Padre Nuestro de Isaias 63-7-64 11kraft Tomas

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Toms Kraft, OP El "Padre Nuestro" del Antiguo Testamento

Is 63,7--64,11

http://peru.op.org/TomasKop/profetas/is63-64.htm

Resumen El texto estudiado en este artculo es tal vez el texto ms explcito sobre el tema de Dios Padre en todo el Antiguo Testamento, ciertamente uno de los ms incisivos. El presente anlisis sugiere que es, adems, un vehemente anhelo proftico que finalmente desemboca en la encarnacin, una preparacin providencial para la revelacin neotestamentaria de Dios Padre, y una especie de antecedente del "Padre Nuestro" en particular. Despus del (I) obligado anlisis histrico-literario, el artculo considera (II) el mensaje teolgico del pasaje. El pasaje Is 63,7--64,11 es poco conocido en el mundo catlico, tal vez por no haber sido recogido por la Liturgia de las Horas, y por aparecer una sola vez cada tres aos en las lecturas de la Misa.[1] Sin embargo, no carece de importancia: sera tal vez el texto ms explcito sobre el tema de Dios Padre en todo el Antiguo Testamento; ciertamente es uno de los ms incisivos.[2] El presente artculo sugiere que es, adems, un vehemente anhelo proftico que se realizar finalmente slo en la encarnacin, una preparacin providencial para la revelacin neotestamentaria de Dios Padre, y una especie de antecedente del "Padre Nuestro" en particular. Despus de presentar el texto completo del pasaje para la comodidad del lector, veremos (I) los aspectos histrico-literarios sobresalientes, y despus, (II) el mensaje teolgico del texto.

Is 63,7--64,11 (Biblia de Jerusaln)[3] Amor de Dios a su pueblo 7 Las misericordias del Seor quiero recordar, las alabanzas de Yahveh, por todo lo que nos h premiado Yahveh, por la gran bondad para la casa de Israel, que tuvo con nosotros en su misericordia, y por la abundancia de sus bondades. 8 Dijo l: De cierto que ellos son mi pueblo, hijos que no engaarn. Y fue l su Salvador 9 en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ngel: l mismo en persona los liber. Por su amor y su compasin l los rescat: los levant y los llev todos los das desde siempre. 10 Ms ellos se rebelaron y contristaron a su Espritu santo, y l se convirti en su enemigo, guerre contra ellos. Aoranza del pueblo

11 Entonces se acord de los das antiguos, de Moiss su siervo. Dnde est el que los sac de la mar, el pastor de su rebao? Dnde el que puso en l su Espritu santo, 12 el que hizo que su brazo fuerte marchase al lado de Moiss, el que hendi las aguas ante ellos, para hacerse un nombre eterno, 13 el que les hizo andar por los abismos como un caballo por el desierto, sin que tropezaran, 14 cual ganado que desciende al valle? El Espritu de Yahveh los llev a descansar. As guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso. Invocacin al Seor 15 Observa desde los cielos y ve desde tu aposento santo y glorioso. Dnde est tu celo y tu fuerza, la conmocin de tus entraas? Es que tus entraas se han cerrado para m? 16 Porque t eres nuestro Padre, que Abrahn no nos conoce, ni Israel nos recuerda. T, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es El que nos rescata desde siempre 17 Por qu nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vulvete, por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18 Por qu el enemigo ha invadido tu santuario, tu santuario han pisoteado nuestros opresores ? 19 Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. Ah si rompieses los cielos y descendieses; - ante tu faz los montes se derretiran, como prende el fuego en la hojarasca, 64,1 como el fuego hace hervir al agua para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, y hacer temblar las naciones ante ti, 2 haciendo t cosas terribles, inesperadas. (T descendiste: ante tu faz, los montes se derretirn.) 3 Nunca se oy, no se oy decir, ni se escuch, ni ojo vio a un Dios, sino a ti, que tal hiciese para el que espera en l. 4 Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y recuerdan tus caminos.

Confesin del pecado e invocacin a Dios He aqu que estuviste enojado, pero es que fuimos pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos salvaremos. 5 Somos como impuros todos nosotros ; como pao inmundo todas nuestras obras justas. Camos como la hoja todos nosotros,y nuestras culpas como el viento nos llevaron. nos marchitbamos todos como si furamos hojas y nuestras maldades nos arrastraban como arrastra el viento, 6 No hay quien invoca tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de nuestra culpas. 7 Pues bien, Yahveh, t eres nuestro Padre.

Nosotros la arcilla y t nuestro alfarero, la hechura de tus manos. todos nosotros. 8 No te irrites, Yahveh demasiado, ni para siempre recuerdes la culpa, Ea, mira todos nosotros somos tu pueblo. 9 Tus ciudades santas estn desiertas, Sin desierta ha quedado, y Jerusaln desolada. 10 Nuestra Casa santa y gloriosa, en donde te alabaron nuestros padres, ha parado en hoguera de fuego, y todas nuestras cosas ms queridas han parado en ruinas. 11 Es que ante esto te endurecers, Yahveh, callars y nos humillars sin medida? I. CARACTERSTICAS LITERARIAS: A. Crtica textual: El pasaje Is 63,7--64,11 contiene muchos variantes menores, muchas divergencias a nivel de pronombres personales, singular/plural, etc. entre el texto masortico (TM), la versin griega de los setenta (LXX), y otras antiguas versiones. El lector interesado puede consultar el comentario de J.D. Watts[4] para una presentacin detallada de las diferencias, si bien algunas de sus preferencias de 'lecturas' son discutibles. El nico versculo de esta percopa que contiene una variante realmente significativa teolgicamente es Is 63,9a: donde el hebreo (TM) tiene "ngel de su presencia (faz)...", el griego (LXX) pone "No fue un mensajero ni un ngel: l mismo en persona...". No queda claro si a fin de cuentas fue un ngel o Dios mismo quien acompa a los israelitas en su peregrinacin por el desierto... Tendramos que escoger entre versiones del texto sagrado? Esta cuestin ser discutida en la segunda parte del presente artculo, en el comentario teolgico, porque visto en el contexto de toda la percopa, -sea, como se decida, esta discrepancia textual-, es clara la intencin fundamental del texto. En la traduccin dada arriba, he conservado el texto de la Biblia de Jerusaln que sigue la versin de los Setenta en 63,9a. Conviene recordar tambin que la versin de los setenta (LXX) es la ms antigua de las versiones existentes del Antiguo Testamento, y que es testimonio de un texto hebreo que podra ser de tanto (o ms) 'peso' que el que representa el texto masortico (TM), y representa mejor que ste la cuna literaria del cristianismo.

