores de Serrat y Mocedades se acerca a Alejandro:

T eres bajista?

Pues, s.

Inmediatamente Alejandro obtiene, si no dinero, por lo menos trabajo. Un empleo amateur tocando el bajo en las iglesias comandadas por la clase de sacerdote que, seducido por el Cat Stevens que an no se mete de lleno a aplaudir los veredictos de los tribunales islmicos, acepta versiones levemente jipitecas del Cordero de Dios. Uno de sus colegas, acaso ms hambriento de sonidos nuevos que los dems, digiere con honesta gula los discos de Sui Generis de Alejandro. El resultado de un poblano influido por John Denver y un argentino clavado en Charly Garca es un do, que no tarda en hacerse tro. Los sueos de Alejandro han ido deselectrificndose: David Crosby, Stephen Stills, Graham Nash, Neil Young y el mismo Cat Stevens le han abierto una posibilidad que no necesita de amplificadores. El sueo ya no es reemplazar una guitarra elctrica con otra, sino apropiarse algn da de una Gibson acstica.

Tener un padre catedrtico tambin guarda sus ventajas, y la de Alejandro consiste en entrar al departamento de msica de la universidad, lugar donde empieza a aprender figuras rtmicas, 28

construccin de escalas y ciertos rollos de guitarra clsica. Incluso algo de flauta.

Esto implica la sana continuidad de una educacin musical sin militancias definidas. Alejandro compra simultneamente discos de Django Reinhardt, Gnesis, John McLaughlin y Thelma Houston, y se empacha de informacin con el Guitar Player. Sin embargo, un hecho ms bien surreal viene a removerle el parquet como nunca antes: resulta que a B. B. King se le ocurre ir a Puebla.

Diego: Y las venganzas. Me acuerdo que una noche fui a dejar a una chavita medio tarde y el ruco que me saca una pistola. Entonces hice un plan con mi cuate Jorge, que era el experto en venganzas... Compramos un huachinangote, y como pude lo llev a esconder a la biblioteca de casa del ruco. Empez la peste en la casa y nadie saba de dnde vena la cosa. As que llamaron al plomero, se metieron al bao, hicieron arreglos en la tubera y nada, el pescado sigui pudrindose. Tardaron diez das en encontrarlo.

Sal: Luego mi familia se mud de la Guerrero a la Npoles. Yo fui a dar a la Panamerican Workshop, una escuela de puro nio mamn insoportable. All tron primero de primaria. Dos veces. No serva para estudiar, siempre he tenido mala memoria, se me olvidan las canciones. 29

Alejandro: Las Inslitas tocbamos horrible, pero nos las arreglbamos para ser de algn modo impresionantes.

Alfonso: En quinto ao me corrieron, y de castigo me metieron al Madrid. All conoc a la maestra Leal, una momia horrible que te cacheteaba.

Despus se compra una flauta, termina la prepa, no se mete a universidad alguna y se va a jazzear, primero con Gerardo Btiz y poco despus con los Toussaint. El conflicto que origina tocar, y por lo tanto no estudiar ni, en el sentido ms material de la palabra, trabajar, lo saca de la casa. Pero como Diego lleva ya seis meses trabajando con Fernando Toussaint, encuentra all el hogar al que recin ha renunciado. Fernando forma un grupo, Palmera, y all mete a Diego.

Evidentemente, el sax de Palmera no est en condiciones de competir musicalmente con el resto de la banda, de modo que los dos aos que pasa junto a los Toussaint no son sino tiempos de aprender, valga la contradiccin, como pendejo. Pero mientras, en vista de que Palmera no es lo que se dice un medio de produccin, Diego aprende a hacer batiks, a la ms alta velocidad posible, para venderlos y dedicar el resto del tiempo a hacer msica. Lo cual es ms una frustracin que una delicia, porque Diego hace con el sax mucho menos de lo que quiere 30

hacer. Se meti a la Superior de Msica, pero en esas aulas no llegar a aprender tanto como con los Toussaint.

Est terminando el setentainueve y Diego ya encontr la manera de hacerse de ingresos con una cierta regularidad y de paso pagarse el vicio de ser msico. As las cosas, va a dar de regreso a su casa con el status de inquilino.

El sax le ha dado lo que puede considerarse una profesin, pero no todas las profesiones dejan para pagar la renta, de modo que Diego sigue aceptando su destino de msico forzado a la artesana. Hace bolsas de cuero, chalecos, cinturones. Cuando hay un chance, toca con la banda, pero un da Palmera deja de ser una banda y Diego rebota hacia otra asociacin de jazzeros: Ozz.

La situacin no es ya la misma. Diego puede tocar con mayor regularidad, se ha vuelto a encontrar con Gerardo Btiz y de ah surge la posibilidad de hacer un disco. Este proyecto de jazz latino mete a Diego por primera vez a un estudio de grabacin. Al poco tiempo se edita el lbum.

Aj. El rocanrol es el vicio que te saca de tu casa, te revuelca por la carretera del exceso y te devuelve al mundo convertido en otro mono. Cuando se le aparece un espejo en el camino, Diego se encuentra con un msico profesional. 31

La tocada no estuvo mal. A nadie se le olvid nada y nada se descompuso. La mquina est echada a andar y slo queda un problema, que es el baterista. No es que Alfonso no haya sido hechizado por estas inciertas brumas, sino que Sabo no soporta la idea de tener tan cerca, durante tanto tiempo, a un guey como Alfonso Andr. Pero Sabo no tiene opcin, y Alfonso recibe una cinta con todo el material del grupo. Solo, encerrado con su batera comprada de segunda manopla meses atrs, Alfonso se clava en el impensado boleto de enrollarse de nuevo con Sal Hernndez.

La banda no tiene ms consistencia de la que se obtiene a travs del ms puro aferramiento. Es decir, por el momento: suficiente consistencia. Su nico patrimonio es un sonido y algunos instrumentos, y el billete que sacan de una tocada se les va en alquilar el equipo indispensable para sonar decentemente. Hay quienes les dicen que esa es la mejor frmula para irse en vuelo directo a la Nada, pero los cuatro monos de Caifanes a la Nada ya la conocen y, cada vez que se unen para poner a danzar a sus cerebros en sonidos que an no pueden controlar, saben que eso es lo correcto, que eso es lo que estn haciendo, que es lo nico que saben hacer, y que en estas lujuriantes e incontroladas pesadillas la Nada no est. Saben, como muchos otros lo supieron antes que ellos, que la certeza habita en el deseo y la verdad est en el clmax. Se pintan, dejan que el caos de sus 32

neuronas

se

asome

hasta

los

cabellos,

se

preparan

meticulosamente para oficiar cada ritual, como el asesino amateur que deja a su cuerpo sudar y temblar de gozo durante los hermosos minutos que invierte en la compra del cuchillo.

Claro que no es un placer sano, las obsesiones nunca lo son y la hermosura tampoco. Aunque eso, llevar hasta sus ltimas consecuencias los delirios de una obsesin, sea a veces la nica manera de conservar la salud mental. All lejos, del otro lado de la calle y al otro extremo del mundo, estn los escritorios repletos de gente sana y trabajadora que todos los das se est volviendo loca sin darse cuenta. De este lado hay cables, bocinas, instrumentos, y cuatro monos que se agarran de ellos como se sostiene un arma: con la certidumbre de que si la sueltas te lleva el carajo.

De la escuela Dos Naciones Unidas tambin lo corren. Simplemente no estudia, no pasa materias, oye msica. As que tampoco dura en la escuela Luis Vives. Lo nico que Sal escribe con un deseo equiparable a la lujuria son sus rolas. Las compone, inventa grupos y decide que ellos, nunca l, las canten. De modo que el primer grupo que interpreta sus canciones se llama Violet Foggy, superestrellas en el privado hit parade de su disneylandia ntima.

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Para entonces, Sal ya puede considerarse un iniciado. Cuenta con toda la informacin necesaria para reconocerse y ser reconocido como parte de un culto que entonces, a finales de los setentas, con Silver Convention y los Bee Gees todava al mando de una generacin de conformistas, slo puede ser subterrneo. El primer tipo que lo reconoce no est en secundaria sino en prepa, toca en un grupo nombrado Auroc y se llama Ramn. Lo primero que hace Ramn es mostrarle a Sal sus rolas y sus rollos. No se mete de un da para otro al mundo de Sal pero en poco rato lo mete al suyo. No es difcil deducir que en un cierto tiempo Ramn ya est llegndole al material de Sal.

Aos despus, aquella complicidad clandestina terminar por traer al mundo a un grupo bautizado In Memoriam.

La primera rola que recuerda haber tocado es You really got me. Su informacin musical haba sido, desde muy temprano, vasta y ponedora. Chava descubri de nio la sicodelia y los inicios del rock cido, y esto le permite llegar a los quince con una amplsima capacidad de, digamos, asimilacin rtmica. Cuando sus cuates estn descubriendo a Led Zeppelin y se declaran absolutos iconoclastas, los gustos musicales de Chava ya pasaron tales aceleres adolescentes y pueden digerir a Gloria Gaynor sin sentir pena por ello. A Chava le vale madres si la disco est o no de moda. l quiere or msica y no soporta frenos 34

en ese sentido. Con la notable excepcin de las hamburguesas, apenas considera la existencia de marcas y etiquetas.

En los setentas el rock es cosa subterrnea. No es extrao que quienes se clavan en l slo puedan entenderlo como una militancia, una molotov contra los culeros, una botella repleta de suero, una bandera inmancillable. Pero Chava, el que a los nueve aos ya andaba metido en sonidos de insalubre esplendidez y ahora ha dado feliz bienvenida a las perversiones orquestales de la Motown, mancilla todas las banderas y se dedica a gozar de una y otra msica sin por ello distanciarse de nadie. En las fiestas discotequeras es un connoiseur y en los reventones punkosos no necesita pintarse el pelo para ser el ms espeso de la reunin. Un da, completamente hasta la madre, Chava se va hasta el fondo de una zanja de menos de un metro de profundidad. Perdido como est, navegando entre los densos pantanos amarillos del resistol, se queda varias horas dentro de la zanja, a medio camelln. Nadie lo rescata, no necesita que lo rescaten. Chava quiere darle una probada al mundo y ya descubri que el mundo est hecho de sonidos.

Cuando uno se empea a en protagonizar un sueo siempre sabe dnde empieza; nunca hacia dnde va. Puede escribirse que con los sueos no se juega, pero sera ms exacto decir que jugar con tus sueos equivale a jugar con tu vida, porque de un sueo intenso nadie vuelve igual. Tal vez por eso quienes ms seguido 35

se dan el lujo de inventarse sueos son quienes no tienen nada que perder. A la mitad de 1987, un rockero en Mxico no puede perder otra cosa que sus solas utopas. Es agosto y el sueo nombrado Caifanes estalla regularmente en el Tuttifrutti, antro repleto de corazones solitarios que, al menos hasta ahora, nunca se haban clavado en un grupo mexicano cuyo sonido les envolviera el cerebro en completud semejante.

Las voces han tenido el tiempo suficiente para correr. Los reventones se llenan un poco ms cada vez, Caifanes se ha vuelto un grupo de culto y conocerlos es el nuevo deber para los iniciados. Esos estallidos de euforia construida con

desesperanza, sucesiones de relmpagos que te estrellan en la jeta toda la furia de la palabra no, forman por s mismos un exceso aparte que, de un mes a otro, rene un nuevo puado de ciudadanos. No es ms que un principio, y principios hemos visto muchos; la diferencia ahora es que estamos asistiendo a la que bien puede ser la ltima posibilidad del rocanrol en Mxico. Si esto no funciona nada va a funcionar.

Evidentemente es un atentado a la lgica. No a la de cada quin sino a la que ellos, los dueos de los medios en Mxico, nos han enseado que es La Lgica. Ella nos dice que ningn exceso de stos puede hallar un lugar respetable en el que es nuestro mundo. De acuerdo con esa Lgica, para estar en la televisin slo se puede ser oportunista, estpido o puta. Si es 36

posible, todo a la vez. Los cuatro monos de Caifanes, envueltos en autenticidad y deseo, no renen los requerimientos para clasificar en ninguna de las tres categoras. Pero la otra lgica, en la que dos ms dos no siempre suman cuatro, susurra en los odos del personal rollos distintos. Dice, entre otras cosas, que las puertas no son las nicas entradas a los castillos, y que estn lejos de ser las mejores.

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Qu hacer cuando no puedes hacer estallar al mundo pero todo el tiempo el mundo estalla dentro de ti?

S. Barrett. Las tribulaciones de un extranjero en Huipulco.

Ensayan todos los das, llevados por una necesidad de la que no conocen el comienzo ni el final. Sencillamente, hay que estar tocando porque esa, y ninguna otra, es la manera de estar bien. Sin embargo, no es en los ensayos donde Las Inslitas Imgenes de Aurora hacen aparecer en su completo esplendor un hechizo que es ms grande y ms fuerte que ellos. El altar de las invocaciones est en la calle, y es all donde Sal, Alejandro y Alfonso aprenden el rollo de Las Inslitas, cual si se tratase de un conocimiento que tiene que ser dictado, y tal cosa slo pudiese suceder en el lugar exacto.

Para Alejandro, la idea de salir a la calle es exactamente indispensable. Las Inslitas tocarn donde sea, por lo que sea, con tal de que su trabajo llegue al aire libre y sea conocido. As recorren todos los antros que pueden, se unen a la Operacin Callejera del Crea, van a fiestas, a cuanto lugar pueden, arrastrando un equipo en vas de extincin que apenas pueden armar.

