Van Der Leeuw

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

G: VAN DER LEEUW

,
.'
FONDO DE CULTURA ECONOMICA
1NDICE GENERAL
Prefacio de la primera edicin
1)
Prefacio a la segunda edicin .
1I
Primera Parte
EL OBJETO DE LA RELIGION
1. Poder
U
2. Poder teorizado
JN
3. Cosa y poder .
2b
4. Potencia. Temor. Tab

5. El n'ledio ambiente sagrado. Piedra y rbol sagrados
41
6. El medio ambiente sagrado. Agua y fuego sagrados
49
7. El mundo superior sagrado
55
. 8. El mundo circundante sagrado. Los animales

9. Voluntad y figura
74
10. La figura de la madre .
82
11. Poder. Voluntad. Salvacin
93
12. El salvador.
96
13. Poder y voluntad en el hombre. El rey
105
14. Los poderosos muertos .
12\
15. La figura horrible. La mala voluntad: demonios
127
16. La figura extraordinaria del poder: los ngeles
134
17. Poder y voluntad conformados en el nombre
139
18. El trasmundo sagrado. Poder y voluntad en el tras
fondo
152
19. Poderes .
163
20. El padre .
171
21. Lo poderoso a secas
176
Segunda Parte
EL SUJETO DE LA RELIGION
A. Ellwmbre santo
22. La vida santa
182
23. Lo dado y lo posible
197
24. El hombre muerto
203
25. Representacin. El rey
204
26. Representacin. Curandero y sacerdote
206
27. Representacin. El orador .
212
684
NDICE GENERAL
28. Representacin. El predicador
29. Representacin. Los iniciados
. 30. Santos
31. Hombres demoniacos
B. La comunidad sagrada
32. Comunidad .
33. Matrimonio, familia, linaje, tribu
34. La alianza
35. La secta . . ,
36. La Iglesia . . . . . . . .
37. Nacin, pueblo, estado y humanidad
38. Communio sanctorum .
C. Lo sagrado en el hombre: el alma
39. El alma total "
40. Almas en plural "
41. La figura del alma
42. El "alma externa"
43. El alma poderosa nica, divina
44. El alma inmortal .
45. La criatura .
46. La tierra del alma
47. El destino del alma
Tercera Purte
OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA REC1PROCA
A. ia accin exterior
48. . Gomportamientoy perpetracin
49. Purificacin
50. Sacrificio .
51. Los sacramentales
52. El sacramento "
53. Servicio .
54. Adivinacin .
55. Tiempo sagrado
56. Fiestas
57. Espacio sagrado
58. Palabra sagrada
59. La palabra de consagracin
60. Mito .
" 61. Historia de la salvacin. Palabra de dios
685
217
220
227
231
233
235
243
253
256
260
265
266
273
276
279

" 296
301
306
312
326
329
335
346
350
358
365
369
374
378
388
393
398
403
Iy
,v/n

,o;ml
110
686
687
NDICE GENERAL
62. Palabra del hombre: frmula de encantamiento, pk
garia . . 4117
63. Alabanza, balbuceo y silencio . 414
64. La palabra escrita 4JI)
65. Configuracin en el culto . 4.' 1
Configuracin en la costumbre 4.'1
B. La accin interior
67. La vivencia religiosa ./ 442
68. Evitacin de dios. . 445
69. Servidumbre ante dios 45]
70. Alianza con dios . 455
71. Amistad con dios . 457
72. Ciencia de dios 460
73. Seguimiento de dios 464
74. Plenitud divina 467
75. Mstica . . 473
76. Amor de dios . ' . 488
77. Filiacin divina , . 493
78. Enemistad con dios 494
79. La vida interior . . . 504
80. Conversin. Renacimiento 507
81. Fe. 512
82. Adoracin 515
Cuarta Parte
EL MUNDO
83. Caminos al mundo. Dominio creador 517
84. Caminos al mundo. Dominio terico 529
85. Caminos al mundo. Obediencia 533
. 86. Finalidades del mundo. Revelacin. La finalidad en
el hombre. . . ... 538
87. Finalidades del mundo. Revelacin. La finalidad en
el mundo 545
88. Finalidades del mundo. Revelacin. El objetivo en
dios 549
Quinta Parte
FIGURAS
A. Religiones
89. Religiones
562
90. Religiones de alejamiento y huda .
567
NDICE GENERAL
l:
91. Religin de la lucha . 572
92. Religin de la tranquilidad 575
93. Religin de la intranquilidad 576
94. Dinmica de las religiones. Sincretismo. Misin 578
95. Dinmica de las religiones. Revivificaciones. Refor
mas 586
96. Religin del impulso y de la figura . 591
97. Religin de la infinitud y de la ascesis 598
98. Religin de la nada: y de la compasin . 602
99. Religin de la voluntad y de la obediencia 607
100. R;ligin de la majestad y de la humildad 612
101. Religin del amor 617
102. Las confesiones cristianas . 623
B. Fundadores
103. El fundador
() 27
104. El reformador ll"
105. El maestro . . (,1'
106. El filsofo y el telogo
107. El ejemplo . tI.\1I
108. El mediador ll.'1J

109. Fenmeno y l'cnol1ll 'lIoloKlu
110. Religin .
111. Fenomenologa de la rcli gi611
112. Historia de la disciplina
BIBLIOGRAFA GENERAL. Ml7
BIBLIOGRAFA EN CASTELLANO ll69
NDICE ANALTICO 673
I
.v
389
388 OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA RECPROCA
los dioses y la felicidad eterna, esto es, ms o menos todo aquello
que el hombre puede desear del poder.