B. Divisin como percopa y ubicacin en Tercer Isaas La presente percopa se deslinda de la que antecede (Is 63,1-6) y de la que viene despus (Is 65,1-7) porque en stas Dios habla en primera persona, mientras en nuestro texto se refiere a Dios en la tercera y sobre todo segunda persona (oracin dirigida al que es Padre ). Es virtualmente unnime el consenso de los exgetas sobre el delineamiento de esta percopa. Un buen nmero de biblistas que han escrito sobre Tercer Isaas en las ltimas dcadas reconocen una macroestructura quistica (simtrica) en estos captulos.[5] Aunque los ttulos y los detalles de la simetra varan segn los autores, hay amplia coincidencia en que los captulos 60-62 constituyen la pieza central (sobre todo cap. 61), y que nuestro texto hace juego con Is 59. El esquema total sera de esta forma (los ttulos de secciones son mos): Is 56-58 Salvacin, Juicio y el Verdadero Ayuno

Is 59,1-15a Confesin nacional de pecados Is 59,15b-20 Venganza del redentor Is 60 La Nueva Jerusaln Is 61 Misin del Ungido del Seor Is 62 La Nueva Jerusaln Is 63,1-6 Venganza del redentor Is 63,6-64,11 Himno, Confesin y Lamento Is 65-66 Juicio y Salvacin; el Verdadero Culto

C. Gnero literario y caractersticas del mismo Conviene detenernos un poco para considerar la cuestin del gnero literario de este pasaje. Aqu se encuentra una gran diversidad de opiniones y descripciones, pero la diferencia en la mayora de casos no es de fondo.[6] Casi todos los comentaristas tienen en comn la nocin de lamentacin (= splica), aunque algunos prefijan a ste el gnero de himno (Simian Yofre) y otros aaden despus la confesin de pecados (Biblia de Amrica, Pelletier). Watts, quien reconoce que el texto suele ser identificado como lamento comunitario,[7] propone que sera ms adecuado describirlo como una oracin / sermn ("sermon-prayer"); sin embargo la presentacin risible del texto que l ofrece termina desacreditando su propuesta.[8] Personalmente considero que nuestro texto se describe con mayor precisin como una lamentacin comunitaria. Entre las caractersticas literarias de las lamentaciones comunitarias, hay tres estructuras gramaticales (sintcticas) que son especialmente significativas para analizar y exponer el sentido de nuestro texto: a) Narracin en indicativo El orante expresa su congoja al Seor, detallando la situacin trgica del pueblo, o bien recuerda casi como profesin de fe los hechos magnficos de la historia de la salvacin. En los dos casos, se trata de "hacer memoria" utilizando la concatenacin de verbos con desinencias casi idnticas, creando un cierto efecto lrico: en 2 persona singular (describiendo las hazaas salvficas de Dios: Sal 44,2-3; 74,13-17; 89,39-46 o en algn caso especialmente fuerte, el abandono de parte de Dios: Sal 89,39-46) en 3 persona plural (describiendo golpe por golpe lo que hicieron los enemigos de Dios y de Israel: Sal 74,4-8; 79,1-3 o lo que Dios mismo ha hecho "en su clera": Lam 2,1-8; 3,2-7.8-12); en tiempo presente (la situacin dramtica que vive el pueblo y que interpela a Dios: Sal 44,10-14) o especialmente en pretrito (las hazaas de Dios en el pasado o la destruccin infligida por el enemigo o por Dios mismo: Sal 74,4-7.13-17) b) Reproches en interrogativo La yuxtaposicin de la triste realidad contempornea del salmista con el recuerdo de los hechos salvficos del pasado consterna y confunde al creyente. Le salen de la boca frases que cuestionan y reclaman a Dios, basadas en la Alianza y la fidelidad de Dios a la misma: "Por qu...? Hasta cundo...? ...para siempre? Dnde est...? (Sal 74,1.10-11; 79,5.10; 89,47-50; cf. Sal 13,2-3) c) Gritos de auxilio en imperativo La oracin dolorosa --intolerable-- del salmista desemboca en la demanda de ayuda inmediata de parte de Dios. Lo que es esencialmente una oracin, un pedido, se expresa en imperativo, caracterizado por palabras atrevidas, y muchas veces

antropomrficas: Despirtate! Levntate! Mira! Acurdate! Socrrenos! Libranos, Seor... ! Resturanos! (Sal 44,24.27; 74,18-23; 79,8-12)

No

te

olvides...!