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Se bronquean, se joden uno al otro, se hacen cagada el hgado. La energa de Las Inslitas no nace de un cristalino sentido del profesionalismo, sino de los deseos reprimidos de ponerle en la madre al que va a tocar junto a ti. Pero luego tocan, y entonces a nadie le importan ms las razones de la bronca: si Alejandro quiere invertir las ganancias en equipo, si Alfonso decide pasarse la noche de reventn aunque tenga que levantarse temprano para una tocada, si Sal no llega y a Alfonso se le olvida el equipo en su casa, si Alejandro se preocupa demasiado por lo que a los otros viene valindoles madre. Una vez en el escenario no tienen frenos, sntoma inequvoco de que todo est bien.

De unas vacaciones en Hait se trae un tambor, que ya en Mxico se convierte en el centro magntico de sus reventones privados. Cada quien toca lo que puede, todos berrean y as, solos y marginados, van tomando la dulce autopista de los excesos.

En las fiestas convencionales no son muy bien vistos, amn de que tales homenajes vivos al kitsch les resultan una franca invitacin a guacarear. As, Alfonso y sus cuates inician la sana tradicin de crearse sus propios reventones. En ellos, y tambin fuera de ellos, Alice Cooper tiene ya dos flamantes relevos: Bowie y el Zeppelin.

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Como el tambor haitiano resulta insuficiente para una banda que desee hacerse respetar, Alfonso se hace de una batera. No tiene lo que se llama un grupo pero por el momento, a punto de terminar secundaria, no lo necesita.

Tiene en el cerebro algunos universos sonoros y afuera, en el mundo real, varios cuates capaces de darle a sus das una intensidad que no le pide gran cosa a los bombardeos de John Bonham. Evidentemente, los cuates de Alfonso vienen siendo el personal ms pesado que ha podido encontrarse.

Sal: Cuando muri mi mam todo se descoyunt, se hizo pedazos. Estbamos demasiado juntos y yo alucin. All empez el rollo de la intimidad y la soledad, de una desgracia que aprendes a disfrutar. A partir de entonces, la fantasa se me volvi necesidad.

Sabo: Luego se propuso la entrada Alfonso y yo no quera que l tocara con nosotros porque me cagaba la madre. Les deca No, pa qu queremos a ese guey aqu. Y s, es un mamn, pero ahora lo entiendo, porque ahora somos amigos.

Alfonso: En Ariola no nos queran. Que si porque la imagen de Caifanes era andrgina, que si nos veamos ambiguos. En pocas palabras, los ejecutivos decidieron que no nos queran por putos. 40

Diego: Cuando acab la prepa ya lea revistas. El Down Beat, el Musician. Yo ya saba lo que quera, y eso no era estudiar una carrera. Sobre el asunto mi pap tena una opinin muy clara: Yo mantengo al que estudie, y el que no me pasa una lana. As fue como me sal de la casa.

Topos que bailan en un reino que no est sobre la tierra sino abajo de ella, cuatro individuos que escogieron el ms cabrn que bonito nombre de Caifanes recorren el otoo del ochentaisiete casi sin advertir la joda que se estn poniendo. Descargan el equipo, lo conectan, tocan, desconectan y lo cargan de regreso. Lo que ganan ya lo gastaron. Toda esa chinga ejemplar, causa y efecto de un placer que no admite titubeos, as como la interminable sucesin de desgarraduras que asoman a las palabras de Sal en medio de una desbocada orga de ruido, no hacen sino confirmar a gritos lo que hace dos siglos muy bien supiera el joven Marqus: el placer y el sufrimiento son ms grandes cuando estn juntos. Y si se confunden, mejor.

Obvio: nada de esto es siquiera un poco comprensible para el ejecutivo estndar. Los primeros que se acercan a Caifanes trabajan para CBS. Tales fulanos, que son quienes saben cules sonidos sirven y cules hay que echar al mingitorio, deciden que ese jodido grupo no les es til. La razn, declaran llenos de seguridad, es que CBS vende discos, no cajas de 41

muerto. Ninguno se detiene a pensar que en lo referente a los atades todos, ellos incluidos, son seguros clientes.

El segundo encuentro con disqueras llega va Ariola. En un principio, la compaa les insina la posibilidad de un futuro. El grupo va a tocar a High Tower y algunos funcionarios llegan all dispuestos a instalarse detrs de la barrera racional del hombre de negocios. No van por motivos de placer; estn trabajando. Y esta gente, que por placer entiende tirarse a la secre del jefe, no puede sino concluir que esos pinches greudos no tienen una imagen definida y que Ariola no est para andar promoviendo exticas puteras. Diego, Sal, Alfonso y Sabo reciben as la segunda confirmacin de que estn haciendo bien las cosas. No hay como el semblante horrorizado de un ejecutivo para saber qu vas por el camino adecuado.

El concierto le rasca las entraas. Y poco despus, en uno de los viajes a Mxico, se encuentra con un libro repleto de rolas de B. B. King, acompaado de un disquito didctico que facilita ms las cosas. Luego se mete con muchos trabajos en la guitarra de Clapton, hasta que repentinamente es enrolado en un nuevo grupo, que entre otras cosas tiene contrato para tocar en un restorn. Alejandro se instala en el bajo, que en realidad es una guitarra a la que le faltan las cuerdas agudas, y con ella por primera vez gana dinero.

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El billete obtenido a fuerza de gastarse los dedos sirve para, finalmente, largarse a San Antonio y traerse la Gibson acstica. Eso, reinvertir en la msica gran parte de lo ganado con la msica, se convierte en una norma que Alejandro muy rara vez va a trasgredir. Por lo pronto, y a pesar de que el dueo del restorn ya accedi a comprar un bajo Fender, Alejandro se ha convertido en un guitarrista acstico que ni para reventarse los requintos de George Benson usa guitarra elctrica. Por lo dems no la tiene y no habr de tenerla sino hasta los diecinueve aos.

Cada vez ms dentro de sus rollos y ms lejos del resto, Alejandro termina la prepa y con su familia se muda a Mxico. Entra a la UNAM a estudiar Fsica por las maanas y a la Nacional de Msica por las tardes. En la primera dura tres semestres, y en la segunda dos, suficientes para aprender solfeo, armonas y otras exquisiteces. Lo bastante para, por ejemplo, aturdirse hasta el estreimiento en las fiestas donde suenan, primitivsimos, los Ramones.

La banda se llama Los Porones. Glen est en la guitarra, Miguel Angel en el bajo y Chava en la batera. Ingenuo y voraz, el grupo pasa sus das ensayando. Despus Chava, fugaz baterista, vuelve a la guitarra y se convierte en el cantante.

Pero el cantante no ha dejado de jugar boliche, y los compaeros del equipo de boliche no han dejado de querer tocar. 43

Arman entonces una banda y le ponen el nombre de Manhattan. Tocan jazz crucero, rollos de Chuck Mangione y Deodato. Cuando se va el bajista, Chava se somete a un dilogo interno: Si ya tocaste batera sin saber, por qu no el bajo? Los once monos de la banda Manhattan, con Chava en el bajo, comienzan a armar escndalo en uno y otro reventn.

El reventn de Manhattan dura poco tiempo. De los once se largan seis y as, con guitarra, bajo, batera, sax y trompeta, se forma la banda Cherry, misma que hace las delicias de todas las morras soadoras de la colonia, aquellas que secretan secretos sudores con Bread y Cat Stevens. Cherry toca, como las anteriores bandas, en las fiestas de todos los cuates y en una que otra boda. Chava compone rolas que llevan verso y coro, coro y verso, hasta el agotamiento. Pero nadie se cansa y Chava, que toca todos los das, la est gozando como nadie.

Hasta la tocada de noviembre en el Hotel de Mxico el grupo ha sido patrimonio de un cierto culto privado. Corear Mtenme porque me muero es, adems de una pequea euforia colectiva, un reconocimiento ritual entre iniciados. Pero en el Hotel de Mxico va a tocar Miguel Mateos, argentino recin trepado a una popularidad masiva, irregular traductor y esterilizador de

intensidades springsteenosas. Antes de Mateos tocar Nen y antes de Nen, Caifanes. 44

Entre el radio, la televisin y los carteles de la calle juntan ah dentro una banda amplia, panchos ganosa y heterognea. punks

Quinceaeras

gritonas,

respondones,

endomingados para la noche del sbado, heavymetaleros que se fueron con la finta, viejos la apstoles bandera del del rocanrol, reventn,

neodiscotequeros

enarbolando

seguidores de Nen, seguidores de Caifanes y algunos breakdancers. Cualquiera que pueda mover a todo ese personal es negocio seguro, y eso no lo duda Oscar Lpez, productor argentino con amplios poderes en Ariola, mezclado entre esta banda. Caifanes abre la noche y sin grandes trmites pone frentico al personal. Demasiado frenes para que un grupo como Nen pueda mantenerlos en el mismo nivel. Pero mucho antes que Nen y Mateos se asomen al escenario, Oscar Lpez tiene ya la certeza de que quiere a Caifanes y va a llamarles.

Ah vienen los mazatlecos, retumba el grito de alarma en una de las fiestas del Madrid, que suelen tener mejor msica y mejor personal que las dems. Pero esto para los mazatlecos sigue siendo poca cosa, porque como la gente de la fiesta ya lo sabe los mazatlecos siempre estn vidos y jams conformes: llegan a acabarse el alcohol, a acaparar las morras y, en consecuencia, a armar concurridsimas madrizas. Con los mazatlecos va siempre Alfonso Andr.

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Alfonso, que muy difcilmente siente deseos de romperse el hocico con nadie, ha encontrado en excesos, escndalos y otras yerbas, la milagrosa posibilidad de participar en el mundo haciendo lo que en condiciones normales rara vez se atreve a hacer. Esto es, hablar. Pasarla bien, volverse a un tiempo espectador y protagonista de un mundo en el que si quieres ser feliz tienes que andar rpido.

Los otros, maricas de presencia escrupulosa, zombis frecuentadores de boutiques plsticas, rplicas impotentes de John Travolta, se han quedado demasiado atrs. Para ellos el futuro es una oficina reluciente, una mujer decorativa y un sastre confiable, mientras que Alfonso difcilmente se imagina un futuro donde la disciplina y la pulcritud, dudossimas virtudes, tengan la ms mnima ciudadana.

Es 1978, los reyes del mundo son Pierre Cardin y Christian Dior, pero en alguna parte del mundo Johnny Rotten grita que la reina de Inglaterra es una idiota clnica. Lejos de todos ellos, an demasiado clavado en los sesentas, Alfonso comparte ciertas utopas jipitecas, mas sigue en pie de guerra contra los tenebrosos encantos del ascetismo. Algo le dice que no es momento para renunciar a nada y l, rebelde a toda tirana que no sea la de sus propios deseos y enemigo de cualquier forma de lmite, le mete a todo.

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Deimos es uno de los satlites de Plutn, ms para el personal pesado de la secundaria es un grupo de rock. Cuando Deimos, el grupo, se forma, la primera pregunta es: Qu tocamos? Contemplando la lenta retirada de sus inhibiciones, Sal alcanza a decir: Yo tengo canciones. Los dems se limitan a responder pus trelas, y es as como de un da para otro el grupo Deimos se hace de un repertorio.

Sal entra a la prepa y sigue en ella porque tiene ms cuates que materias. Son aos pachecos, y en la prepa rola de todo. En medio de tan vertiginosos remolinos, Sal se pregunta qu es el glam, qu es el lado oscuro, qu fue el peace and love, hasta dnde va a tener que andar para poder contemplarlos.

Mientras, la nmina del grupo Deimos registra cambios sensibles. Entra Ramn, y con la alineacin de un tro se forma In Memoriam, grupo que habr de recorrer N cantidad de fiestas coyoacanas, delvallenses y sananglicas. El radio vomita la voz de Sting y la guitarra de Mark Knopfler, Sid Vicious ya est bien fro y a los de Silver Convention no les queda ms destino que el de entretener briagos en algn pianobar de Las Vegas. Son ya los ochentas y hay en la ciudad un buen bonche de monos deseosos de escuchar dos que tres guitarras en llamas sin tener por eso que ir llenarse el cerebro de flan en el hoyo de la Nueva Atzacoalco. El rock, que sobrevivi los setentas entre la banda, uno y otros en las condiciones ms jodidas del mundo, busca de 47

nuevo un espacio vital donde los sonidos y los sueos sean otra vez posibles. Esos sonidos, y tambin esos sueos, han tomado ya completa posesin del cerebro de Sal. El cuento de hadas va en la tercera pgina y en la taquilla una de ellas te regala sonriente tu boleto para el reencarnado Magical and Mistery Tour.

Si todas las visitaciones del Arcngel hubiesen sido narradas, habra ms Jesucristos que taxistas. No es la primera vez que alguien llega a pintarles de colores el futuro, as que el grupo guarda a la de Oscar Lpez en el rechoncho archivo de las promesas bonitas y, por lo pronto, no estn dispuestos a creerla. Mucho menos a andar contndola por ah.

Pero, tal como lo haba anunciado despus del concierto en el Hotel de Mxico, Oscar Lpez se va a Nueva York, vuelve y les llama otra vez. Va en serio: es hora de grabar el disco, irse a Buenos Aires a hacer la mezcla, lanzarlo a las calles de Mxico con la etiqueta de Ariola.