16
Por eso, los antiguos
egipcios se hacan .enterrar en Abidos, el famoso lugar en el que
se visitaba la tumba de Osiris, incluso un faran, que tena ulla
pirmide en otro lugar, "como si l mismo fuese un dios Ql1l',
sin embargo, huye en secreto, con su pobre cuerpo hacia Abidos,
bajo la proteccin del dios" (cf. 30, 1 ).47 Todo un pueblo o UIW
comunidad religiosa pueden tener de esta .manera su patlia: los
judos, Jerusaln, los mahometanos, La Meca, los cristianos,
Roma. Entonces, el mundo, que de hecho slo puede ser el pJ'O
pio, se encontrar 'en la lejana: La necesidad impulsa a la
emigracin, a la renuncia de lo potente en el sitio propio. Por
eso, el lugar de gracia puede' convertirse en imagen del otJ'O
mundo y todala vida concebirse como peregrinacin, como cru
zada. Pero la mstica tambin sabe de esto en otra fonna. No
puede cr.eer en nihgn lugar sagrado y traspone toda la salvacilI
a lo interior, al sitio ms sagrado del corazn. Uno de los moti
vos de la condenacin del famoso suf Al Haladj fue que afir
maba que la peregrinacin poda tener un carcter completa
mente espilitual, que poda emprenderse en el cuarto , y que el
verdadero santuario est en el corazn.
18
Y el mstico Bayaceto
Bastami realiza el viaje a La Meca dando siete vueltas en torno
de un sabio: el verdadero santuario es el hombre.
58. PALABRA SAGRADA
H. Frick, "Ideogramm, Mythologie und das Wort" (Marburger thevl.
Stud., 3), 1931. V. Larock, "Essai sur la valeur sacre et la valeur
sociale des noms de personnes dans les socits infrieures" (RI-IR,
101, 1930). G. van der Leeuw, Wegen en grenzen. Studie over de
verhouding van religie el'l kunst
2
, 1948. H. W. Obbink, De magisclw
beteekenis van den naam, 1925. A. J. Portengen, De oud'germaansclzo
dichtertaal in hoo,. ethnologiscl1 verband, 1915. J. H. Gntert, Von dt!/I
Sprachen der Cotter und Ceister, 1921. G. Mensching, Das heiliglJ
Wort, 1937.
1. "No puedo estimar tan alto la palabra", dice Fausto y pone
en su lugar a la accin. No sabe que con ello no sustituye, sino
que slo da otra traduccin de la palabra griega logos. El mun
do primitivo y antiguo, en general, el mundo religioso no sabe
4,6 J. Ph. Vogel, De cosmopolitische beteekenis van het buddhisme, 1931, 15.
47 Evers, Staat aus dem Stein, 72. El famoso rey de Arabia, Ibn Saud,
al entrar en La Meca conquistada, baj del caballo, cambi sus vestiduras
por un simple hbito de peregrino y anduvo, sin armas, por la ciudad.
repitiendo continuamente la salbiya : "Aqui estoy, Dios mo, siguiendo tu
mandato. Eres nico y solo. Aqu estoy." H. C. Armstrong, Lord of Arahitl,
m.
48 Massignon, Al Hallaj, 227, 348.
PALABRA SAGRADA
nada de "'palabras vacas", de "words, words"; nunca dice: "se
han pronunciado suficientes palabras, ahora quiero ver hechos"
y le es extrao el anhelo de no necesitar ya "revolver palabras".
Esto no quiere decir que el mundo plimitivo tenga un menor
sentido de la realidad, sino por lo contrario: somos nosotros
quienes hemos vaciado artificialmente a la palabra y la hemos
rebajado hasta hacerla una cosa.
1
Pero tan pronto como vivimos
realmente (y no abstraemos en fonna cientfica) sabemos que
una palabra tiene vida y poder y, en realidad, un poder espec
fico. Siempre se puede ir hacia los dems poderes que hemos
convertido en cosas; los elementos de la cena, el sitio sagrado
de la perpetracin, siguen estando all. Pero la palabra es nica
y trae consigo la decisin. En el hablar vivo, el tiempo se trans
forma en kairs, en hic et nunc (Frick, 19). Quien habla no se
sirve de un simple signo de expresin, sale de s mismo y la
palabra que cae, decide la situacin. y si yo digo simplemente
a alguien "buenos das", tengo que salir de mi encierro, prcscn
tanne a l y hacer pasar 'algo de mi potencia a su vida, para
bien o para mal.