En el caso del pasaje que estamos estudiando, podemos ilustrar los mismos rasgos literarios desarrollando cada una de estas estructuras gramaticales: a) Narracin en indicativo. En 63,9 hay una breve serie de verbos que describen la accin histrica de Dios (si bien no est en discurso directo -2 persona- como suele estar en los lamentos, sino en 3 persona, al estilo de los salmos sapienciales): "los liber... los rescat:... los levant y los llev todos los das desde siempre". Hasta los reproches de los vv. 11-13 ("Dnde est el que sac de la mar...? Donde el que puso en l su Espritu santo, el que hizo que su brazo fuerte marchase al lado de Moiss, el que hendi las aguas... el que los hizo andar...") tienen algo de memoria de los hechos salvficos de Yahveh. Cf. Sal 78,52-54; 106,8-10 para series de verbos muy parecidos a los mencionados aqu; ambos textos tienen el mismo teln de fondo del acontecimiento Exodo, igual que el texto que estamos considerando. b) Reproches en interrogativo. Hallamos una serie de preguntas incisivas en vv. 11-14a ("Dnde est el que...?", explcita en v. 11, e implcita en vv. 1213). Otra serie, claramente dirigida a Dios, va introducida por el imperativo "Observa desde los cielos y ve..." en v. 15: "Dnde est tu celo y tu fuerza, la conmocin de tus entraas? Es que tus entraas se han cerrado para m?" Y dos veces en vv. 17-18 tenemos el clsico "Por qu...? --una vez respecto al mundo interior de los creyentes ("Por qu nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos, endurecerse nuestros corazones...?), y la otra vez como interrogacin sobre la tragedia nacional ("Por qu el enemigo ha invadido tu santuario...?") Cf. Sal 74,1.11. Esta composicin termina, como el libro de Lamentaciones (5,20.22), con un grito de reproche/interpelacin a Dios: "Es que ante esto te endurecers, Yahveh, callars y nos humillars sin medida? c) Gritos de auxilio en imperativo. El imperativo de reclamo se encuentra repartido a lo largo de esta oracin: "Observa... mira... (63,15); el muy atrevido "Vulvete!"[9] (63,17c); "No te enojes tanto... no recuerdes siempre nuestra culpa...mira que somos tu pueblo..." (64,8). D. Estructura interna del pasaje El comentario sobre Isaas de Horacio Simian Yofre[10] hace notar una divisin bastante clara entre los primeros versculos del pasaje (Is 63,7-14a) --que habla de Dios en tercera persona--, y el resto del texto (Is 63,14b-64,11) --donde se multiplican los indicadores de segunda persona (sean desinencias verbales, pronombres o adjetivos posesivos). Coincide con esta divisin interna un cambio de sentido: los primeros versculos saben a un himno de alabanza, con su tema tpico de hacer memoria y la segunda parte alterna entre la invocacin insistente de Dios Padre y la humilde confesin de pecado. Es posible subdividir el texto ms todava en otros bloques menores, como hace la Biblia de Amrica en el texto citado arriba, pero no es tan til para los fines de este artculo detallarlo ms.... E. Paralelos en el Antiguo Testamento, especialmente Dt 32

Para ilustrar estas caractersticas literarias del gnero de "lamentacin comunitaria" podemos considerar brevemente los textos paralelos (del mismo gnero y de semejante contenido). Entre los salmos de lamentacin, hay cierta semejanza con Sal 44; 74; 77; y 83, pero el paralelismo con el salmo 78 es especialmente estrecho, pues abarca los temas de la rebelda de Israel (vv. 8.10.17s.32.37.40.56s), y la respuesta indignada de Yahvh (vv. 21s.31.38.40.50.59s). Incluye frases que recuerdan a nuestro texto como:"recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altsimo" (v. 35) "y sac a su pueblo como ovejas, cual rebao los gui por el desierto; los gui... los llev" (vv. 52ss) y el uso del verbo "librar" (v. 42). Salmo 106 es un salmo sapiencial de meditacin sobre la historia de Israel, que, como Is 63-64, destaca el amor de Yahvh (vv. 1.4.7s.45) y la infidelidad de su pueblo (vv. 6.19s.24.28.34-39), que se desva por haber olvidado/no haber recordado las obras de Dios (vv. 7.13.21), provocando as la ira del Seor (14.23.26s.29.32s.40). Entre los otros textos bblicos de estrecho paralelismo tenemos a Neh 9,5-37 (algo ms extenso que nuestro pasaje), que recorre toda la historia de la salvacin con frases y temas semejantes a los del poema de Tercer Isaas: "te ganaste as una fama que dura hasta hoy" (v. 10), "no los abandonaste" (v. 19); su misericordia "inmensa", "inagotable" (vv. 17.19.27s.31s); el espritu (vv. 20.30); rebelda del pueblo (vv. 16s.26.29); Dios no tiene la culpa (v. 33). desde la creacin hasta Egipto (vv. 6-10), salida de Egipto y el desierto (vv. 11-18); desierto y conquista (vv. 21-25); rebelin, jueces y hasta el Exilio (vv. 26-31); actualidad (vv. 32-37), con palabras/conceptos claves.[11] Pero considero que el paralelo ms cercano y ms completo a nivel estructural, semntico, y conceptual es el cntico de Moiss en Deut 32. Si bien, no es una lamentacin comunitaria, sino un discurso-oracin (como seala Watts[12]), son notorias las semejanzas tanto de estilo como de contenido con el pasaje de Isaas. Este discurso del Deuteronomio es una interpretacin providencialista de la misma realidad que provoca las lamentaciones pero desde otro punto de vista, y por eso refleja muchos de los temas y hasta las mismas caractersticas literarias de stas. Entre los temas y caractersticas comunes podemos notar: el aclamar el nombre y la gloria de Yahveh (vv. 1-3); hijos que se han pervertido / generacin perversa y tortuosa / pueblo insensato y necio: (l es) tu padre, el que te cre (vv. 5-6; cf. 19-20); "Acurdate..." de la historia de salvacin (v. 7), "le envuelve, le sustenta, le cuida..." (v. 10), "Slo Yahveh le gua..." (v. 12), Volvieron la espalda a Dios [infidelidad]..(vv. 15b-17), y Dios los rechaz, decide esconderles su rostro (vv. 19-20), salvacin futura: venganza contra sus enemigos (vv. 35.40-43), misericordia (v. 36), Dios nico, todopoderoso y protector (v. 39). E. Fecha de composicin y comunidad destinataria Respecto a la fecha de composicin, existe un cierto consenso que la fecha de composicin sera o exlica o temprano en la poca posexlica, sin llegar a nada ms concreto. Por supuesto no faltan propuestas concretas de fecha y lugar de origen, pero sin que ninguna se imponga por su evidente superioridad de criterios.[13] En cuanto a los destinatarios de esta porcin del Tercer Isaas, juzgo que el planteamiento de Watts es exagerado, e insostenible su reconstruccin de una liturgia concreta donde piensa identificar diferentes interlocutores.[14] Muy diferente es la introduccin al Tercer Isaas de Horacio Simian Yofre, que con mucha cautela y precisin en cuanto al grado de certeza de sus datos, presente el cuadro general de la situacin posexlica que cree ser el Sitz im Leben de estos captulos:[15]