Las tocadas siguen, y el culto tambin, pero esa privacidad religiosa est siendo herida todos los das. An no se graba el disco, est terminando el ochentaisiete y en cada concierto crece la poblacin flotante, turistas que no van a seguir al grupo a ninguna parte pero van porque ya supieron de un sonido que, esperan, va a ser capaz de hacerles pasar bien la noche. Nadie sabe en ese momento lo que tal poblacin flotante 48

va a significar, ni que ese pblico habr de multiplicarse geomtricamente en los prximos dos aos.

Poco despus de iniciado el ochentaiocho, el trabajo de Caifanes sobre los escenarios se suspende temporalmente. Diego y Sal estn en Buenos Aires, terminando la mezcla. No son ellos los nicos que se preguntan cundo va a romperse el hechizo y dejarn de vivir las situaciones que, seis meses antes, un rockero mexicano hubiera sido incapaz de imaginar con menos de cinco fregadazos de silocibina.

Sal: En la secundaria conoc a un cuate de pelo largo al que le decan El Payo y tocaba de pelos. Me dije: Woodstock ya est aqu.

Alejandro: Conoc a Carlos Warman, que tocaba el piano. Yo creo que l me vio as medio rockero, me chec y me invit a palomear un rato. Nos entendimos, pero l traa rollos distintos a los mos, as que me dio un bonche de discos y me dijo: escchalos. Eran cosas que yo no conoca: Magazine, U2, Police, Talking Heads. Yo los oa y pensaba Suena chingn pero qu es?

Sabo: Cuando empec a componer no tena mucha capacidad para escribir letras. Ahora tampoco la tengo, pero ya me volv cnico. 49

Alfonso: Las Inslitas era como un lugar mgico, todo sala muy bien, pero nos pelebamos todo el da. Nos cagbamos la madre. De repente sala Sal llorando del ensayo, mentndonos la madre. Alejandro se quedaba como catatnico, le hablabas y no te contestaba. Se iba haciendo chiquito y un rato despus se largaba.

Sal: Me sal de la escuela, me fui de mi casa, me vali madres todo. Lea cosas de ciencia ficcin, o Las enseanzas de Don Juan. Me gust mucho la Biblia, le tres veces Fausto. A Dante no le entenda un carajo, pero me gustaba. Enloquec con El guardin en el centeno.

Improvisan. Han creado un lenguaje privado que les permite excesos como el de componer una cancin mientras prueban el sonido, y estrenarla esa misma noche. Hacen canciones de aullidos, se clavan, se aslan de todo lo que no sea sentir y saber que estn tocando y que no hay nada mejor que puedan hacer. No saben qu es lo que estn aprendiendo ni para qu sirve; slo se dejan ir sin preguntar, el placer slo se explica a travs del placer y ninguno tiene tiempo para perderlo haciendo preguntas.

La calle es slo la calle, pero si te da por compararte con ella vas a descubrir que siempre sabe ms que t. En especial cuando se trata de tu futuro. El grupo callejero Las Inslitas Imgenes de Aurora tiene un solo destino, y ese es el de 50

convertirse en grupo de culto. Sus seguidores no son intrpidos rompedores de parabrisas ni metalfilos sbditos de imperios trinitrotolunicos. Los tres monos que fundaron Las Inslitas, lo quieran o no, tocan y seguirn tocando para la banda de corazones solitarios. Y sos, que usualmente no son ms que cuerpos solos a la mitad de la noche, han hallado en el humor bizarro, neurtico, hurfano, delirante de Las Inslitas un espacio luminoso, propicio y bastante para dejarse ir en brincos y gargajos hacia una jungla perdida en el cerebro, en donde lo que se hace es contemplar el feliz arribo de una gavilla de forajidos elctricos.

Cero planes, cero maana, cero huellas. Tocan como desesperados y la desesperacin es algo sobre lo que no se puede mandar. Mientras existieron, Las Inslitas jams tocaron de otra forma.

Empieza el ochentaiocho y el ruido ya lleg a la televisin. En uno de los carnavalitos de pacotilla de Televisa un ejecutivo, Marco Flavio Cruz, los recibe con todo el servilismo corporativo que la ocasin amerita. El mismo ejecutivo que, algunos aos antes, les franqueara la entrada del estudio a las Inslitas con la ms calurosa de las bienvenidas: Y ustedes quines son? Ah, s! Ustedes son las Inslitas Imgenes de la Cagada.

Una vez que trepas por las almenas del Castillo, la vida all dentro parece una coreografa montada para tu placer. Es como si 51

hubieran esperado toda su vida por ti. Aunque nunca se olvidan de mostrarte la cuenta del banquete al que te han invitado: ests en el Castillo, eres un privilegiado y eso no debes olvidarlo. As, mientras las tocadas se multiplican y el grupo sale de la ciudad y el disco aparece, la televisin le va reservando un lugar a la agrupacin genuina que alguien como Luis de Llano sera incapaz de parir. Y es que, de Llano an lo ignora, no todos los partos vienen del intestino.

Pocos se imaginan que las cosas lleguen tan lejos, tan rpido. Ariola organiza una fiesta en el Margo: abajo, frente al escenario, ubica al personal que compr boleto, y arriba llena las mesas de periodistas, locutores y vividores, seres que por lo dems se confunden muy fcilmente. Ellos, desde la insalvable distancia de sus mesas y su mezannine, pueden observar lo que es un concierto de rock. Hasta ah, la estrategia es perfecta. El problema es que junto a Caifanes programan sus otros dos lanzamientos: Alquimia, una jipiteca sacada del jursico inferior para fusilarse a Nina Hagen; y Nen, con un sonido ms dcil que los ladridos de un faldero tratado con electroshocks. Ms que un concierto, parece una pelea de box arreglada. Caifanes suena madreador, Nen y Alquimia se van madreados. Este tongo elctrico, previo al lanzamiento del lp de Caifanes, pinta un paisaje que permite adivinar, sin muchos trabajos, de qu lado masca la iguana en el rock de Mxico. Los invitados al reventn salen con breves adelantos discogrficos de tres respectivos 52

lbumes. El color del futuro, la clase de futuro cuyas luces ya puedes ver por el retrovisor, no est en los chillidos de Alquimia ni en los malvaviscos de Nen. El porvenir es un aullido que habla de una enfermedad, una fotografa y un entierro.

La prepa le trae la posibilidad de tocar en serio. Es decir, tan en serio como es posible hacerlo cuando nadie te ha enseado y tienes por colegas a una bola de libertinos que, para acabar de cagarla, son iguales que t. As, Alfonso forma su primer grupo con ellos, los cuates de la prepa.

No se preparan gran cosa, pero cuando se enteran ya est preparado todo para una tocada junto a Kerigma, en Coyoacn. El cerebro musical del grupo es Julin Brody, y el nombre de la cantante es Mariana. Como el grupo no tiene nombre, alguien que no es ninguno de ellos los bautiza como Los Ejes Viales. Con el nombre, el grupo est listo para aprovechar la oportunidad y tocar en su primera chamba, un festival del Psum. Todo queda listo, con la notable excepcin de Alfonso Andr, baterista que se est zurrando de miedo porque resulta que cosas como el escenario y el pblico le caen peor que una orden de tacos de kryptonita verde a Clark Kent.

Slo hay a la mano un antdoto capaz de hacer que Alfonso suba al escenario sin que lo despedacen los nervios: en la etiqueta dice Appleton y dentro trae un litro. Alfonso se mete 53

ms de la mitad del milagroso lquido antes de subir. El resto se acaba entre rola y rola, intervalos que el baterista aprovecha para huir hacia el camerino por una nueva estocada del tesoro jamaiquino. Mientras, la tocada est resultando, por decirlo bonito, desastrosa. Nadie se luce y Mariana est cantando peor que de costumbre, lo que ya es decir bastante. Tocan un cover de Police, So Lonely, que los instala velozmente en el temido territorio del Ridculo. Terminado el suceso, la banda decide que lo mejor es olvidarlo. Y todos lo olvidan menos la cantante, que de la tocada se lleva de souvenir el nombre que ya no se va a poder quitar: Mariana Solonely.

Cuando Andrs Nez, primo de los vecinos de Glen, le dice tocas pocamadre, Chava no sabe que esa impresin va a cambiarle sus intereses, su vida y tambin su nombre. Andrs lo conecta con el honorable Oscar Sarquiz, visceral crtico y seminal msico que anda por ah jugndole al Robert Fripp en un grupo literalmente inaudito: Ruido Blanco, banda que no le caga a todo el mundo pero s a buena parte de l. Chava no ha escuchado tales excesos, pero cuando llega a su casa el mundo le queda estrecho. Avisa, como Mara dicindole a Jos Ah me echas un grito si viene a buscarme el Gabriel: Me-va-a-hablar-OscarSarquiz.

Sarquiz, efectivamente, le llama. Antes de darse cuenta, Chava est con l esperando al resto del grupo. No sabe cmo 54

ocultar su bajo de juguete, pero en cuanto escucha al grupo ya no puede pensar en nada porque se ha quedado pendejo. Pendejsimo: los sonidos que escucha van algunos kilmetros ms all de todas sus referencias. Para colmar sus asombros, Chava es reclutado en Ruido Blanco. Esto parte su historia en dos. Qu razn tiene Milton Nascimento cuando dice que ya nada ser como era. Sarquiz, heredero de la fantasa y los fervores de Juan el Bautista, le da una manita en este nuevo universo prestndole su bajo y bautizndolo con el nombre de Sabo.

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Si nuestra civilizacin fuese destruida por un holocausto cualquiera, es importante que, junto a las sonrisas afirmativas de los imbciles, quede en nmero razonable y equivalente una bien dosificada coleccin de negaciones: nunca, ninguno, tampoco, falso, imposible, nadie, nada, no. Ello impedir a las futuras civilizaciones advertir que la nuestra fue integrada por idiotas profundos cosa que nosotros, ya en confianza, no estamos en posicin de dudar.

Escrito en los mingitorios de un estudio de televisin.

Muerte en vida y vida ms all de la muerte. Para el supervisor de un grupo de jvenes vendedores, se trata de temas prohibidos, porque la mayora de los vendedores considera que para hacer su trabajo deben pintar al universo como un luminoso carrusel dnde todos somos imbciles. Ese supervisor nunca sabr explicarle a su hija cmo Mtenme porque me muero es uno de los grandes chingadazos discogrficos del ochentaiocho.

Segn Pete Townshend, un dos por ciento de los asistentes a un concierto se fijan en las palabras que escuchan, aunque la frase no deja de ser un truco ingenioso de su creador para que nosotros nos fijemos en sus palabras. Townshend tiene razn, pero en este caso especfico su razonamiento slo explica 56

las cosas parcialmente: ste no es un concierto, es un pas, y en una y otra ciudad de este pas se escucha tercamente el mismo aullido. A lo mejor, quin sabe, los vendedores estn un poco equivocados, y los conceptos que no paran de babear, a los que pomposamente llaman Pensamiento Positivo, no sirven para un carajo. Un pensamiento capaz no slo de prescindir de la idea de la muerte, de resolver todo conflicto con la sonrisa de un mueco de ventrlocuo y proponernos la clase de felicidad que se vive en una granja modelo para deficientes mentales, sino de, horrenda y culera tirana, atreverse a derogar la nica palabra que puede enfrentar dignamente al dbil con el poderoso, la ms hermosa de todas las palabras: la palabra no.

La televisin no les ensea a decir s, el radio tampoco. Pero repentinamente el nombre Caifanes aparece en los lugares menos previstos. Durante la conferencia en que presentaron el disco a la prensa, ciertos reporteros insistieron en hacer preguntas sociolgicas, y el resto pregunt pendejadas diferentes, aunque de rigurosa equivalencia. Nadie, como es costumbre, se cuestion qu transa con la msica. Pero un da parte de esa msica invada lugares que estaban ms all de las viviendas de los corazones solitarios alumbrados por las pringosas ratas del rocanrol. Sbitamente Mtenme porque me muero se cuela a las vecindades, las vulcanizadoras, los colegios de nios decentes, los puestos de atole, los clubes privados y los carros de hot-dogs. Y es en este momento, no antes, cuando empresarios musicales, 57

productores televisivos y dems bichos naturalmente codiciosos ven la oportunidad de sacar provecho de un sonido que, finalmente, no ha sido fabricado en el despacho de un mercenario constructor de replicantes. Ninguno de ellos parece recordar la pelcula de Tin-Tan, pero los cuatro monos que se siguen nombrando Caifanes saben muy bien el origen de su primer xito radial. Los ignorantes, ciegos de una ambicin sospechosamente ratonera, no conocen la historia de Mtenme porque me muero y as, cumpliendo el refrn al pie de la letra, se ven obligados a repetirla.

Alfonso: En los setentas me cagaba la msica disco, aunque ahora ya ms bien se me hace chistosa.

Sabo: Mi cultura musical haba llegado, en progresivos, hasta King Crimson. De repente, oigo a los de Ruido Blanco. Lo que yo hice en esa banda es lo mejor que he hecho en mi vida.

Sal: La primera tocada de mi vida fue con Deimos, en la glorieta del metro Insurgentes. Iban a tocar La Caja de Pandora y Mistus, pero los de La Caja no llegaban. Necesitaban un grupo, les dijimos que ramos un grupo, y nos metieron. Fue algo as como una eterna sobredosis de orgasmo.