Hemos encontrado lo dado y lo posible ( 23). La pa);.\bra
decide sobre la posibilidad. La palabra es un acto, una actitud,
tomar una posicin y ejercer poder. En toda palabra hay algo
creador. Presenta. Existe antes de la llamada realidad. Nada
sabemos del principio del lenguaje. Pero es probable que el leu
guaje ms primitivo consistiese en palabras de deseo y afecto.:!
s
Se invocaban o soslayaban situaciones, oportunidades. Porque
una palabra es siempre un encantamiento: despierta poder, peli
groso o benfico. Quien dice algo "se presenta", ejerce, por
consiguiente, influencia, pero tambin, sencillamente, se descu
<, .
1 Cf. Cassirer, Il, 33 s.: "El punto de vista 'nominalista' para el cual la!;
palabras son meros signos convencionales, simples flatus vocis es tan slo
el resultado de una reflexin posterior, pero no la expresin de la con!;
ciencia 'natural', inmediata, del lenguaje. Para sta, la 'esencia' de la cosa
en la palabra no slo queda mediatamente indicada, sino que en cierla
forma est contenida Y presente en ella."
2 Thurnwald, Psychologie des primitiven Menschen, 1iJ7. Herder formu
l el siguiente pensamiento profundo: las palabras, verba, se transforman
en nomina, nombres, en el momento en que el hombre empieza a adorar.
En esto, Herder concuerda con Shelley, al afirmar ambos que la poesa
fue el lenguaie materno del gnero humano. Cf. E. Khnemann, Herder,
1927, 142 ss.; Shelley, A defence of poetry. Vase el luminoso pasaje de J.
Huizinga, en Hand. Maatsclz . Ned. Lett., 1934-35, 75.
3 La llamada holofrasia -<lue domina todava hoy da en cierto grado
('n el lenguaje primitivo y en el infantil, y segn la cual no s610 el con
cepto aislado forma la unidad de la frase, sino tambin la situacin
nmfirma este pUnto de vista. Mientras que nosotros, en nuestros idio
lnas, podemos poner a voluntad a una. foca, en un bloque de hielo o bajo
los rayos del sol, etc., ciertos idiomas esquimales tienen una expresin
propia para cada situacin; cf. van der Leeuw, Structure, 11. F. Boas,
"fhe mind af primitive man, 1922, 147 ss. Danzel, Kultur und Religion des
"rimitiven Menschen, 21 s.
391
390
OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA RECPROCA
breo Por eso, Jos nombres son necesarios, pero peligrosos. Presl''''
tan un ser y lo capacitan para que ejerza su poder, pero al miSIII"
tiempo lo dejan al descubierto:
1
Al nombre del rey, en el antiguo
Egipto, se aada regularmente la frmula allj wza snb, esto cs,
"vida, salvacin, salud"; la mencin del nombre ha dejado .. 1
descubierto al rey, la frmula de salvacin tiene que actllLlr
;omo encantamiento contrario (contrahechizo) y volver a asegll
rado (Obbink, 128). En estas circunstancias pueden entendl' rsl'
tambin las frecuentes prohibiciones de giros y palabras que nos
encontramos entre los pueblos primitivos y de la Antigedad,
No deben nombrarse las cosas o personas peligrosas. Esto VII
tan lejos que, por ejemplo, en el norte de Rodesia est prohibid.,
decir no, a causa de las temibles consecuencias; a la pregunta:
"est el animal en el cercado?" se responde: "est en el cercado",
aun cuando no est all. Se teme ms al poder de la palabra
que al poder de los hechos." Mentir, en este respecto, es ms
bien un arte, un mrito, que un pecado. y de esta mentira (k'
evitacin naci una parte, no deleznable, de la poesa: la mcl:'a
fora surgi del miedo a nombrar a las cosas por su nombrl'
adecuado, se prefera hacer una circunlocucin y, por ejemplo, Sl'
llamaba al cuchillo "lo cortante en el muslo" G (cf. las antiguas
kenningar nrdicas, Portengen ). La circunlocucin potica SUJ'.
gi, por regla general, de los nomina odiosa. En la Clebes ccn.
tral, quien va de caza dice que va a buscar a Rotan o a coj(.'"
a Pisang, de otro modo, no cazara nada; a la llu:via se le llama
el retoo' de los rboles o cenizas.
7
La finalidad de la transpu.
sicin y de la mentira se consigue, empero, de manera an ms
segura por un mandato de silencio; el favete linguis, del sacri.
ficio romano, es un mandato de silencio que no puede ser roto
4 "Con la enunciacin del nom'bre propio, . entr la pal abra de la revela.
cin en el verdadero lenguaje de la conversacin; con el nombre propio,
se abri una brecha en el muro de la objetividad. Lo que tiene un no/no
bre propio ya no puede ser cosa, objeto de todos". F. Rosenzweig, Der
Stern der Erlosung, n, 127.