Esta comunidad se sita en un momento de la historia del cercano Oriente que no difiere de la situacin del Segundo Isaas: el imperio babilonio ha desaparecido, el imperio persa es an potente, y los pueblos sometidos por los babilonios pueden tornar a casa. Pero en este marco de acontecimientos internacionales se ha producido una situacin diferente en la pequea historia domstica de Jerusaln. Is 56-66 reflejara el conflicto que surgi a la vuelta del exilio entre el partido hierocrtico monrquico (sadoquita) y el partido levtico, teocrtico proftico, por el control del poder en Jerusaln. Sobre este problema el estudio ms importante es an el de P.D. Hanson, The Dawn of Apocalyptic, Philadelphia, 1975, vase sobre todo pp. 94-100; 220-228. Su hiptesis, con variantes de detalle, ha sido retomada por numerosos comentarios y estudios. Ha sido tambin atacada numerosas veces con argumentos demasiado generales. En todo caso quienes la atacan, no alcanzan a proponer una descripcin mejor del mundo del Tercer Isaas.... [viene una discusin de los datos bblicos sobre los diferentes grupos en Jerusaln en la poca posexlica, y las relaciones entre ellos] Is 56-66 refleja este conflicto entre la mentalidad ideolgica conservadora del grupo vinculado al partido sacerdotal sadoquita, y la mentalidad del grupo visionario, vinculado tal vez a la comunidad del Segundo Isaas, y al grupo sacerdotal levtico. El primer grupo regresa del exilio con la fuerza poltica que le concede la autoridad persa, tal vez tambin con bienes obtenidos en el exilio, y con el sentimiento de haberse purificado durante el destierro, y de ser por tanto la autntica comunidad del Seor. Desprecian a los residentes porque se han contaminado con los extranjeros ocupantes de Jerusaln, y por el enriquecimiento ilegtimo con los bienes de los deportados. El grupo residente considera al primero contaminado en el destierro por el contacto con una cultura y religin extranjera, y ahora solamente preocupado por restablecer el templo como su lugar de culto y fuente de su poder, en lugar de atender a las exigencias ticas de la ley y de las antiguas tradiciones. Estos dos grupos caracterizan la situacin de Jerusaln en tiempo del Tercer Isaas. Es posible que otros grupos, extranjeros residentes en Jud desde el tiempo de las invasiones asirias y babilnicas, y judos vueltos de la dispora pero no de Babilonia, se sumaran a esta poblacin de Jerusaln, heterognea racial y sobre todo espiritualmente. Pero de estos otros grupos slo podemos imaginar su existencia, y nada sabemos de su estructura o mentalidad. Probablemente el texto ms propio y teolgicamente elaborado del Tercer Isaas sea la unidad constituida por Is 63,7-64,11, donde se alternan el reconocimiento de los pecados del pueblo con la splica, el reproche al Seor que no interviene con el recuerdo de sus promesas, y la conciencia de las tradiciones religiosas del pueblo con la perplejidad frente a la situacin presente. Para terminar esta seccin de anlisis histrico-literaria, cito el comentario magistral de los PP. Luis Alonso Schkel y Jos Luis Sicre Daz, que resumen lo que se ha expuesto en este primera parte del estudio: "Estos versculos forman una unidad compleja, no muy ordenada, con elementos tpicos de splica o lamentacin y de confesin de pecados. Por lo segundo, tiene cierto parentesco con el cap. 59, y los dos parecen ocupar

puestos simtricos. La situacin es una desgracia nacional, como las antiguas. El pueblo se dirige al Dios de su historia, pidindole que intervenga para salvar. Y como la desgracia ha sido provocada en parte por los pecados, el pueblo confiesa su culpa y pide perdn. Todo comienza con un repaso histrico, del que brota la insistencia en el tema del recuerdo (7.11; 4.6.8) y por el que evoca el salmo 78. La confesin del pecado es genrica, aunque contenga algunas expresiones raras junto a otras comunes; por este aspecto se emparenta con textos como Esd 9; Neh 9; Dan 9; Bar 1,15-3,8, textos posexlicos que tambin suponen situaciones adversas genricas. Por la manera de argumentar, el texto forma grupo con algunos salmos, como 44; 74; 77; 79; 89. Un dato caracterstico de la pieza es el pasar a segundo plano los mediadores humanos y el apelar a las relaciones de paternidad y filiacin. No fue "un mensajero ni un enviado"; no Moiss, sino "el que estuvo a su derecha"; no Abrahn ni Israel=Jacob. La relacin de paternidad suena en 63,8 en boca de Dios; en 63,16 y 64,7 en boca del pueblo, como argumento decisivo; recoge la tradicin de Os 11; Is 1,2.4; Jer 31,9.20. Tambin es notable la accin del espritu (10.11.14) y la funcin del nombre/fama (12.1.3.16.19; 64,1)."[16]