Alejandro: Atrs del teln se oa un bajo de poca madre y yo dije Qu onda con ese bajo, quin es? Era Aren, el que ahora est 58

en Bon. Tenan un grupo que se llamaba Cscara, con Bon y Giacomn. Yo de plano le dije Te propongo entrar a tocar con ustedes.

Un tanto cerca del autismo, Alejandro se encierra a inventar sonidos y grabarlos. No es la clase de msico preocupado por conservarse al pendiente de las novedades discogrficas. Conservar no es, de hecho, un verbo que le vaya muy bien. Conoce a Police con el Regatta de Blanc, se clava en l y le basta. No se entera del Ghost in the Machine ni del Synchronicity. Cuando lee el anuncio que solicita guitarrista para grupo de rock y blues no tiene que pensarlo. Con el dinero que gan dando clases de fsica y matemticas va y se compra una guitarra elctrica.

Tres o cuatro veces tocan en territorios de banda. Y la cosa dura hasta que una novia lo conecta con el personal del grupo Cscara. Se pasa una noche entera tocando con Aren y al da siguiente ya est en Cscara. Ensayan varias tardes pero no llegan a ningn lado. De modo que Alejandro le propone a Aren hacer otro grupo, conchabndose para la batera a Octavio Natera. No lo dudan, y de ah sale una nueva banda a la que llaman Leviatn. Ese es el lugar donde las canciones de Alejandro conocen lo que se dice el aire libre, y donde se dedica a componer una cancin detrs de la otra.

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Tocan donde pueden, porque no hay nada ms importante que tocar. Y de las tocadas va saliendo en lentos pujidos lo imprescindible, o sea el equipo. Un pedal, un amplificador, apenas lo elemental para un guitarrista que ya es parte del rocanrol. Cuando muere Leviatn, Alejandro se va con Francisco Mondragn a estudiar algo de jazz y canto. El resto de sus horas hbiles las pasa persiguiendo la irregularidad de un sueldo obtenido dando clases de guitarra, matemticas y fsica. No es la peor manera de sobrellevar el desempleo pero este nuevo exilio, parte natural de la cadena de destierros sin ms destino que el de sucederse, como las epidemias y los terremotos, habr de terminar sbitamente.

Como termina la calma de la beata con la visitacin de un Arcngel, como el sicpata que en un segundo contempla el futuro de la doncella, como los gatos olisquean en la hembra el principio de sus propios ardores.

La banda no est muy lejos del truene. Es el ochentaids y llevan dos aos de rolarla juntos. Pero una de las improvisaciones de la vida, que en asuntos de jazz le da tres vueltas a Jarret, los lleva de repente a una gira europea. Un cuate asentado en Alemania organiza un circuito universitario de cuarentaicinco fechas. Y no es que el viaje o las tocadas les salgan mal, pero la gira europea termina siendo la despedida de la banda. Todos estn podridos de tocar juntos y Diego, al fin solo, se mete a uno y otro proyecto, 60

incapaz por el momento de juntar una banda. Lo importante en este momento no es tanto hacer lo que quiere sino lo que necesita, y ve claro que no hay nada ms necesario que poder dedicarse a la msica de tiempo completo. Esto es, buscar trabajos musicales con propiedades alimenticias y buscar lugares donde poder desarrollarse como msico. Hallar las dos cosas en una sola se ve tan difcil como encontrar paquetitos de hash en el departamento de tabaquera del Palacio de Hierro.

Y Diego no encuentra nada, pero por lo pronto alguien lo encuentra a l: Olivia Molina, folklorosa mexicana radicada en Alemania, viene a buscar mariachis. Llega directo a Garibaldi, pero el requisito bsico para los elegidos es que, adems de La Negra y El Rey, estos mariachis le metan un poco al canto nuevo. Es obvio que no encuentra nada, pero alguien la conecta con Federico Arana y ste se encarga de formar al mariachi Los Jumiles, creado para revivir por igual el ambiente del Tenampa y el de la pea Tecuicanime. En Frankfurt. Dentro del avin, adems de los ya mencionados, va Diego.

El debut de Los Jumiles habr de suceder en la televisin alemana, en la Opera de Frankfurt. Se arma un programa musical que pretende recorrer varios universos musicales nacionales. Est Piazzola, est una banda de swing, y en la parte mexicana el mariachi. Hay ensayos todos los das, cada parte queda escrupulosamente lista, y a la hora del espectculo sube al 61

deslumbrante escenario el mariachi Los Jumiles. Cucurrucuc, Cielito Lindo, una plasta diarreica de ruidos por los que cualquier mariachi garibaldense hubiera merecido la lluvia de varias bacinicas. Los enanos de Werner Herzog lucen un poco menos grotescos.

Marcelo y Satanela, empeados en quedarse con la supuesta fortuna de Tin-Tan, hacen todo por abrochrselo en la peor acepcin de la palabra. Ello es slo el principio, porque llega el momento en que los enemigos del protagonista ya son legin, y su objetivo comn es, de cualquier manera, ponerle en su madre.

Sal nunca se molest en decirle al pblico de todas estas piraas que montan conciertos fantasmas, venden el doble de las entradas, se cagan en los contratos o los escriben con lgica de saqueador. O de los que inventan noticias para vender mejor la edicin de la tarde, adelgazan o engordan las entrevistas de acuerdo a su piruja conveniencia y reclaman de sus entrevistados el agradecimiento de un perrito callejero recin alimentado, so pena de ser hechos cagada en su peridico. O los que les piden que no confiesen por la televisin que una de sus rolas tiene origen cubano, como si tal confesin fuese a provocar las eyaculaciones simultneas de los hermanos Castro, Ral y Fidel. Porque Sal nunca habla gran cosa frente al micrfono, ms all de ciertas ironas con las que, velada o literalmente, manda al malinchismo a tener un coito con la autora de sus das. 62

Cuando Caifanes aparecen, con Bon y los Enemigos del Silencio como agradecida contraparte, en el programa ms popular de la televisin mexicana, uno tiene que checar el canal, el reloj y el nivel de la botella de Smirnoff para saber que no son visiones. Vernica Castro, anfitriona de todos los cacagrandes del mexican showbiz, aquellos que han sido sealados por el dedo sodomita de Televisa, se viste de lo que los productores piensan que es una rockera y platica muy animada con Caifanes.

Obvio: Alfonso, Diego, Sal y Sabo no tienen la ms meretriz idea de cmo aparecer divertidos y simpticos frente a las cmaras de un programa planeado para ser as: divertido & simptico. Los cuatro se dedican a defenderse de las preguntas de un teleauditorio participativo que llama constantemente. Esta clase de pblico, acostumbrado a llorar cada que cumpla aos Pedro Vargas, no logra entender cul es la necesidad de, por ejemplo, traer esas greas. Porque en Mxico antes, durante y despus del sesentaiocho, un greudo es un ser mucho ms espantoso que un torturador. Este ltimo, al menos, tiene el buen gusto de andar de traje. Detalle que evidencia una loable voluntad de superacin.

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No me preocupa lucir estpido, porque ste no es un show. Esto es mi vida.

S. Townshend. Fraternidad y anagnrisis: las divinas enseanzas de Saint Peter.

Todos ramos unos pinches egostas de mierda, le confiesa Federico Fong, bajista, cuarto integrante de las Inslitas, a una botella de Lager. Despus lleg el Pecas, que segn el sindicato se llama Armando Martn, y ms tarde reclutaron a Beto Delgado. Las Inslitas pueden hacer el doble de ruido, pero siguen levantando la misma lana, que por lo dems sirve para poco menos que un carajo. El grupo tiene dos aos y un aceptable prestigio, pero no puedes ir a Veerkamp y decir me llevo la consola y las dos guitarras, cbrese con estos cinco kilos de prestigio.

Luis de Llano, el connotado alquimista capaz de fabricar oropel con excremento de un da para otro, s puede inventar famas y obtener crdito. As es como ha reclutado a un baladista argentino y lo ha vuelto estrella de lo que l llama rock, usando en la maniobra todos los recursos que, por ejemplo, los seis monos de las Inslitas no son capaces de imaginar.

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Alfonso llega con la noticia: estn promoviendo a un guey que se llama Laureano, y necesitan msicos que toquen con l en la tele, una pinche cosa horrible. El karma negativo del asunto no puede estar ms claro: si aceptan, van a aparecer en la televisin como colaboradores activos del Imperio de la Mediocridad. Pero si se niegan es peor, porque el citado Imperio va a crecer de todos modos y ellos, angelitos de transparente pureza, se van a podrir con un equipo semicasero que no es solamente mediocre, sino que est escandalosamente jodido. Alejandro razona: este rollo es espantoso pero aqu hay lana. El grupo de culto Las Inslitas Imgenes de Aurora termina por aceptar lo que nueve aos antes tuvieron que asumir Sting, Summers y Copeland antes de hacer el comercial de una pasta de dientes: ponte a negociar tu imagen si no quieres terminar negociando tu msica.

Poco tiempo despus, contratados en calidad de fintadores del playback, los monos de las Inslitas aparecen en XE-TU como los msicos de Laureano Brizuela. Y no tardan en aparecer en las tiendas de instrumentos. Esta vez como clientes.

Entrando el ochentaitrs, Ruido Blanco va desapareciendo, como se termina la calentura en el enfermo bombardeado por toda una artillera de antibiticos. Pero de Ruido Blanco nace El Mtodo del Ritmo y Sabo Romo se deja ir feliz hacia el nuevo encantamiento.

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El Mtodo del Ritmo no es menos bizarro que Ruido Blanco, pero en un cierto sentido puede ser tomado como ms asimilable por los no iniciados. Por lo menos, quien escucha al Mtodo no se siente agredido por unos gritos, unos acordes y un sentido del humor que generalmente rebasan sus pulcros lmites. El Mtodo ya no interpreta la en ciertos crculos muy gustada Fajosos' Song, pero trae el cachondeo necesario para poner al personal a mover las ms prostituibles regiones de sus maculables cuerpos.

Un da, la Embajada del Reino Unido de la Gran Bretaa necesita de algunos msicos para amenizar una fiestecilla, e inexplicablemente contrata a los monos del Mtodo. Contra lo que pueda pensarse, el osado funcionario consular no se equivoca: los respetables asistentes desafan a su edad y sus preferencias musicales para bailar con la agrupacin ms extraa e irritante del momento.

Son tiempos de herosmo. El dinero est en otra parte y no hay quien toque por dinero. Slo el Tri, tres monos que recorren los hoyos ms marginales y apestosos del pas con un ruido que no le va muy atrs a cada lugar, puede considerarse un mediano negocio. Mientras, Sabo y los dems graban un pequeo demo en el bao de la casa de Oscar Sarquiz. Ninguno de ellos necesita escuchar las viejas profecas de Johnny Rotten para saber que no hay futuro. 66

Alfonso termina la prepa con un inters por la biologa que no es otra cosa que la herencia cientificista del flower power. As, se clava a la Universidad Metropolitana de Xochimilco a estudiar Agronoma, ocupacin que se conserva viva por exactamente un trimestre. Lo dems est, entonces y siempre, lejos de ser lo de menos.

Haba digerido el new wave con muchos trabajos. La nueva msica le result tan impenetrable que cuando Police, seguramente el grupo ms influyente de los ochentas, toc en Mxico, Alfonso se neg a ir por un motivo que no admita discusiones: le dio hueva.

Pasado el legrado de Los Ejes Viales, se dedica a tocar con quien puede. Aos despus, cuando habr adoptado una forma de vida de algn modo casera, sus colegas se referirn al Alfonso de 1983 como un guey que se pona hasta el culo y era feliz palomeando. Uno de estos palomazos lo hace fugaz parte del no menos fugaz grupo Mara Bonita.

Lejos de ah, en el mundo del deber, Alfonso piensa las cosas de nuevo y se mete a estudiar Diseo Grfico. Es muy posible que, incluso si la fiesta del diecisiete de marzo no hubiese sucedido, Alfonso tampoco se habra titulado como diseador. Pero esa fiesta le rompe toda posibilidad de permanencia en el 67

universo estril donde dos ms dos suman cuatro. A partir de la primavera del ochentaicuatro Alfonso encuentra un trabajo fijo en Las Inslitas Imgenes de Aurora. Jala la manija del depsito y el universo precedente desaparece con todas sus promesas. Entre los restos de ese pasado se hunde, caca inspida y mojada, la Universidad.

Superacin, desesperacin, desolacin, rocanrol. Vernica Castro hace lo que puede por matrimoniar conceptos, entender y traducir un rollo al que no pertenece y para el que no hay precedentes televisivos. Para joderla completa, tiene con ella a cuatro tipos que, igualmente incapaces de traducir rollos penumbrosos a un idioma que puedan entender los gueyes que dieron su primer beso con una cancin de Jorge Muiz, emplean una cantidad industrial de tiempo televisivo para los anunciantes, ms de diez mil dlares el minuto en decirle a todo el mundo que ellos se visten as y cantan esas canciones y cargan esa grea por una pura y simple hinchazn glandular, reivindicando, en suma, el sagrado derecho de cada cul a vivir de acuerdo a sus recabrones caprichos.