5 R. Thumwald, Die Lge in der primitiven Kultur (en su obra ms :1111_
plia: Die Lge), 1927, 399. ,
G Naumann, Ts/andische VOlksmarchen, nm. 78. H. Werner, Die l/r
sprnge der Metapher, 1919. Van der Leeuw, Wegen en grenzen, 159 ss. H,
Nordenskiold, Journal des amricanistes, N. S. 24, 1932, 6. Cf. las expresio
Iles hesiclicas "portador de su casa" (el caracol), etc., en Rose, Primitil't!
culture iri Greece, 144.
7 KlUyt, Measa, n, 43 S. En el lenguaje de los cazadores de las Clclll's,
IIlIa "antorcha" es un ojo, un "oidor", una oreja, un "guardin del hogar"
,s IIn etc. A. C. Kruyt, Tijdschr. K. Ned. Amd. Gen., serie, 59,
1'147. 907. Una mujel' cherquesa no puede emplear una gran cantidad do
/lolllhn's porque tambin se presentan en los nombres propios de sus pa
l,jl'/lI,'s polticos; as,' relata a su marido que el "aullante" (lobo) se ha
Ih' vado al pequeo del "balador" (el cordero) atravesando las "susurran
.. (('lI ilas) hacia la otra orilla del "brillante" (el ro). Lowie, Primitivt!
.'/JIir!.!', 111; d ' . H . T. Fischer, Prieslertalen, 1934; Giintert , 15.
PALABRA SAGRADA
por palabra alguna y que slo se acompaa por el sonido de
la flauta.
8
En la Clebes central, nadie puede hablar o rerse
durante la invocacin de los espritus o alguna otra ceremonia
religiosa. Quien hable o se ra, se enferma, pero entonces, la
ceremonia no tendr resultado alguno".ll
2. La palabra es un poder decisivo, Quien dice palabras, pone
poderes en movimiento,lo Pero el poder de la palabra aumenta
de diversas maneras. Alzar la voz, la impresin, la unin de rit
mo y rima -todo eso confiere a la palabra una mayor energa,
Tambin desde aqu lleva un amplio camino al terreno de la fe
IwmenologJ. del arte que no podemos tocar ahora (van dcl."
Leeuw, Wegen en grenzen). Cantar, ulular y lamentarse produ
cen poderes mayores que el simple hablar. El poder d la
lamentacin es suficientemente conocido por las costumbres fu
nerarias de muchos pueblos,l1 En el mito de Osiris, la lamenta
cin de las dos diosas, Isis y Neftis, modelos de todas las plai'ii
deras, tienen poder para despertar al dios muerto a una vida
nueva.
Ciertas palabras tienen un poder superior. La palabra eilik/"i
neia da a un hombre santo un "sentimiento magnfico" y, segn
Jung-Stilling, parece estar "como en un resplandor",12 Jamcs
nos ha relatado la influencia maravillosa de palabras tales como
"Mesopotamia" y "Filadelfia" en los corazones piadosos.
1
:: Ms
importante es el tremendo poder que ha emanado siempre (11:
palabras cuItuales tales como Aleluya, eleison, Amn, 01/1.
Tienen un matiz mstico sonoro y su incomprensibilidad ;Ill
8 G. Mensching, Das hei/ige Schweigen, 1926, 101 s.
9 Kruyt, Measa, II, 39.
10 Esto se ve con evidencia en el primitivo juego de palabras qUl', fUII
damentalmente diferente de los nuestros, pone a dos realidades en rcladl'lIl
entre s. Por ejemplo, el juego de palabras egicio invoca a un dios para
granjear "en su nombre" al grande. Los dos conceptos granjear y
que para nosotros slo tienen una semejanza casual , estn cscncialrllenl"
ligados por el nombre ( 17). Cf. Hubert-Mauss, Mlanges, 52. Ohhink, /.l.
H. Werner, Einthrung in di e Entwic1dungspsychologie, ' 1926, 111. J.aro,k,
I. 42 s.: "Ce que 110US appelons une plrase se constitue pOli,. (le 11/11/ dvi
lis) d'une srie d'etres ariens, subtils et agissants, qtl'il erlt('/ltl,
qu'il ne voit pOiilt, mystrieux par consquent, c'est a (lire ret!o/llll/)/('s, l/Id
descendent dan s sa poitrille, s'y agitel1t et s'chappent par (J0r
[ant partout ou ils circulent des principes d'action". "Les 1/101.\' .... ml les
essences matrielles et actives des choses et parler qllivaut (} fain' /l/ani
tes ter ces groupes de simulacres anims, personnels et {es objl'ts
et des tres, que constituent les squences verbales." Vas,: 1;\ll1hi<'1I r:. M.
T. de Liagre Bohl, Journal ot the Orient, Palestille Soc:id.v, 6, 4, 1926. Idem,
Med. K. Ned. Akad v. Wetensch. Afd. Lett., 59, A, 3.