II. ASPECTOS TEOLGICOS: A. Anhelo proftico que desembocar en la encarnacin En el texto que estamos analizando encontramos un gran nmero de intuiciones o expresiones que proyectan o anhelan una sorprendente cercana de Dios: El texto de Is. 63,9a "el ngel de su presencia (faz) los salv" (texto masortico(LXX: "No fue un mensajero ni un ngel, sino l mismo quien los salv") - se relaciona con las tradiciones del Exodo, que muestran la misma ambivalencia (y correspondencia) entre las expresiones "Angel de Yahvh" y "Yahvh".[17] Ms all de cuestiones de las fuentes del Pentatuco, tenemos que recordar que el uso del trmino "ngel" en hebreo, y especialmente del " Angel del Seor" --la frase "ngel de su presencia (faz)" es nica en todo el Antiguo Testamento--, es una especie de circunlocucin por la presencia misma de Dios: por eso Agar (Gn 16,714), Abrahn (Gn 22,10-16), Jacob (Gn 32,23-31), Moiss (Ex 3,2-6) y los padres de Sansn (Juec 13,3-23), cuando han visto u odo al "ngel del Seor" dicen haber odo o visto a Dios . Muchas veces el narrador intercambia sin ms (como si fuera dos maneras de referir a la misma persona) los trminos "Angel del Seor" y "Seor" (ver los textos citados de Agar, Abrahn y el caso de Geden en Juec 6,11-24). El ngel (del Seor) en estos textos es como una tenue, casi transparente pantalla sobre la que se proyecta la imagen misma del Dios invisible. Conviene recordar tambin que la versin de los setenta (LXX) es la ms antigua de las versiones existentes del Antiguo Testamento, y que es testimonio de un texto hebreo que podra ser de tanto 'peso' como el que representa el mismo texto masortico (TM), y representa mejor que ste la cuna literaria del cristianismo. Me inclino, pues, a no privilegiar en forma absoluta la lectura del texto masortico aqu. De todas maneras, la segunda parte del versculo 9b afirma tanto en hebreo como en griego que "l mismo (pronombre enftico) los rescat ". En esta ltima clusula, pues, no hay duda que el autor quiso enfatizar lo inmediato y directo de la intervencin de Dios en favor de su pueblo. En 63,11-12 la construccin gramatical participial "el que...", refirindose a

la accin salvfica de Dios, repetida 5 veces en 2 versculos, resalta que es Dios el autor de las maravillas del xodo. Igualmente, en v. 14 el "Espritu de Yahveh",[18] aparece como sujeto del verbo "llevar" en paralelismo con "(t, = Dios) guiaste", indicando que "no fue Moiss" quien condujo al pueblo de Dios por el desierto (como afirma Ex 32,34) sino Dios que march con ellos (Ex 33,16s). Hace pensar en Jn 6,32 donde Jess afirma que "no fue Moiss quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo". En 63,16 se puede discernir un doble contraste en forma quistica: '"t eres nuestro Padre" /"Abrahn no..."// Isaac no..." / "t eres nuestro Padre" El Targum Jonatn sobre los profetas hace ms explcito todava el contraste, interpretndolo a la luz del acontecimiento pascual: ...pues Abraham no nos sac de Egipto ni Israel hizo maravillas para nosotros en el desierto La cumbre de este anhelo proftico de la cercana de Dios se encuentra en Is 63,19b-64,1: "Ah si rompieses los cielos y descendieses...!". Este texto aparece como la primera lectura del 1 domingo de Adviento (ciclo "B"), al comenzar ese tiempo litrgico fuertemente marcado por el libro de Isaas, y atravesado por la esperanza escatolgica, adems del recuerdo vivo de la encarnacin del Salvador. De alguna manera esta seleccin litrgica es una pauta de interpretacin cristiana de nuestro texto, permitiendo un "sensus plenior" en este sentido, si bien no ha estado en la mente del profeta que profiri (o escribi) estas lneas. Como dice Anne-Marie Pelletier en un nuevo comentario bblico: "El misterio de la encarnacin est muy cercano a este texto, pero en la poca de su composicin, el profeta no puede decir ms."[19] Los sinpticos hacen alusin clara al v. 19 en sus relatos del bautismo de Jess por Juan en el Jordn: curiosamente, Marcos (1,10) al texto hebreo, y Mateo (3,16) y Lucas (3,21) al texto griego. Pero claro, aqu el Nuevo Testamento recuerda el texto proftico no para hablar de la encarnacin, sino de la manifestacin gloriosa de Dios Padre. Podemos concluir este primer punto de ndole teolgica diciendo que si bien el texto mismo de Isaas de ninguna manera preve explcitamente el misterio de la encarnacin,[20] sin embargo forma una especie de andamio del que se servirn los evangelios para entender y expresar el mensaje inaudito de Dios hecho hombre: Dios "en persona" que viene a salvar a su pueblo (cf. Is 63,8). Dicha manera de entender cristianamente este texto proftico, singular en el Antiguo Testamento por las razones que vamos exponiendo, parece ser permitido e incluso sugerido por el uso de este texto al inicio del ciclo de Adviento. Es Jesucristo, Dios hecho hombre, el "'ngel de su presencia" (Mal 3,1-2) que nos revel el autntico rostro (Is 63,9 TM; cf. 64,6) de Dios Padre. Entramos, entonces, a este tema que es el enfoque central de nuestra investigacin.

B. Preparacin para la revelacin neotestamentaria de Dios Padre Joachim Jeremias, en su libro magistral sobre el uso de la palabra aramea Abb por Jess, nos da una estadstica reveladora sobre el uso del trmino "Padre" con referencia a Dios en el Antiguo Testamento y la literatura juda antes y despus de Jess[21]. Sus datos, ampliados para incluir los libros deuterocannicos, nos ayudarn a apreciar lo especial de su uso en Is 63,7-64,11. En todo el Antiguo