No obstante todo, las dos horas que comparten con Bon en la tele los lanzan a una fama que estalla al da siguiente en las banquetas y en los almacenes y en las oficinas donde ms de una secretaria suea con tener a un mono as dictndole un memorndum. Esto, la capacidad de cada quien de sublimar sus 68

secretos apetitos de caos, abre a Caifanes las puertas del gran pblico. Sal no tiene siquiera tiempo de decir que esa noche lo hizo sentir desvirgado: las cosas se suceden con la rapidez necesaria para que, con la consecuente decepcin de algunos devotos, Caifanes se muevan de todas partes hacia todas partes. Ellos, cuyo sonido respalda el ruido que Bon an no estaba listo para respaldar, son contratados para tocar en antros y pueblos, incluso lugares donde nunca antes se haba parado una banda.

Pasado el verano del ochentaiocho, si uno quiere ver a Caifanes en Rockotitln tiene que formarse desde las cinco y media para tener una entrada segura a las nueve con treinta. Gran parte de los integrantes de la gorda y culebreante fila que baja por toda la rampa hacia la calle y da vuelta en la esquina, se van a su casa con hongos en los pies y sin haber entrado. As, el grupo es contratado para otros lugares. En el Andy Bridges de Satlite se va la luz y los deja atorados media hora en el elevador del escenario. En Totoltepec, Diego se asoma a checar al personal y le zorrajan una pedrada en la jeta.

Alfonso: Las Inslitas era un pinche grupo bien raro, no s cmo le gustaba a la gente. Tocbamos bastante mal, adems.

Alejandro: Cuando nos pelebamos, Sal me reprochaba que mis canciones estuvieran muy fresas, y yo a l le deca que las suyas 69

estaban mal hechas. Pero a la hora de tocar ramos tan felices que no importaba.

Diego: Yo me escuchaba tocar y me deca Ests jodido, ests jodido, pero pensaba Estudia, estudia. En momentos ya no le encontraba placer. Me desesperaba y volva a lo mismo: No la ests haciendo, dedcate a otra cosa.

Alfonso: Vivamos Carlos Marcovich y yo solos en su casa. A veces no tenamos una chingada qu comer y ni un quinto para ir al sper, as que nos la pasbamos trepados como changos en el rbol de higos, tragndonoslos.

Coming to take you away: de In Memoriam ya no hay regreso, aunque el nico futuro posible para In Memoriam sea justamente la sepultura. Cuando entras al rocanrol en calidad de refugiado no te queda ms opcin que moverte en l, dormir en l y cuidarte mucho de nunca salir de l, porque afuera est lloviendo. Al tronar In Memoriam Sal se encierra por un tiempo. No mucho tiempo: conoce a Leoncio Lara, que como l anda buscando nuevas compaas, y juntos forman Frac.

Con Frac, los sueos de Sal no tendrn muchas oportunidades ni mucho tiempo para despegar. Entran a un concurso de discos Peerless, tocan donde pueden, recorren algunas fiestas. Es el ochentaicuatro, el Dangerous Rhythm ya se 70

llama Ritmo Peligroso y en los almacenes uno puede escuchar de cuando en cuando Marielito. No es momento para estar fuera de un reventn que se ha extendido con obstinacin viral. Sal Tiene que ejercitarse, conservarse en forma, y su manera de hacerlo es Frac.

La relacin de Sal con Frac no se disuelve poco a poco, no tiene las grandes crisis. De hecho, Sal sale de Frac por obra, gracia y maniobra de un accidente. Un puro, incongruente, desquiciado, e imprevisible accidente.

No son las Inslitas el nico lugar donde Alfonso bebe los agridulces elxires del rocanrol. Por el contrario, el baterista del grupo apenas se da tiempo para aparecerse en las tocadas porque su vida se ha vuelto una exigentsima cnyuge y le reclama demasiado de su tiempo.

La vida de Alfonso sucede toda de noche. Para 1984, ha dejado de palomear con sus amigos los hermanos Tarriba, Mara y Jess --quienes para l son, ya entrados en simbolismos bblicos, Sodoma y Gomorra--, pero los conserva para compartir con ellos la inaplazable ocupacin de rolarla de noche. O de da, cuando la noche se niega a terminarse y el alcohol sigue fluyendo a la que para los dems es la hora de la comida.

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Cuando una de sus hermanas lleg a la casa con el rollo de que quera ser actriz no saba que estaba pavimentando el camino que, aos despus, iba a recorrer l. De algn modo, en la casa qued claro que los accidentes son cosas que pasan. Pero llega un momento en que la conducta de Alfonso se vuelve incompatible con su familia, y lo corren.

As, Alfonso pasa una temporada comiendo lo que encuentra, y acaba llevando la luz a la Quionera, domicilio oficial de los hermanos Quiones, que antes de alcanzar un cierto prestigio como pintores ya haban hecho de su casa una legendaria sede de reventones. Alfonso llega all con su morra, Laura, y tienen la delicadeza de instalar gas y energa elctrica, comodidades que para los Quiones y dems inquilinos se haban convertido en raros exotismos del pasado. El dinero, por supuesto, no sale tocando con las Inslitas, ni menos diseando sus volantes publicitarios, sino haciendo playbacks en la tele. O agarrando trabajitos espontneos, como aparecer como protagonista en Crnica de Familia, pelcula en la que deja envolver, ms que por el dudoso placer de enfrentar una cmara, con la intencin de pagarse otra batera y de enredarse, de ser posible, con la otra protagonista, Claudia Ramrez. La serena frialdad con la que Alfonso aparecer en la pelcula interpretando a un mono que tiene exactamente su mismo carcter se debe exclusivamente al hecho de que durante toda la filmacin se niega a permanecer cinco minutos en sus cinco sentidos. 72

Las broncas no se detienen. Alejandro quiere invertir el dinero en equipo y desva hacia all los fondos, a riguroso huevo. Los otros se resisten a la idea de no poder comprarse ni un jodido disco con el producto de su sacrificio. Pero gastarse esa lana en lugar de invertirla es como si Cristo se baja de la cruz para poner un cabaret. Ya lo dice San Mateo: si te pusiste tantas chingas, de menos que sirvan para algo.

Las chambas en los playbacks se van multiplicando. Hay trabajo con Miguel Bos y con Alaska, remedos que tambin quieren tener a su lado rocanroleros genuinos por la razonable cantidad de cien dlares. Esta costumbre, heredada de los putos de closet que alquilan damas de compaa para cubrir las apariencias, se revela como la nica alternativa viable para armar la clase de exotismo que, en el pas de Guadalupe Superstar, resulta perfectamente compilable por la Enciclopedia de la Extrema Excentricidad. Esto es, una banda de rock genuina y bien armada. La autenticidad es una difcil flor que a veces crece en las alcantarillas, y los monos de las Inslitas tienen toda la necesaria. Pero las armas cuestan dinero y por el momento estn en poder de los pendejos. De modo que la banda se aventura en la osada de meterse al Reino de la Estupidez. Posiblemente van a hacer el papel de estpidos, pero despus tendrn que regresar a sus casas y all van a hacer msica.

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Alejandro tiene prisa, y lo peor de las prisas es ver que no pasa el camin. Las Inslitas van para los tres aos de vida; su capital es un bonche de canciones inditas, algunos videos ingeniosos, cierta currcula televisiva, muchos kilos de

testosterona, un equipo que mejora con los meses y una desesperacin que crece todos los das. Unos usan maquillaje y los otros mientan madres, pero ni el glamour ni las blasfemias sirven para pagar un alquiler.

Buscar otros rollos, usar ms maquillaje, exigir ms entrega, soar con nuevos infiernos, hacer ms ruido o nada ms tener la cabeza en otra parte son las opciones que cada uno, dentro de la banda, va tomando. Sal descubre que ese es el camino ms seguro para estar fuera de la banda. El da que se juntan para mirarse al espejo, se encuentran, como quien vuelve de la anestesia con una pierna amputada, con que las Inslitas Imgenes de Aurora ya no existen.

Nada ms impredecible, sin embargo, que el desquiciado xito de la rola con la que, disipando un poco de bruma, solan cerrar los conciertos. La primera que Caifanes tocaron sobre un escenario. Ariola edita un disco sencillo que incluye tres versiones de La Negra Tomasa y una de Perd mi ojo de Venado.

Lo de menos es que el rumbero Pepe Arvalo se moleste y los tache de oportunistas. Lo de menos es que los ortodoxos del 74

rocanrol se enchilen por tal mestizaje. El punto es que ni la compaa, ni el grupo, ni los ms fieros zorros de la mercadotecnia pudieron jams imaginarse que por ese disquito pudiesen azotarse con un billete cientos de miles de monos de Mxico y de varias partes ms. La ficcin supera a la realidad y 1989 se convierte en el ms impensable de los escenarios para unos gueyes que, dos aos antes, pagaban por tocar. La compaa descubre que Caifanes, los deprimentes, la

competencia rockera de Eusebio Gayosso, va alcanzando los niveles de rentabilidad de Jos-Jos y Juan Gabriel. Para los puristas, esto es un sacrilegio.

Esta clase de rockero mexicano, acostumbrado a rendir culto a la mediocridad y al fracaso, capaz de indignarse hasta la espuma en el hocico si ve a su novia bailando una cumbia, es heredero de la misma clase de vicios islmicos de quienes nos regaan por jugar con el lenguaje cual si se tratara de los calzones de su hermana; esos oscurantistas que dejan de pensar en el escote de la secre cuando escuchan el himno nacional; aquellos puros que desearan verte siempre hundido en la misma mierda donde ellos conformes, seguros, retozan y chapotean.

Sobra decir que todo este hipocritn espectculo de los golpes de pecho hizo las delicias del pblico rockero ms iconoclasta. La clase de pblico al que no le molesta que el dependiente, la cajera y el chavo de las bolsas del sper los feliciten por llevarse 75

el sencillo de La Negra Tomasa. Ellos comprendieron muy bien lo que los enterados chitas no quisieron asimilar: el hecho simple de que la rola con que Caifanes cerraban sus conciertos desde el ochentaisiete llegase a las setecientas mil copias vendidas en el ochentainueve no converta al grupo en un smbolo de prostitucin ni de trivialidad ni de oportunismo rumbero ni de complicidad con el Gran Capital. No lo converta en nada, pero si de simbologa se trata, podemos decir que La Negra Tomasa volvi al nombre Caifanes, algo as como un smbolo

democrtico. Eso, para los chitas, es imperdonable.

Las Inslitas Imgenes de Aurora se han ido al Limbo y no parece haber nada que Alejandro pueda hacer para traerlas de regreso. Alfonso no quiere tocar ms con l. Los sueos pierden toda ciudadana una vez que la realidad abre tus prpados a patadas. Despus de las Inslitas, en la orilla de la Nada, Alejandro siente miedo. Sabe tocar las canciones del grupo, y nada ms, o sabe otras cosas? El aborto de Las Pistolas de Platino era predecible, pero los dems se regresan a sus proyectos y Alejandro, que slo tiene los playbacks en la televisin, decide largarse a un nuevo exilio, sitio desolado cuya ms alta prioridad es la simple supervivencia.

En uno de los playbacks, todava al lado de Alfonso, Alejandro haba sacado un libro. Cuando dej de leerlo fue por una escoba y se dedic a barrer el escenario. Fue as como se 76

les acabaron esas chambas. Y es de all, de los trabajitos junto a gente como Laureano Brizuela, que se le aparece la idea de convertirse en un msico pagado, un profesional a sueldo obligado a justificar sus ingresos no con creatividad ni con iniciativa sino con plana eficiencia. Esto le dar, piensa, la experiencia y el dinero suficientes para, en un futuro, volver a lo suyo con una conciencia y una infraestructura superiores. Mientras, como parte del proyecto de autosuficiencia, se muda a vivir solo y empieza a gastar dinero en pagar una renta.

No lo piensa ms, no tiene nada qu pensar. Quiere saber ms msica y para ello necesita del paradjico sacrificio de meterse a trabajar con gente que hace basura de msica. Necesita probarse que l, Alejandro Marcovich, que ha sido capaz de poblar de caos al vaco, puede tambin consumar el sacrificio de ser un trabajador eficiente y slo eso. Tiene que demostrarse que es un msico, y para ello necesita ver a los dueos del dinero pagarle un sueldo por tocar la guitarra. Husmeando, se entera de que Brizuela quiere cambiar a su guitarrista. Se hace presente, se entromete. En tres das se aprende todas sus canciones y, de un da para otro, est dentro. El reto no es ser retratado con esa banda de plstico sino, solamente, poder reconocerse en una frase: soy msico y toco para vivir.

Sal no es un guey que toque o escriba para decir lo que sabe, porque de hecho seguridades tiene muy pocas. Sal est en el 77

rocanrol para descubrir lo que todava no conoce. Ello explica que en sus rolas escaseen las soluciones, e ilustra muy bien el temor de los ejecutivos a patrocinar rollos que no conducen sino a carreteras sin iluminar, sin pavimentar, sin destino ninguno porque esas dudas, bsquedas errticas en un bosque de espejos, se han atrevido a ser un destino en s mismas, taladrando ferozmente la estabilidad emocional de quien las deja entrar.

Buscando, acaso tratando de encontrar una salida corporal a la crcel sedienta mstica que es su cerebro, Sal se inscribe como alumno de danza clsica. Vieja frmula: el placer de los sentidos acude al rescate de un razonamiento en pleno naufragio. Sal impone sobre su cuerpo, hasta entonces un extrao, la disciplina a la que sus neuronas se niegan a someterse, ms interesadas en explorar la cara oscura de las cosas que en asumir a la realidad como un espacio domesticable, gobernable, mesurable. No es la cabeza de Sal un lugar donde puedan sobrevivir pensamientos de origen algebraico.