11 Cf. van der Leeuw, Antieke roep- en klaagliederen, 1942.
12 H. R. G. Gnther, JungStilling, 1928, 56. San "fralll'sco mova los la
bios y se los morda cuando oa las palabras BcJ{:n y Jess .. Gntert, 73;
cf. G. Pick, "Die Struktur des modernen rcligi5"1I Gcistcs ", Logos, 13,
1925, 368 S.
13 William James, The varieties. oi religious experience 1911. 383.
.392
OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA RECPROCA
menl a Su fuerza numinosa. Muchas veces nace as un
IIlluul propiamente dicho; por lo comn sirve para ello un
ms antiguo, ya en desuso: el latn en el culto cristia.
IIU, l'I s{lIlscrito de las misas budistas en China y Japn (Otto,
j){/ .... I/d/ige, 87 s.).14
y finalmente, la elocucin en voz baja, la palabra apenas au
dihle es tambin una decisin poderosa. El sacerdote de los
rni :; I'C' rios lento murmure Susurrat su conjuro ms sagrado para
despertar al dios lG (cf., acerca de los sonidos numinosos, WiII,
l.dte, n, 150; sobre el lenguaje del culto, ibid., 135 s.).
3. Sin embargo, el poder mximo lo poseen las palabras que
se acomodan en una frmula, en una frase determinada en soni
do, impresin sonora y ritmo. Todava en la Edad Media, unu
splica que se hace no c;le vez en cuando, con palabras ordina
rias, sino solemnemente, con palabras fijas, tiene una fuerza domi
nadora.
1tl
El ritmo, la tonalidad y la sucesin de palabras poseen
en casi todas las religiones una fuerza semejante. Parecen reunir
el poder que habita en la palabra (van der Leeuw, Wegen en
grenzen 2, cap. 3). El ejemplo ms bello es el carmen romano.
U
Consta de verba certa "palabras fijas" que no pueden modificar
se y que tienen que recitarse con una tonada particular. Se usa
un carmen para todas las acciones de consagracin y las ple
garias. Las certa verba pasaron de la religin romana a la cris
tiana; toda la liturgia es carmen y tambin posee, en parte, la
fuerza de dominio. La fe, en la antigua cristiandad, verbis certis
conceptis retentisque memoriter de loco eminentiore in conspec
tu populi fidelis Romae reddi solet ab eis qui accessuri sunt ad
gratiam ... 18
En el antiguo Egipto, la correccin de la recitacin es tan im
portante que el destino del muerto depende de ella. Quien sabe
declamar bien sus conjuros, quien "tiene la voz correcta" pue
de enfrentarse a los peligros del otro mundo y salir victorioso de
ellos. Ma-a ;rw "correcto, por lo que se refiere a voz", adqui
ri el sentido de "bienaventurado" y, por fin, se hizo acompa
ar, a manera de frmula, al nombre del muerto como nuestro
"difunto" o "extinto". "Conocer las es decir, los
textos sagrados que hay que recitar, es lo ms importante para
el muerto.!9 S-iajw, literalmente, palabras que "hacen surgir el
11 "Los cantos de los salios apenas pueden entenderlos correctamente
sus sacerdotes, pero la religin prohibe que se alteren y tiene que practi
cal'se lo consagrado", dice ya Quintiliano (Lehmann-Haas, Textbuch, 222).
Los asiricrbabilonios haban conservado el uso del sumerio como lenguaje
G. Contenau, Diction. encyclop. de la Bible, vase "asiatiques", l, 92.
tI! Frmico Materno, De errare prafanarum religionum, c. 22.
16 Huizinga, Hertstty der Middeleeuwen, 44.
17 Pasajes en G. Appel, De ramanorum precationibus, 1909, 69 s.
IN San Agustn, Confesiones, VIII. 2.
]9 Vase, por ejemplo, Textos de las pirmides (ed. Sethe), 855.
LA PALABRA DE CONSAGRACIN 393
poder de la grandeza" es el nombre del ritual sagrado. Podemos
traducir simplemente carmina.
En el antiguo mundo germnico, la frmula que se emplea en
la ley, en la bebida ritual, en el sacrificio, se llama kvad y, por
su parte, es tambin una especie de carmen. Tan grande es el
poder de la frmula que los dioses y las deidades llevan su nom- '
bre: Pain (pen) era originalmente un encantamiento salva
dor; Brahm.n, el poder del mundo, una frmula cantada de en
cantamiento.
59. LA PALABRA DE CONSAGRACION
R. Hirzel, Der Bid, 1902. E. Maass, "Segnen, Weihen, Talen" (AR,
XXI, 1922). J. Pedersen, Der Bid bei den Semiten in seinem Verlilt
nis zu verwandter.z Brscheinungen, 1914. L. Radermacher, "Schelten
und Fluchen" (AR, XI, 1908).
1. La repeticin de las palabras aumenta su poder en la mis
ma proporcin que la elevacin del tono y el ritmo (van der
Leeuw, Wegen en grenzen 2, 377 ss.). Forma el tipo de la leta
na.
l
"Tienes que decirlo tres veces" ha sido mxima de la magia
desde siempre. Tambin la acumulacin de eptetos en las invo
caciones a los dioses tiene la misma finalidad.