Testamento la palabra "Padre" es utilizado mximo unas 20 veces como ttulo de Dios (excluyendo usos indirectos, como en el Salmo 103,13 "cual la ternura de un padre").[22] El P. Luis Alonso Schkel comparar el uso del tema en nuestro pasaje con el de otros dos textos (Dt 32,5s; Is. 1,2.4): "En ambos textos Dios recuerda la filiacin como agravante del pecado; lo mismo hace el presente verso [Is 63,8]; pero despus [Is 63,16; 64,7] el pueblo retorcer el tema para pedir misericordia y perdn."[23] Una cosa es la revelacin de Dios Padre "en boca de Dios", y otra cosa es que el pueblo creyente (o el profeta), cimentado sobre esta revelacin como verdad de fe, la utilizara como bloque de construccin para subir a Dios, aun desde el pecado y la indignidad, como en la presente oracin. Aqu, pues, parece que no es una afirmacin titubeante, ni un atrevimiento proftico al aplicar a Dios semejante imagen, sino es algo ya conquistado, algo asimilado en la fe del que profiere esta lamentacin: "pues [24] t eres nuestro Padre". Por lo menos tenemos aqu una preparacin para la revelacin plena de la paternidad de Dios en el Nuevo Testamento. Son las palancas del andamiaje que se va armando... C. Una especie de antecedente del "Padre Nuestro" Sin intencin de hacer una lectura anacronstica e ingenua del texto proftico, sin embargo puede ser til hacer una especie de lectio divina sobre este pasaje a la luz de los textos evanglicos de la oracin dominical. Para hacer esto, nos guiaremos por las frases de la oracin del Seor. Padre Nuestro... El uso del trmino "Padre" en referencia a Dios en la oracin es todava menos frecuente en el Antiguo Testamento que la estadstica arriba aducida. (Jeremias distingue entre "Padre" como designacin y como invocacin; aqu se trata de la segunda.) Ya que nuestro pasaje es una splica dirigida a Dios que le invoca como Padre en varias ocasiones, nos detenemos unos momentos para comparar este texto con otras oraciones del pueblo judo. El texto que nos interesa es una de las pocas oraciones del Antiguo Testamento que refiere directamente a Dios como Padre, si bien ninguna de ellas comienza con este ttulo. Adems de este pasaje tenemos: el cntico de Tobit, Tob. 13,1-18, el discurso de Moiss en Dt 32,1-43; Sir 22,27--23,6 (LXX); 51,1-12 (TM); . En ninguna de ellas hay una concentracin de empleos del trmino "Padre" como aqu. Ms bien el uso de "Padre" parece ser una alternativa, un sinnimo de otros ttulos preferidos. El cntico de Tobit prefiere los apelativos posexlicos "Rey de los siglos" y "Rey del Cielo" (cada uno 3 veces), y el cntico de Moiss, el ttulo "Roca" (que utiliza 5 veces), mientras en cada cntico aparece una sola vez "Padre". Las tres instancias en el libro de Sircida son dudosas, segn el anlisis lingstico que hace J. Jeremias.[25] Entonces, parece acertado el ttulo que pone a la plegaria del Tercer Isaas una edicin moderna de las Escrituras: "Oracin a Dios Padre".[26] Adems, esta oracin utiliza la frmula exacta luego empleado por Jess en el "Padre Nuestro" mateano: 'abn (hebreo); pater hemon (griego). Es tal vez indicativo de lo inslito e incmodo que resultaba este ttulo en la oracin juda el hecho que el Targum Jonatan sobre los profetas (que el editor de la edicin crtica identifica como del I-II siglo d.C.) cambiaba las tres instancias de la frase "Padre nuestro" (Is 63,16 bis; 64,7), atenundola de esta manera: "T eres Aquel cuya misericordia hacia nosotros es mayor que la de un padre hacia sus hijos."[27] (Algo semejante hace con los pasajes de Jer 31,9 y Mal 1,6.[28]) Es cierto que en la literatura del judasmo tardo existen algunas instancias ms de este uso, llegando a ser frecuentes en ciertos escritos rabnicos, pero esto a partir del 1 siglo d.C., o sea, contemporneo o posterior a los evangelios cristianos.[29]

En el Nuevo Testamento, "Padre" llega a ser el ttulo preferido para referir a Dios (ms de 200 veces), y con bastante frecuencia, como apelativo en la oracin, ms notoriamente en la oracin dominical. [No entro en detalles sobre esto, que ha sido expuesto en otros muchos artculos y libros sobre el tema.]

Santificado sea tu nombre

El texto de Is 63,7--64,11 anticipa de alguna manera esta peticin del Padre Nuestro al hacer memoria de la accin salvfica de Dios, al alabar su misericordia y sobre todo al dar gloria a su nombre. El trmino "nombre" aparece nada menos que 6 veces en estos dos captulos. En dos de ellas se trata de Dios que se hace un nombre eterno, glorioso (cf. Jn 12,28) el que hendi las aguas ante ellos, para hacerse un nombre eterno, (63,12) As guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso. (63,14) Una vez, el "nombre" de Dios parece referir al ttulo Go'el (redentor, el que rescata), pero aqu en el mismo versculo aparece el ttulo "Padre" en discurso directo a Dios: T, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es El que nos rescata desde siempre (63,16) Y en las tres ltimas instancias, se menciona el "nombre" de Dios desde la carencia : nadie invoca el nombre de Dios, ni lo "conocen" los gentiles que ha invadido el pas. Sobre todo en esta lamentable situacin (que es la actualidad del orante en Is 63-64), se puede acercar el uso del trmino "nombre" con la peticin de la oracin dominical (cf. Is 48,9-11; Ezeq 36,21-23; Jn 17,6.26): Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. (63.19) Ah si rompieses los cielos y descendieses... para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, y hacer temblar las naciones ante ti, (63,19--64,1) No hay quien invoca tu nombre, quien se despierte para asirse a ti. (64,6)

Venga a nosotros tu reino/ Hgase tu voluntad...: Las siguientes peticiones en la versin mateana de la oracin dominical (reducidas a una en la versin lucana: "venga tu reino") encuentran eco en nuestro texto en Is 63,19, que lamenta desde hace tiempo Yahveh ya no gobierna a su pueblo. Aunque no utiliza aqu el trmino "reino" (malkt en hebreo, basileia en griego), s refiere a la misma realidad (la ordenacin de toda la vida del pueblo bajo la voluntad de Dios) con el verbo masal (hebreo) y arjomai (griego), y justamente en proximidad con el tema anterior, del nombre de Dios - - las dos nociones, de nuevo, en carencia: Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. (63.19)