Cagado de vergenza, con la pudorosa colaboracin de unos pants le horroriza la idea de usar mallas Sal alterna su trabajo en las Inslitas con lecciones y exhibiciones de danza en las que todos los das descubre la existencia de un yo mucho ms poderoso de lo que su hermetismo le ha permitido conocer. Un yo que se cansa y que demuestra dolor en msculos que el otro, el 78

que imagina, el que ha vivido el resto de sus aos con una indescifrable nostalgia del estado de gracia, no saba que estuviesen en el que despus de todo es su cuerpo; que siempre han estado all, amantes silenciosas cuyas forzadas castidades aguardaron pacientes el momento de ser vestidas de una obscensima, disponible desnudez.

Cuando, un ao antes, grabaron el disco, obtuvieron con l la rara certeza de existir. Eran, despus de todo, una banda, pero difcilmente podan imaginarse que en la primavera del

ochentainueve iban a gozar de una situacin que, en Mxico, slo un luntico hubiese previsto: abrir el concierto de Rod Stewart y poner a ms de setenta mil monos a cantar con ellos.

En Quertaro, los de Nen y los de Bon haban sido engaados. Abran ellos el concierto de Rod Stewart porque Caifanes se haban negado a poner el equipo, poner el transporte y poner su trabajo por el cuestionable privilegio de tocar a media luz y mnimo volumen frente al pblico de Stewart. Sin que se les diera un puto quinto para cubrir gasto alguno. Televisa Radio, metida en la organizacin del concierto, no se cans de soltarles cuanta caca pudo. Sus pulcros locutores, nios pendejos que dominan la fontica inglesa como cualquier chica bilinge que se sopla, entre otras cosas, toda la edicin americana del Cosmopolitan, levantaron su airada voz contra la banda. Ellos, despechadas amas de casa a las que Raphael no quiso dar un 79

besito en la Zona Rosa, pasaron la vspera del concierto cagoteando a la banda que se neg a gastarse varios millones de pesos en tocar de gratis no para el pblico, que de cualquier manera apenas habra podido verlos y orlos, sino para los organizadores, que siempre lo merecen todo de todos porque carajo, pertenecen a Televisa.

Para los locutores y sus patrones, la situacin no puede ser ms absurda: la sirvienta le dice al galn del Lamborghini que puras habas de su pinche final feliz. Pero la Justicia Divina, obligado protagonista de toda telenovela que se respete, no va a dejar las cosas as: el empresario que contrat una fecha con Rod Stewart en Guadalajara ofrece a Caifanes lo que a los otros les pareci un derroche intolerable: ya no una lana por su trabajo; de menos, el equipo y el transporte. Lo que este segundo empresario no pudo prometerles, y que ellos jams se hubiesen atrevido a fantasear, es que el pblico se encendiera, coreara una tras otra las rolas y provocase en la gente de Stewart el rarsimo gesto de encenderles las luces patrimonio del Big Show, nunca de ellos.

La tocada es radiodifundida en Guadalajara, y as los radioescuchas pueden enterarse, en el momento mismo del suceso, que una vez ms Sal le est mentando la madre a la morra de Hernn Corts. La juventud que de noche se calienta manoseando el rosario brinca. Se les cae del nicho el santito, se les frunce la conciencia, sienten pelos por all, se les quema el 80

culito de indignacin. En el radio los vetan y las vrgenes de la Universidad Autnoma le juran al sacerdote que nunca estuvieron all. XE-KKK y WX-Schutstaffen prometen que en adelante pasarn bscula a cuanta cancin programen. La sociedad cristiana suelta carajazos en cada golpe de pecho, y semejante escndalo deja claro que las cosas marchan bien para la banda. De hecho, no pueden estar mejor.

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A veces tus sueos son las pesadillas de los otros.

Wetton y Downes. Causalidad y disonancia en las correspondencias freudianas.

Est solo. Ensaya y toca frente al pblico lleno del espritu de un oficinista. Piensa en la disciplina, por eso hace su trabajo unos metros atrs de Brizuela, que es quien debe lucirse. En los palenques, los borrachos le gritan que se mueva porque no deja ver al cantante. Cuando le toca ejecutar algn solo, el pblico no lo mira a l; mira a Brizuela que se est secando la cabeza. Alejandro Marcovich toca una guitarra sobre la que otros, no l, gobiernan. Sus compaeros piensan en dinero y a sus auditorios no les interesa la msica. Como es de esperarse, las visitaciones del Diablo se multiplican y Alejandro tiene que tragarse solo cada uno de los conflictos que le recuerdan su extranjera en un medio que no conoci nunca, y que nunca va a conocer porque jams, ni siquiera cuando lleg de Buenos Aires a Puebla, se haba sentido tan extranjero.

Alejandro se pide auxilio a s mismo. Soporta el destierro construyndose una coraza que lo vuelva inmune a la enfermedad que le causa la ausencia de sueos. Este apuntalamiento emocional lo hace repetirse que est viviendo la realidad que quiso vivir y que tal cosa constituye no una 82

capitulacin sino una pura trasgresin de s mismo. Esto significa, en sus palabras, forzarse a disfrutar algo que en momentos le produce nuseas.

El exilio quiere decir, tambin, cambiar de diversiones. No quiere ir ms a Rockotitln o antros similares para no tener que explicar una situacin que nadie va a tratar de comprender. No quiere terminar mentndose la madre con los intolerantes que, de cualquier manera, no se interesan en su vida ni en sus problemas ni van a pagar su renta. A pesar de todo, una noche se mete al Hijo del Cuervo y all, con la mediacin diplomtica de algunas cervezas, es sonsacado para hacer, dos das despus en el Rock Stock, lo que objetivamente no quiere hacer: reventarse un palomazo con las Inslitas Imgenes de Aurora.

Alejandro: Luego del truene de las Inslitas, yo me estaba enfrentando a mi situacin profesional. Me deca: Soy msico, qu pasa si este grupo no pega, si el rock no pega, si yo me harto del rock. Qu es ser msico. Si no la pegas qu haces, pones una taquera? Eres msico de un grupo de rock llamado Las Inslitas Imgenes de Aurora, o eres msico?

Diego: Te llevan como puta. Te llevan, te cogen y luego vete a tu casa. Les vale madres todo. La mayora de los empresarios son as. Si no eres un ejecutivo, no eres un profesional y entonces a nadie le importas. 83

Alfonso: Cuando tronaron las Inslitas yo quise formar una banda pero noms no pude encontrar con quin.

A partir de Guadalajara comienzan a ver claramente que su trabajo es ahora, ha sido antes y va a ser cada vez ms el de abrir brechas. Nadie en Mxico haba llegado hasta ac, y ac es un lugar en el que otros establecieron una cierta forma de hacer las cosas. Pero estos gueyes no van a ir a pararse cuales nios mongoloides a cantar canciones de Navidad en Siempre en Domingo. No van a tomar un director artstico que les diga cules son las rolas que pegan. No son los nuevos hroes del rock en Mxico, ni estn para inmolarse en el martirio del rockero puro; no les interesa simbolizar nada, pero es seguro que de ningn modo van a obedecer a quienes, se dice, son los dueos del baln. No es por obedientes que han llegado a este punto, no es obedeciendo como habrn de sostenerse en l.

Los domingos en Chapultepec solan ser otros. Punks extraviados en los Pistols y nias atoradas en el cierre de George Michael, farmacfilos y y coprodependientes, egresados de rockeros academias y de

secretarias,

universitarios

mercadotecnia cruzan Reforma, salen del bosque, salen del metro. Es domingo y va llegando al Auditorio Nacional un personal canijamente heterogneo. Lo recomendable, de acuerdo al sentido comn de los que se encargan de crear famas, sera 84

divertir a toda esta gente con ciertos cambios. Cambios leves, dira el ejecutivo, aclarando paciente que ninguno de ellos modifica el mensaje principal. Los ejecutivos siempre insisten en regar sus cagarros encima del trabajo de los dems y luego decir que eso no lo cambia en absoluto. Pero como estos gueyes no estn en el escenario del Auditorio para tirarle ningn pinche mensaje a nadie, mucho menos para divertirlos con lo que se supone que ellos quieren or, el espectculo es el mismo que el grupo se revienta en cualquier otro lugar donde el agente, que es quien arregla los contratos, los enve: las fiestas de un pueblo, los humos de una noche subterrnea en cualquier antro propicio, el choque de las copas en un club privado. La nica diferencia es la relacin con el personal, porque en los pueblos la banda todava no sabe muy bien qu hacer, en el club privado le recuerdan sutilmente al culto pblico que la realidad est harto lejos de sus rolexoysterperpetualdate, y en los antros todo funciona como si el personal entero se hubiera pasado tres semanas ensayando.

Por eso las dos fechas en el Auditorio, donde se renen todas las formas de pblico que hasta la fecha han juntado, son una pequea sntesis de lo que es y de lo que puede ser esta banda. Es la primera vez que el personal se mete al Auditorio a ver a un grupo del pas como atraccin central, no en calidad de la introduccin que va a echar los hgados para ver si el pblico le concede siquiera el calificativo de dignos.

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Esta tarde de domingo, al igual que la noche de ayer, constituyen las delicias de los iniciados y un excelente divertimento para los nefitos. Unos se entretienen mirando a los otros y a la hechizante hora en que el rocanrol supera con divinas estridencias toda su capacidad de frialdad y circunspeccin, el personal entero se deja ir hasta donde su fantasa se lo permite. Esta extraa forma de comunin, motivada por la todava ms extraa difusin de las rolas de Caifanes en los ms diversos espacios, est lejos de limar las diferencias entre el pblico de un pas donde los medios se han encargado durante los ltimos treinta aos de ensalzar a la basura y preocuparse

concienzudamente por su reproduccin.

Curiosa consecuencia: ahora, cuando la basura ha sido industrializada a niveles exportables y el monopolio que la manufactura lleg a perfeccionar soberbiamente su maquinaria, un grupo como Caifanes se escucha entre decenas de baladas totalmente vomitables. Y es que el monopolio, obligado por su misma expansin, tuvo que perfeccionar sus fintas a travs de produccin y planeacin. Los baladistas tenan que sonar modernos y las fintas se hicieron profesionales. No es raro, pues, que entre tanta farsa lleguen cuatro genuinos, aprovechen uno de los mltiples huecos en la estructura y le devuelvan a todos aquellos remedos la apariencia nauseabunda y el hedor que les pertenecen. Octavio Paz dira que el pan vuelve a saber, el vino es vino, y evidentemente ese es el primer mrito de la banda, 86

pero el segundo logro, que tambin es importante, est en que estos tipos han hecho a mucha gente descubrir, en lo que bien puede llamarse la anagnrisis propia del rocanrol, que la mierda es la mierda. Y apesta.

Lo que Alfonso llama condicin alcohlica, y que despus de las Inslitas disminuir considerablemente, le ha permitido proezas como la de agarrar un micrfono frente a todo el personal del Rockotitln. Controlar las situaciones en las que, se supone, deba haber guacareado y gritado un chingo de estupideces.

Cuando Alfonso regresa a su casa, o ms bien a una seccin anexa de su casa, en calidad de ciudadano que paga renta, ya conoce muy bien el Infierno, y ha descubierto que se trata de un lugar de poca madre. El Infierno es un sitio donde el bao y sus suburbios son un puro hedor a meados y t pasas con la vista nebulosa entre putos srdidos y briagos sucios para devolverte un minuto despus, con el helado rastro de amoniaco en la nariz, a la calidez de una rockola donde suena Juan Gabriel. El Infierno es un sitio dnde tres borrachos se te acercan porque eres el baterista de Caifanes y t, invadido de un exquisito desconcierto, te sumerges en un vaso de tequila para preguntarte si esos gueyes vienen pedirte un autgrafo o a romperte tu madre.

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La tocada, a poco menos de dos aos del truene, est muy lejos de la perfeccin, pero la voz ya se ha corrido y el Rock Stock se atasca de monos decididos a presenciar la breve resurreccin del grupo. Alejandro tiene que mantenerse firme en su palabra y, pese a que le exprime el hgado una idea cuyas consecuencias ya se imagina, se trepa al escenario a representar el papel que ya dej de ser suyo. Piensa: Alfonso y Sal vienen, tocan, se divierten y se regresan a su banda, pero yo no tengo nada.

El juego con la nostalgia le da en la madre a su difcil estabilidad. Porque esto, las Inslitas, es algo muy distinto a subirse a palomear con Los Amantes de Lola. Esto es el regreso a un pasado real en medio de un presente que, para soportarlo, es necesario ver como ficticio. T tienes un trabajo, no ganas mal, cuntos no quisieran tener el trabajo que t tienes?, le recuerda su padre en el telfono. Pero despus de todo, cuando su padre decidi que no se poda vivir bajo una puta dictadura militar se cambi de pas. Alejandro se pregunta cundo va a llegar el momento de cambiarse a una banda real.

Aunque, para ser un remedo barato, la situacin de la banda de Brizuela podra ser peor. Por extrao que suene, Alejandro se vio obligado, desde su entrada, a depurar su sonido. No para estar a la altura de las canciones, ms elementales que la regla del uno, sino para poder entenderse con los msicos, monos que son buenos conocedores de su instrumento y que, 88

como l, desquitan lo que ganan. Los creadores de Laureano Brizuela se han preocupado por darle al espectculo la exactitud y el profesionalismo requeridos para sostener lo que, saben bien, es una burdsima farsa.