2
El' objeto del
habla, el poder que hay que domear, por as decirlo, se traba
en las palabras o, si la repeticin tiene lugar desde diversos pun
tos de vista, por ejemplo, segn los cuatro puntos cardinales o
partiendo de ellos, queda incluido en ella.
Tambin el contenido de las palabras se elige muchas veces
tan intencionalmente, que se produce poder. Entre muchos pue
blos, los discursos obscenos son una especie de rito, (Lvy-Bruhl,
Nature, 367). La escrologa que se encuentra entre los griegos:\
y que por lo comn es practicada por venerables matronas,
tiene la misma finalidad. Hablar de cosas potentes acarrea po
der. Todo aquello que tiene relacin con las cosas sexuales o
. con las secreciones del cuerpo tiene, desde siempre, gran poder.
Las palabras injuriosas y las obscenidades actuales, nacieron
de la potencia de 'la palabra. Insultar no es dilapidar sin sen
tido las palabras, como lo saben todos aquellos que tienen to
dava un acceso directo a la vida. Las palabras violentas de los
1 Es notable que hasta los enfermos mentales empleen esta especie de
repetici6n: las verbigeraciones de los enfermos catatnicos plleden compa
rarse con las f6rmulas de encantamiento; con ellas "los enfermos tratan
de darse fuerza y protegerse contra poderes peligrosos"; Alfred Storch,
Das archaisch-primitive Erleben und Denken der Schizophrenen, 1922, SO.
2 E. Maass, Orpheus, 1895, 199 ss.
3 y entre los romanos en la fiesta de Anna Perenna. Cf. la velitatio:
inter se more antiquo ridicu1a intextata versibus iactitare, Tito Livio, 11,
1. Vase tambin Kernyi, SM, 9, 1933, 132 ss., sobre la fescennina licentia.
394 OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA RECPROCA
antiguos germanos tenan un influjo muy real. Si alguien d i t ; ~ '
a otro: no tienen valor para eso, ste queda deshonrado si no
realiza la accin aludida. Si alguien insulta a Una mujer llamlI
dala bruja o prostituta, tiene que someterse al castigo por brll
jeda o prostitucin si no hay nadie que tome venganza (upll11
evelse, es decir, reinstauracin) porella.
4
As, pues, no c ~
importante en s el que sea culpable o no. La palabra la hatl'
culpable y slo otro despliegue de poder puede volver a puril'i
carla (Grinbech, l, 101).
El insulto pone al insultado, mediante la palabra, en podl'r
de la mala accin o de la propiedad repugnante. Es una palabm
de consagracin. El que injuria arroja sobre su antagonista la..
malas circunstancias de que habla (Radennacher, 11 s.). La
maldicin es una consecuencia del poder, que no necesita de di o
ses o espritus que la realicen.

Una vez que se ha pronunciado
la maldicin contina actuando hasta que se agota su poder y
atrae sobre su objeto el destino invocado. Eso no slo lo sal1l'
el mundo primitivo, sino, ante todo, la tragedia griega, en la qw'
los seres que actan son slo intrumentos de la maldicin, (J'
la ag. Las agaL se piensan como personas,il la maldicin here
ditaria del linaje sigue viviendo en la casa como demonio 7 y
acta irremediablemente. Desde luego, a la larga, pierde su fuer
za y por eso Orestes puede citar como demostracin del debili
tamiento de la maldicin el hecho de que ya se ha encontrado
a muchos hombres sin que el tocarlos pareciese haberlos da
ado.
s
Tan poderosa como la maldicin es la bendicin, la "salvacin
por la palabra" (Wortheil) , como dice la antigedad germnica
(Grinbech, l, 170). De ninguna manera es un deseo piadoso,
sino el envo de bienes y felicidad por medio de la palabra. As,
pues, la bendicin es un poaer muy concret, un "poder en el
alma del hombre", que garantiza la fecundidad y la buena suer
te, lo que se llama en Israel la presencia de Yav, que queda
asegurada por las palabras de bendicin.
9
De nios nos azora
mos de que Isaac no tuviese lista ninguna bendicin para Sil
querido Esa despus de que el artificiqso Jacob lo haba des
pojado. Pero Isaac no desea, bendice y la misma bendicin slo
puede darla una vez.
lO
Tambin en la bendicin, mucho (\1.'
1 Cf. R. Wagner, Lohe1tgl'in.
~ Cf. R. Thumwald, Reallexikon del' Vorgeschichte, vase "Zaub<'r",
497. Una vez que se ha pronunciado una maldicin no se puede vol vlT
at.rs; un ejemplo hind en J. Ph. Vogel, Meded. Kon. Alead. d. Wef ell.,
Atd. Lett., 70, B. 4, 1930, 16.
ro Esquilo, Coforas, 406.
7 Tbid., 566.
l< Esquilo, EU111lides, 285.