Aunque la formulacin del versculo citado est en forma negativa, evidentemente se trata de pedir la intervencin de Dios, que vuelva a reinar sobre el pueblo, para que hasta los enemigos (64,1) se den cuenta y lleguen a conocer a Yahveh. En la confesin de pecados en 64,4-5, el orante reconoce que, de por s, las "obras justas" del pueblo no valen.[30] Anuncia que Dios va al encuentro (que secunda el esfuerzo demasiado dbil, fallado) del que busca la justicia y trata de vivir segn los caminos del Seor. Anne-Marie Pelletier[31] comenta los versculos que vienen a continuacin en clave de la Alianza, que es tambin el trasfondo teolgico de estas peticiones del "Padre Nuestro": Esta oracin de los pobres y pecadores (64,5-7) sabe que no tiene ningn reclamo sobre Dios desde que rompi la alianza. Su nico apoyo es la paternidad de YHWH.. [que] est mencionado en la frmula de la alianza, que se encuentra en los labios del pueblo arrepentido: T eres nuestro Padre... nosotros somos tu pueblo (64,8-9). La oracin refleja la humilde certeza que el corazn paterna de Dios no puede quedar insensible frente al sufrimiento de los hijos/as de Dios. La esperanza de un nuevo Sina se fundamenta sobre esta nica certeza que Dios en persona vendra a arrebatar al pueblo del poder del mal (64,1). Esta es una perspectiva totalmente sin precedente que inaugura para la esperanza del pueblo una novedad que supera todo lo que jams haya sido revelado (64,4).

Danos hoy nuestro pan de cada da... Esta peticin es la que menos encuentra eco en el texto que estamos considerando. Ser tal vez porque la urgencia de la catstrofe nacional no permite pensar en las pequeas necesidades cotidianas y familiares? Cuando los enemigos "pisotean el santuario" del Seor (63,18), no se puede pedir otra cosa que la intervencin justiciera de Dios (63,19-64,1)! Pero no slo esto, sino que el orante pide implcitamente que Yahveh repita las maravillas del Exodo al recontarlas en clave interrogativa: "Donde est el que...?" (63,9.11-13.15). Es ms, utilizando un trmino de origen femenino (rahamaim, 63,15), pide que se conmueven las entraas del Seor --peticin que de alguna manera prepara el uso neotestamentaria del vocablo splanjnizomai (conmoverse las entraas de misericordia).[32] Perdnanos nuestras deudas...: La oracin de Is 63-64 muestra una profunda conciencia del pecado de todo el pueblo, y al recordar al inicio la abundancia de sus bondades, implcitamente pide la misericordia del Seor: esto es aquello que "nunca se oy... ni se escuch, ni ojo vio" (Is 64,3) que San Pablo aplicar al misterio cristiano en su totalidad, y en particular al misterio pascual (1 Cor 2,9). Lo que no tiene en absoluto esta "oracin a Dios Padre" del Tercer Isaas, es el equivalente de la frase "como nosotros perdonamos a nuestros deudores". Tena que esperar la revelacin cristiana para unir tan estrechamente el perdn fraterna con la gracia y misericordia de Dios. En Is 64,1-2 se pide todava (como en Sir 36), que Dios infunda su temor a "las naciones", y el reconocimiento del pecado no parece tener ninguna vertiente horizontal: todo est en relacin con Dios, y en clave escatolgico, como veremos en el siguiente apartado. No nos dejes caer en tentacin/ Lbranos del mal:

Estas dos peticiones, que se reducen a una en la forma lucana ("no nos dejes caer en tentacin") reflejan la comprensin cristiana de la necesidad de la gracia para poder convertirse y luego mantenerse inclume en la vida de Dios. En el texto de Isaas, lo que es aparentemente una acusacin lanzada a Dios (63,17; 64,6), echndole la culpa por el extravo del pueblo, no la es en realidad: Pudiera creerse que los reproches dirigidos a Dios son sntomas de una falta de fe, pero no hay tal. Son por el contrario, y estrictamente hablando, la expresin de la fe, y de la fe monotesta.[33] Es que la conciencia tan profunda de la omnipotencia de Dios frecuentemente llev a los autores de las escrituras hebreas a atribuir a Dios cosas que son frutos de la libertad que l concede a los seres humanos, y en este caso, incluso el pecado.[34] Tan vivo era el sentido del poder de Dios que capacitaba al ser humano para buscar a Dios, que el defecto en esta bsqueda se atribua de alguna manera al retiro del mismo poder (diramos: a la carencia de gracia). Ver por ejemplo el salmo 44, tambin un lamento nacional: mientras afirma que no fue el poder ni la valenta de los israelitas que conquist la tierra, sino "tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque los amabas" (v. 4), por otra parte mantiene que la causa del hecatombe nacional es el ocultamiento del rostro del Seor (v. 25), y esto sin haber traicionado la alianza del Seor ni haberse desviado ni haber dado marcha atrs los israelitas (segn su parecer - vv.18-22). Por esta conciencia y manera algo rudo de expresar el misterio de la gracia divina y la libertad humana, la plegaria puede terminar lanzando un reto a Dios, que no endurezca su corazn, que no se quede callado.

Conclusin Finalmente, el carcter netamente escatolgico de la versin original del Padre Nuestro y de su contexto cultural (en cuanto se puede establecer con algn grado de seguridad por la exgesis histrico-crtico[35], tambin encuentra eco en este texto del Tercer Isaas, que anhela la irrupcin poderosa del Dios que ha guardado silencio demasiado tiempo ya (Is. 63,15.17.19). La "oracin a Dios Padre" del Tercer Isaas, pues, est situada entre la historia de la salvacin (que recuerda con gran lirismo como obra personalsima de Dios: Is 63,7-9.11.14), y la esperada revelacin gloriosa y todo-suficiente del mismo Dios, que tambin canta con imgenes extradas de las ms exaltadas teofanas (Is 63,19-64,3). Como dice un comentarista: "Is 63,7-64,11 expresa una tensin entre la memoria de los hechos ocurridos, y la esperanza de la intervencin del Seor." No es ste precisamente el clima evanglico de la oracin dominical: entre el hecho salvfico irrepetible de la encarnacin y pascua de Cristo, y la plenitud del Reino que todava anhelamos y pedimos diariamente en el "Padre Nuestro" (santificado sea tu nombre, venga tu Reino... hgase tu voluntad...), conscientes tambin de que podemos impedir en nuestras vidas su llegada (perdnanos... no nos dejes caer... lbranos...)?