Alejandro ya no es el de hace dos aos. Los palomazos le ensearon que nunca podr regresar a lo de antes, que el eclecticismo que le neg toda posibilidad de militancia rockera o de idolatra por cualquier cosa lo ha llevado a tomar distancia frente a todo. Ser jazzero, ser rockero o ser el guitarrista de Brizuela son slo accidentes. Por eso, en la eventualidad asalariada que constituye su vida profesional en un espectculo de plstico, Alejandro se reta constantemente: Juegas al showbusiness o no juegas.

Mas para ser popular, en Mxico y en cualquier otra parte, es necesario aceptar en derredor tuyo una cierta cantidad de mojones. Tu talento, tu originalidad y tu fuerza estarn en tu capacidad para saltar y bailar entre ellos sin embarrarte.

Si Caifanes se libran de salir untados por las cascadas fecales que caen a sus costados es porque, aferrados a la vitalsima lucidez del escepticismo, mantienen el olfato alerta y no creen que esas horrendas cacotas sean el paraso terrenal del que los negociantes les hablan. Posiblemente estn preparados contra todas las fintas, o a lo mejor es que los negociantes no 89

saben fintar, pero el disco de platino y la constante presencia en la tele no cambian la jugada. O, ms bien, la cambian en sentido inverso porque el grupo, que cada vez puede ms hacer lo que se le antoje, se radicaliza.

Cada da trabajan menos en su peinado y Sal se coloca un democrtico paliacate en la cabeza, detalle visto entre la gente bien como propio de la broza. El grupo se dirige al personal como raza. La grea les ha crecido a todos y su sonido se va volviendo progresivamente ms cido. No se han preguntado si las masas estn educadas para tales extremos. No estn ensayando una forma de vida; estn enviciados con ella. A diferencia de las estrellas que se volvieron famosas en veinte minutos y que son incapaces de revelarse contra la probeta electrnica que hace las veces de su chingada madre, Caifanes tienen que ser absorbidos por la maquinaria porque, inslitas imgenes de Televisa, ella los necesita a ellos. El grupo rebas las capacidades inventivas del monopolio y esto tiene sus prerrogativas.

Mientras, la disquera ha asumido que Caifanes son mejor negocio si se les deja en libertad. Los promotores de Ariola terminan por comprender lo que predicadores y siquiatras no aceptarn nunca: si el caos funciona bien y t te metes a componerlo, tal vez seas t el que necesite una compostura. Los medios tampoco lo aceptan, pero esa resistencia se convierte en involuntaria comparsa de una representacin que ya no pueden 90

parar. Seducidos y adversarios, cada uno a su modo, contribuyen a hacer de este rollo una burbujeante kermesse.

Un annimo periodista publica que los integrantes de Caifanes fueron detenidos con un chingo de mota y ya estn bien guardados por la Autoridad. Esta patraa es capaz de arruinar la reputacin y la carrera de cualquier persona decente. Pero Caifanes, gracias adis, no son decentes.

Un grupo de rock es, tambin, un juguete. Eso lo sabe y no lo duda Manolo Ortiz, publicista hinchado de billetes que se hace de un grupo de rockabilly al que llama The O's. No todos tienen, como l, la forma de una letra "O", pero es igual: uno se compra sus juguetes y les pone como quiere. Cuando el rockabilly se va volviendo rock, Ortiz se da a la labor de conseguirse otros msicos. As, se conchaba a Oscar Sarquiz y Sabo Romo.

La nueva agrupacin toca, sobre todo, en la tierra de Walt Disney: fiestas de publicistas, gente que se pone pacheca de slo escuchar un jingle rebosante de papas fritas o suea intrpidas mercadotecnias con darle tres jalones a churro embarazado de tetrahidrocanabinol. Gente que lee, oye msica y piensa, porque ya se dio cuenta que la cultura puede diluirse, licuarse y venderse. Sobre todo cuando el cliente es un fabricante a quien no le llega el agua al tinaco, y cuya estolidez no le permite imaginar ni el color de los ojos del guey que a media maana se 91

est agasajando con su esposa. Pero los de The O's quieren tocar en lugares de verdad, quieren grabar discos. Cuando, gracias a los conectes y la billetera de Ortiz, el grupo logra un impredecible contrato con WEA, su nombre cambia. De hoy en adelante habrn de llamarse Taxi.

Para Sabo, Taxi representa la posibilidad de volver a la simpleza y lograr un sonido cuya novedad habite en su frescura. Sabo disfruta escuchando a Huey Lewis and The News y disfruta tocando con el nuevo grupo. A veces tienen que ayudarse haciendo uno que otro jingle, pero por el momento esa es la nica manera de sacar cantidades de dinero que puedan ser mnimamente representativas a la hora de encarar a la cajera del sper.

Sabo ha alcanzado el odo absoluto. A fuerza de ensayar y de igualar en el bajo cuanto ruido escucha, tiene ya la capacidad para reproducir cualquier sonido. Est, sin saberlo, listo para tocar con quien se le pegue la gana. As es como recibe la llamada de Guillermo Briseo y se integra, sin salirse de Taxi, a una nueva banda.

Con Briseo debuta en Toluca y a partir de ah empieza a trabajar de tiempo completo. Se mete en discos, lo invitan a palomear. Cuando no toca en pblico est ensayando, y llega el da en que se revienta un concierto con Briseo y tres con Taxi. 92

Piro lo quiere para Ritmo Peligroso, Ricardo Ochoa intenta meterlo en Kenny y los Elctricos. Gerardo Btiz lo clava en uno de sus proyectos. Sabo se ha vuelto un msico altamente cotizado y de ahora en adelante su problema ya no es conseguir tocadas sino tener que renunciar a ellas.

En sus tiempos ms promiscuos Sabo, msico de grupos de rock y de grupos de jazz y de lo que venga, se agasaja sabindose feliz parte de cuatro grupos: Briseo y el Sptimo Aire, Taxi, Botellita de Jerez y Caifanes. Este ltimo grupo, brumoso sueo y hmeda pesadilla, logra hacer realidad en Sabo Romo el anhelo secreto de todo libertino: la monogamia.

De m les voy a dar lo mnimo, porque a ellos les vale madres cmo suene mi guitarra y no merecen que les d ms, concluy un da Alejandro acerca del pblico de Brizuela, asumiendo finalmente el hecho de que su alma no est ni puede estar ah.

Cuando el grupo de Brizuela disfruta la paz de un receso temporal, Alejandro se larga a tumbarse de encima el karma y permitirse de nuevo el lujo de disfrutar de la guitarra: se clava en dos cursos de guitarra de jazz, uno en San Francisco y el otro en Nueva York. Para eso, se insiste, sirve el dinero.

Cuando vuelve a Mxico, de nuevo infectado por el hermoso virus del caos y despus de haber pasado ms de dos 93

meses experimentando y aprendiendo con sonidos antes que nada decentes, Alejandro sabe que su tiempo con Brizuela est terminado y que, ahora s, es el momento propicio para volver, con la conciencia que le han dado treinta meses de chinga, a ese dulce Infierno donde los demonios, no los licenciados, son los que mandan.

En pocos das vuelve al trabajo: una presentacin de Brizuela en el Palacio de los Deportes. A la tercera cancin se pregunta, revolucionado como est por la vuelta del virus, qu carajo est haciendo l all arriba. Sin embargo, a pesar de los conflictos que siguen creciendo, Alejandro ya soporta prender el radio y escuchar la voz de Sal y los batacazos de Alfonso. Por eso acepta, en una fiesta de Jorge Mondragn, palomear de nuevo como el guitarrista de las Inslitas, aunque ninguno de los tres recuerde una rola entera. Y por eso, tambin, va al Danzoo a ver a Caifanes.

Alejandro se pregunta: Y yo por qu no estoy haciendo algo as? Tiene ya la fuerza para preguntrselo porque sabe ahora, en agosto del ochentainueve, que aunque no tiene nada slido su escape del grupo de Brizuela es inminente. A ninguno de los dos le alcanza la imaginacin para predecir la manera en que van a terminar los ochentas: uno en Caifanes y el otro en la crcel.

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Alejandro: Cuando entr con Brizuela me hice a una disciplina de sociabilidad forzada, como en una oficina. No era mi msica, pero yo me exiga hacerlo bien. No era un grupo en el sentido de que somos este grupo y vamos al cine juntos. Estaba tocando con gente con la que la nica relacin era estar all y ganar dinero. La guitarra se volvi una herramienta de trabajo, un escritorio.

Sabo: Estaba yo muy quitado de la pena y que me habla el ilustrsimo Briseo. A m me dio miedo. Fue el shock, imagnate, pinche veinteaero baboso tocando con Briseo.

Alejandro: Yo fui educado en un ambiente donde el dinero sirve para hacer cosas que a uno le gustan. Muchos compaeros mos se automarginaban. Yo no pienso que uno pueda estar a estas alturas de la vida fingiendo ingenuidad.

Alfonso: Mi vida? Qu te cuento... Mucho alcohol.

Pero el fracaso inicial no impide la continuacin de la gira. El grupo de nueva cancin Los Jumiles termina la gira en Europa y termina como grupo. Diego est de regreso en el aeropuerto de Frankfurt, con un boleto de vuelta y mil dlares en la bolsa. Tiene la alternativa de rolar por Alemania, o por cualquier otro lugar de Europa, o regresar a Mxico y llevar lo que se dice una vida estable con una morra llamada Melissa que, paciente Penlope, lo espera en el D.F. Diego se decide por la tentacin hogarea y 95

se

bota

toda

la

lana

en

cuchillos

utensilios

varios.

Indispensables, piensa l, para formar algo parecido a un hogar. Regresa a Mxico y Penlope no est. Cuando al fin vuelve de la playa, enrollada en una lenta indecisin, las cosas se van disolviendo y el hogar no se forma nunca. Con sus cubiertos en las manos, Diego no encuentra otra manera de calificar al incidente: Tremendo Pendejazo.

Poco tiempo despus, el dueo de los cuchillos encuentra la manera de desquitar su precio. Contratado para musicalizar primero una pelcula, luego otra, Diego se topa con el urgente trabajo alimenticio-musical. Los directores lo usan para crear los sonidos de cada momento de tensin. Vengeance is Mine, Noche de Califas, un desfile de huesos que lo obligan a depurar su manejo de los teclados, el nuevo instrumento. Paralelamente, aparecen el proyecto del grupo Son de Merengue, primero, y Azul con Leche, un nuevo lbum con Gerardo Btiz, despus. De paso, Diego se ha metido a tropiloquear como uno de los Rumberos de Jano Portillo. Con ellos toca una rola cubana medianamente popular titulada La Negra Tomasa.

Es en el Azul con Leche, delirio latino de tintes jazzosos, donde Diego conoce a un msico cuyo prestigio ha crecido rpido, y que en los ltimos meses ha tenido trabajo de palomero en multitud de bandas. Se llama Sabo y le mete al bajo.

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Apuntes para un cuadro conmovedor: terminado el concierto en el Danzoo, Sal habla con un tipo que entre otras cosas es la guitarra ms ponedora en el rock de Mxico. Le dice que no le va mucho esto de ser cantante y guitarrista. El otro, que es Alejandro Marcovich y no quiere reconocer a la primera insinuacin que su guitarra est como ninfmana en convento, le sugiere muy juiciosamente que se consiga un guitarrista.

Esquivar un tema es la mejor manera de subrayarlo, dijo Borges. No nos une el amor sino el espanto, ser por eso que la quiero tanto, volvi a decir Borges. El placer es mi negocio, jade Xaviera Hollander. Es el absoluto instinto quien nos deja en el silencio, enmudeci Souxsie Sioux. ...Y le pido a Dios que no me faltes nunca, rez Palito Ortega. Yo soy quien libre me vi, agoniz el infante Jorge Manrique. Portero de la locura, identifica mi destino, pesadill Nico. Navegar es preciso, urgi Chico Buarque. Buscar y ser buscado a un mismo tiempo, exigi Yukio Mishima. Hasta ahora se han dado las condiciones que as lo requieren y justifican, bram Jos Lpez Portillo. Ojal estuvieras aqu, nostalgi Roger Waters. Por ese palpitar, que tiene tu mirar... presinti Sandro de Amrica. S que al ofrecerme esta copa ests ofrecindome la muerte, Satanela, se entreg Tin-Tan a los cachondos embrujos de Tongolele.

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Esta enfermedad es incurable, escribi en su cuaderno de canciones Sal Hernndez y esa noche le dijo al guitarrista: Por qu no t?

Donde tocan cuatro, tocan cinco. As, todo el mundo parece estar de acuerdo. En los siguientes das, cualquiera que se asome a los ensayos en la casa de la familia Andr y sepa contar podr advertir que no es un cuarteto quien est tocando. La habitacin con trabajos tiene quince metros cuadrados, pero un poco de imaginacin da promiscuo lugar al amplificador, la guitarra, los accesorios y la persona de Alejandro Marcovich.

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Quin necesita de profecas? Quin suea con las mentiras de las revistas porno? Para conocer el futuro y los secretos del cuerpo no hay nada como los rayos equis. Mira tu rtula, tu fmur helado blanqusimo en medio de un paisaje negro. Desconfa de los novelistas erticos y de los predicadores. Mira las radiografas: ese es el cuerpo que deseas y acaricias, ese es tu porvenir.

Dr. Ernesto G. de la Serna. Curso bsico de Anatoma, Fisiologa e Higiene.