9 Levtico XXV, 21; Pedersen, Israel, 157.
10 Gnesis XXVII. As, tampoco puede retirarse un'a maldicin ya pro
395
LA PALABRA DE CONSAGRACIN
pende de la acribia del carmen, cuando no todo. Olvidar el amn
al bendecir es castigado por dios, segn la leyenda juda, con la
muerte en el martirio.u Todo lo primitivo y moderno, lo pagano
y lo cristiano que hay en la bendicin est contenido en las
hennosas palabras de Guardini (Van heiligen Zeichen, 68): "Slo
puede bendecir quien tiene poder. Slo puede bendecir quien pue
de crear. Slo Dios puede bendecir . .. Porque bendecir es dis
poner de aquello que es y acta... Slo Dios puede bendecir.
Nosotros, por esencia, somos suplicantes."
2. La palabra de consagracin encuentra muy cliversas aplica
ciones.. En primer lugar, est el voto, conocido en su fonna cl
sica por la historia de Jacob: "Si fuere Dios conmigo, y me
guardare en este viaje que voy, Y me diere pan para comer y
vestido para vestir, y si tornare en paz a casa de mi padre, Yav
ser mi Dios . ..' y de todo lo que me dieres, el diezmo lo he de
apartar para ti." 12 El rey de los eveos conjura al tro: "Si plle
des sQCorrenne, de modo que nunca rey alguno me cnrglll' ele
tributos y siempre tengamos comida en nuestras casas, te ser
vir para siempre." 1& Hemos visto ms arriba, al tratar dd don
y el sacrificio ( 50) que tal contrato con el poder no es un
racionalismo puro. Desde luego, el voto es un contrato; )1l'ro
un contrato no est dominado del todo por motivos puramel1ll:
materialistas. En el voto, Dios acta junto con el hombre:
Or ti parra, se tu quinci argomel1ti,
l'alto valor del voto, s'e si fatto,
che Dio consenta quando tu consenti,
che nelfermar tra Dio e ['uomo il palla
vittim.a fassi di questo tesoro,14
tal qual io dico; e fassi col suo a.tto.
l
El votum romano es un ejemplo tpico de la palabra de COI1
sagracin; un evocationis carmen invoca al dios enemigo ha... il'll
dolo salir cuando est sitiada su ciudad (Lehmann-Haas, Texl
buch, 226 ).16 Tiene la forma del contrato. Una antiqusillla
frmula acompaa a la devocin mediante la cual se liga l'I gl:
neral, consagrante y consagrado a la vez, con el ejrci lo l'lIl'mi
nunciada. J. Ph. Vogel, " Het sanskritwoord tejas in de belcekcnis V:1I1 JII<i
gische kracht" ( Nleded. K. Ned. Akad. v. Wetensch. Afd. [,elf. JI, 70, 4,
1930), 16.
11 Bin Gorion, Der Bom Judas, V, 153.
12 Gnesis XXVIII. 20 ss .
13 Spieth, Eweer, 107. Cf. Heiler, Katholizisl11us, 65.
14 El libre albedro.
1'3 Dante, Pal'adiso, V, 25 ss. "Ahora conocers, si raciOl'llas segn cste
principio, el alto valor del voto, si ste es tal que Dios consienta cuando
t consientes; porque al cerrarse el pacto entre Dios y el hombre, se le sa
crifica ese tesoro de que hablo, y se le sacrifica por su propio acto."
1<1 AppeI. De romanorum precationibus, 15 S.
396 OBJETO Y SUJETO EN SU INFLUENCIA RECpROCA
go, formando una unidad y buscando la muerte, atrae la wr.
dicin sobre s mismo y sobre el enemigo; si el general no Ctil"
queda impuro y sucumbir a los infiernos.17 La impresin <)Ilt'
esta devocin hace en el enemigo puede compararse Con la lIl'
Ul') l:ometa que acarrea la peste; donde se muestra Decio, las
gentes caen o huyen (Tito Livio, VIII, 9). Una consagraci6n
semejante pero no de s mismo, es el jerem del antiguo Israd;
si D.ios pone al enemigo en manos de Israel, el pueblo lo sitiar:'!
con el jerem, es decir, lo extirpar completamente.
18
La forma ms conocida de la palabra de consagracin es el
juramento. Nos lleva al terreno de la fenomenologa del derecho,
pero en parte y segn su esencia pertenece a la religin. El jurn
mento es una palabra poderosa que acta automticamente y
que consagra a quien la pronuncia a este poder, en caso de qUl'
lo dicho no pueda confirmarse. Esto no significa necesaria
mente que la expresin tambin tenga que ser verdadera. Tam
bin aqu la palabra es ms potente que la realidad y puede
conseguir que una cosa "se haga verdadera". En un relato maho
metano, un cristiano ofrece a un musulmn la mitad de un pl
tano Con las palabras; " Seor mo, por la verdad de tu fe, toma
esto!" El mahometano teme hacer resultar falso el juramen
to del 9 cristiano; se come el pltano que contiene un narc
tico.1 Un hombre moderno dira: mi fe es verdadera, inde
pendientemente de la expresin de otro. Pero el juramento
posee la fuerza de hacer verdadero y falso. As podemos entendcr
la institucin del juramento de purificacin que existe entre mu
chos pueblos. Si alguien es aCl,1sado de robo, golpea con su
mano la tierra y con eso ha jurado. Sin embargo, si ha robado
algo, tiene que morir.