BIBLIOGRAFA Alonso Schkel, L. y Sicre Daz, J.L. Profetas: Comentario, I. (NBE Comentario teol. y lit.) Cristiandad, Madrid, 1980 Correa, G. Profetas y Salmistas Curso de teologa a distancia. Univ. Santo Toms, Bogot, 1981

Jeremas, J. Abba y el mensaje central del Nuevo Testamento Sgueme, Salamanca, 1981. Captulo 1 (20-35). Pelletier, A.-M. "Isaiah" en International Biblical Commentary Press, Collegeville, MN (EEUU), 1998. Liturgical

Ribera Florit, J. (vers. crtica, intro. y notas) El Targum de Isaas: la versin aramea del profeta Isaas Biblia Midrsica 6. Inst. San Jernimo, Valencia, 1988. Simian Yofre, H. Isaas El Mensaje del Antiguo Testamento 12. Atenas/PPC/ Sgueme/Verbo Divino, Madrid/Salamanca/Estela, 1995. Watts, J.D. Isaiah Word Biblical Commentary 25. Word Books, Waco TX (EEUU), 1987

Cnticos del Siervo Sufriente de Yahveh

Dios habla, presenta a su siervo, describe su misin y caractersticas: es siervo/esclavo , y a la vez 1er Cntico Is 42,1-4 (9) elegido/ instrumento/representante de la justicia de Dios; la uncin del Espritu es importantsimo; es amable, y respetuoso, pero no se doblega: no grita ni aplasta, pero logra su meta sin usar la violencia; es manso pero firme; es un gran profeta ! no busca notoriedad pero implantar la justicia en la tierra:

Luego, Dios (Creador) le habla al siervo: te llam segn mi plan salvador, te tom de la mano, te form y te hice: "mediador del pueblo, luz de las naciones" para realizar la amnista de Dios: para devolver la visin a los ciegos, liberacin de los presos... (= jubileo )

Lunes Santo

2do Cntico Is 49,1-6 (13)

(cf "Confesiones de Jeremas") Martes Santo

El siervo cita un orculo del Seor que lo ensalza: tu misin como El siervo habla de su vocacin y sus mi siervo no es dudas/fatigas: tiene conciencia de nicamente con miras a tu haber sido llamado desde el primer propio pueblo, sino que te instante de su vida, llamado por hago "luz de las naciones" nombre (personalmente); siente el para que mi salvacin orgullo y la complacencia de Dios sobre llegue hasta el ltimo l; rincn de la tierra... (dice el Redentor, el Santo de pens que haba trabajado "en vano" Israel, Yahvh, quien "intilmente", pero a pesar de todo consuela a su pueblo, y esto hay esperanza , porque Dios se apiada sus pobres) sostiene su causa y defiende su derecho Habla el siervo, pero aqu trata ms de su propia respuesta a la llamada/misin que Dios le dio: Habla con desafo a sus perseguidores, porque est confiado de que el Seor lo defender

Es ms ntimo: escuchamos el testimonio del siervo:

3er Cntico Is 50,4-9

(cf. Mt 27,2831a) Mircoles Santo

El siervo habla, contando su mstica del discpulo y sus sufrimientos en Este texto anticipa en muchos el servicio de Yahvh; expresado detalles el proceso de Jess: sobre todo en trminos de la l acept ser burlado, Palabra y la escucha (el odo) y humillado, maltratado, luego la cara (maltratada, pero confindose al justo juicio de dura como piedra); Dios; fortalecido por Dios interiormente, va hasta el final de su prueba Dios habla al pueblo de El pueblo Luego Dios habla

la futura misin paradjica de su siervo: rechazado 4to Cntico: por los hombres y despreciado, pero a la vez Is 52,13--53,12 engrandecido por Dios: algo nunca antes odo... Es toda una meditacin sobre los procesos (cf. Fil 2,5histricos de la violencia y 11; la deshumanizacin, demasiado crueles pero Mt 20,17ss.28 tambin demasiado Hech 8,26reales! Es posible que la 40) fuerza del Seor se revela en uno de estos deshumanizadosaplastados? Viernes Santo

("nosotros") del siervo: "Mi habla despus del siervo, el justo", hecho (despus de traer a muchos la muerte (4x) la salvacin... vergonzosa del participar del servidor): Lo triunfo... vieron inicialmente tendr como como un proscrito, recompensa una uno de quien se descendencia aparta la vista, numerosa y larga -"ramos ciegos, vida (a ese pero ahora nos entonces no se damos cuenta que poda siquiera l nos ha sanado y concebir la vida justificado" de la Sufri no por resurreccin)... sus pecados, sino ver la luz ; por los nuestros ... todo lo cual se !! Y nos trajo la presenta como salvacin, la paz, cumplimiento (por - vida medio del siervo) de los planes del Seor

LOS CANTOS DEL SIERVO DE YAHVEH

"Estos cantos o poemas son unidades literarias afines entre s que se hallen incorporadas en el texto de Isaas II y que el exgeta alemn Bernhard Duhm (1847-1928) consider pertenecientes a un estrato especial dentro de la obra del profeta del Destierro. Los poemas son cuatro:

Is. 42,1-4:

Dios presenta a su siervo 49,1-6: La misin

50,4-9: 52,13--53,12:

Sufrimiento y confianza Pasin y gloria

Los poemas no son propiamente cantos o himnos al estilo de los del resto de Isaas II, ni tampoco pertenecen a un mismo gnero literario. El primer poema contiene la designacin divina del siervo en trminos anlogos a la designacin o eleccin de un rey; el segundo fusiona el relato proftico con motivos de un salmo de accin de gracias; el tercer poema tiene una estructura semejante a la de los salmos de confianza; el cuarto contiene un relato de la pasin y la glorificacin del siervo enmarcado en un orculo divino. Se trata, pues, de composiciones que giran en torno a una figura determinada, de poemas diferentes pero relacionados entre s por el tema del siervo de Yahveh."

"Profetas y Salmistas", German Correa OP Bogot, 1981

Univ. Sto Toms,

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