El cuerpo tiene mejor memoria que el cerebro. Esto no puede ser ms claro para un guey que con trabajos recuerda cundo es hora de comer y que, cuando est en el escenario, tiene que batallar contra s mismo para que no se le olvide algn fragmento de las letras que l escribi y que ha cantado trescientas veces.

En los delirios de pureza que habitan en las ms intensas de sus rolas, el sueo ms vivo y el ms persistente es el de borrar al cuerpo. O someterlo a la vigilia y a la penitencia que conduzcan a su definitiva destruccin. Para Sal, la parte del cuerpo ms escandalosamente presente no es la piel, sino el esqueleto. Es ah donde puede sentirse el verdadero dolor y el 99

verdadero fro. Son ellos, tus huesos, quienes al quedarse solos de tu piel delatan la verdad de tu muerte.

Dice Sal que la muerte es una cosa que te ganas, que tienes que ganrtela y para eso est la vida. Dice que la muerte es el lugar en el que no se puede ser hipcrita, el espacio sagrado donde vas finalmente a alcanzar el sueo que tuviste a los quince aos mientras oas descagalarse a Jim Morrison en el radio de pilas que aplast un camin carguero. Dice que el nico chance que tenemos en la vida es el de morirnos, porque la muerte, si acaso sabes entenderla, es un triunfo. Como el venado para los huicholes, la muerte es una cosa que se persigue y se gana. Seguramente muchos ejecutivos no han sabido encontrar en las rolas de Sal una continuada sobredosis de romanticismo que no siempre es el de Rimbaud y Novalis sino, muy frecuentemente, el de Los Panchos y Los Tres Ases. La clase de romanticismo que, como el miedo y la pasin amorosa, nace de su desesperada voluntad de no existir. Sal decidi un da que no poda vivir sin una cierta fe en la desesperanza.

El Piraa est trabajando sobre el brazo de Sal. Arriba, lejos de all, Diego mata tiempo, afina, vuelve a afinar, espera. Cmo ves que estos cabrones prefieren tatuarse que ensayar?, se harta Alejandro. Cuando Alfonso sube, camiseta sin mangas, un esqueleto se asoma desmadroso en la parte alta de su brazo derecho. Sabo acepta esperar por su turno hasta pasado el 100

ensayo. Un corazn rojsimo, todava teido de sangre, tiembla mientras el dueo de la piel toma la guitarra para darse una vez ms al trabajo de abrirle espacios a la guitarra de Alejandro. Unos das despus tendrn tocada: Cuernavaca, el debut de Alejandro, en un antro asptico llamado Taizz.

El lugar no est lleno, la banda sale al escenario como cuarteto y la tocada empieza. Tres, cuatro rolas ms tarde, Sal hace la presentacin de un cuate, Alejandro y el reventn sigue. No pasa nada en apariencia, pero varios aqu dentro saben de qu lado masca la iguana y por eso vinieron. Ellos estn sumergindose en un sonido terriblemente cido, esplendente, infectado por una sbita e irreductible estridencia. El personal ms fiel ha venido porque sabe que dentro de una semana la banda habr de largarse a grabar su segundo disco a Nueva York. Este, ms uno en Monterrey, pueden ser los ltimos conciertos de Caifanes en los ochentas.

Esta tocada en septiembre es una frontera entre dos pocas del rocanrol. A partir de esta acidez uno puede creer, fervores nacionales aparte, que existe en Mxico una banda de rock totalmente ponedora, cinco buscavidas lo suficientemente bragados para colarse hasta esas jugosas virginidades de tu pobre cerebro.

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Agitadores de luminosas demencias, dinamitadores del dique de las lgrimas, descorchadores de moribundos hmenes,

aparecedores de pesadillas comatosas, cnicos gozadores en el Reino del Sacrificio, sobrevivientes de la Nada, vividores, Caifanes asisten un da tras otro a la consagracin de un delirio. Es una banda, slo una banda de verdad y no otra cosa, pero la Banda de Corazones Solitarios se ha pasado los ltimos diez aos oyendo crnicas y profecas de momentos idnticos a ste. Diez aos, ms la herencia de un cuarto de siglo de basura, frustraciones y apan. Treintaicinco aos desde que los precursores de esta estirpe dijeron por primera vez no. Claro que todo puede acabarse ahora pero es precisamente ese sentimiento de lo efmero, esa capacidad que tienen las cosas de terminarse, lo que ha hecho ricas a muchas putas y pobres a sus clientes. Lo que le da esa irrepetible, angustiosa y divina intensidad a la palabra instante. Lo que lo lleva a uno a repetir la dosis y a inconformarse a patadas contra Dios porque el Cielo no es suficiente.

Sal: Una vez trabaj de vendedor. Si venda cinco artculos era jefe de grupo; si venda ms, gerente; y si venda ms era el dueo del mundo.

Alejandro: En mis crisis deca: Carajo, el negocio de la msica es una mierda, yo no quiero eso, no estoy preparado, me van a

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hacer cagada. Ya no quiero luchar porque me conozca la gente, yo quiero ser annimo.

Sabo: Los tatuajes son como los agujeros de los aretes, te haces uno y ya no paras.

Para la tocada en Monterrey, Alejandro ya se ha integrado a todas las rolas y puede aparecer desde el principio. Es de noche, hay mucho personal y la banda suena rompemadres. Alejandro se est descosiendo sobre el escenario, su guitarra es una bellsima piruja epilptica que tiembla, grita, ruega por un rasguo ms. Alfonso reparte inmisericordes, incalculados madrazos sobre los platillos que hacen suyo el temblor agnico de una luna morfinmana. La raza baila, Sabo baila, Diego derrite una a una las ms ntimas glndulas del sax y Sal abre los brazos en cruz, se cuelga del aire. Alla, malla, bala: ... y clvame en tu cabecera.

Sal: La pureza y la muerte son muy parecidas. La muerte es un momento de limpia, de honestidad, y en ella t ya no puedes ser falso. Los animales son muy puros, no estn maleados ni son mentirosos. Tampoco hipcritas. Si te van a morder te arrancan el brazo y ya, como van.

Sabo: La mota me duerme y rara vez me gusta el alcohol. Todava puedo contar cada una de las veces que me he puesto 103

hasta la madre. Una de ellas me la pas ahogado en una pulquera cantando rolas del Pirul y amanec en una banca. Pesaba noventaitrs kilos.

Alejandro: Nunca debes crertela tanto, porque la gente va a verte y se distrae unos momentos pero luego se van con sus amigos, que les importan ms que t.

Sombras en tiempos perdidos, piensan que se puede llamar el nuevo disco que se pasaron ms de cinco semanas grabando en Nueva York, otra vez con Oscar Lpez. Sal ha trado nuevo equipo y Alfonso ha rastreado una tras otra las ediciones descontinuadas de Bowie.

No tienen trabajo. Productores y disquera los han convencido de cancelar todas sus tocadas de diciembre y los meses siguientes, hasta que el disco aparezca. La idea es montar conciertos de verdad, tocadas donde la improvisacin aparezca tal vez en los sonidos, pero en ninguna otra parte.

Antes de que piensen en opciones transitorias para mantenerse ocupados, Televisa los llama de nuevo para un segundo programa junto a Vernica Castro y el Tri. La gente que produce el programa no se pregunta si Caifanes tiene algo que hacer al lado de los repetidamente planos, descontinuados y ahuevantes latrocinios sonoros del grupo de Alejandro Lora. Los 104

monos de Caifanes tampoco se hacen demasiadas preguntas y responden con monoslabos a las de la animadora. El pblico no se divierte.

Cuando el Tri aparece en los sillones, el programa vuelve a su cotidianidad vaciladora. Alejandro Lora no habla de cosas inconvenientes, todos dicen chistes y miren jvenes qu sano, qu chistoso es el rocanrol. En medio de tales moneras, el silencio de Caifanes se empea en no ser ms que silencio, sin mayores significados ni ocultos herosmos. Lora habla muchas anacrnicas maravillas de Miguel Ros y dems contemporneos suyos. La pobreza musical de estos autnticos lumpen-meldicos slo se equipara a la voluntaria incapacidad de la otra banda para entretener a los televidentes. Quienes conocen bien a Caifanes y estn viendo el programa por saber una palabra ms sobre el rocanrol, estn desvelndose a lo baboso.

Diego: Qu me gusta? Divertirme, pasrmela bien.

Alejandro: Me sigue gustando el rock, pero siento que la fantasa se muri. No estoy haciendo nada importante ni diferente. Toco rock, como podra estar tocando mambo o msica folklrica. No creo en los conciertos de masas. La gente est muy embrutecida por el rock. Les hara mejor escuchar tambin otras cosas. No te paras en un escenario para decir La Neta de La Vida.

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Alfonso: Mi lugar, donde estoy protegido, es detrs de la batera, porque la batera es una fortaleza. Estar parado ah enfrente no lo soporto, es horrible.

Junta tu monstruo dolido con el mo, dice una de las rolas. Otra, de genuina ascendencia ranchera, se re de asuntos tan trascendentes como el de que ste es un grupo de culto y en la iglesia no se ponen discos de Vicente Fernndez.

No respetar sepulcros ni leyendas, cometer sacrilegios contra los propios altares, derribar imgenes y cagarse en la sopa de los ortodoxos son las labores ms urgentes del rock en Mxico. Que Caifanes hagan lo propio a travs de una hereja sonora promiscua e impdica es, entre otras cosas, un signo de su inminente supervivencia y un ejemplo de cmo el pasado slo habr de ser digno si uno puede ms tarde burlarse de l. Los cinco rockeros, estpida etiqueta, se metieron a la cumbiamba, se hicieron banda rural y se subieron al escenario a detonar algunos excesos elctricos, desafiando a las mentes disciplinadas cuyas sensibilidades impermeables son incapaces de imaginar los deliciosos delirios de un apstata. Es por ello que no queda sino un camino: el de la trasgresin. Slo ella, con la cadena de consecuentes excomuniones que la acompaan, es capaz de dar vida a esas dos putas amadas y conocidas con los nombres de Estridencia y Escndalo, divinas musas del rocanrol.

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Diego: Nosotros no tenemos pblico, no tenemos que agradecerle nada, no tiene nada qu agradecernos. Simplemente pienso: qu chingn que estn ellos y que est yo.

Alejandro: En otras partes, los que tocan mal se quedan en su casa. El rock mexicano no sirve porque la mayora de los chavos que lo tocan pueden crear conceptos pero no saben tocar. Hay una realidad que los grupos de aqu no han querido entender, y es que hay que estudiar.

Sabo: Musicalmente, lo que ms me mueve es Joe Jackson, XTC y Steely Dan. S, a Bowie seguramente le pedira un autgrafo, pero si me encuentro a Andy Partridge le beso los pies.

Alfonso: Yo quera ser como Billy Cobham antes de empezar a tocar como profesional, pero ya ves.

Sal: Caifanes fue dejarlo todo y lanzarnos con lo que tenamos a la nada.

La ociosidad es tambin madre de varias resurrecciones, y la lejana de los escenarios trae de vuelta a una leyenda perdida en el otoo del ochentaisis. En el cuarto de cinco por cuatro donde por las tardes suceden los ensayos de Caifanes, Alejandro Marcovich, Federico Fong, Sal Hernndez y Alfonso Andr ensayan empecinados las rolas que habrn de resucitar, por 107

algn tiempo cuyas fronteras no pueden ser ms inciertas, a las Inslitas Imgenes de Aurora.

La banda conocida como Caifanes se dispersa por la ciudad palomeando, inventando diversas formas de ocio, vagando por los sueos de los que la televisin no ha logrado despojarlos. Entrndole a todo, deseosos de ayuntarse con cuanto ritmo les cierre el ojo, como toda banda que se precie de ser neta.

Una banda que no tiene que pintar paisajes preados de nopales ni cubrir sus rolas de sarapes veteados para decir de dnde vienen.

Vienen de la Chingada, eso est clarsimo. Embarcados como estn en la quimera de subir al cielo a descifrar los secretos de los ngeles, ms de una vez han terminado pagando el precio de dialogar con sus propios demonios, que a Dios gracias no son pequeos.

Los ngeles. Las palabras no saben nunca nada de los ngeles. Algunos perdedores reclaman un espacio para la ternura. Se meten una cerveza, un tequila. Del otro lado de la calle o del mundo est sonando una improbable rocola: En la habitacin de tu mente no hay paredes, no hay ventanas.

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Lejos, en ese pedazo intocado del alma slo posible en los cerebros de los ngeles, estalla el sonido de un cristal que se hace pedazos.

Mxico, enero del noventa. *

* Nota del autor a la presente edicin (junio, 2000). Este libro fue escrito en mitad de un idilio con la vida. Las circunstancias que lo motivaron, varias de ellas por fuerza voltiles y efmeras, han desaparecido por completo. Pero ninguna historia es como la cuentan. Ni antes ni despus. Durante la presentacin del libro, uno de los participantes, Vctor Daz Arciniega, dijo, para indignacin de la mayora presente, que el libro igual podra referir la historia de un grupo de rockeros que de uno conformado por carpinteros, eso no importaba. Hoy, cuando dedico cada uno de mis das a la pura escritura de ficcin, confirmo que Daz Arciniega estaba por fortuna en lo cierto. Pues pasa que esta historia, como cualquiera otra, vale menos por la realidad que cuenta que por aquella que inventa. Si algo queda de ella, no hay que dudarlo: se trata de una pura falsedad. Una exageracin. Una oracin elevada slo en el santo nombre de la ficcin. Amn.

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