20
La expresin de un juramento deter
mina la culpa o la inocencia. El juramento es una "palabra po
derosa". y es posible aumentar su fuerza. Para ello sirve, entre
otras cosas, la repeticin, algunas veces, hasta tres (Hirzel, 82).
Entonces, tambin aumenta el poder el modo de prestar el jura
mento. Por ejemplo, en la antigua Gelmania, el juramento te
na que prestarse desnudo (ritus paganus ).21 O bien, se refuerza
17 La frmula: "Iane, Iuppiter, Mars pater, QUirine, Bellona, Lares,
divi Novensiles, di Indigetes, divi quorum est potestas nostrorum hostium
que, diique manes, vos precor veneror veniam peto feroque, uti populo
Romano Quiritibus vim, victoriam prosperetis hostesque populi Romanl
Ouiritium terrore formidine morteque adjiciatis. Sicut verbis nuncupavi,
ita pro republica Quiritium exercitu, legionibus, auxiliis populi Romani
Qlliritium legiones auxiliaque hostium mecum deis Manihus Tellurique de-
1'()J1<'o"; Lvio, VIII, 9, 6 s. Appel , 14. L. Deubner, "Die Devotion der Oc
cier" (AR, VIII, 1905, anexo) .
lN Nmeros XXJ, 2.
111 l,as mil y una noches. Trad. alem. de Littmann, JII. 230.
20 Spieth, Eweer, 59. Para el juramento de purificacin egipcio: E. R
vil/oltt, UCI'IIC gyptienne, V, 25 ss. Arabe, israelita: Pedersen, 181, 186.
21 J. G"ill1rn, Deutsche Rechtsaltertmer 2, J, 166. La misma costumbre
LA PALABRA DE CONSAGRACIN 397
el juramento mediante perpetraciones que lo acompaan. En el
antiguo Israel, al jurar se tocan las partes genitales del hom
bre (Pedersen, 150); son sede de fuerte materia anmica. " Pon
ahora tu mano debajo de mi muslo, y te juramentar por
Yav !" dice Abraham a su siervo.
22
El medio ms frecuente de
reforzar el juramento es, empero, la institucin del ayudante
. del juramento que es tambin la demostracin ms patente de
que el juramento no es una declaracin concorde con la "reali
dad", sino una palabra de poder. En la Edad Media se deter
mina el nmero de estos co-sacramentales segn la importancia
de la cosa. El hombre que ha sido atacado cuando estaba solo,
lleva consigo tres tallos de su techo de paja, el gato y el gallo
para jurar el crimen ante el juez.
23
Por ltimo, el juramento
que, en s, es una especie de ordala, puede ser apoyado mt:diante
un juicio de dios ( 54), por ejemplo, tomando la comunin 21
o en singular combate.
Un juramento es falso, perjurio, aun cuando haya sido rOlo
sin intencin (HirzeI, 49 s.). La palabra vale y, una vez pronun
ciada, produce su efecto, es decir, provoca el perjuicio dl! l[uicn
jur o tambin del objeto por el que se jur. El rbol por l'!
que han jurado dos personas no separarse jams, se man.:hita
cuando la muerte las separa (cancin popular cretensl!, Bir
zel, 35).
3. Ya antes, vimos que la semejanza con un contrato no ra
cionaliza al voto o al juramento, que el contrato en s no es un
acto racional, sino una palabra de consagracin en la forma:
palabra contra palabra. El convenio es, entre los romanos, UIl
carmen; pertenecen a todos los actos de derecho certa verba, lit
terae y gestos. No sin razn observa May que en el acto jurdico
estn representados los tres elementos de la consagracin rc
ligiosa: AEyuva, y El derecho se dice (ius
dicere) ; 26 la palabra de consagracin une, aS, los fenmenos dc
la religin con los del derecho. La relacin"jurdica de los hom
bres entre s depende por completo de sus relaciones con el
poder.
entre los bereberes; E. Westemlarck, Ursprung ul1d Entwickhmg tlCI" Moral
begrifte, 1 2, 1913, 50.
22 Gnesis XXIV, 2 s. En Grecia, el que jura pone sus pies sohre los tes
tculos que se han cortado a la vctima. De ah proviene [a frase
oQx(u "tIL'V ELV, Nilsson, Geschichte der griechischen Religiol1, J, [29.
23 Grimm, 176. Egipto: A. Wilcken, Zeitschrift fiir iig)'ptische Spmche,
48, 1911, 170.
U Westermarck, n, 1909, 547. I. 419 s.
u May, Droit romain, 20 y entre otros, 16.
26 Ibid., 34.

También podría gustarte